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CURTIS GARLANDSARGAZOS!CAPTULO PRIMERO

Aquel fue el da en que se jug el destino, de la humanidad. El futuro del mundo dependi de lo que aquellas terribles y dramticas horas reservaron a los humanos.Porque el miedo nuclear, el pnico al holocausto total, se enseore del mundo despus del suceso de aquella tensa y preocupante maana de la primavera de 1992.Y todo lo que pudiera suceder en un futuro inmediato, estaba condicionado a la accin de un solo hombre.Un hombre cuya misin consista en evitar la Tercera Guerra Mundial y, con ella, el posible fin del mundo o, cuando menos, de la raza humana.Un hombre de cuyo xito o fracaso dependa que los continentes y naciones se viesen pulverizados por una terrorfica lluvia radiactiva, por una serie de ingenios nucleares de escalofriante poder destructor y nulas posibilidades de neutralizacin.Los Estados Unidos posean una sofisticada y nueva versin de la bomba de neutrones capaz de extinguir la vida en continentes enteros, dejando intactas las -huellas de nuestra civilizacin, como eran monumentos, ciudades y obras de arte o de ciencia y mecnica.La Unin Sovitica, con su nuevo cohete Ural-3, capaz de pulverizar todo signo de existencia humana o animal, propagando una nube radiactiva que, igualmente, dejara intacta la obra del hombre, pero terminando de raz con ste y con los animales, sin contaminar, sin embargo, a las plantas. .Por fin, China con su enigmtico pero temido genio destructor Tao-2000, una superbomba de materia desconocida, de la que se aseguraba que poda paralizar a todos los humanos, sin descomponer ni corromper la materia, con lo que el mundo atacado por los chinos se convertira en una especie de gigantesco escaparate de maniques de carne y hueso,, petrificados hasta el fin de los tiempos, Pero con el riesgo inevitable, corno todas las dems armas estratgicas de Oriente o de Occidente, de que la represalia enemiga fuese tan implacable y letal como su propia iniciativa.Ante esa perspectiva de horrores sin lmites, el mundo no poda sino estremecerse, angustiado, a la espera de que slo un puado de hombres reunidos en alguna parte, resolviera al efecto, convirtiendo al mundo en su campo experimental de fuerza, de poder y de revancha.Y todo ello, porque aquella apacible maana de mayo de 1992, en que los boletines meteorolgicos anunciaban total normalidad climtica en el Atlntico Norte, sin peligro -de borrascas, corrientes peligrosas o riesgo de alteraciones magnticas, ocurri lo que ocurri.Fue, precisamente, cuando la Conferencia Internacional de Johannesburgo, frica del Sur, iba a tener lugar, tras la implantacin del primer Gobierno mayoritario de Sudfrica, ahora regentado por la raza negra que hasta ese momento, permaneciera sojuzgada y aherrojada por una poltica colonialista de claro racismo, intolerancia e injusticia racial y social.Aquella Conferencia de alto nivel, a la que estaban invitados por parte del presidente Mbongo de la Nueva Repblica Negra Sudafricana, .los dirigentes polticos de los Estados Unidos de Amrica, URSS, China, Francia e Inglaterra, as como observadores africanos de los ms importantes y nuevos Estados africanos, tena un objetivo claro y concreto.El peligro de guerra en el continente africano era muy alarmante. En los ltimos aos, una serie de intereses de las grandes potencias estaban chocando con evidente riesgo en la formacin de nuevos acuerdos y convenios comerciales y polticos. Nuevas fuentes energticas, venan a complicar las cosas, en especial con respecto a los Estados Unidos, La Unin Sovitica y los intereses chinos en aportaciones y ayudas a nuevos aliados africanos. En cualquier momento, poda saltar la chispa que encendiera ese polvorn latente.El pacifismo del actual presidente norteamericano, as como los buenos oficios, chinos para impedir el caos, chocaban con el repentino endurecimiento sovitico, provocado ms por una crisis interna creada por serias disensiones polticas, que por verdadero antagonismo internacional. El Kremlin, segn los expertos, deba reforzar su situacin interior, y eso implicaba un inevitable endurecimiento exterior, cosa que los Estados Unidos ya haban practicado tambin en una cercana fecha anterior, a causa de un enfrentamiento crtico entre halcones y palomas washingtonianos.En tan tenso momento internacional, tuvo que ocurrir aquello.Y sus consecuencias fueron desastrosas, como no poda ser por menos.Nunca, como en aquellos crticos das de la primavera de 1992, estuvo el mundo tan prximo a la temida Tercera Guerra Mundial y a sus imprevisibles y definitivas consecuencias...* * *Todo comenz con la desaparicin del Espritu de la Paz.El Espritu de la Paz no era solamente un nombre eufnico y esperanzador para el mundo. Era, tambin, una clara maniobra poltica de pacifismo previo a toda negociacin.Pero haba sentado bien la idea del presidente de los Estados Unidos de bautizar as a su reactor presidencial y ello contribua a reforzar la imagen saludable, estereotipada y asptica del primer mandatario de Washington.Quiz por ello mismo, la desaparicin del Espritu de la Paz result tan significativa como simblica para el mundo entero. Porque con ella, el peligro sombro y ttrico de la irreversible guerra total se cerni sobre el mundo como la negra capa de un monstruo ingente y aterrador, capaz de envolver en sombras eternas al orbe entero.Aquella maana de mayo, tranquila y sin riesgos en todo el Atlntico, sala del aeropuerto de Washington el reactor presidencial, rumbo a Johannesburgo, con el presidente a bordo, en compaa de su secretario de Estado, el vicepresidente Tarleton y los periodistas ms destacados de los rotativos y Agencias de prensa norteamericanas.Sin embargo, slo unas horas despus, se daba por desaparecido el aparato en una zona del Atlntico Norte comprendida entre Las Bermudas y el Mar de las Antillas, algo al norte del Trpico de Cncer, entre los veinticinco y treinta grados de longitud Oeste y los cincuenta a sesenta de latitud Norte.En suma, justamente en el llamado Tringulo de las Bermudas o Tringulo del Diablo.En el Mar de los Sargazos, para ser exactos. El Mar de los Sargazos!Exacto. Ese siniestro mar inmvil que flota en el Atlntico Norte, cargado de restos de navos, algas y vegetales marinos. All, poco ms o menos, fue detectada la presencia del Espritu de la Paz, y recibido un mensaje normal del aparato, por parte de su comandante de vuelo, coronel de Aviacin, Walter Latimer.Despus, ya no se supo ms de ellos.Ni un mensaje de socorro, ni una peticin de ayuda. Nada.Ni el ms leve indicio que hiciera suponer la suerte corrida por el aparato. Los observadores de la zona, incluido un centro meteorolgico de Hamilton, cercano al rea del suceso, nada pudieron aclarar al respecto. En sus pantallas de radar, el avin presidencial fue visible sin problemas durante cosa de una hora, hasta que, de sbito, desapareci de la visual. Hubo un centro de control que detect la presencia repentina de algunas interferencias captadas en la zona, antes de borrarse el punto detector del aparato presidencial. Pero un destructor norteamericano, neg esa posibilidad, asegurando que la deteccin por radar se eclips de sbito, sin fenmeno previo alguno. Lo haban confirmado en una grabacin, sin lugar a dudas.Fuera como fuese, el llamado Espritu de la Paz del presidente norteamericano, se haba ido al limbo en apariencia. Las primeras y lgicas sospechas de un accidente en alta mar, empezaron a ser dudosas poco tiempo despus. Una escuadrilla de aviones, sobrevolando la zona, no haba captado rastro alguno del aparato, que permitiera imaginar un accidente areo.El mundo empez a vivir sus dramticas horas de espera, cuando el primer despacho de Agencia lleg a las redacciones de peridicos, emisoras de radio y de televisin.Era un texto tan breve como ambiguo y estremecedor para la tranquilidad de los pueblos de la Tierra:Bahamas, 13 de mayo (urgente). Avin presidencial norteamericano Espritu de la Paz desaparecido en el Atlntico Norte sin dejar rastro, con todos sus tripulantes a bordo. Crisis entre los estadistas reunidos en Johannesburgo. Se avecinan horas crticas.Las lneas cablegrficas, telegrficas y telefnicas, as como la radio y las conexiones de Mundo-Visin trabajaban a tope en esos momentos. Peridicos sensacionalistas cometieron el primer traspis al publicar titulares capaces de elevar la tensin al mximo.Un rotativo neoyorquino y otro alemn, batieron el rcord de la insensatez en tales momentos, publicando a toda plana un titular escalofriante en su primera pgina:Rumores de submarinos nucleares rusos detectados en el Atlntico Norte. Orden el Kremlin abatir el avin del presidente de los Estados Unidos?De eso a lo que public otro rotativo sensacionalista con los epgrafes ms gigantescos que hall, slo haba un paso. Un paso sumamente peligroso:Vsperas de la Tercera Guerra Mundial! Estamos al borde del desastre final.Era exagerado lodo, ciertamente. Pero revelaba un estado de angustia y tensin que sensibilizaba al hombre de la calle. El pnico empezaba a aduearse del mundo.Y del Atlntico Norte no llegaban noticias esperanzadoras en absoluto. Peor que eso, no llegaban noticias de ninguna clase.Era como si al gigantesco reactor presidencial le hubiese devorado el mar, sin dejar el ms leve rastro. Ni siquiera un fragmento de fuselaje o una mancha de aceite en su superficie.

