movilización de la fuerza del mar, tomo ix

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Movilización de la fuerza del mar : aprovechamiento de los motores irregulares, como las mareas y las olas por el intermedio del aire comprimido con varias aplicaciones por Eduardo Benot y Rodríguez

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  • f

  • MEMORIAS

    DE LA

    REAL ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS J FSICAS Y N A TURALES

    DE

    MADRID

  • MEMORIAS

    DE LA

    REAL ACADEMIA DE CIENCIAS EXACT AS) FISICAS y N A TURALES

    DE

    MADRID

    TOMO IX

    ,

    MADRID DIPRENTA DE LA VlliDA HIJO DE DON EUSEBIO AOliADO

    calle de Ponte jos, 8

    1881

  • Publicado por acuerdo de la Academia.

    EL SECRETARIO GENBRA L ,

    ANTONIO AGUILAR.

    r- ,

  • MOVILIZACION DE LA

    FUERZA DEL MAR

    APROVECHAMIENTO DE LOS .

    MOTORES IRREGULARES. COMO LAS MAREAS Y LAS ' OLAS POR EL INTERMEDIO

    DEL AIRE COMPRIMIDO CON VARIAS APLICACIONES

    POR EDUARDO BENOT y RODRIGUEZ

    Individuo correspondiente de la Academia EspII-ola, Corresponsal de la Academia de Ciencias exactas, sicas y naturales, Honorario de la Academia de Bellas Artes de Cdiz, ex-Jefe de Seccion del Observatorio de Marina de San Fernando, ex-Secretario del Senado, de la Asamblea ,Nacional y del

    Congreso, ex-Ministr.o de Fomento, etc.

    . ,

  • La Academia no adopLa ni rehusa la~ opiniones de sus individuos:

    Cada autor es responsab]~ de lq que contengan -sus escritos.

  • SEMPER PARATUS

    lo Ha MEN:O IN MENTE En PERSUADERE CHE DI FAR PENSARE.

    CIALDI.

  • INDICE.

    Pgs .

    INTRODUCCION , , , , .. , , . , , . , , 1 9 PLAN DE LA OBRA,., . . , . , , ' " . , . , , .. , , , . , . , , . , . , , . . .. . , . '.' , .. . . , , . .. , , . , , . , , . , . , , .

    PARTE 1. PRELIMINARES sobre la fuerza del MAR y la 'conversion e11 aire comprimido, II

    LIBRO 1. Las mareas en general. , . ... . . . ... , .. , , , . , , , , .. , .... , , .. . . , 13 Clasificacion en tres grupos .. , . , . , . , ... , , , , , , , . , . . . lf

    CAPTULO 1. Cuestion astronmica, . " , .. ,.", .... .. , . . ", . . , . 18 CAP. 11, Cuestion telrica, , '" . ... " ...... , '" " .,.",... . 33 CAP. III, Cuestion dinmica" .... , . , , ....... . . '. " .. , . .. . " , 77 Apndices 1. Mareas del Mediterrne0 ...... , .. , . , ' .. ,', , .. , .... . , 9l

    n, Mareas en el Lago Superior .. " . ' .' , . , .. , , . : . , , , .. , , 92 III, Mareas en el Lago Michigan , . , , , . , ... , , .. . , , . , ... , , 92 IV. Diferentes clases de ondas" .... , , . , , .... , , , . . .. . . . . 93 V. Efectos de la marea en la rotacion terrestre, , , , , , , , ' , , 96

    LIBRO 11, Las mareas en Espaa. " ... , . . . , " ' " . , '. , . , . . .. , , . , . , , , " 101 CAPTULO 1. Amplitud de la marea .. " ....... " , . . , ........ ,.. 103 CAP. 11. Poder dinmico de la marea en Espaa., .. . . , . , ... ' . 119 Apndices 1, Final ~e un captulo de ROBEHT KANE .. , . " '" ... " 133

    I1, Utilizacion actual de la marea en Ccliz. , , , . . , . . . . . . 135 nI. Otros medios de utilizacion, .' . , .... " , ". , . ,. , ... " 139 IV. Sa1.inidad del agua del mar .. ,. , . , .... , , . , , .. , , . , . \ . Id.

    LIBRO III. Las olas". " ,. " , . , .. , ' . " , . , , , , , , .. ", . , , . . .. , , , . , , . , , . '" 141 CAPTULO 1. Amplitud de las olas, .... , . , .... , .. , .. , . , , . , . , , . , ,. 143 CAP. ' 11. Poder dinmico de las olas de. tempestad, , " ... , , '" 153

    LIBRO IV, Abundancia y baratura de los motores hidrulicos,. , , , . , , . : , , 165 CAPTULO 1. El motor hidrulico actualmente respecto del de fuego, 167 CAP, 11. Porvenir de los mot0res hidrulicos, .. " ., , , . ". ' 177

    LIBRO V, El aire comprimido , ...... , , . ... .., ... " ....... ,...... .... 189 CAPTULO 1. El aire comprimido: sus. excelencias como agente de

    transmision de la fuerza distancia " . . . , .... ,. . . 191 CAP. n. Rendimiento ~el aire comprimido """ "" , . . . , ," 202 CAP, 1II, Cuestion econmica .... " .... " : . .. . . . . " ..... ,, . 219

  • x

    LIBRO VI. Las leyes de GAY-LuSSAc y MARIOTTE Y la teora mecnica del calor .. ~ ..... , ... :.. ..... ...... ........... . . 233

    CAPTULO 1. Materia y movimiento en general. .... " ... . , .... . " 235 CAP. n. Movimiento especial del calor ............ ".. . .... 278 Apndices 1. La esttica universal la muerte ... ... " . . . .. . ..... 296

    n. Nueva teora sobre el calor" ...... .. .. . ..... . .... : . 298

    PARTE lI. Nuevos medios de comprimir .. , , ... , . , . .. '" , . , . ..... . " .. . . . " ... , . 299

    LIBRO 1.

    LIBRO n.

    LIBRO III.

    Compresion policilndrica . . . . .... , .. , ..... . .... . . , .. ...... . CAPTULO 1. Los mbolos conjugados del sistema diferencial .. ... . CAP. n. Teora de los mbolos conjugados del sistema diferencial. Apndices 1. 'Correspondencia entre el sistema monocilndrico y el

    logar tmico diferencial. ...... .... .. . .. . ..... . .. .. n. Igualdad de las presiones sobre las coronas . .. . . . . . . .

    nI. Las presiones en funcion de las alturas y de las bases cilndricas . . .... , ..... . .. ' . . . .. ... .. ... . .. . ... .

    CAPTULO III. Apndire. CAPTULO IV.

    Los mbolos intercalares del sistema diferencial . .. , . Algunas leyes de los mbolos intercalares . . . . , . . . . . . Formas de los mbolos conjugados del sistema

    diferencial. . .. .... ..... .. . . , .. . . .. ... . ... . .... . , CAP, V. mbolos logartmicos del sistema no diferencial. ' ... .

    Compresion por inmersion . , .. , . .. '.'" .. , .. .... . " . ... . .. , CAPTULO 1. Sistema de la inmersion . .... . . " . .. .. . .... . . . .. . .. . CAP. n. Teora del sistema de la inmersion. Auxilio hidrulico. CAP. III. Sustitucion de la profundidad por atmsferas arti-

    ficiales ... , . . , . . .. . ......... . . .. . .. . .... . . . . .. , . Apndice. Aplicaciones ... . .. . , , . , ... . .... , , .. .. .. . ..... .

    Compresion foral. ............ . ..... , . ....... . . . . .. . . .. . . CAPTULO 1. Los Foros simples . ..... . .... . .. . ................ . . CAP. n. Los foros helicoidales ... ........ . . . . . . .... , .... , .. Apndice. Cuestiones cinemticas .............. . .. . ....... . . . CAPTULO III. Teora de los Foros simples y de los helicoidales . .. " Apndice. Lugar de los centros de gravedad en los Foros simples. CAPTULO IV. Conjugacion de los Foros simples y de los helicoidales. CAP. V. Los Foros doblemente diferenciales: conversion de los

    301 303 326

    346 348

    349 351 373

    376 400

    407 409 419

    424 442

    45] 453 468 478 485 511 524

    cilindros conjugados en foros conjugados.. . . . . . . .. 534 CAP. VI. Los Foros celulares .. . : . " . .... .. , ...... . " . . .. . . .. 549 CAP. VII. El auxilio en los Foros celulares.... .. . . ... . .. . . ... . 563 CAP. VIII. Conjugacion de los Foros celulares ....... : . . . ... .. 582 Apndice. Tamao y nmero en los Foros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 597

    C.~PTULO IX. Compresion sin vlvulas ..... ... . . : ...... ' ... . ,... 601 Apndice. Pormenores de construccion . . .. . . . .... . .... ... .. , .. 633

  • XI

    PARTE III. TRANSFORMACION de la fuerza del mar en aire comprimido . 641

    LIBRO 1. Adquisicion de la fuerza del mar .... , ... " ... " " . .. ' .. ' . . .. 643 ' CAPTULO l. Aprovechamiento de la fuerza motriz de la marea y del

    oleaje ...... .. ..... " .. " ..... " . . . . . . . . . . . . .. . 645 CAP. n. Aprovechamiento de la fuerza motriz de las olas .. '" 653

    LIBRO n. Receptores de la fuerza de los mares.. . .. ...... .. .......... '61 CAPTULO 1. Preliminar:es ... . ..... . ... .. ......... ... .. , .. . , . ... 663 CAP, n. Receptor de poder creciente . . ." . .. . ".. . ......... 667 CAP. m. Receptor de lentitud creciente.. .............. . .... 678 CAP. IV. Receptor de lentitud proporcional al incremento de la

    resistencia . . . .... .. . .. . ... . . . . , . . . . . . . 695 CAP. V. Receptores de poder constante . .... . . .... ........ . . , 7el Apndices 1. .Utilizacion de la SAGEBIEN. . . . . . . . . . . . . . . ... . ..... 726

    n. Sistema TOMMASr. .. . .. . ............ . .... , ..... . . '. 729

    LIBRO III. Almacenaje y reparto del aire comprimido. , ... ... , . ...... , .. 733 CAPTULO 1. Canalizacion... . . . . . . . . . . . . . . .. .... . ... ... 735

    LIBRO IV. . Aprovechamiento del aire comprimido . . . ...... . ... " .... '" 743 CAPTULO 1. Escaso rendimiento actual de los aero-motores .. .. ' " 745 CAP. n. Med ios de aumentar el rendimiento .. .. .. . .. ,.. .... 750 CAP. TIl. Los mbolos diferenciales como aero-moLores . . . . . . . . 754 Apndice. La mquina de aire comprimido respecto de la de vapor . 770 CAPTULO IV. Los foros como aero-motores . Produccion directa del

    movimiento circular continuo .. " . . .. . ... . .. . .. . 777 Apndices l . Los aparatos doblemente rotatorios de pala fija, como

    aero-motores y compresores .. '. ... .. . .. .. . .. . ... 790 n. Mquinas rotatorias de mbolo elptico. " . . . . . . . . 794

    ,

    LIBRO V. Locomocion inLratubular .. ....... . .... . ............ . .. ... 801 'CAPiTULO 1. Propulsion directa por el aire comprimido ... . . : . . . .. 803 Apndice. AsceJtsion inLratubular...... . ................. 808

    RESMEN . . ..... . , . .. . . .... , ...... .. . . ... .. . .. ... . . ........... . .. . ...... . . 809 POST-SCRIPTUM . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 833

    . ADDENDA . ..... . . .. ..... . . .. .. . . . ..... . .... . ..... . 835 FE DE ERRATAS .. " ' .. '" ..... . .. . ..... . . . . '. " .. " 861

  • Esta obra ha estado muchos aos en mi memoria solamente y en mi imagi-nacion. Sus rasgos craclerstico~ no han cambiado en tanto tiempo; pero la forma en que va salir luz es, en gran parte, resulLado de los consejos y de las sabias indicaciones de excelentes amigos mios, los cuales me complazco en manifestar mi agradecimiento profundsimo, ahora que se me ofrece la ocasiono

    All, .por los aos de 1863 y 64, los principios fundamentales de los foros fueron en Cdiz opjeto de agradables conferencias con mi amigo, desde la niez, Sr. D. Evaristo Uuija:no, antiguo profesor del hoy suprimido Colegio. Naval, y despues Jefe del Curso de Estudios superiores para los Oficiales de Mar,ina, establecido en San Fernando. N u'estras con;versaciones versaron, tambien sobre los medios de comprimir el aire po'r ' medio de mbolos de reas decrecientes, y sobre algunos experimentos que ejecut con un modelo de foro, bastante im-perfecto, construido por aquella fecha.

