revista el caballo español 1980, n.18

12
6 ( eabt4 &pañ o ( Boletín Informativo de la Asociación Española de criadores de caballos de Pura Raza Española Nurriero 18 director: ,TOSE MARTIN CORNELLO - ; 7t 58 • srv, ILL ? FEBRERO 1980

Upload: revista-el-caballo-espanol-ancce

Post on 17-Mar-2016

287 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

 

TRANSCRIPT

Page 1: Revista El Caballo Español 1980, n.18

6( eabt4 &paño( Boletín Informativo de la Asociación Española de criadores de caballos de Pura Raza Española

Nurriero 18

director: ,TOSE MARTIN CORNELLO

- ; 7t 58 • srv,ILL ? FEBRERO 1980

Page 2: Revista El Caballo Español 1980, n.18

• 2-N. v•14-.7s,

- • - 711 • 7.,

P 1W"; - 1.1 •

- • •

r,

11:

YEGUADA EN El BOSQUE

; •••'' - : ' •-••

7:11FP' .y. • :' ri

- • •■••,...

PEL1LJEÑA ANTOLOGIA DEL EARALLD

II

Cuando a los pies de un haya se agrupa la yeguada, esta yegua morosa de las crines de endrino, si solamente en ella detengo la mirada, ca, a todo el grupo, un aire de abolengo latino. Batee sus pies la tierra con un acompasado bracear, que denuncia la posesión pacifica; y veo, (letras de ella_ la reja del arado rompiendo las entrañas de la Cena prolífica.

Bajo el hayal oteo la clara lejania de unos campos que suenan a estrofa virgiliana. y. en el triunfo de oro de la paz octaviana, rezuma de abundar•cias la tierra labrarlia. Acóplanse las yeguas debajo del hayedo; doblan al yugo el cuello; cargan sobre las manos, y se alejan, al paso majestuoso y quedo. de un desfile de yuntas de colonos romanos...

Cuando en verano queme las tierras el bochorno, y, al dar¿ear de rayes de] calor que las tuesta. casi ter gan los trigos, en la abrasada siesta, el olor de los panes cociéndose en el horno, valuará la yeguada, la cabeza pendiente. requ:rier.do las sombras del hayedo nativo; y, al entorno del haya, se agrupará, paciente, en un reposo de égloga, callado y expresivo...

Se agrupará. al entorno del haya, como ahora, que me insinúa en todo su abolengo latino, triunfando, por la estirpe, de la edad destructora,

esta yegua solemne de las crines de endrino.

Eduardo Marquina

2

Page 3: Revista El Caballo Español 1980, n.18

YEGIJADA DE CARDENAS

Ee cabcdeo esparioe, patkimonio nacionae Por José María Martin Cornello

No sólo los edificios monumentales, las mani-festaciones plásticas del arte. las grandes obras li-terarias y musicales. etc.. constituyen el patrimonio cultural de un pueblo: también la conservación de algunas especies animales forman parte del patrimo-nio de un pais. Pero, en contra de lo que suele creer-se, algunas especies animales contaron con mas pro-tección en tiempos pretéritos que en nuestros días_ Así sucede con el caballo español, que, desde hace siglos. gozó siempre de una especial protección. cris-talizada en una larga relación de textos legales que comienzan en 1347, cuando Alfonso XI promulga una primera disposición de protección al caballo, orde-nando que el ganado caballar formase parte de la Cabaña Real, para que pudiese transitar seguro por todo el Reino. Tenernos aquí, en esta primera dispo-sición conocida de protección al caballo. una 'clara intención de cubrir con un techo legal el hecho inelu-dible de que el caballo era parte importante del pa-trimonio del pais. En esta misma linea, los Reyes Católicos promulgaron una serle de disposiciones, entre las que se cuenta una que prohibia, bajo pena de confiscación y muerte, sacar algún caballo o ye-gua del Reino, cualquiera que fuese su clase (de freno, albarda o cerril). Hay una curiosa pragmática de -1566 por la que se ordena que quien tuviese du-rante tres años de doce yeguas en adelante, no pu-diese ser preso por deudas, y al objeto de que se conservasen puras y se aumentasen las selectas cas-

tas andaluzas, prohibió que se sacasen, yeguas de

Andalucía para Castilla, En 1772, mediante las Orde-nanzas de Carlos III, se concedía la exención del

servicio militar a uno de los hijos del ganadero que' tuviese cierto número de yeguas, así como también exención de alojamientó, bagajes y repartimentos de

cebada y paja para el Ejército.

La larga relación de disposiciones protectoras del caballo, de la que hemos seleccionado estos po-cos ejemplos, no es sino el exoonente legal de la preocupación de la sociedad española y de sus go-bernantes, a través de los siglos, por conservar al caballo como algo muy estimado de su patrimonio.

Es natural que el orgullo producido al español por la alta estima de que gozaban sus caballos en todo el mundo motivara esa preocupación por con-servarlos. Por ello es conveniente recordar algunas citas y datos históricos:

La descripción que de él hicieron Virgilio. Colu-mela y Varrón. Vgblan de un tipo muy similar al ac-tual ....cabeza alta y fina; grupa flexible y ancha: los colores mas apreciados son el castaño y el tor-do; tiene ancho y musculoso pecho y densa crin. que, agitadas, cae sobre su espalda. (Virgilio, Geór-gicas),

Los autores de los siglos XVI y XVII describen al caballo español con iguales características que los clásicos de la antigüedad, y los hipólogos de la épo-ca consideran al caballo español como un mejorante por excelencia. Ahi está para demostrarlo la funda-ción de las yeguadas de Kladrah y Lizzipa. en Aus-tria, y Normandía, en Francia.

