relatos salvajes... "te queremos bombita" (oja x oja 2015-03-02)

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14 Arequipa Lunes, 2 de Marzo de 2015 M e declaro cóm- plice. Soy par- ticipe de todas esas emociones que pro- voca el encanto visual y narrativo del tercer largometraje del argen- tino Damián Szifron: “Relatos salvajes”. Un aparte, anteriormente, del director sólo tuve la oportunidad de ver “Tiempo de valientes”, metraje del 2005, una versión muy argenti- na de esas parejas de clásicos justicieros que forman parte del imagi- nario del cine norteame- ricano; con un guion correcto, en su segunda película, Szifron fabu- laba sobre la gestación, integridad y confirma- ción de la amistad de un detective de policía (caí- do en depresión por la cornamenta que le dejó su ex mujer) y su psi- coanalista (quien termi- na deprimido después de pasar por un cuadro análogo al de su cliente), la lucha contra el mal es el acicate para que se despliegue esta extraña cinta de acción, cargada de un corrosivo humor negro que también ten- drá un mejor lugar en “Relatos Salvajes”. Y es que algunas obras maestras invitan a la com- plicidad, a ese silencioso acuerdo donde nuestro asentimiento es invisible pero muy notorio. Hay una cercanía con cada uno de los personajes pi- loto de estas seis historias. Cualquiera de ellas podría funcionar como un magis- tral cortometraje, pero en conjunto todas aportan a esa unidad propia de un largometraje bien ensam- Por: Omar Suri ALGUNAS OBRAS MAESTRAS INVITAN A LA COMPLICIDAD, ESTAS HISTORIAS PROVOCAN EL ABRAZO muerte de una gestante. El padre, la madre, el abo- gado, el fiscal y el guar- dián de la mansión llegan a acuerdos nada éticos, donde el monto varía de acuerdo a los intereses de cada quien (la caricatura del abogado buitre es no- table). La fatalidad tampo- co se ha desentendido de esta historia, ésta asoma con la contundencia de una comba sobre la cabe- za del que se echa la culpa. Y finalmente, el que a mi parecer es el menor de todos estos relatos, “Hasta que la muerte nos separe”. Un retrato de los porme- nores de la boda, con tin- tura judía, de tantas Romi- nas y Ariels. La ceremonia es un despliegue clásico de derroche y festividad, hasta que la presencia de la otra se hace notar por el timbrado al número del “profesor de guitarra” des- de el celular del marido. La intuición de la novia enca- ja en la verdad que confie- sa el novio mientras bailan y la violencia se despliega en reproches, infidelidad inmediata, heridas, cruel- dad en vivo y un estúpido reconcilie. Szifron se ha apoyado en las magistrales actua- blado, reforzando el tema y la final significancia. La cinta arranca con “Pasternak”, quien es el oculto gestor de un fatal encuentro de todos aque- llos que le hicieron mal, que lo trataron mal o que simplemente no lo trata- ron cómo él quería que lo traten. Ni sus padres se salvan de su implacable plan. Un buen inicio que nos lleva a preguntarnos qué más viene, ¿podrá sorprendernos más? “Las Ratas”, una historia en las afueras de la ciudad, esos lugares olvidados y solitarios donde hay un restaurante de paso por la carretera, allí la moza recibe, e identifica, al úni- co cliente de la noche llu- viosa: Rafael Cuenca, un maleducado y abusivo mafioso por el que tuvo que huir de su pueblo. La solidaridad de la decidida cocinera se hace notar en su espolvoreado mortal sobre las papas fritas que pide el candidato a inten- dente, que formará parte de «los hijos de puta que gobiernan el mundo». “El más fuerte” es una historia de carreta donde el encuentro de dos anta- gónicos sociales es casual pero fatal (las distancias están enfatizadas desde el modelo y marca de sus respectivos autos hasta sus vestimentas). Bastó sólo un insulto para que se desate la más elemen- tal violencia que termina con una explosión, un fra- me macabro y una broma de no tan mal gusto. “Bombita”, sin dismi- nuir a las demás, es mi pre- ferida. Simón no sólo es un ciudadano promedio, también es un diligente ingeniero especialista en explosivos. Él no sólo lleva a cuestas el stress citadino del día a día, de las colas, del tráfico y el no llegar a tiempo para los compro- misos de la familia, sino que tiene que vérselas con una implacable grúa que se ha ensañado en levantarle su Chevrolet azul por estar al lado de un cordón de no estacio- nar que pareciera estar despintado adrede. Quién no quiere ser Bombita en situaciones cuando la es- tridencia del fastidio y las leyes en contra se hacen insoportables; titilan los leds a la espera del deto- nador y saltan por los re- des sociales solidarios has- htags «es la cuarta vez que me llevan el auto!!! #ayu- damebombita» «porfavor #bombita: Ahora volá la AFIP» (AFIP es el símil re- caudador de impuestos como nuestra bienaven- turada