la protesta humana_12

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BUENA LECCIÓN La comisión de presupuesto de la cá- mara de diputados ha formulado, á la chita callando, por supuesto, á fin de no armar cotarro, un despacho en lo que se refiere al sueldo del presidente, vice y ministros, aconsejando un aumento bastante apreciable y del cual también participarán los miembros de la supre- ma corte y demás personal del poder judicial. Los datos señalan para el presidente un sueldo mensual de seis mil pesos, tres mil quinientos para el vice y dos mil quinientos para los ministros. Los miembros de la corte se equiparan en el sueldo á estos últimos. En seguida se hace un aumento nota- ble—el doble casi—en la retribución de los camaristas, jueces federales y de primera instancia de la capital.— (El Diario, 19 de Octubre.) Hasta aquí la cosa, salvo esta agra- vación del presupuesto que recaerá so- bre el pueblo esquilmado, no tiene nada de extraño. Pero el periódico del cual tomamos estos datos nos dá otros que se prestan á serias meditaciones. La constitución prohibe que se mo- difiquen los sueldos de estos funciona- rios mientras desempeñen sus funcio nes, de modo que, solo cuando se va a elegir presidente son posibles esas mo- dificaciones. Y ¡claro! ¿quiénes más interesados en que se apruebe esta agravación del presupuesto que los futuros elegidos? Pero como su honrada y desintere- sada seriedad de salvadores del país no les permitía trabajar públicamente, han trabajado, ó hecho trabajar bajo cuerda, para que el aumento de sueldos fuera un hecho y quedaran á salvo las apa-'; riencias. Las cosas, sin embargo, han trascen- dido al público y el citado periódico señala algunas arbitrariedades legales que nos demuestran la poca escrupu- losidad de la Suprema Corte que es la que ha tomado la iniciativa ante el Eje- cutivo y el Congreso. Hoy por tí mañana por mí, se apo- yan á las mil maravillas estos señores importándoles un bledo que el país aca- be por arruinarse. Cuando un obrero pide al patrono un mezquino aumento en su salario el patrono le dá con la puerta en las na- rices, seguro de que es él el único que debe fijar los salarios y de que si sus obreros se rebelan hay la fuerza pública para hacerles entrar en razón. Pero en las altas esteras guberna- mentales sucede aquello de «soy Juan Palomo y yo me lo guizo y yo me lo como » y no hay patrono que les dé con la puerta en las narices. Por el mango tienen la sartén y gui- san sueldos á la perfección. Esta desfachatez, á la que se le dá una apariencia de legalidad, pero que encubre la más descarnada ambición, revela muy á las claras que clase de hombres públicos rigen los destinos de la patria...langosteada por arriba por abajo y por todas partes. He aquí los hombres que un sufragio, amasijo de intrigas y concupiscencias, eleva á guardianes de una ley mentiro- sa que pretende ser la dispensadora de la igualdad. He aquí para que vota un pueblo al que en el taller y en el campo se le nie- ga el derecho—en la práctica, teórica- mente se le concede... por escrito, para más irrisión—de lijar por sí mismo, como único que puede avalorarlo, el va- lor que debiera darse á su labor diaria, El capitalista puede fijar al gobierno el valor de la renta que quiere percibir por el préstamo de sus capitales. El comerciante puede Jijar en el mer- cado el valor que quiere percibir por las mercancías que previamente ha acapa- rado á este efecto. El industrial, tasando la mano de obra, fija de nuevo el valor de venta á sus productos. Los funcionarios públicos trabajando solapadamente, á cambio de permitir to- dos estos privilegios una vez en el ejer- cicio de sus funciones, logran también fijarse sus pingues sueldos. Solo al obrero, al último mono, no le es dable decir al patrono; mi trabajo va- le tanto. Tiene que recurrirá la huelga para imponerlo y en este caso el poder del funcionario, del industrial, del co- merciante y del capitalista cae sobre él como losa de plomo que lo aplasta, cuando las bayonetas del esclavo unifor- mado no le agujerean el pecho. Esta monstruosa desigualdad evi- dentísima, á la que pone el inri la ley, no quieren reconocerla los economis- tos burgueses empeñados en sostener con mil sofismas este irritante estado de cosas. Y el pueblo, este Job secular, conti- núa no obstante empeñado en elevar al candelero á los que impunemente se burlan de sus credulidades de niño, y de nuevo estamos próximos á con- templar la farsa de un sufragio que da fuerza legal á estas desigualdades. En su infantil ignorancia cree poder cambiar este nefasto estado de cosas cambiando los hombres-gobernantes. Hora sería ya de que se convencie- ra de que por este camino no va á ningún puerto de salvación ni de eman- cipación económica. Un medio tiene al alcance de sus ma- nos si quisiera distraerse un poco de las lucrativas payasadas de sus amos y señores. Organizarse en sociedades de resis- tencia los oficios que no lo estuvieran, vigorizar las existentes, federarlas y proclamar la huelga general á la menor ocasión propicia que se le presentara. Bastaríale unirse en este propósito y se dispusiera á defender este derecho na- tural, aún á trueque de su vida en cambio, para que las cosas cambiaran totalmente de aspecto. Y mientras esta unión del proletaria- do no sea un hecho, mientras continúe prestando oídos á las sirenas de la po- lítica, mientras continúe embrutecién- dose en diversiones insulsas y no es- tudie directamente, por sí mismo, el modo de salir de su esclavitud econó- mica, no habrá igualdad económica po- sible que le permita vivir como hombre y no como esclavo de sus gobernantes y de sus patronos. Hay que unirse para derribar esto; urge que aunemos todos los esfuerzos para lograrlo. Con dosis de voluntad consciente puede obtenerse esta unión Dispersos seremos siempre la presa de estos señores que no titubean en au- mentar sus ganancias á costa de nues- tros sudores. El porvenir es de igualdad y justi- cia con esta unión. ¿Nos uniremos al fin y al cabo? URANIA. (Reflexiones á ===== ===== vuela pluma (CONCLUSIÓN) Cánovas del Castillo, el ilustre asesino, el sabio tirano y opresor fue derribado, no por un criminal sin conciencia, sino por un nombro de corazón asaz sensible para in- terpretar los sufrimientos de un pueblo. Angiolillo ha hecho un servicio á la huma- nidad al suprimir tan perniciosa existencia y otro á la causa de la libertad y eman- cipación, que es la causa de la humanidad escarnecida. La posición elevada que en el campo bur- gués ocupaba el mil veces execrable Cáno- vas, hizo que con su muerte se operara poco menos que una revolución en el sistema planetario, y hasta parece que los cimien- tos del Universo se estremecieran; (en la suposición de que el Universo tenga ci- mientos). Momentos hubo en que nos figu- rábamos ver como el Sol se oscurecía y el planeta danzaba como peonza en manos infantiles. No hubo papelucho burgués ni escribidor de á tanto por línea que, pluma en ristre, no se lanzara al palenque en de- fensa de sus carísimos adláteres, con su correspondiente apéndice de leyes y privi- legios. ¡Qué chaparrón de epítetos á cual más hiriente y mordaz, nos cayó á los detensores de la libertad! Lo cual vino á afirmarnos más en la creencia de que los tales preconizadores del sistema opresor y despótico, son unos lenguaraces imbé- ciles. Era un espectáculo digno de verse el de las muecas, pucheros y contorsiones, la- grimeos, sofocaciones, respiración conte- nida por la emoción; responsos, misas, discursos; respetables varones de espesa melena y luengas barbas enlazando las ma- nos con su acompañamiento correspondien- te de ojos en blanco y suspiros; en fin, toda una serie de desahogos de mujerzuela por un lado, y de mansedumbre hipócrita de beata por el otro. Cualquiera diría, al escu- char algarabía tan infernal por la muerte de un pillo tan redomado como no puede nadie imaginárselo, que la humanidad ha- bía sido siempre una balsa de aceite; que jamas se había matado una mosca y que todai las ideas, todos los adelantos y to- dos los progresos de las ciencias habían penetrado en la sociedad por arte de bir- libirloque, esto es, sin que nada ni nadie se hubiera opuesto al desarrollo y propa- ganda de una idea ó sistema. Dicen todos esos escritorzuelos con pre- tensiones de sabios, que de ninguna manera puede ser buena una doctrina que registra en sus anales hechos como los de Pallas, Vaillant, Caserío, Angiolillo, etc., de donde infieren que el anarquismo es rematada- mente pésimo, salvaje, feroz, y que es la destrucción, el crimen y el retroceso á la barbarie. Afora bien; si esos cerebros aborregados sostíenen á grito pelado que la anarquía es mala porque diez, veinte, cien ó mil se rebelen abiertamente contra un orden de cosas que no todos los temperamentos se hallau dispuestos á aceptar en igual for- ma; (porque es bien sabido que dada la diversidad de caracteres, una misma cosa es susceptible de causar impresiones dis- tintas, según que ciertas facultades esen- ciales del individuo se hallen más ó menos desarrolladas, atrofiadas ó hipertrofiadas, capaces de admitir ó rechazar impresiones múltiples y variadas); si los tunantes filó- sofos de nuevo cuño pagados por la bur- guesía sostienen,—repetimos,—que la filo- sofía anárquica es un verdadero adefesio Porque en su nombre se ejecutan esos echos aislados que la misma sociedad pro- voca con sus arbitrariedades, ¿sostendrán que son buenos sus diferentes sistemas de gobierno, sus sectas religiosas, etc., que á título de panacea universal nos proponen uno y otro día? ¿Cómo se disgregó el feu- dalismo para convertirse en sistema de gobierno autocrático, y este en constitu- cional, monárquico, republicano, etc.? ¿Cuántas víctimas cuestan los centenares de absurdos que, con el nombre de religión cristiana, mahometana ó budhista, etc., han pretendido imponerse á la humanidad ignorante? ¿Cuántos lagos de sangre cues- tan á la familia humana las luchas empe- ñadas siempre por el capricho, por la ambición o por la vanidad de uu número determinado de individuos? Cada hombre elaboró, allá en lo más abstruso de su cerebro, un Dios para su servicio particular, y en nombre de él se consideró autorizado para escarnecer, vili- pendiar y cometer toda suerte de incalifi- cables atropellos con el resto de los demás hombres; cada individuo dio nuevos giros á la política, formó partidos acaudillados por él y con el pretexto de reivindicar de- rechos los lanzó á la pelea como manadas de carneros; asesinó, incendió, voló pue- blos enteros, sació su voraz apetito y se quedó tan fresco como si tal cosa: lo que sus secuaces perdieron de tranquilidad y de sangre lo ganó él de riquezas, honores y consideración social, pues ahora como todos se prosternan á sus plantas como mansos corderitos, se descubren en su presencia y se quedan con la boca abierta cuando ven al héroe de tantas proezas. Y para todos estos crímenes y otros mu- chos que omitimos por no hacer larga la lista, siempre encuentran justificativos y atenuantes esos miserables tránsfugas del pensamiento, esos sicarios de todo lo que representa justicia y libertad; plumas é in- teligencias puestas al servicio del estóma- go y dispuestas á halagar todas las ridicu- leces y pasiones de aquel que mejor pague; pero es inútil todo aspaviento extemporáneo, toda gritería y toda retórica y filosofía de ocasión: las corrientes avasalladoras de las ideas no se detienen con la fuerza ni con la calumnia. Harto sabe el obrero que la palabrería hueca ó insulsa de que hace gala la burguesía y sus panegiristas no tiene otro objeto que ofuscarle y embrute- cerle haciéndole creer en la sinceridad y buena fe de los que le gobiernan y explo- tan; harto sabe también cuales son los medios de que debe echar mano para ha- cer valer sus derechos. Y cuando sus quejidos no son escucha- dos, cuando pide, no comidas suculentas ni fausto deslumbrador para su persona sino pan, simplemente pan para mitigar el hambre de sus hijos; cuando reclama los derechos de que tanto se alardea en la moderna sociedad y se le niegan; cuando se le acosa por todas partes y se le aco- rrala como á perro hidrófobo y se le ani- quila sin compasión, lo más natural es que se defienda con las mismas armas que em- plean sus victimarios; y no solamente es lo más natural y lógico sino que también es su deber más sagrado, porque solamen- te así podrá llegar á la meta de sus nobles aspiraciones. La paciencia humana tiene sus límites y no impunemente se juega con la dignidad y con los sentimientos de los hombres. Los sufrimientos, las injusticias, las per- secuciones, las miserias, en fin, que nos brinda la sociedad en su organización ac- tual, engendran en el corazón del hombre sentimientos y en su cerebro ideas cuya influencia, benéfica ó funesta, no pueden evitar las leyes inquisitoriales y mucho menos las mistificaciones de que hace uso la burguesía cuando alguno de sus cam- peones cae bajo el brazo vengador de un hombre que asume la representación de los débiles. La sociedad actual tilda de asesi- nos á los Augiolillo; la venidera les cali- ficará de mártires de una idea de redención, porque ellos contribuyeron á preparar el camino de la felicidad humana, derribando de sus tronos á los verdaderos asesinos de los pueblos, elevados á la categoría de dioses por la ignorancia de embrutecidas masas, ellos fueron quienes iniciaron la lu cha titánica que, como secuela forzosa, ha de traer en no lejanos tiempos el estrepi- toso derrumbamiento y evaporación de cuantas inmundicias encierra el organismo social. La convicción de que los actos del hombre son inspirados por la razón, conserva en su espíritu esa constancia de ánimo, esa ecua- nimidad que tarde ó temprano ha de propor- cionarle el triunfo. Nuestro deber es, cuales- quiera que sea nuestra condición y posición en la sociedad, luchar por la libertad y eman- cipación á fin de apresurar en lo posible los acontecimientos que han de tener por corolario la regeneración social. No hemos nacido para tener nuestro pensamiento y nuestra idea subyugada por quien no tie- ne más título para arrogarse esta facultad, que su fuerza y lo ignorancia de las masas; seamos libres, comenzando por la emisión del pensamiento y terminando por la rea- lización de la idea. Altair.

