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La apasionante vida de Angelito García Abrante, el realejero que curaba la lepra Ángel García Abrante, nació en 1871? en el muni- cipio de Realejo Alto. Cuan- do contaba 5 años de edad se trasladó en compañía de sus padres, Ignacio García González y Paula Abrante a la República de Venezuela, permaneciendo tres o cua- tro meses en aquel país, de donde marcharon a Cuba, sentando residencia en Hoyo Colorado. En 1891, la familia se traslada a Zulueta, provincia de Santa Clara; en el 98 empezó a sentirse enfermo y más tarde fue declarado le- proso por el Dr. D. Pedro Rojas Orias. Cuando lleva- ba dos años de enfermedad, la que fue su esposa se casó con él para velar por su sa- lud. En 1904 ingresó en el hospital de San Lázaro de la Habana, donde permaneció 4 años, al fin de los cuales, observando que no encon- traba mejoría en su enferme- dad se marchó a su finca «La Ceiba», en la jurisdicción de Zulueta, y en aquella campi- ña comía de varias clases de hierbas, encontrando en una las prodigiosas virtudes de matar el bacilo de su enfer- medad, que unido con baños calientes y otras medicinas, hicieron que al año se hallara completamente sano de sus dolencias. Después se dedicó a curar algunos vecinos ataca- dos del mismo mal, los cua- les quedaron curados den- tro del plazo de un año. En vista de los progre- sos obtenidos en la cura de tan terrible enfermedad se trasladó a la Habana para darse a conocer, llegando a tener bajo su tratamiento a cientos de enfermos no sólo de Cuba sino en países como Puerto Rico, Méjico, Paraguay, Colombia y Ar- gentina, sin que le haya fa- llado ni un solo caso con la bondad de su tratamiento. Durante este tiempo nunca se olvidó de su tie- rra, pasando cortas estan- cias con su familia de Los Realejos, mientras realiza- ba sus tratamientos con en- fermos de otras islas y de su propio pueblo. En 1918, la Asociación Canaria de la Habana le nombra socio de mérito. A pesar de carecer de estudios médicos, llegó a tener bajo su tratamiento a cientos de enfermos, no sólo en Cuba, sino en paises como Puerto Rico, Méjico, Paraguay, Colombia, Argentina y España. Angel García. Foto cedida por el Sanatorio de Fontilles (Alicante). Nº 4 - marzo de 2012 Coordina:Isidro Felipe Acosta

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La apasionante vida de Angelito GarcíaAbrante, el realejero que curaba la lepra

Ángel García Abrante,nació en 1871? en el muni-cipio de Realejo Alto. Cuan-do contaba 5 años de edadse trasladó en compañía desus padres, Ignacio GarcíaGonzález y Paula Abrante ala República de Venezuela,permaneciendo tres o cua-tro meses en aquel país, dedonde marcharon a Cuba,sentando residencia en HoyoColorado.

En 1891, la familia setraslada a Zulueta, provinciade Santa Clara; en el 98empezó a sentirse enfermo ymás tarde fue declarado le-proso por el Dr. D. PedroRojas Orias. Cuando lleva-ba dos años de enfermedad,la que fue su esposa se casócon él para velar por su sa-lud. En 1904 ingresó en elhospital de San Lázaro de laHabana, donde permaneció4 años, al fin de los cuales,observando que no encon-traba mejoría en su enferme-dad se marchó a su finca «LaCeiba», en la jurisdicción deZulueta, y en aquella campi-ña comía de varias clases dehierbas, encontrando en unalas prodigiosas virtudes de

matar el bacilo de su enfer-medad, que unido con bañoscalientes y otras medicinas,hicieron que al año se hallaracompletamente sano de susdolencias.

Después se dedicó acurar algunos vecinos ataca-dos del mismo mal, los cua-les quedaron curados den-tro del plazo de un año.

En vista de los progre-sos obtenidos en la cura detan terrible enfermedad setrasladó a la Habana paradarse a conocer, llegando atener bajo su tratamiento acientos de enfermos no sólode Cuba sino en paísescomo Puerto Rico, Méjico,Paraguay, Colombia y Ar-gentina, sin que le haya fa-llado ni un solo caso con labondad de su tratamiento.

Durante este tiemponunca se olvidó de su tie-rra, pasando cortas estan-cias con su familia de LosRealejos, mientras realiza-ba sus tratamientos con en-fermos de otras islas y desu propio pueblo. En 1918,la Asociación Canaria de laHabana le nombra socio demérito.

A pesar de carecer de estudiosmédicos, llegó a tener bajo su

tratamiento a cientos de enfermos,no sólo en Cuba, sino en paises

como Puerto Rico, Méjico, Paraguay, Colombia, Argentina y España.

Angel García. Foto cedida por el Sanatorio de Fontilles (Alicante).

Nº 4 - marzo de 2012Coordina:Isidro Felipe Acosta

Cartas desde Cuba, Ángel García y la lepra

Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

El diario republicano«El Progreso» en su edicióndel 20 de Agosto de 1920publicaba «Cartas de Cuba,Ángel García y la lepra» elartículo de opinión que repro-ducimos en parte y que estáfechado en La Habana el 30de Junio de 1920, y firmadopor P. H.A.

«Cuando estas líneasse publiquen ya estará enEspaña y quizá su nombre sehaya popularizado, un hom-bre que ha prestado a la hu-manidad uno de los benefi-cios más grandes que reco-noce la historia.

Angelito García, comopopularmente se le llama enCuba, el ex leproso descu-bridor de un remedio quecura positivamente la terribleenfermedad.

Ángel García, no es uncurandero vulgar que opo-niendo maquiavelismos detoda eficacia, rehuye los dic-tados de la ciencia médica.Es amante de ésta, falto des-graciadamente de un título yde nociones científicas, peroque por azar primero y pordedicación después, dadoque las prácticas las realiza-da en su propio organismo,

logró encontrar un remediopara la dolencia que hasta elpresente se había conside-rado incurable.

La historia es bien sen-cilla Ángel García, era un le-proso recluido en el hospi-tal de San Lázaro de La Ha-bana desde hacia bastantetiempo. Al amparo de la dis-posición reglamentaria delestablecimiento, determinaque todo enfermo que seratendido en un lugar apar-tado libre de todo contactoexterior y siguiendo un régi-men sanitario escrupulosopuede solicitar su libertad.Ángel García la pidió y fuea refugiarse en una finca si-tuada en un intrincado lugarde la provincia de SantaClara.

Sabía el enfermo, pordedicación al estudio de to-dos los tratados sobre la le-pra, que ella era de curaciónsegura con el aceite deChaulmogra, pero que estees de asimilación dificultosa,aún para el estómago másfuerte, que dos o tres gotashan ejercido en muchas oca-siones los efectos de un tóxi-co fulminante y fatalísimo. Ycon una perseverancia raya-

no al heroísmo y realizandoprácticas de todo género ycombinaciones múltiples deherbolario de conocimientosarraigados. Ángel García lo-gró una fórmula que hacíaasimilable en el grado mássorprendente el aceite cura-tivo y fatal hasta entonces.

Sometido ya AngelGarcía al tratamiento defini-tivo y al poco tiempo lasmanchas horribles que so-cialmente lo tenían muerto,las llagas imponentes y tor-turadoras fueron desapare-ciendo y el Leproso a quienlas leyes sanitarias ordena-ban en beneficio de la huma-nidad la reclusión, se presen-taba ante los médicos delHospital de San Lázaro, don-de antes hubiese estado en-cerrado, pidiendo ser reco-nocido, pues se considera-ba totalmente curado.

Reconocieron minu-ciosamente los galenos al exleproso. Clínicamente esta-ba curado. Pero faltaba laprueba decisiva, la infalible,la que emanaba del examenmicroscópico de la sangre,varios análisis se realizaroncon escrupulosidad nacidadel interés de los médicos

ante la extrañeza de tan ma-ravillo resolución de un pro-fano. El resultado fue análo-go. Angel García estaba to-talmente curado de la Le-pra.

La prensa de La Ha-bana verifico informacionesde distintas índoles. Las in-vestigaciones periodísticasconfirmaron el triunfo del

modesto agricultor de laprovincia de Santa Clara, yéste se dedicó a la cura deotros enfermos. Y como enCuba, Méjico, Centroamé-rica y los Estados Unidos elnombre de este sencillocampesino que logró encon-trar la fórmula que dominaun azote de la humanidad,será reverenciado.»

Angelito García ingresó en 1904 en el Hospital de San Lázaro de La Habana.

Angel García (1920). Foto: Sanatorio de Fontilles (Alicante).

Ángel García logró una fórmulaque hacía asimilable en el grado mássorprendente el aceite curativo y

fatal hasta entonces.

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

El Senado de Cuba da apoyo al Plan de Angel GarcíaConsideró que aunque el inventor no tuviera título académico, no era motivo racional para dejar de prestarle los

elementos necesarios para la experimentación oficial de su procedimiento. «La historia nos enseña que los grandesinventos que han beneficiado a la humanidad no siempre se debieron a hombres con títulos universitarios»

La Habana en 1920.

Se concedió a Ángel García un crédito de 3.000dolares para someter con su tratamiento, y durante

un año, a un número indefinido de enfermos.

