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Intelectuales argentinos y kirchnerismo: de cmo hemos llegado a estas batallas, por Hctor PavnMay 4th, 2012 7:57 pm @ elpuercoespn 0

En el principio fue el descreimiento y la desconfianza. Se apostaba a cunto tiempo iba a durar Nstor Kirchner, el nuevo presidente que haba sacado menos votos que Illia en 1963: tan slo un 22,24 por ciento; y que haba sido elegido presidente luego de la desercin de Carlos Menem a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2003. Kirchner vena del Sur, con todo lo que ese lugar geogrfico implica para un pas que se encuentra al fin del continente y del mundo. Haba gobernado Santa Cruz, una provincia de la que poco se saba y que poco repercuta en el panorama nacional. O al menos as pareca a juzgar por la escasa presencia que tena en los medios salvo para los temas referidos al petrleo. Una provincia donde el viento derrota a los indefensos y fortalece a los obstinados.Que hubiera sido un gobernador de una provincia surea entre 1991 y 2003 lo ubicaba a Nstor Kirchner dentro de una bolsa de caudillos regionales que manejaban su feudo como mejor les convena.Todava sobrevivan clanes como el de los Rodrguez Sa, los Sapag y tantos otros basados en personalismos como el del mismo Carlos Menem. Hasta los futuros seguidores de Kirchner desconfiaban, o directamente le negaban credibilidad a su plan poltico. Muchos de los que van a acompaarlo despus del ao 2003 han votado en esas elecciones por Carri, la izquierda obrera y Adolfo Rodrguez Sa, entre otros.La falta de confianza tena sus fundamentos. La Argentina vena de ser gobernada por cinco presidentes en cuatro aos por lo que, y a pesar de la estabilizacin institucional que haba logrado el gobierno de Eduardo Duhalde, la sociedad todava desconfiaba de sus presidentes y legisladores. El grito colectivo: Qu se vayan todos! todava tena eco.Aos despus Duhalde va a decir que le dej a Kirchner un gobierno y un pas en funcionamiento. El socilogo Marcos Novaro adhiere a esa idea y sostiene que Kirchner fue el primer Presidente en dcadas en recibir como herencia presidencial un programa econmico en pleno auge, cuentas pblicas en orden, una inflacin controlada y en baja, y un PBI en acelerada expansin. Durante su presidencia, el crecimiento econmico y la concentracin de poder poltico se conjugaron an con mayor firmeza que en los aos noventa (145), refuerza.(145) Novaro, Marcos, Historia de la Argentina 1955-2010, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010.Carlos Altamirano analiza ese momento de cambio, de transicin:Vinieron las elecciones de 2003, voto por Kirchner y te dira que en los primeros tres aos no soy kirchnerista pero miro con simpata lo que est ocurriendo en el gobierno. Comienzo a tener cierto malestar con lo que se ha dicho mucho: un estilo de gobierno que no me gustaba, que multiplicaba los enemigos, no obligadamente, sino que su modo de gobernar generaba ms y ms frentes de conflicto. Eso me fue apartando porque el kirchnerismo produjo demasiadas dicotomas con las que ampli el campo de sus adversarios y redujo el campo posible de sus aliados. Eso es algo que motiv a que yo tenga una relacin distante con un gobierno, muchas de cuyas medidas he apoyado, me parecen que estn bien, pero otras no, concluye Altamirano (146).(146) Entrevista con el autor. Primeros pasosTan pronto como asumi, Kirchner exhibi un discurso duro y con advertencias para quienes podan ser un escollo en el proyecto de gobierno que la mayora desconoca. Cuando asumi dijo (147):No he llegado hasta aqu para pactar con el pasado. No voy a ser una presa de las corporaciones. No dejar mis convicciones, en nombre del pragmatismo, en la puerta de la Casa Rosada.Tuvo un primer ao positivo y de mxima actividad: removi la cpula del Ejrcito y la Polica Federal, impuls y logr el juicio a tres integrantes de la Corte Suprema; plante un debate para conseguir una quita del 75% de la deuda; reestatiz empresas de servicios pblicos; inaugur el Museo de la Memoria en la ESMA; orden a Bendini, el jefe del Ejrcito, que descolgara los cuadros de los dictadores Videla y Bignone en el Colegio Militar; incentiv a que la Marina realizara una autocrtica; logr que las leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueran derogadas. El periodista Jos Natanson contina con este listado: se pele y se amig con los piqueteros, se pele y se amig con Lula, se pele y se amig con Eduardo Duhalde, coquete con la formacin de una fuerza transversal y progresista, aniquil polticamente al vicepresidente, impuls la renovacin y luego descabez a la cpula de su partido, design a una extrapartidaria al frente de la mayor caja de la poltica argentina, lanz un ambicioso plan de seguridad, le dijo al mundo que los argentinos somos hijos y nietos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo (148).(147) Segn Sandra Russo, en la biografa La Presidenta, fue Cristina quien redact el discurso de asuncin de Nstor Kirchner.(148) Natanson, Jos, El Presidente inesperado, Editorial Homo Sapiens, Buenos Aires, 2004.Pero antes de asumir, Kirchner conoci de cerca lo que era la presin de las corporaciones. En este caso expresadas por el subdirector del diario La Nacin, Claudio Escribano, quien el 5 de mayo desayun con Kirchner en la casa del jefe de cam paa de Kirchner,Alberto Fernndez.All le transmiti a Kirchner un virtual ultimtum: en el Council of Americas (149) haba recogido la impresin de que cualquiera fuera el candidato electo en la segunda vuelta, no durara ms de un ao.(149) Organizacin comercial con sede en los Estados Unidos que brega por el libre comercio, la democracia y el libre mercado. Fue fundado en 1965 por David Rockefeller.Segn Horacio Verbitsky, que public el cruce de mensajes entre ambos en Pgina/12, Escribano dijo que consideraba necesario imponer a Kirchner de lo que ceremoniosamente llam los postulados bsicos de La Nacin porque seremos inflexibles en su defensa. A continuacin enumer su pliego de condiciones, con parecidos muy sospechosos a aquel que el ex dictador Alejandro Lanusse trat de imponerle a Juan D. Pern en 1972: La Argentina debe alinearse con los Estados Unidos. No son necesarias relaciones carnales, pero s alineamiento incondicional. Es incomprensible que an no haya visitado al embajador de los Estados Unidos. No queremos que haya ms revisiones sobre la lucha contra la subversin. Est a punto de salir un fallo de la Corte Suprema de Justicia en ese sentido. Nos parece importante que el fallo salga y que el tema no vuelva a tratarse polticamente. Creemos necesaria una reivindicacin del desempeo de las Fuerzas Armadas en el contexto histrico en el que les toc actuar. No puede ser que no haya recibido a los empresarios. Estn muy preocupados porque no han podido entrevistarse con usted. Nos preocupa la posicin argentina con respecto a Cuba, donde estn ocurriendo terribles violaciones a los derechos humanos. Es muy grave el problema de la inseguridad. Debe generarse un mejor sistema de control del delito y llevarse tranquilidad a las fuerzas del orden con medidas excepcionales de seguridad. Inmediatamente el diario La Nacin y Kirchner presentaron armas y comenz una batalla que hasta el presente no ha terminado.Las declaraciones de principios de Nstor Kirchner tuvieron efectos muy importantes en la sociedad. Poco despus lleg la aprobacin de Hebe de Bonafini, que antes haba visto en Kirchner a un Presidente ms, y finalmente admiti haberse equivocado al considerar que el presidente Nstor Kirchner iba a resultar igual a todos los polticos rechazados por la sociedad.Y en un fuerte respaldo al nuevo mandatario, manifest tener grandes expectativas en la gestin que se inici el 25 de mayo (150).(150) Clarn, 3 de junio de 2003.Poco despus, Kirchner dio forma a otro adversario: la llamada mayora automtica de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin.Separar a uno o varios de sus miembros de la Corte Suprema no es tarea que pueda concretar el Poder Ejecutivo. No es nuestro deseo contar con una Corte adicta, queremos una Corte Suprema que sume calidad institucional y la actual dista demasiado de hacerlo.(151)(151) La Nacin, 4 de junio de 2003.La politloga Paula Biglieri plantea en su libro En el nombre del pueblo (compilado junto con Gloria Perell) una pregunta, una cuestin sobre el origen del Kirchner que va a llegar al poder en 2003: Cul fue la inmediata consecuencia de la construccin de estos dos lugares de enunciacin (el pueblo argentino vs, los enemigos del pueblo argentino)? Fundamentalmente que el presidente Kirchner se erigiera como el gran lector de la crisis desatada en la Argentina de 2001.La crisis de 2001 se inscribi como un trauma en la subjetividad argentina. Esto hizo que pronto se asumiera ese momento como el ms hondo de la historia reciente: a partir de entonces todo se construa sobre las cenizas de un proyecto de pas que haba fracasado. El gobierno de Kirchner tom ese momento como punto de partida. Ahora todo poda ser mejor, dado que el pasado catico era eso: caos.Y peor no se poda estar.Sin embargo, hay quienes sostienen que el kirchnerismo va a edificar su poder en, por los menos, tres momentos clave de la historia reciente. Uno es el que acabamos de mencionar, otro es la dictadura (1976-1983) y el tercero es la dcada de los 90. Al respecto, en una nota muy crtica del politlogo Vicente Palermo donde explica la aplastante victoria de Cristina Kirchner en las elecciones primarias de agosto de 2011, toma en cuenta, sin embargo, aquellos signos de los nuevos tiempos. All dice: el kirchnerismo (?) fue eficaz en la creacin de un clima de poca, de tiempos de cambio. En este caso, la creencia en que la Argentina es otra, que dej atrs los males que la afligieron en los 90, el neoliberalismo y la entrega del patrimonio, pero tambin llagas de largo plazo, como la exclusin y la decadencia, el sometimiento de la poltica a las corporaciones, etc.. (152) Es decir que el kirchnerismo llegaba con un discurso de un cambio de modelo, todava faltaba llevar a la prctica ese planteo terico.