no. 1 "la muerte en vida"

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Año 0 No. 1/Noviembre $15

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En noviembre no celebramos a los que ya se fueron, sino a aquello que están, pero parecen haberse ido hace mucho. Nos motiva la frase del poema de Sta. Teresa de Jeús "Muero porque no muero".

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Page 1: No. 1 "La muerte en vida"

Año 0

No. 1/Noviembre

$15

Page 2: No. 1 "La muerte en vida"

No. 1

La muerte en vida

Imagen de la Portada: "Muerte de Adán" por Tania Valdovinos

Page 3: No. 1 "La muerte en vida"

Agradecemos la colaboración

en este número a:

Alberto Avendaño

Karla Sánchez

Diego Rivera

Isaac Ríos

Lic. Fernando de León

Dr. Eduardo Casar

Corina González

Alain Cano

Tania Valdovinos

Lic. Eva Núñez Alonso

Teresa Espinaza

Ediciones sin nombre

Los Bastardos de la Uva

Crisálida

Ricardo Lugo Viñas

Ensamble Comics A.C.

Federico Aguilar Tamayo

Luis Alberto Villegas Muñoz

Rocato Bablot

No. 1, noviembre 2013

Año 0

Director General: Tonatiuh Chan

Directora Creativa: Karina Zavaleta

Redacción: Eva Núñez

Edición: Karina Zavaleta y Tonatiuh Chan.

Diseño Original: Bárbara Castañeda

Ilustraciones: Tania Valdovinos

Rocío del Carmen Pérez Trabanco

Alain Cano

Consejo editorial (en orden alfabético):

Érick Vázquez Portillo

Estefanía Iraís Jiménez Salinas

Karina Zavaleta Huitrón

Tonatiuh Chan Higareda

La responsabilidad de los textos publica-

dos en Morbífica recae exclusivamente

en sus autores, y su contenido no refleja

necesariamente el criterio del consejo

editorial.

www.revmorbifica.com

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Page 4: No. 1 "La muerte en vida"

3

Editorial

CuentoSoñó una habitación con ventanas/Alberto AvendañoLa muerte de Gabriel/Karla SánchezLa aparición/Tonatiuh Chan

PoesíaIn†ramor†is/Diego Rivera

Yuh Quimati NoyolloRenacer entre las cenizas o morir:Editoriales independientes/Isaac Ríos

Primus Inter ParisManual del comportamiento fantástico/ Fernando de León

Si no conoces a...Eduardo Casar y la muerte en verso/Corina González

CartónS/T por Alain Cano

4

568

9

10

14

20

23

•Contenido•

Page 5: No. 1 "La muerte en vida"

4

•Editorial•

“Que muero porque no muero” recitaba Sta. Teresa de Jesús

en el siglo XVI, hoy probablemente se atrevería una vez más a

asegurarlo, pero ya no porque la existencia le pareciese una

agonía perpetua como en antaño, sino porque se daría cuenta

de que en estos días nadie es capaz de reconocer esa delgada

línea entre la vida y la muerte, entre lo que continuamente se

nos presenta como realidad y como ficción, entre el individuo

y la otredad. Sí, hoy Sta. Teresa viviría, como muchos de

nosotros vivimos, sin la menor consciencia de ello, sin

percatarnos de que la vida puede ser el perenne calvario o el

infinito goce, según sea nuestro deseo; pareciese, entonces, que

lo único que ha muerto en nosotros ha sido la voluntad. Por

eso este mes no hablaremos de la finitud de la existencia, sino

de algo aún más inquietante, del verdadero temor por el paso

terrenal: de la muerte en vida.

Debemos advertirle que, desde el primer entresijo de este

número, usted se adentrará en un angustiante mundo que

fluctúa entre dos dimensiones de la existencia (o de la

inexistencia). Es así como Karla Sánchez nos presenta una

faceta que desconocíamos de nuestra venerada Catrina;

Tonatiuh Chan nos introduce en un inusitado encuentro; el

angustioso despertar de Alberto Avendaño y el poema de

Diego Rivera Hernández destilan la agobiante experiencia de

subsistir entre un plano y otro. Isaac Ríos nos presenta una

columna que expone la lucha de las editoriales independientes

por mantenerse vivas. El escritor Fernando de León plantea

una vida que adquiere sentido al saberse condenada a perecer.

Finalmente, nuestra entrevista al Dr. Eduardo Casar resalta la

presencia del tópico de la muerte en la poesía, como

hermanadas por el mismo destino.

Esperamos, lector, trasladarlo hasta ese funesto infierno

materializado. Descuide, nuestra muerte en vida finaliza en la

última página, mas no nos hacemos responsables de su

decisión sobre su permanencia en ella.

