reflexiones sobre la codicia capitalista

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    REFLEXIONES SOCIOANALTICASSOBRE LA CODICIA CAPITALISTA

    SOCIOANALYTICAL REFLECTIONS ON CAPITALIST GREED

    BURKARD S IEVERSUniversidad de Wuppertal Bergische, Wuppertal, Alemania

    [email protected]

    Recibido: 06-08-2012. Aceptado: 11-12-2012.

    Resumen: Nos imaginamos a los economistas tomando en cuenta a la codiciainconsciente? Al parecer esta pregunta, formulada por Donald W. Winnicott y suscolegas hace ya veinte aos, ha mantenido su relevancia hasta el da de hoy. Mientraslos economistas todava enfatizan el inters personal como una fuerza impulsora yraramente discuten el impacto de la codicia, hoy el socio-anlisis est cada vez ms

    interesado en ese asunto. Tomando como punto de partida los primeros trabajos deMelanie Klein sobre la codicia, sugiero la nocin de codicia capitalista e intentoelaborar algunas de las dinmicas inconscientes en la esfera de la economa y las fi-nanzas. En mi opinin, la codicia es el resultado de una dinmica psictica que inhibeel pensamiento y limita la realidad a lo que es soportable y deseado. La codicia no esun fenmeno que haya comenzado con el inicio del capitalismo, como tampoco escausa determinante de la actual crisis; es inherente al capitalismo y la crisis lo hizo msevidente. Subsiguientemente, plantear cmo la competicin es a menudo alimentadapor la codicia excesiva que busca daar o aniquilar a los competidores, siendo fuente decorrupcin y fraude. La mera bsqueda de la maximizacin de utilidades, estimuladay legitimada durante casi medio siglo por la disciplina econmica, ha tenido un granimpacto sobre la prevalencia de la codicia en nuestra economa contempornea, y enparticular, en la industria de los servicios financieros. Al concluir, presentar algunasreflexiones acerca de cmo puede mantenerse el raciocinio en un mundo que se havuelto loco por la codicia.

    Palabras clave: Codicia capitalista, competicin, corrupcin, regeneracin, socio-anlisis.

    Abstract: Do we not see economists leaving out of account unconscious greed? It

    seems that this question, which Donald W. Winnicott and his colleagues asked some25 years ago, has not lost relevance today. While economists still broadly emphasizeself-interest as a driving force and rarely discuss the impact of greed, socio-analysts are

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    increasingly interested in it. Taking Melanie Kleins earlier work on greed as a starting-point, I offer the notion of capitalist greed and the attempt to elaborate some of theunconscious dynamics in the capitalist realm of economy and finance. I see greed as

    a psychotic dynamic that inhibits thinking, and limits reality to what is bearable anddesired. Greed is neither a phenomenon that began with the onset of capitalism northe decisive cause of the current crisis, but it is inherent in the former and becamemost apparent in the latter. Subsequently, I will elaborate how competition is oftenfueled by excessive greed that seeks to damage or even annihilate competitors, and isthe source of corruption and fraud. e mere pursuit of maximizing profit, fosteredand legitimized by economics for almost half a century, has had a major impact on theprevalence of greed in our contemporary economy and the financial service industryin particular. In concluding, I will offer some thoughts on how the psychotic dynamicinherent in capitalist greed and the psychotic thinking concomitant with it could bebrought more into balance with non-psychotic thinking, i.e. how regeneration can be

    considered in a world gone mad with greed.

    Keywords: Capitalist greed, competition, corruption, regeneration, socio-analysis.

    Introduccin

    Nos imaginamos a los economistas tomando en cuenta a lacodicia inconsciente?(Winnicott, Winnicott, Shepherd, y Davis, 1984, p. 113)

    La literatura en economa no titubea en rendir honores alinters personal, sin embargo raramente discute la codicia.

    (Wang y Murnighan, 2009, p. 5)

    Detrs de la realidad virtual de los fondos de cobertura y losbancos de inversin est la verdadera realidad de la soberbia,del parasitismo, de la corrupcin y de la codicia.

    (Hoggett, 2010, p. 6)

    En este trabajo intentar elaborar una perspectiva socio-analtica sobre lacodicia capitalista y su impacto sobre la competicin y la corrupcin. Mis

    pensamientos se guiarn por la hiptesis de trabajo de que el entendimien-to prevalente de la codicia como un (carcter) rasgo individual de (altos)ejecutivos y de otros actores en el mundo de las finanzas es insuficiente yengaoso. La codicia, en el contexto de la disciplina econmica, el mundode los negocios, y en las crisis financieras, en particular, debe ser concep-tualizada desde una perspectiva sistmica, que tome en cuenta lo irracional,lo social y los fenmenos inconscientes. Al concluir, presentar algunosplanteamientos sobre cmo la dinmica psictica inherente a la codiciacapitalista, y el concomitante pensamiento psictico, podra tener un mayor

    equilibrio con el pensamiento no psictico.

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    Qu es el socio-anlisis?

    El socio-anlisis es una disciplina de las ciencias sociales que se encuentraactualmente en estado de desarrollo. En lo ms inmediato, est asociadocon la aplicacin de los insights que vienen de la investigacin psicoanalticaclnica. Sin embargo, el socio-anlisis enfatiza el estudio de lo social, estoes, el estudio de los fenmenos y dinmicas sociales, culturales y polticas.Usando conceptos y teoras clnicas del psicoanlisis, apunta a desarrollarconceptos y teoras, instrumentos especficos de observacin, de investi-gacin, y a formular hiptesis que contribuyan a una comprensin msprofunda del tejido social de organizaciones y de la sociedad.

    En comparacin con la perspectiva de la psicodinmica organizacional,que considera las organizaciones y/o grupos como sistemas, el socio-anlisispercibe a estas entidades como insertas en un ambiente social, cultural y glo-bal. El socio-anlisis considera asuntos tales como la economa, la industriafinanciera, el mercado, la poltica, y la sociedad en general.

    El socio-anlisis se encuentra en la confluencia de algunas disciplinas,teoras y enfoques relativas al aprendizaje experiencial: psicoanlisis, re-laciones de grupos, sistemas sociales, sueos sociales, y comportamientoorganizacional (Bain, 1999). Aunque enraizado en el psicoanlisis, el socio-

    anlisis apunta a ir ms all dela focalizacin tradicional en el individuo ysu estrecho marco de relaciones objetales. En cierto sentido, el socio-anlisisagrega una dimensin adicional a la afirmacin de Freud de que el ego noes amo en su propia casa, en cuanto invierte la relacin entre amo y casa.Usando el marco metafrico de Freud, puede afirmarse que el socio-anlisisconsidera al amo ms como un morador que arrienda la casa, cuyo dueoes ya sea el propietario o un banco.

    El foco primario del socio-anlisis es el impacto de lo social sobre losindividuos y sus mundos internos. Esto es evidente, por ejemplo, en la hip-

    tesis que el pensamiento (y conducta) de personas en roles organizacionalesy en otros sistemas sociales es entendido como socialmente inducido porel sistema y/o su ambiente, influyndoles para que reaccionen, de maneraneurtica, psictica o perversa, lo cual acontece con ms intensidad de lo quepodra ocurrir en otros contextos sistmicos (Lawrence, 1998; ver tambinSievers y Long, 2012, pp. 4-6).

