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HORIZONTESNUESTRA HERENCIA ES CONQUISTAR FRONTERAS

PRESENTA:

CorporaCión ruta n

Juan Camilo Quintero MedinaDirector ejecutivoAngélica Jaramillo BustamanteGerente de Cultura de InnovaciónAlejandro Roldán BernalProfesional senior de Cultura de InnovaciónAna María Ospina BolañosProfesional senior de Cultura de InnovaciónTomás José Caballero MúneraProfesional senior de Cultura de Innovación

CoordinaCión de la publiCaCión

Universidad de los niños EAFIT

equipo de trabajo

Paula Camila Osorio LemaEdición y coordinaciónAnamaría Bedoya BuilesAsistencia de ediciónRóbinson Aguirre FlórezFotografíasPaula Bedoya García y Sarah Jaramillo ToroDiseño, ilustración y diagramación

periodistas

InnobóticaJuan Diego Urrea UpeguiManuela Saldarriaga HernándezIngeniería NEliana María Castro GaviriaInterchangeVíctor Casas Mendoza

NUEStrA HErENCIA ES CoNqUIStAr FroNtErAS

Fortalecer la vocación por las ingenierías y las ciencias exactas y naturales en los jóvenes de Medellín es el objetivo del pro-grama Horizontes, una iniciativa que surge tras identificar la necesidad que existe en la ciudad y en el mundo de orientar a los jóvenes hacia profesiones indispensables para el desarrollo de una sociedad del co-nocimiento. Dicha estrategia está dirigida a estudiantes de sexto a once de institu-ciones educativas oficiales de la ciudad, con edades entre los once y los diecisiete años, lo cual presenta retos diversos en términos de metodologías de educación para la innovación, en el marco de lo que se conoce como StEAM (ciencia, tecno-logía, ingeniería, artes y matemáticas). De igual forma, Horizontes busca aumentar las aspiraciones educativas y laborales de los jóvenes, para que, además de orientarse a nivel vocacional, puedan inspirarse a nivel personal.

Para ello la estrategia ha recibido aportes de diferentes áreas del saber, en un proceso de construcción colec-tiva que ha articulado a profesionales de la Ingeniería, las Ciencias Sociales,

la Administración y la Economía, en bus-ca de la formación del talento humano necesario para conformar una sociedad del conocimiento. En dicho proceso nos encontramos con una pieza de nuestra historia, de la historia antioqueña, que nos inspiró a nombrar la estrategia en educa-ción para la innovación de la Corporación ruta N como Horizontes.

Asumir que un nombre como Horizon-tes puede sintetizar toda una historia del progreso antioqueño, de sus pasiones y obstáculos, de sus retos y conquistas, es

HORIzONTES:NUESTRA HERENCIA ESConquistar fronteras

HorIzoNtes

La estrategia, entonces, aspira a que los jóvenes de Medellín puedan ampliar sus fronteras, despertando las prácticas muchas veces olvidadas del trabajo en equipo, la perseverancia, el pensamiento crítico y la solución de problemas; todo ello en un entorno que los acerque a la ciencia, la tecnología y la innovación, de manera divertida, amable y sorprendente.

Innobótica, Ingeniería N e Interchange son los proyectos que estructuran esta estrategia, desde los cuales los jóvenes se inician en la aventura Horizontes. Las tres iniciativas crean, semana a semana, el ambiente propicio para que los jóvenes desarrollen competencias técnicas y so-ciales que les permitan asumir los retos

hacer confluir en una imagen la fuerza de miles de muje-res y hombres (c ient í f icos ,

emprendedo-res, innovadores)

que han creído en la posibilidad de ver más allá de su realidad inmediata, por compleja que esta sea. Con esta imagen buscamos que los jóve-nes reconozcan que, desde sus ancestros campesinos, el ingenio, la pujanza y la innovación se encuentran integrados en su ADN cultural; en este sentido Hori-zontes, busca despertar prácticas desde lo profundo de nuestra historia.

Horizontes, Francisco Antonio Cano, 1913

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introduCCión

del siglo XXI en clave de innovación. Innobóti-ca, desde la robótica, la domó-tica y el pensamiento computacio-nal; Ingeniería N, desde el pensamiento crítico y la solución de problemas locales a partir de herramientas de la ingeniería; e Interchange, desde la experimentación y el vínculo con grandes investigadores en ciencias.

Durante décadas hemos insistido en que Medellín es La Ciudad de la Eterna Pri-mavera; el cambio y la transformación han hecho parte de su historia, una historia de creación permanente. Bajo esta perspec-tiva, la estrategia Horizontes propone un camino de constante cambio y renovación de pensamiento y prácticas culturales, que se apoya en la ciencia y la tecnología para lograr el objetivo de aumentar la calidad de vida de sus habitantes.

queremos com-partir con ustedes una

serie de experiencias huma-nas, experimentos científicos y de-

safíos mentales, llenos de espontaneidad y creatividad, que más de 3.300 jóvenes de la ciudad vivieron durante 2014.

Esperamos que al leer estas historias puedan sentir las sonrisas, el esfuerzo y la pasión con que ha venido trabajando todo un equipo humano (los profesionales de ruta N, los talleristas, los coordinadores, los docentes, rectores y padres), verda-deramente comprometido con la trans-formación de dinámicas sociales desde la ciencia, la tecnología y la innovación. Seguiremos apostándole a la idea de construir una sociedad del conocimien-to y una ciudad a la n desde la base de la educación, para un número cada vez más amplio de ciudadanos.

Alejandro Roldán BernalProfesional senior de Cultura de Innovación

Corporación Ruta NHorIzoNtes

By Wise Mind

Coro:

Para ti, para mí.En este nuevo día.Para ti, para mí.Un punto de partida.Para ti, para mí.En este nuevo día.Para ti, para mí.Un canto de alegría.Emprenderemos un camino,marcaremos un destino,sin límites a encontrar.Emprenderemos un camino,marcaremos un destino,sin miedo a fracasar.

Estudiantes de la Institución Educativa Antonio Derka que participaron en el programa Interchange apelaron a su creatividad para escribir una canción. Un gesto de gratitud convertido en himno de la estrategia Horizontes.

rap 1:En un equipo computarizadoconecto arduinos para hacer lo incomprobado:música, luces y entrelazados.Nos divertimos haciendo cosas de osados.Innobótica, Interchange eIngeniando sin fronteras,porque a la n está elevada nuestra meta.Impacto positivo en nuestros barrios y veredas,uniendo muchas vidas,no importan las diferencias.

Coro

rap 2:Un joven de hoy en día solo usa redes sociales,y para estos tiempos ya está cambiando pañales.En cambio si tú estás en un programa como estos,podrás implementar mucho mejor tu tiempo.Aquí nadie está por obligación,y si hay alguien aquí es porque quiere ser mayor.Y si les digo que es de estatura, miento,pues les estoy hablando de su conocimiento.

Coro

HORIsongTES

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INterCHANGe

INSTITUCIONESEDUCATIvAS BENEFICIADASpor horizontes

INNoBótICA

•I.E. Antonio Derka•I.E. Fe y Alegría

Santo Domingo Savio•Colegio Montessori•I.E. Inem José Félix de restrepo•I.E. José Horacio Betancourt•I.E. Colegio Loyola para la Ciencia y

la Innovación•Colegio San Ignacio•I.E. Sor Juana Inés de la Cruz•I.E. José Acevedo Gómez

•Colegio Universidad Pontificia Bolivariana

•I.E. CASD•I.E. La Piedad•I.E. La Independencia•I.E. San roberto Belarmino•I.E. San Juan Bautista de La Salle•I.E. Juan de Dios Cock•I.E. Monseñor Víctor Wiedemann•I.E. Pedro octavio Amado•Santa Juana de Lestonnac

•I.E. Alcaldía de Medellín•I.E. Alfonso Upegui orozco•I.E. Alfredo Cock Arango•I.E. Ana de Castrillón•I.E. Antonio Derka•I.E. Asamblea Departamental•I.E. Asia Ignaciana•I.E. Aures•I.E. Barrio Santa Cruz•I.E. Barrio Santa Margarita•I.E. Bello Horizonte•I.E. Bravo Márquez•I.E. Pbro. Camilo torres•I.E. Campo Valdés•I.E. Caracas

•I.E. Pbro. Carlos Alberto Calderón

•I.E. Cefa•I.E. Ciro Mendía•I.E. Ciudadela Nuevo

occidente•I.E. Colegio Loyola para

la Ciencia y la Innovación•I.E. Francisco Cristóbal toro•I.E. Diego Echavarría Misas•I.E. Escuela Normal

Superior de Medellín•I.E. Fe y Alegría Aures•I.E. Fe y Alegría

José María Vélaz

•I.E. Fe y Alegría San José•I.E. Fe y Alegría

Santo Domingo•I.E. Fe y Alegría Villa

de la Candelaria•I.E. Federico ozanam•I.E. Finca La Mesa•I.E. Gabriel restrepo Moreno•I.E. Gabriela Goméz Carvajal•I.E. Gabriel García Márquez•I.E. Gilberto Alzate Avendaño•I.E. Héctor Abad Gómez•I.E. Hernán toro Agudelo•I.E. Javiera Londoño•I.E. Jesús María Valle

HorIzoNtes

INGeNIeríA N

•I.E. San Pablo•I.E. Villa del Socorro•I.E. Pedro Luis Villa•I.E. Félix de Bedout Moreno•I.E. La Esperanza•I.E. Alfredo Cock Arango•I.E. Barrio Santa Margarita•I.E. San Cristóbal•I.E. La Milagrosa•I.E. José Horacio Betancur•I.E. Fe y Alegría Popular N° 1•I.E. Santa Juana de Lestonnac•I.E. Maestro Fernando Botero•I.t.I Pascual Bravo•I.E. Héctor rogelio Montoya•Colegio Camino de Paz•I.E. tulio ospina•I.E. Javiera Londoño Sevilla•I.E. José Acevedo y Gómez•I.E. octavio Calderón Mejía

•I.E. Jesús rey•I.E. Jorge Eliécer Gaitán•I.E. Jorge robledo•I.E. José Acevedo y Gómez•I.E. José Antonio Galán•I.E. Juan de la Cruz Posada•I.E. Juvenil Nuevo Futuro•I.E. Kennedy•I.E. La Avanzada•I.E. La Independencia•I.E. Loma Hermosa•I.E. Lorenza Villegas de Santos•I.E. Luis López de Mesa•I.E. Maestro Fernando Botero•I.E. María de los Ángeles Cano

•I.E. Monseñor Víctor Wiedemann

•I.E. Montecarlo Guillermo Gaviria Correa

•I.E. olaya Herrera•I.E. Pbro. Antonio José Bernal•I.E. Pedregal•I.E. rafael Uribe Uribe•I.E. ramón Giraldo Ceballos•I.E. ramón Múnera Lopera•I.E. reino de Bélgica•I.E. república de Uruguay•I.E. república de Venezuela•I.E. San Cristóbal•I.E. San José obrero

•I.E. San Juan Bautista de La Salle

•I.E. San Juan Bosco•I.E. San Vicente de Paúl•I.E. Santa Catalina de Sena•I.E. Sol de oriente•I.E. Stella Vélez Londoño•I.E. tecnológico Pascual Bravo•I.E. tomás Carrasquilla•I.E. tulio ospina•I.E. Vida Para todos•I.E. Villa Flora•I.E. Yermo y Parres

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innobótiCa

¿qué estudiaría usted si empezara la uni-versidad la próxima semana?Si mañana el noventa por ciento de los habitantes de rionegro –por ejemplo– decidiera estudiar una Ingeniería en áreas relacionadas con las tecnologías de la información, todos, en teoría, tendrían trabajo para cuando se gradúen en 2019. Según cifras del Ministerio tIC, para ese momento Colombia tendrá un déficit de 90 mil profesionales en esa especialidad.

De cada 310 mil personas que se gra-dúan de pregrado cada año en Colombia, 66 mil son ingenieros, y de ellos solo 14 mil estudian carreras relacionadas con las áreas déficit. Se espera que para 2018 haya cerca de 3.600 empresas desarro-lladoras de software en Colombia, y que los empleos disponibles para este mer-cado lleguen a 351.000. El problema es que muy pocos alumnos de secundaria quieren estudiar las carreras necesarias para atender la demanda.

Esto ha generado mu-chas preguntas sobre la for-mación en ciencias en primaria y secunda-ria, entre ellas cómo se está motivando a los estudiantes a interesarse por estudiar ciencias e ingenierías.

¿Y a usted para qué le sirvió aprender cien-cias en el colegio?Según Colciencias, solo al 33 por ciento de un grupo de casi 500 personas en-cuestadas en Medellín le sirvió para algo, al menos en su vida cotidiana. De hecho, un 35 por ciento piensa que no le sirvió para nada. Entre los que nunca vieron ciencias en el colegio y quienes ni saben ni respon-den se completa el otro 32 por ciento.

“Alguien debería hacer algo al respecto”, es-tará pensando ahora con algo de indignación.

A través de Innobótica, 1.250 jóvenes del programa Horizontes se acercan a la programación, los robots y el trabajo en equipo.

MáQUINAS PARA TRANSFORMAR la Ciudad

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Felizmente, así es. El progra-ma se llama Innobótica, y busca acercar a los estu-diantes de la ciudad a la electrónica, la programa-ción y los circuitos. quie-nes trabajan para que esto suceda son la Corpora-ción ruta N y la Secretaría de Educación de Medellín, a través del Parque Explora y Pygmalion, que se en-cargan de la formación en campo.

“No tenemos ingenieros, científicos, in-vestigadores; la tecnología y la ciencia no hacen parte del proyecto de vida de mu-chos muchachos. Y cuando uno piensa en la transformación que requiere Medellín para convertirse en una ciudad de conoci-miento, estos perfiles cobran relevancia”,

dice tomás Caballero, Pro-fesional de Cultura de In-novación de ruta N.

En resumen, alguien está llevando a los estudiantes a experimentar con robóti-ca, domótica, pensamiento

computacional, Arduino y otras técnicas que, finalmente, están enca-

minadas a que ellos puedan aplicar la ciencia a sus vidas y a los contextos de su ciudad.

¿Arduino, pensamiento computacional?¿Y no se aburren?Innobótica implementa procesos que no son densos y que no dejan aburrir a nadie, a través de una filosofía basada en el aprender haciendo. Cada sesión de trabajo tiene un momento de motivación y otro de trabajo

Una obsesión por la ciencia y la tecnología que ha llevado a construir, en plena ciudad, cerebros, estudios de televi-sión y uno de los acuarios más grandes de Suramérica. Eso es el Parque Explora, un lugar que empezó como un centro interactivo dedicado a enseñar con métodos inusuales, y que rápidamente se transformó en un referente de Medellín.

Ofrece rutas pedagógicas para público estudiantil, y

cuenta con una red de do-centes de todas las áreas del conocimiento –MAE– que desde 2006 comparte, inte-ractúa y construye propuestas junto con el equipo de Educa-ción del Parque. Dicho equipo también ofrece diferentes ta-lleres dirigidos a estudiantes de instituciones educativas, entre ellos el de Robótica, que al fusionarse con el programa In-nobótica en 2014 amplió sig-nificativamente el número de

niños y jóvenes beneficiados.Además, hace un tiempo los

dominios de Explora dejaron de ser su sede de cajones rojos en el norte de la ciudad, para convertirse en barrios, comu-nas, e incluso otros municipios de Antioquia. Con experien-cias como el Exploramóvil y una serie de talleres y proce-sos comunitarios, hasta allí se ha ido extendiendo el afán del Parque Explora por empapar a la gente de temas científicos.

¿qué es parque explora?

HorIzoNtes

en equipo con herramien-tas reales, y finaliza con un espacio en el que cada estudiante comparte sus hallazgos. Así, el proceso termina siendo dinámico y ameno, especialmente para jóvenes ansio-sos por hacer cosas que deslumbren a sus amigos, familiares e, incluso, profesores.

La domótica, por ejemplo, busca automa-tizar procesos cotidianos para que nuestras casas sean lugares más eficientes, cómodos y controlables, a través de computadores y sistemas interconectados. trapeadoras au-tomáticas, alarmas que nos despiertan con misericordia, alertas que nos dicen cuándo estamos usando mucha electricidad; todas esas cosas son hijas de la domótica. Básica-mente, se trata de emular a la famosa robo-tina de Los Supersónicos, una máquina em-peñada en hacer más fácil la vida en el hogar.

El Arduino es, precisamente, el siste-ma que permite hacer esto. Se trata de

microcontroladores de bajo costo, muy utilizados para programar las fun-ciones de robots y elementos de domótica. El Arduino vendría sien-do el cerebro de robotina. Para ser consecuentes, el kit Arduino que utilizan fue desarrollado por inge-nieros de la Universidad de Antio-quia; tiene la ventaja de ser mucho más barato que los importados y, al mismo tiempo, ofrece más libertad frente a temas de derechos de autor.

Sin embargo, para dar instrucciones a un Arduino, se debe pensar como Arduino. De eso se trata el pensamiento computa-cional, que busca formar a los estudiantes para que den instrucciones a las máquinas en los algoritmos y lenguajes de progra-mación que ellas pueden entender.

Como la idea es que haya un verdade-ro aprendizaje, el proceso de 2014 duró veinticinco semanas, es decir, más de la mitad de un año académico. En ese tiem-po, 85 grupos de trabajo participaron en talleres de cuatro horas semanales, acom-pañados de setenta docentes de enlace y 33 formadores. El resultado fueron 85 proyectos, diez de los cuales fueron se-leccionados para participar en el Desafío Innobótica. Los proyectos tuvieron en cuenta dos cosas: las ganas de cambiar el mundo y las necesidades del entorno.

tan pensados están para la ciudad, que us-ted probablemente esté de acuerdo con ellos en que sería muy útil que en Medellín

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innobótiCa

hubiera un sistema que recomendara en qué caneca botar cada residuo mediante la lec-tura de su código de barras; o un sistema de sensores en el río Medellín y sus afluentes que permitiera ubicar dónde se está con-taminando, por qué tipo de compuestos e, incluso, quién puede ser el culpable.

Engranajes, soportes, uniones, ejes. Un to-tal de cien piezas utilizó cada grupo de estu-diantes para armar y desarmar dispositivos, al tiempo que se acercaron y experimenta-ron con la electrónica y la programación.

En el primer año se logró vincular a 44 ins-tituciones educativas y formar a 1.250 estu-diantes de los grados noveno, décimo y once.

tal vez no todos decidan dedicarse a trabajar con robots y Arduino, pero es un comienzo.

Sin embargo, hay otra forma de ver los al-cances del programa, como bien lo explica Daniel Hernández, uno de los formadores. “te hace crecer como persona y profesio-nal: no se trata de ser un ingeniero a secas, sino de convertirte en un ingeniero capaz de tener impacto real”.

Pero lo más importante: ¿Los chicos que-daron felices con el proceso?Mejor que lo digan ellos: “Creo que no sabía que era capaz de hacer lo que aprendí”, ex-plica David García, participante de la Institu-ción Educativa San Juan Bautista de La Salle.

En este proceso fue clave una metodología que no les recor-dara un salón de clases, sino, más bien, la complicidad de un parque o una calle durante el fin de semana. “No se tra-ta solo de recibir una clase en un tablero, sino que la parte técnica y la práctica ayudan demasiado”, explica Miguel Jaime rojas, otro estudiante.

Pero quien mejor lo define tal vez sea Silvio Marín, uno de los formadores: “En el momento en que tu robot hace lo que tú le dices, es porque resolviste un problema a través de cono-cimientos de matemáticas y fí-sica, y eso te llena de felicidad”.

Programación, ensamble de robots, movimiento de motores, pistas, sensores. ¿Hay algo que suene más actual y entretenido para un niño o adolescente? Precisamente con esos elementos trabaja Pygma-lion, un proyecto incubado en el Parque Tecnoló-gico del Software de Medellín que se enfoca en la educación tecnológica.

Fue a Alejandro Martínez, un ingeniero electrónico de la Universidad de Antioquia, a quien se le ocurrió crear un proyecto de emprendimiento para formar líderes en la resolución de problemas desde edades tempranas mediante la formación en temas científicos.

En la actualidad, Pygmalion es una de las pocas empresas en la ciudad que se ha preocupado por la creación de productos para la práctica de la ro-bótica, y por eso en 2014 fue invitada a sumarse al programa Innobótica como operador.

innobótiCa

¿qué es pygmalion?

HorIzoNtes

roboteCa

parqueexplora

Curiosos, novedosos y prácticos son los robots que construyeron los participantes de Innobótica, quienes desplegaron su creatividad a la vez que aprendían a pensar, diseñar, armar y maniobrar la mecánica artificial.

1. Tanque robótico: Se enciende y avanza cuando hay oscuridad, se detiene cuando hay luz.

2. Robot Hippa: tiene un cir-cuito electrónico que prende y apaga los ojos del robot.

3. Seguidor de luz: Avanza cuando tiene enfrente una fuente de luz y se detiene cuando esta disminuye.

4. Camión electrónico: Gira a la izquierda o a la derecha según el punto de luz que deba seguir.

5. Recogedor de basura: Fun-ciona a control remoto. reco-ge basura utilizando una pala ubicada en la parte frontal. 6. Carroneitor: Avanza y re-trocede a control remoto, y

cuenta con indicador visual y sonoro de reversa.

7. Araña electrónica: robot hexápodo que se desplaza, de-tecta y evita obstáculos por me-dio de sensores de ultrasonido.

8. Ascensor: Circuito elec-trónico que sirve para contro-lar el ascenso y descenso de un ascensor.

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innobótiCa

1. Innobot: Kit educativo de robótica. Diseñado, creado y producido por Pygmalion. Contiene piezas para ensam-blar diferentes robots.

2. Robot seguidor de línea: Sigue una línea negra sobre una superficie blanca, o una línea blanca sobre una super-ficie negra. tiene un sensor de ultrasonido que mide la distancia y detecta los ob-jetos que tiene enfrente.

3. Robot hexápodo: tiene un sensor de ultrasonido y

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fue programado para mo-verse hacia adelante al de-tectar un objeto.

4. Robot silletero: Avanza en línea llevando consigo una si-lleta con flores.

5. Robot pinza: tiene un sensor de ultrasonido para detectar objetos, que luego agarra con la pinza y saca de su camino.

6. Robots en etapa de en-samble y programación: Los estudiantes aprenden a ma-nipularlos y a reconocer el

concepto de movimiento diferencial al encender los motores para que se muevan hacia adelante o hacia atrás.

7. Batería de cartón: Instru-mento musical hecho con cartón reciclado y programa-do con la tarjeta de control Innobot. Sirve para diferentes juegos musicales online.

8. Mini piano de papel: Está programado con la tarjeta de control Innobot. Produce so-nidos por medio de una apli-cación web para pianos.

pygmalion

HorIzoNtes

ASÍ SE HACEinnobótiCa

¿Por qué ruta N eligió la metodología de explora y Pygmalion?

tomás CaballeroLíder de programas y desarrollador de meto-dología de Ruta N

Para hablar de Innobótica hay que hablar de Horizontes, ya que tienen el mismo objetivo. En ese sentido, buscamos que fuera un espacio extracurricular para el desarrollo de capacidades, donde aprendie-ran divirtiéndose sin cuantía o calificación.

