plasmodium relictum

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Plasmodium relictum Plasmodium relictum Clasificación científica Reino : Protista Filo : Apicomplexa Clase : Aconoidasida Orden : Haemosporida Familia : Plasmodiidae Género : Plasmodium Especie : P. relictum GRASSI & FELETTI , 1891 Sinonimia Haemamoeba relicta Grassi & Feletti , 1891 Plasmodium capistrani Russell , 1932 Plasmodium inconsta Hartman , 1927 Plasmodium relictum es un protista de la familia Plasmodiidae , y es el causante más común de la malaria aviar, enfermedad parasitaria que afecta a las aves . Puede ser mortal cuando la especie de ave afectada no ha evolucionado defensas para resistir la enfermedad. Las especies dePlasmodium son parásitos que tienen dos hospederos en su ciclo de vida, la hembra de un mosquito, donde se reproduce sexualmente, la cual sirve de agente vector , y un vertebrado , que para P. relictum es un ave . Otras especies de Plasmodium: P. falciparum , P. malariae , P. ovale y P. vivax causan

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Page 1: Plasmodium relictum

Plasmodium relictum

 

Plasmodium relictum

Clasificación científica

Reino: Protista

Filo: Apicomplexa

Clase: Aconoidasida

Orden: Haemosporida

Familia: Plasmodiidae

Género: Plasmodium

Especie: P. relictum

GRASSI  & FELETTI , 1891

Sinonimia

Haemamoeba relicta Grassi & Feletti, 1891

Plasmodium capistrani Russell, 1932

Plasmodium inconsta Hartman, 1927

Plasmodium relictum es un protista de la familia Plasmodiidae, y es el causante más común de

la malaria aviar, enfermedad parasitaria que afecta a las aves. Puede ser mortal cuando la especie

de ave afectada no ha evolucionado defensas para resistir la enfermedad. Las especies

dePlasmodium son parásitos que tienen dos hospederos en su ciclo de vida, la hembra de un

mosquito, donde se reproduce sexualmente, la cual sirve de agente vector, y un vertebrado, que

para P. relictum es un ave. Otras especies de Plasmodium: P. falciparum, P. malariae, P. ovale y P.

vivax causan la malaria o paludismo en los humanos. Está incluido en la lista 100 de las especies

exóticas invasoras más dañinas del mundo 1  de la Unión Internacional para la Conservación de la

Naturaleza.

Page 2: Plasmodium relictum

Índice

  [ocultar] 

1 Etiología de la malaria aviar

2 Vector

3 Desarrollo de la enfermedad y epidemiología

4 Problema Hawaiano

5 Control

6 Referencias

7 Enlaces externos

8 Referencias

Etiología de la malaria aviar[editar · editar código]

La malaria aviar es causada casi siempre por el protozoo Plasmodium relictum que infecta a las

aves en las regiones tropicales. Hay varias otras especies de Plasmodium que infectan a las aves,

tales como Plasmodium anasum y Plasmodium gallinaceum, pero éstas son de importancia menor

excepto, en casos ocasionales, para la industria avícola.

Vector[editar · editar código]

El vector es el mosquito Culex quinquefasciatus, el cual fue introducidomundialmente en numerosas

islas y se piensa que sea la causa primaria de muchas extinciones de aves en Hawai (Atkinson et al.

2000).

Desarrollo de la enfermedad y epidemiología[editar · editar código]

Plasmodium relictum se reproduce en los glóbulos rojos. Si la carga de parásitos es suficientemente

alta, el ave comienza a perder glóbulos rojos, lo que le causa anemia (USDI y USGS 2005). Debido

a que los glóbulos rojos son esenciales para el transporte de oxígeno por el cuerpo, la pérdida de

estas células puede llevar a un debilitamiento progresivo y, eventualmente, a la muerte (USDI y

USGS 2005). La malaria afecta fundamentalmente a las aves del orden Passeriformes.

Problema Hawaiano[editar · editar código]

Desde la llegada del mosquito Culex quinquefasciatus a las islas Hawái, la malaria aviar ha

devastado las poblaciones de aves nativas. Virtualmente cada individuo de especies endémicas por

debajo de los 1200 msnm de altitud ha sido eliminado por la enfermedad, dado que esa es la altitud

máxima de la presencia del mosquito. Estos mosquitos están limitados a altitudes menores por sus

requerimientos de temperaturas cálidas. Sin embargo, parecen estar ganando altitud lentamente y

su área de distribución está incrementándose hacia zonas más elevadas. Si esto continúa, las

poblaciones de especies endémicas remanentes pueden ser afectadas seriamente. La mayor parte

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de las islas Hawai tienen una altura máxima de unos 1500 msnm, así, las aves nativas se

extinguirán en la mayor parte de estas islas donde el mosquito alcance las máximas elevaciones,

con la excepción de las más elevadas en la isla mayor, Hawai , y en el este de la isla Maui.