    Hacia un socio-anlisis de la codicia

    Cada vez hay ms indicaciones respecto de que el origen y curso de la ac-

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    tual crisis financiera no es exclusivamente, y ni siquiera primariamente, unasunto de ingeniera financiera, de instrumentos de inversin, o de teoraseconmicas sino que su origen es esencialmente psicolgico (Shiller, 2008,p. 24). Sin embargo, en general y salvo pocas excepciones, el reconocimien-to explcito de las dimensiones inconscientes subyacentes que fomentaronesta crisis, est ausente (e.g. Fiore, 2010; Hirschorn, 2012; Morante, 2010;Morgan-Jones, 2012; Sievers, 2012; Stein, 2011; Tuckett, 2009). La crisisactual ofrece amplias evidencias que la competicin destructiva, la corrup-cin, y la codicia no son fenmenos nicos ni exclusivamente econmicos,sino que estn inexorablemente enlazados y significativamente influidos pordinmicas y pensamientos sociales inconscientes.

    El socio-anlisis puede hacer un aporte no menor: una perspectiva sobrela crisis actual que mire ms all de las acciones de bancos especficos ode ejecutivos y sus culpas, corrupcin o codicia personales. Como Stiglitz(2010), p. 151) seala: Los banqueros (en su mayor parte) no nacen msavaros que el resto de la gente; el impacto de la codicia individual en lacrisis financiera es as un mito (Hansen and Movahedi, 2010). En formasimilar, Zizek (2011a, p. 72) afirm recientemente: El problema no esque los banqueros se comporten mal, es el sistema el que los fuerza a actuarincorrectamente.

    Contrario al supuesto frecuentemente expresado de que la codicia esya sea un engendro del capitalismo o ha sido la principal causa de la crisisfinanciera, de hecho tiene una larga historia, cuyas races pueden encontrarseen la antigua Atenas. Esa historia demuestra que la codicia es un fenmenoubicuo, cuyos significados refieren tanto al individuo como a lo social.

    En el psicoanlisis la codicia est generalmente restringida a lo indi-vidual, enfatizando su origen en la infancia (e.g. Sigmund Freud, ErichFromm, Melanie Klein, Heinz Kohut, Donald W. Winnicott). Este focoindividual es til para conceptualizar la codicia en las organizaciones y en el

    mundo de la economa y las finanzas. A pesar de las objeciones de algunospsicoanalistas (e.g., Wachtel, 2003, p. 105), a m me parece que, desde laperspectiva socio-analtica elegida aqu, los primeros trabajos de MelanieKlein (1931/1975, 1937/1975, 1957) son sumamente tiles para entenderla codicia a nivel social.

    Segn Klein, la codicia en el infante est basada en una introyeccin agre-siva y est relacionada con formas primitivas de deseo que buscan incorporarobjetos al self. La incorporacin violenta lleva a la fantasa de destruccindel objeto. De ese modo, el objeto se convierte en algo sin valor, o bien,

    puede transformarse en persecutorio y castigador, amenazando al sujeto.

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    En el desarrollo psicolgico temprano del infante predomina la posicinesquizo-paranoide, estado de ansiedad paranoide que considera la escisinde lo bueno y lo malo (Klein, 1946/1952; cf. Hinshelwood, 2005). Laincorporacin y dominancia de los objetos malos crea un hambre de ob-jetos buenos. En la medida que esa hambre no puede ser satisfecha debidoa la fantasa que los objetos buenos sern aniquilados por la introyeccindestructiva (Klein, 1957, p. 181) y se volvern en malos, el hambre sevuelve insaciable, y surge el intento desesperado de llenar el vaco interno(codicia). En la medida en que la codicia es concomitante con el aniqui-lamiento de los objetos buenos incorporados, no puede proporcionarsatisfaccin, lo que reafirma la fantasa de una prdida insuperable; una

    prdida que al no ser reconocida ni permitir el duelo alimenta el deseosin fin de incorporar objetos buenos dentro del self (Akhtar, 2009, p. 125;Auchter and Strauss, 1999; Hinshelwood, 1989, p. 313; cf. Levine, 2010,pp. 50-61; Long, 2008, pp. 68-87, 2012).

    En el caso extremo, cuando la codicia se convierte en una especie de fre-nes, el sujeto codicioso es atrapado en un crculo vicioso en que la prdidade los objetos buenos incorporados estimula an mayor codicia. En talescasos, no es sorprendente que la codicia en s llegue a ser el objeto buenoltimo, vale decir, la codicia es buena como es personificada, por ejemplo,

    por Gordon Gekko, la figura central en el filme Wall Streetde 1987. En lamedida que la persona codiciosa sea capaz de ocultar a otros que los objetos oriquezas que l/ella ha acumulado son realmente carentes de valor, la envidiade los otros puede servir como un sustituto perverso para la autoestima yalimentar el orgullo propio (cf. Long, 2008, pp. 44-67).

    Usando la nocin de codicia de Klein, la que aqu slo puede ser bosque-jada, el socio-anlisis explora el significado e impacto social de la codicia enla esfera de las finanzas y de la economa capitalista. La codicia es la ilusinpredominante que compensa el vaco y la falta de sentido que una sociedad

    orientada al mercado promete llenar (Nikelly, 2006, p. 68). Este puedeser el caso especialmente en la industria de servicios financieros en general.

    Estoy considerando el concepto de introyeccindestructiva de Klein(1957, p. 181), que implica la aniquilacin del objeto bueno por parte dela codicia, y al aplicar este proceso a las organizaciones, utilizo el trminode incorporacindestructiva. Prefiero el trmino incorporacin porqueexpresa una doble intencin: mientras en contextos econmicos el objetointroyectado es principalmente otra corporacin, o una parte de ella, el con-cepto tambin refiere a la distincin entre introyeccin e incorporacin segn

    lo sugerido por Mara Torok (1968). Como Sdat (2005) lo seala, Torok

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    distingua la introyeccin, como un proceso que permite que el ego se en-riquezca con los rasgos instintivos del objeto-placer, de la incorporacin, quetoma el carcter de mecanismo fantasmagrico que posiciona secretamente

    al objeto sancionado o prohibido, dentro del self. Instalado en el lugar delobjeto perdido, el objeto incorporado contina recordando que se tuvouna prdida: los deseos sofocados por la represin (Torok, 1968, p. 114).

