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PRELIMINARES A UNA EXÉGESIS COSMOGÓNICA

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libro de una un tratado de cosmogonia

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  • [1]

    PRELIMINARES AUNA EXGESISCOSMOGNICA

  • [2] Preliminares a una exgesis cosmognica

  • [3]

    PRELIMINARES AUNA EXGESISCOSMOGNICA

    2a. edicin,corregida y aumentada

    GINO IAFRANCESCO V.

  • Preliminares a una exgesis cosmognica.Gino Iafrancesco V., 1990 - 1992.Bogot D.C., Colombia.

    El Libro de los libros.Ciudad del Este, Paraguay, 1984

    2a. edicin, corregida y aumentada.

    CrisUiana ediciones.Impreso en:Dupligrficas Ltda.Calle 18 Sur No. 5-70San Cristbal, Bogot D.C., Colombia.

    Generalmente las citas bblicas se hacen con baseen la versin de 1960 de la traduccin castellanade Reina y Valera.

    Clasifquese:Bibliologa y Hermenutica.

  • C O N T E N I D O

    Prefacio .............................................................. 7

    Primer ensayo:De los lmites de la cosmogona .......................9

    Artculo:El Libro de los libros ..................................... 27

    Segundo ensayo:De los Textos de la cosmogona...................... 31

    Tercer ensayo:De la hermenutica de la cosmogona .......... 129

    ApndiceComentario hermenutico........................... 135

  • [6] Preliminares a una exgesis cosmognica

  • [7]

    PREFACIO

    El presente libro de Gino Iafrancesco V.: Preli-minares a una exgesis cosmognica, fue escri-to por el autor en Bogot D.C., Colombia, en suspartes fundamentales, entre los aos 1990 y 1992,y est formado por la sucesin de tres ensayos, unartculo y un apndice. Esta es la segunda edicinde este libro, corregida y aumentada.

    El breve ensayo inicial: De los lmites de lacosmogona, pertenece a 1990. Ha sido publicado eninternet en el blog: Escritos filosficos, referencia:http://filosofiagiv.zoomblog.com/tb/5637.63152.5002386.

    El artculo: El Libro de los libros, fue escrito parala revista: Folia Cristiana en 1984, en Ciudad delEste, Paraguay.

    El segundo ensayo: De los Textos de lacosmogona, se escribi entre el 28 de agosto de1990 y el 3 de marzo de 1992. Este segundo ensayoha sido ya publicado antes independientemente conel mero ttulo: De los Textos, y puede encontrarseen Coltanea I, del autor, Bogot 2000. De los Tex-tos tambin ha sido publicado independientemen-te en internet, en varios blogs. Segn el seguimien-to que se le ha podido hacer a tal ensayo en el blog:Libros, ensayos y artculos, conforme a la referencia:http://cristianogiv.zoomblog.com/tb/5410.65195.5302422,el ensayo ha sido consultado ampliamente en elmundo, a la fecha de este prefacio (8/4/2008), desdelos siguientes pases: Alemania, Arabia Saudita,Argentina, Australia, Austria, Bangladesh, Belars,Blgica, Bolivia, Brasil, Bulgaria, Canad, Colombia,

  • [8] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Corea del Sur, Costa Rica, Croacia, Chekia, Chile,China, Dinamarca, Dominicana, Ecuador, Egipto,El Salvador, Emiratos Arabes Unidos, Eslovenia,Espaa, Estados Unidos de Amrica, Estonia,Filipinas, Finlandia, Francia, Guatemala, Holanda,Hong Kong, Hungra, India, Indonesia, Irn, Irlanda,Israel, Italia, Japn, Jordania, Kuwait, Latvia,Lituania, Luxemburgo, Macedonia, Malasia,Marruecos, Mxico, Moldavia, Namibia, Nicaragua,Noruega, Nueva Zelanda, Omn, Pakistn, Panam,Paraguay, Per, Polonia, Portugal, Puerto Rico,Reino Unido, Rumania, Rusia, Singapur, Sudfrica,Suecia, Suiza, Surinam, Tailandia, Taiwn, Tnez,Turqua, Ucrania, Uruguay, Venezuela, Viet-Nam.Esto, sin consultar el movimiento de los otros blogs,y sin conocerse la procedencia de muchas de lasconsultas.

    El tercer ensayo: De la hermenutica de lacosmogona, fue escrito en 1992, al cual se aade,a manera de apndice complementario, por tratarun tema afn, el captulo: comentario hermenutico,del libro de este mismo autor, titulado: Al Principio(Tomo I: Relaciones de los cielos y la tierra. Primeraparte: Isagogia. Bogot 2004).

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    DE LOS LMITESDE LA COSMOGONA

    "Lejos est lo que fue; y lo muy profundo, quinlo hallar?" (Salomn, Eclesiasts 7:24).

    He aqu la inspirada declaracin del hombre mssabio de su tiempo; de uno que busc de Dios eldon de la sabidura, y que a la vez, por su parte,dedic su corazn a indagar e inquirir. Cuando elhombre que mora bajo el sol, atenido a la propiatenacidad de sus investigaciones, mira hacia el pa-sado, se encuentra siempre con un nebuloso hori-zonte impenetrable; una maraa penumbrosa quedificulta la certeza de la ltima razn subyacentede sus progresivos y parciales hallazgos. Cada puertaque se abre seala el cerrojo de nuevos y multipli-cados interrogantes. Lo cual, sin embargo, est allpara acicatear al hombre, y no para hundirlo en laapata, ni encadenarlo a la ataraxia, sino para con-ducirlo a las razones de la fe revelacional.

    Es el mismo Salomn el que tambin escribe: "Yohe visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos delos hombres para que se ocupen en l. Todo lo hizohermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en elcorazn de ellos, sin que alcance el hombre a enten-der la obra que ha hecho Dios desde el principiohasta el fin" (Eclesiasts 3:11,12). Sera infantil pre-tender escapar de esas contundentes realidadessealadas por Salomn: "Lejos", "Quin?", "sin quealcance el hombre a entender la obra que ha hechoDios desde el principio...". Con esto Dios no nos des-anima, pues, por el contrario, El mismo ha puesto

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    eternidad en el corazn del hombre, lo cual motivalas indagaciones humanas.

    Pero el hombre, slo, no alcanza la obra comple-ta hecha desde el principio por Dios. Lo que fueest lejos y profundo, y los medios meramente hu-manos son insuficientes. Pero, si bien tales son losmedios, no tal es la eternidad puesta en su cora-zn. Es Dios, pues, un sdico que tortura al hom-bre con la sed cual la de los mitos de Ssifo y Tntalo?Est condenado el hombre ante la fuente, sin po-der beber de ella? Est obligado a soltar la piedracada vez que corona la cumbre? No! Claro est queno! Pero la respuesta para el hombre no basta conel ayer ni con el cmo del desarrollo posterior alprincipio. Los hallazgos intermedios tienen la fun-cin de dirigir nuestros corazones a las razones dela fe, a las necesidades de la dependencia humanarespecto del Autor del principio y del porqu de losparmetros del desarrollo.

    Pero no es que slo el ayer est lejos y profundo;no slo la obra hecha por Dios desde el principio sealeja del entendimiento de las fuerzas meramentehumanas. Tambin lo que est presente a nuestrosojos en el hoy, oculta bajo su evidencia presenteotras formas y huellas que nos obligan a la fe en elAbsoluto. La inmensidad obliga al hombre alevantarse desde los detalles e indagar en sentido alo Absoluto, a buscarlo y contemplarlo anonadado,a esperar de l seales comunicadoras, pistasdirectrices. Y es entonces cuando el hombredescubre en s las vivencias de la fe y las experienciasde la religin. Es entonces cuando descubre laposibilidad, la probabilidad, la razonabilidad y lanecesidad de la Revelacin Divina.

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    S, con respecto tambin al presente, y no slo alpasado, nos sigue hablando Salomn: "Yo, pues,dediqu mi corazn a conocer sabidura, y a ver lafaena que se hace sobre la tierra (porque hay quienni de noche ni de da ve sueo en sus ojos); y he vistotodas las obras de Dios, que el hombre no puedealcanzar la obra que debajo del sol se hace; pormucho que trabaje el hombre buscndola, no la ha-llar; aunque diga el sabio que la conoce, no poreso podr alcanzarla" (Eclesiasts 8:16,17). Sig-nifica esto que es intil la indagacin humana? No,claro est que no! Dios mismo la estableci en elcorazn del hombre, pero su razn de ser se rela-ciona al objetivo divino de revelarse Dios y hacernotorias sus grandezas. La nueva creacin, las nue-vas cosas, los nuevos tiempos, son la respuesta a lased que impone subyacente al hombre la urgenciade las indagaciones. Dios es el que se oculta y a lavez se revela detrs de todos los indicios.

    El apstol Pablo escriba a los Romanos: "...loque de Dios se conoce...es manifiesto, pues Dios...lomanifest. Porque las cosas invisibles de El, sueterno poder y deidad, se hacen claramente visiblesdesde la creacin del mundo, siendo entendidaspor medio de las cosas hechas..." (Romanosl:19,20, cita parcial). Por eso a los filsofosatenienses tambin enseaba Pablo en elArepago: "y de una sangre ha hecho (Dios) todoel linaje de los hombres, para que habiten sobrela faz de toda la tierra; y les ha prefijado el ordende los tiempos, y los lmites de su habitacin, paraque busquen a Dios, si en alguna manera,palpando, puedan hallarle, aunque ciertamenteno est Dios lejos de cada uno de nosotros; porqueen El vivimos, y nos movemos y somos..." (Pablo

    De los lmites de la cosmogona

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    en 2 Tratado de Lucas: Hechos 17:26,27,28a). Silo oculto de Dios se manifiesta en parte, y comoindicio en las cosas creadas desde el principio,entonces, ciertamente las muchas maneras depalpar, indagando en las obras de Dios, tienen elsentido de llevarnos a buscar a Dios; a la raznltima y subyacente de toda la realidad. Esa es, pues,la verdadera y legtima atraccin que conduce laciencia hacia los umbrales del estrado de los piesdivinos. Los cielos sealan el trono, y la tierra sealael estrado. De quin es el trono? De quin elestrado? Esa es la pregunta que se esfuerza sobrelas conciencias de los hombres sobre cuyo coraznha sido puesta eternidad.

    Stephen Hawkings, el que ha sido llamado elEinstein de nuestros tiempos contemporneos, elprivilegiado cerebro de los tiempos ltimos, autordel libro "Historia del Tiempo", declar a losperiodistas que ya conoci el cmo se haba formadoel universo, pero que ahora quera saber el por qu.Cuando se han seguido todas las posibles pistas,mediante las etapas intermedias, hasta el orgen,nos asalta la ineludible atraccin (ineludible aunqueinmoralmente sepultada, reprimida por algunos) delpor qu. Pero, incluso, la atraccin nos dirige noslo al por qu ya que un mero qu, y las razonesde un qu, nos dirigen a un Quin. S, el qu delpor qu tiene razones suficientes que son el pordel por qu; ya que un mero qu, y las razones deun qu, nos dirigen a un Quin. S, el qu del porqu tiene razones que son el por del por qu;entonces tales razones le pertenecen a un Quin.La categora de razones no se basta con un qu;requiere un Quin. Los quienes son los que tienenrazones, no los meros qu.

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    Existe, pues, tambin en este plano, una leygravitacional, una fuente de atraccin profunda quetodo lo arrastra, o diramos mejor, lo conduce todohacia S. La culpa consiste en pretender ignorar ytergiversar tal atraccin. Se trata de una injusticiamoral inexcusable, digna de la ira de Dios. Laatraccin de Dios no significa alejarnos de la ciencia,sino ms bien acercarnos a la Vida Divina que ledar al hombre la verdadera ciencia. La pretendida"ciencia independiente" realmente es la muerte. Esla separacin de la fuente y de la razn ltima. LaVida Divina, en cambio, como alimento del hombreque se conduce en Dios, lleva al hombre a laverdadera inteleccin y realizacin integrada de laplenitud. No le quita nada Dios al hombre; sino quepor el contrario, lo capacita para la realizacinintegral. Dios mismo invita al hombre a encontrarletras sus muchos palpares. Es Dios mismo quien haquerido que el hombre de muchas maneras palpe;pero para que le encuentre, no para que idolatrelos detalles eslabonales de lo que apenas es unaclave. Por eso Dios tambin se ha revelado, y harevelado al hombre las directrices bsicas para lainteleccin del universo. Con la herramienta de talesdirectrices revelacionales puede el hombre, ayudadode Dios, asombrarse y adorar al Seor al constatarSu grandeza, poder, sabidura, amor, providencia,excelencia, etc., mediante las cosas hechas. Lascosas hechas no deben ser, pues, la meta delhombre, lo cual es lo culpable y lo ilegtimo. Sinembargo, las cosas hechas, en cuanto meros mediosconducentes a Dios, son instrumentos vlidos yobjetos del legtimo conocimiento, al cual Diosmismo nos conduce con miras ulteriores, teolgicas.

