chupinas de coleccion - cuadernillo1

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    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

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    Aportes para pensar los Sitios de Memoria como herramientas metodlogicas en el aulaChupinas de Coleccin

    COMISIN PROVINCIAL DE LA MEMORIAAbuelas de Plaza de Mayo Filial Crdoba

    Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Polticas de Crdoba

    H.I.J.O.S (Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio Regional Crdoba en la Red Nacional)

    Asociacin de Ex Presos Polticos de Crdoba

    Servicio de Paz y Justicia

    Universidad Nacional de Crdoba

    Poder Ejecutivo de la Provincia de Crdoba

    Poder Legislativo de la Provincia de Crdoba

    Poder Judicial de la Provincia de Crdoba

    ARCHIVO PROVINCIAL DE LA MEMORIADirectora: Dra. Ludmila Da Silva Catela

    ESPACIO PARA LA MEMORIA Y LA PROMOCIN DE LOS DERECHOS HUMANOS LA PERLA

    Director: Lic. Emiliano Fessia

    rea de Educacin del Archivo Provincial de la Memoria

    Virginia Rozza

    Agustn Minatti

    Natalia Magrin

    rea Educacin del Espacio para la Memoria y la Promocin de los Derechos Humanos La Perla

    Florencia Ordez

    Matas Capra

    rea de Comunicacin del Archivo Provincial de la Memoria

    Laura Villa

    Roberto Martnez

    Gracias!

    Ludmila de Silva Catela, Mara Cristina Carol Solis, Mariana Iglesias, Julieta Ferrer y Julieta Zamora.

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    Aportes para pensar los Sitios de Memoria como herramientas metodlogicas en el aulaChupinas de Coleccin

    Impreso en la ciudad de Crdoba, Argentina.

    Primera edicin, Marzo de 2011.

    5.000 ejemplares.

    Publicacin de distribucin gratuita. Prohibida su venta.

    Ediciones del Pasaje.

    Pasaje Santa Catalina 66, Crdoba, Argentina | Telfonos: (0351) 434-2449 / (0351) 434-1501

    Reservados todos los derechos.Se permite su reproduccin parcial o total, sin fines comerciales, citando la fuente y enviando dos ejemplares a los editores.

    Archivo Provincial de la Memoria

    Pasaje Santa Catalina 66, Crdoba, Argentina | Telfonos: (0351) 434-2449 / (0351) 434-1501 | [email protected]

    Espacio para la Memoria y la Promocin de los Derechos Humanos La Perla

    Ruta 20, km 12 | Telfono: (0351) 498-3256 | [email protected]

    Direccin de arte y diseo

    Nicols Pisano

    Diseo de portada

    Nicols Pisano

    Diagramacin

    Eliana Druetta

    Ana Pisano

    Nicols Pisano

    Ilustraciones interioresAgustn Massanet

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    Aportes para pensar los Sitios de Memoria como herramientas metodlogicas en el aulaChupinas de Coleccin

    privilegiado en el que se producen y se estructuranrelatos sobre los hechos del pasado, se legitimansaberes, se construyen las identidades como pueblo,se desarrollan pautas de convivencia democrtica, y sepromueve la defensa de la educacin como condicinprimera para la formacin de ciudadanos en pleno

    ejercicio de sus derechos.

    En este sentido la escuela es una institucinatravesada por tensiones. Estas se manifiestan, pormencionar slo algunos aspectos que nos permitanilustrarlo, desde la organizacin institucional a laconvivencia entre los sujetos que conforman lacomunidad educativa a la que pertenece, desde sus

    pilares fundantes y lineamientos curriculares a ladiscusin de los mismos desde una perspectiva crtica.

    Esa mirada crtica es la que pretende convocar el trabajodesde las reas de Educacin de los Sitios de Memoria,para preguntarnos y reflexionar como docentes, comoestudiantes, como sociedad, sobre las prcticasde enseanza, las prcticas de conmemoracin, dediscusin, de interpretacin del pasado.

    Asistimos a un tiempo en el que los discursosrgidos, monolticos, en torno a la interpretacin delpasado evidencian sus falencias, sus falacias, peroeso no significa que la tarea est concluida, muchotrabajo tienen los espacios educativos en la laborde desmantelar los sentidos comunes que ocultan osilencian los crmenes perpetrados en nombre de la

    patria por parte del Estado, as como lo mas rico delas luchas y resistencias por parte del pueblo. Negandode esta manera el conflicto, condicin necesaria para lacomprensin de los procesos polticos e histricos.

    Es a partir de este anlisis que consideramos

    fundamental el trabajo conjunto entre las escuelas ylos Sitios en la construccin de la memoria colectiva dela historia reciente, superando la mirada escolarizaday simplista, que se construye con la existencia demalos y buenos, en la bsqueda de una interrogacinprofunda sobre las motivaciones, las causas y losporqu de la violencia poltica, la Dictadura Cvico -Militar, y el Terrorismo de Estado.

    La escuela, en una sociedad verdaderamentedemocrtica, tiene la oportunidad de intervenirabriendo la posibilidad a nios y jvenes para construircolectivamente Memorias e Identidades, modificarpracticas y metodologas para que esas memorias eidentidades encuentren cabida en las instituciones,dialoguen, tensionen, y construyan nuevos significados.Desde esta perspectiva Chupinas de Coleccin es unaapuesta al trabajo, cuyos principales argumentos nacende las prcticas compartidas con educadores, y quehoy llega a los lectores como una invitacin a detenerseen sus mltiples sentidos, en sus propuestas, unainvitacin a seguirlas, a discutirlas y recrearlas.

    Mara del Carmen TorresComisin Provincial de la Memoria

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    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

    Cmo trabajamos el 24 de marzo en la escuela?

    Este es uno de los principales interrogantes con el quecada 24 de marzo, docentes y estudiantes, se acercana los Sitios de Memoria.

    Nuestra experiencia de trabajo en estos espaciosmuestra que esta pregunta revela muchos otrosinterrogantes que subyacen y que dan cuenta de lossupuestos que circulan en el cotidiano escolar y en lasociedad en general: Qu pas? Por qu es feriado?Qu es un Sitio de Memoria? Qu funcionaba en estelugar? Cmo contar el horror...?

    stos y otros interrogantes nos permiten reflexionaracerca de los silencios; de cmo subsiste con fuerzala teora de los dos demonios1 y de cmo sumar estafecha al calendario escolar, enfrentando los desafosincmodos de construir en el espacio institucional unatemtica, que si bien formaba parte de la currculadesde los aos noventa, era trabajada slo por lavoluntad de algunos docentes.

    Es a partir de la promulgacin de la Ley Nacional26.085, que instituye el 24 de Marzo como Da porla Memoria, la Verdad y la Justicia, cuando la escuelaenfrenta el desafo de reflexionar sobre el sentido delas conmemoraciones y en particular de esta fecha,referida al pasado reciente.

    A partir de estas reflexiones nace Chupinas de

    Coleccin2, un material producido colectivamente porlas reas de Comunicacin y Educacin del Archivo

    Introduccin Chupinas de Coleccin

    Provincial de la Memoria (APM), junto el rea Educacindel Espacio para la Memoria y Promocin de losDerechos Humanos La Perla.

    Chupinas de Coleccin es una herramienta pensadapara tender puentes entre la escuela y los Sitios

    de Memoria; para compartir prcticas y socializarmateriales que permitan abordar el 24 de marzo entrminos de procesos de aprendizaje que aporten a laconstruccin de la memoria.

    El nombre de la coleccin surgi a partir de un mensajedejado por un grupo de alumnos de secundaria en ellibro de visitas del Archivo Provincial de la Memoria.

