la interculturalidad como problema: esbozo de una propuesta filosÓfica

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2ª época • número 43 • 2005

Interculturalidad

Redacción de ABACO:

Miguel A. Álvarez Areces (director editorial); Benigno Delmiro Coto (taller literario),Miguel Arrieta Gallastegui ( etnografía, filosofía); Pablo García Fernández ( consumo,ecología); Luis M. Piñera ( historia local); Pablo G. Guerrero (recensiones, criticas,

cine), Pablo Huerga Melcón ( ciencia, tecnología, sociedad), Manuel Ovies (sociolo-gía); Ana I. Pedrera (secretaría de redacción)

Coordinación de este número:María Asunción Aneas Álvarez

FotografíaAlejandro Zapico (Graphic Press)

Portada:Baraka, sobre fotografía de Alejandro Zapico

(campo de refugiados saharauis)Resúmenes:

En inglés: Víctor García GuerreroEn portugués: Casimiro Palacios

Administración y Suscripciones:Encarna Arias, Ana I. Pedrera, Constantino Hevia

Edita:CICEES

Apartado Correos 202- Gijón ( Asturias)C/ La Muralla, 3 entresuelo

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Centroamérica:Luis Alfredo Lobato Blanco (Departamento Historia UNAN)

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Uruguay, Argentina y Rio de la Plata:Armando Olveira (Montevideo)- [email protected]

Distribución y venta:CICEES (España e Internacional); Distribuciones Cimadevilla (Asturias, León,

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Prometeo (Buenos Aires)

La Revista Ábaco está referenciada en ISOC. Bibliografía Española de CienciasSociales y Humanidades y otras bases de datos e índices bibliográficos naciona-

les e internacionales.

Impresión: Gráficas ApelMaquetación: Baraka Ediciones

D.L. O-1376/86ISSN 0213-6552

Esta revista es miembro de ARCE(Asociación de revistas culturales de España)

y FIRC (Federación Internacional de Revistas Culturales)

INTERCULTURALIDAD

3Presentación

6Colaboradores

8Resúmenes/Summaries/Resumos

15«Una mirada hacia el otro en el trabajo: paradojas aculturativas en nuestro

mundo global»María Asunción Aneas Álvarez

25 «La mirada de Europa. La identidad de un escenario multicultural»

Marta García Aller33

«Estados Unidos: una visión de mi cultura desde la distancia»George Simons

41 «Ser indio en un mundo global»

Madhukar Shukla45

«Género y Derecho. ¿Cómo construir el derecho a la igualdad de lasmujeres africanas»

Malika Benradi55

«La reforma de la condición jurídica de las mujeres en Marruecos y lacuestión de referencia»

Aicha el Hajjami67

«Hijas e hijos de inmigrantes: la mal llamada segunda generación»María Inés Massot Lafon

79 «¿Mestizaje o etnosistemas?»Joan Manuel Cabezas López

91 «Todo puede ser de otra manera: construyendo el futuro. Cómo afrontar

las secuelas de la violencia»Jordi Grané

95 «La interculturalidad como problema: esbozo de una propuesta filosófica»

David Porcel Dieste

103 TEXTOS URGENTES

Otras miradas sobre la interculturalidad105

«Lost in translation. Hacia un entendimiento intercultural verdadero»Samuel Bauer

107 «Conflicto armado en el Perú (1980-2000): conclusiones de la CVR y con-

secuencias en la organización campesina indígena»José Javier Ordóñez Echeverría

113 «Columnas de opinión. La viga en mi ojo»

Aymer Waldir Zuluaga Miranda117

«Derechos reservados o acuna matata»Jaime Barrios Castillo

119 «Documento indígena»

113 «Caza-migrantes: diferencia entre hecho y morbo»

Jorge Bustamante

125Notas, críticas, recensiones, libros

Miguel Á. Álvarez Areces, Juan Gelman, Uriel Bonilla,Manuel A. Ovies,Víctor Guillot, Luis Benito García

sumario 43

En este número de Ábaco, titulado “Intercultu -ralidad” y subtitulado “miradas culturales desde unobservatorio global” se ha querido plasmar demanera clara, contando con experiencias contrasta-das por los colaboradores del número, la perspecti-va específica que cada cultura aporta de una realidadconcreta.

