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.Lo.~~cLJ~

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~o-nZo b~ ,.~~~.

I.

i I

1. Hacia una caracterizacion fisica

II.

AI principio de la leccion le dije a Tortsov, el directorde nuestra escuela y de nuestro teatro, que yo podiacomprender intelectualmente el proceso de sembrar y des-anollar dentro de mi los elementos necesarios para crearel personaje, pero que todavfa no vela cIaramente comopodia llegar a 1a construccion de ese personaje en ter-minos ffsicos. Porque si no se usa el propio cuerpo, 1a

I propia voz, una manera de hablar, de andar, de moverse,si no se encuentra una forma de caracterizacion que co-rresponda a la idea formada del personaje, probablementeno se podra transmitir a los demds su espfritu internoy vivo.

«Sf», asintio Tortsov «sin una forma externa ni 1acaracterizacion interna ni la concepcion de 1a misma lle-ganin al publico. La caracterizacion externa explica e ilus-tra, y por tanto transmite a los espectadores la concepcioninterior-de su papel.»«Eso es», exclamamos Paul y yo.«Pero ~c6mo se consigue 1a caracterizacion ffsica, ex-

tema?», pregunte.

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,'I

26 Constantin Stanislavski ,

«La mayor parte de las veces, especialmente entre a~-tores de talento, la caracteriza~~n Hsica de un personajeque debe crearse surge por 51 misma una vez que .se,hayanestablecido los valores internos adecuados», explico Tort-SOy. «En My Life in Art (Mi vida en e1 Arte) hay mu-chos ejemplos de esto. Uno de ellos es el caso del papeldel doctor Stockman en Un enemigo del pueblo de J?sen.En cuanto se hjaron los rasgos interiores del personaje, en ;cuanto se forjo la adecuada caracteriz~cion a par~ir de Itodos los elementos re1acionados con la Idea, aparecieron, 1

nadie sabe donde, 1a tension nerviosa de Stockman, ..~u I

brusco caminar, su cuello en tension ,hacia de~~nte y sus,dedos tenses, signos todos de un hombre de accion.» ,

«Pero si no tenemos 1a suerte de poseer esa esponta-neidad ~que debemos hacer?», pregunte a Tortsov.

« 'Que hacer? ~Se acuerdan ustedes de la obra de Ost-rovsb, EZ bosque, cuando Peter explica a Aksiusha deque forma tendran qu~ actuar p~ra que no les r~conozca~en su huida? Le dice: Baja un parpado y pareceras tuerta.

No es diffcil disfrazarse externamente. Una vez me su-cedio a mi algo parecido; tenia un amigo a quien conociamuy bien. Hablaha con voz baja y profunda, llevaba elpelo largo, tenia una barba poblada y un bl~o,te alboro-tado. Repentinamente se cort~ el pelo y se afelto 1abar?a"De debajo salieron unas f~cclOnesmenudas, ~na barbillahundida y unas orejas sahentes. Le encontre d~ aquellaforma en una comida familiar en casa de unos amlgos. Nossentamos frente a frente en 1a mesa y comenzamos unaconversacion. ~A quien me recuerda?, me preguntaba yoa mt mismo, sin darme cuenta de que me recor~ba ~quien era en realidad. Para disfrazar su voz de balo~ m!amigo usaba solo tonos altos al hablar. Aquello c?ntmuodurante media comida, y yo segui hablando con el comosi fuera un atrano.

Y este es otro caso: a una mujer muy hermosa que yoconooa Ie pica una abeja en e1 labio. Se Ie, hinch6 ~1abio y se Ie de£ormo toda 1a boca. Es!o no sol? cam?IOsu aspecto, hasta el punto de ~a~~r1ameconoclble, ..smoque tambien alter6 su pronunclaclon. Me la encontre ~~.cidentalmente y estuve hablando con ella durante varlOS

La construcci6n del personaje 27

minutos antes de darme cuenta de que era una de misamistades Intimas.»Mientras describfa Tortsov estas experiencias persona-

les, empez6 a guifiar un ojo casi imperceptiblemente,como si Ie molestara un principio de orzuelo. Mientrastanto abrfa por completo el otro ojo y levantaba la ceja.Y todo hecho de una manera apenas perceptible, inclusopara los que estaban mas cerca de el, Sin embargo, inclu-so este ligero cambio producia un efecto extrafio, Desdeluego seguia siendo Tortsov, pero era diferente y ya noproduda un sentimiento de confianza. Se presentian en ella bajeza, la astucia, la groseria, cualidades todas poco re-

, laoonadas con su personalidad- real. Solo cuando dej6 deactuar con los ojos, volvio a ser nuestro antiguo y agra-dab1e Tortsov. Pero en cuanto volvla a parpadear con unojo .reapareda aquella astucia malvada que cambiaba porcomplete su personalidad.