Partimos de la línea CtIAM: Ciencia, tec-nología, Ingeniería, Artes y Matemáticas, y buscamos proyectos que respondieran a estos componentes. En Medellín no ha-bía una opción de programas relacionados con esta línea; hay diferentes institucio-nes que están trabajando en el tema, pero como prácticas de aula pequeña.

Pensamos el programa desde cero, y nues-tro punto de partida fueron las dos expe-riencias existentes en la ciudad: la de Parque

Explora y la de Pygmalion. Desde el principio quisimos que se

trabajara con Arduino, la tarjeta integrada de pro-gramación, lo que implicó un desarrollo pedagógico segmentado por bloques y temáticas, y por eso requeríamos operadores

que tuvieran la libertad de señalar cuál era la cantidad ideal

de sesiones para cada bloque y el orden adecuado para presentarlas a los chicos.

Cada operador tiene sus lógicas, y en el camino calificamos los aciertos e hicimos los cambios pertinentes. Logramos avan-ces importantes, y siempre hubo luz verde para seguir adelante.

Por otro lado, sabíamos que necesitábamos facilitadores que tuvieran como foco de educación temas afines, y lo más razonable era que fueran jóvenes, pensando también en que les sirviera en el futuro para conseguir empleo en cualquier área del conocimiento relacionada con las ciencias. Por eso pen-samos en universitarios, que además tienen paciencia, energía y capacidad de movilidad.

En esta entrevista múltiple, responsables y operadores de Innobótica explican su metodología, de la que tanto estudiantes como facilitadores son parte activa.

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Hicimos una encuesta de satisfacción del primer año, y encontramos que la decisión de trabajar con facilitadores jóvenes fue la más adecuada. Los chicos coincidieron en que muchos se convirtieron en ejemplos a seguir, y con ellos indagaron sobre su pre-paración para el mundo profesional.

¿en qué consiste la metodología de Innobó-tica y por qué consideran que es la más adecuada?

greysy rodríguezCoordinadora de programas de Pygmalion

La propuesta de Pygmalion está fun-damentada en un mode-lo pedagógico activista críti-co-social, cuyo propósito es construir conocimiento a partir de las experien-cias de los jóvenes con la electrónica, la robótica, la domótica y la transmedia, y la innovación es el eje para formular ideas que puedan transformar un contexto.

también se parte del constructivismo, pues los jóvenes son activos en la cons-trucción de su propio conocimiento.

De igual forma, los aprendizajes deben ser significativos para ellos. Esto quiere

decir que deben atribuirle un sentido y un significado a lo que aprenden, y re-lacionar los contenidos con su vida y con el desarrollo de su ser. Para cumplir con este propósito, la metodología se propo-ne fortalecer en los jóvenes, a partir de las vivencias que tienen en las sesiones, habilidades que les sean útiles en otros ámbitos y les permitan tener criterios para tomar decisiones relacionadas con

su proyecto de vida.

Además, los jóvenes que parti-cipan en Innobótica compren-den que no hay una única for-ma de resolver los problemas.

andrés toroDesarrollador de metodología

de Parque Explora

Se desarrolló un modelo de trabajo que modifica un poco la metodolo-gía clásica de forma-ción y propicia un am-biente de familiaridad y trabajo en equipo entre los estudiantes y los tutores.

Al trabajar con tutores jóvenes los chicos se sienten más atraídos ha-

cia el programa y se acoplan fácilmente. Además, la idea no es generar la presión de tener que entregar trabajos, sino divertirse aprendiendo y crear jugando a medida que se introducen temas de ciencia y tecnología.

HorIzoNtes

Los jóvenes de hoy en día se aburren con facilidad; por tal motivo, hay que buscar estrategias que les despierten interés por crear y ejecutar por sí mismos sus proyec-tos. Es muy fácil comprar algo y ponerlo a funcionar, pero es más interesante saber cómo se desarrolla y perso-nalizarlo, de forma que cada pro-puesta tenga un toque único e innovador. Por eso se usa la meto-dología de retos, para crear una si-tuación en la que los estudiantes se vean enfrentados a la elaboración de una propuesta que pueda ser seductora para cualquier persona.

¿Cómo se acerca este tipo de co-nocimiento a los niños y jóvenes?

greysy rodríguezEl conocimiento de la ciencia, la tecnolo-gía, la ingeniería, las matemáticas y la in-novación se acerca a los jóvenes a partir de los siguientes principios:• Los jóvenes intervienen un objeto o fe-

nómeno.• Pueden exponer, argumentar y discutir

sus ideas.• Los contenidos están propuestos para

que se apropien de los conceptos de manera progresiva.

• Las actividades les permiten a los jóve-nes ser autónomos.

• En el desarrollo de las sesiones el error se entiende como un aspecto importante para el aprendizaje, y las equivocaciones como una motivación para probar distin-tas alternativas y soluciones.

andrés toroAcercamos a los estudiantes a temas bá-sicos de la robótica a través de analogías, es decir, creamos un ambiente en el que todo el trabajo técnico tenga una explica-ción desde lo cotidiano. Igualmente, ge-neramos interrogantes que despierten en ellos el deseo de indagar y de saber cada vez más del tema, de forma que procuren asistir a todos los encuentros, en parte por el deseo de aprender jugando y en parte para no perderse de conocimientos nue-vos que luego podrán aplicar a sus proce-sos investigativos.

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innobótiCa

"Para qué nece-sitará Edwin el control

remoto del televisor de la casa. No vaya a ser que lo dañemos”, pensó Juan Manuel Higuita cuando colgó con el formador de Innobótica, quien lo llamó a recordarle la última clase del año, en la que les había prometido trabajar con los Innobots que les entregó ruta N para la etapa final del pro-grama. Cuando le contó a Enit, su mamá, ella dijo lo mismo, “ahora van a acabar con el control”, pero se lo entregó sin chistar, acostumbrada a verlo desarmar y armar los electrodomésticos de la casa y a sus inten-tos por explicarle lo que hacía: “Mirá mamá, esto prende por este circuito que va acá ”. Ella le presta atención, aunque de ese len-guaje con el que se expresa su hijo de ca-

torce años solo entiende su propio orgullo; le parece tan inteligente que eso le basta.

La mañana de la clase, Edwin Daniel Ál-varez, facilitador del Parque Explora y estudiante de octavo semestre de Inge-niería de sistemas, repitió la rutina de los últimos nueve meses: salió de su casa en el barrio San Javier –desde donde puede ver, al occidente de la ciudad, la montaña donde está la Institución Educativa Alfon-so Upegui orozco–, viajó en la Línea J del Metrocable, se bajó en la última estación y tomó un bus que lo dejó en el kilómetro 8 de la Vía al mar, en la vereda Pajarito de la Comuna 7. Los muchachos lo estaban esperando, controles remotos en mano, ansiosos por empezar.

Luego de saludarlos, Edwin Daniel sacó de una oficina cuatro robots, similares a ca-rros de juguete, y los kits de electrónica.

EL MOTORes el alma

Las ganas de aprender y la curiosidad fueron la clave para que los chicos que participaron en Innobótica vencieran sus miedos, dejaran sus prevenciones y lograran comprender lo que parecía una materia exclusiva de expertos.

HorIzoNtes

Los reunió en el corredor de la entrada del colegio y empezó a explicarles lo que ha-rían: “Vamos a practicar la parte sensórica del robot para programarlo con el control remoto”. “¿qué?”, “¿cómo?”, le pregunta-ban los chicos. “Cuando hundimos cual-quier botón de un control, este manda una señal que viaja por el aire a través de la luz infrarroja”. “¿Cuál luz, si eso no alumbra?”, insistían. “observen el led que está en el control”, les dijo, y sacó una cámara digi-tal; les pidió que apuntaran el led hacia el objetivo mientras presionaban cualquier botón. “En el display de la cámara se ve una luz blanca que titila, lo que pasa es que el ojo humano no puede percibirla”.

Les explicó que esa luz emite una frecuen-cia con una información codificada que luego el televisor decodifica para cumplir la orden recibida: subir volumen, pasar canal, apagar… Mientras tanto, Juan Manuel pensaba: “Pero ¿cómo va a servir eso para manejar un robot, sabiendo que tiene un formato distinto al de un televisor?”.

“Los robots –continuó Ed-win– tienen un sensor que lee esa frecuencia enviada por la luz infrarroja; el hardware de Arduino (una tarjeta elec-trónica que se ensambla a los robots), conectado al computador por cable USB, se la transmite al software, el cual la traduce a códigos. Lo que van a hacer

es construir algoritmos que lean estos códigos, y darles órdenes específicas para que los robots, según el botón que ustedes elijan y programen, vayan hacia adelante, hacia atrás, giren o se detengan”. Juan Ma-nuel y sus compañeros, estudiantes de sex-to a décimo que tienen entre once y quince años, entendieron perfectamente ese len-guaje que parece exclusivo de ingenieros.

Mientras se sumergían en el ejercicio, Edwin Daniel trazó con cinta aislante una pista de dos metros en el suelo del corredor. Después le hizo un giro que terminaba en un espacio cuadrado, don-de puso unas pilas a manera de obstá-culos, para que, una vez programados,

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innobótiCa

los robots hicieran una competencia y se des-plazaran por el circuito tumbándolas.

Los chicos se organi-zaron en grupos, verifi-caron la instalación del sensor y del hardware, y empezaron el reto de programar los robots, un trabajo en equipo en el que cada uno se encargó de la parte que más le gustaba. Juan Manuel, líder de su grupo, disfruta más de la programación; al mando del computador, manipulaba el software con el apoyo de sus compañeros, y entre todos pensaban cuáles de los algoritmos que les habían enseñado en sesiones anteriores eran los indicados. “Esto parece muy difí-cil, pero lo que sirve es la moral. Si uno le mete el ánimo y dice: ‘Yo sé que puedo’, de una se aprende los códigos y puede progra-mar y desprogramar un robot”, dijo. Está en octavo, y ya sabe que quiere estudiar alguna carrera que tenga que ver con estos temas.

¿quién dijo difíCil?Innobótica llegó a la Institución Educativa Alfonso Upegui orozco entre las distintas ofertas de Jornada Complementaria de la Alcaldía de Medellín, una estrategia que les permite a los estudiantes elegir cursos gra-tuitos de su interés para aprovechar el tiem-po libre e ir descubriendo sus vocaciones. Según una encuesta realizada en la vereda, los estudiantes gastaban muchas horas vien-do televisión y en las redes sociales.

“Para nosotros ha sido muy bueno que los hijos estén en esos programas, aprenden mucho y se mantienen ocupados, y cuan-do vuelven a la casa nos cuentan lo que les enseñaron. Ha sido una oportunidad importante porque nosotros no tenemos cómo pagar un curso de esos; uno como papá tiene apenas lo suficiente para vivir, pero no para darles esa clase de estudios”, comenta Enit, la mamá de Juan Manuel.

La sesiones de Innobótica empezaron en marzo de 2014, cada una de dos horas, los martes y los jueves. Edwin Daniel, aficionado a la robótica, la astronomía, el deporte y la música, fue el facilitador encargado del curso, que en esa institu-ción es operado por el Parque Explora. Su misión era enseñarles a los chicos, de manera lúdica y práctica, electrónica, programación y robótica, para que fue-ran capaces de programar robots como en esa última clase.

HorIzoNtes

principio yo no entendía nada. Él nos ponía la imagen de un circuito y

nos decía: ‘Háganme este circuito tal como está en la imagen’, y yo lo hacía, pero solo des-pués pude entender la teoría. Ahí fue cuando empecé a hacer los cir-cuitos de verdad, y fui capaz de hacer prender un bombillo y el am-plificador de un bafle”, cuenta Juan Manuel.

El gran reto, al comien-zo, fue quitarles el miedo a

manipular las herramientas. Los chicos no se atrevían a tocar los cables

ni los circuitos por miedo a electrocu-tarse. Según Edwin, no tenían confianza y eran muy tímidos. Para darles seguridad, les explicó los diferentes niveles de voltaje, y que no era lo mismo tocar un tomaco-rriente de la casa a pegarse de un cable del alumbrado público: “Y ya ellos sabían dón-de meter el dedo y dónde no. Les dije que la parte de electrónica que trabajaríamos tenía máximo nueve voltios, y al fin empe-zaron a coger las herramientas sin miedo”.

Para enseñarles el concepto de resistencia eléctrica, Edwin Daniel hizo una compa-ración con el curso de un río, en el que las piedras, como las resistencias en la elec-trónica, sirven para encauzar las corrien-tes. “Nuestro desafío fue ser capaces de explicarles estos temas a los muchachos.

En la primera etapa del curso vieron concep-tos básicos de electrónica. Aprendieron qué es, cómo funciona y cuáles son los distintos circuitos, y los construyeron; conocieron los diferentes tipos de sensores y robots que existen, y para qué sirven y cómo se usan los componentes del kit de electrónica que les entregaron. Estudiaron la importancia de estas materias para la humanidad, profundi-zaron en la vida de inventores como thomas Alva Edison, quien patentó la bombilla. Pa-saron por distintos temas antes de entrar en la programación y, finalmente, en su aplica-ción en la robótica.

“Cuando conocimos a Edwin, nos dijo: ‘Va-mos a comenzar con este tema de elec-trónica’. todos nos quedamos callados. Al

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innobótiCa

Nos dieron unas guías para trabajar, pero éra-mos libres de transformarlas, y a mí me funcionó mucho darles ejemplos basados en la vida real. Empecé a verles tanto em-peño, que eso me puso a pensar en activi-dades más variadas y prácticas”.

Al final de esa primera etapa, los chicos construyeron su primer prototipo de un ro-bot. El equipo de Juan Manuel hizo un carro que se transportaba por sí mismo –aunque no era programable–, con el que partici-paron en una competencia de electrónica entre colegios organizada por el Parque Explora. “Mi amigo Daniel se encargó de la construcción del modelo, Juan Diego del circuito y yo de la programación. Nos reu-níamos en las casas luego de los talleres para seguir trabajando. La construcción del robot tardó varios días porque las piezas al princi-

pio no encajaban y el circuito no quería fun-cionar. resultó que se nos había quemado un regulador; lo reempla-zamos y pudimos par-ticipar. recuerdo que había muchas cosas que no entendíamos pero Edwin ahí mismo nos explicaba”, cuenta Juan Manuel.

Luego de esa experiencia empezaron la segunda etapa, en

la que aprendieron a manejar el softwa-re de Arduino que les permite programar

los códigos para el funcionamiento de los robots. también lograron montar motores y sensores, que son los que le dan vida a la máquina autómata. “Yo les dije: ‘Si sa-ben manejar un motor, ya son capaces de armar un robot’. La idea era que ellos descubrieran que la electrónica es fácil y que solo era asunto de que le cogieran confianza”, dice Edwin Daniel.

Adquirieron tanta confianza que se presen-taron al Desafío Innobótica con el proyec-to de una casa con tecnología inteligente. Aunque solo pasaron a la primera etapa del concurso, la experiencia, cuenta Juan Ma-nuel, les sirvió para dimensionar la utilidad de lo que estaban haciendo: “Con cartón paja hicimos la maqueta de una casa domó-tica para personas con movilidad reducida. La idea era que con un control o un ayudan-te robot pudieran cerrar la puerta, prender

HorIzoNtes

el televisor, apagar la luz, cerrar la llave del agua, con la intención de que la vida coti-diana de estas personas fuera más fácil”.

robots a la pistatras una hora de concentración en la pan-talla del computador, lidiando con algo-ritmos, los chicos lograron el reto que ni el más avezado de los ingenieros juzgaría como un juego de niños. Pusieron los ro-bots sobre la pista y empezaron la com-petencia, en la que no hubo ganador por-que cada uno hizo lo suyo para que juntos consiguieran el objetivo: aprender y diver-tirse con sus propias creaciones. Y aun-que podían explicar cómo lo hicieron, les seguía pareciendo extraordinario lo que al principio creyeron absurdo: que ese con-trol remoto, símbolo de sus antiguas horas de zapping, fuera capaz de mover los robots hacia adelante o atrás con los botones del volumen o los de cambio de canal.

Al pensar en sus estudiantes, Edwin dice: “Con estos cursos les estamos diciendo a los jóvenes que hay otras posibilidades, y que ellos deben conocerlas para decidir lo que quieren, lo que los hace felices”.

Antes de terminar la última sesión del año, Edwin les contó que lo que estaban haciendo ese mediodía en la vereda Pa-jarito es lo mismo que hacen los cientí-ficos de la NASA, quienes desde la tie-rra controlan los robots que están en el espacio recogiendo muestras, al tiempo que envían información de lo que está sucediendo en el universo en tiempo real.

Los chicos cerra-ron la última sesión conscientes de que la huma-nidad apenas está explorando su pequeño vecindario, y de que la vida osci-la entre posibilidades inagotables.

“Para el otro año, con mucho gusto me vuelvo a inscribir en Innobótica”, dice Juan Manuel, que regresó a su casa con el con-trol a salvo y, como tantas otras veces, entró diciendo, mientras su mamá le pre-paraba el almuerzo: “No vas a creer lo que hicimos hoy”. Y Enit, aunque no tiene idea de lo que es un algoritmo, le creyó todo.

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EL DESAFÍOinnobótiCa

De las sesiones de Innobótica resultaron 85 proyectos, obra de más de dos mil jó-venes que aplicaron a la realidad lo que aprendieron al experimentar con circui-tos, sensores, Arduino y demás herra-mientas facilitadas por el programa. Su inspiración fueron las ciudades limpias e inteligentes: las que saben manejar sus

residuos, buscan formas alternativas de producir energía e incluyen a todos sus ciudadanos. Para permitirles a los chicos materializar algunas de sus ideas, se orga-nizó un concurso: el Desafío Innobótica. Diez de los proyectos fueron premiados con la posibilidad de construir el prototi-po de su invento.

Disbici integra: Una apuesta para la inclusión triciclo para personas con movilidad reducida. Permite modificar su tamaño, y cuenta con un sistema seguidor de líneas para asistir el giro, tensores en los pedales y bielas para adecuar según la necesidad.Ie república de VenezuelaAmitec - Ambiente, Innovación y tecnología Dispositivo que separa los residuos aprovechables de los no aprovechables. Cuenta con un lector de códigos de barras y un teclado para indicar dónde deben ser depo-sitadas las basuras; su versión para uso doméstico es una aplicación para teléfonos inteligentes.Ie Javiera Londoño sevillaAutomatización vehicular y control de vías Sensores de ultrasonido que

miden la distancia entre un vehículo y otro objeto, con el propósito de prevenir accidentes y proporcio-nar información sobre el tráfico en tiempo real. Ie Barrio santa MargaritaMecanismo interruptor de conexiónDispositivo que detiene el consumo de energía de los electrodomésticos al recibir una señal de cargado, falta de movimiento o tarea completada.Ie Barrio santa MargaritaAutomatización para el control de luz y humedad en terrazas verdesMecanismo que controla la exposición solar y la humedad en los cultivos, por medio de sensores capaces de identifi-car la cantidad de luz y agua requeridas para su desarrollo.Ie Campo Valdés

pygmalion

HorIzoNtes

Air Clean Dispositivo que absorbe el humo producido por automóviles y lo expulsa con menos impurezas a través de una rejilla. Son ventiladores de bajo consumo de energía que estarían ins-talados inicialmente en semáforos.Ie Jesús reyMovimiento ecológico Sistema que convierte la energía mecánica de los cuerpos vivos en energía eléctrica. Estaría ubicado en las vías peatonales y en complejos deportivos. Ie Juvenil Nuevo FuturoMedida de calidad de agua en potabiliza-ción de agua de lluvias tanque doble de almacenamiento y potabilización de agua de lluvia para abastecer de este líquido a regiones donde el servicio es ineficiente.Ie Fe y Alegría Villa de la Candelaria

sensores en el río Medellín Disposi-tivo que mitiga la contaminación del río Medellín mediante sensores que miden la composición química del agua. Funcionaría como sistema de control y prevención. Ie san Juan Boscoenergy Poop recipiente para almace-nar y descomponer los excrementos de las mascotas. Convierte el gas metano en energía eléctrica, y la administra y distribuye para su uso en espacios públicos.Ie Jesús rey

parque explora

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innobótiCa

primer puesto:Automatización

para el control de luz y humedad en terrazas verdes

segundopuesto:

Automatización vehicular y control

de vías

terCer puesto:Air Clean

En noviembre de 2014, en el evento de clausura de Horizontes, los diez grupos seleccionados compitieron por los tres primeros puestos, premiados con artículos tecnológicos y dos misiones a otros países para los estudiantes, rectores y docentes de enlace. Expusieron sus proyectos ante un comité de evaluación conformado por Luis Eduardo Lunar de IBM, Mauricio González de Empresas Públicas de Medellín, Juan Alberto Ramírez de la Universidad Pontificia Bolivariana y Andrés Vergara de Jaguar.

Los GANADores soN...

HorIzoNtes

Cuando Anderson Alzate –formador de Pygmalion, ingeniero electrónico de vein-tidós años– llegó por primera vez a la Ins-titución Educativa Campo Valdés para co-menzar las sesiones de Innobótica, aprendió a reconocerlos de inmediato: eran los que

hacían la mayoría de las pre-guntas, los que pedían que se ex-

tendiera la sesión. Además, sin sospechar que meses después habría un concurso enfocado en ciudades limpias e inteligen-tes, habían identificado ya un problema al que esperaban encontrarle solución. Dice Óscar Buenaventura –docente de enlace, ingeniero de sistemas de 33 años–, que fue cuestión de suerte.

En 2013, Angie Carvajal, contralora de la institución, propuso aprovechar los residuos orgánicos que cada semana producía el res-taurante escolar para hacer compost. Des-pués, la idea cambió: “Hacíamos el com-post, pero a los meses nos pusimos a pensar: ¿qué vamos a hacer con esta tierra? ¡Pues sembremos!”, cuenta Angie. Con ayuda de Julio Molina, profesor de Biología, surgió la huerta, primero en el solar del colegio,

Durante dos semanas, un grupo de estudiantes de la Institución Educativa Campo Valdés se dedicó a pensar, calcular y probar para construir el prototipo del proyecto que resultaría ganador del Desafío Innobótica.

CUESTIóNde esfuerzo

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donde el frío perjudicaba los cultivos, y al año siguiente en la terraza, donde sucedía lo contrario: el exceso de sol echaba a perder las plántulas. De todas formas, cosecharon cebolla de rama y de huevo, tomate, coli-flor, rábano, remolacha, ahuyama, cilantro, albahaca, y todavía esperan que dé papas y otra tanda de tomates.

A principios de 2014 llegó a la institución Innobótica, y mientras los chicos aprendían de circuitos y programación con Ander-son, el tema de la huerta les daba vueltas en la cabeza. “Cuando supimos que había que resolver un problema, lo articulamos con lo de la huerta”, dice Angie.