ABACO dedica el monográfico a la cultura, ala interculturalidad; entendiendo la cultura como eseconjunto de significados, de haceres, de valores ypatrimonios emocionales y sentimentales que com-parten un gran conjunto de personas bajo el amparode un sentimiento identitario específico. Esta concepción dela cultura es inherentemente viva, dinámica, actual. Nace,se modifica y responde a la realidad más próxima e inme-diata de las personas; recogiendo y reconstruyendo tesorosancestrales, motivando intangibles e inconscientes necesi-dades y expectativas; modelando, en una creación sin fin,el camino individual y la conducta social de las personas quecomparten dicha cultura. Es comprensible e inevitable que

cada cultura determine una manera de ver la reali-dad, de ver la vida y el mundo de manera concreta ydiferente a otra.

Según sea nuestra cultura miraremos unosdetalles u otros, veremos o no unos matices especí-ficos, valoraremos como bello o feo, correcto o inco-rrecto, natural o excepcional…. Así la multicultura-lidad podría interpretarse como un calidoscopio, enel que diversas perspectivas, diversas miradas con-fluyen para dar con una composición holística que,a su vez, es reconocida e interpretada de diversa for-ma, según sea la cultura de quien percibe el conjun-

to completo.

En el cuerpo central del número se muestran diversasaportaciones, miradas de personas de diversas culturas(nacionalidad, género, religión, edad…). Sus reflexiones sehan dirigido hacia sus propias realidades y han destacado loque para cada uno de ellos era más relevante, más propio,más trascendente en orden a mostrar a los lectores de la

Presentación

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revista, desde el observatorio que contempla su culturahacía de si misma o de la realidad de nuestro mundo global.En algunos casos los autores realizan un análisis, una pro-funda autorreflexión de lo que, para ellos, constituyen algu-nos de los profundos tópicos o paradojas de sus propias cul-turas. En otros casos, la perspectiva es más atómica y se cen-tra en aspectos o valores muy concretos de esa realidad cul-tural. También hay casos en donde la mirada ha ido más alláde una cultura concreta y se ha dirigido a describir y expli-car ese mosaico complejo e interdependiente de nuestromundo global multicultural.

El estilo de los trabajos también refleja esa diversidadcultural de los autores: escritos redactados en forma de ensa-yos literarios, reflexiones personales, lenguajes más cientí-ficos…. hasta en forma de poesía se han expresado algunasde las miradas presentes en el trabajo y es que hemos con-tado con importantes colaboraciones de la India paradóji-ca y compleja, de la dolorida Centro América, de las muje-res en el Islam y en África. También se ha recogido la mira-da europea, donde late actual y doloroso el conflicto inter-

cultural, la de la tolerancia; la de la persona inmigrante, ladel más poderoso (de USA), la del más vulnerable (el indí-gena) así como la mirada de la paradoja, de la sorpresa, dela admiración ante este mundo global…

El segundo cuerpo del número recoge otra serie deaportaciones sobre la cultura y la multiculturalidad, con unenfoque más específico y concreto; son más impresiones,evocaciones y opiniones de realidades contrapuestas: seescribe desde Colombia para hablar indirectamente deEspaña; desde Suecia para hablar de la Guatemala natal; odesde Barcelona para hablar de Perú u otras latitudes ; se tra-ta siempre del llamado “mundo mundial” que acaba de per-filar el presente número intercultural de Ábaco. Las reseñasde libros, las noticias, eventos y el apartado de magazín cie-rran este número que deseamos sea un vehículo adecuadode debate de ideas y productivo en el acervo de experienciaindividual y colectiva del lector.

María Asunción Aneas Álvarez COORDINADORA DEL NÚMERO 43 DE ÁBACO

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CR I S I S D E L A L E G I T I M I D A D D E L O S G R A N D E S M E TA-R R E L ATO S

