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LA ESCULTURA DE FRAY CRISTÓBAL DE TORRES: INFORME SOBRE LA CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN “El bronce, en los planes del hombre, sirve para perpetuar la memoria de los grandes; pero el tiempo corre, toca las estatuas, las atierra primero, y las reduce a polvo en seguida. Y cuando de ésta que hoy hemos levantado no queden ni fragmentos, subsistirá íntegra la figura de Fray Cristóbal de Torres, en la memoria, en el respeto, en la gratitud de las generaciones de entonces” Rafael María Carrasquilla [1909] Presentación En julio de 2008, un equipo integrado por conservadores-restauradores, artesanos de la piedra y un químico, bajo la coordinación de Cecilia Bagés Mora, realizó la intervención de la escultura que representa al religioso español fray Cristóbal de Torres y Motones (1573- 1654) con el propósito de recuperar la estabilidad material de la obra y mejorar la apariencia que se había alterado con el paso del tiempo. Desde una mirada integral de la escultura para detectar el estado en que se encontraba y planificar el tratamiento que se debía adelantar, se llevaron a cabo acciones directas tanto en la estatua como en el pedestal y la base, así como en la jardinera que rodea el conjunto, con el fin de equilibrar la relación entre la escultura y los elementos que la acompañan y refuerzan el sentido de la obra. Pero más allá de estas acciones, la conservación y restauración como tal es un recurso que ayuda a actualizar la memoria de fray Cristóbal que se hace visible en una manifestación tangible como es la escultura. En este sentido, el presente informe se propone reunir algunos de los aspectos más sobresalientes de la obra como imagen de la memoria y como materia, que contribuyen a entender no sólo la importancia de la estatua y lo que ésta representa, sino a comprender la calidad de la intervención. Una intervención guiada por el respeto a las cualidades originales que el artista plasmó en el conjunto, donde el conservador-restaurador es un facilitador para que estos valores adquieran de nuevo la fuerza creativa inicial. El informe abordará lo dicho anteriormente en cuatro partes que se enuncian a continuación: la identificación de la obra, la obra como imagen, la conservación y restauración y las recomendaciones. El informe se complementa con la bibliografía consultada para la investigación histórica y artística, y con fotografías digitales de la obra antes, durante y después de la intervención, que se constituyen en las fuentes primarias para intervenciones futuras.

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LA ESCULTURA DE FRAY CRISTÓBAL DE TORRES:

INFORME SOBRE LA CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN

“El bronce, en los planes del hombre, sirve para perpetuar la memoria de los grandes; pero el tiempo corre,

toca las estatuas, las atierra primero, y las reduce a polvo en seguida. Y cuando de ésta que hoy hemos

levantado no queden ni fragmentos, subsistirá íntegra la figura de Fray Cristóbal de Torres, en la memoria,

en el respeto, en la gratitud de las generaciones de entonces”

Rafael María Carrasquilla [1909]

Presentación

En julio de 2008, un equipo integrado por conservadores-restauradores, artesanos de la

piedra y un químico, bajo la coordinación de Cecilia Bagés Mora, realizó la intervención de

la escultura que representa al religioso español fray Cristóbal de Torres y Motones (1573-

1654) con el propósito de recuperar la estabilidad material de la obra y mejorar la

apariencia que se había alterado con el paso del tiempo. Desde una mirada integral de la

escultura para detectar el estado en que se encontraba y planificar el tratamiento que se

debía adelantar, se llevaron a cabo acciones directas tanto en la estatua como en el

pedestal y la base, así como en la jardinera que rodea el conjunto, con el fin de equilibrar

la relación entre la escultura y los elementos que la acompañan y refuerzan el sentido de

la obra.

Pero más allá de estas acciones, la conservación y restauración como tal es un recurso que

ayuda a actualizar la memoria de fray Cristóbal que se hace visible en una manifestación

tangible como es la escultura. En este sentido, el presente informe se propone reunir

algunos de los aspectos más sobresalientes de la obra como imagen de la memoria y

como materia, que contribuyen a entender no sólo la importancia de la estatua y lo que

ésta representa, sino a comprender la calidad de la intervención. Una intervención guiada

por el respeto a las cualidades originales que el artista plasmó en el conjunto, donde el

conservador-restaurador es un facilitador para que estos valores adquieran de nuevo la

fuerza creativa inicial.