«~Se dan ustedes cuenta», nos explicaba, «de que in-teriormente sigo siendo el mismo y sigo hablando a tltulopersonal sin importar si mi ojo parpadea 0 no, si mi cejasube 0 baja? Si yo adquiriera un tic y eso hiciera parpa-dear a mi ojo eso no significaria que yo habrla cambiadomi personalidad, y seguiria siendo normal y natural. ~Porque iba a cambiar interiormente 5610a causa de un ligero~arpadeo? Sigo siendo el mismo, con el ojo abierto 0cerrado, con la ceja alta 0 baja.o supongamos que me pica una abeja, como Ie sucedi6

:t mi hermosa amiga, y se me deforma la boca.»En este momento, con un extraordinario realismo, Tort-

SOYtordo 1a boca hacia la derecha, y su pronunciaci6ncambiopor comp1eto.«~No es derto que esta distorsi6n externa no solo de

mi eara, sino tambien de mi forma de hablar, influye enmi personalidad y en mis reacciones naturales?», continuodiciendo con su forma radicalmente diferente de pronun-ciar. «~Tengo que dejar de ser yo mismo? Ni la pica-dura de 1a abeja ni la deformacion artificial d~ mi bocadehen influir en mi vida interior de ser humano. cY quedecir de la cojera (Tortsov se puso a cojear), 0 de 1apara-!isis de los brazos (instantaneamente perdio el control de

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!Constantin Stanislavski 1 La construcci6n del personaje 29

los mismos), 0 una chepa (su espina dorsal reacciono de Iacuerdo con esto), 0 u~a forma exagerada de tor;er los I ,

pies hacia dentro 0 bacia fuera? (Tortsov comenzo a an- "dar primero de una forma y luego de la otra). ~O una Iposicion incorrect a de las manos y brazos, demasiado I r

adelantados 0 echados atras? (dio ejemplos de esto), ~Pue-den todas estas pequeiieces tener una influencia en missentimientos, en mis re1aciones con los demds 0 en elaspecto Hsico de mi papel?»

Era asombroso ver con que facilidad, sencillez y natu- ! 'ralidad Tortsov daba inmediatamente ejemplos de todaslas taras que estaba describiendo -cojera, pardlisis, che-pa, diversas posturas de piernas y brazos.

«[Y que efectos tan asombrosos, que transforman porcompleto a quien representa un papel, pueden efectuarse:con la voz, con la forma de hablar y la pronunciacion.]especialmente de las consonantes! ~s cierto. que la vozdebe estar bien colocada y educada SI se la quiere sometera cambios en caso contrario no sera posible mantenerla., , 1 'durante un cierto tiempo en sus tonos mas a tos 0 mas,bajos. En cuanto a cambiar la pron~~ciaci6n, especial-:mente la de las consonantes, es muy facil de hacer: basta I

tirar hacia arras de la 1engua, acortarla», Tortsov 10 hizo, ;mientras hablaba, «y resultara una forma de hablar espe:· ,cial, que recorders un poco a la forma en que los inglesespronuncian las consonant~s. 0 alargando la ~engua llD:,poco por de1ante de los dient';s (y de nuevo ¥z? 10 qu 'estaba describiendo) resultara un ceceo estupldo que',' .apropiadamente trabajado, ida bieq, a un papel como erJde El idiota. .o si no intenten colocar la boca en posiciones des;acos;umbradas y el resultado seran nuevas formas de ha:blar. Tomemos, por ejemplo, un ingIes con un labio su;perior muy corto Y los incisivos muy largos, como de roe··dar. Acorten ustedes ellabio superior y enseiien mas I .dientes.»

«~Pero como se puede hacer?», dije yo despues de.intentarlo sin exito. . . .'«~C6mo? Muy facil», contest6 Tortsov, sacando un

paiiuelo del bolso y frotandose los dientes superiores "

el interior del labio hasta eliminar la humedad. Luego,ocultandose con el pafiuelo, se levanto el1abio, que quedopegado a las endas secas, de manera que al retirar lamano de delante de la cara nos quedamos asombrados alver un labia tan corto y unos dientes tan largos.

Aquel artificio externo nos ocultaba su personalidadhabitual y conocida; frente a nosotros aparecia el inglesque acababa de mencionar. Tenfamos la impresi:6n de quetodo habfa cambiado en Tortsov; su pronunciaci6n, suvoz, eran diferentes, asf como su forma de estar, de andar,sus manos y sus piernas. Y no era solo eso. Toda supsicologia pareda haberse transformado. Y, sin embargo,Tortsov no habfa efectuado ningiin cambio interno. Unsegundo mas tarde deshizo el truco del labio superior ysiguio hablando normalmente, hasta que de nuevo y uti-Iizando el pafiuelo se seco los labios y encias y, al retirarla mana habfa vuelto a transformarse en un ingles,Aquello sucedio intuitivamente. Tortsov solo acepto el

fenomeno despues de que 10 hubimos discutido y confir-mado. No fue el quien nos 10 explico a nosotros, sinonosotros quienes le dijimos a el de que forma todas lascaracterfsticas que intuitivamente hablan aflorado eranadecuadas y completaban el retrato del gentleman delabio superior corto y dientes largos -y todo ello comoresultado de un sencillo artificio externo.

