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265 PACTOS Y ALIANZAS EN EL CORÁN CARMEN GÓMEZ CAMARERO Instituto de la Paz y los Conflictos Universidad de Granada Desde la perspectiva de la investigación para la Paz, la Historia de los pueblos puede ser abordada desde una nueva dialéctica que con- siste en considerar la paz como un valor relevante para el análisis e interpretación de los fenómenos históricos. La paz es entendida, no como un valor perfecto y absoluto, sino como una paz establecida a través de vías alternativas de regulación de los conflictos, de resolu- ción y transformación cotidiana de problemas, considerando la vio- lencia como un elemento más de la naturaleza humana y no como algo consustancial al ser humano. Desde este punto de vista, las expe- riencias pacíficas han sido dominantes en la Historia, aunque quizá debido a su carácter cotidiano y «silencioso» necesiten ser resaltadas para que adquieran la trascendencia que realmente poseen. Estas ex- periencias pacíficas de intercambio, solidaridad, hospitalidad, coope- ración, acuerdos y diplomacia han existido por todo el Mediterráneo desde la Antigüedad, constituyendo en cierto modo, mecanismos re- guladores de los grupos sociales para su supervivencia y continuidad. Es evidente que en la gestación de toda formación social subyace la idea de un orden y de una serie de valores y actitudes que faciliten las relaciones entre los individuos. Un tipo de estas relaciones lo cons- tituyen las diferentes formas de pactos, acuerdos, tratados o alianzas

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PACTOS Y ALIANZAS EN EL CORÁN

CARMEN GÓMEZ CAMAREROInstituto de la Paz y los Conflictos

Universidad de Granada

Desde la perspectiva de la investigación para la Paz, la Historia delos pueblos puede ser abordada desde una nueva dialéctica que con-siste en considerar la paz como un valor relevante para el análisis einterpretación de los fenómenos históricos. La paz es entendida, nocomo un valor perfecto y absoluto, sino como una paz establecida através de vías alternativas de regulación de los conflictos, de resolu-ción y transformación cotidiana de problemas, considerando la vio-lencia como un elemento más de la naturaleza humana y no comoalgo consustancial al ser humano. Desde este punto de vista, las expe-riencias pacíficas han sido dominantes en la Historia, aunque quizádebido a su carácter cotidiano y «silencioso» necesiten ser resaltadaspara que adquieran la trascendencia que realmente poseen. Estas ex-periencias pacíficas de intercambio, solidaridad, hospitalidad, coope-ración, acuerdos y diplomacia han existido por todo el Mediterráneodesde la Antigüedad, constituyendo en cierto modo, mecanismos re-guladores de los grupos sociales para su supervivencia y continuidad.

Es evidente que en la gestación de toda formación social subyacela idea de un orden y de una serie de valores y actitudes que facilitenlas relaciones entre los individuos. Un tipo de estas relaciones lo cons-tituyen las diferentes formas de pactos, acuerdos, tratados o alianzas

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que se han establecido a lo largo de la historia como alternativas noviolentas a conflictos políticos y/o sociales. La existencia de estasrealidades nos ayuda a construir un concepto más amplio de «paz», ycontribuye, de igual modo, a complementar su sentido positivo supe-rando la clásica definición de la paz como «ausencia de guerra». Lospactos, los tratados, y otras experiencias de solución de tensiones fa-vorecen la negociación, el diálogo entre las partes, el conocimientodel otro hasta llegar a una salida pacífica al conflicto que los enfrenta,conformando pues, unas estructuras alternativas a la violencia queremiten a conceptos tales como comprensión, cooperación, colabora-ción e intercambio; sin excluir por otra parte, la existencia de concep-tos inversos como subordinación o dependencia.

Siguiendo la hipótesis mantenida en otros trabajos similares, en losque se partía de la idea de que cada sociedad plasma en su vocabula-rio y en estructuras lingüísticas más complejas sus elaboraciones par-ticulares sobre estos conceptos, este trabajo intenta analizar cómo sereflejan en el texto coránico las distintas experiencias pacíficas deregulación de conflictos, insistiendo en la presencia significativa detérminos que hacen referencia al establecimiento de algún pacto o a laaceptación de una alianza.

1. DIVERSIDAD DE TÉRMINOS

1.1 Convenir, estar de acuerdo, reconciliarse

De entre las raíces examinadas, una de ellas parece contener en símisma una de las concepciones básicas de la paz en el islam, y a pesarde haber sido estudiada con profundidad en otro trabajo, conviene almenos mencionarla. Me refiero a la raíz slh1 y a sus derivados. Estaraíz hace alusión a una paz activa, a una situación de paz conseguidamediante un pacto o acuerdo, es decir, la idea de la paz como «unarelación contractual, consciente y de mutuo acuerdo».2

Con un significado original de «alejarse de la imperfección o de lacorrupción, ser íntegro», al que se añaden otras acepciones, «conve-nir, estar de acuerdo, reconciliarse», aparece en el texto coránico en laforma sulh con el sentido de reconciliación, de llegar a un acuerdopara establecer la concordia en las relaciones conyugales (4-128). Otrossignificados aparecen al emplearse la forma aslaha, que van desde elsentido original de «ser justos y obrar rectamente», a «rectificar, refor-mar y poner orden», y finalmente al significado de «llegar a un acuer-do y mantenerse en paz».

1.2 Pactar, comprometerse

«Wzq» es otra de las raíces que aparecen en el texto coránico ha-ciendo referencia a un «pacto». Aunque en unos pocos casos se pre-senta con los significados de tener confianza, ser firme, atar o ligarfuertemente con cuerdas,3 estos sentidos se amplían para aludir a lospropios pactos, alianzas o promesas (mawzÇq, mÇz~q), o, precedidosambos términos de verbos como ajada, atà a la acción de pactar,comprometerse o concluir un pacto. El término mÇz~q es empleado enalgunas ocasiones en relación con su sinónimo ahd. En cualquier caso,todos estos sentidos se relacionan entre sí, pues al efectuar un pacto ouna alianza, se establece una especie de vínculo o atadura con unindividuo, un grupo u otra comunidad. La confianza mutua es igual-mente supuesta a la hora de concretar un compromiso de forma que setiene el convencimiento del respeto a la alianza establecida y de lasolidez del lazo creado.

En principio, el establecimiento de un pacto supone la presencia dedos partes y la aceptación de los compromisos adquiridos medianteuna negociación para llegar a una situación conveniente para ambas.En esos términos aparece la palabra mÇz~q en el texto coránico, aun-que los actores implicados en la concertación del acuerdo difieren deunas aleyas a otras:

1 . Véase MOLINA RUEDA, Beatriz: «Aproximación al concepto de paz enlos inicios del Islam». En este mismo volumen.

2 . GALTUNG, Johan (1993) Paz, RUBIO, Ana (ed.) Presupuestos teóricos yéticos sobre la Paz. Granada, 47.

3 . IBN MANZĂR Lis~n al-arab, Beirut, Dar Sadir X, 371-372. Véasetambién KAZIMIRSKI II, 1484-85.

