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HISPANISMO, MONARQUIA Y GUERRA DE CIVILIZACIONES: LOS DILEMAS DEL MONARQUISMO MEXICANOPérez Vejo, TomásIDENTIDAD NACIONAL, TELEVISIÓN Y VIDA DIARIA. PERSPECTIVAS PARA UN DEBATE SOBRE EL CASO ESPAÑOL.Peris Blanes, ÀlvarIDENTIDAD, COMPROMISO Y MILITANCIA DEL EXILIO FEMENINO EN MÉXICO: AURELIA PIJOAN QUEROLJarne Módol, AntonietaINTERÉS EUROPEO VERSUS INTERESES NACIONALES: LA COMPLEJA DEFINICIÓN DE UNA POSICIÓN COMÚN DE LA CEE ANTE LA ESPAÑA POSFRANQUISTAMoreno Juste, Antonio¿INTERVENCIÓN VERSUS ASISTENCIA?. LAS MISIONES ASIGNADAS A LAS FUERZAS ARMADAS ESPAÑOLAS: SER VISIBLES. García García, AngelJÓVENES, MODERNAS Y DEPORTISTAS: LA CONSTRUCCIÓN DE NUEVOS ROLES SOCIALES EN LA ESPAÑA DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX A TRAVÉS DE LA PUBLICIDADRodríguez Martín, NuriaLA ACADEMIA DE GUARDIAMARINAS DE CARTAGENA EN EL CONTEXTO DE LA INVASIÓN NAPOLEÓNICA Y LA PÉRDIDA DE LOS TERRITORIOS AMERICANOS (1808-1824)Sánchez Baena, Juan José y Bouzón Calvo, LauraLA ACTIVIDAD DE LAS JUNTAS DE EXTINCIÓN DE ANIMALES DAÑINOS EN ESPAÑA, 1944-1968.Corbelle Rico, Eduardo J. y Rico Boquete, EduardoLA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD A TRAVÉS DE LA MEMORIA:"EL ESPACIO BIOGRÁFICO" EN UNA VUELTA POR EL RIALTOSantamaria Colmenero, SaraLA CONSTRUCCIÓN DEL IMAGINARIO COLECTIVO DEL EXILIO REPUBLICANO EN MÉXICO: LOS MITOS FUNDACIONALES.De Hoyos Puente, JorgeLA CRIMINALIZACIÓN DE LOS PRESOS EN LA ESPAÑA DE POSTGUERRA: UNA PROPUESTA DE ANÁLISISGómez Bravo, GutmaroLA CRISIS ECONÓMICA DEL AYUNTAMIENTO DE LLEIDA EN EL TRIENIO LIBERAL Sánchez Carcelén, AntoniLA DELEGACIÓN DE PROPAGANDA DE LA REPÚBLICA EN PARÍS, 1936-1939García Fernández, HugoLA DIPLOMACIA ESPAÑOLA Y “LOS ROJOS” EN CUBA. LA CONTRAPROPAGANDA (1959-1960)Alija Garabito, Adela MaríaLA ESCLAVITUD COMO CONCEPTO POLÍTICO EN EL PRIMER LIBERALISMO HISPANOSimal Durán, Juan LuisLA ESTRUCTURA SOCIOECONÓMICA DEL CASCO URBANO DE MADRID A FINALES DEL SIGLO XIX, EL CASO DEL BARRIO DE CORREDERAGonzález Palacios, DanielLA FOTOGRAFÍA COMO FUENTE DE ESTUDIO HISTÓRICO. De las Heras Herrero, BeatrizLA HACIENDA MUNICIPAL DEL PRIMER FRANQUISMO (1940-1953)González Madrid, Damián Alberto y Martínez Lozano, Juan MiguelLA INSTAURACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA A TRAVÉS DE LA PRENSA DEL PARTI COMMUNISTE FRANÇAIS (1931)Ceamanos Llorens, RobertoLA JURISDICCION MILITAR DE GUERRA EN LA REPRESION POLITICA: LAS COMISIONES PROVINCIALES (CPEP) Y CENTRAL DE EXAMEN DE PENAS (CCEP), (1940-1947)Del Águila Torres, Juan JoséLA JUVENTUD Y EL EJE DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: COMPROMISO, DISIDENCIA Y RESISTENCIA. LOS CASOS ALEMÁN, ITALIANO Y FRANCÉSSouto Kustrín, SandraLA LITERATURA COMO OBJETO DE ESTUDIO PARA LA HISTORIA ECONÓMICA
1
LA INSTAURACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA A TRAVÉS DE LA PRENSA DEL PARTI COMMUNISTE FRANÇAIS (1931)*
Roberto Ceamanos Llorens Universidad de Zaragoza
Introducción Esta comunicación analiza el discurso que sobre la instauración de la Segunda
República española ofreció el PCF a través de sus principales publicaciones périódicas:
L´Humanité, que ocupaba un lugar central en su dispositivo de propaganda; y los
Cahiers du Bolchevisme, donde se publicaban los textos ideológicos. A ellas se suman
La Correspondance Internationale, publicada por el Komintern desde París para instruir
a sus diferentes secciones; y Regards y Monde, no sujetas al PCF, pero con innegable
sensibilidad comunista. Se muestran los temas que más interesaron al PCF, y como éste
los instrumentalizó en función de las necesidades de la política nacional e internacional,
siempre conforme a las directrices del Komintern, tal y como correspondía a un partido
que había sufrido la década anterior un profundo proceso de bolchevización.1
La prensa del PCF como fuente de estudio
La prensa política francesa había alcanzado un notable desarrollo y, dentro de
ella, la comunista ocupaba un lugar destacado. El PCF había creado una maquinaria
eficaz, en manos de comunistas fieles al Comité Central y concebida como un
instrumento de propaganda y formación política. Es por ello que las fuentes
hemerográficas cobran una especial relevancia al ofrecer profusamente los
planteamientos y directrices comunistas.
L´Humanité (1904), en tanto que órgano central de la Section Française de
l´International Communiste, estaba sometida a un estrecho control político tras la
eliminación de sus elementos más independientes. Su redactor jefe Louis-Oscar
Frossard había dimitido en 1923, dimisión a la que siguió la expulsión de Henry Torrès,
* Este trabajo ha sido posible gracias a una estancia en el CRIMIC (Université Paris IV-
Sorbonne) en el marco de una beca postdoctoral del Ministerio de Educación y Ciencia, y forma parte de un estudio más amplio que reconstruye el discurso del PCF sobre la Segunda República. Debo agradecer la información proporcionada por Pascal Carreau, responsable de los Fonds du PCF depositados en los Archives Départementales de la Seine-Saint-Denis.
1 Entre la extensa bibliografía sobre el proceso de bolchevización del PCF: TARTAKOWSKY, D.: «Le tournant des années trente», en BOURDERON, R. et al., Le PCF. Étapes et problèmes, 1920-1972, Paris, Éditions Sociales, 1981, pp. 45-74; y «La passion soviétique», en LAZAR, M., Le communisme une pasion française, Paris, Éditions Perrin, 2005, pp. 27-62.
2
Victor Méric, Bernard Lecache, Georges Pioch, Charles Lussy y Charles André Julián.
En julio del año siguiente corrieron idéntica suerte los trotskistas Alfred Rosmer y Boris
Souvarine. En adelante, bajo las manos firmes de Paul Vaillant-Couturier -redactor jefe
de L´Humanité (1926-1929 y 1935-1937)-, la publicación quedó sujeta al Partido. El
precio pagado fue alto, pero el objetivo se había logrado: crear un órgano de prensa
homogéneo que será un indispensable y fiel instrumento del Partido. Muy crítico con
sus enemigos, particularmente con los socialistas, L´Humanité se manifestó con energía
en todas las luchas emprendidas por el PCF. Narraba la actualidad, adoctrinando en la fe
comunista e insistiendo en los temas más recurrentes del bolchevismo. Las
informaciones sobre la Segunda República española ocuparon un lugar destacado y
fueron escritas por sus principales especialistas en política internacional: Gabriel Péri,
Paul Vaillant-Couturier, Paul Nizan, Pierre Mars y Marius Magnien. Entre todos ellos
se había establecido una relación jerárquica, de manera que los dos primeros exponían
las ideas principales, mientras que los tres restantes reflejaban en sus textos lo expuesto
por los dos anteriores.2
En los Cahiers du Bolchevisme (1924-1942), publicación bimestral editada por
el Comité Central del PCF, se publicaban los textos ideológicos que fijaban las
directrices establecidas por el Partido a instancias, o al menos con el beneplácito, del
Komintern. Respecto a la prensa publicada por la propia Internacional, se editaban en
francés: L´Internationale Communiste (1919-1939), publicación bimensual del Comité
Ejecutivo del Komintern; la Internationale Syndicale Rouge (1921-1934[?]), revista
bimensual editada por el Comité Ejecutivo de la Profintern; y La Correspondance
Internationale (1921-1929), semanario que se publicaba en varias lenguas con el
propósito de nutrir de informaciones, documentos y argumentos a las diferentes
secciones del Komintern, labor que convirtió a esta publicación en un instrumento
decisivo en la homogeneización ideológica del comunismo.
