yankelevich, pablo, los magonistas en la protesta

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    12/03/13 Yankelevich, Pablo, Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en Mxico, 1906-1929 [artculo]

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    LOS MAGONISTAS ENLA PROTESTA. LECTURASRIOPLATENSESDELA NA RQUISMOEN MXICO, 1906-1929

    PA BLO YA NKELEV ICH

    Primeras noticias

    Desde 1910, en el extremo austral del continente americano, los acontecimientos deMxico fueron objeto de aguda observacin por parte de segmentos diferenciados dela dirigencia poltica argentina. De ello da cuenta el sostenido inters con que laprensa peridica sigui las noticias de Mxico y el espacio dedicado en editoriales yprimeras planas. Esta situacin no fue ajena a la tangencial participacin de losgobiernos de Argentina, Brasil y Chile en el conflicto mexicano-estadounidense atravs de la conocida mediacin del abc en 1914, pero tampoco al hecho de que eldesembarco norteamericano en el puerto de Veracruz permiti que sentimientos depertenencia a un mbito continental se expresaran mediante una amplia movilizacinen apoyo a Mxico, donde sectores medios, sobre todo estudiantes universitarios,desplegaron una solidaridad teida de fuertes tonos arielistas.

    Sobre el conjunto de la dirigencia poltica argentina, slo la jefatura del anarquismo nomostr sorpresa por la explosin revolucionaria de 1910, lo cual se debi a laexistencia de una difundida red de contactos entre la militancia libertaria. En esteintercambio de informaciones, los anarquistas de Buenos Aires y Montevideo, por lomenos desde 1906, establecieron comunicacin con los lderes del Partido LiberalMexicano (PLM).

    Entre el movimiento obrero argentino, los anarquistas jugaron un papel destacado en

    el que llegaron a alcanzar una posicin hegemnica,

    [ 1 ]

    accin acompaada de unasignificativa obra de difusin del pensamiento libertario, que se manifest en laextensa literatura que public y export a otros pases. Max Nettlau lleg a expresarque Buenos Aires era un punto editorial tan importante que, en 1910 se publicarontantos folletos y libros de propaganda anarquista como en Barcelona, mximo centromundial en publicaciones.[ 2 ] Exponente de ello fueLa Protesta, fundado en 1897, ydesde 1904, uno de los pocos diarios con que cont el movimiento anarquista global.

    El alto grado de difusin de las ideas anarquistas en Argentina no tuvo como correlatoun nivel terico y poltico de la misma envergadura. El crisol de nacionalidades sobreel que se constituy la clase obrera argentina, y su exclusin del sistema institucional

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    de poder, posibilitaron que el anarquismo echara races; sin embargo, fue incapaz depensar terica y prcticamente en los caminos que condujeran a una transformacinrevolucionaria de la sociedad argentina. En otras palabras, una doctrina como laanarquista, que fundament su anlisis de la explotacin y la lucha de clases a partirde los principios abstractos de justicia y libertad, no pudo reflexionar sobre losinstrumentos necesarios para superar la limitacin constitutiva de la clase obrera, yen consecuencia, elaborar una teora de la revolucin basada en el anlisis concreto dela naturaleza del Estado argentino. Nadie mejor que Diego Abad de Santilln ha

    expresado esta situacin al indicar que: "se han divulgado ideas, pero no se hapensado; el movimiento anarquista argentino fue un vehculo excelente, pero no haofrecido al mundo mucho de original".[ 3 ]

    Ahora bien, estas circunstancias no fueron obstculo para que la Revolucin mexicanase instalara en la prensa libertaria con singular presencia. En efecto, desde 1906La

    Protesta insert en sus pginas artculos extrados deRegeneracin. Los hermanosFlores Magn, Praxedes Guerrero y Juan Sarabia aparecan como los referentes deuna organizacin de corte revolucionario, por lo que sus proclamas fueronreproducidas como el mismoPrograma del PLM. As, para la militancia anarquista, lospuntos de coincidencia con el magonismo cimentaron lazos de solidaridad eidentificacin.

    La irregularidad con que apareciLa Protesta, debida a la represin gubernamentaly a las dificultades propias de la distancia, obstruy un intercambio directo deinformacin con los magonistas. A pesar de ello, los libertarios argentinos noahorraron lneas en su publicacin. Cualquier reproduccin de noticias referidas aMxico en la prensa seria de Buenos Aires, dio pie para aventurar opiniones. Fue elcaso, por ejemplo, del levantamiento magonista en Coahuila y Chihuahua en 1908. Sinms informacin que las transmitidas por los cables,La Protesta se apresur acelebrar "el estallido de una Revolucin capaz de trastornar el orden en aquella

    repblica".[ 4 ]

    Los comunicados del PLM fueron recibidos con marcada intermitencia. En junio de1909 se public un detallado llamado a la solidaridad con el pueblo mexicano "cansadode tanta miseria y de tantas humillaciones". Tanto el conflicto de campesinoslevantados en armas en San Andrs, Chihuahua, como el accionar coordinado detrabajadores norteamericanos y mexicanos en apoyo a la Revolucin, fueron objeto deuna minuciosa descripcin. El comunicado conclua con la solicitud de desarrollar unaamplia propaganda en favor de la Revolucin, en el entendido de que "la libertadpoltica de Mxico, no ser posible sin antes expropiar a la burguesa, y tomarposesin de los medios de produccin y cambio".[ 5 ]

    La visin del orden porfiriano no fue ms que una reproduccin de los informes quese lean enRegeneracin. Fue as que, cuando en 1910 analistas de la prensa oficial yoficiosa buscaron explicaciones al sorpresivo derrumbe del gobierno de Daz, losanarquistas echaron mano a sus viejas lecturas deRegeneraciny rpidamentecomenzaron a destacar "las profundas races sociales" del movimiento revolucionarioen Mxico.

    Los acontecimientos mexicanos de 1910, encontraron al anarquismo argentino bajolos efectos de una crisis de la que ya nunca se recuper.[ 6 ] La represingubernamental empeada en desterrar todo indicio de actividad libertaria, destruy

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    imprentas y confin en prisiones a sus principales dirigentes. A pesar de ello, ladirigencia encarcelada celebr con optimismo la cada de Daz a travs de una prensaclandestina.

    Esta corriente de simpata fue especialmente estimulada cuando, en septiembre de1911, el doctor Juan Creaghe,[ 7 ] atrado por las noticias que llegaban desde Mxico,abandon su consultorio y se embarc hacia Los ngeles para reunirse con el grupoeditor deRegeneracin. Desde este peridico dirigi un manifiesto a sus compaeros

    rioplatenses cuyo objetivo fue dar a conocer su opinin "sobre el movimiento actualen Mxico, como la de uno que ha tenido oportunidad de formarla con ciertoconocimiento de causa". Luego de indicar la importancia del levantamiento zapatista,Creaghe expres:

    Todo lo que veis enRegeneracin, es solamente el plido reflejo de la realidad[...]. En mi concepto,Regeneracin debe la suerte de estar a la cabeza de estahermosa revolucin econmica y agraria. Hasta los ms intelectuales de losburgueses declaran en revistas y diarios que he tenido a la vista, que no podrhaber paz en Mxico hasta que el pueblo est en posesin de lo que considerasuyo [...].Regeneracin est llevando a cabo una propaganda

    verdaderamente necesaria para sostener la causa de la revolucin, pero luchacon grandes dificultades, tiene muy nobles compaeros que la dirigen y sondignos de apoyo. Vosotros los ayudaris haciendo honor a la palabra devuestro viejo compaero.[ 8 ]

    Por su parte, en 1912, la revista semanal de crtica y arteIdeas y Figuras, editadapor el agitador libertario Alberto Ghiraldo, dedic un nmero a la "Revolucin Socialen Mxico".[ 9 ] En un extenso artculo titulado "El comunismo en Amrica en laRevolucin de Mxico", escrito probablemente por Ghiraldo, se hizo una ampliapropaganda de la Revolucin Mexicana, no slo a propsito del PLM, sino adems, y

    muy especialmente, de la causa zapatista. La publicacin transcribi el "manifiesto"redactado por Creaghe, junto a textos de Kropotkin y Grave referidos al movimientomexicano.

    El anarquismo argentino no dej de tener una visin fragmentada de lo que acontecaen Mxico. Entre las espordicas publicaciones de artculos magonistas, la reflexinno encontr un medio para manifestarse, en un ambiente cercado por una implacablepersecucin. A esta situacin se agreg el desconcierto ante la disidencia en el campodel magonismo. La fractura del PLM a principios de 1911 y la polmica en torno acuestiones fundamentales de la estrategia revolucionaria,[ 10 ] condujeron a losanarquistas argentinos a mantener una cautelosa reserva en sus opiniones sobre

    Mxico.

    Mientras la prensa argentina dedic a Mxico un espacio considerable,La Protesta semantuvo en silencio. En agosto de 1913, un editorial daba cuenta de ello:

    Algunos camaradas se quejan de que en las columnas deLa Protesta noabundan noticias acerca de la Revolucin Mexicana, y tienen razn, puestoque la prensa burguesa trae diariamente informaciones que establecenirrefutablemente la persistencia de la Revolucin agraria en algunos estadosde Mxico. Pero a pesar de eso, nosotros tenemos razones en no publicar, puesnada sabemos de fuentes revolucionarias [...], adems el fuego de la disidencia

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    parece encenderse cada vez ms entre los camaradas de Los ngeles, de talmanera se han complicado las cosas que resulta difcil saber la verdad.[ 11 ]

    Los redactores del peridico anarquista requeran noticias confiables y la oportunidadde conseguirlas se present con motivo del viaje a Mxico de Rodolfo GonzlezPacheco, miembro de la dirigencia anarquista y asiduo colaborador deLa Protesta.[ 12]

    Gonzlez Pacheco, en diversas notas enviadas a Buenos Aires, analiz la situacinmexicana intentando clarificar un panorama del que, hasta el momento, slo setuvieron noticias indirectas por la va de Creaghe y de Regeneracin desde Los

    ngeles. Producto de aquellas informaciones fue que los anarquistas argentinostomaron de modo acrtico la idea de una revolucin de base agraria, suponiendo -y enesto las comunicaciones de Creaghe influyeron sustancialmente- que el zapatismo erala representacin del PLM en el campo mexicano.