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

Ángel García Abranteha vuelto a hablar en los pe-riódicos de Habana de sumétodo para curar la lepra.Primeramente trata del pro-ceso de aquella enfermedadtratada por el método cu-rativo de su invención. Y ter-mina con las frases siguien-tes:

«Los Gobiernos quedeseen implantar este trata-miento, tienen como resul-tado inmediata, no solo elbien que difunde entre losenfermos, sino que obtienetina inmediata economía enlos presupuestos de venda-jes, algodones, antisépticosy otros medicamentos.

Entre las pruebas quepuedo aportar para estudiode los comisionados de losGobiernos, figurará la do-cumentación de 2 años depráctica en este país y en losque actualmente se aplica,así como un resumen de lasinvestigaciones que en losúltimos siglos se han lleva-

do a cabo, para conocer elorigen de la lepra, su evolu-ción, sus diferentes formasy las manifestaciones del mi-crobio en el organismo.

Estas manifestacionesdel microbio las he clasifi-cado, dándoles una adecua-da nominación para distin-guir las variedades de la le-pra.

Poseo también, y lohago en todos los hospita-les y países que visito, lasactas de investigaciones detodo lo relacionado con lalepra, 40 años antes de vi-sitar el lugar donde comien-zo a implantar el tratamien-to, para saber qué cantidadde leprosos existen en de-terminados perímetros alre-dedor del hospital o ciudad,así como los leprosos detránsito que se hubieran ob-servado.

Por las manifestacio-nes del leproso anotadas enlas hojas clínicas me pro-pongo averiguar o consoli-

dar la opinión que tengo for-mada del origen de esta en-fermedad, tantos siglos des-conocida por los hombresde ciencia. Como la mayo-ría de los enfermos, gene-ralmente saben o tienen unanoción de cómo se enfer-maron y porque motivo losleprosos no han de recor-dar o saber de qué maneracontrajeron la enfermedad.

Para comprobacióndel aserto del párrafo ante-rior, a la terminación de esteescrito incluyo una de lasactas a que me refiero.

Deseo hacer constaraquí, que al hacer esta ex-posición, no me guía ningúndeseo de propaganda utili-taria, que bastante propa-ganda me han hecho o mehacen, los individuos aquienes he curado en todaspartes del mundo. Fue elpueblo, fue la prensa, losque se encargaron de di-fundir la nueva por todo elmundo, y a cuyo desinte-

rés deben la vida centena-res de desgraciados que noesperan otra cosa que elasilo del sepulcro.

Hago este escrito im-pulsado por un alto ideal dehumanidad y en cumpli-miento de un sagrado de-ber fraternal con todosaquellos que han sufrido ysufren los horribles efectosdel bacilo de Hansen.

Es necesario no olvi-dar de que fui leproso ycaso gravísimo, y aquelloque yo sufrí y la experien-cia de lo que luego he hechome obligan a tratar por to-dos los medios de acabarcon los sufrimientos de todoslos demás. Si yo ofrezco laoportunidad de una cura ra-dical, ¿Por qué hemos dedejar por el mundo que hayahombres que pierdan la vis-ta, se despedacen poco apoco y mueran presa de te-rribles sufrimientos?

Expongo mis experien-cias, mis teorías, respetando

todas las demás y con la in-tención de aumentar el acer-bo de la ciencia, ofreciéndo-le tanto a ella como a los go-biernos, los últimos adelan-tos en el empeño de venceruna de las enfermedades quemás terriblemente ha azota-do a la humanidad.

Por las hojas clínicasque ofrezco se resumen to-dos los tratamientos puestosen vigor hasta hoy, compa-rándolos con el observadopor mí, para que se vea cuales el que mejor resultado haobtenido a través de los si-glos.

Es necesario tener encuenta de que yo sé porquefui leproso y porque lo sonlos demás. Y al exponer misideas, al ofrecer mi experien-cia y mi plan de curación, lohago para que llegue el díaque nadie sufra como yo su-frí.»

«El Progreso»,Marzo de 1917

Ángel García defiende ante la prensa deLa Habana los resultados de su tratamiento

Imagen de la populosa ciudad de La Habana.

«Si yo ofrezco la oportunidad de una cura radical, ¿Porqué hemos de dejar por el mundo que haya hombres que

pierdan la vista, se despedacen poco a poco y mueran presade terribles sufrimientos?» (Angel García)

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

Está siendo tema deverdadera actualidad entrelos médicos de la Habana yde Nueva York, el descubri-miento de que es autor el la-zarino Ángel García.

Ya hacía tiempo que enlos círculos médicos ameri-canos se tenía noticia de lascuras asombrosas que reali-zaba en la Habana en casosde lepra desesperados, uncampesino de ese país, sir-viéndose al efecto de unpreparado químico, cuya fór-mula mantenía secreta.

Además, en fecha 26de Septiembre, «The NewYork Times» publicaba el si-guiente despacho de la Ha-bana, que dio pábulo a vivacuriosidad, agregando el fun-damento necesario a los ru-mores que venían circulan-do:

«El doctor López delValle, director de Sanidad,anunció esta tarde el propó-sito de presentar mañana enel Departamento Nacionalde Higiene una nueva curade la lepra, descubierta porÁngel García un campesinodesprovisto de educacióncientífica de toda clase...»

García curaba a16leprosos

Ángel García tenia enasistencia unos 16 leprosos,asilados como él en el Hos-pital de San Lázaro, y ob-tenía con ellos mejorasacentuadas, como ya lasobtuvo consigo mismo, de-purándose de todo germende lepra. Los 16 leprososparecen que están ya enfranco período de curación.

Numerosos médicosneoyorkinos que se trasla-daron a la Habana inmedia-tamente de recibirse la no-ticia referente al doctor delValle, declararon que se ha-llaban en presencia de uncaso especialisimo, digno dedetenido examen.

Van a continuación losúnicos antecedentes que setenía acerca del descubri-miento de Ángel García, conanterioridad a la lectura por

el doctor del Valle a la me-moria en que dio cuenta deél al Departamento Nacio-nal de Higiene: Actualmen-te hay asilados en el Hospi-tal de San Lázaro, de la Ha-bana, 167 leprosos, de loscuales 125 son hombres y41 mujeres. Pero, comoqueda dicho, García teniasolamente bajo su cuidado16 leprosos. El doctor Bo-rrel, director del hospital,prestó decidido apoyo alcurandero, permitiéndoleque pusiera en práctica supreparado con los leprosospor él escogidos para losensayos que realizaba en lalepra.

Rehusa lucrar consu invención.

De cuanto hasta en-tonces se conocía sobre di-

chos experimentos, podíatraslucirse que Ángel Gar-cía había logrado un verda-dero triunfo en la curaciónde la lepra. Esta podrá cu-rarse en un periodo de 5 a8 meses.

Y es curioso esto: laseminencias médicas de to-dos los tiempos han lucha-do sin éxito para conseguirlo que afirma haber conse-guido este hombre rústico,sin saber leer ni escribir, consus experimentos, en elHospital de San Lázaro.

Ángel García semuestra entusiasmado consu invención. Sus aspira-ciones no son de conseguirdinero por puro lucro per-sonal. Prueba evidente deello es que no admite re-muneración por las curasque practica, deseando úni-

camente que el gobierno lepreste el apoyo necesariopara poder perfeccionar sudescubrimiento y curar asus compañeros de infor-tunio:

Esa es la aspiración deGarcía. No puede ser máshumanitaria ni más digna deprotección.

Se espera que se dis-pensará esa protección aGarcía, pues nunca seríacriticable que se perdieranunos cuantos miles de pe-sos en el estudio de ese es-pecífico, caso de que noresultase eficiente, y cuan-do, si lo fuera, se lograríaun triunfo que seria la sal-vación para millares de in-felices que arrastran unaexistencia abyecta y unaagonía atroz.

Ángel García ha sido

visitado por numerososmédicos extranjeros, entreellos el doctor RicardoGutiérrez Lee, ministro deColombia en la Habana,Eldoctor Gutiérrez habló ex-tensamente con el inventorpues parece que, bien im-presionado, deseaba trans-mitir a su gobierno las im-presiones que le hayan su-gerido los experimentos.

Asimismo, varios mé-dicos americanos se dispo-nen a seguir de cerca el de-sarrollo de las curaciones ycomunicar sus resultados alas academias médicas co-rrespondientes, a fin de nodejar malograr un sistemacurativo que merece la ayu-da de los espíritus filántro-pos.

El New York Times se hace ecodel descubrimiento de Angelito

Ya hacía tiempo que en los círculos médicos americanos se tenía noticia de las curasasombrosas que realizaba en La Habana en casos de lepra desesperados

«El Progreso»8 de marzo de 1917

Las eminencias médicas de todos lostiempos han luchado sin éxito para conse-guir lo que afirma haber conseguido este

hombre rústico, con sus experimentos, enel Hospital de San Lázaro.

La fama del tratamien-to de Ángel García tambiénllegó hasta Colombia. En unareseña del diario «El Progre-so» de 10 de septiembre de1919, se dice:

«Ángel García, el ca-nario que cura la lepra ha lle-gado procedente de Co-lombia portador de una car-ta del Presidente de aquelpaís en la cual lo felicita porsu labor en la cura de losleprosos de Caño Loro,Agua de Dios y Contrata-ción, donde ha tratado másde cinco mil pacientes conéxito afirmando los médicosde allí que los enfermosmejoran, pero no curanpues en su sangre queda elbacilo, pero que siendo untratamiento que mejoradebe emplearse.

