bernal h. - siete catedras para la integracion

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Bernal

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  • [1]

    Sietectedraspara laintegracin

    La universidad y los procesos de integracin social

  • [2]

  • [3]

    BOLIVIA | CHILE | COLOMBIA | CUBA | ECUADOR | ESPAA

    MXICO | PANAM | PARAGUAY | PER | VENEZUELA

    HENRY YESID BERNAL

    EDUARDO KRONFLY

    JOS MARA LEYTON

    NGEL EDUARDO MORENO

    IVETTE PALENCIA

    DANIEL M. VALDERRAMA

    Sietectedraspara laintegracin

    La universidad y los procesos de integracin social

  • [4]

    Siete ctedras para la integracin

    EDICIN DEL CONVENIO ANDRS BELLO

    Ana Milena Escobar ArajoSECRETARIA EJECUTIVA

    Omar Jos Muoz RamrezSECRETARIO ADJUNTO

    Holger Ramos OlmedoCOORDINADOR REA DE EDUCACIN

    David Gmez VillasanteCOORDINADOR REA DE CIENCIA Y TECNOLOGA

    Pedro Querejazu LeytonCOORDINADOR REA DE CULTURA

    COORDINACIN GENERAL Henry Yesid Bernal, Eduardo Kronfly,Jos Mara Leyton, ngel Eduardo Moreno,Ivette Palencia y Daniel M. Valderrama

    DIRECCIN EDITORIAL Jos Antonio Carbonell B.COORDINACIN EDITORIAL Jos Mara LeytonJEFE DE COMUNICACIONES Maura L. Achury RamrezDISEO GRFICO Elizabeth Restrepo I.REVISIN DE TEXTOS Margarita Rosa Londoo M.IMPRESIN La Imprenta Editores

    PRIMERA EDICIN: enero de 2005

    2005, Convenio Andrs BelloDerechos reservados. Prohibida la reproduccin parcial ototal de su contenido, sin la previa autorizacin de los editores.

    ISBN 958-698-168-1Impreso en Colombia Printed in Colombia

    CCCCCONVENIOONVENIOONVENIOONVENIOONVENIO A A A A ANDRSNDRSNDRSNDRSNDRS B B B B BELLOELLOELLOELLOELLO

    Avenida 13 (paralela autopista norte) No 85-60Telfono (571) 6449292 Fax(571) 6100139Pgina web http://www.cab.int. coBogot, D.C. Colombia

    ADVERTENCIA: El Convenio Andrs Bello no se hace responsable ni compartenecesariamente las opiniones expresadas por los autores.

    CONVENIO ANDRS BELLOSiete ctedras para la integracin / Convenio Andrs Bello. Bogot: ConvenioAndrs Bello, 2005312 p. (serie La Universidad y los procesos de Integracin Social)ISBN: 958-698-168-1

    1. INTEGRACIN LATINOAMERICANA. 2. ESTUDIOS DE POSTGRADO. 3. REDES DEINFORMACIN.

    CDD 327

  • [5]

    PRESENTACININTRODUCCIN

    CAPTULO I - CHILE Universidad Arturo Prat, Universidad Santiago de Chile

    Cimentando la integracin: Pensamiento y cultura en el espacio subregionalandino: El trabajo de Chile y Bolivia en la ltima dcada del siglo XXIntroduccin

    Antecedentes

    1. Derroteros de la integracin en una historia desintegrada

    2. El problema: Temas histricos que dividen la agenda entre los dospases

    3. Enfoque propuesto4. Ese mar que tranquilo nos baa desde el corazn de Amrica5. La Poltica Exterior de Chile y Bolivia, 1990-2004

    Chile: el largo camino hacia la apertura

    6. Evolucin de la poltica exterior: el caso de Chile y Bolivia7. La integracin cultural: el camino por construir

    reas de trabajo prioritarias de desarrollo en el plano de la integracinculturalBibliografa

    CAPTULO II - COLOMBIA Universidad Nacional de ColombiaLas encrucijadas de la integracin: el caso de la frontera colombo-venezolanaIntroduccin

    1. Construccin de las fronteras colombo-venezolanasEl peso de la delimitacin y las teoras realistasLa sensacin de prdida territorial

    Los avances y retrocesos en el reconocimiento de la multiculturalidadcompartidaLos ecosistemas binacionales y su manejo nacionalLas disputas entre capitales y zonas fronterizas

    2. Acuerdos binacionales y andinos sobre fronteras y vecindadLos mecanismos de la vecindad colombo-venezolana

    Los acuerdos andinos de desarrollo e integracin fronterizaBibliografa

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    CONTENIDO

    CONTENIDO

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    CAPTULO III - BRASIL Universidad Federal de BahaPolticas e redes de intercmbio e cooperao em cultura no mbito ibero-

    americano1. Introduo investigao2. Ibero-Amrica3. Polticas de Intercmbio e Cooperao Cultural na Ibero-Amrica4. Redes de Intercmbio e Cooperao Cultural na Ibero-Amrica5. Concluses

    BibliografiaAnexos

    CAPTULO IV - CUBA Universidad Central Marta Abreu de las VillasValores de la posibilidad real de la integracin latinoamericana.Introduccin

    ObjetivosMetodologaResultados esperados de la investigacin

    1. Los valores fundacionales de la integracin latinoamericana y susorgenes

    2. El paradigma de la integracin y los nuevos estados nacionales

    latinoamericanos ante el peligro hemisfrico y la tentativapanamericanista hasta finales del siglo XIX

    3. La identidad cultural latinoamericana como valor de y para laintegracin de Amrica Latina

    4. Los valores fundacionales de la integracin latinoamericanaBibliografa

    CAPTULO V - ECUADOR Universidad Andina Simn BolvarMovimientos sociales afro y polticas de identidad en Colombia y Ecuador

    1. IntroduccinEl afro en lo andino - (in)visibilizacin y colonialidad

    2. Polticas de la etnicidad en la comunidad negra en Colombia

    Momentos de las dinmicas organizativas negras3. Procesos organizativos, jurdicos, e identitarios de los pueblos afro en

    el EcuadorMomentos de las dinmicas organizativas negras en Ecuador

    Bibliografa

    CONTENIDO

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    CAPTULO VI - ARGENTINA Universidad Nacional de RosarioIntegracin sudamericana en el diseo curricular de las carreras de grado

    universitarias. Estudio de caso.1. Introduccin

    ImpactoReferenciasAntecedentes y contexto actualEl Mercosur educativo

    Situacin problemticaEstudio de caso

    2. Marco terico y metodolgico3. Consideraciones tericas sobre el proceso de integracin

    El Mercosur y la educacin4. La relevancia de la educacin y la formacin en los procesos de

    integracinLa Universidad y el Mercosur

    5. Carreras de grado del rea de Ciencias Sociales - Facultad de CienciaPolticas y Relaciones Internacionales

    6. Universidad, currculo y diseo curricularAnlisis e interpretacin de la informacin

    Algunas conclusiones finalesBibliografa

    CAPTULO VII - CHILE Universidad de ChileIntegracin latinoamericana en el diseo curricular de las carreras de pregradouniversitarias. Estudio de caso.

    1. El caso de ChileIntroduccinConceptualizacinContextoObjetivosMetodologa

    Hiptesis2. Resultados parciales de la investigacin3. Conclusiones preliminares

    BibliografaAnexos

    CONTENIDO

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    En la actualidad, la integracin en los campos de la educacin, la cultura y laciencia y tecnologa, no ha sido medida con instrumentos especficos. Pero esevidente que, en los niveles institucionales, hay significativos avances esti-mulados especialmente por los acuerdos mundiales, que regionalmente setraducen en planes que tienden a generar visiones de conjunto, favorecer laactuacin en bloque, fortalecer a los pases de menor desarrollo y compartiren beneficio comn las fortalezas de los ms avanzados.

    Las acciones del Convenio Andrs Bello dan cuenta de un proceso a la vezde adaptacin y de configuracin de este marco comn. En algunas ocasio-nes, su principal caracterstica ha sido la complementariedad. En otras, haprimado la concurrencia.

    Por una parte, la lectura de los resultados de los programas y proyectosadelantados por las reas de la organizacin y las entidades especializadas enestos aos sugiere que se tienden, cada vez con mayor claridad, vnculos conlas actividades que promueven los organismos regionales y subregionales deeducacin, cultura, ciencia y tecnologa. Por otra parte, el Convenio AndrsBello ha desarrollado investigaciones de orden tanto conceptual como prcti-co que, en una palabra, conforman su ms autntico patrimonio, y que, pocoa poco, han conquistado espacio en el orden regional.

    Si bien las estrategias, los mecanismos e instrumentos de la integracincultural son todava insuficientes, se han alcanzado acuerdos que, en la ac-tualidad, permiten la accin mancomunada de los Ministerios de Educacin,de los Organismos Nacionales de Ciencia y Tecnologa (ONCYT) y de Culturade los pases en la identificacin de temas y problemas comunes, el reconoci-miento y proteccin del patrimonio tangible e intangible, la movilidad deestudiantes de educacin bsica primaria y secundaria y la asociacin deinstituciones universitarias en redes de trabajo.

    A pesar de este dficit, el Convenio Andrs Bello es reconocido como unode los organismos internacionales que regula eficazmente la homologacinde estudios en el nivel bsico primario y secundario. Por otra parte, la compi-lacin y comparacin de las legislaciones que ha fomentado el organismo sereconocen como un aporte a la comprensin de las formas de abordar lastemticas especializadas a la luz de los derechos y deberes consagrados en lasConstituciones de cada pas. Este mecanismo permite detectar la concepcin

    PRESENTACIN

    PRESENTACIN

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    que, a nivel del Estado, se tiene sobre la educacin, la cultura, la ciencia y latecnologa, en cada una de nuestras naciones.

    El Convenio Andrs Bello, como parte de su misin, ha centrado su accinen la dimensin humana de la integracin. En este sentido, ha promulgado lanecesidad de consolidar en las naciones una cultura de la integracin y unaeducacin para la integracin. Partiendo de esta premisa y de los mandatos delos Ministros de Educacin de la organizacin, segn los cuales las CtedrasAndrs Bello deban generar conocimiento sobre los procesos de integraciny luego estimular los procedimientos para transmitir ese conocimiento a losdiferentes estamentos sociales, constituy conjuntamente con las Universi-dades estas Ctedras, que ubicadas en la academia permiten la reflexin, elanlisis, la investigacin y el debate desde una perspectiva interdisciplinariae intersectorial, en la que se vinculan los aportes de los acadmicos, los miem-bros del gobierno, las asociaciones no gubernamentales, los Organismos In-ternacionales y en general las de todos los que se interesan por esta proble-mtica comn.

    En este sentido, las Ctedras Andrs Bello tienen un importante rol quecumplir en tanto su mayor contribucin puede ser como le cabe a la univer-sidad la produccin de conocimiento y el reconocimiento y la difusin deste a nuestros pueblos y culturas.

