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    PU EBLO M APU CH EDERECHOS COLECTIVOS Y TERRITORIO:

    Desafos para la sustentabilidad democrtica

    Vctor Toledo Llancaqueo

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    Victor Toledo Llancaqueo Programa Chile SustentableISBN: 956-7889-23-6

    Primera Edicin Mayo 2006

    Se imprimieron 500 ejemplares

    Elaboracin y Recopilacin de Informacin:

    Victor Toledo LLancaqueo

    Edicin:

    M. Paz AedoSara Larran

    Diseo de Portada y Diagramacin:

    Emiliano Mndez

    Fotografas de Portada y Portadillas:Archivo Azkintuwe - MapuexpressCoordinacin de identidades territoriales mapuche

    Impresin:LOM Ediciones

    ESTA PUBLICACION HA SIDO POSIBLE GRACIAS A LA COLABORACION DE LA FUNDACION FORD Y DE LA FUNDACION HEINRICH BOLL.

    PU EBLO M APU CH EDERECHOS COLECTIVOS Y TERRITORIO:Desafos para la sustentabilidad democrtica

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    2.3 El desarrollo de la industria forestal en el territorio mapuche......... Pg.562.3.1 Impactos econmicos de la industria forestal chilena y

    su posicionamiento en la industria mundial ........................................... Pg.602.3.2 Impactos ambientales de la industria forestal ................................ Pg.612.3.3 Impactos Territoriales: Reestructuracin Espacial y

    Expansin de las Fronteras Forestales ....................................................... Pg.632.3.4 Impactos sociales: Comunidades mapuches y

    empresas forestales en conflicto ................................................................. Pg.64

    2.4 Las actividades mineras y sus impactos enel territorio mapuche ............................................................................................. Pg.67

    2.5. Privatizacin de los recursos hdricos ymegaproyectos hidroelctricos......................................................................... Pg.70

    2.6 La poltica de divisin de las comunidades mapuche:El sistema de reducciones ..................................................................................... Pg.71

    2.7 La gestin y los impactos del modelo neoliberal duranteel perodo de transicin democrtica ................................................................... Pg.75

    2.8 Conclusiones................................................................................................................. Pg.77

    CAPTULO 3MOVIMIENTO MAPUCHE Y POLTICAS PBLICAS........................... Pg.81

    3.1 El movimiento mapuche en los aos 70-80 .............................................. Pg.833.1.1 El discurso y la plataforma ........................................................................... Pg.843.1.2 La politizacin de la etnicidad .................................................................... Pg.87

    3.2. Aliados del movimiento mapuche ................................................................... Pg.923.2 1 El rol de la iglesia ............................................................................................ Pg.923.2.2 El indigenismo chileno .................................................................................. Pg.94

    3.3 Polticas pblicas en la transicin a la democracia ................................ Pg.963.3.1 La construccin de una polti ca de tierras .............................................. Pg.973.3.2 El Fondo de Tierras ................................................................................... Pg.100

    3.4 De tierras en conflicto a territorios en conflicto:El movimiento mapuche a fines del siglo XX .......................................... Pg.1033.4.1 Casos y tipologas de reclamaciones,

    conflictos activos y conflictos latentes......................................... Pg.105

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    CAPTULO 4HACIA UNA POLTICA DE TIERRAS,RECURSOS Y TERRITORIOS............................................................................... Pg.115

    4.1 Los ejes del debate por el reconocimiento y ejercicio delos derechos indgenas en los Estados Nacionales ylos sistemas jurdicos........................................................................................... Pg.117

    4.2 Derechos de los pueblos indgenas: Conceptos bsicospara su reconocimiento ..................................................................................... Pg.119

    4.3 Derechos humanos y derechos de los pueblosindgenas en el escenario internacional .................................................... Pg.1224.3.1 Convenciones y legislacin internacional

    vinculadas a los derechos de los pueblos indgenas ......................... Pg.1244.3.2 Acuerdos internacionales especficos sobre

    derechos de los pueblos indgenas ......................................................... Pg.128

    4.4 El enfoque territorial en los acuerdos sobrederechos de los pueblos indgenas............................................................... Pg.130

    4.5 El reconocimiento de los derechos de propiedad y/oacceso de los pueblos indgenas sobre los recursos naturales....... Pg.131

    4.6 Los derechos territoriales indgenas en el marco delos derechos ambientales.................................................................................. Pg.139

    4.7 La dimensin poltica de los derechos territoriales indgenas:el derecho a la autonoma, la autodeterminacin yel libre consentimiento ...................................................................................... Pg.142

    4.8 Hacia una nueva poltica para los derechos delos pueblos indgenas en Chile ....................................................................... Pg.146

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    PRESENTACIN

    La cuestin indgena en Chile ha generado gran empata y solidaridad en diver-

    sos sectores de la sociedad chilena, especialmente en aquellos afines a la de-fensa de los derechos humanos, la proteccin ambiental, la justicia social y laprofundizacin de la democracia. Sin embargo los avances de la poltica ind-gena en la agenda pblica han sido imperceptibles desde el Acuerdo de Nue-va Imperial y el proceso de generacin de la Ley Indgena 19.253, dictadapor el primer gobierno de transicin democrtica en 1993. Actualmente, laencubierta discriminacin y la persistencia de los confl ictos territoriales, espe-cialmente en territorio mapuche al sur del ro Bio-Bio, expresan un profundodesencuentro entre la Agenda Indgena y la poltica pblica.

    Hoy, despus de quince aos de gobiernos de transicin, el debate sobre cu-les son los deberes del Estado y de la sociedad chilena con respecto a los pue-blos indgenas necesita ser reabierto, en base a los desafos de gobernabi lidaddemocrtica que presentan las legtimas demandas de los pueblos indgenasde Chile; y asumiendo los avances logrados en las polticas indgenas por ins-tituciones polticas internacionales como las Naciones Unidas, la Organiza-cin de Estados Americanos y la Organizacin Internacional del Trabajo, de lascuales nuestro pas es miembro.

    Avanzar en la equidad tnica, en la justicia ambiental y territorial, tambinconstituye un desafo tico-poltico para la convivencia y la sustentabilidaddemocrtica en Chile. Este desafo no slo interpela a cada uno de los chile-nos, sino tambien compete a los proyectos de sociedad que tenemos y al pasque construimos para el futuro.

    El presente libro contribuye a visibilizar los desafos que plantean las legtimasdemandas indgenas a la sociedad chi lena; tambin aporta elementos de anli-sis, que permitan asumir dichos desafos y a avanzar hacia acuerdos y com-

    promisos democrticos, entre el pueblo mapuche y la sociedad chilena, quenos lleven a constituir una verdadera sociedad pluritnica en Chile.

    Este texto, solicitado por el Programa Chile Sustentable al historiador VctorToledo Llancaqueo, y publicado gracias al apoyo de la Fundacin Ford y de laFundacin Heinrich Bll, contiene una sntesis de los principales conflictos sobrederechos y territorios entre el pueblo mapuche y el Estado chileno; aporta infor-macin sobre los avances de la agenda de derechos indgenas en los conveniosinternacionales; y entrega orientaciones sobre los principales desafos que debe-

    ra enfrentar la poltica pblica para asumir las demandas de la agenda mapuche.

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    El primer captulo presenta los conflictos territoriales en la regin sur del Bio-Bio y los ciclos histricos de la relacin entre el pueblo mapuche y la nacinchilena, entre los que destaca la reforma agraria y la poltica territorial del go-bierno militar, que sientan las bases del nuevo orden neoliberal.

    El segundo captulo destaca los impactos del rgimen neoliberal sobre el terri-torio, los recursos naturales y los derechos del pueblo mapuche, con nfasisen las polticas sectoriales y los emprendimientos forestales, mineros y energ-ticos; el mercado de tierras, la asignacin de tierras fiscales y expropiadas, y lagestin de la poltica indgena durante la transicin democrtica.

    El tercer captulo entrega antecedentes sobre la matriz simblica, el discurso yla plataforma del movimiento mapucheen los aos 70 y 80; describe lasposturas, accin y bases ideolgicas de los aliados del movimiento mapuche ;

    la constitucin de la poltica y del Fondo de Tierras durante la transicin, y laampliacin de los conflictos territoriales a fines del siglo XX.

    Finalmente, en el captulo cuatro, se entregan elementos del marco jurdiconacional e internacional para el reconocimiento y ejercicio de derechos ind-genas; y para una poltica de tierras, recursos y territorios en base a dichosderechos. Se analizan los derechos territoriales indgenas en el marco de losderechos ambientales; y los derechos a la autonoma, la autodeterminacin yel libre consentimiento como expresin poltica de estos derechos territoriales.Concluye el texto formulando, algunos de los principales desafos para avanzarhacia polticas para el ejercicio de derechos de los pueblos indgenas en Chile.

    Este libro constituye un esfuerzo del Programa Chile Sustentable, para aportarinformacin y elementos de anlisis al sector poltico y a las organizacionesciudadanas, con el objetivo de propender a una mayor toma de conciencia dela sociedad chilena sobre los derechos de los pueblos indgenas, y propiciar uncompromiso tico y poltico para una nueva convivencia nacional igualitaria,pluritnica; ms justa y democrtica.

    Sara LarranPrograma Chi le Sustentable

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    INTRODUCCIN

    Los ejes de los movimientos sociales mapuches,desde finesdel siglo XX,han sido:

    la exigencia de reconocimiento y respeto de sus derechos como pueblo-derechos polticos, territoriales, culturales, econmicos y sociales-; la afirma-cin de su identidad; y la reclamacin de una reparacin histrica por la res-ponsabilidad objetiva del Estado en el dao ocasionado en ms de un siglo trasla ocupacin del territorio al sur del Bo Bo.

    Tales reclamaciones, discursos y contiendas significarn un desafo para el Es-tado y la sociedad chilena, respecto a sus certezas, su proyecto de democraciamoderna y su historia. Estos desafos no son exclusivos de Chile, sino que for-

    man parte de la agenda de la democracia en sociedades pluriculturales yplurinacionales. As lo evidencian diversos acuerdos internacionales sobre de-rechos de los pueblos indgenas, informes e investigaciones alusivas.

    Por cierto, los planteamientos mapuches y sus movilizaciones por derechos noson nuevos. A lo largo del siglo XX han protagonizado sucesivas contiendas endefensa de sus tierras; y particularmente, desde los aos 80, pusieron en mar-cha un portentoso proceso de rearticulacin social y poltica con miras a obte-ner un reconocimiento de sus derechos como pueblo, incorporando sus de-mandas y esperanzas en la agenda de la transicin democrtica.

    Durante este perodo, tuvo lugar una silenciosa transformacin etnopoltica enla sociedad mapuche, y particularmente en sus dirigentes, donde se fue for-mando la conviccin de que en un contexto de profundas alteraciones econ-micas, polticas y sociales estaba en juego su proyeccin en el tiempo, su iden-tidad y sus derechos como pueblo.

