patrimonio artístico. universidad autónoma de chihuahua

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A manera de inventario gráfico, el libro hace un recuento fotográfico de su patrimonio artístico: edificios, murales, artes plásticas...

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TextosMario Humberto Chávez, Tita Delgado Caballero,

Bertha Falomir, Gastón Fourzán, José Pedro Gaytán, Daniel López, Ramón Olvera, Enrique Samaniego Sáenz, Raúl Sánchez Trillo, Martha Soto,

Rubén Tinajero, Rogelio Treviño

Compilación y dirección editorial: Rubén Tinajero MedinaProducción editorial: Elia Fernández Martínez

Diseño gráfico: Elia Fernández Martínez y Luis Carlos SalcidoFotografía: Héctor Jaramillo

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C.P. Raúl Arturo Chávez EspinozaRector

Ing. Heriberto Altés MedinaSecretario General

C.P. y M.A. Roberto Zueck SantosDirector Administrativo

Lic. Alonso González NúñezDirector de Extensión y Difusión Cultural

Dr. Alfredo de la Torre ArandaDirector Académico

P.H.D. Armando Segovia LermaDirector de Investigación y Posgrado

C.P.C. Manuel Mendoza GarcíaDirector de Planeación

M.A. Rubén Tinajero MedinaJefe del Departamento de Difusión Cultural

Lic. Heriberto Ramírez LujánJefe del Departamento Editorial

Compilación y dirección editorialRubén Tinajero Medina

Producción editorialElia Fernández Martínez

FotografíaHéctor Jaramillo

Diseño gráficoElia Fernández Martínez y Luis Carlos Salcido

Asistente de producciónÓscar Enrique Palomares Lizárraga

PortadaLenadro Carreón: Mural central de Rectoría

ISBN: 978-607-7691-53-2

Derechos reservados

© 2010 Universidad Autónoma de Chihuahua

© De las fotografías: Héctor Jaramillo

© De los textos: sus autores

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, archivada o transmitida en forma alguna, sin previo permiso escrito de la Universidad Autónoma de Chihuahua

Editado y producido en Chihuahua, México

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Índice

Presentación C.P. Raúl Arturo Chávez Espinoza, Rector 5

AUTORES UNIVERSITARIOS

Leandro Carreón El muralismo llega a Chihuahua José Pedro Gaytán 5 Alberto Carlos Conocer y servir Bertha Falomir 25 Aarón Piña Mora Murales universitarios Enrique Samaniego 31 Sebastian Arte y ciencia, mágica seducción Tita Delgado Caballero 37 Luis Y. Aragón Babel para los ángeles Ramón Olvera 47 La música de los números Rubén Tinajero 53 Dos columnas muchas columnas Rogelio Treviño 59

PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO

Un siglo de arquitectura Gastón Fourzán Fierro 67 Centro Cultural Universitario Quinta Gameros 68 Rectoría de la Universidad 72 Hospital Central Universitario de Chihuahua 74 Cenotafio de los revolucionarios ilustres 76 Facultad de Medicina 76 Los primeros edificios del antiguo campus 78

COLECCIONES UNIVERSITARIAS

Pinacoteca Universitaria Leandro Carreón Raúl Sánchez Trillo 85 Colección Rini Templeton Donde hay vida hay lucha Daniel López 103 La trascendencia viva del muralismo Alonso González 106 Colección fotográfica: de la tradición a la modernidad Héctor Jaramillo 108 Galería de Rectores Mario Humberto Chávez 121 Colección Águeda Lozano Enrique Samaniego 127 Colección Paquimé Martha Soto 149

CATÁLOGO 161

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Presentación

El verdadero conocimiento es en sí mismo estético.

Sametz de Walerstein

La transformación del entorno actual adquiere cada vez mayor celeridad debido al fenómeno de la globalización mundial, dada mayormente por el fácil acceso a los medios de comunicación y a la expansión tecnológica especiali-zada. Nuestra época actual, marcada fuertemente por este fenómeno de masas, entra de lleno a una etapa en que el individuo social, a pesar de este cúmulo informativo, tiende a sustraerse del importante valor estético y filosófico del aprendizaje, creando un desbalance que repercute de manera poco favorable en su psique, sacrificando una parte vital de su quehacer intelectual. Toda sociedad o institución moderna que aspire al desarrollo integral de la individualidad humana debe enfocar, con ahínco renovado, sistemas óptimos para la correcta preservación, adminis-tración y engrandecimiento de su patrimonio cultural, abarcando aspectos diversos, tanto de índole material como de carácter humano. La correcta incentivación de estos recursos potencian y alientan la transformación equilibrada del entorno social, y a su vez inciden sobre la percepción del individuo como pieza fundamental del entramado social. La constante y acertada aplicación de esta visión pragmática es la semilla que rendirá resultados palpables a corto y largo plazo en el campo de las ideas. Nuestra Universidad, siempre en cambio constante y renovada por las necesidades y exigencias propias del contexto global, debe distinguirse y ser pródiga en recursos que favorezcan el amplio y extenso panorama de la cultura como eje y pilar fundamental de una educación integral de excelencia. Dentro de este contexto, nuestra Alma Mater tiene el privilegio de contar, entre su patrimonio, con obras diver-sas que van desde una arquitectura monumental de alto valor histórico, hasta colecciones de escultura, pintura, fotografía y gráfica, de artistas locales e internacionales de reconocida trayectoria en el mundo del arte, a la par de docentes e investigadores, hombres y mujeres de letras que, con su invaluable aportación, han ido fomentando un criterio más amplio sobre la percepción y conocimiento de este rico patrimonio, casi duplicado en los últimos seis años y que forma ya parte de nosotros. El presente documento habla de ello con imágenes que evocan la riqueza de un vasto patrimonio, vestidas por la acuciosa pluma de universitarios que dan fe y testimonio del mismo. No se puede filosofar sobre desarrollo si se desatienden las verdaderas necesidades del espíritu.

C.P. Raúl Arturo Chávez Espinoza Rector

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Leandro CarreónEl muralismo llega a Chihuahua

José Pedro Gaytán

En la antigua población de Indé, Durango, nació el niño Leandro Carreón Nájera en 1915. Un año especialmente difí-cil para los revolucionarios comandados por el general Francisco Villa. Las derrotas en Celaya, Guanajuato, marcaron el final de la estela luminosa dejada por los famosos Dorados. Los minerales y las haciendas de aquella región estaban en bancarrota por los constantes saqueos de los revolucionarios de uno y otro bando. El trabajo escaseaba. Por ello la familia Carreón Nájera decidió buscar nuevos horizontes: cruzaron la línea divisoria imaginaria de los dos estados para establecerse en Hidalgo del Parral, Chihuahua. Cuando Leandro obtuvo la edad apropiada, fue inscrito en la Escuela Primaria No. 99 y en sus horas libres se ganaba algunas monedas dando bola entre los parroquianos. Desde entonces ya dibujaba en cualquier espacio disponible: una hoja suelta, un cuaderno o sobre la tierra húmeda. Y fue-ron precisamente los clientes a quienes lustraba el calzado los que se dieron cuenta de sus aptitudes artísticas. Varios de ellos le aconsejaron buscar una escuela de artes. Fue así como llegó un día a la ciudad de Chihuahua, pero lo que encontró, en la colonia Santa Rosa, fue una Escuela de Artes y Oficios, institución muy meritoria pero que estaba encaminada mayormente a la producción industrial. Esto no era lo que Carreón deseaba por lo que decidió buscar apoyos económicos que le permitieran ingresar en la afamada Academia de San Carlos (Escuela Nacional de Artes Plásticas) de la Ciudad de México. Afortunadamente había llegado a la presidencia de la República el general Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940). De inmediato giró instrucciones para que otorgaran becas de estudio a jóvenes que lo solicitaran de diferentes partes del país. Cárdenas creía firmemente que sólo con el estudio se podría mejorar la vida de los mexicanos. Fue así como Leandro Carreón pudo cursar la carrera de 1934-1937. Al término de sus estu-dios regresó a Parral. Traía bajo el brazo el proyecto de pintar un gran mural que narrara la historia de México.

Había pensado realizarlo en los muros de su escuela primaria No. 99. Por diferentes motivos la obra no pudo reali-zarse en la población minera. Fue entonces cuando el pintor acudió en busca de apoyo con el gobernador Gustavo L. Talamantes (1936-1940). Al político le gustó el proyecto y lo encaminó hacia el Instituto Científico y Literario de la ciudad de Chihuahua.

Leandro Carreón traía como experiencia el haber cursado una materia de pintura mural que impartía el maestro Eduardo Solares. Curiosamente este maestro había dado sus primeras clases particulares de pintura al adolescente José David Alfaro Siqueiros varias décadas antes. Cuando Carreón ingresó a San Carlos se vivían los años gloriosos del nacionalismo y qué mejor que alentar la pintura mural.Mural central de Rectoría

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El proyecto acariciado por Carreón durante varios meses fue co-brando realidad. De manera cronológica fue pintando los nueve segmentos. Inició con el descubrimiento del águila devorando a una serpiente en medio de un islote. Al fondo los dos volcanes, el Popocatépetl y el Iztacíhuatl. La composición es horizontal y se percibe cierta rigidez en los personajes. Al paso de los metros cuadrados terminados el artista va cobrando mayor seguridad. Pinta pirámides teotihuacanas, luego mayas y en medio de la noche azteca aparece el cometa anunciando hechos funestos. La llegada de hombres barbados provoca un choque sangriento. No obstante hay lugar para pintar a Hernán Cortés y el árbol de la noche triste. Cuando Carreón pinta la Inquisición nos muestra que ya estaba preparado para pintar lo que quisiera. Los rasgos físicos de los inquisidores y el cálido colorido que logra en este fragmento lo hacen realmente notable. Luego viene la indepen-dencia y la invasión norteamericana. Carreón no desaprovecha la oportunidad y se autorretrata como un patriota que ataca al invasor extranjero. Las personas que de cuando en cuando van a ver el avance de la obra están seguros de una cosa, de que Leandro Carreón es un excelente artista. Luego viene la Refor-ma y el período porfirista. El punto culminante se deja al final: en la parte inferior dos mujeres apoyan a los revolucionarios heri-dos. Arriba tata Lázaro está al centro, rodeado de los hombres que dirigieron la revolución de 1910. Son los rostros de todos ellos flanqueados por dos caudillos montados a caballo: Porfirio Díaz y Francisco I. Madero. También se hace alusión a un hecho reciente: La expropiación petrolera de 1938.

Hay una firma al final y un mensaje que nos dice que los murales se pintaron de 1937 a 1939 y que el patrono fue el gobernador Gustavo L. Talamantes.

Después de la inauguración de los murales empezaron a llegar los contratos para retratar a personajes distinguidos de Chi-huahua. Sabiamente Leandro Carreón pinta al arzobispo de Chihuahua Antonio Guízar y Valencia. La pintura ya terminada la exhibe en la vidriera de un importante negocio del centro de la ciudad. La gente corre la voz y en masa acuden a admirar el retrato pintado por Carreón. Los contratos de retratos se multiplican.

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Fundación de México Tianguis o mercado indio

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En los primeros años de la década de los cuarenta se inaugu-ra el flamante Hotel Victoria. Los propietarios se esmeraban en cuidar los jardines y la piscina. En aquellos años los solda-dos norteamericanos con algún tipo de licencia viajaban por México gastando miles de dólares. Muchos de ellos llegaban a Chihuahua y se hospedaban en dicho hotel. El muralismo era un atractivo más para los turistas y los propietarios pensaron en decorar el comedor con dos murales. Para ello mandaron llamar a Leandro Carreón.

Los temas serían muy decorativos. Uno mostraba a un tlachi-quero, o sea un campesino, extrayendo el pulque de un fron-doso maguey. El otro mural exhibía un poblado, de pasado ba-rroco, en ruinas. Unas mujeres cargaban el cántaro con agua mientras que en el extremo izquierdo una pareja inicia el idilio. Precisamente así se llama esta obra, El idilio, que muchos años después supe la había realizado el pintor de calendarios Pedro Guzmán Léon.

Que esta obra fuese una copia nunca lo hubiésemos sabido, a no ser que el Museo Soumaya haya investigado mucho sobre los calendarios. Los hallazgos los han publicado en diferentes catálo-gos. Fue allí donde encontré esta obra que yo pensaba era ori-ginal de Carreón. ¿Por qué realizó el pintor esta copia? Nunca lo sabremos. Posiblemente fue un exigencia de la dueña del hotel, doña Victoria Fernández, a quien el artista no quiso contrariar.

El éxito había llegado de manera rotunda al pintor. Su imagen así lo mostraba: bien vestido, buen mozo y de bigote muy bien arreglado. En esto coinciden varias personas que lo trataron por aquellos años.

Fue entonces cuando Chihuahua le quedó chico al artista y bus-có otros derroteros. Se estableció en la ciudad de México don-de realizó retratos de importantes personalidades de la política y de los negocios. Entre sus clientes estaban el empresario Jorge Pasquel y el presidente Miguel Alemán (1946-1952).

Cuando surgió el proyecto de pintar los dos murales de la re-cién construida estación de Ferrocarriles de México, en 1950, el artista se trasladó a Chihuahua.

Imperio Moctezuma Xocoyotxzin

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La conquista

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Los temas a desarrollar serían las bases de la economía chi-huahuense: la minería y la ganadería. Cada mural tiene una su-perficie de cincuenta metros cuadrados aproximadamente. La técnica utilizada fue la misma de los dos trabajos muralísticos an-teriores: caseína sobre yeso. En el mural dedicado a la ganadería aparece en la parte central un enorme semental cornilargo. A los extremos vemos imágenes del desarrollo y los cuidados ne-cesarios para que progresen los hatos ganaderos.

En el mural con el tema de la minería la composición es similar al anterior. En la parte central un minero trabaja una imponente maquinaria. El fantasma de la silicosis lo acecha. A los lados ve-mos la antigua manera de buscar los preciosos minerales cerca de los ríos y finalmente el auge de la industria presidida por la gran torre de la fundición de Ávalos.

A juicio de los pintores Aarón Piña Mora, Alberto Carlos y Elsa de los Ríos, Leandro Carreón fue el primer pintor de carrera que se estableció en Chihuahua por varios años. Él fue quien trajo al norte de la república la técnica del muralismo. Se ade-

Esclavitud y evangelización

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Inquisición e Independencia

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Invasión extranjera

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lantó por varios años a los murales que Ángel Zárraga pintara en la Catedral de Monterrey (1945), al fresco del bautisterio de la Catedral de Chihuahua pintado por Alberto Carlos en 1956, y a los murales de Palacio de Gobierno de Chihuahua que fue-ron realizados por Aarón Piña Mora de 1959 a 1962.

Actualmente el acervo del Centro Cultural Universitario Quin-ta Gameros tiene bajo su resguardo cinco retratos realizados en aquellos años dorados del pintor, a principios de los años cuarenta. Estos son: Dama desconocida (inconcluso); retrato de la señora Julia Aún de Prieto (también inconcluso); retrato de cuerpo completo de la señora Julia Aún de Prieto bajando una escalera; el retrato de doña Enriqueta Gil de Uranga y el retrato de don Alfredo Chávez. Sobre todo estos dos últimos retratos mencionados nos dan cabal idea de la maestría alcanzada por Carreón en cuando a la pintura de retrato.

La Universidad Autónoma de Chihuahua preparaba un ho-menaje a Leandro Carreón cuando se conoció la noticia de su muerte acaecida en 1986. Revolución

Época porfiriana

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Alberto CarlosConocer y servir

Bertha Falomir

“El valor en arte... es el poder que nos hace cambiar de ideas, cambiar de conceptos, cambiar de sentimientos, cambiar de sensaciones,

y que cambia, en fin, la visión que tenemos de las cosas. No es que transforma el mundo, como suele decirse a la ligera;

nos transforma a nosotros mismos”

René Berger

La primera impresión que tenemos después de cruzar el acceso al edificio principal de la actual Facultad de Filosofía y Letras, anteriormente Escuela de Derecho, es el mural de Alberto Carlos titulado Conocer el Derecho, servir a la Justicia, ubicado en un remate frontal al fondo del vestíbulo, realizado en el año 1959, durante la administración del Rector doctor José Fuentes Mares.

El mural se despliega sobre una amplia superficie, parcialmente interrumpida por el vano que da acceso a la biblio-teca y al área administrativa, pero que continúa por la parte superior, a manera de dintel, para completarse por el lado izquierdo, en un angosto muro vertical. Son de apreciar de inmediato los fuertes contrastes de luz y sombra y la calidez de los blancos y rosados, en opo-sición a los colores azules, marrones y negros.