Ángel García visitó elislote en que están los laza-rinos y manifestó que indu-dablemente esos pobres es-tán sufriendo las más gran-des torturas, porque el ene-migo más grande que tienela lepra es el salitre y en la

isla de Cabras baten dema-siado las olas.

El sr. García embarca-rá dentro de cuatro díasprobablemente para Vene-zuela y pasará después a LaHabana donde recibirá cin-co mil dólares que hanpuesto a su disposición losjesuitas del Colegio de Be-lén para que se traslade aAlicante (España) donde vaa someter a su tratamientoa los enfermos del hospitalde Fontilles».

Revista de Higienede Bogotá

En el número 102 de laRevista de Higiene editadaen Bogotá en julio 1917, sedice:

«Ha sido el tratamien-to por el aceite de chaulmo-ogra en diversas formas conlo que se han logrado ennuestros Lazaretos varias cu-raciones comprobadas en elcurso de ocho años. El aceitese ha aplicado o tomado oen inyecciones subcutáneaso intramusculares, según la

fórmula aconsejada por el·doctor Jeanselme, y última-mente en inyecciones intra-venosas de colobiasa dechaulmoogra. Estas últimasse aplican desde hace muycorto tiempo, por lo cual nohay derecho para decir quehayan curado, pero sí quehan producido mejorías vi-sibles en varios casos. Noobstante la falta de hospita-les especiales, en los tresLazaretos se han estadoaplicando las diversas for-mas del tratamiento de quese ha hablado en el consul-torio y en el domicilio de losenfermos que lo piden.

En el presente año hansalido de Agua de Dios tresleprosos curados, en quie-nes el diagnóstico, al ingre-sar a la Leprosería, era per-fectamente cierto, basadoen exámenes clínicos y bac-teriológicos. Uno de estosindividuos es un caso de’curación espontánea, comola admite el doctor Hansen;en los otros dos la curaciónse obtuvo con el aceite de

chalmougra. Muchos de losdemás enfermos tratados dela misma manera presentanmejorías verdaderamentenotables.

Lo anterior explicaporque no nos sorprendenlas curaciones que se que haobtenido en Cuba el señorÁngel García. La Junta hasolicitado datos sobre talescuraciones, y el ilustradomédico doctor L. GutiérrezLee, Ministro de Colombiaen Cuba, informa que hatenido ocasión de seguircuidadosamente lo que seha investigado respecto almétodo de García, en que,según dice él, no tiene nadade original, porque estábasada, en la aplicación delaceite de chalmougra, delmangle rojo y de los bañoscalientes.

Esto mismo informa eldoctor E. Meier Flégel a laAcademia de Medicina deCaracas. Según el doctorGutiérrez Lee, lo que po-dría considerarse propiode García es la administra-

ción de algunas sustanciasvegetales, que hacen tole-rables las dosis fuertes dechaulmoogra (glóbulos. deBories), que él hace ingerira los enfermos. Pero estono es esencial, porque hoyse prefieren las inyeccionesde chaulmoogra en las for-mas indicadas .

Para obtener nuevasinformaciones, la JuntaCentral de Higiene las hapedido a la AcademiaMédicoquirurgica de LaHabana, compuesta, comose sabe, de eminentes mé-dicos de Cuba, y cuyosmiembros habrán tenidoocasión de ver y estudiarlos resultados que se hayanestudiado. Pero en vista deque la prensa extranjera hacontinuado llamando laatención al tratamiento deGarcía, sería conveniente elenviar a Cuba una Comisiónde especial competencia,compuesta de dos o másmédicos, que estudie el mé-todo del tratamiento mencio-nado y rinda un informe».

Las curaciones de Angelito García en ColombiaEnfermos y enfermeras del sanatorio de Aguas de Dios en Colombia.

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

«Ángel García, ha llegado procedente de Colombia portador de una carta del Presidente de aquel paísen la cual lo felicita por su labor en la cura de los leprosos de Caño Loro, Agua de Dios y Contratación.

«Ha sido el tratamiento por elaceite de chaulmoogra en diver-sas formas con lo que se han lo-grado en nuestros Lazaretos va-rias curaciones comprobadas enel curso de ocho años.

«Ha sido el tratamiento por elaceite de chaulmoogra en diver-sas formas con lo que se han lo-grado en nuestros Lazaretos va-rias curaciones comprobadas enel curso de ocho años.

«Hace unos meses de-dicamos detenida atención ala curación de la lepra pormedio del plan inventado porel ya célebre isleño ÁngelGarcía, natural de Tenerife.La Ciencia va a dictar suveredicto.

Un número de afama-dos médicos de la Habana,representantes de varias en-tidades científicas, van a se-guir detenida y cuidadosa-mente el tratamiento a queserán sometidos cinco enfer-mos de lepra por el Dr. Bo-rrel, utilizando el método deÁngel García.

Este que era tambiénun leproso, después de pa-decer durante cuatro años detan terrible enfermedad logrócurarse.

Su plan hasta ahora escasi ignorado. Se sabe quehace ingerir a sus enfermosaceite de chaulmoogra; peroaún se ignora los productosvegetales de que se vale parapreparar la composición quesuministra a sus clientes, quees precisamente la que leshace tolerar el aceite.

El célebre profesorUnna dijo del aceite dechaulmoogra que si todos lospacientes toleraran ese me-dicamento por largo tiempo,en las dosis elevadas nece-sarias, tendrían el remediopara la lepra la misma impor-tancia que el mercurio parala sífilis.

La esposa de un alcal-de de un municipio de la pro-vincia oriental, enferma delepra, que se está curandocon el plan García, ingierediariamente 75 glóbulos, queequivalen a 226 gotas.

Son tantos los enfer-mos que desean curarse queen los dos últimos pedidosque recibió el doctor Borrellson de 200.000 glóbulos (eldía 11 de Abril próximo pa-sado) y de 400.000 el día 28del mismo mes.

Los baños de agua ca-liente forman parte del tra-tamiento de Angelito García.

La Curación de la lepra. Un canario que será inmortal

la marcha de los enfermosque se someten al plan cura-tivo de Angelito.

El referido diplomáticono espera más que el infor-me científico que tiene que serfavorable, por estar demos-trada ya la efectividad del planpara dar cuenta del mismo alas autoridades de su país endonde se considera de unaimportancia suprema la cura-ción de la lepra, toda vez queen la mayoría de las coloniasinglesas este mal está suma-mente desarrollado.

La comisión de médi-cos eminentes está integradapor los facultativos que si-guen: Doctor Aristides Agra-

monte, presidente del Con-greso Médico y catedráticode Bacteriología; Dr. AlfredoDomínguez, médico delPuerto de la Habana; Dres.Antonio María Valdés, Dape-na, Federico Grande Rossi yAballi catedráticos de la Fa-cultad de Medicina, y doctorOscar del Jaime, director delDispensario de Tuberculosis.

Los enfermos que vana ser sometidos al plan cura-tivo de Angel García por elDr. Borrell, se encuentranalojados en la clínica que estefacultativo dirige.

Los enfermos son lossiguientes: Rafael Muñoz,Felipe Ali, Josefa García,Pablo Mena y Nieves Mar-lotica

Ángel opina que de loscasos que va a tratar algunosde ellos estarán curados an-tes de seis meses, y los otrosmás graves, para esa fecha seencontrarán en bastantesbuenas condiciones, habien-do desaparecido las llagasque cubren sus cuerpos».

Las Canarias, Madrid, 4de agosto de 1921

Otro asunto de impor-tancia para la salud pública,fue el sometido a la consi-deración de la Academia porel Dr. M. Ruiz Casabe en sucalidad de miembro de lacomisión nombrada por elDr. Borrell para estudiar loscasos de lepra tratados porel plan del Sr. Ángel Gar-cía.

Hace una ligera reseñadel asunto sobre que infor-ma; de los miembros que in-tegraron dicho comisión; delos trabajos por ella realiza-dos, y da cuenta de las ac-tas firmadas por todos suscomponentes, entre los quefiguraban las representacio-nes de la Academia y de la

Sociedad de Estudios Clíni-cos de la Habana. Señala elestado de los cinco sujetossometidos a dicho tratamien-to; el resultado obtenido, yadesde el punto de vista bac-teriológico, ya desde el pun-to de vista clínico y losacuerdos tomados por una-nimidad por la comisión, cu-yas conclusiones son :

1º — Que todos loscasos presentan en su linfa ymucosidades el bacilo deHansen, por cuyo motivo nopueden darse por curados.

2º. — Que la mejoríaobservada en algunos de es-tos enfermos, opina la comi-sión que se puede obtenerpor los tratamientos usuales

y 3º. — Que la comisión nopuede declarar como cura-tivo el tratamiento a que hansido sometidos los casos.

