deontologia medica y fenomenosmisticos · 2018. 4. 10. · deontologia medica y fenomenosmisticos...

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DEONTOLOGIA MEDICA Y FENOMENOSMISTICOS MIS TIC A y PA TOLOGIA (*) f. VALENTIN DE SAN JOSE, O. C. D. Con frecuencia se encuentran el sacei-dote y el médico a la cabe- cera del mis1110 enfermo entre apenas contenidos gemidos de los familiares, que sollozan por una próxima desgracia nadie ya en la tierra podrá detener. N o es este caso extremo el único en el que se encuentran juntos el médico y el sacerdote. Hay muchas clases de enfermos en los que se hace necesaria EiU pl'esencia y co- laboración, además de los ministerios que respectivamente tienen que ejercitaí' en virtud de sus elementales deberes, como son: el médico, examinar, estudiar y curar, si puede, la enfermedad ele los cuúpos; el sacerdote, alentar el ánimo, para preparar y limpiar el alma. Entre el alma y el cuerpo hay una íntima e inseparable cone- xión. En muchos casos no sabe el hombre discernir ni precisar los límites de la actividad de cada uno de éstos ni su influencia recí- proca. Misterio lleno de oscuridad, que nos obsesiona y nos inte- reiia en gran manera conocer .. Hay tres vidas en el hombre: la vida vegetativa, la vida sensi- tiva y la vida espiritual. Pero estas tres vidas tienen un mismo ori- gen y proceden de una misma causa. N o hay tres oríg{'nes en el hombre que produzcan esas tres vidas. El alma es el origen y la fuente de las tres y todo acto vital procede del alma. El alma es la vida de todo el cuerpo y la causa motriz de cada una de las ac- ciones del cuerpo. Cuando el alma deja de animar el organismo, sobreviene la muerte. El médico lucha contra la enfermedad y con- tra la muerte. Estudia el medio de poi1er vigor y salud en el cuerpo, y cuando no puede poner vigor y salud, trabaja por detener al alma (*) Exl,l'lICIO cle una conferrrir:in prolll\ncínlla en el curso oreUnarío ,cle la Ber· munclall ele l1']('clicos rle Sun CosJIle y San Damiún ele Maelriel el elía 31 ele octnlll'e ele 1945.

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  • DEONTOLOGIA MEDICA Y FENOMENOSMISTICOS

    MIS TIC A y P A TOLOGIA (*)

    f. VALENTIN DE SAN JOSE, O. C. D.

    Con frecuencia se encuentran el sacei-dote y el médico a la cabe-cera del mis1110 enfermo entre apenas contenidos gemidos de los familiares, que sollozan por una próxima desgracia ql1~ nadie ya en la tierra podrá detener. N o es este caso extremo el único en el que se encuentran juntos el médico y el sacerdote. Hay muchas clases de enfermos en los que se hace necesaria EiU pl'esencia y co-laboración, además de los ministerios que respectivamente tienen que ejercitaí' en virtud de sus elementales deberes, como son: el médico, examinar, estudiar y curar, si puede, la enfermedad ele los cuúpos; el sacerdote, alentar el ánimo, para preparar y limpiar el alma.

    Entre el alma y el cuerpo hay una íntima e inseparable cone-xión. En muchos casos no sabe el hombre discernir ni precisar los límites de la actividad de cada uno de éstos ni su influencia recí-proca. Misterio lleno de oscuridad, que nos obsesiona y nos inte-reiia en gran manera conocer ..

    Hay tres vidas en el hombre: la vida vegetativa, la vida sensi-tiva y la vida espiritual. Pero estas tres vidas tienen un mismo ori-gen y proceden de una misma causa. N o hay tres oríg{'nes en el hombre que produzcan esas tres vidas. El alma es el origen y la fuente de las tres y todo acto vital procede del alma. El alma es la vida de todo el cuerpo y la causa motriz de cada una de las ac-ciones del cuerpo. Cuando el alma deja de animar el organismo, sobreviene la muerte. El médico lucha contra la enfermedad y con-tra la muerte. Estudia el medio de poi1er vigor y salud en el cuerpo, y cuando no puede poner vigor y salud, trabaja por detener al alma

    (*) Exl,l'lICIO cle una conferrrir:in prolll\ncínlla en el curso oreUnarío ,cle la Ber· munclall ele l1']('clicos rle Sun CosJIle y San Damiún ele Maelriel el elía 31 ele octnlll'e ele 1945.

  • DEONTOLOGÍA. MÉDICA Y FENÓMENÓS MÍSTICOS 507

    en el cuerpo, combqtiendo la enfermedad.que destroza el organismo y hace imposible su, información por el alma.

    Admirables son y hien sorpr~ndentes los conocimientos y los adelantos que la ciencia médica ha realizado y realiza continuamente en la elaboración ele específicos prodigiosos y en la curación de en-fermedades.

    El médico estudia con frecuencia la vida elel cuerpo yel moelo de conservarla, como si no hubiera alma y como si lq. vida proce-diera de la organización exclusivamente fisiológica del cuerpo. En reali,dad, la medicina 110 necesita estudiar el alma y sus propieria-des, aunque de. ella proceda la vidét~; porque )a base de la medicina para conservar .la vida es conservar sanos todos los órganos corpo-rales, sin 10 cual, el alma, forma y vida deLcuerpo, no podría con· tinuar más tiempo viviendo en él.

    ¡ Maravilla es ésta y misterio escondido a los hombres y que Dios se ha 1-eservado para Sí mismo! El alma esla vicia clel cuerpo y el cuerpo a su vez necesita estar apto y dispuesto para recibir la vida del alma. En la tierra, niúguno de los dos poclrá vivir sin la ayuda del otro. Se ignora, y aquí abajo nunca lo sabrá la eiencia, el secreto de ese enlace misterioso, el funcionamiento y eÍlgranaje entre el alma y el cuerpo. Llega un momento, el señalado por Dios para cada cual, en que el cuerpo no ohedece a la ciencia ni a los medicamentos y el alma deja de comunicarle vida, retirándose.

    Siempre vemos el cuerpo y el alm:a uniclos, porque el hombre consta ¡esencialmente de alma y de cuerpo. Los clos comp011ente~ forman el hombre completo; los dos viven íntimamente abrazados, dándose y sosteiliéndose mutuamente la vida. Cuando el cuerpo su-fre el definitivo desmayo, emprende el alma su vuelo a las altura::: como sabemos por la fe.

