la novelística moderna y posmoderna

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La novelística moderna y posmoderna publicada entre 1965 y 1987, por su carácter heterogéneo y multifacético, es en realidad una expresión cultural que rebasa con creces los límites ideológicos y estéticos que existían previamente para el género en Colombia. La élite dominante en el país nunca se había interesado particularmente por la novela, pero hasta el decenio de 1960, sí había controlado muchos de los aspectos de su producción, publicación, historia y crítica. El ascenso de García Márquez en los 60, sumado a factores como la llegada al país de casas editoriales extranjeras y el surgimiento de un latinoamericanismo internacional, abrió la novela colombiana a una heterogeneidad de voces nunca antes vista en este país de regiones, de visiones provinciales y con un escenario literario perfectamente controlado hasta ese momento. Vale la pena mencionar que el panorama tan amplio de figuras como García Márquez, Moreno-Durán, Angel y Alvarez Gardeazábal, fue posible porque muchos de estos escritores establecieron sus carreras en el exterior, fuera del alcance del controlado establecimiento literario local. Estos cuatro escritores han publicado gran parte de su obra en otros países, y la visión latinoamericanista que ha cundido en el ámbito internacional es la que se ha hecho cargo de analizar crítica y académicamente la producción de estos cuatro escritores. Dada la independencia creciente y las múltiples posiblidades de que gozan en general los novelistas de la década de 1980, ya no seria apropiado hablar de 'la sombra' de García Márquez. Las novelas modernas y posmodernas contienen elementos 'ideológicos'. Sin embargo, se presentan algunas diferencias generales cuando los textos se refieren a instituciones. Los modernos como García Márquez, Rojas Herazo y Álvarez Gardeazábal muestran una tendencia a ser más abiertos políticamente, en el sentido de que ficcionalizan elementos que fácilmente pueden asociarse con la realidad empírica colombiana o latinoamericana. Critican o denuncian instituciones específicas, y a veces, individuos específicos. Los posmodernos, como Moreno-Durán, Ángel y Aguilera Garramuño, escriben novelas más mediatizadas por la teoría o por otros textos, y orientadas más específicamente hacia aspectos del lenguaje. Todas las tradiciones, incluyendo la novelística moderna y posmoderna, quedan cuestionadas por aquellos irreverentes novelistas de la posmodernidad. Con el ánimo de aclarar las diferencias entre lo moderno y lo posmoderno en Colombia, podríamos continuar con las comparaciones entre el impulso moderno de García Márquez y el gesto posmoderno de Moreno-Durán. El otoño del patriarca funciona sobre la base de una estructura que se abre en forma progresiva. Los felinos del canciller funciona a base de juegos de lenguaje. Ambos utilizan el humor para subvertir los respectivos finales, pero la obra de García Márquez está sustentada en la anécdota y la de Moreno- Durán en el lenguaje. En términos generales, García Márquez, Buitrago y Rojas Herazo elaboran mitos a partir de la historia, o de las historias

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La Novelística Moderna y Posmoderna

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Page 1: La Novelística Moderna y Posmoderna

La novelística moderna y posmoderna publicada entre 1965 y 1987, por su carácter heterogéneo y multifacético, es en realidad una expresión cultural que rebasa con creces los límites ideológicos y estéticos que existían previamente para el género en Colombia. La élite dominante en el país nunca se había interesado particularmente por la novela, pero hasta el decenio de 1960, sí había controlado muchos de los aspectos de su producción, publicación, historia y crítica. El ascenso de García Márquez en los 60, sumado a factores como la llegada al país de casas editoriales extranjeras y el surgimiento de un latinoamericanismo internacional, abrió la novela colombiana a una heterogeneidad de voces nunca antes vista en este país de regiones, de visiones provinciales y con un escenario literario perfectamente controlado hasta ese momento. Vale la pena mencionar que el panorama tan amplio de figuras como García Márquez, Moreno-Durán, Angel y Alvarez Gardeazábal, fue posible porque muchos de estos escritores establecieron sus carreras en el exterior, fuera del alcance del controlado establecimiento literario local. Estos cuatro escritores han publicado gran parte de su obra en otros países, y la visión latinoamericanista que ha cundido en el ámbito internacional es la que se ha hecho cargo de analizar crítica y académicamente la producción de estos cuatro escritores. Dada la independencia creciente y las múltiples posiblidades de que gozan en general los novelistas de la década de 1980, ya no seria apropiado hablar de 'la sombra' de García Márquez.

Las novelas modernas y posmodernas contienen elementos 'ideológicos'. Sin embargo, se presentan algunas diferencias generales cuando los textos se refieren a instituciones. Los modernos como García Márquez, Rojas Herazo y Álvarez Gardeazábal muestran una tendencia a ser más abiertos políticamente, en el sentido de que ficcionalizan elementos que fácilmente pueden asociarse con la realidad empírica colombiana o latinoamericana. Critican o denuncian instituciones específicas, y a veces, individuos específicos. Los posmodernos, como Moreno-Durán, Ángel y Aguilera Garramuño, escriben novelas más mediatizadas por la teoría o por otros textos, y orientadas más específicamente hacia aspectos del lenguaje. Todas las tradiciones, incluyendo la novelística moderna y posmoderna, quedan cuestionadas por aquellos irreverentes novelistas de la posmodernidad.

Con el ánimo de aclarar las diferencias entre lo moderno y lo posmoderno en Colombia, podríamos continuar con las comparaciones entre el impulso moderno de García Márquez y el gesto posmoderno de Moreno-Durán. El otoño del patriarca funciona sobre la base de una estructura que se abre en forma progresiva. Los felinos del canciller funciona a base de juegos de lenguaje. Ambos utilizan el humor para subvertir los respectivos finales, pero la obra de García Márquez está sustentada en la anécdota y la de Moreno-Durán en el lenguaje. En términos generales, García Márquez, Buitrago y Rojas Herazo elaboran mitos a partir de la historia, o de las historias del pueblo. Moreno-Durán y Ángel destruyen mitos con el uso de la teoría y el lenguaje elaborado. García Márquez, Buitrago y Rojas Herazo, a veces, utilizan un narrador omnisciente que ejercita el control de lo narrado, mientras que el lector de las obras de Moreno-Durán, Ángel y Jaramillo Agudelo no encuentra ninguna figura revestida de autoridad en el texto.