parroquia ntra. sra. del carmen (aguadulce)...de gran auto sacramental, pone en escena la semana...

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En este Año Santo de la Misericordia, centremos nuestra meditación en cómo la mise- ricordia de Dios se ha manifestado en la vida, muerte y resurrección de Jesús. El pasaje del diálogo de Jesús con Nicodemo, tan conocido y citado, no deja lugar a duda alguna: «Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perez- ca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16). En Jesús se revela el amor de Dios hasta el extre- mo de entregar a su Hijo para recobrar a los hijos de adopción perdidos por el pecado. El lugar donde este amor se manifiesta en el límite es la pasión y la cruz de Jesús, que se hace presente en el memorial de la Eucaristía, para prolongarse en la representación que, a modo de gran auto sacramental, pone en escena la Semana Santa. De este modo, el sacrificio de Cristo acontecido «de una vez para siempre» (Hb 7,26-27) sigue siendo realidad presente, que hace visible la redención de Cristo para nosotros aquí y ahora. Es el «hoy» y el «ahora» de la liturgia que se hace actual para la comunidad que ce- lebra los misterios de la fe. Así la liturgia dice en Navidad «hoy nos ha nacido Jesucristo»; o cuando al comenzar el tiempo santo de la Cuaresma, recita el versículo que precede al Evan- gelio: «No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor» (Miércoles de Ceni- za); o «Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación» (sábado de la I Semana y Jueves de la V Semana de Cuaresma); o cuando en la Octava de Pascua canta el Aleluya: «Este es el día que hizo el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo». Cada «hoy», cada «ahora» es para quien celebra los misterios de la fe tan real como si hubiera sido contempo- ráneo de lo ocurrido cuando el Señor nació, fue bautizado, padeció por nosotros, resucitó, ascendió a los cielos y envió el Espíritu Santo. De manera que, en las celebraciones litúrgicas, plenitud de la salvación no es para nosotros en nada inferior a la plenitud del acontecimiento de salvación que tuvo lugar en la palabra y actuación de Jesús. Se cumple en nosotros la promesa de la salvación como se cumplió en la sinagoga de Nazaret, cuando dijo el Señor después de la lectura de Isaías que acababa de realizar: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21). El Papa Benedicto XVI lo recordaba en su momento poniendo gran énfasis en afirmar cómo en la celebración litúrgica de nuestra salvación acontece de verdad aquello mismo que se celebra; es decir, llegan a nosotros los efectos de la historia de nuestra salvación. Decía el Papa refiriéndose a la promesa de salvación del profeta Joel hecha realidad en Jesucristo: «El futuro día del Señor se ha convertido en el hoy. El día terrible se ha transformado en la cruz y en la resurrección de Cris- to, en el día de la salvación. Y hoy es ese día, como hemos escuchado en la aclamación antes del Evangelio: Escuchad hoy la voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón. La invitación a la conversión, a la penitencia, resuena hoy con toda su fuerza, para que su eco nos acompañe en todos los momentos de nuestra vida». Si es así, ¿cómo vamos a dejar en segundo plano las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa? Son estas celebra- ciones sacramentales las que sirven de cauce querido por Cristo a nuestra recepción y experiencia de la salvación en el «hoy» y «ahora» de la liturgia, en «este día» de salvación que llega para nosotros como tiempo favorable y oportuno, que no podemos transitar como tiempo que pasa, sin otra novedad que una hora suceda a la otra y un minuto al otro hasta su agotamiento, sin dejar en nosotros otra huella que el paso del tiempo que aja y envejece a cada ser viviente. Noticias y avisos MENSAJE PARA LA CUARESMA 2016 Parroquia Ntra. Sra. del Carmen (Aguadulce) Revista Semanal 6 de febrero de 2016, Núm. 99 El día 7 (lunes) a las 20’00h hay Grupo de Bi- blia. El día 11 (viernes) a las 21’00h reunión de los padres de los niños de 3º de catequesis. Si quieres recibir esta Hoja por correo elec- trónico envía un correo a: [email protected] Universal. Familias en dificultad. Para que las familias en dificultad reciban el apoyo necesario y los niños puedan crecer en ambientes sanos y serenos. Por la Evangelización. Cristianos persegui- dos. Que los cristianos discriminados o perseguidos a causa de su fe, se mantengan firmes en las pruebas guardando la fidelidad al Evangelio, gracias a la oración incesante de toda la Igle- sia. INTENCIONES DEL PAPA

