nacionalismo historico

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    Resumen

    Este ensayo muestra algunos componen-

    tes teóricos del institucionalismo históricocomparado. Se inicia con una revisión generalde la teoría donde se destaca la importancia quesus seguidores le otorgan a las instituciones enla construcción del Estado moderno, la demo-cracia liberal y el desarrollo económico. Luegose introducen dos análisis de América Latina enperspectiva institucional comparada con Coreay Taiwán durante las décadas en que predo-minó el modelo desarrollista, mientras que el

    segundo muestra los avances del Estado en laregión durante el siglo . En tercer lugar sepresenta el regreso del Estado con un conjuntode medidas que le dan un contenido distinto asu accionar en América Latina. Por último, semuestran algunas de las limitaciones que tiene

    el institucionalismo histórico comparado parael entendimiento de la región.

    Palabras clave: institucionalismo históri-

    co comparado, América Latina, pensamientocrítico, instituciones, democracia.

    COMPARATIVE HISTORICAL

    INSTITUTIONALISM. AN APPROACH TO

    LATIN AMERICA

    Abstract

    This paper presents some theoretical

    components of comparative historical insti-tutionalism components compared. It begins with an overview of the theory and the im-portance its followers give to institutions inthe construction of the modern state, liberaldemocracy and economic development. Two

    E . L

     A L  A O A *

    * Candidato a Doctor en Estudios Latinoamericanos. Profesor e Investigador, Universidad Externado de Colombia,Bogotá (Colombia). [email protected]

    Recibido: 21 de abril de 2014 / Modificado: 5 de septiembre de 2014 / Aceptado: 20 de septiembre de 2014.

    Para citar este artículo

    Olano Alor, A. (2014). El institucionalismo histórico comparado. Lecturas sobre América Latina.OPERA, 15, pp. 5-29.

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    analyses of Latin America are compared with Korea and Taiwan during the decades in which the development model predominated, while the second shows the progress undergone

    by the State in the region during the twentiethcentury. In addition to this, the return of thestate is presented with a series of measures witha content that is different to its actions in La-tin America is presented. Finally, some of thelimitations of comparative historical institu-tionalism are shown to understand the region.

    Key words: Comparative historical insti-

    tutionalism, Latin America, Critical thinking,Institutions, Democracy.

    INTRODUCCIÓN

    Existen múltiples teorías que han preten-dido explicar la formación del Estado modernoy el surgimiento de la democracia liberal en los

    países considerados capitalistas avanzados. ElEstado moderno –cuyos orígenes los encuentraPerry Anderson en la constitución de las mo-

    narquías centralizadas de Francia, Inglaterra yEspaña a lo largo del siglo – y la democra-cia como régimen político –cuyos albores seencuentran en la segunda mitad del siglo con la revolución parlamentaria en Inglaterra–,durante mucho tiempo fueron leídos desdeperspectivas teóricas como el contractualismoy el estructuralismo (1980).

    La importancia de la primera radica enque no solo fue explicativa sino también

    fundamento teórico de aquel tipo de Estado,sobre todo por haberle otorgado prioridad alcompromiso político asumido por los inte-grantes de la sociedad en su organización. De

    la misma manera se han tenido las corrientesestructuralistas ya sea en su difundida versiónfuncionalista de la teoría de la modernización,y la marxista con todos sus matices posibles.

    Si algo unificó al contractualismo conel estructuralismo es haber considerado queel Estado en Occidente adquirió un caráctermoderno y democrático en el sentido tras-cendental de la palabra, producto de agregaruna serie de factores, entre los cuales mencio-naremos por ahora solo tres: la constituciónde un nuevo tipo de sociedad que, habiendosuperado el estado de naturaleza, asumió uncomportamiento basado en el racionalismo

    como mecanismo integrador. Se puede hablarde un nuevo tipo de subjetividad. De manerasimultánea, la organización de una economíaindustrial-capitalista mediada, claro está, porlogros importantes en el campo de la cienciay la tecnología.

    Por último, la resolución racional de losconflictos, muchos de ellos alentados por lapresencia de nuevos actores sociales buscandola forma de ser políticos –clase obrera o clases

    medias en el caso de Europa Occidental y Esta-dos Unidos–, los cuales presionaron de distin-tas maneras hasta lograr la democratización delsistema. Las vertientes estructural-marxistas,por su lado, hablaron de la formación de unnuevo tipo de Estado, el capitalista, con unalto grado de autonomía relativa producto delcontrol que mantenían las clases propietariassobre el capital, pero a la vez distanciándosedel manejo de la cosa pública. Esto igualmente

    favoreció la formación de un orden políticodemocrático.

