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  • Y as me naci la conciencia: la escritura testimonial de Fgoberta Mench

    e acenta a fines del siglo xx la mezcla de los di- versos gneros literarios y la ruptura de frontmas entre disciplinas antes consideradas como com-

    partimientos estancos. Una prueba de ello es la escritura de textos testimoniales en los que confluyen la auto- biograa. la novela, la memoria y la crnica, se da el paso de la oralidad a la escritura y se desvanecen las lindes entre la historia, la sociolo@a. la etnografa y la li- teratura.

    Algunos autores hablan del testimonio como de un nuevo gnero (Beverley. 1987: 25: Franco, 1997: 218) dentro (id cual pueden reunirse textos de carcter muy diverso novelas, autobiograiias. reportajes, entrevis- tas, diarios, memorias, etctera. presentados tambin en distintas formas: Libros. revistas, folletos, fotomontajes. panfletos. Sin embargo, todos los textos tienen o deben tener un denominador comn: la narracin en prime- ra persona de experiencias vividas o presenciadas en forma directa, por testigos que a travs de su relato dan fe de que lo contado es verdadero. Dicho relato se rea- liza en condiciones de extrema emergencia, de asedio,

    ricana del Departamento de Fosofia de la Universidad IZMF'ALAPA 45 profesora investigadora del rea de Literatura Hispanoame-

    Autnoma Metropotana Unidad Iztapaiapa.

    S

    enero-Junio de 1999 pp. 293-308

  • Marina Martnez Andrade

    de asechanza, de prdida de libertad o peligro de muerte y exterminio, de ah la necesidad de difundir los hechos o dejar memoria de los mismos para la posteridad. Por eUo Rene Jara llama al testimonio "narracin de urgencia". que "surge. ora de una atmsfera de repre- sin, ansiedad y angustia, ora. en mo- mentos de exaltacin heroica. en los avatares de la organizacin guerrillera, en el peligro de la lucha armada" (Jara y Vidal, 1987: 2).

    El contenido narrativo del testimo- nio -seala Beverley- "vara desde la dehcuencia hasta el marorio revolucio- nano" (Beverley, 1987 8). considera- cin que conduce a destacar el carcter marginal de este tipo de textos, pues los testimoniantes -campesinos u obreros msurrectos. guerrilleros revoluciona- rios o cuniras, premdiarios. homosexua- les. habitantes de barrios miserables, dirigentes sociales, etctera, blancos, mestizos, o indgenas estn situados al margen de la sociedad, razn por la que unprimen al testimomo un carcter contestano y demoledor.

    La diversidad de los textos testi- moniales corresponde a la diversidad de los proyectos defendidos por los pro- tagonistas en medio de situaciones sociales sumamente coniiictivas, expe- rimentada en forma colectiva. El na- rrador del testimonio -por su mismo arctex marginal- esta exciuido de los circuitos institucionales de la produccin pesidshca o literaria, e incluso en mu- chos casos no sabe leer y escribir o no habla espaol, por lo que el texto se

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    produce por la intervencin de un inter- mediario o gestor del mismo. que prime- ro recoge el relato oral y. posterior- mente. lo transcribe y publica con su nombre, planteando as el problema de la autona del texto, que se abordar ms adelante.

    En !a actualidad se habla mucho del testimonio: John Beverley lo considera como "una forma democrtica e iguaii- taria de la narrativa" (Beverley, 1993: 54) y George Yudice lo propone "como forma ejemplar porque sirve de vinculo solidario entre diversas comunidades" (Yudice. 1992: 36). La celebracin de un Simposio sobre el Testimonio, en la Universidad de Minnesota, en abril de 1984, rde ja el inters suscitado por el nuevo gnero. Pero su surgimiento no es tan reciente: Martin Lienhard consi- dera que una de las primeras man- festaciones del gnero se da en 1948 con Juan Prez Jolote. Biogmfia de un tzotzU del antroplogo Ricardo Pozas, obra surgida en la narrativa de la zona maya, a la que calica como etno-tes- timonial:

    El ciclo narrativo del rea maya es un interesante laboratorio de practicas et- noiccionales. Dos de sus &os se con- virtieron en cisicos de sendas conientes literarias: Hombres de maz, para el "rea- smo mpico" o "maravioao" [...] y Juan Prez Joioie para la narracin etnotes- monial (Lienhard. 1990: 310).

    Por su parte, Beverley sita la apar- cin de los primeros textos testimo-

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    Y as me naci la conciencia: la escritura testimonial de Rigoberta Mench

    niales en los sesenta, con los relatos de los combatientes en las g u d a s , aun- que, agrega. la escritura testimonial se generaliza a parr de 1966 con la publi- cacin hecha por el cubano Miguel

    Casa de las Amricas apoya la produc- cin de este tipo de textos, estableciendo un premio para la categoria de testi- monio en su certamen anual, otorgado, en 1983, a Elizabeth Bugos por la obra titulada Me Uamo Rigoberta Mench y as me naci la conciencia libro que lo- gra introducirse dentro del corpus lite- rario hegemnico.