En la discusión de estetrabajo intervinieron losDres. Coronado, Torralbasy Agramonte, quien mos-tró las firmas de todos losmiembros de dicha comi-

Dictamen de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y

Naturales de La Habana sobre el Plan curativo de Angel García

sión, en el acta levantada elseis de marzo último; acor-dando la Academia, porunanimidad, hacer suyas lasconclusiones de la comisióny darles la mayor publicidadposible; lo que se realizó enel acto utilizando para ellolas columnas de la prensaperiódica.

Los doctores Arístides Agramonte- en esta foto. y Federico GrandeRossi, formaron parte de la comisión que dictaminó sobre eltratamiento de Angelito.

Ellos son muy necesarios,pues dándoseles los bañoscon agua fría si se entorpeceel curso de la enfermedadempeorándose el leproso.

El ministro de la GranBretaña en Cuba, Mr Ste-phen Leach, es uno de losextranjeros que con más de-tenimiento y entusiasmo sigue

Federico Grande Rossi

Academia de Ciencias Médicas de La Habana

Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

«Como es sabido, ya laComisión designada por laAcademia de Ciencias emi-tió su informe respecto alplan de Angelito García,para la curación de la lepra,A decir verdad, el públicodesconfía muy mucho de losinformes científicos; no obs-tante estaba pendiente de laresolución que en este casodiera la susodicha Comisióndel plan García», dada la re-sonancia que éste ha tenidopor tratarse de dolencia tanrepulsiva, y por los éxitosque se ha propagado haberobtenido.

El lacónico informe dela Comisión Científica hadefraudado por completo lasesperanzas del público, queesperaba que los sesudosseñores componentes de lamencionada Comisión expli-casen clara y concisamente,por qué el plan «García» esaceptable o ineficaz. En sín-tesis, en concreto, los seño-res de la Comisión no handicho nada de particular. Sehan limitado al examen bac-teriológico como ha expre-sado el doctor V, Dapena,en las columnas de «La Dis-cusión»; pero en lo que sese refiere al estudio clínico,lo han pasado en silencio ono lo han realizado. El pú-blico, como decimos, no haquedado satisfecho, y, loque es más grave, llevadode su natural sentimentalis-mo, da la razón a ÁngelGarcía y estima que porpuro egoísmo profesional,por no reconocerle a un pro-fano, a un intruso, mérito, espor lo que le niega eficaciaal «Plan García» para la cu-ración de tan terrible dolen-cia.

Nada de particular tie-ne que exista, al hacer la ne-gativa a que se contrae elinforme, cierto prurito deegoísmo profesional, en noconcederle beligerancia a unindocto, y declarar acepta-ble su plan curativo.

Todas las corporacio-nes científicas, en todas par-tes del mundo, han mostra-do este celo, este conser-

vadurismo. Jenner necesitó20 años para que fuese ad-mitida oficialmente la vacu-na variolosa para el trata-miento de la viruela. Cuan-do los científicos la acepta-ron, ya los campesinos demuchos países europeospracticaban la inoculacióndel referido virus. Despuésde todo las comunidadescientífica de cada época re-presentan los conocimientosadquiridos hasta aquel mo-mento, no los del porvenir.En este sentido procedenlógicamente: deben resistir,defender su baluarte hastael último extremo.

En el caso particularreferido del plan, concreta-remos que su Ineficacia noes porque ios bacilus se en-cuentren en la sangre delpaciente, sino porque dadoel estado general del enfer-

mo, no cabe que alcance sucompleta normalidad en unescaso espacio de tiempo.El doctor V.Dapena. miem-bro de la Comisión, en susmanifestaciones a «La Dis-cusión», corrobora lo quedejamos expresado.

Para la Academia deCiencias el examen de losenfermos presentados porÁngel García no podía sersino bacteriológico; dadoque la medicina clínica esti-ma que la enfermedad esproducida por ta invasiónmicrobiana, y, claro, mien-tras encuentre bacilus en elpaciente sometido a su exa-men declarará necesaria-mente que la dolencia sub-siste, sin fijarse para nada enlos demás caracteres clíni-cos.

Partiendo del principiode que la enfermedad se ha-

lla arraigada en el hombrecivilizado a causa, no delmicrobio, sino de múltiplesvicios, de hábitos y costum-bres que han hecho dege-nerar el organismo, se com-prenderá en primer término:que para que un paciente al-cance un relativo estado denormalidad se precisa queabandone vicios, hábitos ycostumbres personales.

De lo dicho se deduceque el plan de Ángel García,como hemos repetido, no escapaz de curar—tal comodebe entenderse esta frase,tan mal, empleada comun-mente—la manifestación dela enfermedad conocida en lamedicina clínica por lepra.Pudiera resultar que las sus-tancias empleadas por Gar-cía hagan desaparecer en losenfermos sometidos a su planlos caracteres clínicos pero

Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

esto no es curar: en tal caso,lo que harán es desviar el«proceso de enfermedad»Este es el efecto que produ-ce el 608 para la sífilis: Sabi-do es que los médicos emi-nentes comienzan a descon-fiar de la eficacia de esta sus-tancia y sospechan, para losque se ia aplican, no muy ha-lagüeñas consecuencias.

Curar, en el verdaderosentido de la palabra, es to-davía, desdichadamente,cosa desconocida para laciencia médica; comienza abosquejarse su alcance, perohasta el presente no es másque una esperanza, una ilu-sión, un ensueño que pudie-ra convertirse en realidad;nada más».

Eugenio Leante.Gaceta de Tenerife.

Abril de 1918

Vertiendo ideas, El Plan de Angelito GarcíaLo que opina un sabio particular

«Por puro egoísmo profesional, por no reconocerle a unprofano, a un intruso, mérito, es por lo que se le niega efica-cia al «Plan García» para la curación de tan terrible dolencia.

En el devenir del Sana-torio de Fontilles, mereceser destacado el conflictosuscitado por la aplicaciónen 1920 del método curati-vo ingeniado para combatirla lepra por parte del sana-dor cubano de origen cana-rio Ángel García (67). Des-de septiembre de 1916, larevista Fontilles, venía trans-cribiendo las noticias deprensa procedentes de LaHabana (fundamentalmentedel Diario de la Marina deaquella capital), y que infor-maban de la curación de lalepra por medio del métodoque había ideado el «curan-dero » Ángel García, antiguoenfermo leproso, (68) y queconsistía básicamente en dara tomar aceite de chaulmo-ogra mezclado con distintoscocimientos y poder evitarasí los efectos secundariosque aquel tenía sobre la mu-cosa gástrica (69).

Como acabamos deseñalar, el método de AngelGarcía se aplicó a algunosenfermos de Fontilles entre1920 y 1921, y bajo la di-rección personal del sana-dor, quién habría recibido lacorrespondiente autoriza-ción de la Dirección Gene-ral de Sanidad y benepláci-to de la dirección médica delCentro se le obligaba a nosalir del Sanatorio para evi-tar conflictos con el Delega-do de medicina, pues care-cía de titulo profesional, ysólo estaba autorizado parahacer un ensayo dentro delestablecimiento. El númerode enfermos tratados fue deochenta y algunos en avan-zado estado de su enferme-dad. Tras varios meses detratamiento ninguno habíaempeorado, cinco habíanmejorado y el resto aunquecontinuaba más o menosigual había mejorado el es-tado de sus llagas, pues aun-que no hubieran cerrado es-taban reducidas y en vía defranca cicatrización. En to-dos los enfermos, sin excep-ción, había desaparecido laobstrucción de las fosas na-sales e incluso «han recobra-

do las cejas y ven aparecerel vello en distintas partes delcuerpo (70).

En diciembre de 1920Angel García abandonabaFlontilles, argumentando,según se recoge en la propiarevista del Sanatorio, no po-der permanecer más tiempoy no ser necesaria su presen-cia personal para seguir eltratamiento, si bien se com-prometía a volver en mayode 1921 (71).

Pese a los resultadosobtenidos, una vez huboabandonado el Sanatorio eltal Ángel García, la Direc-ción del mismo se mostróreacia a seguir con la conti-nuación del tratamiento,pero ante la presión de losenfermos decidió en febrerode 1921 solicitar el dictamenimparcial de una comisiónmédica acerca del mencio-nado método curativo y desus resultados (72). Dicha co-misión estaba integrada por

los catalanes Jaime Peyrí(profesor de dermatologíaen la Universidad de Bar-celona), Luis Cirera Salsee Isidoro Pujador, junto conlos doctores, José Darás,médico ordinario del Sa-natorio y del pueblo de La-guart, José A. Torrent, Ala-pont de Valencia, y Mau-ro Guillén, director médi-co del Sanatorio. El resul-tado del dictamen, emiti-do por unanimidad, reco-mendaba continuar eltratamiento,«hasta ver losresultados definitivos, yaque, aún cuando no seveía a ninguno de losenfermos verdaderamen-te curado, las mejoríaseran tales que aconseja-ban no abandonar lo co-menzado».

El 15 de febrero de1921 se reiniciaba el tra-tamiento, si bien se adver-tía a los enfermos que si al-guno estaba cansado y

quería retirarse lo podía ha-cer libremente, pues iban aensayarse en el Sanatorio,otros tratamientos moder-nos que, quizá, dieran me-jores resultados (73). A pe-sar de esta última oferta,todos los enfermos someti-dos al método curativo deÁngel García prefirieroncontinuar (7 4).

