revista aquí entre hombres septiembre

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Revista sobre nuevas masculinidades

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Page 1: Revista Aquí Entre Hombres septiembre
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Consejo Editorial

Rony Castillo Dirección y Coordinación

[email protected]

Cecilia Hernández Asesora de redacción [email protected]

Carlos Pinto Columnista

[email protected]

Mauselio Hiram Martínez Responsable Nota del Mes

[email protected]

Álvaro Estuardo García Diseño Gráfico

[email protected]

Colaboraciones especiales para este número: Sandra Sales, Personal Juzgado de Femici-

dio y otras formas de Violencia Contra la Mujer.

Esta revista es una acción del colectivo

Aquí Entre Hombres, Huehuetenango, Guatemala, C.A.

Todas las fotografías de este número fue-

ron extraídas de internet

Contáctenos:

www.aquientrehombres.blogspot.com [email protected]

Síguenos en Facebook: www.facebook.com/pages/Aqui-Entre-

Hombres

Mucho se habla de las conductas de los y las jóvenes de hoy, que no están acorde a los valores con los que crecimos muchos y que seguramente la edu-cación ha fallado en no enseñarles valores desde niños. Muchas de las actitu-des machistas de los hombres, el desprecio a la vida, el no aceptar vivir en relaciones con igualdad y la violencia que generan contra las mujeres, son producto de la transmisión generacional de estereotipos que nuestros mismos padres nos han enseñado. En Guatemala no es extraño ver a niños jugar con carritos y pistolas, mientras que a las niñas las entretenemos con trastecitos y muñecas de juguete que les asemejan a pequeñas aprendices de madres y amas de casa. Estamos promoviendo sin querer, que nuestros hijos e hijas vivan en desigualdad y que lo vean como algo normal, es momento de comenzar a cambiar esta realidad. En nuestro número 16, Aquí Entre Hombres queremos poner nuevamente en la mesa el tema de los estereotipos de género con un enfoque desde el hogar porque consideramos que los cambios en las relaciones sociales deben venir desde allí, desde lo que los padres y las madres enseñamos a nuestros hijos e hijas. Septiembre es también el mes de al independencia y es importante que refle-xionemos sobre la independencia de la cual nos jactamos ya que hasta hoy en día seguimos siendo tan dependientes de otros países como en tiempos de la corona y el colonialismo. Además les presentamos los temas de interés que ustedes ya conocen, esperando despertar el análisis y reflexión en cada uno y cada una de ustedes.

EN PORTADA…

Los estereotipos de género se

nos enseñan desde la niñez y

crecemos con ellos llevándo-

nos a relaciones sin equidad.

HUMOR Hablando de estereotipos...

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Desde antes que mi hija Montserrat naciera, nos propusimos con mi esposa educarla fuera de lo tradicional, lo que significa no encuadrarla en los estereotipos de género en los cuales crecimos y fuimos educa-dos la mayoría. La primera ropita que le compramos variaba en tonalidades amarillas, verdes y otros colores que no tienen nada que ver con los tradicionales celeste y rosado. Cuando supimos que sería una niña, no reparamos en seguir haciendo lo mismo, pese a que la familia insistía en que comprá-ramos bodies rosaditos, calcetitas rosaditas, todo rosadito y nos decían que era importante porque las niñas son más delicaditas y ese es su color. Nosotros no aceptamos el hecho de enseñarle a nuestra hija que debe demostrar debilidad por el simple hecho de ser mujer. Definitivamente la familia es la que menos te ayuda a la hora de querer educar de una forma diferente a tus hijos e hijas, cuando mi hija nació recibimos gran cantidad de ropa para ella y si…toda era rosada. Cuan-do cumplió su primer año recibió una gran bendición en juguetes y ¿qué creen que eran estos? ¡Exacto! Juegos de trastecitos, más ropita rosa-da, muñequitas, etc. Parece ser que estamos mecanizados cuando se trata de diferenciar a niños y niñas, en nuestra mente ya existen las diferencias entre hom-bres y mujeres cuando aún no conocemos nuestro género y es la socie-dad quien nos asigna el mismo nos guste o no. Es de lo más normal que las madres enseñen a sus hijas las labores delicadas de la casa y a ser buenas madres, mientras que es común que los hombres enseñe-mos a nuestros hijos a jugar futbol, a ser fuertes y no demostrar lo que sentimos. Estos estereotipos marcan nuestra vida, crecemos con ellos y en el caso de los hombres nos otorgan privilegios sobre las mujeres de los cuales nunca nos desprendemos, es por ello que resulta casi imposible romper con las brechas de género existentes, porque estamos acos-tumbrados a vivir en un espacio de confort y las mujeres bajo un techo de cristal que casi nunca logran romper. Como padres nos toca educar en igualdad, enseñar valores, principios y ante todo brindarles las mismas oportunidades a nuestras hijas e hijos, aún por encima de nuestras tradicionales familias.

