variedad y homogeneidad en la lengua española

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Juan M. Lope-Blanch Universidad Nacional de México VARIEDAD Y HOMOGENEIDAD EN LA LENGUA ESPAÑOLA Ya lo dijo Max Leopold Wagner: "La caratteristica dello spagnolo d'America si puó riassumere in questa definizione: varietá nell'unitá e unitá nella differenziazione." 1 Ahora bien, ¿cómo es esa variedad y en qué medida la diferenciación afecta a la unidad? Porque no sería, evidentemente, lo mismo una simple variación léxica, que una diferencia- ción estructural. La transcendencia de una diversificación sintáctica, por ejemplo, sería muy superior en su alcance a la de una simple variación fonética. Pues bien, felizmente para el futuro histórico de la lengua española, la diferenciación afecta mucho más a los sectores superficiales del idioma que a sus estructuras nucleares. Cosa que ya había señalado, en buena parte, el propio Wagner: en el español de América "si produssero infiltrazioni di elementi linguistici indigeni, si dimenticarono molte parole della lingua antica e si crearono vocaboli e derivati nuovi, ma la struttura della lingua, cioé l'ossatura morfológica, non é cambiata." Así pues, variedad —por innovación— únicamente léxica, pero unidad —por conservación— morfológica. Falta prestar atención también a los sectores fonético-fonológico y sintáctico, para hacer después un balance general. No vale la pena detenerse a considerar las diferencias —numerosísi- mas y profundas— de carácter léxico; ni el tiempo de que aquí dispongo lo permitiría. Además de que ellas han sido las peculiaridades lingüísti- cas del idioma español que más han atraído la atención de los estudio- sos, en especial de los aficionados interesados en delinear la fisonomía de las diversas hablas hispanoamericanas. El elevado número de diccionarios, vocabularios, lexicones y tesauros lexicográficos publicados en América desde el siglo pasado bien lo prueban. Baste, pues, recordar cómo, en esa diferenciación léxica, han jugado papel relativamente importante las diferentes lenguas amerindias habladas en cada una de las regiones hispanoamericanas. Lo que con base en algunas de esas lenguas se llama en unas partes ají, en otras se denomina chile y en otras ucho; lo que aquí es jacal, allí es bohío; lo que en unas zonas es cacahuate o cacahuete en otras es maní; lo que aquí elote, allá choclo; lo que para unos es batata para otros es camote, etcétera, etcétera. Y esto que acabo de recordar es sólo una muestra muy superficial hecha a vista de pájaro;

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Page 1: variedad y homogeneidad en la lengua española

Juan M. Lope-BlanchUniversidad Nacional de México

VARIEDAD Y HOMOGENEIDAD EN LA LENGUA ESPAÑOLA

Ya lo dijo Max Leopold Wagner: "La caratteristica dello spagnolod'America si puó riassumere in questa definizione: varietá nell'unitá eunitá nella differenziazione."1 Ahora bien, ¿cómo es esa variedad y enqué medida la diferenciación afecta a la unidad? Porque no sería,evidentemente, lo mismo una simple variación léxica, que una diferencia-ción estructural. La transcendencia de una diversificación sintáctica, porejemplo, sería muy superior en su alcance a la de una simple variaciónfonética.

Pues bien, felizmente para el futuro histórico de la lengua española,la diferenciación afecta mucho más a los sectores superficiales del idiomaque a sus estructuras nucleares. Cosa que ya había señalado, en buenaparte, el propio Wagner: en el español de América "si produsseroinfiltrazioni di elementi linguistici indigeni, si dimenticarono molteparole della lingua antica e si crearono vocaboli e derivati nuovi, ma lastruttura della lingua, cioé l'ossatura morfológica, non é cambiata." Asípues, variedad —por innovación— únicamente léxica, pero unidad —porconservación— morfológica. Falta prestar atención también a los sectoresfonético-fonológico y sintáctico, para hacer después un balance general.