    De los lmites de la cosmogona

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    El Espritu mismo de Dios, y en forma claramenterevelada, dirige al hombre a encontrar a Dios con laayuda del conocimiento de la naturaleza y deluniverso.

    David vea en toda la tierra la gloria del nombrede Dios: "Oh Yahveh, Seor nuestro, cun gloriosoes tu nombre en toda la tierra!" (Salmo 8:1). Y tambina los cielos y el firmamento oa contar y anunciar.Al da oa emitir palabra, y a la noche oa declararsabidura: "Los cielos cuentan la obra de Dios, y elfirmamento anuncia la obra de sus manos. Un daemite palabra a otro da, y una noche a otra nochedeclara sabidura" (Salmo 19:1,2). He all el sentidode las razones astronmicas, geolgicas, biolgicas,psicolgicas y pneumticas. Los cielos declaran lajusticia de los santos que es la de Dios, porque Dioses el juez (Salmo de Asaf 50:6). Las obras hechasdeclaran la calidad del Hacedor, pues: "El que hizoel odo, no oir? El que form el ojo, no ver? Elque castiga a las naciones, no reprender? Nosabr el que ensea al hombre la ciencia?" (Salmo24:9,10). Dios ensea al hombre la ciencia, la cuales buena y provechosa, con herencia, y es escudo(Salomn, Eclesiasts 7:11,12). Cunto ms,entonces, es sabio, provechoso y escudo Diosmismo? Pues para conocerlo a El ensea Dios alhombre la ciencia.

    Por eso conclua David: "Porque t formaste misentraas; t me hiciste en el vientre de mi madre. Tealabar; porque formidables, maravillosas son tusobras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muybien. No fue encubierto de Ti mi cuerpo, bien que enoculto fui formado, y entretejido en lo ms profundo

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    de la tierra. Mi embrin vieron mis ojos, y en tu libroestaban escritas todas aquellas cosas que fueronluego formadas, sin faltar una de ellas. Cunpreciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! Cungrande es la suma de ellos! Si los enumero, semultiplican ms que la arena; despierto, y an estoycontigo". (Salmo 139:13-18). La gentica, lacriminologa, la taxonoma, las ciencias biolgicasen general, la realmente ciencia que describe loshechos, nos gua a los pensamientos de Dios; lasuma de ellos es como la arena del mar, es la materiade innumerables enciclopedias; todo lo querealmente es ciencia en las enciclopedias,descartando la especulacin culpable, es huella enlas arenas de los pensamientos de Dios, y a laalabanza de Dios debe conducirnos.

    Es por ello que las palabras inspiradas de Jobtambin se suman al eco de los justos que con Dioscanta acerca del sentido impuesto legtimamente ala ciencia del hombre. Job descubre el sentidoteolgico de la geologa y de las distintas ramas dela zoologa, y nos incita a descubrir a Dios tras estasciencias. Dios dice: "Y en efecto, pregunta ahora alas bestias, y ellas te ensearn; a las aves de loscielos y ellas te lo mostrarn; o habla a la tierra, yella te ensear; los peces del mar te lo declararntambin. Qu cosa de todas stas no entiende quela mano de Yahveh lo hizo?" (Job 12:7-9).

    Job se vio enfrentado a las preguntas de Dios, ycon Job todos nosotros: "Dnde estabas t cuandoyo fundaba la tierra? Hzmelo saber, si tienesinteligencia. Quin orden sus medidas, si lo sabes?Oh Quin extendi sobre ella cordel?...Quin

    De los lmites de la cosmogona

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    encerr con puertas el mar, cuando se derramabasalindose de su seno, cuando puse Yo nubes porvestidura suya, y por su faja oscuridad, y establecsobre l mi decreto, le puse puertas y cerrojos, y dije:Hasta aqu llegars, y no pasars adelante, y ahparar el orgullo de tus olas?...Quin reparticonducto al turbin, y camino a los relmpagos ytruenos, haciendo llover sobre la tierra deshabitada,sobre el desierto, donde no hay hombres para saciarla tierra desierta e inculta, y para hacer brotar latierna hierba? Tiene la lluvia padre? O Quinengendr las gotas del roco? De qu vientre saliel hielo? Y la escarcha del cielo, Quin laengendr?...Quin puso la sabidura en el corazn?O Quin dio al espritu inteligencia? Quin pusopor cuenta los cielos con sabidura? Y los odres delos cielos, Quin los hace inclinar, cuando el polvose ha convertido en dureza, y los terrones se hanpegado unos con otros?...Quin prepara al cuervosu alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, yandan errantes por falta de comida?...Quin echlibre al asno monts, y Quin solt susataduras?...Quin me ha dado a M primero, paraque yo restituya?" (Job 38:4,5,8-11,25-29,36-38,41;39:5; 41:11a).

    Muchas preguntas responde el hombre acerca delcmo de los intermedios, a veces con inexactitud yen base a hiptesis cambiantes. Pero la preguntaseria no es tanto por el cmo intermedio sino por elQuin inicial, por la Causa Eficiente y Final. Elterreno de la fe se encuentra, pues, en este campo,donde la indagacin del hombre se eleva sobre losdetalles hacia el absoluto para esperar de all la pista

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    que constituye la revelacin directriz. Pero es queincluso para los eslabones intermedios del cmo,necesita tambin el hombre de pistas, directricesrevelacionales; y esa es, pues, la razn de lanecesidad de ir ms all de las meras filosofas yteologas naturales, para llegar al campo de laexgesis revelacional, incluso en lo cosmognico, enlo cosmolgico y en lo cosmotlico; es decir, en laindagacin acerca del orgen, del estado y del sentidode la creacin.

    Detrs de las preguntas astronmicas, geolgicas,oceanogrficas, fsico-qumicas, biolgicas,ecolgicas, psicolgicas, filosficas y espirituales, seencuentra ante Dios una pregunta teolgicasuprema y directriz, la cual impone el sentido a todaslas dems preguntas intermedias. La preguntateolgica final abre el espacio para la siembra divinade la revelacin especial, que en los temas de lateologa propia, la teleologa y el subsidiario csmico,requieren de la exgesis. As que, aunque para lasmeras fuerzas humanas, lejos est lo que fue, y nopuede el hombre alcanzar toda la obra que ha hechoDios desde el principio, sin embargo, el hombretiene, entre sus datos, aquellos de la revelacinespecial e histrica de Dios, que brindan a lahumanidad las pistas directrices y las clavesinvestigativas. De esa manera, el hombre, tomadode la mano de Dios, cumple su tarea de prepararsepara seorear y sojuzgar, ya que las obras de Dioshan sido puestas por Dios mismo en las manos delhombre, como est escrito: "...Qu es el hombre,para que te acuerdes de l, o el hijo del hombre,para que le visites? Le hiciste un poco menor que los

    De los lmites de la cosmogona

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    ngeles, le coronaste de gloria y de honra, y lepusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetastebajo sus pies. Porque en cuanto le sujet todas lascosas, nada dej que no sea sujeto a l..." (Lucas enHebreos 2:6b-8a citando al salmista).

    En Gnesis, Salmos, Eclesiasts y Hebreos, comotambin en otros libros bblicos, se aclara la misindel hombre respecto de las obras de Dios: seoreary sojuzgar, para lo cual requiere indagar, en lo queDios le ayuda, le instruye, le conduce, y le hacesacar provecho y proteccin. Todo esto con la mirateleolgica final de la gloria de Dios. La verdaderaciencia es, pues, una hija de la verdadera teologabblica. Una hija que le sirve en sus propsitos, y asu vez, la madre teologa, la que nace de la exgesisintegral, sirve tambin a su hija la ciencia en elmayor aprovechamiento de sus labores investigativasy de aplicacin pragmtica. La Revelacin le da di-rectrices a la hiptesis cientfica del cmo, a la vezque le da sentido tico trascendente a sus aplica-ciones. Si la hija pretende rebelarse contra la ma-dre, si la ciencia pretende olvidarse y desconocer ala teologa, y la teologa a la exgesis, aquella seperder en la muerte y la carcomer el absurdo. Lamaraa de los relativos la enloquecer, y el frutofinal tan slo ser dolor y muerte.

    Pero de la misma manera, la madre teologa debereconocer el lugar legtimo, el espacio vital, otorga-do por Dios, segn la sana exgesis, al desarrollode todas las posibilidades de la hija ciencia legtimay autntica. De otra manera, el mismo sentido teo-lgico se quedar mutilado en sus instrumentoscorroboratorios y herramentales de seoro. No se

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    trata aqu del maridaje hbrido de dos esferas ennada conexas, sino ms bien de la integracin leg-tima de dos aspectos de una sola realidad integralque en un mismo Dios encuentra su sentido y sos-tn. Dios no nos ha mentido, ni con la creacin, nicon la revelacin especial. Todos sus lenguajes nosdirigen a S mismo.

    Ahora bien, por eso mismo, debe el hombre ha-cerle justicia a una y a la otra, a la teologa y a laciencia, a la realidad. No debe prostituirse a la teo-loga con una enferma exgesis, ni debe prostituir-se a la ciencia con especulaciones pseudo-dogmatistas y afiebradas en las que el pecado delhombre oscurece la objetividad en la consideracinde las evidencias. La teologa y la ciencia no debenser hechas enemigas por el pecado de la insensatezdel hombre. Ellas son amigas cuando se mantienenen la funcin otorgada por Dios. No obstante, el ca-rcter maternal de la teologa, y el filial de la cien-cia, no deben perderse de vista. La teologa es ma-dre porque, si es legtima, no nace de la ciencianatural, sino de la sana exgesis cientfica y espiri-tual de la Revelacin Divina. Su objeto final es elDios que se ha revelado con evidencias suficientes.Si la teologa abandona su objeto de aproximacin,y sus datos revelacionales propios, se suicida, sedegrada, deja de ser teologa; apostata y deshonraal Dios que se ha revelado y ha entregado confiablesy verdaderas pistas a los hombres, en lo natural,pues en lo espiritual l mismo se nos ha dado.

    La herramienta fundamental de la teologa es laexgesis. La exgesis seorea en la teologa, y suinstrumento es la hermenutica, y su nico tutor

    De los lmites de la cosmogona

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    el Espritu Santo. Ante la revelacin divina, los da-tos de la ciencia no son sino apariencias. En cam-bio, ante los datos de la ciencia, la revelacin divinaes juez y maestra, instructora y corregidora. Porqueel a priori de la fe no puede descansar sino en Diosmismo. La fe no debe arriesgar su pie, menos sucabeza, en las endebles conclusiones parciales dela ciencia meramente humana, que por lo humanoes defectible y pervertible, adems de incompleta.La opcin es, pues, el rbol de la vida divina; de otramanera continuar campante la muerte.

    * * * * * * *

    La ciencia naturalista, por su parte, comoclaramente lo sostiene Henry Morris1, importanterepresentante del creacionismo cientfico, debemantenerse dentro de los lmites legtimos de susposibilidades. Pero, en vez de esto, se ha dado elcaso en que meras asunciones filosficas ypresuposiciones no cientficas son la fe ciega norevelacional ni exegtica que se ha usado comorequisito base para pretender proyectar al pasado,al terreno cosmognico, los procesos presentes. Masen el presente lo que tiene lugar son las leyes de latermodinmica: la conservacin de la energa, y laentropa. Pero la creacin es anterior a las dos; y nodebe confundirse la creacin pasada, en la que todaslas cosas fueron hechas, con la situacintermodinmica presente, si bien estas leyestermodinmicas traen claramente la huella divinade la creacin original.

