el poeta y su trabajo, 19
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Número 19 de la revista de poesía editada en México por Hugo Gola.TRANSCRIPT
el poeta y sw trabajo 1 19 PRIMAVERA 2005
EL ENCUENTRO SARTRE/CARTIER-BRESSON
Raúl Beceyro
l. PRIM ER ENCUENTRO
FOTO l . jean-Paul Sartre
P . .uís, 1946. En el Pont des Arts Jean-Paul Sart re está junto a Jean Poullion, apoyado ligeramente en la baranda del puente, el cuerpo indinado hacia su izquierda, pero la cabeza derecha. CartierBresson ap ri eta el disparador.
No se conocen las circuns tancias precisas de ese primer encuentro; Cartier- Bresson no ha hablado ni escrito nada sobre el retrato de Sanre.
10do lo que uno puede saber es lo que esd en la fotografía. Hace frío, eslá nublado , ha llovido hace poco (hay charcos en el puente. detrás de Sartre).
De Sartre también, en principio, se sabe lo que se ve: aquí
están su cazadora, su pipa y sus ojos; su forma de vestir, su mane
ra de fumar, su mi rada. Pero en realidad de Sartre se sabe más de lo que aquí se ve. En
el caso de retratos de personas conocidas, como Sartre, se produ
ce una especie de re-conocim ienw: al verlo, porque lo hemos
visto ames en esta, en otra fomgrafía, o en otras imágenes, Sartre
aparece cargado instantáneamente con todo lo que ya sabemos
de él. Alguien que no lo conozca o que no sepa qué hizo Sartre,
verá en la foro otras cosas. Toda fowgrafía es vista a través del prisma del saba de cada
uno de sus espectadores. Este saber es cambianre, difiere de una
persona a otra; puede estructurarse a través de cuestiones, diga
mos, "profes ionales". Un cineas ta, por ejemplo, vería rápidameme
el encuad re excéntrico de esta foto. Un estudioso de arre posible
menee relacionaría este rerram de Sartre con orros retrams, no
sólo fotográfi cos: es lo primero que hace E. H . Gombrich en su
introducción al libro de retratos, fotografías y dibujos, de Carrier
Bresson Téu a téte.
En ese texro, llamado "La misteriosa conquista del parecido",
Gombrich desarrolla algunas ideas sobre cómo la persona retra
tada aparece en el retrato, y cómo es en la realidad. El gesw re
gistrado en el rerra ro puede ser excepcional y en consecuencia no
tener vínculos con la persona de carne y hueso. Gombrich se
pregunta: "¿ Hubiéramos podido reconocer a la verdadera Mona
Lisa por las calles de Florencia, gracias al retrato de Leonardo?
¿O a Jean-Paul Sart re en una fiesta, por la foto de Carrier-
Bresson?" Gombrich habla del retra to en general muchas veces y del
retrato forográfico, otras veces. Para él Cartier-Bresson, "en tan
to fo tógrafo, está confinado en un medio que objetivamente re
gistra e inmovi liza los movimiemos del rostro - los congela como
tales- y esta precisión sin salida, seguramente hace que la rarea
de retratar el carácter de una persona resulte más difícil de lo que
sería en otro medio más flexible."
La fotografía, debido a esa precisión excesiva, y a su fa lta de
flexibilidad, sería entonces poco adecuada para capturar la "ex
presión exacta" del retratado. Ahora bien: ¿quién sería el juez
para determinar que la expresión que aparece en el recrato es
"exacta"? Para Gombrich "quienes comparten la intimidad del
renatado" tienen al respecto una opinión decisiva, incluso esa
esposa que se queja de que el retrato del marido tiene "algo raro
en la boca". Parece excesiva esta consideración que se tiene con lo que
dicen fam il iares del retratado (o incluso el propio retratado), pa
ra determinar la exactitud de su expresión. Ellos miran el retrato
de ese se r cercano desde un lugar donde prevalecen los semi
mientas. Porque también el saber de cada espectador puede construir
se en base a los sentimienros que la fOwgrafía de alguien conoci
do pueda despertar. Supongo que hay muchos espectadores del
rerrato de Sartre que, al re-conocerlo, sientan cariño o emoción.
Ese camino, el de los semimientos, es recorrido por Roland
Ruches para encontrar el rasgo definitorio de la fotografía (el "es to ha sido"), al mirar la fotografía de su mamá cuando era
niña, que Barrhes ve poco tiempo después de la muerte de su
madre. Barrhes ni siquiera nos mues tra, a los lectores de La cá
mara lzícida, la fowgrafía de su madre, porque para nosotros no
significaría nada, sería una fow cualquiera.
En este caso extremo, en el que nos encontraríamos cualquie
ra de nosotros si viéramos una foro de nuestra madre que acaba
ra de fallecer, el "saber" del espectador es puro sentimiento: lo
que sieme es, más que nunca, intransferible, incomunicable.
En menor medida, pero también en este caso, el retraw de
una persona conocida es para el espectador que sepa, o sienta
cosas relacionadas con esa persona, una materia cristalizada. Ame
ella, al parecer, el fotógrafo debe limita rse a registrar lo que tiene fremc a él, no puede hacer ot ra cosa.
LOS INSTRUMENTOS DEL FOTÓGRAFO
En el caso de la fotografía de la mamá de Barthes, caso extremo en el que roda la fotografía está ocupada por el Referente, por la mamá de Barthes, en esa fotografía de la cual Barrhes es práctica~
menre el único espectador posible, ahí sí lo que const ituye el "trabajo" del fotógrafo no tiene ningu na impon ancia: da lo mis~ mo cualquier encuadre, a condición de que incluya, de una fo r~
ma u otra, a esa ni ña, para que Barthes reconozca a su madre que acaba de fa llecer.
En el caso del rctraw de la persona conocida, como Sartre, a
pesar de cierta similitud con la fotografía de la mamá de Barthes,
hay un margen de acción, el fotógrafo algo puede hacer. Para ello el fotógrafo tiene a su disposición tres herramiemas
en esa tenrativa por estructurar una manera de ve r las cosas, una
manera de organiza rl as, una forma de mostrárnoslas. Estos tres instrumentos son: el momento, la luz y el encuadre.
Es posible que momento, luz y encuad re sean las her ramientas de las que d ispone codo fotógrafo, al hacer cualquier tipo de fotografía. Pero en el caso del retrato , se produce una especie de simplificación temática (el retrato puede ser considerado un
género focográfico, dado que repi te un esquema bás ico): el fotó~ grafo enfrenta a la persona conocida y obtiene una imagen de esa persona. El mecanismo de producción de la foto se manifiesta nítidamente; quizá en alguna medida, como en todas las fo ros,
pero tal vez como en ninguna de manera tan evidente. En el ret rato se achica el abanico de posibi lidades temáticas y
así queda evidenciado más claramente qué puede hace r el fotógrafo, en esa si tuación dada.
Sin embargo es posible que esa simpli ficación temática no sea tan defini tiva.
En el libro Jete a téte (Retratos de Cartier-Bresson), se incluyen fOtografías de personas conocidas (en cuyo caso al pie tenemos el nombre del pintor, escritor, cineasta, fotógrafo), que ahernan con fotografías de personas que no conocemos (que "nadie" conoce), y entonces al pie tenemos la información del lugar y la fecha en que la foto fue romada. En ese li bro hay 12 1 retraros de personas conocidas (más o menos conocidas, conocidas por un número más o meno.~ grande de espectadores) y 13 retratos de personas anónimas, sin nombre. con lugar y fecha al pie de la imagen.
La intrusión de los 13 personajes anónimos permitiría ampliar, definir, d concepto de retra to. Me parece, si n embargo, que el retrato de la persona conocida (sin dejar de lado el grado va riable de co nocimiemo, saber o senrimiemo q ue renga cada uno de los espectadores), "funciona" de manera di ferente al retrato romado en Irán, la India o el gueto de Varsovi:t . Y fun ciona de manera distinta tanto en relac ión con el espectador como con respecto al fotógrafo . Frente a la persona conocida, frente a esa materia cristalizada, el focógrafo tiene tres oportunidades y al menos en una de ellas debe da r en el blanco.
La primera de las herramientas del fotógrafo es el momento. El fotógrafo debe esperar ese instante fugaz en el que se pro
duzca una especie de concentración, de significac ión plena. En algunos casos, en efecto, se riene la imagen de ese instante en el q ue, por su gesto o por su acción, la persona retratada aparece definida, nítida.
Se puede suponer que a veces ese momento es efímero, y que un segundo antes o un segundo después las cosas ha brán cambiado radicalmente. En esos casos, para trata r de enfrentar ese momento fugaz, el fotógrafo se ha preparado "durante roda su vida" para poder, en ese instame de encuentro co n lo real, capear el momento, el gesto o la acción, que sean definitorios, significa-
FOTO 2. }ean Genet
FOTO 3. Albert Camus
FOTO 4. Afexander Schneider
En los cerraros de Jean Genet, Albert Camus o Alexander Schneider podemos, en efecto, tener la impres ión de que el tra
bajo central del fotógrafo, consiste en la captación de ese momenro fugaz. Las dos transeúntes del rerrato de Genet, un segundo después saldrán del cuadro por la derecha, cuadro que, por ahora las comiene. La mano de Schneider está moviéndose tan rápida
que aparece, justamente, movida.
Ames o después del instame en que la fo ro ha sido tomada, las cosas estarían desorganizadas, insigni fica ntes. Es pensando en casos como estos que se puede suponer que lo esencial en la fOwgrafía es que el fotógrafo "se encuentre allí".
FOTO 5. /vfax Emst
En otros casos puede pensar.se que el fotógrafo ha ll egado, cas i, un segundo tarde. En el renaro de Max Ernst y su mujer, la fotografía ha sido wmada en el último de los instames posibles: un segundo después ya sería demasiado ta rde, ya que Ernst aparecería de espalda y estaría tapando cuerpo y rostro de .su mujer. Puede pensarse, por el conrrario , que la fotografía hubiese podido ser tomada un segundo anres, con Erns t y su mujer caminando y acercándose a la altura del fotógrafo, ese fotógrafo que, en la foro que tenemos frente a nosotros, ya están dejando atrás.
Por otra pane hay fotografías en las cuales el momenro se prolonga, y el fotógrafo puede tomar el rerrato un poco ames o un poco después, da lo mismo.
El sujeto del retrato, frecuentemente, "posa" , y la pose supone la detención del momento. Durante el tiempo de pose nada cambia, todo permanece inalterable.
En esos casos el momento, debido a que el sujeto posa o por
ot ra razón , no es fugaz, se prolonga, el ti empo es "a ncho", y
por eso no constituye un principio de construcción. Es lo que
sucede con el ret ra w de Ezra Pound.
Furo (> . Ezm Pound
En el libro de Ben Maddow Faus, Cart ier-Bresson ha dado
los deta ll es de la rea lización de es ta foro: una hora y media freme
a Pound sin pronunciar una sola palabra, una buena fowgrafía
(ésta), orras cuatro fotos posibles y dos que no eran interesantes.