    * * >1< La medicina estudia el cuerpo; la .filosofía, particularmente en

    la psicología, profundiza el estudio elel alfl:1a y de sus propiedades y facultades. ¡OIjalá se abrazaran en un progresivo perfecciona-miento la ciencia médica y la psicología católica! Tendríamos com-pleta la ciencia de! hombre ~~)(lo.

    La ciencia del hombre todo ... , pero no completo. Y,por 10 mismo, debemos decir que no tendríamos ni la cienc.ia del todo; porqqe hay algo puesto por Dios en e! alma, que es propiedad ex-clusiva del alma. Nada sabe el cuerpo de ello. N o es la vida enti·

  • 508 P. VALENTÍN DE S. JOSÉ, o. c. D.

    tativa del alma, pero es más importante y trascendental que la mis-ma vida entitativa del alma. Esto es la vida sobrenatural del hombre. Algo de esta vida ,sobrenatural y espiritual, 'en sus diferentes mani-festaciones y fenómenos y en relación con la actitud que el médico' ha ele observar en ellos, es 10 que pretendo yo ahora recordar hre-vemente en estas líneas.

    * * * Dos clases ele estudios' claramente limitados y definidos analizall

    al hombre. Estos estudios, que están casi aislados los Ull0S de los ; 'Otros, no debieran estarlo, así como por su parte deberían tener trato

    más íntimo ,y relacionarse científicamente las personas que por dife-rentes finalidades se dedican a los mismos, porque, siendo estudici~ complementarios sobre el mismo sujeto, se ayudarían de modo ad· mirable y mutuamente se darían luz y c.laridad. Son los estudiOS teo-lóg'icos del sacerdote y los estudios del médico, los cuidados el el sacerdote y los cuidados del médico.

    El sacerdote es sacerdote para ser santo y consagrado a' Dios. Esta es \.(U obligación primaria y esencial. Pero el sacerdote, que, además de procurar con todo esfuerzo la santificación propia, dirige las actividades de su ministerio hacia SltS semej antes, las dirige para bien de las alma's, para procurar con celo santificarlas, mostrarlas el camino de la santidad y cómo se adelanta por él. El sacerdote es apóstol, y el apóstol tiene la misión de llevar, sin reparar en can-,sancios o en dificultades, la luz de Dios a las almas y éstas a la verdad ele Dios en la propia santificación, Las almas deseosas ele perfección y ele virtudes se ponen en las manos del sacerdote para que el sacerdote las enseñe' a .vivir en Dios, a prepararse para re-cibir la iluminación de la luz de Dios, a ser santas. El sacerdote, director espiritual, estudia el alma, habla al alma, para enseñarla él vivir la vida sobrenatural, para enseñ:arla el ejercicio ele las virtudes, la belleza de las mismas, el amor de Dios, los caminos rIel amor y los obstác.ulos que la impidan vivir perfectamente las vir-tudes o entrar en la intimidad del Señor para ser iluminada con su misma luz y vivir su misma vida. El sacerdote mira al alma y se ocup~ muy poco del estudio elel cuerpo, a pesar de 1 a trabazón y conexión que tiene con el alma y de que es el instrumento pan alcanzar las virtudes y, la perfección.

    El médico estudia el cuerpo, analiza minuciosamente hasta sus más Íntimas células, así como las afecciones benéficas o perjudicia-

  • DEONTOLOGÍA MÉDICA Y FENÓMENOS MÍSTICOS 509

    les. a su salud. Es ésa la obligación del médico. Apenas si se ocupa elel alma y de sus actividades espirituales. N o pertenece esto a su finalidad profesional, y si modernamente estudia las enfermedades y funciones psíquicas con tanto análisis y con tanta precisión., es por la relación que tales afecciones tienen con la salud del cuerpo y para conservarla o devolvérsela. Maravillosamente ha progresado la ciencia médica en este análisis y estudio, pero nunca 10 hace con finalidacl propia en orden a la vida 'espiritu~l propiamente di~ha y a las virtudes. N o es éste su fin y tiene, sin embargo, importancia grandisima. Hoy ya se da más cuenta el médico católico ele la suma utilidad que tiene este estudio pa.ra su profesión y con frecuencia sigue con interés conferencias y círculos encaminados á darle una orientación sobre las ciencias elel espíritu, no tanto para su utiliza-ción personal como para su orientación deontológ'ica ·en la materia. Interés que debe servir de estímulo al sacerdote para que no se que-de atrás en la información de ciertos elementales conocimientos de la medicina para aplicarlos en su sagrado ministerio. i Cuántas ve-ces en éste, tratando a las almas. en su vida espiritu~l, en sus luchas y en sus dificultades íntimas, el sacerdote santo y oeloso, pero in-experto, quisiera tener a su laelo a 1111 médico sabio y de confianza para que le asesorara y le ayudara con sus orientaciones! Porque. la enfermedad entra tan Íntimamente en la naturaleza humana y estú tan oculta, que llega a confundirse muchas veces con los mismos act~s voluntarios, y el sacerdote no acierta sin la luz especial de Dios y sin la ayuda ele la ciencia médica a descubrir en muchas ocasiones cuándo es acto voluntario ni cuándo es enfermeclad. Es necesario el conocimiento médico para dar el consejo moral con acierto en estos casos. Tanto el director espiritual como el médico desean aclarar la trabazón y la conexión, así como la influen~ia que puede tener y ele hecho tiene la vida del alma en el cuerpo y las afecciones y trasto~-nos del cuerpo a su vez en la vida espirituaL

    * * >1<

    El alma y el cuerpo no pueden estar sin ejercer mutua influen-cia el uno en el otro en los efectos ordinarios. Pero esta influencia .. aunque parezca extraño, es inmensamente más considerable en los efectos extraordinarios, cuales S011 los hechos 'jlfenÓ111e'l10S místicos de que trataremos aquí.

