~UH, Víctor: Nietzsche y el fin de la reUglón, Editorial Sudamericana, Bue-.I nos Air~s. 1969.

~ El tema de la presente ·o~ra que resefiamos está dfscr1m1nado desde múl-

lples puntos de vísba; por consiguiente, y a fin de dar un.a IVislón de conjunt.o, co~aremos los propósitos fundamentales:

~ l. " ... Fn pensamiento y la personalidad dé Nietzsche de~ ser camprendi·

oo en tm contexto religioso" (pág. 221), ya quo "la dimensión creadora del ombre que ha recuperado su dignidad luego de la "muerte" de la religión obfe-lvada es. para Nietzsche, una dimensión "religiosa" " (pág. 223) . ·

2. "Nict.z:-<be Techazó una religión que niega la. vlda (y con ella. el cuerpo, o terrenal, los instintos, aitendldos como manifestación espontánea y afirma.-ti va de la. vtda)" Cpá.g. 221>. Se 2.firm~ en cambio una religión que sostenga la "mistlca" unídad del hombre eon Dios, resaltando el carácter creador del pri· mero.

S. El fin de la religión (judeo - crlst1ana institucionalizada) "anuncia el co-mienzo de la religión interior en la forma de una liberación de la senslbllldad religiosa" <pág. 224) que se plasma en la soled.ad·

4. A pesar de plantear la necesldad i3e asesl.nar en nosotros a Dios "tanto *º las extremas tensiones de su jucldez, como desde las sombras de su locura, rletzsehe) qulro ~aber cual era su nombre, conocer el verdadero rostro del Dios sconocldo" (pág. 225).

¡ A continuación veremos como se argumentan los supuestos fundamentales acota,ndo los logros y las debilidades encontra.d•as C 1 ) •

¿E~ Nietzsche un hombl'e religioso? La respuesta que da Massuh es afirma· tlva y está convallldada por una actitud vital del filósofo: su soledad. Una. sole-dad que implica un "desarraigo" total de todo lo que sea contacto humano: pa-tria, famma, a.mistad o profesión. Pero .Nietzsche "acept.a. su soledad porque

l. reconoce que ella es el precio a pagar por el resguardo de ~u naturaleza" (pág. 35), es como una "máscara·.· que Ie encubre y le permite salvar su persona-lidad excepcional de toda contaminación presente realizando un pacto de fide-llldad con el futuro. Así, promediando la ~ocura, Nietzsche supera todo rastro de , __

(1 ) l!:l arp.do erftico de flllta --6.a ~edañ propuesto, • cS.dr, 1610 •• •bolar6 e11,.....clo • 4ll dManoUo de loe dlfereiit. temu.

su!rl.mJento y acepta plenamente su soledad. Aqul D06 encontramoo con uno de\ Jos ~ a eam e os más peligrosos de hl obra; Ja relación soledad· religión -lo• 1 cura es sugerida como sigue: "¿es Ja locura un acto de dls0luc1ón extrema. o es; por 19 contrario, una nueva máscara que le per,mite flna.imente disfrazarse de )o que verdadera.mente es? <pág. 40). Es declr, s1 admltlmoo que por religión se 1 entiende "un encuentro del hombre con lo sagrado y Ja necesidad intimame:ite 1 \•!vida de culminar en una experiencia de lo eterno" (pá.g. 40), o lo que es io 1

mismo en la locura, como Massuh sugiere, entonces se puede afirmar que la so-1¡

ledad niet:u;cheana confirma la ·presencia de un hombre religioso. . . Así, no he-¡ mos de detenernos en la negación de la rel!gión sino sólo como medio pa11a abor-dar a 'llil más alto nivel religioso. ! A contlnuadón se delínean las diferentes posturas que adopta Nietzsche 1

trente a la religión. En la primera partt> de la obra del filósofo, se observa, la 1 actitud es francamente positiva. Aquí se vislumbra la antlnomJa mito -historia o instinto -razón y se pone de msniflesto el tan conocido limite que representa I· Sócrates como fin del misticismo y comienzo de la negativa racionalidad en la 1

hlstoru.. De esta manera, "en la tensión entablada entre el tiempo y la et.enti-dad, entre la historia y la religión, Nietzsche se pronuncia por los últimos tér-m.lnos" (pág. 52 -53). La segunda etapa, que comienz:i. con la obra "Humano, demasiado human<>", señala el origen de la critica, que se lrfl haciendo cada vez má.s intensiva, a la religión desde e1 punto de vista !Uo.sóflco, psicológico e his-tórico. La rel1g1ón aparece considerada como un nareóttco ante los males bu-m.anos, como involución del conoctmJento, como caducidad histórica. Massub desglosa y realza en la obra de Nietuche que. "en suma, ... , el objeto de la rellglón, ele todas las religiones -tanto las llamadas prlmltlV'llS como las unlver-aale-, es una creación del hombre" (pág. 61 -62) .

Cabe sefialar que, si bien las reflexiones anteriores Incursionan en la pro-blemática histórica, son pocos Jos aportes rescatables para una Filosofia de la Historia. En cambio, como factor positivo, odemo~ destacar la confrontación que se hace en esta obra entre el aspecto religioso de la filosof!a de Nietuche, las cuestiones sc.ciales y la concepción material!Bta.