    El camino emprendido se puede definir como la bsqueda y la mejora enla calidad de un dilogo intercultural, que nos permita reconocernos y respe-tarnos en la diferencia y en nuestras afinidades, como va para potenciarnosa nivel regional y global.

    Es as como el Convenio Andrs bello decidi realizar una convocatoriapara la vigencia 2004, bajo el lema LA UNIVERSIDAD Y LOS PROCESOS DE INTEGRACINSOCIAL y de cada una las propuestas solicit una lnea de investigacin quedesarrollara una problemtica asociada a los mbitos del Espacio CulturalComn, vale decir, identidad, cultura, ciencia y tecnologa, creacin y patri-monio cultural y natural, con nfasis en los procesos de innovacin.

    El desarrollo de estas lneas de investigacin, como es el caso de los resul-tados que hoy estamos entregando, articuladas a programas docentes, permi-tir constituir una base mucho ms amplia de difusin, reflexin y anlisisde la problemtica asociada a la integracin de nuestros pueblos.

    Ana Milena Escobar Arajo

    SECRETARIA EJECUTIVA CONVENIO ANDRS BELLO

    PRESENTACIN

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    En el primer captulo, la Universidad Arturo Prat y la Universidad de Santiagode Chile presentan Cimentando la integracin: Pensamiento y cultura en elespacio subregional andino: El trabajo de Chile y Bolivia en la ltima dcadadel siglo XX, una aproximacin desde la perspectiva de la integracin y losproblemas de lo que han sido, son y pueden llegar a ser las relaciones entre losdos pases.

    Tomando como punto de partida el cambio de paradigmas en las relacio-nes internacionales, desde el realismo al neoinstitucionalismo, el acercamientorealizado profundiza la necesidad que tienen Chile y Bolivia de disear polti-cas comunes con el fin de superar las dificultades histricas de su relacin.

    En ese sentido, se analizan los principales hechos histricos desde losaos setenta para el caso chileno, y sesenta para el boliviano, en los que seconsidera la inexistencia de un conocimiento mutuo que permitiera vnculoscompatibles. Como contrapartida, y ante la necesidad de las regiones fronte-rizas por superar el esquema centralizador predominante, diversas institucio-nes de educacin, organismos internacionales, iniciativas acadmicas parti-culares, proyectos de investigacin y fuerzas artsticas han ido progresiva-mente avanzando pese a las dificultades.

    En el captulo II, la Universidad Nacional de Colombia analiza Las en-crucijadas de la integracin: el caso de la frontera colombo-venezolana, se-alando que la problemtica fronteriza que ha logrado gran visibilidad enlos ltimos aos le plantea serias encrucijadas a la integracin andina.

    El caso colombo-venezolano es bien ilustrativo al respecto, y la investi-gacin seala que, no obstante la positiva evolucin conceptual y operativaque contiene la poltica andina sobre desarrollo e integracin fronteriza, losgobiernos no parten de estas definiciones al momento de tomar sus propiasdecisiones para el manejo de los asuntos de desarrollo y seguridad en lasfronteras. Siguen primando, segn el estudio, las concepciones de fronteracomo lmite y como un asunto de seguridad nacional, entendida como defen-sa militar, el peso que la delimitacin ha tenido en la relacin binacionalatravesada por concepciones realistas y geopolticas, la sensacin de prdidaterritorial que dej en ambos lados y que sigue gravitando en la hora actual,el desconocimiento de la multiculturalidad compartida en la frontera, los pro-blemas que genera un manejo nacional de ecosistemas compartidos, y losdesencuentros permanentes entre capitales y fronteras.

    INTRODUCCIN

    INTRODUCCIN

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    En el tercer captulo, la Universidad Federal de Baha presenta la investi-gacin sobre polticas y redes de intercambio y cooperacin en cultura en elmbito iberoamericano. La investigacin realizada gira en torno a dos ejesfundamentales: Estudio de las polticas de intercambio y cooperacin en cul-tura de los organismos internacionales con fuerte incidencia en Ibero-Amri-ca; y estudio de las principales redes internacionales de cultura en la regin.

    El hecho de privilegiar las redes y a los organismos internacionales y nolos Estados nacionales tradicionales actores de cooperacin revela el intersde estudiar a otros actores polticos contemporneos que emergen en el mun-do actual en el contexto de la globalizacin, cuyas acciones tiene un impactosignificativo en el desarrollo de las culturas y en la integracin de las nacio-nes en el mbito Iberoamericano.

    A pesar del carcter reciente de los actores polticos investigados y com-parados se demostr que las polticas culturales promovidas por los organis-mos multilaterales y la accin de las redes tienen repercusiones previsiblessobre la cultura, las macropolticas culturales nacionales, en el sistema deorganizacin cultural institucional en la regin y en el progreso de un espaciocultural iberoamericano en los aos venideros.

    En el captulo IV, la Universidad Central Marta Abreu de las Villas, Cuba,presenta los resultados del trabajo sobre los Valores de la posibilidad real dela integracin latinoamericana, planteando que el tema de la identidad lati-noamericana est indisolublemente vinculado a la concepcin de la integra-cin, ya que la posibilidad real de constitucin de lo latinoamericano presu-pone una Latinoamrica que se mueva y se oriente a travs de un proceso deautodesarrollo y no de una dependencia de un centro de poder.

    Por ello, afirma que, la identidad cultural latinoamericana se constituyeen valor para nuestros pueblos de conjunto con otros valores que posibilitanel surgimiento y crecimiento de lo latinoamericano. La integracin latinoa-mericana es un valor si es constitutivo de riqueza del gnero latinoamerica-no, por eso se debe enfatizar el estudio de los factores y los hechos socialesque posibilitan o posibilitarn el crecimiento y el bienestar en las condicionesde existencia de lo latinoamericano.

    En el captulo V, la Universidad Andina Simn Bolvar, sede Ecuador, pre-senta la investigacin sobre Movimientos sociales afro y polticas de identi-dad en Colombia y Ecuador, haciendo notar que en los aos recientes se haproducido una creciente visibilizacin de los pueblos negros o afrodescendientesen Amrica Latina y en la regin andina, tanto en sus procesos sociohistricos,identitarios y organizativos, como en la construccin de nuevas formas desubjetividad y pensamiento. Estos procesos afro desestabilizan la nocin ydiscurso hegemnico de lo andino, que histricamente han sido construidos

    INTRODUCCIN

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    desde lo indgena y mestizo. Adems, problematizan la limitacin geogrficay la subalternizacin territorial que ha hecho pensar la regin sola desde lasmontaas y desde los pueblos ancestralmente asentados all, desconociendotodos aquellos territorios y culturas otros, incluyendo los de la Costa Caribe ydel Pacfico.

    Este proyecto de investigacin surge de la necesidad de comprender estasidentidades, historias y territorios otros de los pueblos afro dentro de esteespacio del mundo nombrado la regin andina. Tomando la dispora comomarco y perspectiva, se promueve una consideracin crtica sobre lo afro ysus nuevas conceptualizaciones en la regin, con enfoque particular en elEcuador y Colombia, los dos pases con la mayor trayectoria de basesorganizativas establecidas.

    En el captulo VI, la Universidad de Rosario en Argentina, presenta suinvestigacin sobre la situacin de la universidad en el mbito de las carrerasde ciencias sociales respecto a la temtica de la integracin y del procesosubregional que est en marcha hacia la unin sudamericana (MERCOSUR-CAN), que produce cambios en la realidad socioeconmica y cultural regional,nacional y local.

    A tales efectos se entendi la integracin como un proceso multidimen-sional, cuya intencionalidad excede la simple reestructuracin de mercadosen busca de economas de escala, y que incluye tanto la dimensin de laconstruccin de instituciones, como la gestacin de una autntica cultura dela integracin, en la cual la Universidad es un actor relevante a nivel de losprocesos sociales.

    Finalmente, en el captulo VII, La Universidad de Chile presenta la inves-tigacin desarrollada para identificar, describir y analizar la existencia dectedras o asignaturas en los programas curriculares de las Carreras o Progra-mas de Ciencias Sociales, a nivel de pregrado, a travs de las cuales se enseeintegracin en las respectivas universidades del pas.

    Como conclusin del trabajo desarrollado, se encuentra que tanto las uni-versidades de la regin norte como sur del pas, si bien no contemplan laintegracin regional como una prioridad de la enseanza, tampoco es unamateria que est ausente en los contenidos de muchas que integran loscurrculos de carreras y programas de pregrado. No obstante, se pudo consta-tar en los programas de estudio los nfasis en los aspectos comerciales yeconmicos de los procesos de integracin, omitindose la mayor de las vecessus dimensiones culturales y sociales.

    EQUIPO DE TRABAJO CTEDRAS

    INTRODUCCIN

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  • [15]

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

    Pensamiento y cultura en el espaciosubregional andino:El trabajo de Chile y Boliviaen la ltima dcada del siglo XX

    CHILE

    I

    Universidad Arturo PratUniversidad Santiago de Chile

  • [16]

    RECTOR UNIVERSIDAD PRAT: Carlos Alfredo Merino P.

    RECTOR UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CHILE: Ubaldo Ziga Quintanilla

    DOCENCIA

    DIRECTOR: Sergio Gonzlez MirandaInstituto de Estudios Internacionales, Universidad Arturo Prat de

    Iquique, ChilePrograma de Magster en Ciencia Poltica con mencin enIntegracin

    CTEDRA DE INTEGRACINCoordinadora acadmica: Loreto Correa Vera, Universidad deSantiago de ChileCoordinadora de postgrado: Marcela Tapia Ladino, Universidad

    Arturo Prat de Chile

    DOCENTES INVITADOSEduardo Devs ValdsInstituto de Estudios Avanzados - Universidad de Santiago de Chile

    Fernando Nez JimnezFacultad de Derecho, Universidad Privada de Santa Cruz de laSierra - Bolivia

    INVESTIGACINDirectora del proyecto: Loreto Correa

    Directora: Carmen Norambuena CarrascoInstituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile

    Coordinadora acadmica del proyecto de investigacin: Loreto

    Correa Vera Investigadora asociada al Instituto de EstudiosAvanzados, Universidad de Santiago de Chile, [email protected]

    Ayudante de Investigacin: Katherine Contreras CarvajalAlumna de Magster en Estudios Internacionales, Universidad deSantiago de Chile

  • [17]EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

    Introduccin

    El acercamiento de los pases en trminos globales y la imposicin de unmodelo econmico que no siempre es del agrado de todos, trae consigo signospositivos y negativos en el nuevo escenario de las relaciones internacionales.En ese marco, de estructuras posteriores a la Guerra Fra, los procesos deintegracin experimentan una evolucin veloz por los desafos de laglobalizacin, limitados por la historia, el imaginario y movimientos reac-cionarios entre Estados y/o en los mismos Estados. De esta dinmica tene-mos, en esta lectura que presentamos, un solo antecedente en Amrica Lati-na, cual es el caso de Colombia, quien conjuntamente con Venezuela ha dadomuestras de un incansable trabajo por la paz y la hermandad. (Ramrez yCaldern, 1999 y 2003)

    Este derrotero, sin embargo, carece de una lectura en profundidad en elcontinente. Tras dcadas de debate ideolgico en el espacio de procesos deintegracin circunscritos a los modelos europeos, la integracin latinoameri-cana ha concluido en foros conjuntos, donde la presencia de terceros pases espermanente e inobjetable desde un punto de vista prctico, tanto por razonesfinancieras como por los condicionamientos externos de la regin.

