annmarie ortega - dragoness

5/14/2018 Annmarie Ortega - Dragoness - slidepdf.com

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Letras de Corazón



2 Letras de Corazón

Dragoness

Annmarie Ortega




Agradezco todo el esfuerzo que han hecho, ya que se han quitado horas de sueño y de su tiempo de lectura para terminar este libro para Letras de Corazón, gracias amigas por todos sus esfuerzos. Os quiero.

Quiero agradecer a toda la familia de Letras de Corazón, por todo su apoyo y compr ensión... Os quiero con cariño…

ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση

PD : Dios me las bendiga a todas y un especial agradecimiento a nuestra amiga y coordinadora Mistral, gracias amiga Dios te bendiga por estar

compartiendo tu tiempo en colaborar en los libros para

Letras del Corazón, de tu amiga La Loba.

P@ndor@

Mistral

Ayne Alie Neko Luna

ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση P@ndor@

ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση




Argumento Durante siglos, el dragón ha protegido al pueblo. Cada año,

una nueva mujer es elegida por sorteo de entre las mujeres solteras para apaciguarlo y aparearse con él. Gabriela odia la idea de ser elegida, no sólo porque le gusta Jason, sino porque el hombre que es el dragón ha estado loco de amor por ella durante años y ella no quiere tener nada que ver con él.

Sus peores temores parecen hacerse realidad cuando Gabriella es elegida, pero ella descubre algo acerca de la leyenda que no había conocido. La mujer que nace con la marca del dragón está destinada a ser suya para siempre, y nació la marca.




Í Í NNDDIICCEE Capítulo 1……………………………..6

Capítulo 2……………………………16

Capítulo 3……………………………20

Capítulo 4…………..……….………30

Capítulo 5…….….………….………36

Capítulo 6……………………………50

Capítulo 7……….……..……………58

Capítulo 8……………..…….………61




Capítulo 1 Gabriela estaba recostada de espaldas sobre la alta

hierba de verano, la suave brisa acariciaba su ágil y desnudocuerpo. Cerró los ojos contra la luz brillante del sol, parecíade color rojo oscuro sobre sus párpados. Su cuerpo estabatan confortablemente caliente y sus brazos se extendían sobresu cabeza, su cuerpo totalmente relajado.

Hoy era la primera vez que se permitía descansar desdela semana pasada, dándose cuenta de que había sido un añoya, y que la ceremonia se celebró de nuevo esta semana.

Su amante, Jason se sentó junto a ella en la hierba alta,también desnudo. Con la punta de su dedo jugueteabatrazando círculos en su ombligo, haciendo remolinos de entraday salida. Él le había dicho que tenía un ombligo perfecto, ymientras habían hecho el amor, él siempre la toco ahí, beso, y




coloco su lengua en su centro. Cuando su dedo tocó ligeramenteel centro hizo que su corazón saltara con un golpe acelerandosu pulso. A medida que su dedo daba la vuelta en el interior,se dio cuenta de que el familiar latido entre sus piernasempezaba de nuevo. Jason tenía el poder de encenderla con unsimple toque.

A pesar de que mañana, tenía el potencial de ser el peordía de su vida, Jason había tratado de hacerla olvidar suspreocupaciones acerca de la ceremonia. Él le había prometidotemprano por la mañana en su casa, que iba a hacerle olvidarde todo el mundo que les rodeaba y por un tiempo había sidoun éxito. Pero sólo después de recostarse y no hacer nadapermitió que su mente vagar y ahora sentía que la duda y lapreocupación empezaban a supurar de nuevo en ella, como una

enfermedad que la carcomía en su interior poco a poco.

— Realmente no quiero ser elegida y no sé cómo tú nopuedes estar preocupado. Si soy elegida, voy a tener que ircon Randolph. El pensar que el me toque hace que mi piel seestremezca, y mucho menos pasar una noche entera con él — dijo Gabriela mientras se estremecía ante la idea de que

Randolph la tocara. — ¿Has olvidado lo mucho que nosdesagradaba antes de convertirse en el dragón? Cuando eraun hombre normal no podíamos soportarlo a él o a suarrogancia. Además, no has estado aquí hace algunos años,así que creo que olvidaste lo desagradable que puede ser. Yate he dicho cómo todos los años me encontraba antes de la

ceremonia y me decía, que esperaba que las hadas meeligieran para él. Cada año de hecho, me he sentido




físicamente enferma, nada mas de pensar acerca de laceremonia — Gabriela termino cuando se sentó. — Puedodecir honestamente que no hay nadie que desprecie más que él,a pesar de que es nuestro protector e incluso eso es unabroma. En los últimos cinco años ha sido sólo una vez elDragón. Actúa tan superior, poderoso y todavía no ha hechonada.

Jason se sentó a escuchar a Gabriela, a sabiendas de que sus preocupaciones eran válidas, pero pensaba que ellaestaba preocupada sin ninguna razón.

— Ella, las probabilidades están en tu favor. Esta vez hay más mujeres solteras de mayoría de edad, por lo quenaturalmente, tus posibilidades de ser elegida bajan.

Además, nunca ha habido alguien que fuera elegida que seaoriginaria de las afueras del pueblo. Él no va a ponerte undedo encima, y por favor no me digas que no hay una primeravez para todo. Tú sabes que me vuelves loco cuando diceseso.

— Sólo porque sabes que es verdad. Si tengo que pasar

la noche con Randolph, no creo que sea capaz de soportarlo.Puede ser que todavía no estemos casados, pero tú sabes que he jurado ser fiel a ti. Le he dicho tantas veces que no estoyinteresada en él, pero no quiere aceptar un no por respuesta.Él sabe que la ceremonia es la única manera en que puedeconseguirme, aunque sea por una noche. Dado que esta será mi última vez en la ceremonia, no dejo de pensar en mi suerte,

voy a ser escogida.




— Por favor, no te preocupes. Ya verás que todo saldrá a nuestro favor. Todo lo que hemos planeado para que nuestrofuturo se haga realidad. Cuando todo esto termine vamos aanunciar nuestro matrimonio y nunca tendrás que estar en laceremonia otra vez, porque entonces serás mía.

Jason se puso de pie y le tendió la mano a Gabriela paraayudarla a levantarse de la suave hierba. Ella se paró y él latomó de la mano con firmeza entre las suyas.

— Vamos a bañarnos un rato más antes de volver alpueblo — Jason sugirió.

Gabriela le sonrió mientras él la ayudaba a pararse y sedirigieron hacia la orilla de la río. Jason soltó su manomientras se deslizaba primero dentro el agua caliente y

espumosa, los brazos extendidos sobre su cabeza. A medida que Jasón iba bajando en el agua, Gabriela entró y se detuvocuando el agua le llego justo por encima de su cintura. Ellainclinó la cabeza hacia atrás y arqueó la espalda, cayendo elpelo castaño largo detrás de ella en el agua.

A medida que su cabeza estaba inclinada hacia atrás

Jason salió del agua justo frente a ella, como un dios debronce emergente de su reino bajo el agua. Él la agarró por lacintura mientras ella se enderezaba, jalándola hacia él. El luciadelicioso, como el agua goteaba de su pelo castaño y corto,corriendo por su hermoso rostro. Las gotas de agua brillabanbajo la luz del sol, mientras bajaban por su musculoso pecho.




La mirada en sus ojos entornados, le dijo a Gabrielaexactamente lo que tenía en mente, antes de un último baño.Ya podía sentir lo duro de su erección presionando contra suvientre. Después de pasar el día juntos haciendo el amor, élestaba listo para ella una vez más.

— Ella, sabes lo mucho que significas para mí,¿verdad? ¿Cuánto Te amo? — Él tocó la mejilla y las gotasde agua recorrieron su cuello.

— Jason, yo siento lo mismo — ella le respondió con honestidad. En los pocos meses pasados se había convertidoen su mundo, así como ella lo era para él.

— Bueno, me alegro — murmuró, y luego se inclinó para besarla suavemente en los labios. Gabriela envolvió sus

brazos alrededor de su cuello y le acarició la parte de atrásde su cuello como hacía siempre.

Jason la besó en la mejilla, y luego comenzó un camino debesos húmedos en su garganta. Ella inclinó la cabeza paradarle un mejor acceso a la garganta, al tiempo que acariciabael cuello con ligeras pasadas de la mano.

Cuando llegó a su esternón, bajó la cabeza más hasta que su boca se encontró con uno de sus pechos llenos. Rodeó su pezón erecto lentamente con su lengua, antes de quetomara el capullo rosa endurecido en su boca, chupandosuavemente.

Gabriel suspiró de placer en voz alta y sus manos sedeslizaron del cuello de Jason a sus amplios y fuertes




hombros. Después se deslizaron por sus brazos y ella sintió que sus abultados y musculosos bíceps brincaban bajo su húmeda piel.

Jason pasó de un pezón a otro, dando a cada pedazoendurecido la misma atención. Gabriela deslizo sus manos porel esculpido abdomen de Jason, hasta encontrar su dureza.Ella dio un pequeño paso atrás de él, sujetándolo firmementecon ambas manos. El dejó escapar un gemido cuando ellacomenzó a acariciarlo, estaba tan excitada que comenzó amover sus caderas contra las de el. Ella sintió el familiarardor de deseo por él, el dolor regreso entre sus piernas,esperando a sentirlo dentro de ella otra vez.

Habían hecho el amor durante todo el día, y sin embargo

la necesidad de sentirlo enterrado profundamente habíaregresado. Sabía que estaba resbaladiza por la humedadentre sus piernas, literalmente, no podía tener suficiente de él.

Jason se levantó y envolvió sus dedos alrededor de sulargo pelo, tirandole la cabeza hacia atrás. Ella levantó lavista a él y vio sus ardientes ojos marrones y sonrió, todavía

lo sostenía en sus manos, nunca detuvo ritmo que habíaencontrado.

— Pon tus brazos alrededor de mi cuello otra vez — Jason exigió, con los ojos calientes mientras la miraba. Aregañadientes lo soltó y envolvió sus brazos alrededor de sucuello. — Ahora envuelve tus piernas alrededor de mí. Te

voy a sostener




Cuando Gabriela levantó una pierna alrededor de el,Jason agarro su dura erección y lentamente se metió en ella.Ella respiró mientras sentía como se adaptaba su grandezadentro de ella, satisfecha de que él estuviera ahí otra vez,levanto la otra pierna y lo envolvió. Ella podía sentir losmúsculos de sus nalgas contra sus piernas mientras él lasostenía.

