articulo discurso politico de presidentes latinoamericanos

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1 Análisis del discurso político de 4 presidentes latinoamericanos en escenarios internacionales en el periodo 2009-2010 1 Andrés Felipe Salazar Vásquez 23 Resumen Se pretenderá demostrar que las temáticas ideológicas y sus discursos se han configurado en obstáculos para una ideal integración en América Latina. La pobreza, la falta de competitividad, la inequidad, la inseguridad y el cambio climático debería gobernar en las agendas de los presidentes, pero en reiteradas ocasiones el carácter personalista de sus democracias no les permite ver en la cooperación internacional, una salida al subdesarrollo de sus países. Mencionado lo anterior, se hará un análisis de la situación en América Latina y se demostrará que hay una concepción ideológica muy marcada de los mandatarios. De esta manera, como base teórica se tomaron los discursos de Daniel Ortega, Porfirio Lobo, Juan Manuel Santos y Hugo Chávez en escenarios internacionales en el periodo 2009-2010 concluyendo que es posible una integración latinoamericana basada en objetivos comunes y desde la cual se consigan resultados de desarrollo beneficiosos para los pueblos, lo anterior, buscando evitar la ejecución de dispositivos propagandísticos que mediante el discurso dividan aun más al subcontinente. Palabras clave Discurso, demagogia, política en América Latina. 1 Este artículo tiene su origen en el proceso de investigación realizado en el semillero específico de la Facultad de Comunicación. Dicho proceso fue hecho en el segundo semestre del año 2010. 2 Estudiante de 9° semestre de Comunicación y Relaciones Corporativas. Semillero Básico y Específico de Investigación. Línea discurso y comunicación. Ha sido asistente en distintos eventos académicos como: Seminario Internacional Marketing y Comunicación Empresarial en 2009, Tercer Congreso Internacional de Comunicación Estratégica hecho en 2009 y en la Jornada Internacional “retos de la comunicación y la sociedad de la información” con Octavio Islas en 2008, todos en la Universidad de Medellín. Tiene un marcado interés por el eclecticismo entre la Ciencia Política, las Relaciones Internacionales y la Comunicación. 3 E-mail: [email protected]

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Análisis del discurso político de 4 presidentes latinoamericanos en escenarios

internacionales en el periodo 2009-2010 1

Andrés Felipe Salazar Vásquez23

Resumen

Se pretenderá demostrar que las temáticas ideológicas y sus discursos se han configurado en

obstáculos para una ideal integración en América Latina. La pobreza, la falta de competitividad, la

inequidad, la inseguridad y el cambio climático debería gobernar en las agendas de los presidentes,

pero en reiteradas ocasiones el carácter personalista de sus democracias no les permite ver en la

cooperación internacional, una salida al subdesarrollo de sus países.

Mencionado lo anterior, se hará un análisis de la situación en América Latina y se demostrará que

hay una concepción ideológica muy marcada de los mandatarios. De esta manera, como base

teórica se tomaron los discursos de Daniel Ortega, Porfirio Lobo, Juan Manuel Santos y Hugo

Chávez en escenarios internacionales en el periodo 2009-2010 concluyendo que es posible una

integración latinoamericana basada en objetivos comunes y desde la cual se consigan resultados de

desarrollo beneficiosos para los pueblos, lo anterior, buscando evitar la ejecución de dispositivos

propagandísticos que mediante el discurso dividan aun más al subcontinente.

Palabras clave

Discurso, demagogia, política en América Latina.

1 Este artículo tiene su origen en el proceso de investigación realizado en el semillero específico de la Facultad de Comunicación.