    Tambien tuve entnces conversaciones sobre la compresion del'aire, segun ley logartmica, con el Sr. D. Francisco Pea, antiguo compaero mio en el Observatorio de San Ferna~do.

    Puedo precisar algo estas fechas, porqJle los aparatos se me ocurrieron poco despues de la Exposicion universal de Lndres en 1862, y por consiguiente bas-tante ntes de la de Pars en 1867.

    Animado por las excitaciones de 'estos y de otros amigos, hice algunos clculos, demostr que el trnsito de una densidad su doble es en los gases una cantidad conslante, hall como corolario la compresion logartmica, deter-min el centro de gravedad en los foros, y establec as la base del cuerp de doctrina ahora desarrollado. Pero nada escrib, aunque siempre seguia medi-tando sobre la movilizacion de la fuerza del Mar por el intermedio del aire comprimido.

    y as se pasaron muchos aos, ocupado enteramente todo mi tiempo en las tareas parlamentarias, hasta que en 1873 consult unas dudas que tenia con los Profesores de esta Escuela d'e Caminos i Canales, Sres. D. Francisco Prieto y Cawles y D. Pedro Perez de la Sala; y, de resultas de aquella conferencia, y de la exci-tacion de estos seores, mucho ms influyente en mi nimo de lo que podian nunC,a haber imaginaqo, ced, por fin, al deseo de trasladar las ideas principales al papel.

    Tap. ordenadas las tenia, que la ejecucion fu tare'a de los tres ltimos meses de inaceion parlamentaria de 1873; durante los cuales me favoreci con dos tra-

  • XIV -

    bajos referentes al partieular, mi buen amigo y antiguo compaero en el Obser-vatorio de San F.ernando, Sr. D. Enrique Garrido.

    Mi escrito, entnces, (como puede desde luego ipaginarse,) era ms bien descriptivo que razonado y de carcter matemtico. Para cqnocer su efeclo, lo le en 18711 dos discpulos mios, los ingenieros Sres. D. Jos Azopardo y Don Valeriano Mestre; y hube de comprender, por sus observaciones, que necesitaban demostracion geomtrica ciertos pasajes del texto, cuya enunciacion me habia mi parecido de evidencia. Nada, sin embal'go, pude entnces hacer por habel' salido d Espaa y haber quedado mis libros y papeles detenidos en la Aduana de Badajoz; pero, reintegrado al fin en mi manuscrito, ped consejo acerca de l mi t[ueric1o y discretsimo amigo Sr. D. Jos Mac-Pberson, Presidente de la Sociedad de Historia Natural, el cual en 1875 estudi el asunLodetenidamente, J' su fallo fu contrario mi pereza, decidiendo que en obras de esta clase no es dable omitir los clculos, ni las demostraciones en que se fu 'ndan; por no debel' exponerse l'usage des gens du monde asuntos nue\'os de esta clase. Confieso que me fall e11 aquella poca el nimo necesario para la rdua empresa, y que mucho tiempo se pas antes de resolverme acometerla; percr, al cabo, gracias las amistosas reconvenciones del mismo Mac-Pherson, ella hube de consagrarme decididamente fines de 1876 y los seis primeros meses de 1877. Justamente, entnces, lleg mis manos el rico arsenal de antecedentes y datos contenidos en la inagotable ohra de PERNOLET, sobre el aire comprimid0; y, consecuencia de Sil estudio, suprim el captulo que la historia de esta compresion habia yo destinado, apoyndome en las pobres noticias que, atenido mis propios recuro sos, habia conseguido allegar; y lo sustitu con la mayor parte de lo que ahora contienen los captulos 1 y II del Libro V, de la Primera Parte, utilizando la abundancia increible cosechada por la laboriGsidad ele PERNOLET.

    Mientras tanto, mi hondadoso amigo y discpulo Sr. D. Peregrin Mestre y Canale, inteligencia superior imagin~cion de primer rden, me bacia el incom-parable favor de irme revisando os clculos y las demostraciones, medida que yo iba ejecutando los unos y desarrDllando las otras; y sus advertencias, indi-caciQnes':l cooperacion debe mucho este escrito. Mestre, adems, me hizo el ob-sequie, cuando ya me iban faltando las fuerzas, de prepararme, por el mtodo grfico, los datos que me sirvieron para determinar la curva del auxilio hidru-lico en los foros celulares, cap. VII; Libro III, Parte n ..

    La obra qued nuevamente terminada mediados de '1877; pero el ao no concluy sin los descubrimientos portentosos que lo harn siempre de feliz memoria, especialmente el de la licuefaccion de los gases hasta entnces llama-dos permanentes, y la confil'macion notable-que es su consecuencia-de la teora dinmica del "Calor. Naturalmente tve que introducir grandes modifica-ciones en lo que ahora es Captulo n, del Libro VI, de la Parte 1, refundiendo casi por completo el que antes lo sustituia, no bien hube estudiado la obr.a de RAOUI, PleTE'f, nunca cllal se merece ponderada.

    Terminaclo ya tanto trabajo, quise saber cual pUcliera ser su valor; y"como el autor no tiene voz ni voto en el juicio de su obra (1), me atrev someter

    (1 ) Der Autor ha~ bei dem Gerichl e bel' sene Werke keine SLimme. Glll.LllRT.

  • xv

    mis 'manuscritos la decision de la sabia Academia de Ciencias Exactas, Fsicas y Naturales de Madrid. El fallo de la Corporacion, prvio informe de su Seccion de Ciencias Exactas, dictado, sin duda alguna, por muy elevado 'y loable espritu de benevolencia, no pqdo ser mas honroso para m; tanto, que considero la distincion que la Academia me ha dispensado como la mayor que podia COll-cedrseme, y superior con gr.ande exceso cuantas otras en mi 'Ya larga carrera he recibido. El lector comprender que no exagero al expresarme de este modo, cuando sepa que la Academia, deseando premiar mi asiduidad y constancia; y ponerme en estado de comunicar al pblico el resultado de mis investigaciones, para que otros, con mayor talento y mejor fortuna, las prosigan y perfeccionen, calific el libro, que, respetuosamente y sin peticion de ningun gnero, habia yo sometido exmen suyo, como de mrito suficiente para figurar en la Coleccion de sus Memorias.

    Honra semejante, que ni yo solicitaba ni so nunca en obtener, fu aceptada por m con el mayor reconocimiento; porque indisculpable soberbia habria sido rehusarla; y porque, sin la generosidad de la Academia, hubiera tenido que renunciar la publicacion de mi manuscrito.

    Al comunicarme su decision, razonada y extensa, me signific la Academia, por viturJ. de razones muy atendibles, su deseo de que se alterase el rden de la exposicion de las materias contenidas en la obra. Entonces constaba mi trabajo de XXX Libros, en los cuales las ideas cientficas generalmente admitidas, con-cernientes los problemas cuya resolucion me habia yo propuesto, estaban muy someramente tratadas y mezcladas con las exclusivamente mias, medida q,e estas necesitaban de base y fundamento. La Academia deseaba la obra dividida en tres partes: la primera destinada las doct\,inas comunmente profesadas en el mundo cientfico por hombres eminentes sobre las' mareas y las olas, el aire comprimido, y las leyes de MARIOTTE y GAY-~USSAC discutidas la luz de la moderna teo'a dinmica del calor; y las otras dos partes consagradas exclusiva-mente los teoremas, principios y medios propiamente mios, referentes la utilizacion de la fuerza del mar y su movilizacion por el intermedio del aire comprimido.

    Semejante indicacion fu para m mas que una rden, y efectuar la modi-ficacion apetecida me consagr sin descanso en la primavera de 1879, creyendo al principio que intentarla y conseguirla habian de ser una misma cosa. Ojal que me hubiera sido dado el acierto! Dejando un lado vanos alardeos de inoportuna modestia, debo decir, con , toda verdad, que no poseo la ciencia necesaria para satisfacer 10s deseos de la Academia. Los principios cientficos que, siguIiendo mi plan primitivo, me bastaba recordar exponer someramente para que sirvieran unas veces de base y otras de punto de partida mis conclu-siones, no necesitaban entnces de ms desarrollo que el puramente indispen-sable para la debida inteligencia de mi objeto; pero, habiendo de ostentarse solos y aislados, exigian una exornacion expositiva al alcance solamente de los grandes maestros de la ciencia, dotados de mayor saber que 'el mio. Asi, una modesta fachada es suficiente un edificio escondido entre otros muchos mo-destos igualmente; mientras que, aislado como palacio, necesita desde luego solidez mayor, y suntuosidad arquitectnica en sus cuatro frenLes descubiertos,

  • X.Vt

    de que antes podia prescindir. La mGdificacion ha sido ciertamente superior . mis fuerzas; pero no mi voluntad el intento de complacer la' sabia C0rpo-racion para concurrir por mi parte los laudables fines que se propone.

    Para tantos cambios en la forma he molestad0 de nuevo mis bondadosos amigos, Mestre (D. Peregrin), Mac Pherson (D. Jos), al hermano de este don Guillermo, en quien el conoeimiento de las ciencias' naturales y su filoso(a se auna eminentes dotes de 'fillogo y poeta; y al modestsimo sabio D. Enrique Garrido, cuya manera correctsima de exponer, como maestro y conocedor de , muchas lenguas, corre parejas solo con su profundidad en el pensar.

    Seria yo, pues, muy ingrato si dejase pasar ocasion tan opol/tuna sin tributar , las ms sinceras gracias cuantos han coadyuvado la realizacion de esta obra, animndome en la tarea con sus advertencias, ilustrados comejos, cariosas amonestaciones, y aun con trabajos, valiossimos como los de Garrido y Mestre. Sin el auxilio material y moral que todos me han prestado, nunca hubie'ra llegaclo yo dar cima mi proyecto, tantas veces comenzado realizar, y tantas otras abandonado por mil extraios motivos; pues, si atracci(,lll irresistible me impele constantemente meditar sobre cuestiones dinmicas, llingun aliciente me induce representar ni describir lo que imagino. Como sin el patrocinio de la Academia, tan honroso para mi, hubieran sido mis afanes estriles y perdidos, en proclamarlo me complazco.

    Reciban todos el testimonio de mi ms profunda gratitud: cuantos de un macla oLro, con generosidad inolvidable, han acudido en mi auxilio; y algu:nos especialmente, quienes no puedo nombrar, con harto pesar mio, por vedrmelo consideraciones poderosas y prohibicion expresa y terminante.

    10 HO MENO IN MENTE DI PERSUADERE CHE DI FAR PENSARE. Por tanto, mi objeto en esta obra es principalmente llamar la a,tencion hcia fuerzas hoy sin motivo desdeadas, y hcia teoremas y medios que me parecen susceptibles de aplica-cion. No expongo (lo digo con sinceridad) porque considere perfecto lo que enuncio, sino por si puede lo que escribo sugerir ideas nuevas. ClarG es que, al decir esto, me refiero slo lo propiamente de mi inventiva, contenido hoy en las Parles II y III de esta obra; y no lo coleccionado en la Parle 1, prooe-dente todo de eminencias cientficas, quienes he procurado seguir fjlelsima-mente, usando, siempre qu'e he podido, hasta sus mismas expresiones y hasta sus mismos giros, por no exponerme deeir mallo que ellos habian ya acertado decir soberanamente bien. Sin embargo, el lector que no conozca los originales (pues para quien los conozca huelga la Primera Parle), har mal en contentarse con los empaados reflejos que de tanta luz me es dable llevar hasta sus 'ojos; antes bien deber ir al foco mismo, s, como GOETRE, suspira siempre por MS LUZ.