* * *

Algo nuevo?Nada, seor el delegado norteamericano en Johannes- burgo, se enjug el sudor, mirando con angustia al presidente sudafricano Mbongo, que era el que hiciera la pregunta. El Departamento de Estado acaba de emitir un boletn informativo oficial.Y dice...? se interes el poltico negro, inquieto.Poco ms o menos lo que dijo anteriormente la Oficina de Informacin de la Casablanca. No tienen noticias del Atlntico. Et rastreo prosigue, intensivo. Numerosos aviones y navos de guerra recorren milla a milla la zona, sin resultado prctico. Se sabe que un submarino no identificado ha huido con rapidez de aquel sector, pero no ha logrado ser localizado ni detectado. Se teme que pueda ser sovitico.Aun as, podra ocurrir que no tuviese nada que ver con el suceso seal prudentemente el estadista africano.Quiz, seor el funcionario americano sacudi su cabeza, nervioso. Pero en la situacin actual, cualquier chispa puede provocar el estallido.S, me hago cargo admiti Mbongo, con expresin sombra. Por favor, tngame informado al minuto. Dentro de media hora tengo una entrevista especial con el presidente de la Unin Sovitica en mi despacho. Para entonces, me gustara saber algo ms.Y a m, seor, y a m confes amargamente el americano, bajando la cabeza con desaliento.As estaban las cosas en Sudfrica. Un alto funcionario de la delegacin china, se haba manifestado reticente en una conferencia de Prensa improvisada, asegurando que si haba una mano oculta tras de aquel suceso, China poda verse obligada a una alianza ocasional con el pas americano, para defenderse mutuamente de un agresor comn, capaz de atentar contra la vida de un poltico pacifista y de buena fe como el desaparecido. La clara alusin1 a los soviticos haba sido prestamente recogida por stos, y se anunciaba para la medianoche de aquel mismo da una alocucin especial del premier ruso en respuesta a ciertas insinuaciones.La tensin, por tanto, suba enteros por momentos en Johannesburgo. Y, a fin de cuentas, la ciudad sudafricana era en esos momentos el pulso mismo del mundo.Un pulso febril, excitado, que no haca presagiar precisamente una curacin inmediata del enfermo, a menos que el virus pudiera ser atajado y combatido eficientemente por una adecuada teraputica.Lo malo es que ese virus dependa totalmente de que el presidente norteamericano fuese hallado o no, vivo o muerto, y se comprobase si todo obedeca .a un simple y desgraciado accidente... o a algo mucho ms oscuro y siniestro, capaz de provocar el mortal colapso del enfermo. Un enfermo que era el mundo entero en estos momentos...La conferencia de medianoche del estadista sovitico no quit hierro a la cuestin, ni mucho menos. All, cada uno pretenda demostrar su propia seguridad y firmeza, aunque siempre negando cualquier responsabilidad en el que se calificaba de desgraciado accidente, ajeno a toda humana voluntad.Fue a primeras horas de la madrugada, cuando unas fotografas areas, obtenidas casualmente por un patrullero de guardacostas de la Repblica Dominicana, facilitadas urgentemente a los servicios de informacin de los Estados Unidos, revelaban la presencia del submarino desconocido en la zona crtica, pudindose identificar gracias a las mismas su modelo y nacionalidad, sin lugar a dudas.Era sovitico.El descubrimiento oficial' significaba otro leo al fuego, aunque el Ministerio de Marina Sovitico sala rpidamente al paso, asegurando que se trataba de una travesa rutinaria, sin objetivo determinado alguno, y proclamaban su total inocencia en el caso. El hecho de que se tratase de un submarino atmico empeoraba las cosas. Un misil suyo pudo haber derribado el avin presidencial, en opinin de algunos expertos del Pentgono, quiz interesados en avivar el incendio donde podan arder todos sin remisin.Y as, a las seis de la maana, hora de Johannesburgo, una nota oficial del Gobierno norteamericano, extremadamente dura, adverta tajante a la Unin Sovitica de que, si en cuarenta y ocho horas no se obtenan evidencias suficientes de que el hecho haba sido un simple accidente sin intervencin humana alguna, los Estados Unidos se consideraran en guerra con la Unin Sovitica.Era la mecha que faltaba, Y estaba ardiendo ya, camino del polvorn.Para acabar de complicar las cosas, el Gobierno de Pekn emita a primeras- horas de la maana un texto oficial, condenando cualquier accin agresiva contra los Estados Unidos, y situndose incondicionalmente al lado de Washington para aliarse en cualquier circunstancia con los norteamericanos, incluso en una guerra nuclear y total contra cualquier enemigo comn, aada la nota como sibilina insinuacin final.La situacin ya no era solamente tensa."Era desesperada.Cuarenta y ocho horas solamente... y estallara la Tercera Guerra Mundial.Los estadistas reunidos en Johannesburgo regresaron precipitadamente a sus pases de origen. La URSS se limit a responder con una fra nota, de extrema dureza, diciendo que cualquiera que fuese el agresor contra suelo ruso, sera inmediatamente respondido con todo el poder blico de los Estados Socialistas Soviticos.El guante estaba recogido. El- duelo pareca inevitable.Una primera edicin especial de algunos diarios, ya anunciaban en enormes titulares la noticia capaz de conmover al mundo:Ultimtum USA a la URSS! Es la guerra sin remedio.Y esta vez, por desgracia, no haba exageracin alguna en ese informe periodstico. Todo dependa de unas pocas horas.Luego...Luego, qu?CAPITULO II

Esa es la situacin, Damon. Desesperada, dira yo.Y qu dira el Gobierno? sonri duramente Damon Kent, del Servicio Especial de Inteligencia del Gobierno de los Estados Unidos.Lo mismo o peor. Estamos sobre un volcn que puede entrar en erupcin en cualquier momento.Lo supongo. Y si los rusos se anticipan a la amenaza que hemos formulado oficialmente, tomando ellos la iniciativa?No Io creo. Confan en salvar la crisis pacficamente. Slo actuarn en respuesta, Damon. No atacarn previamente, o mucho me equivocara con su punto de vista.Si se equivoca, seor, ser igual sonri Kent, encogindose de hombros. Ya no podremos discutirlo despus...Alian Mallory, jefe del Servicio de Inteligencia, tambin se permiti una dbil sonrisa. Luego, le hizo notar con tono grave y preocupado:Personalmente, no estoy nada seguro de que los rusos, hayan derribado el avin presidencial.Pues el Pentgono s parece estarlo, a juzgar por ese ultimtum.Los militares son muy radicales en sus decisiones. Quiz estn ellos en lo cierto, pero yo quisiera confiar en que todo se deba a un desgraciado accidente.Habra que probarlo, seor. Los restos del avin seran fundamentales para ello. Se ha buscado lo suficiente?Eso y ms. No hay rastros. Ni siquiera huellas de impacto. La Marina ha enviado a sus mejores inmersionistas. No hay nada sumergido que haga pensar que el avin se hundi en el mar.Entonces se evapor?Algo parecido. Si hubiera estallado, se encontraran restos dispersos, objetos de a bordo, restos humanos... algo, lo que fuese. Y no hay nada de nada. Como si nunca hubiera existido.Y no es la primera vez que ocurre...No, no es la primera admiti Mallory. Esa zona tiene una triste fama, no slo reciente, sino en el pasado. Navos antiguos, barcos, aviones y toda clase de embarcaciones y naves han desaparecido all sin dejar huella alguna. El Tringulo del Diablo. Cientficamente, no parece tener mucha base. Pero Io cierto es que hubo desapariciones inexplicables. Una fuerte accin magntica no lo explicara todo. Y menos en este caso. No hay evidencias de que hubiera actividad magntica desusada en ese sector durante las horas en que lo sobrevol el Espritu de la Paz.Sin embargo, s hay evidencias fotogrficas de que> un submarino sovitico, equipado con misiles de cabeza nuclear recorra esas latitudes en aquellos momentos.Eso, s. Ellos afirman que son muy dueos de recorrer el mar donde no hay jurisdiccin alguna, y tienen razn. Su submarino, aseguran cubra una singladura rutinaria de observacin. Puede que sea as, pero...Existe la duda. Y eso es lo que ha provocado la crisis definitiva,_ Damon.Damon Kent afirm lentamente. Pase por la amplia estancia, en silencio, con la mirada fija en el suelo. Al fin se detuvo ante un enorme mapa luminoso que cubra un muro hasta el techo. En ese mapa, una zona iluminada en rojo sealaba el sector donde desapareciera el avin. Una luz verde marcaba el ltimo punto donde capt el radar la presencia del avin presidencial y se transmiti el ltimo informe de situacin.Debajo de esa luz, se lea en unas letras amarillas, casi fantasmagricas:

MAR DE LOS SARGAZOS

El mtico mar del misterio, origen de viejas leyendas marinas, de mitos ancestrales y de literatura barata, pens Damon Kent, con la mirada fija en aquellas letras que parecan cobrar un siniestro significado en estos momentos.El Mar de los Sargazos... coment.Alan Mallory asinti, ceudo.S lo que est pensando. De nio me fascinaba ese lugar. Imaginaba que historias de buques fantasmas y de navegantes malditos haban tenido lugar en sus misteriosas aguas inmviles, hechas de residuos, de algas y de crustceos marinos, arrastrados y acumulados por las corrientes de esa zona.Ahora, la leyenda infantil parece realidad seal Damon, .reflexivo.Slo que no es una leyenda. Ni tiene nada de infantil. Puede ser el caos. La muerte' de! mundo. El final para todos.S, es lo malo de todo esto.Tras otro silencio, Damon y Mallory se miraron con aire significativo. Kent seal:El ltimo punto donde se detect la presencia del avin deba estar cosa de quince millas adentrado en el Mar de los Sargazos.Poco ms o menos. Por qu lo dice?Porque me sorprende que ese avin sobrevolase el Mar de los Sargazos pudiendo seguir otra ruta ms segura, desvindose de la zona que pudiramos llamar conflictiva en ese rea.Tal vez el coronel Latimer, el piloto, no tuvieron imaginacin para creerse las historias de fantasmas del Mar de los Sargazos sonri tristemente el jefe de inteligencia.Tal vez. Pero cualquier piloto ha odo hablar de posibles zonas magnticas en ese trayecto. Sera poco prudente sobrevolarlas, y ms en un vuelo tan significativo y delicado como se, llevando a bordo al primer mandatario de la nacin, no le parece?En efecto, Damon. En eso estamos de acuerdo.Tiene un historial del coronel Walter Latimer?Claro fue a su mesa de trabajo, rebusc en una gaveta y extrajo un dossier, eh cuya carpeta se poda leer: Coronel Walter Latimer. USAF. Estrictamente confidencial Se la tendi a Damon. Puede examinarlo. Como ver, soy un hombre muy minucioso cuando tengo que investigar algo.S, ya lo veo suspir Damon, tomando el dossier.Le llev unos momentos examinarlo a grandes rasgos. Se lo devolvi a su jefe en silencio. Luego, mene la cabeza con desaliento.No tiene sentido dijo. Un veterano del aire. Ms de cuatrocientas millas en vuelos civiles. Y casi el doble como militar, en la guerra iran de 1982 y en la libanesa de 1985. Un hombre as 110 se mete en los Sargazos alegremente.Pues lo hizo.S. Y ni siquiera inform de ello. Revis antes los datos de ese vuelo, hasta el momento de hacerse el silencio. Ni una mencin a los Sargazos. Como si siguiera una ruta normal. Pero no era la normal.Todo eso a dnde nos lleva?A dos posibilidades: o el coronel Latimer lo hizo intencionadamente, sin darle la menor importancia, pese a que eso incluso le hara dar un pequeo rodeo en su rula... o no se dio cuenta de que volaba en ese sentido. Pero esa ltima posibilidad es absurda en un veterano civil y militar!Exacto: absurda. Esa es la palabra.No tiene sentido, Damon.No, no lo tiene. Eso es lo que ms me preocupa. Qu espera de m, exactamente?Que encuentre el avin del presidente antes de cuarenta horas. Es todo el tiempo de que dispone. Le facilitar una nave experimental realmente extraordinaria. Espero que le sea til.Qu clase de nave? se interes Kent.Un combinado perfecto de nave anfibia y area. Puede ir por tierra, mar y aire, o sumergirse a voluntad.Eso es fantstico. Muy grande?No. Al contrario. Muy pequea y manejable. Capacidad para slo dos personas, o un mximo de tres en circunstancias de especial emergencia. Tiene un nombre peculiar.Cul?Olympic. En realidad, una olimpiada se celebra en tierra, mar y aire, no es cierto? Atletas, nadadores, saltos de altura... De ah el nombre que lo implica todo. Y, adems, el espritu de lucha y la honradez. Su creador quiso simbolizar todo eso en la pequea nave por l imaginada, ya que exigi al Gobierno que jams se use en aplicaciones blicas, sino solamente en el terreno cientfico, tcnico o simplemente de salvamento, bsqueda e investigacin de cualquier tipo. As se le prometi, y sta ser la primera actividad trascendental del Olympic. En sus manos queda, amigo Damon.Puede resultar un fracaso el tal invento coment Kent, mirando las cosas por su lado prcticoImaginemos una avera en plena inmersin...Sera su muerte suspir Mallory sin rodeos. La nave est diseada para descender incluso a profundidades de ms de mil metros. Puede volar a ochocientas millas por hora, y deslizarse por tierra o mar a un promedio de mil millas, si no hay obstculos y el camino es recto y llano.Damon emiti un silbido de asombro. Indag, previsor:Y su motor?Una pila nuclear de alta seguridad. Su consumo es prcticamente nulo, y puede tener autonoma de vuelo, inmersin o recorrido por tierra firme durante meses enteros. Claro que el depsito de oxgeno concentrado para inmersiones es de solamente cuarenta y ocho horas, con una carga adicional de mxima emergencia de otras dos horas.Armas a bordo?Las convencionales e imprescindibles para la autodefensa, no para el ataque. Recuerde que el inventor exigi unas condiciones que se le prometieron bajo palabra por el propio presidente de los Estados Unidos. Nunca ser un ingenio agresivo, recurdelo, salvo en caso de propia defensa o de ayuda a un incapacitado en peligro mortal. Est dotada de sonar, radar y todos los adelantos tcnicos.Comunicaciones?Las normales: radiotelfono con lnea roja de emergencia mxima, directa con la Casa Blanca o el Pentgono, radio y seales luminosas para las profundidades, si fallasen los dems sistemas de contacto. Alguna pregunta ms sobre el Olympic?Muchas, seor. Pero las har cundo conozca ese vehculo tan peculiar. Ahora, lo importante es saber qu se espera exactamente de m,Creo que ya lo sabe: encuentre al presidente, vivo o muerto. Encuentre el avin o sus restos. Fotografelos y flmelos si da con ellos. Rescate su cadver si ha muerto o resctele a l si vive en alguna parte. Luego, solicite ayuda urgente para cualquier cosa, como recoger restos o personas. Y cuanto antes. Recuerde que disponemos de poco tiempo. Slo cuarenta horas. Ni una ms. Los rusos, si son realmente inocentes, estarn rastreando la zona tambin, en busca de huellas del desastre para demostrar que fue accidental y no provocado por su submarino nuclear. Algunos otros pueden estar interesados en Io contrario y tratar de buscar evidencias de que la URSS caus el desastre. Sea como sea, evite choques y enfrentamientos, eluda contactos con otros agentes y tripulaciones. En suma, trabaje solo hasta el ltimo momento. Apenas sepa algo concreto, informe. Si es posible, y e! tiempo lo exigiera, por la lnea roja de mxima emergencia, para evitar la guerra que parece inevitable. De acuerdo, Kent?De acuerdo, seor.Bien, muchacho le tendi su mano cordialmente.En usted confiamos. No nos defraude ni defraude al mundo Si nuestro presidente est en alguna parte de ese maldito mar encuntrelo. Es todo lo que le pedimos.Entendido, seor. Si est all todava, vivo o muerto, le encontrar.Dios le oiga.Damon Kent sala poco despus del despacho del jefe de Inteligencia, Alian Mallory.La ms difcil misin para un agente especial del Servicio Secreto norteamericano, haba comenzado.Una misin contra reloj. Una misin cuyo fracaso implicaba la guerra total. Y, posiblemente, el fin del mundo con ella.