    Con estas creencias, Gonzlez Pacheco lleg a Mxico; buena parte de su estancia ladedic a escudriar en la Biblioteca Nacional, de donde extrajo "la fibra histrica",pero tambin declar haber estado "en la calle hablando con los hombres", de donde,

    con seguridad, recogi las impresiones que habra de transmitir a sus camaradas deBuenos Aires.

    El viajero argentino destac la magnitud del problema agrario: "El mal viene desdemuy atrs, desde los das de la Conquista, la Colonia y desde la proclamacin de laIndependencia". Hidalgo y Morelos se perfilan en su relato como los precursores del"plan de Reforma Agraria que en Mxico es hoy causa de la Revolucin". Indic queen las comunidades campesinas, desde pocas inmemoriales "radica el principiocomunista que hoy se derrama empapando de luz los campos de Mxico", y que enese principio "fundan su lgica los libertarios mexicanos". Para Gonzlez Pacheco,"Zapata por el sur y Carranza por el norte", eran las cabezas visibles del procesorevolucionario hacia 1913. La cuestin agraria se hallaba en la base del conflicto, y"triunfe quien quiera en Mxico, el reparto de la tierra ser el primero asolucionarse".[ 13 ]

    En este diagnstico, qu papel asign a los magonistas? En primer lugar, indic quelos lderes de la Revolucin no eran libertarios, "Zapata no es precisamente unanarquista", y Carranza y sus partidarios "que son los que lo eran de Madero",propugnan por el establecimiento de "un Estado como tantos, republicano burgus".Cada uno encabezaba su propia Revolucin, una agraria, la otra poltica. Los doscabecillas fueron caracterizados como "instrumentos ejecutores" de una poltica

    diseada y dirigida por los Flores Magn. "Ellos le dieron cauce social a los instintosdel pueblo. Gracias a ellos, aquel batallar de fieras es ahora lucha de ideas".

    Para el anarquista argentino, las ideas libertarias del PLM estaban presentes en uno yotro bando, aunque aclar: "La Revolucin est ms que en los que la practican en lafrontera norte, en el centro, con las armas en la mano y en la conciencia del puebloque la hace". Sin embargo, fue contundente al afirmar, "una es la Revolucin polticade Carranza, otra la Revolucin agraria a la que aspira Zapata, y muy diferente deambas, la Revolucin social que pueden realizar los anarquistas, y que en parterealizan dentro de una y de otra".

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    La tarea asignada a los libertarios mexicanos se revelaba titnica. Sus ideas"ejecutadas" por otros, no dejaban de entraar serios peligros, "pues llegado elmomento de la debacle total puede que nuestras tendencias no alcancen a pesar en laconciencia del pueblo, y pierdan beligerancia".[ 14 ] Ms an si ese pueblo apareca,

    bajo la mirada del visitante, embrutecido por obra del alcoholismo, problema al quededic un largo artculo, a manera de ejemplo, de la poltica de degradacin socialllevada a cabo por Porfirio Daz.[ 15 ] Estas comunicaciones fueron reveladoras para losanarquistas argentinos, quienes finalmente tuvieron "una opinin confiable" de la

    dimensin de los sucesos y del accionar del PLM. "La Revolucin en Mxico, serrealmente anarquista cuando la hagamos",[ 16 ] escribi Gonzlez Pacheco enseptiembre de 1913.

    La polmica

    La publicacin de estas comunicaciones fractur el silencio deLa Protesta. Laimportancia del hecho radica en el aporte de argumentos a una polmica significativaque meses ms tarde habra de desatarse en el seno del movimiento libertario

    argentino. Se trata de una coyuntura, de claro retroceso; de las filas del anarquismorioplatense sus cabezas visibles se enfrascaron en un debate centrado en lacaracterizacin del fenmeno revolucionario y en la viabilidad de materializar en stelos ideales del comunismo anrquico.

    Hacia 1914 la geografa poltica de la Revolucin Mexicana adquiri tal complejidad,que ciertos lderes anarquistas comenzaron a dudar de la capacidad del PLM paraencauzarla. No se discuti el origen social del conflicto; sin embargo, se cuestion lareorganizacin de la sociedad mexicana, a la que se crea mayoritariamentecompuesta por comunidades indgenas. A esta situacin se agreg la invasinnorteamericana. El peligro de una guerra de conquista, oblig a los anarquistas a fijaruna posicin; y mucho ms an por el incuestionable sentimiento de solidaridad haciaMxico, exteriorizado por un segmento significativo de la sociedad argentina.

    En los primeros meses de 1914La Protesta public una serie de artculos dedicados aMxico. En uno de ellos, Luis Bonafoux apunt la necesidad de trascender lasinterpretaciones esbozadas en la mayora de los peridicos argentinos: "LaRevolucin no es cambio de presidentes ni de nombres [...] es otra cosa, es el grito delparia contra el seor, del paria que carece de nombre, de dignidad, de terruo, detodo".[ 17 ]

    La violencia de la lucha qued explicada por "el odio y el sentimiento de venganza delindio" que, a manera de cadena generacional, se trasmiti desde el momento mismode la conquista espaola. Las razones de la lucha escondan un agudo "problemasocial" vinculado a la tenencia de la tierra; para Bonafoux, "Tierra y Libertad"sintetizaba el programa de accin revolucionario. Por ello, se volva indispensableaprovechar el hondo resentimiento indgena por aduearse de las tierras, y slo asdevolver al indio su "condicin humana".[ 18 ]

    La prensa diaria de Buenos Aires public continuamente los detalles de encuentrossangrientos entre huertistas y carrancistas, as como noticias de las disidencias entreCarranza y Villa. La redaccin deLa Protesta prefiri editar artculos tomados de

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    Regeneracin que reproducir estos cables. Mediante la pluma de Ricardo FloresMagn, aquella intrincada madeja de intereses, caudillos y batallas, pareca tornarselegible. Los artculos tenan la ventaja de deslindar las fuerzas enfrentadas:

    El carrancismo -explicaba Flores Magn- es la peor amenaza contra elmovimiento libertario por ser un celoso defensor del orden burgus y lapropiedad privada, [...] hay que tomar las armas que ofrece el carrancismo,pero no para encumbrar a los jefes de ese movimiento, sino para apoderarse

    de toda la riqueza y hacerla propiedad de todos.[ 19 ]

    Los llamados permanentes a los trabajadores mexicanos para abandonar las filas delcarrancismo proyectaron conos de sombra en algunos anarquistas argentinos. Lainsistencia con queRegeneracin alert de los peligros representados por elconstitucionalismo, comenz a merecer otra interpretacin: el magonismo hizomanifiesta su impotencia por detener el avance de Carranza, a mostrar incapacidadpara disputar la amplia base popular que combata en direccin contraria al proyectolibertario.

    No fue casualidad que los redactores deLa Protesta reprodujeran, en abril de 1914,

    un artculo de Flores Magn, titulado "La Revolucin para los que dudan", en el quese exhortaba a abandonar las impugnaciones al PLM, fundadas en el hecho de que laorientacin comunista anrquica no se presentara en los levantamientos queconducan a expropiaciones masivas. Por el contrario, "los libertarios debenaprovechar estas acciones para encauzar el movimiento [...] propagando nuestro idealentre los soldados inconscientes [...]". Flores Magn haca un desesperado llamado ala solidaridad:

    Reflexionad, anarquistas que dudan [...]. La duda es hacer laborobstruccionista. Que todos los peridicos libertarios de todos los idiomas ytodos los pases propaguen el movimiento mexicano [...]. Que todos losanarquistas sin excepcin, ayuden con dinero y moralmente al Partido LiberalMexicano.[ 20 ]

    De regreso en Argentina, el doctor Creaghe asumi la defensa del magonismo; suargumentacin apunt a sealar la ventaja que significaba para el PLM operar en unpas donde "la poblacin indgena tiene un instinto natural en favor del comunismo".En la organizacin comunal aborigen, Creaghe crey descubrir la clula de la futurasociedad anarquista, y en la resistencia indgena a toda forma de despojo encontr lafuerza para una lucha contra toda forma de gobierno. Zapata en Morelosrepresentaba la materializacin ms evidente de ese "instinto comunista"; pero

    adems, "en todo Mxico hay un sinnmero de esas comunidades, que pasan unavida primitiva sencilla [...], en completa armona, sin ninguna de las privaciones de lacivilizacin". Por ello, Mxico, apareca "como un pas muy preparado para implantarun sistema comunista", tornndose imprescindible desplegar una campaa contra"los falsos lemas de reparticin de tierra, que es hasta donde se atreven los polticosen Mxico". Por el contrario, apuntaba:

    Debemos hacer el sacrificio para propagar en Mxico la verdad, la idea, elprincipio de que el pueblo de ninguna manera y en ninguna parte puedeaceptar menos que el comunismo, debemos ayudar [...], empezando por eldiarioRegeneracin, que ha hecho tanto por propagar las ideas libertarias

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    entre todos los mexicanos.[ 21 ]

    La invasin norteamericana a Mxico orill al anarquismo a definir algunasposiciones; a mediados de abril de 1914, Pedro Giribaldi exhort a manifestarsesolidariamente con el pueblo mexicano, en tanto "la intervencin no es en perjuicio deCarranza o de Villa, la intervencin va contra nuestros compaeros, nuestroshermanos, los indios que luchan denodadamente por la reconquista del suelo, que porla ley y las bayonetas les fuera arrebatado".[ 22 ]

