118-123 undia nublado

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CONTENIDO

La casa de Mies: exhibicionismo y coleccionismoMies´s house: exhibitionism and collectionism

Beatriz Colomina

Editorial

La arquitectura de contenedores y el paisaje: una nueva mirada a través del Site Specific Art

Container architecture and landscape: a brand new view through Site-Specific Art

María Cabrera Vergara

México y el ciamApuntes para la historia de la arquitectura moderna en México [segunda parte]

Mexico and ciam Notes to Mexican Modern Architecture History [part two]

Juan Manuel Heredia

Escenarios para la historia y el olvido en el México moderno 1942-1958La ciudad imaginada por Juan O’Gorman, Luis Barragán, Mathias Goeritz y Mario Pani

Settings for history and oblivion in Modern Mexico 1942-1958The city as imagined by Juan O’Gorman, Luis Barragán, Mathias Goeritz y Mario Pani

Keith L. Eggener

Medios y tecnología en la concepción arquitectónica Media and technology in architectural conception

Ronan Bolaños Linares

Jorge Tamés y Batta

Cristian David Luna

Alterritorios (Nuria Benítez, Sergio Beltrán, Francisco Erazo)

Regina de Hoyos Duarte, Cassandra Gutiérrez Oosthuysen, Sebastián Rivera Tiol, Andrés Berjón de Gortari

Honorato Carrasco Mahr

Del brazo y por la calle. Construcciones culturales de la ciudad Arm in Arm Down the Street. Cultural meanings of the city

Georgina Cebey Montes de Oca

Realidad virtual vs. percepción humanaVirtual reality vs. human perception

Casa Noriega Noriega house

Estación Metrobús Centro Cultural Universitario Metrobus station Centro Cultural Universitario

Un día nubladoCloudy day

Conexiones en el espacio Connections in space

Gabriel Benítez Gutiérrez

Los cielos del surTres casas de Wladimiro Acosta y una interpretación

de la arquitectura moderna en ArgentinaSouthern skies

Three houses of Wladimiro Acosta and an interpretation of Modern architecture in Argentina

Luis Müller

Los videojuegos y su implicación arquitectónicaVideogames and their architectural involvement

José Manuel Márquez Corona

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Reseñas de libros y exposicionesReviews

R E S E Ñ A

I N V E S T I G A C I Ó N

E N S A Y O

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Editorial

Cristina López Uribe

En este número de bitácora, con el tema “arquitec-

tura, ciudad y medios”, se explora el importante papel

que llevan a cabo en nuestras disciplinas los medios de

comunicación masivos. La reflexión sobre estos temas

nos obliga a replantearnos muchas cosas que normal-

mente consideramos cotidianas. Cambios profundos

se originaron con la invención de la primera imprenta;

este fue el momento en el que por primera vez la infor-

mación y el conocimiento, que hasta entonces había

estado limitado a unos cuantos, fueron accesibles a un

mayor número de personas. Más tarde, con la moder-

nidad, la incorporación definitiva de los medios y su in-

fluencia en la experiencia cotidiana provocó un cambio

más radical: no sólo tuvimos a nuestra disposición unas

novedosas herramientas de representación, sino que

nuestra forma de mirar el mundo cambió y el mundo

fue cambiado por los medios.

Las vanguardias nos mostraron muchos de estos cam-

bios en el mundo del arte. Pero la arquitectura, al estar

en un contacto más estrecho con la realidad absorbió

todos estos cambios de una manera más inadvertida.

Los investigadores actuales muestran cómo el análisis de

los medios y su influencia en la ciudad, la arquitectura y

el diseño, ayuda a encontrar aspectos culturales que a

través de otros análisis se mantendrían ocultos. Una de

las más poderosas ideas en la teoría de la arquitectura

habla de que la arquitectura moderna se conceptualizó

como un medio más de comunicación masiva. De he-

cho, es moderna por su relación con los medios. En esta

edición de bitácora, por ejemplo, se habla de los pro-

yectos que marcaron la carrera de Mies van der Rohe,

edificios que no se proyectaron para ser construidos,

sino para existir única y exclusivamente en los medios.