    Es precisamente el texto de Burgos la materia que se pretende an- en el presente trabajo por varios motivos. En primer lugar porque logra un cambio favorable a la escritura testimonial de parte de la crtica literaria bbicamente norteamericanay europea: en segundo, porque en l se da una estrecha relacin entre oradad y escritura: y. en tercero. por su impacto social. pues logra mover la opinin pblica en favor de las indios de Guatemala. Ante el testimonio de Mench. la crtica literaria se sensibi- liza a las producciones marginales o subalternas -en el decir de otros--, al grado de interesarse no slo en sus as- pectos literarios sino tambin en los profundos problemas W e s que plan- tea. Al respecto, Beverley expresa que "no se trata de destruir la literatura. hay que ensanchar sus bases para ha- cerla ms abierta a la solidaridad y al amor'' (Beverley: 1987 11).

    Barnet de la Biografa de un cimcum ' a

    C m DE ROGIBERTA MENCH

    Rigobata Mench Turn es una indgena de la etnia quich nacida en la pequea aldea de Chimel, situada en San Miguel de Uspantb, al norceste de Guatemala. En 1982, cuando dasu testimonio, tiene 23 aios y apenas 3 de hablar espaol. Pertenece a una familia tnicamente compleja, como ella misma declara al escritor vasco Bernardo Atxaga duran- te una entrevista. Por la rama materna d i c e Fgoberta:

    MI abuelo era de un pueblo que se ama Santa Maria Chiquimuia y de aiii son, digamos. los gitanos de Guatemala. (... I pero mi abuela era quich de Nemoa, era cotoja y los cotoja eran los que es- carbaban el agua hasta el fondo del pozo cuando hay sequa. (... I Y como se casa- ron, mis abuelos fueron errantes (Men- ch y Atxaga. 1992, s.p.1.

    Por la rama paterna, el padre de Rgoberta nace en UM familia residente e n el centro ceremonial de Santa Rosa Chuajuyub. pero queda hurfano de padre a los siete arios y la madre. des- pus de muchas penurias, al no poder alimentarlo. lo regala. La famiiia queda tambin separada y errante, y el nulo sometido a mltiples sufrimientos y cambios de amo. Por este tipo de mo- tivos algunos autores han sealado cierta afinidad entre el testimonio y la novela picaresca, especialmente por su dimensin moralizadora. su carcter de narracin de urgencia en primera per-

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  • Manna Martinez Andrade

    sona y la realizacin por parte de algu- nos testigos de una serie de trabajos al servicio de distintos amos (Beverley, 1987: 11). El padre de Fijgokrta tuvo miutiples

    ocupaciones a lo largo de su vida: "de militar, de guardin de la iglesia. de lo que sea" (Mench y Atxaga. 1992: S.P.). pero al formar su propia familia se ins- tala en el Chimel. Los Mench fundan un pueblo donde no haba nada ni na- die. Por nueve aos trabajan paco a poco las tierras sin ningn problema, y cuando ya estn cultivadas los terra- tenientes tratan de quitrselas a la fuer- za. De esta manera se inicia una lucha constante por el derecho a la tierra, amada porque de ella proviene la vida, garanta de la existencia de la memoria pasada. y del presente y futuro de la cultura mayense; generadora del sus- tento material de una vida digna.

    Pese al profundo amor a la tierra, como sta no provea io suficiente, los quiches, ai igual que los indgenas pertenecientes a otras etnias, combi- naban el trabajo de sus respectivas aldeas ubicadas en el Altiplano con el de las fmcas cafetaleras y algodoneras situadas en las costas del pas (Mench. 1992: 19-20); contratados por el siste- ma de enganche. las labores que reaii- zaban en las fincas eran de carcter temporal, durante las pocas de cose- cha o de limpieza en que sus dueos necesitaban mano de obra eventual y barata. As que los indigenas vivan en un desplazamiento constante del Alti- piano a las cost ~ , hacia donde -n

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    los meses de agosto, septiembre y ene- TCF- partan todos: hombres. mujeres, ninos y nias, expuestos a todo tipo de problemas: enermedades, hambruna. haclnamiento. malos tratos, tiendas de raya. psimos sueldos: en n, tanto en las fincas como en el Altiplano eran explotados uuelmente. En general, so- bre la apropiacin de sus tierras y de su trabajo, el Estado guatemalteco sen- taba su economa y forma de organ& zarse, como lo aseguran los mismos campesinos:

    Esto quiere decir que en Guatemala toda la organizacin del Estado y su aparato represivo -desde el ejrcito hasta el ltimo matn a s u e l d e gira en torno a la movilizacin de nuesiro trabajo para satisfacer las demandas de la economa del caf y de unos cuantos productos ms de exportacin: el algodn. la catia de azcar y el cardamomo. Quiere decir tambin que los campesinos somos la fuentems importante de riqueza nacio- nal. A costa de nuestro trabajo comen y muy bien la gran mayoria de los adine- rados del pais. adems de policias, em- pleados y funcionarios del gobierno (Mench, 1992: 19).