No vale la pena detenerse a considerar las diferencias —numerosísi-mas y profundas— de carácter léxico; ni el tiempo de que aquí dispongolo permitiría. Además de que ellas han sido las peculiaridades lingüísti-cas del idioma español que más han atraído la atención de los estudio-sos, en especial de los aficionados interesados en delinear la fisonomíade las diversas hablas hispanoamericanas. El elevado número dediccionarios, vocabularios, lexicones y tesauros lexicográficos publicadosen América desde el siglo pasado bien lo prueban. Baste, pues, recordarcómo, en esa diferenciación léxica, han jugado papel relativamenteimportante las diferentes lenguas amerindias habladas en cada una delas regiones hispanoamericanas. Lo que con base en algunas de esaslenguas se llama en unas partes ají, en otras se denomina chile y en otrasucho; lo que aquí es jacal, allí es bohío; lo que en unas zonas es cacahuateo cacahuete en otras es maní; lo que aquí elote, allá choclo; lo que paraunos es batata para otros es camote, etcétera, etcétera. Y esto que acabo derecordar es sólo una muestra muy superficial hecha a vista de pájaro;

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pero si nos detenemos un poco a considerar más cuidadosamente lasdivergencias debidas a los préstamos de origen amerindio, advertiremoscuan profundas son en algunos casos, y no sólo comparando el españolde diversos países americanos entre sí, sino el de un mismo país. Unejemplo muy revelador es el referente a las denominaciones que se danen México al 'hijo menor o último', de acuerdo con los datos que hemosreunido al levantar el Atlas Lingüístico de México.2 En la región delsuroeste, de adstrato fundamentalmente maya, se emplean las siguientesvoces: stup, o en forma algo más castellanizada, tup, además de suto, ochuto, y acaso eos, en tanto que con base nahua se usan en la mayor partedel país las formas socoyote o socoyote, con las variantes tesoyote y coyote,además de choco o soco, chípil o chipi, y chilpayate, mientras que en otraregión se emplea la voz chunco, de origen zapoteco.3

La diversidad léxica es también acusada en el vocabulario de origenmoderno, especialmente en el técnico. Revelador me parece lo que hasucedido con la denominación de las partes del automóvil, y nonecesariamente de sus elementos técnicos o especializados, sino en losde conocimiento general, como puede ser, por ejemplo, el de la 'manijapara abrir la puerta', para la cual Antonio Quilis ha reunido dieznombres: manija, manilleta, manecilla, chapa, manilla, manubrio, jalador,manivela, maniquet y handel. Número que aumenta en algún otro caso,como en el del deflector, llamado también aleta, rompevientos, ventilador,cortabrisas, ventílete, ventanilla chica, ventolera, aleta cortaviento, tragavientos,cortavientos, cristalito del frente o, simplemente, ventanilla.4

También las diferencias de carácter fonético son frecuentes yllamativas en el español actual. Llamativas, por cuanto que es lo primeroque cualquier hispanohablante advierte —y extraña o aun rechaza— en losusuarios de un dialecto diferente del suyo. Algunos fonemas presentanun número muy elevado de realizaciones según los países, o lasregiones, en que se habla nuestra lengua; entre ellos, el palatal sonoro,articulado todavía en algunas zonas importantes como lateral [X: bótela],pero en la mayor parte de ellas como central [y: botéya], en otras comorehilado sonoro [z: botéza] y en creciente proporción como rehiladosordo [s: botésa], en otras como semivocal [i: boteia] y, finalmente, enotras como fonema cero [botéa]. Polimorfismo intenso, que tambiénafecta a otros fonemas, como / s / , / r / y / r r / , / x / y /f/, el primero delos cuales presenta, en México, más de 4O alófonos. Claro está que elpeligro de fragmentación idiomática no radica en la variedad de formas