  • XVI[ En la im presion de esta obr.a, pr ohstculos que no han podido salvarse, se

    ha invertido muc'ho ms tiempo del que en .un principio se pens. As es que, al termina:rla, pertenecen al pasado muchos de los hechos que, al escribirla, eran del porvenir; y, para!fo citar ms que un solo ejemplo, observar 'ellectol' que siempl'e en el texto se habla del tnel. del Monte de SanGotardo, comode una. em presa a1iJ.n por. terminar; siendo as que el encuentro y la feliz coincidencia de sus dos largas galeras corresponde, hace 'ya meses, los triunfos asombrosos de las modernas colosal6ls consbrueciones, De aqu la necesidad del POST-SCRIPl'UM que pone trmino la obra, yen eleual se completan, amplian, adicionan, hechos, principios doctrinas que lo haban menester (1 ).

    El tono de las partes II y III es constantemente condicional y condicionado. En vez de decir SI SE ADOPTASEN TALES MEDIOS, ES DE SUPONER QUE A)'ARECIERAN TALES RESULTADOS, hubiera yo querido siempre aseverar categricamente que HECHA TAL COSA, RESULTAn,( TAL OTRA; pero la prudencia cientfica me ha prohibido hacer afirmaciones absolutas, no porque no tenga yo fe en los resultados, sino porque, hasta ahora, me ha sielo li1posible interrogar la experiencia; y solo la expe-riencia, tras xitos indubitables, autoriza para exclamar:

    - Feliz quien (leja al moril' al go ms que hall al nacer!

    Y, sin embargo, ' pam m es de gran saLisfaccion el pensar que, si no he logrado el acierto, quizs, estimulado alguno por mi ejemplo, contagiado por mi fe, pondr un dia en accion ese inmenso poder que ahora duerme en la arena de las playas, agi tado intilmente por tempestuosas convulsiones, hasla que, alguna vez despertado la vida de la Humanidad, distribuya prdigamente sus hercleas fuerzas por medio de un agente fcil de conducir, y.sencillo de manejar, listo siempre para el trabajo y regularizable en toda proporcion, abundante, incansable; instantneo en ponerse la obra instantneo en sus-penderla, higinico, pulcro, tan propio 'para el trabajo subterrneo como para el trabajo al aire libre, dcil, humilde. y potentsimo. .

    Muy poco s leer en el libro de los secretos infinitos (2); pero, aun conce-diendo que la prctica no sancionase algunas de mis esperanzas, siempre me anima una consoladora creencia en que los que nada hacen no lanzarn inv~cti-

    (11 El Lector deber pasar al POST-SCRIPTUM al ll egar a las paginas del texto que se citan continuacion . '1, lOO, 103 , 168, 1'14,193 , 194,195, 196, ~23, ~30, 239 , 246,250,252,256,257.267, 269, 2~0 , 2'73 , 278 , 732.

    (2) In Nature's infinite book of secrecy A liUle can I reud.

    SHAKESPEARE. A lItony . ami Cleopatm . .;t.~f:.

  • XV[[(

    vas contra mi laboriosidad, que ningun dao les hace, y en que los que trabajan y saben cunto y cunto cuesta el producir, no menospreciarn mis tentativas; que no es de sabios desdear las obras de ningun trabajador, por humildes que aparezcan desprovistas de aplicacion inmediata; y mucho mnos despreciar las indicaciones que puedan sugerir nueyas posibilidades, ocultas an entre nieblas all en el horizonte de lo ignoto; pues les consta que la Hmitacion es un milo y

    que l'ide en travail bauche l'avenir.

    Mayo 1 de 1881 en Madrid.

    E. BENOT.

  • INTRODUCCION.

  • ==================================================~~

    . Cuando el hombre cier).tfico de la poca actual contempla el acueducto de Segovia, no' puede lunos de admirar ,el inmenso talento d la ignorancia.

    Por all ciertamente pas hace 2000 aos el Genio de las grandes construc-ciones. El acueducto est fundado sobre granito, y hecho de granito; pero los Romanos buscaron dos leguas de distancia el que habia de servirles para la construccion, porque sabian que el g>anito sobre que iban edificar no se opone la accion secular de los agentes atmosfricos con la misma tenacidad con que resiste el que fueron buscar cantera ms distante. Adems, cunta inteli-gencia no necesitaron desplegar aquellos antiguos arquitectos! Qu poder de organizacio para. disponer los trabajos, proporcionar alimento los operarios, y dirigir las obras determinado objeto: el abastecimiento permanente de abundantes aguas ptables de una gran poblacion!

    Y todo, sin embargo, para un fin que l~ edad presente, enemiga de petrifi-car capitales, habia de ejecutar de modo bastante ms sencillo!

    . Hoy, por medio de adecuados tubos perecederos, y en virtud de la teora de los vasos cbmul'lic~ntes, se habria realizado la conduccion de las aguas: que la poca moderna no gusta, como la antigua, de levantar monumentos inquebran-tables para desafiar al tiempo, ni confia sus fastos al bronce incorruptible, sino al deleznable papel, fcilmente reemplazable. Por conductos de _hierro fOljado, casi de una legua de longitud, salva el agua una profundidad de ms de 260 me-tros en las actuales mina~ de Oherokee (E'stados-U nidos de la Amrica del Norte).

    La ciencia moderna, mi entender, procede, en muchos casos, como la de )os antiguos arquitectos de Roma; y tengo para m que dentro de algun tiempo ha de causar la misma impresion que el acueducto de Segovia produce al inge-niero de nuestros dias, el uso y el abuso que en la actualidad se hace de las mquinas de fuego.

  • 4 . Gon razn~ sin duda alguna, trae alarmados - lsli:oIble~ntdaldustria

    y de las artes mecnicas la escasez de combustible que el mundo ha de expe-rimentar dentro de poco. No hay-dice uno-carbon de piedra, en las entra-as de la tierra, suficient.e para alimentar slo las locomotoras durante cinco si-glos. - Haypara 600 aos-diceotro.-Mucho mnos-exclamaaqul.- Mucho ms, incomparablemente ms-prorumpe ste: - solamente los dep-sitos de l~ China bastarian por 2.000 aos las necesidades del mundo.

    Pero, de cualquier modo que la cuestion haya de juzgarse, ello es indudable que el combustible fsil ha de tener algun dia lamentable fin, y que el trmino est relativamente prximo, atendidas las exigencias de la industria y los ade-lantos de la civilizacion; .pues, por muchas que sean las perfecciones introdu-cidas en los futuros mecanismos donde el vapor desarrolle su fuerza motriz, y por grandes que resulten las economas de combustible qlle esos perfecciona-mientos logren realizar, el genio humano no puede ya detenerse e:p. su carrera de transformacion del planeta, y tiene que consumir mucho ms que economice, si quiere, por medio del calor, dejar en seco el Zuyder-zee, atravesar el istmo de Panam, inundar parte del Sahara, y continuar sin tregua ni reposo perfo-rando montes, levantando valles, encauzando torrentes, saneando comarcas, y difundiendo el bienestar y la instruccion por el universo, hasta hacer una sola familia de todo el Gnero Humano.

    FUERZA! FUERZA! Este es hoy el grito de la Humanidad. La creciente riqueza de una nacion depende del incesante incremento de la

    fuerza motriz. y bien: la FUERZA abunda. Pero el hombre no quiere pedirla con preferencia ms que la combustion

    del carbon escondido en las entraas de la tierra. y esto es, sabiendas, despilfarro. _ Y el UAR?. .. Y los VIENTOS?. .. Y el CA10R IN'rERNO del planeta?. .. Donde

    quiera que haya una fuerza latente todava, debe inmediatamente aprovecharse; ms que por lo que ella pueda valer en s, por la multitud de industrias .bene-ficiosas que el nuevo aprovechamiento tiene de traer consigo, en virtud de una ley admirable ineludible de la mecnica: econmico-social.

    Yo, desde nio, he visto en el Ocano LA J'UERZA DE LAS FUERZAS. Cuntas veces, ingenti mot'u stupefactus aquMum, al contemplarlo embravecido, yal sentir temblar las rocas en que sus olas se estrellaban, cubrindome de rabiosa espuma, me representaba al toro salvaje de las edades primitivas, incapaz de arrastrar el arado y fecundar el seno de la tierra! Olas del mar, jams serei~ domadas? exclamaba en mi interior. .

    Y, al observar que la Luna, ya estuviera el mal' tranquilo, ya estuviera.irri-tado, llenaba dos veces cada 24 horas, y otras dos veces vaciaba, la inmensa

  • l ' , )

    baha de Cdiz'- mi pueblo natal-no podia yo mnos de preguntarme con asombro: , cuntas mquinas de vapor se necesitarian para hacer esta obra de titanes? Tan colosal potencia ,por qu no se utiliza en beneficio de la Huma-nidad? ,No contiene en s LA FUERZA DE LAS FUERZAS esta inmensidad de agua, dos veces levantada"y otras dos veces deprimida cada 24 horas? ,Lleva algo la Luna por dar cima esta tarea? ,No son grtis el :fh~o y el reflujo, fuerzas

    , que jams descansan? ,No est en las mareas el desideratum de los utopistas, el movimiento contnuo? Pues si las mareas son el movimiento perptuo, ,hay ms que echarles mano? ,No es la mayor de las aberraciones el no querer uti-lizar, DE UN MODO C.oNTNUO y SISTEMTICO, este inmenso tesoro, de potencia inextinguible?

    Yo imagino que no hay FUERZA PERMANENTE Y ESCLAVIZABLE como en el mar,

    y estoy cierto de que algun dia la Humanidad se reir de nosotros por haber descendido al seno de la tierra, fuera de lo Iiecesario, en busca de carbon, cuando tenamos en la superficie ms todava de Jo que en sus entraas hay. El dia-mante negro tendr fin; pero ,cundo lo tendr el movimiento de las aguas en las orillas del n:iar?

    No es esto decir que se a.bandone el carbon de piedra, No: ,quin ha dicho que el progreso significa ostracismo ni excomunion? No: el progreso no quiere decir abandono, sino aumento, acmulo, amplificacion: que el fusil de ag'uja moderno no ha hecho olvidar la honda primitiva; ni la hlice ha pretendido " desterrar el remo; ni la locomotora ha declarado intil al caballo; ni los frutos coloniales han hecho prescindir del antiqusimo pan,

    Se trata de dominar una fuerza ahora indmita, Los depsitos de c3Jrbon pueden ag:otarse; per.o el movimiento de los mares,

    dependiente ~~ causas csmicas, durar lo que dure el estado actual de nuestro mundo, '

    Plateada llaman los poetas la luna! Pues aunque fuera de maciza plata, no valdria tanto el satlite como vale su eterno movimiento,

    En las inmensas 'extensiones ocenicas del hemisferio austral produce cons-tantemente nuestro stlite, ayudado contrariado por el sol, un, gigante intumescencia de las aguas; y la tierra, en su rotacion cuotidiana, origina una inmensa onda lquida, que se dirige hcia el Norte, en el Atlntico; por las costas d'e A:frica y de Europa COJil. una como velocidad planetaria, que puede lle-gar 90.0 kilmetros por hora, '

    Este movimiento'incalculable, luego ramificado en ondas de localidad, es el orgen de nuestras mareas,

    La presion baromtrica, los vientos, los choques contra las costas, las dife-

  • (J

    rencias de profundidades del mar, la fricCion con los fondos ..... producen las turbulencias de las olas.

    y qu vergenza! Esta perptua fuente d~ movimiento, que durar cuanto duren en nuestro globo las causas siderales que lo mantienen en S.l presente estado, resulta completamente perdida para la ijumanidad y para la Civilizacion!

    Pero cmo aprovecharlo? Quin se atreveria mOV61' una: filatura con las olas del mar? Indudablemente las olas son fuerza; pero quin doma esta fiera? Cierto que las mareas son agua en movimiento; pero hay algo ms irre-gular?

    y yo pregunto: hay algo ms irregular que el movimiento de la mano que da cuerda un reloj? Y hay algo en la industria ms regular que la marcha de un cronmetro?