Gabriel lo apretó con sus piernas, dejándolo entrar en suinterior más profundamente. Ella descanso la cara contra sucuello musculoso, amando la sensación de plenitud.

— Ella — Jason le susurró.

— Sí — respondió ella al oído, con el rostro aún encontra de su cuello. Él tenía los ojos cerrados disfrutando de

la sensación de sentirse en lo más profundo dentro de ella,enterrado en ella hasta la empuñadura.

— Ella — le susurró de nuevo, esta vez con másurgencia.

Ella se apartó para mirarlo, al darse cuenta que quería

hablar con ella cara a cara. Miró en sus ojos marrones que ledaban toda su atención.

— Cabálgame — le ordenó con una mirada en sus ojos que hizo que su corazón perdiera el ritmo. Se mordió el labioinferior ante su mandato, y luego comenzó a besarloferozmente en la boca, mordiendo sus labios.




Con los brazos alrededor de su cuello, ella tragó salivamientras lentamente se incorporaba sobre su gran longitud, acontinuación, se deslizó hacia abajo, empalándose a sí misma.Se miraron a los ojos mientras lo montaba arriba y abajo, consus manos Jason la tomó de las nalgas y la ayudó alevantarse a mientras encontraba su ritmo, que se aceleró amedida que ellos continuaron.

Gabriela oprimió sus caderas contra las de Jason ymoviendo su cuerpo para que coincidiera con el de él. Estabanahora los dos sin aliento, jadeando por el aire, ya que cadauno sentía que su liberación que iba a llegar. Con cadaembestida Gabriela sintió un gruñido escapar de su garganta,y su cabello castaño largo los cubría a los dos. Ella gritó sunombre cuando llegó, agarrándose del cuello, como si su vida

dependiera de ello, sus muslos lo apretaron lo más fuerte quepudieron. Él sintió la liberación de ella a su alrededor,ordeñándolo.

Jason gimió fuerte cuando se derramo en su interior, suorgasmo fue tan intenso que tenía que estabilizarse mientrassostenía a Gabriela. Él la agarró con fuerza contra su pecho

mientras su respiración volvía lentamente a la normalidad.

Una vez más Ella lo había llevado al borde de la razón,y una vez más había disfrutado cada segundo. Él enterró sucabeza en su cuello y le rozó el costado de su cuello con laboca y la lengua.

Gabriela lentamente desenvolvió las piernas alrededor deJason soltando su agarre alrededor de su cuello. Jason soltó




sus nalgas y le ayudó a pararse en el agua. Cuando sus piestocaron el suelo sintió que oscilaban sus piernas y se agarró del brazo de Jason en busca de apoyo.

— Alguien parece estar un poco débil de las rodillas — se rió cuando él la recogió en sus brazos. Él comenzó acaminar hacia la orilla y Gabriela apoyó la cabeza contra supecho musculoso, completamente a salvo en sus brazos.

— Me siento como un potro recién nacido — confesó conuna gran sonrisa en su rostro.

Llegaron a la orilla y la colocó sobre el césped. Jasoncomenzó a buscar a través de la ropa que habían dejado enuna pila en el suelo en su afán de desnudarse temprano por lamañana. Él le entregó el vestido que había llevado y ella se la

pasó por la cabeza y lo bajo por su cuerpo. Se puso suszapatos y se sentó para ver como Jason terminaba devestirse.

— ¿Crees que puedes llegar a casa ahora — lepreguntó sonriendo una vez que él estuvo listo. Era evidente que estaba muy orgulloso de haberla dejado tan débil de las

rodillas.

— Sí, creo que me he recuperado lo suficiente pararegresar. Jason, tenías razón, hoy fue un día maravilloso.Gracias.

— Ella, no hay necesidad de decir gracias, ya sabes

que me encanta estar contigo. Ven volvamos a tu casa sin




tener que ver a Randolph. Creo que veremos mucho de élmañana.

Antes de que ella asintiera a Jason, una vez más laayudó a ponerse de pie y caminaron uno junto al otro de lamano por el camino a su aldea. El sol había empezado aponerse, en su día perfecto y Gabriela sintió un escalofríocorrer por su cuerpo. Ella esperaba que fuera a causa de lapuesta del sol, y no una premonición de lo que el mañanatraerá.




Capítulo 2 Gabriela estaba en la cama tratando de dormir, pero lo

único que podía hacer era seguir de pensando, que mañanapor la mañana era la ceremonia de la Escala. Su estómago serevolvió y se arrepintió de dejar que Jason la llevara a comerdespués de que habían regresado, cuando no había tenido hambre en absoluto.

Ella sabía que él no quería dejarla sola una vez que habían regresado del río. Ella había estado callada durante elcamino a casa, y sabía que él se había dado cuenta de susilencio. Él se había quedado después de la cena, tratando deprolongar su partida. Finalmente lo convenció de que estaríabien, diciéndole que se fuera a casa y durmiera un poco.Cuando él la había besado en la puerta y le pasó la mano por




el pelo, le había prometido una vez más que todo iba a estarbien.

Pero ahora ella daba vueltas en la cama, temiendo elmañana y deseando que la ceremonia hubiera terminado ya.Ella sólo quería anunciar su inminente matrimonio con Jason.

Gabriela consideraba que había tenido mucha suerte ensu vida hasta el momento y ahora era doblemente afortunada

de haber encontrado tanto amor de Jason. Ellos se habíanconocido durante tanto tiempo, y cuando eran más jóvenesnunca había soñado que iban a terminar juntos.

Gabriela y Jason se conocían casi toda su vida. Cuandotenía siete años, Gabriela había sido traída de otro pueblo avivir con el tío de Jason, Samuel y su esposa Sara.

Casi todo el mundo en su pueblo había sido asesinadodurante un ataque, ya que su pueblo no tenía la magia paraprotegerla. Gabriela y otros niños habían sobrevivido alpermanecer en el bosque donde sus padres los habíanescondido cuando el ataque había comenzado. Durante laconfusión, sus padres la habían llevado al límite del bosque y

le dieron instrucciones para ocultarse. Se había dado la vueltay corrió hacia el bosque y nunca miró hacia atrás, inclusocuando los gritos empezaron y parecía que nunca acabarían.

El pueblo se quedó en humeantes ruinas, con sóloGabriela y otros tres hijos sobrevivientes. Encontraron unamanera de mantenerse vivos hurgando en la basura, buscando




comida que habían dejado, y ocultándose en la noche en elbosque para dormir juntos, acurrucados en busca de calor.

Un día Samuel estaba de viaje y paso por el pueblodestruido, y se encontró a los niños escondidos en la suciedady la mugre en busca de algo para comer. Después deofrecerles alimentos que había llevado, fue capaz deconvencerlos de que le contaran su historia. Él estabasorprendido por lo valientes y muy afortunados niños queestaban delante de él. Samuel se ofreció a llevarlos con él, avivir en su pueblo. Sin vivienda y sin familia que les quedara,volvieron con él.

Gabriela siempre estuvo agradecida con él, por haberllegado cuando lo hizo. A medida que crecía se dio cuenta de

que nunca habría sido capaz de sobrevivir a un invierno porsí misma, y que Samuel había salvado su vida. Al igual quesus padres les habían salvado al ocultarlos, Samuel los habíasalvado al encontrarlos.

Era casi como un milagro, que Samuel se haya tropezadocon Gabriela. Él y su esposa habían perdido su propia hija

hace unos años, y luego apareció Gabriela necesitada de unafamilia. Ellos eran perfectos entre sí y se había quedado conellos permanentemente.

Sin duda era extraño cómo el destino trabajaba, pensó Gabriela. Yacía en la cama, no cansada en absoluto,recordando su pasado, y cómo las cosas se habían dado de

manera inusual. Ella se puso de lado envuelta en la manta, y




pensó en Jason y su futuro juntos cuando finalmente se quedodormida.




Capítulo 3 De niña Gabriela y Jason habían jugado juntos, y luego

se separaron a medida que crecieron. Cuando cumplieron dieciocho, Jason se fue para ir a estudiar a una gran ciudad que estaba muy lejos. Él se había ido durante cinco años y no volvió al pueblo para ningún tipo de visitas durante todo ese tiempo.

El pasado invierno Gabriela había ido a otro pueblo para ayudar a una mujer embarazada llamada María, que ya tenía otros niños pequeños que cuidar. Pasaron seis meses y María había dado a luz a su nena y era hora de que Gabriela regresara finalmente a casa. Le encantaba estar cerca de todos los niños, pero había sentido nostalgia de su propia casa y amigos.




Durante el tiempo que ella se había ido, Jason había regresado finalmente de sus estudios. Y había inmediatamente ofrecido a su tío Samuel traer a su vieja amiga Gabriela de nuevo a la aldea, cuando había escuchado a Samuel que iba a ir por ella.

Cuando Jason llegó con María, se sorprendió al ver cuánto había cambiado Gabriela en el tiempo que había estado ausente. Ya no era la adolescente que el recordaba, sino una sorprendente e impresionante mujer. Desde luego, no se acordaba de que ella se estaba convirtiendo en una bella mujer.

La mujer delante de él se parecía a Gabriela, pero era significativamente diferente, el pelo de color caoba de Gabriela

nunca había sido tan intensa, o los ojos brillantemente verdes.Encontró a su figura imponente y tartamudeo sus saludos cuando la ayudó a asegurar su bolsa y subir a su montura.

Jason no era el tipo de persona que se encontrara sin palabras, sin embargo, el viaje a casa fue casi dolorosamente silencioso. Él miró a Gabriela y la encontró observándolo bajo

sus largas pestañas, dejándolo con lengua atada. Cada vez que ella preguntaba algo, sus respuestas eran tan breves, al punto, que lo dejaban sintiéndose como un idiota.

El viaje de regreso a su aldea había sido en un abrir y cerrar de ojos. En el momento en que habían llegado a casa descubrió que Jason había disfrutado de Gabriela en serio, las

sonrisas que habían brillado en ocasiones sólo para él. Fue poco después de traerla a su casa que se dio cuenta de que




estaba locamente enamorado de ella. Ella estaba constantemente en sus pensamientos y se encontraba más feliz cada vez que estaba cerca. Él comenzó a encontrar excusas para sus visitas, y llego a tal punto de averiguar dónde estaba y encontrarse con ella por "accidente".

Pocos días después de regresar con Gabriela, Jason estaba sentado frente a su casa con ella, cada uno de ellos en un taburete con un cubo con guisantes pelados delante de ellos. Sintiendo que parte de su antigua amistad regresaba lentamente a medida que se sentían más cómodos entre sí.

