aubenque - antropología de la prudencia

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  • 5/24/2018 Aubenque - Antropolog a de La Prudencia

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    P RR U ENQUEL PRUDENCI N RISTTELES

    con un apndice sobreL PRUDENCI N K NT

    CRTICGRIJ L O MOND DORI

    RCELON

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    LA PRUDENCIA EN ,,I..RISTTELESser y-no ser el instante de la prdida puede ser tambin el de lasalud. Porque es esttico,193 es decir, hace salir a los seres de ellosmismos, les impide coincidir consigo mismos, el tiempo comportala consecuencia fsica de ser destructor, vengativo. 9 Pero fsicamente desvalorado como degradacin de la eternidad, es objeto, enAristteles, de una rehabilitacin antropolgica; pues es, en virtudmisma de su estructura contingente, el auxiliar benvolo (crUVEQY0S;o.yo.8S;) de la accin humana. 95 Todava hay que captar las ocasiones que nos ofrece. Si l es la herida, l es tambin el remedio.Pero hay remedios que agravan la herida cuando son empleados adestiempo. Hay mdicos que matan a sus enfermos porque sus prescripciones son generales, es decir, intemporales, mientras que nosotros vivimos y morimos en el tiempo. Q sentido que no seauna ciencia, pero tampoco el hecho del solo favor divino, nos permitir entonces hacer el bien en el momento, es decir, a t iempo, Xa.LQ? Pndaro sugera ya un nombre: CPQOVELV. 96p. 71); la herida mortal se llama x a l Q t O ~ JtAl]Yr1 llada, VIII, 84, citado por Aristteles, Gen. anim., V, 5, 785a 14-16).193. Cf. textos citados en Le probleme de { etre, p. 433, n. 1.

    94 Fsica, IV, 12, 221a 32-b 3. 95 t Nic., 1, 7, 1098b 24.196. Nemadas, III, 74-75: La vida humana comporta cuatro virtudes, la de lajuventud, la de la edad madura, la de la vejez, y finalmente una cuarta que ;Cnsisteen captar 10 que conviene en el instante presente, qJQovelv ... tO J t a Q x E , ~ l e v o vDornseiff, Pindar bersetzt und erliiutert, Leipzig, 1921, p. 121, comenta: dierechte Erkenntnis des Zeitgemassen,>, y E. Schwartz, Ethik der Griechen, pp. 52-53,precisa: das moralische Denken, das erfasst, was der Augenblick gebeut). El lazoentre qJQOV;:lV y X a L Q ~ est igualmente atestiguado pero esta vez fuera de todaidea moral) por Iscrates, Paneg., 9: tO C EV XaLQ

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    sa, es decir, simplemente de la accin), se propone ofrecernos unateora de la deliberacin.En realidad, esta teora podr parecer decepcionItlte a quien espere aqu una psicologa de la deliberacin. Aristteles no describeen absoluto lo que describirn ampliamente los modernos, y lo queya describa Homero: los estados de alma del hombre deliberando.Slo se preocupa del objeto de la deliberacin: all donde esperbamos un anlisis psicolgico de la accin humana, somos enviadosde nuevo a una ontol oga de los agibilia los JtQux-t.2 Sobre estepunto, el anlisis de la deliberacin no va a hac er ms que confirmar y precisar lo que ya presentamos. No se delibera sobre todaslas cosas, sino slo sobre aquellas que dependen de nosotros ta

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    ;

    127A [NTERPRETACIN

    15. Cf. Metafsica E, 2, 1027a 22-27. 6 bid. 1026b 4.7 t. Nic. m 5, 1112b 1.18. 1l12b 4.19. Esta relacin dialctica que hace nacer la apora no de la ausencia de vas,

    sino de su pluralidad, est bien precisada por el coro de Antgona v. 360), para elPllalel hombre es un rtav-con;Qo

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    20. Cf. infra p. 131.21. Es Leibniz quien por vez primera encontrar en las matemticas e l m od e-lo que le permita interpretar la deliberacin y la eleccin: las matemticas permiten,en efecto, determinar por aproximacin un optimum es decir, obtener segn la leyde determinacin mxima, el mxirnd de efecto con el mnimo de gasto cf. ererum originatione radicali VII, 303, Gerhardt; 79, Schrecker).22. l : t v o ~ Q< m:a xal XAAW W ytyvw8m) 81tLCJxoJtoimv 1112b 17).23. Cf. Et Nic. 1, 1, 1094b 25-27.24. IU, 5, 1113a 7.25.. Esta interiorizacin comienza en Homero, que emplea a menudo la expresin pouAe eLv 8ullp. Cf. la descripcin de tal deliberacin consigo mismo en laOdisea XX,.vv. 5-30.

    s ab er o m s b ien d e p rever, n o d e ciencia, s in o de opinin,20 la efic ac ia r esp ec ti va de los me di os po sib le s y ta mb i n los r ie sgos decausalidad adyacente y parsita que comportan. qu la matemtica l me no s la m at em t ic a grie ga , q ue i gn or ab a los p ro ble ma s deopt mum no s er de n in gu na ayuda. El h om br e s e ve r educ ido aconjeturas, y solamente comparando conjeturas deber buscar entrel os m ed io s p os ib les cul es el ms rp id o y el mejorY Finalmente, la comparacin de la deliberacin con el anlisis matemtico not iene o tra fin al id ad q ue m an ifes tar el carcter regresivo de la bsq ue da de los me di os a p ar tir del fin. S er a u na e qui vo ca ci n ver ene ll o ms de lo que ha y y d ed uc ir a pa rt ir de e ll a u na e str uc tu ra casimatemtica de la accin, tentacin contra la cual Aristteles nospone suficientemente en guardia en-otra parte.

    Ms instructiva es la alu si n q ue h ace un poco ms adelanteAristteles a los orgenes polticos de la nocin.4 La palabra BoA E u m ~ , q ue Ari st t el es es el p ri mero en emplear en u n s en ti do tcn ico, rem it e a la institucin de la B O U A ~ , que designa en HOlneroel Co nse jo de Ancianos, y e n la democracia ateniense el Consejode los Quinientos, encargado de preparar mediante una deliberacinp revi a las d ecis io nes d e la Asamblea del pueblo: el Consejo delibera BOUAEE taL), el p uebl o escog e o al m en os rat ifica. E vo cand ola prctica homrica, Aristteles quera simplemente recordar quen o h ay d ec is i n J t o a L E m ~ ) s in d el ib eraci n p revi a. P ero tamb i n nos r ec ue rd a, a un qu e no s ea ms qu e p or l a e le cc i n q ue hacedel trmino B O A E U < J L ~ , q ue l a d el ib er ac i n c on si go mi smo no essino la forma interiorizada 5 d e l a d el ib eraci n en com n , d el J u ~ t -

    129A INTERPRETACIN

    Se notar que aqu la deliberacin concierney no del Consejo: Aristteles tiened ~ m o c r a c i a ateniense, haba visto deslizarse

    tal como se practicaba, si no e n la Asa mble a del pueme no s e n el C on se jo de los hombres de exper ie nc ia , los

    ~ , a . p e r c i b i m o s la ambivalencia de la experiencia arsdeliberamos ~ o b r e el futu ro , es porque est

    ~ . s t t e l e s hace la teora de esta palabra deliberante en su RetDistingue all tres gneros del discurso, segn el auditorio ald iri ge . C ua nd o e l o ye nt e no es s lo e sp ec ta do r 8 E W O ~ ) , X L t ~ ~ ) , y s u j ui ci o se refiere, no al pa sa do twv YEYE-s in o al fut uro t wv ~ E A A V t W V ) , es decir, cuando se trau n m iemb ro d e l a Asamb lea E x x A r m a J t ~ ~ ) , entoncesser denominado deliberativo J U ~ o o u A E u n x ~ 2 6 Si

    e ~ . s t e n tres gneros oratorios, y primero tres categoras de auditorios,hay tres actitudes del hombre respecto al tiempo. El racioci9i.trCretrospectivo sobre el pasado se llama gnero judicial; la actitud~ J C . p e c t a n t e y no crtica respecto del presente favorece el panegrico yobjetos del gnero epidctico; finalmente, la preocupa-cau ta p or el futuro suscita el gnero deliberativo. 7el p retext o d e que d ep en de d e un t ratado d e ret rica y, porno cientfico, no se ha concedido a esta clasificacin laque merece. ecir que la deliberacin trata sobre ela dmi tir , y no e s e n a bso lut o e vide nte , qu e el f utu ro p ue -Objeto de deliberacin. Ciertamente, Aristteles elabora sudiscurso deliberativo sin interrogarse sobre sus justificaes evi dent e q ue n o p erder a el t iemp o en elabo rar est a lclmitiera que nuestras deliberaciones son vanas y que el

    ser aun cuando no deliberramos sobre l.deliberativo implica, pues, la eficacia de lae s u na n ue va m an er a d e p re su po ne r1. L rib les: si el fut uro est uv iera escri to , lahombres enmudecera ante los decretosp or la p al ab ra i ns pi rada d e l os

    LA P RUDENC IA EN ARISTTELES28

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    8 Retrica, 1358b 3-4, 6, 17-18. En el Protrptico Aristteles privilegiaba todava la actitud espectadora: los que van a Olimpia no para participar en los juegos,sino po r el espectculo evExa t ~ e a ~ ) , stos son los verdaderos filsofos fr. 12W, 5 8 R, pp. 5 3- 54 P). S ob re lo s a va ta re s de e st a m et f or a de l a pa ne gi ri a dePitgoras Jmblico, Vida de Pitgoras, 58-59, Deubner; Cicern, Tusculanas, V 3,8 -9 ) a Epi ct et o Coloquios, n 14, 23 s s. ), c f. R Joly, Le theme philosophique desgenres de vie, pp. 21-52.29. De interpretatione, 9, 19a 7. Cf. p. 92.30. Pl at n, Gorgias, 456ac, 458e-459c. Para una defensa de Gorgias, cf. Leprobleme de l etre, parte 1, cap. IlI.