* * *El primer ministro sovitico contempl largamente al agente Boris Kowalsky, del Servicio Secreto del Kremlin.Todo dispuesto? pregunt.Todo, seor afirm e! agente con energa.Bien. No le entretendr mucho. El tiempo no nos sobra Ni a nosotros ni a los americanos. Si ese avin no aparece y no podemos demostrar que su posible cada al mar ha sido por accidente, sin intervencin de causas humanas agresivas, la guerra ser inevitable. No creo que los Estados Unidos 1a desee, salvo determinados grupos de presin como los fabricantes de armamento y ciertos militares belicistas. Sea como sea, nosotros no hemos abatido ese avin, aunque ellos as le sospechen. Pero la presencia de buques y aviones nuestros en esa zona, buscando el aparato presidencial, ha despertado nuevas suspicacias, pensando que nos preparamos para un posicin estratgica, de cara a la conflagracin que puede iniciarse pasado maana. Evite usted el menor incidente con los navos y aviones norteamericanos. Las cosas ya estn lo bastante mal sin que tengamos que empeorarlas todava ms, Kowalsky. Lo tendr en cuenta, seor.Lo s. Ahora, slo puedo desearle suerte. Espero que antes de la hora fatal en que los misiles atmicos americanos se disparen hacia Mosc, y los nuestros hacia Washington y Nueva York, podamos entre todos evitar ese cataclismo aterrador que a nadie beneficiar.Kowalsky se cuadr militarmente, saludando a su jefe de Gobierno, respetuoso.Har cuanto est en mi mano, seor. Hasta el ltimo extremo.Bien. Adelante, Kowalsky. Buen viaje al Tringulo de las Bermudas.Se saludaron. El agente sovitico abandon las estancias del Kremlin donde haba sido citado. Faltaban menos de cuarenta horas para el plazo fijado en el ultimtum de Washington.Y la guerra pareca imposible de evitar. El mundo entero viva vsperas dramticas, en medio de un nerviosismo que alcanzaba ya la histeria colectiva.Haba comenzado el xodo en las grandes ciudades, camino de lugares aislados en el campo, en pueblos y zonas que se consideraban menos peligrosas que los grandes cascos urbanos, blanco de los disparos atmicos de unos y otros.El reloj, inexorable, no detena sus agujas hacia la Hora Cero del Da H.El da en que empezara el holocausto de la humanidad, bajo el terror atmico.

* * *

Damon Kent contempl a sus pies la superficie del ocano, inmensa y azul. En el cielo salpicado de nubes, pero sin riesgo inminente de tormenta, el Olympic era como un diminuto objeto azulado, que se confunda con el color de las aguas y el cielo. Su forma ovoide daba la impresin de que correspondiese a un misterioso objeto volante, un OVN tradicional.Pero los servicios de la Marina norteamericana y los observadores costeros, saban ya de la existencia del pequeo navo anfibio y areo, cuya seal en el radar era atentamente controlada por los destructores y torpederos desplazados por la Navy a la zona del presumo desastre.Las rdenes estrictas eran de dejar total iniciativa al Olyrmpic en todo momento, pero con apoyo logistico.de todo tipo llegado el caso que fuese necesario.Damon Kent, con una indumentaria adecuada, mitad espacial, mitad submarinista, provisto de un casco o escafandra similar al casco de los pilotos de Frmula 1, aunque mucho ms ligera, recorra con ojos escudriadores el mar, e busca de indicios de la posible existencia de los restos de u accidente areo. Pero, por el momento, ningn signo exterior acusaba tal posibilidad.En la pantalla de radar de su tablero de mando slo detectaba la presencia de aviones y buques de guerra norteamericanos, as como la ms lejana de navos sin identificar, posiblemente de nacionalidad sovitica.Slo de tarde en tarde, alguna embarcacin pesquera es avistada, de regreso precipitado a su puerto de origen, tras las noticias recibidas de la proximidad de una guerra abierta entre los grandes colosos mundiales.Se estaba aproximando a la zona del Mar de los SargazosEl misterioso mar que, habitualmente, se hallaba situad en el centro mismo del tringulo hipottico formado por 1 zona del Atlntico Norte, donde ms naves areas y martimas haban desaparecido a lo largo de varios siglos, tena 1a particularidad de desplazarse lentamente en direccin determinada, a causa de las corrientes marinas y de la densidad pastosa de su superficie de algas y desperdicios, mezclado con residuos* de naufragios, moluscos y suciedades arrastra das por mil diversos fenmenos marinos. Sin embargo, es desplazamiento era tan lento, que se poda localizar a la perfeccin dicho mar, buscando un rea comprendida entre las propias Islas .Bermudas y las Indias Occidentales, ligeramente al norte de! Trpico de Cncer.Justamente en esa zona haba sido detectado por ltima vez el avin presidencial, antes de su enigmtica desaparicin. Damon Kent quera inicialmente investigar ese punto-clave de su bsqueda. Aunque alimentaba escasas esperanzas acerca de un resultado positivo, ya que aquel lugar haba sido peinado minuciosamente por toda clase de embarcaciones y de expertos en bsqueda marina.Pero era preciso intentarlo una vez ms con la ayuda de su singular vehculo, mucho ms fcil de maniobrar que cualquier avin, navo de superficie o submarino.Kent consult sus cartas de navegacin e hizo un clculo que le resolvi la pequea computadora del tablero de mandos. Obtenidas las coordenadas de ruta, supo que estaba alcanzando los lmites del Mar de los Sargazos.Mir abajo, fascinado.La imagen lejana era confusa todava. Todo lo que abarcaba el horizonte desde su altura actual, era de un extrao color amarillento moteado, como si un gigantesco monstruo marino durmiera plcidamente en la superficie.Una masa monstruosa de densas algas, formaba aquel mar slido, inquietante y espeso, sobre cuya superficie se hacinaban moluscos, vegetales marinos, restos de naufragios, maderos y metales cubiertos totalmente de xido y de musgo, mezclndose con la ondulacin verdosa y lvida de las enormes y espesas algas all acumuladas durante siglos.de sedimentacin.Aqul era el Mar de los Sargazos. Casi una leyenda hecha realidad, un mundo de misterios y de fbulas marinas, muchas de las cuales quiz eran mucho ms ciertas de lo que la gente imaginaba.Sorprendido, Damon Kent observ la presencia de dos embarcaciones, una bordeando los lmites del mar de algas, y la otra virtualmente metida en aquella densidad viscosa que no pareca navegable, pero entre cuyas algas se mova, pesadamente, a cosa de unas seis o siete millas marinas, una rara embarcacin de feo aspecto y sin esttica alguna.Solicit informes de la Marina sobre aquellas dos ernbarcaciones, una de las cuales, la ms prxima, tena un blanco color deslumbrante al ser herida por el sol, y tena todas las trazas de ser una embarcacin de recreo.Desde el mando de la Marina, le lleg un informe por radio, a los pocos momentos de haber solicitado los datos.Embarcacin situada bordeando el Mar de los Sargazo; por su lmite sudoeste, yate matriculado en los Estados Unidos, en viaje profesional por el Atlntico. Su propietario Irwin Goldberg, productor cinematogrfico y conocido magnate de las finanzas. Permiso de navegacin concedido con motivo de rodaje de una pelcula. Se niegan a volver a puerto hasta haber terminado el rodaje de exteriores de su pelcula en los Sargazos.Tras una pausa se le inform de nuevo:Nave detectada navegando por el interior de los Sargazos, buque oceanogrfico en misin cientfica. Propietario, e oceangrafo profesor Steve Arlen, director del Instituto de Estudios Oceanogrficos de Miami, Florida.Damon Kent frunci el ceo. Sospechaba de todo el mundo. No se fiaba de un millonario empeado en rodar un pelcula en vsperas de una conflagracin mundial, ni de un oceangrafo para quien las profundidades fuesen ms importantes que su propia destruccin en el plazo de pocas horas. La orden escueta de muchos pases ribereos del Atlanticc haba sido la de retirarse todos los buques que .navegaban por alta mar, rumbo al puerto ms cercano. Al parecer, no todos obedecan esa orden puramente previsora para proteger vidas humanas.Descendi lentamente sobre las aguas, sobrevolando a alguna distancia el yate blanco de los cineastas. Con su sistema visual a larga distancia, acoplado a los mandos, que grade debidamente, capt en la cubierta del barco la existencia de cmaras de filmacin, personas que parecan ensayar una escena, y hojas metlicas para el reflejo de la luz solar en determinados encuadres.Dej atrs el yate, sabiendo que sus ocupantes haban mirado curiosamente al cielo al verle pasar, intrigados por su aspecto. Se adentr por el aire sobre el Mar de los Sargazos, en direccin al buque oceanogrfico, cuyo nombre descubri en el casco del feo y negro barco: Neptuno.No descubri en l a persona alguna en su cubierta, pero s capt la presencia de un cable gruesa, colgando de una polea en cubierta, sumergindose en las espesas y turbias aguas.Sin duda, el oceangrafo estaba utilizando un batiscafo para la investigacin submarina, sin importarle los peligros de tal investigacin en un mar como aqul.Rpidamente, eligi un punto ms all, en que las algas se aclaraban en la superficie, y se sumergi con celeridad.Fue una sensacin extraa, como caer con un avin y hundirse fatalmente en el ocano. Damon Kent observ el chasquido que produjo el fuselaje azul de su nave, al rasgar la superficie de algas, y alrededor del Olympic todo se volvi turbio, de un verdoso sucio y pastoso. Algas como monstruos gelatinosos, se adheran a los cristales de la hermtica nave, como ventosas de una extraa criatura' subacutica.El burbujeo del mar, fuera de la embarcacin, fue audible en el interior de la cabina. Automticamente, se estabiliz la presin interna y empez a funcionar el sistema de oxigenacin interior. Convertido en un minisubmarino, el Olympic descendi al fondo, a medida que se iban aclarando las aguas ms y ms, y a suciedad y espesor turbio quedaban como una costra por encima de su cabeza..Le bast avanzar una corta distancia para descubrir all, flotando ante l, la forma esfrica del batiscafo del profesor Arlen.Unos ojos asombrados le contemplaron desde el interior del grueso vidrio del batiscafo.Eran los ojos verdes, verdes turbios, como el mismo mar, de una mujer, encerrada solitaria en el batiscafo oceanogrfico del profesor Arlen.CAPITULO III

