historia argentina - resumen

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Resumen

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PLANTEOS, DEFINICIONES Y PROBLEMAS:

ESTADO, SOCIEDAD Y ECONOMA EN LA ARGENTINA (1930-1997)

UNIDAD 1

1 clase

1.- PLANTEOS, DEFINICIONES Y PROBLEMAS:

Redes sociales. Estructura socioeconmica, poder y Estado.

Estado y mercado nacional.

Las crisis: tipos y caractersticas.

La crisis del Estado oligrquico. Democracia y partidos polticos.

Del Estado intervencionista al Estado burocrtico-autoritario

Legitimidad, conflicto, gobernabilidad y transformacin socioeconmica. La cuestin de la hegemona. El Estado democrtico y la poltica deliberativa.

1 eje: Estado y mercado nacional.

Existe una produccin social del espacio territorial de orden natural que genera las diferencias inter-regionales, fcilmente visibles en un pas como la Repblica Argentina. Espacio y actor social conforman una relacin-tensin entre la fragmentacin regional de los sectores dominantes y la formacin de un Estado Nacional centralizado. Una ecuacin que implica reconocer en la Argentina la conformacin de un sector dirigente nacional a travs de alianzas entre sectores dominantes regionales y explican la formacin de un Estado y de un mercado nacional.

El Estado Nacional es -conforme a lo expuesto- una instancia de organizacin del poder y de ejercicio de la dominacin poltica; vale decir, es una relacin social y -al mismo tiempo- un aparato institucional. Sus propiedades aparecen claramente definidas (Oszlak, 1985):

1.- Externalizar el poder.

2.- Institucionalizar su autoridad como expresin de las relaciones de poder.

3.- Crear un conjunto funcional.

4.- Internalizar una identidad colectiva.

2 eje: Del Estado intervencionista al Estado burocrtico-autoritario.

En 1930 se produce en la Argentina la crisis del Estado oligrquico y liberal, que cierra una etapa de la historia argentina: la del crecimiento hacia fuera y da origen a la presencia del Estado militar intervencionista. Se inaugura entonces en el pas un ciclo de crisis permanente (Kaplan, 1983), de democracia restringida, que habr de desembocar hacia 1966 en el Estado burocrtico autoritario (ODonnell,1982). Entre ambos extremos el Estado nacionalista y popular que cobra cuerpo en la Argentina en los aos 40 y hasta 1955, inaugura una nueva etapa de transformacin del Estado nacional.Con el Ejrcito en el poder (1930) -y junto a l una fraccin importante del nacionalismo y la colaboracin del neoconservadorismo- se rompe por primera vez en el pas el orden institucional, al mismo tiempo que cobra cuerpo el Estado intervencionista que deja sentir su presencia en la economa, las finanzas y la sociedad argentinas. El auge del poder militar coincide con la crisis de un sistema econmico agroexportador que hiciera prspera a la Argentina (Rouquie, 1981 )

El golpe militar del 4 de junio de 1943 inaugura una etapa del proceso histrico signada por el liderazgo vertical, popular y nacionalista de Juan Domingo Pern. Nace el Estado dirigista y planificador, sustentado en el principio democrtico pero ms heterogneo y complejo que lo que su estructura monoltica permite suponer. En este caso -como en todo populismo- la participacin popular no slo es el ejercicio regular del sufragio; es asistencia a actos pblicos, ritos y festivales donde se exhibe el entusiasmo, con smbolos que identifica colectivamente el ideario democrtico-popular.

El populismo es en este sentido un movimiento poltico con fuerte apoyo popular, con la participacin de sectores de clases no obreras con importante influencia en el partido, y sustentador de una ideologa anti-statu quo. Sus fuentes de fuerza o `nexos de organizacin son: a) una elite ubicada en los niveles medios o altos de la estratificacin y provista de motivaciones anti-statu quo; b) una masa movilizada formada como resultado de la `revolucin de las aspiraciones; y, c) una ideologa o un estado emocional difundido que favorezca la comunicacin entre lderes y seguidores y cree un entusiasmo colectivo. (Di Tella, 1977, pp. 47-48).

Luego tras la cada del peronismo y los intentos "semi-democrticos" de Frondizi e Ilia se instala el llamado "Estado Burocrtico Autoritario" que resulta garante y organiza la dominacin ejercida a travs de una estructura de clases subordinada a los sectores superiores de una burguesa oligoplica y transnacionalizada, como su principal base social. Institucionalmente est compuesto por un conjunto de organizaciones coactivas y dedicadas a la normalizacin de la economa; para cumplir dos tareas esenciales de este Estado: la reimplantacin del orden en la sociedad subordinando al sector popular y restaurar el sistema econmico. Al mismo tiempo, se estructura como un sistema de exclusin poltica de los sectores populares previamente activados; consolidando la dominacin social y sesgando la distribucin general de recursos.

El Estado Burocrtico Autoritario suprime la ciudadana y la democracia poltica; representa la prohibicin de lo popular y se respalda en la coaccin. Tiende a acrecentar las desigualdades preexistentes al suprimir las instituciones canalizadoras de las demandas sustantivas de justicia social, que son incompatibles con la imposicin del orden y la normalizacin econmica. Suprime, pues, dos mediaciones fundamentales entre el Estado y la sociedad: la ciudadana y lo popular.

Ahora bien les propongo la siguiente actividad a partir de estas reflexiones y del material de estudio que tienen:

Elabore un cuadro conforme a las siguientes indicaciones:

Formacin y transformaciones del Estado nacional entre 1880 y 1966. Disee etapas histricas y consigne para cada etapa: * Qu sectores tienen la titularidad del gobierno; * Enumere por lo menos 3 caractersticas distintivas para cada caso; * Refiera dos factores del proceso histrico que condicionan el cambio. * Indique para cada etapa si hay gobernabilidad con democracia o sin ella.

UNIDAD 2

Clase 2

2.- EL ESTADO NEOCONSERVADOR, EL INTERVENCIONISMO ECONOMICO Y LA SOCIEDAD DE LOS AOS 30:

2.1. La crisis estructural, nacional y orgnica de 1930, el ocaso de un paradigma y la ruptura del orden institucional en la Argentina.

2.2. La crisis de la economa agroexportadora, el sistema financiero y el intervencionismo de Estado.

2.3. La industrializacin por sustitucin de importaciones.

2.4. El bilateralismo y la crisis. El Tratado Roca-Runciman.

2.5. Poblacin, migraciones internas, trabajo y movimiento obrero.

2.6. La Segunda Guerra Mundial, sus efectos en la Argentina y las previsiones del frustrado Plan Pinedo de 1940.

Espero que se encuentren muy bien. Este segundo encuentro tiene como objetivo central reflexionar acerca del cambio de rol del Estado Nacional en el contexto de la crisis de 1930 caracterizando el llamado intervencionismo estatal y su relacin con la sociedad y la economa. Esta temtica esta a su vez fuertemente relacionada con la tercer clase, en donde trabajaremos algunas consecuencias de la crisis y las transformaciones poltico-econmicas que se dan en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

El crack internacional de 1929 que induce cambios en las condiciones de desarrollo, agrava el convulsionado panorama poltico, social y econmico interno y sus secuelas se manifiestan con todo rigor en nuestro pas hacia 1932. La crisis se exporta desde Wall Street a los pases del rea capitalista desarrollada y perifrica. Termina por imponer la diplomacia del dlar, consolida los nacionalismos econmicos, realinea el mercado mundial y acenta la cada de los precios de los productos primarios. El Estado liberal entra en crisis y se activa la polarizacin social y el derrumbe del mercado del capital internacional.

La crisis nacional, orgnica y estructural argentina -que se preanuncia en el Manifiesto de los 44 dirigido a Hiplito Yrigoyen el 25 de abril de 1930- muestra sus mltiples y complejas causas y sus efectos impregnan todos los planos del quehacer nacional, incluyendo el poltico-institucional. Tal como lo plantearan en la dcada de 1960 los tericos Gabriel Almond y Lucien Pye, la Argentina padece los resultados de una crisis nacional; es decir y conforme a esta teora, nuestro pas sufre una crisis de identidad, aqulla que lleva a un cuestionamiento por parte de la sociedad hacia la dirigencia, por su incapacidad para dar respuestas a los desajustes del modelo. Padece al mismo tiempo una crisis de dependencia relacionada con el crecimiento hacia afuera que comienza a mostrar sus efectos negativos y genera respuestas de adaptacin a las exigencias externas cada vez ms firmes de parte del sector dirigente del pas.

A ellas se suma una crisis de distribucin relacionada con la agudizacin de los problemas sociales, que reconoce dos niveles: el que se da entre los sectores dirigentes y los sectores bajos de la sociedad y aqul que se manifiesta al interior de la propia dirigencia, que complejizan an ms la crisis. Por ltimo, las crisis de participacin y de legitimidad, que completan la multicausalidad del fenmeno, son indicativas de la ineficacia del sector dirigente para resolver dentro del sistema los problemas nacionales y expresin de respuestas cada vez ms autoritarias, que implican incluso el uso del fraude. Como expone Waldo Ansaldi el drama reside tanto en la incapacidad de la clase dominante (burguesa terrateniente) para se dirigente, cuanto en las subalternas para construir un sistema hegemnico alternativo.

Esta crisis orgnica que -como demuestra el mismo Ansaldi- no alcanza a transformarse en crisis revolucionaria, y muestra los perfiles de un proceso econmico atpico (W.W.Rostow), si -en cambio- deja al descubierto la presencia de un sector dirigente que mantiene pendiente viejos problemas y no alcanza a presentar respuestas acertadas ante los nuevos problemas emergentes de esta crisis multifactica, que pone al descubierto el agotamiento histrico de una etapa del desarrollo argentino. La reorganizacin jurdico-institucional que coloca al Ejrcito en la cpula del poder poltico y reordena las relaciones sociales, la reinsercin del pas en el mercado mundial que alienta el bilateralismo en favor de Inglaterra, las oportunidades alternativas que se presentan ya antes de los aos 30 -como la industria- con grupos econmicos ms diversificados y estrategias empresariales ms cercanas al capital comercial o financiero que al productivo, indican los cambios en las reglas de juego que conllevan a la prdida de la credibilidad o del estado de confianza -al que hace referencia John Keynes- y obligan a replantear la discusin en las relaciones entre la sociedad y el Estado. La dirigencia, por su parte, ante los desajustes del modelo, se preocupa -como expone Alain Touraine- ms por su equilibrio que por su transformacin.

La crisis de 1930 -por sus orgenes y por sus implicancias- genera profundos cambios econmicos, pero tambin sustanciales mutaciones polticas, apreciables alteraciones en la escala de valores vigente (orden, propiedad, ahorro) y en las mentalidades colectivas que avanzan entre la vanguardia y la tradicin, generando condiciones favorables para la formulacin de polticas equidistantes en el mundo occidental.