    La ms firme defensa del magonismo fue asumida por Pierre Quirole, anarquista deorigen francs, veterano militante cuya trayectoria se remonta a su participacin enla Comuna parisina. Quirole retom la caracterizacin queRegeneracin hizo de Villa

    y Carranza, para desde ah, abordar el problema de la intervencin norteamericana.El desembarco de los marines en Veracruz "demuestra cul ser la actitud de laspotencias extranjeras en los grandes conflictos que han de originarse en el futuro,cuando los pueblos intenten expropiar a la clase dominante para socializar el suelo yla hacienda".[ 23 ]

    La intervencin complic el panorama de los libertarios mexicanos. stos no deban

    sumar sus esfuerzos al gobierno huertista, de esa decisin dependa la suerte delmovimiento emancipador: "Los rebeldes no deben intervenir en la contienda [...].Ellos deben seguir con ms entusiasmo que nunca expropiando a los amos, ahora queel gobierno, teniendo que hacer frente al enemigo, no puede oponerse al avance de la

    justicia popular".[ 24 ]

    Quirole daba por descontado el triunfo de Carranza, al que supona apoyado porEstados Unidos; as pronosticaba que, una vez en el poder, el constitucionalismo"empezar una represin metdica de la Revolucin", por ello, recomendaba a suscamaradas mexicanos prepararse para una guerra de guerrillas "frente a un enemigo

    superior en nmero y en elementos de guerra". Era necesario "eternizar la lucha"para fortalecer la Revolucin.[ 25 ]

    Hacia finales de abril de 1914, cuando el puerto de Veracruz fue invadido por marinesnorteamericanos, en Argentina Manuel Ugarte alz las banderas de solidaridad latina

    y unidad continental y capitane una importante movilizacin social en apoyo aMxico.[ 26 ] Contra las propuestas ugartistas elev su voz Eduardo Gilimn, peroadems, atac a sus propios compaeros por hacer propia la causa del magonismo.

    Si desde el igualitarismo anarquista, conceptos como nacin, frontera y raza, fueronsimples artificios que escondan el verdadero carcter de la "dominacin burguesa",

    en Argentina, por las caractersticas de su conformacin social, se desplegaron conancha comodidad. La idea de extranjera fue duramente combatida por elanarquismo.[ 27 ] La penetracin de las ideas anarquistas en una clase obreraconstituida a partir de una ininterrumpida sucesin de flujos migratorios, que ademsreconoca variadas nacionalidades, resultaba para Gilimn una muestra contundentede la inoperancia de las apelaciones a un espritu de una supuesta raza latina, como elesgrimido por Ugarte:

    No hay que confundir el espritu de justicia, con el extrao sentimiento de razaque se agita en Argentina [...]. No es la simpata hacia el dbil cuando esatropellado por el fuerte, lo que conmueve. Si en vez de Mxico se tratara de

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    Trpoli, la China o Marruecos, las multitudes que hoy realizan manifestacionesantiyanquis se conformaran con leer en la prensa los detalles de la invasin.Lo que les mueve es en realidad, la influencia libresca, la influencia del papelimpreso que ha hecho nacer una idea de raza, en este conglomerado de todalas razas que es Argentina. Si una idea de justicia hacia el dbil fuera el motorde la agitacin, habrase producido ante cualquier invasin [...]. Esa justsimarevolucin econmica mexicana, vendida por Madero, perseguida por Huerta,y aniquilada por Pancho Villa, no ha motivado ni un solo grito de aliento entre

    los justicieros de hoy. Nada de eso importa a los patriotas racistas [...]. Que seniegue el derecho a intervenir, simplemente porque lo realizan extranjeros,hombres de otra raza, otra lengua, es un absurdo; que se niegue porqueentraa un abuso, una injusticia, es lgico.[ 28 ]

    Gilimn no slo intent desmitificar la propuesta latinoamericana de Ugarte, sinotambin aquellas visiones que, desde las propias filas del anarquismo argentino,continuaron confiando en las posibilidades de un triunfo magonista: si en Mxico hubopartidas revolucionarias con fines de transformacin social y econmica,desaparecieron, absorbidas por los revolucionarios polticos.[ 29 ]

    Las crticas de Gilimn apuntaron hacia aquellos que sostenan que el magonismotena la ventaja de desenvolverse en un medio donde las prcticas "comunistasindgenas" estaban fuertemente arraigadas.

    Hasta qu punto el comunismo de los indios puede equiparase al nuestro? -interrogaba Gilimn-, del comunismo libertario al autoritario va una grandiferencia. Los anarquistas no podramos vivir en esas comunidades indgenas[...], en las que el principio de autoridad es de una brutalidad sin lmites [...].No es posible suponer, que ni an habiendo adquirido vigor la Revolucinpropiciada por los Magn, hubiera logrado otra cosa que la vuelta al rgimeneconmico que encontraron los espaoles. La tradicin, el comunismotradicional se hubiera impuesto al comunismo de los pensadores anarquistas.

    Gilimn pas a desacreditar todo el movimiento revolucionario. Sus conclusionesresultaron lapidarias:

    Mxico analfabeta, Mxico corrodo por el alcohol, Mxico tiranizado por elcacique, el virrey o el dictador, Mxico supersticioso, no es sin duda un pasapropiado para ensayos sociales de trascendencia [...]. Los camaradasmexicanos nos han engaado, Mxico no es tierra apta para grandes ideales.Son los caudillos nicamente los que triunfan.[ 30 ]

    Las opiniones de Gilimn abrieron paso a una polmica reflejada a lo largo de dosmeses en las pginas deLa Protesta. Quirole discuti con Gilimn, y estas posicionesfueron matizadas por las ideas de otros anarquistas.

    Quirole contest de inmediato. El estado de miseria y postracin del pueblo mexicanono constitua el punto de partida para determinar la capacidad de una sociedad paraadherir al ideal anarquista. En todo caso, "no se debe olvidar que el Mxicoalcoholizado, tiranizado, analfabeta y fantico, es producto de polticasgubernamentales a las que debemos enfrentarnos los anarquistas". La coyuntura deuna guerra civil deba ser aprovechada como una oportunidad para convertir la

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    12/03/13 Yankelevich, Pablo, Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en Mxico, 1906-1929 [artculo]

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    prdica en prctica libertaria:

    Aun suponiendo la extrema decadencia del pueblo mexicano -de que noshabla Gilimn-, aun cuando los indgenas sean fciles de acaudillar, nopuede ser esto favorable a la intromisin en sus filas de "caudillos"anarquistas, antes que contemplar impasibles el movimiento armado? Porotra parte, no podrase implantar el comunismo anrquico manu militari[...] aun sin estar el pueblo preparado para vivir de acuerdo a nuestras ideas?,

    hasta cundo se debe esperar para estar preparado?

    Slo la toma del poder por los anarquistas poda poner fin a todas las causas queoriginaban "la decadencia del pueblo mexicano". Para conseguir este objetivo, eranecesario "aun despus del triunfo, conservar las armas, hasta que nuestro ideal,convertido en prctica, sea definitivamente comprendido y aceptado por la mayora".[31 ]

    El magonismo "no nos ha engaado", escriba Quirole, al tiempo que exhortaba atodos los militantes a "apoyar a los camaradas de Los ngeles y a estorbar en todo loposible la intervencin norteamericana"; para ello, entre otras medidas, propuso que

    la Federacin Obrera Regional Argentina iniciara un boicot a los productosestadounidenses.[ 32 ]

    Gilimn respondi en la siguiente edicin deLa Protestay citando a GonzlezPacheco, indic: "la revolucin en Mxico ser anarquista cuando la hagamos losanarquistas" -pero agreg que-, "no habiendo en Mxico anarquistas, salvo algunoscompaeros, la Revolucin social es un absurdo". Insisti en la incapacidad del pueblomexicano para comprender el ideal libertario. El hecho de que partidas de alzadosexpropiasen tierras era resultado de un reclamo que se remontaba a pocascoloniales y que se materializaba por la va del saqueo. Estas acciones no eranproducto de una prdica anarquista.

    Pero en esta oportunidad, el detractor del magonismo avanz mucho ms, hastainclinarse en favor de una anexin de Mxico a los Estados Unidos. El pas requerade un clima de "mayor libertad, de mayor cultura", que "ni Carranza, ni Villa, niHuerta, ni Zapata, pueden garantizar", por ello no vacil en afirmar que Mxico, "bajoel gobierno norteamericano, gozara de ms libertades que bajo el mando de losPorfirios". Gilimn no slo desacreditaba al magonismo, sino que negaba tambintoda posibilidad de regeneracin en la vida social mexicana, apostando a supuestas

    ventajas de un anexionismo salvador. Desde esta actitud desafi a sus compaeros:"los anarquistas que crean que la intervencin yanqui ser destruida por el supuesto

    levantamiento social mexicano, que obren por separado".[ 33 ]

    Las respuestas no tardaron en llegar. En la polmica terci otro cabecilla delanarquismo argentino: T. Antilli, encarcelado desde 1910, lo cual no le impidi seguir

    y participar en el debate. Las dudas sobre el magonismo giraban alrededor de sucapacidad para incidir en un proceso que "a juzgar por los resultados que se vanconociendo, de los dos o tres movimientos revolucionarios que ocupan la atencin dela prensa -todos encaminados al poder y a la poltica-, apenas queda espacio para quelos compaeros de T ierra y Libertad lancen su grito".[ 34 ]

    Antilli consideraba incorrecto apelar a los sentimientos de libertad de un pueblo

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    oprimido convirtindolos en garantes de un potencial triunfo revolucionario.Recordaba pasajes de la historia argentina donde, el "gaucho rebelde e ingobernable,hermoso ejemplo de libertad, en muchas ocasiones se trasmut en sicario de un tiranode turno". Tambin discuti la cuestin de la lucha armada: "el anarquismo puedeusar las armas para tener a raya a la fuerza armada, pero no para fundar sobre ellasun Estado anarquista". Estar en posesin de las armas, no era garanta de que elpueblo mexicano estuviera maduro para una organizacin comunitaria, y aunreconociendo esta situacin, la implantacin de la anarqua manu militarino hara

    ms que profundizar la violencia, verdadero contrasentido en su perspectiva.

