anecdotas de bernardo y simon (taoista zen)

1 Literatura AON (Alejandro Nepote) Libro Nº 62 del nuevo ordenamiento

Anécdotas de Bernardo y Simón del pensamiento Taoísta y la filosofía Zen

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Anécdotas de Bernardo y Simón

Anécdotas de Bernardo y Simón

basadas en el pensamiento Taoísta y la filosofía Zen

por

AON




1ª Edición © by AON (Alejandro Nepote)

ISBN (en trámite) Título Original: "Anécdotas de Bernardo y Simón" basadas en el pensamiento Taoísta y la filosofía Zen

correo electrónico: [email protected]

Nepote Alejandro Anécdotas de Bernardo y Simón. 1a ed. Ituzaingó: el autor, 2013. 90 p. : il. ; 21x15 cm.

ISBN (en trámite)

1. Taoismo. 2. Cuento

Nº 5078628 18/02/2013

Copyright © 2013 Argentina

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Versión ampliada y mejorada




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Seleccionados de las siguientes versiones anteriores (1988) como parte del Programa Integral de la Fundación Centro del Tao.

Código: Cont.54a “Cuentos de Bernardo y Simón el Taoísta” Autor del Libro: Aon Bibliografía exclusiva de la Fundación Centro del Tao

Código: Cont.54b “más Cuentos de Bernardo y Simón el Taoísta” Autor del Libro: Aon Bibliografía exclusiva de la Fundación Centro del Tao

Tercera Ser ie de relatos de Bernardo y Simón. ~ Versión Mejorada ~ con cien cuentos or ientados al pensamiento paradojal

Están todos los derechos reservados y registrados a nombre de la Fundación Centro del Tao Queda hecho el depósito para el Derecho de la

Propiedad Intelectual que establece la ley Nº 11.723

Autor de esta Obra: AON ( Alejandro Nepote ) Anand On

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Mural de Bernardo y Simón pintado por Aon

A todos cuantos nos hemos sentado en círculo en inolvidables reencuentros de introspección para adentrarnos en la Sabiduría Ancestral de los clásicos taoístas, permitiendo que nuestras almas se unifiquen en las dimensiones sublimes de los seres inmortales y maestros iluminados.




Esta colección de 39 cuentos ha sido recopilada a partir de las numerosas narraciones que fueron preparadas para complementar e ilustrar las enseñanzas de variadas lecciones acerca de los distintos temas de la filosofía taoísta o libros dedicados a la práctica o teoría del taoísmo que componen la bibliografía del Programa Integral de la Fundación Centro del Tao.

Los cuentos de Bernardo y Simón resumen la concepción paradojal que los taoístas ancestrales expresaron en cada articulación filosófica, y, muchas veces de manera irónica, algunas graciosas y otras veces seriamente, reproducen el encanto del pensamiento no lineal, abierto a su propia contradicción potencial, para ampliar la mente y el estado de conciencia.

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EL COMIENZO DEL FIN

Una vez, cuando Bernardo era estudiante universitario, se enteró por un compañero de la existencia de un maestro llamado Simón "el taoísta" que no siendo mudo no hablaba desde hace muchísimos años. Cuando le preguntó la razón, éste le comentó que desconocía el motivo pero que suponía que debía ser por una cuestión mística.

Intrigado por semejante misterio se decidió investigar hasta que finalmente se presentó en la casa de Simón "el taoísta" , y después de preguntarle por el motivo de su silencio, éste sólo le entregó una nota (pues no hablaba). Y así fue como Bernardo, perplejo, supo de la extraña forma de pensar y sentir de Simón el taoísta.

Seguramente, estimado lector, usted querrá saber que decía esta nota. Bueno, por ello estoy escribiendo este cuento.

La nota decía lo siguiente:




“ La Nada y el Todo, el Vacío y lo Lleno del Tao, es el Silencio Mudo del taoísta. Porque, a la Nada taoísta no se la debe entender como ausencia, sino como un Todo que no puede ser definido ni explicado, por eso se dice que es Nada. Pero no es la Nada, sino el Todo inexplicable.

Al Vacío taoísta no debe entendérselo como carencia, sino como lo Completo que nunca puede ser llenado ni rebalsado, por eso se dice que es Vacío. Pero no es el Vacío, sino el Contenido que nunca puede ser completado.

Ni la Nada ni el Vacío tienen realidad existencial en sí misma, y el Todo y el Contenido existentes no son la Esencia Trascendente, por lo tanto, se dice entonces, que el Contenido y Todo lo manifestado, es Vacío y Nada proyectados.

Y cuando puede llegarse a distinguir que el Todo y la Nada son lo mismo, y que el Vacío y el Contenido son circunstanciales, el Silencio se vuelve Uno con la Conciencia del alma que lo vislumbra.

De este modo, ya sea ante las expresiones efímeras de la vida diaria como ante las majestuosidades cósmicas de la Existencia eterna, el conocedor taoísta no sabe otra cosa más que permanecer ensimismadamente mudo.”

En ese instante, Bernardo, supo que este personaje hablaba en el mismo lenguaje del que estaba compuesto su propia vida:

“ Una completa Nada Vacío de Todo” Por lo que intuyó que podría aprender algo valioso si se quedaba y

aprendía con Simón “ el taoísta” .




Cierto es que muchas personas se acercan al taoísmo atraídas por la filosofía naturista, otras lo hacen por las prácticas y métodos taoístas para la salud y larga vida, hay quienes se identifican con su antifilosofía y paradojas o la crítica a toda organización del conocimiento, la denuncia de los códigos moralistas y de modelos típicos de comportamiento, sin embargo, hay algunas personas que se acercan al taoísmo porque comprenden vivencialmente el valor de lo inútil, del vacío, de la nada, de lo efímero de la forma y el espejismo ilusorio que provocan.

Bernardo, es esa clase de persona que siente una mayor afinidad por lo negativo del taoísmo más que por lo positivo que pregona.

Por ejemplo, algunas de las concepciones positivas del Tao son: El Tao está en todo. El Tao es la fuente primordial de toda existencia. El Tao es tan simple que los infantes viven inmerso en él desde el primer instante de vida.

A su vez, algunas de las concepciones negativas son: El Tao que existe detrás de sus expresiones no puede ser conocido. Cuanto más se pretende acercarse al Tao, más se aleja. Aquello que es el Tao, es en realidad el noTao; y aquello que es el noTao, es el verdadero Tao.

Finalmente, estas aparentes incongruencias contradictorias es lo que más atrajo a Bernardo, puesto que está sumamente convencido que no existe sabiduría mayor que aquella que se niega a sí misma.

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LA PRESERVACIÓN DE LO INTANGIBLE

Simón es un maestro ilógico, y durante varios años estuvo enseñando a sus dos primeros discípulos una filosofía de vida en apariencia abstrusa e incoherente. Al cabo de este tiempo, el menos disciplinado de los dos discípulos, Bernardo, se le acercó diciendo:

—¡Maestro, no estoy seguro de nada... no estoy seguro de nada! A lo que Simón preguntó: —¿Estás seguro?

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EL DESARROLLO DE LO INDESARROLLABLE

Dijo Bernardo: —Ya hemos ido y venido muchas veces por esta filosofía de contradicciones complementarias. Esta vez necesito de manera directa, lo más directamente posible, que me expliques por favor qué es la Verdad de Tao.

—Está bien, esta vez estoy decidido a contestarte de una vez por todas, contestó Simón y prosiguió diciendo, escúchame atentamente:

No hay respuesta verdadera a ninguna pregunta filosófica, ni tampoco hay conocimiento totalizador absoluto que refleje definitivamente una realidad existencial última. Ahora bien, si consideras que esta afirmación es correcta y cierta, entonces será como asegurar que sí existen las respuestas verdaderas o los conocimientos totalizadores absolutos. Porque de hecho, lo que yo estoy haciendo en este momento es afirmar algo. Así que prácticamente no hay salida ni es posible encontrarle una solución a lo inexplicable.

Si meditas en esta contradicción complementaria estarás más cerca de comprender la base de lo que es la Verdad esencial de Tao, concluyó el Maestro Simón.




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LA COMPRENSIÓN INDIRECTA

En otra oportunidad, dijo Bernardo a Simón: —Por años he meditado ¿quién soy? y cuanto más profundo llego,

menos lo sé. —Entonces ya lo sabes muy bien dijo Simón, eres un enigma.

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LA DEVELACIÓN DEL MISTERIO

Bernardo se acercó a Simón, el gran sabio taoísta, diciéndole lo siguiente:

—Por favor, revélame cuál es ese gran misterio que tanto lo reservas. —No puedo dijo Simón. —¿Qué lo impide? preguntó Bernardo. —Tú. —¿Debo cambiar? volvió a preguntar. —No contestó Simón, y dijo: —Si te digo que estás bien así como

eres, te estaría mintiendo. Tú lo sabes bien, así como eres no llegarás nunca a entender. Pero si te digo que tienes que cambiar, también te estaría engañando, y si lo intentaras, entonces tampoco nunca llegarás a comprender. No tienes que cambiar nada, pero tampoco puede resultar así como estás.

—Entonces preguntó Bernardo, ¿cómo lo he de resolver? —Ese dijo Simón es el gran misterio.




Al transitar un camino de autoconocimiento se presupone que deben modificarse ciertos aspectos personales para adaptarse a un nuevo enfoque de conciencia, no obstante, el autoconocimiento implica conocerse tal cual uno es sin modificaciones secundarias ni agregados superfluos, sino, por el contrario, saberse en profundidad desde las mismas raíces para comprender la verdadera naturaleza interior, y para ello no es necesario cambiar nada, antes bien, entender claramente ¿quién y qué se es?

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EL DESPLIEGUE EXTERNO DE LO INTERNO

Bernardo se encontraba entrenando arduamente en el salón de práctica de la escuela de su maestro Simón. Ya había aprendido la undécima forma con elemento, y realmente causaba sumo placer verlo moverse con tanta ductilidad y gracia, y muchos lo contemplaban con admiración y otros con un poco de envidia.

Ese día, justo cuando estaba mostrando su gran habilidad a sus compañeros de práctica, entró Simón sorpresivamente y al verlo se entristeció mucho.

Ni bien Bernardo se percató de ello, dejó de practicar y se dirigió hacia su maestro para asistirlo en su aflicción.

—¿Por qué sufres de esta manera? preguntó Bernardo, ¿acaso estoy efectuando algún movimiento incorrectamente?

—Sí, respondió Simón y agregó, toda la forma está mal hecha. He pasado muchos años enseñándote el secreto de las formas tradicionales y no has entendido nada. Porque ellas fueron transmitidas por grandes visionarios del pasado para una transformación interior de la bioenergía y de la propia naturaleza, y no para lucirte con ellas.

En fin, estoy triste porque alguna vez creí que serías capaz de alcanzar la cumbre de tu potencial interior, y, en cambio, sólo has alcanzado el llano de tu propio egocentrismo.




Si hubiera pretendido de ti que fueras una estrella de cine, entonces hoy me sentiría satisfecho de lo que haces, pero mi esfuerzo estuvo dirigido en otra dirección, a que seas el continuador del linaje iniciático de esta escuela para heredar los arcanos que transformaron a miles de almas a lo largo de muchísimas generaciones.

Recuerda, concluyó Simón, que existe una gran diferencia entre el Camino Interno o Escuela Interna 內家道 y el Camino Externo, pues el primero te conduce a ser tú mismo hasta sentir la plenitud de lo que eres, mientras que a través del segundo sólo dependes de la aprobación de los demás, la cual, desde ya te digo, jamás terminará de satisfacerte.

Es mi anhelo: ¡que en el Camino del genuino Arte Marcial Interior no te importe la aprobación o el consenso que marcan los reglamentos de los deportes mundiales inspirados en el fin último competitivo del récord inalcanzable como prueba de realización!

Porque todo esa parafernalia de medallas, copas y diplomas no es más que una estéril fachada que nunca podrá colmar el espíritu de quien se encamina hacia la verdadera autorrealización.

Los valores más importantes de las disciplinas taoístas no estriban en los logros alcanzados, en las capacidades expresadas o habilidades desarrolladas, sino, básicamente, en la profunda compenetración con lo substancial detrás de las apariencias, relacionado con el pasar desapercibido, ser inadvertido, y moverse por el mundo sin ser detectado.

Esta es la base de todo taoísta.

Del mismo modo, la verdadera espiritualidad no precisa de ritos ni ceremonias, de de pompa y vestimenta de ritual, ni siquiera se requiere de religión para abrazar la más honda espiritualidad.

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EL VERDADERO MAESTRO

Bernardo le dijo a Simón, el Sabio: —Hace ya unos tres años que he llegado hasta ti, y te recuerdo que

fue porque me han contado de tu iluminación. Quiero saber si serás capaz de despertar mi Conciencia.

A lo que Simón respondió: —Para Despertar no hace falta un maestro iluminado, lo que sí es

necesario, es que haya un discípulo iluminado. Sin ello no existe ninguna posibilidad de Despertar. Sigue estudiando, usa el discernimiento y pon en práctica lo aprendido... así, únicamente de este modo, Despertarás.

