socialismo del siglo xxi

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Socialismo del Siglo XXI: un modelo para armar y desarmar ¿En qué consiste el Socialismo del Siglo XXI? ¿Se está construyendo ya en algún país de América Latina o es sólo una consigna? ¿Es sólo una consigna o es un sueño que puede convertirse en una realidad? El Socialismo del Siglo XX le ha dejado al Socialismo del Siglo XXI un mapa de navegación. Según esa bitácora, el Socialismo del Siglo XXI debe tener algunas características. Y aún así, el cambiante tiempo que vivimos convertirá este modelo en un puzzle, para armar y desarmar. Juan Carlos Monedero El socialismo del siglo XX ha brindado un mapa de navegación al socialismo del siglo XXI. Según esta bitácora, el socialismo del siglo pasado tuvo cuatro rasgos: eficiencia, heroísmo, atrocidad e ingenuidad. La eficiencia tiene que ver con su capacidad para incorporar una parte considerable de la humanidad a la modernidad: la Rusia feudal, la China imperial y zonas deprimidas de Centroeuropa, África y Asia. Su atrocidad es la que configura el libro negro del llamado -a menudo abusivamente- “socialismo realmente existente” y que tiene que ver con el Gulag, los Muros, las purgas, los presos políticos, la falta de democracia representativa, la creación de enemigos del pueblo, la eliminación de la disidencia… El socialismo del siglo XX también reclama recordar su heroísmo, callado con intención culposa, y que tiene como gesta para la humanidad tanto el haber frenado al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial -de los 50 millones de muertos de la contienda, 20 millones fueron ciudadanos soviéticos-, como el haber puesto con frecuencia los muertos, los presos y los torturados en las luchas contra las dictaduras y por la democratización. De lo que se habla menos es de la ingenuidad del socialismo durante el siglo pasado. Ingenuidad entendida como una solución simple, simplificadora, aunque bien intencionada, a problemas complejos que no se solventan cambiando el análisis sobre la naturaleza humana. CINCO FORMAS DE SER INGENUO El socialismo del siglo XX fue ingenuo por cinco grandes razones: — Por creer que bastaba asaltar el aparato del Estado para, desde ahí, cambiar el régimen social. Esa ingenuidad está en el propio Marx, pues tan convencido estaba que después de derribado el capitalismo vendría un reino de armonía, que no se detuvo a desarrollar ni una teoría de la transición ni de la justicia ni del Estado a la altura de los retos que vendrían. Una vez alcanzado el poder todo fue improvisación. De ahí que Lenin decidiera interpretar en cada momento el rumbo del proceso, mientras que otros marxistas le reprochaban las prisas y el no adecuarse a los ritmos marcados por Marx, convertido ya para entonces en oráculo.

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Socialismo del Siglo XXI: un modelo para armar y desarmar

En qu consiste el Socialismo del Siglo XXI? Se est construyendo ya en algn pas de Amrica Latina o es slo una consigna? Es slo una consigna o es un sueo que puede convertirse en una realidad? El Socialismo del Siglo XX le ha dejado al Socialismo del Siglo XXI un mapa de navegacin. Segn esa bitcora, el Socialismo del Siglo XXI debe tener algunas caractersticas. Y an as, el cambiante tiempo que vivimos convertir este modelo en un puzzle, para armar y desarmar.Juan Carlos Monedero

El socialismo del siglo XX ha brindado un mapa de navegacin al socialismo del siglo XXI. Segn esta bitcora, el socialismo del siglo pasado tuvo cuatro rasgos: eficiencia, herosmo, atrocidad e ingenuidad. La eficiencia tiene que ver con su capacidad para incorporar una parte considerable de la humanidad a la modernidad: la Rusia feudal, la China imperial y zonas deprimidas de Centroeuropa, frica y Asia. Su atrocidad es la que configura el libro negro del llamado -a menudo abusivamente- socialismo realmente existente y que tiene que ver con el Gulag, los Muros, las purgas, los presos polticos, la falta de democracia representativa, la creacin de enemigos del pueblo, la eliminacin de la disidencia

El socialismo del siglo XX tambin reclama recordar su herosmo, callado con intencin culposa, y que tiene como gesta para la humanidad tanto el haber frenado al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial -de los 50 millones de muertos de la contienda, 20 millones fueron ciudadanos soviticos-, como el haber puesto con frecuencia los muertos, los presos y los torturados en las luchas contra las dictaduras y por la democratizacin. De lo que se habla menos es de la ingenuidad del socialismo durante el siglo pasado. Ingenuidad entendida como una solucin simple, simplificadora, aunque bien intencionada, a problemas complejos que no se solventan cambiando el anlisis sobre la naturaleza humana.

CINCO FORMAS DE SER INGENUO

El socialismo del siglo XX fue ingenuo por cinco grandes razones: Por creer que bastaba asaltar el aparato del Estado para, desde ah, cambiar el rgimen social. Esa ingenuidad est en el propio Marx, pues tan convencido estaba que despus de derribado el capitalismo vendra un reino de armona, que no se detuvo a desarrollar ni una teora de la transicin ni de la justicia ni del Estado a la altura de los retos que vendran. Una vez alcanzado el poder todo fue improvisacin. De ah que Lenin decidiera interpretar en cada momento el rumbo del proceso, mientras que otros marxistas le reprochaban las prisas y el no adecuarse a los ritmos marcados por Marx, convertido ya para entonces en orculo.

Por creer que bastaba con la creacin de un partido nico, regido por el centralismo democrtico -donde la informacin circula de abajo arriba y las rdenes de arriba a abajo- para regular la sociedad y dar respuesta a sus evoluciones o aunar sus diferentes voluntades. Solamente pensando que hay una nica verdad y que se est en posesin de ella puede postularse la existencia de un partido nico.

Por creer que nacionalizando los medios de produccin y controlndolos desde el Estado se podran satisfacer las necesidades sociales de manera ms eficaz y abundante que en el capitalismo. Nacionalizar los medios de produccin no significa socializarlos.

Por creer que lo que serva para Rusia poda trasladarse a otros pases con trayectorias diferentes, historias diferentes, cosmovisiones diferentes. sa fue la amargura de un Maritegui alertando a los ortodoxos de la necesidad de un marxismo latinoamericano que no fuera ni calco ni copia del sovitico.

Por creer que un crecimiento ininterrumpido traera un reino de la abundancia que terminara con todos los problemas humanos y sociales, ignorando la necesidad humana de trascendencia, el agotamiento del planeta y los problemas del productivismo heredado por la modernidad. En esta misma direccin, por incorporar la idea del fin de la historia y no entender que el socialismo tambin es histrico y que, por tanto, cambia con las sociedades, debiendo estar abierto para incorporar nuevas necesidades, por ejemplo, la sensibilidad ecolgica.

El socialismo del siglo XXI debe enmendar todos esos errores complejizando los simples anlisis que en el siglo pasado llevaron a cometer acciones polticas que hoy podemos leer como contrarias a un sentido comn emancipador. De cualquier forma, el socialismo del siglo XXI mantiene el sustantivo. Es socialista porque se sita de manera clara y definida contra el capitalismo y la explotacin que conlleva, incorporando ahora a la transformacin social cualquier otro tipo de dominacin: a la de clase suma la de gnero y la de raza, la medioambiental, la sexual, la generacionalEn este sentido, el socialismo mantiene su condicin de aguafiestas de la orga prometida por el capital.

