universo béisbol 2015 02

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HTTP:// UNIVERSOBEISBOL .MLBLOGS.COM HAGAMOS DEL BÉISBOL UN DEPORTE MÁS UNIVERSAL. U NIVERSO B ÉISBOL Año 6, Nº 59|Febrero de 2015 EL PERFIL: EL SIEMPRE CALMA- DO T OM GLAVINE EN LA MIRILLA: PELOTEROS CUBANOS, UNO MÁS... UNO MENOS... ■ MLB ■ NPB ■ El viaje de Haley Smilow: David Price ■ Cubanos por el mundo Reconocida por la MLB como medio de prensa

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Edicion de UB correponsiente a febrero de 2015

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Page 1: Universo béisbol 2015 02

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Hagamos del béisbol un deporte más universal.

Universo BéisBolAño 6, Nº 59|Febrero de 2015

■ El PErfil: El siEmPrE calma-do Tom GlavinE

■ En la mirilla: PEloTEros cubanos, uno más... uno mEnos...

■ MLB

■ NPB

■ El viaje de Haley Smilow: David Price

■ Cubanos por el mundo

Reconocida por la MLB como medio de prensa

Page 2: Universo béisbol 2015 02

Año 6, Nº 59, Febrero de 2015Contenido

Reconocida por la MLB como medio de prensa.

Universo BéisBol

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Universo Béisbol es un proyecto surgido para promocionar noticias acerca del béisbol a escala univer-

sal. La primera edición fue publicada en abril de 2010. En mayo del mismo

año, comenzó a efectuarse la subida a 4shared.

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El PErfil: nombrEEncuEntro En El YankEE Stadium

En la mirilla: P Equipo de Realización de Universo BéisBolEditor principal Reynaldo Cruz Díaz

Traductores Reynaldo Cruz DíazYanela González PérezMarlys Rodríguez Francisco

Columnistas Jim AllenPeter C. BjarkmanRolando A. BarruecoLilian Cid EscalonaRaico GonzálezGustavo HidalgoTon Hofstede (miembro de Honor)José René Acosta HuertaChris KaboutNorton LorenzziMatt NadelBill NowlinAndrés PascualMarlys Rodríguez FranciscoIbrahín Sánchez CarrilloHaley SmilowReynaldo Cruz Díaz

Diseño Reynaldo Cruz DíazPromociones Julio César Bermúdez Downs

Odette Fernández LópezEditor Asistente Marc Smilow

Fotografías Ismael Francisco González A.Rob Jelsma FotografieJavier Mola Hernández

E-m@il [email protected]@gmail.com (oFicial)

sitio web http://universobeisbol.mlblogs.com

Page 3: Universo béisbol 2015 02

El Perfil Nolan Ryan, el rey de los ponches

— Por Matt Nadel

ches once veces, con 383 como su mejor marca para una temporada, hazaña lograda en 1973, con los Angelinos. En la era de las Series Mundiales, ese es el récord para ponches de una temporada. También, sus 9.5 ponches por cada nueve entradas lo ubican cinco de todos los tiempos, apenas detrás de Randy Johnson, Kerry Wood, Pedro Martínez y Max Scherzer. Así que básicamente la gente iba a hacer tres swings fallidos cuando se enfrentaran al Ryan Express.El ocho veces Todo Estrella es también mejor en el prome-dio de hits por cada nueve entradas, permitiendo apenas 6.6, al tiempo que sus 61 lechadas de por vida lo empatan con Tom Seaver en el séptimo puesto de todos los tiempos. También, y probablemente con más importancia, sus siete juegos de cero-hit-cero-carreras son un récord que nadie ha tocado desde su retiro. Lanzó cuatro de ellos en un período de tres años con California, uno con los Astros y dos con los Rangers.A la larga, todos estos logros resultaron para Ryan, pues fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol en 1999 con el 98.8 por ciento de los votos. Gracias por leer este artí-culo, y espero lo hayan disfrutado. Busquen más en “all the buzz on what wuzz.”

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¡Hola, fanáticos del béisbol!Phil Niekro lanzó 24 años en la MLB, Jaime Moyer lanzó 25 temporadas, y Tommy John lanzó 26. Pero, ¿sabían que alguien lanzó por un tiempo aún más largo en las Ligas Mayores que esos jugadores? Les daré una pista: este lan-zador que jugó en la MLB 27 temporadas lanzó por los Mets de 1969 y también fue compañero de equipod e Rod Carew en 1979. Cierto: ¡es Nolan Ryan!Lynn Nolan Ryan (comúnmente conocido como Nolan Ryan) lanzó en las Ligas Mayores desde 1966, 1968-1993 con los Mets, los Angelinos, los Astros y los Rangers. Ryan ganó 324 juegos durante su carrera, con lo cual se ubica en el 14 en la lista de triunfos en todos los tiempos. Sin embargo, irónicamente, está en el tercer lugar de la lista de derrotas, cargando con 292 reveses durante su grandiosa ca-rrera (el líder en derrotas de todos los tiempos es realmente Cy Young). Su promedio de efectividad no es sin embargo malo: 3.19. Pero sin dudas fue su habilidad de ponchar a la gente lo que lo hizo famoso.Hay una razón por la que tiene el apodo del Ryan Expresss; la bola viene hacia uno como una locomotora a alta velo-cidad. Sus rectas rápidas y difíciles de batear ayudaron a Ryan a lograr 5714 ponches, 839 más que su más cercano perseguidor, Randy Johnson. Encabezó la liga en pon-

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Estimados lectores:

asaAtentamente

Reynaldo CruzFundador de Unvierso Béibol

Mensaje a los lectores de Universo BéisBol

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Page 6: Universo béisbol 2015 02

Cuando supe que tendría la oportuni-dad de interactuar con los partici-pantes del tour CubaBall, integrado

por personas que desde Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) viajan a Cuba para ver el béisbol cubano en el lugar de los hechos, supe que no podía dejar pasar la oportunidad de entrevistar a dos o tres de sus miembros. Dos juegos en el Estadio Calixto García de Holguín y uno en el Es-tadio Mártires de Barbados de Granma me permitieron llegar a cierto grado de acer-camiento y complicidad con ellos, al punto de que excepto Peter C. Bjarkman (a quien ya había entrevistado una vez y sugirió que por cuestiones de tiempo le diera prioridad a los demás) todos pudieron darme sus impresiones del béisbol cubano.

Bien claro estaba Bjarkman cuando me sugirió que lo dejara para el final, pues de él ya he sacado impresiones recientemente, y no sabía si iba a tener la oportunidad de interactuar con los demás luego de su par-tida, y apenas dio tiempo terminar con el último de los viajeros.

Muchos conocedores, entre ellos varios

miembros de la Sociedad para la Investig-ación del Béisbol de Estados Unidos (SABR: Society for American Baseball Research), se sentaron en los palcos de ambos estadios antes de partir rumbo al occidente del país, para no solo disfrutar del béisbol cubano, sino también conocer a sus fanáticos e in-teractuar con ellos, cantar Take Me Out to the Ball Game en el séptimo inning, y —lo que me resultó más llamativo— anotar los partidos (sí, con hojas de anotación y todo).

Del grupo solamente conocía —por la vía digital, claro está— a Peter Bjarkman, a Bill Nowlin y a Chuck Hildebrandt, y en el caso de estos dos últimos, ni siquiera sabía cómo lucían físicamente, aunque ellos sí estaban muy claros de quién era yo. Sin embargo, luego de dos noches y todo un día en la carretera y en las gradas del estadio bayamés, mi plan inicial de recoger opin-iones de solo unos pocos cambió drástica-mente y logré captar los criterios de casi todos, y notarán las diferencias entre ellos, pero también cómo en ciertos puntos casi todos coinciden.

Creo que en Cuba, donde hay 11 millones de habitantes y un formato de 16 equi-pos esto se hace más notable, tenemos por ejemplo el caso de In-dustriales, donde hay tantos jugadores bue-nos porque tienen una gran población.

Kit Krieger (Vancouver, BC)

Normalmente en Estados Unidos mucha gente se va antes de que termine el juego, y

acá se quedan hasta el final aunque su equipo este ganando o perdiendo.

CubaBall Tour recala en Holguín y Bayamo

— Por reynaldo cruz (Fotos)

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EN LAMIRILLA

... me parece que Cuba ha avanzado mucho en doce años...

Este es mi tour número 13, y uno de los mayores cambios que he notado en el bé-isbol cubano es que los pitchers no lanzan con tanta velocidad. En las Ligas May-ores ahora es muy poco frecuente tener un lanzador que tire en las 80 millas por hora. Muchos lanzadores tiran alrededor de las 95 millas por hora, algunos (uno de ellos por supuesto cubano) tiran más alto que eso aún. Pero en Cuba hay muy poco lanzadores que tienen una recta de Grandes Ligas. Por otro lado, se una liga de buenos lanzamientos de rompimiento. Por ejemplo, Jonder Martínez , no sé si haya muchos lanzadores de Ligas Mayores que puedan tirar una curva como la suya; vimos una buena curva anoche, del lanza-dor abridor de Matanzas (Yoanni Yera). Otra cosa es las condiciones del terreno, comparado con las Ligas Mayores, donde hay terrenos con muy buenas condiciones, y es muy difícil que haya un mal bounce, y esto hace que cualquier cosa pueda pasar en un juego en Cuba, porque no se trata solo de los jugadores, sino de las condicio-nes materiales en Cuba, lo cual hace que cada juego sea interesante. Por ejemplo, el que vimos hoy, estaba 10-2 en el noveno in-ning, y realmente nadie puede confiarse de tal ventaja porque las condiciones del ter-reno son un factor de fuerza. Otra cosa que me ha llamado la atención en los muchos años que llevo viniendo a Cuba ha sido los experimentos en cuanto la estructura de la temporada, y hay muchos jugadores que están al nivel de las Grandes Ligas, otros que están al nivel de la Triple A y hay otros que están al nivel de las ligas universitarias, y esta tremenda variación en cuanto a los niveles de talento hacen el juego realmente al béisbol de las Ligas Mayores. Creo que en Cuba, donde hay 11 millones de habitantes y un formato de 16 equipos esto se hace más notable, tenemos por ejemplo el caso de Industriales, donde hay tantos jugadores buenos porque tienen una gran población. Me parece que con la eliminación de los últimos ocho equipos y la selección de los refuerzos por parte de los ocho primeros han provocado que veamos un mejor béisbol que el que se ve en la primera mitad, reduciendo a ocho equipos y permitiendo que jugadores tal-entosos de los equipos eliminados fortalez-can a estos ocho. Me parece que estamos

viendo un béisbol de nivel Triple A en Cuba, y me gusta. En cuanto a los aficionados, me parecen mucho más entendidos que en las Ligas Mayores, porque vienen al estadio solamente porque quieren ver el béisbol, no vienen porque su compañía les regala los asientos; vienen a ver el juego y no porque quieren comprar souvenirs. Si no uno mira el juego no sabe lo que está pasando en el terreno, y en los Estados Unidos puede verse la repetición en las pantallas gigantes, y hay programas que van dando detalles del juego, mientras que esto de acá es puramente béisbol. Y si al-guien me dijera que tengo la posibilidad de ir a un juego de béisbol en Holguín o ir a ver un juego en el Yankee Stadium, no lo dudaría y me iría a Holguín. Creo que el béisbol es más puro, y que la relación entre los fans y los jugadores es más íntima, más respetuoso, y espero que en ese sentido el béisbol cubano no cambie. / Kit Krieger (Vancouver, British Columbia)

Hemos visto tres juegos, tuvimos una de-mora de 47 minutos por apagón (en Hol-guín), vimos un equipo perder por seis u ocho carreras y conectar más hits que su rival. Diría que el béisbol acá es muy in-consistente. Hay jugadores muy bien pre-parados, pero hay otros que no están ni cerca —claro que esto se aplica a todas partes—, y los juegos se tornaron torpes e imprecisos hacia los finales, pero eso también es comprensible. Los estadios son maravillosos, nos encantó ver los viejos estadios, su arquitectura, los fanáticos, que vienen a ver el juego y a dar ánimo a su equipo; fue muy pintoresco y emociona-nte. Tengo otro comentario, vine acá hace doce años a jugar como parte de un equipo de veteranos de Estados Unidos, y me pa-rece que Cuba ha avanzado mucho en doce años: está más limpia, más desarrollada y hay más actividad comercial. Creo que es una mejora significativa en doce años. Estaba más atrasada, más empobrecida, casi olvidada por Dios en aquel entonces. Es muy agradable ver lo que yo llamaría una mejoría. /Lewis Levy y su esposa Leslee Levy (St. Louis, Missouri)

Esta es mi cuarta visita a Cuba. En 2001 vine como parte de un intercambio coral con algunos estudiantes de nivel medio y este es mi tercer viaje de CubaBall. Disfru-

to mucho visitar los estadios. Las cosas son muy diferentes: me gusta que los aficiona-dos son muy apasionados y amistosos. La comida es casera, y eso también me gusta mucho, cuando hay comida en los estadios hay diferentes opciones y están los vend-edores por todas partes. Me impresiona mucho el conocimiento de los fanáticos jóvenes, principalmente los niños. Todos parecen entender verdaderamente lo que está sucediendo y eso es muy impresion-ante, no es el caso que se ve todo el tiempo en los Estados Unidos. Normalmente en Estados Unidos mucha gente se va antes de que termine el juego, y acá se quedan hasta el final aunque su equipo este ganan-do o perdiendo. Tienen esperanza de que su equipo venga de abajo y gane cuando no está ganando, y eso tiene que ser muy reconfortante para los jugadores. /Lisa Farbstein, Arlington, Virginia

Me parece que los juegos no marchan tan rápido como pensé que lo harían debido a que no hay comercialización, no hay anun-cios… pensé que los juegos iban a desarrol-larse un poco más rápidamente de lo que lo hacen, pero eso está bien. En realidad disfruto mucho la atmósfera, pues es un producto muy muy puro; es una atmósfera que no creo que se pueda tener en ningún otro lugar del mundo a este nivel… tal vez en la República Dominicana, pero no tanto. Me parece interesante que la Serie Nacio-nal de Béisbol de Cuba no siga —y lo discu-timos en el juego la otra noche— el código, las reglas no escritas del béisbol. He visto jugadas como la que vimos la otra noche, que provocarían que la vez siguiente al bate de ese jugador el lanzador oponente le tire la pelota para golpearlo o que el próx-imo bateador sea golpeado, como retribu-ción, y esto me parece fascinante. También noté que en la Serie Nacional cubana no parece haber tanta discusión con los ár-bitros como la hay en las Ligas Mayores,

Continúa en Página 28

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Resumen MLB Febrero de 2015

de los otros contendientes Texas aún tiene buenos jugadores, At-léticos no termina nunca de sorprender y Houston luce mejor este año pero no lo suficiente para rivalizar en serio, de todos modos este grupo se ha caracterizado por su rivalidad y promete mucho de eso este año.

OESTE LIGA AMERICANAANAHEIM MARINEROS TEXAS ATLETICOS HOUSTON

M. TROUT R. CANO A. BELTRE B. ZOBRIST J. ALTUVE

A. PUJOLS N. CRUZ P. FIELDER C. CRISP C. CARTER

J. HAMILTON K. SEAGER S. CHOO J. REDDICK G. SPRINGER

J. WEAVER F. HERNAN-DEZ

L. MARTIN S. GRAY S. FELDMAN

M. SHOE-MAKER

H. IWAKUMA Y. DARVISH S. KAZMIR L. GREGER-SON

J. SMITH F. RODNEY Y. GALLARDO T. CLIPPLARD C. QUALLS

CENTRAL:Este grupo es para un verdadero amante del buen Beisbol una exquisitez, 4 equipos se ven parejos en las posibilidades, aunque Medias Blancas y Detroit lucen como los que mejores nominas tienen, pero Kansas con un equipo muy similar llegó a la Serie Mundial en la temporada anterior y Cleveland dio batalla el año pasado y lo debe hacer también en esta, este es el grupo de la muerte y junto al Oeste de la NL son los más interesantes, mis favoritos con el corazón y la mente Medias Blancas y Detroit, José Abreu con LaRoche protegiéndolo a la ofensiva y dándole descan-so en la banca de designado debe establecerse en grandes ligas, el zurdo Sale es un Cy Young en potencia, la llegada de Samardzi-ja y Robertson fortalecen el pitcheo, con Alexei, Melky y Avisail hacen a los Medias Blancas un equipo muy competitivo, Detroit más de lo mismo de los dos últimos años ofensiva intimidante con Cabrera, Martínez, Céspedes, Julio Daniel, dos abridores solventes Price y Verlander, su manifiesta debilidad su bullpen y sin M. Scherzer, aun así en mi opinión sigue siendo favorito sin descuidar sobre todo a Kansas.

CENTRAL LIGA AMERICANAM E D I A S BLANCAS

KANSAS DETROI CLEVELAND MELLIZOS

J. ABREU E. HOSMER M. CABRERA C. SANTANA J. MAUER

A. RAMIREZ A. GORDON V. MARTINEZ M. BRANTLEY T. HUNTER

A. LaROCHE K. MORALES Y. CESPEDES Y. GOMEZ P. HUGHES

C. SALE Y. VENTURA D. PRICE C. KLUBER E. SANTANA

J. SAMARDZI-JA

W. DAVIS J. VERLAN-DER

B. SHAW M. TONKIN

D. ROBERT-SON

G. HOLLAND J. NATHAN C. ALLEN G. PERKINS

Liga Nacional:ESTE: Quien duda que Washington es el favorito en esta llave, posible-mente nadie, se habla de Miami y de los Mets y realmente ambos se han reforzado bien, un supercontrato a G. Stanton no lo hace

Los 30 equipos de MLB ya están en Spring Training, in-tentaré en pocas palabras repasar qué panorama com-petitivo ofrece cada uno de los grupos (zonas) en las dos ligas, AL y NL.