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Page 1: Parroquia Ntra. Sra. del Carmen (Aguadulce)...de gran auto sacramental, pone en escena la Semana Santa. De este modo, el sacrificio de Cristo acontecido «de una vez para siempre»

En este Año Santo de la Misericordia, centremos nuestra meditación en cómo la mise-

ricordia de Dios se ha manifestado en la vida, muerte y resurrección de Jesús. El pasaje del diálogo de Jesús con Nicodemo, tan conocido y citado, no deja lugar a duda alguna: «Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perez-ca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16). En Jesús se revela el amor de Dios hasta el extre-mo de entregar a su Hijo para recobrar a los hijos de adopción perdidos por el pecado. El lugar donde este amor se manifiesta en el límite es la pasión y la cruz de Jesús, que se hace presente en el memorial de la Eucaristía, para prolongarse en la representación que, a modo de gran auto sacramental, pone en escena la Semana Santa. De este modo, el sacrificio de Cristo acontecido «de una vez para siempre» (Hb 7,26-27) sigue siendo realidad presente, que hace visible la redención de Cristo para nosotros aquí y ahora.

Es el «hoy» y el «ahora» de la liturgia que se hace actual para la comunidad que ce-

lebra los misterios de la fe. Así la liturgia dice en Navidad «hoy nos ha nacido Jesucristo»; o cuando al comenzar el tiempo santo de la Cuaresma, recita el versículo que precede al Evan-gelio: «No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor» (Miércoles de Ceni-za); o «Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación» (sábado de la I Semana y Jueves de la V Semana de Cuaresma); o cuando en la Octava de Pascua canta el Aleluya: «Este es el día que hizo el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo». Cada «hoy», cada «ahora» es para quien celebra los misterios de la fe tan real como si hubiera sido contempo-ráneo de lo ocurrido cuando el Señor nació, fue bautizado, padeció por nosotros, resucitó, ascendió a los cielos y envió el Espíritu Santo. De manera que, en las celebraciones litúrgicas, plenitud de la salvación no es para nosotros en nada inferior a la plenitud del acontecimiento de salvación que tuvo lugar en la palabra y actuación de Jesús. Se cumple en nosotros la promesa de la salvación como se cumplió en la sinagoga de Nazaret, cuando dijo el Señor después de la lectura de Isaías que acababa de realizar: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21).

El Papa Benedicto XVI lo recordaba en su momento poniendo gran énfasis en afirmar cómo en la celebración litúrgica de nuestra salvación acontece de verdad aquello mismo que se celebra; es decir, llegan a nosotros los efectos de la historia de nuestra salvación. Decía el Papa refiriéndose a la promesa de salvación del profeta Joel hecha realidad en Jesucristo: «El futuro día del Señor se ha convertido en el “hoy”. El día terrible se ha transformado en la cruz y en la resurrección de Cris-to, en el día de la salvación. Y hoy es ese día, como hemos escuchado en la aclamación antes del Evangelio: “Escuchad hoy la voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón”. La invitación a la conversión, a la penitencia, resuena hoy con toda su fuerza, para que su eco nos acompañe en todos los momentos de nuestra vida».

Si es así, ¿cómo vamos a dejar en segundo plano las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa? Son estas celebra-ciones sacramentales las que sirven de cauce querido por Cristo a nuestra recepción y experiencia de la salvación en el «hoy» y «ahora» de la liturgia, en «este día» de salvación que llega para nosotros como tiempo favorable y oportuno, que no podemos transitar como tiempo que pasa, sin otra novedad que una hora suceda a la otra y un minuto al otro hasta su agotamiento, sin dejar en nosotros otra huella que el paso del tiempo que aja y envejece a cada ser viviente.