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por sí misma,5 sino en su diferente y contrastante distribución geográfica,que es la razón que permite identificar fácilmente a un hispanohablantede la región rioplatense con sólo oírle decir [káze] o [káse], o a unchileno que diga [x'jénte] o [g'jéra], o a un yucateco que pronuncie[k'abáio] en vez de [kabáyo]. Igualmente distintivas son algunas de laspeculiares entonaciones que caracterizan al habla de las diversas regionesintegradoras del mundo lingüístico hispánico. Pero el sistema fonológicosigue siendo básicamente el mismo en todas partes. No creo, en efecto,que la conservación o eliminación de la oposición X/y en unas y otrasmodalidades hispanohablantes altere gravemente la unidad de la lengua.Tampoco el mantenimiento de la más relevante distinción 0/s frente ala solución seseante (o ceceante, como es el caso de algunos dialectosandaluces y aun centroamericanos) resquebraja peligrosamente el edificiofonológico hispánico ni obstaculiza seriamente la comunicación entre loshablantes distinguidores y los seseantes. Mucho más la obstaculizan lasdiferencias fonéticas peculiares de ciertos dialectos, como sucede, porejemplo, en el caso de los hablantes populares de Cuba frente a los delaltiplano mexicano, aunque todos ellos practican el seseo y el yeísmo,esto es, poseen un sistema fonológico común en su esencia.

Si amplias, frecuentes y llamativas son las divergencias léxicas yfonéticas del español hablado actualmente en cada país, leves, levísimasy limitadas son las diferencias morfológicas y sintácticas, así como hemosvisto que lo son las fonológicas.

En la morfología de nuestro idioma son pocas las diferencias notables,como bien había advertido Max Leopold Wagner. Mas algunas hay. Porejemplo, la diversa derivación nominal, en lo que al empleo de ciertossufijos se refiere (no en lo que a los sufijos mismos respecta); así, lo queen unos lugares es conferenciante o friolero, en otros es conferencista ofriolento respectivamente; lo que acá se llama "platillo volante," allá sedenomina "platillo volador"; quien en unos dialectos resulta ser talentosoen otros es talentudo; quienes aquí tienen manazas, allá sólo manotas, etc.La vitalidad de los sufijos varía de región en región, cada una de lascuales puede tener sus preferencias, como es el caso del morfemacorrespondiente al diminutivo: -ito aquí, -illo acá, -ico allá, -ín acullá, etc.En el español de Tejas, por su parte, el sufijo aumentativo empleadogeneralmente es -ote o -zote, y sólo son escasamente conocidos -ón, -zóny -azo, que en cambio son los más usados en otras regiones. Pero todosellos son conocidos en el español de cualquier país hispanohablante; lo

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que varía es —como sucede en la mayor parte de los hechos de había-la proporción de su empleo.

Otra diferencia de carácter morfológico es la que se refiere a la formapronominal de la segunda persona del plural, vosotros o ustedes, con lassecuelas que ello implica en otros paradigmas pronominales o verbales:vuestro frente a suyo o de ustedes, y cantáis frente a cantan.

No dispongo del tiempo necesario para rastrear otras divergenciasmorfológicas en las diversas hablas hispánicas —como el voseo, porejemplo—, pero creo posible sostener que su número es muy reducido,que la "ossatura morfológica" de la lengua española se mantienecompactamente homogénea.

Lo cual sucede asimismo en el caso de la sintaxis. Frente a los milesy miles de estructuras sintácticas propias del español general, lasdiferenciaciones dialectales son escasísimas. Sólo recuerdo una verdade-ramente profunda y grave, que es la que se refiere a un uso mexicano dela preposición hasta —y de la locución conjuntiva hasta que—, contraria ala norma hispánica general. Grave, por cuanto que llega a significar locontrario de lo que expresa en el español general: esto es, no el límitefinal de una acción durativa o reiterada —como en "Estudió hasta los doceaños solamente" o "Estuve enviándole libros hasta que se murió"—, sinoel límite inicial o el momento de realización de un acto puntual, como"El trabajó hasta los treinta años," por decir que a los 3O años comenzóa trabajar, es decir, lo que en español general sería "no trabajó hasta los3O años"; o "Lo ejecutan hasta el domingo próximo."6

Alteración paralela ha experimentado la preposición desde, pero talfenómeno no cambia el sentido de lo que con ella se expresa; la anomalíaradica, simplemente, en usarla en relación con verbos perfectivos ypuntuales: "Llegó desde el lunes."