Una mujer en las profundidades..,As es, seor Kent. Tiene algo de extraordinario? Supongo que una mujer es tan capaz como cualquier hombre de sumergirse para investigar las profundidades marinas...Por supuesto, doctora Pearson sonri Kent, pero fue una sorpresa para m, Io confieso. Lo ltimo que esperaba ver en esos momentos, era precisamente una mujer.Pues peor fue m caso. Usted me dio un buen susto ri ella de buena gana. Estaba buscando ejemplares de la fauna marina de los Sargazos, cuando apareci su nave, como extrao pez azul metlico, que al aproximarse daba la impresin de ser un objeto de otro mundo. Soy una investigadora y no me impresiono fcilmente, pero recordando la mala fama de este mar, empec a pensar si no sera una nave extraterrestre.Espero que si me tropiezo con algn submarino ruso, no piensen lo mismo que usted y me suelten un torpedo. Slo faltara eso, en las circunstancias actuales del mundo...Por qu se arriesga tanto?No hay ms remedio que arriesgarse, doctora Pearson confes Kent. Las cosas estn mal, muy mal. No importa demasiado morir en el fondo del mar o pulverizado por una bomba atmica.Est seguro de que nuestro pas llevar esto a sus ltimas consecuencias? dud ella.Doctora, ya 4o est llevando. Faltan poco ms de treinta horas para que todo estalle irremisiblemente.Dios mo... ella se incorpor, paseando nerviosamente por el camarote, como si tratara de asimilar aquella noticia, para darse cuenta de que no era una simple fantasa.Se hallaban a bordo del Neptuno, el buque oceanogrfico del profesor Arlen. Ella, la doctora Ana Pearson, haba subido del batiscafo, junto con Damon Kent, que dej flotando su embarcacin junto al Neptuno, para aceptar la hospitalidad a bordo del oceangrafo y su auxiliar principal y nica en aquella expedicin, la doctora Pearson, del Instituto de Investigaciones Martimas de Marineland, Florida.Sorprendentemente, la doctora Pearson haba resultado ser una mujer joven y sumamente atractiva que, aparte sus verdes y hermosos ojos, posea un rostro agraciado, de carnosos labios rojos y breve nariz, cabellos rojizos y una esplndida figura donde realzaba cada suave curva de su muy femenino atractivo.El profesor Arlen regres ahora de la cocina de su barco, trayendo un plato humeante de sabroso pescado y una botella de vino. Era un hombre fornido, con suter de cuello alto y gorro de lana roja, cabellos canosos y lentes de montura metlica sobre su aguilea nariz. Pareca cordial y sociable, y le haba invitado a probar su guiso de pescados frescos, recin extrados del mar.Bien, ahora va a saborear esto, seor Kent manifest con orgullo, y estoy seguro que nunca habr probado nada semejante, ni siquiera en San Francisco.Es muy amable, profesor Arlen, pero apenas si tengo tiempo que perder en nada...Vamos, vamos, tiene que alimentarse con algo ms slido y apetitoso que sus cpsulas de alimentos concentrados .y todo eso ri l de buena gana. Si hemos de irnos todos al diablo dentro de poco ms de un da, que sea cuando menos con un buen sabor de boca. De todos modos, no tardar ms de media hora en terminar eso y poder reanudar su viaje.Tal vez tenga razn suspir Kent, viendo en el pate de barro esmaltado a fuego el aspecto-envidiable de aquello; manjares marinos. De paso, podremos hablar de lo que me hizo aceptar su invitacin a bordo, profesor.Arlen sirvi en silencio a la doctora y a l, en el pequeo camarote que haca las veces de comedor, y medi los vaso; de vino. Luego, se qued pensativo, tras tomar un sorbo.S, entiendo asinti, ceudo, con sus ojos grises perdidos en el vaco. Usted busca indicios del paradero de nuestro presidente...Eso es.Si pudiera ayudarle en eso...Pero no puede.No, por desgracia, no neg lentamente el oceangrafo. No he visto el menor rastro de ese avin.Ni siquiera manchas de aceite, algn cuerpo sumergido, algn fragmento del aparato?Nada, en absoluto neg de nuevo con energa. Desde que supe la noticia, he repartido mis investigaciones con una bsqueda minuciosa de algn resto en las profundidades. La doctora Pearson lo sabe bien, porque me ayud en esa tarea.Es cierto corrobor ella. De un desastre as, siempre quedan huellas en el mar, sobre todo a cierta profundidad, como es lgico. Resulta extrao que no hayamos encontrado nada, absolutamente nada.De modo que es como si el mar se lo hubiera tragado sin dejar rastro de l, de sus compaeros de tripulacin y del propio avin.Exacto. Es la conclusin a que podra llegarse. Claro que el mar es muy grande, y esta zona de os Sargazos no est demasiado explorada. Hay puntos-en que la capa de algas y residuos arrastrados por las corrientes, alcanzan un espesor impenetrable. Bajo uno de esos puntos, podra yacer en estos momentos el avin y sus ocupantes. De hecho, es lo lgico que as sea. No vamos a admitir como explicacin que fue obra de extraterrestres, como afirman los escritores sensacionalistas.No, por supuesto... Kent reflexion, antes de formular otra pregunta: En cuanto a detalles sospechosos de alguna otra embarcacin, supongo que no habrn observado nada especialmente raro...No, nada, creo yo.-Espere un momento, profesor terci la doctora Pearson con viveza. No recuerda al navegante solitario?El navegante solitario? se interes vivamente Damon, volviendo sus ojos hacia la joven doctora. A quin se refieren?La doctora tiene razn afirm el profesor, repentinamente serio. Ya casi lo haba olvidado. Quiz no tenga importancia el detalle, pero nos cruzamos con un navegante solitario. Conduca un velero con matrcula panamea, pero l no era panameo. Le abordamos, por si necesitaba algo, y nos rechaz malhumorado. No pareca muy normal, la verdad,.Dijo su nombre?S. Alex van Dyke. As dijo llamarse. Tena un acento raro al hablar ingls. Como si fuese belga o bien holands.E! nombre parece confirmarlo afirm Damon lentamente. Pero ignoraba que hubiese ahora en esta zona algn navegante solitario, profesor. Y eso que tengo los datos de casi todas las embarcaciones que surcan ahora el Atlntico Norte bajo control internacional. Slo ustedes eran mi excepcin. Ah, y tambin el yate de los del cine...El alcotn? Arlen se ech a rer, afirmando: Les he visto en dos ocasiones. Parece ser que esa pelcula suya va a rodarse ntegra en el yate. A! menos llevan dos meses por estos mares, seor Kent.Dos meses de rodaje? Damon arrug e! ceo Creo que voy a hacerles una visita.S, de paso puede coleccionar autgrafos sonri la doctora Pearson. He visto a bordo a dos famosos actores de la pantalla. La estrella Samantha Kelly, y el galn Monty Wayne, nada menos.Vaya, de modo que no son precisamente aficionados coment Kent, sorprendido.Cierto que no confirm el profesor Arlen. Son mu\ amables y hospitalarios. Ya sabe, gente de cine. Una fauna extraa, segn muchos.Profesor, y hablando de ustedes... no piensan volver c tierra firme antes del posible desastre?No neg lentamente el profesor. Lo hemos decid do. Igual nos da morir lentamente, bajo una nube radiactiva en tierra firme, que aqu en alta mar, engullidos por el ocano. No tememos a las aguas porque nos hemos criado en ellas. La doctora Pearson y yo estuvimos de acuerdo, apena: supimos lo del ultimtum, en aguardar aqu lo que tenga que suceder.Les entiendo suspir Damon afirmando con la cabeza, ensombrecida su mirada. Este es un mundo de locos Si vamos a destruirlo entre todos, qu ms da donde no: pille esa destruccin? Les deseo, si por desgracia llega ese momento, que el mar sea piadoso con ustedes.El mar siempre Io es asinti Arlen con dulzura. Un viejo amigo que nunca le traiciona a uno, seor KentNo tienen ustedes familia? indag Kent, apurando el almuerzo.Yo tena una esposa y tres hijos. Un incendio en I; residencia donde me aguardaban en uno de mis viajes, termin con ellos. Me qued solo. La doctora Pearson estaba casada, sin hijos. Su marido se mat en un accidente automovilstico. Comprende ahora por qu preferimos ambos e mar, y por qu no nos, importa demasiado lo que la vida no reserve?S Damon se levant lentamente, con expresin ensombrecida. De veras lo siento. Pero les comprendo mu; bien. Suerte, profesor. Adis, doctora. Este pescado es e mejor que com jams. Y el mejor cocinado.Gracias, seor Kent le estrecharon la mano los dos cordialmente. Si hay ocasin, vuelva por aqu. Si no... que todo resulte lo mejor posible.Damon Kent regres a su pequea nave. Esta se alej, flotando a reducida velocidad entre masas de algas y moluscos de-tonalidades verdes y amarillentas, por el mar en calma, silencioso y terrible, que formaban los sargazos reunidos all por las corrientes marinas.Cuando volvi la vista atrs, el profesor y su ayudante, !a doctora Pearson, le despedan en la borda, agitando sus brazos. Se pregunt si volvera a verlos alguna vez. S existirais siquiera cuando hubieran pasado las horas de plazo que le quedaba al mundo para vivir en paz.Se sumergi lentamente, al alcanzar un claro de! mar de algas, pero con muy escasas y remotas esperanzas de xito. Si un oceangrafo, perfecto conocedor del fondo marino, no haba hallado ni el menor rastro de! avin desaparecido, qu podra hacer l en aquel mundo sumergido que desconoca?Record algo, y llam al servicio de informacin naval del Atlntico Norte, pidiendo datos sobre un velero panameo con un navegante solitario a bordo, llamado Alex van Dyke.La respuesta no se hizo esperar, y le produjo un escalofro de asombro y de horror:El velero panameo Antillano parti de Coln, Panam, en enero del ao 1984, para emprender una ruta en solitario, con Alex van Dyke, de Rotterdam, como nico tripulante. Su misin oficial era encontrar la ruta del Buque Fantasma del Holands Errante. El estado mental de Van Dyke inspiraba serias dudas, y el hecho pareci confirmarse cuando, un ao ms tarde, se dio por desaparecida su embarcacin y al propio Alex van Dyke con ella. Desde entonces, no se ha vuelto a saber nada de una ni de otro, suponindose que hall la muerte en alguna tormenta o al naufragar en el Atlntico Norte.Ocho aos desaparecido... Y ahora, de repente, el profesor Arlen y la doctora Pearson vean al navegante solitario que haba ido en busca del Holands Errante, su mtico compatriota.No es posible murmur Damon, impresionado. Ese hombre no podra sobrevivir durante ocho aos en alta mar, aislado de todos... Pero el profesor no pudo engaarme, ni tampoco la doctora...Se deca que aquel holands estaba poco equilibrado. Arlen habl de un hombre irritable y poco amistoso... Nadie haba detectado la presencia del navegante solitario ni de su embarcacin en aquellas zonas... Qu misterio encerraba ese suceso aparentemente trivial?Pero Damon se dijo que no poda perder el tiempo en investigar cosas que no le importaban. Era preciso seguir con su tarea: buscar al presidente desaparecido. Tratar de hallar, cuando menos, su avin. Y saber as qu pudo sucederle...Una misin que cada vez vea ms imposible y difcil. Y el tiempo, entre tanto, transcurra inexorable...

