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DICCIONARIO DE ÉTICA CRISTIANA Y TEOLOGÍA PASTORAL

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TEOLOGÍA PASTORAL

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EDITORIAL CLIEGalvani, 11308224 TERRASSA (Barcelona) EspañaE-mail: [email protected]: http://www.clie.es

PUBLICACIONES ANDAMIO ®C/Alts Forns nº 68, sót. 1º08038 BarcelonaTel-Fax 93/432 25 23E-mail: [email protected] Andamio es la sección editorial de los Grupos Bíblicos Unidos de España (G.B.U.)

Preparado por: David Atkinson y David H. FieldConsultores: Oliver O’Donovan y Arthur F. Holmes

© Universities and Colleges Christian Fellowship, Leicester, England, 1995All rights reservedThis translation of New Dictionary of Christian Ethics and Pastoral Theology first published in1995 is published by arrangemente with Inter-Varsity Press, Leicester, United Kindgom

Traducción del inglés: Daniel Menezo

© 2004 Publicaciones Andamio® / Editorial CLIE para esta edición en castellano

Todos los derechos reservados

Clasifíquese: 43 TEOLOGÍA: Ética CTC: 01-01-0043-15

Referencia: 22.44.06

DICCIONARIO DE ÉTICA CRISTIANA Y TEOLOGÍA PASTORAL

ISBN: 84-8267-414-5

Printed in Colombia

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Índice

Prefacio.............................................................................................................. 7Cómo usar este diccionario .......................................................................... 9Abreviaturas ................................................................................................... 11Lista de colaboradores ................................................................................. 16

Primera parte 1. Dios ............................................................................................................ 25 2. El amor ..................................................................................................... 34 3. La justicia y la paz ................................................................................. 42 4. La humanidad ......................................................................................... 49 5. El pecado y la salvación........................................................................ 57 6. Historia de la ética cristiana ................................................................. 65 7. Teología práctica y pastoral .................................................................. 75 8. La ética en el Antiguo Testamento...................................................... 82 9. La ética en el Nuevo Testamento ........................................................ 9210. El carácter .............................................................................................. 10211. La sexualidad ........................................................................................ 11012. El cuidado pastoral, consejería y psicoterapia ............................... 12013. La vida, la salud y la muerte ............................................................ 13114. La ética de la asistencia médica ........................................................ 13815. La ética mundial ................................................................................... 14716. La ética comunitaria ............................................................................ 15817. La ética económica ............................................................................... 16718. El razonamiento moral cristiano ....................................................... 176

Segunda parte .............................................................................................. 183

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Prefacio

Mediante su recopilación de artículos sobre la ética cristiana y la teología pastoral, loseditores esperan que este Diccionario constituya un instrumento útil para pastores, obrerossociales, médicos y asesores que trabajen dentro de un contexto cristiano, así como paradiáconos, líderes de iglesia, maestros, estudiantes de teología y personas interesadas enestos temas. Hemos intentado, en la medida de lo posible, integrar, dentro de los términosde cada área, las teologías moral, pastoral y práctica. La toma de decisiones suscita amenudo preguntas sobre psicología pastoral, temperamento individual, factores socialesy personales, así como elementos determinantes de diversa índole, psicológica, sociológica,económica e ideológica. Tras estas cuestiones subyace un trasfondo moral determinado,centrado en la pregunta básica «¿Qué hay que hacer?»; trasfondo que incluye una seriede valores, obligaciones y principios morales. A su vez, tras ésta, hallamos un conjuntode asunciones básicas respecto a cómo es el mundo, y a cómo son las personas; en otraspalabras, una determinada «teología».

Nuestro punto de vista teológico se fundamenta en la convicción esencial de que Diosse ha dado a conocer en la persona de Jesucristo, su Hijo, y que sigue manifestándose anosotros por medio del Espíritu Santo que se mueve en la vida de su iglesia. La Bibliaconstituye nuestra guía autoritativa respecto a la manifestación que hace Dios de sí mismo:es la Palabra de Dios en forma escrita. Las tradiciones propias del pensamiento cristiano,a través de los siglos, iluminan las variopintas maneras en que Dios ha guiado al serhumano en la interpretación de la Biblia, en diversos contextos, ayudándole a discernirsu verdad y voluntad. El Espíritu Santo, que nos ha sido concedido para guiarnos a todaverdad, nos informa y santifica nuestro raciocinio, de manera que con nuestras mentes,así como con nuestros corazones y almas, podamos hallar formas adecuadas para expresarnuestro amor por Dios y por el prójimo, así como para manifestar la justicia en todos lasfacetas relativas a la raza humana.

Una característica especial de este Diccionario radica en que, en la Primera Parte, hemosreunido dieciocho artículos «clave». Estos artículos no se encuentran colocados según elorden alfabético tradicional, sino en un orden teológico (numerados del 1 al 18). Estosartículos ofrecen una introducción básica a los temas esenciales dentro de la ética cristianay la teología pastoral, como si se tratase de un río caudaloso en el que confluyen arroyostributarios. Su orden teológico ilustra a las claras nuestro método. Comenzamos, tal y comodebería hacerlo todo pensamiento cristiano, con Dios, analizando luego las implicacionesde su carácter, su amor y su justicia. Luego centramos nuestra atención en la naturalezadel agente moral cristiano, y en los temas evangélicos del pecado y la salvación. Trasrealizar un examen general e histórico de la ética cristiana y de la teología práctica y pas-toral, nos centramos en áreas de interés más específicas. Abordamos en artículos distintosla ética del Antiguo y del Nuevo Testamento, analizando luego de forma concreta temastales como la sexualidad, la ética médica y los asuntos económicos. A modo de conclusiónpara estos artículos fundamentales, incluimos un ensayo más amplio, escrito por el Pro-fesor O’Donovan, que ilustra el método y el sentido de todo razonamiento moral cristiano.

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Esperamos que estos artículos, cual piedras angulares, puedan utilizarse como un librode texto, que ofrezca al lector una amplia panorámica del campo a estudiar, incitándoleal mismo tiempo a examinar temas más específicos y detallados por medio de las refe-rencias contenidas en las muchas entradas de la Segunda Parte. Por ejemplo, un lectorinteresado en la «Ética económica» recibirá información sobre entradas más detalladascontenidas en la Segunda Parte, relativas a temas como la gestión bancaria, el monetarismo,las corporaciones multinacionales y los impuestos.

Este Diccionario también puede utilizarse en orden inverso, pasando de lo específicoa lo más general. El lector podrá descubrir, tras leer una entrada de la Segunda Parterelativa a las segundas nupcias, que le interesa analizar más a fondo las tradicionesteológicas cristianas relativas a éstas y al divorcio; entonces le remitiremos al artículo claveintroductorio que versa sobre la «Sexualidad», sito en la Primera Parte.

Cuando se debe elegir entre un número finito de artículos, es inevitable que se pro-duzcan ciertas lagunas. La labor de sopesar el interés de nuestros lectores, contrapesándolocon la necesidad de reducir este volumen a un tamaño manejable, no ha sido sencilla.Excepto en el caso justificable de una o dos personas, no hemos incluido artículos biográ-ficos sobre personas que siguen vivas.

Si bien los editores son conscientes de que algunos usuarios de este Diccionario pre-fieren la expresión «Two-Thirds World» a la de «Tercer Mundo», esta última se encuentratan enraizada en el uso popular (como, por ejemplo, en la frase «ayuda al Tercer Mundo»),que resultaría difícil, si no imposible, erradicarla de la conciencia pública. Por consiguiente,han optado por la utilización de la expresión «Tercer Mundo», a pesar de las críticas quealgunos le prodigan.

Estamos muy agradecidos a todos los autores que han contribuido a esta obra con suexperiencia. Hemos recibido una ayuda importantísima del personal editorial de IVP, yespecialmente del Editor de Literatura Teológica, el reverendo David Kingdon, y de JaneHorner, que ha demostrado ser una coordinadora administrativa muy eficiente para esteproyecto tan ambicioso. Hazel Medcalf ha contribuido con su gran experiencia, y nopequeña dosis de paciencia, como editora, y el Dr. Philip Hillyer se ha encargado de larevisión de los datos biográficos y de muchos que no aparecían en las biografías. JoBramwell y Simon Fox han sido lectores de pruebas tremendamente diligentes Nuestroseditores consultivos, los profesores Oliver O’Donovan y Arthur Holmes, nos han ayudadoen gran medida gracias a su sabiduría y acertados consejos.

Esperamos sinceramente que este Diccionario resulte ser un instrumento útil para unamplio círculo de cristianos, de modo que les ayude en la misión y el ministerio queconlleva el reino de Dios.

David J. AtkinsonDavid H. Field

Prefacio

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Cómo usar este diccionario

Esta introducción ofrece instrucciones para sacar el mejor partido posible al presentediccionario.

Distribución

Con sólo hojear este diccionario, el lector verá que éste tiene una distribución diferentea la de otras obras de consulta. En lugar de seguir el orden alfabético normal, está divididoen dos partes.

La Primera Parte, tal y como explica el Prefacio, está dispuesta siguiendo un ordenteológico, comenzando con DIOS y acabando con EL RAZONAMIENTO MORAL CRIS-TIANO. Cada uno de los 18 artículos de la Primera Parte ofrece una panorámica razo-nablemente amplia de un área central dentro de la ética cristiana o la teología pastoral,e incluimos una lista de entradas en el Índice. De manera que, por ejemplo, si el lectordesea tener un punto de vista general sobre el tema LA HUMANIDAD, debería empezarleyendo el artículo de la Primera Parte. Una vez concluida la lectura del mismo, encontraráal final una lista de referencias bajo el encabezado «Véase especialmente». Esto le indica laexistencia de artículos relacionados con el tema, incluidos en la Segunda Parte. Así, enrelación con LA HUMANIDAD, es posible que usted desee estudiar asuntos como LAADOLESCENCIA, EL TRABAJO, EL MATRIMONIO, LA JUBILACIÓN y LA MUERTE YLA AGONÍA, por mencionar tan sólo una secuencia posible.

La Segunda Parte del diccionario contiene artículos más breves, dispuestos alfabé-ticamente y que tienen una longitud de entre 250 y 2.000 palabras. En muchas de esasentradas, hallará referencias que incluyen números contenidos en un recuadro, que hacenreferencia a los primeros 18 artículos de la Primera Parte. Por ejemplo, el artículo sobrePLANIFICACIÓN FAMILIAR contiene, en la página 905, la referencia «… sexualidad…(véase 11 )…». Esto remite al lector al decimoprimer artículo de la Primera Parte sobreel tema de LA SEXUALIDAD.

Referencias

En este diccionario hemos seguido la política editorial de agrupar los temas más brevesconsiderándolos dentro de un artículo más grande. Por ejemplo, «huelga» se aborda dentrodel artículo sobre MEDIDAS DE PRESIÓN LABORAL, y «cierre de negocio» en elartículo sobre SINDICATOS. Algunos de los artículos introductorios de la Primera Parteagrupan también ciertos temas. Por ejemplo, el apartado ASISTENCIA, CONSEJERÍA YPSICOTERAPIA PASTORALES aborda un amplio número de materias.

Por consiguiente, las referencias constituyen una parte importante de este diccionario.En él se utilizan seis posibles métodos:

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1. Numerosas entradas de una sola línea remiten al lector al título del artículo oartículos donde se aborda la materia en cuestión. Por ejemplo:CONSERVACIÓN, véase MEDIO AMBIENTE.LUTO, véase DUELO; PÉRDIDA DE SERES QUERIDOS.

2. Un asterisco tras una palabra o frase indica que en el artículo con ese encabezamientoel lector encontrará más información relevante. Es equivalente a la abreviatura q.v.Debería tener en cuenta que:a. La forma de la palabra con asterisco no coincidirá siempre exactamente con el

título al que se refiere el asterisco. Por ejemplo: «teleológico*» remitiría al lectoral artículo sobre TELEOLOGÍA, «alcohol*» a ALCOHOLISMO y «adopción*»a MATERNIDAD ADOPTIVA.

b. En ocasiones, el asterisco hace referencia a dos o más palabras, no sólo a lapalabra que acompaña. Así, «reino de Dios*» le remite al artículo EL REINO DEDIOS, no a «Dios», y «Tomás de Aquino*» a la entrada TOMÁS DE AQUINO,no a «Aquino».

