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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA FACULTAD DE PSICOLOGÍA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA - CASTELLINO, MARIANA MAT. 200277280/9 - PIANO, ANA CAROLINA MAT. 199876529 - VILCHEZ, ROMINA ELIZABETH MAT. 200479638 - DOCENTE ASESOR: LIC. RINAUDO, GUSTAVO - INSTITUCIÓN: U.P.A.S. Nº 26 CÓRDOBA 2010

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBAFACULTAD DE PSICOLOGÍA

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR

DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA

- CASTELLINO, MARIANA MAT. 200277280/9

- PIANO, ANA CAROLINA MAT. 199876529

- VILCHEZ, ROMINA ELIZABETH MAT. 200479638

- DOCENTE ASESOR: LIC. RINAUDO, GUSTAVO

- INSTITUCIÓN: U.P.A.S. Nº 26

CÓRDOBA2010

y a todos aquellos que, como nosotras,creen que hacer algo es mucho mejor

que no hacer nada

la Educación Pública

Dedicado a…

ÍNDICE

1- INTRODUCCIÓN 1

2- PROYECTO DE INTERVENCIÓN 4

2.1 Aproximación diagnóstica y lectura de la realidad 4

2.1.1 Reconocimiento barrial 6

2.1.1.1 Territorio 6

2.1.1.2 Sujetos 9

2.1.1.3 Institución en la que nos insertamos 10

2.1.1.4 Problemáticas y recursos del

barrio desde los distintos actores 12

2.2- Problema 14

2.2.1- Fundamentación 14

2.3- Hipótesis de acción 16

2.4- Objetivo general 16

2.5- Objetivos específicos 16

2.6- Metodología 16

2.6.1- Estrategia metodológica 16

3- MARCO REFERENCIAL 21

- Psicología comunitaria 21

- Comunidad 21

- Intervención comunitaria 23

- Redes sociales 24

- Situación de pobreza 24

- Sujetos e infancias 26

- Adultocentrismo y etnocentrismo

en la conceptualización de infancias 27

- Infancias y pobreza 29

- Significaciones que estructuran miradas 30

- Actores sociales y proceso de socialización 31

- Los agentes socializadores: Familia y Escuela 32

- Espacio de juego: concepto de vínculo, grupo y juego 37

- Concepciones de salud desde la U.P.A.S.:

Atención primaria de la salud 41

- Rol del psicólogo en la intervención social y comunitaria 42

4- RECONSTRUCCIÓN DE LA EXPERIENCIA 45

- Etapa de inicio: “Recorriendo la Chacra,

buscando donde insertarnos…” 45

- Etapa de desarrollo: vaivenes del espacio 49

- Encontrándonos con los niños: creando vínculos 49

- Organizando el espacio 52

- Replanteando el espacio: pensando nuevas estrategias 53

- Temáticas que atraviesan a la comunidad y

que abordamos en el espacio: 54

-Derechos del niño 54

-Derecho a la recreación 56

-Medio ambiente 56

- Encuentros desencontrados, “inconvenientes” atravesando

el espacio… pensando diferentes alternativas 58

- Escuchando a los niños…trabajando interdisciplinariamente:

proyecto de Radio Comunitaria 59

- Etapa de cierre: lo que queda 61

- Relaciones con la institución U.P.A.S. N° 26…

Trabajando en equipo 65

5- EJE DE SISTEMATIZACIÓN 67

6- ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DEL PROCESO 68

6.1- Significaciones otorgadas a los niños de Chacras de la Merced por parte

de docentes, directivos y padres 69

6.1.1 La Escuela : aproximación a la lógica fundacional de la institución 69

6.1.2 Escuela y situación de pobreza 71

6.1.3 Características negativas otorgadas por los docentes a los niños

en situación de pobreza 72

6.1.4 Miradas de los adultos – adulto y etnocentrismo - 72

6.1.4.1 Significaciones de los docentes 72

6.1.5 Relación Escuela y Familia 74

6.1.5.1 Significaciones construidas sobre las familias en

situación de pobreza 74

6.1.5.2 La visión de los padres y su relación con lo

prescripto por la escuela 75

6.1.6 Demanda 77

6.2 Tensionando miradas a partir de la intervención 79

6.2.1 Tensión con las miradas de los adultos 82

6.2.1.1 Recurso de los niños 84

6.2.2 Incipientes procesos de deconstrucción de las miradas de

los actores sociales sobre los niños 86

7- CONCLUSIONES 88

8- BIBLIOGRAFÍA 92

9- ANEXO 100

INTRODUCCIÓN

“Todas las personas mayores fueron al principio niños.(Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)”

“El Principito”

1. INTRODUCCIÓN

La presente sistematización recupera el proceso de intervención comunitario realizado en el

marco de las Prácticas Pre Profesionales, siendo ésta una de las modalidades para alcanzar el título

de Licenciadas en Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba.

La misma se desarrolló dentro del contexto Social y Comunitario (cuya responsable es la Mgter.

Angélica Inés Díaz.)

Dicha práctica se realizó en el Barrio Chacras de la Merced, de la Ciudad de Córdoba

durante el año 2009 y surge a partir de un acuerdo en primer lugar, entre la Facultad de Psicología y

la Municipalidad de Córdoba, y luego desde el Programa de Prácticas Pre Profesionales y el

Contexto Social y Comunitario con la Dirección de Atención Primaria de la Salud y con la U.P.A.S

Nº 26.

El equipo de prácticas estuvo conformado por tres estudiantes y el Lic. Mariano Ricci de la

U.P.A.S. N º 26, que se desempeñó como referente institucional.

La supervisión de este proceso de aprendizaje estuvo a cargo del Lic. Gustavo Rinaudo.

El proceso de intervención comunitario estuvo conformado por tres etapas. En la primera,

denominada de inicio, realizamos la aproximación diagnóstica, acercándonos a los diferentes

espacios institucionales y a las organizaciones de la comunidad. Utilizamos como herramientas para

este fin: entrevistas a los distintos referentes comunitarios, visitas domiciliarias, charlas informales.

Otro recurso utilizado para adentrarnos en la comunidad, fue a través de la participación en espacios

de Red del Este por el Agua y en reuniones del equipo de salud de la U.P.A.S. Nº 26.

Luego de esta aproximación, delimitamos la problemática sobre la que centraríamos nuestro

trabajo y a partir de la cual elaboramos el proyecto de intervención. En éste nos propusimos como

objetivo general la conformación de un espacio de juego y recreación para niños, con edades

comprendidas entre 9 y 11 años.

En la segunda etapa, correspondiente al desarrollo, comenzamos con el espacio de juego y

recreación para niños. Se realizaron 23 encuentros de frecuencia semanal, de tres horas de duración

cada uno, entre los meses de mayo a noviembre de 2009.

En la última etapa, de cierre, tuvimos como objetivo evaluar las actividades que realizamos

durante nuestra intervención y despedirnos de la comunidad. Este proceso lo llevamos a cabo en

tres visitas al barrio, donde realizamos entrevistas (a docentes y padres); actividades con los niños y

participación en la fiesta de despedida, planificada por la U.P.A.S. N° 26, la escuela primaria

Tránsito Cáceres de Allende y las diferentes organizaciones comunitarias.

A lo largo del proceso de intervención comunitaria fueron surgiendo diversos interrogantes

referidos a las significaciones otorgadas a los niños por parte de los actores sociales más próximos a

ellos; nos preguntamos: ¿Cuáles son las miradas de los adultos sobre los niños en Chacras de la

Merced?; ¿Cómo miramos a los niños desde la psicología comunitaria?, ¿Cómo se tensionaron

estas miradas a partir de nuestra intervención?

A partir de estas reflexiones, construimos el eje de sistematización de la siguiente manera:

“Miradas de los distintos actores sociales sobre los niños en tensión con nuestras miradas y su

deconstrucción a partir de nuestra intervención/trabajo.

Al presente trabajo lo organizamos por apartados. En el primero de ellos recuperamos el

proyecto de intervención que nos propusimos para desarrollar la práctica; en el mismo plasmamos:

la aproximación diagnóstica con la que comenzamos nuestro proceso y la lectura de la realidad

considerándola herramienta fundamental para entender al sujeto condicionado por aspectos

subjetivos y objetivos. Incluye también el problema sobre el que intervinimos, cómo

fundamentamos nuestra práctica en esa problemática y a partir de esto la hipótesis de acción y los

objetivos que construimos para llevarla a cabo. Incluimos también las estrategias metodológicas

utilizadas en el transcurso de la práctica para poder alcanzar los objetivos e hipótesis planteadas.

El segundo apartado contiene el marco teórico que utilizamos como referencia para la

realización de este trabajo, es decir, el desarrollo teórico de aquellos conceptos que fueron centrales

para poder realizar esta práctica.

Seguidamente desarrollamos la reconstrucción de la experiencia, donde describimos los

momentos más significativos del proceso de intervención, organizándola por las etapas de éste

(inicio, desarrollo y cierre) y a su vez por las temáticas sobre las que se trabajó en conjunto con los

niños. Esta reconstrucción, es la que nos sirvió de recurso fundamental para el recorrido por los

interrogantes, reflexiones que estuvieron presentes en el proceso y que llevó a la construcción del

eje sobre el cual elegimos sistematizar nuestra práctica.

El análisis, que da cuenta de la sistematización propiamente dicha, se encuentra desarrollado en

el quinto apartado. En este tensionamos nuestra práctica con el marco conceptual en el cuál nos

basamos, es decir, realizamos una lectura teórica del proceso de intervención tomando como

referencia el eje de sistematización construido en el apartado anterior. Por último, se encuentra el

apartado donde se exponen las conclusiones construidas luego de la práctica realizada, y de la

lectura teórica de la misma.

PROYECTO DE INTERVENCIÓN

“Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo”

“El Principito”

2. PROYECTO DE INTERVENCIÓN

2.1 APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA Y LECTURA DE LA REALIDAD

La lectura de la realidad es un elemento clave de la Psicología Social y Comunitaria, es la

herramienta fundamental para entender al sujeto condicionado por aspectos subjetivos y objetivos.

Es una forma de leer lo que sucede a nuestro alrededor mediante distintos niveles, dimensiones o

aspectos que nos permiten reflexionar, pensar, ubicarnos en espacio y tiempo, caracterizar y definir

una posición del sujeto y de cómo se lo mira. Así mismo supone un proceso de problematización

continua que implica replantearnos críticamente los pre-conceptos que llevamos al encontrarnos con

la comunidad.

Para contextualizar socio históricamente nuestra práctica, haremos un breve recorrido desde

los aspectos mundiales hasta los locales que han conformado en los últimos años, la trama que

entrecruza la realidad en la que buscamos intervenir.

En los ‘70, en América Latina, a través de las diversas dictaduras militares que

caracterizaron el escenario político se esa época; comenzó a implementarse el modelo neoliberal.

Modelo que luego diversos gobiernos democráticos siguieron, algunos de ellos enfatizando más sus

postulados.

La instauración de dicho modelo, se da con las mismas características y consecuencias en

toda América Latina, trayendo consigo importantes cambios en sus economías y sociedades:

aumento de la desocupación, precarización social, fragmentación de lo colectivo, aparición de

grupos de extrema vulnerabilidad, deslegitimidad de lo público en oposición a la “eficacia” de lo

privado; como también el cambio en la concepción del ciudadano a consumidor. Se plantea así

una modificación del accionar del Estado, adoptando menor responsabilidad en relación a la

r egu l ac ión de l a economía, siendo asumida con mayor fuerza por el mercado.

Conjuntamente con esto se produjo la privatización de las empresas públicas, percibida por

los gobiernos de la región como un elemento estratégico para reducir el déficit fiscal de sus

economías y para lograr modernizar las empresas estatales; como así también se visualizo un

proceso de deslegitimación de las instituciones políticas y de la política en general, desregulación.

Estos procesos se potenciaron en la década del 90. En el caso de Argentina se produjeron

cambios en la estructura socio-laboral plasmados en la flexibilización laboral; generándose a partir

de ésta la profundización de consecuencias como las mencionadas anteriormente para todo

América Latina (desocupación, precarización laboral, informalidad y baja calidad en los escasos

puestos de trabajo generados. A nivel social, las consecuencias de su implementación se

visualizaron en la fragmentación de lo colectivo y el aumento de la marginalidad.)

El modelo Neoliberal ha sido sinónimo de desempleo-informalidad laboral-pobreza, así

como también de individualismo- fragmentación. Año tras año los índices de pobreza e indigencia

han ido creciendo, conjuntamente con los de desempleo, deserción escolar y mortalidad. Argentina,

obviamente no ha sido ajena a estos procesos de redefinición de las funciones del Estado y de

empobrecimiento sostenido de su población. Es así como se va produciendo un constante

empobrecimiento de la clase media y el aumento de la indigencia de los llamados “pobres

estructurales” (Grassi, s/f)

La exacerbación de este vaciamiento político, de la exclusión y pobreza marcaron el ingreso

al siglo XXI con un Estado inmerso en una fuerte crisis institucional, generando hechos de

manifestación social como los sucedidos el 19 y 20 de Diciembre de 2001.

Desde hace unos cinco años en Latinoamérica se ha venido configurando un nuevo

escenario político, “marcado por la crisis del consenso neoliberal y por la circulación de discursos

antineoliberales y prácticas contestatarias. Esta re-legitimación de prácticas y discursos

antineoliberales estuvo acompañada, en algunos casos, por la emergencia de nuevos gobiernos de

izquierda o de centro izquierda que estimulan la posibilidad de pensar creativamente las

articulaciones entre Estado y Sociedad, entre democracia representativa y democracia directa y

participativa, entre lo institucional y lo no institucional, entre el espacio público estatal y el espacio

público no estatal, entre otros. Sin embargo homogeneizar las diferentes experiencias nacionales

implicaría caer en un fuerte reduccionismo, pues no son fácilmente homologables; antes bien, la

relación entre liderazgos políticos, sistema político partidario y forma de auto-organización social

presentan, para cada caso rasgos de continuidad y de ruptura respecto de los moldes de dominación

de la década anterior. Por eso mismo admitir el cambio de época no significa en absoluto afirmar

que hemos ingresado en la etapa del post neoliberalismo” (Svampa, M., 2008)

En el caso particular de Argentina, aunque a partir de la gestión de Kirchner no se puede

pensar en una refundación política, (como sí se da con características más fuertes en otros países de

Latinoamérica) tampoco se puede hablar de una continuidad con las políticas neoliberales de los 90.

Así, económicamente se puede pensar en una reactivación de la economía. Sin embargo,

esta recuperación sigue marcando la persistencia de una desigual distribución de los ingresos como

una acentuación de la precariedad.

Todos estos procesos, nos parecieron importantes leer para construir la trama de la realidad

en la que intervendremos. Los mismos se pueden evidenciar si realizamos un recorte en la realidad

de Chacras de La Merced.

Para conocer esta realidad, realizamos una aproximación diagnóstica entendiéndola a ésta

como una aproximación a una forma de investigar; que se utiliza para conocer la comunidad, sus

necesidades, problemáticas. Implica la búsqueda de información sistematizada acerca de la misma

para así, elaborar estrategias de intervención. Además, debemos tener en cuenta cómo la comunidad

afronto diferentes situaciones en el pasado, permitiéndonos esto, ver con qué recursos cuentan los

sujetos. (Díaz, A. s/f)

Para lograr ésta aproximación diagnóstica en Chacras de La Merced, realizamos en un

primer momento un reconocimiento barrial que constó no sólo en la descripción de aspectos

territoriales sino también en un acercamiento a los sujetos de la comunidad, proceso que se continúo

con entrevistas a referentes de distintas instituciones, participación en reuniones de la Red del Este

por el agua, en reuniones del equipo de salud de la U.P.A.S. Nº 26 y observaciones participantes en

espacios áulicos de la Escuela “Tránsitos Cáceres de Allende”.

De este conjunto de actividades obtuvimos la siguiente información que plasmamos en el

reconocimiento barrial a continuación adjuntado.

2.1.1 RECONOCIMIENTO BARRIAL

2. 1.1.1 Territorio

El barrio en que desarrollamos nuestra práctica Pre Profesional es conocido como Chacras

de La Merced. Está ubicado en la zona este de la ciudad de Córdoba y se accede solamente por dos

vías, una por el camino a la Chacra, a la altura del km. 9,5; y la otra por la ruta 19, metros antes del

ingreso a la localidad de Malvinas Argentinas. Como característica distintiva del barrio podemos

hablar de una situación de aislamiento, dado por la lejanía con el centro de la ciudad y las

condiciones rurales que rodean al mismo.

Rodean a la zona principalmente canteras y algunas quintas, la mayoría de éstas ubicadas en

la “zona del bajo”. La “zona del alto” está delimitada al norte por el barrio-ciudad “Ciudad de mi

Esperanza”; al este con la localidad de Malvinas Argentinas, y la zona sur y oeste por zona de

montes. El aislamiento está también marcado por el transporte, dado que sólo llega una sola línea de

transporte público de pasajeros con frecuencia irregular.

“Chacras de la Merced” está compuesta por la “zona del bajo”, “La Carbonilla”,

Cooperativa Unidos y Cooperativa La Merced.

La denominación de la zona está vinculada con la historia del lugar donde se asienta: las

chacras ubicadas a orillas del río Suquía (hoy “el bajo”), a las cuales se denominaba de “La

Merced” (en referencia a una estancia ubicada en el lugar). Ésta, sufre en los años `70 una

inundación que desborda los márgenes del río, obligando a los vecinos de la misma a subir a

terrenos más altos por la pérdida total de sus viviendas1. Como consecuencia de esto, los vecinos se

agrupan para realizar las gestiones que implicaban construcción de nuevas viviendas. De este

proceso surge la conformación de la Cooperativa Chacras de la Merced. El barrio construido a

partir de las gestiones de ésta cooperativa, cuenta hoy con aproximadamente 20 manzanas, en la

que viven cerca de 360 familias.

Luego surge Cooperativa Unidos, conformada también por vecinos de la zona, a partir de la

cual se construye un nuevo barrio compuesto por 7 manzanas, donde viven 80 familias,

aproximadamente.

En la zona se encuentra también un plan de viviendas del gobierno provincial, denominada

“La Carbonilla”, la misma consta de 4 manzanas. Y fue construida con el fin de trasladar a familias

de villas urbanas. Se la denomino de esta manera por el material con el que fueron construidas las

viviendas en un primer momento, luego se descubrió que el mismo era tóxico; por lo que se

destruyeron y se volvieron a construir con nuevos materiales.

Las calles para llegar al barrio y las que posee en su interior, son de tierra, se encuentran en

malas condiciones de mantenimiento y no están señalizadas. Incluso la referencia más certera para

llegar a alguna vivienda en particular es preguntar por determinada familia y seguir las indicaciones

de los vecinos; dado el tiempo que llevan conviviendo las mismas familias… “se conocen entre

todos”.

Las viviendas son de material, en su mayoría con techo de chapa y algunas con losa. Los

terrenos duplican las dimensiones de las viviendas, haciendo que éstas estén claramente separadas

entre sí.

La zona del bajo está conformada por viviendas de construcción más precaria y dimensiones

menores.

Las viviendas de Cooperativa Unidos, fueron construidas algunas por ayuda mutua, y otras a

través del plan “Mi casa, mi vida” con el que también fue construido el barrio “Ciudad de mi

Esperanza”. Esta última cooperativa cuenta con la particularidad de tener todos los terrenos

escriturados, situación que no se da en las otras cooperativas del barrio.

En lo que respecta a espacios verdes, predominan las parquizaciones particulares. Cada

vivienda cuenta con grandes espacios verdes, todos en buenas condiciones de mantenimiento.

Como espacios de esparcimiento, cuentan con una pequeña plaza, (no encontrándose en

buenas condiciones de mantenimiento), canchas improvisadas de fútbol que rodean al barrio; y

también son utilizadas con fin recreativo, sobretodo en verano, las lagunas artificiales generadas

1Una vecina nos comentaba que, debido a las pérdidas ocasionadas en forma tan abrupta, en la zona de terreno

más alta construyeron casas con chapa y nylon alrededor de los árboles.

por las excavaciones que realizan las canteras que colindan con el barrio, las cuales son concurridas

principalmente por niños y jóvenes para bañarse y pescar.

En el barrio funcionan instituciones como: U.P.A.S. Nº 26, la escuela primaria provincial

“Tránsito Cáceres de Allende” y el jardín provincial “Myriam de Andrés”, Capilla “Nuestra Señora

de La Merced”.

También hay organizaciones comunitarias trabajando en el barrio como son: taller de

costura “Peuma”, comedor y guardería; dos Cooperativas de Viviendas: La Merced y Agrupación

Unidos; y la “Red del Este por el agua”.

El barrio cuenta, con servicio de energía eléctrica domiciliaria y alumbrado público,

recolección de residuos por parte de CRESE dos veces por semana. No cuentan con gas natural,

cloacas y líneas telefónicas; sólo la escuela primaria cuenta con una línea fija de telefonía satelital;

y la telefonía celular no tiene buena señal en forma permanente.

Respecto a la provisión de agua, ésta es realizada por medio de dos pozos (uno en cada

cooperativa) los cuales dependen de DIPAS, y a partir de los que se distribuye la misma mediante

una red a las distintas viviendas. Errores en la perforación generaron problemáticas graves de

contaminación del agua, cuya búsqueda de resolución es uno de los antecedentes importantes de la

comunidad, dado que, a partir de esta lucha se forma la Red del Este por el Agua, organización en la

que participan todas las instituciones y organizaciones del barrio para buscar en forma constante

respuesta a los diferentes conflictos del barrio.

Comercialmente hay un gran número de kioscos/almacenes, que no se visualizan en su

mayoría como locales comerciales, sino que funcionan dentro de las viviendas de familia, sólo

señalizados por pequeños carteles. Hay además, verdulerías y una librería.

No hay una zona comercial delimitada. No cuentan con farmacias, tampoco cabinas

telefónicas y cyber; lo cual es tomado en la zona como una marca profunda de las distancias que

separan al barrio de la zona más urbanizada.

2.1.1. 2 SUJETOS

Históricamente en Chacras de La Merced vivían familias que se dedicaban a la quinta y a la

cría de animales. Luego de la inundación, anteriormente mencionada, se mantienen los grupos

familiares aunque se ven diversificadas las ocupaciones. Es decir, desde aquella época viven

familias que hasta hoy perduran en la zona (pudimos observar a nietos de aquellas primeras

familias con sus hijos). Si bien este grupo constituye la mayoría de la población del barrio; con la

construcción del plan de viviendas que se reconoce en el barrio como “La Carbonilla” comenzaron

a circular nuevos pobladores de distintas villas urbanas.

Es importante mencionar que en el año 2006 se construyó, en terrenos colindantes a los de

Cooperativa Unidos, el barrio “Ciudad de Mi Esperanza”.

En dicho barrio, viven 380 familias, que han sido trasladadas desde distintas villas como:

Sangre y Sol, Corea, Costa Canal y sólo algunos de la zona del bajo de Chacras de La Merced.

Este barrio cuenta con un jardín maternal, Consejo Territorial por la Identidad Barrial,

Centro de Atención Primaria de la Salud Provincial (C.A.P.S.) y una dependencia policial.

La llegada del Barrio Ciudad de Mi Esperanza ha generado conflictos en los vecinos de La

Merced, visualizado por ellos como una amenaza a la tranquilidad que caracterizaba al barrio. Esta

situación es atribuida, entre otros factores, a un antiguo conflicto entre Sangre y Sol y La Merced.

Los vecinos marcaron tajantemente las diferencias entre uno y otro barrio, y lo conflictivo

que se hace transitar espacios comunes, al respecto una vecina relataba: “en el colectivo son

groseros, fuman porros, toman… y tenemos que compartirlo con ellos”. Marcando, además, que

principalmente se dan entre los grupos de jóvenes, los cuales han tenido diversos enfrentamientos.

Nos parece importante destacar, frente a esta relación conflictiva que se da entre estos

barrios; los esfuerzos que desde la Red del Este por el agua se realizan para buscar un mayor

acercamiento entre los mismos; como por ejemplo, organizando diversas actividades, (talleres o

cursos) que permitan lograr una integración entre los barrios, antes mencionados.

En el barrio pudimos observar la circulación mayoritaria de niños y mujeres. Y, en patios de

las casas y negocios principalmente hombres mayores. Visualizamos a pocos adultos varones y

jóvenes; esto puede ser por el horario en el que realizamos nuestros recorridos (horas del medio

día).

La mayoría de los hombres trabajan en el peladero de pollos que se encuentra en la zona del

“bajo”; en las canteras que están camino al barrio; en un criadero de cerdos cercano, y algunos

principalmente en el bajo con actividades de quinta, en “changas”, actividades de construcción y

algunos (muy pocos según el psicólogo) son cartoneros. Dentro de las mujeres la principal

ocupación son trabajos domésticos, pero hay una gran mayoría de amas de casa.

Creemos que lo distintivo de este barrio está dado por sus características más bien rurales,

marcadas desde las tipologías de las casas y terrenos, hasta por las ocupaciones de sus vecinos.

Quizás el fuerte aislamiento que se vive, hace que estas diferencias con zonas urbanizadas sea más

fuerte; la falta de acceso a medios de comunicación y transporte marca tajantemente al barrio

Chacras de La Merced como una localidad distinta a la ciudad de Córdoba, situación verbalizada

por los vecinos; por ejemplo cuando fuimos a realizar una visita domiciliaria con una de las vecinas,

nos pidió que volviéramos más tarde, dado que estaba ocupada porque “acababa de llegar de la

ciudad”.