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publicación anarquista Buenos Aires, 1897

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Page 1: La Protesta Humana_12

BUENA LECCIÓN

La comisión de presupuesto de la cá-mara de diputados ha formulado, á lachita callando, por supuesto, á fin de noarmar cotarro, un despacho en lo quese refiere al sueldo del presidente, vicey ministros, aconsejando un aumentobastante apreciable y del cual tambiénparticiparán los miembros de la supre-ma corte y demás personal del poderjudicial.

Los datos señalan para el presidenteun sueldo mensual de seis mil pesos,tres mil quinientos para el vice y dosmil quinientos para los ministros. Losmiembros de la corte se equiparan enel sueldo á estos últimos.

En seguida se hace un aumento nota-ble—el doble casi—en la retribución delos camaristas, jueces federales y deprimera instancia de la capital.— (ElDiario, 19 de Octubre.)

Hasta aquí la cosa, salvo esta agra-vación del presupuesto que recaerá so-bre el pueblo esquilmado, no tiene nadade extraño. Pero el periódico del cualtomamos estos datos nos dá otros quese prestan á serias meditaciones.

La constitución prohibe que se mo-difiquen los sueldos de estos funciona-rios mientras desempeñen sus funciones, de modo que, solo cuando se va aelegir presidente son posibles esas mo-dificaciones.

Y ¡claro! ¿quiénes más interesados enque se apruebe esta agravación delpresupuesto que los futuros elegidos?

Pero como su honrada y desintere-sada seriedad de salvadores del país noles permitía trabajar públicamente, hantrabajado, ó hecho trabajar bajo cuerda,para que el aumento de sueldos fueraun hecho y quedaran á salvo las apa-';riencias.

Las cosas, sin embargo, han trascen-dido al público y el citado periódicoseñala algunas arbitrariedades legalesque nos demuestran la poca escrupu-losidad de la Suprema Corte que es laque ha tomado la iniciativa ante el Eje-cutivo y el Congreso.

Hoy por tí mañana por mí, se apo-yan á las mil maravillas estos señoresimportándoles un bledo que el país aca-be por arruinarse.

Cuando un obrero pide al patronoun mezquino aumento en su salario elpatrono le dá con la puerta en las na-rices, seguro de que es él el único quedebe fijar los salarios y de que si susobreros se rebelan hay la fuerza públicapara hacerles entrar en razón.

Pero en las altas esteras guberna-mentales sucede aquello de «soy JuanPalomo y yo me lo guizo y yo me locomo » y no hay patrono que les dé conla puerta en las narices.

Por el mango tienen la sartén y gui-san sueldos á la perfección.

Esta desfachatez, á la que se le dáuna apariencia de legalidad, pero queencubre la más descarnada ambición,revela muy á las claras que clase dehombres públicos rigen los destinos dela patria...langosteada por arriba porabajo y por todas partes.

He aquí los hombres que un sufragio,amasijo de intrigas y concupiscencias,eleva á guardianes de una ley mentiro-sa que pretende ser la dispensadora dela igualdad.

He aquí para que vota un pueblo alque en el taller y en el campo se le nie-ga el derecho—en la práctica, teórica-mente se le concede... por escrito,para más irrisión—de lijar por sí mismo,como único que puede avalorarlo, el va-lor que debiera darse á su labor diaria,

El capitalista puede fijar al gobiernoel valor de la renta que quiere percibirpor el préstamo de sus capitales.

El comerciante puede Jijar en el mer-

cado el valor que quiere percibir por lasmercancías que previamente ha acapa-rado á este efecto.

El industrial, tasando la mano deobra, fija de nuevo el valor de venta ásus productos.

Los funcionarios públicos trabajandosolapadamente, á cambio de permitir to-dos estos privilegios una vez en el ejer-cicio de sus funciones, logran tambiénfijarse sus pingues sueldos.

Solo al obrero, al último mono, no lees dable decir al patrono; mi trabajo va-le tanto. Tiene que recurrirá la huelgapara imponerlo y en este caso el poderdel funcionario, del industrial, del co-merciante y del capitalista cae sobre élcomo losa de plomo que lo aplasta,cuando las bayonetas del esclavo unifor-mado no le agujerean el pecho.

Esta monstruosa desigualdad evi-dentísima, á la que pone el inri la ley,no quieren reconocerla los economis-tos burgueses empeñados en sostenercon mil sofismas este irritante estadode cosas.

Y el pueblo, este Job secular, conti-núa no obstante empeñado en elevaral candelero á los que impunementese burlan de sus credulidades de niño,y de nuevo estamos próximos á con-templar la farsa de un sufragio que dafuerza legal á estas desigualdades.

En su infantil ignorancia cree podercambiar este nefasto estado de cosascambiando los hombres-gobernantes.

Hora sería ya de que se convencie-ra de que por este camino no va áningún puerto de salvación ni de eman-cipación económica.

Un medio tiene al alcance de sus ma-nos si quisiera distraerse un poco delas lucrativas payasadas de sus amosy señores.

Organizarse en sociedades de resis-tencia los oficios que no lo estuvieran,vigorizar las existentes, federarlas yproclamar la huelga general á la menorocasión propicia que se le presentara.Bastaríale unirse en este propósito y sedispusiera á defender este derecho na-tural, aún á trueque de su vida encambio, para que las cosas cambiarantotalmente de aspecto.

Y mientras esta unión del proletaria-do no sea un hecho, mientras continúeprestando oídos á las sirenas de la po-lítica, mientras continúe embrutecién-dose en diversiones insulsas y no es-tudie directamente, por sí mismo, elmodo de salir de su esclavitud econó-mica, no habrá igualdad económica po-sible que le permita vivir como hombrey no como esclavo de sus gobernantesy de sus patronos.

Hay que unirse para derribar esto;urge que aunemos todos los esfuerzospara lograrlo. Con dosis de voluntadconsciente puede obtenerse esta uniónDispersos seremos siempre la presa deestos señores que no titubean en au-mentar sus ganancias á costa de nues-tros sudores.

El porvenir es de igualdad y justi-cia con esta unión.

¿Nos uniremos al fin y al cabo?

URANIA.

(Reflexiones á ========== vuela pluma

(CONCLUSIÓN)

Cánovas del Castillo, el ilustre asesino,el sabio tirano y opresor fue derribado, nopor un criminal sin conciencia, sino por unnombro de corazón asaz sensible para in-terpretar los sufrimientos de un pueblo.Angiolillo ha hecho un servicio á la huma-nidad al suprimir tan perniciosa existenciay otro á la causa de la libertad y eman-cipación, que es la causa de la humanidadescarnecida.

La posición elevada que en el campo bur-gués ocupaba el mil veces execrable Cáno-vas, hizo que con su muerte se operara pocomenos que una revolución en el sistemaplanetario, y hasta parece que los cimien-tos del Universo se estremecieran; (en lasuposición de que el Universo tenga ci-mientos). Momentos hubo en que nos figu-rábamos ver como el Sol se oscurecía yel planeta danzaba como peonza en manosinfantiles. No hubo papelucho burgués niescribidor de á tanto por línea que, plumaen ristre, no se lanzara al palenque en de-fensa de sus carísimos adláteres, con sucorrespondiente apéndice de leyes y privi-legios. ¡Qué chaparrón de epítetos á cualmás hiriente y mordaz, nos cayó á losdetensores de la libertad! Lo cual vino áafirmarnos más en la creencia de que lostales preconizadores del sistema opresory despótico, son unos lenguaraces imbé-ciles.