    oculto, y el he cho de te ner que d el ibe rar es, e n lo a b ~ o l u t o , una imperfeccin. Pero nuestra deliberacin no es simplemente la bsqued a l ab or io sa de un s ab er qu e d es co no ce mo s; n o s e l im it a a s up on erun f ut ur o q ue a ta e r a c on oc er s lo a los d ios es y a los adivinos,al i gu al qu e l os e st ra te ga s e va l an d es de s us a po se nt os la s circ un st an ci as d e u n combate e n el que no par ticipan. La deliberacin consiste en combinar medios eficaces relacionados con finesrealizables. Es p or qu e e l f ut ur o est a bi er to . S i e l h om br e p ue det en er r es pe ct o d el f ut ur o u na a ct it ud n o s l o t e ri ca , s in o d ec is oria, si no es slo un 8EWQOr; to} J t a Q v t o ~ , 2 8 s in o un X Q L t ~ ~ tw v.tEAAVtWV, e s p or qu e l m is mo es un p rin ci pi o d e los futur ibles, . Q X ~ tw v eGo.tvwv. As, el anlisis de Aristteles manifiesta elvnculo profundo entre una filosofa de la contingencia y la prctica del sistema democrtico, es decir, deliberativo. Una filosofa quecontaba con la ciencia para conocer la r ea li da d e n s us m en or es determinaciones no poda t en er m s qu e desprecio po r u n r g im end e a sa mb le a, d on de la p al ab ra no e s s ino e l d is fr az d e la i nc om pe tencia o, todo lo ms, el sustituto abusivo de la competencia.JOIgualmente, en la poca posterior, una filosofa del destino, p ar a lac ua l s l o d ep en de d e no sot ros el a se nt im i nt o q ue d am os a nuestr as r ep re se nt ac io ne s, n o p od r m s qu e ensear la indiferenciaante las circunstancias, ante los tempara, junto c on el c or ol ar io deu na c ie rt a p ro pe ns i n a la a bs te nc i n p ol t ic a. No s e p ue de d ud ard e q ue l as c on ce pc io ne s d el m un do r ef le ja n e n e st e p un to l a r ea li d ad s oc ia l, a un qu e s ea c on un c ie rt o r et ra so . La sociedad de Platnparece ciertamente desequilibrada, pero todo parece todava posiblepara la a cc i n h um an a f un da da e n l a c ie nc ia : En la poca helenstica la impotencia polt ica de Grecia favorecer una cosmologa deldestino y una religin de la Providencia, donde la imposibilidad de

    131A INTERPRETACIN

    Cf. Nietzsche: El estoicismo es la transfiguracin moral de la esclavitudl f f ~ u r Macht, ed. Kroner, p. 247).

    La buena deliberacin EuOO1JAla) no es c ie nc ia p ue s no s e d el ib er a s oque se sabe) ni adivinacin inmediata EuOl;oXla), pues la deliberacin

    qray procede lentamente: t. Nic., V I, 9 , ll42a 3 4b 6 .. ~ l X y ~ O A E 1 J a t ~ t ra tan a mba s s ob re lo c on ti ng en te p ar a l a M ~ a.,1, 33, 89a 2-3). La ~ O A E 1 J J L ~ sera, pues, una orientacin especia ~ a L.-M. Rgis, L opinion selon Aristote, p. 176). Ciertamente la

    gu e la cUOO1JAla y la M ~ a p er o e s p or qu e l a p ri me ra , qu e es u narl :ncia de la simple ~ O A E 1 J ( J L ~ , cf. infra), c om po rt a u na r ec ti tu ds e xt ra a al c on ce pt o d e l a s eg un da V I, 10, 1142b 6-15).Rresi6n es del cardenal de Retz, otro gran terico de la acci6n poltica_dclaracin a P.-M. Schuhl). Entre los lugares de l os q ue el o ra do r d eb e

    f ~ ~ t g ~ ~ I f : l I l l : n c i o n a en lugar sealado aquel que es relativo a lo posible ysble ltEQ t,01Jvm:o xcii, a01Jvrw1J Retrica, 1, 3, 1359a 15).

    -.r/elmundo s er c on ve rt id a e n a dh es i n c as i m s ti ca a s u

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    35. /l{ada, n 204; Metafsica, A, 10, 1076a 4. En la Poltica Aristteles no sepronuncia claramente sobre este punto. No parece poner en duda que un hombre omniscient e que uniese en l mismo la universa li dad de la ley y e l sen ti do de lo particular debera gobernar. Pero un hombre tal, aade, no se puede encontrar, pues unsolo hombre no puede saberlo todo f. IlI, 16, 1287a 24-25), ni siquiera abarcar conla mirada muchas cosas (IlI, 16, 1287b 8).36. Como es el caso en la aristocracia, que es el gobierno del oJtovoaLoL o delos EJttLXLe; Poltica, IlI, 10).37. M tQLl tCt t rV oe t ~ v or.toxQU'tLav Poltica, IV, 2, 1289b 4).38. Platn, Poltico, 303 a. Cf. Aristteles, Poltica, IV, 2, 1289b 6-9 (Aristteles cita a Platn y corrige: no se puede hablar del mejor de los peores gobiernos,sino slo del menos malo, ~ t t O v cpavArv).39. La degradadcin del mejor gobierno (la realeza) ser, a la inversa, el peorde los malos gobiernos, pues la cada ser ms pronunciada Poltica, IV, 2, l289a38) y, adems, las condiciones de la tirana (concentracin de poderes, ausencia decontrol popular, etc.) se encontrarn ya reunidas (sobre el tirano, del que los griegoshacen uno de los paradigmas tradicionales del mal, cf. Poltica, IV, 10, 1295a 1-24;Jenofonte, Hier6n o De la tirana, y el comentario de L Strauss, De la tirana, trad.fr., Pars, 1954).40. Cf. ladistincin entre la mejor constitucin aJtA.6je; y la mejor constitucinEX tlV JtOXL.tVlV Poltica, IV, 1, 1288b 25-26).4 1. P ol ti ca , IlI, 11, 1281b 40-1282a 4, y l282a 8: ' to Mo8m oQ8we; 'twvtO'tlV eQYov EO tLv.

    tificaciones relativas. Ms valdda, como dice Aristteles siguiendoa Homero,35 que uno solo mandara. El dilogo incierto de loshombres deliberantes, incluso si son CPQVqWL,36 no tiene nada queganar si se compara con el monlogo seguro del hombre competente, del sophs. Pero, adems de que nada se parece tanto a laciencia como la falsa ciencia, la c iencia no es de ninguna ayudaall donde la real idad sobre la cual conviene actuar no est suficientemente determinada para ser conocida cientficamente. La democracia es, ciertamente, un rgimen mediocre,3? el peor de losmejores gob,iernos y el mejor de los peores, deca ya Platn,38 peroes ta mediocr idad misma, que la aleja de los grandes designioscomo de las grandes aberraciones,39es el reflejo del mundo en quevivimos.Siendo las cosas lo que son y el hombre lo que es, conviene buscar en todo, no lo mejor absolutamente, sino 10 mejor posible dadaslas circunstancias.40 Ciertamente, corresponde por derecho al especialista juzgar y escoger,41 y, se puede suponer, sin deliberacin previa. Pero, para justificar la atribucin al pueblo del poder deliberativo, a Aristteles no le faltan argumentos: primero, para juzgar no

    133A INTEJ3.PRETACIN :i

    42. III, 11, l282a 5-7: aJtootoo.tV 't0 XQLVLV oMev ~ t t O V tOLe;mO1Jf.lVOLe; tOLe; dMoLV. Sobre este punto Aristteles da una vez ms la Gorgias frente a Platn (cf. Le probleme de l erre, pp. 261-264 Y 282 ss.) Esad que Aristteles no habla aqu de cultura general, sino de una cultura particularia de cierto dominio cf 1282a 4: JtJtmo IJf.lvoe; JtQL tX,vrv). Sobre la.cidad critica del hombre cultivado, cf. Parto anim., 1 1, 639a 1-12.43. XlQLe; o xao'tOe; JtQL 'to XQLVLV a tATe; Eonv Poltica, III, 1I,lb 38).44. Ilv'tC; f.lEV yaQ ex,01JOL OlJvA8v te; LxavTv al:08rmv ibid., 1281b5). Lo que Aristteles no dice aqu es que el pueblo del ibera sobre los asuntosllnes (cf. IV, 14, 1297b 41: 'to ~ O V A V f . l V O V JtQL tWV XOLVWV), en el doble.o de asuntos concernientes al conjunto de los ciudadanos y de asuntos que esa todo dominio tcnico particular. Ahora bien, sabemos que del XOLVV, ap.cia del xa8),,01J, no hay ciencia (cf. Le probleme de [ etre, pp. 210-211).5. ...aJtav'te; oe ovvA8v'te; ~ . t L 0 1 J C ; OU x,LQ01Je; Poltica, III, 11,17). Cf. 1281 a 9b 10; 1282a 34-41. Aristteles haba dado ms arriba otrae pura oportunidad: excluir al pueblo del gobierno es llenar el Estado de ene-

    por ello es preferible dejar al pueblo participar en las deliberaciones A.LJt tmji ~ o v v o m xaL XQtVLV f.l tX LV au'tOve;, 1281b 30-31), 10 que ha hechoMs adelante, finalmente, da un argumento ms esencial: una obra debe ser ms que por su autor, por aquel que la utiliza; as, el intendente juzga mea casa que el arquitecto, y el invitado juzga mejor la carne que el cocinero.~ e n t e a Platn, que utilizaba un argumento anlogo para subordinar las tc

    ~ b r i c a c i n a las tcnicas de uso y, finalmente, a la ciencia del Bien (cf., por~ u t i d e m o 290c), el argumento de1\ristteles parece implicar que el uso es

    d ~ . tcnica sino de opinin: t< tQya YLYVlOX01JOL xaL OL ~ ex,oV tr;382a 19). No se ha dicho nada ms desde la Ant igedad contra la tecnomfavor de los usuarios. La tendencia extraamente antisocrtica (diria

    ~ t r w a n t i p l a t n i c a y francamente democrtica de este pasaje ha sidogpr9 qigon, Aristoteles. Politik und Staat der Athener, Zurich, 1955, Inri, P i . 9 1 . ~ ? b r e la organizacin del poder deliberativo, cf Poltica, IV, 14.2..fJ.oltica IlI, 15, 1286a 20, 26.

    p ~ s a r i o ser erudito, basta con seccultivado;42 despus si essible que cada uno juzgue sobre todas las cosas,43 el pueblo(llIlblea rene las competencias particulares y, en I:elacin conmblea, tiene un juicio suficiente,44 de manera que, si cada unoicular es peor juez que aquellos que saben, el pueblo reunidoejor o al menos no es peor.45 As, el pluralismo de la delibegn no es para Aristteles un mal menor, un remedio, con relaa la autoridad monrquica de la ciencia.46 Pero este pluralismo,la crtica recproca que instituye de las opiniones, vale ms quearbitrario de las decisiones del tirano, cuya figura acecha al moca como el perfil de su sombra.