Dicho proceso fue hecho en el segundo semestre del año 2010. 2 Estudiante de 9° semestre de Comunicación y Relaciones Corporativas. Semillero Básico y Específico de Investigación. Línea

discurso y comunicación. Ha sido asistente en distintos eventos académicos como: Seminario Internacional Marketing y Comunicación Empresarial en 2009, Tercer Congreso Internacional de Comunicación Estratégica hecho en 2009 y en la Jornada Internacional “retos de la comunicación y la sociedad de la información” con Octavio Islas en 2008, todos en la Universidad de Medellín. Tiene un marcado interés por el eclecticismo entre la Ciencia Política, las Relaciones Internacionales y la Comunicación. 3 E-mail: [email protected]

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Abstract

It will seek to demonstrate that ideological and thematic speeches are set obstacles to a perfect

integration in Latin America. Poverty, lack of competitiveness, inequality, insecurity and climate

change should rule on the agenda of the presidents, but repeatedly the personal nature of their

democracies are not allowed to see international cooperation, a solution to underdevelopment their

countries.

Mentioned above, it will analyze the situation in Latin America and showing that there is a very strong

ideological conception of the leaders. Thus, taken as a theoretical discourse of Daniel Ortega, Porfirio

Lobo, Juan Manuel Santos and Hugo Chávez in international settings in the period 2009-2010 can be

concluded that Latin American integration based on common objectives and from which to achieve

results beneficial to developing people, above, seeking to avoid the implementation of devices using

speech propaganda that further divide the subcontinent.

Key words

Discourse, demagoguery, politics in Latin America.

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INTRODUCCIÓN

“Los latinoamericanos no estamos satisfechos con lo que somos, pero a la vez no hemos podido

ponernos de acuerdo sobre qué somos, ni sobre lo que queremos ser”. Del buen salvaje al buen

revolucionario, Carlos Rangel.

La politiquería. Esa compleja (y para muchos simple) palabra que evoca conflictos, historias banales,

ambiciones personales y luchas fratricidas es la causa de un malestar entre los Estados

latinoamericanos. Es así como desde el discurso político y en aras de una perspectiva del desarrollo

mancomunado en América Latina, se ha encontrado una debilidad de la región: las tensiones

fratricidas.

Mientras en otras latitudes se trabaja en unión (El norte de América o Europa) y se configuran

nuevos países como potencias emergentes gracias a políticas incluyentes (Brasil, China, India)

donde se destacan conglomerados y no individualidades, aquí se continúa con el asunto ideológico

como óbice para la cooperación internacional.

Desde lo mencionado en el análisis del discurso, y citando a los actores estudiados: Porfirio Lobo,

Daniel Ortega, Juan Manuel Santos y Hugo Chávez. Se encuentran una serie de particularidades y,

por supuesto coincidencias en la elaboración de sus discursos. Para ello, se comenzará describiendo

al discurso político como disciplina.

“Esperanza: esperanza ante la dificultad. Esperanza ante la dificultad. Esperanza ante la

incertidumbre. ¡La audacia de la esperanza! Ese es el mayor regalo que Dios puede darnos, el

cimiento de esta nación…”, dijo Barack Obama, entonces precandidato presidencial ante la

convención nacional demócrata en 2004.

Eso es especialmente de lo que se trata el discurso político. De construir una imagen pública basada

en la misteriosa combinación de razón y emoción en un sistema político a través de la comunicación.

En palabras de Manuel Castells, “el mensaje de Obama es inspirador; el receptor se siente

esperanzado y, el resultado, es un entusiasmo por el candidato” (2009, Comunicación y Poder, pág.

496).

El candidato, el mensaje y el público son los elementos más determinantes para persuadir a un

electorado, o bien, para mantener la imagen favorable de un gobernante ante la opinión pública.

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“Lo que se pone en circulación cada vez que alguien intenta comunicarse bajo presupuestos

explícitamente políticos es un conjunto de estrategias que busca la adhesión de los interlocutores,

objeto de la persuasión, a la propuesta planteada por el destinador” (Raúl Botero, Estudios del

Discurso, 2005).

En efecto, estas estrategias han sido utilizadas por los presidentes en esta parte del mundo para

convencer a sus pueblos, pero no para dialogar con sus vecinos.

Hoy todavía se sigue dividiendo el continente en tendencias de derecha, centro o izquierda con

discursos nacionalistas y xenófobos cuando lo importante no es el camino sino la llegada.

