los 15 verbos del buen samaritano

1 Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: [email protected]

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“Pero él queriendo justificarse, dijo a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?”. Jesús respondió: “un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó entre ladrones que le robaron todo lo que llevaba, le hirieron gravemente y se fueron dejándolo medio muerto. Un sacerdote bajaba por aquel camino; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Igualmente un levita, que pasaba por allí, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Pero llegó un samaritano que iba de viaje, y, al verlo, se compadeció de él; se acercó, le vendó las heridas, echando en ellas aceite y vino; lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente sacó unos dineros y se los dio al posadero, diciendo: Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta. ¿Quién de los tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?” Y él contestó: “El que se compadeció de él”. Jesús le dijo: Anda y haz tú lo mismo” Lucas 10, 30-37.

Estos verbos que están subrayados dentro del texto de Lucas, conforman el fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia; principios establecidos por Jesús para vivir en comunidad. La iglesia nace de las entrañas de Cristo y a su vez de cada ser humano que la compone, y así como de las

entrañas de la madre se nutre la vida de un nuevo ser, la iglesia nutre a cada individuo que conforma el cuerpo de Cristo.

Cada ser humano es guiado por sus sentimientos; los sentimientos se albergan dentro de las “vísceras”, lo que otros llaman “entrañas” y se manifiestan de acuerdo al estímulo externo que reciban. Por eso cuando tenemos miedo sentimos malestar estomacal, deseos de ir al baño, cuando estamos enamorados sentimos mariposas en el estómago, si preocupados sentimos ardor en la boca del estómago, si nos encontramos a una persona que nos desagrada se nos revuelve el estómago, y así en numerosas situaciones. En conclusión el sistema

digestivo es el centro de asimilación de experiencias de nuestros ideales reflejando patrones inconscientes de conducta. La misericordia, tema de lo que nos habla el texto bíblico, es la respuesta a un patrón de conducta que viene del bien. Nace de una decisión personal de pensar, sentir y hacer el bien en función de otros. (Apartes tomados del curso de

Formación para delegados de familia del Instituto de Familia Benedicto XVI y la Arquidiócesis de Cali).

Puntos de Interés: - El samaritano, figura del salvador. ¿Dónde comienza la misericordia? 15 verbos del buen samaritano, principios de la Doctrina Social de la Iglesia.



Jesús nos muestra a un hombre que se aleja de la presencia de Dios….

“Jesús respondió: “un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó entre ladrones que le robaron todo lo que llevaba, le hirieron gravemente y se fueron dejándolo medio muerto”

El joven a quien Jesús le habla sobre el samaritano esta preguntando como puede ser salvo, como heredar la vida eterna. Y de una manera muy sencilla pero muy clara se lo explica.

En las historias de Jesús siempre encontraremos que él estaba de paso y “ellos” iban por el camino. Un camino que hace referencia a la vida de cualquier ser humano. Cuenta que descendía de Jerusalén, ciudad santa, a Jericó, ciudad maldita. Considerada maldita por su alto

nivel de brujería, culto a falsos dioses, satanismo y de maldad.

Nos muestra entonces a una persona que desciende de la santidad a la maldición, alguien que se aleja de la presencia de Dios para tomar el camino equivocado. A lo largo del camino este viajero sufre las consecuencias de su alejamiento, de su cercanía al mal, y es asaltado, golpeado y abandonado medio muerto a su suerte.

Aquí interiormente no hay sino dolor. La impotencia del viajero es total y sólo la ayuda exterior puede salvarlo.

“Un sacerdote bajaba por aquel camino; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Igualmente un levita, que pasaba por allí, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo”.

El sacerdote y el levita representan la religión, una religión que sin misericordia no sirve para nada. Solemos caer en religiosidad. Solo rito externos; Y el Señor condena la religiosidad sin misericordia. “Me adoras con tu boca pero tu corazón está muy lejos de mi”…

La religión sin misericordia es incapaz de levantar al caído de un descenso espiritual.



El Samaritano es la figura del Salvador.

Pero llegó un samaritano que iba de viaje, y, al verlo, se compadeció de él; se acercó, le vendó las heridas, echando en ellas aceite y vino; lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente sacó unos dineros y se los dio al posadero, diciendo: Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta. ¿Quién de los tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?” Y él contestó: “El que se compadeció de él”. Jesús le dijo: Anda y haz tú lo mismo” Lucas 10, 30-37.