Las aves más afectadas en Hawái son la mayoría de las incluidas en la subfamilia Drepanidinae (de

la familia Fringillidae) y el cuervo hawaiano. La susceptibilidad a la enfermedad varía entre las

especies, por ejemplo, el i-iwi es muy susceptible a la malaria, mientras el apapane lo es menos.

(USDI and USGS 2005). Las aves nativas de Hawai son más suceptibles que las introducidas y

exhiben una mayor tasa de mortalidad (Van Riper et al. 1982; Atkinson et al. 1995). Esto tiene serias

implicaciones para las faunas nativas de aves (SPREP) y P. relictus es culpado de la restricción de

las áreas de distribución y las extinciones de un número de especies de aves hawaianas,

principalmente habitantes de bosques de tierras bajas donde el mosquito vector es más común

(Warner 1968; Van Riper 1991; USDI y USGS 2005).

Control[editar · editar código]

La única vía de controlar los efectos de la malaria aviar es controlar las poblaciones de mosquitos.

Esto es difícil particularmente en áreas remotas en los bosques húmedos de Hawai donde los

revolcaderos de puercos asilvestrados y los troncos ahuecados de los helechos

nativos apuu proveen amplias áreas de depósitos agua donde el mosquito puede reproducirse

(USDI y USGS 2005). Un procedimiento efectivo es reducir el número de contenedores potenciales

de agua de lluvia con el fin de reducir los sitios de cría disponibles para el mosquito (SPREP sin

fecha). Sin embargo, en Hawai los intentos de controlar los mosquitos por la reducción

de hábitat larvario y por el uso de larvicidas han fracasado mayormente.

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Las aves, ¿una solución contra la malaria?Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) descubren en las aves un posible mecanismo desconocido de defensa contra la malaria. Así, se ha demostrado una asociación entre el nivel de defensa de un vertebrado silvestre (medido como su nivel de inmunoglobulinas totales) y la presencia de las invasiones múltiples.

Autor: MDO

El Grupo de Estudio de la Ecología del Parasitismo del Museo Nacional de Ciencias Naturales

(CSIC) ha elaborado el primer estudio, en condiciones naturales, que demuestra una

asociación entre el nivel de defensa de un vertebrado silvestre (medido como su nivel de

inmunoglobulinas totales) y la presencia de las invasiones múltiples. Para ello, el equipo de

científicos dirigido por el investigador Santiago Merino ha realizado un extenso trabajo de

muestreo en los montes de Valsaín (Segovia). “Durante la investigación se capturaron

individuos de una especie de ave forestal silvestre de pequeño tamaño, el herrerillo común, que

presenta niveles altos de infección por parásitos similares a los de la malaria, pero inocuos para

los seres humanos”, explica Merino.

De estos resultados, que aparecen en el último número de la prestigiosa revista científica

Parasitology, se desprende que las aves presentaron una mayor probabilidad de aparición de

‘infecciones múltiples’ en su sangre cuando presentaron mayores niveles de defensas

inmunitarias. Para Josué Martínez de la Puente, primer autor del artículo, “estos resultados

apoyarían el hecho de que las infecciones múltiples podrían ser provocadas por la respuesta

inmunitaria y, por tanto, ser un mecanismo defensivo del hospedador para reducir los efectos

negativos de la infección por malaria y evitar la transmisión del parásito”.

Habitualmente, cada parásito de la malaria infecta una célula roja sanguínea, pero en ciertas

ocasiones varios parásitos invaden la misma célula, lo que se denomina ‘invasiones múltiples’.

En este tipo de infección, los parásitos no suelen alcanzar su madurez y su capacidad para ser

transmitido por el insecto se reduciría. Por ello, los expertos consideran que “las invasiones

múltiples serían beneficiosas para el animal infectado, puesto que el número de células

afectadas se reduciría al entrar varios parásitos en una sola célula (reduciendo así la anemia

que producen) y además se reduciría la capacidad del parásito de transmitirse a otro

hospedador, al evitar la maduración de los parásitos en las células del vertebrado.