    1 Henry Morris, El Mundo en sus Comienzos; 1977, Barcelona 1981.

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    La ciencia naturalista puede avocarse al cmo dela termodinmica presente, pero no debe pretenderproyectar los procesos actuales al momento de lacreacin, puesto que la creacin ex-nihilo no es unproceso presente, aunque s dej hasta hoy sushuellas. Cuando la ciencia pretende dar esesupuesto cosmognico, deja de ser ciencia, puesasume una presuposicin filosfica no cientfica, lacual es la de identificar, sin credenciales, a lacreacin original sobrenatural con los procesostermodinmicos presentes que, aunque dependende la creacin, no se refieren a creacinsobrenatural, sino a los acontecimientos naturalesintrahistricos, los cuales, de todas maneras,dependen tambin de la Providencia Divina. Estosacontecimientos termodinmicos naturales,termodinmicos intrahistricos, se refieren apenasa conservacin y deterioro. El cundo, el cmo y elorden de los sucesos de la creacin originalsobrenatural corresponden al lejano pasado,cuando no estaba presente el hombre. Los procesospresentes, aunque dependen del orgensobrenatural, son posteriores al cmo, al cundo yal orden propio de la creacin original, y no secorresponden necesariamente con aquellosacontecimientos, en el sentido de que providenciadivina sustentadora de las leyes naturales, esdiferente de la creacin absolutamente sobrenatural.No obstante, lo presente se debe a su pasado,natural y sobrenatural, y trae su doble huella. Nodebe confundirse, entonces, la creacin originalsobrenatural con la providencia divna posterior quesostiene temporariamente los procesostermodinmicos actuales. La termodinmica

    De los lmites de la cosmogona

  • [22] Preliminares a una exgesis cosmognica

    describe apenas ciertos aspectos naturales de talprovidencia, adems de traer las huellas de sucreacin, pero nada nos puede decir con certezaacerca de la creacin misma en su momento inicial,excepto de que necesariamente aconteci, pero node la manera como suceden hoy las cosas en la meraprovidencia.

    La ciencia naturalista slo tiene verdadero accesoa los procesos presentes reproducibles, los cualespertenecen al campo de la termodinmica en lonaturalstico y tico de la providencia divina.Tambin debe deducir lo sobrenatural a partir de lonatural, pero no puede controlar lo sobrenaturalinicial a partir de lo presente, sino apenasreconocerlo. El fiat inicial no puede ser reproducidoni controlado; apenas debe ser deducido yreconocido. Las pretendidas incursiones humanasal momento del fiat cosmognico, requierenpresuposiciones filosficas que, si no son los datosde la Revelacin Divina exegtica, son apenaspresuposiciones de creencia ciega. Slo la Fe quenace de y descansa en las evidencias de la RevelacinDivina, es presuposicin confiable. Las demspresuposiciones son riesgos fatales de ateo o deincrdulo respecto al testimonio que Dios ha dadode S mismo con suficiencia. Para un mayor enfoquede las consideraciones presuposicionalistas, meremito, por ahora, a las exposiciones de la escuelade Herman Dooyeweerd2, Cornelio Van Tyl3,

    2 Herman Dooyeweerd, Nueva Crtica del Pensamiento Terico. Philadelphia 1957. Herman Dooyeweerd, Las Races de la Cultura Occidental. Barcelona 1998.3 Cornelio Van Tyl, La Defensa de la Fe. Phillipsburg, New Jersey 1955.

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    Duyvene de Wit4, Hebden Taylor5, J. M. Sprier6 yotros7.

    Pero as como el sentido de la atraccin legtimade la ciencia es elevar nuestra mirada y corazn enel reconocimiento de Dios, sto no significa que,descubierta esta fe, muere entonces la ciencia. Alcontrario; al encontrar al Dios de la teologa naturaly de la revelacin especial, hayamos tambin en Elal sentido y a la comisin cientficos. Pues ahora elhombre, equipado por el Dios de la revelacin,seorea y sojuzga con el instrumento de la cienciadirigida revelacionalmente a su plena realizacin.Huir de Dios por medio de la postergacin constan-te mediante los cmos intermedios, es simplemen-te una eleccin tica que desea de alguna maneracerrar los ojos ante las huellas divinas, que a la luz

    4 Duyvene de Wit, Filosofa y Cristianismo. Kampen 1965.5 Hebden Taylor, Evolucin o Reformacin en la Biologa. Barcelona 1974.6 J. M. Sprier, Una Introduccin a la Filosofa Cristiana. Craig 1973.7 G. C. Berkouwer, Incertidumbre Moderna y Fe Cristiana. Barcelona 1973. Warren C. Young, Un Enfoque Cristiano a la Filosofa. Grand Rapids, Michigan 1954. Norman Geisler y Paul D. Feinberg, Introduccin a la Filosofa. Una Perspectiva Cristiana. Sao Paulo 1983. Colin Brown, Filosofa y Fe Cristiana. Sao Paulo 1983. C. Stephen Evans, Filosofa de la Religin. Downers Grove IL 1982. Francis A. Schaeffer, Obras Completas. Wheaton Illinois 1985. James Houston, Triloga. Canad c. 2000. Laercio Pereira, La Existencia de Dios y de los Ateos. Sao Paulo 1995. J. D. Thomas, Razn, Ciencia y Fe. Madrid 1972. Hendrik van Riessen, Enfoque Cristiano a la Ciencia. Rijswijk 1973. Gino Iafrancesco V., Aforismos y Reflexiones. Asuncin 1977-1979, 2a. edicin Bogot 2000. Gino Iafrancesco V., Perspectiva del Hombre. Asuncin 1978, Bogot 1986. Gino Iafrancesco V., Argumentos Teolgicos, Epistemologa, Etica y Existencia. Bogot 1989. Gino Iafrancesco V., El Trasfondo Sagrado de la Verdadera Epistemologa. Bogot 2000, en Colectanea I.

    De los lmites de la cosmogona

  • [24] Preliminares a una exgesis cosmognica

    de la plena revelacin, son ms que meras huellas.Y Dios ha dado oportunidad al hombre para esa elec-cin responsable, y la oportunidad aparece en laposibilidad de una nueva pregunta por el cmo. Decmo en cmo los hombres huyen de las pistas deDios. Pero cuando el hombre adora, los cmos mul-tiplican ms bien la adoracin, la gratitud, el mara-villarse, el disfrute tico y esttico que es lenguajede realizacin humana a la luz divina.

    Pretender resucitar la ilegtima dicotoma "msticay razn" es una excusa para disfrazar de "razonable"la culpa moral, o por el otro lado, de "devocional" lairresponsabilidad. Pero puesto que la responsabilidades doble ante la realidad, pues ella es Dios y lacreacin, entonces la responsabilidad es laintegralidad que abarca tanto lo mstico como loracional. No es, pues, necesario el que sucumbamosante la trampa que pretende arrinconarnos ante unapseudo-alternativa: mstica o razn. No existe taldisyuntiva; lo que existe es el impulso y la invitacina la integralidad que halla su unidad, coordinacin ysignificado en Dios mismo, que es a la vez el Dios dela revelacin y la fe, y el Dios de la creacin y larazn. Pero la revelacin, por provenir de Dios, estsana; pero la razn, por ser ejercicio del hombre,est sujeta a enfermedad y culpa; por lo tanto, larevelacin debe instruir a la razn. La teologa es,pues, la de carcter maternal; la ciencia, en cambio,es de carcter filial, pues la razn tiene deuda con elCreador y Su revelacin. Como bien lo demuestranFrances Schaffer y Derek Biggs, en sus respectivasobras: "Huyendo de la Razn" y "La Racionalidadde la Revelacin", la orfandad de la razn la haceirracional y absurda.

  • [25]

    El a priori de confiar en s mismo, aparte deDios, o el de confiar en Dios agradeciendo y usandocon Dios el s mismo, es la eleccin que hace elhombre ante los rboles de la ciencia del bien y delmal, y de la vida. Uno produce muerte, el otro reali-zacin integral con Dios.

    De los lmites de la cosmogona

  • [26] Preliminares a una exgesis cosmognica

  • [27]

    EL LIBRODE LOS LIBROS

    Existe un Libro al que con justicia se le llama elLibro de los libros; es un libro antiguo, cuyas pri-meras partes se escribieron hace muchsimo tiem-po, incluso, siglos antes que los grandes clsicos dela antigedad; as, como deca Jos Flrez, antes dela Ilada y la Odisea de Homero, y anterior a la Eneidade Virgilio; anterior a las tragedias de Esquilo y a losAnalectas de Confucio. Incluso, el escritor de la pri-mera parte se vali de documentos anteriores a l,que de vez en cuando cita. Es un libro que ha venidoacompaando a la humanidad desde sus albores, ycuya influencia es la ms benfica que se haya podi-do conocer en toda la historia; su aceptacin ha sidoinmensa; ms que la de cualquier otro libro, inclui-dos todos los clsicos. De este Libro se conservancopias en mayor profusin que de todos los demslibros apreciados por la humanidad. Es un libro parala humanidad en general, que halla cabida en todaraza y nacin, en toda clase social e idiosincrasia,saneando las costumbres, elevando el nivel de lasgentes y los pueblos, en la medida en que conocenel Libro y son penetrados por su Espritu.

    Es el libro que ms se imprime y se traduce; sonmillones las copias que se hacen de l cada ao; yexisten personas e instituciones especialmentededicadas a la distribucin de ste Libro; se hatraducido a todos los idiomas importantes delmundo y literalmente a miles de dialectos; y se siguetraduciendo y ponindose al alcance incluso de las

  • [28] Preliminares a una exgesis cosmognica

    ms salvajes tribus, pues se conocen sus efectospositivos; se da el caso incluso de que el dialecto deuna tribu se escribe por primera vez para podertener una traduccin de este Libro.

    Su influencia, decamos, es, pues, enorme;grandes poetas y artistas deben su inspiracin aeste Libro, y el influjo de este Libro los ha hechofamosos; ni qu hablar de los filsofos, estadistas,santos y telogos; sin este Libro no hubieran sido1o que fueron.

    El Libro es una coleccin de diferentes tipos deescritos; hay en l historia, poesa, leyes, profecas,cartas, dichos, etc, pero aunque tan diversos estilosse entremezclan, sin embargo constituyen una solaObra Maestra, con slo un tema bsico hilvanandolas distintas partes, que por reflejar distintas situa-ciones, tpicamente humanas, le dan al Libro unariqueza espiritual, psicolgica y esttica tan maravi-llosa, que indagar en l es como penetrar en unamina inagotable de tesoros.

    Nunca termina uno de leer este Libro, pues cuan-do pensbamos haberlo ledo todo, hallamos nue-vas cosas nunca imaginadas, que nos hacenescudriarlo de nuevo. Hay personas que por mu-chos aos han estado sumergidos en l, pero noterminan de desentraar sus tesoros. El tema cen-tral trata de una revelacin maravillosa; es la histo-ria de cmo Dios se ha revelado y dado al hombre, yqu ha hecho para salvarlo; nos muestra el desarro-llo del Plan Divino, retrocediendo hasta el ms ig-noto pasado; s, hasta el mismo principio, y enton-ces nos gua a travs de los tiempos mostrndonos

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    la mano maestra del Alfarero Universal, Dios, de-trs de todos los acontecimientos de la historia hu-mana. Es un libro milagroso, s, lleno de asombrosaprofeca cuya exactitud y cumplimiento nos asom-bra; hoy, los siglos se visten de acuerdo a sus previ-siones. Y si hablamos de profundidad, debemos con-fesar que el Libro tiene la capacidad de desnudar elcorazn humano y penetrar a donde ningn otroha penetrado; s, el Libro maneja en sus manos elcorazn del hombre y demuestra controlar su his-toria, su presente y su futuro.

    Es un libro al que vale la pena escudriar; noslo pseudo-leer, s escudriar; oh, si se estudiaseeste Libro ms que cualquier otro libro, y se pusie-ra en prctica, se obtendran mayores beneficios delos ya obtenidos.

    Fueron varios los hombres que colaboraron conel Autor de este Libro.