    Esos discursos y orientaciones vuelven a aparecer a inicios de los aos 90,sorprendiendo a la elite chilena como si fueran nuevos. Entonces, se crea que

    la problemtica indgena quedaba resuelta en la transicin democrtica conuna poltica social bajo el eslogan del desarrollo con identidad, y una nuevaley de corte indigenista. Sin embargo, las autoridades vieron, perplejas, la irrup-cin dewerkenes, machis, lonkos,trarilonkosy banderas mapuches en tiem-pos de modernizacin y transicin democrtica, ad portas del siglo XXI.

    Los ciclos del movimiento indgena han irrumpido ante fuertes presiones delEstado, aun en situaciones poco propicias para la protesta social. A fines delsiglo XX, esto ocurri durante la dictadura militar, en 1979; y durante la transi-

    cin democrtica, desde 1997. El'error

    'fue el mismo: en el primer caso, desa-

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    rrollar una poltica de compulsiva de divisin de las comunidades; en el segundocaso impulsar megaproyectos, centrales hidroelctricas y la expansin forestal.

    Tanto la dictadura encabezada por Augusto Pinochet como el gobierno de Eduar-do Frei-Ruiz Tagle, impactaron al ncleo simblico mapuche: la mapu. Ambos

    impusieron sus programas y obtuvieron victorias simblicas en nombre de lamodernizacin y la razn de Estado: se dividieron las comunidades en uno y seconstruy la megacentral hidroelctrica Ralco en el otro. Pero tambin ambosdetonaron insospechados e irreversibles procesos de movilizacin poltica enel pueblo mapuche.

    Adicionalmente, la creciente sensibilidad internacional respecto de los dere-chos de los pueblos indgenas ha presionado y sorprendido al Estado chilenocon nuevas consideraciones y obligaciones. En materia de derechos humanos,

    hay estndares internacionales que no son opcionales cuando se quiere serparte de lo que se llama comunidad de naciones civilizadas. En materia dereconocimiento y respeto de los derechos de los pueblos indgenas, hay unestndar que forma parte de la doctrina de los derechos humanos, formado enel derecho consuetudinario internacional, y que obliga a los Estados. Chile estmuy alejado del cumplimiento de esos estndares.

    En el ao 2003, el pas pas a integrar la lista de pases a inspeccionar por elRelator especial de Naciones Unidad Para los Derechos Humanos y LibertadesFundamentales de los Indgenas. Desde la recuperacin de la democracia, elEstado chileno ha sido denunciado en diversas ocasiones ante la ComisinInteramericana de Derechos Humanos, por graves violaciones a los derechosde las comunidades mapuche. En Diciembre de 2004, el Comit de DerechosEconmicos y Sociales entreg su informe de evaluacin y recomendacionesde cumplimiento del Estado de Chile respecto al Pacto Internacional DESC. ElComit manifiesta en su Informe que toma nota con preocupacin de la faltade reconocimiento constitucional de los pueblos indgenas en el Estado Parte yobserva que estos pueblos, no obstante la existencia de diversos programas ypolticas encaminados a mejorar su situacin, siguen estando en situacin de

    desventaja en el disfrute de los derechos garantizados por el Pacto.

    A comienzos de la transicin democrtica, abundaron los discursos y promesasindigenistas en el gobierno. Actualmente, las misiones diplomticas ante lasNaciones Unidas y OEA deben hacer esfuerzos para explicar qu pasa en Chi-le: por qu no se ratifican convenios internacionales de derechos indgenas;por qu, junto a la repblica centroamericana de El Salvador, es casi el nicopas que no ha reconocido constitucionalmente la existencia de los indgenas ysus derechos; y por qu hay ms dirigentes indgenas procesados o en prisin

    en democracia que en tiempos de dictadura militar.

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    En un mundo globalizado, ya no son presentables ni pasan inadvertidas las clsi-cas conductas estatales y empresariales chilenas frente a los indgenas, a las queuna comisin oficial llam sutilmente ceguera frente a la diferencia , y que losindgenas califican derechamente como prcticas y polticas de discriminacin,atropello de su dignidad y desconocimiento de sus derechos ancestrales.

    Junto con el cambio de los marcos de referencia internacional, tambin se haproducido un cambio en los marcos simblicos de la propia sociedad chilena.Lentamente, cada vez ms sectores de la sociedad civil la de ciudadanos co-munes y corrientes- muestran mayor simpata por la causa indgena. Al menosen el plano simblico, los mapuches han salido victoriosos, neutralizando enalgn grado la discriminacin racista en el sentido comn ciudadano.

    Muchos ciudadanos chilenos se preguntan intrigados ante las movilizaciones

    mapuches y las duras respuestas de las autoridades por qu el confl icto? porqu ahora y no antes?. Ante las imgenes de tropas especiales resguardandocamiones forestales y turbinas elctricas, y despliegues de cientos de efectivospoliciales deteniendo a ancianos, nios y jvenes con boleadoras, y juicioscon testigos sin rostros, cabe la pregunta: Qu ocurri en el Chile de la transi-cin democrtica que se lleg a esta situacin?.

    Emergen razonables dudas de la eficacia de las polticas estatales que seimplementaron al inicio de la transicin para integrar a los indgenas, y supertinencia para el pas y democracias contemporneas. Se constata un vacoen la poltica de Estado sobre asuntos indgenas. Al mismo tiempo, la polticapenal supletoria del vaco existente- y la tendencia a la criminalizacin delconflicto, resulta insostenible, adems erosionar la legitimidad del Estado.

    Ello obliga a reconocer la cuestin mapuche como una prioridad en la agen-da de las pol ticas de Estado. El asunto en debate era y sigue siendo una perple- jidad, tal como lo expresara Miguel Luis Amunategui en 1863: Qu lugartienen, en definitiva, los araucanos en l arepblica?. Volver a plantearse estaspreguntas en los inicios del siglo XXI evidencia la profundidad de la crisis a

    que ha llegado el orden republicano en su relacin con los indgenas.

    Hacia el ao 2003, se presentaron diversas propuestas en todo el espectro de laelite poltica. Tres de ellas instalaron los anclajes fundamentales de la discu-sin: la propuesta de Instituto Libertad y Desarrollo, el Informe de la ComisinAylwin, de Verdad Histrica y la penalizacin de la movilizacin indgena.

    Sin embargo, en ninguna de las opiniones y anlisis contemporneos se perci-be un abordaje a fondo de cmo resolver la ecuacin entre modernizacin y

    derechos indgenas, como conflicto y desafos del presente. Ninguno de los

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    anlisis dan cuenta de un asunto tan bsico como es la responsabilidad polticadel Estado y los grupos dirigentes del pas, de hacerse cargo de los impactosque ha provocado el proceso de modernizacin y el rgimen neoliberal, impul-sados como nica opcin de desarrollo para el pas.

    De hecho, el informe de la Comisin Aylwin no destina ni una sola frase a losconflictos contemporneos y sus causas tambin contemporneas. Tcitamen-te, se invita al lector a buscar explicaciones en la poca de la conquista y en lasacciones y omisiones del Estado durante el siglo XIX. Prcticamente, no seatribuye responsabilidad alguna a los actores polticos de fines del siglo XX ycomienzos del XXI.

    Por otro lado, en el mbito internacional el Informe Stavenhagen, el Informedel Comit DESC de la ONU, los informes de las misiones de la Federacin

    Internacional de derechos Humanos, las denuncias ante la ComisinInteramericana de Derechos Humanos, conforman un grueso expediente, unfundado alegato por los derechos humanos y libertades fundamentales del pue-blo mapuche, y obligaciones del Estado. Es el cuarto anclaje del debate.

    El movimiento mapuche ha posicionado su autodefinicin como pueblo, suje-to de derechos colectivos; y sus reclamaciones por la tierra, los recursos natura-les, el derecho a participar de las decisiones polticas y proyectos que concier-nen a sus territorios. Tales reclamaciones no son una amenaza para la seguri-dad nacional ni para la economa del pas. Tampoco ponen en riesgo la seguri-dad jurdica de los derechos de propiedad, ni al Estado de Derecho. Son losmapuches los que exigen que, en justicia, se repare el dao, se restituya, existaseguridad jurdica para sus tierras, sus recursos y sus derechos.

    La poltica gubernamental de Ricardo Lagos, va represin, logr el objetivo decorto plazo de disminuir las acciones directas de reclamaciones de tierras mapuches,abrir paso a los megaproyectos, y dar relativa gobernabilidad a la regin sur deChile, en inters de la industria forestal que aument sus exportaciones. No obstan-te, en la perspectiva del largo plazo el saldo es favorable al movimiento indgena,

    que logr poner al Estado de Chile en la miradel sistema internacional de derechoshumanos. Qued en evidencia el dficit de la transicin democrtica chilena: elreconocimiento y respeto de los derechos indgenas.

    Sin duda, el Estado chi leno tiene la fuerza y poder para someter a los indgenas,puede comprometer el erario nacional en crditos de millones de dlares paraprogramas sociales paliativos, puede poner en marcha todos los dispositivospenales, y encarcelar a la dirigencia ms contumaz. Pero cabe a los hombresde Estado repetir la reflexin que haca Antonio Varas en 1863: Tenemos la

    fuerza y podemos aniquilarnos, pero hay algo que nos autorice a hacerlo?. Ms

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    an, hoy agregamos hay algo que garantice el xito de tal poltica?. Si por xitoentendemos que los mapuches renuncien a considerarse mapuches y pierdan lamemoria de sus tierras y derechos Nunca ms se pondrn en movimiento?.

    Ms bien, todo parece indicar que la agenda pblica de Chile tiene pendiente

    un asunto de tipo etno-poltico, de inusual complejidad y densidad histrico-jurdica, y cuyo tratamiento supera con creces la esfera de los asuntos de pol-ticas sectoriales, de superacin de la pobreza y orden pblico.

    Hay quienes sospechan que lo que han puesto en cuestin los mapuches, no es laseguridad del Estado, sino la seguridad de la identidad nacional chilena y la pro-fundidad de la nueva democracia. Estn realmente todos invitados, con sus iden-tidades a ser ciudadanos y ciudadanas del siglo XXI?. Tendrn algo que celebrarlos pueblos indgenas en el 2010, el ao el Bicentenario de la Repblica?.

    La constitucin de los mapuches como actor poltico, y el reclamo de sus dere-chos como pueblos, plantea un retorno a las mismas viejas preguntas que setuvieron que abordar los constructores del Estado Nacional en el siglo XIX.Ellos en su momento dieron un debate largo pblico, y actuaron con la certezade que el problema de Arauco culminara en algunas cuantas dcadas. Ha deaceptarse a estas alturas que el proyecto nacional decimonnico homogenizador,y las respuestas de la poca fracasaron.