    LA PR{IDENCIA EN ARISTTELES32

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    Igu al ment e, est e d ilo go d el alm a con si go m is ma q ue es la deliberacin, si bien traiciona una confusin digna de un espritu verd ad eram en te d iv in o, v al e m s q ue las i ns pi raci on es azaro sas d e lap as i n. Nad a s e p arece t an to a l a aut orid ad com o la arb it rari ed ad ,ni a l a i ns pi raci n com o l a i mp ro vi saci n ; n ad a se p arece t an to a loinhumano como lo sobrehumano. La deliberacin representa la vahumana,47 es d ecir m ed ia, l a d e un h om bre si no t ot al ment e s ab io ,no totalmente ignorante, en un mundo que no es ni totalmente racion al ni t ot al me nt e a bs ur do , y que, sin e mb ar go , c on vie ne o rd en arusando las deficientes mediaciones que nos ofrece.

    47. Hemos visto antes que la divinidad no deliberaba. Pero el animal tampocodelibera: la nica excepcin es el hombre Hist. anim. 1, 1, 488b 24).48. IIQox;l aL l p GV lOO UAOVn G x o n o ~ TO GVWPQov, ~ O V A O V T a LyaQ o u nQL l oD l A O V ~ aAA.a nQL l WV n Q o ~ l 0 T O ~ Retrica 6, 1362a 1719). 9 t Nic. VI, 10, 1142b 18-20. 50. [bid. VI, 10.51. O Q 8 T r ~ T ~ eGl LV i UOOVALa ~ O V A i j ~ (1 142b 16) .52. 1142b 12.53. Cf. los textos citados por Gauthier en su Comentario pp. 509-510.54. La VOOVALa es aya80 l VXl LXi 142b 22), lo que permite denegarlaal incontinente a x Q a T i ~ ) y al perversQ c p a D A o ~ ) .55. 1142b 21-26.

    135

    LA INTERPRETACIN

    por Gauthier, p. 508.-74.Entdeckung des Geistes pp. 223-225 Y236-237.

    1142b 26-27. O Q 8 L r ~ r 1 tata tO 0 C P A L ~ l O V , ?

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    65. Cf. supra p. 110, n. 144.66. Un texto de los Tpicos IV 2 121b 31 ss.) parece confirmar que la cuestin E J t L O - C ~ I l T l qJQVTlaLC; a Q E - c ~ deba ser clsica en los crculos de la Academia. Jencrates parece haber sostenido el primer punto de vista (cf. Tpicos VI, 3,141 a 6); Aristteles a partir de la tica a Eudemo sostendr el segundo.67. As, cuando define la virtud moral, caracterizada por el justo medio t.Eud. 11 3, 1220b 34-35), Aristteles dice simplemente a Q E t ~ t. Nic. 11 6,1106b 36).68. t. Nic. VI, 3, 1139b 16.69. As Aristteles declara expresamente que no hay phrnesis sin virtud moral(VI, 13 1144a 36). La diticultad ha sido bien vista por santo Toms, Suma teolgi-ca lIa, lIae, q. 47a. 4

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    73. Cf. t. Eud., l, 2, 1214b 7-11.74. bid., II, 11, 122Sa 2-4. Cf. 122Sa 1: Es la vi rt ud la q ue hace que el tnde la proaresis sea recto.

    9A INTERPRETACIN ~ .

    1228a 12-15.122Sa 10-12.1228a 8.t. Nic., VII, 8, 1151a 7. Cf. el comentario de Robin en suAristote, p. 265,aacrasia el estudio de R. Robinson, L acrasie selon Aristote, Reme Phi .pp. 261-S0.r 2 1004b 24-25. Sobre 1 t o a t ( J L ~ en el sentido de intencin, cf. tambin1 pasajes reunidos por Ross Aristotle, p. 200, n. 3; te. fr p. 280, n. 3). Rossli fuera del libro III de la tica a Nicmaco habra que aadir: y del libro II

    Eudemo) ms que 4 pasajes donde el trmino tiene el segundo sentidoadesarrollar ahora. Es caracterstice de una cierta falta de coordinacin ensin embargo complementarios, de Aristteles que el libro VI de la ticalloconozca apenas ms que la proaresis-intencin 2, 1139a 33-b 5; 13,~ ? i n , a p es ar de Ross, 1145a 4); el sentido de eleccin no aparece

    ~ ~ s ~ u e .en 1139b 6, pero este pasaje, que rompe el encadenamiento del t ~ i s r un aadido posterior. As , e l anlisis aristotlico de la prudenciai ~ ( ) c l e l anlisis sin duda cronolgicamente posterior) de la eleccin.

    ; , M J t o a t < J l ~ twv 1 t 0 ~ to t A O ~ t. Nic., I1I, 2, 111lb 27).

    Epremente n fOaLQELLaL ouOdS-)>>.75 La proaresis es, pues,de la imputabilidad: se opone a la constriccin y es el funto de los actos que se hacen plenamente de grado (E XO OlU),

    ~ 9 0 S que son objeto de alabanza y de crtica. 76 Es porque la;,(as como su contrario, el vicio) es una E ~ L ~ n Q O a L Q E L L X ~h a de co locar entre las EXO OlU. 77 El sentido del trmino_ esis no es diferente en el libro VII de la tica a Nicmaco,ese trata de distinguir al incontinente ( a . X Q u t ~ ~ ) , que conoceiyre el bien, pero no lo puede hacer por la pasin, y el malvado ~ ) , cuya intencin es acentuadamente maligna: la incontinen

    ~ X Q u a L u ) , dice Aristteles, es contraria a la intencin, nUQuLQEOlv mientras que la maldad es conforme a la intencin, t ~ v nQouLQEOlV. 78 Un ejemplo extrado de otra parte de laAristteles bastar para contirmar este sentido. En el li

    I. de la Metafsica, al estudiar las relaciones entre la sofsticafilosofa, reconoce que una y otra se mueven en el mismo mpero precisa que difieren en la intencin ~ ~ v i t a l que las anima,@tou L nQOaLQaEL: 79 intencin de verdad, por un lado, in9n de provecho, por el otro.i, por el contrario, consideramos los dos pasajes de la tica afrLO y de la tica a Nicmaco donde s e trat a ex professo la( sis, vemos aparecer una significacin completamente distinta:la eleccin de medios,so que es consecutiva a una delibera-

    LA PRUDEo\lCIA EN ARISTTELES8Pero antes de retomar el hilo de este ltimo anIlsis que es elde los captulos 4-6 del libro In de la tica a Nicmaco, y del quenosotros slo modificamos el orden, puesto que la n Q O x L Q E O l ~ es

    e studi ada en ellos antes que la ~ O A E U O l S - , que es su condicin),importa subrayar, para evitar las confusiones que nuestros predecesores no siempre han eludido, esta dualidad de contextos, de problemticas y, finalmente, de sentidos. Cuando Aristteles define lavirtud moral como E ~ L S - n Q O a L Q E t L X ~ no piensa en absoluto en elanlisis sobre la eleccin deliberada, que es hoy el del libro nI.Quiere decir que la virtud cs una disposicin que expresa una dec is in cuyo pri nc ipio somos nos otros , que c om prom et e nues tralibertad, nuestra responsabilidad, nuestro mrito: el adjetivo nQoaL-. QEtLXS- designa fa diferencia especfica que separa la virtud moral,que nos es imputable, de la virtud natural, que no tenemos ningnmrito en poseer, porque no concierne a nuestra proaresis. Estesentido del trmino nQouLQEOlS-, que expresa nuestra intencin o,mejor dicho, nuestra disposicin interior, el compromiso ntimode nuestro ser, el que constituye nuestro valor o nuestro demrito,es atestiguado por numerosos pasajes de Aristteles. Incluso se podra decir que es el ms frecuente fuera del anlisis del libro nI. Esel caso de la tica a Eudemo, donde proaresis designa normalmente la capacidad que tiene cada ser razonable de fijar una metaa Xons-) a su vida, nica meta que puede dar un sentido a sus acciones particulares.73 Pero proaresis designa tambin la responsabilidad que se desprende de stas con relacin al juicio del otro: EXLf n Q O a L Q a E ) ~ XQLVO.tEV nOLs- LLS por la intencin juzgamosla cualidad moral de alguien, es decir -precisa Aristteles- quelo juzgamos no por lo que hace, sino por el tin p or el cual lo hace(LO L L V O ~ EVEXU nQLLEL)>>.74 Un poco ms adelante Aristtelesprecisa todava ms la significacin de esta regla introduciendo ladistincin, que se har clsica con el estoicismo, entre la intencin

    n Q o u L Q E O l ~ ) Yel acto (EQYOV): Distribuimos alabanzas y crticasconsiderando la intencin ms que los actos d ~ L ~ V nQouLQEOlV~ A n o v L E S - .tUAAOV E L ~ La EQYU) .. . porque se pueden cometeractos malos bajo constriccin, cuando en realidad la persona no los