“Altos niveles de inmunoglobulinas servirían a los hospedadores para provocar la unión de

varios parásitos y forzarlos a infectar juntos una única célula roja sanguínea, con el

consiguiente descenso en sus posibilidades de desarrollo y de transmisión; además, se evitaría

la infección de varias células”, apunta Martínez de la Puente. Según el estudio, “de confirmarse

este mecanismo en otros animales vertebrados, incluidos los seres humanos, se abriría la

posibilidad de tratamientos que potenciaran este mecanismo para disminuir la transmisión del

parasito entre personas infectadas por la malaria”.

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Hasta el momento, sólo tres estudios en laboratorios internacionales habían mostrado que

existe una relación entre la presencia de anticuerpos (o inmunoglobulinas, proteínas defensivas

del vertebrado) y las invasiones múltiples (es decir, por más de un parásito) en células rojas

sanguíneas. Además, el nuevo trabajo pone de manifiesto las complejas interacciones entre

estos diminutos parásitos y sus hospedadores, fruto de una compleja co-evolución entre ambos

organismos.

Los parásitos que causan la malaria son pequeños protozoos que se transmiten de una

persona a otra por la picadura de un insecto vector, generalmente un mosquito, que transporta

el parásito. Éstos pertenecen al género Plasmodium y se conocen no sólo como parásitos de

seres humanos, sino también de otros muchos vertebrados, desde reptiles a otros mamíferos.

El mecanismo de infección de estos parásitos resulta relativamente sencillo, pero es letal. Una

vez que el parásito ha infectado al hospedador vertebrado, al desarrollase en sus órganos

internos, el parásito produce formas infectivas que se liberan en el torrente sanguíneo a la

espera de ser ingeridas por la picadura del insecto vector que le llevará hasta otro hospedador.

Para que aumenten las posibilidades de que éste sea ingerido por el mosquito y se transmita a

otro hospedador, el parásito necesita aumentar su densidad en sangre (el número de parásitos)

del hospedador. Sin embargo, el sistema inmunitario del vertebrado intentará reducir al máximo

la infección, aminorando los efectos nocivos que produce el Plasmodium, como por ejemplo, la

anemia.

La malaria (o paludismo) es la primera causa de enfermedades debilitantes, con más de 200

millones de casos cada año en todo el mundo.

Descubren 44 linajes nuevos de parásitos que originan la malaria en aves

Cuarenta y cuatro nuevos linajes de parásitos causantes de la malaria en aves silvestres han sido descubiertos por científicos de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), en el marco de una investigación genética sobre la enfermedad que afecta a millones de ejemplares en todo el planeta. AGENCIA EFE | OCTUBRE 8 DE 2009Recomendar en Facebook 0

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Cuarenta y cuatro nuevos linajes de parásitos causantes de la malaria en aves silvestres han sido descubiertos por científicos de la

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Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), en el marco de una investigación genética sobre la enfermedad que afecta a millones de ejemplares en todo el planeta.

Así lo explicó hoy a Efe el responsable de este proyecto de investigación, Francisco Campos, quien aseguró que el genoma de estos 44 linajes -especies- ha sido registrado en un banco de genes que está coordinado por Estados Unidos.

Este resultado es fruto de una investigación desarrollada en la UEMC, de la ciudad española de Valladolid, cuyos investigadores pretenden descifrar el genoma completo de los parásitos que provocan esta enfermedad en las distintas especies.

"Estos linajes hasta ahora no eran conocidos, probablemente porque no se habían estudiado", explicó Campos.

Lo que se pretende con el estudio es completar el análisis genético de las muestras que son portadoras, para ver si son iguales todos los parásitos en cada especie o son distintos.

El objetivo último es hallar un antídoto que reduzca la virulencia de esta enfermedad en el ave, ya que, aunque este parásito no ocasiona directamente su muerte, sí la debilita de forma considerable, según el investigador.

En una primera fase del estudio los investigadores detectaron que el parásito afectaba a todas las especies y, a las que vivían en ecosistemas acuáticos, incluso en un 100 por ciento, mientras que en los ecosistemas menos afectados la incidencia podía estar en un 40 por ciento.

Durante la segunda fase del proyecto, que comenzó hace unos meses y concluirá a mediados de 2010, se intentará completar el citado análisis genético.