Dos de los filósofos que a mi juicio más haninfluido en el pensamiento contemporáneo han sidoMax Stirner y Friedrich Nietzsche con sus respectivasobras El único y su propiedad (1844) y Voluntad dep o d e r ( 1 9 0 1 ) . En ellas se anuncia la crisis de la con-cepción occidental del mundo que domina hasta susdías y la consecuente necesidad de establecer losprincipios para una educación orientada a la forma-ción de un nuevo hombre adecuado a las sociedadesvenideras. Lo decisivo de estas sociedades es la d e c a -d e n c i a de la interpretación moral cristiana del mundocuyos presupuestos se habían extendido a otras concepciones:el hegelianismo, el socialismo y el positivismo. Estos autoresadvierten que el rasgo común que comparten estos sistemascon el cristianismo es la pretensión de fundamentar una con-cepción de la historia considerada como un proceso que tien-de a una meta determinada, ya fijada desde el comienzo, queel hombre debe asumir como la verdadera y llevar a cabo. Estapretensión, animada por la necesidad vital de darse el hombreun s e n t i d o a su existencia, una finalidad, conduce a socieda-des alentadas por el deseo de alcanzar un estado de paz y segu-

ridad plenas. Sin embargo, advierten Stirner y Nietzs-che, cegado por la propia certeza, el hombre occiden-tal no ha percibido que la realidad total y suprema quehan erigido como guías de sus vidas – Dios, Espíritu,Sociedad, Razón – no existe como ellos creen, comorealidad trascendente, extramental o substante, sinocomo realidad i m a g i n a d a, como tal, dependiente desu facultad imaginativa, y que, consecuentemente, nohay forma alguna de garantizar la existencia fácticade estos Ideales ni de legitimar la instauración de losfines, instituciones y regímenes políticos sustentadosen ellos. De esta crítica se van a alimentar algunosfilósofos posmodernos que advierten que la preten-sión de fundamentar la validez de los grandes meta-

rrelatos – como el cristianismo, el hegelianismo o el marxis-mo - ha conducido a la imposición, a la destrucción, al incre-mento de las diferencias sociales y económicas entre pobresy ricos, en definitiva, a la barbarie.1

CR I S I S D E L A I D E A D E P R O G R E S O C O M O U N C A M I N O H A C I A L O

M E J O R

Siguiendo esta línea, algunos de los principales filóso-fos y pensadores del siglo XX, como Ortega y Gasset, del que

La interculturalidad como problema:esbozo de una propuesta filosófica

David Porcel Dieste

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más adelante hablaremos, Martin Heidegger y Ernst Jünger,cuya obra se encamina a analizar las tensiones entre el hom-bre y la técnica2, o Sigmund Freud, que analiza el conflictoentre las pulsiones humanas y la cultura3, asumen la crisisanunciada por Nietzsche y van a responder con sus respecti-vas propuestas ante la necesidad que siente el hombre de unanueva orientación en la vida tras la crisis de los Ideales regu-lativos. Por ello, la pregunta que preocupa a los filósofos delsiglo XX va a ser: ¿qué debe hacer el hombre en la vida antela crisis de los grandes ideales regulativos Dios, la Razón, laSociedad y de los grandes metarrelatos que legitimaban unmodelo determinado de sociedad?

Estos autores pertenecen a una época en la que las cien-cias naturales, aliadas con el positivismo, el empirismo y elsensualismo, se erigen como guías para descubrir las leyesde la naturaleza con el fin último de explicar y predecir latotalidad de los hechos. El entendimiento es consideradocomo una parte más de la naturaleza y se decide explorarlopor el mismo método que la naturaleza exterior. A finales desiglo surge la ‘ciencia natural’ de lo psíquico, a saber, la p s i -cología experimental, en unión con la fisiología y la quími-ca del cerebro.

Los principios del positivismo sitúan al hombre comoel único ser con la capacidad de conocer el conjunto de leyesque rige y determina el comportamiento de los seres tantoo rgánicos como inorgánicos. Sólo la constitución de una teo-ría única que integre la totalidad de las leyes de la naturale-za permite al hombre un sometimiento técnico del mundoseguro y controlado. Así mismo, en la medida que se consi-dera la psique humana como un objeto más de la naturaleza,como tal sujeto a leyes susceptibles de ser conocidas, se con-fía en la posibilidad de alcanzar mediante la educación unahumanidad buena, razonable y segura. Todo ello coincidecon una prosperidad social y económica de la burguesía quellegará hasta el comienzo de la primera guerra mundial.4