Lo que seguía, entonces, era buscar la for-ma de hacerlo. Investigaron posibilidades, descubrieron sistemas que podían servir, evaluaron cuál podía funcionar mejor, y se ingeniaron uno que bautizaron Automati-zación para el control de luz y humedad en terrazas verdes. Consiste, grosso modo, en una estructura modular con sensores de luz y de humedad, persianas progra-madas para abrirse y cerrarse según la lu-minosidad, y un recolector de agua lluvia que se encarga del riego cuando es ne-cesario. Es decir, un dispositivo que puede cuidar de las plantas si, por ejemplo, la huerta es escolar y a los chicos les preocupa que nadie pueda ha-cerse cargo de ella en temporada de vacaciones.

Un miércoles por la noche, en la mitad de la semana de receso de octubre, Anderson les avisó que su proyecto había sido selec-cionado entre los 85 que se presentaron al Desafío Innobótica, y que recibirían un bono para construir el prototipo de su idea. La noticia carecía de detalles, y los cinco chicos esperaron con ansiedad su encuen-tro semanal con el formador para enterar-se de ellos. Anderson les confirmó lo que habían sabido desde el principio: que su idea tenía todas las de ganar.

Al lunes siguiente los citaron para entregar-les el bono y grabar un video que luego se exhibiría, junto a los de otros nueve finalis-tas, en la página de ruta N. En adelante se dedicaron a pensar, calcular, aplicar, cons-truir y probar. “Lo que hicimos fue muchos rayones en el tablero, nos la pasábamos en esas”, dice Óscar. Calcularon cuánto tiem-po se invertía en el cuidado de una huer-ta, y concluyeron que su idea significaba un ahorro anual de aproximadamente un veinte por ciento. Aplicaron lo que sabían

de trigonometría para

HorIzoNtes

establecer el ángulo exac-to de la canoa que pusieron bajo la cama del pequeño sembradío con el fin de recoger el agua sobrante del riego y aprovechar hasta el último nutriente.

En el camino, el proyecto fue cambiando. De una primera versión, con doble motor y una pantalla que debía desplazarse sobre una especie de riel, pasaron a una de un solo motor y persianas para reducir el gasto ener-gético. Y de esa segunda pasaron a otra con materiales reciclados, pues les habían dicho que ese sería uno de los aspectos a evaluar.

El martes arrancaron con la construc-ción del prototipo. La primera tarea fue conseguir palos de escoba para la estruc-tura, camisetas usadas para reemplazar

la polisombra, tarros de pasteles para el tanque, botellas plásticas para la cama. Lo que no tenían en la huerta, se lo pedían

a las aseadoras y a los estudiantes de la institución, y cuenta Angie que Camilo –del grado once, el mayor del grupo, y uno de los gestores de la huerta– incluso llegó a pagarles a los niños por las botellas. Ese mismo día las rellenaron de plás-tico para convertirlas en ecoladri-llos, y fijaron algunas a la cama con tornillos que Camilo se encargó de cortar con segueta: “Es que en el manejo de herramientas él es el

duro acá”, dice Óscar.

Pero antes de adquirir los elementos electrónicos, Diana, Paola y Jairo –estu-diantes de décimo– hicieron un prototipo del prototipo, mucho más pequeño. “Si compraban los materiales y no funciona-ba, se perdía plata y tiempo, entonces la idea era mirar que sí funcionara antes de comprarlos”, explica Anderson. “Fue más lo que nos demoramos pensándolo. En ingeniería hay un paradigma: usted planea el ochenta por ciento y ejecuta el veinte. No haga nada si primero no lo diseña, no lo prueba”, dice Óscar.

Luego se pusieron en la tarea de cons-truir el verdadero prototipo: programaron el Arduino, instalaron los sensores y los circuitos, y otras tantas tareas, unas más complejas que otras. Entretanto, gestio-naban la segunda parte del éxito de su pro-yecto: les habían dicho que la evaluación

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de los jura-dos equivalía al se-senta por ciento del puntaje, y que el cua-renta restante dependía de los votos que obtuvieran en Internet. Cuando revisaron los resultados, el miércoles antes del evento, se percataron de que tenían la mitad de vo-tos del proyecto más votado, e iniciaron una cruzada a la que se sumó toda la comunidad educativa: empezaron a montar videos del proceso en redes sociales, pidieron presta-das las salas de cómputo y recorrieron los salones con portátiles en mano para que to-dos los chicos votaran.

Las jornadas de trabajo fueron largas, pero siempre entretenidas. “Nunca se dejó de pasar bueno. Julio hacía unos chis-tes malísimos, pero en todo caso uno se reía”, cuenta Jairo, de grado décimo, el que más sabe de electrónica, futuro inge-niero de sistemas. Eso, justamente, es lo

que más rescata Ós-car de la experiencia: “Usted le pregunta a cualquiera de ellos qué quiere estudiar y todos se van por la ingeniería. No hay salario que pue-da pagar eso”.

El sábado antes de la clausura de Horizontes,

cuando presentarían la ma-queta ante los jurados, fue, en pala-

bras de Jairo, “un día épico”. Llegaron muy temprano en la mañana y se dedicaron a instalar lo que faltaba: la electroválvula, úl-timo elemento electrónico en llegar a sus manos; el relé, que a última hora tuvieron que reemplazar por otro; el puente h, que se había dañado en las pruebas; el transistor y un transformador que alimentaría el siste-ma ese día, pues aunque habían comprado paneles solares, sabían que estarían en un recinto cerrado.

Lo difícil, dice Angie, fue empezar a pro-bar. Probar, por ejemplo, si la altura del recipiente del agua suministraba la presión necesaria para el riego. El día anterior a la muestra se vieron desde temprano para preparar el discurso. “Habíamos identifica-do en cada uno de ellos ciertas habilidades, entonces sabíamos, por ejemplo, que lo electrónico lo iba a contestar Jairo, y la par-te biológica, Angie; y del proceso de cons-trucción, podían responder Camilo, Paola

HorIzoNtes

o Diana”, cuenta Óscar; aunque los cinco, dice Angie, sabían de todo, compartían con los demás y, sobre todo, confiaban plenamente en su proyecto.

Y el día llegó, no exento de imprevistos. El prime-ro de ellos fue que el bus se retrasó y llegaron tar-de a la muestra. Monta-ron la maqueta en tiem-po récord, expusieron ante jurados y asistentes, y cuando fue tiempo del evento central también fueron los últimos en entrar, dado el tiempo que les llevó recoger y desar-mar el prototipo. Desde las últimas bancas del Centro Cultural Fraternidad, presenciaron el segundo encuentro de Ho-rizontes. Pasaron los discursos, pasaron los chicos premiados de los otros dos progra-mas de la estrategia, pasaron las palabras de Juan Camilo quintero, director ejecutivo de ruta N. Hasta que llegó el momento. “Estábamos más azarados; yo me acuerdo que me sudaban las manos y me temblaban las rodillas”, cuenta Camilo. Cuando anun-ciaron el tercer puesto, todavía tenían la fe intacta, pero en el segundo Óscar sintió una punzada en el corazón y Jairo agachó la cabeza y pensó: “No, ya no ganamos”. Se equivocaba. Cuando fue anunciado el ganador, esperaron un tiempo prudente, el suficiente para que Alejandro roldán, anfi-trión del evento, pronunciara las dos prime-ras palabras del nombre de su proyecto, y

estalla-ron todos en

un grito. Los cin-co, Paola, Diana, Jairo,

Angie y Camilo, recibieron cada uno una tablet y la noticia de que en 2015 viajarán, en compañía de Óscar y la rectora de la institución, en misión tecnológica a otro país, que todavía no les han anunciado.

Les queda eso, esa promesa, como bien lo dice Angie: “Yo pienso que nosotros no alcanzamos a imaginar todo lo que nos va a servir esto. Escucho a mis compañeros: que ojalá nos manden a este lugar, que al otro, y pienso: al lugar que vayamos, va-mos a ir a obtener un conocimiento, a aprender”. Y eso –lo sabe Óscar, lo saben los chicos, lo sabe también Anderson– no fue, en absoluto, cuestión de suerte.

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En el suelo, sobre un pliego de cartón, un docente y cinco estudiantes –dos hom-bres y tres mujeres– recrean una autopista. Lucen batas de labora-torio y manipulan árboles, semá-foros, automóviles y diminutos transeúntes de plástico. Están construyendo la maqueta de un lugar inteligente, con la que com-petirán, junto a otros nueve equi-pos, en el Desafío Innobótica.

Arnaldo Domínguez Suárez, el docente de 41 años, lleva la bata con la misma emoción de los chicos y está con los nervios de punta, aunque desde el principio su única misión en el proyecto fue la de acompañarlos.

—Yo vengo de un pueblito muy pequeño donde es imposible pensar en este tipo de iniciativas. Ellos me dicen: “Profe, ¿y si hacemos recolectores de basura au-tomáticos o equipos de limpieza para la ciudad? Podemos construir unos robots que salgan como arañitas de los recodos y limpien las calles cuando estén vacías, o poner paneles solares que cubran las

UN PEDACITOde Ciudad

Arnaldo Domínguez, docente de enlace de la Institución Educativa Barrio Santa Margarita, es una de las personas cuya entrega y compromiso hacen posible Innobótica.

pirámides de la Avenida oriental y ali-menten de energía unos purificadores de aire…”. Todo me parece fascinante, y pienso en lo bueno que habría sido tener este tipo de oportunidades en mi adolescencia.

HorIzoNtes

En la provincia de Valderrama, en el no-roriente del departamento de Boyacá, queda Paz del río, el municipio donde nació Arnaldo. Aunque ha sido un lugar con vocación agríco-la, rodeado de bosques y páramos, en los últimos años su economía ha virado hacia la explotación de minerales como hierro y carbón; y a pesar de que cuenta con una gran infraestructura siderúrgica, no hay universidades.

Arnaldo no quería dedicarse a la minería; por eso, apenas terminó el colegio, se fue del pueblo para buscar me-jores oportunidades académicas. Llegó a Bucaramanga y se matriculó en Ingeniería de Sistemas en la Universitaria de Investi-gación y Desarrollo –UDI–. Durante cinco años estudió de noche y trabajó de día.

—Cada vez que salgo en el carro, por ejemplo ahorita que llevé a mi hijo Juan Camilo a la guardería, me doy cuenta de que con los chicos llegamos a la conclu-

sión adecuada: hay que instalar sensores en los vehículos y en las vías, unos para medir la cantidad de tráfico y otros para evitar accidentes. Aunque es un proyecto sencillo, si se implementara en determina-do lugar haría que un pedacito de la ciudad funcionara mucho mejor.

Inmersos en la maqueta, algunos estu-diantes sostienen las casitas ubicadas al borde de la avenida, mientras otros ex-tienden cinta aislante para dibujar la línea

por donde transitará un pequeño robot que hará las veces de automóvil. Les que-da poco tiempo para terminar, y pronto serán evaluados por los jurados del Desa-fío Innobótica.

aprender mientras se enseñaDespués de terminar la carrera, Arnaldo empezó a trabajar para distintas empresas como asesor de programación de softwa-re, y se dio cuenta de que capacitar a los empleados le agradaba más que la tarea de instalar programas. Eso lo motivó a volver a la universidad, pero esta vez como profesor.

Se especializó en telemática y Comuni-caciones, y cuando tuvo suficiente expe-riencia como docente concursó en una convocatoria pública de profesores para instituciones educativas oficiales del

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innobótiCa

Hace un año y medio, inquieto por seguir especializándose, empezó una maestría en Educación. Eso, sumado a la expe-riencia en Innobótica, le sirvió para pro-poner una media técnica de tecnología en la institución educativa, que ya cuenta con una enfocada en comercio, venta de productos y servicios, mercadeo, asisten-cia administrativa y logística, que además está articulada con el Sena.

pedagogía para la vidaArnaldo cree que la pedagogía a veces ignora el poder que tiene pasar el cono-cimiento por el filtro del sentido común y concentrarse en la práctica. Considera que crear una ciudad inteligente sobre un

Ministerio de Educación Nacional en el municipio de Santander. El magisterio lo aceptó, pero para trabajar en Medellín, en el área de tecnología e Informática de la Institución Educativa Barrio Santa Margarita.

—Yo no me preocupo porque los demás digan que los jóvenes ya no prestan atención por estar meti-dos en la pantalla del celular. Si ellos quieren, pueden encontrar grandes ventajas en esos recur-sos. Por ejemplo, nosotros tene-mos un chat de Innobótica en el que yo les escribo cada viernes en la noche: “Acuérdense que mañana nos vemos a las 7:00 a.m.”, y les agrego un comentario que los motive.

Salvo sus estudios sobre computación, que le sirvieron para hablarles a los chi-cos sobre programación, no sabía nada de robótica, pero con ayuda del facilitador de Pygmalion fue aprendiendo al mismo ritmo de los estudiantes.

“Si vamos a trazar de aquí hasta allá la vía, tenemos que correr esos árboles”, comenta uno de los participantes mientras sostiene la cinta aislante. Luego todos empiezan a ha-blar a la vez, y Arnaldo, con voz fuerte pero pausada, les dice: “Si se ponen de acuerdo resolvemos la inquietud, o los escucho a cada uno por turnos. A lo mejor pueden te-ner preguntas cuyas respuestas no sepamos, y así aprendemos en compañía. De nada nos sirve acelerarnos en este momento”.

HorIzoNtes

pliego de cartón, más allá de enseñar la fórmula de la velocidad del sonido o a cal-cular la distancia que recorrerá un objeto al ser programado a través de un sensor, les brinda a los chicos herramientas útiles para su vida profesional.

—Una de las preguntas más difíciles que puede hacerse un estudiante es: “¿Y esto para qué me sirve en la vida?”. Y yo me pregunto cuáles serán los motivos que este joven tiene para hacer las cosas, y qué es lo que le han inculcado en la casa. Los seres humanos nos sentimos bien cuando demostramos que somos capaces de ha-cer algo que nos beneficia a todos.

En una ocasión, para explicarles el mo-vimiento parabólico, les preguntó a los estudiantes si les daba pereza pararse del puesto para tirar un papel a la basura. to-dos asintieron, y él les enseñó a construir un trampolín que servía para lanzar la ba-sura hasta la caneca; gracias a ese experi-mento comprendieron el concepto físico.

La maqueta ya está lista, es la más grande del Desafío Innobótica. Los asistentes al evento de clausura de Horizontes se de-tienen a mirarla, asombrados por las luces que se encienden automáticamente y por el vehículo que los estudiantes constru-yeron, el cual se desplaza con autonomía sobre los carriles de la pequeña ciudad in-teligente gracias a un mecanismo llamado seguidor de línea. Los jurados la observan mientras escuchan a los cinco integrantes del equipo, quienes explican que el vehí-culo es un robot con dos sensores, uno que advierte la cantidad de tráfico en la vía y otro que previene accidentes. Arnaldo los observa dos pasos atrás, tanto o más ansioso que los chicos.

—El conocimiento no es solo de papel o de tablero —concluye—. Al trabajar con proyectos serios, los jóvenes adquieren competencias que les brindan una visión diferente de su futuro. No competimos para ganar sino para aprender de los de-más, hacer buenos amigos y gozar la ex-periencia. La paciencia y el interés por mejorar cada vez más en la vida son lo que

realmente importa.

Más tarde, en el encuentro de clausura de Horizontes, anun-ciarán los ganadores, y el docen-

te recibirá complacido la noticia de que sus estu-diantes ganaron el se-gundo puesto del Desa-

fío Innobótica.

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innobótiCa

ingeniería

No son estudiantes de octavo y noveno grado perdidos en el hall del Auditorio Fun-dadores de la Universidad EAFIt: están a punto de presentar su primer proyecto de ingeniería. todos tan distintos y con una emoción similar. Al lado de cada uno, en un cubículo, están las bicicletas que generarán la energía de un barrio, o el túnel verde con aspersores de agua para los ciclistas. Unos explican que aquellos la-drillos están hechos de plás-tico reciclado en vez de are-na, y otros comentan que su aplicación sirve para evaluar en tiempo real la atención de un médico.

No están nerviosos: llevan ocho meses descubriendo qué les apasiona, pregun-tándose cómo piensa un ingeniero, cómo enfrenta sus miedos y resuelve una problemá-tica. Para muchos de ellos la ingeniería

era un asunto distante, indes-cifrable; un cuento de genios matemáticos o aburridos in-vestigadores. Hoy está del otro lado: cercana, posible, diverti-da, como un proyecto de vida; está en su barrio, en su colegio, cada viernes, cuando atraviesan la ciudad desde El Pedregal, Castilla, Caicedo o El Socorro para llegar a la Universidad EA-FIt. “Con Ingeniería N pudimos descubrir que la ciencia es una realidad palpable en nuestra vida cotidiana”, dice Danie-

la Gamba, estudiante de la Institución Educativa San Cristóbal.

Ingeniería N es el resultado de un cruce de conversaciones entre ruta N, la Universi-

dad de los niños EAFIt y la Secretaría de

Gracias a Ingeniería N, 300 jóvenes de la ciudad aprendieron a pensar como ingenieros y a ver la ingeniería como algo cercano y divertido.

EL LADOAPASIONANTE DEla ingeniería

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Educación de Medellín, cuyo pro-pósito era buscar formas de apasionar a es-tudiantes de instituciones educativas oficia-les con temas de ciencia e ingeniería. Según Alejandra Vidal, coordinadora, el programa recoge la experiencia de la Universidad de los niños EAFIt en talleres donde los más pequeños dialogan con investigadores. “Es un ejercicio de transposición didáctica: tra-ducir el conocimiento de la universidad en actividades para jóvenes que van a desarro-llar un proyecto de ingeniería”.

Durante ocho meses, 300 jóvenes entre los trece y los diecisiete años desarro-llaron ejercicios propios de la ingeniería, con la asesoría de cinco grupos de inves-tigación de EAFIt: Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam); Electro-magnetismo Aplicado (Gema); Materiales

de Ingeniería; Ingenie-ría, Energía, Exergia y Sostenibilidad (IEXS); y tecnologías para la Producción.

En los primeros meses del año se preselec-cionaron sesenta insti-tuciones que cuentan con media técnica en ingeniería. Finalmente,

se eligieron veinte ins-tituciones públicas de once

comunas y dos corregimientos de Medellín; si uno los ubica en un mapa, los

chicos de Ingeniería N rodean toda la ciudad.

Una vez seleccionados los colegios, se en-tregó una serie de retos –preguntas– para que las respondieran los niños de octavo y noveno: ¿qué es la ingeniería? ¿qué pro-blema resolverías en tu barrio? ¿Cómo lo resolverías? Por ejemplo, Sara, de la Ins-titución Educativa Alfredo Cock, escri-bió que las esquinas de su barrio, Castilla, estaban llenas de muebles viejos. otros hablaron de deslizamientos, trancones; mencionaron las redes de luz que atra-viesan sus casas sin precaución, y hasta se atrevieron a proponer que la red eléctri-ca fuese subterránea. Los profesores de Ciencias Naturales y tecnología evaluaron las respuestas y seleccionaron las más lla-mativas o creativas. “Yo soy muy tímida, pero mi profesor me dijo que intentara, que yo no iba a ver hasta dónde podía lle-gar si no intentaba”, dice Catalina.

HorIzoNtes

Los jóvenes, quince por institu-ción, fueron organizados en dieciocho grupos y dos calendarios. Con los docentes que los acompañaron a los talleres se armaron dos grupos más. Cada proyecto contó con la compañía de dos ta-lleristas, en su mayoría estudiantes de diferen-tes pregrados de la Escuela de Ingeniería de EAFIt.

Lo primero que aprendieron los nuevos investigadores es que un proyecto de ingeniería consta de cinco fases (ricas en misiones, conversaciones y pregun-tas): encontrar una necesidad, descubrir soluciones existentes, idear, diseñar en detalle y materializar. Cada una estuvo asesorada por un grupo de investigación.

En la primera etapa descubrieron sus barrios a través de los sentidos: ob-servaron, tocaron, probaron alguna comida desconocida, recorrieron y dibujaron lugares en los que no se habían fijado antes. “Se trata de que los jóvenes se paren en el mapa de la ciudad, ubiquen dónde están, cómo es el barrio que habitan, piensen en qué les gusta y qué no”, cuenta Alejandra. también comenzaron a hablar del mal manejo de los residuos sólidos, de las fuentes de energía, de cómo apro-vechar mejor los espacios públicos y

solucionar los problemas de movi-lidad de la ciudad.

En la segunda fase inves-tigaron qué ideas se habían planteado en el mundo para resolver la misma problemática. Luego vino el momento de aventurarse a pro-poner una solución. En la cuarta fase se encon-

traron con expertos en sus temas con los que conversaron

“Como institución es importante ofrecer a los estudiantes otras alternativas de forma-ción donde ellos, a través de procesos educa-tivos, accedan a niveles de conceptualización cada vez más avanzados y mejoren así sus condiciones de vida. Son pocas las oportu-nidades de capacitación y cualificación que tienen los jóvenes de estratos bajos, y es de vital importancia alejar a los estudiantes de los contextos negativos propios de las co-munidades con otras opciones de entrete-nimiento y aprendizaje, y qué mejor forma de hacerlo que a través de un propuesta tan seria y estructurada como la que propone en este sentido la Universidad EAFIT”.

Colegio Camino de Paz Fundación Las Golondrinas

¿por qué es importante para su instituCión partiCipar en ingeniería n?

ingeniería

43

y aterrizaron sus ideas. Por último, se enfrentaron a la construcción de un prototipo.

“Nuestra metodo-logía busca que los chicos se sientan reconocidos y valo-rados en la ciudad, que se sientan aco-gidos. Esa es la manera de relacionarlos con el co-nocimiento”, explica Ana Cristina Abad, coordinadora de la Universidad de los niños EAFIt, el programa que prestó su metodología para que naciera Ingeniería N.

La dinámica fue la misma un viernes cada quince días. Un par de horas antes de la una de la tarde un bus los recogió en cada institución. Llegaron a la universidad, conversaron con los investigadores, se pusieron las batas de ingenieros y reco-rrieron cada laboratorio. Hablaron de tú a tú con expertos en materiales o en mode-lación 3D. tomaron el refrigerio, jugaron, preguntaron y experimentaron, con el fin de avanzar con los talleristas en cada eta-pa del proyecto. A las cuatro de la tarde regresaron a sus instituciones.

“Lo que hace Ingeniería N es mostrar-les a los chicos ciertos caminos que tal vez no han considerado. Puede que en la mente de ellos no existan la ingeniería o

la ciencia, porque no provienen de una familia de tradición académica, pero es encender un bombillito. Puede que les guste o no, pero quedan más informados para su vida adulta”, afirma José Uribe, coordinador de proyectos de la Univer-sidad de los niños EAFIt y asesor meto-dológico de Ingeniería N.

Ahí están entonces los 150 jovencitos del calendario B. Mientras algunos exponen sus proyectos y responden las pregun-tas de los observadores curiosos, se oyen entre murmullos las frases “yo quiero ser ingeniero mecánico” o “yo quiero ser in-geniero de procesos”. también, por qué no, “yo quiero ser médico”.

Ahí están abriendo la caja de Pandora.

HorIzoNtes

ingeniería

¿Qué sería del mundo si en vez de respues-tas cazáramos preguntas?Hace diez años Juan Luis Mejía, rector de la Universidad EAFIT, llegó a su oficina con un libro entre las manos. “Una Universidad para los niños”, leyó Ana Cristina Abad cuando Mejía le entregó el que sería uno de los retos más importantes de su vida: “Quiero que para los 45 años de EAFIT ha-gamos algo como esto”.

