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N121n4. 81 SITUACIÓN DEL ORIENTALISMO Mg LA ENSEÑANZA SUPERIOR OCCIDENTAL 17—(461) acreditando en sus múltiples disposiciones a favor de la Escuela primaria, y porque en todas cuantas oca- siones tiene que intervenir siempre se acuerda con cariño de los maestros; pero también es preciso que el Magisterio valore en toda su importancia estas atribuciones; que se dé cuenta de su responsabili- dad, yo estoy seguro que sabrá hacerse digno de la confianza que en él depositan, y que igualmente que supo borrar el baldón del analfabetismo del suelo de nuestra Patria, sabrá ahora que la cultura popular exige ha de ser la de un Certificado de Estudios pri- marios, que supone, por lo menos, el nivel cultural de un segundo curso de Bachillerato, y hay que aspi- rar que esto sea el mínimo de cultura que tenga el español, ya que los derroteros de la Ciencia y de los inventos en el mundo reclaman que cada día sea más alto el baremo educacional de los pueblos. Y para terminar debo decir que ya que se le reco- noce al Magisterio la solvencia para poder educar e instruir a sus alumnos hasta el tercer curso de Ba- chillerato con una gran ventaja para los centros de Enseñanzas Medias, que manejarán unos alumnos mu- cho más aptos, debe tenerse en cuenta la situación económica del maestro, y que conste que no me gus- tó jamás aludir en mis escritos esta faceta porque la coneidero muy delicada; pero ha llegado la hora de que sean las promesas realidades, y tengo la seguri- dad que en la mente del Sr. Ministro y en la del Caudillo ocupa lugar preferente la dignificación ma- terial del maestro; pues como en ha dicho el señor Tena Artigas en su m teca - coerencia pro- nunciada recientemente en el; toreó de Madrid al referirse a la vocación en a Isierzo . , "8 consi- gue mediante la creación e,- tómicos que prestigien y hagan atra o- ,‘. *• , Todo esto se necesita can urgenc mora, ni espera. Se van a crear veinticinco mi escuelas inks —de esto tengo deseos de escribir algunas lineas—, se precisan muchos y buenos maestros. Termino congratulándome sinceramente de lo que considero un gran acierto, felicitando al Sr. Minis- tro por esta disposición que comento y esperando de su etapa de gobierno muchas cosas en pro de la En- señanza Primaria, que es el fundamento de la pros- peridad de la nación. IGNACIO PÉREZ LANZA. Director del Periodo de Conjunto de la Univer- sidad Laboral "José An- tonio Giró/1". Situación del Orientalismo en la enseñanza superior occidental La separación —por no decir la oposición— entre Oriente y Occidente, que fácilmente se nos presenta hoy como una de las constantes de la historia de la Humanidad, es de hecho relativamente reciente. En toda la Antigüedad, el comercio entre la India y el mundo mediterráneo desempeñó un papel de primor- dial importancia. Los diversos cambios de la hegemo- nía de Mesopotamia a Egipto y de Egipto a Asia Menor, en el curso de tres milenios antes de la Era Cristiana, fueron a menudo las repercusiones poli- ticas que comportó el cambio de ruta para el comer- cio con la India. Más tarde, el comercio chino fue el gran resorte de la economía romana. Y, en la prime- ra mitad de la Edad Media, el Imperio de Bagdad, Bizancio, las ciudades rusas vivieron y prosperaron por ser sucesivamente paso obligado entre Europa y Asia. Así, durante más de cuatro milenios las re- laciones Oriente-Occidente acusaron por si mismas el pulso del mundo civilizado. La invasión de las pro- vincias orientales del Imperio de Bagdad por los tur- cos nómadas hacia la mitad del siglo x constituyó para el mundo una catástrofe sin precedentes. Don- de otrora existieron villas fabulosamente ricas —Bud- jara, Samarcanda, Kodjend— se instaló el desierto. Asia Central y, casi en seguida, el Asia Menor, que habían sido hasta entonces el nexo de unión entre Oriente y Occidente, se convirtieron en un gran va- cío, en una especie de tierra de nadie. El mundo civi- lizado, hasta entonces un todo unido, fué dividido en dos mitades que desde entonces vivieron y se des- arrollaron enteramente por separado. Culturalmente, cada mitad se encierra en un hu- manismo que no representa de hecho sino la mitad de la Humanidad y pierde totalmente el contacto con la otra mitad. Y cuando Europa, en el siglo xVi, re- descubre Asia, el mal se ha consumado. Europa —por no considerar aquí más que este aspecto del proble- ma— había ya logrado su tradición grecorromana en una Historia, un Arte, una Filosofía, una Literatura que formaba un todo perfectamente cerrado. La his- toria y la cultura del Extremo Oriente aparecieron no como un trozo perdido de la historia y de la cul- tura universal, sino como una especie de suplemen- to, de anexo, de apéndice. El esquema general de la historia "universal" (que en la práctica era la histo- ria mediterránea), estaba ya terminada; la historia del Extremo-Oriente, en la medida en la que ella podía ser conocida, era algo aparte que no entraba en los programas de estudio habituales del hombre medio, quedando relegada a objeto de dedicación de algunos especialistas eruditos. Por tanto, incluso des- pués del redescubrimiento de Asia, la cultura asiá- tica permaneció separada de la cultura occidental or- dinaria. Esta característica de separación del orientalismo en el conjunto de la cultura de Occidente se refleja