En la composición que se da en un mismo plano, convergen trazos verticales y horizontales: hacia el lado derecho se da un movimiento ascendente de curvas que nos elevan la mirada hacia el núcleo luminoso, punto focal del mural, que constituye la figura femenina, símbolo de la justicia. En el lado opuesto se hace evidente otro trazo que, aprovechando la verticalidad del muro, muestra a una serie de siniestros personajes apilados a manera de columna, sobre la imagen de una mujer que yace desnuda y encadenada. Esta figura es probable que represente una sociedad despojada o bien a la misma justicia oprimida y humillada.

Los trazos horizontales, por su parte, tienen un peso enorme en la composición, principalmente por la oscura figura que, amenazante, despliega su manto de pobreza, dolor y muerte, y cierra el mural por la parte superior del vano.

Los pliegues de ese manto van descendiendo sutilmente para dar cobijo a los magistrados y jueces corruptos que ocupan un lugar en la impartición de la justicia, pero en realidad se burlan de los derechos de los demás, movidos por la avaricia y el beneficio personal, que simboliza el hueso colgado del cuello de uno de ellos, así como las sen-tencias manipuladas que salen del cajón. Se manifiesta así, en una imagen de intenso dramatismo, una falsa moral que subyuga a la justicia.

Conocer el Derecho, servir a la Justicia

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Arriba de los estrados de los representantes de la ley aparece, en un grotesco convite, una comitiva de bufones que tocan al son del compás marcado por una mano anónima, que emerge de una tambaleante y lóbrega construcción. En el ángulo supe-rior aparece una espada fracturada, símbolo de la lucha que se abandonó en aras de seguir la comparsa. De cara al público, en un ritmo que serpentea, están el desmesurado rostro y las ma-nos del espíritu, bajo cuyo poder deviene aniquilamiento, que podría referirse al capitalismo voraz que, cubierto por el manto claroscuro, pretende ocultar sus perversos deseos bajo la apa-riencia de amparo y bienestar.

En el muro principal aparecen otros pliegues descendiendo del mismo manto formando una especie de cueva, desde donde apenas se asoma un oscuro y bien vestido personaje, que arroja basura a una juventud ociosa y sin rumbo. En un primer plano el autor hace destacar a los jóvenes, sobre un llamativo fondo amarillo y rojo, que se entretienen en el consumismo de estos productos; industria de un entretenimiento que enajena.

En contraste con estos jóvenes, en la parte derecha del muro, otros ocupan su tiempo y lugar en la búsqueda del conocimiento, con el fin de adquirir las armas para ser elementos liberadores de un pueblo, obrero, campesino, clase trabajadora que espera en el anonimato su redención. Lo que engendra la posibilidad de romper la condena a una vida vacía y sin futuro es fruto del estudio y del pensamiento; los anaqueles no sólo contienen li-bros acerca de los derechos fundamentales, sino mediante ellos se edifican instituciones firmes para proteger y garantizar una

vida plena de sentido humano. Aquí también aparece una mano anónima, pero, a diferencia de la anterior, es una guía que eleva a la juventud hacia horizontes más amplios y luminosos, donde el trabajo y la existencia toda adquieren significado. Donde el ser humano asume su dignidad.

Estas escenas están concebidas por Alberto Carlos en una in-teresante composición en espiral que se corona con el núcleo luminoso de la figura principal, la justicia, cuyas manos se abren dispuestas a recibir la espada y la balanza de manos de un joven de torso desnudo, que en movimientos casi cinematográficos, se dispone a entregárselas. La claridad alumbra el horizonte de una multitud que, desde su propia opacidad, espera confiada. La luz y el movimiento que emanan de la parte superior, a su vez, van descubriendo un abanico de diferentes momentos de la espiral: a Don Quijote, empeñado en luchar contra la injusticia, así sea vista como molinos de viento. Otra vertiente, a manera de viento alentador que emana de la justicia, nos revela cuatro atentos rostros que reconocemos como José Martí, Benito Juá-rez, Lincoln y Simón Bolívar, unidos por vínculos ideales a gestas similares que ellos mismos emprendieron.

Es de hacer notar que, en esta representación, la justicia está develada; la venda ha caído y es ella la que inspira los aconteci-mientos libertarios, sean ideales o reales.

Creo que resulta evidente, después de esta descripción que tiene mucho de interpretación, que en este mural Alberto Car-los no se contenta con el medio espacial propio de la pintura, para sugerirnos una narración que involucra varios tiempos y

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momentos, personajes y situaciones, con la licencia de hacer diferentes recorridos.

Aunque Alberto Carlos incursionó en varios estilos y temáticas, como lo muestran sus obras provenientes de períodos distin-tos, éstas se inscriben dentro del influjo de la pintura mural que se produjo después de la Revolución Mexicana, en un impulso de inconformidad con el presente y el pasado inmediato.

Como lo expresa Ida Prampolini “…primero se desprenden de circunstancias incómodas, inaguantables, y después construyen sobre los escombros. Y a esta manera de ser corresponde la pintura mural que produjo la Revolución a los doce años de su estallido”. Años después el maestro Carlos se pronuncia a favor de edificar sobre las bases de una educación liberadora.

Alberto es heredero de planteamientos plásticos de un gran compromiso social que vienen del espíritu de la más auténtica mexicanidad. Para ubicar el movimiento muralista, ya desde la tradición del siglo XIX en México se asoma un anhelo de abor-dar una temática nacionalista que construya identidad. Después, en la Escuela Mexicana de Pintura, los artistas lograron crear un arte enraizado en la tradición a la vez que participaban de una estética de la modernidad: un arte donde cada uno conservó su propia personalidad, por encima de la teoría.

De los grandes pintores que integraron el movimiento mura-lista, Orozco fue el más admirado por Alberto Carlos, quizá por parecerle más universal o más expresivo. Seguramente los hermanaba una aguda sensibilidad, con frecuencia desbordada; el sentir la misma hondura lacerante ante la injusticia y la co-rrupción, el mismo ímpetu de lucha contra las fuerzas ávidas del poder que consumen la vitalidad de la juventud.

También en Orozco se aprecia un cromatismo contrastado como en Alberto Carlos y se reitera el uso de los negros y los rojos, así como de grandes contrastes de claroscuro. Quizá en ambos sea una manera de simbolizar fuerzas antagónicas a las que debe enfrentar el ser humano, en la soledad de su interiori-dad y como individuo socializado, en términos de Charles Lalo, cuando afirma que el genio artístico, en su iniciativa instaurado-ra del arte, pertenece al individuo, pero no al individuo como tal, sino al individuo socializado, impregnado por el espíritu de la colectividad, expresando ese espíritu porque lo experimenta él mismo con más intensidad que el ser humano común.

O como lo expresa Hauser en cuanto a que sin una relación dialéctica entre subjetividad y objetividad, todo reflejo de la realidad sería artísticamente irrelevante, e inarticulada toda ma-nifestación de la intimidad. Así pues, el artista auténtico vive proyectado hacia la realidad y vive la realidad al apropiársela. El mural de Alberto Carlos, aunque acentúa el elemento trágico de la vida, lo hilvana en el tejido de una lucha dramática que hay que librar en rescate de la utopía. En un intenso dinamismo, se siente una voz de denuncia, una toma de conciencia a favor de los valores, y una intención de develar lo oculto, de exponer lo turbio y nefasto, pero también un llamado a despertar la espe-ranza en la posibilidad de construir mejores mundos, donde la justicia prevalezca en libertad y se pueda vivir en la incansable búsqueda de armonía y equilibrio. En el arte es posible hacer un conjuro de esta índole.

¡Nada más apropiado para estos tiempos críticos que estamos viviendo! ¡Qué mejor legado del maestro Carlos para estas nue-vas generaciones!

Caballos

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Florista

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Aarón Piña MoraMurales universitarios

Enrique Samaniego

Un profuso aire de recogimiento espiritual y de respeto por los seres vivos inunda la obra del maestro Aarón Piña Mora. Su fecundo trabajo abarca diferentes períodos creativos que hacen alusión a un mundo fortalecido y lleno de esperanza, a pesar de las vicisitudes propias del entorno humano, temas y motivos en los que el pintor plasma magistralmente el rico esplendor de su variada paleta; colores que evocan atmósferas en las que la esencia humana es la protagonista principal de sus cuadros.

Las preocupaciones e investigación del lenguaje formal de su obra, como lo son el color, la composición y la forma, tienen un claro referente en la figura de dos de sus murales creados expresamente para los muros de la Escuela de Filosofía y Letras y otro para la cafetería de Bellas Artes en la Universidad Autónoma de Chihuahua, donde sus composiciones plenas de movimiento y configuradas dentro de un esquema geométrico, avivan en el espectador un espíritu vital que parece nacer de fuerzas contenidas y emparentadas con el cosmos.

Sus figuras parecen definir una constante sacralización de las fuerzas del ser, precipitadas en atmósferas que a veces parecen incendiar el cuadro o nos remiten a un mundo de colores fríos salpicados de luz.

Algunos de sus motivos nos recuerdan también la obra de Siqueiros, por la fuerza de sus formas que irrumpen en el plano a través del potencial de su dibujo, pero de una manera más sosegada que a la vez expresa una mayor introspección.

En estos murales su intención creativa está claramente enfocada a los conceptos de la filosofía áurea, debido a que en su realización, su pensamiento oscila en puntos clave que originan una dinámica que se extiende sobre el cuadro y crea a su vez ritmos y fuerzas que inciden en una geometría que subdivide cuadrantes y realza la composición y el croma.

En el mural localizado en Bellas Artes, el maestro Piña Mora simboliza el espíritu de las artes que parece infundir vida a todo lo que toca. Ahí surgen, caracterizadas, las diversas disciplinas artísticas, como lo son el teatro, la danza y la música; la concepción geométrica del espacio como telón de fondo juega un papel fundamental en su creación. Varios de los conceptos utilizados en esta obra son puestos nuevamente en práctica en el mural de la Escuela de Filosofía y Letras, aunque variando en posición la fuerza compositiva de la obra para dar realce a la vertical del cua-dro y a los elementos que definen dos triángulos de vértices contrapuestos que brindan mayor dramatismo y plas-Lucha tarahumara

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ticidad, necesarias al tema del parricidio, simbolizando el tema bíblico de Caín y Abel o la muerte de la ignorancia misma que redundará en el conocimiento. En este mural, una mujer como motivo central, deviene en conciencia y pareciera que trata de alentar o detener el acto brutal que se comete, presagiando en sus vestiduras azules, la profusión de un llanto eterno o en su rojo manto el derramamiento de la sangre. La simbolización de una dicotomía también es evidente, conteniendo en sí un dra-matismo que enfatiza el espíritu filosófico del tema.

En el mural del Sindicato Académico de esta institución, Aarón Piña Mora nos expresa un ambiente de paz que convoca al con-glomerado humano a reunirse alrededor de esta figura femeni-na que atesora en su mano derecha el conocimiento científico y filosófico del mundo, en forma de una luz metafísica. En este mural la simbología es al parecer menos compleja, resaltando el carácter conciliador del tema y la calma aparente que evocan los azules grisáceos, solo contrastados por gamas de rojo que aparecen dentro de una esfera en la parte superior derecha del muro. También aquí es evidente cómo el maestro Piña Mora nos transmite en su croma un estado de ánimo que invita a la unidad dentro de un contexto de valores eminentemente uni-versales. Los caminos tan variados del aprendizaje son proba-blemente simbolizados en los rayos de luz que detenta la mujer en su mano izquierda. En el fondo del cuadro, pensadores de todas las razas, embebidos del conocimiento, sientan las bases para la consecución de un mundo nuevo.

El maestro Piña Mora nos ha dejado un extenso legado en su trabajo, no sólo en los murales de nuestra institución, sino tam-bién en su obra de caballete en la que nos muestra su agudo sentido de observación y una capacidad para proyectar estados de ánimo. Asimismo, en su faceta como retratista, ahonda con ternura en su propio entorno familiar y en su profundo respeto por las etnias de nuestro gran estado.

Sus paisajes luminosos y aéreos nos muestran a un Aarón Piña Mora compenetrado con la sustancia misma de una tierra como la nuestra, que supo acoger la huella y el enorme talento de este memorable artista y promotor cultural.

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El Hombre, lobo del hombrePágina izquierda: Alma Mater

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Mural de la cafetería del Instituto de Bellas Artes

Joven mixteca

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SebastianArte y ciencia, mágica seducción

Tita Delgado Caballero

¿Dónde convergen la ciencia y el arte? Esas dos actividades humanas aparentemente tan disímbolas. ¿Cuántas veces leímos, escuchamos o afirmamos que el arte es a la emoción como la ciencia a la razón?

No hace falta apelar al espíritu renacentista de Da Vinci o Michelangello, todo artista y todo científico sabe que el maniqueísmo no tiene lugar cuando se habla de la relación arte-ciencia.

Quien se dedica al arte sabe bien que amén del importante componente emocional del arte, su actividad diaria exige el concurso de la razón para desarrollar la técnica o planificar la obra que una vez terminada habrá de conmo-vernos. Igual sucede a las mujeres y los hombres de ciencia, que desde temprano en su formación experimentan de cuándo en cuándo esa profunda conmoción estética que produce el hallazgo de, por ejemplo, una elegante solución matemática.

El arte y la ciencia convergen, pues, ahí, donde lo humano alcanza su más alto grado de evolución. El reconoci-miento explícito de esta complementariedad convergente, constituye la aportación fundamental del geómetra y escultor Enrique Carbajal, Sebastian1, a la cultura universal contemporánea. Y resulta profundamente simbólico que la Universidad, en tanto locus natural de la cultura, albergue en sus espacios dos esculturas monumentales, Libra y La Puerta del Sol, una valiosa colección de veinte piezas a escala y dieciséis obras gráficas de este artista chihuahuense cuya obra puebla ya los paisajes urbanos de numerosos sitios del orbe.

Escudriñando los recovecos de la ciencia que se hace arte... o viceversa, Sebastian concibe por ejemplo la Puerta del Sol, que emerge como entrada al Campus II de nuestra alma mater como símbolo, tal vez, de entrada al conocimien-to. En esta pieza el escultor utiliza los dos trazos básicos de la geometría para erigir una suerte de arco compuesto, recto en una sección y curvo en otra.

1 Sebastian (escrito sin acento) es el nombre artístico de Enrique Carbajal González.Puerta del sol

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2 Estilo o aguja, utilizado para proyectar la sombra del Sol sobre el plano de un reloj solar.

de matiz científico: En sus manos, la Libra nos remite al concep-to físico de equilibrio pues es, en esencia, un instrumento para medir magnitudes físicas como el peso o, más precisamente, la fuerza de atracción gravitacional sobre objetos de masas di-ferentes. Pero la Libra del artista muestra que el equilibrio de fuerzas en la naturaleza es siempre transitorio: en el instante de equilibrio se hace posible la suspensión de un ave en vuelo, la cohesión de un sistema solar, pero cuando éste se rompe, da paso al movimiento, al cambio, a toda evolución posible. Pro-fundizar en las implicaciones del no equilibrio bien puede trasla-darnos al plano filosófico y, poco a poco, develarnos emociones asequibles sólo al espíritu humano.

Siguiendo el ejercicio filosófico, dentro de la colección de minia-turas que habitan el Polifórum Cultural Universitario, el bronce patinado de la Variación Sumatoria recuerda al espectador que desde la escala cuántica hasta el confín del cosmos, las estructu-ras de la naturaleza son resultado del ordenamiento de muchas piezas casi iguales, pero en el proceso, el principio de variación garantiza la evolución y el dinamismo.

Quizá el ejemplo más claro y conmovedor de los efectos de la variación en los procesos de auto organización de la naturaleza, es el fenómeno asombroso de la vida, y ningún acercamiento a la ciencia por el camino del arte sería completo sin transitar los caminos de la disciplina que tras un siglo de consolidación hoy promete desentrañar los más profundos misterios de la vida: la genómica, la ciencia del siglo XXI.

De este modo, la doble hélice con pátina verde que conforma la macromolécula de Genoma Humano se yergue ávida, y uno tras otro, sus nucleótidos de bronce se enlazan como si intentaran encontrar respuesta a las acuciantes inquietudes existenciales de las mujeres y hombres del presente, asidos a la certeza de que el arte y la ciencia son los senderos donde converge la esencia de lo humano.