(152) Palermo,Vicente,Cristina reactualiza el poder de suma cero, Clarn, 23 de agosto de 2011. El pensamiento kirchneristaHubo un hombre de la filosofa que probablemente haya sido uno de los pioneros, de los primeros que avizoraron el fenmeno Nstor Kirchner cuando la mayora de sus colegas lo resistan. Nicols Casullo, segn el testimonio de su amigo y colega Ricardo Forster, lee pronto en el kirchnerismo algo inslito, anmalo, interesante, excepcional, con las reticencias de Nicols, que era un tipo extremadamente crtico, muy sutil en su visin de la realidad poltica, ideolgica, cultural de la Argentina. Me parece que Nicols estaba entusiasmado, teniendo al mismo tiempo una sensibilidad critica respecto al tiempo civilizatorio. Esto es difcil de explicitar porque, durante un tiempo no menor, se produjo una suerte de separacin entre el universo de la especulacin filosfico terica, la reflexin crtica sobre el estado de la poca y el mundo de la poltica.Ricardo Forster es un hombre de la filosofa que poco a poco va a entender a su amigo y va a empezar a ver seales de un gobierno deseado en un contexto complicado. Integr las ctedras de Historia del Arte y de Principales Corrientes del Pensamiento Contemporneo (ms conocida como PCPC), que estaban a cargo de Casullo en la carrera de Ciencias de la Comunicacin, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Aqu explica lo que era el mundo poltico e ideolgico cuando llegaba Nstor Kirchner a la poltica nacional: El mundo de la poltica pareca un mundo devastado, vaciado, envilecido, corrompido, poco interesante, sobre todo en el proceso que se abre con la desilusin alfonsinista, el menemismo y la Alianza. Al mismo tiempo estaba la otra esfera, la de la reflexin crtica, que era una esfera en donde un rasgo fuerte de poca era el pesimismo civilizatorio. De repente, las cosas comienzan a cambiar, es decir el mbito de la poltica vuelve a ser un mbito de interpelacin, vuelve a producir inters y entusiasmo, pero eso no quita que el otro marco, la otra matriz, que es clave, que es la matriz de la crtica cultural, de la lectura ms amplia del tiempo civilizatorio, de la lgica de construccin de subjetividad en la poca, del papel que para Nicols era fundamental de los medios de comunicacin en la nueva travesa de poca, jugase un poco en relacin a este redescubrimiento de la poltica sealando sus tensiones. Creo que Nicols lea la poca como de cierta restitucin de lo daado, de cierta recuperacin de la politicidad, de cierta posibilidad de reinstalar en la sociedad argentina debates que parecan clausurados (153).En el ao 2007 Casullo expresaba su opinin sobre el posible proceso de desperonizacin del PJ, es decir, algo que continuara lo que planteaba la renovacin peronista sobre la muerte del peronismo: Creo que Kirchner intenta por un lado, una desperonizacin, pero por el otro, peroniza brutalmente la escena. El peronismo se hace mucho ms insoportable cuando es de centroizquierda que cuando es de centroderecha. Cuando es de centroderecha, la sociedad, que es bsicamente conservadora, tiende a correrse hacia la derecha, el ejemplo mximo lo puede haber representado Menem. Cuando el peronismo se corre hacia la centroizquierda, ah es cuando empieza a alterar la escena como con aquel peronismo del 73.Y Kirchner tiene, en ese sentido, algo de esas variables de centroizquierda. En ese sentido, lo anticip.Y al mismo tiempo, l tiene que dar cuenta de una crisis muy profunda en el peronismo.Y como respuesta en estos ltimos tiempos he visto la reaparicin del gorila como no lo haba visto durante la poca de Menem(154).(153) Entrevista con el autor, 2010.(154) Entrevista con el autor, 2007. Esa reaparicin de los gorilas surga como una respuesta al discurso setentista de Kirchner. Para Casullo: Kirchner sorprende a todos, es como una marca que la sociedad no tena prevista, que desde la Casa Rosada apareciese un tipo diciendo Yo soy de esa generacin.Y creo que eso tiene un procesamiento muy traumtico como todo lo que sea de los 70. Donde uno no sabe hasta qu punto la sociedad no se siente culposa de haber sido videlista y que la reaparicin de los 70, le reconstituye una escena ingrata donde adems, previamente a eso, uno podra decir, de manera grosera, que en el 73 la sociedad fue pro liberacin. La sociedad est viviendo cmo resituarse frente a estos dos grandes acontecimientos: haber aplaudido las largas columnas de JP, a las que les tiraban flores en las calles del centro y despus haber dicho menos mal que vino Videla.La investigadora Paula Biglieri encuentra un importante viraje en la poltica con dos aspectos no menores para la ciudadana argentina, dada la experiencia muy cercana de la crisis del 2001. En primer lugar, seala Biglieri, se haba instalado en la Casa Rosada un presidente con la suficiente autoridad como para saber imponerla y llevar adelante la iniciativa poltica del pas. Este aspecto contrastaba claramente con la experiencia vivida con el ex presidente Fernando de la Ra, quien se haba ganado el mote de dbil, dubitativo, sin autoridad ni capacidad de mando y dependiente de un pequeo crculo de colaboradores liderado por uno de sus hijos. En segundo lugar, subraya la profesora de la UNSAM, al plantear a la poltica como un espacio primordial y privilegiado, Kirchner cambi drsticamente uno de los preceptos centrales que operaron a lo largo de la hegemona de los noventa, a saber: privilegiar al mercado por sobre la poltica. En otras palabras, la nocin extendida de que nada poda cambiar el rumbo de las cosas porque nada poda hacerse en contra de las leyes del mercado; cualquier tipo de intervencin poltica era considerada ficticia porque provocaba distorsin y resultaba a largo plazo nociva ya que actuara en contra de la naturaleza del libre juego de la oferta y demanda. En este sentido, deban ser respetadas a rajatabla las instituciones y los preceptos bsicos del mercado.Ms frentes abiertosEl primer ao de gobierno sigui con su ritmo frentico de cruces y quejas y posteriores consecuencias. Entonces lleg el turno por el debate energtico, en particular el del petrleo. Comenz una nueva disputa con la empresa petrolera Shell, que haba aumentado sus precios al pblico a pesar del claro mensaje del Gobierno respecto de la necesidad de no subir los costos a los usuarios. Como consecuencia, Kirchner llam a un boicot contra la empresa y dijo que el pueblo tiene que contestar sin violencia, no hay que comprarle ni una lata de aceite.Un da ms tarde Esso se sum al aumento. Los piqueteros neokirchneristas (155) acompaaron al gobierno y comenzaron a protestar contras las petroleras o directamente a bloquear las estaciones de servicio. Hasta el FMI se inmiscuy en el conflicto cuando sali a respaldar a las empresas reclamando al gobierno que respete la iniciativa privada. Pero las ventas de ambas compaas petroleras cayeron hasta un 60% con el boicot y, en abril de 2005, tuvieron que dar marcha atrs con los aumentos.(155) Las agrupaciones piqueteras que adhirieron al proyecto kirchnerista son bsicamente cuatro: el Movimiento Evita, el Frente Transversal y Popular, la Federacin Tierra y Vivienda, y ahora tambin la Tupac Amaru. Entre todas renen aproximadamente a 115 mil militantes. A su vez, los grupos piqueteros ligados a Libres del Sur y Barrios de Pie rompieron con Kirchner cuando el ex mandatario asumi en el PJ.Aqu apareci otro actor que iba a ser blanco predilecto del kirchnerismo: el FMI. Hacia fines de junio de 2003, al cumplir un mes en la presidencia, Kirchner recibi la visita del nmero no del FMI, Horst Khler.A l le dijo:Ustedes lo pasearon a Menem por el mundo y lo mostraron como el modelo que haba que seguir, mientras en Argentina la economa se concentraba y la exclusin amenazaba con llevar al pas a un quiebre institucional.Tanto que usted no esperaba estar sentado frente a este presidente () No vamos a firmar nada que no podamos cumplir. No queremos dar un salto al vaco(156).(156) La Nacin, 24 de junio de 2003.Por otro lado, Kirchner y su canciller, Rafael Bielsa, trabajaron por una posicin latinoamericana que se caracteriz por ser opuesta a la alineacin automtica con Estados Unidos basada en: la decisin de abstenerse de condenar a Cuba ante la ONU en materia de derechos humanos; la alianza estratgica con Venezuela y la eleccin del Mercosur por sobre cualquier posibilidad de que se concretara el ALCA. En los tres casos iba en contra de la posicin clsica de Estados Unidos que aos atrs haba sido aceptada sin cuestionamientos oficiales en la Argentina.Sostiene Biglieri que Kirchner ha gobernado porque logr delimitar el campo de accin de sus enemigos. Acot sus posibilidades de actuar e imponer decisiones.Y adems, de alguna manera, invirti las relaciones de fuerza que imperaron a lo largo de la hegemona de los noventa.Aquellos que gobernaron durante aquel perodo se toparon con un campo de accin limitado.Hay un nuevo gobernante, un nuevo liderazgo que vino a ocupar el eje vertical en relacin con una nueva articulacin equivalencial. Hay una nueva hegemona en Argentina porque se ha configurado un pueblo argentino que a travs de su lder sali a delimitar los espacios de accin de enemigos y, con ello, a intentar instalarse como un pueblo soberano. No dependiente. Nacional y popular. Kirchnerista. ReacomodamientosEl peronismo kirchnerista provoc automticamente un realineamiento del campo ideolgico de la poltica argentina.Y esto ocurri bsicamente con los partidos polticos. Este peronismo, ms all de algunas discusiones que le niegan el espacio, ocup el sitio de la centroizquierda y, por momentos, el de la izquierda. De este modo el radicalismo, el resto del peronismo y el ARI, entre otros, quedaron automticamente situados en el ala derecha del espectro poltico.Al mismo tiempo el kirchnerismo empez a dirigirse a cada uno de sus opositores como representantes del amplio espectro de la derecha, del que slo podan salvarse los partidos de la izquierda clsica como el PO y afines. Sin embargo, las crticas de la izquierda o del partido de Pino Solanas iban a ser entendidas, de ese modo, como las de quien le haca el juego a la derecha.Eduardo Jozami explica cmo se fue conformando la nueva derecha. Ocurra en un espacio donde la evolucin de Elisa Carri durante el perodo 2004-2008 mostraba la reubicacin de la oposicin al kirchnerismo en la derecha del espectro poltico. Esto puede resultar sorprendente si se recuerda que el ARI en sus inicios convoc a un espectro amplio de peronistas, socialistas y ex militantes del Frepaso, buena parte de ellos identificados con las luchas de los aos 70.(157) En la reunin constitutiva de la fuerza noviembre del 2001 en San Nicols abundaron las invocaciones a Evita y al Che Guevara, mientras los principales dirigentes bailaban en el escenario junto a Carri, al ritmo cubano de Carlos Puebla. Ms tarde, la dirigente del ARI fue aliada de Kirchner, a fines del 2002, en el reclamo por una renovacin completa de los cargos legislativos, acompaado por la msica de fondo del que se vayan todos.