    Por ello es que los procesos de integracin a inicios del siglo XXI resultanan ms complejos en democracia. A este elemento definitorio de un nuevoesquema de trabajo internacional hay que sumar la accin participativa de lasociedad civil, en espacios desvinculados tradicionalmente por la ausencia depolticas de Estado que lleven a cabo la definida y tenaz bsqueda de algo msque regiones vinculadas econmicamente, y que por lo comn aparecen coninterferencias o distorsiones en las que, la mayora las veces, el dilogo ocu-rre por intereses de varios y no slo de los involucrados.

    Bolivia y Chile han demostrado la complejidad de sus relaciones y losrasgos de su integracin, dejando a sus vecinos pasmados en la Cumbre deMonterrey en enero de 2004. Precisamente por ello, este trabajo pretende ex-plicar el sino de las estructuras de pensamiento mutuas y las vas alternati-vas al dilogo estatal, que transitan por lo que denominamos la integracin

  • [18]

    cultural. Sin embargo, nos permitiremos hacer algunas consideraciones pre-vias en torno a los procesos, para luego efectuar un examen a las polticasexteriores de ambos pases, tras lo que describiremos el actual estado y susposibles proyecciones en el marco existente.

    Antecedentes

    Como es de pblico conocimiento, crtica y debate han sido la tnica perma-nente entre chilenos y bolivianos desde hace muchos aos. El Instituto parala Investigacin Internacional de Conflictos de la Universidad de Heidelbergha calificado a estas relaciones como parte de uno de los 23 conflictos de bajaintensidad, existentes en el mundo, que en su opinin se origina por unacuestin de territorio entre Bolivia, Chile y Per. No es de extraar, por lotanto, que en Bolivia se adviertan diariamente notas de prensa en los princi-pales diarios del pas dedicadas a Chile.

    En Chile, el nivel de trascendencia de los asuntos relacionados con Boliviaha determinado por primera vez, varias primeras planas en los principales ytradicionales medios de comunicacin escritos, amn de largos comentarios,en un pas que a menudo en su historia abordaba a Bolivia de palco, al que lecargan las discusiones y rinde homenaje al statu quo en su poltica exterior enlo que se ha denominado diplomacia de administracin del statu quo. (RodrguezElizondo, 2004)

    Una primera aproximacin a los temas de la integracin guarda relacincon los aportes que la escuela de la CEPAL incorpora a las posibilidades queofreca a los pases de la regin. En ese sentido, generalmente se ha aceptadoque la confluencia de polticas pblicas tendientes a la homogenizacin de lostratamientos aduaneros, arancelarios, de preferencias generales, de libre trn-sito, entre otras, son el principal camino por medio del cual, los pases lati-noamericanos debieran trazar sus estructuras de integracin. Sin cuestionarla estrategia, y en el plano de la consecucin de los objetivos propios de laintegracin, la lectura econmica no ha dado los resultados esperados, noslo por la lentitud de aplicacin, sino tambin porque en trminos prcticos,cada Estado debe lidiar con sus propias instituciones para implementar pol-ticas, normas, mecanismos y lneas comunes de trabajo. Amn de lo anterior,en forma paralela estn los condicionamientos externos, tales como recesio-nes, crisis econmicas internacionales, procesos de consolidacin democrti-cos y diversos niveles de inclusin social.

    Es justamente en esta lectura, que la integracin cultural debe definirse,estructurarse y plasmarse intencionalmente como el mecanismo sobre el cual

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [19]

    puede construirse en el largo plazo, en marcos democrticos, respecto de losderechos humanos y de la biodiversidad, un mundo de posibilidades en underrotero comn. Sin embargo, es particularmente importante entre Estadosque poseen relaciones bilaterales deficitarias.

    Dems est decir que el instrumento de trabajo es justamente la educa-cin y la promocin cultural, por eso es relevante plantear justamente estetema en el mbito del Convenio Andrs Bello. El problema, sin embargo, surgea partir de su concrecin, aspecto que seguramente debiera llamar la atencinde los pases que forman parte de este marco de trabajo conjunto e instar auna toma de accin concreta para fortalecer los lazos entre los pases inte-grantes del Convenio.

    En este sentido, dos temas de competencia estatal debern ser abordadosdesde la discusin terica en los prximos aos. El primero guarda relacincon el diseo de acciones de trabajo conjunto ms all de los Estados, que a suvez sean consideradas como pautas vlidas en las relaciones internacionalesy una segunda, la validacin de otros agentes o actores participantes en elmarco de la integracin. Para ello, la nocin clave, e inexistente en los marcosactuales de la vinculacin bi y multinacional, es la medida de confianza mutuaen el marco cultural y la paradiplomacia.

    Aunque la tendencia a construir procesos sea la econmica, hay casos enque las barreras son tales que a nadie convence la economa cuando no seconfa en el interlocutor, se le cuestiona permanentemente y por ltimo no seatiende lo que argumenta. Y ese es, quiz, el principal aspecto a trabajar enlas relaciones entre Chile y Bolivia.

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [20]

    En los sesenta, la integracin se sustentaba en la caracterizacin terica de lasuperacin de la condicin oposicin centro-periferia, as como en la aplica-cin de la poltica de sustitucin de importaciones que procuraba fortalecer eldesarrollo industrial con la proteccin de los mercados internos, centrando eldebate en relacin al desarrollo hacia adentro como una estrategia de supera-cin del subdesarrollo.

    En esa lectura, los procesos integradores respondan histricamente en elsiglo XX a la lgica tradicional de la integracin econmica aunque, adems,se adverta un carcter defensivo en el sentido en que constituan una estra-tegia colectiva para reducir la dependencia exterior y los desafos que staplanteaba en el marco de la Guerra Fra.

    Siguiendo el modelo europeo de zonas de libre comercio, la estrategiapropenda a alcanzar la creacin del mercado comn latinoamericano. Noobstante, tal como se ha venido sealando en diversos estudios que han ana-lizado esta situacin, los procesos y las diversas agrupaciones regionales ysubregionales no lograron los objetivos propuestos. La existencia de regme-nes militares y dictatoriales en casi todos los pases del subcontinente, esen-cialmente de caractersticas nacionalistas y populistas, sustentan muchas delas acciones en los conflictos fronterizos heredados del pasado y frecuente-mente fueron utilizados como elementos distractores de los problemas exis-tentes, tanto en el contexto interno como en el externo de los pases de laregin. En el caso de Bolivia, la existencia de numerosos gobiernos militares yun ambiente poltico marcado por conflictos sociales devenidos de larealineacin de la poltica interna, el temor por los movimientos insurgentesy los conflictos con la Gulf Oil Company, dieron por resultado la existencia deuna docena de mandatarios castrenses entre 1964 y 1983, frente a Chile, queen el mismo perodo ha tenido dos presidentes constitucionales (Eduardo Freiy Salvador Allende), un gobierno militar de 1973-1989 y posteriormente hastael ao 2004, tres presidentes constitucionales: Patricio Aylwin, Eduardo Freiy Ricardo Lagos.

    A partir de la sustitucin en 1980 de la Asociacin Latinoamericana deLibre Comercio-ALALC, uno de los primeros experimentos regionales, por laAsociacin Latinoamericana de Integracin-ALADI, se introdujeron algunosmatices en ideario de la integracin, tales como:

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

    DERROTEROS DE LA INTEGRACIN EN UNA HISTORIA DESINTEGRADA

    1

  • [21]

    a. La flexibilidad en las metas propuestas para lograr el establecimiento dela Zona de Libre Comercio;

    b. El estmulo a los acuerdos bilaterales y plurilaterales o conjuntos, tenien-do como ltimo propsito y

    c. La configuracin del mercado comn latinoamericano-CEPAL, 1995.

    Sin embargo, con la creacin de la ALADI, y hasta finales de la dcada delos ochenta, la integracin tenda hacia un estancamiento, coincidentementecon la expansin de la crisis latinoamericana, tanto producto del endeuda-miento externo y el cuestionamiento al modelo estatal (1990), como en defi-nitiva por la ausencia de una voluntad poltica que primase por sobre los finesestrictamente nacionales (Nez, 2004).

    La tensin entre globalizacin y regionalismo ha llevado a los Estados de la

    regin a asumir contradictorias polticas de apertura multilateral y concertacin

    programada, con diferentes grados de proteccin de mercados. Justamente, la

    inminencia de la globalizacin ha alentado posturas que intenta aprovechar la

    organizacin regional en pos de la competencia, mediante un concepto denomi-

    nado por la CEPAL de Regionalismo Abierto y adoptado por buena parte de los

    pases de la regin. (Garay, 2003)

    Del impulso dado en la dcada de los sesenta, como una extensin de losprocesos de sustitucin de importaciones a niveles nacionales con fuerte pro-teccin arancelaria, se sigue con un modelo que reconoce una acelerada aper-tura con el resto del mundo (BID-INTAL, 1993).

    Al finalizar el decenio de los ochenta, despus del evidente inmovilismo,se dio paso a otro tiempo con un nuevo contenido para las frmulas regiona-les y subregionales de integracin destinadas a la consecucin de polticaseconmicas comunes y de intercambio. En lo poltico, sin embargo, los cam-bios fueron escasos.

    La resignificacin de la integracin, a inicios de los aos noventa, esta-bleci interpretaciones diferentes. Precisamente por ello, el SELA declaraba en1992 que la dinamizacin de los procesos de integracin en Amrica Latina yel Caribe se poda producir si confluan al menos tres aspectos. Por un lado, latendencia de la economa mundial a la construccin de megabloques econ-micos y comerciales. En segundo trmino, la creacin de Mercosur o laredefinicin que el Pacto Andino hiciera de su trabajo intensificando la aper-tura de la econmica regional, creando un espacio favorable para el desarrollode zonas de libre comercio, uniones aduaneras o para colocar la base de futu-ros mercados comunes. En tercer lugar, la tenaz bsqueda de un espacio pol-

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [22]

    tico propicio a la unidad poltica, econmica y social que generase el respetohacia la coexistencia de regmenes democrticos, despus de un largo perodode autoritarios.

    La interpretacin decenal era que en este contexto se haca ventajoso im-pulsar alternativas viables para lograr una mayor y ms fluida apertura co-mercial entre pases vecinos, aprovechando as un mercado seguro donde sepudiera ofertar producciones nacionales, y sin las fuertes restricciones y ba-rreras impuestas desde el mundo desarrollado.