Era un espectáculo digno de verse el delas muecas, pucheros y contorsiones, la-grimeos, sofocaciones, respiración conte-nida por la emoción; responsos, misas,discursos; respetables varones de espesamelena y luengas barbas enlazando las ma-nos con su acompañamiento correspondien-te de ojos en blanco y suspiros; en fin, todauna serie de desahogos de mujerzuela porun lado, y de mansedumbre hipócrita debeata por el otro. Cualquiera diría, al escu-char algarabía tan infernal por la muertede un pillo tan redomado como no puedenadie imaginárselo, que la humanidad ha-bía sido siempre una balsa de aceite; que

jamas se había matado una mosca y quetodai las ideas, todos los adelantos y to-dos los progresos de las ciencias habíanpenetrado en la sociedad por arte de bir-libirloque, esto es, sin que nada ni nadiese hubiera opuesto al desarrollo y propa-ganda de una idea ó sistema.

Dicen todos esos escritorzuelos con pre-tensiones de sabios, que de ninguna manerapuede ser buena una doctrina que registraen sus anales hechos como los de Pallas,Vaillant, Caserío, Angiolillo, etc., de dondeinfieren que el anarquismo es rematada-mente pésimo, salvaje, feroz, y que es ladestrucción, el crimen y el retroceso á labarbarie.

Afora bien; si esos cerebros aborregadossostíenen á grito pelado que la anarquía esmala porque diez, veinte, cien ó mil serebelen abiertamente contra un orden decosas que no todos los temperamentos sehallau dispuestos á aceptar en igual for-ma; (porque es bien sabido que dada ladiversidad de caracteres, una misma cosaes susceptible de causar impresiones dis-tintas, según que ciertas facultades esen-ciales del individuo se hallen más ó menosdesarrolladas, atrofiadas ó hipertrofiadas,capaces de admitir ó rechazar impresionesmúltiples y variadas); si los tunantes filó-sofos de nuevo cuño pagados por la bur-guesía sostienen,—repetimos,—que la filo-sofía anárquica es un verdadero adefesio

Porque en su nombre se ejecutan esosechos aislados que la misma sociedad pro-

voca con sus arbitrariedades, ¿sostendránque son buenos sus diferentes sistemas degobierno, sus sectas religiosas, etc., que átítulo de panacea universal nos proponenuno y otro día? ¿Cómo se disgregó el feu-dalismo para convertirse en sistema degobierno autocrático, y este en constitu-cional, monárquico, republicano, etc.?

¿Cuántas víctimas cuestan los centenaresde absurdos que, con el nombre de religióncristiana, mahometana ó budhista, etc.,han pretendido imponerse á la humanidadignorante? ¿Cuántos lagos de sangre cues-tan á la familia humana las luchas empe-ñadas siempre por el capricho, por laambición o por la vanidad de uu númerodeterminado de individuos?

Cada hombre elaboró, allá en lo másabstruso de su cerebro, un Dios para suservicio particular, y en nombre de él seconsideró autorizado para escarnecer, vili-pendiar y cometer toda suerte de incalifi-cables atropellos con el resto de los demáshombres; cada individuo dio nuevos girosá la política, formó partidos acaudillados

por él y con el pretexto de reivindicar de-rechos los lanzó á la pelea como manadasde carneros; asesinó, incendió, voló pue-blos enteros, sació su voraz apetito y sequedó tan fresco como si tal cosa: lo quesus secuaces perdieron de tranquilidad yde sangre lo ganó él de riquezas, honoresy consideración social, pues ahora vé comotodos se prosternan á sus plantas comomansos corderitos, se descubren en supresencia y se quedan con la boca abiertacuando ven al héroe de tantas proezas.

Y para todos estos crímenes y otros mu-chos que omitimos por no hacer larga lalista, siempre encuentran justificativos yatenuantes esos miserables tránsfugas delpensamiento, esos sicarios de todo lo querepresenta justicia y libertad; plumas é in-teligencias puestas al servicio del estóma-go y dispuestas á halagar todas las ridicu-leces y pasiones de aquel que mejor pague;pero es inútil todo aspaviento extemporáneo,toda gritería y toda retórica y filosofía deocasión: las corrientes avasalladoras de lasideas no se detienen con la fuerza ni conla calumnia. Harto sabe el obrero que lapalabrería hueca ó insulsa de que hacegala la burguesía y sus panegiristas notiene otro objeto que ofuscarle y embrute-cerle haciéndole creer en la sinceridad ybuena fe de los que le gobiernan y explo-tan; harto sabe también cuales son losmedios de que debe echar mano para ha-cer valer sus derechos.

Y cuando sus quejidos no son escucha-dos, cuando pide, no comidas suculentasni fausto deslumbrador para su personasino pan, simplemente pan para mitigar elhambre de sus hijos; cuando reclama losderechos de que tanto se alardea en lamoderna sociedad y se le niegan; cuandose le acosa por todas partes y se le aco-rrala como á perro hidrófobo y se le ani-quila sin compasión, lo más natural es quese defienda con las mismas armas que em-plean sus victimarios; y no solamente eslo más natural y lógico sino que tambiénes su deber más sagrado, porque solamen-te así podrá llegar á la meta de sus noblesaspiraciones.

La paciencia humana tiene sus límites yno impunemente se juega con la dignidady con los sentimientos de los hombres.Los sufrimientos, las injusticias, las per-secuciones, las miserias, en fin, que nosbrinda la sociedad en su organización ac-tual, engendran en el corazón del hombresentimientos y en su cerebro ideas cuyainfluencia, benéfica ó funesta, no puedenevitar las leyes inquisitoriales y muchomenos las mistificaciones de que hace usola burguesía cuando alguno de sus cam-peones cae bajo el brazo vengador de unhombre que asume la representación de losdébiles. La sociedad actual tilda de asesi-nos á los Augiolillo; la venidera les cali-ficará de mártires de una idea de redención,porque ellos contribuyeron á preparar elcamino de la felicidad humana, derribandode sus tronos á los verdaderos asesinos delos pueblos, elevados á la categoría dedioses por la ignorancia de embrutecidasmasas, ellos fueron quienes iniciaron la lucha titánica que, como secuela forzosa, hade traer en no lejanos tiempos el estrepi-toso derrumbamiento y evaporación decuantas inmundicias encierra el organismosocial.

La convicción de que los actos del hombreson inspirados por la razón, conserva en suespíritu esa constancia de ánimo, esa ecua-nimidad que tarde ó temprano ha de propor-cionarle el triunfo. Nuestro deber es, cuales-quiera que sea nuestra condición y posiciónen la sociedad, luchar por la libertad y eman-cipación á fin de apresurar en lo posiblelos acontecimientos que han de tener porcorolario la regeneración social. No hemosnacido para tener nuestro pensamiento ynuestra idea subyugada por quien no tie-ne más título para arrogarse esta facultad,que su fuerza y lo ignorancia de las masas;seamos libres, comenzando por la emisióndel pensamiento y terminando por la rea-lización de la idea.

Altair.

Page 2: La Protesta Humana_12

Ciencia y religiónUno de los más bellos títulos de gloria del espíritu

contemporáneo es, sin duda alguna, el de pasar todaslas ideas recbidas por la criba de la critica. Estasideas, frutos de la ignorancia de nuestros abuelos,nos han sido trasmitidas por intermediarios igno-rantes, cómo si fueran reliquias sagradas. Los astutosde todas las épocas han hecho de ellas un terribleinstrumento de explotación popular y esclavitudgeneral.

Tiempo es ya de rasgar el velo que cubre nuestravista. Es necesario que la máscara caiga. Es necesa-rio que, de hoy en adelante, sea la verdad la queguie nuestros inciertos pasos. Es necesario arran-carnos de las tinieblas del error y de las perplejida-des angustiosas de la duda.

Esta necesidad se impone á los espíritus; mediana-mente cultivados de nuestra época.

Obedeciendo á esta necesidad, la ciencia, terriblerebelde armado del examen y de la experimentación,derriba los ídolos, abale los falsos dioses del pasadoy abre las tumbas que engullirán todos estos insen-satos productos de nuestra imaginación.

Obedeciendo a este instinto de lo verdadero ellamultiplica sus descubrimientos, espanto terrible delos creyentes, pero consuelo y esperanza de los quesuspiran por la realidad. En efecto, la ciencia es laenemiga encarnizada de la fe:

La Fé exagera la importancia de nuestro planeta yla de la personalidad humana, y encierra el espacioen estrechos limites; la astronomía, al contrario, nosprueba lo infinito de la naturaleza, la pluralidad demundos y la insignificante pequenez del hombre.

La Biblia señala á la tierra la edad de seis milaños; la Geología, después de pacientes investiga-ciones, prueba hasta la evidencia la existencia demillones de siglos de nuestro globo.

Las Escrituras nos enseñan que la aparición delhombre data solamente del momento en que el glo-bo alcanzó la actual conformación; la Paleontologíademuestra su existencia fósil con argumentos irre-futables.

La Fé nos enseña que la materia fue creada y quese destruirá; llega, al propio tiempo, á afirmarnos queel cuerpo de los condenados quemará eternamentesin consumirse y que el (Je los elegidos gozará detodas las delicias sin usarse; la Química al contrario,nos prueba perentoriamente que la materia ni secrea ni se destruye, y que toda función implicadesgaste, ó mejor dicho, transformación de un es-tado á otro.

La Fé dice que la materia es inerte y busca unafuerza, el alma, préstamo de la divinidad para darla vida necesaria á los seres y especialmente alhombre; la Física, al contrario, prueba que en to-das partes donde hay materia, hay fuerza, hay acti-vidad; que en todas partes donde hay transforma-ción de la una hay transformación de la otra, yque del mismo modo que la materia, bajo su formahierro, tiene la propiedad de oxidarse, tiene bajo suforma de sustancia cerebral, la propiedad de pensar.

La Religión asigna al hombre un origen sobrena-tural y lo distingue, por todas sus facultades, delos demás seres vivientes; la Anatomía, la Embriolo-gía, la Fisiología, la Psicología, etc., demuestran asu vez el origen puramente terrestre del hombre;prueban hasta la evidencia el estrecho parentescoque lo une á los demás seivs y descubren el origenabsolutamente animal de todas nuestras facultades,aún de las mas elevadas, morales e intelectuales.

La Religión impone al hombre la obligación dela abstinencia y de las privaciones; martiriza el cuer-po para purificar el alma, ó en otros términos, debi-lita las energías de los hombres para mejor esclavi-zarlos; la Higiene, al contrario, impone al hombre eldeber de satisfacer todas sus necesidades físicas éintelectuales: cura el cuerpo para que el alma tengala tuerza para vivir; quiere que cada ser pueda sa-tisfacer sus necesidades, manifestar libremente suvoluntad v rebelarse contra los obstáculos que seoponen a su expansión normal.

