los perfiles emergentes de la migración jornalera en méxico

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ALEXANDRA AGUILAR BELLAMY

SECRETARIA DE DESARROLLO SOCIAL (SEDESOL)INSTITUTO NACIONAL DE DESARROLLO SOCIAL (INDESOL)

PROMOCIÓN Y DESARROLLO DE CULTURA CÍVICA A.C.MIXTIN A.C.

MÉXICO, 2006.

Los perfi les emergentes de la migración jornalera en México.

Estrategias de Sobrevivencia y Políticas Públicas ante el reto del milenio.

© Alexandra Aguilar BellamyPrimera edición: 2006

ISBN: (en trámite)

Ilustraciones originales: Marissa Arroyo Bautista Horacio Sierra JardinesCuidado de la edición: Alexandra Aguilar BellamyDiseño de portada: Violeta Vilchis Vázquez Alexandra Aguilar BellamyRevisión de estilo: Diana Marenco Sandoval Camila Joselevich Aguilar Diseño Editorial: Yuridzi Reyes Lezama Violeta Vilchis Vazquez

Esta obra fue apoyada por el Programa de Co-Inversión Social del Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL) en su convocatoria 2005.

Derechos Reservados de la presente edición:Instituto Nacional de Desarrollo Social.Promoción y Desarrollo de Cultura Cívica A.C.MIXTIN A.C. / Publicaciones.

Quedan estrictamente prohibidas la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedi-miento, comprendidos en la repografía y el tratamiento informático, así como su distribución mediante alquiler o préstamo público, sin la autorización escrita del autor.

A Jorge y Yaolli, los pilares de mi vida

AGRADECIMIENTOS

Deseo agradecer el apoyo del Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL) para la ejecución de las investigaciones contenidas en este libro, así como para su publicación. Ninguna obra es resultado del trabajo de una sola persona y esta no es la excepción. Ambas investigaciones fueron resultado del trabajo y las diversas contribuciones de muchas personas que participaron con su esfuerzo e ideas du-rante el trabajo de campo, el diseño de los instrumentos de investigación, la im-plementación de talleres de capacitación y el proceso de sistematización. De esta forma, quisiera agradecer a Eduardo Araiza, a Mauricio y Daniel Patrón, a Eleonora Silva y Antonio Moreno por todo su empeño por aprender y aceptar sumarse a la aventura de los migrantes de Puebla, Oaxaca y Guerrero. Especialmente quisiera agradecer a Dení por ser incondicional en todo el proceso y a Diana Marenco su contribución al texto y por ser un apoyo en momentos difíciles. A Gil Gil Valle le doy las gracias por la revisión jurídica que ayudó a realizar para la investigación de jornaleros. A Alfonso González y Ramiro Ornelas les doy las gracias por aportar su visión.

Entre las organizaciones que apoyaron estas investigaciones quisiera agradecer al Grupo de Estudios Ambientales A.C. y a la Sanzekan Tinemi por abrirnos la oportu-nidad para trabajar en Xocoyolzinta, Guerrero. A Mixtin A. C. por haber cobijado el proyecto desde sus inicios y por introducirnos en Huatlatlauca, Puebla; y a Pro-moción y Desarrollo de Cultura Cívica A.C. por darle un voto de confi anza a esta investigación.

A los coordinadores del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas de los estados de Guerrero y Sinaloa, Contador Antonio Gallegos y Arturo Ruiz López respectiva-mente, les agradezco mucho su tiempo, su conversación y su interés por mejorar la vida de los jornaleros. Asimismo, la visión global del programa no habría estado completa de no ser por la entrevista otorgada por el Lic. Jorge Omar García, direc-tor nacional del PAJA a quien doy un sincero reconocimiento por la labor que ha realizado.

La investigación en los campos agrícolas de Sinaloa no hubiera sido tan enrique-cedora sin el liderazgo y acompañamiento de Cresencio Ramírez, Coordinador de la Red Democrática de los Pueblos Indígenas, con quien estoy en deuda. A todas las personas en Culiacán que nos compartieron su tiempo y experiencia les agradecemos mucho sus palabras. Especialmente quiero agradecer al Prof. Carlos Loza Ochoa, Comisionado Estatal de Derechos Humanos, al Lic. Hilario Gastelum Galván, Director de Trabajo y Previsión Social y al Diputado Rafael Gaona Flores, Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas del Congreso del Estado, por su sinceridad y entusiasmo. Asimismo, a las trabajadoras sociales con las que plati-camos y todos los servidores y empleados de los cuales ningún programa podría prescindir, les agradecemos su tiempo y paciencia en las entrevistas. Y al Sr. José Lister, quién amablemente nos abrió las puertas de la Agrícola Lister y sus campos para realizar nuestra investigación, igualmente le damos las gracias.

Por último, pero sin duda los más importantes, quisiera agradecer a las autoridades y a las familias de Xocoyolzintla que nos compartieron sus historias migratorias, en especial a la familia Casarrubias Jimón, quienes han sido fundamentales para la elaboración de las investigaciones plasmadas en este libro. A las autoridades y familias de Huatlatlauca, Puebla y de San Nicolás Yaxe, Oaxaca también les ofrez-co un sincero agradecimiento por todas las facilidades aportadas a los equipos de investigación y su participación entusiasta a lo largo de las investigaciones.

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LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

CONTENIDO

PREFACIO • 15

INTRODUCCIÓN •17

Capítulo I. MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL. •21

I. Las nuevas tendencias en la migración.I. Las nuevas tendencias en la migración. •23

a) La economía de la migración. •26b) México: ¿una nueva ruralidad moldeada por la migración?. •28 c) Género y emergencia de actores en la nueva ruralidad. •33 d) Pobreza, migración y remesas. • 36

II. La política pública como instrumento del cambio social. II. La política pública como instrumento del cambio social. II. La política pública como instrumento del cambio social. II. La política pública como instrumento del cambio social. •39

a) Los programas públicos en México ante el fenómeno migratorio. •42

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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Capítulo 2.ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO •47

I. Introducción.I. Introducción. •49

a) Elementos metodológicos. •50 b) Alcances y limitaciones de la metodología y su aplicación en el proceso. •52 c) Elementos teóricos para el estudio de la migración en el ámbito local.•54

II. Impactos de la migración. Estudios de caso en tres comunidades II. Impactos de la migración. Estudios de caso en tres comunidades II. Impactos de la migración. Estudios de caso en tres comunidades II. Impactos de la migración. Estudios de caso en tres comunidades rurales. rurales. •60

a) San Nicolás Yaxe, Municipio de Ocotlán, Oaxaca. •60 b) Huatlatlauca, Municipio de Huatlatlauca, Puebla. •69 c) Xocoyolzinta, Municipio de Ahuacotzingo, Guerrero. •74 d) Impactos de la Migración en el Ambito Comunitario. •80

III. La migración como reto discursivo. III. La migración como reto discursivo. •91

a) Las aportaciones del análisis del discurso a la investigación social.•91 b) Migración: un reto discursivo.•93

IV. Conclusiones.IV. Conclusiones. •102

Capítulo 3. EL RETO DE LA POLÍTICA PÚBLICA ANTE LA POBLACIÓN JORNALERA MIGRANTE. •105

I. Introducción. I. Introducción.

•110

a) La temporalidad/periodicidad de la migración. •111 b) La espacialidad de la migración. • 112c) El funcionamiento de los nuevos sistemas de producción. •113d) Las características de los miembros de la unidad familiar. •114e) Condiciones de vida en los lugares de destino. •117 f) Las redes sociales y de seguridad. •117

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LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

III. La ruta Guerrero-Sinaloa: experiencias migratorias. III. La ruta Guerrero-Sinaloa: experiencias migratorias. •118

a) Antecedentes. •118b) El fenómeno de la migración en Guerrero y el PAJA. •119 c) Los migrantes de Xocoyolzintla. •123d) Buscando la sobrevivencia. •129 e) El Valle de Culiacán: las visiones desde el campo.•133f) ¿Mejorando la vida de los jornaleros?. •145

Capítulo 4.DESARROLLO LOCAL, GÉNERO, DERECHOS LABORALES Y REDES DE SEGURIDAD EN LA NUEVA POLÍTICA SOCIAL. •153

I. Introducción. I. Introducción. •155

II. Componentes para la nueva política social.II. Componentes para la nueva política social. •157

a) Condiciones locales y del hogar que inciden en la migración. •157 1) Desarrollo local.

2) Género. 3) Redes de seguridad. 4) Acceso y difusión de la información.

b) Condiciones de tránsito migratorio. •160c) Condiciones de vida en lugares de destino.•161

1) Redes de seguridad. 2) Género. 3) Acceso y procuración de justicia, derechos humanos y laborales. 4) Acceso y difusión a la información. 5) Certifi caciones.

d) Política pública transversal. •164 1) Lineamientos del programa.2) Educativas. 3) Promoción a la investigación. 4) Presupuestales.

III. Conclusiones.III. Conclusiones. •167

BIBLIOGRAFÍA •171

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LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

PREFACIO

Este libro ve la luz ante la situación apremiante de muchas familias en condición de pobreza que habitan en las zonas rurales de nuestro país y cuya única opción de sobrevivencia representa la búsqueda de empleos temporales con salarios magros en lugares alejados de sus comunidades de origen. Resultado de dos años de inves-tigación en zonas rurales del país y en las regiones que se han convertido en polos de desarrollo agro industrial y atracción de la población nacional migrante, los capítulos que integran este trabajo son sólo una pequeña muestra del desamparo al que nos enfrentamos como sociedad y como país ante los retos de la globalización del siglo XXI.

El desarrollo agrícola representó la base del progreso de todos los países desarrolla-dos y, a pesar de que las políticas económicas de estos países se han diversifi cado, el campo y los agricultores continúan siendo sectores prioritarios para la auto-sufi ciencia de sus sociedades. En el caso de nuestro país, la política agrícola ha promovido la consolidación de grandes polos de desarrollo agroindustrial, dejando al margen a los pequeños propietarios que por lo general se localizan en comu-nidades aisladas con tierras montañosas poco aptas para la agricultura, excluidos culturalmente de los apoyos debido a diferencias culturales y en condiciones so-cioeconómicas limitadas.

Alrededor del 25% de la población del país aún vive en zonas rurales y cerca de 13 millones de la Población Económicamente Activa (PEA) viven del campo, aunque sólo el 5% del PIB proviene de la agricultura. Esto implica que existe una importan-

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te parte de la población cuya actividad primaria no está siendo aprovechada dentro del avalúo de la dinámica económica nacional. También implica que la visión de la política agrícola de la administración presente está encaminada a desaparecer a los propietarios pobres y convertirlos en fuerza de trabajo para los agronegocios del norte.

Los retos son muchos, no sólo para el gobierno y la elaboración de políticas públi-cas sino también para todos los que de alguna forma estamos comprometidos tanto con el desarrollo del país, como con el mejoramiento de la calidad de vida de la población, especialmente de aquellos que viven en una condición más vulnerable. Este trabajo representa una aportación pequeña para caminar juntos en la construc-ción de alternativas que reconozcan las diversas realidades que se viven hoy en día en la ruralidad mexicana.

México D.F. enero de 2006

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LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

INTRODUCCION

Actualmente, la reproducción social de las familias que habitan en el campo mexi-cano, se enfrenta a difi cultades graves que amenazan su sobrevivencia. Las fallas estructurales de la economía mexicana, así como la apertura económica de los pro-ductos agrícolas y la falta de estímulos a la agricultura, han repercutido de manera importante en la ausencia de empleos en el ámbito rural y en la caída de los precios de granos básicos.1 Esto ha impactado directamente en la posibilidad de crear una fuente de ingresos para las familias campesinas y, por ende, han acrecentado la tasa migratoria, no sólo en los estados que históricamente se han caracterizado por su expulsión, sino también en aquellas entidades que anteriormente experimentaban poca migración.2 Se calcula que cerca de 10 millones de mexicanos han emigrado recientemente a Estados Unidos y que 2.5 millones de familias en el país dependen de las remesas y los envíos nacionales para subsidiar tanto su sobrevivencia y la producción agrícola de autoconsumo familiar.3

Ante este fenómeno, las comunidades rurales en México están experimentando im-portantes transformaciones en la vida cotidiana que responden a las necesidades

1Según estimaciones de una investigación realizada por la unam, entre 1982 y 2001 los granos básicos han perdido en promedio un 45% de su poder adquisitivo, siendo el maíz el caso más acentuado con 56.2% y 62% en su rentabilidad. asimismo, el número de productores comerciales agropecuarios se ha reducido sólo al 10% de lo que era hace diez años ante la entrada de productos de importación agrícola y pecuaria (la jornada, p. 6, 03/01/2005).2años ante la entrada de productos de importación agrícola y pecuaria (la jornada, p. 6, 03/01/2005).2años ante la entrada de productos de importación agrícola y pecuaria (la jornada, p. 6, 03/01/2005).Los últimos estudios señalan que los estados de veracruz, hidalgo, el estado de méxico y chiapas son las nuevas enti-

dades que desde principios del 2000 se han sumado al mapa migratorio con una alta intensidad de expulsión, dando un componente más indígena a la migración mexicana (la jornada, p. 20, 10/10/04). 3un componente más indígena a la migración mexicana (la jornada, p. 20, 10/10/04). 3un componente más indígena a la migración mexicana (la jornada, p. 20, 10/10/04). Según estimaciones del banco de méxico, sólo se generan la cuarta parte de los empleos necesarios para satisfacer

la demanda nueva.

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de las familias rurales por fortalecer sus estrategias de sobrevivencia ante el debi-litamiento de la economía campesina. Si bien la migración es un fenómeno que se ha presentado históricamente en todas las sociedades, en los últimos años, el acelerado proceso migratorio en nuestro país, ha cambiado el perfi l de las comu-nidades rurales tanto en su aspecto físico como en las dinámicas relacionales entre los actores comunitarios.

Paulatinamente, han comenzado a emerger nuevos roles comunitarios que están transformando las viejas formas e instituciones locales para la participación en la toma de decisiones así como en las relaciones de género en el ámbito familiar y comunitario. Asimismo, también han comenzado a emerger diferentes problemáti-cas que impactan de forma negativa las formas culturales y sociales de la población rural. Si bien en algunos casos la migración es resultado de una decisión voluntaria, para la gran mayoría de la personas resulta un hecho forzado para lograr reunir los recursos necesarios para la reproducción social del núcleo familiar.

Para algunos la migración implica la ausencia de su lugar de origen por periodos breves o cíclicos, como es el caso de trabajadores eventuales en el sector de servi-cios o los jornaleros agrícolas; para otros implica una separación prolongada e in-cluso permanente del ámbito familiar y comunitario. Por lo general, entre más lejos se encuentre el lugar de destino, mayor será la ausencia de su lugar de origen. Cada caso presenta dinámicas sociales diferenciadas que permean en la reconfi guración de la vida al seno familiar y en las estrategias de sobrevivencia en lo local.

No obstante, la migración rural no sólo impacta la vida en las comunidades de origen, sino también la vida de las personas que migran así como de los nati-vos en los lugares de destino. Enfocándonos específi camente en el caso nacional, el fenómeno de movilización de millones de trabajadores agrícolas a los campos agroindustriales del norte y occidente del país, si bien lleva ya muchos años, en este momento se hacen más visibles los problemas, injusticias, violaciones a los derechos humanos, desigualdades regionales y contradicciones en la visión políti-ca y económica. Se calcula que actualmente existen alrededor de 3.5 millones de jornaleros agrícolas, cifra que no toma en cuenta a los niños menores de 14 años quienes también trabajan durante su estancia en los campos.4

4 Según la Constitución y la Ley General del Trabajo, sólo los niños mayores de 14 años pueden trabajar legalmente, por lo que generalmente se excluyen de las cifras ofi ciales el número de menores de esta edad. Organizaciones como la CNC y la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos calculan que la cifra de niños ejerciendo actividades agrícolas puede ascender a más de tres millones de niños de entre seis y 14 años, al margen de cualquier protección laboral, con salarios muy por debajo del mínimo y condiciones de vivienda infrahumanas (Velasco, 2005; Ballinas, 2004).

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Ante el fenómeno migratorio que se está presentado en el país, surge la duda en torno al papel que están jugando tanto las políticas públicas como los programas sociales. El Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA), bajo la coordi-nación de la SEDESOL, es de los pocos programas focalizados que atiende a este sector vulnerable de la población. Desde su creación, a partir de la iniciativa del gobierno del estado de Sinaloa y después escalado a nivel nacional bajo la admi-nistración de Carlos Salinas de Gortari, el Programa se ha enfrentado a una cam-biante realidad del campo mexicano.

El PAJA representa el programa más integral dentro del portafolio de programas pú-blicos para mejorar las condiciones laborales como la calidad de vida de la pobla-ción jornalera. Si bien desde el ámbito laboral, educativo y de salud también existe una orientación institucional focalizada hacia los jornaleros, el PAJA continúa sien-do el gran articulador de la intervención institucional para atenderlos. A pesar de los avances que se han logrado en esta materia, la labor del programa se enfrenta al incremento constante de la población jornalera así como a un presupuesto fe-deral cada vez más reducido, el corte de servidores públicos –especialmente el de campo -, la animadversión de los agroindustriales, la falta de colaboración y coor-dinación institucional e intergubernamental, así como la heterogeneidad cultural de los y las jornaleras.

En los años por venir, la elaboración de políticas para atender la atención jornalera y migrante posiblemente ocupe un lugar preponderante dado el gran número de personas que año con año se suman al proceso migratorio. Dado que la evalua-ción de políticas y programas públicos se ha convertido en un importante proceso tanto para la canalización de recursos económicos y materiales como para medir el impacto de la intervención institucional en un sector específi co, es importante avanzar en este proceso en lo que se refi ere a la población migrante. Es así como ante la ausencia actual de una política integral, surge la necesidad de realizar una evaluación de los programas que existen hasta este momento para vislumbrar la oportunidad de escalarlos a una política integral con la capacidad de diseñar, coordinar y ejecutar diversas acciones en todo el país, así como proponer una le-gislación pertinente.

Los trabajos que aquí se presentan son el resultado de una investigación que se realizó durante el 2004 y 2005 con comunidades rurales con una alta intensidad migratoria, gracias al apoyo del Instituto Nacional de Desarrollo Social de la SEDE-SOL por medio de su programa de Co-Inversión Social.

El primer capítulo del libro, aporta algunos elementos teóricos sobre la conceptua-

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lización actual de la migración así como en torno al debate actual alrededor de las políticas públicas como catalizadoras del cambio social y el reto que la migración representa para estas.

El segundo capítulo es el resultado de la primera parte de la investigación de cam-po que se realizó durante el 2004 en la comunidad Xocoyolzintla en Guerrero, la comunidad de San Nicolás Yaxe en Oaxaca y Huatlatlauca en Puebla, todas con un porcentaje importante de población migrante. A través de un acercamiento de inves-tigación-acción participativa con visión de género, la investigación buscó recoger información sobre los problemas a los que se enfrentan hoy en día estas comunida-des, entender las acciones y estrategias de sobrevivencia en el ámbito local, e invo-lucrar a la población en un proceso de refl exión sobre los impactos de la migración en su vida comunitaria. Asimismo, se presentan algunas de las recomendaciones que se identifi caron para el mejoramiento de la política social que atiende a la po-blación que permanece en estas comunidades migrantes.

El tercer capítulo presenta los resultados de la segunda parte de la investigación que se llevó a cabo durante el segundo semestre del 2005. Esta investigación representa la continuidad del trabajo realizado con la población de la comunidad de Xocoyol-zintla en Guerrero. Dado que más del 50% de la población emigra como jornaleros a diferentes campos del país – principalmente a los campos de Altamirano en Gue-rrero y a diversos campos en Sinaloa-, y que el Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA) tiene un papel importante para los migrantes de la región, se consi-deró importante tomarlo como base para identifi car posibles recomendaciones que pudieran mejorar la calidad de vida de los jornaleros. El proyecto de investigación se planteó de forma tal que se pudiera entender la otra parte de la vivencia de los jornaleros en los lugares de destino, es decir en los lugares de trabajo, y levantar diferentes testimonios de los actores que se encuentran involucrados en la cadena relacional con los trabajadores migrantes y así recoger posibles recomendaciones para el PAJA.

El último capítulo recoge los resultados de ambas investigaciones y busca avanzar hacia la elaboración de una propuesta de política para la población migrante y jor-naleros agrícolas desde una perspectiva de género, reconociendo las defi ciencias en el cumplimiento de los derechos humanos y laborales y buscando avanzar en la pro-posición de redes de seguridad que acojan a esta parte de la población. Por último, la bibliografía que se presenta está integrada por los documentos que se consultaron para ambas investigaciones, aunque se excluyeron algunas fuentes que fueron con-sultadas en la primera investigación. Existen además los productos que se elaboraron en dicha investigación que pueden ser consultados para las referencias completas.

MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL

Icapítulo

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I. Las nuevas tendencias en la migración.

La migración es un fenómeno demográfi co y social que se ha presentado a lo largo de la historia de la humanidad y que ha respondido a diversas razones tanto ecoló-gicas como económicas, sociales, culturales, políticas, étnicas e incluso de género. La migración consiste en el desplazamiento de personas o grupos humanos de su lugar de origen hacia otras regiones; este movimiento puede ser voluntario, como es el caso de la emigración legal laboral, o involuntario, dado la falta de oportuni-dades laborales en los lugares de origen, el desplazamiento por confl ictos armados o procesos de exclusión étnica.

Desde la Grecia antigua hasta los confl ictos étnicos actuales en diversas partes del mundo, las poblaciones humanas se han movilizado con el objetivo de encontrar una mejor vida o de huir de fuertes agresiones a su sobrevivencia. A fi nales del si-glo XVIII, la revolución industrial marcó uno de los procesos migratorios en Europa más importantes, al resquebrajar la organización productiva de las tradicionales sociedades agrarias, concentrado su mano de obra en las crecientes zonas urbanas pre-industrializadas. Desde entonces, la migración rural ha sido una constante que ha despoblado las regiones rurales y que actualmente afecta de manera más acen-tuada a los países en desarrollo.

Según los datos de las Naciones Unidas, actualmente existen 191 millones de per-sonas migrantes alrededor del mundo. De estas, alrededor de 25 millones han sido desplazadas dentro de sus propios países (UN, 2000; CONAPO, 2005). Estas mi-

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graciones han signifi cado un importante impacto en las dinámicas sociales, econó-micas y culturales de los lugares a los que llegan. Así también, los lugares de origen han visto fuertes transformaciones, que se han traducido en un panorama desolador ante la ausencia de un número importante de personas y de la desestructuración del tejido social. Sin embargo, en algunos casos, también se experimenta el resur-gimiento de las economías locales gracias al envío de recursos económicos que impactan el ingreso familiar y la capacidad de compra de los hogares.

La intensifi cación del proceso de globalización económica, ha generado nuevas di-námicas económicas en la producción mundial generando una demanda de mano de obra y de personas especializadas para mantener la competitividad de diferentes sectores, especialmente en el tecnológico, la manufactura, los servicios y la pro-ducción de alimentos.

En el sector tecnológico, la inversión de países en desarrollo en este nicho se man-tiene en niveles muy marginados, excepto por algunos países como China e India, que han hecho de la investigación y desarrollo de tecnología de punta una estrate-gia para la competencia global; sin embargo, la gran mayoría de países, mantiene bajos los niveles de inversión en este sector. Por otro lado, en los países desarro-llados, principalmente en Estados Unidos, el desarrollo de nuevas tecnologías es uno de los ámbitos donde mayor crecimiento se ha percibido y que genera una importante demanda de recursos humanos bien entrenados. Esto ha generado una curva migratoria importante - de zonas urbanas periféricas a centros internacio-nales - cuya tendencia no parece desacelerarse en el corto plazo, excepto por las variaciones del crecimiento en la economía estadounidense.

En el sector manufacturero, la inversión se ha concentrado en diversos puntos geo-gráfi cos que por lo general permiten disminuir los costos de transportación a los centros de consumo así como el costo de la mano de obra y de pago de servicios. El sector manufacturero ha tendido a establecerse en zonas libres de impuestos en las fronteras entre países en desarrollo y países desarrollados, lo que en ocasiones exacerba las diferencias y ha dado lugar a graves violaciones de derechos humanos y laborales por parte de muchas empresas manufactureras ante la necesidad de inversión de los gobiernos pobres. Estos corredores económicos han generado una demanda de mano de obra importante del interior de sus países, principalmente de regiones con mayores niveles de marginación y de población con pocos niveles educativos. Este tipo de migración caracterizada por ser rural a centros urbanos ha generado transformaciones importantes de carácter social, económico y cultural percibiéndose estas en nuevos comportamientos de género, violencia y patrones de consumo.

MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL

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El sector de servicios es uno de los nichos que mayor migración ha generado en los últimos años, tanto en la migración interna como en la internacional. El creci-miento de las grandes ciudades de los países de origen como la movilidad social y económica de las sociedades en países desarrollados, ha generado una importe demanda de recursos humanos para cubrir puestos de atención a clientes y abas-tecimiento de bienes y servicios. Este tipo de migración se ha caracterizado por ser de centros urbanos pequeños a centros urbanos más grandes, o de zonas rurales a centros urbanos en crecimiento, demandando población con diversos niveles educativos.

En lo que respecta al sector agrícola, la tecnifi cación y el avance tecnológico del proceso de producción de alimentos en la mayoría de los países desarrollados, también presenta nuevos niveles de especialización de algunas etapas como son el embalaje así como la concentración de la producción agrícola en algunos polos de desarrollo industrial. Por otro lado, la falta de tecnología y de capacidades com-petitivas por parte de los productores pequeños de países menos desarrollados, así como de la falta de diversifi cación de productos y la debilidad de mercados locales y regionales, ha obligando a una parte importante de personas a dejar sus lugares de origen.

Por lo general, esto ha dado lugar a una migración de regiones rurales poco desa-rrolladas a centros rurales tecnifi cados y con vínculos cercanos a mercados interna-cionales. En muchas ocasiones, las personas que emigran a estos centros seguirán su camino a centros internacionales de producción de alimentos con mejores sala-rios y mejores condiciones de contratación y vivienda.

Así, los pequeños productores - generalmente los más pobres - para lograr sobre-vivir en sus tierras desprovistas de recursos y tecnología, se han convertido en peones de tierras ajenas convirtiéndose en jornaleros agrícolas. En su búsqueda por la sobrevivencia, los migrantes agrícolas se encuentran actualmente, entre los habitantes más codiciados por las agroindustrias, aunque la enorme oferta de mano de obra, mantiene los salarios bajos a nivel mundial.

Este fenómeno ha impactado de manera importante en la confi guración de la “ru-ralidad” tanto en México como en diversas regiones del mundo. Esta nueva rura-lidad se caracteriza para una nueva dinámica de la población rural, así como por la emergencia de nuevos actores que se aglutinan alrededor de actividades -ya no sólo de índole agrícola- sino también de índole social, política, cultural y activida-des económicas del segundo y tercer sector.

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La transformación de la vida rural es resultado igualmente de la necesidad de so-brevivencia de este sector de la población, en donde la obtención de satisfactores básicos pasa a un segundo plano ante la emergencia de nuevas necesidades más vinculadas con las formas de vida urbana. Los roles tradicionales basados en una división sexual, igualmente han comenzado a sufrir cambios estructurales impor-tantes, aunque a una menor velocidad de lo que se esperaría en un proceso tan acelerado de globalización económica y cultural.

a) La economía de la migración

Aunque la migración pareciera responder a decisiones individuales o familiares, es un complejo fenómeno que responde al cambio económico de las sociedades contemporáneas, así como a los cambios demográfi cos, tecnológicos, culturales y sociales que se están experimentando en el mundo. Es resultado de una serie de factores interrelacionados a diferentes niveles y que genera variables diversas según las características de la región y de sus vínculos con los mercados urbanos naciona-les e internacionales. Representa una estrategia “adaptativa” que afecta a los hoga-res y que responde a factores del mercado laboral, los desequilibrios demográfi cos, las políticas migratorias y de desarrollo de los estados, los vínculos de dependencia entre países y a los lazos socioculturales y de redes migratorias (Dinerman, 1982; UAM, 2005) .

En los últimos años existe una tendencia a observar a la migración desde una pers-pectiva multidimensional, lo que ha difi cultado grandemente tanto su análisis como la atención institucional de sus causas y consecuencias. Por un lado, existen una gran cantidad de estudios que han privilegiado su aspecto económico (Yap, 1975; Greenwood, 1975; Wood, 1981; Muller, 1983; Tadaro, 1976 en Arroyo, 1989). Desde esta perspectiva, algunos han logrado avanzar en el cruzamiento de datos en torno a las desigualdades regionales, la estructura productiva, las características de los miembros del hogar y las características de los centros de destino. Además, se ha enfatizado el análisis de la articulación entre los factores de atracción y expul-sión en espacio y tiempos determinados, ya que responden a los requerimientos de la economía (Aragonés, 2004). Estos elementos han dado lugar a la sistematización de información para la construcción de bases de datos que nutren de información a la instrumentación de programas focalizados para generar procesos de desarrollo regional, sobre todo en regiones con importantes tasas de expulsión.

Desde la perspectiva económica, el fenómeno migratorio históricamente respon-de a la descomposición/recomposición de la economía campesina tradicional y su descapitalización en subordinación a la creciente industrialización urbana

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(Arizpe, 1980). Ante un desarrollo desequilibrado en los centros de desarrollo comercial e industrial, disminuye la capacidad de la economía local-regional de incorporar los productos excedentes, repercutiendo de manera importante en la incidencia migratoria.

La existencia o no de mercados locales de trabajo en el ámbito regional, determina igualmente la necesidad del traslado temporal a otras regiones para realizar activi-dades complementarias o alternativas a la siembra doméstica (Szasz, 1994:83). La falta de mercados para los productos agrícolas, desincentiva la diversifi cación de cultivos y, por lo tanto, la búsqueda de fi nanciamiento para diferentes proyectos productivos que tengan relación con la producción agrícola. Esto ha resultado una determinante en la profundización de los niveles de pobreza, desnutrición y la dependencia alimentaria de países donde se ha avanzado en las políticas de libera-ción de precios de productos agrícolas sin la aplicación de redes de seguridad para disminuir riesgos (Aragonés, 2004).

Por otro lado, se ha buscado generar modelos que permitan explicar la propensión a la migración recurrente, así como de las variables que juegan un papel en la maximización de la utilidad individual (Tadaro, 1976 y Muller, 1983). Muchos de estos modelos tienden hacia la teoría del “equilibrio” migratorio entre las tasas de empleo-desempleo de la población entre las regiones centrales y periféricas y bajo el supuesto de una igualación en los ingresos de ambas regiones. Sin embargo, a lo largo de los años, en el caso de México y los países latinoamericanos, no hay indicios de que se pueda lograr este equilibrio (Arroyo, 1989); por el contrario, la experiencia actual de muchas ciudades en el país muestra el aumento del sector informal y la creciente desvalorización de los salarios rurales.

Desde la perspectiva de los hogares, las características particulares de las familias permiten entender las alternativas productivas y la participación diferenciada de sus miembros para complementar el ingreso en el ámbito local. La capacidad la-boral y salarial de cada miembro determina igualmente la decisión de quién migra dentro del hogar según factores tangibles sobre quiénes puedan o no desplazarse, por consideraciones de género, parentesco, edad y/o necesidad de mantener el hogar funcionando.

Las consideraciones espaciales también ocupan un lugar importante entre las in-vestigaciones realizadas, tanto por el desarrollo de actividades productivas como por las redes sociales que se generan de forma transnacional. En comunidades con comportamientos migratorios ya establecidos por mucho tiempo, la migración se ha convertido igualmente en un fenómeno de rito e iniciación para las generacio-

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nes más jóvenes que se insertan en las redes de familiares que residan en el lugar hacia donde se migra. De esta forma, de la complejidad aparente a escala del in-dividuo, también existe un rol importante por parte de las motivaciones colectivas transmitidas por los sistemas de producción en la estructuración de la movilidad regional y transfronteriza (Gaultier, 2002).

b) México: ¿Una nueva ruralidad moldeada por la migración?

El mundo rural en México ha experimentado fuertes cambios en los últimos veinte años tanto en su dinámica económica, como social, política, y de población. Estos cambios explican lo que se ha denominado como la “nueva ruralidad”, en donde el ámbito rural se ha visto acompañado por una serie de transformaciones en lo macroeconómico como son la liberación de los precios al mercado, la eliminación de subsidios a la producción, la cancelación de la inversión pública a la investiga-ción y al asesoramiento en campo, el fomento de luna cultura empresarial y com-petitiva entre los pequeños productores y la privatización de tierras comunales. En los últimos cinco años, la participación del sector agrícola dentro de la economía nacional y su refl ejo en el Producto Interno Bruto, ha ido menguando paulatina-mente (Tabla 1).

Tabla 1. CONFORMACIÓN DEL PIB POR SECTORES 2002-2005VARIACIONES ANUALES EN POR CIENTO CON RESPECTO AL MISMO PERIODO DEL AÑO ANTERIOR

2002 2003 2004 2005

PIB TOTAL 0.8 1.4 4.2 3.0

SECTOR AGRÍCOLA, SILVÍCOLA Y PESCA 0.1 3.1 3.5 -1.5

SECTOR INDUSTRIAL -0.1 -0.2 4.2 1.6

MINERÍA 0.4 3.7 3.4 1.2

MANUFACTURAS -0.7 -1.3 4.0 1.2

CONSTRUCCIÓN 2.1 3.3 6.1 3.3

ELECTRICIDAD, GAS Y AGUA 1.0 1.5 2.8 1.4

SECTOR SERVICIOS 1.6 2.1 4.4 4.2

COMERCIO, RESTAURANTES Y HOTELES 0.0 1.5 5.5 3.1

TRANSPORTES Y COMUNICACIONES 1.8 5.0 9.2 7.1

FINANCIEROS, SEGUROS E INMUEBLES 4.2 3.9 3.9 5.8

COMUNALES, SOCIALES Y PERSONALES 0.9 -0.6 0.6 2.1

Fuente: Sistema de Cuentas Nacionales de México (INEGI); Banxico (2006).

MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL

29

Si bien muchos analistas han observado el efecto que han tenido los desastres causados por los fenómenos climáticos (Banco de México, 2006), también encon-tramos efectos en la falta de apoyos y capacitación tecnológica a los pequeños productores, la creciente competitividad de otros sectores y el incremento de las importaciones de granos básicos para abastecer el consumo nacional, que se refl eja en una balanza comercial negativa (Tabla 2). Desde la perspectiva federal, el incre-mento presupuestal entre el 2000 y 2005 ha sido signifi cativo, sin embargo, esto no se refl eja en el aumento de la producción agrícola, excepto para algunos polos agroindustriales en el norte del país. De continuar con esta tendencia, se puede prever un incremento en la migración temporal y permanente para los próximos años del sector agrícola, principalmente en los estados del sur del país, así como la necesidad de diseñar nuevos programas sociales que atiendan el desabasto de las regiones rurales.

Tabla 2. BALANZA COMERCIAL AGROALIMENTARIA Y PESQUERA 2004-2005

Variación%Variación%

BALANZA DE COMERCIONACIONAL

EXPORTACIÓN TOTALIMPORTACIÓN TOTAL

187,998,555196,809, 652

213,711,210221,269,758

-14.2

13.712.4

BALANZA AGROALIMENTARIA

AGROPECUARIA Y PESQUERAAGROPECUARIAAGRICULTURAGANADERÍA Y APICULTURAPESCAALIMENTOS Y BEBIDAS

-3,114,780

-671,244-1,022,905

-934,459-88,446351,661

-2,443,536

-2,436,474

-48,609-385,120-55,811

-329,309336,511

-2,387,846

-21.8

-92.8-62.4-94.0273.3

-4.3-2.3

Fuente: SIAP, SAGARPA.

La nueva ruralidad está caracterizada por un importante cambio histórico en el paradigma de la relación urbano-rural y en la aparición o visibilidad de nuevos ac-tores que anteriormente estaban ocultos dentro de la estructura tradicional agrícola. También se experimenta una transición hacia otras actividades - ya no sólo de ín-dole agrícola – ante la inevitable caída de la economía campesina. Existe cada vez mayor presencia de las mujeres en las actividades económicas rurales; su inserción en nuevas actividades comerciales por medio de pequeños negocios o incluso la salida de sus lugares de origen, ha fomentado un cambio innegable en los roles de género. Por otro lado, los jóvenes han asumido un papel importante en la genera-ción de recursos para la familia tanto económicos como en especie y también han empezado a trastocar las antiguas estructuras de toma de decisiones.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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En este contexto, un actor importante que ha acelerado los cambios en el ámbito rural es la empresa transnacional. La emergencia de las estrategias de estas empre-sas, que abaratan los costos de los productos agrícolas y fortalecen la dependencia alimentaria5 que se inició en los años setenta con Estados Unidos, ha sometido igualmente a los productores rurales a sus esquemas de comercialización (Rubio, 2004). Asimismo, empiezan a presionar por el uso de suelo de diferentes regiones, empujando a las campesinos a vender sus tierras, o en el mejor de los casos, a dejar sus comunidades para salir a trabajar a sus campos tecnifi cados.

En algunos casos, las reformas elaboradas al artículo 27 constitucional, abrieron la posibilidad de la presencia de estos nuevos actores comerciales, por lo que la tierra aparece como un medio de producción potencialmente confl ictivo. Si bien, las cifras del Programa de Certifi cación de Derechos Ejidales y Titulación de Sola-res (PROCEDE) indican que la enajenación de los ejidos mantiene un perfi l bajo (PROCEDE, 2006), la posibilidad de una titulación y/o adjudicación individual de los derechos sobre la parcela, agudiza esta situación y amenaza con acrecentar las desiguales para acceder a la tierra (Bonfi l, 1997).

De esta forma, la vieja estructura ejidal ha comenzado a reconfi gurarse en su orga-nización social y productiva, así como en sus territorios; ha comenzado un proceso de búsqueda por nuevos nichos de mercado, a través de la diversifi cación de ac-tividades y cultivos, modifi cando normas y conductas de los agentes sociales que ahí desarrollan su cotidianidad (Ávila, 1999). Los efectos del cambio estructural han tenido importantes repercusiones dependiendo del nivel socio-económico de los campesinos y del tamaño de sus unidades de producción. En el caso de la uni-dades pequeñas (menor a 5 hectáreas), la incapacidad de mantener los costos de producción ha obligado al abandono de la tierra, su enajenación o la migración temporal y permanente para permitir que otros miembros de la familia continúen su aprovechamiento y mantengan un nivel mínimo de sobrevivencia por medio del autoabastecimiento. En el caso de los productores medianos (hasta 10 ha.) y grandes (arriba de 10 ha.), estos han apuntado hacia el aprovechamiento de los subsidios gubernamentales para entrar en procesos de competitividad para proveer los mercados urbanos en lo regional.

Este fenómeno, como se observa en la Tabla 3, también se ha refl ejado en la dismi-nución de la población en zonas rurales de 25.4% al 23.5% de 2001 a 2005, re-

5 Hoy en día, la dependencia alimentaria de ciertos productos como la leche y el maíz se mantienen en tasas del 40 y 20% respectivamente. La producción de algunos productos básicos como el trigo y el ajonjolí, ha bajado alrededor de 15% (CONAPO, 2006b) lo que ha impactado en la disminución de la participación del sector agrícola en el Producto Interno Bruto del 5 al 4.9% (Reforma, 2006).

MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL

31

duciendo la participación de la población total ocupada en el agro del 18 al 15.18% (CONAPO, 2006; INEGI, 2006). Sin embargo, a pesar del decrecimiento de la población en zonas rurales, aún existen alrededor de 24 mil personas que aún mantienen una presión importante sobre los recursos, mostrándose un ace-lerado deterioro de los recursos naturales en prácticamente todas las regiones del país así como un incremento en la desigualdad en torno al acceso y distribución de la tierra.

Tabla 3. POBLACIÓN MEXICANA TOTAL Y POBLACIÓN RURAL

2001 % 2005 % B-A

POBLACIÓN TOTAL(MILES DE HAB.)

100,368 100 103, 263 100

POBLACIÓN RURAL (MILES DE HAB.)

25,555 25.46 25.46 23.5 - 1.96

POBLACIÓN URBANA (MILES DE HAB.)

74,824 74.54 78,996 76.5 1.96

Fuente: CONAPO, INEGI.

Sin embargo, también existen algunos datos que apuntan hacia cierta mejora en el ámbito rural. Según estudios elaborados por el Comité Técnico de la Pobreza y los datos recogidos por la encuesta de salarios rurales de la SAGARPA (SAGARPA, 2006), de 2000 a 2004, la pobreza absoluta del sector rural decreció en más del 10%. Asimismo, se ha experimentado un incremento en el poder adquisitivo que teóricamente se traduce en una mejoría en la condición de pobreza. La tabla 4, tomada del estudio elaborado por la SAGARPA (2006) muestra los cambios en los ingresos de la población en el periodo de 1994-2004; según este mismo estudio, en este mismo periodo, la pobreza relativa del sector rural decreció de 60 a cerca del 50%.