," Despues de escarbar en sus propios pensamientos y to-mando en cuenta 10 que iba sucediendo dentro de sf,Tortsov seiial6 que incluso dentro de su propia psicolo-gia, y a pesar de si mismo, se habfa producido un im-pulso imperceptible que Ie parecfa diffci1 analizar inme-diatamente.

Sin embargo, era un hecho indudable que sus faculta-des internas respondian a la imagen externa que el habfacreado y a la que se habia acomodado, puesto que las pa-labras emp1eadas no eran suyas, a pesar de que los pen-samientos utilizados eran suyos propios.Asf en aquella leccion Tortsov demostr6 de forma vf-

vida que puede obtenerse una caracterizaci6n externa in-" tuitiya.mente! 0 tambien por medios puramente tecnicos,mecarucos, stmplemente externos.

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30 Constantin Stanislavski

~Pero como encontrar el medio adecuado? Este eraun nuevo problema que me intrigaba y me desconcertaba.~Es algo que se aprende, que se imagina, que se tomade la vida, que se encuentra por casualidad, 0 en libros,o estudiando anatomla?

«La respuesta es: de todas esas maneras», explicoTortsov. «Cada uno desarrolla una caracterizacion externaa partir de SI mismo, de otros, tomandolo de la vida realo imaginaria, segiin su intuicion, su observacion de sfmismo y de los demas. La extrae de su propia experienciade la vida, 0 de la de sus amigos, de cuadros, grabados,dibujos, libros, cuentos, novelas, 0 de cualquier simple I,

incidente, no existe diferencia. La iinica condicion es quemientras esta llevando a cabo esta investigacion extemano pierda su propio yo interior. Voy a decirles 10 que va-mos a hacer: en nuestra proxima clase vamos a organizaruna mascarada.»

Esta proposicion cause un asombro general.«Cada uno de los alumnos preparara una caracteriza-

cion externa y se disfrazara.»«~Una mascarada? ~Una caracterizacion externa de que

dase?» '«No importa. Lo que ustedes prefieran: un mercader,

un persa, un soldado, un espafiol, un aristocrata, un mos-quito, una rana, cualquier cosa, cualquier persona que lesatraiga. El vestuario y el maquillaje del' teatro estaran.a su disposicion, Vayan y elijan ropas, pelucas, maqui-llaje.»

Aquel anuncio cause primero consternacion, luego dis-cusiones y curiosidad y, finalmente, un interes y una emo-cion general. Cada uno de nosotros empezo a pensar enalgo, a imaginar algo, a tomar notas, dibujos secretos, apreparar la imagen, el vestuario y el maquillaje elegidos.

Solo Geisha permanecio, como de costumbre, frfo eindiferente ante la idea.

2. El vestuario del personaje

La dase entera fue hoy a los grandes almacenes deguardarropla del teatro, uno de los cuales esta sobre elvestlbulo y el otro en el sotano bajo la sala.

En me?os de quince minutes Geisha habia elegido 10que quena y se fue. Algunos otros tampoco necesitaronmucho tiempo. SOlo quedamos Sonia y yo, incapaces detomar una decision concreta., Como Sonia era joven y coqueta, los ojos se Ie iban atodas partes y su cabeza daba vueltas a la vista de tantosvestidos atrayentes. En cuanto a mi, no sabia aun que es10 que queria representar y confiaba en una inspiracionfeliz. '

AI examinar cuidadosamente todo 10 que se me mos-~raba, esperaba dar con un traje que produjera en mi unaImagen sugesnva.

Atrajo mi atencion una bata sencilla de andar por casa.Estaba hecha de un curioso pafio que nunca habia vistoantes, una especie de tejido de colores mezdados detierra, verdoso y grisaceo, de aspecto destefiido y cubiertode manchas y polvo mezclados can ceniza. Tenia la im-

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32 Constantin Stanislavski

presion de que un hombre con aquella bata pareceria unfantasma. Senti dentro de mi una desazon casi impercep-tible y al mismo tiempo una sensacion de fatalismo Iige-ramente sobrecogedor a1 mirar aquella bata vieja.