Todas las ciencias, en una palabra, atacan losdogmas absurdos y los reemplazan por conocimien-tos positivos. En otros términos: la ciencia pruebaque el hombre no es otra cosa que un producto na-tural, que solo se diferencia de los demás animalespor un cerebro mas perfecto, lo que implica un pen-samiento mas extenso prueba que su existencia estodo terrestre. «que el paraíso y el infierno, esplota-dos por el cura, no existen. Me equivoco; las ciencias,la higiene, la historia y la antropología y la Socio-logía sobre todo, nos demuestran que el infierno estaen esta tierra, en tudas partes donde hay explota-dos y explotadores, tiranos y esclavos, gobernantesengordando con las sudores y la sangre de los go-bernados. No es en el infierno del Dante donde loscondenados se roen el craneo, es aquí mismo, á nues-tro lado, donde el pueblo esta devorado por tantosexplotadores diversos. Pero, si el infierno existe enla tierra para la humanidad,—¡oh consoladora espe-ranza!—el paraíso puede (emplazarlo un día, el diaen que los hombres dejaran de buscarlo en otra par-te y trabajarán para socorrerse, ilustrarse y amarseunos á otros.

Los dioses se van. Todo contribuye a su desapari-ción, no solamente la ciencia, como hemos visto, sinotodo lo que une a los pueblos couduce a este resul-tado. Comercio, industria, correos, navegación, elec-tricidad, vapor, todo, hasta la rapacidad de los go-bernantes que despojan á los ciudadanos y les obli-gan con tal motivo, por la miseria, á buscar su panen el seno de una nación extranjera. Por estecontacto obligadamente forzoso, inevitable, cien re-ligiones diversas e infalibles se encuentran unas allado de otras en un minino sitio, ante los mismoshombres cuya posesión se disputan.

Las contradiciones más monstruosas surgen deeste contacto y el pensador sensato, espectador dela explosión de las cóleras divinas, llega fatalmenteá la incredulidad, rechaza más ó menos francamen-te los perjuicios y no se somete ya sino á las anima-ciones positivas.

En una palabra, el presente somete el pasado á lacriba de la critica científica; las viejas mentiras sedesvanecen; solo la verdad reaparece llena de vida yde porvenir.

VÍCTOR RIBELLE.

(Extracto del prefacio al libro de Romeo Manzonititulado; El cura en la historia de la humanidad.)

Salvajismo autoritario«Ha sido ajusticiado en Jaén el reo Mi-

guel Castro Luque que mató á su hija, niñade siete años de edad.

«Su suplicio ha sido horroroso. He aquícómo lo describe nuestro colega El Con-servador de Jaén:

«Miguel Castro se sentó en el banquillo,hincándose de rodillas todos, mientras serezaba el Credo.

«Después comenzó el verdugo su repug-nante misión, atando al reo.

«La argolla no estaba en condiciones ytuvo que probarla y quitarla del palo, por-que no ajustaba bien, por lo que tuvo querebajar á machetazos el palo.

«Tres veces se repitió esta asquerosísimaoperación, torturando de un modo cruelí-simo al infeliz reo.

«Tan grande era su martirio, que MiguelCastro decía á voces: «¡Ay, madre mía; ay,padre mío; matadme y no haced me sufrirmás!»

<<La escena horriblemente dramática, lle-vaba media hora de duración, por lo queestaba impaciente la multitud, cuando unavoz se oyó claramente decir: «Pueblo deMartos, protesta de la injusticia que estáncometiendo con tu hermano».

«Inmediatamente se oyó un clamoreo pro-ferido por más de 10.000 almas, pidiendoque no mataron ai reo y que mataran almaestro Lorenzo (nombre del verdugo).

«¡Qué vergüenza!»

(De La Publicidad, Barcelona 21 Agosto 97).Los escritores y periodistas burgue-

ses; a cada atentado anarquis ta , hantra tado de poner de relieve, pintán-dolo con los mas negros colores, elsalvajismo anarquis ta . Hemos comidosalvajismo en todos los estilos, en to-dos los tonos y en todas las salzas.

Tentados estábamos ya a dejarnossugestionar la idea de que sólo laAnarquía tenía el t r is te don de in-fantar salvajes, cuando el t ranscri tosuelto vino á quitarnos de la cabezaesta sugestión que sólo puede hacerpresa en el cerebro de las multitudesignorantes y crédulas, ratificándonosen nuestra primitiva creencia, ó sea:«le que sólo la Autoridad es la crimi-nal, y, por consiguiente, «salvaje.»

Ahí está este suelto que echa por lossuelos toda la incoherente mala fe pe-riodística y la lógica burguesa porañadidura.

Ya que por los efectos se ha pre-tendido sacar en conclusión la mal-dad y salvajismo de la Anarquía, porlos efectos, y con la lógica burguesapor maestra, decimos: «la Autoridades el salvajismo.»

Tomen nota de esto los baraterosde la política y los sacamuelas de laprensa burguesa.

Su misma lógica les condena.

Ana prometió todo lo que so le pediarpero ninguno de estos compromisos fuécumplido. Enteramente dominada por suamante Byron, quien la había acompañadoá Rusia, ella le abandonó muy pronto lacompleta dirección de los negocios, y secontestó con llevar en su palacio una vidade orgía crapulosa, rodeada de bufones yde cortesanos alemanes que Byron habíatraído con él. Las orgías del famoso Pa-lacio de Gracias que había hecho construir,han quedado legendarias en la memoria detodos. Para hacer frente á los gastos ex-cesivos ocasionados por el lujo desenfre-nado de la corte, Byron y sus favoritossacaban á manos llenas de la caja del te-soro y cuando no hubo ya más que sacar,fue con aplastar el pueblo bajo nuevos im-puestos que Byron se procuró el dinero deque necesitaba para pagar las orgías de lacorte. Por rodas partes surgieron las pro-testas pero Byron impuso el silencio á losdescontentos, desterrando veinte mil per-sonas á Siberia. Este siniestro aventurerodebía, por otra parte, ir más tarde á termi-nar sus días en ese país mortífero, al ladode sus numerosas é inocentes víctimas.

Ivan IV, que había sido proclamado tzará la muerte de su tía Ana, el 29 de Oc-tubre de 1740, fue depuesto el 6 de Diciem-bre del año siguiente y encarcelado pororden de Byron en Ja fortaleza de Schlus-selbourg, bajo la extraña inculpación deser «un príncipe débil de cuerpo y de es-píritu.»

¡Tenía entonces diez y siete meses! Des-pués de haber sido varias veces trasferidode prisión en prisión, el desgraciado Ivan,cuando subió al trono la mujer de PedroIII, Catalina IIa, fue, por orden de la reina,estrangulado en su calabozo por sus guar-dianes. ¡Singular regalo de un alegre ad-venimiento!

En 1741, Elisabet subió al trono y dejó elgobierno entre las manos de su médicoLestock y de otro de sus favoritos, un gen-tilhombre francés llamado de La Chétardie.Puede leerse en correspondencias privadasy en memorias dejadas por contemporáneosde Elisabet numerosas cosas que fijarán allector sobre la situación de la Rusia enesa época y sobre la vida privada de latzarina. El espacio me falta para dar condetallos los numerosos documentos que heconsultado; pero algunos extractos que heelegido, muy sobrios, con intención, á fin deno ser acusado de parti-pris serán lo sufi-cientemente edificantes.

Mr. Wich, de la embajada inglesa, escri-bía en una carta fechada el 23 de Abrilde 1743, hablando de Elisabet: «su gustopor los placeres lo echa todo á perder yconcluirá con causar desgracias irrepara-bles.» Otro contemporáneo, cónsul extran-jero, M. D. V. Swart, daba en los siguientestérminos su apreciación sobre la situaciónde la época: «En Rusia la sociedad ofreceun espantoso cuadro de licencia, de desor-den y de disolución de todos lazos de lasociedad civil. La emperatriz no oye ni vésino por los Schonvalow (primeros minis-tros). No se interesa por nada y continúasu modo de vivir acostumbrado. Ha dejadoliteralmente abandonado el imperio al pi-llaje. No se encuentra hoy el menor rasgode buena fé, de honor, de confianza, de pu-dor ó de justicia.»

(Continuará.)

La vida privada de los tzares y su fln anormalPOR

NIKITTINE

Después de la muerte de Pedro II, losministros llevaron al trono á Ana, guertzo-guine de Kurliand, pero le impusieron unacarta tendente á disminuir tanto como fueraeso posible, las prerogativas de su sobera-nía. He aquí los principales compromisosque ella tuvo que contraer:

I.° La soberana estaba obligada á pedirla opinión del Consejo Superior sobre todoslos asuntos del gobierno;

2.° No podía declarar la guerra ni firmarla paz, sin el consentimiento de dicho con-sejo;

3.° Se comprometía á no establecer nue-vos impuestos sin su autorización;

4.° Renunciaba al derecho de conferir car-go importante alguno sin la ratificación delConsejo Supremo;

5.° No podía hacer condenar ni mandarejecutar persona alguna de la nobleza rusa,sin estar absolutamente convencida de ha-ber merecido la muerte;

6.° Se comprometía á no enajenar bajoninguna forma, ninguno de los bienes de lacorona sin previa autorización;

7.° No podía contraer matrimonio ni de-signar su sucesor sin el consentimiento delConsejo.

Amarse libremente fue su único crimen.La sociedad rutinaria no quiso perdonárseloy la nube de sonrisitas burlonas y de dic-terios estereotipados, como notas salidassiempre de un mismo idéntico y monótonofonógrafo, fue el único cortejo de aquellaboda.

Y ellos, sonrientes y felices, fueron áocultar sus amores en lugareño caseríoperdido entre el tupido follaje. Su huidano fue el miedo á Ja multitud de fiscaliza-doras amistades, fue la huida del pájaroque se reconcentra en su nido y toma labóveda del azul purísimo como techo hospi-talario cobijando la expansión de la dicha,el florecimiento de la materna juventud.

Al principio la niña lloraba, sentía elescozor de la maledicencia que se ceba eula pureza de la inocencia, en la sinceridadde todo lo que por ser expontáneo rebosalas barreras de la moral imperante y serefugia en la indulgencia de la naturalezasonriente. Luego, ante las caricias del man-cebo, sus escrúpulos de niña tímida fuerondesapareciendo y dejando amplio el pasoá la diosa felicidad.