    Por estas razones, la cuestin indgena del siglo XXI ya no es"qu hacer conlos indios?" El asunto es qu hacemos para vivir todos juntos, diferentes y enigualdad de derechos. Como comunidades de destinos yuxtapuestos. Es el sellode los tiempos globales, de las sociedades plurales, plurinacionales. Una pistala entrega el viejo derecho de gentes, el derecho internacional, donde hoy lospueblos indgenas son sujetos de derechos.

    Los pueblos indgenas existen, qu duda cabe. Y sus derechos tambin. Talesderechos -polticos, territoriales, culturales y sociales-, hoy por hoy, formanparte de la institucionalidad internacional de los derechos humanos. Y, en tanto

    tales, son vinculantes y obligatorios para los estados.

    Chile es un Estado que se precia de su insercin internacional, respetuoso desus obligaciones, y de los derechos y libertades fundamentales. Ms aun, laConstitucin chi lena establece en su Artculo 5, inciso segundo que: El ejerci-cio de la soberana reconoce como limitacin el respeto a los derechos esen-ciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los rganos del Estadorespetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitucin, as comopor los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vi-

    gentes.

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    Pues bien, los derechos de los pueblos indgenas, de acuerdo al marco interna-cional contemporneo, forman parte de aquellas prerrogativas esenciales, eselmite a la soberana estatal. Es crucial tomar en todo su peso que ha emergidoun estndar internacional de derechos indgenas. El deber de los estados es hoyda adecuar sus ordenamientos jurdicos y sus polticas, para implementar esos

    estndares. As puede entenderse el sentido y crucialidad de una de las reco-mendaciones del relator Stavenhagen: Deber ser revisada la legislacin sec-torial (tierras, aguas, minas etc.) cuyo contenido pueda entrar en contradiccincon lo dispuesto en la Ley Indgena, y deber primar el principio de la protec-cin de los derechos humanos de los pueblos indgenas por encima de intere-ses comerciales y econmicos particulares.

    Sobre esa base, se presentan a continuacin algunos antecedentes del conflictoactual, entre los derechos y territorios del pueblo mapuche, el proyecto de

    modernizacin neoliberal compulsiva, y las obligaciones del Estado chileno. Elpresente texto, publ icado por el Programa Chile Sustentable, se apoya en resul-tados del estudio Anlisis Territorial de la Poltica de Tierras indgenas , reali-zado por el autor en el Fondo Para el Estudio de las Polticas Pblicas; en inves-tigaciones sectoriales; y en los aprendizajes y reflexiones de un camino y anhe-los compartidos con organizaciones y comunidades mapuches, que -invenci-bles en su hermandad- miran sencillos y orgullosos el porvenir. Se reconstruyenalegres, bailan, cantan, abrazan la vida y ensean a sus hijos e hijas el amor yla esperanza, la humanidad que comporta una identidad, y la fidelidad a latierra y a la antigua memoria de los ancestros.

    Aspiramos a que sea una contribucin al debate de una poltica pblica, dondeest en juego tanto la sustentabil idad territorial mapuche, como la sustentabilidady legitimidad de una democracia de ciudadanas plurales en tiempos globales.Las ciudadanas y territorios del siglo XXI.

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    PUEBLO MAPUCHE,

    DERECHOS Y TERRITORIALIDADEN EL ESTADO CHILENO

    CAPTULO 1

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    PUEBLO MAPUCHE, DERECHOS Y

    TERRITORIALIDAD EN EL ESTADOCHILENO

    1.1 Conflictos al sur del Bo Bo: Territorios en disputa oregiones en transformacin?

    El lema del Gobierno Regional de la Araucana, al iniciar el segundo perodode gobierno de la Concertacin, en marzo de 1994, era Una regin en trans-formacin, queriendo representar el imperativo de cambio y modernizacinregional, cuyas opciones fundamentales, objetivos y programas de accin sesintetizaron en una Estrategia Regional de Desarrollo1 .

    Los conflictos que estallaron dejaron en evidencia que la regin estaba en trans-formacin desde mucho tiempo atrs. Las polticas de modernizacin compulsivadurante los aos 90 eran slo una fase de penetracin del modelo territorialneoliberalhacia las fronteras interiores . Este proceso transformador data de

    los aos 70, a travs de las modernizaciones promovidas por el gobiernomilitar, y que conformaron los cimientos del proyecto neoliberal en Chile.

    Desde fines de los aos 70, en la macro regin situada al sur del ro Bo Bo,est en marcha un proceso de reestructuracin de tanta envergadura como lofuera su incorporacin a la Repblica hace poco ms de cien aos. Todo hacambiado: la sociedad, el territorio, las estructuras econmicas, la organiza-cin del Estado. Al viejo latifundio lo desplaz la irrupcin de nuevos actoreseconmicos; la red de microregiones en torno a ciudades-aldeas fue reempla-

    zada por la metropolizacin de las regiones; y se dio cabida a una progresiva

    1 La estrategia fue reformulada para el perodo 2000-2010, con el objetivo de reforzar laAgenda 1995-2000. En lo sustantivo, esta nueva Estrategia conserva el mismo enfoque y perspectiva que la anterior:(..) La nueva Estrategia Regional de Desarrollo 2000-2010 se basa en construir sobre lo avanzado ycon apego a la realidad vigente. Al final del proceso de construccin participativa de esta estrategiacompartimos el compromiso con un futuro posible, que orienta y motiva el progreso armnico de LaAraucana (...) Se requiere una profunda transformacin material, que pase por generar expectativasrealistas sobre el futuro y enfrente los desafos del presente, sean estas de carcter social, econmicoo etno - cultural. La transformacin se sustenta tambin en la incorporacin de conocimiento y tecno-logas blandas, ya que, ms que las mquinas interesan las personas y sus potencialidades (...).Mensaje de Ricardo Celis Araya, Intendente y Ejecutivo del Gobierno Regional de la Araucana

    (www.laaraucania.cl).

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    dependencia del centro nacional. En el nuevo modelo, la propiedad comunita-ria indgena no tena cabida. Aunque la tierra y los espacios mapuche ya noresultaban funcionales, se les consideraba potencialmente asimilables comorecursos. Pero sin indgenas.

    Hacia 1979, la dirigencia mapuche interpret que en este nuevo proyecto depas y de regin estaban en riesgo sus derechos y proyeccin como pueblo, porlo que apostaron a la movilizacin social y al cambio democrtico. Tras el finde la dictadura militar y al poco tiempo de iniciada la transicin democrtica,qued en evidencia que el nuevo rgimen tampoco cumpla las expectativas nipromesas para con el pueblo mapuche.

    Por el contrario, los nuevos gobiernos profundizaban los alcances del proyectoneoliberal en la macroregin sur de Chile, reduciendo las polticas pblicas

    indgenas a meras polticas sociales, desentendindose de los impactos y cos-tos de la modernizacin compulsiva para los mapuches, y desatendiendo suscrecientes reclamos por seguridad jurdica y respeto a sus derechos, tierras yespacios, cada vez ms presionados.

    En suma, en las ltimas tres dcadas, algo ha cambiado profundamente al sur delBo Bo. Nada es ya como antes, tras la liquidacin de la propiedad comunitaria,despus de la llegada de las forestales, despus de la Ley Indgena N19.253, des-pus de la construccin de las megarepresas hidroelctricas Pangue y Ralco, des-pus de la quema de camiones en Lumaco, despus de los procesos penales contralos lonkos.

    Puede plantearse que los conflictos entre el pueblo mapuche y el Estado chile-no durante las ltimas tres dcadas evidencian una sostenida y soterrada dispu-ta por el territorio. Dos representaciones simblicas y discursivas de un mismoespacio se confrontan poltico y semnticamente: la nomenclatura de la IXRegin de la Araucana versus el mapuchemapu;la provincia de Arauco ver-sus la identidad lafkenche;los cultivos forestales versus losrehues y ayllarehuesmapuches; la modernizacin de la frontera versus la demarcacin y recons-

    truccin del Wallmapu. Son terrritorialidades, discursos y actores con-frontados y en transformacin.

    La modernizacin compulsiva en territorio mapucheLas transformaciones operadas en las ltimas dos dcadas en la macroregin sur deChile han cambiado el paisaje, la economa, las estructuras y las dinmicas espa-ciales y sociales. La liberalizacin de la economa puso en marcha profundoscambios que, en conjunto, van configurando un reordenamiento de los espaciosproductivos, sociales, urbanos y rurales. Es un proceso que obedece a lgicas eco-

    nmicas y polticas, cuyo control escapa a las decisiones de los actores regionales.

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    Este proceso, asociado a la modernizacin neocapitalista, no es exclusivo delsur de Chile. Este fenmeno, que algunos analistas han llamado brutalesreclasificaciones de los territorios2, se vive a lo largo de todo el pas, dandoorigen a diversos procesos de cambio social, cul tural y poltico, con regionesperdedoras y regiones ganadoras 3 . Son los impactos de un modelo econ-

    mico neoliberal, implementado con rigurosa carga ideolgica4 .

    Los cambios econmico-espaciales no son socialmente neutros. En rigor, loque resulta de ellos son comunidades y personas que pierden o ganan, en me-dio de pblicas o calladas contiendas. La reestructuracin poltica y econmi-ca tambin genera el colapso de los antiguos imaginarios territoriales, que lesdieron sentido e identidad. En dicha reestructuracin, destaca el papel activode grandes empresas y del Estado; y la violencia simbl ica del discurso oficial5 .

    Entre las nuevas disputas por el territorio, los conflictos ambientales son losms caractersticos: all se enfrentan diversos actores en torno a las decisionessobre los destinos de los territorios6 , el uso de los suelos y de los recursos.Adems de contiendas de gran visibilidad, se han generado resistencias enmuchas localidades que conservan arraigo y densidad cultural. En el caso par-ticular del sur del Bo Bo, la densidad histrico-cultural y simblica de la terri-torialidad mapuche posee un mayor espesor de cemento social que la sobe-rana, las localidades y la terriotorialidad chilena7 .

    2

    SZARY, Anne-Laure Regiones ganadoras y regiones perdedoras en el retorno de la democracia enChile: poderes locales y desequilibrios territoriales En EURE, v.23 n.70 Santiago , 1997. Cf. EURE,XVIII, N 54, abril 1992, N especial: Chile un territorio en mutacin?, N 63, junio 1995.

    3 DE MATTOS Carlos, Margarita GUERRA, Fernando RIVEROS. Reestructuracin, Crecimiento Indus-trial y concentracinTerritorial en Chile, 1985-1991, Instituto de Estudios Urbanos, pontificia Universi-dad Catlica de Chile, Santiago, 1994.

    4 La nocin de impactos del modelo neoliberal ha sido incorporada incluso por analistas regionalesconservadores. CF. INSTITUTO GEOGRAFICO MILITAR, Geografa VIII Regin del Bo Bo, Santia-go 2001.