Sin embargo , algunos hechos cruciales, como elhundimiento del Titanic en 1912, metáfora del dominio de larazó n sobre la naturaleza, la primera guerra mundial, elascenso de Hitler por vía democrática, lo acaecido en A u s-chwitz, genera desconfianza en los ideales y presupuestosteóricos procedentes del racionalismo ilustrado y del positi-vismo y comienzan a aparecer diferentes pensadores cuyaspropuestas cuestionan esos presupuestos; es el caso de KarlP o p p e r, cuya obra se encamina entre otras cosas a demostrarla imposibilidad lógica de verificar una teoría científica 5, tal

como había pretendido el positivismo lógico del Círculo deViena, o de Ortega y Gasset, que demuestra que la ciencia n otiene un acceso privilegiado al conocimiento del mundo y esnecesario recurrir a la historia para conocer la esencia de loh u m a n o6, o el caso de los pensadores herederos del Roman-ticismo alemán, Ernst Jünger y Sigmund Freud, quienes venen lo irracional el verdadero fundamento que explica loscambios históricos y culturales y determina los sucesivosórdenes políticos y sociales.7

ORT E G A Y GA S S E T: S U N U E VA F I L O S O F Í A M O R A L C O M O R E S-P U E S TA A L A C R I S I S D E L O S G R A N D E S M E TA R R E L ATO S

Por tanto, tras la crisis de la legitimidad de los grandesmetarrelatos ya anunciada por Stirner y Nietzsche y tras algu-nos sucesos cruciales acaecidos a comienzos del siglo pasadoque llevan a cuestionar la idea misma de progreso, los nuevosfilósofos del siglo XX van a tratar de asentar nuevos funda-mentos desde los que levantar un nuevo modelo de sociedady de hombre, una nueva concepción de la historia y una nue-va filosofía moral que sepa orientar la acción humana.

Ortega y Gasset es uno de los filósofos que proponede una forma más clara una nueva filosofía moral con el finde orientar la acción humana tras la crisis de las anterioresconcepciones del mundo. Veremos a continuación cómo sufilosofía moral constituye al mismo tiempo una propuesta, ami juicio interesante, que Ortega realiza para solucionar losproblemas interculturales que pueden llegar a desvertebraruna sociedad. Para entender su filosofía moral antes es preci-so aclarar algunos conceptos fundamentales de su concepcióndel hombre y de la historia que a continuación exponemos.

El filósofo español advierte a comienzos del siglo pasa-do que uno de los problemas fundamentales con los que seenfrenta el positivismo y las nuevas ciencias de la naturale-za es el problema de la imposibilidad de conocer lo humano,lo constitutivo de la realidad humana. El hombre es el únicoser que no tiene una naturaleza ya dada y definida, su ser nose reduce a un código genético o a un conjunto de átomos, suser va a estar determinado por lo que en su vida desee hacer.Estas ciencias no pueden dar respuesta a la pregunta por laesencia de lo humano ni por la identidad biográfica y cultu-ral del hombre: ¿Qué soy?, ¿quién soy? En efecto, aseguraOrtega, un humanismo científico que pretenda concebir lohumano como algo substante, como tal, susceptible de serobservado y conocido, co mo hoy día defienden aquellos

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científicos y filósofos herederos del positivismo8, no puedeaprehender lo constitutivo y esencial al hombre. El hombre,cada uno, no somos algo ya dado, de una vez para siempre,sino algo que está por hacer, que está por decidir. Por tanto,no es el código genético lo que determina nuestro porvenir,lo que constituye nuestra naturaleza, sino nuestro deseo deser aquello que creemos nos hará más dichosos: “El hombreno tiene empeño por estar en el mundo. En lo que tiene empe-ño es en estar bien. Sólo esto le parece necesario y todo lodemás es necesidad sólo en la medida en que haga posible elb i e n e s t a r. ”9 Este deseo de bienestar, unido a la imaginación,nos sitúa ante un repertorio de posibilidades imaginad as

sobre las cuales d ebemos decidir una, renu nciando a lasdemás. Por ello, el hombre en su vida puede ser muchos hom-bres, muchos y o e s, dependiendo del proyecto imaginario queopte llevar a cabo. Entonces, si como afirma Ortega, las cien-cias de la naturaleza no pueden conocer lo que somos, ¿a quédebemos recurrir para conocer la realidad humana, para com-prender nuestra identidad? A la razón histórica, responde elfilósofo español.

En su ensay o Historia como sistema (1936) Ortegaasienta los fundamentos de su teoría de la historia y del pro-greso humano. La historia, frente a la visión racionalista ypositivista, que la considera como un proyecto seguro hacia

Ciudad de Guatemala.