    Un fragmento de ese mensaje, dice, entre otras cosas:

    Nosotros los alumnos del IPEMque en este da

    nos isimos la chupina y sin saber nos metimos para

    ver de que se trataba y esperabamos no estudiar y

    aprendimos ms de lo que pensabamos Aunque nos

    agamos la chupina, nos gusta leer

    Esto nos hizo reflexionar sobre los intereses de losjvenes, los vnculos que la escuela construye conotras instituciones, la presencia de la cultura juvenil enla currcula escolar. Nos permiti abrir preguntas sobre

    cunto somos capaces de escuchar a los ms jvenesas como sobre los prejuicios que se reproducen en

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    Aportes para pensar los Sitios de Memoria como herramientas metodlogicas en el aulaChupinas de Coleccin

    Un lugar donde los jvenes tengan espacios propiosdonde construir y proyectar entre pares y de ese modousar las chupinas, que son tan viejas como la propiaescuela, para lo que les d la gana; espacios circulares,democrticos, participativos, quizs podamos pensarlas chupinas, como lo que son: una bsqueda de zonas

    de libertad, lejos de la severa mirada de los adultos.

    Leer nos torna rebeldes escribe Henry Bll y en esesentido esta propuesta para educadores y alumnos esuna invitacin tanto a leer como a escribir; a preguntary a contestar; a escuchar y a expresar, a creery a desconfiar; a conocer la historia desde nuestrashistorias; a pensarnos como sujetos crticos, alegres

    y rebeldes capaces, como dice Paulo Freire, deconocer la realidad con el objetivo certero de suposible transformacin.

    Esta herramienta se presenta en tres primeras cartillasde reflexin con la intencin de ser un disparador;un productor de preguntas; una ventana abierta quenos permita pensar el pasado reciente, no slo paraimaginar el futuro, sino para construir el presente.

    El primer cuadernillo tiene como eje Qu pas el 24de marzo de 1976?, y lo aborda tanto desde el contextohistrico y coyuntural como desde las experiencias dememorias, relatos y vivencias en la ciudad de Crdoba.

    El segundo cuadernillo, reflexiona sobre las marcas queel Terrorismo dej en las instituciones escolares, las

    rupturas y continuidades de lgicas autoritarias en elcotidiano escolar.

    torno a los adolescentes: no les interesa nada, no lesgusta leer, no tienen ideas propias.

    No proponemos la chupina como herramienta deaprendizaje. Estamos tratando de comprender eseespacio entre la escuela y la vida, entre la escuela y la

    realidad, entre la escuela y la participacin genuina denios y jvenes.

    Estamos proponiendo la construccin de vnculos entrela escuela y los sitios de Memoria, no como una visitavoluntariosa de algunos profesores, o como visita enel marco de una chupina sino como consecuencia deuna escuela de gestin abierta, participativa; donde los

    jvenes propongan, accionen, intervengan en la tomade decisiones.

    Estamos proponiendo a los Sitios de Memoria comoespacios de construccin colectiva de saberes;donde no se ignore cunto aprenden los jvenes desus pares y no necesite chupinas para que nios y

    jvenes conozcan cmo fue atravesada Crdoba porel terrorismo de Estado; sobre por qu se prohibi elCarnaval en San Vicente; sobre por qu se prohibieronlibros infantiles, juveniles y de todo tipo y quin manda quemarlos o sobre cmo fue posible que existieranCentros Clandestinos de Detencin, Tortura y Exterminiopor donde pasaron miles de personas.

    Un espacio que permita reflexionar el pasado recientedesde las significancias, injusticias y demandas del

    presente; que permita pensar las continuidades deprcticas autoritarias que subsisten en la sociedad.

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    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

    NOTAS

    1Se denomina Teora de los dos demonios a una visin simplificada

    y simplificadora de los procesos sociales durante la ltima dictadura militar

    en la argentina que intenta explicar dicho perodo slo a partir del enfrenta-

    miento entre dos grupos ideolgicamente opuestos, dejando al margen de

    la discusin y responsabilidades, al resto de la sociedad. (Minatti, Agustn:

    Teora de los dos demonios en Vivimos en el pas del Nunca Ms?

    Tvola Valdese, Crdoba 2009.

    2Segn la Real Academia Espaola el trmino chupina que en ocasiones

    se usa como hacer la chupina o hacerse la chupina, figura en el muy

    reciente Diccionario de americanismosde la Asociacin de Academias,

    como popular, usado en la zona central argentina, y definido de la siguiente

    manera: faltar injustificadamente a clase. Asimismo aclara que el trmino

    se documenta exclusivamente en Argentina y se encuentra en diversos

    diccionarios de argentinismos, pero no se emplea ni se conoce en ningn

    otro pas de lengua espaola.

    El tercer cuadernillo, apuesta a la Pedagoga de laMemoria como herramienta metodolgica basada en lacirculacin de la palabra, la construccin colectiva y laconstante reflexin de las prcticas.

    Al final de cada cuadernillo hay una propuesta de

    materiales para trabajar en el aula, pensados comodisparadores de reflexin, creacin, recreaciny nuevas preguntas

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    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

    Memoria, la inversin de la torre de Babel

    En este libro suceden cosas. O tal vez sea mejor decir que este libro

    sucede, porque sus pginas no se ocupan de dar cuenta de unos

    hechos ya ocurridos, sino de ponerlos en presente.

    Dada una arcilla pretrita la toma el hombre en sus manos, la

    amasa y la moldea para hacer una vasija nueva donde moler elmaiz para el pan de hoy.

    Este libro sucede como sucede el viento, como suceden las races,

    como sucede la pena de los hombres y la alegra de los hombres.

    Este libro comienza mucho antes de su primera palabra y no acaba

    en el punto final.

    Estamos hechos de carne, huesos, sangre; es cierto. Pero se esnuestro soporte animal.

    Nuestra identidad est hecha de memoria.

    Nadie o cualquiera seramos sin ella. Oquedad, ojos vacos, slo un

    triste saco de huesos seriamos sin ella.

    Por eso es imposible amar sin memoria. Quin amara a quin?

    Nadie a cualquiera? Cualquiera a oquedad? Ojos vacos a saco

    de huesos?

    Antes de amar debemos ser, y no es posible ser sin saber.

    Este libro sucede. Tal es la causa de que tome posicin.

    Habr que recordar que la memoria no debe, no puede ser neutral.

    Si eso ocurriera se transformara en una lista de nombres, fechas y

    ancdotas.

    Este libro no cuenta sobre dolores, este libro duele. Es decir, hace

    memoria

    Bendita sea la memoria porque en ella todos permanecemos.

    Si un da, como suele ocurrir en algunas pelculas de ciencia ficcin,

    la humanidad colapsara, vctima de catstrofes, y quedara reducida

    a fragmentos de manadas errantes sin futuro, sin lenguaje, sin

    sentido..., si eso ocurriera, no hay duda de que la memoria sera el

    punto de encuentro y de partida.

    Como inversin de Babel, la memoria ser una torre para

    entendernos.

    La memoria es la construccin que nos identifica. Nosotros somos,

    al fin, el canal gentico de una cultura, los encargados de preservar

    el origen. Y lo hacemos en una cadena tan maravillosamente

    compleja como inquebrantable.

    De unos ojos celestes ms unos ojos negros nacern unos ojos

    oscuros, con la costumbre de mirar el cielo.

    De unos ojos oscuros, con la costumbre de mirar el cielo, ms unos

    ojos tristes nacern unos ojos profundos como pozos de agua.

    De unos ojos profundos como pozos celestes ms unos ojos

    grandes nacern unos ojos asombrados.

    De unos oscuros ojos, asombrados de mirar el cielo, ms unos ojos

    mansos nacern unos ojos como lagos.

    De unos ojos como lagos de asombro, parecidos al cielo, ms unos

    ojos pardos nacern unos ojos como tierra mojada.