Los editores

Page 6: No. 1 "La muerte en vida"

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•Cuento•

Soñó una habitación con ventanasPor Alberto Avendaño

Para Tania Valdovinos

Todas las noches él se levantaba a mirar por la ventana. A lo lejos murmuraban los autos; la luz de la luna se diluía con la de los

postes; debajo de los autos apagados, unas sombras, que eran perros, se entregaban

al sueño. La brisa nocturna movía las hojas de los árboles. La ciudad entera, de cerca

y a lo lejos, enmarcada por su ventana, dormía.

Todas las noches tenía insomnio y se levantaba a mirar al mundo dormir. Después,

inmóvil desde siempre, despertaba jadeando en su celda sin ventanas.

Alberto Bautista Avendaño (México, D.F., 1994). Estudiante de Letras Hispánicas de la

Facultad de Filosofía y Letras que sueña, aun cuando se queda dormido en clase, que es escritor. Poco

ha hecho para lograrlo, pero “es cuestión”, dice, “de tiempo”. Ganó en 2011 el Quinto concurso de

cuento infantil y juvenil del IEDF, y tiene un blog donde publica constantemente lo que sus juveniles distracciones le dictan. Cultiva la minificción y el

verso libre.

Page 7: No. 1 "La muerte en vida"

6

•Cuento•

Cuando noviembre llegó deambulé por cada rincón, me alimenté

de sus temores, de sus rezos y de pulque hasta agonizar. El

aroma floral adornaba las calles donde los encontrabas

jugueteando en cada esquina, mientras que yo erraba como

siempre.

Sus rostros se quedaban embelesados con mi sombrero y el

ostentoso vestido que se ceñían a mi figura. Cuando lo vi, yo

caminaba febrilmente: tenía unos rizos fascinantes que caían

sobre un rostro embriagante, tumbado en la calle

completamente borracho; la punta de su nariz destacaba entre

sus melosos cabellos y de sus labios entreabiertos escapaba

lentamente su existencia. Debo mencionar que nunca me había

topado con alguien similar; éste no era un ser común. No lo

parecía, tampoco lo simulaba; era un extraño equilibrio sin ganas

de vivir. Jamás vi tal tentación.

Me acerque a él, parecía un cuerpo sin vida: un delicioso,

perfecto y odioso molde infernal de belleza. Su terrible

esplendor, que provocaba odio, encendía mis entrañas con su

fuego. Tomé su rostro suave como la flor de cempaxúchitl entre

mis manos; intenté beber de entre sus labios azucarados como

el pan de muerto. Pretendía robarle la vida, terminar con su

agonía, pero él era más poderoso que yo. Él había probado la

muerte más veces, había agonizado en vida y parecía morir a

cada instante. Sentí su dolor en ese contacto, viví sus heridas y

lloré sus desdichas. Me encontré a mí misma en un mortal, en un

muerto viviente.

Comprendí que poseía un poder infernal, más fuerte que el

mío, más chispeante que el de la muerte. Era una tortura del

averno planteada por el paraíso, un placer consumido por el roce

de dos cuerpos; entendí que él era capaz de someterme en el

momento que lo deseara, tan sólo con abrir sus párpados fríos.

Lo hizo.

La muerte de GabrielPor Karla Sánchez

Page 8: No. 1 "La muerte en vida"

7

•Cuento•

Eran dos preciosas esmeraldas, más bellas de las de mi collar,

tan impresionantes y sombrías, sencillamente excitantes.

-Llévame contigo; te he estado esperando – me rogó.

Negué con la cabeza y me oculté bajo el sombrero.

Sorprendida noté su indiferencia; aquello me exaltó. Estaba

dispuesta a irme cuando jaló mi vestido: se levantó, era delgado

y bastante alto, se acercó a mi rostro y en él apretó sus labios.

Así pudo saber lo que significa ser amado por la muerte. Se

unió a mí, plegó sus finos rizos entre todos los vestigios de mi

cuerpo; sus manos recorrieron y desgarraron mi vestido de gala,

y yo, sumisa, doblegada y extasiada fui suya.

Aquel sensato joven no murió esa noche, ni la siguiente.

Volvió pensando que el encuentro fue producto de sus vicios,

una alucinación. Lo cierto es que él nunca comprendió lo

relevante que significó para mí. Viví por una noche los placeres

humanos y me sentí dichosa de saber que era yo quien decidía

sobre el destino de su belleza.

Dejé que viviera; permití que se marchitara. Cada año volvía a

buscarlo entre las sombras. Nunca lo hallé; quizá aquella

“visión” le hizo comprender la vida.