Todo sonreía en torno de ellos. Las pri-maverales brisas matutinales y la lluvia deoro con que el sol, yendo a su ocaso, bañá-bales el escenario de sus amores; la argen-tada Hebe se complacía en dibujar sobrela fresca hierba de los campos en flor lasilueta de sus abrazos y las nubes no ve-laban la faz de la nocturna diosa cuando

el beso retozaba en los labios de los fugi-tivos. Los soles que tililan en la oscuridadde la noche, allá perdidos en. el infinitoespacio, y los astros que iluminan nuestroplaneta, no tienen porqué ruborizarse. Laeternidad está exenta de mundanales hipo-cresías y el código de los hombres es letravana para ellos. Conocen el secreto de lalibertad y se ríen de los legistas y fari-seos terrestres. Besa el sol a los planetascon ígneos besos, giran los globos en elespacio atraídos por el central foco lumi-noso que un día lanzólos de su seno ávagar por el éter invisible y nadie osa in-terponerles en sus órbitas el obstáculo deun código clasificador. Libremente nacieron,libremente se formaron, libremente dieronvida á los. seres orgánicos que sustentany libremente se convertirán otra vez ennebulosas terminada su vida de millonesde siglos.

Sólo el hombre pone cortapisas á la li-bertad del hombre, únicamente el infatuadorey de la creación ha tenido la ciega osadíade dictar leyes á las leyes naturales. Serfinito y momentáneo se ha creído suficien-temente superior y eterno y condena loque escapa á su miope mirada; la libre sim-patía de la afinidad fisica, el amor naturalque á nadie pide consentimiento para ma-nifestarse.

Pero la manifestación de la vida materiales superior á las elucubraciones de la mentefalible y hace surgir las rebeldías.

Y cuando surgen, el descendiente actualde un chimpanzé cualquiera se da por ofen-dido y chilla y vocifera cual pudiera el máschillón y cerril de sus antepasados. Enprincipio encuentra laudable el derecho quese ha tomado de neutralizar los rayos delDios que antes le castigaban, pero no ad-mite en la práctica que un semejante suyose tome el derecho de prescindir, en losactos de su vida, del articulado que haencerrado en el código religioso y civilconque quiere uniformar las costumbres desus hermanos. El hombre se rebeló contrasu Dios porque lo vio tirano y vengativo,pero el legislador híbrido de laico y reli-gioso, desata la rutinaria y burlona male-dicencia de la ignorancia sobre la cabezadel ser ó seres que reniegan de ios códi-gos. Es la lógica del chimpanzé primitivoque aún persiste equivocada.

Pero esta ilógica lógica del legista y dela rutina se estrella ante la tenaz voluntadhumanamente rebelde del que, intuitivo óconsciente, sabe leer en el gran libro de

la naturaleza y de la historia y ajusta.sus actos á sus enseñanzas, yendo á res-guardar sus libres amores, del emponzo-ñado veneno que la cursilería vierte- enestos grandes cementerios que tienen pornombre ciudades.

La vida afectiva é intelectual del habi-tante de estas necrópolis de la simpatía estáatrotiada por este no contacto del hombrecon la plena naturaleza maestra de liber-tades, y encuentra impuro el beso no san-cionado é impura lo caricia que no hapagado de antemano los derechos á losaduaneros de la ley. La multitud anate-matiza á los contraventores, escomunica álos inmorales, les persigue con sus chilli-dos de orangután y si no los quema comoá los antiguos herejes no os por falta deganas sino por sobra de voluntad férrea delos reprobos.

Y por esto, ya fuera del radio de accióndel pestilente cementerio, nuestros fugiti-vos saboreaban la plenitud de su libertadamorosa aureados por las brisas primave-rales que bañan los campos floridos.

«Deja que la necrópolis murmure cuantoquiera;—decía el mancebo á su niña—quenuestros parientes y nuestras amistadesrepitan hasta desgañifarse el repertorio desus vulgares amonestaciones moralistas;que hasta la saciedad critiquen nuestrosilícitos amores. Kilos se cansarán primeroque nosotros dejar de amarnos. No te im-porte repitan una y otra vez la desigualdadde nuestras posiciones; el desprecio quehemos hecho de la ley humana, y observacómo el irisado insecto no pregunta á suhembra qué cuna meció su infancia, comoestas aladas rlores que liban mieles en lasflorecillas que tus lindos piececitos aplas-tan, no piden á las de su especie consenti-miento ni sanción anticipada á sus amores.Fíjate cómo el aire y las patas de los in-sectos trasportan de una á otra planta,libremente, el polen que las fecunda, comolas aves cantoras no tienen curas ni juecesque metan sus hediondas narices husmea-doras en los hogares que tejen en las ra-mas nudosas de los robles para alberguede sus pequeñuelos nacidos al calor delbeso v no en virtud de mojados papeluchos.Sí; ellos se cansarán primero que nosotrosdejar de besarnos ante el sol que prestaun nimbo de oro á tus puras sienes y antela luna que platea tu rostro con benévolaindiferencia.

«Seamos también indiferentes nosotros álas rutinarias costumbres que querían po-ner trabas á nuestras inclinaciones, seamosextraños al rumorío de la ignorancia es-

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clava del legista y del apestante sacer-dote que nos miran de reajo. ¿Qué puedenimportarnos sus muecas de anticuado go-rila? Ellos tienen la sangre gastada, vieja,anémica, con la anemia de todo lo quemucre; y nosotros tenemos la juventudvivificante que ha de dar vida y perpetuarla especie. Ellos son el legendario cilicio,la carne modificada, el interés, la preocu-pación y están próximos á hundirse en elpasado. Nosotros somos el mañana que noquiere ser esclavo de nadie, que se sienterebosante de vida, amoroso de una libertadbasta el presente desconocido; el mañanaque huye de las necrópolis, de los nichosamontonados por la prisa, y va á fundarentre el follaje de los vírgenes bosquesnuevos v mas aireados bogares para suspequeñuelos.

Allí, uno se aboga; aquí, se respira.Allá se vivo la vida de encontrados inte-reses, de extrañas imposiciones, de amor-dazadas libertades: aquí tenemos por únicalev el insecto que zumba, el coleópteroque tus manecitas persiguen infructuosa-mente, enseñándonos á sei libres, y el polende nuestros besos, más fecundante que to-das las gibosas leyes de los hombres em-brutecidos por el hábito inconsciente deuna secular esclavitud.

Amémonos y deja que murmuren. Sea-mos inmorales burlándonos del código, ymorales no engañándonos recíprocamente,ni mientras duren nuestros amores, ni de-jándonos llevar por esta corriente en cuyasaguas se hunden putrefactos; el Dios contra-dictorio que ata el hombre y deja libre alinsecto, la ignorancia que camina perdidaentre el laberíntico articulado de una leyestúpida, el inharmónico interés que tuerceinclinaciones y afinidades, la rutina quehace muecas y el vulgo que no puede aúncomprendernos.

Amémonos y deja que todo esto sehunda en el pasado. El porvenir perteneceá las voluntades que quieren ser libres, álos seres cuyos actos de su vida tengan porúnica norma el amor, por única lev el no-gobierno de nadie, por única misión eltrabajo fecundo creador de hogares libresfuera del recinto de las necrópolis.

«Deja que bese tus blondos rizos y tusojos soñadores y tu boca en que retoza lavida. Deje que estreche entre mis brazoslas morbideces de tu cuerpo, impuro anteel código, purísimo ante nuestra libertadde acción. Deja que te bese; el nido estápronto y quiero ver en él los sonrosadoscuerpecitos de nuestros hijos. Mi ala esbastante grande para cubriros á todos ynuestra libertad escuda nuestros actos.»

Esto decía el mancebo á la niña despuésdel único crimen que la sociedad les echabaen ca ra . . .

El descendiente actual de la simia serápronto un hombre en el verdadero sentidode esta palabra.

JOSÉ PRAT.

AL MATADERO

En octubre irán á Cuba 25,000 hombresmás, y como es natural, 25 ó 30 millones depesos para pagar las siete mensualidadesque, según la cuenta de un colega, se adeu-dan á los funcionarios del Estado, civiles ymilitares.

Hay en Cuba, según otra cuenta de otrocolega, 35,000 hombres enfermos. Han muer-to más de 20,000 han regresado a la Penín-sula, por enfermos é inútiles, 20,000, y que-dan en disponibilidad para la campaña pocomás de 100,000 hombres.

De ser exacta esta cuenta, y creemos quesí los es, resultan lo siguiente:

Que en dos años se han mandado á Cuba225,000 hombres, los cuales, habrán quedadoallí unos 30,000, que no volverán nunca. De los20,000 que han regresado habrán muerto lomenos la tercera parte, otra tercera parte hanquedado inútiles, de modo que la guerra civilen la gran Antilla, nos habrá costado, alcabo de dos altos, más de 40,000 hombres,lo más garrido y viril de la población deEspaña.

De lo que se ha perdido en dinero no te-nemos, ni acaso tenga nadie, cifras exactas,pere no creemos que se equivocan mucho losque afirman que si vá la nueva expedicióná Cuba, no bajará el gasto, en el mismo pe-ríodo de tiempo, de mil millones de pesos.

Pero hay en todo esto aJgo que de sercierto, sería una indignidad. En Jos planespolíticos de esta interinidad,—se refiere á ladel ministerio Azcarraga—entra según pa-rece: el propósito de un cambio en el mandode Cuba, y como consecuencia de él resul-taria un aplazamiento de la solución defini-tiva que haya de claree á la crisis.

Para eso se van a mandar á Cuba 20,000

hombres más; para eso se va á prolongauna situación que hace chorrear sangre ámuchos corazones, y derramar lágrimas ámuchos ojos. Para eso: para que duren unoscuantos meses más en el poder los que noquieren abandonar sus dulzuras, se van ayastar unos cuantos millones de duros más-arrancados al contribuyente, sin considera

cíón y sin piedad.Esto, clama al cielo. Esto, repetimos, no

puedo, no debe ser, de ningún modo. Loaespañoles están siendo tratados como resesdel Matadero, se les lleva a morir para satisfacer ambiciones, o servir de base a ca-balas políticas. La vida de los ciudadanoses de la patria, de ella, de ese amor de loaamores del pueblo español es también hastanuestra última peseta, pero por humanidad,por amor al prójimo, por respeto al dolor detantas madres y a las angustias de {tantasfamilias, ya es hora de saber si es el honorde la patria lo que allí se ventila; y sobretodo aún siéndolo, exige que para manteneren nuestra dominación un pedazo de tierra,debe Cuba convertirse en cementerio deEspaña, y los españoles que no mueran, enegión de mendigos harapientos.

Y A ELLOS ¿QUÉ?

¡Oh, la Estadística! Ese desnudo esqueletode las cosas revela horribles verdades y agualos entusiasmos soñadores fría y torvamente.

Los hospitales de Manila y provincias en-cierran hoy 3,693 victimas, producidas soloen unos cuantos días.

Pero la victima es consecuencia del ver-dugo, como lo es el grito de la herida.

A mí me da espanto. Ese barredura decarne destrozada, anónima, que se despreciay se olvida, supone una inmensidad de his-torias, de idilios, de esperanzas destruidas.