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Page 1: Situación del Orientalismo...orientalismo se sitúa en un plano inaccesible a la masa de los estudiantes. Tres siglos después del re-descubrimiento de Asia, el orientalismo permanece

N121n4. 81 SITUACIÓN DEL ORIENTALISMO Mg LA ENSEÑANZA SUPERIOR OCCIDENTAL

17—(461)

acreditando en sus múltiples disposiciones a favor dela Escuela primaria, y porque en todas cuantas oca-siones tiene que intervenir siempre se acuerda concariño de los maestros; pero también es preciso queel Magisterio valore en toda su importancia estasatribuciones; que se dé cuenta de su responsabili-dad, yo estoy seguro que sabrá hacerse digno de laconfianza que en él depositan, y que igualmente quesupo borrar el baldón del analfabetismo del suelo denuestra Patria, sabrá ahora que la cultura popularexige ha de ser la de un Certificado de Estudios pri-marios, que supone, por lo menos, el nivel culturalde un segundo curso de Bachillerato, y hay que aspi-rar que esto sea el mínimo de cultura que tenga elespañol, ya que los derroteros de la Ciencia y de losinventos en el mundo reclaman que cada día sea másalto el baremo educacional de los pueblos.

Y para terminar debo decir que ya que se le reco-noce al Magisterio la solvencia para poder educar einstruir a sus alumnos hasta el tercer curso de Ba-chillerato con una gran ventaja para los centros deEnseñanzas Medias, que manejarán unos alumnos mu-cho más aptos, debe tenerse en cuenta la situacióneconómica del maestro, y que conste que no me gus-tó jamás aludir en mis escritos esta faceta porque la

coneidero muy delicada; pero ha llegado la hora deque sean las promesas realidades, y tengo la seguri-dad que en la mente del Sr. Ministro y en la delCaudillo ocupa lugar preferente la dignificación ma-terial del maestro; pues como en ha dicho elseñor Tena Artigas en su m teca- coerencia pro-nunciada recientemente en el; toreó de Madrid alreferirse a la vocación en a Isierzo. , "8 consi-gue mediante la creación e,- tómicosque prestigien y hagan atra o- ,‘. *• , Todoesto se necesita can urgenc mora, niespera. Se van a crear veinticinco mi escuelas inks—de esto tengo deseos de escribir algunas lineas—,se precisan muchos y buenos maestros.

Termino congratulándome sinceramente de lo queconsidero un gran acierto, felicitando al Sr. Minis-tro por esta disposición que comento y esperando desu etapa de gobierno muchas cosas en pro de la En-señanza Primaria, que es el fundamento de la pros-peridad de la nación.

IGNACIO PÉREZ LANZA.Director del Periodo deConjunto de la Univer-sidad Laboral "José An-

tonio Giró/1".