    En relacin con la intervencin norteamericana, trat de colocar la cuestin en "susverdaderos trminos": "intervencin del capital y el Estado implica una verdaderaenseanza para nosotros [...]. El capital es mundial, no solamente argentino omexicano o norteamericano, de la misma manera que el Estado es universal yomnipresente"; por eso sostuvo: "nuestra lucha es tambin mundial [...] no es posiblecircunscribir el combate a un slo pas porque de hacerlo la intervencin es inevitable,

    y cuando sta sucede, se restablece la lucha en sus verdaderos trminos, que son lacompleta destruccin de todo Estado y de todo capital". El proyecto libertario slo era

    viable al adquirir dimensin planetaria, "pues aunque quede un solo Estado en pie,

    aunque no sea mexicano, sino norteamericano, intentar apropiarse de todo lo que nole conviene, tratar por su mismo desarrollo de tomar propiedad de toda la tierra".[ 35]

    Antilli recordaba a Gilimn que la cuestin de fondo era la lucha entre la propuestalibertaria y los sistemas autoritarios. La situacin en Mxico se presentaba como "ladisputa entre dos amos autoritarios", por qu escoger a uno de ellos, como garantede mayor libertad para el pueblo mexicano? "Hemos de incurrir en la falta deconsecuencia de atribuir toda elevacin moral e intelectual de los pueblos, a losgobiernos o a los sistemas de autoridad de que disfrutan?"[ 36 ]

    Junto a estos temas, insisti en una serie de cuestiones bsicas de la agendaanarquista, tales como el ideario libertario, la dimensin mundial de la lucha, laimpostura de declararse "neutrales" ante un enemigo que no reconoca fronteras y,finalmente frente al magonismo, reclamaba la necesidad de conocer en profundidadlos hechos, "para no entrar en el terreno de las probabilidades, como quiere en ltimoextremo, el compaero Quirole, por cario a la Revolucin mexicana".[ 37 ]

    Retomando las posiciones de Antilli, otro articulista que firm con el seudnimo deLibra Volutas public una nota en la que neg toda posibilidad de triunfo almagonismo. Circunscribir la lucha a un solo pas signific marchar a la derrota: "aun

    en la hiptesis de que los comunistas se posesionaran de todo el pueblo mexicano,creis por un momento que todas las naciones del continente americano noaplaudirn la intromisin de Norteamrica para que restableciese el podergubernamental, la propiedad, etctera?" La revolucin social deba ser universal ypara alcanzarla resultaba imprescindible la creacin de "una poderosa organizacinobrera internacional". Hasta que se materialice: "debemos mirar el anarquismo slocomo una teora".[ 38 ]

    Das despus se sum al debate otro intelectual anarquista, F. Richard, para poner entela de juicio aquellos supuestos que consideraban a la intervencin norteamericanaportadora de un horizonte de paz y progreso para los mexicanos. El articulista asoci

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    ese horizonte como una aceleracin del desarrollo capitalista, lo cual constitua ungrave error, pues "el rgimen burgus se extender considerablemente, y elresultado de ese rgimen no ser mejor que el resultado que hoy dan las revolucionesen Mxico". Apostar a la intervencin colocara a los trabajadores mexicanos ante unafalsa alternativa: "morir en las filas acaudilladas por militares no es nada bueno, perotampoco es bueno morir trabajando para los explotadores yanquis en las minas o enlas fbricas".[ 39 ]

    La imagen de una vida idlica comunitaria en los campos de Mxico, introducida porCreaghe, sostena la argumentacin de Richard: una condena al "rgimen burgus"hecha desde una perspectiva moralista, imitando el discurso de Richard. La anexinnorteamericana entraaba el serio peligro de hacer desaparecer aquellossentimientos "comunitarios", base de la futura sociedad anarquista: "Los campesinosmexicanos perdern el hbito de vivir en el comunismo sano de la tierra, y seconvertirn en aves de rapia; el capitalismo y la burguesa influirn en ellos, lesinculcarn el amor a la propiedad privada, sern torpes y ruines acaparadores,

    vivirn [...] con la obsesin maldita del centavo, del inters".[ 40 ]

    La polmica continu; el exagerado pesimismo de Antilli, Gilimn yLibra Volutas; dio

    pie a Quirole para convertir a la Revolucin Mexicana en el centro de un artculo queapunt ms hacia el problema de la vinculacin entre teora y prctica anarquista,que hacia el mayor o menor "carcter anrquico" de la Revolucin en Mxico.

    Quirole comenz a expresar su molestia, ya que las opiniones crticas de suscompaeros causaban decisiones preocupantes: "Hemos visto que compaeros de

    buena voluntad que corran listas en favor de los revolucionarios mexicanos, a la solalectura de Gilimn, se apresuraron a devolver el dinero recolectado a sus donantes."El veterano militante francs hizo una distincin entre el carcter universal delrgimen burgus y las condiciones concretas para combatirlo. Calific de "utpica" la

    posibilidad de que la revolucin social estallase en varias naciones al mismo tiempo:Hay pases que por sus condiciones poltico-sociales, por la variedad de formasimpuestas por sucesivas revoluciones polticas, que conducen al desprestigio desus instituciones, y por circunstancias favorables -como sucede en Mxico- sepueden lanzar a la revolucin social sin esperar la aquiescencia o preparacinde otras, y triunfar con ayuda y solidaridad prestada por otros pueblos.[ 41 ]

    Quirole defendi la legitimidad y viabilidad de una propuesta anarquista encarnadaen una minora esclarecida que, por la va armada y en circunstancias favorables,fuera capaz de conducir el proceso revolucionario:

    No le parece a Libra Volutas que eso de "mirar al comunismo como unateora mientras no exista una poderosa organizacin obrera internacional",equivale a decir que tenemos que esperar a que la mayora se haga anarquistapara lanzarse a la lucha armada? Vale decir que tenemos que rernos amandbula batiente de la minora que en cualquier pas intente cambiar elrgimen a mano armada, sin esperar la mayora, o sea para las calendasgriegas [...]. No, compaero, la anarqua se abre paso, progresa, avanza, y seimpondr [...] por un gesto heroico de una minora. Para este objetivo, laorganizacin obrera es muy til, pero no indispensable.[ 42 ]

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    12/03/13 Yankelevich, Pablo, Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en Mxico, 1906-1929 [artculo]

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    La defensa estratgica de la vanguardia armada tuvo como interlocutor a Antilli.Quirole esgrima que negar el potencial de dicha estrategia significaba "bien a lasclaras, la falta de orientacin de nuestro ideal [...] debido a la carencia de un programade principios comunista-anrquicos, cuya obra de construccin y accinrevolucionaria se impone, a fin de uniformar nuestros distintos criterios". Descarttoda posibilidad de materializar el ideal anarquista a travs de la sola extensin "de laenseanza terica". Por el contrario, pensaba en un plan revolucionario sostenido conla fuerza de las armas:

    No creo, como Antilli, que nuestra tendencia se pueda manifestar con slo unaresistencia ms o menos cristiana. Los compaeros mexicanos, por ejemplo,no pueden contestar con una resistencia platnica [...], ah es lgico queesgriman las armas en defensa de nuestra tendencia.[ 43 ]

    La posicin del anarquismo frente a la invasin norteamericana mereci otro largoartculo. Las tesis de Antilli y Gilimn fueron rebatidas a partir del entendimiento deque "la agresin yanqui" tuvo sus orgenes en la profundidad de una guerra quesupuestamente lideraba el magonismo:

    Suponer que la Revolucin concluir dominada y vencida por los capitalistasyanquis [...] significa que ningn pas podr organizarse anrquicamente siantes no se destruye en todas partes la fuerza capitalista [...]. Creer que larevolucin estallar en todas partes es divagar, y si para obrar, debemosesperar que esto suceda, tenemos para rato.[ 44 ]

    Preocupado por las implicaciones "prcticas" de las tesis sostenidas por suscompaeros, crey que no tomar partido en los sucesos mexicanos implicaba "dejarmorir a Mxico en manos de los Estados Unidos, permitir que nuestro ideal caigahecho pedazos por la metralla enemiga, mientras tanto, nosotros discutimos cmoorganizarnos [...]".[ 45 ]

    Quirole calific a Mxico como "el punto ms propicio, entre todas las naciones, paratentar la aventura anarquista".[ 46 ] Punto de confluencia de propuestasrevolucionarias sostenidas por el ncleo magonista y dirigidas por la va de las armas.

    A diferencia de sus oponentes en la polmica crey firmemente que a la sombra de"una revolucin poltica" se desarrollaba un vigoroso movimiento libertario.[ 47 ] Nocalific a la Revolucin en su conjunto como anarquista, entenda que ella estaba engermen y por ello llamaba a sus compaeros a practicar una verdadera solidaridadcontinental. A lo largo de sus artculos trat de demostrar que en Mxico secondensaban "procesos y circunstancias" favorables para la implantacin del ideal

    anarquista, sin vaticinar que el xito coronara los esfuerzos del PLM.[ 48 ]

    Por otraparte, resulta sorprendente que en ningn momento, Quirole haya reparado en elhecho de que la direccin magonista se encontrara fuera de Mxico, alejada de loscampos de batalla donde se libraba una guerra que supuestamente deba conducir.