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LA TRASCENDENCIA DEL OLVIDO

En cierta ocasión en la que el grupo de estudiantes estaba explorando nuevas dimensiones del potencial latente, el maestro Simón les indicó que practicaran por un tiempo una serie de ejercicios complejos y sumamente elaborados. Al cabo de varios meses, Simón, les preguntó acerca de los resultados, y todos coincidieron en que la complejidad de este método los había ayudado a centralizarse mucho más, y que luego de superar la primera etapa de dificultad podían abstraerse en un nivel mucho más profundo de meditación.

—¡Muy bien, muy bien! se alegró Simón y agregó, pero díganme por favor, si esto que sienten es verdadero, entonces, ¿en qué parte del movimiento se establece la quietud?

Uno de los alumnos contestó que la quietud se encontraba antes de iniciar el método y después de completarlo. —No, no, contestó Simón.

Otro dijo que la quietud estaba entre medio de cada movimiento luego de haberlo empezado y antes de finalizar. —No, no, volvió a contestar Simón.




—Bueno, dijo el tercero, la quietud sólo está en la Conciencia profunda del movimiento. —No, no, repitió una vez más Simón.

Al final habló Bernardo, que era el alumno más antiguo y el que supuestamente había asimilado más principios en todo este tiempo, diciendo lo siguiente:

—La quietud se encuentra en el olvido del movimiento, pues me sucedió que luego de aprender esta técnica tan elaborada quedé mentalmente extenuado por lo que no pude pensar más ni focalizarme más, al punto tal que en un momento dado me olvidé de todo y entonces fue que me di cuenta de que el movimiento no era movimiento.

—¡Excelente! –concluyó Simón, y recuerden que hasta que no se produzca el olvido de sí mismo, no serán capaces de saborear lo más espléndido de estas prácticas. Porque, justamente, esta minuciosa elaboración de técnicas apunta a la más extremada identificación que se transforma en desidentificación.

Sin esto no hay maduración ni trascendencia.

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ESTÁ MAL PERO VAS BIEN

Bernardo le decía a Simón: —He visto como has enseñado a otros estudiantes tantos valores

esenciales que les ayudaron mucho a ver la vida con amplitud, y tanto los has estimulado a ver la naturaleza de su Ser Interior que vi como llegaron a desarrollar con el tiempo una gran sensibilidad, por eso no comprendo por qué cuando discurres conmigo acerca del conocimiento no haces otra cosa más que marearme y confundirme; pues, me dices por un lado que algo es blanco, y al final resulta negro, después, cuando me dices que algo va, termina viniendo, y si me dices que algo sube, seguro que baja.




Si me dices esto está mal, de hecho está muy bien, y cuando me dices que está bien ya he comprobado que ha de estar muy mal. Y a todo esto, jamás te inmutas. ¿Cuál es el sentido? ¿Por qué lo haces?

—Para enseñarte el principio fundamental de comprender la relatividad sin preocupaciones ni malestares. Así, mientras prosigas inquietándote por lo que las cosas son o no son, será el indicio de que todavía no has madurado la verdadera compresión respondió Simón.

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PARA LOGRAR LA PERFECCIÓN HAY QUE CORREGIR UNA SOLA COSA

Simón, el Maestro taoísta, tomó un nuevo examen a dos de sus discípulos más avanzados. Esta vez, era acerca de unas técnicas que tiempo atrás les había enseñado.

Ese día, el Maestro se mostraba, en apariencia, injustificadamente decepcionado, y terminó desaprobando a Bernardo, el menos aplicado de los dos.

Bernardo, totalmente furioso, dejó de participar de las clases durante cinco semanas. Al cabo de ese tiempo, volvió con su Maestro y lo increpó diciéndole:

—Maestro, todavía sigo enojado. No entiendo por qué el día del examen me dijiste que debía corregir mi mirada, cuando me habías enseñado a fijarla en el movimiento para perderme en él, y eso mismo hice; por eso, no sabía qué cosa corregir. Después me dijiste que corrigiera mis pies, pero me habías enseñado a mantenerlos separados y eso hice; por eso, tampoco supe qué cosa corregir. Al rato me dijiste que corrigiera mis manos, aunque las tenía ubicadas según tus indicaciones, así que otra vez, no había nada para corregir. Y en ese momento fue tal mi enojo que me desbordé; por eso, no seguí con el examen y me fui. Lo peor fue cuando, mientras me retiraba, me gritaste que tenía mucho que corregir. ¿Me puedes decir qué te propones?

A lo que Simón respondió:




—De ningún modo estoy interesado en corregir tus movimientos ni tus posturas. Sólo estoy tratando de ayudarte a corregir tu ego.

Y Bernardo, de inmediato, comprendió.

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LA FUENTE INAGOTABLE DEL CHI SE ENCUENTRA EN EL NOHACER

Bernardo le dijo a Simón: —He estado malgastando mi energía inútilmente, debido a las constantes tensiones innecesarias que me han ido generando las actividades y preocupaciones sin sentido que he estado imponiéndome durante la mayor parte de mi vida; lo cual me ha agotado enormemente en todos mis emprendimientos, impidiéndome poderlos continuar o sostener en el tiempo. Pero, el mayor pesar lo siento ahora que he aprendido las claves para el aumento energético, pues, resulta que malgasto mucha más cantidad de energía que antes y, en vez de mejorar, mi agotamiento es cada vez mayor.

—¡Por supuesto que seguirá sucediendo eso!, contestó Simón, el conocer las prácticas que te aportarán una energía renovada y multiplicada no te ayudarán en nada si es que este inmenso potencial del caudal extra lo orientas a nutrir y fortalecer tu actitud equivocada de vivir y de malgastar tu energía en actividades sin sentido. Porque, ahora, con todo tu potencial desarrollado estarás derrochando doblemente tu chi en esas actividades sin sentido que realizas. Haz de saber que con sólo cambiar de actitud y evitar este tipo de emprendimientos sin sentido, ya estarás cuidando de que tu energía no se derroche, y si a esto le sumas el conocimiento y la práctica apropiada del ahorro y la conservación, recién entonces podrás comprobar tu capacidad inagotable de inspirada creatividad.




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LA GRAN RESPUESTA A LA MAYOR DE TODAS LAS PREGUNTAS

Bernardo se acercó a Simón diciéndole: —Maestro, has estado hablando durante muchos años sobre la

Alquimia Superior, la trascendente, la mayor de todas, pero jamás has comentado ningún detalle sobre ella. He aprendido numerosos métodos y cierta teoría respecto a la técnica pero nada en cuanto a tus alusiones a la interacción psíquica con las dimensiones metafísicas. Nunca te he preguntado nada porque estuve esperando el momento más oportuno. Y, ahora siento que ha llegado ese momento, porque creo que es el modo por el cual hallaré la respuesta que tanto he buscado por muchos otros senderos sin encontrarla.

De este modo, te pido por favor que me respondas: ¿cuál es la Alquimia Superior, la trascendente, la mayor de todas, esa que transforma todos los niveles psíquicos del Ser?

—Bien, te contestaré esta pregunta de una vez y para siempre dijo Simón y prosiguió diciendo, si tú no tienes la respuesta de cuál es la Alquimia Superior, la trascendente, la mayor de todas, nadie te la podrá dar; si no puedes respondértelo por ti mismo, nadie te lo podrá responder; si tú no lo sabes, nadie te lo podrá hacer saber. El punto es que en lo más profundo de tu conciencia, lo sabes, lo sabes muy bien.

Quizás ésta, sea la respuesta. No sé. Intenta preguntártelo, porque al menos, aun cuando no llegaras a respondértelo por el momento, será éste el primer paso dado hacia la revelación de la verdadera respuesta a tu pregunta.

En la expansión de tu conciencia, encontrarás esa respuesta que tanto está buscando.

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EL ESTUDIANTE AVANZADO

Cierta vez se acercó a Simón un estudiante avanzado de materias y filosofías orientales con la pretensión de que el maestro le enseñara algo nuevo. Así que se encontraron en el patio de la Escuela y allí charlaron.

—¿Y qué estás dispuesto a aprender?, preguntó Simón. —Bueno, yo ya he aprendido muchas cosas de orientalismo así que

me gustaría participar de los niveles superiores de vuestra escuela. Es que ya no me interesan los temas que se enseñan en el primer nivel. Comentó el estudiante.

—¡Oh, qué bien!, exclamó Simón, y agregó, te puedo enseñar las técnicas del segundo nivel.

—Con todo gusto aceptaría, pero, no le parece, que tal vez... yo... ya estoy preparado para cursar el tercer nivel.

—¡Sí, sí!, es más, creo que si estás dispuesto, directamente podemos pasar al Nivel Trascendental que está después del tercer nivel.

—¡Excelente!, para que perder más tiempo con todo lo que ya se, vayamos directo al grano, ¿qué me puede decir al respecto? se jactó el estudiante en un tono bastante soberbio.

A todo esto, Bernardo que estaba escuchando, se encontraba estupefacto, sin poder creer lo que Simón decía.

Pero, Simón, con la maestría que lo caracterizaba, dijo: —Lo primero que tienes que saber, es que en este nivel ya no

necesitas ninguna técnica, porque para ello has trascendido completamente; ahora eres un nuevo hombre, un nuevo Ser, y por eso, ni siquiera hay una teoría excelsa que pueda llegarte ni siquiera a las puntas de los pies. Porque tú estás más allá de todo esto.

Ya no necesitas practicar nada ni estudiar nada ni hacer nada, sólo basta que recuerdes las dos palabras mágicas que te diré. Piensa siempre en esto y estarás iluminado. Escucha muy bien:

¡Eres Budha o Eres el Tao! Nada más. Luego de un largo rato de completa mudez, el estudiante rompió el

silencio diciendo: —Muy bien, ¡gracias maestro!, pero ahora qué hago.




—Nada dijo Simón, ahora puedes marcharte, ya has terminado tu estudio superior en esta Escuela. Así que Bernardo que es un estudiante del segundo nivel te acompañará hasta la puerta.

Y así fue cómo el estudiante que recién entraba a la escuela se marchó inmediatamente.

Más tarde, Bernardo consultó a Simón, para plantearle su situación, ya que durante algunos años el maestro lo había instado a permanecer en el primer nivel, y recién hace unos meses, después de tantos esfuerzos le había permitido comenzar a cursar el segundo; por lo que no podía entender, cómo a este extraño estudiante lo había eximido de los tres nivel, y peor aún, le había aprobado sin cursar el Nivel Trascendental de los Iniciados.

A lo que Simón respondió: —Espera unos años y lo entenderás.

Pasaron nueve años desde aquella vez, y un cierto día ese estudiante regresó a la Escuela, y cuando se encontró con el Maestro Simón se largo a llorar. Estaba hecho una piltrafa humana.

—¡Mira en lo que me he convertido! dijo el estudiante avanzado, no soy más que un arrogante al que todo el mundo desprecia, me he quedado sin amigos ni discípulos a quien enseñar lo que creía saber; suponía erróneamente que tenía todo resuelto, que era un Budha, que era Tao, según me habías enseñado, y andaba diciendo por ahí que yo era el ser más dichoso de la tierra, pero me he dado cuenta que soy el más infeliz y miserable de todos los mortales. Creía que no necesitaba nada más, de ninguna práctica, de ningún ejercicio, de ningún tipo conocimiento ni de nadie. Me creía totalmente superado, superdotado, índigo, un ser de luz, creía que ya estaba de vuelta mientras los otros recién iban, pero la verdad es que necesito de todo, porque estoy enfermo, mi energía se ha deteriorado terriblemente, he perdido la salud hasta estar al borde de la muerte, mi mente se encuentra descarriada y mi espíritu desolado. Ahora nada me da satisfacción, ni siquiera pensar en tus dos palabras mágicas. Por eso te pregunto ¿en qué me he equivocado?, dime lo que tengo que hacer para recuperar mi vida y avanzar por un Camino de verdadera Transformación, y así lo haré.

El maestro Simón, apoyó su mano sobre el hombro del principiante que se había creído un estudiante avanzado, y le dijo:




—Está bien, te ayudaré, eso es muy sencillo, ¡simplemente tienes que asimilar los principios esenciales pero no desde el Primer Nivel del Estudio, sino desde mucho antes todavía, tú tienes que empezar desde el Pre Nivel, desde cero; sólo así alcanzarás la mayor y verdadera autorrealización. Y si estás decidido, Bernardo, que ahora es un estudiante del Nivel en vías de lo Trascendental, te acompañara a tu sala de estudio.

Personalmente he conocido muchas personas semejantes a este estudiante con ínfulas de avanzado, por eso puede decirse que este cuento no es tan cuento sino antes bien, un asunto por demás vigente.

Todos nosotros hemos conocido gente con semejante engreimiento y vanidad. La historia taoísta está llena de estas personalidades y en todas las corrientes del pensamiento pueden encontrarse estos egos.