3

Page 4: Revista El Caballo Español 1980, n.18

Es conocida la influencia de los caballos anda-

luces sobre la población caballar inglesa: se inicia

entre los años 1087 y fí 10. durante el reinado de

William Rufus, y se hicieron tan célebres los caba-

llos Powsland, descendientes de españoles. que te-

davia en el reinado de Eduardo II —siglo XIV— se

utilizaban como reproductores por todo el pais. Su-

cesivas importaciones de caballos andaluces tuvie-ron lugar durante los reinados de Eduardo III (1327-

37). Enrique VIII, y ya, entre 1566 y 1625. Pacoho II

llevó yeguas y potros que con la llegada, durante el

reinado de Guillermo lil del RIERLEY, la del DARLEY

en tiempos de la reina Ana. y del CODOLPHIN. en

1724, integran el grupa de formadores del célebre

pura sangre Inglés. De la fama que gozó el caballo español en Inglaterra nos habla elocuentemente el

Duque de Newscastle, de la primera nobleza inglesa

y ayo de Carlos II. cuando dice .Si se sabe bien

elegir el caballo español, yo respondo de que es el

mas noble del inundo y de que no lo hay mejor cor-

tado desde la punta de la oreja a.la puntada los cas-

cos, Es el mas hermoso de que se puede hablar,

pues ni es tan menudo como el berberisco. ni tan

grueso como el iravelitane, sino que guarda un buen

medio entre los dos.

Por otra parte. existen numerosos testimonios históricos en forma de manifestaciones artistleas. que subrayan fehacientemente la existencia en otras épocas de esta bella raza equina y la admiración que suscitaba: la cerámica ibérica de Liria. en la que aparecen caballos de perfiles frontales subconvcxos la cabeza de caballo en mármol blanco, existente en el Museo Romano de Mérida, auténtico prototipo del caballo andaluz: los numerosos retratos ecuestres que cuelgan de los muros en los museos de todo el mundo. en los que aparecen las bellas laminas de nuestros caballos.

Pero quizá lo más expresivo y elocuente sea la predilección de los grandes personajes de la histo-ria por el caballo andaluz. Ricardo Corazón de León. Godotreclo de Plantagenet, Napoleón, Federico de Prusia._ Con razón dijo el duque de Newscatle que era Dei más adecuado para que un gran monarca. en un dia de triunfo, pueda ostentar ante su pueblo su gloria. o presentarse en un dia de batalla a la cabeza de su ejército.

=stos pocos —entre tantos— datos y citas sólo significan una minírna aportación a la amplia base de razones de la solicitud instada por nuestra Aso-ciación para que la cria del caballo español sea con-siderarla de mierra nacional.

Page 5: Revista El Caballo Español 1980, n.18

"A los colores del caballo" (,„„an,,,„3,0

Los tordos. con arreglo a su pelaje inicial, pue-den también presentar cebraduras. Un ejemplo de esto es el semental árabe Eco, nacido en 1919 en la Yeguada Militar de Jerez. Tres distintas imáge-nes. quien esto escribe, guarda del espléndido ca-ballo. La de su Fotografía de potrillo, sólo bien apre-ciable en la cabeza y el extremo de la cola La de presencia del animal en el Concurso Nacional de Ganados de 1926. en toda la magnificencia de su capa torda rodada. En fin la de volverlo a ver en Jerez veinte años después. decrépito y casi blanco. marcéndose netamente la raya de mulo sobre su dorso.

En cuanto a reglas hereditarias, los individuos tordos pueden ser de dos clases: •Puros» e «impu-dos». denominaciones que por supuesto se concretan ala herencia del pelaje.

Los individuos tordos puros. cruzados entre si o con individuos de pelajes sostenidos —negro. bo-cifuego. castaño o alazán— dan sólo productos tor-dos.

Los individuos tordos impuros, cruzados con in-dividuos de pelajes sostenidos, tienen aproximada-mente igual probabilidad de dar un producto tordo que un producto de un color sostenido: En una es-tadística numerosa de apareamientos de esta clase se obtendrá alrededor de un 50 % de productos tor-dos y un 50 % de no-tordos.

Los individuos tordos impuros, cruzados entre sí, dan —tomando un grupo numeroso— un 75 % de productos tordos y un 25 °.;o de no-tordos.

Los individuos de pelajes sostenidos. cruzados entre si, dan productos no-tordos. Esto es, para la obtención de un potro tordo, se requiere que al me-nos uno de sus dos progenitores sea tordo.

A esta última regla se conocen excepciones, pero son contadisimas. Así, según Robertson (1930), en los 22 primeros volúmenes del General Stud Book (el Libro Genealógico del pura sangre), se cuentan 44 excepciones. Pero en diez de ellas se trata de errores subsiguientemente rectificados y es probable que aun entre los treinta y cuatro casos restantes la mayoría sean errores no rectificados. ya que se puede contar con un 3 a un 4 % de errores, por tér-mino medio en los registros y libros de yeguada. Sin embargo el propio Hobertson cita al menos un caso que parece cierto, el de la yegua torda Laelia, nacida en 1842 de la unión del semental Sheet An-chor —brovvne es decir castaño o bocifuego— con la yegua castaño Cotilion.

En tiempos más recientes solía citarse en Fran-cia el caso de la potranca torda Nerboudah, hija de dos animales castaños (Harry of Hereford, Irradiante).

Entre los tordos son relativamente escasos los animales puros, siendo la mayoría de la segunda clase —Impuros--. Pero casos se conocen y citan —tal el pura sangre Gipsy Minstrel, nacido en 1935

JUI3ILOSO, Yeguada CardenE

en Estados Unidos— de sementales de la 'primera clase. cuyos productos con yeguas tordas o de co-lores sostenidos resultan tordos sin excepción. Un tordo puro ha de tener necesariamente padre y ma-dre tordos, pero la recíproca no es cierta.