Pero entonces la conversación se detuvo y el único sonido era de los guisantes rebotando en las paredes de la cubeta.Gabriela finalmente noto que Jason había detenido los

bombardeos, y se quedó mirándola. Ella bombardeó un poco más de guisantes hasta que no pudo más con el ensordecedor silencio o su mirada por más tiempo.

— Jason, ¿por qué me miras? ¿Hay algo en mí? — preguntó ella rozándose la cara.

— No, no te ves… bien — respondió el reponiéndose.

— Entonces, por favor, ¿qué es? ¿Por qué me miras? Ya sabes, has estado actuando extraño desde que me trajiste de vuelta. Cada vez que me doy la vuelta, estás ahí, pero cuando trato de hablar contigo, es como si tú no quisieras hablar conmigo.




— ¿Tus ojos siempre han sido tan verdes? — finalmente le pregunto, sus mejillas se pusieron color de rosa,como si estuvieran calientes.

— Yo creo que sí — respondió ella, sin entender su pregunta. — No sé de nadie que pueda cambiar el color de sus ojos.

— ¿Y tú color de pelo es el mismo?

— Jason, yo estoy exactamente igual que estaba hace cinco años cuando te fuiste. ¿Qué te pasa? ¿Por qué crees que soy diferente? — Sus ojos lo buscaron interrogantes.

Ella empezó a temblar, la mano había empezado a sufrir calambres de todo el bombardeo que había hecho. Jason llegó

y tomó su mano con la suya, dándole un masaje, sus manos ásperas rodean su piel suave y delicados dedos.

Hizo una pausa a su masaje y la miró.

— Creo que algo es diferente, porque cuando estuve aquí antes, no me acuerdo que mi corazón se acelerara, como lo está ahora, porque estás tan cerca de mí. Porque nunca

había sentido un deseo tan inmensamente grande de besar tus labios, como lo hago ahora — finalmente se calló y soltó su mano de nuevo.

— Oh — respondió ella sin palabras, pensando en los días pasados, cuando habían llegado juntos a casa.

Cuando él se había presentado para acompañarla en su regreso a la aldea, ella se había sorprendido bastante. Había




esperado a Samuel, y ver a Jason después de tantos años, la había conmocionado. Se sorprendió de lo mucho que había cambiado, lo mucho que había crecido. Ella le recordaba como un adolescente que era algo torpe e inseguro de sí mismo, sin embargo, la persona que había venido a recogerla, era definitivamente un hombre. No recordaba que fuera tan alto, o que tuviera los hombros tan amplios y musculosos.

Caminaba con una postura de un hombre seguro de sí mismo, el adolescente torpe se había ido hace mucho tiempo.Cuando la había abrazado para saludarla, se sorprendió de la dureza de su cuerpo contra el de ella, y cuando había respirado en su olor, la había dejado sin aliento.

El viaje a casa había sido una tortura porque sólo quería

mirarlo con asombro, por lo que en lugar de eso se ocupó en hacerle preguntas sólo para que no se le quedara mirando.Hubo muchas veces durante el viaje a casa en que tuvo que controlar su impulso de tocar su brazo, o extender la mano y tocar un muslo esculpido. Parpadeó cuando volvió al presente, y pensó en lo que él había dicho.

Gabriela pensó en presionar sus labios contra los de él,sintiendo entusiasmo ante la idea. Llena de sentimientos que nunca había experimentado antes, se inclinó hacia él, hablando con voz suave.

— Entonces, debe haber algo en el aire, porque mi corazón también siente lo mismo cuando estoy contigo. Incluso

ahora siento que se va a salir de mi pecho — Puso su mano sobre su esternón para sentir el golpeteo intenso de su




corazón. Estaba allí, en su palma, golpeando loco como un tambor.

— ¿De verdad? — Le preguntó, y ella asintió para confirmar lo que había dicho. Mientras lo hacía, un mechón de cabello cayó sobre uno de sus ojos.

Ella soplo el mechón, pero Jason coloco el pelo hacia atrás. Después de empujando el pelo él tomo su cara entre las

palmas de sus manos y se inclinó para tocar sus labios con los suyos. Un pequeño chillido se escapó de sus labios por la sorpresa, pero no en señal de protesta. Él se retiró, leyendo el impacto en sus ojos, pero señaló que no había desaprobación.

— ¿Vamos a intentarlo de nuevo, entonces? — preguntó arqueando una ceja solitaria, esperando a que ella

estuviera de acuerdo.

— Sí, creo que debemos — con voz sin aliento por la anticipación, ya estaba inclinándose a él.

La próxima vez que sus labios se tocaron, eran más suaves, más relajado. Cuando las lenguas finalmente se

rozaron una a la otra, fue como si un rayo hubiera pasado entre sus cuerpos.

La pasión se apoderó de ellos, fuera de control, como el río cuando está inundado y lleno de corrientes naturales. Eso fue una sensación fantástica, que no querían parar, y no habían parado desde ese primer beso hace algunos meses.




Randolph entró en la casa del tío de Jason, Samuel sinllamar. Jason se quedó parado dándole la espalda a la puerta,asumiendo que su tío y su esposa habían regresado, ycomenzó a hablar sin mirar quien había entrado.

— He terminado de reparar el granero, para que lasvacas puedan ser muy felices ahora — bromeó Jason.

— Jason, yo quería hablar contigo — dijo Randolph en

un tono serio, de pie, como si perteneciera a este casa y noel.

Jason giró sobre sus talones en cuanto oyó la voz que había aprendido recientemente a despreciar. La ira se disparó a través de él cuando Randolph tuvo el descaro de entrar sinpermiso.

— Siempre tuve la impresión de que uno llamaba ypedía permiso antes de entrar en otra casa. No recuerdo haber escuchado que porque uno es el dragón, ya no necesitatener modales.

— Pido disculpas — Randolph dijo con un gesto de su

mano y obviamente, no era su intención en absoluto. — Yo quiero discutir sobre mañana.

Jason ahora estaba justo en frente de Randolph con lasmanos en las caderas listo para la confrontación.

— ¿Y de qué? — Preguntó Jason. Él estabagravemente molesto y quería que Randolph se fuera de la casa

de su tío.




— Si Gabriela es elegida, quiero saber que piensas, yasé que eres un hombre de palabra, que no vas a interferir — dijo Randolph.

— Ella no va a ser elegida — dijo Jason con calma. Había pensado que Randolph trataría de hablar con él sobrela ceremonia y se había preocupado de que lo intentara enfrente de Gabriela. Jason se había sentido aliviado cuandoregreso de la casa de ella temprano en la noche sin haber vistoa Randolph. Jason se sorprendió, sin embargo que Randolph hubiere esperado hasta tan tarde, pero lo había sentido venir.

— Ella puede ser. Quiero tu solemne promesa de que novas a interferir — dijo Randolph elevando su voz.

— Randolph, tu sabe que si fuera la elegida, ella conoce

las reglas de la aldea y hará lo que se espera de ella. Encuanto a mí, no tienes nada que temer. Ya he jurado a mifamilia entera que voy a respetar el resultado. Si es elegida,tendrás tu noche, pero debes recordar que ella se volvera amí, y vamos a tener toda una vida de noches juntos.

— Muy bien, Jason — dijo Randolph cuando se dirigía

hacia la puerta, satisfecho con la respuesta de Jason, pero nonecesariamente feliz. — Yo sólo quería asegurarme de que nocausarías problemas. Voy a irme por ahora, pero quiero querecuerdes — dijo, deteniéndose en la puerta de la casa — Sepuede aprender mucho sobre una persona en una sola noche.

Randolph se volvió y salió de la casa sin cerrar la puerta

detrás de él. Superado por una rabia súbita que lo cegaba,




Jason tomó una taza de cerámica que estaba en la mesa, y laarrojó contra la chimenea apagada, con tanta fuerza que serompió en muchos pedazos, demasiados para contar.Murmuró un juramento en voz baja, luego se volvió y se dirigió a la puerta cerrándola con más fuerza de lo que habíapensado. Se detuvo y se frotó los ojos, respirando condificultad. No tenía intención de que Randolph obtuviera lomejor de él, pero de alguna manera se lo había permitido.

Odiaba a Randolph tanto como ella lo hacía, tal vezincluso más. La idea de que su amada este con Randolph le hizo sentirse mal, pero esta era la tradición del pueblo, que se había seguido por siglos.

Si por alguna casualidad, fuera elegida y tuviera que

pasar la noche con Randolph, él le haría olvidar todo después.Su amor por ella era tan fuerte, que ellos pasarían por elpeor de los escenarios. Al final, no importaba lo que pasara,ellos estarían juntos, y realmente era lo único que importaba.Antes él se había sentido tan seguro de que Ella estaría asalvo. Ahora, como la ceremonia iba a ser tan sólo en unas horas, sintió que la duda comenzaba a deslizarse en él. La

próxima vez que viera a Ella no podía dejar que viera supreocupación, de que podría ser elegida. Todo lo que tenía que hacer era pasar a través de esta última ceremonia ynunca más la pondría en riesgo, después de que se casaran.

Jason comenzó a rezar a las Parcas como nunca lo había hecho antes. Les rogó que le evitaran a su amor ser

emparejada a Randolph y les juró todo lo que tenía, además




de su lealtad para siempre. Al final de su rezo estabacubierto de sudor y sabiendo que lo que pasara mañana,estaba fuera de sus manos. Suspiró profundamente mientrasse dirigía a la chimenea para empezar a recoger los pedazosde la taza rota.




Capítulo 4 Gabriella escuchó el golpe en la puerta, e inmediatamente

lo reconoció como Jason. Había venido para acompañarla a laceremonia, como le había dicho anoche. Ella se pasó las manospor el pelo cuando se acercó a la puerta, e hizo una pausapara calmar su corazón acelerado antes de abrir.

— Buenos días, Ella — dijo Jason mientras se inclinabapara besarle la mejilla.

— ¿Cómo estás? — preguntó tratando de mirarla a losojos. — Estoy bien, mejor que ayer, lo juro. Sólo quiero quetodo esto termine — dijo ella, sacudiendo polvo invisible en suvestido.

Le resultaba muy difícil ver a Jason a los ojos. Tenía

miedo de que empezar a llorar si lo miraba directamente. Él




cogió la por los hombros, dándole vueltas hacia sí, haciendo que lo enfrentara.