El libro había sido editado por los jefes de prensa de la Universidad de Tubinga, al sur de Alemania, y recogía las respuestas de premios nobeles de Literatura, Física y Química a ocho preguntas que se han hecho los niños por años. Preguntas am-plias y llenas de curiosidad, como por qué se extinguieron los dinosaurios o por qué dejaron de volar las alfombras voladoras. “No son respuestas científicas, tampoco infantiles o minimizadas. Son fenómenos físicos explicados de manera narrativa y clara”, explica Ana Cristina.

Ese encuentro no tan casual fue el primer paso para lo que hoy es el programa Uni-versidad de los niños EAFIT: talleres para acercar a niños entre los ocho y los diecisiete años al conocimiento científico. Una vez al mes, alrededor de 750 niños de 256 insti-tuciones educativas se ausentan de sus aulas y van a la universidad a hacer todo tipo de preguntas: por qué la Tierra tiembla, por qué el agua del mar es salada y la de los ríos dulce, por qué existen los colores.

El programa está dividido por etapas; la pri-mera, Encuentros con la pregunta, nació en 2005 y recoge preguntas que se hacen los niños; con ellas se plantea un taller al mes en compañía de los grupos de investigación de la universidad. En la segunda, Expediciones, los niños eligen una ruta de su interés y exploran un tema central desde la mirada de investi-gadores de diversas áreas. Y en 2014 surgió Proyectos de ciencia, etapa en la que los par-ticipantes desarrollan sus propios proyectos de investigación de la mano de investigadores y estudiantes de maestría.

En 2003 nació la primera Universidad de los niños en Alemania. En el modelo eu-ropeo los niños asisten cada verano a con-ferencias sobre ciencia e investigación. El programa de EAFIT fue el primero en La-tinoamérica reconocido por Eucu.net –Red Europea de Universidad de los Niños–.

¿qué es la universidad de los niños?

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¿De dónde surge la metodología? ¿en qué se inspira?

josé uribeCoordinador de proyectos de la Universidad de los niños, asesor metodológico y tallerista de In-geniería N

Pintamos un globo muy ge-neral, apoyados en la metodología Univer-sidad de los niños, y luego fuimos sacando la filigrana de Ingenie-ría N. Hemos apren-dido mucho de la red Europea de Universi-dades de los niños –Eucu.net–, porque en Europa se posi-cionó mejor el fenómeno de las universida-des de los niños, mientras que en Estados Unidos fueron las ferias de la ciencia. El modelo que nos interesó fue el de la uni-

versidad, que implica un rol más activo de los participantes en los temas de investigación.

Desde el punto de vista metodo-lógico, ¿cómo se acerca este tipo de conocimiento a los jóvenes?

Carolina arangoAsistente de contenidos y talle-rista de Ingeniería N

Mediante talleres de comu-nicación o de apropiación del

conocimiento, basados en cuatro principios muy trabajados por la Universidad de los niños EAFIt: la pregunta, el juego, la experimentación y la conversación;

esos son los canales a través de los cuales nos

relacionamos con el mundo.

En Ingeniería N no damos respuestas, generamos pre-guntas para que los niños lleguen a ellas –si las hay–. Los animamos a la conver-

sación: “tu reflexión es más comprensible que la del tallerista”.

todos los talleres comienzan o terminan con un juego para romper el hielo o cal-mar los ánimos. Y hay que llevar las ma-nos a la masa, a la experimentación; esa es la misión del proyecto.

En esta entrevista múltiple, dos profesionales de la Universidad de los niños y un investigador de EAFIT explican la metodología de Ingeniería N, un acercamiento lúdico a la solución de problemas reales por medio de la ingeniería.

ASÍ SE HACEingeniería

HorIzoNtes

móniCa álvarezIntegrante del grupode investigación Ma-teriales de Ingeniería

Hay que ser simples y precisos, y no hablarles como si fueran bebés. Para mis estudiantes de posgrado, que me apoyaron en los talleres, fue muy simpático trabajar los materiales en ese contexto, el de explicarle a un chico de colegio qué es un material, para qué sirve y por qué es im-portante. Ellos, cuando hacen investigación, generalmente están muy cerrados. Hubo un cambio de chip muy interesante.

¿Cómo está organizada la metodología, y qué se busca con cada etapa?

josé uribeSon cinco fases, cada una de tres talleres y con el acompañamiento de un grupo de investigación. Lo primero que hay que saber es que la ingeniería resuelve necesi-dades, y por eso el primer paso era encon-trar una problemática. El ejercicio de leer los contextos, subir montañas, recorrer calles, sale de los arquitectos del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales, por ejemplo. La siguiente etapa es descubrir soluciones existentes: con el grupo Elec-tromagnetismo Aplicado, experto en vigi-lancia tecnológica, hicimos un estado del arte para saber cómo se había resuelto esa problemática en el mundo y definimos una pregunta de diseño que nos enfocara. En

la tercera etapa, idear, llegamos a una propuesta de solución a partir

de ejercicios de creatividad, acompañados por el grupo Materiales de Ingeniería. Al diseñar en detalle pensamos en cómo funcionaría la idea, con cuántas partes, qué ma-teriales; por eso contamos

con la asesoría del grupo Ingenie-ría, Energía, Exergia y Sostenibilidad.

Finalmente, los chicos hicieron un modelo de su idea, acompañados por el grupo tec-nologías para la Producción. Esa es la ruta de cualquier proyecto de ingeniería.

¿De qué herramientas y elementos se sirve la metodología?

josé uribeHemos tenido momentos muy subjeti-vos en los que los chicos interactúan con expertos; las aulas vivas, que son visitas a espacios especializados donde los inves-tigadores producen resultados; y talleres en los que los participantes experimen-tan, preguntan y conversan. también te-nemos la Caja de herramientas Ingenie-ría N, una serie de herramientas con las que avanzamos: la caja negra, la lluvia de ideas, los sombreros para pensar.

¿Cómo es el proceso previo de los talleristas?

Carolina arangoLos talleristas hacen las mismas actividades que los jóvenes un par de días antes, y evalúan

ingeniería

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cuáles funcionan y cuáles podrían ser mejores. Eso se puede hacer hasta la etapa de materialización, cuan-do todos los grupos hacen el mismo ta-ller. Los talleristas son muy importantes en Ingeniería N, porque son buenos mediado-res y porque no son tan técnicos como un profesor y tampoco están a la distancia de un estudiante de colegio. Entienden ambos lenguajes, y como son jóvenes los muchachos se identifican con ellos.

¿Cómo es la relación de los jóvenes con los investigadores?

móniCa álvarezCada grupo de investigación elabora un documento, que en nuestro caso es del proceso idear, redactado en forma sen-cilla pero sin perder la rigurosidad. Ese documento es el insumo de los talleres: si ya tenemos un problema y unos antece-dentes, ¿cómo hacemos para que los niños nos den ideas? Basados en metodologías de diseño, pensamos en varias sesiones de creatividad. Muchas veces el tema de la idea está lleno de prejuicios, cuando lo que necesitamos es que se nos ocurra cual-quier cosa, que sea un proceso intuitivo.

¿Qué es lo más rescatable de la meto-dología y del proyecto Ingeniería N?

“Pasados los siglos, el español con-serva la base lexical –ingen– de la palabra latina ingenium y crea, por derivación, los sustantivos ingenio e ingeniero y el adjetivo ingenioso. En adelante múltiples situaciones de la vida cotidiana dan salidas a frases como las siguientes: ‘eso se puede arreglar con algo de ingenio’, o ‘gra-cias a un hombre tan ingenioso como él –no en vano es ingeniero– es que pudimos darle solución a nuestros problemas’, o ‘nunca se proclamará demasiado que la necesidad aguza el ingenio’. En tales frases, escucha-das por doquier, parece quedar claro

móniCa álvarezorganizar secuencialmente

una metodología me parece un logro muy grande. Y que hayan venido a EAFIt y hayan visto que esto también es la ciudad, y haber despertado el asombro de los chi-cos al mostrarles que

la ingeniería y la cien-cia son posibles. Es como si

la ciudad estuviera apostando por ellos: Medellín los necesita, ellos tienen el

potencial, pueden dar soluciones, entonces ¿cómo los va a apoyar?

¿qué es ingeniería?

HorIzoNtes

¿qué es ingeniería?

Finalizada la fase 1 de Ingeniería N, los talleristas hicieron con los jóvenes un ejercicio para evaluar su pensamiento crítico y ponerlos en la tarea de aplicar los primeros aprendizajes, relacionados con la identificación de problemáti-cas que pudieran tener una solución desde la ingeniería. Para ello vieron el fragmento de una película basada en la novela de Aldous Huxley, Un mundo feliz, célebre distopía en la que los líde-res de una sociedad autoritaria utilizan todos los medios a su alcance para el control de los individuos. Esta es una de las cartas escritas por los chicos y chicas de Ingeniería N a los habitantes de ese mundo imaginario en teoría perfecto.

Nombre

Tienes la oportunidad de enseñar a un ciudadanodel “Mundo Feliz” a identificar problemáticas en su

ciudad aparentemente perfecta. ¿Qué le dirías? Escríbele una carta.

Nombre

Tienes la oportunidad de enseñar a un ciudadanodel “Mundo Feliz” a identificar problemáticas en su

ciudad aparentemente perfecta. ¿Qué le dirías? Escríbele una carta.

Hola, Alpha:

Aquí en esta carta te voy a enseñar cómo identificar en tu “mundo feliz” un problema: visualiza, observa, analiza, encuesta y percibe, así podrás identificar un problema. Pero no solo se trata de identificarlo, sino también de buscar soluciones para ello, de esas solu-ciones que te benefician a ti y a los demás.

Si quieres que tu mundo sea feliz, permítete y per-míteles a las personas tener experiencias, que vivan, que no esperen que las cosas pasen porque lo único que se pasa es la vida.

Todos necesitamos un mundo feliz, pero no per-fecto. ¿Sabes por qué? Porque pocos ven lo que somos y muchos ven lo que aparentamos. Todos quieren felicidad sin dolor, pero no se puede tener un arcoíris sin un poco de lluvia.

Att: Melissa CardonaMelissa Cardona Cuartas

Institución Educativa San Cristóbal, San Javier La Loma

Grado octavo, 13 años / Calendario B, grupo 2

que, ante problemas aparentemente insolubles, es la capacidad de invención (el ingenio) y la puesta en acto de esa ca-pacidad (la ingeniosidad) las que podrían contribuir en la resolución de los mismos. De ahí que, entre todos los hombres, sea el ingeniero (‘el que discurre con in-genio las trazas y modos de conseguir y ejecutar una cosa’), en principio y por definición, quien esté llamado a encarnar la doble condición de la invención y de la puesta en acción de la misma”.

ALBERTO RODRÍGUEz GARCÍADecano de la Escuela de Ingeniería de la Universidad EAFIT

ingeniería

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Durante cada fase de Ingeniería N los jóvenes cuentan con el acompañamiento de un grupo de investigación de la Universidad EAFIT. A esto se dedican los padrinos de los proyectos de ingenio.

Hace cinco años, este grupo de investi-gación trabaja desde una mirada crítica al desarrollo de la ciudad. Su campo de conocimiento son los temas urbanos, te-rritoriales y ambientales y su impacto en la sociedad. Es un espacio académico que busca dar solución a los problemas reales del territorio, y en él convergen el sector público, la empresa privada y las iniciati-vas comunitarias. todos sus proyectos de consultoría se caracterizan por tener un enfoque interdisciplinario.

Con un grupo de arquitectos de Urbam, los jóvenes hicieron una lectura no convencional de sus contextos. Primero desarrollaron una

LOS ASESORES DEingeniería

Centro de Estudios Urbanos y Ambientales – UrBAM Fase 1: encontrar una necesidad

guía de observación en la Universidad y des-cubrieron EAFIt a través de cada uno de sus sentidos. Luego llevaron la misma guía a sus barrios: durante tres días caminaron calles por las que no habían pasado, probaron una fruta desconocida, subieron a montañas, di-bujaron sus lugares favoritos, se ubicaron en el mapa de la ciudad y conversaron con sus vecinos para encontrar una problemática.

Electromagnetismo Aplicado – GEMA Fase 2: Buscar soluciones existentes

trabaja en la investigación, innovación y desarrollo de nuevos materiales con

HorIzoNtes

de acción es el desarrollo y mejoramiento de materiales de ingeniería, con el fin de

optimizar procesos productivos, de-sarrollar nuevos productos, reducir

costos, aumentar los beneficios y generar un mayor acercamiento con el consumidor final.

El propósito de esta fase fue inspirar a los jóvenes durante la

búsqueda de soluciones; por eso fueron importantes los ejercicios

de creatividad, las lluvias de ideas y el acercamiento a materiales nuevos.

Visitaron espacios como la materioteca, en el bloque de Ingeniería de la Universidad EAFIt, donde conocieron diversos mate-riales y sus posibilidades. Supieron que con los pelos de un coco o con vidrio se pueden hacer telas. Con la ayuda de los investiga-dores, clasificaron materiales de uso coti-diano como latas, botellas, ladrillos, según las familias de cada uno: metales, políme-ros, cerámicos y compuestos.

recubrimientos de plasma, una tecnolo-gía de punta que permite depositar capas diminutas de diversos elementos en los materiales para mejorar sus propiedades. Se enfoca en problemas de las industrias, como fallas de componentes, integridad de los equipos y fractura de materiales; para esto utiliza, entre otras herramientas, la modelación por elementos finitos. Una de sus fortalezas es la vigilancia tecno-

Este grupo realiza investigaciones en áreas relacionadas con los materiales: recicla-je de plásticos, materiales compuestos, nanofibras, cauchos naturales. Su campo

Materiales de Ingeniería – GMEFase 3: Idear

lógica, un proceso de monitoreo que les permite estar al tanto de las ideas de solu-ción que se desarrollan en el medio. Con ellos, los jóvenes investigaron y dibujaron un mapa de soluciones existentes con el que entendieron mejor sus problemáticas y las conectaron con otras posibles difi-cultades; además, aprendieron a utilizar los filtros avanzados de Google y llegaron a la pregunta de diseño.

ingeniería

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El objetivo fundamental de este equipo in-terdisciplinario es la gestión de actividades de investigación, diseño, desarrollo e innovación

ingeniería

tecnologías para la producción Fase 5: Materializar la solución

asociadas a los procesos de transformación energéticos, para satisfacer las necesidades de las empresas y de la población en gene-ral con sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. Desarrolla proyectos y materiali-za soluciones de ingeniería implementando diferentes etapas, entre ellas el diseño de concepto (sistemas), el diseño metódico (interfaz) y el diseño de detalle.

Los participantes conocieron el ejemplo de un producto que ellos diseñaron en detalle, y definieron la función principal, las partes y su ubicación, los materiales y dimensiones de sus propias ideas. Cada grupo empezó a construir un modelo funcional, un modelo a escala y un mo-delo digital, acompañados por estudian-tes con experiencia en este campo.

Ingeniería, Energía, Exergia y Sostenibilidad – IEXSFase 4: Diseñar en detalle

Estudia la totalidad de cada empresa desde el punto de vista de la producción, para adelantar, junto con el personal de la misma, procesos de investigación e im-plementación de medidas que incremen-ten la productividad y eficiencia en sus plantas de producción.

En esta última fase los estudiantes cons-truyeron prototipos de sus ideas. Para ello contaron con el apoyo de monitores que, a partir de la modelación virtual de los participantes, cortaron y fabricaron sus ideas en una escala menor.

HorIzoNtes

Desde la cancha del Colegio Camino de Paz, sector Villa Liliam, Emmanuel señala su casa. “Esa parte se llama Los ranchos”, dice. Al otro lado de su índice derecho, casas de fieltro y escaleras de tierra se extienden por

toda la montaña. Em-manuel tiene dieciséis años y no mide más de un metro cincuenta. “A la gente le da pereza bajar las basuras al ca-mión, por eso las que-ma o las entierra”, dice.

Son las once y media de la mañana del tercer viernes de octubre de

2014. Los niños corren y se tropiezan por los pasillos

amplios del colegio. Después de bajar de la cancha, Emmanuel se sienta al

lado de Camila y una docena de jovenci-tos de octavo grado que esperan ansiosos, como cada quince días, el bus que los lle-vará a la Universidad EAFIt. Una morena alta de cabello ensortijado forcejea con otro jovencito por un saco, un monito revi-sa su celular, otro par de niñas cuchichean en un rincón de la entrada al colegio y otros más gritan: “Profe, ¿ya vino el bus?”.

Entre tanto, Juan Camilo, profesor de Ciencias Naturales y química, organiza todo para salir. “Cinco días antes de que se acabara el plazo para entregar los retos de Ingeniería N, todos los habían resuel-to; solo faltaba Javier, que me paró al otro día y en la mitad de la loma me lo entregó: ‘Profe, yo quiero, no me dejen por fue-ra’”, cuenta. Entonces recuerda la visita que los veintitrés talleristas del programa le hicieron al barrio y al colegio, cuando recorrieron las mismas calles pantanosas

¿Cómo es un día en Ingeniería N? Durante la fase de materialización los participantes hacen realidad sus ideas y tienen las mejores reflexiones. Preguntan, conversan, juegan y experimentan, y además se ponen en los zapatos de sus compañeros.

MATERIALIzARun sueño

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y subieron hasta la última casa de todas, la de Emmanuel: “Nuestro contexto es duro, por eso ellos agradecen todo, y ese día no les daba pena mostrar su vida: ‘Vea, profe, esta es mi casa, cómo podemos arreglar esto’. Hemos aprendido y nos gusta mu-cho ese intercambio: ver al que es doctor o magíster al nivel de los niños”.

Para uno de los trabajos finales de su ma-teria, Juan Camilo les pidió que explicaran cómo se relacionaba la química con alguna problemática del barrio: “Ellos han sabido hacer muy buena lectura, con una perfecta combinación entre lo técnico y social”, dice el profesor, que esa tarde se encontrará con sus demás compañeros docentes para ulti-mar los detalles de su proyecto, el robot que dará estímulos a los estudiantes que reciclen en las instituciones.

Al medio día llega el bus blanco enviado por la Secretaría de Educación de Mede-llín. Cada uno toma asiento; Juan Cami-lo prefiere sentarse en la banca de atrás para tener una visión completa del grupo,

y Emmanuel se hace a su lado izquierdo. Los hombres caen en sus sueños, mientras las jovencitas parlotean acerca de novios y tareas y una morenita de cabello trenzado recuerda sus viajes al Chocó; se peinan, ríen, siempre pendientes de lo que sucede en las calles. “Muchi, a mí me pasa algo tan charro: entiendo es en los laboratorios”, dice una.

El bus comienza a descender por las calles estrechas de Caicedo, y pronto se estaciona en el Colegio tulio ospina, en el Centro de la ciudad, donde lo aborda otra docena de señoritas. Apenas se suben, el bus se dirige hacia el sur. “Aunque están cerca, ni siquie-ra conocían el Centro, y menos la Universi-dad”, comenta el profesor.

Después de cuarenta minutos, cruzan la portería de EAFIt cercana al Metro; una portera morena de ojos claros les da la bien-venida. Camila y Emmanuel cruzan todo el campus hasta llegar al bloque 7, salón 102. Buscan el grupo 2A, donde los esperan los talleristas Wendy ortega y Miguel Cha-parro y otros diez jóvenes de instituciones como Fe y Alegría del Popular 1, José y Acevedo Gómez y Santander, para ter-minar la maqueta que han estado soñan-

do durante los últimos ocho meses: un teleférico de basuras con el

que los habitantes de Caicedo puedan mandar la basura des-de sus casas hasta el camión.

Miguel les explica que, por el tiempo, no alcanzarán a fa-bricar un contenedor grande

ingeniería

para la exposición del proyecto, sino que harán uno mediano y dos más pequeños para insertar en la maqueta. “Es solo una muestra –dice Emmanuel–. La idea es que a futuro tenga un empaque de nevera que no permita que salga el olor de las ba-suras ni que se dañen, que sea automático y que cualquiera no pueda abrirlo”.

rápidamente se dividen en dos grupos: a la izquierda, comandados por Yuleidy, tres jo-vencitos buscarán las “medidas mágicas” del contenedor; a la derecha, el resto del gru-po pintará los carros, los árboles, las calles y una gran montaña de Caicedo en una es-cala menor. “que Emmanuel y Camila nos cuenten cómo son las calles”, dice alguno.

Mientras pintan, calculan y dibujan, ha-blan sin pena de muchos temas: Camila cuenta que la selección colombiana de voleibol perdió con Argentina, y Valentina comenta cómo le fue en la presentación de baile que tuvo hace poco en su cole-gio. Miguel alza la voz: “¡Chicos, vamos

a tomar una decisión!”. todos hacen silencio y cada

uno lanza su opinión sobre la altura de la polea. Como alguno no queda con-forme con la decisión del grupo, Wendy les recuerda: “Es que esto es una demo-cracia: lo que diga la mayoría”.

Han pasado unos treinta minutos y Yu-leidy sigue enredada con las medidas y la forma del contenedor; por eso Miguel le muestra la figura que decidieron en ta-lleres anteriores. “Una vez los talleristas nos repartieron en tres grupos y nos de-jaron solos, para que pensáramos en la forma del contenedor. Fue muy chévere porque todos pusimos ideas muy intere-santes y unimos todas las propuestas en una. El baúl va a tener una distribución por dentro para que la gente separe las basuras –explica esta chica de anteojos que sueña con aparecer en las noticias por ‘ponerle la luz’ a un edificio–. En el colegio nunca tuve la experiencia de crear algo. Aquí me ayudan a liberar la mente, la creatividad”.

55

Valentina sabe cómo hacer para pegar las paredes pla-nas de Yuleidy; es un viejo truco: doblar cada uno de los lados y pegar. “Perfecto, usted la dirige”, dice Miguel. “ojalá así fuera en el colegio –le responde Valen-tina–, que uno pudiera pensar y otro le ayudara a hacer”. Aunque se oyen risas estrepitosas por todo el salón, también hay nostalgia, pesadumbre: es el último taller.

Nico, alto y de anteojos, busca en la página de Mi Medellín cómo van las votaciones: el grupo sigue liderando con el veinticinco por ciento de los votos, el doble de su competi-dor más cercano. En dicha plataforma ruta N subió los veinte proyectos de Ingeniería N para que la ciudad conociera las ideas de solución de estos jovencitos y eligiera una: “Yo sí me he tomado muy en serio la vota-

ción –dice Nico–. Nosotros tenemos una solución muy oportuna. Uno no es de allá,

pero hay que tener la mente abierta y buscar soluciones para los demás. Además, es un problema muy delicado, ellos ya nos han traí-do fotos, entrevistas, y eso nos ayuda a generar proyectos más especializados aunque sean para resolver un problema generaliza-do”. Nicolás es muy importante en el grupo: “Llegué con la dis-posición de unirlos a todos. Lo mejor de Ingeniería N es el pro-

ceso de materialización, porque es ver el fruto de todo lo que uno trabajó

este año; es ver construido todo lo que pensamos desde el principio”.