Por lo que afecta al color básico. cada tordo lo transmite con independencia del .tordisnno» y si-guiendo las reglas del pelaje de que se trate. Así, resulta que en el pura sangre. por ejemplo —donde. siendo castaño y alazán los dos colores más fre-cuentes, la mayoría de los tordos tienen uno u otro de esos colores «básicos.—. las tres clases de tor-dos con que prácticamente hay que contar son:

Tordo impuro sobre castaño puro. El cruce de unJ de estos individuos con yeguas castañas o ala-zanas da una mitad de productos tordos y otra mitad de castaños (incluyendo los castaños obscuros y bo-cifuegos). Un semental de éstos debió ser Gimcrack (nacido en 1760), a pesar de que aparece registrado un producto suyo corno alazán.

Tordo impuro sobre castaño impuro. En su as-pecto no se distingue del anterior, pero en el cruce con yeguas castañas o alazanas da una mitad de pro-ductos tordos y otra mitad de castaños o alazanes. Un notorio ejemplo de tales sementales fue Tetratema.

Tordo impuro sobre alazán. Su cruce con yeguas alazanas da una mitad de potros tordos y otra mitad de alazanes. sin que puedan aparecer castaños. Roi Herode y su famoso hijo The Te?vach fueron ejem-plos de esta categoría de sementales, así como Pep-per arad Sale.

En cuanto a los nombres del pelaje tordo, S. isi-doro tiene «carvis» y quizá también su •scutulatus» y su «guttatus. que corresponderian respectivamen-te a las variantes rodada y mosqueada. »Rucio. es el nombre clásico español y aparece ya en el Glosa-

Page 6: Revista El Caballo Español 1980, n.18

rio de Leyden si se acepta la antigua lectura «Ruzit», pues aunque Bertoni lee «Luzit ■ y Menéndez Pidal •Buzit-, sus explicaciones para estas palabras son .nuy alambicadas; la grafía de la letra en cuestión permite grandes dudas y si bien el equivalente árabe «mal- significa corno dice Menéndez Pidal «blanco en crines y cola-, también se aplica al parecer en Arabia a los tordos en general. Por su parte, »ashab-se aplica a los tordos claros y así su enfrentamiento a otro color —•Storno albo»— en el Glosario, per-mite suponer que la palabra »storno» viene alli del atin «sumas-, estornino, aunque Menéndez Pidal iga que »Storno albo- es ininteligible.

De la etimologia de •rucio» se hablará en el capitulo siguiente, en relación con la de •rosillo». En el »Libro de fecho de los cavallos» se describen cinco clases de rucios: »rucio pezeño- (tordo oscu-ro). •rucio cárdeno» (tordo flor de romero). «rucio sabino- (no descrito con precisión allí, pero si en la versión del siglo XV, según la cual correspondería al tordo castaño). -rucio ruán» (tordo alazán], ■ rucio palpado» (tordo rodado). La venerable palabra •sa-vino» —se encuentra ya en un documento de Saha-gún del año 984: •boye savino et vacca»— tiene hoy día en Argentina un significado algo distinto —den-tro de lo tordo— de !o que tenía en España en el siglo XV.

En la misma versión del XV aparece por primera vez —entre los cuatro colores nuevos allí agrega-dos— el «tordillo-, con la descripción siguiente:

«El XVII color se dice tordillo: porque en color parece al tordo y es verdadero: debe tener todo el cuerpo sembrado de pecas que sean blancas y entre las crines y la cola mezclados algunos pelos plancos. Los que saben poco de pelos nombran a los cavallos rucios pezeños y a los rucios escuros finos tordillos: y es gran burla y falsedad: porque deste color hay muy pocos en la fineza y son muy buenos y han el pelo muy hermoso».

Claramente se ve por esta descripción, que el -tordo» en ella envuelto no es el zorzal (género reir-&Jis) sino el estornino (género Sturnos) que a la vez que el primero y quizá aún con mayor frecuencia, es llamado -tordo» en España. Parece así que esta de-nominación, en caballos, se limita al principio a la variante que aquí ha sido llamada -tordo estornino-y es después extendida a otras variantes del pelaje a. favor de esa laxitud en la distinción entre diversos pájaros insinuada ya con motivo del •Storno albo» en el Glosario de Leyden, donde. a la recíproca, «es-tornino blanco» sería el tordo claro o sea el zorzal '.

1. Cuando en otros Idiomas han sido designadas variantes de lo tordo según elimino de estos pájaros. se acudió siempre al estornino y no a los del género Turd,us_ Así en alemán el -Stars-chimmei-, En griego. Aristófanes en -Las Nubes- menciona un caballo -de color de estornino•, Un epíteto similar, pero impli-cando quiá menos abundancia de motas blancas, es el que Es-trabón, citando a Poseidonios, aplica a los caballos de los cel-tíberos. La traducción de este epiteto par -atabanado- que da Urda y Bellido no parece adecuada, ya que -atabanado- —poco usado de hecho por los caballistas— corresponde a caballos de

Como ocurrió con el alazán respecto a otros nombres. •tordillo- o •tordo» han ido ganando cada vez más terreno a costa de «rucio». En la traducción de Grisone sólo se habla de rucios: en el tratado de Pedro de Aguilar se menciona el •rucio tordillo. co-mo una de [as variantes de aquéllos. En la «Pintura de un potro- (fines del XVII) se mencionan los tor-dillos azules» junto a los rucios; pero esta última designación cae en desuso poco después.

Hoy, el nombre generalmente usado es -t'urdí-Ilo. en Argentina y -tordo» en España, donde, sin embargo, se tiende a llamar •overos« a los tordos del grupo IV. En el Norte de la península, se dice a menudo «pedres» en lugar de »tordo-. Considerando el aspecto hereditario, tiene gran interés la diferen-ciación de los grupos I, 1/1 y IV, ya que entre los gru-pos I y II la diferenciación externa es muy dificil de establecer. Pudiera reservarse —dentro de lo tordo—la denominación de «tordillo» a los pelajes de los grupos I y II. usar la de «tordo castaño• para los del grupo 111 —pelaje inicial castaño— y la de •tor-do alazán» para los del grupo IV. va que el término -overo» no va a ser aceptado en el presente trabajo.