(157) Jozami, Eduardo, Entre el antiperonismo y el futuro, en Dilemas del peronismo, publicado a su vez en el N 21 de la revista Pensamiento de los confines, en diciembre de 2008.Esos encuentros que tenan mucho de retiro espiritual iban a ser repetidos en la carrera de los partidos polticos de Carri. Convivencias, charlas, debates en los que participaban Fernando Iglesias o Samuel Cabanchik y hasta la misma Beatriz Sarlo. Iglesias fue un intelectual muy cercano a Carri y en 2007 fue elegido diputado por la Coalicin Cvica. De todos modos Lilita Carri siempre prescindi del asesoramiento de pensadores a su alrededor. Quienes la han frecuentado le reconocen la capacidad de nutrirse a s misma de lecturas, ideas, conceptos y la generacin de andamiajes intelectuales para sus proyectos polticos. Sarlo ha opinado muchas veces que Carri le pareca la mejor analista poltica del pas por su capacidad, entre otras visiones, para anticiparse a los escenarios polticos que se iban sucediendo.Tambin en 2007, Cabanchik fue elegido senador por la Coalicin Cvica. Cabanchik vena de la carrera de Filosofa de la UBA donde haba sido decano y profesor. Pero un ao y medio despus abandon a Carri:Di por agotadas las posibilidades de contribuir dentro del espacio de lo que era entonces la Coalicin Cvica. Porque no tena ningn espacio. Es un grupo que se cierra mucho sobre s mismo, que no cuida a la gente, que no crece con la gente que se incorpora al proyecto. Era muy difcil para cualquiera, y lo prueba el devenir de las cosas, porque no es que haya otras personas que se sumaron al espacio y que hoy contribuyan de un modo decisivo a las polticas de la Coalicin Cvica(158) .A continuacin, Cabanchik cre su bloque Proyecto Buenos Aires Federal y comenz a acercarse y a apoyar al kirchnerismo.Durante 2003, muchos pensaban que Carri se constituira en aliada de Nstor Kirchner y, por eso, se produjeron sondeos desde la Casa Rosada para ver si su incorporacin al gobierno era posible. Sin embargo, mientras la mayora de los dirigentes conocidos de su partido se acercaba gradualmente al kirchnerismo, Carri consider que deba enfrentar decididamente al presidente, a quien calific como corrupto y autoritario, llevando su nfasis opositor hasta la desatinada identificacin entre el gobierno de Kirchner y el rgimen nazi de Adolfo Hitler, segn explica Jozami.En 1998 Kirchner lanz junto a otros dirigentes el Grupo Calafate con la idea de organizar un espacio progresista dentro del peronismo con polticos e intelectuales y que tena como horizonte primero las elecciones de 1999 cuando iban a apoyar a Duhalde.All convergieron polticos e intelectuales como Alberto Fernndez quien coordinaba la campaa de Duhalde, Miguel Talento, Julio Brbaro y Eduardo Valds. El otro grupo era el de los llamados pinginos, es decir, el entorno antiguo de Kirchner: Cristina Fernndez, Dante Dovena, Jos Salvini y Francisco Paco Larcher, entre otros. Tambin participaba Oscar Parrilli. A la primera reunin de Calafate tambin fue invitado Miguel Bonasso, quien mantena una buena relacin con Kirchner. Su libro El Presidente que no fue va a fascinar a Mximo Kirchner y de algn modo va a ser el inspirador de la creacin de la corriente La Cmpora.(158) El Acuerdo Cvico es un desacuerdo. Entrevista con Jorge Fontevecchia en Perfil, 7 de febrero de 2010.En su libro El aluvin, el periodista Christian Boyanovsky Bazn cita la aparicin de Luis Fernando Chino Navarro, un dirigente que se separa de Duhalde cuando Ruckauf, entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires nombra a Aldo Rico como ministro de Seguridad y que se va a transformar en un hombre de absoluta confianza de Kirchner. Cuando Navarro y su grupo se abrieron del PJ formaron la Corriente Peronista Nuevo Espacio y entonces se dedicaron a armar debates polticos en el quincho de la casa de Navarro, Esteban Echeverra. El primer invitado fue el historiador Alejandro Horowicz (159). Luego llevaron a Torcuato Di Tella, Horacio Gonzlez, Ral Zaffaroni y Vctor De Gennaro. La siguiente fue Cristina, quien los conquist inmediatamente y a partir de all el grupo comenz a trabajar por la candidatura de Nstor Kirchner. Navarro conduce un programa de televisin en Canal 26, Chino Navarro y vos.(159) Periodista, historiador y profesor. Autor de Los cuatro peronismos. Tormentas de ideasNstor Kirchner quiso conocerlos. Poco despus de convertirse en presidente de la Argentina, Kirchner comenz a recibir a algunos intelectuales en la Casa Rosada. Jos Pablo Feinmann, Carlos Altamirano, Jos Nun, y hasta a Tulio Halperin Donghi y a Beatriz Sarlo.Hubo una reunin en la Casa Rosada en 2003 donde Carlos Altamirano dialog con Kirchner junto con Jos Nun, Jos Pablo Feinmann, Mario Wainfeld y Hctor Valle160. Ese encuentro dur una hora y media. Para Altamirano, Kirchner era el tipo ms realista que te puedas imaginar, con mucho sentido de las cifras. Deca eso no es as, ta, ta, ta, a todos los que lo corran por izquierda. Con los pies en la tierra, nada inclinado a exaltarse con la utopa.A m me pareci muy bien. Me pareci un poltico, no un intelectual. Un tipo con un vocabulario limitado, pero yo, para escuchar hablar a profesores voy a la facultad. Hubo dos reuniones ms pero luego Nun fue convocado para la Secretara de Cultura y se rompi con esta rutina.Tambin qued diluida la relacin de Nun con Kirchner en forma directa, o como intelectual de consulta. Ahora, el socilogo ya era un alto funcionario con un mundo propio para la toma de decisiones.(160) Economista. Presidente del Fondo Nacional de las Artes. Presidente de la Fundacin de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE).Antes de que Nun llegara a la secretara de Cultura, el que ocupaba el cargo era el socilogo Torcuato Di Tella, hombre de la academia y tambin dueo de un humor que abarcaba un amplio espectro de matices que poda comenzar en el humor ingls y descender a la provocacin, al insulto. En noviembre de 2004 ante el posible nombramiento de Nacha Guevara al frente del Fondo Nacional de las Artes,Torcuato no ocult su fastidio y dijo ante la revista TXT:El Gobierno debe resolver primero el problema de los chicos que se mueren de hambre en Santiago del Estero y no quin es la pelotuda o la puta que va a dirigir el Fondo de las Artes(161). De ah a la despedida slo quedaron unas horas. Pero el inconveniente era importante, justo estas declaraciones se conocieron un da antes del III Congreso de la Lengua que se iba a realizar en Rosario en 2004. Luego la Facultad de Ciencias Econmicas de la UBA, integrante del Plan Fnix y director del Indec durante los aos 90 y 91.(161) Entrevista en la revista TXT.Torcuato relativiz esos trminos y asegur que, en realidad, haba dicho que la cuestin era una puta pelotudez.No era la primera vez que ocurra algo as: en una entrevista con Clarn, apenas asumi en mayo de 2003 Di Tella haba dicho que no era una persona que tenga una preocupacin especial por la cultura.Y que me dieron esto porque piensan equivocadamente que soy un tipo culto.En mayo de 2004, el secretario sali diciendo que la cultura no tena prioridad para el Gobierno y eso se demostraba en el escaso presupuesto que tena asignado. Hubo revuelo. Le pidieron la renuncia, lo llamaron para ser interpelado en Diputados y sali airoso.Tiempo despus, fuentes del Gobierno contaron que en esa ocasin el presidente Nstor Kirchner lleg a invitarlo a dejar su oficina y que l present la carta correspondiente pero que, finalmente, Kirchner decidi dejar las cosas como estaban.El Fondo Nacional de las Artes estaba acfalo desde diciembre de 2003, cuando Di Tella apoy la salida de Amalia Lacroze de Fortabat del cargo.A comienzos de junio, desde la Casa Rosada se eligi para el cargo a la dupla: Javier Gonzlez Fraga (162) en el puesto formal y Nacha Guevara como directora ejecutiva. Pero Nacha renunci antes de asumir, a causa del escndalo, y el Fondo sigui sin conduccin. Algunos sectores de la cultura, como los del mundo del teatro, hicieron sentir su malestar.(162) Javier Gonzlez Fraga naci en 1948, es un economista y ex presidente del Banco Central de la Repblica Argentina entre 1989 y 1991. Desde 1974 es asesor econmico financiero. Se desempea como columnista del diario La Nacin. Tras su paso por la funcin pblica, fue socio fundador y presidente de la empresa lctea La Salamandra S.A. Entre sus obras en colaboracin se pueden mencionar: El mercado de capitales (ADEBA, 1982); El sistema financiero (ADEBA, 1980 y 1985). Entre sus obras en solitario: Reforma y convergencia; Informe sobre una poltica para Pymes (Banco de la Nacin Argentina, 1999). En 2011 fue candidato a vicepresidente de la Nacin junto con Ricardo Alfonsn.De esto hablaba con la revista TXT el secretario de Cultura. Adems dijo que el rea a su cargo era un circo:Necesito monos, jirafas, enanos y elefantes. No puedo quejarme si hay estircol en el piso porque con tantos animales es imposible.La ex secretaria de Cultura de la Ciudad,Teresa Anchorena, reaccion y dijo que Di Tella usa el arma de la provocacin y lo nico que genera es desprecio. Anchorena tambin cuestion ante la prensa las valoraciones del funcionario respecto de la mujer que podra nombrarse a cargo del Fondo: Por que una posible candidata tendra que ser o tener esos dos problemas? Si fuese un hombre, qu tendra que ser?.En la entrevista con TXT, Di Tella tambin habl de poltica:Mi modelo es que haya cada vez ms grupos peronistas que se aparten del Gobierno, dijo.Y:Los Fernndez son colegas. Cada uno tiene su pasado. Adems, este gobierno es una cebolla. Pero no era para sorprenderse: cuando asumi se haba despachado con una declaracin demoledora:el peronismo es la barbarie.Su proyecto cultural pretenda basarse en la idea de ligar cultura y trabajo. Di Tella quera construir un Museo de la Produccin y el Trabajo, con fotos de sindicalistas, en el Gran Buenos Aires, o en Tucumn o en Rosario o en Jujuy.Despus habl de convocar a todos los sectores a debatir sobre la cultura.Hasta a los piqueteros, les dijo a los diputados en aquella interpelacin. Efectivamente, bajo su gestin la orquesta de tango oficial Juan de Dios Filiberto fue a tocar a Sasetru, una fbrica recuperada.Y siempre aplicaba su inefable cuota de humor:El sentido del humor es esencial. Usarlo es una funcin docente para que la opinin pblica y la intelectualidad sean ms elsticas.A raz de las declaraciones de Torcuato, un grupo de intelectuales convocados por Josefina Delgado, ex vicedirectora de la Biblioteca Nacional y actual viceministra de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires reclam al Gobierno nacional un inmediato cambio de gestin en la Secretara de Cultura. Los 50 firmantes del texto, entre quienes estn Nino Ramella, Roberto Yahni, Beatriz Sarlo,Virginia Prez, Miguel ngel Inchausti, Linda R. Abadi (Donna Caroll), Oscar Lpez Ruiz, Mara Susana Azzi, Miguel Rep, Rubn Szumacher, Carlos Lpez Puccio, Gustavo Santa Coloma, Guillermo Martnez, Marcelo Birmajer, expresaron:Rechazamos el argumento de que se debe postergar la cultura si no se resuelve antes el hambre, toda vez que quienes lo dicen tienen garantizados para s y sus familias el acceso a los bienes culturales, desamparando a los ms desposedos al quitarles una eficaz herramienta de movilidad social.El secretario de Cultura reitera hasta el cansancio la provocacin al mundo de la cultura con sus exabruptos mediticos agregaban. l se divierte. Los argentinos no nos divertimos. Sus salidas, lejos de hacernos gracia, nos preocupan y entristecen.Apenas terminado el Congreso de la Lengua, Di Tella abandon el cargo. Entonces, el telfono son en la casa de Nun en el barrio de Belgrano. Nun recuerda y revive ese momento en que el Presidente le pidi que fuera su secretario de Cultura.Kirchner tuvo la gentileza de ofrecerme varios cargos.Yo no acept porque estaba muy metido en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martn. No me interesaban ni embajadas ni otros cargos que por lealtad poltica no quiero enumerar, pero fueron tres o cuatro ofrecimientos que tuvo la generosidad de hacerme. Hasta que un da en 2004 me llam a las dos de la tarde y me dijo:Pods estar en mi despacho a las cinco?. Y le dije: Claro. La entrevista fue en el despacho de Alberto Fernndez, lo estbamos esperando con Alberto. Entonces lleg Kirchner, se qued parado en la puerta y me dijo:Vos me has dicho varias veces que no; yo pertenezco a un movimiento reconocidamente autoritario como el peronismo, entonces ahora te ordeno que digas que s. Entonces le dije:Bueno s.Ahora me vas a decir a que te dije que s.Yo me haca el tonto, porque haca 24 horas que lo haba echado a Di Tella.A partir de ahora sos secretario de Cultura de la Nacin le dijo el Presidente.Nstor, yo te dije que s, y mantengo el s. Pero