Cmo podemos soar ahora el socialismo del siglo XXI? Lo sueo con estas caractersticas.

CON QU NATURALEZA HUMANA

El socialismo del siglo XXI debe encontraruna nueva definicin de la naturaleza humana.Esta definicin no debe basarse en falsos supuestos de bondad o maldad. No somos ni ngeles ni demonios. El egosmo y el altruismo forman parte de nuestra condicin biolgica. Hacer nfasis en uno u otro depende de la construccin social. Herencia de la Ilustracin, el socialismo ha cometido el error de pensar que el ser humano no solamente era bueno sino que, adems, era perfectible. Lo contrario, lo que plante Hobbes, que el hombre es un lobo para el hombre, tampoco es cierto. El ser humano tiene un fuerte instinto de supervivencia que lo lleva a comportamientos individualistas y a comportamientos grupales.

Hoy sabemos que las circunstancias nuevas hacen ms por la transformacin que el supuesto hombre nuevo, el que durante el siglo XX cay constantemente en vicios viejos. Las condiciones sociales llevan incluso a modificaciones genticas. Pueblos que viven de plantar arroz en humedales han desarrollado alelos que les hacen ms inmunes al paludismo. Todo esto explica la naturaleza social del ser humano.

Al renunciar a la polmica acerca de la bondad o maldad del ser humano insistiremos ms en construir articulaciones sociales que entiendan que cuando los humanos nos separamos de cualquier responsabilidad social caemos ms cerca de los 4 millones de aos de nuestra condicin pre-sapiens que de los 400 mil aos en que culmin nuestra evolucin como especie. Porque todava no somos humanos, reforcemos los mecanismos sociales -sobre todo, los valores- para que caminemos en la senda evolutiva que nos permita alcanzar ese estadio superior que es el socialismo.

SIN VANGUARDIAS, CON DILOGO

El socialismo del siglo XXI no se define desde las vanguardias, sino que se construye con un dilogo abierto y real, alentado y posibilitado por los poderes pblicos.La suma de las reivindicaciones emancipatorias de los movimientos sociales -las que no incorporen nuevos privilegios-, constituye el fresco general de la tarea pendiente del socialismo a comienzos del siglo XXI. Ya han pasado los tiempos en los que una vanguardia que se defina como tal a s misma dictaba los contornos del futuro. La inteligencia real genuina es la colectiva -el lenguaje es colectivo-, y no se construye forzando a una homogeneidad obligatoria sino a travs del encuentro voluntario entre las distintas emancipaciones.

Hacen falta pensadores, equipos de gente que propongan ideas, expertos y tcnicos que posean certezas acerca de la viabilidad de las propuestas en el corto, el mediano y el largo plazo. Pero solamente los pueblos tienen la inteligencia colectiva necesaria para saber qu es lo que quieren, cmo lo quieren y cundo lo quieren. Pero no hay certeza alguna de que los pueblos acierten en su diagnstico, entendiendo que la razn moderna, la forma hegemnica de pensamiento occidental, a menudo incapacita para ver qu se esconde detrs de los juegos de poder. En esa tarea de deconstruccin es importante que estn personas con capacidad de ayudar a salir de esos laberintos de confusin. Pero ayudar a salir no implica dirigir sino facilitar. Una de las tareas de la administracin pblica es coordinar. Para ello, debe impulsar las redes ciudadanas, universitarias, polticas, sindicales, profesionales y sociales para construir entre todas el mapa que cartografe este nuevo socialismo.

SE ARMA Y SE DESARMA

El socialismo del siglo XXI se debe armar a travs de un dilogo abierto con la sociedad, los movimientos sociales, los partidos polticos, las administraciones pblicas, y tambin con los poderes reales que an gobiernan cada una de las distintas sociedades. Y porque se estar armando as, se estar tambin desarmando constantemente.

Esta pluralidad significa tambin que cada colectivo, pueblo, nacin tiene sus propias caractersticas. El Estado no es igual en Europa que en frica o Amrica Latina. La iglesia no responde a las mismas inquietudes en Espaa o Roma que en El Salvador o Colombia. No es igual la iglesia de los barrios de Caracas que la que representa a la jerarqua venezolana. Los partidos polticos o las reglas electorales no operan de la misma manera en todos los pases. Cada Estado tiene sus reglas de comportamiento propias, as como especificidades que reclaman comportamientos diferentes.

La conclusin es que el socialismo del siglo XXI es dialctico, est en constante construccin, est sometido a la contralora constante del pueblo y al escrutinio de los tcnicos y de los responsables polticos, que harn ver que no es lo mismo el sueo que la realidad y que confundirlo le corta las alas a la utopa. Esto supone, como obligacin del Estado, una constante transparencia pblica.

CON JUSTICIA Y CON LIBERTAD

El socialismo del siglo XXI ha aprendido de los errores del siglo pasado y ya no intercambia justicia por libertad.Desde hace cinco siglos el capitalismo ha impuesto su lgica depredadora por todo el planeta, sometiendo a pueblos, naturaleza, clases, mujeres, indgenas, a todo tipo de miserias y reduciendo los intercambios humanos a intercambios de mercancas.

La oposicin ms elaborada al capitalismo fue el socialismo del siglo XX, pero cometi errores que alejaron de l a los pueblos. Sabemos que el capitalismo nunca har autocrtica, pero el socialismo, por su propia raz crtica y su compromiso de sentido con la verdad, tiene que hacerla. El socialismo del siglo XXI ayud a muchos pueblos y ese ejemplo sigue siendo vlido. Pero mal se asumira el esfuerzo de emancipacin si, preservando la luz, no se hiciese un gran esfuerzo para desterrar las sombras.

La libertad individual debe ser base de la libertad colectiva, muy al contrario de la deriva totalitaria en que desemboc el socialismo en muchos pases que enarbolaron su bandera. En nombre de la libertad futura no puede abolirse la libertad presente. El socialismo del siglo XXI refuerza el desarrollo de las personas y al mismo tiempo garantiza los derechos de los pueblos y de los colectivos.

El socialismo del siglo XXI es incompatible con los planteamientos represivos y disciplinarios que en el siglo XX, en especial en el mbito sovitico, asumi la izquierda. Ni el egosmo debe impedir el desarrollo colectivo ni el colectivismo debe ahogar la libertad individual. Por eso necesitamos valores muy slidos que formen y que informen. La mejor identificacin de los pueblos debe ser con los proyectos que hay detrs de los valores. Los valores son los mapas con los que las sociedades se orientan. Si las sociedades tienen muy despiertos sus valores, ni el egosmo individualista ni la prdida de libertad individual echarn races en nuestras sociedades.

Una sociedad politizada es una sociedad que defiende en su vida cotidiana los valores que la informan. Siendo esto una tarea de todos, se hacen menos importantes las vanguardias, los gendarmes de la doctrina, los sacerdotes de la ortodoxia. La democracia de todos es el mejor antdoto contra la dictadura de cualquier tipo. Y democracia significa ciudadana formada, consciente y responsable, ante la mirada despierta -no inquisidora- de todos los dems miembros de la comunidad que nos reclaman da a da nuestro compromiso como miembros de una colectividad.