Ante estas condiciones el Estado argentino replantea su papel, emprende una bsqueda constante del equilibrio social y econmico en una sociedad que se mantiene, desde 1880, en un proceso al que Horacio Pereyra llama de integracin vertical. Sus bases: la acumulacin capitalista del sector primario, la fuerte expansin en servicios, la urbanizacin temprana y la traslacin de la renta agraria hacia reas urbanas, dan pruebas de esta aseveracin. De ah que el golpe de estado del 6 de setiembre de 1930 resulte una respuesta a la frustracin de expectativas, ms que a una situacin de miseria profunda o de mantenimiento del statu quo, dice Leopoldo Allub.

En la Argentina la crisis golpea con particular dureza al sector agrario. Es evidente un retraso en la tasa de crecimiento, pierden importancia -en trmino de valores- las exportaciones y se ve reducida la tasa de inversin. Las diferencias de esta crisis con la ocurrida en 1890 son notorias:

* En 1890 la cantidad de moneda se triplica, en los aos 30 disminuye;

* En 1890 los precios agropecuarios ascienden, en los 30 descienden en un 48 % promedio;

* La crisis del progreso de los 90 aparece ligada a factores monetarios y fiscales sin afectar a las fuentes productivas. En 1930 culmina la expansin, se llega al fin de un paradigma, el del crecimiento hacia afuera;

* Por ltimo, puede afirmarse que en 1890 los deudores rurales -por el alza en los precios de los productos- alivian sus deudas en unas dos terceras partes; en los aos 30 la carga de las deudas es agobiadora, ante el descenso en los precios de los productos agrcolas.

En 1931, cuando es inocultable la depreciacin de la moneda (un 40%) por la transferencia de capitales al exterior, se implanta el control de cambios, que acta selectivamente como un freno a las importaciones y genera el traslado de ingresos desde el sector agrcola al sector industrial que -como el textil- usa preferentemente materia prima nacional. La agricultura y la ganadera disminuyen su participacin en el ingreso nacional, que en 1926 era de un 27,5 % y en 1933 desciende al 25,8 %, en tanto la representacin de la industria fabril se incremente de un 17,2 % a un 18,6 % en igual perodo. El sector industrial es el lder en cuanto a tasa de crecimiento durante los aos 1933-38. Contribuyen a esa expansin: la desvalorizacin de la moneda, el control de cambios, el repliegue del pas sobre s mismo como consecuencia de la crisis, y la poltica oficial. La recuperacin de la depresin de los aos 30 es financiada por la transferencia de ingresos de los sectores rurales a los urbanos.

En 1933 se hace evidente la sostenida declinacin en los precios de los cereales. Por esta razn el 28 de noviembre se dicta un decreto que crea la Junta Reguladora de Granos, destinada a tonificar el mercado agrcola. El objetivo -como el de otras Juntas similares: del azcar, del vino, de la yerba mate- es regular la comercializacin de la produccin, evitar ventas precipitadas ante la desvalorizacin de la moneda corriente, mantener el nivel interno de los precios en beneficio de los productores y fijar oficialmente las cotizaciones -tal como en otros pases- para comprar a precios que resulten redituables para el productor y vender al exterior al precio vigente en el mercado internacional. El Estado subsidia una vez ms -y ahora de manera institucional- al agro. Los productores se amparan en los alcances de esa poltica que los beneficia a pesar de la poco propicia situacin internacional.

Como complemento de esta medida se promueve la construccin de elevadores de granos para alentar el embarque a granel y en 1932 se crea la Red General de Elevadores de Granos, que en 1935 se constituye en una Direccin Nacional de Estado. Al mismo tiempo, se dispone la tipificacin de cereales sobre standards y se organiza el crdito para los agricultores. De todos modos, cuando en 1934-35 los precios graneros mejoran, el motivo obedece a la prolongada sequa que afecta al Canad y los Estados Unidos. En 1935 la Argentina ocupa el primer puesto entre los exportadores mundiales de trigo. Entre 1930-34 los productos agrcolas representan el 59,8 % del valor total de nuestras exportaciones. El agro pampeano recibe los beneficios de estas buenas cotizaciones hasta 1937. Desde 1938 una nueva cada en las cotizaciones reactiva el accionar de la Junta Reguladora de Granos

La crisis de los aos 30 tambin obliga a revisar el dbil sistema bancario argentino. En 1935 se lleva a cabo la reforma monetaria y bancaria. Se crean entonces el Banco Central de la Repblica Argentina (ley 12.155) con un capital mixto de 30 millones de m$n (10 millones suscriptos por el gobierno) destinado a ajustar la oferta de moneda a la demanda, y el Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias (ley 12.157) para movilizar los activos fijos. La autoridad monetaria se propone entonces evitar fluctuaciones de la actividad econmica interna debidas a modificaciones de orden externo

Entre 1930 y 1945 se preparan los cambios -de ritmo desparejo en toda la regin pampeana- que son ms importantes en la zona maicera:

* Una fuerte despoblacin del medio rural;

* Una progresiva extincin del productor tradicional;

* Una gradual urbanizacin del productor agrario; y

* La ampliacin de la escala ptima de la empresa agrcola. Se pasa a unidades ms grandes, con el consiguiente proceso de concentracin de la produccin en una cantidad menor de explotaciones.

Por otra parte, nuevos reagrupamientos de los sectores agrarios dan origen a corporaciones diferenciadas que los representan. A las tradicionales Sociedad Rural Argentina (1866), la Bolsa de Cereales (nacida en 1854 como Sala de Comercio Once de Septiembre) y la Federacin Agraria Argentina (1912) se suman ahora la CAP (1934, Corporacin Argentina de Productores de Carnes) y los criadores nucleados en la CARBAP (1932), que en todos los casos se esfuerzan para aumentar sus mrgenes de influencia en las gestiones efectuadas ante el Estado. La Argentina rural ante la diversificacin productiva se corporativiza, conserva su importancia y procura as ajustarse a las nuevas exigencias del mercado mundial.

A partir de esta breve sntesis les propongo que lean y analicen los dos primeros items del segundo captulo de la carpeta de trabajo y que a partir de esa lectura trabajen la ficha de OConnell con el siguiente esquema:

Resolver las siguientes guas de lectura:

1.- Enuncie el objetivo central de este trabajo.

2.- Resee brevemente las caractersticas del ciclo econmico en la Argentina.

3.- Aspectos centrales de la crisis de 1930.

4.- Qu tipo de poltica econmica se aplic en la Argentina durante la depresin frente a los problemas globales?

5.- Confeccione un cuadro con las principales consecuencias de la crisis de 1930 sobre la economa argentina.

6.- Resee las conclusiones a las que arriba el autor.

UNIDAD 3

Clase 3

3.- EL ESTADO BENEFACTOR, DIRIGISTA Y PLANIFICADOR. CONTINUIDAD Y CAMBIO EN LA ECONOMIA Y LA SOCIEDAD ARGENTINAS:El populismo, el ascenso del peronismo al poder y las caractersticas de la Nueva Argentina.

Dirigismo estatal, reforma financiera y planificacin econmica.

El Estado, el agro y la industria como expresin de una relacin de fuerzas.

Poblacin y organizacin del movimiento obrero. Nuevos y viejos actores sociales.

El cambio de rumbo y la vuelta al campo.

La tercera posicin, el sistema de Bretton Woods y las inversiones del capital externo.

Continuidad y cambio. Balance de los mitos y realidades del peronismo.

En este tercer encuentro continuaremos con los cambios que se producen en el contexto crtico de la dcada de 1930. Quiero hacer especial hincapi -a modo de sntesis- es las siguientes cuestiones- El proceso de industrializacin por sustitucin de importaciones.

- El bilateralismo y la crisis. El Tratado Roca-Runciman.

- La Segunda Guerra Mundial, sus efectos en la Argentina y las previsiones del frustrado Plan Pinedo de 1940.

En la parte final de la 2 clase haba sintetizado los cambios en la zona central de la Argentina de la siguiente manera:

* Una fuerte despoblacin del medio rural;

* Una progresiva extincin del productor tradicional;

* Una gradual urbanizacin del productor agrario; y

* La ampliacin de la escala ptima de la empresa agrcola. Se pasa a unidades ms grandes, con el consiguiente proceso de concentracin de la produccin en una cantidad menor de explotaciones.

En ese contexto de cambios hay nuevos reagrupamientos de los sectores agrarios que dan origen a corporaciones diferenciadas que los representan. A las tradicionales Sociedad Rural Argentina (1866), la Bolsa de Cereales (nacida en 1854 como Sala de Comercio Once de Septiembre) y la Federacin Agraria Argentina (1912) se suman ahora la CAP (1934, Corporacin Argentina de Productores de Carnes) y los criadores nucleados en la CARBAP (1932), que en todos los casos se esfuerzan para aumentar sus mrgenes de influencia en las gestiones efectuadas ante el Estado. La Argentina rural ante la diversificacin productiva se corporativiza, conserva su importancia y procura as ajustarse a las nuevas exigencias del mercado mundial.

La ganadera aunque sufre los efectos de la crisis de 1930 se recupera ms rpidamente que la agricultura. Las carnes resultan un rubro significativo en el comercio exterior argentino. Su destino ms importante -y casi exclusivo- es el Reino Unido; un comercio que es altamente dependiente de convenios bilaterales. Son los sectores ganaderos quienes nuevamente se dirigen al Estado. En esta ocasin solicitan la creacin de un organismo que represente sus intereses ante los vaivenes externos. Se crea entonces la Junta Nacional de Carnes con oposicin de los socialistas y apoyo decidido de la Concordancia y el Partido Demcrata Progresista. Este organismo autrquico que se propone ejercer el control del comercio de carnes, fijar normas de clasificacin y tipificar el producto, revela un triunfo parcial de los ganaderos sobre los frigorficos y reactiva los conflictos entre la Sociedad Rural Argentina y la CARBAP que exige una ms amplia participacin en la Junta. El conflicto ya no compromete slo a criadores e invernadores, se traslada al sistema poltico.

Los intereses de la industria ganadera argentina histricamente ligados a los del sector exportador que opera con el mercado de Smithfield en Gran Bretaa, expone su poder cuando como consecuencia de las Conferencias de Ottawa de 1932, el Reino Unido fija restricciones a las cuotas de importacin sobre productos cuyo origen no fuera el de los dominios britnicos. Los ganaderos argentinos se sienten afectados. Tienen temor de perder el mercado ingls, receptor de un 90 % de nuestras exportaciones de carnes. La presin de los estancieros para modificar la poltica comercial exterior de la Argentina cobra cuerpo, mientras los ingleses propician -y obtienen en 1933- el descongelamiento de fondos fijado por el control de cambios desde 1931.

