la lectura de aristóteles hegeliana de la filoso/la

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hegeliana de la filoso/la La relación entre Hegel y Aristóteles, vista desde la conciencia filo- sófica del primero, resulta sumamente peculiar. Stenzel, en su inter- vención en el Congreso Hegeliano de 1931 2, ponía de relieve la com- prensiva actitud de Hegel frente a Aristóteles, tanto más llamativa cuanto que nadie olvida la crítica aguda con que juzga el pensamiento de sus contemporáneos, incluido Kant. El mismo Stenzel recuerda la reflexión de F. Nietzsche, según la cual la más corta separación es la más difícil de salvar. Esto quizá nos haría sospechar que la benevo- lencia y la caridad de los filósofos no se dirige a los próximos, sino a los lejanos, y quizá no para acercarlos, sino para dejarles allá lejos en el reino de las sombras. Entre los contemporáneos de Hegel no faltó quien le comparara a Aristóteles>, pero más sutil es la crítica observación del profesor suizo Kym, quien en 1849, en su Habilita- tionschrift, dedicada a la aplicación de la dialéctica hegeliana a la his- toria de la filosofía , advierte que, si las categorías lógicas aparecen Texto de la conferencia pronunciada en el Instituto de Filosofía «Luis Vives», del CSIC, con motivo del 230 centenario de la muerte de Aristóteles. Las siglas y ediciones utilizadas son las siguientes: Enz.: Enzyklopádie der philosophischen Wissenschaften. Ed. Nicolin y Pdg- geler, Hamburg, 1959. VGP.: Vorlesungen ilber die Gescbichte der Pbilosophie. Ed. Suhrkamp. Frankurt, 1971, vols. 18-19. PhG.: Phánomenologie des Geistes. Ed. Hoffmeister. Hamburg, 1952. 2 Kleine Schriften zur griechisehen Philosophie. Bad Homburg, 1966, p. 318. Se trata de K. F. BAcHMANN en su recensión a la Fenomenología del Espíritu, publicada en los «Heidelberger Jahrbiichern». Cfr. Briefe von und an Hegel, 1, 497. 4 KYM, A. L., Hegeis Díalektik in ihrer .4nwendung auf dic Ceschichte der PI-¡ílosophie. Ziirich, 1849, p. 22. de Aristóteles La lectura brought to you ata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Portal de Revistas Científica

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hegeliana de la filoso/la

La relación entreHegel y Aristóteles,vista desdela concienciafilo-sófica del primero, resulta sumamentepeculiar. Stenzel,en su inter-vención en el CongresoHegeliano de 1931 2, ponía de relieve la com-prensiva actitud de Hegel frente a Aristóteles, tanto más llamativacuantoque nadieolvida la crítica agudacon que juzga el pensamientode sus contemporáneos,incluido Kant. El mismo Stenzel recuerdalareflexión de F. Nietzsche,según la cual la más corta separaciónes lamás difícil de salvar. Esto quizá nos haría sospecharque la benevo-lencia y la caridad de los filósofos no se dirige a los próximos, sino alos lejanos, y quizá no para acercarlos,sino para dejarles allá lejosen el reino de las sombras. Entre los contemporáneosde Hegel nofaltó quien le compararaa Aristóteles>, pero más sutil es la críticaobservacióndel profesor suizo Kym, quien en 1849, en su Habilita-tionschrift, dedicadaa la aplicación de la dialéctica hegelianaa la his-toria de la filosofía , advierte que, si las categoríaslógicas aparecen

Texto de la conferenciapronunciadaen el Instituto de Filosofía «LuisVives», del CSIC, con motivo del 230 centenariode la muertede Aristóteles.

Las siglas y edicionesutilizadas son las siguientes:Enz.: Enzyklopádieder philosophischenWissenschaften.Ed. Nicolin y Pdg-

geler, Hamburg, 1959.VGP.: Vorlesungen ilber die Gescbichte der Pbilosophie. Ed. Suhrkamp.

Frankurt, 1971, vols. 18-19.PhG.: Phánomenologiedes Geistes.Ed. Hoffmeister. Hamburg, 1952.2 Kleine Schriften zur griechisehenPhilosophie.Bad Homburg, 1966, p. 318.

Se trata de K. F. BAcHMANN en su recensión a la FenomenologíadelEspíritu, publicada en los «HeidelbergerJahrbiichern».Cfr. Briefe von und anHegel, 1, 497.

4 KYM, A. L., Hegeis Díalektik in ihrer .4nwendungauf dic Ceschichte derPI-¡ílosophie.Ziirich, 1849,p. 22.

de AristótelesLa lectura

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30 José María Artola Barreneciqea

a lo largo de la historia de la filosofía como quiere Hegel, resultaríaque tras la muerte de Aristóteles ya no habría nada nuevo hasta laaparición del autor de la Ciencia de la Lógica, graciasal cual aquellascategoríashabríanalcanzadosuseren y parasí. Semejanteironía ponede relieve el parentescoque,a los ojos de la primera generaciónpost-hegeliana,existe entre los dos pensadoresque nos ocupanhoy.

Ojeando la obra hegeliana,tan parca en alabanzas,encontramosfrases encomiásticasdel pensamientoaristotélico que a veces produ-cen estupor,como aquella de la Enciclopedia: «Los libros de Aristó-teles sobreel alma, junto con sus tratadossobrediversos aspectosyestadosde la misma, son todavía Ja mejor obra o la única de interésespeculativosobre este tema». «El objetivo esencial de una filosofíadel espíritu sólo puedeser el de volver a introducir el conceptoen elconocimiento del espíritu a fin de hacer de nuevo patenteel sentidode aquellos libros aristotélicos» (Enz., § 378). Y en sus cursos sobrehistoria de la filosofía llega a decir que «si se tratara seriamentea lafilosofía, no habríacosa más digna que dar cursossobreAristóteles»(VGP., 19, 148).

Pero no falta en Hegel tampoco,como veremosmás adelante,unaclara conciencia a sus ojos de la insuficiencia del pensamientodeAristóteles. Esta insuficiencia se refiere, en primer lugar, a un dese-quilibrio entre las diversaspartes que componenel Corpus aristoté-lico. Es bien sabido que Hegel no apreciademasiadolos libros lógicosde Aristótelesy así sedestacasuposición frente al conocidoelogio queKant tributó a la lógica formal. Hegel entiende que Aristóteles nohubiera llevado a cabosu obra filosófica si se hubiera apoyadoen lalógica del Organon(VGP., 19, 241). Esta lógica es eminentementeunalógica del entendimiento,no de la razón;esuna lógica del pensamientofinito, no del especulativo; una lógica que ordena la pluralidad deconceptos,perono suunidad, la unidadde las cosasmismas.