Y d uranre esa ho ra y media, con Pound es rr ujándose los dedos,
Cartier- Bresson ha tenido prác ri cameme frente a él el mismo
ges ro, la misma actitud de Pound. Su trabajo no consiste aquí en
nada relac ionado con el tiempo o con la ca ptación del instante
Fugaz, ya que un minuto ames o uno después. o una hora antes o
una después, sigue pasando lo mismo. ¿En qué consiste, en este
caso. el rrabajo del fotógrafo? Ca nier-Bresson ha utilizado aquí el segundo de los insrru
memos de los q ue dispone el fotógrafo: la luz.
Ezra Pound esr:í li teralmente tocado por la gracia. su cabeza
inca ndescente hab la de la lum inosidad del arte.
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Lo que ha sucedido es que Pound estaba sentado en un sillón junto a una ventana por la que, en el momento de hacer la foto, cmraba la luz del sol. Y el fotógrafo ha expuesto para la sombra, del tal manera que la pane menos iluminada de Pound esrá bien expuesta, y la parte tocada por el sol está quemada; eso fue todo. La incandescencia del poeta: simplemente una cuestión de exposición.
El elemento determinante de esta foto no es ni el momento ni el encuadre, ya que el encuadre simplemente se limita a incluir a Pound, de una manera "natural" (ya veremos cuándo Cartier-Bresson uriliza el encuadre como su arma principal); el elemento determinante es aquí la luz. Pero puede pensarse que la luz estaba siempre ahí, y que Canier-Bresson se limitó a regisrrarla. No puedo evitar suponer, sin embargo, que esa hora y media de "espera", durante la cual hizo las siete fotografías, fue quizá de espera para que la luz del sol tocara de "esta" manera a Pound . Sería interesante ver las otras seis fotos, para ver qué papel jugaba la luz en cada una de ellas.
La Fotografía es, se sabe, la escritu ra de la luz; nunca tanto como en el rerraw de Pound.
FOTO 7 . Wil!iarn Faulkner
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FOTO 8 . Arthur Mifler
FOTO 9. Katherine Anne Porter
Miremos si hay algún otro retrato en el que Cartier-Bresson uti lice la luz de esta misma manera. No alcanza con que esté la luz del sol: el retrato de Faulkner, por ejemplo, con cierto equilibrio entre lo que está iluminado por el sol y lo que está a la sombra, no "dice" que Faulkner está tocado por la gracia.
Faulkner ocupa la mitad derecha del cuad ro , mientras que la mitad izquierda está ocupada, de abajo hacia arriba, por perros, charcos y vegetación. Uno de los dos perros, el que aparece íntegramenre en la imagen, está lomado en el mismo momento en que se despereza, estirando las para.s de atrás; es mediodía, estamo.s en d sur de los Estados Unidos, hace calor. Los dos perros son, evidentemente, los perros de Faulkner. Análogamente ese pa tio con sombra es el suyo, y el bosquecito calcinado por el sol, que vemos al fo ndo , forma parte del conrexro habimal de Faulkner.
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En ninguno de los otros retratos de Tete a téte se ve la acción de la luz de la manera clara, maciza del retrato de Pound. Pero hay dos, el de Arrhur M iller y el de Ka rherine Anne Porter, donde vemos a otros dos artistas tocados por el sol, luminosos, radiantes. Nuevamente la presencia de la luz del sol sobre la persona retratada y la exposición para las luces bajas.
Podría verse que, de la misma manera que la presencia del sol no alcanza, a veces no hace falta el sol para es tablecer una gran luminosidad sobre el personaje.
Una luz muy d ireccionada (que provenga, por ejemplo, de una ventana próxima), y también intensa , en relación con un interior penumbroso, puede actuar de una manera semejante a b del sol. Se trata siempre de relaciones corre luces airas y luces bajas .
Casi nada de lo que he d icho hasta ahora sirve para comprender la organizac ión del retrato de Sarrre.
Carrier-Bresson no ha utilizado el momento. Aquí elliempo es "ancho" y hasta puede pensarse que Sartre está posando y que en consecuencia esta rá as í hasta que el fotógrafo diga: ya está. O al menos que Sartre esd hab lando con Pouillon y que esta rá así antes y después del momento en que Carrier-Bresson hace su retraw.
Las cosas estaban as í, y lo seguirán estando. Y con la luz tampoco Carrier-Bresson puede hacer nada: está
nublado y no hay la más mínima dircccionalidad de la luz. CarrierBresson debiera declararse vencido, porque la foto que él pueda hacer es la misma que podría hacer cualquier fotógrafo, o incluso roda persona que pasara por ahí. Y debería declararse vencido sj no tuviese a su disposición, y si no la utilizara, la tercera y
última de las herramiemas del fotógrafo : el encuadre. En el re trato de Sartre el personaje cen tral ocupa el ángulo
inferior derecho; en más de la m itad de la fo to de Sa rtre, Sanre no está.
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En su texto Gombrich habla de una "variab le importante" en
rodas las fotografías de Carrier-Bresson: "su preocupación por la
composición de la imagen. " (Además Cartier-Bresson no permi
te que sus foros sean reencuadradas.) Gombrich d ice que la
composición es igualmente importante, tanto cuando "nos
muestra a Lucien Freud, abajo , en el cxcremo inferior derecho,
mientras el resto de la imagen está ocupado por su caballere",
como en "el famoso retrato de Camus, cuya cabeza parece abar
car todo el cuadro. "
roTO 10. Lucien Freud
En la fotografía de Lucien Freud, que Gombrich menciona,
el borde inferior "corta" al rerracado, y hay panes de él (manos,
resro del cuerpo) que quedan "fuera" del cuadro. H ay una expli
cación sobre esta manera "poco namral" que ri cne Carrier-Bresson
de encuadrar muchas de sus fotos. Ya ve remos en el retrato de
Sartre, d por qué del encuadre excéntrico.
Por otra parre cuando Gombrich dice que Camus "parece
abarcar casi rodo el cuadro", esa impresión se produce porque el fmógrafo encuadra "naruralmenrc'' a Camus. No hay n inguna
excentricidad en la foto (en el doble sentido de la palabra: no hay
ninguna rareza en el encuadre y, por otra parre, el reuatado no ha sido desplazado del centro).
Cuando decimos q ue la perso na ret ratada ocupad centro, en realidad es su cabeza que lo ocupa. Tanto la cabeza de Camus como la de Alexander Sch neider t ienden a ocupar el centro, aun cuando el violín de Schneider aparezca cortado o Ca mus ligeramente desplazado hacia la derecha, a causa de la orientación de su cuerpo.
Para Go mbrich, emonces, en lo:; ret ratos de Canier-Bresson, a veces la persona ocupa el centro (Camus, y tam bién Ezra Pound) mientras que o tras veces (Lucien Freud , pero tam bién Sarrre), el retratado ocupa un rincón, mient ras que en el resto del cuad ro se ven otras cosas.
FOTO 11. Hortense Cartier-Bresson
M uchos retraeos de Cartie r- Bresson tienen el encuadre descentrado. Tendríamos que preguntarnos por qué. Esta decisión de Canier-Bresson, que puede parecer sorprendente, no es caprichosa ni arbi traria. Me parece que mediante el encuadre excéntrico, Carrie r- Brcsson desc ribe al personaje también por lo que se ve en la parte "inútil" de la fúo. Eso resulra evidente co n
el pintor Lucien Freud o la pianista Hortense Cartie r-Bresson. A qu ien no sepa que Fre ud es pin tor, la foro se lo dirá; qu ien
no sepa que Hortense es pianista, sed informado de ello por la propia fo tografía. Cada una de los dos im~igenes dice q ue Lucien
Freud es pintor y Hortense Cartie r-Bresson pianism. Cuadro y piano también me están hablando de la persona cuyo retrato esd
haciendo Henri Can:ier-Bresso n. En estos dos casos cuadro y piano "se ven bien", aun cuando
estén un poco desenfocados. Pero en el retrato de Sartre (sucede
lo mismo con el de Simone de Beauvoir que Canier-Bresson
hace en el 47), el foco acrúa condicionando lo que se: ve.
FOTO 12. Simone de Beauvoir
En el retrato de Simone de Beauvoir, Cart ie r-Bresson inclu
ye, en el cuadro , ese paisaje urbano, desenfocado, quemado, so~
bre el cual se destacan los tres personajes, que parecen ser mujeres, y que se van acercando. Las rres mujeres "anónimas" quizá en~
cuemran en esta mujer de primer plano, a su porravoz, a su re~
presentance. En el reHaw de Sarrre el foco está , por supuesto , en Sartre.
Mas acá (el perfi l de Pouillon) y más allá (pueme y edificios del
fo ndo) está desenfocado. Pero el desenfoque de la cúpula del
fon do es l'al, que la despoja de sus características particulares, la
convierte, cas i. en una abstracción.
tG
¿Por qué Cart ier-Bresson coloca a Sarrre a la derecha, abajo, y la cúpula arriba, a la izquierda?
En algunos otros re traros, cuando, descentrando a la persona Cartier-Bresson incorpora parte del lugar donde vive o do nde
trabaja, uno puede comprender fácilmente que el encuadre ex
céntrico incorpora información sobre el contexto, sobre el me
dio en el que esa persona vive o trabaja. Con el rerraro de Sartre se hace menos fáci lmente comprensible, pero creo que sigue fun
cionando el mismo mecanismo. Carrier-Bresson sigue hablando de Sarcre y del comexw en el
cual Sartre vive y trabaja, porque, qué es exactamente eso que estamos viendo en el fondo?
La cúpula desenfocada y abstraaa es lo que podríamos llamar "la Institución". Detrás de Sanre, como una sombra quizá
amenazadora, está la lnsti[Ución. Sartre le da la espalda.
En realidad la cúpula que vemos en el fondo es la cúpula de la Academia Francesa, y cúpula y Academia son palabras que se milizan como sinónimos. A veces se dice que "bajo la Cúpula" suce
de algo, queriendo decir que en la Academ ia Francesa pasa algo.
La Academia fue fundada en 1635 y sus integrantes aparecen
a veces vestidos con un uniforme de etiqueta, con sombrero, capa y bastón. Resultaría impensable ver a Sartre vestido de Académi
co, formando parte de la Academia Francesa. La Academia puede ser pensada como una especie de emble
ma, de condensación de eso que podría amenazar, desde las alturas, a alguien como Sarcre. La Institución lo mira, desde lo airo,
Sartre le da la espalda. Mediante el encuadre excéntrico, Cartier-Bresson plantea, con
los medios de la fotografía, el conflicro enue la Institución y un pensamiento libre. (En 1964 Sartre va a rechazar el Premio No be!;
nuevamente va a darle la espalda a la fnsti[Ución.)
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NUDO BORROMEO Rodolfo Hinostroza
Un hombre vaga durante numerosos años fiura de m patria. estrechamente vigilado por Po:;eidón, y solo.
