la sofístca y sócrates

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1. Los sofistas: escepticismo/relativismo. El problema fisis-nomos 1.1. La antítesis Nomos/ Physis El término "Nomos" suele traducirse? Según los casos a veces como costumbre y a veces como ley, sin embargo, en un sentido amplio nomos significa opinión o creencia. Para la época clásica 'nomos' era algo en lo que se cree, algo que se practica o que se da por bueno, por lo tanto, nomos en ciertos contextos puede ser sinónimo de doxa -opinión-, pero no se trata de una suprimir cualquiera sino de una opinión caracterizada por tres rasgos fundamentales: 1. Se trata de opiniones no individuales sino colectivas. Opiniones que no son circunstanciales o pasajeras sino estables. 2. Nomos significa también costumbre o usos sociales, costumbres socialmente compartidas. 3. Y en tercer lugar significa la ley, el conjunto de leyes por los cuales se rige la comunidad. Es mediante la oposición Physis/Nomos como la filosofía a griega crea un instrumento de reflexión crítica aplicado a la cuestión relativa al origen y valor de las leyes. Como hemos visto, ‘Nomos’ puede significar, por un lado, tradición, creencias convencionales. Pero de otro, también puede significar ley. Será a través de esta oposición como la filosofía pudo distinguir entre lo que es legalmente aplicable y lo que es moralmente bueno Para los Sofistas el nomos tenia un carácter no natural, es decir, el nomos, la ley es algo convencional. Esta idea del carácter convencional de la ley se debe, o esta influenciada, entre otros, por los siguientes factores:

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Filosofía antigua.

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Page 1: La Sofístca y Sócrates

1. Los sofistas: escepticismo/relativismo. El problema fisis-nomos

1.1. La antítesis Nomos/ PhysisEl término "Nomos" suele traducirse? Según los casos a veces como costumbre y a

veces como ley, sin embargo, en un sentido amplio nomos significa opinión o creencia. Para la época clásica 'nomos' era algo en lo que se cree, algo que se practica o que se da por bueno, por lo tanto, nomos en ciertos contextos puede ser sinónimo de doxa -opinión-, pero no se trata de una suprimir cualquiera sino de una opinión caracterizada por tres rasgos fundamentales:

1.  Se trata de opiniones no individuales sino colectivas. Opiniones que no son circunstanciales o pasajeras sino estables.

2.  Nomos significa también costumbre o usos sociales, costumbres socialmente compartidas.

3.     Y en tercer lugar significa la ley, el conjunto de leyes por los cuales se rige la comunidad.

  Es mediante la oposición Physis/Nomos como la filosofía a griega crea un instrumento de reflexión crítica aplicado a la cuestión relativa al origen y valor de las leyes. Como hemos visto, ‘Nomos’ puede significar, por un lado, tradición, creencias convencionales. Pero de otro, también puede significar ley. Será a través de esta oposición como la filosofía pudo distinguir entre lo que es legalmente aplicable y lo que es moralmente bueno    Para los Sofistas el nomos tenia un carácter no natural, es decir, el  nomos, la ley es algo convencional. Esta idea del carácter convencional de la ley se debe, o esta influenciada, entre otros, por los siguientes factores:

(a)   El contacto con otras culturas; lo que que da lugar a un relativismo cultural

(b)  La propia experiencia política griega que veía las leyes como el resultado del legislador y aprobadas por el consentimiento de la comunidad.

 

  1.2. Los Sofistas

La palabra "sofista" esta emparentada con "Sophós" y "Sophía" , términos por lo común traducidos respectivamente como 'sabio' y 'sabiduría' . Sophós poseen en griego

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una doble significación: de un lado, califica al que es un experto en algún oficio; de otro, comporta un uso mas restringido referido al ámbito del saber practico de la conducta, en esta segunda significación, el Sophós no es un experto en cualquier oficio particular sino aquel que posee una sabiduría o un saber general acerca de las cosas y de los asuntos humanos que se traduce en la capacidad de gobernar y aconsejar con prudencia y acierto. Por otra parte, la palabra "sofista" estuvo siempre unida a la idea de enseñanza, el sofista es el sabio que educa a los demás. EL desarrollo de la polis como forma de organización política hizosentir la necesidad de una nueva educación acoplada a los ideales del hombre de la polis. La finalidad de la educación era la superación de los privilegios de la antigua educación para la cual, la areté era sólo accesible a los que poseían sangre divina.    Desde un principio el fin del movimiento sofista no fue la educación del pueblo, sino de los caudillos. En el fondo no era más que otra forma de educación de los nobles, de la nueva nobleza. El resultado será la conversión semántica del término "areté". En el siglo V a.C. 'areté' tiene el sentido de areté política considerada como una aptitud intelectual y oratoria. Como veremos, la discusión acerca de la posibilidad de enseñar la areté será la causa del enfrentamiento entre Sócrates y los sofistas.