    El alma recihe en sí, por las influencias místicas. una luz, 1111

  • \

    \

    510 P. VALENTÍN DE ·S, JOSÉ, O. c. D.

    conocimierito, un ail10r que no poseía ni podía de suyo naturalmen-te producir. ¿Trans111ite,algo de esto al cuerpo? ¿Le hace partí-cipe de ello y le comunica lo que ella recibe tan. delicadamente de la misericordia de Dios? El cuerpo recibe impresiones y sien~e afec-ciones en su organismo según la com1111icación superior que se hace en las potencias del alma. N o es tan calrada t(sta comunicación que con mayor o menor fuerza no trascienda a '10 s·ensible. El orga· nismo no puede pasar sin alguna impj-esión de lo que el alma, por modo maravilloso, clirectali1ente recibe de Dios, en lo que llamamos c.omunicación mística. No tiene proporción la impresión ni sabe el organismo explicar la causa, pero algo percibe d'e 10 que el alma recibe. Conviene prefijar hien l antes los conceptos de mística, cuá·· les se consideran hechos o fenómenos místicos) hasta dónde llegan. cuáles son sus efectos. Determinaremos también algunas nociones que nos puedan servir sobre las afecciones patológic~s.

    Es verdad tan axiomática en cualquiera ciencia, como 10 es en la filoso'fía, que, teniendo daros y seguros los principios, no habrá miedo 'en sacar las legítimas conclusiones. Aunque no sea tan cla-ra verdad ésta que pueda suplir a la incertidumbre y falta de pre-cisión que caracteriza a las ciencias experimentales en el enunciado de sus respectivos principios. I"a Místip y la Patología son cien-c.ias experimentales.

    La Mística es ciencia del cielo hajada a la tierra, porque es la obra directa de Dios en ,el alma, produciendo de modo maravilloso en ella efectos que sobrepasan en luz, en conocimIento y en regalo a todos los humanos. La, mirada dpl homhre,si no va iluminada yfortalecicla con luz más alta que la luz de la tierra, no puede lle-gar a percibir tanta delica'deza; ni puede el corazón humano. en ensueños de' regalo, ni muy remotamente siquiera, llegar a adiv'i· nar éstos efectos que Dios pone en el alma que ha escogido para tales mercedes, y el alma, por su parte, no puede menos de dejar traslucir en el cuerpo algunos reflejos y .fenómenos de lo íntimo y sahrosamente recibido. bel gusto de esos reflejos dijo quien me-jor de ellos ha sabido hablar "que a vida eterna sabe-Y toda de1tda paga", y baj o c.uyos efectos el alma "queda s1:empre no sa-biendo-Toda sdenáa trasceHd1:el1do)), por' ser conocimiento sobre todo conocimiento humano Y luz y sentimiento sobre la luz y el sentir ele los sentidos humanos.

    La Mística es un efecto espiritual especial recibido de Dios en el alma y que 110 guardf! relación directa con el g-radocle gracia

    I

  • DEONTOLOGÍA MÉDICA Y FENÓMENOS MÍSTICOS 511

    que el alma tiene. Al alma en que son frecuentes estos fenómenos -qon frecuencia relativa-se la llama mística. La c.iencia mística es, por 10 tanto, ciencia exp~rimental de los hechos místicos. Si el hecho místico no guarda relación con el grado de gracia, mucho menos guardará ni tendrá relación, ni en su orig'en ni en su pro-ducción con el cuerpo, ni c01~ su estado y condiciones de salud o de enfermedad, porque es Dios quien lo hace, y Dios es elueño ele todo, obrando,. en expresión ele San Juan de la Cruz, "cuando qllierr ji C01I¿0 qlt'iere. El porqué El se lo sabe", Es infusión ele luz y de amor puestos por Dios en las potencias de! alma, Podrán rea1izars~ en alguna ocasión circunstancial, pero son obra directa de Dios en las almas y realiza esta obra ele amor para poner conochniento suyo o ele un~ verdad relacionada con El mismo en el enteÍ1climiellto o pone un abrasador amor en el alma, que al mismo tiempo ilu-mina el entendimiento, N o es un conocimiento frío, como de cien-cia humana, sino con inflamación de subido amor en la voluntac1. Siempre es obra directa de Dios y, como Dios, produce efectos inefables en el alma y en sus potencias, donde se recibe, siendo el primer efecto una presencia Íntima ele Dios en la misma, ele cuya presencia procede la inundación dic.hosa del conocimiento y elel amor, quedando las potencias como rebosando en sus propios oh-jetos de entender y ele amar. Algunas veces los efectos místico" elejan ele ser gozosos, por serlo de purificación, que causan ahra-sadora y tormentosa aüsiay terrible dolor y angustia, ,Este dolar intenso-San J1.,lan ele la Cruz lo denomina horrendo-viene a ve-ces al alma y ofrece particular interés cuando coincide tener el cuerpo alguna enfermeelad, más biell de corazón o de organismo:, internos que ele órganos exteriores. \

    _ ,!\odos apreciamos, sin ser médicos, l~ que ~s la enfermedad )' 10 que entendemos por ella; mas solamente los verdaderos profe-sionales pueden diagnosticar cuánelo se trata de verdadera enferme-dad, las causas de la misma y los remedios más conducentes para combatirla hasta que vuelva a recuperarse la salud perdida, Pode-mos decir que la enfermedad es el desequilibrio o lesión de las re-laciones vitales o ele los órganos )'l;niembros del cuerpo, La en--fermedael siempre radica en el cuerpo, El alma se sentirá afectada más o menos por estos de.sequi1ibrios o lesiones, que producen clis-tintos y hasta contrarios efectos en ella, 'y, aunque espiritual, no podrá menos de recibirlos, por la trabazón que tiene con el cuerpo por medio de las vidas vegetativa y ¡sensitiva,

  • 512 P. VALE~TíN DE s. JOSÉ, o. c. D.

    Las enfermedades que más se acercan a los fenómenos y he_o chos místicos en sus manifestacione9 externas son las que de;1O-minamos psíquicas. Hasta con el nombre parece que qZleremos sig~ nificar enfermedád o desequilibrio del alma. Pero el alma 110 se

    . desequilibra. Se dese~lui1ibra el organismo; por medio del cual ac-túan las facultades 'elel alma, aunque ese organismo sea tan sutil y tan reéónelito en sus más Íntimas relaciones con el espíritu que pase inadvertido al escrutinio de los especialistas más hábiles y perspicaces. La neurastenia, la psicastenia, las diferentes formas ele esquizofrenia, por ejemplo, están en el cuerpo yhan ele ser ana-lizadas y localizadas en el cuerpo, aunque de un modo muy inde-terminado y peculi¡lr, perfeccionado cada día más en sus métodos

    Siempre nos lleva el estudio y la razón a este complejo del homhre: el alma y el cuerpo unidos y conviviendo, el cuerpo v el alma influyénc10se 1i1utua y misteriosamente, sin que nos sea daro poder precisar los límites de cada uno. Pero el cuerpo se ve y' ,e palpa, y sobre él radica clir·ectamente la ciencia experimental y el alma, que forma y desarrolla su vida, y la ciencia, por medio de sus potencias, no acierta o no sabe analizarse ni tener experiencia de sí misma en. sus fuerzas {larticulares sobre el cu·erpo.