Liga Americana:ESTE: Los favoritos Toronto y Boston, los Azulejos con excelente 1, 2, 3 en el centro de la alineación, Bautista, Encarnación, Donaldson, abridores solventes, buena defensa, debilidades un bullpen con muchas interrogantes y sin un cerrador confiable, y la carencia de un CF de primera línea.Boston con la llegada de Sandoval y Hanley Ramírez ha levanta-do mucha expectativa, y también ver si Rusney Castillo plasma sobre el terreno lo que otros cubanos han logrado recientemente, para mí Hanley de LF por encima de Céspedes cambiado a De-troit no es una solución segura, Sandoval es uno en post tempo-rada y no el mismo en la clasificatoria, ver si Napoli repite una buena actuación, Boston luce fuerte pero su rotación de abridores carece de un líder indiscutible. Los Yankees no impresionan con su roster, los años de su supre-macía han quedado atrás, pero son los Yankees, así que los coloco en un tercer nivel de posibilidades de ganar la zona, después Bal-timore tendrá un gran reto de repetir su actuación fabulosa del año pasado, perdió varios jugadores importante pero mantiene un buen núcleo y un gran manager, finalmente Tampa sin su ma-nager y con varias ausencias parece destinado al último lugar de este competitivo grupo.

ESTE LIGA AMERICANATORONTO BOSTON NEW YORK BALTIMORE TAMPA

J. BAUTISTA D. ORTIZ J. ELLSBURY A. JONES E. LONGORIA

J. DONALD-SON

D. PEDROIA C. BELTRAN M. MACHADO J LONEY

E. ENCARNA-CION

P. SANDOVAL M. TEIXEIRA J. HARDY A. CABRERA

R. MARTIN H. RAMIREZ M. TANAKA M. WIETERS A. COBB

M. BUEHRLE R. PORCELLO A. MILLER C. TILLMAN C. ARCHER

A. LOUP K. UEHARA D. BETANCES Z. BRITTON J. Mc GEE

OESTE:Los favoritos Anaheim y Seattle, los Ángeles de Anaheim mantie-nen casi el mismo equipo que el año pasado dominó con amplitud y categoría esta llave, Mike Trout ahora ya consolidado, Pujols que aún tiene gasolina para rendir, Weaver un líder de rotación, y la sapiencia de Scioscia su manager, interrogantes ver si Hamil-ton recupera su nivel, máxime que se ha filtrado una recaída a las drogas y el alcohol, Seattle debe recoger este año los frutos de su inversión, con Robinson Cano una súper estrella en plenitud, la llegada de Nelson Cruz le cubre las espaldas y quien aun con el 75% de la producción del año pasado serían unos 30 Hrs y 75 CI, debe ser el año de consagración de Seager, con un tridente de abridores entre los mejores de las mayores, el rey Félix, Iwakuma y la llegada de JJ Happ, y un buen cerrador entre otras fortalezas,

—Por José René Acosta Huerta

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mejor pelotero de lo que ya fue en 2014, la práctica dice que la mayoría de los súper contrato han terminado en fracaso, no digo que este sea el caso y menos en su 1er año de 13, pero Miami tendrá que hacerlo todo de forma impecable si quiere destronar a Washington, los Mets son mejor equipo este año sin dudas, si D. Wright recupera su forma y M. Harvey destella nuevamente su calidad post operación Tommy John eso será muy bueno pero me siguen pareciendo los Nacionales muy superiores, con M. Scher-zer, S. Strasburg, y Zimmermann en la rotación 1,2,3 un A. Ren-don con deseos de demostrar que lo del año pasado no fue casua-lidad, B. Harper que con deudas es un extra clase y debe explotar este año, I. Desmond con Yunel Escobar ahora lucen mucho más hermético en la defensa del 2do saco, Escobar se ha caracterizado por tener un excelente 1er año de contrato en cada equipo que ha incursionado.

ESTE LIGA NACIONALW A S H I N G -TON

MIAMI METS ATLANTA FILES

B. HARPER G. STANTON D. WRIGHT A. SIMMONS C. UTLEY

A. RENDON C. YELICH G R A N D E R -SON

F. FREEMAN R. HOWARD

I. DESMOND M. PRADO J. LAGARES J. TEHERAN C. RUIZ

M. SCHERZER M. LATOS M.CUDDYER S. MILLER C. HAMELS

S. STRAS-BURG

H. ALVAREZ M. HARVEY J. GRILLE C. LEE

Z I M M E R -MANN

S. CISHEK J. DeGROM C. KIMBREL J. PAPELBON

OESTE: Este grupo ofrece todo lo que un buen fanático al beisbol desea, constelación de jugadores de excelencia, rivalidad enconada, va-rios equipos contendientes con nóminas balanceadas, para los cubanos además varios jugadores originarios de nuestra bella Isla, en toda contienda competitiva debe haber un favorito y ese tiene nombre Los Dodgers, con San Francisco y San Diego como los más difíciles contrarios sin descartar a Arizona, la presencia de Adrián González y Clayton Kershaw es motivo de orgullo para un equipo si además tienes a Yasiel Puig, Z. Greinke, Ryu, Gran-dal, Rollins, y una banca poderosa hace de los Dodgers no solo favorito de este grupo sino de toda la Liga Nacional, los Padres apostaron en grande en este invierno se reforzaron muy bien y eso es buena noticia, pues los Dodgers ahora no solo tienen que pensar en su eterno rival San Francisco sino en otro serio rival, no obstante para San Diego M. Kenp y J. Upton son una incóg-nita, pero la presencia de Shields le ofrece carácter a su rotación, Arizona cuenta con Goldschmidt que el año pasado perdió mu-chos juegos lesionado quien es uno de los mejores jugadores de la NL, la llegada de Y. Tomas es una inversión de riesgo que debería ser buena en la práctica, en este grupo Colorado es el menos con-tendiente, aun así tiene varios jugadores de gran porte que vale la pena ver jugar.

OESTE LIGA NACIONALDODGERS GIGANTES SAN DIEGO ARIZONA COLORADO

A. GONZALEZ B. POSEY M. KEMP GOLDSCHMI-DT

T. TULOWITZ-KI

Y. PUIG H. PENCE J. UPTON Y. TOMAS J. MORNEAU

Y. GRANDAL J. PANIK D. NORRIS M. TRUMBO N. ARENADO

C. KERSHAW BUMGARNER J. SHIELDS HELLICKSON C. GONZALEZ

Z. GREINKE J. AFFELDT A. CASHNER B. SIEGLER J. De la ROSA

J, JANSEN S. CASILLA J. BENOIT A. REED J. CHASIN

CENTRAL:Los Cardenales de San Luis lucen favoritos indiscutibles con los Piratas de escoltas tal como sucedió en la temporada pasada, la presencia de Yadier Molina, la llegada de J. Heyward, la posible recuperación de Michael Wacha, la madurez de Wainwright y su historial competitivo los ubican de favoritos, los Piratas con un roster casi igual han logrado en las dos últimas temporadas llegar a los play off pero han quedado en su 1ra ronda, no parece que eso vaya a cambiar mucho este año, salvo que ahora tendrán a unos Cachorros muy reforzados con un manager de excelencia como Joe Maddon, y la llegada de J. Lester que les complicaran bastante sus pretensiones, entre ellos dos estará el rival a vencer por San Luis.

CENTRAL LIGA NACIONALSAN LUIS PIRATAS CACHORROS CINCINNATI CERVECEROS

Y. MOLINA A. McCUT-CHEN

A. RIZZO J. VOTTO R. BRAUN

J. HEYWARD P. ALVAREZ J. SOLER T. FRAZIER A. RAMIREZ

J. PERALTA S. MARTE J. BAEZ D. MESORACO C. GOMEZ

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F. LIRIANO J. LESTER J. CUETO M. GARZA

M. WACHA J. HUGHES J. HAMMEL S. LeCURE K. LOHSE

J. WALDEN M. MELAN-CON

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Roberto Barbón: En Cuba siempre se ha jugado buena pelota—Por Reynaldo Cruz

En 1955, el infielder cubano Roberto Barbón se convirtió en cierto modo en una especie de Esteban Bellán o

Jackie Robinson. Su entrada a los Hankyu Braves de la Liga Profesional Japonesa de Béisbol como el primer jugador latino-americano de este béisbol abrió la puerta a todos los peloteros de la América hispánica (dígase Alex Cabrera, Alex Ramírez, Bob-by Marcano, Tony Blanco, Michel Abreu, Frederich Cepeda, Alfredo Despaigne, Yulieski Gourriel...) que han pasado por el béisbol más fuerte del continente asiático.En 11 temporadas, Barbón logró prome-dio de .241, con 1123 hits, 166 dobles, 52 triples, 33 jonrones y 303 bases robadas en 434 intentos, segundo de todos los tiempos en estafas entre los jugadores extranjeros (detrás del taiwanés Shosei Go) y primero entre los latinos. Fue dos veces al juego del Todos Estrellas y fue seleccionado en una ocasión para el Best IV como segunda base, además de liderar la liga en bases ro-badas dos veces, anotadas dos veces, hits una vez y triples dos veces.Más que por su juego, en una época en la que ya comenzaba a tener importancia el bateo de largo metraje, Chico-san, como también le llaman, se ganó la simpatía del público japonés, sobre todo por su carácter jovial y su sonrisa perenne.Este carácter se mantiene intacto, algo que se puedo comprobar cuando, en días recientes, Chico Barbón decidió, por me-dio del columnista de Universo Béisbol Jim Allen, contestar a algunas de nuestras preguntas.Universo Béisbol: ¿Qué recuerdos tienen de su tiempo en Cuba? ¿A qué jugadores notables recuerda?Roberto Barbón: Nunca jugué en Cuba, pero de los jugadores que más me acu-erdo en Cuba es de Martín Dihigo, por su-puesto, Ramón Bragaña, Minnie Miñoso, que murió recientemente y Humberto Fernández, que jugó aquí en Japón. Pero nunca llegué a jugar profesionalmente en Cuba, sino en Estados Unidos.UB: ¿Cómo llegó a Japón?RB: Cuando vine a Japón, yo de Japón no conocía nada, yo no pensé que se jugara pelota profesional en Japón. En 1954, los

¡estaban entrenando en la nieve! (risas) Yo vi aquello y me dije ‘¡No! De aquí yo me voy. Yo no puedo jugar pelota aquí hace mucho frío para mí, para jugar pelota aquí en Japón’ (risas).UB: ¿Qué fue lo que más le impre-sionó cuando llegó a Japón?RB: Hay muchas diferencias desde aquel tiempo hasta ahora. Ahora aquí en Japón hay de todo. En aquel tiempo no había ni Coca Cola ni Pepsi Cola ni nada de eso (ri-sas). Oiga, esto está muy cambiado, Japón es uno de los mejores países del mundo ahora, yo creo. En aquel tiempo era muy diferente, ya le digo, el tren se demoraba diez horas desde Tokio a Osaka, y todos los trenes eran de locomotoras y muy len-tos. Repito, para mí hoy Japón es uno de los mejores países del mundo.UB: ¿Fue difícil adaptarse al régi-men de entrenamiento de los japone-ses? ¿Por qué?RB: ¿Sabe lo que sucede? Que las prác-ticas aquí son muy largas, no como en Estados Unidos que son bastante cortas en comparación. Aquí las prácticas son de aproximadamente cinco, seis o siete horas. Y cuando se termina, hay que ir al hotel, comer y hacer swings nuevamente, así que es muy difícil adaptarse. Por eso, cada vez que viene un pelotero extranjero

Yomiuri Giants estuvieron allá en La Ha-bana, y jugaron tres juegos. Entonces, al año siguiente, el General Manager (ger-ente general) del Hankyu estuvo en Cuba, y me contrató para venir para acá, ¿com-prende? Cuando aquello, cuando era jo-ven, yo pensaba que iba a jugar Grandes Ligas, pero vine aquí, y me quedé y hace sesenta años que estoy en Japón (risas).UB: ¿Puede describir brevemente su viaje a Japón y lo que vio la primera vez que entró a un terreno de béis-bol allí?RB: La primera vez que yo vine a Japón estábamos en el año 1955 y no había avio-nes de propulsión a chorros, entonces me demoré tres días para llegar a Japón (ri-sas): tuve que ir a Chicago, de Chicago para California, de California a Hawaii, de Hawaii a Midwest y entonces Tokio. TRES DÍAS me demoré en llegar porque no había aviones de propulsión (risas). Entonces, me bajé en Haneda, y si bien hoy desde Tokio a Osaka el viaje se demo-ra dos horas y media, en aquel entonces se demoraba diez horas, porque eran lo-comotoras (risas) así que los viajes eran muy largos, porque las locomotoras no tenían la velocidad de los trenes moder-nos de hoy. Recuerdo que cuando llegué fui a ver el entrenamiento del equipo y Fo

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yo le digo: ‘Tienes que adaptarte o si no te botan de aquí.’ Esto (el béisbol japonés) es de ellos (los japoneses): ellos te pagan, y ellos te traen acá, pero si no haces lo que ellos te dicen, puedes despedirte (risas).UB: ¿Cómo se adaptó a los lanza-dores japoneses y sus distintos án-gulos de salida?RB: Yo recuerdo que cuando llegué acá, en los primeros tres o cuatro años, casi todos los lanzadores tiraban por debajo del brazo (submarino). Ahora hay muy pocos, pero en aquel tiempo cada equipo tenía cuatro o cinco pitchers y todos tira-ban por debajo del brazo. Oiga, ¡qué tra-bajo me costó para adaptarme! Creo que nunca pude adaptarme. Ahora hay muy pocos que tiran por debajo del brazo, pues la mayoría ha adoptado un estilo más americano, pero en mi tiempo todos tira-ban por debajo del brazo. Recuerdo que a veces ellos hacían los movimientos y yo hacía swing y la pelota todavía no había llegado (risas). Era difícil, ¿sabe?UB: ¿Cómo fue acogido por sus com-pañeros de equipo en los Hankyu Braves?RB: Déjeme ver… yo era tan callado, pero casi todos me trataban de lo mejor. Todos son hoy íntimos amigos míos, así que por ese lado no tuve problema alguno. Hice muchos amigos, cada vez que íbamos a Tokio o a Fukuoka me sacaban y salíamos a comer todos juntos. Hice muchos muchos amigos. Nunca tuve quejas, y siempre me trataron muy bien, desde Fukuoka hasta Sapporo hice muchas amistades. Ahora que llevo sesenta años aquí, todo el mun-do me conoce y tengo muchos más.UB: ¿Cómo recibió el apodo de Chi-co-san?RB: Cuando yo vine para Japón, mi nom-bre, Roberto Barbón, le costaba mucho trabajo a los japoneses pronunciarlo. Y yo les dije que me llamaran ‘Chico’ porque iba a ser mejor (para pronunciarlo). Des-de entonces soy Chico y ahora, después de tanto tiempo, dondequiera que voy la gente me llama ‘¡Chico! ¡Chico!’ (risas).UB: Siendo el primer latino que jugó béisbol profesional en Japón, el idi-oma, las costumbres y las tradicio-nes deben haber sido un impacto para usted. ¿Cuáles fueron los retos más grandes que tuvo que enfrentar fuera del béisbol?RB: En aquel entonces nadie acá hablaba español, algunas personas un poco de in-glés. Yo tuve la suerte de que antes de ve-nir estuve en Canadá y Estados Unidos, y me fue un poco más fácil por eso. Pero de

no haber sido así, olvídese de eso, habría pasado muchísimo trabajo (risas).UB: ¿Cuáles han sido los latinos que más le han impresionado?RB: (Risas constantes) Generalmente, los latinos no duran mucho tiempo acá en Japón, pero yo escogería a Alex Cabrera y a Bobby Marcano.UB: ¿Cómo se sintió cuando su com-patriota Michel Abreu encabezó la Liga del Pacífico en jonrones con los Nippon Han Fighters?RB: Un Latino (risas) líder jonronero aquí en Japón, no es algo que se vea mucho. Se ven casos de norteamericanos como Randy Bass y Tuffy Rhodes, y el caso de Abreu… bueno, me puse muy contento.UB: Ahora, Cuba está permitiendo que los jugadores vayan y firmen contratos en Japón. ¿Cuál es su opinión de los tres primeros que jugaron en 2014 (Frederich Cepeda con Yomiuri, Yulieski Gourriel con Yokohama y Alfredo Despaigne con Chiba)?RB: Le digo algo, cada vez que los veo es-pero que tengan una buena temporada… si tienen una buena temporada, especial-mente el hermano pequeño de Gourriel (Lourdes Y. Gourriel), que tiene apenas 21 años, y podrían ganar un buen dinero

acá. Estaré siguiéndoles constantemente por televisión, y si tuviese la oportuni-dad de hablar con ellos les explicaría cómo son las cosas acá en Japón. No sé si hablen mucho inglés, pero cuando estén por acá trataré de conversar con ellos. El año pasado, Gourriel y yo nos encontra-mos, en Osaka unas tres o cuatro veces: él, (Aarom) Baldiris y (Tony) Blanco. Cada vez que venían acá íbamos a comer juntos. Me siento muy feliz de que puedan venir.UB: ¿Puede darnos su opinión sobre el béisbol cubano?RB: Hace largo rato que no veo el béisbol cubano, así que no hay mucho que pueda decir el respecto. Pero sí sé que en Cuba siempre se ha jugado buena pelota, han sido campeones internacionales muchas veces. No sé cómo está la salud del béisbol cubano ahora, pero sigo pensando que se juega buena pelota allá.UB: ¿Le gustaría enviar un mensaje a los fanáticos cubanos?RB: Vamos a ver… mi nombre es Roberto Barbón, y hace sesenta años que estoy en Japón. Vamos a ver si este año puedo ir por Cuba y verlos a todos por allá. Encan-tado de veras de que ustedes me conozcan (risas).