No sujetas al PCF, pero con innegable sensibilidad comunista, Regards y Monde
fueron dos importantes publicaciones que también se interesaron por la República
española. Regards surgió en enero de 1932 y fue una revista ilustrada pionera en la
dedicación de un espacio predominante a los reportajes fotográficos. Por entonces, las
revistas ilustradas eran escasas a causa de las dificultades para transmitir documentos
2 BALLET, R. (ed.): Grandes plumes dans L´Humanité (1904-1939), Paris, Messidor, 1990; DELPORTE, Ch.; PENNETIER, Cl.; SIRINELLI, J.F.; y WOLIKOW, S.: L´Humanité. De Jaurès à nos jours, Paris, Nouveau Monde, 2004; LEROY, R.: Un siècle d´Humanité (1904-2004), Paris, Cherche midi, 2004; y CHAMBAZ, B.: L´Humanité (1904-2004), Paris, Seuil/L´Humanité, 2004.
3
fotográficos. Antes de que surgieran Life (1936) o Paris-Match (1949), Regards
practicó el fotoperiodismo y obtuvo un loable reconocimiento técnico y cierto éxito
comercial. Aunque se abrió a personajes ajenos al PCF, fue una publicación de clara
filiación comunista en la que aparecen, entre otras, las firmas de Gabriel Péri y Jacques
Duclos, y que concedió gran importancia al Frente Popular y a la Guerra Civil española.
Léon Moussinac, crítico y teórico del cine, dirigió la revista, y Robert Capa y Henri
Cartier-Bresson fueron algunos de sus principales fotógrafos. En 1935, la publicación se
había afianzado, contaba con una difusión regular y publicaba numerosos reportajes
fotográficos de calidad.
Semanario cultural y político, Monde (1928-1935) fue creado por Henri
Barbusse con el propósito de intervenir en el debate sobre las relaciones entre creación
artística y revolución. Esta revista, que pretendía la emancipación intelectual del
proletariado, destacó por la variedad de sus rúbricas y la valía de sus colaboradores, y se
preocupó por proporcionar un contenido social a la cultura. Aunque se mantuvo
próxima al PCF, especialmente en sus últimos tiempos de lucha antifascista, la
publicación de Barbusse logró cierta independencia del Partido y, en sus momentos de
mayor autonomía, dio cabida a colaboradores que abarcaban un amplio espectro de la
izquierda no estalinista, entre los que se encontraban autores especialmente interesados
por la situación española como el italiano Angelo Tasca -que firmaba como A. Rossi- y,
sobre todo, el español Julián Gómez García -que escribía bajo el seudónimo de Julián
Gorkin.
La crisis final de la Monarquía
El PCF describió la España de 1931 como un Estado semifeudal, eminentemente
agrícola y dominado por castas “parasitaires”. La mediana propiedad sólo era relevante
en algunas regiones del Norte, mientras que en el resto del país la aristocracia absentista
y latifundista mantenía sometidos a servidumbre y formas precapitalistas de contrato a
millones de campesinos y obreros agrícolas. La economía estaba en manos de estos
terratenientes cuyos intereses estaban estrechamente relacionados con el gran capital de
la burguesía urbana. Ésta era emprendedora, pero aún no controlaba las riendas de la
economía. La industria era escasa y estaba muy localizada en territorios donde se
concentraba un proletariado industrial que trabajaba en pésimas condiciones a cambio
de bajos salarios. Sobre esta estructura económica, se erigía una superestructura política
asentada en la monarquía de los Borbones que, desacreditada por sucesivos fracasos, se
mantenía en el poder gracias al apoyo de dos baluartes: el ejército, casta militar que
4
controlaba la política; y la Iglesia, “l´armée noire”, que influía decisivamente en la vida
del país. A estas instituciones había que sumar la burocracia y las fuerzas del orden
público, especialmente la Guardia Civil. El sistema político se basaba en un régimen
parlamentario que, a través del sistema caciquil, servía a los intereses de los grandes
propietarios. Los caciques eran los dueños del poder municipal y, a partir de él, los
amos del país. Por último, este sistema mantenía sojuzgadas a varias nacionalidades.
España no era un Estado nacional homogéneo, sino que la nacionalidad española
ocupaba una posición dominante que oprimía a Cataluña, el País Vasco, Galicia y
Marruecos.3
Esta interpretación de la realidad española se insertaba en el análisis de la
situación mundial en términos de “tercer periodo” que se interpretaba como el fin de la
estabilidad capitalista y el inicio de una nueva oleada revolucionaria. Tras el duro revés
que significó el desastre de Annual, los gabinetes comenzaron a caer uno detrás de otro
hasta que se produjo, con el beneplácito del monarca, el golpe de Estado de Primo de
Rivera (1923). Pero cuando las medidas adoptadas por el dictador no lograron
solucionar los problemas del país, la creciente oposición de las masas y la desafección
del ejército obligaron al rey a sacrificar a Primo de Rivera quien dimitió en enero de
1930. Para la burguesía, la dictadura, otrora salvadora del sistema, se había convertido
en un referente a eliminar. Para el PCF las dificultades por las que atravesaba España
eran un ejemplo local de la crisis del capitalismo mundial que se intentaban superar
sacrificando a algunas cabezas visibles del régimen. Se trataba de mudar de imagen,
pero evitando cualquier reforma estructural.4
El deterioro de la situación interna a causa de los reiterados fracasos políticos y la
difícil situación económica por la depresión de 1929, llevó al Komintern a recobrar la
esperanza en el estallido de un proceso revolucionario en España que reeditara la
Revolución bolchevique de 1917.5 Para conocer la situación que atravesaba el país y
3 «L´économie espagnole et la crise», en DUCLOS, J.: «La vie internationale. Les événements
d´Espagne», Cahiers du Bolchevisme, 5 (mayo, 1931), pp. 379-387. N.G.: «La révolution espagnole», Cahiers du Bolchevisme, 7 (julio, 1931), pp. 566-574. SCHMIDT, A.: «La République est proclamée en Espagne. Et puis après?», La Correspondance Internationale 36 (22 abril, 1931), 529-530. L´Humanité, 13 de abril de 1931, portada y p. 3. VARGA, E.: «L´Espagne en révolution», La Correspondance Internationale (7 junio, 1936), pp. 689-697. Este último texto se reproduce en: MAURICE, J.: «Varga et l´Espagne», Cahiers d´Histoire de l´Institut Maurice Thorez, 17-18 (1976), pp. 49-77.
4 NIZAN, P.: «La victoire du Front Populaire en Espagne», Cahiers du Bolchevisme, 5 (marzo, 1936), pp. 273-281.
5 Sobre España y el Komintern, ELORZA, A. y BIZCARRONDO, M.: Queridos camaradas. La Internacional Comunista y España, 1919-1939, Barcelona, Planeta, 1999; y «Le Komintern et l´Espagne ou les métamorphoses d´une révolucion», Communisme, 65-66 (2001), pp. 161-178.
5
medir el pulso de su sección española el Komintern decidió que Jacques Duclos se
trasladara a la Península. Natural de los Pirineos -había nacido en Louey, localidad
próxima a Tarbes-, Duclos era uno de los principales líderes del PCF y destacado
representante del comunismo internacional. Visitó España en varias ocasiones como
delegado del PCF y del Komintern, siendo uno de los dirigentes más próximo a este
país. A principios de 1930 vivió personalmente los últimos momentos de la monarquía
y sus impresiones quedaron reflejadas en sus memorias donde reinterpretó el pasado
conforme a sus intereses políticos. Duclos era consciente de que el PCE tenía ante sí
una difícil tarea si quería ocupar una posición influyente dentro del movimiento obrero.
