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    El ttulo de esta presunta colaboracin alconocimiento de la cultura de mi pas necesitaalgunas aclaraciones.

    Al decir una historia oral me estoy refiriendo a unaversin histrica de la vida cotidiana, compuesta portestimonios orales propios de una breve etapa de laexistencia de la nacin. Quienes la narran, los niosde Chile, ignoran que cada uno de ellos contribuye ahacer una historia que pudiera considerarse de supas, y una de las obligaciones del responsable deesta iniciativa, quien escribe este artculo, consisteen darles a saber a estos pequeos historiadores loque han conseguido sin proponrselo.

    Segn la nocin ms amplia, pero a la vez msestricta de historia, muchos eruditos podrnformular serias objeciones a este proyecto dehistoria oral de Chile. As, entre otras, rechazar lacarencia de profundidad temporal de este ensayo;su excesiva situacin sincrnica, su tremendaoralidad y la falta de preparacin y de idoneidad desus infantiles autores, incapaces de discernir elcarcter histrico de las conductas humanas,problema este ltimo que ha discutido severamenteel historiador britnico Carr.

    Sin embargo, pese a estas crticas y a

    otras que sin duda aparecern, he deseadodar una estimulante oportunidad a nios demuy distintas localidades de Chile, para queellos cuenten lo que saben, lo que han visto,lo que viven y lo que quieren alcanzar. Yaunque la extensin del tiempo al que perte-necen sus vivencias sea reducida, aunque susrelatos tengan temticas parciales y aunquelos narradores pertenezcan slo a una cin-

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    cuentena de lugares, pienso que estamos frente aun aporte a la comprensin histrica de nuestrotiempo, de gran importancia para ser comparadocon otros del pasado, de la actualidad y del porvenir.Y as como hemos dejado a los expertos y solemneshistoriadores que recojan y seleccionen suinformacin a travs de archivos, bibliotecas,epistolarios, para luego decidir qu hechos sonhistricos y cul es la historia, permitamos, ahora,que unos t resc ientos n ios de Chi le ,aproximadamente, muestren una veta histrica,una historia oral de su cultura, a los demshabitantes de su pas, y dmosles a conocer yagradezcmosles lo que ellos hicieron por todosnosotros. De esta manera, el lema inicial de esteproyecto, cuyos resultados sintetizo en esteartculo, y el cual dice: "para que los nios de Chileconozcan su patria", podr acrecentarseexpresando: "Para que Chile tambin sea conocidopor una historia oral contada por sus nios".

    Las relaciones entre la comunicacin oral y lacomunicacin escrita de la cultura se han estudiadocon especial intensidad en el transcurso del sigloXX, con mucha preponderancia respecto delllamado folklore, en general (Boskovic-Stulli); de lasformas narrativas y poticas tradicionales oralescomparadas con las literarias en sentido estricto

    (Garca de Enterra), y de materias que conciernenala Dialectologa y a la Sociolingstica (DeGranda).

    Pero cualquier paralelo que se intente pro-poner de ambas clases de comunicacin cul-tural, tiene que descubrir antropolgicamenteel comportamiento humano, revelar la posi-cin anmica y social que se halla detrs de

    Una historia oral contada porlos nios de Chile

    MANUEL DANNEMANN(Chile)

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    lo oral o de lo escrito, porque la tensin del arcoactivo de tener, de entender, de trasmitir y de lograrefectos, es muy distinta en uno u otro caso. El poderde la oralidad posee un alcance y una penetracininsuperables; su ejercicio es irrepetible y su fuerzade inte- raccin no puede reemplazarse por ningnrecurso escrito. En consecuencia, una historia oral,pese a sus limitaciones, es la que mejor trasunta la

    naturaleza del hombre y la que con ms xitoincorpora a cada individuo que la escucha al mundode los acontecimientos, a la sucesin de loscambios, al desarrollo de la cultura.