Hace un par de días, encontré un anciano de rizos blancos y piel

arrugada, agonizando. Le besé para terminar con su desdicha;

sus labios sabían a pan de muerto, y ahora se convertían en

cenizas de incienso. La flor de cempaxúchitl se marchitó al

momento.

Karla Jazmín Sánchez Jerónimo (México, D.F., 1995). Estudiante de Lengua y Literaturas Hispánicas en la FFyL-UNAM. Ha participado en

proyectos de artes escénicas. "Siempre he creído que no sólo me materializo con mis palabras, no soy únicamente el objeto, también soy el sujeto de mis

historias: la palabra me hace y yo la hago a ella" afirma. Para esta escritora lo verdaderamente fantástico es el querer y odiar a la vida, "es la prueba

más nítida de que soy un ser humano."

Page 9: No. 1 "La muerte en vida"

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•Cuento•La aparición

Por Tonatiuh ChanR. bajó al sótano por encargo de su esposa. Mientras revolvía algunas cajas, se

encontró con algo espantoso: un ser terrible de piel traslúcida y mirada vaga.

Corrió en busca de una cámara.H., lleno de miedo, subió a la cocina para advertir a su esposa: “Haz tus maletas; nos

vamos de aquí. En el sótano vive un muerto, de ésos encarnados y de ojos brillantes.”

Tonatiuh Chan Higareda (México, D.F., 1993). Poeta y narrador. Fue finalista en poesía en el XXII Certamen Internacional de Poesía que lanzó

la editorial De los cuatro vientos en el 2010 y ganador del segundo lugar en la categoría de Cuento Breve en el Concurso No. 43 de la Revista Punto de

Partida de la UNAM. Tomó el curso de Literatura fantástica y ciencia ficción por la Universidad de Michigan y actualmente cursa la carrera de

Letras Hispánicas en la UNAM. Es asiduo escritor del cuento jíbaro.

Page 10: No. 1 "La muerte en vida"

In†ramor†is

9

En†re los reflejos negros

y la celes†e gravedad

se invier†e su pre†éri†o

en un dies†ro caminar

En la noche los humanos

comba†en con las bes†ias,

sus colmillos como armas

que violan y aran †ierra

Veneno a las rocas:

Laredo angelical,

fluyen †us carmines

sobre los ros†ros

de la perenne soledad.

Baja el llan†o y ese fardo

del corasol

del coramor

del corazor

del corisón

de su gélido presen†e

y de la pú†rida ficción

Siguen el soplo del vien†o

y el infini†o ba†allón

bajo el gri†o de ¡Muer†e!,

Muer†e al vivo,

Muer†e al muer†o,

Muer†e al gusano,

Y muer†e a Dios.

•Poesía•

Por Diego Rivera

Diego RiveraHernandez (Mexico, D.F., 1993) Egresado del CCH Sur. En la actualidad estudia la licenciatura de Lengua y Literaturas Hispanicas

en la FES Acatlan, UNAM. Piensa que el universo es todo aquello que cabe en la imaginacion.

Page 11: No. 1 "La muerte en vida"

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•Yuh Quimati Noyollo•

Renacer entre las cenizas o morir:Editoriales independientes

Por Isaac RíosEl pasado sábado 19 de octubre me aventuré junto al equipo

editorial de Revista Morbífica a la FIL Zócalo 2013 en la

búsqueda de un espécimen en peligro de extinción: el tan

codiciado Editorus Independientus, un ser vivo tan raro que

actualmente resulta difícil verlo incluso a plena luz del día…

Quizá parezca broma, pero es importante conocer el trabajo

que las editoriales independientes desempeñan: impulsar el

talento mexicano, imprimir textos -obras que, cabe decir, nunca

leeríamos a través de las grandes editoriales-; en fin, una larga

lista de labores que tardaríamos en nombrar. En el presente

número, Revista Morbífica no sólo rinde homenaje a nuestros

muertos (y otros no tanto), sino también a los héroes de las

letras que cuentan con la valentía, disciplina y convicción

suficientes para dirigir y mantener vivos diversos proyectos

autosustentables.