En vez de discursos hay discusiones banales con poca argumentación. El político de turno sintetiza

un posible gobierno, es por esto que es más importante la popularidad que la gestión pública.

Y es que bien lo describe Michael Shifter, profesor de la Universidad de Georgetown, para Foreign

Policy: “Sería difícil imaginar una pareja más extraña que Sebastián Piñera y Evo Morales. Después

de todo, Piñera es el multimillonario presidente de Chile y un tenaz defensor del libre mercado. En

contraste, Morales es uno de los principales valedores (junto al presidente venezolano, Hugo

Chávez) del “socialismo del siglo XXI” de América Latina”.

Hay muchos liderazgos, pero también escasas propuestas para buscar un entendimiento más

institucional, duradero y pertinente para las nuevas realidades del siglo XXI que piden estrategias de

desarrollo con menos forma y más fondo. “Sólo importa vender, sobre la veracidad y el raciocinio”,

en palabras de Luís Fernando Sánchez Murillo, en su artículo para la Universidad de Guadalajara.

Unasur, Mercosur, OEA, Grupo de Río son sistemas de integración que tratan de cumplir una misión

agrupadora, pero se transforman en lugares propensos más para los enfrentamientos presidenciales

que para la formación de un marco de políticas públicas regionales.

“Hay ángeles que creen que los países terminan al borde de sus fronteras”, dice con una sensación

de nostalgia el ensayista Eduardo Galeano en las Venas Abiertas de América Latina. No se tiene

presente que las líneas limítrofes son inventos del hombre para marcar el poderío geográfico de los

Estados. No son una camisa de fuerza que impida la integración.

Pero aquí la susceptibilidad de los presidentes hace más imposible esa meta. Como se recordará, el

bombardeo al campamento de Raúl Reyes, entonces segundo al mando del grupo terrorista de las

FARC por parte de Colombia a Ecuador causó un estado de preguerra, y eso que fue alejado de

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zonas urbanas; Bolivia lucha por un pedazo de salida al mar con Chile; Perú es acusado de

espionaje en contra de la otrora presidenta Michelle Bachellet; Uruguay y Argentina van a una corte

internacional a solucionar un problema por una simple construcción de una planta; y así, en fin.

La opinión pública es cambiante. Ese es un axioma. Por eso se observa en varios casos en el

discurso político latinoamericano una honda incoherencia. ¿Por qué? Por una necesidad de

legitimidad del gobernante. Esto es, una lógica inacabable de persuadir constantemente a su pueblo,

aunque ello ocasione un mal manejo de la diplomacia.

La lucha ideológica, muchas veces fanática de nuestros presidentes, se configura en un obstáculo

para la unidad latinoamericana y su consecuente paso hacia el desarrollo colectivo.

Se comparte la premisa del filósofo y escritor, Fernando Savater, en cuanto a que “aborrece las

doctrinas que enfrentan sin remedio, nacionalismos…incapaces de respetar el pacífico conflicto entre

opiniones” (Ética para Amador, 1991).

Pero, ¡Oh sorpresa! América del Sur ha sido un reflejo de las luchas entre potencias, prueba de ello

fueron Colombia y Venezuela recientemente. La primera es a Estados Unidos lo que la segunda a

Rusia: una apoya la lucha contra el narcoterrorismo y la otra brinda armamento al país vecino para

prevenirse, supuestamente, de un ataque “yanqui”. En consecuencia, una nueva versión de la

Guerra Fría.

“Hemos guardado un silencio –declara Galeano- bastante parecido a la estupidez”. No obstante, hay

remedios peores que la enfermedad. Empiezan a emerger reencarnados en Salvadores o

liberadores de los pueblos, unos personajes dispuestos a hacer de su discurso agresivo y de

fabricación de un enemigo, una estrategia mediática casi infalible en esta parte del mundo.

Por eso, el exceso de presidencialismo sigue obstaculizando una agenda política integral para el

desarrollo; capitalismo y socialismo se siguen escuchando en los discursos políticos, cuando en esta

época ya hay un orden multipolar que los convierte en conceptos anacrónicos.