Desde que nacemos, somos bombardeados por estereotipos sociales, algunos con un mayor impacto que otros, pero estereotipos al fin, y es que nuestra sociedad nos condiciona desde el momento del nacimiento para actuar de cierta manera frente a la sociedad, y sin darnos cuenta, venimos creciendo creyendo que algunas acciones son exclusivas de los hombres y otras de las mujeres, empezando a crear una diferencia-ción que al final nos arroja como resultado, la sociedad machista y pa-triarcal en la que vivimos. Desde que el niño nace, se empieza con este proceso, pues si la coma-drona trae al mundo a una niña, cobra 300 Quetzales y se va, ahora bien si trae al mundo un niño, pues se cobra 800 Quetzales, como si ella hubiera sido la que al momento del nacimiento hubiera tenido la “suerte” de definir el sexo de la criatura, iniciando ya con eso a demos-trar que para nuestra sociedad tiene mayor valor un hombre que una mujer. Luego vienen los colores que empiezan a diferenciar los sexos, y los regalos que continúan dividiéndonos, pues si son niñas hay que regalar-les cocinitas, muñecas, trastecitos, y todo lo que les predisponga a que ellas como mujeres se quedaran en casa al cuidado de los hijos y pre-parando la comida para el “jefe de la casa” a quien desde niño le rega-lan cuchillos, pistolas, carritos y toda clase de juguetes que lo preparen para ser agresivo y que en el futuro pueda defender su “territorio” a toda costa y ejerza su autoridad como amo y señor del hogar. Mientras los niños y niñas crecen, se continua predisponiendo a conti-nuar con los estereotipos, que los niños no lloran, que en la comisión de limpieza del aula hay solo mujeres porque ellas deben saber barrer y los niños empiezan a creer que su vida será así, que cuando sean adul-tos llegaran a casa a encontrar su comida y la casa limpia “como lo hacía mamá”, y si no encuentra esto, empiezan los conflictos y la vio-lencia intrafamiliar. Cuanto agradezco que mis padres fueran maestros y que desde peque-ño nos turnamos con mi hermana para cuidar a nuestros hermanos pequeños a hacerles el desayuno, la pacha, cambiarlos y luego estu-diar, mientras llegaba mi hermana del colegio y ella se quedaba a cargo y yo iba a estudiar, crecí sabiendo que también es obligación del hom-bre hacerse cargo de las cosas del hogar, no solo de la mujer, y esa experiencia es la que me hace hoy, con toda solvencia, escribir estas líneas, y estar tranquilo al saber que desde niño, rompí con los estereo-tipos sociales, y aunque muchos de mis compañeros de estudio en ese momento se burlaban, hoy creo que no lo hacen más.

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Tema de actualidad que requiere de estudio y para ello invitamos a psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, guías espirituales y otros profesionales vinculados al desarrollo so-cial y al desarrollo local que implica considerar igualdad y equidad de oportunidades desde una visión de género, ya que históricamente se ha relegado a dar respuesta a una sociedad patriarcal y machista que discrimina, reprime y acosa.