Al llegar a la FIL, uno se encontraba con una explanada

tapizada de carpas donde la mitad de los módulos pertenecía a

Trillas, Porrúa y Gandhi; sin embargo, hallamos una sección

completa destinada a las editoriales independientes que avivó

nuestra esperanza. Así que realizamos unas cuantas entrevistas,

tomamos un par de retratos y, más allá de todo eso, logramos

hacer amigos. Dentro de nuestras preguntas se encontraban las

clásicas: ¿Cuánto tiempo llevan en el medio? ¿Qué recursos

utilizan para lograr subsistir? ¿Cuál es su tiraje? ¿Cada cuánto

publican? ¿Cuál es su vía de distribución? Detrás de cada

respuesta a éstas y otras

Page 12: No. 1 "La muerte en vida"

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•Yuh Quimati Noyollo•cuestiones, descubrimos intrépidas historias estoicas; asimismo, vislumbramos a personas

muy cálidas, con un impetuoso gusto por las letras. A pesar de tener recursos limitados,

han logrado su cometido ya sea por medio de un proyecto escolar, un convenio amistoso

o familiar. Las pequeñas editoriales se han caracterizado a lo largo del tiempo por sus

propuestas poco comerciales y con un mayor contenido intelectual.

A pesar de los avances tecnológicos, la era digital y la sustitución de hojas por pantallas

táctiles, nuestros héroes se han propuesto a seguir fieles a su causa, manteneniendo sus

publicaciones en papel.

Una historia que me conmovió, no sólo por el hecho de buscar la supervivencia en un

medio complicado, sino por mantener una tradición familiar, es la de Teresa Espinaza, hija

de José María Espinaza, quien lleva en alto la estafeta de su padre, el legado de Ediciones Sin

Nombre. Tras veinte años de ardua lucha ha logrado posicionarse a nivel nacional e

internacional: Teresa y su editorial exportan libros a diversas regiones de Latinoamérica y

actualmente imprimen alrededor de 30 títulos al año. Tarea nada fácil para una emancipada

de las voraces competidoras.

Las editoriales independientes se encuentran en un punto crítico de su existencia, su

destino refleja una tendencia dicotómica: generar mayor auge entre la sociedad o ser

desplazadas por los medios electrónicos, las grandes editoriales o las cadenas de librerías.

No obstante, la transición de los medios impresos a los digitales sería la opción más viable, mediante la generación de blogs

Roc

ato

Bab

lot,

foto

por

Esp

ecia

l.

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•Yuh Quimati Noyollo•

o páginas especializadas.

“Un medio utilizado para subsistir son las becas... La opción es solicitar apoyo a instituciones o inscribir los proyectos a

concursos.” Fue la aseveración de Los Bastardos de la Uva - una editorial relativamente joven, interesada en plasmar al talento hispano

parlante- quienes nos brindaron su tiempo para una pequeña entrevista, en la que pudimos apreciar cómo han mantenido a flote el

proyecto.

Muchas editoriales tratan de publicar regularmente cada mes, pero, con el fin de recuperar fondos y mantener a raya el capital sin

mal gastar los excedentes editoriales, publican de manera trimestral para agotar los números impresos como lo han hecho Los

Bastardos de la Uva o Crisálida, (ésta última, revista de temática fantástica) y muchas otras más. “Iniciar un proyecto de literatura

independiente es un atentado contra tu salud, la ecología y la economía y [sic] bienestar familiar” comentó Ricardo Lugo Viñas,

Director de Los Bastardos de la Uva, respecto al esfuerzo con el que han logrado posicionarse en el medio.

Ensamble Comics A.C. es otro caso de perseverancia: Federico Aguilar Tamayo y Luis Alberto Villegas Muñoz iniciaron este

proyecto hace diez años; el secreto para mantenerse vivos, en palabras de Federico, es “picar piedra, ser muy constante y buscar

apoyos institucionales.”

Finalmente, pero no menos importante, nos topamos con Rocato Bablot, quien hoy en día, después de años de experiencia en el

mundo editorial, se encuentra a cargo de Ediciones Clandestino. El escritor, editor y uno de los difusores culturales con más prestigio

en la actualidad es quien reúne y organiza a los proyectos independientes para que la renta del espacio en la feria se reduzca. Un

apoyo que las editoriales independientes aprecian y agradecen infinitamente; pero esto es ya sabido por sus conocidos, a Bablot le

gusta el trabajo con la juventud.

Después del recorrido por la FIL Zócalo, pudimos reafirmar lo que, nosotros como estudiantes y creadores de una nueva

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•Yuh Quimati Noyollo•

veníamos esperanzados en creer: las letras no mueren, sólo se transforman. Sin embargo, y a riesgo de sonar nostálgico, no hay nada

mejor que un libro impreso. Es por eso que hay muchas o pocas editoriales independientes, la calidad de imprenta y las pastas de sus

libros compiten con las impresiones de las grandes casas editoriales.

¡Larga vida a nuestros héroes independientes!

Oscar Isaac Ríos Mena y Sánchez (México, 1989). Fotógrafo profesional enfocado en el retrato de estudio y apasionado de la fotografía de paisaje.

Amante del arte y preocupado por la difusión de la misma. Busca ser un destacado fotógrafo documental.