Ahora el samaritano es la figura del salvador, alguien que no se la lleva bien con los judíos, Y si no fuera por la condición de caído y de desamparo del viajero, este no hubiese aceptado la ayuda de su salvador.

Un Salvador que acude a donde se encuentra el viajero, un Salvador que cura unas heridas cuya profundidad alcanza lo espiritual, un Salvador que lleva al viajero a

un lugar de reposo, un Salvador que encarga -al Espíritu Santo- el cuidado del viajero en su ausencia...

¿Qué es lo que causa la acción caritativa del samaritano?

Su misericordia. Nada bueno hay en el viajero, nada digno de honra, nada puede dar el viajero como pago por la ayuda pues había sido despojado de todo, nada hay en él, ni siquiera es capaz de pedir ayuda.

La parábola nos muestra que hay dos caminos para seguir a Dios: El cumplimiento de la ley: “Amarás al señor con todo tu corazón con toda tu mente y con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo”, y, la misericordia de Dios. Es por gracia de Dios que somos salvos. Son 15 verbos y son los principios de la doctrina social de la Iglesia: Ir, ver, compadecer, acercarse, vendar heridas, limpiar, llevar, montar(salir de su punto de comodidad), cuidar, sacar, dar, gastar, pagar y volver. Principios básicos, y elementales, para ser un buen catequista, un buen evangelizador, un hijo de Dios, que conduce al viajero a un encuentro personal y una experiencia con Dios.



¿Dónde comienza la misericordia?

Pablo nos pide que renovemos nuestros pensamientos, nuestro hombre viejo. Sólo cuando cambiamos nuestra estructura mental podremos poner esos 15 verbos del buen samaritano en práctica.

Cuidemos lo que pensamos, lo que hablamos, lo que decimos y como lo decimos, cuidemos lo que hacemos; porque las personas, nuestros hermanos, perciben hasta el más mínimo gesto. Somos seres de estímulo y respuesta. Y si por cualquier cosa nos molestan o nos desagradan lo estarán percibiendo El mundo y sus emociones entran a nosotros a través de los sentidos, llega al cerebro más exactamente a la glándula pineal quien las asimila y ésta a su vez las manda al hipotálamo quien las regula como un patrón de conducta, generando hormonas que llegan al organismo de acuerdo al mensaje recibido. Inmediatamente son recibidos por el sistema digestivo alimentando la sensación que ordenó el hipotálamo de acuerdo a lo que él percibió. Si son estímulos externos agradables producirá respuestas agradables, si son desagradables generará temor, tristeza, pánico, amargura, rechazo y será reflejado en malestares generales, sudor, daño de estómago, gastritis, dolor de cabeza, mareos, deseos de vomitar,

desánimo, temblor, o alegría, seguridad, estabilidad, sensación de bienestar.

Por eso seamos tiernos, dulces, cariñosos, amables, comprensivos, bondadosos, pacíficos, vivamos en armonía y expresemos nuestro sentir de manera respetuosa y cálida. Para que se vuelva un patrón de conducta dentro de nosotros y así podamos generar naturalmente compasión y misericordia por los caídos. Que se nos note en el rostro la presencia de un Jesús vivo, un

Jesús que nos levantó del suelo y curó nuestras heridas, para que los demás crean que de verdad existe y vive en la iglesia. Actuar como el buen samaritano es una decisión, decisión que nace de lo entrañable, Solo con las entrañas de Jesús se soporta los malos olores, solo con las entrañas de Jesús toleramos desprecios, solo con las

entrañas de Jesús curamos heridas de aquel que nos ha hecho mal, solo con las entrañas de Jesús soportamos envidias, ambientes pesados, ese sentir que no desean que estés ahí, pero tienes que estar por que el Señor te lo pide, solo con las entrañas de Jesús soportamos divisiones, chismes, malas intenciones, solo con las entrañas de Jesús aceptamos situaciones que no deseamos pasar, solo con las entrañas de Jesús seguimos su camino a pesar de las dificultades y de todas las piedritas que nos tiran nuestros hermanos. Hoy Jesús te dice: “

“Anda y haz tú lo mismo”

los 15 verbos del buen samaritano

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