— Ella, mírame — declaró él. — Sin importar lo quepase, todo va a estar bien, y vamos a estar bien los dos. Sieres elegida, recuerda, es sólo una noche. ¿Me gusta la ideade que estés con Randolph? No, la odio, pero luego seterminara y tendremos el resto de nuestras vidas juntos.Todo saldrá bien, y no importa lo que pase, Te quiero. — Ella asintió con la cabeza, cuando ella sintió las lágrimas quemar sus ojos.

— Lo sé, lo sé — se limpió las lágrimas. Ella lo agarró por el cuello y tiró de él hacia ella en un abrazo fuerte. Él laabrazó a su espalda, ella temblaba contra de él, y luego se

separaron.— Tú actúas con delicadeza, pero eres una mujer muy

fuerte. Creo que podrías haberme roto una costilla — elbromeó mientras cerraba la puerta de su casa, ella le frotabasus costados. La puerta se cerró, Jason tomó la mano deGabriella, la llevó a los labios y la besó.

Mientras caminaban Gabriela sintió los dedos de Jasonapretando los suyos dándole tranquilidad. Ella levantó la vistay él le dio un guiño, como si fuera una mañana normal yacababan de salir para su paseo matutino. Era difícilpretender que la mañana era normal, sin embargo, cuandofinalmente llegaron al centro de la ciudad. Gabriella y Jason

descubrieron que eran casi los últimos en llegar a la ceremonia.




Las mujeres solteras que participaban ya estaban separadasde los demás y Gabriella temió tomar su lugar con ellas.

Jason se volvió hacia ella y él dijo — No veo a mispadres, o mi abuelo, sin embargo, el tío Samuel está allí conSara. ¿Los ves? — Preguntó señalando. — Ahí es dondevoy a estar, a la derecha, allí con ellos. — Puso sus manosen las caderas de ella y la acerco a él. — Te amo Ella — lesusurró al oído, y ella repitió las palabras para él. Él seapartó de ella y Gabriella se volvió para tomar su lugar en lalínea. Jason se dirigió donde sus tíos como le había dicho ycuando llegó su tío puso una mano en sus hombros comodiciendo que todo estaría bien. La familia de Jason sabía loloco que estaba de amor por Gabriela, y lo difícil que esto erapara él.

Gabriella estaba en la fila y saludó a las mujeres aambos lados de ella. El murmullo de los aldeanos se detuvo,cuando el anciano de la aldea llegó, llevando la bolsa deterciopelo verde con las escalas, que Gabriella odiaba con todasu alma. Desde donde estaba podía oír las escalas golpeandosuavemente la una contra la otra en la bolsa, como el viento,

sordas campanadas.

Detrás del hombre mayor, se acercó Randolph, vestidocon su mejor ropa, la cabeza bien alta, mirando tan arrogantecomo siempre. Se detuvo detrás del anciano y miró hacia abajoa la línea de las mujeres y cuando sus ojos llegaron aGabriella descaradamente le guiñó el ojo, directamente a ella.

Ella sintió que se le encogía el estómago y miró a Jason. Vio




que sus padres y su abuelo había llegado finalmente, pero dedonde estaba él de pie no había visto el guiño Randolph. Elalivio se apoderó de Gabriella porque ella sabía que si Jason hubiera visto el guiño que habría ido tras él, Dragón o no.

El anciano se aclaró la garganta mientras se preparabapara iniciar la ceremonia. — Hoy se seleccionara a lacompañera del, Dragón, como siempre lo hemos hecho en estepueblo. Las mujeres elegibles meterán la mano en la bolsa queahora tengo. La mujer que elija la escala esmeralda será laelegida, y se apareara con el dragón dos días, cuando la lunaeste llena. Pedimos al Dragón proteger a nuestro pueblo y nosguarde de todos los aquellos que quieran hacernos daño. Hail to the Dragon — el anciano acabo.

—

Hail to the Dragon —

respondieron los aldeanos, y seinclinó la cabeza hacia Randolph.

Él asintió con la cabeza, radiante, claramente encantadopor toda la atención que recibía de sus paisanos.

El anciano se acercó a uno de los extremos de la línea, yla primera mujer metió la mano en la bolsa, y luego se tiro una

escala de color negro. Parecía decepcionada por completo yGabriella tuvo que recordar que algunas de las mujeres veíancon gran honor ser la compañera del Dragon y que no todo elmundo lo veía como una condena o tortura como ella lo hacía.

El anciano iba de escala negra en escala negra. Elestómago de Gabriella le comenzó a doler, porque había

esperado que alguien tomara la escala esmeralda antes que




llegaran a ella. El anciano estaba con la mujer junto aGabriella, a su derecha. La mujer sacó una escala negra ysalió de la línea, se fue caminando con su familia.

El miedo Gabriella se apretó en su vientre como al saber que era su turno para elegir una escala. El anciano de la aldeaestaba delante de ella, tenía la bolsa de terciopelo verdeabierta entre las manos.

Gabriella miró a Jason y cuando sus ojos se encontraronlentamente asintió con la cabeza hacia ella. Sus ojos quemabancon un amor por ella, que vivirían muchas vidas sinexperimentar. Ella sabía que él retenía su aliento ahora,mientras ella sostenía el suyo, a pesar de sus garantíasanteriores. Miró a Randolph y él ni siquiera estaba tratando

de ocultar su emoción y prácticamente babeaba por la boca.Gabriel miró hacia otro lado, llena de disgusto.

Cuando se acercaba lentamente su mano en la bolsa, unligero temblor recorrió la longitud de su brazo. Ella cerró losojos, exhalando su último aliento contenido. Todas las personasdel pueblo tenían los ojos sobre ella, a la espera de ver qué

dragón escala iba a salir de la bolsa. Las mujeres que habíanido por delante de ella se habían retirado con escalas tannegras como una noche sin estrellas. Había muy pocas queparecían realmente decepcionadas de que no hubieran elegido laescala de color esmeralda y Gabriella odiaba saber quetodavía estaba en la bolsa.

A medida que su mano entraba en la bolsa, sus dedosrozaron suavemente la balanza en la bolsa. Cuando ella la tocó




la sintió más caliente que todas los demás. Al envolver susdedos alrededor de la escala caliente, ella confirmó que eradefinitivamente un desprendimiento de calor. No estaba segurade si eso era una buena señal o no.

Ella miró a Jason, con los dedos apretados con la escala había elegido la mano. Era como si su mano hubiera hecho supropia decisión, sin decirle qué hacer. A medida que poco apoco sacaba su mano de la bolsa, se asustó al ver lo que había elegido.

Jason inclinó la cabeza para obtener una mejor visión dela mano saliendo de la oscuridad del terciopelo. Con la manolibre de la bolsa, miró a Jason y extendió su brazo delante deella. Sus dedos estirados mostrando la escala, ya que se

asentó en su palma, hacia arriba. Oyó un grito de asombrocolectivo y murmullos de la multitud, vio como la sangre sedrenaba de la cara de Jason, incluso antes de que mirara laescala de color verde esmeralda, que ahora quemaba la palmade su mano.

A medida que su mundo se volvió negro y el suelo se

precipitaba a su encuentro, no sintió la llama cuando la escalase encendió en la palma de su mano antes de desaparecer.




Capítulo 5 Gabriela escuchó los murmullos de voces a su alrededor,

hablando, sin embargo, no fue capaz entender lo que se decía.Su cabeza estaba nublada, como si estuviera despertando deun largo y profundo sueño. Pensó que había oído mencionar sunombre y como estaba así comenzó a recordar lo que habíasucedido. Era como si estuviera tratando de recordar unsueño, sólo pedacitos dispersos y piezas regresaban a ella.

≪ Ella tenía su turno para recoger la escala, pero al pensar en la escala, se acordó de que parecía que la escala la hubiera escogido a ella. Se había sentido diferente en la mano,caliente al principio, sin ni siquiera verla. Cuando había escuchado la respuesta del anciano, que había sabido que había elegido la temida escala esmeralda y la cara de Jason le

había confirmado su miedo antes de que cayera al suelo ≫




Gabriella se dio cuenta de que estaba acostada sobre suestómago, la cabeza vuelta hacia un lado. Reconoció la voz deJason enojado, en uno de los pocos que habló. Gabriela sabía que estaba acostada en una cama y por alguna razón que nosabía, la parte superior de su vestido había sido abierta,dejando al descubierto su espalda desnuda. ¿Por qué estaríaen una habitación llena de gente y con su vestido bajado? sepreguntaba. Estaba empezando entender lo que se decía y

quedo quieta, escuchando. Por lo que podía entender habíagente en la sala hablando de la ceremonia de la escala. Hablaron del turno de Gabriella y lo que había sucedidodespués de que ella sacara la escala de la bolsa.

— Esto es increíble. De niño había escuchado laprofecía, pero nunca pensé que viviría para verla cumplida —

Dijo el anciano de la aldea arrastrando los pies mientras sedirigía a la cama. — Cuando llegó aquí hace años nunca soñó que sería la única. Y pensar que ha vivido una vida tan simpley ahora está destinada para la grandeza. Estamos realmente honrados de que haya vivido entre nosotros y los hijos de sus hijos hablaran del día de hoy, de lo que hemos visto.

— No entiendo lo que está diciendo. Usted nos está diciendo que Gabriella es una antigua profecía cumplida? Tiene que haber un error, ni siquiera es originaria de este pueblo. No hay manera de que ella acepte lo que usted propone, todossaben que estamos enamorados y estábamos esperando paraanunciar nuestro matrimonio. Ella estaba dispuesta a aceptarlo

como su compañero por una noche, pero eso era todo, ellanunca estará de acuerdo en ser su compañera de por vida.




Simplemente no hay manera — su voz sonaba cada vez másfuerte mientras hablaba, el corazón de Gabriela casi se detuvocon lo que acababa de oír decir a Jason. Algo había ocurridoen la ceremonia para que todo el mundo pensara que ella debíaacoplarse con el Dragón de por vida? Eso era imposible. Sumente corría, pensando en todo lo que sabía de la ceremonia. Hizo que su cerebro trabajara, tratando de pensar en por qué alguien se pensaba que debía unirse al Dragón de por vida.

Gabriela comenzó a recordar una historia que había oídoaños atrás, cuando era una niña, pero era una leyenda, no laverdad. Era la historia de una mujer que recibiría la marcadel dragón en la espalda, y demostraría que ella era el almagemela del Dragón, y que iban a iniciar una gran vida quesobreviviría sobre todos los tiempos.