    Desde el punto de vista socio-analtico, la codicia puede as ser con-ceptualizada como una dinmica inconsciente en una organizacin o encualquier otro sistema social que sea energizado por el deseo, si no por elimpulso, de incorporar agresivamente objetos buenos desde su ambientepara llenar su vaco interno, para mejorar su imagen, reputacin, poder, y

    posicin en el mercado respecto de sus consumidores, y/o competidores,o, a lo menos, provocar envidia. Debido al alto nivel de agresin inheren-te a este proceso, el objeto bueno pierde su valor y es destruido, y enltimo trmino es convertido en un objeto malo. Cuando el objetoincorporado ya sea un valor accionario del mercado, un competidor, odinero no llena el vaco interno, el hambre por nuevos objetos buenosse intensifica, para as finalmente cumplir con el deseo de ser amado porlos otros. En este sentido, la codicia extrema se torna frenes social, en untipo de movilidad perpetua, y en una obsesin, ya que la codicia nunca se

    puede satisfacer. En la medida en que la codicia agresiva predomina en elpensamiento en una organizacin, no resulta sorprendente que muchosde los ejecutivos e individuos en rol sean llevados a movilizar sus valenciaspersonales de codicia, en mucho mayor medida de lo que ocurrira en otrosroles y en otros contextos sistmicos; el pensamiento predominante en laorganizacin valora la codicia.

    Codicia capitalista, competicin y corrupcin

    Mi intento de entender la codicia capitalista desde un punto de vista socio-analtico est basado en la nocin de la organizacin psictica (Sievers,1999, 2006). Con este concepto, refiero a esa parte de una organizacindominada por defensas contra las ansiedades de persecucin, castigo y ani-quilacin. La movilizacin de estas defensas lleva a disminuir la capacidadde pensamiento, lo cual en s mismo es una expresin de los mecanismosde defensas tpicos de la posicin psictica, vale decir, negacin, escisin,

    formas excesivas de proyeccin e introyeccin, identificacin, rigidez ycontrol, omnipotencia, agresin, destructividad, y sadismo. En la medida

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    que la parte psictica de una organizacin predomina sobre las partes no-psicticas, el pensamiento psictico defiende contra las amenazas y persecu-ciones percibidas desde los sistemas en el mundo externo que la organizacinmisma desea dominar, controlar o an aniquilar (cf. Lawrence, 2000, pp.4-5). Como la mente psictica aniquila no slo la experiencia frustrantesino tambin la capacidad de tener experiencias (Godwin, 1991, p. 651),no deja espacio para la experiencia de culpa, el deseo de amor, el duelo o lareparacin. Cuando el mundo externo es reducido a un objeto persecutoriopor las ansiedades psicticas y los respectivos mecanismos de defensas, ladestructividad inherente a la organizacin a menudo es ocultada detrs dela mscara de salud (Hinshelwood, 1989, p. 385).

    El pensamiento psictico en las organizaciones fomenta la creencia que elcapitalismo y las fuerzas de mercado han hecho que sus ejecutivos piensenque el nico propsito de sus instituciones es el de producir o ahorrar dinero(Lawrence, 1998, p. 68). Una consecuencia de esa creencia especialmenterelacionada con el ideal de maximizar las utilidades es la corrupcin delproceso mediante el cual la corporacin sustituye el desempeo del trabajo-orientado-a-tareas por la acumulacin de riqueza.

    Codicia capitalista

    Desde una perspectiva socio-analtica, la codicia corporativa puede, porejemplo, ser vista como inducida por la demanda siempre creciente de los ac-cionistas por utilidades. Mientras a primera vista la codicia corporativa puedeinstalarse en un sub-sistema organizacional (por ej., en el departamento deinversiones de un banco), a la larga puede enceguecer a la empresa entera,haciendo que otros departamentos y que las personas en roles se vuelvansus cmplices. La Codicia Perversa alimenta una dinmica psictica en

    la cual la realidad y la razn son distorsionadas convirtindolas en mediospara servir exclusivamente el fin de obtener ganancias y utilidades. En laindustria de servicios financieros, la codicia corporativa perversa no sloencuentra su expresin, por ejemplo, en bonos exorbitantes para los (altos)ejecutivos, sino que socava la gestin de riesgos, nutre una mentalidad decasino, y estimula el desarrollo de instrumentos financieros innovadoresque ni el vendedor ni el comprador entiende (cf. Tett, 2009).

    David Levine (2010, p. 58) enfatiza que la corporacin en s misma noes la fuente primaria de codicia, sino ms bien la forma en que la sociedad

    hace de la codicia una meta legtima, una que no solamente est autorizada

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    sino que investida con valor moral. La codicia es buena, ya no es percibidacomo rasgo perverso o la extravagancia de ciertos personajes o corporaciones,sino que se muestra como ampliamente legitimada como una fortaleza demercado, si bien no como virtud. Esta perversin hace de la codicia unaresponsabilidad fiduciaria de modo que al trabajar en tal empresa comoejecutivo, dueo o empleado, permite que nos identifiquemos con las partescodiciosas de nosotros mismos sin que tengamos ninguna de la culpa quepodra normalmente estar asociada al hacerlo (ibd.).

    Al buscar la maximizacin de utilidades como fin primario, si no ex-clusivo, la corporacin induce intereses narcisistas en las personas en rolespara obtener tanto dinero como sea posible. A medida que el dinero y

    la codicia son reificados en la corporacin, los empleados son reificadoscomo generadores de dinero. Por lo tanto, otras realidades de la corpora-cin principalmente la social pierden relevancia o son descuidadas, si nototalmente denegadas. En cambio, la corporacin llega a ser un-sistemasocial dominado por el narcisismo individual y colectivo (Lawrence, 2003),el cual, como fue enfticamente sealado por Milton Friedman (1962, p.133) hace medio siglo, no tiene otra responsabilidad que usar sus recursosy ocuparlos en actividades diseadas para aumentar sus utilidades. Laspersonas en roles bajo el capitalismo corporativo, son estimulados a buscar

    utilidades, a pesar del bien pblico (Rowland, 2005, p. 201f).Durante la crisis ms reciente, como en la mayora de las anteriores,(e.g. Kirsner, 1990, cf. 2012; Stein, 2011; Tuckett and Taffler, 2008) elpensamiento en las instituciones financieras y en los mercados fue am-pliamente energizado por defensas manacas. La defensa manaca es unadinmica psictica, que, como Winnicott (1935/1957, p. 132) afirma,encarna manipulacin o control omnipotente y devaluacin despectiva.Entre otras cosas, la defensa manaca es caracterizada por la negacin dela realidad interna, un escape a la realidad externa desde la realidad interna,

    ... negacin de la sensacin de depresin por sensaciones especficamenteopuestas. Rycroff (1995, p. 98) agrega un aspecto adicional a la defensamanaca, que es especialmente relevante en relacin al dinero, vale decir, latendencia hacia la identificacin con objetos de los cuales se puede pedirprestado un sentido de poder.

    La defensa manaca en contra de lo que bajo condiciones normaleshabra consistido en tener al menos algn conocimiento e insight sobre lasreglas del juego financiero, por ejemplo, impidi que los compradores decasas, los proveedores de prstamos inmobiliarios, inversores bancarios y

    agencias clasificadoras, por igual, enfrentaran los riesgos excesivos en que sebasaban sus pensamientos y transacciones. La decisin de tomar ese riesgo

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    excesivo e irresponsable fue principalmente alimentada por la codicia, lacual en s misma puede entenderse como una defensa manaca contra lostemores descritos anteriormente.