  1.3. La primera sofística: Los defensores del Nomos.       

E1 conflicto ético entre los sofistas y Sócrates se desenvuelve en el contexto político de la crisis de estado ateniense, de la crisis del sistema democrático. El debate pondrá el acento en el análisis de la propia concepción de la naturaleza humana. La naturaleza humana se concibe ahora como autónoma y libre de la sanción divina y definida por su carácter racional. Al poner el acento en el sujeto se potenciará el individualismo que de momento no se verá como algo contradictorio con el interés colectivo. En la primera sofística no se consideraran los elementos egoístas y anticooperativos de la naturaleza humana. De esta forma, la legitimación del sistema político estará vinculada al carácter racional del ser humano. Para los sofistas, el perfeccionamiento del sistema es una tarea

relacionada con el perfeccionamiento del ciudadano a través de la educación y de la discusión crítica de los asuntos prácticos. La actitud de la mayor parte de los autores de esta primera sofística es pues partidaria de la Demokratía. Podemos por tanto, en la medida en que estos sofistas eran partidarios de la educación, afirmar que son defensores del Nomos, del carácter convencional de la ley. Las obras de Critias, Isocrates o Mosquion comparten la idea de rechazo hacia la pretensión de concebir el nomos como algo innato a la naturaleza humana desde un principio o como un

Templo de Delfos

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ordenamiento divino.    En este mismo sentido, Protágoras se presenta como un claro defensor de la teoría antropológica del progreso humano. La opinión de Protágoras sobre la areté, la Diké o el Nomos implicaba que la naturaleza humana, en su estado original contiene la posibilidad de progreso moral, pero que su realización es cuestión  experiencia y educación. Para Protágoras el dominio de sí mismo, la moderación y el sentido de la Justicia son virtudes necesarias para la ciudad y son a su vez necesarias para la supervivencia humana; y los nomoi, las leyes, son las líneas maestras por las que el Estado enseña a sus ciudadanos los límites dentro de los que puede moverse sin quebrantarlos.

  1.4. La crisis de la democracia ateniense y las concepciones políticas de la segunda sofística    El proceso ilustrado de la democracia ateniense comportara el desarrollo de algunas características que propiciaran su propia crisis? e incluso su momentánea negación. Así, las primeras críticas intelectuales partirán desde la idea del cosmopolitismo y del igualitarismo extendido a todos los individuos de la polis y no solo a los ciudadanos. Estas dos ideas cosmopolitismo e igualitarismo generalizado junto a la del individualismo hedonista y del relativismo serán desarrolladas con posterioridad en la segunda sofistica, poniendo en dificultad la legitimación de la democracia. 

La guerra con Esparta precipita un proceso de guerra civil interna en la que queda patente la ruptura entre los intereses de los distintos sectores sociales y los intereses de la polis. Así, en 411 a.C. sectores aristocráticos consiguen imponer un sistema oligárquico. En el 405 a.C. Atenas capitula ante Esparta. Bajo la influencia militar espartana tiene lugar un segundo intento oligárquico en Atenas: el gobierno de los treinta tiranos. En el 403 a. C. se restaura la democracia que no alcanzaría ya el prestigio de la época de Perícles.

 Al margen de estos acontecimientos históricos se produce un cambio en las concepciones ideológicas y filosóficas que sustentaban a la democracia anterior o clásica defendidas por los primeros sofistas. Se produce así una radicalización de las ideas individualistas que darán lugar a la defensa de posiciones individualistas por parte de un paradójico "ciudadano" desvinculado de la ciudad. O en otros casos, de un cosmopolitismo que ya no puede reconocerse en las instituciones del sistema democrático. Guthrie aglutina estas tendencias bajo el denominador común de Defensores de la Physis. Bajo este epígrafe se distinguirán dos puntos de vistas:

 (a)   Individualismo egoista. Representado por el sofista Calicles que veía en la historia

la prueba de que es propio de la naturaleza humana, tanto por los Estados como por los individuos, el comportarse egoísta y tiránicamente. Calicles entenderá la Physis como el derecho del más fuerte. La defensa de la Physis frente al nomos se basa en

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la idea de que existe algo como "la Justicia natural" que consiste en que el fuerte debe vivir hasta donde le permitan sus facultades- Las leyes son totalmente artificiales y representan el intento de los débiles y de las mayorías sin valor de frustrar los propósitos de la naturaleza de que prevalezcan los fuertes.