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Chico-san siempre fue sonriente.

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—Por Marlys Rodríguez Francisco

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Resumen SNB Febrero de 2015

Countdown para postemporadaSi la 54 Serie Nacional de Béisbol en Cuba terminase ahora mismo (luego de 75 encuentros), seríamos testigos de una semifinal ex-plosiva entre Matanzas e Industriales, y de otra al más puro estilo vendetta con Granma y Ciego de Ávila como protagonistas. Y aunque todavía Isla de la Juventud y Pinar del Río conservan op-ciones, no sería descabellado pensar que estos primeros cuatro lu-cen más sólidos camino a la postemporada. Sin dudas se acerca la etapa con la que muchos sueñan tras la clasi-ficación y fase élite. Los playoff, en este campeonato más que nun-ca, vienen a ser el borrón y cuenta nueva de la pelota cubana, el concurso que nombra al campeón, deviene éxtasis y pospone aná-lisis crudos de la realidad del pasatiempo nacional. Es innegable. Incluso si el béisbol continúa siendo pasión en esta isla, la decepción sigue ganando adeptos y alimentándose de la pé-sima calidad, el pobre espectáculo y la pérdida de nuestros más talentosos peloteros. Si bien Vegueros, Cocodrilos, Azucareros y Elefantes son de los conjuntos más disminuidos por el abandono de algunas de sus más importantes figuras, no hay escuadra en Cuba que escape a esta situación. Ya no se van los experimentados y probados, también lo hacen los que se saben con las condiciones necesarias, los “frus-trados” a nivel de selección provincial y nacional, los que buscan la MLB y los que incluso saben que aspiran a mucho menos pero igual pretenden mejorar su economía a toda costa. Así, en los últimos años, luego de Céspedes, Puig y Pito Abreu ha so-

brevenido una avalancha que no sé cómo va detenerse y que suma nombres tan recientes como los de Luis Alberto Valdés, Carlos Juan Viera, Vladimir Gutiérrez, Dainer Moreira, José Miguel Fernández, Héctor Olivera…unos con la misión cumplida, otros, atrapados en el intento. Pero volvamos a la 54 SNB, donde las bajas y altas son cada vez más comunes y se pierde por completo todo sentido de la tan cacareada territorialidad. Los Cachorros de Holguín vuelven a dejar con las ganas a la mejor afición del país. Con aceptables numeritos en casa (23-16), la tropa de Irochis Bartutis hace aguas en la carretera (10-26) y pierde toda posibilidad de acercarse a las posiciones mágicas o incluso de dar más guerra en la serie. Los lanzadores holguineros son los terceros con más alto PCL (5.57) y son los terceros a los que más le batean (296). Sus batea-dores han dejado a 393 hombres en posición anotadora de los 497 que han encontrado.Artemisa es uno de los dos “cumplidores” de la etapa de mejores ocho. Mi aplauso para la provincia campeona del evento sub-23 que perdió en el camino a una de sus bujías del bullpen, el joven Yu-nieski García (6 JG-6 JS, AVE 243) y a su principal referente ofensi-vo, el Gallo Frederich Cepeda, hoy con los Gigantes de Yomiuri. Sus refuerzos no han podido echarse el equipo arriba, especialmente los otros miembros del conjunto de la tierra del Yayabo, Robersis Ramos (AVE 231, OBP 276, 3 CR en 4 intentos) y Liván Monteagudo

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TABLA DE POSICIONES (78 JUEGOS JUGADOS)CLASIFICATORIA + SEGUNDA FASEEQUIPO JJ JG JP JE AVE DIF MTZ 78 51 27 0 .654 - GRA 78 47 31 0 .603 4.0CAV 78 46 32 0 .590 5.0 IND 78 43 35 0 .551 8.0 IJV 78 41 37 0 .526 10.0 PRI 78 40 38 0 .513 11.0 ART 78 37 41 0 .474 14.0HOL 78 35 43 0 .449 16.0

LIDERES DE BATEO (78 JUEGOS JUGADOS)CLASIFICATORIA + SEGUNDA FASE

AVE: DESPAIGNE RGUEZ, ALFREDO GRA .391 (169-66) C: SANTOS MARTINEZ, ROEL GRA 72 H: GARCIA RRIETA, JOSE A. CAV 104 2B: MORENO RONDON, ADRIAN GRA 24 3B: SANTOS MARTINEZ, ROEL GRA 7 SILVA LA O, EDILSE HOL IBAÑEZ ARAGON, YUSNIEL IJV HR: GUERRA VARGAS, URMANI GRA 17 SLU: DESPAIGNE RGUEZ, ALFREDO GRA .757 BR: GRACIAL GARCIA, YURISBEL MTZ 20 CR: GARCIA RRIETA, JOSE A. CAV 13 CI: GUERRA VARGAS, URMANI GRA 62 DB: GALVEZ GUERRA, DAINIER IJV 17 BB: HERNANDEZ GLEZ., YADIEL MTZ 69 SO: GARCIA RRIETA, JOSE A. CAV 62

LIDERES DE PITCHEO (78 JUEGOS JUGADOS)CLASIFICATORIA + SEGUNDA FASE

PRO: JIMENEZ SANT., ISMEL CAV .769 (10-3) CANO VANES, YUNIER CAV .769 (10-3) PCL: BICET LABRADA, ALBERTO IND 2.03 (142.0-32) PEREZ VIERA, CIONEL F. MTZ 2.03 (80.0-18) JL: SOSA CUESTA, ADRIAN RAJIV MTZ 37 JI: BLANCO MATOS, LAZARO GRA 22 VELAZQUEZ AG., YUSMEL HOL JC: TORRES GOMEZ, YOSVANI PRI 4 JR: SOSA CUESTA, ADRIAN RAJIV MTZ 37 JG: BLANCO MATOS, LAZARO GRA 13 JP: SIERRA PEREZ, YAISEL HOL 10 ODELIN SANAME, VICYOHANDRI IND L: GUEVARA MORALES, YANDER CAV 2 MARTINEZ MTNEZ., JONDER MTZ TORRES GOMEZ, YOSVANI PRI JS: GARCIA SANCHEZ, JOSE ANGEL ART 20 INN: BICET LABRADA, ALBERTO IND 142.0 SO: NUÑEZ ARIAS, DARIEN IJV 95 BB: NUÑEZ ARIAS, DARIEN IJV 67

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(AVE 262, 7 CIPA de 31). El campeón de Cuba ha vivido el clásico cachumbambé. De mon-tarse en el tren clasificatorio a última hora, respirar con la buena actuación de sus muy escasos representantes en la Serie del Caribe a desmembrarse de un momento a otro no pasó tanto tiempo como algunos piensan. Aun así, muy pocos se atreven a dejarlos desde ya fuera de la postemporada. Urquiola sigue al frente, y este sigue siendo un equipo temible que puede llegar más lejos. Recordemos que todos sus refuerzos batean por encima de 300 y que si el picheo responde todavía hay que contar con Pinar del Río. Que los Piratas marchen quintos y estén bien metidos en la pelea es digno de admirar. No fueron pocos los que pensaron (y dentro de los cuales me incluyo) que la “despedida” de Mandy Johnson y el poco miedo que infringía la nómina de La Isla iban a ser demasiado lastre para que la nave tocara puerto. Pero, nada más lejos de la verdad. Aunque son los menos que batean en el campeonato, su defensa marcha tercera (AVE 974) y ha fabricado 40 jugadas de doble ma-tanza. Sus relevistas han ganado seis encuentros y salvado otros cuatro y el siempre eterno Michel Enríquez ha aportado lo suyo a la causa del equipo (AVE 363, OBP 426, SLU 505).Sorteando dificultades con su picheo abridor Vargas ha logrado mantener a Industriales en los puestos clasificatorios, aunque fue-ra del Latino pierden más de lo que ganan (17-19). Sin embargo, sus lanzadores poseen el segundo PCL del campeonato (4.31) y son los segundos a los que menos le batean (278). Los Leones son los cuartos que más batean con corredores en base (AVE 294) y son los segundos que más veces han traído el empate o la ventaja (41). Ciego de Ávila ha tenido un repunte extraordinario con racha posi-tiva de siete juegos y puede volverse un dolor de cabeza para la fase definitoria. Luego del regreso de Vladimir García (2-1, PCL 3.22) como abridor, los Tigres podrían sumar un excelente trío de cara a la postemporada con Ismel Jiménez (5-0, PCL 1.86) y Yander Gue-vara (2-2, PCL 5.90), quienes sumados a las prestaciones de Yunier Cano (6-0-3, PCL 4.64) y Yadir Rabí (2-1, PCL 3.81) apuntalan un montículo que puede ser apoyado por una alineación que parece haber encontrado mayor consistencia. Cuando parecía que Granma no, su arma fundamental sacó la cara y los mantiene en segundo lugar. Lideran la ofensiva en AVE (325), carreras anotadas (238), impulsadas (227) y jonrones (40), por solo mencionar algunos apartados. Samón, Despaigne, Guerra y compañía le pueden aguar la fiesta a cualquiera. Sin embargo, ojo con el bullpen. Los brazos de los Alazanes parecieron desinflarse en las más recientes suberies y eso puede resultar fatal para los playoff. Dicen los matanceros que este es el año, y bien pudiera serlo. La filosofía de Víctor Mesa de que todos son importantes y tienen que estar preparados para jugar cuando se les necesite ha sacado a flo-te a un equipo que perdió su línea central completa. Terceros en picheo (4.44) a los lanzadores yumurinos son a los que menos le batean en la serie (270), pero en general mantienen un rendimien-to estable en las tres principales áreas de juego. Resta por ver si el controvertido manager del Cuba hecha por tierra aquello de que no gana el bueno y los Cocodrilos pueden agenciarse el cetro. Después del vistazo a lo que han hecho los ocho mejores equipos del campeonato no podemos dejar de mencionar la necesidad ur-gente de un cambio, no solo de estructura, sino de la forma general en que se realiza nuestro principal ¿espectáculo? deportivo. Bas-ta con mirar a los números de los lanzadores para darse cuenta lo lejos que estamos de tener un torneo de calidad. Con refuerzos y todo, los serpentineros cubanos regalaron 1037 boletos en 2079.1 entradas, para un promedio de 4.5 cada nueve innings, y esta es una sola de las aristas preocupantes. Acérquese al aficionado de siempre, pregúntele cómo se siente con respecto al béisbol cubano y allí encontrará respuestas alarmantes. Pero más allá de todos los males, ya queda menos para que la 54 SNB llegue a su fin. ¿Se atreve a dar el campeón?

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En un artículo del sitio web de FOX sobre la posibilidad de celebrar juegos de Entre-namiento de Primavera (Spring Training) en Cuba, una pequeña cita sobre juegos de la MLB en Europa señalaba que la MLB ha estado discutiendo jugar partidos en Lon-dres. Piensan en esta ciudad porque otras ligas (la NFL y la NBA) atrajeron grandes multitudes cuando jugaron en la capital de Inglaterra. El único problema parece ser encontrar un estadio apropiado que pueda acoger un terreno de béisbol adecuado.Entonces, ¿qué hay de jugar partidos en Holanda? De acuerdo con un sitio de de-portes basado en Ámsterdam, la MLB ha prometido sostener un par de juegos de las Grandes Ligas en Hoofddorp, un pueb-lo cerca de Ámsterdam, donde un estadio sería construido siguiendo los estándares de la MLB. Esa promesa, en la forma de un contrato, se hizo hace dos años y la con-strucción del estadio requerido se terminó el pasado año: una instalación modernísi-ma con capacidad para 600 personas. Sé que esto puede sonar ridículo, pero la ca-pacidad puede expandirse a 30 mil. Pero no se trata solamente de la capacidad: el césped, la tierra, y sí, incluso los vestidores está n hechos siguiendo los patrones de la MLB. Esos partidos serían programados para la temporada 2014 ó 2015.El Estadio en HoofddorpY adivinen, a pesar de este estado, Hol-anda no ha sido nombrada desde ¿2014? Australia ¿2015? Ningún lugar, pero hay conversaciones serias acerca de Taipéi de China. Y ahora ¿Londres?Tal vez los holandeses somos lo suficiente-

mente ingenuos para creer que la MLB realmente programaría encuentros para nuestro pequeño país. ¿No tenemos acaso el más fuerte equipo nacional en Europa (No. 5 en el Ranking Mundial)? ¿No ten-emos una de las más fuertes competencias en Europa? ¿No tenemos acaso una larga historia beisbolera? Claro, que se jugaba béisbol en el Reino Unido mucho antes de que fuese popular en Holanda, pero el deporte se ha desarrollado acá de manera estable. ¿Y en el Reino Unido? No tanto (con el debido respeto).Me percato de que el Reino Unido rep-resenta un mercado más fuerte que Hol-anda, pero ¿por qué la MLB no está te-niendo en cuenta la historia más fuerte? Es Europa. Cuando observan el mercado europeo, Holanda está ubicada de manera más céntrica que Londres. Hay un esta-

dio listo para ser utilizado por jugadores de la MLB. La única adaptación que hay que hacer es expandir la capacidad. No se necesita ejecutar trabajo extra para crear un diamante. Entonces, señores Manfred y Clark ¿qué tan difícil es esto?Tal vez nosotros los fans del béisbol hol-andés fuimos lo suficientemente ingenuos como para pender de una esperanza que venía de la MLB. Espero que la MLB esté levantando una cortina de humo y que se efectúen partidos de Grandes Ligas en Holanda. Pero poco a poco recibo la percepción de que la MLB nos ha estado engañando y que no se puede confiar en ella. Sinceramente espero estar equivocado, pero es a la MLB a quien corresponde pro-barlo.

¿londres en lugar de Holanda?Yankeebiscuitfan’s World

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—Por Chris Kabout

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¿Fueron acaso los Boston Red Sox el último equipo en Grandes Ligas que fichó a un jugador negro? ¿O acaso fueron uno de los primeros? ¿Acaso los Red Sox tuvieron un jugador negro an-tes de Pumpsie Grees y 22 años antes de que Jackie Robinson debutara con los Dodgers? Ramón “Mike” Herrera, natural de La Habana, logró 276 turnos al bate en 1925 y 1926 cuando fungía como segunda base de los Red Sox (con promedio de .275 exactos). También jugó con equipos de las Ligas Negras antes y después de su período con Boston, uno de los apenas 11 jugadores que jugaron en las Ligas Negras y en las Grandes Ligas antes de las Segunda Guerra Mundial.Antes de unirse a los Red Sox, Herrera había jugado por el Al-mendares en La Habana, al igual que con La Unión, All Leagues y los Red Sox (Cubanos). Los Boston Red Sox lo compraron de su club Springfield (de la Eastern League). El Boston Globe lo llamó un “espléndido prospecto” y se fue de 5-2 en su prim-er partido. El historiador de las Ligas Negras Todd Bolton, al preguntarle sobre la historia de Herrera en las Ligas Negras, respondió: “En los años previos a las Ligas Negras, estuvo con equipos viajeros en los Estados Unidos, con los Long Branch Cubans y los Jersey City Cubans. Cuando se formó la primera Liga negra en 1920, Herrera era miembro de los Cuban Stars (Oeste), uno de los equipos inaugurales de la liga. Permaneció con ese equipo en 1921, cuando se convirtieron en los Cin-cinnati Cubans. Herrera regresó a las Ligas Negras para una última temporada en 1928 con los Cuban Stars (Este) de Ale-jandro Pompez”.Las imágenes de Mike Herrera parecen sugería que podía fácil-mente “pasar” por blanco, y para aquellos a quienes les gusta mirar esas cosas, debe haber sido más blanco que negro. En-tonces ¿tuvo que pasar por negro cuando estaba en las Ligas Negras? No necesariamente, explicó Bolton. Había un número de jugadores de piel clara en las Ligas Negras e incluso más “blancos” cubanos. Estos jugadores estaban acostumbrado a jugar juntos en América Latina. Era solamente en Estados Unidos que eran segregados. Herrera fue uno de los apenas 16 cubanos en la lista de Peter Bjarkman que muestra los que jugaron en las Ligas Mayores y las Ligas Negras. [Bjarkman, A History of Cuban Baseball, 1864-2006, McFarland, 2007, p. 134] Ocania Chalk, autora de Pioneers of Black Sport: A Study in Courage and Perseverance, da cuenta de que Herrera “se ha verificado como negro”—sin embargo, esto está indetermi-nado. [Presilla no atribuída en el archivo de jugador de Ramón Herrera en el the National Baseball Hall of Fame].Ramón Herrera era un jugador de cuadro derecho de peque-ña estatura (cinco pies seis pulgadas, 147 libras) nacido en La Habana el 19 de diciembre de 1897. Tal vez, Gary Ashwill estudió todas sus declaraciones de edad en manifiestos de pasajeros de los barcos que iban a Estados Unidos y encontró cuatro años de nacimiento distintos, que estaban entre 1889 y 1894 —cada uno de ellos significativamente de más edad que su año de nacimiento 1897.Su primera aparición en el béisbol profesional cubano fue du-rante el invierno en que cumplió 17 años, cuando jugó como segunda base con el Almendares bajo las órdenes del manager Eugenuio Santacruz. No fue un gran comienzo, pero jugó en

27 de los 33 juegos del equipo, con 84 turnos al bate y un pro-medio de apenas .172 en la temporada 1913-1914; pero su promedio estuvo en la media de los jugadores de cuadro del equipo ese año. Almendares terminó en primer lugar en la liga de tres equipos. Al año siguiente (1914-1915) Herrera jugó tercera base para Fe, que terminó en el último puesto, con promedio de .289 en 121 turnos, segundo mejor entre los ju-gadores de cuadro. Recibido nuevamente por Almendares en 1915-16, jugó bajo las órdenes de Alfredo Cabrera, su tercer mentor en tres temporadas, y volvió a segunda base.Herrera parece haber jugado béisbol en Estados Unidos al me-nos dos veces. En 1916, jugó para los Long Branch Cubans en un partido en New York, derrotando a los Cuban Stars de New York 5-4, en un “juego de sensacional fildeo”, de acuerdo con el Chicago Defender del día siguiente. Se fue de 3-0 al bate, pero tuvo siete lances sin error. El año anterior, un jugador llamado Herrera jugó en el campo corto por los Rojos de La Habana el 23 de julio y logró cinco indiscutibles en el partido. El nombre completo de ese jugador no apareció en la crónica del Defender, pero no hay ningún otro Herrera registrado en los archivos cubanos de la época.