    La ciencia experimental 110 puede estar' contra' los principio:; filosóficos ni cont1~a las verdades de la fe. Los primeros son la~ bases de la ciencia, cualquiera Clue ésta sea, y están sacados o con-trastados por la' qbservación ll1~ida a la razón y cimentados sohre las verdades de Dios, Autor de toda verdad y de todas las leyes, .ele la fe y de la naturaleza, sobre las cuales versa la ciencia. SOll los principios los que tienen que guiarnos en el camino de la ex-periencia.

    Ahora bien: el hecho místico es una acción dir·ecta e il)nie-eliata que produce Dios en el alma, generalmente en sus potencias Pone, Dios en el alma, sin el servicio ele los sentidos, luz y noticia

    l'

    de conocimiento y de amor. El medio ordinario de adquirir los conocimientos son los sentidos. Decimos frecuentemente esta ver-'dad: los sentidos son el 'Inedio del -conocimiento. Pero Iíios 110 está sujeto a ninguna ky. Dios es su misma ley, y todas las leyes, como todas las causas, han sido fijadas ~'por El según su libre vo-hl11tacl, no estando sujeto a ninguna. Dios obra aquÍ, como en el milagro, por encima de las leyes ordinarias, siguiendo sus leyes ele amor y de misericordia. Por ,encima ele esas leyes pone en el alma, por la comunicación mística, sin el intermedio ele los sentielos, no-

  • DEONTOLOGÍA MÉDICA Y FENÓMENOS MÍSTICOS ,513

    ticia alta y clara de amor divino, N o entró por los sentidos est3 noticia ni esta luz. El alma vive entonces una más levantada y

    . pm'a vida y una más clara y hermosa verdad y actividad, no C011-taminada ni oscurecida por la materia de los sentidos. La ha pu~st(] Dios ·en el alma. por modo misterioso y altísimo, haciéndola parti-cipante de su misma vida, no a través de 10 opaco ele la materia de los sentidos, sino con la mirada direc.ta del mismo Dios, mirach llena ele' luz y de dicha, que se refl'eja en 10 íntimo del alma, iltlmi-nándola. e inundándola'; toda de vida y de luz soheranas elel cielo.

    Esta vida, esta noticia recibida, clara y secreta, pura y sohre-manera hermosa, como reflejoinigl1alabl,e que es ele la luz divina, • no deja de producir algunos efe

  • 'i !

    514 . P. VALENTÍN DE s. JOSÉ. o. C.O.

    I tanta luz, 110 adquirida ni es posible adquirir p~.r el cuerpo, que aun en este mundo llegó a participar algo ele la vida tan intensa que el alma vive, abstraíclo ante la cual,' suspende las leyes orelina rias de su desarrollo, no ya tan sólo d~ la sensación y de la grave-dad, sino hasta de la misma vitalidad, aunque Dios, autor y co-municador de tanto regalo, hace que el cuerpo continúe viviendo.

    N uestra gran Santa ,Teresa dice que se ve y siente morir, S;]1 cIue pueda poner remedio, quien 10 pasa, atraído por esta dl1lcísimi1 llamad;=¡ de luz de Dios y esta muerte bien sahrosa. Cuando el éx c

    tasis es de completo rapto, ni morir se siente ni nada, sino sólo está atenta a la luz que se la cbmunica, y el c.uerpo Clueda todo in-sensible. -

    Santa Teresa describe un caso suyo, uno ele los muchísimos CJue recibió, en las 1M oradas Sextas. Más envidiahle I"S todavía lo que dice San Juan ele I;;t Cruz: que la muerte ele estas almas, aun-que al exterior parezca ser por longura de días o por enfermedad de cuerpo, es por ímpetu ele soberano amor de Dios, Padre amo-roso, que envuelve en amor y ahrazaen íntima efusión al alma que, envuelta en la divina luz y ahrasada en e! fuego recibido, es transportada al cielo.

    Nunca la ciencia médica ni el conocimiento filosófico poc1r811 saber, mientras Dios no lo revele, cómo se desar'-olla c.sta obra ex-celente y no explicable del amor de Dios. Es algo de la luz de la mística, iluminación de la luz del cielo.

    El hecho místico, como lo ejecuta Dios directamente en el alma y lo realiza para comunicar conocimiento y amor suyo, por encima de! entender natural humano, imprime siempre primariamente una íntima preseúcia de Dios en lo íntimo del alma y" con la vesenci a de Dios, un profundísImo conocimiento de la propia nada en suma humildad y en suma confianza y entrega a Dios;

    El alma se ve y se si.ente c.ontinuamente en presencia de Dio:,. Todas las variadas modalidades del estado místico, desde la Si11 1 -pIe unión de amor de Dios hasta lo más delicado y soberano del matrimonio espiritual, están caracterizadas por esta pr·es'(.~nciaílltima ele Dios en el alma y por la humillación, reconocin1iento ,-confianza del alma a Dios. Si esto falta, no es acto mlstico. por más efectos fisiológicos y psíquicos qúe al exterior se pres,~nten o por más fenómenos' extraordinarios e inexplicables que aparez-can. El hecho místico es una comunic.ación realizada primariamen-te para el al;11a y para la santidad, no para apariencias externas

  • DEONTOLOGÍA MÉDICA Y FENÓMENOS MÍSTICOS 515

    Pero toda luz de conoci1;1iento o ele amor, po1' muy en secreto (lue se reciba, no puede totalmente sustraer la proyección ele st~S rayos sobre el cuerpo o sus sentidos, desde el simple aceleramiento en la circulación ele la sangre hasta el estado de transporte o ele agonía en que a veces pone el éxtasis al cuerpo y hasta la misma muerte de amor, como enseña San Juan de la Cruz.