    Algunos fueron poetas, otros reyes, otros campe-sinos, otros legisladores, otros escribas, otros pes-cadores, otros cobradores de impuestos, otros ge-nerales; en fin, de varios tipos de hombres; pero elAutor, es evidente, ha sido solamente UNO. Efecti-vamente, Dios dirigi a Moiss y le habl, y steentonces registr Sus palabras y hechos.

    Josu y los jueces de Israel continuaron la historia.

    Los profetas recogieron las visiones y las palabrasque recibieron de Dios y las conservaron.

    Poetas como Job, David, Salomn y Jeremascontaron los dolores y las alegras del corazn delhombre; se hstori la vida de la nacin de Israel

    El Libro de los libros

  • [30] Preliminares a una exgesis cosmognica

    para ensearnos con ella lo que significa estar cercao lejos de Dios; adems, para preparar con ella eladvenimiento del Mesas Salvador, primero comoProfeta y sacrificio sufriente, expiacin tipificada enlos ritos mosaicos, y entonces, Rey que alumbra alos gentiles y que se sentar en el trono de Davidpara reinar en paz de mar a mar, sobre el Monte deSion. El Mesas y Su familia espiritual, he all elmeollo del Libro de los libros, el ncleo central.

    Nos muestra primeramente el Libro lapreparacin de Su advenimiento; y entonces noscuenta la historia de su visitacin y la introduccindel Reino, explicndonos su operacin actual haciaun fin determinado, definido y cercano. Con losEvangelios, los Hechos apostlicos y sus Epstolas,y con el Apocalipsis, nos abre el Libro de los libroslas puertas del cielo, por el conocimiento del Mesas:Jesucristo, Hijo de Dios. No seamos, pues, taninsensatos como para desconocer el Libro de loslibros, "La Biblia".

  • [31]

    DE LOS TEXTOSDE LA COSMOGONA

    INTRODUCCINA LAS INTRODUCCIONES

    La isagogia veterotestamentaria conservadoraa la que el autor se adhiere, ha estado bien repre-sentada en la historia de las introducciones al Anti-guo Testamento. La isagogia veterotestamentaria delperodo patrstico estuvo estrechamente relaciona-da a las consideraciones hermenuticas. Ejemplode ello tenemos en la obra de Adrin: "Introduccina las Santas Escrituras", la obra patrstica conocidams antigua en que se usa tcnicamente el ttuloisagogia o introduccin.

    Jernimo, en sus "Cuestiones Hebraicas", seavoca a la crtica textual del Gnesis; utiliz un tex-to hebreo pre-masortico y se ayud con las traduc-ciones hexaplares; tradujo y us la "Crnica" deEusebio, til al respecto de las introducciones, yus en las "Cuestiones Hebraicas en Gnesis" tradi-ciones rabnicas y trabajos de Orgenes. Con res-pecto a sus principios hermenuticos, los trat ensus libros "Contra Rufino" y su Epstola 84; tambinen su obra "Libelo del Optimo Gnero de Interpreta-cin". Rufino se defiende de Jernimo en dos apo-logas: una contra aquel, y otra anterior dirigida aAnastasio de Roma.

    Agustn de Hipona tambin trata cuestionesisaggicas y hermenuticas en su obra: "De la Doc-trina Cristiana", refutando a Ticonio Afer Donatista.

  • [32] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Agustn se avoc adems a interpretar el Gnesisen cuatro ocasiones: "Del Gnesis contra losManiqueos", "Del Gnesis a la Letra", "Locuciones yCuestiones en el Heptateuco". Escribi tambin "Ano-taciones al Libro de Job" y "Ocho Cuestiones del An-tiguo Testamento". Esto, pues, respecto a la isagogiay exgesis veterotestamentaria agustiniana.

    Junilio Africano escribi "De las partes de la LeyDivina"; y Casiodoro Magno Aurelio escribi: "De laInstitucin Divina de las Escrituras". Isidoro Ispalenoescribi "Prolegmenos", cuya influencia lleg has-ta el Renacimiento, especialmente notada en la obrade Nicols de Lira "Postilla Perpetua".

    Durante la poca de la Reforma y subsiguiente,se destacaron en la isogogia veterotestamentariaconservadora: Francisco Sixto de Sierra con su"Biblioteca Sacra", tambin Cappelus, Marinus,Rivetus, Walther, Hottinger, Leusden, Walton,A.Pfeiffer, J.H. Heidegger.

    Adentrada la poca moderna, fueron sobresalien-tes isagogos conservadores: Bossuet de Condum,Juan LeClerc, Juan Gottlob Carpzov, E.W.Hengstenberg,, H.Ch.Haevernick, C.F. Keil, W.Meller, William Henry Green, Robert Dick Wilson,O. T. Allis, G.Ch.Aalders, J.E.Steinmuller, B.Mariana y los conservadores rumanos Preelepcean,Neaga y Barna. Tambin Merril Unger, E.J.Young,D. J. Wiseman, R. K. Harrison, J. McDowell, GleasonL. Archer, etc. Con esta breve mencin panormicaremitimos al lector a los trabajos conservadoresisaggicos que pueden avalar nuestra posicin tra-dicional ortodoxa respecto de las consideracionesde crtica veterotestamentaria.

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    HISTORIA DELTEXTO HEBREO.

    De la historia del texto hebreo podemos decirbrevemente que al momento no se han halladomanuscritos hebreos anteriores al tercer siglo antesde Cristo, los cuales, sin embargo, son copias decopias anteriores, retrocediendo en las cuales y atravs del testimonio interno de las mismasEscrituras, llegamos a la poca pre-mosaica detradicin oral y de documentos escritos tambin pre-mosaicos, de entre los cuales el mismo Moiss citaejemplos, como tambin despus de l, otrosescritores bblicos. Las tradiciones patriarcales quehered Moiss, se enriquecieron tambin durantela estancia en Egipto.

    La Tradicin Mosasta y Jesucristo.

    De la escritura bsica del Pentateuco por Moissexiste evidencia interna. Gnesis conforma una solapieza con toda la trama de la Tor; es lafundamentacin obligada. El Seor Jesucristoatribuy a Moiss varias porciones del Pentateuco.Por ejemplo, en la ocasin en que san a un leproso,nos relata Mateo que "Entonces Jess le dijo: Mira,no lo digas a nadie; sino ve, mustrate al sacerdote,y presenta la ofrenda que orden Moiss, paratestimonio a ellos" (Mt. 8:4). De modo que atribuyea Moiss aquel pasaje de Levtico 14:1-32, quealgunos conjeturan pertenecer a un tal cdigosacerdotal bastante posterior. La ley para el leprosocuando se limpiare, que el mismo Levtico atribuyea Yahweh por medio de Moiss (Levtico 14:1), se

    De los textos de la cosmogona

  • [34] Preliminares a una exgesis cosmognica

    encuadra dentro de una coleccin mosaica de leyessimilares que tratan sobre los holocaustos, lasoblaciones, los sacrificios de paz, la ofrenda por elpecado del sacerdote, y aquella por el de lacongregacin, y aquella por el de un jefe, la ofrendapor el pecado de uno del pueblo, otras ofrendas porel pecado y expiaciones, la ley del holocausto, la leyde la ofrenda sacerdotal cuando fueren ungidos, laley del sacrificio expiatorio por el pecado, la ley delsacrificio por la culpa, la ley del sacrificio de paz enaccin de gracias, y del sacrificio de ofrenda votiva,la ofrenda encendida y el sacrificio mecido, laconsagracin sacerdotal de Aarn y sus hijos, lossacrificios sacerdotales aaronitas, la seccin del casode Nadab y Abi, la ley acerca de las bestias, y lasaves, y todo ser viviente que se mueve en las aguasy todo animal que se arrastra sobre la tierra (elmismo lenguaje de Gnesis), la ley para la que da aluz hijo o hija. La ley para la plaga de la lepra, la leypara el leproso cuando se limpiare (que es el accesode Jesucristo al reconocimiento como mosaica detoda la coleccin), la ley para la plaga de la casa, laley para quien tiene flujo, el estatuto del da deexpiacin, los mandamientos de sacrificar en elsantuario nico y de no comer sangre, ordenanzascontra inmoralidades, estatutos y ordenanzas desantidad y justicia, estatutos y ordenanzas desantidad contra el ocultismo y la inmoralidad,requerimientos de la santidad sacerdotal,ordenanzas sobre cosas santas para los sacerdotes,requerimiento de que las ofrendas sean sin defecto,mandamiento sobre los sacrificios encendidos y deaccin de gracias para que sean aceptos, las fiestassolemnes de Yahveh, el estatuto para el alumbrado

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    y las ofrendas del pan (que ligan Levtico con Exodotambin como estaba ligado con Gnesis), elmandamiento de castigar la blasfemia, estatutos yordenanzas sobre el ao sabtico, el jubileo y elrescate, las bendiciones de la obediencia, lasconsecuencias de la desobediencia, y mandamientossobre votos, dedicaciones de casas y tierras, y rescatede casas, tierras y diezmos.

    Toda esta coleccin levtica, relacionada al Gnesisy al Exodo, es perfectamente afn y es el sustratoexplicativo de la posterior historia de Israel.Jesucristo, pues, aparte de ella misma, la atribuye aMoiss. Pero tambin el llamado CdigoDeuteronmico, nuestro libro de Deuteronomio, esatribuido tambin por Jesucristo a Moiss, lo mismoque haca delante de El la tradicin farisea. Mateoregistra que los fariseos "le dijeron: por qu, pues,mand Moiss dar carta de divorcio y repudiarla? Elles dijo: Por la dureza de vuestro corazn Moiss ospermiti repudiar a vuestras mujeres; mas al principiono fue as" (Mt. 19:7,8). As que Jesucristo y latradicin farisea atribuyen a Moiss aquel pasaje dellibro del Deuteronomio sobre el que tratan (Dt. 24:1-4), el cual, al igual que Levtico, est perfectamenteintegrado en una sola redaccin fluida, en este casoen primera persona de parte de Moiss (Dt.1:9,14,16,20, 23,37; 2:2,9; 3:21,23; 4:1,2,5,21;5:1,3,5,28; 10:11; 29:5,14; 31:2,27,28,29), conocasin de la preparacin para entrar a la tierra deCanan; redaccin que, tras la muerte de Moiss,ley Josu al pueblo, y volvi a copiar, haciendo lasexplicaciones necesarias, que se interpolaninspiradamente en el texto (Jos. 8:32;24:25,26).

    De los textos de la cosmogona

  • [36] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Muchos aos ms tarde, Samuel volvi a recitar alpueblo las leyes del reino, escribindolas yguardndolas (1 S. 10:25), probablemente haciendol mismo las nuevas y breves actualizacionesinspiradas del texto.

    En otra ocasin, Jesucristo integr tambin xo-do, Levtico y Deuteronomio bajo la autora de Moi-ss: "Porque Moiss dijo: Honra a tu padre y a tumadre; y: El que maldiga al padre o a la madre,muera irremisiblemente" (Mr. 7:10). Todo lo cual escita integrada de xodo 20:12; 21:17; Levtico 20:9y Deuteronomio 5:16, atribuida a Moiss por Jesu-cristo, el que resucit de los muertos. Pero apartede la tradicin farisea, tambin la saducea atribuael quinto libro del Pentateuco a Moiss. En una pre-gunta que le hicieron los saduceos a Jess, le estu-vieron "diciendo: Maestro, Moiss nos escribi: Si elhermano de alguno muriere teniendo mujer, y nodejare hijos, que su hermano se case con ella, y le-vante descendencia a su hermano" (Lc. 20:28, ci-tando los saduceos de Moiss en Dt. 25:5); a lo cualrespondi Jess: "Pero en cuanto a que los muertoshan de resucitar, aun Moiss lo ense en el pasajede la zarza, cuando llama al Seor, Dios deAbraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob" (Lc. 20:37).De modo que Jesucristo atribuye a Moiss la ense-anza sobre la resurreccin en su pasaje sobre lazarza y que se encuentra en xodo 3:6

    Pero no slo pasajes del Pentateuco, sinobsicamente todo el libro de la Ley, la Torah, elPentateuco fundamental, lo atribuye Jesucristo aMoiss. En plena fiesta de los Tabernculos,enseando en el templo, les deca: "No os dio Moiss

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    la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? Por quprocuris matarme?" (Jn. 7:19); "Por cierto, Moiss osdio la circuncisin (no porque sea de Moiss, sino delos padres); y en el da de reposo circuncidis alhombre. Si recibe el hombre la circuncisin en el dade reposo para que la ley de Moiss no seaquebrantada, os enojis conmigo porque en el dade reposo san completamente a un hombre?" (Jn.7:22,23). La relacin de la historia mosaica con ellibro especfico de Nmeros, se encuentra en laexpresin de Jesucristo: "Y como Moiss levant laserpiente en el desierto, as es necesario que el Hijodel Hombre sea levantado, para que todo aquel queen El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn.3:14,15). El pasaje de la serpiente de broncelevantada por Moiss en el desierto se encuentra enNmero 21:9. De modo que Gnesis, xodo, Levtico,Nmeros y Deuteronomio integrados en elPentateuco, son reconocidos como mosaicos porJesucristo en su contenido fundamental, sin que esoimpida que, por la misma declaracin de Jesucristode que las Escrituras no pueden ser quebrantadas(Juan 10:35b), hayan de reconocerse tambin comoinspirados, a la manera como lo hacen Pablo y Pedro(2 Ti. 3:16; 1 Pe. 1:20,21), aquellos breves versos deactualizacin realizados por Josu, Samuel y otrostras ellos, lo cual tambin es cobijado por lainspiracin y por la declaracin mesinica deinquebrantabilidad de las Escrituras.