(b)  Humanista . Esta segunda concepción es la que gira en torno a un individualismo de base humanista que pretende la emancipación del hombre, más en el ámbito privado que en el público, Antifonte podría representar esta concepción de la physis como egoísmo ilustrado. Las leyes de la polis son vistas como males necesarios que hay que cumplir, más por miedo al castigo que entraña su incumplimiento que por convicción.

 

  1.5. El relativismo ético

El mas distinguido defensor de la relatividad de los valores fue Protágoras y su desafío filosófico a las normas tradicionalmente aceptadas se basaba en teorías relativistas de contenido ontológico y epistemológico. Cuando se aplica a los valores la relatividad puede significar:

i.      No existe nada a lo que se pueda aplicar absolutamente los términos "bueno" o "malo".

ii.      Cuando alguien dice que lo bueno y lo malo son sólo relativos puede significar que "no hay nada bueno ni malo, sino que es el pensamiento el que lo hace tal".

     Es a partir de este estado de la cuestión cuando se produce el enfrentamiento entre Sócrates y los sofistas, en el Teeteto Sócrates argumenta que sobre la base de una tesis como la defendida por Protágoras nadie podría ser más sabio que otro y no tendría sentido ni en Protágoras ni en ningún otro afirmar de sí mismo que es un maestro, un educador. El debate se centraría entonces en la posibilidad de compaginar estos dos conceptos: Ley positiva y moralidad. Se presentan así tres alternativas:

1. Tanto la Ley positiva como la Ley Natural son idénticas por definición. Desde la antigua idea religiosa, toda ley proviene de la Ley Divina y ahí radica su legitimación, y por lo tanto, debe ser obedecida.

2. Dado que la definición de 'Justicia' incluye sólo lo que esta ordenado o sancionado por las leyes, entonces, como observaba Antifonte un hombre tiene el derecho de observarla sólo en la medida en que coincide con sus propios intereses. Como resultado de la 2ª alternativa, se negará la identidad de las nociones "justo" y "legal" o "justo" y "bueno", todos son términos que designan valores morales y por lo tanto no hay lugar para equipararlos con la ley positiva.

3. La doctrina de Sócrates o doctrina del "pacto social" (al menos tal y como Sócrates la entendía). Según esta teoría; aunque el mecanismo legal podría llevar a un juicio injusto en un caso particular, sin embargo, es bueno para los ciudadanos aceptar las leyes porque en el hecho de ser miembros de un Estado esta implícita la promesa de obedecerlas a cambio de los muchos beneficios que ofrece la ciudadanía

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En este contexto, el factor común que aglutinaba a los sofistas era el relativismo moral» relativismo al que Sócrates se opondrá mediante tres tesis que están estrechamente relacionadas y que forman partes difícilmente separables de un único conjunto: La virtud es conocimiento; el mal obrar sólo puede deberse a la ignorancia y que en consecuencia, el cuidado del alma es la primera condición para una buena vida.    ¿Que debemos entender por "lo bueno"?. Para Sócrates un planteamiento correcto de la cuestión pasa necesariamente por definir previamente el concepto que centra la discusión. Así, para definir quien es el mejor ciudadano se debería investigar cual es la función del buen ciudadano. Para  ello, en  primer  lugar, se  deben  considerar independientemente los distintos aspectos que habría de tener un buen ciudadano, factores económicos, militares, retóricos,... etc.; para, a continuación, extraer el eidos común a todos ellos. En definitiva, para conocer la areté que nos capacita para vivir del mejor modo posible debemos, ante todo, conocernos a nosotros mismos, porque de este autoconocimiento saldrá el conocimiento de nuestro principal fin. La conclusión de Sócrates será que es mejor sufrir el mal que provocarlo.    Un rasgo que distingue a Sócrates del resto de los filósofos griegos del S.V.a.C. es su profunda identificación con la ciudad. Se diferenciara tanto de los sofistas más importantes (Protágoras, Hipias, Gorgias) que estos fueron extranjeros, como de los sofistas atenienses, Antifonte o Critias, pues estos, no sentían su pertenencia a la polis como un compromiso vital con sus tradiciones. 