* * *Boris Kowalsky escudri la pantalla de radar de su minisubmarino de tres plazas, ocupado por l y dos ayudantes, Igor y Sacha. Navegaban a considerable profundidad, por unas aguas de un verde fantstico, alumbradas por el proyector de proa de la pequea embarcacin sumergible.Hasta el momento, no haban encontrado nada, absolutamente nada que les permitiera alimentar esperanzas de detener la espada de Damocles suspendida sobre la cabeza de la humanidad, y pendiente slo de un frgil hilo nuclear que, al romperse, podra destruir todo irremisiblemente.Ahora, de pronto, un punto luminoso intermitente iba .sealndose en la esfera graduada de su detector. El batir metlico y monocorde del sonar, era como una obsesin que les acompaaba en su silencioso periplo submarino como un ritmo irritante, como una seal acstica en el mutismo de las profundidades.Atencin avis a Igor, el piloto. Objeto detectado a babor. Distancia, unas dos millas.Detectado corrobor Igor por el comunicador interior de la pequea nave exploradora, desprovista de todo ingenio blico. Se aproxima a la velocidad de ocho nudos por hora.Eludan cualquier choque abierto advirti Kowalsky. Traten de localizarlo y si nos encontramos o l nos detecta, establezcan comunicacin amistosa inmediata.Aunque sea norteamericano? pregunt Igor.Con ms motivo si es norteamericano. No quiero que nos lancen una carga de profundidad o un torpedo nuclear. La guerra est lo bastante cerca ya, para que nosotros demos el pretexto que la desencadene antes de tiempo.Conforme, seor.Siguieron navegando a prudencial velocidad, hasta que, por fin, un destello azul luminoso.se detect all delante, entre las rugosidades marinas y las algas del fondo. Su reflector haba reverberado en una forma azul metlica.Desde la otra nave, hicieron seales luminosas en Morse. Kowalsky las tradujo:Identifquense. Nave de investigacin sin objetivos agresivos. Nacionalidad norteamericana. Espero respuesta.Trate de comunicar por radio, Igor orden Kowalsky, enjugndose el sudor del rostro. Yo responder tambin en Morse, mientras tanto. Pdale su frecuencia de onda y dele la nuestra para comunicaciones no secretas.Empez a hacer destellar su luz, pero renunci en seguida. Por la radio, lleg la voz del otro vehculo submarino:Aqu nave norteamericana Olympic, buscando avin desaparecido. Informe datos suyos.Responde submarino sovitico de bsqueda URSS VG- 208. Buscando tambin posible paradero restos avin perdido. Desprovisto de armas agresivas, slo pretende, evitar, conflicto mundial.Contesta Olympic. En iguales condiciones, no pretendosino obtener alguna evidencia que impida la guerra. Ruego intercambio informes para bien de todos.Informes negativos por el momento. Ni rastro del avin perdido, cuyos distintivos, matrcula y modelo constan en nuestro poder. Tampoco restos de tripulantes.Igual informe negativo. Barcos navegando en zona delimitada como escenario posible tragedia, nada vieron ni oyeron. Otros barcos en zona, yate con equipo de rodaje cinematogrfico, y barco oceanogrfico de Miami. Tambin detectado posible navegante solitario holands, desaparecido con su embarcacin ocho aos atrs.Kowalsky peg un respingo, en su asiento, y se inclin sobre la radio, hablando agitado:Perdido ocho aos atrs?Exacto. Espero nuevos informes. Evidencia de su presencia, digna de todo crdito. No puedo localizarle, por si su testimonio fuese de inters. Tripulante parece poco equilibrado psquicamente.Investigaremos ese punto si da tiempo. En estos momentos, segn nuestro reloj electrnico, slo veintisiete horas para el final del plazo sealado.Conforme. Veintisiete horas y dos minutos por mi reloj. Informe urgente de Washington niega posibilidad aplazamiento.Entendido. Suerte, Olympic.Suerte, VG-208! fue la respuesta de Damon Kent.La nave submarina rusa y la norteamericana se alejaron una de otra. Kowalsky contempl sorprendido el valo azul que se alejaba suavemente en las profundidades.Extraa embarcacin comentSer cierto que es totalmente inofensiva? Tiene todo el aspecto de un OVNI...El silencio volvi a reinar a bordo. El metlico golpeteo del sonar era el nico ruido en aquel mundo sin sonidos. La bsqueda continuaba desesperadamente.Unos agentes soviticos y otro norteamericano luchaban desesperadamente, en sorda batalla contra el tiempo, para evitar el fantasma del caos nuclear.Pero ninguno estaba seguro de conseguirlo.La meta pareca tan lejana como inalcanzable. El Mar de los Sargazos guardaba celosamente su secreto. Un secreto que significaba la vida o la muerte para el planeta Tierra y sus habitantes.De repente, Kowalsky lanz una sorda imprecacin al ver surgir algo ante sus ojos aturdidos.All, en el fondo marino, repentinamente, se form una masa slida y concreta, detrs de una densa nube d arena marina, fina y dorada, removida por las hlices del minisubmarino sovitico. Miren eso, Igor! grit, sealando la pantalla de radar. Qu detectan los aparatos?Campo magntico a estribor, seor habl Igor alteradamente, Un magnetismo muy poderoso, absorbente. Los mecanismos de-a bordo parecen volverse locos. Nada funciona bien ahora...Era cierto. Brjulas, detectores, radar y sistemas de control se movan alocadamente, sin sentido ni lgica. Kowalsky, an alarmado por ello, no pudo evitar que e! terror le asaltara por otras razones distintas.Aquella forma situada frente a ellos, en las profundidades, se estaba moviendo. Avanzaba hacia ellos lentamente, como una sombra y pesada amenaza.Cielos! aull el agente ruso, despavorido. Es un monstruo! Un monstruo marino!La sombra enorme se cerna ya sobre el submarino de bolsillo de matrcula sovitica. Era como si un increble monstruo de las profundidades fuese a aplastar bajo su peso demoledor la metlica nave oscura.Y as fue.,Hubo como un tremendo crujido a bordo, el submarino se desgarr, en medio de un hervor violento de burbujas, y Kowalsky, agente del Kremlin, supo que la embarcacin submarina se haba desgajado como si fuese de papel, lanzndolas a sus tres ocupantes a una muerte cierta y espantosa, en el lecho mismo del tenebroso Mar de los Sargazos.CAPITULO IV

Qu mil diablos es eso? mascull Damon Kent, cuando por la banda de radio conectada a la frecuencia de emisin del submarino sovitico, le lleg una especie de alarido ronco, luego un estertor, y finalmente un zumbido persistente, que ya no se alter lo ms mnimo. Intent una y otra vez establecer conexin, pero fue en vano. La emisora permaneca muda, salpicada de interferencias incoherentes.Algo les ha ocurrido... jade, preocupado. Qu pudo ser ello?Rectific el rumbo, dando marcha atrs con rapidez. Aparte una natural confraternidad humana en momentos de peligro, poda ser importante saber lo sucedido a los soviticos poco antes. Aquel mar encerraba muchos enigmas en su lecho, y uno solo de ellos poda darle la clave de lo ocurrido .al avin del presidente.Recorri la zona sin poder detectar la presencia del submarino ruso en parte alguna. Finalmente, redujo la marcha de su nave. Los ojos del joven agente norteamericano se fijaron en aquellas oscuras manchas de grasa que suban hacia la superficie, formando extraas esferas negras y brillantes, en medio del verde luminoso del agua.Su proyector, enfocado al lecho arenoso, revel en ste una agitacin de pececillos asustados, charcos de grasa que se dispersaban formando burbujas oscuras hacia la superficie... y fragmentos de metal negro, retorcido, que slo podan pertenecer a una nave: la URSS VG-208.Mir en derredor, sombro, mientras situaba en posicin de tiro su can de proyectiles defensivos, en previsin de cualquier anomala peligrosa.Sin embargo, el lugar pareca solitario, tranquilo y silencioso como el resto de las profundidades hasta ahora recorridas.No puedo entenderlo... jade Kent. Qu pudo destruir a ese submarino tan de repente?Busc en vano la presencia de restos humanos. Tal vez haban sobrevivido los tripulantes, o quiz se hallaban sus cuerpos flotando en la superficie martima.Decidi emerger. Tomada esa resolucin, hizo accionar el sistema de a bordo para emerger. En pocos instantes, el Olympic surga rodeado de algas marinas y de moluscos, a una zona del mar donde los sargazos no abundaban tanto como en otros puntos del misterioso paraje.Lanz una sorda imprecacin cuando un proyectil se estrell junto a l, sacudiendo violentamente al Olympic, y proyectando un chorro de agua hacia los aires, con gran virulencia.Inmediatamente despus, otro proyectil estall junto al casco azul del vehculo anfibio y areo de Kent, agitando la embarcacin y envolvindola en un alud de agua espumeante.Para sorpresa suya, el navo agresor era un simple barco pequeo, de escaso tonelaje, anclado justamente a unas cien yardas de donde l se encontraba.El can situado en su cubierta volvi a llamear. Antes de que el proyectil pudiese llegar hasta l, Damon Kent maniobr con celeridad, y para sorpresa de los tripulantes de aquel extrao pesquero agresor, el Olympic despeg de las aguas como un ave marina, enfilando al cielo azul igual que un proyectil vertiginoso.Justamente donde poco antes estuviera el Olympic, las aguas rugieron de nuevo, elevndose en forma de violento surtidor, mientras el estampido del caonazo retumbaba a sus pies sordamente.Y ahora, amiguitos, veamos por qu unos simples pescadores os mostris tan violentos... dijo con energa Damon Kent, precipitndose hacia el barco como una centella, con su can a punto.Apret el pulsador de tiro, y lanz una andanada de respuesta sobre el pesquero de viejo y oxidado casco.La granada estall en el agua, junto al casco mismo, haciendo caer un alud de agua sobre el arma y su artillero.Era una simple advertencia. De haberlo deseado, Kent hubiese pulverizado el can, junto con su tirador. Pero quera evitar violencias y muertes, en tanto ello fuese posible.Luego, planeando sobre el barco, ante el terror del hombre del can, que solt ste, despavorido, corriendo a ocultarse del navo, Damon Kent dej caer sobre la cubierta una bomba de humo que, al estallar, liber una densa e irritante humareda negra. Esta, con rapidez se extendi sobre toda la cubierta, filtrndose con celeridad al interior del barco.Detuvo su vehculo en cubierta, desconect la llave electrnica de control, que impedira el posible robo de la nave por otras personas, y salt a cubierta esgrimiendo un arma de fuego, dispuesto a conocer el misterio que encerraba el agresivo pesquero.