Aristóteles
Y ahora remontas rue Vavin subiendo a Montparnasse Hay un río que duerme otro que murmura
Aquí C layton hablaba de Soutine Los dorados temblores de Diana en el patio interior
El cuerpo multiplicado en millares de copias Y un presagio de tormenta en la escalera
Menos grave que en los años siguientes Y ahora todo resbala hacia Lo Real
Había sido algo menos que una presencia Definida con tenacidad
Al alba con las últ imas luces de Lt fiesta La materia de los dioses extraviada en un recuento precipitado
De tantos viajes tantos libros tantas mujeres La sombra helada de un libro que te acecha
Mientras haces el amor en el bisel del espejo Las claves sumergidas en un cat:ilogo de signos
1e requiere por una vibración de encajes y deseos Como el vaho sobre el cristal del automóvil
Londres un taxi palpimme a la puerta Una confidencia cubierta por el timbre del teléfono
Forma insuficientemente percibida A través de las celosías de la casa
Lo G ris duerme su rapacidad ve la Modo infinito en infinita parod ia
,,,
Y ahora tratas de recordar un acm significativo
Que te hubiera matado Para que hacia él converjan las líneas del poema
O el pavor de un sueño Donde olvidas rus huellas en las cosas
Como si al crepúsculo rornaras la cabeza
Viendo unas rayas difusas en la perspecriva Así cuando declina el viento de la noche
Hay tal vez una playa con casetas de vidrio Y estudias el mecanismo de las olas
Sobre la barrera que planta tu memoria Un dólar de plata por saberlo
El sentido de la experiencia debe encontrarse all í
Y yo debo entonces perseverar en el poema El Orro que yo he sido el Otro que estoy siendo
Me debe se r designado en el poema En una de sus líneas (tal vez. en ésta misma)
El insoleme sol trepa al solsticio Y se me hace saber que mi sombra se gasra
Y una imagen recurre (la de Marianne) Como si el erotismo fuera capaz de definirme
Como si buscase definición Deslizándome hacia el centro del poema
Donde hay silencio y quietas placas de hielo Calles que no llevan nombre
Miedo de tocarlo y no tocarlo y atravesarlo sin tocarlo
Como una sombra de palabras Y hay líneas que se encurvan sobre el horizonte
Otras sobre el crepúsculo Y acodado a las estepas mayores
Buscas la conjunción de los sentidos En una sola epifanía
La memoria como un espejo parabólico
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Descoyuntado por infinitos puntos de fuga Que recompone ahora una imagen de mujer
De actos presenciados en Mallorca O en un pueblo belga que se llama Malone
Cuyo sentido (si alguno existe) resistiría a la enumeración De imágenes dispersas
De una noche en busca de rue Giordano Bruno Al fondo del dist rito XJV y bajo la nieve
O la de un lépero cagando sobre un puente en Comayagüela O de una noche caliente y desolada en Managua
Un Luna·Park en trozos O caminando comra el viento a la emrada de CerbCre
Buscando un maldiw camión Y codavía
Atravesando un campo de lavanda en el Luberón Con un vuelo de cuervos en el cielo cubieno
Fascinado por la estupidez (Lo Real)
Y el amor que no sobrevive a Lo Real Y poes ía calla
Puedes trepar a un bus hacer le tour du monde Hasta que rus desgracias se consum an
Y te llenes los ojos de países Inexplicables como las mujeres
Sombras fru tas remol inos Conversaciones a orillas de un catre
Viajando hacia Entropía con un bolso de lona Borracho (y agresivo) cada día
Dónde quedó el lugar de la emoción largamente buscado La voz (era una voz?) en los farallones de La Herradura
Sucio cobalto mar Los versos aullados al viento
O la vigilia sobresahada en un hotel de Ibiza
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Y rodo suspendido a esa enorme extrañeza De estar aquí haciendo precisarneme eso
Quizás en suma La larga perplejidad
Que incita al mundo a ser lo que es N unca lejos ni cerca
Nunca Real Y el viento que se caga en la no ticia
Segando los sonidos De pura insensarez has preferido una vida bri ll ante
(Brillante?) Peloteado en tre psicoanalistas vagos guerrilleros
Art istas espléndidas mujeres pi lares de bistró Lccmres de novelas policiales
Cambiando dos por una en el Marché d'AJigre Dos Francis Rick contra un buen Ambler
Cuatro Carrer Brown contra dos Srark Una docena de Chase (siempre es lo mismo) contra
Lady in che Lake O Red Harvesr o La Reine des Pornmes o Wincherly Wo rnan
La escena de las fresas la escena del pico de hielo El torpe ases inaro del marido
Y las manchas de sangre dulzona sobre el piso encerado Un laberinto de enaguas y de manos
Cáchame cáchame No Lendremos ma ñana
Porque mañana no existe para nadie Tú eres Tú porque yo lo he querido
Y El Mundo (El Arcano XXJ) re pertenece No es sino un modo de pasar por El Diablo (VIII )
Errando entre las si llas al alba de la fiesta lnmerso en una hecatombe de palabras
Un espejo te entrega lo idéncico y lo orro
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Una puerta una noche Si soy el q ue deseas y deseas a otro
Soy Otro Y cuando te deseo no deseo ser otro
Librado a la madera de los sueños No tendremos mañana
Como quien asume una pasión inco nsecuente Con la seguridad de ver borrarse los fantasmas
A la llegada del alba Tú y Yo
Aturdidos huyendo por las alcantarillas A La Paz (Baja California) o a Formentera
Cris el Sevillano en dos días dio la vuelca a la Isla Jean-Marie se colgó en el fondo de un pozo
Frank cogió a martillazos a dos guardias civiles Mi Reina Armada destruyendo los rangos de peones
Un triángulo de luz polvoriente en cada mano Del 1 al O al !
Y ahora Mi Reina es presa de la angustia En un túnel como una tripa viva
Que se abre sobre una playa donde un hombre desnudo medita El Amor y La Paz
California Dreamin' Un sueño en jeans T-shirrs
Playas tornasoladas soles ana rJ.njados (Wesselmann) La sombra de viejos automóviles traqueteando
Hacia un presente perpetuo Une Ile entre le Ciel et l'Eau
O un lago azul e inmenso El ágape q ue cura las heridas
Y el perezoso sol calentando mi cuerpo que no tiene Orgullo ni deseo
Un paquete de vidas reventadas por presencia de Lo Eterno
El Big-Bang repercute sus últimos ecos Y la gente deriva hacia todos los suburbios del planeta
Vagando meditando gozando predicando Rompiendo el delicado equilibrio entre Idea y Deseo
Un último sobresalto de O ccidente Antes del encadenamiento de las guerras
Las heladas estrellas se agrupan del lado de La Osa Ella ha desaparecido
(Quién es Ella dónde está Ella) No confundas tu soledad y la suya
Cuando tires olas tres monedas por seis veces SUNG
Esta línea muestra al sujeto vacilame frente a la disputa Vuelve al estudio de los dictados celestes
Abate sus deseos agresivos Reposa en la firmeza y corrección
Habrá buena fonuna Abate tus deseos abátelos te digo
Así podrás acceder a la contemplación Y el m un do rodará sin ti
Por una vez Y verás gotear las estaciones
En un cielo Ile-de-France Tendido en un camastro fascinado
Por una constelación de manchas de humedad Las nubes dibujan carneros castillos
Una majada de fantasmas desciende el Huascarán Trisca en torno de un ojo de agua
Pisoteando el diván del analista Repita eso
(Eso') La memoria se posa sobre un campo de trigo
Y los caballos trotan en torno de la era
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Encerrados en un domo dorado Tu padre bebe chicha de jora
Y tú aloja fresca Y más tarde la luna rondará sobre la Casa-Hacienda
Polvo de leche luz Tus sábanas se prolongan en nevados
Repita eso El poema graffiti sobre un largo monólogo
El tema del baúl el rema del poeta atormentado Por la Sombra del Padre
Un calembour dudoso colgando de la manga (Nunca tocará fondo porque es forma)
La hora de las visiones ha pasado Quién sabe lo que sabe quien no sabe
Hay una teoría de círculos concéntricos Puesta para evitar un encuentro fronral
Que ya tuvo lugar Que apareció como un azahar en el verano
Calmando mis sentidos crispados en la espera En el sous-bois las armas
Esparciendo un sonido metálico en el aire transparente Lustros
Y a la mañana siguiente un trapecio de niebla Sube al Medio del Cielo
El halcón malherido volrijea sobre el techo del mundo Suspendido del verbo
Que se balancea como un fruto Demorando en caer
Y re consumes fuera de la palabra Que tal vez se alimenta a sí misma
En inflorescencia perpetua Y así entorpeces la demostración
Empantanado en una noche sin fin
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O detenido en un mediodía perfecto Un bocado de viento en las colinas
Una ventana abierta en la plaza del pueblo Que des igna un imposi ble deseo
Y el riempo el viento amargo Huye entre tu camisa
Como un recuerdo agudo y olvidado Así un día en el embarcadero de Santiago Aridán
O cierta vez en Uxmal r ndescifrable tu memoria en ruinas
Fuera de rema borracho como un Lord Contiguo a una ga laxia burlona y superior
Más ebria que la noche bamboleante Ceñida a tu cintu ra hincándote las uñas
Mient ras circulan retazos de ciudades Ramalazos de luces en el puerco
El esplendor vacante de tu cuerpo Animal expulsado de la música
Más acá del Edén donde no hay luz ni noche Sino incredulidad de cada gesto
Como q uien sobrevive sin saberlo Y hay un va lle que cierra el hor izon te
Un río que la brisa ace rca Y una mujer desnuda en la lerraza
Tomando sol Nada es real sa lvo Lo Real
Desdeiloso irascible parpadea me y sumiso Eternamente anclado
Pla ntado frente al río que murmura Q ue tu vida se desp liega y se agora
En la incesante perfección de su dife rencia A causa de Ent ropía
Obedecida y pronro contradicha
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Por una dimensión confusa y vegetal Y el azar re convoca para jugar un rol de figu rante
En el chalet de abajo Y en un delirio de provis iones y de ropa limpia
Olorosa a lavanda Viajas en tus palabras
Y tus palabras viajan.
Septiembre 1980
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DIARIO DE LA COSTA
Guillermo Saavedra
H ERÁCLITO
.29
Luego de emprender la guerra co tidiana con tra el mundo,
fl nalmeme desiste , más hermosa que nunca.
Un gato inrenra com partir esta t regua
pero es expulsado con un plato de leche más allá de los límites del co razón de fuego de la casa. Ella, entonces, comenta en voz aira
un florilegio de los presocrá ti cos. Mientras H erácl ito reina entre nosotros
- "ellogos es algo más imponanre que el discurso",
se queja el la de los malos exégeras-, recuerdo que la he soñado
como un monumento
se ns ua l:
)0
entre pliegues de pasión, yo intentaba colocar en ella una pequeña placa conmemorativa. No era mero discurso sino pensamiento hecho carne lo que esas pocas palabras me dictaban en aquel sueño donde todo ard ía en el fuego impiadoso de los griegos de Oriente.
SIMENON
:, ¡
En el viaje, me cumplo una promesa sencilla: volver a las novelas de aquel belga en donde no brilla Maigrer sino los hombres grises, aba ndo nados a una suerte que es la nuestra. Cumplo con la curiosa coincidencia de encomrar en un lib ro
con páginas en blanco la misma soledad desazonada de los hombres de Kafka, las figuras que Beckett dibujó en la arena
de un siglo demasiado ruidoso. Sinuoso Simenon de reputación perjudicada por una pluma ligera, la afición al orden y el tabaco bien curado. Y sin embargo escribe, con lena muy pequeña, idéntica aventu ra de gente abandonada a la suerte insular de no entender del todo cómo el orden di spone su lógica maltrecha .