La investigación ha puesto de manifiesto que todas las especies se encuentran parasitadas por la malaria, aunque en muy diferente proporción. EFE

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Evolución y Biomedicina se dan la mano contra la malaria

La historia natural de un organismo informa muchísimo más de lo que imaginamos. Del conocimiento adquirido gracias al registro fósil y a la aplicación cada vez más eficiente de las tecnologías moleculares, se puede inferir su relación con el entorno o con otros seres vivos, entre otros aspectos relevantes. De ahí se están extrayendo elementos clave de interés biomédico. La investigación del plasmodio de la malaria constituye uno de los mejores ejemplos. Es la cara molecular de la evolución.

Anopheles gambiae (© OMS)

XAVIER PUJOL GEBELLÍ | madri+d8 de Noviembre 2011

Todos los organismos vivos tienen una dotación genética que, además de informar sobre cómo es y cómo actúa un espécimen, aporta pistas clave sobre su relación de parentesco con otras especies, presentes y pasadas. Gracias a ello es posible reconstruir la línea genealógica de una especie y, por consiguiente, establecer la interacción de cada una de ellas con un entorno determinado y su evolución a lo largo del tiempo.

Para sorpresa y satisfacción de los investigadores, el volumen de información que puede obtenerse va muchísimo más allá. Hoy día se considera que a partir de un gen o de un grupo de genes, si se dispone de las herramientas adecuadas, pueden llegar a establecerse múltiples conexiones que abrazan desde el estudio propiamente de la evolución hasta campos aparentemente tan distantes como el de la salud, pasando por múltiples disciplinas emergentes. Ahí está el caso de los genes HomeoBox, que informan sobre el desarrollo de un individuo de la cabeza a la cola y de izquierda a derecha (base de la rampante disciplina conocida como evo-devo), el estudio de pseudogenes o el de los intrones, secuencias de ADN que indican el inicio de un gen.

Pero donde más están aportando últimamente las técnicas desarrolladas al amparo de la biología molecular y la genética es al conocimiento de determinados organismos con gran influencia en salud

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humana. El caso del plasmodio de la malaria, cuyo conocimiento ha dado un salto espectacular en apenas tres años, es probablemente el más singular de todos ellos. El conocimiento de su evolución está aportando pistas clave para la puesta a punto de soluciones biotecnológicas para combatir una enfermedad que provoca cada año más de millón y medio de muertes, sobre todo en niños menores de cinco años, y para la que se contabilizan 500 millones de casos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Evolución y malariaEl conocimiento de la evolución del plasmodio aporta pistas clave en la lucha contra la malariaEl plasmodio es un parásito que, como todos, aspira a vivir en cierta armonía con su huésped. De no ser así, las ventajas de las que disfrutaría adaptándose a un organismo que le da el sustento necesario, se extinguirían si sobrepasara la línea roja que separa la vida de la muerte. Para muchas especies, como aves o monos antropoides, entre los que se cuentan chimpancés, gorilas o bonobos, este equilibrio se sostiene a la perfección. Se da malaria, pero para ellos no es letal. Lo mismo ocurre para muchos de los infectados humanos, aunque los síntomas que se manifiestan por la infección suelen ser más severos. Sin embargo, siguen dándose una enormidad de casos letales. ¿Puede la evolución explicar el por qué?

La teoría más extendida, y por otro lado más plausible, según los expertos, tiene que ver con un eventual salto entre especies. “Las aves, y en particular las gallinas, padecen muchísima malaria”, explica Francisco J. Ayala, bioquímico en la Universidad de Irvine en California y uno de los investigadores españoles de mayor reputación internacional. Una posible explicación, cuenta el científico, es que la estirpe de Plasmodium falciparum, causante de la malaria maligna, saltara de las aves a humanos con la introducción de la agricultura, en el periodo neolítico. “Con la agricultura se desforesta la selva, surgen charcos donde es posible que el mosquito portador ponga sus larvas, se consolidan asentamientos humanos que dejan de ser nómadas y hay la densidad suficiente como para que el mosquito pueda cubrir su ciclo completo”, señala.

La comparación de genomas ha permitido establecer un grado de parentesco evolutivo entre Plasmodium falciparum y Plasmodium gallinaceum, el responsable de la malaria en gallinas. Lo mismo se ha hecho con el parásito que causa la enfermedad en los grandes monos, Plasmodium reichenowi.