yo quiero poner mis condiciones le contest Nun luego de tomar aire.Decime tus condiciones.Bueno, la primera est en el presupuesto.Pero vos cres que yo voy a llamar a una persona como vos y no le voy a dar presupuesto? Desde luego que vas a tener mucho ms presupuesto del que ha habido hasta ahora. Cul es la segunda condicin? pregunt el Presidente.Que a todos mis colaboradores los designo yo, nadie ms.Mir lo que est planteando. De qu otra manera podra ser? le dijo Kirchner mirando a Alberto Fernndez.Nstor, juguemos con las cartas sobre la mesa.Vos sabs que puede ser de otra manera.Yo lo que te digo es que de otra manera no lo hago, no lo acepto.Pero por supuesto.El que nombra a todos sus colaboradores sos vos.Nun confiesa: Y yo tengo que dar mi palabra de honor, de que en cuatro aos y medio que estuve al frente de la Secretara de Cultura, eso fue mantenido a rajatabla. A todos los que trabajaron conmigo los nombr yo, bien o mal, pero los nombr yo. Nunca tuve presin de la Casa Rosada; al contrario, cuando era jefe de Gabinete Alberto Fernndez, era un placer que nos reuniramos una vez por mes ms o menos en largusimas charlas sobre la marcha de la Secretara, sobre las cosas que estaba haciendo y dems.Fue entonces cuando el psicoanalista Blas de Santos, tambin integrante del colectivo en torno de la revista El Rodaballo, escribi crticamente sobre el nombramiento y sobre el papel que estaban jugando los intelectuales cercanos al gobierno: A esta altura es que llamo a leer en forma sintomal en Contratapa/12 a J. P. Feinmann, quien a su vez llama a cerrar filas en torno al nombramiento de Jos Nun como secretario de Cultura, entusiasmado de que uno de los nuestros,de los mejores, de los genuinos, sea llamado por el ejecutivo a colaborar con el Estado. Una celebracin como sta, que al mismo tiempo traza la lnea divisoria con quienes se abstienen de adherir a su euforia, me lleva a devolver la invitacin a tamao amuchamiento por lo que tiene de vaciamiento y privatizacin de lo intelectual. Un flaco entre dos barbudosUn francotirador nocturno, lo defini un amigo. Jos Pablo Feinmann vive de noche, y es durante el reposo de los dems cuando l encuentra las condiciones temporales para pensar el pas, la cultura y la poltica de un modo absolutamente particular.Apenas asumi Kirchner sospech que alguien cercano a l mismo estaba dando forma concreta a sus sueos de juventud. Luego provoc, de algn modo u otro, el acercamiento con el presidente y comparti encuentros que luego recre en un libro muy exitoso.Yo no tena ni idea de quin era Nstor Kirchner ni de Cristina Kirchner. Una vez haba ido a presentar el libro de Miguel Bonasso, Diario de un clandestino, me encontr sentado al lado de Cristina y me pareci una mujer muy inteligente. Tiempo despus asume Kirchner y me gust mucho, vi una foto donde haba tres tipos de la JP con barba y l as, todo largo, estirado, tal cual es y se vea que haba sido un muchacho de la JP. Fue entonces cuando escrib la nota en Pgina/12 Un flaco como cualquier otro. Es muy gracioso porque Lanata aos despus, la calific como la nota ms obsecuente al kirchnerismo.Yo la escrib a la semana de haber asumido Kirchner, imaginate qu obsecuencia poda tener.Yo no quera nada, no pretenda nada, simplemente fue una nota que reflejaba el entusiasmo que tena en el 2002 y a Kirchner le gust muchsimo. Entonces, a los 20 das de la nota me llam, y fui y habl mucho con l, estuve una hora y media en la Sala de Gabinete, los dos solos.Y lo que yo le propuse es olvidate del peronismo, hac un partido de centro izquierda, nuevo, con otro nombre, que no tenga nada que ver con el peronismo porque hoy el peronismo es un aparato mafioso slidamente consolidado, no es nada ms que eso, y l lo saba.Una vez ms ronda en el debate poltico cultural la idea de la muerte del peronismo. Peronistas que piensan en buscar un nuevo paraguas donde seguir poniendo en prctica su poltica. Kirchner lo pens tambin, crea necesario trabajar por un movimiento transversal que dejara de lado lo menos simptico del partido.Y all, en el PJ entraban los gobernadores enquistados en el poder, los intendentes del Conurbano bonaerense, el aparato.Y l estaba totalmente de acuerdo, me dice, hay que hacer un partido de centroizquierda, recuerda muy entusiasmado Feinmann.Me pareci un tipo con agallas, inteligente, y lleno de ideas as, que me interesaban. Habl de la pobreza, dijo cosas locas como: tens que venir conmigo a Tucumn y nos tiramos sobre los pobres.Yo dije:Este tipo est loco, digo. Pero bueno, era muy vital. Mi propuesta era sa, basta de peronismo. Segu hablando con l, me ofreci cargos, lgico, que yo no agarr. Y ah le dije que yo no poda ser asesor de nadie porque iba a perder mi identidad, nadie me iba a creer nada si era asesor de l. Con mucha simpata acept todo eso y el que termin entrando fue Pepe Nun.Agarr y le llev a Pepe Nun;Aqu tens, ste quiere.Y bueno, Pepe fue secretario de Cultura.Pero la relacin entre Kirchner y su intelectual preferido no siempre fue una luna de miel.Tambin hubo cortocircuitos, alejamientos y reconciliaciones.Yo fui el primero que le peg a Kirchner, pero duramente, en serio, porque durante dos aos nadie le hizo nada a Kirchner, era una luna de miel, pero cuando los vi a Kirchner y a Cristina en la tapa de los personajes del ao de Gente, escrib una doble pgina, en Pgina/12, que se llamaba Gente es el medio y el mensaje. (163) donde trazaba la historia de Gente y mostraba que Menem haba aparecido en todos los aniversarios y que un presidente que se dignara ser un poltico serio no poda aparecer ah. Bueno, y despus le que Cristina declar As es como se nos critica Bueno, lo respeto mucho a Jos Pablo.Y entonces Kirchner me invit otra vez, fui, y me invit a viajar con l a Venezuela.Y lo llam a Pepe, que todava no era secretario de Cultura. Fue muy gracioso, porque los dos tenamos fiaca, no tenamos ganas de ir, nuestras mujeres nos dijeron: Son dos cagones, vayan. No formamos parte de la comitiva, sino que fuimos como dos intelectuales independientes invitados por el presidente. Fuimos ah, escuchamos a Chvez, volvimos, y entonces qu pas. Que Kirchner empieza a aduearse del PJ, y yo ah saco una nota que se llama El factor Barrionuevo y otra que se llama El aparatismo, y le cayeron como el orto, porque eran dos notas que criticaban por completo la poltica de aparato que implicaba utilizar a tipos como Barrionuevo. No le gust nada y me mand un mail. Ah me deca unas cuantas cosas que discuta conmigo, despus yo le contest y le dije que esa no era la poltica que yo le haba sugerido. Pero que reconoca que yo era un intelectual y que l era un poltico, y que muy posiblemente l para conservarse en el poder tuviera que meterse en la mierda y aduearse del aparato peronista, si no el aparato peronista lo iba a tirar. Kirchner se meti ah y se apoder del aparato peronista. Pero destruy por completo las ideas que yo tena de un nuevo partido sin aparato peronista. Entonces ah se produjo un enfriamiento y hace muchsimo que no lo veo.(163) Gente es el medio y el mensaje, en Pgina/12, 28 de diciembre de 2003.En el libro (muy exitoso en las ventas) El flaco, Feinmann reproduce un dilogo con Kirchner en el que le dice que las bases para el partido de centroizquierda ya estn. Se refera a los asamblestas de los aos 2001-2002. Se quedaron hurfanos porque se jugaron a la poltica sin conduccin. Sin jerarquas. Se entusiasmaron con las huevadas de Gilles Deleuze, de Toni Negri, de un boludo escocs que no vale nada, un tal John Holloway. Eligieron el rizoma. Cada miembro del rizoma es el centro y no hay esquema arborescente. Qu es eso? La verticalidad. La conduccin. No hay poltica sin jefes.Ahora vos tens el Estado. Ellos no queran tomar el poder. Construirlo afuera. Boludeces. Lecturas mal ledas. Pero buena gente. Con esa base y el Estado se puede crear algo nuevo. Una nueva forma de hacer poltica.Alejada de las mafias. De los mafiosos. Con gente nueva. ConEso lo pens mucho, Jos. Cmo no lo voy a pensar? Pero no es fcil dejar de lado el peronismo. Vos sabs el poder que tiene? (164), le contest Kirchner.(164) Feinmann, Jos Pablo, El flaco, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2011.Fue el nico mail que recib de l y alguna vez en un nuevo libro de historia seguramente lo publique, pero sera una traicin as que no s. Meses despus de esta entrevista Feinmann public su exitoso libro El flaco que naca a partir de este mail que le haba mandado el entonces presidente de los argentinos. Una excursin a la Casa RosadaEn julio de 2003 Julio Brbaro, titular del Comit Federal de Radiodifusin, quera que los Kirchner continuaran conociendo a ms intelectuales, y arm un almuerzo con Tulio Halperin Donghi y Beatriz Sarlo en la oficina de Alberto Fernndez. Kirchner, como cuentan que sola hacer con sus visitantes, entr y se qued parado al lado de la mesa del almuerzo.Beatriz Sarlo: Julio Brbaro quera rodear de otra gente adems del Grupo Calafate. Los Kirchner venan de Santa Cruz con experiencias internacionales muy pequeas, entonces de alguna manera, quera abrirles ese mundo de relaciones internacionales, de intelectuales que era muy pequeo. Algo para destacar, era el hecho de que era la primera vez que Tulio Halperin Donghi, el ms grande historiador argentino, entraba a la Casa de Gobierno: iba reconociendo los muebles y las disposiciones de la Casa de Gobierno porque las haba ledo en las memorias y en los documentos(165).(165) Entrevista con la autora en 2011.Sarlo recuerda que en julio de 2003 ella tena muchas expectativas de que este Presidente pudiera salir adelante.As se lo dije.Y le dije adems una frase de una ingenuidad increble: Mire, Presidente, a m hay una sola cosa que me preocupa: qu va a pasar con usted y el PJ.Y Kirchner me mir, porque l ya saba que si no lo doblaba por el lado de la transversalidad, lo iba conquistar como se conquista al PJ, es decir, con cachetada y abrazo que es la poltica que hizo una vez que termin la transversalidad, una vez que termin la concertacin. Mi frase fue de una enorme ingenuidad y adems porque no todos sabamos que l haba sido un gobernador de mano de hierro en Santa Cruz, que adems no haba recordado nunca la fecha del golpe de Estado del 76. Es decir no sabamos cul era ese pasado.Voy a decirlo con una frmula peronista, casi todo el mundo pensaba que Kirchner entraba a la eleccin a hacer chapa y pintura contina Sarlo. Es decir, vena a preparase para la prxima eleccin, a calentar motores, vena a hacerse una figura nacional, ser candidato nacional, porque aunque vos pierdas ya te converts en figura nacional.Yo no estaba en la Argentina cuando result electo, lo hubiera votado a l o a Carri, no lo s, porque eran esos votos ah que si yo estaba en Argentina hubiera estado entre uno u otro, hasta el final como mucha gente que conozco que hoy es anti kirchernista o kirchnerista y que estuvo hasta el final con l y Carri.Cuando Sarlo vuelve a la Argentina a mediados de 2003, el diario La Nacin la entrevista y all ella manifiesta sus expectativas: al mismo tiempo digo que el peronismo parece ser lo nico que puede gobernar Argentina, le hago reconocimientos a Duhalde porque yo creo que fue el tipo que hizo la transicin, no le entreg el pas a Kirchner ni mucho menos, haba empezado a hacer la