2.1.1.3 INSTITUCIÓN EN LA QUE NOS INSERTAMOS

Nuestra Práctica Pre Profesional se insertó en la Unidad Primaria de Atención de la Salud

(U.P.A.S.) Nº 26 que está dentro de la zona sanitaria Nº 2 de la ciudad de Córdoba, dependiendo de

la Dirección de Atención Primaria de la Salud, a su vez perteneciente a la Secretaría de Salud y

Ambiente de la Municipalidad de Córdoba. En este centro trabajan: dos médicas generalistas, dos

enfermeras, una trabajadora social, un psicólogo y una encargada de la limpieza.

Retomando las actividades de la U.P.A.S. Nº 26, ésta trabaja en forma articulada con los

centros de salud de segundo nivel como el Hospital Rawson y el Hospital Infantil.

Se suman a dichas actividades del centro de salud, estudiantes de la carrera de medicina de

la Universidad Católica de Córdoba; estudiantes de Trabajo Social, Ciencias de la Información,

Enfermería y Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba.

A grandes rasgos, la misión institucional del U.P.A.S. N° 26, está delimitada por los

objetivos que rigen a los Centros de Atención Primaria de la Salud, relacionados a un tratamiento

integral de la salud. Como se informa en el sitio de Internet de la municipalidad de Córdoba

“Asistencialmente se atienden las consultas por patologías de especialidades básicas y

odontológicas, asegurando el tratamiento adecuado mediante la provisión gratuita de medicamentos

y derivación de pacientes a centros de mayor complejidad, si fuese necesario.”

Socialmente se estudian casos de vulnerabilidad en la población, se brinda asistencia social a

los pacientes y se promueve la participación de la comunidad y la coordinación intersectorial. Se

realizan acuerdos con las jurisdicciones nacional y provincial a los fines de no superponer

esfuerzos, proponiendo la Regionalización de los Servicios del Área Central. Es decir trabajando no

solo desde la prevención y la promoción de la salud sino proponiendo una continua interacción

U.P.A.S. – comunidad.

En cuanto a oferta y servicios brindados; además de lo mencionado en general para todas las

unidades de atención – atención médica clínica, el acceso a programas de salud, la provisión de

medicamentos – la U.P.A.S. Nº 26 funciona como vínculo entre Estado y comunidad, cómo puerta

de acceso a instituciones estatales, brindado asesoramiento para diversos trámites que se realizan en

distintas instituciones. Ésta función tiene mucha importancia en esta unidad por el aislamiento que

viven los vecinos de La Merced que imposibilita acceder a otras agencias estatales.

U.P.A.S. Y Red del Este por el Agua

El Centro de Salud de Chacras de la Merced, articula su trabajo con distintas organizaciones

presentes en el barrio, esto lo hace fundamentalmente desde su participación en la Red del Este por

el Agua. La cual fue formada hace 6 años aproximadamente, surgió principalmente por la

problemática de la contaminación del agua, y hoy continúa trabajando junto a los distintos actores

sociales para dar respuestas a las diversas problemáticas que afectan al barrio.

La fuerte vinculación que tiene esta institución con la Red del Este por el Agua, hace que se

busque a este centro de salud como medio de acceso a espacios, ya sea para información,

inscripción o realización de actividades. Por ejemplo, las reuniones de la Red, se realizan este año

en el edificio de la U.P.A.S. y es el lugar donde se realizan las inscripciones para participar de

nuevos espacios cómo cursos de peluquería, pintura en tela y gimnasio, (éstos son propuestos por la

Red) Las organizaciones e instituciones presentes en la Red son:

-Cooperativas de viviendas: Agrupación Unidos y La Merced.

-La ONG SEHAS, que se encarga del acompañamiento técnico ocupacional y de

asesoramiento socio-organizativo de la Red. Esta ONG se encuentra trabajando en el barrio hace

aproximadamente 30 años.

-C.A.P.S. y Consejo Territorial por la Identidad barrial de Ciudad de mi Esperanza.

-U.P.A.S. Nº 21

-Escuela primaria provincial “Tránsito Cáceres de Allende” y el jardín provincial “Myriam

de Andrés.

Durante el 2009 se contó con la participación de las fundaciones Arcor y Minetti, ambas

financiaron y supervisaron el proyecto de Radio Comunitaria desarrollado en el barrio.

Es importante destacar cómo se lleva a cabo una búsqueda continua por parte de la

U.P.A.S. Nº 26 por lograr una articulación constante con la comunidad a través de la Atención

Primaria de la Salud2. Esto, según destaca la directora de la institución, es posible por las

características históricas de la construcción de la comunidad, con un alto nivel de participación en

las problemáticas comunes, donde el espacio de la Red es esencial para buscar formas de construir

soluciones colectivas a las distintas situaciones problemáticas; y como afirma el psicólogo de la

institución, “todo pasa por la Red, no hay nada que no se comente, discuta y decida fuera de ese

espacio”.

2.1.1.4 PROBLEMÁTICAS Y RECURSOS DEL BARRIO, DESDE DISTINTOS

ACTORES…

2 Entendiendo a esta cómo “una estrategia que concibe integralmente los problemas de salud–enfermedad y de

atención de las personas y el conjunto social. No sólo provee servicios de salud, sino que afronta las causas últimas

(sociales, económicas y políticas) de la ausencia sanitaria.” extraído del portal oficial del Gobierno Nacional

Las problemáticas priorizadas desde la Red del Este por el Agua son: las necesidad de

viviendas propias para un grupo de vecinos, (hijos de los fundadores de las cooperativas); el

derecho a servicios públicos, siendo los más mencionados el agua y el transporte público; como así

también la preocupación constante por evitar una nueva contaminación de las napas de agua.

En el caso de la escuela primaria “Tránsito Cáceres de Allende” las problemáticas que más

destacan directivos y docentes son: ausentismo docente, “problemas de conducta” de los alumnos

con numerosas derivaciones psicológicas y la falta de comunicación entre padres y la escuela.

En conversaciones con vecinos de la comunidad, los conflictos más mencionados son:

problemas de convivencia con el barrio Ciudad de Mi Esperanza, falta de acceso a la educación

media por parte de los adolescentes del barrio.

Consideramos que estas problemáticas atraviesan a toda la comunidad, su separación por

actores sociales responde afines analíticos

En cuanto a los recursos, podemos mencionar la participación activa de los vecinos en

espacios comunitarios para la búsqueda de soluciones frente a diferentes problemas. El trabajo

interdisciplinario que se realiza desde la U.P.A.S, con las distintas instituciones; como así también

con agentes externos al mismo, (con esto hacemos referencia a la apertura de trabajo, que se tiene

desde el centro de salud, para el trabajo con estudiantes de diferentes disciplinas, por ejemplo). Esta

misma predisposición la visualizamos por parte de la comunidad.

También, creemos que la historia de ésta comunidad, los antecedentes que han dado origen

como lo hemos mencionado en el reconocimiento barrial, funciona como una experiencia positiva

para hacer frente a nuevas situaciones; rescatando además, que las instituciones de la comunidad,

trabajan conjuntamente logrando mayor circulación y canales de comunicación entre las mismas.

Otro recurso que valoramos como potencialidad tiene que ver con la apertura de algunas

docentes de la escuela a propuestas que favorezcan los procesos inclusivos de los niños.

Luego del recorrido realizado en ésta primera aproximación diagnóstica, definimos como

población para trabajar en nuestra práctica, a los niños que asisten, a la escuela primaria,

principalmente con aquellos que son objetos de derivación por “problemas de conducta”, con la

conformación de un espacio de juego y recreación que no se restringe a éstos solamente, sino que

está abierto a los niños de la comunidad.

Esta elección, resultó porque se trata de un problema recurrente en los diferentes discursos:

directivos y docentes de la escuela primaria, preocupaciones de las madres manifestadas en los

diferentes encuentros; como así también, las derivaciones recibidas por este motivo al psicólogo.

En el apartado siguiente intentamos plasmar como construimos la problemática a la que

arribamos de modo que se visualicen los caminos y los entrecruzamientos que se fueron dando para

llegar a la población, problema y forma de abordaje de nuestra práctica.

2.2 PROBLEMA

2.2.1 FUNDAMENTACIÓN

Cuando llegamos a Chacras de la Merced, no teníamos delimitado ni población y mucho

menos problemáticas con las que trabajar.

Para ello nos fuimos insertando en los distintos ámbitos donde desarrolla sus actividades la

U.P.A.S. Nº 26 (institución desde donde nos insertamos en la comunidad) para de este modo

escuchar los discursos que circulan en los sujetos del barrio.

Desde los primeros encuentros en Chacras de la Merced observamos que el trabajo con

niños es uno de los ejes centrales del equipo de salud del U.P.A.S. Nº 26 y en colaboración con la

escuela primaria se desarrollaban distintas actividades, como por ejemplo, el proyecto de “Radio

comunitaria” y “Proyecto de Salud escolar”; realizados dentro de la institución escolar.

Desde nuestra llegada al barrio, y al ser presentadas como estudiantes de psicología

sentimos como estaban presentes en los discursos de las madres sus preocupaciones por los niños,

manifestadas de distintas formas a través de sus dichos: “con el mío se reciben”… “cuando lo

conozcan no van a querer venir más”… “si salen vivas de acá…”

De parte de la escuela, su directora manifestó en el primer encuentro el deseo de que

pudiéramos trabajar las distintas situaciones conflictivas con los niños; manifestación expresada

más como un pedido de auxilio que como solicitud de trabajo conjunto. En los sucesivos encuentros

que tuvimos con ella, acentuó la necesidad por parte de la institución, de contar con nuestra

participación para trabajar problemáticas, enunciadas por ella, como: “chicos con graves problemas

de conducta” y “problemas en las interacciones entre alumnos y docentes”. Cuestiones que

repercuten no solo en la enseñanza sino también en toda la dinámica institucional, mencionando

también problemas como el alto ausentismo docente y falta de compromiso de los mismos con la

institución. Situación que tal como ella manifestó, “la tiene desbordada”.

Los encuentros que realizamos con los niños fueron en el marco del proyecto de Salud

Escolar que la U.P.A.S. realizó en la escuela. Trabajamos con alumnos de cuarto grado donde

desarrollamos distintas actividades que nos sirvieron para interactuar con los mismos, ver sus

modos de relación y su visión sobre el barrio. Allí pudimos observar que gran parte de aquello

visualizado como “problemas de conducta”, por parte de los adultos, se manifestaban en

“relaciones conflictivas” entre pares como por ejemplo: golpes, gritos, insultos, etc.; y cuya

expresión se potencia ante el surgimiento de una situación conflictiva.

Durante los encuentros en los que participamos, los niños mostraron predisposición,

entusiasmo, capacidad para trabajar en grupo y respondieron creativamente al momento de

desarrollar las actividades propuestas.

En el proceso de delimitación de la problemática, no solo trabajamos con las demandas

recibidas por parte de los distintos actores sociales del barrio, sino también con aquellos factores

que funcionan como facilitadores para el desarrollo de nuestra práctica. Podemos señalar entre ellos

la constante interacción y comunicación entre la U.P.A.S. Nº 26 y escuela primaria; la mirada

comunitaria e interdisciplinaria que plantean en las diferentes actividades el centro de salud; la

representación positiva que tiene el dispensario como referente dentro de la comunidad, lo que nos

permitió un mayor acercamiento a los vecinos de la comunidad; la gran importancia que tiene la

escuela dentro del barrio como institución que además de cumplir con sus funciones prescriptas,

tiene un fuerte rol de contención de los niños, no existiendo en el barrio otra institución que trabaje

con los mismos. Todos estos factores marcan la disponibilidad de espacio, tiempo y cualquier otra

necesidad que nos pudiera surgir en el desarrollo del trabajo con los niños.

Frente a esta demanda y considerando lo dicho con anterioridad, buscamos dar algún tipo

de respuesta desde la psicología social y comunitaria que no tenga que ver con la atención

individual de cada niño. Para ello se pensó en generar un espacio de juego y recreación para niños.

Definimos como población para trabajar en nuestra práctica, a niños y niñas que asisten a la

escuela primaria, principalmente aquellos que son objeto de derivación individual psicológica por el

personal docente. Se comprenderán las edades de entre 9 a 11 años, por ser este el intervalo de

edades señalado con problemáticas similares y con mayores derivaciones.

Consideramos que la importancia del trabajo con niños en comunidades como Chacras de la

Merced reside en que la producción de subjetividad de los mismos se articula con sus condiciones

concretas de existencia, con los mitos sociales, los discursos y los procesos de violencia material y

simbólica que son ejercidos sobre ellos. Posibilitar desde la intervención social comunitaria espacio

de reflexión, de escucha actúa como mecanismos protectores de la salud de los mismos.

2.3 HIPÓTESIS DE ACCIÓN

Si proponemos la construcción de un espacio de juego y recreación para niños y niñas, se

favorecerán modos vinculares solidarios y cooperativos a través del trabajo grupal.

A partir de dicha hipótesis y para trabajar las problemáticas antes mencionadas delimitamos

los siguientes objetivos:

2.4 OBJETIVO GENERAL:

- Conformar un espacio de juego y recreación, en el barrio Chacras de la Merced, para niños

y niñas de 9 a 11 años, donde se favorezcan modos vinculares solidarios y cooperativos; y la

participación activa en espacios de la comunidad.

2.5 OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

- Brindar herramientas que posibiliten el trabajo conjunto, fomentando el respeto por el otro.

- Posibilitar la participación activa de los niños en espacios comunitarios, a través del trabajo

de temáticas que atraviesan a la comunidad.

2.6 METODOLOGÍA

2.6.1 ESTRATEGIA METODOLÓGICA

Desde la Psicología Social y Comunitaria, la metodología a usar en las intervenciones se

enmarca dentro de la Investigación Acción Participativa. Este método no sólo busca producir un

saber, sino también transformar situaciones.

Deriva de la Investigación Acción Lewiniana, con la distinción de que al incluir la condición

de participación adquiere un compromiso de carácter político, no quedando el sujeto reducido solo a

aquel que brinda la información o es objeto de estudio.

Esta metodología posibilita investigar activa y participativamente para generar

transformaciones. Desde ésta línea metodológica se involucra constantemente al sujeto en el

proceso de construcción de conocimiento.

Implica tener una concepción de sujeto activa, es decir, como actor social que “construye

realidad y protagoniza la vida cotidiana” (Montero, 2004); productor de conocimiento, que actúa,

reflexiona y crítica desde la realidad que construye.

Así entonces, desde la Investigación Acción Participativa en el encuentro con otros se

construyen los conocimientos y, por lo tanto, el saber no se polariza ni en el equipo de prácticas, ni

en la comunidad, sino que se trata de un equipo de acción que con otros busca problematizar y

solucionar.

De este modo, la acción y la reflexión son permanentes. En este sentido, se habla de un

movimiento dialéctico entre ambos, la reflexión es sobre la acción y la acción es sobre la reflexión.

Si bien la finalidad de nuestra práctica no era la realización de una investigación sino una

intervención social comunitaria, nos posicionamos metodológicamente en el marco de la

Investigación Acción Participativa, por permitirnos la continua reflexión sobre nuestro qué-hacer, a

partir de la reflexión dialéctica que propone. Tensionando la práctica, con la teoría y con la realidad

que atraviesa.

La concepción de sujeto activo, resulta esencial en nuestra intervención, dado que involucra

al sujeto en la construcción de soluciones. Actuando el/la psicólogo/a como facilitador de los

procesos comunitarios y no con la proposición de resolver toda la situación.

En este sentido, los conocimientos que se produce en conjunto con los actores de la

comunidad, sirven para tensionar, reflexionar y planificar la intervención, a partir de la teoría y de

la realidad de Chacras de la Merced.

Ubicaremos nuestra intervención desde lo que se denomina abordaje interno, donde se

privilegia desde un comienzo a la comunidad y a su proceso. “Es decir, la constitución de la

comunidad no es un hecho determinado externamente, sino un proceso a lo largo del cual se van

unificando intereses, generando y fortaleciendo vínculos, y se va avanzando en la cohesión, en la

consistencia interna y en la fuerza de la comunidad, así como en la estructuración de una conciencia

colectiva.” (Castro, 1993). Desde este abordaje se posibilita la promoción de la comunidad,

contribuyendo a generar procesos organizativos al interior de las mismas, favoreciendo su

participación activa, ya sea en la comprensión de sus problemáticas, como en el planteo de

propuestas y la evaluación de los resultados. El abordaje interno promueve posibilidades para un

desarrollo autónomo de la comunidad, permitiendo su propia transformación.

Para llevar adelante nuestra práctica y poder intervenir en la comunidad, utilizamos

diferentes técnicas:

Observación participante: técnica que posibilita el acceso a significados, discursos, acciones

que los actores construyen, a través del hecho de observar “en directo” y compartir

experiencias con la comunidad. El registro de dichas observaciones puede ser llevado a cabo

mediante anotaciones de campo, buscando recuperar lo más significativo de lo observado.

En la Investigación Acción Participante, es una de las técnicas más completas, pues además

de realizar un proceso de observación para el diagnostico, permite que en el encuentro con

los sujetos se produzcan conocimientos transformadores.

Es técnica es muy utilizada por los equipos que intervienen en comunidades, ya que permite

un mayor acercamiento a las mismas.

- Visitas domiciliarias: es un instrumento de trabajo comunitario (Pan, M. s/f). Son

entrevistas que se realizan en el domicilio de los sujetos, profundizando la comprensión del

ambiente familiar y su interacción con la comunidad en un contexto determinado. Permiten la

inserción en la comunidad, una comprensión más amplia de los fenómenos y el establecimiento de

vínculos.

- Entrevistas: tomamos los aportes de Guber (1991), la cual considera a la entrevista

antropológica como parte de las actividades que se dan conjuntamente con la observación

participante. Dichas entrevistas pueden consistir desde un saludo, con un breve comentario acerca

de algo que acaba de suceder; un encuentro informal o un encuentro acordado para conversar acerca

de determinado tema. “(…) la entrevista antropológica es sumamente adecuada para abrir la mirada

y los sentidos del entrevistador y profundizar el proceso de diferenciación entre lo que procede del

informante y lo que procede de las inferencias del investigador.”

Constituye una técnica indispensable para obtener información.

A la hora de desarrollar las actividades utilizamos diferentes herramientas:

• Dibujo: por ser una técnica dinámica la cual posibilita que el niño pueda representar la realidad,

tomando elementos de su experiencia. Mediante la misma se posibilitan la creatividad y la

imaginación permitiéndole expresar lo que siente.

• Recreación y juegos: durante nuestra intervención conformamos un espacio de juego y recreación

para niños, entendiendo por esta última, acciones que generan un compromiso con la tarea y con

los integrantes del grupo. Que propician una participación activa entre los protagonistas,

ejercitando su autonomía. “… la recreación otorga un especial énfasis a la integración y

cooperación entre los distintos actores sociales de una comunidad” (Grupo ECO’S, 2000).

Opuesto a reforzar una actitud dependiente (de la comunidad) con los agentes externos, se busca

desde estas acciones, que los integrantes de la misma se transformen en agentes de los cambios

sociales esperados; buscando resaltar las potencialidades de ellos más que los factores que

obstaculizan.

Para poder generar estas acciones utilizamos al juego3 el cual posibilita la reflexión, la

curiosidad, el aprendizaje y la transformación de manera positiva, propiciando la

participación.

Durante los encuentros en el espacio de juego y recreación, realizamos juegos con diferentes fines:

• De presentación: con la finalidad de que se conozcan entre los participantes.

• De confianza: buscando fomentar actitudes de solidaridad.

• De cooperación: propiciar la colaboración entre los participantes.

• De distención: para estimular el movimiento en el grupo, liberar energía.

A través de estas actividades nos propusimos trabajar articuladamente con la comunidad y

los/los niños/as, para favorecer la integración de éstos con las distintas redes sociales, y que a su

vez, se puedan ir gestando procesos que posibiliten visualizar las potencialidades de los mismos.

Tras los diferentes acercamientos al barrio e insertándonos en la U.P.A.S. N° 26, acordamos

trabajar con el psicólogo y en coordinación con el equipo que forma parte de dicha institución,

posibilitando el intercambio de información y la coordinación de distintas actividades.

También asistimos a reuniones quincenales con el equipo de profesionales de la U.P.A.S. N°

26. Y a encuentros quincenales organizados por la Red del Este por el Agua.

El objetivo que nos propusimos en el proyecto de intervención fue la generación de un

espacio de juego y recreación para niños y niñas, donde se propicien modos vinculares solidarios y

cooperativos, basándonos en un abordaje grupal y recurriendo al juego como modo de expresión. Se

buscó una constante interacción entre las actividades realizadas en este espacio y la comunidad.

3ver conceptualización en marco teórico

Definimos como población para trabajar en nuestra práctica, a niños que asisten a la escuela

primaria, principalmente aquellos que son objeto de derivación individual psicológica por el

personal docente. Se comprenderán las edades de entre 9 a 11 años, por ser este el intervalo de

edades señalado con problemáticas similares y con mayores derivaciones.

Con los niños se trabajo mediante un encuentro semanal, realizado los días miércoles de tres

horas de duración desde el mes de mayo a noviembre, realizando un total de veintitrés encuentros.

También participamos de otros espacios con los niños, por ejemplo: los talleres de Radio

Comunitaria, en los festejos por el Día del niño, etc.

MARCO REFERENCIAL

3. MARCO REFERENCIAL

El campo de la psicología comunitaria se constituye a partir de la construcción del objeto

“procesos comunitarios” observado a través del encuentro/desencuentro con el otro, de la relación,

en este sentido cobra importancia preguntarse quién es ese otro, sus modos de vida, sus

condiciones… (Plaza, 2004)

Desde sus inicios, el campo de la psicología comunitaria se ha preocupado e interesado por

problemas de injusticia y desigualdad social comprometiéndose con un proyecto de sociedad más

justa. Por esta razón su accionar se ha dirigido hacia los sectores populares, empobrecidos, hacia

aquellos que viven en situación de pobreza, de vulnerabilidad, en condiciones adversas, aquellos

que han padecido una distribución desigual de bienes materiales y simbólicos, en donde han salido

ampliamente desfavorecidos.

La psicología comunitaria, enmarcada en el paradigma llamado “emergente”, postula la

existencia de un sujeto activo, productor de sentidos y con capacidad para transformar la realidad y

ser transformado con ella.

“Desde la psicología comunitaria, se plantea la necesidad de estudiar al individuo en su

contexto, entendido este no únicamente como el grupo o grupos relevantes a los cuales pertenece,

de carácter primario o secundario, sino además, como integrante de una determinada formación

económico-social cuyas instituciones y leyes lo afectan, cuyas condiciones de vida ejercen sobre él

su influencia, y que a su vez es retroalimentada por sus acciones especificas. Por esta razón la

comunidad debe ser entendida como un grupo de tamaño variable, dinámico por excelencia, en

constante transformación y evolución, preexistente al investigador, que posee un modo de vida,

intereses y necesidades, además de una historia…”(Montero, 1991)

Teniendo en cuenta que la psicología comunitaria tiene por objeto en construcción los

procesos comunitarios, nos parece importante desarrollar el concepto de comunidad.

Nos referimos a ella como un agrupamiento de personas que habitan un mismo lugar, se

relacionan entre sí, tienen una historia en común y comparten códigos y pautas de convivencia;

comparten un espacio social, cultural y geográfico determinado y tienen una serie de valores e

intereses en común.

La mayoría de las comunidades no son homogéneas, son un pequeño reflejo local de la

sociedad más grande o del país en el que viven. En toda comunidad existen factores de armonía e

intereses compartidos, pero también existen conflictos, ambos con efectos sobre el bienestar de las

personas que la conforman.

Sánchez Vidal (2007) sostiene que “la verdadera comunidad existe cuando personas

distintas pero interdependientes cooperan y mantienen relaciones de camaradería, amor o amistad

afirmando en este proceso la dignidad, el valor propio y el bienestar mutuo y “construyéndose”

como personas desde la reciprocidad.”

Tomamos como referente el concepto de comunidad aportado por Krause Jacob y

recuperado por Plaza, (2007) el cual es caracterizado por la inclusión de tres elementos:

- Pertenencia: aludiendo con este concepto a la dimensión subjetiva, la cual incluye tanto el

sentirse "parte de", como "identificado con". En este sentido se alude al hecho de que el/los

miembros de la comunidad sientan que comparten con el resto de los miembros ciertos valores,

problemas, ideas o metas de la comunidad en su conjunto.

- Interrelación: que se refiere a procesos comunicativos, que no se reducen a contactos cara a cara,

la mutua dependencia y la influencia, entendida esta última como coordinación de significados.

- Cultura común: con esta se quiere significar, la existencia de significados compartidos.

Sánchez Vidal (1991), propone cinco elementos básicos y complementarios para caracterizar

el concepto de comunidad:

1- Localización geográfica.

2- Estabilidad temporal.

3- Instalaciones, servicios y recursos materiales.

4- Estructura y sistemas sociales.

5- Componente psicológico.

Las comunidades tienen una historia en común, comparten características e intereses y son

percibidas y se perciben a sí mismas como distintas de la sociedad. La comunidad se presenta ante

los sujetos como un espacio de socialización donde se construyen, reconstruyen y se transmiten

significados sociales. Las personas que viven en un mismo espacio comunitario van relacionándose

con otras, y son estas relaciones las que dan origen a las redes comunitarias, en las cuales se

manifiestan las necesidades, conflictos y afectos por parte de los miembros de la comunidad.

Muchas veces estas redes sirven para satisfacer colectivamente, mediante acciones y tareas en

común, problemas que afectan a toda la comunidad, promoviendo procesos de organización

comunitaria.

Se pueden distinguir cuatro tipos de comunidad:

- De “sangre”, basada en el parentesco y la afectividad: familia, tribu, clan.

- De “lugar”, basada en el territorio y la vecindad resultante: pueblo, barrio…

- De “espíritu”, que hoy llamaríamos cultural: la nación, los amigos.