Pero la falta de unidad no afecta sólo a las diversas partesdelCorpus.La falta de unidadafectaa la filosofía aristotélicaen sí misma,a la ideacon que Aristóteles desarrollala capacidaddel conceptoparaintegrar la diversidadde la experiencia.Y justamenteestainsuficien-cia aristotélica le permite a Hegel llevar a cabo su peculiar lecturade los textosaristotélicos.Pero téngaseen cuentaque Hegel reconocela voluntad unificadora de Aristóteles.

El modo con que Hegel ha leído a Aristóteles ha sido calificada derecepción en algunoscasos.En otros, sin embargo,se niega que hayatal recepción,sino que se afirma que la pretensiónhegelianafrente a

~ROLLWAGE, 3., Das Modalproblem und die historische Handlung. Miinchen,1969. Pero en todo caso es una recepciónque, a juicio del mismo ROLLWAGEN,modificael sentidodel pensamientode Aristóteles.

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Aristóteles es simplementesu superación6, al menos en algunospun-tos que aparentementepudieranconsiderarsecomo adhesiónde Hegelal pensamientoaristotélico.

Nos importa, tras estasconsideracionespreliminares,determinarelsentido con que Hegel acude a Aristóteles, lo lee y lo utiliza en suspropios trabajos y lo exponeen sus cursossobrehistoria de la filo-sofía.

Con frecuenciael tema de las relacionesentreHegel y Aristótelesse entiendedentro de las que en generaldeterminanla preocupacióny la atención de Hegel por el mundo griego. Al comienzodel estudiode la filosofía griega,en las «Vorlesungen»sobrela historia de la filo-sofía,Hegel nos dice que,«al oir el nombre de Grecia, el hombre cultode Europay, en particular, los alemanes,se sientenen su tierra natal.Los europeoshan recibido de Oriente sureligión, lo que estámás alláy lo más lejos. Pero el aquí, lo presente,la ciencia y el arte, Ip quesatisfacenuestravida espiritual, lo que le da dignidad y ornamento,sabemosque —directa o indirectamente—viene de Grecia» (VGR,18, 173).

Estaactitud hegelianarespectoa Grecia no es fruto de unaúltimaevoluciónplasmadaen susobrasmaduras.Se halla ya en el comienzode su formación, casi en sus primeras lecturas. En esta actitud hayuna mezclade sentimientosbien palpable. Por unaparte, es el reco-nocimiento de una armonía, de una bella unidad entre la naturalezay el espíritu. Por otra, es la comprobación de que tal armonía hapasadoya y que el mundo moderno está presidido por un principiode abstractasubjetividad (ib., 176). Esta tensiónhacequeel recuerdoy el retorno a la filosofía griegano seajamásuna añoranzaineficaz nitampocoun intento de desandarel camino de la historia. Pero lo quesi conviene subrayar es que en Grecia se da por primera vez la pre-sencia,el ahora,la unidad de idea y materia, de espíritu y naturaleza.Esta unidad en la dualidad es el principio determinante del intentohegeliano por vencer la parcialidad y la abstracción en que vive elsubjetivismo moderno.Hegel va a leer a Aristóteles, descubriendoenél la construcción conceptual de la unidad, el trabajo del conceptopor unificar y dominar una pluralidad, sin renunciar ni a una ni aotra, de forma que esa unificación no sea sólo aludida, mentadaorelegadaa un más allá, sino verdaderamentedicha, expuestaen unsaber, no en una fe o en un anhelo, que son renuncia al saber. Lalectura hegelianade Aristóteles se hacedesdela necesidadde superarlo que Hegel considerasubjetivismo kantiano y descubriendoen elCorpus aristotélico los puntosde apoyo que le van a permitir superara Kant, pero —y esto es importante— prolongandociertos atisbosde

6 WIELAND, W., Die aristotelischePhysik. Gdttingen, 1970, p. 35, nota 18.

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Kant, autor ciertamentede la Crítica de la Razón pura, pero muy enespecialde la Crítica de la facultad de juzgar.

Hegel se ocupó de Aristóteles desdesu adolescencia.En 1785 ad.quirió —segúnanota en su Diario— un Aristóteles «de moribus»,unejemplarque había pertenecidoa uno de sus maestros.Pareceque laprimera épocaen que estudiacon más ahinco el pensamientode Aris-tóteles es el periodo de Jena,de 1800 a 1806. Las citas de Aristótelesquehaceen eseperíodoson de carácterpolítico y se refieren a la prio-ridad del todo sobre las partes,doctrina aristotélica que Hegel re-coge presentándolajunto a Ja correlativa de la dependencia,en otroplano, en sentido inverso, del todo respectode las partes.Esta idea,repetidaen las Leccionesde Historia de la Filosofía, respondeno sóloa una cierta visión de la vida comunitariapresidida por la totalidad,por lo universal. Se trata de una elaboradadoctrina acercade la tota-lidad que da razón de las partesque la componen.«El Estado —citaHegel— es entelequia,esenciadel individuo; el individuo separadodeltodo, no es algo en sí y para sí más que cualquier parte orgánicaseparadadel todo» ~.

La referenciaa la unidad orgánicaimplica que la explicación de latotalidad no se basaen una causalidadmecanicista,sino en unacausa-lidad orgánica final. Como es sabido, esta distinción es objeto de laespecialatención de Kant en su Crítica de la facultad de juzgar. Ladiferenciaentreambascausalidadesresideen la prioridad de las partesen el mecanismoy en la del todo en el organismo.Ahorabien, lo carac-terístico de la ordenaciónorgánicaes precisamentesu finalidad (§ 65).Bien es sabidoque para Kant el empleode la causalidadfinal no pre-tendeuna explicación objetiva de la naturaleza,sino tan sólo un rectouso de nuestrafacultad de conocer; esun conceptoregulativo para lafacultad del juzgar reflexionante. Cumple una función heurística,porlo demás,puesgraciasa su empleo se ha producido un avancecientí-fico, como explicaKant.