En el esquema de Grisone correspondía a los tordos corno elemento el agua y como humor, el lin-fático: esté o no esté un prejuicio. semejante al úl-timo. complicado en la opinión de enfermizos que a veces —véase por ejemplo De Neuter (1927)— se tiene de los tordos, cierto es que los paisanos del Plata, los llaneros de Venezuela y de América en general tienen según Granada (1920) a los tordos. por más nadadores y valientes para el agua que los de cualquier otro pelo y posiblemente Abu Zacaria se refiere a los tordos al mencionar el color (tradu-cido como «ceniciento« por Banqueri) de los caballos que tienen los Persas. «de seis propiedades hasta la de cortar el agua nadando, en las cuales escapan libres por ella». Evocando ante esto la explicación de S. Isidoro para el origen de •vadius-, un defensor de los tordos podía atribuir más mérito al nado que al vadeo.

El pelaje tordo es muy frecuente en caballos orientales en general. Se ha pretendido que es el pelaje caracteristico del árabe e incluso que cuando aparece en poblaciones equinas nórdicas —tales como el percherón y algunas razas de poneys— ha sido directa o indirectamente transmitido por el ára-be. Aparte de lo peligroso de aplicar tales generali-zaciones a un pelaje muy difundido, sucede que el árabe actual no constituye la mayoría como suele creerse. ya que es generalmente aceptado el cómpu-to de Blunt (1879) de un 30 % de yeguas tordas en la tribu árabe de los Anazeh. Naturalmente, cábe que la frecuencia de tordos fuese mayor en tiempos an-tiguos, pero los datos históricos no parecen soste-ner tal afirmación. Si se piensa en los árabes que contribuyeron a la formación del pura sangre, apare-

pelo oscuro que tienen mechones de pelos blancos como conse-cuencia de heridas, en las regiones afectadas por silla, espuela o bridas.

6

Page 7: Revista El Caballo Español 1980, n.18

cen entre ellos, quizá en mayor número que los tor-dos, los castaños —entre estos los dos más faino• sos, el de los Darley y el de Lord Godolphin—. En cambio abundan los tordos entre los designados como «turcos• y los tordos parecen constituir los dos tercios de los berberiscos actuales; como si el tordo fuese mayoritario no precisamente en el árabe, sino en las poblaciones orientales sujetas a su in- flujo_ En la raza española se halló un 40 de tor- dos. incluyendo los descritos como «blancos•.

En cuanto al pura sangre, el tordo es un pelaje poco frecuente en él, siendo ésta la principal dife-rencia en distribución de pelajes, entre su población y la árabe. La poca frecuencia unida al rigor en el registro, permite seguir con bastante transparencia la transmisión de este pelaje en el pura sangre.

En e! cuadro 1 sólo aparecen nombres de anima-les tordos. En él figuran los más salientes ejempla-res de ese pelaje en el pura sangre contemporáneo y las líneas de ascendencia por las que han heredado el color. Todos los actuales caballos tordos de ca-rrera (1) deben dicho color al semental Master Ro-bert. nacido a principios del siglo pasado, ya que éste representa el eslabón obligado en la única linea

«ininterrumpida. de ascendientes tordos de los ac-tuales ejemplares_ Master Robert a su vez, debía el color a su bisabuela Bah, que por cierto, fue muy probablemente uno de los escasos ejemplos de in-dividuo tordo •puro. con que cuenta el Stud Book. ya que tuvo sucesivamente diez productos, todos tor-dos, del semental «brown. Sir Peter.

Como torda «pura•, Bab tenía padre y madre tordos. En la genealogía de la madre. Speraroza, se encuentra una sola linea ininterrumpida de tordos, que va a parar a través de Crab, al Alcock*s Arabian. El padre. Bordeaux, remonta por una linea de tordos a BIOSsoITI, donde la linea se bifurca. ya que si el padre de Blossom era Crab, su madre era una yegua torda (innominada) que debia su color a uno de sus bisabuelos, el Brovvrllovv Turk.

En suma, entre todos los primitivos ascendientes de cualquier pura sangre tordo de hoy día, son sólo :•os, el Aicock's Arabian y el Brownlovv Turk,, los posibles originadores de su «tordismo•, con proba-bilidad mayor —3 a 1— de serlo el primero. Lo cual no quiere decir que no haya otros nombres de tordos en su remota ascendencia. Pero estos otros aseen-

(enn in uord 1

NJAVID, potro 2 años, Yeguaoa Cárdenas

• . • , •

Page 8: Revista El Caballo Español 1980, n.18

'La herencia española del caballo criollo" (conginuación)

.¿Oue hubiera pasado con un dpesado frisón o un danés. ca-rentes de agilidad o velocidad para eludir los muchos enemigos que tuvo Que enfrentar el caballo en América, o qué hubiera sucedido con el espléndido árabe, acostumbrado a vivir bajo una tienda, a comer la comida de su dueño o a beber en caso de necesidad el agua de los camellos que se sacrilicaban para salvarle fa vida, debiendo vivir al aire libre. seleccionando los pastos buenos de los venenosos. haciendo leguas y leguas para conseguir agua, durmiendo baje la lluvia, la escarcha y la nevada?

¿Hubieran acaso mantenido las condiciones que hoy son el orgullo de quienes crian al caballo criollo? Segurarnenle la respuesta seria negativa.

Algo tenia entonces ese caballo de especial, que le per-mitió adaptarse tan bien a su nuevo medio, algo que se le transmitió a través de su herencia española.

Los criadores saben muy bien que la manera de perpe-ivar en la descendencia caracteres fijos y uniformes, depende de la capacidad de los ascendientes de transmilir SUS cern-terlsticas a las nuevas generaciones; esto se puede obtener en forma rápida a Iravés de una estrecha consanguinidad entre individuos homocigotas, donde la dominancia genética sea completa, o en forma mucho más lenta a través de una previa selección donde todos los Individuos tienen las mismas caracte-rísticas sin posibilidad de producirse regresiones o dominancias incomple tas.