    EL problema consiste en transformar las fluctuaciones ii'regularsimas de las mareas en la accion regular de los mecanismos industriales. .

    y obsrvese que la embestida huracanada de las olas tempestuosas es ms regular todava que la rotacion desordenada de los dedos que dan cuerda al cronmetro.

    Y la ciencia no ha de conseguir de las lflareas lo que el 'hbil relojero )la logrado de las manos?

    Creo que es hasta fcil el problema. Y no se me tache de pl'esncion. Nada de eso. Un enano en los hombros de un gigante puede ver ms extenso el horizonte (1).

    Indudablemente el hombre, trabajando un pequeo rato, es quien suminis-tra, de un moclo irregular, la tension del muelle, que luego mantiene, con la re- . gularidad de los astros, el movimi~nto del 'odaje cronomtrico.

    . Y en qu consiste esta especie de maravilla, que no nos pasma de admira-cion porque es diaria? Pero hay lguien que lo ignore?

    Sencillamente estriba en almacenar la fuerza ll'l'egular de algunos msculos en un receptor elstico que luego la devuelva ntegl'amente: en el muelle del reloj.

    Pues bien: almacenemos nosotros en un muelle la FUERZA DE LAS MAREAS, Y hasta la FUllIA ele los vientos desatados que producen las olas de la tempestad. Procedamos como el relojero, y busquemos ese muelle, sin reparar en lo que cueste su adquisicion.

    Pero, por dicha, el aire atmosfrico es la perfeccion de la elasticidad. Nada cuesta, y se halla profusamente donde quiel'a que movemos nue.;tl'a planta.

    A su elasticidad solo acaban de reconocel' lmites los grandiosos experi-

    (1) Felicsima expresion de Grove.

  • 7 mento s de Pictet y Cailletet, y las fuerzas que en l almacenemos, si sabemos hacerlo cientficamente, nos sern devuelt?-s como un depsito sagrado.

    Pues la obra, olas del mar;' 'al trabajo, mareas del Ocano. Sea la que fuere yuestra irregularidad, comprimid a;e. Qu nos importar vuestra bra-vura? Mientras mayor sea vuestra fiereza, mayor trabajo hareis. Lo sensible ser para la Industria que la superficie de las aguas est tranquila, y que las mareas ocenicas sean mareas muertas. Invadan inunden, pues, las playas; y ojal que la Luna girase con ms velocidad en su rbita alrededor de nuestro planeta, repitindose as las sizigias con frecuencia mayor!

    Mar, al trabajo, para que donde quiera el aire comprimido are nuestros campos, mueva nuestros talleres, tmnsforme nuestras comarcas, las irrigue, las sane, las canalice, y lleve todas partes la abundancia de nuestras cosechas y la bendicion de nues.tros artefactos!

    y LA FUERZA DEL MAR se sienta en todas partes. y como el agua y la luz se reparten los habitantes de nuestras grandes

    poblaciones, . por caeras y ' conductos subterrneos, as, por tuberas entel'l'a-das, se distribuya la fuerza domicilio. .

    y no gane el HOMBRE la vida, como la BESTIA, con el sudor de sus fibras musculares, sino que deba su sustento la habilidad de sus manos, la inven-tiva de su inteligencia, y la fuerza de su razon (1).

    (1) La idea de transformar la fuerza del mar en aire comprimido ha sido ' propuesta

    . en 1869, con mucho i~genio, por FERDINAND TmfMAsr.

    Yo no lo saba, pero de ello me di noti-cia el Sr. D. PEDR0 PEREZ DE LA SALA, In-geniero-Jefe ,-Profesor y Bibliotecario de la Escuela de Caminos y Canales.

    Tambien yo ignoraba que se hubiese ya propuesto la utilizacion en gran escala de las

    olas del mar, aunque directamente y no por medio del aire comprimido. El Sr. D. F. RUIZ LEON public al efecto un sistema completo en el Scientific American del 22 de maJ'o de 1869, un ejemplar del cual se ha servido fa-cilitarme mL amigo el Sr. D: RAMON MAU-RELL, Ingeniero industrial.

    De ambas invenciones hablar en ellu-. gar oportuno.

  • PLAN DE LA OBRA~

    Si el objeto de este trabajo es principal?1ente proporcionar medios de reco-ger y movilizar. las fuerzas. del mar, comprimiendo, este fin, el aire atmosf-rico, no ser oportuno, cuando mnos cmodo, tener la vista los principios cientficos que deban servir la resolucion del problema? Qu son las mareas, pues? O bien, qu es lo que de ellas se sabe? Qu conocimientos tenemos de las olas? Cules ' son las leyes de la compresion del aire? Cules sus aplica-ciones? Y, puesto que en la poc~ actual las empresas industriales desdean trabajos no productivos de beneficiosa renta al. c.apital, no ser conveniente averiguar si la utilizacion de la inmensa inagotable fuerza del Ocano pre-senta probabilidades siquiera de razonables rendimientos? No $er tambien oportuno averiguar si 'la fabricacion del aire comprimido es barata l. onerosa?

    H aqu los asuntos de que tratar la primera parte de esta obra, en la cual compilar, lo ms metdicamente que me fuere posible, cuanto sobre el asunto he logrlldo allegar y recoger de los mejores autores, sin atreverme otra cosa,

    - yeso rara vez, que agregar. algunas indicaciones mias sobre esa materia ina-gotable (1).

    Cmo se comprime (jl a'e en la a~tualidad? Cmo parece ' conveniente comprimirlo, dada la naturaleza irregularsima de la fuerza motriz de las ma-reas y de las olas?

    (1) Alles worill mau sich el'llstlich einUisst, ist eill Unendliches.-GoETHE.

  • 40 -

    En la segunda parte de este estudio tratar probemas tan complicados, desarrollando en todos sus detalles los varios teoremas y mltiples soluciones cinemticas que han acudido mi imaginacion, distintos de los que se hallan en uso actualmente.

    Dada ya la existencia de nuevos medios para comprimir el aire (indepen-dientes por supuesto de toda fuerza motriz), cmo apl'ovechar la especialsima y sui generis de las mareas y las olas? Y, ya conexionada con los medios de compresion, potencia tan excepcional inextinguible, cmo se utilizar el aire que resulte percondensado por su agencia?

    En una tercera parte describir los receptores especiales que me han ocur-rido para recoger la FUERZA DEL MA.R, trasformarla luego en aire comprimido, movilizarla y distribuirla despues, y, al fin, utilizarla. en los centros de la industria.

  • I

    PAR TE PRIMERA.

    PRELIMINARES

    SOBRE

    L~ FUE~Z~ DEL M~ Y L~ CONVE~SION EN ~I~E COMP~IMIDO.

  • LIBRO 1.

    -LAS MAREAS EN GENERAL.

  • Las mareas son una fuerza sumamente irreg'ulal' de los grandes Ocanos (1). En nuestras costas espaolas del Atlntico nunca se elevan las aguas en

    las pleamares mayores la altma de 5 llletros, mientras que en Saint-Mal (Francia) suben algunas veces ms de 12; en el canal de Bristol casi 20; ms an en la baha de Fundy (Oanad, entre New-Bmnswick y Nova-Escotia) , donde, segun muchos autores, se verifican las nal'eas ms a:ltas del mundo; eu la costa de Ohile solo se levantau 2 metros; en el Sen Mejicano es apenas sensible la marea;-que las elevaciones y depresiones de las grandes superficie;,; martimas en el Ecuador no llegan 1 metro por trmino medio general.

    Los vientos estorban favorecen el flujo y el reflujo, tanto que en Buenoil Aires la diferencia puede llegar 3'/2 metros. En un pmrto de Inglaterra, dmante una borrasca deshecha el 8 de enero de 1869, no hubo pleamal',-fen-meno nico en su especie recordado por los autores.

    La presion baromtrica tambien influye en la altura 1 2 decmetros, y veces ms. En Brest, una depresion de 25 milmetros en el barmetro, se tra-duce por una elevacionde 40 centmetros en la pleamar; en Liverpool 'par una de 25 centmetros, y en Lndres por otra 'de 17: 'en general, barmetro bajo, altura mayor de la comun en la pleamar. Regularmente, segun Dansy, 1 mil-metro en la columna de mercurio, corresponden, inversamente, 14,7 en la marea, como promedio de ~n gran nmero. de observaciones. En Cartag'ena las varia-ciones del barmetro se hacen muy sensibles. Hasta en el mar Bltico, en el lago Superior, en el Mediterrneo ..... donde las mareas son muy poco nota-bles (2), se perciben bastante los efectos del viento y de las fluctuaciones del barmetro, especialmente en los golfos angostos del Adl'itico y en el Estrecho de Messina, donde las mareas son fcilmente perceptibles.

    ~n Llanes (Espaa, Oviedo) dura el flujo lo mismo que el reflujo; en Riva-

    (1) Verdaderamente el Atlntico, el mar ArLico y el N. del Pacfico son grandes golfos del Ocano nico del hemisferio del 'Sur.

    (2) Vase el apndice. Desde la apertura

    del isLmo de Suez se notan ms "las mareas mediterrneas, con particularidad al Oriente y al centro.

  • 16 desella crecen las- aguas 8 horas, y menguan 4; en Tinamayor invierte la creciente SQlo 2 horas, y muchas la vaciante; frente la villa de Avils la creciente dura 8 horas, y la vaciante 4. 1/" y adems en esta villa son muy notables los efectos del viento cuando sopla del tercero del cuarto cuadrante, pues llegan hasta 5 metros las mareas vivas, .que regularmente no pasan de 3 1/ 2 , En Brest (Francia) el mal' emplea 16 minutos ms en el movimiento de subida que en el de bajada; en el Havre (Francia) la marea alta permanece estacio-naria una hora, y durante otra solo vara de 8 10 centmetros (1) .

    En la isla de Haiti (Ocano Pacfico del Sur) es la marea de 1 4 de la tarde. En las islas de la Sociedad la marea alta es invariblemente medio dia y media noche, y la altura y la depresion son tan uniformes, que los habitantes, en vez de preguntar qtt hom es? preguntan qu agttCl hay? Tanta es la regu-laridad, que les sirve de reloj (2).

    Donde existen dos mareas diarias, la diferencia etre dos consecutivas suele ser solamente de decmetros. Sin embargo, hay parajes 'en que es muy c.onsi-derable esta diferencia, omo sucede en Singapur (3).

    En la baha de Manila 1,10 hay ms que una . pleamar y una bajamar cada 24 horas, excepto dos tl'es dias despues del primero y del tercero cuartos de la. luna, y en los dias de una sola marea bajan las aguas durante 6 7 horas, y estn subiendo de 18 19; el dia de la conjuncion la primera marea alta se verifica las 10h 23m despues de medio dia, y las aguas slrben de 6 '7 Ij, pi s sobre el nivel de la marea baja de sizigia equinoccial: la segunda marea ocurre de 11 12h despues; pero el mar, en una primera ascension, se 'eleva solo como 1 metro, entonces se paran las aguas, y se quedan as estacionarias, hasta que al cabo de 2 de 3 horas empiezan de nuevo subir la altura que les cor-responde, desde donde se repiten los mismos fenmenos en los di as siguientes (4).

    En Mindanao se observan g'l'andes diferencias respecto la marea en pun-tos no distantes: Davas, puerto el ms orientar de las observaciones hechas en 1876, siempre tuvo dos mareas por dia lunar; en Pollok, que le sigue en situa-cion, falt una de las mareas durante tres di as solamente; en Zamboanga se hizo ya ms sensible la falta, pues se observ dmante 16 dias; y pot ltimo, en La Isabela se aCentu tanto, que fueron ms los dias de una sola marea que los de dos. Adems, al acercarse las cuadratmas prximas los equinoccios, era tal la desigualdad diurna en las horas de las bajamares de Zamboanga, que entre la creciente y la vaciante de la mayor pleamar se pasaban 18, 19, 20 ms horas, y solo 7, 6, 5 ..... entre la creciente y vaciante de la menor pleamar (5).