Desde el Movimiento moderno hasta la arquitectura

internacional, la arquitectura es conceptualizada con los

mismos mecanismos de los medios, para ser represen-

tada y difundida por éstos. Las imágenes icónicas y las

construcciones históricas producidas en este periodo

serían impensables sin esta relación estrecha.

La fotografía, el cine y actualmente el internet, han

dotado a la sociedad de mundos paralelos en los que

se recrean y reflejan sus aspiraciones, contradicciones

y miedos. Incluso éstos pueden llegar a constituirse

como nuevas realidades.

La arquitectura, el urbanismo y todas las disciplinas del

diseño se han aprovechado de los medios para apoyar

ideales establecidos, criticarlos y contradecirlos, y para

materializar propuestas que reflejan diversas posturas

respecto al mundo en que deben actuar. Pero tam-

bién han sido absorbidas por los medios dotándolas

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marzo 2014 + julio 2014

de significados y representando en ellas imaginarios

específicos. Estas narraciones en los medios han sido

incorporadas al imaginario de nuestras sociedades y

han sido aceptadas con poca atención. Conviene re-

visarlas.

El pedregal de luis barragán fue conocido en gran me-

dida por sus reproducciones fotográficas, y décadas

después de haber sido desfigurado fue retomado por

la crítica para ser cargado de significados útiles para

los dirigentes de la cultura internacional. Hablamos de

El Pedregal fotográfico, del único que existió en for-

ma pura. El Pedregal mítico inventado por los críti-

cos prácticamente no existió nunca. La arquitectura

moderna es usada como un medio de representación

para los distintos escenarios de las sociedades con dis-

tintos propósitos. Los textos también se organizan por

medio de episodios a manera de un storyboard –una

narración también influida por los medios–, una serie

de escenarios en los que se presentan estos fenóme-

nos en el México moderno.

Si los medios han cambiado la forma en la que se

construye la historia, como hemos visto, podemos

pensar que esta es la cara del fenómeno de ma-

yor alcance o más general, pero éstos han logrado

inmiscuirse en los procesos más íntimos como la

concepción arquitectónica. Sin duda, los medios de

representación de la arquitectura y el diseño de cada

periodo histórico afectan al producto de la creación.

Los artículos presentados nos hablan de las conse-

cuencias y posibilidades de la incorporación de los

nuevos medios en el proceso creativo, algunos en un

tono de llamada de atención en cuanto a la pérdida

de la experiencia real, producto de un exceso en el

uso de los nuevos medios, y en la pérdida del aura

–usando el término de Walter Benjamin– ocasiona-

do por el conocimiento a través de las reproduccio-

nes. Queda por verse si el creciente uso de las nuevas

tecnologías de información y comunicación cam-

biarán profundamente las formas de experimentar

e interpretar la ciudad, la arquitectura, el paisaje y el

diseño. Seguramente lo harán.

Fotografías: Cassandra Gutiérrez Oosthuysen

bitácora arquitectura + número 27

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Un día nublado Cristian David Lunainvestigación

pp. 118-123

IN

Cloudy day

ResumenSi la información suspendida en la red está bien representada por una nube, el término “nube negra” parece adecuado pues describe el oscurantismo propio de la “era de la información”, en la que paradójicamente es aquélla la que abruma, la que oscurece, la que confunde. Los medios masivos pasan de fuente de información a información inútil, de herramienta de comu-nicación a mero entretenimiento. La información valiosa cuesta o costará dinero, y tendremos que encontrarla en una tormenta de opiniones.Palabras clave: mediatización, medios, entretenimiento, información, redes, libertad, nubes