Igualmente, se está en una época de debacle para la doctrina Monroe4 y, sin embargo, el lenguaje

de resentimiento hacia los Estados Unidos (o de su aprecio) continúa, como martillo con un clavo,

golpeando la unidad de las naciones latinoamericanas.

4 La doctrina Monroe consiste en una dominación norteamericana que considera a América Latina como su “patio trasero”.

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Ahora bien, los mandatarios son ágiles para crear falacias y lentos para construir acuerdos

supraestatales que aporten a la calidad de vida de sus pueblos.

“los ejemplos de los países que funcionan están a la vista –y añade Andrés Oppenheimer-. Los que

no quieren verlo, es porque están más interesados en vender teorías conspirativas e ideologías

huecas para su propio beneficio que en reducir la pobreza”.

Es evidente, no sobra decirlo, que la estrategia en el discurso político ha menoscabado la diplomacia

convencional y la cortesía entre los gobiernos.

Maltratar al homólogo se volvió negocio. La popularidad aumenta cuando el presidente ataca al otro

o cuando es “víctima” de una agresión extranjera. La política es un juego de medios.

¿Y la cooperación? ¿Y el desarrollo conjunto? En un reciente informe de la revista PODER se

estableció las similitudes de la violencia que padecen México, Venezuela y Colombia. La pregunta

que surge es: si hay necesidades iguales, ¿por qué razón no hay objetivos comunes?

Es bien sabido que la globalización cobijó todas las esferas sociales, incluido el narcotráfico, que es

transnacional. Más sigue siendo tímida la interacción entre los países.

Pero sería injusto hablar de un panorama tan negativo y oscuro en la integración regional causada

por el discurso político.

Según el reporte de Michael Reid para la publicación The Economist: “mientras Latinoamérica

celebra el bicentenario del inicio de su lucha por la independencia política, muchos de sus países

constituyentes tienen también una causa más reciente de conmemoración”.

En efecto, en promedio la inflación llega a un solo dígito; hay un crecimiento económico del 5.5%; y,

con Brasil a la cabeza, se espera una mejoría en indicadores de pobreza.

El asunto es, si con división hay avisos de estabilidad regional, ¿cuál sería el nivel de impacto que

tendrían unas políticas públicas articuladas en relación a la investigación, el cambio climático o la

educación? En vez de una cantidad de discursos vacíos de fondo y con escasez de efectividad.

Estudios de caso en Latinoamérica

Para esta parte cada discurso presidencial tendrá su análisis, comenzando por Centroamérica, con

dos países diametralmente opuestos ideológicamente, y terminando con dos países igualmente

distintos en lo ideológico como Colombia y Venezuela.

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Nicaragua

“…Y hablar de la no violencia nos lleva necesariamente a referirnos al orden económico mundial que

por su propia naturaleza es violento. Divide a los pueblos entre desarrollados y en vía de desarrollo”.

En esta expresión, se puede apreciar una manipulación del término “no violencia”. Daniel Ortega

trata de girar el evento de la OEA hacia su populismo y desprecio por Estados Unidos. Habla en

contra del capitalismo como si fuera la época de la revolución cubana o la lucha de clases inglesa en

el siglo XVIII, con un carácter despectivo y agresivo.

El Presidente de Nicaragua no observa que está dividiendo a los países entre desarrollados y

subdesarrollados, a la vez que pregona el discurso de Harry Truman, ex presidente norteamericano,

quien fue el pionero de estos conceptos.

Si se está hablando de la no violencia, éste personaje no debería comunicarse como si deseara una

rebelión general contra el status quo, lo cual ha sido demostrado por la Historia, termina con

tragedias humanas.

Nicaragua es uno de los países más pobres de América Latina, so pesar de tener un gobierno

socialista y que va influenciado por el de Venezuela. Entonces, ¿será este modelo socioeconómico

el que mejores frutos dé a los latinos?