Página derecha: Libra. Campus Universitario I

En un momento histórico en el que la astronomía en particular y la ciencia en general parecieran estar reservadas para una élite intelectual, este gigante de acero –como llamó Víctor Hugo Ras-cón Banda a los colosos de Sebastian– reivindica para los ciuda-danos contemporáneos el derecho a una convivencia diaria con la astronomía, como fue tradición entre nuestros antepasados.

El conjunto integral bien podría ser un cuadrante solar monu-mental, con la puerta como gnomon2, pero, cuando el sol del ocaso se filtra por su arco para crear una composición de for-mas geométricas y fotones en mágica danza, la Puerta del Sol evoca los antiguos monumentos diseñados con precisión para celebrar efemérides astronómicas, recordándonos esa capaci-dad de predicción de la naturaleza que hemos desarrollado en más de tres mil años de ciencia.

En el Campus I, Libra se alza como la primera creación de Se-bastian erigida en Chihuahua. En ella recrea por completo la se-miótica de la balanza, emblema de la justicia y por extensión del Derecho, abriendo paso a un inmenso torrente de reflexiones

Puerta del Sol

Foto

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Columna de ingeniería

Podríamos seguir reflexionando sobre la diversidad de obras que custodia la Universidad Autónoma de Chihuahua con or-gullo y profundo compromiso. Sin embargo, más allá del placer de la vista que lo insinúa todo, o la posibilidad de palpar la gran mayoría de las piezas, la invitación queda abierta a todo aquel que quiera experimentar la emoción y la sensualidad de la geo-metría sebastiana.

Variación sumatoria

Página derecha: Paloma

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Árbol de la justicia Trípode

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Mensajero postal Puerta dolménica

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Puerta de Torreón

Giros de la salud

Picassiana

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Saturnina

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Luis Y. AragónBabel para los ángeles

Ramón Gerónimo Olvera

Por implacable método y conyugal convivencia, desconfío de las palabras: tienen del avestruz el mismo karma; se esconden de y en las cosas que nombran, y en su feroz bramido a nadie alcanzan. El nombre y lo nombrado, te-dioso e interminable juego, signos que danzan al filo de la música. Pueril juego de policías y ladrones, embuste que entretiene a filósofos y lingüistas.

Donde la escritura comienza aparece su ausencia ¡Bonita paradoja!, borrar sobre lo no escrito, diría Georges Bataille, fijar vértigos en la poética de Baudeliere y que Paz ensaya en Ladera este. Sobre esta paradoja surge la imagen, que tiene como punto de partida la quiebra del universo verbal ¿o su expansión?, el desplome de los signos, su carencia o más bien exceso de sentido, en palabras de Eco.

¿Toda imagen no está habitada por la escritura? ¿No es la propia escritura una imagen? ¿La escritura no es el dibujo de un pensamiento despeñándose?

Cada palabra, por más pequeña e insignificante que sea, tiene para sí una caja de Pandora. Repito: desconfío de las palabras; ellas también de mí. Brincaría de gusto si me concedieran el divorcio, pero es imposible: estoy habitado por ellas y habrán de sepultarme.

¿Cómo hablar o escribir de la obra plástica de Luis Y. Aragón? ¿Vale la pena construir una torre de palabras que será derribada por el soplo onírico de sus lienzos? ¿Qué no fue suficiente lección la mítica Babel?

Gaston Bachelard escribió un libro que parece salió de la obra de nuestro pintor chihuahuense. Lleva por título La poética de la ensoñación y nos dice: “La ensoñación retoma el germen aéreo formado por la noche. La ensoñación lo alimenta ya no con palabras, ni con experiencias, ni con pruebas pero si con imágenes.” 1 En cuadros cómo Latae piscina y Danza de los arcángeles de Ceres las imágenes desbordan al artista.

1 Bachelard Gaston, La poética de la ensoñación, FCE.

Ángel fósil

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Letae piscina

En Aragón un trazo, un esgrafiado, un contraste entre colores fríos y cálidos es capaz de arrastrarnos a su vigilia, de llevarnos junto con él; para ser más precisos, a pesar de él, a escuchar ese pájaro que aletea en su cabeza y trata a toda costa de liberar con sus manos, mismo que puede ser tan desquiciante como el vuelo circular de los buitres o tan claro como el agua donde lava la música sus reflejos. ¿Acaso apareció en la escritura el cuadro Concierto en agua para cien puertas?

En Aragón la ensoñación no es una forma de sublimar a la ma-teria: es un modo de revelarnos que, en la entraña misma de lo concreto hay una diáspora, donde la psique y la conciencia son los principales extraviados en el vientre del mundo.

La noción de geometría en el pintor chihuahuense no proviene del preciso cálculo del matemático; el espacio y las figuras no es-tán referidas al modo de Mondrian, sino a la forma de Kandinski. Los lienzos obedecen un dictado esotérico, ¿acaso acusmático? que algún vidente extravió en su cuaderno de notas y que un profeta en Tejolocachic se la hizo llegar a Aragón.

José Saramago nos recuerda algo: “Ahora mismo el mundo se transforma allá afuera. No se le puede fijar ninguna imagen: el instante no existe, no es tiempo del desierto. No es ya tiempo. No es aún tiempo.”2 El desierto es el más fértil de todos los pai-sajes, porque su sitio imaginario se prolonga más allá de donde llega la vista, de ahí que el poeta José Vicente Anaya3 cante:

la luz corta la luz en el desierto y es tal la claridad que ni me veo

Encandilado por la otra lánguida mirada de sus ángeles, Aragón, en un acto de indiscreción, nos comparte la desfachatez con que los seres alados le posaron; no así los impúdicos secretos de la demencia, el misterio que esconde receloso en el pulso de su alquimia; que amalgama sustancias de naturaleza enemiga, para lograr un mapa de intuiciones cromáticas, que generosas

2 Saramago José, Manual de caligrafía y pintura, Alfaguara.3 Anaya José Vicente, Peregrino, Alforja.

Danza Táurica Apocalíptica

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Vía infinito

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se entregan al espectador, como una metáfora de la inexistencia ontológica del bien y el mal.

Ajenos a la moral, prófugos del manto trinitario de Dios Padre, estamos ante:

un desplome de ángeles caídos a la delicia intacta de su peso4

Ángel con chelo

Página derecha: Danza Sol y Luna

Al igual que Gorostiza, Aragón sabe que cuando el polvo al-cance nuestros cuerpos y los disperse en el eterno retorno, el único testimonio será una grieta, desde la cual el mundo se asemeja a la mancha de uno de sus cuadros.

4 Gorostiza José, Muerte sin fin, FCE.

Lac Virgini

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Música de los números

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La música de los númerosRubén Tinajero Medina

Si las paredes hablaran... dicho popular que encierra un gran significado. Las paredes son y han sido testigos mudos de la historia. Entre cuatro paredes se ha decidido el rumbo de la humanidad y de vidas particulares. Muchas veces dichas paredes son convertidas en símbolo de las historias que en ellas ocurrieron, casi al punto de darles vida, pre-cisamente para recordar lo dicho y acontecido en ellas: amores, planes tácticos de guerra, traiciones, insidias y las más diversas pasiones humanas. Imagine lo que dirían las paredes de la Organización de las Naciones Unidas, de un Palacio Nacional o Legislativo, o bien, una iglesia virreinal, un hospital revolucionario, un presidio, un monasterio, una misión, la casa de un científico o un artista, de un filósofo o de un teólogo.

No obstante, si las paredes de las universidades del mundo hablaran, el sueño de la Ilustración y el enciclopedismo no sólo se vería cristalizado, sino rebasado y hasta oscurecido por el cúmulo de conocimiento y sabiduría que de ellas se desborda; ellas, las paredes universitarias, podrían hablar con sapiencia de todos los quehaceres humanos, de ciencia, tecnología, arte y filosofía.

De ahí la importancia y trascendencia de la pared de Luis Y. Aragón, porque a diferencia de las descritas, ésta no tan sólo habla: dialoga, discurre, sugiere, esconde, critica, reflexiona, analiza. Dice cosas que ni el autor pensó cons-cientemente. La pared de Aragón dice más de lo que sabe.

Durante meses, Aragón fue un súbdito de este muro dictador, porque la obra esclaviza y enajena al autor y le va dictando lo que hay que decir, después de las sugerencias del mismo artista, adquiriendo cada vez mayor autonomía y vida, trascendiendo al creador mismo, porque en el momento de terminarla o darla por terminada, deja de ser suya para ser del espectador; es decir: en esos momentos la obra es a pesar del artista, y es, con la gran connotación que implica el ser; en este caso abre el infinito a múltiples interpretaciones, partiendo de la polisemia propuesta en la obra y en función de las estrellas y constelaciones sígnicas de experiencias y referentes previos, propias del individuo y la imaginación... La música de los números surge como un símbolo de las Facultades de Ciencias Químicas e Ingeniería y de la Universidad misma, nace con un gran significado que a través del tiempo, sin lugar a dudas, irá adquiriendo más.

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Aragón habla a través del muro con un lenguaje propio y ma-duro, adquirido a lo largo de muchas vidas que, como los gatos, ha vivido y de las que ha abrevado; en sus ojos internos y fe-linos vive Durero, el Greco, Luca Pacioli, reencarnación de los anónimos que pintaron las paredes de Petra, Palmira, Etra y Pompeya; su carácter pétreo recuerda el aroma de Cacaxtla y Bonampak; en él se expresa y vive el pensamiento de los rena-centistas, particularmente en aspectos formales y estructurales, así como en la búsqueda y encuentro del punto áureo.

En esta pared los protagonistas son las texturas, las rayas - y las rayitas, diría Aragón- las craqueladuras, las veladuras, los planos y las ausencias del color. En la paleta de Aragón tan sólo hay un cromatismo microtonal de grises, blanco y negro, idéntica a la paleta de Picasso cuando pintó su celebre Guernica. Es bien sabido el reto que esto implica, no obstante en ello se expresa el genio, al igual que en la música de cámara, se hace arte con pocos elementos. En este sentido y jugando un poco más con el título de la obra, se podría decir que ésta tiene rasgos y características binarias: blanco y negro, la dualidad que implican sus espejos de agua diseminados en la obra, el cima y sima comunicados por una escalera que lleva del inframundo a una constelación cósmica o molecular, donde en ambos está presente la música. Es también obvia la dualidad implicada en los baños de asiento, que abren las puertas de la percepción - diría Aragón-, que también pueden ser barcas inundadas o bancas de agua, que resultan ser lo mismo en el muro: sobre estas descansa plácidamente la binariedad de Géminis, o bien, dos enamorados que contemplan en éxtasis a dos paredes, atentos a las imágenes que también les hablan. Otros elementos que ejemplifican la binariedad de la obra, son el clímax de la mo-nocromía en donde el blanco se expresa en plenitud, y que se encuentra localizado también en dos lugares, uno precisamente en el corazón de la figura femenina que inunda toda la obra con sus telajes Grequianos y el otro en un pequeño paisaje desierto en punto de fuga. También podría ser dual desde una perspec-tiva perceptual porque puede contemplarse tanto con los ojos de la imaginación como del intelecto.

Aun y cuando la obra no tiene un tema definido, o bien es una

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obra politemática, resaltan símbolos obvios como el de esta figura femenina que domina gran parte del mural. En ella se expresa un concepto estético de la feminidad muy particular en Aragón, lejano al ideal de belleza de las mujeres de Rubens con sus carnes flojas y excedidas o de las sonrosadas y bo-nitas majas de Goya antes de sus pinturas negras. Tampoco son las gorditas rozagantes y simpáticas de Botero; desde un punto de vista simbólico tiene más que ver con la Libertad de Delacroix, porque en lugar de enarbolar una bandera y caminar sobre cadáveres, la de Aragón nos habla de la libertad implícita en el conocimiento. La mujer de Aragón sostiene a la ciencia, la técnica y al arte, expresadas en los libros y en una especie de instrumento que bien puede ser musical o ingenieril, y en la otra mano empuña un arco que ejecuta intangible música que nace de los números y de un violonchelo imaginario. Mujer que puede ser todas las diosas de la fertilidad, pero de la fertilidad del conocimiento y la educación; por tanto, mujer de la liber-tad. ¿No es esto el Alma Mater?. Mujer pétrea, fuerte y maciza, mujer curtida por la luz del pincel y el pigmento, mujer que no pierde su dulzura maternal, que bien puede ser Isis, en cuyo ojo está otra barca que navega por el mar de su piel con rumbo al inframundo para regresar a un rostro de placidez; puede ser su ojo una luna menguante que se pierde en el horizonte. Puede ser Coatlicue y en sus ojos Coyolxauqui: la madre tierra y su hija luna. Mujer que sostiene con sus trenzas de cuerda el andamiaje del universo mural.

El gambusino de la larga, firme y segura pincelada, tan larga como el lienzo o la pared, urga en un río de signos y alquimia que decanta para que salten a la vista átomos a punto de derra-marse en quantums, esferas flotantes, ábacos, plomadas, esca-leras por las que suben humanos tan pequeños como su ser y que recuerdan el blanco y negro de la Metrópolis de Fritz Lang, ciudades industriales escondidas en el papel, y, a lo lejos en un paisaje desértico, siguen perdidas Cíbola y Quivira.

Pero así como saltan a la vista estas imágenes, en el fondo pé-treo y paleontológico de la obra yacen seres esgrafiados que esperan ser descubiertos: pájaros primigenios tal vez de Ítaca o Nazca que vuelan en un cielo de piedra dejando una estela inde-leble; un flautista que toca su instrumento para resolver un cru-cigrama matemático, alas de ave y serpiente, Isis-quetzal y coatl: caracol laberinto, espiral infinito, soplo divino, vírgula del habla que emerge del cuarto sol para darle vida a los macehuales.

Para que la pared siga hablando y continúe develando sus sig-nos, no tantos como el número de estrellas que existen en el universo, pero sí como el número de constelaciones cuánticas que habitan nuestro único y subjetivo ser, se requiere ser tes-tigo no tan solo presencial, sino vivencial, porque no todo es lógico: el arte es un constante desafío a la lógica.

Concluiré con esta particular lectura de La música de los nú-meros, relacionando a este título con lo que el mismo Aragón piensa y dice: “…la música de los números expresa una filosofía utópico numérica.” Podría interpretarse como un cúmulo de planteamientos eufónicos, es decir, sonidos ideales, imaginables, pero inexistentes, recordando lo que el esteta Mosser plantea cuando habla de la arquitectura como una música congelada, o bien, cuando dice que la música es una arquitectura licuada, pensamiento pitagórico que vincula a las matemáticas implícitas en la geometría numérica de la arquitectura con la música, en el sentido de que la música son matemáticas aplicadas en un es-pacio y tiempo determinado. Dice Aragón: “En el mural existen números que aún no se inventan.” Música que canta en silencio imágenes sinfónicas.

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Arcángeles medidores del destino

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Atlantes lúdicos

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Dos columnas muchas columnasRogelio Treviño

El arte no enseña nada, transporta el sentido de la vida.

Henry Miller

A partir de ahora y aquí muchas columnas –el bosque de las columnas– presenciarán en el trayecto de la vida humana en esta parte del planeta, en el lugar donde fueron ubicadas, las columnas del escultor Luis Y. Aragón, nombradas por él Los atlantes lúdicos.

Columnas vivas presenciarán estas columnas vivas, por supuesto sensibles, tanto en su resonancia estética como también en su repercusión ontológica o bien preumática.

En ellas podemos observar la inmóvil danza de la luz desdoblándose en la Naturaleza del Hombre Primordial que todos representamos a través de la luminescencia y la sombra. Pues toda luz tiene por vientre una sombra. Los va-sos de las columnas las conllevan y las gestan principalmente para los ojos sensibles, pues para ellos fueron realizadas estas columnas por nuestro escultor que como siempre nos regocija con sus obras.

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Atlantes lúdicos

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Diálogos del sol y la luna

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Un siglo de arquitecturaGastón Fourzán

Cuando se hace referencia al patrimonio arquitectónico se piensa en aquellas edificaciones que corresponden al legado del siglo XIX hacia atrás, sin poner atención en el tiempo último. En el pensamiento general no está presente una valo-ración adecuada de los aportes que contiene la arquitectura moderna y contemporánea, lo cual podemos entenderlo porque la falta de perspectiva en el tiempo lo dificulta. Así, será importante insistir en la valoración de la arquitectura actual para poder superar esa percepción.

Esto cobra relevancia pues la acelerada vida de hoy es una seria amenaza para dicho patrimonio. Las intervenciones se multiplican, alterando, transformando y, en esencia, trastocando las propuestas originales. Son innumerables las obras del siglo XX que se han perdido por demolición o por intervenciones que las han echado a perder. En este sentido también la arquitectura última requiere de ser restaurada, no por los efectos del tiempo, sino por la incuria de los hombres.