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un conocimiento total del mundo y haciauna educación que asegure una conviven-cia pacífica, Ortega la concibe como uncamino constante de e rro res que debemosconsiderar para elegir mejor nuestro por-v e n i r. Para ello es necesario n a rr a r d e s d eel presente nuestra historia, mediante larazón histórica, teniendo en cuenta el sis-tema de creencias y valores fundamenta-les desde los que el hombre del pasado hapensado y actuado: el hombre cristiano,por ejemplo, desde la creencia en Dioscomo causa suprema, el hombre raciona-lista desde la creencia en la capacidad dela razón para conocer el mundo… Estanarración permite descubrir, por ejemplo,al hombre europeo como el hombre quesigue siendo liberal, absolutista, feudal,pero que ya no lo es. Si no hubiese hechoesas experiencias, nos recuerda Ortega,si no las tuviese a sus espaldas y no lassiguiese siendo en su recuerdo de haber-las sido, es posible que ante las dificulta-des de la vida política actual se resolvie-se a ensayar con ilusión alguna de esasa c t i t u d e s .

LA F I L O S O F Í A M O R A L O RT E G U I A N A C O M

O B A S E PA R A L A P R O P U E S TA D E U N N U E VO

M O D E L O D E S O C I E D A D Y D E C O N V I V E N C I A

I N T E R C U LT U R A L

Como respuesta a la crisis de la con-cepción positivista del progreso y de lalegitimidad de los grandes relatos, Orte-ga considera que es el deseo originariode bienestar la fuerza que d e b e i m p u l s a ra cada hombre y a cada pueblo para larealización de su respectivo yo o proyec-to vital. El hombre no debe guiarse porningún ideal de vida buena y menos debehacer caso de todo relato q ue trate dedemostrar que existe un único caminoverdadero o correcto. D e b e, simplemen-te, seguir su deseo de bienestar, su deseo

Chiapas. México

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de realizars e, el deseo de cumplir su yo. Como veremos a continuación, este nuevo imperativo

de bienestar, de autenticidad, constituye para Ortega elimpulso que deben seguir el hombre y los pueblos para lograruna convivencia intercultural sana y adecuada. El filósofoespañol se va a centrar en los problemas de desvertebraciónque observa entre las comunidades y las clases sociales en laEspaña de los años veinte. Ami juicio me parece interesanteconsiderar estas ideas teniendo en cuenta el proyecto unifi-cador que hoy día pretende llevarse a cabo en torno a la nue-va idea de una Europa cosmopolita, proyecto que pretendeaglutinar y vertebrar diferentes nacionalidades y culturas entorno a un mismo ideal de convivencia. A su vez, como alfinal veremos, creo que sería interesante proponer un nuevomodo de entender la educación teniendo en cuenta la nuevaconcepción de la historia que propone Ortega y ante la nue-va proyección que hoy día es Europa, con el fin de contribuira la propuesta orteguiana de convivencia intercultural.

En su ensayo España invert e b r a d a ( 1 9 2 1 ) Ortega des-arrolla su propuesta de lo que debe ser una sociedad sana yvertebrada. Comienza analizando las causas de la apariciónen España de movimientos nacionalistas y separatistas y pro-pone soluciones a ellos. Fundamentalmente estas causas sondos: por un lado, la pérdida del sentimiento de pertenencia auna comunidad con un mismo p ro y e c t o común; por otro, lafalta de la vertebración necesaria para llevar este proyecto abuen término. La conclusión de Ortega es que España es unasociedad enferma, una sociedad insana, debido a la falta decompromiso e implicación social ciudadanas para realizar unproyecto común: “La potencia verdaderamente substancialque impulsa y nutre el proceso es siempre un dogma nacio-nal, un proyecto sugestivo de vida en común (…) Los gruposque integran un Estado viven juntos para algo: son una comu-nidad de propósitos, de anhelos, de grandes utilidades. Noconviven por estar juntos, sino para hacer algo juntos.”1 0