No obstante, el estudio también reconoce que el mejoramiento relativo de los in-gresos rurales no se debe a una mejoría en la producción agrícola o los precios al consumidor sino por el contrario, al abandono del trabajo agrícola y la diversifi ca-ción de ingresos por actividades no agrícolas, además de las transferencias públicas principalmente de PROCAMPO y OPORTUNIDADES.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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1994%

1996%

1998%

2000%

2002%

2004%

PR

OM

EDIO

A

NU

AL

PA

RTIC

IPA

CIÓ

N

PR

OM

EDIO

REM

UN

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CIO

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AB

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CU

ENTA

AJEN

APO

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UEN

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OPIA

Y

/O R

ENTA

EMPR

ESAR

IAL

1,763

1,074

669

87.6

60.9

39.1

1,063

652

411

84.7

61.3

38.7

1,548

928

620

85.0

59.9

40.1

1,969

1,181

787

83.4

60.0

40.0

1,979

1,375

604

80.1

69.5

30.5

2,238

1,701

537

80.8

76.0

24.0

1,760

1,152

608

836535

REN

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IEDA

D

TRA

NSFER

ENC

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PRIV

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NATIV

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OS

HO

GA

RES

25

16382082

12

8.1

50.0

0.0

50.0

13

10251051

1.1

8.1

50.0

0.0

50.0

18

14874074

1.0

8.15 0.0

0.0

50.0

22

203

109094

0.9

8.6

53.5

0.0

46.5

29

223

134189

12

9.0

60.0

0.3

39.7

96

203

136166

3.5

7.3

66.9

0.5

32.5

34

17498076

1.6

8.2

56.1

0.2

43.7

TRA

NSFER

ENC

IAS

BLIC

AS

PRO

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MPO

OPO

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PRO

GR

ESAO

TRA

SPEN

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IGIN

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AS

DEN

TRO

DEL PA

ÍSIN

DEM

NIZ

AC

ION

ES

45008361

2.2

0.0

0.017.980.2

1.9

622504312

4.9

39.6

0.06.9

49.9

3.6

951809635

5.2

19.0

0.09.2

66.1

5.8

15723041884

6.6

14.9

0.026.456.3

2.4

225506431763

9.1

22.5

28.513.733.9

1.5

23061588959

8.3

26.5

25.13.3

41.3

3.8

136302017654

6.4

21.8

15.012.447.8

3.0

OTR

OS IN

GR

ESOS

170.8

1512

120.6

110.5

150.6

10.0

120.6

TOTA

L2,012

1001,255

1001,821

1002,362

1002,471

1002,760

1002,115

100

Fuente: Servicio de Informaciòn y Estadística A

groalimentaria y Pesquera (SIA

P), con datos del Instituto Nacional de Estadística, G

eografía e Informática (IN

EGI),

Encuesta Nacional de Ingresos y G

astos de los Hogares 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004. 1/A

gosto 2000-100.

Tabla 4.ING

RESO

S MO

NETA

RIO

S TRIM

ESTRA

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PITA EN

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UR

ALES EN

TÉRM

INO

S REA

LESPESO

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NTES

MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL

33

Aunque el estudio no hace referencia al fl ujo de remesas desde el extranjero y des-de nichos de trabajo temporal en los campos agrícolas, el dinero de la migración se ha convertido en la primera fuente de ingresos para las comunidades rurales (Banco de México, 2006). Es así como la economía campesina se enfrenta a la falta de opciones productivas en el ámbito local y la necesidad de subsidiar la producción agrícola, acelerando el crecimiento de la tasa migratoria en los últimos diez años. Al sumar las fallas institucionales para responder a las necesidades locales de infra-estructura para riego, mejoramiento de la producción agrícola, la falta de proyectos productivos y de sistemas adecuados de fi nanciamiento o la inefi ciencia institucio-nal en la comunidad, se presenta un escenario dramático que genera los incentivos para el proceso migratorio, el desarraigo de la comunidad y la inhibición de una visión de largo plazo que gestione proyectos locales (Corona & Tuiran, 1997; Reyes Morales, Rafael et.al., 2001; Gaultier, 2002; Muñoz, 2000).

Por otro lado, la disminución de la capacidad productiva en el ámbito local es di-rectamente proporcional al aumento en la inseguridad alimentaria de la población rural. Esto también ha impactado los comportamientos alimenticios en el campo, aumentando los niveles de desnutrición acompañado por el crecimiento en la obe-sidad, sobre todo de la población infantil. Es así como la evolución del gasto neto per cápita también muestra, según datos de SAGARPA (2006) que el 20% de la po-blación más pobre aumentó su gasto en alimentos que contienen un alto contenido de calorías, carbohidratos, grasas y proteínas de origen animal.

Este aumento no necesariamente implica que exista una mayor capacidad en el poder adquisitivo, sino que por lo contrario, hay una transferencia del 20% de la capacidad de adquisición de bienes de primera necesidad al gasto en alimentos de bajo nivel nutricional cuyas colorías anteriormente eran satisfechas por la produc-ción de autoconsumo.

c) Género y emergencia de actores en la nueva ruralidad.

Desde hace algún tiempo, diversos autores han enfatizado las importantes transfor-maciones que han experimentando los diversos actores sociales en sus estrategias de movilización como de sobrevivencia en el ámbito urbano y rural, frente al pro-ceso de globalización económica y la implementación de políticas neoliberales de ajuste estructural (Touraine, 1977 ; Melucci, 1985 ; Hiernaux, 1994 ; Guadarrama, 1997, Ávila, 1999).

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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La cambiante dinámica de la población caracterizada por el aumento de los fl ujos migratorios ha puesto a las mujeres al frente de muchas actividades que anterior-mente estaban a cargo de los hombres. En el caso del sector rural se ha experimen-tado una creciente presencia de mujeres en las labores del campo e incluso ha au-mentado el número de mujeres titulares de propiedades ejidales y privadas. Hoy en día existen 763,758 mujeres con títulos de propiedad de 9.1 millones de hectáreas, de las cuales 5.9 millones son de uso común. Esta cantidad representa alrededor del 22% del total de los sujetos agrarios, fi gura que se eleva a 25% en los estados de Tabasco, Sonora, Puebla, Colima, Oaxaca, Nayarit y Sinaloa (PA, 2003).

Por otro lado, en estudios relativamente recientes, sobresale el aporte que realizan en particular las mujeres para aliviar la pobreza en sus países y comunidades de origen a través del envío de remesas. Estos datos son un indicio claro de que gran parte del peso de la reproducción de la fuerza de trabajo está recayendo directa-mente en las mujeres, ya sea por quedarse en sus comunidades de origen ante la migración de otros familiares o por insertarse ellas mismas en el proceso migratorio (Peña, 2005).

Sin embargo, el incremento de la presencia de las mujeres al frente de la propiedad rural no implica necesariamente una mejoría signifi cativa. En muchas regiones, la mujer no cuenta con representación ante las autoridades ejidales por su condición femenina. Incluso ante la ausencia del cónyuge, la mujer difícilmente puede ocu-par su lugar en la representación de las asambleas. La propiedad de la tierra es la mejor garantía que tienen las mujeres rurales para proveer al menos una porción de los requerimientos alimenticios de sus hogares. (Steem, 2002: 406). Por otro lado, si bien la posesión directa de bienes productivos por parte de la mujer, reduce con-siderablemente el riesgo de la pobreza, también inserta a las mujeres en problemas por falta de créditos para cultivar, la contratación de mozos para las diferentes eta-pas del cultivo y obliga a los hijos a tener una participación activa. Esto ha hecho en muchas regiones del país las tierras sean rentadas o vendidas, o en el peor de los casos, sean abandonadas.

En este sentido, las mujeres se han tenido que enfrentar al fenómeno de pauperi-zación en el mundo rural. Los últimos datos obtenidos por PNUD y la CEPAL en 2004, también indican la perseverancia de los altos índices de pobreza en América Latina entre las mujeres y los niños (PNUD, 2006; CEPAL, 2006). A pesar del im-portante cambio en los últimos años para lograr generar políticas con una visión de género, no se ha logrado disminuir la brecha con otras categorías sociales. Sin duda, la pobreza extrema de muchas mujeres se debe al grado de vulnerabilidad con el que cuentan en torno a todas las dimensiones de la vida cotidiana. Desde el

MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL

35

acceso a la información hasta a servicios básicos - como educación, salud y buena alimentación-, en las sociedades latinoamericanas y la mexicana siempre ha exis-tido un sesgo hacia el género masculino.

Como bien ha observado Bonfi l (1997), las unidades domésticas en el ámbito rural no se han caracterizado por ser homogéneas ni democráticas ya que, “distribuyen tareas, estatus y poder diferenciados entre sus miembros, principalmente a partir de diferencias de género y generacionales”. Por otro lado, también supone la crea-ción de una serie de relaciones de reciprocidad que fundamentan la seguridad y pertenencia de sus integrantes, dan un lugar familiar y comunitario a las personas y constituyen así la base para las relaciones extrafamiliares y para una identidad social más amplia.

Desde las primeras migraciones en los años cuarenta hasta fi nales de la década de los ochenta, la población masculina representaba el mayor porcentaje de población migrante, ya que la división sexual del trabajo, así como la jerarquía hacia dentro de la familia, jugaban un papel importante para defi nir a los miembros del hogar que migraban. Tradicionalmente, el porcentaje masculino en el proceso migratorio ha sido más alto que el de la mujer, dadas las tareas domésticas y la crianza de los hijos; sin embargo, hoy en día, la población femenina ha empezado a incorporase al fenómeno migratorio tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

En los últimos años ha habido un esfuerzo mundial por defi nir más claramente las situaciones a las que se enfrenta una persona que tiene que dejar su lugar de origen para trasladarse a otro lado. En este sentido, Rodríguez (2000) reconoce en la migración dos premisas: una, como condición impuesta a una persona por las circunstancias estructurales en la distribución del poder de un país, a la que acce-den sólo algunos sujetos, y otra cultural, explicada por un conjunto de elementos, usos y costumbres, estereotipos, prejuicios, racismo, xenofobia, ignorancia y dis-criminación institucional, que tienden a justifi car las diferencias entre los locales y los que emigran.

Con frecuencia, las mujeres migrantes enfrentan ambos tipos de vulnerabilidades, justamente en razón de su condición de género y de migrantes, situación que, hasta el momento, no necesariamente acarrea costos. económicos, sociales o políticos para quienes incurren en la violación de sus derechos humanos.

Por otro lado, el rango de edad de la población que deja su comunidad para ir en búsqueda de mejores salarios también ha comenzado a sufrir una nueva tendencia: donde antes salían las cabezas de familia, hoy en día el proceso empieza a partir

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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de los 16 hasta los 45 años. Este rango, representa a personas jóvenes en sus me-jores años productivos, que se refl eja en una importante pérdida de capital social, humano y económico, tanto para sus comunidades, como para el país. La tempora-lidad de la migración también se ha transformado en la última década: de ser una migración de tipo temporal, hoy en día diversos estudios observan el aumento de la migración de forma permanente.

El decrecimiento de la población en las comunidades rurales, también ha empeza-do a impactar en las instituciones sociales, políticas y comunitarias. Es común en-contrar cabildos con difi cultad para reclutar ciudadanos interesados en participar políticamente. Este efecto se ha producido sobre todo en regiones donde el cabildo es más una carga económica para la familia, que una posibilidad de remuneración. La falta de personas también ha difi cultado en algunas comunidades la transición hacia manejos menos corruptos de las administraciones locales y hacia la inversión en proyectos locales de desarrollo social y económico. Sólo en aquellas regiones donde se reciben importantes recursos por medio de las remesas internacionales se ha logrado mantener cierta dinámica económica y generar mecanismos de segui-miento a los fondos colectivos de la comunidad migrante. En estos casos, las reme-sas han sustituido el papel del Estado en la generación de alternativas productivas y por ende, han dotado de un nuevo nivel de autonomía a los cabildos locales.

Así, la nueva ruralidad se reconstruye a partir de la relación con el exterior, ante los programas de desarrollo rural de cada sexenio y ante la profunda transformación que se está experimentado por el desgaste de las estructuras tradicionales comuni-tarias y de la organización del núcleo familiar.

d)Pobreza, migración y remesas.

La pobreza recurrente de diversas regiones ha sido una de las características con mayor correlación para entender el fenómeno migratorio. En México, para el año 2000, el nivel de pobreza nacional era del 46% de los hogares en zonas urbanas mientras que las cifra se eleva a 55% para el medio rural. De igual forma, la si-tuación de desigualdad ha empeorado signifi cativamente en los últimos 15 años. En 1989, el 40% de los hogares más pobres del medio rural recibían el 18% del ingreso rural, mientras que el 10% de los hogares más ricos captaban el 27%. Para el 2000, la cifra de ingresos del 40% de los hogares pobres se reduce al 15%, mientras que el 10% de los hogares más ricos capturan el 38% del ingreso rural total (Von Bertrab, 2003)6.

6 Cifras de la OECD y de Ibarra, David y Alicia Acosta (2003), “El dilema campesino”, Investigación Económica, vol. LXII, 245, pp. 151-220.

MIGRACIÓN, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMBIO SOCIAL

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Según un estudio de CONAPO , a partir del Censo General de Población y Vivienda de 2000, existe una relación entre el grado de marginación y la migración. La inten-sidad migratoria es más alta en municipios con grados de marginación alto y medio y no en aquellas regiones con grados de marginación muy alto como podría espe-rarse. Esto responde seguramente a los costos que implica para la familia el juntar los recursos para apoyar al familiar a que parta y el costo de sobrevivencia para los que se quedan. En el caso de las comunidades indígenas, si bien la mayoría de los municipios indígenas son considerados como de muy alta o muy alta marginación, de los 432 municipios con un importante porcentaje de población indígena,7 según los datos vertidos por CONAPO (2004), el grado de intensidad migratoria es predo-minantemente bajo (85 municipios) o muy bajo (288 municipios).

No obstante, en los últimos cuatro años, los datos de los municipios indígenas recogidos por la institución en el año 2000, se han modifi cado drásticamente, igua-lando la expulsión de las regiones con poblaciones mestizas. Municipios que an-tiguamente no contaban con una historia migratoria, como los mayas de Yucatán y Chiapas, los mixtecos de Puebla y los ñahñus de Hidalgo y Veracruz, empiezan a asentarse en diversos estados de la Unión Americana (Fox y Rivera-Salgado, 2005). En el Estado de Oaxaca, heredero de una tradición migratoria desde los tiempos del Programa Bracero, se ha agudizado la migración indígena hacia centros inter-nacionales, principalmente en los Estados Unidos, y supera ya la migración interna del estado (Reyes et.al., 2001). Esta nueva tendencia, que sólo parece intensifi carse con los años, es signifi cativa del deterioro de las condiciones de vida en las comu-nidades indígenas y campesinas.

Una investigación realizada por Unger & Verduzco (2001), arrojó indicadores en torno a la comparación entre municipios de alta y de baja migración: los muni-cipios de migración “intensa” cuentan con tasas de crecimiento poblacional más bajas en relación a la población económicamente activa. Igualmente, son lugares cuyos habitantes se encuentran mayoritariamente dispersos en localidades peque-ñas menores a los 5,000 habitantes, lo que difi culta el dinamismo económico. Por otro lado, estos investigadores encontraron que los municipios de mayor migración cuentan con un mayor número de hectáreas de producción de maíz y una menor proporción de jornaleros agrícolas o donde la actividad ganadera es muy importan-te, por la existencia de tierras marginales o de mala calidad.

Sin embargo, existen también elementos interesantes que se asocian negativamente con la actividad migratoria, que resultan importantes para entender sus causas. A

7 De 40% o más de población hablante de lengua indígena.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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mayor presencia de población campesina menor índice de migración. Lo anterior responde, de alguna forma, a la propiedad de tierras que cumplen un papel en el autoabasto pero también a la existencia de acuerdos y redes sociales en torno a la producción local. Se trata, por supuesto, de municipios con tierras aptas para los cultivos y donde la presencia de campesinos-ejidatarios y de jornaleros agrícolas es importante. El tipo de cultivo también tiene un aspecto positivo gracias a su nivel de comercialización.

Por otro lado, el factor de las remesas se ha convertido en tema de importantes debates en los últimos años. Se calcula que cerca de 10 millones de mexicanos han emigrado recientemente a Estados Unidos y que 2.5 millones de familias en el país dependen de las remesas y los envíos nacionales para subsidiar tanto su sobrevivencia como la producción agrícola de autoconsumo familiar. Existe evi-dencia plausible de que las remesas contribuyen a reducir los niveles de pobreza y es así como desde el gobierno la migración empieza a valorarse como un fenó-meno positivo para la economía nacional, ya que el envío de recursos se puede traducir en un incremento en las condiciones materiales de vida y, por ende, un impacto en la calidad de vida de las personas. De esta forma, en algunos estados, la migración se convierte en la mejor opción para la sobrevivencia familiar. Esto se puede percibir en estados donde el porcentaje anual del envío de remesas su-pera en más del 35% al total de las asignaciones federales para construcción de obra pública (Canales, 2001).

Desde el punto de vista macroeconómico, las remesas también pueden tener efectos no deseables como la reducción de exportaciones, la generación de pro-ceso infl acionarios, la dependencia ante la faltas de políticas estatales y el incre-mento de la desigualdad social entre aquellas familias que emigran y las que no (CONAPO, 2005).

Las remesas también han sido observadas como opciones importantes para la promoción del desarrollo regional en zonas marginadas. Sin embargo, algunos estudios muestran que el ingreso asociado con la migración, no siempre tiene un carácter de ahorro y de generación de nuevas opciones productivas, y por el contrario, sólo ayuda a cubrir del gasto corriente de las familias, sin el cual difí-cilmente podrían sobrevivir (Canales, 2001).

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II. La política pública como instrumento del cambio social

When all you have is a hammer, the whole world looks like a nail. Nustad & Sending, 2000

La elaboración de políticas públicas se ha convertido en los últimos años en el escenario más importante para la negociación de intereses particulares y colectivos de los diferentes actores sociales, políticos, económicos y culturales. Su elabora-ción busca entender y controlar el entorno humano y material de manera que se pueda establecer una vía de acción para el desarrollo futuro (Subirats, 1994).

La construcción de la política pública o policy-making, como se identifi ca dentro de la literatura académica, puede ser un proceso altamente competitivo y com-plicado donde se articulan demandas y se presiona para el cambio social desde diferentes posiciones de poder (Houtzager, 1999; Keeley & Scoones, 2000; Brock et.al, 2001). Asimismo, dada su importancia y su poder para modifi car comporta-mientos y tendencias de desarrollo en intervalos de tiempo relativamente cortos, es uno de los instrumentos más signifi cativos de la gobernabilidad de los Estados contemporáneos.

Por otro lado, la emergencia de nuevos grupos vulnerables, cada vez más excluidos de los benefi cios del desarrollo económico, ha dado lugar a una nueva generación de políticas públicas focalizadas para atender la persistencia intrageneracional de las condiciones de desventaja, principalmente en lo que respecta a la educación, la salud y la previsión social así como para disminuir las diferencias estructurales basadas en una discriminación reiterativa (ECLAC, 2005).

El proceso de toma de decisiones en las políticas públicas ha sido estudiado desde diversas perspectivas para entender la posibilidad de infl uenciar una política pú-blica. Algunos estudios han señalado que las transformaciones de los aparatos de la administración pública han tendido a acotar la libertad de los administradores para disminuir el grado de discrecionalidad en los instrumentos de política (Von Mises, 1966; Majone, 1999). Otros estudios apuntan más hacia la incapacidad del gobierno de transformar los objetivos en resultados (Moreno, 1999).

El resultado de una política o “policy” es el elemento más palpable y visual de dos procesos fundamentales para el cambio social: la instrumentalización del cono-cimiento (Nustad & Sending, 2000) así como la intervención en el ámbito de lo social (Behrman & Srinivasan, 1995). Gramsci aducía que cualquier discurso cons-

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truido desde el ámbito del Estado se convertía en un instrumento legitimador de un discurso de poder. Desde esta perspectiva, podemos observar el policy-making como un instrumento hegemónico que sustenta una visión, en muchas ocasiones lineal, de cómo ordenar y controlar aquellas variables sociales que son identifi ca-das como “problemáticas” o “vulnerables” a partir de la defi nición de un modelo de desarrollo ideal.

En América Latina la construcción de política pública, siguiendo el modelo de países más desarrollados, se presenta como un proceso racional y técnico a partir del cual se toman decisiones para la canalización de los recursos económicos y humanos. Este proceso se sostiene en una lógica dual a partir de la construcción de conceptos que permiten entender un problema, dar argumentos en torno a un marco teórico y explicativo y utilizar instrumentos discursivos para reformular el signifi cado de lo social y sus valores (Apthorpe & Gasper, 1996; Cornwall, 2002). En tanto que la naturaleza de la política es práctica, su validación solo puede darse a partir de una fuente de “conocimiento” que la acompañe y legitime de forma que pueda regular un mecanismo de control que afecte el comportamiento humano.

La idea de poder de Foucault manifi esta que los instrumentos, las técnicas y los procedimientos que infl uencian las acciones humanas son relevantes para entender la lógica intrínseca en el policy-making (Barry, 1996). La política gubernamental, desde esta perspectiva, se convierte en el mecanismo técnico apropiado de regula-ción racional (según fi nes y medios) que, a través de diversos indicadores que per-miten medir los cambios en el tiempo y por costo-benefi cio, promueven el cambio hacia umbrales deseables. Dado que este proceso se concibe como una cuestión puramente técnica, es percibido como apolítico y por lo tanto, aceptado dentro de la esfera del “bien común”, logrando una validación colectiva de su intervención en la esfera pública (Stone,1997 citado en Nustad & Sending, 2000). Como algunos autores lo han resaltado, “sin la reproducción continua entre los seres humanos de los deseos por desarrollarse, no existiría el dispositivo de poder y legitimación para la construcción de las políticas” (Brigg, 2002:434).

Actualmente dentro de la literatura existen algunas críticas en torno a los procesos de intervención con programas públicos ya que en ocasiones pueden esconder los intereses reales de algunos actores para la intervención y subestimar las capaci-dades autonómicas de la agencia o capacidad de accionar de los seres humanos. En este sentido, Desai (2000) observa que a pesar del discurso que sostienen los programas públicos sobre la importancia de la construcción de capacidades, no reconocen el derecho de la población en condición de pobreza de vivir en una sociedad participativa en donde el Estado sea más un promotor que un controlador

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de los procesos de desarrollo local. En tanto que el discurso de la política pública en ocasiones no reconoce la importancia de la agencia individual y colectiva para lograr su bienestar por carecer de “capacidades adecuadas para el funcionamiento social”, por lo general su implementación promueve más una participación de cor-te instrumental más que una que empodere a los actores sociales.8

A pesar de las críticas que han emergido en los últimos años, en muchos países de América Latina, la construcción de programas y políticas irrumpe en un lugar pri-vilegiado dentro de las agendas públicas dado que permite controlar los procesos sociales a través de una percepción de efi ciencia y maximización de los recursos públicos. Por lo general, su elaboración contempla el análisis de las consecuencias que tal o cual política puedan tener y el nivel de aceptación entre los diversos acto-res (Subirats, 1994). Este proceso permite generar procesos donde intervengan y se negocien los intereses y se valoren las ventajas y desventajas de su implementación, lo que eleva los niveles de participación social. Asimismo, permite poner a con-sideración del debate público las diversas restricciones económicas, políticas y de otra índole que pueden o no hacer factible su puesta en práctica (Majone, 1999).

Según Majone (1999: 169) una política es viable o inviable sólo respecto de algunas restricciones específi cas, ya sean de tipo institucional, burocrática, distributiva o política, que limitan la libertad de elección del gobernante en una situación par-ticular. También resulta en una acción donde existe una capacidad decisional que incluye el poder como uno de los elementos esenciales para la decisión fi nal; pro-bablemente también incluya un grado importante de explicaciones basadas en ele-mento casuales debido a la variación de los actores que participen en las diferentes etapas y a factores ambientales como contingentes entre problemas y soluciones (Subirats, 1994).

Uno de los acertijos importantes dentro de las políticas públicas es la puesta en práctica, ya que es esta la que asegurará o no el éxito de la misma, y por lo tanto, la resolución de los problemas identifi cados y de la promoción del cambio social. En este sentido, Einstein observaba que la realidad restringe la riqueza de las posi-bilidades, problema al que se enfrenta también la política pública en su proceso de implementación.

Existen diversos modelos de cómo implementar las políticas y los programas públi-cos. El modelo más tradicional y que es el que ha imperado en la mayoría de las administraciones públicas de los países, es aquel que se ha identifi cado como el top-down approach (de arriba hacia abajo).

8 Sobre los diferentes niveles de participación y su promoción desde estructuras gubernamentales es interesante el trabajo realizado por Sara White (1996) Depoliticising Development.

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Este modelo pretende separar la elaboración y puesta en práctica de una política, dejando a la implementación un esquema racional que responde a la formulación de objetivos, la determinación de los recursos disponibles, la comunicación inte-rorganizativa y la capacidad de control con las condiciones sociales, económica y políticas (Subirats, 1994). Sin embargo, este esquema aparece estático sin tomar en cuenta que las cosas nunca se presentan en su forma ideal y que existen valores confl ictivos que a veces ocultan la afectación de intereses a diferentes actores. Pos-teriormente, han surgido formas diferentes de entender el proceso de implementa-ción desde una perspectiva más allegada a los actores que se ven afectados por la misma. Este nuevo modelo, plantea un bottom-up approach (de abajo hacia arriba) el cual pretende entender con mayor certeza las motivaciones y necesidades de los diferentes actores que intervienen en diferentes momentos.

Otro de los esquemas observados, es el de network policy, que se refi ere a las relaciones intergubernamentales entre diferentes unidades de formuladores de po-lítica pública con su organización e intereses particulares. Esta perspectiva permite observar como interactúan y están conectados entre sí las diferentes partes de una administración, lo que resulta importante para entender la fragmentación y la com-petencia por los recursos que se destinan a la implementación de las políticas y a la provisión de bienes y servicios sociales (Cooper, 1997; Moreno, 1999). De la misma manera, también da una ruta crítica para entender el poder de infl uencia en la toma de decisiones que cada unidad tiene y el grado de discrecionalidad dentro del sistema global de decisiones (Subirats, 1994). La falta de coordinación en este nivel de la política pública ha sido reiteradamente señalada como uno de los retos principales para mejorar los niveles de efi ciencia.

a) Los programas públicos en México ante el fenómeno migratorio.

En México, a fi nales de los años ochenta y principios de los noventa, hubo un cam-bio importante en la visión administrativa de los problemas sociales. La consolida-ción de la visión “tecnocrática” del manejo del Estado, empieza a eliminar poco a poco los fundamentos del estado de bienestar construido desde la década de los treinta. Al Estado se le restringe a proveer servicios y seguridad con un mínimo de interferencia en los asuntos privados (González, 1992). Esto aunado al agotamiento del esquema corporativo y la denuncia generalizada de la incapacidad e inefi cacia del sistema administrativo de proveer bienes sociales, abren la oportunidad para un nuevo modelo tanto institucional como de atención focalizada a los grupos excluidos de la economía nacional. En este sentido, Bustamante (1999) observa algunos elementos que resultan trascendentes para entender el nuevo rol del Es-tado. Por un lado, subraya, existe un cambio en el paradigma de la justicia social

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entendida desde el ámbito de la desigualdad y la pobreza, como un prerrequisito para lograr la consolidación de procesos democráticos. Por otro lado, se reconoce la capacidad de diferentes sectores vulnerables, antes considerados como incapa-ces de tomar decisiones y de participar en la solución para mejorar su condición de marginación. Además, también resultan sustantivos en términos de la lucha política ante el cambio progresivo hacia un sistema basado en instituciones y reglas más transparentes y equitativas.

Aunado a lo anterior, también se percibe el crecimiento y la presencia cada vez mayor de una sociedad civil más madura y mejor organizada que empuja por una participación en el nuevo esquema de distribución de bienes sociales. Esto obliga a una nueva distribución de los recursos, lo que según Bustamante (1999: 198), mar-ca la redefi nición del marco y el papel de acción de los ámbito público y privado en la defi nición de las políticas públicas. Asimismo, se exige la construcción de mecanismos para la nueva relación entre el Estado y la sociedad, en un novedoso proceso de transición democrática, donde el Estado es entendido como una enti-dad dedicada a ejercer funciones específi cas de interés más o menos publico. Esto resulta en una diversidad de políticas públicas, algunas muy particularizadas, para atender las demandas de los diferentes sectores.

Uno de los sectores que en este contexto emergen como un grupo sensible tanto por el grado de violación a sus derechos como por la importancia de su participa-ción en la economía de los estados y las remesas que envían desde suelo norteame-ricano, son los migrantes internacionales y los jornaleros agrícolas. La migración ha sido un tema difícil de abordar desde el ámbito público por que la propia dinámica del fenómeno impide mantener una constancia en torno a la atención de este sec-tor de la población. Para muchos actores, la población migrante se asemeja más a una población “fantasma” dado que dejan los lugares de trabajo de un momento a otro, sin dejar rastro alguno o señas de a dónde seguirán su camino. Por otro lado, la heterogeneidad de las personas que buscan emigrar tanto fuera del país como dentro del territorio nacional, en ocasiones difi culta la focalización de los apoyos. Estas mismas razones hacen que la construcción de programas para apoyar a esta población, pueda resultar muy gravosa desde una perspectiva de costo- benefi cio para la administración pública. Los sectores que suelen migrar - sobre todo a nivel nacional - resultan personas de escasos recursos cuya participación en la toma de decisiones tanto en sus lugares de origen como en los lugares a los que migran no suelen ser representativa, por lo que para los diseñadores de políticas y programas públicos, no emergen como un sector prioritario.

Sin embargo, últimamente, la migración se ha convertido en una de los temas más importantes de la agenda pública gracias a la importante contribución económica

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que los migrantes hacen para la sobrevivencia de sus familias en sus lugares de ori-gen. Este fl ujo periódico hacia las regiones más marginadas del país ha permitido a muchas familias continuar con su reproducción social, así como mantener en activo las pocas tierras con que cuentan. Existen pocos estudios que hayan hecho alguna correlación entre la poca presencia de movimientos beligerantes en las zo-nas marginadas y el alto índice de ingreso de remesas, pero sin duda representa una variable importante para mantener un grado de estabilidad política aceptable en muchos estados.

A pesar de esto, el gobierno mexicano ha tenido difi cultades para elaborar políticas y programas públicos enfocados a apoyar a este sector de la población. Los antece-dentes de la política migratoria en el país se remontan a los pactos que se elaboraron con el gobierno norteamericano a mediados de la segunda guerra mundial y hasta 1962. Posteriormente, el gobierno mexicano deja de lado el interés por generar una política migratoria, dejando a la población migrante a la voluntad de la oferta y la demanda de mano de obra en las zonas agrícolas del sur de Estados Unidos.

Recientemente, y ante las presiones internacionales, han surgido algunos progra-mas de apoyo para la migración internacional, más no así para la migración en el ámbito nacional. Tal es el caso de las recomendaciones hechas por la Relatora Especial de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2002 la que “se considera crucial pasar de la fase de diagnóstico a la implementación de una polí-tica nacional de atención y protección a los migrantes. Esta política debe ser puesta en marcha desde la perspectiva de los derechos humanos y conjuntamente con la sociedad civil y debe traducirse en programas concretos. Por ello es también de suma importancia incluir la protección de los derechos humanos de los migrantes en la elaboración del plan nacional de derechos humanos y fortalecer la acción de protección de derechos humanos de los migrantes en los programas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos” (Foro, 2005: 5).

Desde la elaboración de estas recomendaciones se han experimentado avances en esta dirección pero aún no se ha planteado la elaboración de una política de estado que atienda este fenómeno migratorio. Por otro lado, desde la perspectiva legisla-tiva, ha habido pocos avances en este sentido. En su visita por México, la Relatora Especial también dejó ver la falta de adecuación de la legislación nacional y polí-ticas públicas a la Convención Internacional sobre la protección de los derechos humanos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares.

En lo que respecta a la migración internacional, existen cuatro programas que atienden a esta población. El Programa Paisano, creado desde 1989, ha buscado

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contribuir en la creación de mecanismos que ayuden a eliminar los índices de mal-trato, extorsión, robo, corrupción y prepotencia en que incurrían servidores públi-cos de diversas dependencias del gobierno federal, en contra de los connacionales en su ingreso al país. Una iniciativa conjunta entre México y los Estados Unidos dio como resultado el Programa Binacional de Educación Migrante (PROBEM) el cual se ha enfocado a promover la continuidad y calidad de la educación básica para niños y jóvenes que cursan un ciclo escolar parcialmente en ambos lados de la frontera (Presidencia, 2005).

Inscrito en el Programa de Cooperación del Gobierno de México con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Proyecto Interinstitucional de Atención a Menores Fronterizos surge en el año 1996 con el propósito de atender de manera integral la problemática de riesgo que enfrentan los menores en condi-ciones de vulnerabilidad, radicados en las franjas fronterizas del país. Este proyecto, canaliza directamente a los niños deportados a los albergues del DIF y/o a la Red de Albergues de tránsito encargados de iniciar el procedimiento de localización de sus familiares, así como del retorno a los núcleos familiares y lugares de origen.

Uno de los programas que ha logrado obtener buenos resultados para la población migrante tanto nacional como internacional ha sido el Programa 3 X 1 a cargo del Programa Microregiones de la Secretaría de Desarrollo Social. Este programa busca concertar acciones y recursos económicos de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) como de grupos organizados de migrantes en el extranjero, de forma que se logre mejorar la infraestructura social básica de sus comunidades de origen así como incentivar el desarrollo de proyectos productivos. Cabe resaltar que el programa ha logrado tener éxito gracias al interés de la población migrante en Estados Unidos principalmente, quienes han impulsado diversas iniciativas.

Desde la perspectiva nacional, existen algunas iniciativas sectoriales que han bus-cado atender a la población jornalera, aunque el único programa que la atiende de forma integral es el Programa Nacional de Atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA), a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social. Este programa desde 1997 orienta principalmente sus acciones a la atención del conjunto de las familias jornaleras agrícolas en diversos ámbitos como la vivienda, procuración de justicia, alimenta-ción, salud y educación.

Asimismo, en los últimos años han emergido desde el sector educativo, de salud y laboral, programas que buscan también atender a la población migrante tanto in-ternacional como interna. La Comisión Nacional de Fomento Educativo (CONAFE)

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es un organismo descentralizado de la Secretaría de Educación Pública, responsa-ble de atender, en las tareas de enseñanza y aprendizaje, a la población mestiza e indígena, estable y migrante, que habita en comunidades rurales pequeñas, mar-ginadas y dispersas en todo el territorio nacional. Desde 1989, el CONAFE trabaja con población jornalera migrante y, a partir de 2000, opera con una Modalidad Educativa Intercultural para la Población Infantil Migrante a nivel primaria. Esta orientación busca trabajar a través de proyectos educativos relacionados con la vida de las comunidades migrantes, relacionándolos con conocimientos básicos de los programas educativos ofi ciales de la SEP.

La Subsecretaría de Educación Básica y Normal (SEByN), a través de la Dirección General de Investigación Educativa (DGIE), en 1997 da inicio al Programa de Edu-cación Primaria para Niñas y Niños Migrantes, para adecuar el sistema educativo a las condiciones de vida de ese sector infantil. El INEA, desde 1984, también se ha acercado a la población jornalera migrante joven y adulta a través de los Campa-mentos de Educación y Recreación (CER), para ofrecer sus programas regulares de alfabetización y de educación básica en el marco del Modelo de Educación para la Vida (FOMEIM, 2002).

Por otro lado, la Secretaría de Salud hace algunos años inició con su programa “Vete Sano, Regresa Sano”, el cual busca dotar de información y una valoración médica a aquella población orientada hacia la migración internacional aunque también interna. Asimismo, la Secretaría de Trabajo, a través de programa Apoyo a Jornaleros Agrícolas, ofrece a los jornaleros agrícolas, capacitación y apoyo en la búsqueda de opciones de empleo en zonas agrícolas donde requieren trabajadores, así como apoyo económico para que los participantes se trasladen a los lugares de trabajo y de regreso a su lugar de origen.

Si bien estas iniciativas son importantes, sus impactos aún siguen siendo muy ma-gros ya que no se ha logrado coordinar los esfuerzos de manera sinérgica. Por otro lado, los recursos destinados para cada uno de estos sectores, no logran cubrir la totalidad de la población migrante por lo que alrededor del 80% de la población que sale de sus lugares de origen se enfrentan a una situación de vulnerabilidad y en la mayoría de los caso, de explotación en sus derechos tanto laborales como hu-manos. Revisaremos esto en el tercera parte, antes, se presenta una investigación en comunidades rurales de alta tasa migratoria para entender las estrategias de sobre-vivencia de las familias que se quedan en sus comunidades y los problemas locales a los que se enfrenta la población en general y los empuja a seguir migrando.

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IIcapítulo

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I. Introducción

Este capítulo surge de una experiencia de investigación que se llevó a cabo, a lo largo de seis meses, en comunidades rurales con una alta tasa migratoria de los estados de Puebla, Guerrero y Oaxaca. A través de un proceso de investigación-ac-ción participativa, la investigación logró recoger información sobre los problemas a los que se enfrentan las familias de estas comunidades, y así entender las acciones y estrategias de sobrevivencia que están instrumentando localmente ante la presión migratoria; asimismo se buscó promover un proceso de refl exión local con diferen-tes actores comunitarios que permitiera identifi car oportunidades para implementar proyectos orientados al desarrollo local.

La investigación mostró cambios importantes tanto desde la perspectiva cultural como desde las transformaciones en el ámbito institucional, familiar y comunitario. Si bien existen dinámicas de cambio positivas como la emergencia del papel de las mujeres en la toma de decisiones familiares y comunitarias, también se perci-be el alto deterioro de la forma de vida campesina, las fallas de política pública que no han logrado frenar ese deterioro, la inserción de nuevos comportamientos culturales en los jóvenes y niños así como nuevos patrones económicos que están infl uenciando aceleradamente estos cambios.

La investigación se llevó a cabo en tres comunidades rurales: Xocoyolzintla en Guerrero, San Nicolás Yaxe en Oaxaca y Huatlatlauca en Puebla. Cada comuni-dad presenta características socio-culturales diferentes que se han refl ejado en la adaptación de estrategias diferenciadas ante el aumento de la migración y también

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en la emergencia diferenciada de actores locales. La selección de estas tres comu-nidades diferentes fue un elemento importante para entender las diferencias que se están experimentando en el país y en las regiones en torno a la migración. Las diferencias que surgieron responden a diversas causas, pero habría que resaltar, principalmente, los siguientes elementos: el tiempo de inserción de los habitantes de una comunidad en la dinámica migratoria, el lugar de destino, el tiempo de permanencia y la actividad realizada; la relación en la comunidad de origen con la tierra y la actividad agrícola, la legitimidad de las instituciones locales y la orga-nización comunitaria.

a) Elementos metodológicos

La aproximación metodológica elegida por el proyecto tuvo un carácter informal, con énfasis en el conocimiento cualitativo que surge del diálogo con los sujetos de investigación. Desde la perspectiva espacio temporal, recogió las aportaciones freirianas sobre la investigación temática y se coloca en un ámbito local del aquí y ahora. Recoge la experiencia histórica de los sujetos, pero como elemento sustanti-vo para el entendimiento de las acciones presentes de los individuos. Se buscó por supuesto el empoderamiento local, la refl exión sobre las problemáticas, la compe-tencia de poderes locales y la transformación social hacia arreglos institucionales locales más justos. El proceso de refl exión se logró tanto en el ámbito individual como en el familiar y el comunitario. Los instrumentos de visualización y sistema-tización de la información que proviene de la realidad, de los “hechos mismos” de los sujetos de investigación, fueron la materia sustancial a partir de la cual se buscó entender la situación local.

En este sentido, los investigadores se convirtieron en “facilitadores” del proceso de refl exión de los problemas de la comunidad, en un espejo donde los sujetos comunitarios pudieron dialogar y autorefl exionar en torno a sus problemas coti-dianos. Ciertamente, la defi nición de las variables dependientes e independientes de la investigación fueron realizadas por el equipo de investigación, lo que resultó ser evidente en el caso de alguna de las comunidades, ya que la migración no era visualizada como un problema antes de la intervención. Sin embargo, después del proceso de refl exión y de la aplicación de entrevistas y de los instrumentos de diagnóstico, los habitantes se percataron del problema frente al cual se estaban enfrentando. Dado que el proyecto también sustentaba como objetivo un proceso de formación metodológica de jóvenes investigadores, se realizó un trabajo de sistematización de la experiencia y la propuesta metodológica junto con este in-forme fi nal, por lo que en este apartado no se desarrolla cabalmente el aspecto metodológico.

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Aunado al método de intervención-acción participativo, se incorporó igualmente un componente de valoración de las condiciones de género en el ámbito local. En un inicio, el proyecto se centró en entender los nuevos roles y estrategias de sobre-vivencia que están emergiendo en las comunidades rurales, tanto en mujeres como en hombres. Dado que se pensaba que las mujeres eran las que permanecían en las comunidades y que los hombres eran los que partían, se buscó tener equipos mix-tos en donde estuviera siempre presente una mujer para mejorar las condiciones de acercamiento a los actores comunitarios. Por lo general, los equipos estuvieron formados por tres personas, dos hombres y una mujer, excepto en el caso de Gue-rrero donde hubo cuatro personas, tres de ellas mujeres y un hombre. A lo largo del proyecto, el desarrollo de la investigación nos fue presentando poco a poco que nuestra hipótesis inicial del abandono de la mujer en las comunidades es muy diferente de lo que se pensaba en un principio.

Parte del trabajo previo que se realizó como parte de la metodología, fue recu-perar el producto de las investigaciones en torno al desarrollo rural que en los últimos años se ha enfocado a entender la diferencia de los actores sociales de las zonas rurales por su condición de género y de edad y la situación de pobreza y/o exclusión en el acceso y aprovechamiento de los recursos. En este sentido, se buscó reconocer que los actores que viven en una comunidad y que comparten un espacio geográfi co determinado también se ven envueltos por divisiones y dife-rencias de clase, origen étnico, género y poder, con continuidades y disrupciones históricas que pueden resultar en la emergencia de confl ictos (Guijt, 1998). El reconocimiento de estas diferencias y la posibilidad de abrir espacios de participa-ción, diálogo y visualización de los problemas en el ámbito local, fue uno de los grandes retos que se presentó para la metodología, ya que se buscaba incidir en las relaciones de poder locales y que la comunidad tomara decisiones para mejorar su condición de vida.

Se defi nieron dos tipos de instrumentos para levantar la información: los instru-mentos para recoger la experiencia de vida personal y familiar ante la migración, y aquellos para recoger las condiciones comunitarias y los impactos que se están generando en torno a la migración. Cada equipo aplicó los mismos instrumentos - siguiendo ciertas pautas - pero cada uno fue libre de adaptarse a las circunstancias comunitarias y, en su caso, adicionar instrumentos nuevos que permitiera puntua-lizar algún elemento que surgiera. La Tabla 1 muestra los instrumentos base que se aplicaron en cada comunidad.

Además de estos instrumentos, se realizaron entrevistas con 14 mujeres y familia-res, las cuales se registraron en audio y video con el fi n de realizar un documental

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sobre la migración, y con el audio, transcribir las entrevistas con el fi n de realizar un análisis de discurso sobre los enunciados discursivos de las personas entrevis-tadas. Dado el trabajo que implica el análisis de discurso - el cual incorpora el elemento dialógico a la metodología - sólo se tomaron como muestra tres de las entrevistas a partir de las cuales se elaboró. En el capítulo 3 se presenta a mayor profundidad la metodología y los resultados de este trabajo.