3. Una referencia entre paréntesis, incluida en el cuerpo de un artículo, como «(véaseconsecuencialismo)» es explicativa por sí misma.

4. Una referencia que incluya un número recuadrado le remite a uno de los 18 artículosbásicos de la Primera Parte. Por ejemplo, «(véase 2)» o «(véase Amor 2)», remite allector al segundo artículo de la Primera Parte, titulado EL AMOR.

5. Las referencias al final de los 18 artículos de la Primera Parte llevan como encabe-zado «Véase especialmente». Éstas hacen referencia a las entradas de la Segunda Parte,aunque, sólo ocasionalmente, puedan remitir al lector también a otro artículointroductorio que posea una relevancia especial.

6. Las referencias al final de las entradas en la Segunda Parte están tituladas «Vertambién». Éstas, por lo general, hacen referencia a otras entradas contenidas en laSegunda Parte, y a veces a uno de los artículos introductorios de la Primera.

Abreviaturas

En las páginas 11-15 se incluye una lista de las abreviaturas utilizadas en el presentediccionario.

La autoría de las entradas

Los autores de las diversas entradas se indican mediante sus iniciales colocadas al finalde cada entrada. En las páginas 16-22 se incluye una lista completa de todos los colabo-radores, según el orden alfabético de sus iniciales, no sus apellidos.

Bibliografías

En la mayoría de las entradas hemos incluido algunas pautas para análisis ulteriores;en ocasiones, en el mismo cuerpo del artículo, pero, en la mayoría de los casos, en labibliografía del final. Las obras incluidas en la lista bibliográfica pueden incluir estudiosque siguen una línea de pensamiento distinta a la del escritor de la entrada. Dentro delos artículos biográficos, las obras del autor de la entrada se colocan al principio, seguidasde cualquier otro estudio pertinente.

Versiones de la Biblia

Las citas de la Biblia se toman de la Versión Reina-Valera, a menos que se especifiquede otro modo.

Cómo usar este diccionario

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Abreviaturas

1. Libros y revistas

ACPANAssociation of Christians in Planning andArchitecture Newsletter, publicada por UCCF(Leicester, 1983-)

ACWAncient Christian Writers (Westminster, MD, yLondres, etc., 1946-)

AJPAmerican Journal of Psychiatry (Washington,DC, 1844-)

AJSAmerican Joumal of Sociology (Chicago, IL,1895-)

AJSMFAustralian Journal of Sex, Marriage and Family(Concord, NSW, 1980-)

AJTPAmerican Journal of Theology and Philosophy(West Lafayette, IN, 1980-)

AnvAnvil (Bristol, 1984-)

ASRAmerican Sociological Review (Washington, DC,1936-)

AVAuthorized (King James’) Versión, 1611

BCPBook of Common Prayer

BDCEBaker’s Dictionary of Christian Ethics, ed. C. F.H. Henry (Grand Rapids y Glasgow, 1973)

BMJBritish Medical Journal(Londres, 1832-)

CCCarer and Counsellor (originariamente TheChristian Counsellor; Farnham, 1991-)

CDChurch Dogmatics, Karl Barth, 4 vols. en 13 +Vol. índice (ET, Edimburgo, 1936-81)

CDPA Critical Dictionary of Psychoanalysis, C. Ry-croft (Londres, 1968)

CHChurch History (Scottdale, PA, etc., 1932-)

ConContact (Edimburgo, 1960-)

CQRChurch Quarterly Review (Londres, 1875-1968)

CrimCriminology (Columbus, OH, 1963-)

CTChristianity Today (Washington, 1956-)

CTJCalvin Theological Journal (Grand Rapids, 1966-)

DCEA Dictionary of Christian Ethics, ed. J. Mac-quarrie (Londres y Philadelphia, 1967)

DCSA Dictionary of Christian Spirituality, ed. G. S.Wakefield (Londres, 1983) = The WestminsterDictionary of Christian Spirituality (Philadel-phia, 1983)

DMEDictionary of Medical Ethics, ed. A. S. Duncan,G. R. Dunstan y R. B. Welbourn (Londres,1981)

DPCA Dictionary of Pastoral Care, ed. A. V.Campbell (Londres y Nueva York, 1987)

DPCCA Dictionary of Pastoral Care and Counselling,ed. R. J. Hunter (Nashville, TN, 1990)

Abreviaturas

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DSpDictionnaire de spiritualité, ed.M. Viller etal. (París, 1937-)

DStDeath Studies (Nueva York, 1977-)

DTCDictionnaire de théologie catholique, ed. A.Vacant et al., 15 vols. (París, 1903-50)

EBioEncyclopedia of Bioethics, ed. W. Reich, 4 vols.(Nueva York, 1968)

ECJEncyclopedia of Crime and Justice, ed. S. Kadish(Nueva York, 1983)

EcREcumenical Review (Ginebra, 1948-)

EPEncyclopedia of Philosophy, ed.P. Edwards, 8 vols. (Nueva York, 1967)

ERThe Encyclopedia of Religion, ed. M. Eliade, 16vols. (Londres y Nueva York, 1987)

EREEncyclopaedia of Religión and Ethics, ed. J.Hastings, 13 vols. (Edimburgo, 1908-26)

EthEthics (Chicago, 1890-)

FPFaith and Philosophy Wilmore, KY, 1984-)

FTFaith and Thought (London, 1866-)

HSHandbook of Sociology, ed. N. J. Smelser(Newbury Park, CA, 1988)

IDBThe Interpreter’s Dictionary of the Bible, ed. G.A. Buttrick, 4 vols. (Nueva York y Nashville,TN, 1962)

IESSInternational Encyclopedia of the Social Sciences,ed. D. E. Sills, 17 vols. (Nueva York, 1968)

ILRInternational Labour Review (Ginebra, 1921-)

IntInterpretation (Richmond, VA, 1947-)

InterInterchange (Surrey Hills, NSW, 1967-)

ISBEInternational Standard Bible Encyclopedia, ed. J.Orr, 5 vols. (Chicago,2 1930); nueva edición,ed. G. W. Bromiley (Grand Rapids, 1979-)

ISMIn the Service of Medicine, ahora Journal of theChristian Medical Fellowship (Londres, 1952-)

ISQInternational Studies Quarterly (Stoneham, MA,1957-)

JAPJournal of Analytical Psychology (Londres,1955-)

JBJerusalem Bible, 1966

JBPThe New Testament in Modern English, J. B.Phillips (Collins, 1958)

JCHJournal of Christian Healing (Narberth, PN,1979-)

JCPJournal of Consulting Psychology, ahora Journalof Consulting and Clinical Psychology (Washing-ton, DC, 1968-)

JETSJournal of the Evangelical Theological Society(Wheaton, IL,1969-)

JFCJJuvenile and Family Court Journal (Reno, NV,1949-)

JJSJournal of Jewish Studies (Oxford, 1948-)

JPalCJournal of Palliative Care (Toronto, 1985-)

Abreviaturas

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JPCJournal of Pastoral Care (Decatur, GA,1948-)

JPCoJournal of Pastoral Counselling (New Rochelle,NY, 1966-)

JPPJournal of Pastoral Practice (Laverock, PA,1978-)

JPTJournal of Psychology and Theology (La Mirada,CA, 1973-)

JRJournal of Religion (Chicago, 1921-)

JSOTJournal for the Study of the Old Testament(Sheffield, 1976-)

JSSRJournal for the Scientific Study of Religion(Wetteren, etc., 1961-)

JTSJournal of Theological Studies (Oxford, 1899-)

JTSAJournal of Theology for Southern África (Bra-amfontein, 1972-)

LCCLibrary of Christian Classics, 26 vols. (Londresy Philadelphia, 1953-70)

MIMedicine International (Oxford, 1981-; n.s.1984-)

MissMissiology (Denver, CO, etc., 1953-)

NASBNew American Standard Bible, 1963

NCENew Catholic Encyclopedia, ed. W. J. McDonald,17 vols. (Nueva York,1967-79)

NDCEA New Dictionary of Christian Ethics, ed. J. Mac-quarrie y J. F. Childress (Londres, 1986)

NDTNew Dictionary of Theology (Leicester y Dow-ners Grove, IL, 1988)

NEJMNew England Journal of Medicine (Waltham,MA, 1812-)

NIDNTTThe New International Dictionary of New Testa-ment Theology, ed. C. Brown, 3 vols. (Exeter YGrand Rapids, 1975-86)

NIVNew International Version of theBible, 1973, 1978,1984

NovTNovum Testamentum (Leiden, 1956-)

NPNFA Select Library of Nicene and Post-NiceneFathers of the Christian Church, 1ª serie, ed. P.Schaff, 14 vols. (Nueva York, 1886-90);2ªserie, ed. H. Wace y P. Schaff, 14 vols.(Nueva York, 1890-1900); nueva ed. (GrandRapids, 1980)

NRSVNew Revised Standard Version, 1989

OEDOxford English Dictionary (Oxford,2 1989)

PalMPalliative Medicine (London, 1987-)

PPPastoral Psychology (Nueva York, 1950-)

PsyPsychiatry (New York, 1937-)

PsyMPsychological Medicine (Cambridge, 1970-)

PTRPrinceton Theological Review (Philadelphia,1903-29)

REBRevised English Bible, 1989

Abreviaturas

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RRRReview of Religious Research (Washington, DC,etc., 1959/60-)

RSVRevised Standard Version,NT 1946, 21971; OT 1952

SJTScottish Journal of Theology (Edimburgo, etc.,1948-)

SThSumma Theologiae, Tomás de Aquino, 60 vols.+ vol. índice (1265-73; ET, Londres y NuevaYork, 1964-81)

TDNTTheological Dictionary of the New Testament, ed.G. W. Bromiley, 10 vols. (Grand Rapids, 1964-1976), ET de Theologisches Wörterbuch zumNeuen Testament, ed. G. Kittell y G. Friedrich(Stuttgart, 1932-1974)

TDOTTheological Dictionary of the Old Testament, ed.G. J. Botterweck y H. Ringgren (GrandRapids, 1974-); ET de Theologische Wörterbuchzum Alten Testament

TETheological Ethics, H. Thielicke, vol. 1 (21958;ET resumida, Philadelphia, 1966, y London,1968); vol. 2 (21959; ET resumida, Philadelphiay Londres, 1969); y ed. de 3-vols. (GrandRapids, 1978)

ThTheology (Londres, 1920-)

ThemThemelios (Lausanne, 1962-74; n. s. Londres,etc., 1975-)

ThWThird Way (New Malden, 1977-)

TOSThe Other Side (Philadelphia, 1965-)

TrTransformation (Exeter, 1984-)

TrInJTrinity Journal (Deerfield, IL, 1971-78; n. s. 1980-)

TWOTTheological Wordbook of the Old Testament, ed.R. Laird Harris et al., 2 vols. (Chicago, 1980)

TynBTyndale Bulletin (Londres, etc., 1956-)

VEVox Evangelica (London, etc., 1962-)

VTSuppVetus Testamentum Supplements (Leiden, 1953-)

WTJWestminster Theological Journal(Philadelphia, 1938-)

Abreviaturas

2. Libros bíblicos

Libros del Antiguo TestamentoGn., Éx., Lv., Nm., Dt., Jos., Jue., Rt., 1 S., 2S., 1 R., 2 R., 1 Cr., 2 Cr., Esd., Neh., Est., Job,Sal., Pr., Ec., Cnt., Is., Jer., Lm., Ez., Dn., Os.,Jl., Am., Abd., Jon., Mi., Nah., Hab., Sof.,Hag., Zac., Mal.

Libros del Nuevo TestamentoMt., Mr., Lc., Jn., Hch., Ro., 1 Co., 2 Co.,Gá., Ef., Fil., Col., 1 Ts., 2 Ts., 1 Ti., 2 Ti., Tit.,Flm., He., Stg., 1 P., 2 P., 1 Jn., 2 Jn., 3 Jn.,Jud., Ap.