Continuará en la próxima edición

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raMón “Mike” Herrera (Parte i)—Por Bill Nowlin

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Todo el mundo con conocimiento moderado sobre béisbol y economía con-oce con claridad el bajo grado de sostenibilidad que tiene la Serie Nacional para la calidad del béisbol y para el bolsillo del país. Es por eso que cada vez que se va a criticar la estructura del máximo torneo beisbolero de la Isla el primer blanco fácil es la cantidad de conjuntos, que es, sin dudas, la principal causa de dos de los mayores problemas que tiene la pelota cubana, más allá de los peloteros que abandonan la nación o los miles de detalles y problemas de infraestructura que tiene el deporte.Para muchos, dejar el pasatiempo nacional de los cubanos en ocho o hasta en seis equipos resultaría la solución ideal para aumentar la calidad, y por supuesto, reducir costos. A la postre, más de la mitad del país se quedaría, por supuesto, sin béisbol de nivel que ver durante todo el año, pues los me-jores jugadores se concentrarían en las ciudades seleccionadas de antema-no por alguien, mientras que el resto trataría de levantar los desánimos de las provincias restantes, en un torneo con una diferencia de oficio bastante notable.Entonces, ¿qué ha motivado que haya habido tanta renuencia a decapitar la cantidad de equipos (uno por provincia) de la Serie Nacional? ¿Acaso países como Estados Unidos y Japón, con un mayor desarrollo económico tienen un equipo en cada Estado o Prefectura?Sí, es cierto, esos países no tienen un equipo en cada territorio, pero en cada territorio hay participación en ligas altamente competitivas, que comienzan desde las infantiles, y que tienen continuidad en las secundarias, los preuni-versitarios, y las universidades, para dar paso a las Ligas Menores, y con un poco de suerte, trabajo duro y habilidad, a las mayores. Todos estos cir-cuitos, desde el más insignificante, se juegan en terrenos con calidad, con jugadores uniformados, y no faltan los guantes, las pelotas, los bates, los árbitros, y hasta la cobertura de los diarios locales.Solamente se necesita investigar un poco en Japón, por ejemplo, para descu-brir, aparte de la Nippon Professional Baseball, la existencia de los Koshien Tournaments, organizados por la National High School Baseball Federation: el Summer Koshien o National High School Baseball Championship, torneo de verano en el que participan 49 preuniversitarios de todo Japón, siguien-do un torneo clasificatorio que tiene lugar en estadios como el Meiji Jingu de Tokyo, y el Spring Koshien o National High School Baseball Invitational Tournament, que es por invitación y que reduce la participación a 36 con-juntos durante la primavera.

Además de lo anterior, existen los torneos escolares, los universitarios, junto a las ligas industriales (que este año tendrá tres torneos principales, con 32, 16 y 32 equipos y 12, cuatro y 11 días de participación, respectivamente), independiente y las ligas de granja por debajo de la Nippon Professional Baseball. O sea, que el camino hacia el máximo nivel es largo, angosto, y hay muchos que no llegan jamás, y permanecen en los otros circuitos que, aún sin el atractivo de la NPB, tienen seguidores y animan a miles y miles de fanáticos al año.En Estados Unidos se nota también muchísimo el nivel de masividad: Little Leagues (Ligas Infantiles), liga de preuniversitario o High School, liga uni-versitaria (rematada con la College World Series o Serie Mundial Universi-taria, pero de ahí en adelante, entre el más bajo nivel de las Ligas Menores y las Ligas Mayores hay un camino tan largo, que el jugador que tenga que pasar por todas podría sentirse como en el Laberinto del Minotauro. Por otro lado, la CanAm Association (Asociación de Canadá y Estados Unidos) y una infinidad de ligas independientes animan también a aquellos lugares por donde los peloteros de la MLB no pasan a menos que vivan en ellos. O sea, que la Major League Baseball se centra en 26 ciudades norteamerica-nas (Chicago, Nueva York y Los Ángeles tienen dos equipos y hay otro con-junto en Toronto, Canadá), y solamente en el estado de California hay cinco equipos (Dodgers, Angelinos, Atléticos, Padres y los actuales campeones, los Gigantes).Esto demuestra que los 30 conjuntos de Grandes Ligas no están tan “espar-cidos” como muchos podrían pensar. Pero una buena parte de los ciudada-nos norteamericanos tienen acceso a esa liga, y si no tienen el béisbol en la ciudad, salen a buscarlo, porque tienen los medios económicos para hacerlo y porque se juega en verano y los niños están de vacaciones y pueden viajar para ver a sus héroes.¿Se ha puesto alguien a pensar cómo podría un fanático guantanamero del béisbol viajar a Villa Clara si por ventura es la ciudad donde juega el equipo con más jugadores guantanameros y él quiere verlos o si peor, es el equipo más cercano que le queda? De seguro tendría que conformarse con verlo solamente por televisión, o cuando vayan de vacaciones. Lo difícil que es viajar en Cuba —me consta, y he escrito al respecto— en materia económica y de dificultades por la mala infraestructura del transporte (eso sin contar el alojamiento en una provincia vecina) hace que se prácticamente un sueño, o una inversión inmensa que podría llevar a un padre a tener que ahorrar

rePresentatividad de la Pelota en cuba (no es la MisMa Muela

de sieMPre)—Por Reynaldo Cruz

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casi tanto dinero como el que deberían ahorrar para llevar a su familia a un hotel cinco estrellas.Los fanáticos norteamericanos tienen claramente muchas otras opciones aparte de las Grandes Ligas: dígase las ligas escolares, las universitarias, además de todas las ligas independientes y ligas menores afiliadas a los equipos de la MLB. Cada uno tiene al menos tres afiliados, uno en Clase A, otro en Clase AA y otro en Clase AAA, sin contar con que hay otros niveles en los que también tienen un conjunto que tributa a ellos. O sea, que en Es-tados Unidos hay al menos 90 equipos que tributan a conjuntos de la MLB y pertenecen a la MiLB (Minor League Baseball).Para decirlo más claramente: en la Clase A Avanzada hay tres ligas, la Florida State League, que cuenta con 12 conjuntos; la Carolina League, que presenta ocho; y la California League, que tiene 10. En la Clase A, aparecen dos ligas, la South Atlantic League (SAL), en la que juegan 14 conjuntos; y la Midwest League, en la que participan 16. En la Clase A (short season) aparecen igual-mente dos ligas, la New York-Penn League, donde se desempeñan 14 clubes; y la Northwest League, donde juegan ocho. La Clase AA (Doble A) ha sufrido varias modificaciones, y tiene ligas como la Eastern League (desde 1963), donde ven acción 12 conjuntos; la Texas League (desde 1946), donde juegan ocho clubes; y la Southern League, en la que participan 10 equipos. Otras ligas de Clase AA fueron la Liga Mexicana (1955-1966 hasta pasar a Triple A), la Southen Association (1946-1961) y la South Atlantic League (que es-tuvo solamente en 1963). En la más fuerte antes de la MLB, la Triple A o Clase AAA, hay actualmente tres ligas: la International League (establecida en 1946), que cuenta con un total de 14 clubes; la Pacific Coast League o PCL (1946-1951, 1958-presente), en la que participan 16 equipos; y la Liga Mexicana (desde 1967 en Triple A), en la que hay 16 clubes, aunque no jue-gan en Estados Unidos. En general, en Clase A Avanzada hay 30 equipos, en Clase A 30 más, en Clase A Short Season hay 22, en la Clase AA hay 30 y en la Triple A hay 30 sin contar los 16 de la Liga Mexicana… ¡y he pasado por alto las Ligas Independientes!O sea, que dese 1963, cuando se reorganizó la MiLB, aparte de los 30 clubes de la MLB, los aficionados estadounidenses cuentan además con 142 clubes que juegan casi a la par de las Grandes Ligas, excepto los de temporada corta. Esto sin contar los circuitos Universitarios y de preuniversitario, que tienen una organización excelente y en las que juegan una enorme cantidad de equipos, pues todos ellos, de una manera u otra, son potenciales futuros ligamayoristas o incluso miembros del Salón de la Fama de las Grandes Li-gas.Con esta cantidad de béisbol disponible, podríamos decir que los fanáticos de este deporte en Estados Unidos tienen la oportunidad de ver pelota de calidad (sin que esto implique necesariamente poder sentarse en los palcos de un estadio de Grandes Ligas), pues todas las diferentes ligas están espar-cidas por distintos territorios, y la gente las sigue, da apoyo a los equipos y conoce a los jugadores, con los que en muchas ocasiones comparten incluso amistad y hasta vínculos familiares.Es entonces de entender por qué cuando se organizan certámenes univer-sitarios equipos como Estados Unidos y Japón llevan peloteros que son ex-clusivamente de la liga universitaria. Es que precisamente esos circuitos son extremadamente fuertes, con una infraestructura de una base muy sólida, y con antecedentes (dígase béisbol infantil, de secundaria, preuniversitario, Koshien o sus similares) de un marcado nivel, en los que además los juga-dores van puliendo las deficiencias propias de su edad o categoría.Recientemente, la Serie del Caribe nos dejó una terrible lección: a pesar de haber ganado, los peloteros cubanos carecen del oficio necesario para en-frentarse a rivales de nivel superior, pues sufrieron con prácticamente la escuadra nacional en un torneo de clubes. Muchos podrían preguntarse por qué falta el nivel, pero la respuesta es más que evidente. Sencillamente, hay demasiados equipos, y un torneo de 16 conjuntos no debe ser el máximo nivel doméstico al que podría aspirar una nación de apenas 11 millones de habitantes, más aún si año tras año pierde decenas de peloteros de calidad por encima de su media y no puede además contar con la participación de figuras foráneas.Cuando vienen los desastres o las derrotas, uno de los temas que más se toca y que más se menciona es precisamente la susodicha base, pero real-mente quienes lo hacen apenas tienen idea de todas las implicaciones que tiene desarrollar de verdad el béisbol desde la base en Cuba. Lo primero es que desgraciadamente existen enormes lagunas entre un nivel y otro, a los jóvenes jugadores (y me refiero incluso a los niños que comienzan) no se les da el seguimiento apropiado, y van “subiendo” de cat-egoría, sin que esto signifique que van subiendo de nivel. Por el contrario, van arrastrando deficiencias que se convierten en grandes obstáculos para su buen desempeño en Series Nacionales, e incluso —si abandonaran el

país—, en una limitante para ser fichados que los scouts notan con solo pestañear.Entonces, cuando se habla de la necesidad de la reducción de equipos, una de las razones que se esgrime par ano hacerlo —muy bien fundamentada, partamos de ahí— es la representatividad. No es justo dejar sin béisbol a una provincia, partiendo precisamente del hecho de que esa provincia no tendrá otra opción beisbolera de calidad decente que no sea la Serie Na-cional, pues las Series Provinciales son torneos de muy poco nivel, eso sin tener que mencionar la calidad de los torneos colegiales o de barrio (si es que hay alguno).Es comprensible (sin que esto quiera decir que es lo más indicado) entonces que se quiera mantener el estado actual de las cosas: si ya muchos niños no quieren jugar béisbol porque no ven en él una esperanza futura a crecer como individuos y a crecer de manera económica, imaginemos cuánto suf-riría ese interés si para colmo no tienen en sus provincias un equipo al que seguir o al que aspirar a integrar como mayores. Lo mismo pasaría con los padres, o los adultos, que no podrán desarrollar su afición y comenzarán a sentir cada vez más apatía hacia el deporte de las bolas y los strikes.Categóricamente, no podemos competir en infraestructura con países como Estados Unidos y Japón como para pretender desarrollar nuestro béisbol de menores. Países incluso con menos categoría beisbolera y menos desar-rollo que Cuba participan en la Serie Mundial Infantil (LLWS: Little League World Series), un torneo que se televisa íntegramente en ESPN, algo que podría cambiar con el rumbo que han tomado las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, pero que podría traer el mismo resultado de siempre: llevar al equipo nacional a un torneo de equipos locales (en Cuba no hay un torneo nacional infantil que sea de veras exigente para ese nivel), con lo cual la burbuja seguiría inflándose… ¿suena familiar?En épocas de Series Selectivas, Súper Selectivas o como quieran llamarles, eran estos los torneos secundarios. Ahora, ¿a quién se le ocurre que un tor-neo de calidad y exigencia inferior pueda ser el principal en detrimento de otro que se celebra “en el mismo lugar y con la misma gente”? A nosotros los cubanos, claro está.La solución —pese a todas las propuestas por muchas personas, incluso propuestas acá— podría ser seguir jugando la Serie Nacional tal y como está en cuanto a la cantidad de conjuntos (aunque dejaría de ser el principal torneo del país), pero celebrar un torneo más exigente, con menos conjun-tos y más largo, ajustado a las exigencias del panorama internacional del Caribe invernal, que pasaría a ser la cúspide del béisbol cubano, y que ob-ligaría —previa reparación capital de muchos de los estadios del país— a cada club a jugar una misma cantidad de partidos en todos los estadios de la nación, estableciendo semifinales y finales a ser celebrada de manera al-terna en diferentes sedes (estilo Super Bowl), de forma tal que toda Cuba pueda presenciar lo máximo del nivel nacional del béisbol in-situ. Al mismo tiempo, debería potenciarse aún más el béisbol desde la base y estimular su desarrollo fuera de las Eide y las ESPA (al parecer dueños y señores del patrimonio beisbolero del país), o sea las ligas escolares, preuniversitarias, universitarias y hasta de trabajadores.¿Y sobre la representatividad? Bueno, si se hace todo bien, ¿alguien puede pedir más?

rePresentatividad de la Pelota en cuba (no es la MisMa Muela

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Desde que en noviembre se reinaugurara o se reabriera el Salón de la Fama del Béisbol Cubano, encabezado por un gru-po de aventureros que se hicieron llamar los “entusiastas”,

una ola de criterios a favor y en contra se volcó en dirección al ci-berespacio. Muchos alegaron —con toda razón— que desde los años 30 había existido un Salón de la Fama del Béisbol Cubano, mientras que otros, que celebraron el hecho, criticaron la exclusión inicial de la figura de Antonio Pacheco, algo que si bien no fue consensuado sí tuvo gran parte de condicionamiento externo como consecuencia de presiones nada sutiles ejercidas por las autoridades beisboleras allí presentes.Lo que ha venido después, empezando por el silenciamiento casi to-tal por parte de la prensa, sobre todo la televisiva teniendo en cuenta que los principales narradores cubanos, sobre todo Rodolfo García, se disgustaron mucho por no haber sido electos en el comité del voto final —esto no es mentira, yo estuve allí y lo vi—, eso sin contar que apenas hicieron acto de presencia en las reuniones celebradas en el Salón Adolfo Luque del Estadio Latinoamericano, durante el tiempo de las reuniones y debates y luego de los mismas.Hoy, apenas un par de días luego de la lamentable pero lógica e in-evitable muerte de Saturnino Orestes Armas Arrieta, o Minnie Mi-ñoso, como pasaría a la inmortalidad, me he decidido a responder con criterios propios —que nada tienen que ver con las posibles informaciones que pueda poseer pero que no poseo— a las inter-rogantes que sobre el tema me ha hecho más de un lector como co-mentario en el sitio.Se habla a todas voces de la intención de imponer un cambio en la nomenclatura del proyecto, o sea, que deje de llamarse Salón de la Fama del Béisbol Cubano, como si nosotros fuésemos extraterrestres y tuviésemos que llamar de otra manera algo que todo el mundo del béisbol a nivel global llama por ese nombre o como si aislarnos del resto del mundo (estrategia que se ha demostrado ineficaz y dañina)

fuese lo más acertado. Claro, que esto tiene la evidente intención de eliminar ciertos conceptos presentes en los estatutos, que indican que no se discriminará a nadie por raza, procedencia social, creen-cia religiosa, lugar de residencia o ideas políticas. Por supuesto, que esas dos últimas están marcadas porque son precisamente la causa por la que algunas personas —sobre todo con cierto grado de ca-pacidad de tragarse a los peces más pequeños— se empecinen en llamarle Salón de las Glorias (que Viven en Cuba), o algo parecido; y todo parece implicar que de no adoptarse el cambio de nombre el proyecto corre el riesgo de desaparecer (claro, que el cambio está ya impuesto, nos guste o no). Todo esto, sin contar con la nebulosa que rodea el lugar donde debería o podría estar el museo, el Centro José Antonio Echeverría, antiguo Vedado Tennis Club.Este supuesto cambio sería una bofetada primeramente a la idea de que se premie la excelencia beisbolera, pero más que todo, sería caer NUEVAMENTE en el terrible error de eliminar la historia y pretend-er que nunca ha sucedido. Esta película se repite, pero más que nada, ya con una cinta de mala calidad. La historia, por encima de todo, debe ser contada tal y como fue, no editada (ya sea para edulcorarla o amargarla) de manera tal que muchas de las cosas que suceden no tengan luego explicación para las próximas generaciones, bom-bardeadas constantemente con fútbol de calidad y documentales sobre Maradona, o Pelé, o Messi. ¿Qué interés puede tener un joven en el béisbol cuando los nombres utilizados por los narradores para poner ejemplos pasados son cada vez menos, y en ocasiones dejan de ser los correctos? ¿Cómo es posible que se mencionen los grandes defensores del segundo cojín en la televisión y alguien obvie a Anto-nio Pacheco ya sea de manera deliberada o accidental?La posición adoptada por quienes intentan descarrilar una insti-tución que más que un edificio o un salón físico es una institución académica, cuyo principal objetivo es estudiar, rescatar la historia (con sus partes buenas y malas) y hacer que el béisbol de una nación

salón de la FaMa ¿Qué Hay con la identidad del

béisbol cubano?