Tabla 1. INSTRUMENTOS PARTICIPATIVOS APLICADOS DURANTE LA INVESTIGACIÓN

ACTIVIDADES CON ASAMBLEAS Y OTROS ACTORES COMUNITARIOS

ENTREVISTA CON FAMILIAS

·Cronología y la historia de la Comunidad.·Mapa de la Comunidad con visión de género. ·Mapa de acceso a recursos. ·Mapa Institucional. ·Matriz de toma de decisiones con visión de género. ·Mapa de Intercambios y Redes migratorias.·Cadenas de valor en torno a la producción.·Identifi cación de Problemas y Alternativas.·Ejes temáticos para la refl exión en grupos de enfoque. ·Redeo de Problemas. ·Matriz de priorización (votación).·FODAS·Matriz de plan de acción, identifi cación de necesidades y disponibilidad de recursos locales y externos.

·La entrevista semi-estructurada.·Historias de vida.·Reloj de actividades.·Mapa del hogar.·Matriz de ingresos/egresos. ·Estrategia de Vida.·Mapa Institucional.·Calendario de actividades familiares.

b) Alcances y Limitaciones de la Metodología y su aplicación en el proceso

La metodología utilizada en el proceso de investigación partió de una perspectiva teórico-empírica, la cual sustenta que los actores sociales al momento de incorpo-rase en un proceso participativo de refl exión y discusión colectiva de sus proble-mas, son capaces de discernir y valorar las alternativas de cambio y de generar un proceso de movilización colectiva para transformar las condiciones que los sujetan a diferentes estados “no deseables”. El eje central de vinculación entre un equipo externo que sustenta un acercamiento metodológico de esta naturaleza, es lograr la participación de los sujetos a lo largo del proceso, donde no lograrlo implica una serie de consideraciones tanto de carácter social, como político y cultural, pero también de carácter pragmático y de costo-benefi cio desde la perspectiva de los sujetos sociales.

La participación como categoría de estudio tiene una dimensión política, ya que

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involucra formas de percibir el mundo desde el ámbito personal y la esfera de lo ético (White, 1996). Por otro lado, la participación también implica una posibili-dad de cambio en las estructuras y en la toma de decisiones en el ámbito local, lo que en algunas ocasiones puede observarse como una amenaza para las esferas de poder y control y, por lo tanto, en ocasiones pueden difi cultar la acción colectiva (Hayward, 1998). Sin embargo, es responsabilidad de los equipos que intervienen en un ámbito social, buscar integrar las diferentes perspectivas que se encuentran en una comunidad con el fi n de incluir todas las voces en el entendimiento de la problemática local.

A lo largo del proceso se presentaron diversas cuestiones que difi cultaron, en oca-siones, lograr balancear todos los elementos que se tenían que incorporar. Si bien la participación permite llegar a resultados concretos en poco tiempo, también re-quiere de largos periodos por parte de las comunidades para apropiarse de los pro-cesos y para tomar decisiones en torno a ellos. El tiempo en el que se realizó la in-vestigación con la aproximación metodológica escogida y la corta distancia que en un principio se había determinado para cada etapa para lograr cumplir los tiempos, difi cultó el proceso de planeación, el cual se tuvo que rehacer continuamente.

Por otro lado, si bien la formación de jóvenes universitarios en la metodología participativa es uno de los productos importantes, también cabe reconocer que fue difícil congeniar la necesidad formativa con las exigencias propias del proyecto y, sobre todo, de la presencia y la relación con los actores comunitarios. Existieron algunas fallas en torno a la selección de los miembros del equipo, que ante su inex-periencia previa en las metodologías participativas, complicó la buena facilitación de los procesos en campo. También cabe subrayar que uno de los grandes retos a lo largo del proceso resultó en mantener la motivación del equipo, sobre todo en la etapa fi nal de sistematización.

Aunado a los problemas técnicos del equipo, la investigación también se enfrentó a los tiempos políticos, los cuales incidieron de manera negativa en la participación social de las tres comunidades, dada las estructuras clientelistas que aún subsisten en las zonas rurales y la poca independencia de las instituciones locales. Habría también que enfatizar que los resultados del proceso plantearon difi cultades para sistematizar la gran cantidad de información vertida por los instrumentos partici-pativos y por las entrevistas elaboradas. La transcripción de cada una de ellas y la extracción de los elementos importantes para realizar el análisis no es una tarea fácil y, sobre todo, lleva mucho tiempo. De hecho fue imposible para los tiempos planteados dentro del proyecto llevar a cabo la transcripción de todas las entrevis-tas elaboradas en audio y video.

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Una de las grandes paradojas de las metodologías participativas es la difi cultad de llevar a cabo análisis comparativos. Debido a que cada caso responde a sus carac-terísticas históricas, sociales, étnicas y culturales, así como a su contexto geográfi -co, el proceso se enfrentó a este problema, tratándolo de solucionar por medio del uso de matrices comparativas y elaborando relaciones causales.

La metodología adolió de la elaboración de instrumentos de investigación cuanti-tativa. Si bien algunos de los instrumentos elegidos arrojaban ciertos datos, no hizo una muestra que permitiera comparar los resultados cualitativos con los cuantitati-vos. En algunas ocasiones, como en el caso de Guerrero, logramos obtener alguna información del personal institucional local para fortalecer nuestra investigación, pero no se logró en todos los casos.

Por ser un equipo académico mayoritariamente y con poca experiencia en campo, en ocasiones el uso del lenguaje no resultó sencillo para algunas personas de la comunidad y se subestimó el alto número de analfabetas para quienes resultaba difícil seguir los resultados que iban surgiendo. Esto fue algo que se detectó a des-tiempo y, por ende, hubo una reacción lenta para solucionarlo.

Por último, mientras no exista una apropiación del proceso y si no se logra dar seguimiento a los resultados obtenidos, son cuestionables los benefi cios para las comunidades estudiadas.

c) Elementos teóricos para el estudio de la migración en el ámbito local.

El incremento del fenómeno migratorio ha surgido como una acción en los hoga-res para superar su condición de vida. Sin embargo, este fenómeno y sus efectos en la organización del núcleo familiar para cumplir con las obligaciones de las actividades productivas, ha incrementado el grado de vulnerabilidad de las mu-jeres y los miembros de la familia ante la desigualdad, la discriminación sexual y las estructuras tradicionales que la subordinan a roles específi cos. Si entendemos la vulnerabilidad como la cualidad en la que se puede recibir un daño o perjuicio físico o moral, modifi cando la constitución misma de la persona, podemos tratar de entender la vulnerabilidad de las mujeres rurales a partir de una diversidad de dimensiones que nos permitan observar la existencia de un daño físico o moral ante la situación de pobreza. La pobreza puede ser entendida desde una gran cantidad de acercamientos, pero en este entorno, se entiende la pobreza como la serie de carencias y circunstancias espacio-temporales que detonan el fenómeno de la migración.

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Para entender la reasignación de roles sociales y culturales que pudieran estarse dando dentro de las comunidades en torno a la diferencia de género, es importante entender las desigualdades que persisten en el ámbito familiar y comunitario, así como observar el nivel de reconocimiento o invisibilidad que ciertos trabajos tie-nen dentro del hogar.

La condición de género en esta investigación se entiende como los roles auto asu-midos, tanto por hombres como por mujeres, que son asignados social y cultural-mente a partir de sus características biológicas y no de sus capacidades humanas. Para lograr entender estos roles, se priorizaron cuatro elementos en la investigación que se recogieron con las entrevistas y con la aplicación de instrumentos de géne-ro. Dichos elementos fueron:

1. Identifi cación de factores de desigualdad entre hombres y mujeres que se exacerban ante el proceso migratorio (tiempo de actividades, acce- so a recursos, reconocimiento). 2. Observación de la condición y posición de las mujeres con respecto a los hombres. 3. Identifi cación del uso, manejo y control que hombres y mujeres ejercen sobre los recursos. 4. Identifi cación de acciones de política.

Para entender de igual forma el grado de vulnerabilidad al que se enfrentan los sujetos sociales en las comunidades rurales con alta migración, igualmente se buscó identificar aquellos elementos importantes para la coherencia cog-noscitiva del humano y que su falta o menoscabo pone en estado de vulnera-bilidad a cualquier persona. En este sentido, se observan ocho dimensiones diferentes que aumentan la vulnerabilidad de las mujeres y de las familias rurales ante la situación de pobreza:

a. La trasgresión de la Identidad. Ya sea de género, étnica, individual o colectiva, la vulnerabilidad de las mujeres y/o hombres será más impor-tante en la medida que se trastoque su sentido de identidad y las lealtades primordiales. Sin embargo, este elemento puede revertirse en un elemento aglutinador y de empoderamiento ante diversos fenómenos, como la mi-gración. Ante la ausencia del hombre, la identidad de la mujer se modifi ca en lo que respecta a su rol tradicionalmente asumido como cuidadora de los hijos a proveedora de las necesidades de los diferentes miembros. Des-de la perspectiva cultural y colectiva, la mujer se convierte en el pilar de

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la transmisión de valores culturales, muchas veces menospreciados en su acercamiento al mercado laboral. La pérdida de respeto por su condición de indígena en los lugares de destino, así como la necesidad de perder par-te de su identidad para acomodarse a las exigencias laborales impuestas, también es un elemento perturbador y que pone en situación de desventaja al migrante.

b.La falta de certidumbre jurídica y seguridad. Como se mencionó anterior-mente, muchas mujeres del ámbito rural se enfrentan a la incertidumbre jurídica ante la titularidad de la tierra o de su vivienda. Por lo general es el cónyuge el que asume la representación de los bienes familiares. Esto eleva el grado de vulnerabilidad de las mujeres ante la ausencia masculina. Del mismo modo, ante la presencia de confl ictos jurídicos para la determina-ción de límites de propiedad, las mujeres, en algunos casos, desconocen los procedimientos y las instancias institucionales encargadas de darle solu-ción, aumentado su grado de desconfi anza e inseguridad. Ante la presencia de confl ictos en torno al acceso de los recursos, la condición de género en ocasiones es pauta para la arbitrariedad de la autoridad local. La erosión de instituciones locales aumenta los grados de inseguridad ante la lógica de producción y sobrevivencia del régimen de propiedad comunal poniendo en riesgo el patrimonio tanto de hombres como mujeres.

c.La falta de acceso a un estado de salud física y mental. Si bien programas gubernamentales como Oportunidades y los servicios básicos de la Secreta-ría de Salud han alcanzado casi a la mayoría de la población, en gran medi-da sigue existiendo una importante defi ciencia de un servicio de calidad en el ámbito rural. Asimismo, la visión institucional ha perneado en lo local, deslegitimando las prácticas tradicionales de curación. Esta situación hace mayormente vulnerable a las personas, específi camente a las mujeres ante la ausencia de un servicio de salud a la medida de las necesidades locales. De la misma manera, a pesar de la existencia de diversos grados de violen-cia intrafamiliar e incluso en el ámbito local (por la presencia de grupos armados, saldo de cuentas, incursiones del ejército) hasta ahora existe poca oferta de servicios que atiendan la salud y el bienestar de las personas en el sector rural.

d.La falta de bienes patrimoniales y servicios para satisfacer necesidades básicas (alimentación, vivienda, educación, transporte), niega las posibi-lidades reales de desarrollo. Frente a la carencia de satisfactores básicos

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aunado a la inseguridad por falta de vivienda, hombres, mujeres, jóvenes y niños se encuentran vulnerables ya que poco a poco merman sus expecta-tivas de una vida plena en el corto plazo y de desarrollo en el largo plazo. Por otra parte, la ausencia de uno de los miembros de la familia obliga al resto del hogar a dividirse la carga laboral; por lo general, el miembro de la familia que parte es el que cuenta con las condiciones para realizar tra-bajos remunerados. La ausencia de este individuo, también se refl eja en la pérdida de un ingreso dentro del hogar, pérdida que puede ser prolongada ante la difi cultad del familiar de lograr conseguir un trabajo o algún ingreso relacionado con su venta de servicios o mercancías.

e.Degradación del medio ambiente y los ecosistemas que aseguran la repro-ducción social. La actual tendencia en el uso y explotación de los recursos naturales ha afectado de manera importante las cadenas biológicas y los ecosistemas, irrumpiendo en el equilibrio socio-ecológico, disminuyendo el acceso a los recursos y, por ende, impactando la autosufi ciencia alimen-taria de las familias en el ámbito rural. Por lo general, las mujeres sufren de discriminación ante el acceso a los diferentes recursos que se encuentran en el medio físico, aunque la grave erosión de los suelos en las regiones del sur o las sequías en la zona norte del país, afectan de forma equitativa a los miembros del hogar. La degradación del medio ambiente impacta de manera importante la salud familiar, así como la capacidad de producción de alimentos y pone en peligro el patrimonio familiar.

f. La falta o exceso de un trabajo o empleo mal remunerado o no reconoci-do. Un derecho fundamental es contar con un trabajo digno y bien remu-nerado; sin embargo, si bien esto afecta en forma similar a hombres como a mujeres, son estas últimas las que, al estar solas, se enfrentan a situaciones adversas, tienen que recurrir a trabajos mal remunerados, muchas veces con trabajos a domicilio, donde carecen de seguridad social, poniendo a las mujeres en situación de desventaja futura, sin seguridad social ni ningún tipo de prestaciones. En el caso de las mujeres en comunidades rurales, éstas han enfrentado cambios en el rol social, un ejemplo de ello es el cui-dado de los hijos que se ve trastocado al tener la necesidad de trabajar la tierra ejidal.

g.La falta de ingresos, ahorro y capacidades autogestivas. Las familias rura-les son las que más sufren ante la falta de ingresos periódicos. Las remesas que se reciben no siempre son a intervalos cortos y, por lo general, son

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las mujeres (a veces con la colaboración de algún otro miembro) las que tienen que solucionar el problema de la falta de efectivo. Esta situación, in-serta a las familias rurales en un ciclo perverso de endeudamiento que sólo se logra pagar con la recepción del dinero. El ahorro juega un importante papel en este proceso y, si bien existen importantes arreglos informales para juntar recursos en plazos cortos, la falta de fl ujo en el capital es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta esta población.

h.La falta de capital social: debilidad organizativa, falta de canales de par-ticipación y “empoderamiento”. Mucho se ha abundado en que la inci-dencia de la pobreza es mayor ante la falta de redes sociales y de lazos de solidaridad que permitan resolver necesidades en tiempos de urgencia. Ciertamente, ante la falta de capital social se incrementa de manera impor-tante la vulnerabilidad de las personas. En el caso del proceso migratorio, la reconfi guración de la estructura organizativa en el ámbito local puede infl uenciar positiva o negativamente las capacidades de organización de las mujeres, quienes por lo general asumen un rol periférico en estas or-ganizaciones locales. La creación de comités de mujeres por parte de al-gunos programas institucionales, ha incentivado la participación y la aper-tura de canales de participación en el ámbito local. Lo anterior, si bien no signifi ca la construcción de un capital social genuino, ya que no surge de una organización de iniciativa propia, sí ha ayudado a reducir el grado de vulnerabilidad y, hasta cierto punto, ha logrado mejorar las condiciones de vida de las mujeres. Si entendemos el “empoderamiento” como la capaci-dad de infl uenciar instancias o personas con el poder de tomar decisiones y la capacidad personal de integrarse a este proceso, es claro que las mu-jeres en el sector rural aún permanecen fuera de él y con un alto grado de vulnerabilidad para decidir cuestiones esenciales para su desarrollo.

A partir de los elementos anteriores, surgen elementos teóricos que nos permiten relacionar la migración con otras variables que están afectando las condiciones locales de las comunidades, refl ejándose en la emergencia de nuevos actores so-ciales en el plano de la nueva “ruralidad”. Para la elaboración de la investigación que aquí se reseña, surgieron cuatro grandes ejes que explican la multidimensio-nalidad del proceso migratorio así como indicadores que permitieron medir cada uno de estos ejes. A continuación se muestra el diagrama y la relación entre cada eje teórico.

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Diagrama 1. “Ejes teóricos para un estudio multidimensional de la migración”

A partir de este diagrama teórico se elaboraron los guiones de entrevistas semie-structuradas además de servir como ejes para la selección de los instrumentos de investigación acción participativa. En los tres casos se buscó recuperar la memoria histórica de cada comunidad, con el objetivo de entender aquellos momentos o cir-cunstancias que se presentaron de forma coyuntural para obligar a los pobladores a insertarse dentro del fenómeno migratorio. La caracterización de cada comunidad ayudó a entender la correlación entre las diferentes variables que defi nieron en el esquema teórico, permitiendo la correlación de los elementos y la concentración de la información. Esta se presentó en asambleas en cada una de las comunidades para cotejar los resultados obtenidos, así como para poder avanzar hacia agendas de acción y la identifi cación de aquellos programas públicos que de alguna u otra forma podrían ayudar a mejorar las problemáticas comunitarias identifi cadas que exacerban la migración.

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El estudio de los tres casos que se presentan a continuación es una pequeña mues-tra de las realidades cotidianas de la gran mayoría de las comunidades rurales y semi urbanas en todo el país. Para cada caso se presenta una breve introducción sobre las características de cada población, seguida de los elementos más impor-tantes recogidos en la investigación.

II. Impactos de la migración: Estudios de caso en tres comunidades rurales.

a) San Nicolás Yaxe, Municipio de Ocotlán, Oaxaca.

San Nicolás Yaxe es un poblado ubicado en los valles centrales del estado mexica-no de Oaxaca. Se encuentra a los 16o 43 ́ de latitud Norte, 96o 28 ́ de longitud Este y a una altitud 1640 metros sobre el nivel del mar. Cuenta con un clima tem-plado con lluvias en verano que duran seis meses y con una temperatura promedio anual de 22o a 26o grados. Las ciudades más cercanas son Ocotlán (12,000 habi-tantes) y Oaxaca (300,000 habitantes). También se encuentran en la región las co-munidades de San Baltasar Chichicapan, San Pablo Guilá, San Dionisio Ocotepec, San Jerónimo Tabiete, San Pedro Tabiete, San Miguel Tilquiapan, Magdalena Ocot-lán, Baltasar Chichicapan, San Pedro Taviche y Santa Ana Zagache. Con algunas de estas se han experimentado problemas de límites territoriales.

Características de la población.

El ejido fue constituido hace apenas 65 años en las tierras de la ex hacienda de San Nicolás Yaxe. Los habitantes de Yaxe son de origen zapoteco. Entre los mitos que existen, se rumora que los zapotecos son descendientes de las rocas, creen en los espíritus malignos, duendes, el diablo y los chaneques. Los actuales habitantes son descen-dientes de los migrantes provenientes de diversas comunidades cercanas, que llegaron ante la demanda de tra-bajadores por los hacendarios que se establecieron en el siglo XIX. Desde entonces San Nicolás Yaxe es parte del distrito de Ocotlán y para 1940 se suprime el nombre de Hacienda por el de Municipio.

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A pesar de su origen zapoteca, ya casi nadie habla la lengua, excepto una mi-noría hablante de mixteco de aproximadamente 12 personas, básicamente ancia-nos. Sin embargo, mantienen un sistema administrativo autonómico, basado en la organización comunitaria indígena con cargos diversos y rotativos dentro de la administración pública ocupados por miembros de la comunidad. La población es mayoritariamente católica, aunque existe un pequeño porcentaje que pertenece a otras religiones, principalmente evangelistas. La fi esta patronal de la comunidad es el día 10 de Septiembre, día de San Nicolás, fecha en la que se instala la feria popular con juegos pirotécnicos y música y regresan muchos de los que han salido a trabajar fuera.

La población total del municipio era de 2,256 9 habitantes en el 2000 según el Censo de población de INEGI, de los cuales 1109 eran hombres y 1147 mujeres. La población económicamente activa era de 462 personas de las cuales el 60% estaba insertada en el sector primario. La población está considerada con un grado de marginación alto. El grado de escolaridad está por debajo del promedio regional. Sin embargo, en infraestructura, los niveles son mejores que en otras comunidades del estado: la totalidad de la población cuenta con electricidad y el 80% con agua potable (los demás tienen norias). El sistema de recolección de basura y limpieza de las vías públicas es defi ciente, aunque existen esquemas de reciclamiento de la basura orgánica en el ámbito familiar, la incorporan al suelo y el resto, se quema en cada casa.

Existe un centro de salud bajo la administración de IMSS-SOLIDARIDAD, sin em-bargo no cubre las necesidades en atención de la población local. No existe un sistema de drenaje, pero casi la mayoría de las casa cuentan con letrinas. Diversos centros educativos cubren la formación de niños y jóvenes hasta la educación me-dia superior. Si bien existe abastecimiento de gas natural para el uso doméstico, el combustible más usado es la leña, para la cual existen prohibiciones para cortarla cuando está verde.

La vida de la comunidad está organizada a través de diferentes comités que solu-cionan los problemas y las necesidades de la vida política, social, económica, reli-giosa y cultural. La vida política está representada por la Presidencia Municipal y su cabildo, así como por las autoridades ejidales. Muy cercano a la estructura política está el Comité del uso del Agua Potable, el cual ha tenido que enfrentar diversos

9 Cifras del XII Censo de Población y Vivienda, INEGI, 2000.

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confl ictos en los últimos años. En torno a la vida social y económica, resalta el Comité de Oportunidades, los comités de escolares, el Patronato de COBAO y el Comité de Salud.

La vida económica está organizada alrededor de las actividades productivas de las comunidad: el comité Forestal, se encarga de solucionar los problemas relativos al uso de los recursos comunes, el comité de la tienda de CONASUPO es un cargo anual que cumplen rotativamente los habitantes; la organización Elote Verde, es una organización de productores de hortalizas con tierras de riego que venden en la central de abastos de Oaxaca; existe una incipiente industria productora de mezcal, la cual pertenece a la Unión Regional de Productores de Maguey; la par-ticipación femenina está organizada alrededor de dos grupos principales, las cos-tureras aglutinadas en la organización de “Nuevo Milenio” y el Comité de la liga femenil.

Características de los recursos naturales

La comunidad cuenta con un clima semi-árido y una precipitación anual media de 640 mm, mientras que la media en el estado de Oaxaca es de 1522 mm. El municipio es regado por afl uentes del río San Pablo que cruza el pueblo y el cual se encuentra seco; el otro afl uente es el arroyo Yaxe o Santa María el cual abastece de agua a los cuatro pozos que proveen el agua de riego. Existen dos pequeñas presas que sirven para detener la fuerte erosión del suelo causada por la lluvia, el viento y la deforestación de las partes altas. Cerca de la población pasa un cordi-llera procedente del distrito de Miahuatlán continuando a Tlacolula. El cerro más elevado es el que se conoce como de Yaxe con una altitud de 2,700 metros sobre el nivel del mar.

La comunidad cuenta con una vege-tación variada: selva baja caducifolia con hojas durante la temporada de llu-via y sin hojas en sequía; además una gran variedad de árboles, mezquite, huizache, huamuchil, guaje y espino así como diversas cactáceas como nopales y maguey (agave). Las espe-cies de fl ora más comunes son: la fl or de nube; plantas comestibles como el quintonil, el chepil, el chepiche, la hierba de conejo y las guías de cala-

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baza. Predominan los arbustos, los cactus, los magueyes y los huizaches; también existe una gran variedad de plantas medicinales como la sábila montés, la albahaca y la ruda. Entre la fauna se encuentran conejos, liebres, coyotes (raro encontrarlos), lagartijas, armadillos, zorrillos, tlacuache, además de una gran diversidad de aves y pájaros silvestres entre losque predominan las palomas, gavilanes, cenzontles y chupamirtos. El tipo de suelo es plano, formado por materiales volcánicos muy del-gados, procedentes de la desintegración de rocas madres, las cuales se encuentran a 10 o menos centímetros de profundidad.

Actividades Productivas

El tipo de propiedad es privada y ejidal y cuenta con autoridades ejidales que duran en su puesto tres años. A pesar de que la mayor parte de los campesinos de Yaxe cuentan con acceso a la tierra –factor que hace una gran diferencia en las posibi-lidades de sobrevivir en el campo- los habitantes tienen ingresos medios anuales por familia entre 1400 y 1600 dólares americanos, lo que los ubica alrededor de la línea de pobreza moderada. Este poblado se considera una comunidad rural y sus actividades primordiales son de índole agropecuaria, aunque en algún momento existió extracción minera.

Existen tres tractores para la comunidad adquiridos con Alianza para el Campo, pero la mayoría de los campesinos siguen utilizando las yuntas. Los principales productos de Yaxe son el maíz, el fríjol, algunas cactáceas y frutos del bosque para autoconsumo, así como una diversidad de hortalizas, el maguey y el mezcal; estos últimos son los principales productos destinados al mercado. Los terrenos para las actividades agropecuarias son de diversa calidad y con acceso diferenciado al agua. Del área de cultivo, 300 ha. son de riego, 600 de temporal y 1,150 terrenos cerriles o de agostadero. El 80% de los campesinos siembra productos básicos como maíz o fríjol primordialmente para el autoconsumo. El otro 20% siembra hortalizas y utiliza sistemas rústicos de canalización y bombeo con mangueras.

Los productores de hortalizas de Yaxe cuentan con la enorme ventaja de tener ac-ceso a 30 metros de acera para la venta de sus verduras al mayoreo dos veces por semana en la central de abasto de la ciudad de Oaxaca. No obstante, los ingresos provenientes de esta actividad han ido a la baja, mientras que los precios de insu-mos productivos han aumentado, al igual que en todo el país. Para contrarrestar la baja de precios de productos agropecuarios, durante los años 1990 los índices de migración por familia aumentaron en más del 100%.

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Historia migratoria

Al parecer los primeros en migrar lo hicieron por los años 60 y cumplieron un importante papel para que los nuevos migrantes tuvieron un lugar a donde llegar y como conseguir un trabajo rápidamente. Aquellos migrantes que se establecieron en Estados Unidos, mandan dinero a sus familias y aún mantienen sus planes de regresar a insertarse en la vida comunitaria.

Actualmente, se considera que aproximadamente el 65% de las personas entre 17 y 35 años residen fuera de la comunidad por todo o parte del año. Los niños y jóvenes, tan pronto terminan parte de sus estudios y alcanzan una cierta edad, emigran en búsqueda de empleo. Muchos se dirigen a Estados Unidos, otros, a las ciudades de México y Oaxaca, y realizan empleos temporales que se caracterizan por la poca seguridad y las malas condiciones laborales. Ellos envían remesas a sus familias para que puedan continuar viviendo en esas tierras. Como resultado, la proporción del ingreso proveniente de las actividades agropecuarias se ha reducido sustancialmente y ha sido rebasada, en primer lugar, por las remesas, en segundo, por las actividades comerciales no agropecuarias (artesanías, tiendas de abasto) y en tercero, por los programas de combate a la pobreza del gobierno. 10

La ola migratoria se mantuvo en bajos niveles durante muchos años, lo que posible-mente se explica por los confl ictos agrarios que mantuvo Yaxe con su comunidad vecina San Baltasar Chichicapan. Para muchas familias resultaba un riesgo impor-tante salir de la comunidad ante los enfrentamientos violentos que se suscitaron en diferentes momentos por los linderos, inhibiendo la salida de los hombres, que aunado a la falta de la carretera (pavimentada hasta el año 2004), mantuvieron a la comunidad en un aislamiento parcial. La migración ha repuntado desde hace unos cinco años, lo que empieza a generar transformaciones importantes en el ámbito familiar y comunitario.

Estrategias de sobrevivencia y migración en el ámbito local

En San Nicolás Yaxe, el fenómeno migratorio ha obligado a las mujeres a asumir un papel muy importante en mantener los pequeños negocios familiares en la comuni-dad y cada vez más participan en el ciclo completo de la siembra y la cosecha. Al

10 Parte de esta información fue recabada por el Alejandro Von Bertrab en los talleres realizados con los hortulcultores durante el año 2003.

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gunas familias han aprovechado la presencia de técnicos y personal institucional para dar servicio de comidas y hospedaje. Sin embargo, fuera de la cooperativa artesanal Nuevo Milenio, no hay ninguna otra organización de mujeres para el fomento de actividades productivas. Según la percepción de las mujeres, es difícil la asociación por la falta de tiempo y porque existe un grado importante de des-confi anza de la responsabilidad que puedan asumir las otras. Por esto han surgido opciones más bien a nivel familiar y no en el ámbito comunitario.

Arbol de Causas y Consecuencias de la Migración en San Nicolás Yaxe, Oaxaca.

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La migración en San Nicolás Yaxe es principalmente masculina, son hombres que tienen alrededor de 25 a 40 años. La mayoría se va a los Estados Unidos y entran principalmente por la costa este; California es uno de los principales puntos de lle-gada, dispersándose hacia otras regiones del país, siendo el estado de Florida una de las más importantes. En el caso de las mujeres que salen de la comunidad, salen a estudiar o a trabajar a la ciudad de Oaxaca para regresar los fi nes de semana.

Los que migran a Estados Unidos, realizan principalmente actividades de jardi-nería, el trabajo en restaurantes y la construcción; esta última tiene la desventaja de ser temporal, por lo que pasan mucho tiempo desempleados. Por lo general el destino de los recursos que mandan son para construir sus casas, la compra de medicinas y vestimenta para la familia, así como para apoyar a sus padres tanto en su sostenimiento como en las labores e insumos para el campo. A partir del árbol de causas y consecuencias de la migración en asamblea comunitaria, se obtuvo la siguiente información:

En la comunidad se percibe una falta de apoyos del gobierno (federal o estatal) lo que se identifi ca con la mayor parte de los problemas de Yaxe. Sin embargo, a lo largo de los trabajos, también se vertieron diversos comentarios en torno a la falta de participación por parte de la comunidad para realizar la inversión necesaria para mejorar las condiciones locales. Se observó que la falta y difi cultad para ges-tionar recursos para proyectos productivos se deriva tanto de la desorganización de la gente para los trabajos colectivos como de la incapacidad del gobierno de incentivar proyectos productivos o sociales.

Por otro lado, la falta de comercialización de los productos que se generan local-mente, afecta el desarrollo de proyectos productivos en la comunidad y la creación de empleos tanto para hombres como para mujeres. Dado que no hay permisos para vender directamente en Oaxaca, resulta difícil mover los productos del campo así como las artesanías (bordados) que se elaboran localmente. Existe poca capaci-tación y asesoría por parte de equipos técnicos que puedan ayudar a mejorar la ca-lidad de los productos, así como abrir nuevos nichos de mercado en lo regional.

Ambos trabajos remunerados se ven inmersos en el mismo proceso comercial. En el caso de los hombres, el principal producto son las verduras; en el caso de las mujeres, los bordados. Ambos productos presentan las mismas difi cultades en su comercialización, ya que al no tener permisos para vender fuera de la comuni-dad, se ven obligados a realizarlo de manera ilegal, sin establecerse en un lugar fi jo. De esta forma los productos se venden al precio mínimo, y las ganancias son casi nulas, ya que se necesita cubrir los gastos de transporte a Oaxaca u Ocotlán,

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principalmente. Aunado a este problema, la falta de empleos en la comunidad debilita las posibilidades de mantener un ingreso fi jo. Esta surge como la principal preocupación de la comunidad, ya que no le permite a las familias mantener una estabilidad y disciplina en sus egresos e ingresos. Estas condiciones son la principal causa del incremento de la migración en Yaxe, ya que para muchos, es una forma de trabajo remunerado.

A pesar de que la migración se presenta como una forma viable de vida, a través del listado de problemas que se realizó en la asamblea, se observó que también empieza a haber consecuencias ante este fenómeno. El abandono de la comunidad ocasiona la disminución de fuerza de trabajo a diferentes niveles. Por un lado, se empieza a presentar una falta de personas para cumplir los cargos administrativos, por otro, cada vez más hay menos jóvenes interesados en contratarse como mozos para el trabajo, lo que para las mujeres que se han quedado a cargo de las milpas difi culta que puedan seguir trabajando.

Uno de los problemas más graves identifi cados por todos, es la deserción escolar que empieza a sentirse de forma gradual con el aumento de la migración. Esta re-percute a corto plazo en las exigencias que se pueden tener del nivel de las escue-las, y a largo plazo en la disminución de las futuras fuerzas de trabajo que podrían contribuir al desarrollo de la comunidad.

Los problemas que se visualizan en la comunidad en San Nicolás Yaxe en cuanto a la educación, recaen principalmente en la oferta y calidad de las escuelas. La co-munidad expresa que la presencia de una secundaria técnica facilitaría el desarro-llo de ofi cios y empleos que serían útiles localmente. Es reiterada la inconformidad respecto a que los niños y jóvenes no salen preparados para realizar ningún tipo de actividad lucrativa y útil para las necesidades de la comunidad. Por otra parte, la calidad de las escuelas existentes se considera muy baja: faltan materiales, labora-torios y no hay una secundaria escolarizada, sólo cuentan con telesecundaria.

Asimismo la migración repercute de forma directa en las familias de la comunidad. El abandono del hogar por parte de los hombres ha incrementado el trabajo feme-nino e infantil en todos los ámbitos sin que esto signifi que un aumento en el poder de decisión de las mujeres, siendo que éstas al mudarse a casa de sus suegros seden la autoridad familiar a los jefes de familia. El abandono del hogar por parte de los hombres, infl uye en la desarticulación familiar y en la pérdida de estatus por parte de las mujeres ante la familia extensa que las recibe con sus hijos. Se pudo observar que esto empieza a generar problemas anímicos tanto de las mujeres como de sus hijos. Hasta este momento no existe ninguna atención por parte de los sistemas

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públicos de salud que pueda atender psicológicamente las zonas rurales, ni que re-conozca el creciente problema de depresiones que se está presentando en muchas de las comunidades migratorias.

Tabla . 1 PRIORIZACIÓN DE PROBLEMAS EN YAXE

PROBLEMA PUNTAJE

La tierra ya no produce 19 *

Falta de ingresos fi jos 27*

Comercializar (no hay permisos para vender directamente en Oaxaca)

10

Educación 19*

Falta de servicios (falta un mercado donde se venda, lugares…) 04

Vulnerabilidad 01

Salud (la clínica no tiene medicinas ni un adecuado servicio) 25*

Medios de comunicación 0

Derechos Humanos 1

Migración 11

Otra consecuencia de la migración es el endeudamiento de las familias para pagar el viaje. En todos los casos que se presentaron, no existen programas de fi nancia-miento para los emigrantes y el dinero lo obtienen de préstamos de familiares o personas de confi anza que cobran intereses importantes. En muchas ocasiones, los emigrantes tienen que seguir pagando el préstamo después de haber regresado. Hasta ahora, no existe un mercado de créditos que permita mejora las condiciones en que se van y en que regresan los emigrantes. Existe una gran falta de información acerca de las opciones que se tienen para migrar así como de los derechos labora-les y/o las posibilidades de apoyos médicos y económicos en el exterior.

Por otra parte, en la comunidad se presentan otras problemáticas que no nece-sariamente son consecuencias de la migración, sino causas. En primer lugar los cambios climáticos han provocado una serie de transformaciones y carencias en el campo mexicano a partir de las cuales han tenido que modifi car los sistemas productivos tradicionales. La falta de agua en la comunidad de San Nicolás surgió como el principal problema del campo. La imposibilidad de tener sistemas de riego ha ocasionado la disminución de la producción, lo que también ha impactado de forma importante la oferta de productos locales para el autoconsumo. El hecho de que el campo no sea tan productivo como lo era antes, ha ocasionado que la fuerza

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de trabajo se concentre en otros tipos de actividades que presenten un ingreso. La migración paulatinamente sustituye las actividades agrícolas y no necesariamente fi nancia el desarrollo del campo; el dinero proveniente de la migración se utiliza principalmente en la construcción de viviendas o pequeños negocios como las “tienditas”.

Por último, los problemas de salud y la falta de atención en el servicio se presen-tan un problema importante. Existen dos cuestiones prioritarias: la clínica por una parte, no cuenta con las medicinas sufi cientes ni la capacidad de atender afeccio-nes graves. Las mujeres que reciben el programa de Oportunidades adquieren el compromiso de asistir con regularidad a la clínica, pero plantean que esto no tiene ninguna utilidad ya que sólo se les informa de las medicinas que requieren, pero no se les da ningún apoyo para adquirirlas ni se le da seguimiento al tratamiento de las enfermedades. La segunda cuestión, el alcoholismo, presenta índices muy altos en los hombres adultos de la comunidad. Esta enfermedad tiene como principales consecuencias la falta de paternidad responsable, el abandono de las actividades productivas y en muchos casos desintegración familiar. Muchas mujeres tienen que hacerse responsables de las decisiones del hogar así como de su mantenimiento.

b) Huatlatlauca, Municipio de Huatlatlauca, Puebla

La cabecera municipal, Huatlatlauca, se encuentra en la meseta sureste del esta-do de Puebla y se localiza entre el para-lelo 18 ° 43 “ 00 ́ de latitud norte, y en-tre los 98° 00” 00 ́ de longitud oeste del meridiano de Greenwich y a una altitud de 1163 m sobre el nivel del mar. Sus colindancias municipales son al norte con Magdalena Tlautlauquitepec y San Juan Atzompa, al sur con Santa Catarina Tlaltempan y Chigmecatitlán, al este con Tzicatlacoyan y Zacapala y al oeste con Teopatlan y Coatzingo. La temperatura media anual tiene un promedio de 22° alcanzando una temperatura máxima extrema entre los meses de abril y mayo, llegando a alcanzar 38° y 39°, y la tem-peratura mínima extrema se presenta en el mes de enero llegando a los 8°.

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Características de la población

A pesar de la historia oral que señala que la población de Huatlatlauca tiene sus orígenes en el periodo prehispánico, la fundación de Huatlatlauca está íntimamen-te ligada a la construcción y fundación del conjunto conventual de “Los Reyes” a mediados del siglo XVI; este es el eje en torno al cual ha girado la vida social, cultural y religiosa de la comunidad. El lugar en el que se construyó este convento queda afuera de la ruta evangelizadora abarcada por la orden de San Agustín, pues Huatlatlauca se encuentra en una zona en la que los franciscanos y dominicos son las órdenes principales.

El municipio pertenece al Distrito Local Electoral 13 con cabecera en Tepexi de Rodríguez, al Distrito Federal Electoral 13 con cabecera en Acatlán de Osorio y al Distrito Judicial 16 con cabecera en Tepexi de Rodríguez. Pertenece a la región socioeconómica 7 con cabecera en Tehuacán, a la jurisdicción sanitaria (SS) 09 con sede en Tepexi de Rodríguez y a la coordinación educativa (SEP) 09 con sede en Tepeaca.

La comunidad cuenta con 980 habitantes, de los cuales 438 son del sexo masculi-no y 542 del femenino. El total de hablantes de lengua indígena en la comunidad es de 401 habitantes. El índice de marginación y pobreza es alto, según el mapa socioeconómico de INEGI, y corresponde a las micro regiones de SEDESOL.

En el sector salud, la comunidad cuenta con un doctor en el centro de Salud, una enfermera y una dentista. Hay otras dos clínicas privadas. Hay un veterinario y algunas parteras a las que ya casi nadie acude. En lo que respecta a la educación, hay tres maestros en la escuela primaria; en la colonia PEMEX sólo cuentan con dos maestros para todo la primaria.

Actividades Productivas

La actividad principal es básicamente el co-mercio: la mayoría de los hombres y muje-res se dedican a la venta de productos de plástico, juguetes, ropa, artículos navideños. Las otras actividades productivas, como la artesanía y el campo, son cada vez menos redituables, por lo que los pobladores de la comunidad se inclinan cada día más hacia la migración y el comercio.

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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Existen dos grupos principalmente: uno conformado por 15 mujeres y otro por unas 90. Se logró identifi car también a muchos artesanos, hombres y mujeres, que ven-den independientemente su trabajo ya sea a los coyotes, en la plaza los domingos, o cuando salen de vez en cuando a las ciudades y comunidades vecinas.Existen alrededor de 105 ejidatarios, aunque no todos siembran con regularidad. La mayoría de las personas que siembran no sobreviven de la cosecha, lo utilizan prácticamente para abastecerse en el núcleo familiar y por lo general tienen otra actividad. Algunos se contratan como peones y son contratados por 100 pesos dia-rios aproximadamente.

Existen algunas fondas, tiendas y abarroterías, manejadas principalmente por las mujeres y que son el resultado de la inversión de los fondos provenientes de la mi-gración. También se encuentran algunos negocios de nieves, muebles, panadería, papelerías y estéticas que también han ido surgiendo como parte de las estrategias de sobrevivencia de las familias para acrecentar su patrimonio para cuando llegue el momento de regresar.

Características de los recursos naturales

La comunidad cuenta con difíciles condiciones de trabajo agrícola a causa del tipo de suelo y las condiciones climáticas cambiantes, lo que ha propiciado el desplazamiento del trabajo agrícola y el incremento en actividades artesanales. Ante el abandono de la tierra, los hombres empezaron a salir de la comunidad para encontrar nuevas fuentes de ingreso; el comercio se convirtió en una actividad que fue tomando importancia y que, en ocasiones, llevan a la persona a permanecer largas temporadas viajando de un lugar a otro, de feria en feria, para vender sus productos. Este tipo de migración “beduina” ha generado el aumento de la mi-gración permanente de un gran número de habitantes de la comunidad, trayendo como consecuencia la pérdida de procesos tradicionales y de la lengua original de la región.

Historia Migratoria

Según la información vertida por sus habitantes, la migración en Huatlatlauca tiene alrededor de cincuenta años de haber comenzado y ya se muestran algunas ruptu-ras importantes en su estructura comunitaria. Los habitantes salen de la comunidad principalmente por cuestiones económicas, para mejorar su condición de vida sin embargo, también se dan casos en donde la migración se debe a la posibilidad de continuar con los estudios o reunirse con familiares.

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El ciclo migratorio normalmente dura todo el año y los que salen sólo regresan a la comunidad para pasar sus fi estas patronales en el mes de enero, después de las cuales vuelven a salir. La temporalidad de la migración está dictada por los agen-tes externos y no por los factores internos relacionados con los ciclos de siembra, siendo que el campo ha sido abandonado paulatinamente en las últimas décadas. También existen diversas familias que salen en las temporadas de mayor venta, como puede ser el fi n de año: en esta época, salen los habitantes de la comunidad por aproximadamente un mes y regresan con las ganancias que distribuirán a lo largo del año en gastos corrientes.