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15 Abreviaturas

3. Abreviaturas generales

ad. loc. ad locum (lat.), en el lugaral. alemánÁrab. árabeAram. arameoAT Antiguo Testamentoc. circa (lat.), aproximadamenteCD Compendio de éticacf. confer (lat.), compararcap(s). capítulo(s)col(s). columna(s)DC Diccionario de ControversiaDTI Diccionario teológico ilustradoEcles. Eclesiástico (apócrifo)ed(s). editor(es)ET traducción inglesaet al. et alii (lat.), y otrosEVV versiones inglesasfl. flourit (lat.), floreciófr. Francésgal. galésgr. Griegoheb. Hebreoibíd. Ibídem (lat.), la misma obraíd. ídem (lat.), el mismo autoring. inglésit. Italiano

lat. latínlit. Literalmenteloc. cit. loco citato (lat.), en el lugar ya

citadoLXX Septuaginta (versión gr. del AT)m. muertoMac. Macabeos (apócrifo)mg. margenMS(MSS) manuscrito(s)n. nacidon. s. nueva serieNT Nuevo Testamentoop. cit. opere citato (lat.), en la obra

antes citadapar. y paralelo(s)p.ej. por ejemplo1QS Regla de la Comunidad (Texto de

Qumran)reim. Reimpresos.(ss.) y los siguientes (versículos, etc.)s. f. sin fechasir. siriotr. traducido, traducciónv.(vv.) versículo(s)viz. Videlicit (lat.), a sabervol.(s) volumen, volúmenes

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Lista de colaboradoresA. B. A. Brown, B. A., M. Ed., profesor y escritorindependiente.A. B. C. A. B. Cramp, B. A., .A., Ph. D., Fellowde Emmanuel College, Cambridge.A. C. A. Chaplin, M. Phil., escritor indepen-diente.A. C. B. A. C. Berry, M.B., B. S., Ph. D., Consultorde Genética Clínica, Guy’s Hospital, Londres.A. C. P. S. A. C. P. Sims, M. A., M. D., R. C.Psych., F. R. C. P. E., Profesor de Psichiatría, Uni-versidad de Leeds.A. C. T. A. C. Thiselton, B. D., M. Th., Ph. D.,D. D., Profesor de Teología cristiana y Directordel Departmento de Teología, Universidad deNottingham.A. D. V. A. D. Verhey, B. D., Ph. D., ProfesorEvert J. y Hattie E. Blekkink de Religión, HopeCollege, Holland, Michigan.A. E. McG. A. E. McGrath, M.A., D. Phil., B. D.,Profesor investigador en Teología, Universidadof Oxford; Profesor investigador de Teología Sis-temática, Regent College, Vancouver; Profesorde Teología Histórica y Sistemática, WycliffeHall, Oxford.A. F. H. A. F. Holmes, B. A., M. A., Ph. D.,Profesor de Filosofía, Wheaton College, Whea-ton, Illinois.A. F. K. A. F. Kreider, B. A., M. A., Ph. D., Teó-logo residente, Northern Baptist College,Manchester.A. G. V. A. G. Vos, B. A., M. A., Ph. D., Profesorde Filosofía, Universidad Western Kentucky,Bowling Green, Kentucky.A. H. A. C. E. A. H. A. Crum Ewing, B. A., M.Th, artista y grabador autónomo.A. J. H. A. J. Hartropp, B. Sc., Ph. D., ordenandoanglicano en el Oak Hill Theological College,Londres; ex-profesor de Economía Financiera,Brunel University, Uxbridge, Middlesex.A. J. T. A. J. Townsend, M. B., B. S., M. R. C. S.,L. R. C. P., consejero psicodinámico; Deán deMinistros en Empleos Seculares, Diócesis deSouthwark; coadjutor honorario.A. J. W. A. J. Wing, M. A., D. M., F. R. C. P.,Médico consultor, St Thomas’Hospital, Lon-dres.A. N. S. L. A. N. S.Lane, M. A., B. D., Prof. Seniorde Doctrina cristiana, London Bible College.A. O. I. A. O. Igenoza, B. A., Ph. D., Profesor Se-nior de Estudios Bíblicos, Director del Depar-tmento de Estudios religiosos, y Vicedeán, Facul-tad de Arte, Universidad Obafemi Awolowo, Ile-Ife, Nigeria.A. P. F. A. P. Foster, B. Sc., B. V. S c., Cert. S. A.D., M. R. C. V. S., Miembro de la Cats’ ProtectionLeague, Escuela de veterinaria de la Universidadde Bristol.

A. P. P. A. P. Parkinson, Pastor de la iglesiabautista reformada de Leeds; Presidente deCaring for Life, Leeds.A. R. W. D. A. R. Wingfield Digby, B. A., Cert.Theol., Director de Christians in Sport, Oxford.A. S. A. Storkey, M. Sc., M. A., Dip. Ed., Ph. D.,Profesor de Sociología, Oak Hill Theo-logicalCollege, Londres.B. A. C. B. A. Clouse, B. A., M. A., Ph. D.,Profesor de Psicología Educativa y escolar, In-diana State University, Terre Haute, Indiana.B. B. B. Batson, B. A., M. A., Ph. D., Coordinadorde la Colección Especial sobre Shakespeare(Shakespeare y la tradición cristiana) WheatonCollege; ex-profesor y presidente del Departa-mento de Inglés, Wheaton College, Wheaton,Illinois.B. H. B. Harris, B. Sc., M. B., B. S., F. R. C. Psych.,D. P. M., Profesor Senior, Facultad de Medicinade la Universidad de Gales, Cardiff.B. K. W. B. K. Waltke, A. B., Th. M., Th. D., Ph.D., Profesor Marshall Sheppard de Estudios Bí-blicos, Regent College, Vancouver.B. L. S. B. L. Shelley, B. A., M. D., Ph. D., ProfesorSenior de Historia de la Iglesia, Denver Se-minary, Denver, Colorado.B. S. B. Stanley, M.A., Ph.D., Profesor de His-toria de la Iglesia, Trinity College, Bristol.B. T. A. B. T. Adeney, B. A., B. D., Ph. D., Pro-fesor de Ética y Estudios Transculturales, Pro-grama de postgrado de Religión y Sociedad,Satya Wacana Christian University, Salatiga,Java, Indonesia.B. W. R. B. W. Reynolds, B. A., M. A., Ph. D.,Professor of History, Asbury College, Wilmore,Kentucky.C. A. B. C. A. Brown, B. D., M. A., Ph. D., S. Th.,Decano Académico, Spurgeon’s College, Lon-dres.C. E. H. C. E. Hart, B. A., M. A., M. Th., M. Phil.,Profesor de Teología Práctica, St John’s College,Nottingham.C. F. A. C. F. Allison, B. A., M. Div., D. Phil.,exobispo de South Carolina.C. F. G. C. F. Green, F. C. I. B., F. B. I. M., F. L.C. M., ex-Director y Director del Grupo deDiputados, National Westminster Bank.C. G. K. C. G. Kruse, B. D., M. Phil., Ph. D.,Profesor Senior, Ridley College, Universidad deMelbourne.C. H. S. C. H. Sherlock, B. A., Th. L., M. A., B.D., Th. D., Prof. Senior, Ridley Coll., Melbourne.C. J. H. H. C. J. H. Hingley, M. A., Capellán,Whitestone School, Bulawayo, Zimbabwe.C. J. H. W. C. J. H. Wright, M. A., Ph. D., Di-rector, All Nations Christian College, Ware,Hertfordshire.

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C. M. N. S. C. M. N. Sugden, M.A., M. Phil., Ph.D., Director Oxford Centre for Mission Studies.C. P. C. Partee, A. B., M.A., B. D., Ph. D., P. C.Profesor Rossin de Historia de la Iglesia, Semi-nario Teológico de Pittsburgh.C. S. E. C. S. Evans, B. A., Ph. D., Profesor deFilosofía y Director, Biblioteca Howard andEdna Hong Kierkegaard, St Olaf College,Northfield, Minnesota.C. Y. C. Yeats, M. A., M. Th., M. B. A., SolwayFellow y Capellán, University College, Durham.D. A. L. D. A. Lyon, B. Sc., Ph.D., Profesor yDirector de Sociología, Queen’s University,Kingston, Ontario.D. A. N. F. D. A. N. Fergusson, B. Sc., M. B., B.S., M. R. C. G. P., Secretario General, ChristianMedical Fellowship, Londres.D. A. S. D. A. Stone, M. A., B. M., B. Ch., Vicariode St Jude’s Church, South Kensington, Londres.D. A. W. D. A. Westberg, B. A., M. A., M. Div.,D. Phil., Profesor adjunto, Departmento de Estu-dios Religiosos, Universidad de Virginia, Char-lottesville, Virginia.D. B. F. D. B. Fletcher, B. A., M. A., Ph. D., Pro-fesor Asociado de Filosofía, Wheaton College,Wheaton, Illinois; Profesor adjunto de Bioética,Trinity Evangelical Divinity School, Deerfield,Illinois.D. B. G. D. B. Garlington, B. A., M. Div., Th. M.,Ph. D., Profesor de Nuevo Testamento, Semina-rio bautista de Toronto.D. B. W. D. B. Winter, B. A., Sacerdote en activo,Ducklington, Oxfordshire; exdirector de Reli-gious Broadcasting, BBC, Londres.D. C. S. D. C. Spanner, B. Sc., Ph. D., D. Sc., F.Inst. Biol., Profesor Emérito de Biofísica Vegetal,Bedford College, Universidad de Londres; mi-nistro anglicano sin sueldo.D. D. B. D. D. Burke, B. Sc., M. Phil., Ministrode la Knighton Evangelical Free Church,Leicester.D. F. W. D. F. Wright, M. A., Profesor Senior deHistoria Eclesial, New College, Universidad deEdimburgo.D. G. B. D. G. Bloesch, B. A., B. D., Ph. D.,Profesor Emérito de Teología, Seminario Teoló-gico de la Universidad de Dubuque, Dubuque,Iowa.D. G. J. D. G. Jones, B. Sc., M. B., B. S., D. Sc.,Profesor de Anatomía y Biología Estructural,Universidad de Otago, Dunedin, N. Zelanda.D. H. F. D. H. Field. B. A., Director de MinisterioProfesional, Church Pastoral Aid Society,Warwick; ex-Vicedirector y Profesor de ÉticaCristiana, Oak Hill College, Londres.D. J. A. D. J. Atkinson, B. Sc., M.L itt., Ph. D.,M. A., Rector honorario del Canon de la catedralde Southwark, Londres; ex-Fellow del CorpusChristi College, Oxford.

D. J. E. A. D. J. E. Attwood, M. A., B. A., Ph. D.,Jefe de estudios, Trinity Theological College,Bristol.D. J. P. D. J. Pullinger, B. A., M. Sc., Ph. D.,Director de Productos Electrónicos, Instituto deFísica, Edimburgo.D. J. T. D. J. Tidball, B. A., B. D., Ph. D., Directordel Depto. Misionero, Unión Bautista de GranBretaña, Didcot, Oxfordshire.D. L. M. D. L. Mathieson, B. A., LL. B., B. C. L.,LL. D., Q. C., ex-Profesor de Derecho, VictoriaUniversity of Wellington, N. Zelanda.D. L. O. D. L. Okholm, B. A., M. Div., M. A., Th.M., Ph. D., Profesor asociado de Teología,Wheaton College, Wheaton, Illinois.D. L. P. D. L. Parkyn, B. A., M. Div., Ph. D., Pro-fesor de Estudios Religiosos, Messiah College,Grantham, Pennsylvania.D. M. C. D. M. Cansdale, M. Sc., Jefe de policíaasociado, central de Hertfordshire.D. P. K. D. P. Kingdon, M. A., B. D., Editor delibros teológicos, Inter-Varsity Press, Reino Uni-do; Ex-director del Irish Baptist College, Belfast.D. P. N. D. P. Negus, LL. B., Socio Senior de Ellis-Fermor and Negus, Solicitors, Nottingham.D. R. D. Ratzsch., B. A., M. A., Ph. D., Profesorde Filosofía, Calvin College, Grand Rapids,Michigan.D. R. G. D. R. Groothuis, B. S., M. A., Ph. D.,Profesor adjunto de Filosofía de la Religión y laÉtica, Denver Seminary, Denver, Colorado.D. R. L. P. D. R. L. Poner, B. A., A. L. A., autory editor independiente.D. R. S. D. R. Shell, B. Sc., M. A., Profesor Seniorde Ciencias Políticas, Universidad de Bristol.D. W. A. D. W. Augsburger, B. D., Ph. D., Prof.de Asistencia y Consejería Pastorales, SeminarioTeológico Fuller, Pasadena, California.D. W. Be. D. W. Bebbington, M. A., Ph. D., F. R.Hist. S., Profesor adjunto de Historia, Universi-dad de Stirling.D. W. Br. Dale W. Brown, A. B., B. D., Ph. D.,Profesor Emérito de Teología y Director de Estu-dios sobre la Paz, Seminario Teológico Bethany,Oak Brook, Illinois.D. W. Bro. David W. Brown, M. A., M. A., Ph.D., Profesor Van Mildert de Teología, Univ. deDurham; Canónigo de la catedral de Durham.D. W. G. D. W. Gill, B. A., M. A., Ph. D., Profesorde Ética Aplicada, North Park College, Chicago.D. W. P. D. W. Parish, M. C. I. T., Director deDesarrollo de Instalaciones, British Airways.D. W. V. D. W. Vere, M. D., F. R. C. P., F. F. P.M., Profesor de Terapéutica, Universidad deLondres; Médico consultor, Royal London Hos-pital.D. W. V. N. D. W. Van Ness, LL. M., J. D., B. A.,Profesor ayudante invitado, Escuela Mercy deDerecho de la Universidad de Detroit.