De repente, desde el rincón izquierdo del salón, Yuleidy grita:—¡Migue! ¡Ya, ya, ya!Después de una hora, Valentina y Yuleidy han logrado darle forma al contenedor.—Muy bien, muy bien —las felicita Miguel.—Ya encontré mi profesión —dice Yuleidy, medio en broma y muy en serio.—Usted tiene que trabajar para mí: yo soy la mente y usted las manos —propone Va-lentina.—¿Y cuánto me va a pagar? Yo trabajo, pero si me paga —le responde Yuleidy.—No, entramos a estudiar lo mismo. Us-ted hace y yo pienso.—Valgo más yo.—No, porque sin mí usted no podría utili-zar sus manos.—Y usted no podría construir.

HorIzoNtes

todos ríen, en especial el menor de todos. “He aprendido muchas cosas, y también he recibido muchos consejos”, dice Mateo, de catorce años, que además de ser el más pequeño tiene la sonrisa más grande de to-das. “Ingeniería N me ayuda a estar prepa-rado para cuando vaya a la universidad. He aprendido que hay que pensar antes que hablar, y que hay que mirar desde el fondo y no desde afuera para diseñar una cosa”.

El reloj avanza y la maqueta también. Hay una última discusión sobre los co-lores que llevará el contenedor. Unos quieren que sea azul, otros verde, y otros prefieren el blanco. Miguel les pregunta: “¿Chicos, para qué se va a utilizar el con-tenedor?”. Los chicos entienden la idea y proponen otros colores más oscuros: al fin y al cabo, es basura.

“Ellos hacen todo solitos. Cuando llegaron no hablaban con nadie, y ya todos son amigos; no se conocían y ahora no se quieren ir. Ellos utilizan esto para encontrarse”, dice Miguel.

Antes de que termine la jornada deben ha-cer un mapa mental con las palabras clave, la problemática y la solución del proyecto. En el tablero desarrollan todas las ideas: hablan de los animales que sufren con las basuras en la tierra, dicen que el contene-dor tiene un cubículo resistente que evita las dificultades en el trayecto y que la idea es que la polea no gaste energía y funcione con paneles solares. “Hay muchas personas que lo apoyan a uno –explica Emmanuel–. Los talleristas nos han enseñado que uno nunca sabe quién lo pueda escuchar”.

Faltando segundos para que sean las cua-tro de la tarde, y Miguel y Wendy pregun-tan en un solo tono:—¿Les gustó Ingeniería N?Además del sonoro síii, un “los voy a ex-

trañar” retumba en el salón. Los chicos empiezan a juntar sus puños en señal de camaradería y las chicas a darse abrazos. No quieren salir del salón, prometen verse pronto.—Cuando aparezca en una noticia el edificio hecho por dos mujeres, ya saben que fuimos nosotras —dice Valentina.

A las cuatro de la tarde, los buses comien-zan a estacionarse en la misma portería.

Emmanuel y Camila emprenden el regre-so a Caicedo.

ingeniería

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PROYECTOSde ingenioDespués de identificar las principales problemáticas de sus barrios, los participantes de Ingeniería N desarrollaron veinte proyectos para darles solución desde la ingeniería.

1. Car traffic App Aplicación que permite acceder a videos en tiempo real del trá-fico en la ciudad y conocer las rutas dis-ponibles, la cantidad de Co2 emitida por el vehículo, el combustible consumido, la distancia, el tiempo y el dinero necesarios para ir de un lugar a otro.

2. transbio teleférico que transporta las ba-suras desde un punto alto hasta un con-tenedor. Funciona por medio de poleas, y pretende solucionar una problemática común en zonas de difícil acceso.

3. smartBin Canecas inteligentes que can-jean botellas plásticas por un saldo en

tarjetas de almacenes de cadena; el saldo depende del peso del plástico. Funciona con energía renovable.

4. Catafiú Mecanismo que traslada los resi-duos clasificados desde los contenedores de basura hasta el carro recolector.

5. ecovivienda Vivienda ecológica capaz de generar su propia energía eléctrica median-te paneles solares. Cuenta con una huerta y un sistema de recolección de agua de lluvia.

6. Canecas Autosostenibles Sistema tri-ple de contenedores de basura que evita la acumulación de residuos mediante un sensor que identifica cuando llegan al tope de su capacidad; una vez superado el lími-te, la caneca se cierra y emite una señal para que el camión de la basura la recoja.

7. silla ecológica Mobiliario hecho con un material compuesto resistente, reutilizado y económico, que puede reemplazar otros materiales más propensos a deteriorarse o a ser robados en los parques de Medellín.

8. sistema Inteligente Hídrico Limpiador de residuos – sIHLIr Sistema de mallas ubicado a lo largo del río Medellín que re-tiene las basuras sólidas de mayor tamaño.

H13 5

162

3 769

12 10

H

2017

8

19

10

15

1441

1118

9. tree House Park Parques verdes circu-lares cuyo elemento más llamativo serán casas construidas en árboles artificiales; tendrán también flora nativa.

10. VItA Caneca con apariencia de robot que identifica los residuos y genera un estímulo visual cuando las personas de-positan el residuo adecuado.

11. evaluador Médico Dispositivo interac-tivo que permite a los pacientes evaluar la atención de los médicos mediante una serie de preguntas cerradas y ver su califi-cación en tiempo real.

12. ecorobot Contenedor interactivo que permite a las personas comunicar qué tipo de basura van a introducir para que este abra la compuerta adecuada. Busca fomentar la correcta separación de los residuos.

13. Movi Sistema de sujeción de sillas de ruedas que facilita el desplazamiento de personas con movilidad reducida en ba-rrios de difícil acceso.

14. Bicigen Sistema público de bicicletas estáticas que generan energía eléctrica. recargan baterías que pueden ser usa-das en las casas.

15. Centro de recolección y valorización de residuos orgánicos Parque con mo-biliario hecho con materiales de bajo impacto ambiental; cuenta con una compostera para el manejo de los re-siduos orgánicos.

16. Ladrillos ecológicos autoensamblables - LeA Bloques fabricados con tierra comprimida y plástico reciclado. Son autoensamblables y pueden usarse para reforzar construcciones que se encuen-tran en riesgo de colapsar.

17. G7B Compactadora de basura que pro-duce ladrillos ecológicos.

18. Bici-Ambientate túnel verde que re-fresca a los ciclistas mediante nebuliza-dores de agua. Paneles solares alimen-tan la iluminación y los nebulizadores.

19. Parque Natuled Parque que propicia la seguridad de las personas y fomenta su permanencia mediante un novedoso sistema de iluminación.

20. Basutrón Sistema eficiente que tritura y seca los residuos orgánicos para trans-formarlos en abono. Funciona en las instituciones educativas.

ingeniería

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Durante las tardes del 10 y el 24 de octubre, los veinte grupos de Ingeniería N presentaron sus proyectos de ingenio ante asesores, formadores, compañeros, inves-tigadores y toda la comunidad de la Universidad EAFIT.

Este túnel del grupo 8B, con nebuliza-dores de agua para los ciclistas, estaría ubicado en el Centro de la ciudad, donde las calles son estrechas y hay gran flujo de carros, taxis y buses.

Al finalizar las presentaciones, los partici-pantes recibieron la Caja de herramientas de Ingeniería N: trece herramientas para valorar ideas, ver diferentes puntos de vis-ta, buscar y elegir las mejores soluciones.

Antes de regresar a sus barrios, los parti-cipantes del calendario B posaron felices con sus certificados.

Los asistentes de ambas jorna-das eligieron el proyecto más innovador. El ganador fue el grupo 4B, Bicigen, un sistema público de bicicletas generado-ras de energía.

Las canecas autosostenibles del grupo 4A tienen dos sensores: uno de peso y otro de ultrasonido. Cuando la caneca alcanza los veinticinco kilogramos, emite una señal para que el camión recoja la basura.

MUestrA FINAL De ProyeCtos De INGeNIo

HorIzoNtes

eduardAl levantarse pone en el canal 23 la bolsa de valores. quiere ser ingeniero de sonido, tiene quince años y nació en Santander.

Una mañana de marzo de 2014, bitácora en mano, Eduard se metió entre las vías de cada uno de los bloques de San Cristóbal. Pasó por La Villa Suramericana, el Mirador del Valle, La Aurora; volvió a su colegio, se acostó en una manga, cerró los ojos y escuchó a los pichoncitos en un nido cer-cano. A cada vecino le preguntaba por las necesidades del barrio: le hablaron de las basuras, de la falta de participación, y un amigo universitario le dijo que en los cole-gios hacía falta material didáctico.

—Cuando llegué al taller y los compañeros hablaron de casas en alto riesgo, yo no podía creer que no hubiera pensado en eso —re-cuerda sentado en una de las bancas aledañas a la estación Aurora del Metro—. Lo que te-nía que ver estaba al otro lado de la montaña.

¿Cómo mejorar los sistemas de construcción de las viviendas en Medellín? Esta es la historia de un grupo de jovencitos que lograron ensamblarse tan bien como los bloques ecológicos y autoensamblables de una casa.

Ese viernes, de re-greso al barrio, no pudo dejar de observar las casas mal hechas y mal ubicadas. Al siguiente taller, un poco avergonzado por su ceguera, consultó pe-riódicos y datos en Internet y escribió en su bitácora: “Según el mapa de riesgos de Medellín, 180 mil familias viven en sectores inestables y no recuperables”. resaltó que la Comuna 8 es el sector del Valle donde más se evidencia el fenómeno de las casas en el aire, y hasta citó el testimonio de una mujer que en algún periódico había dicho “uno es muy apegado a estos cuatro ladrillos”.

Por último soltó el dato más revelador: “De sus 15 mil 700 hectáreas de tierra, 900 presentan peligro en la capital de Antioquia”.

AL OTRO LADO DE la montaña

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En Castilla, Cristian vio escombros en cada esquina. Pensó que algo podría hacerse con ellos: ¿Por qué no coger las rocas más grandes, machacarlas y arre-glar con eso casas en mal estado?—Miré más allá. El mundo que vemos no es para siempre, se acaba.

los tres y diez jovenCitos másAl principio nadie quería hablar.Cristian fue el primero en mencionar las casas mal construidas en zonas de alto riesgo de Medellín. Los demás comenta-ron la situación en Santo Domingo o el Popular 1. “A todos les daba muy duro la imagen de su barrio: las chocitas a punto de caerse, la acumulación de basura en las montañas”, cuenta Daniel Barrera, talle-rista, estudiante de Geología.

El grupo estaba en un dilema: unos que-rían investigar sobre las casas en el aire, y otros hacer algo que implicara reciclar y desaparecer ese montón de bolsas y bo-tellas. ¿Cómo hacerlo? No sabían. “¡Una casa con ladrillos de plástico!”, propuso Cristian. “Una casa que quede elegante y brillante”, recuerda Eduard que dijo Cris-tian y que por eso le pareció muy gracio-sa la idea. Safilly lo apoyó: “¿Se imaginan? Fundir todo el plástico que hay en la calle y que nos sirva para hacer casas”.

¿btC?Los jovencitos, entre los catorce y los diecisiete años, le contaron a Alejandro Vásquez, arquitecto, experto en materia-les de construcción, que querían hacer un

safillyrockera, hizo la primera suma a los tres años y medio, afirma que los números son la letra de su vida, tiene diecisiete años y nació en Segovia, Antioquia.

Cuando le pidieron que recorriera su ba-rrio, Andalucía parte alta, pensó en la gente que echa basuras al río Medellín, en los ve-cinos que había visto maltratar la tierra de una ladera cercana: “La gente no entien-de que aunque yo esté bien, si el otro está mal yo voy a estar mal. Si esa casa está que se cae, arriba hay otra que también. Nos vamos a tapar todos por no pensar en co-munidad; se dice que comunidad es donde todos compartimos y sabemos cómo vi-vir”, dice sentada en un parque cercano a la Institución Educativa Villa del Socorro.

Cristianquiere ser ingeniero civil. Sueña con cambiar de roles algún día y con ser talle-rista de Ingeniería N.

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bloque de plástico con las bolsas y botellas que reciclarían de sus barrios.

“¿Cuál es la necesidad?”, preguntó el in-vestigador. “La vulnerabilidad de las per-sonas que habitan casas inseguras. que-remos trabajar con plástico, pero no a cualquier precio”, respondieron.

Luego de escuchar, Alejandro les contó un par de historias: en la primera, una pareja subía cada fin de semana a un lote y hacía con tierra los bloques de una casa; en la segunda, personas con alguna discapaci-dad construían sus casas con botellas llenas de arena.

—A mí me parece importante incorporar otro elemento —explicó—: la auto cons-trucción segura y a bajo costo. En estas poblaciones es importante disminuir la vulnerabilidad. Si algún día una adminis-tración pone los ojos en ellas y les regala casas, van a seguir siendo vulnerables.

Atentos, “con apetito”, aprendieron que no todo el plástico se podía reciclar. que las tapas sí, pero las botellas no, y que al fundir cualquier material podían caer en el mismo ciclo de contaminación. “Y ahora qué hacemos”, preguntaron. Alejandro les habló de una máquina que hacía ladrillos

con la misma tierra que recogía al excavar para hacer las casas.

Fue cuando conocieron los BtC: Bloques de tierra Comprimidos, que necesitan un kilo de cemento, cuatro de tierra y cua-

tro de arena. Supieron que la máquina con que se hacen esos bloques es

una patente colombiana, la cimbarram, y que el

suelo de Medellín es muy limoarcillo-so; por eso, además de la tierra, hay que comprar la arena que estabilice el bloque.

—¿Por qué no tri-turamos el plástico y

reemplazamos la arena, que es un recurso no renovable? —

propuso con cautela el investigador—. A eso le llaman minería inversa. Es intentar meter materiales en ciclo continuo.

Hubo un grito de júbilo en el laboratorio. En el siguiente taller recorrieron la uni-versidad buscando bolsitas y botellas y se sentaron a cortar. Después, los talleristas les mostraron una máquina que trituraba el plástico: olía terrible, pero el plástico quedaba como polvo.

un marranitoLos jovencitos siguieron pensando en costos, materiales y formas. ¿qué es lo que más se utiliza en una construcción y

ingeniería

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lo más costo-so? El cemento. Guiados por dos de sus compañeros, Camilo y Safilly, dibujaron un bloque que casara por todos sus lados: autoensamblable. Si desde los primeros talleres venían pensando en bloques tipo Lego, ¿por qué abandonar la idea?

“Parecen un marranito”, le dijo un amigo a Eduard cuando vio la impresión en 3D.

¡abraCadabra!Llegó, por fin, el momento de embarrar-se las manos con cemento y tierra. En el sótano del Bloque de Ingeniería de la Universidad EAFIt le echaron cabeza a toda clase de fórmulas matemáticas hasta encontrar las dosificaciones co-rrectas. Eduard, empíricamente, llenó dos páginas enteras con números y com-binaciones; Safilly, la reina de la regla de tres, formuló las más atinadas. tenían una recomendación especial de Alejandro: si

había más plástico que are-na, el adobe no serviría.

Safilly cogió un palustre y empezó a hacer las pruebas en la mezcladora. Como un familiar suyo había trabajado en construcción, sabía que el material no se cogía desde arriba, sino desde abajo para

encontrarlo húmedo. tam-bién les explicó a sus compañe-

ros la “prueba empanada”: “Si usted coge toda la mezcla y no se deshace ni

chorrea agua, está listo para hacer adobe”.

Ahí, mientras revolvían el cemento, la tie-rra, el plástico y el agua, a Safilly le pareció que eso era la matemática viva.

En el último taller, Laura Jiménez –talle-rista, estudiante de Ingeniería civil–, les dio la noticia: uno de los ladrillos, en el que reemplazaron el 0,29 de arena por plás-tico, soportó la prueba de resistencia a la compresión. En esa prueba, los bloques se someten a un material de carga que los aplasta; si el bloque no se destroza, tiene la fuerza justa para las paredes estructura-les de una casa. El plástico sí podía ser un buen reemplazo de la arena.

Entretanto, Daniel le preguntó a Cris-tian qué había aprendido en Ingeniería N. Él, con soltura, respondió: “Construir es mejor que destruir”. todos, los otros doce, piensan citarlo cada vez que les pregunten lo mismo.

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Sentados, a la hora del refrigerio, todos voltean a ver a la misma jovencita mo-rena de ojos negros que tiene el pelo recogido en una gruesa trenza; un muchacho alto, mono, la senten-cia: “Jessica, usted; explique us-ted”. Ella duda, mira a Jimena, la tallerista, y se decide: “Podríamos aprovechar los parques de nues-tros barrios si tuvieran mejor ilumi-nación, por eso nos dimos a la tarea de hacer un parque que funciona con luz negra y de colores fluores-centes. Así va a llamar la atención del público y va a ser frecuentado”.

Mira fijamente a su entrevistadora.—La idea es que todo brille en el par-que; vamos a tener un árbol de luz y una fuente con agua tónica. Si todo está ilu-minado, van a ser más difíciles los robos y el consumo de drogas.—¿Y vos sos la vocera oficial del proyecto?Se carcajea y asiente.—Cada uno es una ficha fundamental en el rompecabezas. Estamos muy apachu-rraos, hoy terminamos.—¿Cómo te llamás?—Jessica Marín torres.

EL ARTEde busCar

Jessica Marín, estudiante curiosa, joven madre, líder, encontró en Ingeniería N la posibilidad de satisfacer sus ansias de conocimiento.

jessiCainvestigadoraA comienzos de 2014 Jessica estudiaba en el Alfredo Cock en Castilla. El día que su profesor entregó los retos de Ingeniería N, Jessica no fue a clase; la vida se le había empezado a complicar. No importó; al día siguiente pidió el suyo. ¿qué es ingenie-ría? “Imaginar, crear, construir cosas nue-

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vas”, respondió. "¿qué problema te gustaría resolver?" Pensó en muchos: en las calles rotas, en las fronte-ras invisibles, en los conflictos que veía cada fin de sema-na en el barrio. “Al final escribí acerca de la cimentación. En Japón las casas se cons-truyen sobre una estructura que las hace balancear cuando hay terremotos; la casa se mueve, pero no se cae”. Leyó y hasta escribió acerca del famo-so caso del edificio Space.

Un par de días después recibió un correo en el que le notificaban que hacía parte del grupo 9, calendario B. “Al primer taller te-níamos que llevar algo que nos representa-ra innovación. Yo llevé un ladrillito y un di-bujo de las islas de Dubái. Son fantásticas: esas islas son sintéticas, fueron construidas por los árabes debajo del mar y tienen un edificio en forma de vela”, cuenta Jessica.

A Jessica le gusta pintar y regalar sus di-bujos, no le va muy bien en matemáticas y tiene una pésima memoria. Le gustaría estudiar medicina, pero no sería capaz de vacunar un bebé, por ejemplo. también le apasionan la biología y la historia, y en cual-quier caso no quiere ser profesora. Última-mente, después de la visita a los laborato-rios de la Universidad EAFIt, ha tenido “la loca idea” de ser ingeniera de diseño.

—En estos proyectos uno se da cuenta de que es muy pobre en información; por eso yo quiero saber, conocer, ver más.

En Ingeniería N descubrió un par de capa-cidades de las que no tenía idea: que po-día hablar en público y que podía liderar un proyecto de ingeniería. De todos los talle-res, disfrutó especialmente dos: el primero, cuando debían recorrer sus barrios y encon-trar una problemática: “éramos como de-tectives investigando”; el segundo, cuando soldaron los ledes para hacer la maqueta del parque. “Me gusta lo que hacemos. todos los días es algo nuevo, y se va uno con la cu-riosidad, con ganas de volver”.

jessiCa mamáLos ojos de Isabella son los mismos que los de su mamá: grandes y oscuros. Jessica es

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capaz de reconocer el llanto de su hija, de dieciséis meses, a kilómetros de distancia. Sabe cuándo quiere “tete”, cuándo va a llorar, sabe lo que mira y lo que no.

—Ellos tienen la capacidad de aprender a escribir con las dos manos si uno les en-seña desde pequeñitos. Ella ya tiene cua-derno de la guardería, ¿cierto, hija?

Jessica vive un par de cuadras más arriba del Centro Cultural Moravia, en compa-ñía de su mamá, Nora, y de Isabella. El hombre de la casa es tomás, un perro pe-queñito y mono que le regalaron a Jessica en su cumpleaños número doce.

—Mira como quedaste de sexy con ese vestido, hija.

A los quince años, cuando se convirtió en mamá, Jessica asumió la vida como mejor pudo: dejó de estudiar dos años, se fue a vi-vir con su novio, se dedicó a la niña y al ho-gar. Convencida de que la vida no termina-ba, reanudó el colegio, octavo grado, pero a mediados del año no pudo más y regresó a vivir con su mamá. toda la vida se le volvió a revolcar; del Alfredo Cock pasó a estu-diar en la jornada nocturna de la Institución Educativa Francisco Miranda: “Era mejor cambiar de colegio, y como no tenía quién me la cuidara porque ella es muy apegada a mí, llora desde que me voy hasta que llego, me tuve que meter por las noches”.

En esos cambios llegó otra gran encruci-jada: ¿Cómo seguir en Ingeniería N? “Ella

se sentía muy agobiada, con mucho peso. quería ir a los talleres, pero no podía, quería ir al colegio, a la universidad, pero sentía que no podía pensar en esas cosas”, comenta Jimena Córdoba, tallerista.

Después de varias conversaciones, con el compromiso y la compañía de su mamá, Jessica siguió con los talleres, solo que ya no iba hasta el colegio en Castilla, donde los recogía el bus que los llevaba hasta EA-FIt, sino que llegaba en metro: “Yo aquí tengo que aprovechar al máximo el tiempo, porque podría estar con la niña o haciendo las tareas de la noche”, dice. Doña Nora agrega: “Hay que aprovechar lo que esté al alcance, desde niña ha tenido talento para muchas cosas. Se me atrasó mucho con la bebé, pero nunca es tarde para volver”.

Justo en uno de esos talleres a los que no pudo asistir, sus compañeros la eligieron como la compañera que más admiraban: “Cuando sea grande quiero ser como ella, que es capaz de hacer malabares, de ma-nejar muchas cosas al tiempo: la adoles-cencia, la maternidad, y seguir dispuesta a aprender, a ver lo bello del mundo”, afir-ma Sara López, su tallerista.

El último día de Ingeniería N, en un cuarto oscuro, al finalizar la exposición de Na-tuled, el parque de colores fluorescentes que hizo con su grupo, Jessica repetía: “Algún día lo haremos”.

Lo que sea que estudie Jessica, será una decisión milimétricamente calculada.

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interChange

Cada año miles de turistas visitan el Par-que Biblioteca España, un complejo de tres edificios ubicado en Santo Domingo Savio, en lo alto de la zona nororiental de Medellín. Fue en ese lugar donde nació el programa Interchange.

Alejandro roldán, un psicólogo de la Universidad San Buenaventura, trabajaba como promotor cultural de la biblioteca; su función era pensar proyectos para que los habitantes de la zona se apropiaran de ella. Corría el año 2013.