    Es a partir de estos acontecimientos his-tóricos y antecedentes teóricos que adquiere

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    sentido el institucionalismo histórico com-parado que, elaborado desde una perspectivainterdisciplinaria, ha mostrado no solo unprofundo interés por explicar la formación

    del Estado y la democracia en Occidente, si-no que toma el proceso y sus resultados comoreferentes principales al momento de elaborarsus definiciones sobre aquellos, lo cual resultabastante lógico. Este ensayo es sobre todo lapresentación de algunos componentes teóricosdel institucionalismo histórico comparado, ypara ello se han revisado los trabajos de diver-

    sos integrantes de esta escuela, buscando lascoincidencias que mantienen en sus análisis e

    interpretaciones.El ensayo consta de tres partes. Se inicia

    con una revisión general de la teoría, donde sedestaca la importancia que sus seguidores leotorgan a las instituciones en la construccióndel Estado y la democracia, las mismas que, seentiende, son producto de múltiples acuerdos ydonde participan en una idealizada igualdad decondiciones actores políticos, actores sociales yagentes económicos. En el segundo apartado se

    introducen dos análisis de América Latina enperspectiva comparada. El primero relacionael papel desempeñado por las instituciones enel desarrollo de Asia, de manera particular enCorea y Taiwán, con lo sucedido en AméricaLatina durante las décadas en que predominóel modelo desarrollista, mientras que el segun-do análisis observa una serie de elementos quehacen notar los avances del Estado en la regióndurante el siglo .

    En el tercer apartado se presenta un con- junto de ideas sobre el regreso del Estado luegode los años en que predominó el modelo neo-liberal, un retorno que está relacionado con

    la implantación de un conjunto de medidaseconómicas que sin desconocer la pertenenciaa un orden global, pretenden darle un conteni-do distinto al accionar del Estado en América

    Latina. El ensayo finaliza con un conjunto deideas que no se deben considerar como con-clusiones en el sentido estricto de la palabra,sino más bien como un intento por hacer notarlas limitaciones que tiene el institucionalismo

    histórico comparado en el entendimiento dela región.

    EL INSTITUCIONALISMO HISTÓRICO

    COMPARADO

    Se debe reconocer que los seguidores delinstitucionalismo histórico comparado traba- jan con un conjunto de variables y fundamen-tos metodológicos muy similares para elaborarsu teoría. Entre ellos se puede mencionar a loscomponentes de tipo histórico, los cuales seanalizan siempre desde el largo plazo, pues conun mejor conocimiento pueden entenderse lasactuales y complejas dinámicas sociales que

    están influyendo en el funcionamiento delEstado. Esto justifica utilizar la historia comodisciplina vertebradora del análisis, pues conella se pueden articular casos diversos en unasecuencia de eventos, y a la vez se puede obte-ner una explicación basada en la “dimensióntemporal de los procesos sociales”, tal como loargumenta Paul Pierson (2004, p. 2) en su tra-bajo Politics in Time: History, Institutions, andSocial Analysis . En el moderno diseño institu-cional han jugado un papel clave los acuerdosentre agentes económicos y actores sociales,los cuales son aún más relevantes por haberselogrado en las coyunturas críticas consideradas.

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     Aprovecho la afirmación anterior paracuestionar el reiterado y facilista uso del adje-tivo “balcanización”, tantas veces presente enla forma de llamar al proceso durante el cual

    se van diferenciando las disciplinas integrantesde las ciencias sociales. Con el uso del adjeti-vo se desconoce que dicho proceso fue másbien una “occidentalización”, condicionada

    por la hegemonía que el positivismo alcanzó,primero como método “científico” y despuéscomo ideología, conforme se organizaban lasdisciplinas a mediados del siglo .