Lista de colaboradores

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E. D. C. E. D. Cook, B. A., M. A., Ph. D., M. A.,Director, Whitefield Institute; Fellowy Capellán, Green College, Oxford.E. J. M. E. J. Muskus, B. Sc., Dip. Th., Tutor enTeología Contemporánea, Evangelical Theolo-gical College of Wales, Bridgend, MidGlamorgan.E. M. B. G. E. M. B. Green, M. A., M. A., B. D.,D. D., Asesor de Evangelismo para los Arzobis-pos de Canterbury y York.E. M. S. E. M. Smith, B. A., Administrador Pas-toral Senior, Caring for Life, Leeds.E. R. M. E. R. Moberly, M. A., D. Phil., Directorde Educación y Terapia Psicosexuales, BCMInternational, Upper Darby, Pennsylvania.F. C. Sir Frederick Catherwood, M. A., F. C. A.,Presidente de la Alianza Evangélica; ex-miem-bro del Parlamento Europeo.F. L. F. Lyall, M. A., LL. B., LL. M., Ph. D., Decanode la Facultad de Derecho, Universidad deAberdeen.F. S. F. Schäfer, B. A., B. A., M. A., D. Phil.,pscólogo; oficial de Chief Human Resources,Oficina sudafricana de Correos.F. V. W. F. V. Waddieton, B. Sc., B. D., DecanoAcadémico, Bible College de Glasgow.F. W. B. F. W. Bridger, M. A., Dip. Th., Ph. D.,Vicario de Woodthorpe, Nottingham; ProfesorAsociado en St John’s College, Nottingham.G. A. C. G. A. Colé, B. A., B. D., M. Th., Th. D.,Directorl del Ridley College, Universidad deMelbourne, Australia.G. B. McG. G. B. McGuinness, B. Sc., M. Sc.,G.M.E.C., Ministro Asociado, Christ Church,Chilwell, con St Barnabas, Inham Nook,Nottingham.G. C. M. G. C. Meilaender Jr, B. A., M. Div., Ph.D., Profesor de Religión, Oberlin College,Oberlin, Ohio.G. D. G. Davies, M. B., B. S., F. R. C. Psych., M.Phil., D. P. M., ex-psiquiatra consultor, King’sCollege Hospital y Maudsley Hospital, Londres.G. D. S. G. D. Skinner, T. Cert., D. A. S. E. (R.E.), M. Phil., Profesor de Educación, Centre forEthnic Studies in Education, Universidad deManchester.G. H. T. G. H. Tweiftree, B. A., M. A., Ph. D.,Ministro de la iglesia Unitaria de Australia,Adelaide.G. J. J. G. J. Jenkins, B. A., B. A., Coajutor de StLuke’s Church, West Norwood, Londres.G. J. P. G. J. Pigott, B. D., M. Phil., Vicario deSt Paul’s, Wilford Hill, West Bridgford,Nottingham.G. J. W. G. J. Wenham, M. A., Ph. D., Prof. Seniorde Estudios Religiosos, Cheltenham y Glouces-ter College of Higher Education, Cheltenham.G. K. S. G. K. Smith, LEng., M. LElect. E., M.LHosp. E., Doctorando, De Montfort University,Leicester.

G. L. B. G. L. Bray, B. A., D. Litt., Profesor deEstudios Anglicanos, Beeson Divinity School,Samford University, Birmingham, Alabama.G. O. S. G. O. Stone, M. A., M. A., P. G. C. E.,Cert. TheoL, Rector de equipo, Bucknall TeamMinistry, Stoke-on-Trent.G. R. C. G. R. Collins, B. A., M. A., Ph. D.,Director ejecutivo, American Association ofChristian Counseling.G. S. G. Smith, Oficial investigador, unidad deAston Charities Community Involvement,Newham.G. S. F. G. S. Forsier, M. A., Dip. Soc. Anth.,Rector de Northenden, Manchester; Coordina-dor sindical del Grupo Editorial para los Estu-dios Éticos Grove.G. S. T. G. S.Tomlin, M. A., M. Á., Tutor, WycliffeHall, Oxford; Capellán, Jesus College, Oxford.G. W. G. G. W. Grogan, B. D., M. Th., DirectorEmérito, Glasgow Bible College.H. A. G. B. H. A. G. Blocher, B. D., D. D., Pro-fesor de Teología Sistemática y Decano de laFaculté Libre de Théologie Evangélique, Vaux-sur-Seine, Francia.H. C. H. H. C. Hendry, B. A., P. G. C. E., M. A.,Profesor de Consejería y Religiones del mundo,Oak Hill Theological College, Londres.H. H. D. H. H. Davis, B.A., Ph. D., Profesor deSociología, Universidad de Kent en Canterbury.H. K. J. H. K. Jacobsen, B. A., M. A., Ph. D.,Ministro, Northwest Covenant Church, MtProspect, Illinois; Profesor adjunto, North ParkCollege, Chicago.I. D. B. I. D. Bunting, M. A., M. Th., Directordiocesano de Ordenandos, Diócesis de South-weil, Nottingham.I. H. M. I. H. Marshall, B. A., B. D., M. A., Ph.D., Profesor de Exégesis del Nuevo Testamento,Universidad de Aberdeen.I. R. D. I. R. Davis, Dip. Arch. R. I. B. A., F. R.G. S., Ph. D., Director, Oxford Centre for DisasterStudies.I. R. W. I. R.WaIlace, M. Sc., M. Sc., Conferen-ciante, Agricultural Extensión and Rural Deve-lopment Department, Universidad de Reading.J. A. H. F. J. A. H. Francis, B. Sc., M. A., C. Q.S. W., psicoterapeuta y escritor independiente.J. A. M. J. A. Mathisen, M. A., Ph. D., Profesorde Sociología, Wheaton College, Wheaton,Illinois.J. A. R. J. A. Ross, B. A., B. A., M. Phil., Ministroasociado, Trinity Baptist Church, Bexteyheath,Kent; profesor visitante, Spurgeon’s College,Londres.J. A. T. J. A. Temple, B. Sc., Ph. D., A. E. P.,Director de gestión de grupos, Plessey TellumatSA Ltd, South África.J. A. V. J. A. Vale, M. D., F. R. C. P., F. F. O. M.,F. A. A. C.T., Director, National Poisons

Lista de colaboradores

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Information Service (Birmingham Centre), WestMidlands Poisons Unit, Dudley Road Hospital,Birmingham.J. B. G. J. B. Green, B. S., M. Th., Ph. D., Profesorasociado de Nuevo Testamento, American Bap-tist Seminary of the West and Graduate Theo-logical Union, Berkeley, California.J. B. W. J. B. Webster, M. A., Ph. D., Profesor deTeología Sistemática, Wycliffe College, Universi-dad de Toronto.J. C. D. J. C. Doggett, C. B. E., Barrister (MiddieTemple); abogado; ex-procurador asistente,Inland Revenue.J. D. H. J. D. Healey, H. N. C., LL. B., L. R. P.S., Director de Marketing, Anthony CollinsSolicitors, Birmingham.J. D. M. J. D. Masón, B. A., Ph. D., Prof. deEconomía, Gordon College, Wenham, Mas-sachusetts.J. E. J. Evans, B. Sc., Ph. D., D. Sc., F. LC. For.,Jefe de investigación, Forestry Commission; Di-rector de TEAR Fund, Teddington, Middlesex.J. E. H. J. E. Haré, B. A., Ph. D., Profesor, De-partmento de Filosofía, Calvin College, GrandRapids, Michigan.J. G. C. J. G. Child, B. A., B. D., M. Th., Ministrode Christ Church, La Lucia, Durban, SouthÁfrica.J. G. McC. J. G. McConville, B. D., M. A., Ph. D.,Profesor de Antiguo Testamento, Wycliffe Hall,Oxford.J. H. C. J. H. Court, B. A., Ph. D., F. B. Ps. S.,C. Psychol. Dip. Clin. Hyp., Profesor de Psicolo-gía y Director, Psychological Center, GraduateSchool of Psychology, Fuller Theological Semi-nary, Pasadena, California.J. H. G. J. H. Gillespie, B. A., Ph. D., Dip. Th.,Porfesor Senior de francés, Universidad deUlster.J. H. O. J. H. Olthuis, B. A., B. D., Ph. D., Miem-bro Senior de Teología Filosófica, Institute forChristian Studies, Toronto; psicoterapeuta enconsulta privada.J. H. S. J. H. Saühamer, Th. M., M. A., Ph. D.,Profesor asociado de Antiguo Testamento,Trinity Evangelical Divinity School, Deerfield,Illinois.J. I. P. J. I. Packer, M. A., D. Phil., SangwooProfesor Youtong Chee de Teología, RegentCollege, Vancouver.J. K. C. J. K. Cundy, M. A., procurador en con-sulta privada.J. M. S. J. M. Sentamu, B. A., LL. B., M. A., Ph.D., Vicario de Holy Trinity y St Matthias, TulseHill, Londres.J. M. V. B. J. M. V. Blanshard, M. A., F. I. F. S.T., Profesor de Ciencia Alimentaria y Decano dela Facultad de Ciencias Agrícolas y Alimentarias,Universidad de Nottingham.

J. N. D. A. Sir Norman Anderson, O. B. E., M.A., LL. D., D. D., F. B. A., Q. C., Profesor Eméritode Derecho Oriental, Universidad de Londres;ex-Director del Institute of Advanced LegalStudies.J. N. H. J. N. Hall, B. A., M. Sc., Ph. D., F. B. Ps.S., Psicólogo consultor clínico y Profesor de Psi-cología Clínica, Wameford Hospital, Oxford.J. P. C. J. P. Chaplin, B. A., M. Phil., Ph. D., Tutorde Ciencias Políticas, Plater College, Oxford.J. R. G. J. R. Guy, B. A., M. S. W., ex-Directoradjunto, Central Council for Education andTraining in Social Work, Londres.J. R. McG. J. R. McGrath, M. A., M. PhiL, Di-rector de Psicología clínica, Rivermead Reha-bilitation Centre, Oxford.J. R. P. J. R. Peck, B. D., A. L. B. C., Ministro dela Earl Soham Baptist Church, Suffolk; Trabaja-dor Senior de Proyectos, College House,Cambridge.J. S. E. J. S. Escobar, B. A., M. A., Ph. D., ProfesorThornley B. Wood de Misiones en el EasternBaptist Theological Seminary, Philadelphia; Pro-fesor visitante, Orlando E. Costas School ofMissiology, Lima, Perú.J. W. G. J. W. Gladwin, M. A., Dip. Theol., Rectorde Sheffield.K. E. Y. K. E. Yandell, B. A., M. A., Ph. D., Pro-fesor de Filosofía y Estudios del Sur de Asia,Universidad de Wisconsin, Madison, Wisconsin.K. F. K. Ferdinando, B. A., M. A., Ph. D., Pro-fesor del Institut Supérieur Théologique deBunia, Zaire.K. G. E. K. G. Elzinga, B. A., M. A., Ph. D.,Profesor de Economía, Universidad de Virginia,Charlottesville, Virginia.L. B. K. L. B. Keeble, J. P., B. D., M.T h., Ministro,Hilihead Baptist Church, Glasgow; ex-Tutor y Dir.de Estudios Pastorales, Regent’s Park College.L. E. A. G. L. E. A. Gladwin, M. A., C. Q. S. W.,consultor independiente de trabajo social; ex-Director de Trabajo Social, London DiocesanBoard of Social Responsibility.L. H. O. L. H. Osborn, B. D., M. Sc., Ph. D.,Fellow de Templeton, Ridley Hall, Cambridge.L. M.-Y. C.-J. L. M.-Y. Cheung-Judge, B. Sc., M.A., Ph. D., Director de Formación en Calidad eIgualdad y Servicios de Consultoría, Oxford.L. R. L. Ryken, B. A., Ph. D., Profesor de inglés,Wheaton College, Wheaton, Illinois.M. A. B. M. A. Bourdeaux, B. D., M. A., Director,Keston Instítute, Oxford.M. A. J. M. A. Jeeves, C. B. E., M. A., Ph. D., Hon.D. Sc., C. Psychol., F. B. Ps. S., F. R. S. E., ProfesorInvestigador Honorario, Escuela de Psicología,Univ. de St Andrews, St Andrews, Fife.M. A. N. M. A. Noli, B. A., M. A., Ph. D., ProfesorMcManis de Pensamiento Cristiano, WheatonCollege, Wheaton, Illinois.