3 Una de las más antiguas reproducciones de un hombre a caballo. Relieve representando un guerrero Hitita (Rui-nas de Bogazkoy o Karatepe en la actual Turquía), Nótese el caballo pequeño de perfil recto, de tipo IV que luego ve-mos en las reproducciones de carros egipcios. El jinete

maneja con la derecha y lleva un látigo en la izquierda.

Arquero parto utilizando la táctica de combate de todos los pueblos "caballistas" del Asia Central; el tiro de arco sobre el anca del caballo y la monta en pelo (Borde de un

vaso etrusco del siglo 111 A.C.J.

Las reglas de la genética moderna no eran conocidas en la Edad de Bronce ni en la Edad Media, la alquimia de la con-sanguinidad no era aún dominada por los criadores. de Po que se deduce que sólo luego de muchos siglos, la estricta selec-ción dirigida a obtener un caballo completo fue la que fijó los caracteres del caballo español.

Existe un enunciado ya clásico para la raza criolla "es produclo de cuatro siglos de vida al aire libre, adaptación al medio y estricta selección natural'', que ha pasado a ser la premisa básica de sus características y condiciones: es inten-ción de este trabajo aportar los elementos que nermitan ampliar el anunciado con el siguiente: "cuatro siglos de selección na-tural en América no fueron suficientes para modificar más de veinte siglos de selección funcional en España".

Creemos que el estudio del caballo cerero histórico, a ira-ves de sus antecesores, aún hoy que ya se encuenlra bien con-solidada la raza, sigue siendo de vital importancia para des-cubrir y detectar en qué consistió tal selección y las posibles influencias y rnestizaciones con razas pesadas o livianas mo-dernas. cuyos caracteres se presentan hoy en día en ejempla-res aun de pedigree definitivo.

Resultando probado que las yeguedee criollas de indiscutido origen hispánico no recibieron tales Influencias sino recién a fines del siglo XIX, en nuestro propio territorio, evitaremos atri-buirlas a su origen histórico, como es muy común escuchar, y no defenderemos como criollos a esos Individuos fronterizos porque su fenotipo nos permita considerarlos dentro de la raza.

Porque es tan común que se atribuya la presencia en el criollo de rasgos y características de razas pesadas, responsa-bilizando de ello a las invasiones celtas o bárbaras en la Penín-sula. como es aún más generaiizado explicar supuestas simi-litudes con razas livianas africanas o asiáticas modernas, pre-tendiendo una directa y determinante influencia del árabe en el caballo español anterior a la Conquista.

Esas confusiones provienen siempre del análisis de sus caracteres morfológicos. va que pocas veces se sondean cuáles son los rasgos funcionaies. que nos pueden dar una guía infa-lible en la pureza de !a raza.

ti

Page 9: Revista El Caballo Español 1980, n.18

5 Cabello Persa del Siglo V A.C.. transmitido a los Escitas a través de los Sarrnatas y de aquelk.s a los pueblos arios bajados del norte, sobre el cual adaptaron sus armas de

infacteria, y aprendieren a cabalgar.

Se ha oreado la concienGik1 de nwr;fins criadores y aticio• nadas al criollo la idea que la raza es el producto de un desor• denado y oscuro pan?ranla de cru2ainjentos producidos durante muchos siglos en la península !barrica, panoraina que linajiza para mayor ormlusion:de todos. con las obligadas comparaciones con los caballos pintados por Velázquez. y con el caballo andaluz actual, con el berberisco, a quien pocos conocen y finalmente con el denominado -caballo árabe-. moderna eifiburazien j1581T- tada sobre uno de los mitos más sólidos de toda zuoiemlin. moderna.

Ce este confuso atolladero nos sacan algunos amantes del caballo español que nos presentan fi los pequeñOS y rúlliC09 caballos de las orillas del Guadalquivir. a guiones denominaran ..marismenes, o raza de .sorearla•. Intuyendo en ellas a los pri-mitivos oahallos ibéricos prehistóricos, salvados a través de ics Moles del Caos de la mestizad&

Estos serian ros • caballos interiores. (Ve ciertos COM-Clan-tes deshonestos, proveedores del segundo viaje de Colón. intro-dujeron en las carabelas en lugar de los espléndidos andaluces que el creyó COmpran y de ros cuales descanderian nuestros criollos,

Pretender que una desordenada y antiluncional mezcolanza de sangres de distintas aptitudes y nrigenes, o que la providen, cial superylvencia de un “cabalro inferior- puedan ser los res-ponsables de la génesis y consolidación del mundialmente fa-moso caballo español del siglo XV y de las probadas virtudes zoo técnicas y luncionales de nuestro criollo. es reducir el pro-blema a muy estrechos aimlles arrles9ándoae a llegar a con-clusiones equwocas.

Ni podemos desconocer qu olemos caballos primitivos. cuya Tecuerdo nos llaga por reproducciones y crónicas muy an. ilguas. guardan sirnilliud con la .raza de snrrais» y que muchas de sus caracterlsiicas están hoy en el criollo: tampoco podemos negar que el caballo iberico primitivo haya recibido influencias en toda su historia y que estas infiueoCia$ sean quizás las cal', cantes de la presencia de don tipos dentro de la rasa: el hrevl• lineo de perfil recta y el lonffilineo de perfil subconvexo mol.

.acarnerado.

Lo que no podemos aceptar, si esiudiarnes cuales fueron las exigencias funcionales a que se s‘rneliercn a Jos cabellos peninsulares durante más de veinte siglas, es que tanto el ca• bello español como su descendiente el criollo, deban sus aptitu• des al azar y no o una constante directriz que se mantuvo du-rante todo ese licropo y cuyo fundamental secreto consiste en que todas las influencias recibidas responden al mismo boa u origen caballar y a la misma aptrturl funcional.