    Competicin

    La competicin es la piedra fundamental de la economa capitalista. Y lacodicia parece ser una dinmica inherente, principalmente inconsciente, ala competicin. La competicin no es exclusivamente el patio de recreonatural de la envidia (Levine, 2010, p. 50; cf. 2000) para los individuos,

    ni un esquema, que mediante la proyeccin, nos posibilita actuar en elinters propio, sin por ello, aceptar nuestra identificacin con nuestro ob-jeto interno malo (Levine, 2010, p. 54). Es principalmente la modalidadcon la cual las corporaciones y empresas consciente e inconscientementelegitiman su existencia en los mercados e intentan asegurar su sobrevivencia.Mientras ms enmaraada est la organizacin en la lucha competitiva,ms podemos suponer que se ha convertido en un vehculo para canalizarla codicia (ibd., p. 58).

    Como la competicin capitalista est basada en el constructo socialmente

    legitimado por el cual la finalidad del deseo es definida como limitada demodo especfico y por razones especficas, ms que como las consecuenciasde una condicin que ocurre naturalmente (ibd., p. 51), la competicines impulsada por el deseo de incorporar, violentamente, parte o la totalidaddel volumen de ventas, utilidad o participacin de mercado de los com-petidores. Este deseo es guiado por fantasas ms o menos inconscientesde incorporar, daar o aniquilar al competidor. Aun cuando capturar laparticipacin de mercado del competidor puede estar guiado por el deseocodicioso de incorporar el objeto bueno, ello no puede dar satisfaccin

    debido a la fantasa de aniquilacin del objeto de deseo. Por lo tanto, no esde sorprender que tales aventuras de competicin fallen a menudo, resultenser una ilusin, o terminen en un desastre.

    La fusin como incorporacin destructiva

    El desarrollo de gran cantidad de fusiones corporativas ilustra cmo laincorporacin destructiva inherente a la codicia, de hecho, funciona. Las

    fusiones generalmente se hacen con la intencin de crear una unin deiguales. A fin de tener xito, los dos socios deben gestionar un proceso me-

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    diante el cual ambas ex-corporaciones tienen que morir para construir unanueva en conjunto. En la administracin de estas transiciones, a menudo nose reconoce que disolver las empresas que han existido por largo tiempo yconstruir una nueva sin un plan maestro, produce ansiedades inconscientes,tales como la traicin, la subyugacin y la aniquilacin, que tienden a haceremerger dinmicas psicticas que disminuyen la capacidad de pensamiento.

    A pesar de que se difunda ampliamente la intencin de desarrollarconjuntamente la nueva organizacin, la realidad, sin embargo, es queuna de las compaas de la fusin anexa a la otra, ya sea mediante unaadquisicin o una toma de control (take over) encubierta. Y, de hecho,lo ms frecuente es que estas incorporaciones agresivas terminen por fallar

    debido a su inherente destructividad. Entre los fracasos ocurridos durantela ltima dcada, se pueden nombrar Alcatel/Lucent, AOL/Time Warner,BMW/Rover, Daimler/Chrysler, HP/Compaq, y Quaker Oats/Snapple ySears/Kmart (vase por ejemplo Dumon 2008). En la medida en que unafusin es alimentada por la codicia, la operacin tiende a ser dominada porla incorporacin destructiva.

    Para la empresa adquirente, la corporacin adquirida aparece primerocomo un objeto bueno debido a la sinergia esperada, aumento en ventas,ganancias, participacin de mercado, reputacin y poder. Lamentablemente,

    sin embargo, una gran mayora de las fusiones y adquisiciones ya sea noproducen los resultados esperados, o incluso fracasan totalmente (para latasa de fracasos en fusiones y adquisiciones, que es entre 70% y 90%, vasepor ejemplo Bain & Company, 2004; Hay Group, 2007; Straub, 2007).Cuando las altas expectativas se ven defraudadas, el que antes era el obje-to bueno pronto se convierte en uno malo y, a travs de la proyeccin,se convierte en el problema de la organizacin adquirente y aumenta laansiedad de que ser destruida desde dentro por el objeto defectuoso incor-porado. Pidiendo prestado un insight del psicoanlisis y aplicndolo a las

    organizaciones, parece que en la medida en que la organizacin incorporadasea sentida como el contenedor de los impulsos mortferos y las partes ma-las, es experimentado por la empresa incorporada como un perseguidorexterno o un objeto malo (Spillius et al., 2011, pp. 258-9). Y como laorganizacin incorporada, es decir, el objeto malo es visto cada vez mscomo la causa principal del fracaso de la fusin, es mantenida aparte de supolo opuesto objeto bueno [es decir, la organizacin que incorpora] a laque se han proyectado la libido y los buenos sentimientos (ibd., p. 259).

    Aqu me gustara ofrecer un ejemplo. En 1998, la mega-fusin de la em-

    presa alemana Daimler-Benz AG y la compaa estadounidense US ChryslerCorporation para formar Daimler-Chrysler AG, fue la fusin automotriz

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    transatlntica de mayor magnitud hasta la fecha. ste fue, sin embargo,tan slo un ejemplo de la mana de fusiones y alianzas impulsada por laexpansin global de la industria a partir de fines del siglo pasado hasta elpresente. La fusin DaimlerChrysler es un ejemplo famoso de una fusin deiguales que fuera muy difundida y que al poco tiempo de haber comenzadodemostr ser una toma de control prcticamente hostil; tambin manifiestaclaramente cmo el objeto bueno se mantuvo lejos del objeto malo.Aunque tanto el nombre y logotipo Daimler-Chryslercomo la presidenciainicialmente equivalente de los dos CEOs, uno de Daimler-Benz y el otrode Chrysler, deban simbolizar que la fusin era un matrimonio hecho enel cielo, las estructuras gerenciales y de produccin de las dos corporaciones

    seguan siendo predominantemente paralelas y divididas, hasta el desastrosofin de la fusin en 2007.La corporacin Chrysler haba sido elegida por Daimler-Benz como un

    objeto bueno para una fusin, en gran parte porque era la empresa msrentable del mundo productor de automviles a mediados de la dcada de1990 (Finkelstein 2002, p. 1). Tambin prometa considerables ahorrosgracias a la sinergia resultante de la fusin, as como una mayor partici-pacin del mercado estadounidense de los coches de lujo Daimler-Benz.Sin embargo, desde el comienzo de la fusin la corporacin alemana dej

    muy en claro el hecho de que ella era lejos la empresa dominante en estaasociacin. Esto se hizo evidente, por ejemplo, en que la ex Daimler-BenzAG era accionista mayoritario de Daimler-Chrysler, y que la sede legal dela nueva corporacin, fundada como una sociedad annima segn las leyesalemanas, estaba ubicada en Stuttgart, Alemania (Grsslin, 2000; Vlasic yStertz, 2000; Waller, 2001).