CON ALEGRA

El socialismo del siglo XXI es alegre, pues ha aprendido que un socialismo triste es un triste socialismo.Participar es trabajar de ms. Pero esa participacin no debe nunca articularse como un trabajo forzado, sino como la tarea de individuos libres que encuentran el sentido de la vida con los dems, aunque no en la disolucin en los dems. Los griegos clsicos se referan a los que no tenan inters por lo pblico como idiotes. De ah viene la palabra idiota. No hay nada ms idiota que pensar que somos Robinsones en una isla en la que sobrevivimos por nuestra inteligencia y no porque hemos sido socializados, porque podemos disfrutar de lo que la sociedad ha creado antes que nosotros y para nosotros.

El individualismo es una ideologa impulsada por un sistema, el capitalismo, que necesitaba individuos dispuestos a vender su mano de obra de manera individual en el mercado de trabajo. Por eso el capitalismo se impuso rompiendo todos los lazos sociales -comunidades, mutualidades, redes de solidaridad-, de manera que para sobrevivir las personas slo tuvieran la salida de la proletarizacin. Apenas salvaguard el capitalismo la red familiar como institucin funcional para la reproduccin del trabajo, transformndola en una unidad de produccin y consumo carente de democracia interna para los hijos y las mujeres.

Somos pasin y razn, individuos y seres sociales, anhelantes de felicidad particular y dispuestos biolgicamente, si el contexto lo permite, a compartir nuestra vida con la comunidad. El socialismo del siglo XXI no puede repetir una promesa de bienestar futuro a cambio de todos los sacrificios hoy. Cada vez que se alcanza un logro, un nio que sana o aprende, una persona que accede a un trabajo digno, una persona mayor que puede vivir en libertad porque tiene cubiertas las necesidades mnimas, una mujer que recupera su libertad cotidiana y su cuerpo, ah estamos construyendo felicidad y alegra y, por tanto, estamos accediendo al socialismo del siglo XXI.

Militar en una organizacin no puede ser algo impuesto, oscuro, teido de dolor y de entrega mrtir. Hacer trabajo colectivo es un sacrificio, pero tambin es la satisfaccin de la tarea bien hecha. Interesarnos por los dems, tener compasin, dar amor, no puede ser algo obligatorio. Debe ser algo que todos hacemos porque sabemos que nos hace ms humanos, de la misma manera que el individualismo nos deshumaniza. La alegra no es acumular bienes -para qu querramos riquezas materiales en una isla?-, sino acumular respeto, autoridad, amigos, satisfaccin de la tarea bien hecha. El capitalismo acumula riquezas materiales, el socialismo del siglo XXI acumula pueblos contentos y alegres.

La utopa es concreta, nace de hoy, suea sueos con los pies en el suelo. Pero suea. Por eso, este socialismo incorpora las artes a sus formas de protesta. Sabe que la msica, el teatro, la literatura, la pintura, las expresiones populares son formas de construir la alternativa. La risa es revolucionaria, de la misma manera que el llanto formar parte de esa lucha. Pero el llanto viene, no debe buscarse, mientras que la alegra y la risa son objetivos polticos. La condicin gris del capitalismo, de la guerra, de la depredacin de la naturaleza, del hambre, de la explotacin del hombre por el hombre, debe contrastar con la explosin de vida mejor que promete el socialismo.

No hay sacrificio ahora para una supuesta felicidad despus. Pero no hay que confundir este contrato social de alegra con el necesario esfuerzo que todo logro reclama. Para ver de ms lejos hay que hacer el esfuerzo de subirse al rbol. Pero debe entenderse que cada vez que el socialismo recurra a la fuerza es porque habr fracasado a la hora de encontrar los mtodos que le son propios: los de la vida, los de la alegra.

CON LA EDUCACIN COMO META

El socialismo del siglo XXI apuesta por la educacin como objetivo esencial.Los pueblos cultos tienen ms probabilidades de ser pueblos libres. Subdesarrollo e incultura vienen de la mano. La educacin de los nios y la educacin permanente de los adultos son herramientas que deben ser cuidada pues constituye su principal caudal de inteligencia y libertad.

Un nuevo socialismo tiene que plantearse una tarea principal que ya fue abordada por el socialismo del siglo XX: la alfabetizacin. Si en el siglo XX la alfabetizacin tena que ver con leer y escribir, hoy debe incorporar tambin aprender a leer los medios de comunicacin y a entender el mundo de la informtica. Alfabetizar as forma parte de las tareas esenciales para crear una ciudadana armada frente al terrorismo informativo. El fuego tard en socializarse 300 mil aos. El bronce, apenas 20 mil. Compartir los avances humanos en tecnologa, medicina, ciencia, conocimiento es una seal de hominizacin. Los nuevos avances corresponden a la humanidad, pues son inventos sociales. Restringirlos a quienes pueden pagarlos los convierten en privilegio y los aslan de la sociedad en donde nacieron. La apuesta tecnolgica, obligatoria en un socialismo avanzado, debiera incorporar frmulas de software libre que hagan accesible a todo el mundo los avances tecnolgicos y culturales.

Al alfabetizar, hay que reconstruir una cultura alejada de la cultura del espectculo, cuyo nico fin es la mercantilizacin y el debilitamiento de valores solidarios. La cultura del ocio se ha convertirdo en mera distraccin. Y si distraerse forma parte de la sal de la vida, transformarlo todo en distraccin es una trampa para crear pueblos distrados. Los medios, puestos al servicio de la mercantilizacin del ocio y de los intereses privilegiados, son armas de distraccin masiva contrarios al socialismo del siglo XXI.

EN ARMONA CON LA NATURALEZA

El socialismo del siglo XXI es tan profundamente respetuoso con la naturaleza que se transformar en ecosocialismo.El capitalismo separ a los cientficos de la naturaleza. Hasta el siglo XX, despus de las bombas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, los cientficos no fueron conscientes de que haba una responsabilidad en lo que investigaban, no entendieron que no era cierto que ellos dejaban su responsabilidad cuando abandonaban el laboratorio.

La ciencia -corazn del movimiento ilustrado a partir del siglo XVII- prometi una emancipacin que luego fue hurtada cuando se deslig del respeto a la naturaleza. El capitalismo hizo de la ciencia una mercanca ms al servicio del capital y destroz la naturaleza. El medioambiente no era algo con lo que convivir, sino algo a dominar y someter. El capitalismo siempre se ha ajustado por la parte ms dbil, que siempre era la parte que menos se quejaba. Naturaleza, nios, mujeres, pueblos ms dbiles, inmigrantes, esclavos son los que han garantizado que los poderosos vivieran cmodamente sin esfuerzo.

Pero hoy la naturaleza ha empezado a quejarse. El primer mundo ha agotado las reservas naturales, la biodiversidad, y ha puesto sus ojos en los pases del tercer mundo que an mantienen esa reserva de naturaleza. Pero slo hay un planeta Tierra sobre el que todos tenemos una responsabilidad de supervivencia. El principio de precaucin es obligatorio: si no se sabe el efecto de alguna novedad, usarla por el mero nimo de lucro implica una imprudencia inmoral.