En algún momento esta prioridad del todo sobrelas partesrecibeel influjo de Spinoza.Se llegaría entoncesa identificar la sustanciaspinoz’anacon la totalidad aristotélica.Así, por ejemplo,en PhG.,22,dice Hegel: «(puededecirse)que la razón es la acción (Tun) ordenadaa su fin. La elevaciónde la pretendidanaturalezasobreel pensamientomal entendidoy, ante todo, la expulsiónde la finalidad extrínsecahallevado al descréditoa la forma de fin en general.Sólo que así comoya Aristóteles determinala naturalezacomo la acción ordenadaal fin,el fin es lo inmediato, lo quieseent& lo inmóvil, que es, él mismo,motor». La aparición de Spinoza va a significar la introducción, en

Fol. A. 2; 1253 a 20, r¿y&p ~Xov,tpo~npov &vwyx&tov stv&~ -roo w~oo~.> X~GP., 19, 226.

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la unidad del todo, de aquellasformas de aparentenegatividad que elpensamientoclásico no considerabaintegrables~.

Pero esta identificación quedadestruidaposteriormenteen virtudde una más justa apreciación de la misma filosofía aristotélica, queelude su identificación con el monismo sustancial de Spinoza.En laFenomenología,Hegel nosmuestraque la universalidaden sí no tienerealidad si no es precisamentea través de la individualidad y no en el

‘osacrificio de ésta

Cierto que tal imagen se cumplía en la ciudad antigua donde elcontenido de la vida política era un contenido efectivo y la virtudteníaun bien realal quereferirse.Hegel entiendequeno es ésteel casodel mundo moderno.Y aúnen el casode Aristóteles,queha expuestola consistenciadel individuo dentro del seno de la comunidadpolítica,Hegel entiende que la realidad política y socia] sobre la que meditaAristóteles no habíallegadoa promover el individuo en el senode unavida orgánica superior.

En relación con el tema de la universalidad, Hegel descubreunrasgoen Aristótelesque le permiteutilizar supensamientoen unacues-tión de peculiar interés en el momento filosófico postkantiano.Merefiero a la determinacióndel concepto.

Como es sabido, en el mismo Kant, y en la siguiente generaciónfilosófica, se haceespecialmenteagudala cuestión de cómo es posiblepasarde unaconsideracióndel conocimiento«engeneral>’,«iiberhaupt’>,al conocimiento determinado,sin decaer del rigor del concepto. Enla esferadel concepto se trata de obtener uno que no sólo sea uni-versal indeterminado,sino que contengaen sí, de algunamanera,suspropias determinaciones.El tema del «tYbergang»es tema central dela filosofía postkantiana.El mismo Hegel nos ha dado en diversasoca-siones pruebas de esa preocupacióny toda la Ciencia de la Lógicapuedeentendersecorno el resultadode un gigantescoprocesode auto-determinacióndel concepto.

Puesbien, cuandoHegel describe los rasgospropios de la maneraaristotélica de filosofar, señala,en primer lugar, el de atender,antetodo, al concepto determinado,esto es,el de recogeren concepto lavariedadde las particularidadesque seofrecenanteel filósofo. Comen-zando desdeel exterior, Aristóteles se esfuerzapor recogerla totalidadde determinaciones,bien que no llegó a dominar la pluralidad porquele faltó un poderconceptualsuficiente.Por eso Aristóteles no es crea-dor de un sistema, ya que no fue capaz de unificarlo todo en elconcepto.

~ Cfr. ILTING, Hegels Auseinandersetzungmit der aristotelisehenPolitik, en«Hegel. FriihepolitiseheSysteme”,pp. 764ss.

lO PhG., 281-2.

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En este aspectoHegel quiere reaccionarcontra la mentalidad desu época que quiso hacer de Aristóteles un empirista total. De ahíqueHegelseesfuerceen mostraraquellosaspectosaristotélicosen losque seha logrado la unidad del concepto y su determinación.Inclusoadvierte que la síntesisde lo empírico es precisamentelo especulativo.Pero Aristóteles nos ofrece las categoríasen el lenguajede la percep-ción (VGP., 19, 146). El lenguajede la percepciónse construyesobredos partículas: «insofern» y «auch»; «en tanto que’> y «también».Asílo expresa Hegel en la Fenomenología (96-7). La cosa es unidad apesar de la pluralidad de determinacionesuniversales,las cualessondistintas entresí, en tanto que cadauna comportaun peculiar conte-nido. La cosa es cadauna de las determinacionesy también las res-tantes.La cosaes un «también».

Con ello la concienciapretendemantenerla unidad de la cosay lapluralidad de determinaciones,sin envolverseen unacontradicción.Asítambién —y ello es importante— se abre la perspectivade un nuevomodo de ser. La invención ontológica del lenguaje de la percepciónes de valor incalculable. Pero Hegel, que se fía del lenguaje—del di-vino poderdel lenguajepara invertir las cosas—,sabeque no es ésteel último horizonte, como Veremos.

Hegel no acabade unificar ambosaspectosde Aristóteles,de formaque la anterior afirmación de que la síntesis de lo empírico es loespeculativoaparecemás como un ideal a conseguir que como unarealización. Y esto no sólo en su función hermenéutica,sino en supropia obra filosófica. El acuerdode lo empírico y de lo especulativoes una idea reguladoraque marca el sentido de una actividad filosó-fica. Pero Hegel se irrita ante las observacionesaristotélicasacercadepájaros e insectos que difícilmente se dejan meter en el redil de loespeculativo.

Pero esta regla de investigación filosófica no es ajena a la cosamisma. Kant habíamantenido la índole subjetiva de las máximas dela razón que regulan, como decíamos,el ejercicio de la facultad dejuzgar reflexionante.Con estasreglasactúa la razón humana,pero nocrea una esfera de objetividad. La dualidad entre el orbe objetivocreado por las categoríasy el mundo subjetivo de estasmáximasesdoctrinafirme de Kant. Hegel lo intenta superary encuentraun buenaliadoen Aristóteles,en el conceptoaristotélico.¿CómoentiendeHegelesteconcepto?En primer lugar, Hegel no se contentacon la interpre-tación puramente formal de la lógica aristotélica. De ¡acto, Hegelreconoceque Aristóteles ha proporcionadoa la humanidadun instru-mento de pensamientode valor indiscutible. Bien entendido,sin em-bargo, que su obtenciónmás parecepertenecera unahistoria naturaldel pensamientofinito. El humor, un tanto excesivo de Hegel, nopuedefrenarseen la complacenciade una comparacióncruel: (la ló-

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gica) «es en cierta manera la historia natural de las formas intelec-tuales, al modo como en la historia natural se estudia el animal, elunicornio, el mamut —¡menudabestia! (añadeHegel)—, los escara-bajos, los moluscos» (VGP., 241). Nada más lejos de la actitud delidealismopostkantianoque la simple enumeraciónde formas. Recuér-desecómo ya Fichte se asignabael papel de historiador pragmáticodela actividad espiritual, ya que no podía ser su legislador.Pero en todocasorehusabaser mero periodistade los acontecimientosdel espíritu.Hegel advierteque no sepodría pedir deducciónrigurosay sistemáticade las formas del espíritu. Tal deducción implicaría una visión máspropia del idealismo subjetivo. Pero sí puedeexigirse una visión orgá-nica de la actividad espiritual, en dondela totalidad determineel sen-tido de cada parte.Curiosamente,Hegel vuelve a invocar el texto delos Políticos que antes hemos comentado.El todo es anterior a laspartes.