    (1) Estos datos estn principalmente en-tresacados del Almanaque ma?'timo para 1869, por el Sr. D. MARTIN FERREIRO (del pep, Hi-drogo de la Marina).

    (2) ARcnlls, Telescopio mOde'llO. (3) FERNANDEZ FONTECHA, Ast?', Nrt1ft.

    (4) CLAUDIO MONTERO, Anu(wio de la Di-?'eccio? de Hid?'og?'{b(a, ao 1.

    (5) Datos de la memoria del capiLan de fragata D. Fabian Montojo sobre las mareas de Mindanao.

  • 47 En el puerto de Tonquin, entre China y Cochinchina, hay una marea cada

    24 horas. La creciente empieza cada dia unos tres cuartos de hora despues que el anterior, de modo que los 15 dias est atrasada la pleamar desde la una de la tarde hasta las doce de la noche, despues de lo cual no sigue el mismo atraso, sino se adelanta de dia en dia, hasta coincidir con la hora del paso del sol y de la luna por el meridiano. Desde marzo octubre la pleamar sucede despues de medioda, y en los meses restantes antes.

    En la costa de Inglaterra2 desde Portland hasta Southampton, presentan las mareas el fenmeno de dos pleamares' sucesivas, con muy corto intervalo.

    En el puerto Poole (Inglaterra) hay cuatro mareas al dia, de modo que la creciente dura 3 horas, y otras tantas la vaciante.

    Regularmente las mareas equinocciales son las ms pronunciadas del ao; pero en Manila las solsticiales son ms altas.

    Todas estas diferencias tan notables, v muchas otras ms extraordinarias oJ

    todava para los que estn 'nicamente acostumbrados . los fenmenos de al-guno solo de los puertos donde el mar sube y baja dos veces cada 24 horas, son resultante compleja de la mltitud de causas y concausas que gobiernan las mareas.

    Hasta hace muy pocos aos no se daba expl.icacion ni aun de la generalidad d~ los fenmenos: que ni los conocimientos astronmicos, ni los datos de la geografa, ni las. leyes de la fsica, ni los mtodos matemticos aplicados los hechos eran suficientes elaborar una teora satisfactoria.

    Hoy los fenmenos estn ya mejor deslindados y metdicamente .distribui-dos, y, mi entender, los problemas que el estudio de las mareas da. lugar, pueden hallar una buena clasificacion en los tres grandes grupos siguientes:

    Gnesis de la Marea, Mecanismo de su Propagacion, y esencia de su Energa.

  • CAPTULO I.

    CUESTION ASTRONMICA.

    1.

    Dasde muy autiguo vislumbl:aron los observadores,.una gl'an conGxion entre 10s fenmenos del flujo y del refllljo, por una parte, y las culminaciones del sol y de la luna, por otra. Las de la luna con especialidad se hicieron ms patentes que las elel sol (1).

    En efecto, muy poca atencion al fenmeno de las mareas basta para hacer ver que en nuestras costas Atlnticas las pleamares se producen, en general, cada 12 horas 25 minutos; y las bajamares consecutivas en iguales inte\valos ele tiempo; de modo que cada gl'an depresion ocenica se verifica unas 6 horas 12niinutos despues de la mayor elevacion inme~iatamente anterior.

    Descubierta la Amrica, y explorados todos los mares, bien pront se supo que (en general y prescindiendo de particnlares casos) habia casi al mismo ins-tante dos pleamares. diametralmente opuestas en un mismo meridiano; , de manera que si la tierra estuviese toda cubierta de agua, y solo una isla se irguIera sobre los mares, un observador situado en el pico sobresaliente creeria ver La marea venir de Este Oeste con una velocidad de 1. 666 kilmetros por hora, 463 metros por segundo: este observador en contraria una segunda pJeamar las 12h 25m de haber pasado por la primera; y en los espacios de tiempo intermedios habria dado con la 00l'l'espondiE~nte bajamal;, etc. (2)

    (1) Se sabe que Pytheas de Marsella, grie-go, 320 aos antes de Jesucristo, habia obser-vado las mareas en Inglaterra, y parece que las habia a,tribuido la luna, segun se des-prende de Plu,tarco . Strabon dice, conforme Posidonio , que el movimiento del Ocano imit.a al de los cielos, pues presenta un movi-miento diurno, uno mensual y otro anual; que las elevaciones y depresiones son mayores en los novilunios y plenilunios ..... Julio Csar, en'los' CO'flzenta1'ios, al referir el paso del canal de la Mancha, habla de la accion de la luna como de cosa conocida.

    Plinio y Sne,ca atribuyeron el fenmeno la accion combinada del sol y de la luna; 'Ve-

    ?'1wa ca~tsa in sole lU/Jwj1te, dice Plino. Lucano en su Pluwsalia habla de las 'playas inciertas de Francia, que pertenecen unas veces la tierra, y otras pertenecen la mar: Lucano in-dica como causas el viento, el sol y la luna; mas l se resigna a la ignorancia que los dioses han querido imponer los hombres.

    Sin hablar de las causas de las mareas, menciona ya Herodoto las del mar Rojo. Tambien habla de esos movimientos del mar Diodoro de Sicilia. Quinto Curcio pinta la admiracion de Alejandro cuando vi los es-tragos del pororoca en el Indo, etc. '

    (2) Englisk Cyclopcedia.

  • 19 Ahora bien: el intervalo entre dos culminaciones sucesivas de la luna se

    , vefica en un espacio oscilante entre. 24h 40m y 25h ; Y as, el tiempo que mdia entre cada dos pleamares seguidas tiene evidente conexion, por lo mnos coincide algo con las apariciones diurnas de la luna. Adems, en algu-nos puertos la pleamar conCUl'l'e precisamente con el trnsito de nuestro sat-lite por el meridiano: verdad es que en otros precede la culminacion (1), y en los ms se verifica despues.

    En Ostende, Blankenberg, Roompot, Ipswich, Lough, Killyleagh, Kir-cubbin, Quoile, Wrabbness, etc., etc., ]a pleamar casi coincide con la presencia de la luna en el meridiano. En Glasgow y en Greenock regularmente precede la pleamar al trnsito del satlite (2). Pero semejante anticipacion es fenmeno

    ~elativamente raro. Constantes observaciones han demostrado que, en general, y prescindiendo

    de multitud de anormalidades, las mareas mximas de sizigias se verifican en nuestras costas de Espaa unas 36h des pues de la conjuncion oposicion del scJl y de la luna, pero en Lndres se retardan 60h, en la costa O. de Irlanda 48, yen la costa S. O. de la misma isla 44 (3). En Manila unas veces. la pleamar se anticipa al pctSO de la luna, y otras veces se retrasa durante el mes lunar (4).

    n.

    Adems de las peridicas variaciones dimnas de la altura de los mares, bien pronto hubo tambien de notarse periodicidad en otras variaciones' de altura

    .. cada mes, dependientes de la situacion de los dos grandes luminares. E~ un mismo lgar, ' la luna nueva y la lun~ llena (es d~cir, cuando

    (1) Esta es solo apa1'iencia de p1'eCeSi01~, comq despues se ver.

    La llamada edad de la marea, sea el re-traso de la hora en que la pleamar de sizigia se verifica y el dia en que sucedi la sizigia, expresa el tiempo invertido por la onda en lle-gar nuestrs costas desde el inmenso mar del Sur.,Este retraso es distinto del que se lla-ma establecimiento de puerto.

    Llmase establecimiento de puerto el re-tardo de la mayor marea respecto del paso de la luna' por un puerto en los equinoccios, re-tatdo que no es el mismo para cada locali-dad, pero s co:qstante para cada una.

    Tngase aqu presente que se habla de los retardos peridicos, porq~le acciden talmen-te suele anticiparse ,tambien retrasarse el gran fl,ujo, segun reinan vientos ms mnos favorables su ascenso descenso, a's como,

    por la misma causa, aumentar notablemente la intensidad neutralizar su acciono -(FE-R'RElRO, Almanaq~e Ma1'ti9no para 1868.)

    (2) Estos datos estn compulsados en va-rios autores, pero con mayor esp~cialidad es- , tn entresacados de Tlte Englisk Cyclopmdia y del segundo A nua1'io de la Di1'eccion de Hid1'o-g1a(ct.

    (3) Para hallar este retardo en cualquier localidad, basta observar el dia y hora en que sucede la marea de mayor elevacion prxima una sizigia, y la diferencia:entre esta hora J' la del paso de la luna por el meridiano el dia de la conjuncion, ser el retardo que se busca. (Am.a1'io de la Di1'eccion de Hid1'ogm-(a, ao n.)

    (4) FRANCISCO . CARRASCO, CLAUDIO MON-TERP, AmtM'io de la Di1'ecciOt~ de Hid1'ogm(a, ao V.

  • 20 los centros del sol, de la luna y de la tierra s encuentran aproximadamente en un mismo plano, se'a en las sizigias), las aguas de los mares se elevan y deprimen mucho ms que en los restantes dias del mes lunar; y, as, en la poca de las sizigias, se dice que las mareas son mareas vivas.

    Entre luna nueva y luna llena ( entre luna ll(;na y luna nueva), esto es, en las cuadraturas, cuando la lnea tirada del sol la tierra forma ngulo rectQ,

    aproxiin~damente, con la que va de la tierra la' luna, esas elevaciones y de-presiones de las aguas son notablemente mnos pronunciadas que en las sizi-gias, y entonces las mareas se denominan mareas muertas.

    La amplitud, pues, de la marea va aumentando considerablemente desde las cuadraturas las sizigias, y disminuyendo desde las sizigias las cuadraturas.

    IlI.

    Pero no todas las mareas de sizigias son iguales. La experiencia hace ver que las mayores mareas suceden generalmente

    hcia las pocas de los equinoccios, y las menores en los solsticios, por lo que las mayores mareas del ao se las suele llamar mareas eqinocciales . .

    Vemos, pues" que en las mareas hay que estudiar: Las variaciones en altura diurnas, Las mensuales, y las anuales; , Sin olvidar que, como antes se ha dicho, en ,todos estos fenmenos la direc-- .

    cion y la fuerza de los vientos y la presion atmosfrica, suelen alterar consi-de~'ablemente los resultados medios de largas y seguidas observaciones.

    IV.

    Difundida la doctrina de la gravitacion universal, se crey fcil la expli-cacion de casi todos los fenmenos de las mareas DIURN.AS, l\1ENSUALES y ANUALES.

    N. Estando la tierra cubierta por las aguas, y no habien- do atracciones del sol ni de la luna, la parte 'lquida sera

    s. Fig. 2,"

    concntrica de la slida, por no haber, en tal suposicion, masas perturbadoras de la atraccion del centro de la tierra. Claro es que, por el movimiento de rotacion de la tierra causador de los mas y las noches, no podria afectar la, for-ma regular esfrica la parte slida del planeta ni tamp~co la fluida; pues los efectos de la fuerza centrfuga harian tomar ambas masas la forma de un esferoide mas me-

    , ,

    _ nos regular, achatado por lo~ polos. Pero, existiendo, ade-ms 'de esta causa de perturbacion constante de parte de

    la fuerza centrfuga, atraccines de todos los' cuerpos celestes entre s, la de la

  • 21 lup.a, con especialidad, debia llamar hcia su centro el agua de los mares, por lo cual estos tomarian la forma de un elipsoide.

    . - .

    LUNA --------~------

    Fig. 3.'

    Pero, como la traccion no podia limitarse al agua solamente, puesto que la luna tambien habia de llamar hcia s tGda la masa de nuestro planeta, esto haria por .necesidad que la tierra se colocase hcia el centro de las aguas, to-mando, por consiguiente, esta posicion (1).

    LUNA ------------- ---~

    Fig. 4."