Tras seis meses de negociaciones el Vicepresidente argentino Julio Roca (h) firma en Londres con el ministro de comercio britnico Runciman, el 1 de mayo de 1933 el Tratado Roca-Runciman, impulsado por invernadores, frigorficos y grandes criadores en medio de la oposicin parlamentaria y nacionalista. El convenio garantizaba evitar restricciones en las importaciones de carne por debajo del 90 % correspondiente al ao terminado el 30 de junio de 1932- ao de compras bajas para las carnes argentinas en beneficio de las de procedencia australiana y neozelandesa-; un 85 % de las importaciones quedaban en manos anglo-norteamericanas y un 15 % se reservaba a la C.A.P.. Ante la vigencia del control de cambios, Inglaterra obtiene un cambio favorable para las compras que de all procedieran, cuando se fija una base doble de cambio: libre y oficial; se aseguran divisas disponibles al Reino Unido, equivalente al monto total del cambio en libras esterlinas que surgen de las ventas de productos argentinos all. Se resuelve no gravar con impuestos el carbn y otros productos de procedencia britnica, al tiempo que se asegura un trato benvolo por parte de la Argentina a las inversiones britnicas.

Amparndose en estas clusulas, en 1934 el gobierno compra sobrevaluado el Ferrocarril Central Britnico de Crdoba, mientras se negocia con la Corporacin de Transportes de Buenos Aires, el otorgamiento del monopolio de los servicios urbanos, tranviarios y ferroviarios a las compaas britnicas; mientras se programa un plan de nacionalizacin de las inversiones britnicas deficitarias en la Argentina, que culminar luego de la Guerra con la compra de los ferrocarriles por parte del Estado. A mediados de 1935 los alcances del tratado respecto del comercio de carnes, se discuten en el Congreso Nacional, la oposicin ms contundente en nombre de los criadores y pequeos y medianos ganaderos la encabeza el senador demcrataprogresista Lisandro de la Torre, quien enfrenta la defensa que hace del Tratado el Ministro de Agricultura y ganadero Luis Duhau, con los resultados por todos conocidos, que culminan con el asesinato del senador Enzo Bordabehere el 23 de julio de 1935.

Entre 1933 y 1938 aumentan las exportaciones de carnes congeladas y en conserva, pero debido a las compras que hacen Alemania e Italia a nuestro pas, en tanto aumenta significativamente el consumo interno y mejoran en calidad los novillos, cuya cria se expande en toda la pampa hmeda. El estallido de la Guerra Mundial beneficia la comercializacin de carnes y los ganaderos argentinos se benefician con precios elevados pagados por el producto que venden. Cuando en la postguerra la coyuntura se modifique, la Junta Nacional de Carnes pasar a subsidiar momentneamente a la actividad pecuaria. Una vez ms, el estado sale a proteger al poder agrario.

Es hacia 1940 cuando en la dirigencia nacional comienza a cobrar cuerpo la necesidad de alentar cambios estructurales, que comprendan el desarrollo del mercado interno; es cuando es manifiesta la desaceleracin del crecimiento y la diversificacin de las fuentes ms dinmicas de esa expansin. El Ministro de Hacienda Federico Pinedo, presenta entonces ante el Congreso Nacional -para anticiparse a los temidos efectos de la conflagracin- el Plan de Reactivacin de la Economa Nacional. Plan pro-aliado, considerado por Juan Jos Llach como el primer documento de Estado donde se intenta modificar parcialmente la estrategia de desarrollo econmico vigente. Es de carcter industrialista, procura conciliar industrializacin y economa abierta, intenta fomentar el comercio con los Estados Unidos y crear un mercado de capitales. Propone alentar un programa de prstamos industriales, aumentar la construccin de viviendas, revisar las tarifas aduaneras y promover la adquisicin por parte del gobierno de los saldos exportables agrcolas no colocados; en sntesis, mantener abierta la economa oficializando la industrializacin, pero dejando claramente establecido que el agro sigue siendo la gran rueda de la economa y que la industria actuara a la manera de engranajes secundarios, cuyo funcionamiento sera activado cuando aqulla tuviera dificultades.

La propuesta de Pinedo da cuenta de la creciente hegemona de las posiciones industrialistas, de las dificultades por las que atraviesa el comercio internacional y de la necesidad de dinamizar la alicada demanda interna. La accin estatal es vista como la nica alternativa. El trnsito del intervencionismo al dirigismo estatal en la economa avanza. Pinedo propone movilizar los recursos financieros a travs del Banco Central como ente de colocacin en el mercado de bonos de ahorro y promoviendo la transferencia y movilizacin de los depsitos bancarios. La falta de apoyo poltico que lideran el General Agustn P. Justo y el radical Marcelo T. de Alvear hace naufragar el plan propuesto; modernizante pero tardo, con muchas clusulas provisorias y sin contar con el respaldo de una amplia alianza socio-poltica.

De todos modos, a travs de su lectura y el debate de sus propuestas, queda al descubierto el paulatino ascendiente del mercadointernismo entre los empresarios, militares, obreros e intelectuales. El Plan Pinedo de 1940 y la economa poltica mercadointernista del peronismo originario -dir Juan Jos Llach- fueron dos momentos cultminantes del gran debate sobre el desarrollo econmico nacional. Aunque a la Argentina le haya sido difcil lograr una estrategia de industrializacin perdurable, entre 1940 y 1943 se dictan varias leyes de promocin industrial atendiendo a las exigencias del mercado interno; as en 1943 el gobierno crea el Banco de Crdito Industrial Argentino, liderado por el empresario de la industria alimenticia Miguel Miranda (durante parte de la gestin peronista Presidente del Banco Central) y al ao siguiente se crea con jerarqua ministerial la Secretara de Industria y Comercio.

Frente a los cambios los sectores agrarios tambin se reorganizan y el 24 de febrero de 1943 se funda Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Ms all de la frustracin del Plan Pinedo, el pas sigue esperando la vuelta a la normalidad y se apresta a ponderar en sus propuestas futuras el mercado interno. Un mercadointernismo que el peronismo y su planificacin procurarn llevar a su mxima expresin.

Un balance de los hechos ocurridos durante el perodo 1930-1943, muestra la vigencia de una poltica de contraste que se enlaza a la vulnerabiliad propia de una economa abierta como la argentina. Por un lado el propsito, alentado desde el poder, es restaurar la hegemona agroexportadora, frente a un comercio mundial limitado. Por otro, se destaca la creciente importancia del sector industrial en medio de bajas tasas de inversin. En todo el perodo hay dos grandes sectores sociales ausentes, paradjicamente los ms desarrollados merced a las nuevas condiciones econmicas: la burguesa industrial -inconmovible frente al fracaso del Plan Pinedo y el predominio de los intereses del agro- y la clase obrera, que no se encuentra representada por ninguna de las fuerzas polticas actuantes en la Argentina de entonces.

Les propongo como actividad la gua que podrn encontrar en el Cuaderno de trabajo sobre el tetxo obligatorio de Juan Jos Llach El Plan Pinedo de 1940, su significado histrico y los orgenes de la economa poltica del peronismo Desarrollo Econmico 92, vol. 23, enero-marzo 1984, pp. 515-558. Este artculo es importante en relacin al anlisis del Plan y porque nos permite comenzar a reflexionar acerca de algunas ideas que estuvieron presentes en los orgenes del peronismo.

1.- Cul es el objetivo central del trabajo de Llach?

2.- Cul es la situacin de la Argentina hacia 1940?

3.- Quin es Federico Pinedo?

4.- Resee las propuestas del Plan Pinedo en relacin con:

* Los problemas del sector externo.

* Las perspectivas de desarrollo de la economa.

* El papel del Estado.

* El nivel de precios.

5.- Cmo concilia el Plan industrializacin y economa agroexportadora abierta?

6.- Qu destino corri el Plan? Por qu?

7.- Relacione: mercado interno-nivel de ocupacin-salarios reales.

8.- Resee las conclusiones del autor.

Clase 4

En este cuarto encuentro comenzaremos con una Unidad temtica que probablemente genere en todos ustedes interrogantes particulamente intensos: esto es entramos en el ncleo temtico que tiene como eje al peronismo. Pero antes de empezar con el tema especfico recordemos los temas centrales de la clase anterior:El proceso de industrializacin por sustitucin de importaciones.

El bilateralismo y la crisis. El Tratado Roca-Runciman.La Segunda Guerra Mundial, sus efectos en la Argentina y las previsiones del frustrado Plan Pinedo de 1940.Ahora si entrando directamente al tema, el triunfo de Juan Domingo Pern -lder programtico de los golpistas de 1943- en las elecciones presidenciales de febrero de 1946, profundiza la propuesta de una economa volcada al mercado interno y puesta al servicio de amplios sectores populares, a quienes el propio Pern impulsara desde 1943 cuando estuviera al frente del Departamento Nacional de Trabajo, primero, y de la Secretara de Trabajo y Previsin Social pocos meses despus, y desde donde catapultara su candidatura a la Presidencia de la Repblica.

Una poltica econmica mercadointernista, conducida por un Estado nacionalista y popular, dirigista y planificador, capaz de concretar la redistribucin del ingreso en favor de la pequea y mediana industria que produce para ese mercado interno expandido, es la que se implementa entonces en la Argentina acreedora de la postguerra. La alianza entre los sectores ms nuevos y pujantes de la burguesa industrial y la clase obrera organizada, con la garanta estatal, definen la esencia del flamante gobierno populista de Juan Pern. El viraje supone un cambio en el sistema de intereses econmicos dominantes y en la estructura de poder existente, para encarar las soluciones a las crisis de dependencia y distribucin que en 1930 quedan al descubierto, en un pas esencialmente agropecuario como el nuestro.

El Estado peronista afirmndose en la doctrinaria y pendular tercera posicin, se orienta, en consecuencia, a consolidar la autonoma econmica del pas, como hilo conductor y motor de ese proceso que aspira a construir una Nacin socialmente justa, econmicamente libre y polticamente soberana.

Para superar la crisis de dependencia, el Poder Ejecutivo Nacional nacionaliza, a partir de 1947, los servicios pblicos (ferrocarriles, telfonos, gas, usinas elctricas, flota fluvial, etc.), inicia la repatriacin de la deuda externa -que concreta en 1952- y enuncia los principios de la ya mencionada tercera posicin. Para remontar la crisis de distribucin, acredita a su favor los beneficios de la reforma financiera de 1946 que estatiza la banca, considerando patrimonio nacional el capital del Banco Central de la Repblica Argentina, y nacionaliza los depsitos para dar al Estado libertad de accin en materia de poltica monetaria y crediticia. Lleva a cabo un diagnstico socioeconmico a travs del Consejo Nacional de Postguerra, primer organismo argentino de planificacin, y eleva al rango de entidad autrquica al Instituto Argentino para la Promocin del Intercambio (I.A.P.I.) que -creado en 1944- dos aos despus monopoliza el comercio exterior argentino y se convierte en eje del proceso de redistribucin del ingreso en favor de la pequea y mediana industria nacional.