    5 La violencia poltico-simblica ha tenido diversos hitos, desde la deportacin de agricultores triguerosa fines de los aos setentas, hasta la construccin de las centrales Pangue y Ralco en los 90. En estemarco, se advierte claramente la refuncionalizacin de las polticas pblicas de ordenamiento territo-rial, que convierte a las estrategias de desarrollo regional en discursos que interpretan y legitiman el

    nuevo modelo territorial emergente, subordinando las funciones estatales bajo las tendencias impues-tas por los agentes econmicos predominantes.6 SABATINI Francisco, Claudia SEPULVEDA, editores. Conflictos Ambientales: Entre la globalizacin y

    la Sociedad Civil. CIPMA, Santiago. 1997 LERDA Sandra, F. SABATINI De Lo Errazuriz a Til Til: elproblema de los residuos domiciliarios en Santiago. Serie Estudios de Casos, Magster en Gestin yPolticas Pblicas, Depto Ingeniera Industrial, Universidad de Chile, Santiago, 1996; SABATINI Fran-cisco, Espiral histrica de los conflictos ambientales: el caso de Chile, enAmbiente y Desarrollo volX, N 4, Santiago, 1994; SABATINI F., F. MENA y P. VERGARA Otra vuelta a la espiral: el conflictoambiental de Puchungavi bajo democracia, enAmbiente y Desarrollo Vol XII N 4, Santiago, 1996.

    7 El dficit de espesor cultural chileno lo ha planteado Bernardo Subercaseaux como un rasgo distinti-vo del pas SUBERCASEAX B. Chile Un pas moderno?, Ediciones B. Barcelona, 1977.Tal afirma-cin es una verdad a medias, o mejor dicho, espacialmente relativa. Escrita pensando en el V alleCentral como el lugar de la patria y del Estado chileno, es una afirmacin cierta; aplicada al sur del Bo

    Bo, debe ser matizada y territorializada.

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    Es por ello que aunque la modernizacin neoliberal ha generado profundosimpactos sobre las estructuras sociales, espaciales y simblicas al sur del BoBo, no ha conseguido erradicarlas. Tales estructuras conforman una densa matrizde espacio y poder, atravesada por conflictos latentes, configurados en distintosciclos histricos. Estas tensiones latentes han sacado a la luz toda su carga

    histrica, debido a la radicalidad de los actuales cambios.

    Hacia 1997, la nocin de defensa de derechos territoriales pasa a articular yresignificar las reclamaciones de tierras mapuches y a articular simbl icamentelas diversas contiendas en la diversidad de espacios del archipilago mapuche.El movimiento mapuche recurre a su acervo cultural de las etnoterritorialidades.

    En algunos casos, los conflictos se han remitido al mbito local, como en elcaso de la resistencia frente a la construccin del ducto Temuco- San Vicente.

    En otros, han cobrado un alcance regional (carretera By Pass, vertederos encomunidades), nacional (caso central Pangue) e incluso internacional (casoCentral Ralco). En la mayora de los casos, la movilizacin mapuche es unareaccin de las comunidades con mayor capital social, ante la amenaza o atro-pello ocasionado por otros actores, privados o estatales.

    Tales reclamaciones son respondidas por el sector privado, quien apela a losdispositivos de represin estatal e incluso a cuerpos armados privados, paradefender sus intereses frente a las comunidades mapuches organizadas. En esteescenario, el Estado ha tomado parte siguiendo la perspectiva de la moderniza-cin compulsiva y por ende, subordinando las demandas y derechos de lospueblos indgenas, al emprendimiento privado y sus grandes proyectos produc-tivos.

    1.2 La matriz territorial y los ciclos histricos de la relacinentre el pueblo mapuche y la nacin chilena

    La constitucin del espacio-territorio al sur del Bo Bo, con toda su carga sim-

    blica, poltica, cultural y social, es resultado de sucesivos ciclos histricos.Tales ciclos han conformado territorialidades y larvado conflictos en la medidaque, desde la ocupacin, los derechos mapuches son desconocidos por losdiversos actores presentes en el territorio nacional.

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    Cuadro 1Principales ciclos histricos de la relacin Pueblo Mapuche-Estado

    El pas mapuche: perodo de autonoma, acuerdos constructivos, relaciones polticasy comerciales con la Corona y nacientes repblicas (s. XVII-XIX).

    La ocupacin militar del territorio mapuche y su fraccionamiento entre los nuevos Esta-dos de Chile y Argentina (s. XIX).

    La constitucin de la propiedad rural, la formacin del sistema urbano y la articulacinde los espacios regionales al modelo primario exportador. (fines s. XIX y comienzos dels. XX).

    La crisis del modelo primario exportador y la articulacin de microregiones en el modelode desarrollo hacia adentro. Perodo reduccional clsico, sistema hacienda-reduc-cin y presin por l iquidar la propiedad comunitaria. Conflictos con latifundistas y casosde usurpaciones de tierra de Ttulos de Merced (mediados siglo XX).

    Reforma agraria (1962-1973), Cautinazo, ruptura del cerco reduccional y crisis polticanacional.

    Instalacin del modelo neoliberal y nuevo modelo territorial (aos 70 en adelante): de-bilitamiento del Estado; regionalizacin y descentralizacin de economa abierta; con-

    tra-reforma agraria; divisin de las comunidades; cambio del rgimen legal de propie-dad de aguas, subsuelo y riberas; e Incentivos estatales a la transformacin productivaforestal.

    Transicin chilena, modernizacin compulsiva, penetracin de las fronteras interiores.Emergencia del nuevo discurso etnoterritorial y de derechos colectivos mapuches (finess. XX).

    A fines del siglo XIX, entre 1860 y 1881, el sur de Amrica vivi un dramtico

    proceso. Los territorios indgenas autnomos (el wallmapu), que se haban con-solidado por medio de un complejo sistema de pactos con la Corona espaoladurante los siglos XVI a XIX, fueron invadidos y fraccionados entre las repbli-cas argentina y chilena.

    Sin embargo, la invasin no implic la desaparicin del territorio y la memoriahistrica mapuche. Ello porque a diferencia de todos los pueblos originariosque desde el siglo XVI sufrieron la conquista y dominacin colonial espaola,los mapuches, a travs de dos hitos (la batalla de Curalaba y la rebelin de

    1598-1601), haban logrado revertir la situacin inicial de sometimiento8

    .

    8 Este es un antecedente fundamental para comprender de la cuestin indgena mapuche, que marcauna diferencia clave en comparacin con otras poblaciones indgenas deAmrica, que han vivido enrelaciones coloniales y de subordinacin, introyectado una cultura del sometimiento, junto consofisticadas estrategias de colonizacin al revs. Esto tambin plantea una dificultad analtica, pues-to que gran parte del aparato conceptual del indigenismo latinoamericano ha tenido por referenteprincipal de sus estudios a estos pueblos de colonizacin de larga duracin, o bien a los pueblos decontacto muy reciente, como son los de selvas tropicales. El caso mapuche y su condicin indgenaconstituye un caso diferente, pero en su abordaje suelen aplicarse categoras y enfoques elaborados

    para otras realidades.

    Fuente: Elaboracin del autor.

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    En el Reino de Chile, la tenaz resistencia mapuche oblig a espaoles y crio-llos a un cambio de poltica y al reconocimiento de una frontera. As fue sella-do el destino de la colonia espaola, reducindola al valle central. Este hitomarca la sociedad, cultura y poder en el pas, proyectando su sombra hasta lasociedad chi lena actual.

    Para los mapuches, la Victoria de Curalaba y la exitosa rebelin iniciada en1598 y culminada en 1601, cambi su historia de un modo decisivo. A partirde entonces, se fue conformando un espacio sociocultural autnomo, que abarcel territorio de La Araucana, Las Pampas y Nor-patagonia, desde el OcanoPacfico al Atlntico. All floreci la sociedad mapuche, en sus mltiples di-mensiones y caractersticas: capacidad de adaptacin y control cultural; talen-to de articulacin y negociacin poltica con una sociedad de tipo occiden-tal; procesos de acumulacin de riquezas; ejercicio del poder social y cultu-

    ral, etc. En trminos poltico-jurdicos, los parlamentos de paz, peridicamen-te renovados, refrendaron la existencia de la frontera y un pas mapuche au-tnomo durante tres siglos.

    1.2.1 El pas mapuche (Wallmapu) antes de la Repblica

    Recin a fines del siglo XX, la historiografa acadmica comenz a re-descubrirla singularidad y magnitud de los procesos sociales, econmicos y polticosque se desarrollaron en el pas mapuche, superando los enfoques que trata-ron dicha extensin como una frontera catica "al margen de la ley", toleradapor condescendencia; o como un desierto despoblado. La historiografa re-ciente ha ido trazando el retrato de un mundo poltico-social complejo, aut-nomo y econmicamente integrado, a su modo, en los circuitos globales.

    Hacia el siglo XVIII, el panorama etno-territorial y poltico al sur del continenteamericano mostraba una entidad geogrfico-cultural indgena de vasta exten-sin. U n territorio que se extendi desde el sur del Bo Bo, el sur de Mendoza,San Luis, Crdoba y las regiones occidentales de Buenos Aires hasta la Patagoniaaustral. Una lnea de fuertes marcaba los confines del poblamiento colonial.

    Diversos parcialidades participaron en la construccin de una ecmene cultu-ral propia al interior de este territorio: moluches, nagche, lafkenches, pehuenches,pampas, renqueles, huilliches, tehuelches, regidos por el Ad Mapu mapuche.

    En los bordes de este territorio, se fue construyendo un estilo de convivenciaentre indgenas y huincasque combinaba la presencia de misiones religiosas ydel ejrcito fronterizo espaol, con malocas, comercio y trfico de ganado des-de un lado a otro de los Andes. La sociedad fronteriza -Concepcin y Valdivia,

    en Chile; y las Pampas gauchas, en Argentina- se abasteca de textiles, sal, gana-

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    do y diversos productos de la sociedad indgena. A la vez, en el amplio territo-rio autnomo se desarroll un intenso intercambio de productos, prestamosculturales, alianzas matrimoniales y mi litares.

    Este fue un importante perodo de transformaciones en el mundo mapuche. Se

    apropiaron de elementos hispanos, como el trigo, los metales, el caballo, elganado vacuno y ovino; fortalecieron la cultura propia y crearon las bases parael despliegue de la sociedad mapuche, territorial y econmicamente. En trmi-nos de organizacin, el proceso ms trascendental fue el desarrollo de diversasformas territoriales de poder y alianzas, los butalmapusy la compleja red deentidades socio-espaciales.