    Desde 1989 se reorganizaron bajo esos nuevos parmetros el Grupo Andinoque, en 1996, se transform en Comunidad Andina de Naciones-CAN; el Mer-cado Comn Centroamericano y la Comunidad del Caribe; por otra parte sur-gi el Mercado Comn del Sur, que tiene sus antecedentes en 1986, con losacuerdos alcanzados entre Argentina y Brasil en el marco de la ALADI, y en1994 la Asociacin de Estados del Caribe.

    Desde entonces estas agrupaciones variaron en cuanto a sus contenidos yorientaciones, bajo un escenario de regionalismo abierto propuesto desde laCEPAL y reafirmado por los organismos de cooperacin econmica y financie-ra internacionales. En general se ha buscado armonizar las polticas de desa-rrollo productivo con equidad y su relacin con los medios adecuados para lainsercin regional en los mercados mundiales, asunto que como se sabe noopera igual en todos los pases de la regin y tampoco con las mismas venta-jas. Ello, por cuanto la incorporacin en el sistema toma como lnea matrizlas reformas estructurales en los pases, tema crucial en el marco de la inte-gracin y pocas veces visto en profundidad.

    En esta ltima etapa del siglo XX, desde 1995 aproximadamente, se havenido haciendo cada vez ms imperativo armonizar, compatibilizar, aclarary construir polticas de Estado cooperativas, dejar atrs rencillas histricas yaunar esfuerzos por crear esquemas de pensamiento y dinmicas de trabajoque pongan en primer plano la bsqueda de soluciones para los mltiplesproblemas y procesos inconclusos en la regin latinoamericana, tales como lasuperacin de las condiciones y calidad de vida de sus habitantes. (CEPAL2003, XIII Cumbre Iberoamericana 2003, Declaracin de Santa Cruz)

    En este sentido, la va bilateral con la firma de mltiples acuerdos se havenido convirtiendo en un soporte para el avance de los distintos procesos deintegracin y, dentro de ellos, la tendencia a la bsqueda de la disminucin delos conflictos y disputas limtrofes-fronterizas existentes en gran parte de lospases latinoamericanos,

    En este ambiente poltico democrtico favorable al fomento de la integra-cin multi y bilateral, dispuesto a solucionar de manera pacfica controver-sias, a propiciar el establecimiento de condiciones estimuladoras de la libre

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [23]

    movilidad de factores productivos, a travs de las fronteras de los pases quese asocian para integrarse y calificados por el SELA (1992), como requisitosconsustanciales de la integracin, advertimos un solo caso en discordia an,o en trminos tericos, una sola hiptesis de conflicto en la regin: las relacio-nes chileno-bolivianas.

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

    EL PROBLEMA: TEMAS HISTRICOS QUE DIVIDEN LA AGENDA ENTRELOS DOS PASES

    Tericamente, no resulta sencillo comenzar a describir el grado de interaccinentre Chile y Bolivia, si no miramos cmo se vienen esbozando las relacionesinternacionales desde una perspectiva de cambio del paradigma terico quesiempre las gua, vale decir, el realismo internacional. Por ello, es necesariodestacar que slo hacia mediados de la dcada de los ochenta, el neoliberalismoinstitucional dio paso a otra forma de construccin de las relaciones interna-cionales en que el tema de fondo es la cooperacin a travs de institucionesestatales, pudiendo ser ste el eje de las futuras relaciones Bolivia-Chile.(Keohane y Nye, 1977)

    Los ejes del neoliberalismo institucional pueden ser sintetizados en lossiguientes aspectos: El primero guarda relacin con la relevancia de los acto-res involucrados, que le otorga un rol a las instituciones internacionales,asignndoles el papel de tratar los temas que aquejan a toda la comunidadinternacional globalizada. (Keohane, 1989)

    En efecto, los liberales aceptan la condicin estructural de anarqua en elsistema internacional, pero sostienen que se trata de una anarqua que admi-te la cooperacin entre los Estados. En ese sentido, los regmenes e institucio-nes internacionales pueden mitigar la anarqua reduciendo los costos y refor-zando la reciprocidad.

    Dentro de la lgica del neoliberalismo, las instituciones internacionalesgeneran regmenes, que de una manera u otra son adoptados por los pasessignatarios de los diferentes organismos. De esta forma interpreta las relacio-nes entre los Estados en planos potencialmente cooperativos, en el caso que seapunte al abandono de la lnea Neorrealista de proteccin del territorio nacio-nal y se privilegien en la agenda temas de low politics en el relacionamientomutuo.

    2

  • [24]

    As, los neoliberales creen que las instituciones internacionales puedenjugar un papel decisivo en la resolucin de conflictos, y conseguir que tengams sentido la cooperacin y el trabajo a largo plazo entre las naciones.

    La compleja interdependencia, de la que habla la teora neoliberalistainstitucional, se presenta al mundo con cuatro caractersticas:

    Aumento de conexiones entre Estados y actores no estatales. Una nueva agenda de asuntos internacionales sin distincin entre las

    high politics y low politics. El reconocimiento de mltiples canales de interaccin entre actores a tra-

    vs de las fronteras nacionales. Disminucin del uso de la fuerza militar como una herramienta del estado.

    En trminos globales, la percepcin de este cambio de paradigma no essimilar en los estados de la regin, y menos an en las visiones chilena yboliviana. Es un hecho que los niveles de madurez poltica interna determi-nan el mantenimiento de esquemas defensivos o bien la adopcin de medidasde relacionamiento internacional marcadas por la incorporacin de decisionescada vez ms liberales y apegadas a los esquemas de la integracin econmica.

    En los esquemas chilenos, los nfasis en la dcada de los noventa apun-tan hacia una economa individual, pues no hemos de olvidar que Chile nopertenece al Mercosur ni tampoco a la Unin Andina y ha buscado otrasformas de insercin internacional, en tanto que, en el caso boliviano, por suubicacin estratgica y sus formas de construccin de las relaciones interna-cionales se observa una direccionalidad hacia la va multilateral con todo loque ello implica. Las razones de esta agenda radican en palabras del Directorde Planificacin del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile en que:

    La poltica exterior de Chile pasa por un momento de inflexin que ofrece gran-

    des oportunidades para nuestro pas. Luego de cumplir exitosamente los objeti-

    vos que nos fijramos en 1990, logrando una plena reinsercin en la comuni-

    dad de las naciones democrticas y alcanzando una participacin equilibrada en

    la economa global, nos encontramos ante el inicio de un nuevo ciclo que pre-

    senta como desafo fundamental fortalecer capacidades para el desarrollo nacio-

    nal en el marco de la globalizacin, desde una Amrica Latina democrtica, esta-

    ble y cohesionada socialmente. (Daz, 2004)

    Es as que estas instituciones construyen un conjunto de reglas y prcti-cas conectadas entre s, que prescriben roles y determinan expectativas entrelos actores. En el caso de Bolivia, los matices acentan otros aspectos.

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [25]EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

    En palabras de William Torres, funcionario de la Unidad de Anlisis dePoltica Exterior-UDAPEX, perteneciente al Ministerio de Relaciones Exterioresy Culto de Bolivia, la integracin de Bolivia adopta un nuevo contenido en ladcada de los noventa:

    Entonces en los aos noventa se asumen nuevamente estos temas, pero se les da

    un nuevo contenido, la idea de la ubicacin geogrfica de Bolivia, la idea de que

    es uno de los primeros pases que suscribe un acuerdo de libre comercio con

    Mercosur, uno de los pases que trata de participar en casi todos los procesos de

    integracin, un pas que adicionalmente siente que tiene cinco vecinos y algunos

    de ellos son muy importantes: Argentina, Brasil, Chile, etc., tiene que tener un

    rol significativo en trminos de la vinculacin con esos pases. Entonces creo que

    es el momento en que se tiene una nueva lectura del papel de Bolivia y los

    procesos de integracin. (Entrevista Torres, octubre 2004)

    Neoliberales y realistas coinciden en que los pases actan slo por supropio inters, pero, por las ventajas que ofrece la cooperacin internacional ypara que el esquema funcione, la clave est en el aunamiento de reglas comu-nes a travs de instituciones de las relaciones internacionales entre los Estados.

    Con todo, los institucionalistas proponen que el camino hacia la paz y laprosperidad se puede alcanzar con base en Estados interdependientes que a-nen sus recursos y que sometan algo de su soberana a fin de crear comunida-des que promuevan el crecimiento integrado. De acuerdo a esta comprensinde cosas se concibe que la poltica internacional debiera ser una bsquedaconstante por crear instituciones y darles la credibilidad necesaria para quetrabajen en temas que conciernen a toda la comunidad en un contexto globalsin fronteras y con problemas comunes que todos los Estados deben afrontar.

    En este marco referencial de cambio de paradigmas, las preguntas de tra-bajo que guan esta investigacin son:

    1. Qu rupturas y continuidades pueden encontrarse en las visiones de pen-samiento de la intelectualidad chileno-boliviana en la ltima dcada?

    2. Qu espacios de trabajo comn se han venido desarrollando entre ambospases en el plano de la integracin cultural?

    3. Cules son los principales focos de inters en el plano del pensamiento yla integracin cultural entre estos pases?

    Por ello, en definitiva, el centro del debate de esta investigacin consisteen plantear la posibilidad de una superacin del paradigma realista de lasrelaciones internacionales y construir otros caminos que propendan a la crea-cin de vas alternativas de trabajo en el marco de las relaciones bilateralesentre Chile y Bolivia.

  • [26]

    Desde la formacin de las repblicas, Chile y Bolivia han desarrollado susvnculos en un clsico esquema realista, que tanto estudiosos chilenos comobolivianos soslayan en el anlisis. Consecuencia directa de esta omisin, hasido el carcter de los vnculos: conflictivos, descalificantes y carentes decualquier frmula de hermanamiento a nivel estatal. Para algunos, esta for-ma de relacionamiento casi esquizofrnica maneja diversos niveles de discur-so progresivamente avanza en el tiempo y se complementa con nuevos ele-mentos que enrarecen an ms el ambiente. (Gonzlez, 2004)

    Dos guerras, un tratado, varios protocolos, negociaciones y conversacio-nes de todo tipo han guiado la vida mutua, sin que por ello haya podido hastala fecha construirse una relacin armnica. Por ello, se hace necesario exami-nar las posibles alternativas de relacionamiento en el que no slo existanobjetivos econmicos de los cuales da cuenta la integracin en el marco lati-noamericano sino otras vas, que posibiliten a futuro un esquema de trabajoconjunto cooperativo integrador.

    Al respecto, una revisin del pensamiento de ambos pases y de las cadavez ms comunes relaciones entre los actores de la sociedad civil puede gene-rar la viabilidad cultural que en el mediano plazo posibilite el acercamiento delos Estados, en el entendido que se trata de un prerrequisito para iniciar undilogo posible.