- Basada en la marginación: pandillas, bandas.

Los primeros tres tipos, identificados por Tönnies y recuperado por Sánchez Vidal (2007),

corresponden a las tres dimensiones básicas de la comunidad y el cuarto se ha añadido como

realidad de la vida moderna, que suele generar potentes lazos comunitarios.

Con estas conceptualizaciones de comunidad nos alejamos de entenderla como asociada solo

a lo territorial, incluyendo de este modo el mundo simbólico y la dimensión psicosocial.

A partir de estas consideraciones es posible plantearnos los aportes de la psicología en estos

procesos comunitarios, es decir, la intervención comunitaria.

En este sentido, Maritza Montero (2004), diferencia entre procesos que tienden a mantener

un cierto estado de las cosas, como la habituación, la naturalización y la familiarización de aquellos

procesos como la desnaturalización, la desideologización, la problematización y la concientización,

que son aquellos que buscan romper con la tendencia entorpecedora de las transformaciones

comunitarias -de las condiciones de vida- .“Este tipo de procesos transformadores configura el

núcleo central en el trabajo psicológico comunitario, haciendo referencia a la importancia de

considerar la afectividad en estos procesos” (Montero, 2004)

Hablar de procesos comunitarios, implica una forma específica de intervención, que es la

intervención comunitaria.

Desde el punto de vista de la psicología comunitaria la intervención social comunitaria hace

referencia a procesos intencionales de cambio, mediante mecanismos participativos tendientes al

desarrollo de recursos de la población, al desarrollo de organizaciones comunitarias autónomas, a la

modificación de las representaciones de su rol en la sociedad y sobre el valor de sus propias

acciones para ser activo en la modificación de las condiciones que las marginan y excluyen

(Chinkes, Lapalma, Niscemboin, 1995).

Se desarrollan en un escenario social que el psicólogo comunitario debe construir para la

comprensión de las "multifacéticas condiciones en las cuales se expresan las conductas en diversas

condiciones ambientales" y que permita la contextualización de las intervenciones que son parte de

"un contexto social multi-determinado, multi-estructurado y de múltiples niveles" (Werstergaard,

recuperado por Lapalma, 2001).

Toda intervención comunitaria que se considere como tal y que adopte como fin obtener

cambios beneficiosos, requiere necesariamente de una evaluación previa de las personas y del

medio ambiente en el cual están inmersas. La idea es visualizar la necesidad y llevar luego a cabo

programas de intervención capaces de demostrar que las personas pueden mejorar sus habilidades

para hacer frente a diferentes situaciones o condiciones sociales que se van desarrollando. La

estrategia a utilizar depende del ámbito en el que nos desenvolvemos, con lo cual queremos decir

que no existe una forma explícita o receta de cómo llevarla a cabo y que abarque todos y cada uno

de los campos laborales, así como las diferentes culturas y comunidades.

Para que la planificación de una estrategia de intervención comunitaria responda a las

necesidades reales de la comunidad es indispensable analizar (preferentemente junto con las

diversas partes implicadas), los problemas que se plantean, los objetivos formulados y la posible

elección de una estrategia.

Un punto interesante en la planificación desde la comunidad es lograr precozmente la

formación de redes sociales. Se trata de recursos comunitarios valiosos que deben ser cultivados y

fortalecidos en forma continua. Para lograr este objetivo es importante que el agente de cambio

aúne esfuerzos para insertarse y formar parte de estas redes, logrando de esta manera estimular a sus

integrantes y hacer que se consideren miembros activos del proceso de investigación, educación o

gestión. De esta confianza mutua surgirán nuevos conceptos y metodologías científicas que estarán

basadas en las preocupaciones diarias y concretas de la comunidad, permitiendo obtener un mayor

impacto en los resultados.

Tras estas consideraciones más generales, pasamos a considerar algunas características

contextuales de la comunidad con la que trabajaremos.

Dado que es una característica de la comunidad encontrarse en situación de pobreza, nos

parece importante destacar que entendemos a la pobreza como una situación que está atravesada por

una multiplicidad de elementos, y no como factor estático y permanente. Esta consideración es la

que permite introducir la posibilidad de cambio de la misma, y a su vez nos permite visualizar otros

aspectos de la comunidad como los recursos que esta tiene en cuanto a estrategias de supervivencia,

modos de organizarse, que hacen a la historia de la comunidad y que constituyen antecedentes para

pensar desde allí la transformación.

Lo Vuolo (recuperado por Rinaudo, 2003), sostiene que una persona no “es” pobre, sino

que vive en situación de pobreza. Produciéndose así un quiebre en esta concepción prejuiciada

de la pobreza como equivalente a carencia/ privación/ déficit y posibilitando una lectura más

compleja que permita la visibilización de las potencialidades y recursos de estos sujetos.

Robert Castel (1991) plantea que la indigencia económica está en la base de la mayoría de

las situaciones de marginalidad profunda. Aun así resulta difícil definir los umbrales de pobreza que

pueden servir como criterios para decidir cuáles son los individuos que necesitan ser socorridos.

La dimensión económica pura no alcanza a dar la información suficiente como para decidir

quién es “pobre”. El autor reconoce diferentes modos de abordar problemas de la pobreza y de la

marginalidad: una gestión economicista y otra técnico-clínica. Defiende una aproximación

transversal a esas poblaciones preguntándose qué tienen en común que no es solamente un nivel de

ingreso bajo ni tal o cual deficiencia personal o especifica. Propone ubicar las situaciones

marginales al final de un doble proceso:

- de desenganche en relación al trabajo.

- y en relación a la inserción relacional.

Esquematiza tres valores que son:

3- Trabajo estable-trabajo precario

4- No trabajo e inserción relacional fuerte

5- Fragilidad relacional y aislamiento social.

Acopla estos valores de dos en dos y obtiene tres zonas, a saber:

1- Zona de integración: trabajo estable y fuerte inscripción relacional.

2- Zona de vulnerabilidad: trabajo precario y fragilidad de los soportes relacionales.

3- Zona de marginalidad o zona de desafiliación, para marcar el doble desenganche, ausencia de

trabajo y aislamiento relacional.

El esquema de Castel provee un aporte que puede llevar a aclarar el problema de la

marginalidad en nuestros días: el factor pobreza no es exclusivamente determinante, se observan

tres situaciones, cualitativamente diferentes, aunque todas caracterizadas por la pobreza: la pobreza

integrada, que es una pobreza trabajadora; la indigencia integrada, que obtiene ayuda sobre la base

de su inserción comunitaria; la indigencia desafilada, que no encuentra lugar en el orden laboral, ni

por su inserción en las redes comunitarias.

Las zonas que Castel distingue no son estáticas, deben leerse de manera dinámica. La zona

de vulnerabilidad ocupa una posición estratégica, siendo un espacio social de inestabilidad, de

turbulencia, poblado de individuos precarios en cuanto a su relación con el trabajo y frágiles en su

inserción relacional.

Las condiciones de vida de las familias en Chacras la Merced, están condicionadas por el

desempleo, precarización del trabajo, por ser en su mayoría a destajo, y con escasos ingresos;

viviendas precarias, hacinamiento, familias numerosas y mujeres jefas de hogar.

Otra característica de la zona, es el marcado aislamiento en que viven, lo cual se materializa

en dificultades respecto al acceso y al tipo de calidad de ciertos derechos como salud, educación.

Estas condiciones de existencia atraviesan a los sujetos con los que trabajamos en nuestra

práctica, que son los niños de Chacras de La Merced.

• Sujetos e infancias

Concebimos al sujeto siguiendo a Pichón Riviere (1985), como determinado social e

históricamente. Como emergente en una trama compleja, en la que se entretejen vínculos y

relaciones sociales. Es un sujeto situado, que está contextualizado, no es una abstracción. Es un

sujeto histórico.

La determinación histórica y social de este sujeto se relaciona con concebirlo como un ser de

necesidades, donde “a partir de esas necesidades y en función de ellas, establecen entre sí

relaciones” (Pichón Riviere, 1985) para satisfacerlas, lo que transforma a su vez al sujeto, haciendo

que este no solo sea emergente sino también actor, protagonista, de la realidad. Es decir, a partir de

la necesidad se produce una acción transformadora que modifica al contexto pero también al

protagonista de la acción; entendiéndolos como sujetos de enunciación de sus propias necesidades y

constructores de sus propios proyectos de acción, como actores sociales activos y protagonistas de

su realidad.

El sujeto es un sistema incompleto que es moldeado por las relaciones sociales. Está inmerso

en tramas vinculares, no es un elemento aislado.

En este sentido, coincidimos con el aporte de Ricardo Carbonio (2008). “Consideramos al

niño como sujeto psíquico, es decir como sujeto humano que atraviesa esta etapa del desarrollo vital

en el que el cuidado y la protección de parte del mundo adulto son un deber; deber que se

corresponde con un derecho, derecho del niño a recibir los cuidados y la atención necesaria para su

desarrollo sano y la constitución de una identidad humana y de un sujeto social”.

Resulta pertinente, caracterizar el lugar que cobra la infancia, en el actual escenario socio

económico. Entendemos a esta como una construcción social, de un momento sociohistórico. No se

puede hablar, de "la infancia" sino que “cabe reconocer diferentes infancias según las situaciones

sociales, económicas, geográficas, culturales, familiares, etc. que configuran diferentes modos de

ser niño/ niña”. (Braslavsky. 1986; Carli, 1999) 4

Estudios realizados sobre infancia, que devienen del campo de la antropología, han aportado

a esta idea de infancia como construcción social. Estos trabajos han mostrado de manera muy

convincente la gran variación cultural existente respecto a lo que se considera que son los niños y

las niñas, a los modos de crianza, a lo que los adultos esperan de ellos/as, al lugar social que

ocupan, a los modos de relación entre pares y con los adultos/as, etc. Estos aportes han operado

como un argumento muy fructífero en oposición a las nociones que consideran a la infancia como

un hecho fundamentalmente natural y biológico y han enriquecido una mirada crítica sobre el

concepto occidental de la infancia, surgida de la propia comparación. Estudios posteriores en

ciencias sociales y humanas han continuado trabajando en este sentido, mostrando la relatividad

histórica y contextual de la infancia, dando lugar así a la introducción de la noción de infancias”

(Milstein, 2008)

Es decir, dejar de pensar a la infancia, tal como lo plantéa Colángelo, (s/f) como un hecho

biológico, invariable y neutro para recuperar toda la riqueza de sus determinaciones socio-

4 Recuperado en: “Barómetro de la DEUDA SOCIAL DE LA INFANCIA”, 2009

históricas. De este modo, tal vez, comencemos a hablar de “infancias”, plurales, múltiples, en el

contexto de nuestra sociedad compleja.

Adultocentrismo y etnocentrismo en la conceptualización de infancia/s

Al preguntarnos desde qué lugar se conceptualiza a las infancias observamos que en los

decires de los distintos actores se dan generalmente concepciones en relación con los adultos, y que

éstas se encuentran teñidas de posturas adultocéntricas y etnocéntricas.

Desde posturas adultocéntricas “Se caracteriza a los niños desde una predefinición de la

vida social de los adultos.” (Milstein, 2008). El adulto es concebido como centro de la sociedad a

partir de poseer características como la madurez, la experiencia, la capacidad de producir una

opinión respetable, la capacidad de ordenar la sociedad, etc; y desde este lugar al niño se lo concibe

como la negación del adulto asociándole características como la inmadurez, inexperiencia,

incapacidad de producción, sin conocimiento suficiente, etc.

Siguiendo a Paulin (2004) se ven relaciones intergeneracionales desde una estructura bipolar

donde a los niños se les atribuyen rasgos negativos, carentes, instintivos, en oposición a la reflexión

y racionalidad del adulto.

En algunas significaciones dadas a los niños por parte de los adultos, principalmente en los

decires docentes encontramos posicionamientos etnocéntricos. El etnocentrismo caracteriza a los

sectores socialmente desiguales a partir de sus condiciones materiales de vida. Desconoce la

diversidad sociocultural, e interpreta “lo diferente” como carencias. “La escuela fomenta y se

perpetúa en los valores de la clase media” (Kaplan,C. 2000), y como los maestros pertenecen a ella,

no pueden comprender las diferencias que resultan de la diversidad.

Duscchatzky (s/f) caracteriza cómo en algunos docentes que trabajan en escuelas de

comunidades en situación de pobreza, se conceptualiza a los niños desde el Etnocentrismo de clase.

Postula que a partir de éste “se caracterizaba a los sectores socialmente desiguales sólo a partir de

sus condiciones materiales de vida. (…) La “diferencia”, en este caso, es pensada como una

carencia, por lo tanto las prácticas de estos sectores pasan a describirse en relación jerárquica a

nuestro mundo de valores. La distancia construida entre “ellos y nosotros” opera como clave para

diferenciar entre alta y baja cultura, entre los significados, las prácticas y los placeres característicos

de formaciones sociales poderosas y no poderosas y funciona por último como marca que distingue

a aquellos que pueden separar su cultura de las condicione sociales y económicas de cada día y

aquellos que no pueden hacerlo.”

Estas conceptualizaciones llevan a los docentes a teorizar sobre los procesos de aprendizaje,

de los niños, generando teorizaciones teñidas por etnocentrismo. Es el caso de la “Teoría del

déficit” que plantéa la autora anterior. Por el medio del cual “al querer dar cuenta de los malos

resultados en el aprendizaje de los niños de sectores populares, se procedía a identificar las

desventajas que sufrían. El punto de vista que prevaleció fue que los chicos presentaban un déficit

cultural, dada la pobreza del medio ambiente en qué vivían.” (Duscchatzky, s/f). Esto implica un

desconocimiento por parte del docente de las lógicas particulares desde donde construyen

significados los niños.

A partir de estas concepciones adulto y etnocéntricas que interjuegan en las miradas sobre

los niños, podemos destacar “la idea de la niñez como una categoría socialmente construida, que

expresa los intereses de un determinado momento histórico y, como tal, guía políticas sociales y

las prácticas concretas de los actores sociales.” (Colángelo, s/f), en este sentido nos interesa

conceptualizar la situación de la infancia hoy.

Infancia/s y pobreza

En Argentina durante las últimas décadas,” se destaca la dominancia de factores de

contexto, tales como la situación económica, el marco político-institucional y las condiciones

sociales de origen (en término de capital educativo, patrimonial y de recursos de ingresos

familiares), que constituyen un conjunto de factores cuyo desempeño parece haber distribuido de

manera desigual oportunidades, trayectorias y transiciones de vida sobre las nuevas generaciones

poniendo en escena la existencia de crecientes desigualdades en la vivencia de la niñez”

(Barómetro de la deuda social de la infancia, 2009).

Estas desigualdades han generado lo que Sandra Carli, (2006) denomina como tendencias

progresivas y regresivas en relación a la infancia, en los últimos 30 años; ya que si bien se

produjeron avances en el reconocimiento de los derechos de los niños y la ampliación de campos

de saberes sobre la infancia, esto no derivo en un mejoramiento de las condiciones de vida de los

niños, y en ese sentido estos perdieron condiciones de igualdad para el ejercicio de sus derechos.

Es decir, en el marco de la expansión de las políticas neoliberales, “La infancia como

experiencia generacional se tornó imposible de ser vivida según los parámetros de acceso,

integración social que había en décadas anteriores.” (Carli, 2006).

Esta misma autora al referirse específicamente al caso argentino, plantea que en este

contexto signado por el desempleo, la movilidad descendente y el aumento de la pobreza, se

produjo una brecha mayor entre generaciones contemporáneas en cuanto a condiciones de vida y

un notorio aumento de la desigualdad social dentro de la misma generación infantil. Esta

situación se da en los niños de Chacras de la Merced.

A los niños en situación de pobreza generalmente se los define desde una concepción

simplista, como un niño con privaciones y carencias, posicionándolos a éstos desde sus

limitaciones, como portadores de patologías, con déficit en sus procesos de socialización. Se los

definen como “como victimas pasivas, mendigos, marginales, infractores, asociales, violentos,

agresivos, oprimidos, hambrientos, miserables…” (Cuassianovich, recuperado por Rinaudo, G.

2003).

El niño, conceptualizado desde esta manera es considerado como “objeto” de

intervención, llegándose a omitir su condición de sujeto de derecho, con autonomía y capacidad

de enunciar sus necesidades y las de su comunidad; calificándolo como “incapaz”. Se tiene

así, una mirada rígida que le confiere a los niños de sectores populares, conductas

estereotipadas. Se los clasifica de antemano sin conocer su particularidad o situación. Se

considera a estos niños que viven en situación de pobreza como peligrosos en comparación a

otros niños, estigmatizándolos, en muchos casos, como “pre delincuentes”.

Por todo esto se torna necesario deconstruir estas narrativas de la pobreza y proveer

alternativas que permitan leer su complejidad. Atendiendo a ésta, es que consideramos al niño

como sujeto de derecho, como un protagonista, con voz y con la capacidad de elegir; como

sujetos con un proyecto de vida y capaces de enunciar sus intereses y sus objetivos, como así

también de transformar su realidad.

Al momento de intervenir nos encontramos con distintas miradas que significaban a los

niños de manera diferente a nuestra concepción. Estas miradas, estaban estructuradas a partir de

las significaciones otorgadas por los distintos actores sociales:

• Significaciones que estructuran miradas.

Consideramos a las significaciones como los sentidos producidos sociohistóricamente y en

forma colectiva por un grupo, comunidad; son un producto social, resultante de la interacción entre

las personas y además, de los procesos interpretativos de quienes formen parte de un grupo social

determinado. (Venegas, 1996).

Estas significaciones se construyen a partir de la interacción entre los sujetos y sirven a la

misma. Implicando que la relación entre los sujetos está atravesada por las interpretaciones que se

construyen sobre las acciones de los mismos y no se da de una manera mecánica.(Venegas, 1996)

Estas significaciones, al incidir en la interacción de los individuos lo hacen también en su

subjetividad. Es decir, “son aquello por medio de lo cual y a partir de lo cual los individuos son

formados como individuos sociales con capacidad para participar en el hacer y en el representar –

decir social, que pueden representar, activar y pensar de manera compartible y coherente con su

mundo, incluso en el conflicto.” (Fernández, 2007)

Las definiciones simbólicas de los agentes socializadores acerca de los niños generan, que

las creencias y expectativas sobre éstos, influyen en la práctica que realizan con los mismos. En

muchos casos, sobre todo en niños que se encuentran en situación de pobreza, estas definiciones

se convierten en marcas estigmatizantes que enfatizan una visión del niño desde sus limitaciones

más que desde sus potencialidades, produciendo o reproduciendo mecanismos de exclusión o

autoexclusión que se naturalizan desde temprana edad.

• Actores sociales y procesos de socialización.

Con el término "actores sociales" estamos haciendo referencia a "los individuos, grupos,

instituciones con intereses comunes y organizaciones que lo expresen y defiendan; y con capacidad

para transformar situaciones de la sociedad" 5 que están “definidos por las relaciones sociales en las

cuales están comprometidos”. El hablar de actores nos remite a la posibilidad de acción y de

transformación que tienen desde el lugar social que ocupan.

Los actores sociales cuyas miradas recuperaremos en el análisis (Escuela y Familia) son los

principales agentes socializadores.

Siguiendo los aportes de Tomasini (2002), consideramos a la socialización como un proceso

mediante el cual los individuos se incorporan a un orden social y simbólico, adquiriendo el dominio

de su mundo circundante a través de las relaciones intersubjetivas; a la vez que van construyendo

conocimientos sobre la realidad.

“(…) la incorporación a los grupos sociales supone que el individuo internalice los

significados de las acciones de los otros y comience a comprender las relaciones sociales y su

posición en ella; es decir que internalice los procesos de definición simbólica que dicen lo que él o

ella es. De este modo el proceso de socialización es constituyente de la subjetividad.” (Tomasini,

2002).

Dentro de este proceso se distingue la socialización primaria, que es la primera por la que el

individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad y la

socialización secundaria que es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a

nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad”. ( Berger y Luckmann, 1968).

Desde esta idea de socialización, la subjetividad se construye a partir de los distintas

relaciones intersubjetivas. Por esto, es importante analizar el ámbito en el que se dan estas

5Cuadernillo Ingreso Trabajo social, 2003

relaciones, y a partir de allí entender las incidencias en el sujeto, de las mismas. Creemos que esto

es importante en ámbitos como Chacras de la Merced, donde, “(…) la creciente pauperización de

los escenarios cotidianos donde crece gran parte de la población infantil es la condición que marca

su socialización, no sólo porque dificulta la satisfacción de las necesidades de autoconservación

sino también por el deterioro que puede producir en el desarrollo de sus capacidades (socio-

cognitiva-afectiva); igualmente en la situación de pobreza, las prácticas socializadoras pueden

producir o reproducir mecanismos de exclusión o autoexclusión que se naturalizan desde temprana

edad.” (Tomasini, 2002)

Según Tomasini (2002), los participantes en las interacciones socializadoras tienen

capacidad de resignificar, resistir, rechazar o innovar. Es decir, que cuando hablamos de

socialización hacemos referencia a esas acciones que los actores sociales despliegan en el campo

grupal y que implican estrategias no solo de transmisión sino de construcción.

“En términos de la socialización escolar se la ha pensado más bien como un proceso

unilateral de inducción social y el énfasis recae en los valores y las normas que las nuevas

generaciones deben incorporar para integrarse en el sistema social. La historiadora Sandra Carli

señala que “el mandato de transmitir la cultura era tan fuerte que invisibilizada los conflictos y la

crisis de esa cultura; no era posible pensar su negación: que no siempre se transmite o que a veces

se transmite y el sujeto no se apropia de esa transmisión.” (Duarte, 2006)

Dubet y Martuccelli (1998), señalan que en la base de este pensamiento radica una

concepción funcionalista de la concepción entre los individuos y las normas. Estas últimas traducen

el conjunto de valores sociales “moralmente correctos” de una sociedad, que deben generarse en el

comportamiento de los alumnos puesto que hay una concepción antropológica pesimista acerca del

niño y del adolescente: “son egoístas”, “naturales”, e “incompletos” a los cuales es necesario

imprimir una educación moral de la cual la disciplina es la herramienta privilegiada. A su vez, esta

representación de la relación escuela, orden sociocultural y socialización se ha basado en la

resolución de una paradoja: la formación de actores sociales integrados y a la vez sujetos

autónomos y críticos.

Se designa agentes de socialización a los grupos o contextos sociales donde se producen

procesos de socialización. En este trabajo haremos referencia a dos de ellos: Famila y Escuela

• Los agentes socializadores: Familia y Escuela

Cuando hablamos del niño no lo tomamos como una entidad aislada, sino que lo pensamos

en contexto, destacando los roles que familia y escuela juegan como agentes socializadores y

productores de subjetividades.

Familia

“La familia que puede ser considerada, un espacio central en el desarrollo de la vida del niño, es

una construcción social e histórica cuyas características se van modificando y en cuyos cambios

participan una multiplicidad de variables”. Hay por esto multiplicidad de configuraciones

familiares, que dan cuenta de la “heterogeneidad de formas y arreglos familiares existentes” 6.

El modelo familiar es la principal forma de organización de los seres humanos y el ámbito de

pertenencia más cercano del niño. Es un modelo cultural en pequeño. A partir de ese modelo cada

familia elabora su propia variante, en general, a través de mitos, tradiciones y valores. Allí se

incorpora el qué, los contenidos de la cultura, y el cómo, los modos de hacer, de proceder, de

aprender.

Para el antropólogo francés Claude Levi Strauss (1975), la familia nace con el matrimonio y

consta de esposo, esposa e hijos nacidos de su unión. Sus miembros, que se mantienen unidos por

lazos legales, económicos y religiosos, respetan una red de prohibiciones y privilegios sexuales y se

encuentran vinculados por sentimientos psicológicos como el amor, el afecto y el respeto. Algunos

aspectos de esa definición han quedado desactualizados a partir de los cambios socioculturales

acontecidos en las últimas décadas.

Jelin (2000) expone que el concepto clásico de familia parte de un sustrato biológico ligado a la

sexualidad y a la procreación. Como institución social regula, confiere significado social y cultural

a estas dos necesidades. La naturalización de esta “imagen” de familia hizo que se ocultaran dos

fenómenos significativos:

- Siempre hubo otras formas de organización de los vínculos familiares y de otras formas de

convivencia.

- La familia nuclear está lejos de ser un modelo de ideal democrático: es una familia patriarcal,

donde el “jefe de familia” concentra el poder y tanto los hijos como la esposa desempeñan papeles

acordes a las decisiones de él.

El modelo de familia idealizado, “la familia nuclear” caracterizada por la convivencia de un

matrimonio monogámico y sus hijos, donde sexualidad, procreación y convivencia coinciden en el

espacio privado del ámbito doméstico, se encuentra actualmente en crisis.

Asistimos a una creciente multiplicidad de formas de familia y de organización de la

convivencia. En la actualidad, la familia como tal ha cambiado. Hoy lejos de la idea de “familia

tipo”, se encuentran formas diversas de configuraciones familiares: familias uniparentales, familias

6 Extraído del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, 2009

ensambladas, familias reorganizadas, hijos que no conviven con sus padres, convivencia de

miembros que no poseen lazos consanguíneos, “parientes sin nombre”.

Por otro lado, los roles dentro de la estructura familiar también han cambiado. La mujer accede

a roles que no hubieran podido ocupar sus madres, sobretodo en lo que respecta a roles sociales y en

el mundo del trabajo. El rol del hombre, a su vez, también ha cambiado. La autoridad, el poder

económico y la toma de decisiones, ya no son aspectos exclusivos del hombre de la familia.