Recuerda que en Madrid imperaba un ambiente de creciente oposición a la monarquía y
se hablaba de retornar al sistema constitucional. Pero el PCE seguía siendo ilegal. Los
comunistas españoles no debían dejarse engañar por ilusiones parlamentaristas. Tenían
que seguir luchando contra la monarquía y constituir frentes únicos por la base.
Duclos ofreció una visión muy negativa de la dirección del PCE, en manos de la
troika compuesta por Bullejos, Trilla y Adame, que mantenía serias discrepancias con el
Komintern. Pero lo que más le preocupaba era tomar contacto con los militantes de los
principales centros obreros. En este viaje Duclos conoció a Dolores Ibárruri y José Díaz,
líderes de gran valía que la dirección del Partido estaría desaprovechando. Tras una
nueva estancia en la capital, abandonó España. Un mes más tarde, y tras haber
presentado su informe sobre la situación española al Komintern, regresó a Madrid. Allí
se reencontró con los cuadros comunistas y fue testigo del ambiente político que se
vivía tras la intentona republicana de diciembre de 1930. A finales de año se instaló en
Barcelona donde se opuso a las tendencias trotskistas que arraigaban en la capital
catalana y, a comienzos de 1931, regresó a Francia, si bien siguió con sumo interés los
acontecimientos que se desarrollaban en España.6
En la Península, el agravamiento de la crisis política y económica exigía un
sacrificio mayor que la caída de un simple gabinete. Era preciso sacrificar a la propia
monarquía para evitar el estallido de un amplio movimiento de masas. Había que
deshacerse del rey y fortalecer el poder, asentándolo sobre una nueva base más amplia
constituida por la nobleza terrateniente, el capital industrial y la burguesía. Se preparaba
la instauración de la República, una solución pactada por las clases dominantes que sólo
6 DUCLOS, J.: Mémoires. Tome I, 1896-1934. Le chemin que j´ai choisi. De Verdun au Parti communiste, Paris, Fayard, 1968: «Délégation en Espagne», pp. 310-312; «En Espagne», pp. 312-323; «De l´Escorial au Redondel», pp. 323-330; y «Les conséquences de la crise économique mondiale en Espagne», pp. 330-334. DUCLOS, J.: Ce que je crois, Paris, Grasset, 1974, p. 193.
6
pretendía un cambio político sin modificar el sistema económico y social vigente. Si se
quería frenar la oleada de huelgas que sacudía al país y reducir la combatividad de
obreros y campesinos, había que dar cauce a sus aspiraciones de cambio de manera
aparente, instaurando la república burguesa, pero evitando cualquier intento de ir más
allá. El PCE debía advertir a las masas de este engaño y conducir la revolución hasta sus
últimas consecuencias.7 Para ello tenía que proceder a su completa bolchevización,
propósito que escondía la voluntad del PCF de que su homólogo español se sometiera a
la voluntad del Komintern.8
Los comunistas franceses dudaban de la capacidad del PCE. Era preciso
fortalecerlo y su “parti frère” francés, mucho más poderoso, tenía que colaborar en esta
tarea.9 Una baza importante era el elevado número de inmigrantes españoles en
Francia.10 Los comunistas franceses denunciaban su explotación y se presentaron ante
ellos como sus más sinceros defensores, acusando al resto de la izquierda de estar aliada
con la burguesía xenófoba. Para aprovechar la fuerza revolucionaria que representaban
los inmigrantes se había creado la Main d´Oeuvre Étrangère (MOE) que contaba con
una subsección española que, lejos de la pujanza de otras como la italiana y la polaca,
era calificada por el propio PCF de débil e inexperimentada y se circunscribía a la
región de Paris donde contaba con apenas un centenar de miembros. A mediados de
febrero de 1930, la MOE emprendió entre la colonia española una serie de actividades
en apoyo del PCE que fueron explicitadas a través de una campaña en el periódico
comunista Adelante cuya difusión se quería reforzar en los departamentos del sur. Se
solicitó a los camaradas españoles que retornasen a su país para organizar a los
trabajadores en la lucha contra el capitalismo. Era preciso también reforzar el trabajo de
los “Comités de lutte contre la Dictadure”, realizar suscripciones a favor del PCE y
denunciar a socialistas y anarcosindicalistas por manipular a los inmigrantes
7 DUCLOS, J.: «La vie internationale. Les événements d´Espagne», Cahiers du Bolchevisme, 5
(mayo, 1931), pp. 379-387: «L´économie espagnole et la crise», pp. 379-381; y «La République pour sauver le régime», pp. 381-382.
8 G., N.: «La révolution espagnole», Cahiers du Bolchevisme, 7 (julio, 1931), pp. 566-574. 9 PÉRI, G.: «Les manifestations prolétariennes après la proclamation de la République
espagnole», La Correspondance Internationale 40 (6 mayo, 1931), pp. 570-571. 10 «Les travailleurs et les refugies espagnols en France», en DENÉCHÈRE, Y.: La politique
espagnole de la France de 1931 à 1936. Une pratique française des rapports inégaux, Paris, Harmattan, 1999, pp. 107-128. La visión de los inmigrantes que ofreció la prensa de izquierdas en DUWER, T.: «Les problèmes des travailleurs immigrés en France de 1931 à 1936 à travers de la presse. L´Humanité. Le Peuple», Mémoire de Maîtrise, Paris, Université de Lettres et Sciences Humaines, [s.d.].
7
españoles.11 Sin embargo, pese a las manifestaciones públicas de apoyo a los camaradas
españoles, no faltaron autocríticas a nivel interno por la insuficiente ayuda ofrecida al
PCE. Al mes de haberse proclamado la República, el propio Thorez lamentará la falta
de movilización en Francia a favor del PCE, objetivo que calificaba de primer orden. La
labor del comunismo francés entre los inmigrantes y las propias masas trabajadoras
francesas era aún insuficiente. Había que promover campañas de apoyo a la “révolution
espagnole” en todos los departamentos, crear un comité de apoyo al PCE y publicar una
“brochure populaire” que informara al público francés sobre la situación en España. La
respuesta a las críticas de Thorez no se hizo esperar y, en mayo, el PCF convocaba a los
obreros franceses a manifestarse ante la embajada española en Paris.12
El PCF distinguió entre dos movimientos que pugnaban por derribar la monarquía:
el pequeño burgués y republicano que pretendía mantener el sistema capitalista, y el
verdaderamente revolucionario del proletariado. En el primero, que aspiraba a formar
un gobierno capitalista como el conservador de Laval-Maginot en Francia, se incluyó la
frustrada sublevación de Jaca de diciembre de 1930 que llevó a España a la primera
plana de la prensa comunista francesa. Ésta insistió en la defensa de la lucha
independiente del proletariado. El fracaso de los oficiales Galán y García Hernández no
significaba la derrota del proletariado sino la de un “essai d´insurrection militaire
bourgeoise”.13 La sublevación de Jaca evidenciaba que los republicanos eran incapaces
de derribar la monarquía por sí solos. Pero la intervención de los obreros les causaba
pavor por el temor a que la revolución se les fuera de las manos. Las masas eran las
protagonistas de todo proceso revolucionario pero, tarde o temprano, eran traicionadas
por quienes las utilizaban en su propio beneficio. Ahora que el gobierno del general
Berenguer y del monarca “assassin” Alfonso XIII peligraba por “l´effervescence
ouvrière”, había que evitar que la historia se volviera a repetir. El paro, la miseria en el
campo y la debilidad de la peseta agravaban la “crise espagnole” y el movimiento
huelguístico se extendía por todo el país. Había que aprovechar la crisis para ir más allá
11 Fonds du PCF deposé aux Archives Départementales de la Seine-Saint-Denis. Archives du
PCF (1921-1939). Microfilms des archives provenant de l´Institut du marxisme-leninisme (Moscou): 3 MI 6/60. Séquence 405. «Lettre manuscrite adressée la MOE (via le Sécretariat du PC) sur la question du retour des immigrés espagnols en Espagne, 15 février 1930», 2 p.; y 3 MI 6/96. Séquence 633. «Rapport d´organisation sur le MOI en France».