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Ante la problemática no solo debemos reflexionar sobre los comportamien-tos sociales que hace necesario e importante comprometernos a abordar y cambiar para desarrollarnos en contextos en una convivencia de respeto y de reconocimiento a todas y todos los seres humanos que pertenecemos a un mismo ámbito o territorio partiendo de sus derechos. Los estereotipos pueden definirse como el conjunto de creencias compartidas socialmente acerca de las características que poseen hombres y mujeres, que se sue-len aplicar de forma indiscriminada a todos los miembros de diferentes estamentos sociales. El estereotipo de las mujeres se define porque ellas manifiestan caracterís-ticas indicando marcadamente que son emocionales, débiles, sumisas, dependientes, comprensivas, cariñosas y sensibles a las necesidades de los demás, en realidad esto no quiere decir que lo sean, lo que sucede es la tendencia a ser percibidas de este modo. Los estereotipos de los hom-bres van en el orden de que son duros, atléticos, dominantes, egoístas, agresivos, competitivos y con tendencia al liderazgo. En consecuencia, esto tampoco corresponde necesariamente a una realidad, sino que se trata de una percepción de orden común o que se ve y se manifiesta como algo normal (valga la expresión). El origen de los estereotipos de género se considera como justificación al comportamiento de una sociedad en proceso de evolución y que genera resistencia al cambio. Por lo que los estereotipos se utilizan para regular la sociedad y asignar a cada miembro de ella su papel, contribuyendo a mantener un estándar en las relaciones de poder. Los estereotipos de género responden a la necesidad de encontrar una explicación a las actitudes y comportamientos sociales. De este modo, se tiende a racionalizar las relaciones injustas entre hombres y mujeres alu-diendo diferencias en determinadas características que conforman el este-reotipo, justificando con ello la existencia de conductas inapropiadas de relacionamiento y convivencia. Por ejemplo nos preguntamos “¿Cuántas mujeres participan en puestos de dirección y/o gerencia?, una posible respuesta estereotipada sería: “pocas porque sus capacidades y aptitudes no responden a las responsabilidades y toma de decisiones, a su disponi-bilidad de tiempo y máximo esfuerzo que requiere de carácter lo que a veces no les permite imponerse y ser firmes. Hoy con toda certeza pode-mos argumentar lo contrario aunque aún no es significativa esa participa-ción en razón numérica teniendo hay ejemplos claros de la capacidad entrega y decisión de muchas mujeres potencialmente cambiadas e involu-cradas dentro del contexto de la globalización con una alta competitividad. Esa es la tendencia de crecimiento en cuanto a la equidad e igualdad de derechos y oportunidades. Sin embargo, y aunque este aspecto pudiera parecer positivo a simple vista, lo cierto es que el hecho de no tener en cuenta las características individuales suele derivar en interpretaciones sesgadas e imprecisas, dan-do lugar a situaciones extremadamente negativas en las que se justifican y legitiman actitudes discriminatorias y sexistas hacia las mujeres.

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“Los estereotipos se utilizan para regular la sociedad y asignar a cada miembro de ella su papel, contribuyendo a mantener un están-

dar en las relaciones de poder”.

El abordaje de este artículo es para tomarnos el tiempo de reflexionar y establecer la importancia que tiene para el desarrollo personal y colectivo el hecho de eliminar todas las formas de discriminación y subordinación, partiendo de que es el momento que la niñez y juventud se preparen para recibir la estafeta de la construcción de una nueva ciudadanía que los res-ponsabiliza de sentar las bases del siglo XXI que ya lleva un poco más de una década, en ese sentido, los estereotipo deben eliminarse para minimi-zar los efectos sociales y emocionales, ya no más ese juego de los colores pastel para niñas, ya no más juguetes específicos y exclusivos para niños, lo que debemos impulsar son comportamientos que permitan compartir de igual manera las responsabilidades adquiridas como pareja, visualizar las capacidades de las mujeres, reconocerlas y valorarlas. Importante es el respeto como un valor universal, tratemos a todos y todas como quisiéramos ser tratados, nuestra convivencia debe estar fundamen-tada en valores como la solidaridad, consideración, justicia y tolerancia.

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Es sabido que en Guatemala la pobreza no es el principal problema, sino más bien radica en las desigualdades econó-micas, sociales y políticas, ya que una minoría goza de los privilegios y tiene el acceso y control de los recursos del país; mientras que la mayor parte de la población carece de los servicios básicos y es la que vive en situaciones precarias, de marginación, exclusión y discriminación. Sin embargo este mismo esquema también se reproduce en el seno de las fa-milias como núcleos y bases de la sociedad, practicándose las desigualdades entre niñas y niños, hombres y mujeres, en

cuanto quiénes tienen mayor acceso a los recursos, a las oportunidades y a la toma de decisiones. Los hombres por ejemplo tienen mayores privilegios para accesar a la educa-ción, a servicios de salud, a la herencia, a una vivienda, a un trabajo digno, salarios justos, entre otros…mientras las muje-res dependen emocional y económicamente ya sea de los padres o la pareja, y esto no sólo ocurre en las áreas rurales e indígenas, sino también en las áreas urbanas, en donde supuestamente prevalecen los valores, costumbres y tradicio-nes.