    Movido por estas consideraciones decidelaborar un proyecto con el nombre de Apor tesde la Cu l tu ra Fo lk l r i ca a l ProcesoEducacional Bsico de Chi le , y presentarlo alprograma de participacin de la UNESCO, con elpatrocinio de la Sociedad Chilena de Historia yGeografa, para el bienio 1986-1987, en el mbitode "La cultura y el futuro. Inventario, acopio yestudio del patrimonio no fsico", y teniendo comoactividad central la investigacin de las "tradicionesorales.

    En el prrafo correspondiente a la finalidad dedicho proyecto se sealaron argumentos queconviene transcribir aqu:

    la educacin formal, sistemtica, estorganizada, en gran parte, en trminos deprincipios, criterios, planos, programas, mtodos yobjetivos, que, a menudo, constituyen factores muydiversos y a veces antagnicos, de los modos devida habituales de los alumnos de la EnseanzaBsica, producindose as tensiones ydiscordancias entre la indicada educacin formal y

    la educacin informal en el desarrollo de lasocializacin, el cual debe orientarse de la manerams equilibrada y slida posible".

    "En este caso, se ha pensado en la utilidad deaprovechar las ventajas formativas de expresionesde la llamada cultura folklrica, en la educacinsistemtica."

    "Cuando se habla de cultura folklrica, a la luz deconceptos antropolgicos actuales, no se restringesu rea a una coleccin de formas orales y objetos.Ingenuos en vas de extincin, pertenecientes agrupos rurales, sino que se la concibe como unaclase de conducta, como una instancia delcomportamiento humano del ms alto grado depertenencia comunitaria recproca para quienes lahan hecho suya, mediante cuya prctica sususuarios alcanzan una intercomunicacin y unacoparticipacin de enorme fuerza social, con elconsecuente acrecentamiento de su identidadcultural y de su cohesin grupal. Se podra afirmar,entonces, que folklore es el comportamiento culturalms representativo de la identidad de los gruposhumanos.

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    "De ah que se haya considerado esta clase decultura para armonizar el encuentro de la educacininformal con la formal, y para conseguir un activointercambio de conocimientos y de motivaciones, atravs de ella, en los alumnos de diversas escuelasbsicas de Chile."

    "La recepcin y bsqueda de comprensin de

    esta clase de cultura, orientadas por los profesoresde las escuelas, sobre la base de su difusinaudiovisual, conducir a dos sub-objetivos: a hacerconciencia sobre el significado de nuestra legtimatradicin nacional, como un modo de contrarrestarla avalancha comercializada de productosculturales forneos, cosificadores y masificantes, ya estimular la sensibilidad creadora del nio frente asu propio universo. As se contribuira a articular losfactores de la educacin formal con la realidad de lacultura, que en cada nacin ha adquiridocaractersticas propias, y cuyo desenvolvimiento esde responsabilidad primaria de los habitantes decada pas, en relacin con su historia, su medio ysus especficas aspiraciones."

    La posibilidad de seleccionar y de reproducir lainformacin testimonial conseguida mediante eldesarrollo de este proyecto, "Para que Chiletambin sea conocido por una historia oral contadapor sus nios", como ya se dijera, la he buscado conla ayuda de una contribucin antropolgica, tanto enlo que hace al mtodo de trabajo como a susresultados holsticos. Podramos, entonces, decirque hay una breve etnohistoria infantil chilena,segn un concepto etnohistrico mucho msflexible que el clsico, sujeto principalmente al usode relatos de viajeros, cronistas, misioneros,exploradores, concepto enriquecido en los ltimos

    aos por estudiosos como Robert Lavenda.

    Pero no es oportuno ahora discutir nocionessobre esta disciplina auxiliar de la Antropologa y sila he citado ha sido para extender, a mi juiciovlidamente, el alcance de sus aporteshumansticos y sociolgicos.