    Tambin de modo muy reciente, los historiadores del derecho y juristas inter-nacionales comenzaron a prestar atencin a la reclamacin mapuche conteni-

    da en los parlamentos suscritos con la Corona espaola y las nacientes repbli-cas9 , en los cuales se establecan regmenes de autonoma y que fueron desco-nocidos o desahuciados ms tarde por los Estados republicanos10 . En este reno-vado inters acadmico y jurdico, ha sido decisiva la insistencia de las organi-zaciones mapuche, las cuales consiguieron incluir estos parlamentos -recono-ciendo su calidad de tratados- en el Estudio sobre Tratados, Acuerdos y otrosArreglos Constructivos entre Pueblos Indgenas y Estados, realizado por en-cargo de la Organizacin de Naciones Unidas (ONU)11 .

    Ms all de lograr su reconocimiento como acuerdos vigentes, los parlamentosconstituyen un innegable capital histrico, jurdico y simblico del pueblomapuche respecto a su existencia, sus derechos y su realidad histrica en lamodernidad. A diferencia de otros pueblos de largo sometimiento, los parla-

    9 Los parlamentos son actos-documentos jurdicos firmados, durante el perodo colonial y la primerafase del perodo independiente, principalmente (pero no exclusivamente) en los actuales territorios delas Repblicas deArgentina y Chile entre las autoridades coloniales (en nombre del rey) o autoridades

    republicanas (en nombre de sus respectivos gobiernos) y autoridades indgenas. La mayora de losparlamentos fueron ratificados directamente, por el Rey de Espaa o por el Consejo de Indias en sunombre; los parlamentos del perodo independiente fueron ratificados por el gobierno y/o el Parlamen-to. Fuente: IBARRA, Mario Algunas reflexiones y notas a propsito de algunos tratados en estemomento no reconocidos, firmados entre potencias coloniales o estados actuales y pueblos indge-nas. Ponencia en Seminario de Expertos SobreTratados, Convenios y OtrosAcuerdos ConstructivosEntre Los Estados y Los Pueblos Indgenas, organizado por la Oficina delAlto Comisionado de lasNaciones Unidas para los Derechos Humanos, Ginebra, 15-17 de diciembre de 2003.

    10 LEVAGGI, ABELARDO, Paz en la frontera. Historia de las relaciones diplomticas con las comunida-des indgenas en laArgentina (siglos XVI-XIX), BuenosAires, Universidad del Museo Social Argenti-no, 2000

    11 MARTINEZ, Alfonso Estudio sobre los tratados, convenios y otros acuerdos constructivo entre losEstaos y los poblaciones indgenas Naciones Unidas, Comisin de Derechos Humanos, Subcomi-

    sin, junio 1999. 60 p. (E/CN.4/Sub.1999/20).

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    mentos no aluden a utopas arcaicas 12 , o la nostalgia de un mundoprehispnico premoderno. La paradoja mapuche es, precisamente, la moderni-dad e historicidad de sus reclamaciones.

    A fines del siglo XIX, tras la divisin del antiguo pas mapuche entre las Rep-

    blicas Argentina y Chilena, la amplia zona ubicada al sur del ro Bo Bo quedbajo jurisdiccin chilena13 . All , el Estado chileno impuso un modelo territorialhegemnico que fraccion a las comunidades mapuches, convirtindolas enun archipilago de reducciones funcionales al patrn econmico predomi-nante en la poca, fundamentalmente triguero.

    A diferencia de los pueblos sorprendidos y sometidos en la primera conquistadel siglo XVI, los mapuches no sufrieron el colapso de un universo simblicofrente a lo incomprensible y radicalmente ajeno. La experiencia ms fuerte del

    despojo y sometimiento mapuche comienza recin a fines del siglo XIX, con lasrepblicas, truncando una larga etnognesis colectiva y su experiencia de auto-noma, con ejercicio del poder y establecimiento de relaciones polticas mo-dernas, fundadas sobre la sociabil idad y la reciprocidad con Occidente, dondeexiste presencia y reconocimiento del otro. Las repblicas y la idea ilustradadel Estado liberal rompieron ese pacto.

    1.2.2 La formacin de la Repblica y la expansin del Estado

    En el imaginario nacional chileno, las actuales fronteras del territorio chileno

    suelen considerarse como un hecho natural14 . Sin embargo, los asentamientoshumanos de la naciente repblica hacia mediados del siglo XIX, eran los mis-mos que tuvo la colonia espaola: entre Copiap por el norte y el ro Bo Bopor el sur. Existan tambin algunos enclaves aislados de Valdivia, Osorno, Chiloy Punta Arenas. Tales eran los confines del Chile real, de un milln y medio dehabitantes en 1850.

    En la primera mitad del siglo XIX, las tierras al sur del ro Bo Bo, sur de Mendozay sur de Buenos Aires, constituan una sola regin, desde el Ocano Pacfico al

    12 Se alude a la crtica realizada por Mario Vargas Llosa a uno de los principales intelectuales indgenasandinos. La utopa arcaica. Jos MaraArguedas y las ficciones del indegenismo. Fondo de CulturaEconmica, Mxico 1996. Para un comentario crtico a Vargas Llosa Cf. Resea de COUSIO Carlos,en Estudios Pblicos N 72, Santiago, 1998

    13 Pese a la brevedad histrica del dominio chileno al sur del Bo Bo, hacia fines del siglo XX en elsentido comn nacional se haban incorporado y naturalizado a las regiones australes como partedel continuo homogneo del pas que el gobierno militar numer de norte a sur, para mayor uniformi-dad y orden nacional.

    14 Sin embargo, el esquema del mapa de Chile tal como lo conocemos hoy slo se elabora hacia elprimer Centenario en 1910. Como sealaAnderson, este tipo de mapa-logotipo de las cartografasoficiales es parte del proceso de construccin del imaginario estado-nacionalANDERSON B. Comu-

    nidades Imaginadas, FCE, Mxico, 1993.

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    Mapa 1Territorios y Naciones Indgenas Independientes, siglo XIX

    Fuente: Lamina Vientosur, Bariloche.

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    Atlntico, incluyendo la Patagonia. Era el territorio mapuche. Esa fue la fronterameridional comn, heredada de la colonia. Las nacientes repblicas de Chile yArgentina disputaron palmo a palmo las tierras mapuches. Las eli tes de ambasrepblicas reclamaron para sus respectivos nuevos Estados los ttulos colonia-les de soberana de esos territorios, pero el acuerdo de lmites slo lleg cuan-

    do lograron someter a su enemigo comn: los mapuches.

    La expansin criolla fue un proceso simultneo y coordinado a ambos lados dela cordillera de los Andes, pero tambin fue mancomunada la resistenciamapuche ante el avance republ icano. La historia de la marcha de estas repbli-cas hacia el sur, conocida en cada lado como Pacificacin de la Araucana yCampaa al Desierto, es tambin la historia de la lucha mapuche por defen-der su territorio. Tres dcadas duraron estos hechos y tres son los actores: elEstado de Chile, el Estado Argentino y el pueblo mapuche. El Wallmapu fue

    invadido, fraccionado e incorporado militarmente a la soberana de los estadoschileno y argentino en un proceso de expansin republicana, desatado porprofundos procesos ideolgicos, geopolticos y econmicos.

    En la segunda mitad del siglo XIX, la expansin territorial estatal es el resultadode un proceso de cambios culturales, econmicos y pol ticos que vive la socie-dad chilena, con la consolidacin de una oligarqua liberal que resuelve suscrisis con sendas guerras de expansin. Procesos similares se viven en casitodos los pases latinoamericanos, entre los cuales se definirn nuevos balan-ces de fuerzas hacia fines del siglo XIX.

    En el mbito poltico, tanto Chile como Argentina se consolidaron elites capa-ces de obrar como dirigentes de sus propias sociedades y, sobre las mismasbases de poder coloniales, proyectar el futuro para las repblicas.

    Alrededor de 1859, ambas elites expanden su comercio exterior con la ventade productos primarios que les representan mayores ventajas y beneficios: eltrigo en Chile y la lana en Argentina. Ambas exportaciones dan origen a brevespero decisivos ciclos expansivos y gatillan importantes transformaciones terri-

    toriales, sociales y culturales15 .

    En este contexto, las antiguas oligarquas terratenientes acceden a nuevos nive-les de consumo y levantan una portentosa arquitectura jurdica e ideolgica: elimaginario liberal del progreso. A la vez, buscarn expandir sus fronteras agr-

    15 SEPLVEDA, Sergio El trigo chileno en el Mercado Mundial. Ensayo de geografa histrica, en Infor-maciones Geogrficas, Santiago 1956; SABA TO Hilda Capitalismo y ganadera en BuenosAires: la

    fiebre del lanar 1850-1890 Ed. Sudamericana, BuenosAires 1989.

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    colas, ganaderas y estatales. Por esta razn, vieron en las tierras de los pueblosindgenas una vasta frontera de expansin econmica y un territorio a incorpo-rar efectivamente a la soberana de los jvenes Estados Nacionales. Asimismo,los habitantes de esas tierras, los araucanos , que en tiempos de la indepen-dencia fueron mirados como smbolo de resistencia ante el imperio espaol,

    ahora fueron estigmatizados como la barbarie , que la nueva eli te deseabasuperar.

    Para los Estados, la invasin republicana del territorio mapuche signific laincorporacin a su soberana de vastas extensiones geogrficas, la apropiacinde tierras y riquezas, y la solucin de las diferencias limtrofes, consolidandosus respectivas fronteras externas. Tras la ocupacin, se formaron nuevas es-tructuras territoriales. Se establecieron modelos geopolticos urbano-regio-nales, de poder y ocupacin, que subordinaron a los asentamientos indgenas;

    e integraron las tierras y los recursos para responder a las crecientes demandasinternas y a las necesidades de expansin de las fronteras agrcolas y ganade-ras, con miras a la exportacin de trigo y lana.

    Para los mapuches, la invasin republicana implic la prdida de soberana, elcolapso de sus estructuras de poder, cuantiosas prdidas de vidas, la usurpa-cin de grandes posesiones, el saqueo de sus riquezas, y la incorporacin delos sobrevivientes esquilmados y sus descendientes al orden republicano, enestatus de indgenas. Fue el inicio de una poca de pobreza, discriminacin,nacionalizacin forzosa, reproduccin y reelaboracin de la cultura. Losmapuches fueron ciudadanos incorporados a la fuerza a un orden republicanoetnocrtico, sin derecho a su lenguas, a su religin, a su cultura; sin derecho adecidir por si mismos su destino; y sin derecho a participar en igualdad decondiciones, como colectivo, en la definicin de la voluntad general de la Re-pblica16 .

    Losnueve pueblos indgenas actualmente comprendidos dentro de las fronterasdel Estado chileno (Aymara, Atacameo, RapaNui, Mapuche,Quechua,Diaguita,Colla, Kawasqar, Ymana) se sitan en regiones que fueron incorporadas mili-

    tarmente: el norte andino (1879) como botn de la Guerra del Pacfico; el cen-tro-sur mapuche (1881) por la ocupacin militar; los canales australes (1881)despus de los tratados del lmites con Argentina; y la Isla de Pascua (1888),con la toma de posesin por parte de la Armada.