En abril, un grupo de turistas llegó a la biblioteca. Se trataba de una comitiva de investigadores de la Universidad de Pur-due, una institución ubicada en Indiana (Estados Unidos), que estaba de paso por Medellín para participar en un taller sobre nanotecnología en ruta N. El gru-po estaba conformado por expertos en Ingeniería de materiales e Ingeniería fí-sica, y por investigadores de las llamadas “ciencias duras”.

Alejandro conoció a los visitantes y les habló de los proyectos que adelantaban con jóvenes del barrio. Los profesionales

LA CIENCIAde lo imposible

En el marco de Interchange, “un proyecto con corazón”, jóvenes de la ciudad experimentaron con la ciencia y establecieron relaciones con científicos colombianos residentes en el exterior.

preguntaron si había alguno relacionado con las ciencias, pero no tenían ninguno. Sin embargo, los extranjeros quedaron gratamente sorprendidos por el trabajo con los muchachos de la comuna, y una investigadora en particular, Carol Hand-werker, quedó muy inquieta con la ciudad.

Handwerker, profesora de Purdue, ex-perta en energía renovable y medio ambiente, le dijo a Alejandro que le es-cribiera un correo electrónico si se le ocurría algún proyecto. “Yo quedé pica-do”, dice Alejandro. Cuatro días después le escribió y le propuso desarrollar una serie de conferencias virtuales de seis semanas de duración, en las que profe-sores de Purdue acercaran las ciencias a un grupo de jóvenes de la Comuna 1. Así, de forma espontánea, nació el proyecto, según cuenta Handwerker.

En Indiana, ella se encargó de crear un grupo de ocho docentes de su universi-dad, algunos de ellos colombianos; y en Medellín, Alejandro empezó a visitar los colegios más cercanos al parque y convo-có a veinticinco jóvenes para participar en el programa, al que llamaron Interchange.

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El experimen-to tuvo la fórmula perfecta. Ambas partes se comprometieron, y empezaron los encuentros para hablar de estruc-turas moleculares, celdas fotosensibles, nanotubos de carbono y otros temas. Lo más llamativo fue el vínculo que se creó entre los jóvenes y algunos colom-bianos estudiantes de maestría en Pur-due, que se convirtieron en referentes de los chicos, quienes comprendieron que para sobresalir lo único que se ne-cesita son ganas.

Durante el proceso roldán viajó a Esta-dos Unidos, conoció a más investigadores y amplió la red de aliados de Interchange. Así fue como creció de ocho a diecio-cho el número de conferencistas que se comunicaban con los chicos a través de Internet. A su regreso estaba cargado de energía y de proyectos. Una de las ideas que tenía era la creación de un campa-mento de verano en el que jóvenes de Medellín se reunieran a hablar de cien-cia, similar a un evento en Indiana que lo había dejado asombrado. “Descubrí que

los jóvenes po-dían ser tranquila-

mente inteligentes; que hay espacios que estimulan la

creatividad para que ellos se hagan preguntas y solucionen problemas”, dice roldán. Ya en Medellín, un amigo le sugirió

Durante la prueba piloto de Inter-change, que se desarrolló en el año 2013, los jóvenes de la Comuna 1, divididos en grupos, trabajaron en tres investigaciones para solucionar problemas que identificaron pre-viamente en sus comunidades, cada uno apoyado por una institución de educación superior de Medellín.• Uno de los proyectos busca mi-

tigar la cantidad de basuras que se producen en la comuna. De la mano de la Universidad Pontificia Bolivariana, los jóvenes reutilizaron residuos sólidos para alimentar una bacteria descubierta por investiga-dores de la ciudad, cuyo nombre

un piloto, tres proyeCtos

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un piloto, tres proyeCtos

científico es Gluconaceto-bacter medellinensi. Dicha bacteria produce nano-celulosa, la cual es rica en fibras dietarias que al mez-clarse con un jugo ayudan al buen funcionamiento del tracto digestivo.

• El otro proyecto surgió de la necesidad de proveer de agua potable a los habitan-tes de un sector conocido como Cañada Negra, en la Comuna 1. Como allí no hay red de acueducto, la comunidad se abastece de un acueducto comunitario.

La propuesta de los jóvenes, asesorados por la Universi-dad EAFIT, fue la creación de un potabilizador de agua para que el líquido llegue limpio a los hogares y las personas puedan consu-mirlo. El proyecto también contempla la redirección de las aguas negras que salen de las casas para evi-tar la contaminación de las fuentes hídricas.

• El tercer proyecto tiene como objetivo mejorar la movilidad de los adultos mayores y las personas en

situación de discapacidad que viven en las zonas más altas de la Comuna 1, donde no hay vías y el acceso a las viviendas es por medio de escaleras. Con el acompa-ñamiento de la Universidad de Antioquia, los jóvenes diseñaron un prototipo ins-pirado en el Metrocable, pero más pequeño, para el transporte de objetos y paquetes. El software está listo y ya se determinó el sector en el que podría im-plementarse el servicio en una futura prueba piloto.

que visitara ruta N, pues allí había buenos auditorios y quizás podrían prestarle algu-no para las videoconferencias.

Cuando fue a ruta N, conoció a Angélica Jaramillo, gerente de cultura e innovación. Le habló de Interchange, y ella quedó tan impresionada que en un par de semanas hizo las gestiones necesarias para llevar-se el proyecto a ruta N, pues se ajustaba perfectamente a sus intereses. Alejandro roldán terminó por mudarse a ruta N, y, pese al cambio, los jóvenes beneficiarios siguieron siendo los mismos.

primeros sueñosEn ruta N el proyecto ganó más adeptos.

Jaime Vélez y Franklin Jaramillo, doctores en nanotecnología y profesores de la Uni-versidad de Antioquia, quisieron vincular-se a la iniciativa para desarrollar experi-mentos con los chicos. El primero de ellos fue un ejercicio con nanocelulosa, una especie de materia vegetal descompues-ta. Durante las pruebas los jóvenes apren-dieron cómo una bacteria podía descom-poner glucosa y generar fibras a niveles nanométricos, algo que en la actualidad se está usando para diseñar guantes que re-generan la piel quemada. Los muchachos se inquietaron con el tema y empezaron a trabajar en la elaboración de un compo-nente similar que se pudiera adicionar a las bebidas para regenerar el tracto digestivo.

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Un segundo proyecto surgió del interés por mejorar la calidad de las aguas resi-duales del sector Cañada Negra, en la Comuna 1. Empezaron a diseñar nanofil-tros para ayudar a limpiar el líquido. Los nanofiltros, como su nombre lo indica, son filtros elaborados a niveles tan pe-queños que se miden por nanómetros. Un nanómetro equivale a la milmillonésima parte de un metro.

Y el tercer experimento estuvo relacio-nado con la movilidad y la necesidad de solucionar un problema que afectaba a las personas de la tercera edad: como las vías

de acceso a la Comuna 1 son muy empi-nadas, los jóvenes diseñaron, junto con expertos en ingeniería civil y mecánica de la Universidad de Antioquia, una especie de “Metrocable” para cargar los mercados de los abuelos. “todas estas ideas son una clara muestra de la apropiación social del conocimiento”, expresa roldán.

En esa etapa tres instituciones de educa-ción superior se vincularon a Interchange: la Universidad EAFIt asesoró la idea de los filtros para limpiar el agua; la Universidad Pontificia Bolivariana colaboró en la crea-ción del nanofrut, como llamaron el expe-

rimento de los jugos para aliviar el tracto digestivo; y la Univer-sidad de Antioquia orientó la iniciativa de movilidad.

otro aliado estratégico que se sumó fue la Secretaría de Educación de Medellín. La entonces secretaria, Luz Elena Gaviria López, conoció el pro-yecto en una de las visitas de Carol Handwerker a Medellín. No solo le dio un espaldarazo, sino que también consideró que podía implementarse en otras instituciones educativas a través de Jornada Com-plementaria, una estrategia de formación extracurricular impulsada desde la Alcaldía. Alexandra Peláez Botero con-tinuó con el respaldo cuando reemplazó a Gaviria López, y

Es una empresa bogotana dedicada a la educación no formal de niños, creada en 2013 por David Palacios, Máster en Tecnología, Innovación y Educación de la Universidad de Harvard. Allí aprendió a crear tecno-logías de apoyo para la enseñanza, y cuando regresó a Colombia fundó Arukay junto a vicky Ricaurte.

En principio se especializaron en temas de tecno-logía y crearon currículos para enseñarles a los niños a programar y diseñar aplicaciones móviles. Ahora cuentan con programas en ingeniería ambiental, química, naval, electrónica y aeroespacial.

Empezaron a operar el programa Interchange a mediados de 2014. Su primera tarea fue adaptar los currículos elaborados por la UPB a la realidad de la educación no formal para niños; después seleccio-naron a los facilitadores, y entre agosto y noviembre ejecutaron el proyecto. Esta ha sido su primera ex-periencia en la enseñanza de ciencias.

¿qué es arukay?

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ahora Adriana Patricia Arcila rojas, quien se encuentra al frente de ese despacho, también está comprometida con la ex-pansión del proyecto.

Para principios de 2014 Interchange ya tenía muchos amigos. Alejandro roldán y el equipo de ruta N empe-zaron a pensar en cómo encaminar el proyecto. En primera instancia, se le encargó a la Universidad Pontificia Bolivariana la creación de unas guías de estudio que funcionaran por mó-dulos y que tuvieran, además de teoría, experimentos para que los jóvenes pu-dieran desarrollar. Además, empezaron a contactar a los rectores de instituciones educativas de la ciudad para hablarles del proyecto. Aunque en principio solo se contemplaron instituciones oficiales, para ruta N era la oportunidad perfecta de crear puentes con colegios privados, así que decidieron invitar a tres: San Ignacio de Loyola, Universidad Pontificia Boliva-riana y Montessori. En total selecciona-ron diecinueve instituciones.

Cuando la UPB tuvo listas las guías, ruta N buscó un operador que se encargara de implementarlas y de preparar a los forma-dores. La elegida fue Arukay, una empresa bogotana cuya especialidad es la educación no formal. Fueron ellos los que, bajo super-visión de ruta N, desarrollaron el proyecto en el segundo semestre de 2014.

Aunque la inscripción en Interchange es voluntaria, los participantes no son

calificados y se desarrolla en horario ex-tra clase, la acogida superó las expecta-tivas: entre agosto y noviembre partici-paron 465 jóvenes. Y en 2015 esperan llegar a los mil estudiantes.

terminado el año 2014, el balance fue muy positivo. Para roldán, Interchange es una ventana al mundo que permite el desa-rrollo de jóvenes que ven en la ciencia y la tecnología una opción de vida. “No es una iniciativa de papel. Es un proyecto de co-razón, y quienes están involucrados en él creen en su impacto”, afirma. Handwerker, por su parte, expresa: “Mi sueño es que no se quede en un proyecto de bachillerato. que los chicos empiecen a soñar, ojalá en la línea de la ciencia, la tecnología, la inge-niería, el diseño. que quieran estudiar una carrera y abrir su mente a nuevas opor-tunidades; pero, sobre todo, que puedan contribuir a un cambio en Colombia”.

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En julio de 2013, catorce estudiantes de la Comuna 1 viajaron a la Universidad de Purdue, en Estados Unidos, para conocer de primera mano las infinitas posibilidades que ofrece el conocimiento.

El día más emocionante de sus vidas em-pezó como cualquier otro. Cuando des-pertaron en la mañana, no imaginaban lo que ocurriría horas más tarde en la reu-nión de Interchange a la que los habían citado. Estaban acostumbrados a ese tipo de compromisos. Desde el principio del programa, un año atrás, se veían cada semana, al principio en el Parque Biblio-teca España, en Santo Domingo Savio,

el barrio en el que vivían, y durante los úl-

timos meses en ruta N.

Y allí estaban. Jhon Anthony Careth, Da-niela Sepúlveda, tania Londoño y otros once jóvenes, estudiantes de distintos colegios de la Comuna 1. Sentados en un auditorio, esperaban a que la reunión em-pezara. Cuando por fin arrancó, les anun-ciaron que tendrían una conversación con Carol Handwerker vía Skype.

A Carol, docente de Ingeniería de mate-riales de la Universidad de Purdue, nunca la habían visto en persona. Cuando es-tablecieron la conexión, Carol empezó a hablar en su natal inglés; poco o nada en-tendían los muchachos. El breve monólo-go de la profesora terminó con una frase en español: “Viaje a Purdue”. Fue en ese momento cuando Juan Camilo quintero, director ejecutivo de ruta N, se puso de pie y tomó la palabra. “La Universidad de Purdue tiene un campamento de verano al que invitan a jóvenes de todo el mundo,

UN vIAJE PARA toda la vida

HorIzoNtes

y les va a pagar a ustedes el curso com-pleto –dijo, y por un segundo los jóve-nes contuvieron la respiración–. Estarán quince días en Estados Unidos”.

todos estallaron en un solo grito. Hubo abrazos, risas, incluso lágrimas. “Una no-ticia de esas emociona, en especial porque muchos de nosotros pensábamos que por ser de la Comuna 1 no teníamos posibilida-des de ir más allá. Yo no lo creía, pregunta-ba si era en serio”, cuenta tania. “Cuando habló Carol yo medio entendí, pero preferí no creer; pensé que había escuchado mal, pero no”, dice Jhon Anthony.

Días después citaron a los padres y fa-miliares de los jóvenes a una reunión en ruta N para darles la noticia. “Mi mamá estaba súper feliz. Me decía que era una gran oportunidad, que era la primera vez que se veía algo así en la familia”, cuenta Jhon Anthony.

Durante poco más de un mes los estudian-tes se prepararon para el viaje. Liliana Gó-mez, del equipo de relaciones Internacio-nales de la Universidad de Purdue, se reunió con ellos varias veces para explicarles las co-sas más importantes que debían aprender a decir en inglés: A cada uno de los jóvenes le dieron un morral de viaje, camisetas de ruta N y un folleto con preguntas frecuentes y su pronunciación en inglés.

Hasta que llegó ese día de julio. Muy tem-prano, cuando el sol ni siquiera había salido, los catorce expedicionarios, acompañados

de sus familias, se encontraron en la es-tación de Metrocable de Santo Domingo Savio. Después de los abrazos y las ben-diciones, los jóvenes partieron en un bus que los llevó hasta el aeropuerto interna-cional José María Córdova, donde estre-naron pasaportes y se subieron a la mejor experiencia de sus vidas.

otro horizonteDespués de tres horas y 2.200 kilóme-tros de cielo, los expedicionarios llegaron a Miami, en el sur de Florida. Allí tomaron un segundo avión con destino a Chicago, en el medio oeste americano. En el ae-ropuerto los estaba esperando Alejandro roldán, creador del programa Interchan-ge, quien llegó días antes para preparar el arribo de los chicos.

De la Ciudad de los Vientos salieron en un autobús de la Universidad de Purdue, que los llevó por las autopistas de los es-tados de Illinois e Indiana hasta llegar a West Lafayette, la población de treinta mil habitantes donde queda la universidad. Al llegar les asignaron sus habitaciones; para sorpresa suya, tendrían que compartir el dormitorio con jóvenes extranjeros que ni siquiera hablaban español y que también iban a participar en el campamento GErI (Gifted Education resource Institute), un encuentro anual de ciencias, tecnología e innovación que organiza la Universidad de Purdue. tania y Daniela, por ejemplo, compartieron cuarto con un grupo de griegas de catorce y quince años, a quie-nes les enseñaron a pronunciar una que

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otra palabra en español. “Intentábamos co-municarnos en inglés, y cuando no funcio-naba, hablábamos por señas”, cuenta tania.

Al día siguiente recorrieron Purdue. Algo que llamó su atención fue que en Estados Unidos, a diferencia de Colombia, las uni-versidades no tienen rejas ni muros que las separen de la ciudad. La gente puede circular tranquila sin mostrar carné de identificación, y es difícil saber dónde comienzan y dónde terminan los terrenos de la universidad.

Después conocieron a Camilo Vieira, miembro de la Asociación de Estudian-tes Colombianos en Purdue, CSAP, una

organización conformada por cerca de cincuenta nacionales matriculados en

esa universidad y residentes en West Lafayette. Vieira les dio

un tour por varios espacios de la institución y los llevó al laboratorio en el que traba-jaba. Al entrar, se sintieron como niños en una tienda de juguetes: los laboratorios tenían los mejores instru-mentos para investigación, con lo último en tecnología.

Pero, más allá de lo descres-tante que pudiera ser la in-fraestructura de Purdue, para

los jóvenes de Medellín fue más significativo poder conversar con los

miembros de CSAP, a quienes en repetidas ocasiones habían visto en videoconferen-cias. “Fue genial porque no nos trataban como desconocidos sino como parte de la familia. Para nosotros fue muy valioso por-que nos ofrecieron todo su apoyo y nos aconsejaron para que le pusiéramos ganas al estudio, y sobre todo al inglés, pues ese idio-ma les abrió muchas puertas a ellos”, afirma tania. Ese día también hablaron por primera vez en persona con Carol Handwerker.

Durante las dos semanas que estuvieron en Purdue los acompañó David Vásquez, un investigador del Parque Explora que se encargó de todo: antes del viaje tramitó los pasaportes y las visas, y durante la expedi-ción estuvo pendiente de que comieran, se levantaran a tiempo y asistieran a las clases.

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Al igual que los demás jóvenes del campa-mento, tuvieron la oportunidad de probar simuladores de vuelo, fotografiar turbi-nas de avión, recorrer laboratorios y ensayar modernos equipos de in-vestigación científica, como uno que sirve para extraer el ADN de muestras de suelo.

Pero la agenda de los colom-bianos tuvo algunas diferencias. Durante la primera semana del viaje dedicaron las mañanas a pulir con los expertos de Purdue los proyectos que estaban de-sarrollando en Medellín. Después del almuerzo entraban a clases de in-geniería, y desde las cuatro de la tarde se sumaban a la programación general de la Expedición GErI. Los horarios eran ex-tenuantes, y la jornada casi siempre se ex-tendía hasta las diez y media de la noche.

Sin embargo, no todo fue estudio: Como parte de la Expedición GErI, todos los participantes fueron divididos en equipos para competir en varios juegos. Como la delegación colombiana estaba conforma-da por diez hombres y solo cuatro mujeres, ellas formaron su propio equipo con niñas de México, Grecia y Estados Unidos.

Hubo pruebas que medían las habilidades en temas como geografía, ciencias natu-rales y matemáticas. Una de las actividades más divertidas fue una carrera de observa-ción por la ciudad. Al equipo de tania le tocó buscar en la biblioteca un libro en español y

uno en griego y fotografiarlos; después, ir a una estación de policía y tomarse una foto con algún oficial. El problema es que nin-guna de las chicas era de la ciudad, enton-ces no tenían idea de dónde quedaba nada, pero al final del día ganar era lo de menos.

otra de las actividades más significativas para los expedicionarios fue la muestra de talentos organizada por cada delegación. Los jóvenes colombianos eligieron el bai-le, y desde Medellín prepararon uno que fusionaba algunos de los ritmos más re-presentativos del país: salsa, merengue, vallenato y hasta salsa choque, un paso que se hizo mundialmente famoso gracias a los jugadores de la Selección Colombia. también caminaron por la ciudad, jugaron

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voleibol y fútbol, intercambiaron regalos con los jóvenes de otros países, cantaron y hasta bailaron Macarena.

“Cada momento fue especial, pero para mí lo más significativo fue el picnic que hicimos con los colombianos de Purdue”, confiesa tania. Durante el campamen-to, los expedicionarios y los miembros de CSAP se encontraron en tres ocasiones: en la bienvenida que les hicieron a Estados Unidos, para festejar la independencia de Colombia, y al final, de despedida, en un picnic en la casa de Carol. Allí los estudian-tes de Purdue compartieron sus experien-cias, respondieron las preguntas de los jóvenes y, para cerrar, se enfrentaron en un partido de fútbol en el que todos resultaron ganadores.

Daniela, la más niña del grupo, ahora va para déci-mo grado y sueña con es-tudiar Música o Ingeniería de Sistemas. Confiesa que de Purdue regresó con otra mentalidad, que allí descu-brió el gusto por cosas nue-vas y talentos que no sabía que tenía. Por su parte, Jhon Anthony, quien ya terminó el colegio, volvió decidido a realizar su sueño: estudiar Psicología. “Después del viaje quedé como anonadado, con ganas de salir adelante”, afirma. tania, por su parte, se inscribió en dos proyectos: uno apoyado por ruta N que se llama Comuna

Innova, y otro de la Universidad de Antio-quia para implementar una prueba piloto de paneles solares en el nororiente de la ciudad. Los demás expedicionarios tam-bién siguieron vinculados a Interchange. Ha pasado más de un año desde ese peri-plo inolvidable, y entre todos hay consen-so: el vuelo de regreso a Medellín fue el final del viaje, pero también el comienzo de la verdadera expedición de sus vidas.

HorIzoNtes

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ASÍ SE HACEinterChange

Tres de los profesionales que trabajaron en la planeación metodológica de Interchange cuentan cómo surgió y se implementó, y qué esperan del programa en 2015.

¿Cómo nació la metodo-logía de Interchan-ge? ¿en qué se inspiró?

david palaCioCofundador de Arukay

Los temas se eligieron a partir de unos módulos de enseñanza diseñados por la Universidad Pon-tificia Bolivariana. Luego hicimos unas guías basadas en una teoría denominada Enseñan-za para la compresión. La idea era que estas guías sirvieran solo como un instrumento y la estructura de las clases fuera flexible, pues no queríamos que las repitieran como loros.

En Arukay estudiamos distintos modelos metodológicos, y terminamos aco-plándonos al propuesto por la Afterschool Alliance, un proyecto de diseñadores y operadores de programas ex-traescolares en Estados Uni-dos. queríamos lograr tres momentos con los mucha-chos: “A mí me gusta”, “Puedo

hacerlo” y “Esto es importante para mí”. Cada momento se tradujo en indicado-

res y evidencias de los logros.

Los elementos fundamentales de los encuentros fueron el compo-nente práctico y las relaciones con los estudiantes. No nos sentamos a hablar de teoría sino que hicimos e

inventamos cosas. En todas las se-siones hubo un producto final hecho por

los participantes, y eso permitió llevar a la práctica la idea de “aprender haciendo”.

Además, partimos de los intereses de los chicos, para que fueran ellos quie-nes propusieran lo que querían aprender. otra clave fue la forma como nos rela-cionamos con ellos: no hubo jerarquías, fue una relación casi de amistad, algo que

no se da con frecuencia en la educa-ción tradicional.

¿Cómo se acerca este tipo de conocimiento a los niños y jóvenes?

Carlos ávilaDirector de Operaciones de Arukay

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Arukay fue fundado por tres personas que estudiaron en la Universidad de Harvard y el Instituto tecnológico de Massachusetts (MIt), donde vieron cómo eran los currícu-los Afterschool –cursos extraclase– y cuáles eran los componentes que incidían para que un currículo pudiera tener mayor impacto que el de un curso escolar convencional.