transicin, pero ms bien tengo una posicin de expectativa.Y la renovacin de la Corte realmente es algo que me parece extraordinario y cuando nombra a Righi de quien soy muy amiga.Tengo expectativas, me haba sorprendido esa renovacin de la Corte. Las ideas de Nstor KirchnerEn ese primer giro de poca, ese primer kirchnerismo donde la simblica peronista estaba prcticamente ausente de la retrica del kirchnerismo, no haba alusiones a Pern, a Evita, la transversalidad apareca como una figura. Pero fue una transversalidad fallida porque en realidad no haba habido un proceso de reflexin crtica de los propios actores que confluan en la transversalidad. Me parece que no haba terminado de producirse una recomposicin de aquel sujeto que tena que dar cuenta de algo nuevo, anmalo que se estaba produciendo en el interior de la historia argentina con la llegada de Kirchner al gobierno. Las palabras son de Ricardo Forster que en ese entonces, todava miraba con desconfianza lo que pasaba en la Casa Rosada.Me parece que, haba como una suerte de asimetra entre lo que generaba, lo novedoso del kirchnerismo en el gobierno y un mundo de actores polticos que no terminaban todava de entender las nuevas condiciones de poca ni de realizar su propia historia. Confluencias complejas de movimientos sociales con restos de organizaciones polticas, que hacan difcil la construccin de un espacio compartido por prcticas muy dismiles, porque los movimientos sociales en gran medida todava estaban atravesados por la lgica de la resistencia, y en parte por lo que podramos llamar la matriz neoliberal en la que se desplegaron histricamente. Las organizaciones polticas en realidad eran esculidas y no haban terminado nunca de mirar crticamente hacia adentro de su propia historia, entonces la transversalidad era una suerte de encuentro de retazos que no terminaban de cerrar. Creo que la transversalidad expreso eso, una enorme debilidad, debilidad incluso para ofrecerse como una alternativa electoral fuerte que le permitiese a Kirchner no tener que recostarse, como en gran medida se recost en el 2007 sobre el PJ, para garantizar el triunfo de Cristina en ese ao. Porque la transversalidad como que haba mostrado ms mpetu retrico que confluencia efectiva de un movimiento social poltico que tuviese detrs de s un respaldo popular significativo que me parece que recin comienza a cambiar eso a partir del 2008, creo que ah hay una expresin. El primer kirchnerismo es un kirchnerismo que aparece incluso bien mirado por clases medias, por actores poltico-econmicos que hoy estn absolutamente enfrentados al kirchnerismo porque, claro frente a una Argentina desolada, fragmentada, en abismo, logra la recomposicin de una parte fundamental de la sociedad. Entonces, frente a eso el kirchnerismo aparece, al menos hasta el 2006, como bien visto entre comillas. Despus vendr claramente el comienzo del distanciamiento sobre todo del establishment que arrastrar tambin de una manera muy significativa a sectores urbanos de clase media.La pregunta que recorre esta poca es cmo se form el proyecto poltico dentro de la cabeza de Kirchner, al menos del ao 2003 para adelante.Algunas de las ideas que comienzan a esgrimirse desde el gobierno estn encabezadas por tres palabras clave en el discurso presente y futuro de Kirchner: reconstruccin, restauracin y reparacin. Primero, la reconstruccin del tejido social; luego, la restauracin del mundo del trabajo; y tambin la reparacin moral; Kirchner sola decir al respecto: Estbamos en el infierno, empezamos el camino para salir del infierno. En esta primera instancia no existe un proyecto claro y visible. Slo queda claro que el gobierno toma como objetivo desarmar las polticas de las tres herencias de la historia reciente ya sealadas: las polticas brutales de la dictadura, la matriz neoliberal de los 90 y la crisis del 2001. Forster subraya: Por otra parte Kirchner dirige su mirada hacia Amrica Latina, se posiciona con firmeza frente al FMI, rechaza el ALCA, la disputa en torno a la ley de servicios audiovisuales, la disputa con Clarn es una disputa acelerada por los tiempos poltico-econmicos, que no estaba en el 2005-2006. Que si uno la vea con cuidado, ya en el 2007 se anticipaba, porque cuando uno recorre el discurso de los actores concentrados de los medios de comunicacin ya ve primero, por supuesto, el dictum de Escribano. Lo que me parece es que para cierto kirchnerismo, lo que marcaba el ritmo de gobierno entonces era un cierto recostarse sobre: la macroeconoma, el crecimiento a tasas chinas y la recuperacin del trabajo, del mercado interno. Pero no haba una lectura o no se haba anticipado lo que se guardaba en el interior de la sociedad como demanda crtica. El campo de batalla de los derechos humanosKirchner tambin ingresa al terreno de los derechos humanos con todo el mpetu que lo caracterizaba, lo reinaguraba de algn modo.Queda claro que para la mayor parte de la sociedad, la cuestin de las leyes de impunidad y los indultos eran materia juzgada, cosa terminada y que en realidad no estaba ni disponible ni dispuesta para abrir los expedientes de la dictadura y reabrir los juicios y el gesto ese extraordinariamente poderoso y simblico de Kirchner ordenando que se baje el cuadro de Videla no estaba en la sensibilidad de las clases medias y gran parte de los sectores populares en la Argentina,Sin embargo, hay un hecho inicial que complic la credibilidad de la batalla de los derechos humanos que inauguraba Kirchner. El 24 de mayo de 2004, realiz un acto en la Esma para inaugurar un centro dedicado a la preservacin de la memoria.All, rodeado de Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, presidentas de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, respectivamente, explic que su objetivo era pedir perdn de parte del Estado por la vergenza de haber callado durante 20 aos de democracia las atrocidades cometidas por los represores ilegales de la ltima dictadura militar.Ral Alfonsn, presente en el acto, se retir ofendido y dolido.Siento dolor porque creo que fue injusto y omiti parte de la historia de la democracia de los argentinos, dijo el ex presidente a la agencia DyN y agreg: Se podr considerar que se hizo poco o mucho ante tanto horror y dolor. Lo que no puede afirmarse es que durante mi gobierno se haya guardado silencio. Si queremos alcanzar la verdad y la justicia algn da, ser necesario recuperar el valor de las palabras y no permitir que la emocin borre la diferencia tica que existe entre los indultos y el Nunca Ms o el juicio a la junta, concluy Alfonsn. A su vez, la UCR emiti un comunicado en el que subray: Tal vez (Kirchner) debera pedir perdn por haber guardado silencio frente a los injustificables indultos del presidente Menem. Hay que resaltar que tambin omiti que durante ese perodo democrtico se logr la extradicin de Lpez Rega, uno de los promotores del terrorismo de Estado, para ser juzgado en nuestro pas.Asimismo, se modific el Cdigo Penal, entre otras sustanciales reformas de la legislacin protectora de los derechos humanos fundamentales.Beatriz Sarlo tambin manifest su desacuerdo con este olvido:El primer momento en el cual yo siento una distancia grande del gobierno fue con el acto en la ESMA en el 2004. Escribo una nota al da siguiente del acto en Pgina/12 criticando el discurso de Kirchner y tomando una posicin muy distante de lo que haba hecho, ignorando el peligro y el coraje que haba significado hacer el Juicio a las Juntas en el 85.Ese mismo da, por la tarde, Kirchner llam a Alfonsn y le dijo:Yo nunca voy a olvidar el juicio a las juntas, siempre lo he dicho y quera que usted lo supiera. Despus, le prometi al ex Presidente que lo llamara. Alfonsn se trag la bronca. En el terreno de los derechos humanos se iba a producir otro conflicto en 2006. Fue entonces cuando se reedit el Nunca ms, aquel manual del horror de la dictadura donde se detallaba el mapa de los centros clandestinos de detencin y donde tambin se estableca, entre muchas otras cosas, el perfil del desaparecido, es decir se presentaban los porcentajes de las vctimas segn su profesin u ocupacin. Cuando se public en 1984, el libro contena un prlogo que haba sido redactado por el escritor Ernesto Sabato.All, muchos leyeron la letra de la teora de los dos demonios cuando deca:Durante la dcada del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provena tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenmeno que ha ocurrido en muchos otros pases.Hacia el final del texto introductorio aseguraban: Se nos ha acusado, en fin, de denunciar slo una parte de los hechos sangrientos que sufri nuestra nacin en los ltimos tiempos, silenciando los que cometi el terrorismo que precedi a marzo de 1976, y hasta, de alguna manera, hacer de ellos una tortuosa exaltacin. Por el contrario, nuestra Comisin ha repudiado siempre aquel terror, y lo repetimos una vez ms en estas mismas pginas. Nuestra misin no era la de investigar sus crmenes sino estrictamente la suerte corrida por los desaparecidos, cualesquiera que fueran, proviniesen de uno o de otro lado de la violencia. Los familiares de las vctimas del terrorismo anterior no lo hicieron, seguramente, porque ese terror produjo muertes, no desaparecidos.Desde el gobierno, el subsecretario de Derechos Humanos, Rodolfo Mattarollo, trat de justificar ante Pgina/12 los cambios realizados:Nos pareci que era muy importante la reedicin del Nunca ms pero al mismo tiempo era muy importante ponerlo en la perspectiva del actual proceso de lucha contra la impunidad. El prlogo histrico del Nunca ms est recorrido de un extremo a otro por la doctrina de los dos demonios. Si bien sostiene que hubo un terrorismo que fue ms grave que el otro, dice que hubo dos terrorismos y que uno fue la causa del otro: la llamada violencia de abajo fue la que gener la violencia de arriba, que fue peor, ms condenable porque se practicaba desde el Estado, pero fue en respuesta a una violencia de abajo. Esto nos parece una falsedad (166).