BANANA
52
Parece natural, pero el esfuerzo
de su curva no es innato.
Ha debido creer en la necesidad
o en el destino para trazar el arco que la hace única en la lujosa fiesta de las frutas.
PLANTAS
J3
No es que el las sean mejores,
apenas diferentes:
impávidas, asisten
al grueso espectáculo de nuestras
conspiraciones.
Sus actos siempre leves parecen
más suti les por fa lta
de imenciones .
H UMANUM EST
34
La propia con4i.ción
atenta contra el juicio:
las cosas,
con su espuma tan alta como el tiempo y sin embargo inmóviles, de nada son testigo; y el tiempo desvanece.
MUNDO DE SANTIS
Ha convertido
el mundo en un juguete, en miles de muñecos y máquinas sin fe, irresponsables . En él, no hay sangre verdadera, ni muertes muy defini(ivas.
Sus gcmes son figuras que cruzan fugazmente el aire ina! cerable de la página. Y sin embargo no son planas: no las mueve
el amor sino la savia
espesa de una frase perfecta.
AYUNOS
Bach no creía en Dios del modo en que
suele pensarse la fe. Escuchando, al menos sus Variaciones Goldberg - como Ella dice, el cristal de la luz se expone en ellas en un solo plano de felicidad- , se sospecha que Bach prefirió los beneficios de la duda, una tranquila incertidumbre al cabo de la cual
36
57
siempre encontró la prueba de una existencia divina. Despojado de la carga de alimentarse diariamente de una imposible ceneza, pudo escribir, en el aire ligero de sus polifonías, la clara y sencilla alegria de sospechar que Aquel esrá presente de modo discontinuo. Y es esa intermitencia la que confiere a los hiatos de su ausencia la voz de una necesidad que permanece y que llamamos música.
POEMAS ]essica Díaz
NO ME HABfA DADO CUENTA O VIENDO
Esta mañana (busco concentrarme) mirando hacia ninguna parte
me di cuenta
ya salen hojas de la bugambilia.
NO SÉ PORQUÉ
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Siempre siemo deseos de pegarme al marge n
no sé por qué será inseguridad
falta de
temor
de
de
en
falta de ideas
e í
la
LIBERTAD
A orar
el
página
lack of thought and sensiriviry
simplemente
pegarme al margen
ganas
COMO ALFOMBRA BAJO LA CAMA
de
QUÉ COSA
4 1
Qué cosa t iene la tarde qué cosa t ienen los m iérco les que la gente cae qué cosa eso de partir dejar de respirar como si nada como si al cerrar los ojos pasara nada y van uno tras o tro la abuela un hermano un amigo sin parar sin detenerse ni con respiración arti fic ial ni con rezos con nada
no se detiene la muerte no se de tiene y pasa alrededo r
se acerca pasa a un lado sin siquie ra darte cuenta
BESOS
a. Qué bien besar una boca sentir unos labios golpeando los tuyos una y oua vez
b. El orro día en la rele sa lió un programa especia l de puros besos y
en ouo canal - koko el chimpancé- aprendía a da r besos y los mandaba desde su jau la
c. Me pregunto si a mi hermano le di muchos besos
antes de que se atravesa ra ese coche que no me dejó verlo
e. En Bagdad un empleado del gobierno fue acrib illado en su amomóvil
quedó tend ido en el sillón sa lió en el noriciero, al mediodía, después del especial de besos
d. Pienso.. besos en otros días que no fuera en su
cumpleaflos
Parabrisas, para brisas, si aquí no hay brisa, sólo aire, un poco, a veces
La diferencia entre el empleado de gobierno en Bagdad que fue acrib illado y mi hermano es que el primero quedó sobre el asiento de costado - supongo. Mi hermano, que se impaC(Ó con otro coche, quedó sobre el volante o en el respaldo del asiento, nunca supe
g. Sobre los besos, la incógnita es la misma, quien sabe si uno y otro habrán recibido suficientes. Del empleado de gobierno es imposible saber, habría que contactar a su familia y averiguar un poco ... De mi hermano tampoco se puede definir nada. En la casa no se acostumbraba dar besos salvo en cumpleaños, viajes, año nuevo, apuestas, ere.
h. No entiendo por qué se le llama parabrisas al parabrisas, por qué no paravienros, parapiedras o parab ichos. Y a los besos, por qué no para labios, para babas, estimulantes o algo así
FRAN<;:OIS VILLON. LA EXISTENCIA
COMO FENÓMENO POÉTICO
Tristdn T zara Traducción: Enrique Flores
Constantemente en el límite del drama y el riesgo, suces ivamente puntuada por caídas y arrepemimienros, aliada a bromas y mistificaciones cuya profundidad de sentimiento raya en la ligereza y el desafío, la vida atormentada de Villon debe el resplandor de su trazo y de su misterio al hecho de haber sido duplicada por la neces idad del poera de expresarse, con codo detalle , no con ayuda de un comentario, sino con la voz misma de esa ternura interior, foco constante de calor y fraternidad, que, tomándonos por testigos, nos hace al mismo tiempo solidarios de su desamparo. Tin fuene e insinuante es el valor persuasivo de la poesía de Villon que, a menudo, nos parece wcar un estado de conciencia al desnudo, mientras la desnudez misma de su voz lleva la huella de un dolor que sobrepasa las condiciones temporales en las que surge. Es el particularismo individual de su poesía el que hace que Villon alcance lo universal. A veces, puede ser ran localizado que los detalles se nos escapan. Pero, aunque sean incomprensibles, su verosimilitud está lo bastante fundada como para ofrecer la visión coherente o imaginaria de un mundo firmemente cons titu ido.
Existe un mundo de Vil Ion, un mundo que ha tomado forma a través de su poesía y que se nos impone hasta identificarse con la imagen que nos hJcemos de un siglo XV ruidoso y socarrón, erudito y pleitista, burgués y picaresco al mismo tiempo. Sin embargo, el mérito de esa poesía no reside en la creación descriptiva de ese mundo, sino en la puesta a punto de una realidad propiamente poética, que desborda, por lo tanto, las conti ngencias formales y anecdóctic!s del medio ambiente.
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A fuerza de preguntar qué es la poesía, tendemos a perder de vista el objeto que le es propio : ser significativa sólo en la medida en que es excepcional, única e irremplazable en la escala devalores espirituales. Quiero decir que su eficacia radica en la expresión de su cualidad vivida, incluso si su poder de comunicación no se ajusta rigurosamente a la intención del poeta. Lo importante es que responda a una serie de justificaciones latentes en el espíritu del lector, que, por su parte, se encarga de hacer asumir una interpretación válida al sentido de cada proposición. No hay necesidad de preguntarse cuál era la significación exacta de la poesía de Villon en tal o cual época, porque, aunque el cemro de nuestra atención se ha desplazado hoy en día, esta poesía tiene la fuerza suficiente para conmovernos y obligarnos a seguirla hacia una de sus múltiples desembocaduras.
Lo que confiere a roda obra poética la potencia sonora del lejano eco que suscita comienza de alguna manera por una uni dad de tono, un feliz encuentro de la experiencia vivida y de su adecuada traducción a un lenguaje que transgrede su valor conceptual. H ay un lenguaje propio de la poesía, pero cada poeta debe ser capaz de inventarlo, de adaptarlo a su conveniencia.
La cuesrión que se plantea es la de saber si, una vez reducidos los factores específicos de su trama, es posible descubrir un resi duo común en la base de la poesía, como un semi miento propio de la naturaleza del hombre, como una función latente de su espíriw. ¿En qué medida esta función, ligada al acto de pensar, actúa sobre el hombre? ¿Podr ía, aislada del conjunto de las actividades mentales, alzarse como un modo de conocimiento ... ?
En Vil!on, la simplicidad con que intenta comun icar hechos reales hace más sensibles las súbitas elevaciones de tono en las que sentimos circular ese aliento lírico que escapa a la descripción. Hay, en su poesía, una dirección intencional de su pensamiento hacia un fin que él se as igna: el de convencer al lector, provocar su adhesión a semimienros y pensamientos, y hay una
parte que se libera de ellos, en es tado nacieme, por así decirlo, y cuyo centro de gravedad apunta a una más secreta facultad del espíritu que se man ifiesta sobre rodo en una actividad no sometida al comrol de la conciencia.
Después de Villon, se regist ra un imento de definir más explícitamente el género poético. Pero la especialización de ese dominio, tras determinar el régimen de los tabúes poéticos y también el de sus dispositivos formales y sent imentales, hace al mismo tiempo más difíci l el reconocimiento de la poesía residual. ¿Se trataba de un esfuerzo de los poetas por aproximarse a lo esencial de la poesía? Siempre que se ha pretendido cultivar lo poético distinguiéndolo de lo prosaico, y articularlo en un sistema limitado, se ha terminado por velar el poder de emoción real de naturaleza poética bajo un fárrago de fórmulas académicas. Algunos poetas, en el curso de la h isroria, han sabido reducirlas a sus justas dimensiones. Podría decirse que la voluntad práctica de producir obras poéticas mara a la poesía. Ésta no sería, en ese caso, más que un excedente, un rebasamiento, una cualidad añadida a la determinación voluntaria del poeta.
La poesía de Villon participa de un estado de espíritu ingenuo cuya frescura de senrimiemo no se ha empañado todavía con las especulaciones inrelecruales que no tardaron en aplicársele. Estas últimas, precio de la toma de conciencia de la razón discursiva y paralelas al perfeccionamiento de la ciencia, caracterizan a la era moderna.
Hay que convenir que la poesía de nuestros días, sobre wdo después de Verlaine, encuemra en Villon un parentesco que las épocas intermedias difícilmente podían ofrecerle. Esta correspondencia responde, en gran parte, a la búsqueda cada vez más pronunciada de los poetas por situar a un nivel puramente humano los móviles esenciales de un mundo más próximo a la naturaleza del hombre que ese otro mundo hostil que se desarrolla en su detrimento. Es a través de su sensibi lidad que el poeta, herido
por la dureza de un presente injusw y caótico, cada vez menos conforme a los deseos y necesidades del hombre, ha buscado en la nostalgia del pasado la imagen proyectada en el porvenir de un mundo paradisiaco desaparecido para siempre. No hay nada de fortuito en ello. La evolución de la poesía a panir de ese movimiento revolucionario que fue el Romanticismo - contrapartida, él mismo, de la Revolución francesa y las ideas de los enciclopedistas- tenía que llevar al poeta a reaccionar, dada la posición singular que ocupaba en la sociedad, contra esa sociedad, por medio de la única arma de que disponía, la de su afectividad. Su rechazo a adherir a las premisas de la sociedad no tenía en vista más que las malas condiciones de ésta. ¿No habían es tas últimas cobrado proporciones tales que los principios mismos de la sociedad habían sido sepultados por el peso de la injusticia?