Colocadosya en estenúcleo central de la filosofía, comprendemosahorael sentidode la exigenciay del reprochehegelianosi recordamosel principio cuya formulación apareceen el prólogo de la Fenomeno-logía: «lo verdaderoes el todo”. Sólo de su inserción en la totalidadadquiere cada momento su verdaderosentido.

Dos son, pues, los reprocheshegelianosa la lógica de Aristóteles:su falta de unidad en la totalidad y suformalismo,nacido,esteúltimo,de la abstracción del entendimiento finito.

Ahora bien, la abstracción y la falta de unidad de la lógica deAristóteles no son para Hegel simples errores o insuficiencias. Aris-tóteles fue un filósofo especulativo,esto es, logró la expresión de launidad por encima de las determinacionesfinitas y junto con ellas.Hegel se ha ocupadoen mostrar esa unidad al hilo de un tema pecu-liarmente aristotélico: la tesis de la identidad del cognoscentey de loconocidoen el acto de conocer. En estesentido, comentala doctrinaaristotélicade la sensacióndel II De anima, c. 5 (417 a 6 ). Este co-mentario se lleva a caboen las Leccionesde Historia de la Filosofía(19, 205), pero en referenciaa la doctrina del idealismo subjetivo. Elhallazgoaristotélico para Hegel consisteen distinguir los dos momen-tos de la sensación:la pasivarecepciónde la impresión sensibley laactiva asimilación de lo recibido, de forma que el resultado final esla unidad de lo sentidoy del sentiente.Con ello, Aristóteles ha des-cubierto un movimiento queno implica la privación del extremoa quo,y, por otra parte,unaactividad de la receptividad,una espontaneidadque suprime (aufhebt) la pasividad en la sensación(ib., 207). El primer momento de pasividad es, según Hegel, innegabley es un errorconfundir la autodeterminaciónde la idea, tomadaen sí misma, a par-tir de la cual la cosa—color, visión, sensación—se deduce,con algosingular y concreto en el que existe tal idea. En este segundo caso

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la sensación—sea o no objetiva— implica una pasiva recepción(ib., 206-7).

Como hemos visto, Hegel obtieneademásuna importante noción,más o menosolvidada con la tradición aristotélica, la noción de acti-vidad inmanente,queva a ponerde relieve la posibilidad filosófica deentenderal concepto como dotado de un dinamismo, extremo éstemuy importante para el pensamientohegeliano. Por de pronto, lepermite rechazarel uso indiscriminado de la comparación del almacon la «tabula rasa’>. Si el idealismosubjetivo no admite la pasividadesencialde la sensaciónen concreto,el empirismo olvidaba la activi-dad que acompañanecesariamentea aquéllay en realidad la consti-tuye como conocimiento formal.

Al pasar al orden del pensamiento,Hegel entiendeque Aristótelesya no se ve obligado a admitir la receptividad sensorial.Desaparecela alteridad, el otro, y el pensamiento,al romper todo vínculo conlo otro, es pura posibilidad, no es en-si, es sólo para-si, no tiene ma-teria, La posibilidad es algo esencial al pensar: «El alma —añadeHegel— es la posibilidad misma sin materia. Su esenciaes la activi-dad (ib., 213). Nótesela singular conexión inmediatade los dos predi-cados que Hegel atribuye al alma, la posibilidad y la actividad. Lostérminos utilizados por Hegel son aquellos con los que traduceSUV&¡LL~ y &v¿pysL~, respectivamente.

Es claro que al unir la posibilidad con el para-si, identificándolosen el ~ Hegel va a poner las basesparauna interpretaciónde Aris-tóteles conforme al sentido hegelianode la negatividad como supre-sión de toda substancialidadinerte. Paralelamente,al identificar suesenciacon la actividad, contemplala ~v¿pyEuadesdeel punto de vistade la acción inmanente. Lo importante no es sólo el modo con queHegel interpreta estepasajede la psicología aristotélica,sino ademásel trasfondo ontológico general que más adelantepodremos conside-rar: la permeabilidadde los momentosde la realidad.

Hace ya casi veinte años,W. Kern publicó un interesanteestudiosobreuna traducción inédita de Hegel de los capítulos4 y 5 del tercerlibro del De Anima de Aristóteles “. Sin entrar en los aspectosfilo-lógicos de la cuestión,lo que sí aparecetras el cotejo de las diversastraduccionesque Hegel hacede los mismos pasajeso de términos enellos contenidos,es que,a lo largo de su vida, Hegel ha dadouna granimportancia a esta obra aristotélica,y no sólo a efectos de erudiciónhistórica, sino como ocasión para establecerequivalenciasentre supropio pensamientoy el de Aristóteles. El estudiocomparativode es-tas traduccionesnos ofreceun progresoen la traduccióndel término

“ KERN, W., Bine tlbersetzungHegels zu De Anima Iii, 4-5. Hegel-Studien;1, 49 y

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SóvaLtL=,o, en concreto, de la expresiónSIJV&yEL, en potencia. En lasprimeras traducciones Hegel usa el latín «potentia», y, correlativa-mente,«actus»,apesar de la durezaresultanteen el conjunto de latraducción. Más adelanteprefiere utilizar el término alemán usual«moglich>,posible,y «wirklich”, efectivo. Perofinalmenteprefiere tra-ducir SUVáyEL por ‘<an sich>’, en-sí, frente al «an-und-fiir-sich”, en yparasí, quecorrespondea la expresión«enacto».

Obviamente,como antesdecíamos,hay una incorporaciónde Aris-tótelesal propio sistema.