Situación del Orientalismoen la enseñanza superior

occidentalLa separación —por no decir la oposición— entre

Oriente y Occidente, que fácilmente se nos presentahoy como una de las constantes de la historia de laHumanidad, es de hecho relativamente reciente. Entoda la Antigüedad, el comercio entre la India y elmundo mediterráneo desempeñó un papel de primor-dial importancia. Los diversos cambios de la hegemo-nía de Mesopotamia a Egipto y de Egipto a AsiaMenor, en el curso de tres milenios antes de la EraCristiana, fueron a menudo las repercusiones poli-ticas que comportó el cambio de ruta para el comer-cio con la India. Más tarde, el comercio chino fue elgran resorte de la economía romana. Y, en la prime-ra mitad de la Edad Media, el Imperio de Bagdad,Bizancio, las ciudades rusas vivieron y prosperaronpor ser sucesivamente paso obligado entre Europay Asia. Así, durante más de cuatro milenios las re-laciones Oriente-Occidente acusaron por si mismasel pulso del mundo civilizado. La invasión de las pro-vincias orientales del Imperio de Bagdad por los tur-cos nómadas hacia la mitad del siglo x constituyópara el mundo una catástrofe sin precedentes. Don-

de otrora existieron villas fabulosamente ricas —Bud-jara, Samarcanda, Kodjend— se instaló el desierto.Asia Central y, casi en seguida, el Asia Menor, quehabían sido hasta entonces el nexo de unión entreOriente y Occidente, se convirtieron en un gran va-cío, en una especie de tierra de nadie. El mundo civi-lizado, hasta entonces un todo unido, fué dividido endos mitades que desde entonces vivieron y se des-arrollaron enteramente por separado.

Culturalmente, cada mitad se encierra en un hu-manismo que no representa de hecho sino la mitad dela Humanidad y pierde totalmente el contacto conla otra mitad. Y cuando Europa, en el siglo xVi, re-descubre Asia, el mal se ha consumado. Europa —porno considerar aquí más que este aspecto del proble-ma— había ya logrado su tradición grecorromana enuna Historia, un Arte, una Filosofía, una Literaturaque formaba un todo perfectamente cerrado. La his-toria y la cultura del Extremo Oriente aparecieronno como un trozo perdido de la historia y de la cul-tura universal, sino como una especie de suplemen-to, de anexo, de apéndice. El esquema general de lahistoria "universal" (que en la práctica era la histo-ria mediterránea), estaba ya terminada; la historiadel Extremo-Oriente, en la medida en la que ellapodía ser conocida, era algo aparte que no entrabaen los programas de estudio habituales del hombremedio, quedando relegada a objeto de dedicación dealgunos especialistas eruditos. Por tanto, incluso des-pués del redescubrimiento de Asia, la cultura asiá-tica permaneció separada de la cultura occidental or-dinaria.

Esta característica de separación del orientalismoen el conjunto de la cultura de Occidente se refleja

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perfectamente en la enseñanza. Hasta estos últimostiempos, al Extremo Oriente apenas se le dedicabaespacio en las enseñanzas de Historia, tanto en elescalón primario como en el secundario. Basta paraadvertirlo leer los informes presentados a la Unes-co hace dos años por los historiadores de 18 paisesde Europa y América (1). Todos están de acuerdo enreconocer que la imagen de Asia, tal como ha sidopresentada a los escolares occidentales, es "defor-mada, superficial y episódica..."

Con pocas variantes, la autocrítica es la misma enlos distintos países. "La historia de la India —escri-be un experto italiano— se reduce para la mayoríade los manuales al período de la colonización ingle-sa; la de China comienza en el tratado de paz chino-japonés de 1895."

El informe francés no es menos severo: "El espa-cio y la importancia reservados a los acontecimien-tos de la civilización de fuera de Europa —se leeallí— son proporcionales a las relaciones que los mis-mos tienen (aparentemente al menos) con la histo-ria de la Europa Occidental. En lo que concierne alos países asiáticos, cuanto más lejos se encuentrande la Europa Occidental, geográficamente hablando,más concisas se hacen sus referencias."

Suecia confiesa a su vez el silencio total de susmanuales sobre la expansión del islamismo. Los es-colares británicos no están mejor informados: segúnconfesión de sus maestros, la civilización asiática noes evocada sino en la medida en que ha inspiradoal Occidente o ha dejado su marca en éste.