(166) De los dos demonios al terrorismo de Estado, Pgina/12, 15 de mayo de 2006, por Victoria Ginberg.El agregado de otro prlogo enoj, entre otros, a la periodista Magdalena Ruiz Guiaz:No slo es una insolencia hacia Sabato, sino que tambin es una grave falta histrica creer que el Nunca ms constituye una apologa de la teora de los dos demonios.Estos dos casos sirven para ilustrar la lucha que desat en el campo de los derechos humanos. El kirchnerismo lograba poner de su lado a las dos organizaciones principales: Madres y Abuelas iban a aparecer en actos de gobierno respaldando el trabajo de Nstor y Cristina Kirchner. Se acus al matrimonio Kirchner de manipular al mundo de los derechos humanos y de cooptar a sus principales organizaciones. Hubo movimientos y dirigentes que se resistieron a esta estrategia.Segn el politlogo y ex docente de la Universidad de las Madres, Nstor Kohan:Entonces vino el gobierno de Kirchner y nuestras discrepancias pblicas con el kirchnerismo y su proyecto de capitalismo nacional, siempre mantenidas con respeto. A la primera persona a la que le manifest mis desacuerdos con las nuevas posturas de apoyo total a ese gobierno fue a Hebe, cara a cara, en una reunin a solas en su propio escritorio, en la casa de las Madres. Lo hice con el respeto de siempre pero en forma clara. Hablando lealmente y de frente, como se debe, no por la espalda. Las Madres lo saben. Desde el inicio mismo del gobierno de Kirchner, desde la primera reunin que ellas tuvieron con l (recuerdo, por ejemplo, la pregunta de una madre, cuando todos escuchbamos en la cocina lo que Hebe contaba de esa primera reunin con el actual presidente: Nstor (Kohan): por qu tens esa cara de culo?. Mi respuesta textual fue:Porque no estoy para nada de acuerdo con lo que estoy escuchando). Este prrafo corresponde a la carta de renuncia a la Universidad y se sumaba a la expulsin de Herman Schiller de ese colectivo, quien se haba manifestado contrario a la poltica de Nstor Kirchner.Respecto de lo que Kirchner hizo en el Colegio Militar, todas las miradas se dirigen a un solo posible inspirador: Horacio Verbitsky. En su libro Enemigos ntimos, el periodista Guido Braslavsky cuenta que el ministro de Defensa Jos Pampuro concurri el 3 de julio de 2003 a una reunin con Verbitsky en el CELS, donde era presidente. Pampuro lleg con su viceministro Julin Domnguez. El motivo de la reunin era qu hacer con la ESMA y all Verbitsky agreg que haba que diferenciar a los cuadros en actividad de los militares de la dictadura y asegur que las Fuerzas Armadas saldran beneficiadas.Verbitsky haba avanzado sobre dos temas: que el Ejrcito bajara los retratos de los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone en la galera de cuadros de los ex directores del Colegio Militar. Por su parte, la Armada deba desalojar la ESMA para convertirla en un espacio para la memoria. El general Daniel Reimundes le dijo a Braslavsky que bajar los cuadros era una vieja idea de Verbitsky, y en los aos noventa, cuando Balza era jefe del Ejrcito, en alguna oportunidad, se lo insinu. El 24 de marzo de 2004, en el acto organizado en el Colegio Militar de Palomar, Kirchner le dijo proceda al jefe del Ejrcito teniente general Roberto Bendini para que descolgara los retratos de Videla y Bignone.En este campo en particular,Verbitsky tuvo un papel destacado, relevante e influyente. Una influencia que tuvo uno de sus picos en el hecho ocurrido en el Colegio Militar. Sin embargo,Verbitsky no estuvo entre aquellos que olfatearon a lo lejos el plan de Kirchner.Antes de llegar a la presidencia, desde sus largas investigaciones en el diario Pgina/12, el periodista lo haba cuestionado en varias oportunidades.Algunas de ellas atacaron la poltica petrolera o la oposicin al aumento de las retenciones al campo, yo lo cuestion por eso severamente. Entre otras cosas lo llam:Vocero de Repsol.Hubo dos personas que le dieron una visin muy positiva de Kirchner. Una fue Miguel Bonasso.Me habl muy calurosamente de Kirchner, Bonasso me dijo que haba sido un compaero la expresin que uso fue un perejil nuestro.Yo dije: bueno, pero eso qu tiene que ver? Porque hay mucha gente que estuvo con nosotros en aquella poca con la cul hoy yo no quiero saber nada. Bonasso le asegur que Kirchner tena una buena posicin poltica.Otra opinin entusiasta fue la del ex secretario general de la CTA Vctor De Gennaro.Comimos en la pizzera Gerrn y l me hizo una defensa muy calurosa de Kirchner y me dijo: es lo ms parecido que en el sistema poltico hay a nosotros. A m me sorprendi porque yo realmente no tena esa imagen para nada; me record que Kirchner fue el gobernador que ms decididamente haba apoyado los planteos del Frenapo, Frente Nacional contra la Pobreza, del cual el CELS form parte junto con la CTA y con otras organizaciones. Kirchner firm la propuesta del Frenapo, la hizo aprobar por la legislatura de su provincia y particip activamente en los planteos del Frenapo. Es el antecedente de la Asignacin Universal por Hijo.A partir de mayo de 2003, cuando Kirchner ya estaba en el Gobierno,Verbitsky se vincula con l, no slo desde sus notas en el diario sino tambin a travs de la presidencia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).El CELS vena haciendo planteos respecto del ejercicio de la memoria y de la necesidad de enjuiciar a los militares responsables de violaciones de derechos humanos. Le llevaron la preocupacin de los gobiernos de Fernando de la Ra y Eduardo Duhalde a travs de sus ministros de Defensa: Ricardo Lpez Murphy y Horacio Jaunarena, respectivamente.A ambos se les habl de hacer un Museo de la Memoria en ESMA, de colocar placas conmemorativas en los lugares donde funcionaron centros clandestinos de detencin, y el retiro de los cuadros de los dictadores de los institutos de formacin de militares y marinos. Las respuestas fueron irnicas, descorteses. En cambio cuando nosotros le llevamos esos planteos a Kirchner, l acept inmediatamente; dijo:Lo hacemos ya mismo. La conversacin fue muy breve,Y el gobierno pidi tambin que el CELS revisara las listas de militares con posibilidad de ocupar posiciones importantes en las distintas fuerzas, explica Verbitsky.Antes de asumir, Kirchner consult a Verbistky sobre el futuro de las Fuerzas Armadas. El inminente presidente quera saber ms sobre las cpulas de las Fuerzas Armadas, sus antecedentes. El periodista le dijo:Tengo informacin de que se est gestionando una resolucin de la Corte Suprema que cierre absolutamente los juicios que nosotros habamos conseguido reabrir; la verdad es que, si sa es la poltica, no tengo nada que decir, no tengo nada que hablar.No, yo me comprometo a que en este tema la poltica de mi gobierno va a ser memoria, verdad y justicia.Pero hay gente del gabinete que se est anunciando, y que usted va a tener, que estn planteando otra cosa, que estn en esta combinacin que yo estoy denunciando.Quin?Rafael Bielsa. l escribi en La Nacin un artculo donde planteaba que haba que terminar con el tema de los juicios porque iba a haber cerca de 5.000 oficiales en actividad que iban a tener que declarar, y que eso era insostenible para la democraciaEso es un disparate, la poltica la decido yo, no Bielsa.Yo no voy a aceptar ninguno de esos planteos.Pocos das despus, Bielsa ya no era el futuro ministro de Justicia, sino que haba pasado a ser el futuro Canciller. Segn Verbitsky, Bielsa haba hablado con Brinzoni y con Julio Nazareno, el entonces presidente de la Corte, y estaba armando la estrategia para terminar con los juicios. La nota del diario La Nacin deca lo siguiente: Segn Rafael Bielsa, eventual ministro de Justicia de Kirchner, si la Corte declarase invlidas las dos leyes algo que no ocurrir, podran ser llevados a declarar ante la Justicia ms de 1800 militares de alto rango, de los cuales 300 estn en actividad. En el Ejrcito sostienen que, indirectamente, podran ser citados como testigos, adems, otros 5000 hombres de armas (167).(167) Ventura,Adrin, La Nacin, 10 de mayo de 2003.Asumi Kirchner y descabez la cpula militar.El autor de Ezeiza, haba publicado una serie de artculos en esos das contando cmo el General Brinzoni estaba volviendo a convertir a las Fuerzas Armadas en un partido militar. Que no hubiera ms partido militar en la Argentina haba sido un logro de la democracia, en el cual tuvo una gran influencia Alfonsn, pero tambin Cafiero. Ahora, en la crisis del 2001, 2002, este general Brinzoni haba vuelto a instalar al ejrcito como un partido militar, desde la Secretara General estaban haciendo permanentemente contactos polticos. l elabor un plan junto con Jaunarena y lo presentaron con Dromi, con la proteccin del Cardenal Bergoglio, en esa escuela de posgrado Ciudad Argentina que dirige (Roberto) Dromi y que forma parte de la Universidad del Salvador. All planteaban volver a fusionar las funciones de seguridad y defensa; que haban sido trabajosamente separadas por la democracia argentina, planteaban juntarlas y darles a las Fuerzas Armadas la supervisin de una pirmide verde-azul donde se fusionaban nuevamente ambas funciones. Por supuesto cuidando un poco ms las formas que en el tiempo de la dictadura. Ese proyecto avanz durante la presidencia de De la Ra, pero no lleg a concretarse en la poca de Lpez Murphy y despus Jaunarena, que fue ministro de De La Ra y de Duhalde, lo impuls. En ese momento, yo escrib una nota sobre el tema, denunciando todo esto. El ministro de Justicia y Seguridad de Duhalde, que era Juan Jos lvarez le plante a Duhalde que si ese proyecto era apoyado por l,lvarez iba a renunciar, que l no aceptaba ese proyecto. Ah Duhalde dio marcha atrs y no lo hizo.Es as la relacin que yo he tenido con Kirchner, concluye Verbitsky, y al mismo tiempo le quiere bajar las expectativas a la idea de que es un hombre de consulta tanto de Nstor como de Cristina. Las sospechas y algunas certezas van a indicar lo contrario. El primer kirchnerismo en las revistasLas revistas culturales tuvieron su shock de poltica real a partir de la crisis del 2001, al igual que el resto de la sociedad argentina. En ese entonces se multiplicaron las publicaciones que abordaban las distintas facetas de lo que ocurra.Aos despus hubo nuevas, otras perduraban de otras pocas, pero se hizo necesario un ejercicio profundo para entender, una vez ms, a la Argentina.El primer nmero de la revista Lezama apareci en abril de 2004. Aunque nunca fue, ni se lo propuso, ser una revista masiva, fue el primer proyecto periodstico literario que acompa, con una leve distancia, el nacimiento del kirchnerismo. La diriga Luis Bruschtein y Eduardo Blaustein ofici como secretario de redaccin. El consejo editorial estaba integrado entre otros por Nicols Casullo, Jos Pablo Feinmann, Horacio Gonzlez, Atilio Born, Jorge Boccanera, Len Ferrari, Laura Bonaparte, Alejandro Isla, Anbal Ford, Horacio Tarcus y Juan Sasturain.Lezama fue una experiencia intelectual que surgi gracias al mecenazgo de un alemn que vive cerca del Parque Lezama. Era un personaje muy curioso, un farmacutico al que le haba ido muy bien econmicamente en Alemania le fue muy bien en su pas, pero un da vendi todo y vino a la Argentina. En algn punto reprodujo la historia de Federico Vogelius con Crisis (168). El mecenas de Lezama conservaba su adhesin a cierto progresismo alemn de la socialdemocracia de ese pas. La revista conjugaba una entonacin nacional popular y un progresismo universalista, en palabras de Horacio Gonzlez.De todos modos, la revista no prosper en el tiempo. Se publicaron slo 17 nmeros de frecuencia mensual.