12 Fonds du PCF deposé aux Archives Départementales de la Seine-Saint-Denis. Archives du PCF (1921-1939). Microfilms des archives provenant de l´Institut du marxisme-leninisme (Moscou). 3 MI 6/67. Séquence 444. «Lettre du Sécretariat aux Bureaux régionaux, sur les évènements en Espagne, 9 mai 1931», 1 p. L´Humanité, 19-20 de mayo de 1931, p. 3. G., N.: «La révolution espagnole», Cahiers du Bolchevisme, 7 (julio, 1931), pp. 566-574.
13 L´Humanité: 14, 16 y 21 de marzo, p. 3; y 18 de marzo de 1931, portada.
8
de la revolución burguesa en ciernes. La única esperanza para el proletariado era llevar
a cabo su propia revolución, pero la prensa francesa silenciaba esta lucha, al igual que
acallaba las presiones del nazismo sobre la Republica de Weimar y la mano de hierro
con la que gobernaba el mariscal Pilsudski en la república “modele” de Polonia.14
El interés de los comunistas franceses por España aumentó a medida que la crisis
empeoraba. La dimisión de Berenguer, la formación del gabinete Aznar y, sobre todo, la
unión de republicanos y socialistas de cara a las próximas elecciones municipales
centraron la atención del PCF.15 El Gobierno había decidido devolver al país a la senda
constitucional. Sin embargo, este propósito no superará las elecciones del 12 de abril.
Deseoso de que se diesen las condiciones para el estallido de la revolución del
proletariado, L´Humanité realizó un seguimiento detallado de la situación.
Sobrevaloradas, el órgano comunista primó las noticias sobre luchas obreras y
problemas económicos. Bajo el titular de “L´Espagne en pleine crise”, se publicaron
numerosas informaciones que mostraban un país convulso. El PCF saludaba la gloriosa
lucha de clases del proletariado español contra el “honteux bilan social-anarcho-
républicain” y defendía el programa electoral de sus camaradas españoles que se basaba
en la puesta en marcha de las reformas que modificarían la estructura socio-económica
para consumar la etapa intermedia de la revolución burguesa y proclamar a continuación
la Unión Federal Ibérica de Repúblicas Obreras y Campesinas, esto es, una república
similar a la Unión Soviética.16
La instauración de la Segunda República
Según el PCF, la jornada electoral del 12 de abril se desarrolló conforme a la
“tradition espagnole”, esto es, en un clima de corrupción electoral. El 13 de abril la
prensa francesa anunciaba la victoria de la coalición republicano-socialista. Entre los
socialistas franceses reinaba la esperanza, pero conservadores y comunistas se
mostraron muy críticos con los acontecimientos, si bien por razones muy diferentes.
Cuando el día 15 se anunció la proclamación de la Segunda República española, la
14 «La République pour sauver le régime», en DUCLOS, J.: «La vie internationale. Les
événements d´Espagne», Cahiers du Bolchevisme, 5 (mayo, 1931), pp. 379-387. L´Humanité: 10-12, 21-22 y 31 de diciembre, p. 3; 14-15 y 18-20 de diciembre de 1930, portada y p. 3; 12, 25-26 de febrero y 1, 6 y 16 de marzo, p. 3; 13-14 y 16 de febrero, portada y p. 3; y 27 y 29 de marzo de 1931, portada.
15 L´Humanité: 15, 21 y 23 de febrero, p. 3; y 17-20 de febrero de 1931, portada y p. 3. 16 L´Humanité: 31 de enero, 1-4 y 9 de febrero, p. 3; 22-23 y 25 de marzo, p. 3; y 26 de marzo de
1931, portada. Fonds du PCF deposé aux Archives Départementales de la Seine-Saint-Denis. Archives du PCF (1921-1939). Microfilms des archives provenant de l´Institut du marxisme-leninisme (Moscou): 3 MI 6/64. Séquence 424. «Conférence Nationale (28 février et 1 mars 1931). Ordre du tour de la conférence: […] 4e séance: […]. Résolution sur le parti espagnol».
9
mayor parte de la prensa parisina desconfió del nuevo régimen, mientras que la prensa
de izquierdas, salvo L´Humanité, recibió la noticia con alborozo.17 En su portada, el
diario comunista anunció con grandes titulares la proclamación de la República
burguesa en España, al tiempo que destacaba el “peur” del líder de Esquerra
Republicana Francesc Macià que había renunciado a la República catalana a cambio de
una promesa de futuro reconocimiento autonómico. Ésta sería una de las primeras
traiciones de la pequeña burguesía de Esquerra contra el pueblo catalán.18
No era ésta la República a la que aspiraban los comunistas quienes confiaban en el
triunfo de una revolución proletaria liderada por el PCE, objetivo a todas luces
imposible para un partido minúsculo -sólo en las zonas mineras de Vizcaya y en Sevilla,
“la ville rouge de l´Espagne” disfrutaba de cierta relevancia. Además, su participación
en las elecciones bajo el lema “¡Ningún compromiso!” le había aislado del resto de
fuerzas progresistas.19 Es conocido que el día de la proclamación de la República, el
PCE tan sólo fue capaz de llevar hasta la Puerta del Sol una camioneta con escasos
militantes y simpatizantes que, al grito de “¡Abajo la República!” y “¡Todo el poder
para los soviets!”, intentó llegar sin éxito hasta el Palacio de Oriente. No lo vio así
L´Humanité que, en su particular reconstrucción de los hechos, se dejó llevar por el
entusiasmo y afirmó que la bandera roja de los comunistas había sido la primera en
ondear sobre el Palacio Real, emblema que más tarde guardias civiles y
“socialfascistes” se habrían encargado de cambiar por la tricolor republicana. Dado su
valor simbólico, el PCF había tratado de magnificar el tímido intento de los comunistas
españoles por reproducir uno de los mitos de la Revolución de Octubre: la toma del
Palacio de Invierno.20
Con el objetivo de promover una revolución bolchevique en España que
amenazara a los imperialismos europeos, el Komintern acentuó la presión sobre la
recién instaurada República. Este interés por España se explicaba en los Cahiers du
Bolchevisme “par sa position géographique, par ses colonies, et aussi en raison des
intérêts capitalistes étrangers qui s´opposent chez elle”. Se trataba de un “point de
convergence de contradictions impérialistes, dont on ne saurait sous-estimer
17 ANTIGNAC, A.M.: «L´opinion publique française sur la Deuxième République espagnole (avril, 1931-juillet, 1936)», Mémoire de Maîtrise, Université de Paris I, 1971, pp. 5-10.
18 PÉREZ, J.: «On vote aujourd´hui en Espagne», L´Humanité, 12 de abril de 1931, p. 3. L´Humanité: 13-15 de abril de 1931, portada y p. 3.
19 L´Humanité, 29 de abril de 1931, portada y p. 3. Sobre la implantación del PCE, CRUZ, R.: El Partido Comunista de España en la Segunda República, Madrid, Alianza Editorial, 1987.