La ciudad de Chihuahua se ha desarrollado principalmente en el siglo XX. El patrimonio que se formó entonces es significativo en varios sentidos. Antes que en términos artísticos lo podemos apreciar por ser una expresión tangible de la memoria de su momento y los subsiguientes. El patrimonio cultural, reflejado en el patrimonio arquitectónico, es para cada comunidad memoria de su pasado, su conciencia como comunidad, y define una identidad que la rela-ciona con dicho pasado desde el presente. Es decir, las aspiraciones, la tecnología, la situación económica, la visión de la ciudad, principalmente las podemos interpretar en los objetos arquitectónicos. También en una vertiente artística han existido obras de trascendencia en esta ciudad, como el Hospital Morelos del IMSS y otras ya desaparecidas como la Central Camionera.

La Universidad creada a mediados del siglo XX es poseedora de un patrimonio arquitectónico construido en ese siglo, que es diverso, heterogéneo en su calidad, pero sin duda digno de ser salvaguardado y considerado como un orgullo de la institución. Su apreciación en esta obra es muy sucinta y apenas es un primer acercamiento que mucho necesita de ser perfeccionado. Pero su principal utilidad es decidir cuáles edificios son dignos de respeto para hacer un llamado a la conciencia común y proceder a su conservación.

Una acción subsiguiente a promover será la identificación plena y la clasificación de los bienes. En líneas generales, una propuesta de registro ante la Dirección de Extensión y Difusión Cultural debiera tener los siguientes elementos:Centro Cultural Universitario

Quinta Gameros

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• Identificación y localización del bien inmueble a clasificar.• Descripción del bien a clasificar (información general, utilización

actual, descripción, estado de conservación, tipología, etc.).• Documentación fotográfica (incluye la totalidad del bien y su

entorno).• Investigación (historiográfica, sociológica, etc.).

Los inmuebles aquí descritos pueden ser los principales a to-mar en cuenta, pero no los únicos. Aún falta un estudio de amplitud.

Centro Cultural Universitario Quinta Gameros

Construida a principios del siglo XX es la mansión más suntuo-sa del estado. Obra del acaudalado minero Manuel Gameros

para residencia de su familia, no verá cumplido su sueño por el estallido de la Revolución. El edificio será objeto de expropia-ción por el gobierno revolucionario y así sobrevienen sucesivas ocupaciones como vivienda oficial, edificio de gobierno, escue-la y parece que hasta hospital. Al constituirse la Universidad de Chihuahua, recibe al inmueble en comodato, por parte del gobierno del estado, por lo que ahí se instalan la Rectoría y la Escuela de Ingeniería, y después el Museo de Minería. No es sino hasta 1968 que el edificio es cedido a la Universidad ya formalmente como patrimonio. Hoy es residencia del Centro Cultural Universitario, con una intensa actividad de difusión de la cultura. Cuenta también ya con una notable colección de ar-tes plásticas representativa del arte chihuahuense.

El edificio es una obra inmejorable de la destreza artesanal de

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los chihuahuenses en piedra. Sus fachadas aparecen tan intrin-cadamente labradas que se diría son de encaje. El estilo es una reminiscencia del rococó francés, tanto en su decoración como en su volumetría.

El interior tiene trabajos de yesería y carpintería también de no-toriedad. En el espíritu ecléctico de la época se cuenta con salas de variados estilos: gótico inglés, rococó, un neoclásico muy aus-tero, otro neoclásico pompeyano. El salón central y las escaleras tienen ambientes realmente barrocos, en tanto las salas del piso alto, seguramente destinadas a habitaciones privadas, tienen una ornamentación discreta y delicada.

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Rectoría de la Universidad

El antiguo Instituto Científico y Literario, primera y por muchos años única institución de educación superior en la ciudad, ocupa la cabecera de manzana donde actualmente está la sede de la Rectoría. El edificio que hoy vemos se construye en la década de los 20 para modernizar la educación que se prestaba desde hacía casi ochenta años en un edificio modesto de una plan-ta construido de adobe y cubiertas de terrado. Al fundarse la Universidad de Chihuahua, recibe como patrimonio el edificio del Instituto, al cual también absorbe oficialmente y que en el momento se utiliza para albergar a algunas de las escuelas de entonces.

Hoy es la sede de la Rectoría; de un auditorio, el Paraninfo, que ha visto pasar una buena parte de las artes escénicas de la ciudad; de un espacio museístico para la plástica, el Polifórum Cultural Universitario, y la gran sala del Consejo Universitario. Esta última ocupaba la sala que se expresa hacia la ciudad por el gran balcón central de la fachada. Este balcón, en conjunto con el portal, organiza compositivamente la fachada. Cabe mencio-nar que dicha sala actualmente es la Sala de Directores, pues el Consejo Universitario, lamentablemente, se ha trasladado a una sala en planta baja, cuyo carácter en el partido es del todo secundario.

El edificio se construye en el estilo neoclásico que por aquellos entonces está en boga en este continente, con el orden toscano en el primer cuerpo y el jónico en el segundo. Noble, recio, sereno, expresa las cualidades que un edificio educativo debe transmitir a sus jóvenes usuarios. Esta imagen ayuda notable-mente a componer el ambiente de carácter cívico que tienen la Plaza Hidalgo y el palacio del Gobierno del Estado. Se tiene así uno de los nodos más representativos de Chihuahua capital.

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Hospital Central Universitario de Chihuahua

Se construye a fines del siglo XIX como parte de los diversos equipamientos que consolidan a la ciudad de Chihuahua duran-te el porfiriato. Precisamente el hospital lleva, en su origen, el nombre de Hospital Porfirio Díaz. Como fácilmente se puede imaginar, durante los años de la Revolución presta un servicio importante. Al mediar el siglo XX es ampliado y modernizado notablemente, acción que se ha repetido desde entonces para hacer que el hospital llegue a superar ya los ciento diez años de servicio ininterrumpido a la comunidad chihuahuense. Además, desde la década de los 60, ha servido como una entrañable es-cuela para todas las generaciones de médicos que han egresado de la Facultad de Medicina.

Actualmente su programa arquitectónico corresponde al de un hospital de segundo nivel con el área de hospitalización, que cuenta con especialidades como traumatología y ortopedia, medicina interna, gineco obstetricia y terapia intensiva, área de consulta externa, laboratorios, imagenología, medicina preven-tiva, banco de sangre, endoscopia y urgencias.

El partido arquitectónico en forma de parrilla es un vestigio de su edad centenaria, con un gran pasillo central de circulación en sus dos niveles que comunican con cada una de las diferentes áreas. Entre los diversos pabellones existen espacios de ilumi-nación y ventilación.

La fachada original diseñada en estilo gótico, dentro del espíritu ecléctico de la época, se retoma al momento de realizar la am-pliación logrando darle un aspecto unitario y al mismo tiempo monumental. A darle relevancia en su imagen contribuye de forma muy importante la configuración de la trama urbana que hace rematar una avenida como la Colón a eje con el edificio a la manera de los antiguos palacios europeos. También un gesto afortunado es el hecho de contar con un espacio ajardinado al frente, situación de suma utilidad para los familiares de los numerosos enfermos que ahí se atienden.

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Cenotafio de los revolucionarios ilustres

Este edificio se manda construir por el general Francisco Villa para dar sepultura y rendir homenaje a sus fieles subalternos. Originalmente se ubicaba en el cementerio de Nuestra Señora de Regla, a un costado del mausoleo que Villa se hace construir para su propia tumba. Cuando se arrasa el cementerio, cuarenta años después, es trasladado a los jardines de la recién construida Ciudad Deportiva. Recientemente es objeto de un nuevo trasla-do al interior del Campus II al norte de la ciudad de Chihuahua.

El edificio imita un templo períptero a la manera de la anti-güedad clásica, tetrástilo, del orden dórico, desplantado en es-tilóbato, apropiado en su mesura para servir de memoria al esfuerzo de aquellos que soñaron una renovación en la patria. Está construido en piedra cantera, de grano fino, con un enta-blamento de triglifos y bucráneos, albergando en su interior un sobrio trofeo de victoria.

Facultad de Medicina

La Escuela de Medicina es de las fundadoras de la Universidad. Sus instalaciones no fueron del todo adecuadas hasta veinte años después, cuando se construye el edificio que actualmente se ubica frente el Hospital Central. Por la naturaleza de las acti-vidades académicas propias de la medicina el edificio es diferen-te de los edificios de las escuelas que sólo cuentan con aulas. En las instalaciones de medicina existen espacios que le dan mayor complejidad al programa arquitectónico y asimismo requieren de equipos e infraestructura especial.

El conjunto aparece hacia la calle como dos grandes bloques de tres niveles pues el partido tiene que ser muy compacto dado el pequeño terreno disponible para la edificación, de modo que el aprovechamiento del suelo es total. La técnica constructiva es una innovación de los años setenta pues maneja elemen-tos prefabricados para lograr una superficie de cuidada calidad en los colados de concreto. Por los materiales empleados, los aciertos en determinar los acabados y el diseño de los dispositi-vos, se mantiene la calidad constructiva al cabo de 35 años. Esta decisión se toma por los diseñadores para abaratar el costo de mantenimiento del edificio. Indebidamente dicho material ha sido pintado.

La imagen de los bloques se anima mediante los ritmos de las ventanas y de los placados que exige el sistema prefabrica-do, elementos que se convierten así en paneles decorativos. El acento horizontal se equilibra con el cubo acristalado que permite articular el volumen del extremo sur. El volumen del norte, con las aulas se vuelca hacia la calle Ojinaga, con grandes ventanales de formato horizontal y con unos gruesos parasoles de concreto que le dan plasticidad.

Por estar emplazado en un medio urbano de gran tráfico, la es-cuela se vuelve más bien introvertida para mantener el debido aislamiento del ruido exterior. Entonces la actividad se concen-tra en el acceso, el cual se abre generoso hacia la banqueta, a lo cual contribuye también el escalereado.

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Los primeros edificios del antiguo campus

El primer campus que se construye para la universidad se diseña siguiendo el modelo del campus que se había construido para la Universidad Nacional Autónoma de México. El momento de la arquitectura era el del funcionalismo que se impulsó desde Eu-ropa y particularmente la escuela Bauhaus en Alemania. Méxi-co acoge esta tendencia desde los años 20 y será después de los 40 cuando se generalice, dando ejemplos de mucha calidad, como el campus de la UNAM. Así no es extraño que se tome de modelo para Chihuahua y además con éxito, pues el trazo muy original es interesante y asimismo los primeros edificios que se construyeron: Escuela de Ingeniería, Escuela de Filosofía y Letras, la Rectoría, la Biblioteca Central, el edificio de Conta-bilidad y Administración, las instalaciones del Departamento de Bellas Artes y aun la Cafetería. Era como un gran parque, con pabellones de gran transparencia y pausados volúmenes que se distribuyeron en un diseño equilibrado. Desafortunadamente aquellos edificios han sido remodelados en su mayoría. Y con lo que respecta al conjunto del campus, las adiciones lo han defor-

mado irremediablemente. Solamente quedan, con integridad, el edificio de Ingeniería y el de Filosofía y Letras.

El primero, Ingeniería, hoy ocupado por varias dependencias, ha sido objeto de diversas adiciones. Sin embargo queda un pabellón que se debe preservar en su originalidad. Contiene aulas, servicios y parcialmente oficinas. El costado sur da hacia un patio interior con una fachada de ladrillo y un largo andador. La fachada norte, con amplios ventanales, se abre hacia un espa-cio arbolado. Se conservan muchos de los materiales originales, así como buena parte de la cancelería. Su aspecto natural y franco con los materiales vistos y la estructura expuesta man-tienen la imagen de modernidad, porque en esencia el lenguaje es clásico, sensato y prudente. Su acentuada horizontalidad se anima con el ritmo de ligeros toques verticales de las puertas y la herrería de ventanas. El acomodo en la topografía del sitio permite crear una plataforma que se aprovecha para tener unos peldaños en el acceso principal lo que produce una expresión de monumentalidad institucional.

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Facultad de Ingeniería

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El edificio de Filosofía y Letras ha sido el menos agredido. Puede restaurarse con facilidad. Se compone de dos pabellones de aulas que confluyen en el núcleo de espacios administrativos donde se ubica el gran vestíbulo, que semejante al de Ingenie-ría, está muy acristalado. Las fachadas que dan hacia el sur en este caso son las de los ventanales que además dan hacia un espléndido jardín, el mejor de la Universidad. Los ventanales, di-señados a la manera de la pantalla cortina, típica del funcionalis-mo, se desprenden de la estructura y se adelantan en un ligero vuelo que le confiere ligereza al volumen. Los dos pabellones dan hacia un patio interior, pequeño, que produce intimidad. La escalinata anima mucho el sencillo espacio y lo hace aparecer como un foro, lo cual es una cualidad versátil a aprovechar. Los materiales hacen un contraste rico en sugerencias: el pavimento y los desplantes de piedra, el cristal de los amplios ventanales, el metal de los antepechos.

El conjunto compone un armónico juego de volúmenes que se extienden con suavidad, gratos en su transparencia al usuario y al transeúnte, mostrando la apertura y accesibilidad que una institución educativa debe mostrar.

Cabe mencionar un tanto las instalaciones de Bellas Artes, que en su origen ofrecían una imagen llamativa. Los talleres tienen unas sinuosas bóvedas que generan un espacio insólito. Eran una parte de la personalidad del conjunto que hoy casi no se percibe. También el pabellón de los cubículos de música se ha deformado, pero puede rescatarse el pórtico que formaba ha-cia el jardín interior y que le confería un ambiente amable y al mismo tiempo vigoroso, con sus columnas y entrepisos de concreto.

Facultad de Filosofía y Letras

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Instituto de Bellas Artes

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Pinacoteca Universitaria Leandro Carreón Raúl Sánchez Trillo

La Pinacoteca Universitaria Leandro Carreón constituye un espacio museístico de gran importancia en el patrimo-nio artístico de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Es una fuente documental de la evolución de las artes visuales y de los artistas chihuahuenses, así como de otros, nacionales y extranjeros, que el Centro Cultural Uni-versitario Quinta Gameros ha promocionado en sus salas de exposición. Con el fin de preservar el patrimonio artístico existente y acrecentarlo por medio de las donaciones de los artistas, la Pinacoteca Universitaria Leandro Carreón se creó a iniciativa de la maestra Eva Lucrecia Herrera durante la administración del doctor Sergio Piña Marshall (1992-1996).

Numerosas son las obras de artistas de renombre que tienen su resguardo ahí. El acervo es de tal cantidad que se impone ya un trabajo de catalogación sistemático para que la colección pueda ser manejada con facilidad por los investigadores de las artes visuales. Ante la carencia de tal instrumento, las notas que a continuación arriesgo no tienen pretensiones de erudición ni exhaustividad; son sólo eso, notas, con las que se ensaya patentizar la riqueza de este patrimonio artístico.

La Pinacoteca lleva por nombre el del maestro Leandro Carreón, como homenaje a quien inició el movimiento muralista en Chihuahua y quien fuera el primer pintor profesional de nuestra ciudad. Cuenta entre su acervo con cinco retratos realizados por él a principios de los años cuarenta: el retrato de don Alfredo Chávez, dos de la se-ñora Jualia Aun de Prieto, el de doña Enriqueta Gil de Uranga, el de don Alfredo Chávez y otro, inconcluso, de una dama desconocida. Su destreza es notoria y su evolución como artista puede constatarse si uno mira de manera retrospectiva estas obras, además del talento exhibido en la realización de los murales del Paraninfo Universitario a fines de los años 30.

Lugar especial ocupan también diversas obras de caballete del maestro Aarón Piña Mora, entre ellas varias de tema indigenista: Vieja tarahumara, Joven mixteca y Lucha tarahumara, las dos primeras realistas y la última de corte sinte-tista. De origen hidalguense, Piña Mora es otro de los pintores fundacionales de las artes plásticas chihuahuenses, tanto por su obra, como por su importante labor educativa. Fundador de la primera escuela de artes plásticas de la ciudad en 1946, fue el primer director del Instituto de Bellas Artes, donde realizó una gran labor como maes-

Rodrigo PimentelSin título

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Juan QuezadaEl sol

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tro. Nos legó también una destacada obra mural, sobre todo la que se encuentra en los muros del Palacio de Gobierno, donde aborda la historia de Chihuahua.