El informe abordará lo dicho anteriormente en cuatro partes que se enuncian a

continuación: la identificación de la obra, la obra como imagen, la conservación y

restauración y las recomendaciones. El informe se complementa con la bibliografía

consultada para la investigación histórica y artística, y con fotografías digitales de la obra

antes, durante y después de la intervención, que se constituyen en las fuentes primarias

para intervenciones futuras.

I. Identificación de la obra

Conjunto conformado por la escultura de Fray Cristóbal de Torres y el pedestal.

Fray Cristóbal de Torres

Dionisio Renart y García, escultor

Ferruccio Cescatti, casa de fundición

Bronce fundido

1909, Barcelona-España

250cm alto

Pedestal

Alejandro Manrique sobre planos y dibujos de Renart y García

Piedra bogotana y cuatro escudos en bronce fundido de Renart y García

1909, Bogotá- Colombia y Barcelona-España

300cm

II. La escultura como imagen de la memoria

En esta ocasión, la escultura de fray Cristóbal de Torres es una representación tardía del

fundador del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (1653) ideada por el artista

catalán, Dionisio Renart y García (1878-?), a petición del rector del Colegio, Rafael María

Carrasquilla (1857-1930) hacia mediados de sus cuarenta años rectorado entre 1890 y

1930. Como el mismo artista lo escribió, se trataba de hacer un “sincero” homenaje a un

hombre admirado, entendiendo por esto una escultura libre de elementos superfluos y

teatrales como él juzgaba las estatuas de las plazas públicas. Pero, ¿cómo explicar

plásticamente lo que Renart entendía por un retrato sincero?

Para concretar plásticamente la figura de Cristóbal de Torres, Renart estudió

profundamente la biografía del personaje, el retrato al óleo de Gaspar de Figueroa

(1643), y el lugar de emplazamiento de la escultura, es decir, el patio central del Colegio.

Interpretó estas fuentes, su vida intelectual y los valores morales que defendía para crear

una obra original que no pretendía copiar la fotografía del retrato enviado desde

Colombia. Por el contrario, y como ejemplo de la postura del artista, éste exaltó los rasgos

craneales de fray Cristóbal, ausentes en la pintura mencionada, y tomó la decisión de

vestirlo como dominico y no como el arzobispo que era desde que llegó al Nuevo Reino de

Granada en 1635. El resultado final fue una obra que entrecruzó elementos de la

tradición plástica clásica para transmitir la grandeza que quería expresar el escultor, junto

con los aspectos que hacían parte de la imagen elaborada históricamente tanto en España

como en Colombia, reinterpretados por el artista.

Una mirada detenida de la escultura permite reconocer su monumentalidad, la

gestualidad decidida del personaje y una simbología claramente definida. Estos tres rasgos

instalan la obra como centro de la memoria fundacional del Colegio Mayor, una

institución creada bajo el modelo de las cátedras universitarias españolas vigentes en el

siglo XVII, que sin la visión de fray Cristóbal habría sido poco probable que se hubiera

desarrollado en Santa Fé de Bogotá.

La escultura debía entonces sobrepasar la estatura promedio de una persona y

emplazarse en el centro del patio del claustro del Colegio como quien da la bienvenida y

acoge a aquel que ingresa en el lugar. Para aumentar la monumentalidad el escultor

colocó la estatua sobre un pedestal de piedra de características renacentistas, rematado

por una base cuadrada, sobre la que se apoya directamente fray Cristóbal, cuyo borde

inferior lo rodea una cinta de hojas de laurel. En aras de aumentar aún más el tamaño de

la obra, Dionisio Renart concibió una jardinera que la elevaba 50cm más. Vista así, la

escultura de Renart recuerda las estatuas de los individuos públicos y poderosos muy

frecuentes desde la antigüedad clásica.