Sería ocioso insistir, pues el tema resulta demasia-do evidente. Pero es que cuanto pueda afirmarse contal evidencia de la Enseñanza primaria y de la En-señanza media, podría predicarse también, siquieracon pequeños celajes, de la Enseñanza superior. Cier-tamente, numerosas Universidades occidentales po-seen desde hace mucho tiempo cátedras de Orienta-lismo, pero dichas cátedras constituyen en todo casoalgo aparte. En París, por ejemplo, existe en la Sor-bona un Instituto de Altos Estudios Chinos, un Ins-tituto de Estudios Japoneses y un Instituto de Civi-lización India. Estos Institutos, donde han profesa-do y profesan algunos de los más eminentes orienta-listas, ofrecen una enseñanza muy completa sobrela cultura extremo oriental, desde los diversos pun-tos de la lingüística, la Literatura, la Arqueologíay la Filosofía. Sin embargo, no forman parte de loscursos normales en los estudios superiores de Letras.Los diplomas en estudios indios, chinos o japoneses(aunque exigen para un estudiante francés un traba-jo incomparablemente mayor que un aprobado en la-tín, en griego, en literatura francesa o en filosofíainglesa), no dan acceso a la enseñanza media ni per-miten ascender hasta la "agrégation". Esto quieredecir que prácticamente el orientalismo está reser-vado a aficionados o a estudiantes que pretendan es-pecializarse a fondo y convertirse un día en profeso-res de Universidad, de sánscrito, de chino o de japo-nés. Pero los licenciados o agregados en Letras Clá-sicas, en Inglés, Español o Alemán, terminan sus es-tudios sin haber tenido jamás la oportunidad de leer

(1) Publicados en "El Correo de la Unesco", marzode 1956.

(traducido, se entiende) un verso de Li Po o Po ChüYi, de abrir una novela japonesa o de adquirir por símismos idea de la poesía religiosa india. Y, lo queaún es más grave, un licenciado o un agregado enHistoria tiene su información reducida a la mitad (y,cuantitativamente, a la mitad más pequeña) de lahumanidad y no conocerá Asia sino en cuanto a lasrelaciones que Europa haya tenido con ella. es decir,en los momentos en que Asia era en menor medidaella misma. Sin duda es comprensible que no todoslos futuros profesores de Literatura y de Historiaen la Enseñanza media, en Europa y en América,tengan conocimientos profundos sobre Asia. No todoel mundo puede saberlo todo. Pero lo que sí es gra-ve es que no pueda adquirir tales conocimientos ensu formación universitaria ninguno de esos futurosprofesores, y que las licenciaturas y agregaduríasque llevan a la Enseñanza media, no tengan ningunaopción orientalista; o, dicho de otra manera, que laenseñanza superior común —la que prepara los cua-dros docentes de la nación— ignore a Oriente.

Finalmente, cuando se contempla de cerca, se pue-de afirmar que tanto en América como en Europael orientalismo está hoy ausente de la enseñanza su-perior habitual. Los Institutos de Indianismo o deChinología, aun quedando al margen de las Univer-sidades, ponen de relieve prácticamente una enseñan-za de erudición que queda tan sólo un escalón porencima de la enseñanza superior habitual. Reserva-dos a una minoría los estudios extremo orientales enOccidente, son a menudo enormemente especializa-dos. En la Sorbona no existe un Instituto de Orien-talismo, sino un Instituto de Civilización India, unInstituto de Altos Estudios Chinos, etc. Pues bien, elestudiante del Instituto de Civilización India de laSorbona pueda ignorar totalmente la cultura chinay el estudiante del Instituto de Altos Estudios Chi-nos no llegar a saber nada de la civilización india.Y además, en el seno de cada uno de esos Institutosespecializados, la enseñanza está orientada desde suscomienzos hacia los aspectos de la erudición de lacultura: lingüística y arqueología, en vez de infor-mación cultural general.

He tomado el ejemplo de la Sorbona. Pero, conescasas variantes, todo lo dicho podria aplicarse aOxford, Columbia o Heidelberg. Por todas partes, elorientalismo se sitúa en un plano inaccesible a lamasa de los estudiantes. Tres siglos después del re-descubrimiento de Asia, el orientalismo permaneceal margen de los planes de estudios occidentales. Y noexiste grado intermedio entre la ciencia de algu-nos raros especialistas y la ignorancia de todos losdemás. Se puede afirmar en lineas generales que enOccidente el gran público culto ignora al ExtremoOriente o no tiene de él sino el más vago de los co-nocimientos.