Gran maestro de la acuarela fue don Benito Nogeira. Origina-rio de la ciudad de México, su presencia en Chihuahua ejerció influencia substancial para el desarrollo de la acuarela en la lo-calidad. Ingeniero metalúrgico de profesión, aprendió el dibujo y la pintura del pintor francés Charles Boucher, y en talleres en México y Estados Unidos. Con indiscutible dominio de la pintu-ra al agua captó como pocos el paisaje chihuahuense. La pina-coteca alberga sus obras Piedras y Un portón. Cada uno de sus cuadros son una lección magistral de las cualidades de la técnica: luminosidad y transparencia. Dejó también muchos discípulos que siguieron la ruta del paisajismo.

Otro acuarelista, miembro del Salón de la Plástica Chihuahuen-se, es José Carlos West. Confió a la pinacoteca bellísimas acua-relas ejecutadas con maestría. Dos de ellas: Santa Isabel, Chihua-hua y Española, Nuevo México, no sólo muestran su destreza, sino también su cultura dual. Se cuenta también con obras de buena calidad en esta técnica de José Ubaldo Escobar, Emilia Mercado y Salvador Marrero.

Se asientan obras de pintores de primera línea como Bill Kaiko-cy con Danzantes totonacas, en técnica mixta con una ejecución de gran soltura; Pensadores, de Helga Krebs, pintora chilena-ale-mana-sonorense distinguida por una obra sustentada en el di-bujo y el colorido, realizada con la mixtura de acrílicos y lápices, y Mujer y El prisionero de Luis Filcer, artista ucraniano, en quien los críticos ven influencias de Rembrandt, Goya y Orozco.

Bill KaikocyDanzantes totonacas

José Carlos WestEspañola, Nuevo México

Benito NogueiraPiedras

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Helga KrebsPensadores

Ulises LiceaEl hombre de la cubeta

José ArreguínDe agua uno

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Entre los artistas nacionales que enriquecen la pinacoteca están Ulises Licea y Froylán Ruiz. Licea, con El hombre de la cubeta, tinta sobre papel, muestra como principal recurso el dominio del dibujo, a la vez que despliega su fina ironía, con un trabajo de carácter clásico-renacentista y a la vez posmoderno. Froylan Ruiz, por su parte, continúa en el tema religioso que le ha carac-terizado con Ley de la vida, dentro de la veta del neo mexicanis-mo de la cual es uno de sus fundadores.

De Enrique Carbajal, Sebastian, se resguarda la serigrafía Es-calera cósmica, representación en la línea de sus esculturas geométricas. De Juan Quezada El sol (serigrafía) y Víboras (gra-bado), con diseños propios de la cerámica desarrollada por él en Mata Ortiz.

De los artistas abstractos son de llamar la atención Lourdes Gallegos con Desencuentros, un acrílico donde contrastan la cá-lidez con las rasgaduras; José Arreguín, con De agua, Uno, nos obsequia una disolución añil de fresco lirismo, y Musical de José González Lucero, que concierta una melodía plástica de ocres, azules y tierras.

En otro tenor, Carlos Ruiz Martínez, con un lenguaje neo ro-manticista a la europea, evidencia acusada influencia de Francis-co Corzas con Malinche. De Isaac Yapor, artista de formación autodidacta y que gusta representarse en auto retratos simbó-licos, destaca el cuadro 7 partes. Fermín Gutiérrez, de quien se ha dicho explora los arcanos de la cultura mexicana, tiene presencia con Babel, un cuadro al óleo que lo mismo nos remite

Luis FilcerLa hora del prisionero

Froylán RuizLey de la vida

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Carlos RuizMalinali (Malinche)

Medardo HerasCristina

Sánchez GuerreroRetrato de la señorita Salas

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a Rodolfo Morales que a Marc Chagall, quizá por su levitación y colorido. Del mismo creador cabe señalar, en la disciplina de la gráfica, su trilogía Estudio sobre la pasión del gallo de oro, se-rigrafías de carácter rulfiano que lo sitúan en los terrenos del realismo mágico.

Salvador Marrero, pintor duranguense que ha realizado su tra-bajo profesional en Chihuahua, mantiene una presencia impor-tante con cuadros de figura, bodegón y paisaje. El artista de Coahuila Héctor Javier Marines, asocia disolvencias de rostros y manos en su cuadro Manos y Hadas.

Por otro lado, Medardo Heras, con Cristina nos revela una pará-bola de colorido sobre el oficio de pintar, la creación y la mujer. Esteban López Quezada, fusionando el juego ciencia del ajedrez y los efectos pictóricos, hace capitular poderes instituidos con su Dama blanca derrota potestades.

Como un dibujante de filigrana, con finos entramados de la tinta china sobre el papel, Héctor Barrón ha dejado en la Pi-nacoteca Universitaria obras como Polución y En pie III. Arturo Hinojos, dueño de un estilo personal que lo distingue entre los jóvenes artistas visuales de la localidad, se emplaza en una gra-

Fermín GutiérrezBabel

Isaac YaporSiete partes

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José LuceroMusical

Lourdes GallegosDesencuentros

Arturo HinojosMartín no. 7 un número absurdo

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Ricardo SantosSólo venimos a dormir, sólo venimos a soñar

mática simbólica que expresa el estado de ánimo de la época. Sus cuadros, de composición atrevida y temática escatológica, fascinan por la dualidad del discurso donde cohabitan lo mór-bido y lo festivo, Martín número 7 fieles número absurdo es una de sus obras.

En cuanto a la escultura hay obras de estilos y materiales diver-sos. En metal, Místico, de Guadalupe Ramírez, trabajo realizado con soldadura de punto con efectos texturales de gran interés táctil y visual sobre una serie de Mahatma Gandhi. Bertha Rivas tiene, dentro del geometrismo, esculturas en metal y en ma-dera pintada como Meditación. Gran corazón y Bunker personal, cerámicas de alta temperatura utilizadas como recurso escultó-rico, de Adán Sáenz, coronan el patrimonio.

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Héctor BarrónEn Pie III

Emilio MartínezEl abrazo

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Óscar SotoTarahumara

Miguel Ángel PonceSin título

Roberto BarrioUna vida sencilla

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Héctor Javier MarinesManos y hadas

Lorena Borja y Luis Y. AragónEvocación Andréi Rubliov

La máscara de la melancolíaJuan Jorge Díaz

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Salvador MarreroEscondidos

Michael WalkerPasó largas horas de su vida en contemplación celestial

Raúl HernándezMujer de noche

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Paulo MedinaSevilla

Paulo MedinaSemilla

Rafael CárdenasPrimigenia lluvia planetaria

Tita BilbaoCielo

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David CorreaNadador II

Esteban López QuezadaDama blanca derrota potestades

Salvador MarreroFruto vivo

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José Pedro GaytánEncuentro de soledades

Rocío SáenzInstrumentos rituales

Julio ChicoCinco conejo

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Bertha RivasMeditación

Guadalupe MartínezMístico

Águeda LozanoMaqueta de la escultura monumental El libro de ti a mí, de mí a ti

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Juan QuezadaVasija policromada

Elva HernándezJarrón con sirena

Adán SáenzGran corazón

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Colección Rini Templeton Donde hay vida hay luchaDaniel López

Algarabía, maternidad, fraternidad, consuelo, esperanza. La vida organizada en las calles, en el campo, en fábricas, en las plazas.

Vastos sembradíos de la memoria obrera y campesina, el sudor, la fatiga diaria de cada día. Pueblo aletargado cual monolito milenario, pueblo de sol y de maíz memorable, pueblo de reuniones, pueblo de casas de madera, esca-lonadas, ramo de flores imantadas. Silenciosa, la tierra habla por ustedes, la lucha y la cosecha fecunda. Hablan los engranes de las máquinas y las infinitas marchas. Habla también la lealtad a vosotros mismos, su voluntad inque-brantable y febril.

Queda sobre el mundo, como un sueño tejido bajo lunas y soles, la libertad esperanzadora de una patria nueva.

En la obra de Rini Templeton, sus imágenes concuerdan con sus ideales y con su lucha pragmática a favor de las causas sociales. Rini nos hace ver en su obra la algarabía de los pueblos y de las ciudades en crescendo, las tertulias de pueblo bajo el árbol frondoso de los días, las batallas al por mayor en cada trinchera social. En cada lugar habitado por el trabajo de las manos y los cansados pies, ella retrata, silenciosa, el polvo de los caminos de este México nues-tro. La incesante movilidad en la parcela, la fábrica, la mina, la escuela, el hogar como un fuego que nos pertenece. Retrata el esfuerzo común y solidario, la presencia del pensamiento libre y la enseñanza activa, la libertad siempre esperanzadora de una patria nueva.

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La trascendencia viva del muralismoAlonso González Núñez

Las grandes obras son resultado del esfuerzo individual y colectivo. Y todas las grandes sociedades que cuentan con impor-tantes desarrollos culturales, sean en el campo de las ciencias, de las artes, de la filosofía, del deporte u otras disciplinas, lo son porque han sabido marcar claramente sus metas, sus proyectos de vida, sus búsquedas de permanencia y trascendencia por un lado, y, por consiguiente, han rubricado el trabajo conjunto como el medio para lograrlo. Las civilizaciones más desarrolladas empezaron en algún momento. Tuvieron su tiempo de planeación, de conversión, de construcción y de desarrollo, para llegar a ser lo que son. Sociedades nacientes o en proceso, como la nuestra, requieren de claridad visionaria de su futuro, para su construcción.

La educación, Chihuahua y la humanidad es una obra mural sin precedente en nuestra entidad, que enmarca el acceso posterior del edificio de laboratorios de la Facultad de Ingeniería, en el nuevo campus universitario. Una obra artística elaborada por cinco estudiantes y un maestro del Instituto de Bellas Artes, quienes retoman uno de los iconos de las artes en México: el muralismo. Con nuevas propuestas y temáticas, además de materiales y recursos técnicos, se dimensionó una obra de 312 metros cuadra-dos, defendiendo con ello que el muralismo mexicano sigue vigente, con sus procesos creativos en permanente flujo. El mura-lismo, como bien se concibe, es un arte cuya función como medio de expresión de preocupaciones y sentimientos colectivos, se transforma en propiedad pública, en obra monumental. En una obra de todos y para todos.

Para el trabajo armado de las placas, al igual que para su instalación en el muro, se contó con la participación profesional de 45 personas de la empresa mosaicos venecianos de México, de la ciudad de Cuernavaca, Morelos. El líder de la titánica labor de conducir a buen término los esfuerzos de los artesanos, fue el siempre culto y mejor personaje y amigo don Luis Scodeller, polifacético artista italiano residente en nuestro país por más de cincuenta años. Gracias a ellos, artistas universitarios y artesa-nos de la empresa, la creación de este nuevo mundo visual, ficción añadida a la realidad humana, fue posible; hoy, una realidad tangible en la geografía cultural chihuahuense.

La presencia y permanencia de los fenómenos artísticos y culturales en la vida de una comunidad dependen en gran medida del desarrollo de actividades y proyectos que cimienten una identidad necesaria para la sociedad. Razón por la cual nos congratu-lamos como universitarios de que en nuestros espacios estemos inaugurando el mural La educación, Chihuahua y la humanidad, uno de los más grandes del mundo elaborado en mosaico bizantino.

Es así como seguramente las actuales autoridades estatales y de nuestra Máxima Casa de Estudios, en las figuras del Gober-nador, Lic. José Reyes Baeza Terrazas, y del Rector C.P. Raúl Arturo Chávez Espinoza, tienen proyectado realizar un ambicioso programa cultural en correspondencia con las dimensiones de Chihuahua. Un amplio espectro de las disciplinas culturales habrán de realizarse a través de diversos foros: conciertos, representaciones escénicas, congresos, exposiciones, talleres, en-cuentros, conferencias, cursos. También las actividades de las artes visuales estarán presentes.

Que el tiempo afiance el mural de los noveles autores universitarios, quedando ésta, su creación, para la posteridad, como em-blema del estado. Que alcance para continuar el movimiento de generaciones de pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, José Chávez Morado, Juan O’Gorman y a su principal influencia, del aquí y del ahora, o como señalase Octavio Paz: “más allá de las fechas, más acá de los nombres”, que toque, que llegue, a Jorge González Camarena. Con el esfuerzo conjunto, se construyen las grandes obras y las mejores sociedades.

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Mario Alberto ArroyoLa espera

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Colección fotográfica: de la tradición a la modernidadHéctor Jaramillo

Hace veinticinco años, a mediados de los ochentas, asistí por primera vez a una exposición de fotografía. Conocía ya algunas personas que, con cámara al cuello, se dedicaban a tomar fotos “de lo que fuera” sin un interés comercial o laboral. Sabía que en la Alianza Francesa había un grupo de fotógrafos “de arte” y que esta exposición era nacida de ese grupo. Los autores: Gabriel Ortiz y Mario Alberto Arroyo, con quienes muchos años después establecería una fuerte relación de amistad. Las fotografías eran a color, montadas sobre cartón y presentadas en enormes mamparas blancas donde cabían tres o cuatro imágenes por hoja. En aquel entonces no se escuchaban, al menos en Chihuahua, palabras como “curaduría” o “museografía”: la iluminación y las mamparas existentes eran justo las necesarias para que el evento sucediera. Esa muestra se llevó a cabo en la Quinta Gameros. Actualmente, en nuestra realidad globalizada, los contras-tes se disuelven, pero hace un cuarto de siglo me resultó extraordinario que en un recinto de corte “clásico” como es la Quinta se presentara algo tan moderno como una exposición de fotos. La Quinta Gameros, curiosamente, parece haber adquirido desde aquella noche la vocación de dar salida a este medio artístico: a los pocos meses presentó su trabajo otro joven autor, hoy un clásico chihuahuense, Elías Holguín, y en pocos años el recinto había dejado ver en su lobby la obra de más de una decena de fotógrafos. Entonces la Quinta no se llamaba Centro Cultural y recién iniciaba actividades de esta clase, mismas que hoy la sitúan entre los espacios chihuahuenses más respetados en cuanto a difusión cultural se refiere. En lo personal, que por primera vez en mi vida vi fotos expuestas, he relacionado desde entonces a esta casona con la actividad fotográfica.

Hoy la Universidad Autónoma de Chihuahua, a través de lo recabado durante varios lustros por el Centro Cultural Universitario Quinta Gameros para su Pinacoteca Universitaria, cuenta con una valiosa colección de fotografías de artistas que han pasado por sus salas. Entre las primeras piezas registradas destaca, de este maestro que prácticamente inauguró la Quinta para los fotógrafos, Mario Alberto Arroyo, su obra La espera, que es un ejemplo característico de la temática abordada en el país durante el que podríamos llamar “el segundo boom fotográfico mexicano” que estalla en los setentas pero que no se consolida sino hasta diez o quince años después. De tema costumbrista, aún guarda esa mirada del primer boom que tenía a Álvarez Bravo como principal representante: interés por los usos populares, interés por las situaciones cotidianas, y una psicología de los personajes, aún en ausencia, que habla más de lo comunal que del individuo retratado: en la obra de Arroyo una fachada y una bicicleta nos evocan toda una idiosincrasia y un espacio comunal. Lo mismo podemos decir de la foto de Lourdes Almeida, Mujer tarahumara amamantando, de factura un tanto formalista, en donde más que retratar a un personaje indígena, se plasma “el indigenismo”; en donde más que presentar a una mujer amamantando se expresa “lo mexicano de una mujer amamantando”. Esta psicología social cambiaría con los años. Hoy el sujeto retratado

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David LauerOfrenda

es más particular, más “yo”: “yo soy mujer y luego soy mexicana”, “yo soy persona y luego soy indígena”. Esto lo podemos apreciar en la obra de fotógrafos más recientes como Gerard Tournebize, Itzel Aguilera, Lourdes Sosa, Ana Luisa Enríquez. El interés por las personas y sus costumbres desborda fronteras y la Pinacoteca Uni-versitaria recoge el registro de lugares tan lejanos como China y la India en la obra de Alejandro Ojeda y de Ligia Ford.

En los últimos años fue notoria la aparición de experimentos ex-presivos, como las dos fotografías tomadas con cámara de cartón con un agujero en lugar de lente: Familia, de Enrique Favela, y La laguna, de Javier Eloy Martínez. Esta última representa también otro de los grandes temas recurrentes del medio: el paisaje, con importantes muestras como Ofrenda de David Lauer y la serie In-

finita belleza de Manuel Bujanda, que reúne momentos relevantes del paisaje chihuahuense.

Además de las piezas sueltas, la Pinacoteca cuenta con un par de colecciones fotográficas: la citada serie Infinita belleza de Manuel Bujanda, y Ciudad de Chihuahua, un álbum familiar, de Itzel Aguilera, Lourdes Sosa y un servidor, que busca con más de un centenar de fotos explorar y compartir las diversas y contrastadas formas de vida de nuestra comunidad.