    En San Miguel de Uspantn el padre de Rigoberta era "e1 elegido" del pueblo, es decir el padre. el representante, y como tal tena a su cargo funciones de dirigenca espiritual y organizativa. consejero, rezandero y depositaio de la cultura de los antepasados; era. en n. un ark amaie, lo que significa -segn

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    Y as me naci la conciencia: la escritura testimonial de Rigoberta Mench

    explica su hija-, "el que abre la bre- cha, el que pasa primero por alii, el que limpia la maleza, el que va a la cabe- za, son varios sentidos, (es) decir un dirigente, pero no un dirigente estruc- turado, sinonatural" (Mench y Atxaga, 1992: S.P.). La madre de Rigoberta era "la elegida" y participaba activamente en la vida de la comunidad como par- tera, rezandera y luchadora social.

    Entre sus deberes como ark omale. el padre de Rigoberta tenia a su cargo la defensa del derecho a la tierra, por lo que continuamente y con la ayuda de la comunidad viajaba a la capital, pero alli era victima de funcionarios y aboga- dos debido a que no saba leer, hecho que lo condujo a alfabetizarse. Estuvo dos veces en la ct%rcel y fue haciendo contactos con dirigentes sociales que lo ayudaron a ampliar las perspectivas de su lucha y la de los suyos.

    La toma de conciencia de los duigcional, pero al darse cuenta de que la miseria no era producto de la predes- tinacin divina sino de la explotacin, reflexionaron en tomo a las ideas de pobreza. justicia y amor contenidas en el Evangelio, convirtindose a la lglesia de los pobres.

    En 1972 surge el xx, Comit de Uni- dad Campesina. integrado por grupos de comunidades de base campesinas de las diversas etnias. cuyo programa inicial tena como objetivos defender el derecho a la vida, a la tierra y al trabajo: &gir precios y salarios justos a los terratenientes: hacer comunidad y pedir respeto por la misma, por su religin. costumbres y cultura. pronto la lucha se hace mas organizada y se aplica la poltica de masas generadora de un hecho inusitado: la unin de indgenas y mestizas. a la que se adhirieron des- pus estudiantes, obreros e intelec- tuales. a fin de trabajar con la idea de construir una nueva sociedad. Las acti- vidades del xx se despliegan tanto en las aldeas como en las fincas y se reali- zan en forma semiclandestina: no obs- tante este carcter. el ejrcito, apenas identificaba a aiguno de sus miembros, lo secuestraba y arrojaba su cuerpo mutilado a la orilla de los caminos, a fin de apagar la rebelda mediante el terror. As se inicia una represin selec- tiva, desatadames tarde contra todo el pueblo: bombardeos, masacres, incen- dios, entre otros, y la aparicin de los siniestros escuadrones de la muer- te, bajo sus distintas denominaciones. Los pueblos de Chajul. Cotzal. Panzs,

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  • Marina Martnez Andro.de

    Nebaj. kcn, Obpa ... sonpruebafeha- wente y dolorosa del exterminio.

    La represin alcanza a los miembros de la famitia Mench: en 1979, Patro- cimo. el hijo menor, de apenas 16 aos, despus de haber sido secuestrado y torturado inhumanamente. es quemado VIVO ante la comuntdad. estando pre- sentes los miembros de su familia: Vi- cente Mench. el padre, en enero de 1980. muere atrapado y quemado vivo durante el incendio provocado por las fuerzas del orden al lanzar bombas al edffiao de la embajada de Espata, que haba sido tomado como un medio de dar a conocer internacionalmente la resistencia en contra de los exce8os del ejercito: la madre, en abril del mismo &o. es secuestrada por los militares.. y tras de ser violada y torturada en forma vil, se deja podrir su cuerpo en vida a lo largo de cinco dias en los montes de Uspantn: durante cuatro meses los nulitares custodian la m o n a hasta que los perros y los zopilotes acaban con sus huesos:

    Cuando se murig mi madre. los &tares todavia se pararon encima de ella, ae oTi- w o n en la boca de mi madre cuando ya estaba muerta. Despus dejaron ala tropa permanente para cuidar su cad- ver y para que nadie recogiera parte del cuerpo, ni siquiera su9 reatos. I.. 1 Esta- ban aW cerca. coman cerca de ml madre y. con el perdn de los animates. yo creo que ni los animales actuan as como actuan esos salvaje del eJrcito I 1 Du- rante cuatro meses, hasta que vieron