SUNAT), se van sucediendo las cosas y la inconformidad tras ven- tanilla de otra indignada afectada por la grúa suena a estridente premonición: «…hasta que no pase una tragedia no van a parar us- tedes». Bombita, eres un personaje entrañable. “La propuesta” dela- ta los entretelones para dejar libre de culpa al hijo de un millonario que ha atropellado en estado de ebriedad, y causado la RELATOS SALVAJES ciones de Ricardo Darín (Bombita), Óscar Martínez (Mauricio, padre del que provocó el accidente en “La Propuesta”), Leonar- do Sbaraglia (conductor del Audi del año en “El más fuerte”), Érica Rivas (la novia en “Hasta que la muerte nos separe”), Rita Cortese (la cocinera del restaurante de la solitaria carretera), Julieta Zylber- berg (la anónima moza del mencionado restau- rante) y Darío Grandinetti (palurdo e insensible crí- tico musical). El desplie- gue técnico es soberbio (al menos en “El más fuerte”) pero por sobre todo ese manejo de los detalles que anuncian lo inevitable (cuchillo mar- ca “León” cuando se están trozando las papas, placa de auto movida con ras- tros de sangre, leds inter- mitentes en el capot del auto, inadvertido paso de Pasternak entre las mi- radas de la ex novia y el estúpido crítico, etc.). “Relatos Salvajes” es un aporte más a la cine- matografía de nuestro continente. Cada vez es más certera la consolida- ción del cine argentino, con un mayor apunte al mercado internacional pero con una identidad insobornable. Szifron ha vuelto a sorprender, más allá de la nominación al Oscar, el director argen- tino es un gran tejedor de historias, estos retales salvajísimos poco tienen que ver con reflejar la realidad social, ofrecen más bien un mosaico de esa naturaleza humana, muchas veces bestial, en la que todos estamos in- volucrados. Como rezan las líneas del guion de la maestra de infancia, del frío Gabriel Pasternak: «aquí hay una conexión cósmica», entre la pro- puesta moral, nosotros y cada una de estas his- torias.

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Me declaro cómplice. Soy participe de todas esas emociones que provoca el encanto visual y narrativo del tercer largometraje del argentino Damián Szifrón: “Relatos salvajes”. Un aparte, anteriormente, del director sólo tuve la oportunidad de ver “Tiempo de valientes”, metraje del 2005, una versión muy argentina de esas parejas de clásicos justicieros que forman parte del imaginario del cine norteamericano; con un guion correcto, en su segunda película, Szifrón fabulaba sobre la gestación, integridad y confirmación de la amistad de un detective de policía (caído en depresión por la cornamenta que le dejó su ex mujer) y su psicoanalista (quien termina deprimido después de pasar por un cuadro análogo al de su cliente), la lucha contra el mal es el acicate para que se despliegue esta extraña cinta de acción, cargada de un corrosivo humor negro que también tendrá un mejor lugar en “Relatos Salvajes”.

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Me declaro cóm- plice. Soy par- ticipe de todas
esas emociones que pro- voca el encanto visual y narrativo del tercer largometraje del argen- tino Damián Szifron: “Relatos salvajes”. Un aparte, anteriormente, del director sólo tuve la oportunidad de ver “Tiempo de valientes”, metraje del 2005, una versión muy argenti- na de esas parejas de clásicos justicieros que forman parte del imagi- nario del cine norteame- ricano; con un guion correcto, en su segunda película, Szifron fabu- laba sobre la gestación, integridad y confirma- ción de la amistad de un detective de policía (caí- do en depresión por la cornamenta que le dejó su ex mujer) y su psi- coanalista (quien termi- na deprimido después de pasar por un cuadro análogo al de su cliente), la lucha contra el mal es el acicate para que se despliegue esta extraña cinta de acción, cargada de un corrosivo humor negro que también ten- drá un mejor lugar en “Relatos Salvajes”.
Y es que algunas obras maestras invitan a la com- plicidad, a ese silencioso acuerdo donde nuestro asentimiento es invisible pero muy notorio. Hay una cercanía con cada uno de los personajes pi- loto de estas seis historias. Cualquiera de ellas podría funcionar como un magis- tral cortometraje, pero en conjunto todas aportan a esa unidad propia de un largometraje bien ensam-
Por: Omar Suri
ALGUNAS OBRAS MAESTRAS INVITAN A LA COMPLICIDAD, ESTAS HISTORIAS PROVOCAN EL ABRAZO muerte de una gestante. El padre, la madre, el abo- gado, el fiscal y el guar- dián de la mansión llegan a acuerdos nada éticos, donde el monto varía de acuerdo a los intereses de cada quien (la caricatura del abogado buitre es no- table). La fatalidad tampo- co se ha desentendido de esta historia, ésta asoma con la contundencia de una comba sobre la cabe- za del que se echa la culpa.