“…La economía está situada en el capitalismo…en el individualismo… es modelo de dominación, de

sometimiento”.

Hay un resentimiento latente en el discurso de este mandatario. Trata de erigirse como el oficial que

llevará a su país hacia la victoria y trata a su “pueblo” como si fuera parte de su batallón.

En otras palabras, se da una propaganda bastante recurrente en contra de la economía de mercado,

donde la propiedad privada es más importante que la igualdad social. Sin embargo, el socialismo ha

demostrado que no es la solución a los problemas del capitalismo, puesto que no da individualidad a

los ciudadanos, razón sine qua non para el desarrollo humano.

“…Cuando nuestro pueblos se rebelan contra ese sistema de opresión…entonces nuestro pueblos

son castigados”.

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Éste apartado evoca el nazismo. Una ideología que fue causante del genocidio de millones de judíos

sin razón “científica”.

Aquí Daniel Ortega hace una referencia a la exclusión y embargo de Cuba, y una apología a la

revolución que lleva el nombre de ese país. Es una falacia enorme tratar a los pueblos de América

Latina como si fueran hijos y a los industrializados como padres. Porque sería decir, si el hijo se

revela ante el papá, el papá lo castiga. Desde ahí hay una dominación cultural muy pronunciada.

¿Por qué Estados Unidos, Japón, Suiza son mejores? Cada país tiene sus necesidades y objetivos

de desarrollo. Las expectativas de América Latina simplemente son diferentes, pero no peores.

Letras arriba se dijo que no es la forma sino el fondo lo importante. Por lo que no importa si es por

medio de la innovación o por la educación o por la seguridad o por la equidad. Lo ideal es llegar a

beneficiar con la actividad estatal al mayor número de personas posible.

Honduras

“En Honduras no tenemos la menor intención de formar parte de ninguna alianza (Alba) para

confrontar a los Estados Unidos de América”

Se puede observar que hay un nuevo gobierno con intenciones de diferenciarse de su antecesor. En

efecto, el presidente Porfirio Lobo se aleja de las políticas que ocasionaron la caída de Manuel

Zelaya a través de un golpe de Estado.

En este caso, Lobo rechaza una eventual integración de su país que representaría subyugarse a las

políticas expansionistas del líder de la denominada Revolución Bolivariana, Hugo Chávez. En

cambio, lo que se puede deducir es una estrategia de complacencia con el país norteamericano, el

cual fue uno de los primeros en reconocer su victoria en las urnas.

De esta forma, se configura una escenificación de un orden bipolar en contextos de Guerra Fría que

dividía al planeta entre socialistas y capitalistas, quienes luchaban por territorios de influencia según

su conveniencia.

“Yo dialogo con cualquiera, solo debe existir respeto a la autodeterminación de los pueblos”

Se puede apreciar un afán de independencia frente a la influencia marcada en los últimos años al

país centroamericano por parte de Venezuela. Si bien Lobo no es guerrerista en su discurso, si

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menciona la palabra “autodeterminación” en una forma que connota firmeza y lucha por los intereses

propios desde el interior de su país.

Esto se da por un afán de agradar a su pueblo y buscar la unión que le hace falta desde que se

polarizó por la salida del ex mandatario Zelaya, precisamente, expulsado de su país, entre otras

cosas, por querer reformar la constitución para permanecer en el poder muy al estilo Hugo Chávez.

Esa separación con la ideología chavista lo hacía ver como un líder fuerte, pero lo que acarreaba

tiempo después de ese giro de 180° era solo un cambio de bando hacia los de “derecha”.

“La ley antiinmigrante del Estado de Arizona violenta totalmente los DDHH”

Hay un aspecto liberal desde lo filosófico en este mandatario, ya que no se identifica con posturas

que llamen a la integración de los ciudadanos en las fronteras hondureñas sino que sabe lo

importante que es Estados Unidos tanto para las exportaciones y las divisas como para la llamada

fuga de cerebros quiénes, aunque difícil, pueden volver al país aportando su conocimiento.