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    que no habm ninguna parte de los restos de mi madre, N sus huesos. abandona- ron el lugar IBurgos, 1993 225)

    M a s no fueron los Mench los m- cos perseguidos. Con Patrocinio se sa- d c a r o n otros jvenes, como iecwn para que aprendiesen io que les espe- raba a los comunistas y cubanos. con el padre de Rgoberta mezclaron su sangre hombres y mujeres del pueblo. ladinos e indgenas. estudiantes y obre- ros. cnstianos y no creyentes y hasta exfuncionanos del gobierno y emplea- dos de la embajada: y ai igual que la madre de Rigoberta. miles de mujeres fueron ultrajadas, torturadas, violadas a tierna edad, muertas con la cabeza del esposo cocida adentm del vientre. La brutalidad y el nmero de vctimas slo puede compararse con los de la conquista, perpetrada 460 aos antes.

    Ante la poltica de exterminio y ge- nocidio algunos indgenas huyen y se esconden en la selva dividindose en pequeiios grupos. otms se incorporan a la guerrilla y la primera gran ola de refugiados arriba a Mexico en 1982. A ptincipias de 1983 habia alrededor de 100,OOO guatemaltecos viviendo en el estado de Chiapas, procedentes benca- mente de El Quich, Huetenango y San Marcos. Entre los dingentes que logran escapar se encuenira Rigoberta, que se dedica a recorrer el mundo dando a co- nocer lo que pasa en su pais. con obJe- to de mover la comprensin y ayuda a la causa y la condena ai gobierno gua- temalteco.

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    Y as me naci la conciencia: la escritura testimonial de Rigoberta Mench

    En 1983 sale de la prensa el libro- testimonio de Rigoberta Mench. que en realidad es el testimonio de la vida de los indgenas y mestizos pobres de San Miguel de Uspantn, de Guatemala y de toda Am&ca. Mediante procedi- mientos sinecdquicos lavoz de la Men- ch cuenta no slo su vida sino la de todo su pueblo: opresin, disuimina- cin. muerte pero tambin abnegacin, unidad, organizacin y confianza en la construccin de un mundo nuevo: Mi situacin personal engioba toda la reali- dad de un pueblo (Burgos. 1993: 21).

    Cuando Rigoberta Mench acepta-en Paris. Francia. enero de 1982- la in- vitacin que con el n de entrevistarla le hace Elizabeth Burgos. se encontra- ba entre sus propsitos uno muy claro e inobjetable: dar a conocer ai mundo la situacin de extrema represin, dis- criminacin y genocidio a que estaban sometidos los indios y mestizos pobres de Guatemalay todos aqullos que uni- dos a su causa luchaban por transfor- mar a la nacin. De esta manera, Men- ch pona en prctica un acuerdo del Frente Popular 3 1 de Enero ( F P ~ 1): ha- cer trabajo internacional para dar a co- nocer la situacin del pais (Mench, 1992: 77). en cuyo cumplimiento pred- m e n t e se encontraba en Europa como representante de dicha organizacin, surgidaenenerode 1981, enhomenaje a los hombres y mujeres muertos, justo

    un aio antes, en la toma de la embaja- da de Espaia en Guatemala (Mench. 1992: 74).

    Por su parte, Elizabeth Burg= De- bray, etniogavenmlana de nacionali- dad francesa. residente en Pars. movida por un genuino sentido antropolgico en cuanto al inters centrado en el hom- bre y en la realizaun plena de la exis- tencia humana, intentaba - c o n base en la entrevista-hacer un libro acerca de la vida de Rigoberta. segura de que dicha historia resultara no slo expre- sin de la vida de los indios de Gua- temala sino de los de toda Amrica, y atestiguara no slo un pasaje de la his- toria de Guatemala sino de toda la histo- ria contempornea. La estupenda idea se la habia sugerido una de sus amigas de nacionalidad canadiense, que lle- vaba a los indios guatemaitecos en su corazn, y haba conocido a la Mench en Mxico. pas en el que sta se haba refugiado.

    Las dos mujeres, pertenecientes a grupos tnicos, socioeconmica y cultu- ralmente asimtricos en Amrica Lati- na, se encuentran en Paris, en casa de Burgos. para convivir durante una se- mana, en una relacin cara a cara. Las tensiones propias de este tipo de inves- tigacin son -segn Burgos- rpida- mente superadas: Nuestras relaciones fueron excelentes desde el principio, y se intensificaron al cabo de los dias. a medida que me confiaba su vida, la de su familia, la de su comunidad (Burgos. 1993: 13). Las dos mujeres pronto pa- san de la reticencia a la simpatia y con-

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  • Marina Martinez Andrade

    fianza mutua. e inclusive llegan a com- partir la misma comida americana: tortillas y frijoles negros. Elzbleta Sklo- dowska estima ingenua y falsa ia opi- nin de Burg- al respecto. enfaijzando la tensin que se mantiene constante entre los dos modos de persuasin y las dos autoridades que entran en con- tacto en el testimonio mediato, y a las que se har referencia ms adelante ~SModowska, 1993 841. No obstante. Uega a producirse entre Burgos y Men- ch una interaccin dialgica - e n el sentido bajniano- de la que surge un libro que inmediatamente atrae la aten- cin del pblico y de la critica como lo evidmcia su traduccin a once idiomas y su decimotercera reedicin en lengua espaola en 1996.