    Si se retoma la opcin metodolgica antesenunciada y, como se demostrar ms adelante, esoportuno recordar que en el trabajo de campo seuti l iz un procedimiento etnogrfico deo b s e r v a c i n - o b t e n c i n - d e s c r i p c i n d ecomportamientos y bienes culturales. . Aunque, enla mayora de los casos, sin permanenciasprolongadas en las localidades elegidas, queprodujesen una relacin constante y de marcadacontinuidad con los alumnos de las escuelas desdedonde se inici mi tarea. Sin embargo, logr unaincorporacin a la existencia bsica de misescolares colaboradores ms que informantes ,al transitar con ellos por las caminos que parten desu ser, se abren, atraviesan su ambiente y vuelven

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    a ese mismo centro. Pienso que la obtuve, en todaslas ocasiones, especialmente a medida queavanzaba esta etapa etnogrfica; gracias a lareceptividad y espontaneidad de dichoscolaboradores, debido a mis numerosasexperiencias en el contacto con miembros de muydiversos microsistemas sociales, en proyectosanteriores, y a un invariable intercambio de ideas,

    conocimientos, actividades, con los grupos de niosque me entregaron su patrimonio cultural y suconcepcin del mundo.

    En cuanto a los aludidos resultados holsticos deesta historia oral, frutos del mtodo que se aplic aun rea de vivencias infantiles, ellos aparecen,finalizado el proyecto, como captulos orgnicos,uno por cada microsistema que se investig, todosinterrelacionados, saliendo de un modo sbito delpresente, pero l legando desde los msincalculables pretritos, a travs de la tradicincultural folklrica. As se configura, por una vaetnolgica, una sntesis de una parte del sistematnico-social de Chile, sin quedarse en merosepisodios de algunas fases de pasado, que giranalrededor de personajes clebres que a poco andaradquieren una condicin legendaria, respecto delos cuales la educacin formal nos pide queimitemos sus virtudes, pero sin ensearnos cmoincorporarlos a nuestra vida para hacer de ellosejemplos que estn al alcance de nuestrasconductas cotidianas y no slo en lo alto de lospedestales. Por estas y otras razones esta historia,como todas las legtimas de su gnero, no provienede ningn texto escrito, sino de los eventos quedesarrollan sus cultores infantiles o de los que sinpoder an practicar, inciden en su existencia. No es,por lo tanto, una historia tex tua l i s ta , sino

    eventual is ta ; no es afec t i va, en el sentido de laselectividad con que debe escribir el historiadorprofesional, con mayor o menor elegancia, sino quees abiertamente efec t i va porque reproduce lo quesienten, desean y hacen sus protagonistas yactores. De ah que quizs podra llamarse unacontra-h is tor ia , por su inocente rebelda ante losprincipios historiogrficos consagrados por losgrandes modelos de la ciencia histrica.

    EI mtodo de obtencin de testimoniosconcerniente a este proyecto y al cual ya me hereferido, recay en dos planos: uno que denominarel de la concepcin del mundo y otro constituido porrubros culturales especficos, que dan movilidad,

    que hacen funcionar, en gran medida, al planoanterior.

    Es necesario tener muy en cuenta que dichaconcepcin del mundo se ha inferido slo de nioshabitantes de localidades manifiestamente rurales,ya que se fue el mbito territorial de este proyecto.Ella est compuesta por los elementos que acontinuacin se sealan:

    En primer trmino, el que podra llamarse centrode la existencia espacial, el microsector, la unidadgeogrfica menor en la localidad de arraigo. Con sutamao, sus bondades y defectos, con su gradoanmico de pertenencia, con su comparacin conotros lugares conocidos pero que estn separadosdel centro .primarlo.

    En la inmensa mayora de los casos, con muypocos o sin ningn titubeo, mis colaboradoresescolares nombraron su propio micromundo con unespecial sentido de compenetracin con l, en unareciprocidad inseparable.