    La ciencia poltica y las relaciones internacionales pueden hacer aportesconcretos a este esquema de cosas puesto que:

    De un tiempo a esta parte, estimulado por el proceso de globalizacin y las

    tendencias a la integracin e interdependencia que caracterizan el escenario mun-

    dial y regional, estamos siendo testigos de la irrupcin de actores no tradiciona-

    les en el campo internacional. ste es el caso de las instancias subestatales o

    subnacionales de gobierno, las cuales exhiben un marcado activismo en la con-

    formacin de todo tipo de redes y formas de asociatividad con objetivos relacio-

    nados con el desarrollo. Por lo mismo, el concepto de paradiplomacia, que es el

    que describe este fenmeno, comienza a adquirir carta de ciudadana en diferentes

    regiones del mundo, como una actividad que transcurre en paralelo a la accin

    de los rganos centrales de gobierno, particularmente de las cancilleras o mi-

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

    ENFOQUE PROPUESTO

    3

  • [27]EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

    nisterios de asuntos exteriores, generando una amplia gama de implicaciones de

    los gobiernos no centrales en las relaciones internacionales. (Parker, 2004; Tapia, 2003)

    En ese plan, este artculo pretende proyectar las nuevas estrategias y desaf-os de trabajo conjunto entre Chile y Bolivia en el mbito del pensamiento eintegracin latinoamericana.

    Y especficamente,

    Observar las principales vertientes de trabajo futuro en el rea de la inte-gracin latinoamericana, enfatizando los puntos de encuentro culturalcon Bolivia.

    Verificar las visiones, rupturas y continuidades que pueden encontrarseen las visiones de pensamiento de la intelectualidad chileno-boliviana enla ltima dcada.

    Reconocer los principales focos de inters en el plano del pensamiento y laintegracin cultural entre estos pases.

    ESE MAR QUE TRANQUILO NOS BAA DESDE EL CORAZN DEAMRICA

    4

    Para que haya conflicto tiene que haber animadversin cultural y polticaentre ambas partes, actitud que no es predominante ni en Chile ni en ningunade las bolivias. As, por lo menos lo expresa Ivn Witker (IDEA-USACH),reconocido politlogo chileno. (Seminario Las relaciones bilaterales entre Chiley Bolivia, Iquique, 8-9 de marzo de 2004)

    Witker sostiene que si bien histricamente se observa la presencia de con-flictos entre Chile y Bolivia, existe un perodo de las relaciones en que no seadvierte animadversin entre los Estados. Este perodo se inicia con el Gobier-no de Snchez de Lozada y culmina con la Cumbre de Monterrey en enero de2004, cuando se incrementaron los mecanismos de dilogo tradicional en elcampo diplomtico, para zanjar los contenciosos pendientes y establecer re-des de comercio ms fluidas.

    Nuestra observacin contrasta con la apreciacin de Witker en tanto ycuanto la ausencia de crisis en el conflicto e incluso el avance en ciertosaspectos comerciales (ACE 22) no abre paso a un trmino de las disputas. Esms, no implica necesariamente la inexistencia de las mismas.

  • [28]

    Una premisa fundamental de las Relaciones Internacionales, como cam-po de estudio y prctica poltica, es que los Estados se comunican con aqu-llos cuya conducta desean modificar, influenciar o reforzar. En la prosecucinde los intereses y objetivos de un Estado, que cambian con el tiempo y lascircunstancias, la negociacin diplomtica es una alternativa y agregamos,una prctica cuando el uso de la fuerza no es viable. En tal caso, la negocia-cin se hace necesaria cuando existe un tema contencioso que altera la rela-cin entre dos o ms Estados. (Garca, 2004)

    Manuel Castells expresa que si se quiere, calificar el conflicto es en s unestado normal de la sociedad y de las relaciones interpersonales. Por ello, diceque es sano y tiene funciones positivas para las personas y para las institu-ciones. Pero desde la conflictologa aadiremos que la incapacidad para asu-mirlo y para tratarlo puede derivar hacia la violencia, un proceso siempredestructivo. (Vinyamata, 2001)

    Posiblemente esta idea de uso de la violencia sea, quiz, el nico temorque haya sido disipado de manera unnime entre ambos Estados en el perodoen estudio. A partir de esta premisa, el desafo consiste en consensuar laconvivencia y la gestin del bien comn a partir de posiciones, valores e inte-reses distintos e incluso conflictivos. Entonces, qu motiva el impasse enambos pases? y hasta qu punto y/o desde dnde se puede articular unasolucin o soluciones?

    La historia es realmente til para armar los discursos, no siempre paradeconstruirlos. Este es un punto, y no cabe duda que Chile y Bolivia se hanempeado histricamente en fomentar un nacionalismo de espaldas y dondela descalificacin construye la otredad por oposicin y no por constitucin.Desde la binariedad que significa sustentar una lgica beligerante en un in-tento por imponerse y su consecuente angustia, hasta como seala Vinyamata:

    Entender los procesos de integracin y unin de la diversidad, de conjuncin de

    unidad e identidad significa haber superado el pensamiento binario, haber conci-

    liado los conocimientos. El miedo a perder nuestra identidad nos lleva a oponer-

    nos a la cooperacin y a la unin; el miedo a la disgregacin nos conduce al

    intento de destruccin o al control de la diversidad, de la diferencia, causas am-

    bas, de los miedos y angustias inconscientes que nos estimulan a actuar en

    bsqueda de soluciones.

    Asumir este hecho es tarea pendiente. Por ello un aspecto clave en el m-bito del pensamiento integracionista entre ambos pases es deconstruir lasrelaciones bilaterales. El conflicto entre Chile y Bolivia no es nicamente la

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [29]

    salida soberana a las costas del Pacfico, aunque sea ste el escollo crucial.Veamos someramente las caractersticas de estos asuntos:

    GUERRA DEL PACFICO

    Con respecto a la Guerra del Pacfico, (1879-1883) la historia boliviana argu-

    menta que la raz de sta est en la renuencia de Chile de pagar un alza de un 10%

    de los impuestos sobre el quintal de salitre que se le hizo a la empresa anglo-

    chilena Melbourne Clark & Co. Esta regala motiv la protesta de Chile, para

    luego atacar el 12 de febrero de 1879 Antofagasta. (Meza, 1988) Como es

    conocido, esta guerra determina la prdida territorial de 120.000 kms. por

    Bolivia y su salida al Pacfico, quedando mediterrnea a perpetuidad, segn lo

    estableciera el Tratado de Paz, Amistad y Lmites de 1904.

    En la interpretacin boliviana de los hechos, Chile deja de lado el Utis Posedetis

    Juris de 1810, que fuera aceptado por todas las naciones americanas como

    fuente de sus demarcaciones territoriales, y adopta el ius solis como argumento

    final, por el que adquiere 560 kms. lineales de costa en el Ocano Pacfico.

    AGUAS DEL SILALA

    El tema de las aguas del Silala, que provienen de una vertiente y/o ro, sa es la

    cuestin, es el segundo tema en importancia en el conflicto binacional. La dispu-

    ta surge despus de la Guerra del Pacfico, concretamente en enero de 1888,

    cuando durante la presidencia de Balmaceda se dicta una ley concediendo a la

    compaa boliviana Huanchaca, productora de estao la posibilidad de obte-

    ner aguas para proveer a los territorios chilenos de agua del ro Loa, curso de

    agua que alimenta los poblados ubicados en la costa chilena y sobre todo la

    actividad minera del norte chileno. En 1908 Bolivia hizo la concesin gratuita a

    la empresa anglo-chilena The Antofagasta and Bolivian Railway de aguas

    cordilleranas a la altura de la actual Segunda Regin del Chile, concesin que

    caduca en el ao 1997.

    Pero, en 1908, cuando la Bolivian Railway logra obtener de la Prefectura de

    Potos la concesin de las aguas del Siloli (nombre que tiene en Chile el Silala)

    para alimentar las locomotoras a vapor que en ese entonces operaban, la ruta

    Bolivia-Chile, se observa la necesidad de construir una canalizacin de los ma-

    nantiales que afloran en la zona a los 68 grados oeste y 22 grados 10' longitud

    sur, con acueductos y una represa en territorio boliviano casi a los 4.500 metros

    de altura (hitos 74 y 73).

    El usufructo secular de de los recursos hdricos ha determinado la solicitud de

    cancelacin retroactiva de un pago por parte del Estado chileno a Bolivia desde

    1997. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Bolivia, manifiesta que

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [30]

    Bolivia ha planteado que el asunto de las aguas manantiales del Silala debe ser

    manejado como Poltica de Estado, para definir los cursos de accin ms apro-

    piados, preservar los intereses nacionales y lograr soluciones a todos los aspec-

    tos de este asunto. Por este motivo, ha conducido un proceso de permanentes

    contactos y consultas con el Congreso Nacional, para lograr una adecuada co-

    ordinacin de acciones y asegurar la continuidad de la poltica exterior sobre este

    asunto.

    Para los bolivianos, un curso de accin consiste, bien en disponer el cierre del

    flujo de las aguas manantiales del Silala, canalizadas por procedimientos artifi-

    ciales hacia el territorio de Chile o bien negociar una indemnizacin con Chile.

    Una tercera salida, es el recurrir a un procedimiento arbitral, ante un tribunal ad

    hoc y ante la Corte Internacional de Justicia. (Bolivia, RREE, Comunicado 26 de

    febrero de 2002)

    Ante ello, Chile ha respondido con su rechazo a toda medida que pueda entorpe-

    cer el flujo de las aguas del ro Silala hacia Chile, y se recuerda a este respecto el

    ambiente de cooperacin en que se ha venido desenvolviendo el tratamiento del

    tema a nivel bilateral. En este sentido, el Gobierno de Chile valora la disposicin de

    la Superintendencia de Saneamiento Bsico de Bolivia de continuar tratando este

    tema para llegar a un acuerdo entre ambos pases. En consecuencia, no estima

    que sea de comn beneficio abandonar este mbito de colaboracin. (MINREL,

    Direccin de prensa y difusin, lunes 4 de marzo de 2002)

    RO LAUCA

    En abril de 1962, Chile puso en operacin la planta de Chapiquia para el uso de

    las aguas del Lauca Alto, para riego y energa del Valle de Azapa en la provincia

    chilena de Arica, aun cuando la situacin causaba perjuicio serios a los poblado-

    res de la zona del Lauca Inferior, con las respectivas desviaciones de esa arteria

    fluvial. Una vez demostrada la reticencia chilena a negociar sobre el dao causa-

    do al Lauca Inferior y despus de una serie de notas diplomticas, Bolivia decidi

    romper relaciones diplomticas con Chile dicho ao.

    MINAS ANTIPERSONALES

    Durante los aos setenta, Chile, contraviniendo las disposiciones de las Naciones

    Unidas, coloc alrededor de 500.000 minas antipersonales para proteger sus

    fronteras con Bolivia. En 2001 ratific la Convencin de Ottawa, junto con 138

    pases, que obliga a destruir la totalidad de las minas. Pero esto con Bolivia an

    no ha concluido. Es decir, las minas no han sido desarmadas. El gobierno chileno

    se dio un plazo de diez aos para su eliminacin a partir de marzo del ao 2002.