    Para contar su vida Fgoberta tiene que recurrir a la memoria a l ir respon- diendo a una serie de preguntas que Elizabeth le formuJa de acuerdo eon cri- terios biogrficos y temticos. La entre- vistadora deja que su entrevistada hable. tratando de interrumpirla lo menos po- sible: asi graba cerca de 25 horas, lue- go transcsie. reescribe y da coheremcia lineal y global al texto. Mench. cuya lengua materna es el quich (Burgos, 1993: 169). se expresa en espaoi. idio- ma que dificultosamente haba apren- dido tres aos antes. Mench tiene la palabra. Burgos laletra: de tal forma el reliitopasadelawalldad~alaescritura. La prctica rememora, de alguna ma- nera, la de los inormantes que. en el primer si& de la Colonia, relataban hechos relevantes, consejas y tradi-

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    ciones a ciertos misioneros y funcio- narios. En dicha prctica - d e acuerdo eon Martin Lienhard- la instancia res- ponsable del texto se ve desdoblada a su vez en dos cuyas funciones se dis- tinguen claramente: por un lado, el de- positario de la memoria oral. que pro- piamente es una instancia colectiva. duea del saber contenido en el tacto y de ciertas particularidades del discur- so: por otro. el dueo~de la escritura, es decir. el autor oficial del texto en su conjunto, controlador de la produccin de sentido (Lienhard. 1990: 170-171). El testimonio de Rigoberta Mench apa- rece a nombre de Elizabeth Burgos. la autora oficial, pew bien puede conside- rarse. segn se ha visto. como un caso de coautoria, pues si Burgos tiene el poder para representar eseritualmente a su interlocutora, Mench. posee la legitimidad y la autoridad provenientes de su accin revolucionaria.

    El testimonio de la Mench. no todas los testimonios sino ste en particular, puede considerarse como una d e s - tacin de la liamada literatura alternati- va s e g n Lienhard- o heterognea --de acuerdo con Cornejo Polar- para expresar la existencia en Amrica La- tina de expresiones literarias distintas al discurso dominante. europeizado y elitista. Dichas expresiones transmiten "la visin y la sensibilidad de amplias muchedumbres marginadas desde la conquista o en una poca ms reciente" (Lienhard. 1990 14).

    Normalmente surgen en las colecti- vidades indgenas -llamadas subsocie-

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    Y as me naci la conciencicx la escritura testimonial de Rigoberia Mench

    dades indigenas por Lienhard- o en varios de los sectores marginales no in- digenas, y son de carcter predominan- temente oral. de modo que al pasar a la forma escrita necesitan previamente de la transcripcin. de la reelaboracin o de otro procesamiento esaitural del dis- curso indigena. hecho que impone la aparicin de prcticas literarias nuevas. no necesariamente indgenas.

    Don Antonio Cornejo Polar tambik reconoce la existencia de esta comente literaria posible de rastrear desde los comienzos de la Colonia hasta nuestros das. cuyos textos se caracterizan por la duplicidad o pluraiidad de los signos socioculturales de su proceso produc- tivo. de modo que el propio texto y su consumo pertenecen a un universo cui- turd europeizado, mientras que el refe- renteremite a las sociedades marginadas de ascendencia prehispnica. Esta ca- racterstica desva el texto de su pbli- co natural. la colectividad indigena, hacia el pblico letrado (Cornejo Polar, 1994: 16).

    En realidad. las manifestaciones es- critas de la literatura alternativa son formas hibridas que, por un lado no se entienden ni se explican sin referirlas a las culturas marginadas por la con- quista o por las posteriores restructu- raciones coloniales o neocoloniaies, ofreciendo atisbos de lo que pudo ser y es todava el continente sumergido de las literaturas orales y. por otro, slo pueden leerse por la intervencin de un antroplogo que ha trasadado el disnlr- so indgena a la escritura. Su existencia

    atestigua que entre los dos univer- sm, el de la escritura y el de la oraiidad, siempre ha habido zonas de contacto. de conflicto o de intercambio cultural y diaigco como en el testimonio de Ri- goberta Mench.