    A finales de mayo de 1914, la polmica comenz a languidecer. Desde su celda, Antilliescribi una corta nota de respuesta a Quirole. La batera de ideas que lanz elanarquista francs no tuvo respuesta. Antilli, sin retomarlas, se limit a reiterar suspuntos de vista: "debemos tener cuidado, no tomemos el desquicio del gobierno enMxico, por preparacin de un pueblo para el rechazo del gobierno. No corramos trasuna ilusin".[ 49 ] Por su parte, Quirole, sin interlocutores, escribi un ltimo artculo

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    sobre el tema. Nada nuevo agreg, y a manera de sntesis de sus posiciones, dio porconcluida su "participacin en la polmica".[ 50 ]

    La polmica se instal en una coyuntura desfavorable para los anarquistasargentinos. Su organizacin e influencia agonizaba. La represin gubernamentalcontribuy a ello, pero adems, un proceso de diferenciacin en el interior de la claseobrera sign la suerte del anarquismo argentino. No mucho mejor fue la suertecorrida por el magonismo, la presencia del PLM declinaba sin ninguna posibilidad de

    competir por un liderazgo que, en la coyuntura de 1914-1915, asumieron plenamentecaudillos militares. "Los nuestros no son mayora en Mxico, que de serlo ya estaraimplantado el comunismo en toda la regin y no habra ms necesidad deRevolucin", escriba Enrique Flores Magn. En una dramtica carta a sus camaradasrioplatenses, reclamaba un amplio apoyo que se haba visto menguado al calor de laspolmicas:

    Como que no fuera suficiente con que haya un grupo -por pequeo que stefuera- de compaeros que se esfuerzan por encauzar la Revolucin Mexicanaa un fin prctico y beneficioso para los proletarios, para que los camaradas detodo el mundo debieran volar en nuestra ayuda! Desgraciadamente no sucede

    as. No se nos ayuda, sino que, por el contrario, en su egosmo hasta trabas senos pone, y se nos obstaculiza en nuestra marcha hacia nuestraemancipacin, ya sea haciendo silencio en la prensa libertaria hacia nuestrosmovimiento, o descaradamente insultndonos sin fundamento alguno.[ 51 ]

    En Buenos Aires, la discusin que moviliz a sus ms destacados representantes fueun intento, vano al fin, por inyectar fuerzas a un movimiento en decadencia. Mxicofue un chispazo que despert momentneamente conciencias en letargo. El mismoQuirole lo confesaba: "hay que levantar los nimos decados [...] es preciso accionar,propiciar, fomentar el espritu de rebelin a partir de los movimientos rebeldes que

    se desarrollan en otras partes".

    [ 52 ]

    Las ideas magonistas se divulgaron y por corto tiempo permitieron discutir elcarcter de la Revolucin Mexicana, pero tambin pensar imaginariamente en lasposibilidades y los obstculos de una revolucin que se esperaba planetaria. En estesentido, la polmica se revela como un sorprendente esfuerzo por tratar de entenderuna realidad que, aunque ms imaginada que conocida, se transform por la varevolucionaria.

    El declive

    En los aos siguientes, ya sin escritos polmicos, las pginas deLa Protestadesmintieron todas las "alentadoras" noticias sobre Mxico: "Nadie crea lo quecuentan los diarios, en Mxico no habr paz en muchos aos, hasta cuando no serepartan las tierras, hasta cuando triunfe el pueblo."[ 53 ]

    En sus respectivas naciones, las influencias de los magonistas y los libertariosrioplatenses comenzaron a declinar. El ascenso del obrerismo cromista arrincon elaccionar anarcocomunista de la CGT mexicana; por su parte, el crecimiento de lastendencias sindicalistas y socialistas en el movimiento obrero argentino marcaron los

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    lmites de la FORAV Congreso en la organizacin de los trabajadores argentinos.[ 54 ] Lamilitancia anarquista pas a desenvolverse en un contexto internacional de agudosconflictos. Las banderas del asociacionismo libertario debieron defenderse de lastendencias que desde aquella trat de imponer Samuel Gompers de la AmericanFederation of Labor; pero tambin de las propuestas de un bolchevismo triunfantecon quien el anarquismo sostendra insalvables diferencias.

    A pesar de ello,La Protesta se convirti en escaparate de noticias de los libertarios

    mexicanos; en sus pginas, con sorprendente abundancia se dio seguimiento a lasnoticias que transmitan los cables internacionales respecto de la situacin poltica enMxico; de igual modo, se ofreci amplio espacio a la reproduccin de comunicados ydocumentos de la CGT. El flujo de informacin se completaba con artculos que, amanera de corresponsales, entre otros firmaban Librado Rivera, Enrique FloresMagn y Jos C. Valads.

    Los anarquistas no cejaron en sus reclamos exigiendo la liberacin de Ricardo FloresMagn; a su muerte, en 1922,La Protesta se encarg de tributar el homenaje a quien"hizo temblar muchas veces a la burguesa extranjera duea de Mxico, yexplotadora de los infelices indios". Los libertarios argentinos intentaron poner

    distancia frente a la recuperacin que de la figura de Ricardo Flores Magn hicieronlos hombres del obregonismo. Los actos que se tributaron al lder del PLM "eranexpresiones de cinismo de una burguesa bellaca y rapaz".[ 55 ] Tiempo ms tarde, enel seno del anarquismo rioplatense se realiz una valoracin completa del magonismo,a travs deRicardo Flores Magn, Apstol de la Revolucin Mexicana, redactadapor Diego Abad de Santilln. Se trata de la primera biografa del dirigente y, aunqueapologtico, del primer acercamiento a la historia deRegeneracin.[ 56 ]

    Desde entonces, el magonismo, sin la discusin de la pasada dcada, pas a sersinnimo de un movimiento revolucionario que ech por tierra la dictadura porfirista,

    pero que, a la postre, termin capturado por una camarilla de polticos, "mandaderosde Wall Street", que de tanto en tanto se disputan las sobras de "un festn organizadopor los petroleros del norte".[ 57 ] Los gobiernos de los sonorenses, con susautoproclamadas aristas agrarias y aun socialistas, aparecen ante la mirada de losanarquistas argentinos como producto de maquinaciones social-reformistas,asentadas sobre conductas demaggicas. A esta caracterizacin, se suma la idea deque los gobernantes mexicanos se encontraban sujetos a los dictados del capitalestadounidense. El fenmeno imperialista aparece como un registro nuevo en lasaproximaciones que hacen los libertarios rioplatenses sobre la realidad mexicana; unadcada atrs, la situacin fue distinta y, en todo caso, las dificultades inherentes a lospoderosos intereses norteamericanos en Mxico, slo formaron parte de las

    dificultades planetarias a las que deba hacer frente la accin anarquista.

    En los aos veinte, el vuelco fue sustantivo; se reconoci que "el pueblo mexicanosufre en carne propia las dentelladas de los voraces chacales rubios", el nacionalismodel proletariado emerge como "un instinto de natural defensa, en un pas comoMxico dominado poltica y econmicamente por un doloroso protectorado ysometido una brutal amenaza de intervencin militar".[ 58 ] El uso demaggico de esossentimientos vuelve inteligibles los enfrentamientos de Obregn y Calles con elgobierno norteamericano. Los anarquistas no pueden menos que acordar con unalegislacin agraria y petrolera en responder a un acto de "soberana nacional"; sinembargo, denunciarn la segura traicin de los mandatarios mexicanos, quienes para

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    conservar el poder, no dudaron en transigir con el poderoso vecino.

    Por momentos resulta complejo tomar distancia y condenar accionesgubernamentales cercanas a postulados anarquistas. La poltica anticlerical de Callesas como el apoyo a los revolucionarios nicaragenses fueron sucesos que pusieron enaprietos a los analistas deLa Protesta: "Estamos contra el Estado y contra la Iglesia,aspiramos a su desaparicin completa de la vida social, pero no desconocemos quetodo esfuerzo que tienda a restringir la accin y el poder de esas instituciones es digno

    de ser realizado".[ 59 ]

    En los aos veinte, se asiste en Amrica Latina, a una expansin de posturasnacionalistas, expresadas en movimientos polticos que centraron su accin poltica enla lucha contra el imperialismo norteamericano.[ 60 ] Una serie de coyunturasresultaron movilizadoras e inclusive sirvieron de ejemplo de conductas nacionalistas,una de ellas fue la oposicin entre los gobiernos de Mxico y Estados Unidos,oposicin que se agudiz con la gesta liderada por Sandino, hacia quien el gobiernomexicano no escondi sus simpatas. Un latinoamericanismo de fuerte tonalidadantinorteamericana se apoder de buena parte de la intelectualidad y de distintasorganizaciones sociales en Argentina; en este ambiente participa el anarquismo, pero

    con una ambigedad en sus posiciones, la cual pone en evidencia la propia dificultadpara aprehender y elaborar tericamente los nuevos componentes polticos que seavizoran en el mapa latinoamericano. Por un lado, se comparte la condena alexpansionismo estadounidense, sealando: "no est lejano el da en que el grito deprotesta contra el imperialismo yanqui se haga sentir entre los pases de Amrica quesufren la dominacin de los fenicios del norte";[ 61 ] pero al mismo tiempo se intentauna intil maniobra de diferenciacin:

    Nosotros comprendemos muy bien el poder esclavizador formidable de lainvasin financiera e industrial de los Estados Unidos en la Amrica Latina, y

    en consecuencia comprendemos tambin que la reaccin que se operaactualmente es muy lgica dentro del nacionalismo imperante; pero todo esono nos impide reconocer igualmente que esos conflictos conducen a lospueblos por falsos derroteros y postergan la hora de la verdadera libertad.[ 62 ]

    Finalmente se admite que, frente a las agresiones del imperialismo, "los pueblos deAmrica se disponen para su defensa" y como parte de ella, se asiste a unacrecentamiento del nacionalismo alimentado sin cesar por la inminencia del peligro,"pero nosotros, los anarquistas, enemigos de todo Estado y adversarios de todonacionalismo, no podemos condenar la reaccin defensiva que se est operando pararesistir a los usurpadores de Wall Street".[ 63 ]

    Si el esfuerzo por discernir las conductas nacionalistas complic el acercamiento delanarquismo a la realidad mexicana, no fue muy distinto lo sucedido frente a laspropuestas de la III Internacional. La defensa de una instancia obrera claramenteadscrita a los postulados del comunismo anrquico fue el tema que sign la rupturacon los comunistas mexicanos. La estrategia del "frente nico" defendida por losltimos se combati duramente. Entre otros, por Enrique Flores Magn y Jos C.