En este sentido, Ortega cree que es el deseo constituti -vo humano de re a l i z a r s e, es decir, el deseo de bienestar, uni-do al sentimiento de pertenencia a este proyecto común, loque puede orientar al hombre hacia una vida mejor tras la cri-sis de los metarrelatos y devolverle así a una sociedad sana ycomprometida. Los problemas de los nacionalismos es pre-ciso solucionarlos desde su base, y su base es el s e n t i m i e n t o,el sentimiento de pertenecer a una comunidad absolutamen-te distinta con intereses y proyectos distintos, y el conse-cuente deseo de ser reconocido como tal por las demás comu-

nidades, deseo que si no es satisfecho conduce al malestar ya la imposición. Por tanto, para atajar el problema es precisolograr qu e el sentimiento de exclusión y la consecuenteimposición se convierta en un sentimiento de inclusión queconduzca a la integración, para lo cual se requiere que losdiferentes integrantes de la sociedad y de sus respectivascomunidades se sientan partícipes activos y responsables deun mismo proyecto deseado y compartido. Los problemasque Ortega observa en su tiempo, como él mismo advierte,no pueden solventarse con la acción del Estado de Derecho,ya que la causa de la desvertebración está en la falta de estesentimiento común de pertenencia, cuestión que es previa atodos los formalismos éticos y jurídicos. Por tanto, todo cam-bio en la estructura social o estatal no afectará a la raíz delproblema que seguirá permaneciend o. E n este sentido laconstrucción de un marco adecuado –determinado por unaserie de principios cívicos -, si bien es necesaria para unasociedad que pretenda la convivencia social, no la asegura.El filósofo en este sentido afirma que es necesario que c a d aciudadano se sienta integrado y partícipe de un mismo pro-yecto con el fin de asegurar su cumplimiento y la conviven-cia social. Para ello, precisa Ortega, es necesario avivar y for-talecer las relaciones entre las minorías, que deben guiar a lasmasas para el cumplimiento del proyecto común, y las mayo-rías, que deben dejarse guiar por aquellas.

PR O P U E S TA PA R A U N N U E VO M O D O D E C O N C E B I R L A E D U C A-C I Ó N D E A C U E R D O AL O S P R I N C I P I O S D E L A F I L O S O F Í A M O R A L

O RT E G U I A N A

A mi modo de ver, al hilo de las ideas que asienta Orte-ga en relación al problema de las relaciones interculturales,existe hoy día en España y en otros países europeos un pro-blema fundamental que dificulta la posibilidad de un com-promiso íntegro con un proyecto colectivo y compartido,compromiso que podría acercarnos más al proyecto políticoeuropeo y enfriar los movimientos separatistas y nacionalis-tas de algunas nacionalidades. Este problema consiste a mijuicio en el modo como hoy día se estructuran los actualessistemas educativos, tanto en España como en otros paíseseurop eos. Una edu cación adecuadamente estructurada,según los principios que Ortega plantea en su teoría de la his-toria, debería conseguir que el ciudadano al final compren-diera la r a z ó n de que nuestros proyectos y ambiciones polí-ticas, nuestras actuales formas de gobierno, nuestras tenden-

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cias científicas y tecnológicas, artísticas, sean las que son, endefinitiva, de que nuestra forma de concebir como debe serel mundo y nuestra sociedad sea la que es. Ello permitiría alalumno tomar consciencia de su l u g a r en la historia y de laimportancia que han tenido las generaciones pasadas para laactual configuración del mundo.

A mi juicio la educación debe ser el elemento funda-mental que asegure un espacio de convivencia e integraciónsociales y culturales, pero para ello es conveniente t o m a rconsciencia de que nos corresponde a los ciudadanos de hoy,que compartimos más allá de las fronteras y banderas unasmismas creencias y valores, asumir el s e n t i d o de nuestra tra-dición y completar así el esfuerzo que generaciones pasadasrealizaron con propósitos similares. En este sentido, una edu-cación estructurada de acuerdo a la concepción la historiaque defiende Ortega, avivaría los lazos de solidaridad, nosólo entre las diferentes culturas que mantienen una mismatradición, unos mismos proyectos e intereses, sino tambiénentre los hombres de hoy y los de ayer de los que somos here-d e r o s .

La educación actual, en España y en otros países euro-peos, tanto en los niveles de Secundaria, Bachiller comouniversitarios, es básicamente una educación de conoci-mientos e ideas - en la asignatura de Física, por ejemplo seestudia lo que dice Galileo, lo que dice Newton; por otrolado, de forma independiente, en Filosofía se estudia lo quedice Platón, Aristóteles, Descartes; en Historia del Arte lasobras de Mirón, Bernini, Miguel Ángel – Esta educación,estructurada en compartimentos estancos, priva al futurociudadano de la posibilidad de que comprenda la razón d eque esas ideas aparezcan entonces y no en otro momento, suorientación y finalidad, su importancia para entender las ide-as de hoy, etc. En este sentido, una educación de acuerdo ala teoría de la historia de Ortega permitiría comprender porejemplo, por qué lo que Kant defendió hace doscientos añoslo hizo n e c e s a r i a m e n t e poco después de la muerte de New-ton y teniendo en cuenta su sistema científico, o de un modosimultán eo a la defensa de los principios ilu strados qu eemprendían los teóricos políticos, cuál era el proyecto últi-mo que se perseguía con tales esfuerzos, qué creencias loanimaban, y de qué forma hemos heredado ese resultado enel proyecto que hoy día es Europa tanto desde una perspec-