20 L´Humanité, 27 de abril de 1931, portada.
10
l´importance”.21 Había que crear la agitación necesaria para provocar una revolución de
clase. Ello explica que el PCF persistiera en una política informativa que primaba las
noticias sobre conflictos en suelo español. Se debía negar cualquier mejora realizada por
el régimen republicano, considerar al PCE el único representante del proletariado e
identificar República con Monarquía. En esta dirección, Florimond Bonte -redactor jefe
de L´Humanité (1929-1931)- identificaba a Primo de Rivera con jefes “socialfascistes”
como Largo Caballero por haber dirigido la UGT durante su colaboración con la
Dictadura. En un tiempo en que se aplicaba con firmeza la estrategia de “clase contra
clase”, los socialistas eran los grandes enemigos a batir a ambos lados de los Pirineos.22
El establecimiento de la Republica distaba de ser inmaculado. Las autoridades
republicanas habrían impuesto el “terreur blanche” y, en pocos meses, se habría vertido
más sangre obrera que durante toda la Dictadura. Sin embargo, para la International
Socialiste Ouvrière la República española preconizaba la paz social, y así lo difundían
los principales órganos de la prensa socialdemócrata: Vorwaerts desde Berlín,
Arbeiterzeitung desde Viena y Daily Herald desde Londres.23 Quería hacer creer a los
trabajadores que la República se había instaurado en España como resultado de un
proceso incruento que confirmaría las tesis reformistas: “sa proclamation avait été
saluée par les oracles de la IIe International comme une attestation vivante des thèses du
réformisme”. Los socialistas españoles y franceses colaboraban estrechamente en
transmitir esta idea a los trabajadores. La visita a Paris de Largo Caballero a principios
de junio en su condición de ministro de Trabajo y en la que manifestó el agradecimiento
de la joven República española al gobierno Laval y al líder socialista Léon Blum por sus
demostraciones de amistad, los entusiastas recibimientos que republicanos y socialistas
españoles brindaron al alcalde socialista de Toulouse Etienne Billières en su visita a
Barcelona y al diputado socialista Ludovic-Oscar Frossard durante su estancia en
Madrid, y la invitación a Léon Blum –que excusó su asistencia- y a Vincent Auriol –
secretario del grupo parlamentario socialista- para asistir al congreso que los socialistas
españoles iban a celebrar en agosto de 1931, evidenciaban las buenas relaciones entre
socialistas. Junto a Largo Caballero, Frossard fue el principal blanco de los ataques del
21 «Alliance des ouvriers et des paysans», en DUCLOS, J.: «La vie internationale. Les
événements d´Espagne», Cahiers du Bolchevisme, 5 (mayo, 1931), pp. 379-387, pp. 386-387. 22 L´Humanité: 16 de abril, portada y p. 3; BONTE, F.: «Ils ont du sang sur les mains», 18 de
abril, portada y p. 3; 19 de abril, portada; y 20 de abril de 1931, portada y p. 3. 23 PÉRI, G.: «La IIe internationale et la révolution espagnole», La Correspondance
Internationale 41 (9 mayo, 1931), p. 580; y «Problèmes actuels. Une nouvelle étape de la révolution espagnole», Cahiers du Bolchevisme, 3 (febrero, 1932), pp. 154-165.
11
PCF. Era acusado de apoyar a burgueses e imperialistas, críticas que se explicaban por
su “traîtresse” trayectoria política: fundador del PCF y su primer secretario general,
había intentado mantener cierta autonomía respecto de Moscú por lo que dimitió y
retornó a la “vieille maison”.24
A lo largo de la primavera de 1931, la dirección del PCF envió a España a
destacados políticos y periodistas para estrechar lazos con los comunistas españoles y
conocer la situación que se vivía al sur de los Pirineos.25 Junto a visitas esporádicas
como la de Jacques Doriot, que visitó Bilbao a comienzos de mayo, destacó la estancia
realizada por Gabriel Péri -responsable del grupo parlamentario comunista en materia
de asuntos extranjeros- recién proclamada la República. Fruto de esta estancia, publicó
una serie de nueve reportajes bajo el título general de “L´Humanité en Espagne”, así
como varios artículos en Cahiers du Bolchevisme y La Correspondance Internationale.
Visitó los lugares de la geografía española que más interesaban al PCF. Su visita a
Barcelona dio origen a los artículos “L´oppresion de la Catalogne par l´Espagne” y
“Avec les communistes de Catalogne”. Péri pudo comprobar como el anarquismo era la
principal fuerza del movimiento obrero catalán. Si el PCE quería ganar terreno en
Cataluña, era preciso ganarse a las bases anarquistas y hacer hincapié en la defensa de la
identidad nacional para captar apoyos del nacionalismo. Desde tierras catalanas, se
desplazó a Madrid para medir el pulso de la ciudad donde se decidía el futuro del país.
De esta estancia surgieron dos artículos sobre los comunistas madrileños y su órgano
Mundo Obrero, y en los que criticaba el sometimiento del Gobierno provisional al
capital francés, representado por la solicitud del socialista Indalecio Prieto -ministro de
Hacienda- de un préstamo a la Banque de France.26 A continuación, Péri viajó a Sevilla.
En “Les paysans andalous veulent la terre” describió el lastimoso estado del
campesinado andaluz y mostró su confianza en que la incapacidad de la República por
realizar una profunda reforma agraria provocaría el estallido de un nuevo y más intenso
proceso revolucionario. En la última de sus etapas recaló en el País Vasco donde, al
igual que en Cataluña, los comunistas esperaban atraerse, con su mensaje nacionalista al
tiempo que obrerista, a gran parte de la población. En “A Bilbao, luttes ouvrières et
question nationale” dio a conocer a los comunistas franceses la situación del
proletariado industrial y del nacionalismo vasco. Finalmente, en “La grande mission du
24 L´Humanite, 22 de abril de 1931, portada y p. 3. 25 L´Humanite, 17 de abril de 1931, portada. 26 «Le soutien monétaire français à la jeune république», en DENÉCHÈRE, Y.: La politique
espagnole de la France…, op. cit., pp. 151-156.
12
prolétariat espagnol”, escrito desde San Sebastián, Péri concluía con la idea central de la
estrategia comunista: no dar tregua a la Republica para crear las condiciones necesarias
que permitieran emprender una revolución proletaria que superase a la burguesa.27
Una interpretación similar nos la brinda Jacques Duclos que viajó a la Península
en la primavera de 1931 como miembro de una delegación del PCF con el propósito de
aconsejar a la dirección del PCE y participar en una serie de mítines. Sus análisis
quedaron reflejados en Cahiers du Bolchevisme donde propuso a los camaradas
españoles reafirmar su oposición a la joven República. El republicanismo burgués tenía
como misión salvar el régimen y frenar el ímpetu de las masas obreras. Apoyada por
“les féodaux, les curés, les banquiers”, la república burguesa había hecho correr la
sangre de los trabajadores, pero estos terminarían por comprobar que habían sido
engañados con falsas promesas reformistas. La crisis económica agravaba sin cesar sus
condiciones de vida y el nuevo Gobierno mostraba ya signos de debilidad. Ante esta
situación, los comunistas españoles tenían que abstener de participar en las reformas
republicanas y convertirse en un partido de masas que reuniese a la clase obrera en un
frente único por la base. Pero para convertirse en esta fuerza hegemónica el PCE no
podía olvidar al campesinado, clave en un país predominantemente rural. Aprovechando
la miseria de gran número de campesinos, el aumento del desempleo y su tradición de
lucha, los comunistas españoles debían orientar sus esfuerzos hacia la resolución del
problema de la tierra a través de la expropiación sin indemnización. Duclos concluía
que, si se lograba atraer a la causa comunista a todos los segmentos sociales
descontentos, era posible ser optimistas de cara a un futuro triunfo revolucionario. La
clave estaba en lograr la ruptura entre la burguesía y el proletariado.28
El afianzamiento del régimen burgués
Preocupada por el afianzamiento del régimen republicano, la prensa del PCF
acusó al Gobierno provisional de ser la continuación de la monarquía. La presencia de
Alcalá Zamora era el mejor ejemplo de ello. El político cordobés sufrió virulentas
27 PÉRI, G.: «Les débuts de la république espagnole», La Correspondance Internationale 38 (29
abril, 1931), pp. 550-551; «Les manifestations prolétariennes après la proclamation de la République espagnole», La Correspondance Internationale 40 (6 mayo, 1931), pp. 570-571; «Le programme agraire en Andalousie» y «La IIe internationale et la révolution espagnole», La Correspondance Internationale 41 (9 mayo, 1931), pp. 579-580; y «Les récents événements d´Espagne», La Correspondance Internationale 50 (10 junio, 1931), pp. 666-667. Artículos de Péri en L´Humanité: 23-24, 26-30 de abril, y 3-4 de mayo de 1931, portada y p. 3.
28 «Les tâches de notre parti frère» y «Alliance des ouvriers et des paysans», en DUCLOS, J.: «La vie internationale. Les événements d´Espagne», Cahiers du Bolchevisme, 5 (mayo, 1931), pp. 379-387.
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descalificaciones. Además de recordar su pasado monárquico, era el responsable de la
represión que sufrían los obreros y de la expulsión del país de André Marty y Jacques
Duclos. Estas críticas se intensificaron cuando Alcalá Zamora fue nombrado presidente
de la República, cargo que alcanzó con los votos socialistas. Este apoyo se relacionaba,
en clave internacional, con la complicidad entre los socialistas y la burguesía: el SPD
habría apoyado a Heinrich Brüning en su ascenso a la cancillería en marzo de 1930 y
sectores de la SFIO defendían su participación en gobiernos radicales.29
En muchos aspectos, “sauf dans la pipe”, Alcalá Zamora les recordaba a Édouard
Herriot, líder del Parti Radical que había alcanzado el poder durante el Cartel des
Gauches (1924-1926) gracias al apoyo de los “socialfascistes”. La colaboración
gubernamental socialista era objeto de un amplio debate en Francia que se intensificó
cuando, tras el triunfo electoral del segundo Cartel des Gauches (1932-1934), los
diputados socialistas apoyaron a los gobiernos radicales. Este “soutien sans
participation” decidido por una mayoría de la SFIO produjo graves disensiones en el
socialismo francés donde una minoría reformista liderada por Pierre Renaudel
consideraba que, dada la grave crisis económica y política que sufría el país, la
participación gubernamental socialista junto a los radicales se hacía imprescindible.