Un conocido mío de mucho tiempo atrás, después de casi dieciocho años de pensar que era un realizado espiritual debido a lo que había verificado a través de numerosos libros y por lo que había creído bajo la tutela doctrinaria de ciertas sectas, llego al mismo punto que se plantea en este cuento. Porque cuando despertó, se dio cuenta que en ese sentido no tenía nada, pura fantasía, su conocimiento no era más que un cóctel de información. Y tuvo que empezar casi de nuevo, completamente desde cero. Pero fue más difícil todavía, porque tuvo que hacer un enorme esfuerzo para limpiarse de tantos conceptos erróneos que ya había asimilado como verdaderos, es decir, el gran problema fue el desaprendizaje de aquello erróneo que había asimilado.

Afortunadamente, este conocido era todavía muy joven, por lo que avanzó mucho desde aquella posición de reconocimiento real y desilusión. Sin embargo, he visto a personas adultos adentrarse en este mismo trayecto abismal de creer que están tocando el cielo con las manos cuando en verdad se están atrincherando en lo profundo de la tierra a causa de los condicionamientos del propio ego.

Hay estudiantes avanzados y profesores de ciertas líneas del taoísmo religioso, de ciertas escuelas de zen o de algunas escuelas budista (Fo) en particular, que se acercan al Programa Integral del Taochi Shench´iching argumentando que las materias que aquí se desarrollan se inician desde el Primer Nivel, y que, por lo tanto, estas prácticas corresponden a un nivel primario, básico y muy elemental. Y me comentan que sus maestros anteriores, según esas líneas un tanto dogmáticas, les han recomendado desarrollar directamente el tercer nivel y abandonar todo lo relativo al primer y al segundo nivel, incluso algunos argumentan que no necesitan hacer ningún ejercicio para estar en la cima de Tao o del estado de Budha.




Y siempre sucede lo mismo, porque estas personas después de haber avanzado durante muchos años directamente por el Tercer Nivel y más allá de él, sufren de muchas necesidades insatisfechas en cuanto a una Realización Integral de uno mismo en relación al potencial latente, y sienten que tienen muchas cosas pendientes y no resueltas en cuanto a la experimentación y vivencias del mundo interior, porque al final no fue suficiente con simplemente creerse estudiante de un Nivel Trascendental fundamentados en una teoría lejana muy distanciada de la práctica y del entrenamiento básico.

Y esto es algo muy común en la actualidad ya que se observa en muchas personas, que con sólo la mera lectura de los Sutras suponen que ya es suficiente para iluminarse.

Hay un gran cantidad de buscadores que se encuentran en esta misma situación, porque, lamentablemente, cuando se decidieron hace mucho tiempo profundizar un Camino Interior, ingenuamente, por supuesto, confiaron en estos aparentes maestros que los orientaron por el camino más fácil y rápido, a veces conocido como "Estudio Veloz para Ejecutivos", o "Aprendizaje Acelerado para el Nuevo Milenio" o “Lectura Rápida”. Pero el Camino Real no trata de nada de eso ni de saltear etapas, sino, por el contrario, consiste en mucha práctica y experimentación vivencial desde los ejercicios más elementales.

Es evidente que a estas personas cándidas e inexpertas les han arrebatado un proceso esencial de Transformación que inevitablemente todo aspirante al desarrollo del potencial latente debe atravesar, puesto que como seres humanos que somos, el Camino Integral no puede ser reemplazado por un camino parcial del último tramo. El ser humano precisa desarrollar todo su potencial desde múltiples ángulos, y no sólo a través del aspecto devocional o sólo intelectual o mágico; sino que la vivencia experimental debe abarcar el amplio espectro de todo el horizonte del Camino Interior que se aborda mediante todos sus niveles, desde el primero hasta el último.

Es como si a un niño del pre escolar se le diera a elegir entre cursar la primaria, la secundaria y la terciaria, o bien, directamente cursar la licenciatura. De hecho, muchos no lo dudarían ni un instante y elegirían comenzar por lo último. Porque, ¿para qué perder tanto tiempo si se ofrece esta oportunidad de ir directamente al final?

Justamente, estos seudos maestros han causado mucho daño, despreciando la sabiduría ancestral heredada al rebajarla a un sin sentido especulativo, argumentando que su visión del camino es más directa y los resultados que proponen son inmediatos por ofrecer la alternativa de estudiar directamente el Nivel Trascendental sin pasar por los anteriores.

Y, por supuesto, que esto ha sido tomado muy bien por una gran mayoría, puesto que muchos sueñan con aire de grandeza estar en el nivel avanzado y ya estar iluminados en cualquiera de los caminos existentes en el mundo entero, espiritualmente hablando, claro está. Todos quieren estar allá, pero la verdad es que con creer y decir que están allá no alcanza.




El ser humano precisa mucho más que el título de un nivel superior o universitario para autorrealizarse auténticamente. Pues, si no templa su espíritu a través de ejercicios que fortalezcan su sistema nervioso y bioeléctrico, ese nivel superior se esfumará en el preciso momento que la naturaleza le exija que demuestre su verdadera condición y estado. O bien, si por otro lado no se armonizan ni se regulan primeramente las secreciones glandulares a través de distintas prácticas conducentes a ello, difícilmente la persona pueda vivenciar un estado de profunda plenitud, porque si estas glándulas segregan la química desbalanceada de la depresión u otros desequilibrio, por más avanzada que la persona se crea (intelectualmente hablando), no podrá saborear de ningún modo la felicidad o el estado de beatitud; y si no se ajustan los pensamientos en una dirección alquímica realizable y logrado mediante la práctica, la persona vivirá en un mundo interno desordenado y caótico por más títulos enmarcados que se ostenten y atesoren.

Y, por último, si no se abren, mediante ejercicios apropiados, los portales de los centros psíquicos para acceder a planos más sutiles dentro de la verdadera naturaleza elevada del Ser Esencial, será imposible que la persona abandone la chatura y horizontalidad de su enfoque diario para captar los niveles sublimes de la existencia espiritual. Entonces, por más esfuerzo que se intente en aparentar la supremacía espiritual, si ésta no es concretada en los propios átomos y células del cuerpo mediante la influencia directa de la práctica constante, una y otra vez se caerá en las redes de lo mediocre y ordinario o del desequilibrio a causa de la enfermedad.

Por eso mismo, a través del programa Integral de la Fundación Centro del Tao, se estimula a comenzar por el Primer o Último Nivel, pero aun cuando se eligiera comenzar por el Tercero (Cuarto Ciclo), indefectiblemente, éste debe concluir en el Primero, tanto como el Primero ha de concluir en el último. Desde un extremo u otro es necesario recorrer el camino completo.

Simplemente puede comenzarse por distintas direcciones, pero esta metodología pedagógica no contempla saltear ningún nivel por más insignificante que sea considerado por otras relativas escuelas o supuestos maestros, para, de este modo, no caer en el mismo abismo que cayó el estudiante del cuento de Bernardo y Simón.

Asimismo, se notará claramente que algunos de los conceptos presentados en este cuento filosófico y en varios de los expuestos en este libro abordan pautas y principios pertenecientes a los niveles superiores, como ser el Tercero y el Trascendente, por eso recomiendo al lector que asuma una gran cautela al incursionar estos temas y al meditar en ellos, mientras tanto se va abriendo su mente y madurando la comprensión a partir de las prácticas regulares más básicas.




Es por todo esto que una y otra vez le digo a cada interesado que se acerca a este Camino del Taochi Shench´iching, más allá de los estudios y profesión que tenga, que se mentalice desde el comienzo a recorrer todos los niveles de los cursos, ya sea desde los básicos hasta los más avanzados, o viceversa.

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EL CÍRCULO CÍCLICO

Bernardo se acercó a Simón diciéndole: —Maestro, he estudiado durante algunos años los principios del Conocimiento Circular que lleva siempre al mismo punto, pero me ayudaría enormemente que me explicaras de un modo más concreto las idas y vueltas de esta filosofía.

A lo que Simón respondió: —Te lo explicaré tomando como ejemplo mi propia experiencia personal. Cuando era adolescente, no entendía nada, no obstante, tampoco entendía que no entendía, por lo tanto, no había forma de que me preocupara por ello. Esto siguió sucediendo durante toda una larga etapa de mi vida. Pero conforme fui profundizando la vivencia de tomar conciencia, la armonía del espíritu llegó a ser lo único y más grande que tenía; no había otra cosa, porque cuando la perdía, era como si me faltara todo, mientras que, cuando la volvía a recuperar, no me faltaba nada y me sentía completo. Esta fue otra larga etapa en mi vida, que me llenó de preocupación.

Más tarde, cuando asimilé un cierto grado de sabiduría, entré en una nueva etapa, pues comprendí que aún sin armonía, todo estaba en su justo lugar, nada faltaba, y me encontraba tan consciente de ello que me mantenía imperturbable aun en las vicisitudes y, ya no me preocupaba. Y esto me pareció ser el valor más trascendente de mi camino. Es decir, en la armonía había felicidad, pero en la desarmonía había conciencia. De este modo, el camino ya no me afectaba de la misma manera que antes.




Ahora bien continuó diciendo el maestro, cuando me iluminé, sólo había Existencia, ni entendimiento ni no entendimiento, ni sabiduría ni ignorancia, ni armonía ni desarmonía, ni conciencia ni inconsciencia, ni existía un camino ni un nocamino, ni aprecio ni rechazo ni nada estaba en su lugar ni nada fuera de él. O sea, nuevamente estaba igual que en un principio, otra vez sin saber nada acerca de la existencia de un camino.

¡He aquí el Conocimiento Circular que te lleva al mismo punto! En ese momento, los ojos de Bernardo brillaron vivamente, y

exclamó: —¡Maestro, entonces estoy a punto de iluminarme... debe de faltar

muy poco! ... estoy seguro... —¿Y cuál es el motivo? interrogó Simón. —Pues, yo tampoco entiendo nada de nada, pero soy muy consciente

de ello.

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EL CONOCIMIENTO DEL AMOR

Bernardo se encontraba sumamente contrariado. —¿Qué te ocurre? preguntó Simón. —Me estoy preguntando cuál es el motivo por el que tanto insistes en

que el conocimiento es inútil, cuando gracias a él la ciencia ha avanzado tanto. La genética es capaz de lograr mejores producciones de alimentos y a mayor velocidad como para abastecer a una población mucho más numerosa; la medicina ha hecho grandes descubrimientos al punto de haber alargado de forma notable la vida del ser humano; la tecnología ofrece un gran confort y la posibilidad de estar más preparados para afrontar los climas rigurosos, o, tan sólo para ahorrar tiempo en los quehaceres domésticos, o, para mejorar la comunicación social a nivel planetario, o para poder llevar una vida más entretenida y agradable; la Astronomía, la Arqueología y tantas otras ciencias más están aportando a un mejor desenvolvimiento de la vida para una existencia más digna.




—Sí, estoy de acuerdo asintió Simón, pero estamos hablando de dos cosas diferentes. Tu visión es en relación a lo externo, y con respecto a tu opinión no tengo grandes dudas de que así sea, pero la cuestión es que mi visión está apuntando a lo interno. Y te aseguro, y vuelvo a decirte que todo el conocimiento del mundo, el inmenso conocimiento de todas las ciencias, el conocimiento de todas las enciclopedias y manuales existentes no son suficientes como para ayudarte a entrar en la dimensión potencial de tu Ser Esencial. Y no es porque los conocimientos sean pocos, sino porque en este sentido son inútiles. Llegar a lo más hondo de tu Ser Esencial no depende de la erudición, sino de un sentimiento de amor, y la mayoría de las veces el conocimiento de los hombres no transita esta senda.

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LA SIMULACIÓN DE TRASCENDENCIA

Bernardo tenía un compañero que practicaba los métodos que enseñaba Simón simulando que se entrenaba con ellos, pero en realidad no los efectuaba; es decir, cuando se debía respirar profundo, él simulaba que estaba respirando hondo pero prefería poner su mente en los proyectos laborales y en otras cuestiones de su vida personal mientras aparentaba practicar, y así descuidaba el ejercicio y siempre respiraba superficialmente. Si había que efectuar posturas exigidas, él simplemente las hacía hasta la mitad para no cansarse. Si había que practicar la centralización mental y el reajuste de la energía por una hora, el sólo podía mantener la atención durante medio minuto, luego se dedicaba a reflexionar fingiendo que estaba absorto en una gran meditación. Y así procedía con todos los métodos, y los efectuaba de manera tibia, sin una verdadera dedicación y sin compenetrarse jamás.




Cierta vez Bernardo le preguntó sobre esta actitud indiferente a lo que el compañero ofendido le explicó que él ya había trascendido estas prácticas puesto que se encontraba en la etapa del Wei Wu Wei. Bernardo se sonrió y continúo diligentemente con su entrenamiento tal como lo había sostenido durante mucho tiempo, obteniendo de ello cada vez mayores beneficios.

No obstante con los años se puso de manifiesto la realidad de los hechos, puesto que el compañero de Bernardo sufría de debilidad crónica, desvarío mental y desgano espiritual, de manera inexorable.

Entonces, Bernardo le recordó: —Acaso, ¿no era que habías trascendido estas prácticas?, ¿cómo

entonces si no las necesitabas te encuentras ahora en un estado tan deteriorado y enfermo?