    A medida que la fusin prevista iba transformndose cada vez ms deun matrimonio hecho en el cielo a un infierno en la tierra, ms se veanenvueltas ambas organizaciones en una colusin de mutuo desprecio incons-

    ciente y considerndose la una a la otra como objetos malos (cf. Sievers1994, 74-82; Pelzer 2005). Ambas partes tuvieron que defenderse de suintroyeccin inconsciente de ser el objeto malo del otro y las ansiedadespersecutorias y aniquiladoras causadas por su propia identificacin proyectivade ser realmente el objeto malo. Gradualmente, la fusin prevista resulten el sometimiento de Chrysler como el socio menos influyente. Los dosCEOs, Jrgen Schrempp (Daimler) y Robert Eaton (Chrysler) operabandesde oficinas centrales separadas y no podan o no queran cooperar. Ha-ba diferencias culturales insalvables que dividan a los equipos gerenciales

    estadounidenses y alemanes, as como a las fuerzas de trabajo alemanas yestadounidenses. En tanto Daimler-Benz era sinnimo de alta calidad, lujo

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    y seguridad, el objetivo de Chrysler era obtener un alto volumen de ventas,sin preocuparse demasiado por la innovacin. La querella colusoria condujoa irregularidades mutuas, acusaciones, ignorancia de las reglas, incumpli-miento de acuerdos y disminucin en la comunicacin y a la ineficiencia.Como consecuencia, las ganancias de Daimler-Chrysler cayeron un 78%durante los dos primeros aos; una reduccin de la fuerza laboral y el cierrede plantas pareca inevitable, y varios altos ejecutivos de ambos lados, ya searenunciaron o los hicieron renunciar.

    El intento de toma de control por parte de Daimler-Benz se mantuvo,en trminos generales, como un conocimiento no pensado (Bollas, 1987)durante los dos primeros aos de la fusin, es decir, algo que todo el

    mundo sabe en cierta medida, pero que no puede ser puesto en palabrasy pensado pblicamente. A la larga se hizo pblico en octubre de 2000,con la publicacin de una entrevista realizada por el Financial imesa Jr-gen Schrempp, ex CEO de Daimler-Benz, iniciador de la fusin y actualco-CEO de DaimlerChrysler. En la entrevista, hizo evidente que el pactocon Chrysler no iba, de hecho, a ser nunca una fusin; por el contrario, suincorporacin fue, desde el principio, diseada para convertir a Chrysleren una divisin de la corporacin alemana. Como Schrempp afirm: porrazones psicolgicas, tuvimos que dar un rodeo. De lo contrario, no habra-

    mos podido hacer negocios con Chrysler (Preu, 2000). La declaracinrelativa a una Fusin de Iguales era necesaria para obtener el apoyo de lostrabajadores de Chrysler y del pblico estadounidense, pero nunca fue unarealidad (Handelsblatt, citado en Finkelstein, 2002, p. 6).

    Se hizo evidente que lo que se haba encubierto era una toma de controlhostil. Esta fue una revelacin aplastante para Chrysler y una aparente trai-cin a sus empleados, al Sindicato y a los accionistas, as como al pblicoestadounidense. En una columna en el Detroit News,la toma de controlse compar con la invasin de Hitler de Sudetenland en marzo de 1939

    (Vlasic y Stertz 2000, p. 323). Esta admisin provoc enorme agresin, ira,revuelta y regresin entre los empleados de Chrysler y fue determinanteen la divisin entre los dos socios. Tambin impuls a Kirk Kerkorian, elestadounidense multimillonario y mayor accionista individual de Daimler-Chrysler, a acusar a Schrempp, algunos de los ejecutivos alemanes y elPresidente del Consejo de Administracin del Deutsche Bank, de engaoy traicin. A su demanda contra ellos por la suma de 22 billones de dlaresse unieron otros accionistas y finalmente termin en una liquidacin de300 millones de dlares. Considerando que las acciones de Daimler-Benzhaban aumentado en un 12% tras el anuncio de la fusin en 1998, ladisminucin en la demanda condujo a una disminucin tal del valor de las

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    acciones de la nueva corporacin como no haba sucedido en por lo menoslos ltimos diez aos.

    Tan slo pocas semanas despus que la intencin original de Daimler-Benz saliera a la luz pblica, Schrempp, quien pas a ser el nico CEOya que Robert Eaton renunci en enero de 2000, emprendi una granreestructuracin de DaimlerChrysler. Despidi a James Holden, quienhaba sido nombrado por Eaton como su sucesor, reemplazndolo conDieter Zetsche, un antiguo gerente de Daimler-Benz. De ah en adelanteen el Directorio de Chrysler haba slo dos de los antiguos directivos de laestadounidense Chrysler. Para ese entonces, Schrempp haba logrado unpaso significativo en hacer realdad su visin de una Welt AG (Sociedad

    Annima Mundial expresin alemana oficial para indicar lo que se pretendacon la fusin Daimler-Chrysler) es decir, ser la empresa productora de autosy camiones lder a nivel mundial.

    Mi supuesto de que la fusin Daimler-Chrysler fue una incorporacindestructiva impulsada por la codicia, se vio apoyada por el hecho de que apesar del desafo increble de incorporar a Chrysler, Schrempp, en su papelde CEO de Daimler-Chrysler AG, continu agregando otras compaasautomotrices a la empresa. Aparentemente, el estado mental psictico pre-valeciente en la nueva compaa impidi que Schrempp pensara en nada

    ms que dejarse llevar por la dinmica de la codicia corporativa. Dado queen el intertanto la compaa combinada de Daimler-Chrysler alcanzaba unacapitalizacin de mercado menor que la anterior Daimler-Benz, parece quesu estrategia fue impulsada an ms por la ansiedad de convertirse prontoen un candidato para una toma de control hostil por parte de Ford o Toyota

    Ya medio ao antes de la confirmacin oficial de la toma de controlprevista de Chrysler en noviembre de 2000, Schrempp compr una mayo-ra controladora de acciones de Mitsubishi Motor Corporation (MMC).Despus que las negociaciones respecto de una fusin con Nissan fallaron,

    Schrempp tambin invirti en la Hyundai Motor Co. y comenzaron unanueva cooperacin en 2001. Aunque ambas asociaciones fueron planeadascomo empresas a largo plazo, ninguna dur mucho tiempo. Daimler-Chrysler termin la alianza MMC despus de 69 meses, lo que result sermuy costoso para los accionistas de ambas empresas. La cooperacin conHyundai lleg a un temprano final en 2004; luego que el socio incorporadose haba convertido en otro objeto malo, Daimler-Chrysler liquid suinters y vendi su participacin. Estas dos fusiones fallidas y la emergentecon Chrysler disminuy dramticamente el apoyo de la Junta Supervisora

    de Daimler-Chrysler al ms ambicioso, si no megalmano, esfuerzo deSchrempp: Welt AG. Aunque Schrempp haba sido nombrado como el

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    tercer CEO ms admirado por el Financial imesen 1998 (Vlasic y Stertz2000, p. 271), a consecuencia de sus continuos fracasos subsiguientes, sucarrera lleg a un repentino final cuando DaimlerChrysler AG rescindi sucontrato en 2006. Tambin se dej de lado su idea de un Welt AG.