(168) Ver Introduccin.En los primeros nmeros, se abordaba el empobrecimiento cultural del pas tras treinta aos de neoliberalismo. En el nmero dos, por ejemplo, Horacio Tarcus escribi el artculo Otra revolucin se nos pas de largo. Era un anlisis demoledor sobre el papel de los partidos de izquierda en las asambleas durante la crisis de 2001. Claudio Lozano actualizaba el debate por la distribucin del ingreso, que tenda a ser cada vez ms regresivo.Tambin haba entrevistas a personajes como el mtico Comandante Puma de la precursora guerrilla de Uturunco, Flix Serravalle; o al clebre Ahmed Ben Bella, lder legendario de la revolucin de Argelia.Siguiendo con el planteo de la lnea editorial de la revista, en el nmero del 6 de septiembre de 2004 se publica una entrevista a Jos Nun, quien, en referencia a la derecha populista, deca: Y eficiente en su comunicacin: Gelblung, Sofovich, etc. Frente a eso hay un silencio ensordecedor de los sectores pensantes de la sociedad. Desde los que se dedican a ganar plata publicando manuales de autoayuda a los que hacen historietas sobre la historia. O se quedan colgados. Que se definan. Estamos ante una oportunidad nica, que ciertamente no se tuvo en las ltimas dos dcadas. Sera lamentable y pattico que se la malgastara como hacen algunos denostando con saa al gobierno mientras se convierten en columnistas de La Nacin o concurren complacidos al programa de Grondona. Hay muchos que se dedican a ser crticos pero no hacen nada por cambiar las cosas porque, como explicaba Hegel, extraen su valor de la crtica y necesitan que las cosas sigan siendo criticables para poder sentirse valiosos. Los intelectuales jugaron un papel muy importante en este pas y ahora es como que hay una baja de la guardia.Y eso no es ponerse al costado, es contribuir al empeoramiento de las cosas.En el nmero 14, de junio, se public el artculo El arte del MeKKano, una nota de Nicols Casullo donde el ensayista analizaba la construccin del gobierno de Nstor Kirchner sin autnticos modelos de participacin masiva, como hace 30 aos atrs.Ante una demanda de mejores modos presidenciales, se cuestiona qu es lo que le vendra bien a una sociedad despolitizada, miserabilizada y estallada.Pero, como explica Horacio Gonzlez, en el caso de Casullo se puede decir que su revista es Confines: Un caso extraordinario de posicin de varios lenguajes, muy ntidos en su manifestacin y que no tienen una relacin clara con otros lenguajes en Argentina, el patio de un filsofo romano con una casa en San Telmo, donde se pasa de un lado a otro tocando el timbre. Bueno esas cosas cortazarianas tena Nicols.Pensamiento de los confines apareci en abril de 1995 y en su primer nmero presentaba artculos de Oscar del Barco, Hctor Schmucler, George Steiner, Frederic Jameson, Jean-Franois Lyotard, Casullo y Forster, entre otros.Segn Gonzlez, que colabor en los inicios de la revista, la publicacin contena mucho material de la escuela de Frankfurt, del romanticismo alemn, y tambin cuestiones argentinas.Como si Nicols tuviera dos mundos, el recuerdo de un peronismo mitolgico, el de John William Cooke mediante y tambin la pelcula de Benjamin, de Hoffman. Era la mezcla de los romnticos alemanes mediando con cierto nacionalismo vitalista, y siempre la vuelta a Benjamin citado a travs del flneur y de los pasajes que provocaron el fastidio de Beatriz Sarlo al punto de que ella escribi un ensayo: Olvidar a Benjamin. Nicols estaba forjando ese lenguaje que Forster tambin fue desarrollando que aunaba criollismo y peronismo. Pero ese aura de exquisitez que podra tener Confines era criticada por quienes la acusaban de aristocrtica. Luego de la muerte de Casullo (9/10/2008) la direccin de la publicacin qued en manos de Ricardo Forster, Matas Bruera y Alejandro Kaufman.En 1991 comenz a editarse la revista El ojo mocho desarrollada alrededor de Horacio Gonzlez, del profesor, dado que muchos de los que all van a escribir han sido sus alumnos. La eleccin del nombre responda a una respuesta chicanera a Punto de vista, lo cual implicaba una definitiva toma de distancia del espritu de la publicacin que diriga Sarlo. Aos atrs, la revista La bizca tambin le haba tomado el pelo con el nombre. El nombre surgi de una clase muy numerosa de Gonzlez en el aula 310 de la Facultad de Ciencias Sociales, donde se propusieron nombres en relacin a los contenidos posibles y finalmente quien dio con el nombre justo fue Federico Galende, que formaba parte de la Ctedra en ese momento. Galende continu sus estudios en la Duke University y luego recal en Chile.En El ojo mocho reina lo explcito, lo improvisado, lo no profesional en materia de crtica literaria y la idea de que el mundo al que uno pertenece tiene una enorme capacidad de no satisfacerlo. () El ojo mocho, paradjicamente, trabaj y sigue trabajando con la gente del grupo Contorno, que tendra que haber tenido que ver ms con la revista Punto de vista. Esto no es as, pero Punto de vista la veo que se la puede considerar al margen de Contorno. El ojo mocho, en cambio, no se la puede considerar al margen de Vias y Rozitchner.Sobre el 2001 se produce una polmica pblica muy fuerte entre las revistas Confines y La escena contempornea por un lado y El Rodaballo por otro, que dirigan Horacio Tarcus y Blas de Santos y donde tambin participa Ezequiel Adamovsky. Fue planteado de un modo tan duro que Eduardo Grner, que era parte de El Rodaballo, decidi renunciar. La acusacin de El Rodaballo era que ambas revistas eran populistas.Y los dos ncleos que lideraban Horacio Gonzlez y Mara Pa Lpez responden llamndolos iluministas, racionalistas tremendos incapaces de tener algn tipo de sensibilidad hacia lo que eran las potencias del mundo popular.El ojo mocho estaba acusado de populista fundamentalmente. Algunos de sus integrantes terminaron en Carta Abierta y otros, como Cristian Ferrer, siguieron con anteriores opciones ideolgicas. Ferrer es un ensayista y escritor conocido por ideologa anarquista. El sector autonomista de La escena contempornea, que despus constituy el colectivo Situaciones (169) no confluy en el kirchnerismo.Tiempo despus, Ezequiel Adamovsky volvi a publicar en un libro uno de los artculos de la disputa y entonces aclaraba:La disputa cuyos motivos resultan hoy perfectamente olvidables incluy sin embargo un valioso intercambio acerca de la legalidad de la Ilustracin y las potencialidades de la razn, de los mitos y de la pasin a la hora de pensar una poltica emancipatoria. En ese contexto, Horacio Gonzlez llam a considerar el problema de las restricciones culturales de la izquierda, y a superarlas aadiendo elementos renacentistas, rabelesianos, romnticos y muntzerianos a una cultura hasta ahora excesivamente dominada por la herencia de la Ilustracin.(169) Es un grupo de investigacin militante e impulsores del proyecto editorial Tinta Limn. Desde antes del levantamiento popular de 2001, Situaciones ha entablado dilogos e investigaciones conjuntas con algunos de los movimientos sociales e iniciativas ms vivas (Movimiento de Trabajadores Desocupados, Escuelas Libres,Trabajadoras del Sexo,Trabajadores Precarios de Telemarketing, Grupo de Arte Callejero, Hijos, etc.). han tenido una proyeccin nacional e internacional muy fecunda.Una de las animadoras de la revista La escena contempornea, Mara Pa Lpez, recordaba tiempo despus cmo haban sido esas disputas:Mi impresin es que los aos 2001, 2002, 2003 son como un hervidero ideolgico y de hiptesis polticas. Estbamos todos pelendonos, ms o menos juntos, y discutiendo qu va a pasar hasta que se produce algo. Los integrantes de Confines siempre tuvieron una visin muy negativa del 2001; creyendo que eran slo ahorristas de clase media que desestabilizan un orden. Mientras nosotros pensbamos ms que lo que evidenciaba eso era la crisis del tipo de ordenamiento, que era un orden neoliberal y que no se poda leer eso que pasaba sin ligarlo al tipo de movilizacin popular que haban producido las organizaciones de desocupados y la CTA en los aos anteriores. Pero estabas discutiendo sobre un escenario que haba cambiado mucho con respecto a los 90, tenamos actitudes, mucha gente en la calle, con conflictos polticos y sociales; y desde el 2003 en adelante, un intento de una nueva estabilizacin de eso, o una efectiva estabilizacin de ese orden.Yo tengo la impresin de que eso vuelve a partir aguas en otro sentido, porque algunos vamos a considerar ms la idea de que puede haber una gobernabilidad y una estatalidad de nuevo tipo, con muchas discusiones, mucha desconfianza y compaeros que van a abrir todo el proceso ms como una especie de sustraccin de las fuerzas populares cooptadas por el Estado. Esto del autonomismo vive mucho ms dramticamente lo que es el ciclo del 2003 en adelante; que los que somos ms populistas aceptamos ms rpido la restitucin de una representacin poltica estatal. Entonces, yo dira que todo el perodo del primer kirchnerismo es un perodo de sorpresa y se va a empezar a hacer algo que no se haba hecho previamente, que era trabajar en el Estado. Es una experiencia absolutamente rara digamos, los intelectuales y la poltica en la argentina y no s si la querra repetir, y adems tengo la impresin de que hay algo generacional ah, que muchos compaeros de mi generacin hicieron el mismo proceso, llegaron a trabajar al Estado ms o menos alrededor del 2004, 2005, 2006. Lo hicieron a distintos ministerios, a la televisin pblica, en mi caso a la biblioteca nacional, a las secretaras de cultura y en todos los casos, con un trabajo pendiente, que es desde adentro, es casi percibir hasta qu punto no volvi a ser pensada seriamente la cuestin del Estado. Hasta qu punto en los ltimos aos hubo como una especie de afirmacin ideolgica de que se repona el Estado contra el mercado, pero que si vos lo ves desde adentro del Estado eso no es cierto.Por su parte, la ya clsica revista Punto de vista, dirigida por Beatriz Sarlo, comienza su ltima etapa. Entonces se vivieron momentos muy agitados. Uno de sus integrantes ms ilustres, Carlos Altamirano, introduce aqu la cua de un tema espinoso en la historia de Punto de vista cuando publica aquel artculo, ya referido, sobre Duhalde:Ah tuve la primera discusin interna fuerte. Se hizo explcita una divergencia dentro de Punto de vista. Los que tenan la direccin de la revista: Beatriz, Adrin Gorelik, evidentemente no compartan ese diagnstico. Me acuerdo que salieron dos diagnsticos, uno de Hugo Vezzetti, que estaba al comienzo, y el mo que estaba al final. Haca tiempo que haba discusin con lo que podamos llamar lnea editorial de la revista. En la que yo me encontraba, por lo general, en minora, y si coincida con alguien era con Hilda Sabato, dentro de la revista. Esto fue arrastrndose en lo que predominaba en mi actitud: privilegiar la amistad por sobre los desacuerdos. Llegu hasta 2004, cuando renunci a la revista.En ese momento se fueron tres pilares de la revista. Despus de Altamirano parti Hilda Sabato y finalmente Mara Teresa Gramuglio. Cada uno de ellos present una carta de renuncia al Consejo. En definitiva se estaba poniendo en discusin el estilo de conduccin de Sarlo y la forma en que se encaraba la renovacin generacional que se impona desde la jefatura de la revista.Cuando el cuadro de posiciones est congelado, como ocurre desde hace aos en Punto de vista, el debate, por tolerante que sea, se vuelve estereotipado: siempre nos encontramos representando la misma pieza, explic Altamirano, antes de partir, en una carta abierta.Tambin dijo:No voy a sorprender a ninguno de ustedes si digo que me encuentro fuera de ambiente, es decir, fuera del crculo de consenso que de unos aos a esta parte define la lnea de Punto de vista. Necesito recordar una vez ms que desde hace rato desempeo dentro del Consejo el papel siempre spero del eterno desavenido?.La historiadora Hilda Sabato dijo en su carta que haba decidido renunciar por sugerencia de la directora de la revista. Tambin dijo:Lamento profundamente que el fuerte vnculo intelectual que me uni a los miembros del Consejo y a la revista durante veinte aos termine de esta forma. Es cierto que ya desde hace algn tiempo el dilogo y la discusin abierta eran cada vez ms difciles en la revista, pero mientras la tensin crtica fue posible, vala la pena ser parte de este esfuerzo intelectual