    Valads, quienes, aunque polemizaron en torno a la propuesta bolchevique,coincidieron en condenarla.[ 64 ] La disputa que en el terreno sovitico sostenananarquistas y bolcheviques, encontr su claro correlato en la contienda que libertarios

    y comunistas mexicanos libraban en el seno de la CGT. Los antiguos magonistas

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    12/03/13 Yankelevich, Pablo, Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en Mxico, 1906-1929 [artculo]

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    afirmaban que "la pretendida unificacin que nos traen los elementos asalariados delgobierno ruso, no es otra cosa que los tanteos que vienen haciendo para destruir lasorganizaciones de tendencia libertarias, a fin de anular toda influencia anrquica,sometindola a la obediencia del partido que rotulan comunista".[ 65 ]

    Pero todava ms complicado result tomar distancia de la acusacin de"bolcheviques" con que la CROM y el propio gobierno mexicano, combati a loslibertarios cegetistas, en momentos adems en que los Estados Unidos acusaban al

    presidente Calles de responder a los dictados de un supuesto complot moscovita. Setrataba de una maniobra difcil, haba que explicar que el argumento del fantasma delcomunismo -esgrimido por el presidente Coolidge- era slo una nueva mascaradaintervencionista; pero al mismo tiempo era necesario diferenciarse de los propioscomunistas. Los libertarios deban dar cuenta de que el proletariado mexicano seencontraba bajo la amenaza tanto de la poltica estadounidense como de laspropuestas comunistas y cromistas:

    La confusin entre la influencia bolchevique y la orientacin de la CGT espremeditada. Si se suprime la propaganda de los agentes de Mosc en Mxico,pretextando que responde a los fines polticos de un gobierno extranjero, es

    conveniente achacar a la influencia moscovita la propaganda del movimientoobrero orientado por los anarquistas. De ah que Morones lance la especie deque la CGT mexicana responde a las directivas del comunismo ruso, cuandosabe que esa organizacin est ms lejos de Mosc de lo que lo estuvo y an loest el obrerista general Calles.[ 66 ]

    Ante estas dificultades, emerge la defensa de la CGT mexicana como la nica instanciacapaz de constituir una alternativa proletaria. Esta organizacin est presente endecenas de artculos publicados enLa Protesta a lo largo de la dcada de los aos

    veinte. En stos se destaca el enfrentamiento y la crtica a la CROM, en tanto

    "organizacin que extrava sus objetivos para hacer poltica y mezclarse en lamezquina lucha de ambiciones que tantos dolores y tanta sangre cuesta alproletariado de Mxico".[ 67 ]

    La publicidad de los logros y perspectivas de la CGT corra a cargo de inserciones dedocumentos remitidos desde Mxico, o extrados de los boletines del Secretariado dela Asociacin Internacional de Trabajadores con sede en Berln.[ 68 ] En variasocasiones fueron los anarquistas mexicanos quienes redactaron notas y comentariosparaLa Protesta. As, por ejemplo, Enrique Flores Magn dedic un largo artculo arelatar el acto del 1 de mayo de 1924.[ 69 ] Julio Daz, desde Tampico, alertaba a suscamaradas rioplatenses de los peligros del "obrerismo tutelado por un Estado que se

    autoproclama revolucionario". Desde una profesin de fe libertaria, Daz evalu lademagogia de Calles, considerando que Mxico en el entorno latinoamericanorepresentaba el caso extremo, una prctica poltica que "aspira a valerse de lossindicatos para escalar el poder y neutralizar la accin de los trabajadores contra susamos insaciables".[ 70 ]

    La existencia de una organizacin obrera, capturada por el Estado mexicano, seconvirti en el elemento central de las notas, informaciones y anlisis sobre Mxico;las crticas apuntaron hacia Morones y la CROM. Con singular minuciosidad se describila poltica cromista. As, los lectores deLa Protesta estuvieron al tanto de las huelgasinquilinarias, textiles y tranviarias en la ciudad de Mxico; del despido de

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    trabajadores ferrocarrileros en Gmez Palacio; de los movimientos de huelga entrelos ferrocarrileros y los petroleros; de los accidentes de trabajo, de las declaratoriasde ilegalidad de huelga, y por supuesto, de las estrechas vinculaciones de Moronescon Samuel Gompers. Nada serva mejor para denunciar el carcterproestadounidense de las presidencias de Obregn y Calles, que la relacin de la CROMcon el proyecto de la Pan American Federation of Labor. Sobre esta base seconstruy un cuadro de situacin en el que destacaba la lucha de los cegetistasmexicanos contra el "obrerismo poltico" y qued claro que la CGT asuma una actitud

    defensiva frente a los avances de un cromismo con quien resultaba difcil competir.De esta forma, la consigna "a cada sindicato de la CROM es preciso oponer un sindicatode la CGT[ 71 ] no dejaba de sonar utpica.

    Por su parte, Librado Rivera, desde Villa Cecilia, Tamaulipas, editabaSagitario,publicacin que llegaba a la redaccin deLa Protestay de donde se extrajeron buenacantidad de artculos sobre la organizacin obrera en la zona petrolera, condiciones detrabajo y movimientos huelgusticos. La informacin fluye con rapidez y a fines demayo de 1927, en Buenos Aires se public una carta de Librado Rivera, redactada enla penitenciaria de Tamaulipas donde se encontraba encarcelado desde los primerosdas del mes anterior.[ 72 ]

    Tiempo ms tarde, desde su celda, se dirigi a los camaradas rioplatensesdenunciando los atropellos de que son objeto los indios yaquis de Sonora por parte delgobierno mexicano; al tiempo que sum su voz al reclamo mundial en favor de laliberacin de Sacco y Vanzetti: "no importa que nos tengan tras las fras rejas delpresidio [...], desde la crcel lanzaremos nuestro grito justiciero al rostro de lostiranos".[ 73 ] La correspondencia contina, y a finales de 1927 fue puesto en libertad,

    y desde entonces, sus palabras llegan a travs de las hojas deAvante, el nuevoperidico que edita en Villa Cecilia. A comienzos de 1929 volvi a la penitenciaria, bajoel cargo de atentar contra la administracin de Portes Gil, una vez ms sus cartas y

    las de aquellos que reclamaban su liberacin volvieron a encontrar espacio en elperidico argentino.[ 74 ]

    Entre 1924 y 1927, Jos C. Valads envi notas y artculos que fueron recogidos enlas pginas deLa Protestay en la revista que el peridico publicaba quincenalmente.La colaboracin de Valads aport una mirada distinta a la situacin de Mxico; msanalticos que descriptivos, sus escritos pretendieron dotar de dimensin histrica a lainformacin que semanalmente apareca sobre Mxico.

    "Desde Mxico, despus de catorce aos de revolucin" fue un largo artculo,publicado en tres entregas, donde sienta su posicin sobre el carcter de la

    Revolucin, pero, sobre todo pone distancia de las banderas agraristas, enarboladaspor Antonio Daz Soto y Gama. En Mxico, "quin no habla del empeo paternalhacia los oprimidos?, quin no habla de la justicia del agrarismo?, quin no habla dela escuela racionalista? Esto es Jauja! ste es un pas socialista, se dice y se vuelve adecir". El autor pretende desenmascarar el carcter "autoritario" de los gobiernosmexicanos, explicando la necesidad que tienen de realizar concesionesrevolucionarias. La presencia de algunas ideas libertarias en esas concesiones hallevado a pensar que se opera una verdadera revolucin social. Nada ms alejado dela realidad.

    Preocupado por el empuje del Partido Agrarista, Valads descalifica la figura de

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    Zapata, ubicndolo en los orgenes de las posiciones de Soto y Gama: "no ha sido elzapatismo como errneamente se ha dicho, el que ha verificado el primer movimientode libertad en los campesinos de Mxico, el zapatismo tan slo ha sido el precursor deese movimiento que en la actualidad se llama agrario.[ 75 ] Reivindic losmovimientos campesinos de Jalisco, Michoacn y Nayarit, donde afirm que elcarcter expropiador subordin cualquier deseo de conquista del poder. Interesadoscomo estaban los cegetistas en constituir una organizacin obrera-campesina,[ 76 ] eltexto apunta ms a desacreditar las propuestas del partido agrarista, que a detenerse

    en la significacin de movimiento suriano, tan es as que la arremetida contra Zapataresulta desproporcionada, al adjudicarle a su lucha un nico objetivo: la captura delpoder poltico.