Los destinos de los migrantes son muy variados y salen a casi todos los estados del país; también se presenta la migración a otros países como EUA y Canadá, pero es menos común. La gran variedad de los destinos de los migrantes, señalan la ausen-cia de redes comerciales fuertes en el ámbito familiar y comunitario; se percibió una situación en la que, según las propias palabras de los habitantes, “cada quien jala por su cuenta”, factor que permea rápidamente en el desarraigo comunitario.

Estrategias de sobrevivencia y migración en el ámbito local

La comunidad de Huatlatlauca tiene un pasado histórico rico, prueba de ello son el número de indígenas que habitan el municipio y el numeroso grupo de personas que aún utilizan la lengua Náhuatl para comunicarse.

La migración ha sido un fenómeno importante que ha transformado la vida de las familias locales. En la actualidad, son principalmente las mujeres, que ante la au-sencia de sus cónyuges, toman la responsabilidad de las necesidades domésticas de la familia, así como de la participación en las actividades comunitarias. Muchas mujeres han encontrado estrategias para solventar el gasto familiar al interior de la comunidad, tales como tiendas, restaurantes y comercio de productos y servicios de primera necesidad, las cuales son fi nanciadas con el dinero de la migración. En la gran mayoría de los casos, las mujeres están al frente de la toma de decisiones y de las actividades que tradicionalmente han sido consideradas como actividades exclusivas de los hombres, como el campo y los negocios familiares. Por medio del reloj de actividades, se resaltó la importante carga que las mujeres tienen en un sólo día. Esto de alguna forma las hizo valorar su trabajo, al comentar que para ellas la vida era de mucho trabajo y dejaron claro que todas son productivas.

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Calendario de Actividades Familiares, Huatlatlauca, Puebla.

La participación está altamente fragmentada, tanto por la falta de legitimidad de las autoridades municipales y su falta de transparencia en el manejo de los recursos, como por la fuerte tasa migratoria. El proceso político últimamente, mostró las rupturas que existen hacia dentro de la comunidad. Sin embargo, durante el pro-ceso de investigación se logró que las líderes de las dos organizaciones de mujeres artesanas (una conformada por 15 mujeres y otra por 90 aproximadamente) y las representantes de los partidos políticos, asistieran y plantearan alternativas para mejorar los problemas locales.

La migración en Huatlatlauca se ha convertido en algo cotidiano para la comuni-dad y sus habitantes. Los niños no ven a la migración como una alternativa más, sino como su futuro medio laboral, ya que han visto migrar a sus padres y a sus abuelos. Las generaciones de jóvenes no parecen tener mucho interés en acercarse a los trabajos agrícolas, hecho que sólo acentúa la tendencia de abandono de las actividades en el campo.

Las costumbres de la comunidad se han adaptado a la migración, la cual tiene infl uencia directa sobre todos los habitantes del pueblo: sus santos pa-tronos son los Reyes magos, los cua-les han adoptado también el modelo migratorio, ya que salen a trabajar todo el año en alguna de las capillas de la comunidad, su trabajo consiste en recopilar la limosna de los fi eles, y

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regresan el 6 de enero para disfrutar del fruto de su trabajo durante la fi esta, para volverse a ir al término de la misma.

c) Xocoyolzinta, Municipio de Ahuacotzingo, Guerrero.

La comunidad de Xocoyolzintla se encuentra ubicada en el municipio de Ahua-cotzingo, en la región de la Montaña que se localiza en el noroeste del estado de Guerrero, entre los paralelos 17°43’ y 17°11’ de latitud norte y en los 99°32’ y 100°03’ de longitud oeste. Los orígenes de la región se remontan a los habitantes cohuixcas desde el Siglo XIII; conquistada por Moctezuma en el siglo XV, poste-riormente durante la colonia se convirtió en el centro de desarrollo económico, mi-nero y religioso con su sede en Chilapa, infl uenciando a toda la región. A partir del siglo XVII hasta el XIX, diversas haciendas volantes, con sedes en Puebla y Oaxaca, se asentaron en la región desarrollando una empresa importante de azúcar.

Características de la población

Xocoyolzintla fue fundada durante la época porfi rista en los terrenos de la hacienda de Eucaria Apreza. Después de la revolución, con el reparto agrario se funda como ejido con la participación de 22 ejidatarios. Para el año 2000, según el Censo del INEGI (2000) la población contaba con 967 pobladores de los cuales 421 eran hombres y 546 mujeres. El índice de marginación para la comunidad es alto, aun-que para el resto de las comunidades de la región es muy alto. Asimismo, el índice de analfabetismo se calcula en un 40%, muy por encima del 21.5% del promedio en el estado. El ingreso mensual promedio de las familias se calcula en alrededor de 1,800 pesos lo cual puede ser un buen indicador para entender el alto porcen-taje migratorio en esta población.

La mayor parte de la población se ocupa en la agricultura sembrando maíz, frijol, calabaza, cacahuate y chile, cultivos principales. También se encuentran diversos tipos de ganado, cabras, caballos, burros, mulas y aves de corral que complemen-tan las actividades del campo. La tenencia de la tierra es de carácter ejidal con una superfi cie importante comunal y una porción menor de pequeña propiedad (GEA, 2001).

Algunos miembros de la comunidad forman parte de la organización “Sanzekan Tinemi”, importante organización regional que se remonta a los años 80, como estrategia para superar el desabasto de granos de los años 85-86. Hoy en día la San-zekan Tinemi aglutina alrededor de 1,800 socios y 50 comunidades pertenecientes

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a los municipios de Ahuacotzingo, Chilapa, Mártir de Cuilapan y Zitlala. Promueve la autogestión de diversos proyectos productivos y ha invitado a la gente de las comunidades a incursionar en proyectos de manejo de agua, parcelas orgánicas, mejoramiento de suelos y abonos orgánicos. Asimismo se impulsa una estrategia de comercialización importante de subproductos regionales y artesanías elaboradas en las comunidades participantes.

Características de los recursos naturales

La región es atravesada por la cuenca del Río Balsas y cuenta con una vegeta-ción de bosque de encino y de bosque tropical caducifolio con abundantes leguminosas, manchones de cactus, candelabriformes y diferentes especies del género Bursera. Sólo en los pun-tos más altos, los de clima templado, se presentan pequeñas extensiones de bosque de Pinus sp. Los diferentes tipos de vegetación que se encuentran en la zona de la montaña, son una ejemplo de la riqueza natural del estado.

Las difíciles condiciones geográfi cas de la zona han sido factores que han difi cul-tado el llevar a las comunidades la infraestructura necesaria para su desarrollo. La región de la Montaña cuenta con características accidentadas y abruptas con sue-los, en su mayoría, delgados y pedregosos. La presión sobre los recursos naturales en la región ha sido fuerte, hecho que se refl eja en el alto deterioro de los suelos. Durante la década de los ochenta y principios de los noventa, la superfi cie forestal disminuyó entre 4% y 30% anualmente. Los rendimientos de maíz y fríjol han dis-minuido notablemente debido a la pérdida de fertilidad en los terrenos agrícolas de temporal, ya que las pendientes son en general muy abruptas, sujetas a fuerte ero-sión y sometidas al cultivo sin descanso de la milpa año tras año. Para compensar esto se ha abusado del uso de fertilizantes sin reponer al suelo la materia orgánica requerida para conservar sus características productivas (Sansekan Tinemi, 2003).

Actualmente, alrededor del 50% de la vegetación es encino prieto, que se encuen-tra bajo el régimen ejidal y que se localiza en el Cerro del Toro. El 50% restante comprende al ocote (20%) y el Tlasca (30%)(GEA, 2001). Anteriormente era común encontrar en la comunidad, en la zona de la barranca, distintos árboles frutales,

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como papayos, ciruelos, y guayabos. También se hallaba caña de azúcar en abun-dancia, ya que la comunidad anteriormente formaba parte de una hacienda de trabajo. Era común igualmente hallar en forma natural maguey sacatoro y tacalo-tentle, con los cuales se elaboraba mezcal y se producía el ixtle. Sin embargo todos estos recursos naturales se han ido acabando con el tiempo por diversas causas como la erosión producto de la escasez del agua y la tala de árboles; la redistribu-ción del uso del agua, en parte causado por el crecimiento de la población; y la falta de creación de proyectos de reforestación y mejor aprovechamiento del agua y los demás recursos naturales.

Actividades económicas

Las actividades económicas de la co-munidad siguen respondiendo a una dinámica de la economía campesi-na. La mayoría de las familias depen-den del cultivo de sus milpas para el autoconsumo y venden local y regio-nalmente los excedentes que tengan. Algunas cuantas familias han incur-sionado en la plantación de magueyes

para la producción de mezcal orgánico el cual es comercializado por medio de la organización Sansekan. Por otro lado, el petate sigue siendo una importante forma de obtener recursos económicos cotidianos, aunque el costo de producción y de venta cada vez hacen menos atractiva su producción.

La mayoría de las familias de esta comunidad son jornaleras agrícolas en los cam-pos de Altamirano en el estado de Guerrero y en los campos agroindustriales del norte, principalmente en Sinaloa y Sonora. Las familias abandonan la comunidad por largos periodos (entre seis u ocho meses) y regresan con un ahorro que les per-mite mantener un consumo mínimo por el resto del tiempo.

Aquellas familias cuyos miembros han incursionado en la migración internacional, han logrado montar algunas tiendas de auto abasto que dan cierta dinámica a la economía local. Sin embargo, no existe un mercado importante por lo que la acti-vidad de intercambio se traslada al mercado de Chilapa.

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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Historia migratoria

Hoy día, la migración es un fenómeno que alcanza a todas las comunidades de la región y la comunidad de Xocoyolzintla no es la excepción; los que no se han ido, están esperando a que venga su tiempo para poderse ir y tener la experien-cia de trabajo fuera. Existe una importante migración de mujeres solas, jóvenes y adultas ya que los meses que están ahí, hacen petate, pero a su pesar es para “no estar sin hacer nada” (además claro, de las labores domésticas). Cuando el período de trabajo fuera se acaba, la gente regresa la comunidad sólo en espera de volverse a ir, lo que vuelve su estadía ahí, para muchos en un tipo de receso productivo, donde sin duda trabajan, pero que no constituye su principal activi-dad laboral.

La historia de las migraciones en la región empieza desde los años cincuenta con el desarrollo del puerto de Acapulco como punto turístico y pesquero, atra-yendo una importante cantidad de mano de obra para la construcción. En esa misma época, se vive una importante emigración hacia la ciudad de México por grandes contingentes nahuas. En los sesenta, el auge de la industria agrícola de Baja California Norte y Sinaloa fomentó una fuerte demanda de mano de obra. En esta época, los mercados de trabajo más importantes estaban en el norte del país, (Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora) donde se ge-nera una agricultura comercial y de exportación con cultivos cíclicos y perennes, como hortalizas, vid, algodón, olivo, melón, naranjo, jitomate, tabaco y cafeto, entre otros (SEDESOL, 1997).

En los ochentas la gente de Xocoyolzintla empezó a migrar como forma de conse-guir recursos. Los primeros que migraron se dirigieron por cuenta propia a varios estados. Uno de los primeros estados a donde empezó a ir mucha gente de la co-munidad fue Veracruz, en donde trabajaban en el corte de la caña. Era un trabajo para el que sólo se admitía a hombres, por lo que muchos migraban dejando a sus familias en la comunidad. También, desde entonces, varios migraban a otros lugares, como la Ciudad de México, donde trabajaban en la construcción, o es-tados como Morelos, Jalisco y Sinaloa. Fue hasta después que la gente empezó a salir mucho a Altamirano y Sinaloa, lugares donde el tipo de trabajo permitía que trabajaran mujeres y niños. Sin embargo, fue sólo hasta hace unos 5 o 6 años que la gente de la comunidad ya no se va por cuenta propia, sino que vienen camio-nes a recoger a la gente que se apunta con los contratistas que hay en Chilapa o en la propia comunidad.

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Estrategias de sobrevivencia y migración en el ámbito local.

Existen un par de contratistas en la comunidad y otros que vienen de Chilapa. Prácticamente todos los productos básicos son comprados en la capital de la región y existe poca relación comercial con la cabecera de Ahuacuotzingo. La comunidad es una comunidad migrante desde hace ya varios años y ha estado en el Programa de Jornaleros por algunos, con lo que se elaboraron varias obras; sin embargo, un incidente con la construcción de una cancha de basketball y la división entre gru-pos de la comunidad ante mutuas acusaciones, hizo que el Programa se saliera de la comunidad.

La migración empieza a generar una importante brecha socio-económica entre los que salen y los que no. Las diferencias en torno a los que migran y no migran; los que migran a Estados Unidos o a los campos agrícolas de Sinaloa y los que migran solos o con familia, resultan evidentes. A lo largo de la comunidad se pueden ob-servar las casas construidas con material frente a aquellas aún de adobe, aunque bien paradas.

La migración alcanza a todos los que vive en la comunidad. No son únicamente los hombres los que migran, sino que se mueven familias enteras, abandonando casas y tierras, en caso de contar con ella. En mucho, la migración ha menoscabado la organización local aunado a los problemas de división política que se experimen-taron anteriormente. Si bien existen algunos programas gubernamentales que pro-mueven la organización, como es el caso de Oportunidades y lo fue de Jornaleros, la participación activa es muy débil. Por lo general, las familias que migran en su totalidad no tienen tierra para sembrar y las transferencias públicas no son sufi cien-tes para incentivarlos a quedarse. Los niños, a partir de los doce años, se incorporan a las actividades de recolecta, ya que ganan a la par que un adulto. Esto hace que desde una visión de costo-benefi cio, para las familias sea más redituable llevarse a los hijos que dejarlos en la escuela para cobrar el apoyo de Oportunidades. En el diagrama de fl ujos elaborado durante la investigación, es notable que los únicos re-cursos que entran de la comunidad provienen ya sea de las transferencias públicas o del dinero que llega por parte de los jornaleros y migrantes.

Las mujeres que no migran con la familia, por lo general se quedan a cuidar a los hijos que asisten a la escuela, así como a mantener el trabajo en el campo. Algunas, las más jóvenes cuyos esposos se arriesgaron a irse a Estados Unidos, ayudan a sus padres o suegros en el trabajo de la milpa y hacen petate para completar el gasto de la casa hasta que llegue el dinero que les envían desde el otro lado.

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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Diagrama de Flujos, Xocoyoltzintla, Guerrero

Aquellas, cuyos maridos ya llevan más tiempo yendo y viniendo, han buscado poner tiendas de autoservicio o casetas telefónicas. Sin embargo, la inversión proveniente de la migración se canaliza directamente a la infraestructura familiar, insumos para mantener las parcelas y mejorar la vivienda. Hay pocos empleos en el ámbito local y poca infraestructura para mejorar los sistemas de producción agrícola. Realmente no hay productos de comercialización local ni regional, excepto la artesanía.

A pesar de la problemática recogida durante la investigación, el instrumento de priorización (Tabla 2) realizado arrojó que entre los problemas más importantes está aún la insufi ciencia de la atención por parte de las instituciones, el problema del trabajo infantil (aunque en diferentes momentos fue justifi cado por los partici-pantes) y la falta de calidad, atención educativa y becas.

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Tabla 2. PRIORIZACIÓN DE PROBLEMAS EN XOCOYLZINTLA, GUERRERO

Problemas Identifi cados durante la investigación

1 2 3 F Lugar

(V)9 (V)6 (V)3

Unión y organización 2 18 4

Agua de riego 1 1 15 5

Diálogo, información 1 3 17

Iniciativas de gestión 1 3 16

Comunicación entre madres e hijas 1 6 15

Asesoría para cultivos 1 9 10

Apoyos del gobierno 1 6 12 6

Planteles de educación y becas 1 5 39 3*

Participación y seguimiento a proyectos ya gestionados

3 9 12

Empleos y salarios 1 9 8

Servicio médico 3 6 2 69 1*

Trabajo infantil 3 2 1 42 2*

Proyectos para mejorar el uso del agua 1 9 9

Agua potable 1 9 7

Derechos laborales y seguro para migrantes 1 6 14

Inversión en proyectos a largo plazo 1 1 9 11

Más tiempo para que las mujeres se dediquen a otras actividades

3 9 13

d) Impactos de la migración en el ámbito comunitario.

La investigación en las comunidades de estudio aportó diversos elementos para empezar a entender las difi cultades a las que se enfrentan sus pobladores, así como durante sus travesías migratorias. Sin embargo, existen ejes comunes sobre lo que está sucediendo que desde la perspectiva de este trabajo se consideran pertinente resaltar para avanzar en su refl exión y en la defi nición de rutas claras de cómo avanzar desde la política social.

Muchos de los rubros encontrados en la investigación son, por así decirlo, los mis-

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mo de antaño, con nuevas modalidades y nuevos efectos ante un entorno cambian-te, pero que sin duda son el resultado de la defi ciencia de la acción institucional, así como de las difi cultades y falta de habilidades de diferentes actores por enten-der los cambios que se han presentado en el ámbito global. Con el objetivo de re-sumir los elementos encontrados, al fi nal de esta sección en la Tabla 4 se presenta una matriz comparativa sobre los problemas de cada caso.

a) Género y Reasignación de roles

La tendencia hacia la feminización en las comunidades rurales ha permeado tanto la vida de las comunidades como lo que se refi ere a todos los componentes de los fl ujos migratorios. En el pasado, predominaba fuertemente el componente de los esquemas de reunifi cación familiar en la migración femenina, pero en años más recientes la migración relacionada con empleo remunerado se ha incrementado. Como se pudo observar con la investigación, las mujeres se trasladan cada día más por derecho propio como migrantes económicamente autónomas. No se pudo ob-servar una modifi cación importante en lo que respecta a la carga física del trabajo que realizaban en el pasado las mujeres en relación con el presente. Sin embargo, existe una modifi cación que tiene que ver con el hecho de que, ahora, las mujeres ganan lo mismo que los hombres en los campos de trabajo agrícola, mientras que antes este trabajo era sólo una aportación a la economía doméstica.

Tanto en las comunidades como en los campos, las mujeres son partícipes de todo el proceso de producción agrícola (limpia, zurcado, cultivo, abonado), incluyendo el trabajo con los animales. Existen diversas estrategias de intercambio y recolec-ción de plantas silvestres y de “excedentes” de maíz y otros productos de la milpa que ayudan a completar la dieta familiar y a diversifi carla. Por lo observado durante la investigación, en estas comunidades, la migración no ha impactado de manera importante la diversifi cación de actividades en el ámbito familiar pero si ha gene-rado una reasignación de las actividades entre sus miembros.

Las transformaciones de incorporación de la mujer dentro del mercado laboral tienen que ver precisamente con el hecho de que estas mujeres han ocupado dos esferas importantes de la dinámica familiar, las tareas domésticas y la labor de la tierra. Estas capacidades han sido desarrolladas desde el ámbito más general de las sociedades agrícolas tradicionales: por los usos y costumbres. Es decir, las cuestio-nes culturales no reivindican o valorizan el trabajo efectuado por estas mujeres, pero sí lo transmiten y lo reconocen como necesario, en tanto que se sigue desarro-llando a otros ámbitos menos comunes, pero igual de importantes como es el de latoma de decisiones debido a la ausencia de la fi gura masculina.

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Una de las actividades más representativas de las estrategias de sobrevivencia que han adoptado las mujeres para solventar las condiciones familiares, son los culti-vos de traspatio o como les llaman en Huatlatlauca los “calmiles”. Estos pequeños terrenos integrados en las viviendas, permiten sembrar productos aprovechando el agua de consumo corriente para su riego, y que tienen la intención de apoyar el autoconsumo del núcleo familiar. Los calmiles son trabajados exclusivamente por las mujeres y los hijos, y procuran alimentos durante todo el año por lo que se con-vierte en una necesidad que se solventa sin la intervención del padre de familia.

En Huatlatlauca, la mayoría de las mujeres entrevistadas ha encontrado estrategias para solventar el gasto familiar al interior de la comunidad, tales como tiendas, restaurantes y comercio de productos y servicios de primera necesidad. La elabo-ración de artesanías y de comida también es importantes para completar los gastos del mes mientras llega el dinero de fuera. Si bien las mujeres continúan cumpliendo los roles sociales que les han sido culturalmente impuestos, también se empieza a percibir una mayor participación de los hombres en las tareas domésticas. Muchas mujeres, especialmente las parejas mayores, han asumido el rol de proveedoras mientras que los hombres colaboran en las actividades domésticas.

En el caso de Guerrero y Puebla, la actividad que más presencia tiene entre las mujeres es la producción de artesanía de palma, productos como canasta, petate y algunos juguetes conforman las principales modalidades del ramo. A pesar de los intentos que se han llevado a cabo por parte de las artesanas de conformar un grupo que les permita formar un frente común ante problemas como el coyotaje y la vinculación con redes comerciales que les permitan acceder a mejores mer-cados para sus productos, la organización en ambos casos ha sido muy difícil. La desconfi anza, la desorganización y la falta de mercados de trabajo son problemas comunes para artesanas que en pequeños núcleos aislados, se ven imposibilitadas de obtener el ingreso justo a su actividad.

El ciclo migratorio como estrategia de sobrevivencia se caracteriza por la participa-ción del núcleo familiar en sus diferentes etapas: en la preparación de la salida, las familias buscan a través de sus redes sociales y familiares en el ámbito local, hacer-se de recursos para fi nanciar el trayecto al destino del migrante; esto signifi ca entrar en un proceso de endeudamiento el cual impacta de manera negativa los ingresos presentes y futuros, tanto de la familia que se queda en la comunidad, como del tra-bajador que migra. La ausencia de una o más personal del núcleo familiar recaerá en la sobrecarga del trabajo para los otros miembros de la familia. En el caso de las comunidades estudiadas, principalmente en el caso de Guerrero, los niños juegan un papel preponderante en los nuevos roles que se asumen dentro de la casa y el

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trabajo en el campo. Igualmente, los lugares de desplazamiento de la población que migra, así como los tiempos en los que se ausentan de sus comunidades son elementos importantes para entender las estrategias de sobrevivencia así como la recomposición de los hogares.

Por otro lado, la migración ha permitido la visibilidad del trabajo femenino tanto en el trabajo en el campo como en las estrategias de sobrevivencia familiares. Pero, el cuidado de los hijos se presenta cada vez más como una importante limitante para que las mujeres se inserten en nuevas actividades productivas relacionadas con el campo y el comercio.

La ausencia de la fi gura masculina ha permitido la emergencia de la mujer en ámbitos de toma de decisión comunitarias que anteriormente las excluía. Si bien la ganancia de espacios de participación en la esfera pública de las mujeres está limitada de manera temporal al periodo de migración de la pareja, cada vez más es posible percibir el posicionamiento de las mujeres en las estructuras de autoridad. No obstante, la importancia del rol social del jefe de familia prevalece en el núcleo familiar a pesar de su ausencia. Muchos de los comentarios de las mujeres entre-vistadas fueron en el sentido de que “el hombre es la cabeza de la casa”, pero la realidad del contexto ha hecho que las mujeres estén al frente de decisiones y ac-tividades que tradicionalmente han sido consideradas como actividades exclusivas de los hombres, como el campo y los negocios familiares.

Lentamente, pero de forma cada vez más permanente, podemos ver como se van modifi cando las concepciones de género, sobre todo con las nuevas generaciones quienes han migrado desde que nacieron, y para quienes la migración es cada vez más una situación “normal” más que de emergencia. La inclusión de las mujeres en el trabajo agrario remunerado habrá de modifi car la concepción que ellas tienen de su propio trabajo, pues es importante señalar que el rol tradicional de la mujer en la comunidad no se encuentra defi nido solamente por los límites que llega a impo-nerle el hombre, sino también por las propias auto limitaciones que se imponen las mujeres. Las mujeres siempre han trabajado en el campo, sin embargo actualmente el intercambio remunerativo genera cambios importantes en la participación den-tro de la familia. Esto implica, en primer lugar, el hecho de que empiecen a ganar espacios en la toma de decisiones sobre en qué se ha de ocupar el dinero.

A pesar de que los roles de cada miembro de la familia se han ido adaptando a las nuevas condiciones producto de la migración, no así han cambiado la manera en que son concebidos socialmente. La migración ha signifi cado para los migrantes un fuerte contraste entre el “aquí” comunitario y el “allá” de los campos de trabajo

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a donde migran. Como muestra el instrumento del reloj de actividades, la distri-bución de los tiempos asignados a las actividades de los distintos miembros de la familia, tiende a homogenizarse durante el periodo en que permanecen trabajando fuera de la comunidad, y tiende a diferenciarse de nuevo cuando la familia regresa a la comunidad. Aunque la mujer y los hijos ganan lo mismo que el hombre cuan-do migran, sus jornales siguen, de alguna manera, siendo vistos como complemen-tarios al del hombre.

Esto, en principio, ha representado una permanencia de los roles en su signifi ca-ción, aunque, en varios casos, es visible que esto ya está cambiando. El considerar a la migración como una condición no permanente (a pesar de llevar varias déca-das reproduciéndose) en vez de formar ya parte de las condiciones “normales” de vida comunitaria, ha permitido la permanencia de concepciones tradicionales de género. Sin embargo, la radicalidad de los cambios ha obligado lentamente a que el valor asignado al trabajo de las mujeres empiece a cambiar.

Así, nos damos cuenta de que el papel específi co de la mujer, y el no reconoci-miento de la importancia de este, es, efectivamente, causado por las limitaciones que impone el hombre a la mujer, pero también por la auto limitación que se impo-ne la mujer misma, y, más aún, por los límite que le son impuestos por el conjunto de la sociedad. Distintos instrumentos como la matriz de toma de decisiones o la dinámica de diferenciación de género, han arrojado información que nos permite decir que, al menos, la concepción que tienen las mujeres de la comunidad sobre sí mismas ya está cambiando. Y esta es la primera condición para la transforma-ción de las dinámicas familiares y la inserción de la mujer en ámbitos de decisión comunitarios.

La migración exacerba una visión utilitaria en donde la distancia y la separación prolongada pone término a la relación de pareja más no a la relación contractual del matrimonio. El abandono por parte del marido es “aceptado” parcialmente mientras éste haya aportado el dinero sufi ciente para lograr una seguridad patri-monial o mantenga su responsabilidad de enviar dinero periódicamente para el sustento de los hijos.

Mientras se cumplan los roles sociales y culturales esperados del cónyuge que ha partido, el proceso migratorio es aceptable. Esto se observó sobre todo en el caso de Guerrero, en donde muchas de las mujeres que están solas han aprendido a vivir con ello y en ocasiones a disfrutarlo. Sin embargo, en algunas ocasiones, las mujeres externaron su preferencia respecto a que su cónyuge permaneciera en la comunidad para ayudar en las tareas domésticas. En Huatlatlauca las mujeres están

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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listas para esperar a su esposo durante todo el año a que regresen para las fi estas de enero. En Oaxaca es donde se percibió una mayor ruptura frente a la ausencia prologada del cónyuge.

En Guerrero por ejemplo, son muchas las jóvenes que empiezan a salir a los cam-pos agrícolas a trabajar, sobre todo antes de casarse. En algunos casos, conocen a sus parejas trabajando, por lo que es una práctica normal adquirida por la nueva pareja. En el caso de Puebla, la migración es un proceso aprendido desde la niñez. Muchos niños crecen recorriendo las ferias y los pueblos en búsqueda de mercados para los productos. Por lo general, cuando los niños ya están en edad escolar, algu-nas parejas jóvenes deciden que la mujer se regrese con los hijos a la comunidad con el objetivo de que los niños tengan una estabilidad escolar. El hombre sigue recorriendo los pueblos y sólo regresará a su comunidad para las fi estas de enero.

Tabla 3. TIPOLOGÍA MIGRATORIA SEGÚN COMUNIDADES DE ESTUDIO

Tipología Huatlatlauca,Puebla

Xocoyolzintla, Guerrero

San Nicolás Yaxe, Oaxaca

Tiempo migrando

Desde los años 50-60 salen los primeros comerciantes a vender artesanías de palma a otros estados.

Desde principios de los 80 empezó la migración a Veracruz a trabajar la zafra y a la ciudad de México como peones. Desde hace cinco años los contratistas llegaron a la comunidad y se incrementó el número de familias migrantes.

Desde hace cinco años con la construcción de la carretera se ha intensifi cado. Anteriormente la gente salía sólo a la ciudad de Oaxaca y lugares cercanos.

Lugar de destino

Interior de la República: Sono-ra, Sinaloa, Mazatlán, Vera-cruz, Campeche, Tamaulipas, Jalisco, Zacatecas, Chiapas, Durango, Tabasco. En menor medida EUA y Canadá.

Interior de la República: Sinaloa, Sonora, Nayarit, Guerrero (Altamirano).En menor medida EUA.

Estados Unidos.

Tiempo de permanencia en destino

Casi todo el año y regresan para las fi estas de enero.

Seis meses. 2 o tres años, aunque son pocos los que se han ido.

Actividad en destino

Comerciantes. Jornaleros Agrícolas. Actividades agrícolas, en servicios.

Relación familia/ comunidad/actividad agrícola

Poco Importante. Importantelas familias migrantes continúan regresando a sembrar en la época de lluvias o dejan a alguien encargado de seguir trabajando la tierra.

Muy importante.

Organización comunitaria

Poca. Importante. Muy Importante.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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Los elementos anteriores nos permiten entender - hasta cierto punto - las estrate-gias de sobrevivencia que se generan en términos comunitarios y familiares para enfrentar los retos que se presentan ante la ausencia de alguna de las partes. Si bien son diversos los elementos que se identifi caron en el ámbito familiar para tomar la decisión de qué miembro de la familia migra o en su caso si migra la familia entera, los elementos anteriores nos dan un primer acercamiento para entender las diferencias en la respuesta a este fenómeno desde el ámbito comunitario. Algunos elementos se recogieron en la Tabla 3.

b) Incidencia en la calidad de salud física y estado anímico

La migración genera una recomposición en las dinámicas familiares que incide de manera diferenciada en las condiciones físicas y mentales de cada uno de sus miem-bros. En lo que respecta al estado anímico de los familiares que se quedan en la comunidad, principalmente las mujeres y los hijos, la migración genera efectos ad-versos de inseguridad y dependencia ante la ausencia del cónyuge. Si bien muchos de ellos logran empezar a mandar dinero después de dos o tres meses, generalmente por medio de otras personas, es muy incierta la posibilidad de cuánto y cuando llegará el dinero. Esta incertidumbre también genera un grado de angustia y deses-peración en las familias del migrante ante el desconocimiento de su paradero.

Muchas mujeres jóvenes, al irse el esposo, se van a casa de sus padres o suegros lo que en ocasiones puede resultar una dinámica nociva, ya que la madre o la suegra asumen la responsabilidad sobre la casa y sobre la nueva familia. Para algunas mu-jeres jóvenes, esto resulta una situación muy difícil pero “inevitable” ante la falta de recursos y de oportunidades en la comunidad. En términos de la salud mental, para muchas mujeres la partida de sus esposos o familiares ha resultado en depresiones o estados de gran tristeza que las clínicas locales no saben como manejar y mucho menos atender.

Para las tres comunidades, los efectos de la migración también están refl ejándose en el estado de salud de las familias migrantes. Principalmente presentan una vul-nerabilidad ante las enfermedades de transmisión sexual, que afectan fuertemente a las mujeres. Hasta este momento, en ninguna de tres comunidades se han pre-sentado casos SIDA, pero sí se han presentado otras enfermedades de transmisión sexual, como infecciones por bacterias, gonorrea, entre otras.

Así mismo, es notorio que las mujeres están empezando a utilizar con más frecuen-cia métodos anticonceptivos aún a escondidas de sus maridos. Muchas mujeres buscan algún método anticonceptivo para evitar que al regreso de sus maridos que-

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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den embarazadas mientras ellos se vuelven a ir, práctica usada en Xocoyolzintla como una forma de control de los esposos sobre sus mujeres para asegurarse que se “portarán bien” mientras ellos nos están.

c) Trabajo o empleo mal remunerado o no reconocido

Las políticas públicas han subestimado la migración como problema estructural y han sido inefi cientes para generar opciones de empleo e ingresos, así como alter-nativas viables para el desarrollo rural en lo local y lo regional. Esta falta de acceso a empleo e ingresos es un factor fundamental para la incursión tanto hombres de como mujeres y niños en el proceso migratorio. En todos los casos correspondió a la primera motivación para insertarse dentro de la red migratoria. Desde el ámbito familiar, el trabajo de la mujeres, pero también de los hijos, en lo doméstico y en el campo, es un trabajo que no es reconocido y que es más bien visto como una obligación en torno a los roles de género.

d) Falta de capital social: debilidad organizativa, falta de canales de partici-pación y empoderamiento.

Algunos programas como Oportunidades han promovido la participación de las mujeres y su movilización en pro de la salud familiar así como comunitaria. Sin embargo, también han generado rupturas importantes en las instituciones de parti-cipación y solidaridad locales ante la focalización de sus apoyos.

En el caso de Puebla por ejemplo, se percibió un importante malestar de las perso-nas, principalmente de las mujeres en torno a las acciones de la autoridad, pero el sentimiento de desconfi anza entre ellas no permite generar un proceso de empode-ramiento. Al parecer la autoridad misma ha acotado lo espacios de participación a una participación puramente instrumentativa.

En Guerrero, la división por partidos políticos también ha permeado de manera im-portante la estructura comunitaria. Sin embargo, en los últimos dos años ha habido una recomposición del tejido y la comunidad empieza a caminar junta de nuevo. Sin embargo, la migración temporal cada seis meses amenaza mucho esta organi-zación ya que es difícil contar con las personas durante muchos meses. Los líderes naturales han logrado generar un grado de movilización importante en torno a pro-yectos que vienen de afuera, básicamente por medio de programas institucionales o de ONGs.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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En el caso de Oaxaca, la organización comunitaria es aún fuerte pero los grados de participación para llevar a cabo distintos proyectos no es mucha. Sin embargo, existe una buena articulación con las autoridades lo que puede permitir un proceso de empoderamiento importante para lograr cambios sustanciales. La migración aún no es lo sufi cientemente fuerte como para empezar a fragmentar la organización comunitaria. Por lo que es un buen momento para fortalecer aquellas cuestiones que permitan utilizar el proceso migratorio como un insumo para la comunidad y su organización.

e) Defi ciencia en los programas institucionales

Se detectaron Importantes fallas institucionales y de ausencia de política pública para atender las causas principales de la migración. Si algo ha quedado claro con esta investigación es que los distintos programas de gobierno, que buscan atender problemas de comunidades rurales, han resultado del todo incapaces para hacer algo más que paliativos para la situación de vulnerabilidad en que vive la gente. Constantemente se malgastan recursos en proyectos que no toman en cuenta los tiempos y necesidades de los migrantes, además de ser incapaces de dar segui-miento y asesoría adecuada que permitan, en un mediano plazo, que tales pro-yectos se vuelven auto-sustentables y generen oportunidades de trabajo desde la comunidad, para la comunidad.

El proceso migratorio ha estimulado la alta deserción educativa, dado que los be-nefi cios de la educación no son vistos como signifi cativos para la sobrevivencia y la generación de recursos para el futuro. Aunque se reconoce su importancia, el gasto que implica para las familias la educación de los hijos, trae como resultado la deserción. La valoración costo benefi cio de una parte importante de las familias que se insertan en el proceso migratorio, sobre todo como jornaleros, ante la baja calidad de la oferta educativa y los apoyos insufi cientes otorgados por programas institucionales como el de Oportunidades, las familias optan por migrar junto con sus hijos. La deserción escolar ante la posibilidad de obtener ingresos por la migra-ción en las comunidades estudiadas alcanza hasta el 50% en temporadas intensivas de trabajo. Al regresar a sus comunidades los niños presentan grados importantes de rezago educativo y un alto índice de reprobación. Se modifi ca igualmente el rol del niño, al asumir responsabilidades en el ingreso familiar.

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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Tabla 4. MATR

IZ C

OM

PAR

ATIVA

DE PR

OB

LEMA

S IDEN

TIFICA

DO

S EN C

OM

UN

IDA

DES D

E ESTUD

IO

Xo

coyo

lzintla

Salud

· Enfermedades de transm

isión sexual· Enferm

edades en niños por la falta y/o suspensión de esquemas de vacunación

· Derm

atitis· A

ltos grados de desnutrición en niños menores de 5 años

· Alcoholism

o

Edu

cación

· Trabajo infantil· Falta de m

aestros· Falta de planteles educativos y becas· R

ezago educativo y deserción

Servicios

· Agua potable

· Servicio Médico A

decuado· Espacios recreativos· D

renaje

Emp

leo· Falta de em

pleo y salarios bien pagados· D

erechos laborales y seguro médico para m

igrantes· Falta de proyectos de autoem

pleo

Institu

cion

es lo

cales· Falta de acercam

iento de las autoridades con los distintos sectores de la comunidad

· Falta de diálogo, transparencia e información sobre el m

anejo de los recursos

Organ

ización

y P

articipació

n

Co

mu

nitaria

· Falta de Organización C

omunitaria para el desarrollo local

Cam

po

· Falta de tierra para todos· Falta de infraestructura para riego· Falta de m

ercado· Falta de diversifi cación de cultivos

Pro

yectos

Pro

du

ctivos

· Falta de gestión y seguimiento a proyectos

· Falta de visión de largo plazo· Falta de capacitación para la elaboración de proyectos productivos· Falta de fi nanciam

iento

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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Hu

atlatlauca

San N

icolás Yaxe

Salud

· Falta apoyo de las autoridades· N

o hay instrumentos ni m

edicamentos com

o suero anti-alacranes· N

o hay doctor de planta · Falta fum

igación · N

o se sabe a donde van los desechos de la basura· N

o hay recolección de basura

· Pocas personas van a la Clínica debido a que no tiene m

edici-nas ni servicios de especialidades

Edu

cación

· No hay un buen bachiller

· Desarraigo cultural

· Se están perdiendo las costumbres y tradiciones

· Se está perdiendo la lengua náhuatl

· Mala calidad en las escuelas

Servicios

· El drenaje no está terminado (planta de tratam

iento)· Falta un m

ercado en donde si se venda. Faltan m

ás lugares donde divertirse

Emp

leo· N

o hay programas para los que m

igran · N

o hay fuente de trabajo· N

o hay ingreso fi jo, · Falta de em

pleos para mujeres y hom

bres.

Institu

cion

es lo

cales· A

lto grado de paternalismo

· Desconfi anza en las autoridades m

unicipales · M

igración: En caso de un accidente no se sabe que hacer, adem

ás se desconocen sus derechos.

Organ

ización

y P

articipació

n

Co

mu

nitaria

· Falta de párroco, que no vive en la comunidad

· Falta inversión· N

o hay apoyo del gobierno· Perjudican las cuestiones políticas · La com

unidad no está unida· Falta de organización · A

bandono de la comunidad

· Faltan niños y hombres en algunos casos

· Falta de coordinación entre los migrantes y de vinculación con

redes ya existentes.· Falta de organización para la producción· Poca participación

Cam

po

· Falta de lluvia· N

o hay pozo, no hay agua para riego· Faltan apoyos para infraestructura y subir el agua al ejido· N

o hay inversión· Falta orientación y asesoría sobre que sem

brar · N

o hay camino bueno para el ejido

· Falta de apoyo del municipio

· No hay pastura para los anim

ales· R

edes comerciales defi cientes

· Bajo precio del producto

· Desatención de la tierra de cultivo

· Abandono del cam

po · Falta interés de la juventud por el cam

po· N

o hay diversifi cación de productos

· La tierra ya no produce como antes

· Falta de sistemas de riego

· Falta de lluvia· N

o se aprovecha el agua de la presa

Pro

yectos

Pro

du

ctivos

· Los recursos ¿A donde van?

· Falta de Mercado de artesanías

· Falta de materia prim

a para la artesanía en la región

· No hay perm

iso para vender directamente en O

axaca.

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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III. La Migración como reto discursivo. 11

La migración, como cualquier otro fenómeno social es una actividad comunicativa donde los diferentes actores que participan de ella o que pretenden tener un acer-camiento teórico o empírico a través de la investigación de campo, se encuentran insertados dentro de una red discursiva. Con el afán de entender cuáles son las mo-tivaciones y los deseos de las personas que incursionan en la migración y así poder tener una mejor aproximación de las necesidades reales de las personas, durante la investigación se recogieron testimonios de los diferentes actores insertados en el ciclo migratorio de las comunidades de estudio. Posteriormente, se realizó un análisis del discurso de las entrevistas obtenidas por medio de matrices que permi-tieron fragmentar los discursos individuales en pequeñas unidades de análisis. Esta sección es una aportación de la Mtra. Diana Marenco, quien coordinó este trabajo a lo largo de la investigación y logró sistematizar las aportaciones obtenidas por este instrumento.

a) Las aportaciones del análisis del discurso a la investigación social

El discurso, o producto de la actividad comunicativa, está presente antes, durante o después de cualquier práctica humana. Es el lugar donde el sentido se produce y se reproduce en una práctica signifi cante. En la medida en que los fenómenos sociales son tan complejos como para exigir acercamientos analíticos de similar carácter, el análisis del discurso muestra su operatividad al integrar en su estudio los múltiples aspectos que concurren en el discurso. Un programa de trabajo teó-rico que tiene por objeto el discurso, al mismo tiempo que erige un discurso nuevo que opera descriptiva o categóricamente, también se acerca a la peculiaridad del texto y su sentido.

Dentro del campo de las ciencias del lenguaje y de las ciencias humanas, el análi-sis del discurso logra un gran auge por varias razones:

a) Por la complementariedad de la lingüística con las otras ciencias sociales, así como por la convergencia entre las mismas ciencias sociales, que en este momento no pueden existir atomizadas, sino que se constituyen en macro-objetos de estudio, articulados al desarrollo de la interdisciplinariedad. Ade-más, la interdisciplinariedad no se da sólo entre las ciencias sociales, sino entre éstas y las ciencias naturales.