—Por Reynaldo Cruz

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se imperecedero y propio de ella, es ilógica, injustificada y hasta co-barde. Ante todo, hay que tener el coraje de admitir que hubo en Cuba grandes jugadores que prefirieron escoger otro camino y que en su siguiente decisión también brillaron (como el caso de Orlando “El Duque” Hernández), u otros que lo hicieron simplemente porque sus padres fueron los que tomaron la decisión por ellos (como el caso de, esteroides aparte, José Canseco). Pero por encima del co-raje, tiene que prevalecer el sentido común: se trata de la historia y la identidad del cubano, que sufre cada vez que alguien mutila parte de esta por causa de una decisión (la de vivir o jugar en otro país) tan personal como cambiar de peinado o vestirse de negro.El error más grande —contando todos los que ya se han cometido— con respecto a la historia del béisbol cubano es fingir que algo no sucedió porque sus protagonistas ya no están en Cuba o que alguien no existió por la misma causa. Esa primitiva e incivilizada actitud, además de ser propia de la Guerra Fría, no es nada diferente de aquella tan criticada en todos los espacios por los medios cubanos: la que adoptan muchos medios de prensa occidentales al obviar todo lo bueno que pueda suceder en la Isla y resaltar y exagerar lo nega-tivo. ¿Podrá alguien borrar de la memoria de muchos santiagueros el jonrón de Antonio Pacheco ante Pedro Luis Lazo en el Play off de 2001? ¿Podrá alguien olvidar los 13 ponches que propinó José Ariel Contreras a Estados Unidos en la final de los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999 o el gran juego que lanzó en la semifinal de la Copa Mundial de Taipéi 2001 ante Japón?Estamos hablando, por supuesto, de hechos históricos que deberían ser archivados, relatados y si es posible recreados y rescatados por parte de una institución como el Salón de la Fama del Béisbol Cuba-no. Y por supuesto, están las figuras, aquellas que no están en Cuba, y no viven o no han muerto en la Isla. En estos momentos, en los que las políticas de ambos países parecen acercarse, un muro de desen-tendimiento, aislamiento e incomunicación parece rodear al béisbol cubano con más fuerza que nunca.El re-nombramiento de algo que ha sido re-fundado y corre el alto riesgo de ser re-olvidado o re-enterrado —sobre todo sabida la de-cisión de su principal promotor Ian Padrón de radicarse fuera de Cuba, que desconocemos cuánta relación guarda con este proceso— tiene marcados sus objetivos, y no son precisamente asegurar su su-pervivencia o longevidad, sino el manifiesto y nada sutil propósito de regirlo por la política, en lugar de hacerlo por la excelencia beis-bolera.Cuba está hoy corriendo más que nunca el riesgo (¿o no es un riesgo, sino parte de un plan?) de dejar morir su béisbol —o asesinarlo, que es mucho peor— porque como mismo los ingredientes de cada receta cumple un objetivo en el sabor y la exquisitez del plato, cada jugador que ha pasado por las Series Nacionales, o que ha nacido en Cuba ha tenido su función o su incidencia en la historia del béisbol de la Mayor de las Antillas —y hay que incluir también a los extranjeros que jugaron en la Liga Profesional Cubana antes de 1959. Ya sea por su accionar dentro de las Serie Nacionales, o como miembros del equipo Cuba, o como jugadores de una liga extranjera, cualquiera que esta sea, ha sido asociado con Cuba, para bien o para mal, y para bien o para mal deberá ser recordado y puesto dentro de los libros.Si tan importante es eliminarlos, ¿no sería también lógico que cuan-do alguna autoridad vaya a jactarse o a vanagloriarse de la enorme cantidad de títulos internacionales que ostenta Cuba no cuenten aquellos en los que los “desertores” o “traidores” tuvieron una gran incidencia o fueron protagonistas?O sea, pensemos un poco: eliminemos por ejemplo, el título al-canzado en Winnipeg, pues los dos lanzadores que Cuba usó en la final (José Ariel Contreras y Máels Rodríguez) abandonaron el país; descontemos también el subtítulo alcanzado en el Clásico Mundi-al de Béisbol de 2006, pues el lanzador que mantuvo en cero en la

semifinal a la poderosa tanda de República Dominicana, encabezada por David Ortiz, Adrián Beltré y Albert Pujols, fue Yadel Martí; pas-emos por alto el título que se alcanzó en la Copa Mundial de Tai-péi de China 2001, pues Contreras estuvo hermético en la semifinal contra Japón; descartemos el triunfo en 1999 contra los Orioles de Baltimore, pues en ese desafío participaron individuos como el pro-pio Contreras, Antonio Pacheco, Andy Morales; eliminemos también el título Intercontinental de 2003 en La Habana, pues Yobal Dueñas disparó el batazo decisivo; y sobre todo, podríamos también elimi-nar el sacrosanto e intocable título mundial alcanzado en Parma 1988 (sí, ese al que le han atribuido el título de más espectacular), pues allí estaban Pacheco, Euclides Rojas, René Arocha, Orlando “El Duque” Hernández… creo que me he hecho entender.Cuba se está quedando, poco a poco, sin sus recordistas y sin algu-nas de las estrellas de su béisbol pasado, no porque se están yendo del territorio, sino porque una vez que lo hacen nos encargamos de eliminarlos totalmente de nuestro discurso, como si nunca hubie-sen existido. Una vez lo dije, y ahora lo repito tal vez de una forma diferente: si se fueron, no podemos permitir que se lleven consigo la parte de la historia asociada a ellos. Esa pertenece por excelencia a todos los cubanos, como mismo pertenece su SALÓN DE LA FAMA DEL BÉISBOL CUBANO. No se trata de estimular a los peloteros por irse del país, se trata de recordarles si se marchan que son cubanos, por encima de cualquier decisión que hayan tomado.Al sepultar el pasado por causa de sus protagonistas las autoridades del béisbol cubano y la parte de la prensa que la secunda va acumu-lando deudas imposibles de pagar, no con los jugadores en sí, sino con el béisbol cubano y con su afición, que es la verdadera dueña del espectáculo —aunque otros sean los que ejercen ese derecho— y que no tiene la culpa de nada. Por fortuna, el “re-nombramiento” (de ser ciertos los rumores) no parece haberse “implementado” aún, pues al anunciar en el periódico Trabajadores la muerte de Miñoso, Joel García (uno de los precursores del proyecto inicial, vale aclarar) utilizó las palabras “en el pasado mes de noviembre fue uno de los diez peloteros exaltados al Salón de la Fama del Béisbol Cubano”.Por lo visto, la guillotina no ha caído aún… ¿o es que se trató de un acto de rebeldía?

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El legendario expelotero cubano Orestes “Minnie” Miñoso falleció hoy, domingo, a la edad de 90 años. Miñoso, una ley-enda del béisbol que rompió barreras del racismo dentro de las Grandes Ligas, siempre dijo que lo más importante de todo era haber jugado a la pelota con los mejores y haber hecho su aportación a que el deporte fuese mejor en todos los aspec-tos.“Llevo el deporte del béisbol en mi sangre”, declaró Miñoso cuando se le preguntaba por el hecho de no haber entrado al Salón de la Fama. “Jugar al béisbol es todo lo que siempre de-see hacer”.‘Minnie’ Miñoso, como cariñosamente se le conocía, se con-virtió en el primer pelotero negro que jugó en un equipo de Grandes Ligas en Chicago y primer negro latinoamericano en jugar en las Mayores, y lo hizo con los Medias Blancas, que milita en la Liga Americana.El pasado año, Miñoso fue exaltado al renovado Salón de la Fama del Béisbol Cubano junto a otras 9 grandes figuras de nuestra pelota.El médico forense del condado de Cook, de Illinois, confirmó su deceso la mañana del domingo, pero no dio a conocer más detalles sobre la causa de su fallecimiento.Desde siempre han existido algunas dudas sobre su edad, pero los Medias Blancas dicen que tenía 90, aunque otras fuentes apuntan que tenía 89.“Hemos perdido a un gran amigo muy querido y a un gran hom-bre”, declaró el dueño de los Medias Blancas, Jerry Reinsdorf en un comunicado oficial que dio a conocer el equipo. “Muchas lágrimas serán derramadas al conocer su fallecimiento”.Los Medias Blancas también mostraron su tributo a Miñoso a través de varios Twitter que fueron enviados nada más con-ocerse hoy su fallecimiento.

Minnie Miñoso… un cometa incapturable

Por Juan A. Martínez de Osaba y GoenagaCuando Miñoso batea, / verdad,

la bola baila el cha cha chá.

Este matancero desbrozó el camino de los negros latinos hacia las Grandes Ligas. Y no podía ser otro, porque bril-ló como ninguno en la Liga Profesional Cubana, la más fuerte fuera de los Estados Unidos, así como en las In-dependientes de Color, además de excelentes resultados en otras latitudes. Pero el camino no fue fácil; llevó una trayectoria similar a Jackie Robinson en 1947. Estas con-fesiones son desgarradoras:“Durante mis primeros años en las Mayores mis oídos es-cucharon cosas terribles [decía Miñoso]. El mundo no me puede quebrar, dejé que todo me entrara por un oído y me saliera por el otro”. Era, sin lugar a dudas, la procesión del hombre de color en la atmósfera del mundo blanco, que no asumía el valor de los hombres. Todavía estaban anclados en la vieja retórica de sus antepasados, conser-vando el germen del prejuicio racial. Puedo imaginar a Miñoso hablando con su conciencia y decir: “Te acuerdas todo lo que resistí, pero sabes, nada de lo que escuché quedó en mí, nunca quise que conocieran mis sentimien-tos más profundos”. El legendario Ted Williams, en una ocasión le replicó a Miñoso: “No puedes dejar que nadie maneje tu vida con insultos o diciéndote que no puedes jugar, a veces tuve que hacerme el payaso cuando jugaba, tuve que escuchar y reírme, incluso llorar por dentro,

Falleció en cHicago el legendario Pelotero cubano orestes “Minnie” Miñoso

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pero nunca dejé que notaran que eso me molestaba”.Saturnino Orestes Arrieta Miñoso Armas, conocido por Minnie y El Cometa Cubano, nació el 29 de noviembre de 1922, en la finca La Lonja, del Perico, Matanzas (algunas fuentes se refieren a 1923). De extrema humildad, casi un niño cortaba caña y marabú para el central España, hoy España Republicana, donde se jugaba fuerte al béisbol, una plaza destacada en la Liga Pedro Betancourt, años después. Merced a la pelota, en corto tiempo rodaría los mejores Cadillacs de La Habana.En el estadio del Cerro, en las populares victrolas y en la radio, se oía este estribillo por la orquesta de Enrique Jorrín: Cuando Miñoso batea, verdad, la bola baila el cha-cha-chá. Mi tío, Ramón (Mon) Goenaga, me contó:Más de seis décadas atrás, cuando nadie sabía quién era, lo veía cortando caña y marabú, descalzo, para el central España. Como un muchacho de la fértil tierra matancera, soñó que un día sería estelar, y lo logró. Pocos cubanos ll-evaron tan alto el deporte de las bolas y los strikes antes de 1959, quizás ninguno haya sido más popular ni lon-gevo.Rodolfo Lalito Landín, un destacado compilador, es-tadístico e historiador del béisbol de aquella zona, entre-ga una semblanza inédita sobre la humildad de este juga-dor y su relación con el estadio España Park, fundado en 1927, donde dio sus primeros pasos hacia el deporte.El jugador más destacado, que comenzó su carrera desde niño, fue Orestes Miñoso, que aprendió a jugar pelota en su finca, donde jugaba LA LONJA. Hay un dato curioso que engrandece más a este estadio. En 1933 pasó un ciclón por Matanzas y el fuerte viento derribó la casa de Miñoso y su familia. En tales circunstancias, él junto a su madre y los cinco hermanos vinieron a vivir a una caseta que se utilizaba para guardar los proyectores de correr películas, que estaba debajo de la glorieta del terreno. Allí estuvieron por un tiempo, pues era una familia muy humilde.Allí regresaría sistemáticamente, a veces con un equipo de ocasión al que llamó ESTRELLAS DE MIÑOSO, inte-grado por figuras estelares de diferentes equipos de la Liga Profesional Cubana como Julio Bécquer, Héctor Ro-dríguez, Joe Valdivieso, Carlos Paula, Orlando Leroux y el lanzador Julio Jiquí Moreno, como sucedió al final de la campaña de 1955, cuando se enfrentaron al CENTRAL ESPAÑA, campeón de la Liga Pedro Betancourt, de ese año.Pocos elevaron tanto el béisbol y fueron tan populares. Con sus 5´11 de estatura y alrededor de las 180 libras de peso fue, a no dudarlo, la gran estrella, el jugador seguido por todos. Tanto se destacó, que logró elevar el rango del MARIANAO, un equipo de los más débiles. A partir de su presencia mejoraron las entradas para ver a ese equipo. No jugó con HABANA ni ALMENDARES, los eternos ri-vales, pero supo arrastrar olas de aficionados.Su juego limpio y alegre fue comidilla en los hogares. Lo rodeaban empresarios, políticos, barrenderos, artistas famosos, comerciantes y atletas de otros deportes, para pedirle autógrafos, una foto, o simplemente cruzar con él unas palabras. Orestes Miñoso se convirtió, salvando las distancias por el juego cosmopolita de Martín Dihigo,

en su sucesor. Pero Minnie tuvo más publicidad, porque vivió la época de la televisión y el elevado diapasón de la prensa escrita o radial de los años cincuenta.Daba gusto verlo llegar a home bate en mano, enroscarse y caminar para encima de la pelota contra cualquier lan-zador rival, jamás temió a los pelotazos ni pidió tregua en las bases, jugó con la fuerza de un huracán pensante. En la antesala ponía el cuerpo de por medio y paraba cuanto por allí conectaban; en los jardines fue punto menos que insuperable. Cuando casi no se usaba llegar de cabeza a las almohadillas, él lo hacía con fuerza, pues veía mejo-res posibilidades de llegar safe; supo discriminar cada jugada.No alcanzó elevados estudios, la vida no se lo permitió, pero como quien está destinado al diamante, supo im-poner su presencia y jugar inteligentemente. Su relación con la prensa no pudo ser mejor, a pesar de los «paparaz-zis» de entonces, ávidos de penetrar en la vida del divo yumurino. Su labor estuvo por encima de coterráneos como Silvio García, Sandy Amorós, o el mismísimo Tony Taylor, quien por su juego desenfadado quizás hubiese podido continuar su obra en la Liga Profesional Cubana.Entre 1940 y 1943, imposibilitado de participar en la Liga Amateur de Cuba por el color de la piel, se desem-peñó con los semiprofesionales PARTAGÁS y el AMBRO-SÍA., donde en la última campaña resultó líder de los bateadores. Por entonces también lo hizo para el CUBAN MINING, de Santiago de Cuba, donde jugaría tres veces por semana, por cien pesos al mes.No tardó mucho la oportunidad de jugar fuera de La Ha-bana. Mario Borroto estaba organizando algunos equipos para llevarlos al área de la Cuban Mining en la provincia de Oriente. Me seleccionaron para la CUBAN MINING y me dijeron que me pagarían bien por cada juego.En la pelota rentada se inició como tercera base, pero fue en los jardines donde más brilló, con sus conexiones sistemáticas hacia la banda contraria. Compitió con el MARIANAO, de la Liga Profesional Cubana, durante ca-torce temporadas, entre 1945-1946 hasta 1960-1961 y se convirtió en el mayor símbolo del club. En ese tiempo llegó a ser el pelotero cubano más completo y popular.Solo faltó a las campañas de 1949-1950 y 1954-1955, por no recibir el permiso de sus dueños para venir a ju-gar en Cuba, merced a los acuerdos firmados en 1947 en-tre la Liga Profesional Cubana y el Béisbol Organizado de los Estados Unidos, donde los de la Isla prácticamente se convertían en sucursales de aquellos. En 1954-1955, jun-to a él, tampoco pudieron jugar en la Isla Camilo Pascual, Mike Fornieles ni Sandalio Consuegra. Minnie participó en dos Series del Caribe: 1957 (.391) y 1958 (.318), am-bas ganadas por los TIGRES DEL MARIANAO., que habían resultado campeones en el país.En Cuba, Orlando El Guajiro Peña y el norteamericano Hoyt Wilhem, miembro del Salón de la Fama de Coo-perstown, fueron quienes mejor lo dominaron; fue un verdugo para Conrado Marrero. Su jonrón más largo lo conectó en 1953 por el centro del Gran Stadium de La Habana, hoy Latinoamericano, a más de 500 pies, frente al estadounidense Glenn Elliot, lo que motivó un letrero que decía: Por aquí pasó Miñoso.