Peculiar del español hablado en la Sierra ecuatoriana es la perífrasisverbal formada por "dar + gerundio" de sentido comúnmente exhortativo,en casos como "Dame abriendo la ventana," de origen quechua, segúnTose ano.7

Podría, sin duda, mencionarse otros casos de divergencia sintácticaentre unos y otros países hispanohablantes, pero su número quizá noexcedería mucho al de los dedos de las manos. Frente a ello, los miles ymiles de casos de absoluta coincidencia sintáctica en todas las regionesen que se habla español. Recordaré, para terminar, algunos ejemplosparticulares de hechos sintácticos que han sido ya estudiados panhispá-

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nicamente, es decir, atendiendo a las realizaciones propias de lasprincipales modalidades de nuestra lengua.

Yo mismo he tenido oportunidad de analizar la estructura sintácticade la cláusula en siete ciudades hispánicas —México, Caracas, Bogotá,Santiago de Chile, Buenos Aires, San Juan de Puerto Rico y Madrid—, yhe podido advertir la firme homogeneidad de esas siete hablas en lo quea la composición y al funcionamiento de los sintagmas mayores serefiere. De éstos son las oraciones gramaticales los que con mayorfrecuencia aparecen en el habla de todas las ciudades, en casi un 9O%,frente a frases y prooraciones, que sólo suman el 1O% restante. Estambién muy semejante en todas esas hablas la proporción de oracionessubordinadas frente a los complementos no oracionales ("Lo hallé dondelo había dejado" en alternancia con "Lo hallé sobre la mesa"). Y todas lasnormas lingüísticas urbanas coinciden básicamente en lo que respecta ala estructura oracional de la cláusula —en promedio—, así como en laestructura léxica de cláusulas y oraciones. Aquélla está constituida porun promedio de 3.3 oraciones gramaticales y por una media de 23unidades léxicas, y las oraciones, por un promedio de 7.2 palabras. Estambién la misma la frecuencia y distribución de oraciones regentes,paratácticas e hipotácticas en las hablas hispánicas: 3O%, 2O% y 5O%respectivamente. No me detengo a ofrecerles más precisiones porque eltiempo apremia y porque podrían encontrarlas en el trabajo a que hehecho alusión.8

Semejante homogeneidad sintáctica se observa en la más específica yparticular sintaxis de los relativos. La tesis doctoral de Sung Jae Lee Kim,presentada hace un año en la Universidad Nacional de México,9 revelacon precisión cuan uniforme es, también a este respecto, la lenguaespañola. Los relativos —pronombres o adverbios— usados en laactualidad son, naturalmente, los mismos, en todas partes; pero lointeresante es que la proporción de su uso, la vitalidad de cada uno deellos, es también la misma. Así, el relativo que es el más empleado pordoquier, y en una elevadísima proporción, que oscila en torno al 92% detodas las apariciones de relativos, en tanto que cuyo no llega siquiera alO.3%. Tras que, la forma más usual es donde (alrededor del 4% enpromedio), en tanto que cual sólo alcanza el 1.6%, y quien, el 1.1%.Cuando, como y cuanto no llegan siquiera al 1%.

Pero aún más notable me parece el hecho de que inclusive en loscasos de anomalías sintácticas, de desviaciones de la norma ideal de

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corrección, todas las hablas hispánicas coinciden entre sí. En todas ellases ya frecuente el fenómeno de la despronominalización del relativo queo, dicho de otra manera, el desdoblamiento pronominal, mediante el cualque queda reducido a desempeñar la función de simple nexo, en tantoque la referencia pronominal se pone a cargo de un pronombre: "Es unasolución que nadie la aceptará" o, en casos extremos, "Iba con suhermano, que él es ingeniero." Y ya es muy común en español decualquier país —casi normal, aunque no sea normativo— el desdoblamien-to de cuyo en que su: "Rico es alguien que sus ingresos superan los diezmillones."10

En síntesis, la diversidad del español contemporáneo pertenece a lossectores superficiales del sistema lingüístico —el léxico y el fonético—, entanto que los sectores fundamentales, nucleares —fonológico y sobre todoel morfosintáctico— mantienen una firme homogeneidad. La fórmula felizde Wagner —"varietá nell'unitá e unitá nella differenziazione"— podríacompletarse con la siguiente especificación: "variedad en lo superficial yunidad en lo nuclear." Felizmente para el futuro histórico de la lenguaespañola.