Como explicaciones de estas transformaciones de la vida familiar, se sostienen, entre otros, la

incorporación de la mujer al mercado laboral, su igualación en muchos planos con el hombre, el

divorcio, la variabilidad en las relaciones de pareja, las familias ensambladas.

Parece haber perdido vigencia la autoridad de los padres, parecen haber abdicado algunas

funciones específicas respecto a los niños, haciéndose patente este cambio en la autoridad parental

en los modelos de conducta y aprendizaje. Estos padres que han perdido su autoridad o no la

ejercen, delegan cada vez más sobre la escuela y otras instituciones, funciones primarias.

Dentro del ámbito familiar se desarrolla el proceso de socialización primaria. Este comienza y

atraviesa toda la niñez, efectuándose en circunstancias de enorme carga emocional. Es dentro de la

familia que el niño encuentra a “otros significantes”, los cuales mediatizan el mundo para él,

seleccionando aspectos según la situación que ocupan dentro de la estructura social. Durante la

misma, el individuo internaliza e incorpora los roles que éstos “otros significantes” le asignan.

La familia, refleja el universo sociocultural de la sociedad a la cual pertenece, recibiendo

inevitablemente su influencia al mismo tiempo que influye en él.

La familia socializa a sus miembros creando en ellos un sentimiento de pertenencia, donde el

niño adquiere y asimila valores, actitudes y patrones de comportamiento. Es durante la infancia que

el sujeto comienza su integración social.

Como plantea Rinaudo, G. (2003) desde las ciencias sociales se han generado discusiones

relativas a cómo se presenta la familia en los sectores populares. La misma no se presenta de modo

homogéneo y es desde allí que se plantean dos grandes líneas de reflexión acerca de su realidad.

Por un lado se afirma que la familia popular se caracteriza por una estructura autoritaria, con la

ideología imperante del castigo físico, la violencia, la asimetría de las relaciones, pobreza de las

relaciones afectivas, roles sexuales marcados jerárquicamente, ausencia de un hábitat estable,

ausencia de privacidad y deterioro progresivo de la calidad de vida.

Por otro lado, se buscan evidenciar las potencialidades y elementos positivos, tales como la

participación colectiva de sus miembros en las estrategias de sobrevivencia, modelos de

cooperación y reciprocidad intra e inter-familiares, su potencial de creación y recreación cultural;

fuente de seguridad e identidad contra la agresión cultural y la discriminación.

Escuela

En nuestra sociedad, la escuela busca responder a ciertas necesidades sociales, para lo cual

ejerce ciertas funciones. Entre las que podemos mencionar:

Función cívica: al buscar formar ciudadanos, que posean las mismas posibilidades de

desarrollo económico, social e intelectual; garantizando de este modo democracia, igualdad,

ascenso social.

Función económica: como vía de acceso al mundo del trabajo y la producción.

Función científica: permitiendo la producción de nuevos saberes, socialmente adecuados,

que permitan el progreso social.

Puede decirse que la educación tiene como objetivos:

Facilitar el acceso a la experiencia histórico- cultural y a la adquisición de conocimientos.

la socialización y la promoción del desarrollo personal.

Estos objetivos se ven facilitados por ser la edad escolar una etapa fundamental para el

desarrollo de los niños, donde se incorporan múltiples habilidades cognitivas para procesar

información y se afianza su socialización.

Frente a la responsabilidad que implica esta misión, el Estado asume el control y definición de

la educación escolarizada y establece los contenidos y materias que los ciudadanos han de aprender

en la escuela.

“La escuela busca formar, brindando conocimiento, y socializar a los alumnos, favoreciendo así

el desarrollo social del alumnado. Al igual que la educación en el hogar, esto depende no sólo del

contenido explícito que se brinda, sino del meta-mensaje (…) los alumnos aprenden tanto el

contenido curricular, como el modo de interactuar de los adultos entre sí y con el alumnado”

(Rozenblum, 2001)

La escuela en nuestra sociedad constituye un espacio privilegiado de socialización y de

inclusión social. Para los sectores sociales desfavorecidos se transforma en una vía de inclusión en

el mundo de la cultura y de la participación social como ciudadanos. No obstante la institución

educativa desde su momento fundacional se ha constituido con una clara vocación

homogeneizadora combatiendo los particularismos y reduciendo las diferencias socioculturales.

Esto hace que para los grupos sociales desfavorecidos muchas veces la acción escolar se transforme

en una práctica de violentación social que opera de manera explícita e implícita. Y esto es así,

principalmente porque no tiene en cuenta la diversidad sociocultural es decir, todo aquel que no se

ajuste a la norma es excluido, o en su defecto estigmatizado.

Estas condiciones constituyen una amenaza a la permanencia de los niños en la institución

escolar. Los niños con los que trabajaremos se hayan en una encrucijada en cuanto, son señalados

por la institución escolar como “chicos –problemas”, corriendo riesgo, de esta manera, su

permanencia en el ámbito escolar, que constituye a la vez un ámbito de contención, y una

posibilidad de adquirir herramientas para desenvolverse en el futuro próximo. Por otra parte, es

importante tener presentes las marcas a nivel subjetivo que deja una situación de exclusión,

acrecentando la marginalidad de la que son objeto a nivel social.

En este sentido tenemos como referencia la situación en la que se encuentran los jóvenes de

la zona, que en su gran mayoría no han finalizado los estudios primarios y que se encuentran

desempleados o solo son contratados para “changas” y trabajos a destajo.

Desde los primeros acercamientos, observamos que los “problemas de conductas” de los

niños (relacionados con los modos de vincularse entre pares dentro del espacio institucional)

manifestados por los directivos de la institución escolar, están en muchos sentidos vinculados con la

misma lógica institucional, y por situaciones de violentación social de la que son objeto.

La escuela como estructura educativa, es un dispositivo administrativo de los tiempos

modernos y su objetivo principal según Pedraz, y recuperado por Castañeda Clavijo (s/f) “es

inculcar el régimen de verdades hegemónicas, donde los aprendizajes son sólo una función

secundaria, contingente e incluso arbitraria”. Una de las tareas fundamentales que se asignan a la

escuela es la educación del cuerpo, básicamente el disciplinamiento, al control y a la vigilancia

del cuerpo, donde el sujeto es calificado como un ente orgánico, desligado de su entorno y de su

cultura.

El cuerpo en la escuela es considerado como un objeto al que hay qué domar y hacerlo

dócil. “Es dócil un cuerpo que puede ser sometido, que puede ser utilizado, que puede ser

transformado y perfeccionado…” (Foucault, citado por Castañeda Clavijo, s/f)

Así, determinadas instituciones y en particular la escuela, generaron una serie de

dispositivos de control, teniendo como fin dominar el cuerpo generando modelos hegemónicos,

para lograr el control, provocando con todo esto la pérdida progresiva de la identidad del ser

humano y de su propia imagen corporal.

Es importante considerar el lugar que tuvo la escuela en la delimitación de la infancia, tanto

por la difusión de un discurso psicológico que estableció de manera taxativa qué debía esperarse de

los niños, como por la expansión de una idea de minoridad -incompletud - inmadurez que colocó a

la infancia en un lugar subordinado, cuya voz y perspectivas no debían tenerse en cuenta. Esto se

vio reflejado con la producción de una infancia "correcta" y "aceptable" en términos morales y

políticos; donde los esfuerzos estaban orientados a construir "un buen niño": patriota, ejemplo

ciudadano, moralmente medido y con pautas de higiene y con roles sociales claramente delimitados.

(Dussel; Southwell; 2006)

Consideramos importante retomar los aportes de Duarte (2006), la cual considera que es

necesario reconocer la construcción social de los sujetos en la escuela; en tanto trayectoria y

experiencia social, entendiendo cada escuela como “el ámbito que concretiza, a nivel singular, una

norma o modelo de tipo universal: el vigente en nuestra cultura”

Develar las conceptualizaciones que subyacen a las prácticas educativas implica reconocer

que detrás de lo que se considera éxito/fracaso escolar, de lo que se señala, y también de lo que se

oculta como problemático en una institución educativa, hay sujetos reales y sujetos ideales.

• Espacio de juego: conceptos de vínculo, grupo y juego.

Nuestro trabajo se centró en la conformación de un espacio de juego a través de un abordaje

grupal, donde se propiciaron vínculos solidarios y cooperativos.

En este sentido es importante explicitar las razones de este tipo de abordaje, el grupal;

tomando el juego como principal herramienta para los objetivos propuestos, relacionados con

fortalecer vínculos cooperativos entre pares.

Aquí es fundamental el concepto de vínculo entendiéndolo, como esa estructura compleja

multidimensional que alberga sistemas de pensamientos, afectos y modelos de acción, maneras de

pensar, sentir y hacer con el otro que constituyen las primeras apoyaturas del sujeto y las primeras

estructuras identificatorias que darán comienzo a la realidad psíquica del infante. No solo la trama

vincular que lo alberga es condición de supervivencia de este ser que nace prematuro, incapaz de

sobrevivir sin la asistencia del otro social sino que la trama vincular es apoyatura ineludible para la

confirmación de nuestra identidad. Sin la presencia del otro se devela la fragilidad sobre la que está

constituido el reconocimiento de la mismidad y la identidad del sujeto.

Retomando a Berger y Luckman (1994) “el individuo llega a ser lo que los otros

significantes lo consideran. Este no es un proceso mecánico y unilateral: entraña una dialéctica

entre la auto-identificación y la identificación que hacen los otros, entre la identidad objetivamente

atribuida y la que es subjetivamente asumida”.

Desde Pichón Riviere (1975), el vínculo, es entendido como un interjuego entre el sujeto y

los objetos internos y externos, con una predominante interacción dialéctica, la cual se expresa a

través de determinadas conductas. Así, se complejiza lo que Freud denominó relación de objeto,

que “se trataría de una relación lineal del sujeto que se dirige al objeto sin tener una vuelta desde

este lugar como si el objeto permaneciera trascendente al hecho. En los vínculos, en cambio entre

sujeto y objeto se establece un diálogo de símbolos y repuestas, una modificación permanente del

uno y del otro” (Pichón Riviere, 1975).

Se puede afirmar que, desde las necesidades de los sujetos y a partir de su mutua

representación interna se constituye el vínculo como relación interpersonal elemental y el grupo

como la trama vincular.

El grupo es instituyente del sujeto, a la vez que dialécticamente éste es, desde su praxis,

desde su hacer totalizante, instituyente del grupo. Entendemos al grupo como un conjunto

restringido de personas que, ligadas por constantes espacio-temporales, donde además, articulado en

su mutua representación interna, se propone en forma implícita y explícita una tarea que conforma

su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles.

El objetivo-tarea-finalidad se perfila entonces como un principio organizador de esa estructura

interaccional que es el grupo.

“El grupo desarrolla en relación al sujeto que lo integra, una función esencial de sostén y

continencia o función yoica. El psiquismo se constituye en la institución del vínculo, del

grupo.”(Quiroga, 1986).

Por esto, los grupos son más que la suma de sus partes; se suma un plus grupal, propio de

cada grupo, dado a que un mismo acontecimiento puede generar múltiples sentidos que anclan en

cada sujeto y en la historia misma del grupo.

Como plantea A. Fernández (1989), los grupos constituyen un campo de problemáticas,

donde se producen múltiples inscripciones difíciles de abordar desde una sola disciplina. En los

grupos se producen atravesamientos permanentes de inscripciones.

En el ámbito grupal se reproduce la cotidianidad. Esto es, la forma inmediata en que

experimentamos las relaciones fundantes del orden social. Las vicisitudes y crisis de esa

cotidianidad determinan formas de encuentro con el otro, de incluirse en el proceso interaccional, de

significar la situación grupal y de relacionarse con el objeto de conocimiento.

En el marco de nuestra práctica, tomamos al abordaje grupal ya que consideramos que el

sostén y la contención que se dan en el grupo crean el contexto adecuado para favorecer vínculos

solidarios y cooperativos, propiciando la participación activa de los niños.

Por otra parte los horarios, el lugar, los roles y las normas de funcionamiento del grupo

tienen una operatividad evidente ya que permiten la organización y el funcionamiento del mismo; al

mismo tiempo que incluye la posibilidad de lo que del Cueto (1999), llama “procesos disipativos”

designando de este modo lo azaroso, e impredecible del acontecer grupal. “Los grupos así

entendidos son procesos en movimiento, productivos y productores de subjetividad que en su

devenir van organizando sus formas propias(….)en todo grupo encontramos una zona de juego, de

cómo sí que genera las condiciones de posibilidad para el desbordamiento de los procesos

disipativos que hacen estallar las formaciones grupales dando lugar a nuevas formas de enlace con

los otros y consigo mismo, produciendo acoples, separaciones, encuentros, toques, odios, amores,

ideas, significaciones, fragmentaciones, rupturas de sentido dando lugar a nuevas formas de

subjetividad.” (del Cueto, 1999)

Nuestro trabajo tomó como principal herramienta de abordaje al Juego. Consideramos a

este como la actividad del niño por excelencia, donde la actividad lúdica es el medio privilegiado de

expresión y su propia posibilidad de acción. “Se puede estimar al juego en si como una actividad

necesaria y formativa durante los primeros años de vida, es decir durante la niñez, y más adelante

como una actividad de placer y de distracción” (Glanzer, 2000)

A través del juego podemos saber cómo significa el niño su propio mundo, expresando

mediante esta actividad aquello que resulta difícil traducir en palabras.

Tomamos los aportes de Algava (s/f), desde sus experiencias en educación popular, expresa

que “el juego subyace a toda conducta transformadora y creadora (arte, pensamiento, y trabajo).

Entiende al factor lúdico como el impulsor del vínculo entre las personas y su entorno, el factor

desequilibrante de donde brota la cultura humana.

En la raíz del impulso lúdico está la tendencia a ensayar combinaciones nuevas, a explorar

con el cuerpo, con la mente, con la sensorialidad, con el intelecto, lo no previsible, lo soñado, lo

novedoso. Por ello jugar constituye una fuerza y una actitud inseparables de todo intento de

transformación. Lo importante de este impulso resulta que en esta dinámica creadora de cultura,

también se crean los nuevos hombres y mujeres. El juego, el vivir creador, la experiencia del hacer

lúdico sobre la realidad, desempeña un papel fundamental en la constitución de la subjetividad.

Dice Pilar Ubilla (2004), recuperado por Morales “en el proceso de aprendizaje es necesario

construir una zona de juego, un espacio lúdico y creativo, con el objeto de vencer vincularmente al

síntoma, que no es otra cosa que la creatividad encapsulada, la curiosidad anulada, la renuncia a

pensar, a conocer y a crecer. El acto educativo requiere de un clima afectivo apropiado y de buen

humor. El concepto de poder cambia, transformándose en un poder que despierta poderes. Por eso

circula, tiene carácter provisorio, reclama constantemente participación activa. Juego y aprendizaje,

tienen un mismo origen y espacio de desarrollo”.

Winnicott, en “Realidad y Juego” (1972), despliega el tema del objeto transicional, objeto

que la madre entrega al bebe, para mitigar la angustia de su ausencia temporal, y con el que el niño

o la niña juega. En este acto de confianza se instaura tanto el “jugar” como el “conocer el mundo

externo” ya que se establece un vínculo con un objeto. Vínculo que se irá desplegando en la

curiosidad por otros objetos, y en la exploración lúdica. Finalmente Winnicott, afirma que el vivir

creador de los adultos, es el destino del mismo impulso, nacido en la primera relación objetal y en el

juego.

Este último provee de nuevas formas para explorar la realidad y estrategias diferentes para

operar sobre ésta. Favorece un espacio para lo espontáneo, en un mundo donde la mayoría de las

cosas están reglamentadas. Es una actividad que se utiliza para la diversión y el disfrute de los

participantes, en muchas ocasiones, incluso como herramienta educativa. Normalmente requieren

de uso mental o físico, y a menudo ambos. Muchos de ellos ayudan a desarrollar determinadas

habilidades o destrezas y sirven para desempeñar una serie de ejercicios que tienen un rol de tipo

educacional, psicológico o de simulación.

El juego es una necesidad para todo niño en desarrollo; es tal vez la mejor base para una

etapa adulta sana, exitosa y plena. No solo es una forma de diversión, sino también la mejor manera

de aprendizaje; a través de él, los niños aprenden a afrontar situaciones diversas a lo largo de su

vida. También resulta una herramienta útil para el aprendizaje de normas, el respeto por el otro y la

solidaridad.

La actividad lúdica y las acciones que este conlleva son la base para la educación integral,

ya que para su ejecución se requiere de la interacción y de la actitud social. Por otra parte, además

de los objetivos afectivos y sociales ya nombrados, también están los cognoscitivos y motores

porque solo mediante el dominio de habilidades sociales, cognoscitivas, motrices y afectivas es

posible lograr la capacidad de jugar.

El juego siempre hace referencia implícita o explícita a las relaciones entre infancia, diversión y

educación.

Elegimos generar un espacio de juego y recreación, como alternativa que posibilita

actividades en las cuales la distensión y la cooperación entre los participante ocupa un papel

privilegiado.

Tomando los aportes del grupo ECO’S, concebimos a la recreación como aquellas acciones

que generan compromiso con la tarea, proponiendo una participación activa de los participantes,

favoreciendo la integración; donde se propicie la autonomía y la toma de decisiones por parte de

todos los actores involucrados.

• Concepciones de salud desde la U.P.A.S.: Atención Primaria de la Salud

Durante el recorrido de nuestra práctica trabajamos en conjunto con el equipo de profesionales

pertenecientes al U.P.A.S. N° 26, barrio Chacras de la Merced. Dicha institución se apoya en los

postulados de la Atención Primaria de la Salud (A.P.S) La misión institucional de la misma, está

delimitada por los objetivos que rigen a dichos postulados, permaneciendo en relación a un

tratamiento integral de la salud.

Desde la Conferencia de Alma-Ata, realizada en 1978, se definió la A.P.S. como la “asistencia

sanitaria esencial basada en métodos y tecnología prácticos, científicamente fundados y socialmente

aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante su plena

participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar en todas y cada una de las

etapas de su desarrollo con un espíritu de auto-responsabilidad. La atención primaria forma parte

integrante tanto del sistema nacional de salud, del que constituye la función central y núcleo

principal, como del desarrollo social y económico global de la comunidad. Representa el primer

nivel de contacto de los individuos, la familia y la comunidad con el sistema nacional de salud, y

lleva lo más cerca posible la atención de salud al lugar donde residen y trabajan las personas, y

constituye el primer elemento de un proceso permanente de asistencia sanitaria”.

La A.P.S. incluye por lo menos ocho elementos básicos: educación en salud, control de las

enfermedades endémicas locales, programa expandido de inmunizaciones, atención materno infantil

que incluye servicios de planificación familiar, disponibilidad de medicamentos básicos para la

atención, promoción de la nutrición (vigilancia nutricional), tratamiento de enfermedades comunes,

y saneamiento ambiental, principalmente suministro de agua potable.

A su vez, la misma se asienta sobre cuatro pilares básicos que se resumen en desarrollo

tecnológico apropiado, fortalecimiento de la gestión administrativa de los servicios de salud,

participación comunitaria y procesos de inter-sectorialidad como parte del desarrollo económico y

social.

• Rol del psicólogo en la Intervención social y comunitaria.

“El rol de psicólogo en la intervención social y comunitaria es un tema clave, urgente y

problemático” plantea Sánchez Vidal (1991). Argumentando que estas características se dan tanto

por la especificidad del rol dentro de las áreas de la psicología, como así también dentro de las

distintas disciplinas que trabajan en el campo comunitario; por la necesareidad de apoyatura teórica

para los profesionales que ya están trabajando en el área; y por las características propias de la

Psicología Comunitaria.

El carácter fundamentalmente interventivo de la Psicología Comunitaria genera que el rol del

psicólogo se configure en base a la práctica “se trata de una praxis de la que deriva una disciplina”

(Sánchez Vidal, 1991). Este autor también plantea que las características de los roles del psicólogo

en la “intervención psicosocial y comunitaria serían: complejidad y diversidad, carácter más social

y educativo, generalismo y flexibilidad y facilitación-dinamización”

Estas características se relacionan con la intervención que realiza el psicólogo social

comunitario. El cual utiliza la educación y difusión de información; interviene en variedad de

problemas sociales lo que conlleva que se deba adaptar a las comunidades y problemas concretos a

medida que construye su rol; y trabaja desde el desarrollo de recursos existentes “consiguiendo la

dinamización psicosocial desde las relaciones” (Sánchez Vidal, 1991)

El qué-hacer del psicólogo social comunitario se enmarca en la Investigación Acción

Participativa Si bien la finalidad de nuestra práctica no era la realización de una investigación sino

una intervención social comunitaria, nos posicionamos metodológicamente en el marco de la

Investigación Acción Participativa, por permitirnos la continua reflexión sobre el qué-hacer, a partir

de la reflexión dialéctica que propone. Tensionando la práctica, con la teoría y con la realidad que

atraviesa.

La concepción de sujeto activo, resulta esencial en nuestra intervención, dado que involucra

al sujeto en la construcción de soluciones. Actuando el/la psicólogo/a como facilitador de los

procesos comunitarios y no con la proposición de resolver toda la situación.

En este sentido, los conocimientos que se produce en conjunto con los actores de la

comunidad, sirven para tensionar, reflexionar y planificar la intervención, a partir de la teoría y de

la realidad de Chacras de la Merced. Perdomo (1998) describe distintos perfiles que se dan

frecuentemente en el rol investigador comunitario, y que creemos podrían atravesar nuestro qué-

hacer en la intervención como psicólogas. Estos son: “El investigador se hace activista; el

investigador como especialista; el investigador se convierte en pueblo; el investigador como

concientizador de la comunidad.” (Perdomo, 1998)

La autora cuestiona las incidencias de estos perfiles en la definición del rol como científico

del psicólogo social y comunitario. En cuanto al perfil como activista plantea que el profesional

“casi siempre vuelca todo su interés y recursos a la vivencia comunitaria, abandonando del todo su

producción científica” (Perdomo, 1998), planteando como extremo opuesto a esta postura, que el

psicólogo se ubique desde una posición de saber, enmarcado por una estricto academicismo que no

permita la flexibilidad necesaria para el ejercicio. En relación a esta postura, el/la psicólogo/a

comunitario no puede ubicarse desde un lugar completamente objetivo, dado que es necesaria la

participación para conocer los distintos procesos en los que interviene.

Otra asociación que suele hacerse al rol del psicólogo social y comunitario es con la

“defensa irrenunciable a los intereses del pueblo como único criterio de verdad” (Perdomo, 1998).

Esto reduce el análisis necesario para intervenir y marca diferencias con otras formas de trabajo

comunitario “una cosa es la actitud de quien asume la perspectiva de la comunidad (...) interesados

por conocer al grupo humano que allí habita participando en la reconstrucción de su historia,

ofreciendo su metodología y su experiencia para el aprendizaje comunitario y otra muy diferente es

la posición de quien primero es militante y, después se acerca a la investigación como un medio

para intervenir en determinado proceso social” (Perdomo, 1998).

El último perfil que critica la autora hace referencia al lugar de poder que se le asigna al

psicólogo y desde donde se pretende que influya en la comunidad.

Ante todos estas figuras que se le asignan al psicólogo social y comunitario es necesario,

describir la intervención socio comunitaria como “práctica política y social” (Perdomo, 1998) y

desde esta postura asumir la responsabilidad social de quién interviene, sin ubicarse desde un lugar

autoritario frente a la comunidad sino favoreciendo los niveles de participación de la misma.

En síntesis, el rol del psicólogo social y comunitario no se puede prescribir, es un quehacer

que se construye desde la intervención. Intervención que se enmarca dentro de una metodología

particular, como es la Investigación Acción Participativa, donde los sujetos con los que se trabaja

ocupan un lugar fundamental como sujetos activos en la construcción de conocimiento, necesario

para generar procesos de intervención, por ende es desde el encuentro con estos sujetos donde

también se construye el rol.

RECONSTRUCCIÓNDE LAEXPERIENCIA

4. RECONSTRUCCIÓN DE LA EXPERIENCIA

El objetivo de este apartado es recuperar la experiencia llevada a cabo en el transcurso de

nuestra práctica, desarrollada en el barrio Chacras de la Merced, (ubicado en la zona este de la

ciudad de Córdoba), durante el año 2009.

En esta reconstrucción no se pretende un registro exhaustivo de lo realizado, sino poder dar

cuenta de los hitos y momentos más significativos que marcaron la misma. Esta organizada en tres

grandes etapas que se corresponden con las del proceso de intervención comunitaria, es decir,

inicio, desarrollo y cierre.

ETAPA DE INICIO

“RECORRIENDO LA CHACRA, BUSCANDO DONDE INSERTARNOS…”

En este primer recorte de la reconstrucción recuperamos los momentos más significativos,

desde nuestra primera visita al barrio Chacras de la Merced hasta la definición de la población con

que trabajamos, principalmente niños de 9 a 12 años, sus padres y maestros.

Al aproximarnos a la comunidad, la primer sensación que tuvimos fue la lejanía entre el

barrio y la “ciudad” generada por la clara oposición de paisajes, desde los edificios céntricos, la

salida de Córdoba por camino de tierra, pasando por la planta de tratamiento cloacal, llegando a las

excavaciones de canteras con sus consecuentes lagunas y las pocas quintas de verduras que quedan

y que van marcando la llegada al barrio.

Nuestra práctica pre profesional se desarrollo en la Unidad Primaria de Atención de Salud

(U.P.A.S.) Nº 26. En la misma trabajamos coordinadamente con nuestro referente, el psicólogo de

esta institución.

Al no tener definida la población con la que trabajaríamos debido a que esta comunidad, no

contaba con antecedentes de prácticas pre profesionales, y la inserción del psicólogo en la U.P.A.S.

