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Las culturas aborígenes del Gran Chaco Para comprender el desarrollo cultural, de las culturas aborígenes, a partir de la teoría ecológico-cultural, es necesario primero entender que es cultura, y luego que es el sistema ecológico. La Cultura, engloba todo el producto del quehacer humano: refugio y abrigo; herramientas y medios para explotar la naturaleza en su propio provecho; división de las tareas y especialización en ciertas labores; formas de organización social y política; normas que rigen la conducta o relaciones entre los miembros de una sociedad; medios de expresión; elaboraciones mágico-religiosas y científicas o filosóficas, etc., conforman expresiones culturales que han permitió el éxito adaptativo del género humano. 1 El sistema ecológico es el escenario sobre el cual se desenvuelve la vida, está integrado por tres conjuntos de variables o subsistemas: Físico, Biótico y Cultural o Humano. Entre ellos hay una interdependencia recíproca, lo cual significa que la alteración de una variable implica la completa readecuación del sistema. 2 A partir de estas tres variables y la relación de dependencia que existe entre ellas, comenzaremos el análisis de las sociedades simples o igualitarias; pues el mantenimiento por parte de los aborígenes de este tipo de sociedad, está relacionado por los cambios o no, que se produzcan en las demás variables. Los grupos indígenas que desarrollaremos son de la familia lingüística: guaycurú; esta se compone de los Tobas, Mocovíes y Abipones. Y la segunda cultura a desarrollar son los Matacos de la familia lingüística Matacomaccá. Los guaycurúes, procederían de un pueblo o una serie de pueblos provenientes del Sur, los que contaban con una economía de grandes cazadores, eran guerreros de recia contextura física: los Pampidos o Patagónidos. El motivo de estas migraciones de pueblos 1 De: Osvaldo Silva Galdames, “Introducción: El desarrollo Cultural”, Pág. 1, Santiago Enero 1977. 2 De: Osvaldo Silva Galdames, “Introducción: El desarrollo Cultural”, Pág. 2, Santiago Enero 1977.

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Las culturas aborígenes del Gran Chaco

Para comprender el desarrollo cultural, de las culturas aborígenes, a partir de la teoría ecológico-cultural, es necesario primero entender que es cultura, y luego que es el sistema ecológico. La Cultura, engloba todo el producto del quehacer humano: refugio y abrigo; herramientas y medios para explotar la naturaleza en su propio provecho; división de las tareas y especialización en ciertas labores; formas de organización social y política; normas que rigen la conducta o relaciones entre los miembros de una sociedad; medios de expresión; elaboraciones mágico-religiosas y científicas o filosóficas, etc., conforman expresiones culturales que han permitió el éxito adaptativo del género humano.1

El sistema ecológico es el escenario sobre el cual se desenvuelve la vida, está integrado por tres conjuntos de variables o subsistemas: Físico, Biótico y Cultural o Humano. Entre ellos hay una interdependencia recíproca, lo cual significa que la alteración de una variable implica la completa readecuación del sistema.2

A partir de estas tres variables y la relación de dependencia que existe entre ellas, comenzaremos el análisis de las sociedades simples o igualitarias; pues el mantenimiento por parte de los aborígenes de este tipo de sociedad, está relacionado por los cambios o no, que se produzcan en las demás variables. Los grupos indígenas que desarrollaremos son de la familia lingüística: guaycurú; esta se compone de los Tobas, Mocovíes y Abipones. Y la segunda cultura a desarrollar son los Matacos de la familia lingüística Matacomaccá. Los guaycurúes, procederían de un pueblo o una serie de pueblos provenientes del Sur, los que contaban con una economía de grandes cazadores, eran guerreros de recia contextura física: los Pampidos o Patagónidos. El motivo de estas migraciones de pueblos pámpidos hacia el Gran Chaco, fue la búsqueda de zonas de caza. El uso de manto de pieles, el cinturón de cuero, la cuerda de arco hecho con tiras de cuero y el paravientos portátil de estera, serían elementos culturales de origen patagónidos existente entre los chaquenses. Habitaron el área oriental del Chaco, ocupando en territorio argentino una amplia faja sobre la margen derecha de los ríos Paraguay y Paraná, desde el Pilcomayo hasta Santa Fe: los Abipones sobre la ribera norte del Bermejo Inferior; los Tobas todo el territorio de Formosa llegando hasta Salta, cerca de los chiriguanos; los Mocovies estaban ubicados al Oeste del sitio ocupado por los Abipones, o sea entre éstos y los Lules. Al Chaco Oriental se lo encuadra dentro de la variedad climática: subtropical sin estación seca. Es una región húmeda, con precipitaciones regulares y constantes de hasta 1200 mm., anuales, registra temperaturas elevadas en verano y suaves en invierno. Con lluvias abundantes, predomina los suelos arenosos y arcillosos, los cuales son muy fértiles; en cambio las zonas anegadas de esteros y lagunas sólo son aptas para la ganadería. La Hidrografía se caracteriza por sistemas autóctonos y alóctonos; la región presente exceso de agua originada por lluvias locales, que alimenta a los arroyos y tributarios de los ríos Paraná y Paraguay. Desde el punto de vista

1 De: Osvaldo Silva Galdames, “Introducción: El desarrollo Cultural”, Pág. 1, Santiago Enero 1977. 2 De: Osvaldo Silva Galdames, “Introducción: El desarrollo Cultural”, Pág. 2, Santiago Enero 1977.