    De unos ojos como negro mojado ms unos ojos grises nacern

    otros ojos, y otros ojos; nacern otros ojos, otros ojos...

    Cualquiera de todos ellos que faltara, y el resto seran ojos ciegos.

    Bendita sea la memoria, nuestra nica posibilidad de ser eternos.

    Liliana BodocEscritora nacida en Santa Fe. Autora de Los das del venado,

    Los das de la sombra, Los das del fuego, Memorias impuras ,Presagio de carnaval entre otros.

    Prlogo

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    Esta escena pertenece a la obra de teatro producidapor alumnas y alumnos del Instituto de FormacinProfesional de Beln, provincia de Catamarca, ydispara el debate, en clave de humor y con escenasque funcionan como un incmodo espejo, sobre lasconmemoraciones en el mbito escolar.

    Qu sentidos circulan en las aulas, salas deprofesores y pasillos de las escuelas sobre laconmemoracin del feriado del 24 de marzo?; hayrelatos que se presentan como ms legtimos queotros?; qu define la legitimidad de un discurso?;quines son los actores que intervienen en esaconstruccin y qu condiciones la determinan?; hay

    una edad establecida para hablar y reflexionar sobrelas prcticas del terrorismo de Estado? Estos sonalgunos de los mltiples interrogantes que atraviesanlas prcticas escolares en orden a la construccin desentidos sobre el terrorismo de Estado y sus efectos.

    La sociedad en su conjunto y fundamentalmentelas instituciones educativas del pas, asisten hoy alescenario que genera la declaracin del 24 de marzo

    como feriado nacional. En el ao 2006, al cumplirse 30aos del golpe de Estado de 1976 y de la instauracinde la ltima dictadura cvico-militar, el Congreso dela Nacin aprob la Ley 26.085 que declar el 24de marzo como Da Nacional de la Memoria por laVerdad y la Justicia. Dicha ley, instaba al Ministeriode Educacin y a las autoridades educativas delas distintas jurisdicciones del pas a incluir en los

    calendarios escolares, jornadas alusivas al 24 demarzo. Desde entonces, maestros y profesores

    En la sala de profesores, dondeabunda como material de lectura

    circulares que se firman automti-camente y folletera de venta porcatlogo, una profe comenta quedebe preparar el acto del da del

    maestro. Alguien ofrece el discursoque tiene del ao pasado, tambinaparece una lmina del prcer, unpoco ajada, las jardineras le pon-

    drn una onda y listo, los de cuartosiempre bailan, la maestra es profede folclore. Listo: Himno, Bandera y

    zamba y la reunin se acaba

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    apelan a diversos recursos didcticos interpelndosea si mismos sobre qu y cmo contar, a nios yadolescentes nacidos en democracia, lo que sucedien Argentina a partir de ese da.

    La declaracin de esta ley ha significado un desafo;

    no slo porque la memoria del pasado reciente es unterritorio de disputas e interpretaciones en torno a losacontecimientos, vivencias, relatos y testimonios; sinotambin porque desde la lgica de las institucioneseducativas, el feriado nacional del Da de la Memoriase presenta como una fecha incmoda en el calendarioescolar. Un nuevo acto que irrumpe en una dinmicaanual largamente sostenida por prcticas que se

    vuelven rutinarias, vaciando de sentido su dimensinhistrica, identitaria y poltica.

    La referencia oficial en torno a la memoria del 24de marzo apela a la construccin de un espacio dereflexin y conmemoracindonde convergen y setensionan sentidos comunes, saberes y omisiones;silencios y palabras de una extensa comunidadeducativa (autoridades, docentes, estudiantes,

    trabajadores, padres, familiares, vecinos, etc.) conheterogneas predisposiciones al debate.

    Desde las reas de Educacin de los Sitios deMemoria1 , hace cuatro aos que compartimos estaheterogeneidad. Docentes que reclaman recetaspara la accin; otros que a partir de la pregunta yla reflexin construyen herramientas de anlisis y

    abordaje teniendo en cuenta sus contextos paticulares;padres que asisten a los Sitios porque sus hijos van

    a hacer una visita y quieren conocer qu versin dela historia se les va a contar, y muchos (docentes ypadres) que encuentran en el recorrido por los Sitios laoportunidad para hablar de un pasado tambin propio ydurante mucho tiempo, por miedo o por no saber cmocompartirlo; silenciado.

    Estas tensiones se ponen de manifiesto en la dinmicainstitucional de los espacios educativos. Nadieignora que la referencia a la ltima dictadura civicomilitar supone rugosidades, discusiones no saldadas,posiciones y definiciones transversales, desde lomoral a lo poltico, que muchas veces incomodan porla incapacidad de situarlas en un espacio de debate

    y construccin que reconozca su presencia en elpresente. Ese es nuestro desafo.

    El camino recorrido para llegar hasta este puntono es azaroso. Fruto de los aos de lucha de lasorganizaciones de derechos humanos, sectoressociales, polticos y culturales; se dieron pasossignificativos en el reconocimiento, por parte delEstado, de la imprescriptibilidad de los crmenes de

    Lesa Humanidad cometidos en la Argentina de losaos setenta.

    Entre esos pasos, podemos mencionar la apertura deldebate social y acadmico en torno a las acciones delas fuerzas militares en los aos de plomo, ocurridaa mediados de los aos 90; la recuperacin delos espacios pblicos como espacios de protesta y

    reclamo frente al silencio y las polticas de olvido2; laexhumacin de fosas comunes y la recuperacin de la

    A t l Siti d M i h i t t dl gi l lCh i d C l i

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    Los sucesos humanos deben ser consideradosen relacin a individuos o grupos particulares, ensituaciones histricas igualmente especficas que esnecesario analizar en su complejidad para que nospermitan una cabal comprensin de los mecanismosautoritarios y del aparato institucional al servicio del

    terrorismo de Estado puestos en juego.

    Partimos de la interpretacin de la violencia como unamanifestacin compleja, propia (es decir, no extraao extica); de las posibilidades e interpretacionesde la poltica en los aos sesenta y setenta. Cabepreguntarse entonces:Cmo fue posible que losmilitares llevaran adelante el terrorismo de Estado en

    una escala jams vista en este pas?

    La maana del 24 de marzo de 1976

    Nuevo Gobierno(Clarn),

    Las Fuerzas Armadas han asumido hoy

    el ejercicio del poder(La Razn),

    Cay Isabel! (Crnica),

    Las Fuerzas Armadas asumen el poder,

    detvose a la Presidenta (La Nacin).

    identidad de desaparecidos; el trabajo sistemtico eincansable por la recuperacin de la identidad de losbebs apropiados durante el ltimo gobierno militar. Lanueva Ley Nacional de Educacin que propone comoejes transversales de la formacin curricular el abordajede temas vinculados al pasado reciente, la memoria

    y los derechos humanos; la anulacin de las Leyesde Punto Final3, Obediencia Debida4 y los decretosde Indulto5 , junto a la consecuente reapertura de los

    juicios a los principales responsables del terrorismo deEstado; as como la creacin de los Sitios de Memoriaen los ex Centros Clandestinos de Detencin, Tortura yExterminio (CCDTyE).

    Instituciones educativas y Sitios de Memoria formanparte entonces de este nuevo escenario: el de laconfluencia de intereses en relacin a trabajar con lamemoria del pasado reciente y las demandas en tornoa espacios de formacin docente, recorridos, consultas,charlas y talleres.

    El abordaje de la temtica del golpe cvico-militarde 1976 no radica en la minuciosa crnica de los

    acontecimientos; en la dolorosa historia testimonialdel infierno vivido, en las heroicas o deleznablespresencias; sino por el contrario, en la construccincon docentes y estudiantes de herramientasinterpretativas que nos permitan adentrarnos en elmundo de las significaciones y de las construccionesde sentido que operaron en los aos 60 y 70,para as posibilitarnos la comprensin del uso de la

    violencia poltica como un componente cotidiano de larealidad social argentina.