    Uno podra entender esta trgica historia de la incorporacin destructivade Chrysler al Welt AGno slo como la conversin del socio estadounidenseen un objeto malo sino tambin como la destruccin del objeto bueno,es decir, de la recin fundada compaa. La incorporacin destructiva deChrysler aparentemente haba hecho surgir el hambre por ms objetosbuenos y fomentado la codicia de Daimler-Chrysler. En cuanto a que laprevisible prdida de Chrysler no poda ser reconocida ni lamentada, bien

    puede haber nutrido el deseo de incorporar Mitsubishi y Hyundai posterior-mente a la Daimler-Chrysler AG como el prximo objeto bueno o, msbien, objeto malo por venir. Aparentemente, los intentos de Schrempp deconstruir el Welt AGa travs de fusiones y de tomas de control ms o menosocultas especialmente la de Chrysler no slo fueron impulsados por lacodicia capitalista, sino que la codicia tambin sirvi inconscientementecomo defensa manaca frente a las complejas e incognoscibles demandasde mercados cada vez ms globalizadores. Pareciera que en lugar de redu-cir la ansiedad provocada por el que los competidores tomen el control y

    aniquilen, la serie de fusiones fallidas iniciadas por Schrempp de hechoaument la probabilidad de un final desastroso. Lo que la fusin inicialDaimler-Chrysler sugiere tambin, es que si el objeto incorporado no puedesatisfacer las necesidades de la empresa que la est incorporando, debe serdestruida, o bien en un sentido literal o metafrico asesinada (vase deGooijer 2009, 2012).

    Mientras Schrempp, primero como CEO de Daimler-Benz, y luego comoco-CEO, y finalmente como CEO de DaimlerChrysler, tuvo un impactopenetrante sobre estas fusiones, as como en hacer realidad el sueo de la

    Welt AG, parece inadecuado suponer que estas empresas estaban impulsa-das principalmente, si no exclusivamente, por codicia personal. De hecho,segn una encuesta realizada entre los ejecutivos de Daimler-Chrysler en elao 2000, una gran mayora haba apoyado el plan de Schrempp (Balzer,Hirn y Scholtys 2000, p. 80). Adems, Zetsche, sucesor de Schrempp comoCEO de Daimler AG, sigui buscando otras alianzas y comenz una nuevacooperacin con Renault-Nissan poco despus del trmino de la anteriorfusin fallida. Esto sugiere que Daimler AG, como muchas otras, es, desdeuna perspectiva sistmica, alimentada por la codicia capitalista en su intento

    de superar la impotencia desesperada alimentada por las demandas amplia-mente indefinibles de la globalizacin.

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    Todos los intentos por incorporar a un competidor fueron diseadospara que Daimler-Chrysler diera un paso decisivo ms hacia su objetivode Welt AG y para llenar el vaco entre su realidad actual y la visin para elfuturo. Este vaco, sin embargo, fue inevitablemente reconfirmado, esca-lando cada vez que una fusin o adquisicin finalmente fracasaba, debidoa la destructividad inconscientemente inherente a tal incorporacin. Pareceser que a medida que la codicia corporativa daba mayor impulso al crculovicioso de incorporar cada vez ms, tambin aument ms la prdida y elvaco. Atrapados en este ciclo inevitable de la codicia, es decir, mientrasms se tiene ms se quiere, Schrempp y la alta gerencia alemana fueronincapaces de reconocer la destructividad de estas fusiones y tomas de con-

    trol y las prdidas que seguiran a sus fracasos. Parece que la gerencia deDaimler-Chrysler su parte alemana en particular estaba dedicada, si noobsesionada, por un management por codicia; una codicia que, al igualque otras dinmicas psicticas en las organizaciones, a menudo estaba ocultatras la apariencia de pseudo normalidad (McDougall 1974, p. 444), lapresin de los mercados globales inseguros y la necesidad de crecimientopara poder sobrevivir a futuro.

    Competicin como guerra

    Como he elaborado en otra parte (Sievers, 2000), la competicin a menudoes como la guerra. El uso comn de la metfora de guerra en el mundo delos negocios puede ser interpretado, desde una perspectiva socio-analtica,como un eufemismo que sirve para oscurecer la experiencia real y lasfantasas inconscientes respecto de la brutalidad con que efectivamente selucha a muerte en la competicin econmica. Dado que las corporacionesson incapaces de reconocer su propia destructividad o las de los competi-

    dores, no les queda otra opcin que perpetuar esa destruccin medianteguerras sin fin contra los enemigos que ellas mismas crean y mantienen.As, confirman que la codicia ha sido siempre un motivo significativo parala guerra (Mentzos, 2002, p. 193).

    En mi intento por entender mejor la dinmica psictica inherente a laguerra dentro de este contexto, considero que El psicoanlisis de la guerradel psicoanalista italiano Franco Fornari (1966/1975) es de mucha utilidad.Basado en el supuesto de que la dimensin psictica de la vida grupal en-cuentra su ms glamorosa realizacin en el fenmeno de la guerra, Fornari

    enfatiza la inhabilidad para hacer duelo, esto es, la elaboracin paranoide delduelo, cuya dinmica crtica (o factor) de guerra corresponde a una organi-

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    zacin social de tipo psictico. Mientras el modo no psictico de abordarel duelo est basado en la capacidad para soportar el dolor y sufrimientoy es concomitante con una cierta confianza en que finalmente sern supe-rados (ibd., p. 224), la elaboracin paranoide del duelo est basada en lospropios sentimientos de alienacin y culpa, los cuales son proyectados en elenemigo. Contrario a la nocin dominante que la guerra es una expresinde odio, Fornari sugiere la visin paradjica que la guerra parece ser unalocura de amor ms que una locura de odio (ibd., p. 261). En lugar dereconocer la prdida y destruccin del objeto amado y el sentimiento deculpa concomitante, la elaboracin paranoide del duelo, tpico de la guerra,pone la responsabilidad por las prdidas y la culpa en el enemigo, a quien

    se ve como causante de la guerra. La derrota del enemigo es evidencia per-durable de su culpa, y su aniquilamiento es racionalizado como una justaretribucin por sus crmenes.

    Corrupcin

    En la conceptualizacin de la corrupcin desde una perspectiva socio-analtica, sigo el pensamiento de Jane Chapman (2003), quien sostiene que

    la corrupcin emerge como resultado del odio a la tarea. Un fenmeno dela corrupcin, que ella establece como corrupcin por simulacin, parecepredominar en el mundo financiero y es particularmente ejemplificado enla actual crisis financiera. La corrupcin por simulacin ocurre

    cuando el sistema o individuo adopta la apariencia de compromiso conla tarea precisamente para evitar dicho compromiso La corrupcin deri-va del intento destructivo: no slo se mata realmente la tarea y se dedicanlas energas del sistema a aparentar que se estn ejecutando las tareas, sino

    que los valores asociados son corrompidos, a la vez que el poder se vuelveabusivo (ibd., pp. 46-47).

    Los bancos comerciales y las agencias clasificadoras de riesgo son ejemplosselectos de corrupcin por simulacin. Durante la reciente burbuja y lossubsecuentes estallidos, los bancos sustituyeron extensamente la bsquedade utilidades por la que haba sido su tarea tradicional, vale decir, servircomo intermediarios para sus clientes (cf. Acharya y Richardson, 2009, p.197; Stiglitz, 2011, p. 28). En vez de obtener una ganancia relativamente

    modesta por el servicio prestado a las necesidades monetarias/financierasde sus clientes, los bancos comenzaron a jugar en el casino internacional

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    de las finanzas y vendieron todo tipo de derivativos construidos a base deactivos txicos, usando las utilidades para mejorar sus resultados econmicos.