Me es imposible no conceder á ese rebañode seres lívidos, agonizantes algunos, la mis-ma propensión que á mi para sentir y teneralma, para alegrarse con el cielo y con lasflores; ¡ah, españolas piadosas, las de las flo-res junto á la peineta, en la tierra ardiente;las de los anchos pañolones cuajados de da-lias aragonesas, alcarreñillas de rojo zaga-lejo y trenza de aldabón sobre la nuca; pá-lidas valencianas de mirar profundo; sano-tas manijas de suecos, de cantar gimientey de morriña triste! ¿qué diréis vosotras, aenteraros de la horrible cifra? La novia, mo-rena como el terruño ó blanca como el nar-do de la huerta y del carmen, como «lasmariquillas» de la ventana ó del patio, po-drá recibir de una manera ó de otra al es-pectro horriblemente pálido, con ios ojoshundidos y brillantes por la fiebre, que vuel-ve de la guerra; la novia llorará ó despre-ciará; de todos modos el idilio es tragediaó es elegía. Pero, ¿y la madre?

¡Qué horror, qué figura, que mártir! Conllanto de loba, con ahullidos de fiera aco-rralada, recibirá al hijo que vuelve, ¡al fardoinútil, á la carne azatranesca y podrida porla calentura y por la anemia!... Si se su-maran los gritos aislados de esas fieras sublimes, que hoy se arrancan el pelo y searañan el rostro, retorcidas por inmensapor indescriptible tortura, el grito llegaríaal cielo y si hay Dios le haría estremecer.

De la guerra volverá un general estúpidocon una banda más; con una nueva cruz,con una prebenda más nutritiva.

Y ya pueden llorar la madres: á ellos¿qué?—FLIRT.

(ES "EL PAÍS" DE MADRID, UN PARTIDARIO DE

LA AUTORIDAD, ÉL QUE SE ENCARGA DE CON-

TARNOS SUS EFECTOS SANGRIENTOS.-. MUCHO

SE LO AGRADECEMOS PORQUE NOS AHORRA

TRABAJO.)

MISCELÁNEAS

El siguiente recorte es del final de una po-lémica que La Publicidad de Barcelona hasostenido con un periódico conservador deaquella localidad:

« es que á nadie mas que á loa demó-cratas les interesa sobremanera, que desapa-rezca de nuestra cuitara cristiana la atmós-fera del anarquismo, por ser la, peor de lasatmósferas criminosas. La historia de todoslos pueblos dice y lo confirman las observa-ciones de todas las gentes sabias, que lasdemocracias no viven, no pueden vivir sinel soporte de las virtudes sociales»

¿Qué habrá querido decir el colega conesto de las virtudes sociales? Serán las teo-logales de la doctrina cristiana cuya culturaensalza? Porque, ¡da tantos tumbos la demo-cracia republicana que tentados estamos acreer sea la vuelta á loe tiempos de MariCastaña!

Gorro frigio y sotana puros.

#• *

De El Diario 20 Octubre:Nueva York, 20—Telegramas de la Haba-

na dicen que la estadística oficial consigna163 muertes por hambre en Matanzas, ocu-rridas del 10 al 15 del presente; y que enla Habana han fallecido por la misma causa,durante la última semana, 64 personas.

Trasladamos la noticia a los patriotas detodas las naciones para que continúon en-tusiasmándose. .. y echando pedazos de «ho-nor nacional» al puchero de los hogaresapagados.

¡Ah la guerra! Y que buena cosa es paralos generales, navieros al por mayor, co-merciantes y rentistas!

Nos hemos entusiasmado...

Leernos, cortamos y pegamos:«Roma, 22—L'Osservatore Romano, publica

una carta dirigida al papa, en que se denun-cian graves irregularidades cometidas en laadministración de la iglesia de San Joaquíny se lamenta de la inversión de fuertes can-tidades de dinero en esa obra regalada porlos fieles á su santidad»

Otro tarugo material después del espiri-tual.

Y este es el número. .. tantos como díasnos separan desde el advenimiento al solioPontificio del primer papa cristiano.

Que para esto se hicieron los curas y lospapas. Para medrar á costa de los ignorantes.

El Orden denuncia que Calixto aparecióprocesado por asesinato alevoso del ciuda-dano francés Alfonso Montagué, y contra elcual el fiscal pide quince años de peniten-ciaría, y sale diariamente de la cárcel conpermiso y hasta de campo.

¡Ni que fuera anarquista!Que se consuelen los detenidos como sos-

pechosos en el castillo de Montjuich de Bar-celona.

La ley es igual para, etc.

* *

Don Ángel Sanguinetti ha pedido al juz-gado se le abrieran las puertas de los esta-blecimientos de corrección para poder pasarrevista (es un nuevo modo de actuar deSultán) á las asiladas y escojer una paracasarse con ella.

Esto es original, de última hora. Pero másde última hora es la autorización de la au-toridad competente, la cual, actuando deeunuco de nuevo género, parece que se avie-ne con este nuevo papel de «casamentera»,sin tener para nada en cuenta el corazón delas asiladas, que, en este caso, se consideranmuebles en venta & la disposición del primer

. imbécil que se presente.Y para dar una muestra de imbecilidad di-

ce el primer presentado, según nos cuenta elDiario de esta capital.

«Puedo dar pruebas suficientes de honora-bilidad, cuento 39 años de edad, soy marinode buque mercante, poseo 600 $ de capital yterrenos en Villa Garibaldi de Santa Fe».

He aquí todas las garantías (?) que los de-fensores de menores presentan á la mujerpara que contraiga matrimonio.

¿Y el factor «amor», dirán los lectores?Pues, este factor no es necesario cuando se

trata de asiladas.La ley las pone á merced de cualquiera vio-

lación, de toda coacción moral y material.¡Que para esto estamos en República!Archi-monstruoso.

El vicario de la iglesia de San Medardo (Pa-rís) ha sido apuñaleado en plena calle por unamujer joven, hermosa y elegante, la cual pa-rece hacía ya más de tres años que perseguíaal curiana con sus asiduidades y como no obtu-viera correspondencia, el despecho y los ce-los la han impulsado á atentar contra la vidadel representante del Señor.

¡Oh candida paloma mística! Porque supo-nemos sería la tal dama profundamente re-ligiosa, muy católica, y muy romana... locual no ha impedido, á pesar de tanta reli-giosidad, que llegara al extremo de perderla resignación que nos predica el cristia-nismo.

¡Qué tragedias más sacristanescas estas, yqué gracia nos causan!

Con buen número do asistentes tuvo lu-gar el 26 del corriente la segunda reuniónanunciada para la creación de un Circulode Estudios Sociales.

Después de breve discusión respecto alas utilidades que un Circulo do esta espe-cie que con su biblioteca y salón para ve-ladas puede reportar á la propaganda delas ideas emancipadoras, dioso por termina-da la reunión inscribiéndose en la lista deadherentes buen número de compañeros.

En el próximo número se fijará local yfecha para la tercera reunión.

Recomiéndase á todos los compañerosque con esta iniciativa simpaticen, la ma-yor actividad para atraer nuevos elemen-tos para la pronta instalación de esteCírculo.

Según carta que tenemos á la vista, losobreros que trabajan en la fábrica de ci-garros «La sin bombo» tienen un explota-dor que no pierde le ocasión por inoportunaque sea para manifestar su patriarcal ca-riño y bondad á sus obreros que sudandola gota gorda le mantiene rollizo y lus-troso.

Sin ir mas lejos he aquí una pequeñacolección de sus cariñosos excesos: almeeting de protesta contra los estancosobligó á sus obreros á concurrir al mismo,bajo pena de negarles en lo sucesivo eltrabajo en su mansión. De 41 de sus explo-tados solo uno dejó de asistir: al único re-belde le fue notificada al día siguiente laconsabida sentencia: «tiene trabajo en lacasa en tanto lo encuentra en otra»; elobrero que los días lunes llega al trabajoun minuto más tarde de la hora el bonda-doso amo lo manda de nuevo á su casaobligándole á hacer fiesta toda la semana,y lo extraño de este explotador convertidoen magistrado es la manera de entenderla ley por él mismo inventada y aplicada.El mismo delito cometido en cualquier otrodía de la semana solo es penado con un.día de fiesta forzosa y así por el estilopodríamos citar algunas otras lindezas quepor hoy quedan en el tintero.

Y esto no sería nada si los obreros quetrabajan en aquella casa no lo consintie-ran, pero es el caso que buen número delos mismos, tanto es el agradecimientoque sienten por su explotador, que algunode ellos ha propuesto corresponder á losatropellos de que son víctimas, iniciandouna suscripción á 0.50 centavos semanaleshasta fin de año con el objeto de regalar-le una tarjeta de felicitación dorada. . .

De 40 obreros 26 se abonaron á esa sus-cripción.

Cualquiera diría que estos obreros no sa-ben ya en que derrochar lo poco que ganany ¡claro! nada más natural que devolverloen dorados al que después de chuparles lasangre se reirá de la candidez del escasovalor moral que acusan esos 26 obreros.

El señor que os empobrece y os ultraja yal cual engordáis á costa de vuestro ayu-no os lo tenga en cuenta . . . látigo enmano.

ESPAÑADijo La Nación que el dia 18 de Octubre fueron

puestos en libertad todas las personas que habíansido apresadas en la ciudad de Barcelona por sospe-chas de anarquismo y no estaban sometidas á juicio

Nos alegramos... y no comprendemos este contra-dictorio criterio legal de las autoridades de Barcelonaque, expulsan del reino á un centenar de compañerosque se hallaban en las mismas condiciones de sos-pecha que los recientemente libertados, lo cual sig-nifica tener dos pesas y dos medidas para aplicar unaley que á todas luces es una monstruosidad.

La libertad de los susodichos individuos revelauna vez más, la arbitrariedad cometida con los ex-pulsados, unos y otros no habiendo cometido otrocrimen que el de ser sospechosos de anarquismo.

¿Se permitirá á los expulsados la vuelta al hogarcomo implica este implícito reconocimiento de la ino-cencia de los libertados?

Movimiento obrero internacionalA R G E N T I N A

En Belgrano se ha constituido un nuevo grupo anar-quista denominado Germinal que se propone la pro-paganda de nuestros ideales por medio de periódi-cos y folletos y recolectar fondos para las publicacionesanarquistas.

Envia un fraternal saludo á todos los grupos revo-lucionarios existentes en Sud América, y les escitaá permanecer firmes en el terreno de la lucha hastael triunfo de la anarquía.

Bien venido y á luchar.

Próximamente quedará constituido otro grupo anar-quista en Rosario de Santa Fé, dispuesto á popula-rizar los ideales de emancipación.

Para este objeto se propone la distribución de im-presos anarquistas y la publicación de nuevos fo-lletos.