    La Tradicin Mosasta Interna.

    Aparte de las declaraciones infalibles del Verbode Dios encarnado, del Hijo de Dios e Hijo del Hom-

    De los textos de la cosmogona

  • [38] Preliminares a una exgesis cosmognica

    bre, del Seor Nuestro, Jesucristo, el Pentateucomismo nos informa inspiradamente por evidenciainterna de la labor escritural de Moiss. Exodo 17:14nos dice: "Y Yahveh dijo a Moiss: Escribe esto paramemoria en un libro y di a Josu que raer del todola memoria de Amalec de debajo del cielo". xodo24:4 nos dice: "Y Moiss escribi todas las palabrasde Yahveh; y levantndose de maana edific unaltar al pie del monte, y doce columnas, segn lasdoce tribus de Israel". Y en el verso 12 del mismocaptulo 24: "Entonces Yahveh dijo a Moiss: Sube am al monte, y espera all, y te dar tablas de pie-dras, y la ley, y los mandamientos que he escritopara ensearles". Y en Exodo 31:l8 se narra: "Y dioa Moiss, cuando acab de hablar con l en el mon-te Sina, dos tablas del testimonio, tablas de piedraescritas con el dedo de Dios". "Y las tablas eran obrade Dios, y la escritura era escritura de Dios graba-da sobre las tablas" (x. 32:16). Con ocasin de larenovacin del pacto vuelve a decirse: "Y Yahvehdijo a Moiss: Alsate dos tablas de piedra como lasprimeras, y escribir sobre esas tablas las palabrasque estaban en las tablas primeras que quebraste"(Ex. 34:1). Luego en el versculo 27 del mismo cap-tulo 34 dice: "Y Yahveh dijo a Moiss: Escribe testas palabras porque conforme a estas palabrashe hecho pacto contigo y con Israel". Las maldicio-nes de la ley de los celos haban de ser escritasconstantemente en los casos correspondientes porlos sacerdotes conforme a la ley: "El sacerdote escri-bir estas maldiciones en un libro y las borrar conlas aguas amargas" (Nm. 5:23). Lo cual se realizabaconforme a los mtodos y costumbres antiguos co-

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    rroborados por la arqueologa para aquellas pocas.Para los tiempos de Moiss pueden verse las ins-

    cripciones jeroglficas y tambin los documentosnativos de los egipcios. Respecto de estudios sobrela poca de Moiss suelen destacarse las obras deautores tales como Lepsio, Wilkinson, Rossellini,Marielte, Brugseh, Birch, Chabas y Stuart Poole,entre otros. Nmeros 33:2 nos dice: "Moiss escri-bi sus salidas conforme a sus jornadas por man-dato de Yahveh. Estas, pues, son sus jornadas conarreglo a sus salidas".

    Respecto del Deuteronomio se nos dice all mis-mo: "De este lado del Jordn, en tierra de Moab,resolvi Moiss declarar esta ley diciendo:" (Dt. 1:5).Y en el mismo libro se reconoce ante los propiostestigos: "Y habl Yahveh con vosotros de en mediodel fuego; osteis la voz de sus palabras, mas a ex-cepcin de or la voz, ninguna figura visteis. Y El osanunci su pacto, el cual os mand poner por obra;los diez mandamientos, y los escribi en dos tablasde piedra" (Dt. 4:12,13). Debemos recordar que entales tablas de piedra escritas por el dedo de Diosexisten claras referencias a los textos de lacosmogona que aparecen al principio del Gnesis.De tales tablas escribe Moiss en primera personaen el libro del Deuteronomio: "Estas palabras ha-bl Yahveh a toda vuestra congregacin en el montede en medio del fuego, de la nube y de la oscuri-dad, a gran voz; y no aadi ms. Y las escribi endos tablas de piedra, las cuales me dio a m" (Dt.5:22). Respecto de la segunda escritura sobre lastablas, nos dice: "Y escribi en las tablas conformea la primera escritura, los diez mandamientos que

    De los textos de la cosmogona

  • [40] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Yahveh os haba hablado en el monte en medio delfuego, el da de la asamblea; y me las dio Yahveh"(Dt. 10:4). Ya para entrar en Canan, antes de cru-zar el Jordn, Moiss con los ancianos, orden alpueblo como est escrito:

    "Orden Moiss con los ancianos de Israel, al pue-blo, diciendo: Guardaris todos los mandamientosque yo os prescribo hoy. Y el da que pases el Jordna la tierra que Yahveh tu Dios te da, levantars pie-dras grandes, y las revocars con cal; y escribirsen ellas todas las palabras de esta ley, cuando ha-yas pasado para entrar en la tierra que Yahveh tuDios te da... y escribirs muy claramente en las pie-dras todas las palabras de esta ley" (Dt. 27: 1-3a,8).

    Tambin est escrito: "Y escribi Moiss esta Ley,y la dio a los sacerdotes hijos de Lev, que llevabanel arca del pacto de Yahveh, y a todos los ancianosde Israel" (Dt. 31:9). De modo que Dios mismoescribi y mand a Moiss escribir. Moiss mismoescribi y con los ancianos mand al pueblo escribiry l mismo entreg sus escritos tanto a los sacerdoteshijos de Lev como a los ancianos del pueblo.Tambin est escrito: "Y cuando acab Moiss deescribir las palabras de esta Ley en un libro hastaconcluirse, dio rdenes a los levitas que llevaban elarca del pacto de Yahveh, diciendo: Tomad este librode la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto deYahveh vuestro Dios, y est all por testigo contra ti".(Dt. 31:24-26). Entonces tambin Moiss compusoun cntico e hizo aprenderlo y recitarlo al pueblo(Dt. 31:30 y 32:47). Segn, pues, todos estos pasajesdel Pentateuco, Moiss mismo es el autorfundamental de su sustrato y fue responsabilidad

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    de los sacerdotes levitas y de los ancianos guardarlo;para hacer lo cual, en sus transcripciones,inspiradamente podran haber hecho lasactualizaciones explicativas narrativas mnimasnecesarias a la inteligencia del texto y su contexto.

    La Lnea Hiertica.El sumo sacerdote del tiempo final de Moiss y

    del tiempo de Josu, cuando se copi la ley, fueEleazar (Josu 14:1); su hermano fue el sacerdoteItamar (x. 28:1), responsable de las cuentas deltabernculo (x. 38:21). Sus hermanos aaronitasNadab y Abi perecieron en el tabernculo en tiem-pos de Moiss, y fueron sacados de all por los pri-mos de Moiss y Aarn llamados Misael y Elzafn,hijos del to de Moiss y Aarn llamado Uziel (Lv.10:4). El hijo de Eleazar fue Finees (Jos. 24:33). Demodo que la responsabilidad sacerdotal de conser-var la ley haciendo las aclaraciones del caso siguila siguiente lnea hiertica: Moiss, Eleazar, Finees,Abisa, Buqu, Uzi, Zeraas, Meraiot, Amaras I,Ahitob I, Sadoc I, Ahimaas, Azarias I , Johann, Asa-ras II sacerdote en tiempos de Salomn, Amaras II,Ahitob II, Sadoc II, Salum, Hilcas, Asaras III, Seraas,Josadac llevado cautivo en tiempos deNabucodonosor (1 Cr. 6:4-15).

    Los sacerdotes que estuvieron entre los primerostiempos en entrar y morar en la ciudad de Jerusalntras la transportacin a Babilonia, fueron Jedaas,Joiarib, Asaras III, Adaia, Masai, y sus hermanos (1Cr. 9:2,10-13). Y los prncipes de los sacerdotes quesubieron con Zorobabel fueron Jesa hijo delJosadac arriba mencionado, Seraas II, Jeremas,

    De los textos de la cosmogona

  • [42] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Esdras, Amaras III, Maluc, Hats, Secanas, Rehum,Meremot, Iddo, Gineto, Abas, Mijamn, Maadas,Bilga, Semaas, Joiarib, Jedaas, Sal, Amoc, HilcasII y otro Jedaas. La lnea sacerdotal de Jesa, hijode Josadac, que contina la descendencia delEleazar de los tiempos de Josu fue: Joiacim hijode Jesa, Eliasib, Joiada, Jonatn y Jada (Neh.12:1-11). Los sacerdotes en tiempos de Joiacim hijode Jesa, en plena restauracin tras el retorno,fueron: Meraas, Hananas, Mesulam, Johanm II,Amaras, Jonatn, Melic, Jos Sebonita, AdnaHorimita, Helcai Merarotita, Zacaras hijo de Iddo,Mesuln Ginetonita, Zicri Abiaita, Piltai Moadita,Sama Bilgita, Semaas II Jonatanita, MatenaiJoianicita, Uzi Jedaita, Calai Salaita, Eber Amokita,Hasabas Hilcita y Natanael Jedaita (Neh. 12:12-21).

    Todos estos fueron por voluntad de Dios los prin-cipales responsables de la guarda, transmisin y ac-tualizacin del texto mosaico desde los tiempos mis-mos de Moiss, Josu y Eleazar y hasta los tiemposinmediatamente posteriores al gran escriba y sacer-dote Esdras, notable conservador y popularizador delcanon del Antiguo Testamento. Los deberessacerdotales divinamente institudos eran no sola-mente conservar el texto, sino tambin aclararlo alpueblo, parafrasearlo, aplicarlo, explicarlo, ensear-lo, actualizarlo a cada caso. Dice la ley:

    "Cuando alguna cosa te fuese difcil en eljuicio, entre una clase de homicidio y otra, en-tre una clase de derecho legal y otra, y entreuna clase de herida y otra, en negocios de liti-gio en tus ciudades, entonces te levantars yrecurrirs al lugar que Yahveh tu Dios escogiere;

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    y vendrs a los sacerdotes levitas, y al juez quehubiere en aquellos das, y preguntars; y elloste ensearn la sentencia del juicio. Y harssegn la sentencia que te indiquen los del lu-gar que Yahveh escogiere, y cuidars de hacersegn todo los que te manifiesten. Segn la leyque te enseen, y segn el juicio que te digan,hars; no te apartars ni a diestra ni a sinies-tra de la sentencia que te declaren. Y el hom-bre que procediere con soberbia, no obedecien-do al sacerdote que est para ministrar all de-lante de Yahveh tu Dios, o al juez, el tal morir;y quitars el mal de en medio de Israel. Y todoel pueblo oir, y temer, y no se ensorbecer"(Dt. 17:8-13).