Noticias y avisos

MENSAJE PARA LA CUARESMA 2016

Parroquia Ntra. Sra. del Carmen (Aguadulce) Revista Semanal

6 de febrero de 2016, Núm. 99

El día 7 (lunes) a las 20’00h hay Grupo de Bi-blia.

El día 11 (viernes) a las 21’00h reunión de los padres de los niños de 3º de catequesis.

Si quieres recibir esta Hoja por correo elec-trónico envía un correo a: [email protected]

Universal. Familias en dificultad. Para que las familias en dificultad reciban el apoyo necesario y los niños puedan crecer en ambientes sanos y serenos. Por la Evangelización. Cristianos persegui-dos. Que los cristianos discriminados o perseguidos a causa de su fe, se mantengan firmes en las pruebas guardando la fidelidad al Evangelio, gracias a la oración incesante de toda la Igle-sia.

INTENCIONES DEL PAPA

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En el evangelio de este domingo escuchamos la Parábola del Hijo pródigo, Lucas es por excelencia el evangelista de la ternura de Dios. Mejor que ningún otro nos ha mostrado cual es el rostro mise-ricordioso del Padre. Sin duda, este evangelio es una bella radiografía de como es el corazón del Padre. Jesús no se conforma con presentar a Dios como padre de misericordia, sino que matiza la forma en que el Padre ejerce la misericordia. A pesar del pecado humano, Dios permanece siem-pre a la espera del retorno del hijo. El verdadero protagonista de la parábola no es el Hijo sino el Padre cuya mise-ricordia es infini-tamente más po-derosa que el pe-cado y la estre-chez de los hom-bres.

La regla funda-mental en el de-recho israelita es que solo los hijos varones tienen derecho a la he-rencia. El hijo menor no solo se limita a pedir, sino que lo exige. Dame la parte de la herencia que me toca. El Hijo menor, reuniéndolo todo, aban-dona la casa paterna. Sin embargo, la parábola nos describe la situación de dolor del hijo. La expe-riencia de estar separado del Padre es una expe-riencia que destruye porque sumerge en el sin sen-tido.

Impresiona ver como el hijo menor entra en sí mis-mo, y cuando reconoce su pecado y es cons-ciente de la ruptura con el Padre y de su pérdida de la dignidad de hijo, es cuando decide reem-prender el largo camino de la conversión. Cuan-do su situación no pue-de ser más desesperada decide volver a la casa del Padre. El mismo ha desordenado su vida. Precisamente eso es el pecado: una ruptura con Dios que nos lleva a romper nuestra propia vida; hacer añicos el pro-yecto de Dios para con nosotros y destrozar la re-lación con los hermanos. Consciente de su pecado no se deja hundir y regresa.

Comentario bíblico

Para expresar la reacción del Padre la parábola indica tres actitudes: dos externas y una interna. La primera es que se le conmovieron las entrañas. El hecho de conmoverse las entrañas refleja el as-pecto maternal del amor y la ternura. A una ma-dre, en el momento de dar a luz a su hijo se le conmueven las entrañas. Pero esa actitud interna se manifiesta también externamente. El padre vuelve a otorgar la categoría de hijo. El traje, los criados le visten, el anillo, las sandalias, describen como el padre restituye al hijo la dignidad perdi-da. Además, le besa afectuosamente. En ningún

momento ha aplicado el pa-dre, como supo-nía el hijo me-nor, el tipo de justicia basado en los modelos humanos, lo per-dona desde lo más profundo de su corazón y eso le basta.