Lista de colaboradores

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M. A. R. M. A. Reid, B. A., M. Div., Ph. D.,Profesor de Filosofía y presidente, Dept. de Filo-sofía, Gordon College, Wenham, Massachusetts.M. A. S. M. A. Swann, M. D., D. C. H., OficialSenior clínico de Medicina, Belfast.McC. Profesor Lord McColl, M. S., F. R. C. S.,F. A. C. S., F. R. C. S. E., Presidente, Departmentode Cirugía de las Escuelas Unidas Médica yDental Schools de los hospitales St Thomas’ yGuy, Londres.M. C. G. M. C. Griffiths, M. A., D. D., Ministro,International Fellowship of Evangelical Stu-dents; ex-profesor de Estudios Misioneros,Regent College, Vancouver.M. C.-J. M. Chave-Jones, Dip. Soc. Sci., ex-psicoterapeuta en práctica privada, y fundadorde Care and Counsel, Londres.M. D. J. M. D. Jenkins, M. A., M. A., ex-Directorde Área Central, Prison Service, Reino Unido.M. E. A. M. E. Alsford, B. A., Ph. D., ProfesorSenior de Teología, Universidad de Greenwich,Londres.M. F. G. M. F. Goldsmith, M. A., Profesor yRepresentante Internacional, All Nations Chris-tian College, Ware, Hertfordshire.M. G. B. M. G. Barker, M. B., Ch. B., F. R. C. P.Ed., F. R. C. Psych., D. P. M., Psiquiatra consultory director de Medicina, Heath House PrioryHospital, Bristol.M. G. G. S. M. G. G. Schiuter, B. A., Ph. D.,Director del Jubilee Centre y la Keep SundaySpecial Campaign, Cambridge.M. J. B. M. J. BarteLB. A., M. Div., Ph. D. candi-dato al Princeton Theological Seminary, Prince-ton, New Jersey.M. J. D. M. J. Dowling, B. A., B. D., M. Th., Ph.D., Tutor de Historia Eclesial y Teología Histó-rica, Irish Baptist College, Belfast.M. J. E. M. J. Evans, B. Ed., B. A., M. Phil.,Profesor de Estudios sobre el Antiguo Testamen-to, London Bible College.M. J. H. A. M. J. H. Allison, M. A., Miembro delParlamento y Comisionado de Second ChurchEstates, Londres.M. J. M. M. J. Moss, S. R. N., C. Q. S. W., Director,Residential Care Services for Oider People, So-cial Services Department, London Borough ofRichmond-upon-Thames.M. J. N.-A. M. J. Nazir-Ali, M. Litt., Ph. D.,Obispo de Rochester; ex-Secretario General,Church Missionary Society, Londres.M. K. B. M. K. Batchelor, B. A., escritor autónomo.M. M. M. Moynagh, M. A., Ph. D., Rector deequipo, Wicton, Taunton, Somerset.M. P. C. M. P. Cosgrove, M. S., Ph. D., Prof. dePsicología, Taylor University, Upland, Indiana.M. S. L. M. S. Langley, B. D., M. A., Ph. D., H.Dip. Ed., F. R. A. L, Director de Formación, Dió-cesis de Carlisle, y Director del Carlisle DiocesanTraining Institute.

M. T. N. M. T. Nelson, B. A., M. A., Ph. D.,Profesor asociado de Filosofía, Hampden-Sydney College, Hampden-Sydney, Virginia.N. J. B. N. J. Biggar, B. A., M. A., Ph. D., Masteren Estudios Cristianos, Capellán y Fellow, OrielCollege, Oxford; Profesor de Ética Cristiana,Wycliffe Hall, Oxford.N. J. S. N. J. Smith, B. A., B. D., D. Th., Profesoren la Universidad de Sudáfrica; Pastor de unaiglesia holandesa reformada, para gente de color,en Pretoria, Sudáfrica.N. L. G. N. L. Geisler, B. A., M. A., Th. B., Ph.D., Decano, Southern Evangelical Seminary,Charlotte, Carolina del Norte.N. M. de S. C. N. M. de S. Cameron, B. D., M.A., Ph. D., Decano asociado de Programas docto-rales académicos y presidente del Depto. del deTeología Sistemática, Trinity Evangelical Divi-nity School, Deerfield, Illinois.N. P. H. N. P. Harvey, M. A., S. T. L., escritor yconferenciante independiente sobre teologíamoral; ex-profesor de Ética Cristiana en elQueen’s College, Birmingham, y Profesor deTeología Moral en la abadía de Downside.N. P. W. N. P. Wolterstorff, Ph. D., Profesor NoahPorter de Teología Filosófica, Universidad deYale, New Haven, Connecticut.O. M. T. O’D. O. M. T. O’Donovan, M. A., D.Phil., Profesor Regius de Teología Moral y Pas-toral, Universidad de Oxford; Canónigo deChrist Church, Oxford.O. R. B. O. R. Barclay, M. A., Ph. D., ex-SecretarioGeneral de las Universidades y colegios univer-sitarios de Christian Fellowship, Leicester.P. A. H. P. A. Hicks, B. D., M. A., Ph. D., Profesory Director de Ministerio, London Bible College.P. A. M. P. A. Marshall, B. Sc., M. Sc., M. A., M.Phil., Ph. D., Fellow Senior en Teoría Política,Institute for Christian Studies, Toronto, Ontario.P. A. Mi. P. A. Mickey, B. A., B. D., Ph. D., ex-Profesor asociado de Teología Pastoral, DukeUniversity Divinity School, Durham, NorthCarolina.P. D. H. P. D. Hill, B. A., Ministro de laPantygwydr Baptist Church, Swansea; Capellánbautista del Swansea University College.P. D. McK. P. D. McKenzie, LL. M., B. D., Pro-curador y Presidente de la New ZealandSecurities Commission.P. D. W. P. D. Woodbridge, B. A., Ph. D., Tutorde Estudios Bíblicos, Oak Hill TheologicalCollege, Londres.P. E. H. P. E. Hodgson. M. A., D. Sc., Ph. D., A.R. C. S., D. I. C., C. Phys., F. Inst. P., Fellow in-vest. Senior, Corpus Christi College, Oxford; Di-rector del Grupo Teórico de Física Nuclear,Depto. de Física, Universidad de Oxford.P. F. S. P. F. Sims, M. B., B. Ch., F. R. C. S., M.R. C. O. G., obstetra y ginecólogo consultor, Hex-ham General Hospital, Northumberland.

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P. H. P. Helm, M. A., Profesor de Historia yFilosofía de la Religión, King’s College, Londres.P. H. de V. P. H. deVries,B. A., M. A., Ph. D.,Sillón de Ética, King’s College, Nueva York;Presidente del Intemational Research Instituteon Values Changes.P. H. L. P. H. Lewis, Pastor Sénior, CornerstoneEvangelical Church, Nottingham.P. J. C. P. J. Clarke, B. A., Capellán Sénior en elMildmay Mission Hospital (Hospicio para enfer-mos de SIDA), Londres.P. J. H. A. P. J. H. Adam. B. D., M. Th., Ph. D.,Vicario de St Jude’s, Carlton, Melbourne, Aus-tralia.P. M. C. P. M. Clifford, B. A., B. D., D. Phil.,Profesor, Magdalen College, Oxford.P. M. F. P. M. Fackler, A. B., M. A., M. A., Ph.D., Profesor asociado y presidente, Departmentode Comunicaciones, Wheaton College,Wheaton, Illinois.P. N. H. P. N. Hillyer, B. D., Ph. D., autor y editorteológico independiente; ex-profesor de Teolo-gía, Bishop’s College, Calcuta.P. N. P. P. N. Palmer, D. Comm., Profesor en elDepartamento de Administración de empresas,Universidad de Sudáfrica, Pretoria.P. T. P. Toon, M. A., B. D., M. Th., D. Phil.,Profesor de Teología, Philadelphia TheologicalSeminary.P. W. T. P. W. Timms, M. R. C. Psych., ProfesorSenior de Psiquiatría Comunitaria, EscuelasMédicas y Odontológicas Unidas de los hospi-tales St Thomas y Guy, Londres.R. A. B., R. A. Burridge, M. A., Ph. D., Decanode King’s College, Londres.R. A. Hig. R. A. Higginson, M. A., Dip. Th., Cert.Ed., Ph. D., Profesor de Ética Cristiana y Direc-tor de la fundación Ridley Hall Foundation,Ridley Hall, Cambridge.R. A. Hin. R. A. Hiñes, B. Sc., M. Th., Ph. D.,Profesor de Adoración Cristiana, Oak Hill Theo-logical College, Londres; Vicedirector, NorthThames Ministerial Training Course, Londres.R. A. R. R. A. Russell, B. A., M. A., M. A., M.Ed., P. G. C. E., Dip. H. E. Theol., Vicario deWidcombe, Bath; Director de la Unidad de Estu-dios Cristianos, Widcombe, Bath.R. C. B. R. C. Baldwin, B. Sc., B. M., M. R. C.P., M. R. C. Psych., Consultor de Psiquiatría parala Tercera Edad, Manchester Royal Infirmary.R. C. C. R. C. Chewning, B. S., M. B. A., Ph. D.,Profesor Chavanne de Ética Cristiana en losNegocios, Baylor University, Waco, Texas.R. C. M. R. C. Macaulay, B. D., M.A., miembrode la L’Abri Fellowship.R. C. R. R. C. Roberts, B. A., B. D., M. A., Ph.D., Profesor de Filosofía y Estudios Psicológicos,Wheaton College, Wheaton, Illinois.R. E. N. O. R. E. N. Oake, LL. B., Jefe de policía,Isle of Man Constability.