La gestualidad corporal de fray Cristóbal llama la atención dado que se impone al

espectador como una quietud dominante y creíble que combina la actitud de un cuerpo

que avanza con el pie derecho, como indicando la visión de futuro del personaje, la mano

derecha en señal de prédica, la izquierda sosteniendo un libro y el rostro de alguien ya

mayor que mira desde lo alto, muy concentrado. Pero esta gestualidad que se propone

decir algo de fray Cristóbal para el público que la observa, se articula a una serie de

símbolos que en conjunto logra el mensaje claro de la obra. En este sentido, el artista

seleccionó los elementos que en los procesos de construcción de la memoria colectiva se

habían identificado como específicos del individuo y la comunidad que lo contiene.

Dentro de la fuerza simbólica de la obra, lo corporal se une a la indumentaria, al rosario, y

al libro que lleva fray Cristóbal. El artista, vistió al personaje con el hábito dominicano

usado por los religiosos en los siglos XVI y XVII a su llegada a América, y le colocó el

rosario que distingue a la orden de predicadores a la que pertenecía Cristóbal de Torres.

Sin embargo, el elemento de mayor fuerza simbólica es el libro que sostiene, porque

indica que se trataba de conmemorar la fundación del Colegio. Este libro, hecho con gran

realismo hasta simular tanto las dimensiones que tomó de un códice del siglo XVII, como

las características de una cubierta de la época en pergamino, es un ejemplar de las

Constituciones que escribió fray Cristóbal en 1654, cuyo título se lee en el lomo.

Además de fundar la institución, las Constituciones son el símbolo del triunfo de la

voluntad de fray Cristóbal de confiar la dirección del Colegio al clero secular, y los bienes

al arzobispado y a los “hijos de este Reino”, y no concentrar todo en manos de su orden

como lo pretendían algunos. Este conflicto fue dirimido a favor de fray Cristóbal por el rey

Felipe IV en 1664, diez años después de su muerte. En consecuencia, es posible

considerar que la cinta de laurel, mencionada anteriormente, aluda a la victoria póstuma

de fray Cristóbal por lograr sus objetivos que han perdurado hasta la actualidad.

Al abordar el pedestal, mencionado anteriormente, es importante anotar que es parte

integral de la estatua, y que el escultor se preocupó por todos los detalles decorativos y

simbólicos que envió a Colombia en planos, dibujos, modelos y recomendaciones como el

color dorado de las letras que debían ir en la inscripción de la cara frontal. Para acentuar

la comunicación entre la escultura y el pedestal, Renart decoró el pedestal con cuatro

escudos con las mismas características técnicas de la estatua, cada uno en representación

de la casa Torres, el Colegio, Colombia y España. En este punto, quedaba sellada la

estrecha relación entre los dos países, no sólo porque fray Cristóbal era español y el

Colegio se había constituido en tiempos de la Colonia, sino porque a comienzos del siglo

XX España era el modelo a seguir en términos artísticos y que mejor que encargar la obra

a un artista español como fue la recomendación del presidente de la República y patrono

del Colegio, general Rafael Reyes.

III. La Conservación y la Restauración

Estado de Conservación:

Después de haber realizado los exámenes a simple vista y los exámenes químicos,

confirmamos que la escultura y los escudos en bronce tienen un deterioro natural, por

estar a la intemperie. Los agentes que la afectan son la lluvia y la contaminación (Lluvia

ácida).

Afortunadamente estos no ocasionaron graves problemas como lo confirma el

informe de laboratorio. La oxidación natural del bronce está acentuada en las zonas

donde el agua hace su recorrido.

Los puntos gruesos que se observan, como en la tonsura de Fray Cristóbal son producto

de la fundición.

La piedra del pedestal está afectada por la humedad por capilaridad, causada por el agua

de riego de las matas que la rodean y por la lluvia ácida, sufriendo así exfoliación,

decohesión y pulverulencia, perdiendo su resistencia. Afortunadamente estos daños son

puntuales y no afectan la estructura del pedestal.

En la piedra observamos cultivos de líquenes, hongos, moho y musgos por el exceso de

humedad a la que está sometida.