Nº 26 era reciente (6 meses); optamos por acercarnos a los diferentes espacios institucionales y a las

organizaciones de la comunidad.

A medida que nos insertábamos en los mismos, escuchábamos las voces de los distintos

actores sociales y las problemáticas enunciadas por los mismos.

Participamos de las reuniones de la Red del Este por el Agua, la cual se constituyo a partir

del año 2003 a raíz de la no provisión de agua potable a familias del barrio. Las reuniones se

realizaban cada 15 días en el barrio, donde se juntaban representantes de organizaciones, referentes

y vecinos de los barrios Chacras de la Merced, Ciudad de mi Esperanza y Corazón de María.

Concurrían aproximadamente 30 personas cada miércoles, pero este número muestra variaciones

según el tema que se haya planificado para trabajar ese día.

Con el paso del tiempo, estas reuniones se transformaron en un lugar abierto para plantear

las distintas problemáticas del barrio. Algunas temáticas abordadas en las reuniones a las que

asistimos fueron los problemas, avances y medidas en torno a:

- Vivienda: frente al crecimiento poblacional del barrio por la conformación de nuevas

familias (hijos y nietos de los primeros vecinos de Chacras de la Merced) se necesitan más

viviendas. Los vecinos tomaron conocimiento de la posible construcción de nuevos planes de

vivienda por parte del gobierno de la provincia, y se anotaron. Esta gestión se organizó a partir de

una de las cooperativas que funciona en el barrio (Coop. Chacras de la Merced). Se buscaba

gestionar la construcción de casas en terrenos del mismo. En las reuniones se acordó quienes

concurrirán a las entrevistas con el Secretario de Vivienda; como así también, a quienes se le

adjudicaría la vivienda una vez que se tramite dicho plan; dado a la gran cantidad de vecinos

interesados en las mismas.

- Transporte: el colectivo R 12 de la empresa TAMSE es el único medio de transporte

público que llega al barrio; por lo tanto cualquier inconveniente en el servicio repercute gravemente

en la población de Chacras de la Merced. Dentro de los principales problemas que plantea dicho

servicio, se encuentra la poca frecuencia con la que el colectivo llega al barrio; la falta de servicios

en horas de mayor densidad de pasajeros, pudiendo ello generar situaciones riesgosas al exceder el

número de personas permitidas. Esto es observado mayoritariamente durante los horarios de

ingreso/egreso escolar. Otro de los problemas es el mal estado de los coches, entre otros.

- Problemáticas de salud que afectaron al país, atendiendo a las particularidades de Córdoba

(por ejemplo emergencia sanitaria por Dengue, Gripe A, etc.)

- Infraestructura barrial: alumbrado, mantenimiento de calles, y problemáticas en

general…etc. También se gestionan y administran cursos (de peluquería, pintura sobre tela,

gimnasia) y planes (de vivienda, asistencia social) que llegan a las distintas instituciones del barrio,

principalmente Centro de Atención Primaria de la Salud (C.A.P.S.) y U.P.A.S, desde el gobierno

municipal, provincial y nacional.

Nos incorporamos a las reuniones de equipo de la U.P.A.S. Nº 26, integrado por nuestro

referente, dos médicas clínicas, una trabajadora social y dos enfermeras.

Desde el equipo de salud, se planteaban diferentes proyectos para el año:

Con jóvenes se buscaba lograr un acercamiento para propiciar un espacio donde los mismos

pudieran plantear sus inquietudes, intereses, problemas. Esta preocupación se debía a que los

jóvenes del lugar, en su mayoría no han terminado la educación primaria, sus trabajos son

mayormente “changas” y no cuentan con propuestas o espacios para realizar actividades o

encontrarse.

Con niños, una de las propuestas era continuar con el Proyecto de Radio Comunitaria

iniciado en el año 2008, junto a estudiantes de la Escuela de Ciencias de la Información de la

U.N.C. Para el mismo se consiguió a comienzos del año 2009, el financiamiento de las fundaciones

Arcor y Minetti, pudiendo así comprar equipamiento necesario.

Otra propuesta planificada desde el equipo de salud era el Proyecto de Salud Escolar; el cual

surge a partir de la demanda reiterada de certificados médicos solicitados por las madres de los

niños que concurren a la Escuela Primaria Tránsito Cáceres de Allende. A partir de detectar esta

situación y habiendo realizado en años anteriores experiencias sumamente positivas de articulación

con la Escuela, se propone la realización de dichos controles de salud, dentro de la institución

escolar y ampliando la intervención a otros factores relacionados con la salud (hábitos, vínculos,

ambiente, etc.); habilitando el diálogo directo entre los niños y profesionales del Equipo de Salud,

como generador de reconocimiento y confianza entre ambos.

Luego de ese recorrido por las distintas instituciones, decidimos insertarnos al Proyecto de

Salud Escolar junto al psicólogo, por ser el más consolidado y por tratarse de una temática para la

cual nos sentíamos con más herramientas para intervenir.

Esto nos posibilito tener un acercamiento con la institución escolar del barrio y con los

actores implicados en ella, y conocer sus miradas sobre los niños. Obtuvimos en general visiones

negativas en relación a ellos, donde lo que se enfatizaba eran los problemas de conducta de los

mismos.

Los docentes al referirse a problemas de conducta, aludían a la intolerancia, agresión y

peleas entre pares; así mismo manifestaban que estos problemas se potenciaban con la masividad

de los grados.

La directora manifestaba sentirse desbordada, por el desentendimiento de los padres y la

falta de compromiso de algunos docentes que presentaban altos índices de ausentismo.

La alternativa, frente a estos problemas enunciados fue la derivación numerosa de alumnos

al psicólogo, solicitando asistencia clínica. En coherencia con esta modalidad de resolución

solicitaba nuestra intervención.

Con los niños trabajamos desde el espacio que nos posibilitaba el Proyecto de Salud Escolar.

Realizamos dos encuentros en el aula con 4° grado, turno mañana teniendo como temática la

representación de los niños sobre el barrio y sobre los lugares por los que ellos transitaban;

respondieron activamente a las actividades planteadas. Pudimos recabar datos sobre los lugares que

más le gustaban (por ejemplo la U.P.A.S., la plaza, las lagunas y el monte) y los que no le gustaban

del barrio (por ejemplo las calles porque están sucias, la escuela).

Este encuentro también nos permitió recabar información sobre las formas de relación de los

niños. Nos preguntábamos, luego de las entrevistas con los adultos a qué se referían con

“violentos”, “agresivos” y “problemas de conducta” (utilizando estos términos como equivalentes).

Pudimos observar, a partir de este encuentro, que las modalidades de relación entre pares eran a

través de golpes, gritos, insultos, etc.; y cuya expresión se potenciaba ante el surgimiento de una

situación conflictiva.

En relación a las normas de disciplina de la institución (como el uso del guardapolvo,

quedarse quieto y en silencio como forma de “respeto” al docente, etc.) observamos que en general

eran rechazadas por los niños.

Por todas estas manifestaciones descriptas por los docentes pensábamos que los niños

corrían el riesgo de quedar fuera del sistema escolar.

Entrevistamos a las madres de los niños que ya estaban trabajando con el psicólogo, tras

haber sido derivados por la escuela. De estos encuentros, rescatamos como eje común la

preocupación de las madres frente al reclamo de la escuela por la “mala conducta” de sus hijos.

Indagamos también, sobre el comportamiento de los niños fuera del ámbito escolar (en la

casa, con los hermanos, con los amigos), donde las madres precisaron que se presentaban algunas

dificultades en la formas de relacionarse con sus pares donde se manifiestan discusiones, peleas,

enojos.

Luego del recorrido realizado nos propusimos conformar un espacio de juego y recreación

con los niños que eran derivados por “problemas de conducta” desde la escuela primaria. La

convocatoria no se restringió a los niños antes mencionados, sino que estuvo abierta a todos los

niños que deseaban concurrir.

ETAPA DE DESARROLLO

VAIVENES DEL ESPACIO

En esta segunda etapa recuperamos como se dio la construcción del espacio y a partir de allí

los cambios en las formas de vincularnos con los niños. Desarrollamos también las estrategias de

intervención llevadas a cabo en el marco del espacio y los distintos atravesamientos que las fueron

modificando.

ENCONTRÁNDONOS CON LOS NIÑOS: CREANDO VÍNCULOS.

A partir de la aproximación diagnóstica, decidimos trabajar con niños de entre 9 y 12 años

de Chacras de la Merced; conformando un espacio de juego y recreación, buscando a través de un

abordaje grupal propiciar vínculos solidarios y cooperativos.

Comenzamos el espacio con los niños que asistían al psicólogo, proponiéndoles que la

convocatoria la realicen ellos mismos a partir de sus redes de relación.

Acordamos con el referente trabajar los miércoles a la tarde, por su disponibilidad horaria.

Comenzamos los encuentros la primera semana de junio realizando un cartel para la

U.P.A.S. N° 26, actividad planificada por el referente.

Cuando llegamos, éste nos estaba esperando con tres niños, nos presentamos y comenzamos

con la actividad prevista para ese día. La actividad la realizamos en el patio del centro de salud y se

fueron sumando algunos niños más.

A este primer encuentro con ellos fuimos como “observadoras”, teníamos propuesto en un

primer momento conocerlos más y que nos conozcan, construir un vínculo de confianza con ellos.

En el mismo estuvimos atentas a las intervenciones del psicólogo, como por ejemplo el hecho de

compartir pincel, de respetar cada uno su tiempo. No hubo discusiones, compartieron en todo

momento sin dificultades, y se mostraban muy entusiasmados con la actividad, sintiéndose

participes.

A partir de este momento, en que nos acercamos a los niños y pudimos verlos interactuar,

comenzamos a repensar y tensionar las demandas por parte de la escuela y padres con lo que se

presentaba a nuestra observación.

Es decir ¿Son los niños realmente “violentos” “agresivos”, con “problemas de conducta”? o

¿Es la forma de comportarse dentro de la institución escolar? A partir de esto ¿Cómo se relacionan

entre pares fuera de estos ámbitos?

Trabajaron con mucho entusiasmo y preguntaron varias veces cuando nos juntaríamos

nuevamente. Les contamos que comenzaríamos a ir los miércoles a las 14 hs y les preguntamos que

les gustaría hacer, obteniendo como respuesta: jugar al fútbol, armar barriletes y jugar a las cartas.

Para el próximo encuentro, los niños nos estaban esperando ansiosos. Nos habían ido a

buscar a la parada del colectivo.

Apenas llegamos, comenzamos junto con el referente a coordinar la actividad que fue la

continuación del encuentro anterior.

En este momento nuestros objetivos estaban orientados a conocer más profundamente a los

niños, sus intereses y recursos, sus preocupaciones y sus malestares. También estábamos atentas a

sus modos de relacionarse tanto, entre ellos, como con nosotras como agentes externos, ocupando

un lugar distinto al que ocupan otros adultos con los que ellos se relacionan.

Al igual que el primer encuentro y al estar trabajando en el patio de la U.P.A.S. se fueron

sumando algunos niños más… pusimos a secar los carteles y la siguiente propuesta fue salir a

recorrer el barrio con ellos para conocerlo y que nos mostraran los lugares donde se juntan a jugar.

Caminamos unas cuadras y retomando el tema de sus intereses y gustos mencionaron mucho

el armado de barriletes. Considerando que era una herramienta valiosa para establecer vínculos con

los niños, les propusimos juntar los materiales que encontraban en el barrio y nosotras traer lo

restante para armarlos.

Así recorrimos zonas del barrio que son importantes por el impacto y la preocupación que

generan en los pobladores como son las lagunas artificiales, ubicadas en el “bajo”, que se generan

por las excavaciones de las canteras. En esta zona se conseguían las cañas necesarias para el armado

de los barriletes.

En el camino al “bajo” se sumo un grupo de niños, compañeros de los que estaban en el

espacio… Esto generó una discusión entre ellos, dado que los segundos no querían que se

incorporen estos nuevos chicos; los trataron de “colados”. Ante esto, los niños que se querían

sumar, marcaron su postura diciendo que eran parte del grupo por haber estado pintando juntos los

carteles el encuentro anterior.

Con un poco de reticencia y a partir de nuestras intervenciones, como ¿Cuál es el problema

de que vengan? “Dejemos que nos acompañen”, finalmente se sumaron a la caminata.

En un momento del recorrido el grupo se separa, los niños empezaron a dispersarse y como

estábamos en una zona que no conocíamos comenzamos a preocuparnos. Ante esto intervenimos

para que estuviéramos todos juntos, acentuando que la idea era compartir la actividad y apelando a

que se organicen entre ellos. Buscamos también marcar un límite través del dialogo, diciéndoles que

“por hoy era suficiente, que debíamos volver porque ellos eran nuestra responsabilidad, que

nosotras queríamos seguir encontrándonos con ellos y que no podíamos pasar por alto la decisión

de sus padres, a los cuales no les gusta que frecuenten la zona de lagunas.” Los niños respondieron

a lo que estábamos proponiendo, reagrupándose; pudimos continuar con la actividad, recogiendo los

materiales necesarios que habíamos ido a buscar.

Terminamos la jornada en el dispensario con una reflexión junto con el referente sobre lo

que habíamos hecho, sobre cómo se habían sentido, si les había gustado el recorrido. Antes de

finalizar quedamos en encontrarnos el próximo miércoles para armar los barriletes.

En este encuentro pudimos conocer más a los chicos, saber qué les gusta hacer, a qué

juegan. Antes de irnos pudimos conversar con el psicólogo y la directora del centro de salud sobre

las actividades de ese día. Se mostraron muy entusiasmados y nos alentaron a seguir.

Para trabajar con los niños, la U.P.A.S. nos brindó un salón que se encuentra dentro del

mismo edificio y que estaba en total desuso. En un primer momento el lugar iba a ser refaccionado

con el financiamiento del proyecto de Radio Comunitaria; esto hasta la actualidad no se ha

concretado debido a que hay otras prioridades para utilizar el dinero. Más allá de esta situación

acondicionamos el lugar para trabajar cómodos allí, incluso fue utilizado para otras reuniones del

centro de salud.

Los dos siguientes encuentros tuvieron como eje la construcción de barriletes. Para

realizarlos trabajamos todos juntos, veíamos a esta actividad como una forma de fortalecer el

vínculo con nosotras y entre ellos posibilitando la cooperación, por ejemplo se dividieron las tareas

para realizar cada paso del armado del barrilete (fijar las cañas, tensar los hilos), y así entre todos

poder terminarlos.

En ese momento comenzamos a reflexionar, que si bien con esta actividad se buscaba

convocar a los niños para el espacio y crear el vínculo entre ellos y nosotras, requeríamos de un

encuadre para trabajar; debido a que el tránsito de los niños era permanente y muchas veces pasaban

solamente a ver que estábamos haciendo, no había horario de comienzo establecido. Llegado un

momento el grupo se desintegraba sin poder tener una instancia de puesta en común sobre lo

realizado. Las intervenciones eran aisladas y el espacio se cerraba al armado de barriletes.

Esto también lo vislumbramos ante algunas preguntas que nos hicimos como por ejemplo:

¿Los niños debían ser buscados por los padres al finalizar los encuentros?, ya que era nuestra

responsabilidad y algunos niños se iban espontáneamente antes, utilizando muchas veces ese tiempo

para recorrer lugares del barrio que sus padres no permitían. ¿Cuál sería la duración del espacio?

Con respecto a nuestras intervenciones: ¿Cómo llevar a cabo la instancia reflexiva para conversar

sobre lo realizado en el encuentro?

ORGANIZANDO EL ESPACIO

Ante todos los interrogantes que se nos iban generando, en charlas con nuestro supervisor,

entre nosotras y con el psicólogo referente, surgió estructurar el espacio con una modalidad de

juegos y reflexión, dejando un tiempo de juego libre para el final. También comenzamos a

plantearnos la idea de organizar una reunión con los padres y poder informar a los mismos sobre el

espacio, cómo trabajamos allí, temas que pensamos abordar. Esta reunión planificada por diversos

motivos no se pudo realizar. Pero tratamos que los objetivos de la misma se cumplan utilizando los

encuentros que teníamos con los padres, por ejemplo cuando íbamos a buscar (casa por casa) a los

niños les contábamos lo que estábamos haciendo. A medida que fue pasando el tiempo optamos por

esta modalidad de encuentro para intercambiar con los padres las distintas miradas sobre los niños y

los aportes que podíamos hacer desde nuestra intervención en el espacio.

Decidimos incorporar en los próximos encuentros por los menos una actividad que

permitiera tratar determinadas temáticas, las cuales nos ayudarían a trabajar vínculos solidarios

desde la simbolización. Es decir, a partir de recuperar la experiencia realizada (juego o técnica

participativa), reflexionar sobre cómo se sintieron, como se puede aplicar en otros ámbitos, etc.

Para esta etapa del año planificamos una actividad que nos permitiera marcar el inicio y una

modalidad de trabajo en cada encuentro. Para ello realizamos el dibujo de la “Esfera del Dragón”

(tomado del dibujo animado “Dragon Ball Z”, predilecto de los niños, y llevado numerosamente al

espacio por medio de cartas, dibujos y afiches) en la que cada niño pegaría la respuesta a una

actividad planteada.

En los sucesivos encuentros trabajamos dinámicas de juegos que solo pudimos llevarlas a

cabo parcialmente, ya que los niños estaban muy dispersos. Esto nos llevó a cuestionarnos sobre la

a planificación de las actividades, ya que al conocer más a los niños, observamos que sus intereses

estaban vinculados a actividades que implican contacto con la naturaleza, caminatas, estar al aire

libre, cazar, pescar; y no permanecer dentro de un salón o espacios cerrados.

En este proceso en que buscábamos reorganizar el espacio de encuentro, llegaron las

vacaciones de invierno. Si bien consideramos continuar con las actividades durante esas semanas de

vacaciones, la emergencia sanitaria decretada por la “Gripe A” hizo que se suspendieran los

próximos dos encuentros; encontrándose también suspendidas todas las otras actividades del

dispensario.

Luego de dicho receso sanitario, cuando nos reintegramos a las actividades tuvimos

dificultades para convocar a los niños y desarrollar el encuentro. Los mismos no ampliaban la

invitación al espacio (tal como era la idea al comenzar con este), además se dieron algunas

situaciones que ya habían ocurrido en otros encuentros donde los niños se mostraban reticentes a

que otros participen. Nos preguntamos, ¿Por qué los niños no quieren integrar a otros compañeros?

Una de las hipótesis que sosteníamos, a partir de dichos de los niños, era que estos habían

tomado el espacio de juego como una extensión del tratamiento terapéutico realizado con el

psicólogo de la U.P.A.S. por lo cual se sentían invadidos por la participación de otros compañeros

que no concurrían a terapia. Esta situación no la habíamos tenido en cuenta al principio y a partir de

esto comenzamos a plantearnos una serie de interrogantes: ¿Con quienes trabajamos?, ¿Lo hacemos

solo con estos tres niños? ¿Realizamos una convocatoria mayor? ¿A quienes convocamos? ¿Cómo

lo hacemos?

REPLANTEANDO EL ESPACIO: PENSANDO NUEVAS ESTRATEGIAS

Nos dimos cuenta a partir de estos interrogantes que si seguíamos trabajando de esta manera

nos enfocaríamos solo en los “niños problema”, respondiendo así, a la demanda de la escuela, más

allá que nunca estuvo en nuestras intenciones trabajar solo con estos niños; sino que pretendíamos

conformar un espacio de juego abierto a todos aquellos niños que quisieran participar, trabajando

desde una perspectiva de derecho.

Esta situación que nos generó tanta ansiedad, nos llevó a repensar lo que estábamos

haciendo, cómo nos estábamos posicionando, y cómo podíamos modificar las estrategias.

Utilizando como recurso el “Proyecto de Radio Comunitaria” (ver apartado) pudimos

realizar esta invitación a todo cuarto grado del turno mañana al espacio de niños. El primer

encuentro luego de esta invitación tuvo una concurrencia mucho más numerosa que los anteriores

encuentros, fueron 20 niños aproximadamente.

Otra característica novedosa que tuvo este encuentro fue que concurrieron por primera vez

niñas al espacio.

Este encuentro marcó un quiebre, dado que la concurrencia de mayor cantidad de niños, la

incorporación de niñas al grupo y su predisposición nos hizo modificar las estrategias para atender a

un grupo más diverso.

Nos permitió también, deconstruir la situación problemática con la que habíamos

comenzado las intervenciones, pensándola a la luz de otras necesidades que aparecieron. Buscamos

favorecer el encuentro de los niños, siendo el espacio el ámbito propicio para que sean ellos quienes

enuncien sus propias necesidades, deseos e intereses.

TEMÁTICAS QUE ATRAVIESAN A LA COMUNIDAD Y QUE ABORDAMOS EN EL ESPACIO.

• DERECHOS DEL NIÑO

Debido a la proximidad de los festejos del día del niño, la primera actividad planificada para

este nuevo grupo, fue trabajar sobre sus derechos. Utilizamos en un comienzo la “Esfera del

Dragón” como disparador, donde cada uno ponía que le gustaba y que no le gustaba de ser niño,

plasmándolo en una cara.

Entre lo que les gustaba de ser niños mencionaron: jugar, ser feliz, compartir, estudiar, jugar

con amigos al fútbol… y entre las que no les gustaba de ser niño mencionaron: pelear, insultar,

decir malas palabras, romper cosas, que peguen…

Luego de esta actividad reflexionamos junto a los niños: ¿Qué sabemos de los derechos?,

¿Qué es un derecho?, ¿Qué significaba tener derechos?, ¿Cuáles son los derechos del niño?

Para finalizar dibujaron un derecho elegido por ellos. Los dibujos fueron pegados en un

afiche y exhibidos en el dispensario. Los niños trabajaron muy bien, los entusiasmó la actividad y

todos participaron.

Utilizamos el dibujo por ser un medio de expresión de los niños y particularmente porque es

una actividad que les gusta mucho.

Esta temática de los derechos del niño, también fue abordada en un taller de radio en la

escuela.

Antes de comenzar con la actividad retomamos lo conversado sobre qué es un derecho y

cuáles son los derechos del niño, dado que al taller concurren niños que no asisten al espacio de

juego.

Con la actividad que planificamos buscábamos que cada uno manifieste su deseo para ese

día del niño, contestando la siguiente consigna “En este día del niño yo quiero…” plasmándolo en

una tarjeta individual que se les había entregado, ya sea escribiendo su deseo o utilizando recortes

de imágenes o dibujos.

Surgieron como respuestas: “divertirme con mis amigos”, “jugar con mis amigos”,

“compartir con mis amigos”, “jugar a la pelota con amigos”, “deseo que todos los niños estén

contentos”, “divertirme”, “una playstation”, “que cada niño este con su familia y abran regalos”,

“pasarla lindo con mi familia y la gente”, “una computadora porque me gusta escribirle a mis

amigos”, “que cada chico tenga su regalo y sean felices”, “que mi mamá esté bien y su bebé

también”, “divertirme y jugar al fútbol con amigos”, “estar con amigos”, “deseo tener muchos

amigos con quien jugar”.

Luego armaron grupos de dos y lo grabaron para la radio. Estas grabaciones fueron editadas

y transmitidas en la radio abierta que se realizó para el festejo del día del niño, lo que generó en

ellos mucha alegría al sentirse que estaban siendo escuchados por toda la gente presente. Padres y

referentes se acercaron a felicitarlos por su participación.

• DERECHO A LA RECREACIÓN

Trabajamos este derecho por su coherencia con la finalidad de nuestro espacio; y por ser el

que los niños más enfatizaban en sus dibujos de canchas, plazas y juegos.

Indagamos a partir de esto, espacios, gustos y preferencias sobre el juego. Como actividad

pedimos que se complete una nube de diálogo7 donde comentaban en qué lugar y a qué les gusta

jugar. Dentro de lo que les gustaba jugar contestaron: a las muñecas, a la pelota, a las escondidas, a

saltar la piola y dibujar. En cuanto a los lugares, respondieron: en su casa, en el patio del

dispensario, en el parque, en los espacio de los miércoles, en la casa del cura…

Teníamos como objetivo indagar sobre los lugares donde elegían encontrarse, por los que

más transitan, además de conocer a qué juegan y con quienes. Nos permitió conocer también, cómo

están estos espacios, qué importancia les otorgan los adultos, que posibilidades de espacios de

recreación hay en la Chacra.

Obtuvimos de esta actividad como información significativa que no tienen espacios para

ellos, la plaza no les gusta porque dicen que, “está sucia”, o “se juntan los grandes a fumar porro”.

En otra actividad confeccionamos éstos “espacios de juegos” en maquetas con masa de sal.

Realizaron la plaza y canchas de futbol. Participaron todos de la actividad con mucho entusiasmo,

salían a buscar ramas, flores para decorar cada maqueta, trabajaban en equipo para llevar a cabo la

construcción de la misma teniendo que llegar a acuerdos sobre cómo organizarse.

• MEDIO AMBIENTE

7 Artificio que utilizamos como disparador a lo largo del proceso de intervención, con el objetivo de que el niño plasme por escrito una idea, una sensación, una preferencia, un deseo.

En un encuentro surgió la idea de jugar en la plaza. Al llegar a la misma los niños

comenzaron a manifestar su desagrado por el estado en que se encontraba la misma “está toda sucia,

llena de bolsas, llena de pañales”. Se decidió en conjunto limpiarla, con materiales descartables

provistos por el dispensario.

A partir de esta actividad surgió como temática a trabajar la contaminación del medio

ambiente. Una de las actividades que realizamos tuvo como disparador la frase “los niños tienen

derecho a que los lugares donde juegan estén limpios”. En la actividad de la esfera para comenzar

preguntamos ¿Qué lugares están limpios y cuáles sucios en el barrio? Surgió:

- Limpios: club, dispensario, escuela, casas, baño de la U.P.A.S., plaza de Malvinas.