Pero al unir Hegel, siguiendoaAristóteles, la posibilidady la acti-vidad, de forma queel ‘~oO~ solamentees en cuantoactúa,resulta queantesde tal actividad sólo es posibilidad.¿Quéclasede posibilidadesésta?De todoses conocido que ésteha sido el punto de partidaparala distinción entre el entendimientoagentey el paciente.Pero Hegelda un peculiargiro a la posición de Aristóteles.La dualidadactividady pasividaden el voG; induceaHegel a afirmar la unidade identidadde ambos aspectos.El ~vor>~activo constituye la objetividad que sepiensa y es en tanto objetiva en cuanto es pensada.Así resulta querecibir el objeto es una actividad de quien lo recibe, del voC~.Y dado que el vo~ está separado,inmixto, el ~ al pensarlo pen-sado,se piensa a si mismo. Por otra parte, si al pensarasí, el voCqconocela naturalezaes porque,como se dice abiertamenteen los ma-nuscritosde la épocade Berlin, el ~O§4pasivoes la naturalezamisma,si bien no en su materialidad, en su dispersión. Ya en el Ms.estudiadopor Kern aparecennotasmarginalesen dondese transformael sentidode Aristótelestal y comolo habíatraducidoel mismoHegel.El texto dice que las cosasmaterialessólo sonpensablesen potencia;queno poseenel voOq porqueel vo~ no es material. La notadice quelas cosasmaterialesson el VOU4 sólo en potencia.Obviamente,toda lainteligibilidad se reduce al voC~ y evidentementeno se habla aquídel vo~ divino, como contrapuestoal humano; es el voC~ «tiber-haupt»12,

Tras lo anterior resultafácil comprenderque, paraHegel, Aristó-teles no sea realista (ib., 217) y que su lenguajesea,en algún punto,idealista (ib., 214). El ser pensadose ha reducido a la actividaddel voO~. Hegel traduce ‘VC¶J4 por pensar. Sólo en el vo~; las cosasllegan a ser plenamente.

Hegel afirma sin pestañearque «lo queen nuestrosdías llamamosunidadde lo subjetivoy lo objetivo estáexpresadoaquícon la mayorprecisión» (itt, 218). En el entorno filosófico de Hegel lo absolutoesla unidad e identidadde lo subjetivo y lo objetivo. Estees el puntoque determinala peculiarposición hegelianaincluso frente a otros

‘~ Einleitungin die VGR.Ed. Hoifineister,p. 271.

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idealistas: existeun punto en el que la plenaidentificación de los dosextremos,que Kant dejó separados,se ha logrado. Según Kant, lasubjetividades principio de una objetividad científica. Llega apensarque incluso cabeun funcionamientosubjetivo de la mentecon las co-sas capazde proporcionar una orientacióna la actividad de la mentecon las cosas.Pero la plena unidad de la actividad humanaintelectualy la realidad en sí misma sobrepasanuestracapacidadteórica y sólopuedeser mentadapor nosotrossin que la alcancemos.Este legadokantiano es el caballo de batalla de los herederosdel pensamientotranscendental.Todos conocemoslas solucionespropuestasy todossabemostambién las polémicasque en la épocase produjeron.Hegelno se dejó atraparpor el clima polémico de suscontemporáneos.Másaún. Su calma le permitió contemplar las batallas ajenassin dejarseinvolucrar. Cuandointervino fue para hacerel balancey juzgar a loscontendientes,y no siemprecon aquellaclaridad que evocábamosalprincipio. El intento de unificación de lo subjetivo y lo objetivo lle-vado a cabopor Schellinges paraHegel la conocidanochede las vacasnegraso de los gatos pardos.Los esfuerzosde Fichte paramostrarloslímites comunesal yo y al no yo reciben en las Leccionesde Historiade la Filosofía un tratamiento poco mejor. «Fichte entendíalas cosasde tal maneraque cuandose poníala levita hacíade ella una partedelmismo vestirse o del contemplarla»(ib., 209).

La unidad de lo subjetivo y de lo objetivo no está antes, en uncuasi-mitico pasado,ni en un futuro escatológico,ni en el más allá dela divinidad; estaunidad seda en el presentey éstees el gran méritode Aristóteles.

Claro que Aristóteles —y Hegel lo sabe—no reducea la actividaddel pensar todo el ser del voC~. Hegel traduce vo~ por pensar,«denken»,pero sabeque el infinitivo no equivale al sustantivoutili-zado por Aristóteles.

Aristóteles no lo reducetodo a la unidad del pensar.Aristótelesdistingue netamenteentreel v@ y susobjetos.Por eso entiende queel conocimiento de lo divino es lo más perfecto que puede alcanzarla actividad humana.Hegel no lo entiendeasí. «Cuandonosotroscon-sideramosdivino el contenido del pensamiento,el contenidoobjetivo,adoptamosuna posición no correcta; es el todo de la acción efectivalo que es divino» (ib., 218). El voC~ no se especifica—en lenguajees-colástico—por su objeto; sólo tiene un objeto, que es él mismo. Es elpensamientodel pensamiento(ib., 219). Peroestoes Dios paraAristó-teles; para Hegel es el vc~; como tía, no un cierto \‘o~. Ahora enten-demos,o por lo menospodemosponderarmás exactamente,el alcancey sentidodel colofón de la Enciclopedia de 1830: el texto del libro Ade la Metafísica de Aristóteles.La Enciclopedia es la exposicióndelpensarque se piensa,de forma que incluso reasumetodaexterioridad.

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La lectura hegelianade la filosofía de Aristóteles 39

Así, el pensamientolo englobatodo y no es una actividad al lado deotra como podría ser la sensación(itt, 219).

Pero en esta lectura de la psicologíade Aristóteles existen ciertospuntosdeterminantesde supeculiar seíítidoy que se refieren al modohegelianode entenderla relaciónde lo posibley lo real. ParaHegel ladoctrina del V0U4 constituye el ápice especulativode la filosofía deAristóteles.Y ello no sólo por la sublimidadque el r onocimientoabso-luto parecellevar consigo.Se traú’ del empleoextremode las nocionesde pntncia y acto; extremo, porqueen su universalidadabarca todarealidad.Pero la posibilidad de tal reducciónespeculativase apoyaenotra forma peculiar de Hegel paraentenderesasdosnocionesdel pen-samiento aristotélico.