Hoy por hoy la Pinacoteca Universitaria Leandro Carreón se ha consolidado como el más vasto depositario institucional de obra fotográfica local, cuya importancia será notoria con el paso de los años, cuando lo que ahora nos parece familiar se convierta en tes-timonio de una forma de pensar propia de una época.

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Javier Eloy MartínezLa laguna

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Gerard TournebizeCristo de Santa Eulalia

Sara CárdenasEl umbral

Raúl RamírezSin título

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Lourdes AlmeidaMujer tarahumara amamantando

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Itzel AguileraSin título

Itzel AguileraApariencias

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Ana Luisa EnríquezSin título (Ciudad Juárez)

Enrique FavelaFamilia

Elías HolguínSin título. Reproducción. De la serie conmemorativa La pasión según Elías

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Manuel Bujanda De la colección Infinita belleza

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Ligia FordEl callejón de la Leche, Old Dehli

Alejandro OjedaCampesino. Yanshuo, China

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Esta página: Héctor Jaramillo, Itzel Aguilera, Lourdes Sosa

Página derecha: Lourdes Sosa, Itzel Aguilera, Héctor Jaramillo

De la colección Ciudad de Chihuahua, un álbum familiar

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Galería de RectoresMario Humberto Chávez Chávez

La historia de la Humanidad nos demuestra que el Arte es piedra fundamental en todos los cambios sociales.

El porvenir es tan irrevocableComo el rígido ayer.

Jorge Luis Borges

Geometría rectangular, acondicionada en el edificio que actualmente ocupa la Rectoría de la Universidad Autónoma de Chihuahua, breve espacio de grandes decisiones donde circulan en forma recurrente los vientos de la academia, la investigación y la difusión de la cultura.

La sala es el sitio privilegiado donde existen muros, muebles, ideas e ideales y un considerable número representa-tivo de universitarios, directores, maestros y estudiantes elegidos por miles de integrantes de la comunidad univer-sitaria, seres que han dejado y dejan su presencia fuerte. Voces y códigos corporales reflejan el sentir, la aprobación o la oposición a asuntos y propuestas que marcan el rumbo de la Universidad del estado grande.

Solar vivo observado permanentemente por una galería artística, donde el mandatario gubernamental de mediados de los cincuentas, el licenciado Oscar Soto Maynes, fundador de nuestra Alma Mater, preside la simétrica colección de aquellos que han tenido en sus mentes y corazones el destino de la Universidad.

El rostro de este gobernador, indudable pieza clave para el alumbramiento de la Universidad Chihuahuense, este ejercicio de arte visual se debe a los talentosos malabares plásticos del maestro Alberto Carlos, nombre que perma-necerá en las páginas culturales y artísticas de la historia de Chihuahua, talento reconocido a tanto a nivel nacional como internacional en el terreno de la plástica, específicamente de la pintura.

Transitando los tiempos de la realización, los sobresaltos de los tiempos difíciles y la reconfortante actitud de la serenidad y el reposo del cuerpo, estado anímico que agiliza el ejercicio intelectual para ordenar y estructurar las grandes tareas académicas, mismas que a través de organismos externos de evaluación, han sido certificadas y acreditadas con el máximo grado de excelencia.

Sala del Honorable Consejo Universitario donde las decisiones han solidificado la construcción, remodelación y adecuación del vasto aparato de la infraestructura física que ha impresionado a propios y extraños dada su capaci-dad de gestión, planeación y realización tanto en el campus uno, como en el campus dos. Esto ha permitido el avan-ce y la permanencia de la concordia universitaria, agrupación de hombres y mujeres con el espíritu de la autonomía

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intelectual y la libre expresión de las ideas sobre la base de una participación global, no deben ser los fines particulares del yo, sino las metas de una comunidad con los colores universitarios bien puestos, donde debe predominar la unión cuyo fundamen-to permita el acceso igualitario de todos los participantes y se lleven a cabo las grandes tareas donde subyace el concepto global de la educación, tesis permanente como máximo queha-cer para la solución de los problemas, he ahí la lucha que logra, que logra y da. Diaria labor a lo largo de cincuenta y cinco años de vida de nuestra Universidad, hoy considerada sin atavismos y por derecho propio como la Máxima Casa de Estudios del estado de Chihuahua.

Una sala, un rectángulo de paredes inmaculadas como marco de rostros e historia universitaria, pero en este encierro siem-pre existirán hendiduras donde penetra la luz de las decisiones acertadas.

Mirar de forma súbita o penetrar largamente las formas donde se adivinan los óleos, los pinceles, la paleta y la reflexión del uso

de la espátula, es la enseñanza cotidiana de aprender para no incurrir en la necedad de repetir errores y acceder a la oportu-nidad de magnificar los aciertos, no hay nada que sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo.

La Galería de Rectores es un libro sin palabras, son pinturas que deben penetrarse en su esencia vivencial, conocer sus gestos, interpretar su lenguaje total y valorar la mirada del pintor que recibió no solo la corpórea forma, sino la intención del Qué anecdótico de la forma y el Por Qué penetrante de contenido. Universidad viene de universal y su verdad consiste en com-prender la vida y esencia del género humano, su vida históri-ca, su pasado, sus tradiciones, esto necesariamente conduce al avance de las realizaciones. Al progreso.

En el período comprendido de 1954 a 1968, la Universidad no era autónoma y por lo tanto, el Rector era designado por el Gobernador del estado a través de una terna que se mandaba al mandatario estatal en turno.

Lic. Oscar Soto Máynez

Alberto Carlos

Dr. Ignacio González Estabillo

Aarón Piña Mora

Lic. Felipe Lugo Fernández

Aarón Piña Mora

Dr. Luis Raúl Flores Sánchez

Alberto Carlos

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Dentro de este bloque se encuentran los nombres de ocho Rectores; el doctor Ignacio González Estavillo, el licenciado Felipe Lugo Fernández, el doctor Luis Raúl Flores Sánchez, el doctor José Fuentes Mares, el licenciado Saúl González Herrera por mandato de ley interino del 4 al 30 de Octubre de 1962, el licenciado Reynaldo Horcasitas Barrio, el doctor Carlos Villamar Talledo, el licenciado Manuel E. Russek Gameros y, por manda-to de ley, interino agosto-septiembre 1968, el licenciado Daniel Luna García. Le tocó al licenciado Oscar Ornelas Kuchle finalizar con este proceso de elección, además de ser protagonista de un suceso relevante, ya que, dentro de su mandato en octubre de 1968, se logra la autonomía universitaria.

Hay una especie de círculo recurrente en cuanto al movimiento de piezas en la siempre compleja organización socio-cultural, esto, desde el molecular hasta el gran conglomerado.

El maestro Aarón Piña Mora es un artista arraigado de manera sólida a la Universidad, creador del diseño del escudo universi-

Dr. José Fuentes Mares

Aarón Piña Mora

Lic. Raúl González Herrera

Alberto Carlos

Dr. Carlos Villamar Talledo

Alberto Carlos

Lic. Manuel E. Russek Gameros

Alberto Carlos

Lic. Oscar Ornelas Küchle

Alberto Carlos

Lic. José R. Miller Hermosillo

Alberto Carlos

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tario, a él le correspondió realizar los retratos de los dos prime-ros Rectores, así como el del ilustre chihuahuense José Fuentes Mares. La presencia del maestro Piña Mora está presente a ma-nera de pinceladas en el espacio y en el tiempo de la obra mural y de caballete. De este bloque de Rectores, los otros cinco se deben a la autoría del maestro Alberto Carlos.

La Sala de Consejo puede verse como una síntesis de la realidad universitaria. Desde los más diversos ángulos, puede interpre-tarse como una cosmogenía donde convergen el arte así como el suceder de las ideas y las posibles asociaciones universales que necesariamente descienden a la toma de decisiones par-ticulares. Los vientos de la autonomía universitaria se suceden con fuerza y fragilidad acorde a los tiempos. En la galería de Rectores se suman los cuadros del licenciado José R. Miller Her-mosillo, del maestro Carlos, y del contador público Antonio Horcasitas Barrio, realizado por el maestro Rafael Domínguez, otro destacado pintor chihuahuense que se desenvolvió en el campo docente siendo el guía de generaciones de nuevos artistas plásticos. Así mismo, los retratos del licenciado Reyes

Humberto de las Casas Duarte y del licenciado Rodolfo Acosta Muñoz son encargados al maestro Alberto Carlos y al maestro Rafael Domínguez, respectivamente.

Enfrentarse a una obra pictórica, en este caso, la Galería de Rectores, es un fenómeno que nos sitúa en una dualidad: la forma, que es el hecho en sí, sin mayores complicaciones, y el contenido, que es como enfrentarse a una ventana desde la cual nos asomamos a contemplar o participar en una historia.

El licenciado Rodolfo Torres Medina queda en este muro con la interpretación artística de la pintora Rocío Sáenz; de nuevo el maestro Carlos se hará cargo del retrato del doctor Carlos Ochoa Ortega, y Medardo Heras hará lo propio con el doctor Sergio Piña Marshall. El maestro Carlos se despide y deja su huella en los tiempos universitarios con la imagen del doctor Jesús Enrique Grajeda, y el talento joven del egresado de Bellas Artes, Miguel Valverde, queda impreso en el recinto con el ros-tro del ingeniero José Luis Franco.

Los rostros a través de la interpretación artística van más allá de

C.P. Antonio Horcasitas Barrio

Rafael Domínguez

Lic. Reyes H. de las Casas DuarteAlberto Carlos

Lic. Rodolfo Torres MedinaRocío Sáenz

Lic. Adolfo Acosta Múñoz R. Rafael Domínguez

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la mera forma. En ellos existe la praxis del camino nada fácil de dilucidar en momentos difíciles. En ellos se traduce lo intempo-ral que es su esencia en términos de tiempo, de ahí la proyec-ción que se ha dado a sus sentencias orientadas con matices a una tradición con futuro. Este binomio de la historia institucional y de la plástica chihuahuense, coexistente en la imprimatura de estos lienzos, concluye con la pincelada de Oscar Soto, artista chihuahuense de probada y reconocida trayectoria, quien plas-ma de manera fiel la imagen del contador público Raúl Arturo Chávez Espinoza, impulsor de las artes, cuyo rectorado dupli-cara el patrimonio artístico universitario. Durante su adminis-tración tuvo la visión de trasladar la Sala del Consejo al espacio del Poliforum Universitario. Así, tan trascendente espacio, con su Galería de Rectores, se encuentra en el solar artístico de la tradición, sin ignorar que la estética contemporánea ha revalo-rizado la materia, una invención que tiene lugar en las profundi-dades del espíritu: el realismo figurativo de la galería en medio de nuevas exploraciones en el reino de las formas posibles de Sebastian y de la Colección de artistas universales recabada y donada por Águeda Lozano.

Dr. Carlos Ochoa Ortega Alberto Carlos

Dr. Sergio Piña Marshall Medardo Heras

Dr. Jesús Enrique Grajeda HerreraAlberto Carlos

Ing. José Luis Franco Rodríguez

Miguel Valverde

C.P. Raúl Arturo Chávez EspinozaÓscar Soto

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Colección Águeda Lozano Enrique Samaniego Sáenz

En abril de 2008 abre sus puertas el Poliforum Cultural Universitario para albergar en sus salas de exposición la Colección Águeda Lozano, conformada por una extensa lista de autores provenientes de diversos países que con-fluyen artísticamente en la ciudad de París. En el contexto de esta importante muestra, se aglutinan tendencias y estilos variados del movimiento artístico contemporáneo. La colección cuenta con obras de escultura y pintura, así como de obra gráfica, que abarcan un amplio período en la historia del arte moderno, que van desde la Abstracción Geométrica a las corrientes Tachistas y Gestuales, transitando a su vez por el Expresionismo Abstracto de los años cincuenta, y sin dejar de lado el arte Cinético de los años sesenta, representado magistralmente por Carlos Cruz Diez, artista oriundo de Caracas, Venezuela y precursor de este importante movimiento. Asimismo se muestran destellos de la corriente Neoexpresionista que denotan un renovado interés de sus autores por la Geometría Estructural, y que exigen del espectador una nueva actitud de apertura hacia la obra de arte. El espíritu de esta colección conlleva un marcado acento por las formas Gestuales, imbuidas de una frescura y espontaneidad en el que diferentes soportes y materiales utilizados dan realce no sólo a la imagen, sino al ”suceso”, en el que la psique del artista busca expresarse con mayor libertad creativa dentro de parámetros relacionados con el concepto espacio-temporal, dando origen y sustento filosófico a esta innovadora forma de crear, que afianza a su vez la afirmación espontánea del individuo como generador de su propia visión estética.

Podemos observar que, tanto en la pintura como en la escultura, las expresiones van totalmente paralelas en su discurso creativo, dando por resultado un apego fiel a las disciplinas del dibujo moderno, traducidas a los diver-sos materiales, originando así un lenguaje pleno de rompimientos, texturas, formas y colores , que acentúan el espíritu libre e innovador que se hace patente en la obra de arte.

La colección Águeda Lozano nos muestra en su diversidad un caleidoscopio donde se dan cita las vanguardias y postvanguardias del arte moderno, mostrándonos que existe una correspondencia y permeabilidad notable de estilos y autores que aun sin compartir una misma geografía o periodo de tiempo, se corresponden en su totalidad, originando un cuerpo homogéneo de características particularmente inusitadas, donde el espectador es capaz de lograr una lectura dinámica de los conceptos y procesos que el autor sigue, para dar realce y vitalidad al carácter de su obra. Otra de las características esenciales del discurso visual es el uso de colores complementarios que resaltan

Bengt LinstromSuede No. 1

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tema y forma de manera simbólica; también el uso recurrente de texturas entreveradas con marcados acentos expresivos que nos remiten a las técnicas del dripping y el frottage, característi-cos de la Pintura de Acción.

Dentro de la diversidad de estilos en esta colección también podemos encontrar un Bengt Lindstrom de factura totalmente expresionista, en el que combina la destreza de su trazo di-námico lleno de materia y su impresionante contraste con la volatilidad de sus extraños personajes.

En algunas obras, diferentes acercamientos en el uso de las formas geométricas nos muestran una variedad del carácter interpretativo de sus autores, que va desde una geometría de ángulos rectos y colores grises, hasta aquella en donde la flui-dez del trazo y los colores vivos resaltan el espíritu poético de la Abstracción Lírica. En obras como las de Ladislao Kijno y Peter Klasen, el uso de la geometría aparenta ser sólo para el ámbito del ojo o la realidad a secas; sin embargo, el espectador es partícipe de una compleja simbología que involucra en su totalidad conceptos relacionados con la forma de percibir el mundo y sus objetos, la interioridad de la luz como fenómeno visual y su incidencia sobre la superficie de los cuerpos, que dan pie a diferentes maneras de repensar el mundo y desci-frar fenómenos enganchados a una geometría que lo habita todo. Cuadros en que la fantasía del autor se complementa con la imaginación del espectador, obras plenas de significados visuales y atmósferas que abarcan mundos o universos que se extienden de manera expansiva, núcleos microcósmicos que como un vórtice, dan profundidad al significado de las aparien-cias sutiles que el artista sabe captar y transmitir a la psique del espectador que, a su vez, encuentra mayores significados del universo inmaterial, y que por su propia naturaleza abstracta se tienden a minimizar.

Otra de las cualidades expresivas que se dan entre pintura y escultura, es la sensibilidad y eficacia con que el artista traduce el trazo gestual del dibujo moderno al ámbito tridimensional de la escultura. Un ejemplo palpable de esto es notable en la pin-

Silvano Bozzolini Diagonal bleu

Peter Klasen Tuyeau de descente

Ladislas KingoSin título

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Anthony Taule Double N o. 109

Jean Leppien XXXVI

Gérard Baldet Sin título

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tura de Jean Miotte y la escultura de acero de Albert Feraud, en las que pueden apreciarse equivalencias fuertemente marcadas, tanto en la concepción dinámica del trazo como en la composi-ción de elementos que son traducidos a texturas y salpicaduras característicos de dicha Pintura de Acción. El resultado es una escultura de gran movilidad visual que contrasta con el peso de los materiales como fierro o acero. Otras de las similitudes que se pueden apreciar dentro de este contexto, son en referencia a las formas geométricas y el trazo que sugiere rompimientos aserrados de los cuerpos, evocando la participación de fuerzas dinámicas que trastocan el resultado visual de la materia. La obra escultórica de Enrique Broglia y la pintura Diagonale Blue de Silvano Bozzolini, son un claro referente del discurso visual inherente.