Este resentimiento social se traduce ideológicamente en el rechazo de todas las formas del pensamiento burgués, consideradas como una emanación de la casta en el poder y como uno de sus apoyos, y poéticamente en la fuga ante lo real y la reintroducción masiva de lo fantástico, lo maravilloso y el sueño en la creación poética. Puede decirse que nuestra época, que comenzó con el Romanticismo, se opuso violentamente a la época clásica que la precedió, pero que encontró en la Edad Media un eco válido, del mismo modo que, por encima de la poesía y el arte grecolatinos, se refirió a las épocas bíblicas y protohistóricas para confirmar sus tendencias estéticas hacia una profundización est ilizada de lo real perceptible.
La poesía moderna encuentra así uno de los elementos de su mecanismo funcional en la poesía de Villon. Como Baudelaire - en quien se ha querido ver al iniciador de la poesía moderna, porque el reconocimiento del mundo real del que saca su sus rancia representa, por su sinceridad, una reacción contra el Romanticismo-, Villon está en el origen de una corriente igualmente moderna de la poesía, esa que, reaccionando contra el amor ro-
mántico de los trovadores, vuelto ya convencional, y contra el formalismo rel igioso sin contacto con la realidad de su tiempo, anuncia el fin de la Edad Media. Por esta toma de posición realista, y partiendo de los elementos de su vida para alcanzar una visión personal del mundo, Villon dota a la crítica poé tica de un criterio nuevo. La autenticidad de la poesía se rá en lo sucesivo una cualidad que radica en el acuerdo valedero y o rgánico entre el hecho aprehendido y su trasposición expresada. La poesía será ve rdadera si el sentimienw que la anima se ha vivido íntimamenre, y no si ha resultado de alguna fórmula impuesta. Es necesario , en suma, que el poeta lo haya experimenrado de una manera lo bastan re intensa como para que su expres ión poética le sea na turalmente adecuada.
La poesía de Yi llon no es solamente una poesía de circunstancia, es sobre todo una poesía de la circunstancia. AJ decantar la realidad del mu ndo que lo rodea para ex traer de ahí el mate rial de la imagen poérica, el poeta moderno le da al fruto vivido un sentido que, como ser particular que es, no deja de centrarse en el contacto primero que ha tenido con él. Si la imagen poética, tal como la entendemos hoy, se debe sobre todo al equilibrio más o menos suc il de dos elementos tomados de esferas alejadas la una de la otra, equilib rio que tiene por designio la const itución de una unidad nueva, superior a la entidad de cada uno de los elementos confromados y desnnada a incorporarse a la wralidad del poema, en Villon la imagen se confunde con la metáfora del lenguaje co ncretizada en forma de prove rbio o de locución. Así puede fu ndirse más f.íc ilmente en el cuerpo del poema. La función metafór ica del lenguaje estaría, de algún modo, en el origen de la imagen poética. Pero , siendo la facultad de invención en d dominio de la palabra hablada una actividad humana asoc iada al mecanismo del pensar, ¿no habría lugar para deducir, a pan ir de esa circunscancia, que la fu nción poécica esrá ímimamemc ligada al proceso de elaboración del pcnsamienro?
íiJ
Mucho más que expresar un sentimiento de la naturaleza exterior al hombre en donde éste se descubra como un reflejo, Villon intentó definir la nawraleza humana en sus vínculos con las sensaciones variadas que se han impreso en el cuerpo del lenguaje para servir a las relaciones entre los hombres. Le falta a Villon, como ya se ha señalado, la faculrad de maravi llarse ante la naturaleza. No siente la neces idad de contemplarla, necesidad que, caída más o menos en desuso, encontramos en la mayor parte de los poetas de su riempo. ¿No habría que ver en eso uno de los signos de su estricta sinceridad? El sentimiento que mana, para él, del ahondamienw en la siwación humana sólo vale cuando se sitúa ante la única instancia reconocida, la de Villon mismo. Esa profundización, que al parecer excluye cualquier otra emoción por el mundo objetivo, ¿no implica que la tOtalidad de las preocupaciones relativas a su vida se aplica , en el mismo momenro, al mundo tal como se refleja en su conciencia?
Poeta maldito, ciertamente, Villon lo fue a la manera de Verlaine, de Baudelaire, de Rimbaud, de Laurréamont , sus compañeros de sufrimiento, de rebeldía y de miseria. Fue su precursor en ese dominio en que la condición social empuja al poeta, al margen de ésta, a alzarse en una soledad orgullosa y un desafío permanente. Una acritud como ésta, que exige un descenso voluntario en el plano del sufrimiento y una elevación correspondiente en el de la imaginación , do tado esre úlrimo de virtudes exalrantes, es particularmente a pro para hacer aparecer leyendas. En el caso de Villon sería út il, considerando el peso del mito, revisar la imagen simplista que han inventado algunos de sus comentaristas. ¿A qué resabio de moralismo obedecen cuando disculpan a ese "mal chico" que fue Villon, y eso, de una manera condescendiente, en nombre de la obra que dejó? Hay que ver en esa diferencia entre la actividad del poeta y su vida una concepción ant icuada pero renaz, según la cual la poesía es una forma de expresión subordinada a un métier. La vida de Villon se
imbrica de tal modo en su obra que no solamente no es posible pensar en una excluyendo a la o na, sino que, imerdependiemes, iluminándose recíprocamente, aparecen a la distancia como dos caras inseparables de una sola realidad.
Reconocemos en la obra de Vil Ion una caraC[erísrica espedficamente moderna: el drama de la adolescencia, la dificultad de adaptarse a las condiciones de la sociedad. ¿En qué momenro y gracias a qué fenómenos interviene la orientación del adolescente hacia la vida imaginativa? Allí es tá el problema de las determinaciones instintivas, que hasta el presente no ha recibido respuesta satisfactoria. Hay que suponer que, movido por un impulso violenro, pero difuso, de objetivo indeterminado, el adolescente vac ila en internarse en una de las vías que se le abren, donde la magia de la aventura actúa como un llamado liberador. Si, a primera vista, parece que el delirante, el niño, el criminal y el poeta presentan características comunes, sea en el plano de la imaginación, sea en el de la acción, la tentativa que acometen para resolver su desadaptación psíquica choca con dificultades variables. La solución consiste para algunos en crear un mundo a su imagen, lo que a menudo los lleva a organiza rse en grupos. ¿Fue una operación de este orden, consecuencia de una revuelta comen ida que, poniendo al descubierto, en carne viva, su sensibilidad muy pronto lastimada, susceptible y vulnerable, la que actuó sobre Villon como un mazazo, sin que la alternativa entre el camino de la imaginación y el de la acción se le planteara claramente? El hecho es que pro neo van a aparecer es trechamente ligados, completándose el uno al otro, mezclando sus causas y sus efecms hasta convertirse, implícitamente, en reglas de conducta y razones de vida.
Los desórdenes suscitados al término de la ocupación inglesa ofrecían a los jóvenes estudiantes del siglo XV, como coda época de inflación, posibilidades crecientes de dar libre curso a su turbulencia. Se comprende que Vi llon, buscando una salida a su tem-
ol
peramento espiritual, en oposición a las fuerzas del orden repre
semadas por su entorno, haya encontrado en su compañía diso
lma pero pintoresca un eco del sueño de aventura que le servía de visión de mundo. Así, a partir de la afinidad de intereses y
sobre la base de una sola voluntad de levanrarse conrra el mundo
que los rodeaba, nacen las asociaciones cer radas, los clanes. Las leyes, los argors, las iniciaciones, los grados jerárquicos de esos
grupos atestiguan su similitud con las sociedades secretas de los pueblos primitivos. Citaré el ejemplo de la casta ambulante de los areoí, en las Islas Marquesas, formada por lo que hoy llama
ríamos actores, saltimbanquis y poetas. Su consagración de orden rel igioso les permida rodas las licencias, incluso la de matar.
Las fue r7..as conjugadas de la atracción y de la repu lsión que cjerdan sobre la población revestÍan en todo momento el carácter
de un terror sagrado. Ese doble movimiento de miedo y de ad
miración populares debió actuar de una manera semejante, aunque en un grado mucho menor, en el caso de los coqui!lards, cuya historia ha estudiado con tanta fortuna Maree! Schwob. La
organización de estos últimos, aunque desprovista de atributos rel igiosos (pero lo religioso y lo social son, en el primitivo, la expresión de una coacción única), ¿no proviene acaso de un me
canismo común a la fo rmación de los clanes? Lad rones y estafadores, pero también !errados y poetas, poseedores de secretos de
la ciencia, iniciados en ricos misteriosos, si los coquil!ards se presentaban a los ojos de la población como seres peligrosos, rodea
dos de leyendas, para algunos de sus afiliados, corno Vi llon, ese grupo de malhechores correspondía a sus anhelos de liberación
rotal. En la fase est rictamente individual en que se colocaba su con
ciencia para buscar un apoyo, ¿qué otro camino hubiera podido rentar la sensibilidad de Vi llon sino el que suponía la ruptura
coca! con los detentado res del poder? Ya la presencia de una burguesía moles ta y odiosa se hace sentir a través de su obra. Si los
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románticos evidenciaron lo peyorarivo de esa burguesía, Villon no sintió menos su horror. Frente a eJia, el pueblo humi lde al
que le da roda su simpatÍa es taba lejos no sólo de saber defenderse, sino incluso de conocer la naturaleza de la opresión que su
fría. La lucha se instalaba, de nue\'O, en el nivel de la persona humana y las responsabi lidades individualizadas. Las leyes co
menzaban apenas a delimitar su radio su acción, en razón de categorías precisas de sujetos.
Villon se levanta contra la villanía de los hombres, desconoce
al sistema del que ellos no son más que los instrumencos. Pero sus llamados a una vida mejor sobre esta tierra tienen como tras
fondo la muerte horrible que, sin distinción, trüura a los gran
des como a los pequeños. Los atraviesan acenms desgarradores. La ligereza irónica y sonrieme, mord iente y cínica, de los sarcasmos que despliega, confiere a sus ll amados una dignidad que lo
lascivo de su lenguaje no disminuye para nada. El tono hablado de la poes ía de Villon ... Sus huellas pueden
seguirse, desde entonces, a mdo lo largo de la historia poética.
Su resonancia repercute en las obras de Verlaine y Apollinai re. Tiene que ver con un sencido am istoso, fami liar y confidencial,
de un habla sutil y grave, o a veces chistosa, que, a pesar de su despreocupación, o más bien a causa de ella, nos alcanza. El co
noci miento del hombre, del hombn: que vive enfre ntándose a lo real sensible, de sus fronteras y de su enrendimiemo, marca el fi n
de la gratuidad en la poes ía. El hecho de la rea lidad no sólo se incorpora al espíritu del poeta, sino que se convierte él mismo en materia poética. Confunde en una unidad dramática el sent ido y
d signo, el punto de partida y el trayecto recorrido. Así se crea un objero nuevo: una nueva realidad salida de la realidad circu ndante toma si tio enmedio de los objems de la sensación.