    La teora supondria, pues, que la intumescencia ms prxima la hlna habia te ser ms alta que la intumescencia ms distante, y que apenas habian de ser sensibles las mareas en los polos: suposiciones ambas que no estn ,.Con-form@s con la realidad de los hechos observados, si bien es cierto (en general, y pasando por alto el sinm.mel'o de anormalidades patentizadas por la expe-riencia) que existen casi simultneamente dos pleamares y dos bajamres la distancia de 12h 25m

    Lo dicho respecto de la luna debe tambien entenderse respecto elel sol, con la sola diferencia de la intensidad de los fenmenos, toda vez que la atraccion

    (1 ) Brande dice: (i La atracciOll de la luna sobre las mol-

    culas del ag.ua ocenic.a ms prximas al sat-lite, debe disminuir la gravitacion de las mis-mas Mcia el cenire de la tierra; y, por consi-guiente, si estas molculas tienen libertad de movimiento, se elevarn sobre el nivel gene-ral hcia el lado de la luna. Por otra partl, siend0 la atraccion lunar sobre las lll.olcuas

    ms distantes del satlite mucho menor que su atraccion sobre las del entro de.nuestro planeta, la resultante final de la gravedad de las ms distantes tendr menor intensidad, y . por tanto las molculas del hemisferio terres-tre opuesto la luna se elevarn tambien al mismo tiempo que las del hemisferio que la mira. ~>

  • 22 solar, causa de la distancia en qu el astro central se encuentra de nosotros, ha de ser mnos eficaz que la de la luna, no obstante la insignificante masa del satlite (1).

    En el caso de las sizigias se verifica con mayor empuje el fenmeno de las

    SOL

    Fig. 5. a \

    mareas (llamadas entonces vivas de sizigias), por sumarse las atracciones del sol y de la luna; pero en el de las cuadraturas, neutralizndose en parte esas

    atracciones~ el aguaje ser mnos intenso '( estas mareas se llaman muertas, de cuadraturas) . En todo caso, la marea sera una resultante de las atraccio-nes de los dos luminares (2) .

    BERNOUILLI, pues, en su notable Tratado' del flujo y reflttjo de la ma?, fundndose en el principio de )a atraccion universal, y suponiendo la tierra formada de capas concntricas de densidad homognea, y por todas partes cu-bierta con las aguas, prob' que la figura de -equilibrio de toda la masa cuea bajo la influencia de la luna, debia ser la de un elipsoide, cUJo eje mayor estu-viese dirigido hcia nuestro satlite.

    y lo mismo respecto del astrQ central. La luna y el sol, pue~; producirian cada uno de estos elipsoides, y la accion

    (1) La aLraccion de los planeLas es tan pe-quea que puede considerarse como nula.

    (2) Se calcula que la marea solar es la lunar: : 1 : 2,353.

  • 23 reunida daria como resultante el elipsoide esp~Gal , cau'sa 'de cada ma-rea (1).

    v.

    Si, pues, no el'a sumamente difcil colegir primero, que existe realmente 'la virtus t,"actm"ia quce in Luna est, de lCeplero, y, como si dijramos, razonal' despues, correlacion entre las mareas y las posiciones de los dos gl'andes lumi-nes, se necesit de todos los recursos de la ciencia moderna para atinar siquie-'

    (1) Vase la siguiente fO'rma de demostra-cion que trae el Sr. MONTOJO en su obra M-feas de Mindanao.

    Sea E N QN' la t ierra, y E Q el Ecuador. Supongamos al sol y la luna casi en lnea durant(lla conjuncion ms prxima al solsti-.cio de in vierno, en que ambos astros esLn cer-ca de sus mximas declinaciones australes.

    Sea A B e J) el elipsoide cuya figura afecta la superficie de las aguas, consecuencia de las acciones de los dos astros; y sea o s o' s' el

    ' que se formaria por la sola accion del sol. Un observador situado en la latitud del punLo ir!, describir, en virtud del movimiento de rota-cion de nuestro planeta, el paralelo Y G, Y sentir sus pleamares en F G, y sus bajamares

    Las bajamares Y y.g le sern de una misma altura, por estar arribos puntos equidistantes de los vrtices A y G.

    Los ngulos horarios correspondientes los arcos g F Y F Y, ambos iguales entre s, sern mayores que los correspondientes los arcos Y G y G g, tambien iguales entre s, lo cual quiere decir que la creciente y la vacian-te de la mayor pleamar en A durarn ms tiempo que la creciente y la vaciante de la menor pleamar en G.

    Ahora bien: 6 7 dias despues de es La ' conjuncion estar la luna, en su primer cuar-to, prximamente en el Ecuador; y, como el movimiento del sol es muy lento, se puede admitir que el elipsoide especialmente 1)1'0-

    SOL.

    \. LUNA.

    Fig, 6. a

    en Y Y g, si se supone fijos tanto al sol como la luna. '

    La figura evidencia que la pleamar ser en F, de mayor aUura para l que en G, .1)01' estar el punto F ms prximo al vrtice A del elipsoide, que el punto G' al otrovrUce. G.

    ducido por el asLro central, permanece siendo el mismo o s o' s' de la figura, mientras que el de la luna tendr, 'en tal caso, su eje mayor prximamente en el Ecuador y perpendicu-lar al plano de la fig:nra.

    y entonces el observador situado en el

  • 24-ra con -la razon de las complicadsimas anormalidades y excepciones que per-turban la generalidad de los fenmenos.

    Parece que, si no hubiera cuntinentes, el momento de la marea, as la solar como la lunar, sera el instante de la culminacion del astro respectivo, como en Ipswich, Ostende, etc., etc.

    Pero por qu en unos casos precede, segun pasa en Glasgow? Por qUB en casi todos se retarda? Por qu en unos se anticipa y se retarda cada mes lunar, como en Manila? Por qu en otros parajes no hay ms que una marea las ms de las veces, como en La Isabela? (Mindanao.) Por q\l no invierte en todas las costas tanto tiempo la creciente como la menguante? Por qu en el Archipi-lago filipino es mayor la gran pleamar mensual en el plenilunio que en el no-vilunio? ' (1) Pueden ser racionalmente generales y dignas de fe, teoras elabo-radas en el supuesto de no haber continentes? (2)

    VI.

    Lo que por de pronto hubo de requerir poderosamente una explicacion fueron los fenmenos llamados retardacion de la marea lunar respecto de la solar.

    La hma pasa por el meridiano de un lugar cada 24 horas 50 minutos y 28,32 segundos, mientras que el sol se pres~nta sobre el mismo meridiano cada 24 hor~s. Suponiendo, pues, que en la poca de una conjuncion de una oposicion de ambos luminares, coincidan las dos mareas que cada uno de ellos hubiera podido producir separadamente, es bvio que la marea causada por la luna se retardar al dia siguiente 25 minutos 14,26 segundos, con respecto la marea causada por el sol. (Estos 25' 14",16 son ~l exceso de medio dia runar sobre medio dia solar) .

    paralelo Ji" G' sentir ,sus bajamares en pun-tos prximos Ji" G', Y la altura de la baja-mar en el punto Ji" (ms prximo que otro alguno del 'paralelo al vrUce s' del elipsoide prod ucido por la accion del sol) ser mayor que la de la otra bajamar en G'.

    Y las alturas de ls pleamares sern igua-les.

    Cuando la luna llegue la oposicion, esta-r prximamente en su mxima declinacion Norte, sea en posicion casi igual y opuesta la que tuvo en la conjuncion; J, por tanto, el elipsoide resultante de las acciones de los dos astros ser casi el mismo que el de la figu-ra; el observador tendr su mayor pleamar en Ji' y la menor en G (lo mismo que en la conjuncion), solo que entonces, ' cuando es-

    taba en P, resultaba la luna en su meridiano inferior, y ahora la observa en su meridiano superior .

    A la cuadratura siguiente habr una me-nor bajamar en el mismo punto (J'; pero en el primer cuarto aquella bajamar era orien-tal, y en el ltimo tiene que ser occidentaL

    (1) CARRASCO, MONTERO, Ama1'io de la Di-1'eccion de Hid?'og1'afa, ao V,

    (2) A'l~u(wio V. Contra lo que en muchas ocasiones dice la experiencia, en el hemisfe-rio del Norte, y en la estacion de verano, las mareas de la tarde deberian ser siempre ma-yores que las de la maana, y al contrario en el invierno, pues el vrtice del elipsoide cueo pasa por la tarde al Norte del Ecuador, y por la rp.aana al Sur.

  • 25 Continuando estas retardaciones de 25' 14",16, suceder que, en las cua-

    draturas) la altamar producida por la luna coincidir con la bajamar corres-pondiente la acci0n del sol. Y, habiendo en las aguas dos tendencias, una subir, y otra 'bajar; no siendo iguales estas tendencias; y resultando pre-ponderante la de la luna, la elevacion de las aguas obedecer la diferencia de las acciones lunar y solar; y de aqu que las aguas se elevarn en las cuadra.-

    , turas mucho mnos que en las pocas de conjuncion II oposicion, en que vuel-ven coinc\dir las mareas del sol y de la luna. De aqu tambien la ya citada evidente distincion (hecha desde muy antiguo) entre mareas vivas y mareas muertas. Y de aqu, finalmente, que si tal dia como hoy sube la p~eamar hasta una altura de 4ID , la semana siguiente solo podemos contar con una altura bastante menor (de 3m, por ejemplo). '

    Pero las retardaciones patentizadas por la experiencia no se verifican de conformidad con estos'datos astronmico& (1). La ciencia de los astros se encuen-tra en desacuerdo con el establecimiento de cada puerto.

    Para cada localidad son generalmente distintos los intervalos entre la plea-mar y la correspondiente culminacion de la luna ( del sol); y siempre es ma-yor el intervalo entre la culminacion del sol y la marea solar, que entre la culminacion de la luna y la marea lunar.

    Adems, la marea de la luna se avanza sobre la del sol, dependiente el fenmeno de la mayor velocidad comunicada las molculas por la preponde-rante atraccion qu.e'la luna ejerce sobre ellas. En Filipinas los fenmenos pre-sentan aca~o la discrepancia mayor, puesto que las mareas se anticipan y se atrasan con respecto al trnsito lunar.

    VII.

    Ya en n~evos caminos, pronto se echaron de ver otras causas ms que llevar -en cuenta, astronmicas puramente.

    La retardacion var~a con la posicion de la luna relativamente al sol, la declinacion de la luna y las distancias de este luminar respecto de la tierra.

    Por la elipticidad de las rbitas terrestre y lunar -no son uniformes las dis-tancias que nos separan del sol y de nuestro satlite.

    De consiguiente, cuando cualquiera de los luminares est ms prximo la tierra (perigeo), siendo mayor su fuerza de atraccion, la onda fluxiallevantada por el astro debe resultar de mayor elevacion que la ordinaria; y, natu-ralmente, cuando el astro est ms distante (apogeo), la elevacion de la pleamar ser menor:

    As, pues, para que ocurran las pleamares mximas del ao se requiere la reunion de todas estas condiciones:

    (1) Compl.,llsados de varios auLores, y tomados de TIte Englisk CyclojJ(JJdia.

  • Que el sol est en el Ecuador; Que la luna est en su perigeo;

    26

    Que en el plano de la eclptica est la luna prximn. al sol. Por esto las mximas mareas se verifican en los equinoccios, y en los solsti-

    cios las mnimas. Pero, tratndose de la marea, debemos siempre estardi.spuestos admirar .

    . alguna anormalidad extraordinaria. Y en efecto, como ya hemos observado, las mareas ms altas en Manila son las solsticiales.

    1863.

    Equinoccio de primavel'a . ......... . 6 pis 1 pulgada. Solstcio de verano ......... . .. .. . . 7 8 Equinoccio de otoo. . . . . . . . . . . '" Solsticio de invierno. . . . . . .. . .....

    6 ) 3 7 3 (1).

    Por otra parte, las elevaciones del agua marina, con respecto una lnea 0, es en algunos lugares mayor durante medio ao, cuando la luna est sobre el horizonte, que cuando est debajo; y durante el otro medio ao ocurre el fen-meno en un rden inverso (2).

    VIII.

    Si la doctrina de las mareas se iba en general engrosando y enriqueciendo, mientras ms y ms ponia contribucion preciosos datos de la astronoma, era

    (1) FRANCISCO CARRASCO, CLAUDIO MON-TERO, Anua?'io de lrt Di'eccion de Hirrogm(t, ao V.