AbstractIf a cloud is a good representation of the information found on the Internet, the term "black cloud" is suitable because it describes the obscurantism pertaining to the "Information Age", which paradoxi-cally, confuses, darkens and overwhelms. Mass media has chanched from a source of useful to useless information, from a communication device to mere entertainment. Valuable data costs money, or it will, and we will have to look for it in a storm of opinions.Keywords: Mediation, Media, Entertainment, Information, Networks, Freedom, Clouds

Desde hace siglos, los medios de transporte han sido indispensables para fo-mentar el intercambio de ideas y productos entre regiones, y posteriormente entre ciudades. Parte del desarrollo tecnológico apuntó a la transportación de cada vez un mayor volumen de personas y/o productos, de forma más rápida y con un menor gasto energético. Muchas de esas máquinas construi-das se popularizaron hasta volverse asequibles como bienes de consumo, las cuales, exaltadas por el individualismo que tuvo su auge en la sociedad estadounidense de la posguerra, pregonaban libertad para trasladar a sus propietarios a cualquier rincón de la tierra sin necesidad de rendir cuentas.

Sin embargo, ese desarrollo puede verse desde otra perspectiva: la li-bertad (o la posibilidad) de consumir genera identidades que cohesionan grupos, lo cuales, por decirlo de alguna manera, comparten ciertos gustos y se presionan para adquirir objetos en orden de pertenecer a un determi-nado grupo social. “Se ha necesitado el transcurso de un siglo para pasar de la liberación lograda a través de los vehículos motorizados, a la esclavitud impuesta por el automóvil”,1 argumenta el filósofo austriaco Ivan Illich.

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Háaablelee. Fotografía de Alfredo Luna (elmigo), 2014

Por otro lado, desde mediados del siglo pasado un crecimiento parecido se registró con los medios de comunicación, los cuales ya contaban con un antiguo y conocido producto con el desarrollo de la imprenta de tipos móviles de Gutenberg. El auge de las comunicaciones y sus sistemas de di-fusión se potenciaron con la creación de la radio pública y posteriormente la televisión.

Si bien hoy día, después de cien años, podemos reconocer que la pu-jante industria de los automóviles exageraba la necesidad humana de “libe-rarse” de su entorno, y sobre todo de hacerlo al pisar el acelerador, estamos nuevamente embelesados por el potencial creciente de información que ofrecen las redes sociales. Muchos han escuchado alguna vez que todo está disponible en internet: al escribir las palabras clave, navegamos por la infor-mación contenida en millones de servidores en el mundo para, unos segun-dos después, encontrar lo que buscamos, ya sea el horóscopo o manuales para construir cohetes.

Pero antes de “pasear por las nubes” habría que pensar en el origen y finalidad de la radio y la televisión.

La radio pública, creada 1922, y la televisión en 1930, son producto del estudio de grupos de investigadores conducidos por intereses públicos o privados –y dirigidos a las masas- quienes crearon una suerte de estructura comunicacional de emisor-mensaje-receptor en la que pueden reconocerse fácilmente a ciertos personajes detrás de cada parte de esa estructura. En su funcionamiento (aunque parezca un tanto obvio mencionarlo) la publicidad, en el esquema de radio o televisión pública, auspicia sus contenidos. Las ca-denas radiodifusoras y televisivas crean programas que son preferidos de los espectadores, y en respuesta a esa preferencia las empresas invierten dinero para promocionarse en intervalos inmersos en dichos programas.

Y aunque teóricamente estamos convencidos de que la competencia es el non plus ultra de la autorganización de las sociedades, y que esa dinámica ordena tanto los contenidos como la publicidad, siempre podemos desen-cantarnos al encender la televisión y averiguar por nosotros mismos lo poco que han cambiado las historias a partir de dicha competencia.