    Para descubrir esta vinculacin solicitrespuestas a preguntas que se formularon segn lasiguiente pauta: Cmo se llama la parte de estelugar donde vives? Ella es grande o pequea, y porqu encuentras que es as? Es bonita o fea, y porqu lo piensas? Grande o pequea, bonita o fea, tegusta o no y por qu? La sientes tuya, de qumanera? En qu otros lugares has estado, y cmolos comparas con la localidad donde vives?

    En segundo lugar, en esta concepcin del mundoqued incluido el medioambiente relativo al paisajey al clima locales, con nfasis en la fauna y en laflora; la segunda con particulares referencias anombres y funciones de plantas medicinales. Alrespecto, no se trat de encontrar slo oprincipalmente datos empricos propios de estemedioambiente natural, sino que la relacin de losnios, observadores y usuarios, con l. En otraspalabras, averiguar, en qu medida y cmo, seproduce una participacin de estos nios en supaisaje, cmo lo entienden y lo proyectan en susideas y actitudes.

    Por ltimo, en este plano de la concepcin delmundo se consider un programa de vida tomandocomo punto inicial inmediato la relacin casa-escuela, como una ecuacin de sntesis de sermiembro de un microsistema en un espacio y en untiempo determinados. Aqu los interrogantesrequirieron respuestas a dos presuntasaspiraciones: la de permanecer o salir delmicromundo del presente, y la de desear o no ellogro de una o ms metas futuras en cuanto a laadquisicin de roles y de status.

    Qu relatos me dieron los autores de estahistoria oral sobre la que he llamado su concepcindel mundo?

    En lo que hace al microsistema domiciliarioy su entorno inmediato, surgi una variedadde apreciaciones sobre su tamao, sus cua-lidades y sus resonancias emocionales; noobstante, fue muy explcita y segura, con es-cassimas excepciones, la afirmacin general

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    de reconocer el profundo significado de pertenenciaespiritual de ese centro orgnico genuinamentepropio de sus habitantes infantiles, afirmacinmanifestada sin ambigedades, tanto en el caso dequienes saban que sus padres u otros parienteseran los dueos del sealado espacio, como en elde quienes saban que se hallaban sobre un pedazode tierra de personas que no eran de su familia, por

    lo comn, empresarios empleadores de sus padres.Sea como fuere, se demostr el convencimientopsquico de tener ese trozo del mundo para ellos yser de ellos (los autores de esta historia), msostensiblemente cuando se lo comparaba con otroslugares.

    Esta manera de estar y de sentir, de conjugar unespacio con un tiempo y con un ambiente del cual elhombre forma parte; esta integracin de lanaturaleza con la cultura, esta posicin en unadeterminada realidad social, podran atribuir se atodos los nios de nuestro planeta, donde quieraque viviesen, y cuando esta vez digo nios, meestoy refiriendo a los de la edad de los que hicieronfactible este proyecto: alumnos del segundo ciclo deenseanza bsica de escuelas rurales de Chile,esto es, de 10 a 15 aos, habitualmente. Perotratndose de nios de microsistemas campesinos,de pastores, de pescadores, esta pertenencia en !acual se articula mutuamente hombre y mundoadquiere una peculiar relevancia, ya que la vida enestos universos se hace muy intensiva ypreponderantemente puertas afuera de la casa-habitacin, por lo que la identidad con el medio, conlas personas con quienes se comparte la culturalocal y con el patrimonio especfico de dicha cultura,conduce a un sentido de posesin muy distinto delque se observa en otras clases de lugares y de

    sociedades, y esto es ,lo primordial para losprotagonistas' y narradores de esta historia,quienes, como lo expresaran Sotomayor y Prez,ms que aprender cosas, aprenden a vivirplenamente su realidad. Por eso es que una historiarelatada por estos autores sea tan pura y fidedigna,y que, por lo tanto, sea tan difcil reproducirlasometida a los perodos, a los temas y a lasinterpretaciones, que manejan los eruditoshistoriadores acadmicos.