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•Primus Inter Paris•

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Manual del comportamiento fantásticoPor Fernando de León

A bordo de su Moldum amarillo 2011, el taxista Grisóstomo

pensó que aquel debía ser el clima del infierno. Su vida también

podía ser considerada un pavimentado círculo del infierno, un

lento remolino de calor y angustia. Conducir le proporcionaba

un enorme placer. Antes. Ya no. La impaciencia le había

invadido el ánimo: ahora quería que las jornadas terminaran

cuando apenas las había comenzado. La pasajera, en el asiento

trasero, parecía advertir su viscosa desazón.

Grisóstomo recordó que antes platicaba con sus pasajeros, y

que incluso conseguía, sin proponérselo, saber mucho de ellos,

de su forma de ver la vida; solía ver cada trayecto como una

aventura y casi pedía adivinar la dirección. Incluso disfrutaba

perderse en el trayecto porque platicar siempre lo distraía y en el

fondo prefería conversar más con sus pasajeros: no lo hacía para

ganar más, de hecho nunca cobraba más que la tarifa pactada al

comienzo del viaje, pero ahora se había convertido en un

conductor silencioso, como cochero de carroza funeraria.

Pero, últimamente, incluso llegaba a molestarse con los clientes

que no sabían con exactitud dónde quedaba el sitio al que

deseaban llegar. Lo amargaba el calor del mediodía y el silencio,

o lo que era peor, el ruido de las calles de la ciudad G. Se había

convertido en un Sísifo del volante que cada día repetía una

jornada similar a la anterior, y que no trascendía en absoluto. Ni

siquiera estaba haciendo fortuna. Sus ahorros eran una

nimiedad. Casi vivía al día. Tenía 44 años, era soltero y cada

noche lo aterraban las figuras que tomaban las manchas de

humedad en el techo de su habitación.

Esa calurosa mañana trasladaba a una señora enferma de

marre, o mal del retrato, la enfermedad apenas descubierta,

ocasionada por las cámaras gammagráficas que se usaron tanto

y tan irresponsablemente hasta entonces, por las cuales las

personas que se tomaron demasiados retratos con ellas y

Page 16: No. 1 "La muerte en vida"

15

•Primus Inter Paris•estuvieron expuestas a rayos gamma se fueron quedando

paralizadas paulatinamente, hasta el día en que quedaban

completamente inmóviles, prácticamente como gammagrafías, y

sufrían el colapso nervioso final. La señora que había abordado

el taxi con insufrible lentitud le había recordado al propio

Grisóstomo los miles de autorretratos que se había hecho con su

cámara gammagráfica. Debería visitar pronto a un médico y

averiguar si tenía marre. Precisamente entonces dirigía su taxi a

un hospital que había en el sector O, pero no se veía manera de

escapar al embotellamiento que ya los había tenido atrapados

durante más de veinte minutos.

Fue entonces que su mirada impaciente reparó en una pareja

que peleaba en el vehículo delantero. Levemente escuchó el

último de los insultos que ella profirió mientras se bajaba y se

perdía entre el estático mar de capotes metálicos. El abandonado

se quedó atónito ante el acto de su compañera y tardó en

reaccionar. Cuando por fin pareció que se había resuelto ir tras

ella, sucedió algo más inesperado: un ave gigantesca tomó entre

sus garras el techo del Bostich bermellón y se lo llevó al vuelo con

todo y conductor, dejando en su sitio sólo un tramo de asfalto y

el asombro de Grisóstomo.

Nadie más vio aquello.

Contra su acostumbrada parquedad, Grisóstomo preguntó a su

pasajera si había visto lo mismo que él. Ella, lentamente,

preguntó a qué se refería. El taxista bajó de su auto para

interrogar a los otros conductores si lo habían visto. Todos le

cerraron la ventanilla temerosos, creyéndolo un loco peligroso a

punto de perder la calma.

Grisóstomo no podía creer que nadie hubiera visto al pájaro

gigante. Y no era que su existencia fuera imposible: corría el año

2121 y ya entones la genética podía realizar eso y mucho más. De

hecho, después de la extinción masiva de 2077, los genetistas se

propusieron volver a crear las especies desaparecidas. Ya habían

superado las limitaciones que imponía, y la nueva ingeniería

permitió dar vida a cualquier tipo de ser; pero como en el 2077

no hubo un inventario como la bíblica lista de Noé, que fuera

fiel y completo, los genetistas recurrieron a los libros, a todos los

libros: los de historia natural y los tratados de seres mitológicos

por igual. Empezaron a crear tortugas, sirenas, gatos, dragones,

búhos, unicornios, ranas, catoblepas, caballos, krakens,

Page 17: No. 1 "La muerte en vida"

16

•Primus Inter Paris•serpientes marinas, perros, grifos... En fin, ahora todo existía y

una gigantesca ave Roc no tenía nada de asombroso. El punto, el

verdadero punto, era que nadie antes la había visto, pues lo que

existe y lo que se deja ver no es necesariamente lo mismo. Quizá

por eso fue que desde entonces y más que nunca el hombre sólo

dio crédito a aquello que le tocaba ver y a Grisóstomo le había

tocado verla.