- Sucios: plaza, monte, baño del colegio, calles

Trabajamos abriendo algunos interrogantes como ¿Qué problemas puede traer la basura en

lo cotidiano? ¿Por qué creen que estos lugares están sucios o limpios? ¿Qué significa que estén

sucios? ¿Les molesta que estén sucios? ¿Qué podrían hacer ustedes como niños para cambiar ésta

situación?

De esta charla surgió como reflexión que había muchos vidrios y bolsas de basura en el

barrio, y sobre todo en las canchas, donde se podían lastimar; que la plaza estaba sucia con estos

elementos y que además no podían ir porque allí se juntan los jóvenes a fumar "porro", que los

juegos estaban todos rotos y escritos.

Proponían limpiar la plaza, pegar carteles para que no ensucien, poner basureros y uno de

los niños también sugirió escribirle una carta a la Municipalidad para que venga a limpiar.

Luego de esta actividad fueron tres encuentros donde buscábamos trabajar con actividades

que dieran cuenta de cuáles eran los problemas de contaminación del barrio proponiéndoles a los

niños que hagan entrevistas a sus padres, a referentes del barrio. Por nuestra parte, tuvimos

reuniones con la Trabajadora Social y el Psicólogo referente para conocer más profundamente

cuáles eran los problemas de medio ambiente más trabajados en la Red del Este por el Agua, las

acciones realizadas en torno a esos problemas, etc.

Estas actividades no generaron interés en los niños, así nos dimos cuenta que lo importante

era trabajar sobre los sentidos y significaciones que le daban a las problemáticas de contaminación

en sus espacios de recreación, como las vivenciaban y sus deseos en torno a que esta situación

cambie.

Para trabajar esto, en el taller de radio realizamos collages sobre el estado de las plazas y los

deseos de los niños en torno a ellas, qué les gustaría que tenga, con quienes les gustaría estar allí,

etc. Es decir, centrándonos en los sentidos y significaciones que tenían los niños sobre sus espacios.

Algo de lo que surgió fue: “No me gusta de la plaza que está todo roto y hay chicos fumando”; “Me

gustaría que en la plaza haya flores y hamacas sanas”, “Me gustaría tener una plaza para jugar todo

el tiempo con amigos y hermanos”, “Me gustaría que la plaza no tenga chicos drogándose a la

noche”, “Me gustaría que en la plaza haya hamacas y toboganes para disfrutar con mis

compañeros”. Luego esto fue grabado para ser escuchado en la próxima radio abierta.

ENCUENTROS DESENCONTRADOS, “INCONVENIENTES” ATRAVESANDO EL ESPACIO…

PENSANDO DIFERENTES ALTERNATIVAS

Durante los meses de septiembre y octubre los encuentros con los niños sufrieron

interrupciones, no teniendo la regularidad con la que veníamos trabajando. Esto por diversos

factores que atraviesan la realidad, como cortes de luz y de agua en todo el barrio, feriados, cortes

en el transporte, asambleas y paros docentes, y principalmente las asambleas municipales que

implicaban el cierre de la U.P.A.S. y por lo tanto del salón donde trabajábamos. Con todos estos

"inconvenientes" atravesando el espacio planificábamos las actividades de acuerdo a las

posibilidades que teníamos, nos encontrábamos con los niños en el patio del dispensario y hacíamos

encuentros de juegos y "mateadas" que tenían como objetivo la participación, la cooperación, el

trabajo en equipo. Es decir, a pesar de las dificultades seguíamos trabajando sobre los vínculos y las

relaciones entre ellos en cada encuentro.

Generalmente los días que no tenían clases concurrían menos niños al espacio, en esas

ocasiones salíamos a buscarlos u organizábamos juegos con los que habían asistido. Por ejemplo,

una tarde realizamos un relato conjunto en donde cada uno agregaba una oración a una historia, la

temática era lo que hacían en el barrio un día sin clases. Luego, conversábamos sobre lo que habían

hecho en el juego, como se sintieron haciéndolo y las reflexiones que surgieran en torno a la

consigna del juego. También utilizábamos estos momentos para conversar sobre lo que estaba

ocurriendo en el barrio y que afectaba a nuestros encuentros.

Otra alternativa para encontrarnos con los niños fue el espacio de radio en la escuela (que

también sufrió interrupciones) en estas ocasiones retomábamos la temáticas que veníamos

trabajando en el espacio (derechos del niño, derecho a la recreación y medio ambiente).

Mientras tanto íbamos tramitando conseguir, por medio de la Agencia Córdoba Ambiente de

la provincia de Córdoba, la donación de árboles para poder plantar en el barrio en una actividad

conjunta entre los niños y los padres. La donación se consiguió, pero la jornada de forestación no

pudo ser realizada por no disponer de los tiempos necesarios que se correspondan con los tiempos

de nuestra práctica, quedando así pendiente la jornada y los árboles a disposición de la Red.

Por una propuesta de los niños en estos encuentros organizamos una ida al “bajo”. Fuimos

con el objetivo de realizar una excursión enmarcada en un código de convivencia acordado y

elaborado por ellos de manera conjunta.

Ese día asistieron muchos niños, lo que muestra el fuerte interés de los mismos por realizar

actividades al aire libre y en conjunto. Antes de salir construimos un listado de pautas de

convivencia para ese día. Entre las que estaban por ejemplo: ir y volver todos juntos, no separarnos,

no pelear y cuidarnos.

Fue una jornada donde pudimos ver al grupo consolidado, compartiendo, cooperando entre

todos. El grupo se mantuvo unido todo el tiempo, más allá de que surgían propuestas particulares

para recorrer otras zonas, se decidía en conjunto hacia dónde ir. Al momento de finalizar la

actividad, aunque muchos querían permanecer en el “bajo”, respetaron nuestra decisión de volver.

De regreso a la U.P.A.S., tuvimos una situación que irrumpió en la dinámica de la jornada:

un niño que se incorporó a la actividad de ese día (no habiendo concurrido a los anteriores

encuentros del espacio), golpeó a otro niño (que participaba del espacio de juego desde sus

comienzos). Lo que nos interesa rescatar de esta situación fue la reacción del grupo. Dado a que

algunas características que estaban al comienzo del año como por ejemplo la burla, no se dieron en

esta situación, por el contrario apareció una actitud de no avalar esto, visualizado en el silencio, en

buscar tranquilizar al compañero golpeado y rechazando lo sucedido.

ESCUCHANDO A LOS NIÑOS… TRABAJANDO INTERDISCIPLINARIAMENTE: PROYECTO

DE RADIO COMUNITARIA

El Proyecto de Radio Comunitaria se inicio en el año 2008 junto a estudiantes de la Escuela

de Ciencias de la Información de la U.N.C. y en el 2009 contó con el financiamiento de las

Fundaciones Arcor y Minnetti. En este marco se trabajó con los niños del 4º grado de la escuela

primaria Tránsito Cáceres de Allende; muchos de los cuáles participaban del espacio de juego y

recreación que coordinábamos.

El proyecto de Radio Comunitaria surgió a partir de evaluaciones realizadas en el marco del

trabajo de la Red del Este por el Agua, donde se definió como prioridad abordar durante el año

2008 la comunicación de la Red con la comunidad a través de dicha modalidad. Se valoró la

importancia de incorporar a los niños a esta experiencia de participación comunitaria, dado que

desde el inicio de la Red han sido receptores de las acciones desarrolladas por la misma, pero no

participaban de manera activa y en la toma de decisiones. Se trabajó en la escuela, por ser esta, en

éste barrio, el espacio institucional donde transitan, juegan, se desarrollan y se encuentran

contenidos los niños, garantizando de esa manera la continuidad del proceso.

Dentro de la planificación se programó realizar una radio abierta, móvil, que circulara por

los diferentes sectores territoriales que participan en la Red del Este, con un programa mensual,

cuya elaboración, producción, edición y puesta al aire estaría a cargo de los niños y adultos del

barrio.

Se visualizo la radio como un medio de expresión de las necesidades, intereses y

preocupaciones de los niños, niñas y jóvenes, considerándolos como actores claves tanto para las

propias instituciones como para las familias y la comunidad en general. Además de proporcionar

recursos para el aprendizaje, como son los procesos de lecto-escritura, la comunicación radial y el

relato de acontecimientos de la vida cotidiana del barrio, buscando desarrollar así un sentimiento de

“pertenencia”.

Desde la U.P.A.S. Nº 26 se nos invito a participar de este proyecto articulando con nuestro

espacio. La radio fue una herramienta óptima para que los niños puedan contar lo que hicieron, lo

que sintieron, sus deseos y poder ser escuchados por la comunidad.

Muchas veces trabajamos en conjunto con estudiantes de Trabajo Social y de Comunicación

Social. El espacio físico asignado por la escuela para que se desarrolle el taller, fue el laboratorio.

Trabajamos con los dos cuartos grados (turnos tarde y mañana).

La primer actividad que realizamos desde la radio tuvo como objetivo elaborar algunas

“reglas de convivencia” para éstos talleres.

Realizamos un collage a partir de una palabra disparadora, en uno de los grados se trabajó

con la palabra “Amistad” y en el otro “Violencia”. La consigna hacía referencia a buscar imágenes

que las ejemplifiquen. Rescatamos las reflexiones surgidas en el cuarto grado del turno mañana,

principalmente porque serían los niños que luego invitaríamos al espacio. En el plenario (trabajado

con la palabra violencia) surgieron imágenes refiriendo a: sujetos golpeados, lucha contra el paco,

sujetos que se golpean, mujeres embarazadas fumando, sujetos en una manifestación, niños

trabajando. Además los niños participaban diciendo que “tratarse mal, decir malas palabras,

discutir” también eran formas de violencia.

La actividad realizada fue propuesta por las estudiantes de comunicación social y nosotras

nos sumamos a la misma. Lo que sugerimos fue realizar una puesta en común sobre las imágenes

que cada uno había recortado y contaran porque le remitía a dicha palabra.

Participamos de cuatro talleres de radio comunitaria en la escuela, donde articulamos las

temáticas que íbamos trabajando en el espacio de juego; haciendo grabaciones que luego se

escucharon en la radio abierta.

La Radio Comunitaria, fue la principal herramienta que permitió transmitir lo que estábamos

trabajando junto a los niños desde la U.P.A.S. a otros miembros de la comunidad, como las

personas que participaban de la Red del Este por el Agua, docentes de la escuela primaria,

profesionales del centro de salud y padres.

ETAPA DE CIERRE

En este recorte recuperamos nuestras últimas intervenciones, las cuales tenían como objetivo

evaluar las actividades realizadas durante el año y al mismo tiempo darle un cierre a nuestro trabajo

en el barrio.

LO QUE QUEDA…

Estando cerca del cierre comenzamos la evaluación. El primer juego con el que

empezamos a evaluar fue con “picos de papel” en donde debajo de cada color había una palabra

disparadora para armar una oración que describiera algo de esa actividad o situación realizada

durante el año. Las palabras eran, plaza, fútbol, barriletes, bajo, radio. Alguna de las respuestas de

los niños fueron: “Me divertí mucho cuando fui al bajo”, “Fue re lindo escuchar nuestras

grabaciones de la radio”, “Jugando al fútbol compartimos con los chicos”, “En el bajo compartimos

golosinas”.

A manera de evaluación con las madres y docentes realizamos entrevistas para saber lo que

conocían sobre el espacio de juego con los niños, las repercusiones del mismo en ellos, sobre

cambios en los grupos de amigos…

En la entrevista con la docente de 4º grado del turno mañana (al que asisten la mayoría de

los niños del espacio) nos comentó que los niños hablaban del espacio de juego de los miércoles en

el aula, narrando lo que hacían, preguntando si había actividades, etc. Manifestó que hubo un

cambio en la integración del grupo; antes estaba dividido lo que se evidenciaba en los recreos donde

jugaban en grupos separados. Este cambio lo observo a partir del mes de agosto “Cuando ustedes

invitaron a todo el curso”.

Entre algunas cuestiones que rescata además de la integración, es la participación en el aula

y el trabajo en grupo.

En cuanto a los niños con los que iniciamos la intervención le preguntamos sobre cómo los

veía actualmente. Marcaba que el problema que tenían estos niños se relacionaba con la intolerancia

con los pares. Esta situación ha disminuido, mostrando mayor tolerancia con sus compañeros, por

ejemplo, observa que juegan todos juntos en los recreos y que se han generado nuevas amistades

dentro del grado…

Rescató también la importancia de la radio como lugar para que los niños se expresen y que

también había posibilitado estos cambios observados.

En cuanto a las entrevistas con las madres todas manifestaron que los niños acuden

voluntariamente al espacio, que recuerdan el día en que se realiza, van entusiasmados y cuentan en

la casa lo realizado. La mayoría acentúa que a la falta de espacios físicos para niños (como plazas y

canchas) se le suma la falta de propuestas. Esto se tensiona con su preocupación porque los niños

permanezcan en la calle, resaltándolo en dichos como “en la calle no aprenden nada bueno”, “no lo

dejo a ir a ningún lado, porque en la esquinas hay jóvenes que desde chicos se drogan”.

Las madres de los niños que habían sido derivados dijeron que a pesar de que sentían que

algunos de los problemas continuaban sobretodo en la escuela; rescataban como positivo las nuevas

relaciones de sus hijos, como se habían ampliado sus grupos de amigos.

En los dos últimos encuentros con los niños realizamos las actividades de evaluación y

devolución.

Para evaluar utilizamos un juego cuyos materiales eran una serie de casilleros numerados

que eran puestos con diarios en el piso, un dado con colores, un dado numerado y unas tarjetas de

colores con preguntas sobre el espacio, que permitían evaluar.

• Se juega de a dos participantes.

• Se tiran ambos dados.

• El dado de color indicaba el color de la tarjeta elegir.

• El dado numerado indicaba la cantidad de casilleros a avanzar.

Una vez elegida la tarjeta se le hacía la pregunta. Las preguntas eran sobre el espacio, sobre

cuáles fueron las actividades que más y menos le gustaron hacer, sobre nuestras intervenciones en

distintas situaciones, sobre sus grupos de amigos. Luego de contestada la pregunta avanzaban los

casilleros.

Entre las respuestas:

“Lo que más nos gusto es jugar todos juntos.”

“Lo que menos nos gusto es estar sentados.”

“Nos gusta venir acá porque nos divertimos.”

“Participamos de otras actividades como la radio, reuniones de red.”

“Nos encanta, nos divertimos mucho viniendo a este espacio.”

“La actividad que más nos gusto es ir a las lagunas.”

“Me sirvió para divertirme.”

“No nos gusto cuando nos retaban.”

“Nos sirvió para juntarnos a jugar.”

“Me sirvió para portarme mejor y compartir con los chicos.”

“Lo que menos me gustó fue la pelea de los chicos en el bajo.”

“Me sirvió para aprender a jugar.”

“Frente a una pelea nos arrepentimos de lo que hicimos y nos hacemos amigos.”

“¿Te acordas que antes nos peleábamos todo el día y ahora somos amigos?” (Luego de responder

una de las preguntas.)

Fue una actividad en la que mostraron mucho interés en escuchar a todos los compañeros,

respetando todo el tiempo la consigna. Por ejemplo, si bien ganaba el equipo que primero llegaba al

final de los casilleros, aplaudieron y escucharon hasta los últimos compañeros que llegaron.

En lo que respecta a la actividad de devolución, para con los niños, organizamos un collage

con fotos que acompañaban el relato de lo que había significado el año para nosotras. Lo que

buscamos expresar fue lo recorrido durante el año, los cambios en el grupo… como el espacio fue

construido a partir de sus intereses, deseos y gustos. Como lo vivenciado fue un aprendizaje

también para nosotras a partir del vínculo que establecimos entre todos, en un marco de mucho

afecto y respeto. También buscamos resaltar que lo compartido se podía continuar más allá de

nuestra presencia, que lo importante era como ellos se habían apropiado del espacio,

protagonizándolo cada miércoles y los vínculos resultantes de estos encuentros.

La evaluación con el equipo de salud se realizó en distintas reuniones. El indicador para

evaluar se eligió en conjunto con dicho equipo. El mismo buscaba rescatar la importancia del

espacio de juego para los niños y las repercusiones en la comunidad.

Si bien siempre se quiso realizar un trabajo con niños sólo se lo pudo concretar

parcialmente, ya que no contaba con los recursos necesarios para sostenerlos (tiempo y recursos

humanos), y se sumaban otras urgencias del barrio que acaparaban la atención y esfuerzos tanto de

la Red como del Equipo de Salud.

Por esta razón resaltaron la importancia de la creación del vínculo con los niños,

escuchándolos, conociéndolos y brindándoles espacios de expresión, a través del juego y

acompañándolos en las actividades que marcaban la cotidianidad de la Chacra, como ir con ellos al

bajo, armar barriletes…

Uno de los objetivos que la U.P.A.S. se había planteado para este año era buscar un mayor

acercamiento entre la institución y los niños, promoviendo que éstos se apropien de la misma

circulando libremente, sin necesidad de que vayan acompañados por sus padres. El equipo

manifestó que el espacio posibilitó cumplir este objetivo ampliamente. Siendo el dispensario el

punto de encuentro, permitió una mayor relación de los profesionales con los niños, a partir de, por

ejemplo, participar de algunas actividades, facilitando que se fortalezcan los vínculos con los

mismos.

El equipo evaluó como positiva la concurrencia de los niños dado que se les brindó una

propuesta que les permitió el desarrollo de sus potencialidades, teniendo incidencia en sus

subjetividades favoreciendo la salud, siendo así multiplicadores en los otros ámbitos que transitan,

como por ejemplo la familia y la escuela. Teniendo esto coherencia con la concepción de salud que

desde el equipo se sostiene.

Otro tema que evaluó el equipo fue la importancia de nuestra intervención como precedente

para próximos trabajos con niños en el barrio.

Reconociendo las dificultades de tiempos y espacios que atravesaron nuestra intervención,

en la evaluación, el equipo de salud manifestó la importancia de tensionar una práctica comunitaria

como la nuestra con las políticas de salud que las enmarcan en la actualidad.

La última actividad que realizamos con los niños a modo de cierre fue la confección de una

bandera en donde cada uno plasmó su mano con témpera, escribiendo un deseo para el próximo año

que se relacionaba con propuestas o deseos en torno al espacio.

La mayoría de los deseos que escribieron hacían alusión a nuestra continuidad en el espacio

el próximo año; lo que da cuenta de la afectividad en el vínculo construido. Frente a esta situación

resaltamos la importancia de que el espacio tenga continuidad.

Algunos de los deseos escritos fueron “Que pueda tener más amigos”, “Que vuelvan

ustedes”, “Esta es la despedida, chau seños”.

RELACIONES CON LA INSTITUCIÓN U.P.A.S. N ° 26... TRABAJANDO EN EQUIPO.

Recuperando el proceso de nuestra práctica queremos destacar el aprendizaje que nos

permitió vivenciar el trabajar dentro de la U.P.A.S. N° 26. Este aprendizaje, consideramos que se

pudo dar por la modalidad de trabajo que lleva el equipo de salud dentro de la A.P.S.; si bien la

Atención Primaria de la Salud, es parte de la política sanitaria de la municipalidad, es valorable el

esfuerzo y compromiso de los profesionales que están trabajando en este dispensario, con una

concepción de salud integral, teniendo como principal herramienta el permanente trabajo en equipo.

Es ésta concepción de salud, la que genera una relación de horizontalidad entre los

profesionales y la comunidad. El centro de salud tiene sus puertas abiertas permanentemente a

escuchar las necesidades y problemáticas de la gente, buscando generar proyectos conjuntos que

permitan dar respuesta a las mismas. Por ejemplo, en el 2008 se implementaron: el proyecto de

Salud Escolar y el de Radio Comunitaria, se buscó generar un espacio para trabajar con jóvenes

desde el deporte, se elaboró un instrumento de relevamiento comunitario; sumándose a esto la

permanente e importante participación en la Red del Este por el Agua, desde donde se tratan temas

que incumben al barrio, como mencionamos anteriormente, y donde también se coordinan distintas

actividades para el barrio como por ejemplo cursos de Peluquería, Gimnasia y Pintura.

Desde que llegamos se nos integró como parte del equipo de salud. Esto nos permitió un

constante aprendizaje interdisciplinar. Pudiendo aprender no solo la especificidad de nuestro rol

sino también el trabajo conjunto a partir de los aportes de las distintas disciplinas atendiendo a las

problemáticas de la comunidad. La coordinación entre los profesionales es permanente, si bien hay

espacios en que cada uno interviene desde su especificidad, los problemas que requieren una visión

integral de la Salud, son tratados conjuntamente.

De los proyectos mencionados, tuvimos oportunidad de participar en los de Salud Escolar

(desde donde comenzamos nuestra intervención con los niños), el de Radio Comunitaria (con el que

articulamos constantemente), en la elaboración del instrumento de relevamiento comunitario (el

cual realizamos en conjunto con los estudiantes de Trabajo Social y Medicina).

En relación a nuestro rol nos han surgido innumerables cuestionamientos en cuanto al qué-

hacer, a la especificidad, a las intervenciones. Y consideramos que fue fundamental para buscar

responderlos, la experiencia brindada por la práctica en sí, y sobre todo, el haberlo realizado

acompañadas por un profesional con experiencia en el trabajo comunitario.

Pudimos así vivenciar cómo el rol, se trata de una verdadera construcción que se va conformando

en la relación con un otro, a partir de deconstruir y reconstruir las demandas y las estrategias para

intervenir en la comunidad. Así como también, este proceso está signado por los atravesamientos

sociales, que condicionan la realidad.

Es por todo lo dicho en relación al equipo de salud que nuestro trabajo de conformación de

un espacio de juego y recreación es valorado como un proceso que tiende a la promoción en la salud

de los niños y que favorece la participación de los niños en la comunidad como sujetos activos.

EJE DESISTEMATIZACIÓN

“Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.”“El Principito”

5. EJE DE SISTEMATIZACIÓN

En este apartado, desarrollaremos el eje con el que sistematizamos nuestra práctica, es decir,

el constructo que utilizamos como referencia para tensionar teóricamente nuestra intervención en

Chacras de la Merced.

Entendemos que “la sistematización tiene como punto de partida la práctica y permite

rescatar las experiencias por sus propios actores. Es un proceso de conocimiento que no solo

reconstruye y ordena la experiencia en forma integradora, sino que también la interpreta, esto

permite que los sujetos o actores de las experiencias aprendan de ellas y utilicen los conocimientos

que han producido para mejorarlas y transformarlas.” (Jara, s/f)

A su vez, es un “proceso de adquisición del conocimiento que hace posible rescatar,

descubrir, ordenar, jerarquizar, interpretar y reflexionar sobre las experiencias, conociéndolas no

como experiencias aisladas sino en contextos y en procesos dinámicos y que nos permite modificar,

mejorar o adecuar prácticas entre todos los agentes y actores sociales involucrados en ellas.” (Jara,

s/f)

La construcción del eje sobre el cuál sistematizamos nuestra práctica se dio tras un largo

proceso de reflexión. Partimos por preguntarnos, ¿qué sería lo que mejor recuperaría todo lo

transitado este año? Para esto fue un recurso esencial poder reconstruir la experiencia, visualizando

en forma "completa" el proceso, las problemáticas abordadas, los posicionamientos tomados, los

cambios en las estrategias, en las miradas....

Lo que seleccionamos como eje intentó recuperar por una parte, los decires de los actores

de la comunidad sobre los niños; y por otra parte, como éstos decires se tensionan con nuestras

miradas sobre los niños, construida a partir del encuentro posibilitado por la intervención.

Los decires que recuperamos fueron de los docentes y directivos de la Escuela primaria

“Tránsito Cáceres de Allende”, de los padres de los niños que concurrieron al espacio de juego y

recreación durante el 2009 y de los profesionales de la U.P.A.S. Nº 26.

Por parte de la escuela, nos encontramos con una fuerte demanda de “asistencia

psicoterapéutica” a los niños por los "graves problemas de conducta" que llevaban a consecuencias

que perjudican la permanencia de los mismos como alumnos de la institución.

Por parte de los padres veíamos una fuerte preocupación por el comportamiento de sus hijos

tanto en el hogar como en la escuela; preocupación en parte influenciados por los llamados de

atención de ésta última institución.

Simultáneamente, el Equipo de Salud de la U.P.A.S. N° 26 nos comentaba sobre las largas

listas de derivación para asistencia psicológica que se recibían desde la escuela.

A partir de esto, nos interesa con este trabajo recuperar:

… la mirada de los actores sociales del barrio Chacras de la Merced sobre los niños.

… nuestro proceso de aprendizaje a través de la Investigación Acción Participativa, es decir cómo

a partir del encuentro con el otro se modifica la intervención y la forma de concebir al sujeto.

Para sistematizar esta experiencia nos preguntamos ¿Cuáles son las miradas de los adultos

sobre los niños en Chacras de la Merced ; ¿Cómo miramos a los niños desde la psicología

comunitaria?; ¿Cómo se tensionaron estas miradas a partir de nuestra intervención?”

Estas preguntas nos llevaron a la formulación del siguiente eje de sistematización:

“Miradas de los distintos actores sociales sobre los niños en tensión con nuestras miradas y su

deconstrucción a partir de nuestra intervención/trabajo.

“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

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ANÁLISIS E INTERPRETACIÓNDEL PROCESO

“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

6. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DEL PROCESO

6.1 SIGNIFICACIONES OTORGADAS A LOS NIÑOS DE CHACRAS DE LA MERCED

POR PARTE DE DOCENTES, DIRECTIVOS Y PADRES

En este capítulo analizamos las miradas, las significaciones, los decires que tienen sobre los

niños, tanto los docentes y directivos de la Escuela Tránsito Cáceres de Allende, como los padres de

los niños que concurrieron al espacio de juego y recreación durante el año 2009.