A ser posible intentará la reproducción del libroLa barbarie gubernamental en España.

Cunda el ejemplo.

La nueva policía especial, creada para perseguirá los anarquistas españoles, comete á diario atrope-llos. Últimamente detuvo y condujo á la cárcel entremuchos otros individuos, á un catedrático de Gijón,republicano federal, por haberle encontrado librosanarquistas; y en Madrid, en Barcelona y otras loca-lidades, encierra á todo aquel que se señale por suoposición al gobierno, sea ó no anarquista.

I T A L I A

En Bologna se ha celebrado un Congreso obreroal que no pudieron acudir los anarquistas porque...los mangoneadores les cerraron la puerta ante laamenaza de la autoridad local á disolverlo si se lespermitía la entrada.

I N G L A T E R R A

Telegrafían de Londres que el Right Hon. CharlesT. Ritchie, presidente de la Board of trade, ha pro-puesto su mediación al sindicato de maquinistas yá la federación de los patrones, para poner fin á ladesastrosa huelga de los mecánicos.

El número de huelguistas alcanza hoy ¿80.000.

Page 4: La Protesta Humana_12

En L'Intransigeant de París, leemos que, «confor-me al mandato que le fue dado por el meeling cele-brado el 2 de Setiembre en el Alcázar de Italia, LaUnión de los grupos revolucionarios del XIII distrito,invitó á todos los comités y grupos socialistas á hacer-se representar en la reunión que tuvo lugar el 27de Setiembre para presentar la candidatura de am-nistía del compañero Cyvod» condenado injustamentepor el tribunal de Lyon a la pena de muerte y másUrde conmutada por la de trabajos forzados, supo-niéndole cómplice en una explosión de una bombaen un cafe Je dicha localidad.

Nuestro querido colega Le Libertaire de París harecibido las caricias del secuestro en virtud de unarticulo titulado «Un Inquisidor castigado» que haciaalusión al atentado de Sampau en Barcelona.

Mientras por un lado deploramos la molestia quehabrá causado al colega esta medida gubernamental,por otro nos alegramos porque significa que supoponer el dedo en la parte que más dolía.

Últimamente se ha celebrado en esta Nación elCongreso obrero de la «Confederación General delTrabajo» en la Bolsa del Trabajo de Toulouse. Eneste congreso estuvieron representadas 1310 organi-zaciones corporativas por medio de 78 delegados, yen nuestro próximo número daremos en extenso elcurso de las sesiones y resoluciones tomadas, cuyascreemos de interés conozcan nuestros lectores.

De La Nación, 26 de Octubre:«París, 25.—En un vapor procedente de la Repú-

blica Argentina, han llegado á Dunkerque (res es-pañoles que regresan de ese país porque las autori-dades se negaron a dejarlos desembarcar, fundándoseen que eran anarquistas. También de Dunkerquevan á ser expulsados.»

Creemos inútiles los comentarios á esta noticia.Estos tres compañeros, de cuya expulsión dimos cuen-ta á nuestros lectores á raíz de ella, ¿van á ser con-tinuamente expulsados de todas partes? Mucho lotememos dada la arbitrariedad imperante en todaspartes.

E S T A D O S U N I D O S

«Pasando á otra cosa más seria. Los mineros dehulleras de Pennsylvania están otra vez en huelga.¡Qué lucha tan desigual la de los pobres minerospidiendo en justicia un salario que á lo menos lespermita el vivir aunque miserablemente, contra losmagnates millonarios, propietarios de las minas que,altivos y poderosos, oprimen á los infelices trabaja-dores, á fin de que sus rentas aumenten, y se nieganá conceder lo más mínimo! Ayer las autoridades,que en todo pais protegen á los ricos, hicieron fuegosobre el grupo de mineros, matando á doce é hiriendoá cuarenta. Les mineros no tenian armas, y su de-lito consistió en que rehusaron dispersarse. Gene-ralmente las huelgas más importantes ocurren en elestado de Pennsylvania, que es el centro de produccción del carbón de piedra tan usado en este país.Además ¿quién no recuerda la lucha tan encarnizadaque hace algunos años en Homestead, pueblo del mis-mo estado, donde tiene sus inmensas fundiciones dehierro Andrew Carnegie, ese millonario que oprimeá sus obreros y al mismo tiempo asume el papel defilántropo y benefactor de la clase trabajadora? Más cer-cano aun está la huelga de Pullman ocurrida hacedos ó tres años, cuando los trabajadores en los gran-des talleres de George Pullman, el constructor decoches-palacios, se revelaron contra su autoridadtiránica y la miseria de su condición. Mr. Pullmanse había presentado delante del mundo como un granbienhechor de. sus empleados, y la huelga reveló locontrario; que el pueblo de Pullman que éste mag-nate había edificado cerca de Chicago, le representabaun buen negocio á costa de sus empleados.

«Confieso que cuando hay una huelga de esta clase,mis simpatías están enteramente del lado de los des-graciados huelguistas. Hay veces que se puede ex-cusar aun sus violencias, casi siempre causadas porla injusticia y la desesperación que esta engendra.He visto en tiempo de huelga una villa entera sufrirhambre y miseria. He visto á los niños hijos de losobreros, pálidos y demacrados de pura necesidad. Lasmujeres sentadas en pequeños grupos á las puertasde sus casas., en los rostros impresos aquella marcafatal que trae la contemplación de una actualidad sinhalagos y de un porvenir sin esperanza; los hombresadustos, sombríos y desesperados, cual si necesitaranmuy poca provocación para romper las barreras quelos detenían.

«Mientras tanto, el hombre que causaba toda esamiseria, regalaba miles de dollars á instituciones queno las necesitaban, y aunque quitaba el pan á susempleados, los diarios le contaban alabanzas de norteá sur. A mí me parecía oir al fariceo diciendo: «Gra-cias os doy, Señor, que no soy como los demás hom-bres, como ese publicano». A través de los siglos sepuede repetir con Salomón: «nada hay nuevo debájo del Sol».

AMALIA SOLANO».

(Es « L A N A C I Ó N » , ÓRGANO R E P U B L I C A N O B O N A E R E N -

S E , LA QUE SE ENCARGA DE ENSEBARNOS LAS EXCELEN-

CIAS DEL RÉGIMEN REPUBLICANO. . . POR EXCELENCIA.)

del sistema de sleepingcars que lleva su nombre, ypropietario de la gran fábrica de vehiculos estable-cida en Aurora, cerca de esta población.

«Mr. Pullman calló muerto en la calle.

«El celebre industrial norteamericano fallecido repentinamente en Chicago, era una personalidad enextremo interesante,

*Self-made man en toda la extensión de la pala-bra, había llegado a la fortuna mediante su pío es-fuerzo.

Humilde carpintero en su juventud, mostró ensu profesión una inteligencia poco común que lehizo alcanzar en breve los primeros puestos en lafabrica. Colocado por sus patrones en la direcciónde un taller importante, revelo su genio inventorproponiendo varias reformas en los métodos de fa-bricación conocidos hasta entonces; y más tarde, in-dependizado ya con un pequeño capital que habíareunido, creó el moderno sleepingcar, transformandoradicalmente los antiguos wagones destinados alservicio nocturno.

La fortuna de Pullman creció rápidamente, y hacediez años se elevaba ya á ocho ó diez millones dedollars.

«Una revista norteamericana le calculaba ahoratres meses no menos de veinte millones.

«La fabrica de vehículos establecida por Pullman enlos arrabales de Aurora, población situada á cortodistancia de Chicago, era una aldea de seis ó siete,mil almas, formada exclusivamente por los emplea-dos de Pullman y sus familias. Allí empezó en 1884la gran huelga que paralizó durante varias semanasel tráfico de los ferrocarriles en varios estados de laUnión norteamericana, y solo terminó con la inter-vención de las tropas federales. Mas de 200 obre-ros fueron muertos por los soldados, y el núrnoro deheridos pasó de 500.

«Pullman fue el culpable de la huelga y de sutriste epilogo.

«Rebajó los salarios de sus obreros, y como estosreclamaran, amenazando con la huelga, él no sola-mente se negó á atenderlos, sino que ordenó la ex-pulsión en masa, de la aldea de Pullman, de todoslos protestal arios y de sus familias.

«Entonces fue que la unión de obreros de ferroca-rriles apoyó á los obreros de Pullman y declaró lahuelga general.

«Esta terminó con la completa sumisión de lostrabajadores á la rebaja del salario.»

Y ahora algunas aclaraciones. El Diario debierafijarse que el relato de las hazañas de Pullman des-mienten en absoluto la afirmación que hace al prin-cipio referente á que «había llegado á ¡a fortuna me-diante su propio esfuerzo.»

Es la inhumana esplotación, es el trabajo de susobreros la que creó su enorme fortuna. Ningún tra-bajador asalariado toda su vida ha podido reunir, porlarga que sea esta, ni siquiera un millar de pesos parasu ahorro. Es desde el instante que Pullman tuvoobreros á sus órdenes que aumentó como la espumaeste hombre digno de la horca.

Por otra parte, nos alegramos sea un periódicoburgués quien cuente al público estos asesinatos ma-teriales y morales de la explotación capitalista, puesde este modo viene á confirmar lo que siempre he-mos dicho nosotros.

A confesión de parte relevación de prueba.

Del producto recaudado, la mitad destina-da A los compañeros españoles deportados,ha ingresado y sido incluida en la lista desuscripción que al efecto está abierta en lascolumnas de LA PROTESTA HUMANA.

*

AVISOS

La «Sociedad Cosmopolita de Obreros Pa-naderos» participa á todos los socios que eldía 7 de Noviembre celebrará una conferen-cia pública en su local de la calle Andes 533sobre el siguiente tema: «La higiene dentrode las panaderías, sus consecuencias paralos obreros panaderos en particular y parael público en general.

Se recomienda la asistencia.

Rogamos & los compañeros que nos remi-tan dinero por correo, se sirvan certificar lascartas, de lo contrario corren el riesgo deque se les extravie.

Los compañeros donantes que no vean ano-tado en listas ó correspondencias sns dona-tivos reclamen á esta administración.

Leemos lo siguiente en El Diario de esta capitaldel día 19 de Octubre, qne confirma la anterior no-ticia:

«Chicago, 19.—Hoy ha fallecido repentinamente enesta ciudad el millonario Geo. M. Pullman, inventor

Las agrupaciones de España que recibanpaquetes de nuestro semanario deben desti-nar el importe de la venta de ellos para loscompañeros sepultados en los presidios ó ex-pulsados. Para cumplimentar nuestro deseopónganse en correspondencia con los compa-ñeros del Corsario de la Coruña.