    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

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    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

    Mircoles 24 de marzo de 1976

    Hoy entramos a clases normalmente y a media maana lleg

    el Ejrcito a la escuela. Eran miles de soldados. Nos dijeron que

    debamos desalojar el establecimiento y dirigirnos directamente

    a nuestras casas. Se deca que haba habido un golpe militar.

    Nosotros estbamos en Matemtica en el segundo piso cuando

    el celador vino a decirnos que debamos salir todos en orden yformados.

    De nuevo mis taquicardias. Respirando un aire de miedo

    juntamos nuestros tiles y salimos al pasillo para acomodarnos

    y bajar. Tenamos que llegar hasta la puerta de la escuela para

    irnos a nuestras casas. Ana estaba a mi lado cuando empezamos

    a caminar. Haba ms soldados que alumnos! En la rampa

    haban hecho una doble fila por donde pasbamos todos.

    Ana me dijo despacito en el odo: vos, agradec que estabas en

    segundo ao porque si no, nos tendramos que comunicar por

    cartas. Con esas palabras logr que mi corazn se detuviera por

    unos instantes para que despus casi se me saliera por la boca.

    Mientras caminaba, tiritaba y no lo poda disimular. Yo crea que

    se iban a dar cuenta de todo, que adivinaran todo lo que haba

    hecho antes, quines eran mis amigos y las cosas que a m me

    pareca que debamos defender.

    Era como una pelcula en cmara lenta y nunca terminbamos

    de llegar. Me pareci que pasaban aos hasta que llegamos a

    donde empezaba la rampa y comenzamos a bajar.

    Yo miraba hacia el piso y esconda la cara. Mientras caminaba

    slo poda ver miles de botas y pantalones verdes. Trataba demantenerme cerca de Ana y de mis otros compaeros para

    pasar inadvertida. Iba con las piernas acalambradas, casi

    dormidas y cre que nunca llegara hasta la puerta.

    Era como un tnel que me asfixiaba y recin estaba llegando al

    primer piso. Todava faltaba muchsimo!

    Ah, de reojo, me pareci ver que sacaban a algunos chicosde entre las filas, a dnde se los llevaran? Seguro que a m

    tambin me iban a sacar y quin le avisara a mi pap y a mi

    mam?

    Segu bajando y ya poda ver la puerta de salida. Estaba en el

    ltimo tramo de la rampa y seguamos caminando entre los

    cascos y los fusiles en alto.

    Las manos me chorreaban agua, el cuerpo se me mova no poda

    parar. Tena la lengua seca pegada al paladar. No poda hablar

    aunque me pareca que nadie hablaba, no haba ningn sonido.

    Era como estar perdido en la niebla y no saber a donde ir.

    No levant ms la cabeza pero por la altura de la rampa calcul

    que la puerta ya estaba cerca. Unos metros ms y llegara por fin.

    La traspas y despus del primer escaln, corr y corr.

    Nunca imagin lo que sucedera despus (2005, pg. 31)

    Ana Ins lvarez Luque

    Ex-alumna de la Escuela Superior de Comercio Manuel BelgranoAsamblea General, Ed. Municipalidad de Crdoba

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    El 24 de marzo de 1976 un golpe cvico-militarinterrumpe el gobierno constitucional de la PresidenteMara Estela Martnez de Pern, quien haba asumidodos aos antes, tras la muerte de Juan Domingo Pern.Bajo la designacin de Proceso de ReorganizacinNacional, una junta militar compuesta por Jorge Rafael

    Videla -del Ejrcito-, Emilio Eduardo Massera -de laArmada-, y Orlando Ramn Agosti -de la Fuerza Area-,asumi el Poder Ejecutivo. La sociedad argentinaamaneci con un nuevo orden jurdico institucionalque legaliz, en su forma ms brutal, la represin y elterrorismo de Estado.

    Comenz entonces, un perodo caracterizado por ladestruccin e implantacin de un modelo econmicosocial, cultural y poltico de pas, por medio de laviolacin sistemtica de los derechos humanosfundamentales: la vida; la integridad fsica, psquica ymoral; la dignidad; la libertad; la identidad;la vida familiar; la seguridad y el respeto a lasconvicciones religiosas.

    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

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    Los Antecedentes del golpe, una prctica conocida

    -Porqu los nombres de las personas desaparecidascomienzan en 1969 si el golpe de Estado fue en 1976?

    Esta pregunta se repite frecuentemente en las visitasque estudiantes secundarios realizan al Archivo

    Provincial de la Memoria frente al Memorial inscriptoen forma de huella en la fachada del ex centroclandestino de detencin del D2, sobre el PasajeSanta Catalina. Estas huellas, son un homenaje alos asesinados y desaparecidos de la provincia deCrdoba, y se conforman con los nombres de hombresy mujeres cordobeses que entre 1969 y 1983 fueronsecuestradas, torturadas y ejecutadas por las fuerzasrepresivas del Estado terrorista.

    La interrupcin por parte de las fuerzas militares enel desarrollo de gobiernos democrticos o legitimadospopularmente, fue una prctica sistemtica ennuestro pas desde los orgenes del Estado Nacional.Particularmente en el siglo XX, el golpe de estado de1930 llevado adelante por las fuerzas del Ejrcito,inaugura la prctica poltica de intervenciones

    militares en la definicin y conduccin de los destinosdel pas. Fue la primera, de seis experiencias, endonde las fuerzas de seguridad se autodefinancomo garantes y protectores del orden socialestablecido, las tradiciones morales y el desarrolloeconmico nacional, frente a las conflictivas relacionesy tensiones que florecan en el seno de una sociedaddesigual, fruto del avance del sistema capitalista

    dependiente y un creciente proceso de movilidadsocial y poltico.

    Desde la conquista del ex D2, como espacio parala memoria, son cotidianos los relatos y testimoniosdel papel de la polica en la persecucin y represinde los movimientos sociales desde mediados delos 60 pero con mayor sistematicidad, crueldad eimpunidad a partir de 1974. En el caso del golpe de

    1976, algunos investigadores, como Anguita y Caparrs(1997 - 1998), Servetto (1996), Schmucler, Gordillo yBrennan (1998) coinciden en afirmar que comienza aejecutarse en 1974 con el golpe de Estado provincialpromovido por Antonio Navarro, jefe de la Polica deCrdoba, que condujo el alzamiento policial contra elgobernador constitucional Ricardo Obregn Cano y alvice-gobernador Atilio Lpez durante el mes de febrerode 1974, conocido como Navarrazo:

    La vida democrtica de la provincia fue

    abruptamente interrumpida con el Navarrazo, an

    en vida de Pern, -quien acept la trasgresin

    institucional-, y mucho antes de producirse el golpe

    de estado de 1976. Fue en efecto, como tambin

    se lo ha denominado, el contracordobazo, una

    respuesta violenta y autoritaria de la derechapoltica y sindical contra una sociedad combativa,

    hipermovilizada y cruzada por fuertes clivajes

    polticos y sociales.6

    Navarro en esas circunstancias fue apoyado porJos Lpez Rega, ministro de Bienestar Social de la

    Nacin y por grupos civiles conducidos por el generalJorge Osinde. El gobierno nacional apoy este golpe,

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    designando al Brigadier Mayor Ral Lacabannecomo interventor de la provincia, destituyendo a lasautoridades democrticamente elegidas. El Navarrazoconstituye un acontecimiento clave que marca elinicio de un plan poltico-militar de exterminio de laspropuestas heterodoxas y las polticas populares,

    acrecentando la persecucin a dirigentes partidarios,gremialistas y estudiantiles. En este sentido, la realidadcordobesa puede interpretarse como un preludio de loque sucedera poco tiempo despus.