* * *

No, no dispare, por favor... Nos rendimos, nos rendimos...Los dos hombres salieron a cubierta, brazos en alto, tosiendo y llorando por el efecto del gas irritante lanzado por Damon. Este les encaon sin contemplaciones, mirndoles ceudo.Sitense ah seal un lado de la cubierta, lejos del can. Y no intenten nada o les acribillo sin compasin, est eso claro?S, s, muy claro asinti con expresin angustiada uno de los dos hombres de tez curtida, cabellos canosos y ropas vulgares, de pescador, alinendose junto a su compaero, que luca gorra azul marino, con un ancla como distintivo. Pero no dispare, seor. Slo queramos defendernos...Defenderse, de qu? gru Kent malhumorado. Ni siquiera haban sido atacados...Pero... pero nos iba a atacar no es cierto? Me refiero a,., a su platillo volante gimi el hombre de la gorra azul, bajo las cuales emergan unas frondosas patillas blancas.Platillo volante? Kent enarc las cejas. No es ningn platillo volante, amigos. Slo una nave especial del Gobierno de los Estados Unidos, est claro?Los Estados Unidos? repiti el pescador con asombro. Pero no... no pertenece a otro planeta, seor?Tengo yo aspecto de marciano? se irrit Damon Kent, mirndoles a uno y otro alternativamente.No, pero... Bueno, nadie sabe cmo es el tripulante de uno de esos platillos, seor...Qu platillos? Ustedes leen muchas tonteras...No son tonteras, seor. Los platillos existen. Los hemos visto muchas veces en estos mares. Siempre se sumergen en el mar, tras pasar sobre nuestras cabezas...De veras?- dud Damon, mirando a aquellos hombres con la duda de si seran unos falsarios. Ustedes ven esos platillos volantes a menudo?S, muchas veces confirm el hombre de la gorra azul con gesto asustado.Ya. Y por eso llevan un can a bordo de un pesquero?No, no es por eso. Nunca nos atrevimos a atacar a un platillo volante. Bueno, hasta hoy, cuando pensamos que su nave era uno de ellos... Lo cierto es que tampoco lo vimos nunca tan cerca... Carlos se asust y dispar el can...Carlos? Cules son sus nombres y de dnde proceden ustedes?Yo soy el capitn de este barco pesquero, Ramaiho Douro, y l es mi ayudante, Carlos Acosta. Procedemos de Cabo Verde y pescamos en estos mares desde hace aos...Bien, capitn Douro. Dgame entonces por qu llevan ese can. Para pescar a caonazos no ser, verdad? No creo que est autorizado, ni siquiera en los Sargazos, amigos mos.No, claro que no, seor. Ni mucho menos... suspir amargamente el otro pescador. Lo que ocurre es que tuvimos que montarlo a bordo, para cuando pudiese aparecer el monstruo...Aparecer... el qu? mascull con asombro Damon Kent.El monstruo, seor corrobor el capitn Douro. El monstruo que destruye y devora a las embarcaciones y los seres humanos...Kent parpade, estupefacto, sin dar crdito a lo que oa. Aquellos hombres hablaban de un monstruo marino, como si en vez de los lmites mismos del siglo XX y umbrales del XXI, estuviesen ahora en tiempos de los grandes veleros y los mares desconocidos adonde nunca haban llegado los navegantes.No hablar en serio, verdad?Ah, no? el otro seal al mar. Qu cree, entonces, que pudo producir eso?Damon mir en esa direccin, aturdido. Contempl las manchas de oscuro aceite en la superficie, los objetos que se vean flotar, mezclados entre los sargazos, quiz para terminar de unirse a ellos y solidificarse con todos los residuos que formaban aquel espeso mar en movimiento, donde tantas cosas carecan de autntica explicacin.Eran los restos del submarino de bolsillo sovitico, sin duda alguna. Sin soltar su arma, asom a la borda, contemplando aquellas huellas de desastre. No descubri seal alguna de restos humanos flotando entre los residuos del sumergible ruso.Por qu suponen que algo as lo hara un monstruo y no un navo de guerra, ya fuese con cargas de profundidad o con un submarino o un torpedo?Porque siempre sucede igual. Se percibe un rugido bajo as aguas, stas se convulsionan... Es el monstruo que despierta. Y luego, siempre ocurre algo. Un buque destruido, huellas de algn naufragio...Y vctimas humanas?Nunca sostuvo el capitn Douro. Los humanos son devorados. Nunca desaparecen, seor. Se quedan abajo, en las fauces de la fiera terrible...Kent reflexion unos momentos. Luego, camin hacia ellos. Su gesto era de total escepticismo. Pero tambin de inters.Alguna vez vieron ustedes al monstruo? indag.Cielos, no, rechaz horrorizado el pescador Acosta, persignndose.Nunca, seor corrobor Douro. El que lo ve, no vive para contarlo.Cmo saben, entonces, que es un monstruo?Porque lo es. Est su rugido...Podra ser el ruido de un motor determinado, de algn ingenio humano, en suma.No, imposible. Ningn motor producira ese ruido, ese mar de burbujas, esa sombra que se adivina entre las aguas, a punto de emerger, pero sin llegar a salir a la superficie.Ustedes afirman haber visto emerger a medias esa forma que se les antoja de un monstruo? dud Damon.Eso, s. Luego se capta como un manoteo bajo las aguas, el forcejeo de algo o alguien contra la embarcacin sumergida. Y, finalmente, llega el desastre.Eso es todo cuanto han visto en ocasiones?S, eso exactamente.Tambin hoy, hace apenas unos minutos?Tambin, seor. Ya ve las huellas del naufragio. Seguro que haba ah un submarino...Lo haba, s. Un submarino sovitico. No queda nada de l.Dios mo... ahora era Douro quien se persignaba, Lo ve, lo ve, seor?No, no veo nada rechaz vivamente Kent. Slo s que hubo un desastre all abajo, pero sin conocer su exacta naturaleza,Me refiero a lo que ha ocasionado ese monstruo horrible que reside en el fondo de las aguas, seor...Para m, tal monstruo no existe objet secamente Damon Kent. No puedo creer en leyendas de tiempos remotos, seores. Recuerden a Julio Verne. Lo que los personajes de su novela crean que era un ser marico de proporciones gigantescas, no era sino un extrao navo submarino de los que no existan en su poca. Quin sabe lo que puede ser esa cosa o-ingenio mecnico que pulveriz la nave sovitica? Al menos, yo no puedo asegurarlo, aunque ha de ser algo de una naturaleza muy especial. Y tan especial! clam aterrorizado el segundo pescador del barco de Cabo Verde. Le parece poco que sea un espantoso ser de las profundidades?Dejemos eso ahora Kent les mir fijamente. Deseara saber si ustedes han visto algo aparte de ese supuesto monstruo marino.Visto algo? En qu sentido? se extra Ramalho Douro.En otro ajeno a ese reciente desastre u otros parecidos. Estamos buscando la pista de un avin desaparecido. Tienen que haber odo hablar de l en alguna forma durante las ltimas horas, caballeros.Se refiere al avin del presidente de los Estados Unidos? Ciertamente que hemos odo noticias por la radio, pero eso ha sido todo.No han visto nada anormal en el cielo o en el mar, relacionado en ese suceso?Absolutamente nada, seor neg con expresivos gestos el capitn' Douro.Pinsenlo bien, se lo ruego. Puede ser muy importante captar en alguna ocasin, por raro que ello sea o por insignificante que les haya podido parecer.Insisto en que no he visto nada, seor habl el otro marinero con nfasis.Kent hizo un gesto de desaliento. Resultaba irritante el silencio de todo el mundo en relacin con aquel acontecimiento que volva loco al mundo entero. Cmo era posible que nadie hubiese visto nada en toda la extensin del ocano Atlntico, cuando sobre sus aguas haba desaparecido el avin sbita e inexplicablemente?Gente que aseguraba ver monstruos marinos, no dudaban en rechazar la posibilidad de haber sido testigos de algo excepcional, en relacin con la prdida del avin donde viajaba el presidente de los Estados Unidos en su ltimo viaje sobre el Atlntico, rumbo a lo desconocido.Damon Kent no saba por dnde continuar su interrogatorio. Era como estrellarse contra un muro de inexplicable silencio. Como ir a parar a un callejn sin salida, perdido en el flotante enigma de los Sargazos.Est bien resopl al final con desaliento. De modo que no vieron en los ltimos das avin alguno.Bueno, claro que hemos visto aviones, seor protest el capitn Douro. Aviones americanos recorriendo el cielo de un lado para otro. Imagino que buscando el rastro de ese otro avin tan importante que usted cit.No me refera a esos, naturalmente. Slo me interesa el avin perdido. Como interesa a todo el mundo.Pues no, seor. Lo sentimos. De ese avin no sabemos nada. Ojal fuera as, despus de cuanto ha dicho la radio sobre la posibilidad de un desastre a escala mundial. Pero no vimos nada. Absolutamente nada, tiene nuestra palabra.Pareca definitivo. Damon no insisti. En realidad no vala la pena. Recorri el barco en su cubierta, preguntndose, realmente qu habra de cierto y qu de fantasa en el relato de la presencia de un monstruo en aquellos parajes. No poda admitirlo de modo alguno, pero sin duda exista un enigma, pese a todo. El submarino ruso no poda haberse evaporado solo, dejando sus residuos metlicos y sus manchas de grasa en el mar.Pero qu le habla ocurrido? Qu era lo que determin con l tan misteriosamente?Esa pregunta, por el momento, no tena respuesta alguna.