    E m LA ~ O W G ~ A Y w\ mwmw

    Burgos gestionala produccin del testi- monio de Mench desde la etnologa: del proceso da cuenta en el prlogo del libro, tan detalladamente. que con ra- zn se ha comentado que este paratexto da testimonio de cmo hacer un testi- monio. Sin embargo. el tipo de trabajo etnolgico realizado es migem, algo as como una "antropologa de silln" (van Maanen 1988: 215), pues aunque describe su encuentro con Mench en terminos de un enfrentamiento eino- lgico con la otredad. resulta que la en- trevista, como yase havisto, no la hace in situ sino en la sala de su casay sin el respaldo de un trabajo de campo, es decir de la observacin de cerca, el re- gistro y la participacin en la vida diaria de la otra cultura:

    ... si bien poseo una formacin de etno- loga, jams he estudiado la cultura maya-quiche. y no he trabajado nunca sobre el terreno en Guatemala. Esta falta de conocimiento de la cultura de Ri- goberta, que ai principio me parecia una desventaja, se revel pronto como muy positiva. (. . .I Rigoberta Io com- prendi en seguida: por ello el relato de

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  • Mannu Martinez Andrade

    las Ceremonias y de los niuaies es tan detallado. Dei mismo modo. SI nos hu- biramos encontrado en BU casa. en el ~ch.ladesciipdnd@ip&ajenohu- biese sido tan reallsta IBurgos. 1993 16)

    Al transcnbir el texto de Fgoberta. Elizabeth suprime las marcas dialoga- les del discurso originai. aparentando ausentarse del mismo interveacin bo- rrada), con lo que se produce la enun- ciacin monologiaante de lanarradora. que intenta e@bm pasajes clave de su vida con deccCrpdones etnogrficas +tos de ~c lmiento o de matrimonio, por efempio- y explicadones de mitos como el del nahual o de &tos como lospm~onadosaImazyalso1,tcdo dentro de una voz narraiiva -da y podaosa. Se reproduce, pues, por es- crito, un discursa oral que ha sido reai- mente pronunciado: sin embargo. la intervencin creadora que acompaa el traslado del discurso indgena a la es- critura pone en duda lo real y le da tin- tes de ficcin.

    Adems de las ya mencionadas, otras operaciones medime las que la autora ofictal logra literarizar el irabajo einogr6co son la labor de correccin sobre el habla de Rigoberta -bsica- mente en torno al empleo de hernpos verbales, artculos y concordancia del ghero- y el empieo de elementos pro- pios del discurso narrativo ficcional -tiempo, espacio, persona] es...- la

    &pal personaje de un relato fococalizado

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    tesljgo se convierte en narradoray prln-

    en el pasado. ai que imprime su punto de vista y la riqueza de su subjetindad. Se presenta la vida de un ser humano (notoda, sinounaespeuedeseiecdn). que recuerda d a b y pasajes clave de su existencia. A pesar de que se trata de un personaje pblico. su recrea- nn lo convierte eil producto esthco y a la vez en prototipo de hombres y mu- jeres que luchan por la liberacin. As, hablando sobre la formacin de los dirigentes campesinos. el narrador- p e r a w e dice: pi-acacamente los com- paeros [del >od tienen que aprender el castellano como yo lo aprend. tienen que aprender a leer y escribir como yo aprend y tienen que tener toda la res- ponsabilidad que yo tengo para el tra- bafo (Bugos. 1993 2531.

    Cada captulo va precedido de un epgrafe relacionado intensamente con su tem8tica o sentido. las citas son to- madas del &@ Vuh del Chamsahm de Hombres de ma de Asturias y de la pmpla Rigoberta Mench. de modo que la autora ofictal sita lavoz de Rigoberta ai mismo nivel de los grandes textos de la literatura mayaquich e hispano- americana.

    No obstante la presencia de estas marcas literanas. no puede dejar de con- siderarse que el testimonio auge de una convencin discursiva en que dar tes- timonio es dar fe de una historia ver- dadera. y de que su narradora es una persona que realmente existe, de modo que el efecto de terariedad se mezcla con un efecto de veracidad, desautoma- tizador de la percepn habitual de la

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  • Marina Marttez Andrade

    empec a analizar mi nulQ y Uegaba a una conclusin: que yo no tuve ni- ez. no tuve infanda. no tuve escuela, no tuve suficiente comida para crecer, no tuve nada U3urgos. 1993: 144). El esfueno editorial dirigido a hacer

    legible la experencia de Mench se ma- nifiesta en la estructuracion misma de la historia. la que evidentemente se or- g a n a sobre un eje cronolgico, pero ms que la histona de una vida es la de una toma de conciencia. como lo indica la segunda parte del titulo. Y as me nacioklconciencin

    La concienbzaan de Rigoberta se inicia cuando tena 8 aos y acompaa- ba a su madre a trabajar en las fincas, primero cuidando auno de sus herma- nos y luego cortando caf o algodn:

    Entonces. ante esto, pues. yo me sentia muy intil y cobarde de no poder hacer nada por mi madre, nicamente cuidar a mi hermanito. Y as es cuando a mi me naci la conciencia. pues. Aunque a mi madre no Le gustaba mucho de que yo~empezara a trabajar, a ganar mi di- nero pero yo lo hacia y lo peda ms que todo para ayudarla a ella. Tanto econ- micamente, tanto en fuerza (Burgos. 1993: 551.