Si en la práctica encontramos que los programas de televisión no respon-den a nuestros intereses y son auspiciados por la publicidad de productos que tampoco compiten entre sí para mejorar la calidad, sino para acaparar el mercado, la pregunta que surge de esto es: ¿cuál es entonces la verdadera finalidad de los medios? Si Adam Smith y Charles Darwin propugnaban la idea de que la competencia entre pares llevaría a las naciones y a las especies respectivamente a enriquecerse o a evolucionar, ¿cómo es posible que al en-cender la televisión nos encontremos con que tan pocas cosas han cambiado?

Por el contrario, tal desencanto, generado por la inconexa relación entre nuestros intereses y los medios de comunicación, nos acostumbra a cierto sentido de desarraigo en el que la realidad proyectada sobrepasa a aquello a lo que se aspira y se convierte en una especie de utopía que nosotros como espectadores no podemos, ni creemos merecer, a pesar de que compremos todos los productos que se exhiben allí.2

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Mientras más me conecto menos me conecto. Fotografía de Alfredo Luna (elmigo), 2014

Página siguiente: On the road. Fotografía de Alfredo Luna (elmigo), 2014

Bajo esta lógica, si antes se describió la función de los medios para informar o entretener, se vuelve igual de obvio que la finalidad última de sus conte-nidos es la permanencia del statu quo y por tanto la entropía, o en palabras de Althusser, son los medios que buscan “reproducir las relaciones de produc-ción” existentes,3 a los que categoriza dentro de sus aparatos ideológicos de estado.

Una historia muy diferente sucede a partir del internet. A pesar de que surge en condiciones muy similares a otros medios de comunicación, la naturaleza propia de esta nueva tecnología pareciera brotar de una estructura horizontal de contenidos compartidos por computadoras personales a través de interacciones peer to peer (p2p) en cualquier parte del mundo. Por esto es que solemos describir al internet, y nuestra in-teracción con éste, con metáforas alegóricas al pensamiento rizomático, o a las conexiones neu-ronales en el que inclusive los individuos se di-fuminan, sólo representados por su ip que no es más que cuatro números del 0 al 255, separados por un punto, y son los contenidos y sus relacio-nes los que prevalecen.

Lo cierto es que en un principio el internet surgió más que como resultado de la estructu-ra comunicacional presente en sus antecesores,

como un ente esquizofrénico de mensajes des-articulados que se conectan a partir de “vínculos hipertextuales”, y generó la percepción en sus cada vez más usuarios de ser un medio “demo-crático radical”; una estructura en la que toda la información estaba vertida y todas las voces eran escuchadas.

Tal vez lo es. Sin embargo, al llevar el para-lelismo de la cita anterior de Illich a los medios electrónicos, cabe la pregunta: ¿cuánto tiempo se va a necesitar para pasar de la equidad en el acceso a la información, a la esclavitud impuesta por las redes sociales?

Han pasado alrededor de veinte años desde la popularización del internet hasta hoy, y en ese desarrollo podemos diferenciar dos tendencias que chocan constantemente: por un lado, el cre-ciente cúmulo de información en La Nube, ya sea creado, transcrito, escaneado, grabado, entre otros, que contiene por igual canciones, obras li-terarias, ensayos, noticias, chismes y demás; y por otro, la necesidad de acapararlo y ordenarlo con base en criterios (en su mayoría) morales.

La primera tendencia tiene la intención de mostrar el material, es decir, de permitir que in-teractúe con personas o grupos que compartan ese interés particular. La segunda busca establecer

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Siempre hay esperanza. Fotografía de Alfredo Luna (elmigo), 2014

los medios en los que esos intercambios se efec-túan, convirtiéndose en una especie de moderador que está particularmente interesado en disponer servidores que colecten contenido, sobre todo el registrado bajo alguna de las actuales normas de propiedad intelectual,4 ya sea académico o de en-tretenimiento, para sacar beneficio económico por exhibirlo en sus plataformas al cobrar por su con-sulta, o al emular a los medios tradicionales al esta-blecer intervalos o espacios publicitarios pagados. Es decir, mientras una tendencia se podría consi-derar anárquica por establecer los contenidos a un alcance generalizado sin considerar demasiado la mediación entre emisores y receptores, podríamos pensar en su contraparte como jerárquica por ha-cer énfasis en los medios en los que es accesible la información, filtrando entre usuarios y contenidos para facilitar sus encuentros.