    Este, pues, ha sido el fundamento de la tradicinde la Halak o jurisprudencia, la cual se ha acom-paado tambin con la tradicin narrativa de laHaggad; conjuncin que se manifiesta, por ejem-plo, como en otras escrituras, en uno de losmasquiles inspirados de Asaf que dice :

    "Escucha, pueblo mo, mi ley; inclinad vues-tro odo a las palabras de mi boca. Abrir miboca en proverbios; hablar cosas escondidasdesde tiempos antiguos, las cuales hemos odoy entendido; que nuestros padres nos las con-taron. No las encubriremos a sus hijos, contan-do a la generacin venidera las alabanzas deYahveh, y su potencia, y las maravillas quehizo. El estableci testimonio en Jacob, y pusoley en Israel, la cual mand a nuestros padresque la notificasen a sus hijos; para que lo su-piera la generacin venidera, y los hijos que

    De los textos de la cosmogona

  • [44] Preliminares a una exgesis cosmognica

    nacern; y los que se levantarn lo cuenten asus hijos, a fin de que pongan en Dios su con-fianza, y no se olviden de las obras de Dios; queguarden sus mandamientos..." (Sal. 78:1-7).

    Y contina Asaf recapitulando la historia hasta Da-vid. Este Masquil de Asaf es uno de los salmosmesinicos que profetizan la transmisin de la tradi-cin legtima y verdadera en boca del Mesas, quiencumple las previsiones profticas del Masquil, comoinspiradamente lo reconoce el apstol Mateo respec-to de Jesucristo: "Para que se cumpliese lo dicho porel profeta, cuando dijo: Abrir mi boca; declarar co-sas escondidas desde la fundacin del mundo". (Mt.13:35). Mateo aplica, pues, el cumplimiento de laspalabras del profeta Asaf, a las enseanzas de Jessde Nazareth. Es en boca de El donde se encuentranla pureza de la Halak y de la Haggad legtimas,pues es tambin Jess de Nazareth quien denunciala invalidacin de la Palabra de Dios mediante la ter-giversacin de la tradicin de los ancianos (Marcos7:9-13). Todo el Antiguo Testamento, y en especial elPentateuco, subsume los textos de la Cosmogona,como lo hace el mismo Declogo, ncleo de la Torah.Aparte de los sacerdotes, tambin los ancianos delpueblo tenan la responsabilidad de la guarda y tras-misin del libro llamado de Moiss, nuestroPentateuco. De tales ancianos tambin puede ha-cerse una relacin semejante a la hiertica basadaen la trama genealgica del Antiguo Testamento, unade cuyas finalidades es precisamente facilitar el re-conocimiento de la validez de sus transmisiones. Eraen Deuteronomio 31:9 donde leamos que aparte delos sacerdotes levitas, tambin los ancianos de Israelfueron depositarios de los libros de Moiss.

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    Actualizaciones Inspiradas y Continuacin.Fue tal responsabilidad hiertica y presbiterial la

    que explica la divinamente inspirada interpolacinactualizante del texto mosaico en perodos especialesy nucleares de reavivamiento. Ejemplo de talesactualizaciones en el texto tenemos, por ejemplo, enGnesis 12:6, y 13:7, donde dice al final de los dosversos que "el cananeo estaba entonces en la tierra",y "el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en latierra"; lo cual posiblemente se introdujo despus deMoiss, cuando ya Israel dominaba Canan.

    En Gnesis 36:31 nos aclara inspiradamente eltexto explicativo posterior que los reyes edomitasreinaron "antes que reinase rey sobre Israel". Por lotanto, la explicacin provendra posiblemente deltiempo en que ya estaba instaurada la monarquaen pocas de David, o Salomn, cuyo reinado erasobre Israel y no slo sobre Jud. El Espritu Santoquiso darnos tal indicio isaggico. Los pasajes citadosde Gnesis 12:6 y 13:7 bien pudieran ser del tiempode Josu y los ancianos que le sobrevivieron, o deltiempo de Samuel, cuando stos re-escribieroncopias de los libros de Moiss (Jos. 8:32,34,35; 23:6;24:25-32; 1 S. 10:25). El pasaje de Gnesis 36:31,posiblemente se escribi bajo inspiracin divina,como indicio isaggico, en tiempos de David ySalomn, o quiz incluso en tiempos simplementede Sal; es decir, tambin en la ocasin en queSamuel escribi las leyes del reino y comenz sulibro de Crnicas. En el libro de Deuteronomio, enmedio de una redaccin mosaica en primerapersona, aparece tambin un parntesis explicativoposterior en el captulo 2:10-12, donde despus de

    De los textos de la cosmogona

  • [46] Preliminares a una exgesis cosmognica

    explicar que los gigantes emitas habitaron antes entierra de Moab, y los horeos antes de Seir, terminael verso 12 diciendo inspiradamente: "como hizoIsrael en la tierra que les dio Yahveh por posesin"(Dt. 2:12b).

    Esta parte aclaratoria bien pudo haber sido es-crita por Josu a fines de su vida, en la ocasin dela que est escrito: "Entonces Josu hizo pacto conel pueblo el mismo da, y les dio estatutos y leyes enSiquem. Y escribi Josu estas palabras en el librode la ley de Dios; y tomando una gran piedra, lalevant all debajo de la encina que estaba junto alsantuario de Yahveh" (Jos. 24:25,26). De la activi-dad literaria de Josu, copiando la ley de Moiss yaadiendo sus palabras, tenemos el registro inspi-rado en pasajes como el anterior y los siguientes:"Tambin escribi all sobre las piedras una copiade la ley de Moiss, la cual escribi delante de loshijos de Israel...Despus de esto, ley todas la pala-bras de la ley, las bendiciones y las maldiciones,conforme a todo lo que est escrito en el libro de laley. No hubo palabra alguna de todo cuanto mandMoiss, que Josu no hiciese leer delante de toda lacongregacin de Israel, y de las mujeres, de los ni-os, y de los extranjeros que moraban entre ellos".(Jos. 8:32,34,35). En el captulo 24 del libro quelleva el nombre de Josu est el discurso de despe-dida de ste en primera persona, el cual, con losestatutos y leyes que les dio en Siquem, escribiJosu en el libro de la ley de Dios (Josu 24:25,26).

    Respecto de la actividad literaria del profetaSamuel est escrito: "Samuel recit luego al pueblolas leyes del reino, y las escribi en un libro, el

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    cual guard delante de Yahveh" (1 S. 10:25). PeroSamuel tambin escribi un libro de Crnicas con-tinuadas por el profeta Natn y por el vidente Gad,como est escrito: "Y los hechos del rey David, pri-meros y postreros, estn escritos en el libro de lascrnicas de Samuel vidente, en las crnicas del pro-feta Natn, y en las crnicas de Gad vidente, contodo lo relativo a su reinado, y su poder, y los tiem-pos que pasaron sobre l, y sobre Israel y sobretodos los reinos de aquellas tierras" (1 Cr. 29:29,30).La explicacin "los tiempos que pasaron...sobre Is-rael y sobre todos los reinos de aquellas tierras",bien puede referirse, no slo a los tiempos de Da-vid, sino precisamente como dice el texto, a la na-cin misma de Israel y a las tierras y reinos delcercano oriente; por lo cual, el trabajo literario ins-pirado de Samuel, Natn y Gad, pudo abarcar lostiempos anteriores a David, todo el perodo de lahistoria de Israel y su contexto. De modo queSamuel, Natn y Gad teniendo a la mano los escri-tos inspirados propios de Moiss y los de Josu,junto con otros documentos anteriores, bien pu-dieron editar inspiradamente en forma actualiza-da los escritos histricos de Moiss, Josu, el pe-rodo de los Jueces y los inicios de la monarqua.De hecho, el registro inspirado de las Escriturasnos informa claramente que Samuel, Natn y Gadescribieron crnicas sobre los tiempos que pasa-ron sobre Israel y los reinos del Cercano Oriente;crnicas que consistiran en la actualizacin hist-rica desde los escritos de Moiss hasta David.

    Ellos, y en especial Samuel, seran los responsa-bles de la edicin revisada y contextualizada del

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  • [48] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Pentateuco de Moiss (o mejor decir, del Hexateucoque incluye el libro llamado de Josu), el libro deJueces con Ruth y el sustrato mismo de los librosde Samuel. Obra histrica que sera continuada porlos profetas de la monarqua, resumida por Jere-mas con Baruc, y editada finalmente en forma se-lectiva, y conservada por Esdras, y conservada porNehemas, bajo la inspiracin del Espritu de Dios.

    Dios mismo inspir ciertas frases para que nossirvieran de indicio de la poca en que la edicinrevisada al final del texto se cerr con una redac-cin definitiva. Tales frases no necesariamente se-alan la poca de la formacin del Libro, que en susustrato es anterior, sino que sealan apenas elmomento histrico en que vivi el ltimo redactor ocopista inspirado que edit el texto definitivo. Porejemplo, a lo largo de los libros histricos aparecela repetida y estereotipada frase "hasta hoy", queparece ser una frmula que seala el tiempo de laedicin definitiva del texto. Nos encontramos esaexpresin inspirada y reveladora, por ejemplo, enlos siguientes pasajes:

    G. 32:32: "Por esto no comen los hijos de Israel,hasta hoy da, del tendn que se contrajo, el cualest en el encaje del muslo".

    Dt. 2:22b: "... y ellos sucedieron a stos, y habita-ron en su lugar hasta hoy" (ntese que esta frasepertenece al parntesis actualizante).

    Dt. 34:6b: "... y ninguno conoce el lugar de susepultura hasta hoy".

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    Jos. 4:9: "...y han estado all hasta hoy" (las 12piedras en el Jordn).

    Jos. 5:9b: "Por lo cual el nombre de aquel lugarfue llamado Gilgal, hasta hoy".

    Jos. 7:26b: "Y por esto aquel lugar se llama elValle de Acor, hasta hoy".

    Jos. 8:28, 29b: " Y Josu quem a Hai y la redujoa un montn de escombros, asolada para siemprehasta hoy...y levantaron sobre l un gran montn depiedras que permanece hasta hoy".

    Jos. 9:27: "Y Josu los destin aquel da a serleadores y equipadores..." (a los gabaonitas) "...loque son hasta hoy".

    Jos. 13:13: Los gesureos y maacateos "habitaronentre los israelitas hasta hoy".

    Jos. 15:63b: "Y ha quedado el jebuseo en Jerusa-ln con los hijos de Jud hasta hoy".

    Jos. 16:10b: "...qued el cananeo en medio deEfran, hasta hoy".

    Jue. 1:21: "Y el jebuseo habit con los hijos deBenjamn hasta hoy".

    Jue. 6:24: "Y edific Geden altar a Yahveh, y lollam Yahveh - Salom; el cual permanece hasta hoyen Ofra de los abiezeritas".

    Jue. 10:4: "...se llaman las ciudades de Jair has-ta hoy..."

    Jue. 15:19b: "Por esto llam el nombre de aquellugar, En-hacore, el cual est en Lehi, hasta hoy".

    De los textos de la cosmogona

  • [50] Preliminares a una exgesis cosmognica

    1 S. 5:5: "Por esta causa los sacerdotes de Dagny todos los que entran en el templo de Dagn nopisan el umbral de Dagn en Asdod hasta hoy".

    1 S. 6:18b: "La gran piedra sobre la cual pusieronel arca de Yahveh est en el campo de Josu deBet-semes hasta hoy".

    2 S. 4:2b,3: "...(porque Beerot era tambin contadocon Benjamn, pues los beerotitas haban hudo aGitaim, y moran all como forasteros hasta hoy)".

    2 S. 6:8b: "...y fue llamado aquel lugar Prez-uza, hasta hoy".

    2 S. 18:18b "...y as se ha llamado Columna deAbsaln, hasta hoy".

    2 R. 13:23: "...y no quiso destruirlos ni echarlos dedelante de su presencia hasta hoy".

    2 R. 14:7b: "...y la llam Jocteel hasta hoy".

    2 R. 16:6b: "y los de Edom vinieron a Elat y habi-taron all hasta hoy".

    2 R. 17:23b: "...e Israel fue llevado cautivo de sutierra a Asiria, hasta hoy".

    2 R. 17:41: "As temieron a Yahveh aquellas gentes,y al mismo tiempo sirvieron a sus dolos; y tambinsus hijos y sus nietos, segn como hicieron suspadres, as hacen hasta hoy".

    1 Cr. 4:40b,41,43: "...porque los de Cam la habi-taban antes. Y stos han sido escritos por sus nom-bres, y vinieron en das de Ezequas rey de Jud, ydesbarataron sus tiendas y cabaas que all halla-ron, y los destruyeron hasta hoy, y habitaron all en

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    lugar de ellos...Y destruyeron a los que haban que-dado de Amalec, y habitaron all hasta hoy".