Sin duda esta parte viene a decirnos que el protagonista de nuestra conver-sión es Dios. La cuaresma nos

pide abrirnos a Dios desde la experiencia del pro-pio pecado, pero también desde la confianza en que él es Padre misericordioso. Y una vez que ex-perimentemos en nuestra vida el perdón y la mise-ricordia de Dios no tendremos más remedio que celebrarlo y vivirlo con los demás. Hoy, de una manera especial, invito a todos a no conformarnos

con este comentario, a leer con paz y silencio este precioso pasaje de San Lucas, porque en el encontramos descrito bellamente como es el corazón de Dios.

Francisco Sáez Rozas Párroco

Parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles Almería

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Escucha su voz

Lunes 7 Stas. Felicidad y Perpetua Is 65,17-21 / Sal 29 / Jn 4,43-54

Martes 8 San Juan de Dios Ez 47,1-9.12 / Sal 45 / Jn 5,1-3.5-16

Miércoles 9 Sta. Fca. Romana Is 49,8-15 / Sal 144 / Jn 5,17-30

Jueves 10 San Simplicio Ex 32,7-14 / Sal 105 / Jn 5,31-47

Viernes 11 San Eulogio Sab 2,1.12-22 / Sal 33 / Jn 7,1-2.10.25-30

Sábado 12 San Inocencio I Jr 11,18-20 / Sal 7 / Jn 7,40-53

Lecturas de la Misa para la Semana

En aquellos días, el Señor dijo a Josué: Hoy os he despojado

del oprobio de Egipto. Los israelitas acamparon en Guilgal y

celebraron la pascua al atardecer del día catorce del mes,

en la estepa de Jericó. El día siguiente a la pascua, ese

mismo día, comieron el fruto de la tierra: panes ázimos y

espigas fritas. Cuando comenzaron a comer del fruto de la

tierra, cesó el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná,

sino aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Ca-

naán.

Gustad y ved que bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegran. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias. Contempladlo y quedareis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.

Hermanos: el que es de Cristo es una criatura nueva: lo an-

tiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene

de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y

nos encargó el servicio de la reconciliación. Es decir, Dios

mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin

pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confia-

do el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actua-

mos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os

exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedi-

mos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado,

Dios lo hizo expiación por nuestros pecados, para que noso-

tros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los

pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmura-

ban entre ellos. Ese acoge a los pecadores y come con ellos.

Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos: el me-

nor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me

toca de la fortuna" El padre les repartió los bienes. No muchos

días después, el hijo menor, juntando lo suyo, emigró a un país

lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.

Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un ham-

bre terrible y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y

tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a

sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el

estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le

daba de comer. Recapacitando entonces se dijo: "Cuantos jor-

naleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo

aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está

mi padre, y le diré: "Padre he pecado contra el cielo y contra

ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de

tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre:

cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió y

echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su

hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya

no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus cria-

dos: "Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo, ponedle un

anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero ce-

bado y matadlo; celebremos un banquete; porque este hijo

mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos

encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba

en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la

música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó

que pasaba. Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu pa-

dre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con

salud." El se indignó y se negaba a entrar, pero su padre salió e

intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos

años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a

mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con

mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido

tus bienes con malas mujeres le matas el ternero cebado." El

padre le dijo: "Hijo, tu estás siempre conmigo, y todo lo mío

es tuyo deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba

muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado."

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El pasado viernes, en el templo parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, se ofició la Santa Misa en honor al Cristo de la Misericordia, presidida por D. Manuel Pozo Oller, Vica-rio Episcopal para la Acción Pastoral, junto al actual párro-co D. Carlos María Fortes y un buen puñado de sacerdotes de

la diócesis invitados. El alcalde de Vera, D. Félix López junto al Hermano Mayor de la Hermandad D. Diego Núñez, impusieron, a los pies de la sagrada imagen, la Medalla de Oro de la Ciudad por celebrarse el 400 aniversario de su presencia en la ciudad veratense.