Seguramente no podían pensar que ella era la mujer de laprofecía, que ridículo sería. No era de extrañar que Jasonestuviera tratando de ingresar algo de sentido en ellos.Recordó de pronto que habían bajado su vestido y que estabaacostada en su estómago, con la espalda al descubierto.Deben de haber desgarrado el vestido con el fin de ver su

espalda. Su cabeza se tambaleó y ella cerró los ojos con tantafuerza que le dolió, al darse cuenta que debía tener la marcaen su espalda. Si ella tenía la marca en su espalda, entoncesla profecía sería cierta y seria el alma gemela de sucompañero Randolph. Ella se defendió la bilis que se habíalevantado en la parte posterior de la garganta con el

pensamiento de estar con Randolph para el resto de su vida.




— No hay que negarlo. Mira a su espalda, ahora tienela marca — Randolph era el más satisfecho de que laprofecía se haya hecho realidad.

— Y lo que agrada a Gabriella — comenzó a Jasón.

— No importa — contesto alguien más en el cuarto.

Gabriela sintió el peso de una persona sentándose en lacama junto a ella, a continuación, los familiares dedos deJason, comenzaron a sobar suavemente su espalda. Él debíaestar en contacto con la marca del dragón, pensó. Ella sepreguntó cómo era, ¿coincidiría con la marca que Randolphtenía sobre su pecho?. Ella no se sentía diferente, pero se diocuenta de su dolor, latía como si hubiera sido quemada. Elvago recuerdo de un fuego en su mano mientras sostenía la

escala le llego, pero sólo en fragmentos.

— ¿Jason? — Susurró mientras se permitía abrir losojos por fin. Su voz salió ronca y la garganta estaba seca,como si hubiera estado gritando. Ella parpadeó un par deveces al reconocer las paredes de su propia casa de campo.La cama que ella había sentido era la suya. No tenía ningún

recuerdo de haber salido de la ceremonia y venido hasta aquí,así que alguien tuvo que hacerla llevado, y ella supuso que fueJason.

— ¿Cuánto tiempo he estado aquí? — Le preguntó.

— Horas. Ya está la cena. Nadie quería despertarte

después de todo lo que has pasado — dijo sobándose el pelo hacia atrás.




— ¿Realmente… yo he…? ¿Es cierto lo que dicen?¿Tengo la marca en la espalda? — le preguntó .Jason seapartó de ella y miró a los habitantes de la casa de Gabriela.

— Tengo que hablar a solas con Gabriella — dijo Jasona todo el mundo. La gente se volvió hacia ellos, sorprendidosde que estuviera despierta. — Por favor, un poco deprivacidad, por favor… — les rogó y su voz se quebró.

El anciano de la aldea miró a Jason y asintió con lacabeza, diciéndole a la gente — Vamos a dejar a los niñossolos. Tienen mucho que discutir — y dirigió a los aldeanos dela casa.

Algunos de ellos bajaron la mirada al dirigirse a Jason, yél podía decir por sus expresiones que se sentían lástima por

ellos. Todo el mundo sabía que Gabriella y Jason estabanenamorados. Jason se puso de pie y se acercó a Gabriella conuna taza de agua. A medida que se la entregó ella se volvió yse sentó mirando hacia abajo con el pecho al descubierto, acontinuación, se volvió a él.

— Por favor dime que tu hiciste esto y no Randolph, —

declaró ella.

— En realidad, Sara lo hizo, aunque no sirvió de nada.Samuel y Randolph consiguieron estar cuando él empezó a hablar acerca de cómo las Parcas había decidido que tú y eldebían estar juntos, y que la espera ha valido la pena. YSamuel porque tenía miedo intentara asesinar al dragón.




Jason se sentó en la cama de nuevo con Gabriela y letomó la mano quemada con la suya. Sostuvo la palma haciaarriba como murmuró, — ¡Ay… debe doler! — Dolía, leunto un ungüento de Gabriella y lo envolvió en una venda — Creo que se curara bien, pero trata de mantenerlo seco — ledijo a su paso por la habitación para poner el ungüento en unarmario.

Gabriella sabía que Jason estaba tratando de salirse dela conversación que tenían que tener, por lo que decidió irdirecto al asunto.

— ¿Realmente tengo la marca? ayúdame a mantener mipelo hacia atrás. Quiero tratar de verla. — Él la ayudó arecogerse el pelo y ella volvió la cabeza y torció el cuerpo para

tratar de ver su espalda. Definitivamente había algo allí, perono podía ver bien — ¿Me puedes conseguir el espejo de lamesa por allá? — Le preguntó señalando al otro lado de la habitación.

Jason fue a buscar el espejo, sosteniéndolo en un ánguloen la espalda para que pudiera ver el reflejo. La imagen de un

dragón con las grandes alas desplegadas atravesaba laespalda entera. Era negro y diferentes tonos de verde por lo que era bellísimo pero aterrador al mismo tiempo.

— Quita el aliento, ¿no? — le preguntó. Él no lerespondió, sino que simplemente se quedó mirando fijamente ysosteniendo el espejo. — Jason, ¿qué tan malo es esto? —

le preguntó, parte de su pensamiento ya sabía la respuesta.




— Ella, no voy a mentirte. Es malo. Muy malo. Alparecer, tú eres la mujer de la profecía. El alma gemela deldragón. Me gustaría que hubiera una manera de salir deesto, pero no sé cómo. No hay como negarlo, después de verla marca en tú espalda.

— Pero me dijiste que nadie que fuera originario de lasafueras del pueblo había sido elegido. Entonces, ¿cómo llegué a ser elegida para ser la mujer de la profecía? Me dijiste queRandolph no pondría un dedo sobre mí — terminó, en tonoacusador. No tenía la intención de echarle la culpa, pero lo había escuchado, y se creyó lo que le había dicho.

— No me gusta usar tus propias palabras en tu contra,pero hay una primera vez para todo, y hoy me fue mal.

Nunca se me ocurrió que estaba enamorado de la dragona.— ¿La qué? — Preguntó ella. Nunca había oído esa

palabra antes y no sabía lo que significaba.

— La dragona. La mujer que empezaría la grancarrera.

— Dragona — repitió. — Suena fuerte, ¿no? Pero nome siento diferente, me siento exactamente como la misma. — suspiró antes de continuar. — ¿Así que tengo dos díasantes de que me tenga que ir con Randolph?.

— Mañana será tú último día aquí, antes de que todoslos rituales den inicio. Saldrán mañana por la noche y van a

estar preparados para la… — hizo una pausa antes determinar— …el acoplamiento con el Dragón, con Randolph —




Jason dijo su nombre con tanto odio y repugnancia que hizo que el corazón de Gabriela se sintiera dañado. No habría ungran futuro para ellos después de todo. Ella estaría conRandolph para el resto de su vida. Ella sólo podía imaginarsecómo en algún lugar se estaría regodeando porque finalmentefueron compañeros del alma. Después de tantos años deevitarlo, tendría que vivir con él. Si hubiera tenido algo en elestómago, estaba segura de que lo hubiera arrojado.

Jason miró a Gabriella y podía recordar a su sersiempre buscándola, tan lleno de desesperación. Él deseabasólo poder envolverla en sus brazos y hacer que el mundoentero y sus obligaciones desaparecieran. Estaba perdido, nosabía qué hacer a continuación.

—¿Hay algo que quieras?

—le preguntó. Habíapasado largo tiempo desde la cena de anoche y pensó que

podría tener hambre.

Gabriella se quedó mirando la copa en sus manos, comosi el agua fuera la cosa más increíble que había visto algunavez. Segundos pasaron mientras esperaba su respuesta y

pensó que tal vez no lo habría oído . Por fin, ella lo miró ydijo.

— Quiero olvidar.

— ¿Qué? — Preguntó, sin comprender a qué serefería.

— Me preguntaste si quería algo, y lo hago. Quieroolvidar. Quiero que me hagas olvidar lo que paso hoy, de la




misma forma cómo me hiciste olvidar la ceremonia de ayer,cuando estábamos en el río.

Gabriela no quería pensar en Randolph, el Dragón, o enmás profecías. Ella lo quería todo, lo necesitabadesesperadamente. De su cabeza, la reacción de Jason a suspalabras fue tan rápido, que en menos de un abrir y cerrar deojos había cruzado la habitación y la había apretado entresus brazos en la cama. Ella se derritió en su pecho, suspezones desnudos rozando el tejido de la camisa. Sus labiosrozaron su pelo y aspiró su olor, en esta ocasión la marca quedaría en su memoria para siempre.

Gabriella le murmuró a él — Yo no soy suya, sinembargo, sigo siendo tuya, siempre seré tuya.

Las palabras que ella le dijo que arrancaron su corazón,y lo fragmentaron. Había pensado que estarían juntos parasiempre, y ahora todo lo que le habían dejado era solo un día.La ironía no pasó desapercibida para él, era como si hubieracambiado lugares con Randolph, ahora todo lo que tenía erauna noche, y Randolph la tendría para siempre. Sus oraciones

y la mendicidad no habían funcionado y Jason había sidoabandonado por las Parcas, cuando que necesitaba a lamayoría de ellas.

A continuación, se juró a sí mismo que haría cualquiercosa que pudiera para hacerla olvidar el día de hoy, así comoella quería. Él haría que todo quedara en segundo, sacaría el

máximo provecho del tiempo que habían dejado entre sí.




Jason se soltó de Gabriella y se levantó de la cama.Cuando se quitó la camisa, le dijo

— Ella, sácate el vestido y vamos a olvidar este día hapasado. — Eran palabras que Gabriella desesperadamentenecesitaba oír. Ella se levantó y se sacó de su vestido,tirando de él hacia abajo sobre sus caderas y se arrugo a suspies, en el suelo. Antes de que fuera capaz de salir delmismo, un desnudo Jason la levantó y la puso en la cama. Latomó por los hombros y deposito suavemente su espalda en lasalmohadas, y entonces se puso a su lado. Volvió su cuerpopara estar frente a ella, luego extendió la mano para rodearsu ombligo. Gabriella inmediatamente se relajó en sus familiaresmaneras de acariciar su cuerpo.

—No pienses en nada más esta noche, sólo en nosotros— le susurró antes de inclinarse para besarle el ombligo

ligeramente, y a continuación, lanzó su lengua en su centro.Gabriella sabía que estaba mojada entre sus piernas sólo porsentir un dardo de su lengua.

Jason tomó uno de los pechos de Gabriella en la mano,

ahuecando la carne suave y sus pezones endurecidos por sutacto. Se inclinó hacia su pecho, y pasó la lengua alrededor delpezón. Sus pezones estaban erectos, y ella gimió cuandofinalmente tuvo su pico duro en la boca, chupándolo. Fue unasensación maravillosa que quemó un rastro de entre suspiernas. Se puso el pezón entre los dientes, mientras susdedos empezaron a jugar con el otro pezón erecto. Ella pensó

que se volvería loca con la forma en que chupó con fuerza sus




pezones, por lo que el fuego entre sus piernas crecía más ymás caliente, sintió que se le escapaba la humedad en ella.