Con cada poeta, la poesía vuelve a ponerse en cuestión. Si bien cam bia de figura y se transforma, también continúa la explo ración de elementos continuos por senderos nuevos. Tomada
Sl
en la raíz de sus atributos y su esencia, sentimos que fue necesa
rio destruir la idea que nos hacíamos de ella para hacerla renacer de sus cenizas. Pero, a través de confl ictos y contradicciones que
son también los de la historia, la poesía tiene por papel conducir la experiencia vivida hacia el conoci miento objet ivo. El poeta no
solamente vive la hismria, sino que en parte la determina. Para él, la existencia misma es un fenómeno poét ico, a la inversa de
aquellos para quienes escribir poemas constituye una profesión. Son muchos los que, asumiendo una de estas dos posiciones, han exduído a la otra. Pero, aunque el encauzam iento de las
tendencias hacia la invención expresiva o hacia la acción sensible
se produce inexorablememe, es a la luz de este encuentro que la poesía recobra su significación profunda. Y ello en vinud de una
visión según la cual la poesía escri ta no es más que un hito, un paso, un límite indicador en el campo inmenso de la actividad que abraza la vida del poeta. Jamás la coincidencia entre los diferentes tipos de operaciones mentales y afectivas relativas a la vida
y a la imaginación fue más natural y ejemplar que en Vi llon. La poesía es un desbordamiento y una afirmación; desbordamiento
del lenguaje, desbordamiento del hecho, afirm ación objetiva que ac túa sob re el mundo co mo factor de tra nsfo rmación y enriquecimiento. En esa mezcla de valores en acc ión recíproca
que es la vida artística, el trayecto del espíritu parece duplicar a la
vida misma y, por tanto, en la medida en que ésta panicipa de su paso, dar cuenta de ella del modo más aproximado.
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LÉPTTAPHE DE VTLLON
OU LA BALLADE DES PENDUS
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Fráes humains qui apres nous vivez, N' ayez les coeurs contre nous endur:.::is,
Car, se pirié de nous pauvres avez, Dieu en aura plus rór de vos mercis.
Vous nous voyez ci attachés, cinq, six: Quand de la chair que trop avons nourrie, Elle est pié¡;a devorée et pourrie, Et nous, les os, devenons cendre et poudre.
De notre mal personne ne s'en rie;
Mais priez Dieu que wus nous veuille absoudre!
Se fráes vous damons, pas n' en devez Avoir dédain , quoique fúmes occis Par justice. Toutefois, vous savez Que tous hommes n' ont pas bon seos rassis; Excusez~nous, puisque sommes rransis,
En vers le fils de la Vierge Marie,
Que sa grace ne so ir pour nous tarie, Nous préservam de l'infernale foudre. Nous sommes morts, á me ne nous harie, Mais priez Dieu que tous nous veuille absoudre!
La pluie nous a débués er lavés, Er le soleil déssechés et noircis; Pies, corbeaux, nous ont les yeux cavés, Er arraché la barbe e( les sourcils. Jamais nul remps nous ne sommes assis;
EPITAFIO DE VILLON
O BALADA DE LOS AHORCADOS
Fran¡;ois Villon Traducción: Enrique Flores
Hermanos hombres que nos sobreviven, No dejen que sus corazones se endurezcan: Si tienen piedad de los pobres de nosotros, Dios tc.:ndrá más pronto misericordia de ustedes. Aquí nos ven colgados, a cinco o seis; En cuanto a la carne, que nutrimos demasiado, Está desde hace mucho devorada y podrida, Y los huesos nos volvemos polvo y ceniza. Que de nuestro mal nad ie se ría: ¡Rueguen a Dios que a wdos nos absuelva!
Si los llamamos hermanos, no nos rengan Desdén, aunque hayamos sido muertos Por justicia. Ustedes saben muy bien Que no todos los hombres tienen buen sentido; Consíganos, ya que es tamos fallecidos , El perdón del hijo de la Virgen María; Que su gracia no se agote con nosotros
Y nos preserve del (error infernal. Estamos muertos, que nadie nos maltra(e:
¡Rueguen a Dios que a todos nos absuelva!
La lluvia nos ha limpiado y lavado, Y el sol nos ha secado y {:nnegrecido;
Cuervos y urracas nos vaciaron los ojos,
Y nos arrancaron las cejas y las barbas. Nu nca jamás podremos ~entarnos;
os
Puis ~a, puis la, comme le vem varie, A son plaisir saos cesser nous charrie, Plus becquetés d'oiseaux que dés a coudre. Ne soyez done de notre confrérie, Mais priez Dieu que tous nous veuille absoudre!
Prince Jésus, qui sur tous a maitrie, Garde qu'Enfer n'ait de nous seigneurie: A lui n'ayons que fa ire ne que soudre. Hommes, ici n'a poim de moquerie; Mais priez Dieu que tous nous veuille absoudre!
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Para acá, para allá, según el viento varía, A su anwjo, sin cesar, nos arrastra, Más picoteados de pájaros que dedales. No sean, entonces, de nuestra cofradía: ¡Rueguen a Dios que a todos nos absuelva!
El príncipe Jesús, que a todos señorea , lmpida que el Infierno se adueñe de nosotros: Que con él no tengamos nada que saldar. Hombres, aquí no hay lugar para burlas: ¡Rueguen a Dios que a todos nos absuelva!
INDAGACIONES
}osé Luis Bobadilla
nunca antes
con tan alta conciencia
percibimos
el zumbido de las avispas
engarzándose
al pabellón de la oreja ..
el sonido de alas locas
nos tapiza
en la curva de la tarde ...
(,¡
suspendidos en el aire
los pelícanos ..
un hombre en equilibrio
tira la red
el ruido del mar
el bote entonces agita su reposo
62
hay
venta para el mercado
comida ..
sudor ...
salpicones
]]
los pelícanos
de flotar
se desprenden
planean
al ras de la ola
enfi lan
sólo el pico
el buche
lleno de alimento ...
Ój
las enfermeras salen de la clín ica
era el vestido ..
mienrras
blanco
nadia sentada en la banqueta
nadia en la fiesta de mi mano
la vida
nadia en el centro de la rama
tan cerca del panal...
se realiza en un sueño ... ?
las raíces
las abejas
siguen trabajando ..
6 1
me concentro en coltrane
haciendo a un lado la insistencia
mas se arrebata
así está esto desde hace varios días
co mo parte de lo mismo
un gato sobre el cofre de un volkswagen
y estas líneas
para l a a ltu ra
luego
se resuelve
lo ú n ico que c u en ta es la
c a í da
no o!t;ides que los gatos caen muy bien .
{¡ )
casi despierto
un hilo azul
toda vía el grillo
el frío
bajo las sábanas
insisten ...
turbinas
pájaros 1 bisagras ..
¿alguien ... ?
la nuca se eriza
¿qué aquí .. ?
arden las cosas
66
SCELSI, EL MÚSICO SOLITARIO.
ENTREVlSTA CON MlCHlKO HlRAYAMA
Mario Gamba Traducción: Javier Barreiro
<< ¿Yo una musa para Scelsi? Es posible. Como es seguro que él fue un inspiración para mí>), La cantante Michiko Hirayama tiene
81 años y muchas cosas que decir sobre la música y la figura de
un compositor que se cuenta entre los más heterodoxos del siglo
XX. Figura anómala, Giacimo Scelsi nació en La Spezia hace jus
co un siglo, el 8 de enero de 1905. Pero la música actual le debe
mucho por aquella exploración del sonido individual que at rae a
los músicos de avanzada como una idea revolucionaria redescu
bierta una y otra vez. La gran cantante japonesa, rad icada en
Italia desde mediados de los años 50, prepara en es tos días una nueva grabación, la más completa de cuantas se han reali zado,
de los Can ti da Capricorno. Las obra para voz (más insrrumencos
en se is de las veince piezas de la serie) que los co nvinió de hecho,
a el la y a Scelsi , en un binomio de repertorio, fami lia r y legenda
rio, como Visage para Cachy Berberian y Luciano Serio, Three Voices para Joan LaBarbara y Morcon Feldman, o Blasi paraJeanne
Lee y Archic Shepp.
Señora Hirayama, ¿cómo empezó la relación artística mtre usted y Scelsi? Con una serie de invitaciones de una señora rica, amiga mía, que
vivía en Via San Teodoro, en Roma, en el departamento debajo
del de Scels i. Fue en el año 56 o 57 . Entonces yo me presentaba
en conciertos de música japonesa, un poco o rigi nal y un poco
«occidenral izada)) , escrita por mí, y completaba los conciertos
con breves conferencias. Mi amiga organizaba veladas musicales
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en su casa para el público de la Roma "bien". A menudo yo era la
estrell a. Una noche, al final del concierto se acercó un personaje
aristocrá tico y me dijo: «Usted habló de microronalidad en la música popular. La microronalidad me imeresa muchísimo>).
Era il ... Era él. Intercambiamos algunas fra~es y todo pareció acabar ahí.
Dos semanas después su chofer me trajo a casa una partitura.
Mi rándola no encontré nada que significara algo. Conté una sola no ta, y vagas indicaciones de sonidos. Si intentaba canrarla no
sa lía nada. Le pregunté a mi amiga qué sabía sobre ese misterioso conde, G iacinto Scelsi, el inquil ino del piso de arriba. Ella me
d ijo que era un tipo curioso, un músico que cada noche a las
once empezaba a tocar y seguía sin interrumpirse hasta el alba. << Ext rañ ísimos sonidos - decía mi amiga-, no de piano, sino más bien de algo electróni co)) ,
Pero usted, Hirayama, ¿en aquella ipoca no trató de infOrmarse entre los músicos romanos? Oh, claro que sí. Era un coro: no te acerques a ese tipo, es un di!ettallte, no entiende nada y además está medio loco. Yo pensa
ba: si es un di lettanre, después de tres días se cansa de roca r, en
cambio este sefio r roca, improvisando, rodas las noches desde
hace un afio, para él es una cosa vital. Así fue que decidí verifica rlo personalmente. Una noche fui a cenar a casa de mi am iga
en Via San Teodoro y poco antes de las once me despedí haciendo como que volvía a casa. Luego, calladita callad ita, subí al piso
de arriba y me senté junco a la puerra del apartamemo de Scelsi. Esw ve all í eres horas, tenía frío. Escuchaba. Volví va ri as noches
más, llevándome una fra7..ada par~ no congelarme. Ese fue el ver
dadero principio.
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¿Se dio cuenta enseguida, durante esa escucha clandestina, que se trataba de un gran autor? fl empezaba cada noche con una sola nota , la mantenía largo
raro , muy largo. Yo entendía que su música se basaba en la meditación. ¿Un gran auror? No me preocupó esa consideración o ponerme a valorarlo. Estaba fascinada. Sentía que hacía un uso
muy extendido, extremo, de la microtonalidad y yo había decidido hacía tiempo, después de mis estudios en el Mozarteum de
Salzburgo, dedicarme a la música nueva, acaso a la música que preveía la electrónica o una concepción sonora de tipo electróni
co. Tenía mi background oriental del que derivaba una capacidad espontánea de moverme a través de la microtonalidad sin necesidad de artificios o de estudios pan iculares. Pensé: si nadie canta
lo microtonal puedo hacerlo yo.