    En todo caso, Pierson se propuso enten-der el éxito de las instituciones en los acuerdos

    inclusivos con que se fundaron, constatandoasí cómo el cambio social se realizó sin perju-dicar su perdurabilidad y funcionamiento. Larespuesta del autor es que para alcanzar estoslogros se adelantó un proceso en el que desdesus inicios se estableció un reconocimiento,con el cual se logró el reforzamiento mutuode los actores participantes. Un proceso queestuvo basado en reglas de juego y acuerdosalcanzados entre todos ellos, con los cuales se

    llegaron a forzar cambios en lo político. Asíes como se obtuvo el Estado moderno basadoen una democracia política, la organizaciónde una economía industrializada en lo eco-nómico, y con políticas inclusivas en lo socialproducto todo ello de los compromisos entreactores (Pierson, 2004, pp. 10-11).

    Dos destacados integrantes de la escuelade la teoría del institucionalismo históricocomparado son los economistas estadouniden-

    ses Daron Acemoglu y James Robinson. En suexitoso libro Why Nations fail. Te Origins ofPower, Prosperity, and Poverty , dichos autorespretendieron explicar el éxito obtenido por

    países o regiones en el desarrollo económico.Habiendo posicionado su libro como unaespecie de clásico del nuevo siglo, sus segui-dores lo ponen al nivel de trascendencia de La

    riqueza de las naciones . En este acápite se ana-lizan algunas secciones en las que Acemoglu yRobinson, al tiempo que manifiestan sus pre-ferencias teóricas, han incorporado la variablelarga duración para probar su hipótesis sobreel desarrollo.

     Acemoglu y Robinson se propusieronexplicar la desigualdad y la pobreza a escalamundial estudiando desde una perspectivacomparada los patrones históricos e institu-

    cionales que han condicionado su existencia.Pero si bien es cierto que ambas son realidadesvigentes, los autores señalan que no se pue-de seguir considerando que sus condicionesson inmutables en el tiempo, pues existenmúltiples países que en tiempos recientes seencaminaron por los senderos del desarrollo,habiendo superado el umbral de la pobrezay reducido la desigualdad, al tiempo que al-canzaron posiciones relevantes en el escenario

    internacional (Acemoglu y Robinson, 2012,pp. 45-48).

    En su libro realizan una crítica a las hi-pótesis vueltas sentido común en sectoresacadémicos, sobre todo en los relacionadoscon el estudio de la sociedad en sus diversoscomponentes. Así se justifica que descarten lashipótesis de tipo geográfico, que como ya es sa-bido se originaron en la obra de Montesquieu,El espíritu de las leyes . De manera muy general,

    Montesquieu consideró que las formas másdespóticas de Estado y gobierno eran posiblesde encontrar en aquellas regiones o territoriosque más se acercaban al trópico, mientras que

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    formas más moderadas como las monarquíasconstitucionales se ubicaban en zonas más ale- jadas de la línea ecuatorial. En esta misma líneade razonamiento es que la hipótesis geográfica

    consideró que la pobreza tendió a establecerseen las zonas de clima tropical, mientras que lariqueza optó por afincarse en los territorios declima templado.

    Es bastante claro que en este tipo de análi-sis se dejaron de lado consideraciones como laimplantación del monocultivo y la esclavituden el “trópico”, lo cual significó el reemplazode las especies nativas en la agricultura y el des-plazamiento de los pueblos originarios, junto a

    una explotación minera extensiva en el uso dela mano de obra. La consecuencia más notoriade este accionar fue la ruptura del ciclo agrícolay su impacto se manifestó, por ejemplo, en eldramático descenso demográfico en la región. América Latina, al igual que todos aquelloslugares donde se produjo la penetración delconquistador europeo, sufrió con este procesode conquista no solo el despojo y la destruc-ción de sus órdenes vigentes, sino también la

    imposición de las instituciones coloniales entanto una forma de afirmar el dominio sobrelos territorios conquistados (Acemoglu y Ro-binson, 2012, pp. 48-56).

    Una segunda hipótesis por ser descartadaes la de tipo cultural. Formulada originalmentepor el sociólogo alemán Max Weber, quien ainicios del siglo afirmó que la prosperidadse instaló en lugares donde predominaban lasreligiones protestantes, mientras que la pobreza

    se ubicó en los territorios donde habían mayo-rías poblacionales que profesaban el catolicis-mo, como sería el caso de América Latina, ytambién en lugares habitados por poblaciones

    que compartían otro tipo de religiosidad, lasque se ubican en Asia y África, por ejemplo.Se debe considerar que no es solo la religión laque domina la hipótesis cultural, sino también

    los principios éticos, las normas y los valorescon que se organizan las sociedades, lo que enel caso de los países prósperos se condensaríanen el carácter racional de sus acciones, decisio-nes, comportamientos y creencias (Acemogluy Robinson, 2012, pp. 56-63).