Si encontraba un sombrero, guantes y calzado polvo-riento que hiciera juego con ella y con un maquillaje yuna peluca del mismo tono y color que la tela =-grisaceo,amarillento, verdoso, destefiido y ajado-lograria un efec-to siniestro y, sin embargo, familiar en cierto sentido. Peroexactamente que signi£i.caba el efecto era algo que nopodia determinar todavia,

Los emp1eados de 1a guardarropia apartaron 1a bataque yo habla elegido y prometieron buscar los accesoriosque hicieran juego con ella: zapatos, guantes, un sombre-ro de copa alta, una pe1uca y una barba. Pero yo noestaba satisfecho y seguf a 1a caza hasta el Ultimo segun-do, hasta que por fin la amable emp1eada de la guarda-rropia me dijo que tenia que prepararse para 1a represen-tacion de la noche.

No me quedaba otra alternativa que marcharme sin ha-ber tomado una decision definitiva, simplemente con la .vieja bata de las manchas apartada para mi.

Excitado, desconcertado, sali de la guardarropia car-gado con el acertijo: ~que personalidad iba a adoptarcuando me pusiera la bata raida?

Desde aquel instante y hasta la realizacion de la mas-carada misma, que seria tres dias mas tarde, algo estuvoremoviendose en mi interior: yo no era yo, en el sentidode mi conciencia habitual de mf mismo. 0, para ser masexacto, no estaba solo, sino acompanado de alguien aquien buscaba dentro de mt y no lograba encontr~r. .

Existfa, segut con mi vida de costumbre, y sm em-bargo me inhibfa de entregarme a ella por completo; algoalteraba mi existenda normal. Parecia partido en dos;Aunque mirara a cualquier cosa que llamase mi atenci6nno la vela en todo su sentido, sino solo en terminos va,gas, sin poder penetrar a fondo en ella. Pensaba, perc 'mis pensamientos no llegaban a completarse; oia, pero n9escuchaba; olla las cosas, pero solo parcialmente. La mi~

I tad de mi energia y de mi capacidad humana habfan deS-

La. consrruccion del personaje 33

aparecido en cierto modo y esta perdida minaba mi for-raleza, mi potencia y mi atencion. No terminaba nadade .10 empezado. Tenia la impresion de que me era nece-sano llevar a cabo algo de enorme importancia, peroinmediata.~ente· mi condenda parecfa recubierta por unanube. Deje de comprender cual debia ser el paso siguien-te~ estaba distrafdo y enajenado. [Era un estado fatigosoe msoportable! Nunca me abandono durante los tres dfasy en e~ transcurso de ese tiempo la pregunta de qu~personaje represenrarfa en 1a mascarada segufa sin res-puesta.

AI. ~al me desperre de noche repentinamente y todoparecio claro. Aquella segunda vida que parecfa haberseestado desarrollando para1ela a la mia de costumbre erauna vida secreta, subconsciente. Dentro de ella se habfaestado expandiendo 1a tarea de biisqueda de aquel hombreextr.allo cuyas ropas habfa encontrado por casualidad.

Sin embargo, aquella aclaracion no duro mucho tiem-po. Vo1vio a desvanecerse, y ernpece a dar vueltas en micama, insomne e indeciso. Era como si me hubiera 01-vidado de algo, algo que no podia recordar ni localizar.Era. un estad~ dol?1:OSo y, sin embargo, si un mage mehubiera ofrecido librarme de e1 no es nada seguro quehubiese aceptado.

Esta es otra cosa extrafia que note en mi mismo: pa-reda convencido de que no iba a encontrar 1a imagende la persona que buscaba. La biisqueda seguia, sin em-bargo. Y no se debio' a la casualidad el que durante aque-

r ~os dias ~unca pasara ante el escaparate de un fotografosm exammar los retratos de la vitrina y tratar de com-prender quienes habfan sido los modelos. Podria pre-guntarse: <-ypor que no entraba en la tienda para mirarlos montones de fotos que tuvieran alii? En una tiendade obj~t~s usados po~rfan encontrarse incluso pilas defot?s Vlej~s. ~ descolorldas. cubiertas por el polvo. (_Porque no utllice aquel materIal? <-Por que no aaote todaslas posibilidades? Pero me contente con oje~ solo depasada el paquete mas pequeno, ignorando el resto indo-lentemente por miedo a ensuciarme las manos.

~Que sucedia? ~C6mo se puede explicar aquella iner-Stanis!avski. 3

34Constantin Stanislavski

cia 0 aquel sentimiento de una personalidad di:vi~da?Creo que todo ello estaba caus.a~o IX:r un convencirnientoinconsciente, pero firme en mi ~teIlor, de 9ue .aquel ca-ballero polvoriento de ropas raldas cobraria vida anteso despues para rescatarme. «No sirve de ?ada buscar! ~s .mejor no encontrar a ese hombre descol?Ildo», era quizasla sugerencia inconsciente de una voz interna. ..