    Los procesos de transformacin poltica y socialasuman diversas formas de organizacin enLatinoamrica. En Argentina, desde la dcada delsesenta, son diversas las organizaciones gremiales,estudiantiles, polticas y armadas que van construyendorepresentatividad poltica, como alternativas a losmodelos implementados por el poder dominante. Elsurgimiento de organizaciones revolucionarias planteaun nuevo escenario donde la lucha armada formaparte de la estructura de diversos partidos. Podemosmencionar, entre otras, dos de las experienciasarmadas ms grandes de la Argentina7: el ERP

    (Ejrcito Revolucionario del Pueblo), brazo armado delPRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) yMontoneros, que emerge como la expresin armadadentro del movimiento peronista.

    El 1 de julio de 1974 fallece el Presidente JuanDomingo Pern y lo sucede su esposa, Mara EstelaMartnez de Pern. A partir de all, se agudiza la

    actividad represiva y la militarizacin del poder polticoen el pas.

    Para ese entonces exista ya la Triple A, AlianzaAnticomunista Argentina, cuerpo paramilitar y policialcreado con el objetivo de perseguir y asesinar militantespolticos, personalidades de la cultura, profesionales,trabajadores, entre ellos al ex -Vice Gobernador, AtilioLpez, referente del Cordobazo, asesinado el 16 de

    septiembre de 1974. En Crdoba, dicha organizacincriminal tuvo su correlato conocido como ComandoLibertadores de Amrica, responsables de unimportante nmero de secuestros, torturas y muertes.

    En febrero de 1975, la presidente Mara EstelaMartnez de Pern, dicta el decreto 261/75 8

    denominado Operativo Independencia, medianteel cual requiere y autoriza a las FF.AA ejecutar lasoperaciones militares que sean necesariasa efectos deaniquilar la subversinen Tucumn.

    El 5 de julio de 1975, el gobierno nombra como Jefedel Ejrcito a Jorge Rafael Videla, profundizandola poltica de endurecimiento con los decretos deaniquilacin de la guerrilla. Mediante dichos decretos,los mecanismos de secuestro, asesinato y desaparicin

    forzada formaron parte de las prcticas legitimadas porel Estado antes del comienzo del Gobierno Militar del24 de marzo de 1976.

    Sobre la base de una estrategia meditica queconsideraba a los medios de comunicacin como ejesarticuladores de la construccin de subjetividades,especialmente en los primeros aos de la dictadura,

    los grandes medios fueron esenciales para la difusindel discurso militar. De esta manera, la prensa ayud a

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    Los marcos ideolgicos

    Latinoamrica no era ajena al clima de agitacindesplegado en la dcada de 1960 en el planointernacional: procesos de descolonizacin en pasesasiticos y africanos; la guerra de Corea; la guerrade Vietnam; el foquismo y la revolucin cubana;la nueva izquierda latinoamericana (Tupamaros

    en Uruguay, el MIR Chileno, Sendero Luminoso enPer); la insurreccin estudiantil en Pars conocidacomo el Mayo Francs; la primavera de Praga y lasmovilizaciones estudiantiles en Mxico, son el anticipodel rol poltico de los jvenes en esta etapa.

    La dcada del 60 signific para los mbitos educativosun crecimiento poltico al calor de los debates y losnuevos hbitos de participacin poltica y cultural delos estudiantes que se daban dentro y fuera de lasaulas. Como testimoniara el escritor mexicano CarlosFuentes En lugar de las diversiones de la sociedad deconsumo, renaci de una manera maravillosa el arte de

    reunirse con otros para escuchar y hablar y de reivindicar

    la libertad de interrogar y poner en duda10. Fomentadosin dudas por el acceso a nuevas publicaciones,traducciones, autores y pensadores crticos del

    desarrollo del sistema capitalista global.

    Numerosas editoriales latinoamericanas rescataron,tradujeron y publicaron textos de Antonio Gramsci, MaoTse Tung, traducciones de los denominados MarxistasOccidentales crticos de la ortodoxia partidariacomo Georg Lukcs, Henri Lefebvre, Louis Althusser,pensadores de la Escuela de Frankfurt que vincularon

    el psicoanlisis con el marxismo como Eric Frommo Herbert Marcusse, tericos como, Hanna Arendt,

    Theodor Adorno, tambin pensadores franceses comoJean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, el espaol JosOrtega y Gasset, latinoamericanos como los textosde Jos Mart, Jos Carlos Maritegui, Fidel Castro,Ernesto Guevara, Leopoldo Zea, argentinos comoManuel Ugarte, Rodolfo Puiggrs, Abelardo Ramos,

    Milcades Pea, Arturo Jauretche, Aric etc. Textostericos y polticos que fueron acompaados desde laliteratura por escritores de la talla de Juan Rulfo, JulioCortzar, Gabriel Garca Mrquez, Mario Benedetti,Eduardo Galeano, Juan Carlos Onetti, Augusto RoaBastos, Rodolfo Walsh; Alejo Carpentier; Pablo Neruda;Nicanor Parra; Csar Vallejos, Jorge Amado, JosMauro Vasconcelos, Pedro Enriques Urea entre otrosque a lo largo del siglo XX conformaron un universode ideas polticas y culturales matriz del pensamientorevolucionario de los aos 60 y 70.

    En el plano nacional, se profundizan nuevos marcos deaccin colectiva bajo la crtica aguda al autoritarismomilitar, a la democracia burguesa y al burocratismode ciertos sectores sindicales, cmplices de programaseconmicos de ajuste estructural.

    Las expresiones de participacin poltica, colectiva ycomunitaria, ganan espacios en la cultura poltica de la

    juventud trabajadora y estudiantil que ve la posibilidadde ser protagonista del cambio de las estructurasbsicas de la sociedad. Esto, vuelve al compromisorevolucionario una meta de carcter colectivo, que seexpresa en diversas opciones polticas como el trabajo

    comunitario en barrios trabajadores y villas; proyectosde alfabetizacin; movimientos religiosos y crticos

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    La crisis actual de la humanidad se debe a tres

    hombres. Hacia fines del siglo XIX, Marx public

    tres tomos de El Capital, y puso en duda con

    ello la intangibilidad de la propiedad privada; a

    principios del siglo XX, es atacada la sagrada esfera

    ntima del ser humano por Freud, en su libro lainterpretacin de los sueos; y como si fuera poco

    para problematizar el sistema de los valores positivos

    de la sociedad, Einstein, en 1905 hace reconocer

    la teora de la relatividad, donde pone en crisis la

    estructura esttica y muerta de la materia. 11

    Esta doctrina, con su concepto de guerra internapermanente, fue el soporte ideolgico de las FuerzasArmadas Argentinas en la tarea de disciplinar a lasociedad en evidente proceso de ebullicin, extirpandodel cuerpo social a los elementos extraosdenominados subversivos. Doctrina que legitim elavance de los aparatos represivos sobre la garantade los derechos constitucionales, contribuyendo a lanaturalizacin de prcticas violatorias de los derechos

    humanos y legitimadoras de la violencia poltica.

    Los delincuentes subversivos eran para los militarestodos aquellos ciudadanos que no se ajustaban,segn sus cdigos, al ideal del hombre occidentaly cristiano. Todos estaban incluidos en la categorade enemigos de la nacin. Con el argumento de laseguridad interna el enemigo se encontraba en

    el seno de la sociedad- los militares utilizaron todoslos instrumentos legales del Estado, tornndolos

    de la desigualdad social; organizaciones sindicales;Centros de Estudiantes Secundarios y Universitarios;Centros de Estudio e Investigacin; bibliotecaspopulares y comunitarias; centros culturales y centrosvecinales; ctedras libres en las universidades;experiencias colectivas de formacin profesional

    (taller); colectivos artsticos, msicos, teatrales,plsticos, cinematogrficos, frentes de masas, partidosrevolucionarios y organizaciones armadas.