Levantó la cabeza para volver su camino hasta suombligo de nuevo, su lengua entrando y saliendo unas cuantasveces, antes de que su lengua se arrastrara hasta los rizosentre sus piernas. Se sentó y empezó a moverse de su lado,de entre sus piernas. Conociendo sus intenciones, extendió suspiernas para él, por lo que pudo arrodillarse entre ellas.

Inclinándose, Jason comenzó a besar sus rizos comoantes. Los músculos de los muslos de Gabriella temblaron yella abrió las piernas un poco más para Jason. Bajo un pocosu cuepo antes de que él se inclinara la cabeza para tomar suprimer contacto con ella. El cuerpo de Gabriella exploto cuando

la lengua de Jason se internó en ella, probando sus plieguesinteriores. Ella cerró los los ojos y disfrutó de la sensación dela lengua cuando comenzó a lamer. Se detuvo un momento yluego un dedo se deslizó en ella, acariciando su clítorismientras su lengua la lamia al mismo tiempo.

Sus caderas empezaron a subir y bajar con tanta

naturalidad que Gabriella no se daba cuenta del movimiento.Todo lo que sabía era el placer que estaba experimentando, y que Jason era la raíz de ese placer. Ella se agachó paratocar su pelo mientras estaba entre sus piernas.

Mientras se deslizaba dentro y fuera de ella a un ritmomás rápido Gabriella comenzó a recibir su aliento y sus

gemidos se hicieron más largos y profundos. Jason sabía queella se acercaba a su clímax y se detuvo abruptamente. Ella




gimió en señal de protesta, pero sólo por un segundo, hasta que se dio cuenta que estaba encima de ella, manteniendo elequilibrio sobre un antebrazo. Tomó su erección palpitante enla otra mano y se metió en su interior. Su cuerpo lo aceptó con entusiasmo y envolvió sus piernas alrededor de él, cuandola besó en el cuello. Él se enterrado a sí mismo tanprofundamente como ella pudiera tenerlo.

Se miraron a los ojos cuando él mismo se llevaba másprofundo y más rápido con cada embestida. Gabriella se sintió llegar a su clímax y cerró los ojos.

— Ella, abre los ojos. Mírame — jadeó, sin frenar susimpulsos. Ella abrió los ojos para encontrarse que su puntoculminante se apoderó de ella, dejando al descubierto su alma

para él en ese momento. Jason respiró cuando se vino dentrode ella, sus ojos sin dejar los de ella por un segundo.

— Siempre seré tuyo — le prometió Jason antes de queél se inclinó para besar sus labios.

Se retiró de ella y comenzó a levantarse, pero ellarápidamente lo detuvo. Lo sostuvo por los hombros, tirando de

él hacia ella y cerró los tobillos alrededor de su cintura.

— No te muevas todavía. Quiero que te quedes a milado sólo por un poco más de tiempo, de acuerdo?

No sabía qué decir, fue trasladado por sus palabras. Élasintió con la cabeza y plantó suaves besos en su cabello.




Gabriella se acostó con su cuerpo cubriendo a Jason, ahísentía que estaba a salvo. No podía imaginar su vida sin él,pero sabía que eso iba a encontrar muy pronto. Cayó en lacuenta de que Jason la había hecho olvidar una vez más, talcomo ella lo había pedido. Suspiró al pensar lo mucho queamaba a este hombre que yacía junto a ella.

Jason sonrió al darse cuenta que el sonido que salía dedebajo de él eran los ronquidos de Gabriella. Ella se habíadormido con él encima y todavía dentro de ella. Él se levantó yse acostó junto a ella, y se encontró en sus brazos. Leacarició la mejilla y murmuró algo inteligible mientras dormía.

Mientras la miraba pensaba en su futuro. No podíacomprender cómo se suponía que viviría en el mismo pueblo

con Gabriella, una vez que ella estuviera viviendo conRandolph. El pueblo no era tan grande, y se verían todos losdías. Él sabía que lo mataría o lo volvería loco el verla ysaber que nunca podrían estar juntos, y estar ahí sería elinfierno en la tierra y para Gabriella también.

Jason poco a poco llegó a darse cuenta que no podía

quedarse allí, iba a tener que irse del pueblo. Era la cosamás inteligente que podía hacer, y la única forma en quetendría la más mínima oportunidad de mantener su cordura.Sabía que su familia entendería por qué era necesario que sefuera. Ella siempre estaría en su mente, todos los días, peroal menos entonces no tendría que ver su vida con alguien más.Tendría que decirle a Gabriella antes de que se fuera con

Randolph. Miró a la diosa dormir a su lado y una silenciosa




lágrima escapó de sus ojos y corrió por su mejilla. Decirleadiós iba a ser la cosa más difícil que había hecho en su vida.




Capítulo 6 Hubo un golpe, y otro y otro, Gabriella deseaba que se

detuviera. Abrió los ojos y miro alrededor de la habitación, yvio a Jason dormido a su lado. Le tomó un momento recordar que había pasado la noche con ella. Pensó que se veía muysexy con el pelo revuelto, y su manta medio cubriendo sucuerpo desnudo. Gabriella lo miró y se dio cuenta que esta erala primera vez que había pasado una noche entera con él. A

continuación, se sintió triste cuando se dio cuenta que era laúltima también.

— ¿Qué es ese ruido? — Le preguntó abriendo losojos.

— Creo que alguien está en la puerta — respondió ella,sorprendida de que estuviera despierto.




— Quédate aquí — gritó Jason que se sentó y buscosus pantalones, los encontró tirados en el suelo y se los puso.— Espera — dijo de nuevo, esta vez con más fuerzamientras se dirigía hacia la puerta para ver quién estabatocando.

Gabriella tomó la manta para cubrirse mientras caminabapor la habitación. Cuando abrió la puerta el brillo de lamañana era cegador. Miró hacia el sol y manteniendo unbrazo para bloquear parte de la luz. Su tía Sara y algunosde sus amigos se situaron en la puerta con una cesta demimbre de gran tamaño.

— ¿Tía Sara sucede algo malo? — Preguntó.

— Oh, no cariño. Nosotros pensamos que tú y Gabriella

querrían pasar el día juntos aquí, por lo que he elaboradoesta canasta para ustedes.

Jason se emocionó porque se dieron cuenta que este erasu último día juntos.

— Muchas gracias a todos. Los les dos agradecemos

por pensar en nosotros.— Y no se preocupen, tendrá total privacidad hasta que

lleguen más tarde en la noche a recoger a Gabriella. Que tu tíoesta al cuidado de Randolph hoy — y ella le dio un guiño. Élasintió con la cabeza imaginando lo que Samuel iba a tener que hacer para mantener a Randolph lejos de la casa de Gabriela.




— Gracias tía Sara — dijo y la besó en la mejilla.Todas las mujeres se despidieron y Jason volvió a entrar ycerró la puerta detrás de él.

Él deposito la cesta en la cama y la abrió, permitiendo que los diversos olores impregnaran la habitación y ambos sedieron cuenta que estaban muriendo de hambre.

— Esto fue muy lindo de ellos — dijo Gabriela mientras

levantaba un panecillo de la cesta. — No sólo los alimentos.Quiero decir, manteniendo a Randolph lejos también. — Jasonse limitó a asentir, no quería hablar de Randolph y comieronen silencio. Cuando se les acabo, Gabriella llevo la cesta a lamesa de la habitación. Como se volvió para caminar de nuevoa la cama, vio que Jason se había quitado los pantalones y

estaba en la cama desnudo. Estaba recostado contra lasalmohadas, con las manos detrás de la cabeza.

Sus ojos lentamente viajaron por su cuerpo, grabandocada centímetro de piel, cada músculo en su memoria. Queríatener un recuerdo perfecto, de él desnudo en su cama por elresto de su vida.

— Eres el hombre más hermoso — le dijo mientrascaminaba hacia la cama.

— ¿Cuántos has visto, exactamente? — le preguntó aella en tono de broma, con una ceja arqueada hacia arriba.

— Bueno, solo tú, pero estoy segura de que no puede

haber nadie más bello que tú — respondió ella.




Llegó a la cama y se sentó a su lado. Sus dedos tocaronel centro de su pecho antes de pasarlos de un pezón a otro, que se pusieron rígidos bajo sus dedos. Gabriella se arrodilló asu lado y comenzó a besar su pecho, su pelo sedoso cayendoalrededor de su cabeza, Fanning sobre su piel desnuda. Pasó la lengua por los pezones duros, luego comenzó a besarlo porsu ombligo. Sus manos se movían sobre sus musculososabdominales cincelados, y los músculos se contraían en virtud

de su piel.

Puso un solitario beso en su vientre, en el centro antesde empezar su camino hacia abajo, hacia el cabello rizadoentre sus piernas. Ella se apoderó de su erección, que latía ensu mano, el músculo duro dentro de la más suave piel.Gabriella lo miro y sonrió antes de besar la dureza de su largo

eje y su cuerpo se estremeció bajo su tacto. Gabriella lamió lapunta de su dureza, a continuación se lo metió en su boca tanprofundamente como pudo, llenando su garganta. Acontinuación, lo deslizó fuera de su boca y lamió la parteexterna de su eje, de arriba a abajo. Cuando Gabriella miró aJason, sus ojos se cerraron y él se lamio los labios.

Sentada a horcajadas sobre él, se inclinó para besar supecho de nuevo. En cuanto se sentó, levantó el cuerpo y lo guió en su interior con su mano. Inclinándose hacia adelante, sebajó sobre él, consiguiendo que entrara tan profundamente enella como su cuerpo se lo permitía.




— Esto es tan bueno, Ella — Jason respiró cuando llegó a tocar sus pechos. Cogió sus pezones y sus caderas seelevaron hasta encontrarse con sus movimientos.

Gabriella cogió las rodillas Jason detrás de ella y deslizó sus manos por las piernas, arqueando la espalda, hasta quesu cabeza quedo a nivel de los tobillos. A medida que searqueaba hacia atrás, Jason comenzó a frotar su clítoris ygimió cuando ella misma se echó hacia atrás en posición verticalsobre él.

Jason rodó suavemente con Gabriella sobre el por lo que quedo debajo de él, permaneciendo en su interior todo eltiempo. Ella se tiró de rodillas hacia el pecho de el, lo que lepermitió penetrarlo en lo más profundo.