Es así como esa Ley que tácitamente relacionaba al indocumentado como un criminal, es rechazada

por el presidente quien no ve razón para que se cierren las puertas de uno de los principales

destinos de los hondureños.

En la opinión del Jefe de Estado se puede deducir que necesita a los norteamericanos y su apoyo

ante la comunidad internacional, ya que haberse alejado del modelo narcisista-leninista de algunos

gobiernos de izquierda le enredan los asuntos en política exterior.

Colombia

“…creemos que las Naciones Unidas deben enfocarse a alcanzar resultados concretos en lugar de

programas asistenciales que hacen a veces más daño que bien a los países en desarrollo…”

Se denota una tendencia neoliberal en este Presidente, al que no le gustan las políticas de subsidios

sino resultados que vengan desde la base. Es decir, que mediante el trabajo de la gente se pueda

transformar las realidades negativas y no por medio del gasto público desmesurado como en los

Estados que se precian de ser socialistas.

Ante la Asamblea de la ONU, Juan Manuel Santos pronuncia un discurso que implícitamente está

criticando la labor hecha hasta ahora por el organismo.

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Lo que subyace es un llamado para que la dependencia de la región suramericana se vaya

terminando y, que los sistemas de integración deberían propiciar espacios para la prosperidad con

políticas que impulsen los mismos pueblos y no con limosnas también llamadas cooperación Norte-

Sur.

“…en mi discurso de posesión el pasado 7 de agosto dije que había llegado la hora de

Colombia…hoy digo que le llegó la hora a América Latina…”

Él se refiere a la última frase de su discurso: “Colombia tomará el liderazgo que nos corresponde”. Y

es evidente que lo ha aplicado con la inclusión del país cafetero en el Consejo de Seguridad de la

ONU.

A la fecha, Colombia había mejorado las relaciones con Ecuador y Venezuela; el presidente Santos

había viajado a Brasil para discutir temas de seguridad y comercio; y, ha trabajado para que la

OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo) y el APEC (Foro de Cooperación del Asia

Pacífico) lo incluyan en sus decisiones.

Por lo tanto, hay un conjunto de hechos que demuestran una iniciativa hacia la integración con el

mundo y la internacionalización del país. Coherencia se da. Lo que dice, lo ha aplicado. Y sabe que

con América Latina de su lado será más fuerte.

“…América Latina en su conjunto, debe ser una región decisiva para la salvación del planeta…”

Aquí está el leitmotiv de este dirigente. Desea la unidad de América Latina sacando como excusa el

problema del cambio climático. Él es consciente de la importancia de un subcontinente estable y con

objetivos comunes para la elaboración de un marco común de desarrollo.

Su visión es la de no ser más el patio trasero de Estados Unidos, sino una tierra de posibilidades

para los inversionistas, las empresas y, por supuesto, para los habitantes de la misma. Como se

aprecia, no es casualidad que las bolsas de valores de Chile, Perú y Colombia se integraran.

Es un llamado a la unión que necesita Colombia en particular, puesto que durante muchos años fue

el país problema, ya sea por su catalogación como Estado fallido o por su incómoda lucha contra el

terrorismo.

Venezuela

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“…hay una revolución en América Latina y el Caribe, y es necesario que el mundo lo acepte…”

Hugo Chávez difiere del mandatario colombiano en que no solicita, sino que exige. El comandante

venezolano tiene la palabra revolución bastante desgastada y, cree que no hay un proyecto de unión

en pro de la revolución, sino que ya está gestado.

La manera como lo dice es lo más particular: con energía en la voz, movimiento firme de los brazos,

mirando al auditorio con expresión facial de seriedad. Cuando menciona que es “necesario que el

mundo la acepte” parecería que estuviera prevenido con la reacción violenta del planeta ante ese

hecho, por lo que su lenguaje no es muy pacificador.

“…es una revolución que trasciende lo ideológico… es una que seguirá creciendo…ni nada ni nadie

podrá detener la gran revolución de América Latina…”

Este es un efecto de “bola de nieve”, va aumentando el impacto a medida que va dando su discurso.