Es una lástima que Occidente haya aprovechadotan poco, hasta el momento actual, la riqueza cultu-ral de Extremo Oriente. Pero el problema que ayertodavia era tan sólo académico ha llegado a ser hoyincomparablemente más grave y más urgente. Desdeel fin de la segunda guerra mundial, las nacionesasiáticas han recobrado su independencia nacional.Votan hoy en grado de igualdad con los países oc-

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cidentales en las asambleas mundiales. Y esta situa-ción de derecho no es sino el reflejo de una situaciónde hecho. El Extremo Oriente se ha desarrollado enel curso de los diez últimos años más que en todo elsiglo precedente. La inmensa mayoría de los occi-dentales no sospechan todavía un cambio tal. ¿Se

sabe, por ejemplo, que el año pasado el Japón ocu-paba el primer lugar mundial en construcciones na-vales; que China produce 110 millones de toneladasde carbón por año (lo mismo casi que Alemania) yque una ciudad como Bangkock, ayer pequeña pro-vincia, es hoy una gran ciudad internacional, másmoderna sin duda que muchas capitales europeas?Pues bien, esto no es sino un comienzo que da mar-gen para pensar que en un futuro próximo el des-arrollo económico de Asia, como el de América delSur, pero todavía en mayor grado dado su potencialhumano, va a ser considerable. El Extremo Orienteemergiendo de un largo sueño entra de pleno dere-cho y con pie firme en la vida mundial. Ignorar Asiano es solamente una laguna cultural: es ignorar lamitad del mundo moderno, de un mundo que comu-nicaciones cíe todas clases han vuelto particularmen-te próximo y solidario. Un país que hoy ignoraseAsia se pondría voluntariamente fuera de la corrien-te mundial... exactamente igual que se encontrabaAsia hacia un siglo. El orientalismo que ayer pudoser considerado como un lujo, se ha convertido hoyen una imperiosa necesidad.

¿Pero no es suficiente para Occidente, podria ob-jetárseme, conocer el aspecto útil del Extremo Orien-te, su geografia, su economía y su política? En efec-to, esto es sin duda lo más urgente; pero no es bas-tante. Si la Humanidad está llamada a vivir unida,debe tener de si misma un profundo conocimiento deconjunto. De no ver y de no conocer del ExtremoOriente sino sus aspectos más inmediatos, Occiden-te correría el peligro de incurrir en graves malenten-didos; se arriesgaría incluso a no conocer sino deprecaria manera los aspectos útiles inmediatos. Pre-cisamente porque Asia ha dejado de ser una simpleexplotación económica y porque ha vuelto a poner elpie en la Humanidad moderna, debe ser conocida co-mo Humanidad. Ciertamente, no es posible que todoslos occidentales se encuentren familiarizados con eldetalle de la Historia y de la Cultura asiáticas. Peropara que la masa tenga un conocimiento aproximadoválido, es preciso que las élites tengan un conoci-miento profundo. Es preciso que las élites occiden-tales (no solamente algunos especialistas, sino la ge-neralidad de las élites), conozca de manera conve-niente la cultura histórica del Extremo Oriente paraque, por ósmosis, las masas puedan adquirir las no-ciones generales del Extremo Oriente o simplemen-te el interés sobre el cual se basarán las relacionesprácticas. Me ha llamado siempre la atención cómo laspersonalidades occidentales que ocupan puestos deresponsabilidad en el Extremo Oriente se detenianen la superficie de la realidad quedando expuestas,al hacerlo, de incurrir en contrasentidos enormesacerca de los acontecimientos y de los hombres. Lesfalta una dimensión del Extremo Oriente y cabríapreguntarse si la ignorancia respecto de las civili-

zaciones asiáticas no explica en gran medida los erro-res políticos de un pasado reciente.

Yo no quisiera entrar aquí en las medidas a adop-tar para remediar esta situación en la enseñanza pri-maria y media occidental. Preferiría limitarme alproblema tal como se plantea en la enseñanza supe-rior, es decir, a la formación de los cuadros. EnAsia la totalidad de los estudiantes de Universidadreciben una enseñanza sobre la cultura occidental.No existe estudiante de Letras en China, Japón, laIndia o Siam que no haya oído hablar del Quijote,que no haya leido una obra de Shakerpeare, escu-chado una sinfonía de Beethoven o que no tenga al-guna idea propia sobre los templos griegos o las ca-tedrales góticas. En una universidad occidental,2, quién, además de los especialistas, conoce la exis-tencia de Kalidasa, de Li Po o de Murasaki?