    Las zonas minadas se encuentran principalmente al noroeste de Arica en el rea

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [31]

    de la quebrada de Escritos, al norte de Visviri, al noroeste del Parque Nacional

    Lauca, al este de la reserva nacional Las Vicuas y el monumento nacional salar

    de Surire. (Estrella de Arica, 10 de noviembre de 2001)

    FACILIDADES DE LIBRE TRNSITO

    Por medio del Tratado de 1904, y otros acuerdos subsecuentes, Chile ha genera-

    do para Bolivia facilidades de transporte y comunicacin inexistentes hasta esa

    fecha, con las que ha unido fsicamente la capital altiplnica con el Ocano Pac-

    fico al construir de su propio peculio el Ferrocarril Arica-La Paz y ayudndole,

    adems, a articular las vas frreas interiores. En este sentido, las facilidades se

    abren para el libre trnsito de mercaderas por los puertos de su eleccin Arica

    y/o Antofagasta; ello permite la instalacin y operacin de oficinas aduaneras

    en puertos chilenos, lo que an est vigente; y proporciona facilidades de alma-

    cenamiento sin costo para mercaderas en trnsito, en terrenos portuarios.

    Tambin se han otorgado todas las facilidades para la instalacin del oleoducto

    Sica Sica-Arica, cuyas clusulas iniciales fueron modificadas con el fin de permi-

    tir que Bolivia pudiera exportar e importar productos por esa va.

    Existe adems un Sistema Integrado de Trnsito que data de 1975, que se rene

    al menos dos veces al ao, por medio del cual las autoridades portuarias, de

    aduanas y de transportes respectivos, han establecido un sistema comn para el

    trnsito de mercaderas bolivianas y sus procedimientos documentarios corres-

    pondientes.

    Los puertos de Arica y Antofagasta han asignado, respectivamente, un espacio

    de treinta mil metros cuadrados en la zona portuaria para que la mercadera de

    importacin boliviana, en trnsito hacia ese pas, permanezca almacenada en

    forma gratuita hasta por un ao. Hoy, a esta oferta, se agrega Iquique, ciudad

    que con la Zona Franca (ZOFRI) se ha puesto a la cabeza de sistema comercial

    con Bolivia. Asimismo, Bolivia cuenta, en lo que respecta a las exportaciones en

    trnsito a ultramar, particularmente los minerales a granel de zinc y plomo,

    alrededor de 300 mil toneladas anuales. Asimismo, gozan de sesenta das gratui-

    tos de almacenaje y cuentan con un espacio de cuatro hectreas adicionales para

    su acopio. La mayor parte de esta produccin sale al Pacfico a travs del puerto

    de Iquique. Tambin los puertos han asignado almacenes cubiertos de diez mil

    metros cuadrados y zonas protegidas para el almacenaje de cargas peligrosas.

    De igual modo, se puede indicar que las cargas FIO containers al costado del

    barco, gozan de un 20% de tarifa rebajada con respecto a la del mercado. Recien-

    temente, la licitacin de los puertos chilenos abri un contencioso sobre los

    costos de porteo de mercancas (2004).

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [32]

    EL PROYECTO DEL LNG

    Si bien los temas anteriores constituyen parte de la historia de los dos pases,

    nada causa ms polmica por estos das que el tema del gas.

    Los descubrimientos de reservas y las posibilidades de exportacin de gas abiertas

    a partir de la capitalizacin boliviana permitieron un amplio abanico de oportu-

    nidades de mercados para los hidrocarburos. Durante los ltimos dos aos se ha

    gestado uno de los proyectos energticos ms grandes en el Cono Sur, el proyec-

    to ms importante de Bolivia despus del Gasoducto al Brasil. (Correa, 2003)

    Este proyecto titulado Pacific Liquefied Natural Gas, contempla la exportacin de

    gas natural licuado al sudoeste estadounidense y al norte mexicano. El proyecto

    se dio a conocer en el gobierno del presidente Bnzer y a su muerte, el gran

    dilema del gobierno del presidente Quiroga fue asumir la eleccin del puerto por

    el cual se exportara gas al mercado norteamericano, fuera este peruano o chileno.

    Como se sabe, esa eleccin nunca se dio, y ya durante los primeros meses del

    segundo gobierno de Snchez de Lozada se frustr definitivamente. Desde ese

    entonces es que se viene gestando la idea de una especie de trueque entre ambos

    pases.

    Sobre la tesis boliviana de negociar una salida soberana al mar a cambio de la

    salida del gas por un puerto chileno, el depuesto cnsul de Chile en La Paz, Emilio

    Ruiz-Tagle, ha sostenido que entre los dos pases hay intereses comunes, y que

    deben ser analizados. Ello, por cuanto considera que es tiempo de integrar el

    norte chileno, el occidente boliviano y el sur peruano, regiones deprimidas de los

    tres pases. (El Deber, 23 de marzo de 2004)

    Ahora bien, Qu ocurre cuando los Estados no quieren modificar susestructuras polticas de tratamiento mutuo?

    El panorama internacional no da slo una salida sino varias en el esque-ma de la globalizacin y del neoliberalismo institucional. En la lectura deMichel Camdessus, ex director del FMI, los riesgos de la globalizacin son:

    Destruccin babeliana de culturas nacionales Marginalizacin de los pases Desigualdades crecientes en los pases Nuevos problemas nacionales se transforman en internacionales Inestabilidad financiera internacional

    Qu es lo que plantean Chile y Bolivia en el actual contexto de susrelaciones?

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [33]

    Elaboracin propia

    Todas estas pautas, salvo el primer punto, han ocurrido entre Chile yBolivia en las ltimas dos dcadas.

    Se acude al arbitraje, lo cual previamente exige la

    anuencia de las partes por acatarlo, por cierto. -

    Se presiona por diversos mecanismos y condistintos resultados en el orden interno y externo de

    los estados en una especie de ejercicio de fuerza.

    Se vulneran los derechos humanos de primera,

    segunda o tercera generacin, dependiendo delcaso.

    Se silencian, descalifican, desacreditan las voces

    disonantes en los medios de comunicacin.

    Se mantiene una actitud contradictoria o cambiantea la espera de seales auspiciosas.

    Se comienzan a revisar los diferentes frentes pordonde atacar al conflicto, cuando en realidad no sequiere hacer realmente nada.

    Posibles soluciones de conflicto entre Chile yBolivia en el actual marco internacional

    Dudoso ayer y hoy

    Resultado: incierto

    Inadmisible

    Antidemocrtico: censurable

    Genera mucho ruido peropocos resultados

    Mantiene el status quo

    Consecuencias

    LA POLTICA EXTERIOR DE CHILE Y BOLIVIA, 1990-2004

    Chile: el largo camino hacia la apertura

    5

    Los cambios acaecidos entre el fin del gobierno militar de Pinochet y el iniciode la transicin chilena en materia de poltica exterior obligan necesariamen-te a una breve contextualizacin sobre el contenido de los lineamientos delperodo 1973-1989.

    Tras el golpe militar de septiembre de 1973, en lo referente a la polticaexterior, el declarado anticomunismo del gobierno militar chileno lo alinecasi automticamente junto a Estados Unidos. Sin embargo, este acercamientocomenz a deteriorarse, producto de los cuestionamientos que el Congreso delos Estados Unidos hizo respecto a la participacin norteamericana en el quiebredel rgimen constitucional chileno. Las violaciones a los derechos humanos

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [34]

    en Chile se transforman en un tema recurrente en la poltica norteamericanay comienzan a dificultar las relaciones bilaterales.

    Si al trmino del gobierno de Nixon/Ford las relaciones se haban compli-cado, con la administracin demcrata de James Carter, las relaciones entranen una fase de evidente tensin. Carter sostiene que la poltica exterior delpas debe basarse en la promocin de los valores norteamericanos de defensay de la democracia y los derechos humanos. Consecuente con estos plantea-mientos, su gobierno vota en los organismos internacionales a favor de reso-luciones de condena al rgimen militar chileno en materia de derechos huma-nos. El gobierno militar, por su parte asume una postura defensiva y en algu-nos casos responde a las presiones norteamericanas.

    En 1976, el gobierno del General Pinochet, libera presos polticos y en1977 disuelve la Direccin Nacional de Inteligencia (DINA), que es reempla-zada por la Central Nacional de Informaciones (CNI). Sin embargo, uno de losepisodios ms discutidos en este perodo de relaciones es la Consulta Nacio-nal de 1978, plebiscito en que se preguntaba al electorado si apoyaba algobierno militar o respaldaba una resolucin de la ONU que condenaba lasviolaciones a los derechos humanos en Chile. El plebiscito, por supuesto, ca-reca de las mnimas garantas pero, triunf abrumadoramente la alterna-tiva que favoreca al gobierno del general Pinochet, quien interpreta los resul-tados como un repudio a Naciones Unidas, impidiendo en adelante la en-trada de ningn comit investigador de esa organizacin al pas. Vecinalmente,1978 marca el momento de crisis ms agudo con Argentina.

    Paralelamente, y como es de conocimiento pblico hoy, gran parte delPlan Cndor estaba en ejecucin y ello inclua operativos en Argentina, Brasil,Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia, que permitan la captura y ejecucin deopositores polticos por parte de la polica de cualquiera de tales Estados msall de sus fronteras nacionales. Ante esta situacin, Estados Unidos activasus mecanismos de presin econmicos, polticos y militares.

    Se produce as un cambio en la poltica exterior norteamericana, que pasade un apoyo irrestricto a una actitud crtica al gobierno de Pinochet. De otraparte, los pases europeos condenaron colectivamente el rgimen y en partelos latinoamericanos se mantuvieron distantes frente a un gobierno que pla-nificaba progresivamente su extensin en el tiempo.

    El cierre de institutos de investigacin y la falta de acceso a medios escri-tos en forma directa por la restriccin de prensa y de los medios de comunica-cin, e incluso cinematografa, obligaban a un reciclaje acelerado para conse-guir un espacio de trabajo en comn con los dems pases y en particular consus vecinos. El arduo trabajo de tericos tales como Felipe Herrera, quien viera

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [35]

    en la integracin el mecanismo idneo para avanzar en un proceso generalhaba sido superado; la mayor parte del discurso integracionista, sonaba ex-temporneo de acuerdo al nuevo orden internacional. (Herrera, 1985)

    En efecto, universidades y medios de comunicacin fueron la base de cons-truccin de una plataforma de acercamiento hacia otros pases y sobre todo ala ampliacin del conocimiento de lo que ocurra en el mundo.