Aunque él empezó a desear algo más que eso; empezó a querer

ser arrastrado con todo y taxi por los cielos entre las gigantescas

garras de un ave Roc. ¿Hacia dónde se llevaría a sus presas?

¿Terminarían ante el pico de sus polluelos? Grisóstomo averiguó

en una antiquísimo manuscrito medieval que obtuvo en uno de

los miles de expendios de antiquísimos manuscritos que tras el

surgimiento de la nueva fauna abundaron en cada esquina de la

ciudad: en el Manual del comportamiento fantástico decía que el ave

Roc actúa solamente durante un parpadeo y por eso nadie podía

ver su fugaz paso. Entonces ¿por qué él no había parpadeado?

¿Por qué había conseguido mirar algo así? También ahí, en la

página 765, obtuvo la respuesta: “El ave Roc sólo permite que lo

vea la última de sus presas”. ¡La última de sus presas! Eso era

una especie de garantía de que sería arrebatado por los aires

entre las garras de la gigantesca ave, tarde o temprano.

Se preparó entonces. Imaginó muchos escenarios, situaciones

y destinos posibles que pudieran suscitarse al volar entre las

patas del ave Roc. Lo primero que hizo fue comprar un

paracaídas, pero cuando lo iba a colocar en la cajuela pensó en lo

Page 18: No. 1 "La muerte en vida"

17

•Primus Inter Paris•inútil que era tenerlo ahí dado el momento de emergencia en

que podría necesitarlo, así que acondicionó su asiento para

siempre traerlo puesto. Implementó en el techo de su transporte

un amplio quemacocos para salir con soltura dado el caso.

Sabedor de que en las alturas escasea el oxígeno equipó su

tablero de control con una mascarilla y un tanque que cada

mañana revisaba que estuviera lleno. En sus pantalones cosió

una funda para traer una discreta daga que lo ayudara si llegaba

a ser alimento para críos de una pájaro gigante. Cincuenta

metros de soga se le enredaban en los pies, pues los traía como

tapete, para descolgarse si la situación lo ameritaba. Un chaleco

de tela blindada protegía cada día su pecho, pues temía que una

poderosa garra del ave lo ensartara matándolo desde el principio

del vuelo.

Así, equipado hasta un grado neurótico, su taxi comenzó a

perder el aspecto amable de un taxi y parecer más la guarida de

un cazador: de hecho apenas y quedaba espacio para que una

persona pudiera ser trasladada y la mayoría rechazaba tomarlo.

Pero eso a Grisóstomo le importaba muy poco. Si alguna vez un

despistado pasajero entraba en su taxi lo prevenía

argumentando que lo llevaría a su destino siempre y cuando no

tocara que lo arrebatara por los cielos el ave Roc.

Es claro que comenzó a quedarse sin clientela y sin ingresos.

Pero él aportó sus magros ahorros para el costo del combustible

a fin de seguir patrullando, acechando las garras del enorme

pajarraco. Sin embargo su ansiedad se calmaba cuando

recordaba que la había visto una vez y eso lo autorizaba a

saberse el último. ¿Y si el Manual del comportamiento fantástico se

equivocaba? Tal vez, si otro más hubiera visto el suceso, pues

era imposible que hubiera dos últimas presas. Siempre hay sólo

un último. Y ése era él.

Pasados catorce meses Grisóstomo tenía la impresión de que el

mundo o su entorno transcurría con creciente velocidad, pero

no era así; era que Grisóstomo se estaba volviendo lento.

Reaccionaba lento, manejaba lento, respiraba lento. Un médico

le había detectado los síntomas de marre y oficialmente se

estaba convirtiendo en estatua. Una nueva cuita para su

colección, sumada al hecho de que en todo ese tiempo no lo

Page 19: No. 1 "La muerte en vida"

18

•Primus inter paris•había atacado el ave Roc.

Suspiró y mientras miraba con infantil envidia por el

retrovisor un flamante Adanada color uva, se percató de que de

repente ya no estaba. Por el quemacocos -él, y sólo él- vio pasar

el negro chasís apresado por una garra omnipotente. La sombra

que proyectó tardó en pasar dando prueba de lo grande que era

el cuerpo que la generaba, Pero, definitivamente, no podía ser

más grande que la frustración que sentía.