    Estas ltimas, ganaban presencia en el espacio pblicoa medida que las fuerzas represivas intensificaban lasmedidas prohibitivas de lo poltico.

    Por su parte, las fuerzas del orden tenan su propiainterpretacin de los acontecimientos. El marcoideolgico de la Guerra Fra, la oposicin universal entreel mal (comunismo) y el bien (civilizacin occidentalcapitalista, cristiana y liberal) sirvi como teln defondo. El trabajo meditico a travs de la propagandaicnica y verbal realizada especialmente en radios, tvy peridicos; as como los mecanismos de censura yprohibicin de libros, autores y expresiones artsticas,

    permiti pensar la realidad poltica de Latinoamrica apartir de la Doctrina de Seguridad Nacional.

    Son vastas las declaraciones de los integrantes delas diversas Juntas Militares, que dan cuenta de quela poltica de la dictadura estuvo orientada por lasospecha hacia el mundo de las ideas que se alejarade la matriz conservadora y clerical resumido en la

    frmula occidental y cristiano, expresado en un clarorechazo y persecucin a sus manifestaciones:

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    clandestinos, para sembrar el terror en la poblacin yprovocar su desmovilizacin a partir de una verdaderacultura del miedo12.

    Este anlisis puede completarse, por ltimo, conotro componente a considerar, aquel vinculado al

    importante nmero de argentinos que asumieroncomo propio el discurso autoritario y las consignas dela Junta Militar. As como aquellos ciudadanos que,no acordando con el gobierno de facto, consolidan laidea de que slo es posible resguardarse y preservarla vida propia a partir de diferenciarse claramente detodo aquel que pudiera ser sospechado de participarpolticamente. El miedo introdujo en las prcticassociales la segmentacin, la fragmentacin y elindividualismo como nica respuesta posible an paraquienes deseaban recuperar la democracia.

    Esta dimensin del compromiso ideolgico de ampliossectores sociales nos permite incorporar en elanlisis de las memorias del pasado reciente lo quealgunos autores denominaron el ejercicio de micrototalitarismos, es decir el control sobre la sociedad que

    ejercan los propios vecinos13.

    En este contexto, el ao 1976 no signific una rupturay nuevo punto de partida, sino, el perfeccionamiento eintensificacin de las polticas que se haban diseadoy previsto con varios aos de anterioridad:

    - El exterminio de prcticas polticas sustentadasen la defensa de los derechos, en la autonoma de

    pensamiento, en la crtica y el compromiso con el

    cambio social, propias de una cultura de lo poltico.

    - La destruccin del modelo econmico de matriz

    estadocntrica14, y la planificacin de la miseria15

    - El uso ilegtimo de la violencia por parte de los

    agentes del Estado. La implementacin de los

    mecanismos represivos como el secuestro, la tortura,

    la desaparicin forzada, la existencia de los CCDTyE,

    el exilio interno y externo.

    - La reorganizacin de la sociedad a partir de nuevas

    lgicas de relacin susentadas en el individualismo,

    el miedo y el silencio

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    El concepto de terrorismo de Estado permite analizarla lgica de funcionamiento del Estado durante laltima dictadura militar. Se trata de un Estado quearticula, con el objetivo de defender el orden socialcapitalista, occidental y cristiano, una doble faz deaparatos coercitivos. Por un lado, una faz pblica y

    sometida a leyes; visible y explcita. Y por otro, unaclandestina, al margen de toda legalidad formal.La represin pblica por muy intensa que sea noalcanza para el logro de los objetivos propuestos.Faltan dos componentes esenciales, que son los queaportar el Estado terrorista: el accionar clandestinoglobal del Estado Militar y el crimen y el terrorcomo mtodo fundamental16. El Estado represorinstala 340 CCDTyE distribuidos por todo el pas,empleando diversos mecanismos centrados en unavoluntad exterminadora de la diferencia traducida enel secuestro, la tortura, la desaparicin forzada, elasesinato y el posterior robo y ocultamiento de loscuerpos de miles de sujetos, el exilio interno y externo,la apropiacin de nios/as, etc.

    Los Antecedentes del golpe, una prctica conocida

    Entre el accionar de este doble mecanismo, legal/clandestino del Estado terrorista se construyen losgrises; zona de indefinicin. Es la zona de la polticadel miedo, de la incertidumbre entre el conocimientode la detencin y desaparicin; y la sospecha de lamuerte o el tormento. De la inaccin por temor a las

    consecuencias, de la imprevisibilidad de las accionespor parte de las fuerzas represivas, del dominio de larazn instrumental puesta al servicio del terror.

    Se trata de la diseminacin del horror, de la induccin alsilencio, de la construccin discursiva de un enemigoilimitado y de un desorden institucional ubicndosecomo salvadores de la patria. Condicionesde posibilidad del terrorismo de Estado, de laimplementacin de los diversos mecanismos represivosen orden a la instalacin de un plan poltico econmicofundado en los valores capitalistas, occidentales ycristianos. En este sentido, es posible reconocer unquiebre en los lazos sociales, que atraviesa el tejido ensu totalidad, incluyendo, al mbito educativo.

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    La Sala de Vidas para ser Contadas albergauna muestra permanente en el ArchivoProvincial de la Memoria (APM) situado enel Pasaje Santa Catalina 66 de la ciudad deCrdoba; donde se recuperan las historias devida de personas desaparecidas y asesinadaspor el Estado entre 1974 y 1983.

    Esta sala cobija, tambin, objetos vinculadosa desaparecidos y asesinados, objetos

    prestados o donados por sus familiares yamigos que nos permiten pensarlos en susvidas cotidianas, caminando por los barriosde la ciudad, cocinando, leyendo, viajando,estudiando pensarlos como lo que eran:personas que nacieron o vivieron en estaciudad pensarlos como ausencias, no slo desus familiares, si no de todos los cordobeses.

    Taller en la Sala Vidas para ser Contadas

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    Empezamos a conocernos

    Esperamos a los chicos y jvenes en la puerta del Museo de Sitio para compartir una actividadde produccin colectiva. Antes de ingresar, invitamos a los participantes a caminar el PasajeSanta Catalina, a sentir el empedrado, las paredes, a descubrir marcas de memorias.

    Proponemos una dinmica de presentacin en la que cada uno/a dice su nombre y elige un/acompaero/a a quin presentar declarando dos palabras que lo/a definan. Son diversaslas caractersticas que van surgiendo en cada grupo: comprensivo, piola, hincha bola,fiestero, inteligente, buen compaero, mejor amigo, risa contagiosa, el mejorguitarrista, nos banca en todo, callado, tmido. A partir de esta dinmica pensamos enlos datos que, hasta el momento, tenemos sobre los alumnos y la escuela, datos brindadostelefnicamente por los docentes al momento de organizar la visita al APM: cantidad dealumnos, de docentes, direccin de la institucin, telfono, etc. En este sentido, pensamos quesi a fin de ao quisiramos hacer un balance de las escuelas que nos han visitado tendramosslo datos numricos, pero que, luego de esta pequea presentacin donde la palabra circula

    para contarnos quines somos, cmo veo y pienso a cada compaero/a, podemos pensarlosy recordarlos desde otro lugar. Dejan de ser slo un nmero para ser Florencia la de la risacontagiosa, Pablo que es el ms fiestero y alegre, Julieta que es inteligente, etc. Esentonces cuando cada uno de los jvenes empieza a formar parte de nuestra memoria ynosotros de la de ellos.