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1.2.1 En la mayoría de las ocasiones se refiere a una convenciónacordada entre Dios por un lado, y los hombres por otro. Este tipo dealianza no supone una relación entre iguales, pues se trata en ciertomodo de una concesión unilateral de Dios (agente activo) a los hom-bres (sujeto pasivo) quienes deben comprometerse a cumplir las con-diciones de dicho acuerdo. Esta alianza de Dios es ofrecida a los hom-bres históricamente en diversas ocasiones: se establece directamentecon distintos profetas (33:7.- Y cuando concluimos un pacto con losprofetas, contigo (Muhammad), con Noé, con Abraham, con Moisés ycon Jesús...), o bien de forma colectiva si la alianza es acordada conuna comunidad (2:83.- Y cuando concertamos un pacto con los hijosde Israel...; 5:14.- «Concertamos un pacto con quienes decían: Somoscristianos...).

El pacto de Dios además de tener carácter sagrado y «solemne»(33:7.- mÇz~q galÇz) conlleva una serie de condiciones y actitudesque deben ser observadas por aquellos que lo han aceptado. En estesentido, el pacto garantiza la paz social interna, puesto que regula lasconductas sociales entre los individuos que conforman la propia co-munidad (2:83.- ...¡No sirváis sino a Dios! ¡Sed buenos con vuestrospadres y parientes, con los huérfanos y pobres, hablad bien a to-dos!...); proclama la no violencia como alternativa a los posibles con-flictos que puedan surgir (2:84.- ...¡No derraméis vuestra sangre ni osexpulséis de casa unos a otros!...); o al menos, intenta atenuar la vio-lencia directa derivada de unas reglas tradicionales (4:92), como eranla de la « ley del talión» o la «del precio de sangre», sustituyendo lasseveras penas impuestas por estas leyes por otro tipo de compensa-ción, ya fuera material o mediante la vía del perdón a fin de evitar elderramamiento de sangre, actitudes conciliadoras recomendadas en elCorán.4 El talión era el sistema de justicia y equilibrio de fuerzasimperante en la sociedad beduina; una costumbre reconocida de for-ma general que controlaba el instinto indiscriminado de venganzaentre los individuos, y que reposaba en un principio de responsabili-dad colectiva: la reparación del crimen o del daño causado recaíasobre la tribu y no sobre el individuo. La justicia del talión represen-taba una forma de mantener el orden, al hacer responsable al grupo delos actos de sus miembros, y por otra parte, constituía también una

manera de restaurar las fuerzas respectivas de las tribus implicadas enel conflicto. Si el talión representó en la sociedad preislámica unaforma de hacer justicia y de atemperar la violencia, el mensaje islámi-co, sin pretender transformar radicalmente este sistema profundamenteenraizado en la sociedad árabe, aportaba nuevas vías que ampliarongradualmente el concepto de paz para la naciente comunidad musul-mana.

El pacto es percibido como una «gracia» (ni`ma) que Dios concedea los hombres para establecer la paz y la armonía; pero la resoluciónpacífica de los conflictos requiere en contrapartida, una «fidelidad»,una «sumisión» y una «obediencia» para mantener sólidos los víncu-los creados. Es precisamente el juramento de fidelidad y de obedien-cia por parte de los hombres, considerado como una especie de «con-trato social»5 lo que constituye la base de la comunidad político-religiosa del islam (5:7.- Recordad la gracia que Dios os dispensó yla alianza que concluyó con vosotros cuando dijisteis: Oímos y obe-decemos...). La obediencia (t~`a), el respeto y el cumplimiento de lascondiciones de la alianza son actitudes necesarias y obligadas paraasegurar la paz interna y evitar la fitna o el desorden en el seno de lacomunidad musulmana.

Pero aunque se ha señalado una cierta unilateralidad en la alianzaque Dios establece con los hombres, esta alianza implica una especiede negociación, pues todas estas actitudes de respeto y obediencia alas condiciones del pacto son promovidas por el islam como garantíade paz y premiadas con la recompensa máxima prometida por Dios: elParaíso como lugar de concordia, bienestar y seguridad eternos (5:12.-...Si hacéis la azalá, dais el azaque, creéis en mis enviados y les auxi-liáis, si hacéis un préstamo generoso a Dios, he de borrar vuestrasmalas acciones e introduciros en Jardines por cuyos bajos fluyenarroyos...). Por el contrario, violar el pacto de Dios conlleva no sólono obtener ninguna compensación, equivale de igual modo a provo-car el desorden y el caos, significa romper los vínculos de hermandady cooperación que mantienen unida y sólida a la comunidad musul-mana (2:27.- Quienes violan la alianza con Dios después de haberlaconcluido, cortan los lazos que Dios ha ordenado mantener y co-

4 . 2:1785 . HAMIDULLAH, Muhammad (1959) Le prophète de l’Islam. II: Son

oeuvre. París, 557.

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rrompen en la tierra, ésos son los que pierden); el resultado de todoello es el alejamiento de la esfera de seguridad y de paz que Diosgarantiza al establecer con los hombres su «alianza» (5:12.- ...Quiende vosotros, después de eso, no crea, se habrá extraviado del caminorecto).

En algún momento, el pacto es identificado a la Escritura, mÇz~qal-kit~b, (7:169.- ...¿No se concertó con ellos el pacto de la Escritu-ra, según el cual no dirían nada contra Dios sino la verdad?...), quealgunos han interpretado como una alusión a las ideas de la predesti-nación,6 y otros como una referencia a un código de leyes basado enlas revelaciones y prescripciones divinas para regular el comporta-miento de los hombres.7

1.2.2 En otras ocasiones, menos numerosas que en el caso anterior,el compromiso o el pacto se establece en un plano horizontal, aunquelo trascendente permanece siempre presente en un nivel superior comogarantía o refrenda de lo acordado. Este es el caso del empleo de estaraíz para referirse al compromiso acordado entre esposo y esposa en elque se promueve la actitud de respeto hacia ese acuerdo, con el fin demantener el equilibrio en la relación conyugal (4:21.- Y ¿cómo ibais atomarlo, después de haber yacido y de haber concertado ellas convosotros un pacto solemne?).

Pero los pactos no sólo articulan las relaciones internas, tambiénson indispensables en el momento de establecer relaciones de cara alexterior de la comunidad, y así se hace referencia en algunos versícu-los (4:92; 8:72.- ...Si os piden que les auxiliéis en nombre de la reli-gión, debéis auxiliarles, a menos que se trate de ir contra gente conla que os una un pacto. Dios ve bien lo que hacéis). En este caso, sealude a los acuerdos concluidos con otros individuos pertenecientes aotros grupos o comunidades distintas a la musulmana y se insiste so-bre la importancia de respetar los tratos establecidos por encima in-cluso de los nuevos vínculos de solidaridad creados por el islam. Estainsistencia en la no violación de los pactos permite verificar que entrelos pueblos preislámicos era habitual y frecuente el empleo de prácti-cas pacíficas y negociadas para articular las relaciones. La observan-

cia de estos acuerdos se consideraba estrictamente necesario para man-tener una convivencia armoniosa y garantizar una paz imprescindiblepara sostener el sistema económico comercial y caravanero en que sebasaban estos pueblos.8 En definitiva, la supervivencia de unos gru-pos sociales que debían intercambiar recursos para asegurar su conti-nuidad. El islam incorpora esta práctica a su esfera de paz, mantenien-do el propósito de «negociar para la paz». Y para asegurar o «sellar»de forma especial estas negociaciones por la paz, los musulmanes notienen mejor garante que la divinidad (All~h alà m~ naqÇlu wakÇlun)(12:66.- ...Cuando se hubieron comprometido, dijo: Dios responde denuestras palabras), con lo que el compromiso adquiere toda su fuerzay significado.