La polémica no que-daría, sin embargo, zanjadacon el dictamen de la comi-sión, y aunque se continuóaplicando el tratamiento alos enfermos que lo solici-taban, estos reclamaban lapresencia física de AngelGarcía, quien a pesar deanunciar repetidamente suregreso, siempre según laversión de la revista Fonti-lles (75), no volvió al Sana-torio. La tensión fue aumen-tando; en marzo de 1922 laJunta de Gobierno (76) au-torizaba al administrador delSanatorio para que pudiera

firmar documentos a favorde cada uno de los enfer-mos que quisiera salir delSanatorio para curarse ensu casa y por su cuenta, conaquel tratamiento, «y se leofrezcan diez mil pesetaspara cuando estén total-mente curados dc la lepray dados de alta por dos fa-cultativos, uno de cadaparte y por el InstitutoMédico Valenciano encaso de discordia».

Por fin, en agosto de1922, un grupo numeroso deenfermos, al conocer la noti-cia de que el susodicho An-gel García se encontraba enValencia, optó por huir y des-plazarse a aquella ciudad.Detenidos por las fuerzas delorden, el Gobernador Civil deValencia ordenó su reingre-so en Fontilles, pero la Juntade Gobierno del Patronato senegó a readmitirlos al argu-mentar que con la huida sehabía infringido el reglamen-to de la Institución y que re-sultaba de todo punto impo-sible volverlos a admitir. Pororden gubernativa volveríana ingresar en Fontilles, aun-que en régimen carcelario yocupando las celdas que a talfin se habilitaron (77).

(67) EL CRONISTA DE FONTI-LLES (1920). Lo que falta en Fontilles.

Fontilles, diciembre de 1920, 2.076.(68) Ángel Garcia Abrantes, natu-

ral de Canarias, casado en La Habana, ingre-sa en el 24 de agosto de 1904 en el Hospitalde San Lázaro de La Habana con el diagnós-tico de Lepra, enfermedad que conseguiríasuperar con la aplicación de su método cu-rativo.

(ESPERANZAS BELLAS. La cu-ración de la lepra, :se habrá descubierto?,experiencias de un enfermo, lo que dice elDoctor López del Valle en San Lázaro, !ven-

ga ese secreto! Fontilles, abril de 1917,1.358-60).

(69) ESPERANZAS BELLAS 11

y 111. La cura de la lepra (1917). Fontilles,julio y agosto de 191 7, 1.408-9, 1.422-23.

(70) LO QUE FALTA EN FONTI-LLES (1921). Fontilles, marzo de 1921,2.120-5.

(71) COMO SIGUEN LOS LE-PROSOS? (1922). Fontilles, febrero de1922, 2.295-2.296.

(72) Ibidem.(73) LO QUE FALTA EN

FONTILLES (1921), op. cit. en nota 70,2.120-22.

(74) Ibidem 2.122.(75) COMO SIGUEN LOS

LEPROSOS? (1922), op. cit. en nota 71, p.2.295-6.

(76) Junta de Gobierno de 30 demarzo de 1922 (AAP).

(77) El Luchador, 3 de agosto de1922, publica la noticia de que un gruponumeroso de enfermos había abandonado elSanatorio de Fontilles y se había dirigido apie hasta Gandía con el objeto dedesplazarse desde allí a Valencia, ciudad enla que tenían noticia de que se habíainstalado el curandero Ángel García. En elacta de la Junta de Gobierno de 15 de octubrede 1931 (AAP) se hace mención a lossótanos de la clínica, «no pueden olvidarque aquello ha sido cárcel y aunque abiertaslas rejas lo recuerdan».

Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

Angel García en el Sanatoriode Fontilles (Alicante)

Josep Bernabeu Mestre - Teresa Ballester Artigues *

* Lepra y sociedad en la España de la primera mitad del siglo XX: La Colonia Sana-torio de Fontilles (1908-1932) y su proceso de intervención por la segunda República.

El Padre Remigio Vila-riño Ugarte, escritor y perio-dista vizcaíno, nació en Ger-nika el 1 de octubre de 1865y murió en Bilbao el 16 deabril de 1939. Ingresó en1880 en la Compañía de Je-sús. En 1902 fue designadodirector de la revista “ElMensajero del Corazón deJesús” en la que había co-menzado a colaborar un añoantes. Poco después comen-zó a publicar “Rayos de Sol”,hojas doctrinales; en 1911funda la revista “De bromay de veras”. Posteriormen-te, pone en marcha publica-ciones como “Sal Terrae”, lainfantil “Hosanna” y “Man-resa” dedicada a los ejerci-cios espirituales. Autor denumerosas y variadas obras,siempre de carácter religio-so.

El 21 de marzo de1921, el periódico «El De-fensor de Canarias», diariocatólico de información, edi-tado en Las Palmas de GranCanaria, recogía esta carta :

«Por ser de Oportuni-dad, honra hoy nuestras co-lumnas una de las «SextasCartas de otro mundo» queel Eminente P. de la compa-ñía de Jesús, Remigio Vilari-ño, publica en «El Mensaje-ro» de diciembre, en la cualhabla de la estancia de An-gelito en la leprosería deFontilles (Alicante) y de losefectos maravillosos de sutratamiento de la lepra.

«CARTA 3.-¿SE CU-RARÁN?...

Mis Carísimos cuatro:¿Esperanzas?.

Quién pronuncia eneste Valle del Dolor esa dul-ce palabra que parece capazde quitar la mitad, por lomenos, de la acerbidad alllanto? ¿Esperanzas? ¿Esque olvidamos que la leprano tiene Cura? ¿que, preci-samente, ese es el fundamen-to de su mayor horror?...

El Padre Vilariño y el tratamiento dela lepra de Angelito García

Sí, carísimos, esperan-zas. Ya oirían ustedes cómoen Cuba había aparecido unseñor que aseguraba que lalepra se podía curar, que élsabía la manera, que él mis-mo se había curado a sí mis-mo, que su nombre figuró enla lista de los leprosos deotro tiempo, pero que ya,gracias a Dios, podía pre-sentar su cara limpia de le-pra. La noticia corrió portodos los periódicos, y re-sonó jubilosamente en todoslos corazones que conocíanla suprema desgracia del le-proso. El nombre de Ange-lito García apareció como elde un redentor de estos po-brecitos condenados a lacadena perpetua de los ba-cilos Hansen.

Claro está que en Fon-tilles, donde tanto se ama al

leproso, desde el primermomento se fijaron todos enesta aparición, y miraron ha-cia la aurora de esta espe-ranza.

Cúreme usted un le-proso, decía el P. Ferris, consu hermoso corazón, y sal-dremos de rodillas pidiendoa todo el mundo, a la reina,al rey, los remedios que seannecesarios para los gastos deesta horrible tortura.

Por fin, después de laguerra, hemos conseguidotraer al hombre. Ángel Gar-cía está en Fontilles, y ha lle-vado allá toda una intensabatería de medicamentosconforme a su sistema, y hacomenzado ya la batalla.

Porque, en efecto,esto,. carísimos, es una ver-dadera batalla, una bregacontinua desde la mañana

hasta la noche y durante lanoche misma. Cocimientosde mangle a las siete de lamañana, píldoras blancasuna hora más tarde, lavadonasal a media mañana, gló-bulos Boris antes de las co-midas, comenzando porcuatro y subiendo hasta 40y 50 y aún 109, gotas de nosé qué después de las comi-das, nuevo lavado nasal a latarde, glóbulos y gotas a lacena» nuevo lavado nasal ala noche y para terminar lajornada una noche si y otrano, baño de preparado conde mangle a 40%, por 8 mi-nutos, con una jabonadurade jabón Glen, para acostar-se en seguida con toda suespuma sin secarse, y el díaque no toque baño, frota-miento de todas las partesescamosas con una pomada.

Régimen de comida, ypor bebida aguas hervidas dedoradilla grama y raíz de zar-zaparrilla.

Vieran ustedes aquí re-volución, brega y batalla detodos los enfermos. Aquí seve lo que es el ansia de lasalud, sobre todo cuando setrata de escapar de esta te-rrible y repugnante amarradu-ra de la lepra.

Todo se hace con elbeneplácito del Director Ge-neral de Sanidad y bajó laInspección del Director delSanatorio. En toda regla.

Don Ángel es un caba-llero sencillo, trata al enfermocon bondad y cariño, mues-tra tanta confianza en sus pro-cedimientos que a quienesestamos en expectativa, nosparece excesiva; se dedicacon todo ardor y al propiotiempo con tranquilidad a sufaena, su diagnóstico pareceser muy acertado respecto delas lepras, que conoce y dis-tingue muy bien, cuanto yoalcanzar puedo. Su pronós-tico y teoría es, poco más omenos, si acierto ésta: la le-

pra es una invasión del bacilode Hansen en el cuerpo hu-mano; con las prescripcionesque él señala, a pocos díasqueda sin acción; ese enemi-go que invadía al enfermo yle arrancaba las carnes y loshuesos, le doblaba las coyun-turas, le arrebataba los de-dos, le pelaba el cabello, leroía las uñas, le surcaba la len-gua, le arañaba la laringe, yen fin, le torturaba los nerviosy los músculos, por lo menosvuelve atrás y no avanza ade-lante.