Acepthm02, lo que dice Angel Cabrera cuando sostiene que -cuando una raza caballar sufre una sensible influencia extran jera. las costumbres hipicas locales experimentan Igualmente una profunda modificación.; España es el pass que menos moddloai. sus coHlurnbres hípicas durante la hislaria, o si las modificó lo hizo con insensib.e gradualisma, hasta el advenimiento del si• 1.1/o XVII donde comienza la verdadera influencia extranjera que no sólo modificó (ales costumbres sino que hizo desaparecer pot ciiitioleto al famoso caballo español.

3. EL CABALLO ESPAÑOL Y EL

CABALLO AFRICANO PEIMITIVO

La historia del caballo español puede Iniciarse abarcando en LID SO/0 CM:11nd° une dilatada N}rna, quo comienza al finalizar la ultima glaciación, unos 10-tes años antes de Cristo y se ex• tiende hasta los Inicios de la calda del Imperio Romano, en el Siglo IV .ide. la Era Cristiana

Esta historia estrechamente vinculada a la del caballo del Sur de Francia y del Norte de Africa, al que no gLiarenliel deno-minar -berberisco. corno es CWido Cuando se aborda al terna > pues esta denominación r coincide con esa época y responde

.72

(ton ráza relativamente moderna, que no irilluyó en el caballo nsoinol anterior n iL conquista de América.

6. Guerrero bárbaro cargando en un caballo del tipo que hemos. atribuido a tos Escitas heredado de los Persas, se delinea en embrldn la carga medieval de caballería pesada

poco desarrollada en la reconquistar espahoia.

Hornos élehe Ya qua el estudio de J05 rucios lostieS o de las pinturas rupeslres del palealitico superior (2a.a.01 anos antes de Cristal no nos permiten saber cuales de las especies allí representadas fueron la base del caballo que luego aparece do-mesticado en épocas historicas, ni siquiera nos consta que fue, ron éstas las domessicadas, siendo más lógico pensar que mu-chas de ellas se extinguieron mucho antes de que este tense. meno se produjera.

Aunque dichos reproducciones, cuya finalidad lue muchas veces ritual o mágica, nos parecen de valor relativo, es de inte-rés destaCar entre las perfectas y menos sospechosas de estili- zación, los bajorrelieves de la •Grotte Roo" departamento de Charente: las escuIluraS de la cueva del Tuc D'Audoubert, departamento de Arilágei 4.2.11 de Montespan Mude Ganarme) y la de /a Grotte des Esplugues, todos estos en Francia. asi corno las pinturas rupestres de AltarrrIm (Santillana del IVIer]. 13uxn lAsturas). Parpalló 111/Menaje] y Hornos de la Peña (Santander], donde se representan con reriular parecido a un Cabello del ti-po L del perfil rectilineó y forrolis redondeadas, que Cabrera y Ruy WAndrada denominaron hilo -ii i irrano.

9

Page 10: Revista El Caballo Español 1980, n.18

FE

\ir

fJ

\A)

RELACION DE GANADEROS INSCRITOS EN LA ASOCIACION A. C. C. P. R. E. ALBA AVALA, D. FRANCISCO

Plaza de Cuba, 9. 4.-

SEVILLA -11

ALBA ROMEU, D. ANTONIO

Carretera Cubanas. 25-27

VILLANUEVA Y GELTRU (Barcelona)

ALvAREZ COLUNGA, D, RAFAEL

Maria Auxiliadora. 6 -8 10

SEVILLA-3

ARPA BATLLE, D. MIGUEL

Plaza de Cataluña - Edificio Cataluña

GERONA

AVALA LOPEZ. D. RAFAEL

1-lernan Pérez del Pulgar. 18, 2'

CIUDAD REAL

ROFOROUEZ ESCRIBANO, D. FERMIN

Plaza Angustias. 10

JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz)

BRAVO MARTINEZ. D. IGNACIO

Unta Marina. 13, 6? A

BADAJOZ

BUENAVENTURA BARRIAL. D. ARTURO

Finca .La Novilla«

VALDEMORILLO (Madrid)

CAMARA GALVEZ, D. FERNANDO DE LA, HROS.

Av. República Argentina. 16

SEVILLA -11

CAÑERO MURUBE. D. JUAN LUIS

Guatemala, 1

MADRID. 15

CARDENAS LLAVANERA, Hros. DE D. MIGUEL A.

Avda. de Italia, 3

ECIJA (Sevilla)

CID FERNANDSZ-MENSAOUE, CYRA DEL

Virgen de los Buenos Libros. 1

SEVILLA - 2

CONDE MUÑOZ. D. JOSE MARIA

Virgen de Luján, 1, 1.' B

SEVILLA • 11

CORELL CORTES, D. EUGENIO

Puerta Osario. 4

CORDOBA

CORTES GARCA, D. SALVADOR

Pl. Generalísimo, 11

FUENGIROLA (Málaga)

DIOSDADO PALACIO, D. ANTONIO

Marta Antonia de Jesús Tirado, 1

JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz)

DOMECO ZURITA. CV BLANCA

Apartado 310

JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz)

DOMINGUEZ Y PEREZ DE VARGAS. Hros DE

D. - CATALINA

Patio de Banderas, 16

SEVILLA - 4

EROUICIA GUARDIOLA, D. ALFREDO

Cortijo

ARCOS DE LA FRONTERA íCadizI.

ESCALERA DE LA ESCALERA. D: M.' FERNANDA

Habitat 71 núm. 1. 2? 6

SEVILLA- 7

ESCALERA DE LA ESCALERA, D. JOSE LUIS

General Armero. 83

FUENTES DE ANDALUCIA (Sevilla)

EXPLOTACION AGROPECUARIA .LA CAMORRA,

Sociedad Anónima.

Julio Cesar, 2

SEVILLA -1

EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS «CASTILLA.