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Había integrado como antesalista, de 1945 a 1948, los NEW YORK CUBANS, propiedad de Alejandro Pompez, en las Ligas Independientes de Color, o Ligas Negras norteamericanas, coronándose con ellos en la Serie Mun-dial de 1947. En 1946 conectó para .309, en 1947 (.336) y acumuló un average de .294.Miñoso lideró la producción ofensiva en turnos de re-sponsabilidad en 1947, donde se proclamó campeón de la Serie Mundial ante los CLEVELAND BUCKEYES. En 1947 y 1948 resultó el tercera base más destacado y par-ticipó en los Juegos de las Estrellas, poco antes de pasar a las Mayores con los CLEVELAND INDIANS, en 1949.Su llegada a la Gran Manzana de Nueva York debió mostrársele traumática. Nunca había visto tanta gente caminando por las calles, vidrieras fabulosas, montones de carros de todas las marcas, edificios casi inalcanzables con la vista. En fin, una experiencia inesperada por el “morenito” del Perico:Alex Pompez, dueño de los CUBANOS DE NUEVA YORK en las Ligas Negras, logró contrato con el joven de 23 años para la temporada de 1945. Miñoso no estaba pre-parado para la enorme ciudad que encontró en Nueva York. Inteligentemente, Pompez asignó a Silvio García como compañero de cuarto de Miñoso. Silvio, el cubano que había sido demasiado feroz para los planes de in-tegración de Rickey, fue una guía perfecta para Miñoso. García, comentaba Miñoso, “me enseñó a vivir, comer y jugar en Nueva York”.En 1949, con los CLEVELAND INDIANS, Miñoso se con-virtió (oficialmente) en el primer negro latino que in-gresó en las Grandes Ligas; debutó el 19 de abril, pues anteriormente el slugger Roberto Tarzán Estalella (1935-1942) y el lanzador Tomás de la Cruz (1944), habían lo-grado burlar el cerco racista de aquellos lares, refugiados en facciones menos oscuras. En 1951 Minnie pasaría a los CHICAGO WHITE SOX, donde escribiría sus mejores páginas, hasta fue seleccionado Novato del Año de la Liga Americana, por la revista Sporting News, superado por Gil McDougald, estelar jardinero de los NEW YORK YAN-KEES, en la votación final del circuito. Por la Liga Nacio-nal resultaría electo Willie Mays, uno de los más grandes peloteros de la historia.En su paso por las Mayores, EL Cometa estableció un ré-

cord de 189 pelotazos recibidos, marca que duró hasta 1984, cuando lo superó Don Baylor, de los YANKEES. Fue designado en el Todos Estrellas de las Ligas Mayores, en-tre los jardineros, en las temporadas de 1959 y 1960.Ya cercano a los treinta años, cuando Robinson entró a jugar con los DODGERS, Miñoso estuvo dos años con un equipo sucursal de los INDIOS DE CLEVELAND en la tan latina ciudad de San Diego y luego fue vendido a los ME-DIAS BLANCAS DE CHICAGO, en 1951 (…) Miñoso limpió el camino para que docenas de otros cubanos llegaran a las Ligas Mayores, incluido el short stop Leo Chico Cárde-nas, el jardinero Sandy Amorós, y los ases del pitcheo Pe-dro Preston Gómez (el subrayado es nuestro, pues Pres-ton era jugador de cuadro, no lanzador), Camilo Pascual y Sandy Consuegra.El 30 de abril de 1951 había llegado al CHICAGO en un cambio que relacionó, además, al CLEVELAND y los PHILADELPHIA ATTLETICS, con siete jugadores. El 4 de diciembre de 1957 volvió a los INDIOS, y el 6 de diciem-bre de 1959 regresó a CHICAGO, en otro traspaso múlti-ple. Fue adquirido por los SAINT LOUIS CARDINALS el 27 de noviembre de 1961, y el 2 de abril de 1963 lo enviaron al WASHINGTON SENATORS. De nuevo fue recibido por los WHITE SOX, el 8 de abril de 1964, hasta quedar libre el 17 de julio.Hombre de notable fortaleza, el 11 de mayo de 1962, con cuarenta años de edad, sufrió una fractura del cráneo y la muñeca de su mano derecha, cuando buscaba un batazo contra las cercas. Después regresaría al terreno con es-porádicas apariciones. Las nuevas contrataciones con el CHICAGO, en 1976 y 1980, tuvieron un marcado carácter simbólico y publicitario.Su retiro oficial de las Grandes Ligas fue el 5 de julio de 1964, con los MEDIAS BLANCAS, pero reapareció en 1976 y 1980, negándosele la posibilidad de jugar en dos ocasiones en la década del noventa. El 11 de septiembre de 1976 se fue de 3-0, como designado, frente al zurdo Frank Tanana (California), pero al día siguiente, con 53 años, se convirtió en el más veterano en pegar un hit en las Mayores, frente a Sid Monge.Con el predominante número 9, en octubre de 1980 pasó a ser, junto al pitcher Nick Altrock, los únicos en Grandes Ligas con cinco décadas jugadas. Había actuado como emergente frente a Tanana en el 9no. inning y falló con foul fly al receptor. En el siguiente juego fue out en ro-letazo a tercera. En 1992, el comisionado Ray Vincent se opuso a que bateara, alegando problemas de peligro-sidad para el jugador. Tres meses después, el presidente de la Liga Americana, Bobby Brown, lo autorizó para el 30 de septiembre, pero los WHITE SOX temieron que se pudiera lesionar. De todas formas, con setenta y un años de edad, jugó el 30 de julio de 1993 para el SAINT PAUL, en las Ligas Menores y cumplió su sueño. Fue retirado con roletazo al lanzador Seo Yoghi, del THUNDER BAY.Fuerte como un roble en sus 5 pies, 11 pulgadas y alred-edor de 180 libras, Miñoso jugó con el alma y dejó la san-gre en el terreno, no solo el sudor que le brotaba como un manantial para brillar en su bien oscura piel. Su franela siempre estaba sucia, ya que andaba con los spikes por delante, en busca de bases extras.

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El 16 de julio de 2003, con 80 años, se convirtió en el primer jugador en participar durante siete décadas en la pelota organizada, además de ser el de mayor edad. Con el SAINT PAUL, de la Northern League, recibió bo-leto como designado frente al zurdo Tim Byrdak de los RAILCATS.Entre cubanos en las Grandes Ligas tiene el récord de pelotazos recibidos para una temporada (23-1956) y en triples (18-1954). También el hecho de batear ocho veces sobre .300, solo superado por el pinareño Tony Oliva. Fue el primero nacido en la Isla, entre jugadores de posición, que vistió el uniforme de los MEDIAS BLANCAS, y tam-bién con los INDIOS.Participó en diez temporadas de Ligas Menores en los Estados Unidos, entre 1948 y 2003 (quizás único caso con tanto tiempo), con los equipos DAYTON, SAN DIEGO, INDIANÁPOLIS y ST. PAUL, con promedio de .318. Estos resultados, sin incluir las Ligas de Verano y del Sureste de México, que también pertenecían al sistema organizado.A la defensa alternó en tercera base, e incluso, actuó como torpedero, pero ya en 1950 lo dejaron definitiva-mente en los jardines. Con bastantes años encima estuvo en el terreno, unas como manager otras como jugador de la Liga Mexicana, donde dejó una impronta que lo llevó, en 1966, al Salón de la Fama de aquel país, después de que en 1965, el Dr. Álvaro Lebrija lo contratara para jugar con los CHARROS DE JALISCO, donde le decían El Charro Negro. En esa etapa, aunque patrullaba los jardines, au-mentó su estancia como antesalista.En la Liga Invernal del Pacífico fue la gran estrella del HERMOSILLO y el MAZATLÁN, con dos títulos de bateo: 1966-1967 (.343) y 1969-1970 (.359). Como manager en la Liga del Sureste de México, independiente a la Liga de Verano, fue último con los CHARROS DE ORIZABA en 1967. En 1975 dirigió al LEÓN en la Liga Central de México, con marca de 28-39 (6to.). Había timoneado en 1968 al CARMEN, en la Liga del Sudeste de ese país, Clase A, donde fue tercero con 57-36, perdiendo en el play off (3-2).En 1969 condujo a PUERTO MÉXICO (56-59). En 1976, en la doble función de manager-jugador, con PUERTO VAL-LARTA, se produjo un hecho sin precedentes en la pelota organizada cuando él y su hijo Orestes Jr. dispararon jon-rones consecutivos en el juego final del play off para la victoria del conjunto. También jugó en República Domin-icana, en 1963-1964, con los LEONES DEL ESCOGIDO.En 1992, a los 69 años, tuvo su último hijo. En 1983 fue electo al Salón de la Fama del Béisbol Cubano, con sede en los Estados Unidos. En el 2005 lo exaltaron al Salón de la Fama del Caribe. Aunque injustamente no ha llegado a Cooperstown, en 1969 fue incluido en las boletas. Tras su breve regreso al juego, fue reinsertado en las votacio-nes desde 1986 hasta 1999, sin sobrepasar el 21,1 %, de 1988. También fue nominado en 2011, junto a Tony Oliva y Luis Tiant (hijo), sin resultados. Quizás haber jugado con tanta edad le haya restado méritos al decaer su ren-dimiento. Muchos continúan inconformes con su no in-greso en Cooperstown.Por su coraje en el terreno y por su calidad como pelotero, el matancero se convirtió en un ídolo nacional y en una

figura emblemática en Chicago. Su nombre está en el Salón de la Fama del equipo, su número se encuentra re-tirado y en el estadio aparece una estatua con su figura. Millones de personas en Estados Unidos, así como en Cuba, México y Latinoamérica, esperan que las puertas del Salón de la Fama sean abiertas para esta leyenda.Algunos de los presentes en el Salón de la Fama de Coo-perstown, no tienen un currículo tan amplio y meritorio. ¿Será que arrastra la carga de ser un latino negro? Su-cede con Tony Oliva, Luis Tiant, el blanco Adolfo Luque, y otros.Después de cincuenta y cuatro años de receso, el 8 de noviembre de 2014, como resultado de un amplio colo-quio donde se dieron cita escritores, estadísticos, cronis-tas, narradores y otras denominaciones de especialistas en la historia de la pelota cubana, se refundó el Museo y Salón de la Fama del Béisbol Cubano. Entre más de un centenar de propuestos, resultaron electos diez inmarc-esibles del deporte nacional. Allí obtuvo una gran cantidad de votos Minnie Miñoso, junto a otros cuatro anteriores a las Series Nacionales: Conrado Marrero, Camilo Pascu-al, el árbitro Amado Maestri y Esteban Bellán. Después de 1962: Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz, Braudilio Vinent y Orestes Kindelán. Todos con-forman un haz invencible en el terreno. ¡Honor a quien honor merece!Miñoso fue testigo de varias contradicciones en su car-rera deportiva. En los Estados Unidos tuvo que arrastrar la exclusión por el color de la piel,

Tomado de Cubadebate

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Los cubanos somos imitadores por excelencia. Sol-emos tomar algo que nos llama la atención en cu-alquier aspecto y lo transformamos y adaptamos a nuestra forma muy peculiar de ser. Como es de es-perarse, el béisbol no está exento de esta costum-bre. En Cuba, desde hace décadas, hemos tratado de emular con las Grandes Ligas, sin tener en cuenta nuestras verdaderas posibilidades. Es por ello que se han tomado buenas decisiones, pero también se han cometido muchos disparates en cuanto a orga-nización y estructuración de nuestra pelota.Me gustaría referirme a un aspecto por el que siento mucha simpatía, pero que a la vez me causa incer-tidumbre: el replay. Muchas veces he escuchado y comprobado que el béisbol es un juego de pulgadas, que se decide por detalles. También es cierto que el arbitraje es una profesión ingrata y ardua, en la que influyen muchos elementos como la correcta colo-cación y aplicación de las reglas.Para nadie es un secreto que el arbitraje en la pelota cubana carece del mínimo de calidad que merece ese espectáculo y por ello muchas veces (por no decir casi siempre) influye en el resultado de los partidos. Las decisiones “apretadas” son las más difíciles de decretar y por eso muchas veces dejan la sombra de la duda. Para “salir de esa duda” se aprobó en Cuba la aplicación de la repetición instantánea, primero para determinar jonrones confusos y luego para al-gunas jugadas específicas.

En la presente temporada nacional se aprobó (imi-tando a la MLB) la utilización del replay en todas las jugadas, salvo los lanzamientos. Hasta ahí todo va bien, por la idea de justicia que genera el poder ver jugadas dudosas en slow motion. Sin embargo, pi-enso que no se tuvo en cuenta las verdaderas posibi-lidades que existen, ya que para su fructífera imple-mentación se deben de tener recursos tecnológicos con los cuales no se cuentan en nuestra televisión. Es el caso de las cámaras de súper High Definition, que además pueden hacer tomas de miles de cuad-ros por segundo, lo cual permite apreciar con sumo detalle una jugada y, en definitiva, tomar la decisión más justa.Es por ello que nos hemos quedado con la boca abi-erta al apreciar jugadas reclamadas, como la que se dio hace unos días entre Granma e Industriales, cu-ando un jugador de los Leones capitalinos se deslizó en segunda y fue decretado quieto. En la repetición no solo se ve que el tiro llega primero, sino además que el corredor jamás hizo contacto con la base, ya que fue al tobillo del torpedero. Sin embargo, la de-cisión del árbitro fue ratificada. Esta jugada pudo haberle costado el juego a los granmenses, pero por justicia divina los azules no lograron anotar.Esto me hace reflexionar sobre quiénes en realidad son los que evalúan las imágenes puestas en tela de

“riPiando” el rePlay

—Por Abel Castro Sablón

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A pesar de la especulación —y mucho pensamiento optimista— de que los peloteros cubanos están a punto de invadir los diamantes del béisbol norteamericano, es más probable que haya una sequía de peloteros cubanos.Hoy los optimistas especulan y los fanáticos sueñan sobre cómo un acuerdo diplomático entre Cuba y Estados Unidos podría iniciar una ola de construcción de academias de Grandes Ligas en la isla comu-nista durante mucho tiempo aislada y desatar un flujo estable de tal-ento cubano hacia los rosters de Grandes Ligas. Pero las realidades de las relaciones diplomáticas pendientes podrían irónicamente beneficiar mucho al establishment beisbolero al restringir la ola de peloteros cubanos.Luego de más de cinco décadas de diplomacia fallida y una muy caldeada retórica de Guerra Fría, Washington y La Habana parecen finalmente a punto de un avance diplomático. Pero una mejoría en las relaciones políticas y económicas entre Cuba y Estados Unidos parece destinado a ir a su propio paso lento. El destino de la Ley Helms-Burton, parte del embargo, aún aparece en la balanza, y si bien ha comenzado el diálogo, el paso de avance permanece lleno de obstáculos y tirones imprevistos.Los audaces pasos dados por la administración de Obama para rela-cionarse con Castro el pasado diciembre fueron muy celebrados en por la prensa norteamericana, pero muy poco comprendida y muy malinterpretada por el público en general, cualquier noción de miles de turistas norteamericanos viajando en masa a la isla ignora las re-alidades de una infraestructura cubana muy diezmada. Muy poco ha

cambiado realmente los viajes legales a Cuba para los norteameri-canos, pues la iniciativa de Obama solamente expande los intercam-bios culturales y visas educacionales bajo provisiones de licencias generales del Departamento del Tesoro. Y debido a lo tensas que estuvieron las relaciones desde mediados del siglo pasado, esta his-toria de una nueva era en las políticas entre Washington y Cuba ha sido tergiversada y mal reportada desde ambos lados del Estrecho de la Florida.En el centro de la cuestión cubana para muchos americanos ha es-tado el impacto potencial de una propuesta relajación en la “diplo-macia beisbolera” y en las propias transacciones embargadas de la MLB con el único rincón del mundo donde hay talento y al que se le ha negado acceso. Durante décadas, Cuba ha sido reconocida como una gran bomba de extracción de talento beisbolero y el hogar de una liga doméstica muy celebrada que presente a muchos de sus ju-gadores estelares sin ver acción en diamantes de las mayores. Du-rante años, los mejores equipos nacionales de Cuba permanecieron ocultos de la vista americana mientras dominaban el área interna-cional como los torneos olímpicos y la Copa Mundial de Béisbol. En la década que comenzó en 1987, los equipos cubanos que particip-aron en competencias internacionales lograron una notable cifra de 156 triunfos consecutivos sin una sola derrota.Esos gigantes equipos y los jugadores cubanos de calibre de Grandes Ligas permanecieron fuera del radar de los fanáticos norteamerica-