Esto es lo que Ángelpromete a los pocos días desu tratamiento,

A los varios meses,ocho, diez, doce o más, se-gún la diversa clase de enfer-mos, la lepra está curada. Talvez queda, dice el bacilo, perocomo queda en otras enfer-medades, aun después decurados los enfermos, en es-tado innocuo, sin acción, creoque los técnicos dicen en es-tado de saprofitos, es decirde gérmenes corrompidos ypor tanto, inactivos. Hastaque gracias a nuevas purifi-caciones ya más sencillas detiempo en tiempo, aun esosrestos desaparecen del todoy el enfermo entra en la vidaordinaria de todo el mundo.

Tal es, si no comprendímal, lo que Angelito pronos-tica.

La base de losremedios

Aunque el método,como han visto, es muy com-plejo, la base principal, sinembargo, es según creo unadesde antiguo conocida lasal de Chaulmoogra era portodos tenida por remedioeficaz como ninguno contrala lepra, sino que era tan di-fícil de digerirla y asimilar, quecausaba el estrago de la vidapor el estómago antes desanar la lepra.

Angelito dice haber

Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

(Pasa a la página siguente)

Escultura del Padre Vilariño en Bilbao.

hallado la manera de evitartales estragos, y llegar a cu-rar la enfermedad antes dematar a la persona, y aúnantes de hacerle daño nue-vo.

y ¿qué?Pues que en un mes que

llevan los enfermos de cura,desde cuando esto escribo,muchas caras están más lim-pias, muchas gargantas másclaras, muchas lenguas máslisas, muchas narices más li-bres, muchas llagas cerra-das, muchos músculos másflexibles y, sobre todo, do-mina por todo el ambiente ycircula por todos los cora-zones la esperanza de que securarán.

Y se curarán?Eso es lo que yo no me

atrevo a decir. Angelito diceque no hay duda, y que elno viene a hacer experien-cias ni probar que puedecurar pues se sabe ya y estácertificado que ha curado.Pero nosotros, como no lo

(Viene de la página anterior ) hemos visto, tenemos queaguardar la prueba. Y laprueba, acaso en ningún si-tio mejor que en Fontillespuede, darse. Aquí, aunquelos gastos han aumentadoextraordinariamente, no seniega nada de lo que es ne-cesario para observar elmétodo; Angelito poseetodo cuanto quiere; los en-fermos son muchos, varia-dos, evidentes, en las mejo-res disposiciones para lamedicación y la observa-ción. Si en alguna parte cura,aquí ha de curar; si aquí nocura en ninguna parte cura-rá. Ha sido hasta ahora tanrebelde esta enfermedad, yestamos tan acostumbradosa la idea de su incurabilidad,y ha habido algunos desen-gaños tan grandes... que nosparece sueño que sea cura-ble. Pero ¿por qué no? elSeñor, dice fecit sanabilesnationes, hizo a las plantasque nacen de la tierra capa-ces de sanar. Yo no dudo quealgunas de ellas o varias

combinadas tienen tambiénla virtud de sanar la lepra.¿Será Angelito el que ha des-cubierto la combinación queno podía descubrir la cien-cia? ¡Ojalá! Esperamos...

Y si curan?Si curan... ¡adiós Fon-

tilles! .,.Aunque no, no creanustedes que desaparecerátan pronto. Primero, porqueesperemos a ver si curan lospobrecitos. Segundo, por-que si curasen acaso no cu-rarían todos; porque unacosa es que haya remediopara la lepra, y otra que to-dos sanen.

Tercero, porque hayaun por esos mundos mu-chos leprosos. Acaso nobajen de cuatro mil que hayen toda la Península.

Por donde ya ven us-tedes qué servicios tan gran-des podría entonces prestareste Sanatorio. ¡Qué ideamás hermosa y qué porvenirmás dichoso para los esfuer-zos que aquí ha hecho la ca-

ridad cristiana de tantos ami-gos! Dar la salud a los cienque ahora aquí viven, y man-darlos a casa, y recibir otrabrigada de enfermos y sa-narlos también, y asísucesivamente...Entonces

Fontilles, es decir, elCorazón de Jesucristo, quees quien ha fundado a Fon-tilles, se llenaría de gloria, ydiría desde este nido deamor humano y divino; Ve-nid, venid a mí los que estáisleprosos y yo os aliviaré. Yentonces vendrán acá no losdiez que fueron a Jesucristo,sino turbas de leprosos abuscar la salud, y cantaríanaún con más sentimiento, Tufuiste mi criador ¡qué bue-no eres! qué bueno eres!Tú eres mi vida y mi luz¡qué bueno eres!... Y seriaéste un precioso sanatoriode cuerpos y de almas, yaque aquí, como saben muybien ustedes, no menos seda el alivio de alma que elde cuerpo. Interrumpo yaésta y voy a saludar a An-

gelito, que viene hacia acá,para dar un paseo con él yconversar con los enfermos.

Ahora van a tomar lasinyecciones nasales vesper-tinas; se las da el nuevoPracticante, don Juan Bau-tista Fayó, que voluntaria-mente ha venido acá con suesposa y dos hijitos, y quees una adquisición muy bue-na. Un jeringazo por unafosa nasal, otra por la otra,y andando...Ponen una caralos pobrecitos al tomar estarapé... que se ve bien queparece hecho de agujetes,cuya picante esencia pene-tra hasta la nuca. Pero porla salud, y más por esta sa-lud sería uno capaz de co-merse clavos y puntas deParís.

No terminaré ésta sinsaludarlos de parte de to-dos estos enfermos, que seacuerdan mucho de Bilbaoy de sus bienhechores, deahí y de todas partes. Suyoseguro y afectísimo h. enCto».

Ángel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraÁngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

Jesuitas del Sanatorio San Francisco de Borja, situado en Fontilles (Alicante). (1909)

A principios de 1921 ,según publicaba el periódi-co «El Defensor de Cana-rias»:, El pleno del Excmo.Cabildo Insular de GranCanaria, acordó por unani-midad, a propuesta del pres-tigioso consejero don Anto-nio Cuyás y contando des-de luego, con la autorizacióndel facultativo del estableci-miento, someter al tratamien-to de Angelito García a losenfermos de lepra recluidosen el Hospital de San Láza-ro,

Al efecto se nombróuna comisión que se pusieraal habla con Angelito tanpronto llegara a esta ciudad.Angelito García se encuen-tra ya entre nosotros.

Acuerdo es este quehonra mucho a nuestra pri-mera Corporación Insularporque pone de relieve susgenerosos sentimientos enpos de nuestra isla en todassus manifestaciones.

Cuando los pobres le-prosos apilados en San Lá-zaro no veían una estrellaque les anunciara el fin desus tormentos y agonías, sinque pudieran oponer a suavance otro valladar que elde la resignación.

La Excma. Corpora-ción que tanto se desvive porla beneficiencia ha infundidoun rayo de esperanza enaquellos desgraciados ha-ciéndoles concebir la idea deque sus dolores de cuerpo yalma van a tener su fin en díano lejano.

Nosotros no podemosprejuzgar los efectos del tra-tamiento de Angelito, porquenuestra condición de profa-nos en la materia nos impi-de, pero si podemos asegu-rar que, por declaraciones deun médico notable, sabemosque un leproso de esta ciu-dad ha encontrado su cura-ción merced a dicho trata-miento. Por otra parte he-mos leído en la prensa de LaHabana grandes elogios delas maravillosas curacionesrealizadas en Cuba por el Sr.García y en el mismo «He-raldo de Madrid » vimos,hace unos meses, con oca-

sión del viaje de Angelito aFontilles donde dejó a másde cien enfermos en trata-miento, que los efectos desu medicación son verdade-ramente sorprendentes.

No podemos ni que-remos adelantar juicio, re-petimos; pero nos llamagrandemente la atención quesea tan unánime el coro dealabanzas que se tributan aAngelito por donde quieraque pisa aplicando su reme-dio a la curación de la le-pra.

Antes de venir a Fon-tilles curó en Méjico a un fa-cultativo que padecía la le-pra y nos consta que un mé-dico de La Palma atacadode la misma enfermedad leha escrito, reclamando supresencia en aquella Isla.

Hemos tenido ocasiónde tratar a Angelito y eshombre afable, cariñoso y

humanitario. Nos dice que noson sus propósitos hacer in-accesible por el precio su me-dicamento a los enfermosmás pobres, sino por contra-rio prestar toda clase de fa-cilidades a los desheredadosde la fortuna.

Pese a las súplicas delos enfermos, el Cabildo seopone al restablecimientodel tratamiento de Angeli-to García

El 22 de junio de 1923.«La Gaceta de Tenerife» re-flejaba en sus páginas: «Enuna de las sesiones que aca-ba de celebrar el Pleno delCabildo lnsular de Gran Ca-naria, el presidente de dichaCorporación, don Tomás deZárate, da cuenta de haber-se recibido una instancia sus-crita por varios leprosos asi-lados en el Hospital da San

Lázaro en súplica de que selea trate con el medicamen-to de don Ángel García.

Hace uso de la palabrael señor Millares para opo-nerse contra el restableci-miento del tratamiento quecitan los leprosos, extendien-do sus manifestaciones ensentido de que las inyeccio-nes de aceite de choulmoo-gra producen en los enfer-mos mejoría.