R. E. P. R. E. Parker, B. A., M. Th., Directoradjunto, Acorn Christian Healing Trust, Bordon,Hampshire.R. F. R. Fowke, M. B., B. Ch., M. R. C. Psych.,D. P. M., D. P. A., Psiquiatra consultor.R. F. H. R. F. Hurding, M. A., M. B. B. Chir., D.R. C. O. G., consejero, psicoterapeuta, médicojubilado; conferenciante visitante sobre EstudiosPastorales, Trinity College, Bristol.R. G. C. R. G. Clouse, B. A., B. D., M. A., Ph. D.,Profesor de Historia, Indiana State University,Terre Haute, Indiana; Ministro de la FirstBrethren Church, Clay City, Indiana.R. G. T. R. G. Twycross, M. A., D. M., F. R. C.P., Conferenciante clínico Macmillan de Medici-na Paliativa, Universidad de Oxford.R. J. B. R. J. Bauckham, M. A., Ph. D., Profesorde Estudios sobre el Nuevo Testamento, Univer-sidad de St Andrews, Fife.R. J. Sh. R. J. Sheehan, B.D., Ministro, WelwynEvangelical Church, Welwyn, Hertfordshire.R. J. Si. R. J. Sider, B. D., M. A., Ph. D., Presidentede Evangelicals for Social Action, EE.UU.; Prof.de Teología y Cultura, Eastern Baptist Theolo-gical Seminary, Philadelphia, Pennsylvania.R. J. So. R. J. Song, B. A., M. A., D. Phil., Tutorde Ética, St John’s College, Durham.R. J. T. R. J. Toyn, LL.B., Juez del Tribunal Supe-rior (jubilado).R. J. W. R. J. Whiteley, B. A., M. A., estudiante deTeología, Ridley College, Melbourne, Australia.R. K. McC. R. K. McCloughry, B. Sc., M. Sc.,Director de la Kingdom Trust, Nottingham; Pro-fesor de Ética Social en St John’s College,Nottingham.R. L. P. R. L. Purtill, B. A., M. A., Ph. D., Profesorde Filosofía, Western Washington University,Bellingham, Washington.R. L. S. R. L. Sturch, M. A., D. Phil., Rector deIslip, Oxfordshire.R. M. H. R. M. Hanson, B. A., M. Phil., ex-Investigador Honorario y Fellow, Departmentode Psiquiatría, University de Leeds.R. P. L. R. P. Loy, A. B., M. A., Profesor deCiencias Políticas, Taylor University, Upland, In-diana.R. P. M. El difunto R. P. Moss, B. Sc., Ph. D., Dip.en Ciencias de la Tierra, últimamente Profesorinvestigadoe en Ecología Humana, Universityde Salford.R. S. A. R. S. Anderson, B. S., B. D., Ph. D.,Profesor de Teología y Ministerio, FullerTheological Seminary, Pasadena, California.R. T. F. R. T. Forster, M. A., Líder, IchthusChristian Fellowship, Forest Hill, Londres.R. V. R. Vincent, B. Sc., M. D., F. R. C. P., A. K.C., F. E. S. C., Cardiólogo consultor, Royal Sus-sex County Hospital, Brighton, East Sussex;Profesor de Medicina, Universidad de Sussex,Brighton.

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R. W. G. R. W. Green, B. A., Miembro del equipoSpringboard Team (la Iniciativa Arzobispal parala Década del Evangelismo).R. W. H. R. W. Heinze, B. S., M. A., Ph. D.,Decano de colegio universitario, Oak Hill Theo-logical College, Londres.S. D. S. Dex, B. A., M. Sc., Ph. D., secundado porla Universidad de Keele para el Profesorado in-vestigador en la Universidad de Essex, ESRCCentre for Micro-Social ChangeS. E. Al. S. E. Alsford, B. A., Ph. D., ProfesorSénior de Teología, Universidad de Greenwich,Londres.S. E. At. S. E. Atkinson, B. Sc., A. K. C., Profe-sor de escuela primaria y conferenciante sobreeducación.S. L. J. S. L. Jones, B. A., M. A., Ph. D., Profesory presidente, Departmento de Psicología,Wheaton College, Wheaton, Illinois.S. M. S. Motyer, M. A., M. Litt., Ph. D., Profesor,London Bible College.S. N. W. S. N. Williams, M. A., Ph. D., ex-Profesor de Teología, United Theological College,Aberystwyth, Dyfed.S. S. H. S. S. Harakas, B. A. Th., B. D., Th. D.,Arzobispo Iakovos Profesor de Teología Orto-doxa, Holy Cross Greek Orthodox School ofTheology, Brookline, Massachusetts.S. W. S. Webley, M. A., Director, British-NorthAmerican Research Association, Londres.T. A. D. T. A. Dearborn, B. A., M. T. S., Th. M.,Ph. D., Director Ejecutivo de la Seattle Associa-tion for Theological Education y Profesor adjun-to de Teología Práctica, Fuller Seminary, Pasa-dena, California, y Regent College, Vancouver.T. D. T. Dean, Productor Sénior, Programas Re-ligiosos, BBC World Service; ex-Editor, ThirdWay.T. D. K. T. D. Kennedy, B. A., Ph. D., Profesorasociado de Filosofía, Valparaíso University,Valparaíso, Indiana.T. E. C. H. Sir Timothy Hoare, M. A., M. A.,Director, Career Plan Ltd, Londres.

T. E. E. G. T. E. E. Goodacre, B. Sc., M. B. B. S.,F. R. C. S., Consultor de cirugía plástica yreconstructiva; Radcliffe Infirmary, Oxford.T. J. Ch. T. J. Chester, B. D., Oficial de AsuntosPúblicos, TEAR Fund, Teddington, Middlesex.T. J. Co. T. J. Cooling, B. A., Dip. Th., M. A., Ph.D., Oficial de proyectos, Association of ChristianTeachers, Nottingham.T. O. K. T. O. Kay, A. B., M. A., Ph. D., Profesorasociado de Historia, y Coordinador de los Es-tudios interdisciplinarios y generales, WheatonCollege, Wheaton, Illinois.T. O. W. T. O. Walker, M. A., Arcediano deNottingham.T. R. A. T. R. Albin, B. A., M. A., Instructor deFormación Espiritual Cristiana, Universidad deDubuque Theological Seminary, Dubuque,Iowa.V. G. V. Griffiths, B. A., M. A., P. G. C. E., ex-profesor temporero, Regent College, Vancouver.V. K. S. V. K. Samuel, B. Sc. B. D., M. Litt., D. D.,Director ejecutivo, International Fellowship ofEvangelical Mission Theologians, Oxford.V. M. S. V. M. Sinton, M. A. Cert. Ed. Dip. H. E.Theol., Director de EstudiosPastorales, Wycliffe Hall, Oxford.W. A. S. W. A. Strange, B. A., B. A. D. Phil.,Vicario de Llandeilo Fawr, Dyfed.W. F. S. W. F. Storrar, M. A., B. D., Ph. D., Profe-sor de Teología Práctica, Departamento de Teo-logía y Estudios Religiosos, Universidad deAberdeen.W. J. D. W. J. Dumbrell, B. A., M. A., B. D., M.Th., Th. D., Director de estudios de posgrado,Moore Theological College, Newtown, NewSouth Wales.W. R. W. Riggans, B. D., M. A., Ph. D., Directorgeneral, Church’s Ministry Among the Jews, StAlbans.Z. G. L. Z. G. Lindblade, B. A., M. A., Ph. D.,Profesor de Sociología, Wheaton College,Wheaton, Illinois.

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PRIMERA PARTE

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La teología moral cristiana (véase El razonamiento moral cristiano 18 ) y lateología pastoral (véase Teología práctica ypastoral 7 ) están decisivamente conforma-das por las convicciones cristianas acerca dela naturaleza de Dios. El determinante fun-damental de nuestra comprensión de losactos cristianos (morales y pastorales) es, ydebe ser, el evangelio de Dios, proclamadoy encarnado en Jesucristo*. El llamamientodel evangelio se transmite por medio deuna comunidad de agentes influidos por suconfesión del don redentor que hizo Diosde sí mismo mediante la vida, muerte yresurrección* de Jesús, y de la presencia deéste en el Espíritu Santo*. La teología moraly la pastoral reflexionan sobre los hechos dela comunidad de propagadores del evange-lio, a la luz de su origen y conjunto de dog-mas cuya fuente última es Dios.

1. Consideraciones históricasLa teología cristiana tradicional está de

acuerdo con la definición introductoria, enel sentido de que, por lo general, no tratalas cuestiones morales o pastorales sin teneren cuenta su exposición del contenido doc-trinal del cristianismo. Tales cuestiones sólose abordan desde un punto de vista relati-vamente independiente en obras de exhor-tación ética (a menudo dentro de un contex-to catequístico, bien cuando se tratan pun-tos en debate (como la conveniencia deque los cristianos asistieran a los JuegosGriegos en la antigüedad o formen parte delejército en nuestra época), o bien en obraspolémicas escritas para rebatir a paganos oherejes, en las cuales suelen tener promi-nencia las cuestiones éticas. De forma simi-lar, la teología escolástica considera que lospuntos éticos y prácticos forman parte inte-gral de sus Summae o Sentencias (si bien enel período escolástico abundaron los co-mentarios de la Ética de Aristóteles*). Los

1Dios

maestros reformadores prosiguieron conesta integración de doctrina y moral, comovemos en el relato que hizo Juan Calvino*de los actos cristianos durante el curso desu exposición acerca de la obra santifica-dora de Cristo y del Espíritu. La escolásticaprotestante del siglo XVII actuó de un modoligeramente distinto: la tendencia fue dejara un lado la visión más amplia del relatobíblico acerca de la relación entre Dios y loshombres, favoreciendo en su lugar la com-prensión formal de la revelación divina co-mo una serie de proposiciones doctrinaleso morales; partiendo de éstas se deducenrecomendaciones aplicables a los actos hu-manos mediante un método casuístico*derivado en gran parte de la lógica aristo-télica (que disfrutó de una renovada popu-laridad en las academias protestantes euro-peas). Así, el teólogo de Basilea Wollebius(1586-1629), en el Libro II de su CompendiumTheologiae Christianae (trad. En W. Beards-lee, ed., Reformed Dogmatics, Oxford y Nue-va York, 1965), esboza la teología moral ypastoral exponiendo el Decálogo* (interpre-tado como «preceptos») de tal modo queconsidera a Dios «el legislador celestial»(II.xi.1). Esto va unido a un concepto de lapráctica pastoral como aplicación extendidade los principios propios de la conductacristiana, derivados, por deducción lógica,del texto bíblico. Si bien este método cons-tituyó a menudo una manera de articularbuena parte de la sabiduría bíblica y prác-tica (especialmente en escritores inglesescomo Richard Baxter* o John Owen (1616-1683), su formalismo amenazaba con redu-cir las dimensiones trinitaria y cristológicade la enseñanza cristiana acerca de Dios aun mero esquema dogmático abstracto.

Es debatible el hecho de que esta inter-pretación de la relación entre Dios y los ac-tos humanos, como la que existe entre pre-cepto y obediencia, preparase el camino

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para la afirmación que hizo ImmanuelKant*, quien sostenía que un buen actomoral nunca puede observar una ley exte-rior a sí mismo (p.ej., un mandato divino),dado que el yo moral es esencialmenteautónomo. Para Kant, hablar de la ley o lagracia divina, etc., corrompe nuestro senti-do de nosotros mismos como agentes mo-rales, cuya libertad de determinismos exter-nos es esencial para la atribución de la res-ponsabilidad. La crítica inmensamente sutilque hizo Kant de la «heteronomia» divinaha conformado en gran medida el debate yla crítica sobre la teología moral cristiana enla Era Moderna. Podemos percibir esto enla crítica persistente del potencial que tieneel concepto de obedecer* la voluntad deDios, alienador a nivel político y psicológi-co, tal y como se manifiesta en el ateísmo-protesta de Ludwig Feuerbach (1084-1172),Karl Marx*, Friedrich Nietzsche* y Sig-mund Freud*. Siguiendo una vena ligera-mente distinta, los éticos analíticos de me-diados del siglo XX argumentaron, podero-samente, a favor de la independencia de lamoral respecto a los compromisos religio-sos (véase la colección representativa deesta postura en Ian Ramsey, ed., ChristianEthics and Contemporary Philosophy, Londres,1966). En nuestro siglo, y dentro de la teo-logía pastoral, podemos detectar un desa-rrollo paralelo en la marcada preferencia(sobre todo en el protestantismo norteame-ricano) por el análisis científico social, antesque teológico, de la situación pastoral, y elgusto por los modelos clínicos y terapéuti-cos de la asistencia pastoral (véase El cuida-do pastoral, consejería y psicoterapia 12 ),relegando a menudo el contenido teológicode la actividad pastoral a ulteriores «re-flexiones teológicas».