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    81. AAA dQ YE [JtQOaLQEtOV] tO JtQooEOOUAEUIlvov (IlI, 4, lU2a 15).Cf. 5, l a 2-5, 10.82. 5, 1113a 10-12.83. 4, I Ib 21.84. 5, l a 1O-1I.85. IlI, 5, 11I3a 11. Cf. t. Eud. 11, 10, 1226b 17. Se advertir que esta defi

    nicin estms e laborada que la que todava se encuent ra en VI, 2, ll39b 4-5:O Q E X t t X O ~ v o ~ ft O Q E ~ t ~ 6tavo1]ttxisu. t. Nic. m, 2, IIIb27-28. Cf. t Eud. n 10, 1227a 9-10; ll 1227b 29-30.

    cin. Ciertamente, esta elecCin es un deseo O Q c ~ L ~ ) , 8 2 pues no sequieren los medios ms que porque se quiere el fin, y la eleccin delos medios queda sobrentendida por la voluntad del fin, sin la cualperdera toda razn de ser; en este sentido, la proaresis conserva unaspecto volitivo. Pero el acento se pone esta vez no sobre la cualidad del fin, sino, puesto que el fin est dado o ms bien querido,sobre la eficacia de los medios destinados a realizar este fin. Importa,en efecto, que estos medios no dependan de algo imposible 8 y, msprecisamente, que sean escogidos entre aquellas cosas que dependende nosotros. 84 Ahora bien, hemos visto que esta determinacin del mejor medio posible era obra de la deliberacin. La proaresis es entonces el momento de la decisin, el deseo a r Q c a L ~ ) que sucede a la deliberacin, y que no es ya solamente la manifestacin de la inteligencia deliberante, sino de la voluntad deseante, la cual interviene paraponer en marcha la deliberacin, pero tambin para ponerle fin. Mediante la proaresis lo posible, meditado o supuesto, se vuelve posibledeseado, deseado no por s mismo, sino como medio para alcanzar unfin. Todo esto es lo que Aristteles quiere resumir en la definicinconcisa que da de la proaresis como ~ 0 1 J A c 1 J - e L X ~ O Q c ~ L ~ -eGn; ecp

    ~ ~ v deseo deliberativo de las cosas que dependen de nosotros.85Lo que llama la atencin aqu es la ausencia de toda referenciaal fin (cuyo objeto est ciertamente presupuesto por la eleccin,pero no lo constituye) y, ms an, a la cualidad de este fin. El nicoejemplo mediante el cual Aristteles ilustra su anlisis del libro IIIes caracterstico a este respecto: queremos ~ 0 1 J A ~ c 8 a tener buenasalud y escogemos J t Q O a L Q o ~ c 8 a ) los medios de conseguirlo.86La eleccin se encuentra aqu desposeda de toda responsabilidadmoral, puesto que no es la posicin del fin, sino que elige solamente

    e ~ J t 0 8 a c ) ~ , 87 bajo la condicin de un fin ya puesto y del cual no

    140 LA PRUDENCIA EN ARISTTELES LA INTERPRETACINllsable. Ya no es el lugar de la imputabilidad, sino el mo

    ~ ~ l a habilidad. No expresa un pri lcipio moralmente califi~ i n o _ u n momento, se podra decir, tcnico en la estructurac;c;in en general. La buena eleccin no se mide por la rectila intencin, sino por la eficacia de los medios.s intrpretes modernos no han dejado, en general, de subrayarquvoco del trmino proaresis concepto que a veces tiene unter tico y otras moralmente neutro.88 Pero no sacan de ah to-

    < ls consecuencias.89 No es posible contentarse con la constatade una evolucin de este concepto. 90 Pues ya en la tica a o se encuentra el doble sentido de intencin y de eleccinedios, empero quiz con la preocupacin, en la disertacin sso sobre la proaresis msacentuada que en la tica a Nic.,.de conservar el primero de estos dos sentidos. Pero la ticademo en el captulo 10 de su libro II no insiste menos que la

    el a Nicmaco sino quiz ms claramente todava; sobre elho de que no se escoge el fin, sino los medios.9 Los ejemplos()frece Aristteles aqu confirman enteramente el carcter moente neutro del concepto: No se escoge el gozar de buena sasino el pasear o sentarse con miras a la salud; no se escoge ser, sino el hacer negocios o correr riesgos con miras a la felici92 Este ltimo ejemplo podra prestarse a discusin, pues aqu

    Robin, Aristate p. 265; Ross, Aristatle 19495 p. 200 (trad. fr., p. 280), Yta de Rackham en t Nic. I I 4, l l l l b 5.89. As Ross, que parece decir que Aristteles emprende la tarea de explicar en.tiro de la tica a Nicmaca el concepto de JtQoaLQEOle; ya encontrado en el

    en la definicin de la virtud p. 198). Sin caer en los excesos de lahtenanalyse es necesario reconocer, sin embargo, que la disertacin del libro la eleccin es totalmente independiente de la del libro sobre la virtud, inclu~ < i i t o r e s celosos, o incluso Aristteles mismo, creyeron deber aadir (en especialienzo de I I 1 y d e I I 4 transicionys, por lo dems poco convincentes.Esta evolucin

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    93. Cf. t. Nic., X, 6, 1176a 31-32.9 t. Eud., I1, 10, 1226b 19-20.95. 1227a 19-20b, 26.96. 1227b 27.97. 1227a 13.98. ~ L a C ~ v a Q E C ~ v v oQ80v etr Co CtAO

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    145A INTERPRETACINe)nse encuentra es una doctr ina de la libertad y de la resJjilidad. Lo que se encuentra es una nueva contribucin autologa y a una antropologa de la accin. 2

    e podr advertir que, al descr ibir la proaresis como eleccinejor medio, Aristteles retorna conscientemente al sentido etilgico del trmino, el cual sugiere, segn dice, que e l JtQOaLoyes aquello que es escogido con preferencia a otra cosao e-tQwv aLQe tov).1l3 Este retorno, complacientemente subra-l .wenig brauchbar ist. En realidad este concepto no muestra nada semejante,S hace referencia a otra cosa. De una manera ms sutil , M. H. Kuhn (art. c it .,1.36) muestra que la proaresis, entendida como eleccin de los medios, no puehacer el papel que Aristteles pareca asignar a la proaresis (como intencingstitutiva de la persona).111. Doctr ina que se encuentra tambin en Aristteles , en el anlisis jurdicotica a Nicmaco, I1I, 1-3, Y en el anlisis psicolgico de VII, 1-11, sobre lantinencia o acrasia (en el que Aristteles examina minuciosamente la tesis sotica: Nadie es perverso voluntariamente).112. Esta dualidad de problemticas se manifiesta igualmente en la ambige

    ~ l l d . de la expresin 1:a cp ~ ~ l L V lo que depende de nosotros, que designa unasXrces lo volun ta rio (opuesto a lo involuntario), otras lo posible , lo contingente(opuesto a lo imposible o a lo necesario) y se refiere , pues, unas veces al fenmenopsicolgico d.e la libertad (condicin de la responsabilidad mora ), y o tras a la rea li .- 44dios, dice, es voluntaria; ahora bien, los actos de las virtudes tTa,tan de los medios; 106 pues, la virtud es voluntaria o, como diceaqu Aristteles, depende de nosotros ecp _ ~ - t ; V ) . 1 0 7 En la ti ca aEudemo, Aristteles (o el redactor) insista sobre la finalidad de losmedios para h acer de la proaresis la sede de la virtud. Aqu, pre,fiere decir que la vir tud se m a n i t l ~ s t a en la eleccin de los medios,y no en la cualidad del fin. Pero esta tesis es aparentemente contra,r ia no slo al sentido comn, sino a otras afirmaciones del propioAristteles,108 y parece no haber sido imaginada aqu sino para lasnecesidades de la causa: enlazar , aunque sea arbitrariamente, ladisertacin sobre la proaresis con la del EXO crLOV.Estas consideraciones no tienen por finalidad denunciar una vezms las contradicciones de Aristteles, sino discernir su propiadoctrina de la proaresis como eleccin deliberativa. Abordar la nocin de proaresis en la perspectiva del problema de la libertad dela voluntad 9 s condenarse a esperar de los textos aristotlicos loque no se encuentra en ellos y a despreciar lo que s se encuentra.

    106. AL ce 1:WV aQE1:WV vQYEL

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    336b; Fedro, 245b). Si bien es cierto que Aristteles llama al JtQOaLQE CV una pre-deliberacin, JtQooEOOVAEVIlvOV, donde JtQo- tiene un sentido temporal, no constituye una razn para atribuir e l mismo sentido temporal al JtQo- de JtQOaLQE CV:pues, si se interpreta que la deliberacin precede a la eleccin, no est claro lo quedebera preceder a la eleccin (la accin quizs, pero esta no es la cuestin aqu).El recurso de la etimologa tiene como objeto aclarar, no la idea de deliberacin previa, sino la de deliberacin Aspasio, 70, 31 ss., que invoca sin razn a Joachim, lococit., no dice otra cosa). En fin, el pasaje paralelo de la tica a Eudemo II, 10, 1226b6-8), que citamos ms adelante, no se prista a ningn equvoco.114. Cf., por ejemplo, los textos de Tucdides y de Platn citados en la notaprecedente y tambin Iscrates, Antidosis, 117-118 en una guerra hay que saberescoger los aliados y los enemigos; cf. t Eud., n 10, 1227a 13). El substantivoJtQOUlQWLC; no es empleado ms que una vez por Platn, y es en este sentido Par-mnides, 143c). Con este sentido se puede relacionar el sentido poltico de eleccin:tLvac; EX CO ~ A l 8 o v c ; JtQOaLQEl08aL Aristteles, Poltica, IV, 14, 1298b 27), perose emplea ms bien en este ltimo sentido: ulQElo8aL, UtQWLC;.