1.3 Concertar un pacto

La raíz ahd es otra de las raíces en el texto coránico que se inclu-yen dentro del campo semántico del «pacto». Así aparecen las formasverbales «ahida» y «~hada» con el sentido de «concertar un pacto oalianza» y «contraer un compromiso». Aparece igualmente el sustan-tivo ahd con el significado de «alianza», «compromiso», «promesa»y «pacto».

Este tipo de compromisos (ahd) se establece entre dos partes, y a lavista de los versículos en los que aparece tal término, se observancomo en el caso de la raíz anterior dos planos diferentes ateniéndonosa las partes implicadas en el acuerdo: uno vertical, en el que el pactose realiza entre Dios y los hombres, y otro trazado de forma horizontalque se establece entre los propios individuos.

1.3.1 En primer lugar y sobre todo, con esta raíz se alude a la

6 . BOSWORTH, C.E. s.v. «mÇt~q, E.I.² III, 187-188.7 . HAMIDULLAH, op.cit., 555.

8 . Véase CHELHOD, Joseph (1958) Introduction à la sociologie de l’Islam,París; HODGSON, Marshall G.S. (1974) The Venture of Islam Conscience andHistory in a World Civilization. Vol.I: Tle Classical Age of Islam,Chicago-Lon-don; LAMMENS (1926) L’Islam. Croyances et Institutions, Beyrouth; LEWIS,Bernard (ed.) (1974) Islam from the Prophet Muhammad to the Capture of Cons-tantinople. II: Religion and Society, Scranton, Haddon Craftman; UDOVITCH,Abraham L. (1970) «Commercial Techniques in Early Medieval Islamic Trade»,en RICHARDS, D.S. (ed.) Islam and the Trade of Asia. A Colloquium, Oxford,

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concertación de un pacto de Dios con los hombres, conservando elmismo sentido de unilateralidad que en el caso anteriormente estudia-do: se habla continuamente de «pacto de Dios» (ahd All~h), quienantes de dirigirse a la comunidad musulmana había previamente esta-blecido tratos con otras comunidades religiosas; algunas de las aleyasrecogen este tipo de contactos entre Dios y los distintos profetas, Abra-ham, Ismael, Moisés, etc. (2:125; 20:115; 43:49, entre otras).

Este pacto de Dios con los hombres posee una serie de característi-cas que implican ante todo el reconocimiento mutuo entre las partesque concluyen el acuerdo, y la obligación de respetar las condicionesestablecidas con el fin de articular de forma positiva las relacionesentre las partes, y garantizar de este modo la paz interior y la seguri-dad ante un posible peligro exterior. En este sentido, Dios, como actorprincipal del pacto, representa la mejor garantía para validar esta paz,pues, como ya se ha visto en otros trabajos,9 resulta ser el «Protector»(wakÇl) por excelencia y el «refugio» (ma~da) de los que en él con-fían ( 9:111.- ...¿Y quién respeta mejor su alianza que Dios? ¡Regoci-jaos por el trato que habéis cerrado con Él! ¡Ése es el éxito grandio-so!).

Pero la idea de pacto conlleva además un matiz económico y deintercambio entre las partes en el sentido de trato comercial, prácticacomún y lenguaje conocido en una sociedad dedicada principalmentea la actividad mercantil (16:95.- No malvendáis la alianza con Dios...);10

y en consecuencia, disfrutar de ese espacio de paz y seguridad inter-nas que puede proporcionar una alianza con este Dios «protector yamigo» requiere como contrapartida una fidelidad absoluta por partedel segundo actor concernido en el trato. De esta forma, el principiode lealtad y obediencia al pacto (awf~ bi-ahd All~h) se configurancomo obligaciones ineludibles por parte de los hombres que conclu-yen la alianza con Dios. Respetar y cumplir el compromiso adquiridoes fundamental para asegurar ese espacio de paz que garantiza la alianzacon Dios y disfrutar de las ventajas que de esa armonía interna sededucen (16:91.- Cuando concluyáis una alianza con Dios, sed fieles

a ella. No violéis los juramentos después de haberlos prestado solem-nemente. Habéis puesto a Dios como garante contra vosotros. Diossabe lo que hacéis.). El espacio de seguridad que la alianza de Diosprocura es percibido como un espacio de claridad y de luz, estando enla sombra y en la oscuridad los no afectados por los favores de laalianza (2:124.- ...Mi alianza no incluye a los que están en la sombra;l~ yan~lu ahdÇ al-z~limÇn).

Pero además de la seguridad y de la paz que Dios ofrece a quienescumplen su alianza, otro tipo de compensación es ofertado a los quefielmente respetan las condiciones pactadas: se trata de una recom-pensa a la que se alude en determinadas aleyas, generalmente en tér-minos económicos (48:10.- «ayr azÇm»). Esta recompensa no es otraque el paraíso, premio para todos aquellos que se adecuan a las acti-tudes y conductas propiciadas por el islam para aminorar la conflicti-vidad de determinadas situaciones sociales y tendentes a conseguir unestado de paz duradera. El haber establecido este tipo de relación conDios permitirá además al creyente disponer de un mediador el día delJuicio Final que interceda por él para conseguir la mejor recompensa(19:87.- ...no dispondrán de intercesores sino los que hayan concer-tado una alianza con el Compasivo).

Pero la paz conseguida mediante un pacto puede resultar amenaza-da, y entonces el compromiso adquirido incluye también la defensade ese espacio de paz ante las agresiones procedentes del exteriormediante la violencia directa, es decir, la guerra. En ese caso, la fide-lidad y la obediencia a la alianza concluida adquieren todo su senti-do, pues sólo gracias a esa solidaridad entre las partes implicadas enel compromiso es posible conservar la cohesión (33:15.- Pero habíanconcertado antes con Dios una alianza: no volver la espalda. Y hayque responder de la alianza con Dios).11

Por otra parte, violar el pacto de Dios genera violencia, pues supo-ne romper los vínculos de solidaridad creados por la alianza y siembrael desorden y el caos entre los hombres. El no cumplimiento de loscompromisos conlleva todo un conjunto de efectos negativos: (3:77.-Quienes malvenden la alianza con Dios y sus juramentos no tendránparte en la otra vida. Dios no les dirigirá la palabra ni les mirará el

Cassirer, 37-62;9 . GÓMEZ CAMARERO, C.- MOLINA RUEDA, B.- PÉREZ BELTRÁN, C.

y VIDAL LUENGO, A.R. (1997) «Una lectura del Corán desde la paz» Miscelá-nea de Estudios Árabes y Hebraicos, 46 (1997), 113-148.

10. La expresión árabe utilizada es «wa l~ tashtară bi-ahd All~h zamanqal Ç l .

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día de la Resurrección, no les declarará puros y tendrán un castigodoloroso), el extravío del camino de Dios, el alejamiento de la esferade seguridad del islam y la imposibilidad de acceder a la vida eternadel Paraíso (13:25.- Pero quienes violan la alianza con Dios despuésde haberla contraído, cortan los lazos que Dios ha ordenado mante-ner y corrompen la tierra, ésos serán malditos y tendrán una Moradadetestable).