    Hay tambin amplia evidencia que las agencias clasificadoras de riesgode los Estados Unidos, las cuales no son entes independientes, sino que sonpagadas por sus clientes, sustituyeron sus tareas primarias de proveer periciaconfiable sobre la valoracin crediticia de instituciones financieras y de susproductos, por el obtener sus propias utilidades (Acharya y Robinson, 2009,p. 196). En la medida que los bancos y las agencias estaban impulsadasprincipalmente por obtener las mayores utilidades que les fuera posible, noslo destruyeron sus tareas originales sino que tambin traicionaron a susclientes y en ltimo trmino a s mismos.

    La maximizacin de utilidades, con su inherente codicia y soberbia, estambin estimulada y mantenida dentro de las corporaciones, por ejemplo,por medio de la corrupcin por simulacin, es decir, las empresas finganofrecer atractivos empleos, por el slo hecho de obtener utilidades, con locual se contribua a la riqueza de las naciones, si no al de toda la humani-dad. Mediante esa simulacin, las personas que asuman sus roles estabanpermanentemente traicionando sus propios valores individuales (cf. Freyd,1996), al afanarse por identificarse con sus organizaciones. Sin embargo,en la medida en que la codicia corporativa por utilidades no permite otro

    significado que la acumulacin constante de una cantidad monetaria, lapersona en rol, al adaptarse a la tarea primaria simulada, est permanen-temente forzada a negar sus propias prdidas y la experiencia de privacin,de dao y de subversin (cf. Rowland, 2005, p. 130) que derivan de ellas.Los empleados tambin son libres de actuar con astucia, de involucrarseen la totalidad de esfuerzos, anteriores y posteriores, de mentir, engaar,robar, distorsionar y confundir (Williamson, 1994, p. 198; Wang y Mur-nigham, 2009).

    La maximizacin de utilidades puede ser, y usualmente lo es, la razn

    ltima de la existencia de una corporacin. Al parecer, cualquier nocinde corrupcin, responsabilidad o codicia es obsoleta en tanto sirva a esepropsito, aun si causa perjuicios extensivos e irreparables a otros. Comola maximizacin de utilidad es, en principio, infinita, abre posibilidadespara un futuro sin lmites y proporciona la ilusin de infinitud y de inmor-talidad. Como Georg Simmel (1900/2004, p. 245), filsofo y socilogoalemn, enfatiza, esa infinitud es la ilusin que da la codicia (por ejemplo,la codicia de dinero).

    En el capitalismo contemporneo, la codicia es considerada como un

    objeto tanto por la reificacin (Wang y Murnighan, 2009) como por la

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    deificacin; en el caso de la reificacin, con frecuencia en el discurso pblicose afirma que la codicia es una cosa buena. En una economa en la cual lamano invisible de Adam Smith ha perdido todo relacionamiento con Dios,la corporacin vista como la ltima personificacin todopoderosa, es engran parte deificada. La codicia substituye a la gracia divina. El corolario deesto, sin embargo, como Rowland (2005, p. 172) lo indica, es que mien-tras la acumulacin de riqueza en la teologa y tica calvinista protestante,en particular, podra ser una seal de que uno est destinado al cielo, lairrestricta bsqueda de riqueza en las corporaciones contemporneas slopuede perversamente lograr el cielo en la tierra, donde no existe significadoalguno del infinito despus de la muerte. Todo lo que cuenta es el destino

    del hombre slo como un hacedor de dinero y/o un consumidor.En la medida que la codicia, a travs de la maximizacin de las utilida-des, se vuelve excesiva y frentica, la empresa tiende a objetivar sus mundostanto externos como internos a sus pensamientos y a sus empleados enobjetos reificados. Los individuos se convierten en cosas (y commodities),y la codicia hace que cualquier responsabilidad social y preocupacin porlos valores sociales se haga obsoleto. El proceso por el cual los individuos,tanto en la corporacin como en su ambiente, son despojados de su hu-manidad, puede ser visto como escisin. En oposicin a la deificacin de

    la corporacin y su personificacin, esto puede ser entendido como demo-nizacin, no slo en el sentido literal de separar dividir o fragmentar, sinotambin demonizacin de la mortalidad y de la muerte, lo que coincide conla divisin fundamental entre la vida y la muerte en la sociedad occidental(Sievers, 1990, 1994). Mientras la corporacin, a travs de su deificacin,representa la inmortalidad divina, la demonizacin de la persona realpuede ser vista como que produce zombis no-mortales. La expresin de unestado mental perverso en el sentido descrito por Susan Long (2008, p. 34)subyace tanto a la inmortalidad de la corporacin como a la no-mortalidad

    de los individuos: Es (entre otras)

    no slo una desviacin de la moralidad normal. Tiene que ver con elplacer individual a expensas de un bien ms general. Refleja un estado denarcisismo primario Este puede florecer donde las relaciones instrumen-tales tienen dominancia en la sociedad porque lo instrumental ignora elasunto ms extremo del abuso.

    Como toda codicia, la codicia corporativa perversa implica un tipo de

    inters en s mismo que descuida los derechos e intereses de los otros (a me-nos que se pueda obtener alguna utilidad por considerarlos (Wight, 2005).

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    Ms all de la codicia capitalista?

    Mi investigacin sobre codicia capitalista me ha hecho muy consciente desu enorme impacto destructivo sobre la industria de servicios financieros,sobre nuestra economa en general, y sobre el futuro de la democracia. Esteinsight me ha llevado gradualmente a tener serias dudas, si no desesperanza,respecto de cmo el vaco interno que slo la codicia puede llenar, puedaser reconocido alguna vez y manejado de modo diferente tanto individualcomo colectivamente. O, dicho de otra manera, cmo puede la dinmicapsictica inherente al capitalismo contemporneo y a nuestros mundos in-ternos y externos, hallar un equilibrio con un estado ms depresivo y basado

    en la realidad? Aunque puedo haber ejemplificado hasta cierto punto cmola codicia compensa el vaco y la falta de sentido que promete una sociedadorientada al mercado (Nikelly, 2006, p. 68), no est claro (al menos param) dnde y cmo proceder con ese insight.

    De qu manera la codicia capitalista pudiera ser alguna vez menos de-terminante, parece ser una pregunta superflua, si no carente de sentido, alenfrentarlas muchas respuestas no respondidas y de las ilusiones y desilu-siones que consideran que la codicia es buena y que es un prerrequisitoindispensable del capitalismo contemporneo. Esta pregunta es afn con la

    interrogante de cmo el estado-mental-perverso (Long, 2008) o de guerra(Sievers, 2000) en la economa y en la sociedad podran ser alterados. Aprimera vista, parece ser que la codicia, la perversin y la guerra son su-mamente resistentes a regenerarse, en el sentido de transformacin, deconstruir sobre el pasado, recuperar lo que es importante, de evolucionar yapoyar a la prxima generacin (ISPSO, 2011).