Condujo lo más rápido que pudo tras lo que pensó que sería

la ruta del ave sonando su bocina y maldiciendo que no le

hubiera tocado todavía su turno. Era como si la estúpida ave se

equivocara de presa y tomara ora uno por delante, ora uno por

atrás. Otra posibilidad podía ser que el pajarraco se hubiera

propuesto enloquecerlo y sus raptos ante Grisóstomo era puro

sarcasmo avícola. ¿Qué esperaba que no iba por él? ¿Desde qué

alturas lo acechaba?

A partir de ese día Grisóstomo pensó que debía convertirse

en una presa más fácil y transitar por caminos despejados, lejos

de la zona metropolitana. De hecho, se instaló a vivir en su

vehículo estacionado en lo alto de una loma. Tenía víveres,

mantas y una fuente de energía para cocinar y no morir de frío.

Su propio taxi parecía compartir su enfermedad, pues se había

quedado inmóvil. Él mismo se movía con muchos trabajos.

Comenzaba a temer que moriría sin haber sido presa del ave

Roc, cuando una fuerza terrible lo estremeció y el vértigo se

instaló en su estómago. Vio alejarse el suelo, sintió el azote del

viento tasajeándole el brazo que tenía en la ventana, el sol se

derramó por el parabrisas como una ola de luz y, lentamente,

giró su cabeza hacia arriba: por el quemacocos vio la escamosa

piel de la pata del ave. Lleno de una extraña alegría la tocó.

Luego sintió que ya nunca más podría tocar nada: su cuerpo se

había quedado paralizado por completo. Vio alejarse la urbe y

rozar cumbres nevadas. Sintió que se congelaba cuando

enfrentó el mar y su calidez lo reconfortó. Al paso de las horas

el verde marino se volvió arena de un desierto desconocido para

Grisóstomo.

Lo que pasó en los siguientes días no lo consigna ningún

Manual del comportamiento fantástico: el ave lo depositó en la

Page 20: No. 1 "La muerte en vida"

19

•Primus inter paris•

cumbre de una montaña donde reinaba el estruendo del viento.

Ahí tenía su nido el ave Roc.

El inmóvil Grisóstomo esperaba su propia muerte pero lo

que presenció fue el derrumbamiento de la portentosa ave. La

notó cansada, milenaria y moribunda. Algo tenían de

impresionantes y de lastimeras sus enormes y opacas plumas.

Observó que sus ojos no eran de bestia pero tampoco tenían el

brillo de los ojos humanos. El ave lo miraba como podría mirar

un volcán o un tsunami: sin necesitar de ojos que finalmente

cerró. Su muerte tenía sentido: él era la última de las presas que

capturaría y eso lo convertía en su testigo, en el único que la vio

actuar y ahora la estaba viendo morir. ¿Por qué el ave Roc no lo

había despedazado a la primera oportunidad? Cuando

Grisóstomo descubrió el gran huevo negro que asomaba del

nido lo comprendió. Inmóvil, como estaba, recordó la daga en

su pantalón, la soga entre sus pies y todo lo que ahora le era

inútil. El huevo se agrietó con un sonoro crujido y el taxista,

rendido a su destino, sintió el secreto placer de saberse alimento

de una nueva maravilla.

Fernando de León (Guadalajara, Jal.,1971) Egresado de la Facultad de Letras, Universidad de Guadalajara. Fungió como editor de la revista

Luvina. Algunas de sus obras incluyen la colección de cuentos La estatua sensible, La oscuridad terrenal, Cárceles de invención, Apuntes para una

novísima arquitectura. En 2004 ganó el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez; asimismo, fue merecedor del premio de Cuento de los XX Juegos

Florales de San Román, Campeche.

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•Si no conoces a...•Eduardo Casar y la muerte en verso

Por Corina González

La poesía, para nosotros los hombres, es claramente una manifestación de la belleza, de aquello a lo que somos más

sensibles, lo que nos cambia. A grosso modo, es la búsqueda de nuestro ser en su intento de expresar los sentidos, que

viven en un entorno común y en constante cambio. Es, pues, la confrontación con nuestra realidad.

En esta ocasión tuvimos la oportunidad de entrevistar al poeta Eduardo Casar (México, D.F, 1952), quien es Doctor

en Lengua y Literaturas Hispánicas por la FFyL de la UNAM -con la tesis Para qué sirven Paul Ricœur y otros en crítica y

creación literarias-. Actualmente es profesor de tiempo completo en su alma mater. Respecto a su trabajo, el Dr. Casar

tiene publicados diversos poemarios en los que reafirma el camino del hombre por expresar su ser; ha logrado

grandes escritos, palabras que comunican y sienten. Recibió, por un trabajo colectivo, el Premio de Ensayo Literario José

Revueltas en 1976 y en abril de 2009 el Gobierno del Estado de México le otorgó el Premio Internacional de Literatura

Letras del Bicentenario "Sor Juana Inés de la Cruz", por su libro de poesía Grandes maniobras en miniatura.