1.3.2 El plano horizontal engloba todos los pactos que regulan lasrelaciones humanas, y que en el caso de la raíz que nos incumbe (ahd)se refiere generalmente a las relaciones mantenidas con individuos nopertenecientes a la comunidad musulmana, con una excepción en laque se promueve la actitud de respeto a los compromisos contraídos ya la conducta deseable en un buen musulmán: la protección al másdébil, principio preislámico que se mantiene en la matriz islámica(6:152; 17:34.- No toquéis la hacienda del huérfano sino de maneraconveniente hasta que alcance la madurez. ¡Cumplid todo compromi-so, porque se pedirá cuenta de él!).

Esta raíz es empleada para referirse a las prácticas de regulación desituaciones de conflicto en unos momentos en que la naciente comu-nidad musulmana comenzaba apenas su andadura, configurada ya comoestado tras la unificación de los emigrados de la Meca (muh~yirăn) ylos habitantes de Medina (ans~r) en lo que va a llamarse la Umma.12 Apartir de este momento, esta nueva «nación» va a estar basada en unaidentidad de ideas más amplia que las que pueden abarcar las nocio-nes geográficas o étnicas: los lazos de sangre y parentesco de lassociedades tribales van a ser sustituidos por todo el conjunto de valo-res y actitudes que conforman la nueva ideología del islam y que seerigirán de ahora en adelante en las señas de pertenencia a la comuni-dad islámica. En cualquier caso, el nuevo estado islámico contempla-ba también la articulación de relaciones con otros grupos externos ala Umma y de esas experiencias nos habla esta raíz: ahd. Con ella sealude a acuerdos de carácter temporal realizados en un principio par-tiendo de una posición de reconocimiento mutuo y de una situación

de igualdad entre las partes, pero con el tiempo pasó a designar untipo de pactos donde una de las partes muestra su superioridad impo-niendo sus condiciones a la más débil.

El derecho islámico clásico distingue la d~r al-isl~m o territoriosen los que predomina el islam, de la d~r al-harb o d~r al-kufr, esdecir, aquellos otros territorios en los que predomina la infidelidad(kufr). Algunos juristas musulmanes reconocían además una «tierradel pacto» (d~r al-ahd)13 intermedia entre d~r al-isl~m y d~r al-harb donde operaban las condiciones del armisticio concluido entrelos musulmanes y los infieles, que consistían generalmente en respe-tar la posesión de las tierras a sus antiguos propietarios a cambio delpago de unos impuestos; en caso de ruptura del acuerdo, esas tierrasse convertían en d~r al-harb, y por tanto expuestas al yih~d;14 endefinitiva, teóricamente esas tierras estaban destinadas a ser incorpo-radas a d~r al-isl~m. Estos conceptos han evolucionado y cambiadoa lo largo de la historia, y han sido interpretados diferentemente porlas distintas escuelas jurídicas musulmanas, teniendo siempre comopunto de referencia el ejemplo del Profeta al entablar negociacionescon otros pueblos.

Los precedentes de estas prácticas se encuentran pues en el textocoránico; en él, se alude a un tipo de pacto establecido con los poli-teístas que tenía una duración determinada (9:4.- Se exceptúan losasociadores con quienes habéis concertado una alianza y no os hanfallado en nada, ni han ayudado a nadie contra vosotros. Respetadvuestra alianza con ellos durante el plazo convenido...), un tiempolimitado en que la seguridad y la protección del islam se extendíatambién sobre los paganos que establecían esas alianzas, pero quepodía no respetarse en el momento en que el aliado no cumpliera lascondiciones del pacto, recayendo sobre él un castigo divino (9:1, 9:2.-Denuncia por Dios y Su Enviado de la alianza que habéis concertadocon los asociadores: circulad por la tierra durante cuatro meses.

11. Alude esta aleya a la batalla del Foso en la que una confederación de losmequíes y otras tribus sitiaron la ciudad de Medina.

12. Las disposiciones acordadas para formar la Umma fueron recogidas en

un documento escrito que es llamado la Constitución de Medina, y que se haconservado íntegramente. IBN HIŠ}M, SÇrat al-NabÇ II, D~r al-Fikr, 119-123.

13. Véase MAWARDI, A. (1853) Kitab al-Ahkam al-Sultaniyya, ed. M. En-ger, Bonn e INALCIK, Halil. s.v. «d~r al-ahd», E.I.² III, 118-119.

14. Véase DONNER, Fred M (1991) The sources of Islamic Conceptions ofWar, KELSAY y TURNER JOHNSON (eds.) Historical and Theorical Perspec-tives on War and Peace in Western and Islamic Traditions, New York/Wesport/

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Pero sabed que no podréis escapar de Dios y que Dios llenará devergüenza a los infieles; 9:3.- Pero si volvéis la espalda, sabed queno escaparéis de Dios. ¡Anuncia a los infieles un castigo doloroso!) yla agresión directa de los musulmanes (9:5.- Cuando hayan transcu-rrido los meses sagrados, matad a los asociadores dondequiera quelos encontréis. ¡Capturadles, sitiadles, tendedles emboscadas por to-das partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque,entonces, ¡dejadles en paz! Dios es indulgente, misericordioso).

En estas aleyas, se establecen las bases de lo que va a consistir unade las prácticas de resolución de tensiones entre el islam y los harbÇ(todos aquellos que pertenecían a d~r al-harb: el politeísta, el cristia-no o el judío): el am~n.15 De esta forma, era posible establecer porcierto tiempo relaciones pacíficas entre ambas comunidades que deotra manera hubieran resultado imposibles, dado que en teoría, la d~ral-isl~m debía estar en guerra con la d~r al-harb, hasta conseguir elúltimo fin de la universalización del islam. El am~n consistía en unagarantía de seguridad,16 según la cual el harbÇ (el politeista, el cristia-no o el judío) podía acogerse a la protección de un musulmán, mien-tras permaneciera en territorio del islam, por un periodo menor a unaño; transcurrido este tiempo, dos posibilidades le eran planteadas:convertirse en dimmÇ17 y pagar la tasa de capitación, o adoptar elislam; en caso contrario, el mustamin (el que disfrutaba del am~n) eraconducido, garantizando su seguridad, hasta su lugar de origen (9:6.-Si uno de los asociadores te pide protección, concédesela, para queoiga la Palabra de Dios. Luego, facilítale la llegada a un lugar enque esté seguro. Es que son gente que no sabe). El pago de la dimmaconfirmaba una situación de paz que posibilitaba las relaciones y laconvivencia, pero habla al mismo tiempo de una posición de des-igualdad de una de las partes con respecto a la otra en el momento desellar la relación.

El mejor precedente de este tipo de tratados lo constituye el pactode Hudaybiya,18 concluido entre el Profeta y los mequíes (628), y al

que se hace referencia en un versículo del Corán (9:7.- ¿Cómo podránlos asociadores concertar una alianza con Dios y con su Enviado, ano ser aquéllos con quienes concertasteis una alianza junto a la Mez-quita Sagrada? Mientras cumplan con vosotros, cumplid con ellos...).Este tratado fue el resultado de una serie de negociaciones entabladaspor el profeta con su mayor enemigo, y significó el establecimiento derelaciones pacíficas temporales y de un cierto equilibrio de poderes:gracias a la tregua acordada por un periodo de diez años y al contactoentre mequíes y musulmanes, pudieron reanudarse las actividades eco-nómicas y los intercambios sociales; y por otra parte, el reconoci-miento político de Muhammad por parte de los mequíes en condicio-nes de igual a igual consolidó el poder de éste y la confirmación deque el islam no era una religión extraña a los árabes. Sin embargo,esta tregua sólo duró dos años debido, según las crónicas, a la viola-ción por parte de los mequíes de algunas de las claúsulas del tratado,lo que originó el retorno a la hostilidad y a la violencia, y finalmentea la rendición pacífica de la Meca, sometida ante el creciente poderpolítico de Muhammad.