Sin embargo, algunas obras más recien-tes que abordan el tema de la teología moraly pastoral, muestran un considerable inte-rés por la reintegración de tales disciplinasa la doctrina cristiana, en especial a la doc-trina de Dios. Un ejemplo importante deesto es la obra de Karl Barth*, cuya monu-mental Church Dogmatics constituye el in-tento más significativo, desde la Reforma,de convertir la ética en un componente

esencial de la exposición de la doctrina cris-tiana. El fundamento dogmático sobre elque trabaja Barth en este proyecto es suforma de comprender el pacto*, según elcual Dios elige ser Dios desde toda la eter-nidad, manteniendo con la humanidad unarelación de agencia recíproca, en la que laacción de la gracia divina* provoca la con-siguiente gratitud del ser humano. Am-pliando los conceptos de Barth (y, en algu-nos casos, criticando su aparentemente in-adecuada psicología moral), hay quien pro-pone un análisis de los actos humanos entérminos de las convicciones que tiene elagente sobre Dios y el mundo, sobre todocuando éstas se encuentran imbricadas ennarraciones que conforman la identidad delagente moral (véanse las obras de StanleyHauerwas en la Bibliografía). Siguiendo unrumbo bastante diferente, otros (como T.Rendtorff, en Ethics 1, ET, Philadelphia,1986, y J. Gustafson) continúan sosteniendola independencia de la ética respecto al dog-ma, y encuadrando la teología moral cristia-na con las ciencias humanísticas y sociales,como elemento contributivo de su análisisparticular de la realidad humana. Esos di-versos enfoques del contenido teológico dela teología moral y pastoral reflejan, a me-nudo, la relación única que tiene el cristia-nismo con su entorno cultural. Los que venuna correlación significativa entre la fe y sucontexto enfatizan la necesidad de integrarlos conocimientos seculares y la doctrinacristiana; otros, que no desean renunciar aun contenido teológico importante, tiendena oponerse a las tendencias o modelos deconocimiento culturales, que más prevale-cen hoy día, basándose en el hecho de quela fe cristiana en Dios propone una visiónde la realidad radicalmente distinta.

2. La doctrina cristiana sobre Diosa. Padre, Hijo y Espíritu. La doctrina

cristiana acerca de Dios es la doctrina de laTrinidad. Este punto queda a menudo en-sombrecido por el análisis que se hace decuestiones acerca de «Dios» (como p.ej. laspruebas de su existencia) aislado de cues-tiones relativas a la Trinidad; este procesoda pie a que la doctrina trinitaria quede re-

1 Dios

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ducida a una versión particular de ideasteístas más amplias, lo cual impide conside-rar la enseñanza trinitaria como la formadistintivamente cristiana de conceptuar aDios. Aunque en ocasiones se considerafruto de especulaciones metafísicas inco-rrectas, es mejor entender la doctrina de laTrinidad como el intento de reconstruir laimagen de Dios como creador, redentor yperfeccionador de todas las cosas, sobre labase del don que Dios hizo de sí mismo enla persona de Jesucristo. La doctrina de laTrinidad condensa el relato escritural de losactos y el ser de Dios, así como la experien-cia eclesial de la salvación (véase El pecadoy la salvación 5 ), proveyendo un análisissobre la identidad divina como sujeto yagente de tales actos.

Las Escrituras no manifiestan una doc-trina trinitaria explícita, si bien existen fór-mulas y líneas argumentales (sobre todo enlas epístolas de Juan en el NT) de las quepuede derivarse el concepto central de estadoctrina. Las categorías trinitarias son unaimplicación de la confesión cristiana prima-ria que dice que Jesús, como ser humanocontingente, es Señor; es decir, que es quienencarna la presencia universal y la eficien-cia del designio salvífico de Dios. La con-fesión del señorío de Cristo le atribuye unaimportancia más allá de lo provisional, par-cial o local: como Señor, constituye el marcode referencia más amplio posible, dentrodel cual se conocen y juzgan todas las cosas.Su persona y su obra, especialmente sumuerte y resurrección, reordenan la rela-ción entre la creación* global y Dios, de unmodo tan radical y enteramente eficienteque sólo se le puede atribuir un carácterdivino. De aquí que Jesús ocupe el lugarabsoluto, o sea, no relativo, que característi-camente ocupa Dios, siendo objeto, en el NTy demás lugares, de unas expresiones ver-bales que están reservadas en exclusivapara Dios.

Esta confesión nos lleva claramente auna reconstrucción del concepto de Dios,dado que se pone un gran énfasis en el len-guaje usado y en los conceptos transmiti-dos, mediante esta relación de lo trascen-dente (Dios) con lo contingente (Jesús). Esto

no conlleva ineluctablemente una identifi-cación de «Dios» y «Jesús» hasta el punto deque ambos términos resulten intercambia-bles (aunque algunos pasajes de escritoresantiguos como Ignacio de Antioquía, c. 35–c. 107, se acercaron bastante a esto). Segúnel pensamiento patrístico desarrollado, ladoctrina de Dios incorpora asertos sobre ladistinción, dentro de la Trinidad, entre Pa-dre e Hijo. Esta distinción está relacionadacon otra ulterior: la existente, dentro de lateología de la encarnación, entre la huma-nidad y la divinidad de Cristo. Esta segun-da distinción enraíza al hombre Jesús en elser de Dios, mientras, al mismo tiempo,evita la adscripción literal e injustificable dela historia de Jesús a Dios, y afirma las dos«naturalezas» presentes en el «personaje» osujeto histórico, Jesús de Nazaret. La dife-renciación entre Padre e Hijo se caracteriza-ba por la extraña idea del «engendramien-to» o «generación» del Hijo por parte delPadre. Este término identifica al Padre co-mo el origen absoluto o el propósito funda-cional, que cumple su voluntad eterna enrelación al Hijo, quien es distinto y deri-vativo del Padre, pero (en contra de lo quedecía Arrio, c. 250–c. 336), en ningún senti-do posterior o subordinado a Él. Tras estasdistinciones subyace la intención principaly soteriológica de retener la divinidad deCristo como agente de la salvación, sinmenoscabar la libertad o globalidad del serdivino. El lenguaje trinitario consigue esteobjetivo considerando la relación entre Je-sús y el Padre como la encarnación de una«relación» intrínseca que se da dentro delpropio ser de Dios.

La doctrina se ve completada por lasafirmaciones sobre la divinidad del Espíri-tu, que radican en la comprensión del poderradicalmente creativo de Cristo presentecomo Espíritu en la experiencia cristianade la regeneración. Dado que el Espíritu esquien efectúa la unión con Cristo, así comola adopción de la iglesia en la vida divina,el ser y la mediación del Espíritu son tam-bién divinos. Según la tradición occidental,esta tercera distinción trinitaria ha gozadode unos cimientos menos sólidos (en partedebido al inmenso énfasis depositado sobre

Dios 1

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la cristología, y en parte a la interpretaciónque hizo Agustín* de las «personas» de laTrinidad como «relaciones sustanciales», unconcepto que enfatizaba la unión antes quela diferenciación). En Oriente se ha dadouna teología del Espíritu, más ricamentedesarrollada, que ha fomentado una com-prensión más pluralista de la Trinidad.

Por consiguiente, la idea fundamentalde la doctrina trinitaria sostiene que el sig-nificado cristiano del término «Dios» quedaestablecido en la historia de Jesucristo, en-tendido como la encarnación de la voluntadsalvadora de Dios, su actividad y su ser, ypresente y activa en el Espíritu. Definido detal guisa, Dios no es un único ser no dife-renciado, sino intrínsicamente relacional; launidad esencial de Dios consiste en la «re-lación» de las «personas» del Padre, Hijo yEspíritu (no hay que pasar por alto la fuerzametafórica de «relación» y «persona»). Enun sentido crucial, esta relación intratri-nitaria es el fundamento de la relación queexiste entre Dios como creador, redentor yperfeccionador, con todo lo que existe fuerade él. De aquí que el lenguaje trinitariointerprete los actos de Dios respecto a sucreación como una expresión de su propioser, y no tanto como actos externos realiza-dos mediante agentes intermediarios.

La doctrina de la Trinidad es, por tanto,un elemento esencial para la reflexión cris-tiana sobre la ética y la práctica pastoral.Como plasmación de la identidad divina, ladoctrina de la Trinidad también establecelas pautas fundamentales para el punto devista cristiano sobre el mundo tal y como es,y sobre la manera en que los agentes huma-nos deben comportarse en él. Tanto el cam-po moral como el agente moral deben cons-truirse a partir de la manifestación que Dioshace de sí mismo como creador, redentor ysantificador. Así, desde un punto de vistatrinitario, el mundo se considera algo crea-do por, relacionado con, e incondicional-mente deudor a Dios Padre, persona de lacual se deriva el orden ético y funcional delmundo. Más adelante, se verá el mundocomo inmerso en y transfigurado por la ac-tividad redentora del Hijo, en quien el pro-pósito original de la creación se renueva y

consuma. Por último, como la esfera en laque opera el Espíritu, la creación (y, sobretodo, la iglesia* como nueva creación) seconsiderarán una realidad en proceso detransformación, por medio de su reorien-tación hacia los propósitos de Dios, quienlas capacitará para servirle de una formarenovada.

b. Los atributos de Dios. El léxico rela-tivo a los atributos de Dios intenta carac-terizarle como ese ser particular que se ma-nifiesta a sí mismo. El sujeto de talesatributos (Dios) define los predicados, y esnecesario estar siempre alerta para evitarque influyan en este concepto los remanen-tes extraídos de contextos humanos. Losatributos divinos han sido clasificados demuchas maneras distintas, cada una de lascuales tiene un mayor o menor grado decomplejidad. La mayoría de ellas funcionanbasándose en una distinción esencial entreaquellos atributos que manifiestan la liber-tad absoluta de Dios y aquellos otros queexpresan el amor incondicional divino.Como ser libre, Dios es la fuente perfecta desu propio ser, poseyendo aseidad (lit. «de símismo»), no sometido a determinación al-guna de cualquier realidad fuera de sí mis-mo (de aquí que sea «impasible»); a la horade conformar sus intenciones y actos,irresolubles en cualquier estadio anterior,Dios está gobernado únicamente por supropia voluntad. En este sentido, la relaciónentre Dios y la creación es una de gracia, tansólo el fruto del modo en que él dispone desí mismo, una relación en la cual retiene susabsolutas majestad, soberanía, gloria y san-tidad. Dada su libertad, Dios trasciende lascondiciones existenciales de los seres crea-dos, tales como el tiempo, el espacio y lacontingencia; de este modo, Dios es eterno,inmutable, omnipresente y omnipotente.Sin embargo, esta trascendencia no implicaque Dios esté aislado de toda contingenciao sea incapaz de asumir libremente talescondiciones cuando el Verbo se hace carne.Por encima de todo, la libertad de Dios nose puede concebir como una ausencia totalde limitaciones, sino más bien como la liber-tad en la que como Padre, Hijo y Espíritu,elige, crea, sustenta, redime y santifica a su

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creación. La libertad divina es una libertadpara amar; su soberanía es su invicto domi-nio a favor de su creación; su santidad es supoder para santificar; su justicia es el actomediante el cual defiende su causa (y, porende, la de sus criaturas) frente al caos delpecado; su gloria se manifiesta en el modoen que la comparte con la humanidad; suunidad como Dios trino queda explícita ensu establecimiento de la comunión consigomismo, mediante la creación y elección dela humanidad según una fórmula pactual.Así, los atributos de Dios no describen unarealidad divina anterior a la manifestaciónsalvífica que Dios hizo de sí mismo, sinoque apuntan a sus actos voluntarios en lacreación y el pacto sellado mediante CristoJesús, como elementos esenciales de su ser.