Así, dejando al auditorio en la cúspide la ola retórica. Sin embargo, es falaz lo de trascender la

ideología, ya que su “Socialismo del siglo XXI” no es más que una fachada de exorbitante gasto

militar para legitimar ante su pueblo la lucha contra los “imperialistas” o la burguesía.

Además, hay un tono de mayor beligerancia en la última parte de su expresión, donde según él,

nada podrá detenerlo. Ahí lo comunicado es una especie de amenaza, ya que se infiere que va

contra lo que sea y quiénes sean.

“…esa revolución es el camino a la salvación de este planeta, a la salvación de la especie humana

amenazada por el imperialismo, por el capitalismo, por la guerra, por el hambre…”

Hay una asociación bastante irresponsable. En donde enlaza unas propuestas económicas con

flagelos de la humanidad. Lo cual es una total falacia.

En primer orden, su país no se destaca precisamente por la prosperidad ni por ser el paraíso de la

democracia; segundo, la experiencia ha demostrado que todo modelo socioeconómico tiene sus

ventajas y perjuicios, ninguno es perfecto.

De esta forma, está imponiendo su “revolución” como panacea, sin darse cuenta que en la Política

cada opinión cuenta y el contexto de cada país es distinto. Chávez hace propaganda a su gobierno,

por supuesto. Eso no es condenable. Pero, pensar en el respeto por el otro (diplomacia) y la

convivencia a pesar de tener otras ideologías debería ser el inicio de una sólida integración en esta

parte del mundo.

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CONCLUSIONES

Los cantos de sirena, como decía el escritor colombiano William Ospina, son estrategias que basan

su éxito en la emotividad discursiva y no en la racionalidad crítica, por esto, es necesario que la

opinión pública internacional se apropie de los asuntos políticos, toda vez que son los encargados de

dirigir el curso de las naciones.

En este sentido, si los habitantes de este subcontinente no se comprometen con la construcción de

democracias participativas en vez de representativas netamente, será muy complicado evitar que los

discursos personalistas y falaces sigan inundando la región. En palabras de Luís Botero, “el

problema radica en que es necesario que los ciudadanos asuman una actitud favorable a la

capacidad de actuar en influir a la sociedad a través de los mecanismo de participación”.

Y es que el fanatismo producido por los discursos políticos ha llevado consigo muchas víctimas y

oportunidades perdidas en la Historia. Procurar por no cometer los mismos errores es misión no solo

de los gobernantes o de un sistema político elitista, sino de una opinión pública exigente con sus

presidentes. Una que no permita dividir al continente en ideologías baratas sino, al contrario, unirlo

en proyectos sólidos de desarrollo.

Es posible el trabajo cooperativo entre los latinoamericanos. Es posible una red de países que se

conecten y marquen el liderazgo político y económico del mundo en las próximas décadas siempre y

cuando los asuntos de forma como las ideologías no sean obstáculo. Adolfo Hitler lo declaraba: “si

desea las simpatías de las masas, tiene que decirles las cosas más estúpidas y crudas”.

No hay que mal interpretar, el discurso político es una forma de comunicación necesaria en las

democracias. No obstante, más importante aun es la ejecución de unos planes de desarrollo a largo

plazo y con perspectiva global que mejore la calidad de vida de los habitantes de América Latina.

No es secreto el posicionamiento de los chinos en la economía mundial, ¿a qué se debe? Bien lo

referencia el periodista argentino, Andrés Oppenheimer, citando a Óscar Arias, Premio Nobel de

Paz: “mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, los asiáticos encontraron un „ismo‟

muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es pragmatismo”.

Se espera que la próxima Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia en el año 2012 no sea

un motivo de disputas entre “alineados” o “no alineados”; ni un saludo protocolario entre los

presidentes; ni mucho menos, un escenario de insultos como ha sucedido en otros foros; sino, un

medio para acelerar la integración y sus posteriores efectos en competitividad y gobernanza.

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BIBLIOGRAFÍA

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