2. Sócrates: método e intelectualismo moral

 

La concepción socrática del hombre es dualista. El hombre es un ser compuesto de un alma (psyque) y de un cuerpo físico. El alma es lo que distingue de manera específica al hombre como un ser humano puesto que en ella reside aquello que nos hace humanos: la razón. El cuidado del hombre pasa entonces necesariamente por el cuidado del alma.    " no es el cuerpo de lo que debéis preocuparos ni de las riquezas ni de ninguna otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se convierta en óptima y virtuosísima; y que la virtud no nace de la riqueza, sino que la riqueza nace de la virtud, así como todas las demás cosas que constituyen bienes para el hombre, tanto para los ciudadanos individuales como para la polis" Apología    El cuidado del alma implicará un autoconocimiento: "Conócete a ti mismo". Sócrates estaría recogiendo la noción de areté que se había impuesto a partir del siglo VII a.C. (la virtud como justa medida) y que ya pronunciara Heráclito: "anduve buscándome a mi mismo".

Consecuencias que se extraen de la posición socrática:

A) Reflexión del hombre sobre sí mismo

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    La primera condición de esta posibilidad es el reconocimiento de la propia ignorancia: "sólo sé que no sé nada". Esta doctrina se presenta como el principio fundamental de la sabiduría pues sólo quien no sabe está en condición de poder aprender. Esta expresión se presenta además como la antítesis de las posiciones sofistas ya que frente a la sabiduría que ellos profesaban, Sócrates hará profesión de su ignorancia.

Relación con Heráclito "Anduve buscándome a mí mismo"

B) Conocimiento y virtud.

    El conocimiento verdadero consiste en conocer la conducta recta y moral, la práctica del bien y la perfección. El vicio es lo opuesto a la virtud, por lo tanto, vicio será sinónimo de ignorancia.

Los verdaderos valores no son aquellos que están ligados a las cosas exteriores o materiales, tampoco aquellos que están ligados al cuerpo, sino únicamente los que están ligados a los valores del alma. Dos consecuencias:

(a) Virtud = conocimiento(b) Nadie peca voluntariamente, tan sólo hace el mal aquel que desconoce el bien.

(a) + (b) = Intelectualismo socrático

Bien será lo útil para el individuo y para la ciudad. El bien actúa sobre la razón de aquel que lo conoce que, una vez conocido, influye en la voluntad de tal forma que impele a ésta generarlo y a practicarlo.

C) El autodominio y la felicidad.

    La manifestación más significativa de la excelencia humana es el "autodominio", esto es, el dominio de uno mismo durante los estados de placer y dolor o cuando uno está sometido a la presión de las pasiones y de los impulsos. El autodominio supone que "el alma se convierte en señora del cuerpo y de los instintos ligados al cuerpo". El hombre libre es aquel que consigue dominar sus instintos bastándole la razón para ser feliz.    El alma es feliz cuando está ordenada. Y Esta felicidad sólo puede encontrarse en la práctica de las virtudes, en la realización del bien, y en una recta conducta moral basada en la justicia.

    2.1. El método socrático. La mayéutica    Adquiere la forma del diálogo mediante la forma de preguntas y respuestas que obligan o dirigen al interlucutor.    Este método se supone está basado en la idea de que sólo mediante la reflexión

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interior el hombre puede llegar a descubrir las verdades que él mismo tiene aunque las desconozca El método para mostrar la propia ignorancia será la ironía. La ironía pretende generar en el interlocutor la duda y la inquietud necesaria para obligarle a avanzar en el conocimiento. En un segundo momento del método se le hace descubrir al interlocutor la verdad, la cual está en el alma de la persona y sólo mediante la reflexión puede salir a la luz (la verdad como desvelamiento en Heidegger)

  2.2. Sócrates y los sofistas    El relativismo ético defendido por los sofistas (Protágoras)generará un debate centrado en la posibilidad de compaginar los términos "ley positiva" y "Ley natural". Se presentan tres alternativas:

a) Tanto la ley positiva como la Ley natural son idénticas por definición. Desde la antigua idea religiosa, toda ley proviene de la Ley Divina y ahí radica su legitimación.

b) Dado que la definición de 'justicia' incluye sólo o que está ordenado o sancionado por las leyes, entonces, como observaba Antifonte, un hombre tiene el derecho de observarla sólo en la medida en que coincida con sus intereses. Cómo resultado de (b), se negará la identidad entre "justo" y "legal" o "justo" y "bueno". Todos son términos que designan valores morales y por lo tanto no pueden ser equiparados con la Ley positiva.

c) La doctrina de Sócrates o doctrina del "pacto social". Según esta doctrina, aunque el mecanismo legal podría llevar a un juicio injusto en un caso particular, sin embargo, es bueno para los ciudadanos aceptar las leyes porque en el hecho de ser miembros de un Estado está implícita la promesa de obedecer la ley a cambio de los muchos beneficios que ofrece la ciudadanía. 