    yado, al sentido etimolgico y popular del trmino y su promocin alrango de concepto tcnico de la filosofa es un procedimiento caroa Aristteles, del cual ya hemos visto un ejemplo a propsito del concep to m is mo de phrnesis. Aqu to dav a, y aun qu e la prueba seams difcil de aportar, tenemos la conviccin de que Aristteles retoma, o simula volver, al uso popular ms all de una terminologaerudita que, sugerida por Platn, sera la de la antigua Academia, queel p ro pio Arist teles emp lea po r hbit o cuand o no t rata el t em a exprofesso, y que ser ms tarde la del estoicismo. Dicho de otro modo,del sentido de eleccin-intencin, que era el de la Academia, Aristteles recuperara el sentido ms primitivo de eleccin deliberativa ypreferencial que encuentra en el uso popular y del cual es el primero(y tambin el ltimo en la Antigedad) en formular la teora.Si consideramos en su conjunto la historia del trmino proare-sis nos encontramos en presencia de dos series que se encuentran,sin poder confundirse, en Aristteles. La primera sigue una filiacinque conduce de Scrates al estoicismo pasando por Platn y la Academia; la segunda va directamente del uso popular a la elucidacinaristotlica y, como ocurre con otros conceptos aristotlicos, qued ar sin de sc ende nc ia e n la h isto ri a de l a filosofa. Pa ra apoyarestas afirmaciones no podemos aportar aqu ms que algunos indicios, pero que nos parecen suficientes. Si los trminos nQOaLQfta8m y nQoCtLQfOLt;, significan originariamente una eleccin relativa,una preferencia 114 y, en particular, el h echo de acept ar u n mal me-

    147A INTERPRETACIN...~ p r e e qu e se h ay a p as ad o de ah d em as iado p ro nto a la i dean.a.ieleccin absoluta, eleccin de un gnero de vida; que com,ete toda nuestra existencia: en este sentido Ja eleccin ya noIlterior a la vida, sino que es la eleccin de la vida misma,alQfOLt; to O Blo U. 116 Este deslizamiento de sentido parece en-trar su expresin y su cristalizacin ~ n un clebre mito platnico:Er en el libro X de la Repblica. Vemos all cmo las almas esgen aLQo Ov tm) su vida entre muchas otras que les son propues

    ~ y m o esta eleccin se vuelve en seguida irreversible, cmo las~ a s habiendo bebido el agua del Leteo, olvidan que han escogidose apres tan a viv ir com o un d es ti no (6alf-tw Y\) una v id a qu e, sinb argo , ell as m is mas h an q ueri do d el ib erad am en te y d e l a cual11 en adelante responsables. 117 Entre otros significados del mito,t n e xpr es ab a a su ma ne ra la p ar ado ja s eg n l a cu al el hombr e

    responsable de su naturaleza, es decir, de lo que es al nacer:estra naturaleza la hemos escogido nosotros, aun cuando no nosordemos y, por lo tanto, no podemos atribuir a Dios lIS o al azar 119responsabilidad de lo que somos. La significacin de este mito tea en efecto, un doble filo. W. Jaeger, en s u Paideia, la interpretaun sentido humanista: el mito liberara al hombre de sus demoos 120 y, al presentarlo libre respecto de sus decisiones, autoriza

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    2 Paideia I1I, pp. 103-104.122. En este sen tido , R. Walzer, Magna Moralia pp. 18-20, que habla demythische Vorbestimmtheit der Person.123. 617d.124. 617e. ..125. Tal es el sentido de UtQOL

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    refleja ningn designio trascendente, no tiene nada de absoluto: signif ic a sol am ente l a ver da d hum ana de que cada vez se h ace msdifcil para el vicioso el corregirse 131 y ms fcil para el virt uoso elserlo. 32 Pero ni el virtuoso est al abrigo de posibles desfallecimientos 133 ni el vicioso es definitivamente incapaz de conversin. As, eldrama csmico de Platn que, si se toma al pie de la letra, no concibe otra perfectibilidad para el hombre que la sucesin de reencarnaciones, y parece unir el progreso moral con la suposicin mtica de lainmortalidad de l alma, se encuentra humanizado en Aristteles. Segnel dicho de Herclito, el carcter es para cada hombre su destino.134Pero para Aristteles el carcter ~ 8 0 ~ ) no es m s que un conj unt o dehbitos e8 Y]) 135 nunca totalmente asegurados si son buenos, ni totalmente irrevocables si son malos. As, la contingencia, Janus bifronshace que una perspectiva consoladora sea siempre en Aristteles lacontrapartida de una afirmacin descorazonadora, y que la precariedad misma de nuestra existencia moral no sea ms que otro nombrepara su perfectibilidad. La tica de Aristteles es quiz la nica ticagriega para l a cual no hay slo buenos y malos,136 ms an, la nica

    131. C f. I lI , 7, d on de A ri st t el es d ef ie nd e l a t es is d e q ue e l h om br e e s p ri nc ip io y g en er ad or d e sus a cc ion es , c om o lo e s d e s us hi jos 1l13b 1 7- 18 ). S i s eobjeta que ciertos hombres estn sometidos a la tirana de las pasiones, Aristtelesresponde que ellos mismos son responsables de su relajamiento: Al principio les eraposible no volverse tales, yeso es lo que hace que lo sean voluntariamente; y ahoraque s e ha n vue lt o as, ya no les es posible no serlo l114a 19-22, y todo el pasajeprecedente desde 1114a 2). Cf. 11l4b 3 1- 11 15 a 3. P er o e st c la ro q ue no se puedefijar el momento exacto a partir del cual un hbito vicioso se hace irreversible.132. El h om br e v ir tu os o es a qu el q ue e nc ue nt ra s u placer en los actos virtuosos: t. Nic. n 2, l104a 33-1104b 13; cf. X, 1, ln a 19-26; 10, 1179b 24-26. Laconsecuencia es que la educacin moral debe ser primero una educacin de la afectividad cf. ya Platn, Leyes n 653ac).133. L a vi rtud es lo que de ms est abl e h a y en el hombre, pero evidentementeslo en tanto pueden serlo los asuntos humanos t. Nic. I 11, 1100b 12 ss.).134. l H80

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    en Parto anim. IV, la , 687a 16: H 6E qYaL\; EX tWV hOEXOf,tVillV JtOLEL to~ A ' t W ' t O V , l iteralmente: La naturaleza saca el mejor partido de los posibles de qued ispo ne y no la n at ural ez a rea li za e l me jo r d e l os p osib le s , c om o t ra du ce , p orejemplo, el P. Dubarle, La causalit chez Aristote, Recherches de Philosophiepp. 38, n. 2, y p. 39, n. 1). Ciertamente se trata aqu de la naturaleza, no del hombre.Pero Aristteles tiene expresamente en mente analogas humanas: la naturaleza actaa l a m an era de u n h om bre p ru de nt e (XU8

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    146 Gorgias 467cd, 468bc.147 Filebo 54a SS.; cf. Eutidemo 290bc.148. 1, 1, 1 09 4a 6 b 7 .149. K svi ]v xCt.t 1lCf LCt tCt v 1094a 21).15 Parto anim IV, 10, 687a 8-18.

    s o b ~ e el fin. Pl.atii insista en l ~ , s u b b r d ~ n a c i n del.metlio al fin ypoma en guardIa contra la tentaclOn de aIslar el medlO y convertirloen momento independiente. Lo que hacemos lo hacemos con vistasa un bien, y lo que que re mos no es lo que hacemos, sino aquellocon v is tas a lo cual l o h acem os ; as, n ad ie q ui ere navegar, arriesgarsu vida, tomarse molestias, pero muchos quieren enriquecerse, y poreso navegan, arriesgan su vida, etc.46 Nadie quiere tomar medicinas,p ero t od o el m un do d es ea est ar s an o. P lat n se p ro po n a d em os trarq ue e l ho mb re p ue de h ac er lo q ue le gu st a s in ha cer p or e llo lo quequ ie re as, c ua nd o a ct a i nj us ta me nte , e s dec ir, se ha ce d a o a sm is mo, c ua nd o e n r ea li da d qu ie re e l bie n, es decir, su b ie n) y que,a la inversa, e l h omb re p ue de h ac er lo q ue n o le g us ta t om ar unamedicina) con vistaS a lo q ue q uie re l a salud). La voluntad del fines la que da su sentido al medio, volviendo bueno lo desagradable.El m al no co nsist e e n a pu nt ar a un fin malo pues la voluntad quiere s iemp re el b ien), s in o en e l ol vi do del fin y l a c om pl ac en ci a enlos medios, erigidos en momento separado. Por ello uno de los temas ms constantes de la pedagoga platnica consiste en recordarque el medio es siempre medio con vistas a un fin, y qu e la administracin de los medios debe estar subordinada a la ciencia delfines decir, en ltima instancia, del fin supre mo, que es l a Idea delBien.47U na i de a a s no es e xt ra a a Ar is tte le s, c ie rt ame nt e. A 1 co-mie nzo de la tica a Nicmaco r eto ma el te ma pla tnico d e l a subordinacin de las tcnicas para ilustrar la superioridad del fin queq ue re mo s p or s mismo sobre el que no es puesto ms que comom ed io con v is tas a u n fin ms elevado ; 48 sin esta ordenacin al fin,el d es eo s era v aco y vano. 49 En los tratados de biologa recuerda,con tra l as exp li caci on es m ecan icis tas, q ue es m s fcil exp li car el rga no p or la funcin, es decir, el me dio por e l tin, que l a f unc inp or el rg ano: p orqu e el h om bre es i nt el ig en te ti en e m an os , y n o esinteligente porque tiene manos, sostiene frente a Anaxgoras,150 locual ilustra mediante una comp,.aracin sacada del mundo del arte:

    bid 687a 12-14.Cf. P. Lachieze-Rey, Les ides morales sociales et politiques de PlatonLeyes XII, 962bc.Poltica VII, 13, 1331b 26-38.