Otros autores dentro de esta magnifica colección, tienden a la representación de un mundo en el que la realidad trasciende

Morice LipsiSin título

Albert Feraud

Sin título

Enrique BrogliaSin título

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Marta Colvin Sin título

Joaquín Ferrer Ciel Miroir

Carlos Cruz DiezPhysichromie No. 1157

Alfrred ManessierSin título

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su propio ámbito de existencia enmarcándose dentro de los movimientos del Simbolismo Suprarrealista. Agua contenida en agua, luminosa lágrima en medio del todo, lengua de luz, es-pejo de un imaginario amanecer, árboles mitad piedra, piedras mitad árbol disputándose el espacio que las contiene. Ecos de la luz enraizada entre sombras de un misterioso paisaje, la so-ledad misma asentada junto al agua devorando la imagen de los arrecifes lejanos (pareciese sugerirnos la obra de Taule o la magia contenida en el cuadro de Baldet). Equivalencias de un mundo mágico en que nuestros sentidos despiertan a otra realidad lejos de lo cotidiano, emparentada con el mundo de los sueños.

Otra de las corrientes del Expresionismo Abstracto de esta muestra sacrifica lo anecdótico para solo mostrarnos la finalidad de la pintura como una clara concepción del pensamiento, que tiende a crear un orden de lo permanente, un impulso creativo liberado del tema y más afín al sentido imprevisible del gesto y a la mera aventura de lo abstracto. Esta definición plástica se afirma de manera notoria en la obra del pintor Víctor Laks, al igual que en el trabajo de Alfred Manessier, existiendo en la obra de ambos un sentido racional a la par de una sensualidad manifiesta, que se presenta no como equivalente de lo visible sino como una realidad de lo especifico, emparentadas con el ámbito de los sentidos

Sorprende la adaptación que hace de los materiales la afamada escultora chilena Martha Colvin, al lograr conjuntar mundos tan distantes como es el antiguo, de raíces prehispánicas o el primi-tivo de colores básicos tomados directamente de la naturaleza en los inicios del arte; desde las cavernas de Lascaux en Francia hasta las pinturas de la civilización etrusca que datan del año 520 a.c. Colores como el ocre, humo, siena, son simbolizados a través de materiales de uso industrial, como la lija utilizada en su collage que nos muestra lo esencial y lúdico de los proce-sos creativos. El artista cubano Joaquín Ferrer nos presenta a la vez en su obra Ciel Miroir, su maravillosa visión de la naturaleza transformada en imágenes poéticas que parten de lo barroco a una consumada estética de lo sintético, haciendo eco de un

Victor Laks Expansión articulée

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Gerard KochSin título

Monique RozanesSin título

Philippe MorrissonM 1202

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mundo ideal con honda trascendencia espiritual. Este afán de liberar conceptos que afirman el espíritu del arte moderno, se hace presente en la obra de Luc Peire, donde la importancia de su tesis radica en la codificación de un orden diferente en la manera que define los conceptos de espacio y movimiento de las vertientes tradicionales del arte. Su obra está fuertemente ligada al movimiento futurista y al suprematismo, donde la pro-porción, el ritmo y la “vertical absoluta” son una constante. A diferencia de la obra de Leppien, en que el sentido de distan-cias, planos contenidos y resonancias alternadas por el artificio de masas de color horizontales, dan a su obra un sentido que va de lo puramente geométrico, a una lectura rigurosamente abstracta. Autores como James Guitet o Viswanadhan, utilizan en su obra recursos impecablemente geométricos, en que la línea y los planos verticales crean una suave tensión en donde el cambio sutil de las gamas cromáticas enfatizan la interioridad poética del cuadro.

La Colección Águeda Lozano es también rica en matices en cuanto a escultura se refiere; autores de talla mundial se hacen presentes en esta muestra, comenzando por su coleccionista Águeda Lozano con su obra en acero, Vuelo de Basaseachic, donde nos muestra su capacidad para captar atmósferas llenas de una armonía metafísica que brindan contenido a la forma, propiciando un diálogo en el que su mundo íntimo hace con-tacto con la sensibilidad del espectador. En esta colección se encuentra obra del escultor parisino Morice Lipsi, artista de ca-pacidades excepcionales que capta, desde sus inicios, formas de factura realista y posteriormente con tendencia expresionista, hasta llegar a una madurez sintética en sus formas de corte abs-tracto. Materiales diversos como madera, acero, granito, papel maché o acrílico nos demuestran la capacidad técnica y concep-tual de adaptación a los materiales por parte de los artistas que conforman esta colección. Los cambios radicales en la manera de conceptualizar la percepción de los fenómenos físicos y espi-rituales dan por resultado frutos que siguen aún vigentes en el mundo del arte y, a su vez, sientan las bases para una evolución cultural que augura un nuevo devenir en los caminos de la ex-presión humana.

Hugh WeissSin título

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Alfred Manessier Sin título

Charles LapicqueSin título

Ivan Contreras Brunet Sin título

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Gerard Schneider

Sin título

Marc DevadéSin título

Jacques DoucetSin título

Página derecha: Roy AdzakDehydrated apple

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Vladimir Velickovic Sin título

ChristoforouLe Cracheur

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Guido BaisiSin título

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Jean MessagierLes gouttes sur la peau

Leonardo NiermanSin título

James Guitet 210.60.4.80.3

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Yves MiletSin título

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Alain Lestie A star is dead

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Nino CarlosSin título

Jacinto SalvadoSin título

Águeda LozanoChemin aun largie

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Antonio VirduzoSin título

Adam SamogitSin título

Ruggero PazziSin título

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María SimónSin título

Di MartinoSin título

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Philippe ScriveCabeza de juez

ChassepotCabeza de francés

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Águeda LozanoVuelo de Basaseachic

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Colección PaquiméMartha Cecilia Soto

Vestigios de una gran civilización

Chihuahua, un lugar seco y arenoso del que, a simple vista, nadie imaginaría como la cuna de una cultura rica en avances técnicos, arte y comercio; no obstante, el estado grande posee en su territorio vestigios de una magnífica civilización que hoy por hoy sigue preservando algunos misterios a la vez que asombrando a los estudiosos de este territorio denominado Aridoamérica, la Gran Chichimeca.

En esta zona del territorio nacional comenzaron a conformarse poblados desde el año 100 d.C., pero la división histórica del florecimiento de Casas Grandes1 se estableció en tres periodos que son: Periodo Viejo entre el 700 y el 1200 d.C., el Periodo Medio entre el 1200 y el 1450 d.C. y el Periodo Tardío del 1450 hasta la llegada de los españoles, de quienes un joven explorador llamado Francisco de Ibarra, fue el gran descubridor de una espléndida ciudad a la que los naturales de aquellos días llamaban Paquimé.

La zona arqueológica de Paquimé cuenta con una extensión territorial de unas 50 hectáreas de las cuales sólo una fracción se encuentra cercada y una más pequeña excavada y expuesta, en ella se pueden observar edificios cons-truidos en adobe que a lo lejos dan la impresión de estar ante un gran laberinto de anchos muros, hechos de tierra apisonada, limitados a manera de unidades habitacionales con sus patios, columnatas y cuartos intercomunicados, de tres a cuatro pisos de altura.

Desde que comenzaron a organizarse los asentamientos en estos territorios, los habitantes de la zona empezaron a practicar la elaboración de utensilios artesanales de cerámica que tenían muy distintos propósitos como el alma-cenamiento y cocción de alimentos, la utilización en ceremonias religiosas y funerarias y el ornamento; de modo que para la época de florecimiento de la Cultura Paquimé, la fabricación de ollas ya era una labor por demás espe-cializada.

1 Ciudad que se localiza aproximadamente a 363 km al noroeste de la capital del estado de Chihuahua, a sólo tres horas de Ciudad Juárez y a medio kilómetro del poblado de Casas Grandes. Limita al norte con el municipio de Janos, al este con los municipios de Nuevo Casas Grandes, Galeana e Ignacio Zaragoza y al oeste con el estado de Sonora.

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Patrimonio Universitario, Patrimonio de la Humanidad

El idilio entre Paquimé y la Universidad Autónoma de Chihua-hua comenzó después de la segunda mitad del siglo pasado cuando la Quinta Gameros fungió como Rectoría. La adminis-tración universitaria y el INAH cambiaron la vocación del edi-ficio, denominándolo Museo Regional, para exhibir colecciones de minería, vestimenta, pintura, lítica y cerámica, esta última situada en la llamada Sala Paquimé2.

Hacia 1960, el investigador Carlos Di Peso encabezaba los pri-meros trabajos arqueológicos en la zona arqueológica Paquimé y al poco tiempo de iniciada su investigación, el Museo Regional3 comenzaba a exhibir junto con otras colecciones propias de las culturas del norte del país, la cerámica encontrada en Paquimé.

El 19 de octubre de 1968, la Quinta Gameros es declara Patri-monio de la Universidad.

A principios de los 70, el museo vivió una etapa de transición que quedó marcada por la recepción de una primera parte de la Co-lección de Muebles Requena, entregada en comodato a la Uni-versidad Autónoma de Chihuahua para su exhibición en 1972.

2 Hoy Sala Fuentes Mares ubicada en el segundo piso, ala este de la casona y que actualmente opera como sala de usos múltiples o para la exhibición de muestras temporales de arte.

3 El 22 de Noviembre de 1961, el Lic. Adolfo López Mateos, presidente de la República Mexicana, inaugura el Museo Regional del Estado de Chihuahua Quinta Gameros.

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La importancia de esta nueva colección que ahora adoptaba como hogar a la Quinta Gameros, radica en la peculiaridad de su diseño propio del Art Nouveau4 y que gracias a su autentici-dad y originalidad fue declarada Monumento Artístico Nacional, en 1967, por el Instituto Nacional de Bellas Artes.

De acuerdo con varios documentos administrativos encontra-dos en el museo, la colección de cerámica de Paquimé per-maneció en exhibición durante poco más de dos décadas; sin embargo, en 1992, tras un exhaustivo diagnóstico realizado por dos arqueólogos del INAH Chihuahua, se recomendó el levantamiento de las piezas para su traslado al Museo Histó-

4 Movimiento artístico que surge a fines del siglo XIX y se proyecta hasta las primeras décadas del siglo XX; se expresa en la arquitectura y en el diseño. Más que un estilo de arquitectura el Art Nouveau es considerado como un arte decorativo.

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rico de Ciudad Juárez con el fin de que fueran restauradas las que así lo necesitaran5.

Una vez realizado el catálogo y el diagnóstico6, fue preciso co-menzar con los trabajos de restauración del inmueble, mismo que, al tratarse de una casa habitación que por su antigüedad no cuenta con las condiciones ideales de iluminación y tempe-ratura que deben tener los museos7 de esta naturaleza, no es el sitio óptimo para la exhibición de la colección, además del gran daño estructural que estaba sufriendo el edificio a causa de la museografía montada para este propósito.

Resultaba de gran importancia resguardar las piezas de la rese-quedad y calor del ambiente, y comenzar con la restauración del inmueble; entonces las autoridades universitarias decidie-ron guardar la colección para esperar el momento en el que Chihuahua contara con un sitio adecuado para la exhibición de estas piezas tan valiosas.

En 1998, la UNESCO declara a Paquimé como Patrimonio de la Humanidad, por su importancia como testimonio elocuente y abundante de la evolución cultural del norte de América.

En septiembre de 1991, el Honorable Consejo de Universitario de la Universidad, cambia el nombre de Museo Regional del Estado de Chihuahua a Centro Cultural Universitario Quinta Gameros.

Colección Paquimé

La catalogación de las piezas fue realizada el 6 de noviembre de 1992, por los arqueólogos Rafael Cruz Antillón y Francisco Mendiola Galván, investigadores del Centro INAH Chihuahua,

5 Según consta en Acta fechada el 25 de Mayo de 1993 y firmada, por parte de la Universidad Autónoma de Chihuahua, por el Rector, doctor Sergio Piña Marshall y por el Director de Extensión y Difusión Cultural, doctor José de Jesús Molina Ruiz, y por parte del Centro Regional INAH en el Estado de Chi-huahua, por el antropólogo José Luis Perea G., Director, y por el arqueólogo Rafael Cruz Antillón, investigador del Centro.

6 Dictamen de Piezas Arqueológicas del Centro Cultural Universitario Quinta Gameros. Chihuahua, Chih., 11 de Noviembre de 1992.

7 Humedad: 50%, Temperatura: 20-21°C, Luz; 300 Luxes, son las condiciones recomendadas para la conservación de materiales como la colección, mismas de las que carece la Quinta Gameros.

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quienes contaron un total de 693 piezas que fueron trasladadas al Museo Histórico de Ciudad Juárez para su restauración.

Estas piezas de cerámica paquimeíta cuya importancia no radica en su valor monetario sino en el legado que constituye para nuestro estado y para todas las culturas del norte de México, fueron clasificadas de la siguiente manera:

1.- Ollas monocromas, bicromas, policromas y objetos líticos de la cultura Paquimé.

2.- Ollas, cajetes, cuencos, figurillas, orejeras y objetos líticos del Horizonte Preclásico del Altiplano General (Cuicuilco, Tlatilco, Tlapacoya, Arbolillo y Gualupita).

3.- Vasos, cajetes, floreros, figurillas, ollas y objetos líticos del Horizonte Clásico del Altiplano Central (Teotihuacan).

4.- Cajetes, vasos pulqueros, platos, figurillas, sahumerios, se-llos, orejeras y objetos del Horizonte Postclásico del Altipla-no Central (Azteca).

5.- Cuencos, vasos con tapa, figurillas y hacha de cobre de Ho-rizonte Postclásico del Occidente (San Juan del Río, Gua-najuato).

6.- Ollas, cajetes, vasos efigie, urnas, platos, sahumerios, flauta de los periódos Monte Albán I, II, III y IV (Culturas Zapoteca y Mixteca del área de Oaxaca).

Luego de su restauración, las piezas fueron guardadas; Paquimé estuvo protegida en la Bodega de Colecciones de la Quinta Gameros por 17 años, hasta encontrar un nuevo hogar que contara no sólo con las condiciones de luz, humedad y tempe-ratura apropiadas, sino con la dignidad para exhibir los restos arqueológicos provenientes de un sitio declarado como Patri-monio de la Humanidad.

En agosto de 1993, la Comisión Nacional de Zonas y Monu-mentos Artísticos distingue a la Quinta Gameros con el nom-bramiento de Monumento Artístico Nacional, según el acuerdo 289 publicado en el Diario Oficial de la Federación del 22 de diciembre del año 2000.

En el año 2006, fue creado el Centro de Patrimonio Cultural Casa Chihuahua, cuya objetivo es precisamente la difusión del

patrimonio cultural y natural del estado de Chihuahua, por lo que ya no era necesario seguir esperando por otro espacio sino darse a la tarea de comenzar con los trámites necesarios para una segunda restauración de las piezas con el fin de poderlas entregar en calidad de comodato al que será su nuevo hogar, hasta el momento en que sea la misma Universidad o cualquier otra institución el mejor lugar para su custodia.

BIBLIOGRAFÍA:

CONTRERAS Sánchez, Eduardo. Paquimé, zona arqueológica de Casas Grandes Chihuahua. 1986.

Museo Franz Mayer y Artes de México. Art Nouveau. Colección Uso y Estilo, México 2004.

Universidad Autónoma de Chihuahua. Centro Cultural Univesitario Quinta Gameros, esplendor de un siglo. Chihuahua 2008.

Quinta Gameros, Centro Cultural Universitario. Folleto Informativo.Actas de entrega de las colecciones de culturas mesoamericanas y paquemeítas, Ar-

chivo Histórico del Centro Cultural Universitario Quinta Gameros.

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Miguel Sáenz, Eduardo Heredia, Jorge Fernández, Mario Castorena y Yunuen Borja

La educación, Chihuahua y la humanidad. Mural. Facultad de Ingeniería

•ObraMonumental

Leandro Carreón Murales Paraninfo

Universitario

Alberto CarlosMural Conocer el Derecho, servir a la Justicia . Facultad de Filosofía y Letras

Aarón Piña MoraAlma Mater. Sindicato del

Personal Académico de la UACH

El Hombre, lobo del hombre.