Fue también Kant quien el parágrafo76 de la Crítica de la facultadcíe juzgar sostuvoque la distinción entreposibilidad y realidad resultanecesariasolamentepara el entendimientohumano.En las facultadescognoscitivas humanashay que distinguir el entendimiento que serefiere a los conceptosy la intuición sensible que se refiere a suscorrespondientesobjetos. Los conceptosse reherena la posibilidadde los objetos; la intuición sensible,en cambio,nos da algo realmentepero sin que por ello nos lo hagaconocercomo objeto. La distinciónentre posible y real («wirklich», dice Kant) surgeúnicamenteporquelo posible es sólo la posición de un objeto respectoa nuestrosconcep-tos, mientras que lo real es la posición absoluta de una cosa en símisma sin referenciaa conceptos.Luego estadistinción sólo tiene sen-tido para un entendimientocomo el nuestro.Pero nadaquieredecirestorespectoa lo quetal cosa,posible o real, seaen sí misma. Si nues-tro entendimiento fuese intuitivo no tendríamás objeto que lo real.La posibilidad de unosobjetosque no existen, o bien la contingenciade los mismos si existen, no tendrá sentido para una inteligenciaintuitiva.

Es bien conocida la trascendenciade esta doctrina y de las conse-cuenciasque el mismo Kant obtuvo de ella. Peroaún resultóde mayortrascendenciapara la discusión de la filosofía trascendentalpor lospostkantianos,aún en vida de Kant.

En Hegel, la conocida frase del prólogo de las Líneas fundamen-tales de la Filosofía del Derecho—«lo quees racional, eso es lo real,y lo que es real, eso es (lo) racional»—aludedirectamenteal problemasuscitadopor Kant. Hegel parece sorprendersedel escándaloquedebió producir el dísticoy en la Enciclopedia (§ 6) justifica su sentidoy su intención.Hegel quiereevitar que se confundala idea con lo qui-mérico, como si lo ideal fuese demasiadobuenopara ser realizado,o bien quese considerelo racional como lo meramentesubjetivo.

Hegel preguntaríaa Kant: ¿porqué quedarseal nivel de distinciónentreposibley real cuandosabemosque,en realidad,no hay más que

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realidad?Lo posible no es sino una parcial consideraciónde lo únicoque hay, la realidad.

La posibilidad para Hegel es un momento abstracto de lo realconcreto y se caracterizapor la identidad también abstracta. De lamisma maneraque todo lo idéntico es posible, en abstracto, en con-creto es imposible, porque lo concretoimplica la adición de otra de-terminación y, en principio, esta relación bien puede considerarsecomo unaoposíción‘~. Además,lo posiblecomo idéntico no impide quelo contrario tenga las mismas característicasde identidad consigomismo.

Lo real se entiende,en primera instancia, según Hegel, como launidad inmediatade lo interno y lo externo,de la esenciay la existen-cía. Esta inmediataunidad ofreceuna realidad que en su inmediatezes puramentecasual,contingente.Posibley contingentese correspon-den. Lo meramenteposible, cuandoexiste, es contingente.Lo contin-gente está fundado no en sí mismo, sino en otro.

Hegel sustituye esta relación posibilidad-realidad, tan extrínsecay superficial, por la relación de condición.. Cuando la posibilidad noes abstracta sino que se concibe como ser, entoncesse convierte encondición real de otra cosa.Hegel quieredecir con ello que es precisosustituir la idea de posible, identidad abstractainoperante,por la decondición determinantede otra realidad que dependerealmentede laprimera. Así la realidad se convierte en un proceso.Cadarealidad seconvierte en germen(Enz. § 146, Ztz.) de otra cosa. Este procesodecondicionesy condicionadosse constituye en círculo. Si las condicio-nes se dan se producela cosay éstaa suvez, en cuantoa sucontenidointerno, es otra condición para que surja la realidad. El resultadoesla necesidad.Las piezasque la constituyen,condiciones,cosay acti-vidad, aparecendisgregadas;pero el resultadoes la unidad del procesoresumido «aufgehoben»,en el término final. El proceso completo yunificado es lo necesario.Lo necesarioes porque es. La totalidad semantiene a sí misma.

No vamos a entrar ahoraen la importanciaextraordinariade estatesis hegeliana,ni en su radical ambigúedad.Se ha prestadoa justi-ficar el inmovilismo más absolutocomo la total inconsistenciade larazónfrente al curso de los acontecimientos,único rey y señorde todarealidad.

Lo que nos importa es considerar su relación con Aristótelesdesde el punto de vista hegeliano. Por de pronto, en uno de los«Zus~tze»de la Enciclopedia,en el § 142, al presentarsu visión de larealidad, se enfrenta con la opinión común que contrapone lo realy lo ideal> que opone Platón y Aristóteles, como si el primero sólo

“ Cfr. paralo quesigueEnz.,§ 142y ss.

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reconociesea la Idea como lo verdadero,mientrasel segundoseríael fundador del empirismo.Para Hegel, el principio de la filosofíaaristotélica es lo real, pero lo real entendidono como puro jactum,sino como manifestaciónde lo interior. Aristóteles entendíaque laidea platónica era pura 5úvapr.~; lo verdaderoes &v¿p-yua, lo interno

‘4que es, al mismo tiempo, lo externo -

En la introducción a las Leccionesde Historia de la Filosofía(ed. Hoffmeister, 101 ss.) Hegel acude a la noción aristotélica de

para explicar el procesode la Idea. El primer momento, eldel «ansichsein»,el ser-en-si,en su inmediatezno desarrolladaes paraHegel 8úvap.u~,y, asuvez, esteconceptoaristotélico es entendidocomogermen,expresiónmetafóricade la posibilidadreal. La posibilidadesentendida,por tanto,como algo real, como inicio activo de la realidadplena. Es importante notar que para Hegel, el en-sí no es lo verda-dero en sentidopleno, sino lo abstracto.Pero,por otra parte, entreeste comienzoyel desarrollofinal existeuna identidad.Y paraHegelestaidentidad es lo esencial a reteneren el conjunto de esta doctri-na (ib., 103).

Cierto que,como nota en otros pasajesde la misma obra corres-pondientesa redaccionesde otros oyentes,el impulso para avanzar,inherenteal germen,lleva consigounacontradicción.La identidadnoes abstracta,ni inerte.Conformea principios dialécticos,la identidadde la queaquíse hablaes «la identidadde la identidady de la no-iden-tidad». La apoyaturareal de esta doctrina es el procesode los seresvivos y Hegel interpreta así el conceptoaristotélico de S’úvai.n~. Porel mismo motivo, Hegel ve en el conceptoaristotélicounaestructurafinalista. La unidadde lo real y la superaciónde la distinción-posibi-lidad y realidad,colocadapor Kant en un más allá respectodel enten-dimiento finito, va a ser tratadacomo unidad biológica y el infinitokantiano se transformaen ese otro peculiar infinito del que Hegelhabla en la Fenomenología,en el tránsito de la Concienciaa la Con-ciencia de sí. El infinito es el mundo suprasensible,no como un másallá frente a un más acá. Es la simple oposición,el mundo invertido(PhG., 124), él mundo al revés que se contiene a sí mismo y a loopuesto.