    Sobre estos asuntos volvi a abundar en un largo ensayo crtico del agrarismo oficial.Con pretensiones poltico-filosficas, Valads discuti el significado que Soto y Gamaotorgaba al agrarismo como motor de la historia de Mxico. Explicar esa historia apartir de la lucha campesina por conquistar la tierra era slo una verdad a medias.Qu hacer con esa conquista?, ah radicaba la diferencia, "todas las batallas delagrarismo se han desperdiciado, se han quebrado en cuanto tropezaron con la fuerzamayor que a pesar de todo queda en pie: el Estado". En la lucha contra la autoridadhaba que buscar el hilo conductor de la historia nacional y extractar de los hechoshistricos las verdaderas batallas por la libertad, en ellas resida el fundamento de lahistoria humana.[ 77 ]

    Buena parte de los materiales que se publicaron enLa Protesta fueron sus primerasincursiones en la historia de Mxico. En efecto, el texto "Precursores del socialismoantiautoritario en Mxico", dedicado a rescatar la figura de Plotino Rhodakanaty, fuepublicado en 1928,[ 78 ] a manera de avance de lo que posteriormente fue su libroLosorgenes del socialismo en Mxico. De igual forma, public en Buenos Aires unapormenorizada biografa de Francisco Severo Maldonado, el redactor de El

    Despertador Americano, a quien rescat del olvido analizando sus escritos que notarda en calificar como los de un "apstol de la libertad".[ 79 ] La confianza en losestudios histricos como el medio para acercarse a la realidad cotidiana aparece comopreocupacin central en los artculos de Valads. Desvanecer prejuicios e idolatrasfue parte sustancial de la actividad anarquista, "no es posible conformarnos con saberque hay explotadores y opresores", se requiere de un arsenal de conocimientoscapaces de convencer y facilitar el acercamiento al pueblo.[ 80 ] Con estaspreocupaciones, desde 1927 se alej de la militancia y comenz a dirigir sus esfuerzosa historiar la Revolucin Mexicana, actividad en la que dej abundante obra.

    Durante los ltimos aos de la dcada, los asuntos mexicanos continuaron presentes

    en las planas deLa Protesta. Se sigui con detenimiento los acontecimientos polticosque condujeron a la reeleccin de Obregn; de igual forma, se denunci la persecucindesatada contra los miembros de la CGT, as como el anticomunismo desembozado dela CROM, elementos todos ellos que permitieron evaluar la situacin como la antesalauna dictadura fascista.[ 81 ] El asesinato del presidente electo, nueva muestra del"caudillismo mexicano", la llegada al poder de Portes Gil, "testaferro de Calles", losacuerdos con la jerarqua eclesistica, y el asesinato de Mella, parecan confirmar undiagnstico donde Mxico era presa de una dictadura como la de Primo de Rivera.[ 82]

    A los ojos deLa Protesta, en Mxico se asista a un desenmascaramiento de las

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    supuestas conquistas revolucionarias. Se sancionaron leyes para alimentar ilusionesredentoras en el pueblo, "pero han quedado invalidadas por la poderosa influencia delas fuerzas reaccionarias. El socialismo mexicano, demagogo por necesidades deambiente, no hace otra cosa que rectificar las conquistas tericas de la Revolucin,cediendo frente al avance del capitalismo y del clericalismo".[ 83 ]

    Frente a esta nueva coyuntura, el anarquismo tena poco que ofrecer. Estabaarrinconado por el avance de una represin implacable, combatido por el sindicalismo

    oficial, y enfrentado a las tendencias de una III Internacional en ascenso. Loslibertarios terminaron inmovilizados frente a una realidad plagada de nuevosdesafos. Los antiguos magonistas, junto a sus camaradas argentinos, compartieron ladeclinacin de sus respectivas influencias. Un lcido estudioso del anarquismo enHispanoamrica, Diego Abad de Santilln, resumi la atmsfera de fin de dcada enlos siguientes trminos:

    Hay problemas de accin, pero hay problemas de pensamiento y estudio. Losprimeros los podemos resolver con la fuerza del msculo, con la pasin y elentusiasmo, pero los segundos hay que vencerlos con el esfuerzo de lainteligencia, con la observacin y el estudio. Est muy bien que nos interesen

    los primeros, lo que no hay que hacer es olvidar o menospreciar los segundos.[84 ]

    Se cerraron as los aos veinte. Los libertarios mexicanos no pudieron siquieracapitalizar para su organizacin el "desmoronamiento" de la CROM. En laLa Protesta,la abundancia de notas e informaciones respecto de los antiguos magonistas no estuvoacompaada de una reflexin original sobre la suerte y perspectivas del movimientorevolucionario. Los libertarios mexicanos tampoco estaban en condiciones deprofundizar en aquello que Santilln denomin "los problemas de pensamiento". Lasreflexiones, cuando las hubo, estuvieron ms cargadas de entusiasmo que deobservacin y estudio. La originalidad en el pensamiento y la prctica de RicardoFlores Magn, no encontr continuidad en una dcada que, curiosamente, terminconsagrando y condenando al rango de "precursores", a quienes empearon susesfuerzos por dotar de verdadero contenido social los sucesos desencadenados en1910. El sorprendente flujo de informacin anarquista, sin generar debates, terminpor debilitarse como muestra de la crisis de la que ya no se recuperara elmovimiento libertario en ambos extremos de la Amrica Latina.

    [ 1 ] Vase I. Oved, El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina, Mxico, Siglo XXI, 1978.[ 2 ] Max Nettlau, Contribucin a la bibliografa anarquista en Amrica Latina, Buenos Aires, s. p. i.,1927, p. 10.[ 3 ]

    Diego Abad de Santilln, El movimiento anarquista argentino, Buenos Aires, Argonauta, 1922, p.32.[ 4 ]La Protesta, Buenos Aires, 1/6/1908 y 30/6/1908.[ 5 ]La Protesta, Buenos Aires, 13/6/1909. El comunicado fue firmado por S. Vidal, C. Garca, I.Salazar, C. Aramburo y A. Gonzlez.[ 6 ] Desde finales del siglo XIX, el anarquismo comenz a consolidar sus posiciones en el seno delmovimiento obrero argentino. Su creciente podero se hizo notorio cuando en 1905, en el marco delQuinto Congreso de la Federacin Obrera Regional Argentina (FORA), qued aprobada una mocin porla cual se adoptaba el comunismo anrquico como principio de accin poltica. Este triunfo de loslibertarios en los sindicatos, coincidi con una marcada exacerbacin de los conflictos obreros. Elpermanente estallido de huelgas masivas llev al Estado a activar diversos mecanismos represivos. As,en 1902 y 1910 se sancionaron la Ley de Residencia y la de Defensa Social, respectivamente, mediantelas cuales, adems de reprimir cualquier manifestacin anarquista, se legaliz un mecanismo de

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    12/03/13 Yankelevich, Pablo, Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en Mxico, 1906-1929 [artculo]

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    deportacin de militantes. Con la aplicacin de estas leyes se golpe duramente a la dirigenciaanarquista. Las tensas relaciones entre el Estado y el movimiento obrero alcanzaron su mximaexpresin en 1910. En aquel ao, y con motivo de las fiestas del Centenario, la agitacin obreraamenazaba hasta hacer peligrar la exhibicin de pompa y boato organizada por la elite dirigente. Elanarquismo program una huelga general para unos das antes de la conmemoracin del Centenario,como respuesta la represin fue brutal. La furia oficial destruy locales e imprentas anarquistas yencarcel a sus principales dirigentes. Como resultado de esta embestida el anarquismo fue debilitado.En la dcadas siguientes su presencia se diluy entre las nuevas campaas represivas y el surgimientode corrientes sindicalistas que terminaron por ganar liderazgo en la direccin del movimiento obreroargentino. Sobre la conflictiva relacin entre el Estado argentino y el movimiento obrero anarquista,particularmente en la coyuntura de 1910, vase J. Suriano,Anarquistas: cultura y poltica libertaria en

    Buenos Aires, 1890-1910, Buenos Aires, Manantial, c. 2001; E. Bilsky, La FORA y el movimiento obrero(1900-1910), Buenos Aires, C entro Editor de Amrica Latina, 1988; A. Lpez, La FORA en el movimientoobrero, Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina, 1987; y Diego Abad de Santilln, La FORA,ideologa y trayectoria, Buenos Aires, Proyeccin, 1971.[ 7 ] El mdico Juan Greaghe fue una figura destacada en las filas del anarquismo argentino. Militantedesde la dcada de 1880, fue fundador del peridico El Oprimido, y ms tarde mecenas de La Protesta.Viaj a Estados Unidos en 1911, permaneciendo hasta 1913. Aos ms tarde regres, para incorporarsea las huestes magonistas. En aquel pas falleci en 1920. Vase R. Falcn et al., "Obreros, artesanos,intelectuales y actividad poltico-sindical. Aproximacin biogrfica a un perfil de los primeros militantesdel movimiento obrero argentino", Estudios Sociales, Santa Fe (Argentina), n. 1, 2 o. semestre 1991.[ 8 ] Citado por C. Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano, Barcelona, Laia,1976, p. 141.[ 9 ]Ideas y Figuras, Buenos Aires, n. 75, 11/7/1912.