11 Agradezco la colaboración de la Mtra. Diana Marenco en la realización de esta sección.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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b) “Renunciar a un intento de explicación de los fenómenos sociales que los entrelace en grandes texturas de causas y efectos para optar por otra que trate de explicarlos situándolos en marcos locales de conocimiento signifi -ca sustituir una serie de difi cultades bien defi nidas por otras mal defi nidas (...). Algo está sucediendo al modo en que pensamos sobre el modo en que pensamos (...) Las propiedades que conectan unos textos con otros que los sitúan, al menos antológicamente, a un mismo nivel, empiezan a ser tan importantes para caracterizarlos como las que los dividen; y en lugar de ha-llarnos frente a una matriz de especies naturales, de tipos fi jos divididos por diferencias cualitativas claras, nos vemos rodeados por un campo enorme y casi continuo de obras diversamente pensadas y variadamente construidas campo que sólo podemos ordenar en la práctica, relacionalmente, en razón de los propósitos que nos caracterizan (Geertz.2000:32-33).

c) Tanto en el campo de las ciencias sociales, como en el de las ciencias del lenguaje, la dimensión pragmática se privilegia cada vez más, con lo cual el análisis del discurso, junto con la pragmática, adquieren un gran proceso de desarrollo desde fi nales de la década de los 60 (Haidar 1999:209). Cualquier signo se percibe a partir de entonces, puede ser examinado en función de las condiciones psicológicas, biológicas y sociológicas de su uso. Cuando sucede esto y cuando encontramos una correlación, el signo adquiere un valor de diagnóstico social e individual y se convierte, por consiguiente, en un nuevo signo, en un nivel superior de análisis. El hecho de que cierto signo sea usado por alguien expresa la condición de esa persona, puesto que el in-terpretante del signo es parte de la conducta del individuo. “Suponemos que la estructura del contexto social se verá en la estructura del discurso y que, recíprocamente, la estructura del discurso se verá en el contexto social. Esta suposición se basa en el principio sencillo que mencionamos antes: cada acción, y también cada acto de discurso, determina las acciones subsiguien-tes (...) Uno de los terrenos más interesantes dentro del estudio social del discurso es el análisis de estas variaciones contextualmente determinadas en la estructura del discurso” (Van Dijk, 1993: 111).

El discurso es una unidad observacional, es decir, la unidad que interpretamos al ver o escuchar una emisión. El análisis de discurso, por tanto, sólo puede describir textos y sólo da una aproximación de las verdaderas estructuras empíricas de dis-cursos emitidos. Un tipo de discurso es una abstracción y sólo puede ser descrito como tal; una explicación discursiva sólo puede dar cuenta de ciertas estructuras regulares y sistemáticas del tipo de discurso. El tipo de discurso se determina según

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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varios criterios, tales como la continuidad de emisión del hablante, y la coherencia interpretada semántica y pragmáticamente, según se asigne por los usuarios de una lengua.

Un texto, por otra parte, es más abstracto: es una construcción teórica de los di-versos componentes analizados en la gramática y en otros estudios discursivos. No sólo tiene estructura gramatical, sino también estilística, retórica, esquemática y otras clases de estructura que la lingüística actual no puede explicar.

En este sentido, defi niremos como discurso (Haidar, 1998 :121):

1.Un conjunto trans-racional que presenta reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas.

2.Un conjunto trans-racional que presenta reglas de cohesión y coherencia.3.El discurso siempre se relaciona con las condiciones de producción, circulación y recepción.4.El discurso está constituido por varias materialidades con funcionamien- to diferentes.5.El discurso es una práctica social peculiar.

b) Migración: un reto discursivo.

El análisis del discurso que se realizó en esta investigación, da cuenta de una doble semantización: una primera, la del proceso de enunciación mediante el cual el sentido se forma en palabras y una segunda, la de la reconstrucción discursiva del analista. La primera da cuenta del lenguaje-objeto, la segunda de un metalenguaje.

De esta forma, el análisis de discurso concibe que la formación discursiva se dé en un primer momento sígnico cuando el sujeto nombra el mundo y el contexto que le rodea. A esta primera vertiente se le llama semantización porque se nombran los objetos para signifi carlos, siendo el caso del lenguaje común, el lenguaje-objeto.

Pero el sujeto no sólo nombra mundo y objetos, sino que, además, interpreta sus enunciados y los refi ere constantemente. La lengua se explica a sí misma y uno puede volver sobre sus palabras cuantas veces se requiera, ya sea para referirlas, aclararlas, matizarlas o refutarlas. Dicho proceso, que constituye la segunda se-mantización, constituye la materia prima de cualquier análisis del discurso. El ana-lista, a diferencia del sujeto, no refi ere mundo, o si lo hace, es sólo a través del lenguaje de otro, con lo cual establece un metalenguaje (lenguaje que habla del lenguaje-objeto).

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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De tal manera, nuestra investigación constituye un metalenguaje, es decir, una ex-plicación del lenguaje-objeto de la migración, a saber los enunciados de los sujetos entrevistados, que refi eren su visión del mundo. El análisis se presenta así, como parte de la explicación de las estructuras lingüísticas abstractas que subyacen en el discurso y en la conformación de sentido de sus enunciados.

Para tal efecto, se estableció una matriz de análisis que permitiera cruzar los ele-mentos sintácticos y semánticos de las materialidades discursivas en torno a la migración, con el eje pragmático en el establecimiento de los actos de habla 12

que logran dichas materialidades (Ver anexos). Con base en estructuras dialógicas –entrevistas- se analizan materialidades discursivas a propósito de los tres ejes te-máticos que guían la investigación: migración, pobreza y mujeres, para conocer los textos que subyacen a los marcos expresivos de las personas en las comunidades.

En este sentido, se pretende un acercamiento a las funciones del discurso de las personas entrevistadas a partir del análisis de su equilibrio cognoscitivo 13 y de la coherencia gramatical y referencial de sus enunciados. Se observa entonces, por ejemplo, cómo la información que amenaza con causar cambios en nuestros siste-mas de creencias, opiniones o actitudes y que resulta en un “desequilibrio” o “diso-nancia cognoscitiva”, será intencionalmente ignorada, justifi cada y/o transformada, para poder mantener coherente nuestro sistema de aprehensión del mundo.

El conocimiento tiene una naturaleza general, convencional y social; implica las creencias que se basan o se aceptan generalmente dentro de una cierta cultura en una época dada, es decir, las creencias que tengan una alta probabilidad de ser verdaderas intersubjetivamente. La matriz de análisis de discurso elaborada, clasifi ca entonces los enunciados proposicionales de las entrevistas a los sujetos de discurso (tres por comunidad), con base en los actos de habla que promueven y en su relación con los ejes temáticos de la investigación.

De esta manera, de acuerdo con la tipología de enunciados elaborada por Austin y Searle (Ricci & Zanni, 1990 :123) se proponen cinco tipos de enunciados:

12 Un acto de habla es un enunciado producido con una única y precisa intención. El constituyente básico relaciona-do con las intenciones de comunicación con las que quien habla produce las frases: relacionado, asimismo, con los supuestos y las implicaciones que acompañan el signifi cado en sentido estricto de una frase, así como con los cono-cimientos no lingüísticos de los interlocutores, que se utilizan sistemáticamente en el transcurso de la comunicación lingüística. 13 Sistema de creencias, opiniones o actitudes que explican cómo ciertas unidades de información se integran más fácilmente a nuestro conocimiento que otras.

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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1.Actos veredictivos: juicios de valor, asertos sobre la bondad de un hecho, expresiones de aprecio o desprecio, del tipo “está bien”, “está equivocado”.

2.Actos ejercititos: tienden a dirigir el comportamiento del oyente: se trata de órdenes, peticiones, mandos, pero también consejos, advertencias, admoniciones. 3.Actos conminativos: compromisos, promesas, juramentos y tienen la función de explicitar una actitud de obediencia o de obligación, a menu- do en respuesta a un acto ejercitito. 4.Actos comportativos: se refi eren a comportamientos sociales, estados de ánimo, actitudes del sujeto, y tienden a caracterizar en sentido emotivo el discurso. 5.Actos expositivos: afi rmar, aseverar. Se usan en actos que suponen la exposición de puntos de vista, la condición de una argumentación y el esclarecimiento del uso y de la referencia de las palabras.

Dicha clasifi cación constituye el punto de partida del análisis al establecer las ma-terialidades discursivas de las personas en torno a la migración. Éstas están rela-cionadas directamente con las múltiples competencias de los sujetos del discurso que son responsables y, al mismo tiempo, soportes de los procesos de producción, circulación y recepción discursivos. Veremos cómo los sujetos de los discursos ma-nejan con mayor o menor conciencia, con mayor o menor intencionalidad estas materialidades, dependiendo de muchos factores y causas.

Las contradicciones que atraviesan las sociedades, las culturas y los sujetos, están presentes en las materialidades discursivas, de tal modo que existen contradiccio-nes entre las diversas materialidades y al interior de cada una. La principal difi cul-tad para enfrentar el análisis de estas materialidades y sus funcionamientos es la construcción de un modelo operativo. Los modelos que logran articular más de tres materialidades se enfrentan con los siguientes retos.

a) La integración de algunas materialidades, eliminando las tensiones en- tre ellas. b) El análisis de las contradicciones que existen entre las materialidades y al interior de cada una de ellas. c) La operatividad del modelo construido.

La matriz de análisis construida se enfrentó a dichos retos por la diversidad de ejes temáticos y sujetos del discurso, sin embargo, se eliminaron las tensiones clasifi catorias estableciendo como hilo conductor el estado cognoscitivo, cuya naturaleza descriptiva permitió fi jar, en algún sentido, el análisis. Así, lo que se

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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intentaba lograr con el análisis del discurso de la migración en las comunidades rurales, no era tanto las tipologías discursivas, sino la apreciación de su impacto en el equilibrio cognoscitivo de las personas, a través del análisis de sus referentes y contradicciones.

De lo que resulta que la segunda parte del análisis esté conformada por el posicio-namiento interpretativo de los enunciados discursivos en categorías que describen el equilibrio cognoscitivo, sin cuyo conocimiento, cualquier propuesta de cambio del marco social no tiene cabida en el mundo posible.14 Entonces, una vez clasifi -cados los enunciados discursivos, se establecen las funciones del discurso con base en la interpretación del estado cognoscitivo a saber. A continuación se presentan los enunciados discursivos que se identifi caron en las entrevistas elaboradas a di-versos actores comunitarios de las regiones estudiadas.

a) Opiniones: creencias formadas y transformadas bajo la infl uencia inte-ractiva de un sistema de evaluación. Defi nen la relación del individuo y una proposición/hecho a lo largo de varias dimensiones (bueno/malo, feo/her-moso).

La modalidad discursiva de la opinión acerca de la migración indica juicios de valor favorables. La gente dice que la migración es conveniente social y económi-camente. Cabe resaltar que esta opinión está desasociada de aquella que tiene que ver con su lugar de origen. Es decir, una opinión favorable de su comunidad no co-rresponde a la opinión contraria en torno de la migración. Aún cuando las personas reconozcan sentimientos de arraigo, la migración es vista como alternativa en el acceso a bienes y satisfactores, de los que de otra manera carecerían. Los juicios de valor desfavorables se dirigen a la autoridad, que es el sujeto discursivo reconocido como responsable de promover los éxodos. Así, las responsabilidades son enuncia-das de esa parte de la balanza discursiva, eximiendo de toda responsabilidad a la comunidad, la familia o el propio sujeto.

Doña Zenaida* por ejemplo, habla de la migración como un elemento negativo para la comunidad, por el abandono de las familias y por su tristeza anímica como madre; es por ello que ha dejado de querer a su comunidad y sólo percibe su

14 La coherencia sólo puede ser asignada dentro de ciertos contextos, por usuarios de una lengua que pertenecen a una misma época y cultura. Cuando conozcamos la posible o la normal confi guración de hechos, también entendere-mos un discurso sobre ellos, con tal de que las posibles ordenaciones de los hechos están correctamente expresadas y las maneras de actualizar los marcos correspondientes estén comprendidas. Un mundo posible defi ne las condiciones de potencialidad de que un discurso sea referencialmente coherente.* Familia Caballero Carpintero, Huatlatlauca, Puebla.

ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL ÁMBITO COMUNITARIO

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estancia como resignación a las órdenes de su marido. Para doña Zenaida la per-manencia en la comunidad sólo implica perjuicios, ya que la vida en Hautlatlauca es muy dura y, por el contrario, la migración podría benefi ciar tanto económica como anímicamente a la pareja.

“Aquí nomás antes uno se dedicaba al campo, pero defi nitivamente el campo ya no deja... tan bonito que estuviera Huatlatlauca si todos estuvieran acá”.**

b) Actitudes: de naturaleza más general; juegan un papel importante en la comprensión del discurso, el almacenamiento de información y la acepta-ción de creencias. Proposiciones generales que determinan la información en el conjunto de opiniones, intereses y deseos que forman la base de deci-siones, intenciones y acciones venideras.

El estado de las actitudes se manifi esta más concretamente en el discurso de las personas sobre las condiciones históricas y presentes en las que viven y que confor-man su marco social. Dichas actitudes se expresan por infl uencia de discursos de poder como la familia, la iglesia y la autoridad, y son reproducción del mundo del deber ser. Podría decirse que la actitud de las personas a la migración es congruen-te en el sentido de que constituye una alternativa, pero incoherente cuando hacen la refl exión en comparación con sus condiciones históricas y el bienestar anterior.

“Yo quería estudiar, pero mis padres ya no me dejaron porque tenía que trabajar. Aquí la gente trabaja por tradición porque, por ejemplo, el petate ya no deja. Antes hasta el maíz se vendía, pero ahora ya no y por eso la gente migra, pero está bien porque si aquí ya no hay... Ahora quiero migrar pero mi papá no quiere”.*

A pesar de todas los “contras”, la migración provocó que Doña Zenaida iniciara el negocio de los helados y su estrategia de vida mantiene hoy en día el hogar. Doña Zenaida insiste en ello constantemente y hace saber que fue una buena madre y que hizo todo lo posible para sacar a sus hijos adelante. Reivindica su postura de proveedora y por la otra devaluando el trabajo de su marido: “Mi marido no aguantó” o “Me da lástima”. Hace saber que ella es más fuerte y que su marido la necesita. De alguna forma quiere hacer ver todo lo que sufrió con la ausencia de su marido, lo mucho que trabajó en aquellos momentos y lo fuerte que se hizo, tanto que ahora es ella quien tiene los méritos de ser el sostén de la familia.

** Familia Barrales Fuentes, Huatlatlauca, Puebla.* Filiberto Abarca, Xocoyolzintla, Guerrero.

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Por otra parte, a pesar de todas las actitudes negativas que pueda tener Doña Zenai-da con la migración a ella le gustaría salir de la comunidad para vivir con sus hijos, lo único que lo impide supuestamente es su marido.

c) Deseos: formados y transformados por necesidades biológicas, emotivas, personales o sociales. Hechos que quisiéramos que fueran el caso, aun si no son posibles.

Las necesidades personales, biológicas y emotivas se supeditan en este caso a la necesidad social, que vuelve imperioso el proceso migratorio, y por consiguiente, el deseo de migrar. Si en un principio el deseo se movía a no migrar, hoy se mueve al lado contrario, sobre todo porque la desigualdad social también ha alcanzado a la migración.

Otra contradicción discursiva: si bien el deseo se mueve hacia la migración, cuando se pasa al discurso del arraigo y el desarrollo comunitario endógeno, se enmascara y disimula, casi hasta volverse imperceptible. Entonces, cuando la gente habla de la comunidad y sus raíces parece que no desea migrar, hasta que el marco social y el mundo posible se contraponen y el sujeto termina por expre-sar su deseo de hacerlo.

Don Constantino prefería que sus hijos se quedaran a trabajar en la comunidad, dada la dura experiencia por la que pasó en sus años de migrante; sin embargo, ahora desea salir de la comunidad, para ir a vivir con sus hijos, ya que se siente solo y la vida es muy dura.

d) Preferencias: deseos que pueden realizarse.

Cuando la migración es una alternativa y el único deseo realizable (en el mundo posible), las personas prefi eren migrar. Preferirían no hacerlo, pero aquí el subjuntivo nos deja en la imposibilidad. Ante las condiciones socia-les adversas y el desmoronamiento en el tejido social, el deseo que se vuelve acto cada determinado tiempo es la migración, lo que la vuelve preferible.

“Preferiría que mis hijos estudiaran, pero si no les enseña uno el campo, después ¿de qué van a sobrevivir? Aquí no hay oportunidades, por eso que trabajen y junten su dinero para que se vayan al otro lado”.*

* Fulgencia Abarca, Xocoyolzintla, Guerrero.

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e) Necesidades: información básica de entrada para los componentes acti-vos de la acción individual.

Además de un deseo y una preferencia, la migración es dicha por las per-sonas como una necesidad. Necesidad que enmascara -de ahí su efi cacia institucional- necesidades más básicas, fundamentales y sentidas. El bino-mio contradictorio de la migración consiste precisamente en presentarse como mal y como remedio; es una necesidad pero también una alternativa. Alternativa a esa necesidad. Y el círculo parece que no termina. Pero si se desvinculan la solución y el problema y se colocan en distintos ámbitos del discurso, se verá con algo de claridad que la migración es una opción que no supone por fuerza una oportunidad, y que el status de necesidad es un discurso que se sostiene sólo, como si fuera poco, por las instituciones –go-bierno, autoridades locales y familia.

(La gente) tiene necesidad de mejorar económicamente, para lo cual la mejor op-ción es la migración, pero esto choca cuando expresan que al salir uno sufre mu-cho, ellos (familia Barrales) tienen una carnicería -la única de la comunidad- y con los ingresos que les deja esta actividad les alcanza justo para sobrevivir (padre, madre, una hija que tiene un bebe y un hijo que va en secundaria). Sus necesidades básicas están cubiertas pero, al igual que casi todas las familias que fueron nuestros sujetos de investigación, en algún momento viven al día, lo cual los mantiene en una constante inseguridad respecto a los panoramas a futuro.

f) Intención: plan mental para la realización de una acción.

Con un terreno tan allanado para hacer de la migración un discurso efi -ciente, la intención queda prácticamente nulifi cada. Por lo menos la que se mueve a no migrar. Parece, desde el discurso, que la gente tiene intención de migrar y mueve todo su plan de acción para lograrlo. En el sentido contrario, el desarrollo comunitario y la reorganización del tejido social para mover a otro tipo de acción queda sin sentido asumido.

“Aquí no se organizan, las personas son apáticas, total, si de todos modos van a migrar. Lo que aquí tienen les sirve para comer y para lo demás, como aquí nunca se va a poder, lo buscan en otras partes.” 16

16 Romana Jimón, Xocoyolzintla, Guerrero.

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De ahí la relevancia de este proyecto –y análisis-, ya que no hay política pública que se inserte en un mundo inerte de intención. Intención de la comunidad e inten-ción institucional. Un plan de realización sólo tiene cabida cuando hace sentido coherente, cuando se vislumbra en un mundo posible. En un mundo sin alternativas –por lo menos así asumido- las intenciones no valen. Pero en un contexto donde se potencian las capacidades y las habilidades, y donde se expresan las posibilidades, el germen de la intención puede nacer y entonces los cambios serán posibles.

Cada uno de los sujetos de enunciación analizados, pone en marcha el complejo funcionamiento de la subjetividad y expresa su individuación 17 aunque la borre o la oculte. La migración, como fenómeno social sentido, no se expresa como fenó-meno discursivo explícito, lo mismo sucede, como se apreciará en las matrices con los roles de género.

Así, cada uno de los sujetos en particular, y de las comunidades en general, utilizan mecanismos para disimular las estructuras predominantes de su grupo social, de las cuales se reconocen tres:

a)Enmascaramiento: el sujeto busca borrar de su discurso las marcas que permitirán clasifi carlo en determinado grupo –en las contradicciones cons-tantes sobre su papel como migrante o arraigado, por ejemplo- o adscribirlo a determinada ideología –en las determinaciones sobre fi liaciones políticas

b)Simulación: el sujeto toma el vocabulario de un grupo, que no es el suyo, para producir un discurso de su grupo haciéndolo pasar como del otro –como en las constantes alusiones a los grupos discursivos de poder (familia, autoridades, iglesia), por medio de los cuales se justifi can maneras de pensar y de actuar-.

c)Conveniencia: el sujeto toma el lugar de otro sujeto para destruir y/o des-califi car el discurso del otro –autoridades que dicen parafrasear a la comuni-dad, pero que la ignoran y comunidades que justifi can su inacción en decir de la autoridad-.

Así concluimos que en la migración, como en cualquier práctica discursiva, los sujetos establecen relaciones sociales y representan lugares sociales / lugares indi

17 Conjunto de particularidades discursivas de determinado grupo social, que le permite diferenciarse de los otros y que sus miembros se reconozcan en él.

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viduales, y que producen discursos desde determinadas formaciones ideológicas que gobiernan siempre las formaciones discursivas, en las cuales se originan las matrices del sentido discursivo.

Referencias.

Haidar, Julieta (1998). Análisis del Discurso, en Jesús Galindo Cáceres (1998). Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación, México: Pearson Educación.Halliday, M.A.K.(1993). El lenguaje como semiótica social, México: FCE.Ricci Bitti, Pio y Bruna Zani (1990). La comunicación como proceso social, México: CONACULTA. Van Dijk, Teun A. (1993). Estructuras y funciones del discurso, México: Siglo XXI.

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IV. Conclusiones

A partir de la intervención en tres comunidades geográfi ca y culturalmente dife-renciadas, es claro que las transformaciones que están experimentando las comu-nidades rurales, en respuesta al proceso migratorio, son múltiples y son multidi-mensionales. Es difícil hacer un juicio de valor en cuanto a los aspectos positivos o negativos que se están experimentando entre los pobladores rurales. Sin embargo, el fenómeno migratorio responde a la agudización de la ruptura entre el mundo tradicional rural y el nuevo orden urbano globalizado. Asimismo, las políticas gu-bernamentales han prácticamente abandonado la posibilidad de hacer productiva la tierra, tanto por su tamaño, que no resulta redituable desde la perspectiva institu-cional, como por la conveniencia de los mercados internacionales de importación de productos agrícolas. La valoración integral del fenómeno migratorio responde a diversas vertientes que contienen aspectos positivos y negativos. Los ingresos migratorios tienen un importante papel en la demanda de bienes y servicios en el ámbito local que, muchas veces, se fi ltra a los pueblos más grandes y mejores surtidos. Pero fuera del ingreso económico que se genera, la migración claramente tiene un efecto disruptor en la estructura y organización, no sólo de los hogares sino también en el ámbito comunitario.

Desde una perspectiva, modifi ca el ciclo reproductivo, productivo y de consumo dependiendo de dos grandes circunstancias: a) la capacidad para transformar las redes de parentesco y familiares en redes migratorias y b) el grado de especia-lización de los hogares y la dependencia los miembros del hogar respecto a la economía doméstica y el mercado de trabajo. Esto último es claro en diversas co-munidades que tradicionalmente han migrado ya que aseguran el acceso a los recursos productivos y su transferencia intra-generacional en conjunción con la relativa privación económica y social, condicionando a los miembros del hogar a migrar (Bourdieu, 1976).18 El tejido social claramente se está transformando de-jando muchas incógnitas sobre el fenómeno y los impactos que se están viviendo hacia dentro de las comunidades.

Por otro lado, la migración empieza a debilitar las estructuras de toma de deci-sión en las comunidades, pero al mismo tiempo empieza a reconstruir formas más democráticas y a incentivar la participación en la toma de decisiones. Desde la perspectiva de género, las mujeres son las que han empezado a asumir la represen-tación de los hogares en las asambleas comunitarias, ante la ausencia de los hom-

18 Citado en Muñoz (2000: 160).

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bres, lo que abre caminos interesantes para la modifi cación de relaciones de poder intrafamiliares. Sin embargo, la visión que se tiene desde la comunidad y desde los individuos del rol de las mujeres, resulta menos progresista que lo avanzado desde la perspectiva política. La incorporación de los niños y jóvenes en las actividades domésticas así como en las actividades del campo y del cuidado de los animales se ha intensifi cado ante la migración de alguno de los familiares. Esto es uno de los grandes problemas que se está refl ejando en los altos índices de deserción y rezago escolar que se da en las comunidades. Ni siquiera el apoyo del Programa Oportunidades ha logrado parar este fenómeno ya que en comunidades como Xo-coyolzintla el dinero que hacen los niños en el campo quintuplica el apoyo que reciben del Programa. Claro está que esta situación también implica no existe un verdadero reconocimiento por parte de los padres del valor que tiene la educación para sus hijos; en otras ocasiones es la última medida para sacar adelante el gasto de todos.

Los programas públicos con presencia local sólo en algunas ocasiones son incen-tivos para no migrar y en mucho se debe a la condición de pobreza y las caracte-rísticas de las familias. Los programas siguen sin llegar a las personas que más lo necesitan, y en el caso de las familias migrantes, estas por lo general se quedan sin apoyo alguno ante su ausencia prolongada de la comunidad. Sobre todo en el caso de Guerrero, se pudo observar que el programa de vivienda de Jornaleros Agrícolas dejó a las familias más pobre sin apoyo alguno dado que, cuando se repartieron los materiales, las personas ya se habían ido a trabajar a los campos.

En el caso de la diversifi cación de actividades, se observó una mínima diversifi -cación en las actividades familiares. Por un lado, la parte de la familia que migra, se inserta generalmente en labores relacionadas con el campo y la construcción, mientras que la parte restante de la familia atiende las labores del campo, busca los apoyos públicos, según las edades o el lugar que le tocó en la familia, se educa o no, o elabora alguna actividad artesanal que permite complementar los ingresos en las épocas de “vacas fl acas”. En algunas ocasiones, la migración ha permitido la emergencia de pequeños negocios de autoabasto los cuales generalmente son atendidos por las mujeres como es el caso de Puebla y Oaxaca.

No cabe duda de que los retos que quedan hacia delante para lograr impulsar el mundo rural son muchos. Las mujeres rurales también se han convertido, vo-luntaria o involuntariamente, en las propias constructoras de las transformaciones tanto en el ámbito familiar como en el comunitario. Sin embargo, aún desde la perspectiva de la institucionalidad, las mujeres aún no reciben la visibilidad que ya tienen informalmente dentro de sus comunidades. Si bien los diferentes programas

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gubernamentales tratan de incentivar la participación femenina por medio de la canalización de las transferencias públicas o la elaboración de tareas de represen-tación y seguimiento a la acción institucional, el papel que juegan sigue siendo un rol de subordinación que no reconoce el auto-empoderamiento que procesos como la migración, están generando.

La existencia aún de comportamientos tradicionales en muchas comunidades tam-bién alerta hacia al no abandono de acciones de atención de los derechos de las mujeres así como a la presencia de fi guras de defensoría para las violaciones a los derechos según edad y género.

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IIIcapítulo

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I. Introducción19

En los últimos años, la migración se ha convertido en uno de los temas más impor-tantes tanto de la agenda pública de México como de diversos países con econo-mías emergentes, esto detonado por la importante contribución económica de la población migrante para la sobrevivencia de sus familias en sus lugares de origen. En el caso de México, la falta de tecnología y diversifi cación de productos —ante la debilidad de mercados locales y regionales — y el fl ujo periódico de recursos hacia las regiones más marginadas del país han permitido a muchas familias rura-les continuar con su reproducción social, así como mantener en activo las pocas tierras con que cuentan.

Si bien la población migrante crecientemente ha diversifi cado su inserción laboral a sectores secundarios y terciarios nacional e internacionalmente, la migración jor-nalera agrícola ha mantenido una tendencia a la alta en los últimos años, aunque su velocidad de inserción ha disminuido en relación con otros sectores. Esto po-siblemente responda a dos cuestiones: la reciente experimentación de un cambio importante en la tecnifi cación y el avance tecnológico del proceso de producción de alimentos en la mayoría de los polos de desarrollo agroindustrial, lo cual ha disminuido las necesidades de mano de obra barata y, por otra parte, la creciente competencia por parte de otros sectores.

19 En este capítulo quisiera agradecer a Dení Aguilar Bellamy por su trabajo de investigación bibliográfi ca.

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Los jornaleros agrícolas representan uno de los sectores más desprotegidos de nuestro país, no sólo en su condición de trabajadores del campo —ya que no existe una fi gura jurídica explícita que los defi na como sujetos de derecho— sino también en su condición de género, de grupos indígenas, de jóvenes, de niños y de seres humanos.

Ante la creciente economía global, y junto con el avance en la defensa de los de-rechos humanos, se han enfatizado las grandes violaciones a los derechos de los trabajadores agrícolas en los diferentes momentos del proceso migratorio, a pesar de ser activos participantes en la cadena de producción global de una industria exitosa.

Ante este fenómeno, el gobierno mexicano ha tenido difi cultades para elaborar políticas y programas públicos enfocados a apoyar a este sector de la población a pesar de los antecedentes signifi cativos de la política migratoria en el país, que se remontan a los pactos elaborados con el gobierno norteamericano a mediados de la segunda guerra mundial y hasta 1962.

Recientemente, y ante las presiones internacionales, han surgido algunos progra-mas de apoyo para la migración internacional, más no así para la migración refe-rente al ámbito nacional. El Programa Paisano, creado desde 1989, el Programa Binacional de Educación Migrante (PROBEM) o el Programa 3 X 1 a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social, son algunos ejemplos de las iniciativas impulsadas desde el gobierno federal para apoyar a los migrantes e incentivar la inversión pro-ductiva en sus comunidades de origen.

Desde la perspectiva nacional, en los últimos años han emergido algunas iniciati-vas sectoriales que han buscado atender a la población jornalera desde el sector educativo, de salud y laboral. Desde el ámbito educativo, la Comisión Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), organismo descentralizado, opera una Modalidad Educativa Intercultural para la Población Infantil Migrante a nivel primaria. Por otro lado, la Subsecretaría de Educación Básica y Normal (SEByN) opera el Programa de Educación Primaria para Niñas y Niños Migrantes, para adecuar el sistema educati-vo a las condiciones de vida de ese sector infantil. El INEA, desde 1984, también se ha acercado a la población jornalera migrante joven y adulta a través de los Cam-pamentos de Educación y Recreación (CER) ofreciendo sus programas regulares de alfabetización y de educación básica en el marco del Modelo de Educación para la Vida (FOMEIM, 2002).

Desde el ámbito de salud, la Secretaría de Salud hace algunos años inició con su programa “Vete Sano, Regresa Sano”, el cual busca dotar de información y una

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valoración médica a aquella población orientada hacia la migración internacional ,aunque no excluye los procesos de migración interna. En la cuestión laboral, la Secretaría de Trabajo, a través del programa Apoyo a Jornaleros Agrícolas, ofrece a éstos capacitación y apoyo en la búsqueda de opciones de empleo en zonas agrí-colas donde requieren trabajadores, así como apoyo económico para que los parti-cipantes se trasladen a los lugares de trabajo y de regreso a su lugar de origen.

Con todo, el único programa que atiende la migración de forma integral es el Pro-grama Nacional de Atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA), a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social. Este programa desde 1997 orienta sus acciones principalmen-te a la atención del conjunto de las familias jornaleras agrícolas en diversos ámbitos como la vivienda, procuración de justicia, alimentación, salud y educación.

Si bien estas iniciativas son importantes, sus impactos aún siguen siendo muy ma-gros ya que no se ha logrado coordinar los esfuerzos de manera sinérgica. Por otro lado, los recursos destinados para cada uno de estos sectores no logran cubrir la totalidad de la población migrante, por lo que alrededor del 80% de la población que sale de sus lugares de origen se enfrenta a una situación de vulnerabilidad y, en la mayoría de los casos, de explotación en sus derechos tanto laborales como hu-manos. Asimismo, los programas que atienden a este sector no han logrado avanzar en la generación de elaboración de redes públicas de seguridad que permitan a los jornaleros y a la población migrante en general reducir los riesgos que se enfrentan a lo largo del ciclo migratorio.

El trabajo aquí presentado es resultado de una investigación realizada con jorna-leros agrícolas de la comunidad de Xocoyolzintla en el Estado de Guerrero, con quienes se hizo el recorrido hasta los campos agrícolas de Sinaloa para entender las difi cultades a las que se enfrentan, conocer a los diversos actores con los que interactúan en diferentes momentos y así determinar los retos por delante para la elaboración de una política pública integral que incorpore redes públicas de segu-ridad y que atienda las necesidades imperantes de este sector de la población.

La primera sección presenta un marco conceptual para el estudio del ciclo migra-torio; la segunda sección presenta un resumen sobre la investigación de campo elaborada, en donde se tuvo contacto con jornaleros, agricultores, contratistas, ac-tivistas y líderes de derechos humanos, servidores públicos y diseñadores de polí-ticas sociales. La última sección expone los resultados obtenidos y avanza algunas recomendaciones que se formularon para pensar a futuro en una verdadera política integral de atención a la población jornalera y migrante y que mejore su calidad de vida a lo largo del ciclo migratorio, incluyendo la promoción de un desarrollo local sustentable.

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II. Una aproximación conceptual

La literatura en torno a los jornaleros agrícolas no es abundante, aunque existen es-tudios importantes que han resaltado los problemas de este sector de la población. Desde fi nales de la década de los 70, Aguirre Beltrán (1978) en su trabajo sobre Jornaleros Agrícolas de México ya documentaba las formas de explotación que ex-perimentaban los asalariados agrícolas en zonas de mediano desarrollo capitalista. Recuperando los trabajos realizados por Grammont en la región de Loma Bonita, en Oaxaca, el autor observaba que el proceso de mecanización del campo mexica-no en los años 60’s generaba una doble dinámica: el desplazamiento de los traba-jadores locales aumentando el desempleo regional y, al mismo tiempo, generando una importante demanda de trabajadores eventuales para la pizca y el empaque de los productos, sin prestaciones laborales ni responsabilidades de contratación.

A pesar de las grandes transformaciones que se han experimentado en la agroin-dustria con la inserción en la economía global, el análisis elaborado entonces por ambos autores resulta aún pertinente para explicar los fenómenos que se viven todavía en los campos agrícolas. Por un lado, los grandes productores siguen bus-cando resolver diferentes procesos de la producción por medio de la mano de obra del ejército de jornaleros que llegan año con año. Por el otro lado, los jornaleros migrantes todavía aún se enfrentan a la competencia constante con los trabajadores locales.

Sin embargo, ha habido cambios sustanciales en el posicionamiento de los tra-bajadores migrantes, ya que muchos de ellos, a lo largo de los años, decidieron quedarse en los pueblos cercanos a los campos para poder convertirse en trabaja-dores permanentes. Por lo general, estos jornaleros ocupan los puestos con mayor especialización, estabilizando su ingreso y dejando a sus compañeros que arriban año con año aquellos puestos donde la paga se mantiene bajo un sistema de ex-plotación intensiva como lo observaba Grammont (1986). La paga por “tarea” (por trabajo productivo), obliga aún a los trabajadores a procurar un esfuerzo máximo para lograr cumplir mejores rendimientos.

El asentamiento los trabajadores anteriormente temporales se ha manifestado de manera importante en el crecimiento demográfi co de los estados del norte como son Baja California, Sonora y Sinaloa, donde se calcula que la población se ha incrementado entre un 3 y 5 % debido a los jornaleros que deciden quedarse para insertarse en la economía regional o, en su caso, buscar la oportunidad para cruzar la frontera hacia Estados Unidos.

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Uno de los temas recurrentes en el estudio de la migración ha sido la exploración de las causas estructurales que inciden en la migración. Los elevados niveles de pobreza de sus regiones de origen, las falta de acceso a créditos para mejorar los niveles de productividad o de acceso a los mercados locales y regionales de pro-ductos con poca competitividad, han obligado a muchas regiones a expulsar a su población. Por otro lado, los bajos niveles de educación no permiten a muchas personas de las zonas rurales insertarse en diferentes sectores en los centros urba-nos cercanos, teniendo que buscar empleos en el sector rural aunque sea a grandes distancias.

En este sentido, una aproximación conceptual al fenómeno migratorio tiene que tomar en cuenta las características de la población insertada dentro de su comuni-dad de origen, que incluye tanto las características individuales como familiares, además de las condiciones socio- económicas locales y regionales. Por otro lado, debe de considerar las diferentes etapas de inserción al ciclo migratorio (salida, tránsito, llegada al lugar de destino, estancia, la migración a otros lugares y/o el regreso a la comunidad de origen).

El tipo de análisis responde a una diversidad de variables (Grammont 1986: 2004; Augiano, 1991; Muñoz, 2000), aunque para los efectos de este trabajo se han iden-tifi cado cinco grandes rubros: a) la migración vista desde la temporalidad, b) la mi-gración de acuerdo a la espacialidad, c) la tipología migratoria que resulta por las transformaciones de la inserción en la economía regional y global; d) la tipología migratoria según las características de la persona o familia que se inserta dentro del proceso migratorio; e) las condiciones de vida en el lugar de destino y f) las redes sociales y de seguridad.

a) La temporalidad/periodicidad de la migración.

Diversos estudios han apuntado hacia tres tipos de migración que responden a los fl ujos de partida según el tiempo y los intervalos en los periodos migratorios. La migración puede ser temporal, ya sea por una salida unitaria o de manera cíclica por periodos regulares según la demanda de los sectores productivos. Esto obliga a las familias a responder con dinámicas locales que desarrollan actividades y roles alternos mientras la persona migrante está fuera, readaptándose a los roles tradicio-nales a su regreso. Por otro lado, la migración permanente presume que las familias transforman más sustantivamente los roles en el núcleo familiar en el largo plazo.

El tiempo de ausencia es importante también para analizar cuestiones que tienen que ver con el ahorro, el crédito, la inserción de otros miembros de la familia

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en actividades remuneradas y la capacidad del núcleo familiar para mantener la producción de autoconsumo. Esto en lo que se refi ere a los migrantes que even-tualmente regresan a sus comunidades de origen. Sin embargo, en el caso de los jornaleros agrícolas, cada vez es más recurrente encontrar a familias de jornaleros que salen de su comunidad de origen para trabajar en un campo agrícola y que posteriormente se trasladan a otro campo para luego regresar al primero o seguir a un tercero. Este tipo de migración —que deslocaliza la residencia del núcleo familiar por completo— ha sido poco estudiada y, por lo mismo, es una parte de la población que difícilmente puede tener algún apoyo continuo, excepto por la asistencia que reciben en los campos a los que llega.

En lo que respecta a los miembros más jóvenes de la familia, el tiempo de ausencia puede ser determinante para lograr mantener, o no, una continuidad en los estu-dios. A mayor tiempo, menor será la posibilidad de retomar el plan educativo de regreso en sus comunidades de origen, cosa que puede verse aún más agraviada ante la falta de seguimiento y coordinación por parte de los sistemas educativos para darle validez a los estudios realizados en los campos agrícolas.

La temporalidad es uno de los retos importantes para el diseño de políticas para este sector, ya que los tiempos institucionales rara vez coinciden con los ciclos de migración. Esto no permite a una parte importante del universo de “usuarios” de la atención institucional recibir los apoyos correspondientes.

b) La espacialidad de la migración.

Los lugares de destino de las poblaciones migratorias resultan de gran importan-cia para las estrategias de sobrevivencia, no sólo para las familias en el ámbito comunitario sino también para el desarrollo local y regional. En algunos casos se reconocen sólo dos estratos de jornaleros migrantes: según el acceso al mercado laboral nacional, o aquellos jornaleros que tienen acceso al mercado internacional. Sin embargo, las diferencias específi cas nos obligan a pensar en cuatro ámbitos espaciales diferentes: la migración rural-rural; la migración regional; la migración trans-regional; y la migración transnacional. Cada uno de estos ámbitos genera dinámicas locales diferenciadas. En el primer caso, este tipo de migración permite la presencia del cónyuge cerca del lugar de origen, lo que no modifi ca de manera sustancial el seguimiento a las labores productivas que éste genera, excepto por ciertas temporadas cortas. En el segundo caso la presencia es menos fuerte, pero la vinculación con el ámbito local permite desde la reinversión de los recursos en el ámbito local/regional como la permanencia de la dinámica familiar. Sin embargo, en el caso de las migraciones trans-regional y transnacional, se tienen efectos más

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importantes en las condiciones de vida tanto en el ámbito local como en la región de destino. Por lo general, la migración de estados relativamente más pobres a estados relativamente más ricos tiene un efecto sobre la desigualdad en los esta-dos receptores como en los expulsores. En el caso de la migración internacional o transnacional, el recurso enviado al ámbito local tiende a ser mayor que aquellos recursos enviados en los otros tipos de migración, pero la presencia en el ámbito local tenderá a debilitarse progresivamente y, por ende, la dinámica familiar y los nuevos roles asumidos por sus miembros tenderán a ser de mayor peso.

Una de las cuestiones que mayor relevancia ha tomado en los últimos años, ha sido la importancia de los recursos económicos que la población jornalera moviliza de los lugares de destino a sus comunidades de origen. Diversos autores han empa-tado este fenómeno con la importancia para disminuir la pobreza de las familias e incluso se ha llegado a pensar como una determinante para la promoción del desa-rrollo local. Augiano (1991), en su trabajo sobre los jornaleros agrícolas migrantes en Baja California y California, resaltaba ya la importancia de los fl ujos migratorios por la movilidad de capital que se transporta a través de la fuerza de trabajo esta-cional tanto a nivel interno como internacional.

La espacialidad también abre preguntas sobre los sistemas de redes sociales y eco-nómicas para movilizar a los trabajadores, las condiciones de transportación, los intermediarios como pieza clave para conectar la oferta y la demanda de mano de obra y la formalización de la vinculación entre regiones (contratos regulares por parte de un agricultor a jornaleros de una región en específi co).

Desde el ámbito de la política pública, la espacialidad conlleva una serie de pro-blemas ya que genera situaciones referentes a la coordinación entre regiones vincu-latorias (atracción y expulsión), la posibilidad de detectar y atender a la población a lo largo del ciclo migratorio, y la posibilidad de mantener la calidad en la asistencia y los gastos operativos que ello signifi ca.

c) El funcionamiento de los nuevos sistemas de producción.

La espacialidad migratoria es fundamental y responde a los sistemas de producción que se estén generando y la demanda de la fuerza laboral y de recursos humanos. Resulta signifi cativo entender estos nuevos sistemas emergentes porque, ante la migración de uno o más miembros de la familia para complementar recursos fami-liares, en lo local es posible elaborar estrategias de sobrevivencia que respondan a las nuevas dinámicas de producción regional y, en su caso, establecer cadenas de producción que se vinculen con éstas.

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Por otro lado, la califi cación laboral de la población es una variable importante a tomar en cuenta ante la emergencia de estos nuevos sistemas. De Grammont (1986), por ejemplo, propone seis clasifi caciones que empatan la temporalidad y la espacialidad con el grado de especialización: a) ocasional, no califi cado, local, b) ocasional, no califi cado, migrante, c) ocasional, califi cado, local, d) ocasional, califi cado, migrante, e) permanente no califi cado y f) permanente califi cado.