    En relacin con esto, deseo hacer doscomentarios: el primero, atae a los ineludiblescambios de percepcin, de comprensin y deactitud, que las posteriores etapas del ciclo vital van

    a causar en los nios, que hoy son los aludidosalumnos de enseanza bsica correspondientes ami proyecto; el segundo, apunta a los efectos deesos cambios, que imponen una suerte dealejamiento de lo que una vez fue no slo centrofsico de residencia, sino el todo de sustentacin yde entendimiento de lo que se tiene, de lo que sehace y de lo que se espera. Esta paulatinaseparacin tambin es inevitable; pero, po-

    dr impedirse, como ocurre con frecuencia, quellegue al extremo de eliminar o de reemplazarartificialmente todos los elementos esenciales delmicrosistema fsico, cultural y social, que dan al niosu sabidura del diario vivir, gracias a la mutuapertenencia que establece con ese microsistema?

    Las experiencias de la socializacin, muy en

    particular de la que se efecta impelida por laeducacin formal, no dan respuestas halageas aesta duda. Siquiera se mantuviese durante toda suvida la presencia de un nio en un utpico entornoinalterable, en una comunidad ideal de culturasujeta a profundas y persistentes tradiciones, comola descrita por Redfield, se podran impedir loscambios endgenos propios de la evolucinorgnica, si bien se comprueban an excepcionesde ancianos habitantes de localidades rurales, quehasta su muerte continan en algn gradosumergidos en el microsistema matriz de suinfancia, como se insina en mi trabajo sobrefuncin de los apodos (Dannemann, 1980-1981).

    No obstante, hay un factor e1 cual, aunque enestado de latencia, preserva la relacin con elmicromundo de la infancia. Como para muchos esbien sabido, se trata de aquel que podragenricamente denominarse el factor psquico otambin el psicoafectivo, que en algunascircunstancias slo se alimenta de recuerdos, amenudo nostlgicos, pero que en otras influye enalternativas que deciden momentos de laexistencia. Al respecto, la historia contada por losnios de Chile, tantas veces enunciada por m, ypienso que tambin la de los nios de cualquier otrolugar de la tierra, con todo lo que posee deautohistoria, de mi propia h is tor ia narrada

    por m m ismo, difundida a otros nios en unintercambio concientizados, que descubra e iluminelo que antes estaba oculto, inadvertido, puedecontribuir a atenuar las violentas transformacionesque suelen daar el ritmo del proceso de la vida. As,con mucha esperanza, creo que esta clase dehistoria no slo informa, registra y cuenta hechos,sino que ayuda a reforzar el centro anmico quetiene el hombre, sea cual sea su edad, la partedonde se halle, las actividades que desempee, lascreencias que tenga.

    En cuanto a la apreciacin del medioambien-te, del cual ya se sealara un breve resumen,segn la delimitacin que se le dio en esteproyecto, las informaciones que obtuve dl comprueban que las peculiaridades clim-ticas son consideradas tan propias y norma-les de los distintos lugares, que no hay acer-ca de ellas criterios de evaluacin que pu-diesen traducirse en calificaciones ms o me-nos positivas o negativas. Simplemente, elfro o el calor, la luz o la oscuridad, el vientoo la calma, la lluvia o la sequedad, constitu-

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    yen hechos dados y aceptados, excepto de que enellos se produzcan modificaciones que trastornen laestabilidad del ambiente natural.

    En contraste la que podra denominarse visinpaisajstica, y en la que como es obvio, influyen losagentes climticos, s que es causante de dosactitudes dismiles, entendindose aqu por paisaje

    no slo el material, la extensin y la forma, delespacio fsico, sino que tambin la fauna y la floraque actan en l y que motivan los sentidos dequienes las han hecho suyas.