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Podemos mencionar algunas de las prácticas comunes que se vive a diario en cuanto a las situaciones mencionadas: por ejemplo en el tema de la salud de las mujeres, con especial énfasis en los derechos sexuales y reproductivos que es parte fundamental para una vida saludable y plena, se dice que hay todo un marco legal de protección y ejercicio de éstos dere-chos, sin embargo es poco lo que se ha avanzado en la misma, y nos preguntamos ¿por qué? Primero, porque los hombres son los que toman las decisiones en cuántos hijos tener, utilizar métodos de planificación familiar o no, que las mujeres reciban o no chequeos médicos, tomar vitaminas durante y después del embarazo, ser atendidas por médicos, comadronas o por ellos mismos; segundo, porque los hombres son los del dinero, los que tienen un trabajo, más aún cuando las mujeres no saben leer ni escribir, no tienen un trabajo, no cuentan con apoyo de los padres, viven lejos de la ciudad o áreas urbanas, y peor aún si ni siquiera les tocó alguna porción de herencia porque el marido las tiene que mantener y que es una creencia radical de los abuelos y abuelas, por lo que las mujeres quedan totalmen-te desprotegidas y con una dependencia económica de los hombres y maridos; y esto ha repercutido en que cada vez se dan mayores casos de muertes maternas, violencia en todas sus manifestaciones contra las mujeres, enfermedades e infec-ciones de transmisión sexual, desnutrición en mujeres, niñas y niños, abandono de menores, todavía encontramos casos en donde los padres autorizan matrimonios de menores, menores que no tienen la mínima idea de las responsabilidades que eso conlleva, así también en muchas familias y comunidades ven la violencia contra la mujer como una forma de poner orden en la casa, el incesto que ocurre de forma invisible como la peor violación a los derechos humanos de una o un menor; y nos seguimos preguntando, ¿Por qué seguir con esto? ¿Por qué siempre las mujeres son las más afectadas, cuando es la pobla-ción mayoritaria del país, cuando es gracias a las mujeres que todas y todos tenemos vida, no sólo por darnas la vida, sino por trabajar duro por la conservación y cuidado de la tierra y todos los recursos naturales; la Constitución de la República nos re-conoce por iguales a hombres y mujeres, con los mismos dere-chos y obligaciones, no tenemos por qué reproducir esquemas que los españoles impusieron al invadir nuestro territorio y agenciarse de nuestros recursos, y que todavía muchas fami-lias y personas lo practican invadiendo y violando. Desde la Cosmovisión Maya se tiene como principio la comple-mentariedad de las mujeres con los hombres, en donde no hay quien es más fuerte o más débil, sino ambos iguales. Sin em-bargo se han adoptado estereotipos, creencias y mitos al creer que los hombres son más fuertes e inteligentes que las muje-res, el creer que las mujeres deben ser obedientes y sumisas, el creer que hay un nivel de superioridad y el otro de inferiori-dad, y que en el uno se ubican los hombres y en el otro las mujeres… Todas y todos somos capaces de trabajar por este

país, de cambiar este sistema patriarcal, machista, racista y opre-sor, pero no lo vamos a logar mientras prevalezcan los intereses de unos sobre la mayoría ó mientras seguimos fortaleciendo un siste-ma que nos fue impuesto y que en nuestras manos está el de cam-biarlo y promover relaciones igualitarias entre los pueblos, las fami-lias, entre hombres y mujeres y que las nuevas generaciones pue-dan vivir en armonía, paz, libertad y democracia. Y no debemos esperar a que los gobiernos lo hagan, sino cada quien desde el espacio donde se desenvuelve, empezando por la familia, quien es el principal reproductor y transmisor de los valores, costumbres y tradiciones; la escuela como la segunda casa y fami-lia, quien enseña valores cívicos y reproduce esquemas; la iglesia quien promueve la práctica de los valores morales y la evangeliza-ción y la sociedad misma quien promueve y reproduce los roles, y cómo esta última puede transformar y no reproducir los mismos esquemas tradicionales. Para dar paso a estos cambios, debemos ser convincentes con tres cosas: 1) Desde lo individual o personal practicar con el ejemplo y no quedarse en el discurso. 2) A nivel organizacional o institucional, promover acciones encaminadas a eliminar los estereotipos que facilitan las desigualdades y que nos afectan a hombres y mujeres. 3) Desde nuestra profesión, impulsar acciones que contribuyan a concientizar y sensibilizar a la población sobre las desigualdades y

sus implicaciones en la vida cotidiana en todos los sentidos.