La información que tomamos como recurso para la sistematización de la práctica, se

recupero de entrevistas y charlas informales con estos actores sociales anteriormente mencionados,

y de lo observado mientras participábamos de distintos espacios institucionales.

Partimos de entender a la/s infancia/s como una construcción social, como una

conceptualización contextualizada y a partir de esto, relativizada; generando que eso que llamamos

infancia/s no represente lo mismo, ni sea vivido de la misma manera en todos los grupos

humanos. De este modo, hablamos de “infancias”, plurales, múltiples, en el contexto de nuestra

sociedad compleja. (Colángelo, s/f)

Esto implica concebirla como un constructo que expresa los intereses de un determinado

momento histórico y como tal guía políticas sociales y prácticas concretas de los actores sociales.

Siendo la escuela y la familia las principales instituciones socializadoras, nos enfocamos en

sus miradas, estructuradas a partir de algunas de las significaciones dadas a los/as niños/as de

Chacras de la Merced, entendiendo que las mismas tienen implicancias en los procesos de

subjetivación de los niños.

6.1.1 LA ESCUELA : aproximación a la lógica fundacional de la institución

La escuela tuvo mucho que ver con la delimitación de la infancia, utilizando discursos

científicos como los provenientes de la sociología, la psicología y la pedagogía estableciendo de

manera taxativa qué debía esperarse de los niños; y aportando a la expansión de una idea de

minoridad-incompletud- inmadurez que colocó a la infancia en un lugar subordinado, cuya voz y

perspectivas no debían tenerse en cuenta. También tuvo mucho que ver con la producción de una

infancia "correcta" y "aceptable" en términos morales y políticos. (Dussel, Southwell; 2006).

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Desde una visión funcionalista del proceso de socialización que lleva a cabo la escuela, se

mira a la infancia desde una concepción antropológica pesimista: los niños “son seres “salvajes”

“naturales” e “incompletos” a los cuales es necesario imprimir una educación moral de la cual la

disciplina es la herramienta privilegiada.” (Paulín, 2004)

Esta concepción homogeneizadora de la escuela se ha asociado con prácticas de

disciplinamiento; “siendo estas prácticas la manera de hacer posible la tarea de enseñar del maestro,

entendida como una batalla contra los instintos colectivos de la masa infantil y contra la diferencia

dentro de ella” (Carli, 1999).

Se puede analizar así, que se recurre al control de los cuerpos y las conductas como recurso

imprescindible para poder llevar a cabo la enseñanza en la escuela primaria. Se busca generar

respuestas automáticas en los niños como silencio, orden, obediencia a partir de gestos de los

docentes. Esto se reflejo en una de “las consignas” dadas por una de las docentes de la escuela de

Chacras de la Merced en el marco del espacio de Radio Comunitaria. Cuando ésta buscaba el

silencio en el salón para continuar con la actividad les decía a los alumnos “¿Cómo hacemos para

escuchar?”: “Se escucha así bien sentaditos, con las manitos quietas arriba del banco, sin tocar nada

y mirando a la señorita”. Ante ésto, los niños acatan estas medidas en forma parcial, haciendo

silencio solo momentáneamente. Nos parece importante retomar el aporte de Carli ante esta

situación, la cual expresa que “las conductas infantiles siempre desbordan la estrechez de la mirada

adulta, obsesionada entonces por controlar el exceso de movimiento, la atención dispersa, el

cuchicheo y los motines.” (Carli, S.; 1999).

Este control pretendido, se materializa a través del acto de la sanción, ejercido a través del

poder que reviste el docente, en relación a los niños. Numerosas veces tuvimos conocimiento de

medidas como suspensiones, penitencias y reducción de jornada. Además la modalidad de relación

entre docente y alumnos estaba en muchas ocasiones acompañada de gritos y retos para dirigirse a

los niños, que continuaban incluso cuando éstos cumplían con lo consignado por los docentes. Estas

medidas eran tomadas por los docentes debido a que según ellos los niños eran “terribles”. Una

maestra enunciaba: “Los chicos no me hacen caso”; “No respetan la autoridad”; “Tienen problemas

de conducta”.

Desde nuestro análisis inferimos que este tipo de prácticas donde se tiende a la

homogenización, disciplinamiento y control del cuerpo, están teñidas por vestigios de la misión

institucional que se le adjudicó a la Escuela Moderna. Los maestros y directivos, siguen recurriendo

a éstas por tratarse de un legado transmitido, pero también por las dificultades actuales para lograr

76

“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

construir en las instituciones educativas condiciones para llevar adelante los procesos de enseñanza

– aprendizaje (Carli, 1999)

Si a este análisis agregamos la situación en que se encuentra la escuela Tránsito Cáceres de

Allende, sujetada y sobre-determinada por un contexto de pobreza, éstas prácticas organizadas

alrededor de un mandato anterior, (homogeneizador e igualador) queda ofreciendo una escenografía

de rituales escolares vacíos a riesgo de solo reproducir y profundizar las diferencias. (Redondo,

2004)

6.1.2 Escuela y Situación de Pobreza

Desde la comprensión de la infancia como una construcción social, es importante tener en

cuenta la particularidad de la escuela Tránsito Cáceres de Allende, que se caracteriza por pertenecer

a una comunidad que definimos en situación de pobreza. En éstas escuelas, ser docente, tal como

plantea Redondo, (2004), “incluye múltiples posiciones que, de modo contradictorio y en

permanente movimiento, configuran identidades docentes caracterizadas, en primer término, por su

complejidad”.

Esta complejidad se evidencia en la heterogeneidad de miradas dentro del cuerpo docente.

Siguiendo a Redondo (2004), es posible distinguir distintas posiciones desde los maestros y

maestras que trabajan en escuelas en contextos de pobreza. “En primer lugar, se encuentran aquellos

que se refieren a las carencias de sus alumnos y consideran que lo más importante para

compensarlas es brindarles afecto, buen trato, buenos hábitos y conductas. En segundo lugar, están

aquellos que miran con indiferencia lo que sucede en la escuela y en el barrio sin mostrar ningún

tipo de compromiso afectivo y/o laboral. Por último, están quienes reconocen la situación de sus

alumnos y alumnas como producto de una sociedad desigual e injusta” (Redondo, 2004). Éstos

últimos trabajan con la convicción del poder transformador de su práctica.

Algunas de las posiciones descriptas anteriormente por Redondo, las podemos observar en

las posturas mantenidas por parte de los docentes de Chacras de la Merced respecto a su que-hacer

en la escuela8. La Directora, nos manifestaba su cansancio en relación a la falta de compromiso de

algunos docentes, enunciando “vienen solo a trabajar acá cuando recién se reciben para comenzar a

ejercer, pero en cuanto pueden piden traspaso a otras escuelas”. A su vez, también “presentan

8 Utilizando algunos indicadores como participación en ámbitos externos a la escuela, su involucramiento y compromiso con la realidad del barrio.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

carpetas médicas, faltan, no se comprometen”. La manera de expresarse nos devolvía una

“sensación” de hartazgo, saturación y desborde en relación a sus funciones.

En sentido opuesto, encontramos dentro de la misma institución, docentes comprometidas en

introducir un cambio a esta realidad, propiciando estrategias inclusivas, como es el caso de las

docentes que se hallan comprometidas en el proyecto de Radio Comunitaria, participando

activamente y cediendo espacios y tiempos para llevar a cabo estas actividades. “En esa dirección,

estos docentes creen y privilegian la importancia del enseñar y brindar lo necesario para que sus

alumnos puedan defenderse en la vida y, de esa manera, tener la oportunidad de salir de su

condición de pobreza.” (Redondo, 2004)

6.1.3 Características negativas otorgadas por los docentes a los niños en situación de pobreza.

En diferentes momentos de la historia, la categoría pobreza ha conformado binomios con

otras, por ejemplo, indecencia, desvergüenza, indignidad, locura y peligrosidad social. En la

mayoría de los casos se ocultan las causales de los procesos de pauperización y se los presenta

como inevitables, al mismo tiempo que se individualiza y condena a los sujetos como responsables

y culpables de su situación. En estos momentos, casi en forma invisible, el “pobre” se convierte en

“marginal” y el “marginal” en “peligroso”. Encontramos referencias de ello en enunciados de

directivos y docentes de la escuela primaria de Chacras de la Merced.

Muchas veces, los actores sociales se referían a los niños, nombrándolos indistintamente con

términos como “violentos,” “agresivos,” “peligrosos”; adjetivos utilizados para hacer referencia a

los niños.

Estas asociaciones son exacerbadas a través de los medios de comunicación que realizan una

asociación en la cual ser “pobre” es sinónimo de “peligroso”; construcción mediática que la

presentan como la verdad insoslayable. En los discursos de los medios “las voces de los niños pocas

veces son consultadas y cuando son nombradas el tema que más aparece es la violencia”.9

6.1.4 Miradas de los adultos – adulto y etnocentrismo –

6.1.4.1 Significaciones de los docentes

9 Capítulo de Infancia de Periodismo Social, 2006/2007.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

“Cada sociedad realiza una construcción social del niño ideal - un modelo- que condensa los

valores e ideales socialmente reconocidos y legitimados.” (Rinaudo G., 2003). Diversas

instituciones, como la familia, la escuela y los medios de comunicación reproducen este modelo;

estableciendo parámetros homogeneizadores del “ser niño/a”, negando la pluralidad de sentidos

resultante de la pertenencia a diferentes contextos socioculturales.

Este modelo ideal, construido a partir de los valores del poder hegemónico, se corresponde

en los discursos analizados, con posturas tanto adulto como etnocentricas, reflejadas en la

exaltación de aspectos negativos de los niños con características de incompletud, y de carencia.

El etnocentrismo caracteriza a los sectores socialmente desiguales a partir de sus

condiciones materiales de vida. Desconoce la diversidad sociocultural, e interpreta “lo diferente”

como carencias. “La escuela fomenta y se perpetúa en los valores de la clase media” (Kaplan,C.

2000); y como los maestros pertenecen a ella, no pueden comprender las diferencias que resultan de

la diversidad.

Esta situación se ve reflejada en las manifestaciones de muchos docentes que no son del

barrio, donde encontramos algunos de estos sesgos. Ejemplo de ello es el caso de la maestra

“Mercedes”10 quien nos decía “estos chicos no saben ni jugar”. Creemos que desde esta postura se

desconoce la riqueza cultural presente en sus juegos, que quizás por no formar parte de su bagaje

cultural no son reconocidos.11

Llamamos posturas adultocéntricas a la percepción de las relaciones intergeneracionales

desde una estructura bipolar, donde a los niños se les atribuyen rasgos negativos, carentes,

instintivos, en oposición a la reflexión y racionalidad del adulto. Tal como enfatizaba una de las

maestras “Hay que enseñarles todo”, “Son terribles estos chicos”.

Estas posturas encierran en si mismas una forma de violentación muy ligada a cuestiones de

poder por la asimetría resaltada en torno al “deber ser” fundamentado en una construcción del niño

ideal; construcción que es definida desde los parámetros adultos.

Estas miradas tanto adulto como etnocéntricas, impactan en la subjetividad de los niños,

reproduciendo en ambos casos una posición asimétrica de poder, en detrimento de los mismos: en

un caso por ser niño y en otro por “ser pobre”.

10 Los nombres utilizados en este trabajo son ficticios, para proteger la identidad de los sujetos.11Los juegos de estos niños presentan otras características que aquellos que viven en zonas urbanas: por Ej.: salir a

cazar pájaros con honderas, boleadoras, recorrer zonas de lagunas, pescar.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

6.1.5 Relación Escuela – Familia

Mediante este apartado intentamos dar cuenta de la complejidad del vínculo entre estas dos

instituciones considerando la particular marca que imprime la situación de pobreza en la que se

hayan inmersas tanto la escuela y las familias de los niños que concurren a ella. El barrio Chacras

de la Merced presenta una ubicación marginal en relación al cono urbano de la ciudad, siendo la

escuela “Tránsito Cáceres de Allende” junto con la U.P.A.S. Nº 26 las únicas representantes del

Estado en la zona. Situación que muestra “el nivel de desprotección enorme” del lugar. (Redondo,

2004)

Siguiendo a Colombo y Palermo (1994)“El vínculo que se establece entre la escuela y la

familia de los sectores en situación de pobreza está relacionado con la definición que hace la familia

de si misma y la definición que hace la escuela de la familia. La escuela tiene una definición acerca

de qué entiende por “buena familia y buena madre” y ajusta a esta definición sus expectativas

acerca de cómo deben comportarse los miembros de las familias, estigmatizando las conductas que

se apartan de ese modelo.”

6.1.5.1 Significaciones construidas sobre las familias en situación de pobreza .

Muchas veces las escuelas elaboran una definición de las familias en situación de pobreza

desde una mirada moralizante, es decir, implícitamente prescribe reglas y conductas que definen los

comportamientos aceptados socialmente. A su vez cuando los comportamientos se alejan de estas

prescripciones los estigmatiza por considerarlos desviados, elaborando diagnósticos del alumno que

llevan implícito un cuestionamiento al modo de organización familiar, a la moral existente al

interior de la familia, al rol maternal y culpabilizando a los padres. (Colombo y Palermo, 1994)

En varias oportunidades esto fue observado en los docentes de la escuela “Tránsito Cáceres de

Allende” recurriendo a la descripción de características de las familias para explicar las conductas

“agresivas”, “violentas” de los niños, que como se mencionó anteriormente, eran tan remarcadas.

Estas descripciones generalmente estaban teñidas por las “tipificaciones” que recaían sobre

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

eterminadas familias del barrio “Y qué querés que haga ese nene, si es un “Perez”12, “son todos

choros esos”13

La mirada moralizante de los docentes se observa también en la adjudicación de características

negativas a las familias. Esto se manifestó en dichos como: “no quieren trabajar”, “quieren todo de

arriba”, “están acostumbrado a todo fácil”. En una situación, buscando a niños de un aula para que

participen de la Radio Comunitaria, la directora enojada porque querían salir más niños de los que

estaban ya trabajando en el proyecto nos comentaba “Desde chiquitos están acostumbrados a que

les venga todo de arriba, y no es así, tiene que acostumbrarse a Tra-ba-jar”.

Esta situación no solo se da desde los docentes, sino que también, tal como recavamos en las

entrevistas, algunos padres reproducen estos prejuicios y etiquetaciones; esto se da sobretodo en la

relación entre los barrios Chacras de la Merced y Ciudad de mi Esperanza14, cuyos niños comparten

el ámbito escolar. Distinguiendo a aquellos que provienen de este “nuevo” barrio con referencias

despectivas: “no tienen códigos”, “son destrozones”, “dicen malas palabras” decía una de las

madres del barrio Chacras de la Merced.

6.1.5.2 La visión de los padres y su relación con lo prescripto por la escuela.

Los docentes citaban a los padres por los problemas de “conducta que presentaban los

niños”, exigiéndoles que tomen “medidas”, que “respondan” por el comportamiento de los niños

Ante esta situación las madres se mostraban muy preocupadas por la posibilidad de que sus

hijos sean excluidos del sistema educativo. Esta preocupación se debe a que para estas familias

sigue muy vigente la consideración de la escuela como posibilidad de “ascenso social”. Y las

madres aparecen como las “principales guardianas de los estudios de sus hijos aún cuando ellas no

sepan leer ni escribir o cuando trabajen en múltiples actividades extra domésticas. (…) Este lugar de

intermediación de la madre no es solamente su rol esperado dentro del grupo familiar, sino que es

12 Apellido ficticio para proteger la identidad de los sujetos13 En este barrio se da la particularidad de ser pocas familias que desde hace 30 años están en el lugar, y cuyas

sucesivas generaciones han incrementado la cantidad de habitantes. Esto ha generado que las “etiquetaciones”, “prejuicios” se asignen por familia, cargando a los niños con esas significaciones que rondan en el barrio.

14 uno de los barrios-ciudades construidos desde el gobierno provincia, con el objetivo de relocalizar villas urbanas

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

también deseado y casi exigido por parte de los representantes de las instituciones que prestan

servicios a las familias.”(Colombo y Palermo, 1994)

Desde esta perspectiva la escuela cuestiona a las madres su rol social, catalogándola como

“buena” o “mala madre” según su desempeño. A partir de esto creemos que estos llamados de

atención refuerzan “aquello que la familia ya creen y que se ha traducido históricamente como la

imposibilidad de superar los propios límites que la condición social establece. (…) Claramente la

escuela en los modos como organiza, establece y despliega el vínculo con las familias en los barrios

en los cuales trabaja, reproduce las jerarquías y procesos de diferenciación social. Este carácter

diferenciador analizado por las teorías de la Reproducción, asume rasgos particulares en las

escuelas, en los suburbios desheredados, diría Bourdieu, sobretodo si –por parte de los docentes-se

reproduce y torna hegemónica una visión puramente negativa sobre el papel adjudicado a las

familias en la escolaridad de sus hijos” (Redondo, 2004)

Ante las demandas que recaen sobre las madres por parte de la escuela observamos en

Chacras de la Merced distintas formas de responder por parte de las mismas.

Considerando que la demanda hacia las madres es por los problemas de conductas de sus

hijos, y que la escuela asocia con patologías, muchas veces las madres recurren a “expertos” para

que convaliden el diagnostico escolar y den una solución rápida a la demanda de la institución.

Llegando, esta situación, en casos extremos a la medicalización de los niños.

Hay otro grupo de madres que según la escuela “está ausente”, no respondiendo a sus

llamados. Esto es interpretado por la escuela como incapacidad “de cuidar y brindar afecto a sus

hijos. No concurren a la escuela “porque no les interesa” (Colombo y Palermo, 1994). Las

transformaciones de carácter económico impactan en modo de resolver la vida cotidiana de los

niños y en este contexto no siempre se encuentra “la madre que va a la reunión de padres”.

(Redondo, 2004).

En este prejuicio, consideramos que no se tiene en cuenta la condición socio económica de

muchas familias y las situaciones particulares, ya que como las mismas madres manifiestan :“tengo

tres chicos más que atender”, “no me puedo ocupar de uno solo”, “trabajo todo el día”, “el padre no

ayuda en nada”. Como plantea Redondo (20004), desde el 2001 las familias están impactadas por

un proceso de pauperización extrema, en este contexto de cambio se han redefinido algunos roles

familiares entre ellos encontramos por ejemplo madres que trabajan todo el día, padres desocupados

y niños a cargo de hermanos menores.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Así podemos observar como en la relación entre las instituciones “escuela y familia” se da

un interjuego de significados, valoraciones y prácticas que, a su vez repercute en la forma de

trabajar con los niños.

6.1.6 Demanda

La demanda concreta hacia nuestra intervención por parte de docentes y padres consistía en

asistir psicológicamente a los niños por los "graves problemas de conducta" que podían muchas

perjudicar la permanencia de los mismos como alumnos de la institución. Esta demanda estaba

presente en la escuela al momento de nuestro ingreso al barrio. La directora enviaba constantemente

niños a la U.P.A.S. Nº26 para que sean atendidos por el psicólogo. Con nuestra llegada al barrio,

solo se reforzó esta idea.

Podemos visualizar claramente como esta enunciación estaba teñida de todas estas miradas

descriptas, que conciben a la infancia centrándose en la carencia, la falta. Resaltando

constantemente los problemas de los niños. Esta postura respecto a los niños invisibilizó las

potencialidades de los mismos, hecho que se evidenció en que ni siquiera estaban presente en los

decires de los actores.

De la lectura de esta demanda, creemos que se buscaba obtener con nuestra intervención

una “receta mágica” para lograr que esta disciplina pretendida esté en las aulas, a partir de

soluciones como penitencias, sanciones, en los casos más “violentos” según los docentes:

medicación, y en lo que atañe a nuestro rol, la asistencia clínica psicológica.

Estas miradas sobre los niños estaban muy acentuadas en los discursos que escuchamos

durante la aproximación diagnóstica, llevándonos a iniciar nuestra intervención sesgada por estas

conceptualizaciones sobre los niños: “son violentos, “no hacen caso”, desde esta postura es que en

un primer momento buscamos intervenir sobre los modos de vincularse “violentos” de los niños.

A partir de reflexiones y conceptualizaciones realizadas durante el proceso de intervención

realizamos lecturas diferentes de las problemáticas que se enunciaban, deconstruyendo

principalmente las necesidades que habíamos postulado en un principio como fundamento de

nuestra intervención, separándonos de concepciones simplificadas de las mismas.

Consideramos que “la simplificación de las necesidades que estamos señalando puede

resultar de la premura con que el psicólogo procede a hacer juicios sobre la comunidad, sin que

haya transcurrido el tiempo necesario para que su involucramiento le permita tener un conocimiento

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

más profundo de la misma” (Sanchez, E. 2001). Esta situación se dio en nuestro proceso de

intervención. Las miradas de los docentes y directivos, resaltando, los aspectos negativos de los

niños, como carentes, problemáticos, violentos funcionaron en el inicio de nuestro trabajo como una

limitación. Esta se fue resolviendo con el transcurrir del proceso de intervención a partir la reflexión

sobre la acción logrando un mayor acercamiento a las necesidades sentidas de la comunidad.

Así, pudimos tensionar las miradas de los actores sociales, realizando otras lecturas que nos

llevaron a optar por estrategias diferentes más acordes a las necesidades de los niños. Esto se dio a

medida que fuimos conociendo a los mismos, a través de intercambios teóricos con los

profesionales de la U.P.A.S.; y con las herramientas que nos brindaba nuestro proceso de

aprendizaje contempladas en el marco de nuestra práctica pre profesional (socialización con

compañeros, espacios de supervisión).

A partir de esta experiencia, consideramos que estas miradas de la escuela y la familia,

recaen sobre los niños, impactando en la producción de su subjetividad, ya que consideramos que

la representación del niño-problema lo ubica en un lugar de pasividad, no dándole lugar al sujeto

activo, con recursos y con la capacidad de enunciar sus propias necesidades.

Consideramos que estas miradas sobre los niños, obturan la posibilidad de entender cuáles

son sus necesidades, qué es lo que ellos manifiestan como problemáticas, qué eligen y qué rechazan

de esta lógica institucional que los ubica como únicos portadores de problemas.

La demanda planteada nos interpelo en nuestro que/hacer-rol, abriéndonos dos

posibilidades, recibirla acríticamente, buscando responder linealmente a lo solicitado, o

posicionarnos epistemológicamente en un lugar diferente, que posibilitara otras lecturas de la

situación, y que permitiera escuchar las voces de los sujetos-niños desde una concepción de sujeto

activo.

Este posicionamiento derivo en la deconstrucción de la problemática inicialmente planteada

por la institución, a partir del análisis de los múltiples atravesamientos que formaban parte de la

“demanda” enunciada.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

6.2 TENSIONANDO MIRADAS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN.

En este apartado describimos como en el proceso de intervención tensionamos las miradas

que tienen los docentes, directivos y padres sobre los niños de Chacras de la Merced con nuestras

miradas.

Esta intervención consistió en el encuentro sostenido con los niños a partir de la constitución

de un espacio de juego y recreación a través del cual pudimos vivenciar situaciones, que fueron

cuestionando los decires y las miradas presentadas por los adultos.

Nuestra intervención se sustenta teóricamente en la metodología de investigación acción

participativa. Es por esto que consideramos que comenzamos a intervenir desde el momento que

llegamos al barrio y fundamentalmente desde nuestros primeros encuentros con los niños. Esto es

así porque desde esta metodología de investigación-acción no solo se busca producir un saber, sino

también transformar una situación buscando el encuentro con el sujeto desde el comienzo del

proceso de intervención; los sujetos no quedan solo reducidos a objetos de estudio o a aquellos que

solo brindan información, sino que los involucra constantemente en el proceso de construcción de

conocimiento, implica una concepción de sujeto activo, como actor social que construye realidad y

protagoniza la vida cotidiana.

Tras estas aclaraciones, nos centramos con fines analíticos, en la etapa de desarrollo, que se

corresponde con la construcción del espacio de juego y recreación, por ser este momento del

proceso de intervención el que nos permitió tensionar las miradas y deconstruir la problemática.

La construcción del espacio de juego y recreación, fue el objetivo que nos propusimos desde

el proyecto de intervención. En éste trabajamos con niños y niñas de 9 a 11 años con distintas

temáticas. Estas surgían a partir de las inquietudes de los mismos y de aquellos temas que

considerábamos importante abordar como equipo.15

Esta forma de intervención se sustento principalmente en la forma en que concebimos al

sujeto desde la psicología social y comunitaria. Es decir, como sujeto activo, con recursos, con

capacidad de transformar su realidad. Así, cuando nos planteamos nuestra intervención en Chacras

de la Merced con niños, pensamos en la forma de recuperar justamente este lugar de sujetos activos,

en el dispositivo que nos permitiera escucharlos enunciando sus necesidades, en la forma de

potenciar sus recursos.

15 Muchos de los temas incluidos era debido a la importancia con la que eran trabajado en distintos espacios comunitarios, principalmente en las reuniones de la Red del Este por el agua.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Elegimos como forma de intervención la construcción del espacio por considerarlo como un

dispositivo óptimo para el establecimiento de vínculos, abre posibilidad al trabajo de los conflictos,

a partir de intervenir en lo cotidiano de los niños, trabajando desde su propia realidad. El espacio,

entonces, posibilito el establecimiento de vínculos entre ellos y con nosotras; generando lazos de

confianza que permitieron un encuentro sostenido cada miércoles. El espacio de juego y recreación

se configuró como un espacio de interlocución, que implica “la existencia lo más plena posible de

cada uno de los términos de la relación. Desde donde nosotros como psicólogos/as comunitarios/as

implica dejar aparecer el otro en toda su dimensión” (Rodigou reportado por Barrault 2006).