    Mientras que renunciar a la riqueza y adoptar el ascetismo puedenofrecer la nica oportunidad para dominar la codicia (Safranski, 2010, p.173), uno se queda pensando de cmo esto podra llevarse a la accin. En

    nuestra cultura, todava no est permitido abandonar la prosperidad. Por elcontrario, tenemos que enfrentar la pregunta subyacente de cmo podemosmantener el pensamiento bajo condiciones de insuficiente conocimiento,en un mundo que se ha vuelto loco de codicia.

    Bion puede abrir perspectivas pioneras adicionales con su nocin decapacidad negativa, un concepto que tom del poeta romntico ingls JohnKeats (1795-1821). Una capacidad negativa es cuando un hombre es ca-paz de ser en incertidumbres, misterios, dudas, sin el irritante intento de irtras los hechos y la razn (Keats citado en Bion, 1970, p. 215). En vez de

    considerar la falta de conocimiento y la experiencia de frustracin como un

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    vicio o una falla, Bion nos recuerda que la capacidad para no-saber y latolerancia a la frustracin son realmente una virtud; tiene un impacto crticoen el desarrollo del pensamiento y en la habilidad para pensar; permite a lapsiquis desarrollar pensamientos como un instrumento por medio del cualla frustracin que es tolerada se hace ms llevadera (Bion, 1962/1967, p.112). La tolerancia no slo permite al individuo pensar normalmente;tambin desarrolla la capacidad social del individuo y ayuda a resolverlos conflictos entre narcisismo y social-ismo (ibd., p. 118; cf. Lawrence,2003). En lugar de negar la realidad, como en el pensamiento psictico, latolerancia a la frustracin es fundamental y decisiva para la adaptacin a larealidad (Klein, 1975, pp. 11-12).

    En el presente contexto, la capacidad negativa de Bion nos lleva a lapregunta si nosotros estamos preparados, individual y socialmente, y en qumedida, para verdaderamente reconocer el alto grado de codicia capitalistaque nos rodea y que nos hace sus cmplices, sus beneficiarios y/o sus vcti-mas. Tal conocimiento, sin embargo, requerira de parte nuestra enfrentar elno-saber y la desesperanza en la realizacin y el entendimiento del impactodestructivo en general que la codicia capitalista tiene realmente en nuestrasvidas y en la creciente distancia entre los ricos y los pobres, tanto en lassociedades occidentales como en el mundo en general. Realmente tendra-

    mos que vivir esa experiencia y tolerarla como una frustracin para poderdesarrollar el pensamiento como un medio mediante el cual la frustracinque es tolerada sea en s misma ms tolerable (Bion, 1962/1967, p. 112).

    Permitirnos experimentar la frustracin en concomitancia con el gra-do y repercusin de la codicia capitalista aparece, sin embargo, como undesafo hercleo, en tanto que la codicia en general y la codicia capitalistaen particular estn en general desconectadas de la experiencia emocionalde la vergenza, del remordimiento, y/o de la culpa. Lo que Winnicott(1936/1984, p. 33) seala para el individuo parece ser igualmente cierto

    para el nivel ms amplio de la sociedad contempornea y de la economa,esto es, que la codicia implica algo tan primitivo que no podra apa-recer en la conducta humana excepto en forma disfrazada. El constanteintento del mundo de los negocios por idealizar perversamente la codicia ypropagarla como una virtud, bien puede ser el disfraz ms apropiado paradesconocer lo primitivo.

    El punto hasta el cual la destructividad agresiva inherente a la codicia nopueda ser reconocida ni llorada resulta evidente, por ejemplo, en el actualresurgimiento del concepto de destruccin creativa de Joseph Shumpeter.

    Shumpeter considera la creacin destructiva como el ncleo del capitalismoy como una dinmica potencialmente creativa, en cuanto permite que algo

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    nuevo, y posiblemente ms vlido, crezca de lo que muri (o fue matado).Esta legitimizacin parece estar basada en general en un relacionamientoperverso entre creatividad y destruccin. Alimentada por la codicia y porsu dinmica psictica implcita, no se escatima esfuerzo alguno para des-pejar los obstculos para un mayor crecimiento econmico, sin ningunaconciencia, preocupacin, o responsabilidad por los tristes restos dejadosatrs. Esta nocin desfigurada de destruccin creativa es vista en generalcomo el beneficioso capital de una economa de libre mercado en la convic-cin que para que una economa prospere mucha gente tiene que sufrir(Mitt Romney, ex candidato republicano a la presidencia de USA, citadoen Hujer, 2012, p. 91).

    Aparentemente, hay una disposicin defensiva de resistirse apercibir lacodicia como una dinmica sistmica. En cambio, es concebida principal-mente como un simple rasgo de personalidad. Aunque difcilmente unose puede imaginar una sociedad y economa sin codicia capitalista, meparece que no tenemos otra opcin que el hacernos ms conscientes y mspreocupados por su enorme destructividad. Las defensas sociales a menudotienen una funcin positiva para la sobrevivencia de las organizaciones y dela sociedad. Sin embargo, al parecer, la codicia capitalista y la resistencia aentenderla corresponden a defensas sociales disfuncionales, que suprimen

    la conciencia y la experiencia de la angustia y el dao real y dificultades oprivaciones que dejan a su paso.Las protestas actuales en contra de la codicia y corrupcin llevadas a

    cabo por el movimiento de resistencia Occupy Wall Street, si bien es talvez algo ingenuo, bien puede ser un elocuente vaco (Zizek, 2011) o thewriting is on the wall (giro idiomtico que implica inminentemente pre-destinado al fracaso; un Menetekel para las crisis que sacuden nuestrosistema (Zizek, 2011a). Sin embargo, tanto en el movimiento OccupyWall Street como en general, hay una gran falta de iniciativas polticas

    eficaces, por no hablar de estrategias para el logro de una economa menoscodiciosa. Quizs la nocin del filsofo francs Jacques Derrida (2001, p.73) que slo lo imposible tiene una probabilidad de ocurrir captura bienla nica esperanza para disminuir la predominancia de la codicia capitalis-ta contempornea. En tanto el argumento de Derrida est basado en unarevitalizacin de la universidad imposible, la universidad sin condicionesy su feen la verdad (ibd., p. 10), a fin de volver a lo que una universidadsiempre se supona que era o que continuamente tena derecho aser (Ibd., p. 33), conceptualizando a la empresa y corporacin imposible,

    o economa sin condicin sera, sin embargo, mucho ms difcil, porquela esfera de la economa y de las finanzas est inconmoviblemente basada

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    en una fe en el dinerocuyo uso, desde tiempos inmemoriales, ha sidoprincipalmente para su acumulacin.

    Espero que mi intento por mostrar la codicia capitalista como fenmenosocial nos haga ms consciente que ella no puede satisfacer el hambre desentido. Difundir la bsqueda de la codicia capitalista no es una solucinpara los actuales y futuros problemas del mundo, sino ms bien es desastroso(Goeudevert, 2008) tanto a nivel macro del capitalismo global como paralas actuales y futuras generaciones.

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