¿La música de Scelsi era adecuada para el canto? ¡fse es precisamente el puma! En aquella época predominaba de
forma absolura el punri llismo, la voz era material sonoro, el canro ya no servía. Pero nosotros somos humanos, ¿no? Tenemos
neces idad del canto. Y yo deseaba recuperarlo. Escuchando a Scelsi a escondidas, primero aquella nota so la, luego, poco a poco, mmaciones, evoluciones, divagaciones, hasta llegar a una explo
sión, escuchándolo pensé: és ta es de veras la nueva música, aquí
es tá la idea del canto. Él no se ocupaba de métrica, de quintas disminuidas o de séptimas o novenas, inventaba una música completamente personal. Y he ahí que su partitura, el mismo
pcntagrarna, la misma nora , empezó a revelarme su significado. Yo ya tenía sus improvisaciones en el oído, ya no necesitaba signos escriws o la escansión mental: (( uno dos rres cuatro ... » , su nota era un infinito. ¿Música adecuada para la voz? Técnicamente,
no. Cuando Scelsi y yo comenzarnos a trabaja r jumos le sugerí cambios, discutimos; él aceptó mis exigencias de ca mante como
yo había aceptado el espír itu de .su música.
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¿Qué instrumento usaba Scelsi durante aquellas noches musicales solitarias, probablemente mdgicas? Creo que ya no existe. Se llamaba ondiola, era un pequeño teclado electrónico con unas ruediras que permitían cambiar de frecuencia. Él era buenísimo. Y yo empecé a convencerme de que era el único en el mundo capaz de hacer una música así, donde estaba aSimilada la voz humana.
¿Alguna vez le pidió que escribiera una pieza expresamente para usted o que las transcribiera a partir de sus improvisaciones? O mds precisamente, ¿que las hiciese transcribir, dado que él solla confiar a otros esa tarea? Nunca. Cuando me propuso canear las Quattro me/odie Hó, yo sabía que eran transcripciones de otras piezas para otros instrumentos, transc ritas a su vez a partir de las improvisaciones que Scelsi grababa en una cima. Pero yo ya había comprendido cómo él concebía la música. Me había sumergido completamente, sin hacerle caso a los compositores italianos que seguían considerándolo un loco, excluyéndolo de la vida musical. Sólo Franco Evangelisti, después de escuchar la grabación de las Me/odie Hó, camadas por mí, se mostró entusiasmado.
El ostracismo del ambiente musical ittdiano duró lArgo tiempo y, en parte, debido a la academia, arín continúa. Pero Juera de Italia la sensibilidad era muy distinta, ¿no? john Cage cuando venia a Roma, primero me pedía que lo acompañara a ciertas riendas a buscar alimentos bastante peculiares y enseguida quería que lo llevara a lo de Scelsi. Le encamaba su música. Lo mismo a Morton Feldman. En h al ia es sabido que Scelsi tuvo una relación cordial , pero un poco fría, con su coetáneo Perrassi.
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¿No piensa que, precisamente, la práctica de la improvisación le confería a la mrtsica de Scelsi una originalidad y un desparpajo muy marcados? ¡Pero Mozart improvisaba! ¡Schubert improvisaba! ¡Webern im
provisaba! Después, claro, hay quien sabe improvisar y quien
no ...
Está todo el capítulo del amor de Scelsi por el Oriente. ¿Segtin usted, uñora Hirayama, ¿es tan relevante en su música, como se ha dicho a mmudo? t.l senda curiosidad por rodas las cosas nuevas y por rodo lo que
no conocía. También por la filosofía ori ental. ¡Pero Scelsi no se hiro oriental! El sentido profundo de su música no es oriental. En rodo caso es universal.
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NOCHE y DíA (FRAGMENTOS)
Arturo Carrera.
CARPE NOCTEM
. .. cada vez no sabemos qué son, la noche y el d ía.
Los antiguo.> les dieron nombres y metáfo ras y
advirtieron que estaban pal pando a ciegas muy cerca
de la mús ica, de la muerte y del amor.
El carpe diem del poeta Horacio (traducido vulgarmeme
como "vive el d ía" -piensa mínimame nte en el venidero--), fue útil para aceptar una manera de vivir
que se agota en el instante presente, en la fugaci dad
de un improbable recuemo.
El carpe noctem de Luciano y de las anóni mas Mil y una noches, acenruó el carácter de continuum y nos dio
la figura del mrmm perprtuum: un poema que no acaba
nunca - signo también de la inocente pregunta
humana: ¿qu ién soy~, ¿adónde vamos?, ¿cuámo durará
este día que sosliene la noche?
Que la noche no nos pr~gunrara nada. Que sólo las lámparas encendidas para los amigos dieran cuenra de un afecto remoto y exces ivo. Q ue no pudiera medi rse el tiempo que guardó esa promesa el gesto ciego de la intimidad ~tan espontáneo que ya no nos pertenece.
74
Que el silencio fuera el secrew de una anécdota
que la anécdota fuera tan insignificante que en su aparente oscuridad durmiera como un grillo.
Que lo que no sabemos qué es advenga para wdos, fingiendo wdos saber que no lo saben. Ellos preguntaron: "¿Cómo será esta noche? ¿Qué fin tendrá la noche? ¿Próspero o adverso?"
En el sentido una apuesta más secreta nos vigila y olvida.
CARPE NOCTEM
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C laridad de la luna, ahora, y esas ues n ubecitas súbitas
que recortan el cielo con sus puntillas mentirosas
¿puedo rozarlas?
(Es con mi escritura la mano de un adiós
parecido al de la infancia, cuando
mi madre se alejaba?
M is pies reconocían
el sentido encero de su marcha.
El sentido oscuro que mi alma jamás lUYO.
El griro , cuando en los sueños apa recían ya
mis hijos crecidos, la luz clara de las pal ab ra~ de ellos.
¿Y nosotros qu iénes éramos? ¿Quiénes somos en el rapto nocturno?
CARPE NOCTEM
7ú
Queridos hijos que duermen no a mi lado sino en los cuartos contiguos. ¿Por qué despierco miro eso que enredan las veloces fuerzas en el sueño, y aquello que por instantes domina la verosimilitud de los durmientes?
¿Cuánto de mí hay en ustedes - que sufro? ¿Cuánto en placer de mí depende, suspendido como un diablillo que sonríe en sueños de una vida que yo también sostuve cuando mi padre velaba por mí?
Una ilusión o réplica a la inútil indagación: la obsesión de escribir, para que el pudor se rransforme en anécdora y la impotencia gotee en el dolor.
Su mal (el mal que vuelve útil la poesía) - jamás exento de sinceridad. Su cuerpo, parece un habla y palabras; y cuando me canso de ese hablar, miro las imágenes.
T
No se mueven, no fingen.
y a t ravés de ellas una d isposició n casi obscena de la atención inrermireme no explica el miste rio - ni lo innegable de la noche que no conoce la igualdad del miedo y dice con d monje:
" ... duerme, duerme con ellos cada vez,
aunque ellos sean los mismos que despienos sufren como codos".
CARPE NOCTEM
78
Chucena techa su choza;
sin duda en secreto, el más remoto secreto
dado que la noche es el dado y la alegría el arte de jugar ese instante.
un señuelo del ciempo
la carga del dado
Los techadores alinean las tejas mientras hablan del campo; levantan algunas, limpian, raspan, adaptan otras, pa ra que cabalguen, perfectas, y que la nieve y el agua se deslicen sin interrupción como ahora las figuras en la luz bajo el sol animadas, suspendidas en los trinos, en los gorjeos de los pájaros.
79
De un lado, diría el Oriente, las mrcazas colombinas, sus arrullos insistentes y del otro, los griws de los benteveos.
En el medio, parece, en un nido erizado y enorme construido sobre una antena en desuso, el parloteo chirriante de los loros .
El golpeteo de un marrillo contra la reja que no quiere ceder su antigua forma, ahora proviene de otro mundo.
atardece
mientras los loros custodian chill ando el nido híspido pero asombroso, las golondrinas purpúreas barren con silbidos el aire anaranjado y brillante que se oscurece poco a poco.
POCO POBRE NADA.
Osear del Barco
Hl
(POCO, SECCION 11)
no pude disringuir el mar en la bruma de la mañana
detrás de la hoguera roja-blanca del sol
las casas inclinadas a pico sobre el agua y los pinos
allí
bajamos entre rocas
a lo lejos vimos el punro negro de una ave en el cielo
del alba
la tormenta un bulli cio
de animales
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de pezuñas
eso vimos
el origen
o algo as í
algo parecido al nacimiento del hombre
una cabellera de algas una mancha de sangre en la playa
y salimos
bajamos la pendiente fuimos a beber al pie de un peñasco donde los halcones temblaban de furia
inclinados seguimos la ruta soportamos un viento de fuego en la espalda miramos a lo aho
qué buscábamos qué esperábamos
H3
todo el odio del mundo en los pufios que golpearon el suelo hasta volverse astillas
o algo así
4
dos viejos mirando sus anerias
el ritmo de dos palabras
o quizás el tiempo alimentando sus bestias
caminamos sin tocar la tierra cada uno con su larga sombra en los ojos
con los dientes apretados
momias que tensaban la vida en un solo recuerdo
una lámina negra curva y afilada el paisaje desierto
sobrevivientes o sólo una deriva del tiempo
agua entre los dedos
all í donde el horizonte surge con un
brillo que ciega
o algo as í
palabras
el viento nos golpeó arrastrándonos
en su destino invisible
porque abandonamos todo para recoger sólo un eco
la noche dijo su adiós cegados por bs sombras abiertas vio lentas
un aire frág il quebrándose en los dienres
la palabra
o algo así
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de alguna manera sonó la palabra
en el silencio
podía esa palabra
esa tierra ese mar
los pasos perdidos en d círculo de los años
no sé no puedo decirlo había árboles hab ía nubes había sangre también había piedras que estaban allí desde siempre
y también agua
veíamos
una profundidad extraüa en el espacio
la modulación del sonido
la luz
o algo así
ERRANCIA
&ymond Depardon Traducción: Hugo Gola
¿Acaso algo ha cambiado con la errancia? ¿La errancia me ha
cambiado? Respondo: "Sí". En primer lugar conocí una ilimita
da felicidad, quizá mayor que en ningún mro rnomemo, posi
blemente mayor que nunca, más que en otros viajes, cal vez aún
mayor que en África, que recorrí desde el cabo hasta Alejandría.
Porque no hu í al fotografiar a los orros, en los campos de refu
giados, en los campos de prisioneros en Ruanda, etc. No huí, no
podía hacerlo, es taba obligado a reencontrarme conmigo mis
mo. Conocí también la felicidad de estar realmente en mi ele
mento. Porque la palabra arancia no es sólo una palabra que
suena bien, que uno utiliza diciéndose que está de moda.
C reo que esta búsqueda de la fel icidad era indispensable. Es
posible que lo importante de la errancia sea el hecho de que me
permitió vivir el mayor tiempo posible en el presente. Pienso
que all í reside el primer balance positivo. Que me permitiera
mirarme, que me permitiera verme, aceptarme. De lo contrario
la soledad, quizá me habría impedido vivir.