Sociedad Anónima'. i•AGROCASA., Apariado Correos núm. 17

AVILA

EXPLOTACION AGROPECUARIA .LA CEPILLA.

rernandez de la Hoz. 5

MADRID - 4 —BRUNETE (Madrid)—

FERNANDEZ DE CASTILLEJO JIMENEZ.

D. JOSE L,

Gran Capitán. t8.

CORDOBA

FERNANDEZ-DAZA Y FDEZ. DE CORDOVA,

D. FRANCISCO

Reina Victoria, 13

ALMENDRALEJO (Badajoz)

FERNANDEZ OFICIAS, D, ANICETO

Paseo Pintor Rc-sales. 18

MADRID - 4

FERNÁNDEZ DE LA VEGA Y SEDANO.

D. JOSE M. Plaza del Caudillo e TI.

LILLO (Toledo)

GOMEZ-CUETARA FERNANDEZ. D. JUAN

José Rivero s n.

VILLAREJO DE SALVAN ES {Madrid)

GOMEZ LOPEZ. D. JOSE LUIS

Virgen de Luján, 39 A, A

SEVILLA-11

GONZALEZ BARBA, D. JOAOUIN

Sierra Brava

Av. Victoria, 34

SEVILLA -12

GONZALEZ DEL VALLE, D. JOSE MARIA

Marqués de la Vega de Anzo

Av. del Generalisimo. 16

MADRID -16

Page 11: Revista El Caballo Español 1980, n.18

GRANDA TORRES. D. NTLIGUEi. Conde de Campos de Orellana Finca Dofia Catalina ALDEA DE TRUJILLO [Cacero.$)

CUAL DE PONS. D.' MARIA TERESA Marqués de Comillas, 17 CALA D'OR SANTANY (Raleares)

GUARDIOLA FANTONI, HROS, DE D. SALVADOR Plaza Calvo Sotelo, 5 SEVILLA • 1

LAZO DIAZ, D. FRANCISCO Hacienda Lorena GARREON DE LOS CESPEDES (Sevilla]

LEBRENA. S. A. Patio de Banderas. $0 SEVILLA -4

LOPEZ MENDEZ, D. RAFAEL

Sta. Ca/alina, 2 AFIACENA [Huelva)

LOPEZ PACIOS, D. JOSE Plaza de Ralbuena. 1 VALDEPEÑAS [Ciudad Real)

ORIOL V unourro, D. JOSE MARIA DE Marqués de Casa Oriol Conde de Ybarra, 23 SEVILLA-4

ORIOL VELARRA. D. LUIS FERNANDO DE Conde Ybarra, 4 SEVILLA -4

OTADUY MAIDAGAN, D. JAVIER DE Santo Domingo, JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz)

POL TORNERO, D: MARIA LUISA Plaza 15 de Julio, 3 SEVILLA • 2

RODRIGUEZ SEVILLANO. D. LUIS Madrid, 3

EL ESCORIAL (Madrid)

ROMERO BENITEZ, HIJOS DE RAFAEL Juan Gavala, 4 JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz)

Lf

RUIZ SANCHE2 DE LI3ARGUEN, HERMANOS Asunt wn. 3D SEVILLA-11

SAGERAS Y ALCAZAREN Conde de Montaren Paseo de la Castellana. 63 MADRID .7

Y

LOVERAS PORRAS, D. ENRICUE Jesús Maria, 16, 1: luida. CORDOB A

MALDONADO RODRCGO. D. ALFONSO Paseo del Prado, 12. 1' Izqda, MADRI11- 14

MARIN Y AVALA. HIJOS DE D. JOSE Palos, 7. S:

HUELVA

MARTINEZ BOLDIX, D. MANUEL

Cortijo -Las Caleras,'

FUENTE PALMERA (Córdoba)

MENDEZ MORENO, D. DIEGO Princesa, 1 MADRID - a

MIGUEL-RMIERO GOMEZ RODULFO .

D. ANTONLO

Marqués de Borja Díaz Calvo. 2 VILLANUEVA DE LA SERENA (Badajoz)

MONTIJANO CARBONELL, D. CARLOS Angel de Saavedra. 15 COROORA

MORENO LOTERA. D. JOSE Obispo. Perez Mufloz, 8 LA RAMBLA (Córdoba)

NAVARRO GOMEZ, D. PATROCINFO Alférez Provisional. 5 TOLEDO

OLIVERA DELMAS. D. MARIANO Cervante$, 7C

CORTA DEL FIJO (Sevilla)

KLAAS ME SDAG Hacienda «La .Camera. CFIURRIANA [Málaga)

SANCHEZ BARBUDO, D. SALVADOR Gerona, 5 SEVILLA • 3

SANCHEZ BEDOVA FERNANDEZMENSAOUE, D. ANTONIO

Imagen, 1 SEVILLA -3

MERELLO. D • ISABEL. VIJA, DE TERRY

SAN JOSE DEL PEDROSO, S. A. Generai Mula, 2 PUERTO DE SANTA MARIA [Cádiz)

SES BOTES, S. A. Muelle Viejo, s n. PALMA DE MALLORCA

DE LA CALLE JIMENE2, D. MANUEL TABAJETE Lechugas, 1 JEREZ DE LA FRONTERA tCadiz)

UROU1,10 Y NOVALES. D. JUAN MANUEL DE Conde de Odie[

Apartado Correos num. 9 LOS PALACIOS Y VELLAFRANCA (Sevilla)

VIZCONDE DE LA MONTESINA Guadalupe, 2

ALMENORALEJO [Badajoz)

YEGUADA LOS CIERVOS D. Antonio de Lorenzo Joaquín M.' López, 62 MADRID - 15

N

Page 12: Revista El Caballo Español 1980, n.18

▪ 7"... .S9' •

▪ •

ir

En .as cuevas del norte de Africa también se reproduce a un caballo salvaje de perfil recto, no pudiendo tampoco asegu. rarse nue fue precisamente a éste a quien se domestica.