    * * * Cuanto ac.ahamos de decir se r'efiere a los conceptos casi me-

    ramente espÍ1~ituales de la mística. conceptos imprescinclib1es pa"a ]Joder comprender y resolver 10 que sobre los efectos físicos ha de 'estudiar la ciencia médica. La Medicina estudia los hechos y sólo los hechos que tienen conexión con la Patología.

    Antes de presentar esta más íntima conexión conviene ten",r presentes, a modo de principios, las siguientes verdades:

    I.~Los actos y efectos místicos los produce Dios en los sanos, en los robustos, en los enfermizos y en los enfermos.

    II.~De suyo, la recepción mística ni da ni quita permanente-mente ni salud ni enfermedad.

    HI.~Determinar que es enfermedad y que es cierta clase de enfermedad psicopática (psiquiatría) pertenece exclusivamente a la, ciencia médica precisarlo y esclarecerlo.

    IV.-Se dan muchos hechos que no son fáciles de clasificar, si son actos místicos o principios de actes místicos, o si son casos pa-tológicos.

    Santa Teresa de Jesús fué enferma toda su vicla, o mejor, afec-ta de enfermedades. Las gracias í11Ísticas ni la sanaron ni la pu-sieron más enferma. San Juan de la Cruz tuvo sana naturaleza. aunque un poco débil quedó después ele 10 sufrido en Toleclo; nin, gún ,efecto patológico causaron en él los ilapsos místicos. San Fran ~ cisco de Asís, débil, afecto del pulmón; San José de Cupertillo, ele fuerza y robustez, como fray Gil, recibieron las gracias místicas de Dios y nada variaron en la complexión ele su naturaleza .

    . Hay enfermedades nacidas por U11 ofrecimiento especial a Dios y aceptado de Dios; pero no son efecto ni acto místico, aunque son un hecho extraordinario, ine:?plicab1e y extra!1atural. María de Jesús, cuyo cuerpo se conserva incorrupto en Toledo, Carmelita coetánea de Santa Teresa de Jesús y a quien clió a co~Tegir el Ii· bro de sus lYloradas) sufrió una enfermedaclde tan altas tempe-

    12

  • 5í6 P. VALENTÍN DE s. JOSÉ, o. c. D.

    raturas, que abrasaba las sábanas y se ponían con e! caloi- que exhalaba, amaripas, como tostadas por el fuego. Los médicos no pudieron ~ntender la enfermedad ni supieron explicar sus efectos: era extranatural la c.ausa. Ana de San Agnstín, también Carme-lita coetánea de Santa Teresa ele Jesús, ele robusta natnraleza, perclió el apetito y la salud, que no recobró más en su vida, a con-tinuación de una visión terrible que la mostró el Señor.

    De estos efectos se ha de decir 10 que dicen San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús de la misma comunicación mística: que Dios obra como quiere, cuando qlclÍere y 10 que quiere, sin atenerse a leyes físicas, ni fisiológicas, ni l~atológicas, por ser El autor y dueño de todas las leyes y ele toela actividad de cual-quier orden. Los remedios ele la medicina no suelen tener efectos en estos casos, porque cuerpo y alma están bajo la acción directa ele Dios y es El quien realiza tan sorprendentes efectos. Como son

    'también efectos producidos por las obras ele Dios los casos más extraños e insólitos, .que no llamaré yo ele enfermedad, pero que ponen a la persona que los pasa a par ele l11Uerte y la medicina no sabe ni puede explicar por causas humanas. Dios los efectúa. y ante los hechos ele Dios tiene que enmudecer la ciencia de 10'; hombres. No hablemos de una enfermedaclcomo la de Santa Lw divina, verdaclera enfermedad; 'pero que no se la puede considera ¡-como hecho místico, sino como 'una prueba extraordinaria del Se-ñor para más santificarla. La Santa estuvo enferma desde los die-cisiete años hasta los cincuenta y tres, en que murió: Los i11édic05 no supleron encontrar remeclio para su enfermedad ni aun cono-CÍ'eron qué enfermedad era. Santa Ludivina se santificó en la enfermedad enviada por Dios 'y aceptada por ella. Déjemos esa' verdadera enfermedad por cárecer de interés para nuestro p~o pósito ..

    Observemos algunos casos -ciertos ele Santos canonizados y estudiados y analizados con el rigor con que los analiza la Iglesia

    \Santa Teresa de Jesús padeció del corazón acaso desde bastante joven. j Cuántos no lún admirado y admiran. e! corazón de Santa T'eresa en la villa donde vivió algún tiempo Lope ele Vega, can-tada por el dulcísimo Garcilaso y propiedad de aquel gran DUCjue; invencible, que en toda su vida de continuo' guerrear en e! siglo de la grandeza española jamás pudo -el enemigo arrebatarle ni una sola batalla! Entre los cristales ele! relicario se ve aquel gran ele corazón atravesado ele parte a parte por una ancha incisión. Santa

  • DEONTOLOGÍA MÉDICA Y FENÓMENOS' MÍSTICOS 517 \ Teresa vivió con el corazóú así atravesado durante veintitrés años. j Qué cuidado y qué sosiego no se recomienda e impone a cuantos sufren del c.orazón y c"on mayor rigor si se cree haber lesión en esa delicadísima víscera! Santa Teresa ha vivido con el corazón roto, partido, totalmente atravesado, veintitrés, años. Son los años de 5U actividad externa y no exentos de disgustos y emociones; ha' atré.lvesadolas llanuras y las sierras de España en carros, mal acondicionada, con soles, con fríos; ha vivido, ha caminado, ha trabajado, ha sufrido y vela

  • 518 P. VALENTIN DE ,S. JOSÉ, o. c. 'D.

    , dos? Es la ciencia médica la que, a esto puede responder, pero no hay médico que tenga ciencia bastante para cicatrizar las impre-siones traumáticas de San Francísco ele Asís, porque están pues- . tas por Dios para( manifestación de sus misericordias con las al-m.as con quienes quiere .comunicarse, como se cOlTwnicó a él y .se ha comunit,ado a otros Santos con efectos místicos similares, sin que la mano del más experto médico pueda hacer otra cosa q,l1e reco-nocer .la mano poderosa de Dios.