El señor Zárate lee eltelegrama dirigido al Cabido,de la Dirección general deSanidad, en el que se mani-fiesta que ante la actitud derebeldía de parte de los le-prosos asilados por la Cor-poración, se siga aplicandoel aceite de choulmoogra enlos enfermos que accedan aello, no haciéndolo en losque se opusiesen, pero des-terrando terminantemente eltratamiento del expresado

don Ángel García.Pide el señor Millares

que dictamine sobre el asun-to el Cuerpo Médico. Seadhiere a las manifestacionesdel señor Millares don Pe-dro del Castillo.

Intervienen los señoresSánchez Torres y GonzálezCabrera, quienes se mani-fiestan contrarios al trata-miento de don Ángel García.

Añade el señor Cabre-ra que hay empleados en elestablecimiento donde sehallan asilados los leprosos,que hacen presión sobre losenfermos.

Opina que deben serexpulsados los leprosos re-beldes, admitiendo a los queesperan turno.

Hace diversas aclara-ciones el señor presidentesolicita el señor Sintes que seincoe el oportuno expedien-

Su estancia en Gran Canaria y losproblemas con el Cabildo de esa Isla

(Pasa a la página siguente)

Vista Parcial de Las Palmas de Gran Canaria en la década de los 20. Archivo de la FEDAC

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

te para aclarar los hechosque denuncia el señor Gon-zález Cabrera, Se opone a laexpulsión da los enfermos,del establecimiento, a menosque no sea acordada por laSuperioridad, evitando res-ponsabilidades.

Hacen uso de la palabralos señores Navarro Ruiz ySintes Reyes.

Se acuerda dar las gra-cias a los médicos que admi-nistran el aceite de chaulmoo-gra a los enfermos; y que in-formen sobre la cuestión elCuerpo Médico de Benefi-cencia Insular, y si es precisose pidan también informes ala Junta de Sanidad y a la Di-rección General.

En la edición de «LaGaceta de Tenerife» de 3 deagosto de 1923, Angelito Gar-cía mostraba su tristeza por lamedida con las siguientes pa-

labras: «Con desconsuelo,con gran pena, he leído enla prensa de las Islas lanoticia de que en el Hospi-tal de San Lázaro, de LasPalmas, se ha prohibido mitratamiento. Más que pormí, lo he sentido por los

desgraciados enfermos queallí existen, pues la culpano ha sido de ellos sino dequienes han desechado mitratamiento para implan-tar otro de cuya eficaciapuedo, sin temor a sufriruna equivocación, descon-

fiar en absoluto.He dicho que más

que por mí lo lamento porellos, y no me rectifico,pues razones tengo parahacer tal afirmación,máxime al ver que con mismedicamentos en vías de

curación y ahora lo muchoque habían adelantado lovolverán a perder, sin nin-gún género de dudas.

Muchos sacrificios mehabía impuesto por llegar ala curación, de mis enfer-mos canarios, pero ya queno he visto coronados por eléxito mis esfuerzos, por lomenos me cabe el orgullo desaber que mi nombre es ben-decido par aquellos desgra-ciados que habían perdido lasalud, pero que aun guardanel más profundo agradeci-miento hacia mi persona,que aunque momentánea-mente les he librado de losdolores y padecimiento

Con que infinita amar-gura verán los enfermos re-cluidos en el hospital, aaquellos otros que comoellos, padecieron de igualmal y no han recobrado lasalud».

(Viene de la página anterior )

El 9 de Octubre de1923, «La Gaceta de Te-nerife» anunciaba en sus«ecos de sociedad» la sa-lida para la República delParaguay, en el trasatlánti-co «Reina Victoria Euge-nia», de nuestro paisanodon Ángel García, el afa-mado curador de la lepra.

El 14 de noviembre de1925 el mismo periódicoanunciaba que el conocidocurador de la lepra, nues-tro paisano Angelito Gar-cía, que actualmente se en-cuentra en esta capital haobtenido un nuevo aciertocon la curación de un ata-cado de la horrible enfer-medad.

Este otro caso de le-pra a quien Angelito Gar-cía ha puesto remedio, so-metiéndolo al tratamientoda su innovación, se refie-re a una persona residenteen la Asunción (Repúblicadel Paraguay), quien lemuestra su agradecimientopor haberle curado con la

Siguiente carta: «Esti-

sarle mi más profundoagradecimiento por haber-me Vd. devuelto la salud,pero sírvanle estas líneascomo el testimonio de miincondicional adhesión yafecto. Deseando tener elgusto de verlo pronto poresta República, le saludaatentamente su agradecidoy s. s».

F. Carreras Álvarez.

mado Sr: En mi poder suestimada misiva de fecha19 de Agosto, por la queme entero de su viaje aTenerife, cosa que hemossentido mucho cuantaspersonas le estamos reco-nocidas por el gran bienque nos ha causado curán-donos radicalmente de laenfermedad que padecía-mos.

Para su satisfacción leenvío dos certificados mé-dicos expedidos por el Ins-tituto Nacional de Micro-biología, de esta Repúbli-ca del Paraguay y por ellosverá el resultado satisfac-torio de su tratamiento, yaque en ellos consta estarcompletamente curado.

Yo no tengo palabras,señor García, para expre-

«Como Se ve, Ange-lito García, sigue obtenien-do resultados satisfactorioscon su método de curaciónde la lepra.

Por este nuevo éxitofelicitamos sinceramente aAngelito García, deseándo-le prosiga en igual forma ensu humanitaria y bienhe-chora labor de curar tancontagiosa enfermedad».

Angelito hace una curación en Paraguay

Vista de Las Palmas. 1920. Archivo de la FEDAC

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

Vista de Asunción, la capital paraguaya que visitó Angelito García en 1923.

Su viajeEl próximo domingo y

a bordo del hermoso trasat-lántico español «Reina Vic-toria Eugenia» se embarca-rá para la República Argen-tina, don Ángel GarcíaAbrante, conocido vulgar-mente con el nombre de «cu-rador de la lepra».

ConsideracionesEl objeto de su viaje es

reconocer al sinnúmero deatacados de tan terrible mal,atendiendo a las reiteradasdemandas que, desde hacetiempo se le hacían, a lascuales no había podido co-rresponder debido a las múl-tiples ocupaciones que sobreél pesaban.

Pero desembarazadoya de tales trabas, se apres-ta a complacer a los bonae-renses, hasta quienes ha lle-gado la noticia de las cura-ciones que ha logrado con suplan.

La Prensa cubanaMucho se ha censura-

do a Angelito García, peroa pesar de todo él ha sabi-do salir incólume y la ver-dad y la justicia se ha abier-to paso, llegando hastaaquellos que ponían en telade juicio su labor curativa.

A nuestra vista tene-mos un importante diarioque se publica en Cuba, enel cual se insertan juiciosmuy laudatorios acerca delas curas que ha realizado;he aquí algunos párrafos dedicho diario:

Los Lazarinos y losniños confundidos

Pero se habrá vistomayor descaro regular sie-te mil tikets para baños enun lugar que arremolinadosy pegándose llaga con llagade lazarinos no caben nadamás que mil personas.

La poceta de los ba-ños Carneados no vale tresmil pesos su construcción yse le alquila al Ayuntamien-to por temporadas en eseprecio.

Bueno sería que la Sa-nidad se diese una vuelteci-ta por aquellos contornos yviera que hay muchos indi-viduos con llagas padecien-do enfermedades venéreas,etc., y son tan canallas quese bañan con inocentes ni-ños, muchos a consecuen-cias de la trasmisión de, en-fermedades se quedaronciegos, y ¿quién es el res-ponsable de esta ignominia?Nadie más que la Sanidad,que lo permite y no clausuralos baños, pues aquellos noofrecen comodidad a nadie,no hay ni un pequeño clavodonde colgar las ropas, bue-no que no hay nada...., nadamás que lazarinos y enfer-mos venéreos».

«El aceite de Chaulmo-ogra confeccionado por ellazarino García dio resulta-do estando en San Lázaro,pero allí se lo dio por queera Director un hombreconsciente no un vanidoso yqué le pasó a director que

al haber admitido a un hom-bre de las condiciones deAngelito García, tuvo quedimitir ante la cizaña de susqueridos compañeros, y elfenomenal negocio de loscuras.

Es esta una cuestiónde negocios los lazarinospues los encargados de ad-ministrar la religión católica,les conviene que existan la-zarinos para su negocio.

Es abominable que losencargados ante nuestroCódigo Religioso de prodi-gar la caridad y de aliviar aldesgraciado lucren de lamanera tan cochina que lohacen para ganar miserablespesetas a base de sacrificara infelices que no tienen unaautoridad que saque la carapor ellos.

«Si la ciencia es sufi-ciente ¿por qué no cura?porqué los lazarinos tienennecesidad de fugarse de allípara que los cure ÁngelGarcía?

¿Por qué a AngelitoGarcía le tienen prohibidalas autoridades el que lleguehasta Rincón?

¿Se quiere mayor ig-nominia, ni en tiempos de laesclavitud?

Es de vampiros dejar-los morir, cuando tienen re-medio. Acaso Angelito esun criminal, porque trata decurar a los que como él su-fren.