Estos instrumentos financieros, econmicos y polticos, son los que permiten llevar adelante los objetivos del Primer Plan Quinquenal que entra en vigencia en 1947. En l resulta claro que los sectores agrarios productores y comercializadores, soportan el mayor peso del cambio que se opera desde entonces en la economa argentina.

Se inicia a partir de ese momento y hasta 1949, una etapa de expansin econmica en la cual -y a pesar de las advertencias del discurso oficial- el sector rural juega un papel estratgico de gran significacin. Discusiones, confrontaciones y acuerdos signan el dilogo entre el Estado -empeado en tomar distancia de los rasgos ms tradicionales de la Argentina agroexportadora sin prescindir de ella- y los diversificados actores sociales agrarios, dispuestos a responsabilizar al gobierno de los desfasajes por los que pasa el sector rural y sin renunciar a los beneficios que directa o indirectamente el cambio de poltica econmica les puede brindar. Es por estas razones que la poltica agraria desplegada desde el Estado peronista, tanto antes como despus de 1950, se nutre de controversias y acuerdos que -en cualquier caso- refuerzan el papel primordial jugado por este sector de la produccin en la economa del pas.

Las expectativas de los actores sociales rurales, arrendatarios y propietarios, frente al accionar del gobierno peronista se acrecientan. Ambos esperan definiciones. En tanto el Estado que comprende las posibilidades de la nueva coyuntura e intenta satisfacer las necesidades de un electorado rural importante en nmero (31 % del total de votantes), se esfuerza por orientar y dirigir ese proceso para mantener el control del mismo, en momentos en que se perfilan exigencias desde dentro y desde fuera de la estructura agraria.

El Estatuto del Pen Rural de 1944, dado para reglamentar las condiciones laborales de los asalariados agrarios permanentes, el Estatuto del Tambero-Mediero de 1946, la atencin prestada al Centro de Oficios Varios que sindicaliza a los peones estacionales o transitorios, as como la propuesta de reforma agraria sustentada por el Consejo Agrario Nacional, a travs de los planteos de Antonio Molinari y Mauricio Birabent, que incluye -en 1945- la entrega de ttulos provisorios de propiedad, algunas expropiaciones y un gran despliegue propagandstico, son decisiones que aunque adoptadas -en muchos casos- antes de 1946, el peronismo hace suyas; pero que no se profundizan en toda su extensin despus del ascenso de Juan Domingo Pern al gobierno de la Repblica. Entonces, el flamante Presidente de los argentinos expone ante el Congreso Nacional que la poltica agraria poda resumirse en una advertencia; aqulla que en esta ocasin se empea en recordar que: la tierra no debe ser un bien de renta, sino un bien de trabajo.

Si el discurso suena amenazante, los hechos muestran confrontaciones pero tambin acuerdos, ya que por ejemplo los titulares de la cartera de Agricultura durante los inicios de la gestin peronista, quedan en manos miembros de la Sociedad Rural Argentina y de empresas agropecuarias. Adems, las reformas sociales que se dirigen a beneficiar a los sectores ms bajos del campo, son presentadas por el Ejecutivo Nacional como indispensables para la evolucin de la empresa agraria, que debe amortiguar potenciales conflictos. La oscilacin entre disensos y acuerdos permite -por ejemplo- al mismo Poder Ejecutivo de la Nacin disponer el recorte de las atribuciones del Consejo Agrario Nacional cuando quienes lo conducen alientan una reforma agraria radical.

La planificacin econmica sustentada por el peronismo motiva la necesidad de sostener una produccin agropecuaria creciente y minimizar el conflicto social, para hacer posible -sobre bases genuinas- la redistribucin del ingreso en favor de la pequea y mediana industria. Para lograr sus fines Pern cuenta con dos instrumentos de financiacin de notable eficiencia: el I.A.P.I. y la reforma bancaria de 1946. El primero comercializa la produccin agraria, comprando a precios mnimos al productor y vendiendo en un mercado mundial que por entonces paga precios altos por los cereales. La diferencia as generada constituye el capital para implantar una poltica crediticia que, a partir de esa reforma, se ajusta a los objetivos fijados por el Estado.

Las grandes fbricas radicadas en el Gran Buenos Aires y en el interior del pas, pero tambin los pequeos y medianos emprendimientos, se benefician con el apoyo financiero que les otorga el Banco de Crdito Industrial Argentino y -en menor medida- el Banco de la Nacin Argentina y el de la Provincia de Buenos Aires. El crdito concedido es utilizado no slo para la expansin de sus plantas, sino para la compra de materias primas, el pago de sus deudas y de los salarios, jornales, aguinaldos y vacaciones del personal que ocupan. Pero, ms all de las advertencias del discurso oficial y de los reales subsidios que la industria recibe, los sectores agrarios no quedan excludos del otorgamiento de crditos en esta etapa de fomento industrial.

Los parmetros de la poltica agraria peronista combinan medidas econmicas, poltica de tierras y concesiones laborales para dar respuesta a una creciente presin nacional sobre la tierra que pretende un aumento sostenido de la produccin para beneficiar a los sectores priorizados por el Plan Quinquenal de 1947 y -a la vez- anticiparse a los posibles conflictos entre los diversos sectores rurales y entre ellos y el Estado nacional. El discurso oficial advierte, el de los sectores agrarios reniega de ese avance estatal sobre sus intereses, pero ni uno ni otro llevan el enfrentamiento al terreno financiero. El crdito no es un instrumento de confrontacin.

Los bajos precios que el I.A.P.I. paga a los productores rurales, la prrroga de los contratos de arrendamiento, el congelamiento de los cnones pagados por el arriendo de campos y el aumento de los salarios rurales, distorsionan las relaciones agrarias y -sin duda- se reflejan en el decrecimiento del rea sembrada. Al mismo tiempo, las posturas del sector agrario frente al proceder estatal se dividen y varan segn el grado de diversificacin inversora de la cpula agraria, pero -de todos modos- parte de ese deterioro se repara con el apoyo oficial que llega a travs del crdito concedido aun para que los patrones y propietarios puedan pagar las mejoras sociales acordadas por el oficialismo a los peones rurales.

Hacia 1949-50 las condiciones internacionales cambian, descienden los precios agrcolas mundiales ante las abundantes cosechas de Europa, el Canad y los Estados Unidos de Amrica del Norte y la inflacin -despus de la reforma de la Carta Orgnica del Banco Central (1949) que suprime la restriccin en la emisin monetaria- comienza a jaquear a la economa argentina. El plan econmico peronista muestra sus limitaciones. Los sectores agrarios aprovechan la coyuntura y endurecen sus reclamos frente al gobierno, al que obligan a definirse. El sistema financiero puesto al servicio del Estado es el que permite entonces alentar un rpido cambio de rumbo y con el la vuelta al campo. Se abre as otro ciclo econmico para la Nueva Argentina.

UNIDAD 4

Clase 5 y 6

4.- EL ESTADO, LOS ACTORES SOCIALES Y LA ECONOMIA ANTE LA COYUNTURA DESARROLLISTA Y LA CRISIS DE MEDIADOS DE LOS AOS 60:

4.1. La Revolucin Libertadora, proscripcin y resistencia del peronismo.

4.2. Las democracias dbiles.

4.3. Neoliberalismo y desarrollo.

4.4. Poltica industrial y radicacin de capitales extranjeros.

4.5. Transformaciones del sector agropecuario.

4.6. La sociedad de los aos 60.

4.7. Conflictividad social y cambio poltico.

Comenzamos hoy con los temas correspondientes a El Estado, los actores sociales y la economa ante la coyuntura desarrollista y la crisis de mediados de los aos 60. Tal como estaba previsto en el plan de trabajo, vamos a dedicar tres clases al desarrollo de esta unidad. Hoy nos vamos a concentrar en el tema del Estado y los actores sociales, punto sobre el cual volveremos a considerar al final de la unidad, cuando abordemos el tema de la sociedad, la conflictividad social y el cambio poltico en los aos sesenta.

La bibliografa obligatoria para esta clase es la siguiente:

James, Daniel. Resistencia e integracin. El peronismo y la clase trabajadora argentina, 1946-1976, Sudamericana., Buenos Aires, 1990, pp.69-218. (Material digitalizado).Carpeta de Trabajo, pp. 111-149 (Les recomiendo una primera lectura de toda la unidad para tener una visin de conjunto de los temas que estamos desarrollando).

Gernuchoff, Pablo y Llach, Lucas; El ciclo de la ilusin y el desencanto. Un siglo de polticas econmicas argentinas (Este libro figura en el plan como lectura obligatoria, para estos temas les recomiendo el final del cap. V, pp. 231- 242 y tambin es conveniente ir adelantando la lectura del cap. VI, pp. 243-287).

Empecemos, pues, retomando algunos de los temas de la clase anterior para tratar de comprender el complejo panorama que se abre con la cada de Pern en 1955. En el artculo de Juan Jos Llach, habamos visto algunas de las principales caractersticas de la estrategia mercadointernista, con la cual el peronismo aborda el tema de la promocin del desarrollo industrial, tendiente a sostener el proceso de sustitucin de importaciones. Qu supona dicha estrategia? Tal como expone Llach, es importante recordar que, en parte por los condicionamientos externos impuestos por la segunda guerra mundial, se tiende a cerrar la economa para independizarla de los vaivenes del intercambio externo. Y, bajo la fuerte direccin del Estado, el fomento de la produccin industrial tendr por destino principal el mercado interno. Para que esto fuera viable, en principio como estrategia econmica, era necesario implementar una poltica de alza del salario real: evidentemente, si una mayora antes excluida del acceso a algunos bienes, dispona de ms recursos, tambin poda consumir y as alimentar la demanda de productos industriales cuya importacin estaba fuertemente restringida.

Pero este constituye tan slo un costado de la cuestin. Tal como reconocen Gernuchoff y Llach, tambin concurrieron a fomentar la expansin salarial durante el primer trienio peronista (1946-1949) las urgencias polticas: en efecto, Pern encontr en los trabajadores una importante base de poder poltico. Ciertamente, ese incremento del salario real dur poco tiempo, pero los efectos sociales y polticos fueron de larga duracin. Primero, porque en efecto, la prosperidad era palpable para el ciudadano comn, especialmente los ms pobres; y segundo, porque esta prosperidad no apareca como un fruto natural o producto espontneo de las iniciativas del mercado, sino ms bien como un efecto de la mano frrea de un Estado dispuesto a imponer importantes reformas sociales cuyo impacto se senta fuertemente en las prcticas cotidianas, entre otras, aquellas que tenan con las actividades en los talleres y fbricas.

