blanchot

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perspectiva de los objetos que rodean el horizonte». Gracias al esquematismo y a una espacialización más o menos confesada, se recorre sobre el plano y más libremente el campo abandonado por sus fuerzas. Totalidad abandonada por sus fuerzas, incluso si es totalidad de la forma y del sentido, pues se trata entonces del sentido repensado en la forma, y la estructura es la unidad formal de la forma y del sentido. Se dirá que esta neutralización por la forma es el acto del autor antes de ser el del crítico y en una cierta medida al menos —pero de lo que se trata es de pag. 12 Para volver a captar con la mayor proximidad la operación de la imaginación creadora, hay pues que volverse hacia lo invisible dentro de la libertad poética. Hay que separarse para alcanzar en su noche el origen ciego de la obra. Esta experiencia de conversión que instaura el acto literario (escritura o lectura) es de tal especie que las palabras mismas «separación» y «exilio», en tanto designan siempre una ruptura y un camino en el interior del mundo, no pueden manifestarla directamente sino solamente indicarla mediante una metáfora, cuya genealogía merecería por sí sola toda una reflexión. Pues se trata aquí de una salida fuera del mundo, hacia un lugar que no es ni un no-lugar, pag.16 M. Blanchot nos recuerda, con la insistencia de la profundidad, que es la posibilidad misma de la escritura y de la inspiración literaria en general. Sólo la ausencia pura —no la ausencia de esto o aquello, sino la ausencia de todo, en la que se anuncia toda presencia— puede inspirar, dicho de otra manera, trabajar, y después hacer trabajar. El libro puro está naturalmente vuelto hacia el oriente de esta ausencia que, más allá o más acá de la genialidad de toda riqueza, es su contenido propio y primero. El libro puro, el libro mismo, debe ser, por virtud de lo que es en él más insustituible, ese «libro sobre nada» con el que soñaba no es esencialmente una modificación o un afecto empíricos del escritor, sino la responsabilidad de esta angustia* de ese pasaje necesariamente estrecho de la palabra contra el que se lanzan y se obstaculizan entre sí las significaciones posibles. Se obstaculizan entre ellas, pero se apelan, también se provocan, imprevisiblemente y como a pesar mío, en una especie de supercomposibilidad autónoma de las significaciones, potencia de equivocidad pura frente a la que la creatividad del Dios clásico parece

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perspectivade los objetos que rodean el horizonte. Gracias al esquematismoy a una espacializacin ms o menos confesada, serecorre sobre el plano y ms libremente el campo abandonadopor sus fuerzas. Totalidad abandonada por sus fuerzas, incluso sies totalidad de la forma y del sentido, pues se trata entonces delsentido repensado en la forma, y la estructura es la unidad formalde la forma y del sentido. Se dir que esta neutralizacinpor la forma es el acto del autor antes de ser el del crtico y enuna cierta medida al menos pero de lo que se trata es depag. 12Para volver a captar con la mayor proximidad la operacinde la imaginacin creadora, hay pues que volverse hacia lo invisibledentro de la libertad potica. Hay que separarse para alcanzaren su noche el origen ciego de la obra. Esta experiencia deconversin que instaura el acto literario (escritura o lectura) esde tal especie que las palabras mismas separacin y exilio,en tanto designan siempre una ruptura y un camino en el interiordel mundo, no pueden manifestarla directamente sino solamenteindicarla mediante una metfora, cuya genealoga merecera pors sola toda una reflexin. Pues se trata aqu de una salida fueradel mundo, hacia un lugar que no es ni un no-lugar,pag.16M. Blanchotnos recuerda, con la insistencia de la profundidad, que es laposibilidad misma de la escritura y de la inspiracin literaria en general. Slo la ausencia pura no la ausencia de esto o aquello,sino la ausencia de todo, en la que se anuncia toda presenciapuede inspirar, dicho de otra manera, trabajar, y despus hacertrabajar. El libro puro est naturalmente vuelto hacia el orientede esta ausencia que, ms all o ms ac de la genialidad detoda riqueza, es su contenido propio y primero. El libro puro, ellibro mismo, debe ser, por virtud de lo que es en l ms insustituible,ese libro sobre nada con el que soaba no es esencialmente una modificacin o un afecto empricosdel