En el caso de Interchange, hay aspec-tos del currículo que no son formales; es decir, las clases no están orientadas a la evaluación del desarrollo de las compe-tencias. Desde el inicio del proyecto es-tuvimos alineados con ruta N en que no pretendíamos que los niños fueran eva-luados ni recibieran clases magis-trales. Nuestra propuesta está orientada a crear espacios en los que ellos no se sientan en clase y puedan despertar su amor por la ciencia.

En ese reto de lograr que los muchachos se engancharan con los temas fundamentamos las adaptaciones que hicimos al currículo de la UPB. Estuvimos muy pendientes, por ejemplo, de los “rompehielos”, actividades lúdicas y de trabajo en equipo que se ha-cían al comienzo de las sesiones y motiva-ban a los niños a meterse en los temas de una manera distinta.

Luego, para la parte experimental, indaga-mos cómo hacer que los experimentos y pruebas fueran lo más naturales posibles al abordar temas como la fotónica o la

biomimética. El que más se nos dificul-tó fue la nanotecnología, porque era algo nuevo para nosotros, entonces empezamos a buscar asociaciones internacionales de programas de nanotecnología extraescolar. Afortunadamente, encontramos algunos en Alemania e Inglaterra, miramos cómo era el enfoque que le daban en esos países y cuáles de sus experimentos podían ser-virnos, siempre pensando en que no fueran ejercicios aburridos, sino algo que les gus-tara a los niños y les permitiera comprender el tema de manera sencilla y práctica.

¿Qué elementos o herramientas son indis-pensables para el desarrollo de las

sesiones de Interchange?

Catalina argüelloConsultora de Náutica Digital de Arukay

La idea era que las se-siones fueran retos que

empezaran con experimentos, y poco a poco íbamos incorporando

otros elementos: cosas del entorno de los estudiantes, que les resultaran cotidianas. Además, involucrar mentores jóvenes en el proceso ayudó mucho, porque ellos les mostraron que alguna vez fueron chicos, que no siempre supieron las respuestas y que lle-gar al lugar en el que están fue un proceso.

otro elemento muy positivo fue la opor-tunidad de que pudieran intercambiar experiencias con compañeros de otros

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colegios a través de una red que se creó en Internet, una página que funcionaba como una red social donde podían compartir con otros parti-cipantes de Interchange.

Carlos ávilaAdemás de las guías, manejamos el ma-terial multimedia que nos recomendó la UPB, pero tratamos de adaptarlo usan-do una plataforma educativa donde vin-culábamos videos de Youtube y podíamos hacer videoqüices. también usamos dos plataformas virtuales. Cada una tuvo sus bondades y ambas ayudaron en el proce-so de socialización de ideas.

Ahora que pueden hacer un balance de 2014, ¿qué están pensando para el 2015? ¿Habrá cambios?

Catalina argüelloEn la valoración final vimos que hubo co-sas que faltó desarrollar en las sesiones de forma más articulada. La idea inicial era que

hubiera una narrativa a lo largo de todo el pro-

ceso y que los chicos tuvieran elementos que les permitieran iden-

tificarse con el programa, como constituir equipos, ponerles nombres e identificarse con un logo o uniforme. Estas propuestas no se implementaron como habríamos querido, pero la idea es que esos elementos, que pue-den hacer la experiencia más fluida y diverti-da, se puedan incorporar en 2015.

Carlos ávilaLo más positivo de este año fue todo el componente de innovación. que lleva-mos unos temas de alta calidad a dife-rentes sitios de Medellín y conseguimos impactar las vidas de muchos jóvenes. A pesar de que la cifra de estudiantes era muy ambiciosa al principio, logramos que la calidad del programa fuera muy buena y sacamos adelante una primera experien-cia sin tener un referente. Para el próxi-mo año la idea es que los estudiantes que participaron continúen en el proceso y empezar con nuevos grupos.

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LOS AMIGOSde interChange

En el marco del programa Interchange, la Cor-poración ruta N invitó a investigadores de re-conocidas universidades estadounidenses para que compartieran con los jóvenes participantes sus experiencias académicas e historias de vida a través de videoconferencias. Este proceso busca generar vínculos humanos, cercanos y creativos entre investigadores colombianos de alto nivel y estudiantes de secundaria del país, con el fin de establecer nuevos referentes rela-cionados con la ciencia, la tecnología y la inno-vación que los estimulen e inspiren.

antonio Copete. Físico espe-cialista en Astrofísica de altas energías. Universidad de Harvard, Massachusetts

alejandro salazar. Ingeniero biológico especialista en Microor-ganismos. Universidad de Purdue, Indiana

Clara vásquez. Ingeniera de ali-mentos especialista en Microbio-logía de alimentos. Universidad de Purdue, Indiana

arturo domínguez. Físico especialista en Física de plasma. Universidad de Princeton, Nueva Jersey

Camilo vieira. Ingeniero de sistemas especialista en tecno-logías educativas. Universidad de Purdue, Indiana

paola olaya. Bióloga especialista en Entomología. Universidad de Purdue, Indiana

alejandra falla. Microbióloga es-pecialista en Genética molecular. Instituto tecnológico de Massa-chusetts (MIt), Massachusetts

andrés Cubillos. Microbiólogo especialista en Microbiología marina. Instituto tecnológico de Massachusetts (MIt), Massachusetts

ulianova vidal. Licenciada en Biología especialista en Ento-mología. Universidad de Purdue, Indiana

maría del rosario uribe. Ecóloga especialista en tecnologías de la información y Computación. Universidad de Purdue, Indiana

andrea Clavijo. Biólogaespecialista en Comunidades bac-terianas. Universidad de Purdue, Indiana

diego orrego. Ingeniero biológico especialista en Producción de biocombustibles. Universidad de Purdue, Indiana

lucio navarro. Biólogoespecialista en Entomología. Uni-versidad de Purdue, Indiana

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Carolina zamorano. Ingeniera agrónoma especialista en Agri-cultura. Universidad de Purdue, Indiana

antonio melgarejo. Físico especialista en Materia oscura. Universidad de Columbia, Nueva York

lorena torres. Bióloga espe-cialista en Ecología y evolución. Universidad de Purdue, Indiana

ricardo garcía. Ingeniero electrónico especialista en Pro-gramación electrónica. Instituto tecnológico de Massachusetts (MIt), Massachusetts

diana orozco. Ingeniera química especialista en Celdas de combus-tible. Universidad de tennessee,tennessee

Carolina montaño. Ingeniera quí-mica especialista en Modificacio-nes epigenéticas. Johns Hopkins School of Medicine, Maryland

Wendey Camelo. Médica espe-cialista en Epidemiología. Universi-dad de Maryland, Maryland

mariana tafur. Ingeniera elec-trónica especialista en Ciencias sociales y Pedagogía. Universidad de Purdue, Indiana

maría Corena. química especia-lista en Enfermedades infecciosas. World Solutions Against Infectious Diseases, Florida

andrés sandoval. Biólogoespecialista en Entomología. Universidad de Purdue, Indiana

sylvia bonilla. Bióloga especia-lista en Biología. Universidad de Purdue, Indiana

david Cedeño. químico espe-cialista en química. Universidad Estatal de Illinois, Illinois

stefan leonardo leiva. Ingenie-ro civil especialista en Estruc-turas metálicas. Universidad de Purdue, Indiana

andrés salazar. Ingeniero biomé-dico especialista en Neurociencias computacionales. Universidad de Boston, Massachusetts

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bonnie prado. Ingeniera electró-nica especialista en Astrodinámica. Universidad de Purdue, Indiana

felipe rodríguez. Ingeniero mecánico y matemático espe-cialista en Ingeniería automotriz e Ingeniería mecánica. Instituto tecnológico de Massachusetts (MIt), Massachusetts

César Cabra. Ingeniero agronó-mico especialista en taxonomía entomológica. Universidad de Purdue, Indiana

pedro valencia. Ingeniero químico especialista en Ingeniería química. Instituto tecnológico de Massachusetts (MIt), Massachusetts

diego gómez. Ingeniero químico especialista en Ingeniería química.Universidad de Northwestern, Illinois

leonor garcía. Microbióloga es-pecialista en Sistemas bacterianos. Instituto tecnológico de Massa-chusetts (MIt), Massachusetts

stephanie gil. Ingeniera aero-náutica y astronáutica espe-cialista en robótica. Instituto tecnológico de Massachusetts (MIt), Massachusetts

jaime rivera. químico y biólogo especialista en Bioingeniería. Instituto tecnológico de Massa-chusetts (MIt), Massachusetts

santiago alfaro. Diseñador industrial especialista en Diseño y tecnología. Instituto tecnoló-gico de Massachusetts (MIt), Massachusetts

gina Caldas. químicaespecialista en Bioquímica y Biología molecular. Universidad de Massachusetts, Massachu-setts

jersson plácido. Ingeniero biológico especialista en Biotec-nología e Ingeniería biológica. Universidad de texas A&M, texas

Carolina vivas. Ingeniera biomédica especialista en Inge-

niería biomédica. Universidad de Purdue, Indiana

santiago vargas. Físico especia-lista en Astrofísica. Instituto de Astrofísica de Canarias, España

maier avendaño. Biólogo espe-cialista en Ciencias biológicas y Biología de sistemas. Universi-dad de Harvard, Massachusetts

ian luke mateus. Ingeniero químico. Universidad Nacional de Colombia – Universidad de Purdue, Indiana

Carolina mira. Ingeniera mecá-nica e ingeniera física especia-lista en Ingeniería mecánica.Universidad de Purdue, Indiana

andrés bejarano. Ingeniero de sistemas especialista en Ingenie-ría de sistemas y Computación. Universidad de Purdue, Indiana

juliana garcía mejía. Estudiante de pregrado en Astrofísica. Universidad de Harvard, Massachusetts.

Este intercambio, gracias al cual Interchange es hoy una realidad que trasciende las fronteras na-cionales, no habría sido posible sin el apoyo de los profesores Carol Handwerker y Arvind ra-man de la Universidad de Purdue, quienes creyeron desde el prin-cipio en la necesidad de inspirar nuevos horizontes en las mentes de los jóvenes colombianos.

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"Es fácil olvidar lo lejos que se ha llegado cuando se está tan ocupado dando el siguiente paso. De la misma forma, es fácil olvidar la persona que se era antes de dar el primer paso, y el segundo, y el tercero. Afor-tunadamente, a veces se atraviesan en el camino lo que en inglés lla-mamos checkpoints; momentos que, aunque breves, nos obligan a revivir los eventos que han acontecido, los pasos que hemos dado y las huellas que hemos dejado. Precisamente, eso fue lo que Interchange representó para mí: un checkpoint cargado de reflexión. Al compartir mi historia, vi mis primeros pasos reflejados en las caras de nuestros jóvenes colombia-nos, vi mi curiosidad reflejada en sus incesantes preguntas, y vi mi afán por seguir adelante inculcado en la crianza paisa de mis interlocutores".

juliana garCíaUniversidad de Harvard

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Uno de los componentes de Inter-change que más ha llamado la aten-ción de los estudiantes son las video-conferencias con investigadores de universidades tan prestigiosas como Harvard, Yale, MIt y Purdue, quienes voluntariamente han compartido sus experiencias. Con sus relatos, ellos han despertado en los jóvenes admiración y asombro por las ciencias.

A continuación, un resumen de la charla que sostuvieron algunos participantes de

Interchange con el investigador Antonio Copete el 4 de septiembre de 2014.

Antonio Copete es investigador post-doctoral del Harvard-Smithso-nian Center for Astrophysics (Cambri-dge, Massachusetts, EEUU), doctor y magíster en Física de la Universidad de Harvard, y Bachelor of Science en Física del Massachusetts Institute of technolo-gy (MIt). Su área de investigación es la Astrofísica de altas energías, en la que trabaja haciendo observaciones con el

‘LOSPRINCIPALES OBSTáCULOS SON LOSque se pone uno mismo’

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telescopio BAt a bordo de la misión Swift Gamma-ray Burst de la NASA.

Como presidente y miembro activo de las asociaciones de colombianos en Harvard y el MIt, Antonio ha impulsado y partici-pado en numerosas iniciativas para la dis-cusión y promoción de la ciencia, la tec-nología y la innovación en Colombia.

Mi nombre es Antonio Copete. Vivo y trabajo en Boston desde hace quince años. Soy investiga-dor posdoctoral de la Universidad de Harvard, y mi campo es el de la Física de altas energías.

Cursé el bachillerato en Bogotá y estudié Fí-sica en el MIT, una de las universidades más conocidas del mundo en temas de ciencia e in-geniería. Allí hice mi pregrado y desarrollé una tesis sobre un tema de Física nuclear. Des-pués, para mi posgrado, ingresé a la Univer-

¿Cuál es la experiencia más significativa, lo más importante que ha llegado a hacer?En investigación uno aprende que todo es un proceso. No puedes esperar victorias signi-ficativas de la noche a la mañana. La expe-riencia de trabajar desde hace casi ocho años con la misión de la NASA ha sido sumamente enriquecedora. Gracias a eso pude conocer de cerca cómo funciona una operación de la agencia espacial. Una de las cosas más im-portantes que hemos conseguido fue el des-

cubrimiento de un fenómeno como los brotes de rayos gamma, que son las explosiones más energéticas del universo. Pero, a la larga, el mayor logro es la experiencia que conlleva tra-bajar por varios años en una investigación.

He escuchado que en Medellín están hacien-do estudios para que los aviones vayan más rá-pido que el sonido. ¿sabe de eso? ¿es posible?Los aviones supersónicos ya existen. La teoría de la relatividad dice que no se puede sobre-

sesión de preguntas vía skype Con partiCipantes de interChange en medellín

sidad de Harvard, donde hice la maestría y el doctorado, el cual terminé hace cerca de dos años. Ahora trabajo en la universidad como investigador de tiempo completo, específica-mente en el campo de la Astrofísica de altas energías. Lo que hacemos es estudiar toda la fenomenología de los rayos X y los rayos gam-ma. Son tipos de luz diferentes a la luz visible, que es con la que estamos más familiarizados, pero que comparten con ella muchas propie-dades, empezando por el hecho de que viajan a la misma velocidad. Lo que cambia un poco es la frecuencia, la longitud de onda y la energía.

Mi trabajo hace parte de una misión de la NASA. Tenemos un satélite que lleva casi diez años orbitando la Tierra. Ese satélite consta de tres telescopios; uno de ellos cap-ta los rayos gamma, que son los que estudio. Mi función, día a día, es procesar los datos que el satélite manda a la Tierra.

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pasar la velocidad de la luz, que es de 300 mil kilómetros por segundo; mientras que la velocidad del sonido es de 340 metros por segundo. Eso demuestra la gran diferencia que hay entre ambas velocidades. En pocas palabras, la velocidad del sonido sí se puede romper con un avión, y esa tecnología existe desde hace un par de décadas. El único pro-blema es que cuando se alcanza esa veloci-dad hay cierta resistencia al aire que el avión tiene que romper, entonces hay que cambiar la configuración física del aparato para que resista lo que llaman la barrera del sonido.

¿Cómo fue su proceso para llegar al lugar dónde está?No ha sido un proceso fácil ni corto. Desde que me gradué del colegio hasta que entré a la universidad pasó un año y medio mien-tras reuní todos los papeles y presenté los exámenes. Una diferencia muy grande en-tre Estados Unidos y Colombia es que aquí no solo hace falta un buen puntaje en los exámenes, sino que las universidades exigen

que el estudiante escriba ensayos sobre qué quiere estudiar y por qué. Ellos quieren co-nocer experiencias significativas que revelen cosas que no pueden mostrar los números de un examen. Es un proceso complejo, pero la gran ventaja es que uno puede presentarse de una forma más completa. En el MIT, por ejemplo, se dan el lujo de rechazar gente con puntajes perfectos porque ven que sus experiencias de vida no reflejan la suficiente ambición que ellos quieren en su universidad.

¿Cuál es la máxima meta que se ha pues-to a nivel profesional?Aparte de mi trabajo de investigación, una de las metas que tengo es contribuir a que Colom-bia tenga un buen sistema de ciencia, tecno-logía e innovación. Si yo tuviera que decir cuál es el principal problema del país, diría que es la economía. Colombia es un país muy grande, con casi cincuenta millones de habitantes, pero necesita una economía diversa, basada en pro-ductos más variados y sofisticados, porque eso genera el tipo de prosperidad que se necesita para que la economía avance. Ese es el gran problema que yo veo. ¿Qué podemos hacer para que Colombia haga productos más sofis-ticados? La respuesta está en la investigación, la ciencia, la tecnología y la innovación. Solo a través de eso, y del descubrimiento de nuevos procesos, podremos tener una economía más sólida. Eventualmente, me gustaría volver al país para trabajar en la implementación de un sistema de ciencia, tecnología e innovación más ambicioso. Ruta N, por ejemplo, es una de las mejores iniciativas de los últimos años, pero es solo el comienzo. Nos falta mucho por hacer, pero tenemos lo que se necesita para hacerlo.

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de vida inteligente llegara a recibirla, po-dría decodificarla y saber de quién provino,

y cuáles son las características de la civilización que la envió. Lo ideal sería que recibiéramos algún tipo de respuesta. La otra metodolo-gía, que es un poco más aceptada entre los científicos, consiste en ir paso a paso y empezar por iden-tificar cuáles son los elementos indispensables para la vida, tal como la conocemos en la Tierra. Uno de esos elementos es tener un planeta sólido con una atmós-

fera gaseosa, que además conten-ga agua líquida en su superficie. Sin eso

no sería posible tener vida como la que hay en la Tierra. Esta metodología, entonces, consiste en observar estrellas y planetas de otras partes de la galaxia, para tratar de en-contrar alguno con características similares al nuestro. La idea es que una vez podamos hallar esos planetas, empecemos a mirar si hay bacterias o algún tipo de vida y, des-pués, si hay vida inteligente. Es un méto-do más minucioso y largo, y estamos en la primera etapa: apenas conocemos unos cientos de planetas con condiciones quími-cas similares a la Tierra. En este momento no sabemos a ciencia cierta si tienen vida, pero eso es lo que estamos averiguando los científicos. Si la pregunta es si creo que hay vida inteligente en el universo, diría que sí, porque la probabilidad es esa. Hay tantos millones de galaxias en el universo que debe haberla. Ahora, cómo podemos encontrarla y dónde está son las preguntas que debe-mos tratar de responder.

¿Cuál ha sido la mayor dificultad para llegar al lugar en el que está?Las dificultades se encuentran en todo mo-mento. La principal son los obstáculos men-tales que se pone uno mismo: el pesimismo, desfallecer a mitad de camino. Uno de los elementos fundamentales es la constancia que se necesita para lograr las metas, así como superar esa tentación muy humana de no seguir trabajando; esa es una dificultad que toca afrontar día a día.

Dicen que la NAsA se ha centrado en los estudios sobre ovnis y vida en otros plane-tas. ¿Qué nos puede decir sobre eso?Desde el punto de vista científico, hay me-todologías para buscar vida inteligente. Una de ellas es un experimento que envía al espacio señales con información sobre la Tierra y los seres humanos. Si una forma

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on oct 23, 2014, at 6:32 p.m.,

Johan Stiven Bedoya wrote:

Hola señor Antonio Copete.

Te envié un mensaje hace poco por Facebook y tú me respondiste que te escribiera en tu correo.

Uno de mis grandes problemas es mi estudio. Tengo 16 años, estudio en la IE Antonio Derka, grado 10. Estoy en Ruta N, Interchange, y soy de la Co-muna 1 de Medellín. Creo que soy una persona diferente a las demás de mi barrio, todos aspiran a ser algo que no requiere tanto esfuerzo, también hay muchos jóvenes que ofrecen drogas y otras cosas.

Me gustaría estudiar Astrofísica, me va muy bien en Física y en Química, mi madre me apoya en todo lo que quiera estudiar pero mis otros familiares me dicen que no, que esas cosas en Colombia no se dan, porque Colombia no necesita de la Física, ni de la ciencia, y que menos se va a dar por mi estrato.

Quería que me dieras un consejo para estudiar Astrofísica, qué podría em-pezar a estudiar, cómo ir avanzando. Sé que todo se puede con disciplina pero no sé cómo empezar.

¡¡¡GRACIAS!!!

ME GUSTARÍA TU RESPUESTA.

Después de la videoconferencia entre el científico Antonio Copete y los estudiantes de la Institución Educativa Antonio Derka en la Comuna 1, uno de ellos se aventuró a escribirle. La esencia de la estrategia Horizontes resumida en un intercambio epistolar.

CARTA PARAUN FUTUROastrofísiCo

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subject: re: saludosFrom: Antonio Copete

Hola Johan.

Muchas gracias por tu mensaje. Lo prime-ro que te diría es que me alegra que hayas aprovechado las videoconferencias, y que es exactamente por estudiantes como tú que estamos haciendo este esfuerzo.

Yo digo que la ciencia y la tecnología es el tema más importante para Colombia, y que todavía no somos conscientes de eso; lo puedes ver en tus familiares y hasta en las esferas más altas del gobierno.

No te preocupes porque otros no te compren-dan, un buen científico siempre va a ser un in-comprendido, precisamente porque su trabajo consiste en entender y resolver problemas que nunca nadie ha entendido o resuelto. No te de-jes vencer por los obstáculos, siempre los vas a encontrar, pero, como tú dices, la disciplina y el esfuerzo te pueden llevar muy lejos. Cuando yo acababa de terminar el colegio y me presen-té a la universidad en Estados Unidos, le pedí permiso al director del departamento de Física de la Universidad de los Andes en Bogotá para asistir a algunas clases. Él me dijo que no me dejaba asistir porque alguien como yo qué iba a entrar al MIT, que dejara de perder mi tiem-po soñando con eso. Unos meses después me admitieron. En Colombia nos cuesta mucho reconocer el talento que tenemos y darle lo que necesita para salir adelante, pero esa es una ta-rea en la que todos tenemos que trabajar.

Sobre tu interés en la Astrofísica, te felicito. Estoy pensando en ponerte en contacto con el departamento de Astronomía de la Univer-sidad de Antioquia, que tiene un muy buen programa. Ellos te podrían ayudar con ma-terial para que aprendas, y de pronto te dan la oportunidad de hacer algo de investigación. También te voy a poner en contacto con las Olimpiadas Colombianas de Astronomía, para que te inscribas y participes individual-mente si en tu colegio no lo hacen; ellos pu-blican libros de problemas muy interesantes con los que puedes empezar a ejercitarte.

Por último, te quiero dejar con la reflexión de un amigo colombiano de Harvard al que le compartí tu mensaje, para que te des cuenta de lo impor-tantes que son las personas como tú para el país:

“Yo le diría que personas como él han hecho que este mundo cambie. Personas como él fueron los que descubrieron que el mundo gi-raba alrededor del Sol y no al revés. Personas como él descubrieron que existían la gravedad, las células, el átomo, las galaxias, la relativi-dad... Personas como él le dan a este mundo la oportunidad de soñar que podemos ser mejores aunque toda la gente alrededor diga que no se puede. Personas como él son las que MÁS necesitamos en Colombia. Personas berracas que pueden cambiar el statu quo y llevarnos hacia un camino de paz y prosperidad”.

Muchos éxitos, y por supuesto me puedes se-guir consultando sobre los temas que quieras.