    El perodo militar no slo haba causado problemas, vulnerando las liber-tades individuales, sino que tambin haba contribuido un esquema de rela-ciones aisladas en el contexto latinoamericano. Emblemticas eran las rela-ciones con Cuba o Mxico: inexistentes. Otro tanto eran aqullas con lospases vecinos, con los que se haban desarrollado vnculos para mantener elcontrol sobre disidentes polticos, amn de varios momentos de tensin tantocon Argentina, Per o Bolivia, tanto por frustradas conversaciones martimas,como por una relectura de las condiciones geopolticas de Chile en el marcodel Pacfico Sur. (Pinochet, 1978). Al respecto, lvaro Vargas Llosa, comen-tando la obra de Jos Rodrguez Elizondo, Chile-Per: vivir en peligro, 2004destaca y

    Critica que la clase dirigente chilena no previera, tras la victoria de 1879, la

    necesidad de una pronta recomposicin de las relaciones con los peruanos y

    que la arrogancia focalizada de Chile fuera un factor que amarr el futuro de

    ambos pases. En lugar de atribuir la frustracin del proceso de Charaa entre

    Chile y Bolivia (1975) al hecho de que el Per propusiera la administracin

    tripartita de Arica, la tiende a achacar al hecho de que la oferta de Pinochet a

    Bnzer fuera ms bien una maniobra tctica. Describe la estrategia de Pinochet

    relacionada con la colocacin de espas en las embajadas, atribuyendo a Santiago

    buena parte de la responsabilidad por los incidentes de espionaje de 1978 en el

    Per, en los que identifica una especie de arremetida preventiva de Pinochet por

    estar convencido de que Lima y Buenos Aires se confabulaban contra l. (El

    Correo, Lima, 4 de julio de 2004)

    El saldo realizado a fines de los ochenta por el rgimen de Pinochet era elde un aislamiento consciente y de la permanente bsqueda de espacios quereconocieran la labor del rgimen en comparacin con otros de la regin. Porello, no es extrao que paulatinamente la agenda militar adoptara medidaseconmicas extremas con el fin de buscar el beneplcito de los organismos definanciamiento exterior y sobre todo de los Estados Unidos, principal impor-tador de materias primas chilenas.

    La insercin de Chile en el sistema global, tras 17 aos de dictadura mi-litar obligaba a emprender una transicin con metas extremadamente claras

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [36]

    al gobierno concertacionista. El ascenso de Patricio Aylwin a la primera ma-gistratura del pas marc un postergado anhelo de una buena parte de lossectores intelectuales por conciliar una nueva lectura de Chile en el contextointernacional.

    Alberto Van Klaveren explica que los gobiernos democrticos inician enlos noventa una poltica de acercamientos con las naciones vecinas y con elresto de Amrica Latina, de una manera pragmtica, realista y con la certezade que ya no era posible disear estrategias aislacionistas. (Van Klaveren,1998)

    Cuando el 11 de marzo de 1990 se inicia el perodo democrtico, la accininternacional de Chile se diriga concretamente a subsanar la dualidad pol-tica interna y externa existente en el pas. A saber:

    La defensa de los derechos humanos

    El fortalecimiento de la convivencia pacfica entre las naciones

    La adopcin universal de los principios democrticos de gobierno

    El impulso al crecimiento con equidad social

    La concrecin de un comercio libre que permitiera competir en mejores

    condiciones en el mercado mundial. (Daz, 2004)

    Abierto e integrado al mundo, Chile deba buscar los mecanismos de acer-camiento a todos mediante acuerdos bilaterales y multilaterales. En tal sen-tido, la necesidad de instrumentos jurdicos que viabilicen este impulso detrabajo privilegi, a travs de acuerdos comerciales, a los socios econmicosms relevantes, en este caso: la Unin Europea, Estados Unidos y la regin deAsia Pacfico. Esa es la explicacin que permite comprender por qu la inte-gracin con otros pases de la regin comienza a intensificarse en lo quevarios autores (Van Klaveren y Daz) llaman una poltica vecinal que debaapuntar a la superacin de antiguas cuestiones limtrofes pendientes, con plenoapego a los principios tradicionales mantenidos en ese mbito (Van Klaveren, 1998)

    Luego de superar las disputas limtrofes con Argentina y ejecutar las clusulas

    pendientes del Tratado de 1929 con Per, estn dadas las condiciones para poten-

    ciar las relaciones con nuestros vecinos, atendiendo de manera realista y prag-

    mtica las diferencias que surgen de la coyuntura y de la historia.

    Los problemas de la integracin se superan con ms integracin. Debemos avan-

    zar an ms en la relacin con Argentina, consolidando los histricos avances de

    la dcada de los noventa, dotndola de herramientas y mecanismos ms eficaces,

    que recojan la experiencia prctica de los ltimos aos. Del mismo modo, es

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [37]

    necesario promover el desarrollo de una relacin positiva con Per y Bolivia,

    fortaleciendo nuestra decisin de avanzar hacia grados crecientes de integracin

    con esas naciones. (Daz, 2004)

    Sin embargo, en trminos concretos de trabajo el avance de la perspectivade trabajo hacia Latinoamrica concita su mayor atencin hacia otros espa-cios, esperando que:

    Una vinculacin estrecha con el contexto regional, puesto que las caractersticas

    de la globalizacin en curso tienen que ver con procesos de dimensiones conti-

    nentales, que en nuestro caso, demandan una accin concertada con el resto de

    Amrica Latina.

    Con estas premisas nos disponemos a seguir por el camino del ciclo indito que

    hemos abierto en nuestra historia como nacin independiente, atentos a una

    realidad internacional cambiante que requiere del esfuerzo y la creatividad de

    todos para alcanzar un Chile democrtico, justo, desarrollado y solidario, ple-

    namente integrado al mundo, en conjunto con sus vecinos (Daz, 2004)

    Por estos motivos es que Chile, en los noventa, crea espacios de dilogo.En el plano presidencial los mandatarios chilenos y bolivianos se reunierondoce veces. En el ao 1994 se funda el Mecanismo Permanente de ConsultasPolticas luego de que meses antes, en el ao 1993, se celebrara el Acuerdo deComplementacin Econmica (ACE 22). Con ello, comienzan los espacios re-gionales. La creacin de los Comits de Frontera, uno para el Paso de TamboQuemado y el otro para Colchane, con el fin de agilizar los pasos aduaneros yfomentar el turismo en la Primera Regin del pas. Se agrega a ello un Acuer-do Aeronutico de incremento de frecuencias reas y uno crucial fitosanitariocon el propsito de fomentar las exportaciones de Bolivia por los puertos chi-lenos. En los albores del ao 2000 se sumaron a estas medidas la nueva Leyde Puertos para facilitar las exportaciones bolivianas por Arica y el fomento alas inversiones chileno-bolivianas que se plasman en el ferrocarril de Arica aLa Paz a travs de joint ventures posibles gracias a la Ley de Capitalizacinboliviana de 1997.

    Sin embargo, paralelamente a los progresos, se produce uno de los princi-pales escollos que detallaremos ms adelante, un considerable aumento delas exportaciones de Chile hacia Bolivia en proporciones que van de 3 x 1 en elnoventa hasta 5 x 1 en 2003. Esto, para Chile, tiene una importancia margi-nal dado que constituye el 2% de sus exportaciones, en tanto que para Bolivia,

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [38]

    se trata de casi el 16 %. Una segunda comparacin que debe hacerse es que sibien es el 2 %, hoy este comercio para Iquique representa el 67% de sus ingre-sos a travs de ZOFRI.

    Bolivia: el largo camino

    Para el caso boliviano, si se desea tener una perspectiva de su evolucin enmateria exterior, hay que remontarse a los aos sesenta.

    El golpe del general Ren Barrientos Ortuo en 1964 constituye el iniciode la poltica ms errtica que Bolivia presentase al mundo hasta la cada deBnzer en 1978. Su mandato tiene que enfrentar fuertes presiones polticasocasionadas por el nacimiento de movimientos guerrilleros en 1967,promovidas desde los Estados Unidos y que terminan con la frustracin delproyecto del Che Guevara ese ao. Barrientos gobierna hasta 1969, cuandoen circunstancias muy poco claras, fallece. El ascenso de su vicepresidente,Luis Adolfo Siles Salinas, hereda las consecuencias de la Matanza de SanJuan en las minas de Siglo XX a fines de junio de 1967, lo que sumado a lainterpelacin del Parlamento por causa de la concesin del gas natural a laGulf Oil Co. y la persecucin poltica a dirigentes polticos del Oriente bolivianoque defendan la posesin boliviana del gas natural, repercuten en la debilidadde su mandato. Ello limita su posterior capacidad de accin y precipita elquiebre constitucional.

    El nuevo golpe de Estado no se hara esperar. En efecto, cuando en sep-tiembre de 1969 se produce el golpe de Estado de Ovando, ocurre un cambioradical en el rumbo de la poltica boliviana iniciada por Barrientos. Se buscaretornar a las metas del nacionalismo y la liberacin econmica de la Revolu-cin Nacional. Y al parecer las Fuerzas Armadas, dieron el visto bueno a estamanera de llevar las cosas. Lo cierto es que en este minuto de la historiaboliviana presenciamos un hecho que no vamos a ver en el caso chileno: lapolarizacin de las Fuerzas Armadas en dos alas, la nacionalista y la quedenominamos tradicional.

    La conjura de las Fuerzas Armadas del sector tradicional precipita la cadade Ovando. Sin embargo, el sector nacionalista liderado por Torres, con elapoyo de los partidos de izquierda, y un amplio sector de la COB, logran darun contragolpe militar histrico que sienta las bases del proyecto de la dicta-dura popular en Bolivia.

    Es de destacar que entre 1970-1971 Bolivia se ve estrangulada desde elexterior. A la luz de las cifras del financiamiento externo, hasta que asume ladictadura banzerista el poder, en agosto de 1970, prcticamente Bolivia norecibe ayuda del BID, ni de las Agencias de Cooperacin Internacional. La

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [39]

    figura cambia por completo despus del golpe de Estado de Hugo Bnzer. Heaqu la prueba ms clara de la influencia de los Estados Unidos con Bolivia enlas circunstancias histricas que estamos mirando. Y claro es que los EstadosUnidos jams prestarn un centavo a un gobierno como el de Torres. Sinembargo, por qu facilitan dineros a Bolivia y a qu se destinan los dlaresque ingresan al pas desde 1971?

    En opinin de scar Barbery hasta 1971 la derecha no se haba estructu-rado polticamente. Por otra parte, las demandas de la Central Obrera Bolivia-na y de la Central Universitaria Boliviana son elocuentes en sealar grandesdiscrepancias con la conduccin del pas, sobre todo en lo que a materia deproteccin de los intereses nacionales se refiere. Sin embargo, de los 20 pun-tos que argumenta el Mandato Popular interpuesto al gobierno de Torres, cree-mos que merece la pena destacar cuatro de ellos:

    1. Expulsin del pas de los grupos militares y civiles fascistas, as como delas misiones y agencias imperialistas.

    2. La derogacin del decreto de indemnizacin a la Gulf Oil Co.3. Control fiscal de las divisas extranjeras y monopolio estatal del comercio

    exterior dominado por empresas imperialistas.4. Poltica internacional independiente de Bolivia y concertacin de relacio-

    nes con los pases socialistas que an estaban pendientes. (Prado, 1984)

    El hecho de que fuera el propio MNR quien apoyara a Bnzer en el golpe deEstado, tampoco era una garanta para el mantenimiento las posiciones msdirectamente relacionadas con la derecha econmica. De hecho el golpe sehaba producido con el apoyo del propio Vctor Paz Estenssoro.