Y entonces el compañero le contestó muy enojado: —Yo no tengo la culpa de que los métodos de Simón no sirvan para nada. Yo los practiqué, pero no me dieron ningún resultado.

Cuando Bernardo comentó este suceso con Simón, éste simplemente le dijo:

—Esto confirma una vez más que cada uno ha de seguir su propio camino. Y lo que es positivo para uno, seguro que es negativo para otro. No te preocupes por nada, si has entendido el sentido esencial de la práctica, entonces, continúa profundizándola, lo demás, es secundario.

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EL MUNDO EN LA CABEZA

Bernardo quería discutir ciertos puntos filosóficos en los que no coincidía con su maestro Simón. Así que, acompañado de su hijo de cuatro añitos se encaminó a hacerle una visita. Ya en su casa, y después de tres cuartos de hora de agónica disertación ininterrumpida, justo en el momento más álgido de la retórica, el niñito interrumpió a su padre preguntando:

—¿Alguna vez imaginaste que la cabeza es como un país?




El padre se quedó sin palabras mirando al niño tan pequeño, tratando de interpretar qué había querido decirle.

Pasaron unos segundos de reubicación mental, entonces, Bernardo, comprendió lo que supuestamente había querido decir su hijo de cuatro años. Y asombrado y maravillado a la vez, contestó: —Es verdad hijo mío, es muy cierto lo que dices, coincido totalmente contigo, cada cabeza es un mundo entero. Y aquí me ves, discutiendo, con mi mundo acuestas.

—¡Sí, sí! dijo el niño, feliz por la aceptación de su comentario, y reafirmó su conclusión anterior diciendo lo siguiente: —¡Sí, cada cabeza es como un país... donde viven los piojos y pasean!...

Simón, el maestro, sin más charla despidió a Bernardo diciéndole: —Es evidente que el hijo de cuatro años es más inteligente que su

padre de treinta y dos, porque cuando el padre va, el hijo ya está de vuelta. Este niño es un verdadero filósofo neotaoísta, él entiende todo el asunto y tú al cabo de tantos años de estudio todavía no entiendes nada.

Tú sigues buscando la sabiduría, en cambio, él, ya la tiene.

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EL VALOR DE LO DEVALUADO

En otra ocasión, Bernardo, fue hasta lo de su maestro Simón y estando profundamente apesadumbrado le comentó.

—Maestro, si existiera algo que yo hubiera sido capaz de hacer bien, pues, tan sólo con eso me sentiría una persona iluminada; pero, lo cierto es que no hay nada que haya hecho bien en la vida, absolutamente nada. Todo cuanto he realizado ha sido rubricado con errores, equivocaciones, falencias, descuidos, imperfecciones, omisiones, vicios, olvidos, desaciertos, fracasos, inconsciencia, distracciones, y, en cada uno de mis emprendimientos se destaca la ausencia de habilidad o pericia, por eso, nada de lo que he hecho tiene el más insignificante mérito.




He fallado a mis padres que deseaban que fuera abogado y a mis hijos por no haberles brindado todo lo que han pedido, he fallado como amigo, como amante y como vecino de mis vecinos, no he hecho nada por la sociedad ni por el mundo en el que vivo, cada acción que realizo es un desatino, cometo toda clase de torpezas sin darme cuenta y cuando me percato de ello ya es demasiado tarde, a nadie he dejado satisfecho jamás ni merezco gratitud por parte de nadie porque a nadie he podido favorecer con ninguna de mis acciones.

Te comento todo esto porque siento el gran amor que dedicas a cultivarme y al compartirme la sabiduría arcana de los sabios que nos precedieron, y no quisiera decepcionarte por ser un inepto irremediable.

El maestro Simón emitió una estruendosa carcajada, y entre risa dijo: —Hijo mío, precisamente tu exuberante ineptitud es lo que te hace

digno de Tao, de otro modo, te encontrarías inexorablemente alejado de su misteriosa esencialidad.

Sigue así, no dejes nunca de equivocarte y de fracasar, y tu Ser, tu Espíritu y tu Alma estarán cada vez más unidos al Tao.

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LA UTILIDAD DE LO INÚTIL

—No entiendo por qué sintiéndome tan errado, equivocado y fracasado en los asuntos de mi vida me dices que así como estoy me encuentro más cerca del Tao. Bernardo, una vez más, comentó angustiado a su maestro.

Y Simón le respondió: —Por tres razones trascendentales... La primera por desilusión, la segunda por autoconocimiento y la

tercera por convicción. —No te comprendo, respondió Bernardo.




—Pues, es simple, argumentó el maestro Simón tus constantes fracasos, equivocaciones y errores te condujeron inexorablemente a la decepción y a desilusionarte de todo, y, precisamente, la ilusión es el principal obstáculo para acercarse al verdadero Tao. La gente que vive ilusionada sigue corriendo detrás de las apariencias y queda atrapada en las redes de lo ilusorio, ambicionando conquistar la plenitud a través de la cáscara y no del contenido, desesperándose por adueñarse de lo irreal. Por lo tanto, si has perdido toda esperanza, si te has desilusionado con todo, entonces, está todo listo para fusionarte con el Tao esencial que es lo real y volverte Uno con lo sublime.

A su vez, te has autoconocido a la perfección en cuanto a comprender tu naturaleza falsa, así que estás mucho más cerca de conocer tu verdadera naturaleza substancial. Aquellas personas que siguen creyendo que hacen todo bien cuando no es así, y piensan que no son ellas quienes cometen errores sino los otros, aquellas personas que siempre encuentran justificación para sus equivocaciones y echan la culpa de ello a los demás, quienes suponen que son personas bien parecidas y correctas y no tienen nada para criticarse, y aquellos identificados con sus máscaras y apegados a sus egos, son seres que aún se encuentran muy lejos de conocer su verdadera naturaleza primordial porque aún desconocen su falsa fachada.

Recuerda que en este mundo nadie podrá conocerte profundamente de verdad, ya que nadie conoce a nadie aunque convivan en la misma casa durante muchas décadas; claro, parece que se conocen pero se desconocen, porque, ¿cómo es posible conocer al otro si uno no se conoce a sí mismo?

Y en tercer lugar hablo de convicción como un aspecto trascendental, porque si aceptas sin vacilar tu inutilidad al punto de no cuestionarte semejante conclusión acerca de tu persona y das por hecho todo lo que haces está mal y todo lo que hay en ti está pésimo, entonces cuentas con la férrea convicción que todo mortal precisa para reconocer su inmenso potencial latente que entraña su Ser interior. Sin la facilidad de esta importante capacidad de sostener una convicción hasta las últimas consecuencias, te sería imposible la autoRevelación en Tao.

Por eso te digo, cuentas con dicho potencial, sólo es cuestión de canalizarlo y reorientarlo.




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LA JUSTA COCCIÓN DE LA SABIDURÍA

—¿Qué es la maestría? preguntó Bernardo. Y su maestro Simón respondió: —Prepárame una torta especial de dulce y crema pastelera y te lo diré. Esto es una extorsión, pensó Bernardo. De todos modos, a las pocas

horas volvió con la mejor torta de dulce y crema pastelera que pudo hacer y se la ofreció a su maestro.

Simón la probó y comentó: —¡Está deliciosa! En su punto justo, me encanta, pero, ¿cómo hiciste para que no se quemara ni saliera cruda y pegoteada?

—La estuve observando y vigilando permanentemente, atento al tiempo que llevaba en el horno, dijo Bernardo.

—Esto es la maestría, asintió Simón y concluyó diciendo: —Observar permanentemente y vigilar atentamente para evitar que el

conocimiento adquirido se queme o se pegotee en tu cabeza. ¡Ojo! Si observas con atención la sabiduría madurará hasta su punto su justo, y, si no observas con atención, tu entendimiento estará siempre crudo.

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LA INMORTALIDAD DEL NOEGO

Al concluir la clase de metafísica y alquimia interior, Bernardo le preguntó a Simón lo siguiente:




—Maestro, ¿cómo es esto de la Inmortalidad Taoísta? Hace mucho que estamos estudiando sobre las artes esotéricas de Tao, y una y otra vez te oigo hablar de la Inmortalidad, y siempre que te pregunto me dices lo mismo, como por ejemplo: “ que se trata de un estado de Conciencia que se Identifica con su propia Verdadera Naturaleza Esencial que es Eterna e Inmortal” . Y me cuesta decírtelo una vez más, pero ¡no entiendo nada esto de la Inmortalidad! ¿Me lo puedes explicar mejor?

—¡Oh, sí, cómo no, con mucho gusto! –exclamó Simón, y agregó, para entender el verdadero significado más profundo de la Inmortalidad, tienes que morir. Sin esto es imposible entender la Inmortalidad de Tao... O sea, que, si puedes morirte y entenderlo, ya eres inmortal.

No queda otro camino: TENDRÁS QUE MORIR PARA SER INMORTAL.

Bernardo, quedó enmudecido.

Sin duda alguna, tiene mucha lógica que Bernardo se quede boquiabierto con las respuestas que suele darle Simón, pero, quizás, pueda rescatarse algo interesante de tales contestaciones.

En primer lugar, es imposible tratar de comprender otra dimensión desde esta dimensión. Como por ejemplo, comprender lo concerniente al espíritu desde la materia es imposible, tanto como comprender lo psíquico desde lo material, no puede ser, porque lo material está limitado y lo psíquico es ilimitado. A lo sumo pueden entenderse ciertos símbolos, pero si el significado de dichos símbolos no se puede trasladar a ningún concepto de esta dimensión, entonces el tema está cerrado. No hay nada que hacer.

Por otro lado, en segundo lugar, Simón dice de modo contundente que el Ego debe morir, aunque alude a ello diciéndolo indirectamente: “tendrás que morir para ser mortal”. Sin embargo, es el Ego quien se muere. Se está muriendo desde el mismo nacimiento.

Porque el Ego es mortal. Y hasta no darse cuenta de ello, es muy difícil precisar de qué se trata la inmortalidad, porque el ego jamás podrá serlo y es él quien pregunta.

Por lo tanto, a menos que se muera (egoicamente hablando), es prácticamente imposible realizar la Conciencia Inmortal que concierne al segundo nacimiento del Verdadero Ser Humano, lo que implica el renacimiento de su Verdadera Naturaleza Original.




Pues, los Egos son infinitos, tantos como formas existentes hay, mientras que la Verdadera Conciencia Esencial es una sola, y la misma para todos. Así que, realizar todos los egos existentes es imposible, aunque en una misma persona pueden coexistir infinitos egos, pero la Realización de la Conciencia como Unidad sí es posible, sólo que hay que trascender primero las limitadas ataduras y las temporales prisiones de los egos mortales.

Porque el Ego jamás conocerá el significado último de la Inmortalidad.

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ENFRENTAR LO NEGATIVO DESDE UNA BASE POSITIVA

—Maestro comentó Bernardo en las prácticas psicofísicas nos enseñas a multiplicar la bioenergía, a centrar la mente y desenvolver el psiquismo para alcanzar la plenitud y ser feliz; por otro lado, nos enseñas las bondades de la vida, la belleza de la naturaleza y nos dices que apartemos la atención de los hechos negativos y sucesos dolorosos.

Mis preguntas en relación a esto, serían: ¿puede ser factible aislarse de las cosas tristes de la vida y desenvolverse al margen de la realidad de lo que acontece a diario?, acaso, ¿esto no va en contra de la filosofía taoísta del yinyang que apunta a aceptar la dualidad de la existencia?

—El punto es respondió Simón que quien es feliz debido a las bondades de la vida y ha experimentado la plenitud a causa de la belleza de la naturaleza cuenta con el espíritu necesario para cambiar lo que está mal y para trabajar por lo bueno que ya ha saboreado y que está en riesgo de perderse revirtiendo para ello el dolor y la tristeza reinante.

Por el contrario, quien no conoce la felicidad ni ha vivenciado la plenitud, puede ser convencido fácilmente de que la destrucción es el único camino que puede seguirse para terminar con todo.

En otras palabras, es la persona que ha vivenciado lo positivo de la vida quien está predispuesta a luchar por ello, mientras que quien sólo a experimentado lo negativo no cuenta con la motivación suficiente como para trabajar por lo positivo. Por lo tanto, es sumamente necesario difundir el valor de lo positivo.




Precisamente, recién a partir de que Budha se iluminó y captó lo extraordinario y positivo de la existencia infinita e inmortal logró tener en claro el modo de enfrentar el dolor de la humanidad y cómo vencerlo. Es imposible visualizar el verdadero camino a partir de la tristeza, porque sólo es posible verlo a través de la dicha aunque sea el dolor lo que lleva hacia adentro y la felicidad hacia afuera.

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EL EXISTENCIALISMO DE LA NEGATIVIDAD POSITIVISTA

—Maestro dijo Bernardo, luego de haberte conocido hace muchos años y de oír tu perspectiva acerca de la vida decidí volverme tu discípulo. Pues, hablabas todo positivamente y eso me cautivó profundamente.