Habia ademas momentos extrafios que se repinerondos 0 tres veces: estaba paseando por !a calle y d~ re-pente todo me pareda claro, me detenla en ese mlSm?momento para tratar de compre~der con toda la amp~-tud posib1e que es 10 que me habia pasado ... Transcurriaun segundo, otro, y me pareda que era capaz de profun-dizar un poco.,. Luego pasaban unos seg.undos y l~ quedentro de mi habia subido a 1a superficle se perilla denuevo de mi vista y me encontraba una vez mas sumidoen 1a perplejidad. .

Otra vez me sorprendi a mi mismo marchando con uncierto paso sin ritmo, tota~ente ajeno ~ mi, y ~el cua1no pude librarme con la rapidez que hubiera querido.

Y por la noche cuando no podia dormir, empezaba afrotarme las palmas de las manos de una forma curiosa.« ~Quien se frota asUas palmas de las manos?», me pre.guntaba a mi mismo, pero no era c~paz de acordarme.«Solo se que quienquiera que sea tlene las m~nos pe-quefias, estrechas, frias, sudorosas y las pa1mas rOJas"muyrojas. Es muy desagradable estrechar una mano a51, peo

Quo, ';) Q" ';)gajosa y sin huesos. o. < len es. < Ulen eso » .Seguia en aquel estado de division interna" incerudum-

bre y busca incesante de algo que no consegUla encontrar,cuando entre en el camerino general donde todos tenddao

mos que vestirnos y maquillarnos, porque no nos habiandado camerinos ip.dividuales. EI ronroneo y el murmu~ode las convetsaciones hacia diHcil concentrarse. Y, Sl~embargo, tenia la impresion de que e1 ~ome~to de lDlprimera investidura con aq~ella b~ta ralda, aSl como Iacolocacion de la peluca gns amarillenta, .la barba y ~res to eran de una enorme importancia para mi. SOloaquellas cosas materia1es podrian forzarme a encontrar

La construcci6n del personaje 35

10 que habia estado buscandc subconscientemente. Enaquel momento estaban prendidas mis Ultimas esperanzas.

Pero todo 10 que habia alrededor de mf me inquietaba,Grisha, que estaba sentado ,a mi lado, ya se habia maqui-lIado de Mefist6feles. Se habia vestido un magnifico trajenegro espafiol y causaba murmullos de envidia en todoslos que Ie veian. Otros se revolcaban de risa al ver aVania que, para transformarse en un viejo, habfa recu-bierto su cara infantil con tal cantidad de rayas y puntosque parecia un mapa. Paul me turbaba interiormenteporque se habla contentado con ponerse la ropa banaly adoptar el aspecto general de un dandy.

Desde luego, el resultado era sorprendente porque na-die hasta entonces hubiera sospechado que "dentro de sudesastroso traje normal ocultara una buena figura de pier-nas finas y rectas. Leo nos parecia divertido a todos ensu nuevo intento de transformarse en arist6crata. Desdeluego tampoco 10 consiguio aquella vez, pero era impo-sible no descubrirse ante su perseverancia. Su caracteri-zaci6n consistia en una barba cuidadosamente recortada:los zapatos, de tacon alto. Esto aumentaba su estatura, lehacia parecer mas delgado y Ie daba un aspecto impresio-nante. Su cuidadosa f~a de andar, resultado sin dudade los tacones altos, Ie rodeaba de una gracia que nosolia tener habitualmente. Tambien Vasia nos hizo refr y

I se gano Ia aprobacion general con su inesperada audacia.El, el· agil acrobata, el bailarin de ballet, el orador de6pera, habia tenido la idea de ocultar su personalidad bajoel abrigo de faldones de un comerciante de Moscu, conchaleco floreado, un vientre enorme y el pelo y la barba

, ala Russe.En nuestro camerino resonaban las exclamaciones,

como si se hubiera tratado de una funcian normal de afi-cionados.

«jVaya, nunca te hubiera reconocido!» «jNo me digasque este eres tubl> «jAsombroso!» «jBien hecho, no crefaque fueses capaz de esto!» Y asf hasta el infinito.Aquellas exclamaciones me sacaban de quicio, y los co-

mentarios, teiiidos de dudas y reservas, que me dirigianacabaron de desanimarme.

36Constantin Stanislavski

«Algo no marcha ... Y no se 10 que es ... ~Quien es?No se que personaje quiero ser.»

Que horrible era escuchar aquellos comentarios y aque-lias preguntas sin tener nada que contestar.

~A quien estaba tratando de representar? ~Y comoiba a saberlo? Si hubiera sido capaz de adivinarlo, yohubiera sido el primero en decir quien era.

Y de todo corazon desee que al maquillador se 10 hu-biese tragado la tierra. Hasta que llego y transformo mi -cara en un rostro vulgar de rubio palido de teatro, yo "habia estado convenddo de estar en camino de descubrirmi secreta identidad. Un ligero escalofrio recorrio micuerpo mientras me ponia e1 viejo ropaje, ajustaba lapeluca y me ponia la barba y el bigote. Si hubiera estadosolo en la habitadon, lejos de todo 10 que me distraiaalrededor, seguramente hubiera comprendido quien erael personaje extrafio y misterioso que habia dentro demi. Pero los murmullos y el parloteo me impedian con-centrarme en mi mismo y me had an imposible penetraren aquella cosa impenetrable que se desarroliaba en mi_interior.