Los transgnicos son verdaderas armas de destruccin masiva. Multinacionales como Monsanto convierten a los campesinos en rehenes de las semillas que la multinacional vende en cada cosecha: slo sirven para una vez, contaminan las semillas naturales, necesitan pesticidas y fertilizantes enemigos de lo natural y de altsimo costo. La naturaleza ha empezado a quejarse y tenemos que escuchar su grito. El mero productivismo en el que pens el socialismo en los siglos XIX y XX ya no es vlido.

CON REFORMA AGRARIA

En profunda relacin con el cuidado de la naturaleza est la reforma agraria que desde hace decenios reclaman las poblaciones rurales de Amrica Latina. Parcialmente realizada, fue la base del enorme impulso econmico que experimentaron los tigres asiticos. Una reforma agraria que garantice la alimentacin de los pueblos y que revierta la transformacin mercantil de ese derecho humano que es la posibilidad de alimentarse. Las grandes empresas de alimentacin esquilman la tierra, agotan el agua, desertizan, hacen a los campesinos dependientes y, por encima de todo, condenan al hambre. Nunca como hoy fue tan posible alimentar al mundo entero, y nunca esa posibilidad se ha visto tan frreamente negada por los intereses de las transnacionales enquistadas en la poltica institucional.

Una reforma agraria que termine con la agroindustria de las multinacionales es uno de los principales retos del socialismo en el siglo XXI, pues es la garanta de que la supervivencia de los individuos y de la especie sea una realidad, hoy puesta en peligro por la mercantilizacin de los alimentos, el uso de transgnicos y pesticidas, as como la utilizacin del hambre como un arma de guerra por los pases ricos o por grupos poderosos. En profunda relacin con la reforma del agro, est el problema creciente del agua. Frente a los intentos -y a los logros- de su privatizacin, el agua debe ser declarada un bien pblico universal, al margen de su mercantilizacin, derroche o uso ineficiente. La prevencin de la escasez del agua con que nos amenaza el siglo XXI desafiar la inteligencia humana del socialismo que viene.

Y frente al principio neoliberal de la liberalizacin de fronteras, que parte del supuesto de que los pases deben especializarse en la exportacin, un principio de prudencia ecolgica nos invita a consumir productos de la zona en donde vivimos. Necesitamos una inteligencia endgena para un socialismo productivo, no productivista. Resulta profundamente absurdo, como est ocurriendo en Europa, que se consuman productos supuestamente ecolgicos que se desplazan miles de kilmetros del lugar de produccin para ser consumidos en otros pases bajo el supuesto del respeto a la naturaleza. Como es igualmente absurdo el uso abusivo en los pases clidos de aparatos de aire acondicionado, que compiten en deterioro ambiental con el uso abusivo de las calefacciones en los pases fros.

CON LAS MUJERES

El socialismo del siglo XXI es profundamente femenino, consciente del mal uso o del uso insuficiente del caudal de las mujeres cometido durante toda la historia.La Madre Tierra, la que renueva el ciclo de la naturaleza, la que trae la vida constantemente, ha tenido en las mujeres su ms hermosa metfora y su ms castigado grupo. Desde tiempo inmemorial, las mujeres han visto su trabajo denigrado, su tarea minusvalorada, su esfuerzo rechazado, su cuerpo ultrajado. Trabajan a menudo el doble, en casa y fuera, siguen sufriendo la brutalidad de los hombres, la mayor carga de la familia, el abuso de su integridad fsica, menores sueldos, sometimiento sexual por parte de los hombres, ausencia de libertad para estudiar, para investigar, para crecer, para ser dueas de su cuerpo.

Son la mitad del cielo y ms de la mitad de la humanidad, pero su trabajo es desperdiciado porque los hombres -y tambin las mujeres- son educados en un patriarcado egosta que se empea en mantener el privilegio que tiene sobre ellas. Ninguna sociedad libre puede sostenerse sobre el desprecio a la mitad de su ciudadana. Ninguna sociedad libre puede permitirse el lujo de infrautilizar a la mitad de su gente, a la mitad de su inteligencia y su coraje. Y porque los anteriores siglos han sido siglos de los hombres, es de justicia, como compensacin, que el siglo XXI sea el siglo de las mujeres.

Mientras en las estructuras sociales sigan primando los hombres, las cuotas sern un elemento de justicia. Slo cuando las sociedades incorporen los valores femeninos del cuidado, el respeto, la consideracin con las generaciones futuras, la cooperacin y el dilogo, estaremos en condiciones de avanzar en un socialismo que merezca ese nombre.

SIEMPRE EN BSQUEDA

El socialismo del siglo XXI no tiene una alternativa total al capitalismo de los siglos anteriores, pero ha desarrollado un claro conocimiento de qu es lo que no le gusta.La apuesta central del socialismo es una sociedad integral, con la posibilidad de que sus miembros puedan desarrollarse en libertad hacia las cotas ms altas de humanidad. Desde su perspectiva histrica, el socialismo siempre ha apostado por la emancipacin de los menos favorecidos, de los ms excluidos, contando a menudo en esta lucha con el compromiso de aquellas y aquellos que, an no perteneciendo a los sectores ms desfavorecidos, no quieren formar parte de una sociedad que los convierte, an involuntariamente, en verdugos de quienes financian su bienestar con su trabajo y sometimiento.

El comunitarismo de Platn en La Repblica, el sermn de la montaa de Jesucristo, el levantamiento de los esclavos dirigido por Espartaco contra Roma, la oposicin a las Cruzadas, los movimientos campesinos del siglo XVI, la resistencia indgena contra la Conquista espaola y portuguesa, la Revolucin Francesa, la independencia de Amrica, el levantamiento de los negros en Curaao, las revoluciones en Europa en 1830 y 1848, la Comuna de Pars, la Revolucin Rusa, la derrota del nazismo, la Revolucin Cubana y la Sandinista, el levantamiento Zapatista, el movimiento por otra globalizacin, la defensa popular de la V Repblica en Venezuela, las revueltas indgenas en defensa de sus derechos y sus bienes naturales en Bolivia, Ecuador o Per son hitos que comparten un mismo principio: la resistencia de la mayora frente a la dominacin de unos pocos.

An no sabemos cmo es el socialismo del siglo XXI. Se est creando segn se est pensando y actuando. Lo que sabemos es cmo no queremos que sea. Las frmulas socialistas no siempre han funcionado, aunque tambin sabemos que el capitalismo nunca las ha dejado funcionar. Cualquier levantamiento contra el capitalismo, cualquier queja, cualquier alternativa, de los esclavos, los campesinos, los indios, los negros, los miles de levantamientos populares annimos siempre han sido aplastados y masacrados. Hay que recuperar esa historia de resistencia, esa historia que siempre se ha pretendido ocultar, pues sembraba ejemplo para el presente y el futuro. El socialismo del siglo XXI tiene siempre a mano el ejemplo de resistencia, de protesta y de propuesta de los siglos anteriores. El socialismo del siglo XXI tiene muy fresca la memoria.