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tipográfico el quebracho colorado chaqueño es su mejor representante, en los márgenes de los ríos crecen, el lapacho negro, el biraró, el timbó colorado. Como estas tierras son también aptas para la agricultura, constituyen la zona más rica. La fauna de la región chaqueña se caracteriza por su gran riqueza y variedad: puma, zorro, mono, coatí, tatú mulita, tatú carreta, corzuela, jabalí, comadreja, pecarí, tapir o gran bestia, carpincho, cuis, etc. La fauna avícola, también rica y variada en su belleza: cardenal, tordo, distintas variedades de palomas, loro, perdiz, tero, garza blanca y rosada, chajá, charata, diversas variedades de patos, ñandú, hornero y otros. Entre los reptiles el yacaré, numerosas especies de serpientes y culebras. Las especies ícticas que pueblas los ríos; se cuenta entre las más codiciadas: el dorado, surubí, pacú, patí, armado, bagre, manguruyú; los que pueblan los esteros y lagunas, la palometa, la corvina y las diversas especies de mojarras. Teniendo en cuenta la gran riqueza vegetal y animal del Chaco Oriental, podemos afirmar que, el “estancamiento” en sociedades simples por parte de los Mocovies, Tobas y Abipones, se debió a que existía una gran variabilidad de nichos ecológicos aptos para la explotación estacional; en otras palabras, no hubo modificaciones en el sistema ecológico que impulsara a buscar nuevas formas de adaptación, y tampoco hubo un aumento desmedido de la población aborigen que impulsara los medios de producción. La base de la economía de los pueblos chaquenses estaba dada por la recolección de frutos silvestres, la caza y la pesca. La llanura chaqueña fue un paraíso para los cazadores guaikurúes, que encontraron en pecaríes, venados, tapires y ñandúes la fuente básica de alimentación. Empleaban perros para cercar a sus presas o bien preferían acecharlas en las aguadas; utilizaban el fuego para incendiar la pradera, sacando de sus escondrijos a los animales y obligándolos a dirigirse hacia donde los acechaba el cazador. La utilización de armas para la caza: como el arco y la flecha, la macana o maza de madera, además de trampas consistentes en lazos de cuerda accionadas por varas flexibles, permitieron la menor inversión y el mayor rendimiento de energía, por lo que el sistema se mantenía sin variaciones.Se recolectaba de todo, especialmente frutos de algarrobo, el chañar, el mistol, el molle, raíces diversas. Los Mocovies recogían grandes cantidades de langostas que le servían de alimento, ya sean tostadas al fuego o cocinadas en una olla con un poco de agua; la miel era un producto por el cual tenían especial predilección. La pesca era otra fuente importante de alimento, sobre todo para los pueblos que habitaban la ribera de los grandes ríos como el Bermejo o el Pilcomayo. Se utilizaba el arpón y la pesca con red, la cual contaba con una variante colectiva de este sistema, era la que llevaba a cabo un cierto número de hombre que, colocados en fila, avanzaban en posición transversal al curso del rio y en sentido contrario a la corriente y sumergían sus redes tirando en la orilla los peces que recogían, la fila de pescadores se cerraban posteriormente sobre la costa y acorralaban una gran cantidad de peces que eran atrapados con rapidez. La agricultura era una actividad secundaria; que esto allá sido así, no significa necesariamente que no se la hubiera conocido o practicado antes, de que sea “difundida” por los agricultores amazónicos; sino que, con la recolección de frutos e insectos, la caza y la pesca, los aborígenes obtenían todos los nutrientes necesarios; que no hayan pasado nunca de una sociedad cazadora