En 1931 serán los socialistas españoles quienes decidan no sólo apoyar al nuevo
ejecutivo sino participar, junto a los republicanos, en un gobierno de conjunción. Esta
decisión era, a los ojos del PCF, una claudicación similar a la de los socialistas
franceses. Se estaba dando la espalda al pueblo al participar en un ejecutivo que, pese a
las apariencias, era contrarrevolucionario. Los cargos de responsabilidad en los
ministerios seguían en manos de personalidades ligadas a los intereses de los grandes
propietarios que habían estado al servicio de la monarquía, los nacionalismos catalán y
vasco continuaban oprimidos y el programa del Gobierno provisional no contenía sino
limitadas reformas liberales. Nada habría cambiado con el tránsito del régimen
monárquico al republicano.30
La intensidad de esta estrategia de acoso y derribo contra la República provocó
que las autoridades prohibieran oficialmente la entrada de L´Humanité en España. Ya
con anterioridad, la dirección del periódico comunista se había quejado de que se ponían
29 L´Humanité, 11 de diciembre de 1931, portada. 30 SCHMIDT, A.: «La République est proclamée en Espagne. Et puis après?», La
Correspondance Internationale 36 (22 abril, 1931), pp. 529-530. P., C.: «Une révolution légale: la bourgeoisie au pouvoir», Monde (2 mayo, 1931), p. 12. G., N.: «La révolution espagnole», Cahiers du Bolchevisme, 7 (julio, 1931), pp. 566-574.
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serios obstáculos a la distribución de sus ejemplares, pero ahora el asunto era mucho
más serio. Hachette -distribuidora del diario comunista- comunicó a sus responsables
que había recibido un telegrama de las autoridades españolas en el que se le informaba
de la prohibición de entrada de L´Humanité. El 10 de mayo, su director, Marcel Cachin,
envió un telegrama al presidente del Gobierno provisional Alcalá Zamora y al
presidente de la Generalitat Macià en el que solicitaba el inmediato levantamiento de
esta prohibición que se interpretaba como una muestra más de la hostilidad del
Gobierno provisional hacia los comunistas.31 Pero la prohibición de L´Humanité en
España no redujo la virulencia del órgano comunista contra el gobierno republicano.
Todo indicio de crisis o de un posible brote revolucionario fue sobrevalorado por sus
redactores. El mismo día que Cachin denunciaba la prohibición de L´Humanité, se
informaba del motín y posterior manifestación por las calles de El Ferrol de los
marineros del buque de guerra Jaime I. El gobierno español entendía que era una simple
protesta por las malas condiciones alimenticias. Para los comunistas franceses se trataba
de una insurrección revolucionaria. A comienzos de agosto, un nuevo incidente saltó a
las páginas de L´Humanité. En Ceuta, los marineros del crucero República habían
reclamado la mejora de sus raciones. Al mes siguiente, fueron los artilleros quienes
protestaban por la deficiente alimentación que recibían, queja que les llevó a
manifestarse por las calles de Sevilla. Estas informaciones proporcionadas por los
comunistas franceses pretendían recordar la emblemática insurrección del acorazado
Potemkin, símbolo de la Revolución de 1905 que Sergei Eisenstein había inmortalizado
en El acorazado Potemkin (1925). Al igual que en la Rusia de principios de siglo, la
marinería se veía como una de las esperanzas de la “révolution espagnole”.32
Otra de las principales cuestiones que formaron parte del discurso del PCF
respecto a la Segunda República fue la influencia de la Iglesia Católica en España y el
futuro de las relaciones Iglesia-Estado, temas que tradicionalmente habían provocado
importantes polémicas en Francia y por los que la opinión pública de ese país mostraba
gran interés.33 La Iglesia había sido uno de los principales baluartes de la monarquía y,
una vez proclamada la República, se había convertido en el principal valedor de la
contrarrevolución. Los republicanos pretendían reducir su extraordinaria fuerza,
31 L´Humanité: 9-10 de mayo de 1931, portada. 32 L´Humanité: 10 de mayo, p. 3; 11 de mayo, portada; 9 de agosto, portada y p. 3; y 15 de
septiembre de 1931, p. 3. 33 «Anticléricalisme et laïcité», en BECKER, J.J. y CANDAR, G. (dir.): Histoire des gauches en
France. Volume 2. XXe siècle: à l´épreuve de l´histoire, Paris, La Découverte, 2004, pp. 645-665.
15
especialmente su presencia en el sistema educativo. Sin embargo, a juicio del PCF, nada
podían lograr por la tibieza de sus reformas. Había que actuar con mayor contundencia.
Aunque en apariencia España era un país muy católico, la realidad era otra muy distinta.
Las masas populares odiaban a la Iglesia a la que veían como un instrumento al servicio
de sus opresores. Ello explicaba la quema de iglesias y conventos en mayo que significó
un duro revés para la credibilidad de la joven República y fue recogida con
detenimiento por L´Humanité que los interpretó como una clara muestra del deseo
popular de extender la revolución más allá de la República burguesa.34
El PCF consideraba inminente el estallido final de la “révolution espagnole” que
habría entrado en un “stade supérieur”.35 Sin embargo, ésta no terminaba de estallar. Por
el contrario, estaba próxima la formación de unas Cortes Constituyentes que debían
redactar una nueva Constitución, paso decisivo en la consolidación de la República. A
pesar de sus constantes críticas al régimen, el PCE participó en las elecciones de junio a
Cortes Constituyentes. En los actos organizados por el Partido intervinieron destacados
líderes del PCF como Jacques Duclos que, tras visitar Madrid, se trasladó a Sevilla
donde participó en varios mítines.36 En ellos insistió en la necesidad de culminar la
revolución burguesa e ir más allá. Era especialmente urgente dar solución al problema
agrario. En estos actos políticos era habitual que los principales oradores compartieran
estrado con militantes de base. Así, en uno de estos encuentros, Duclos compartió
palestra con Angelina Montesinos, antigua anarquista que ahora militaba en el PCE. Su
presencia era un guiño a las bases anarquistas para que se aproximasen al PCE.37 Otro
dirigente del PCF que participó en la campaña electoral fue André Marty quien, natural
de Perpignan, era uno de los dirigentes del comunismo francés que mejor conocía
España. El 22 de junio, Marty participó en un mitin organizado por el PCE en el teatro
Alba de Barcelona. Junto a él intervino la militante de base María Juana, obrera modista
que había abandonado el grupo escisionista de Joaquín Maurín, enemigo a batir entre
los obreros catalanes. El ejemplo de esta trabajadora debía servir para que el resto de la
clase obrera confiara en la acción del PCE. En un discurso en catalán, Marty evocó la
34 L´Humanité, 12-17 de mayo de 1931, portada y p. 3. «Role de l´Église», Monde, 314
(noviembre, 1934), p. 14. 35 L´Humanité: 30 de mayo, 3, 5, 7, 10-12, 15 y 19 de junio de 1931, p. 3. «La Révolution
espagnole a une nouvelle étape», L´Humanité, 6 de junio de 1931, p. 3. 36 La información sobre la presencia de Duclos en MACARRO, J.M.: La utopía revolucionaria.
Sevilla en la II República, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla, 1985, p. 132. 37 «Voyage en Espagne», en DUCLOS, J.: Mémoires. Tome I, 1896-1934. Le chemin que j´ai
choisi. De Verdun au Parti communiste, Paris, Fayard, 1968, pp. 344-347. L´Humanité, 27 de junio de 1931, p. 3.