Las manchas negras son producto del recorrido del agua que siempre busca el mismo

camino para el desagüe, y las verdes por el agua que arrastra la oxidación del bronce.

.*Ver análisis Químicos adjuntos.

Restauración:

Una vez retiradas las matas que rodeaban el monumento y colocados los andamios

comenzamos el proceso de restauración.

Los análisis químicos realizados por la doctora Luz Ángela Useche y pruebas de limpieza

realizadas bajo la asesoría de Hidro Protección de Colombia, llegamos a la conclusión

que la limpieza primero se haría en seco mecánicamente y luego con un producto suave

como un jabón neutro (no químico), eliminándolo con agua corriente logrando así una

limpieza pareja y al mismo tiempo respetando la pátina del tiempo. Para protegerla del

agua y la contaminación se le aplicó a la escultura un producto especial para bronce al

aire libre, un producto derivado del petróleo a base de aceites minerales y que también

contiene cera animal. La duración de esta capa de protección es impredecible pues se

desgasta con la lluvia, el viento y la contaminación, mediciones que son difíciles de

manejar.

La restauración de la piedra, también después del proceso de estudios previos, fue

realizada con los siguientes pasos: Una limpieza superficial para eliminar líquenes,

hongos etc. Y así poder ver exactamente el estado real de la piedra.

Después se le realizo una limpieza con un producto suave (recomendado y con pruebas

previas por Hidro-Protección de Colombia) así se termino de eliminar los restos de

agentes biológicos y también se logro disminuir en un gran porcentaje las manchas

oscuras y verdes que se veían en la piedra.

Una vez limpia se procedió al examen detallado de la piedra pues a simple vista y con

los exámenes de laboratorio se llegó a la conclusión de reemplazar algunas piezas

completas y algunos fragmentos ya que con consolidantes y resanes no se lograría la

resistencia necesaria y tampoco funcionaria estéticamente. Para estos injertos se

consiguió piedra de la misma calidad (arenisca de grano fino, formación “Guadalupe”

morada-amarilla) esto asesorado y con la colaboración para la ejecución de este trabajo

por el Señor cantero Fernando Parra. Se hicieron las piezas por la guía de plantillas en el

taller y se retallaron in situ.

Luego se emboquillo, se le hicieron algunos resanes y presentación estética.

La aplicación de un consolidante fue indispensable para así darle resistencia a la piedra

original como a las nuevas piezas. Por último se le aplicó un producto hidrófobo

antipolvo que protegerá la piedra por varios años. Vale la pena anotar que este producto

puede hacer emigrar sales, por esta razón se podrán ver algunas manchas blanquecinas

que se eliminarán con la lluvia y el viento en un tiempo aproximado de seis meses .

Este tratamiento también se le realizo al muro enchapado en piedra que rodea el

monumento.

*Ver análisis químicos

IV. Recomendaciones.

Vale la pena anotar que pasamos una serie de recomendaciones con respecto a la

disposición de las flores y desagües que rodean al monumento, para evitar que la

humedad vuelva a deteriorar en particular la piedra. También se recomienda no poner la

reja directamente a la piedra pues el óxido que suelta deja una mancha irreversible.

Es muy importante hacerle un seguimiento al monumento ya que la contaminación en

Bogotá cada día es más fuerte, sabemos que la manufactura y ejecución es excelente

pero con este problema de contaminación se podría ver afectado en cualquier

momento.

V. Bibliografía

AA.VV. Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario: 350 años. Bogotá,

Villegas editores, 2003.

Burke, Peter. Visto y no visto: el uso de la imagen como documento histórico. Barcelona,

Crítica, 2005.

Carrasquilla, Rafael María. “En la inauguración de la estatua de Fray Cristóbal de Torres”.

En: Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Bogotá, Imprenta del Banco

de la República, diciembre, 1953. p. 68-72

Gil Tovar, Francisco. Historia y arte en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.

Bogotá, Ediciones rosaristas, 1982.

Mayorga García, Fernando. La estatua de Fray Cristóbal de Torres. Bogotá D.C., Editorial

Guadalupe Ltda., 2002.