    Pero el médicoconsultaclo para estos dectos ha de .estudiarlos y analizarlos como efectos naturales y procurar la restitución de la salud o la cicatrización de la herida como medico, Se le consulta como a médico y ha ele actuar como sohre cualquier otro enfermo .Es una lesión o afección física permanente o pasajera y ha de ser tratada como tal. Responderá o no responderá la reacción sanitaria ele la medicina; eso está ~11 la mano ele Dios, porque la reacción de la medicina, como el físico. está ordenado por Dios; pero el médico obra y dehe obrar como médico. Para los efecto~ inte-riores o averiguación de las caúsas espirituales están los directo-res espirituales, los teólogos; el médico es para lo correspondiente al cuerpo en el estudio de las causas que producen tales efectos) y su remedio conveniente.

    Así obra la Iglesia. En los hechos l1jilagrosos de cLtraciones ele enfermedades, llama a1 médico, con frecuencía al médico incréc

    dulo, porque el piadoso ohra temerosamente. y pudiera dar por milagroso lo ,('[ue no es, mientras el médico incrédulo se esforzarú por estudiar lo natural y probar que es hecho natural y llegará él confesar que hay algo qUé' no sabe ni puede explicar y que est(t fuera de lo que puede obrar la naturaleza.

    Así obraron Il?s Santos, Cuanc10la Venerable , María de J esú~ padeció las altísimas fiebres a cLue hacíamos alusión más. arriba. 11am,aron a los médicos. y los médicos no pudieron encontrar ni la causa ni el remedio de tales fiehres, Era en fer11leclad puesta por Dios' y no quería Dios hubiera remedio ni reacción benéfica de medicina alguna. porque Dios ,suspendió su actividad en aquel caso y persona,

    Estas enfermedades no ordinarias pueden proceder o del fe,· nómeno místico o también de un hecho extranatural que semeja enfermedad, sin haberla, por astucia o vanidad humana. En el ljri-mero y segundo caso verá el médico que no alcanza ni su intcré" ni su ciencia a descubrir ni la causa ni el remedio de la enferme-

    í:,

  • DEONTOLOGÍA MÉDICA Y FENÓMENO·S. MÍSTICOS 519

    clael y comt1l1icará al teólogo o confesor que avengue la céiusa de tal efecto. Es la ciencia interior, fa espiritual .. la que tiene qu~ actuar. Es propio elel dis

  • 520 e. VALENTÍN DE S. JOSE,O.C. D. ft~?l~i~¡i~1I~Jf:ifl~t~~~t~J:fú!~1fr'~:'\2~j y muy grande daño, y muchas veces irremediable, puede ocasio' narse de segúir' el c.ontrario. • ,

    La misma regla ha de' tener el médico, pero con más rígiélo naturalismo, por ser ésté su solo fin. De lejosconoci6 San JU3:11 de la Cruz las suspercherías de la ilusa lisboeta, por el clon de dis-cernimiento ele espíritus. que Dios le había dado; pero no. supo contestar resolutivamente a otra consulta sobre mani festaciones extraordinarias y aconsejó que se probara. aquella alma con prue-bas fuertes, porque cualquier diablo sufre algo por su honra,)" según el sonido de la prueba se verá la calidad dé! metal.

    N o interviene en estos casos en fermedad ninguna, sino sólo ciertos efectos extraordinarios donde el alma se engaña a sí mis-ma con palabras o locuciones e imágenes Claras que juzga provie-nen de' fuera de ella y son palabras e imágenes suc.esivas de 1

  • DEONTOLOGÍA MÉDICA Y FENÓMENO~ MÍSTlCÓS 521

    10 mismo que sin ella, porclue no depende la fiebre del alma ni de la voluntad. Si estosestaelos )' manifestaciones son enfermedades, no quitan, aunqu·e la dificulten, la santidad, por ser ajenas a la voluntad ele quien las padece. Así como las virtudes no quitan la enfermedad. tampoco la enfermedad quita las virtudes.

    Dejemos las manifestaciones violentas)' raras del cataléptico. ¿ Pero es la neurastenia enfermedad? ¿ Hasta dónde llega la

    psicastenia como enfermedad? ¿ Hasta dónde es voluntaria la irl-decisión y flaqueza de estos psicópatas? Mucho trabaja hoy la J1,1 edicina por encontrar la respuesta a estas cuestiones. M ücho tendrán que agradecer los confesores a los lÍJédic.os cuando la hayan sohicionado, y aquí más que en otra' cosa alguna necesitan la mutua colaboración.

    Pero ¿ unir 11eurosis y mística? i Son la más grande contrapo-sición que puede darse, aunque en algunos rasgos externos se acerquen! i Qué diversos y contrarios son los efectos produciclo~ por toda la variedad de psicastenia y los efectos producidos por la luz y cQmunicación mÍstic.a! La comunicación mística; el éxta-sis, por ejemplo, pone firmeza)' foÍ·taleza de ánimo, pone claridad, desprendimiento de sí mismo)' de la propia estimación, ampliació!, de los horizontes espirituales y morales. Nada arredra a quien h~l recibido el ilapso místico cuanclo cree es la voluntad de Dio>:; Dios lo quiere) es el gran reactivo de fuerza y optimismo del alma mística, aun cuando caiga desmayada y muera en la ejecución. '

    La mística dilata el espíritu y todo .10 dirige hacia Dios en campos de luz, ele prudencia y ele ahnegación sin pesimismos. i Qll~ cartas las ele Santa Teresa de Jesús! ¡No las hay iguaLes en la literatura mundial! Todo lo toca en su punto, con suma prudencia y delicadeza; nada la achica; todo 10 ve, 10 anda,' 10 advierte cap. cariño y coh entereza; no se deja engañar dd cariño para soslayar nada y todo con un fin : el amor de Dio$, el hacerlo por amor ele Dios. i Qué decir de la genialidad y riqueza de sus ,lihros! Siempre derramando luz, dulzura y' alegría.