La utilización de la vía del tratado o del pacto para resolver unasituación conflictiva se convierte en una actitud positiva para el is-lam, al estar refrendada tanto por la disposición del propio profetapara mantener la paz, como por confirmarse en el libro sagrado de losmusulmanes. Esta paz con condiciones es un instrumento válido siem-pre que favorezca o ayude a conseguir el objetivo de universalidaddel islam, y su duración es limitada porque puede romperse en el casoen que se considere que puede haber un perjuicio para los intereses dela comunidad. La decisión última de repudiar un tratado recae sobre elProfeta que detenta la autoridad por voluntad de Dios, pues la sobera-nía sólo le pertenece a Él (48:10.- Los que te juran fidelidad, la juran,en realidad, a Dios...).

1.4 Cerrar un trato

Las formas en las que aparece esta raíz en el Corán son bay, con elLondon, 31-69. Véase también KHADDURI, Majid (1962) War and Peace inthe Law of Islam, Baltimore, 55-73.

15. SCHACHT, J. s.v. «Am~n», EI² I, 441-442.16. KHADDURI, op.cit, 162-169.17. Término con el que se designa a los miembros de otras religiones revela-

das (cristianos y judíos), que establecen una especie de pacto con los musulma- nes, según el cual, la comunidad musulmana les concedía hospitalidad y protec-

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significado de «comercio o trato»; b~yaa, «aceptar un juramento, ce-rrar un trato, jurar fidelidad o prestar juramento de fidelidad», y final-mente, tab~yaa, con el sentido de «venderse».

El análisis de estas formas revela pues, que, por una parte, estostérminos expresan un tipo de relación específica que se caracterizapor llevar implícita un cierto carácter institucional y político: su em-pleo remite a fórmulas y procedimientos de investidura de la autori-dad, de reconocimiento del poder y la soberanía políticas, y por tan-to, su uso queda limitado a las relaciones entre miembros de la mismacomunidad.

Por otra parte, quizá sea esta raíz la que exprese mejor que lasdemás ese sentido de intercambio comercial y de trueque de los pac-tos que aparece asociado a la paz; y ello, es debido sin duda, a susignificado original.19 La voz baya significa literalmente «contrato deventa», lo que supone el acuerdo entre dos partes que han estipuladoel intercambio de una cosa por otra. El mismo sentido se expresa cuandouna especie de contrato es establecido entre Dios y los hombres, en elque se intercambian compromisos (9:111.- Dios ha comprado a loscreyentes sus personas y su hacienda, ofreciéndoles, a cambio, elJardín. Combaten por Dios: matan o les matan. Es una promesa quele obliga, verdad, contenida en la Tora, en el Evangelio y en el Co-rán...).

El contrato es ratificado de «forma oficial» mediante una ceremo-nia que consiste en prestar juramento y darse la mano en señal deacuerdo. Este tipo de ritos, que también se solían realizar en las socie-dades árabes preislámicas, no hace sino validar la paz que se consiguemediante ese don-contra don, y garantizar el cumplimiento de las obli-gaciones pactadas entre las partes implicadas (60:12.- Profeta, cuan-do las creyentes vengan a ti a prestarte juramento de fidelidad, deque no asociarán nada a Dios, que no robarán, que no fornicarán,que no matarán a sus hijos, que no dirán calumnia forjada entre susmanos y pies, que no te desobedecerán en lo que se juzgue razonable,acepta su juramento y pide a Dios que les perdone).

El compromiso o juramento de fidelidad es hecho al Profeta, peroen última instancia es a Dios a quien se debe fidelidad y con quien seconcluye el pacto. (48:10.- Los que te juran fidelidad, la juran, en

realidad, a Dios: la mano de Dios está sobre sus manos. Si uno come-te perjurio lo comete, en realidad, en detrimento propio. Si, en cam-bio, es fiel a la alianza concluida con Dios, Él le dará una magníficarecompensa.). Este versículo remite a uno de los principios que diri-gen la vida de todos los musulmanes: el tawhÇd (l~ il~ha ill~ All~hwa Muhammad rasăl All~h),20 es decir, el reconocimiento de la auto-ridad y la soberanía de Dios que sólo Él puede detentar y delegar,según su voluntad, en un profeta o jalÇfa que será el depositario de supoder, sin ningún derecho de propiedad sobre la misma. Aparece pues,una segunda acepción del término baya, designando en este caso elacto mediante el cual un cierto número de personas, de forma indivi-dual o colectiva, reconocen la autoridad de otra. Las relaciones deMuhammad y sus nuevos adeptos se articulaban siguiendo esta prác-tica, que significaba la adhesión al islam y el reconocimiento de laautoridad preestablecida del Profeta, como depositario de la soberaníade Dios. El Profeta es elegido directamente por Dios, por revelacióndivina; los creyentes no hacen sino reconocer esta elección: (48:18.-Dios ha estado satisfecho de los creyentes cuando éstos te han juradofidelidad al pie del árbol. Él sabía lo que sus corazones encerrabane hizo descender sobre ellos la sakina, prometiéndoles, como recom-pensa, una victoria cercana.): este versículo hace referencia al «jura-mento bajo el árbol» (bayat al-ridw~n), que tuvo lugar poco antes deltratado de Hudaybiya y donde un grupo de fieles a Muhammad leprestaron juramento de fidelidad consolidando de este modo su pres-tigio religioso y político y restableciendo la cohesión entre sus adep-tos, en unos momentos en que la solidaridad y la unión iban a resultardecisivos. La protección y la ayuda de Dios para salvaguardar losintereses de la comunidad de los creyentes se manifiesta en forma desakina, término que corresponde a la noción de «morada fija, de repo-so, de paz y serenidad».21

Con el tiempo, el término baya sufre una transformación, pues si el

ción a cambio del pago de un impuesto. CAHEN, Claude, s.v. «Dhimma», EI² II,

234-238.18. WATT, Montgomery, s.v. «al-Hudaybiya», E.I.² III, 557-558.19. IBN MANZĂR, op. cit. VIII, 23-27 y KAZIMIRSKI, op. cit. I, 184-

186.20. AL-RASHEED, Mamoon (1992) «Islam, Nonviolence and Social Trans-

formation» PAIGE, Glenn y otros (eds.) Islam and Nonviolence, Honolulu,Center for Global Nonviolence Planning Project, 59-107.