“riPiando” el rePlay

—Por Peter C. Bjarkman

las relaciones cuba-ee.uu. sin MucHo eFecto en la Mlb(Parte i)

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juicio. Sencillamente son parte del gremio arbitral; aquellos que luego tratan de justificar los errores cometidos y tapan el sol con un dedo al decir que el arbitraje cubano es bueno cuando evidentemente no lo es. No solo yo tengo ese criterio, pues, de no ser así, en los eventos de primer nivel los hubieran puesto a trabajar en otras posiciones que no fueran las rayas de los jardines.Lo siento mucho, pero al pan, pan y al vino, vino. Esos mismos que justifican y apañan han cometido errores garrafales, como el sucedido contra el equipo de Las Tunas, durante un partido determinante en Santiago de Cuba, donde uno de los umpires de me-nos nivel que tenemos le prohibió al mánager tunero que se utilizara la repetición en una jugada en la que tenía razón y que al final decidió el partido.No solo esto, Ermidelio Urrutia emitió su protes-ta sobre la decisión, en la que hubo infracción del reglamento por parte del arbitraje. Por lo tanto, al decidir el partido esa jugada, la protesta debió hac-erse efectiva, sin embargo, no fue así. Luego se dijo públicamente que el árbitro había sido sancionado, pero eso solo fue una burda patraña, ya que el mis-mo árbitro ha seguido trabajando, incluso en home, en esta Serie Nacional. En MLB, por menos que eso han sido suspendidos de por vida o de Play Off al-gunos umpires. Entonces, solo imitamos “lo que nos conviene”.Evidentemente la política es la de “si existe la duda en el replay” debe de ser ratificada la decisión del ár-bitro. Me parece que eso no es hacer justicia, es justi-ficar, que no es lo mismo. Por ello, si queremos que el replay sea realmente la mejor opción para que haya limpieza y exactitud en nuestro pasatiempo nacio-nal, hay que mejorar el parque tecnológico, su base fundamental.Los que amamos de verdad este deporte, tenemos ansias de ver un espectáculo inmaculado, no solo porque se puedan ver jugadas cerradas y se puedan decidir con justeza, sino que no se canten strikes que pasan a 20 o 30 cm de home; se marquen las interfer-encias cometidas; se les aplique la regla de los doce segundos a los pitchers tal y como es; se les aplique a los bateadores el strike por salirse el cajón cuando el pitcher va a lanzar, por poner algunos ejemplos.Tal vez en ese entonces nuestros árbitro sean teni-dos en cuenta para trabajar tras el home en una final de Clásico Mundial y sus decisiones sean arbitrales en vez de arbitrarias.

nos debido principalmente a los caprichos de las políticas interna-cionales. Pero también permanecieron ocultos por el hecho de que las competencias internacionales de este deporte han tenido muy poca resonancia en una escena norteamericana donde generaciones de fanáticos han aprendido a pensar en el pasatiempo nacional ex-clusivamente en los términos de la Major League Baseball.Todo esto cambió durante la última década y media que ha visto un puñado de estrellas cubanos como El Duque Hernández, su medio hermano Liván Hernández, José Ariel Contreras, y más reciente-mente Yasiel Puig y José Dariel Abreu abandonaron su tierra en busca de la fama y las riquezas que ofrecían las ligas profesionales de Estados Unidos. En las últimas tres temporadas solamente, nadie ha tenido un impacto en mayor en el béisbol profesional de Estados Unidos que los peloteros cubanos. Lo que comenzó como un peque-ño chorro de peloteros cubanos refugiados a mediados de los ’90 de repente explotó en una invasión en pleno derecho encabezada por los sensacionales debuts de, entre otros, el veloz as de bullpen Aroldis Chapman en Cincinnati, el llamativo jardinero de cinco her-ramientas Yasiel Puig en Los Ángeles y el jonronero Novato del Año de la Liga Americana José Dariel Abreu en Chicago.Las malas condiciones económicas en la Isla Comunista han pre-cipitado hasta ahora una oleada sin precedentes de “deserciones” de peloteros cubanos. Hasta 350 ex peloteros cubanos —con tal vez 24 de ellos con verdaderas credenciales para las Grandes Ligas— son ahora expatriados que activamente buscan lucrativos contratos profesionales en Norteamérica. En un deporte norteamericano ob-sesionado con la celebridad, donde los aficionados y los periodis-tas se impresionan tanto por los lujosos bonos de fichaje como por las estadísticas de los estadios, han sido precisamente los contratos multimillonarios ofrecidos a algunos de estos cubanos de alto perfil, previamente desconocidos ($42 millones que gastaron Dodgers en Puig, $30 millones que le dio a Chapman el Cincinnati, $68 millones a Abreu, $72 millones que dio Boston a Rusney Castillo, y una lujosa cantidad de $80 millones que recientemente se invirtieron en el jon-ronero aún sin probar Yasmany Tomás por parte de Arizona).Por supuesto, la rica cosecha de talento cubano a través de las deser-ciones también ha sido una historia con un lado verdaderamente feo. Hay evidencia sólida de un negocio sucio que solamente puede ser conocido como tráfico humano en el proceso de extraer atletas de la Isla. Detalles sobre una operación de contrabando encabezada por operativos del cartel de los Zeta que transportaron a Puig a través de México, llegaron a los titulares en abril pasado. Una litigación en una corte de Miami —incluyendo varias acciones presentadas por varios cubanos que ahora sufren las repercusiones de debido a sus roles en ayudar en las deserciones— ha rodeado a los ligamayoristas Yoenis Céspedes, Leonys Martín, y Chapman. Recientemente, varios gánsteres de Miami fueron enjaulados por sus vínculos en sacar a Martín de Cuba. Las historias que abundan hablan sobre las turbias actividades de algunos agentes de peltoeros que parecen más inte-resados en dar golpes políticos al régimen de Castro que en mejorar los rosters de la MLB. Y algunos agentes también han atraído a juga-dores de menos habilidad de la Isla y entonces los han abandonado a su suerte en México o Haití cuando los sueños de grandes sumas de dinero no funcionaron. Mientras los clubes de la MLB se benefician del fenómeno de las deserciones y su inmediata cuota de talento, hay de seguro muchos dentro de los círculos de la MLB que desean un sistema más limpio que pueda venir con las relaciones diplomáti-cas.

Continúa en la próxima edición

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Se podría decir que Eric Young Jr. lleva el béisbol en la sangre. Al crecer se familiarizó con el juego al ver a su padre, Eric Young Sr., jugando para los Dodgers, Rockies, Azulejos, y los Cachorros, entre otros equi-pos. Eric Young Jr. (o EY2., como también se le conoce) fue un atleta de varios deportes en la escuela secundaria, pero al final se decidió por el béisbol. Jugó un año en la universidad Chandler Gilbert Community College antes de seguir los pasos de su padre y de ser seleccionado por los Rockies de Colorado en la 30ma ronda del draft de 2003. EY2 se abrió camino a través de las ligas menores, registrando promedios de bateo sólidos en todos los niveles y atrayendo la atención de la gerencia de los Rockies, que se tradujo en su debut en Grandes Ligas en 2009.La reportera de Universo Beisbol Reportero Haley Smilow reciente-mente tuvo la oportunidad de charlar con Eric Young Jr., y descubrió sus comidas favoritas, lo que su lema “Refuse 2 Be Ignored” significa, y lo que significa para él compartir tantos recuerdos de béisbol con su padre.

Haley: ¿A qué edad comenzó a jugar al béisbol? ¿Terminó eventualmente jugando en una liga de viaje?EY Jr: Empecé a jugar a los 7 años que jugué liga viajes (verano) de los nueve a los doce años.

Haley: ¿Quién era su equipo favorito de niño? Y aparte de su padre, ¿a qué jugadores admiraba cuando era niño?EY Jr: Equipo favorito creciendo era cualquier equipo en el que mi papá estuviera. Yo era un gran fan de Ken Griffey Jr en aquel tiempo.

Haley: ¿Tiene un restaurante favorito en Colorado? ¿Y cuál es su comida favorita?EY Jr: Me encanta Tokio Joe. Amo el teriyaki.

Haley: ¿Tiene alguna rituales o supersticiones antes y duran-te un partido? ¿Me puede dar un ejemplo?EY Jr: Trato de comer sano antes de un partido, por lo general avena. Llevo los auriculares de música gran parte del tiempo.

Haley: ¿Qué hace durante el descanso entre temporadas?EY Jr: Trato de descansar lo suficiente antes de volver a la formación, y visitar a mis familiares.

Haley: “Refuse 2 Be Ignored” es uno de sus lemas pueden ex-plicar lo que significa para usted.EY Jr: Significa abrazar todos o cualquiera de los talentos que uno po-sea. Negarse a ignorar en lo que uno bueno lo hace especial al mundo en su propio derecho. Me encanta animar a la gente a descubrir cuál es su don para el mundo.

Haley: Usted y su padre poseen un momento histórico con la organización Rockies; ¿se puede decirnos al respecto?EY Jr: Tenemos algunos. Su jonrón apertura en Denver, mi debut en el ‘09, el juego en que nos enfrentamos en los entrenamientos de primav-era. Todo esto ha sido una bendición para nuestra familia.

Haley: ¿Qué transferencia o fichaje de agente libre tendrá el mayor efecto en sus equipos en cuanto a posibilidades de lle-gar a la Serie Mundial?EY Jr: Nunca se sabe antes de que comience la temporada. Hay que ver cómo los equipos se amoldan cuando llegan nuevas personalidades a un equipo.

Haley: Cuatro de los hombres más rápidos en la actualidad en las Grandes Ligas - EYjr, Brett Gardner, Dee Gordon y Billy Hamlton ¿quién es el más rápido?EY Jr: Siempre tienes que creer en ti mismo, por eso digo que yo. No obstante, todos esos nombres pueden volar. Disfruto ver a los juga-dores que llevan nombres jugar al béisbol.

el viaje de Haley sMilow Por las grandes ligas eric young, jr.

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Haley: Si no estuviera jugando béisbol, ¿qué otra cosa cree que estaría haciendo?EY Jr: No puedo verme a mí mismo como un barbero.

Haley: ¿Tiene algún otro apodo aparte de Base Burner y EY2?EY Jr: Lil EY

Haley: ¿Cuál fue la diferencia de jugar pelota invernal en Ha-wai y Venezuela?EY Jr: Hawaii es un estado y Venezuela es otro país. La diferencia en las culturas es la mayor diferencia.

Haley: ¿Qué consejo daría a los jóvenes lectores?EY Jr: Encuentren aquello en lo que son especiales en y explótenlo. Me encanta jugar a la pelota y cortar el pelo... así que voy a dar todo lo que tengo.

Entrevista cortesía de Junior Baseball Magazine y Haley SmilowPara mayor información sobre Haley Smilow revise:http://smilow.mlblogs.com o síganos en twitter @Smilow

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y eso me resulta muy interesante, y no sé por qué aunque recuerde que mi muestra es bastante limitada, pues solamente he estado en cinco partidos desde que estoy en Cuba, y hace alrededor de tres años vi otros dos juegos, pero mi sentir o mis ob-servaciones en ese aspecto en aquel enton-ces fueron similares: hay menos discusión con los árbitros, lo que es en cierto modo agradable. Es más un juego de equipo acá, que en Estados Unidos o Canadá es más por el bienestar del colectivo en lugar del individuo, lo cual es de esperar, supongo, porque cada jugador está ganando prácti-camente lo mismo que ganan los demás y no firman contratos millonarios como en la Major League Baseball. / Paul Barnes (Toronto, Ontario)

Yo compararía el béisbol de Cuba con el béisbol de Clase A o tal vez algunas Doble A en el sistema de Ligas Menores de los Es-tados Unidos. Se nota que hay una falta de implementos, y en la mayoría de las oca-siones los juegos se mueven bastante rápi-do, no se pierde mucho tiempo como en las Ligas Mayores, en las que los bateadores se salen constantemente de la caja de bateo y los pitchers se mueven todo el tiempo en la lomita. Me impresionó en sentido gen-eral, vimos algunas buenas jugadas, pero considerando que se trata de la Serie Na-cional, me sorprendió alguna falta de co-ordinación en el corrido de bases, algunos corredores puestos out en las bases, y casi todo el mundo hace ese tipo de cosas. Los fanáticos son geniales y se meten mucho en el juego. Fue interesante ver cómo los juga-dores se reúnen entre innings, sobre todo los de Víctor Mesa, cómo todo el mundo sale a saludar cada vez que alguien anota. En el punto medio del juego todos los juga-dores de ambos equipos salen, calientan y hacen ejercicios, lo cual es bastante único. Es un poco difícil seguir el juego sin alin-eaciones en la pizarra, pero en realidad fue muy interesante. /Don Pavlick (Ar-lington, Virginia)

Este es mi cuarto viaje a Cuba, mi segundo con CubaBall; mi primero fue en 2001, así que ha pasado mucho tiempo desde aquella vez. Creo que lo más que me ha impresionado en los tres juegos que hemos visto—comparado con el béisbol de Estados Unidos—es un espíritu extra de tratar de conseguir una carrera. Sabe, cosas como las que vimos en el juego de hoy, en Gran-ma, vimos que con un corredor en primera base hubo un sacrificio, ¡en el primer in-

ning!, solo para tratar de adelantarlo… y funcionó, el corredor anotó (ahora no puedo recordar si fue en el primer o en el segundo inning). Normalmente no se hace eso con tanta frecuencia en el béisbol allá, pues todo el mundo trata de armar un rally grande, y he visto rallies grandes acá, pero no necesariamente de la misma manera... es una especie de espíritu adicional. Veo una variación en los árbitros, que no les gusta que los jugadores les armen escenas cuando fallan… y el béisbol, como todos sabemos, es un deporte en el que si se tiene éxito un 30 por ciento de las veces se es una gran estrella, pero uno tiene que estar listo para fracasar el 70 por ciento de las veces. En cuanto a las diferencias entre los fanáticos de acá y Estados Unidos, no puedo decir mucho, porque cuando miro a los fans encuentro el comportamiento y en-cuentro otras cosas, como el background económico-social, y esto no puedo decirlo acá, comparado con nuestro país. Veo que la gente acá procede de medios distintos, o no… parecen ser apenas personas co-munes y corrientes que vienen a los juegos. Nosotros (en Estados Unidos) tenemos mu-chas personas que van a los juegos por propósitos de negocios, o porque sus com-pañías les pagaron para que fueran como una forma de entretenimiento, y ese no parece ser el caso acá, donde hay mucha gente estudiando el juego, pero también muchos niños pasándola bien y jugando, lo cual es muy importante, porque si los niños no se divierten en los juegos, no volverán al estadio. /Bill Nowlin (Cambridge, Mas-sachussets)

Creo que las diferencias más grandes que veo se centran en la estrategia de los men-tores. Hay un tipo específico de estrate-gia —al menos con la que estoy familiar-izado— de los managers que la mayoría de ellos sigue; por supuesto, siempre hay algunos que se salen de la norma. Pero hay ciertas cosas que se hacen en ciertos mo-mentos, y los managers se apegan a eso, y parece haber un poco más de independen-cia en las decisiones que toman, cuándo las toman y en qué momento del juego las toman. Lo que ha sido fascinante para mí ha sido lo impredecible de todo, debido a este nuevo tipo de estrategia de los men-tores, nunca sé o nunca parezco saber qué esperar, lo cual es muy divertido, como un sacrificio en el primer inning. Me gusta el juego chico, me gusta el estilo de juego de Ichiro, de los Japoneses… me gusta ver el tipo de juego que se centra manufactu-rar una carrera a la vez, contrario a los batazos de grandes dimensiones, que es la forma en que operan hoy la mayoría de los equipos de Grandes Ligas, que tratan de sacar la pelota por encima de la cerca. En cuanto a los fanáticos, parecen estar más centrados, incluso cuando no lo es-tán, incluso cuando parece que no están prestando atención, y tan pronto como sucede algo importante, todos están allí inmediatamente, todos parecen capaces de concentrarse en el partido de una forma en la que los fans norteamericanos no lo hacen. Porque sucede que los parques beis-boleros de Estados Unidos son hasta cierto punto parques de diversiones: hay siem-pre muchas otras cosas que hacer aparte

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de prestar atención al juego de béisbol, y por eso la atención de los fanáticos varía mucho, y aquí la razón por la que están en el estadio es puramente el juego, y siem-pre están concentrados en ello. Para mí es muy emocionante verlo y ser parte de eso. /Ralph Carhart (New York, New York)