El socialismo del nuevo siglo debe desbordar al capitalismo, acentuar su condicin contradictoria, acelerar sus callejones sin salida, usar sus recursos para demostrar su inhumanidad, su ineficiencia, su carcter depredador. Pero no hay que confundir este desbordamiento con el cuanto peor mejor que puso en marcha determinada izquierda en el siglo XX. No se trata de agravar las condiciones de pobreza, miseria, enfermedad o analfabetismo pretendiendo que as llegar antes el socialismo. Las avenidas del nuevo socialismo son grandes alamedas y ya hemos sabido que cuando se usan las mismas armas de los enemigos se termina parecindose demasiado a ellos. Se trata de acentuar las limitaciones del capitalismo en aras de que la poblacin entienda que ese sistema es incapaz de construir un mundo sensato.

DESDE UNOS MNIMOS PARA TODOS

En muchos pases parece ms eficaz usar la ley y sus vacos para lograr la subversin del sistema que utilizar recursos de violencia que, cuando carecen de apoyo y comprensin social, se convierten en mero terrorismo incompatible, con la condicin humanista del socialismo del siglo XXI.

Habr espacios donde se podrn probar alternativas radicalmente ajenas al capitalismo -evaluando siempre sus resultados-, pero habr otros muchos espacios donde la vieja lgica deber convivir con la nueva. En muchos pases, por ejemplo, se est demostrando cmo frmulas mixtas de cooperativismo, mercado y Estado han dado resultados mejores que frmulas estrictas de intervencin estatal en la construccin de viviendas populares.

La condicin experimental de nuevas frmulas es una obligacin cuando se carece de modelo alternativo. Pero se debe ser muy cuidadoso para que los avances no se hagan sobre el sistema estricto de ensayo y error, que siempre tendr damnificados. Las autoridades chinas, apoyadas en sus peculiaridades polticas, realizan esta experimentacin con ciudades enteras, obteniendo una rica experiencia, pero sacrificando a muchsimas personas como conejillos de indias.

A medida que se vayan visualizando las nuevas vas, el socialismo del siglo XXI debe garantizar los elementos mnimos para que las actuales generaciones no vean sacrificada su posibilidad de una vida digna. Los poderes pblicos deben hacer esfuerzos para garantizar un puesto de trabajo digno para todos -el desempleo es contrario a la idea de socialismo, incluso de humanidad- y frmulas de renta bsica garantizadas para todos los ciudadanos, incluidas las mujeres que realizan ese enorme trabajo no remunerado que es el trabajo domstico.

El socialismo del siglo XXI empieza a pensarse desde unos mnimos que son el suelo desde el que empezar a pensar el nuevo sistema. Mientras los mnimos de educacin, salud, vivienda, vestido, agua potable, luz y cultura no estn cubiertos, no se puede hablar de una sociedad que merezca tal nombre. En el frontispicio del socialismo del siglo XXI est la satisfaccin de estos bienes, que sern considerados bienes pblicos y cuya satisfaccin es un compromiso del que debe responder toda la comunidad.

Para conseguir esto hay muchas frmulas, sin olvidar que antes de que llegue el socialismo, hay que sentar las bases para la transicin al socialismo. En esa transicin, es esencial un buen sistema fiscal que permita la redistribucin de los recursos a travs de los impuestos. Igualmente, es obligatorio que el Estado controle los principales recursos energticos y que garantice el suministro de los bienes pblicos, con propiedad estatal o social de los medios de produccin, con el fomento de la economa social y con redes internacionales complementarias tipo ALBA.

QU TIPO DE VIOLENCIA

El socialismo del siglo XXI es violentamente pacfico.El socialismo es pacfico porque la violencia va contra el sentido de la vida. La violencia -pensada y usada tradicionalmente desde la izquierda en oposicin a la violencia estructural del Estado- debe ser replanteada, tanto por tica como por su utilidad o inutilidad histrica. Es ms propio vencer convenciendo, construyendo hegemona (Gramsci) y utilizando herramientas ms humanas que desborden la violencia de los poderosos (Gandhi). Es ms propia del socialismo en el siglo XXI la desobediencia civil que la lucha armada.

Un anlisis riguroso de los conflictos blicos durante los ltimos dos siglos demuestra que, salvo excepciones en donde la poblacin legitima esa resistencia de manera amplia, el recurso a las armas genera una espiral que slo construye odio y ms violencia. La experiencia del siglo XX ha demostrado que la fuerza siempre es la ltima razn del capitalismo en crisis. El socialismo del siglo XXI apuesta por la paz y entrega la responsabilidad de la solucin de conflictos a los organismos de unas Naciones Unidas reestructuradas.

La violencia es un ltimo recurso, pero en ocasiones tambin es un recurso. Prefiero la violencia a la indiferencia, dijo Gandhi. Nos repugna el uso de la fuerza, pero nos repugna an ms que una minora con acceso a la fuerza robe la felicidad a los dems. La democracia debe defenderse y, an ms, debe dejar claro, como frmula preventiva, que tiene la posibilidad de defenderse. Por eso es violentamente pacfica.

Nadie debe tener la posibilidad de abusar de los pueblos pacficos. Por eso se arman tambin las democracias. Pero todo conflicto, toda guerra, toda agresin, sea ofensiva o defensiva, es un fracaso del socialismo del siglo XXI. Al igual que la buena medicina debe ser preventiva, la mejor violencia es la que nunca se usa. Por eso es importante todo el esfuerzo que se haga para prevenir conflictos, as como para reconstruir las Naciones Unidas como una organizacin capaz de luchar y de usar la violencia en nombre de la paz y la democracia. Para eso, es necesaria una reforma integral de la Organizacin de Naciones Unidas, el replanteamiento de la carrera armamentista -verdadera responsable del auge de las guerras-, del negocio de la guerra y de la existencia de pases convertidos en gendarmes mundiales que actan como bomberos pirmanos.

El papel de los militares est, por definicin, dentro de los cuarteles. La lgica militar no es igual que la lgica civil, y siempre es mejor, desde una perspectiva democrtica, civilizar a la milicia que militarizar a la sociedad. Como criterio general, aplicable siempre, la mejor arma es la que no existe, la mejor de las que existen es la que no se usa, y la mejor de las que se usan es la que limita al mximo el dao para conseguir el nico fin que las legitima: la defensa frente a quienes quieren asentar sus privilegios sobre las espaldas de los dems.

QU FRONTERAS

El socialismo del siglo XXI debe reconstruir y reinventar las fronteras territoriales, polticas y culturales, propugnando un nuevo orden internacional.La globalizacin neoliberal es la utopa del capitalismo. Un mundo sin fronteras, una jungla sin reglas para beneficio del ms fuerte. La gran mentira del capitalismo es decir que todo puede expresarse en forma de mercancas y que el mercado es capaz, autorregulndose, de organizar la sociedad mundial. El capitalismo neoliberal -como cualquier variante del capitalismo- necesita abolir las fronteras, las leyes laborales, la propiedad comunal, cualquier cosa que ponga freno a su deseo de individualizar, de transformar el mundo y todo lo que lo habita en meras mercancas que puedan venderse y comprarse. Pero la ineficiencia y la desigualdad que construye el mercado autorregulado son proverbiales. De ah que sean esenciales las alianzas supranacionales basadas en la complementariedad y la solidaridad.

Como dijo Rousseau, ninguna democracia existe cuando un ser humano es lo suficientemente pobre como para venderse o suficientemente rico como para comprar a otro hombre. El capitalismo sin fronteras es el territorio ideal de los asaltadores de caminos, de bancos, de personas y de la naturaleza: roban aqu y all y huyen sin moverse de sus sillones.