En este contexto, el factor común que aglutinaba a los sofistas era el relativismo moral, relativismo al que Sócrates se opondrá mediante tres tesis que están relacionadas y que forman partes de una única doctrina: La virtud es conocimiento. El conocimiento de la areté que nos capacita para ser buenos ciudadanos y para vivir rectamente es la condición necesaria para llevar una vida virtuosa. La conclusión de Sócrates será que es preferible padecer el mal que provocarlo.

        2.3. La filosofía política.    Tanto los sofistas como Sócrates concebían la política como una virtud, y a su vez, está areté como una forma de conocimiento. En el caso de Sócrates, el asunto es obvio, puesto que la virtud es saber y la política una virtud, la política es necesariamente un saber. En el caso de los sofistas, la concepción de la virtud política como saber constituía un presupuesto de su propio oficio, puesto que se declaraban maestros de la areté política, habrían de suponer que era enseñable.    Sócrates se oponía a la pretensión de que la maestría en un saber u oficio particular capacitase a un hombre para dar un juicio fuera de su propia esfera de conocimiento, sin embargo, en Atenas todos los ciudadanos tenían el derecho de discutir en la Asamblea. Sócrates nos dice en el Protágoras que en cuestiones que requieren conocimientos técnicos la Asamblea recurre a expertos y hace callar a gritos al que intenta hablar sin experiencia profesional, pero en lo que afecta a la dirección del gobierno está dispuesta

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a escuchar a cualquiera.    El enfrentamiento de Sócrates con los sofistas surge en torno a una cuestión esencial, esto es, la posibilidad de enseñar la virtud en general y la virtud política en particular. En el Menón afirma Sócrates que la virtud, si es saber, entonces es enseñable. Esta proposición condicional presupone la tesis de que todo saber es enseñable. Partiendo de esta proposición Sócrates pondrá en juego dos argumentos contradictorios:

1. Si la virtud es saber, es enseñable; la virtud es saber, puesto que es algo bueno, luego la virtud es enseñable.2. Si la virtud es saber, entonces es enseñable; ahora bien, la virtud no es enseñable, si lo fuera los grandes políticos se la enseñarían a sus hijos, luego la virtud no es enseñable.

    El diálogo queda así bloqueado, este bloque se debe a juicio de Sócrates a que el planteamiento era excesivamente radical, puesto que no se han considerado más alternativas. Tal vez sea posible que entre estas dos alternativas exista algún tipo de conocimiento intermedio que no alcance el rigor de la episteme pero que no pueda equipararse con la ausencia de conocimiento.    Sócrates ha introducido la opinión como un modo de conocimiento. Los políticos se mueven en el terreno de la opinión. Frente al auténtico saber Sócrates no opone la doxa, sino la retórica. La retórica es meramente una habilidad práctica que se presenta con las pretensiones de ser un saber auténtico. De esta manera Sócrates intentará una descalificación global de los sofistas en tanto que los presenta como meros oradores. Esta crítica hay que situarla en el contexto general de la crítica Sócrates- Platón a la democracia. En La República se sugiere que el sofista y el demagogo son elementos característicos de la democracia.    A pesar de la defensa del Nomos y de la ciudad en el ámbito de la filosofía política, el pretendido rigor socrático representa un empobrecimiento de la teoría y una aplicabilidad práctica que oscila entre la inoperancia pública de un individuo coherente y virtuoso pero aislado y el dirigismo antidemocrático basado en la verdad-virtud aprendida por unos pocos.    En definitiva, Sócrates individualiza la moral y pretende moralizar la política, pero esta individualización y esta moralización se realizan a costa de la dimensión colectiva y transacional que caracteriza a cualquier organización política que no quiera basarse exclusivamente en la fuerza de la coacción. El afán de corregir el irracionalismo de cierta sofistica conduce a Sócrates a un intelectualismo aristocratizante.