    Preguntamos sobre el nmero que circula cuando hablamos de terrorismo de Estado: 30.000desaparecidos. Este nmero si bien da cuenta de la magnitud del horror desplegado por

    los agentes del poder represor no nos cuenta quines son esos 30.000 hombres y mujeressecuestrados desaparecidos. A partir de ello, trabajamos sobre el sentido de la Sala Vidaspara ser Contadas: reconstruir, recordar y transmitir las historias de vida de las personasdesaparecidas de la provincia de Crdoba.

    De qu modo podemos contar una historia de vida?, ante esta pregunta surgen diversasideas: con una foto, con una cancin, con palabras e imgenes, con objetos. Desdela sala elegimos contar las historias de vida a travs de lbumes construidos por familiares,

    amigos, compaeros por lo que las preguntas van surgiendo en torno a la eleccin de dichosoporte: tienen lbumes en sus casas?, Qu nos cuentan?, los compartimos?, con quin?,

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    para qu?, a los lbumes digitales en las redes sociales para qu los subimos?, elegimosqu contar? Estos interrogantes abren la posibilidad de construir colectivamente la nocin dehistorias de vida, relato y los diversos lenguajes a travs de los cuales eso tiene lugar.

    El relato tiene como soporte fotos, pginas de diarios ntimos, documentos de identidad,

    libretas escolares, cartas, poesas, certificados, habeas corpus, folletos y volantes polticos ydiversos documentos, rescatando la singularidad de cada sujeto.

    Compartir los lbumes en Vidas para ser Contadas, permite pensar en cmo las historias devida se construyen a partir de mltiples condiciones, subjetivas, sociales, econmicas, polticase histricas. Una de las pginas del lbum de Mnica Capelli1 tiene una foto dibujada deMnica y su compaero, el Chango, relatos de aquella poca donde l la pasaba a buscar ensu moto Vespa, de sus encuentros, de sus amores. En la misma pgina hay una fotografa deun acto realizado en Crdoba donde se encuentra el sindicalista de Luz y Fuerza, Agustn Tosco.

    Esta pgina nos habla de una poca, de cmo la experiencia subjetiva de Mnica y el Changotiene lugar, se liga, a la experiencia poltico-social del momento, posibilitando pensar acerca delos procesos de historizacin.

    Los jvenes construyen sus propias significaciones acerca de lo que cada pgina del lbumcompartido exhibe, por lo que resulta de gran valor no slo para el trabajo de memoria que allse produce sino para quienes construyeron los lbumes.

    La experiencia con los talleres en la Sala Vidas para ser Contadas nos ha permitido irreconociendo la emergencia y circulacin de diversas emociones ante el relato de las historiasde vida de mujeres y hombres desaparecidos, ligndose a stas la propia experiencia subjetivade los jvenes. En este sentido se orienta la consideracin del libre recorrido por el Museo deSitio de acuerdo a los intereses y posibilidades de cada uno/a, acompaando desde el reaEducacin dicha eleccin. La participacin en los talleres no debe constituir una instancia deobligatoriedad, reproduciendo las lgicas del deber escolar, en tanto estos espacios interpelanuna puesta en juego de diversas dimensiones subjetivas y sociales, ante las cuales resulta

    necesario el registro del deseo y las posibilidades de cada uno con ese pasado a partir de laexperiencia presente.

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    Este lugar no me gusta mucho

    Al finalizar el recorrido por el Sitio de Memoria del APM, un joven de 4to ao del Collegiumcoment: no quera venir, pero mi mam no me quiso firmar el permiso para quedarme en la escuela. Alpreguntarle por los motivos de su negativa relat que su abuela materna estaba desaparecida,con lo cual este lugar no me gusta mucho.

    Si bien consideramos que ha sido importante para este joven explicitarlo al finalizar la visita,este episodio nos ha permitido cuestionarnos sobre la naturalizacin de algunas dimensiones,en este caso sobre el no querer venir.

    Ellos son mis tos

    Federico cursa 6to ao en el Colegio Manuel Belgrano, al entrar a la Sala Vidas seala dos delas fotos y cuenta a sus compaeros que son sus tres tos desaparecidos (el hermano de susiempre le han hablado mucho sobre lo ocurrido durante el terrorismo de Estado, que su abuelo

    materno ha sido preso poltico en La Rioja, que siempre estn presentes en las ancdotas yrecuerdos familiares. Le proponemos construir un lbum, contndole los diversos modos parahacerlo, y el acompaamiento que el APM le brindara. Al da siguiente se acerca nuevamentey nos dice que, luego de conversar con su pap y su mam y de llamar a sus tos que viven enLa Rioja para contarles, ha decidido construir el lbum. La semana siguiente, son sus papsquienes vienen al APM manifestando la alegra generada por el deseo de Federico de construirel lbum de sus tos Olga y Luis.

    Poco tiempo despus, toda la familia de Federico llega a la Sala de Vidas para ser Contadas,arrullando entre sus brazos el lbum de Olga Mamani y Luis Torres.

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    La sartn de mi abuela

    Al momento de finalizar el lbum y dejarlo en la Sala, quienes trabajamos en este Sitio deMemoria acompaamos a los familiares y amigos que asisten a tal acontecimiento. La familiade Olga Mamani y Luis Torres, secuestrados desaparecidos en julio de 1976, se encontraron enla Sala para dejar el lbum, muchos de ellos reencontrndose luego de un largo tiempo.

    Mientras recordaban ancdotas y contaban cmo haba sido el proceso de construccin dellbum, una mujer amiga de la familia record una experiencia familiar a travs de un objeto,precisamente, una sartn. Ella recuerda ver a su mam cocinar en esa sartn, a la que elpaso del tiempo haba dejado sus inexorables marcas y que, sin embargo, pareca el utensilioms importante de la cocina. Al heredar la sartn, su mam le cont que era la misma sartnque usaba su abuela y que, pasando de generacin en generacin haba estado presente encada comida familiar. Estas ancdotas nos permiten pensar en los objetos como soportesde memorias, objetos que al ser significados, historizados, forman parte del repertorio derecuerdos que constituyen las tramas familiares. Los objetos como lazos entre el pasado y elpresente, objetos que ofician de disparadores de recuerdos y permiten reconstruir aquello que

    forma parte de nuestra historia, an cuando no hayamos estado all presentes. As como lasartn, hay mltiples objetos subjetivos y colectivos desde los cuales trabajar las nociones dememoria y transmisin.

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    Previo al recorrido con jvenes en la Sala de Objetos, sala construida con objetos que pertenecieron a mujeres yhombres desaparecidos o asesinados, compartimos un fragmento de La saga de los confines de Liliana Bodoc.

    Cada familia husihuilke conservaba un cofre, heredado por generaciones, que los mayores tenanconsigo. Aunque tena algo menos de dos palmos de altura, y un nio pequeo poda rodearlo consus brazos, en l se guardaban recuerdos de todo lo importante que haba ocurrido a la gente dellinaje familiar a travs del tiempo. Cuando llegaban las noches de contar historias, volteaban el cofrehacindolo dar cuatro tumbos completos: primero hacia adelante, despus hacia atrs y, finalmente,hacia cada costado. Entonces, el ms anciano sacaba del cofre lo primero que su mano tocaba, sinvacilar ni elegir. Y aquel objeto, evocador de un recuerdo, le sealaba la historia que ese ao deba

    relatar. Bodoc, Liliana: Los das del venado (Fragmento)