    155:0A INTERPRETACIN~ 2 i l dar u na flaut a a alg ui en ciue y a s abe t ocar q ~ e ensearque posee una flauta. 5\ Aqu s e encuent ra s in d ud a un ecop lat ni co de l a s ub ordi naci n , a l a vez o nt ol g ica y axi o

    de las tcnicas de fabricacin a lastcnicas de USO 5hbesto Aristteles se preocupa, sobre todo en sus tratados tiun problema que haba olvidado Platn: el de la adaptacin dedios a los fines, adaptacin que no est dada inmediatamente,q ue s e i mp on e al h om bre com o u na t area difciL P lat n recorqu e e l me dio no e s n ada sin su or de na ci n al fin. Aristte le sems bien en l a d ep en dencia inversa: el fin no es n ad a si no s ea por los medios apropiados. As como para Platn la deduccindo t Q 1 t O ~ de realizacin a partir del fin a realizar a x o 1 t ~areca despertar ninguna dificultad, ai menos para quien acta seel intelecto v o ~ y no a la aventura 1tQoatuxv),153 Aristtelestea p or vez pr ime ra el pr ob le ma de l a disonancia posible entrey los m ed io s y s ub raya al m is mo t iemp o que la cal id ad de u nanse mide no slo por la rectitud de la intencin como crea Pla, sin o t am bi n p or l a con veni en ci a d e los medios : Ex is ten dosi tas d on de se p ro du ce eLbuen actuar: un o reside en el est ab leiento correcto del fin a x o 1 t ~ y de la meta de nuestras acciones1 otro e n e l de sc ubr imi ento de los me dios que c on du ce n a l fin

    ~ tO t A O ~ ; es posible, en efecto, que fin y medios estn en dellerdo o, por el contrario, de acuerdo evoXEtm yaQ xaLcprovELv A A ~ A O L ~ xaL auWprovELV); p ues pu ed e s uced er qu e els ea bu eno , p ero q ue en la accin no se d con el medio de conu irlo ; o tras v eces se da coo: lo s m ed io s apropi ad os , p ero s e haest o un fin malo; fin alm en te, en o tros cas os se y erra s ob re el fin ymedios a l a vez, c om o pa sa en m edi cin a .. . Por ello hace falta,las artes y en las ciencias, d om in ar est os dos mb it os , el fin y losdios oEL o ev t a L ~ t x v m ~ xaL e m a t ~ ~ l m ~ awptEQat da8m tO t A O ~ xaL t a ~ d ~ tO t A O ~ 1 t Q ~ E l ~ } 1 5 4S e c on ce de , pu es, ig ua l i mp or ta nc ia a la v ol un ta d d el fin y lacin de los medios, lo cua l es ya una innovacin respecto delo ni sm o. P ero Ari st t el es v a an m s l ej os , d ej an do ver un j ui -

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    161. Es esta posibilidad la que parece sugerir Aristteles cuando constata: Todos los hombres o la mayor parte de ellos quieren s eg ur am en te l o q ue e s n ob le ~ o A E a a L .. , ta XUAU), pero escogen lo que es provechoso (JtQOaLQElCJ8aL bE taW> t. Nic., VIII, 15, 1162b 35 -36).162. Es lo que permite finalmente dar un sentido aceptable a los textos que hemos citado, donde Aristteles puede retomar por su cuenta la vieja idea segn la cualla proaresis es la sede de la imputabilidad, despus de haber dado a este trmino elsentido nuevo de eleccin de los medios. Cf. tambin el t ex to d on de se d ic e q ue lavirtud trata de los medios supra, p. 144, n. 106). En fin, slo as se puede comprend er , n os p ar ec e, e l t ex to d e III, 7, 1 l1 4b 18 Ss., donde Aristteles, para mostrar quesomos corresponsables (CJUVUltlOl) de nuestras acciones, admite entre otras hipte-

    y entonces se puede presumir que no es responsable de ello en abso-luto. As la moralidad nos parece suspendida una vez ms en su fundamento de un Azar fundamental que hace que seamos bien o malnacidos, que seamos hombres naturalmente constituidos o, por elcontrario, monstruos. Pero ni la patologa ni la teratologa han pertenecido jams al dominio de la tica, cuyos lmites marcan. Por elcontrario, la tica conoce otra limitacin: la realizacin de nuestrosproyectos se pierde en la indeterminacin de la materia, que es otronombre del azar. Pero, entre estos dos azares, el azar originario quenos hace ser lo que somos y el azar residual que hace que nuestrasacciones no sean nunca del todo lo que queremos, hay lugar para ladeliberacin, la eleccin y la accin del hombre. El momento propiamente tico no se sita, pues, en el nivel de la voluntad pues sucualidad depende de nuestra naturaleza), ni de la accin, cuyo xitoo fracaso depende en ltima instancia del azar, sino entre ambos: laeleccin razonable que, guiada por la eleccin del bien, decide 10mejor posible en cada momento y deja el resto al azar. En la perspectiva de Aristteles y de los griegos, la voluntad no es respoqsable del mal, sino, al contrario, el mal es responsable de la mala calid ad de la voluntad. Pero Aristteles es el p rimero en extraer laconsecuencia: no se juzga a un hombre por su voluntad -pues o esbuena y quiere el bien, o quiere el mal y no es responsable de lsino por su eleccin. Pues si el hombre no quiere j am s el mal encuanto tal, puede querer mal el bien y, queriendo el bien en general,escoger cada vez lo menos bueno. La moral de Aristteles es lanica moral griega coherente, porque sita el bien y el mal no en loabsoluto de la voluntad como ser el caso de los estoicos, que ig-noran tambin el pecado), sino en la eleccin de los medios: 6 b ien y

    159A lNTERPRETACIN

    emos visto que el anlisis de la deliberacin y de la eleccin,eipalmente en el libro de la tica a Nicmaco, estaba cenen la r elaci n del fin y los medios. Se ha discutid o q ue esteel punto de vista definitivo se ha estado tentado de aadir:s profundo- de Aristteles. l64 En otros textos, en efecto, Arisles analiza la accin h uman a segn otro esqu ema: el de la ren entre universal y particular. Se trata de textos, a menudo.entados desde la Edad Media, que presentan el proceso de la acn bajo la forma de un silogismo prctico: la mayor expresa unncipio general por ejemplo, la templanza es una virtud), la mer s ub su me el concepto de tal acto p ar ticular bajo el sujeto de lay or esto es un acto de templanza), la con clusin exp resa la dein de llevar a cabo ese acto. 65 Se reconoce en esta presentacin

    ~ t i v b s es cierto, pero de los cuales atae al filsofo ms quepriador deplorar que estn an mal separados de las nocionesas de xito y fracaso,163 disociacin que Ha habra sido posibletiC por una revelacin, ausente por lo dems tanto para ArisS. como para el mundo griego, la de la existencia de unatd pervertida, y la reflexin correlativa sobre la esencia y la-flcacin del pecado.

    y a p es ar de l a o bj ec i n s ac ad a d e l a Eu

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    132b 6 SS 22-30; 9 1034a 30; Part.-anim., 1 639b 18 ss.). Pero en el caso delarte Aristteles toma como ejemplo la medicina) este silogismo debe ir precedidopor una deliberacin o anlisis encargado de determinar la menor, y q ue no tienenada de silogismo.166 Hay ciertamente, silogismos dialcticos, pero no lo son ms que por pro-babilidad de la mayor, que no se discute aqu.167 Gauthier-Jolif, en t Nic., p 210; Gauthier, La morale d Aristote,

    p 36

    161.ltc.A INTERPRETACIN

    J Allan, The Philosophy 1Aristotle, p 177Cf. ibid., pp 177 Y189.O [bid., p 177.1 [bid. Cf. id., arto cit., Autour d Aristote, p 338. En el mismo sentido,tmann, op. cit., p 121, apuntaba: En la primera pragmtica libro III), lasis es la reflexin razonable sobre 1 posibilidad de un fin a r ea li za r. E n

    da l ib ro VI) es p re se nt ad a c om o una p ar te in te gr an te en el mb it o d e l asticas fundadas sobre la phrnesis. Pero no sacaba de esta observacin con-ias para la cronologa. Gauthier-Jolif, p 210. i A Ba n s e al a que l a i de a d e una aplicacin de lo universal a lo particular,,eteriza el paso de la ciencia al arte, se encuentra ya en Platn Fedro, 268a Mo p or Al1an en Autour d Aristote, p 331).

    i entras que la rela cin del medio al fin es e xt r ns ec a yJdlmiversal es i nma ne nt e a lo particular; ahora bien,la universalidad de la ley en la particularidad de las ac-guIares, tal sera la tarea de toda moral.69 En este sentido,de habla r de un progres o y en todo caso, de una am

    ~ 7 o del concepto de ele cci n cuando se pas a del libro III asV I y VII de la tica a Nicmaco, de los c ual es a dm it eposteriores. lesta interpretacin, sugerida por lo dems por presupuestosos sobre lo que debe ser la verdadera moral, descansa sobrete si s cronolgic a de la cual se ha mos trado ya que e ra inble: l los libros VI y VII de la tica a Nicmaco son enl ibtos de l a tica a Etdemo cambiados de lugar, anterioresIII, que pertenece a un estadio ulterior de la elaboracin dea Pero, s obre todo, hem os m os trado antes que e l c once pt oresis entendido como sede de la imputabilidad, que caracteS exposiciones del libro VI de la tica a Nicmaco y en medo, del libro I l de la tica a Eudemo, perteneca a un fondo.lIsamiento so

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    174. Para el esquema universal-particular, cf. V I, 8, 41b 15; 9, 1142a 14y todo el captulo 9. Para el esquema fin-medios, cf. VI, 12, 1l43a 33; 13,1144a 7-9.