    1 Cr. 9:18: "Hasta ahora entre las cuadrillas delos hijos de Lev han sido stos los porteros en lapuerta del rey que est al oriente".

    2 Cr. 5:9: "E hicieron salir las barras, de modo quese viesen las cabezas de las barras del arca delan-te del lugar santsimo, mas no se vean desde fuera;y all estn hasta hoy".

    2 Cr. 8:8: "... a los cuales los hijos de Israel nodestruyeron del todo, hizo Salomn tributarios hastahoy".

    2 Cr. 10:19: "As se apart Israel de la casa deDavid hasta hoy".

    La expresin estereotpica "hasta hoy", no nece-sariamente refleja un mismo redactor, sino una for-ma usual del lenguaje que puede irse corriendo depoca en poca mediante los cronistas y editoresactualizadores inspirados del textoveterotestamentario, quiz desde Samuel, Natn, yGad, pasando por los cronistas sucesivos que sirvie-ron a su vez de fuentes para los libros de Reyes conJeremas y Baruc y luego Crnicas hasta la poca deEsdras y Nehemas. Actualizacin del nombre de lu-gares y ciudades, vemos, por ejemplo, enDeuteronomio 3:9; Josu 14:15; 15:15, 25, 49, 54;18:14; Jueces 1:11,23,26; 19:29. Hay tambin otrosversculos inspirados, por medio de los cuales Diosmismo reiteradamente quiere informarnos que eseproceso de consolidacin de la revelacin proposicionalprogresiva, fue cristalizando en la conformacin defi-nitiva del texto hasta la poca del retorno del exilio.

    De los textos de la cosmogona

  • [52] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Primeramente acontecieron los hechos ante testi-gos; lo cual dio lugar a la tradicin oral, a la forma-cin y registro de sagas, cnticos, proverbios, colec-ciones legales, historias contemporneas a los he-chos, etc., que explicaran su contextoinspiradamente, y consolidaran el texto definitivo dela revelacin proposicional progresiva cristalizado enla historia y documentos del Antiguo Testamento.

    Los versos que inspiradamente revelan los lti-mos momentos de la cristalizacin del texto son,por ejemplo: xodo 36:16, que explica que el mancay hasta que Israel entr en Canan. AunqueMoiss es el autor bsico intermediario de la revela-cin pentateuca desde su misma poca, xodo 36:16revela una actualizacin posterior a su fecha, reali-zada ya tras la conquista de Canan por Israel.

    Deuteronomio 3:11, al referirse a la cama de Ogentre ellos, parece apelar tambin a ella como a untestigo de la verdad de su relato. Por el verso 30 deJueces 18, el texto inspirado nos ensea que la con-solidacin final del texto de Jueces fue, como diceel texto sagrado, "hasta el da del cautiverio de latierra". El versculo siguiente, Jueces 18:31, al ha-blar de "todo el tiempo que la casa de Dios estuvo enSilo", nos da indicios de que su actualizacin se rea-liz por la poca de la monarqua, cuando ya el arcahaba sido trasladada a Jerusaln; de lo cual tam-bin nos dan indicios los pasajes de Jueces20:27b,28a, al decir que el arca del pacto de Diosestaba all en aquellos das; es decir, en el tiempode los sucesos de los Jueces, no ahora en el tiempode su registro definitivo cannico. Jueces 17:6 y21:25 tienen la expresin que dice que en aquellos

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    das no haba rey en Israel y que cada uno haca loque bien le pareca. Esto, pues, pudo haberse escri-to durante la monarqua an no dividida. El librollamado de Samuel nos muestra tambin actualiza-ciones semejantes. Por ejemplo, en 1 Samuel 9:9,entre parntesis explica que antiguamente en Is-rael, cualquiera que iba a consultar a Dios, buscabaa los videntes, posteriormente llamados profetas. Enlos tiempos de Samuel mismo eran videntes, peroadentrado ya el perodo de la monarqua, el nom-bre usado era el de profetas. Por lo tanto, el parn-tesis actualizador avanza por lo menos a esa poca.Otra actualizacin del perodo de la monarqua divi-dida nos la revela 1 Samuel 27:6 donde explica queSiclag lleg a ser de los reyes de Jud el hoy del dade la redaccin del verso. l Reyes 10:21 y 2 Crni-cas 9:20, al decir que en tiempos de Salomn laplata no era apreciada, dan indicios de haber sidoredactados pasado el tiempo de Salomn.

    Dios mismo ha querido mostrar ese procesoredaccional del texto inspirado, llenando la edicincon tan variada cantidad de indicios de actualiza-cin inspirada del texto sagrado. Pero no debemosequivocarnos. En ningn momento se est signifi-cando que la totalidad del libro tiene su origen enla fecha de su edicin actualizada final.

    Lo Pre-mosaico y las Incorporaciones.El texto sagrado mismo revela tambin la

    inspiracin de tradiciones, sagas, documentos yporciones selectas reescritas de fuentescontemporneas a los hechos mismos que se narran.Lo arcaico de tal sustrato fundamental es adems

    De los textos de la cosmogona

  • [54] Preliminares a una exgesis cosmognica

    perfectamente corroborado por los descubrimientosarqueolgicos. Moiss mismo habra hecho uso deescritos y tradiciones anteriores a l provenientesdel mismo perodo patriarcal. Se han hallado en ellibro del Gnesis caractersticas de la literaturarabe. Se ha demostrado perfectamente que duranteel perodo patriarcal, tanto en Babilonia como enEgipto, era natural la transmisin no tan solamenteoral, sino incluso escrita, de historias y genealogas.En la obra de D. J. Wisemann: "Nuevosdescubrimientos en Babilonia acerca de Gnesis",se demuestra documentalmente la transmisinfamiliar, en el perodo patriarcal, de genealogas ehistorias similares a la de Gnesis, halladas enBabilonia y Egipto. Naville tambin corrobora elmismo aserto. La escuela de Wellhausen cometi elerror de negar la existencia de escritura incluso entiempos tan avanzados como los de Moiss. Pero laverdad demostrada por la arqueologa es que inclusoen Ur, la patria de Abraham, ya era comn laescritura y elevada la cultura. Recordemos el famosoCdigo de Hamurabi, quien parece ser el mismoAmrafel de Gnesis 14:1.

    Mencionamos a Hamurabi del tiempo deAbraham, como ejemplo de escritura de tipo ante-rior a Moiss, por su forma, y porque tambin Moi-ss bien pudo escribir las leyes del Pentateuco. Sinembargo, Hamurabi mismo no es el ejemplo mstemprano de este tipo de escritura legal. Su cdigosubsume la jurisprudencia anterior que provienede los sumerios, civilizacin que se desarroll enlos reinos de Nimrod.

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    Anteriores al Cdigo de Hamurabi son, por ejem-plo: el cdigo de la ciudad de Eshnuna, el cdigo deLipit Ishtar, el cdigo de Bilalama y el cdigo de Ur-Namun. Pero, aparte de escritura de tipo legal, exis-ten numerossimas tabletas y otras muestras de es-critura de tipo administrativo, comercial, escolar,mtico, potico, pico, etc. La ms antigua evidenciade escritura que ha desenterrado recientemente laarqueologa, la tenemos por ahora en los cilindrosde Erec (G. 10:10).

    En toda esta documentacin arcaica se corrobo-ran las costumbres y nombres del perodo patriar-cal, demostrando la antigedad de las narracionesde Gnesis. De modo que el libro de las generacio-nes de Adn (G. 5:1), las generaciones de No (G.6:9), la tabla de las naciones (G. 10:1), la historiade la familia de Jacob (G. 37;2), etc., que han sidoincorporados por Moiss al Gnesis, correspondena la poca patriarcal, y cuya transmisin no tan so-lamente hubo de ser por tradicin oral, sino inclu-so escrita.

    Jos Flores nos recuerda varios de los "libros depiedra" de la poca patriarcal anterior a Abraham,tales como las estelas de Ur-Engur y Naran-Sin,Eannatum y Ur-Nina, el obelisco de Manishtusu, elsello de Enhedu-Anna, la tablilla de Annipadda, etc.El historiador antiguo de los caldeos llamado Beroso,en su obra "Babiloniaca", sostiene que Oannes, elprimero de los siete famosos sabios antidiluvianos,

    "transmiti a los hombres el conocimiento de lasletras, de las ciencias y de toda clase de oficios, cmopoblar las ciudades y levantar templos, y les ense

    De los textos de la cosmogona

  • [56] Preliminares a una exgesis cosmognica

    las leyes de la medicin de terrenos; les dio a conocerla siembra y la recoleccin de los frutos y, en resumen,transmiti a los hombres todo lo que atae a la vidacivilizada".

    El nombre transcrito Oannes, dice Beroso, es elmismo Uan o Uanna de los sumerios; es el mismoDaonos de Pautibibla del catlogo antediluviano deBeroso, que se corresponde con Enmenluana deBatibira, de los prismas W.B.444 y W.B.62. Obsr-vese el parecido de nombres: Enmenluana,Emeluana, Uanna, Uan, Oannes, Daonos y Ens(Gn. 4:26) desde quien los hombres comenzaron ainvocar el nombre personal de Dios antes del dilu-vio. La dependencia de Ens, hijo de Seth, respectode Dios, se intensific en Enok, sptimo desde Adam,de cuyas tradiciones se hace eco el Libro de Enokcitado en la epstola de Judas; libro donde dice deEnok que a causa de su rectitud fue amigo de Diosy trasladado al Cielo, donde le fueron mostrados losregistros celestes y donde fue instruido. Esta tradi-cin enoquiana recogida en el libro de Enok, citadopor el apstol Judas Tadeo Lebeo, hermano de Je-sucristo y de Santiago, aparece tambin mimetizadaen el Catlogo Sacerdotal del prisma Weld-Blundell444, y en la Babiloniaca de Beroso, donde el Enok,sptimo desde Adam, aparecera llamado comoEmenduranki, o Enmenduranna de Sipar, el mis-mo Evedoranjos de Pautibibla, de quien tambin sedice haber sido amado del cielo, en l colocado, y al comunicados los secretos y entregadas las tabli-llas y el don proftico. Ocupa tambin el sptimolugar en los catlogos antediluvianos.

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    El Midrash de Gnesis y Josefo recuerdan lasantediluvianas estelas de Seth, donde ste registrlas predicciones de Adam acerca de dos destruccio-nes del mundo, una por agua y otra por fuego. Taltradicin pretende usufructuarla Dositeo, segn ellibro "Las Tres Estelas de Seth" hallado en el CdiceVII:5 de la Biblioteca Gnstica de Nag-Hammadi, quese encontr cerca del Chenoboskin. Pero comohemos visto, no slo es judaica la tradicin de laexistencia de escritura entre los antediluvianos; elmismo Beroso, en su Historia Caldea, recuerda elentierro de los escritos antediluvianos y su poste-rior recuperacin. Dice Beroso:

    "...se le apareci en sueos dicindole que loshombres seran destrudos por un cataclismo el da 15del mes de Daisios. Entonces orden, despus de haberreunido todos los escritos, los comienzos, los medios ylos fines, dejarlos en la ciudad de Sipar.../...y comoles haba dicho, deban quitar de Sipar las escrituraspara comunicarlas a los hombres, y que el pas dondese encuentran es el pas de Armenia. Al or estas cosassacrificaron y se fueron a pie a Babilonia. De estebarco encallado en Armenia quedaba an una parteen los montes de los Kurdos de Armenia. Algunosraspan el asfalto del barco y lo llevan y se sirven de lpara preservativos. Y ellos, al llegar a Babel,desenterraron en Sipar las escrituras; despus fundaronmuchas ciudades y levantaron templos y reconstruyeronBabel".

    Hasta aqu, pues, Beroso. Pero tambin el famo-so rey biblifilo Asurbanipal dice en uno de sus tex-tos arcaicos: "Yo leo las bellas tabletas de barro de Sumery el oscuro escrito acadio que es difcil de dominar. Me gozo

    De los textos de la cosmogona

  • [58] Preliminares a una exgesis cosmognica

    en leer las inscripciones en piedra desde la poca anteriordel diluvio". As pues que Beroso y Asurbanipal serefieren a la escritura anterior al diluvio.