Finalmente salieron todos hacia el escenario de la es-cue1a para que Tortsov les inspeccionara. Yo me quede,sentado y solo en el camerino, en un estado de abati-miento total, observando impotente mi cara teatral des:provista de rasgos que reHejaba el esp~jo. Interiormenteestaba ya convenddo de mi fracaso. Decidi no presen;-tarme al director, quitarme el disfraz, eliminar el maqui·_liaje con una crema verdosa de horrible aspecto que esta:'ba ante mL Ya habla metido un dedo en la crema yempece a frotarme la cara. Y ... segui frotando. Los colo·.res empezaron a fundirse, como la acuarela que cae enun liquido. Mi cara se puso verdigrisamarillenta, comoun complemento de la ropa que llevaba. Era dificil dis:-tinguir qonde estaban los ojos, la nariz 0 los labios. Meeche la misma crema pringosa en la barba y el bigotey luego llene la peluca de crema. El pelo pareda parcial.mente apelmazado ... Despues, como posddo par una eg·.pede de delirio, empece a temblar, mi corazon daba sal~tos, me quite las cejas, me eche polvos al azar, me unte

La construccion del personaje 37las manos de un color verdoso y las palmas de un colorrosa claro. Me estire el baton y me aprete el nudo de 1corbata. Todo esto 10 hice con toques seguros y rapidos

a

porque ya sabia a quien representaba y que clase de per:sona era.

Con el sombrero de copa in~ado en un angulo lige-ramente achulado! me di cuenta del estilo de mis pan-talones, que en nempos habfan sido elegantes, y ahora~taba~ tan usad?S y. con hilos sobresaliendo por los ba-JOS.Rice que mrs piernas se adaptaran a las rodillerasque hab~an lle~ado a adquirir, doblando mucho los dedosde los PIes ~acla dentro. Ahora eran unas piernas ridfcu-las. ~Han VISto ustedes 10 ridicu1as que son las piernasde al~na gente~ La gente asi siempre me ha producidouna cierta av~rsl~n. Como resultado de aquella extrafiapostura de mrs piernas parecfa mas bajo y mi forma de.~dar habia cambi~do no poc~. Por alguna razon todomi ~:rpoestaba ligeramente inclinado hacia la derecha.10, unico que me faltaba era un baston. Hsbla uno tiradoalh cerca, de n:anera que 10 cogf aunque no correspondiadel todo a la imagen que yo me habfa formado Ahorato_do10 que me faltaba era una pluma de oca para po-nermela sobre la oreja 0 sujetarla entre los dientes. Mandea un botones, a buscarme una y; mientras esperaba suvuelta, empece a recorrer la habitacion asegurandome deque todas las partes de mi cuerpo, miembros, rasgos dela cara, se asent.a.an y encontraran su equilibrio. Despuesde ha~r recortldo dos 0 tres veces la habitacion con unpaso ~seguro y desigual, me mire al espejo y no me re-conOCl.Desde que me habfa mirado la ultima vez se habiaoperado una nueva transformacion.. ,<<jEsel, es el!», exclame, incap~ de contener la ale-gtla 9u: me sofocaba. Si llegara de una vez esa pluma yapodrla lr al escenario.Of pasos en el corredor. Evidentemente era el botones

qucheme t,rafa la ~luma. Corti a su encuentro y en la puer-ta oque con RaJmanov.«iQ~~ susto me has dadQ!», grito. «Querido amiao

{de qUlen se trata? iQue transformaci6n! ~Dostoievski?

38Constantin Stanislavski

~El Eterno Marido? jNo es posible que seas ni, Kostia!tCuaJ. es el personaje?» .

<<iUn crltico!». conteste con voz ronca y pronunciandocon gran nitidez. . .,., .

«'Que clase de critico? », srguio mvestlgando Rajma-nov ~l,ly impresionado por mi mirada audaz y penetrante.Me sentia como una sanguijuela aferrada a el. . .

«~Que clase de critico?», ~~n~este COD;la mtencionevidente de insultarle. «El CrltlCO~ que vrve dentro, deKostia Nasvanov. Vivo dentro de el para poner obstacu-los a su trabajo. Esa es mi mayor alegria. Ese es el sen-tido de mi existencia.» ., .'.' Yo mismo estaba asombrado ante el tone of endido ydesagradable de mi voz, ante la mirada ~j~, dnic~ y gro-sera que 10 complementaba y que yo dirigia a Rajmanov.El tono y la autosuficiencia de mi voz le molestaron. Yano sabia como enfocar aquello y no encontraba nada quedecirme. Estaba totalmente desconcerta?o. .