    sealar que las dos frmulas se vuelven a encontrar en el libro VI.donde la phrnesis es descrita a veces como capacidad de aplicar louniversal a lo particular, y a veces como capacidad de escoger juiciosamente los medios.174Incluso si la tradicin ha insistido ms, conscientemente, en el esquema universal-particular, que permita interpretar ms fcilmente lamoral de Aristteles en un sentido intelectualista, creemos que la originalidad de Aristteles se sita ms bien en la intuicin, tan extraaa Platn, de una disonancia posible entre el fin y los medios, y en laexigencia correlativa de una deliberacin seguida de una eleccin, quees una cosa totalmente distinta de un razonamiento seguido de unaconclusin. La presentacin silogstica del proceso de la accin, auncuando hubiera podido tentar a Aristteles, dejaba fera de sta elmomento esencial: el establecimiento de la menor, es decir, el discernimiento de lo particular. No hay, pues, ninguna contradiccinentre las dos descripciones de la accin por Aristteles. Pues aunque,una vez reconocido lo particular, lo universal se aplique necesariamente a l, es necesario reconocer primero el particular: lo que se reduce silogsticamente es la propiedad de lo particular de ser deseable,pero no la existencia de lo particular. Lo difcil no es saber si hay queser valeroso, ni decidir que lo que ha sido reconocido como valerosodebe ser llevado a cabo, sino dnde est el valor hic et nunc? Esten la arrogancia o en la sangre fra?, en la aventura o en la abstencin?, en el combate sin esperanza o en la huida que planea el futuro? La distancia es infinita entre principios demasiado generales, unadiversidad inaccesible al pensamiento racional. La distancia es igualmente infinita entre la eficacia real del medio y la realizacin esperada del fin. Es este infinito el que Aristteles pide a la prudencia quellene por mediaciones laboriosas y azarosas. Pero de este infinito, esteaQw tov, que afecta a una materia siempre ms o menos reticente ala determinacin y, en general, a un mundo que nunca acoge de modofcil el orden, conocemos ya el nombre: la contingencia.As, el anlisis de la elecci6p. nos remite una vez ms a la estructura del mundo. El mundo sublunar de Aristteles ya no es unacopia, su materia ya no es un simple receptculo moldeable a vo-

    163A INTERPRETACIN

    5. Gen. anim. 1 4 717a 15; rto anim. III, 10, 672b 23; IV, 9, 685a 18.t ~ oposicin, cf. Platn, Timeo 48a, 75d; Leyes IX, 858a.. Eurpides , Ifigenia en ulide vv. 1409-1410 (a propsito del sacrificiona. Por ello las soluciones de la tragedia son siempre cojas: cf. Esquilo,:e icantes v. 442

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    165LA INTERPRETACIN

    184. Sobre el carcter arquitectnico de la sabidura cf. Platn, Repblica IVy passim; cf. Gorgias 507e-508a; Timeo 47bc. Ciertamente en el Poltico (25ge iplatn distingua dos especies de conocimiento: judicativo (xQt t tXV, porplo, la aritmtica) e imperativo bmax t t X.v, por ejemplo, la arquitectura),

    ~ s t o s dos caracteres aparecen reunidos en la filosofa (cf. Eutidemo 290bc, 50 -papel rector de la dialctica). ..15. VII, 13, l246b 6. Cf. todo el captulo 13. En la tica a Nicmaco Aris

    ~ l U u e s t r a del mismo modo que la prudencia no es un arte. Combate entonces~ r e paradoja socrtica (Jenofonte, Memorables IV 2, 20; Platn, Ripias me-q-376) segn la cual aquel que miente de modo voluntario es superior al que

    iKvoluntariamente (VI, 5, 1l4la 21-25), pues no se puede decir que un homS.ea C P Q O V t ~ W t E Q O S ; , como parece. haber dicho Scrates (cf. Metafsica D, 29,(5-13, esp. 1,8; Tpicos IV, 5, 126a 32b 2).

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    conclusin no es aquella que se esperara: La prudencia es unavirtud y no una ciencia, sino otro gnero de conocimiento 186 Aspues, lo que Aristteles discute no es el carcter moral de todo conocimiento, sino slo del conocimiento cientifico Aristteles no discute que una virtud pueda ser intelectual; slo dice que esto nosignifica que deba ser por ello mismo una ciencia.Cul es, pues, este otro gnero de conocimiento al que Aristteles asimila la prudencia? Si nos atenemos al texto, a decir verdad de-masiado alusivo, de la tica a Eudemo debera ser, a diferencia de laciencia o del arte moralmente neutros, un saber moral por l mismo,es decir, que habra cierto mrito en poseer un saber que comportarade algn modo una deontologa de su propio uso. Pero Aristteles nodesarrolla jams explcitamente tal idea, que le haba sido sugerida sinembargo por el uso popular de phrnesis Va a contentarse en la ticaa Nicmaco con asimilar el saber prudencial al que es requerido paraexplorar el dominio de la accin en general, ya sea esta accin moralo solamente tcnica. En la crtica del intelectualismo, que alcanzaresta vez ms a Platn que a Scrates, el acento ya no ser I?uestosobre la neutralidad moral de la ciencia, sino sobre su inaptitu.d paraconocer lo particular y lo contingente, que son, sin embargo, el dominio propio de la accin. Aqu, Aristteles estar tentado de calcarel anlisis de la accin prudentemente conducida del de la accin tcnicamente conseguida, contentndose con aadir in fine que la prudencia no existe sin virtud moral y se distingue de la habilidad, peroser incapaz de presentar la relacin de la prudencia y la moralidadcomo otra cosa que una relacin extrnseca y accidental.Esta doctrina es conocida y no tenemos necesidad de insis tiren ella. Consiste en presentar la prudencia como siendo la virtud

    a . Q e t ~ , 1 8 7 no del alma razonable, sino de una de sus partes: aque-186. AQcLll yQ eOLt, xaL oux e m O L ~ . t r , a AAO. yVOC; aAAo yvwocwc(1246b 35-36).187. Se advertir aqu todava la ambigedad de este trmino en Aristteles:excelencia moralmente neutra, pero taml1in virtud moral. En este ltimo sentido larelacin de la virtud y de la inteligencia es una relacin sinttica, que Aristteles expresa por medio de un genitivo: LXvrC; .tv eOLLV a Q c ~ , q J Q o V l o c w c ; oux OLtV,hay una virtud del arte, pero no hay ninguna de la prudencia, pues la prudencia esella misma una virtud (prueba de que no es slo inteligencia) (VI, 5, 1140b 22). Decir que la prudencia es una virtud del alma razonable es decir que ella no es slouna disposicin acompaada de regla (oM E ~ t C ; .tCLa Ayo IJ .tvov), es deteir.solamente intelectual (1140b 28).

    166 LA PRUDENCIA EN ARISTTELES e a diferencia de la part cientfica EJtw tlW OVl. Xov), trata~ o contingente.88 As, la nocin popular de prudencia se ena de nuevo unida a una intuicin propiamente aristotlica: la deisin del mundo en dos regiones y la de la divisin correlativaIl1a razonable en dos partes. Se dir que Platn, en un pasajere de la Repblica haba efectuado ya distinciones -vo S; y u en el interior del alma razonable.89 Pero se trataba entons bien de momentos del conocimiento, de grados en una jerar-que culmina en la intuicin del Bien, ms que de una divisin enterior de los objetos reales: la realidad verdadera se encontrabaentrada toda entera en el objeto de la forma ms elevada de co-Imiento, y el resto quedaba slo figurado en grados dentro del do

    i o ~ d e las sombras o en el mbito de la copia Por el contrario, enst6teles es la escisin del mundo real mismo la que determina unaisin paralela en el interior no slo del alma cognitiva, sino de lan y entre estas dos partes del alma ya no existe la jerarqua quebleda Platn; pues, para Aristteles, lo que una gana en exactitudierde su objeto en proximidad y familiaridad. l90Puesto que el sentido general de e s t ~ divisin est claro, las va

    ~ i o n e s terminolgicas de Aristteles, particularmente numerosasl.l tienen poca importancia para nuestro propsito. El rasgo ms~ e r e s a n t e es el uso que hace Aristteles de la expresin AOYW-Xov para designar la parte calculadora y deliberativa del alma,zonable,191 mientras que Platn y el propio Aristteles, cuando noatan de ello ex professo l92 se haban servido del mismo trminoara designar el alma razonable en su conjunto. La ruptura con elcabulario platnico viene acompaada aqu, como pasa a menucon un retorno complacientemente subrayado al uso popular,9

    VI, 2, 1139a 5-12; 5, 1140b 25-28. Pasaje paralelo y ms desarrollado)Moralia 34, 1196b 15-33.Repblica V, 475e-480a.t Nic VI, 7, 1141b 4 ss.; artoanim I, 5, 644b 22-645a 4.191 t Nic VI, 2, 1139a 12, 14. ..192. Platn, Repblica IV, 439d Ylos textos citados por Joachim, en t Nic2; Aristteles, Tpicos IV, 5, 126a 8 13; V, 1, 129a II ss; 5, 134a 4; 6, 136b ll ; ~ a 34b 2, 13; VI, 9, 147b 32; t Eud VII, 13, 1246b 19-23; Magna Moralia n120Sa 10. Cf. H. von Amim, Eudemische Ethik und Metaphysik 1928, p. 12.

    L l o y L ~ e a e a L recuerda Aristteles, es Sinlimo de ~ O I J A C u e a e a L ahorase delibera sobre lo necesario, que es Objeto.,, domo tradn (lutoMl;.;),VI, 2, 1139a 12-14.