Para las universidades occidentales, me parece, setratarla, no tanto de multiplicar las enseñanzas es-pecializadas actualmente existentes, como de crearuna enseñanza cultura extremo oriental muy gene-

ral, una enseñanza de iniciación a las "Humanidades"asiáticas. Occidente posee suficientes especialistas,excelentes especialistas, en orientalismo; lo que ne-cesita es un número más amplio de iniciados en estamateria. En lugar, pues, de tener (o además de te-ner), como en la Sorbona, un curso diplomado de ci-

vilización india, de estudios chinos, de estudios japo-neses, haría falta un curso diplomado que abarcarael conjunto de la cultura extremo oriental.

Para concretar un poco mi idea, diré que no con-cibo estos estudios extremo orientales como una li-cenciatura aparte. Una licenciatura tal, en efecto,carecería notoriamente de salidas prácticas inmedia-tas para seguir siendo algo vivo. Forzosamente desem-bocaría en una licenciatura para "jovencitas de mun-do" que pondría en peligro, a fin de cuentas, la se-riedad del orientalismo.

Mejor pudieran llegar a constituir los estudios ex-tremo orientales de carácter general, una de las dis-ciplinas opcionales en el seno de la Licenciatura enLetras existente (lenguas y literatura clásicas occi-dentales, lenguas y literaturas modernas occidenta-les, historia, filosofía) (2).

Por el momento no se trata de que todos los estu-diantes de Letras en Occidente reciban una informa-ción sobre la cultura extremo oriental, sino de queéstos puedan desear recibirla. Si el 10 por 100 delos estudiantes de Letras en Occidente tomase la cul-tura extremo oriental como una disciplina opcionalen sus estudios de licenciatura, no se debilitaríansensiblemente las restantes materias opcionales posi-bles y, esto sin embargo, bastaría para crear en loscuadros intelectuales la tan necesaria toma de con-ciencia de Asia por Europa. En estos estudios ex-tremo orientales, considerados solamente como disci-plina opcional en el seno de las diversas licenciatu-ras, no se trataría evidentemente de enseñar el con-junto de la historia y de la cultura de todos los pai-ses asiáticos. La historia y la cultura del ExtremoOriente posee gran complejidad e infinita riqueza.

(2) Las formas de aplicación variaran evidentementede un pals a otro, según la correspondiente estructurade los estudios universitarios.

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Si se quisiera dar noticia de todo, se caería ineludible-mente en el resumen superficial y jamás podría com-prenderse la realidad cultural en su conjunto. En lu-gar de proporcionar una sucesión de acontecimientosculturales e históricos del Extremo Oriente, me pa-rece que convendría aportar unos cuantos aspectosde la historia y de la cultura extremo oriental. Losestudiantes occidentales no podrían jamás ciertamen-te conocer toda la cultura de Asia en medio centenarde lecciones. Basta que adquieran una idea viva so-bre un cierto número de obras literarias, filosóficaso artísticas representativas: la poesía de Li Po o deTu Fu, las novelas galantes japonesas del siglo x, elLibro del Tao de Lao Tsé, la Bhagavat Gita, la pin-tura Song, la escultura budista, las formas de cor-tesía extremo orientales, la música, la cocina inclu-so... Sería imposible dar una lista; los aspectos es-tudiados cambiarían siempre de una universidad aotra y de un año a otro.

Una enseñanza de iniciación a la cultura extremooriental excluye evidentemente el estudio de las len-guas. El chino, el japonés o el sánscrito entrañan unesfuerzo considerable. Son precisos años y años con-sagrados exclusivamente a este trabajo para llegara leer en el original una poesía china, una novela ja-ponesa o un libro de filosofía india. No se trataría

de esto en el plan modestísimo que propugno. Setrabajaría consecuentemente sobre traducciones (lashay excelentes en inglés, en francés, en alemán, enitaliano y, por increíble que parezca, en español in-cluso). El primer contacto debería venir dado porlas obras de arte. Un bronce Yin, una esculturakhmere, un paisaje Song, un grabado de Kiyonagaproporciona una intuición directa de la sensibilidadextremo oriental sin las dificultades que presenta ellenguaje en las obras literarias. Es, pues, sobre elarte, creo yo, donde convendría insistir en los co-mienzos.