Al ser de Cincinnati, y teniendo en cuenta la larga historia que tiene el béisbol de Cincinnati con Cuba, remontándonos a los primeros años, cuando muchos jugadores cubanos jugaron en Cincinnati. Durante los años 40 y 50 muchos scouts venían a Cuba y fichaban a muchos jugadores. Yo estuve aquí en 2004, y la diferencia que he visto en el béisbol cubano entre 2004 y hoy es que me parece que en cuanto al nivel de habilidad ha habido un cierto declive en la calidad general del béisbol cubano. Hace once años, cuando se echaba una mirada a los equipos de alto nivel, cada posición era sólida, desde el pitcher, el jardinero derecho… había jugadores curtidos que se habían desarrollado totalmente en el sistema cubano, que tenían mucha habi-lidad. En los tres juegos a los que hemos asistido en este viaje, he visto una gran inconsistencia entre los niveles de juego: algunos jugadores están a un altísimo nivel, pero he visto fisuras enormes en mi opinión. Es así como evalúo el béisbol cu-bano, no es tan fuerte como lo era hace once años. En cuanto a los fanáticos, me encanta su entusiasmo, hemos podido in-teractuar con ellos, y se ve que conocen el juego. Me gusta mucho que luego de cada jugada hablan entre ellos, comentando lo que ha sucedido. Para mí es una muestra del gran entusiasmo que tienen. / Larry Phillips (Cincinnati, Ohio)

Me encantó venir acá y ver el béisbol cu-bano. Este es mi tercer viaje a Cuba (mi primero fue con Global Exchange), hace tres años vine en mi primer viaje con CubaBall, y me encantó, creo que fuimos a seis juegos en estadios diferentes. Me fas-cinó, fue excelente. También hablo español, por lo que es más divertido para mí, ya que puedo conversar con la gente. Me en-canta viajar, y una de mis cosas favoritas, aparte del buen béisbol y de la interacción entre los fans y los jugadores, es las ban-das musicales y los sonidos que tiene cada equipo. Hasta el momento, no he podido escuchar esto en este viaje, pero espero poder hacerlo. /Barbara Bell (Pasadena, California)

Me gusta el béisbol cubano porque los peloteros juegan por sus provincias de

origen y no los transfieren, no había visto equipos mezclados hasta este año, cuando se utilizan refuerzos de otras provincias hacia la recta final de la campaña. Me gusta que los peloteros jueguen por sus amigos y familias, y que jueguen con un orgullo y compromiso que a veces no se ve en el béisbol de Estados Unidos. Tam-bién aprecio mucho que haya una mujer árbitro acá en Cuba, y me gustaría ver eso alguna vez en los Estados Unidos, aunque no estoy segura de que suceda alguna vez. Disfruto verdaderamente los juegos, con los fanáticos, que están bien involucrados y apasionados, saben lo que está sucediendo y están apoyando a sus muchachos. Ha sido muy divertido disfrutar del béisbol acá en Cuba. /Marlene Vogelsang (Oak-land, California)

Muchas de mis opiniones sobre el béis-bol cubano no tienen nada que ver con el juego, sino que disfruto la falta de la com-ercialización que tenemos en el juego en Estados Unidos, donde se ven carteles en el estadio promocionando artículos para que la gente compre o use. También, no hay interrupciones en el béisbol cubano por causa de la música y las pizarras no funcionan como televisores gigantescos para distraer del juego a las personas que lo están viendo. La música asociada con los jugadores, especialmente con los cer-radores que vienen a terminar el juego en el noveno inning me parece una gran dis-tracción… la ausencia de ésta es un punto a favor del juego. En cuanto al juego, se desarrolla de la misma manera, aunque las condiciones de los terrenos en Cuba son

tales que se ven más errores, más pelotas dando rebotes extraños y ese tipo de cosas. Los jugadores de los equipos son casi todos de una misma área geográfica, lo cual es interesante y positivo, pero también sig-nifica que hay una gran disparidad y que la calidad de los jugadores, simplemente basados en el hecho de que algunos es-tán en el equipo nacional y son mayores, otros son bastante jóvenes y propensos a cometer errores en cuanto a dónde tirar la bola, y literalmente cómo jugar. Estos para mí son críticas menores, porque no se trata de criticar los juegos, sino la forma en que los equipos están estructurados aquí. Me gusta el juego, me gusta la pasión de los fans, y la pasión que tienen los jugadores, que se muestra cuando salen de la cueva a felicitar a un compañero que anota o co-necta un jonrón. Voy a seguir viniendo, este ha sido mi séptimo viaje. /Oscar Soule (Olympia, Washington)

Luego de dos juegos nocturnos y uno di-urno, una de las cosas que noté fueron los uniformes, y me dio mucho placer ver ju-gadores llevando el uniforme a la vieja usanza: con las medias altas. Fueron unos pocos, pero esto me hizo preguntarme, porqué escogieron llevarlo así y porqué otros jugadores no. Los juegos parecieron más largos, pero hubo jugadas muy emo-cionantes, y me parece que los juegos que he visto en la Liga Nacional tienen me-nos carreras, pero no parecen tan largos. Hay fanáticos muy muy apasionados en Cuba. Y una de las cosas que me impactó fue —gracias a Dios— que no hubo alcohol, porque los fanáticos vienen y ya están muy

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apasionados, muy prestos a discutir, y las emociones están a flor de piel si a su equipo no le va bien o le va bien. En estos casos, el alcohol no ayuda en lo absoluto. Me dio mucha satisfacción ver cuánto un pequeño pueblo o comunidad apoyaría a su equipo, viniendo al juego. /Phyllis McMaster-Moist (Sacramento, California)

El nivel de juego es bueno, aunque creo que las mayores diferencias (con la MLB) están en el pitcheo: hay muy buen pitcheo, pero también hay muy mal pitcheo, tal vez no al nivel que se ve en las Mayores. También la defensa puede ser espectacular, pero llegar a ser —igualmente debido al ter-reno— dubitativa e imprecisa, no tan efec-tiva como en las Mayores. Los fanáticos están totalmente centrados en el juego, no hay estímulos artificiales que provoquen que los fanáticos hagan las cosas, sino que ellos son espontáneos, sin grandes pizar-ras. Mi primer juego en Cuba fue en 1988, y la gente solía traer instrumentos musi-cales y tocar durante el juego. Ahora los aficionados están más concentrados en los partidos. La mayor diferencia que he visto entre Cuba y las Grandes Ligas es que en las Grandes Ligas no existe nada parecido a Víctor Mesa. Nunca verá a nadie hacer las cosas que hace Víctor Mesa, muchos mentores harán muchas cosas locas, pero nada como Víctor Mesa, es simplemente fabuloso. Algo muy entretenido, que vale la pena ver. /Bob Krieger (Vancouver, British Columbia)

Me impacta el hecho de que acá se ve una diferencia grande en el nivel de juego, con súper estrellas y jugadores de doble A. me parece que el nivel de juego es dispare-jo. Vimos estrategia un poco inusual, me

quedé boquiabierto cuando vimos hoy una jugada en la que, en el final del segundo in-ning, con un corredor en segunda sin outs, hubo un sacrificio. Es verdad que era el oc-tavo bate, y yo particularmente no conozco a ese jugador, tal vez sea tan terrible que prefieran que adelante al corredor, que después anote con un fly de sacrificio, real-mente no entendí el porqué de adelantar a ese corredor que ya estaba en posición an-otadora, claro que esto es un juicio basado en mi desconocimiento de los jugadores. Lo mismo sucede con el corrido de bases, que parece ser aventurero, algo que me gusta, pero repito, no conozco a los jugadores, así que puede que no sea tan aventurero man-dar un corredor rápido; lo es si el corredor no es tan rápido, pero vimos intentos de robo e intentos de alcanzar una base más que terminaron siendo outs. Pero es emo-cionante de ese modo. Los aficionados son fantásticos, no necesitan ningún tipo de incentivo extra para apoyar a su equipo, me gusta que interactúen con los jugadores y que a los jugadores les guste reaccionar si están siendo molestados o animados, no hay estímulos en las pizarras para que co-miencen a animar, no hay concursos: sola-mente béisbol y comunidad. Me encanta esa parte del juego. No me gustaría que la Liga Cubana siguiera el rumbo de las Ligas Negras o de la Liga Japonesa, donde el talento toma otro rumbo: me gustaría que la Liga Cubana se preservara. /Tom Hawthorne (Victoria, Canadá)

La primera vez que vine a Cuba fue en 1993, y luego vine solo en 1999 para ver a los Orioles jugar, porque quería ver el primer equipo de béisbol profesional de Estados Unidos jugar en Cuba. Fue muy

conmovedor para mí escuchar The Star-Spangled Banner en una vieja grabación en el Estadio Latinoamericano. Creo que la calidad de los jugadores en Cuba varía mucho entre los mejores y los no tan bue-nos. Hay aquí jugadores que podrían jugar en las Grandes Ligas o en la parte más alta de las Ligas Menores, mientras que hay otros que no lo lograrían. Los fanáticos son más conocedores, y el entretenimiento es el béisbol en sí, en lugar de todas las otras cosas que se ven en los estadios de las Ligas Mayores. A veces allá pareciera como si se disculparan por tener béisbol, por lo que entretienen a la gente que no está primeramente interesada en la razón principal para asistir a un estadio. Una cosa que me llamó la atención fue la parte política, no como una doctrina, sino más bien con un tema patriótico en los murales y los carteles, que parece ser en Cuba más parte del juego que en los Estados Unidos. En Estados Unidos tenemos los elementos corporativos, que particularmente no me gustan. Es muy agradable venir a Cuba y no ser bombardeado con identidad cor-porativa o por compañías que no tienen nada que ver con el béisbol, porque eso lo tenemos frente a nuestros rostros en todos los aspectos de la vida norteamericana. Me gusta interactuar con los aficionados, y me gusta que los aficionados puedan ir hasta la cerca y gritar a los árbitros, que es lo que la gente solía hacer en los esta-dios de las Ligas Mayores hace cincuenta o sesenta años, y desde que los jugadores están ganando millones de dólares (aunque esta no es la única razón) la distancia entre ellos y los aficionados promedio o los afi-cionados en general, y lo que está pasando en el terreno de juego ha aumentado más y más. Yo le digo constantemente a la gente “¿Quieren sentir lo que es ir a un juego de béisbol en 1935? Pues Cuba es el único lugar del mundo donde puede hacerse ex-actamente eso”. /Jerry Cohen (Seattle, Washington)

Una de las cosas que más me ha interesado siempre en los deportes colectivos, espe-cialmente el béisbol es los uniformes y las camisetas, para resaltar las diferencias de un equipo con otro. Esta es la tercera vez que vengo a Cuba y los uniformes hoy son diferentes a como eran hace unos años: ahora son más modernos, creo que su es-tilo es más vistoso y los anteriores eran en cierto modo antiguos y no tan vistosos, y es interesante ver cómo todo eso se ha desarrollado. También es que —no sé si pueda llamarse marketing en Cuba— son

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muy distintivos, y los aficionados de cier-tos equipos en particular usan los colores del equipo en mucho de los casos, como para identificarse, como mismo se sientan de un lado o de otro de la gradería. Es algo que se ve en muchos deportes, y me parece que acá en Cuba se ha hecho un muy buen trabajo, con diseños vistosos, inteligentes y distintivos. /John Moist (Sacramento, California)

Creo que en los juegos no había tantas per-sonas, porque estoy acostumbrada al Yan-kee Stadium, pero el espíritu y la pasión que vimos, cómo juegan, el hecho de que salgan al terreno a felicitar a sus compañe-ros luego de una buena jugada, eso fue de veras muy divertido. En las Grandes Ligas es como si eso estuviera un poco reprimi-do, aunque al ser aficionada de los Yankees hay muchas cosas que no llegamos a ver, como cierto tipo de fanáticos que existen en el Yankee Stadium, conocidos como las Bleacher Creatures (criaturas de las gra-das de sol). También, no me pareció que hubiese muchas mujeres en los juegos, no tantas como en las Ligas Mayores de los Estados Unidos, lo cual es otra de las expe-riencias que he tenido. Pero nuestro viaje acá con CubaBall ha sido muy divertido, porque llegamos a conocer a Víctor Mesa, y también conocimos a varios de los comis-ionados provinciales, y usted sabe que uno no llega a tener ese tipo de contacto cer-cano con las Ligas Mayores, a menos que usted sea alguien importante o conozca a alguien importante. /Nan Schubel (Tuc-son, Arizona)

Una de las cosas que disfruté y con las que me sentí muy impresionado respecto a los estadios y la calidad del béisbol fue que no hay distracciones, sino que el juego es el centro de todo. Nuestros estadios tienen grandes pizarras y cosas llamativas por todos lados, y mascotas corriendo de un lado a otro haciendo cosas tontas, carteles de todas las corporaciones, asientos de lujo para que los ricos se sienten allí, a veces ni siquiera para mirar el juego. Esto era sola-mente béisbol y fue maravilloso no tener distracciones. En segundo lugar, cuando supe que todos los jugadores de un equipo son de la misma provincia, me ayudó a entender por qué parece haber una fuerte identidad comunitaria, con la gente en las gradas, con los aficionados. Muchas de las personas con quienes hablé, incluyendo los niños, conocían a los jugadores, a todos el-los, conocían a sus familias. En nuestro bé-isbol se más de las corporaciones que de la comunidad, controlando al béisbol y quién

juega, y esto más un béisbol comunitario a un nivel profesional. Los aficionados están realmente inmersos en el juego… y me gus-ta más que los vítores son más espontáneos y totalmente dirigidos por los aficionados que en nuestros estadios, donde se suena el órgano y todo el mundo hace algo, y cu-ando el órgano para, todo el mundo para. Es controlado por el sistema de audio en lugar de la gente. Sobre la calidad del bé-isbol, fue bueno ver que había estrellas notables con otros jugadores cuyas habi-lidades aún no están desarrolladas, pero que a pesar de esto son lo suficientemente buenos como para estar en el equipo. Los receptores no parecían ayudar mucho a los lanzadores, no encuadraban al lanzador dónde querían el lanzamiento. Supongo que estaban enviando señas, pero por ejemplo nuestros catchers ponen la mas-cota justo donde quieren que el lanzador ponga el lanzamiento. Me gustó ver cómo los mentores son tan activos y ubican a los fildeadores de acuerdo con el bateador en turno, y a la situación, lo cual es muy similar a las Ligas Mayores. Los juegos que hemos visto no han sido cerrados, pero vimos cosas muy emocionantes, que no se ven todos los días: un triple play (algo que es bien raro), un grand slam (jonrón con bases llenas), un balk, wild pitches en los que anotaron tres corredores en una misma entrada. He disfrutado los juegos porque tienen una calidad profesional con un sentimiento de comunidad en él. /Rus-sell Fox (Olympia, Washington)

Algo que me ha llamado la atención en el béisbol cubano es que hay muchos más toques de bola, y describiría el béisbol visto acá como small ball (juego chico), y aunque ha habido muchas carreras, ha prevalecido el enfoque en el toque, y avanzar a los corredores con el objetivo de conseguir al menos esa primera car-rera o lograr la carrera de la ventaja. Este enfoque en el juego chico es algo que nor-malmente no se ve en los Estados Unidos. Los managers acá son muy activos, cam-biando lanzadores con más rapidez que lo que se hace típicamente en los Estados Unidos. No tengo nada en contra de ello, pero los managers se hacen más protago-nistas del juego de ese modo. Lo que me llamó la atención de los aficionados fue su autenticidad, son muy espontáneos, no hay nada orquestado, reaccionan junto con la multitud a cada acción en el terreno. Son aficionados muy innovadores, en Holguín hacían un sonido extraño con una especie de matraca, parecido al sonido de una ser-

piente de cascabel, y yo nunca en los Esta-dos Unidos había visto ese tipo de acción. Por eso me parecen innovadores, además de que disfrutan los juegos. Me considero un purista del béisbol, y me resulta agrad-able ver el enfoque en el juego en lugar de todas las cosas que ponen a su alrededor en el béisbol norteamericano: las pizarras de millones de dólares, otras cosas como las mascotas… creo que he visto apenas una mascota acá. Y lo importante es el juego: la pasión de los atletas es obvia, al igual que la de los aficionados, por lo que disfruté mucho. /Gaylon White (Atlanta, Georgia)

Creo que lo que más me ha impactado del béisbol en Cuba es que cuando imaginaba tal vez cómo era el béisbol profesional en Estados Unidos durante los primeros años del siglo XX, en que se trataba más de ir al estadio a ver el juego, había más estrate-gia de juego chico, había más toques, más velocidad en función de la ofensiva… creo que es una forma de jugar que no hemos visto en Estados Unidos durante décadas, en sentido general. Lo más impresionante es que la gente que va a estos juegos vuelca tanta emoción hacia lo que sucede en el juego, hacia el equipo, mucha más, y creo que de una forma distinta, que los aficio-nados norteamericanos. Los aficionados norteamericanos pueden sentir emoción por sus equipos, pero también pueden es-tar algo distantes de ellos, y creo que esta gente siente más por el equipo porque casi todos los jugadores van a estar allí al año siguiente, saben que no los van a trans-ferir, saben que no se van a ir vía agencia libre, y me parece que hay realmente un orgullo local hacia los jugadores. Siento que es algo que extrañamos en Estados Unidos, y estoy muy feliz de haber podi-do venir a Cuba y haber experimentado algo así. /Chuck Hildebrandt (Detroit, Michigan)

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