tiva política, científica, económica, social. De ese modo, unaeducación así planteada permitiría al ciudadano de hoy lle-gar a una comprensión adecuada del origen de nuestro tiem-po, con sus intereses y proyectos, lo cual presumiblementeavivaría su sentimiento de solidaridad con respecto a gene-raciones pasadas y futuras y realizaría así con mayor com-promiso la tarea de su tiempo.

En definitiva, al hilo de las ideas que plantea Ortega,para lograr estos fines de convivencia intercultural, a mi jui-cio sería interesante articular una educación cuyo fin últimofuera lograr que cada ciudadano tomara consciencia de laresponsabilidad de asumir s u proyecto propio junto a a q u e-llos que comparten y han compartido los mismos valores ycreencias que caracterizan las actuales sociedades europeas.Ello puede ser una de las claves para lograr una sociedad don-de convivan diferentes culturas animadas por un mismodeseo y una misma proyección futura.

RE F E R E N C I A S BI B L I O G R Á F I C A S

Freud, Sigmund, El malestar en la cultura, Biblioteca Nueva,Madrid, 1968

Friedr ich, Nietzsche, Voluntad de poder , Biblioteca Edaf,Madrid, 1998

J ü n g e r, Ernst, El trabajador, Tusquets, Barcelona, 1993J ü n g e r, Ernst, Abejas de cristal, Alianza Editorial, Madrid,

1 9 9 5Lyotard, Jean, La posmodernidad (explicada a los niños),

Gedisa, Madrid, 1987Mosterín, Jesús, Ciencia viva, Espasa, Madrid, 2001Ortega y Gasset, José, España invertebrada, Alianza Edito-

rial, Madrid, 1999Ortega y Gasset, José, Ideas y creencias, Alianza Editorial,

Madrid, 2001Ortega y Gasset, José, Meditación de la técnica, Alianza Edi-

torial, Madrid, 2000P o p p e r, Karl, La lógica de la investigación científica, Te c n o s ,

Madrid, 1982Safranski, Rüdiger, Un maestro de Alemania, Tusquets, Bar-

celona, 2003S t i r n e r, Max, El único y su propiedad, Va l d e m a r, Madrid, 2004Vattimo, Gianni, Más allá de la interpre t a c i ó n, Ediciones Pai-

dós, Barcelona, 1994

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N O TA S

1 Para un mayor desarrollo de estas ideas véase Lyotard, Jean(1987) La posmodernidad (explicada a los niños), Gedisa y Va t t i-mo, Gianni, (1994) Más allá de la interpre t a c i ó n, Barcelona, Edi-ciones Paidós.

2 Véase Jünger, Ernst (1995) Abejas de cristal, Madrid, A l i a n-za Editorial

3 Véase Freud, Sigmund (1968) El malestar en la cultura ,Madrid, Biblioteca Nueva, Tomo V I I I

4 Para un mayor desarrollo de estas ideas véase Safranski, Rüdi-ger (2003), Un maestro de A l e m a n i a, Barcelona, Fábula Tu s q u e t s .

5 Véase Popper, Karl (1982) La lógica de la investigación cien -tífica, Madrid, Te c n o s .

6 Véase Ortega y Gasset, José (2001) Ideas y cre e n c i a s, Madrid,Alianza Editorial.

7 Véase Jünger Ernst, (1993) El trabajador, Barcelona, Tu s-q u e t s .

8 Véase Mosterín, Jesús (2001) Ciencia viva, Madrid, EspasaC a l p e

9 Ortega y Gasset, José (2000) Me ditación de la técnica ,Madrid, Alianza Editorial.

10 Ortega y Gasset, José (1999) España invert e b r a d a, Madrid,Alianza Editorial.

Sahara (Argelia).