colectivo.Ante la gravsima crisis provocada por el alejamiento de Carlos Altamirano del Consejo de Direccin, entend que era nuestra obligacin revisar el funcionamiento del grupo y repensar Punto de vista. No pudo ser. La directora eligi otro camino, uno que no me incluye y que ella inici con un despliegue de su veta ms intolerante. Y si bien no hace falta remarcar hasta qu punto la revista ha sido obra de Beatriz Sarlo, eso no la autoriza a la descalificacin de quienes tienen opiniones diferentes a las suyas ni al maltrato de que me hizo objeto. No quiero seguir integrando una institucin regida por esas reglas y presidida por lo que Beatriz defini como su estilo.Y Mara Teresa Gramuglio sostuvo que La dinmica del funcionamiento de Punto de vista en los ltimos tiempos hizo que en varias ocasiones no todos los miembros del Consejo de direccin conociramos de antemano la totalidad de los artculos y que no realizramos la discusin colectiva previa sobre ellos que fue durante aos habitual en la revista. Aqu debo introducir una autocrtica severa: la indiscutible capacidad intelectual de Beatriz Sarlo y su dedicacin constante al trabajo de la revista, admirablemente complementadas por las cualidades de Adrin Gorelik, me llevaron, en mi caso, a una especie de delegacin de responsabilidades, fundada en la confianza cimentada a lo largo de tantos aos de participacin en un proyecto compartido. El incidente SorianoEl 28 de enero de 2007, Guillermo Saccomano escribi un artculo en el nmero homenaje a Osvaldo Soriano del suplemento Radar de Pgina/12 a 10 aos de su muerte, donde relataba una ancdota que le cont Osvaldo Bayer, en la que refera que Sarlo haba invitado a Soriano a participar en una charla en la carrera de Letras de la UBA y que los alumnos se haban burlado de Soriano. En el suplemento del 4 de febrero Sarlo contesta negando la existencia de esa charla a la que ella habra invitado a Soriano y que habra derivado en el maltrato al escritor por su falta de ttulos de educacin formal.El 11 de febrero de 2007 Bayer y Saccomano le contestan a Sarlo en el mismo suplemento, reafirmando la versin de la burla acadmica que culmin con la pregunta: Dgame, Soriano, usted qu estudios tiene?. Le respond la verdad: Tercer ao nacional. Esto provoc la carcajada general de los presentes.La semana siguiente el grupo de docentes y alumnos de la ctedra de Sarlo hacia quien Bayer haba derivado la responsabilidad de la organizacin de aquella charla, aclara: Nunca convocamos a Osvaldo Soriano a una actividad organizada por algn miembro de esta ctedra para despus humillarlo pblicamente, como sostiene Osvaldo Bayer en su nota.Finalmente la periodista y escritora Hinde Pomeraniec escribe en Radar y cuenta que ella organiz ese ciclo de Conversaciones en Pun, en donde Soriano fue parte de un listado de invitados a conversar junto con Aira, Fogwill y Bioy Casares, y donde lejos de sufrir a schollars dogmticos, adictos a Sarlo o a gures de las letras academizadas, Soriano se encontr con un pblico heterogneo, con gente tanto de la carrera de Letras como de otras carreras, medios periodsticos y pblico en general que lo aplaudi.Es posible que el gran generador de esta confusin pstuma sea el propio Soriano, quien buscaba alimentar su mito de escritor maldito para la mirada miope de los acadmicos, y forj la leyenda que hoy abonan Osvaldo Bayer y Guillermo Saccomanno, en una secuencia de reproducciones basadas en el afecto y el respeto por la palabra del amigo muerto. () La entrevista fue un encanto, porque l era un gran entrevistado, que daba ttulos todo el tiempo y buscaba guios con el pblico, siempre.Yo camino por la cornisa de la literatura, dijo ese da, cuando se declar un autor en sintona con el momento poltico y social. Si el fracaso me llegara, pensara que el momento pas y que la sociedad cambi.A los escritores se los puede llevar el viento, en general, en un cambio de sociedad. Soriano no slo no fue maltratado, sino que se fue con aplausos de las entre 300 y 400 personas que lo escucharon. Hasta firm ejemplares de sus libros y sali feliz de all. Justo es decir que probablemente esa tarde la mayora de los alumnos que lo aplaudieron no cursaban la carrera de Letras, en donde efectivamente l no era uno de los autores estudiados. Meses despus de ese encuentro, Soriano le dio una entrevista a Carlos Ares para La Maga en la que habl negativamente de su visita a Filosofa y Letras, y describi al pblico que lo escuch y celebr como un auditorio hostil. Por qu lo hizo? No lo s, es ms, cuando volv a verlo en una Feria del Libro posterior y se lo pregunt su respuesta fue vaga, en una evasiva que compens con bromas y gestos simpticos que buscaban quitarme el enojo y la ofensa. Final para un acertijo periodstico-acadmico: Soriano estuvo en Pun y lo aplaudieron. Pero l no pudo o no quiso escuchar, complet Pomeraniec. Polmicas en la bibliotecaHoracio Salas fue el primer director de la Biblioteca Nacional en la era Nstor Kirchner. En junio de 2004 Salas entreg el mando a manos de la dupla que integraban los intelectuales militantes Elvio Vitali y Horacio Gonzlez.El 23 de junio de 2004, da de la asuncin, hubo unos 300 intelectuales y artistas que se acercaron al comienzo de una nueva era. El entonces secretario de Cultura de la Nacin,Torcuato Di Tella, no pudo evitar echar mano de su tpico humor y dijo: Quiero decirles a Elvio y a Horacio que este es un lugar un poco peligroso porque ac uno puede volverse loco () En estas salas hay un ruido ensordecedor: los autores de cada uno de esos libros, esos folletos, esas revistas y esos diarios estn gritando.Y cada uno quiere hacer escuchar su voz. () La Biblioteca es realmente un lugar donde hay una energa particular: saber manejarlo, convertirlo no en un depsito de libros sino en un lugar donde la gente los lea con inteligencia y en buenas condiciones es un reto fantstico que ustedes tienen por delante y espero que les vaya bien (170).(170) Educ.ar El portal educativo del Estado argentino. (http://portal.educ. ar/noticias/educacion-y-sociedad/elvio-vitali-y-horacio-gonzalez.php), 24 de junio de 2004.A la ceremonia asistieron, entre otros, el titular de la Fundacin El Libro, Carlos Pazos, el cineasta Pino Solanas, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Lnea Fundadora, Nora Cortias, los filsofos Len Rozitchner y Eduardo Grner, la psicloga Eva Giberti, el poeta Fernando Noy y la actriz Cristina Banegas.En las elecciones de 2005,Vitali encabez la lista de legisladores kirchneristas por la Ciudad de Buenos Aires.Asumi en diciembre y entonces renunci al cargo de director de la Biblioteca. En diciembre, Jos Nun nombr a Gonzlez director y a Horacio Tarcus como vice.Poco a poco las diferencias de estilos de trabajo, y tambin ideolgicas, comenzaron a aflorar entre ambas y tremendas personalidades. Exactamente un ao despus,Tarcus renunciaba y ah el debate, fuerte, sala a la luz y llenaba las pginas de las secciones y suplementos de cultura.Al irse,Tarcus asegur que el mal manejo del organismo llev a una cada del 20% en las consultas y al empobrecimiento intelectual del personal contratado.Tambin dijo que Mis desacuerdos con el director respecto del perfil y de la misin de la Biblioteca Nacional no son un secreto para nadie.A Gonzlez le interesa la actividad cultural y a m lo bibliotecolgico. El presupuesto crece de modo exponencial y al mismo tiempo el patrimonio crece de modo vegetativo y la cantidad de lectores cae de modo exponencial,Y posteriormente, Tarcus difundi una carta donde expresaba su posicin en el conflicto. All deca: El nfasis puesto por algunos de nosotros () en la necesidad de modernizar la Biblioteca Nacional incorporando nuevas tecnologas informticas fue reiteradamente resistido por Horacio Gonzlez.Al asumir como director el Dr. Horacio Gonzlez, se invirti la relacin de fuerza, perdindose el impulso de modernizacin tecnolgica y saneamiento administrativo que Vitali haba logrado comenzar a imprimir en la Biblioteca Nacional. El proyecto de la Biblioteca como Gran Centro Cultural pas a ocupar el primer plano.Los objetivos de transparencia y modernizacn encontraron al interior de la Biblioteca apoyos de algunos sectores y la obstinada resistencia de otros.El problema no consisti en estas previsibles resistencias, sino en la defensa terica y prctica, no tan previsible, que hizo el director de la existencia y del funcionamiento de estos micropoderes y microsaberes.Nuestra Biblioteca cuenta entre su personal con apenas un poco ms de 50 bibliotecarios, una docena de informticos y otra docena de licenciados en Letras y Ciencias Sociales.Aproximadamente el 75% de su personal no tiene calificaciones profesionales para trabajar en una biblioteca.La renuncia comenz a cosechar apoyos con nombre y apellido.Algunas de esas firmas le dolieron especialmente a Gonzlez. Carlos Altamirano, Felipe Pigna, Hilda Sbato, Luis Alberto Romero y Beatriz Sarlo eran las cabezas ms visibles del apoyo al director del Cedinci. Manifestaban estar preocupados por la suerte de la Biblioteca en medio de esta tormenta.Adems, firmaron: Gonzalo Aguilar, Martn Bergel, Alejandro Katz, Mara Teresa Constantn, Luis Priamo, Jorge Gelman,Adrin Gorelik, Mara Teresa Gramuglio, Mirta Zaida Lobato, Diana Wechsler, Graciela Silvestri, Juan Suriano, Oscar Tern, Sylvia Satta, Juan Gabriel Tokatlian,Andrea Giunta y Jos Emilio Buruca, entre muchos otros. Acordaban en subrayar el certero diagnstico sobre el sombro estado de la Biblioteca Nacional que detalla Tarcus.Tambin basaron el apoyo en sus experiencias como lectores e investigadores y destacaron, como Tarcus, la necesidad de trabajar en la modernizacin de la gestin bibliotecolgica, inventario e informatizacin del patrimonio de la Biblioteca. Asimismo pidieron por una poltica que apueste a convertir a la Biblioteca en el centro de un moderno sistema bibliotecolgico nacional y reservorio principal de la produccin editorial.La historiadora Hilda Sabato, una de las firmantes que hasta el momento integraba el Consejo Consultivo de la Biblioteca, tambin present su renuncia debido a su adhesin al proyecto promovido por Tarcus, que, segn expres, Horacio Gonzlez ridiculiza.Dado que comparto en buena medida el proyecto institucional que promova el subdirector y que usted ridiculiza, encuentro que mi participacin en el Consejo Asesor de Investigadores carece de sentido. (171)(171) Pgina/12, 4 de enero de 2007.No son tiempos de alarma para la Biblioteca, pero de todas maneras agradezco la preocupacin de los investigadores y la justifico plenamente, porque la Biblioteca es un eslabn cultural del que no se puede prescindir; es el sostn intelectual de una gran cantidad de actividades, seal Gonzlez en respuesta al difundido comunicado.Gonzlez le dijo a Clarn que contaba con el apoyo de otros tantos especialistas y confes sentirse dolido porque este grupo de investigadores, a quienes conoce desde hace tiempo, elaboraran un documento en el que no se lo menciona,como si en este tiempo no hubiera hecho nada por la Biblioteca, como si fuera un desconocedor de temas que me desvelan.Adems, observ que quienes firman la carta pasan por alto que la Biblioteca no est en la sombra, sino que hizo muchos avances que no dependen de una sola persona y que por lo tanto seguirn s