    Una de estas actitudes es la que recoge elsignificado de hermosura, de grata contemplacinque el nio encuentra en el paisaje, producida porlos espacios abiertos, con abundancia de agua y devegetacin verde, y diversificacin de lugares bajosy elevados. Este es el mbito paisajstico que seadmira y que llama al goce de la naturaleza, que daalegra y una gran satisfaccin de poseerlo. Encambio, la otra actitud, conzcase o no el tipo depaisaje antes sealado, refleja una indiferenciarespecto de la condicin abrupta, de la aridez, delconocido apagado del espacio circundante; pero,hasta donde pude apreciarlo, no un rechazo odisconformidad.

    Esta dicotoma no repercute en la sensibilidadcreativa, en la normalidad general del proceso deculturacin, sino que matiza el relato que los nioshacen de su micromundo, en circunstancias de quelas especies de la flora y de la fauna pueden adquirirla misma amplitud y riqueza en uno u otro habitat,aunque debe reconocerse que la variedad deplantas medicinales es mayor en las zonas donde elagua se muestra ms generosa, y es all donde

    estas plantas ofrecen un panorama ms rico deproblemas de salud fsica y mental y de susper t inentes recursos curat ivos, lo queantropolgicamente es un ndice de organizacinde la sociedad en torno a los males que afectan elbienestar del hombre.

    En cuanto al que ya denominara programade vida, en el plano global de la concepcindel mundo perteneciente a esta investigacin, senot un predominio ostensible de diferenciacin dela vida escolar con la vida del hogar, por lasfunciones especficas que los alumnos deenseanza bsica de sectores rurales cumplen enla distribucin del trabajo de sus respectivosncleos familiares: cuidador de animales,mariscador, ayudante en faenas de mineraartesanal, encargada de responsabilidadesdomsticas, (en el caso de las nias), etc. Ypartiendo de esta relacin casa-escuela, losproyectos autobiogrficos de los autores de estahistoria, en la mayora de los casos, se inclinan porla permanencia en el micromundo del presente, porconservar la pertenencia recproca a la que ya mehe referido varias veces antes, y por alcanzar pa-

    peles y status que, exigiendo o no grandes omoderados cambios de la actual condicin de vida,se desean conjugar con la continuidad delmicromundo actual, con excepcin de quienesaspiran a metas cuya prctica profesional losobligara a abandonar sus propias localidades, loque al p lantearse y evaluarse en misconversaciones con mis colaboradores, les hizo

    tomar conciencia de un presunto problema, por locomn hasta ese entonces inadvertido, que nohaba sido descubierto an por ellos en el procesode la educacin formal.

    El segundo plano de testimonios determinado poreste estudio, como ya se dijera, compuesto porrubros culturales especficos, incluy informacionessobre juegos, cantos y danzas, narraciones(cuentos en un sentido estricto), seres mticos,artesana, instrumentos de trabajo, comidas ybebidas, viviendas y ceremoniales profanos yreligiosos.

    Sin duda que este conjunto de expresiones, estoes, de bienes con sus respectivos usos, constituyeuna parte de lo que podra ser un universo culturalglobal, en un sentido amplio, pero de acuerdo conuna necesaria seleccin de las formas empricasque se estableci segn el plan de trabajo de esteproyecto, se consider aceptable el nivel deorganicidad de estos nueve rubros, cada uno deellos en cuanto un subsistema de una estructuramayor, buscndose el conocimiento y la prcticaque sobre ellos tienen quienes fueron nuestrosinformantes-colaboradores, en circunstancias deque en algunos casos se recibi una abundanteinformacin acerca de rubros que por razones deedad no son practicados por los nios, lo que result

    tambin de gran Inters en lo que hace a laperceptividad y a la valoracin que los miembrosinfantiles de un grupo poseen de manifestacionesculturales, que slo pueden ser usadas porpersonas que han ingresado decididamente aetapas posteriores del ciclo vital.