Su diferenciación lo lleva a concluir que los proletarios agrícolas a diferencia de los campesinos son aquellos que no viven de la tierra sino de su fuerza de trabajo, y da elementos para asentar que los trabajadores eventuales y migrantes son aquellos que viven una condición de mayor vulnerabilidad tanto por la falta de formaliza-ción en sus condiciones laborales como por las situaciones a las que se enfrentan.

Desde el ámbito de la política pública, el entendimiento de las cadenas de valor que se construyen a partir de la emergencia de los nuevos sistemas de producción permiten visualizar a futuro los cambios necesarios en la demanda de mano de obra califi cada y, en este sentido, empatar la oferta y la demanda. Por otro lado, también permite diseñar desde el ámbito espacial la aproximación de estos siste-mas a regiones con una oferta específi ca de mano de obra.

d) Las características de los miembros de la unidad familiar.

El estudio de la migración, desde la perspectiva de los hogares, permite vincular la unidad familiar con la social y articular diferentes enfoques (Muñoz, 2000). Estos elementos son muy importantes dado que permiten elaborar una tipología diferen-ciada según cada uno de sus miembros, las estrategias de concurrencia de recursos y las redes que se generan tanto al interior del núcleo familiar como al exterior. Asi-mismo, estos datos permiten entender las alternativas productivas familiares que, en muchos casos, han empezado a generar importantes alternativas para la com-plementariedad del ingreso local así como del proveniente de fuera. La defi nición de quién migra no es aleatoria hacia dentro del hogar, ya que está determinada por quienes puedan o no desplazarse o por consideraciones de género y parentesco (Muñoz, 2000). Entre las características que determinan la condición de los jorna-leros podemos resaltar:

1) La condición de género

La integración de las mujeres y de los niños a la migración laboral se ha incre-mentado de forma signifi cativa a lo largo del siglo XX (del 3 al 15% del total de jornaleros) lo que tiene como consecuencia la conformación de familias migrantes

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que se establecen de forma temporal en los campos agrícolas y transitan junto al fl ujo laboral (Augiano, 1991). Claramente expresado en el trabajo de Muñoz (1995), sobre las mujeres jornaleras en el Valle de Culiacán, las mujeres son ma-yormente vulnerables dada su condición de asalariadas agrícolas, su pertenencia a un conglomerado rural y por su condición de mujer. Desde el ámbito de la política pública, esto obliga a la adecuación de programas así como a la elaboración de mecanismos sensibles a las necesidades específi cas.

2) La identidad étnica y cultural

Se calcula que alrededor del 80% de los jornaleros agrícolas son de origen indíge-na y provienen principalmente de regiones con niveles altos de marginación de los estados de Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, Zacatecas, Oaxaca, Sonora, Guerrero y Morelos. Muchos de estos jornaleros trabajan de diciembre a mayo en un lugar para de ahí partir a otro donde trabajan junio y agosto y, fi nal-mente, arribar a un tercer lugar de agosto a diciembre, lo que hace al ciclo migra-torio constante (llamado “del Pacífi co”) haciendo propenso el desapego cultural y la ruptura del núcleo familiar (Augiano, 1991).

Hasta el momento ha sido difícil abordar los problemas que surgen a partir de este componente dado que ni el sistema de atención institucional y mucho menos los dueños de los campos agrícolas entienden bien como tratar con ello. Ha sido desde el activismo de organizaciones e individuos de la sociedad civil que se ha enfati-zado la necesidad de resaltar las desigualdades que surgen a por la discriminación y la explotación de los jornaleros en su calidad de indígenas por sus difi cultades por entender o tener los mecanismos para luchar por sus derechos. Este fenómeno se repite a lo largo del ciclo migratorio, sin que hasta ahora existan mecanismos institucionales para enfrentarlo.

Por otro lado, a pesar de los avances en el sistema de educación intercultural, la gran mayoría de niños indígenas dejan de asistir a la escuela por mantenerse traba-jando en el campo o por la valoración de una mala calidad del sistema educativo que se imparte en los campos. Esto obliga prácticamente a los infantes a una vida como jornaleros al no tener mayor capacitación para insertarse en otros niveles de la cadena de producción.

3) El nivel educativo

La diferencia de los trabajadores que parten al Estado de California en Estados Unidos para trabajar en el mismo sector es, como se ha dicho anteriormente, de-

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terminada por las variables económicas y culturales y por las conexiones o redes sociales que tienen los trabajadores de forma previa. Sin embargo, la instrucción académica, se mantiene como una de los indicadores fundamentales. Mientras que el promedio de escolaridad de los trabajadores agrícolas de Baja California es de segundo de primaria —y como máximo sexto año—, en el Estado de California (de los trabajadores mexicanos) es de sexto de primaria a tercero de secundaria, e incluso hay casos de preparación media superior.

Desde la política pública ha habido un énfasis importe en la escolarización gene-ralizada de la población, sin embargo los mecanismos hasta ahora implementados (como Oportunidades) resultan poco signifi cativos ante las necesidades apremian-tes de la población en condición de pobreza. La educación no ha logrado colocar-se dentro de las consideraciones importantes para lograr una movilización social y económica entre un rango importante de la población. Aún resulta ser menos atractiva por lo problemas en la calidad de impartición de los programas y la falta de vinculación con los problemas locales y las experiencias migratorias.

4) La edad

Desde diferentes ámbitos académicos como desde la militancia civil se ha de-nunciado el crecimiento del trabajo infantil en el sector agrícola. La situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los jornaleros agrícolas pone aún en una situación más crítica a los niños ya que la informalidad de contratación facilita la explotación de los menores, exponiéndolos a largas jornadas y trabajos riesgosos que infl uencian la salud y desarrollo infantil. Las largas jornadas y los fatigantes trabajos se manifi estan en deformaciones de huesos (que se encuentran en etapa de desarrollo), desnutrición y enfermedades infecciosas. Los cambios estacionales aumentan la propensión de los menores a diferentes enfermedades que se agravan aún más ante la exposición a los pesticidas utilizados en los campos agrícolas. Estos han sido denunciados recurrentemente como causantes de intoxicaciones, enfermedades, infecciones en la piel y deformaciones, ya que el sistema inmu-nológico de los niños es incapaz de desechar o protegerse del organismo tóxico (Gama,1998).

Si bien la gran mayoría de la población jornalera se encuentra entre los 15 y los 49 años (61%), existe un porcentaje importante de personas por encima de esa edad (18%). Esto sugiere la importancia de reconocer, como en el caso del trabajo infantil, las consecuencias que tiene en las personas mayores el trabajo intensivo al que se enfrentan en los campos. Hasta este momento este fenómeno ha tenido poca relevancia dentro del diseño de los programas de atención a este sector de la población jornalera, aumentando su nivel de vulnerabilidad.

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e) Condiciones de vida en los lugares de destino

Los alojamientos o albergues en los campos agrícolas son por lo general galerones únicos rectangulares que resguardan a todas las familias trabajadoras en un mismo aglomerado. En el caso de algunos campamentos ya se han construido viviendas familiares que por lo general consisten de una sola habitación como dormitorio y un espacio para la cocción de alimentos.

El rompimiento del espacio privado en espacio público altera la privacidad fami-liar e incluso la de pareja, infringiendo en la vida familiar nuclear. Los galerones albergues no son del todo cómodos y permiten con mayor facilidad la transmisión de enfermedades (Augiano, 1991). Dependiendo de cada campo, las condiciones higiénicas pueden variar, siendo en algunos casos verdaderamente insalubres.

f) Las redes sociales y de seguridad

Una red de seguridad es un término que recientemente ha sido utilizado en la literatura anglosajona para referirse a aquellos mecanismos que tiene una persona o familia para hacerse de recursos familiares, sociales e institucionales para enfren-tar las situaciones de riesgo a las que se enfrenta y no profundizar su situación de vulnerabilidad.

Es así como los estudios recientes han apuntado hacia la necesidad de entender cuáles son aquellas estrategias que las personas o familias tienen para, desde esa perspectiva, ayudar a diseñar redes de seguridad que sean sensibles a las verdaderas necesidades y por lo tanto, logren ser más efectivas. Morduch y Manohar (2002) han identifi cado tres grandes cuestiones que preocupan a las familias: en primer lugar, el encontrarse en una situación de riesgo constante, en sí mismo puede ser un gran peso que soportar. Desde esta perspectiva, enfrentarse a una situación incierta pue-de erosionar poco a poco la capacidad emocional y psicológica de los individuos y puede moldear las relaciones sociales y económicas de su entorno en detrimento para las personas más vulnerables. Por otro lado, los mecanismos que tienen las personas pobres para enfrentar esos riesgos por lo general pueden ser costosos, con una efectividad temporalmente limitada y atrayéndoles un mayor costo en el largo tiempo (como vender sus bienes para solventar problemas económicos, perdiendo la posibilidad futura de su uso). Por último, los autores apuntan hacia la espiral cuesta abajo cuando una persona o familia se enfrenta a una situación adversa que lo hace casi imposible recuperarse y por lo tanto aumenta su vulnerabilidad.

El diagrama 1 presenta una marco relacional de los diferentes nodos que se pro-ponen como signifi cativos en el análisis de la situación migratoria, así como las

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consideraciones que pueden ser necesarias insertar dentro del análisis de cada nodo. Este marco es un primer acercamiento para intentar observar el fenómeno migratorio en su conjunto y de esta forma avanzar hacia el diseño de una política migratoria integral.

Diagrama 1. Marco Relacional del proceso migratorio

Se ha insertado el esquema de redes de seguridad en el centro, ya que para cada etapa del proceso es pertinente analizar y elaborar una matriz de riesgos por cada individuo de la unidad doméstica, para entender cuáles son aquellos mecanismos importantes de implementar con el fi n de disminuir la vulnerabilidad recurrente.

III. La ruta Guerrero-Sinaloa: experiencias migratorias.

a) Antecedentes

Esta investigación se llevó a cabo durante seis meses con jornaleros agrícolas ha-bitantes de la comunidad de Xocoyolzintla en el municipio de Ahuacotzingo, en el Estado de Guerrero, al suroeste del país. Gracias a una relación previa con los jornaleros, se logró invitar a cinco familias que migrarían hacia el Estado de Sinaloa a participar en el proceso. Estas cinco familias año con año parten al campo La Flor II, propiedad de la familia Lister, una de las familias agrícolas más importantes de los valles de Culiacán. A lo largo de la investigación se levantaron imágenes y testi-monios tanto de los jornaleros como de diferentes actores para entender los proble-

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mas a los que se enfrentan en su trayecto a los campos. En un primer momento se recogieron los testimonios de las familias antes de partir de sus comunidades para así entender sus deseos, expectativas, necesidades y miedos ante la partida.

Posteriormente se realizaron entrevistas semiestructuradas con el coordinador del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas del Estado de Guerrero y al encarga-do de la ofi cina de Chilapa. Asimismo, en la ofi cina de Jornaleros se entrevistó al contratista del campo la Flor II así como a las encargadas del programa de registrar a los trabajadores jornaleros. Si bien la intención era acompañar a los jornaleros en su trayecto a los campos, no se logró acordar con los contratistas el espacio para que el equipo de investigación viajara, por lo que se tuvo que viajar directamente a Culiacán, Sinaloa.

En el Estado de Sinaloa, el Lic. Cresencio Ramírez Sánchez, líder de varias orga-nizaciones indígenas en defensa de los derechos de los jornaleros en el Estado, se convirtió en nuestro informante principal y en nuestro intermediario para conseguir entrevistas con diferentes actores. De esta forma, se tuvo contacto con los coor-dinadores de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y del PAJA en el Estado, funcionarios del gobierno estatal entre los que se encuentra el Director de Trabajo y Previsión Social. Por otro lado, se entrevistó al dueño del campo la Flor II, así como a su administrador y a su planta de profesionales que atiende a los jornaleros en su estancia en el campo: se entrevistó a la trabajadora social, al médico particular y a la encargada de la cocina.

Uno de los objetivos de la investigación era darles seguimiento a las cinco familias ya estando en el campo y contrastar así sus testimonios de salida con la realidad a la que se enfrentan. Sólo se pudo rastrear a dos de las familias con las que se ha-bía tenido contacto en la comunidad, ya que al parecer, una de ellas en el último momento decidió no salir y otras dos fueron relocalizadas en el campo La Flor I. Por esto, los resultados que aquí se presentan sólo refl ejan las experiencias de dos familias.

b) El fenómeno de la migración en Guerrero y el PAJA

El Estado de Guerrero, es la tercera entidad con mayor número de jornaleros agrí-colas (después de Zacatetcas y Michoacán). Cada año, miles de trabajadores salen hacia los campos agroindustriales en el norte del país para buscar su sobrevivencia. Según las cifras ofi ciales, éstos son alrededor de 36,000 aunque, según los testimo-nios del coordinador del PAJA en el Estado, el Contador Antonio Gallegos, se pre-sume que en realidad esa cantidad se eleva hasta 75,000 guerrerenses contratados

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como peones agrícolas. En los últimos años la economía del Estado ha tenido un crecimiento económico limitado, excepto por sus regiones costeras que atienden a un fl ujo importante de turistas. La población del Estado se dedica mayoritaria-mente a la actividad agrícola de autoconsumo, ya que con la caída de los precios del maíz éste dejó de representar un ingreso importante para las familias; en las comunidades rurales se experimenta una poca diversifi cación de actividades y ninguna inversión tecnológica para innovar la producción agrícola.

En Guerrero existen tres regiones de atención a la población jornalera: el primero se encuentra una en la zona centro y su ofi cina se encuentra en Chilapa; el se-gundo abarca la región de la montaña con sus ofi cinas en Tlapa; y el tercer centro atiende a la Costa Chica en Ometepec. El número de migrantes en estas tres regio-nes se ha mantenido estable en los últimos dos años. Según los registros propios del programa, en el 2004 se registraron 35,296 jornaleros que salieron del Estado, de los cuales 25,126 salieron rumbo a Sinaloa.

Según la ofi cina del PAJA, existen diversas causas por las cuales no se logra captar al total de la población que sale. Uno de los problemas identifi cados es que las ofi cinas de atención se encuentran ubicadas en lugares que a veces quedan fuera de la ruta de transporte de la población migrante, y no hay el interés de los contra-tistas por modifi car su ruta para realizar el registro. Por otro lado, los enganchado-res o contratistas temen que el registro de las personas pueda generar un control sobre las condiciones de contratación, las cuales en muchas ocasiones violan los derechos humanos y laborales de los trabajadores agrícolas, o bien temen por una responsabilidad determinada ante la eventualidad de un accidente. Aunado a lo anterior, muchos jornaleros huyen del proceso del registro ya que no les gusta que se recojan sus datos personales. Esto mantiene un registro sólo parcial, lo que se traduce en una imposibilidad de justifi car un mayor presupuesto para la operación del programa. Otro de los problemas identifi cados, en este sentido, es la difi cul-tad de convencer a las autoridades municipales de colaborar en el registro de los jornaleros. Se ha pedido a algunos presidentes municipales que ayuden a montar módulos de registro en sus cabeceras municipales, pero muchos se han negado.

Uno de los grandes benefi cios que se han logrado con el registro de los jornaleros migrantes ha sido el levantamiento de información actualizada de los perfi les de la población jornalera. Esto permite tener una mayor claridad de las necesidades reales de la población así como de la focalización de atención, como puede ser el caso de mujeres embarazadas o personas con algunas discapacidades. Incluso en los últimos años el programa ha empezado a dar diferentes dotaciones de des-pensas así como apoyos económicos a las familias para su llegada a los campos.

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Sin embargo, la falta de homogeneidad de la información que se levanta en cada Estado no ha permitido que se tenga una base de datos homogénea a nivel nacio-nal, ya que cada ofi cina regional construye sus propios instrumentos.

El tránsito migratorio, es uno de los grandes problemas identifi cados por el personal del programa ya que existe un grado importante de vaguedad sobre la responsa-bilidad que le toca a cada institución, siendo éste uno de los momentos del ciclo migratorio donde ocurren diversas violaciones a los derechos de los jornaleros. Se reconoce que existen graves ausencias dentro de la Ley Federal del Trabajo de la fi gura de “jornalero agrícola” y la del enganchador. Esto hace difícil la generación de contratos para este sector y el respeto de sus derechos laborales.

Es importante el desconocimiento de los derechos laborales y humanos entre la po-blación jornalera pero, según la ofi cina del Estado, esto está cambiando. Cada vez existen más denuncias por parte de esta población y muchos conocen la existencia de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y una ofi cina de Salud que atiende las quejas de los jornaleros.

Uno de los obstáculos para que los jornaleros ejerzan sus derechos es la imposi-bilidad que tienen, en muchos casos, de acreditar su personalidad legítima—por falta principalmente de documentos de identidad—, lo que difi culta iniciar una denuncia. La ofi cina está promoviendo que todos los jornaleros carguen con su credencia de identidad, e incluso les ayudan a tramitar sus actas de nacimiento de modo que los patrones cuenten también con esta información para inscribirlos en el seguro social, lo cual es su obligación.

En lo que respecta al acercamiento con los dueños de los campos, la ofi cina de Guerrero no tiene ninguna relación con ellos por no estar considerada como una región de atracción. Al parecer ya se ha aceptado por parte del gobierno federal cambiar el perfi l del Estado a uno de expulsión-atracción para poder tener cobertu-ra en los campos agrícolas del Estado, principalmente en la región de Altamirano, donde se presentan problemas graves de violación a los derechos de los jornaleros. En el último año se han experimentado también modifi caciones a la ley del Seguro Social para que los productores que no tengan fácil acceso al sistema puedan dar el servicio de salud de forma particular.

Los datos sobre el trabajo infantil de los jornaleros guerrerenses indican que, del total de los 35,246 jornaleros, el 84% está compuesto por indígenas y, de éstos, el 44.4, son menores de 14 años, lo que implica casi la mitad del padrón. Éstos mi-total de los 35,246 jornaleros, el 84% está compuesto por indígenas y, de éstos, el 44.4, son menores de 14 años, lo que implica casi la mitad del padrón. Éstos mi-total de los 35,246 jornaleros, el 84% está compuesto por indígenas y, de éstos, el

gran con sus familias pero no necesariamente trabajan, aunque casi en su mayoría lo hacen. En algunas comunidades son los contratistas incluso los que solicitan a

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niños de 12 a 14 años para trabajar en los campos; sus manos, su cuerpo pequeño les permite hacer actividades como limpiar de yerbas la cosecha o cortar el chile con mejor efi cacia que los mayores. Si bien en muchos campos ya se les paga en equivalencia a los adultos, en los campos pequeños por lo general su trabajo se suma a aquél elaborado por el familiar, negando la participación del infante en el destajo fi nal. Esto ha dado lugar al involucramiento de organizaciones como la UNICEF y otras organizaciones de derechos humanos, cuya lucha ha dado pocos frutos ante la pobreza generalizada de los jornaleros y su necesidad para juntar recursos económicos con la participación de todos.

El fenómeno de jornaleros es claramente de jóvenes en el caso de Guerrero. La población indígena sigue casándose muy joven por lo que empiezan a salir muy pronto a trabajar para mantener a las nuevas familias. Para muchos de estos núcleos familiares los hijos son vistos como mano de obra, cosa que es agravada por la po-lítica de contratación de los enganchadores, ya que prefi eren contratar a hombres y mujeres con familias más que a personas solas. Esto se explica por la facilidad que tiene un trabajador a asumir el compromiso de trabajo adquirido al estar solo: “si no está de acuerdo con las condiciones de trabajo, se va”. Por el contrario, al llevar a la familia es más difícil abandonar el campo. A los niños se les considera un capital social en sus comunidades ya que ayudan al trabajo en la milpa familiar; asimismo, se considera que el trabajar por una remuneración por el mismo trabajo que hacen en sus comunidades es mucho mejor y no lo consideran como una vio-lación a sus derechos.

Una de las grandes limitantes a las que se enfrenta el programa en primer lugar es la reducción presupuestal que ha recortado a los promotores sociales que son los que efectúan el trabajo en el campo. Hace dos años había cuarenta y dos personas trabajando y hoy en día son sólo treinta y uno. La cobertura no se ha visto reduci-da, ni las acciones en ella, pero el presupuesto ha tenido una tendencia a la baja. Esto responde a la nueva política del programa que busca convertirse en un puente para la oferta institucional y no en su operador. Según el coordinador del Estado, el programa podría y debería desaparecer si las otras instancias gubernamentales hicieran su trabajo, es decir si la Secretaría de Trabajo revisara el salario de los jor-naleros, la Secretaría de Educación hiciera aulas y revisara los planes de educación en los campos, etc., pero esto desafortunadamente no se hace. “Nosotros debería-mos atender a los campos que estamos dejando de atender, porque las instituciones hicieran su trabajo”.

En Guerrero “solo se están atendiendo a 89 comunidades en el Estado, que son las que tienen gran expulsión de la población, pero son más de 500 comunidades de

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donde sale la gente”. Es por esto que resulta imprescindible mejorar la efi cacia de las instituciones en las regiones en donde ya hay cobertura, así como atender las regiones que no se están atendiendo.

Uno de los aspectos más interesantes del caso de Guerrero ha sido la creación del Fondo de Provisión Social (FOPRESOL), iniciativa de los jornaleros guerrerenses en coordinación con el gobierno del Estado y el Federal. Este Fondo se forma con la aportación de los jornaleros para la compra de una póliza que vale 5 pesos, y que los cubre por una cantidad de hasta 10,000 pesos en caso de un accidente o muerte. En un principio, existían algunas dudas sobre el número de casos que se podrían presentar y que pondrían en una situación de cartera vencida al fondo. Sin embargo, con el transcurso de los años, el Fondo ha logrado mantenerse y cada vez es más aceptado entre los jornaleros. Tal es el caso que del total de 35,000 jornale-ros que se registraron en 2004, 8,253 se aseguraron.

Se ha buscado que el Fondo sea lo más transparente y efi ciente posible por lo que es controlado por los jornaleros a través de una asociación civil, con la represen-tación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y el PAJA-Guerrero. El dinero se encuentra en un fi deicomiso cuyos intereses cubren incluso el transporte de los jornaleros que asisten a las juntas. Algunos gobiernos municipales, como el de Olinalá, se han ofrecido para pagar el seguro de todos sus migrantes. Por esto se está buscando que sean los municipios los que paguen el 50% de la póliza y los contratistas el otro 50%, como prestaciones de trabajo a los jornaleros, y así benefi ciar a la totalidad de éstos en la entidad.

c) Los migrantes de Xocoyolzintla.

Insertada en la región central del Estado de Guerrero, en el Municipio de Ahuaco-tzingo, la comunidad de Xocoyolzintla es una de aquellas comunidades que han visto en la migración la única posibilidad para seguir sembrando la tierra. Cerca del 50% de los pobladores de la comunidad año con año salen rumbo a los campos agrícolas de Culiacán y Altamirano. A la comunidad se llega a través de una carre-tera semi- pavimentada que conecta a sus habitantes con el poblado de Chilapa, el cual históricamente ha sido un importante punto para el comercio y el abasteci-miento de muchas de las comunidades de la zona.

Xocoyolzintla fue fundada durante la época porfi rista en los terrenos de la hacenda-ria Eucaria Apreza. Después de la revolución, con el reparto agrario se funda como ejido con la participación de 22 ejidatarios. Para el año 2000, según el Censo del

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INEGI (2000), la población contaba con 967 pobladores de los cuales 421 eran hombres y 546 mujeres. El índice de marginación para la comunidad es alto (según el rango establecido por el INEGI), aunque para el resto de las comunidades de la región es muy alto. Asimismo, el índice de analfabetismo se calcula en un 40%, muy por encima del 21.5% del promedio en el Estado. El ingreso mensual prome-dio de las familias se calcula en alrededor de $1,800 pesos, lo cual puede ser un buen indicador para entender el alto porcentaje migratorio en esta población.

La mayor parte de la población se ocupa en la agricultura sembrando maíz, frijol, calabaza, cacahuate y chile como cultivos principales. También se encuentran diversos tipos de ganado, cabras, caballos, burros, mulas y aves de corral que complementan las actividades del campo. La tenencia de la tierra es de carácter ejidal con una superfi cie importante comunal y una porción menor de pequeña propiedad (GEA, 2003).

Las actividades económicas de la comunidad siguen respondiendo a una dinámi-ca de la economía campesina. No existe prácticamente ninguna diversifi cación de actividades, excepto las tradicionales, lo que se refl eja en la falta de opciones para emplearse y obtener ingresos. La mayoría de las familias dependen del culti-vo de sus milpas para el autoconsumo, y venden local y regionalmente los exce-dentes que obtienen. Algunas cuantas familias han incursionado en la plantación de magueyes para la producción de mezcal orgánico, el cual es comercializado por medio de la organización Sansekan. Por otro lado, el petate sigue siendo una importante forma de obtener recursos económicos cotidianos, aunque el costo de producción y de venta hace cada vez menos atractiva su producción.

Los recursos naturales de la región se encuentran en una situación grave de de-forestación, con grandes tasas de erosión, desgaste de suelos y escasez de agua. Existe poca confl uencia de recursos de los tres ámbitos de gobierno que permitan impulsar acciones para el desarrollo local. La agricultura de la región cumple un papel básicamente de subsistencia y no existe ningún apoyo sustancial —fuera de Procampo y de algunas iniciativas de la sociedad civil— que permitan mejorar las condiciones de la tierra y la infraestructura para los cultivos.

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FAMILIA CASARRUBIAS-JIMÓN

Don Lucino es campesino originario de Xocoyolzintla. Desde hace muchos años, al igual que muchos en la comunidad, empezó a salir de la comunidad a lugares cerca-nos buscando trabajo para sufragar los gastos y mantener el cultivo de sus parcelas. En los campos de Sinaloa, en el corte de tomate, conoció a Aldegunda, también de Xocoyolzintla, con quien se casó. A Aldegunda no le gusta salir de la comunidad pero —relata— allá se gana dinero y, si hubiera dónde trabajar en Xoco, no habría necesidad de salir. Este año, Don Lucino y Aldegunda se quedarán en el pueblo. Don Lucino es representante de varias organizaciones y está buscando crear iniciativas que promuevan más opciones que el petate, único producto que genera recursos lo-calmente. Sin embargo, la migración también hace difícil la generación de alternativas ante la falta de participación de las personas, por su inminente salida.

En esta ocasión, serán sus hijos los que salgan a Sinaloa para traer de regreso algunos pesos que permitan mejorar la casa y comprar insumos para la tierra. El hijo más grande, Humberto, se ha ido a Estados Unidos y esperan volver a verlo hasta dentro de un par de años. Esmeralda de 19 y Silvia de 14 años son las hijas menores; sólo la segunda estudia en la telesecundaria de la comunidad, pero tiene la inquietud de vivir la experiencia de los campos.

Ambas hermanas están contentas de partir aunque tienen miedo de que no le den tra-bajo a su hermano menor, Lucino, de 13 años. Ellas salen hacia el campo de La Flor en los valles de Culiacán junto con su hermano menor y Oralia, su hermana mayor, de 21, quien tiene un bebé de tres meses, se encargará de preparar los alimentos para todos. La familia se prepara moliendo los alimentos que les permitirán disminuir los costos de vida en las guardillas de jornaleros.

No tienen contrato y no tienen más información que la que proporcionan otras perso-nas que ya han tenido la experiencia.

cuadro 1 HISTORIA DE MIGRANTES

La gran mayoría de las familias migra temporalmente por seis meses para regresar en la época de temporal a cultivar sus tierras o ayudar a sus familiares en las par-celas, hasta el momento de volver a partir. Para aquellos que no cuentan con un pedazo de tierra —como es el caso de la familia de Inocencia (cuadro 3)—, las con-diciones de vida son aún más precarias ya que necesitarán contratarse en diferentes trabajos a lo largo del año para poder comprar maíz y otras necesidades básicas.

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FAMILIA POCHOTITLÁN

Luz María tiene 22 años y su hermana Heriberta 17. Migran con sus padres desde 1987 a los campos de Sinaloa; antes al campo del Sacrifi cio, hoy día al campo La Flor. Sus padres, Doña Tranquilina y Don Gabriel, empezaron a salir desde hace 19 años ante la falta de dinero y trabajo. Las condiciones precarias de la vida en Xoco se asemejaban a las habitaciones con piso de tierra de los lugares a donde llegan ahora. Hace ya algunos años Doña Tranquilina dejó de ir para cuidar a sus hijos más pequeños. Hoy, son sus hijas las que saldrán para juntar recursos.

Al igual que el resto de los jornaleros, Heriberta y Luz María no fi rmarán ningún contrato, y cambiarán los 10 pesos que ganan diarios por un petate por los 64 pesos que paga el “patrón”. A su parecer, trabajar en los campos le quita el tedio a la elaboración diaria de los petates.

cuadro 2 HISTORIA DE MIGRANTES

A pesar de los diversos programas públicos con presencia en el ámbito local (Opor-tunidades y Procampo entre los más importantes), la condición de la población no ha mejorado sustancialmente y los recursos sólo son vistos como paliativos. La baja calidad de la educación en la comunidad, tampoco constituye un elemento que haga tomar la decisión a las familias de no salir a trabajar. Los hermanos mayores por lo general sacrifi can su educación, ya sea para trabajar por recursos económi-cos o para cuidar a sus hermanos menores.

Si bien la migración era anteriormente una cuestión de hombres, hoy en día incorpo-ra a toda la familia. Para aquellas familias en que parten todos sus miembros, la de-cisión los pone en riesgo de no poder participar en los apoyos que programas como el Jornaleros pueden otorgar. Los apoyos generalmente se reparten en momentos en que las familias no se encuentran y es difícil dejar a algún familiar encargado.

Le elección de quiénes se van de la familia en algunas ocasiones es muy dolorosa, sobre todo ante la incertidumbre de la situación en la que se podrían encontrar. Los jóvenes, tanto hombres como mujeres, empiezan a adherirse al ejército de campe-sinos que parten hacia los campos, abandonando sus estudios y con la esperanza de poder aportar algo a sus familias, así como poder comprarse algunas cosas. Algunos lo hacen de manera forzada; para otros es la posibilidad de conocer otras regiones del país y posiblemente de encontrar alguna pareja con la cual estable-cerse y compartir la vida como jornaleros. En el caso de las mujeres jóvenes, como Heriberta y Luz María (cuadro 2), que realizan petate durante largas horas al día, el trabajo en los campos signifi ca una oportunidad por diversifi car sus actividades y aumentar su ganancia en un 600%.

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Algunos jóvenes tienen que asumir la responsabilidad de la ausencia de ambos pa-dres ante su salida a trabajar a los campos. Para Noé, por ejemplo, la migración de sus padres le impone una mayor obligación con la cosecha, la familia y la comer-cialización de los excedentes. Para Claudia Jimón, la migración de sus padres signi-fi có el abandono de la escuela y el cuidado de sus hermanos durante su ausencia.

FAMILIA GARCÍA CASTILLO

Inocencia tiene 36 años, es originaria de Xocoyolzintla y tiene cuatro hijos con su esposo, que es originario de Oaxaca. Conoció a su esposo trabajando en el campo La Flor en Sinaloa, a donde año con año regresan. Cuando no está toda la familia en el norte, su esposo sale a trabajar a otros estados cercanos. Su hijo más grande, Cristo, de 7 años, también ya es un experto en el corte de chile, actividad que lleva haciendo desde que tenía seis. Cristo prefi ere irse a los campos de Sinaloa porque allá puede asistir a la escuela y les regalan despensas de comida, la cual reservarán para regresar a su comunidad y vivir de esta durante algunos meses.

La familia de Inocencia tiene tierras en Xoco pero por ser mujer no le ha tocado un pedazo por lo que tienen que salir a trabajar para comprar sus alimentos. Su esposo en ocasiones se contrata con sus cuñados que le pagan con maíz y así logra cumplir con las necesidades de alimentación básica para la familia. Conseguir apoyos para quedarse también resulta difícil, sobretodo porque llegan en momentos en que la familia está afuera trabajando.

cuadro 3 HISTORIA DE MIGRANTES

En Xoco la gente migra para trabajar en el campo. No dejan de hacer lo que ya hacían de por sí en su comunidad, y sin embargo las cosas cambian. Fuera, hom-bres, mujeres y niños son tratados en condición de iguales; se les paga lo mismo. En los campos de Sinaloa y Altamirano, las familias enteras viven trabajando la mitad del año. Las condiciones de vida no son tan malas como eran antes y para algunos, como la familia de Inocencia (Ver cuadro 3), resulta mejor que vivir en la comunidad. No cuentan con contratos de trabajo ni seguro de gastos médicos, pero los que ya han vivido la experiencia convencen a los otros de los benefi cios económicos que tendrán.

Sinaloa y la zona de Altamirano siguen siendo los puntos de atracción más fuerte, pues permiten la migración de familias completas al existir una importante red de contratistas que ha fortalecido y mejorado los mecanismos de contratación y mo-vilización de la población migrante. Sin embargo, los Estados Unidos se han cons-tituido como un destino atractivo para los migrantes más jóvenes. Allí, el migrante entra en contacto ya no sólo con otros migrantes de distintas regiones del país, sino con migrantes de otros países. Quienes salen al extranjero abandonan la comuni-dad por periodos más largos de tiempo a causa del alto costo que implica cruzar la frontera de manera ilegal. Al cruzar la frontera, el contraste cultural se vuelve más

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evidente y lleva a una modifi cación más clara de la identidad del migrante, pues pierde por largo tiempo el contacto con la familia y la comunidad, reafi rmando la identidad que le da su lugar de origen.

Para algunos, la experiencia internacional se convierte en una puerta para tener contacto con otros giros económicos como el narcotráfi co, que permite hacerse de dinero más rápido y fácilmente que trabajando en los campos.

FAMILIA GARCÍA

Noé tiene 19 años y este año se quedará en Xoco para ayudarle a su abuelo a recoger la cosecha. Los padres de Noé están trabajando fuera de la comunidad y alguien tiene que quedarse a trabajar la tierra y cuidar a los hermanos pequeños.

Para Noé, el trabajo infantil no se debería de permitir ya que hace que disminuya el valor que tiene el trabajo de un adulto. Su experiencia en los campos de Altamirano le mostró que los niños trabajan menos y aun así les pagan lo mismo. Su hermano Misael estudió hasta el cuarto de primaria; Noé quisiera que su hermano siguiera estudiando, pero éste ha preferido el trabajo en el campo.

A Noé no le molesta trabajar en el campo, pero sí quisiera que se pagara mejor para poder tener la posibilidad de ahorrar para el futuro.

cuadro 4 HISTORIA DE MIGRANTES

La comunidad se enfrenta a esta dualidad, entre aquellas familias que poco a poco van juntando los recursos del arduo trabajo en los campos agrícolas del norte y aquellos que rápidamente logran regresar a levantar una casa de cemento. Algu-nos, como Pablo Jimón (cuadro 5) y Lucino Casarrubias (cuadro 1), sólo quieren juntar algunos pesos que les permitan mantener a sus hijos en la escuela y arreglar su vivienda.

De esta forma, cada año se repite el proceso: los niños pequeños que se han vuelto adolescentes toman la decisión, con el aval de sus padres, de salir por primera vez. Seguramente eso signifi cará el abandono de su formación académica y el inicio de una vida como jornaleros. En el caso de Xocoyolzintla, pocas familias han decidi-do no regresar, pero la tendencia va en aumento ante un devenir poco prometedor en su comunidad.

En los campos, cada temporada se decidirá el número de jornaleros que son ne-cesarios para sacar adelante la cosecha con fi nes de exportación que se pagará en dólares y con ganancias nunca imaginadas para los productos de las comunidades rurales. Ante las señales de los mercados globales, los jornaleros de Xocoyolzintla saldrán en búsqueda de su sobrevivencia, esperando en esta ocasión ganar más por día trabajado que el año anterior.

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FAMILIA JIMÓN

Pablo Jimón y su familia también saldrán hacia La Flor en la cuadrilla de Don Barbarito. Él empezó a salir desde 1984, pero fue hasta el 2001 en que empezó a llevar a toda la familia. Cuatro de sus cinco hijos van a la escuela; pero Claudia la mayor, también se con-trata como jornalera para ayudar a juntar dinero. Ella dejó de trabajar para estar a cargo de sus hermanos menores cuando sus padres salían a los campos. Cuando regresen en mayo traerán entre 30 o 35 mil pesos que juntarán por la pizca de pepino, tomate y chile y que les servirá para vivir el resto del año.

El mantener a los hijos en la escuela es un gasto importante, y con tantos hijos es difícil darles dinero a todos. Ellos llegarán a un galerón por ser una familia grande y tendrán que trabajar seis o los siete días de la semana para juntar lo necesario.

cuadro 5 HISTORIA DE MIGRANTES

d) Buscando la sobrevivencia.

El Estado de Sinaloa se conoce como el “granero de México” y es uno de los pro-veedores más importantes de alimentos a nivel nacional, ocupando el tercer lugar en producción agrícola; esto representa el 32% del total de producción en el país y cerca de la mitad de las exportaciones totales. Cruzado por once ríos que atraviesan los valles desde las altas montañas de la Sierra Madre hasta desembocar en el Océa-no Pacífi co, el Estado de Sinaloa cuenta con una gran cantidad de microclimas y fér-tiles valles aprovechados para la producción de alimentos, destacando la cosecha de maíz, trigo, garbanzo, fríjol, caña de azúcar, papa, cacahuate, melón, mango, tomate, pepino, calabaza, chile, sandía, entre otros (Gob. de Sinaloa, 2005).

Sinaloa se encuentra constituida por tres regiones productivas: la región costera, que es agrícola primordialmente y con una alta productividad, gracias a la fertilidad de la tierra y la tecnología que se ha invertido; la región sur, en donde la pesca es la actividad productiva predominante; y, por último, la región serrana de los Altos, con una fuerte actividad minera aunque la agricultura sigue siendo parte importan-te del sustento de la región.

La cercanía geográfi ca con los Estados Unido aunada a la importante producción agrícola y la visión empresarial de los agricultores regionales —desde la década de los 50— ha dado como resultado una larga tradición exportadora y procesadora de alimentos que asciende a más de 850 millones de dólares anualmente. Según datos

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del gobierno de Sinaloa, en el 2001 las exportaciones de tomate representaron el 40%, de pepino el 14% y de chile bell el 19%. Para lograr esta importante produc-ción agrícola, el Estado anualmente recibe la llegada de entre 150,000 y 200,000 jor-naleros agrícolas para trabajar en una superfi cie de 100 000 hect. (Guerra, 1998). 20

Las migraciones rurales temporales a Sinaloa inician en los 40’s, principalmente por hombres jóvenes de la zona montañosa del Estado y de campesinos pobres de algunos estados del sur. Para 1989, se experimenta un cambio en las tendencias mi-gratorias ya que empieza a haber un fl ujo importante de la población de Guerrero, principalmente. Además, empieza a observarse el crecimiento del trabajo infantil de manera desproporcionada. Estos jornaleros se trasladan desde sus comunidades de origen entre los meses de octubre a mayo, para lograr obtener recursos econó-micos para invertir en sus tierras y sacar un porcentaje mínimo de lo que ayudan a cosechar en tierras sinaloenses.

Hoy día, el Estado cuenta con una población de 2 millones y medio de habitantes según datos del INEGI en el 2000, y recibe la llegada anual del equivalente al 8% de su población de personas provenientes de diferentes estados de la república con orígenes étnicos diversos, la mayoría de ellos de manera temporal aunque otros tomarán la decisión de permanecer un mayor tiempo. Esto, sin duda, representa un importante reto que no está libre de problemas tanto para la población regional como para los arriban.

20 Datos actualizados con las entrevistas realizadas en campo.

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El trabajo elaborado por Grammont y Lara (2004) sobre la encuesta de hogares a jornaleros agrícolas migrantes a los estados del norte aporta elementos importantes para describir los perfi les de las familias que llegan a los campos de Sinaloa. Según las encuestas levantadas por estos autores, el grueso de los jefes de familia que migra a los campos de Culiacán se encuen-tra entre los 20 y los 45 años y en su mayoría son del sexo masculino. Sin embargo, en la po-blación femenina resalta que arriba de los 50 o más años, el 21.2% son jefas de familia. Del total de jefes de familia, el 83% de los jefes de familia tienen algún vínculo de pareja (casados en unión libre), lo que se observa claramente en la zona de viviendas de los campos.

También emerge la alta diversidad étnica de los jornaleros ya que alrededor del 40% del total hablan lenguas indígenas. De éstas, las de mayor incidencia son el Mixteco (45.4%) en primer lugar, seguida por el Zapoteco (17.7%), el Tlapaneco (9.9%), el Náhuatl (8.1%) y el Triqui (8 %).

Siguiendo la tendencia de alfabetización en el país, los datos muestran un cambio signifi cativo en el perfi l de los jefes de familia que migran ya que el 63.5% declaró saber leer, lo que cambia la percepción de que los migrantes son por lo general analfabetas. Sin embargo al comparar el promedio general para el caso de las mujeres en específi co, resulta que sólo el 50.6 % de las jefas de familia sabía leer, tendencia que se repite prácticamente en todas las estadísticas.