Comprendo perfectamente las objeciones que pue-den levantar las propuestas que formulo. Los planesde estudio vigentes están ya tan sobrecargados quesería insensato intentar añadirles algo más. Pero ladificultad de un problema no puede ser excusa parano resolverlo. En un mundo que ha venido a ser otravez uno en su totalidad, Occidente no puede conti-nuar ignorando dos terceras partes de la Humanidadsin exponerse a una catástrofe. El orientalismo, espreciso repetirlo, no es ya un lujo intelectual, sinouna necesidad imperiosa.

PRINCESA MARSI PARIDATRA.

ENSEÑANZA PRIMARIA

La Editorial Herder, de Barcelona, ha iniciado la pu-blicación de una nueva revista, "Orbis Catholicus", cuyoprimer número llega a nuestras manos ofreciendo unsumario en el que además de captarse los latidos másrecientes del pulso intelectual católico, encontramos unanota informando sobre las discusiones que en las escue-las públicas norteamericanas se sostienen acerca de laenseñanza de la religión en ellas; y que se polarizanen actitudes extremas, por una parte los defensores deuna educación religiosa y por otra los de una educa-ción puramente laica ; apelando en uno y otro caso ala constitución. Después de hacer una breve historia deeste conflicto que está en la base de la vida públicaamericana, dando a conocer las intervenciones legisla-tivas que han terciado en él, se exponen los tradiciona-les esfuerzos llevados a cabo contra el laicismo y lastentativas más recientes a partir de 1948 de insertarlos valores religiosos en la instrucción pública para ter-minar con una descripción de la actitud católica frentea esta crisis tan grave y actual (1).

Continuando la serie de artículos que bajo el títulogeneral de "La Educación al aire libre" ha publicadoel director de la Escuela del Mar en su revista "Garbí",en el número correspondiente a marzo, encontramos unresumen y comentario a los cinco Congresos internacio-nales celebrados sobre la educación al aire libre, que sibien han tenido una tónica general "de vaguedad" desus mociones y votos aprobados", han poseído el valorde dar lugar a que se mencionen y perfilen en ellos

(1) Discusiones sobre la enseñanza de la religión enlas escuelas públicas norteamericanas, en "Obis Catho-licus", núm. 1, Editorial Herder, Barcelona.

ideas y conceptos que definen para un futuro nuevas or-ganizaciones y nuevas prácticas. Y a continuación re-cogen algunas de las formulaciones hechas en tales con-gresos muy importantes para comprender la necesidadde una educación al aire libre: "nuevos problemas seplantean al médico higienista, al educador y al hombreque se dedica a la enseñanza. Para ellos la Escueladebe poseer las informaciones indispensables para cum-plir su misión, para definir la personalidad fisica, psí-quica, moral e intelectual de cada niño, y seria incom-pleta si desconociera el medio social en que se desen-vuelven". Y más adelante: "la Escuela al aire libre,evocativa de sol, de alegría..., donde los mejores mediosdidácticos están constituidos por todo lo que rodea alniño, donde los métodos están basados sobre la activi-dad sensorial, la observación y la experiencia.., don-de el niño se percata de la belleza...", que es un co-mentario hecho ya en 1949 con carácter de novedad yde revelación (2).

En la misma revista, y dos números consecutivos, unantiguo alumno y profesor de la Escuela informa acer-ca del II Congreso Latino de Educación Física, que hasido tratado también en números anteriores. Se aludeaquí al tema séptimo del Congreso que estuvo destina-do a la formación del personal docente de educaciónfísica, y en el segundo se recogen las últimas conclu-siones señalando como posición unánime de todos loscongresistas el considerar la Escuela primaria como elpunto de iniciación de la educación fisica, así como ellugar más apropiado para despertar en los niños el in-terés por los ejercicios físicos (3).

En la revista de la Federación Católica de MaestrosEspañoles hay una colaboración poniendo de relieve laimportancia de las ciencias naturales en la escuela pri-maria y la orientación didáctica que estas enseñanzasdeben presentar; para lo cual habrá que tener presen-te tres metas fundamentales: la educativa, la instruc-tiva y la utilitaria. Aunque estos tres puntos de vista

(2) Pedro Vergés: La educación al aire libre, en"Garbí". (Barcelona, marzo de 1958.)

(3) Hermenegildo Francés: El II Congreso Latino deEducación Física, en "Garbi", núm. 53-54. (Barcelona,marzo y abril de 1958.)