16
solidaridad revolucionaria de los franceses y de los emigrantes españoles en Francia, y
el ejemplo que representaba la Unión Soviética. Su exposición versó sobre las dos
posibilidades que se abrían ante los trabajadores: contentarse con la limitada revolución
republicana, “c´est-à-dire celle des misères, du fascisme et de la guerre”, o luchar para
que se reeditase la Revolución bolchevique. A su juicio, se daban las condiciones para
el triunfo de la segunda: la burguesía estaba en descomposición y el proletariado en
plena efervescencia revolucionaria, a pesar de las afirmaciones de la prensa francesa
que, como el órgano socialista Le Populaire, se empeñaba en afirmar que en España
reinaba la calma.38 Para las autoridades españolas las declaraciones de Marty eran un
ataque directo contra el régimen y fueron la razón por la que decretaron su expulsión,
suerte que también corrió su correligionario Duclos.39 A su regreso, Marty fue el
encargado de informar sobre la situación española al Comité Central del PCF. En su
exposición reiteró los análisis expuestos y destacó la gran relevancia del caso español
para el PCF en cuanto que el triunfo comunista en España facilitaría su victoria en
Francia.40
El PCF encajó mal su derrota en las elecciones a Cortes Constituyentes. La
represión gubernamental, las falsas promesas y un sistema electoral “réactionnaire” que
favorecía las coaliciones explicarían la victoria de los partidarios de las reformas
burguesas y la derrota del PCE que no obtuvo representación parlamentaria. Los
comunistas franceses lamentaban que la influencia comunista en la calle no se hubiera
plasmado en la composición de las nuevas Cortes que representaban a capitalistas, curas
y monárquicos disfrazados de republicanos y apoyados por los socialistas, colaboración
que era la prueba inequívoca de la traición de los “socialflics” a la clase obrera. El
nombramiento de Julián Besteiro como presidente de las Cortes simbolizaba este
engaño: “la bourgeoisie espagnole a tenu à rendre hommage à la loyauté de ce pontife
de la IIe Internationale… L´Allemagne a Breitscheid; la France a Bouisson; L´Espagne
a Besteiro!”. La política interna española reflejaba las difíciles relaciones entre
socialistas y comunistas. Besteiro se comparaba con Rudolf Breitscheid, diputado
38 L´Humanité, 3 de julio de 1931, p. 3. 39 PUIG: «Avant les élections espagnoles. Grand meeting à Barcelone avec André Marty»,
L´Humanité, 26 de junio de 1931, p. 3. 40 «Après la session du Comité Central. Les problèmes de la Révolution Espagnole»,
L´Humanité, 11 de junio de 1931, p. 3. «Nos tâches internationales. Le Parti communiste français et les événements d´Espagne», L´Humanité, 14 de junio de 1931, p. 3. Fonds du PCF deposé aux Archives Départementales de la Seine-Saint-Denis: Archives du PCF (1921-1939). Microfilms des archives provenant de l´Institut du marxisme-leninisme (Moscou). 3 MI 6/67. Séquence 440. «Résolution sur la situation en Espagne, 19 juin 1931».
17
socialdemócrata en el Reichstag, y con Fernand Bouisson, político de origen socialista
que presidía la cámara de diputados francesa, cargo que le convertía en cómplice de la
burguesía republicana.41
Aunque L´Humanité seguía ofreciendo un panorama muy crítico de la situación
para demostrar el divorcio entre la Republica y el pueblo, el PCF no podía ocultar su
preocupación por la estabilidad que estaba adquiriendo el nuevo régimen, consolidación
que se reforzará con la aprobación de la Constitución.42 Ello explica que ésta se
convirtiera en el centro de sus críticas. La carta magna era centralista, al consagrar la
idea de autonomía burguesa, y contenía una declaración superficial de derechos y
libertades. Se comparaba con la “très démocratique” Constitución de Weimar,
manipulada por la burguesía alemana, y con la constitución que el mariscal Pilsudski,
dictador con una dilatada trayectoria que incluía un pasado en las filas socialistas, había
impuesto en Polonia.43 El Gobierno español se asemejaría a los gobiernos autoritarios
que se imponían en gran parte de Europa y su talante represor llegará a su máxima
expresión con la aprobación de la Ley de Defensa de la República en octubre de 1931.
El propósito del legislador era defender al régimen de los elementos involucionistas,
pero para el PCF se trataba de un instrumento al servicio de la contrarrevolución. Esta
norma superaría en ignominia a las leyes Severing, en referencia a la legislación de
orden público aprobada por el ministro del Interior de Prusia el socialdemócrata Karl
Severing, y, junto a la Guardia de Asalto, era el principal instrumento creado por la
burguesía para evitar la revolución del proletariado.44
La complicidad entre gobiernos burgueses
Interpretado como fase superior del capitalismo y antesala de la revolución socialista,
el imperialismo fue uno de los argumentos más recurrentes del PCF en su discurso
sobre la Segunda República. España era un país estratégico para Francia. Sus territorios
metropolitanos y coloniales eran vitales para el control del Mediterráneo occidental y el
dominio del Norte de África. En base a esta circunstancia, el PCF consideraba que la
41 L´Humanité: 28-30 de junio, portada y p. 3; y 12-13 de julio de 1931, p. 3. La cita sobre
Besterio en: L´Humanité, 15 de julio de 1931, p. 3. 42 L´Humanité: 4, 7-11, 13, 15 y 18 de julio, p. 3; 24 de julio, portada y p. 3; 25 de julio, p. 3; 26-
27 y 29 de julio, portada y p. 3; 28 y 30 de julio, p. 3; 3-7 de agosto, portada y p. 3; 6-8, 10, 12-14, 16, 19, 21 y 29 de agosto, p. 3; 2 y 8 de septiembre, portada y p. 3; 11, 15, 23-24 y 27 de septiembre, p. 3; 2-3, 7, 11, 13, 17-21 y 27 de octubre, 22 de noviembre y 1, 4-7, 10-11, 16, 27 y 30 de diciembre de 1931, p. 3.
43 L´Humanité, 17 de agosto de 1931, p. 3. 44 L´Humanité, 30 de noviembre de 1931, p. 3. CURIEL, L.: «La République prolétarienne et le
fascisme en Espagne», L´Humanité, 3 de diciembre de 1931, p. 3. «En Espagne. Defendre la République ou plutôt l´étoufler?», Monde, 214 (9 julio, 1932), p. 10.
18
política exterior de los republicanos españoles había quedado supeditada al
imperialismo francés.45 Se trataría de un imperialismo “complémentaire” que actuaba
como un fiel aliado de Francia, afirmación que ignoraba la política neutralista española
y las diferencias que enfrentaba a ambos países.46 A cambio, el imperialismo francés
había apoyado la consolidación de la República española. Francia había sido el primer
estado en reconocerla y, para un mayor entendimiento, había designado como nuevo
embajador a Jean Herbette, un viejo conocido del comunismo. Cuando, al iniciarse el
primer Cartel des Gauches, Herriot decidió establecer relaciones diplomáticas con la
Unión Soviética, Herbette fue nombrado embajador en Moscú. Su paso por la capital
soviética no había dejado buena sabor de boca en el PCF que consideraba al “sinistre”
diplomático un espía anticomunista al servicio de las potencias imperialistas que, tal y
como había hecho con anterioridad en Moscú, iba a poner en marcha en Madrid una red
de espionaje y sabotaje antiobrero.47
De esta forma, la proclamación de la Segunda República había iniciado una
nueva fase en las relaciones entre España y Francia en la que los esfuerzos franceses se
concentraban en ocupar el lugar que durante la Dictadura había tenido Italia, rival de
Francia en el Mediterráneo.48 Para ello el gobierno francés no habría dudado en
presionar sobre su homólogo español, permitiendo las campañas de la prensa
conservadora francesa contra la joven República y las manifestaciones realistas a la
llegada de Alfonso XIII.
El PCF se había mostrado muy crítico con la política de asilo francesa. Había
reclamado la expulsión de los rusos blancos y, tras la derrota de Trotsky, se había
opuesto a que éste encontrara refugio en Francia. La cuestión del exilio español entró de
lleno en la política francesa a partir de 1931, cuando éste experimentó un giro radical:
45 NEMO: «Le rôle de l´Espagne dans le concert impérialiste», La Correspondance
Internationale, 37 (25 abril, 1931), p. 537. 46 L´Humanité, 24 de enero de 1932, p. 3. Sobre la política exterior española: EGIDO, A.: La
concepción de la política exterior española durante la II República, Madrid, UNED, 1987; y PÁEZ-CAMINO, F.: La significación de Francia en el contexto internacional de la II República (1931-1936), Madrid, Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1990.