En cuestión de escolaridad, es de notarse que la mayor incidencia se da en personas con la primaria incompleta (38.8%) seguidos por aquellos que no tuvieron ninguna escolaridad (36.4%), lo que indica que la asistencia de sólo algunos años a la escuela no reduce la inciden-cia migratoria; esto sólo se observa drásticamente con algún estudio de secundaria (2.4%). En lo que respecta a los otros miembros de la familia, los datos confi rman la relación directamente proporcional que existe entre el trabajo infantil y el rezago educativo: en el caso de los niños en los campos agrícolas de Sinaloa, el 58.6% de los niños entre 7 y 14 años se encuentran en esta situación. Al separarlos por quintiles, para los niños entre 12 y 14 años este porcentaje se eleva hasta el 82 %. Este alto porcentaje es sin duda, consecuencia de que sólo alrededor de un 51% de la población en edad de asistir a la escuela, asiste a ella en los campos agrícolas. Al observar los datos por género, existe una leve diferencia que apunta hacia un mayor rezago en el caso de los hombres que en el de las mujeres, condición que seguramente ha infl uenciado el programa Oportunidades.

cuadro 6 PERFIL DE LOS JORNALEROS AGRÍCOLAS EN SINALOA

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Alrededor del 33% de los jornaleros agrícolas en los valle de Culiacán provienen del esta-do de Guerrero, seguidos por los de Oaxaca (28.4%) y por los trabajadores locales (18.2%). Uno de los resultados interesantes de la encuesta es el elevado número de personas que no cuentan con tierra para cultivo en sus comunidades de origen (45.8%) lo que explica en gran medida la necesidad de migrar para obtener recursos para comprar la canasta básica, mientras que el otro 54.2% lo hace para mantener cultivando su tierra. Resalta que, contra-rio a lo que generalmente se cree, el porcentaje de mujeres con tierra en su comunidad de origen no difi ere tanto del promedio (51.9%). La gran mayoría de los jornaleros cuentan con menos de 5 hectáreas propias para cultivar y los cultivos principales siguen siendo el maíz (46.6%) y el frijol (31.3%). Emerge como elemento interesante en la encuesta que el 90% de los jornaleros que llegan a Sinaloa, también trabajan su tierra de regreso en sus comunidades de origen y que sólo alrededor del 20% de los que no la trabajan la renta o la enajena de alguna manera dándole prioridad al préstamo o la inactividad. Esto signifi ca que hasta cierto punto los mecanismos de solidaridad siguen siendo más fuertes que el interés económico o posiblemente, que los jornaleros vienen de comunidades donde gran parte de la fuerza de trabajo está migrando y no quedan muchos brazos dispuestos a trabajar en las tierras “fl ojas”.

Los jornaleros que llegan a los campos de Sinaloa, por lo general iniciaron su inserción en el trabajo jornalero desde edades muy tempranas (antes de los 20 años de edad) a diferencia de otros estados y por lo general, tienen una tradición migratoria de varios años. Las razones, resultan obvias: falta de trabajo en sus lugares de origen y por ende, falta de recursos para asegurarse una buena calidad de vida para sí mismos y para sus familias.

En el ámbito de la migración, mucho se ha hablado de la importancia que juegan las redes sociales en el ciclo de traslado a los lugares de destino. Esto se puede confi rmar a partir de los datos que surgen con este trabajo ya que las relaciones familiares o de amistad juegan un papel importante en la contratación de los trabajadores que llegan a los campos sin haber sido reclutados por un contratista previamente. Sin embargo, en lo que respecta a la existencia de una organización de migrantes que vincule a los trabajadores con los campos, en lo nacional es contrastante la ausencia organizativa (97.8%) a diferencia de la organi-zación para la migración internacional. En lo que respecta al perfi l de los hogares de los trabajadores jornaleros que llegan a Sinaloa es de subrayar, que de los estados estudiados por la encuesta, es aquí a donde llegan el mayor número de núcleos familiares (66.9%) en comparación con el caso de Sonora donde sólo el 27% tienen este perfi l.

cuadro 6 PERFIL DE LOS JORNALEROS AGRÍCOLAS EN SINALOA (continuación)

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e) El Valle de Culiacán: las visiones desde el campo.

En el Valle de Culiacán se concentra la mayor actividad de producción de hortali-zas en el Estado, la cual se distribuye a lo largo de 40,000 hectáreas aglutinando alrededor de 155 campos agrícolas de un total de 200 que existen en la región.21

Existen grandes asociaciones que reúnen a los productores agrícolas, generalmente aglutinados por referencia regional. Asimismo, a lo largo de los años, las asocia-ciones buscaron organismos de negociación de intereses particulares frente al Esta-do. De esta forma surgieron grandes comercializadoras y confederaciones que han buscado mejorar la condición de sus miembros. La Confederación de AsociacionesAgrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), surgida en 1932, actualmente reúne a los empresarios hortícolas con mercados de exportación que por lo general cuen-tan con un importante poder adquisitivo; por otro lado, la Comercializadora Agro-pecuaria de Occidente S.A. (COMARGO) integra a cooperativas, uniones de ejidos y organismos no corporativos de Sinaloa así como de otros nueve estados en el occidente del país (Cortés, 2004; Grammont, 1990). Principalmente la CAADES se ha convertido en una importante instancia negociadora de la política agrícola de exportación con el gobierno federal, concentrando igualmente un importante po-der económico regional y en la toma de decisiones en el gobierno del Estado.

La gran mayoría de los jornaleros que arriban al valle de Culiacán trabajarán en algún campo miembro de la CAADES. Familias enteras llegan a acomodarse a las instalaciones que ofrecen en los campos agrícolas. Los contratantes han privile-giado la contratación de hombres y mujeres con familias, como una estrategia de asegurar la estancia y permanencia de sus trabajadores contratados. Sin embargo, esto ha dado lugar al crecimiento de la inserción temprana en el ámbito laboral, cuestionado desde diversos frentes.

Se calcula que alrededor del 80% de los jornaleros que trabajan en estos campos son estacionales (temporales) y, por lo tanto, la gran mayoría no goza de prestacio-nes laborales. Aunque los perfi les de los migrantes han cambiado en los últimos años (ver cuadro 6), las condiciones de vida de estos trabajadores se mantienen en niveles muy por debajo de una visión digna y de respeto a sus derechos humanos y laborales. Si bien de manera individual muchas de estas empresas han buscado mejorar las condiciones de los trabajadores que llegan a sus campos —aceptando los incentivos del gobierno federal—, no existen criterios compartidos al interior del organismo privado.

21 La superfi cie sembrada promedio de cultivos hortícolas en los últimos 9 años en Sinaloa es de 41,425 hectáreas, de las cuales el 45% de la superfi cie corresponde para el cultivo de tomate, 15% para el cultivo de chile, 11.7% para pepino y el restante 28.3% se distribuye en los cultivos de berenjena, ejote, chícharo, melón, sandía, cebolla, elote, entre otros, en sus diferentes tipos y variedades.

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La Agrícola Lister

La Agrícola Lister es un buen ejemplo de la evolución que han tenido muchas de la empresas agrícolas importantes en la región. Con una presencia de más de cuaren-ta años en el mercado regional, hoy en día la empresa exporta entre el 75 y el 80% de su producción anual a los Estados Unidos. Entre los cultivos principales que se encuentran en sus campos están el tomate, el pepino pickle —como se le conoce en Estados Unidos— y diversos tipos de chiles como el jalapeño, el Culiacán, y el chile bell.

Actualmente la empresa contrata entre 1000 y 1800 trabajadores temporales anual-mente, trabajadores que se suman a la planta laboral permanente de la empresa agrícola. Para lograr acomodar esta importante cantidad de trabajadores, la empre-sa ha tenido que instaurar importantes servicios de infraestructura básica (vivien-das, baños, etc.) así como acondicionar servicios que atiendan a sus trabajadores (tienda de autoservicios, clínica, comedor).

Según José Lister, hijo del dueño de la empresa, el salario agrícola que se percibe en Sinaloa, y específi camente en Culiacán, es uno de los más altos a nivel nacional. El salario mínimo por “tarea” es actualmente de 64.50 pesos. Por lo general un traba-jador promedio cumple con una tarea por día, aunque en algunos casos excepcio-nales, se llegan a cumplir dos o tres tareas en un sólo día. Para muchos activistas en derechos humanos, esta defi nición del salario a partir del nivel de “productividad”, obliga a muchos trabajadores a intensifi car su desgaste físico para lograr un mejor rendimiento, menoscabando su salud en el mediano y largo plazo.

Para el empresario, una de las cuestiones que hace difícil enfrentar los problemas de los jornaleros es la gran brecha cultural y educativa entre unos y otros. Esto, según el productor agrícola, se refl eja en la falta de uso de las instalaciones o los servicios que los empresarios han puesto a disposición de sus trabajadores. La Agrícola Lister por ejemplo, ha puesto en práctica un comedor que ofrece comidas corridas con un componente nutricional bien balanceado. Se ofrece el servicio como una prestación a los trabajadores, subsidiado en un 68% por el patrón. Sin embargo, el comedor tiene una tasa de utilización sólo del 30%. El problema que se detectó en el trabajo de campo indica que éste, al igual que otros servicios que se ponen a disposición de los trabajadores, no contempla el costo económico que ello conlleva, en parte porque existe un sesgo importante sobre qué es lo que los jornaleros necesitan. Para una familia de 5 o 6 personas, gastar entre 50 0 60 pesos en una comida (cuyo costo real ascendería a 140 o 168 pesos respectivamente,

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según el patrón) puede verse como una importante aportación. Sin embargo, para las familias, esa cantidad equivale al gasto en comida para dos días para toda la familia, por lo que no es redituable, excepto en aquellos días en que la jornada laboral se alargó y no hubo tiempo de preparar alimentos. Como éste, existen va-rios ejemplos sobre los diagnósticos equivocados a partir de los cuales se generan alternativas para mejorar la calidad de vida de los jornaleros.

El campo la Flor II tiene una relación de muchos años con los pobladores de Gue-rrero, quienes año con año regresan a trabajar. Por lo general a la gente se le “en-gancha” en sus propias comunidades otorgándoles adelantos que irán pagando poco a poco, conforme vayan recibiendo sus primeros salarios. De esta forma la gente se compromete con el trabajo durante toda la temporada. Los datos que se recogieron en el trabajo de campo aportan elementos para dilucidar los diferentes discursos que se mueven en torno a los jornaleros agrícolas. Con el objetivo de tener mayor claridad, la aportaciones se dividieron por rubros para refl ejar aquellas cuestiones que continúan en la agenda de las violaciones a los derechos de los jornaleros; asimismo, se resaltan algunos de los avances que se lograron detectar en cada uno de los rubros.

Vivienda e infraestructura básica. Según la Comisión de Derechos Humanos (CDHS) y del PAJA en el Estado de Sinaloa, la encuesta elaborada para el año agrí-cola 2004-2005 mostró que sólo el 27% de los campos cuentan con instalaciones en “buenas condiciones” y más del 50% de las instalaciones estaban entre malas o muy malas. Estos datos provienen de los 85 campos en donde el PAJA tiene co-bertura, lo que signifi ca que probablemente, ante la falta de vigilancia e incentivos que otorga el programa, el resto de los campos se sitúe dentro de la clasifi cación de muy malas condiciones.

Si bien se han presentado cambios importantes en los últimos años, aún subsisten importantes violaciones a los derechos humanos y laborales de los jornaleros agrí-colas que llegan hasta esta región. Es así como la Comisión de Derechos Humanos de Sinaloa emitió el año pasado una recomendación subrayando que en los campos agrícolas los jornaleros viven hacinados, sin agua potable para beber, usan como sanitarios los canales contaminados y en esa misma agua se bañan; aún hay niños que mueren de frío y por picaduras de animales. Asimismo, la recomendación hace una clara denuncia sobre el desinterés de los patrones para subsanar las irregulari-dades y un fuerte desdén de las autoridades estatales para exigir el cumplimiento de las leyes y vigilar que los migrantes sean tratados con dignidad y respeto.

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En el caso de los campos que se visitaron, por lo general existe acceso a agua potable general a las viviendas. Sin embargo, sí se pudo constatar que en algunos casos los jornaleros usan el agua de los canales para bañarse y lavar sus utensilios. Al confrontar al administrador del campo sobre este hecho, comentó que existen baños y regaderas con agua limpia en la zona de viviendas y que para ellos es im-posible prohibirles a los trabajadores que no se bañen en las aguas de los canales. No obstante, al preguntarle si otorgaban información sobre el nivel de contamina-ción de las aguas de los canales y los efectos que éstas pueden tener en su salud, nos comentó que hasta el momento no se había realizado.

Por otro lado, el mayor porcentaje de enfermedades detectadas en los campos son de origen bronco-pulmonar, con mayor incidencia en mujeres. Esto es debido al humo de los fogones.En lo que respecta a los servicios ofertados en los campos, uno de los más impor-tantes ha sido el servicio de guardería, ya que esto permite disminuir la presencia de los niños en los zurcos y darles una atención más especializada. Sin embargo, en el campo se observó que si bien la trabajadora social es la que se encuentra a cargo de la guardería, los niños por lo general son atendidos por mujeres jóvenes y adultas de la tercera edad que vienen acompañado a sus familiares que se contra-tan como jornaleros. Si bien esto tiene un aspecto positivo en tanto que se generan puestos de trabajo fuera de los campos para personas con capacidades físicas dife-rentes, la atención de los niños no está teniendo la calidad pedagógica ni de aten-ción que debería de tener una guardería. Asimismo, el sobrecupo de los espacios acaba generando más problemas de atención. En el caso de la guardería del campo la Flor II, por ejemplo, se llegan a atender a más de 100 niños diariamente en un espacio bien mantenido pero muy pequeño.

Derechos laborales y humanos. El artículo 123 de la Constitución, así como los ca-pítulos 282 y 283 de la Ley Federal del Trabajo, determinan los derechos laborales de los jornaleros agrícolas. La falta de equipamiento para el manejo de agroquí-micos, las largas jornadas laborales, la falta de acceso a una atención de salud, a la educación y la falta de pago de salarios en tiempo y en retribución equitativa al trabajo elaborado, forman parte de la violación a los derechos de los jornaleros.

Por lo general, una gran parte de los empresarios agrícolas buscan los mecanismos para evitar cumplir con las leyes federales del trabajo. En este sentido, la recomen-dación realizada por la CEDH de Sinaloa subraya que aún existen empresas que no acatan los derechos a la protección social —omiten el pago de las cuotas obrero-patronales al IMSS— y a la educación, además de que no dotan de protección a sus trabajadores para la aplicación de los agroquímicos. (Ballinas, 2004).

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En este sentido, durante el trabajo de campo se pudo constatar que las mayores vio-laciones a los derechos laborales se refl ejan en pagos incompletos de aguinaldos, repartición de utilidades o de salarios. Estas violaciones se intensifi can, según el Lic. Hilario Gastelum Galván, director de Trabajo y Previsión Social del Estado, por la alta movilidad de los trabajadores y por la falta de contratación formal. Si bien el hecho de que no exista un contrato fi rmado no exime al patrón de sus obligaciones obrero-patronales, sí da pie a que los contratistas engañen a los jornaleros con el monto comprometido por día para ellos, así, lograr cumplir con el número de con-trataciones exigidas por el patrón y así mantener su comisión.

El esquema por “tareas” privilegiado por los agricultores sinaloenses es una forma de esconder una explotación intensiva de la mano de obra agrícola, lo que se re-fl eja en la disminución del promedio de vida de los jornaleros, como señalan los datos recogidos recientemente por una investigación del sector salud.

El acceso a la salud también ha sido uno de los derechos reiteradamente violados por los empresarios. Para muchos, las cuotas que hay que pagar al Instituto Mexica-no del Seguro Social (IMSS) son muy elevadas dada la gran movilidad de los traba-jadores eventuales. Si bien se han hecho modifi caciones a la Ley del Seguro Social de forma que los trabajadores eventuales también puedan cotizar para contar con sus benefi cios, muchos productores han preferido pagar servicios particulares para atender a sus trabajadores, ante las presiones externas por mejorar la calidad de vida de sus trabajadores.

Sobre los agroquímicos, al entrevistar al administrador del campo la Flor II, argu-mentó que es la necedad de los jornaleros la que hace que se presenten casos de intoxicación y enfermedades relacionadas con el uso de agroquímicos. Sin embar-go, en el trabajo de campo se pudo constatar que no se provee de información ni de equipamiento a las personas que trabajan como bomberos y que tampoco se asume ninguna responsabilidad ante las consecuencias de largo plazo que el con-tacto con estos químicos pueda generar en la salud de los jornaleros. Es así como el famoso “golpe de calor”, combinación letal entre desnutrición, trabajo intensivo, altas temperaturas y contacto con agroquímicos, ha sido subestimado como res-ponsabilidad de los empresarios agrícolas.

El sindicalismo también es considerado como uno de los derechos de todo traba-jador. Por lo general, los sindicatos que trabajan con los trabajadores agrícolas han consolidado su presencia como representantes sindicales a partir de la relación directa con los empresarios de los campos y no buscando su representatividad entre los trabajadores. En el caso de los jornaleros agrícolas, por lo general nunca

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tendrán ningún contacto con el sindicato. En el campo la Flor II, como en todos los campos del valle de Culiacán, a cada jornalero le son extraídos dos pesos semana-les que son otorgados al sindicato. Esto signifi ca alrededor de 15 millones de pesos en una temporada agrícola tomando en cuenta 250,000 jornaleros. Sin embargo, el sindicato no ha tenido ninguna relevancia en el liderazgo de la defensa de los derechos humanos, y menos aún ha tenido el interés por acercarse a trabajar por mejorar la situación de los jornaleros.

Por otro lado, una de las demandas reiteradas por parte de los jornaleros agrícolas en Sinaloa ha sido la discriminación y el racismo en su condición de campesinos como de indígenas. Con la Ley Federal para Prevenir y eliminar la Discriminación publicada en julio de 2003, la lucha encabezada por los jornaleros indígenas en Sinaloa se convierte en la punta de lanza por la demanda de una nueva generación de derechos humanos, mientras el gobierno de Sinaloa ha reconocido que no sabe qué hacer por no contar con el personal capacitado para atender la problemática indígena (Sol de Sinaloa, 2004). Existe una iniciativa de ley elaborada y puesta a consideración del congreso local desde el 2004, pero hasta este momento no ha lo-grado generar los consensos necesarios. La falta de legislación sigue manteniendo el estado de indefensión y vulnerabilidad de los jornaleros indígenas sin que éstos tengan mecanismos con qué defenderse.

Por último, uno de los derechos reiteradamente violados por los agricultores es, sin duda, el salario que otorgan a sus trabajadores. Ante las enormes ganancias que los productores están obteniendo de su mercado de exportación, no se refl eja en el mejoramiento del poder adquisitivo de los jornaleros. Ante la reiterada demanda de los trabajadores poco se ha hecho desde el ámbito federal, y menos aún desde el ámbito estatal.

Algunos voceros, como el Comisionado de Derechos Humanos de Sinaloa, aboga porque se genere un proceso de descentralización de la Ley Federal del Trabajo y que se otorgue la facultad a los estados de normar y legislar en materia laboral según las características de cada entidad. De esta forma, los jornaleros que arri-ban a Sinaloa podrían tener un marco laboral que mejorara sus condiciones en la región.

Trabajo infantil. El trabajo infantil aún sigue siendo uno de los grandes pendientes en las agendas públicas nacionales e internacionales dada la violación fl agrante a los derechos de la niñez. La pérdida de rentabilidad de las tierras de los campesinos pobres, empuja a las familias a que mayor número de sus miembros se inserten den-

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tro del círculo laboral, muchas veces incluyendo a los más jóvenes de la familia. De esa cifra, 40 por ciento son niños o adolescentes. Es así como el sector agrícola se caracteriza por la inserción de un gran número de niños y jóvenes menores de catorce años en la dinámica laboral. Este hecho ha sido denunciado desde diferen-tes frentes, aunque con pocos resultados, ya que existen pocas redes de seguridad o incentivos económicos por parte de las instituciones que ofrezcan una opción no laboral a los hijos de los jornaleros que migran junto con ellos. Se calcula que en México hay entre 400 mil y 700 mil niños y niñas jornaleros migrantes, de entre 10 y 14 años de edad, en rezago, que no asisten a la escuela porque migran a los polos de desarrollo agrícola (Galán, 2004). Se calcula que su trabajo aporta alrededor de 30 por ciento del ingreso familiar (Velasco, 2005).

Asimismo, la Secretaría de Desarrollo Social señala que el trabajo infantil en los campos agrícolas aumentó en los últimos años, y que cada vez se suman más mujeres, quienes laboran jornadas de más de ocho horas con salarios inferiores al mínimo general de 42 pesos. Según el estudio realizado recientemente (2005), la mayor porción de los jornaleros migrantes (65.6%) se encuentran en un rango entre los 15 y 35 años de edad, seguido por el rango que va de los 36 a los 55 (18.1 %). Estos datos dan evidencias de que la migración jornalera ha tendido a convertirse en una opción de inserción temprana al trabajo de jóvenes y niños.

En el caso de Sinaloa, el 53 % de la población infantil entre 6 y 11 años que llega a los campos trabaja, así como el 93.5% de los niños entre 12 y 14 también lo hace (Grammont & Lara, 2004). Esta es una fotografía importante de las necesidades y carencias de las familias jornaleras, pero también de la forma de reproducción intrageneracional del conocimiento en torno al trabajo agrícola. En este sentido, la CDHS ha denunciando la inserción de 14,500 niños en los trabajos en el cam-po, aunque esta cifra refl eja un importante subregistro.

Ante las importantes denuncias hechas a los empresarios agrícolas, éstos han de-fendido su incapacidad de evitar el problema ante la insistencia por parte de los padres a que se contraten a sus hijos. En algunos casos, incluso los trabajadores se negaban a trabajar hasta que sus hijos no fueran igualmente contratados. Desde el ámbito normativo, si bien la constitución y la Ley Federal del Trabajo prohíben la contratación de menores de catorce años en el trabajo agrícola, las sanciones 22 por violar esta ley no son análogas al costo en el proyecto de vida que en él pudiera estar incurriendo un empresario ante la violación de los derechos de los niños.22 La sanción por violar los derechos de un menor al contratarlo en alguna actividad remunerativa es de 155 salarios mínimos pero por hecho, es decir, por la violación generalizada de los derechos de todos aquellos menores que estén la-borando en el momento en que se hizo la acusación. Para muchos empresarios, esta sanción no es representativa del be-nefi cio que les puede otorgar el trabajo de los menores por lo que prefi eren pagar la multa y continuar violando la ley.

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El incremento en la presencia de niños en las labores agrícolas impacta directa-mente en la disminución del acceso a la educación, cuestión que no se ha logrado superar a pesar de la intervención de diversas instituciones estatales y federales.

Algunos empresarios, en coordinación con instituciones federales, han buscado generar alternativas que les permitan mediar entre la demanda de trabajo por parte los jornaleros, sus necesidades de mano de obra y los derechos de los niños. Es así como el DIF ha promovido la dotación de despensas en las escuelas que atienden a los niños de jornaleros que asisten a ellas, o han intercambiado algunas horas de trabajo en los campos por algunas horas de asistencia a la escuela.

Desde la coordinación del PAJA en el Estado, se está buscando implementar un programa parecido a Oportunidades, pero con recursos del Estado, para incentivar la asistencia a los planteles de los campos. Sin embargo, estas iniciativas segu-ramente no serán sufi cientes para revertir la tendencia del trabajo infantil en los campos agrícolas. La mala calidad en la enseñanza o la difi cultad de revalidar los estudios de regreso en sus comunidades de origen, siguen siendo desincentivos para que los niños asistan a las escuelas.

Escolaridad y Capacidades. Los bajos niveles educativos de los jornaleros que arri-ban al territorio sinaloense fortalecen la violación a los derechos de los trabaja-dores agrícolas. Se calcula que alrededor del 30% son analfabetas y el resto sólo cuenta con un nivel promedio de tercero de primaria. Para muchos agricultores, estos problemas son el refl ejo de defi ciencias estructurales de los propios jornaleros y, por lo tanto, los empresarios agrícolas no tienen por qué resolverlos.

Si bien la Agrícola Lister es una de las empresas que ha generado cambios impor-tantes, no todos los agricultores lo consideran importante. Esto ha canalizado la lucha social por el cumplimiento de las obligaciones obrero-patronales a las que se comprometen los patrones, exista o no un contrato, con sus trabajadores agrícolas. Según el director de Trabajo y Previsión Social del Estado de Sinaloa, Hilario Gas-telum Galván, hasta ahora ha sido difícil obligar a los agricultores a cumplir con sus obligaciones ya que no existen los mecanismos coercitivos para lograrlo. Por lo mismo, las acciones y los incentivos dados por el PAJA son bien recibidos, ya que esto estimula a los agricultores a mejorar su infraestructura de manera voluntaria.

Por otro lado, uno de los grandes problemas para que los empresarios agrícolas cumplan ha sido la falta de denuncias hechas por los propios jornaleros. Según la CDHS, el año pasado sólo se presentaron 45 quejas. Si bien algunas eran colecti-vas, esta cifra no refl eja el número real de violaciones a los derechos humanos. La

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falta de quejas o de juicios por violación a los derechos laborales de los trabajado-res se debe a varias cuestiones. Una de ellas, subraya enfáticamente el director de Trabajo y Previsión Social, es la alta movilidad de la población jornalera, ya que les es difícil seguir un juicio que por lo general toma varios meses si no es que años. En lo referente a las a las quejas ante la CDHS, el comisionado señala que el formato de ingreso de las denuncias resulta difícil ya que se tiene que hacer por escrito y, con un promedio educativo de tercero de primaria, se hace inalcanzable.

Estos problemas seguirán creciendo conforme vayan apareciendo más campos agrí-colas sin tener la supervisión de las instituciones pertinentes. Tal es el caso de la re-gión del Valle del Río Elota, cuya cabecera municipal ha crecido en un 100% en los últimos años por la llegada de jornaleros agrícolas, y no existe ningún seguimiento institucional de las condiciones en las que se han instalado los campos para recibir a los migrantes. Es así como se han reportado en esta región violaciones a mujeres así como muertes de niños por el llamado “golpe de calor”23 , el cual no es más que un recurso discursivo para esconder la combinación de características de letales como la desnutrición, la intensifi cación del trabajo físico, el mal equipamiento y el contacto con todo tipo de agroquímicos.

Salud y Género. En general, en los diferentes sectores, las mujeres están expuestas a largas y agotadoras jornadas laborales, a realizar trabajos rutinarios o mecánicos, con mínimos espacios de esparcimiento. Muchas de ellas además están obligadas a vivir en viviendas con condiciones habitacionales sumamente precarias.

Los agroquímicos en la región del Valle de Culiacán, son una tara que afecta gra-vemente la vida de los jornaleros que llegan a estas tierras. En un estudio reciente realizado por el PAJA de Sinaloa, se encontraron diversos casos de leucemia entre los jornaleros, enfermedad que ha sido relacionada con el contacto con agroquí-micos.24 Sin embargo, esta información no ha sido hecho pública, ya que dañaría la inversión económica en la región.

Los equipos de promoción social del Programa Jornaleros Agrícolas de la Sedesol han documentado casos de jornaleros prematuramente envejecidos que sobreviven de la mendicidad y en la indigencia. Para la mayoría de los jornaleros agrícolas no existe seguridad en el empleo y se encuentra siempre expuesto al trabajo eventual y al desempleo. Su permanencia en el trabajo depende del cultivo y de las fl uctua-ciones del mercado de trabajo así como de la modalidad que asume el salario, que puede ser por tarea o destajo, por jornada o por día.

23 Datos aportados en entrevista con el Prof. Carlos Loza Ochoa.24 Datos aportados en entrevista por el Prof. Carlos Loza y corroborados por el coordinador del PAJA en el estado.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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Por ello —y en el mejor de los casos—, para cultivos particulares, la duración continua del empleo jornalero es en promedio de 180 días al año, teniendo que cambiar constantemente de región agrícola y de patrones para poder laborar otros días durante el resto del año (Velasco, 2002). Un factor adicional es la exposición signifi cativa a diferentes enfermedades que sufren las trabajadoras migrantes. Esto, en razón no sólo de las características de los trabajos a los que acceden, sino ade-más por otros factores que les afectan directamente.

Las mujeres jornaleras por lo general están particularmente expuestas a riesgos que vulneran su integridad física, situación que tiende a ser más crítica entre más precaria es la condición de vida en que se encuentre la persona. (Cortés, 2005: 55). En un trabajo elaborado por Palacios y Moreno (2004), se encontró que las enfermedades referidas con mayor frecuencia en jornaleras y jornaleros fueron in-fección de vías respiratorias superiores (26%), infección intestinal (8.7%) y anemia (6.3%). Sin embargo, en el examen sanguíneo se detectó este último padecimiento en 25% del total de la población, en 55% de las mujeres y en 51% de los y las menores de 14 años de edad.

Al analizar las diferencias en la frecuencia de las enfermedades referidas de acuer-do con el sexo, se encontró que las mujeres tuvieron una prevalencia 5.6 veces mayor para anemia que los hombres, el doble para infección aguda de vías respi-ratorias e infección intestinal, seis veces más para asma, dos más para la presencia de parásitos y 38% más para enfermedades del corazón, mientras que los hombres tuvieron 87% más posibilidad de presentar bronquitis.

Estas condiciones de género se entrecruzan con los factores de carácter étnico y de clase social. Así parecen mostrarlo las diferencias en la frecuencia de en-fermedades y síntomas entre hombres y mujeres. El hecho de que 55% de las mujeres haya presentado anemia duplica lo reportado en la Encuesta Nacional de Nutrición, en la cual se menciona 22% para el área rural. La prevalencia de esta enfermedad fue seis veces mayor para las mujeres que para los hombres. Según el estudio, desde el punto de vista biológico, la mayor frecuencia de anemia en las mujeres podría explicarse por los sangrados menstruales, una dieta pobre en aporte de hierro y la presencia de parasitosis.

Diversos autores han referido las pérdidas sanguíneas periódicas, malabsorción y diarreas producidas por este último padecimiento prevalente en nuestro país.

EL RETO DE LA POLÍTICA PÚBLICA ANTE LA POBLACIÓN JORNALERA MIGRANTE

143

Aunado a esto se encontró que, al ser la mayor parte de migrantes proveniente del Estado de Guerrero —entidad en la que se ha reportado la mayor frecuencia de te-niosis en el país—los datos coinciden con estudios que registran mayor prevalencia de desnutrición en niñas y en familias donde el padre tenía una ocupación no ca-lifi cada y un menor ingreso. En las mujeres adultas estos resultados se explican por el mayor desgaste físico por la doble jornada laboral, lo que requeriría de un alto ingreso de energía con el que no cuenta. Se ha reportado que estas condiciones de trabajo que se desarrollan durante la etapa de reproducción biológica aumentan la morbilidad materno-infantil en las jornaleras migrantes. Además de la anemia y las parasitosis, las infecciones intestinales fueron las mayormente referidas.

Otro de los problemas en cuestión de salud que se ha observado entre la pobla-ción migrante, especialmente en las mujeres, han sido los problemas de obesidad asociados al mayor consumo de alimentos baratos, altos en calorías pero de bajo contenido nutricional (Cortés, 2005). La comida “chatarra”, así como los refrescos gaseosos, son los alimentos priorizados por las familias jornaleras en su estancia en los campos, ya que produce una sensación de saciedad rápidamente al igual que estimulan el sistema nervioso con el alto contenido de carbohidratos. Sin embargo, como ha notado últimamente la SEDESOL y la UNICEF, la obesidad por falta de educación nutricional cada vez se asocia más a la situación de pobreza.

Dinámicas de los sistemas productivos. Si bien el número de jornaleros que llegan al campo de Sinaloa ha aumentado en los últimos años, en muchos de los campos agrícolas se percibe una disminución en la oferta de mano de obra. A decir del administrador del campo La Flor II, por un lado, cada vez es más difícil competir con la demanda de trabajadores de las empresas maquiladoras ya que los salarios tienden a ser más elevados y el trabajo físico es menor en comparación al realizado en el campo. Por otro lado, los jornaleros cada vez más buscan cruzar la frontera hacia Estados Unidos, movidos por los altos salarios en comparación a aquellos del sector agrícola nacional. De esta forma, su estancia en los campos es corta y en cuanto logran juntar algo de dinero parten para enfrentarse a la experiencia internacional.

Esta situación seguramente tendrá una tendencia irregular ante los cambios en la política migratoria de los Estados Unidos y en la búsqueda de nuevos mercados por parte de los productores hortícolas del Estado. Sin embargo, representa datos importantes ya que puede generar altas y bajas tanto en la oferta y demanda de la mano de obra como en la determinación del nivel salarial.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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Adicionalmente a lo anterior, otra de las cuestiones que emerge de la investigación elaborada es la importancia que están teniendo las cadenas de producción globales en moldear los perfi les de las empresas hortícolas y sus relaciones laborales con los trabajadores agrícolas. De esta forma, es interesante observar cómo muchos productores han buscado modifi car las condiciones en la infraestructura de sus campos para buscar obtener certifi caciones en derechos humanos, higiene y bue-nas prácticas laborales por parte de instancias internacionales y así abrir nuevos nichos de mercados.

Esta tendencia ha sido poco aprovechada por los grupos de activistas en la defensa de los derechos humanos de los jornaleros y representa un cambio fundamental en la mentalidad de los empresarios. Por otro lado, cabe mencionar el vacío de este tipo de instrumentos por parte del gobierno federal y estatal, quienes podrían gene-rar a partir de este tipo de mecanismos, nuevos incentivos que ayuden a avanzar en las condiciones de los jornaleros en el Estado.

EL RETO DE LA POLÍTICA PÚBLICA ANTE LA POBLACIÓN JORNALERA MIGRANTE

145

Al hablar de derecho y valores culturales tenemos que referimos también a la relatividad de los valores; algunos dirían que esto va en contra del enfoque fundamental del pensamiento sobre el derecho humano. Sin embargo, hoy día, hablar de derechos culturales y colectivos no implica el rechazo a una visión sobre la universalidad de los derechos: implica, dentro de ese universo, reconocer la particularidad de los diferentes grupos sociales. Sírvanos esto para hablar sobre las realidades que se viven por parte de los grupos indígenas en los campos agrícolas de Sinaloa, ya que la situación que enfrentan día a día es hablar con tristeza de las violaciones de sus derechos humanos, de su derecho a la salud, educación, vivienda digna, etc. Existen varias cuestiones que resultan importantes para generar una situación de mayor equidad y justicia para los jornaleros agrícolas indígenas y que pueden servir para seguir la refl exión sobre estos temas:

1) El reclutamiento de los jornaleros. Hasta ahora se identifi can seis mecanismos de reclutamiento de jornaleros: a) el realizado por un representante directo de la empresa o enganchado; b) el de agentes independientes y caciques locales; c) el realizado por mayordomos o cabos; d) el de autoridades locales en las comunidades de origen; e) en las zonas de trabajo por transportistas locales; y f) los representantes de algunos sindicatos agrícolas.

El sistema de enganche presenta por lo menos tres situaciones de acuerdo a la relación que se establece entre trabajadores y contratistas. La primera corresponde a pequeños contratistas que llevan gente de su pueblo a las empresas hortícolas, estos actúan más como representantes de su comunidad que como intermediarios al servicio de la empresa, pues se mueven sobre la base de la reciprocidad y lealtad con sus paisanos. La segunda se refi ere a grandes contratistas que mueven cientos o hasta miles de jornaleros y actúan como pequeños empresarios que surten de mano de obra a las empresas. Sus relaciones sociales con los migrantes son contractuales y a menudo de engaño. Finalmente, están los llamados camioneteros, que son pequeños contratistas de mano de obra local. Ellos alojan a migrantes que viajan por cuenta propia y les consiguen trabajo, a cambio reciben una comisión de la empresa. Por eso, también en este caso, la relación entre el camionetero y los migrantes es de tipo contractual.

Con frecuencia, los camioneteros, además de proveer la mano de obra, se convierten en empleados de las empresas pues frecuentemente asumen las funciones de mayordomos o capataces. La elevada rotación de los jornaleros en diferentes campos — favorece su dependencia de los camioneteros, y permite a los agricultores evadir sus responsabilidades patronales de contratación y traslado de personal.

2) En el estado de Sinaloa, existe una alta diversidad en el origen de los jornaleros agrícolas que llegan al Estado. En su mayoría provienen de los estados del sur de país: 42 % provienen de Guerrero, 28% de Oaxaca, 11% de Veracruz y 19% se dividen entre otros estados y algunos países centroamericanos. Asimismo, existe una presencia signifi cativa de grupos indígenas, entre los más importantes: Mixtecos (33%), Zapotecos (14%), Náhuas (13%), Tlapanecos (8%), Triquis (4%) y Tarahumaras (4%). Reconociendo esta diversidad, es necesario y urgente pensar en una iniciativa de Ley para dotar de derechos colectivos a los grupos indígenas.

3) Por último, en este año (temporada 2005-2006) sólo se afi liaron al Seguro Social el 16% de los trabajadores registrados a trabajar en los campos agrícolas de Sinaloa. Esta cifra hace apremiante impulsar una reforma de la Ley del Seguro Social, para atender de manera universal a los trabajadores de campo.

Cresencio Ramírez SánchezALIANZA DE ORGANIZACIONES INDIGENAS DE SUR A.C .

cuadro 7. TESTIMONIOS DESDE EL CAMPO

f) ¿Mejorando la vida de los jornaleros?

Desde hace varios años, la población rural en México ha tenido una tendencia al equilibrio, ya que su crecimiento ha sido poco signifi cativo. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2005, existen 25,327 millones de perso-nas que viven en zonas rurales; de éstas, alrededor de 8,650 millones de personas

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

146

se encuentran ocupadas en alguna actividad, siendo el sector primario el que aún sigue dominando con un 55% (ver Tabla 2).

Existe una discusión importante sobre el número real de jornaleros agrícolas que existen en el país. Las cifras van desde los seis millones de jornaleros —que sostie-ne un estudio elaborado por la Confederación Nacional Campesina (CNC)— pro-venientes la mayoría de Centroamérica y el sur de México, hasta los 3 millones que reconoce ofi cialmente el PAJA, cifra que sin embargo, no toma en cuenta a los niños menores de 14 años quienes también trabajan durante su estancia en los campos.25 La cifra real posiblemente esté en medio de ambas, sólo que el no contar con cifras reales difi culta una adecuada planeación de las necesidades de este vulnerable sector.

A pesar de las cifras reconocidas por el PAJA en su operación para el año 2005, la meta de atención de la población jornalera fue de 576,000 jornaleros, lo que implica el 20% de la población estimada ofi cialmente, con una baja signifi cativa respecto al año anterior. La Tabla 1 muestra un desglose de la operación del PAJA en lo que va de este sexenio. Al comparar las unidades del año 2001 con las metas programadas para el 2005, es notable la importante disminución en todos los ru-bros. En el caso de la atención a los jornaleros la disminución equivale a un 15% del año 2001 mientras que se calcula que la migración laboral agrícola ha aumen-tado en un 30%.

25 Según la Constitución y la Ley General del Trabajo, sólo los niños mayores de 14 años pueden trabajar legalmente, por lo que generalmente se excluyen de las cifras ofi ciales el número de menores de esta edad. Organizaciones como la CNC y la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos calculan que la cifra de niños ejerciendo actividades agrícolas puede ascender a más de tres millones de niños de entre seis y 14 años, al margen de cualquier protección laboral, con salarios muy por debajo del mínimo y condiciones de vivienda infrahumanas (Velasco, 2005; Ballinas, 2004).

EL RETO DE LA POLÍTICA PÚBLICA ANTE LA POBLACIÓN JORNALERA MIGRANTE

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Tabla 1. RESUMEN OPERATIVO DEL PROGRAMA DE ATENCIÓN A JORNALEROS AGRÍCOLAS

Concepto 2001 2002 2003 2004 Enero-Agosto2004

Enero-Agosto 2005

Metas

2005

InversióMillones de Pesos

135.8 173.0 128.7 128.7 51.8 50.4 140.0

ApoyosMiles de Personas

678.8 722 528.3 579.0 439.4 452.9 576.0

Cobertura Estados 17 17 17 18 18 18 18

Municipios 259 260 255 257 214 201 253

Unidades de Trabajo

1,367 1,388 1317 1315 1080 955 1220

Proyectos Proyectos Realizados

17,048 15,727 8,862 10,884 5937 4,015 9085

Fuente: SEDESOL (2005). 5º Informe de Labores.

La baja más importante, de un 47%, ha sido a nivel de los proyectos realizados, que son aquellas obras de infraestructura que se realizan a nivel de las comuni-dades de origen como en los campos agrícolas. En el caso de la cobertura, puede observarse que se ha mantenido la presencia a nivel de los estados y de casi todos los municipios, pero ha habido sin embargo una reducción signifi cativa en las unidades de trabajo.

La reducción en todos los rubros puede explicarse por una parte por los cortes en la asignación presupuestal pero, además, obedece a la política de consolidación y desconcentración que ha seguido el programa. Parte de esto ha signifi cado el buscar que los patrones asuman cada vez más la responsabilidad de invertir en infraestructura en los campos. Si bien estos proyectos ayudan a fortalecer el nivel de conciencia de los productores, el abandono de los mismos a nivel de las co-munidades también ha signifi cado la pérdida de apoyos y trabajo para el fomento del desarrollo local.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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El Programa de Jornaleros Agrícolas tiene como antecedente la experiencia del Fideicomiso de Obras Sociales para Cañeros de Escasos Recursos (FIOSER). A partir de esta experiencia, la Mtra. Lourdes Sánchez promueve un programa piloto en Sinaloa durante la administración del gobierno estatal de Francisco Labastida, a fi nales de los 80, para atender a los jornaleros que llegaban al estado. Posteriormente, durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, se extiende el programa para apoyar a aquellos estados que tuvieran altos índices de expulsión y atracción de población migrante. Hoy en día, el programa tiene presencia en 18 de estados de la República, atendiendo alrededor de 600,000 jornaleros.

Los benefi cios del programa están dirigidos principalmente a la población jornalera migrante como a sus comunidades de origen, ya sean en su calidad de migrantes cíclicos o “pendulares”, porque regresan a sus comunidades después de un lapso de tiempo trabajando, o sean los llamados “golondrinos”, quienes continúan en la búsqueda de trabajo en otros lugares. Los apoyos también están dirigidos para aquellos trabajadores que se trasladan diariamente a campos agrícolas sin dejar de habitar en sus comunidades de origen.

La operación del programa descansa principalmente en la promoción social por medio de promotores de campo encargados de identifi car necesidades de la población, así como en la coordinación interinstitucional para promover el desarrollo de proyectos de ampliación de capacidades (capacitación y abastecimiento de servicios en temas relativos a la salud, educación y la nutrición), generación de oportunidades (a través de proyectos productivos), formación de patrimonio (seguridad jurídica), y provisión social (capacitación en derechos fun-damentales y procuración de justicia).

Las comunidades que reciben los benefi cios del programa tienen un porcentaje de expulsión arriba del 50%, y se canalizan apoyos a la compra y colocación de techos o levantamiento de viviendas dignas, construcción de locales de abastecimiento y la implementación de proyectos productivos que involucran la cría de puercos y aves, la implementación de talleres de costura, sombrerería, panadería, etc.

En el caso de los dueños de los campos agrícolas, se otorgan recursos de forma co responsable para la cons-trucción de infraestructura básica que mejore la calidad de vida de los jornaleros en los campos, principalmente con la construcción de viviendas, instalación de plantas de agua potable, de escuelas, comedores, clínicas y guarderías.