“ De paso cabría advertir que esta idea de ~vEpyELa como manifestaciónnoestaría tan lejos de lo que Heideggerestima verdaderosentido de dicho tér-mino griegoy que, a su entender,no ha sido valoradosuficientementepor Hegel.Quizá este pasajepudiera ser un índice en contrario. En todo casoes precisoreconocerel clima «activista»con que Hegel envuelvetoda la cuestióny que seconcilia con dificultad con la ideade manifestacióntal como la entiendeHeideg-ger. Cfr. Hegel und dio Griechen,en «Die Gegenwartder Griechenim neucrenDenken».Festschriftftir U. O. Gadamer.Tiibingen,1960,Pp. 43-57.

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El motor de tales superacionesde lo puramenteformal, o idénticoa sí mismo, resideen el concepto.Hegel contraponela Idea platónicaa la Idea aristotélica~ La primera, a pesarde suconcreción,es mera-menteobjetiva. La idea de Aristóteles (el concepto,a condiciónde queno se le entiendacomo algo inerte, abstracto) reúne en sí la subjeti-vidad y la objetividad. De ahí que su concepto universal no seaabs-tracto sino que se autodetermina.Esta autodeterminaciónes distintade la alteración tal como la captan los sentidos.

CuandoHegel interpreta el libro A de la Mctafísica de Aristótelessu púeocupaciónconsiste en mostrar que la naturaleza del motorinmóvil es la unidad completa de Suvaptq-, ~v¿pyEL~y SVT2XZXEL&

(VGP, 158 Ss.).Con estemotivo recuerdael acierto de los escolásticosen definir a Dios como actividad pura. Definición que él hace equiva-lente a la afirmación de que Dios es lo en sí y para sí, advirtiendoque tal definición es la expresióndel más alto idealismo. Pero es im-portantetener en cuentaque Hegel entiendeque la consideracióndeestecaso,la unidadde potencia,actoy entelequiaen el motor inmóvil,es para Aristóteles un caso, supremo ciertamente,pero una formao modo de ser que se contraponea la sustanciasensibley al voO~.Esta enumeraciónpresentalos diversosplanos del ser más como unaserieque como un sistema (ib., 156). Hegel transformaen sistemalasobservacionesde Aristóteles y, en este caso, presenta la actividadpura del motor inmóvil como la expresión de la primacía absolutade la actividad. Dios no es sino el en y para si de lo que en si estápresenteen cadaconcepto: la unidad de lo posible y lo real.

Importa mucho teneren cuentaque esaunidad no es fruto —a jui-cio de Hegel— de unapostulaciónquenuestramentelleve a cabo, sinode la real interacciónentreambosmomentosde la realidad.No vamosa entrar en estacuestión,pero no podemospor menosde quedarsor-prendidospor el modo en que Hegel convierte la contingenciaen unmomento del proceso necesarioque todo lo engloba. Con ello Hegelse inclina una vez más a entenderla tvlpyeta como actividad que serefiere a si misma, si bien en grados inferiores de realidad aparececomo una actividad transitiva en la que se separanlos diversos mo-mentosque componensu dialéctica.

Por esta tendenciaal inmanentismode la actividad real interpretaHegel de un modo sumamentepeculiar el pasaje del libro A de laMetafísica (1072 a 23-6) referentea las diversas relacionesentre elmotor y el ser movido. Aristóteles dice que el primer cielo es motory móvil, a la vez, luego es algo intermediario. Tiene, pues,que haberun motor inmóvil superior.Hegel traducede forma peculiar, en partepor el texto griego utilizado, y, sobre todo, porqueestáinteresadoen

15 VGP., 19, 152 Ss.

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que la noción de intermediario entre el motor inmóvil y la realidadsea algo más que intermediario,sea «Mitte’>, centro de actividad in-manente.El carácterde intermediario es elevado a la condición depunto medio, central.La imagendel cielo que se muevecircularmentey la razónpensanteson los dosmodos de presentaciónde lo absoluto.Obviamente,el absolutoapareceasí con unapeculiarcercaníaal mun-do humano,y por otra parte dotadode una relaciónconsigo mismo,esto es,dotadode una subjetividad.

El conceptoaristotélicovinculadoconla idea de finalidad coincide,segúnHegel 16, con la ideade finalidad internatal comoKant la exponeen la Crítica de la facultad de juzgar. Vitalidad y finalidad internalo-graránofrecer la unidad de los diversosmodos de ser, separadosenotras formas del pensamientofilosófico o unificados por el mismoKant tan sólo en su relación a las diversasfacultadescognoscitivashumanas.

Al llegar al final de estasconsideracionesen torno a la relaciónentreHegel y Aristóteles,más concretamente,al modo con que Hegellee a Aristóteles,convieneprecisarde algún modo quéfunción cumplióparaHegel —y segúnla propia concienciahegeliana—la filosofía delEstagirita.

Aristótelesno es un filósofo más que Hegel debeestudiarpor ra-zonesacadémicasen sus cursoso por unavagacoincidenciade propó-sitos. PierreAubenquepiensaque, paraHegel, Aristóteles es unaexi-gencia permanentedel pensamiento,no una figura pasajera17 Dehecho,Aristótelesapareceen la obra hegelianaen momentosde excep-cional importanciay su doctrina es acogidacon una especialreveren-cía. Pero no puededecirseque Hegel «recibe»el pensamientoaristo-télico primordialmenteparaverter en él sus propiasideas,adscribién-dosea unatradición aristotélica.Hegel se bastabapor sí mismoparadar expresióna sus propios conceptosy, en todo caso,la vinculaciónhistóricaasupropio tiempole impedíasaltardosmil añosde historia,que obviamenteno habían sido inútiles en orden al desarrollode loquecon prosopopeyaHegel llama la Idea, o el Espíritu o el «Sí mis-mo», pero del cual poco más sabemosquesu capacidadde volver, deestarvolviendo hacia sí mismo.

A lo largo de las consideracionesque hemosvenido haciendonoshallamosanteun peculiar fenómeno.Hegel echamano, si cabehablarasí,de ciertassolucionesaristotélicasparadar estatutofilosófico a de-terminadasposiciones iniciadas tímidamentepor la filosofía crítica,por Kant. Hegel, al comienzode su carrerafilosófica, se propusosu-perar la dualidadque lacerabaal mundomoderno.Esa dualidaddes-

‘6 Begríff der Religion. Ed. Lasson.Hamburg, 1966, p. 208.17 Hegel et Aristote, en «Hegel et lapenséegrecque.ParIs, 1974, Pp. 101-2.