En este sentido, tal como afirma Daniel James, por un lado, salarios basados en pagas altas por hora, junto a beneficios marginales como los aumentos por antigedad, las asignaciones familiares, etc., introducidos en los contratos del perodo 1946-48, eran considerados una conquista decisiva por la clase trabajadora. Y, tambin, por otro lado, si bien la ideologa peronista no cuestionaba la aceptacin general de las relaciones de produccin capitalista y el derecho del empleador a ejercer el control y la autoridad, ciertamente en la prctica el Estado haba impulsado ciertos cambios en las condiciones de trabajo que limitaban los derechos de la empresa en lo relativo a movilidad de mano de obra y especificacin de la tarea, garantizando adems beneficios sociales como la licencia por enfermedad sin prdida de haberes.

Esta nueva situacin socio-poltica de los asalariados generaba un problema permanente en torno al tema de la productividad. Es decir, junto a un aumento en la inversin, era necesario realizar cambios en la organizacin de las empresas, con el fin de lograr una mayor eficiencia. Este problema haba sido visto por Pern, y de hecho en 1954 haba impulsado a la CGT a la organizacin de un Congreso de la Productividad y el Bienestar Social, del cual se esperaban algunos acuerdos entre sindicalistas y empresarios. Los sindicalistas se atroquelaron detrs de sus posiciones, negaron todo acuerdo en torno a los puntos fuertes del problema (como medidas contra el ausentismo, la posibilidad de usar incentivos que estimularan el esfuerzo de los trabajadores o un mayor margen de maniobra en los convenios colectivos por parte de los empresarios) y solo accedieron a algunas conclusiones formales, sin ningn efecto prctico. Es decir, el mismo Pern se encontraba ya con un dilema difcil de resolver: las reformas que haba implementado junto al poder otorgado a los sindicatos haban consolidado su base poltica, pero estas comenzaban a resultar un obstculo para lograr una industria fuerte y competitiva. Si para el propio Pern esta situacin resultaba una encrucijada, mucho ms complicada se tornara despus de su cada, para mandatarios cuya legitimidad aparecera fuertemente cuestionada desde aquellos sectores que haban apoyado al rgimen anterior.

En efecto, cul es el dato que pronto salta a la arena poltica despus de la llamada Revolucin libertadora? La lealtad de una parte importante de la poblacin al lder depuesto, lealtad que se manifestaba en mltiples formas (huelgas, protestas, comandos organizados para el sabotaje, etc.). Sostenida con insistencia, cuestion fuertemente la legitimidad de cada uno de los gobiernos que se sucedieron a la Revolucin Libertadora durante el perodo que estamos considerando.

En relacin a esto, deberamos tener en cuenta una cuestin ms general: una de las premisas de la gobernabilidad constituye el hecho de que tanto un rgimen como un gobierno sean considerados legtimos, es decir, ms all del acuerdo concreto sobre determinadas polticas, debe imperar sobre el conjunto de la poblacin la idea de que tal gobierno tiene derecho al poder. Y el derecho no es la fuerza: ese consenso bsico no se logra mediante la represin, que tiene ms bien el efecto contrario, el de poner de manifiesto la debilidad y falta de legitimidad de un rgimen o un equipo de gobierno.

Esa lealtad al rgimen depuesto va a asumir distinta formas, pero es importante remarcar aquel dato que enfatiza James: la distancia entre los lderes sindicales y las bases, que limitaban las opciones de la dirigencia. Por ejemplo, durante el gobierno de Lonardi es muy clara la reaccin muy fuerte de las bases, que impeda a la dirigencia tomar posiciones menos intransigentes que tal vez hubieran evitado la renuncia de un militar como Lonardi, nacionalista y catlico, que no estaba a favor de una total aniquilacin del legado peronista.

Ciertamente, otro dato con el que nos encontramos es que el conjunto de actores, encabezados por las fuerzas armadas a quienes se haban sumado gran parte de los grupos empresarios, la iglesia, la clase media y los partidos opositores (no slo el radicalismo, sino tambin el Partido Comunista y el Partido Socialista)- constitua un conjunto sumamente heterogneo, en el cual no haba demasiados acuerdos en torno a diagnsticos y programas para enfrentar la situacin presente.

Un acuerdo bsico estaba planteado: aquel que sostena no solamente el alejamiento de Pern, sino tambin la proscripcin del peronismo. Pero mientras algunos consideraban necesario rescatar algunos aciertos del gobierno anterior, y otros crean que el recuerdo de Pern se iba a esfumar rpidamente de la memoria colectiva, lo cierto es que nada de esto sucedi. En principio, porque las necesidades econmicas imponan la urgencia de modificar algunos hbitos de trabajo, que eran visualizados como conquistas adquiridas por la clase trabajadora; y en segundo lugar porque la represin no hizo sino acentuar y consolidar una identidad peronista en las masas trabajadoras. Tal como reconoce James, en este sentido, esa adhesin no signific simplemente una lealtad emocional sin conciencia poltica. Supona una interpretacin selectiva del pasado, en pos de la construccin de un mito que serva para impugnar las condiciones del presente. En palabras de James, la vuelta de Pern lleg a simbolizar y sintetizar una gama de aspiraciones de los trabajadores en cuanto a dignidad, justicia social y fin de la afliccin. Encontramos aqu un dicotoma que divide a la sociedad argentina por esos aos: peronismo/antiperonismo, dicotoma que atraviesa las divisiones de clase y que se transforma en un antagonismo irreductible, porque no haba acuerdo posible entre quienes deseaban la vuelta de Pern y quienes repudiaban esa posibilidad.

Otras divisiones tambin van a ser patentes en el perodo: de hecho, el conjunto de las fuerzas que se opusieron a Pern tampoco compartan un programa de accin. El rpido reemplazo de Lonardi por Aramburu muestra claramente las tensiones en las fuerzas armadas, as como tambin el levantamiento del levantamiento del Ejrcito a manos del Gral. Valle en 1956. Que estas tensiones perduran se manifiesta en el enfrentamiento de diversas fracciones del ejrcito (los azules y colorados) luego de la cada de Frondizi, durante el gobierno del presidente del Senado, Jos Mara Guido en (1962-63). El motivo del enfrentamiento entre estos dos bandos tiene que ver con la tolerancia hacia el peronismo y el rol de las fuerzas armadas: mientras la fraccin liderada por Ongana crea en un retorno a la legalidad que mantuviera la proscripcin del peronismo, pero considerara la aceptacin paulatina del movimiento; la fraccin colorada se inclinaba por una dictadura prolongada a manos de las fuerzas armadas. El triunfo, provisorio, correspondi a la fraccin azul, y en 1963 Illia asuma la presidencia, habiendo obtenido tan slo el 25 por ciento del aval de la ciudadana.

Ahora bien, a qu se debe el acrecentamiento de las tensiones entre fracciones de las fuerzas armadas enfrentadas? Posiblemente, al balance de la experiencia frondicista. En la convocatoria a elecciones para la Convencin Constituyente en 1957, fue patente el importante caudal de votos que en silencio pronunciaban su adhesin a Pern, respondiendo a su mandato de votar en blanco. Esto incit a Frondizi a un acercamiento con los peronistas, a travs de un acuerdo secreto con Pern. Finalmente, en 1958, con el apoyo de los votos peronistas, Frondizi asume como presidente, pero su mandato va a estar sometido a una red de presiones: por un lado, la necesidad de cumplir ciertos acuerdos con el movimiento sindical, como el de devolver los gremios ocupados por militantes antiperonistas y militares a los lderes cuyas listas conquistaran una amplia mayora electoral en elecciones internas y la aplicacin de la ley de Asociaciones Profesionales que, modelada con arreglo al cdigo laboral peronista, estipulaba el reconocimiento de una sola unidad negociadora en cada industria, junto a la promesa del reestablecimiento de la CGT. Todo esto en la prctica significaba devolver al menos una parte del poder perdido a los sindicatos y los lderes peronistas. Pero, por otro lado, tambin Frondizi deba satisfacer las demandas de las fuerzas armadas y los grupos empresarios, quienes sostenan una fuerte oposicin a toda medida tendiente a reconstruir, lideradas por sus enemigos, las estructuras de poder sindical.

Ciertamente, se trataba de un equilibrio delicado, que exiga una respuesta prcticamente imposible, porque los intereses de las partes eran inconciliables. As, la desconfianza frente a Frondizi va a ser un punto comn entre ambos bandos: tanto la apertura al capital externo, la concesin de contratos a petroleras extranjeras ambas medidas exigidas y justificadas dentro del programa econmico desarrollista que impulsaba este gobierno-, como las medidas de reorganizacin del trabajo en las fbricas, le valieron a Frondizi el mote de traidor de parte de los peronistas. Y, por el otro lado, contaba con la total desconfianza de los militares, quienes rechazaban tanto su acercamiento al peronistas, como ciertas tendencias exageradamente caracterizadas como izquierdistas. De hecho, su principal asesor en la construccin del plan econmico, Rogelio Frigerio va a despertar las sospechas de las fuerzas armadas, por su pasado ligado al Partido Comunista, tanto es as los militares piden su reemplazo como ministro de economa en 1959, y en un contexto de crisis y de alta inflacin, le sucede Alvaro Alsogaray.

En sntesis, posiblemente Frondizi sea el primero en reconocer que sin el peronismo no se puede gobernar. Pero si esta era la conclusin de 1957, apenas dos aos despus tampoco resultaba factible satisfacer las concesiones que solicitaba el peronismo y las demandas de las fuerzas armadas. Posiblemente, la conclusin de esta experiencia haya marcado el acrecentamiento de la desconfianza, de parte de los militares, hacia todo gobierno civil constitucional.

En esta clase, he procurado desarrollar el panorama que se dibuja a partir del posicionamiento poltico de los actores del perodo, en pos de mostrar cmo ese posicionamiento estableca una enfrentamiento entre peronistas y antiperonistas que divida y polarizaba a la sociedad argentina. El programa econmico del desarrollismo ser expuesto en la prxima clase, pero es importante detenerse a considerar los lmites que la poltica impone a la economa: cuando la legitimidad de un gobierno es cuestionada, tambin se ver socavada su autoridad para poner en marcha las medidas que requieren un plan econmico.

Les propongo realizar la siguiente actividad:

En base a la lectura del texto de Daniel James, Resistencia e integracin. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976, exponga las distintas modulaciones que adquiere en este perodo la relacin entre los lderes sindicales y sus bases. Cmo contribuy esa relacin a la modificacin de las estructuras sindicales? (Mximo: dos carillas)

Clase 7

Continuamos con los temas correspondientes a El Estado, los actores sociales y la economa ante la coyuntura desarrollista y la crisis de mediados de los aos 60. Ms especficamente, en esta clase, vamos a centrarnos en el anlisis de la economa ante la coyuntura desarrollista.