* * *

Irving Golberd, multimillonario y productor cinematogrfico, gir la cabeza con sobresalto cuando son la voz aguda de Stan Kauffman, su director, avisndole sorprendido:Mire, seor Golberd! Qu es eso?El magnate contempl las aguas junto al yate Alcotn, donde se hallaban todos reunidos en pleno rodaje. Lanz una interjeccin que sobresalt a todos:Por todos los diablos! Eso parece un platillo volante o algo parecido... De dnde ha salido exactamente?Eso me gustara saber manifest roncamente Kauffman, precipitndose a la borda para contemplar aquella forma oval que emerga, azul y metlica, de las aguas cubiertas de algas y moluscos. Tiene todo el aire de ser una nave espacial, ciertamente...El Olympic se qued flotando junto al yate, mansamente, como si nada ni nadie se hallara a su lado. Los ocupantes del yate, inclinados sobre la borda, miraban estupefactos a la nave azul.Recordad lo que est sucediendo dijo Monty Wayne, el actor, dejando de estudiar su guin para asomarse tambin y contemplar el objeto flotante. Puede que sea una nave rusa esperando el momento de la declaracin oficia! de guerra, para aniquilarnos a nosotros. Despus de todo somos norteamericanos, y este yate es norteamericano, no es bien cierto?No seas agorero, Monty se irrit Samantha Kelly, mirndole malhumorada. Para qu querra nadie hundirnos a nosotros por mucha guerra que haya?Samantha tiene razn corrobor apaciblemente Golberd. Nadie va a asustarnos para que huyamos de aqu, interrumpiendo el rodaje.Ahora una escotilla se abra en el misterioso navo ovoide. Y un ser totalmente humano emerga de su interior, contemplndoles con una sonrisa, al tiempo que agitaba jovialmente el brazo. Buenas tardes los del yate! salud. No soy un marciano, amigos, sino un simple ciudadano americano. Io mismo que todos ustedes. Puedo subir a bordo?Identifquese primero pidi el millonario con cierta aspereza. No nos gustara ser vctimas de un pirata de los mares en versin moderna, amigo mo.Tiene toda la razn del mundo admiti Kent sonriente. Mi nombre es Damon Kent y represento al Gobierno de los Estados Unidos en la bsqueda de un avin perdido...Sabemos cul es ese avin y lo que llevaba a bordo respondi Stan Kauffman. Pero cmo saber si es usted quien dice ser?Es muy sencillo el joven lanz algo a la cubierta del Alcotn. Examinen eso, por favor, y luego den una respuesta.Algo cruz el aire, cayendo en las manos del millonario Irwing Golberd. Este comprob que, dentro de una bolsa plastificada, con un lastre adecuado, haba viajado hasta l una credencial oficial, en relieve, grabada en metal, .con el distintivo del Gobierno de los Estados Unidos y la firma del presidente.Era el documento extendido a nombre de Damon Kent, agente especial de Inteligencia del Gobierno Federal. Tras examinarlo concienzudamente, se volvi al recin llegado.Est bien dijo. Suba y ser bien recibido. Puede dejar flotando su extraa embarcacin, o puede guardarla en un bolsillo?Sus facultades no llegan a tanto ri Damon. No es plegable, saben? Pero puede quedarse aqu flotando.No teme que se la roben? dud Golberd, sonriendo.Es imposible. Nadie podra manipular sus mandos, una vez bloqueados adecuadamente. Tampoco podran apartarla de donde est. Un sistema magntico la deja adherida automticamente al casco de su yate, y slo yo puedo desconectar ese magnetismo. Vaya, tiene todas las medidas tomadas, no? ri Kauffman, mientras lanzaba una escala de mano para que el joven subiera a bordo.Casi todas admiti Kent, escalando los tramos de cuerda y madera gilmente, hasta alcanzar la cubierta. Cuando suceda algo, pese a todas las precauciones adoptadas, les dir cul es su fallo. De momento, cuando menos, todo parece marchar bien...Se detuvo ante las cuatro personas all reunidas para el rodaje, junto con dos Cmaras, algunos tripulantes de la embarcacin de recreo y un hombre de uniforme blanco y gorra galonada, que haba aparecido en el puente del yate para contemplar curiosamente al recin llegado. Damon mantuvo su mirada fija en ese ltimo. Goldberg gir la cabeza, viendo en qu direccin miraba el recin llegado, y sonri al explicar:Es nuestro piloto y capitn de a bordo, responsable de mi yate y de su singladura, el seor Morgan Strolh Personalmente, opina que estamos locos al quedarnos aqu mientras el mundo entero espera la guerra. Y yo le contesto: Qu puede importar el sitio donde estemos, si la conflagracin va a ser-total y abarcar toda la Tierra? Habr algn sitio seguro cuando todos empiecen a bombardearse mutuamente con esas malditas bombas?No, supongo que no admiti Kent, pensativo. Creo que todo ser cuestin de horas o de minutos. Nadie se librar del caos. Est donde est. Si es que eso llega, naturalmente...Llegar, no lo dude resopl amargamente Monty Wayne, sacudiendo su rubia, hermosa cabeza de galn cinematogrfico. Slo encontrarn el cadver del presidente, estoy seguro...De momento, ni eso sonri con gesto sombro Damon Kent. No aparece por parte alguna. Ni el cadver, si realmente est muerto, ni el avin. Nada.Pero saben ya lo ocurrido? indag Kauffman.Tampoco. No sabemos nada de nada. No hay la menor evidencia. Para eso recorro estos lugares. Busco una pista. Una clave, la que sea, que pueda conducirnos a una conclusin definitiva.Esa conclusin definitiva de qu naturaleza ser si no hallan nada? se interes Golberd.No lo s. Posiblemente negativa.Eso significar la guerra...S. La guerra convino amargamente Kent.Vaya perspectiva... musit Samantha Kelly. Morir tan joven, por la estupidez de los hombres, de los gobiernos...Kent la mir pensativo. Era una muchacha de cabellos castaos, ojos ambarinos y esplndida figura. Sus shorts blancos y su ceida blusa roja slo realzaban el atractivo de su cuerpo turgente, de llamativas curvas y piel bronceada por el sol y la brisa marina.S admiti. Es terrible morir cuando se es tan joven y tan hermosa como usted, seorita Kelly.Me Conoce? se sinti halagada ella.Me dijeron quin era. Pero la hubiera reconocido igual. Su rostro es muy famoso.Gracias. Me servir de poco ser mimada de mi pblico y poseer juventud y encanto fsico, seor Kent... movi su cabeza tristemente. S, de muy poco, para ser sinceros, no cree usted?Desgraciadamente, a todos nos ocurrir igual, seamos mejores o peores. Nadie desea morir. Sin embargo, as ser, si no ocurre un verdadero milagro.Usted cree en los milagros? sonri Golberd, burln.No, pero qu remedio me queda? coment irnicamente Damon, sacudiendo la cabeza con aire pesimista.Pero usted habr venido por alguna razn a mi yate apunt Golberd, pensativo.S, eso es bien cierto, seor admiti Damon con lentitud.Le escucho, en ese caso. Qu desea de nosotros, seor Kent?Sencillamente la verdad..., si es que ustedes conocen alguna verdad que pueda resolver el problema.Qu verdad? se sorprendi el millonario, pestaeando.Vieron algo extrao ltimamente? Un resplandor, un impacto en el mar, la presencia de algo anormal en el cielo o en la superficie marina, sea lo que sea... Algo que pueda darme un indicio de la suerte corrida por el avin del presidente de los Estados Unidos, en suma. Lo ms insignificante, podra tener una importancia decisiva, pinsenlo ustedes bien, por favor.Los cineastas se miraron entre s, con expresin perpleja. De pronto, Kauffman declar con brusquedad:La verdad, no sabra qu decir... A bordo nadie ha visto nada, que yo sepa. Solamente yo... vi algo.Usted? Kent le mir vivamente. Vio realmente algo?Los dems se burlan de m asinti el director cinematogrfico, mirando a los otros con gesto hurao. Pero yo s lo que vi.Cundo, exactamente?Sera sobre las once de la maana del da en que sucedi todo. Me refiero a la hora local, naturalmente.Las once, hora local? Damon hizo un rpido clculo mental. Eso podra significar que lo que usted viera fue en el momento en que el avin sobrevolaba justamente esta zona...S, quiz acept Kauffman, ambiguo, encogindose de hombros. Usted es quien conoce con detalle los horarios, no, seor Kent?S, por supuesto. Dgame, qu es lo que vio, exactamente?El director cinematogrfico clav su mirada en la distancia, en la enigmtica y ttrica extensin del Mar de los Sargazos. Su voz son repentinamente sorda, con acentos sombros, casi inquietantes:A esa hora no se haba empezado el rodaje ese da, porque habamos terminado tarde la noche anterior, filmando unas escenas de noche, y el seor Golberd nos dio permiso a todos para descansar hasta por la tarde. Pero yo despert a la hora habitual, y al no poder conciliar el sueo, me levant y fui a desayunar, viniendo luego a leer algo a la cubierta del Alcotn.Y bien...?Stan Kauffman clav sus ojos en Damon. Era un hombre alto, caballuno, huesudo y desagradable. A Damon no le acababa de gustar, pero no se podan considerar a las personas por su fsico, y menos an cuando podan ser importantes testigos del misterio que l iba siguiendo paso a paso.Entonces, seor Kent, estando solo en la parte de babor de la cubierta, tendido al sol leyendo un libro, lo vi.Qu es lo que vio, exactamente? se interes Damon con viveza, sin desviar de l los ojos, aunque notando con el rabillo de ambos que los dems se sonrean, escpticos, mirndose entre s con evidente aire de duda e incredulidad.Vi... al monstruo dijo inesperadamente el director cinematogrfico.CAPITULO V

El monstruo.Otra vez la misma leyenda increble.El monstruo marino. Ahora, en boca de un director cinematogrfico, nada sospechoso de sentirse obsesionado por clsicas leyendas marineras. La misma historia, quiz, del capitn Douro y del pescador Carlos Acosta, del barco pesquero Antillano, de Cabo Verde.Est seguro? pregunt, tras una duda breve. Un monstruo, seor Kauffman?Eso dije, s. Un monstruo, seor Kent.Por dios, y va a creer a Stan Kauffman? ri, divertido, el rubio y apolneo Monty Wayne.Me temo que s, seores declar inesperadamente Damon. Tengo motivos para darle crdito. Saben ustedes cules son esos motivos?Ni idea confes Golberd, que pareca desorientado por la credulidad del agente federal acogido en el yate como visitante. Es que cree usted en leyendas marinas?Nunca cre en nada que no viera con mis propios ojos. Pero el seor Kauffman ha visto algo de lo que ya me han hablado otras personas antes que l.Eh? mascull Golberd, abriendo mucho sus ojos. De veras lo ha visto alguien ms, seor Kent?Verlo, exactamente, no. Pero notar su presencia, orle rugir y descubrir el destroza en naves o personas all donde se detectara su presencia... todo eso, s.La seria afirmacin de Damon caus impacto a bordo del yate. Incluso el capitn Morgan Stroll, comandante de la nave, se estaba acercando con expresin sombra hacia ellos, revelando en sus azules ojos un vivo inters por el tema.Dios sea loado, entonces no vi alucinaciones? jade Kauffman, con un destello esperanzado en sus ojos.No s qu es lo que lleg a ver, seor Kauffman. Cuando me relate usted exactamente esa circunstancia, le podr yo responder adecuadamente. Adelante, se lo ruego. Qu es lo que vio exactamente ese da, a las once de la maana, desde la cubierta del Alcotn?Ver... Primero fue una turbulencia en el agua, entre las algas, all donde stas forman una capa menos espesa. Luego empez a emerger la... la cosa.Descrbalo todo minuciosamente, se lo ruego la expresin de Damon era tan severa, que nadie pareca ya sentirse con ganas de bromear a bordo de la nave de recreo de Irwing Goldberg.No es cosa fcil, crame. Fue todo tan imprevisto, tan sbito y extrao... Adems, el sol brillaba con fuerza, dificultando la visin considerablemente, dada la distancia entre el yate y el lugar elegido por el monstruo para emerger. Pero aun as, tras la turbulencia de su superficie, lo que emergi por all era... era una forma enorme, lustrosa, como de piel impermeable, de un tono grisceo, desgarrando algas y moluscos, y alzndose entre las aguas, como una forma prehistrica. S, eso era exactamente lo que pareca ser. Un plesiosaurio o dinosaurio sepultado en el mar, que de repente hubiese interrumpido su reposo acutico para enfurecerse por alguna razn. Cre captar una especie de ronco bramido, y luego un vivsimo destello en las aguas, ante la forma de la bestia.Un destello? Qu clase de destello, exactamente? trat de saber Kent.Justamente eso. Como un chispazo en la superficie de las aguas. Luego, nada ms. Aquella cosa enorme empez a sumergirse otra vez, en medio de un brusco torbellino de agua. Me qued tan asombrado, tan lleno de estupor, que estaba como petrificado en cubierta.No llam a nadie, no avis a persona alguna de la presencia del monstruo?No, a nadie. No me atrev luego, cuando hubo desaparecido, por miedo a que me tomaran por loco o por visionario. Ya hay suficientes burlas a bordo con motivo de mis aficiones, para que encima narrara todo eso. Saba que se mofaran de m una y otra vez. Al final lo dije, pero nunca deb ceder a esa tentacin. Soy el hazmerrer de todos.Cules son esas aficiones suyas? se interes Kent, vivamente.Vamos, cuntaselo, Stan ri con buen humor Monty Wayne, pasndose los dedos por sus dorados y bien ondulados cabellos. A qu esperas?Stan Kauffman les mir a todos con evidente disgusto, luego se volvi hacia Damon Kent con aire contrariado, y termin confesando penosamente:Yo... yo soy un gran aficionado a la literatura de anticipacin. Ciencia ficcin y todo eso... Creo en la existencia de naves extraterrestres, de posibles civilizaciones remotas, perdidas en lugares ocultos de la Tierra...Incluso en e fondo del mar? sonri Kent.Incluso ah, en efecto admiti con gran sinceridad Kauffman. Supongo que eso le har rechazar mis manifestaciones como las de una persona impresionable, no es cierto?Pues no, no es cierto. Entre otras cosas, porque ya le dije que otras personas detectaron de una u otra forma la existencia de algo que no sabemos lo que es..., pero que podra ser esa especie de monstruo marino citado por usted, seor Kauffman.Vaya, te felicito ri de buen humor Irwing Golberd. Parece que tu crdito sube enteros, no es cierto?Kauffman frunci el ceo, sin comentar nada. Damon Kent, con la vista fija en el Mar de los Sargazos y su enigmtica superficie, densa-y pastosa como una gigantesca balsa de detritus y vegetacin marina flotando durante millas y millas en aquella regin del Atlntico, no pudo por menos de preguntarse en voz alta:Qu est sucediendo, Dios mo? Qu est sucediendo aqu? Qu terrible y oscuro misterio encierra este mar siniestro al que nos enfrentamos?Los cineastas del Alcotn se miraron entre s, perplejos. Ninguno de ellos supo o quiso dar una respuesta.