Las fronteras del Estado nacional han sido superadas por el desarrollo tecnolgico, la complejidad social y la globalizacin. El Estado nacional ha sido sobrepasado en no pocos aspectos por abajo y por arriba. De ese Estado nacional hay que mantener algunas cosas, rechazar otras e ir ms all en otras. Proclamar el fin del Estado es una novedosa mentira del capitalismo cuando el Estado, convertido en Estado social y democrtico de derecho, supona un freno para la expansin del capital y el aumento del beneficio.

EL ESTADO NACIONAL HA SIDO SOBREPASADO

El Estado ha sido sobrepasado por abajo porque los mbitos locales pueden desarrollar mejor determinadas tareas al estar ms cerca de la gente. En la globalizacin, cuando las decisiones se alejan de la ciudadana, hay que recuperar en todo su rigor el principio de subsidiariedad: lo que pueda hacer el nivel inferior que no lo haga el superior, garantizndose siempre que, cuando el nivel inferior no pueda cubrir algn aspecto, siempre estar atento el nivel superior para cubrirlo. En aspectos de gran relevancia, a menudo abandonados por la izquierda, el mbito local es esencial, por ejemplo en la lucha contra el narcotrfico o la corrupcin. Es en ese nivel de cercana donde resulta ms eficiente combatir las redes de corrupcin que afectan a los propios cuerpos del Estado -funcionarios, policas, polticos-, pues el grado de informacin es mucho ms alto. Igual ocurre con la planificacin de la educacin y la salud, incluso del empleo.

Por arriba, la superacin del Estado tiene que ver con determinados asuntos que ya no pueden solventarse en el breve espacio de un Estado. Pero ah coincide el desarrollo poltico con los deseos de los capitales internacionales. La teora de las ventajas comparativas neoclsica dejaba de lado muchas cosas, principalmente las necesidades internas de los pueblos. Producir slo para exportar no desemboca necesariamente en un mayor bienestar nacional. Crea lites exportadoras que condenan a los pueblos al hambre y al atraso. Por eso, hay que reconstruir las fronteras del siglo XXI, que necesariamente van a ser regionales. Esas nuevas fronteras deben ir por encima de las tradicionales fronteras polticas nacionales. Europa vio facilitada esa tarea debido a una terrible guerra que asol el continente. En Amrica Latina hace falta un ejercicio de humildad para entender la necesidad de rebajar el nacionalismo al tiempo que se ensalza y se respeta la nacin. Se est ms cerca de quienes trabajan por la emancipacin en otro pas que de quienes siendo nacionales luchan contra ella. Por eso hacen falta conexiones supranacionales y liderazgos supranacionales compartidos. La democracia en un solo pas no es factible, y los pases latinoamericanos slo sern democrticos en tanto en cuanto sean un polo de poder basado en sus alianzas.

Hay que reconstruir nuevas identidades que integren ms ac y ms all de lo que englobaban los Estados nacionales. La construccin de los Estados homogeniz y someti a pueblos, razas y lenguas y las oblig a una nica identidad. Y los Estados nacionales sobrevivieron alimentando las diferencias con los Estados ms cercanos. El socialismo del siglo XXI debe superar esas diferencias basadas en intereses de particulares y encontrar los elementos comunes de zonas geogrficas. Debe prestar especial atencin a lo que puede sumar cuando sumar emancipe, y debe prestar atencin a las diferencias cuando igualar reste identidad.

CREAR UNA OPININ PBLICA REGIONAL

La construccin de nuevas identidades debe hacerse de manera participada y para ello es de gran relevancia la posibilidad de armar una opinin pblica regional, algo ms sencillo cuando se comparte el mismo idioma. En esta direccin, debe ir pensndose en la creacin de redes regionales que compartan objetivos. Amrica Latina debiera ir construyendo formas de encuentro entre partidos que puedan representar esa nueva opinin pblica regional, partidos polticos que pertenezcan a una misma lnea ideolgica pero que operan en diferentes Estados. La posibilidad de crear una opinin pblica regional pasa por crear medios de comunicacin regionales.

Las nuevas fronteras deben protegerse de los ataques de quienes, en nombre del libre comercio, amenazan la industria, el campo y los servicios nacionales. No se trata de construir ninguna forma de autarqua, sino de entender, frente a la gran mentira de la apertura de fronteras -algo que nunca han hecho los pases ricos-, que determinadas formas de proteccin interna son una garanta de bienestar.

Dentro de esta reconstruccin de las fronteras polticas, la democracia local es uno de los elementos sociales donde debe reinventarse una nueva alianza entre formas representativas y formas de democracia participativa. Los presupuestos participativos son una frmula avanzada en esa direccin. En sociedades complejas -sociedades donde cada persona es un mundo que merece ser reconocido como tal- las respuestas de la administracin no pueden ser simplificadoras.

El socialismo del siglo XXI da respuestas complejizadoras a problemas complejos. Simplificar significa, en este caso, ignorar que cada persona tiene una horma particular. Complejizar -lo que tambin complica y dificulta la tarea poltica- es entender que no puede meterse a toda la poblacin en la misma horma, en el mismo saco, por mucho que eso facilite la tarea a los responsables polticos.

Es obligatorio tambin terminar con esos lugares sin fronteras que condenan a tantos pases a la pobreza: los parasos fiscales y las empresas transnacionales. Al tiempo que se postula desde el neoliberalismo un mundo sin fronteras, se crean reinos feudales protegidos por nuevos castillos y enormes fosos: los entramados jurdico-financieros, cuya entrada est vedada a los pueblos. Al igual que los derechos humanos dejaron de ser considerados como asuntos particulares de los Estados, los asuntos financieros, que condenan a la pobreza a continentes enteros, deben dejar de ser asuntos propios de empresas, organismos internacionales o Estados que reclaman su dominio para mantener sus privilegios.

CON UN TRIBUNAL INTERNACIONAL

El socialismo del siglo XXI tiene que reconceptualizar la riqueza y la pobreza, creando un Tribunal Internacional.El nuevo orden internacional condena a la miseria a tres cuartas partes del planeta. A la manera del Tribunal Russell, que investig los crmenes de la guerra de Vietnam, hacen falta tribunales internacionales que expliquen cmo la existencia de pases pobres est ntimamente ligada a la existencia de pases empobrecedores. Estos tribunales deben evaluar, con todas las partes, el costo del colonialismo, de las invasiones, del robo de materias primas, de la esclavitud, del comercio desigual, de la exportacin de desechos txicos, del fomento de guerras y dictaduras.

Con urgencia debe enfrentarse el tema de la deuda externa y de la deuda ecolgica. Sin un replanteamiento de esta desigualdad histrica, que an hoy sigue lastrando en forma de deuda social el posible avance de los pases empobrecidos es imposible pensar formas de socialismo para el siglo XXI. La pobreza y la miseria que ha creado y crea la deuda la hacen rea de un delito continuado de genocidio. El pago de la varias veces pagada, inmoral y odiosa deuda externa evita sembrar las bases y el mnimo de suministro de bienes bsicos sobre los que sustentar la puesta en marcha del nuevo socialismo.