Saludos, Antonio

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Los jóvenes de diferentes colegios de Me-dellín seguían con atención las instruccio-nes de los formadores. La crema dental para elefantes que estaban preparando nada tenía que ver con los mamíferos te-rrestres más grandes del mundo, aunque durante un rato estuvieron hablando de

sus largos colmillos y de los cuatro molares

que mudan tres veces en la vida hasta que mueren por la inca-

pacidad de masticar todo el alimento que necesitan para sobrevivir.

Lo que hacían era un experimento para co-nocer la reacción producida por la mezcla de peróxido de hidrógeno líquido con leva-dura disuelta en agua tibia. Al fusionar los ingredientes en una botella, se generó una explosión de espuma que salió del recipien-te como si alguien hubiera presionado con fuerza un tubo de dentífrico. Unos treinta estudiantes observaban el ensayo mientras los formadores explicaban que el culpa-ble de la reacción era el oxígeno liberado al mezclar las sustancias. Para ese momento ya nadie hablaba de la anatomía de los ele-fantes; todos intentaban repetir la fórmula.

En una de las mesas estaban Mariana Vi-llegas y Briam Pérez, estudiantes de la Ins-titución Educativa Colegio Loyola para la Ciencia y la Innovación, parte del centenar

LASvACACIONES de futurosgenios

Durante la semana vacacional de octubre, más de cien jóvenes se reunieron para aprender, experimentar y cerrar con broche de oro el ciclo anual de Interchange.

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de jóvenes de Medellín que participaron en la Semana Interchange desarrollada entre el 7 y el 11 de octubre de 2014.

El evento hizo parte del programa Inter-change, implementado en diecinueve insti-tuciones educativas y colegios privados de la ciudad entre agosto y noviembre de 2014. La diferencia de esa semana con los encuentros habituales fue que por primera vez los estu-diantes de las distintas instituciones pudieron reunirse a compartir en un solo lugar.

Cada semana las diecinueve instituciones veían los mismos contenidos. Los facilitado-res tomaban como base las guías elabora-das por la UPB, corregidas y adaptadas por Arukay, y las impartían a los estudiantes.

Durante la Semana Interchange los encuen-tros tuvieron lugar en la sede de Posgrados de la Universidad de Antioquia entre las nueve de la mañana y las cuatro de la tarde. Aunque para ese momento las instituciones educativas ya estaban en vacaciones, la asis-tencia superó las expectativas de los organi-zadores. Cada día hubo entre 100 y 120 chi-cos, que fueron divididos en cuatro grupos para facilitar la explicación de los temas y el desarrollo de los experimentos. Y durante las jornadas fueron rotando por cuatro salones. En cada aula había dos facilitadores encar-gados de orientar las sesiones. Al final del día, los chicos habían pasado por todos los salo-nes y vivido las mismas experiencias.

Mariana y Briam son un equipo insepa-rable. Además de ser compañeros de

colegio, son novios hace dos años; cu-riosamente, lo que los unió fue la ciencia. “Cuando en una pareja ambos tienen los mismos intereses, el tiempo que les de-dicas a esos intereses es tiempo para los dos”, dice Mariana. “Nuestra relación no se centra solo en el amor sino también en el conocimiento”, agrega Briam.

Mariana y Briam fueron los únicos estu-diantes de grado once que participaron en Interchange, pues este estuvo dirigido a alumnos de sexto a décimo grado. Al tra-tarse de una actividad extracurricular, los gestores del programa no querían ocupar el tiempo de muchachos de último año, pues consideraban que debían concentrarse en su preparación para las pruebas del Estado y los exámenes de admisión a las univer-sidades. Pero Mariana y Briam insistieron en participar. Se enteraron por la página web de ruta N de la prueba piloto que se implementó en 2013, y no quisieron que-darse por fuera. Por un lado, en Interchan-ge trabajaban la nanotecnología y ambos sentían interés por aprender sobre el tema, y, además, contaban con el respaldo de la Universidad de Purdue, una institución muy fuerte en ese campo; por el otro, los atrajo el énfasis en el componente práctico: “No es lo mismo cuando te explican teoría en un tablero a cuando vos podés hacer los ensa-yos y entender por qué suceden las cosas. A eso le apunta Interchange, y por eso nos llamaba tanto la atención”, explica Mariana.

Para ninguno de los dos fue una molestia dedicar la semana de receso a las actividades

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intensivas que programó Interchange. “Desde que estoy en el colegio y me tomé en serio el conoci-miento, mi preocupación es que no me va a alcanzar el tiempo para aprender todo lo que quiero. Además, creo que las va-caciones son un espacio para hacer lo que te gusta, porque en el tiempo normal te-nemos que responder por las tareas. No-sotros dos tenemos muchos proyectos a los que hay trabajarles. Descansar ya no es una opción”, afirma Mariana.

todo tiene su CienCia No se necesitan materiales costosos ni un laboratorio con lo último en tecnología para desarrollar un experimento. Esa fue una de las principales enseñanzas que dejó la Semana Interchange. Muchos de los ejercicios se hicieron con ingredientes que por lo general se encuentran en la casa, como lo demostró Carlos Ávila, director

de operaciones de Arukay. Este ingeniero electrónico y de telecomunicaciones dejó

a todos con la boca abierta al elaborar un fluido no newtoniano, es decir, un líquido cuya viscosidad no es defini-da ni constante; son fluidos que no cumplen las leyes de Newton, pues se pueden comportar como sólidos o como líquidos, dependiendo de la temperatura y la presión. Aun-que el concepto parece complejo, la demostración se puede hacer en cualquier hogar.

Sobre un mesón, en uno de los patios de la sede de Posgrados, Carlos colocó recipientes plásticos de unos veinte cen-tímetros de profundidad por cuarenta de diámetro. En cada uno de los recipientes revolvió maicena, agua y colorante hasta obtener una mezcla viscosa parecida al pegamento. Al sumergir lentamente sus dedos en la mezcla, la sustancia se com-portaba como líquido, pero si daba un gol-pe seco en su superficie, la mixtura pare-cía una pasta sólida.

Como dice Mariana, en las ciencias se aprende más con la práctica que solo con la teoría. El ejercicio demostró que un con-cepto difícil puede entenderse mejor con un simple experimento. “Eso es aprendiza-je significativo, y al final es lo que más se le queda a uno”, afirma la joven.

CientífiCos en potenCiaPara Andrea restrepo, coordinadora aca-démica de Interchange, Mariana y Briam

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son un buen ejemplo de lo que el progra-ma quiere conseguir: que los jóvenes de Medellín se interesen por la ciencia y vean en ella una opción de vida.

Durante el último año ambos de-sarrollaron varios proyectos de in-vestigación, algunos para el colegio y otros para los semilleros del Sena en que están inscritos. Mariana per-tenece a uno de Nanotecnología, y Briam está en el de Biotecnología. Él trabajó en cinco iniciativas, entre ellas el análisis fisicoquímico y microbiológico del acueducto veredal La Corazona, en el municipio de La Estrella. Las pruebas de-mostraron que el agua que consumían las setenta familias usuarias del acueducto no era potable. Antes había desarrolla-do un proyecto similar en la quebrada La toscana, en el norte de Medellín, sobre el que planea escribir un artículo científico. Actualmente, junto con Mariana, trabaja en la creación de una membrana para la desalinización del agua. también lidera-ron juntos un proyecto de sostenibilidad ambiental que tuvo gran impacto en su colegio, relacionado con el manejo de los residuos sólidos y la construcción de una ecohuerta, un mariposario y varios jardi-nes colgantes. Ahora, y en secreto, ambos trabajan en otra iniciativa: “Es un proyec-to que va a revolucionar el procedimiento de compostaje. tenemos muchas espe-ranzas puestas en él”, explica Briam.

Durante la Semana Interchange, ambos asistieron a todas las sesiones, manifestaron

sus dudas, trataron de sobresalir en los expe-rimentos y participaron en la videoconferen-cia con un científico colombiano residente en Estados Unidos. Con el paso de los días, los jóvenes de otros colegios empezaron a identificarlos, aunque para los facilitadores no era nuevo el entusiasmo de la pareja. quizás por eso, cuando a Carolina López, coordinadora de Interchange, la invitaron por esos días a hablar del proyecto en un programa de televisión regional, sin pen-sarlo dos veces se los llevó a ellos.

Ambos se toman muy en serio su futuro. Los dos quieren estudiar Ingeniería biológi-ca, e incluso tienen claro el campo en el que desean especializarse: Briam, en Biotecno-logía o Biología molecular, para trabajar con microorganismos de tierra y agua; Maria-na, en Nanotecnología y Biomimética. “Yo creo que la naturaleza tiene todas las res-puestas, lo único que tenemos que hacer es

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ir, encontrarlas y aplicarlas. De ahí el enfoque que quiero darle a mis estudios”, explica.

también quieren estudiar en el exterior. Mariana descubrió, gracias a Interchange, que la Universidad de Purdue es un buen lugar para aprender de nanotecnología, pues allí cuentan con equipos de última tecnología para desarrollar los experi-mentos. A Briam, por su parte, le suena la idea de irse a Europa: “Yo me sueño es-tudiando Biología sintética en Alemania”, cuenta. Los dos dicen que, una vez logren sus metas, regresaran a Colombia para replicar lo aprendido.

Una de las actividades que realizaron los estudiantes el último día de la Semana In-terchange fue representar el sistema cir-culatorio de algún organismo vivo. Maria-na y Briam optaron por hacer una célula, y cuidaron cada detalle a tal punto que la maqueta quedó igual al dibujo de un libro de ciencias que Briam había llevado ese día. Fueron casi los últimos en terminar, pero hasta en esa manualidad se notó su ambición y perfeccionismo.

Una vez terminadas las maquetas, los es-tudiantes las expusieron en los pasillos de

la sede de Pos-grados, junto a otros

trabajos que desarrolla-ron durante la semana, como

circuitos eléctricos y estructuras moleculares recreadas en cartón y con palitos de madera.

todos recorrieron las mesas para obser-var los trabajos de sus compañeros, y no faltaron los que sacaron el teléfono para capturar algún recuerdo de la Sema-na Interchange. Luego los talleristas los convocaron a un salón. Cuando estuvie-ron cómodos, Andrea restrepo y Carlos Ávila tomaron la palabra para agradecer a los jóvenes por su asistencia aunque ello implicara perderse las vacaciones escolares. Después, cada uno recibió un diploma por su participación en las jor-nadas. Y a los alumnos más destacados, entre ellos Mariana y Briam, les dieron menciones de honor.

La Semana Interchange terminó con una fotografía grupal. En el centro, sonrien-tes, Mariana y Briam posaron con sus diplomas, mientras se prometían a sí mis-mos replicar entre sus compañeros de la institución educativa todo lo aprendido. “Un éxito no es un éxito hasta que llevas lo que ganas a tu casa”, afirma Mariana.

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Durante la Semana Interchange los jóvenes desarrollaron experimentos, conocieron mate-riales como los polímeros de leche y sustancias como los ferrofluidos, y diseñaron pequeños modelos de robots con resistencias, luces led y transistores caseros.

Carlos ávila, director de operaciones de Arukay, lideró una de las últimas sesiones, en la que los jóvenes aprendieron sobre fluidos no newtonianos.

De las esponjillas, empleadas en los hogares para la limpieza de objetos metálicos, los jóvenes obtuvieron materiales ferrosos.

Los fluidos no newtonia-nos son sustancias cuya viscosidad varía según la

tensión que se aplique sobre ellos. Cuando

la fuerza empleada es pequeña, se comportan como líquidos; cuando

es grande, su resistencia aumenta y se comportan

como sólidos.

El desarrollo de videojuegos es un proceso complejo que puede tomar años. En una sesión de dos horas, los jó-venes dejaron volar su imaginación para crear personajes y darles movimiento.

Los participantes diseñaron con papel de colores réplicas de moléculas, en las que cada átomo representaba un valor o una característica del programa Interchange.

En la clausura de la Semana Inter-change los estudiantes exhibieron sus trabajos en una exposición denominada Nuestra Ruta.

Los ferrofluidos son una combinación de aceites y ma-teriales ferrosos o magnetita. No son líquidos homogéneos como el agua o el aceite, y, a diferencia de estos, respon-den a los campos magnéticos.

seMANA INterCHANGe

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Una semana antes de terminar las visitas al Colegio San Ignacio de Loyola, Sergio Guzmán planeó un experimento con hielo seco. Los estudiantes, jóvenes de séptimo a décimo grado, estaban impacientes por manipular la forma sólida del dióxido de carbono. Pero antes escucharon las ex-plicaciones de Sergio sobre el tema del día, que era el grafito y sus usos en la ciencia; de grafito, un mineral compuesto de carbono cristalizado, están hechos los lápices con que los estudiantes tomaban apuntes mientras escuchaban a Sergio.

Cuando llegó la hora del experimento des-cubrieron que la nevera de Icopor estaba vacía: el hielo seco que habían guardado dos días antes en el laboratorio del colegio ya no estaba. quedaba una hora de clase, así que Sergio, a quien todos llaman ‘Checho’, tuvo que improvisar ante los diez muchachos del Colegio San Ignacio que hacen parte de Interchange. Un profesor promedio habría entrado en pánico al quedarse sin materia-les, pero él tiene un don de palabra con el que pocos pueden competir.

Checho nació hace veintitrés años en Me-dellín pero siempre ha vivido en Copaca-bana, un municipio del Área Metropolitana

CHECHO TIENEsu CienCia

desde donde viaja todos los días para asistir al Colegio Mayor de Antioquia, lugar en el que cursa noveno semestre de Ingeniería ambiental.

A la ingeniería llegó por casualidad. Nunca estuvo en su lista de pasiones. Como era tan buen orador, en el colegio los profesores le aconsejaron que se inscribiera a Derecho o Ciencias políticas, y él se presentó a la Uni-

Sergio Guzmán, ingeniero ambiental, es uno de los jóvenes formadores que ponen su energía y conocimiento al servicio de Horizontes y terminan, así, convirtiéndose en referentes de los chicos.

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A Interchange llegó gracias a Facebook. Un día de vacaciones, mientras buscaba un empleo para retomar la rutina de es-tudiar y trabajar, leyó una convocatoria la-boral en la que decía que Arukay, empresa operadora del programa, buscaba jóvenes universitarios para trabajar como facili-tadores del proyecto; debían asistir una vez a la semana a distintos colegios para desarrollar las sesiones, que constaban de un componente teórico y otro prácti-co. Checho sintió que se ajustaba al per-fil y envió su hoja de vida. Ese mismo día lo llamaron para una entrevista, y un par de semanas después, junto a otros ocho facilitadores –estudiantes avanzados de distintas carreras universitarias–, empezó una capacitación en la que ruta N les ex-plicó los objetivos del proyecto y Arukay expuso la metodología que se emplearía.

versidad de Antioquia y a la Nacional pero no pasó. La solución más fácil era quedarse un semestre en la casa, descansando, y volver a presentarse. Pero Eugenia Martínez, su madre, insistió en que no parara de estudiar. Por esos días, robinson Vanegas, amigo de la fa-milia, le habló del nuevo programa de Ingeniería ambiental del Colegio Mayor, y le enseñó un folleto so-bre la carrera, el pénsum y el perfil de egresado. A Checho le llamó la atención y terminó por matricularse.

En la carrera le empezó a ir tan bien que fue becado los dos primeros semes-tres, y al tercero lo becaron de nuevo por su pertenencia al semillero de investiga-ción que elaboró el plan para el manejo de los residuos sólidos de la institución.

Su habilidad para comunicarse y transmi-tir sus conocimientos la perfeccionó en el Parque Explora, donde trabajó durante tres años. Al principio, como guía, debía interactuar con los visitantes. Después le pidieron que apoyara la logística de la Feria de la Ciencia, la tecnología y la Innovación –Ct+i–, un evento anual en el que partici-pan colegios de Medellín y algunos muni-cipios de Antioquia. Luego pasó a liderar las rutas pedagógicas, desde donde gestionó la visita de casi diez mil estudiantes a Ex-plora. Ese fue su último cargo, pues dejó el parque en marzo de 2014 por falta de tiempo: la carga académica aumentó ese semestre, y él prefirió dejar de trabajar por unos meses para no descuidar sus estudios.

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Durante septiem-bre y noviembre Che-cho trabajó con cinco grupos de los colegios San Ignacio de Lo-yola y UPB y las instituciones educativas San Juan Bautista de La Salle, Pedro oc-tavio Amado y Juan de Dios Cock.

Para él implicó una gran responsabilidad: muchos de los chicos empezaron a verlo como un referente, pues a su edad ya es-taba por terminar la carrera y era profesor. Como no podía defraudarlos, siempre dio lo mejor de sí, incluso cuando los encuen-tros no salían como los había planeado. El día que el hielo seco se evaporó sin dejar rastro, Checho les habló durante una hora sobre el grafeno, el petróleo, las cadenas de carbono, los polímeros; compartió da-tos curiosos, hablaron de conspiraciones y hasta se contaron historias de terror, y así la clase se fue volando.

Interchange, dice Checho, les despertó a los jóvenes el amor por las ciencias, y aho-ra la mayoría aspira a estudiar una carrera afín en universidades como la Nacional o

la de Antioquia; otros incluso sueñan con irse al

exterior, como lo hicieron los científicos que han conocido en las

videoconferencias de los encuentros. “El proyecto va dejando una semillita en los muchachos: yo puedo, yo soy capaz, yo no me tengo que quedar con lo que me ofrece el barrio cuando hay un mundo tan grande y cuando la ciencia y el cono-cimiento me pueden dar tantas oportuni-dades”, dice Checho.

A él, como profesional, el proyecto tam-bién le sirvió para descubrir hacia dónde quiere llevar su carrera. A un semestre de terminar el pregrado, tiene pensado dedicarse a formular proyectos de índo-le educativa, como Interchange, pues fue testigo de lo gratificantes que pueden ser los resultados. “Ahora que tengo la ex-periencia de haber trabajado en jornadas complementarias, en la Feria Ct+i, en Parque Explora, en Interchange y ruta N, me gustaría seguir ese camino, porque me parece muy bonito darles a los mucha-chos la oportunidad de aprender”.

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Horizontes es la estrategia educativa de una ciudad que aspira a convertirse en so-ciedad del conocimiento. Durante 2014, entidades públicas y privadas aunaron sus voluntades, saberes y experiencias para que este ideal pueda materializarse y sus resultados se evidencien a mediano plazo. Gracias a este esfuerzo colectivo, Inge-niería N, Interchange e Innobótica son el primer paso en la creación de un movi-miento juvenil para la ciencia, la tecnolo-gía y la innovación en Medellín.

El objetivo de Horizontes es fortalecer y fomentar procesos educativos para la in-novación, tan relevantes para una ciudad como Medellín que se ha trazado la meta de destacarse ante el mundo como una ciudad innovadora, creativa, abierta a los cambios y, sobre todo, dispuesta a mejo-rar la calidad de vida de sus habitantes y a aprender de su pasado para superarlo des-de la ciencia, la tecnología y la innovación.

En la ruta de Ciencia y tecnología de Jorna-da Complementaria, estrategia de la Secre-

taría de Educación de Medellín, los tres pro-gramas se posicionaron como los de menor deserción. De igual forma, la estrategia cerró su primer año con una acogida importante por parte de los estudiantes y docentes de la ciudad. tal éxito garantiza su continuidad en el tiempo y la apertura de nuevos cupos, para que más jóvenes tengan la oportunidad de hacer buen uso del tiempo libre, alimentar la curiosidad, desarrollar el pensamiento cien-tífico, trabajar en equipo, concretar sus ideas y encontrar sus nuevas posibles vocaciones en Ct+i. “En 2014 cerramos con cerca de 3.300 estudiantes y en 2015 esperamos terminar con cuatro mil, para que estos pro-gramas lleguen a más jóvenes de la ciudad”, afirma Juan Camilo quintero, director eje-cutivo de la Corporación ruta N.

Además, Horizontes generó 106 empleos directos, y durante los procesos derivados de Interchange, Ingeniería N e Innobótica sur-gieron 137 proyectos de ciencia y tecnología aplicada. Estos son algunos de los indicado-res que dan cuenta del impacto de Horizon-tes durante el año 2014:

UN FUTUROpromisorio

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Más allá de acercar a los jóvenes a la ro-bótica, la domótica, la química, la física y la ingeniería, lo que Horizontes pretende es acompañarlos por un camino en el que cobre relevancia el héroe de la innovación que pervive en el ADN cultural antioque-ño. Un héroe que no le teme a ser legal, a trabajar en equipo, a compartir sus ideas,

a perseverar, a pensar por sí mismo y ges-tionar su propio conocimiento. Un héroe que busca ampliar sus fronteras sin perder sus raíces. En resumen, Horizontes aspira a destacar a los héroes y heroínas de toda la ciudad, cuyas mentes han sido opacadas por el silencio y el temor a ser verdadera-mente inteligentes.

viajaron en la Expedición

Horizontes 2014

14estudiantes 50investigadores internacionales vinculados a Interchange

11jóvenes

8 doCentes

y reCtores

35docentes

vinculados a los Clubes Horizontes

colegiosimpactados

1063.300

jóvenesbeneficiados

viajarán en la Expedición Horizontes

2015

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Cierre

El 11 de noviembre de 2014 más de dos mil jóvenes asistieron al Campus Fraternidad del Instituto Tecnológico Metropolitano para hacer parte de la clausura de Horizontes. Imágenes de un encuentro que es, apenas, el principio de un gran movimiento para la ciencia y la tecnología en Medellín.

Los participantes de Innobótica, Ingeniería N e Interchange llegaron muy temprano al ITM para presentar las maquetas de sus proyectos y asistir al evento de clausura. vistieron las batas que recibieron en el primer encuentro Horizontes.

Jóvenes de Ingeniería N les enseñaron sus bitácoras a Angélica Jaramillo, directora de Cultura de Innovación de Ruta N, y a Juan Camilo Quintero, director ejecutivo de la Corporación.

Al igual que la insignia que más tarde les entregarían, la n dibujada en los rostros de los chicos fue símbolo de la potencia que han adquirido en su paso por Horizontes.

eL PrINCIPIo De UN MoVIMIeNto

HorIzoNtes

Durante el trans-curso del día, los chicos comieron perros calientes, mango y algodón de azúcar, y confirmaron que el conocimiento también puede ser una fiesta.

Mientras los ba-jos de la música en vivo retumba-ban en el pecho de los asistentes, los bailarines hicieron su bri-llante y eléctrica coreografía.

Inspirado en el arquetipo del mago y en la transfor-mación experi-mentada por los jóvenes, el evento tuvo humo, luces de neón, música, animaciones en 3D y bailarines con maquillaje y trajes fluorescentes.

105

Cierre

La Corporación Ruta N celebró

su quinto año de existencia con un

concurso en el que los jóvenes inven-

taron canciones de cumpleaños

innovadoras.

Los jóvenes Horizontes entendieron que la ciudad los necesita para conformar una red de inteligencia colectiva, y que, como bien dice el eslogan de la estrategia, su herencia es conquistar fronteras.

A la entrada del Centro Cultural Fraternidad, donde se celebró el en-cuentro, los chicos recibieron gafas 3D y un pequeño polie-dro que contenía la primera insignia de Horizontes.

HorIzoNtes

@ruta_n

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