Por ejemplo, tu visión acerca de que Dios o el Tao, la Existencia o como quiera llamársele a esa Fuente Suprema de la vida y el cosmos es tan sólo una más de las tantas proyecciones humanas, y que en realidad aquello inconmensurablemente trascendental es en un estado de conciencia que ha de amanecer y madurar en cada ser humano; y tu enfoque acerca de que este despertar es posible a través de una profunda y sensible conexión con la sublime substancia de lo esencial y con la esencia misma; y tus conceptos acerca de la autoRevelación en reemplazo de los desajustados conceptos de “ evolución” o “ autorealización” , el de ignorancia consciente en reemplazo de “ autoconocimiento” , o el concepto de conciencia concienciada, o tu excelente visión de la Inteligencia Macrosintonizada de la Existencia en reemplazo del distorsionado concepto del “ Nuevo Orden Cósmico” , tu idea de individuación de la unidad esencial en reemplazo del concepto de “ individuo” o “ individual” , como así también otras tantas de tus singulares interpretaciones que has estado promoviendo a diario han cautivado mi atención y me han brindado numerosas herramientas para crecer y expandir mi conciencia.




Todo esto y mucho más como parte del entramado sapiencial de las argumentaciones que esgrimes, y por ello me he sentido muy gratificado e inspirado por tus enseñanzas y bendecido, así que no puedo menos que estar inmensamente agradecido, porque te aseguro que he florecido contigo lo que no he podido florecer en otros caminos.

—Me parece un poco exagerado lo que dices interrumpió Simón. —Precisamente, ahora estoy lleno de dudas al respecto concordó

Bernardo y prosiguió diciendo sobre todo por haberte considerado por todas estas enseñanzas un maestro completamente positivista y optimista de la vida, particularmente cuando hablas de las bondades de la naturaleza y acerca de que en la vida hay infinitas bellezas que cada quien debe descubrir.

—¿Entonces? preguntó Simón con cierta satisfacción por dichas dudas como deseando que su discípulo opinara todo lo contrario a lo que había comentado.

—Resulta que... comenzó aclarando Bernardo en un tono cabizbajo te digo francamente que me he sentido y sigo sintiéndome profundamente contrariado y bastante perturbado cuando en este último tiempo te he oído decir que das por hecho que el ser humano es esclavo de sí mismo, que el ser humano es la ficción del Ser, que esta vida es una prisión y que el mundo en sí es una cárcel de máxima seguridad de la cual no es posible escapar, que no hay posibilidades de mejorar en este plano material en el que existimos, que la humanidad está abandonada en esta dimensión y que está pagando su condena por un proceder impropio en alguna otra dimensión y existencia, que esta vida es un castigo y que el destino de la humanidad es nada más ni nada menos que la extinción, que todo lo que hace el ser humano es demencial puesto que todo lo que hace va en contra de la naturaleza, y te he llegado a escuchar decir que nada de la vida tiene valor alguno, lo cual, ha contradecido radicalmente mi valoración inicial hacia ti haciéndome cuestionar mi creencia de que eres una persona positiva y optimista, por el contrario, ahora creo que eres demasiado pesimista y negativo.

—Así que estás realmente confundido en cuanto a determinar el eje de mi pensamiento concluyó Simón.

—Sí, así es confirmó Bernardo en un tono de cierta decepción. —Bueno, la cuestión es bien simple expresó Simón todo lo que digo,

no lo digo yo, sino que me baso en la sabiduría ancestral y en las enseñanzas de los maestros de la antigüedad.




—¿Cómo es eso? preguntó Bernardo sumamente sorprendido. —Si se lo observa desde el taoísmo, entonces, tenemos que Laotse

dice en el Taoteking (tabla Nº 81) que la verdad duele, que lo que no molesta no es verdad, que las palabras bellas no son reales, las verdaderas no son bellas. Por lo tanto, si mis apreciaciones del último tiempo acerca de la vida te duelen o molestan será porque quizás sean ciertas y estén refiriéndose a la verdad. Y, desde ya, tu inconveniente por el malestar tendrás que resolverlo tú, no podré hacerlo cambiando mi discurso porque eso no te servirá para seguir creciendo desde el punto al que habías llegado tiempo atrás al considerarme positivista. Por lo tanto, del mismo modo que asimilaste aquello que te decía antes, tendrás que asimilar también el trasfondo de lo que intento comunicarte en esta etapa.

Hay que tener en cuenta que Laotse dice en el Taoteking (tabla Nº 5) que tanto las cosas como los seres humanos son como esos perros de paja que se queman en los rituales de sacrificio en cada fiesta de primavera, que en definitiva, no simboliza otra cosa que lo efímero que resulta lo insustancial cuando la vida se inmola en la hoguera de lo trivial. Por lo tanto, cuando digo que el ser humano es una ficción me refiero a su creencia fantástica de considerarse: “ la gran maravilla cósmica” , a la falsa percepción de sentirse: “ el centro del universo” .

Si el ser humano emplea tantos recursos tecnológicos destinados exclusivamente al confort y a la diversión... es porque se siente realmente falto de toda substancia.

Por otro lado, el mismo Budha habla Dhammapada de que la vida es ilusión, sufrimiento y dolor; que la vida es miseria, aún en su aspecto de opulencia y de acaudalada riqueza; que la vida es cáscara sin contenido; por eso Budha instó a la gente que se reunió en torno a él que se deshiciera de la ropa y se vistiera con harapos, que tomara una escudilla y saliera a mendigar, renunciando a todo confort ya que la vida es ilusoria; por lo tanto, si digo que la vida es una cárcel es porque somos prisioneros de la ilusión, ya que vestirse con harapos, tomar una escudilla y mendigar, también es parte de la ilusión como buscar la marca de moda; nada está al margen de ella. Y si digo que estamos confinados en este mundo que es como una prisión de máxima seguridad, se debe a que no podemos salir de él, y si saliéramos para ir a la Luna, Marte o Saturno, más tarde o más temprano tendríamos que regresar otra vez, porque no es posible escapar de este planeta.




Pero, particularmente, lo que quiero decir con esto último es que estamos limitados al plano de la materia, limitados a la mera información que brindan los sentidos, determinados a este estadio de relatividad, dualidad, aflicción e ilusión.

Y, finalmente, si se mira todo esto desde la perspectiva de Jesucristo, entonces habría que considerar lo que él dijo en sus sermones: “ Niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme” , en alusión a la falacia de lo que es el ser humano, a lo que es la vida y el sentido del camino.

De esta manera, si algo de lo que digo está en desacuerdo con la sabiduría ancestral y las enseñanzas de los maestros de la antigüedad, te pido por favor que me indiques que es lo que te parece incorrecto...

Y Bernardo permaneció en silencio.

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UN DISCÍPULO A TODA PRUEBA

"Un cierto día Simón descubrió a Bernardo con la cabeza engomada con un lienzo símil piel para aparentar estar rasurado y estaba vestido con una túnica cruzada al pecho hasta los pies de color naranja, rojo y amarillo.

—¡¿Qué estás haciendo así?! Dijo Simón. —Estoy yendo al templo a dar un sermón. Contestó Bernardo. —Pero, ¡no puede ser!... exclamó Simón. —En en templo tengo muchos seguidores que esperan ansiosos mis

discursos dominicales y tengo que ir sí o sí, no puedo frenar. —¡Pero, tú eres taoístas y eso que llevas es el uniforme budista! —¡Sí!, y me he aprendido de memoria algunos sutras, algunas frases

célebres y ciertos pensamientos de grandes personalidades para intercalar, y los oyentes quedan deslumbrados, y al terminar mi discurso todos me llaman maestros y se postran a mis pies y me besan la mano. Comentó Bernardo.

—Pero, eres un reverendo idiota... !!! exclamó Simón a su discípulo.




—Sí, pero un idiota que trae el dinero de los fieles a esta comunidad empobrecida muerta de hambre, y tú estás comiendo gracias a mí."

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EL VALOR DEL SILENCIO

Cierta vez, su discípulo Bernardo le preguntó: —Maestro, ¿por qué no hay mujeres entre tus discípulos que

escuchen tu mensaje? A lo que Simón respondió: —Ellas son demasiado inteligentes como para perder el tiempo en

estas estupideces. Se dice que Bernardo comprendió de un modo directo lo que significa

estupidez e inteligencia. Porque cuando dejó de hacer estas preguntas estúpidas, las personas inteligentes comenzaron a acercarse, y entre sus discípulos hubo muchísimas mujeres. Sólo se requería que Bernardo se callara la boca.

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EL NO AFRONTAR TAMBIÉN GENERA KARMA NEGATIVO

Simón sorprendió a Bernardo en una situación en la que éste estaba siendo maltratado. Exageradamente lo reñían porque sin advertirlo había pisoteado el cemento fresco en un extremo de la vereda del vecino. Pero no había ninguna señal ni un letrero que indicara que el cemento estaba fresco.




Había que ser más que clarividente para suponerlo porque pasaba completamente desapercibido, pues toda la vereda era de cemento y sólo una parte había sido restaurada. A todo esto, Bernardo permaneció silencioso, y aunque ya había pedido disculpas, el vecino seguía increpándolo. Bernardo no se defendió en ningún momento y permaneció como un estoico firme bajo la lluvia de agravios.

Cuando más tarde le preguntó Simón la razón por la cual no había intentado aclarar la situación, Bernardo contestó: —Wu Wei, maestro, ¡Wu Wei! Tú me has enseñado a fluir con cada circunstancia sin enredarme y eso es justamente lo que hice. Argumentó Bernardo.

Pero Simón, concluyó diciéndole: —Estás confundido casi hasta la locura. De haberte defendido con naturalidad y sabiduría, hubieras evitado que aquella persona acumulase sobre sí efectos negativos por su atropello y arrebatada reacción. En este caso esto sí hubiera sido WuWei. Ahora, en cambio, esa persona que no tuvo la oportunidad de rectificarse, carga con dicha negatividad y un karma adverso, el cual arrastrará por muchos años hasta que en algún momento tenga la posibilidad de tomar conciencia de sus furores de cólera y su injusto proceder. Y tú, que sabías que dicha injusticia pesaría sobre el otro como adoquines en una mochila, no has hecho nada para evitarlo, y éste es el karma que tú también arrastrarás por tu indiferencia. Ambos están involucrados en los efectos encadenados a partir de aquella reacción, ese vecino lo pagará por impulsivo y tú por inercia. Esto no ha sido Wu Wei, esto fue indiferencia mutua.

Una semana después, Bernardo se encontró en el mercado con el mismo vecino que le había gritado. Esta persona se le acercó muy dolida y le pidió disculpas una y otra vez por su atropello, y le contó que aquel día del episodio del cemento había puesto varias señales pero que unos niños se las habían llevado para jugar, y que él recién se percató de ello cuando una segunda persona que volvió a pisar el cemento fresco le hizo notar la ausencia y falta de señales.

Cuando Bernardo se reunió con Simón le comentó lo sucedido, todavía más preocupado, diciéndole: —He vuelto a hacer lo mismo que la otra vez. La misma persona me volvió a encarar en el mercado para disculparse, y otra vez me quedé silencioso, nuevamente sin saber qué decirle.

—Esto mismo es WuWei asintió Simón en este caso eso sí fue Wu Wei.




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LAS MUCHAS INTERPRETACIONES DE UN MISMO SÍMBOLO

Durante mucho tiempo Simón se había abocado a cultivar a sus dos últimos discípulos para sacarlos de la ignorancia. Al concluir un nuevo año de estudio, Simón hizo una evaluación para medir cuánto habían captado y aprendido cada uno. Así que formuló enérgicamente la siguiente pregunta:

—¿Puede alguno de ustedes dos interpretar este signo? Y alzó su dedo índice erguido señalando al sol.

Entonces, el más estudioso de sus discípulos respondió: —Bueno, esto puede significar que nos observemos a nosotros

mismos para percatarnos de la Luz interior que esencialmente poseemos. —¡Muy bien! exclamó el maestro, e insistió: —¿Y qué más puede

significar?—Bueno, respondió otra vez el más estudioso de sus discípulos,

también me recuerda el Zen y la anécdota del dedo señalando la luna, que enseña a no quedarse en el dedo levantado sino ir más allá de él...

—Bien, bien, muy bien dijo de nuevo el maestro. Luego de un momento, el maestro volvió a estirar su dedo hacia el sol

y preguntó: —Y tú, Bernardo, que estás tan silencioso, ¿qué opinión tienes con

respecto a este dedo erguido señalando el sol? Bernardo titubeó, y dijo: —Tu dedo erguido señalando al sol... mmmm... me recuerda esas

mañanas radiantes de primavera en que despierto con el sexo fortalecido. —¡Esto es demasiado! interrumpió Simón, y con su ceño fruncido y

realmente enojado le preguntó: —¿Cuál es el motivo de este comentario tan impertinente? ¿Por qué interpretas mi dedo como un pene y al sol como una mañana de primavera libidinosa?

Y Bernardo contestó: —Hsuan Hsueh, maestro, Hsuan Hsueh (la Enseñanza Oscura).




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DESAPRENDER LO APRENDIDO PARA AVANZAR

Bernardo estaba muy contento porque había completado un curso intensivo en el que había asimilado una de las técnicas más complejas y que más le gustaba.