    Las enfermedades psicasténicas, por 10 contrario, estrechan y encogen el espíritu, empobrecen las facultades y desembocan en el desaliento, en la monomanía, en tristeza y locura. ¡Qué .distinta obsesión la del psicasténico y la del místico! El psicasténico es oscu-ridad y pesimismo; el místico es todo luz del cielo y elevación ele miras. El psicasténico es egoísmo y el místico es caridad. Son la enfermedad y la santidad contrastándose y pareciendo más bri-

  • 522 P. VALENTÍN DE S. JOSÉ, o. c. D.

    lIante y hermosa la santidad junto d la negrura ele la enfermedad El psicasténico y el místico son diametralmente opuestos en los efectos, c.omo lo son en las causas que lo pi'oducen. La mística e" causa de vida, de salud, de abnegación; la psicastenia lo es ele en-fermedad, de apocamiento, de egoÍsn10 y tristeza. Es quer·er com" parar el sol y la oscuridad, cuando el sol disuelve la oscuridad ~' ahuyenta la noche, quedando el 'claro y hermoso día. Es el alma ele los santos toda iluminación, y todo negrura la de los psicas-ténicÓs.

    Sobre todo esto, conduce además la neurastenia a la enferme-dad fisiológica, a la lesión de las células, al empobrecimiento de las fuerzas y energías, hasta el desequilibrio de la razón; es, en mi pobre sentir, bastante peor que una enfermedad común y de ,más difícil tratall1iento y estudio. Mucho ha adelantado la ciencia l11é-clic.a en su estudio, pero aun está muy lejos' de, vislumbrarse su perfecto conocimiento. '

    ¿ Es la abulia anímica, el pesimismo, la obsesión negra del psi-c.asténico, los que traen la enfermedad fisiológica, o es la enfel'me-dad fisiológica la que trae la neurastel1i"a'? Quizás unas veces pre-ceda una y otras veces, otra. Su conocimiento aun continúa hasta hoy, secreto.'

    ¿,Pero hay ni puede haber semej anza entre los 'fenómenos mís-ticos y los efectos de la psicastenia? En lo exterior l1111chas vece.e; sí, muy especiét!mente en los principios. Al caer Santa Teresa en aquel profunclo arrobamiento, en que parecía iba a expirar, e~ llevada a la cama sin darse cuenta, y al volver en sí la duelen 1m miembros y hasta 'los artejos. Se desconcierta el natural y viene fiebre, que dura poco tiempo. O~ras veces, en cambio, se recupera la salud perdida. En los místicos purificados y ya acostumbrados las distinciones son claras y no hay clincultad, porque desaparecen las aproximaciones y semej anzas.

    Mas no pueden ,durar largo tiempo las semejanzas;. ni aun pue-den darse largo tiempo los actos místicos con esa el1fermedad, Porque siendo los efectos tan contrarios, aunque la neurastenia sea una enfermedad fisiológica y compatible, en c.uanto tal, con la santidad, no puede resistir a la ene1"gía y vitalidad de la: mística sin desaparecer, Esta luz y vida recibida en elall11a, levanta el áni-mo; es luz y optimismo que ahuyenta las tinieblas y des'aparect' la neurastenia. Son incompatibles.

    No por eso cambia la mística el carácter. La gracia mística per-

  • DEONTOLOGÍA, MÉDI'CA Y FENÓMENOS MÍSTICOS 523

    fecciona el carácter sin cambiarle. Santa Teresa ele Jesús tiene ,:1 suyo bien definido y atrayente, completamente diferente del ele San Juan de la Cruz, con tener el mismo ideal y modo de pensar; como tienen el suyo San Pedro 'de Alcántara o Santa Catalina de Sena.

    Otro aspecto se estudia hoy con grande voluntad por los h01;l-hres eminentes en lateolog'ía y en la ciencia médica. SahelTlo~

    ( ,

    algo de lo mucho que puede la imaginación. Muchas enfer1l1eda-des tienen su origen y desarrollo en la fantasía. La imaginación influye y puede, hasta producir lesiones traumáticas encasas es-pecificados por la psicología experimental y analizados en la psi-quiatría: La psicoterapia, en gran número de pruebas, toma por instrumento de curación a la fantasía, Mucho puede la imagina-,

    ción y mu~ho lr1~1~~a ep los n:t~rópatas., " .' , , ,Ha habIdo rt¡'lsttcos~ que reCihleron y te11lan efectos flS1COS y le-

    siones haumáticas. ¿ Quién ohra esa lesión? ¿ Como se produce? ¿Los produce directamente Dios? ¿Es la fantasía esforzada y avi-vada por la: luz de la gracia mística encauzada hacia ese fin deter- \ minado? ¿Es el reflejo de la gracia que las potencias recibieron?

    Ciertamente, son actos dolorosos y llenan al mismo tiempo de inexplicable gozo. SantaTeresa dice a la religiosa que acude a prestada socorro.: V ájIGsc) kija) JI tal la suceda. Ha recibido UI1 finísimo dolor y deleitosÍsimo gozo. "Em tan gl'al1de el d:olor, dice ella misma) que l'1'/C hacía dar aqucllos qUé/idos; JI tan excesi'i'a la suavidad que m,e pone éstégl'andísi11'lo dolor) ,que '1i0 hay deseM q'ue se q'¡,úté) ni se contenta el all1la 11'/enos que con Dios." Hasta después de su muerte se-"'ignoró que había recibido una terrihle incisión material en su corazón hasta traspasarle de parte a parte San Francisco ve abrirse las llagas en sus manos, pies y costado

    Mucho es el. poder de la imaginación. Se han dado casos bien extraños. Pero ni la imaginación ni ninguna otra facultad del homhre puede producir efectos místicos en el alma. Puede pro-ducirse el ilapso al recibir el alma alguna noticia que llega por los sentidos. Santa Teresa oye 'cantar los tiernos versos:

    V éante' mis ojos,

    Dulce Jesús bueno, Véante mis ojos, Muérame yo luego.

    y cae arrobada en. deliquio: Oye Fray Gil nombrar, la palabra

  • '324 P .. VALENTÍN DE S. JOSÉ,O. c. D.