El poeta nos explicó el significado que tiene para él su poema Esa ola, el cual logra ir más allá de las emociones y,

sin embargo, se mantiene cercano a ellas. La poesía nos puede comunicar el mundo interior de una persona y parte de

sus reflexiones. Para el Doctor “es un poema que habla de cómo el oleaje siempre se repite... Simboliza la relación

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entre el género de la especie. Desde el punto de vista humano, si vemos esa noción... cuando uno aplasta una hormiga nada

más porque la ve, como uno no siente que este acabando con mucho porque hay más hormigas. Uno las ve igualitas, pero

desde el punto de vista humano, si vemos esa individualidad y la trasladamos a las personas, entonces estamos cancelando una

posibilidad vital e irrepetible. Pero esa misma noción no nos la aplicamos a nosotros mismos”.

Uno de los temas universales para el ser humano es la muerte, para el poeta Eduardo Casar representa aquello que evita que

seamos “una sola ameba ahí flotando en el espacio”. Respecto a ésto, apuntó: “Sin la muerte no habría desarrollo, no habría

solución, inteligencia, religión, no habría literatura. La muerte es un mecanismo de creación, de vitalidad. Lo que pasa es que la

muerte en términos, ya individuales, nos afecta de manera emotiva... Uno tiene que estudiar filosofía, leer mucha poesía sobre

la muerte para realmente tener un concepto de ella que no sean los lugares habituales que asociamos a la muerte.”

Pareciera que la poesía en nuestra época ha quedado muy olvidada a pesar de la existencia de creadores que publican

libremente por internet, estos no alcanzan demasiado prestigio, empero, nos dan la oportunidad de encontrar en diferentes

rincones virtuales un reconocimiento entre uno mismo y otros (sin estar necesariamente cerca) por nuestras cualidades

humanas.

Podemos asegurar, por lo tanto, la vivacidad de la poesía; nos dan acceso a la lectura de nosotros a través de ellos. Sin

embargo, la pregunta sigue en la mesa: ¿El futuro de la poesía podrá encontrarse, entonces, en la publicidad o ésta, en el

perfeccionamiento continuo, podrá darle un giro a la creación poética? “... La publicidad tiene ciertas cosas

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confundidas, en el hecho de que un lema publicitario quiere quedarse en la memoria de alguien con la repetición

-como 'Soy totalmente palacio' o considerar a la Coca Cola como 'La Chispa de la vida'-, ya no podemos dejar de

pensar en esa cosa cuando lo vemos anunciado.” El Doctor también añadió que “la publicidad es algo momentáneo,

hay algunos lemas publicitarios que permanecen, en cambio la poesía es algo que busca una mayor amplitud y de

ambición para captarse y pueda continuar viva.”

“Lo que pasa es que la calidad del lector va cambiando con el tiempo. Hay algunos textos que por sus características

van siendo todavía legibles y disfrutables para lectores de distintas épocas. Nosotros podemos tener muchos textos

del Siglo de oro y lo que hacemos a la hora de leerlos es hacer una operación de actualización, donde creemos que lo

que ya no está vigente para nosotros en términos culturales se mueve y nos quedamos con armonías,

correspondencias, imágenes, sugerencias que todavía nos sirven.” comentó sobre la cualidad diacrónica de la poesía.

Eduardo Casar concluyó con algunas palabras respecto al prestigio del escritor: “La verdad, es solamente algo que

tiene ver con la manera de la distribución literaria. Es parte de la literatura, porque la literatura es un fruto que a

gusto circula en una sociedad; entonces puede haber muchos escritores que, desde el punto de vista del análisis de

calidad en un pizarrón universitario, pueda ser muy pobre y, sin embargo, esté muy prestigiado. Los valores literarios

van cambiando y también la noción de prestigio.”

Ana Laura Corina González Carranza (México, 1994). Estudiante de Literatura Dramática y Teatro en la Facultad de Filosofia y Letras de la

UNAM.

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pel ahuesado de 90 gramos, forros en cartulina opalina de 225 gramos con acabado. Para su composición se utilizaron tipos Gara-

mond (16/14 y 12/10) y Mongolian Baiti (25/20)). Impresión digital: Copimagen, Cerro del agua No. 17, Local A, Del. Coyoacán,

México, D.F.

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