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recolectora, demuestra que no explotaban sus nichos ecológicos hasta desaparecerlos, si no que pudieron haber utilizado el semisedentarismo estacional para mantener siempre a éstos ricos en frutos y alimentos, o podrían haber encontrado alguna manera de mantener baja su población sin que sea necesario recurrir a nuevos medios de producción.Y así la estabilidad de las tres variables se podía mantener por mucho tiempo, siempre y cuando no surgieran grandes cambios que obligaran a una re adaptación de todo el sistema; mientras no hubiera cambios climáticos catastróficos, mientras los aborígenes no explotaran intensamente los nichos ecológicos y mantuvieran su población controlada por debajo de las especies animales, el sistema ecológico se mantendría en equilibrio. Como se dijo anteriormente los guaikurúes eran sociedades simples de cazadores-recolectores. La organización social estaba basada en el cacicazgo hereditario. Su estructura no era muy coherente puesto que el cacique detentaba en tiempo de paz un poder limitado. Todas sus decisiones debían ser consultadas previamente con los jefes de familia. La sucesión recaía en el hijo mayor o pariente cercano del cacique siempre que fueran considerados aptos para ejercer el mando. De no ser así se elegía cacique a aquel que conocía los lugares de caza y pesca y se destacara por su habilidad y arrojo. La familia era de base monogámica, aunque los caciques acostumbraban tener dos o tres mujeres de diferente edad. La mujer tomaba generalmente la iniciativa en las relaciones amorosas con el hombre y pese que, no le estaba vedada la vida sexual antes del matrimonio, una vez casada permanecía por lo general fiel a su marido. Los Abipones practicaban el casamiento por compra. En los Tobas era común que el pretendiente se presentara en la casa de la pretendida mostrando los productos de su caza, para hacer ver que podía mantener a una mujer. La educación del niño estaba destinada a prepararlo para la vida adulta. Con ese fin aprendía el manejo de las armas y la práctica de la caza y la pesca; así se fortalecía para soportar los rigores del medio y las privaciones. La niña acompañaba a su madre a todas partes y aprendía a sobrellevar las tareas domesticas de la mujer de la tribu. Las relaciones con lo sobrenatural: creían en un ser supremo, creador del mundo, y en un desarrollado complejo animalístico y de héroes culturales. Ese primer complejo estaba presidido por la noción de los dueños de los animales, vinculado a la regulación del espacio, de la caza y la pesca, con la iniciación y la practica chamánicas. Este es un buen ejemplo de cuanta importancia tenia la naturaleza para los aborígenes, y estos dioses o dueños de los animales impedían que se matara innecesariamente a las presas. Era una forma de mantener el equilibrio en la naturaleza. Las prácticas funerarias, presentan peculiaridades como el entierro secundario de los huesos, que eran así objeto de cuidadosos rituales. Las viviendas consistían simplemente en dos esteras desarmables y portables que utilizaban como paravientos; posteriormente fue remplazado por armazones de ramas cubiertas con paja. Cada unidad podía albergar de 20 a 30 individuos y todas se agrupaban en semicírculo o en línea recta. El fácil desarmado y transporte de las viviendas supone un semisedentarismo, posiblemente utilizado para explotar estacionalmente los distintos nichos ecológicos. La vestimenta consistía en varios cueros de nutria, venado o zorro cosido entre sé con el pelo hacia adentro y la parte exterior decoradas con figuras geométricas negras y rojas.

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La alfarería y el tejido constituían las principales artesanías. En los Mocovies se encontraba más difundida. Las mujeres se encargaban generalmente de estas tareas. Se fabricaban ollas, cántaros de boca ancha y vasos globulares. Las comunidades guaikurúes tuvieron intensas relaciones con todos los grupos de la región, especialmente con los matacos-mataguayos y con las culturas de la periferia como las diseminadas en el sur de la selva amazónica y las del litoral mesopotámico.Esta red de relaciones se ejercía fundamentalmente a través de la guerra, actividad vital de los guaikurúes; la guerra es una solución a la presión demográfica, aunque a corto plazo solamente, de igual forma podría ser descartada esta teoría porque la mayoría de los cautivos de guerra eran asimilados al grupo. Como hemos visto mientras no existan grandes cambios, en las variables física y biótica, la variable humana no se modificara ni sufrirá grandes cambios por sí misma; en cambio si por ejemplo disminuyera en gran medida los animales de caza, afectaría directamente sobre el equilibrio logrado entre inversión-rendimiento, los hombres se verían obligados a buscar nuevas fuentes de alimentos o explotar intensivamente los ya conocidos; lo más conveniente en estos casos seria explotar los nichos ecológicos más cercanos, volverse sedentarios para obtener una mayor productividad que redundaría en aumento de las energías recuperadas. Así se produce una profunda readaptación del sistema para lograr nuevamente un equilibrio entre las variables, que puede significar un progreso o un retroceso del sistema.