    (2) - H aqu algunos datos suministrados por observaciones fidedignas (Engl. Cycl. ).

    En Bresl, cuando los astr_os estn en con-juncion oposicion durante los solsticios, la relardacion llega 41m 515,69; pero durante los equinoccios es solo de 37m 38\15.

    Y., por otro lado, cuando los astros se ha-llan en cuadratura durante los mismos sols-ticios, la retardacion asciende 67m 275,49, yen los equinoccios llega hasta 83"' 165,34.

    En el mismo Brest la pleamar ocurre 1 dia 0,48 despues de la conjuncion la oposicion durante las sizigias equinocciales; al paso que en las cuadraturas de equinoccio las pleas se verifican 1 da 0,51 despues del momento de }. cuadratura, y 1 dia 0,51 en los solsticios.

    Pero en Lndres las ms altas mareas ocurren 2 das despues de la conjuncion de la oposicion del sol de la luna, mientras que

    En Liverpool es solo de 1 dia 0,68 - Bristol 1 6,67 - Dundee 1 6,39

    y hay ms: en las si~.igias, lo mismo que en las cuadraturas, las retardaciones respecto al trnsito de la luna vienen ser casi igua-les, mientras que de a. conjuncion al primer cuarto, y de la oposicion al tercero, el inter-valo se aminora (, lo que. es lo mismo, la pleamar se adelanta); al paso que del priiner cuarto la 1una llena, y del tercero la lun a nueva, el intervalo se agranda (, lo que e~ lo mismo, la pleamar se retrasa).

  • '),.7 lo cierto que solamente algunos hechos recibian lina como imperfecta explica-cion-elel-so.bre-poco-ms--mnos de sus circunstancias, mientras que im-portantsimas cuestiones continuaban permaneciendo en la ms completa oscu-ridad . .

    Por qu no hay dos mareas en todas partes? Por qu en algunas hay cuatro, como en Poole? Por qQ el flujo no dura tanto siempre como el reflujo? Por qu durante el flujo se quedan paradas algunM veces las aguas en Filipinas? Por qu las mareas sirven de reloj los habitantes de las islas de la Sociedad? Por qu los aguajes son enormes en algunas playas insignificantes en otras? Por qu la marea se adelanta en ciertos parajes las culminaciones de la luna? Por qu hay retrasos, si bien e~dentemente modificados por las posiciones equinocciales y solsticiales, apogeas y perigeas? Por qu en Ciertas localidades hayanticipacion, coincidencia y retraso? Por qu las mareas equinocciales no son en todas partes las ms altas? Por qu hasta 30,40, 50, Y muchas veces hasta 60 horas despues de produCidas, no llegan nuestras costas europeas las ondas de la marea producidas al Sur de la Australia, habindose movido e~ el intervalo en toda posible direccion, y con toda clase ele velocidad, desde 10 100 millas, y mucho ms por hora? (1)

    y - mientras todo esto quedaba sin explanacion plausible, - medida que adelantaba el conocimiento de los fenmenos marinos se presentaban antiguos y trenlendos problm;nas nuevamente ante la ciencia, exigiendo teora que diese cuenta de su periodicidad.

    IX. POROROCA..

    El pororoca (voz brasilea; en fl'ancs bm'1"e ele flot, ba1"}'e, mascaret; en portugus p01"o.1"OCa y maCa1"eO (2); en ingls bm"e y boar; Sp1"ingwelle y

    (1) Las obj eciones anteriores no son de aquellas irregularidades que se dejan nor-malizar aplicando coeficientes oporLunos de correccion. Verdad es que la marcha de la luna no es regular, que no se conserva cons-tantemente la misma distancia de nuestro globo, que pasa de un lado otro del Ecuador, que, pesar de estarse estudiando hace 2.000 aos su movimiento, la teora lunar est to-dava incompleta; pero, con todo, las anorma-lidades observadas son de esencia diferente, y no caben dentro de los lmites de error pro-pios de una teora no acabada.

    (2) La etimologa de la paIabra portuguesa MACAREO. ba sido objeto de exquisita investi-gacion por parte de mis amigos 10s-8res. Joa-quim Filippe Nel'y_Delgado, de la 8eccion de Tr~bajos geolgicos de Portugal, y Aniceto dos

    Reis Gongalves Vianna, eminente fillogo lis-bonense.

    H aqu lo que en carta de 1.0 jrrlio 1879 me comunica Vianna:

    Nas costas de Portugal nao se conhece o phenomeno a que os indios bravos do Par ou Mal'anhao cbamaram jJ01'o1'6ca, e os francezes masca1'ct. Parece por tanto, que nao haver termo portuguez pelo qual seja reconhecida-mente designado.

    Acha-se todavia no~ nossos chronistas da Asia, e em outros escriptores iportuguezes, uma palavra que, pela sua appal'ente relagao morphologica e ideologica com o vocabulo francez 1naSCa1'ct, digna de attento reparo, se, como parece, foi por esses escriptores em-pregada como denomina~ao d'aquelle pheno~ meno, observado na India: e 11/,aca1'Q.

  • , 28 Vm"fiuth en aleman), es un sbito y especial levantamiento de las aguas mari-nas en la entrada de algunos rios las mareas vivas de equinoccio,

    Las aguas marinas en la pleamar se alzan de repente algunos metros sobre el nivel de las aguas fluviales, y rompen con asordante estrpito y fiera velo-cidad !'io arriba hasta excepcional distancia de la desembocadura,

    El fenmeno requiere:

    At hoje os lexicographos portuguezes, na sua maioria, tem dado masea1'et, macre, ~nacqltC1'e, como a origem do vocabulo m,aca?'o; em Constancio, a par de umas etymologias inadmissiveis por absurdas, ve-se tambem casearet, o que evidente erro typographico por rltaSCM'et,

    Os inglezes denominam o phenomeno, ob-servado por exemplo no Slevern, pela designa-gao local de eag1'e ou Jyg1'e, vocabulo certis-simamente germanico (inglez antigo egm', g01') , O mesmo phenomeno presenciado na foz do Indo pelos inglezes chamado bore, voz . a que geralmente se d origem indiana, sem comtudo se citar a lingua vernacula de que foi tomada, A edigao americana do grande diccionario de Webster (1876), d-lhe etymo-logia germanica (alto allemao antigo bU1jan, plt1jan) , Achamos uma e outra contestaveis, A coincidencia de frma e significagao entre o vocabulo citado e o francez ba1'1'e, castelha-no e portuguez bW'1'a, tornam talvez mais provavel a sua identificagao, (Vejam-se: Pemty Cyclopredia, s, v, bm'e, e o EtymologiseJes Wih'teroucJ de' RomaniseJen Sp1'acJe1t de F, Diez, s, v, oa1'ra, qual dada origem celtica, cymbrico bM', etymologia repetida pelo sr, Brachet no D.ictiomtai1'e Etymologique dc la lan,-gue fmnpaisc,

    Os lexicographos portuguezes dao, como dissemos, o vocabulo macM'o como originado do francez rltaSeClIl'ct, rltam'fc, Bluteau, porm, e nao sei se mais algum, dicem ser voz asia-tica, inculcando provavelmente que termo da India, Em nenhuma das linguas arianas vernaculas, porm, parece existir, que eu sai-ba; sendo por outro lado inteiramente incom-pativel com ellas, e assim tambem com as Dravidicas-, um suffixo eo, 1'eo ou w'eo, Arabi-co ou iraniano, pelas mesmas razoes, nos pa-rece tambem evidente que nao ,

    Temos por tanto a mesma singulal'idat'le que com o vocabulo inglez OO1'C, Sao dados b01'C e macw'o como termos da India, mas nao se diz a que idioma pertencem, J ulgamos por

    tanto que um e outro sao designagoes eu-ropas, applicadas por escriptores europeus ao phenomeno observado na India; provavel-mente, porque nas suas linguas respectivas designavam j esse phenomeno, ou outro si-milhante, com estes vocabulos, .

    Resta-nos examinar a derivagao franceza de masca1'et ou 1nacre, a qual apparentemete resolveria a questao,

    A primeira dvida que se nos apresenta a identidade de origem dos dois vocabulos masea1'et e mae1'e ,

    jYIae?'c parece ser uma palavra d'essa for-magao frequentissima em quasi todas as lin-guas romanicas: tem a frma de um participio passivo feminino como M'mc, iSSlte, etc.; em castelhano M'mada, salida, pa1'tida; en portu-

    guez a1'mada, saida, cJegada; em italiano vc-duta, eadltta, etc, Nao encontramos, porm, processo racional, mediante o qual um subs-tantivo d'essa formagao podesse provir ou dar origem a est'outro vocabulo masea1'ct, o qual alm d'isso tem um' s, que d'esse modo seria injustificavel. Os dois vocabulos sao por tanto de origem diversa, e nao sabemos qual. (Vid, Littr; e Jal, Gloss, NautiqltC.)

    Seria, porm, algum d'elles o etymon do portuguez maca1'o'l- Creemos que nao,

    Examinemos primeiro mac?'c. Abstrahindo mesmo do a da syllaba ca de maea1'o, que, com quanto admissivel como separando os dois elementos do diphtongo consonantal e1', phe-nomeno raro na lingua portugueza, a qual fa-vorece os diphtongos de subjunctiva 1', senda esta uma das suas particlaridades phoneti-casj mesmo abstrahindo .do a intercalar, di-zemos, como que o vocabulo feminino de formagao participial mae?'e daria para o por-tuguez o vocabulo masculino macM'fo? }[ae1'e s poderia dar, mesmo por imi tagao conscien-te, rltac?'c, ou se quizerem ainda rltaca?', como mare comparado a mM', permanecendo por tanto feminino. (Vid, Brachet, s, v. ma?'e.)

    Examinemos ag.ora mCtSCW'C~. Aqui a deri-vagao ainda mais improvavel. Temas pri-

  • 29 I

    1, Que el rio desage en un extendido estuario, inundable en las mareas VIvas;

    2, Que el estuario se angoste gradualmente; y 3, Que tambien se estreche el rio, La invasion de las aguas del mar en las mareas vivas equinocciales empuja

    hcia tierra considerable voh.men de la masa lquida por la ancha entrada del

    meiro a queda do" s, que nada justifica, depois a termina~a0 ea, substituindo et. Mascewet tem o typo de um diminutivo como al'chet, guicltet, (oUet, etc, A origem do radical masc .... M' ..... essa que cumpriria averiguar,

    A terminagao diminutiva de masca?'et, po-rm, suggere-nos urna conjectura.

    Assim COIU!> no vocabulo francez, a termi-nagao portugueza .tambem .un suffixo, Mo, formando substantivos, e que, com quanto

    r~ro, encontramos em (oga?'o de (ogo, masta-?'eo de masto ou mast?o, e nos vulgares, povOr-?'o' de povo, cacado de caco. Esta comparagao conduz-nos a um vocabulo maco, que parece nao existir na lingua, ou pelo menos nao ha-ver sido recolhido, se alguma vez existiu, mas que pode ser o italiano, macco, de origem in-cerba, dando os derivados macca?'e, smaeca?,e, portuguez esmaga?', e cuja significagao parece ser ' originariamente a de c7wque ou pressao violenta, determinando divisao minima, des-truigao, (Vid. Dez~ El Wtb., 1." parte s, v, macco.)

    Seja ou nao bem cabida a derivagao, o que ' em todo o caso nos parece assente qlle os tres vocabulos masca?'et, macde e maca?'o sao independentes entre si, e que as suas coinci-dencias de frma e funcgao sao apenas for-tuitas.

    O vocabu,lo macM'o, que, actualmente pelo menos, parece designar vaga enO?'me, no dia-lecto' dos homens do mar portuguezes, est auctorisado pelas passagens classicas, que vam0S transcrever das citagoes feitas nos dic-cionarios de Moraes e Fr. Domingo~ Vieira, e, por outras, que accrescentamos. .