En esta sesión del Congreso de nuestra Asociación, dedicada aconmemorar los quinientos años de la Gramática de la lengua castellana deNebrija, se ha dado cabida —un tanto forzadamente— a estas páginasmías, muy alejadas del tema general. Aunque, si bien se mira, no estánellas tan desvinculadas de la obra de Nebrija como podría parecer.Campea en ellas la misma inquietud que impulsó al genial sevillano aescribir la Gramática: Justifica Nebrija su obra atendiendo a diversosobjetivos —enseñanza de la lengua a otros pueblos, camino para llegar alestudio del latín, etc.—, pero el principal, el básico, fue el de fijar lalengua codificándola en un arte —sujetándola a reglas y leyes— para que,al igual que la griega y la latina, pudiera mantenerse "en un tenor" através de los siglos, sin "corromperse" ni fragmentarse.11 Es el asunto —decapital importancia— a que yo he prestado modestamente atención en laspáginas anteriores.

Notas

1 Lingua e dialetti dell'America spagnola (Firenze: Le Lingue Estere, 1949) 147. Laidea ha sido frecuentemente repetida, en cuanto aceptada.

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2 Juan M. Lope Blanch et al., Atlas Lingüístico de México, vol. I (México: ElColegio de México, 199O). (Los mapas de contenido léxico aparecerán en losvolúmenes V y VI de este ALMex).

3 El primero de estos vocablos procede el maya t'up, y se usa normalmente enYucatán; chuto tiene también origen maya: éut; el lexema eos es de origen muydudoso, que no viene al caso discutir aquí; socoyote, que es la designaciónmás usual en el español de México, en detrimento de benjamín, procede delnah. Sokoyotl, de igual significado; la variante coyote es el resultado de unaconfusión con kóyotl, nombre del cánido americano; de origen también muydudoso es la voz choco o Soco, aunque no falta quien la relacione con el nah.íókok 'ácido', o la derive —por aféresis— de cacchoca 'india;' de indudableorigen nahua son chípil o chipi (<tzípitl 'gritón, llorón') y chilpayate (nah. chil-páyatl 'niño de corta edad'); finalmente chunco, usual en Oaxaca, procede delzapoteco Sunku. (Cf. mi libro de Investigaciones sobre dialectología mexicana

[México: UNAM, 1979] 63-66).

4 "Léxico relacionado con el automóvil en Hispanoamérica y en España,"Anuario de Letras 2O (1982): 115-144 (en especial 117 y 118).

5 Puesto que, si fueran usuales o conocidas en todas partes, no representaríanpeligro alguno de fragmentación dialectal.

6 De ello me he ocupado detenidamente en un artículo de "Precisiones sobreel uso mexicano de la preposición hasta," Anuario de Lingüística Hispánica 4(199O): 293-321.

7 Cf. "apamushpa cuy, literalmente trayendo da": Humberto Toscano Mateus, Elespañol en el Ecuador (Madrid, 1953) 284-285.

8 "La estructura de la cláusula en el español americano," ponencia XX Congresode Filología Románica, Zürich (6-11 abril de 1991), y cuyas actas no tardaránmucho en aparecer. Otros pormenores encontrarán en mi libro sobre Análisisgramatical del discurso (México: UNAM, 1987) 137-163.

9 Sintaxis de los relativos en el habla culta de seis ciudades hispánicas.10 Cf. Lee Kim 114. Yo me había ocupado del asunto en dos artículos que han

aparecido ahora reunidos en mi libro de Estudios de lingüística española(México: UNAM, 1988) 119-143.

11 "I porque mi pensamiento i gana siempre fue engrandecer las cosas denuestra nación ... acordé ante todas las otras cosas reduzir en artificio estenuestro lenguaje castellano, para que lo que agora i de aqui adelante en él seescriviere pueda quedar en un tenor, i estenderse en toda la duración de lostiempos que están por venir, como vemos que se a hecho en la lengua griegai latina, las cuales, por aver estado debaxo de arte, aunque sobre ellas anpassado muchos siglos, toda via quedan en una uniformidad" (Nebrija,Prólogo, Gramática de la lengua castellana, ed. Pascual Galindo Romeo y LuisOrtiz Muñoz [Madrid, 1946] 9).