En este último caso, dice Ayala, el establecimiento de la línea evolutiva, según la cual Plasmodium falciparumsería “el más joven” de los plasmodios, es un descubrimiento reciente derivado, en gran parte, de la puesta a punto de sondas de ADN que permiten captar y amplificar secuencias de código genético a partir de las heces de gorilas y chimpancés infectados. El método resulta tan fiable como un análisis de sangre; lógicamente, es muchísimo más accesible.

Gracias a este tipo de comparaciones ha podido verse que algunas secuencias de ADN de Plasmodium falciparum son casi idénticas en casi todas las muestras, mientras que otras varían de forma clara. Los investigadores creen que las secuencias que varían codifican para proteínas que podrían activar el sistema inmunológico humano, de modo que podría indicar que el parásito evoluciona para evitar las defensas de su huésped.

La ruta evolutivaEl esclarecimiento de antepasados comunes para las distintas especies de plasmodio, además de permitir una mejor comprensión de la enfermedad, está permitiendo “nuevas y prometedoras” aproximaciones preventivas y terapéuticas, asegura Ayala. “El estudio de la evolución del plasmodio nos da conocimiento para el desarrollo de fármacos contra una enfermedad que anula a prácticamente todo un continente”, dice. Para el científico español, buena parte del “atraso industrial, comercial e intelectual” de África, donde la malaria se ceba en prácticamente el 70% de su población (unos 400 millones de afectados, según cálculos de la OMS), es atribuible a sus efectos, con fiebre altas e incapacitantes en un entorno cuya temperatura ambiental a menudo supera los 40 grados centígrados.

La historia evolutiva muestra cómo durante millones de años los humanos han sido infectados por diversas formas del plasmodio, pero que es letal desde hace unos pocos miles de años. Queda por saber si este cambio ha sido causado por modificaciones en el parásito, en sus huéspedes o en el vector de la enfermedad, los mosquitos del género  Anopheles.

Entre la ciencia y la religión

Francisco Ayala consta como uno de los grandes en el estudio de la evolución. Sus aportaciones, mayormente desde las rutas bioquímicas y genéticas, le han llevado a lo

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largo de su dilatada trayectoria a ser nombrado miembro de la Academia Americana de Ciencias y, durante un tiempo, presidente de la sociedad americana para el estudio de la Evolución. Fue en ese marco que, en su día, inició una cruzada aún inconclusa contra el Creacionismo y su posterior derivada, el Diseño Inteligente.

Sobre ambos postulados Ayala entiende que no ha habido apenas “aportaciones de calado intelectual” y que, en el mejor de los casos, se trata de religión. “Pretender contar el origen de la vida tomando al pie de la letra el Libro del Génesis es un sinsentido”, proclama. A Ayala le basta observar la naturaleza humana para rebatir a los partidarios  del Diseño Inteligente: “Nuestra mandíbula está pésimamente diseñada, lo mismo que el canal del parto, por donde no pasa la cabeza del recién nacido; y el sistema reproductivo femenino es altamente ineficiente, como dan fe el 20% de abortos espontáneos en los dos primeros meses de gestación”. Un diseñador o un ingeniero eficiente, concluye, no habría concebido elementos tan esenciales para un ser vivo de un modo tan arbitrario.

Enfermedades parasitarias de aves de Canarias: un problema olvidado en conservación

A pesar de la escasez de estudios sobre las enfermedades parasitarias en aves canarias, ya son varias las especies del archipiélago en las que se han detectado, entre ellas el alcaraván en el caso de la viruela aviar

(foto: Juan José Hernández).Última actualización 21/01/2013@11:34:52 GMT+1

Enfermedades parasitarias como la malaria aviar y la viruela aviar están más extendidas

de lo que se pensaba entre las comunidades de aves de Canarias. Estudios con especies

como el bisbita caminero o la terrera marismeña en Fuerteventura y Lanzarote así lo

indican. Pero la información científica disponible es aún demasiado escasa para diseñar

medidas eficaces de conservación de poblaciones orníticas afectadas o susceptibles de

serlo.

por Juan Carlos Illera, Martina Carrete, David Serrano y José Luis Tella

Las islas son sistemas ideales para el estudio de la ecología y la evolución de las especies. Son extensiones de

tierra bien delimitadas por brazos de mar, pero también son atractivas por la relativa simplicidad de las biotas

Page 10: Plasmodium relictum

que allí viven: hay menos especies de las que existen en los medios continentales y las interacciones entre ellas

también resultan ser menores y más fácilmente comprensibles e interpretables.