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Según informa un estudio, los hombres que tienen cáncer de próstata que no se ha diseminado a otras partes del cuerpo (no metastásico) pueden reducir su riesgo de mortalidad por cualquier causa eligiendo en su dieta grasas vegetales en lugar de las animales. El cáncer de próstata es el crecimiento incontrolable de célu-las en la próstata. La próstata es una glándula que forma parte del sistema repro-ductivo del hombre, y está situada en frente del recto y debajo de la vejiga. Los tumores de próstata son masas de células de la próstata. Los tumores de próstata pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Los tumo-res benignos de la prós-tata rara vez son morta-les. La hiperplasia prostática benigna (HPB) es el crecimiento anormal de células benignas de la próstata. La próstata se hace más grande y aprieta la uretra, impidiendo el flujo normal de orina. La HPB es un problema muy común en todo el mundo. Los tumores malignos o cancerosos de la próstata suelen ser más graves que los tumores benignos y pueden ser potencialmente mor-tales. Los tumores malignos pueden extenderse, o crear metástasis (metastatizar), a otras partes del cuerpo, como los ganglios linfáticos, el hígado, los huesos, el colon u otros órganos. En el estudio actual, los investigadores se propusieron deter-minar si los hombres con cáncer de próstata podrían reducir el riesgo de mortalidad al sustituir las grasas vegetales por las grasas de origen animal en su dieta. Revisaron a la infor-mación de 4.577 hombres con cáncer de próstata no metas-

tásico que habían participado en el Health Professionals Follow-Up Study entre 1986 y 2010. Se recopiló información sobre la ingesta de grasas saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas, trans, animales y vegetales tras el diagnósti-co de cáncer de próstata de los sujetos. Los investigadores también analizaron los datos sobre el cáncer de próstata letal, y la mortalidad por cualquier causa.

Ocurrieron un total de 315 muertes por cáncer de próstata y 1.064 muertes por todas las causas durante los ocho años de seguimiento. Los resultados sugirie-ron que la sustitución de grasa vegetal por un 10 por ciento de la ingesta de energía a partir de hidratos de carbono, parecía estar asociada con un menor riesgo de cáncer de próstata letal, así como una reducción de la mortalidad por cualquier causa. Los investigadores reporta-ron también que, al con-trario, el consumo de

grasas saturadas y trans después del diagnóstico parece estar ligado a una mayor mortalidad por cualquier causa. Los autores del estudio concluyeron que los hombres que tienen cáncer de próstata sin metástasis pueden reducir su riesgo de mortalidad por cualquier causa al reemplazar los carbohidratos y la grasa animal con grasa vegetal. Se nece-sita más investigación para confirmar estos hallazgos. Se han estudiado muchas terapias integrales para sus posi-bles beneficios en el cáncer de próstata. Hay buena eviden-cia científica que apoya el uso del selenio en la prevención del desarrollo de cáncer de próstata.

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El machismo cobra vidas a través de la violencia, pero tam-bién a través de la poca o nula atención médica que los pa-dres, esposos y/o novios permiten a las mujeres, dándole diversas excusas, hay muchas mujeres que teniendo que ser atendidas por dolencias varias no lo son; en nuestro medio existe la imposición de la decisión del hombre ante la necesi-dad de las mujeres.

No cabe duda alguna que la necesidad económica (pobreza) obliga a las mujeres a ocuparse de mil actividades, así como el sometimiento hacia sus parejas y las exigencias de mater-nidad sin tener los procesos de recuperación adecua-dos. Hoy por hoy son las teorías feministas las que desde su postura luchan día a día porque las mujeres tomen más con-trol y responsabilidad de su vida, esto quiere decir de su cuerpo. Es increíble que se hable de modernidad cuando todavía se utilizan tratamientos primitivos hacia las mujeres y la medicina no se ve con respeto porque hay quienes la ven como una amenaza, como un tabú. En nuestra sociedad, incluso en las áreas urbanas aún se ve la privación que los esposos, novios inclusive y/o padres tienen hacia los servi-cios médicos básicos de salud hacia las esposas, novias y/o hijas.