Había estado esperando este curso por dos años, y por eso estaba tan emocionado, porque a partir de ahora podría entrenarse en este método sin depender de ningún otro practicante avanzado que le mostrara los numerosos pasos a efectuar.

Ahora podía entrenar en esta práctica por sí mismo, y esto lo hacía sentir muy feliz.

Al finalizar la reunión se acercó a Simón para expresarle una simple inquietud sobre la etapa siguiente.

—¿Y ahora? preguntó Bernardo. —¿Y ahora qué? repreguntó Simón. —¿Cómo sigue esta práctica? interrogó Bernardo y añadió, me

gustaría seguir progresando en ella. —¡Muy bien! se alegró Simón, si de verdad quieres seguir

progresando, entonces, de aquí en más, ya no vuelvas a realizar esta práctica hasta que te olvides de ella completamente, incluso, hasta que llegues a sentir que nunca la has aprendido. De lo contrario no habrá progreso alguno.

—¿¿??

Y entonces, para qué la aprendió ¿no?

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LO BUENO DE LO NEGATIVO Y LO MALO DE LO POSITIVO DE BERNARDO Y SIMÓN

Siendo Bernardo aun joven y muy autocrítico con su desarrollo personal a causa de las dudas que le generaba su pesimismo habitual, le consultó a Simón si esto significaba una traba en su camino, a lo que Simón le recomendó que fuera hasta el monasterio de las montañas escarpadas que se encontraban en el otro extremo del país para aprender las enseñanzas que allí transmite el abad principal.

Así lo hizo Bernardo por lo que se puso en marcha en el tiempo señalado para la audiencia de admisión.

En el camino Bernardo se encontró con otro joven, y juntos compartieron esta larga peregrinación espiritual; ellos iban con un grupo numeroso de personas devotas que se dirigían hacia este monasterio, el cual se encontraba en un distrito lejano, y todos iban con el propósito de ser admitidos en la única fecha de incorporación programada cada siete años.

Tanto Bernardo como el otro joven estuvieron transitando dicho camino por varios días, por trayectos en transporte y por tramos a pie, así que tuvieron mucho tiempo para intercambiar opiniones y su modo de ver la vida.

El otro joven era una persona que todo lo veía positivo, pues, mantenía un notable optimismo y tenía mucha fe, su personalidad era magnética y cautivadora por lo que se la consideraba una persona con gran carisma; él se pasaba el día entero dando cátedra a toda la gente de cómo hay que ser y cómo hay que andar por la vida, y todo el mundo le oía con suma atención por la admiración que él despertaba.

En cambio, Bernardo, veía las cosas de manera sumamente negativa, porque era bastante pesimista y tenía poca esperanza, su personalidad sombría era rechazada por la mayoría y nadie quería oírle hablar porque se deprimían con las cosas que él decía.

Al llegar a destino el joven optimista le dijo a Bernardo, conforme a sus convicciones positivistas:

—¿Sabes cuál es tu problema contigo?, pues... que todo lo ves negativo, y así no vas a llegar a ningún lado, sufrirás mucho por ello y seguramente te enfermarás y morirás a temprana edad.




Debido a esos pensamientos tan negativos no tendrás nunca a tu lado amigos ni nadie que te estime, no podrás conseguir pareja y estarás siempre solo sumergido en tu negatividad.

A lo que Bernardo, respondió: —Es cierto que aunque me esfuerzo sobremanera no puedo

contemplar las cosas del modo que tú las observas, sin embargo, aquello que pienso es lo que veo de la realidad, y estoy seguro de que si la realidad fuera un poco menos cruda o si alguien me demostrara de que la vida es más positiva de lo que la considero, seguramente podría verla mucho mejor y mi pensamiento sería optimista respecto a ella.

Y el joven positivista concluyó: —Pero esto mismo que dices es negativo, porque el problema no está

en la realidad cruda que ves sino que el problema está en ti, y aunque la realidad sea excelente siempre le encontrarás algo para verla mal ya que no eres capaz de volverte tan optimista como lo soy yo.

Ya cuando todo el grupo había llegado hasta el frente a la entrada del monasterio después de tanto andar, cuyos portales se encontraban abiertos, salió de entre los peregrinos recién llegados una persona que subió las escalinatas y se presentó como el abad principal del monasterio, quien venía viajando con todo el grupo de manera anónima, y con un tono de sapiencia profunda que expresan los grandes maestros, expresó al grupo de devotos lo siguiente:

—Hoy, como en cada oportunidad anterior, admitiremos nuevamente a uno sólo de ustedes para ingresar a este monasterio, los demás vuelvan a sus respectivas escuelas e inténtelo otra vez la próxima ocasión dentro de siete años. Y quien de ustedes ha sido elegido para ser admitido en esta oportunidad es aquel que viste ropa oscura y está todo despeinado con su mochila rota.

Y el Abad señaló a Bernardo, el joven pesimista; éste titubeó al intentar dar su primer paso hacia los portales del monasterio e ingresar a su interior, pero enseguida afirmó su andar y con una actitud de reverencia y suma humildad subió las escalinatas e ingresó en él. Todos los demás, como era de esperar, dieron media vuelta y emprendieron su regreso de manera un poco cabizbaja.




Pero el joven optimista no pudo resistirlo y se dirigió hasta el maestro que estaba a punto de ingresar detrás de Bernardo, y lo cuestionó de la siguiente manera:

—¿Por qué has elegido al más pesimistas de todos nosotros que obviamente es el menos apropiado? Yo soy una persona completamente optimista y ni siquiera me has mirado, ¿por qué?

Y el maestro respondió: —He oído las conclusiones que los dos han sacado de la charla que

mantuvieron a lo largo del camino, y tu conclusión ha sido terminantemente negativa en cuanto a las posibilidades de que tu compañero de ruta pudiera ser optimista alguna vez, en cambió, la conclusión de él ha sido positiva al pensar que si alguien le demostrara que la realidad es mejor de lo que él la ve entonces sería optimista. Por eso lo he elegido, porque sé que él aprenderá muchas cosas aquí y asimilará en su corazón que existe algo positivo dentro de lo negativo, en cambio tú... ¿qué despertar podrías obtener de estas enseñanzas si ya te has programado para ser siempre optimista y rechazar lo negativo? Este sería un aprendizaje infructuoso para ti si no aprendes primero a ser flexible. Por eso te digo: ¡Ve al mundo, y cuando hayas abierto tu mente y corazón de verdad, vuelve! Porque mientras no puedas ver que lo negativo no es del todo negativo y lo positivo no es del todo positivo, no serás capaz de aprovechar estas enseñanzas.

Así fue como Bernardo entró al monasterio para aprender algunas lecciones esenciales de la vida, y a partir de ello nunca más ha sido autocrítico con sus dudas. Después de un tiempo, Bernardo volvió junto a su maestro Simón, quien le dijo que ya era tiempo de emprender un aprendizaje mucho más profundo y real de sus propias negatividades internas y dejar a un costado todo lo que consideraba positivo de su personalidad.

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CIELO E INFIERNO

—Maestro comentó Bernardo sueles hablar del Tao, de la esencia, de una unidad superior, hablas de la Existencia como si hablaras de Dios, te refieres a un Orden Cósmico Inteligente al que denominas “ Inteligencia Macrosintonizada de la Existencia” , hablas de un espíritu inmortal... mi pregunta es la siguiente: ¿realmente crees en la existencia de Dios?

—Estuve esperando que mi hicieras esta pregunta durante los últimos cinco años respondió Simón y agregó claro que Dios existe como expresión sublime de la conciencia humana. Dios es esa dimensión en el ser humano que cuando es contactada sinceramente posibilita que despierte lo más noble, puro y altruista de las personas.

—Esto quiere decir que respecto a la idea de Satán opinas algo parecido concluyó Bernardo.

—Exactamente lo mismo concordó Simón, el cielo y el infierno se configuran a partir de los pensamientos, sentimientos y convicciones más profundas que lleguen a nutrirse y a cultivar en cada uno.

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EL ENFOQUE DE CADA INTERPRETACIÓN

En cierta ocasión, Simón, el maestro taoísta, invitó a sus discípulos a pasar una temporada de mes y medio en unas cabañas cerca de las montañas para poder estudiar el último tramo de la alquimia neidantaochi alejados de la vida alocada de la ciudad.

Esto puso muy feliz a Bernardo que hace tiempo anhelaba convivir con su maestro más cercanamente para conocerlo mejor en la vida diaria.

Una vez instalados, el maestro Simón se ubicó en una pequeña choza y los discípulos en otra cabaña mucho más grande.




Estudiaban por la mañana, almorzaban todos juntos pasado el mediodía, por la tarde practicaban ejercicios psicofísicos y bioenergéticos, por la noche cenaban frugal apenas unas frutas y luego practicaban meditación hasta la madrugada antes de irse dormir. También se tomaban tiempo para pasear todos juntos por las sendas montañosas con el propósito de charlar de temas filosóficos, místicos y metafísicos a la fresca de los altos pinos o sentados cerca de algunas de las cascadas que desfilaban por la ladera al borde de los caminos que transitaban, y, día por medio, cantaban alrededor del fogón u oían maravillados algunas de las narraciones que brindaba el maestro Simón.

Así, de este modo, fueron transcurriendo los días en la montaña, sumamente compenetrados con esa profunda experiencia shamánica que estaban vivenciando junto al maestro taoísta Simón. Pero, lo que más llamaba la atención de Bernardo, era la actitud que asumía su maestro Simón cada vez que se despedía por la noche del grupo de estudiantes y se dirigía a su pequeña choza. Pues, se paraba frente a la puerta y comenzaba a hacer unos ejercicios que nunca les había enseñado a ninguno de los alumnos, según comentaban entre ellos. Alzaba sus brazos al cielo y saltaba, luego los batía hacia los costados, los sacudía hacia atrás, los balanceaba enérgicamente hacia abajo, volvía a saltar unas cuantas veces, se agachaba, giraba sobre sí mismo varias vueltas, se retorcía hacia una lado y el otro, se inclinaba y soplaba y resoplaba numerosas veces, luego abría la puerta e ingresaba a la casucha.

Los discípulos, sumamente intrigados, se quedaban cada noche especulando sobre este hecho tan misterioso que Simón hacía, uno de ellos decía que eran pases mágicos de alguna danza secreta, otro hablaba de técnicas ritualísticas, algún otro se refería a invocaciones realizadas a los espíritus de la naturaleza, incluso se decía que el maestro se liberaba de las cargas de energía negativa que acumulaba durante el día para irse a dormir más liviano y tranquilo.

Y así fueron pasando noche tras noche y, en todas ellas, siempre sucedía exactamente lo mismo:




El maestro Simón llegaba ante la puerta de su choza y comenzaba a realizar estos movimientos extraños, y nuevamente el grupo comenzaba a especular otra vez, argumentando que eran ejercicios muy esotéricos para abrir los meridianos, que se trataba de un estado de trance psicodélico o hipnótico en el que entraba el maestro para conectarse con los inmortales antes de ir a dormir, y Bernardo afirmó de modo contundente que el maestro Simón les estaba transmitiendo indirectamente un conocimiento iniciático que debían aprender.

La cuestión fue que nadie se animó a preguntarle a Simón si eso era lo que tenían que hacer, y a partir del quinto día ya estaban todos los discípulos tratando de poner en práctica lo que el maestro hacía por las noches, gracias a que Bernardo les había dado esa brillante sugerencia. Unos iban a practicar al bosque luego de contemplar la serie de movimientos que efectuaba Simón, otros se encerraban en la gran cabaña en los horarios de descanso, otros no dormían y se iban a la montaña a practicar los ejercicios hasta la mañana, y así transcurrió todo el mes y medio. Los discípulos habían dejado de practicar los métodos del taochineidan del último nivel de la alquimia para dedicarse de lleno a estas prácticas que el maestro realizaba por las noches, y, como no era obligatorio, ya nadie participaba de las charlas que daba el maestro ni de los paseos que hacían juntos desde el primer día para poder practicar más tiempo ese método secreto.

Incluso, a llegar la noche, invitaban al maestro Simón a retirarse más temprano con cualquier excusa que inventaban para poder observarlo, memorizar en detalle y rápidamente ir a practicar a la orilla de un arroyo que se encontraba muy cerca de allí.

Al terminar el mes y medio, todos volvieron casi con los ejercicios secretos muy bien aprendidos, por lo que, una vez en la ciudad, comenzaron a juntarse diariamente para practicar las técnicas esotéricas y hacer los últimos pulidos con la supervisión de Bernardo que era el practicante más antiguo y avanzado del grupo.




Los discípulos estaban muy orgullosos de lo que habían aprendido y sumamente agradecidos con Bernardo que, teniendo muy buena memoria, les explicó en detalle cada uno de los pasos de ese arte sagrado, y con toda esa felicidad que los embargaba lo fueron comentando con los más allegados, luego con los conocidos y con algunos estudiantes de otras escuelas.