«Vamos», dijo por fin con una gran inseguridad. «Losdemas ya hace rato que han empezado.»

«Esta bien, vamos, puesto que ya haee rat? que .h~nempezado», dije imit.andole. ~ero no me .movl del SltlO, ,sino que continue mIrando fi)amente a ml desconcertadoinstructor.

Se produjo una pausa molesta. Ninguno, de l~ dos ~emovia. Estaba claro que Rajmanov quena, de!ar atrasaquel incidente 10 antes posible pero no sabla. ~omo con-seguirlo. Por suerte para el el botones apareoo ~n aquelmomenta con la pluma de ganso. Se la arrebate de, la~manos y la ineruste entre mis labios. Aquello estr~ho mlboca hasta convertirla en una linea recta y enfureClda. La.punta afilada sobr.esaliendo a un lad?; y el reyuelo de~,~plumon al otro, sul?rayaban la expreSlon eorrOSlVa de ml:

cara. b . "'d 4

«Vamos» repitio Rajmanov en voz ala, caSl tIml a.,«Vamos»: imite yo con un tono caustic~ e ins~tante.Fuimos hacia el escenario y por el cammo Ra)manov _

trat6 de evitar mi mirada. AI principio me oculte trasla gran estufa de azulejos grises, parte; del ,decorad~ quepor casualidad seguia en el escenano. Solo ocaslOnal·.

La construccion del personaje 39

mente mostraba parte de mi sombrero de copa 0 asomaba el perfil.

Mientras aquello sucedia, Tortsov estaba examinando aLeo y Paul -el arist6crata y el dandy- que .acababande ser «presentados» y estaban diciendo tonterias, puestoque poco mas podian decir dado el calibre intelectual delos personajes que representaban.

«~Que es eso? ~Quien es ese?», of que exclamabaTortsov de repente. «Me parece tener la impresi6n deque alguien esta sentado detras de la estufa. tQuien de-monies es ... ? Ya les he visto a todos ustedes, ~quienes esc? .. tKostia? No, no es el.»

«~Quien es usted?» Tortsov se dirigia directamente ami y obviamente estaba muy intrigado.

«Soy el Critico», fue mi presentaci6n. Avance. AI ha-cerIo, y de forma inesperada, mi pierna retorcida sali6antes que yo y aquello todavia inclin6 mi cuerpo mas a la .-derecha. Me quite el sombrero de copa con un cuidadoexagerado e hice una cortes reverencia, despues de 10 cualvolvi .a retirarme a mi asiento parcialmente oculto trasla estufa, cuyo color desvaido hacia juego con el de miropa. \«tEl Critico?», dijo Tortsov desorientado.«Sf, y un Critico despiadado», explique con voz chi-

Ilona. «i,Ve usted esta pluma? Totalmente mordisquea-da ... porque estoy rabioso ... La muerdo asf, por el me-dio, eruje y se astilla.»

Entonces, con gran asombro por mi parte, articule unchillido penetrapte en lugar de una eareajada. Yo mismome atemoriee por 10 inesperado de aquel fen6meno. Y sinduda tambien afect6 bastante a Tortsov.

«jQue demon ... b>, empez6 a exclamar, y luego afiadi6:«Venga aqui, mas eerca de las candilejas.»Avance con un paso siniestro pero seguro.«~Que clase de Critico», pregunto Tortsov, poniendo-

~ me a prueha con su mirada, como si no me reconociera.«(Critico de que?»

«De la persona con la que vivo», carraspee.«(~Y quien es esa persona?», continuo Tortsov.«(Kostia», dije.

40 Constantin Stanislavski

« rSe ha introducido usted bajo su piel?», Tortsov sa-bia ~xactamente cuales eran los pies que habia que darme.

«iNaturaimente que si!» ..«~y quien se 10 ha permitido?»«El.» 1 ., . di .AI decir aquello, la risa chillona va VIO a ID,:,a r mi

garganta. Tuve que controlarme para poder contmuar:«El mismo. A los actores les gusta la gente que Ies

adula. Pero un Critico ... » ."Un nuevo estallido de risas aguda~ me mterrumpio. _

Eche una rodilla a tierra para poder mirar a Tortsov a la

an. d '« .Y a quien puede criticar? No es uste mas que un

• C bi 'T rtignorante», 0 jeto 0 sov. , .. d f J!'«Los ignorantes son los que mas cntican», me e enoi.«No entiende usted nada ni sabe como hacer nada»,

siguio provocando~e T?rtsov.«Es precisamente quien no sabe nada el-~ue se pone

fiar respondi sentandome con afectaclOn sobre lasa ensen », . . 1 1tablas del escenario junto a las candileJas, tras as cua esTortsov estaba de pie. , . . .