Facultad de Filosofía y Letras

Mural de la cafetería del IBART. Facultad del Instituto de Bellas Artes

SebastianLibra. Escultura urbanaCampus Universitario I Puerta del sol. Escultura

urbana. Campus Universitario II

Luis Y. AragónDiálogos del sol y la luna Escultomural. Facultad

de contaduría y Administración

La música de los números

Mural. Biblioteca de las Facultades de Ingeniería y Ciencias Químicas

Atlantes Lúdicos. Esculturas.Campus Universitario II

AUTORES UNIVERSITARIOS

Leandro Carreón

•MuralesParaninfoUniversitarioFundación de México Tianguis o mercado indioImperio Moctezuma Xocoyotxzin

La conquistaInquisición e Independencia

Invasión extranjeraÉpoca porfiriana Revolución

•ObradecaballeteProyecto de mural Retrato incloncluso Dama desconocida

Retrato de doña Enriqueta Gil de Uranga

Retrato de don Alfredo Chávez

Retrato inconcluso de la señora Julia Aun de Prieto

Retrato cuerpo entero de la señora Julia Aun de Prieto

Alberto Carlos •MuralFacultaddeFilosofíayLetrasConocer el Derecho, servir a la Justicia.

•ObradecaballeteLa florista. LienzoCaballos placa en yeso. Original

Caballos. Grabado.

Aarón Piña Mora

•MuralesAlma Mater. Sindicato del Personal Académico de la UACH

El Hombre, lobo del hombre. Facultad de Filosofía y Letras

Mural de la cafetería del IBART Facultad del Instituto de Bellas Artes

•ObradecaballeteVieja tarahumaraJoven mixtecaEl regañoLucha tarahumaraRetrato de don José Urbano Escobar

Niñas menonitas

Sebastian

•EsculturaurbanaLibra. Campus Universitario I

Puerta del sol. Campus Universitario II

•EsculturasÁngel custodioÁrbol de la justiciaArco naranjaCaduceoCentenario TorreónColumna de ingenieríaDama blancaFlor fonaturGenomaManos SebastianMascarón Mensajero postalMigraciónPalomaPuerta de ChihuahuaPuerta de TorreónPuerta dolménicaRizoTrípodeVariación sumatoria

•ObragráficaVariación sumatoriaAntorcha de la amistadGiros de la saludTsuruPuerta del solSaturninaÁngelCaduceo

Palmas del Camino Real de Colima

Ángel de la creatividadPicassianaPalma RealPuerta de TorreónÁrbol de la vida Dr. Zubirán

Escalera cósmicaÁrbol de la vida

Luis Y. Aragón

•ObradegranformatoDiálogos del sol y la luna. Escultomural. Facultad de contaduría y Administración

La música de los números. Mural. Interior de la biblioteca de la Facultades de Ingeniería y Ciencias Químicas

Atlantes Lúdicos. Esculturas. Campus Universitario II

Areópago. Escultomural. Facultades de Ingeniería y Ciencias Químicas

•ColecciónÁngelesOníricos.ObradeCaballeteArcángeles medidores del destino

Via infinitoDanza táurica apocalíptica

Letae piscinaÁngel fósilÁngel con cheloDanza sol y luna color alquímico

Lac virgin

•EsculturasÁngeles en carro Ángel con flauta Ángeles en carretilla

PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO

Centro Cultural Universitario Quinta Gameros

Rectoría de la Universidad Autónoma de Chihuahua Hospital Central Universitario

Cenotafio de los revolucionarios ilustres

Facultad de MedicinaFacultad de IngenieríaFacultad de Filosofía y Letras

Instituto de Bellas Artes

•ObraMural

Leandro CarreónMurales de Rectoría

Alberto CarlosMural Conocer el Derecho, servir a la Justicia. Facultad de Filosofía y Letras

Aarón Piña MoraAlma Mater. Sindicato del Personal Académico de la UACH

El Hombre, lobo del hombre. Facultad de Filosofía y Letras

Mural de la cafetería del IBART. Facultad del Instituto de Bellas Artes

Luis Y. AragónDiálogos del sol y la luna. Escultomural. Facultad de contaduría y Administración

La música de los números. Mural. Interior de la biblioteca de la Facultades de Ingeniería y Ciencias Químicas

Areópago. Escultomural. Facultades de Ingeniería y Ciencias Químicas

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Luis Y.Aragón y José Lucero

Areópago. EscultomuralFacultades de Ingeniería y Ciencias Químicas

Miguel Sáenz, Eduardo Heredia, Jorge Fernández,Mario Castorena y Yunuen Borja

La educación, Chihuahua y la humanidad. Mural. Facultad de Ingeniería

Águeda LozanoEl libro de ti a mí, de mí a ti. Escultura urbana. Campus Universitario II

COLECCIONES UNIVERSITARIAS

Pinacoteca Universitaria Leandro Carreón

•Obradecaballete

Magdalena CisnerosCara blanca

José Carlos WestEspañola, Nuevo México

Susana De MattosLa indiscutible tendencia del ser

Liztela Pérez RodríguezSerenidad

Mariano VázquezNiño viendo las mujeres

Lourdes Ramos PeñaMi laurel

AnónimoRostro joven

Carlos RuizMalinali (Malinche)

Miriam CreelFlores

Bill KaikocyDanzantes totonacas

Sanchez GuerreroSeñorita Salas

Virginia Pérez RamírezAlacena VI

Jorge E. SalcidoPeces sobre petates

Isaac YaporSiete partes

Adriana CereceroSensaciones fuertes

Roberto González BrodieRarámuri

Martín MorenoFuego fríoSabor de tentación

Mario ParraSan Patricio

Salvador MarreroFruto vivo

Juan QuezadaEl sol

Juan QuezadaVíboras

Helga Krebs Pensadores

Silvia ValderramaTocado prehispánico

Elena BarneyLirios

Cristina EnríquezBodegón con champiñones

Emilia MercadoDesde allá

Virginia Pérez RamírezTarahumara

Julio ChicoCinco conejo

Luis FilcerMujer

Rodrigo PimentelGrabado

Ulises LiceaEl hombre de la cubeta

Froylán RuizLey de la vida

José Carlos WestSanta Isabel, Chihuahua

Fermín GutiérrezBabel

Medardo HerasCristina

Salvador MarreroLa madre

Margarita AreolaOtoñal

SebastiánEscalera cósmica

Héctor Javier MarinesManos y hadas

Lourdes Ramos PeñaAzul y tierra

Lourdes Ramos PeñaTierra fértil

Manuel FernándezHuitzilopochtli

Martha ChávezVirgen de Guadalupe

Luisa CanoMonja florida con ángel

Margarita CarrascoJuriquilla

José LuceroMusical

Claudia Margarita RomeroEncaje 2

Fermín GutiérrezSueño entre dos espejos

Salvador MarreroVencedor

Fermín GutiérrezEstudios sobre la pasión “El gallo”

Estudio sobre la pasión “El gallo de oro”

Estudio sobre la pasión “Cierren las puertas”

Benito NogueiraPiedrasUn portón

Esteban López QuezadaDama blanca derrota potestades

José Ubaldo EscobarMontañaMaría con riscosCatedral de Chihuahua

Michael WalkerPaso largas horas de su vida en contemplación celestial

Salvador MarreroSan francisco

Carlos TorresCache

Tany NogueiraBodegón de toronjas

Héctor BarrónPolution

Juan Pablo BilbaoXII

Rafael CárdenasPrimigenia lluvia

planetaria

Magaly HernándezAlmas de tierra

Sergio Pérez CorellaAlebrije

Mario A. Juárez NogueiraDos veces noviembre

Lourdes RubioEl establo

Adriana PeñaBrenda en azul

Rocío SáenzInstrumentos rituales

Roberto RiveraJuegos lúdicos II

Evaristo AndaMisión Tonachic

Salvador MarreroEscondidos

Isaac YaporRacimos

Carlos Andrés ChaviraBloqueo de un acuario

en el desierto

Rosario BeltránEnsueño

Raúl HernándezDesechos

José Pedro GaytánEl falsete

Patricia FloresEncuentro

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Rosa Issa de TreviñoDetrás del balcón

Lourdes GallegosDesencuentros

Soledad LechugaCuando el pasado emerge

Roberto BarrioLa fuerza de mi gente

Rocío SánchezLa niña, Guadalupe y Calvo

José Arturo HinojosBrusco

Adela CalderónEl delfín de Francia

José Pedro GaytánEncuentro de soledades

Alejandro SánchezEl inverterado engaño al ojo

Rafael SáenzLotería

David CorreaNadador II

Jesús HelgueraLa joven de los limones

Raúl HernándezMujer de noche

Paulo MedinaSevilla

Jorge Ochoa LunaSueño en azul

Magdalena Cisneros Aceves

Uf, que calor

José ArreguínDe agua, uno

Rocío SáenzNovia de fin de siglo

Virginia PérezPareja

Miriam LozadaUn tango para blandí

Estela Ortiz AparicioForma de trascendencia

Roberto BarrioUna vida sencilla

Alonso GalavizSin título

Lourdes GallegosContinuidad en la mirada

Laura MurilloHombre del viento

Margarita CarrascoAtisbando

Fernando JiménezEl pacto

Margarita ArriolaEstudio en verdes

Juan Jorge DíazCorazón del vuelvo

Juan Jorge DíazLa máscara de la melancolía

Eduardo UrangaLa espera

Héctor Barrón QuirozEn pie III

Filiberto GarcíaExplotación de animales

Arturo HinojosMartín No. 7 fieles número absurdo

Lorena Borja y Luis Y. Aragón

Evocación Andréi Rubliov

Luis FilcerEl prisionero

Manuel S. FrancoValeroso y majestuoso

Manuel S. FrancoQuinta Gameros

Miguel Ángel PonceSin título

Cecilia BrionesRojo sangre

Tita BilbaoCielo

Colectiva Alumnos IBACollage Quinta Gameros

Virginia PérezAgua de sandía

Mario Alberto Juárez “Kabeza”

Quinta Gameros

Chacho MariscalLección de anatomía del Dr. Tulp Rembrant

Emilio MartínezEl abrazo

Oscar SotoTarahumaraCimientos Sociales Universidad y conocimiento

GénesisUnidades AcadémicasLa Universidad en la cultura

Historia y presente

Ricardo SantosSolo venimos a dormir, solo venimos a soñar...

•Fotografía

Héctor JaramilloCascada de Basaseachi

Libertad VillarrealDiálogo entre mujeres

Anabel CaroÁrbol de la vida

Ligia FordBarranca de Chihuahua

Mario Alberto ArroyoLa espera

Sara CárdenasEl umbral

AnónimoLa rosa

Sergio Martínez RuízInocencia

Sergio Martínez RuízVergüenza

Itzel AguileraApariciónAparienciasMadrugadaMarimba acuáticaÁngeles I

Sahara CárdenasTrascender

Enrique FavelaFamilia

Lourdes AlmeidaMujer tarahumara amamantando

Mujeres tarahumaras

Altelmo Lazos VegasCalabaza

Higinio Meza ChaparroParaje

Gerard TournebizeCristo de Santa Eulalia Chihuahua

David LauerOfrenda

Sahara CárdenasSanto…santo

Emmanuel AboscanLàpparition

Javier Eloy MartínezLa laguna I

Martín Federico GómezDe etiqueta

Héctor JaramilloEl espacio del limón

Alejandro OjedaSed de agua viva

Liga FordEl callejón de la leche, Old Delhi

Manuel BujandaJuegos invernales I

Norma AlfaroVersus

Alejandro OjedaCampesino. Yanshuo,

China

Héctor JaramilloÁrbol de la noche triste

Ana Luisa EnríquezSin título

David Lauer Aliso con púas

Guaynopa, Municipio de Madera

Mario Alberto ArroyoEn el Mediterráneo

Raúl RamírezSin título

•Esculturaycerámica

AnónimoNiña soplando globo

Juan Quezada Vasija policromada

Bertha Patricia RivasArlequínSoledadMeditación

Elba HernándezJarrón con sirena

Chris StanleyDouble skill. Kohler bowl

Guadalupe MartínezMístico

Lourdes TrevizoLa pareja

Adán SáenzGran corazón

Adán SáenzBunker personal

Enrique AltamiranoBusto de Leandro

Carreón

José Luis BeltránMascarilla mortuoria y

escultura de Cleofas Villegas

Ma. Guadalupe Varela M.El Vigía

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163

Chu-teh-chunSin título

CritonSin título

Marta Colvin Sin título

Ivan Contreras Brunet Sin título

Henry CuecoEnfant assis sur la plage

Marc DevadéSin título

Carlos Cruz DiezPhysichromie No. 1157

Jacques DoucetSin título

Jo Duncan Bridland tierra de pájaros

Joaquín FerrerCiel Miroir

Henri Goetz Sin título

James Guitet 210.60.4.80.3

Ladislas KijnoSin título

Peter KlasenTuyeau de descente

Victor Laks Expansion articulée

Charles LapicqueSin título

Ricardo Licata5.mm

Bengt LinstromSuede No. 1

Jean LeppienXXXVI

Alain Lestie A star is dead

Alfred Manessier Sin título

Yves MiletSin título

Jean MiotteSin título

Philippe MorrissonSin título

Garcia MuletBoíte 150880

Aurélie NémoursMilimetrs

Pages PereSin título

Luc Peire Graphe 1242

Orlando PelayoHistoria de España

James PichetteEspace inquiet

Águeda LózanoChemin aun largie

Maurice RocherMontage No. 10

Jacinto SalvadoSin título

Gerard SchneiderSin título

Antoni TauleDouble No. 109

Viswanadahan Sin título

Vladimir Velickovic Sin título

Hugh WeissSin título

Constantin XenakisBoulons

•ColeccionesdelaPinacotecaLeandro Carreón

Itzel Aguilera, Lourdes Sosa y Héctor Jaramillo

Ciudad de Chihuahua. Un álbum familiar. Fotografía

Manuel BujandaBelleza Frágil. Fotografía

Elías HolguínLa Pasión según Elías Reproducciones de su obra fotográica

Rini Templeton Donde hay vida, hay lucha. Serigrafía

Códices de HuejotzingoReproducciones

Galería de Rectores

•Retratos

Alberto CarlosLic. Oscar Soto Maynes

Aarón Piña Mora Dr. Ignacio González Estabillo

Aarón Piña MoraLic. Felipe Lugo Fernández

Alberto Carlos

Dr. Luis Raúl Flores Sánchez

Aarón Piña MoraDr. José Fuentes Mares

Albero Carlos Lic. Raúl González Herrera

Albero Carlos Dr. Carlos Villamar Talledo

Alberto Carlos Lic. Manuel E. Russek Gameros

Alberto Carlos Lic. Oscar Ornelas Küchle

Albero Carlos Lic. José R. Müller Hermosillo

Rafael Domínguez C.P. Antonio Horcasitas Barrio

Alberto Carlos Lic. Reyes H. de las Casas Duarte

Rafael Domínguez Lic. Adolfo Acosta Múñoz

Rocío SáenzRodolfo Torres Medina

Albero Carlos Dr. Carlos Ochoa Ortega

Medardo Heras Dr. Sergio Piña Marshall

Alberto Carlos Dr. Jesús Enrique Grajeda Herrera

Miguel Valverde Ing. José Luis Franco Rodríguez

Colección Águeda Lozano

•Obradecaballete

Roy AdzakCollage

Leo Aguerro 204

Gérard BaldetSin título

Guido BaisiSin título

Silvano BozzoliniDiagonale Bleu

Nino CarlosSin título

José CanesSin título

ChristoforouLe Cracheur

•Esculturas

Enrique BrogliaSin título

ChassepotCabeza de francés

Di MartinoSin título

Albert FeraudSin título

Gerard KochSin título

Morice LipsiSin título

Águeda LozanoVuelo de Basaseachic

Ruggero PazziSin título

Monique RozanesSin título

Adam Samogit Sin título

Philippe ScriveCabeza de juez

María SimonSin título

Antonio VirduzoSin título

Colección Paquimé

•ColecciónArqueológica132 Piezas

Colección Muebles Requena

Sala principalSala de músicaComedorRecámara principalRecámara infantil BañoCalvarioRecámara Pavorreal

Page 164: Patrimonio artístico. Universidad Autónoma de Chihuahua

PATRIMONIO ARTÍSTICOUNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIHUAHUA

se terminó de imprimir en septiembre de 2010 con un tiraje de mil quinientos ejemplares.

Se utilizaron los papeles New Age Blanc de 157 g. en interiores; Artcard Unicolor en cubierta y Brite Hue de 310 g. en sobrecubierta.

Diseño, producción gráfica y cuidado de la edición:

Luis Carlos Salcido y Héctor [email protected]

(614) 425-0533 • (614) 196-1021Chihuahua, México

Impreso en Hong Kong

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