Al poco tiempo, el método comenzó a difundirse por todos lados y se propagó en todos los ámbitos de prácticas orientales, en todos los centros de metafísica e instituciones espirituales, y comenzaron a conocerse las anécdotas de personas que habían encontrado su equilibrio energético a través de este arte sagrado, otras personas decían que se habían curado de ciertas enfermedades, y todos hablaban de los prodigios y de los grandes beneficios de estas prácticas maravillosas al que llamaban el arte sagrado de la medianoche del maestro Simón; incluso, el arte comenzó a extenderse hacia otros países alcanzando un auge descomunal a nivel internacional. Todo el mundo practicaba el arte sagrado de la medianoche del maestro Simón.

Pasaron unos años, y en una reunión de egresados se habían congregado todos los discípulos con el maestro Simón a quien querían hacerle un homenaje en uno de los salones de fiesta más importantes de la ciudad, además, ese día cada discípulo había invitado a sus familiares y amigos, así que se esperaban como un centenar de personas.

Mientras esperaban que llegasen todos los invitados, el maestro Simón se acercó hasta la recepción y prestó atención a un flash informativo del noticiero que exponía el televisor que se encontraba allí, el cual informaba del gran acontecimiento multitudinario organizado en varias plazas del país para realizar una práctica colectiva conocida como el arte sagrado de la medianoche del maestro Simón.

Simón, que no tenía televisor ni radio y que no estaba enterado de nada, quedó estupefacto, paralizado frente al televisor con sus ojos desorbitados leyendo el título del informativo que daba cuenta del arte sagrado de la medianoche del maestro taoísta Simón al tiempo que veía a grupos numerosos haciendo los movimientos que él frecuentaba hacer en el campo o en las montañas antes de ir a dormir.




Los discípulos, temiendo que el maestro se hubiera enojado muchísimo y que los regañaría por la difusión de su arte secreto comenzaron a caminar sigilosamente hacia la salida del salón de fiestas para irse en silencio dando por hecho que la reunión estaba oficialmente suspendida, en eso oyeron que el maestro Simón comenzó a reírse a las carcajadas como nunca antes lo habían oído; esto animó a Bernardo a acercarse con una sonrisa gigantesca de oreja a oreja y, al estar al lado de Simón, le dijo:

—Me alegro maestro que haya tomado usted a bien lo que hemos logrado con su arte mágico y sagrado el cual hemos aprendido de modo furtivo sin que usted lo sepa aquella vez que fuimos a las montañas. Por eso le pido por favor que en esta reunión tan especial nos revele por fin el significado oculto de esta técnica tan poderosa que ha provocado tantos milagros.

Una vez que Simón se calmó de tanta risa y una vez enjuagado sus ojos de las lágrimas que las carcajadas le habían provocado, respondió lo siguiente:

—Querido Bernardo, el significado es muy simple, cada vez que me dispongo a abrir la puerta de la cabaña, antes de hacerlo, necesito imperiosamente espantar las nubes de mosquitos que se juntan frente a la puerta para que al entrar no entren conmigo y de este modo evito que me tengan a maltraer toda la noche, pues, ustedes saben bien que no uso repelente ya que me abstengo de causar daño a los insectos, por lo que me veo forzado a ahuyentarlos antes de ingresar mediante esos movimientos que usted han observado.

Se los recomiendo hacer, pues, es muy efectivo ya que los mosquitos no entran con ustedes a vuestras habitaciones.

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LA FELICIDAD A PESAR DE TODO

Bernardo y su maestro Simón descansaban bajo la sombra de los árboles, bebiendo un jugo de mango mientras oían música; en eso, llegó un amigo de Bernardo y después de saludar dijo:

—Cuando me libere de las preocupaciones y compromisos que pesan en mi corazón, me dedicaré a ser feliz como ustedes.

—Nunca llegará ese momento mientras necesites preocuparte y seguir comprometiéndote con lo mundano dijo el maestro. Pero si no vas a liberarte nunca de esas excusas, al menos haz como hace tu amigo Bernardo, sé igualmente feliz aún con tus preocupaciones y compromisos. Siéntate y canta con nosotros...

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LA FLECHA INVISIBLE

Durante mucho tiempo, Simón, había estado tensando el arco pero sin colocar ninguna flecha. Apuntaba firmemente hacia el blanco, tensaba la cuerda, mantenía inmóvil el mismo nivel durante casi cinco minutos sin que tiemble su pulso, y luego soltaba la cuerda. Todas estas acciones las hacía sin la flecha.

Pero había algo aún más fantástico en todo ello, y era que cuando soltaba la cuerda, se oía el silbido de una fuerza invisible proyectada que rasgaba el aire en su recorrido y se silenciaba gradualmente en la distancia.

Bernardo lo estuvo observando desde lejos, para no molestarlo, durante varios meses. Todas las mañanas, Simón, hacía lo mismo; se disponía con su equipo en medio del jardín y efectuaba siete tiros sin flechas, y en cada uno se oía el mismo silbido surcando el espacio.




¿Pero qué ciencia era ésta –se preguntaba Bernardo– que aún sin flecha, al soltar la cuerda se oía el sonido como si se la hubiera arrojado? De hecho, éste debería ser el gran Arte de todas las artes.

Cierto día, Bernardo no aguantó más y se acercó a Simón diciéndole: —Maestro, ¡tan prodigioso arte es el que dominas!, te he estado

observando desde lejos realizarlo durante algún tiempo, pero aún no consigo comprenderlo. Serías tan amable y paciente de transmitírmelo.

—¡Oh! Será un placer para mí dijo Simón, y convalidó, es muy sencillo. Ven y toma el arco.

Bernardo levantó el arco y estaba presto a seguir las indicaciones del Maestro.

Entonces, Simón, le fue guiando: —Bien dijo, ahora tensa la cuerda... apunta al blanco... inspira lo más profundo que puedas... retén el aire en los pulmones... ¡Muy bien, muy bien! Ahora suelta la cuerda y sisea despacio hasta que te quedes sin aire.

Este es todo mi secreto: Que puedas observar las cosas tal cual son según su propia naturaleza y no de acuerdo a las apariencias. En esto consiste el arte de la arquería taoísta.

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EL CENTRO DE LA DIANA

Todas las flechas que arrojaba Simón, daban en el Centro del Blanco. Tirase de la forma que fuera siempre daban en el Centro de la Diana.

Bernardo, que intentaba hacer lo mismo nunca acertaba, ni siquiera de cerca. Entonces, algo fastidiado le comentó a su maestro:

—He aprendido todas las técnicas de Tiro a la perfección, y aun así no puedo aproximarme al Centro. ¿Cómo podré resolverlo si no descubro la falla que cometo? Confesó Bernardo cabizbajo.

A lo que Simón respondió:




—Hasta ahora sólo te has preocupado por lanzar las flechas hacia la Diana. Ya es tiempo de que comiences a lanzar la Diana hacia las flechas. Sólo así darás en su Centro.

—Pero, ¿cómo podría hacerlo? Replicó Bernardo. —Acaso dijo Simón, ¿aun no has aprendido que la Diana no está

afuera sino adentro tuyo? Y si no la arrojas de una vez, ¿cómo entonces podrás dar en el Centro? Su propia Naturaleza le impide que sea guardada y retenida, por eso tiene que ser soltada y entregada.

¡Arrójala de una vez!

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LA EXPERIENCIA INTRANSFERIBLE

Después de algunos años de practicar el método alquímico del neidan taoísta, Bernardo le comentó a Simón:

—Maestro, me ejercito diligentemente en el mismo método y en las mismas técnicas que me enseñaste tiempo atrás, sin embargo, la vivencia que hoy me proporcionan en nada se compara con lo que haya experimentado anteriormente. Hoy siento mucho más que antes y presencio sensaciones que nunca antes había sentido.

Ahora me pregunto, si me hubieras hablado de esta vivencia y de estas sensaciones desde el comienzo ¿no habría adelantado muchísimo más y no habría realizado mucho antes este despertar?

—No, imposible respondió el viejo Simón, porque el despertar es precisamente la alquimia de la maduración, nada más, y lo que la maduración te brinda es intransferible, nadie tiene la facultad de explicárselo a ninguna otra persona por más experiencia que se tenga. La maduración es algo personal e individual, que únicamente cada uno puede vivenciar.

—Pero, insistió Bernardo, ¿acaso no hubiéramos sido más los practicantes si explicaras desde un comienzo la trascendental vivencia que se experimenta con la maduración alquímica de estas técnicas y métodos?




—Lo que sugieres es como pretender que un espermatozoide le transmita a los otros la incomparable sensación de fusionarse con el óvulo. ¿Te das cuenta que es imposible?

¡Tú has entrado en el óvulo y te has fusionado! y has nacido a una nueva realidad.

La Conciencia que ahora tienes, yo jamás te la hubiera podido transmitir.

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LA SUCESIÓN

«Simón dijo a sus alumnos: —Aquel que me demuestre que ha madurado el Gran Tao le concedo

mi rol para guiar a otros caminantes y coordinar las actividades de la escuela, pues, yo ya me tengo que retirar. Me voy porque no puedo seguir más con esto de la dirección, así que veamos quien será el que se quedará a cargo de la organización, les doy un año para resolverlo.

Los discípulos quedaron desconcertados, congelados, pues, tal como sucede en las historias zen había llegado ese momento de reemplazar al maestro, porque, tal como decía Simón, todos tenemos que ser reemplazados aluna vez.

Pero, la cuestión era, ¿cómo satisfacer al requerimiento de este extraño maestro?

Así que a partir de ese día se pusieron a dilucidar cuál sería la mejor manera o táctica para demostrar la maduración del Gran Tao.

Uno de los alumnos se sentó en silencio todos los días en el patio de la escuela, y así permaneció por todos estos meses, inmóvil como una estaca, y ya no participó más de ninguna actividad para no suspender su meditación diaria que sostenía día y noche.




Otra de las discípulas comenzó a realizar una intensa actividad de servicios humanitarios y ayudaba a la gente noche y día sin descanso, incluso salía a buscar por las calles a los desamparados para asistirles y darles refugio en la comunidad.

Un discípulo comenzó a pintar toda la escuela, las seis salas, el patio, los salones del primer piso y toda la terraza techada, y también había organizado el arreglo del jardín, de la biblioteca, la refacción de la cocina, de los baños, todo.

Otro comenzó a estudiar de memoria todos los sutras y clásicos milenarios y anunció que cada seis meses daría una impactante disertación acerca de la esencia del Gran Tao, y así lo hizo.

Otros discípulos se pusieron a seguir al maestro Simón noche y día, siempre a su lado, para acompañarlo en todo momento, sirviéndole en todo lo que precisara, temiendo que él se haya referido a que estaba a punto de morir al anunciar que tenía que retirarse.

De esta manera, todos estaban sumidos en su propia búsqueda de la maduración del gran Tao y en el modo de demostrarlo para ser aprobados y elegidos por su maestro Simón, menos Bernardo, que luego de once meses seguía sin saber lo qué hacer para ser el agraciado de su maestro, porque no tenía ni la más remota idea de lo qué hacer para demostrar su maduración del Gran Tao, más aún, estaba convencidísimo de que no tenía ningún tipo de maduración de ningún Gran Tao.

Así pasó todo un año, y al fin, el maestro Simón los convocó para anunciarles su determinación.

Se reunieron todos en el pabellón especial destinado a los eventos más destacados y, esa noche, entre los discípulos murmuraban acerca de quién sería beneficiado para sustituir al maestro, y algunos decían que aquella discípula por su servicio desinteresado, otros decían que aquel discípulo por todo lo que había estudiado y por el discurso que había dado, otros, en cambio, se inclinaban por aquel que había hermoseado toda la escuela y el jardín, otros aseguraban que el maestro Simón otorgaría este honor a quien había estado meditando estos doce meses cada día, pero, otros argumentaban que seguramente el elegido sería alguno de aquellos que estuvieron a su lado cuidándolo durante todo este tiempo, y que entre ellos se encontraba quien sería favorecido para reemplazarlo.




De esta manera, los discípulos se encontraban anudados en una discusión interminable de quién sería el nuevo sucesor del maestro para dirigir la escuela de aquí en más. En eso se presentó el maestro Simón al lugar para dar su veredicto, y entonces todos enmudecieron.

Simón, pasó largos minutos en silencio sin pronunciar palabra alguna. Al pasar media hora dijo lo siguiente:

—Mi puesto lo ocupará Bernardo. Todos inmediatamente alzaron su voz y comenzaron a reclamar:

"¿Cómo puede ser?" . "Pero si este inútil no ha hecho nada" . " ¡Qué injusticia!" . "¿Cómo puede ser?" (decían otra vez). " ¡Esto es un error!" . "Acá hay muchos discípulos que hicieron cosas extraordinarias" .

Y así comenzaron a vociferar todos los discípulos mientras el maestro Simón permanecía en silencio. Y cuando finalmente se acalló el clamor general después de un buen rato de vociferar, el maestro dijo lo siguiente:

—Yo me he pasado la vida entera sin saber qué hacer, ésta es la realidad, y las cosas han funcionado de mil maravillas, así que, ¿por qué cambiar algo que funciona tan bien?, por lo tanto, elijo a Bernardo como mi sucesor porque él no tiene la menor idea de lo que hay que hacer y se encuentra tan perdido como lo estuve yo.»