Doblen la cerviz y re-conozcan su impotencia;después de todo es de sa-bios rectificar errores, yerrores y palos de ciego sonlos que ha cometido la cien-cia médica hasta el presen-te.

Lleve feliz viaje el se-ñor García y que su laborobtenga por ahí el resultadomerecido.

«La Mañana» Diario Independiente

Santa Cruz de Tenerife7 de septiembre de 1923.

El Trasatlático Reina Victoria Eugenia que cubria la ruta entre España y los puertos del Río de la Plata.

Viaje a Argentina y nueva defensa de la prensa cubana

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

«Si la ciencia es suficiente ¿por qué no cura?porqué los lazarinos tienen necesidad de fugarse de

allí para que los cure Ángel García?

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

Sr. Director de «GA-CETA DE TEÑERIFE,Muy señor mío;: Muchoagradeceré a V. la publica-ción del adjunto aviso delColegio de Médicos de mipresidencia, pues ya es horade que por todos se procu-re hacer desaparecer la pla-ga de curanderismo queunas veces disfrazados conropajes más o menos cientí-ficos y otros con la más gro-sera vulgaridad, tanto perju-dican a la salud pública, a losintereses de los pobres en-fermos y, al prestigio de laprofesión médica. Graciasanticipadas señor director,

José Naveiras.Santa Cruz de Teneri-

fe 21 de noviembre de 1921

Aviso al público

El instituto médico y lacharlatanería, desarrollasecada día con mayor pujanzaen España, debido a la incu-

rabilidad de muchas de lasdolencias que aquejan a lapobre Humanidad, y a la im-punidad en que suelen que-dar las gentes sin concienciaque al lucrativo negocio de laMedicina clandestina se de-dican.

El desahogo de algunoscharlatanes ha llegado al ex-tremo de publicar aún pre-tendidos éxitos, con el ma-yor descaro, en las colum-nas de los periódicos diarios,haciendo alarde de la infali-bilidad de los remedios utili-zados; teniendo en nuestracapital un reciente ejemplode frescura, en el suelto apa-recido en «La Prensa» del 23de los corrientes, y firmadopor un tal Ángel García, ti-tulado curador de la lepra.

Como este ColegioOficial de Médicos está con-vencido de que la ayuda ydefensa más eficaz de talescharlatanes la suministran lacredulidad de las gentes in-

cautas, que son las princi-pales víctimas de tales «in-dustriales », cree cumplir undeber, además de haber de-nunciado el caso al Juzga-do de Instrucción, advirtien-do al público para que nose deje engañar de este des-preocupado curador de lalepra.

A este Colegio leconsta que el remedio infa-lible y secreto, que el emi-nente Angelito utiliza, no esotro que el aceite de chaul-moogra, convenientementedisfrazado, medicamentoque usa todo el mundo mé-dico, y con el cual el lograaliviar alguna de las mani-festaciones leprosas, perono la curación definitiva dedicho mal, que no ha sidohasta la fecha comproba-da en ningún caso, por losmás renombrados especia-listas.

Ténganlo, pues encuenta los enfermos, para

no dejarse estafar y al mis-mo tiempo y en interés detodos, este Colegio ruegacon todo encarecimiento acuantas personas tenganconocimiento de la inter-vención profesional delÁngel García, se sirvan co-municarlo a este Colegio

oficial de Médicos, que fir-memente se ha propuestorealizar todos los esfuerzosposibles, para lograr des-arraigar de nuestro país atoda esta taifa de frescosque ilegalmente comercia yse enriquece a costa de losdolores del prójimo.

El Colegio Oficial de Médicos de Tenerife le acusa de charlatán

Vista de Santa Cruz de Temerife. Archivo de la FEDAC

El doctor José Naveiras. Presidente del Colegio de Médicos.Foto de la galería de Presidentes del Circulo de Amistad XII de Enero.

«El desahogo de algunos charlatanes ha llegado alextremo de publicar aún pretendidos éxitos, con el ma-yor descaro, en las columnas de los periódicos diarios.»

Angel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepraAngel García Abrante, el realejero que curaba la lepra

Angelito García cuidóa un cubano y a cinco yuca-tecos a sus expensas, y deeste nuevo acto demostrati-vo se ocupa la prensa deaquel país en los términos si-guientes: «En nuestra redac-ción ha hecho su entrada enforma un tanto descompues-ta, un hombre alto y con evi-dentes señales de haber su-frido una de esas en enfer-medades que dejan marcasindelebles.

Vengo a protestar, nosdice después de hacernossaber que se llama Fernan-do González Espina, contralo que afirma en su entrevis-ta el Director del Departa-mento de Salubridad e Hi-giene,

Le rogamos que setranquilice y después de ha-cerle tomar asiento nos dis-ponemos a escucharlo.

—Usted dirá lo queprovoca su indigna-ción…?

—En la entrevista a

«La Voz de la Revolución», de México, da cuenta de unnuevo rasgo de Angelito García, el curador de la lepra

que me refiero y que publi-có este diario en pasadosdías, afirma el doctor GilRojas Aguilar que la leprapuede considerarse como latuberculosis entre las enfer-medades contra las que nopuede seguirse campaña al-guna

—Y usted toma….?—Todo lo contrario.

Existe un plan curativo y yosoy un ejemplo viviente delos beneficios de ese plan. Esel plan de Ángel García, co-nocido en nuestra ciudad, enla que cuenta con un buennúmero de enfermos, quehan mejorado notablemente,como consta a los mismosmédicos de Sanidad.

Háblenos de su en-

fermedad…?— Hace más de trece

años que se me presentó unallaga en pie, primera mani-festación de la enfermedad,inútil resultó cuanto hice porcurarme y a los cinco añosla lepra se me presentaba enforma alarmante. He gasta-do grandes sumas de dineroy todo en balde En el primer

viaje que hizo a esta ciudadÁngel García, hace un año,me presenté a él y me so-metí a su plan No tengo lla-ga alguna en el cuerpo mismanos funcionan perfecta-mente y en todas partes vuel-ve a salir el vello.

Es ésta la demostra-ción más terminante de quesi hay una campaña contrala lepra y que esta enferme-dad puede ser curada. En-tre los casos aliviados nota-blemente, se cuenta perso-nas muy conocidas en estaciudad.

- Bien, y es su obje-to...?

- El que se haga públi-co esto que le refiero. Da-mos seguridad a González deque sus palabras serían fi-nalmente traídas a estas Co-lumnas y después de pro-veernos de dos documentosgráficos nos despedimos denuestro visitante».

«El Progreso» 15 dejunio de 1918

Angel García Abrante no tenía títulos, pero descubrió un remedio paramejorar la vida a miles de enfermos que padecían como él la terrible enfer-medad de la lepra.

Calificado por algunos profesionales médicos como un charlatán,era para sus enfermos un Dios, ya que hasta la aparición de su tratamiento, lamedicina oficial no había encontrado la clave para aliviar las secuelas de tanpenoso padecer.

Estamos ante un personaje excepcional, uno de los realejeros másinfluyentes de principios del Siglo XX., un hombre elogiado y discutidoen Argentina. Cuba, Paraguay, Colombia Méjico y Estados Unidos,pero un gran desconocido para todos los habitantes de nuestro munici-pio.

Todo empezó con una simple nota aparecida en el periódicoGACETA DE TENERIFE de febrero de 1921 que decía:

En el Infanta Isabel de Borbón ha llegado a esta capital, pro-cedente de Barcelona, nuestro paisano el curador de la lepra, AngelGarcía, que desde hacía muchos años residía en Cuba donde co-menzó a emplear con éxito su tratamiento para combatir aquel mal,y útimamente, en diversas poblaciones de la Península ha asistidocon gran éxito a numerosas personas atacadas de la lepra. AngelGarcía ha marchado para Realejo Alto, su pueblo natal, donde pa-sará una temporada en unión de sus familiares.

Sólo espero que esta humilde aportación anime a los investigado-res profesionales a profundizar en la vida de este singular personaje. Yo,con los medios que poseo seguiré haciéndolo.

Agradezco el apoyo de Adolfo González Pérez Siverio, Concejalde Cultura, la colaboración de mi compañero de Gabinete de Prensa,Sergio González Martín, y sobre todo, la existencia del Archivo de Pren-sa Digital de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que tantoha facilitado nuestra labor.

Ha sido también imprescindible la colaboración de la Bibliotecadel Sanatorio de Fontilles en Alicante, que puso a nuestra disposicióntodo lo relacionado con la estancia de nuestro Angelito García en esecentro. Mil gracias, VERÓNICA MAS OLIVER.

En el momento de cerrar esta edición especial sobre la vida y obra deAngelito García, siguen apareciendo nuevos documentos que vienen a au-mentar aún más si cabe, la leyenda de este hombre del que se decía que nosabía leer ni escribir, pero que trajo de cabeza a los más prestigiosos médi-cos de su época.

Todo lo que rodea Angelito García es hasta ahora un misterio. Sólotenemos claro que era realejero por la gran cantidad de citas que en estesentido aparecían en la prensa.

Esperemos que pronto sepamos más y podamos poner un poco deluz a la vida y milagros de este singular personaje.

Angelito García, un Dios o un charlatánIsidr o Felipe Acosta

El Zocalo de Cudad de México.