Las dos tendencias tienen sus problemáticas, la creciente Nube por sí sola no distingue entre la información disponible partiendo de criterios de verdad, sino por el número de veces en que otros dispositivos hacen conexión con ésta, por lo que al dificultar discernir entre doxa y episteme nos enfrentamos al “fin de los hechos”5 producto de la abolición de las verdades absolutas, o mejor dicho de poner al mismo nivel ambas informacio-nes. Como contraparte, la tendencia jerárquica está cada vez más vinculada con las clases domi-nantes,6 y en aras de la seguridad, el copyright y las buenas costumbres buscan nombrar y adje-tivar a los internautas con perfiles o identidades que permitan vigilarlos o dirigir bienes o servicios personalizados hacia ellos.7 Los buscadores como Google poco a poco se convierten en “árbitros de la verdad”8 que responden a las preguntas de los

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usuarios bajo la lógica de la Sección amarilla: pri-mero las ligas “promocionadas” y posteriormente “las más visitadas”. Y aunque estos últimos sí dis-criminan la información para decidir de la que sir-ve para tejer el lazo social,9 lo verdadero y falso, so-bre lo justo y lo injusto, dichas categorías no son del dominio público. A pesar de que es probable que toda la información esté allí, cada vez son más pequeños los canales de acceso y, por el contra-rio, se empieza a vislumbrar una banalización de los contenidos y una homologación de las prefe-rencias, donde las redes sociales hacen su parte. En ellas se presentan ligas a servidores con temas actuales, productos o servicios en los que para-dójicamente también caben las manifestaciones en contra de estructuras económicas o políticas.

En resumen, simulan las relaciones sociales existentes entre personas al grado de estable-cer vínculos afectivos que no necesariamente se cristalizan en relaciones reales, como expresa

Bauman en una entrevista para El País: “Si un chi-co pasa tres horas diarias en Facebook tejiendo formas de comunicación alternativa, es natural que crea la ilusión de que ha construido un es-pacio de democracia diferente, cuando no hay ninguna sola prueba de que esta sea efectiva.”10

Nadie puede negar el alcance de las nue-vas tecnologías y el impacto que han tenido sobre nuestras vidas. Sin embargo, el problema se encuentra en evaluar nuestra relación con ellas, y que derive en tomar una postura crítica y participar en la construcción de un rumbo con respecto a la creación, cuidado y acceso del conocimiento disponible.

En esa dirección, podemos encontrar inicia-tivas que buscan por un lado proteger la identi-dad y la privacidad de las personas detrás de sus computadoras a través de redes que permiten la anonimidad como el caso de 4chan.org, en la que su contenidos y la relación entre usuarios es muy

similar a la que se daba hace algunos años en los antiguos programas basados en irc.

De igual manera existen motores de búsqueda que hacen uso de la red Tor (www.torproject.org), como Bundle u Orweb,11 que tiene como premisa no conservar datos acerca de los usuarios y trian-gular la ubicación de sus internautas para dificultar su localización; y proyectos que permiten la libre circulación de datos y creación de patentes que tienen como finalidad última ser del dominio pú-blico, como los que se materializan en iniciativas del tipo de Copyleft.

ReferenciasAlthusser, Louis. Ideología y aparatos ideológicos de estado. Buenos Aires: Nueva Visión,

1988.Baudrillard, Jean. El sistema de los objetos. México: Siglo xxi, 1969.Bauman, Zygmunt. El exceso de información es peor que su escasez. http://desmesura.

org/nubes/z-bauman-el-exceso-de-informacion-es-peor-que-su-escasez [consul-tado el 31 de enero de 2014].