Sin embargo, para que no hubiera dudas al respecto, Simón volvería a convocar a una nueva reunión para determinar por segunda vez quién sería el sucesor.

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EL VISITANTE

Se había organizado un ciclo de disertaciones acerca de diferentes temas de filosofía oriental donde exponían distintos maestros y profesores de varias escuelas, y estaban dirigidas al público en general.




Luego de la charla abierta que brindó Simón acerca del karma donde explicó de manera abarcadora casi todos los aspectos relacionados con las causas y los efectos, y asociando esta ley con el principio de compensación, de consecuencia y merecimiento, de causalidad, de acción y reacción, de cielo e infierno, y vinculándolo también con la filosofía taoísta de hacer y nohacer o bien youweiwuwei, y después de explicar cómo se hunde una persona en su propio karma y cómo puede alguien liberarse de él, en el momento que correspondía hacer las preguntas por parte del auditorio, un visitante comenzó a criticar al maestro Simón por su exposición arguyendo lo siguiente:

—Discúlpeme, pero usted no sabe lo que dice. Habla del karma como si de verdad supiera algo acerca de él pero no tiene la menor idea. Afirma que toda reacción tiene su consecuente reacción, y yo no estoy de acuerdo con eso porque hay personas que han hecho mucho daño, han estafado a otros, han lastimado al prójimo, han atropellado a sus semejantes y abusado de ellos, han robado y vivido de la corrupción durante muchos años, y jamás han experimentado esa reacción adversa que usted menciona, por el contrario, son muy felices viviendo con sus familias a costa de las riquezas que han hurtado a los demás. Por eso digo que usted habla sin sentido como si supiera de algo que en realidad no sabe nada. Por lo tanto, mi pregunta es: ¿cómo resolverá usted este debate que le impongo ante tamaña ignorancia que le afecta?

En un tono imperturbable y abstraído, el maestro se dirigió al visitante respondiéndole lo siguiente: —Discúlpame tú a mí por no haberme explicado adecuadamente, a ver si me puedes entender hablándote de este modo: ¡¿Por qué no te haces hervir a fuego lento y después te ofreces como alimento para los gansos? Tal vez así harías un enorme favor a tu existencia!

El visitante, descolocado y fuera de sí, se levantó de repente de su asiento frente a la risa del público presente y se retiró de la sala de conferencias con paso acelerado.

Bernardo, que había estado presente se quedó atónito y sumamente perturbado. Siguió sentado en su asiento perplejo luego de que todos se hubieran marchado, y fue cuando Simón se le acercó para preguntarle por su estado anímico tan deplorable, a lo que Bernardo respondió:




—Maestro, balbuceó, no puedo comprender vuestra reacción... ¿por qué ha tratado de ese modo al visitante, usted que es una persona tan comprensiva y cordial con los invitados?

—Pues, preguntó a su vez Simón ¿acaso, no es mi reacción un ejemplo práctico y vivencial, sumamente concreto, de que la ley del karma existe y que se cumple por lo que la acción del visitante generó su correspondiente consecuencia?

Bernardo, pensó un momento, y planteó lo siguiente: —¿ha tomado en sus manos el castigo karmático por la conducta indebida de su interlocutor?

—No, aclaró Simón, nada de eso, lo que he tomado en mis manos es liberar al visitante del karma negativo que había generado con su impertinencia.

—¿Cómo es eso? Explíquemelo por favor. Suplicó Bernardo. Entonces, Simón, tomó asiento al lado de Bernardo y en un tono

paternal le explicó: —Querido Bernardo, si hubiera respondido amablemente a la descortesía del visitante me hubiera asegurado un buen karma para mí por esta buena actitud noble pero un karma nefasto para él por su acto inapropiado e injusto, en cambio, de este modo, al responderle con una expresión ofensiva, he asumido parte de su karma negativo liberándolo de cargar todo el peso él solo. Ahora compartimos el mismo karma pero reducido al repartirlo entre los dos. Por lo tanto, mi reacción fue más que nada un acto de benevolencia. Su sentimiento adolorido por haber sido ofendido aliviana la carga de su conciencia sucia por haber sido tan ingrato con un conferencista que le estaba ofreciendo humildemente su comprensión del asunto, así que las consecuencias de su actuar serán mucho más leves porque hemos compartido la negatividad de su karma.

Al poco tiempo, volvió el visitante ofreciendo sus sinceras disculpas a las ofensas del maestro y solicitó ser aceptado como discípulo.

El maestro Simón le dijo más tarde a Bernardo: —¿Ves hijo mío?, es él quien ha venido a perdonarme a mí y no tuve

que ser yo quien tuviera que disculparlo a él por su desfachatez. Esto es lo que se llama “ transferencia karmática” , apréndelo porque así como puede resultar en algo muy positivo también puede generar algo sumamente negativo, pues, esta es la naturaleza del karma hijo mío, ¡karma!




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EL SUCESOR

Simón, el maestro taoísta, volvió a reunir a sus alumnos del Tercer Nivel y les anunció nuevamente que uno de ellos se haría cargo de la dirección de la Escuela y que los demás deberían respetar el enfoque que éste propusiera de aquí en más; asimismo, confirmó que ésta sería la segunda y última selección.

Pero para establecer quién sería el próximo coordinador de la escuela, deberían responder a una simple pregunta y de acuerdo con la respuesta que dieran se determinaría quien se encontraba más preparado.

Así que Simón preguntó: —¿Por qué practican la Alquimia Interior? —Porque me conecta con la esencia de todas las cosas y con lo más

sublime del ser dijo una de las alumnas. —Es muy buena tu opinión, pero todavía desconoces la verdadera

razón por la cual practicas la Alquimia Interior. –Aseguró Simón. —Porque es un Camino para desarrollar el Potencial latente,

conducente a despertar las facultades y capacidades dormidas dijo otro alumno.

—Bueno, bueno, puede ser, pero tampoco sabes la verdadera razón por la cual practicas la Alquimia Interior. Volvió a decir Simón.

—Porque aporta salud y un estado de bienestar, y una gran plenitud, que ayuda mucho en el crecimiento interior dijo otra de las alumnas.

—Tampoco sabes el por qué. Dijo Simón una vez más. —Porque la Alquimia abre el corazón a una dimensión de mayor

sensibilidad, y abre la mente a un plano de mayor conciencia, dijo otro de los alumnos.

—Está muy bien, pero todavía desconoces el motivo real.




Y así fueron respondiendo uno tras otro, y Simón siempre respondía lo mismo: “ que no se conocía el verdadero motivo” , hasta que le llegó el turno de responder a Bernardo, quien contestó lo siguiente:

—Yo me he dado cuenta de que aun sin practicar alquimia estoy practicando alquimia. No hay modo de salirse de la alquimia. Todo el mundo está haciendo alquimia aun quienes no quieren saber nada con la alquimia. Porque la Alquimia lo es todo, y todo es alquimia. Desde el aire que respiramos, el sol, los átomos, las combinaciones moleculares de la vida, todo, absolutamente todo es alquimia.

Así que tú me preguntas a mí por qué practico la Alquimia Interior, pues bien, te respondo que yo no lo sé, deberías preguntarle mejor a la Existencia el por qué nos hace practicar a todos la alquimia, queramos o no, estemos consciente o no. Porque, la verdad, no es asunto mío, la alquimia es un asunto de la Naturaleza, es un asunto Cósmico y Universal, de toda la Existencia. Yo simplemente participo como un observador de todo este movimiento de transformación permanente.

—Bueno, concluyó Simón, evidentemente has aprendido mucho de la Alquimia Interior y sabes muy bien por qué la practicas, así que tú estarás a cargo de coordinar el próximo ciclo de esta escuela.

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EL VERDADERO DISCIPULADO

Simón se estaba muriendo. Así que sus dos únicos discípulos se reunieron para despedirlo.

Simón estaba tendido. El mejor de sus discípulos se arrodilló a su derecha y Bernardo se sentó a su izquierda. Eran los últimos instantes de Simón. Un momento muy importante.

Entonces, el anciano Maestro tomó a sus discípulos de las manos y les dijo:




—Hijos míos, sepan ustedes que los amo por igual, pero hay un discípulo por el que tengo preferencia. A él, le dejaré todo mi conocimiento.

Los dos discípulos se miraron con ojos interrogantes y, a continuación, Bernardo preguntó:

—Bien, dinos quién es el predilecto. Y con el mismo tono de siempre, Simón respondió: —Ese discípulo por el que tengo preferencia, soy yo mismo.

Porque he demostrado mi perseverancia al haber estado en todas las clases que brindé en mi vida sin faltar a ninguna; he demostrado mi resistencia, ya que no me ha quedado más remedio que soportar valientemente el peso de mis dudas, sin flaquear, y he demostrado mi ecuanimidad al haber reconocido mis aciertos sin engrandecerme, puesto que dichos aciertos simplemente corresponden a mi tamaño biológico; por eso, les digo que mi discípulo preferido soy yo mismo. Así que mis conocimientos se irán conmigo. Y aunque no lo quisiera, consecuentemente no podría ser de otra manera. En cuanto a ustedes, también busquen a su mejor discípulo, porque ese, les aseguro, es el verdadero Maestro.

Simón cerró los ojos, y con estas últimas palabras, dejó esta vida y a sus dos únicos alumnos.

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Mural de Bernardo y Simón pintado por Aon

Varias veces me preguntaron si Bernardo y Simón tenían la misma edad, pues, la respuesta es no; Simón era mucho mayor que Bernardo, pero decidí dibujar a Simón en su apariencia de 1938 y a Bernardo en su apariencia de 1961 cuando ambos coincidieron en la misma edad pero en tiempos diferentes.

Claro que, aunque los nombres no correspondan a los verdaderos personajes de estas narraciones, lo cierto que la mayoría de estos cuentos concuerdan con hechos reales vividos y experimentados.

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ÍNDICE

... 1º) EL COMIENZO DEL FIN 5

... 2º) LA PRESERVACIÓN DE LO INTANGIBLE 8

... 3º) EL DESARROLLO DE LO INDESARROLLABLE 8

... 4º) LA COMPRENSIÓN INDIRECTA 9

... 5º) LA DEVELACIÓN DEL MISTERIO 9

... 6º) EL DESPLIEGUE EXTERNO DE LO INTERNO 10

... 7º) EL VERDADERO MAESTRO 12

... 8º) LA TRASCENDENCIA DEL OLVIDO 12

... 9º) ESTÁ MAL PERO VAS BIEN 13

... 10º) PARA LOGRAR LA PERFECCIÓN HAY QUE CORREGIR UNA SOLA COSA 14




... 11º) LA FUENTE INAGOTABLE DEL CHI SE ENCUENTRA EN EL NOHACER 15

... 12º) LA GRAN RESPUESTA A LA MAYOR DE TODAS LAS PREGUNTAS 16

... 13º) EL ESTUDIANTE AVANZADO 17

... 14º) EL CÍRCULO CÍCLICO 22

... 15º) EL CONOCIMIENTO DEL AMOR 23

... 16º) LA SIMULACIÓN DE TRASCENDENCIA 24

... 17º) EL MUNDO EN LA CABEZA 25

... 18º) EL VALOR DE LO DEVALUADO 26

... 19º) LA UTILIDAD DE LO INÚTIL 27

... 20º) LA JUSTA COCCIÓN DE LA SABIDURÍA 29

... 21º) LA INMORTALIDAD DEL NOEGO 29

... 22º) ENFRENTAR LO NEGATIVO DESDE UNA BASE POSITIVA 31




... 23º) EL EXISTENCIALISMO DE LA NEGATIVIDAD POSITIVISTA 32

... 24º) UN DISCÍPULO A TODA PRUEBA 35

... 25º) EL VALOR DEL SILENCIO 36

... 26º) EL NO AFRONTAR TAMBIÉN GENERA KARMA NEGATIVO 36

... 27º) LAS MUCHAS INTERPRETACIONES DE UN MISMO SÍMBOLO 38

... 28º) DESAPRENDER LO APRENDIDO PARA AVANZAR 39

... 29º) LO BUENO DE LO NEGATIVO Y LO MALO DE LO POSITIVO DE BERNARDO Y SIMÓN 40

... 30º) CIELO E INFIERNO 43

... 31º) EL ENFOQUE DE CADA INTERPRETACIÓN 43

... 32º) LA FELICIDAD A PESAR DE TODO 48

... 33º) LA FLECHA INVISIBLE 48

... 34º) EL CENTRO DE LA DIANA 49




... 35º) LA EXPERIENCIA INTRANSFERIBLE 50

... 36º) LA SUCESIÓN 51

... 37º) EL VISITANTE 53

... 38º) EL SUCESOR 56

... 39º) EL VERDADERO DISCIPULADO 57

Lucio V. Mansilla 2551 (1714) Villa Udaondo – Parque Leloir Provincia de Buenos Aires Argentina Tel. de línea: (011) 4481 8195

Están todos los derechos reservados y registrados a nombre de la Fundación Centro del Tao.

Queda hecho el depósito para el Derecho de la Propiedad Intelectual que establece

la ley Nº 11.723

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Autor de esta Obra: AON ( Alejandro Nepote )

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anecdotas de bernardo y simon (taoista zen)

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