La bibliografa obligatoria para esta clase es la siguiente:

Schvarzer, Jorge. La industria que supimos conseguir. Una historia poltico-social de la industria argentina, Planeta, Buenos Aires, 1996, cap.7. (Material digitalizado)Carpeta de Trabajo, especialmente: pp. 120-139.No se olviden de continuar con la lectura del libro de Gernuchoff y Llach, El ciclo de la ilusin y el desencanto. Un siglo de polticas econmicas argentinas. Recomiendo para esta clase el cap. VI, El impulso desarrollista (1958-1963), pp. 243-287.Habamos visto en la clase anterior un panorama de los posicionamientos polticos de los diversos actores en este perodo, fundamentalmente el enfrentamiento entre peronistas y antiperonistas, y vamos a ver hoy los diagnsticos y los programas de poltica econmica que se ponen en marcha por esos aos.

Casi inmediatamente a la cada de Pern, la administracin de Lonardi encarga a Ral Prebisch un informe acerca de la situacin econmica del pas. Este Informe resultaba lapidario para la administracin anterior, a la cual se cargaba la responsabilidad de dos problemas que resultaban acuciantes para el nuevo gobierno: las dificultades en la balanza de pagos y la inflacin.

El primer problema, segn Prebisch, era una consecuencia de la poltica de precios seguida por el gobierno peronista respecto de los productos del campo: la produccin agraria se hallaba postrada porque el gobierno anterior mantena bajos los precios de productos agrarios, lo cual traa como consecuencia una baja en las exportaciones, y el consiguiente desequilibrio de la balanza de pagos. En relacin a este punto, las soluciones propuestas por Prebisch (una devaluacin que reajustara los tipos de cambio) tendan a provocar un aumento del ingreso rural a costa del urbano. Es decir, la conclusin (no del todo inexacta) -a partir de la cual el Informe y el plan posterior fueron impugnados- era la siguiente: los trabajadores y el conjunto de consumidores urbanos eran los que deban pagar el aumento del ingreso del sector rural. Ciertamente, no se trataba de que Prebisch propusiera una vuelta a la economa agroexportadora o que planteara un plan antiindustrialista (acusaciones que debi enfrentar), sino que efectivamente sin las divisas necesarias para adquirir insumos externos, la industria no poda funcionar. Y esas divisas solo poda venir de las exportaciones agropecuarias y/o del capital externo. En el difcil contexto poltico de los primeros aos de la Revolucin Libertadora, esas opciones incitaban al debate. Por qu? Porque tanto el llamado al capital externo, como un plan que sugera austeridad y sacrificio de los asalariados con el objetivo de mejorar los ingresos del sector rural, planteaba ms bien dudas y problemas de cara a los efectos sociales y polticos de esas iniciativas.

El otro problema, el de la inflacin, tambin resultaba difcil de resolver, bsicamente porque, de nuevo, las soluciones propuestas por Prebisch apuntaban a un ajuste: la reduccin de la tasa de emisin monetaria y del dficit fiscal, medidas que implicaban la disminucin del empleo estatal, mayor racionalidad en el manejo de empresas pblicas y contraccin de los gastos del gobierno. Por supuesto, estas medidas se aplicaron solo parcialmente, dado que la situacin poltica presionaba por mayor flexibilidad.

El Informe de Prebisch presentaba un panorama sombro en relacin al pasado inmediato, y subrayaba el hecho de que la Argentina estaba atravesando una de las crisis ms agudas en cuanto a su desarrollo econmico. Sin embargo, Gernuchoff y Llach aclaran que la perfomance de la economa argentina en los diez aos anteriores a 1958 no fue tan mala como aparece en el diagnstico de Prebisch, pero parece evidente hacia fines de la dcada del cincuenta comparada con el resto del mundo- la economa argentina exhibe los sntomas de un claro estancamiento. El gobierno que surge despus de la Revolucin Libertadora no pudo plantearse seriamente cules eran los obstculos que estaban impidiendo el crecimiento de la Argentina. Un intento ms firme en este sentido va a ser ensayado durante la etapa frondizista.

Un dato importante en este sentido va a ser la expansin de las ideas desarrollistas. El gobierno de Frondizi fue en la Argentina un activador fundamental en la propagacin de estas ideas, an cuando lo que se propagara no siempre estuviera en sintona con la accin gubernamental. Pero es necesario reconocer tambin que esta corriente de ideas tuvo diversos focos de incitacin, tanto intelectuales como polticos, algunos de ellos de carcter internacional. Entre estos focos, hay que contar al de la CEPAL, aunque su influencia no fuera equiparable a la alcanzada en Brasil o Chile. Y, ya en la dcada del sesenta, el programa de cooperacin para el desarrollo conocido como Alianza para el progreso, propuesto por el presidente Kennedy, con el objetivo de estimular un camino de reformas alternativo al de la Revolucin Cubana.

Ahora bien, cules eran las tesis generales y recomendaciones que sustentaba el desarrollismo?

En primer lugar, la importancia del objetivo de la industrializacin, como base de una economa nacional menos vulnerable a las vicisitudes del mercado internacional y tambin como eje de una sociedad plenamente moderna. Gernuchoff y Llach sealan acertadamente que no era ste un objetivo novedoso: ya desde el peronismo, la expansin de la industria nacional a costa de las importaciones (industrializacin como sustitucin de importaciones) se haba transformado en poltica oficial. Pero en la dcada del 50 apareca como evidente la necesidad de profundizar ese proceso: avanzar en el abastecimiento de insumos que la industria necesitaba para funcionar y en la elaboracin de equipos y bienes de capital.

En segundo lugar, desde la perspectiva del desarrollismo, la Argentina deba abandonar el rango de pas especializado en bienes primarios que ocupaba en la divisin internacional del trabajo. Esto explica que, entre las prioridades del gobierno a largo plazo no se encontrarn las actividades agropecuarias (ms all de la necesidad de divisas para la coyuntura). Por qu? Porque se cree firmemente que los pases dedicados a la exportacin de materias primas estn destinados al estancamiento y al atraso. Este diagnstico responda tambin a la situacin del mercado internacional: de hecho, Europa haba optado por el proteccionismo agropecuario.

En tercer lugar, la edificacin de una estructura industrial integrada que eventualmente supondra el cambio de posicin de la Argentina, de pas exportador de bienes primarios a productos industriales- no sobrevendra por evolucin econmica espontnea. Es decir, se sostena que los pases de la periferia no saldran del atraso en que estaban si confiaban en repetir, con retardo, la secuencia histrica de las naciones adelantadas. Era necesario que el crecimiento econmico deseado fuera especialmente promovido bajo el impulso del Estado. Y aqu encontramos la principal diferencia del desarrollismo con el liberalismo: para el desarrollismo, el Estado deba establecer prioridades y dirigir el proceso. Desde una posicin liberal ortodoxa, se considera que la intervencin estatal debe ser mnima. Por el contrario, los desarrollistas postulaban la necesidad de la accin del Estado en un papel rector de la economa. De hecho, el gobierno frondizista estableci polticas de acuerdo con sus prioridades: el abastecimiento de gas y petrleo, el impulso a la siderurgia y a las industrias qumicas y petroqumicas, etc.

A estas tesis generales, se agrega una cuarta que resultaba particularmente importante para el equipo de Frondizi: tal como sealan Gernuchoff y Llach, no era slo cuestin de alcanzar el amplio desarrollo industrial previsto en sus prioridades; tambin tena que conseguirse rpido y en todos los frentes al mismo tiempo. Qu implicaba este diagnstico? Dado que ni el Estado ni el sector privado tenan la posibilidad de generar el ahorro necesario para financiar las grandes inversiones bsicas (siderurgia, qumica pesada, energa, etc.), la nica forma de despegarse del estancamiento era la de recurrir al capital externo, mediante emprstitos internacionales y radicaciones directas del capital privado extranjero. En esta visin, el Estado no se limitara a crear condiciones favorables para la actividad de capitales internos y externos, dejando librada a la espontaneidad del mercado la localizacin de las inversiones. Por el contrario, de acuerdo a lo que vimos en la premisa anterior, el Estado deba controlar, dirigir y encauzar las inversiones hacia las metas que pretenda alcanzar.

Si estas eran las grandes lneas del programa frondizista, podemos preguntarnos ahora cules fueron los dificultades que debi enfrentar en la coyuntura, as como tambin los problemas que plante el conjunto de estas estrategias a largo plazo.

En la coyuntura, Frondizi debi hacer frente fundamentalmente a dos problemas econmico-polticos: la necesidad de contener el gasto y parar la inflacin, por un lado; y la de resolver el tema de las concesiones petroleras. En cuanto al primer punto, si bien ese plan auguraba un futuro no lejano de prosperidad, en lo inmediato requera de un ajuste, es decir, combatir el problema del dficit comercial mediante la contencin del gasto interno. Y esto fue el llamado Plan de Estabilizacin y Desarrollo, implementado a fines de 1958. Como podrn imaginar, la combinacin de devaluacin, contencin de sueldos, reduccin del empleo estatal, cancelacin de algunas obras pblicas, incremento en las tarifas de transportes no eran medidas que podan ser bien recibidas por los sectores peronistas que apenas un ao antes haban prestado sus votos a Frondizi. Y con respecto al tema de las concesiones petroleras, tambin se enfrent a la resistencia generalizada de amplios sectores, dado que el nacionalismo en este punto era un patrimonio no slo del peronismo, sino tambin de las fuerzas armadas. Adems, Frondizi haba sido un ferviente opositor de esa poltica: as lo haba manifestado ante los acuerdos que Pern haba intentado llevar adelante con la Standard Oil de California, apenas unos aos antes. El argumento de Frondizi en el 58, a favor de la firma de contratos de explotacin con empresas petroleras, apel a la necesidad de bajar el nivel de importaciones, utilizando el capital extranjero para extraer las propias reservas. Pero incluso ms all del hecho de que esos acuerdos haban sido tramitados en forma personal y secreta por el propio Frondizi, el gesto era inesperado y resultaba difcil de armonizar con las pos0iciones anteriores del presidente. La necesidad de retractarse de dichas posiciones socav su credibilidad, dado que como sealan Gernuchoff y Llach- peronistas y militares comprobaron que no se poda confiar en un conductor tan flexible.