Pienso que lo propio del fotógrafo es traicionar lo real. Simple~
menee hay que dominar esta traición para que ella permita ser
coherente con uno mismo. Creo que yo traicioné algunas cosas.
Pero intento no traicionarme a mí mismo. ¿Qué es Errancia? Es
la mirada en estado puro. Es mi mirada en estado puro. ¿Cuánto
valgo cuando dejo de lado el tema, la historia, la leyenda, el mito,
el periodismo, la información, todos los pretextos que pueden
llegar a injerrarse en mí? ¿Qué soy, cuánto valgo, cuál es mi mira-
da? Es una obsesión que rengo desde hace mucho tiempo. Es algo que trabajo un poco como se trabajan las notas.
La forografía es algo bastante complejo y totalmente irracional.
Además nadie puede hablar de ella. Resulta claro: ¿cuánta gente
hay que sepa hablar de la fotografía, de la imagen? Hay un aspecro técnico y hay un aspecco libre, inconsciente, o conscieme, no
lo sé. Y no es casual que asf sea. Todas esas foros no están hechas al azar. No es por azar si seguí una pista a la derecha en alguna
parte de la Patagonia, y no a la izquierda. ¿Y si me voy hacia el oeste? ¿hacia el sol? ¿O voy hacia el sur?
Me gusta el encuadre y me gusta también tomar partido, la selección, el editing, elegir las imágenes. El encuadre está ligado a
las nociones de tiempo y lugar. Está entre los dos. Es algo que,
con el instante, constimye uno de los principales elementos del
cine y de la fotografía. El insrame no es algo que yo reivindi
que . .. Prefiero hacer elogio del inS[ante sin importancia, que está entre O(ros dos. Un momento que no es privilegiado sino más
bien ordinario, un tiempo débil como dije hace algunos años.
La forografía tiene algo de una lucha contra la muerce. A uno le
cuesta vivir en el presente, se hunde en el porvenir y no habla más que del pasado. Más aún en el cine, porque en el cine el pasado se organiza. En la forografía hay realmente algo contra la muerte, comra el miedo a la muerte. Yo no tengo ese temor, como todo el mundo.
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La idea de mensaje, no sé ... T iene su importancia. Errancia, a priori, no tiene mensaje. El mensaje responde siempre a la preguma: ¿Cuál era mi cálculo antes de parrir y cuál mi cálculo a
medida que iba tomando mis fowgrafías? Por orra parte me digo
que avancé hacia algo, es decir que me alejé de la hisw ria, porque antes de salir a hacer Errancia no tenía deseos de atravesar el mundo para hablar de la miseria, para hablar de los ricos, de los
ind ios, para hablar de todo eso. No tenía deseos de hacer un
trabajo de intervención. Creo que no hay mensaje en Errancia. Es más bien un cuesr ionamienro. Pienso que todos los fotógrafos deben pasar por es te cues rionamienro, por es ta errancia en
algún momento, para descubrir cuál es su mirada en estado puro.
Es verdad que detrás de mí hay un manifiesto político, detrás de estas foros de la errancia. Es deci r que hay una volumad en relación con otros fotógrafos, una voluntad de decir: "No busco de
nunciar, no busco acusar, no intento demostrar, les cntn::go mi
modo de ver, mi visión del globo, de una paree del globo, en un momento determinado".
No intento ser un testigo. Eso ya no me interesa. Intenro ser un acto r en la errancia. Busco dar una voz; explicar que detrás de cada imagen hay un fotógrafo, un individuo. He vivido la errancia.
Tenía prisa por tomar mis foros y atravesa r las sensaciones que se experimentan cuando se toman fotos: la decepción, el placer, el goce, la frusuación, carencia, fa masma, alegría de descubrir un lugar nuevo, luces nuevas, olores, monedas que no conocía.
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La idea principal de la errancia es que no se quita nada a nadie. No se acapara un lugar. El errante es alguien que pasa, que no se apropia, no roba. En la errancia hay algo que se opone a la traición, que no ejerce una mirada dominame, ni una mirada observante, o participante. Es una mirada tota lmente otra. En razón de haber hecho cine-verdad, en lugares difíciles , pasé, a veces, de la cámara observante a la cámara participante. Pero pienso que en la errancia mi mirada se hizo transpareme. El errante es alguien que comparte, que viene de más allá, que no permanece mucho tiempo y que no intenta colonizar. Es el ami-colonizador. Es alguien que tiene la idea de compartir, aun si permanece en su propio pensamiento, en su propia búsqueda.
Para mí esta errancia era necesaria, se me reveló, salió del inconsciente, como la necesidad de amar, o la necesidad de acariciar a algu ien, ella se me impuso así en un momento dado ... Hay que ser paciente. Sé que no soy bastante paciente. Soy perseverame, pero no soy bastante paciente. Sé que ello requ iere tiempo y la errancia es una confrontación con la paciencia. Cuando filmo voy muy ráp ido, cuando romo foros también . La fowgrafía es el elogio de ese momento, de esa no-paciencia o de esa paciencia , es el elogio de cada momento, en tanto que éste no se parece a ningún otro. Nadie puede tomar de nuevo la misma foto. Así como tampoco nadie puede repetir la misma errancia. La errancia es igualmente muy egoísta, diría que es moderna en el mundo occidental: uno piensa en sí mismo, contrariamente a las sociedades africanas que son mucho más ciánicas. La errancia es un síntoma de nuestro mundo. Atravieso el mundo, no encuent ro difCrcm:ias, paso, estoy ld iJ bien en wdas pan es, porq ue siempre
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es el mismo lugar, porque wdo se parece. Es el elogio del momento, el elogio del presente. Para mí este es un período impor
tante, hay que continuar, hacer otra cosa: ya no tengo el derecho de pract icar la errancia ahora, se terminó, es una lástima, pero
haré otra que será la continuación o que será complemenraria, o
bien comraria, opuesra, diferenre. Es una posibilidad que tiene el fotógrafo. La posibilidad de ser hoy un habitante de la Tierra. Y luego esto, es todavía demasiado pretencioso decirlo. Simplemente de escuchar a los otros, de escuchar al mundo.
Creo que existe un vínculo muy fuene enrre la imagen y lo religioso. Pero no sé cómo explicarlo. Tal vez. por esta razón me
gus tan las películas de Pasolini, porque él es uno de los pocos que habla de ello, un poco como Jean Marie Gusrave Le Clézio
habla de lo religioso en el sentido espiritual del término. ¿Creo en Dios? ¿El hombre de imágenes cree en D ios? ¿O al
contrario, cuando se hace fotografía se recupera de ral forma lo real, una cierra realidad, que se es a la vez creyente y Heo?
Tengo la posibilidad de viajar, pero si un día no puedo hacerlo,
ya no podré cuestionarme, confrontarme con realidades, con lo
rea l que durante mucho tiempo me ha obsesionado y que conti
núa siendo el motor de mi vida. Hoy ya no sé quién soy. Ya no soy periodista. Tampoco soy ya un fotógrafo conceplual. Estoy emre ambos. Y me sienro muy bien allí.
La errancia ha sido importa me para mí, porque es una manera diferente de viajar, en la que no había pensado anres. Estuvo
latente duranre mis cuarenta años de viajes. Pero nunca antes viajé así. Y he sido muy feliz al hacerlo. La errancia me ha libera-
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do de un buen número de cargas que yo me había inventado, de
presiones, de condiciones que me había impuesto y que eran el precio que debía pagar para poder viajar.
Tenía todavía la carga del fotoreportero, asalariado, luego in
dependiente, con la idea del viaje útil. La errancia de un solo golpe, me liberó. Había que volver a ella. ¿Podré codavía viajar o
errar mafiana, con todos los conocimientos que adquirí en la
errancia, con la búsqueda del lugar aceprable, las zonas intermedias, las palabras asociadas a ell a.s, como exrravío, soledad, mar
cha, ere.? ¿Me hicieron ellas realmente avanzar? Sí, pienso que sí. Y sin embargo no puedo transformarme, abandonar codo mi pa
sado y convertirme en un errante sin historias, sin pasado. Mi pasado estaba allí, está siempre allí y es imporrame.
La errancia originó en mí una nueva fo rma de hacer fotOs. Primero por la altura. Y luego por la d istancia, 20 a 30 mecros. Lo
cual es muchísimo. Descubrí, mirando imágenes de Errancia, una distancia nue
va, una dislancia que se im puso, que fotografi é en diferentes si
tios, con la presencia de personajes pero un poco más lejos, todavía
más lejos, que no eran dominames, que no eran agres ivos, que no movilizaban la imagen, que no eran el tema y que yo tampo
co buscaba. No estaba en la situación de los fotógrafos del siglo XJX que por necesidades técnicas hacían largas pausas que ex
cluían la presencia de personajes. o exigían que éstos estuvieran muy lejos, a fin de que no apa recieran borrosos ... Hay algo del
siglo XJX en estas foros de errancia, porque están distantes, un poco como sucedía con las primeras fotografías.
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Un día, cuando me encomré con Nelson Mandela, le pedí que permaneciera un minuto en silencio. Él no me conocía, no sabia lo que yo iba a hacer, y le pedí un minuto de silencio. Mandela accedió. Y dominó completamente ese minuto. Yo no tenía cronómetro ni él tampoco. Estaba en su oficina y manejó ese minuto como si tuviera un cronómetro en la cabeza. Sus veimisiete años de cárcel sirvieron para algo, conoció el tiempo, el valor del tiempo. Fue un poco osado pedirle de nuevo un mi nuto de silencio, un minuto de su pasado, un minuto de dolor, un recuerdo de su terrible experiencia.
Cuando trabajaba para el diario Libératíon, en Nueva York, al principio seguía a los fotógrafos del New York Times que iban a hacer sus reportajes. Como si todavía tuviera necesidad de permanecer en el periodismo para hacer mi fotografía. La ocasión quiso que fuera despedido del New York Times y me vi obligado a fotografiar cosas de la calle, sin ninguna restricción.
En la errancia me encontré de nuevo, en cierto semido, con el mismo fenómeno: me alejó de cierra fotografía humanitaria, que todos hacemos, en color o en blanco y negro: uno ve a alguien, va a fotografiarlo, se presenca, le habla, alguien que pasa en bicicleta, poco importa. Yo estaba muy marcado todavía por ese ripo de fowgrafía. Hacía foros muy próximas a la gente, próximas a los hombres. Aún en mi errancia, arrastraba, a veces, el reflejo de fotografiar una silueta que pasaba. Una especie de deformación, como si se obtuviera tranquilidad con la presencia humana en una fotografía. Entonces me liberé. Esa nueva fotografía me liberó.
En la errancia fui feliz porque nunca tuve que aportar ninguna prueba.
He explicado extensamente que la errancia es la búsqueda de algo con relación con uno mismo, y simultáneamente la búsqueda de un lugar, de un lugar aceptable. Sin embargo tengo la sensación de haber estado más abierto que nunca hacia los demás, hacia el mundo. En mi errancia me sentí quizá más solidario con la pobreza, con las dificultades de la gente, con la alegría o la pena de vivir de lo que jamás me había senrido haciendo un reponaje.