    De estos rubros, los cuatro primeros se muevenen una rbita de preeminencia espiritual. Los cuatrosiguientes centran su em pleo en satisfacciones dendole fundamentalmente material. Y en los queaparecen en el ltimo lugar de la nmina, losceremoniales, que son los ms complejos de todos,se observa una confluencia, de algn modoritualizada, de bienes culturales espirituales ymateriales.

    Esta historia oral contada por los nios de Chilenos habla de lo que hoy son y desean ser, escolaresde enseanza bsica, con grandes novedades paraquien sea el investigador de este doble 'plan, que amedida que avanza en su tarea va encontrandodiagnsticos y pronsticos hechos con magnficasinceridad, con la de los nios de un mundo quesienten suyo a travs de su realidad cotidiana.

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    Los testimonios iniciales, a veces sorpresivos,me empujaron a visitar los sitios donde agonizan lasviejas casas y a mirar la vanidosa aparicin de 1asmodernas, a presenciar los ejercicios 1dicros degrandes y pequeos, a descubrir la destreza del usode las herramientas en 1a construccin de unarueda de carreta; a escuchar las pruebas verbalesde les vctimas de los brujos, a distinguir regiones y

    localidades por los ingredientes y sabores de susalimentos, a lamentar la decadencia de ceremoniasfestivas y no festivas, de inmenso poder decohesin social, depositarias de una riqusima yactivadora tradicin, sustituidas, cada vez con msmpetu, por ceremonias, con groseros efectos demutilacin, de deformacin y de irreparable prdidade su legtima funcionalidad.

    Cada uno de estos rubros es un captulo temticode esta historia oral, si bien en el gran sistema de lacultura local a que pertenecen, estn enpermanente interaccin por el uso que sus cultoreshacen de ellos.

    Y si se los compara entre s, el que contiene elsaber tradicional de ms vigorosa continuidaddesde los inicios del mestizaje en Chile, de msvigencia de uso, de mayor dispersin nacional y demayor penetracin efectiva, es el de los seresmticos, cuya relacin con los humanos no sereduce a narraciones anecdticas de hechosi n v e r o s m i l e s , s i n o q u e , s u s t a n c i a l yfuncionalmente, se efecta en espacios y por mediode comportamientos, de una clase especia1 derealidad mgica, como he procurado plantear en unreciente breve estudio (Dannemann, 1988), y queejemplificar ahora con el testimonio vivencialdirecto de una alumna de la Escuela Las Totoritas,

    Comuna de Hualqui, VIII Regin, que me diera el da18 de agosto de 1987, durante una conversacincompart ida con otros alumnos de eseestablecimiento educacional.

    La otra vez fuimos a una laguna de Colli-pulli que le dicen, y fuimos para arribacon mi familia, y yo como me gusta co-nocer, salir, fui, yo, mi mam y mi pap;fuimos ms arriba, y estbamos arriba,y yo me iba a meter al agua a baarmeas, me haba metido, y me estaba ba-ando y despus me sal, a hablar a mimam que haba unas cositas verdes aba-

    jo, y de repente me estoy baando yoy al agachar la cabeza haba algo, y habaalgo que tiraba globitos para arriba, y am me dio miedo y yo lo fui a tocar y metom la mano, y no me soltaba, y yo em-pec a gritar y a llamar a mi pap, mispaps andaban por arriba y vinieron y nome quera soltar eso, y aqu tengo toda-va (muestra la cicatriz) ah donde mesac el pedazo, me lo sac todo, y me tu-

    vieron que sacar las carnes para colocarme aqu(Injerto).

    Mi pap vino despus y fue corriendo y trajo dospedazos de cuchillo que los envolvi con lanaroja y un poquito de sal, y se los meti, y ahhaca una cosa...vuuuuu! as y se estabamuriendo y mi pap lo sac, y era un cuero de

    animal, pero era brilloso, bonito y mi pap le hizouna fogata, le ech sal, y lo t ir...(alumna de 13 aos y 8vo. bsico).