Sus carreras largas en su interior comenzaron a ganarimpulso y Gabriella bajó las piernas para moverse con él. Lasuñas de sus manos pasaron por la espalda de él, dejandomarcas de arañazos cuando finalmente llegó. Mientras sucuerpo todavía latía en torno a él, Jason llegó a su clímax.

Perdieron juntos el aliento, hasta disminuyó su fuerza y

ella se movió en sus brazos esperando, acurrucándose contrasu cuerpo musculoso. Se dejaron llevar por un sueño tranquilo juntos, sabiendo que era la última vez que podrían estar así, juntos, pero ninguno de ellos lo dijo en voz alta.

Gabriela se despertó con la cabeza apoyada en elestómago duro de Jason, mientras él jugaba con su pelo,

haciéndolo girar alrededor de sus dedos. Ella podía ver que no




era de día, quedaba muy poco tiempo, por lo que su tiempo juntos iba a ser breve.

— Buenas tardes, dormilona. ¿Tuviste sueñosagradables? — Jason le preguntó.

— No, de hecho tuve una pesadilla. Soñe con Randolph, que lo veía y yo quería ir hacia ti, pero sabía que no podía.Pero en realidad no es una pesadilla, ¿verdad? Porque

después de mañana, será real.

— Jason, lo más difícil va a ser vernos, y saber quenunca podremos estar juntos. ¿Cómo vamos a manejar eso?— le preguntó. Jason movió debajo de ella, incómodo con laconversación que había empezado. Quería discutir esto unpoco más tarde, pero su tiempo se estaba acabando.

— En realidad — comenzó poco a poco — No vamos atener que manejar nada en absoluto. Iba a decirte que estoypensando en alejarme de la aldea. Voy a volver a la ciudaddonde estudié. Cuando me vine me habían ofrecido una puesto,y dijeron que era mío cuando yo lo quisiera. Cuando lleguenpor ti, me voy a ir a casa a empacar mis cosas y cuando

vuelvas, me habré ido. — Gabriela se sentó a mirar a Jasoncon incredulidad.

— ¿Así que te vas? ¿Qué pasara con tu familia?,¿Y, entonces, simplemente no te veré otra vez? Oh, Dios mío— exclamó poniendo subiendo las manos para cubrir surostro. Jason se sentó y puso su brazo alrededor de Ella,

tirando de ella hacia él.




— Ella, realmente será lo mejor. No lo parece ahora,pero no puedo apagar mis emociones. ¿Cómo se supone quevoy a verte con Randolph todos los días? ¿Qué pasaracuando ustedes comiencen a tener sus niños? Me va a matarsi los veo, pensando que debes estar conmigo, que tu vientredebería estar hinchado con mis hijos, no con los suyo. No es que mi amor sea menos, es que Te amo tanto.

Cuando declaró su amor por ella, Gabriella se limpió laslágrimas que caían libremente de sus ojos. Se preguntó cómosu amor perfecto se había convertido en un desastre trágico?

— Ella, te lo prometo, te amaré para siempre. Nuncaamare a otra mujer como Te amo. Además, voy a dejar micorazón aquí con ustedes, así que nunca tendrá nada que dar

alguien más—

Se volvió hacia ella, para mirarla a la caramientras hablaba — Cada vez que quiera estar con ustedes,lo único que tendré que hacer es cerrar los ojos. Tengo tantosexcepcionales recuerdos con ustedes, nunca voy a estar solo— dijo mientras peinaba su cabello hacia atrás. — Quiero que hagan lo mismo. Cada vez que me necesites, cierra losojos y piensa en nuestro tiempo juntos y yo voy a estar a tu

lado. Siempre estaré en tu corazón, aquí, — dijo al tiempo que le tocó el pecho agitado.

— Esto realmente está sucediendo — murmuró ella conincredulidad. — Yo estaba tan preocupada por pasar unanoche con Randolph, como si fuera lo peor que me podía pasara mí, o para nosotros. No tenía ni idea. — Y comenzó a




llorar de nuevo. Él la abrazó a él y trató de calmarla mientrassu cuerpo se estremecía.




Capítulo 7 El golpe que temía tanto llegó demasiado pronto.

— Me esperas — dijo Gabriella y fue a abrir lapuerta. La abrió para encontrar las cuatro mujeres que lallevarían al bosque, donde se prepararía para mañana. Undébil intento de una sonrisa cruzó sus labios mientras ella lossaludaba. — Voy a estar lista en unos minutos, por favor— explicó.

Las mujeres podían ver en el interior a Jason, de pie junto a la mesa mirándolas tensas

— Vamos a esperar aquí — dijo una de las mujeres yse acercó a la puerta para cerrarla y darles un poco deprivacidad para su despedida.




Gabriella se volvió hacia Jason. — Este es… entonces…este es el adiós.

Ella cruzó la habitación hacia él, que la esperaba con losbrazos abiertos. Se aferraron el uno a la otra, enterrando enel pelo su cabeza y ella la cabeza contra su pecho. Finalmentese separaron, para buscarse el uno al otro, a continuación semovieron para darse un último beso. Era el más desgarradorbeso del alma que hubiera experimentado nunca.

— Recuerda todo lo que te dije, Ella — dijo Jason. — Te amo.

— Te quiero, Jason — respondió ella mientras leagarraba la mano y lo besó en los nudillos.

— Están esperándote Ella — dijo mientras se dirigierona pie hasta la puerta.

Cuando llegaron y la puerta se abrió, las cuatro mujeresse volvieron hacia ella al unísono.

— ¿Lista querida? — Una de las mujeres le pregunto.

Gabriela sólo pudo asentir con la cabeza, ya que sabía que era incapaz de hablar. Se reunieron alrededor de ella,poniendo sus brazos a su alrededor, como si la protegieran deun asaltante invisible. Se volvió para mirar a Jason, mientrasla llevaban lejos y con la boca articulo las palabras ≪ Te amo ≫ .




A medida que se alejaba por el camino en el bosque, sevolvió por última vez, para verlo todavía de pie en su puertay le saludó con la mano. Ella le devolvió el saludo antes de queentrara en el bosque.




Capítulo 8 Gabriella estaba siguiendo a las mujeres a la cueva de los

dragones. Mientras caminaban por el bosque, se cuidaron dever por donde salían, porque a pesar de que había uncamino, no era de uso frecuente y por lo tanto difícil de ver.Se había preparado durante toda la mañana y ahora estabaen el camino a su destino.

Anoche se la habían llevado a la cabaña donde pasaronla noche. Se había hecho la cena, y trataron de convencerlapara comer, pero no tenía apetito. Se despertó temprano en lamañana para conseguir su lista para Randolph e hizo lo que lamujer le pidió, todo sin emoción.

La mujer la había bañado en agua perfumada con floresy pétalos de petróleo que en cualquier otro momento habríadisfrutado. Ella había sentido sus ojos ardiendo en la espalda,




ya que miraba la marca que la marcaba como la dragona.Sabía que la marca era a la vez hermosa y aterradora,porque nada de su propio mundo podría haber creado algoasí. Fue simplemente mágico y era difícil sacar los ojos deella.

La habían vestido con el atuendo más hermoso que habíavisto nunca. Era de un profundo verde esmeralda oscuro, conbordados florales verdes alrededor de las mangas de campanay el escote. Que entraban por la cintura, y ensanchaba suscaderas con una falda llena sólo rozando el suelo mientrascaminaba. Era un vestido impresionante, pero ella sabía queRandolph nunca lo apreciaría como una prenda exquisita.Tenía el pelo hacia abajo y la mujer había hecho rizos através de él. Había flores silvestres en el tejido del rico cabello

castaño, lo que desencadenó que le hubiera dicho que era hermosa cuando se había terminado, y ella les creyó, pero nola emociono porque su corazón estaba lleno de dolor. No podíadejar de pensar que todos estos preparativos deberían de haber sido para su boda con Jason, no para ser la compañerade Randolph.

A medida que se acercaba a la apertura de la cueva, elparloteo constante de la mujer se detuvo. Pronto estabanfrente a la enorme cueva, la guarida del dragón. Gabriella miró a las mujeres de edad para que la instruyeran, ya que noestaba segura de lo que tenía que hacer.

— Vamos querida — dijo una de las mujeres y todas

entraron en la cueva. Mientras caminaban a través de la de




apertura, se encendieron las antorchas en las paredesiluminadas por una mano invisible, a lo largo de la proyecciónde sombras parpadeantes en las paredes. Gabriella fuesorprendida por el tamaño de la cueva y se preguntó por eltamaño del dragón, ya que nunca había lo había visto por símisma.

Caminaron hasta la parte posterior de la cueva dondeencerrarían a Gabriella, junto con la cama grande. Ella cerró los ojos e inhalo, deseando estar en otro sitio, pero no era así.

Una de las mujeres abrió una bolsa que llevaba alrededorde su cintura, y empezó a tirar pétalos de rosa de diferentescolores en la cama. Le dijeron que se subiera la cama ycuando ella lo hizo, tuvo que enderezar su vestido.

— El Dragón llegará pronto Gabriella, quédate aquí, élva a venir a ti. Los veremos a los dos en la mañana de vueltaen el pueblo.

— Gracias por todas sus bondades — empezó ella,pero sentía un nudo en la garganta. Las lágrimas empezarona hincharle sus ojos, al pensar que cuando ella regresara a la

aldea, Jason se habría ido. Una de las mujeres se inclinó y lepalmeó la mano con entendimiento.

Las cuatro mujeres a la izquierda dejaron a Gabriellasola, sentada en la cama esperando que el Dragón llegara.Parecía que hubiera estado esperando siempre y empezó aenojarse con Randolph, que la estaba haciéndola esperar tanto




tiempo. Estaba segura de que estaba prolongando su agonía apropósito, planificando su gran entrada para impresionarla.

Por último, Gabriella escuchó un ruido que se hizo másfuerte y más fuerte, parecía que se acercaba. Se le hizo unnudo en el estómago al darse cuenta de que escuchó acercar alDragón.

La apertura de la cueva se oscureció cuando el enorme

dragón entró, bloqueando la luz del sol con su cuerpo.Gabriella contuvo el aliento, sorprendida por su tamaño. Era lamás asombrosa y aterradora bestia en la que había puesto jamás los ojos en ella. Las alas eran enormes de un verde casitransparente, su piel cubierta de negro y verde escalas quebrillaban a la luz. Había cuerno en la nariz, sus fosas

nasales, y había una larga cola que temblaba y se balanceabadetrás de él. La bestia agitó las alas, por lo que todas lasantorchas parpadearon mientras el aire se agita. La mirabacuando empezó a caminar la longitud de la cueva hacia ella, que lo esperaba en la cama. Ella dijo a sí misma, que notuviera miedo, que se trataba de Randolph, y que no deberíaser tan miedosa.