    ..... da enchete da mare, ' que era com tamanha corrente & 'h.aca?'eo, (Francisco de Andrada, Ch?'onica de el-1'ei D. Joao' lII, par-te 3:", cap. 16, p, 2 .v. )- este maceVl'e, ou flllXO da mar he tao veloz, que nao ha cavallo, por ligtliro que seja, a que a mar Nao alcan-ce, quando entra pela planicie da praia (Joao de Barros, Decadas elaAsia, 3.", liv. 5,, cap,l)-& depois quando a mar torna a encher vem

    com tata soberba, fazendo vm maceweo tao me-donho, que parece que quer encapellar toda a cidade. (Diogo do Couto, Decadas, 6:,liv. 4.', cap. 3., p. 72.)

    E querendo eu por coriosidade experi-mentar .a ligereiza d'este macado me pus na praya, em vm bom ligeiro caualo Arabio (em parte que s aquella pequena onda da resaca podia chegar). E em vendo vir o maca?'eo com grande terremoto hila grande distancia, lhe pus as pernas, mas antes de vm tiro de fledra passou por my como vm rayo, deixandome bem molhado, (Diogo do Couto, Decadas, 6:, liv. 4., cap. 3., p. 72.)

    Entretanto Vasco Pirez de Sampaio pro-seguindo sua viagem, tambem em servigo de Soltam Badur, chegou a foz do rio Indo, hum dos' mais famosos da Asia, Surto aqui Vasco Pirez, vazou mar mais de meia lego a, & fica-rao os navios em seco, pelo que foi avisado que os despejasse, para que ficassem livres quando tornasse a montate d'agoa; porque se estivessem carregados, se perderiao, por trazer grande forga enchendo com macado: & por tanto elle mandou aboiar a artelharia, para o que forao postos sobre ella os mastos, & ver-gas dos navios, (Joao de Barros, Decada 4,",

    l~v. 6., cap. 15, p. 368,) Chama-se maCM'eo aquelle impeto, com

    que para esta costa (da India transgangetica) enchem, e vazao as agoas do mar. Tal he a for-ga, tamanhoo arrebatamento, eviolencia, com que descem, e sobem, que de qualquer postu-ra, que colhem os navios, se nao he com a proa direita, e muito cuidado contra a corrl)n-te, de nenhum modo llscapao de Trabucados, (Fr. Luiz de Souza, HistO?'ia de S, Domingos, parte 3.", liv. 5., cap. 9. p. 353.)

    Deduz-se por tanto das passagens citadas, especialmente da ultima, a significagao clara do v.ocabulo macado em portuguez, devendo restringir-se o seu emprego, qualquer que seja a origem d'elle, a designar o phenomeno a que no Brasil se chama PO?'Q?',ca, e no Sena mas-cM'et , 1)

  • 30 estuario: all se ag'olpa 'el m3lr; y forzosamente se levanta 'y Cl~mula, pOL' no poder caminar desembarazadamente hcia la angostura del estua60, ni muclio mnos hcia la boca del ro, bastante m.s estrecha aln. La marea, creciendo siempre, sigue desde mar dentro empujando hcia la playa el ag'ua marina que ya ha penetrado en,.Bl interior de la tierra;' y, cuando 'el flujo llega la embocadura del rio, el aClmulo y exceso de las aguas marinas h31 adquirido ya una elevacion irresistible sobre el nivel de las aguas fluvlles descendentes hcia el mar; y, por tanto, el flujo, como una catarata, las atropella y les pasa por encima con la furia de uutOl'l'ente desatado. En el Sevel'll (canal de Bristol) el

    . ]!>ororoca adquiere una elevacion de 9 pis (en este rio el agua de la marea cre-ciente puede subir' 18 'pis en hora y media); en el Bramaputra; de 12; en el Indo, de 9 (y "bien experimentaron los barcos de Alejandro Magno (1) lo terrible ele las mareas ele este rio): en- la baha de Fund y la elevacion del pororoca excede la lel Sevel'll . La terrible catarata es particularmente colosal en el Amazonas, la confluencia del Ariguari (2). Durante los tl'es dias contguos los novilu-nios y plenilunios equinocciales, la marea, Em lugar de invertir 6" para llegar su mxima altura, llega ella en el espacio de muy pocos momentos. Enton-ces se ve una ola de 4 5m, luego lma seg'unela, despues una tercera, veces una cuarta, que se siguen sin interrupcion, abarcando de orilla orilla. Y en el Guana y el Ca pin (cerca de Par), y tambien en el Meary (Maranhao) lle-gan repentinament las tres cuatro intumescencias gigantescas, corriendo una tras otra con ' inconcebible y vertiginosa celeridad, trastol'llanelo terrenos considerbles, arrancando de cuajo rboles corpulentos, y destruyendo cuanto se halla en aguas de poca profundiaad. Este pororoca desaparece en cuanto pasa de los parajes estrechos y encuentra mucho fondo (3) . Los indios de aquellos parajes son los que han dado al espantoso fenmeno el nombre ono-

    Deseoso de mayor nticia, pregunt al se-llor D. Eduardo.Saavedra, y ste me mani-fiesta lo siguiente con fecha 31 de julio 1879:

    He visto en el Dicci0nario rabe)a palabra

    raascko?',(transcrita con la ortografa castella-na), que significa tw/'gidura raa?'e. Me parece que debe ser ese -el orgen de raaccweo mas-Clweo. )}

    Los fillogos ingleses no conocen tampoco el orgen de bm'e; hay quienes lo hacen deri-var de to bOfe, taladrar; otros de bO{(f/" oso, lo que no pareceria improbable, pues tambien el fenmeno se denomina bOM"s ku.d. cabeza de oso; otros, en fin, juzgan que bO;'e y boa?'

    son imitaciones onamatopyicas que por azar coinciden con to bOfe y boaf.

    En cuanto kyg?'e, la etimologa con el ho-lands agge?', gran aguaj e, parece eviden te, por . ms que los Diccionarios ingleses omitan esta etimologa. .

    El porouoca tambien se produge donde no hay rio, si la sitllacio'n de las ensenadas re-codos de las costas presenta sitllacion anloga la de las desembocaduras fluviales: as suce-de en L'anse du MonJ:--Sain'l- Michel, Francia.

    ll) Los solaados- dice QUINTO CURCIO-se quedan aterrados viendo naufragios en .medio de la tierra, y todo un mar en el seno de un rio. Es raro .que solo exista de este pororoca la descripcion de QUINTO CURCIO.

    (2) V ase la descripcion de La Condamine. (3) Datos entresacados de Tl/e Englisl Cy-

    clopcedia.

  • 3'1 matopyico d pororoca. El macareo del Sena, que ocurre con la mayor pun-tualidad en los novilunios y plenilunios equinocciales, es de una imponente y majestuosa rapidez en QuillebCBuf, donde la catarata marina, con una anchura de 10 kilmetros y una altura de 2 3m, avanza con la velocidad de un caballo escape (1), haciendo retroceder las aguas fluviales hcia sus fuentes, atacando el suelo, moviendo la barra, y tragnd'ose veces grandeij extensiones de frti-les terrenos, mientras, en general, y hasta en la extrema desembocadura del Sena mismo, en el Havre, en Honfleur, en Berville, el fll~o, como de costumbre, va ascendiendo por grados insensibles. Un dia dos antes del efecto mximo, el macareo es todava muy de temer.

    Qu origina, pues, la periodicidad del pororoca? Cmo no se habia adver-tidQ antes esa periodicidad? Cmo las Sociedades cientficas de Lndres y de Pars, que desde el siglo pasado tenian ya noticia por La Con da mine del espan-toso fenmeno en el Amazonas, no habian logrado dar con la clave de los desas-tres que se repetian sus puertas, ya en el bore del Severn y del Rumber, ya en el mascaret del Sena y el Dordoa, ocurridos muchas veces la luz del sol

    ~s puro, en medio de la calma ms completa, en la ausencia de tod0 viento "J' de toda tempestad ni aun' en los lmites del horizonte, y sin que, al ~'uido tre mebundo ocasionado por la irrupcion de las lquidas montaas, se mezclasen las fulminaciones del rayo ni los estampidos del trueno?

    x.

    Hasta bien entrado el segundo cuarto de este siglo XIX tQdo el arsenal cien-tficQ concerniente las mareas, consistia en estas hiptesis, alguna indecisa- . mente formulada: .

    l. Formacion de un inmenso elipsoide constituido por las masas lquidas de los Ocanos, en virtud de las atracciones de la luna y del sol: sumadas en

    " las conjunciones y oposiciones: restadas en las cuadraturas: mayores en los qtlnoccios: menores en los solsticios: susceptibles en todo caso de modificarse por las varias combinaciones de situacion de los dos luminares en el Ecuador y Juera de l; en el apogeo yen el perigeo: .

    2. Inmovilidad relativa de las protuberancias del elipsoide lquido, causa de la lenta traslacion de la luna en su rbita, y ms an del aparente movi-miento solar:

    3. Necesidad, sin embargo, de asignar, de marea marea, un perodo

    (1) El masca1'et del Sena ha sido l)recicisa y repetidamente descrito por Babinet. La ve-locidad es de 8 gm por segundo entre Yan-ville y Rouen: la hora del macareo es la del principio de la marea, que anuncia la llegada

    de la inundacion, y no la precede sino algu-nos instantes. Los grandes trabajos hechos desde 1850 en la parte inferior del rio para encauzarlo han cambiado en muchos parajes las circunstancias de es~e macareo.

  • 32

    mayor de 24 horas, por virtud de la translacion orbital de nuestro satlite, solo en cierto modo'supuesto estacionario, para computar perentoriamente los efectos de su atraccion:

    4. o Induccion terica de que los efectos atractivos de la luna y del sol fuesen instantneos, por lo cual las horas de las mareas debian ser las de los pasos de la luna por el meridiano superior inferior en las sizigias:

    5. 0 Necesidad imprescindible, sin embargo, de admitir perturbaciones en las inducciones tericas:

    6. o Presuncion de que las anormalidades pudieran atribuirse la forma irregular de los mams y de los continentes:

    y 7. o seguridad ele que el viento y la presion baromtrica podian introdu-cir en los fenmenos modificaciones de' importancia.

    Nada habia que oponer estas hiptesis: ,ellas daban cuenta de la genera-lidad de los hechos; pero 13.s circunstancias especiales no se dejaban explicar por las atracciones combinadas del sol y de la luna, ni por el viaje de las playas hcia la lnea de atraccion que causa el elipsoide cueo resultante de aquellas atracciones.

    As, pues, ni los primitivos trabajos de Newton, ni los ms modernos y ms not'lbles de Bernouilli, Ruler, Lagrange, Laplace, Lubbock, Whewell y Airy (grandes obras del genio, sin embargo) lograron hacer coincidir la rebelda de ciertas particularidades con los 'resultados de las frmulas: de modo que la teo-'ra salia permanecer en desacuerdo con hechos bien comprobados de la expe..: riencia, si es que esos hechos no se quedaban totalmente sin explicacion nin-guna en buen nmero de casos. No parece sino que los clculos estaban hechos para mares encantados, como decia el famoso D. Jorge Juan, y no para los que surcan los marinos y conocen los habitantes de las costas.

    La mecnica celeste de las mareas habia sido analizada y explanada de una manera satisfactoria, tanto para los astrnomos como para los fsicos matem-ticos; pero su mecanismo telrico (la propagacion de las mareas por las costas de nestro'globo) permanecia sin explicacion (1). Y es q"ue ,solo en la GENERA-ClaN de la marea producen efecto las atracciones del sol y de la luna, que ape-

    ,nas influyen en la subsiguiente PROPAGACION.

    (1) Report of the 6. Lh meeting oE the Bri-tish Association.

    The celestial mechanics oi' the tides had heen analysed and explained in a manner saLisfactory hoth to astronomers ancl mathe-

    matical physicists, but tlieir terrestrial me-chanism-the propagation of tides along Lile surface of the glohe-remained without ex-planation. '

  • CAPTULO n.

    CUESTIQN TELRICA.

    1.

    Mucho tiempo se pas antes de ' ser disting'uidos y clasificados los