«iNo es cierto que sea usted un cnnco, smo simple-.mente alsuien que busca faltas! jUn gusano, una san-guijuela! "'Su mordedura no es peligrosa, pero hace lavida insoportable.» .'

«Acabare con usted ... poco a poco... sm descanso... »,dije carraspeando. .'

<<jGusano!», exploto Tortsov realmente f~~lOS.O.. ,<<jVaya,vaya, que forma de hablar!», dlJe m~linan-

dome sabre las candilejas para mantener Ia atenc16n d~d .}, •Tortsov. <<jQuefalta e autocontro .» , .

<<jGusanoasqueroso!» Ahora Tortsov rupa ;a.s1. .«'Bien bien, muy bien!», con una alegna sadica Y sill

desdanso 'seguia yo can mis insinuaciones. «Uno no pued$librarse de una sanguijuela. Y donde haY,auna s~n~-juela hay un lago ... y en los lagos hay m~s san~U1Juelastodavla ... No es facillibrarse de ellas... D1 de ml... »,

Despues de dudar unos mo~entos, Tor_tsovatraveso derepente las candilejas y me dio un apreton afectuoso.

<qBuen trabajo, muchacho!»

La construccidn. del personaje 41

Entonces, dandome cuenta de que Ie habia manchadocon Ia pintura grasienta que corria por mi cara, aiiadI:

«[Oh, tenga cuidado! Ahora sf que no podra usted[ibrarse de mi.»

Los demas se lanzaron a reparar e1 dafio, pero yo es-taba en un estado tal de extasis por haber recibido laaprobadon del director, expresada a su manera, que em-pece a dar saltos y cabriolas, y luego, entre un clamorgeneral de aprobacion, salf de escena con mi paso normal.AI volverme vi a Tortsov que, con el paiiuelo en la

mano, habia dejado de limpiarse la pintura grasienta du-rante el tiempo suficiente para echarme desde lejos unamirada de admiracion.Yo estaba realmente contento. Pero mi estado no era

el de la satisfaccion normal. Era una felicidad originadapor un logro artistico creador.AI dirigirme hacia casa me sorprendia a ml mismo mu-

chas veces imitando los gestos y la forma de andar delpersonaje cuya imagen habia creado.Pero no era eso todo. Durante la cena con mi patrona

y los demas inquilinos estaba de un humor capcioso,despreciativo e irritado, muy diferente de mi personali-dad y muy parecido a la del maligno Critico. Incluso mipatrona se dio cuenta de aquello.«{Que Ie pasa' hoy?», dijo. «{No Ie parece que exa-

gera?»Aquello me lleno de alegria. Estaba contento porque

habfa experimentado como podia vivirse la vida de otrapersona, habfa aprendido 10 que significaba sumergirse enun personaje. Esa es una cualidad de una enorme impor-tancia para un actor.Mientras me bafiaba me di cuenta del hecho de que

mientras representaba al Critico no habia perdido el sen-tido de ser sin embargo yo mismo. La razon, deduje,habfa sido que mientras actuaba me llenaba de satisfac-cion observar el cambio que se habra operado en miinterior. En realidad yo era mi propio observador, mien-tras otra parte de mf se habia transform ado en una cria-tura critica en busca de los defectos del projimo.(Y sin embargo, puedo ammar que esa criatura no es

42Constantin Stanislavski

d mi mismo? Yo la habia extraido de mi propia 'parte e h bi di idid dnaturaleza. Era como si me uleta Vl 0 en os per-sonalidades. Una que habia funcionado como actor y laotra que habia permanecido como observ~dor. ,

Por extrafio que parezca, aquella dualidad no hab~a ,impedido, sino fom~ntado, mi, labor creadora. Le hablaproporcionado empuje Y energia.

3. Personajes y tipos

1

Nuestro trabajo estaba dedicado aquel dia al analisiscrftico de 1a «mascarada».

Tortsov se volvio hacia Sonia y dijo:«Hay actores, y especialmente actrices, que no sienten

la necesidad de preparar caracterizaciones 0 de transfer-marse en otros personajes porque adaptan todos los pa-peles a su atractivo personal propio. Y en esta cualidadse basa todo su 6dto. Sin ello quedan reducidos a 1aimpotencia, como Sanson sin su cabello.Hay una gran diferenda entre 1a biisqueda y 1a selec-

cion dentro de uno mismo de emociones relacionadas conun personaje, por un 1ado, y 1a transformacion del pet-

, sonaje para adaptarlo a los recursos mas faciles de unomismo, por el otro.

, Cua1quier cosa que pueda interponerse entre su per-, sonalidad humana recibida por naturaleza y el publicoparece a1armar a esta clase de actores,Si su belleza afecta a1 publico, la exhiben. Si su en-

canto reside en los ojos, en 1a cara, en 1a voz, en susamaneramientos, 10 proyectan sobre los espectadores dela forma en que usted 10 hizo, Sonia.

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