    La Babel sumeria, comienzo del reino de Nimrod(Gn.10:9,10), era llamada Nin-Marad, Nimrod. Suraza era con caractersticas irnicas y mongoles,anteriores a la bifurcacin; su lengua semejante alturco y al chino, tambin anterior a la dispersin.Su escritura entre figurativa y cuneiforme. El esti-lo figurativo perdur en las sociedades ms tradi-cionales de Egipto, China y la cultura Nahuatl ennuestro continente. El cuneiforme se desarroll enMedio Oriente. Hay datos de relacin sumerio-chi-na. Elam tambin us al principio el sistemasumerio, y su escritura es pariente de la delIndostn. El hecho de que los antiguos alfabetosorientales representen tan slo las consonantes,ha demostrado a varios la relacin de stos con elsistema jeroglfico.

    Igualmente el orden del alfabeto cuneiforme y elde los alfabetos lineales es coincidente. Son ade-ms parecidos los signos alfabticos posteriores consus antecesores mixtos pseudojeroglficos, los cua-les, a su vez, tienen relacin con los jeroglficos mis-mos de tipo egipcio. Las diez inscripciones mixtaspseudojeroglficas lineales halladas en Biblos, deescritura silbica del segundo milenio a.C., repre-sentan el estado intermedio Mesopotmico-Egipciode signos pictogrfico-alfabticos.

    En Ur y Lagash se usaba la escrituraprotocuneiforme. Igualmente el idioma Sumerioaparece como aglutinante de varios dialectos. El

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    idioma Urarteo del Ararat es semejante al Horeo delos Heveos, y el Jtico de los textos de Bogazkoi esel primitivo pre-indo-europeo proto-hitita occidental.Sus relaciones ancestrales se demuestran tambin,por ejemplo, al comparar las estructuras celtas eitlicas con las heteas. Para comprender mejor elncleo protocultural, vase adems cerca de Kish,la antigua Cush de Nimrod, anterior a la emigracinal Africa, la cultura Yemdert Nasr del tercer milenioantes de Cristo. La Tabla de las Naciones nosinforma que el reino inicial de Nimrod comenz conBabel y Erek, de Cush, entre otras. El perodopatriarcal, se ha demostrado, fue uno de elevadacultura. Ah estn las evidencias de los archivos yde la correspondencia cuneiforme.

    Pero, incluso, en medio mismo del politesmo rei-nante, puede rastrearse documentalmente una an-tiqusima tradicin cercana al monotesmo, que fuedecayendo posteriormente hacia el pantesmo.

    Monotesmo que hubo de recobrar Abraham.Exactamente, pues, lo contrario a la hiptesisevolutiva de la escuela de Wellhausen y similares.Dios Padre, Teos Pater, Zeus Pater, Ju-Piter, Djaus-Pitar, Ptah, son nombres que revelan esa lneaconceptual que se refiere al Dios Alto, Supremo,Padre Creador. Tanto en la antigua Sumer, comoen la India de la Literatura Snscrita Antigua, elrecuerdo de un monotesmo primigenio perduraba.El Dios Alto y Supremo, Padre Creador, era unacreencia amplia aun en medio del animismo. Vanse,por ejemplo, los estudios de: Zwemer ("El Origen dela Religin"), W. Schmidt ("Origen y Crecimiento delas Religiones"), Snaith ("Ideas Distintivas del Antiguo

    De los textos de la cosmogona

  • [60] Preliminares a una exgesis cosmognica

    Testamento"), que nos habla del "El" protosemtico,S. Langdom ("Mitologa Semtica"), etc.

    Moiss, como tambin luego el resto del AntiguoTestamento, ha incorporado, pues, de sus fuentes,antiqusimos dichos y cnticos.

    Ejemplos tenemos en:

    - el Dicho de Lamec (Gn.4:23,24) que a su vez serefiere a Can,

    - el Dicho de No a Canan, Sem y Jafet (Gn.9:25-27),

    - las Bendiciones de Isaac (Gn.27:27-29, 39,40),

    - las Profecas de Jacob (Gn.49:2-27),

    - el Cntico de Moiss y de Myriam (Ex.15:1-18,21),

    - la cita del Libro de las Batallas de Yahveh(Nm.22:14,15),

    - el Cntico del Pozo (Nm.21:17,18),

    - el Dicho de los Proverbistas (Nm.21:27-30),

    - las Parbolas de Balaam (Nm.23:7-10,18'24; 24:3-9,15-24),

    - el mismo Cntico final de Moiss (Dt.32:1-43).

    Otras incorporaciones arcaicas de este mismo tipo,pero posteriores a Moiss, son por ejemplo:

    - la Orden de Josu (Jos.10:12,13),

    - el Cntico de Dborah (Jue.5:1-31),

    - el Enigma de Sansn, la respuesta a ste, y elposterior cntico del primero (Jue.14:14,18; 15:16),

    - la Oracin de Ana (1 S. 2:1-10),

  • [61]

    - el Proverbio acerca de Sal (1 S. 10:12; l9:24),

    - el Cntico de las Mujeres sobre Sal y David (1 S.l8:7; 21:11; 29:5),

    - la Endecha de David a Sal y Jonatn (2 S. 1:19-27),

    - la Endecha de David por Abner (2 S. 3:34),

    - la Escritura de Ezequas (Is.38:9-20),

    - la Oracin de Jons (Jon. 2:1-10),

    - la Oracin de Habacuc (Hab. 3:1-19), y otros.

    A veces las fuentes, o en su defecto, por lo menosotras referencias, se citan explcitamente; por ejem-plo:

    - Libro de las Batallas de Yahveh (Nm. 21:14),

    - Libro de Jaser (Jos.10:13; 2 S. 1:18),

    - Registros Antiguos (1 Cr. 4:22),

    - Crnica del Rey David (1 Cr. 27:24),

    - Crnicas de Samuel, Natn y Gad (1 Cr. 29:29),

    - Hechos de Salomn (1 R. 11:41),

    - Libro del Profeta Natn, Profecas de Ahas Silonitay del Vidente Iddo (2 Cr. 9:21),

    - Libro de Semaas, Historia de Iddo Profeta, Regis-tro de las Familias (2 Cr. 12:15; 13:22),

    - Historias del Libro de los Reyes (2 Cr. 24:27; 25:26;26:22; 27:7; 28:26),

    - Libro de los Reyes de Jud e Israel (2 Cr. 16:11;35:27),

    De los textos de la cosmogona

  • [62] Preliminares a una exgesis cosmognica

    - Libro de los Reyes de Israel (2 Cr. 20:34; 32:18,19),

    - Crnicas de los Reyes de Israel (1 R. 15:31;16:5,14,20,27; 22:39,45; 2 R. 1:8; 2 R 1:8;10:24; 13:8,12; 14:15,28; 15:11,15,21,26,31;20:20; 2 Cr. 20:34),

    - Crnicas de los Reyes de Jud (1 R. 14:29; 15:7,23;2 R. 8:23; 12:19; 14:8; 15:6,36; 16:19; 21:17,25;23:28; 24:5),

    - Libro de Yahveh (Is. 34:16),

    - Crnicas del Rey Asuero (Est. 2:23),

    - Escritos de Mardoqueo (Est. 9:20,23,29,32),

    - Crnicas de los Reyes de Media y Persia (Est. 10:2),etc.

    Toda esta documentacin testigo contemporneaa los hechos narrados en el Antiguo Testamento sus-tenta el contenido de la tradicin cosmognicaYavista. El momento clave corresponde sin embargoa Moiss.

    La Historia Paralela.Jos, el hijo de Jacob, por su parte, es el eslabn

    clave que hace la transicin del perodo patriarcalal mosaico, siendo, como fue, el Visir de Egipto. Parael tiempo de Jos se tiene el testimonio extrabblicode antiguos historiadores como Abideno, Apolodoro,Eratstenes, Alejandro Polihystor, Cornelio Alejan-dro amigo de Sulla, Zsimo de Panpolis, Julio Afri-cano, Anniano, Panadoro. El primer Papiro Saliernos informa del monotesmo del faran Apepi, el

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    soberano extranjero y rey pastor Hikso del tiempode Jos. Era adorador del Dios nico, en Heteo, idio-ma de sus ancestros, llamado Sutach, similar alShaddai de Abraham (Gn.17:1). Apepi fue expul-sado de Egipto por Aahmes fundador de la XVIIIdinasta. El ms antguo de los reyes egipciosextrabblicos fue Menes, quien erigi el templo aPtah.

    Aparte de la Biblia, de Moiss nos hablan tam-bin los antguos historiadores Manetn, Keremn,Artfanes, Josefo, Filn y Eusebio. A Moiss se lellamaba tambin Tisiten y Hosarsib. Manetn, his-toriador egipcio, le atribuye a Moiss la ley y la pol-tica judaica. Desde el tiempo de Herodoto tambinlos griegos muestran saber de Moiss.

    Los griegos recibieron la tradicin de Egipto. Delos griegos pas su noticia a los romanos por mediode los antguos historiadores Cornelio Alejandro,Apolonio Molo, Trogo Pompeyo, Estrabn, Talo, Li-berto Tiberiano, Tcito, Juvenal, Longino, Numenio,Hecateo de Abdera, Ptolomeo Mendesio.

    Frente a la cultura griega, muchos quisieron in-terpretar a Moiss alegricamente; tales, por ejem-plo: Aristbulo, Fenio, Demetrio, Filn. EnAlejandra, la iglesia fundada por Bernab y Mar-cos fue proclive a la interpretacin alegrica, comose demuestra por la misma Epstola de Bernab, yla Escuela de Alejandra fundada por Panteno, cu-yos principales exponentes fueron Clemnte deAlejandra y Orgenes. De modo que el mtodo ale-grico de interpretacin en el relato de la creacin,tuvo espacio en el perodo patrstico, y se lo v, por

    De los textos de la cosmogona

  • [64] Preliminares a una exgesis cosmognica

    ejemplo, en Basilio Magno, Gregorio de Niza,Ambrosio de Miln, Agustn de Hipona, e inclusoen el escolstico Buenaventura. Por otra parte, lahistoriografa de Orgenes se fue desarrollando atravs de Escoto Erigena, Anselmo de Canterbury,Nicols de Cusa, Leibniz y Hegel.

    Subyacencia de la Tradicin Mosasta.

    Pero regresemos a Moiss mismo, el genio de laCosmogona, el instrumento divino para consolidarel Monotesmo, mediante Israel, desde el recobroAbrahmico, en el mundo entero. No solo suPentateuco nos informa, como vimos, de su laborescriturstica. Al interior de la Biblia misma, el An-tiguo Testamento atestigua inspiradamente de laautora mosaica. Dios le dice a Josu: "Solamenteesfurzate y s muy valiente, para cuidar de hacerconforme a toda la ley que mi siervo Moiss te man-d; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra,para que seas prosperado en todas las cosas queemprendas. Nunca se apartar de tu boca este librode la ley, sino que de da y de noche meditars enl, para que guardes y hagas conforme a todo loque en l est escrito, porque entonces hars pros-perar tu camino y todo te saldr bien." (Jos. 1:7,8).

    Josu, pues, edific a Yahveh un altar en el MonteEbal "Como Moiss siervo de Yahveh lo habamandado a los hijos de Israel, como est escrito enel libro de la ley de Moiss, un altar de piedrasenteras sobre la cual nadie alz hierro..." (Jos. 8:31),e hizo copia de los escritos mosaicos (8:32) en laocasin del Monte Ebal. Pasadas las conquistas deCanan, Josu levant altar junto al Jordn y

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    amonest a los Rubenitas, Gaditas y a la media tribude Manass con este reconocimiento: "...Vosotroshabis guardado todo lo que Moiss siervo de Yahvehos mand... solamente que con diligencia cuidis decumplir el mandamiento y la ley que Moiss siervode Yahveh os orden..." (Jos. 22:2,5). Y a fines desu vida exhort Josu a todo Israel: "Esforzaos, pues,mucho en guardar y hacer todo lo que est escritoen el libro de la ley de Moiss, sin apartaros de elloni a diestra ni a siniestra." (Jos. 23:6).

    Esa fue tambin la cara recomendacin y recono-cimiento de David a Salomn: "Guarda los precep-tos de Yahveh tu Dios, andando en sus caminos, yobservando sus estatutos y mandamientos, sus de-cretos y sus testimonio