Como se dijo anteriormente de la familia lingüística Matacos-Mataguayos está integrada por los grupos matacos, mataguayos, chorotes y chulupíes. Los matacos ocupaban parte del Chaco Austral y Central, particularmente la parte izquierda del Río Bermejo. En esta zona occidental del Chaco predomina el clima seco y los suelos calcáreos. La hidrografía se caracteriza por sistemas alóctonos, alimentado por lluvias orográficas. En la zona central donde hay déficit de agua, que se pierde por evaporación e infiltración. En este ambiente, los ríos más importantes eran el Bermejo y el Pilcomayo. Desde el punto de vista fitogeográfico se asiste a un empobrecimiento de la masa forestal y la aparición de especies particulares, como el quebracho blanco, el quebracho colorado, algarrobo blanco y negro, guayacán, mistol, chañar. En el Chaco occidental se destaca un paisaje boscoso xerófilo, caracterizado por su espesura, con arbustos bajos y espinosos, conocidos como el impenetrable y entre cuyas especies aparecen trepadoras, tintóreas y medicinales de gran variedad. Entre los grupos matacos se producía el acondicionamiento de su economía al medio en que habitaban: las tribus que vivían en los bosques practicaban la caza y los que moraban en la rivera de los ríos se dedicaban a la pesca durante casi todo el año. Por las características particulares del medio en que habitaban la recolección era la principal actividad de los Matacos, siendo la caza y el cultivo actividades secundarias. La algarroba que madura de noviembre a febrero era el principal alimento, abril y junio se dedicaban a la pesca intensiva.La recolección de algarroba no era exclusivamente destinada a cubrir el consumo inmediato, sino que una parte considerable era almacenada en trojas que construían junto a las viviendas, en

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previsión de los periodos de escasez. Eran aficionados a la miel silvestre de la cual conocían 16 clases distintas. Los frutos silvestres más buscados durante la tarea de recolección eran la algarroba, el chañar, porotos del monte, como también diversas raíces y cogollos de palmeras. El trabajo de recolección estaba a cargo de las mujeres quienes partían por la mañana en pequeños grupos, se dedicaban a la exploración sistemática y por sectores de los alrededores de la toldería. La agricultura les vino por vía de contacto con pueblos culturalmente más evolucionados, como los Lule-Vilelas por el Oeste y los guaranís por la cuenca del Paraguay y del Paraná por el Este. Las áreas de cultivo eran muy reducidas y estaban ubicadas en lugares recónditos o bien protegidas por cercos de ramas espinosas. Los hombres eran los encargados de la plantación y el cuidado de las huertas, las mujeres de la cosecha. Desconocían el riego, la extracción de malezas y la remoción de la tierra. El producto era consumido por la familia que sembraba compartiendo con algunos amigos, siendo su volumen escaso pues suministraba alimento por unas pocas semanas al año. Las especies más cultivadas eran el maíz, la calabaza y el tabaco. Como podemos ver el chaco occidental contaba con una gran cantidad de nichos ecológicos muy productivos, la economía de los matacos estaba bien adaptada a explotar estos nichos, los cuales satisfacían las necesidades del grupo; esto lo podemos asegurar pues ellos practicaban una agricultura incipiente, lo que demuestra que no existieron cambios importantes en las variables físicas y bióticas que afectaran la economía provocando el vuelco hacia una agricultura intensiva y sedentaria, por ende la organización social continuo siendo igualitaria o simple. La comunidad estaba organizada en pequeñas parcialidades integradas por un número no muy grande de familias, a cuyo frente estaba un cacique de autoridad relativa. La familia nuclear era la base de la comunidad, y a su vez era monogámica, entre los jefes era común la poliginia. Cada parcialidad tenía su territorio de caza y la propiedad del mismo era colectiva. Las creencias religiosas y sobrenaturales limitaban las conductas de los individuos del grupo. La existencia de una serie de espíritus encargados de gobernar la naturaleza y sus actividades nos demuestra la importancia que tenía el medio ecológico para esta cultura; la observación detenida de la naturaleza, sus relaciones con los demás seres y los fenómenos no explicables, llevaban a pensar que está estaba regida por algún tipo de ser o espíritu. Este tipo de creencias demuestran respeto hacia la naturaleza y sus animales, es una forma de impedir que los individuos abucen de los recursos naturales, por ejemplo matar más de lo que se consume; de esta forma por medio de sus creencias podían mantener el equilibrio entre las variables. Poseían médicos hechiceros de gran autoridad que ejercían su medicina con prácticas de magia y exorcismos, explicable por el carácter de maleficio que atribuyen a todas sus enfermedades; es también importante hacer notar que en esta zona existían gran variedad de plantas medicinales, lo que pudo haber condicionado la actividad del chaman. Reconocían una serie de dioses buenos y malos, espíritus malos que moran en los cementerios o en los sitios donde vive la gente “Cada indio lleva encarnado en vida un espíritu que después de la muerte de aquel, mora bajo la tierra, de donde sale por las noches a vagar por los lares del difunto”.

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Enterraban a los muertos en fosas pocas profundas. Sepulturas sobre arboles, quizás reservada a caciques, esta sepultura es transitoria y una vez que la carne ha desaparecido, los huesos son enterrados en fosas.