47 «Après la session du Comité Central. Les problèmes de la Révolution Espagnole», L´Humanité, 11 de junio de 1931, p. 3. «Nos tâches internationales. Le Parti communiste français et les événements d´Espagne», L´Humanité, 14 de junio de 1931. Fonds du PCF deposé aux Archives Départementales de la Seine-Saint-Denis: Archives du PCF (1921-1939). Microfilms des archives provenant de l´Institut du marxisme-leninisme (Moscou). 3 MI 6/67. Séquence 440. «Résolution sur la situation en Espagne, 19 juin 1931». DENÉCHÈRE, Y.: Jean Herbette (1878-1960). Journaliste et ambassadeur, Bruxelles, PIE-Peter Lang, 2003.
48 L´Humanité, 21 abril de 1931, portada y p. 3. PÉRI, G.: «La vie international. Les impérialismes français et espagnol dans la Méditerranée», Cahiers du Bolchevisme, 6 (junio, 1931), pp. 481-487.
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los republicanos y socialistas regresaron a España, mientras que los monárquicos
iniciaron su exilio. Las actividades antirrepublicanas de estos últimos enturbiaron las
relaciones franco-españolas y constituyeron un nuevo reto para la política de asilo
francesa. El caso más aireado por la prensa del PCF fue el recibimiento dispensado en
París al monarca destronado que se convirtió en una manifestación monárquica. Las
atenciones que se brindaron a Alfonso XIII contrastaban con la desconfianza con la que
habían sido tratados los exiliados republicanos. Los comunistas franceses se lamentaban
de este tratamiento desigual y dirigieron sus críticas contra la actuación de Jean
Chiappe, prefecto de la policía de Paris que se había mostrado particularmente severo
con los republicanos e izquierdistas españoles.49 De ahí las duras críticas a la reunión
entre Chiappe y el director general de seguridad español Ángel Galarza. Este encuentro,
uno más de los contactos entre los representantes de ambos gobiernos, fue interpretado
por el PCF como un ejemplo de la colaboración entre ambos imperialismos.50
Esta cooperación se concretaba en aquellos territorios donde existían intereses
comunes: el Mediterráneo Occidental y el Norte de África. Francia necesitaba
asegurarse el control de las rutas mediterráneas para garantizar las conexiones con sus
colonias norteafricanas, circunstancia que el PCF aprovechará para sembrar las dudas
acerca de la existencia de un supuesto acuerdo hispano-francés que aseguraría estas
conexiones y permitiría a las fuerzas franceses penetrar en territorio colonial español
para perseguir a las tribus rebeldes. El imperialismo francés, que condenaba la
propuesta de la izquierda española de abandonar el norte de Marruecos, necesitaba un
gobierno español fuerte que mantuviera sus responsabilidades coloniales.51 La
República del 14 de Abril necesitaba su “Cavaignac”, en alusión a Louis Eugène
Cavaignac, militar que en la Revolución de 1848 había defendido los intereses de la
burguesía. Esta referencia histórica proporcionaba a la clase obrera una importante
lección aplicable al caso español: la burguesía utilizaba al pueblo para lograr sus
propios intereses. Proclamada la Segunda República francesa, el intento de radicalizar la
49 L´Humanite, 17 de abril de 1931, portada. GORKIN, J.: «L´Espagne en République. Le
processus de la Révolution espagnole», Monde, 25 de abril de 1931, pp. 12-13. «Un préfet de police militant de l´anticommunisme, Jean Chiappe», en BERSTEIN, S.; y BECKER, J.J.: Histoire de l´anticommunisme en France. Tome 1: 1917-1940, Rouen, Olivier Orban, 1987, p. 220-224.
50 PÉRI, G.: «Problèmes actuels. Une nouvelle étape de la révolution espagnole», Cahiers du bolchevisme, 3 (febrero, 1932), pp. 154-165.
51 NEILA, J.L.: «Las responsabilidades internacionales de la II República en Marruecos: el problema del abandonismo», Estudios Africanos, vol. 5, 8-9 (1990), pp. 47-71. «Les inquiétudes françaises devant le changement de régime (1931-mai 1932)», en DENÉCHÈRE, Y.: La politique espagnole de la France… op. cit., pp. 181-190.
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revolución había enfrentado a la burguesía con el proletariado. Cavaignac, ministro de
la Guerra, reprimió la insurrección obrera y la burguesía logró el retorno del orden que
desembocó en la contrarrevolución, esto es, en el Segundo Imperio. Casi un siglo más
tarde, en España se corría el riesgo de que la revolución derivara nuevamente en la
contrarrevolución por el temor de la burguesía a una radicalización del proceso.52
Frente a esta complicidad imperialista, el PCF había convertido al
anticolonialismo en uno de los ejes de su propaganda e inspiraba la oposición del PCE
al colonialismo español.53 Junto a la lucha revolucionaria de la clase obrera, el
anticolonialismo abriría las puertas al triunfo de la revolución. Combatir la presencia
colonial debilitaba a la metrópoli y favorecía el proceso revolucionario que se nutriría
de los soldados que retornasen de las colonias, al igual que la Revolución bolchevique
se había nutrido de las tropas rusas derrotadas en la Gran Guerra.54 En este sentido debe
entenderse la información publicada por la prensa comunista francesa sobre
conflictividad laboral y social en el Marruecos español. Demostraba la existencia de una
lucha anticolonialista que se confundirá con la supuesta opresión que sufrían los
nacionalismos periféricos, situando en el mismo lugar a marroquíes, catalanes, vascos o
gallegos, pueblos todos ellos sometidos al “impérialisme” español.55
Conclusiones
El PCF transmitió las directrices del Komintern para España y actuó como tutor de
su “parti frère”. En esta tarea la prensa jugó un papel fundamental. A través de la pluma
de políticos y periodistas de primer orden se difundieron las estrategias aplicables al
caso español. Y es que la Segunda República española despertaba gran interés. Para la
Internacional, una revolución bolchevique en España daría validez a sus argumentos
sobre una nueva oleada revolucionaria y supondría una valiosa baza estratégica. Para el
PCF, la situación española, convenientemente manipulada, era un arsenal de lecciones
revolucionarias, y un futuro triunfo del PCE tendría un gran eco en Francia.
52 L´Humanité, 21 abril de 1931, portada y p. 3. PÉRI, G.: «La vie international. Les impérialismes français et espagnol dans la Méditerranée», Cahiers du Bolchevisme, 6 (junio, 1931), pp. 481-487.
53 L´Humanité, 24 de enero de 1932, p. 3. OVED, G.: La gauche française et le nationalisme marocain, 1905-1955. t. I, Paris, L´Harmattan, 1984.
54 «Nos tâches internationales. Le Parti communiste français et les événements d´Espagne», L´Humanité, 14 de junio de 1931, p. 3. «Après la session du Comité Central. Les problèmes de la Révolution Espagnole», L´Humanité, 11 de junio de 1931, p. 3.
55 PÉRI, G.: «La vie international. Les impérialismes français et espagnol dans la Méditerranée», Cahiers du Bolchevisme, 6 (junio, 1931), pp. 481-487. «Le rôle de l´impérialisme français», en PÉRI, G.: «Problèmes actuels. Une nouvelle étape de la révolution espagnole», Cahiers du Bolchevisme, 3 (febrero, 1932), pp. 154-165, pp. 164-165. L´Humanite: 7 de mayo, p. 3; 4 y 8 de junio de 1931, p. 3; y 24 de enero de 1932, p. 3.
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El discurso del PCF se centró en el fortalecimiento de su homólogo español, que
pasaba por su bolchevización -propósito que escondía la voluntad de someterlo a los
designios de Moscú-; la captación de las bases socialistas, anarquistas y pequeño
burguesas nacionalistas; la utilización del “exemple espagnol” para criticar a la
socialdemocracia europea; la supeditación del “imperialismo” español al francés y la
condena de ambos; el desprestigio de la joven República española; y la generación de
un clima de inestabilidad que favorecería el estallido de la revolución. La Komintern
creía haber encontrado al sur de los Pirineos un foco revolucionario que reeditaría la
Revolución de Octubre de 1917. Sin embargo, los intentos del PCE por asaltar el
Palacio de Oriente o las protestas de la marinería española no se podían comparar con
los principales mitos de la revolución bolchevique. Eran tan sólo informaciones
interesadas que constituían un pálido reflejo de la realidad.