    16 Recien, en el 2003, un grupo de ciudadanos chilenos, designados por el Presidente de la Repblicapara estudiar la relacin entre el Estado y los pueblos indgenas, ha sealado ambiguamente que hayresponsabilidad del Estado en el dao infligido a los pueblos indgenas. Cf. Informe Final Comisin de

    Verdad Histrica y Nuevo Trato, Santiago 2003.

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    1.2.3 Nuevas Estructuras Territoriales tras la Ocupacin

    En la amplia zona ubicada al sur del ro Bo Bo, luego de la ocupacin republi-cana, se gener un archipilago de reducciones y se consolid un modeloterritorial funcional al patrn econmico predominante17 . Sin embargo,

    geopolticamente, el archipilago mapuche constituy una frontera interiorpara el Estado chileno.

    En el escenario post ocupacin, la sociedad mapuche logr reconstituir entida-des etnoterritoriales, denominadas zonas vitales por algunos antroplogos18 .La organizacin del espacio y de los paisajes culturales se bas en relacionesde hegemona y subalternidad sedimentadas y naturalizadas a lo largo delsiglo XX. Expresin de este modelo territorial son, por ejemplo, en el sistemahacienda reduccin y el rol director de las ciudades-aldeas19 sobre sus respec-

    tivas microregiones.

    Dicho modelo espacial y econmico tuvo un corto ciclo de bonanza, asociadoa la explotacin del salitre entre 1880 y 1920. En el centro-sur, Temuco seform como ciudad de enclave, cerrada, altamente discriminadora, clasista,racista e intolerante. Ciudad Maldi ta la llam Gabriela Mistral. La elite racis-ta de Temuco desplaz a las aldeas hacendales hacia 1910 y 20. Dicha eli te fuecapaz de formar la Sociedad de Fomento para afrontar la crisis agrcola de postI Guerra Mundial, y ms tarde cre los Colegios Universitarios de La Frontera.Por cierto, la elite se autorepresent como sociedad blanca, de colonos, avan-zada de la civilizacin en la frontera de la barbarie mapuche.

    En ese contexto, emergieron peridicamente opiniones contrarias a la propie-dad comunitaria de las tierras mapuches consignadas en Ttulos de Merced.Tales opiniones se expresaron tempranamente, ya a fines del siglo XIX, comotestimonian los informes de funcionarios de la Comisin Radicadora y del Pro-tector de Indgenas. Las mismas leyes de radicacin que ya contemplaban laposibilidad de la particin de la comunidad -a solicitud de los radicados-, fue-

    17 Pese a la brevedad histrica del dominio chileno al sur del Bo Bo, hacia fines del siglo XX en elsentido comn nacional se haban incorporado y naturalizado las regiones australes como parte delcontinuo espacial y homogneo del pas que el gobierno militar numer de norte a sur , para mayoruniformidad y orden nacional.

    18 El antroplogo Milan Stuchlik alcanz a percibir que la organizacin social mapuche parta de unaentidad difusa, que a falta de otra denominacin llam, zona vital. Con esta observacin introducauna diferencia al pulcro modelo de la comunidad reduccional, elaborado por Louis Faron, que ha sidoel enfoque socialmente operante en la antropologa chilena hasta nuestros das.

    19 En el concepto de ciudad-aldea queremos sintetizar la dualidad de las ciudades del sur, que poseenformas y tamaos de poblacin que hacen clasificar como ciudades, pero sus culturas locales son de

    aldea.

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    Fuente: H. Gonzlez Propiedad Comunitaria o Individual: Las Leyes Indgenas y el Pueblo Mapuche. Nutran.Ao II, N 3.Santiago, 1986

    Arauco 28 36.4 5291.11 54.5 6933.63 620 11.18Bio-Bio 1 16.7 366 2.2 415.43 23 18.06Malleco 156 55.7 40484.75 50 47943.15 3889 12.33Cautin 551 27 78550.26 24 81352.58 7738 10.51Valdivia 87 18.2 7773.5 11 6270.01 427 14.68Osorno 9 22.5 298.1 5.5 280.42 40 7.01

    Total 832 28.5 132763.72 26 143195.22 12737 11.24

    ProvinciaTtulos de

    Merced %SuperficieOriginal %

    SuperficieRemensura N Hiuela

    PromedioHs/Personas

    ron modificadas en las primeras dcadas del siglo XX por partidarios de erradi-car la propiedad comunitaria, considerndola una anomala que dificultaba elmercado de tierras, del mismo modo opinaban respecto de la prohibicin deenajenar. El proceso de radicacin qued inconcluso en 1927, y desde enton-ces se comenz a dictar una serie de leyes y decretos orientados a liquidar la

    propiedad comunitaria indgena.

    La presin por la divisin de la propiedad comunitaria por parte de sectoreschilenos y la defensa de la misma por parte de los mapuches, marc el eje de laproblemtica indgena desde 1927 hasta 1970. Mientras que la oligarqua chi-lena consideraba a las comunidades mapuche como una rmora del pasado,para estas comunidades y sus dirigentes la lucha iniciada en esta poca signifi-caba la defensa de la colectividad, de la raza a la que se pertenece. Esteperodo, conocido nacionalmente como Estado de compromiso y de desa-

    rrollo hacia adentro, es tambin el periodo en que se va conformando el pen-samiento indigenista chileno y en que se realizan las primeras etnografias siste-

    mticas de la sociedad mapuche. Emerge el paradigma reduccional.

    Entre 1931 y 1948, 832 comunidades indgenas fueron divididas y fracciona-das en 12.737 hijuelas.

    Tabla 1Divisin de Ttulos de Merced, perodo 1931 1971

    Los cambios y planificaciones globales iniciados en los aos 60 ya ha-ban comenzado a afectar la territorialidad, los lugares, las entidades y la redsemntica de el Wallmapumapuche. En los aos 70, las transformaciones eco-nmicas neoliberales comenzaron a incidir fuertemente en la economa delpas, afectando la agricultura tradicional triguera y ganadera, asociada al mo-delo sustitutivo de importaciones. Tambin fue afectada la cultura aldeana de la frontera , dependiente cada vez ms de la planta de funcionarios pblicos y

    menos de la agricultura.

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    En este perodo, el modelo econmico neoliberal impuesto por la dictaduramilitar no slo caduc la economa regional, formada en el siglo XX y sedimen-tada en la poca sustitutiva de importaciones, sino que abri paso a nuevasestructuras y dinmicas econmicas, trayendo consigo enormes presiones es-tructurales, econmicas y polticas sobre el territorio y la cultura mapuche.

    Mediante un proceso de reforma en los aos 60-70 y su revisin l iberal a finesde los aos 70, el escenario de la produccin de alimentos y la matrizexportadora nacional se modific sustantivamente, con implicancias especfi-cas para las comunidades mapuche, como veremos a continuacin.

    1.3 Polticas territoriales y Reforma Agraria en Chile

    El proceso de la Reforma Agraria chilena, iniciado en 1962 y culminado for-

    malmente en 1989, constituye un captulo especfico de la relacin entre elEstado chileno y las comunidades mapuches, en relacin a las reclamacionespor tierras indgenas.

    En el panorama histrico de Amrica Latina, la Reforma Agraria chilena se ubi-ca en lo que se ha denominado reformas de segunda generacin ; caracteriza-das por ser polticas de Estado, cuyo origen no radica en revueltas campesinaso crisis sociales rurales (como fue la primera generacin), sino en diseos decambio estructural gestados desde el centro nacional y poltico. El marco pol-

    tico que dio sentido a la Reforma Agraria fue el modelo desarroll ista nacional.All, las reclamaciones de tierras indgenas no fueron una prioridad, e inclusono fueron parte de la poltica ni de su marco legal en las leyes N 15.020 de1962 y N 16.640 de 1967.

    Consecuentemente, con posterioridad al 11 de septiembre de 1973, las polti-cas implementadas por el gobierno militar, de reversin de expropiaciones ydesnaturalizacin del proceso de destino de las tierras reformadas, tambinafectaron a las comunidades mapuches.

    El desarrollo del proceso de Reforma Agraria en Chile se da entre 1962 y 1973,durante 3 perodos de gobierno, como veremos a continuacin.

    1.3.1 Perodo 1962 1964: Gobierno de Jorge Alessandri

    En este perodo se debate y aprueba la primera ley de Reforma Agraria chilena(N 15.020), promovida fuertemente por la presin directa del Departamentode Estado de EEUU, a travs del programa de Alianza para el Progreso.

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    El gobierno de Alessandri realiz una dbil puesta en marcha de la nueva legis-lacin. Bsicamente, transform la Caja de Colonizacin Agrcola en una Cor-poracin de Reforma Agraria (CORA), que en la prctica se limit a continuarcon las mismas polticas de la Caja, culminando un programa de colonias , yhuertos familiares en base a tierras fiscales y predios adquiridos a particula-

    res. Lo nuevo radic en la focalizacin del accionar de la CORA en las provin-cias de Coquimbo y Arauco, beneficiando a comunidades mapuches y contri-buyendo a visibilizar su situacin.

    Pese a la debilidad de la accin gubernamental, en este perodo se instal en eldebate pblico la prioridad y urgencia de materializar una Reforma Agraria, locual constituy un tpico de todos los candidatos en la campaa presidencialde 1964. As, la Reforma Agraria se expuso como una voluntad nacional. Por suparte, las comunidades mapuches vieron en este fenmeno una oportunidad

    para que la sociedad y el Estado chileno atendieran a su antigua causa.

    1.3.2 Perodo 19651970: Gobierno de Eduardo Frei Montalva

    El perodo se caracteriza por la puesta en marcha del proceso de Reforma Agra-ria propiamente tal, iniciando en 1965 el proceso de expropiacin de tierras yliquidacin del latifundio. Por lo mismo, es el perodo en la reforma pasa a serarena de disputa social, involucrndose al campesinado y marcando un quie-bre en la elite chilena.

    La institucionalidad creada con la Ley 15.020, ahora reforzada por la Ley 16.040,tambin se desarrolla. Organismos como la Corporacin de Reforma Agraria(CORA), con las amplias facultades de su Consejo; y el Instituto de DesarrolloAgropecuario (INDAP), con su capacidad de establecer relaciones clientelarescon el campesinado, fueron decisivos tanto para la implementacin de la pol-tica, como para el debate pblico en torno la Reforma y sus implicancias.

    En este contexto, las comunidades mapuches comenzaron a exigir la incorpo-racin de sus demandas de tierras en el proceso de Reforma20 . Como resultado,

    y en virtud de la Ley N 15.020, durante este perodo se expropiaron 71 prediosen las provincias de Arauco, Malleco y Cautn. 24 de estas expropiacionesbeneficiaron a comunidades mapuches. Luego, con la ley N 16.640 (1967), serealizaron otras 89 expropiaciones en las mismas provincias, de las cuales slo12 favorecen a mapuches.