Cuando hacernos referencia a Africa para el estudio del ca-balla, estarnos indicando la región del norte. el .Africa mencir•. lo que hoy es Marruecos, Argelia. Túnez, Tripolitania Egipto, zo-na mediterránea totalmente distinta a la que se extiende al sur. luego de la faja desértica, la Gran Africa, el continente negro. cuya flora, fauna y Población es totalmente diversa a Ea del norte.

Esta zona estuvo afectada por las glaciaciones durante la época cuaternaria, experimentando grandes precipitaciones en los periodos terglaci r e s que crearon una red hldrográfica mu, cha mas extensa que la actual; hubo extensas sabanas herboreas donde hoy se encuentro el Sahara, produciéndose su desecación progresiva al pasar de la era glaciar a la actual (entre t0-1:100 y '.0t10 años Antes de Cristo). Pero esta desecación no fue unifor. .ne ni se produjo en el mismo periodo. Pues se han descubierta ijitimarnente numerosas estaciones neoliticas en plena Sahara, que prueban la subsistencia aislada de las condiciones generales arriba Indicadas.

7. Caballa visigodo (brande ornamental de un arreo del Siglo VIII), Nótese el tamaño mediano, el cogote erguido y el perfil recto- Nada que ver con el pretendido caballo linfotico, acamerado y de gran masa y alzada atribuido a

las invasiones barbaras-

La Luna diluvia' del norte de Alrica t'Eme caracturisticas propias_ pero influida por la europea y manos rica que ésta, pero F. /escrita varios tira-ás de caballos sa.vajus

Traspuesto el nebuloso periodo del Mesolitico, donde se produce el verdadero cambio de la humanidad. aparecen en Afri , ca y luego en España las primeras culturas nesiliticas, alrededor del año 3.06E1 Antes de Cristo cuundo ya en Asia se han dilun-dido y asentado las primeros pueb.oa agricultores y pastores que pasaron de la caza la recolección al cultivo y a la &n'OMS- licación obieniendo el trigo y la cebada, el buey, la oveja, la cabra y el asno, siendo ei caballo el último animal en domes, ticarse.

La desecación del nurse de Alrica, que dilimaS roa fue uni-lumia pera que se produce a partir del año 14.tlbO Antes de Cristo, parece haber causada fa emigración de pueblos camitas hacia el Valle del Nilo. que luego de varios milenios queda ais• lado en medio del desierto; el caballo pudo subsistir más al oeste y se mantuvo cerca de los ríos y praderas de las cuencas hidrográficas existentes en esa epoca y en épocas posteriores.

De alta que en el Egipto antiguo el caballo lucra &escena. cido, tfornestic.andrise sólo al asno de Nubla, que ración fue sustituido al recibirse de loe invasores hicsos el impacto de su cahalleria.

Eslos invasores Introdujeron una nueva táctica de guerra desconocida por los egipcios. el Carro tirada por caballos. desde el cual se arrojaban flechas -• venablos contra la puco prote-gida infantería_

Egipto y ruega toda Asia menor, no conocieron a partir de este hecho, otro caballo que ese pequeña •porae• del tipo IV, que era usado sólo ciara el tiro de los carros y que será el gen del llamado «caballo arabe• actual- excepcionalmente era montado pero no para usos guerreros-

La táctica del carro fue usada por todos loe pueblos semitas y por todos los induarios, asirios y persas: luego los macedo-nios adoptaron paralelamente la caballeria montada, Alejandro la perfeccionó signando el fin del carro de guerra que pasó en Roma a convertirse en elemento deportivo o sólo de ostentación-

Todos ellos aprendieron y copiaron las tácticas de la taba, Hería montada de los pueblos jinetes y .catiallistasx del centro de Asia que nunca utilizaron el carro sino el sistema de cabe, liarla ligera combinada con el uso de armas arrojadizás.

LuS terteSIOS y los :bares, hule son los primeros pueblos que la Historia registra habitando la Peninsula Ibérica y cuyo origen africano, o su provenlericia caucásica aun no está deflai , tivamente decidida, utilizaron siempre el caballo como arma moro tadá, y las mismas tácticas asiáticas de la caballeria ligera que eran desconocidas por Egipto. Grecia. Cartago y Ponla en esa época.

Croemos, pues, más probable que el arte de la equivalan entrara a España a través de la Europa Central y de Francia en los oscuros tiempos del Mesolítico. importado por pueblos de origen caticasico o centrossiatioo. cuna de la caballería, y que cuando se produjo el intercambio con los pueblos carnitas del norte de Alpina, base etnica de los iberos, todos ellos adop taren a sta gran arma que fue el secreta de Anibal, uno de los tácticos más grandes de la historia de la humanidad.

OLliZáS 1133 propios caballos de Is Mauretanis, Numidia y Labia fueron incluso de origen español. si aceptamos como re-gla constante y comprobada que, salve los prInnitivo.s prole. mongoles que domesticaron al caballo salvaje iniciando la casi iotaiidad de las razas caballares conocidas. los demás descien-den de pahlacianes domésticas, y que cuando se produjeron in. VaiSlerkeS a conquistas de pueblos ya jinetes sobre otros desco-nocedores del caballo. éstos adoptaron el mismo caballo ya domesticado. desechando los salvajes. o porque ya se hablan extinguido, o porque prefirieron usar caballos ya domésticas- y seleccionadas.

Recordarnos como ejemplo que los indios de nuestra pam-pa. prefirieron siempre usar caballas o potrillos robadas a los «cristianos• que utilfar baguales, que ni siquiera eran salvajes solo simplemente caballos domésticos alzado, pero que habinn perdida la direclriz de la selección orientada por el hombre para pasar a la que dictaba In naluralen,

S Arqueros sarracenos tirando Sobre el anca del caballa GGE: sus arcos contra caballeros cristianos, al estilo de los partos /Tapiz de la epcaa de ras CrInadeS). Doce siglos después de la figura 4, se mantiene la misma táctica, adop-tada por los pueblas del Asia Menor y Africa asir/111.160S

al Islam,

12