Y finalmente, el que a mi parecer es el menor de todos estos relatos, “Hasta que la muerte nos separe”. Un retrato de los porme- nores de la boda, con tin- tura judía, de tantas Romi- nas y Ariels. La ceremonia es un despliegue clásico de derroche y festividad, hasta que la presencia de la otra se hace notar por el timbrado al número del “profesor de guitarra” des- de el celular del marido. La intuición de la novia enca- ja en la verdad que confie- sa el novio mientras bailan y la violencia se despliega en reproches, infidelidad inmediata, heridas, cruel- dad en vivo y un estúpido reconcilie.
Szifron se ha apoyado en las magistrales actua-
blado, reforzando el tema y la final significancia.
La cinta arranca con “Pasternak”, quien es el oculto gestor de un fatal encuentro de todos aque- llos que le hicieron mal, que lo trataron mal o que simplemente no lo trata- ron cómo él quería que lo traten. Ni sus padres se salvan de su implacable plan. Un buen inicio que nos lleva a preguntarnos qué más viene, ¿podrá sorprendernos más?
“Las Ratas”, una historia en las afueras de la ciudad, esos lugares olvidados y solitarios donde hay un restaurante de paso por la carretera, allí la moza recibe, e identifica, al úni- co cliente de la noche llu- viosa: Rafael Cuenca, un maleducado y abusivo mafioso por el que tuvo que huir de su pueblo. La solidaridad de la decidida cocinera se hace notar en su espolvoreado mortal sobre las papas fritas que pide el candidato a inten- dente, que formará parte
de «los hijos de puta que gobiernan el mundo».
“El más fuerte” es una historia de carreta donde el encuentro de dos anta- gónicos sociales es casual pero fatal (las distancias están enfatizadas desde el modelo y marca de sus respectivos autos hasta sus vestimentas). Bastó sólo un insulto para que se desate la más elemen- tal violencia que termina con una explosión, un fra- me macabro y una broma de no tan mal gusto.
“Bombita”, sin dismi- nuir a las demás, es mi pre- ferida. Simón no sólo es un ciudadano promedio, también es un diligente ingeniero especialista en explosivos. Él no sólo lleva a cuestas el stress citadino del día a día, de las colas, del tráfico y el no llegar a tiempo para los compro- misos de la familia, sino que tiene que vérselas con una implacable grúa que se ha ensañado en levantarle su Chevrolet azul por estar al lado de
un cordón de no estacio- nar que pareciera estar despintado adrede. Quién no quiere ser Bombita en situaciones cuando la es- tridencia del fastidio y las leyes en contra se hacen insoportables; titilan los leds a la espera del deto- nador y saltan por los re- des sociales solidarios has- htags «es la cuarta vez que me llevan el auto!!! #ayu- damebombita» «porfavor #bombita: Ahora volá la AFIP» (AFIP es el símil re- caudador de impuestos como nuestra bienaven- turada SUNAT), se van sucediendo las cosas y la inconformidad tras ven- tanilla de otra indignada afectada por la grúa suena a estridente premonición: «…hasta que no pase una tragedia no van a parar us- tedes». Bombita, eres un personaje entrañable.
“La propuesta” dela- ta los entretelones para dejar libre de culpa al hijo de un millonario que ha atropellado en estado de ebriedad, y causado la
RELATOS SALVAJES ciones de Ricardo Darín (Bombita), Óscar Martínez (Mauricio, padre del que provocó el accidente en “La Propuesta”), Leonar- do Sbaraglia (conductor del Audi del año en “El más fuerte”), Érica Rivas (la novia en “Hasta que la muerte nos separe”), Rita Cortese (la cocinera del restaurante de la solitaria carretera), Julieta Zylber- berg (la anónima moza del mencionado restau- rante) y Darío Grandinetti (palurdo e insensible crí- tico musical). El desplie- gue técnico es soberbio (al menos en “El más fuerte”) pero por sobre todo ese manejo de los detalles que anuncian lo inevitable (cuchillo mar- ca “León” cuando se están trozando las papas, placa de auto movida con ras- tros de sangre, leds inter- mitentes en el capot del auto, inadvertido paso de Pasternak entre las mi- radas de la ex novia y el estúpido crítico, etc.).