De todas formas, podemos asumir que las medidas tomadas por Frondizi impulsaron un crecimiento considerable de la economa argentina, sin embargo tambin dejan al descubierto algunos problemas ms estructurales que van a estar presente en esta segunda etapa del proceso de sustitucin de importaciones. Vamos a anotar aqu los ms relevantes:

En primer lugar, lo que se ha llamado el problema de la escala insuficiente (especialmente visible en la industria automotriz, pero que tambin acuciaba a otras actividades industriales): tal como vimos, el objetivo del desarrollismo a largo plazo era transformar la estructura productiva, de tal forma que la Argentina pudiera recibir divisas de la exportacin de productos industriales. Para que esto sea posible, es necesario lograr un nivel de eficiencia que permita alcanzar una buena relacin calidad-producto, de tal manera que el excedente de la demanda interna, pueda ser colocado en el mercado internacional. Ahora bien, qu se necesita para lograr una buena relacin precio-calidad? Plantas de produccin de gran tamao, lo cual supone limita la radicacin de empresas extranjeras. El camino elegido fue el contrario: permitir la instalacin de varias fbricas, algunas de cuales proponan un trabajo de muy baja escala (con lo cual, suben los costos) que en la prctica solo pudieron competir en un mercado interno protegido. Del mismo modo, el hecho de no haber concentrado la produccin industrial en las ramas que tenan ms chances de competir internacionalmente, gener la proliferacin de fbricas e instalaciones ineficientes. Ciertamente, podramos decir: de todas formas, contribuyeron al aumento del trabajo. Pero el problema es que en pocos aos estas empresas encuentran su techo de crecimiento: cuando el mercado interno se satura, no hay otro lugar donde colocar productos cuyo precio es inevitablemente alto.

Un segundo problema, conectado con el anterior, aparece insistentemente subrayado en el texto de Jorge Shvarzer. Se trata de la actitud del empresariado local, que en general se muestra renuente a asumir las tareas de una verdadera lite econmica. Es decir, en vez de disponerse a bajar costos, mejorar sus plantas y estructuras productivas, realizar las inversiones convenientes para expandirse y ganar en eficiencia, muchos de los empresarios tradicionales prefirieron vaciar sus empresas: ya sea perderlas, asocindose con una exitosa multinacional, o bien directamente mantenerlas con equipos obsoletos, dejando al Estado o a los acreedores una planta inexistente.

Otro problema es aquel reconocido como la falacia del ahorro de divisas: es claro que esa industria no generaba divisas, pero s gastos: requera un aumento de los insumos importados, con lo cual las divisas ahorradas por ejemplo, en petrleo y energa- terminan siendo consumidas por otras ramas industriales, generando el problema permanente del desequilibrio en la balanza de pagos.

Ms all de estos problemas, e incluso del hecho de que 1962 un nuevo episodio de crisis hizo pensar que era imposible para el desarrollismo conseguir la meta de un crecimiento rpido y sostenido en el tiempo; sin embargo tal como apuntan Gernuchoff y Llach- el boom de inversiones que esta poltica consigui atraer fue exitoso y constituy un factor importante en el crecimiento de la economa argentina durante la dcada del sesenta.

Me gustara finalizar esta clase proponiendo la realizacin de un actividad ligada al texto de Jorge Schvarzer:

Segn la visin de Schvarzer, qu cambios se observan en las industrias del perodo como consecuencia del impacto de las medidas adoptadas por el gobierno de Frondizi? Qu roles asumen los agentes, es decir, las empresas internacionales y el empresariado local?

Clase 8

Hoy nos toca finalizar con los temas de El Estado, los actores sociales y la economa ante la coyuntura desarrollista y la crisis de mediados de los aos 60. Ms en particular, el punto que nos atae es el de la crisis de mediados de los aos 60, tema que como habrn notado- nos introduce tambin en el primer punto de la unidad 5, que veremos en profundidad la clase que viene.

La bibliografa obligatoria para esta clase es la siguiente:Portantiero, Juan Carlos; Economa y poltica en la crisis argentina (1958-1973) en Ansaldi, Waldo y Moreno, Jos Luis; Estado y sociedad en el pensamiento nacional, Cntaro, Buenos Aires, 1989. (Material digitalizado)

Carpeta de Trabajo, pp. 141-146.

El captulo siguiente del libro El ciclo de la ilusin y el desencanto. Un siglo de polticas econmicas argentinas de Gerchunoff y Llach es aquel titulado Una primavera econmica (1963-1973). Dado que estos autores nos proporcionan un panorama complementario al que ofrece Portantiero y, al mismo tiempo, constituye una excelente adelanto de los temas de la siguiente unidad, recomiendo no postergar su lectura.

En la clase 5, nosotros habamos visto los distintos posicionamientos polticos de los actores del perodo, lo cual unido al panorama que presenta Daniel James en su texto nos acercaba ya al problema de los graves conflictos sociales, polticos e institucionales presentes en esos aos. Me gustara centrarme en esta clase en el texto de Juan Carlos Portantiero, en pos de explicitar algunas nociones centrales que constituyen el marco terico del mismo.

Portantiero comienza este texto anunciando lo siguiente:

Una imagen de sentido comn preside este trabajo: la conviccin generalizada acerca de la carencia , desde hace tiempo, de un verdadero orden poltico en la Argentina; la obvia certeza sobre la incapacidad que ostensiblemente muestran sus clases dominantes para construir alguna forma de dominacin legtima sobre una sociedad progresiva y dramticamente desintegrada en crculos de fuego.

Ciertamente, este comienzo no debera crearnos falsas expectativas: si bien es cierto que esa imagen de sentido comn recorre todo el texto, el anlisis mediante el cual el autor da cuenta de la situacin que responde a esa imagen est guiado por una concepcin terica compleja de las relaciones entre el Estado y la Sociedad.

Apenas unos prrafos ms adelante, el mismo autor traduce esa imagen de sentido comn en trminos tericos: se trata de una crisis de hegemona: incapacidad de un sector que deviene predominante en la economa para proyectar sobre la sociedad un orden poltico que lo exprese legtimamente y lo reproduzca.

Para entender cabalmente esta frase (y, en rigor, el anlisis posterior que presenta el artculo de Portantiero) es necesario explicitar algunas nociones bsicas con las que l trabaja. Les adelanto desde ya que todo el texto de Portantiero se sostiene a partir de la reelaboracin de las nociones de Estado, Sociedad Civil y hegemona que realiz el lcido filsofo marxista, Antonio Gramsci (1891-1937) a principios de siglo.

Pero remontmonos un poco ms atrs en esta historia. Cmo haban sido definidas esas nociones de Estado y Sociedad Civil? Bsicamente, la diferenciacin entre Estado y Sociedad civil haba sido planteada por un filsofo ingls, considerado por algunos como el padre del liberalismo. Me refiero a John Locke (1632-1704). Principalmente en el segundo de sus Tratados sobre el gobierno civil, guiado por su oposicin a la monarqua absoluta como forma de gobierno, este autor distingue entre:

Sociedad civil: el conjunto de individuos libres e iguales que conviven en determinado espacio y han decidido aceptar cierto conjunto de normas que regulan esa convivencia.Estado: concentra la autoridad reconocida como poder legtimo que tiene la misin de asegurar la proteccin y la defensa de los derechos de los individuos libres que constituyen la sociedad civil. Partiendo de esta definicin, suele decirse que el Estado es aquel que tiene el monopolio de la fuerza legtima, es decir, es el nico autorizado a utilizar la fuerza para obligar a todos a ceirse a la ley. Hacia fines del siglo pasado, estas definiciones haban sido reelaboradas por algunos tericos marxistas, siguiendo en parte algunas de las sugerencias de Marx: desde esta perspectiva, la sociedad civil se vea fundamentalmente como el conjunto de fuerzas econmicas, de relaciones materiales que se dan en el interior de una sociedad en determinado momento del desarrollo de las fuerzas productivas; y el Estado, por lo general, era contemplado como un instrumento de coaccin, manipulado por las clases dominantes, en pos de mantener su lugar de privilegio frente a otras clases.

Quiero aclarar que, obviamente, estoy simplificando mucho estas cuestiones ros de tinta han corrido en torno a Marx y el marxismo de fin de siglo-, pero mi propsito fundamental es que se entienda cules son las novedades que introduce Gramsci a propsito de la nociones de Estado, Sociedad Civil y hegemona.

Qu es lo que le preocupa a Gramsci? Hacia principios de este siglo, desde un horizonte marxista, se esperaba una pronta cada del capitalismo, dado que se supona que este sistema no podra soportar las crisis recurrentes que l mismo generaba. Gramsci se enfrenta con el hecho de que esta expectativa est lejos de cumplirse, debido al hecho de que el capitalismo apareca contradictoriamente ms fortalecido despus de cada una de esas crisis. Esta es una de las aporas que lleva a Gramsci a reflexionar acerca de cmo se constituye, entonces, la dominacin burguesa.

El resultado de esta reflexin es una ampliacin del concepto de Estado, que va a plasmar en la siguiente frmula: Estado = sociedad poltica + sociedad civil, es decir hegemona acorazada de coercin. Qu significa esta frmula? Vamos a ir planteando por pasos esta cuestin.

En primer lugar, Gramsci advierte que el fenmeno de la dominacin en las sociedades capitalistas modernas es un proceso complejo en el que, adems de los aparatos de coercin que representan una especie de lmite ltimo que garantiza la pervivencia del orden burgus- intervienen toda una serie de mecanismos de transmisin ideolgica tendientes a lograr un consenso que otorga bases slidas a la dominacin. Como decamos en la clase anterior, no hay dominacin verdadera que solo se asiente en el uso de la fuerza. Es necesario que la coercin est acompaada por el consenso. Lo que con mayor nfasis quiere destacar Gramsci es que la clase dominante ejerce su poder no slo por medio de la coaccin, sino adems porque logra imponer su visin del mundo una filosofa, una moral, unas costumbres, un sentido comn- que favorecen el reconocimiento de su dominacin por las clases dominadas. Es decir, qu hace la clase dominante? Convence a las dems clases que ella es la ms idnea para asegurar el desarrollo de la sociedad: eso es conseguir una supremaca hegemnica.

En este sentido, para Gramsci, la supremaca de la burguesa en el capitalismo desarrollado no se debe nicamente a la existencia de un aparato de coercin (el Estado en sentido restringido), sino que logra mantener su poder mediante una compleja red de instituciones y organismos que, en el seno de la sociedad civil, organizan el consenso de las clases subalternas para la reproduccin del sistema de dominacin. La existencia del sufragio universal, de partidos de masas, de sindicatos obreros, de variadas instituciones intermedias, adems de la escuela y la iglesia, para Gramsci, son todas formas en que se expresa la sociedad civil capitalista de Occidente. Y hablan de un denso entramado de relaciones sociales que el desarrollo de las fuerzas productivas ha permitido construir. En este sentido, el Estado no est constituido solamente como aparato represivo, abarca al conjunto de la sociedad civil, dado que desde sus instituciones tambin se asegura la legitimidad del poder del Estado. De ah que la sociedad civil se introduzca en esta nueva definicin ampliada de Estado.