    20 Tanto la Ley 15.020 como la ley 16.640 incluyeron entre los predios expropiados a aquellos (...)terrenos ubicados en la zona de aplicacin de la ley de propiedad austral donde se hayan producidocuestiones legales sobre el dominio o posesin de la tierra (...). La zona de aplicacin o Propiedad

    Austral, era territorio de indgenas ubicado al sur de Malleco.

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    Hacia fines de este perodo, la poltica estatal de Reforma Agraria entra encrisis, por la confrontacin de distintos modelos de sociedad que postulan loselites dirigentes. Asimismo, la poblacin campesina y rural ve frustradas susexpectativas por la insuficiente capacidad de respuesta del Estado, que habien-do prometido llegar a 90.000 nuevos propietarios, apenas contaba unos 4.000

    campesinos incorporados en cooperativas asignatarias.

    En ese contexto, y en medio de la coyuntura del cambio de gobierno de Freia Allende, en octubre de 1970 irrumpe el movimiento mapuche con un masi-vo proceso de recuperacin de tierras, conocido como el Cautinazo, quecontinu hasta 1971, acelerando el proceso expropiatorio. Bajo esta presin,la poltica nacional agraria debi incorporar la temtica mapuche en su pro-grama.

    La legislacin indigenista de 1972 introdujo modificaciones a la ley de reformaagraria, y estableci mecanismos para dar tratamiento a las reclamaciones detierras mapuches, en el marco de la reforma agraria. Pero no se trat de unapoltica especfica de tierras indgenas, sino nicamente de la incorporacin delos indgenas y sus reclamos en el proceso mayor de la reforma.

    1.3.3 Perodo 19711973: Gobierno de Salvador Allende Gossens

    Utilizando el mismo marco legal de su antecesor, el Gobierno de la coalicinde izquierda Unidad Popular aceler el proceso expropiatorio de la ReformaAgraria en todo el pas, e incorpor masivamente a las comunidades mapuches.

    Sin embargo, el programa de gobierno de la Unidad Popular no era ajeno alnfasis desarrollista, propio de las sociedades modernas y caracterstico de losgobiernos anteriores. As, dicho programa sugera la (...) defensa de la integri-dad y ampliacin y asegurar la direccin democrticade las comunidades in-dgenas, amenazadas por la usurpacin, y que al pueblo mapuche y demsindgenas se les aseguren tierras suficientes y asistencia tcnica y crediticiaapropiadas.

    Esta concepcin evidencia que tampoco la Unidad Popular visualiz las re-clamaciones de tierras usurpadas en la perspectiva de las comunidadesmapuches, observando en ellas solamente una poblacin de escasos recursosbajo amenaza, a la que haba que intervenir para asegurar la direccin de-mocrtica 21 .

    21 Esta definicin de la problemtica de las tierras mapuches ser retomada por el gobierno de la transi-cin democrtica en la coyuntura 1989 1993, repitiendo el gesto de invisibilizar las reclamaciones de

    tierras usurpadas, hasta que las movilizaciones mapuches las hacen visibles.

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    Para la izquierda chilena, las comunidades indgenas eran variantes de organi-zaciones campesinas22 .

    Esta situacin cambi despus de la eleccin de septiembre de 1970, cuandoen la macroregin sur se desplegaron mltiples movilizaciones mapuches, queantecedieron a la toma de posesin del Allende. El episodio fue conocidocomo el Cautinazo , y fue un hito poltico, que instal en la agenda delnuevo gobierno la prioridad de la restitucin de las tierras usurpadas a losmapuches. El gobierno de Allende asumi explcitamente una Poltica de Res-ti tucin de Tierras Usurpadas, consistente en tres programas: Convenio CORA- Direccin de Asuntos Indgenas para aplicar la ley 16.640. Juicios de Restitucin. Restitucin por la va administrativa o extra-judicial

    La Direccin de Asuntos Indgenas prometa ser un sistema fcil, rpido y sen-cillo para la devolucin de tierras a las Reducciones Mapuches, sin necesidadde recurrir al juicio. La CORA se comprometa a asignar tierras a los mapuchesorganizados en Cooperativas Campesinas.

    Adicionalmente, de acuerdo al compromiso pactado con las organizacionesmapuches, en 1971 el gobierno de Allende present al Parlamento chi leno unproyecto de ley de asuntos indgenas, donde se propona una aplicacin espe-cfica de la ley 16.640 para resolver reclamaciones de tierras; y la destinacin

    de fondos para comprar tierras usurpadas, a fin de restituirlas a las comunida-des. Tras la negociacin y reduccin de los alcances, fue aprobada la nueva leyel 15 de septiembre de 1972, con el nmero N 17.729.

    El grfico siguiente nuestra la dinmica de expropiaciones por ao desde 1965a 1973, donde puede apreciarse el brusco aumento que se produce en 1971 y1972 en las provincias Arauco, Malleco y Cautn.

    22 El documento de Las primeras cuarenta medidas del programa de la UP no explicitaba ningunapoltica relativa a los mapuches.Y en su propuesta respecto a la Reforma Agraria, conocido como los20 puntos sealaba en su punto 5. A travs de una nueva concepcin jurdica se buscar la integra-cin y colaboracin en una accin unitaria de los distintos tipos de organizaciones de campesinos: deasalariados, de empleados, medieros, afuerinos pequeos y medianos agricultores, etc. Esto implicala complementacin de las tareas de los sindicatos, asentamientos, cooperativas campesinas, comu-nidades indgenas y otros tipos y formas de organizacin de los pequeos agricultores, con los comi-

    ts de pequeos agricultores.

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    Grfico 1Cantidad de expropiaciones por provincia y ao, perodo 1965-1973

    Fuente: Elaboracin propia en base a datos de Expedientes de Expropiaciones Reforma Agraria,elaborada con datos de Archivos de Tierras CORA-ODENA-SAG.

    Ao Arauco Malleco Cautin Total Superficie (h)

    1965 4 0 0 4 10.471,31966 16 0 32 48 47.376,61967 10 0 17 27 30.075,51968 5 3 11 19 29.682,51969 8 15 9 32 44.723,71970 0 18 11 29 50.903,01971 22 76 137 235 291.017,01972 5 94 155 254 283.897,71973 4 59 34 97 77.285,3

    Total 74 265 406 745 865.110,6

    Fuente: Elaboracin del autor

    Tabla 2Nmero de expedientes de expropiacin, segn provincia y ao23

    23 La unidad de anlisis utilizada para construir el cuadro y realizar el estudio es el expediente de expro-piacin. De acuerdo a la ley, las expropiaciones eran sancionadas cada una de ellas por un Acuerdode Consejo, en donde se tuvo a la vista informes tcnicos y estudios de ttulos, dan origen a expedien-tes de cada caso. El acuerdo expropiatorio se refiere a un predio, el cual puede estar constituido poruno o varios fundos o propiedades, y a la vez puede estar integrado por uno o varios roles de avalodel Servicio de Impuestos. No es lo mismo hablar de cantidad de expropiaciones que cantidad depropiedades expropiadas. Diversos autores presentan estadsticas relativas la ReformaAgraria quepresentan algn grado de imprecisin al no realizar estas distinciones preliminares, mezclando pre-dios expropiados con predios fiscales transferidos a CORA, o utilizando como unidad de contabilidad

    las fichas prediales elaboradas por ODENAen 1980 y an en uso en elArchivo de SAG.

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    Las recuperaciones de tierras mapuches recibieron una amplia cobertura deprensa, conmocionando a la macroregin sur de Chile. Sin embargo, slo unaparte de las tierras expropiadas en la zona mapuche fueron para las comunida-des. Slo el 18% de las tierras expropiadas en el terri torio entre Arauco y Cautnfueron asignadas especficamente a comunidades mapuches. Si se incluye a

    Valdivia y Osorno, el porcentaje de participacin baja a 8%.

    Antes de 1973 se haban entregado tierras a 30 cooperativas asignatarias en lasprovincias de Arauco, Malleco y Cautn, las que reunan a 1.636 socios, reci-biendo un total de 66.575,38 hectreas. De estas cooperativas, al menos 6estaban integradas principalmente por campesinos mapuches.

    Tabla 3Cooperativas Asignatarias: Provincias de Arauco, Malleco Y Cautin

    La evaluacin del proceso de reforma, al ao 1973, arroja dficit desde la pers-pectiva de los intereses y derechos mapuches. Muchas tierras fuertemente re-clamadas no pudieron ser expropiadas, pues no eran aplicables las causales

    establecidas en la ley de Reforma Agraria24

    .

    Adicionalmente, la gran mayora de los predios expropiados, situados en tierrasantiguas y territorio histrico mapuche, fueron tratados de modo similar al lati-fundio chileno de la zona central. Al principio, la CORA entregaba la adminis-tracin a los asentimientos constituidos con peones e inquilinos chilenos de losfundos, legitimando las antiguas usurpaciones. Este tratamiento se basaba en la

    24

    CHONCHOL, Jacques, "La reforma agraria en Chile". Conferencia U.Chile, Noviembre 2000.

    Fuente: Elaboracin del autor

    Provincia Comuna Cooperativa Socios Superficie

    Arauco Arauco 3 85 6.377,9Caete 3 330 4.651,3Contulmo 2 114 7.337,0Lebu 1 12 619,7Los lamos 2 45 3.719,0

    Malleco Lumaco 1 80 5.074,4

    Cautin Carahue 2 44 3.330,9Cunco 1 35 1.818,6Freire 4 119 7.576,7Lautaro 5 526 11.123,8

    Nueva Imperial 1 25 1.285,8Saavedra 1 16 986,7Vilcn 4 205 12.673,6

    Total 30 1636 66.575,4

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    premisa que las reclamaciones de tierras usurpadas se referan slo a las tierrasbajo Ttulos de Merced25 . Posteriormente, y gracias a la fuerza de la moviliza-cin mapuche, se incorporaron las reclamaciones de tierras antiguas.

    Por su parte, el campesinado chileno regional, de origen muy distinto al de la

    zona central, percibi a los mapuches y sus reclamaciones como una compe-tencia a sus propias pretensiones de acceso a las tierras, por lo cual mostr unaalta dosis de racismo, incluso ms tajante que los latifundistas26 .

    En este perodo, las ideologas de la izquierda chilena concibieron a losmapuches como minoras tnicas y subcultura campesina chilena27 , que debaintegrarse con los pobres de la ciudad y del campo, formando un pueblonico. De acuerdo a esta conceptualizacin, los mapuches deban organizarseen nuevos asentamientos, junto a campesinos chilenos, y reorganizar su eco-

    noma en cooperativas agrcolas o Centros de Reforma Agraria. Ante la negativade muchas comunidades a adoptar este tipo de orientaciones, los mapuchesfueron acusados de indios pequeo burgueses. Fue un desencuentro de mun-dos y representaciones28 .