3. Dios, la ética y la teología pastoral

a. Dios, el credo y la acción. Un elemen-to fundamental de la convicción cristianaacerca de la realidad es el aserto de que«Dios existe». En consecuencia, cualquierproposición sobre los actos cristianos mora-les y pastorales ha de serlo, al mismo tiem-po, de Dios y de sus obras: la teología moraly la pastoral son modos dentro de la doc-trina de Dios. No podemos aislar la agendacristiana, sin que ésta no se vea perjudicada,de la credenda cristiana relativa al carácter ylos propósitos de Dios. De este modo, lareflexión sobre la obra cristiana se funda-menta en el credo básico de la comunidadcristiana. Esta estructura dogmática semanifiesta a través de una serie de activida-des, propias de un credo, cúlticas y prácti-cas, pero, sobre todo, en la Escritura, queproporciona la base normativa y crítica dela identidad cristiana, tal y como la confor-ma la actividad creadora y redentora delDios trino. Las creencias cristianas, expresa-das de tal modo, hacen que los creyentescristianos adopten cierto modo de entenderel mundo y a sí mismos. Este credo carac-teriza el campo dentro del cual tienen lugarlas prácticas morales y pastorales, y al mis-mo tiempo a los agentes dentro de ese cam-po, sobre todo en referencia a las conviccio-nes básicas acerca de Dios. Por consiguien-

te, creer en Dios, si bien constituye una re-ferencia primaria y objetiva a la realidadtrascendente de su Persona, también inclu-ye ciertos aspectos que tienen que ver conel ser humano como tal y que le son intrín-secos: describe el mundo en el que actúanlos agentes cristianos, prescribe las pautasmorales y fomenta o prohíbe determinadasprácticas, hábitos y estructuras de delibera-ción y acción (veáse D. D. Evans, The Logicof Self-Involvement, Londres, 1963). El con-cepto de la relación que hay entre la creen-cia en Dios y la acción moral debe trascen-der el modelo formal precepto-obediencia,definiendo las conexiones entre la estructu-ra dogmática, la comprensión de uno mis-mo y la práctica.

b. El campo de acción. La doctrina cris-tiana de Dios se traduce en una compren-sión particular de la realidad. Esta com-prensión no es meramente «teísta» en unsentido genérico, sino más bien una formade entender la realidad como la esfera de laacción creadora y redentora de Dios. Sobretodo, la forma que tiene el cristianismo deentender la realidad queda especificada enla resurrección de Jesús de entre los muer-tos, como anticipo de la recreación de todaslas cosas. Su resurrección, y la participaciónque, por medio de la gracia, tiene en ella elpueblo de Dios mediante el poder del Espí-ritu, constituyen la «nueva creación» que esdeterminante de la propia naturaleza de lacreación. Basándonos en la resurrección deJesús, podemos considerar que la creaciónse halla en un proceso de transformación,cuyo objetivo es la perfección gloriosa (Ro.8:19-23). La «novedad» de esta creación im-plica que su transfiguración escatológica noes la plasmación de posibilidades latentes,sino una alteración completa de la creación,de tal modo que pueda alcanzar su consu-mación al convertirse en lo que Dios pro-yecta que sea.

Este proceso escatológico constituye elorden de la realidad como creación. El ordende la creación no viene determinado, pri-mariamente, por referencia a su orden pri-migenio «en el principio», sino por su re-dención a través de Cristo, en quien secumple su verdadero propósito. Así, el or-

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den moral de la creación (su sentido u or-denación como esfera de la actividad huma-na) es un proyecto consumado de Dios, yconstituye su regalo. Esto quiere decir, enprimer lugar, que existe un orden moral: larealidad no es un mero proceso aleatorio.En segundo lugar, conlleva que el ordenmoral se descubre mediante actos de obe-diencia, no tanto por la imposición de agen-tes autónomos. En este punto la fe cristianadiscrepa de los dogmas existencialistas(véase Ética existencialista*) acerca del va-lor moral como creación pura de la volun-tad humana; también se separa de la com-prensión exclusivamente tecnológica de larealidad, que sostiene que ésta carece demás orden que el que le atribuyen los pro-pósitos humanos. Por consiguiente, cuandodeliberamos sobre el estatus del feto huma-no, por ejemplo, la doctrina cristiana deDios se opone a los intentos de definir (ypor tanto circunscribir) ese estatus median-te la sola referencia al proyecto de vida decada uno de los dos progenitores. También,al abordar los temas ecológicos relativos ala utilización de la naturaleza, la doctrinade Dios nos impedirá delimitar el significa-do de la naturaleza como la mera materiabruta destinada a la administración huma-na. Por tanto, un elemento intrínseco a lasafirmaciones cristianas acerca de Dios es laaseveración de que el agente humano no esel origen del orden moral, sino más bien elmediador de un orden establecido mediantelos actos trascendentes de Dios (véase T. F.Torrance, Divine and Contingent Order,Oxford, 1981, pp. 128-142).

Como realidad en proceso de transfor-mación hacia su meta escatológica, la nuevacreación existe como antítesis al antiguoorden del pecado y de la muerte*, que haquedado definitivamente desbancado me-diante la obra de Dios en Cristo. En conse-cuencia, la teología cristiana entiende elcampo de la actividad humana como unoen el que el desorden, la injusticia y la opo-sición a los designios de Dios ya han que-dado «despojados» (Col. 2:15), y en el quese halla firmemente establecido el triunfode los propósitos divinos. Esto limita elalcance de la actividad cristiana y, al mismo

tiempo, la dota de una forma específica. Laacción cristiana está limitada en el sentidode que el triunfo del nuevo orden de Diosno necesita de la actividad humana paracompletarse, activarse o ponerse por obra,dado que ya está asegurado en Cristo y esefectivo mediante el Espíritu. Sin embargo,esto no quiere decir que la actividad cristia-na sea superflua, sino que deriva su podergenerador (así como su estructura defi-nitoria) de la actividad del propio Dios, enla que se ve incluida por su gracia, y en laque existe como testimonio humilde y pro-visional, pero verdadero. Además, esto exi-ge de nuevo un conjunto distinto de cate-gorías según las cuales construir ese campomoral, interpretando el mundo, su historiay la actividad humana en ésta como ele-mentos en correspondencia u oposición alreino venidero de Cristo, el del buen ordendivino. El gobierno de Dios en Cristo (en elque participa la comunidad de los creyen-tes, por gracia, al estar «sentados… en loslugares celestiales en Cristo», Ef. 2:6) cons-tituye el contexto en el que debemos inter-pretar toda realidad. Y esto es extensivotambién al área de la actividad moral. «Laiglesia precede al mundo a nivel epistemio-lógico» (J. H. Yoder, The Priestly Kingdom,Notre Dame, IN, 1984, p. 10).

c. El agente. La mediación humana delorden moral de la realidad no se limita a lapercepción intelectual del mismo; más bientiene que ver con la disposición obedientedel yo moral en todos sus hábitos, prácticasy modos de existencia, tanto individualescomo sociales, frente al gobierno salvadorde Dios en Cristo. En consecuencia, la doc-trina cristiana de Dios proporciona unacomprensión específica del yo*, y deriva suexistencia de la respuesta a y responsabili-dad ante Dios. En términos formales, estosignifica que el punto de vista cristianosobre el yo moral se interesará menos quealgunos estilos de filosofía moral por losactos particulares, la voluntad o el procesode deliberación; en cambio, se centrará enlas convicciones sobre la realidad que seexpresan y transmiten en el estilo de vidadel agente, para el cual son fundamentaleslas convicciones acerca de Dios.

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La implicación primaria que tiene ladoctrina cristiana de Dios sobre la com-prensión del agente humano es que losseres humanos son criaturas de la graciadivina. Discrepando con el énfasis insis-tente, nacido en la Ilustración*, sobre ladinámica de la autocreación como elemen-to básico de la personalidad moral, la teo-logía cristiana considera el ser interiorcomo algo esencialmente dependiente dela palabra y obra creadora y redentora deDios. De aquí que la fe* y la gratitud seanfundamentales para la definición del agen-te humano: la fe, en su sentido más amplio,como apertura, receptividad a y confianzaen la determinación divina, y la gratitudcomo la orientación de la vida activa de lapersona hacia la gracia y la bondad divi-nas. Dentro del contexto de la redención,este énfasis en la pasividad como algoadecuado para la humanidad se expresaen términos de la centralidad que tienenlos actos divinos de la justificación* y lasantificación*, como elementos primariospara la psicología moral del creyente. Tan-to la justificación como la santificación seenraízan profundamente en la creencia tri-nitaria: en la eterna voluntad salvadora delPadre, la obra reconciliadora del Hijo y elconvencimiento subjetivo que provoca elEspíritu de esta reconciliación*. El efectoque tiene este proceso de convertir talesconceptos soteriológicos en algo básicopara la definición del ser humano es el derestar importancia a los actos humanos a lahora de evaluar el valor de la humanidad.La obra humana no es el origen de la jus-tificación (aceptación según el juicio divi-no) ni de la santidad; en cambio, tales actosson medios por los cuales la persona enCristo corresponde a la obra previa deDios, es decir, la renovación del ser. Estosepara claramente la antropología cristia-na de esa derivación de la tradición mar-xista (expresada a menudo en la ética de al-gunas teologías contemporáneas sobre lajusticia y la liberación; véase la Teología dela liberación*) según la cual la actividadhumana es el punto donde se constituye larealidad como algo dotado de propósito(véase G. Lukacs, The Ontology of Social

Being 3: Labour, ET, Londres, 1980). La doc-trina cristiana de Dios libera al agente hu-mano de la responsabilidad por la creaciónde un sentido y orden moral últimos, o delestablecimiento y mantenimiento finalesde la identidad de la persona (dado que talidentidad queda fijada por el proceso di-vino de la elección, el llamamiento y laglorificación).

No obstante, dado que, como criatura dela gracia, el ser humano queda restauradoal pacto que rompió el pecado, él o ellavuelve a entrar en la esfera de la obligaciónpactual. La gracia es teleológica: su fin noes únicamente la erradicación del pecado,sino la evocación de una vida de actos deobediencia, en conformidad con la volun-tad de Dios. La pasividad fundamental dela criatura humana se ve así complementa-da por una actividad no menos fundamen-tal, como copartícipe del pacto establecidopor gracia. Como colaborador en este pacto,el agente moral existe bajo el mandato deDios, Señor del pacto.

El término «mandamiento» exige unadefinición precisa, para evitar que se inter-prete como mera tiranía cuyo origen está enun poder absoluto y superior. Los manda-mientos absolutos de Dios, como mandatosdel Creador y Redentor, son expresión delos amantes propósitos divinos para suscriaturas; su objetivo no es el menoscabo ola esclavitud de la persona, sino su libera-ción para desarrollarse dentro del buenorden del pacto. Por tanto, la «ley» (en elsentido de mandamiento divino) es unaforma de la gracia, y da testimonio de lamutualidad del pacto, en el que la agenciadivina exige como respuesta determinadospatrones de actividad humana (véase C. H.Dodd, Gospel and Law, Cambridge, 1951 yBarth, CD II/2). El mandamiento de Dios,al ser mandamiento de Dios, exige unaobediencia sin reservas. Sin embargo, estono conlleva un rechazo absoluto de la de-liberación moral; antes bien, implica añadirun nuevo matiz al significado de la misma.La deliberación no es el sometimiento vo-luntario de los mandatos divinos al juiciohumano: en este sentido es perfectamentecorrecto el concepto que expone Dietrich

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Bonhoeffer* sobre este punto, presentandola esencia del pecado humano por medio dela imagen del «fariseo», que establece laordenación de toda la vida en torno a supersona, como baremo de discriminaciónmoral (véase Ethics, de este autor, pp. 16ss.).Propiamente dicha, la deliberación es el or-denamiento consciente del ser humano, queofrece su confiada aceptación y compromi-so con el mandamiento de Dios, conside-rándolo su máximo bien.

La elección que hace Dios de colabora-dores humanos mediante su pacto, conse-guida en la persona de Jesucristo (Ef. 1:5, 11,12), constituye así la fuente de la obligaciónmoral*. La obra de Dios en Cristo conformatambién específicamente la vida humanaen obediencia a Dios. Ésta es la fuerza quedestila la expresión «imitación de Cristo».Imitar a Cristo no supone hacerlo como unesclavo, sin entenderlo, o anular la distinciónesencial entre la obra consumada de Cristoy los actos éticos cristianos. La imitación esconsecuencia de la obra redentora de Dios,no su continuación ni la puesta en prácticade su efectividad. Se trata, pues, de imagi-nar a Jesús como modelo de la agencia mo-ral humana, cuyo seguimiento conlleva tan-to la conformidad previa con Cristo, hechapor el Espíritu, como la rigurosa demarca-ción de la distancia entre las obras de Cristoy las realizadas por el creyente. Las perso-nas llegan a existir a imagen de Dios como«analogías» de la humanidad de Jesús. Enconsecuencia, la teología moral y pastoralse interesará por la virtud humana*, nocomo un conjunto inmanente de cualidadeso una teleología natural inherente al serhumano, sino como el fruto del Espíritu: laparticipación en el proceso pascual de lamuerte y resurrección de Cristo.

4. ConclusiónEl destino de la teología moral y pastoral

cristiana descansa, en gran medida, sobresu capacidad de articular su propio campoespecífico (que, en última instancia, signifi-ca la doctrina de Dios, expresada en catego-rías cristológicas y trinitarias). Únicamentesobre ese fundamento tiene posibilidadesde seguir su propia vocación, porque tanto

en su contenido como en su método estádeterminada (como toda la teología cristia-na) por la referencia al primer mandamien-to, manifestado de forma suprema en elVerbo hecho carne.

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