* Entrevista con el Director del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas, Lic. Jorge Omar García.

cuadro 8. PROGRAMA DE ATENCIÓN A JORNALEROS AGRÍCOLA

Otro aspecto que ha buscado consolidarse en los últimos años es la incorporación de recursos tanto humanos como materiales de otras instancias gubernamentales así como de los gobiernos estatales y municipales y de organizaciones de la socie-dad civil.

Para el coordinador del PAJA en el Estado de Sinaloa, la disminución en términos reales de los recursos asignados al programa en los últimos años se ha visto com-pensada con los recursos de otras instituciones. Según él, al juntar los recursos humanos y materiales de todas las dependencias que trabajan en relación a los jor-naleros agrícolas, se suman más de 1,600 servidores públicos, lo que contrasta con los 68 personas que conforman el equipo del programa en el Estado. Asimismo, añade, de cada peso que pone el programa, se logran recoger siete pesos más de otras instancias, lo que signifi ca que el presupuesto real de la atención a jornaleros se multiplica siete veces.

EL RETO DE LA POLÍTICA PÚBLICA ANTE LA POBLACIÓN JORNALERA MIGRANTE

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Según las últimas evaluaciones realizadas para SEDESOL, la calidad de atención del Programa ha mejorado de forma signifi cativa en los últimos tres años y ha logrado operar con adecuados grados de efi ciencia a pesar de sus defi ciencias presupuestales que afectan principalmente la red de promoción social tanto en la rotación de personal como en sus bajos salarios y sobrecargas de trabajo (PRECE-SAM, 2005; SEDESOL, 2005c).

A pesar de las buenas evaluaciones, la población jornalera en general continúa te-niendo niveles de vida inaceptables desde cualquier consideración. Según la Con-federación Nacional Campesina, alrededor de 3.5 millones de jornaleros agrícolas ganan menos de un salario mínimo de 46.80 pesos diarios, 95 por ciento del total (cinco millones) no tienen prestaciones y, por si fuera poco, en los últimos años se han perdido 500 mil puestos de trabajo en el sector rural (Velasco, 2005). En el caso de la información recogida en campo, el salario diario en los campos de Sinaloa asciende a 65 pesos por “tarea”. Por lo general, una persona logra hacer una sola tarea en una jornada, aunque muchos tratan de hacer dos para conseguir una mejor ganancia. En el caso de campos como los de Altamirano, incluso el día de trabajo se paga en 75 pesos, pero con un grado inaceptable de explotación y la-ceración de la dignidad humana por las condiciones en las que se obliga a trabajar a las personas.

Las diferencias en los ingresos percibidos por los jornaleros son una clara muestra de la falta de regulación del mercado laboral en el ámbito agrícola, ya que res-ponden en algunos casos a la oferta y la demanda, pero, en otros, a los aprove-chamientos del propio empresario de la condición de pobreza de muchas familias campesinas. Las grandes diferencias pueden observarse en la Tabla 2, la cual reco-ge los cambios que se han presentado a lo largo de siete años en el ingreso de las personas involucradas en las actividades agrícolas. Al comparar los ingresos obte-nidos por la población en el 2004 con aquellos del 2000, se percibe que hubo un aumento de la población ubicada en el menor rango de salario en más de un 20%, mientras que para los rangos con un mayor nivel de percepción, se experimentó una baja signifi cativa. Asimismo, se puede notar que la disminución de personas sin seguridad social a lo largo de una década ha sido poco signifi cativa y que para el 2004, el 93.8% de la población en esta actividad no contaba con ningún tipo de prestación.

Finalmente habría que reconocer que los datos vertidos en la tabla 2 aglutinan los resultados para el total de la población agrícola y que mucha de esta tiene una producción de autoconsumo por lo que difícilmente podrían acceder a un sistema de prestaciones o seguridad social. No obstante —si se consideran las cifras reco-

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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nocidas por la propia institución—, esto signifi caría que aún así la gran mayoría de los trabajadores agrícolas se encuentran desprotegidos.

Uno de los elementos que responden a estas cifras es que el PAJA se ha enfocado principalmente a los grandes productores. Sin embargo, según su director, sólo alrededor de 250,000 jornaleros se emplean con dichos productores, mientras que el resto se emplea con pequeños y medianos productores y, por lo general, no contando con ningún apoyo por parte del programa. Esto signifi ca que más de dos millones de jornaleros agrícolas no cuentan con el monitoreo del programa para asegurar que sus derechos básicos no se estén violando.

Esto nos permite afi rmar que si bien un programa como el PAJA tiene una inci-dencia importante para mejorar algunas condiciones de vida en los campos de jornaleros —como se pudo observar a lo largo de este trabajo—, ha tenido poca posibilidad de abarcar el enorme universo de jornaleros y menos aún ha logrado mejorar los derechos laborales y económicos de los trabajadores agrícolas.

Por otro lado, los propios funcionarios del programa han reconocido que existen algunas etapas del proceso migratorio que no han logrado atender y en donde la violación a los derechos de las personas sigue en aumento. El tránsito migratorio es uno de estos claroscuros del proceso migratorio ya que responde a las leyes de la oferta y la demanda del los puestos laborales en las zonas productoras. Hasta ahora, la tendencia ha sido que los productores se hacen cargo del transporte de los trabajadores que contratan en las comunidades. Algunos han reconocido las ventajas del registro en las ofi cinas regionales del PAJA, pero una gran parte de los transportistas ha optado por no hacerlo. Con el marco normativo que regula al Programa es difícil intervenir en las diferentes cuestiones en las que se ven involu-crados los jornaleros. Si bien el PAJA basa gran parte de su estrategia en buscar la coordinación de acciones interinstitucionales, ésta resulta difícil por los tiempos y presupuestos de cada uno de los actores.

EL RETO DE LA POLÍTICA PÚBLICA ANTE LA POBLACIÓN JORNALERA MIGRANTE

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Tabla 2. POBLACIÓN EN ACTIVIDAD AGRÍCOLA SEGÚN NIVEL DE INGRESO Y PRESTACIONES LABORALES

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

Población en actividad agropecuaria

TotalHombres Mujeres

38,658,762

7,542,273 6,443,0841,099,189

38,953,337

7,804,034 6,653,7101,150,324

39,502,155

7,129,595 6,158,369

971,226

39,385,505

7,065,5106,232,180

833,330

40,301,994

7,206,6656,295,815

910,850

40,633,197

6,813,6446,025,758

787,886

42,306,063

6,937,8816,047,010

890,871

Nivel de ingresos -1 s.m1-2 s.m2-3 s.m3-5 s.m5-10 s.m+ 10 s.m

sin ingresos26

2,159,8671,347,775

338,378219,78390,17146,165

3,027,270

2,179,2101,624,721

400,706184,386111,39640,376

3,065,608

2,058,7311,615,210

449,411204,452102,39347,325

2,402,896

2,976,3261,499,087

447,879203,90094,77632,695

1,606,475

2,844,6781,545,250

577,196174,09295,04344,438

1,740,280

2,670,6911,470,883

616,934194,82590,47347,243

1,569,517

2,751,5771,401,118

671,106199,15771,79435,999

1,558,116

Prestaciones

Sin prestaciones

Sólo seguridad social

Seguridad Social y otras prestaciones

Sin seguridad social/ con prestaciones

7,035,143

130,498

244,909

71,109

7,451,301

74,374

200,206

64,859

6,695,515

134,302

224,811

48,394

6,651,361

109,122

225,222

56,266

6,790,502

117,309

210,240

57,642

6,438,165

84,238

184,729

79,151

6,510,398

108,236

213,635

77,909

Fuente: Elaboración propia con datos de De Grammont (2005), INEGI y ENOE (2005).

La labor del programa ante el tamaño de la población jornalera parece titánica ante un presupuesto federal cada vez más reducido, el corte de servidores públicos —especialmente el de campo—, la animadversión de los agroindustriales, la falta de colaboración y coordinación institucional e intergubernamental así como la he-terogeneidad cultural de los y las jornaleras. Especialmente la relación con los pro-ductores agrícolas ha representado un reto importante para lograr abrir nichos de promoción de una nueva cultura laboral, no siendo bien recibida en todos lados.

26 Se clasifi can en este rubro tanto los trabajadores dependientes no remunerados como los trabajadores por cuenta propia dedicados a actividades de autosubsistencia.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

152

Una de las lecciones en este sentido ha sido que la negociación resulta más útil que la acción coercitiva para generar los cambios que se requieren.

En los últimos años, mucho se ha discutido —tanto al interior del programa como al exterior— sobre si este debe de desaparecer o no ante la aparente duplicidad de funciones dada con otras instituciones. Para algunos legisladores, por ejemplo, el darle dinero a los productores ricos por medio de los incentivos para la construc-ción de infraestructura en los campos es un desperdicio de los recursos que debe-rían canalizarse para el combate a la pobreza. Sin embargo, los resultados de esta investigación arrojan que el PAJA ha sido y es un instrumento fundamental para cambiar el comportamiento de los empresarios con respecto a los jornaleros y para hacerlos concientes sobre su responsabilidad frente a los derechos de los trabaja-dores. Asimismo, el PAJA también funciona como una metaconciencia del universo de instituciones que deberían de atender a la población jornalera, no en su condi-ción de jornaleros, pero sí en su condición de mexicanos. A través del importante trabajo que realiza el programa de gestión y vinculación de acciones y recursos intersectoriales, es como se ha logrado tener algunas mejoras en los últimos años.

IV

DESARROLLO LOCAL, GÉNERO, DERECHOS LABORALES Y

REDES DE SEGURIDAD EN LA NUEVA POLÍTICA SOCIAL

capítulo

DESARROLLO LOCAL, GÉNERO, DERECHOS LABORALES Y REDES DE SEGURIDAD EN LA NUEVA POLÍTICA SOCIAL

155

I. Introducción

Esta última parte del libro trata de recoger las dos experiencias de investigación documentadas y avanzar hacia el cruzamiento entre los problemas por los que atraviesa la población jornalera y migrante y la posibilidad de atenderlas, tanto en su comunidad de origen como en los campos agrícolas en los que residen hasta por ocho meses.

Como se ha visto a lo largo de este trabajo, si bien existen algunos programas que han buscado apoyar a las comunidades migrantes como es el programa de Jorna-leros de SEDESOL, no es sufi ciente. En algunos casos, el fl ujo de recursos y apoyos económicos y/o en especie a las comunidades migrantes ha logrado mejorar las condiciones de vida de algunas familias. Sin embargo, es evidente que éstos no buscan detener la migración de forma sustancial sino sólo aminorar sus estragos. Una estrategia integral para atender el fenómeno migratorio desde una perspectiva multidimensional e intersectorial, que trabaje tanto en el ámbito del desarrollo local como de los diferentes momentos del proceso migratorio podría ayudar a me-jorar la vida de la población jornalera y a organizar estos procesos de movilización poblacional. Por supuesto que una estrategia de esta naturaleza implica la coordi-nación interinstitucional de manera que existan los fondos y el personal sufi ciente para implementarla.

LOS PERFILES EMERGENTES DE LA MIGRACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

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En esta sección se proponen una serie de recomendaciones desde el ámbito local, regional, social, institucional, sectorial, etc., para el diseño o mejoramiento de po-líticas sociales comprehensivas, que reconozcan la diversidad de características de la población jornalera y migrante. Se ha buscado hacer un énfasis en los ejes prin-cipales en los que se basaron las investigaciones incluidas dentro de este trabajo. En referencia a los derechos laborales, se elaboraron revisiones jurídicas del marco normativo en el ámbito nacional e internacional, con algunas cuantas recomenda-ciones que pueden ser revisadas en el documento anexo que se presenta junto con esta obra.

Retomando el modelo defi nido en el capítulo anterior, se pueden bosquejar al-gunas políticas que incidan directamente en la calidad de vida de la población jornalera a lo largo de ciclo migratorio. Cada uno de estos elementos identifi cados se desarrolla posteriormente, pero se han señalado por bloques de incidencia en el diagrama siguiente para tener una guía crítica de los momentos del ciclo en los que habría que tener una intervención.

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II. Componentes para la nueva política social.

a) Condiciones locales y del hogar que inciden en la migración

1) Desarrollo Local

El problema de cómo generar desarrollo local ha sido revisado desde hace muchos años por diversas corrientes. En este espacio no quisiera revisar las diversas tenden-cias mas sí enunciar aquellas cuestiones que resultan urgentes para detener o por lo menos disminuir el deterioro de la vida rural. Una de las primeras cuestiones que resultan evidentes, es la necesidad de fortalecer la infraestructura institucional ya existente en las comunidades rurales, principalmente en lo que se refi ere a salud y educación. Si bien es un problema a nivel nacional, desde el ámbito regional y estatal hay que impulsar la mejoría tanto en la calidad como en el acceso a ambos derechos. La investigación realizada en las comunidades rurales indica que para las familias pobres, asumir los costos privados de salud y educación los pone en una situación de franca vulnerabilidad ante otros riesgos; por otro lado, la mala calidad de la educación o de la atención de la salud, genera una situación de desigualdad y violación a sus derechos humanos. Creación de albergues para estudiantes de familias migrantes con el objetivo de que permanezcan en la comunidad. En este sentido, es deseable la creación de una estrategia que incluya: a) brigadas médicas con especialistas, para atender a la población rural migrante (oftalmólogos, orto-pedistas, ginecólogos, urólogos, dermatólogos, etc.); b) la introducción de sistemas alternativos de medicina de menor costo (homeopatía, acupuntura, herbolaria, etc.) y c) elaboración de una estrategia de atención temprana a la salud mental y psi-cológica de las personas en las comunidades rurales migrantes, especialmente las mujeres.

Si bien más de las tres cuartas partes de la población habitan en zonas urbanas, el porcentaje destinado a equipar adecuadamente las regiones rurales o semi-rurales es muy inferior a la proporción que les correspondería. Para lograr llevar a cabo estos procesos es importante la canalización de recursos hacia las localidades, au-nado a un proceso de descentralización institucional y un mayor acompañamiento a los proyectos y programas en el ámbito local. Si bien surgen problemas sobre la falta de vigilancia del personal operativo a ese nivel, se tendrán que buscar meca-nismos de rendición de cuentas pero sin intervenir en la efi cacia de la distribución de los apoyos y el asesoramiento técnico.

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Por otro lado, la razón principal por la que la gente sale de sus comunidades a tra-bajar es la falta de empleos remunerados en el ámbito local y/o el desgaste de sus recursos para mantenerse. En este sentido, es urgente la elaboración de incentivos y programas encaminados a generar empleos en las zonas rurales y fomentar la se-guridad alimentaria. Si bien muchas comunidades rurales continúan con la produc-ción agrícola básicamente para autoconsumo, la falta de recursos para insumos de calidad o el uso de fertilizantes y pesticidas inorgánicos han deteriorado los suelos y, por ende, la producción ha disminuido. La necesidad de las comunidades de abastecerse de productos básicos para la seguridad alimentaria obliga en ocasiones a la migración de algunos de sus miembros.

En este sentido, es importante emprender iniciativas de descentralización y de se-guridad alimentaria apoyadas desde lo nacional y estatal pero con impacto directo en lo local. La infraestructura institucional, así como la investigación de centros científi cos deben enfocarse a fortalecer la capacidad de producción alimentaria actual así como asegurar el abasto futuro de granos básicos. Desde el ámbito local, es importante incentivar dos grandes vertientes, la reconversión productiva de las tierras por medio de un manejo orgánico e integral del suelo, así como los merca-dos locales y regionales para la inserción de estos productos. Dado que el costo de reconversión para muchos campesinos es muy alto, es importante la introducción de subsidios de mediano plazo (2-3 años) que permita a los agricultores mantenerse dado que los primeros años generalmente existe una disminución en la producción, aunque posteriormente se recupera y mejora en el largo plazo. Esta estrategia es importante implementarla tanto en el ámbito familiar como en el comunitario.

La investigación realizada hasta ahora, muestra que las micro-empresas rurales (MER) aportan el 40% de los ingresos rurales, una relación de 4 a 1 con los ingresos generados por las remesas de migrantes (P. Purshotham, 2004). En México, se han impulsado diversos programas de micro-créditos para la creación o fortalecimiento de las MER; sin embargo, diversas experiencias han demostrado que, ante la au-sencia de mercados locales, las inyecciones de micro-créditos solamente re-distri-buyen la pobreza. Esto apunta hacia la necesidad de extender los mercados como un prerrequisito para estimular el crecimiento local por medio de otros insumos. Lo que permite verdaderamente echar a andar a las MER como estrategia rural es la presencia de vínculos económicos sobre todo con empresas mayores, lo que permite estimular la generación de ingresos y de empleos tanto permanentes como estacionarios,27 del mismo modo en que han contribuido al desarrollo empresarial local y al desarrollo regional.

27 Se calcula que el porcentaje del ingreso proveniente de MER asciende al 42% en África, 40% en América Latina y 32% en Asia. Igualmente se calcula que el porcentaje de mujeres involucradas en actividades de las MER es de 28% en América Latina, 26% en África y 20% en Asia, datos que hablan de la importancia de las MER para apoyar políticas de equidad y género.

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Igualmente es importante alentar el crecimiento de las MERs en aquellas líneas estratégicas con ventajas comparativas (como pueden ser los fertilizantes biológi-cos u orgánicos), la investigación y desarrollo de tecnologías de información para aplicación local y el desarrollo de agro-clínicas y agro-negocios para los jóvenes de las comunidades a fi n de apoyar el sector rural.

Adicionalmente, la difícil situación por la que atraviesa la agricultura también apunta hacia la necesidad de diversifi car las capacidades locales en la generación de empleos a través del aprendizaje de nuevas técnicas y disciplinas que tengan demanda en el ámbito local. Es así como se propone la elaboración de diversas Ferias Regionales de Ofi cios en donde se incluyan cursos sobre plomería, electrici-dad, corte y confección, repostería y panadería, carpintería, artesanías (alebrijes), embobinado de motores, lenguas extranjeras, técnicas para el mejoramiento del proceso agrícola, estilismo; cursos de mejoramiento de diseño de artesanías y de procesos de comercialización y mercadeo, etc.

2)Género

Desde el ámbito comunitario, igualmente resulta importante refl exionar sobre los roles de género auto asumidos y polemizar colectivamente cómo están cambiando ante el fenómeno de la migración laboral. Aunado a lo anterior, cada vez es más necesaria la presencia de guarderías en el ámbito rural. Uno de los grandes proble-mas que tienen las mujeres rurales es la falta de tiempo para realizar actividades productivas y alternar sus responsabilidades domésticas. Si bien por lo general las mujeres no están dispuestas a dejar de lado sus labores domesticas, es claro que el cuidado de los hijos o de los nietos en muchos casos representa un impedimento importante en la posibilidad de realizar otras actividades ya sean artesanales, orga-nizativas y/o de producción. En este sentido, existen arreglos informales de cuidado de los hijos por parte de otros familiares o vecinos pero esto no siempre es seguro.

3) Redes de Seguridad

Asimismo, uno de los grandes problemas a los que se enfrentan y que hace más vulnerables a las familias es la eventualidad de un accidente del familiar que se encuentra trabajando ya sea en los campos agrícolas nacionales o sea en Estados Unidos. La creación de fondos comunitarios de atención a emergencias migrato-rios o ambientales puede resultar importante para atender los problemas que se presenten. Si bien el buen resguardo del fondo puede provocar complicaciones, éste cumpliría un rol importante como compromiso de los ciudadanos ante los problemas que los aquejan a todos.

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4) Acceso y Difusión de la Información

Desde el ámbito comunitario, las personas que salen de su lugar de origen muchas veces no saben a qué se están enfrentando y cuáles son los medios con los que cuentan para enfrentar algún problema. El Programa de Jornaleros ha tratado de informar a las personas que pasan por sus ofi cinas sobre sus derechos y los peligros que pueden enfrentar en los campos o en Estados Unidos. Sin embargo, a partir de una observación participante que se realizó en las instalaciones del programa en Chilapa, es evidente que no es sufi ciente lo que se está haciendo. Por esto se propone la creación de una estrategia que contenga cuestiones tanto de derechos humanos y laborales, como de la problemática en torno a aquellos lugares a dónde acudir en caso de alguna difi cultad, lugares de atención médica y los principales problemas de salud a los que se pueden enfrentar.

b) Condiciones de tránsito migratorio

En el estado de Guerrero, a partir de una iniciativa de los propios Jornaleros Agrí-colas en la entidad, se solicitó la creación de un Fondo de Previsión Social para apoyar a las familias que tuvieran algún percance de enfermedad o muerte en los campos, a pagar los gastos de transportación de regreso a sus comunidades. Como contrapartida, el gobierno estatal y el gobierno federal pondrían una parte para ayudar al incremento del fondo. Los jornaleros agrícolas pagan un seguro de 5 pesos el cual les otorga 10,000 pesos en caso de algún accidente en el trayecto de ida o regreso a los campo. Este mecanismo ha resultado muy exitoso en el caso de Guerrero y el Programa a nivel Nacional debería de promover la creación de este tipo de fi deicomisos de forma generalizada para todos los estados con población jornalera.

Además, el costo del seguro podría ser absorbido tanto por los municipios expul-sores como por los contratantes de forma tal que esto no sea en perjuicio de los jornaleros. Otra de las opciones podría ser mantener la cuota a los jornaleros, pero buscar igualmente la contribución tanto de productores como cabeceras munici-pales de forma tal que el fondo pudiera crecer de manera signifi cativa y creciera para abarcar otro tipo de eventualidades, como son gastos de consultoría y proce-sos jurídicos ante la violación de derechos humanos y/o laborales, enfermedades crónicas relacionadas con el trabajo en los campos e.g. leucemias, dermatitis, cán-ceres en general. Asimismo, los intereses generados por un fi deicomiso más nutrido podrían invertirse en acciones para el ámbito local que se coordinaran con otras iniciativas de instancias gubernamentales y/u organizaciones sociales.

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c) Condiciones de vida en lugares de destino

1) Redes de Seguridad

El PAJA no contempla la generación de redes de seguridad para situaciones de riesgo de los jornaleros ni de sus familias. Por otro lado, una parte de los abusos de los patrones agrícolas va en el sentido de no pagar aguinaldos o reparto utilida-des bajo el pretexto de que los trabajadores se van y por lo tanto “no hay a dónde enviarles estos recursos”. Por lo tanto resulta importante avanzar en la elaboración de directorios para cada uno de los campos agrícolas en donde se especifi que una dirección o cuenta bancaria a donde se pueda enviar el recurso. En segundo lugar, ante la difi cultad de localizar a la persona, se propone la creación de un fondo o fi deicomiso en donde se acumulen estos recursos y que sirvan para la ejecución de proyectos e inversiones en benefi cio de esta población. Por otro lado, se debe buscar el acercamiento de instituciones fi nancieras como BANSEFI o proyectos de ahorro que permitan a los jornaleros en los campos guardar su dinero sin riesgo a robos o extravíos, ahorrar o hacer envíos a sus comunidades de origen.

2) Género

Durante la investigación se pudo constatar que la inserción de una visión de género ha sido difícil. Si bien la SEDESOL ha buscado capacitar al personal en cuestiones de género, las entrevistas realizadas a los encargados estatales dejaron ver que ha sido difícil empezar a pensar en proyectos con visión de género.

A lo largo de la investigación se detectó que no existe diferencia en la carga laboral de hombres y mujeres en el campo. Sin embargo, los patrones podrían incentivar de alguna forma (posiblemente con mecanismos económicos) la colocación de mu-jeres en ciertos nichos de trabajo. Por otro lado, el trabajo en los campos repite la manera en que están organizadas las familias en sus comunidades. La mujer aparte del trabajo que realiza recogiendo la cosecha, tiene que regresar a hacerse cargo de las actividades domésticas, lo que implica una doble e incluso triple jornada. En este sentido, el Programa de Jornaleros debería de incentivar la introducción de instrumentos que facilite el trabajo de las mujeres. Principalmente el lavado de la ropa, es algo que requiere mucho tiempo y esfuerzo y, en algunos campos, incluso un peligro. Como se pudo constatar, en algunos campos las mujeres lavan la ropa en los canales de desagüe de las zonas de cultivo que traen niveles importantes de agroquímicos. Por lo tanto, se propone que se implemente un programa para la compra de lavadoras de uso colectivo en los campos agrícolas.

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Uno de los problemas graves y que en pocas ocasiones se denuncia, son los delitos sexuales en contra de las mujeres. Durante la investigación se recogió una de las denuncias hechas a la Comisión Estatal de Derechos Humanos sobre la violación de una joven por parte del capataz de una empacadora. Fue difícil para esta per-sona llegar a presentar la denuncia (y al parecer hay un sub-registro importante de casos como éste). Se propone la existencia de una línea telefónica así como módulos de atención sobre delitos sexuales en las zonas de jornaleros, al igual que la implementación de pláticas y talleres sobre derechos humanos de la mujer en todos los campos agrícolas.

Se identifi caron defi ciencias estructurales del programa en la capacitación de la población jornalera y de contratistas en torno a los derechos humanos y laborales de los migrantes, además de una falta de sensibilidad ante las diferencias de género en gran parte de la población migrante. En este sentido, se propone la reactivación de los talleres de capacitación pero que incluyan una visión de género.

3) Acceso y Procuración de Justicia, Derechos Humanos y Laborales.

La gran mayoría de los jornaleros agrícolas es de origen indígena y monolingüe, por lo que se debe de procurar la contratación de traductores en diversas lenguas indígenas para asegurar el acceso equitativo y oportuno a la procuración de justicia en materia laboral.

Por otro lado, el presupuesto de las Comisiones Estatales de Derechos Humanos, así como de las organizaciones civiles dedicadas a la defensa de los derechos de los jornaleros, es muy reducido. Por esto, en lo posible se debe buscar incrementar el presupuesto para las instancias defensoras de derechos humanos en las entidades estatales.

Si bien el Programa tiene una cláusula de informar y difundir los derechos humanos y laborales de la población jornalera agrícola, en algunos estados el personal del Programa ha sido limitado para realizar labores de concientización en los campos agrícolas. Esto se puede entender en tanto que a muchos productores les molesta que se lleve a cabo este tipo de trabajos y el Programa sólo puede entrar a los cam-pos en tanto que los productores se lo permitan. Para disminuir la resistencia de los productores se propone la capacitación por parte del PAJA en derechos humanos y laborales previa a la partida a los campos.

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Adicionalmente, la actual sanción por la violación a los derechos infantiles al per-mitirles trabajar en los campos agrícolas es de 155 salarios mínimos, y esto puede involucrar desde un niño hasta mil. Ante esta circunstancia se propone incrementar de manera sustancial las sanciones ante la violación de derechos humanos y labo-rales tanto de hombres como de mujeres y niños.

Ante la falta de capacidad del programa de atender de manera personal las denun-cias de los jornaleros se propone la creación de un servicio telefónico de atención a violaciones de los derechos humanos y laborales de los jornaleros así como ase-soramiento jurídico.

4) Acceso y Difusión a la información

Uno de los grandes problemas del acceso a la justicia es la falta de habilidades para acceder a la información pertinente que permita la toma de decisiones. Casi el 70% de los jornaleros agrícolas son indígenas y muchos de ellos monolingües; entre éstos existe un porcentaje del 30% de analfabetismo y un promedio de 3o de primaria. A decir del Comisionado Estatal de Derechos Humanos del Estado de Sinaloa, el Dr. Carlos Loza, el gran lastre para no poder instaurar una política de de-rechos humanos es la falta de acceso a la educación. Las quejas ante esta instancia se tienen que elaborar de forma escrita y ante este problema aumenta la difi cultad. Aunado a la barrera de la lengua, esto se convierte en una posibilidad remota.

En este sentido, se propone la creación de materiales visuales y radiofónicos en len-guas indígenas que permita la difusión en torno a los derechos humanos y laborales de los jornaleros. Por otro lado, específi camente en el caso del Estado de Sinaloa, desde hace diez años se ha buscado la creación de una radio indígena y a pesar de las gestiones esto no se ha logrado. Se propone el involucramiento por parte del Programa para empujar esta propuesta ya que el radio puede ser un medio muy efi caz para la transmisión de información en diferentes lenguas.

Asimismo, durante la investigación se identifi caron las propuestas elaboradas por la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Estado para elaborar documentos informativos sobre los derechos de los jornaleros. Sin embargo, ambos documentos resultaban poco atractivos en su presentación y difíciles de entender. Si bien el nivel de analfabetismo es elevado, por lo menos un 70% de la población jornalera tiene algún conocimiento de la lectura y escritura. En este sentido se propone elaborar un documento sencillo que se convierta en una Guía para Jornaleros Agrícolas, ilustrado con ejemplos y con información de procedimientos y contactos sobre sus derechos laborales y huma-

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nos. Entre los Anexos de este documento se encuentra una propuesta con algunos de los temas que se propone que incluyan este documento.

5) Certifi caciones

Actualmente siguen apareciendo zonas de campos agrícolas en el estado de Sina-loa, principalmente en la región de Elota, donde no hay cobertura del Programa de Jornaleros Agrícolas y por lo tanto las condiciones de trabajo y vivienda son deplorables. En este sentido se propone la elaboración de certifi caciones tripartitas entre la Secretaría de Hacienda, la Secretaría del Trabajo y Provisión Social del Estado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos y el Programa de Jornaleros Agrícolas para dar la aprobación sobre las condiciones de infraestructura, acceso a servicios, transportación, vivienda, etc. Previo al inicio de las operaciones de un campo agrícola.

d) Política pública transversal

1) Lineamientos del Programa

El número de jornaleros agrícolas está aumentado año con año y sin embargo el monto presupuestario ha ido a la baja. Si bien no resulta un sector prioritario para la política pública en tanto actividad, sí lo debería de ser en tanto número. La visión de los funcionarios del Programa es que muchas de las acciones que se llevan a cabo por parte del programa son responsabilidad de otras instancias y, sin embargo, la desatención de las familias que se quedan en la comunidad es importante, por lo que en el proceso de desconcentración y consolidación que se está promoviendo hay que procurar no desatender la implementación y seguimiento de opciones de desarrollo local.

La elaboración de convenios entre los estados expulsores y receptores de población jornalera resulta otra de las cuestiones urgentes para lograr coordinar acciones y tener una mejor información para la atención de los jornaleros. Existe también una importante falta de homogeneidad en la información que se levanta en cada Estado, por lo que se propone la homologación de las bases de datos a nivel nacional, entre las ofi cinas estatales, así como con otros sectores que atienden a esta población (SEP, Secretaría de Salud-IMSS, Oportunidades), generando adecuaciones anuales. Por otro lado, existe una importante falta de coordinación e incentivos entre los tres niveles de gobierno para articular iniciativas que promuevan el desarrollo local-re-

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gional con los fondos que envían los migrantes. Hace falta mayor involucramiento de los grupos de la sociedad civil para la implementación de acciones y menor dependencia de los recursos fi nancieros de las partidas presupuestales. De esta forma se puede mejorar la atención del programa a la población que se queda en las comunidades y dar mayor continuidad y asesoría a apoyos productivos para mejorar la vida de las familias migratorias.

Por último, el trabajo más importante del Programa se realiza a nivel de la promo-ción y vigilancia en los campos. Ante la reducción del presupuesto, es este el rubro que ha sufrido más. Se propone buscar el incremento del presupuesto del programa para aumentar la presencia de personal de vigilancia en campo o, en su defecto, defi nir un porcentaje estable para el trabajo de promoción.

2) Educativas

Uno de los grandes retos del PAJA es la educación, sobre todo en los campos agrí-colas ya que es donde no se encuentra el apoyo de la Secretaría de Educación. El PAJA ha tenido que promover en forma permanente el involucramiento de esta y otras instancias; aún así, el acceso a la educación sigue siendo defi ciente. Una de las alternativas desarrolladas ha sido la incorporación de la Comisión Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) la cual ha capacitado a promotores que reciben becas para impartir clases en los campos agrícolas. Sin embargo, la queja genera-lizada que se encontró durante la investigación es la falta de preparación, interés y compromiso de los promotores de esta Comisión. Por esto, se propone buscar los mecanismos para elevar el nivel educativo de los promotores educativos del CONAFE. Esto posiblemente podría ser reclutando estudiantes del nivel superior en vez del nivel medio superior.

Por otro lado, uno de los problemas para que los niños y jóvenes decidan no asistir a la escuela en los campos agrícolas es que los estudios que realizan en estos luga-res no son reconocidos en sus lugares de origen. Por lo tanto, se propone la gestión y promoción de la validación de estudios realizados en el CONAFE en las comu-nidades de origen de los jornaleros. Aunado a esto, una recomendación adicional, que difícilmente entra dentro del ámbito del Programa, es la urgente necesidad del mejoramiento del sistema educativo así como su seguimiento entre lugar de origen y de destino. Otro de los problemas hasta ahora identifi cados fue la pérdida de los apoyos de Oportunidades por el cambio de domicilio de los jornaleros. Esto signifi -ca que las personas están priorizando el dinero que los hijos recaudan al insertarse en el trabajo agrícola sobre el magro apoyo de los jornaleros. Para promover la con-

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tinuidad en la escuela en los campos agrícolas se propone buscar los mecanismos para mantener los apoyos del Programa Oportunidades en los campamentos de jornaleros o en su caso nuevas becas y/o transferencias económicas para incentivar la estancia de los niños en las escuelas de los campos.

El crecimiento del trabajo infantil en los campos está directamente relacionado con la deserción educativa. Para muchos padres resulta prácticamente imposible dejar a sus hijos en sus comunidades por los benefi cios económicos que resultan para la familia, pero además por el costo que esto implica. Ante esto, se propone la creación o reactivación de albergues en las comunidades de origen para permitir la permanencia y continuidad de los estudios de la población jornalera.

Para muchas familias rurales, la participación de los niños en las tareas del campo es un proceso de iniciación al trabajo agrícola necesario para su reproducción social. Al migrar, para muchos niños, así como para sus padres, el recibir una remu-neración económica por el mismo trabajo que efectúan en sus comunidades resulta atractivo. Si bien es importante observar que este tipo de trabajos no resulten en un proceso de explotación (desigualdad en términos del intercambio remunerativo por el esfuerzo en el trabajo ya sea físico, psicológico, temporal, de salud, etc.), hay que buscar mecanismos que permitan a los niños y jóvenes tanto asegurar una continuidad en sus estudios como participar de las actividades productivas y re-munerativas. En este sentido, algunos agricultores han decidido acceder al trabajo de menores por tres o cuatro horas, siempre y cuando éstos asistan a la escuela. Al igual que en el programa de Oportunidades, una lista de asistencia y de avance en el desempeño académico del niño, puede ser un instrumento para verifi car que esto realmente ocurra.

3) Promoción a la investigación

Ya que ninguno de los programas existentes toma en cuenta las diferencias de los jornaleros en términos de edad, género, necesidades o riesgos que enfrentan en el proceso migratorio, desde el punto de partida y hasta su regreso, es importante incentivar la investigación en torno a la población jornalera y migrante. Asimismo, en lo que respecta a la formación de recursos humanos, se detectó la necesidad de tener profesionales de todas las disciplinas con especialización en estudios sobre la problemática migratoria. De esta forma, se propone la generación de programas de especialización.

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4) Presupuestales.

El Comisionado de Derechos Humanos en el Estado de Sinaloa ha planteado la propuesta de invertir el 3% del PIB estatal de agricultura para atender programas para jornaleros; además, si se juntara con un 5% de recursos federales y 5% por parte de los agricultores, se podría contar con un 13% de los 850 millones de dó-lares que genera la agricultura en el estado. De aplicar un esquema parecido en los estados de atracción, se podría contar con recursos importantes para mejorar infraestructura en los campos.

III. Conclusiones

La experiencia cotidiana a la que se enfrentan los jornaleros agrícolas en nuestro país refl eja dos aspectos que se mantienen constantes a lo largo del tiempo: la crudeza de la experiencia humana por la sobrevivencia y la humanidad que encon-tramos dentro de cada persona. Tal vez uno de los elementos más interesantes que emergen a partir de la investigación es la diferencia diametral que existe entre los diversos actores sobre lo que resulta justo y no en el trato y las condiciones de los jornaleros agrícolas. Como bien expresó Sixto Bejarano, contratista del campo La Flor II, “si los jornaleros no consideraran que las condiciones de trabajo son justas, no irían a trabajar a los campos de Sinaloa”.

Si bien se percibe un discurso de exclusión con algunos rasgos racistas al hablar sobre “esa gente”, poco a poco se ha abierto la posibilidad de entendimiento y de la tolerancia ante el arribo de una pluralidad de lenguas y cultural al estado de Sinaloa.

Existen muchas cuestiones que continúan sin defi nición y sin seguimiento pero que, en algunos casos, resulta conveniente para ambas partes; en otros resulta un abuso para la parte más débil y vulnerable. La falta de formalidad laboral de la relación jornalero-patronal, por ejemplo, parece tener ciertas ventajas para todos los acto-res. Desde la perspectiva de los patrones, los exime de las obligaciones impuestas por la ley y, desde la perspectiva de los jornaleros, les da la libertad para romper el acuerdo laboral en el momento que éstos deseen. Sin embargo, los segundos no alcanzan a visualizar que en caso de que no se cumplan los acuerdos estipulados verbalmente por los contratistas, serán ellos los salgan en desventaja clara.

Ante los resultados emergidos de la investigación, se percibe como prioritario mo-difi car el estatuto normativo del PAJA y avanzar hacia la creación del Instituto de

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Atención a la Población Migrante y Jornalera, el cual se encargue de generar una política nacional de atención a este sector y coordinar acciones, presupuestos y personal operativo en las diferentes regiones de atracción-expulsión del país. A partir de la creación de esta entidad se hace posible la construcción de otra se-rie de componentes que ayudarían a tener una mayor integralidad en la atención institucional. Uno de los componentes identifi cados por la investigación arroja la necesidad de generar redes de seguridad para situaciones de riesgo de los jorna-leros como de sus familias y la creación de un fondo o fi deicomiso en donde se acumulen estos recursos y que sirvan para la ejecución de proyectos e inversiones en benefi cio de esta población. Por otro lado, se podría buscar el acercamiento de instituciones fi nancieras como BANSEFI o proyectos de ahorro que permitan a los jornaleros en los campos guardar su dinero sin riesgo a robos o extravíos, ahorrar o hacer envíos a sus comunidades de origen. Asimismo, el Fondo de Previsión Social creado por el Estado de Guerrero para apoyar a las familias que tuvieran algún percance de enfermedad o muerte en los campos, es una iniciativa que puede ser generalizable a todo el país. Además, el costo del seguro podría ser absorbido tanto por los municipios expulsores como por los contratantes de forma tal que esto no sea en perjuicio de los jornaleros.

Por otro lado, se percibe la necesidad de dotar de mayor poder de negociación y cabildeo a la estructura reguladora de las condiciones de vida en los campos agrícolas ya sea para monitorear y vigilar las relaciones obrero-patronales como para aportar mayores incentivos que se traduzcan en una mejora importante en las condiciones de vida de las familias jornaleras.

La lista de pendientes es vasta, pero vale la redundancia para enfatizar la impor-tancia de establecer una política con una visión de género, desde el apoyo en las comunidades hasta la dotación de equipamiento para los campos; un mayor reconocimiento a la enorme heterogeneidad de la población indígena jornalera, adecuando los sistemas de procuración de justicia así como elaborando materiales audiovisuales informativos en sus lenguas de origen; avanzando en la revisión de la legislación actual y modifi cando las sanciones correspondientes para castigar las violaciones reiterativas a derechos humanos (trabajo infantil, malas condicio-nes de vivienda, jornadas largas de trabajo, etc.). También resulta imprescindible la creación de nuevas instancias de protección a los derechos laborales de los trabajadores agrícolas. En este sentido, sería conveniente pensar en la creación de una Procuraduría de la Defensa de los Trabajadores del Campo, donde se brindará asesoría jurídica gratuita y, en su caso, se realizarán las acciones legales pertinentes a fi n de hacer valer los derechos de los jornaleros agrícolas.

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Por otro lado, es claro que el presupuesto público nunca es sufi ciente para fi nanciar las acciones necesarias. Sin embargo, un mayor poder de vinculación por parte de una entidad desconcentrada permitiría la elaboración de convenios entre los esta-dos expulsores y receptores de población jornalera para lograr coordinar acciones y tener una mejor información para la atención de los jornaleros. Asimismo hace falta mayor involucramiento de los grupos de la sociedad civil para la implementa-ción de acciones y menor dependencia de los recursos fi nancieros de las partidas presupuestales.

Desde el derecho de acceso a la educación, se propone la gestión y promoción de la validación de estudios realizados en el CONAFE en las comunidades de origen de los jornaleros, así como mantener los apoyos del Programa Oportunidades en los campamentos de jornaleros o, en su caso, nuevas becas y/o transferencias eco-nómicas para incentivar la estancia de los niños en las escuelas de los campos.

Por otro lado, hay que buscar mecanismos que permitan a los niños y jóvenes tanto asegurar una continuidad en sus estudios como participar de las actividades productivas y remunerativas. En este sentido, algunos agricultores han decidido ac-ceder al trabajo de menores por tres o cuatro horas, siempre y cuando éstos asistan a la escuela. Al igual que en el programa Oportunidades, una lista de asistencia y de avance en el desempeño académico del niño puede ser un instrumento para verifi car que esto realmente ocurra.

Los cambios de gobierno siempre signifi can una posibilidad para generar los cam-bios necesarios para mejorar o rectifi car el camino de una política social; no obs-tante, es necesaria la voluntad para buscar que esos cambios puedan sustentarse en una política de largo plazo enfocada a asegurar las transformaciones en la calidad de vida de los sujetos sociales. En este sentido, los jornaleros agrícolas buscan posi-cionarse en la agenda de las prioridades públicas para encontrar una forma de vida digna a través de la cual puedan salir del estado de sobrevivencia y desarrollar un proyecto de vida para sí mismos y para sus familias. Por parte de aquellos que dise-ñamos, evaluamos o implementamos proyectos y programas resulta no sólo impres-cindible empujar una política integral para apoyar el desarrollo de grupos vulnera-bles de nuestra sociedad, sino también una obligación que cada uno tendrán que asumir desde su espacio de trabajo. Probablemente, aunando las contribuciones de todos podamos poco a poco construir una sociedad menos injusta y donde cada sujeto pueda desarrollar todo su potencial sin menoscabo de su dignidad humana.

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