    Pese a estas dificultades, lo importante del perodo 1962 1973 fue que porprimera vez, despus de la ocupacin de su territorio, los mapuches pudieronrecuperar al menos una porcin de las tierras usurpadas. En este corto perodo,los mapuches recuperaron ms de 160.000 hectreas de tierras, en su mayoratierras antiguas; y parte de las tierras de ttulos de merced, que haban perdidopor diversas vas. En algunos lugares se alcanzaron a constituir Cooperativasmapuches, como los casos de Antiquina, Sara de Lebu en Arauco, AmuleyCuyinco en Saavedra, Cooperativa Lautaro en Lumaco. Sin embargo, al mo-

    25 Cf. Mensaje de Presidente Salvador Allende al Congreso Nacional, 21 de mayo de 1971. TambinCIDA Tenencia de la Tierra y desarrollo Socio-econmico del Sector Agrcola, Santiago 1966.

    26 HERNNDEZ, Isabel Autonoma o Ciudadana Incompleta. El Pueblo mapuche en Chile yArgentina.CEPAL, Santiago 2003.

    27 Vase el texto La Cuestin Mapuche deAlejandro SAAVEDRA, publicado por el Instituto de Capa-

    citacin de la Reforma Agraria, ICIRA, 1970. 30 aos despus, ver ellibro Los Mapuches enla sociedad chilena actual, LOM, Santiago 2002.28 Despus de 1 1 de septiembre de 1973, los mapuches fueron duramente reprimidos por las fuerzas

    armadas y latifundistas, acusados de indios revolucionarios. En los aos ochentas los mapuches quedefienden sus tierras sern reprimidos acusados de comunistas.Al inicio de la transicin democrti-ca en los aos noventas, al exigir sus derechos, fueron acusados de radicales. La ltima versin delas representaciones estigmatizantes de los mapuches, es la tipificacin realizada por antroplogos yperiodistas chilenos, que etiquetan al movimiento mapuche contemporneo como etnonacionalistasfundamentalistas, aplicando esquemas conceptuales elaborados a propsito de conflictos de mino-ras nacionales separatistas del primer mundo. Correspondiente con estas representaciones intelec-tuales chilenas, la Fiscalia Penal ha construido la tipificacin penal de las organizaciones tradicionalesmapuches y sus jefaturas lonkos y werkenes-como asociaciones ilcitas, una amenaza a la seguri-dad de Estado, y calificado su demanda de territorios ancestrales como una finalidad terrorista.

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    mento del golpe de Estado de 1973, la mayora de los mapuches incorporadosal proceso se encontraban en situaciones transitorias de tenencia de la tie-rra29 , al igual que la inmensa mayora del campesinado de la Reforma Agraria.

    Esta situacin de transitoriedad se explica en la mayor parte porque an no se

    haba definido la modalidad de transferencia y an se estaba en el plazo legalde tres aos antes de la asignacin30 . A Septiembre de 1973, la mayor parte dela tierra no era de los campesinos ni de los mapuches, sino de la CORA. El corteabrupto del proceso con el golpe de Estado de 1973, zanj las discusiones.

    El Cautinazo es un hito en la historia mapuche post sometimiento. Ms allde la fechas de 70-73 (para algunas zonas el hito es anterior), lo crucial es elpunto de inflexin en la historia de la relacin de los mapuches con el Estado yla sociedad chilena y su constitucin como sujeto poltico. El Cautinazo re-

    afirm la centralidad de la memoria mapuche como poltica y agencia. Si bienel proceso de recuperacin de las tierras ancestrales qued trunco en septiem-bre de 1973, el quiebre simblico del arreduccionamiento mapuche pas a serirreversible. La historia de cada comunidad y del movimiento mapuche tieneun antes y un despus de ese momento emblemtico. Slo con ese dato enmente, ese marco de la memoria colectiva, es posible comprender el tempranoresurgir de la movilizacin mapuche bajo dictadura, que ya en 1978 emergecon un claro discurso de derechos como pueblo y recuperacin de todas lastierras.

    1.3.4. El nuevo orden neoliberal

    Al igual que en todo el pas, las primeras polticas implementadas en lamacroregin sur de Chile fueron de represin y disciplinamiento. Es posiblesostener que esta represin estuvo directamente relacionada con la revanchade los latifundistas y con los antiguos fantasmas que haba despertado en elimaginario chileno la movilizacin mapuche por sus tierras, en el marco delproceso de Reforma Agraria.

    La Reforma Agraria como programa legal, obligaciones estatales einstitucionalidad, continu despus de 1973, pudiendo distinguirse diversos

    29 A septiembre de 1973 haba ms de 95.000 campesinos incorporados al proceso de ReformaAgraria,organizados en asentamientos comits campesinos, centros de reforma agraria (CERA), y cooperati-vas asignatarias. Los nicos propietarios de tierras reformadas eran estos ltimos, los que sumabanslo 9.000 campesinos en propiedad cooperativa.

    30 Para ms informacin vase el estudio por los principales tericos de la reforma Agraria, enBARRACLOUGH Solon y FERNNDEZ Jos Diagnstico de la ReformaAgraria Chilena, Siglo XXI,

    Mxico, 1974.

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    va del pas y de los sistemas de gobierno y administracin interior. Entre losobjetivos de la reforma, destacan: Cada unidad regional debera actuar con una dotacin de recursos naturales

    que avalara una perspectiva de desarrollo econmico de amplia base, com-patible con el ritmo de crecimiento que se desea imprimir al pas.

    Deba poseer una estructura urbano-rural que garantizar un nivel de servi-cios bsicos a la poblacin regional y, adems, contar con un lugar centralque actuara como ncleo de las actividades econmicas y sociales para orien-tar la dinmica de crecimiento.

    Es necesario, que exista una base poblacional suficiente para impulsar eldesarrollo, actuando como fuerza de trabajo y mercado de consumo.

    La delimitacin geogrfica contempla los objetivos de la seguridad nacionalen armona con las metas de desarrollo regional y nacional.

    Estos objetivos expresan el mvil del nuevo programa econmico, privilegiandola opcin exportadora, basada en recursos naturales, en reemplazo del modeloindustrial sustitutivo de importaciones. Las polticas liberalizadoras, la reduccinde aranceles y la devaluacin, fueron los principales mecanismos de reestructu-racin de la economa. Adems, se acompa de un fuerte incentivo a las inver-siones extranjeras por medio de las facilidades establecidas en el DL 600.

    La poltica regional fue funcional a este diseo. El objetivo manifiesto de laCONARA era fomentar la competencia para los mercados internacionales, concada entidad regional l ibre de capitalizar sus ventajas comparativas . Se pro-movi la transformacin hacia una economa primario-exportadora sustentadaen la explotacin de minera en la zona norte-centro, la agroindustria en la zonacentro-sur, la silvicultura en la regin sur y la pesca, a travs de todo el territoriomartimo nacional.

    Es elocuente la representacin de las regiones que realiza CONARA en 1975,en que indica las potencialidades de mercado para cada regin, subrayando ensu grfica de flechas hacia el exterior el sello del nuevo discurso representacindel espacio regional. Para las regiones del sur seala: Octava Regin: relacin

    con el mercado mundial (complejo portuario), funcin siderrgica ypetroqumica esencial. Relacin con Argentina (centro-oeste). Exportacin deproductos del bosque, de la pesca, y pastorales (...) Novena Regin: exporta-ciones agropastorales y forestales. Potencial turstico .

    Sin embargo, este modelo de desarrollo territorial estuvo siempre sometido atensin con las polticas macroeconmicas. Las polticas neoliberales causaronimpactos diferenciados en las regiones, dando origen a situaciones de crisis enalgunos sectores tradicionales y de auge en nuevos sectores. Emergieron con-

    flictos sectoriales territorializados que afectaron incluso a partidarios del go-

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    bierno militar, como los productores de trigo y leche de la regin sur. Estosimpactos no fueron indiferentes para el discurso regionalista de CONARA ygener algn grado de discrepancia al interior del gobierno mil itar, en particu-lar de las autoridades regionales.

    En 1977, en una reunin con todos los intendentes, a su vez subordinadosmilitares, el general Pinochet, presidente de la Junta Militar de Gobierno, zanjlas discrepancias fijando lo que ha sido la regla de hierro para los intendenteshasta nuestros das: Los seores Intendentes (son) representantes del Presiden-te de la Repblica en las regiones y no representantes de las regiones ante elPresidente. La mixtura entre polticas neoliberales y desarrollo regional haballegado a su limite. A partir de 1978-1980, se debilita la funcin de ordena-miento territorial, dndose por concluida la reestructuracin del Estado a lolargo del territorio nacional.

    A fines de los aos 70 y comienzos de los 80, tiene lugar un cambio fundamen-tal al interior del gobierno militar, que reorienta la conduccin econmica ypoltica hacia un paradigma neoliberal ortodoxo, ntimamente vinculado a losgrupos econmicos y al ncleo terico y poltico neoliberal estadounidense.Tales grupos de inters utilizarn al pas, durante todo el perodo dictatorial, comolaboratorio de reformas estructurales monetaristas, apelando a la necesidad node restaurar, sino de refundar ntegramente el Estado, la economa y la sociedad.

    En este contexto, despus del golpe de Estado, se desarrol l un masivo procesode revocaciones de las expropiaciones realizadas en virtud de la Reforma Agra-ria y una normalizacin y restauracin de los derechos de los propietarioslatifundistas, con el consiguiente reforzamiento de su seguridad jurdica.

    Los cambios jurdicos y econmicos se concentraron en el derecho de propie-dad31 . En el caso de la tierra, las reformas modificaron el sistema de titulacinindividual y favorecieron la desregulacin del mercado de la propiedad delsuelo rural. Una etapa sustantiva de esta transformacin fue el proceso queafect a las tierras reformadas en lo aos 60-70, que alcanzaban al 65% del

    31 Hasta entonces, exista en Chile una pluralidad de tipos especiales de propiedad colectiva y de siste-mas para la administracin de bienes pblicos, con sus diversas regulaciones. Considerando los di-versos cambios constitucionales y legales en torno al derecho de propiedad y su funcin social, quetuvieron lugar entre los aos 60 y 70, el quiebre del rgimen democrtico y el golpe de estado de1973 se explica en gran medida por los intereses afectados por estos cambios. Sin embargo, esteproceso de restauracin no explica totalmente el desarrollo histrico del cuadro poltico legal desdecomienzos de los aos 80. El golpe de Estado fue la oportunidad para un golpe de audacia sobre elpas, condicente a la reformulacin radical y sistemtica de todos los regmenes de propiedad en undiseo total