Chomsky, Noam. “Las reglas son para los países pobres”. La Jornada (8 de septiembre de 2013. http://www.jornada.unam.mx/2003/09/08/026n2eco.php?origen=index. html&fly=2 [consultado el 23 de febrero de 2014].

Hillis, Daniel. “Buscando una visión del mundo”. Página 12 (24 de marzo de 2013). http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subnotas/8714-1931-2013-03-24.html [consultado el 30 de enero de 2014].

Illich, Ivan. La convivencialidad. México: Planeta, 1985.Lyotard, Jean-François. La condición postmoderna. Madrid: Cátedra, 2004.Roberts, Paul. “Losing The Future: Schneier On How The Internet Could Kill Democra-

cy”. Security Ledger (2 de octubre de 2013). https://securityledger.com/2013/10/losing-the-future-schneier-on-how-the-internet-could-kill-democracy/ [consul-tado el 23 de febrero de 2014].

Schwartz, Mathew. “NSA Battle Tor: 9 facts”. Information Week (10 de agosto de 2013). http://www.informationweek.com/traffic-management/nsa-battles-tor-9-facts/d/d-id/1111857? [consultado el 24 de febrero de 2014].

Shneier, Bruce. “The Public-Private Surveillance Partnership”. Bloomberg View. http://www.bloomberg.com/news/2013-07-31/the-public-private-surveillance-partner-ship.html [consultado el 23 de febrero de 2014].

Stodden, Victoria. What should we be worried about. New York: Columbia University, 2014. Disponible en: http://www.edge.org/response-detail/23794.

Notas1. Ivan Illich, La convivencialidad (México: Planeta, 1985), 9.2. Jean Baudrillard, El sistema de los objetos (México: Siglo xxi, 1969), 206-209.3. Louis Althusser, Ideología y aparatos ideológicos de estado (Buenos Aires: Nueva

Visión, 1988), 21.4. Noam Chomsky, “Las reglas son para los países pobres”, La Jornada (8 de septiem-

bre de 2003). Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2003/09/08/026n2eco.php?origen=index.html&fly=2 [consultado el 23 de febrero de 2014].

5. Victoria Stodden, What should we be worried about (New York: Columbia Univer-sity, 2014). Disponible en: http://www.edge.org/response-detail/23794 [consulta-do el 28 de enero de 2014].

6. Bruce Shneier, “The Public-Private Surveillance Partnership”, Bloomberg View. http://www.bloomberg.com/news/2013-07-31/the-public-private-surveillance-partnership.html [consultado el 23 de febrero de 2014].

7. Paul Roberts, “Losing The Future: Schneier On How The Internet Could Kill Democra-cy”, Security Ledger (2 de octubre de 2013). https://securityledger.com/2013/10/losing-the-future-schneier-on-how-the-internet-could-kill-democracy/ [consulta-do el 23 de febrero de 2014].

8. Daniel Hillis, “Buscando una visión del mundo”, Página 12 (24 de marzo de 2013). Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subno-tas/8714-1931-2013-03-24.html [consultado el 30 de enero de 2014].

9. Jean-François Lyotard, La condición postmoderna (Madrid: Cátedra, 2004) 6-8, 11-17.

10. Zygmunt Bauman, El exceso de información es peor que su escasez, http://desmesura.org/nubes/z-bauman-el-exceso-de-informacion-es-peor-que-su-escasez [consultado el 31 de enero de 2014].

11. Mathew Schwartz, “NSA Battle Tor: 9 facts”, Information Week (10 de agosto de 2013). Disponible en: http://www.informationweek.com/traffic-management/nsa-battles-tor-9-facts/d/d-id/1111857? [consultado el 24 de febrero de 2014].

Cristian David LunaProfesor de asignaturaMaestrante en el Campo de Diseño ArquitectónicoTaller Max Cetto, Facultad de Arquitectura Universidad Nacional Autónoma de México, unam

Estudiante de maestría [email protected]

@anarquitectura