    Taller de objetos de memorias

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    Mi mochilita celeste

    Sentados en crculo, proponemos a los jvenes, buscar en el cofre personal de la Memoria,algn objeto que quieran compartir, objetos de memoria, aquellos que hemos guardado,conservado, a lo largo del tiempo. En este momento se produce, generalmente, un largosilencio y de pronto los objetos empiezan a aparecer: una mochila que usaban en jardn, ( ala que un robusto joven de 17 aos, un metro ochenta de estatura y zapatillas del 44, llamami querida mochilita celeste); un anillo, regalo de la abuela; una foto de cuando estbamostodos juntos; ositos, cartas, papeles escritos, agendas, un cinto que mi abuelo le regala mi pap y que mi pap ahora me regalo a mi, un juguete; un triciclo; la escalera de unacasa que ya no existe . Un joven de sexto ao de la Escuela Manuel Belgrano, relata que suobjeto de memoria es la casa de sus abuelos en la ciudad de Ro IV, se recuerda a s mismocon sus hermanos y a su abuela permitindole buscar tesoros: lbumes de figuritas que habansido de su to, radios y televisores viejos, ropa, sombreros. Luego de relatar detalladamenteaquel lugar donde se cobijan tantas memorias, cuenta que hace un ao vendieron la casa y quelos nuevos dueos decidieron demolerla. En un principio se enoj y le dio bronca, pero luegode un tiempo se dio cuenta de que la casa y sus memorias siempre iban a estar ac, dice

    tocndose la cabeza y el corazn. La socializacin del relato acerca de estos objetos posibilitatrabajar sobre las nociones de sentido, memoria e historia, en tanto son aquellos sentidosconstruidos por nosotros y nuestros lazos los que otorgan historicidad y conforman nuestrasmemorias. Asimismo, posibilita producir sentidos no slo en torno a las prcticas del terrorismode Estado, sino tambin a la vida de cada una de las personas desaparecidas y asesinadas;resignificadas, memorizadas en los objetos que se encuentran en la Sala.

    Ante la pregunta Qu pasara si su objeto elegido se pierde, alguien lo rompe, lo tira o se

    burla?, surgen diversas manifestaciones de dolor, bronca o impotencia:

    Me muero!, yo cuando tenga hijos quiero contarles la historia del anillo que me regal mi abuela, para que

    puedan imaginarla dice una bella flogger de uas pintadas de negro y flequillo color fucsia.

    Mi triciclo es sagrado.

    Mi primera pelota tambin.

    Hace cinco aos que estamos juntos en la escuela y nunca hablamos de estas cosas.

    Y menos en la escuela.

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    Ta chetaza!!

    Luego de esta ceremonia de objetos los invitamos a recorrer la sala contigua que cobijalos objetos de personas desaparecidas o asesinadas en Crdoba. No es necesario advertirque tengan cuidado, que no toquen, que no rompan, ya estn imaginando a Luis Mnaco y aEsther Felipe2en la moto roja por las calles de su barrio, a Tota Novillo con su campera queta chetaza!!, a Hugo Ochoa3amasando para la comida del domingo, a Mnica Capelli consu vestido nuevo, confeccionado por ella misma, caminando hacia un encuentro con su amor,el Chango.

    A partir de preguntas y comentarios de los chicos, conceptualizamos algunos temas enrelacin con las memorias, particularmente sobre el pasaje de lo privado a lo pblico.Generalmente ante la pregunta: Por qu creen que los familiares eligen dejar en este Sitiode Memoria quizs el nico objeto que tienen de su ser querido?, los chicos dicen: para quetodos sepan quines eran y cmo eran para que no sean un nmero, para recordarlos vivos para que

    estn en las memorias de todos, porque se aprende historia desde el corazn.

    En el pas del no me acuerdo Una mirada sobre el 24 de marzo

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    Por qu trabajamos con metodologa de Taller?

    El trabajo a partir de talleres es una opcin pedaggica,metodolgica y poltica.

    Concebimos los recorridos por el Sitio de Memoria como un procesoactivo, reflexivo, que involucre y recupere la participacin de nios,

    jvenes y docentes, no como actores pasivos/receptivos de un saber,sino como sujetos creadores y problematizadores de la realidad.

    El taller es una propuesta educativa que introduce una metodologaparticipativa y genera las condiciones para desarrollar la creatividady la capacidad de observacin, reflexin e investigacin. Es unaprender-haciendoen forma colectiva, donde los conocimientos se

    construyen y adquieren a travs de una prctica.

    El taller es un lugar donde se trabaja en forma grupal en torno a unproblema, con objetivos a desarrollar, es un espacio de creacin,de produccin de textos escritos, de herramientas didcticas, deconocimientos. En este sentido la planificacin de los talleres noresponde a un desarrollo lineal, sino por el contrario a un procesocircular, donde el contacto con las docentes (al que llamamos

    previsita) nos permite abordar las temticas desde el universo designificancia de cada uno de los grupos que nos visitan.

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    NOTAS

    1 Mnica era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores y fue

    secuestrada-desaparecida el 16 de mayo de 1977 en la ciudad de Rosario

    a los 26 aos de edad.

    2Luis Carlos Mnaco y Esther Felipe fueron secuestrados el 11 de enero

    de 1978 en Villa Mara, Pcia de Crdoba. l tena 30 aos y ella 27.

    Luego del secuestro y desaparicin de los dos, la moto qued abandonada

    por 30 aos en un galpn de la familia. En el ao 2004, el hermano de

    Luis, Fedor Mnaco, decidi restaurarla y compartirla con todos los visitantes

    del Archivo Provincial de la Memoria.

    3Hugo Ochoa era delegado del Sindicato de Empleados Pblicos, SEP.

    Fue secuestrado en su casa de San Vicente el 11 de noviembre de 1975.

    En agosto de 2005 el Equipo Argentino de Antropologa Forense restituy

    los restos de Hugo a su familia.

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    ANGUITA, EDUARDO y CAPARRS, MARTN 1997 1998. La volun-

    tad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina.

    Norma. Tres Tomos Buenos Aires.

    SCHMUCLER, Sergio 2000. Detrs del vidrio. Siglo XXI.

    Buenos Aires.

    JAURETCHE, Ernesto 1997. Violencia y poltica en los 70.

    No dejs que te la cuenten. Ediciones de3l pensamiento nacional.

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    FEIERTEIN DANIEL 2007. El genocidio como prctica social.

    Entre el nazismo y la experiencia argentina.. Editorial Fondo

    de Cultura Econmica. Buenos Aires.

    AVELLANEDA ADRS. 1986. Censura, autoritarismo u cultura:Argentina 1960-1983/1. Biblioteca poltica argentina. Centro

    Editor de Amrica Latina.

    CALVEIRO PILAR. 2006. Poder y desaparicin. Los campos

    de concentracin en la Argentina. Coleccin Pualadas. Colihue.

    CALVEIRO PILAR. 2005. Poltica y/o violencia. Una aproximacin

    a la guerrilla de los aos 70. Grupo Editorial Norma.

    AGEITOS STELLA MARIS. 2002. Historia de la impunidad.

    Adrina Hidalgo Editora.

    Represin y Reconstruccin de una cultura: el caso argentino.

    Varios Autores. Editorial Eudeba. Buenos Aires 1988.

    CARABALLO LILIANA, CHARLIER NOEM, GARULLI LILIANA. 1996.

    La Dictadura (1976-1983). Testimonios y documentos.

    Oficina de Publicaciones del CBC. Universidad de Buenos Aires.

    LORENZANO SANDRA y BUCHENHORST RALPH (Editores) 2007.

    Polticas de la memoria. Tensiones entre la palabra y la imagen.

    Editorial Gorla. Argentina.

    DUHALDE, Eduardo, (1999), El Estado Terrorista Argentino.

    Quince aos despus una mirada crtica.. Buenos Aires, Eudeba.

    GORDILLO, Mnica y BRENNAN, James, (1996) Protesta obrera,

    rebelin popular e insurreccin urbana en la Argentina:

    el Cordobazo, en revistas Estudios, N4, Crdoba, UNC.

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    Fuentes y bibliografia

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