    Paraíso y se transporta instantáneamente. Ve San" J tlan de la Cruz una Cruz. en Segovia ti oye cantar la copla:

    Quien no sabe de penas En este valle de dolores, N o sabe de cosas buenas Ni ha gustad~ de amores,

    -Pues pena,s es el traje de am~dores.

    y se queda arrobado. Pero no es la circunstancia la que produce la gracia mística; la gracia mística sólo la l1uede dar Dios, ni tiene ningún otro autor, ni hay facultad Ciue pueda prodücirla. Esto en relación a los efectos elel alma. Tampoco puede pro,clucir el efecto

    I externo místico en el cuerpo. Cuando se produce algún efecto ex-terno en el cuerpo por e! pocler de la imaginación~i se produce por fuerte representación. Concedíeramos-cohtra tqda verdad-q l1e el humildísimo San Francisco de Asís, meditando tanto y tan in-tensamente en las llagas de! Señor, avivara hasta tal extremo la c,ompenetración de la imaginación, que formara las llagas hasta apar-ecer al exterior; ¿pero cómo pudo Santa Teresa imaginar esa brecha en su c;Orazón, y tan. profundamente, que se le atravesar~ del todo y no morir? ¿ Cómo se formó esa herida recta como una cortadura? Es ver clac! que todo cuanto podamos explicar por las causas naturales no hen~os de acudir a lassobrei1aturales y que Dios no obra -los milagros sobre lo que puede hacer el homhre. Es igualmente cierto que el alma ha ele tener en esos momentos de iluminación directa de Dios una intensidad inmensa, puesta y for-talecida por Dios y también quizás la tenga la imaginación cuando no .queda adormecida y recogida. San Juan de la Cruz, hablando de la estign;¡atización, dice que es mucho más Íl)tenso el efec.to y el dolor cuando no aparece al exterior clue cuando aparece. Inmens1 ha de ser la actividad elel alma y su amor; las llagas son como un desahogo del interior. Pero también parece desprenderse de lo que dice el Santo que no puede el alma producirlo por si, ni por sus potencias, ni menos por la imaginación.

    Este es mi ·convencimiento. Es Dios qui.en obra en el alma) y es Dios, la amorosa y blanda ní.ano de Dios quien únicamelite produ-ce la impresión, los efectos externos o las heridas en el cuerpo. Ni San Francisco, ni Santa Teresa ni ningún Santo pudieron produ'cir las lesiones traumáticas en sus cuerpos. Fué sólo Dios. Es sólo Días, no potencia alguna ele! hombre; porque la humildad de los

    ..

  • " ,~¡f'

    DEONTOLOGÍA MÉ.DICA y FENÓMENOS MÍsncos 525

    Santos sierúpre rehuyó estas mat).ifestaciones singulares externas; y mal podía ,efectuar la imaginación lo que rehuía la humildad y la voluntad. Cuando Santa Catalina ve aparecer las llagas en . sus niÍembros suplica al Señor que se las conserve en el interior con to-dos sus efectos, pero desaparezcan del exterior, y el Señor hizo des-aparecer del cuerpo las heridas ya impresas.

    Dyos, dueño de todas las leyes y de toda la natui'aleza, lo di-rige todo para sus altísimos fines en amor de sus amados. Cuan·· dd Dios quiere hacer pasar al alma por lp quetail poética y acer-tadamente llamó San Juan de la Cruz La Noche, pa'ra purificarla en dolor, coordina los estados del c.uerpo para que ayuden y au-menten la purificación del alma, produciet}clo los tremendos cles-consuelos y' pruebas interiores, al propio (tiempo que enfermeda-des, más bien internas que externas, c.ontribuyen a las tristezas, desalientos, oscuridades y temores. ¿ Cómo saber distinguir la prne-ba puramente espiritual de 10 que lleyá unIdo de enfermedad? ¿ Cómo ayudar a lo espiritual ayudando a la natu;'alezacorporal? ¡Qué herri10so sería reunir la ciencia del eSi)íritu y la de la me-dicina para tratar l~s almas! ¡Quién pucliei-a hermanar ia santidad. la ciencia teológica y esta ciencia médica para saber aconsejar y dirigir a las almas en sus caminos de la perfecc.ión !

    Hemos tratado aquí sólo de 'los fenómenos o gracias místi-, cas, no de los efectos que puede, por permisión-de Dios" obrar el

    ,demonio. ~l médico consultaclopara examinar estos casos ha de ¡obrar siempJ'ecomo méclico,. en su campo y en su ciencia natural, tera]:Jéuticamente. En: esto son más rígidos los confesores que ,los médicos religiosos. El médico va, a ver la enfermedad, aunque, en . los poquísimos casos que se dan, se encuentre con algo superior ,1 su ciencia j analice y estudie 10 humano, y cuando vea que lo huma-no no alcanza a explicarlo, dirá: esto supera a la ciencia humana, y yo, por, esta ciencia, ni sé explica~'lo ni curarlo. Ha cumplido su 'misión,

    Los médicos y .los, confesores tienen que obrar con mucha ri-gidez en esta materia. Con la rigidez se evitarían muchas ligerezas cluécorren por ahí como proÉecías y son sueños de almas ligeras e inconsideradas, que se dañan a sí mismas y a los demás.

    Hermoso horizonte se presenta a ht ciencia en este níutuo es·· tudio del alma y del c.uerpo, del sac·erdote y elel médico; porque el alma y el cuerpo son para dar gloria a Dios y para hacer méritos .de propia gloria futura, santificándose. La ciencia terapéutica

  • 526 P. VALENTÍN DE s. JOSÉ. o. c. D.

    puede ayudar a la gracia, librar 'al cuerpo de 3ti dolencia y al alma de su oscuridad y poner el'i los dos vida y luz de gracia con espe-ranza y alegría ele Dios. ' "

    Gracia no merecida y muy levant¡da es la gracia del don mís-tico. No pone la mística oscmidael, sino luz; ni enfermedad. sino vida y sarud. Es la mejor medicina para sanar l~s enfermedade; psicopátic.as,· que tanto hacén pensar a los médicos y tan dudosos tienen a los sacerdotes y para las que no es fácil encontrar. remedio j Qué siempre se hermanen intimamente la ciencia y la grélcia: que siempre se acercluen Y traten el sacerdote y el méd,icf,l)' se n}'uc1en para acertar a poner sa].ud en~ los cuerpos)' en las almas I

    "U na explicación puramente determinista y materialista del ser y

    de la historia, irreconciliable con la más elemental !verdad psicológica

    moral e histórica, no podría satisfacer al hombre ni darle la felicidad

    y la paz."

    "Nos no tenemos el propósüo de entrar ahora en un estudio del

    existe;'Jcialismo, pero preguntam9s: ¿ le queda a ,la filosofía otro cami-

    no que no sea el de la desesperación si no halla sus spluciones en

    Dio's, en la eternidad, en la inmortalidad personal?"

    pro XII al Congreso Internacional de Filosofía.