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Profeta ha sido nominado directamente por Dios, no ocurre lo mismocon sus sucesores. En este caso, la elección del nuevo jalÇfa se llevaráa cabo mediante esta fórmula de la baya: reconocimiento de la autori-dad preestablecida (por sucesión) y juramento de obediencia, por par-te de la comunidad o de unos representantes autorizados. La bayaadquirió un fuerte matiz religioso, especialmente a partir de los abba-síes, reforzando el carácter teocrático del poder: el compromiso adqui-rido hacia el jefe de la comunidad era en realidad, un compromisohecho a Dios, y por consiguiente, era de carácter obligatorio y casti-gado gravemente en el caso de violación del mismo.22

1.5 Juramento

El significado literal de esta raíz es el de «atadura», «nudo», «con-junción», pero también designa una forma de acuerdo mutuo que com-promete mediante juramento previo a las dos partes contratantes.23

Con este sentido, aunque también con el propio original (20:27; 113:4),aparece en el texto coránico dando cuenta de la existencia de tratadoso compromisos efectuados a distintos niveles, pero atendiendo a lasrelaciones entre miembros de la comunidad:

1.5.1 Para aludir a una práctica de convivencia comúnmente utili-zada en la época preislámica (yiw~r) y que en los primeros tiemposdel islam fue reutilizada, conservando el principio de protección, peroañadiéndole un nuevo valor islámico: la solidaridad entre miembrosde una misma comunidad; se trataba de la «fraternización» o mu~j~t,fórmula que articuló las primeras relaciones entre los compañeros delProfeta que emigraron con él desde la Meca (muh~yirăn) y los habi-tantes de Medina que los acogieron (ans~r). Según esta fórmula, cadajefe de familia mediní tenía que acoger a una familia mequí, estable-ciendo una especie de «fraternización» contractual con el jefe de fa-milia mequí: los dos hermanos contractuales trabajaban en común y

se repartían las ganancias, incluso heredaba uno del otro.24 Fue unmedio para lograr la integración completa de los emigrados que ha-bían abandonado todo por seguir al islam, y asegurar una convivenciaarmoniosa y pacífica entre «hermanos de religión»: (4:33.- Hemosdesignado para todos herederos legales de lo que dejen: los padres,los parientes, los unidos a vosotros por juramento. Dadles su parte.Dios es testigo de todo).

1.5.2 En otros casos, el compromiso establecido es el del matrimo-nio (2:235; 2:237): en estas aleyas se regulan determinadas relacionesde género que podrían resultar conflictivas, ofreciendo la vía de solu-cionar las posibles desavenencias.25

1.5.3 Por último, se destaca una vez más la insistencia sobre respe-tar los compromisos y los juramentos por parte de los creyentes, comoun modo de garantizar la paz y la armonía, y evitar los valores nega-tivos que podría provocar cualquier transgresión de la esfera de pazdel islam (5:1). Evidentemente, las conductas desviadas son castiga-das por Dios; por ello se exige una fidelidad completa a los juramen-tos pronunciados, y en el caso de falta leve, se considera como válidala vía de la expiación (kaff~ra) para corregir el error cometido: elcreyente deberá realizar «buenas obras». En este sentido, las actitudespositivas que se fomentan no son otras que la solidaridad y la genero-sidad: (5:89.- Dios no os tendrá en cuenta la vanidad de vuestrosjuramentos, pero sí el que hayáis jurado deliberadamente. Como ex-piación, alimentaréis a diez pobres como soléis alimentar a vuestrafamilia, o les vestiréis, o manumitiréis a un esclavo. Quien no pueda,que ayune tres días. Cuando juréis, ésa será la expiación por vues-tros juramentos. ¡Sed fieles a lo que juráis!...).

1.6 Pacto

El significado primero de hbl es el de «amarrar con una cuerda»,y ese sentido de «cuerda» queda reflejado en algunas aleyas (20:66;

21. Véase MOLINA, op.cit. Sinónimo de «paz, tranquilidad, calma y confi-dencia», la sakina es, como el Corán, también enviada o revelada a aquellos quecaminan por la «senda de Dios». MARTIN, Richard C. (1991) «The religiousFoundations of War, Peace, and Statecraft in Islam». KELSAY y TURNER JO-

HNSON, op.cit, 95.22. TYAN, E., s.v. baya, E.I.² I, 1146-1147.

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111:5).; pero además aparece en el texto coránico con el sentido de«pacto», remitiéndonos a la idea de cohesión y unión estrecha quese produce una vez que se establece un pacto. Ateniéndonos a estasegunda noción, el término habl es utilizado para referirse tanto alpacto realizado con Dios, como al efectuado con los hombres:

1.6.1 El pacto de Dios (hbl All~h) tiene la capacidad de crearun espacio de paz en el que no caben las tensiones ni los conflic-tos, de transformar el odio en amor fraterno y de evitar la violen-cia y el mal (3:103.- Aferraos al pacto de Dios, todos juntos, sindividiros. Recordad la gracia que Dios os dispensó cuando eraisenemigos: reconcilió vuestros corazones y, por Su gracia, os trans-formasteis en hermanos; estabais al borde de un abismo de fuegoy os libró de él. Así os explica Dios Sus signos. Quizás, así, seáisbien dirigidos). Los que se comprometen en su pacto con Dios sondirigidos por la vía correcta para alcanzar finalmente su recompen-sa de armonía y bienestar eternos; por ello, es tan importante notransgredir el compromiso y no causar divisiones internas dentrode la comunidad que puedan romper la unidad y provocar el caos.Respetar el pacto de Dios equivale a formar parte de la umma, deuna comunidad basada en vínculos religiosos que disfruta de losbeneficios proporcionados por el sistema de seguridad islámico. Elmensaje del islam fue un elemento pacificador y cohesionador es-pecialmente en unos tiempos en que las rivalidades y las contien-das entre las tribus beduinas creaban un clima de violencia e inse-guridad constante en la Arabia preislámica.

1.6.2 Por otra parte, y como ya ha quedado de manifiesto eneste trabajo, el sistema de seguridad del islam se extendía tambiénsobre otros elementos de la población que no compartían los vín-culos religiosos del sistema. Otras comunidades podían gozar igual-mente de la esfera de la paz islámica mediante la vía de los pactos(3:112.- Han sido humillados dondequiera que han sido hallados,excepto los protegidos por un pacto con Dios o por un pacto conlos hombres. Han incurrido en la ira de Dios y les ha señalado lamiseria. Por no haber creído en los signos de Dios y por habermatado a los profetas sin justificación. Por haber desobedecido yviolado la ley). Los pactos eran la vía que hacía posible, dentro deeste sistema y siempre que fueran respetadas sus condiciones, la

articulación de relaciones pacíficas entre los pueblos: la «gentedel libro» (ahl al-kit~b), cristianos y judíos, que habían estableci-do con Dios una alianza con anterioridad a los musulmanes, yotros pueblos que gozaban de la protección y seguridad del islammediante mecanismos que ya se han mencionado en otros aparta-dos como la dimma o el am~n.26

1.7 Aceptar una alianza

La raíz asr, cuyo significado primero es el de «carga», adopta elsentido de «aceptar un pacto o una alianza» en la expresión «ajada‘isran», que aparece una sola vez en el Corán: (3:81.- Y cuando Diosaceptó el pacto de los profetas (ajada mÇz~q): cuando venga unEnviado para confirmar lo que de Mí hayáis recibido como Escrituray como Sabiduría habéis de creer en él y auxiliarle. Dijo: ¿estáisdispuestos a aceptar mi alianza con esta condición? Dijeron: estamosdispuestos. Dijo: entonces, ¡sed testigos!, yo también, con vosotros,soy testigo). El carácter de «negociación» entre las partes implicadasen la conclusión de un tratado queda suficientemente claro en esteversículo. Por otra parte, la concreción del pacto o la alianza quedarepresentada en la Escritura sagrada; de igual modo, la presencia detestigos en este tipo de ceremonia refuerza el compromiso adquirido yvalida la paz.