QU DERECHOS HUMANOS

El socialismo del siglo XXI tiene que reconstruir la idea de los derechos humanos sobre la base del respeto a todas las culturas.Occidente ha sido siempre una fuerza colonial imposibilitada, desde su razn moderna, para comprenderse, humildemente, como lo que es: slo una expresin de la verdad humana. La forma de pensar de Occidente -la modernidad- le ha llevado a que, incluso cuando ha propuesto valores de carcter universal, haya impuesto directa o indirectamente sus valores propios, a partir del siglo XVIII, contaminados, adems, de capitalismo voraz y estatismo homogenizador.

Los derechos humanos no son los derechos individuales del liberalismo que terminan, en nombre de una buena causa, siendo otro instrumento de opresin de unos pases sobre otros o de unas ideologas sobre otras. Los derechos humanos deben reconstruirse como un dilogo entre los diferentes pueblos y culturas, entre las diferentes opciones polticas y las diferentes religiones.

Frente a propuestas de choque de civilizaciones, basadas en la supuesta incompatibilidad de valores y derechos humanos, el socialismo del siglo XXI debe hacer un esfuerzo por un dilogo de civilizaciones, que reconozca la interculturalidad y la ms eficaz construccin de la emancipacin desde diferentes perspectivas que comparten, pese a los distintos presupuestos, un compromiso con una globalizacin alternativa. Frente a la mercantilizacin del mundo de la vida puesto en marcha por la globalizacin neoliberal, existe una rica variedad de respuestas, provenientes de culturas indgenas, de otras religiones, de distintas sensibilidades sexuales, que deben sumarse para recuperar ese amplio espacio humano hurtado por la mercantilizacin neoliberal.

Estos nuevos derechos humanos deben tener como orientacin compartida la recuperacin de un aspecto dejado de lado por la concepcin liberal occidental de los derechos humanos: el derecho a la propia alimentacin. El derecho a la vida se conculca de manera aberrante cuando tres cuartas partes de la humanidad no pueden alimentarse. De poco sirve el reconocimiento formal de la libertad cuando esa libertad no puede ejercerse porque faltan el alimento y la instruccin necesarios para construir una vida digna. De igual manera, el libre acceso a los medicamentos necesarios debe formar parte de una concepcin de los derechos humanos que sea defendida por la ONU.

QU MEDIOS DE COMUNICACIN

El socialismo del siglo XXI necesita articular sus propios medios de comunicacin, orientados por los valores que deben sostenerlo.Las alternativas durante el ltimo tercio del siglo XX han sido, bsicamente, o la indiferencia o la militancia total. La derrota de prcticamente todos los intentos de transformacin radical del capitalismo y de la democracia representativa han polarizado a las sociedades entre amplias masas conformistas y pequeos ncleos concienciados a los que les corresponde la carga total del discurso y la prctica transformadoras. Esto, a menudo, lleva a que esas minoras que sostienen todo el peso de la propuesta emancipadora terminen sin fuerzas, ingresando finalmente en las filas del desnimo o construyendo pequeas islas donde escaparse de la hegemona neoliberal. La emancipacin o se sostiene por amplios sectores de la poblacin o se convierte en una tarea ciclpea, slo asumible por heroicos gigantes que pueden terminar perdiendo su condicin humana.

Para evitar esto, hay que masificar las propuestas socialistas. Y para eso es fundamental el papel de los medios de comunicacin. Desde los aos 30 del siglo XX, los medios de comunicacin masivos -inicialmente la radio- se convirtieron en elementos esenciales tanto de propuestas reaccionarias -el nazismo fue experto en su uso- como de propuestas con rasgos emancipadores: los inicios del New Deal de Roosevelt tuvieron como principal vocero las charlas al calor de la lumbre que dictaba semanalmente el Presidente de Estados Unidos. En los aos 60 y 70 los medios se pusieron de manera general al servicio del sostenimiento de la sociedad capitalista y de su constante necesidad de incrementar la demanda, en camino a lo que hoy son las sociedades de consumo.

La publicidad, como artfice de la sociedad de consumo, as como el resto de producciones audiovisuales, han ayudado sobremanera a construir un mundo individualista, centrado en la distraccin, consumista, conformista y desarmado intelectualmente para enfrentar el esfuerzo de la transformacin. El silencio de los medios sobre los estragos causados por el capitalismo, as como el ocultamiento de las protestas frente al capitalismo debilitan el nacimiento de otras resistencias.

Slo con espejos del nuevo socialismo se podrn reflejar los nuevos valores, que debern ser sostenidos por el conjunto de la sociedad y no por una minora consciente, aunque, mientras tanto, le corresponda a esa minora trabajar de ms para extender esos valores. Slo con medios de comunicacin ajenos a los grandes entramados empresariales-financieros-polticos puede explicarse, proponerse, defenderse el nuevo socialismo. Slo con medios que compartan los nuevos valores puede educarse a la ciudadana en la defensa colectiva del nuevo socialismo. La informacin no puede consistir en el consumo pasivo de mensajes e imgenes provenientes de un nico proveedor. Es un dilogo de ida y vuelta donde deben incrementarse los emisores, al igual que son plurales los receptores.

Los medios alternativos, locales, descentralizados y el libre acceso son requisitos para que el nuevo socialismo no caiga en el adoctrinamiento dirigido por una lite. Slo una relacin dialctica entre lo local, lo nacional y lo global puede construir una ciudadana que no caiga en la fragmentacin y que evite tambin el error comn de la homogenizacin y la negacin de las identidades. Slo con medios de comunicacin ajenos a los intereses particulares podrn construirse opiniones pblicas regionales -latinoamericanas, africanas, europeas, mediterrneas- que construyan la globalizacin alternativa, que provoquen la transformacin.

Es en el mbito cultural donde el ser humano despliega su mxima humanidad. De ah que sea necesario romper con la cadena de amortiguamiento del dolor propia de la sociedad del espectculo. La ecuacin doler-saber-querer-poder-hacer debe transitarse para que exista transformacin. Sin dolor ante el hecho social, qu razones habra para el cambio? Por el contrario, cuando el dolor se conceptualiza, se convierte en saber y deja de entenderse como algo natural y necesario. El dolor se hace conocimiento, saber, y se percibe como algo enemigo de la vida digna. Una vez pensado el dolor y convertido en conocimiento, nace la voluntad, un querer acabar con el dolor, identificado en su fuente. Pero no basta desearlo. Surge as el momento poltico: el del poder y el del hacer. Para cambiar la lgica del dolor, repetida y enraizada en las instituciones sociales hace falta poder cambiarlas. Una vez que se tiene ese poder viene la transformacin.

CON MS PARTICIPACIN POPULAR

El socialismo del siglo XXI sabe que a mayor participacin popular, menor poder particular.La democracia representativa ha construido entramados alejados de la ciudadana. La ausencia de formas de democracia directa ha enfriado la democracia hasta convertirla en un procedimiento que termina ignorando su condicin de gobierno por el pueblo y para el pueblo.

El reforzamiento de la democracia local devuelve a un nivel prctico la gestin de la poltica, hurtada por el Estado central, que es el que hace y deshace en los organismos financieros internacionales. Conforme se aleja el centro de toma de decisiones, ms se debilita la democracia. La mayor informacin concreta siempre est abajo. La labor de coordinacin del Estado, que es necesaria, tiene que articularse desde el principio de la subsidiariedad, de manera que las instituciones centrales sirvan como garantes -y tengan recursos- para poder cubrir lo que resulte insuficiente en el mbito local.