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    194. VI, 5, 1140b 26. 95 Magna Moralia I, 35, 1196b 16 27; cf. t. Eud. n 10, 1226b 25; Deanima m 10, 433b 3. 96 Magna Moralia I 35, 1196b 27, 33.197. Cf. Repblica VI, 511d. La dinoia es el dilogo interior del alma consigo misma Teeteto 18ge; Sofista 263e; cf. Filebo 38ce , cuya conclusin es ladxa la cual no slo duda, sino que ati rma o niega.198. Cf. t. Nic. m 4, 1112a 16; VI, 2, 1139a 33 y 1139b 4-5 que asimi lao Q x L L x 6 ~ v o ~ y O Q ~ L ~ o w v o r r r L x ~ ; o c f . I 6, 1098a 5, donde OwvoLa8m designa el ejercicio del pensamiento en general . Slo en estos pasajes, que parecen serel eco de polmicas internas de la Academia, Aristteles da a CJLVOLU un sentidotcnico: as en VI, 10, 1142b 6-15, donde la OLvow es distinguida de la EJtLOL fL Y]y de la 6 ~ u .199. Sobre esta expresin, cf. t Nic. I, 13, 1103a 3-7; n 7, II08b 10; VI, 2,1139a 1. La enumeracin ms completa de las virtudes dianoticas se encuentra enVI, 3, 1139b 16.

    que entenda por lgos logisms no tanto las demostraciones de losmatemticos cuanto los clculos del hombre avisado. Las dems expresiones que emplea Aristteles no tienen nada que deba sorprender: es normal oponer a la facultad cient f ica la facultad opinativa O o ~ a . r t L x v ) , 94 deliberativa ~ 0 1 J A E 1 J t L X V ) 1 9 5 o incluso electivaJtQOa.LQEl:LXV ,196 puesto que, como hemos visto, la opinin, la deliberacin y la eleccin tienen como rasgo comn lo contingente. Enrevancha, y a pesar de una tentacin que podra ser susci tada aqupor el vocabulario platnico, no se puede concluir nada del uso deltrmino O L a . v o r n x ~ , mediante el cual Aristteles designa el carcter intelectual de la prudencia. Mientras que OLvma. designabaen Platn el aspecto discursivo del conocimiento racional, por oposicin a su aspecto intuitivo, expresado por v o i 3 ~ o por vr a L ~ , 9una especializacin tal no aparece en Aristteles, que emplea lostrminos de v o i 3 ~ , Y ~ y OLvoLCt de manera equivalente casisiempre; 98 dinoia suele designar la act ividad del pensamiento engeneral. No se extraar que las virtudes dianoticas 99 englobenen Aristteles el v o i 3 ~ tanto como la prudencia, tanto el arte cornola ciencia: llamndolas dianoticas Aristteles quiere simplementeexpresar que estas virtudes conciernen menos al carcter ~ e o ~ ) queal pensamiento en general. As pues, no es entre la dinoia y el nousentre la discusin y la intuicin, donde se produce segn Aristtelesla escisin esencial, s ino entre el pensamiento de lo necesario y elpensamiento de lo contingente.

    200. Las decisiones bruscas La. E ~ a L c p V Y ] ~ son voluntarias XOaLU , peroresultan de una eleccin deliberada XULa. JtQOULQCJLv 01 m 1111 b

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    LA ~ J E R P R E T A C l N

    201. m 5, 11l3a 2 condenacin de la ~ o 1 J a l ~ a.JtlQOV . Cf. birl-pp. 327-328.Cf. el proverbio: Hay que ejecutar rpido lo que ha sido deliberado, pero

    lentamente VI, 10, 1142b 4 .VI, 6 , 1140b 34 ss.VI, 12, 1143a 25b 6. Resumimos aqu este ltimo pasaje.1143a28

    Que la prudencia est vinculadaa la captacin de 10 contingenteimplica que sea intuitiva o discursiva. Puesto que esas no son msue determinaciones secundarias que conciernen al modo de apre.ensin del objeto, parece que la prudencia pueda ser la una y la otraa la vez, segn los diferentes momentos de su operacin. Si la prudencia parece requerir los lentos procedimientos de la deliberacin,2OOAristteles conoce Ycondena el personaje que nunca acaba de deliberar: es necesario que la deliberacin, como todas las cosas, tengaun fin;201 ahora bien, en dnde se detendra, si no es en la captacinde lo particular, lugar oportuno, ocasin favorable y, de una manerageneral, medio apropiado, que corresponde a la eleccin querer Y ala accin poner en obra inmediatamente? 2 2 As pues, no hay que verninguna nconsecuencia en el hecho de que Aristteles a veces oponga la prudencia a la intuicin 2 3 Y a veces las acerque. 2 4 Si seentiende por vouS; l a captacin inmediata de los principios de lademostracin, la prudencia y la sabidura se encuentran igualmentealejadas de ella, si bien por razones diferentes: la sabidura porqueest hecha de demostraciones; la prudencia porque no trata ni sobrelo demostrable ni sobre su principio. Pero si se entiende por vouS; lacaptacin inmediata de las cosas ltimas y particulares,205 habrque atribuir una intuicin tal al hombre prudente. A la vez hombrede pensamiento Yde accin, heredero en esto de los hroes de la tra-dicin, el phrnimos une en l la lenti tud de la reflexin y la inmediatez de la intuicin, que no es sino la brusca eclosin de aqulla;une la minucia y la inspiracin, el espritu de previsin y el espritude decisin. Aqu todava, y mediante una simple seal de vocabulario, no est prohibido discernir una crtica discreta dirigida a Platn:por 10 dems, Aristteles no parece enfadado por recordar que es alphrnimos a quien el vulgo atribuye espontneamente la capacidad de

    LA PRUDENCIAJ\.N ARISTTELES68

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    intuicIn vo OS;), antes qile al sabio o al filsofo, que, reducido a SllSdemostraciones,206 ignora el comienzo y el fin de las cosas.207

    206. ef VI, 6, 1141a 1-3: La sabidura no trata sobre los principios, pues eslo propio del sabio tener una demostracin sobre ciertas cosas.207. VI, 12, 1143a 35b 2: La intuicin t rata sobre los extremos en los dossentidos; pues los trminos primeros c.>mo los ltimos son del dominio de la intuicin y no del razonamiento A) O>; cf. 1143b 9-10: OtO xa l C t Q x ~ xa l tAO

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    214. 19b. En el Cratilo auvLvuL es asimilado a bdcrtua8m 412ab).215. V, 476d. Cf. Crafilo 41 1ad.. .216. VI, 11, 1143a 2-4.217. 1143a 4-6. Por .ffiv YLYVOf1.vwv hay que entender las realidades fsicasque, en tanto que fsicas, no son objeto de la CJVWLS;218. 1143a 8-10. Sobre esta oposicin, cuyo origen est en Platn, cf. p. 165,n.184.2 9 [bid 1143a 20.220. C f. S eg und a parte, cap. 1, 2.

    de ellas virtudes especulativas: en el Filebo la a : v E a L ~ aparecacomo una espe cie de la phrnesis ella misma entendida como Sabidura terica; 2 4 y en la Repblica la Y V W ~ t Y J era asimilada a laE r t L a t ~ ~ Y J 2 1 5 Pero a Aristteles no le importa mostrar que sera for_zar mucho el sentido de las palabras: la inteligencia a : v E a L ~ ) , esdecir, la capacidad del hombre inteligente a 1 J V E t ~ , Eua : vE toS;),o incluso de aquel que comprende auvLvm), posee una extensinque no permite asimilarla a una ciencia particular; 2 6 ms an, ellano trata sobre los seres eternos e inmviles, ni sobre nada de lo qued ev iene, s in o s lo so br e las cosas qu e so n o casin de p er plejid ado materia de deliberacin.217 Se ve que la a : v E a L ~ no d es ig na lai nt el ige nc ia del telogo, ni siqui era l a del fsico, si no ms bienla cap acid ad de analizar y de r es olver las s ituacion es con cr etas.Tiene, pues, el mi smo dom ini o que la p ru de nc ia es decir, lo quedeviene en tanto que depende de nosotros), y difiere slo por el hecho de que sta es crtica mientras que la prudencia es normativaErtL t a X t L X ~ .218Finalmente queda la y v w ~ Y J : sta designa el juicio en el seJ1tidoen que se dice de alguien que tiene j ui ci o EXELV y v w ~ Y J v ) . Ahorabien, tener juicio no slo una cualidad intelectual. El h ombr e debuen juicio EUyVWW.v no se conf un de con el h ombre de ciencia;no tiene ninguna connivencia con los principios y no puede guarecerse detrs de ninguna demostracin. Ms an, sabe que lo verdad er o en los asu ntos h uman os no s e con fu nd e con lo d emos tr ab le.y es justamente este reconocimiento de los lmites de la ciencia elq ue con stituy e su v alor p ro piamen te moral. El juicio es la d eter minacin correcta de lo que es equitativo b t L E L X ~ ) > > ; 2 9 ahora bien,hemos visto 22 que lo equitativo era el sustituto humano de una justicia demasiado geomtrica y por ello demasiado rgida. La pruebaes d ice Aristteles que el ho mbr e jus to es aq uel del cual deci-

    173A INTERPRETACIN

    22 1. 1 143 a 2 1-2 2.~ : 2 2 Se conoce esta ley que tiende a asociar la idea de inteligencia a la de mal-

    .ex :maugnus 6w

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    224. B SnelI Die Ausdrcke den Begriff des Wissens cf. p. 177, n. 1apunta que, ya en la filosofa presocrtica, yvwaLi; de formacin ms reciente, adiferencia de Y Wf tYf tiene una significacin puramente terica p. 38; remite a He-

    ~ l i t o fr. 56,Filolao, fr. 6; ef. Platn, eeteto 193d . Sobre los sentidos de YVWW1

    lismo que escapa a la presuncin del saber: la yvw -tllno es lo quems tarde se entender por Y V W J L ~ 224 y la prudencia gnmica estodo lo contrario de una sabidura gnstica cuyo vrtigo ella rechaza de antemano.A este saber humano humano por sus lmites, pero humanotambin por su atencin al hombre, el pensamiento griego tradicional le haba reconocido siempre un valor moral, que Aristteles noevoca aqu ms que in fine y como lamentndolo. Pero la idea deque el saber es moral no por su alcance, sino por sus lmites, estpresente en el trmino mismo de phrnesis esta vieja palabra quePlatn haba conservado cambiando su sentido. Al devolverle susentido arcaico, Aristteles hace revivir, quiz involuntariamente, elviejo fondo de sabidura gnmica y tfgica que lo habita: en phr-nesis contina resonando la llamada a un pensamiento humano,av8Qw1tLva PQOVELV en que se resume la vieja sabidura griega delos lmites.

    :D

    TERCERA PARTE Y CONCLUSINLA FUENTE TRGICA

    LA PRUDENCIA EN ARISTTELES74