Sería bueno que contáramos con un Estado que eduque a los varones, a la mujer y a los empleadores o porqué no una ¨iniciativa de ley obligatoria¨ para que todas las mujeres y

niñas asistan periódicamente a chequeos sin pretextos. Es urgente quitar el tabú que los hombres sienten ante la aten-ción médica; pero también es urgente el profesionalismo que el médico debe tener con ellas.

Mientras eso sucede, son las mujeres quienes tienen en sus manos la posibilidad de un cambio, tomar decisiones a tiem-po, por supuesto sin confrontación, no hay que dejar la salud en último lugar, esto, puede costarles la vida. Tal parece que no será el Estado, el empleador, el capitalismo, ni su pareja, a quien le interese este tema, tiempo no hay, las agendas están llenas, dinero menos, permisos para ir al médico quizá, de mala gana descontando el día por supuesto y si le piden la opinión a su cónyuge, pareja o novio, lo más probable es que le asuste la idea. Así que mujeres, hay que buscar los espacios y utilizar todo el ingenio posible. Debe ser permisi-vo e incluso, obligatorio que las niñas, adolescentes, mujeres jóvenes, de edad adulta y ancianas, todas tomemos respon-sabilidad sobre nuestro cuerpo, que lo aprendamos a cuidad, a respetar y a dedicarle lo posible a curarlo cuando esté enfermo, sin negativa de nadie, ya que este debe ser un derecho humano que nadie debe evitarnos ni quitarnos.

https://www.facebook.com/pages/Iniciativa-ROSA-Mujer-

Cuidate/120495601464419?fref=ts

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El Organismo Judicial en su afán de cumplir con lo

establecido en la Constitución Política de la República

de Guatemala en su artículo 1, protección a la perso-

na, y con la necesidad que requiere atender la proble-

mática existente de casos de violencia en contra de la

mujer, inauguró en agosto del 2012, el Juzgado Es-

pecializado para atender casos de Femicidio y Violen-

cia Contra las Mujeres en el departamento de

Huehuetenango, el cual tiene como objetivo Juzgar y

promover la ejecución de lo juzgado en los delitos

contemplados en la Ley contra el Femicidio y otras

formas de Violencia contra la Mujer, aprobada por el

Congreso de la República mediante Decreto 22-2008.

La sociedad huehueteca vio complacida la instaura-

ción de este juzgado el cual tiene el compromiso de

aplicación de la justicia con un enfoque de género,

proyectando una vida libre de violencia y de respeto a

sus derechos humanos.

A partir de su inauguración el juzgado inició con la

faena de informar y sensibilizar a la población sobre

la importancia del tema, viajando a diferentes partes

del departamento, siendo también parte de esta dise-

minación de la información, personal del Ministerio

Público, Instituto de la Defensa Pública Penal, Jueces

de 1ª Instancia, Policía Nacional Civil y abogados liti-

gantes.

Como toda labor que requiere eliminar malas costum-

bres o hábitos que solamente vienen a discriminar y

menospreciar a las mujeres, fue difícil desde un inicio,

durante el año 2012 se atendieron 68 expedientes de

violencia contra la mujer, pero a medida que se difun-

día la información sobre la existencia de este ente

especializado, estos fueron aumentando, llevando a

la fecha 192 casos atendidos durante el año 2013, en

los cuales se han dictado medidas de seguridad a

favor de las victimas objeto de violencia.

La función principal de este Juzgado Especializado se

está cumpliendo, cuenta con un sistema de atención

integral, en donde se ha escuchado a las víctimas, se

les ha empoderado, se garantizan sus derechos hu-

manos y se les protege. Se está eliminando este tipo

de discriminación, pero se requiere que todos seamos

partícipes de esta lucha, la población debe participar

y apoyar para eliminar este flagelo.

Debido al cumplimiento de nuestras obligaciones de

forma eficiente, en el mes de junio este Juzgado fue

certificado como uno de los mejores a nivel nacional

por la Cámara Penal por la aplicación de la gestión

penal por audiencias.

Estamos avanzando para que tengamos una socie-

dad justa y libre de cualquier tipo de discriminación,

donde todos gocemos de las mismas garantías y de-

rechos, gracias a todos los huehuetecos por su apo-

yo, estamos para servirles.

Personal de Juzgado Especializado Violencia Contra

la Mujer.

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