    Tuve mucho cuidado de no mencionarles jams lapalabra folklore a los nios con quienes viv estaaventura, y de quienes aprend una nueva manerade or y de entender episodios de una historiachilena, historia de un presente inmediato perocargada de remotas tradiciones locales. Susautores con emprica y certera habilidad, con unahonestidad slo propia de la infancia, me fueronguiando para distinguir la subcultura de mayorpertenencia comunitaria-recproca, de ms poderde cohesin social, de ms intensos atributosrepresentativos de cada uno de sus microsistemas,de las otras subculturas con las cuales ella coexistey se halla, asimismo, en interaccin; esto es, lasubcultura o versin cultura1 que yo denominfolklrica en las primeras pginas de este trabajo, yque para sus usuarios, sin calificacin alguna, es laque sienten en verdad ms suya, la que los amarraal mundo de su localidad.

    Los estudiosos de las ciencias sociales, de lashistricas y de las humanidades, suelen lamentarlas sucesivas transformaciones, algunas inslitas yviolentas, que vulneran un pretendido equilibriocultural y social. No obstante, como ya lo he dicho,

    no hay nada ms tradicional que los cambios(Dannemann, 1984, p. 36). Y estos cambios sondifciles de vaticinar y de planificar desde unescritorio o una sala de sesiones, y, quizs, laactitud ms justa y vlida al respecto consista enproporcionarles a los seres humanos toda la libertadposible y toda la informacin necesa- ria para queellos mismos sean capaces de decidir sus opciones.Por desgracia, cada vez hay menos oportunidadesde eleccin de acuerdo con un amplio y limpioconocimiento previo para tomar una u otra ruta, y asla presin impositiva de predeterminados objetivosde masificacin casi no tiene contrapartes, como lod e m u e s t r a M a r c u s e e n E l H o m b r eUnid imensional .

    Los nios escolares del nivel de enseanzabsica cuentan hoy una historia que es suyapor ser verdadera como proyeccin de unarealidad vivida; es la historia de su tradicincultural con los cambios que los miembrosde sus microsistemas construyen interna-mente y con los que irrumpen, desde e exte-

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    rior, la mayora de las veces sin posibilidades deevaluacin endgena. Si estos historiadorestuviesen que contar su historia en la etapa de suadolescencia avanzada, de su juventud o de sumadurez, elIa sera diferente no slo por razones deedad, sino que, asimismo, por prdida odisminucin de su identidad cultural, de los valoresde su micromundo, de su pertenencia a un sistema

    o t r o r a p r i m o r d i a l m e n t e o r g n i c o q u epaulatinamente se hace ms y ms inorgnico.

    Los testimonios que actualmente podemosobtener no slo de los rubros culturales aquconsiderados sino que tambin de muchos otros,constituyen una reserva histrica para la educacin,para la elaboracin de planes y programasconsecuentes con las realidades locales, paraprevenir riesgos en la aplicacin indiscriminada deinstrumentos de cambio y para tener muy en cuentaplanos de veracidad del comportamiento cultural.

    No he escrito aqu ni siquiera un resumen de lahistoria oral que me contaron los nios de Chile, nitampoco creo haber hecho an proposicionessensatas y eficaces para el buen empleo delinapreciable tesoro de su saber que ellos regalancon alegra, pero pienso que estoy ayudando aescuchar voces que lIaman a seguir nuevos rumbosde comprensin de la conducta humana.

    B I B L I O G R A F I A

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    MANUEL DANNEMANN. Chileno. Profesor universitario;Director de Investigacin y Presidente de la Comisin.Chilena IADAP-CAB; Facultad de Ciencias Sociales,

    Universidad de Chile. Miembro de la Sociedad Chilena deHistoria y Geografa. Autor de numerosas obras.