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Quiere azcar en el caf, seor Kent?No, gracias, seorita Kelly. Lo prefiero solo y amargo. Me gusta as.Oh, por favor.. sonri la actriz con un suave movimiento de su cabeza. No sea tan ceremonioso. Llmeme Samantha. No resulta corriente encontrarse con un espectador que la conoce a una en un lugar como ste, que parece situado al margen del mundo. Creo que vale la pena que seamos amigos...Claro. Por m, encantado. Es un placer tener amistad con la famosa Samantha Kelly. Cuando lo cuente en Washington no se lo creern.Le firmar una fotografa para que lo crean, dedicndosela a un buen amigo a quien he conocido en el Mar de los Sargazos, en momentos en que todo pende de un hilo. Cree realmente que existir un futuro para poderle contar nada a los amigos, Kent?No, creo que no, a menos que pueda demostrar a mi Gobierno que existe un monstruo marino en el lecho de los Sargazos, cosa harto improbable por otro lado.Y queda cada vez menos tiempo, no es cierto?Y tan menos... suspir Damon, consultando su reloj electrnico, situado en un horario relativo respecto a la Hora Cero prevista para la declaracin oficial de guerra. Las cifras luminosas marcaban la distancia entre el momento actual y ese instante decisivo para el gran desastre. Slo veintitrs horas ya... Menos de un da, Samantha.El ltimo da de la humanidad... suspir ella, con nfasis dramtico, muy propio de una actriz.Tal vez no sea exactamente as. Podemos sufrir contaminacin y morir de tumores cancergenos a lo largo de aos enteros, o irnos abrasando lentamente durante semanas... Damon mene la cabeza con desaliento. Dios, qu locura, qu gran locura todo esto...!. Tom un sorbo de caf. Estaba sentado en el comedor del Alcotn, junto a Samantha. Los dems cineastas iban a sentarse inmediatamente y estaban preparando emparedados y tarta para homenajear a su visitante.Ya igual daba una hora ms haciendo los honores a la hospitalidad de los tripulantes y viajeros del Alcotn. A fin de cuentas, quedaba tan poco tiempo y era tan escaso el resultado de sus pesquisas en el Mar de los Sargazos, que no tena la ms leve esperanza de conseguir nada positivo que evitase la Tercera Guerra Mundial y la ltima, probablemente, antes de la hora tope fijada por Washington.Hasta ahora, slo tena un tema aparentemente de inters, aunque totalmente descabellado: el monstruo de las profundidades. La clsica serpiente de mar. Cmo iba a dar a Washington un informe oficial de semejante naturaleza, basado en el relato de dos pescadores y un director de cine que crea en la supervivencia de los dinosaurios?Si al menos hubiese algo ms tangible, ms verosmil... Y de no haberlo, cul poda ser la explicacin real de ese supuesto monstruo marino, del desastre inexplicable del submarino de bolsillo sovitico, de la visin de que fue testigo Stan Kauffman, o del rugido y el agua hirviente que presenciaron junto a su pesquero panameo Ramalho Douro y Carlos Acosta?Mientras no tuviera ms que lo que tena ahora, la guerra total era inevitable. Y el tiempo se iba agotando implacablemente...Los cineastas aparecieron con sus bandejas de emparedados. Stan Kauffman y el productor Goldberg fueron los nicos en reunirse con ellos en el camarote. Damon observ la ausencia de Monty Wayne, el actor.Monty prefiere quedarse en su camarote a estudiar las prximas escenas dijo Kauffman a Samantha Kelly. Ya sabes cmo es l...S, ya lo s suspir ella, dirigiendo una rpida mirada de soslayo a Damon.Ocurre algo en relacin conmigo? indag Kent. No simpatiza su actor conmigo?Monty simpatiza con muy poca gente que no sea l mismo fue el despectivo comentarios de Irwin Goldberg. Pero es un actor de xito comercial y conviene contratarlo, eso es todo. Hagamos los honores a este refrigerio, amigo Kent, y olvidemos las rarezas de Monty. Creo que existen otras muchas cosas por las que preocuparse con ms motivo, no le parece?Ciertamente, seor Goldberg asinti Damon Kent, pensativo. Muchas ms...Termin el refrigerio, Samantha mostr deseos de salir a cubierta. Los otros optaron por quedarse, discutiendo Goldberg y Kauffman detalles del rodaje del otro da... si es que ese da volva a amanecer, segn frase entre irnica y filosfica de Stan Kauffman.Viene usted, Damon? le invit ella con una sonrisa, Me aburren las discusiones profesionales. Despus de todo, tal vez ni siquiera lleguemos a rodar esa escena, de modo que no s para qu discutir tanto...Damon asinti, siguiendo a la famosa y bella actriz a cubierta. El sol nimbaba de tonos cobrizos su cabello castao, abundante y ondulado. Los ambarinos ojos destellaron llenos de vivacidad, al fijarse en Damon. Se apoy en la barandilla. Y lo hizo de un modo que tal vez fuera estudiado para sus poses cinematogrficas, porque Kent observ que su cuerpo se arqueaba de un modo especial, realzando las turgencias agresivas de sus dos jvenes y hermosos pechos, marcndose los pezones en el tejido de la blusa, mientras su pelvis se acentuaba contra los blancos shorts, y los muslos brillaban como bronce vivo al reflejo solar en el mar muerto, silencioso, inmvil como una enorme isla flotante en la inmensidad del ocano.Era la viva imagen del sexo, ofrecindosele silenciosamente en una especie de muda ofrenda visual. Damon Kent la mir largamente en silencio. Ella sonri.Le gusto? pregunt.Supongo que conoce la respuesta dijo Kent a su vez. Usted gusta a todo el mundo, Samantha. Es el sueo de amor de muchos hombres en pases muy distintos.Yo no pregunto por esos hombres. Le pregunto a usted, Damon.Bien, le dir lo que pienso, Samantha. Es usted hermosa. Ms que eso. Es pura sensualidad. En este mundo que nos rodea, donde el tiempo parece no existir, es usted como un don del cielo. Una maravilla perdida en un infierno.Bseme le pidi ella inesperadamente.Qu? parpade Damon.Vamos, bseme. Es que no se atreve a obedecer lo que una mujer le pide?Me gusta ser yo quien tome la iniciativa dijo Kent con cierta sequedad.Bien. Tmela, entonces le invit Samantha.Y desabroch su blusa con indolencia. La pieza de tejido se fue a ambos lados, agitada por un soplo de hmeda brisa. Los senos, desafiantes, asomaron como dos esplndidos frutos invitadores. Damon los contempl aun a su pesar.Avanz hacia ella. La tena ya muy cerca, frente a s. La rode con un brazo. Su otra mano se apoy en uno de os desnudos pechos femeninos. Ella suspir, entornando los ojos y entreabriendo los labios jugosos. Kent mir a su alrededor. Ni siquiera Morgan Stroll, el capitn del barco, se vea por parte alguna. Estaban solos en la cubierta del Alcotn. Solos en medio del Mar de los Sargazos. Como si el fin del mundo hubiera llegado ya, y ellos fuesen los nicos supervivientes.Aplast su boca en la hmeda y anhelante de ella. Era un beso increble. Tiempo atrs, si alguien le hubiera dicho que iba a tener en sus brazos a la famosa Samantha Kelly, en pleno Mar de los Sargazos, no hubiera podido evitar una carcajada de incredulidad. Le hubiese parecido el mayor de los absurdos.Damon, soy tuya... susurr entre dientes, mordindole el labio, hurgando con su lengua en busca de la de l, dejando acariciar los pechos, apretando su cuerpo contra el del joven agente especial norteamericano. Si hemos de terminar maana., que el hoy sea nuestro, al menos.Damon Kent no respondi. Sus manos recorran aquel cuerpo sinuoso y deseable. Una pasin ardiente le dominaba, incitado por la sensualidad de aquella mujer hermosa. No supo nunca dnde hubiera terminado la escena, de no ocurrir aquello entonces.Una violenta, brusca sacudida, zarande brutalmente al Alcotn, como si hubiese entrado en un torbellino marino que fuera a absorberlo, o hubiesen chocado con un iceberg sumergido.Pero ni una ni otra cosa exista en el Mar de los Sargazos. Slo algas, residuos de viejos barcos, vegetacin y lquenes, espesura vegetal marina, formando una plataforma inmensa que se desplazaba lentamente, activado por las corrientes marinas. Dios mo! grit Samantha, apartando su rostro del suyo, pero aferrndose con mayor fuerza al hombre en cuyos brazos se hallaba. Qu es eso? Qu nos sucede?Damon Kent saba tanto como ella al respecto. Pero, de repente, descubri el motivo alucinante de aquella sacudida violenta, que todava agitaba el barco, movindolo) hacindolo oscilar de lado a lado, como movido por una fuerza titnica.Una enorme forma oscura, brillante y hmeda, emerga de entre los sargazos, desgarrndolos brutalmente y asomando a la superficie, en medio de un hervor virulento de las aguas, desgarro de viejas maderas flotantes adheridas a las algas, al tiempo que un pavoroso bramido conmova el aire, rompiendo el silencio mortal del mar misterioso!El monstruo! rugi Damon, sealndolo. Es el monstruo! Kauffman y los pescadores tenan razn! Hay un monstruo marino bajo este maldito mar! ~Sonaban gritos y carreras' en el Alcotn. Aparecieron, demudados, los componentes del equipo cinematogrfico y el capitn Stroll. Todos pudieron ver la gigantesca, espantosa forma, cuya cabeza permaneca sumergida, pero cuyo lomo, resbaladizo y oscuro como el de una inmensa ballena, agitaba y sacuda el mar en un amplio radio de accin, provocando el bailoteo alarmante del yate.Esa bestia marina nos hundir si sigue as! rugi Morgan Stroll, lvido. No es posible... No pueden existir monstruos as bajo las aguas!Pues ese existe mascull Damon Kent,. logrando recuperar el equilibrio y soltndose con esfuerzo de Samantha Kelly, para precipitarse a la borda sin prdida de tiempo. Tengo que saber lo que es, y cmo combatirlo!Y ante el horror de los cineastas, se precipit temerariamente fuera del yate, para ir a caer sobre la forma ovoide del Olympic, adherido todava al casco del barco, pese a los coletazos de aquella enorme masa viviente surgida del fondo de los mares.No, Damon, no hagas eso! le grit la actriz, angustiada, Te matar ese monstruo! No cometas locuras!Pero Kent ya no la oa. Haba penetrado por la escotilla de su nave, con algunas dificultades a causa de lo agitado de la superficie de sargazos, y tras cerrar apresuradamente el acceso al Olympic, manipul los mandos de ste, desconect el sistema magntico y se desprendi del casco del yate, poniendo en funcionamiento los poderosos sistemas de propulsin de su pequea nave, al tiempo que dispona en posicin de tiro las cargas elctricas de a bordo.Luego se sumergi sin perder momento, en medio de un torbellino de burbujas y de agua agitada, desapareciendo bajo