escritor, sino la responsabilidad de esta angustia* deese pasaje necesariamente estrecho de la palabra contra el que selanzan y se obstaculizan entre s las significaciones posibles. Seobstaculizan entre ellas, pero se apelan, tambin se provocan,imprevisiblemente y como a pesar mo, en una especie de supercomposibilidadautnoma de las significaciones, potencia de equivocidadpura frente a la que la creatividad del Dios clsico parecetodava demasiado pobre.18Y cada existenciacontina expresando la totalidad del Universo. No hayaqu, pues, tragedia del libro. No hay ms que un Libro, y es elmismo Libro que se distribuye en todos los libros.Escribir no es slo pensar el libro leibniziano como posibilidadimposible. Posibilidad imposible, lmite nombrado con todapropiedad por Mallarm.19(se) rompe, antesincluso de que haya llegado a ser uno, el sentido de un mundoimpensado por un sujeto absoluto; que lo no-escrito y lo no-ledono pueden ser recuperados en el abismo sin fondo por medio dela negatividad servicial a alguna dialctica y que, abrumadospor el demasiados escritos!, lo que deploramos as es la ausenciadel Libro.La escrituraes para el escritor, incluso si no es ateo, pero si es escritor, unaprimera navegacin y sin gracia.Pero una vez reservadas toda fe oseguridad teolgica, no consiste la experiencia de secundariedaden ese redoblamiento extrao por el que el sentido constituidoescrito se ofrece como ledo, previamente o simultneamente,all donde est el otro para cuidar y hacer irreductible el irpag 21El sentido no esni anterior ni posterior al acto.Cuando el escrito est difuntocomo signo-seal es cuando nace como lenguaje; 22Si el juego del sentido puede desbordar lasignificacin (la sealizacin) envuelta siempre en los lmitesregionales de la naturaleza, de la vida, del alma, ese desbordamientoes el del querer-escribir. El querer-escribir no se comprendea partir de un voluntarismo. El escribir no es la determinacinulterior de un querer primitivo. Por el contrario, el escribirdespierta el sentido de voluntad de la voluntad: libertad, rupturacon el medio de la historia emprica a la vista de un acuerdo conla esencia oculta de lo emprico, con la pura historicidad. Querer-escribir y no deseo de escribir, pues no se trata de afeccinsino de libertad y de deber. En su relacin con el ser, el quererescribirquerra ser la nica23La estructura es as la unidad de unaforma y de una significacin. Es verdad que en algunos enclavesla forma de la obra, o la forma en tanto que obra, se trata comosi no tuviese origen, como si, de nuevo ah, en la obra maestra (yRousset slo se interesa por las obras maestras) lo logrado de laobra no tuviese historia.no hay espacio de la obra si por ellose entiende presencia y sinopsis.25el esquema de construccin, la correlacinmorfolgica se convierte, de hecho y a pesar de la intencin terica,en la nica preocupacin del crtico. nica, o poco menos. Noya mtodo en el ordo cognoscendi, no ya relacin en el ordoessendi, sino ser de la obra. Estamos tratando con un ultra-estructuralismo.Por otra parte (y como consecuenciaEsta literalidad topogrfica seha desplazado hacia su significacin tpica y aristotlica (teorade los lugares en el lenguaje, y el manejo de los motivos26que hayque buscar nuevos conceptos y nuevos modelos, una economaque escape a este sistema de oposiciones metafsicas.32es tambin loque amenaza metafsicamente a todo estructuralismo: ocultar elsentido en el acto mismo por el que se lo descubre. ComprenderEl sentido del devenir y de la fuerza, en supura y propia cualidad, es el reposo del comienzo y del fin, lapaz de un espectculo, horizonte o rostro. En ese reposo y en esapaz, la cualidad del devenir y la fuerza est ofuscada por elsentido mismo. El sentido del sentido es apolneo por todo lo quese muestra en l.Decir la fuerza como origa este respecto toda la historia de nuestra filosofa es unafotologa, nombre que se le da a la historia o al tratado de laluz sino ya en tanto que metfora: la metfora en general, pasode un ente a otro, o de un significado a otro, autorizado por lasumisin inicial y por el desplazamiento analgico del ser bajo elente, es la pesantez esencial que retiene y reprime irremediablementeel discurso enBaste decir que lametfora de la cada merece sus comillas. En esta metafsicaheliocntrica, la fuerza, que cede el sitio al eidos (es decir, a laforma visible para el ojo metafrico), ha sido separada ya de susentido de fuerza, como la cualidad de la msica est separada42