    [ 10 ] Sobre esta polmica y su manifestacin tanto en el campo del magonismo como en el seno delmovimiento obrero norteamericano, vase I. E. Cadenhead, "Flores Magn y el peridico The Appeal toReason, Historia Mexicana, Mxico, El Colegio de Mxico, n. 49, 1978; y Javier Torres Pars, Larevolucin sin frontera, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1990, captulos VII y VIII.[ 11 ]La Protesta, Buenos Aires, 5/8/1913.[ 12 ] El viaje de Gonzlez Pacheco tena a Espaa como destino final, pero atrado por las noticiasmexicanas, y despus de hacer una escala en La Habana, se dirigi a Mxico donde permaneci entrelos meses de julio y septiembre de 1913.[ 13 ]La Protesta, Buenos Aires, 8/10/1913.[ 14 ]La Protesta, Buenos Aires, 28/10/1913.[ 15 ]La Protesta, Buenos Aires, 15/8/1913. Para una aproximacin al estudio de la moral y la tica enel anarquismo argentino, vase D. Barrancos,Anarquismo, educacin y costumbres en la Argentina de

    principios de siglo, Buenos Aires, Contrapunto, 1990.[ 16 ]La Protesta, Buenos Aires, 28/10/1913.[ 17 ]La Protesta, Buenos Aires, 31/4/1914.[ 18 ]La Protesta, Buenos Aires, 31/4/1914.[ 19 ]La Protesta, Buenos Aires, 2/4/1914.[ 20 ]La Protesta, Buenos Aires, 4/4/1914.[ 21 ]La Protesta, Buenos Aires, 7/4/1914.[ 22 ]La Protesta, Buenos Aires, 16/4/1914.[ 23 ]La Protesta, Buenos Aires, 26/4/1914.[ 24 ]La Protesta, Buenos Aires, 26/4/1914.[ 25 ]La Protesta, Buenos Aires, 26/4/1914.[ 26 ] Vase P. Yankelevich, "Una mirada argentina de la Revolucin Mexicana. La gesta de ManuelUgarte, 1910-1917", Historia Mexicana, Mxico, El Colegio de Mxico, n. 176, abril-junio 1995.[ 27 ] Sobre la cuestin tnica en las filas del anarquismo argentino, vase R. Falcn, "Izquierdas,rgimen poltico, cuestin tnica y cuestin social en Argentina",Anuario, Rosario (Argentina),Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Humanidades, Escuela de Historia, n. 12, 1986-1987.[ 28 ]La Protesta, Buenos Aires, 29/4/1914.[ 29 ]La Protesta, Buenos Aires, 7/5/1914.[ 30 ]La Protesta, Buenos Aires, 7/5/1914.[ 31 ]La Protesta, Buenos Aires, 6/5/1914.

    http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf31http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf30http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf29http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf28http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf27http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf26http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf25http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf24http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf23http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf22http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf21http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf20http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf19http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf18http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf17http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf16http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf15http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf14http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf13http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf12http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf11http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf10http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf9http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf8http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc19/246.html#rnf7
  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    12/03/13 Yankelevich, Pablo, Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en Mxico, 1906-1929 [artculo]

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    [ 32 ]La Protesta, Buenos Aires, 6/5/1914.[ 33 ]La Protesta, Buenos Aires, 7/5/1914.[ 34 ]La Protesta, Buenos Aires, 12/5/1914.[ 35 ]La Protesta, Buenos Aires, 12/5/1914.[ 36 ]La Protesta, Buenos Aires, 13/5/1914.[ 37 ]La Protesta, Buenos Aires, 12 y 13/5/1914.[ 38 ]La Protesta, Buenos Aires, 14/5/1914.[ 39 ]

    La Protesta, Buenos Aires, 15/5/1914.[ 40 ]La Protesta, Buenos Aires, 15/5/1914.[ 41 ]La Protesta, Buenos Aires, 15/5/1914.[ 42 ]La Protesta, Buenos Aires, 15/5/1914.[ 43 ]La Protesta, Buenos Aires, 15/5/1914.[ 44 ]La Protesta, Buenos Aires, 16/5/1914.[ 45 ]La Protesta, Buenos Aires, 16/5/1914.[ 46 ]La Protesta, Buenos Aires, 16/5/1914.[ 47 ]La Protesta, Buenos Aires, 13/6/1914.[ 48 ]La Protesta, Buenos Aires, 15/6/1914.

    [ 49 ]La Protesta, Buenos Aires, 22/5/1914.[ 50 ]La Protesta, Buenos Aires, 13/6/1914.[ 51 ]Tiempos Nuevos, Montevideo, 14/8/1914.[ 52 ]La Protesta, Buenos Aires, 13/6/1914.[ 53 ]La Protesta, Buenos Aires, 17/10/1915.[ 54 ] A partir de 1910 se asiste a un crecimiento de las tendencias sindicalistas en el movimiento obreroargentino. En 1915, en el noveno congreso de la FORA, esta organizacin se dividi en dos facciones: lasindicalista y la anarquista. La primera pas a controlar la organizacin, liderando la llamada FORA IX,porque en el noveno congreso se repudi el comunismo anrquico. Entre tanto, los anarquistas sedenominaron FORA V, en referencia al congreso de 1905. Desde entonces, los libertarios argentinosvieron disminuir su influencia, frente a una FORA IX sindicalista y apoltica que hegemoniz elmovimiento obrero hasta 1922. A partir de esa fecha las disputas entre sindicalistas, socialistas ycomunistas, cada uno con sus respectivas federaciones, ocuparon el centro de las polmicas en torno ala organizacin de los trabajadores hasta que en 1930 qued constituida la Confederacin General delTrabajo (CGT), donde integrantes de aquellas tendencias asumieron una posicin unitaria. Sobre elderrotero de las organizaciones obreras en la dcada del veinte, vase David Rock, El radicalismoargentino, Buenos Aires, Amorrortu, 1975.[ 55 ]La Protesta, Buenos Aires, 25/12/1922.[ 56 ] El texto fue escrito con motivo del segundo aniversario de la muerte de Ricardo Flores Magn. Supublicacin, en 1925, corri a cargo del Grupo Cultural Ricardo Flores Magn de Mxico. Dicho grupo,comandado por Nicols Bernal, aspiraba a convertirse en un centro editorial de propaganda anarquistaen los pases de habla hispana, complementando el esfuerzo de La Protesta en Buenos Aires. As nacila Editorial Ricardo Flores Magn, responsable de la edicin de una coleccin de textos, inaugurada en1925 con la publicacin de una biografa de Bakunin, escrita por Max Nettlau.[ 57 ]La Protesta, Buenos Aires, 18/1/1924.[ 58 ]La Protesta, Buenos Aires, 14/6/1925.[ 59 ]La Protesta, Buenos Aires, 3/8/1926. El anarquista Julio Daz, en un artculo publicado en tresentregas, y que firm desde Costa Rica, pas revista los conflictos que, desde el siglo XIX,caracterizaron la relacin entre el Estado y la Iglesia en Mxico. El texto resulta sugerente, toda vez quepretendiendo desligarse de la llamada "cuestin religiosa", por ser "un pleito de Estado" que como talresulta incidental; el autor ubica el problema en la dimensin de un libertario: "es la creencia en Dios yel espritu religioso lo que hay que atacar, aunque esa religin se practique en la casa y a puertascerradas, y aunque ese dios represente, como el de Tolstoi, el dios de la bondad y de la justicia". Apartir de ah, Daz somete a una severa crtica la prctica libertaria entre sus camaradas de Mxico,indicando la inexistencia de una poltica hacia la mujer, principal sostenedora de la religiosidad familiar,para luego analizar las conductas contradictorias de militantes obreros cegetistas con fuertesconvicciones religiosas. (La Protesta, Buenos Aires, 26/11/1926.)[ 60 ] Vase P. Funes, "Pensando Amrica Latina en la dcada del veinte", en P. Funes (comp.),Amrica

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  • 7/29/2019 Yankelevich, Pablo, Los Magonistas en La Protesta

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    12/03/13 Yankelevich, Pablo, Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en Mxico, 1906-1929 [artculo]

    Latina. Planteos, preguntas, problemas, Buenos Aires, M. lvarez, 1992, p. 101-115.[ 61 ]La Protesta, Buenos Aires, 4/12/1926.[ 62 ]La Protesta, Buenos Aires, 1/1/1927.[ 63 ]La Protesta, Buenos Aires, 11/1/1927.[ 64 ]La Protesta, Buenos Aires, 4/4/1924.[ 65 ]La Protesta, Buenos Aires, 31/8/1924. Al respecto, vase J. Tamayo, La clase obrera en la historiade Mxico. En el interinato Adolfo de la Huerta y el gobierno de lvaro Obregn, 1920-1924, Mxico,Siglo XXI, 1987, captulo III.

    [ 66 ]La Protesta, Buenos Aires, 31/7/1925.[ 67 ]La Protesta, Buenos Aires, 6/7/1924.[ 68 ]La Protesta, Buenos Aires, 19/3/1924 y 1/1/1925.[ 69 ]La Protesta, Buenos Aires, 17/6/1924.[ 70 ]La Protesta, Buenos Aires, 9/7/1925.[ 71 ]La Protesta, Buenos Aires, 27/9/1927.[ 72 ]La Protesta, Buenos Aires, 29/5/1927.[ 73 ]La Protesta, Buenos Aires, 2/10/1927.[ 74 ]La Protesta, Buenos Aires, 4/4/1929, 10/4/1929 y 14/5/1929.[ 75 ]La Protesta, Buenos Aires, 14/7/1924.[ 76 ] En relacin con la participacin de Valads en la militancia obrero-campesina, cristalizada en elcongreso campesino de 1925, vase Jos C. Valads, Memorias de un joven rebelde, Mxico,Universidad Autnoma de Sinaloa, 1986, captulo XXXIII.[ 77 ] Jos C . Valads, "El concepto de la historia agrarismo tradicional?", La Protesta, SuplementoQuincenal, n. 259, 15/3/1927, p. 61 y 62.[ 78 ] En La Protesta, Suplemento Quincenal, Buenos Aires, n. 288, 19/7/1928.[ 79 ] Jos C. Valads, "Francisco Severo Maldonado, apuntes para su vida e ideas", La Protesta,Suplemento Quincenal, Buenos Aires, n. 276, 20/1/1928, p. 38.[ 80 ] Jos C. Valads, "Sobre un tratado de prejuicios e idolatras", Revista nica, Buenos Aires, LaProtesta, enero de 1928, p. 15.[ 81 ]La Protesta, Buenos Aires, 17/2/1927.

    [ 82 ]La Protesta, Buenos Aires, 16/1/1929, 10/5/1929 y 26/5/1929.[ 83 ]La Protesta, Buenos Aires, 23/6/1929.[ 84 ] Diego Abad de Santilln, "El movimiento anarquista presente en su aspecto intelectual", LaProtesta, Suplemento Quincenal, Buenos Aires, n.