Ahora, a qu se refiere el trmino sociedad poltica que tambin se introduce en esa frmula? Remite a lo siguiente: la posibilidad de difusin de ciertos valores de la clase dominante est determinada por las relaciones de compromiso que esa clase efecta con otras fuerzas sociales, expresadas en el Estado. El Estado aparece como el lugar privilegiado donde se establecen las luchas al interior de aquellos sectores que pugnan por consagrarse como clase dominante, es all donde se materializan correlaciones de fuerzas cambiantes en equilibrios inestables por definicin entre grupos fundamentalmente antagnicos. Es en esta instancia donde se hace presente la poltica de alianzas para la conformacin hegemnica de una clase social.

Un ncleo clave para entender la proposicin gramsciana en torno a la ampliacin del concepto de Estado es lo siguiente: si bien la frmula propone la sntesis entre coercin y consenso, en algunos momentos puede primar la coercin y en otros, el consenso. Esto va a depender de: a) las condiciones de desarrollo de las fuerzas productivas y de los regmenes de acumulacin vigentes en cada sociedad y en cada momento histrico; b) la voluntad-posibilidad de las clases dominantes de hacer concesiones en el plano econmico y poltico; c) de la capacidad de las clases subalternas para modificar la correlacin de fuerzas a su favor.

Vayamos ahora al texto de Portantiero para ver cmo utiliza las categoras gramscianas a fin de analizar la situacin argentina entre 1958 y 1973. Tal como habamos citado, el autor detecta por esos aos una crisis de hegemona: esto es, la incapacidad de un sector que deviene predominante en la economa para proyectar sobre la sociedad un orden poltico que lo exprese legtimamente y lo reproduzca. El problema es por qu en esa coyuntura la clase dominante no puede cumplir los roles tradicionales que la hacen ser, precisamente, clase dominante; esto es: convencer al resto de la sociedad que ella es la ms idnea para asegurar su desarrollo. Ciertamente, uno puede sentir la tentacin de deslizarse hacia explicaciones psicosociales (del siguiente tipo: tan intiles eran que ni comprendieron lo que tenan que hacer para asegurar su propio predominio), pero el autor nos invita ms bien a pensar cules son las bases estructurales de esa crisis de hegemona.

En esta direccin, uno de los problemas centrales que identifica Portantiero son las recurrentes dificultades que enfrentan para elaborar una coalicin estable las capas ms concentradas de las burguesas urbana y rural. Tal como habamos visto en Gramsci, la clase burguesa se divide en capas con intereses contradictorios, signados por la competencia del capitalismo. Pero se supone una de esas capas, la ms dinmica, es capaz de establecer relaciones de compromisos y alianzas con las otras capas: esto es la sociedad poltica, el sistema poltico o el orden poltico que se expresa en el Estado. Es decir, mediante el compromiso se asegura la supervivencia de todos esos intereses contradictorios y, al mismo tiempo, la clase burguesa consigue su unidad, se constituye como una clase dominante. La impresin que deja el artculo de Portantiero es que esa unidad nunca llega a constituirse, porque tanto la burguesa rural como la burguesa urbana estn permanentemente en puja para dar vuelta la situacin a su favor (en pos de que las medidas tomadas por el Estado favorezcan al agro, o bien al sector urbano industrial).

A esta situacin, se agrega la introduccin de un nuevo actor en los aos de Frondizi y el desarrollismo: el capital extranjero radicado en la industria, que pronto se transforma en el sector ms dinmico de la economa, desplazando tanto a la burguesa industrial local como a la burguesa pampeana. Tal como sugiere Portantiero: la cada de Frondizi arrastra el desprestigio de los partidos polticos, el ascenso de la burocracia sindical y el surgimiento de una tecnoburocracia que, adems de representar intereses directos de distintas fracciones del capital, ofrecen sus servicios en pos de articular proyectos polticos de mayor alcance.

Ahora, por qu cae Illia y se produce el golpe militar de Ongana? Por un lado, la Unin Cvica Radical sencillamente no vio la necesidad de otorgar un papel relevante a esa lite tecnoburocrtica, de tal modo desde all pudiera implementar un sistema de alianzas con otros sectores, tendientes a reconstruir la hegemona. Y, por otro lado, estaban all los militares, quienes tal como apunta Portantiero- s se identificaban con ese proceso de modernizacin capitalista. En este sentido, resulta significativa la cita de Mariano Grondona que transcribe el autor. All, el conocido columnista de La Nacin sostiene que el golpe tena la funcin de consolidar en la Argentina una oligarqua poltico-militar-empresaria, empeada en asegurar el proceso de industrializacin a travs de grandes inversiones en la infraestructura y dispuesto a contener, por lo tanto, las prematuras presiones de los sectores populares.

Se supona que esta era una salida rpida: un momento de fuerte acumulacin de riqueza y de poder por parte de estos sectores ms modernos del capitalismo, apoyados en la proteccin de un rgimen militar; para luego, dejar paso a una segunda etapa de distribucin de la riqueza y apertura del sistema democrtico.

Me gustara que nos detengamos unos minutos a considerar una cuestin: tenemos que tratar de entender un poco la lgica del enemigo, porque un enemigo demonizado no sirve de mucho: Cul era el razonamiento de los militares, sostenido en toda esa ideologa de la seguridad de la patria? Asegurar un crecimiento intensivo de la economa argentina. Desde aqu se entiende la alianza que, con este sector, buscaron establecer los sectores capitalistas ms modernos, es decir, aquellos ligados al capital extranjeros. Pero aqu viene una dificultad: estos sectores necesitaban imponer ciertos valores, sobre todo aquellos relacionados con la eficiencia, la productividad, la racionalizacin del Estado, etc. Esta estrategia supona tambin disciplinar a aquellas ramas menos dinmicas de la economa, frecuentemente asociadas al capital local. El problema es que todo este proceso de introducir ciertos valores, de disciplinar a los otros sectores, etc.- lleva tiempo, un tiempo que en ese entonces pareca un exceso conceder al sistema poltico, pareca un derroche innecesario.

A qu se debe el fracaso de este proyecto? Precisamente al hecho de que ese Estado autoritario era un Estado demasiado vulnerable frente a los sectores de la sociedad civil excluidos del mismo. Ongana consigui situar al Estado fuera de las presiones de la sociedad civil (para colocarlo, tal como subraya Portantiero, al servicio del proyecto hegemnico de la fraccin ms moderna del capitalismo), pero desde este lugar de exterioridad el Estado solo consigui generar resistencias: resistencia de la pequea y mediana industria urbana, resistencia de la burguesa agraria, resistencia de los trabajadores. Es decir, al no construirse desde el Estado una alianza con todos los sectores de poder, esos sectores se volcaron desde la Sociedad Civil contra el Estado. Nuevamente, el problema que vio Gramsci: asegurar la dominacin y el predominio de un sector o de una clase supone mucho ms que la coercin, supone ms bien el poder de generar consensos en torno a ciertas pautas, valores y prioridades que ese sector o clase considera esenciales.

Me gustara terminar esta clase proponiendo la realizacin de la siguiente actividad:

Indique cules son los tres subperodos que propone Portantiero para explicar los procesos que tuvieron lugar entre los aos 1966 y 1973. Explique cules son las modificaciones que caracterizan a cada uno de esos tres subperodos.

UNIDAD 5

Clase 9

5.- ESTADO, ECONOMA Y SOCIEDAD EN LA ARGENTINA ENTRE 1966 Y 1983. BALANCE Y ALTERNATIVAS:

5.1. El Estado Burocrtico Autoritario. Alternativas militares en el campo poltico.

5.2. El retorno del populismo y la fragilidad de la democracia.

5.3. La crisis econmica argentina: de la dictadura de Ongana a la crisis de la deuda.

5.4. Crisis de la deuda y estancamiento de la economa.

5.5. Poder y movimientos sociales en la Argentina. La radicalizacin como estrategia y prctica.

5.6. La disgregacin del modelo de solidaridad social.

Comenzamos hoy con los temas correspondientes a Estado, Economa y Sociedad en la Argentina entre 1966 y 1983. Balances y alternativas. Ms puntualmente, en esta clase vamos a abordar las cuestiones referidas a la crisis poltica imperante por esos aos.

La bibliografa obligatoria para esta clase es la siguiente:

ODonnell, Guillermo. Contrapuntos. Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratizacin, Paids, Buenos Aires, 1997, pp. 31-69. (Material digitalizado)Carpeta de Trabajo, pp. 151-159. (Conviene siempre, al comenzar una unidad, realizar una primera lectura de todo el captulo dedicado a esa unidad, a fin de tener un panorama de conjunto).Del libro de Gerchunoff y Llach, El ciclo de la ilusin y el desencanto. Un siglo de polticas econmicas argentinas, los captulos titulados: Una primavera econmica (1963-1973) y Vrtigo econmico en tiempos violentos (1973-1983). Aclaro que estos captulos son los que corresponden como bibliografa a toda la unidad 5: no es necesario leer esta bibliografa completa para esta clase, pero s realizar esta lectura a lo largo de las semanas en las que nos ocuparemos de esta unidad.

Me parece importante tambin sealar que en estos textos nos vamos a encontrar con enfoques distintos, que se complementan entre s: en la Carpeta de Trabajo, el desarrollo se detiene a presentar los distintos sucesos relevantes del perodo, tanto en el aspecto poltico, como en el plano econmico y social; el texto de Gerchunoff y Llach se centra en las polticas econmicas, pero atiende tambin al contexto general en los que dichas polticas se desarrollaron; y, en este caso particular, el texto de ODonnell presenta los acontecimientos en un anlisis que los inscribe en procesos de ms largo plazo.

Tal como ha sucedido en la clase pasada, hoy nos vamos a concentrar en el texto de ODonnell, porque me parece que es el que podra presentar mayores dificultades de comprensin, pero creo que es importante acompaar esa lectura con un panorama del conjunto del perodo que aparece desarrollado ms puntualmente en el resto de la bibliografa. A grandes rasgos, cules podramos decir que son las dos notas que caracterizan a este perodo?

En el plano poltico, una crisis de dominacin poltica (tal como la denomina ODonnell), que desemboca primero en la conformacin de un Estado Burocrtico Autoritario bajo el gobierno de Ongana, pero que tambin se hace patente en el fracaso de este proyecto y en el gobierno populista que le sucede.

En el plano econmico, hay un dato muy importante ampliamente desarrollado en el texto de Gerchunoff y Llach- que es necesario tener en cuenta: a pesar de los ciclos de auge y de recesin, a pesar de la inflacin que azot a todo el perodo, a pesar de que en la poca dominaba cierto pesimismo que subrayaba un cierto estancamiento de la Argentina, lo cierto es que entre los aos 1963-1973, la economa argentina creci un ritmo espectacular, como nunca se haba visto a