El Obispo de Almería representa a la Iglesia en España. Bruselas acoge del 2 al 4 de marzo, la reunión de primavera de la COMECE (Reunión de conferencias episcopales de la Unión Europea). En dicho encuentro los 27 miembros reflexionarán so-bre la “vocación de Europa para

promover la paz en el mundo”. Ha sido invitada, Dª Fede-rica Morgherini, alta representante de la Unión para Asun-tos Exteriores y Política de Seguridad para disertar sobre la nueva estrategia europea sobre extranjeros y política de seguridad. Es su programa está también previsto, dada la preocupación por la situación de los refugia-dos en Europa, que el obispo Agidius Zsifko-vics informe sobre las diferentes iniciativas de acogida por parte de la Iglesia europea, a los miles de refugiados que están entrando en nuestro territorio.

www.diocesisalmeria.es

En nuestra Diócesis

Para profundizar

Parroquia Ntra. Sra. Del Carmen (Aguadulce)

San Juan de Dios, nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y mue-re en Granada, España, en 1550 a los 55 años de edad. De familia pobre pero muy piadosa. En su juventud fue pastor. Estu-vo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas, y la vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido. Luego de salir del ejército, decidió entregarse a la vida apostólica, vendiendo estampas y libros religiosos en las calles. Llegó a Granada a predicar religiosos de la congregación de San Luis de Avila, y San Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, el santo se arrodillo y empezó a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador". Se confesó con San Juan de Avila y se propuso como penitencia fingir como loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir. Tras salir del manicomio, San Juan fundó un hospital, y enseñó con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su cuerpo. El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: "Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo", y

quedó muerto, así de rodillas. Había trabajado incansablemente durante diez años dirigiendo su hospital de pobres, con tantos problemas económicos que a veces ni se atrevía a salir a la calle a causa de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad, que siendo el más grande santo de la ciudad se creía el más in-digno pecador. El que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio por el obispo, las autoridades y todo el pueblo, como un santo.

Ntra. Sra. del Carmen Patrona de Aguadulce ruega por nosotros

PARROQUIA ERMITA

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IV, la Urbe conocía ya la estructura cuaresmal de cuarenta días. El período cuaresmal de seis semanas de duración nació probablemente vinculado a la práctica penitencial: los penitentes comenzaban su prepa-ración más intensa el sexto domingo antes de Pascua y vivían un ayuno prolongado hasta el día de la reconci-liación, que acaecía durante la asam-blea eucarística del Jueves Santo. Como este período de penitencia du-raba cuarenta días, recibió el nombre de Quadragesima o cuaresma. Duran-te el primer estadio de organización cuaresmal se celebraban tan sólo las reuniones eucarísticas dominicales, si bien entre semana existían asambleas no eucarísticas: los miércoles y vier-nes. Pero a finales del siglo VI las reuniones del lunes, miércoles y vier-nes celebraban ya la eucaristía. Más tarde, se añadieron nuevas asambleas eucarísticas los martes y sábados. Por último, el proceso se cerró bajo el pontificado de Gregorio II (715-731), con la asignación de un formulario eucarístico para los jueves de cuares-ma.

La primitiva celebración de la Pascua del Señor conoció la praxis de un ayuno preparatorio el viernes y sába-do previos a dicha conmemoración. A esta práctica podría aludir la Traditio Apostolica, documento de comienzos del siglo III, cuando exige que los candidatos al bautismo ayunen el viernes y transcurran la noche del sábado en vela. Por otra parte, en el siglo III, la Iglesia de Alejandría, de hondas y mutuas relaciones con la sede romana, vivía una semana de ayuno previo a las fiestas pascuales. De todos modos, como en otros ámbi-tos de la vida de la Iglesia, habrá que esperar hasta el siglo IV para encon-trar los primeros atisbos de una es-tructura orgánica de este tiempo li-túrgico. Sin embargo, mientras en esta época aparece ya consolidada en casi todas las Iglesias la institución de la cuaresma de cuarenta días, el pe-ríodo de preparación pascual se cir-cunscribía en Roma a tres semanas de ayuno diario, excepto sábados y do-mingos. Este ayuno pre-pascual de tres semanas se mantuvo poco tiem-po en vigor, pues a finales del siglo

Con su ejemplo