El principal error del socialismo del siglo XX fue no confiar en la participacin popular, asumiendo el Estado toda la responsabilidad. El Estado se crey con legitimidad como para declarar enemigo del pueblo a todos los que fueran enemigos de ese Estado, que copi muchos errores del Estado burgus del que proceda. Compensar ese defecto de participacin es el camino ms seguro para evitar los errores que la lucha por la emancipacin cometi en el pasado. Si la derecha orient su poltica a acabar con lo que denominaron exceso de participacin, la izquierda debe armar su propuesta guindose por superar el dficit de participacin en parlamentos, empresas, hospitales, administraciones, escuelas, universidades, organismos financieros, medios de comunicacin, cualquier lugar donde la ley, el conocimiento, la fuerza o la tradicin crean situaciones de poder y dominacin.

CON REFORMAS, CON REVOLUCIN, CON REBELDA

El socialismo del siglo XXI debe saber conjugar reforma, revolucin y rebelda.El viejo paradigma del capitalismo neoliberal est en crisis, pero el nuevo paradigma del socialismo an no ha llegado. Habr zonas en donde nos situemos con fuerza en la lgica del nuevo paradigma, pero tambin habr situaciones en donde nos ubicaremos en la zona de transicin.

Ante las enormes distancias entre los diferentes grupos de la izquierda, ms atentos a lo que les separa y, por tanto, en constante debilidad frente a los sectores privilegiados, el socialismo del siglo XXI debe esforzarse por encontrar aquello que une a quienes luchan por la emancipacin. Cada grupo debe traducir a los dems grupos en qu consiste su emancipacin concreta, debe hacer comprensible a los dems el porqu su estrategia ayuda a mejorar el mundo. En vez de la crtica y el enfrentamiento entre supuestos intrpretes cannicos de la verdad, hacen falta gentes ms humildes dispuestas no a hacerse fuertes en sus diferencias sino cooperativos en lo que comparten. As hay grandes posibilidades de que se den saltos y de que esos grupos que hacen esa tarea de traduccin construyan sntesis que superen tanto el problema como las diferencias que tienen entre ellos. La existencia del Foro Social Mundial, a diferencia de la proliferacin de Internacionales Socialistas con sus diferentes credos e identidades, es un ejemplo de reconstruccin del socialismo del siglo XXI.

NI VOLUNTARISTAS NI CRISTALIZADOS

Pero ni se puede cambiar todo ni es necesario reinventarlo todo. Las sociedades llevan siglos luchando, con mayor o menor fortuna, y siempre existen aspectos que forman parte de sus victorias. Renunciar a esos aspectos es entregar fortalezas que nunca fueron rendidas. Por eso hacen falta dosis de reformismo, de gestin cotidiana de lo ya logrado. El ser humano no puede reinventarse todo todos los das. Un voluntarismo excesivo conduce a la frustracin. Hay cambios sociales que slo sern posibles en dos o tres generaciones.

Pero gestionar solamente una suerte de equilibrio total conduce a la cristalizacin. Como ensea la segunda ley de la termodinmica, todos los cuerpos vivos pierden constantemente energa, pero obtienen a cambio informacin y el cuerpo que no recibe informacin de que hace fro, calor, sensacin de hambre, sed, peligro, termina muriendo pues no recibe estmulos para renovar la energa que siempre pierde. La clave de los cuerpos vivos es mantenerse siempre no cristalizados, en un equilibrio inestable, en constante interaccin con su entorno. Los valores sociales deben encargarse de que la gestin de los logros no se revierta, pero hay espacios que no pueden estar en constante lucha. Son logros sociales que deben compartirse y cuidarse, pues pretender cambiarlos constantemente conduce a un gasto de energa muy alto.

Pero el reformismo sin revolucin no vale. Una revolucin es un programa de mximos, es el cambio profundo y urgente de aquello que frena la emancipacin, el faro que orienta el trabajo diario, aun sabiendo que ese cambio no va a llegar de inmediato. Revolucin es la utopa mxima, pero necesita anclarse en lo real para que pueda hacerse concreta. Ambos, reforma y revolucin, separados durante todo el siglo XX, deben unirse ahora aprovechando la experiencia de los errores de su divorcio durante el siglo que acaba de marcharse.

LA REBELDA: UN ALMA DE LA IZQUIERDA

Pero reforma y revolucin deben entender que hay una tercera alma de la izquierda que tambin deben incorporar: rebelda. Esa alma libertaria que siempre genera preguntas incmodas y cuestiona cualquier conformismo. Frente a la reforma y la revolucin, la rebelda es el impulso espontneo, sin jerarquas, atento a las identidades, irreverente, propio de movimientos sociales que nacen y desaparecen con la misma rapidez, una vez cumplida su funcin.

Rebelda es la lucha perdida por Bakunin frente a Marx, por Rosa Luxemburgo frente a Lenin, por Trotsky o Gramsci frente a Stalin, por Roque Dalton frente al FMLN, por la poesa frente al catecismo. Es la aportacin rescatada por el zapatismo, el mandar obedeciendo, es la desconfianza respecto de las estructuras, la apuesta por la asamblea, por la participacin de todos, por el absoluto poder popular, por el control social que frene la corrupcin, una de las principales lacras de la democracia en el siglo XXI. Rebelda no es quitar una silla para sentarse otro, sino poner ms sillas en la mesa.

Pero la rebelda tambin tiene que aprender de la reforma y de la revolucin, de la necesidad de estructuras, de partidos y sindicatos, de la necesidad de la gestin de sociedades complejas, de un orden internacional que no puede ahormarse en zapatilla de cristal alguna, de las dificultades de lograr una total politizacin de toda la ciudadana todo el tiempo, de la necesidad de tcnicos que orienten la realidad, de conjugar intereses globales, de la necesidad de articular el bosque una vez que ya existe quien cuide de cada rbol, de la obligacin de contar simultneamente con formas de democracia representativa y con elecciones, del rescate de aquellos elementos de la democracia liberal que no pueden dejarse como patrimonio de los poderosos porque fueron tambin los pueblos los que los lograron: los derechos civiles, polticos y sociales, la divisin de poderes, las libertades individuales y la justicia social.

COMO UN PUZZLE

Lejos de vanguardias y doctrinarismos, el socialismo del siglo XXI tendr que defender las reformas y ralentizar en ocasiones su paso. Tendr que orientarse por la revolucin y acelerar la marcha cuando las circunstancias lo pidan, tendr que entenderse rebelde cuando las frases hechas de la vieja gramtica poltica frenen la emancipacin.

No se trata de eclecticismo, se trata de dialctica. No es el reformismo el enemigo de la revolucin? Y no es la revolucin el enemigo de la rebelda libertaria? El socialismo del siglo XX estuvo lleno de etiquetas que impidieron la discusin. Nadie tiene el monopolio de lo que signifique revolucin, rebelda ni reformismo. Por eso el socialismo del siglo XXI se armar y desarmar, como un puzzle cambiante, de manera permanente. Slo as crecer ms all de los errores y los fracasos del siglo XX. Slo as podr ser cierta la promesa de emancipacin que sembr el pensamiento ilustrado y que an no ha sido cumplida.