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tructora no puedesalvarseutópicamente.Colocaren el más allá o enel futuro la buscadaunidadno hacesino remitir hacia delanteel mundoconflictivo de la concienciamoderna.Es precisoque la filosofía alum-bre en el presentenuestro mundo. Como antes dijimos, Grecia esparaHegel precisamenteeso,el presente,«die Gegenwart>’,no el ahoracircunstancialque es empujadohacia otro ahora. El presentees elreposo,pero el reposoactivo. Entiéndaseque,como activo, implica eldesenvolvimientode lo que ya ha sido logrado auncuandono todoslo vean.Aristóteleses leído por Hegel dentro de esapresencia.Perolapresenciaen que vivió Aristóteles se hallaba sumida todavía en elgozo efímero de una concienciaingenuaque logra la inmediataunión—en la representación,en el arte— de la concienciacon el absoluto.Hegel sabequeno cabe volver atrás,pero sí piensaque, a pesardellenguajede la percepción,Aristóteles—y graciasaesemismo lengua-je— ha expresadocon un veladodramatismoel temade la unidad delser y de sus modos. A pesarde esa«lose Manier”, de eseaire desen-vuelto en el queAristótelesnos «cuenta»la ontologíay sus determina-ciones,hay en esaexposiciónun planteamientoque le permite decir aHegel lo que Aristótelesno dijo. Hegel no es intérprete de Aristótelesy no lo necesitabapara exponersus ideas.Hegel no se ocupabade losfilósofos, ni de susopiniones.Hegel seocupabade la única filosofía, dela concienciade sí de esemisteriososujeto—Selbst—que estádetrásy delantede nosotros.Lo quesí hacía Hegel era descubrirpor todoslos medios los rastros de esemisteriososujeto. Hegel se considerabahermeneuta,no de Kant, no de Aristóteles ni de ningún otro. A quienteníaqueexpresarera aeseúnico sujeto de toda la historia cuyacon-ciencia es la filosofía. Lo queen el joven Hegel era el entusiasmoporel gv x&i ita», parael Hegel maduroera el esfuerzodel conceptodomi-nador de las particularidades,objetivas y subjetivas,de las muchascosas y de los muchos sujetos.

Por esta razóncosió Hegel ciertos atisboskantianosde la unidadcon la unidad de Aristóteles.El fundamentode tal sistema está enla única realidadque se subtiendea lo largo de la historia. A Hegel nole preocupabala justicia o injusticia que tal procederirrogabaa estospensadores.En la introducción a la Fenomenologíainsiste Hegel enqueel camino del saberno se apoyaen autoridadesni en conviccionespropias o ajenas,ni en la simple afirmación de la verdad,sino en lacompletaexperienciade sí mismo (PhG., 67). Se trata de acoger latotalidad de las formas en que ese saber de sí mismo se manifiesta.Hegel se ocupa —como correspondeal sabio— en recogery hacerpatente la totalidad de las figuras. De estamanerala totalidad de lasfiguras le llegaráa un punto de dondeya no seránecesariosalir, por-que allí conceptoy objeto se van a encontrar.

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Juntoal enéuentrofinal existenencuentrosfelices, pasajeros,peroquemuestrande maneraanticipadala unidadfinal y la unidadsubya-cente a todo procesohistórico. Pero cabe, sin embargo,preguntarsesí con ello se salvael paralelismoentredesarrollológico y desarrollohistórico. Hegel inserta en el curso del pensamientoaristotélicounapeculiarinstancia,ausenteen la mentede Aristóteles,o, por lo menos,no explícitamentecontenida.Aristótelesprocedepaso a paso, descu-briendo las diversasformas de ser que la realidad, a través de unaminuciosaobservación,le ofrece.Piensalo que percibe,pero supensa-miento no sustituyea lo dado en la experiencia.No tiene reparoenacoger lo que le es ofrecido. Conocelo otro en cuanto otro, no comoreduccióndel otro a si mismo. Por eso Aristótelesno cierra de ante-mano los límites de su investigación.Para Aristóteles, como se harepetido aquí, la filosofía entendidacomo filosofía primera es algo abuscar.Al tiempo que sefilosofa, se buscaesesaberconstituido comociencia.Pero Hegel sabiaa dóndehabíaqué llegar. Hegel estápreocu-padopor reducir a unacierta clasede unidadtodapluralidad.No a launidadrígida, abstracta,sino a la unidad dialéctica,pero el hilo quemueve su pensamientoestá ya presentedesde el principio. A travésde unaexacerbaciónde la reflexión quebuscalo universaldentro delcual quepa alojar toda realidad y del «instinto lógico del lenguaje»(Gadamer),Hegel pretendeunificar a toda costa la pluralidad de laexperiencia. Pero obviamente éste no es el objetivo aristotélico. Launidada la que tiendeHegel resultade la destrucciónque lleva acabode la forma tradicional de concebir la predicación. La proposicióntradicional respondíaal esquemasujeto-predicado,en el queel predi-cadoamplíao explicalo que sabemosdel sujeto, o introduceal sujetoen la esfera que el predicadodetermina.Cuando el filósofo Aristó-teles abre sus ojos y halla con admiraciónun mundo nuevo se es-fuerza en saberqué es aquello que tiene ante sí, admitiendo su no-vedad y confiandoencontrarel punto de engarceentrelo nuevoy loya conocido.

Hegel entiendeque la verdad no se asientaen la firmeza de unsujetoentendidocomo sustancia,sino que es esencialmentemovilidad.Estamovilidad implica unadestrucciónde ciertos logros queparecíanadquiridos definitivamente. El procesodel conocer es modificaciónde aquellomismoqueconocíamos.No es la admiraciónla ‘<Stimmung»originaria del filosofar, sino esa desesperaciónde la que nos hablaen PhG., 67.

Pero tras la desesperación,el triunfo. El pensamientodialéctico escapazde pensarla misma destruccióninicial y absorberla totalidad.Ya no es filosofía; es sofía, sabiduría.Sólo cabepreguntarseal finalqué sentido tendría todo este inmensoedificio hegelianoa ojos de

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Aristóteles.Si reconoceríaesagigantescaampliaciónde supensamientocomo una verdaderafidelidad a las cosaso si bien para él no seriamás que una desmesura,una~ o una <‘Anmassung»en lenguajekantiano.

JosÉMARÍA ARTOLA BARRENECHEA