** *

Se ha publicado y puesto A la venta el 7.°número de la revista de sociología, artes yletras, Ciencia Social conteniendo el siguientesumario:

«Farsa político-religiosa», por Pablo.—«Elindividuo y la sociedad», por J. Grave. —«Lacivilización, sus causas y sns remedios», porE. Carpenter.—«Vanidad del sufragio uni-versal», por H. Speneer.—«La concepciónmaterialista de la historia», por J. Borchard.—«El esclavo de ayer y el proletario de hoy»,por J. Revel.—«La libertad es la vida», porP. Gener.—«Una dada», por J. Prat.—«Bi-bliografía».—«De acá y de allá», por J . E.Marti.

Dicha revista puede adquirirse en la Libre-ría Sociológica, calle Corrientes 2041, BuenosAires.

# *En la rifa de la guitarra qne se efectuó ¿n

el Salón-Teatro calle de Chacnbuco 661, re-sultó premiado el número 200.

Con este número termina el primer trimes-tre de nuestra publicación. Rogamos á todoslos que aún están en descubierto con estaadministración liquiden sus cuentas lo antesque les sea posible á fin de que podamospresentar en el número próximo el balanceque arroja un déficit bastante regular.

Asimismo rogamos á loa suscritores quedeseen continuar recibiendo el periódico re-nueven su abono.

Lista de suscripción permanente del grupo

"Los Ácratas"

Para publicar folletos

CAPITAL

Lista n.° 1.Raz Alalia, 0,50—que me esplicas, 0,20

forcé y coraggio, 0,50—Nació, Angiolillo, 0,25Sobrante de copas, 0,20—fuego y esterminio,0,20—Joiri Amadeo, 0.30—Sobrante de café,1,00-Parassi, 0,20 — J. C. M. 0,50—Sobran-tes de café, 0,55, total 44,0.

Un Belga, 0,25—A. I. 0,50-un amante dela verdad, 1,00, total 1,75.

José Forragaitas, 0,20—Benito Forragaitas,0,25—queréis la Revolución Social hacet con-ciencias estoes el principio déla Revolución,0,20—Ramón Couso, 0,20, total 0,85.

INTERIOR

Por conducto de la «Verdad» Mortevideo,—cualquier cosa, 0,04—C. T. 0,10—A. B. 0,04otro 0,05—total 23 oro.

Moneda Argentina es 0,75—Rio JaneiroGrupo Angiolillo, 3,00—por conducto de la^protesta humana» Grupo Expropiación es ne-cesaria para no sucumbir de hambre, 111.

Rio Janeiro Grupo Angiolillo, 100 el so-brante de la función del Pan del Pobre ásido dedicado á los folletos del grupo «LosÁcratas» que son 30,00.

Recolectado en la función del día 17 deOctabre de 1897, 8,50—Sobrante del folleto«capacidad revolucionaria de la clase obrera» 9,40.

Total recolectado hasta la fecha 60,96.En preparación Los Crímenes de Dios por

Sebastian Faure.Se avisa á los compañeros que manden lo

mas pronto posible lo qne hayan recolectado.Dirección del grupo: F. Antonini, casilla

de correo 1114. Buenos Aires.

S u s c r i p c i ó n v o l u n t a r i a á favor de

Un sentenciado á muerte, 0,10—La niñaboba, 0,05—Dolores, etc. 0,05—Exterminio defrailes, 0,10—Una mujer anarquista, 0,05—Eldesprovisto, 0,20—J.Donachini, 0,20—LoScia-ro, 0,10-Le Pebiot, 0.20-Briccio, 0,20-Porlo individual por lo colectivo y por todaslas maneras de luchar 1,00.

De Rosario de Santa Fé—Un Argentinoanarquista, 0,50—Un renegado, 0,20—Vivala emancipación, 0,10—Mi Dios mi amo, 0,20—Abajo el clero, 0,20—Un colono chacarero,0,20—Aquí me caigo y me levanto, 0,10—Soy atorrante, 0,20—Ún viejo, 0,20—Vuenochupar sangre burguesa, 0,10—Umberto 1.°,0,10—Soy panadero, 0,20—Simonelli Rodolfo,0,10—Keliman Gell, 0,20.—No hay Justicia,0,05—Total 265.

RECOLECTADO EN LA LIBRERÍASOCIOLÓGICA

Pelli, 0,50—Iseo, 0,23— K., 0,40—Coppini,0,10—Ramica 0,20—R. P. 0,10—Un anarquis-ta, 0,10—Jaan se llama, 0,20—Miguel se lla-ma, 0,50—Veaio, 0,25—Un Suizo, 0,05— Ma-gliasin¿» 0.20 -Pelli 0,25 -Un aldeano de Ci-bran, 1,00—Francisco B., 0,20—Descalzo, 0,20—Uno di Várese, ,20—Cayetano B., 0,20—Gaizani V. 0,50—Un descamisado, 0,15—To-más, 0,10—Basualdo, 0,10,—Convencido 0,20—Francisco, 0,10—H. G. N.° 3, 0,30—J. Ke-benhí, 0,25-L. Brnnini, 0,20—Ras Alnla, 0,20—J. D., 0,20—M. Amatazzio, 0,40—Feminis-ta, 0,20—M. M., 0,20—UD assetato, 0,15—Gio-vincello, 0,10—Arto.ro, 0,20— Pancho, 0,20,

De Laja».—Miguel Manzini, 5,00.Del Tandü:-Eu Marianle, 0,80—S. Gwp.,

0,50. Total recibido por conducto de la Li-brería Sociológica pesos 14.23.

S e 3Petrópolio (IBrasil)

Un terralhairo socialista, 5,000—Un barbei-roirolocionísta, 2,000 -Judur AnftrchÍ8ta3,000—Angiolillo, 2,000 — Uin gardineiro commu-nista, 2,00—Ura que ven publicar atuerubaIgreja fáshupanar, 2,<KH>. Total reís KS.OODequivalente A pesos ",3<>t distribuidos en lasiguiente forma:

Para La Protesta Humana ps. 5,00. Para elgrupo «Los Ácratas* ps. 2,0o y para folletosps. 0,30.

De Mendoza (Lista N." I y 2)Un f'ulraiue, l,0<)—Un albanil 0,50 Uraga-

no, 1,50—Attehi, 1,00—Un endos dedor, 0,"»0—Un camaflero, 0,50—El Inquendor Portas,1,00—Gori, 0,75—Un obrero 1,00—Paséale0 50- José 0,50—Luis, 0,50-La bella Italia,0,20—Un povero burgués, 0,20 — Amigo do A.0,50—Un amante de la humanidad, 1,00—Un piemontese, 1,00-Porta, 1,00- J., 1,00—G., 0,50—Un angelo rebelle, O,Í»O — Abboso iladri, 0,20—11 padre del A., 1,00—La bella0,20—Un novizio, 0,25—A. Gaggiola, 1,00—Total 18,00, cuyo total se reparte del siguien-te modo:

Para La Protesta Humana ps. 8,00—L'Avve-nire, 5,00—folletos, 5,00 -Total 31,80—Humaanterior 182,«>4 — Total general, 214,44.

Susc r ic ión á favor de los e s p a ñ o l e se x p u l s a d o s

Suma anterior 41,35.De La Mata—Bandiera Ñera, 5,00— Produc-

to rifa guitarra, 27,00—Total 73,35.

Por razones independientes á nuestra vo-luntad no hemos hasta ahora podido publicarel folleto anunciado en la conferencia dadael 27 Junio pasado, hemos resuelto publicarlas suscrieiones recolectadas & favor de di-cha publicación, cual importe sirvió á cu-brir los gastos del tirage de 7,000 ejemplares«Cinismo Patronal.»

Grupo de propaganda fe-menista.

Conferencia del 27 Junio, 5 ps. 45—M. C.B. 1,00-En el café 0,50-Un anarcho 0,50—Remitido por Camanegra (compañeros deFlores) 3,75-P. M. l.OÓ-B. B. 1,00—W. L.I.0,50-Un neófito 0,20—Un conocido del . . .eBpreto 0,50—Por mayor 0,50—Abajólos rea-cionarios y viva el libre pensamiento 0,60—

Un propagandista 0,10- Un grupo de po-bres, 0,45—Una charga de galletta, 0,36—Reuniones calle Tucuman, 0 ps. 11—Fonta-na, 1,00-Un anarchiste, 0,50-Café, 0,20—Arturo, C. 1,00—Importe 25 ps. 22—Gastosde los manifiestos 33 ps. 00.

Correspondencia AdministrativaCapital:—A. P. No publicamos tu tra-

bajo porque, en lugar de ser una refutaciónes el desarrollo de un nuevo asunto quenadie combatió. Repasa los artículos de re-ferencia y verás que no se trata de si el odioes ó nó justificado, cosa que nadie niega,sino de la aplicación sistemática del odio,involucrado en la propaganda do principiosque deben estar desprovistos del espíritu devenganza para que tengan mayor fuerzade persuasión filosófica. Tu refutación esun prejuzgamiento de intenciones y no hasestablecido la necesaria relación entre losvarios párrafos de lo reputado, ateniéndotesolamente á simples palabras que puedentener tantas interpretaciones como lectoreshaya y que por lo común se les dá unalcanze que el autor ni soñó siquiera. Tam-poco se trataba de los actos de rebeldía in-dividual á que aludes en tu refutación deuna idea... propia que supones al contra-rio. Comprueba lo antedicho el que ni porasomo no hayas refutado el argumentoprimordial sobre el cual giraba todo el ar-tículo de referencia. Repásalo de nuevo ylo hallarás de seguro. A Lamennais le su-pones lo que nunca soñó, precisamenteporque las palabras aisladas que citas, noteniendo relación alguna con otras ante-riores y posteriores, se les puede atribuirtodo el alcanze que se quiera, como sucedecon la Biblia.

Rosario—A. A. Su trabajo peca de pocoargumentado y el asunto se ha manoseadoya en todos los tonos y estilos. Hay quebuscar la originalidad posible.

París—A. Hamon—On vous envoi le pre-mier numero de Ciencia social j'attens uneréponse á ma Jettre pour vous écrire ánouveau. Merci de vótres preuves d'ami-tié—Prat.

Rosario—D. P.—Recibida la tuya. Apro-vechamos las noticias que anticipas. Losartículos serán aceptados siempre que en-tren en la índole de las ideas que depende-mos. Esperamos lo que prometes.

Peñón de la Gomera—-F. C. Recibida latuya. Escribimos.

Ayacucho—V. M. Recibidos 7 pesos queabonan el 2.° trimestre.

Petrópolis - F . R.—Recibidos pesos "7,30Van folletos pedidos. Prat corresponde ávuestro saludo.

Montevideo—Un amigo de la humanidad.Su trabajo carece de oportunidad. Del 13de Agosto juna barbaridad! Deseamos seocupe de lo que dice.

Rosario de ¡Santa Fé—M. V.—Fueron losnúmeros atrasados y folletos pedidos.