Cuando el dragón había llegado a la cama, se sentó frente a ella y la miró parpadeando. Cuando habló, no era lavoz de Randolph, era una voz grave, que parecía coincidir conla apariencia de bestia.

— Por favor, no tengas miedo de mí. Sé que el dragón

es aterrador, pero como mi compañera de por vida, no quiero




que me temas. Quizá con el tiempo te encantará el Dragóntanto como amaras al hombre.

Gabriella trago antes de hablar. Ella no tenía miedo deRandolph el hombre, pero como el Dragón era muy intimidante.

— Vamos a dejar esto claro desde el principio. Yo estoyaquí por el pueblo y su gente, no por los sentimientos quetengo hacia ti. Quiero ser muy clara, yo nunca te amare. Tu

puedes tener mi cuerpo, pero nunca, jamás, podrás tener miamor.

— Pareces muy segura de sí misma, pero quizás con eltiempo aprenderás a amarme — dijo el Dragón.

Gabriella negó con la cabeza desacuerdo y dijo. — Es

imposible. Yo no puedo amarte porque no tengo más micorazón. Mi corazón dejó el pueblo para vivir en otro lugar,sin mí. Mi corazón partió con Jason, por lo que no tengo nada que darte. No importa cuánto tiempo vivamos, sin embargoaunque esta unión dure mucho tiempo, yo nunca te amare.

El Dragón se había parado a sus pies antes de que el

hablara de nuevo.— ¿No hay posibilidad de que alguna vez ames a

alguien además de Jason? He oído su plan para irse y novolver nunca más. ¿Vas a vivir el resto de tu vida sin amor?

— Oh, voy a vivir con amor, puedes estar seguro. Elamor que he compartido con Jason sera suficiente para mi toda

la vida y todavía puedo estar con él en cualquier momento que




quiera. Cada vez que cierre los ojos, podre verle como siestuviera aquí, a mi lado. Todavía puedo sentir sus besos,su toque en mí. Mis recuerdos nunca se desvanecerán yestará siempre conmigo. — En el momento en que terminó de hablar, Gabriella no pudo contener las lágrimas en los ojos pormás tiempo, quemaron sus ojos y rodaron por sus mejillas.

El dragón levantó una garra gigante y poco a poco llegó aGabriella para atrapar una lágrima, que se resbalaba de susojos para inspeccionar la brillante lágrima.

— Por favor, no llores — gruñó él.

Gabriella se limpió la cara y trató de recuperar lacompostura.

— Entonces, ¿qué sigue ahora? — Preguntó al dragón— Creo que vamos a comenzar el ritual de

apareamiento. Cuando haya terminado, serás mi almapermanentemente, destinada a mí de por vida. Juntos vamosa cumplir la profecía que se transmite a través de siglos yllevar a nuestro pueblo a la grandeza.

El momento que Gabriela había temido finalmente habíallegado. Tuvo que llamar a cada onza de la fuerza de sucuerpo para ayudarle a pasar a través de este momento.

— ¿Qué es exactamente lo que debo hacer? Quierodecir," — balbuceó.

— Desnúdate y tiéndete sobre la cama, y yo vendré a ti— dirigió el dragón.




Gabriela se sentó en el borde de la cama para quitarselos zapatos, luego se levantó de la cama para quitarse elvestido. A medida que recogió el vestido para tirar de el sobrela cabeza, pensó en cómo odiaba estar desnuda delante deRandolph. Se dijo que tenía que relajarse, ya que las cosassólo empeorarán. Después de quitarse el vestido, se sentó enla cama desnuda, y el dragón la miró por un momento,finalmente diciendo.

— Eres tan hermosa.

Cualquier cumplido que le diera no la iba a hacer sentirmejor. Ella se limitó a decir — Gracias — y se sentó ensilencio.

— Ahora simplemente retrocederé y tomare mi forma

humana — el Dragón le dio instrucciones.

Gabriella se relajado como le dijeron, con los brazos haciaabajo, a los costados, esperando a que Randolph viniera aella. Se quedó mirando las sombras y el parpadeo quedanzaba por todo el techo de la cueva.

Había sonidos que nunca antes escucho y mientrasmiraba al techo vio un destello de luz tan brillante que tuvo que cerrar rápidamente los ojos. La luz provenía de donde había estado el Dragón antes. Hubo un silencio, y entoncesoyó el sonido de unos pasos acolchados en dirección a ella.Podía sentir el peso de su ascenso por la cama y cerró losojos tratando de reprimir un estremecimiento. Su cuerpo se

abrió paso más cerca de ella y sentía la piel desnuda con el




toque en su pierna. Una mano le tocó la cara, a continuación,su cuello, y finalmente su pecho. A medida que la manoacarició su pecho sintió que se endurecían los pezones y seenojó con su cuerpo por traicionarla tan rápidamente.

Gabriela lo sintió saltar por encima de ella, a horcajadas,y ella sintió su dura erección como la roca presionando contrasu estómago. Su respiración era superficial, y se dio cuentade que su piel se había vuelto fría. No quería abrir los ojospara no verlo o ver la mirada de triunfo en su rostro, por lo que sólo se quedó quieta y esperó a su siguiente movimiento.

Para su sorpresa sintió un dedo solitario haciendo uncírculo alrededor de su ombligo, a continuación, toco sucentro. Ella sentía que se movía sobre ella, entonces el más

suave de los labios la besó en el ombligo. Los músculos de suestómago se contrajeron, y Gabriella lentamente abrió los ojospara mirar al hombre a caballo sobre ella.

Cuando él levantó la cabeza lentamente para encontrarsecon su mirada, Gabriella jadeó con incredulidad. No eraRandolph quien estaba sentado sobre ella, era Jason, con los

ojos brillantes y una sonrisa en los labios. Gabriella miró a supecho, y vio que la marca grande del Dragón estaba allí. Ellamovió una de sus manos y sus dedos tocaron la marca.

— Ella — susurro Jason mientras sus dedos trazabanel Dragón. La marca en el pecho era tan impresionante como lamarca en su espalda. Sus dedos rozaron sus pezones y su

piel tersa.




— ¿Cómo? — Susurró mientras las lágrimaslentamente escaparon de sus ojos. — Sólo puede haber undragón.

— Randolph está muerto. Murió en algún momento deayer, y no, yo no lo maté, aunque la tentación era grande.Esta mañana cuando me desperté me encontré con esto en mí— explicó, señalando a su pecho. — Tío Samuel se fue a lacasa de Randolph y lo encontró en el suelo muerto.

— Por lo tanto, yo no soy su alma gemela — dijo ellallena de alivio. Ella no tendría que vivir el resto de su vida conRandolph, y nunca había estado tan agradecida en su vida.

— No, Ella, tú eres mi alma gemela. Ahora soy eldragón, por lo que es mío. Verás, yo había rezado a las

Parcas, y pensé que me habían abandonado, o me ignoraran,pero estaban escuchando, y respondieron a mi oración. Inclusolos Destinos están de acuerdo en que debemos estar juntos — explicó Jason.

— Cuando las mujeres me estaban ayudando a estarlista para venir aquí, me quedé pensando en que debería

estar alistándome para casarse, para no con Randolph. Y meestaba preparando para ti después de todo, — ella le dijo yempezó a sonreír a través de las lágrimas.

Se inclinó y le dio el más largo, más profundo beso que le había regalado nunca. Sus lenguas tocándose una contra laotra suavemente al principio, luego con más urgencia. Gabriella

se retiró de él y puso una palma de su mano abierta sobre el




pecho. Sintió un calor difundiéndose a través de la espaldadonde estaba su marca del dragón. El calor se envolcioalrededor de su brazo y hacia abajo a sus dedos y la palmaabierta.

— Jason — exclamó ella, viendo la propagación del calorde su mano abierta sobre el pecho. Los dos miraron haciaabajo en su pecho, y su marca comenzó a iluminarse en verde,luego regresó a la normalidad.

— No tengo ni idea de lo que acaba de suceder, peroeso fue increíble — dijo

— Fuiste tú — dijo Jason. "— Eres increíble. Cuandoentré en la cueva y te vi con ese vestido… nunca te he vistoverte tan hermosa como lo estás hoy, y yo nunca he querido

más que ti. — La mirada en sus ojos le dijo que estabadiciendo la verdad.

— Entonces hazme el amor, mi fantástico dragón — ledijo, tirando de él hacia abajo con ella.

Ellos se besaron apasionadamente con un fuego que nunca

habían sentido. Gabriella le separó las piernas y se agachó para tomar su dureza en la mano, acariciándolo, una vezmas, antes de que lo guiara en su humedad. Una vez que la había llenado por completo, se detuvieron deleitándose con el hecho de que estaban juntos de nuevo, esta vez para siempre

— Tú eres mi alma gemela — dijo Jason con Gabriella

encima.




— Yo soy tu alma gemela — coincidió Gabriella.

Jason lentamente comenzó a moverse dentro de ella yGabriella fue abrumada por las emociones mientras su cuerpotemblaba ante el tacto de Jason. Su bombeo dentro y fuera deella aumento, su mente se tambaleó con el conocimiento de queella era en realidad el alma gemela de su compañero Jason.Sus cuerpos estaban cubiertos de sudor y las uñas deGabriella rastrillando en la espalda de Jason que todavía teníarasguños frescos de la noche pasada.

Ella estaba casi al borde del clímax y cuando se inclinó para besarla, ella sintió que estaba por encima de su puntoculminante, desde la cabeza a los dedos de los pies. Unossegundos más tarde Jason contuvo la respiración mientras se

acercaba en su interior, para unirse a ella en el éxtasis. Jasonse salió de ella y la tomó en sus brazos prometiendole parasiempres en su oído, y sus murmullos y promesas le dieronescalofríos. Sabía que tendría su siempre después de todo, apesar de que no era en la forma en que lo habían planeado.

Ella se casaría con Jason y protegería a la aldea como

el Dragón. Comenzarían la gran carrera juntos, y Gabriellapensó que podría haber empezado ahora, cuando había hechoel amor. Era cierto que era el alma gemela de este Dragón, yse cumplió la antigua profecía, contada hace mucho tiempo,porque ella era la dragona.

Fin

annmarie ortega - dragoness

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