    A los doce aos se inicia como cate- quista de la Accin Catlica y trabaJa especialmente con los Mos durante su permanencia en la aldea o en la finca. La vocacin de servicio y entrega a sus hermanos indgenas la hered de pa-

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    dre y madre, logrando constituirse a s misma en una ark amale: Entonces me propuse a hacer muchas cow por la comunidad; delante de mis hermanos. delante de mis papas. As fue como me compromet a servir a la comunidad y as es cuando empec a hacer un poco la tarea de mi padre IBurgos. 1993. 72).

    Rgoberta se reconoce como unajo- ven responsable y consciente. Continua- mente &&om sobre io que observa y se da cuenta de que una de las causas que permite el engao y la explotacin de sus hermanos de raza es la *o- rancia del espaol que desde nla ella desea hablar, y sin poder hacerio: Me recuerdo que no saba hablar el cas- tellano. No poda expresarme con eUos [los curasl. Pero yo los vea como bue- nas gentes. Yo tena muchas ideas pero sabia que no poda llegar a decir todas mis Ideas. Yo deseaba un da poder leer o escribir o hablar el caeteiiano (Bur- gos. 1993 115).

    A fin de aprender a hablar la lengua deseada acepta senrir como criada en la ca8a de uno de los tenatementes SI- tuada en la capital. Sus experiencias de humillacin. sobrecarga de trabajo y desprecio en ese lugar son mconta- bles; entre o b s cosas, descubre que los perros reciben mejor trato que los indigenas.

    Tenian un peno en la casa. Un perro bien gordo. bien Undo, blanco. Cuando vi que la sinienta sac la comida del pe- rro. %an pedazos de carne. arroz. cosas

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    Y as me naci la conciencia: la escritura testimonial de Rigoberta Mench

    asi que comieron los senores. Y a mi me dieron un poquito de frljoi y unas tor- tillas tiesas, A mi eso me dolia mucho. mucho, que el perro haba comido muy bien y que yo no merecia la comida que mereci el perro (Burgos. 1993: 1131.

    A esta experiencia se suman otras todava ms duras como la muerte de su hermano Patrocinio. la de su padre y la de su madre, que antes se han des- crito, pero de cada golpe toma h e m ! para luchar con ms constancia y pasa a formar parte activa de la resistencia organizada: visita diversos pueblos, or- ganiza comunidades de base, trabaja en la formacin de dirigentes. ella mis- ma es una dirigente indigena a nivel nacional, que en contacto con otras or- ganizaciones campesinas, estudiariti- les y obreras prepara actividades de gran envergadura como huelgas gene- rales, marchas a la capital o tomas de embajadas.

    La voluntad de vivir le gana al terro- rismo de Estado. El Evangelio, en ma- nos de sus primeros destinatarios que son los pobres, deja de ser un instm- mento de sometimiento para conver- tirse en insirumento de liberacin. Se aplica as la violencia justa en busca de mejores condiciones de viday en con- tra de la explotacin y la represin. En el testimonio la voz de la Menchu asume la de su pueblo que trata de superar la subordinacin colonial; ya no se trata. pues, de su propia toma de conciencia sino de la de su pueblo e n marcha hacia la libertad.

    Ahora queda claro que cuando Rigo- berta ingresa a la compleja dinmi- ca de hacer de su vida la materia de un testimonio, esta actitud corresponde a una decisin muy consciente de di- in& en diversas tribunas la represin y explotacin que vivian los pobres de Guatemala -indios y mestizos: pero no slo quera denunciar, sino tambin compartir su experiencia de lucha-cmo se organiza un pueblo, cmo toma con- ciencia y cmo da la vida por la causa-. invitar a la reflexin. a sumarse a los oprimidos y a creer que la liberacin es posible: Por eso es que yo he pasa- do por muchos lugares donde he tenido oportunidad de contar algo sobre mi pueblo (Burgos. 1993: 270).

    Si de suyo la enunciacin de los tex- tos indigenas la tiene a su cargo una instancia criolla o europeizante. en este caso -por intervencin de Elizabeth Burgos- Rigoberta se aduea de esa instancia interpelando al lector implici- to y exigiendo constantemente su aten- cin. Las marcas del yo y sus formas pronominales son predominantes: Me llamo..., Quisiera decir, Yo me re- cuerdo.... Me comprometi.... El yo se dirige a un usiedes implcito (sin mar- cas pronominales) que engloba tanto a la entrevistadora como a los lectores virtuales. que no son los indigenas sino los miembros de la comunidad letrada. importantes miembros de la opinin pblica mundial, a quienes intenta se- ducir en busca de su complicidad con las causas populares:

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  • Marina Martinez Andracie

    Me llamo Rigoberta Mench. Tengo veintitrs aos. Quisiera dar este tes- timonio vivo que no he aprendido en un libro y que tampoco he aprendido sola ya que todo esto lo he aprendido con mi pueblo y es algo que yo quisiera enfocar IBurgos, 1993: 211.