Entendemos que la recreación, supera el concepto de entretenimiento, dado a que la primera

implica “acciones que generan compromiso con la tarea y con los demás miembros (…) No busca

divertir solamente, sino modificar y/o potenciar al ser humano”(Grupo ECO´S, 2000). En este

marco el juego fue la principal estrategia de intervención.

En relación al espacio, buscamos tensionar desde nuestro quehacer dicotomías que suelen

estar presentes en algunos juegos como competencia-cooperación, individuo-grupo, competente-

competitivo.

Utilizamos el juego también por considerar que es el medio privilegiado de expresión de los

niños y que favorece el establecimiento de vínculos entre ellos. El juego tiene reglas propias, ocurre

en un tiempo y espacio diferente al habitual, posibilitando una toma de distancia de la realidad

cotidiana, permitiendo a los niños expresar todo lo que le resulta difícil traducir en palabras, como

también transformar la realidad y reelaborar situaciones conflictivas.

Los contenidos de los juegos estaban influenciados por las características del lugar16 siendo

los niños mismos quienes determinaban en qué lugares y a qué jugar.

Siguiendo la concepción de intervención que posibilita que el sujeto surja en toda su

dimensión, buscamos que sean ellos quienes trajeran sus juegos cotidianos al espacio, intentando

conciliar sus actividades lúdicas cotidianas con los objetivos planteados en nuestra intervención. Es

por esto que la mayoría de los juegos estaban relacionados con el fútbol, saltar la soga, “el tejo” o

rayuela, la “escondidita”, caminatas por las zonas más transitadas y conocidas por los niños, lugares

donde desarrollaban sus prácticas cotidianas; entre otros.

Utilizábamos estas practicas cotidianas como disparadores para a través de nuestro qué-hacer

problematizar aquellas situaciones en las que se manifiestan relaciones de jerarquía, reproducción

de poder y exclusión al mismo tiempo que construir modalidades alternativas de relación. Por

16 Entendiendo por estas las características rurales de la zona, lugares transitados cotidianamente por los niños y las prácticas habituales que los mismos realizan

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

ejemplo en el caso del fútbol, organizábamos los equipos de manera que roten los participantes

evitando rivalidades entre niños; cuando realizábamos caminatas establecíamos códigos de

convivencia pautados entre todos para poder llevar a cabo la actividad como la planificábamos.

6.2.1 Tensión con las miradas de los adultos

Trabajando en el espacio de juego y recreación surgieron situaciones que nos hicieron re

pensar las miradas de los adultos sobre los niños; muchas veces no se correspondían las miradas de

docentes, directivos y padres, con nuestra mirada sobre los niños en el espacio.

Si bien como aclaramos anteriormente nos centramos principalmente en lo ocurrido durante

el desarrollo del espacio, este proceso de tensionar las miradas comenzó desde el inicio de nuestra

práctica. Durante el proceso de aproximación diagnóstica al escuchar en entrevistas a docentes,

directivos y padres que usaban indistintamente términos como “violentos”, “agresivos”, “con

problemas de conducta”, “sin respeto a la autoridad”, para referirse a los niños, nos preguntábamos

¿a que se referían cuando mencionaban estos términos? ¿a qué actitudes de los niños se referían?

Buscar respuestas a esto fue la primer forma de tensionar.

Pudimos observar que estas referencias a los niños se utilizaban cuando estos se cambiaban

de banco, hablaban fuerte, se gritaban, se arrojaban cosas, entraban y salían del aula. Desde nuestra

lectura consideramos, que estas conductas se pueden agrupar en “no cumplimiento con la

normativa-disciplina escolar”, y no con características intrínsecas a los niños.

La escuela conserva vestigios de los postulados planteados en la conformación de la Escuela

Moderna, sobretodo en cómo se ha asociado la concepción homogeneizadora con prácticas de

disciplinamiento. Siendo estas prácticas la manera de hacer posible la tarea de enseñar del maestro,

entendida como una batalla contra los instintos colectivos de la masa infantil y contra la diferencia

dentro de ella. (Carli, 1999). Esto lleva implícito una relación verticalista de poder, donde el

docente lo detenta y el alumno el que responde a la norma pasivamente. Desde esta óptica todo

aquel que no pueda acomodarse al disciplinamiento escolar prescripto, es segregado, “anulando al

sujeto niño que emerge en cada acto” (Carbonio, 2008).

Al observar que las conductas que los docentes mencionaban como “violentas”, “agresivas”

no se presentaban en el espacio de juego y recreación, consideramos a modo de hipótesis, que los

niños con esas conductas en la escuela responden a la forma de relación propuesta por estos adultos

planteada al modo de una “violentacion social” de la institución sobre los niños.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Posicionadas desde el rol de psicólogas sociales y comunitarias, planteábamos en el espacio

de juego y recreación una relación entre los niños y nosotras diferente a la de la escuela. Desde el

espacio se buscaba propiciar la horizontalidad de los vínculos. Si bien desde nuestro rol

establecimos un encuadre para trabajar, estipulando horarios, estableciendo las pautas básicas de

convivencia y respeto entre todos; buscábamos fomentar el diálogo para que sean los niños quienes

enuncien sus gustos, necesidades, intereses. En el marco de ese diálogo propiciado establecíamos en

conjunto códigos de convivencia, llegando a los mismos a partir del mutuo acuerdo entre los niños

y el equipo. Posibilitándoles a ellos que enuncien lo que consideraban necesario para desarrollar

una actividad, promoviendo que como sujetos activos, establezcan los códigos que conllevarían a

un mejor logro de las tareas planteadas.

Esto lo pudimos observar en varios momentos, pensamos que son ejemplos claros, una

situación que se generó en una de las “idas al bajo” donde en un momento del recorrido el grupo se

separa, los niños empezaron a dispersarse y como estábamos en una zona que no conocíamos y que

estaba rodeada por lagunas, caminos donde transitaban camiones cargados con escombros y

maquinarias para trabajar la tierra; comenzamos a preocuparnos. Ante esto intervenimos para que

estuviéramos todos juntos, acentuando que la idea era compartir la actividad y apelando a que se

organicen entre ellos. Buscamos también marcar un límite través del dialogo, diciéndoles que “por

hoy era suficiente, que debíamos volver porque ellos eran nuestra responsabilidad, que nosotras

queríamos seguir encontrándonos con ellos y que no podíamos pasar por alto la decisión de sus

padres, a los cuales no les gusta que frecuenten la zona de lagunas.” Los niños respondieron a lo

que estábamos proponiendo, reagrupándose. Tuvo especial protagonismo uno de los niños que era

el señalado en la escuela como el más problemático, y el que menos acataba las normas de la

institución. Este mismo niño en ésta situación fue el que llamó a los compañeros que estaban más

dispersos para que se reagrupen, buscando que se realice la actividad que nos habíamos planteado

en conjunto con los niños antes de salir (ir a buscar materiales para armar barriletes, yendo y

volviendo al dispensario todos juntos).

En una de las últimas actividades, en el marco del cierre del espacio, fuimos nuevamente a

la zona del “bajo”. Antes de salir de la U.P.A.S. elaboramos entre todos, en una ronda, un código

de convivencia para realizar la actividad. Los niños redactaban lo que consideraban necesario, como

ir y volver todos juntos, contarnos cuántos éramos para después darnos cuenta si estábamos todos,

esperar al que se atrasara. Esto fue plasmado en un afiche el cuál fue leído al regreso para ver si

habíamos cumplido con lo que nos habíamos propuesto.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

En todos los juegos que se desarrollaban cada miércoles buscábamos entre todos acordar las

pautas para “no pelearnos” como manifestaban los niños. Esto se visualizaba en conductas como

acordar un orden para saltar la piola, el cuál se cumplía perfectamente; en ordenarse entre ellos para

tomar mates; en las pautas para jugar al fútbol, etc.

Otra de las características muy resaltada por los docentes era “la violencia – agresividad”

(usado como sinónimo) de los niños. Uno de los hechos que consideramos como representativo de

esta concepción de niños violentos, fue la iniciativa de una docente de construir una encuesta

interna sobre la agresividad de los niños Diseñada con el objetivo de elevar esos datos al Consejo de

Educación para solicitar más personal docente para “poder dar clases” y enfrentar estos problemas

de violencia.

En el Espacio de Juego cuando se presentaban situaciones conflictivas entre los niños, si

bien al principio alguna vez se resolvieron con gritos o golpes, a lo largo de los encuentros fueron

desapareciendo estas conductas, ellos mismos comenzaron a marcar los límites, apelando a los

códigos construidos en el marco del espacio. Por ejemplo, al momento de saltar la piola, cuando

alguno de los chicos no respetaba su turno, intervenían varios niños que apelaban a los acuerdos

construidos previos al juego en el espacio grupal diciendo “no te toca, sigamos la ronda”, y esta

normativa terminaba siendo aceptada.

A través de la participación en el espacio los niños fueron construyendo nuevas modalidades

de relación que se evidenciaban ante la aparición de conflictos entre ellos. Uno de los ejemplos más

claros de esta forma de resolver la situación por parte del grupo la vivenciamos de regreso a la

U.P.A.S. en la última “ida al bajo”, un niño que ese día se sumo a la actividad, y al que no

conocíamos pero al que se le permitió participar de la jornada; golpeó a otro de los niños que fue

uno de los iniciadores del espacio. Lo que nos interesa rescatar de esta situación fue la reacción del

grupo. Dado que algunas características que estaban al comienzo del año como por ejemplo la

burla, no tuvieron lugar en esta situación, por el contrario apareció una actitud de no avalar esto, lo

vimos en el silencio, en buscar tranquilizar al compañero golpeado y rechazando lo sucedido.

Como planteamos anteriormente, las miradas tensionadas a partir de nuestra intervención,

son las que se sostienen desde los principales agentes socializadores de los niños de Chacras de la

Merced, como son la escuela y la familia.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Consideramos que estas miradas, tanto desde una postura adultocéntrica como etnocéntrica

resaltan los problemas, la incompletud, la incapacidad para adaptarse a lo normado, la carencia de

los/las niños/as.

Dentro de las entrevistas que realizamos a los distintos actores sociales durante el proceso

de aproximación diagnóstica, notamos que en general, existe una imposibilidad de resaltar aspectos

positivos de los niños, fueron prácticamente nulos los casos en que mencionaron características que

se puedan nombrar como recursos de los mismos.

Es en este punto donde más se marca la tensión de los decires con nuestra intervención, ya

que, en el marco de los encuentros, fuimos encontrando aspectos de los niños que se convirtieron en

las principales estrategias para trabajar, como la participación, el protagonismo, la cooperación y la

solidaridad. Consideramos que ver a los niños desde el problema y la falta, los anula como sujetos,

no teniendo de esta manera posibilidades de expresión. En este sentido cobra especial importancia

la creación de espacios de expresión, de escucha y de dialogo, apuntando a que el niño pueda

manifestar su subjetividad, desplegar sus capacidades y desarrollar sus habilidades.

Desde esta mirada sobre los niños es que intervenimos, mirada que dialécticamente se siguió

construyendo durante el espacio.

Desde nuestra intervención, como psicólogas sociales y comunitarias, era fundamental

buscar procesos de cambio; mediante la promoción de mecanismos participativos que potencien los

recursos de los niños, buscando modificar los posicionamientos y las miradas que se tenían sobre

ellos en la comunidad, miradas que los ubicaban en un lugar pasivo.

6.2.1.1 Recursos de los niños

Dentro de estos recursos de los niños con los que trabajamos durante el año rescatamos

principalmente con la curiosidad que los motivaba a conocer, el deseo para participar del espacio,

la motivación por las distintas tareas que planificábamos, la capacidad para trabajar en grupo, el

conocimiento de diferentes actividades como cazar, pescar.

Estos recursos nos permitieron plantear en el espacio de juego y recreación al protagonismo,

a la colaboración y a la participación como ejes de trabajo. Analizaremos las características con las

que se dieron dentro del mismo:

• Protagonismo

91

“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Consideramos que los niños eran protagonistas cuando tomaban la iniciativa para realizar

alguna actividad, cuando buscaban la participación activa de otros niños, pudiendo así transformar

situaciones cotidianas.

Uno de los ejemplos más claros de protagonismo fue cuando comenzamos a trabajar la

problemática de la contaminación en el barrio. El trabajar con esta temática surgió luego de un

encuentro en que los niños habían propuesto ir jugar en la plaza. Al llegar a la misma comenzaron a

manifestar su desagrado por el estado en que se encontraba “está toda sucia, llena de bolsas, llena

de pañales”. Se decidió en conjunto limpiarla, con materiales descartables provistos por el

dispensario. Trabajando en los siguientes encuentros esta problemática construíamos entre todos

posibles formas de solución, ellos mismos proponían limpiar la plaza, pegar carteles para que no

ensucien, poner basureros y uno de los niños también sugirió escribir una carta a la Municipalidad

para que venga a limpiar. Es decir, tomando conciencia del valor de sus acciones construían

propuestas.

El protagonismo de los niños en actividades y espacios comunitarios permitió que estos sean

visibilizados por distintos actores de una manera diferente a las visiones negativas que mayormente

acompañaban a las miradas sobre ellos. Este protagonismo era propuesto desde nuestro qué hacer,

buscando promover que sus producciones sean expuestas y compartidas con la comunidad, como la

realización de afiches, trabajos en radio, carteles para el U.P.A.S.

• Colaboración y solidaridad

Durante los encuentros los niños establecían modalidades de relación que posibilitaran la

resolución conjunta de situaciones, aportando cada uno y recibiendo aportes de los otros

compañeros. Estas modalidades las utilizaban generalmente, para poder cumplir con las consignas

de las actividades planificadas.

En todas las actividades propuestas se daban situaciones donde se compartían materiales, se

dividían tareas, se colaboraba con compañeros que no podían realizar alguna consigna. Por ejemplo,

para pintar un cartel con un solo pincel debían compartir el mismo, pintar por turnos y poder

participar todos. O en la elaboración de barriletes, donde cada uno armaba una parte del mismo (uno

cortaba caña, otro el nylon, otro el hilo, etc.) y sobretodo se ayudaba a los más pequeños para que

tengan barriletes al final de la jornada.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Una de las actividades donde pudimos observar claramente la solidaridad que había entre los

niños fue con la confección de una cartuchera comunitaria -“la cartuchera de todos”- ese fue el

nombre que le dimos en el espacio de juego y recreación. En ella cada uno aportó materiales

didácticos (lápices, gomas de borrar, marcadores, tijeras) se procuraba que este siempre en el

espacio para poder realizar las actividades propuestas.

Estas actividades de los niños daban cuenta de un sentimiento común que los unía en el

espacio de juego y recreación. Sentimiento que es uno de los elementos que da cuenta de la

dimensión intersubjetiva y subjetiva del concepto de comunidad. (Plaza, 2007)

Creemos que tanto protagonismo como la solidaridad y colaboración que se dieron y

propiciaron a partir del espacio de juego y recreación, daban cuenta de la Participación Comunitaria

de los niños. Siguiendo a Sánchez, E. (1999), consideramos a la participación como una

construcción social, múltiple y que se encuentra sujeta a valores y circunstancias contextuales, en

un determinado momento. Son los participantes quienes, en interacción, van construyendo lo que es

la participación.

“La participación no es un estado estable sino un proceso constituido en varios momentos,

durante los cuales los sujetos involucrados se forman y forman a otros en el manejo de

conocimientos y destrezas que dependen de la naturaleza de la experiencia participativa.”(Sánchez,

E. 1999) En los niños observamos como la participación se fue construyendo en el transcurrir del

espacio. Características de esta se fueron dando paulatinamente como el trabajo con otro, más que

la mera colaboración individual; la inclusión voluntaria de todos los niños en las tareas; la

organización que proponían como grupo para llevarlas a cabo.

Este proceso, y las diversas manifestaciones del mismo fue lo que mas se destacó dentro de

las características positivas resaltadas por los adultos durante la evaluación, generando lo que

consideramos un incipiente proceso de deconstrucción de las miradas sobre los niños. Es por esto

que consideramos que la participación comunitaria de los niños fue el principal elemento que

intervino para que los adultos visibilicen aspectos positivos de los mismos.

6.2.2 Incipientes procesos de deconstrucción de las miradas de los actores sociales sobre los

niños

93

“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

En la etapa de cierre del proceso de intervención comunitaria, realizamos la evaluación del

proceso. La información que obtuvimos consideramos que dan cuenta de la generación de procesos

de deconstrucción de las miradas de los adultos sobre los niños.

Si comparamos las entrevistas realizadas en el inicio del proceso, con las realizadas en la

evaluación, notamos un modo de significar a los niños que presenta características positivas que no

estaban presentes en las primeras entrevistas, esto se visualiza claramente en los decires de los

docentes quienes planteaban: “participan”, “hacen grupo”, “juegan en el recreo”, “se armaron

nuevos grupos” “están más tolerantes”.

Los niños, según las maestras, habían experimentado cambios en el comportamiento en el

aula, en el recreo, con los compañeros y con los docentes; “esto empezó a suceder cuando ustedes

invitaron a todo el curso a jugar”, “también desde que van a la radio”.

Otros hechos que consideramos incidieron en este cambio de mirada de los docentes fue el

reconocimiento de las producciones de los niños (como el cartel de la U.P.A.S., el afiche sobre

derechos del niño que se colocó en la sala de espera del dispensario, el álbum de fotos que se

exhibió en el marco del festejo de fin de año). A partir del espacio buscamos propiciar que los

niños expongan sus producciones en espacios comunitarios y visibles. Con esto pretendíamos que

los adultos que interactuaban con estos niños visualizaran sus potencialidades.

Creemos que esto se potenció aún más a partir del protagonismo y visibilidad que los niños

fueron adquiriendo en la comunidad a través de actividades comunitarios que se llevaron a cabo a lo

largo del año, como por ejemplo: la limpieza de la plaza, la toma del dispensario, las grabaciones en

la radio comunitaria, el festejo del día del niño y el cierre de las actividades del año (ambos eventos

organizados desde la Red del Este por el Agua). En estas actividades distintos actores sociales del

barrio, como padres, profesionales de la U.P.A.S, miembros de ONGs que trabajan en el lugar,

docentes resaltaban la actuación de los niños.

Es así como los cambios que visibilizaba la comunidad sobre los niños genera que se cambie

también la manera de mirarlos (no solo desde la carencia, sino también desde la potencialidad)

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

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CONCLUSIONES

“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

7. CONCLUSIONES

Habiendo finalizado el recorrido de la práctica de intervención social y comunitaria, en el

barrio Chacras de la Merced con niños/as; cuyo objetivo fue la construcción de un espacio de juego

y recreación plantearemos, en este apartado, alguna de las reflexiones a las que hemos arribado.

Recuperamos con el eje de sistematización las miradas de actores sociales del barrio

(docentes, directivos y padres) sobre los niños. Entendiendo que la manera de conceptualizarlos

tiene implicancias en las prácticas que se desarrollan con ellos, en las modalidades de establecer

relaciones entre los niños y los adultos y por supuesto incidencias en su producción subjetiva.

Para recuperar estas miradas nos centramos en los decires obtenidos a partir de la

participación en distintos espacios comunitarios e institucionales (reuniones de la Red, participación

en proyecto de Salud escolar, reuniones de equipo de la U.P.A.S N º 26) y de entrevistas realizadas

a madres, docentes y directora.

Dentro de las entrevistas que realizamos a los distintos actores sociales durante el proceso

de aproximación diagnóstica, observamos que las miradas sobre la infancia en general y los niños

en particular coincidían en su mayoría (salvo algunas excepciones) en destacar aspectos negativos

de los niños, nombrándolos como “problemáticos, agresivos y violentos”. En nuestra

sistematización analizamos algunos de los condicionantes que atraviesan estas concepciones y por

otro lado aportamos una mirada diferente sobre los niños a partir de la intervención socio

comunitaria.

Dentro del análisis de las miradas desarrollamos como éstas estaban teñidas por posiciones

desde las cuales se construye un modelo de niño ideal, construido a partir de los valores del poder

hegemónico, estableciendo parámetros homogeneizadores del “ser niño/a”, negando la pluralidad de

sentidos resultante de la pertenencia a diferentes contextos socioculturales. Esta negación genera

que a aquellos que no están dentro de los parámetros homogeneizadores se los caracterice con

aspectos negativos como incompletud y carencia. En este sentido analizamos las concepciones

adulto y etnocéntricas que incidían en las significaciones otorgadas a los niños de Chacras de la

Merced.

La demanda recibida por parte de la escuela para nuestra intervención, daba cuenta de estas

miradas negativas sobre los niños, acentuando como eje principal “los problemas de conducta” de

los mismos. Esta demanda era potenciada por una actitud alarmista” para nombrarla de algún modo,

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

como así también por las consecuencias que conllevaba como la preocupación de las madres, la

patologización de los niños, la excesiva derivación al psicólogo de la U.P.A.S.

Esto tuvo consecuencias en la modalidad de comenzar nuestra práctica, dado a que

iniciamos nuestra intervención principalmente con niños derivados por estas problemáticas

enunciadas por la escuela; y nos propusimos como objetivo de nuestro proyecto de intervención: la

construcción de un espacio de juego y recreación que posibilitara vínculos solidarios entre los

niños.

Con la construcción del espacio de juego y recreación pudimos tensionar estas miradas que

habían sobre los/las niños/as y que nos habían incidido. La intervención posibilitó el encuentro con

las voces de los niños, y la tensión de las miradas que sobre estos recaían, desencadenando en un

proceso de deconstrucción de las mismas.

En la etapa de desarrollo donde más se marca la tensión de los decires con nuestra

intervención, ya que, en el marco de los encuentros, fuimos trabajando con estrategias que

propiciaran aspectos como la participación, el protagonismo, la cooperación y la solidaridad. A

partir de características de los niños que los iban favoreciendo, como era la capacidad para trabajar

en equipo, la motivación para realizar las tareas planificadas, etc.

Durante la intervención, y con mayor fuerza durante la evaluación pudimos rescatar como se

comenzó un proceso de deconstrucción de las miradas negativas de docentes y padres.

En la evaluación con los niños ellos mismos rescataban cambios a partir del espacio,

principalmente en cuanto a la forma de vincularse entre ellos (más solidarias y sin enfrentamientos).

En cuanto a los adultos, si comparamos las entrevistas realizadas en el inicio del proceso y

en la evaluación, notamos un modo de significar a los niños que presenta características positivas

que no estaban presentes en las primeras entrevistas, resaltando nuevas formas vinculares, el

protagonismo en distintos espacios (escolares, comunitarios) y sobretodo mayor unidad en el grupo.

Estas nuevas significaciones nos permite inferir que a partir del espacio se posibilitaron

cambios que repercutieron en la cotidianidad de los/las niños con efectos multiplicadores en toda la

comunidad.

En cuanto a nuestro qué hacer como psicólogas en esta intervención, nos centramos en la

construcción del espacio por considerar que posibilitaría la expresión de los niños, el

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

establecimiento de vínculos tanto entre ellos como con nosotras. Buscamos a través de esta

estrategia problematizar cuestiones que los mismos niños reproducían.

Pudimos también intervenir desde otros espacios como la radio comunitaria, la Red del Este

por el Agua, el equipo de salud de la U.P.A.S. Nº 26. A partir del entrecruzamiento de estos

distintos espacios comunitarios e institucionales de intervención pudimos utilizar a los mismos

como herramientas para propiciar la participación y el protagonismo de los niños. Como así

también, trabajar indirectamente con los diferentes actores, problemáticas que incumben a los niños,

a través de la problematización sobre el lugar que se les otorga a los mismos en Chacras de la

Merced.

Consideramos que ver a los niños desde el problema y la falta, los anula como sujetos, no

teniendo de esta manera posibilidades de expresión. En este sentido cobra especial importancia la

creación de espacios de expresión, de escucha y de dialogo, apuntando a que el niño pueda

manifestar su subjetividad, desplegar sus capacidades y desarrollar sus habilidades.

Desde nuestra intervención, como psicólogas sociales y comunitarias, era fundamental

buscar procesos de cambio; mediante la promoción de mecanismos participativos que potencien los

recursos de los niños, buscando modificar los posicionamientos y las miradas que se tenían sobre

ellos en la comunidad.

Consideramos importante como psicólogas sociales y comunitarias favorecer los procesos

transformadores de las estructuras de poder que se reproducen en la cotidianeidad. Posibilitando

espacios donde los sujetos, ubicándose desde un lugar activo, puedan problematizar, desnaturalizar,

y cuestionar su realidad.

Queremos rescatar en estas últimas reflexiones, las posibilidades que nos brindó esta

práctica, fundamentalmente la de acercarnos a la realidad de una comunidad que interpeló nuestro

conocimiento como futuras psicólogas al mismo tiempo que, desde el encuentro, posibilitó un

aprendizaje mutuo. Por otra parte la práctica nos brindó la oportunidad de trabajar en equipo e

insertarnos en un equipo interdisciplinario. Como así también de construir conocimientos desde

constantes inquietudes y reflexiones, que fueron acompañadas por espacios de reuniones de equipo,

supervisiones, talleres y socializaciones.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

Siendo las primeras estudiantes de psicología que realizamos las prácticas pre profesionales

en el barrio Chacras de la Merced consideramos que nuestro trabajo se constituye en un antecedente

positivo valorado por la U.P.A.S. y además se pudieron establecer vínculos con la comunidad que

permiten una apertura a futuras intervenciones. Además, la información obtenida en este proceso de

intervención y sistematización posibilitaran nuevas lecturas e intervenciones.

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“DECONSTRUYENDO MIRADAS SOBRE LOS NIÑOS A PARTIR DE LA INTERVENCIÓN SOCIO COMUNITARIA” 2010

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