Además, la diferente proximidad geográfica de las islas frente al continente, junto a la enorme diversidad de

hábitats disponibles, hacen de éstas, y especialmente de las oceánicas (aquellas que nunca han estado

conectadas con tierra firme), lugares óptimos para conseguir entender muchos patrones y procesos tanto

ecológicos como evolutivos.

El aislamiento con respecto a los parientes continentales, que muchas especies insulares han experimentado

desde su llegada a los diferentes archipiélagos, se ha traducido en la formación de numerosas especies y

subespecies exclusivas de estas islas. Estos taxones además han ido cambiando con el tiempo, adaptándose a

su nuevo hogar tanto desde el punto de vista morfológico, fisiológico, comportamental o demográfico, en la

mayoría de los casos facilitado por la ausencia de las presiones selectivas negativas –depredadores y

parásitos– que sufrían cuando estaban en el continente.

Las consecuencias de estas adaptaciones son conocidas como síndromes insulares y entre ellas destacan, por

ejemplo, la pérdida de la capacidad de volar, el gigantismo y el enanismo, la pérdida de la capacidad de defensa

o la reducción en el tamaño de la puesta (1). Muchas de estas características propician que las especies

insulares sean especialmente vulnerables a la acción del hombre, tanto directa (caza, alteración o destrucción

del hábitat) como indirecta (introducción de especies exóticas).

Un aspecto importante para la conservación y gestión de las especies insulares, pero tradicionalmente no

considerado en la investigación científica, es el de los parásitos. Sin embargo, su introducción en islas ha sido

relacionada con la extinción o reducción en el tamaño poblacional de numerosas especies (2, 3). Las

enfermedades que provocan a las especies insulares pueden estar causadas por uno o más agentes patógenos

y sus efectos, devastadores en poco tiempo. De entre el amplio espectro de parásitos exóticos introducidos por

el hombre en islas, destacan por su virulencia los responsables de la malaria aviar y la viruela aviar. Es

necesario resaltar que ninguna de estas dos enfermedades es transmisible al ser humano.

9/19/2006El DDT parece más solución que la malaria, salvo para el ecologismo radical.

La salud de muchos pobres contra la prevención de unos pocos ricos

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La reintroducción del uso del DDT en varios países africanos para combatir la malaria o paludismo ha tenido un gran éxito con reducciones de hasta el 86% en algunos casos en Sudáfrica. Otros países como Kenia, Uganda o Tanzania o Eritrea se han unido a la iniciativa de Sudáfrica y han seguido sus pasos, a pesar de la presión de los países desarrollados, que no tienen el problema de la malaria y que son contrarios al DDT por razones políticas. La Unión Europea advirtió el año pasado al gobierno de Uganda que si autorizaba el uso del DDT podría tener problemas con sus ventas de productos agrícolas a la Unión Europea, que suponen el 30% de sus exportaciones.

El DDT tiene una gran eficacia contra el mosquito vector de la malaria y grandes ventajas en los países en desarrollo por su bajo coste y persistencia, y utilizado de forma correcta es un arma de gran relevancia en la lucha contra la enfermedad.

En esta situación la Organización Mundial de la Salud se muestra a favor de la reintroducción del DDT para luchar contra el paludismo. En un comunicado emitido el pasado viernes, 15 de Septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado su apoyo al uso de DDT en aplicaciones en el interior de los hogares para combatir el paludismo. Según la OMS, este uso del DDT puede ser básico en la lucha contra esta enfermedad que cada año sufren 500 millones de personas, sobre todo niños, causando la muerte de un millón y que afecta a los países más pobres.

No obstante, éste producto es el insecticida por excelencia “políticamente incorrecto” en el bienestante mundo desarrollado, debido a que la lucha contra él fue en gran medida el origen del mismo movimiento ecologista en los años 60 del siglo XX, con el célebre libro de Rachel Carson “Silent Sping” (Primavera Silenciosa), que aludía a un futuro sin pájaros por los efectos residuales de los pesticidas, cuyo paradigma era entonces el DDT. No obstante, hoy en día se sabe que gran parte de los efectos perniciosos que se le atribuían (provocar cáncer, reducción del espesor de los huevos de los pájaros, efectos particulares sobre las aves rapaces) fueron enormemente exagerados. A pesar de ser un producto prohibido su eficacia en la lucha contra la malaria no tiene rival, se ha mostrado no el mejor sino el único capaz de extinguir al mosquito productor. Esperemos que una vez se imponga la cordura.