    En ocasiones, el yo cede el paso al nosotros, lo que da idea de la transfor- macin de un individuo y de la trans- formacin de una comunidad. Asimis- mo se da una configuradn del otro. del adversario o los adversarios, me- diante formas de la tercera persona: ellos, los terratenientes. los soldados, los funcionarios. los ricachones, los go- bernantes y la mayor parte de los curas:

    Nos pusimos a pensar. con la ayuda de otras gentes, otros compaeros. que nuestros enemigos no eran nicamente los terratenientes que vivian cerca, ni mucho menos nicamente los terraie- nientes que nos habian obligado a trabajar violentamente y no nos pagaban bien. No nos estaban matando ahora. sino nos estaban matando desde nitios. desde pequeos. a travs de la desnu- tricln. el hambre. la miseria IBurgos. 1993: 142).

    Mediante el juego de pronombres yo- ~osors y a travs de una constante y abarcadora sincdoque. la parte (Riga- berta y su biograa) se transmuta en el todo (el pueblo quiche y su historia). Esta es la intencin de Rigoberta Men- ch y de Elizabeth Burgos: la colec-

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    tivizacin del sujeto, convertido en una instancia englobante. de manera que el nosotros viene a ser la figuracin ms vasta y vigorasa del sujeto. El de Ri- goberta corresponde al tipo de testi- monio en que el narrador originario asume la representacin global de un grupo humano oprimido, y en esa me- dida se obliga a constituirse como un sujeto fuerte y estable. dentro de un pro- yecto que resulta por un lado poiitico (la reivindicacin de los derechos de los indgenas de Guatemala) y por otro ut- pico redentor [confianza en que el sufr- miento individual y grupal tendr que dar sus frutos de justicia en el futuro). caractersticas que le permiten inscri- birse dentro del gran relato de la libe- racin social y que resultan sumamente convincentes para los lectores europeos y norteamericanos y para algunos inte- lectuales latinoamericanos, quiz por- que hay una necesidad en el mundo de transmitir experiencias vitales y nin- guno de los gneros establecidos puede servir para el efecto, tal vez porque en el intertexto andan tejidas la teologia de la liberacin, la iinea poiitica de ma- sas y la educacin para la prctica de la libertad.

    &a testimoniante presta su voz a la letrada o la letrada pone su escritura al servicio de la de la voz? Se ha dis- cutido mucho sobre el asunto, pero tambin parece clara una interaccin dialgica y una complemenMedad de ambas: la hablante y su interlocuto- ra conitruyen conjuntamente IO que se dice o significa en el texto. Sin propo-

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    Y as me naci la conciencia: la escrura testimonial de Rgoberta Mench

    nrselo deliberadamente y median- te la escritura de Elizabeth Burgos- la Mench y su testimonio ingresan a la historia y a la literatura.

    Aunque para algunos el testimonio todava puede aparecer como una forma extraliteraria o antiliteraria. para otros logra replantear los limites de la iitera- tura y transformar las concepciones actuales sobre la misma, a i grado de que esta ambigliedad. este rechazo. esta mezcla, es parte de su efecto esttico. Dehitivamente se trata de un gnero muy mezclado que rompe con la sacra- lizacin de los gheros. La hibridez, el abigarramiento y la heterogeneidad estn presentes en el texto, lo que per- mite pluralidad de lecturas y de pro- cesamientos.

    En su valoracin, la u t ica mezda parmetros literarios, sodaies y cultu- rales. es decir. tambin se desacra- liza. As. Beverley considera que el testimonio refleja un sentido de cola- boracin y comprensin entre los in- terlocutores. de modo que la reladn narrador-autor oficial puede servir como una figura ideolgica de alianza entre formas popuiares e intelectuali- dad "progresiva", que ha resultado. en la prctica, ser una accin decisiva en la formacin de movimientos be- radores (Beverley. 1987: 15).

    Esta aiianza tuvo uno de sus h i o s en octubre de 1992 cuando bajo la forma del premio Nobel de la Paz se concedi a Fgobexta Mench un reconocimien- to a la legitimidad de la resistencia hu-

    manay piitica de los pueblos indgenas deAmricaiaiinayconeJiounrespaido no slo a su existencia/testimonio. sino a los testimonios de honestidad, abne- gacin, crcel. exiiio, muerte y luchade los oprimidos en todo el mundo.

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