1.8 Alianza, pacto

El término Çl~f, nombre verbal de la forma verbal allafa es otro delos términos utilizados en el texto coránico para referirse a un tipodeterminado de pacto.

El significado primero27 de la forma allafa nos habla de la arti-culación de relaciones entre individuos utilizando medios pacífi-cos: tener relaciones de amistad, de familiaridad, estar ligado a al-

23. IBN MANZĂR, op.cit. III, 296-300, y KAZIMIRSKI, op.cit. II, 311-314.

24. Esta condición de la herencia entre hermanos contractuales fue anulada

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guien. Con el término Çl~f, se hace alusión al especial vínculo quese establece entre cliente y patrón, además de uno segundo, de «alian-za» o «pacto».

Este segundo sentido del término Çl~f es el que aparece en lasaleyas 106:1-4.- Por el pacto de los coraixíes, pacto relativo a lacaravana de invierno y la de verano, ¡que sirvan, pues, al Señor deesta Casa, que les ha alimentado contra el hambre y dado seguridadfrente al temor. Este pacto, establecido por los mequíes, más concreta-mente, por la influyente familia de comerciantes de los Quraych, nosremite a la existencia de prácticas pacíficas en la sociedad preislámicaantes de la llegada del Islam.

El sistema económico de la Arabia preislámica estaba basado en losintercambios comerciales, las caravanas y las ferias comerciales que secelebraban por todo el territorio, y a la que acudían no sólo los merca-deres de la región, sino también los de otros lugares de Arabia, eincluso los de otros pueblos periféricos como Persia, Abisinia, Bizan-cio y el Yemen. A pesar de la anarquía existente a nivel político, launidad económica era mantenida gracias a diversas prácticas de paz,desarrolladas para asegurar el uso de los recursos humanos y naturalesdisponibles, y en definitiva, para asegurar la continuidad y supervi-vencia del sistema económico que sustentaba estas sociedades.

Uno de estos mecanismos consistía en el establecimiento de pactos,tanto con otros pueblos, para asegurar el recorrido de las caravanaspor territorio extranjero, como con las diferentes tribus que habitabanlas inmediaciones del itinerario de las caravanas en el interior de lapenínsula arábiga. Por una parte, se evitaba el pillaje de las mismas, yademás, el trato beneficiaba en cierta manera también a las tribus,puesto que ellas proporcionaban alojamiento y alimentos a los comer-ciantes que componían estas caravanas. Otro tipo de contraprestacio-nes es recogido también por las fuentes, como el transporte de mercan-cías sin pagar a cambio de la seguridad y la tranquilidad en el recorri-do.28

Otra de las claves de este sistema de seguridad consistía en la exis-tencia de la institución de los meses de la «Tregua de Dios», mesessagrados durante los cuales estaba prohibido hacer uso de la violen-

cia. Aunque se ignoran los orígenes de la tregua, las fuentes recogenla existencia de periodos sagrados que coincidían generalmente conla celebración de las ferias o la peregrinación a lugares haram (santua-rios sagrados). Esta institución es retomada por el islam, con ligerasmodificaciones en cuanto al número de meses: (9:36.- El número demeses, para Dios, es de doce. Fueron inscritos en la Escritura de Diosel día que creó los cielos y la tierra. De ellos, cuatro son sagrados:29

ésa es la religión verdadera. ¡No seáis injustos con vosotros mismosno respetándolos!).

La Meca ocupaba el centro de esta importante actividad comercial,por lo que atraía a cientos de personas.30 También era un lugar deperegrinación para todos los árabes: según la tradición, el propio Adánerigió allí un santuario que posteriormente fue reconstruido por Abra-ham (2:125.- Y cuando hicimos de la Casa lugar de reunión y derefugio para los hombres. Y. ¡Haced del lugar de Abraham un orato-rio! Y concertamos una alianza con Abraham e Ismael: que purifica-ran Mi Casa para los que dieran vueltas, para los que acudieran ahacer un retiro, a inclinarse y a prosternarse). Este lugar sagrado erala Caaba, edificio cúbico de gran tamaño que está situado casi en elcentro de la Gran Mezquita de la Meca, y alrededor del cual los pere-grinos musulmanes continúan cumpliendo sus ritos. En la época ante-rior al islam, convergían en este lugar los practicantes de diferentesreligiones, pues a su alrededor se disponían tanto ídolos veneradoscomo tribus de Arabia. Durante los periodos de peregrinación, la pazera a veces violada; para evitar la violencia de los profanadores de latregua, parece ser, según nos han hecho saber las fuentes,31 que losperegrinos o comerciantes solían llevar signos distintivos (animalespara el sacrificio, vestidos de lana, collares de piel de cabra o decamello, etc.) que indicaban las intenciones pacíficas de su misión.

En definitiva, las treguas, los lugares sagrados o haram, las peregri-naciones, proporcionaron espacios de paz y seguridad que hicieronposible el mantenimiento del sistema de vida preislámico. Todas estas

posteriormente por el Profeta. Véase HAMIDULLAH, op.cit. I, 117-119.25. Remito al artículo de PÉREZ BELTRÁN, Carmelo, «Regulaciones pacífi-

cas de género en el Corán». En este mismo volumen.26. FATTAL, Antonio (1958) Le statut légal des non-musulmans en pays

d’Islam, Beyrouth.

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prácticas pervivieron al ser incorporadas posteriormente en la esferade seguridad del islam.

1.9 Hacer una promesa

Existe un concepto fundamental unido al concepto de pacto y com-promiso, que es el de negociación, de la que ya se ha tenido ocasiónde hablar en otro lugar de este trabajo. La negociación, como meca-nismo de regulación pacífica de conflictos, favorece el diálogo y elentendimiento entre las partes, así como el intercambio de valores eideas. La negociación opera a distintos niveles y a distintas escalas,desde la que se efectúa entre individuos o comunidades, hasta la quetrasciende lo humano y se convierte en un compromiso concluidoentre Dios y los hombres. Ésta es la razón de que se haya incluido laraíz, awd, cuyo significado no es exactamente el de «pacto», pero síse encuentra íntimamente relacionada al concepto de intercambio queexiste en toda negociación.

Awd significa literalmente «hacer una promesa», «prometer», y ésees el sentido con el que aparece en numerosas aleyas del Corán. Entodas ellas, se trata de las promesas que Dios hace a los hombres conlos que ha concluido un pacto. Pero las promesas de Dios sólo vandirigidas a aquellos hombres que, por su parte, cumplan las condicio-nes del compromiso establecido (5:9.- Dios ha prometido a quienescrean y obren bien perdón y una magnífica recompensa; 2:268.- ...Diosos promete su perdón y favor): es decir, la observación de determina-das conductas valoradas muy positivamente dentro de la esfera de pazdel islam en tanto reguladoras del orden social y político, son genero-samente recompensadas (9:72.- Dios ha prometido a los creyentes y alas creyentes Jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, en los queestarán eternamente, y viviendas agradables en los Jardines del Edén).Los creyentes no sólo tendrán su compensación en el Paraíso; las pro-mesas de Dios incluyen también una protección ante el enemigo en laguerra (33:22.- Y cuando los creyentes vieron a los coalicionistas

dijeron: es lo que Dios y Su Enviado nos habían prometido.¡Dios y suEnviado decían la verdad!. Esto no hizo sino aumentar su fe y suadhesión),32 y la inclusión en el espacio de seguridad del islam (24:55.-...Dios les ha prometido que ha de hacerles sucesores en la tierra,como ya había hecho con sus antecesores. Y que ha de consolidar lareligión que le plugo profesaran. Y que ha de trocar su temor enseguridad...).