    El milagro econmico de Bnzer se produce a partir de este beneplcito,pero tambin es apoyado por la abundancia de divisas emanadas desde exte-rior, y los prstamos internacionales que hacen crecer verticalmente la deudaexterna durante los aos 1972-1978, y que se vinculan con el sustento ma-terial a la institucionalidad castrense y a grandes obras pblicas. Sin embar-go, desde 1974, la dictadura se endurece. Tras la devaluacin de la moneda enoctubre de 1972 y sus consecuentes reclamos populares, el gobierno del Bnzerse ve obligado a tomar medidas de represin.

    En junio de 1974, se produce un intento golpista liderado por un grupo dealtos oficiales del propio Ejrcito, que exiga entre otros, la renuncia de Bnzer,y la convocatoria a elecciones generales en plazo fijo. Pero ste no sera elnico. Carlos Valverde Barbery, autodesignado jefe de la Falange SocialistaBoliviana, apoyado por algunos sectores polticos, junto al Regimiento Man-chego de Santa Cruz, toman el aeropuerto de El Trompillo. La suma de todas

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [40]

    estas situaciones determina que Bnzer opte por la declaracin del Estado deSitio, y gobierne sin interferencias civiles. Influenciado por el modelo brasilero,Bnzer anuncia la reorganizacin del sistema poltico y la formacin de unanueva Bolivia bajo la tutela militar.

    Sin embargo, el gobierno sigue con problemas. Su modelo econmico, seinscribe en las corrientes desarrollistas, que sostienen la necesidad de un cre-cimiento econmico a cualquier costo social. Por ello, se fomenta una polticade concentracin de los ahorros en manos de un sector concreto que ha deinvertirlos: el empresarial. Esta poltica econmica es apoyada con crditosdesde el exterior que van a parar a grandes obras de infraestructura.

    El milagro econmico se convierte en un mito, pero sobre todo en unaacelerada acumulacin de capitales en manos privadas, endeudamiento ex-terno e inflacin. La modificacin de la Ley de Inversiones deja la puertaabierta a la salida de capitales y la entrada de divisas del extranjero. La nuevaLey de Hidrocarburos que vino a reemplazar el Cdigo Davenport, el cual ga-rantizaba la explotacin de la Bolivian Gulf Oil Co., durante el gobierno delMNR, permite el ingreso de empresas extranjeras, que comienzan a operar enzonas que hasta entonces haban sido declaradas patrimonio fiscal y que sedestinaban a YPFB.

    No obstante, la produccin del petrleo y los precios del estao declinanabruptamente; el algodn experimenta prdidas por su descenso en los preciosy el gobierno se ve en una encrucijada econmica que le es difcil de afrontar.De hecho, es evidente que la estabilidad del rgimen es aparente, y que lasrivalidades incluso al interior de las filas del Ejrcito existen. En adelante,pese a la ilegalidad de los movimientos obreros, y de los exiliados polticos, laoposicin se hace cada vez ms insostenible. Es entonces, cuando una re-unin en Brasil propicia el posterior encuentro de Charaa con el generalPinochet, y los medios de comunicacin y la opinin pblica se abocan altema martimo, postergando las demandas internas.

    En la reunin en Charaa (1975), el tema de la salida soberana al mar ylas negociaciones de canje territorial fracasan. La demanda martima deja aBnzer sin el apoyo del sector conservador y de una buena parte del castrense.

    Entonces, con el ascenso de James Carter a la presidencia en enero de1977, la sustitucin de republicanos a demcratas restaura una preocupa-cin por Amrica Latina que no se vea desde la administracin Kennedy. Sibien es cierto que la defensa de los derechos humanos emana de una polticadel Congreso norteamericano de 1973 y se asocia con el Acta de AsistenciaExterior de 1975, en el sentido que la ayuda no fuera proporcionada a losregmenes que violan los derechos humanos, sta slo se efectiviza a partir dela administracin Carter.

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [41]

    El tratado Torrijos-Carter, la presin por la defensa de los derechos huma-nos sobre los gobiernos del Cono sur son una punta de lanza a toda unapoltica dirigida a la restauracin de gobiernos democrticos en la regin, Sinembargo, para el caso boliviano, tambin aparece en la tabla de discusin lanecesidad de controlar el comercio de drogas.

    En Bolivia, las presiones de la poltica de Carter desestabilizan la dictadu-ra de Hugo Bnzer, instaurada en 1971. Con ello, y la presin interna denumerosos sectores, se llama en 1978 a elecciones libres, momento en quegana el candidato oficialista Juan Pereda. Al anunciarse el engao electoral,el general Pereda reacciona infringiendo un golpe de Estado el 21 de julio de1978.

    Entre 1978 y 1980 se realizan tres elecciones en Bolivia que reinstauranla democracia por perodos espordicos. Si bien es cierto que los esfuerzos deCarter no surten mayores efectos en el pas, resultan ser una plataforma dedenuncia permanente sobre la irregular situacin por la que atravesaba elpas, tanto en relacin con el trfico ilcito, como respeto a la democracia ylos derechos humanos, temas bsicos en la agenda bilateral a principios delos ochenta.

    No es el propsito ahondar ms en las historias nacionales, pero no esmenos cierto que con lo dicho se demuestra cuan distantes se encuentran losdos pases. Es ms, no se conocen porque en veinte aos los contactos se reali-zan por la va diplomtica o se remiten a contactos fronterizos, no por ello deintegracin. Sin embargo, lo que consideramos notable es que ni los tiempos,ni los ejes de ambos derroteros coinciden, aun cuando la sombra norteameri-cana se yerga sobre ambos.

    Quisimos detenernos en este aspecto, porque la poltica exterior de Boli-via no refleja estas relaciones con Chile pero s admite la dinmica interna desu desarrollo. Ante esta realidad, lo que cabe preguntarse es sobre qu basesse produce el cambio.

    El Acuerdo Patritico (1982), y posteriormente el ascenso de Vctor Paznuevamente cambian al pas (1985). La adopcin de un nuevo modelo econ-mico marca un giro definitivo hacia una economa de libre mercado. Luego desanear la economa interna, en lo externo Bolivia tiene que afrontar el estig-ma dejado por Garca Meza: el narcotrfico. Por su parte, la Cancillera logrreabrir el tema de la soberana boliviana de los territorios usurpados por Chi-le, pero al poco tiempo tuvo que clausurar sus pedidos por la negativa chilenaa continuar mirando el tema. Inconvenientemente, a estos efectos, era laltima fase de Pinochet y como seala el propio Cnsul de Bolivia en Chile deesos momentos (1987-1988), Jorge Siles Salinas: la negociacin se cerr enlas puertas del horno. (Entrevista, Jorge Siles Salinas, 14 de octubre de 2004)

    EL TRABAJO DE CHILE Y BOLIVIA

  • [42]

    En mayo de 1989 se realizaron las elecciones presidenciales. Nuevamenteel candidato deba ser elegido por el Congreso, ya que no reunan la mayoraexigida por la Constitucin. Se design a Jaime Paz Zamora. El nuevo gobier-no mantuvo la poltica neoliberal de su predecesor, complementando el decre-to 21060 con un segundo, el 22407. Con este instrumento jurdico comenzun proceso de privatizaciones y se abri el ingreso a las industrias extranjerasespecialmente en el campo minero ya sin el temor de la nacionalizacin.

    Paz Zamora consigui que su par peruano, Alberto Fujimori, otorgara unaserie de franquicias a los productores bolivianos y la esperanza de un puertocon salida al mar: Ilo. El 6 de junio de 1993 se llevaron a cabo las nuevaselecciones presidenciales. Gonzalo Snchez de Lozada fue elegido primer man-datario, para el perodo 1993-1997.

    Cuando ste asume, se est ante un segundo momento de reformas es-tructurales, bajo el definido Plan de Todos, que anuncia una enrgica polticadestinada a superar los problemas ms graves que aquejaban al pas y que elgobierno anterior no haba sido capaz de afrontar con xito:

    La parlisis de la economa El desempleo y los bajos salarios La grave crisis del sector educativo La dramtica situacin del campo y las provincias La crisis moral e institucional del Estado.

    Debido a esta situacin de crisis mltiple, se aspira a concretar una seriede medidas para provocar una reforma radical en varios flancos. La reformadeba comenzar en el propio gobierno bajo tres pilares fundamentales.

    La capitalizacin de las empresas que pertenecan al Estado. La redefinicin de las formas de participacin poltica de la ciudadana. La reforma educativa, que contribuyera a la insercin de vastos sectores a

    la vida nacional.

    Y en materia internacional, Snchez de Lozada continu con la polticade sus antecesores. Capitaliz las empresas nacionales, se preocup por mejo-rar la imagen internacional de Bolivia, para lo que viaja constantemente porel mundo especialmente por Sudamrica.

    En agosto de 1997 asumi su segunda presidencia Hugo Bnzer Surez,cuyo primer acto trascendente de gobierno consisti en reclamar ante la Or-ganizacin de las Naciones Unidas el derecho soberano de Bolivia sobre ellitoral martimo usurpado por Chile.

    CIMENTANDO LA INTEGRACIN

  • [43]

    EVOLUCIN DE LA POLTICA EXTERIOR: EL CASO DE CHILE Y BOLIVIA

    6

    Vistos los marcos histricos, observaremos que las polticas exteriores re-cientes tanto en Chile como en Bolivia son competencia del poder Ejecutivo.En ambos casos el origen, contenido, mecanismos de trabajo y estrategiashan sido divergentes.

    En el mbito diplomtico, Chile ha venido estructurando una poltica de-finida como continua, nica, permanente y orientada por una:

    Estrategia de apertura al mundo Una orientacin macroeconmica y apuesta por el comercio libre La contribucin a la creacin de un orden internacional seguro y estable,

    mediante los bloques internacionales Un nfasis en defensa y proteccin de democracia en la regin La promocin a la estabilidad e integracin con los vecinos. Al respecto

    cabe destacar que en el ltimo gobierno del Presidente Lagos, se ha logra-do reafirmar el inters por los pases vecinos.

    La comprensin de estos principios y valores reafirma la vocacin de in-sercin internacional del pas. Con ello, la forma de trabajo de la polticaexterior se condiciona por:

    Poltica multilateral de reforzamiento de las instituciones internacionales como

    es el caso de Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad.

    Diplomacia de Estado: Una sola poltica internacional

    Diplomacia tradicional: a travs de la Cancillera y los organismos subalter-

    nos de ella, como la Direccin de Fronteras y Lmites del Estado o los Comits

    de Frontera

    Diplomacia parlamentaria: por medio de los contactos paulatinos entre miem-

    bros del poder legislativo de ambos pases destacando cules son los intercam-

    bios de visitas

    Diplomacia empresarial: reconocida como la va indispensable para el fomen-

    to de