Sin proponérselo concientemente, observa Ma.ssuh, "buena parte de la cri-tica efectuada por Nietzsche presenta rasgos pertenecientes a una. <SOCiologia de la religión" \pág. 91). En última instancia la religión aiparece no sólo como de-ficiencia de la razón. de la vida y de la. yoluntad de poder, aino también de la. sociedad. Además, toda actividad religiosa se explica segun ·ba labor interpreta-tiva del !ur.dador y según los condlcionamlentos que sorportan determlnados grupos humanos. El cristianismo, por ejemplo, aparece como la proyección· de la labor interpretativa de Cristo y del momento histórico -soclaf en que se dio. La religión, también, siendo un fuerte tact-0r de <:ohestón, se institucionaliza y alC&I12a poder en el Estado. Se acota, con acierto, el aspecto -político de la misma que "queda reducida a una "ideologia", transformada en estrategia p.sicológica que el hombre de acción empleará para legittma.r el sdvenlmiento de un deter-mina.do orden histórico -social" (pág. 100). En fin, considera Massuh que se

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deducen como características de una soclologla de la rellg16n que ~ a sea !J:1.-I terp.reta.da c.omo un ''producto de la sociedad", como una "ideología" y que 18 : utilice en muchos casos una "hermenéutica" soclol6'lca. 1 :

1 Respecto a la filosofía materia.lista el autor establece un paralelismo entre .las concepciones religiosas de Marx, F euerbach y Nietzsche. Piensa que "sWJ ! actitudes frente a. la religión poseen un estrecho parentesco. Estos tres autores ) representan, acaso, el fenómeno espiritual más decisivo del siglo XIX: la con· I versión del ateismo naturalista del siglo XVIII en un a.teismo humanista Q hu-manismo radical" <:pág. 108). Se delinean con precisión las posturas generales acerca de la religión de los dos filósofos materialistas, las diferencias entre ambos 'Y los puntos de -canta.et.o con la concspe16n nietzscheana. As1 por ejemplo, tanto para Feuerbach come para Nietzsche, "la supresión del Dios tra.<;cendente es la condición de una verdadera afirmación de lo hume.no" (pé.g. 114), y tanto uno como ot:ro culminan esbozando "un atefsmo teñido de eonnota.e1ones rell-g106M" ~. 114). En cambio ''Marx fue todo lo contra.no de un espíritu rell·

1 gl06o; cuanto más, fue el profeta irreligioso de un redentorismo social" (pág. 122) que abarCl\ a todos los seres humanos. Nietzsche, por el contrario, r~o a el

advenimiento de una clase aristocrática que someterá, con el -auxlllo de la re-ligión, Q todas las clases plebeyas.

El upect.o expooitivo de los tres filósofos está. realizado con baatante rtguro-sfdad, pero la conclusión a la que arriba el autor incluye una perspectiva común que no nece!a.riamente se verifica en los hechos: "la muerte que anunciaron está grávida de resurrecciones. S1 un renacimiento de lo sagrado es posible eQ nuestro ttempo, s1 es posible una liberación .del impulso rellgtoso, un despertar de la auténtica sensibilidad libre de formas -fijadas, de traba.a lnstltuclonales y opresivas, tendremos que agredecerlo '8l tttánlco esfuerzo desenmascarador rea-lizado por estos fundadores del humanismo ateo" (pág. J..iS).

La muerte de Dios es para Nietzsche un tmperatlvo de la voluntad de pode-rlo que implica un acto creador, es decir, el hecho de ¡poder realizarse la conver-sión del hombre en Dioo. DiVlnizando al hombre encuentm el verdaldero sentido de \la unidad Padre -Hijo sobre la base de la destrucción del Dios objetivado; de aht que, "desde esta perspectiva, la muerte de Dios alcanza. una resonancia cspecificamente rellgiosa" (pág. 138). El ooto creador supone dos actitudes: la heroica y la mlstica; una vez alcan:r.a.da la corrección del hombre, el creador es conducido a un-a .plenitud tal que sólo resta la glorificación de lo ex.lstente-Ya Dios ha fenecido y el hombre logra su d1v1n1.zact6n. Estamos en el "Oran Mediodía", el momento en que sucumbe el hombre para dar paso al Superhom-bre. En este rentido el ''Gran Mediodia es plenamente anist1co ... Gran Medlodia

1 y Eternidad se identü1Ca.n en una sola exalta.clón. En ella se abrazan los con-trarios y tiene todos lo.s rasgos .peculiares de una experiencia unitiva" (pág. 179).

Finalmente la l.dea de "eterno retomo" viene a confirmar, para ~ el rasgo mistico de la religiosidad ie~ ea a. Todo vuelve a acontecer cíclica-mente. Esta idea "Implica la supresión de la.a metafistcaa rellg1osas y permite

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superar la. disyuntiva. de un Dios tra.nscendente que rige el curso del cosmos de modo arbitrario" (pag. 185). De esta manera e.I instante presente adquiere un valor absoluto, el tiempo se transfoi:ma en eterno. Aqul .se ve claramente que la 1

promesa judeocrtsttana de un "máa allá" distinto del terrenal queda radical-mente refutada por este "inmanentlsmo" <ie Jo eterno en e1 tnstante. Este es el nuevo sentido de una religiosidad dionisiaca que a.firma la vida y el mundo "m!stlcamente" concebidos.

JUAN CARLOS QU'IROS.

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