En cambio, quedan excluidos del sistema de seguridad del islamlos que crean conflictos en el seno de la comunidad poniendo enpeligro la convivencia y la paz social, y los no creyentes que atacancon violencia los intereses del islam: para ambos, las promesas pacífi-cas de Dios se convierten en amenazas (9:68.- Dios ha amenazado alos hipócritas, a las hipócritas y a los infieles con el fuego de lagehena, en el que estarán eternamente. Les bastará. ¡Que Dios lesmaldiga! Tendrán un castigo permanente).

Por otra parte, Dios es el mejor garante del pacto concluido, pues supromesa es la Verdad, de la que no hay dudas ni temor a que no seacumplida (4:122.- A quienes crean y obren bien, les introduciremosen Jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, en los que estarán eter-namente, para siempre. Lo que Dios promete es verdad. ¿Y quién esmás veraz que Dios cuando dice algo?). La verdad prometida porDios no puede crear dudas en el creyente ni desviarle del caminorecto, es decir, del orden prescrito por el islam (35:5.- ¡Hombres, loque Dios promete es verdad! Que la vida de acá no os engañe, que elEngañador no os engañe acerca de Dios). El Demonio sólo puedegarantizar al hombre el desorden y el caos, mientras que, por el con-trario, Dios asegura la paz y la armonía eternas (2:268.- El Demonioamenaza con la pobreza y ordena lo deshonesto, mientras que Diosos promete su Perdón y favor...). Y Dios cumple todas sus promesas(13:31.- ...Y Dios no faltará a Su promesa).

2. LA MÚLTIPLE PRESENCIA DE LOS PACTOS Y LAS ALIANZASEN EL CORÁN

La diversidad de términos que hacen referencia a la conclusión deacuerdos y pactos en el texto sagrado de los musulmanes es más queevidente a la luz del epígrafe anterior. Ello nos habla de la paz comouna realidad, como una idea y como un valor deseable que debía

27. IBN MANZĂR, op.cit. IX , 9-12 y KAZIMIRSKI, op.cit. I, 46.28. IBN SAAD (1904) Tabaqât, Leyde, 1/1, 45-6, apud HAMIDULLAH,

op. cit., II, 596-609.29. Son los meses de rayab, du-l-qada, du-l-hiyya y muharram.30. La Meca es llamada «la madre de las ciudades» (Umm al-qurà).31. HAMIDULLAH, op. cit., 604-606.32. Alude esta aleya a la batalla del Foso o de Jandaq en la que los coalicio-

nistas (judíos, mecanos y otras tribus paganas) pusieron sitio a Medina en 627, y

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guiar las prácticas sociales. La paz es, por tanto, percibida como unaconducta esencial en la sociedad islámica, y por ello, en sus primerosmomentos, ésta debía dotarse de mecanismos eficaces para regular losconflictos que iban apareciendo en su seno y en sus relaciones conotros grupos o comunidades.

Las situaciones de paz se concretan, en este caso, a través de unaserie de términos que aluden a tratos, acuerdos y pactos, como prácti-cas pacíficas que articulan las relaciones entre individuos o los gru-pos sociales. Aunque el estudio terminológico está limitado al textocoránico, estas prácticas no sólo nos hablan de realidades y situacio-nes sociales de los inicios del islam, sino que nos remiten a experien-cias previas de regulación de conflictos mediante el establecimientode pactos y alianzas entre tribus. En una sociedad como la preislámi-ca, en la que el orden social estaba basado en el concepto de tribu y lasolidaridad del grupo para hacer frente a las agresiones del exterior, laley del talión se configuraba como el principal mecanismo para equi-librar las fuerzas. En esta sociedad, la agresión o la guerra constituían,en cierto sentido, el modo natural de vida. Por las mismas razones, ladinámica de establecer pactos y tratados de amistad entre tribus erapráctica frecuente en este modo de vida. Estos mismos valores sonrecogidos más adelante por el islam e incorporados a su matriz ideoló-gica, ampliando gradualmente el concepto de paz para la nacientesociedad musulmana.

Los pactos contribuyen a ordenar y a constituir las relaciones armó-nicas entre distintas partes y facilitan el contacto y el conocimientoentre ellas. Estas partes están situadas, en el texto coránico, en distin-tos planos, por lo que se puede hablar de relaciones horizontales,mantenidas entre individuos pertenecientes a la misma comunidad, lamusulmana, y, a veces, con individuos de otros grupos sociales. Peroes, en términos generales, la relación trascendental o vertical, la quecobra mayor importancia, pues es Dios o «el pacto de Dios» el prota-gonista fundamental de las alianzas establecidas con los hombres.

El pacto de Dios es el garante del orden social islámico, y portanto, todas las relaciones, normas, actitudes y valores musulmanes seremiten a este pacto. Pacto, que por otra parte, no es exclusivo de lacomunidad islámica, puesto que en el Corán también se alude a unosprimeros pactos establecidos entre Dios y otras comunidades como lajudía y la cristiana, pero renovada con el islam.

La figura de los profetas o del Profeta actúa como intermediaria de

este pacto de Dios con los hombres, añadiendo un matiz político altrascendente al establecer un juramento de fidelidad como ceremoniapara sellar el pacto, como ocurre con la raíz bya.

En este sentido, hay que destacar igualmente el carácter económicoo comercial que conlleva el pacto coránico, con una serie de presta-ciones y contraprestaciones que las partes implicadas en los tratosdeben aportar. Ello nos revela de inmediato la estructura social y eco-nómica de los grupos sociales analizados. Estas condiciones a cumpliry respetar consisten, por parte de la divinidad, en una recompensa aaquellos que se mantienen dentro de las normas y valores de la esferaislámica, y el castigo o condena para aquellos que se alejen del cami-no de Dios. Los reguladores del orden y de la armonía social y espiri-tual consisten en la obediencia absoluta y la sumisión del musulmán,amén de la observancia de valores y actitudes considerados positivospara el islam; todo ello dentro de una estructura jerárquica, en la queDios ocupa el lugar más elevado, la Umma constituye la comunidadprivilegiada por la divinidad, aunque se contemplan igualmente rela-ciones con otras comunidades, especialmente con las «gentes del Li-bro» (judíos y cristianos).

El «pacto de Dios» con los hombres adquiere toda su legitimidadpara los musulmanes al ser concretado social, religiosa y jurídicamen-te en la Escritura, el Kitâb: la Escritura proviene directamente de Dios,es la dirección (2:21, 4:136), la luz (5:15), la sabiduría (2:129, 4:54,4:113) y la verdad (2:144, 2:213). Por lo tanto, se convierte en elcódigo de conductas y actitudes para todos los musulmanes; en ellaestá todo lo que debe ser respetado y cumplido. Ha sido revelada paraactuar como mediadora de conflictos (2:213.- La Humanidad consti-tuía una sola comunidad. Dios suscitó profetas portadores de buenasnuevas, que advertían, y reveló por su medio la Escritura con la Ver-dad para que decida entre los hombres sobre aquello en que discre-paban...).

CARMEN GÓMEZ CAMARERO PACTOS Y ALIANZAS EN EL CORÁN 289288