    La de la ignorancia es la tercera hipótesispor descartar, pues se fundamenta en que losgobernantes no saben gobernar y que existeuna especie de tendencia natural e institucio-

    nalizada por reiterar los errores del pasado.Dentro de esta hipótesis se argumenta tambiénque la pobreza es producto de haberse imple-mentado políticas inadecuadas, o porque secuenta con mercados fallidos al lado de varia-bles que escapan al control de los decisores enpolítica local. Por ejemplo, la aceptación sinreservas de las “recomendaciones” procedentesde las organizaciones multilaterales, las cualesimpulsan la implementación de un determi-

    nado tipo de instituciones, y la aplicaciónde políticas basadas en modelos universales,donde las bondades de todas ellas se definenpor basarse en experiencias procedentes delmundo desarrollado (Acemoglu y Robinson,2012, pp. 63-68).

    Sin cuestionar por ahora la forma comose miden la riqueza y la pobreza, surge la pre-gunta, ¿qué explica la prosperidad, el poder yla pobreza? Ambos señalan que son producto

    de la sumatoria de varias condiciones. Primero,la prosperidad se explica por la vigencia de unconjunto de instituciones económicas inclusi-vas, las cuales fomentan reglas que aseguran la

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    propiedad privada y otorgan incentivos a losagentes económicos, con el compromiso deincrementar la productividad, aumentar lasinversiones y generar innovación. De igual ma-

    nera, el poder y la prosperidad son producto decontar con un orden político que otorga a lassociedades la posibilidad de darse sus propiasreglas, elegir a sus gobernantes y crear las ins-

    tituciones más convenientes a su idiosincrasia.Por su lado, la pobreza se implanta en

    aquellos países que cuentan con institucionesdefinidas por los autores como extractivas, alservicio casi exclusivo de minorías que conside-ran importante para su sobrevivencia un estric-

    to control sobre aquellas. Además, y productodel orden absolutista-colonial heredado delperiodo en que dichos territorios fueron explo-tados hasta el hartazgo por los países hoy de-sarrollados, las instituciones sufren de un altogrado de concentración e instrumentalizaciónpor quienes ejercen el control del Estado. Porúltimo, son los recursos de poder con los quecuentan quienes controlan las instituciones,lo que condiciona el bloqueo del crecimiento

    económico, además de neutralizar el accionarde la oposición (Acemoglu y Robinson, 2012,pp. 73-95).

    Una propuesta que también incorpora elinstitucionalismo se encuentra en el trabajo deKathleen elen, How Institutions Evolve, TePolitical Economy of Skills in Germany, Britain,the United States, and Japan, donde se estudia elorigen y funcionamiento de las instituciones enlos dos tipos dominantes de capitalismo, el di-

    rigido por el Estado y el basado en el mercado.Un objetivo relevante en sus investigacionesfue conocer los mecanismos con los que se haprocesado el cambio desde el surgimiento y la

    consolidación del Estado moderno, destacan-do las capacidades que las instituciones fueronadquiriendo en dicho proceso. La autora afir-ma que durante el último tercio del siglo ,

    y en todos los países objeto de estudio, se tuvouna evolución de las instituciones en interac-ción con el desarrollo de agentes económicos–los empresarios articulados al sector industrialde la economía, por ejemplo– y actores socialescomo las numerosas y centralizadas formas deorganización sindical, el caso de Alemania ysu importante movimiento obrero (Telen,2004, p. 4).

    En todos los casos, tanto los agentes eco-

    nómicos como los actores sociales contaroncon una importante cantidad de habilidades,las cuales posibilitaron adelantar negocia-ciones y alcanzar acuerdos. La consecuenciafue la institucionalización del compromisoentre agentes y actores, en donde el Estado seconstituyó como el lugar privilegiado para larealización de la política (Telen, 2004, p. 5). Ahora bien, un cambio de gran magnitud nodejaría de tener su aspecto traumático, sobre

    todo entre quienes resultan perjudicados en elproceso. Aunque su presencia y el trato reci-bido fueron distintos en los países estudiados,veamos lo sucedido con los artesanos. Destrui-dos en Gran Bretaña y Japón por ser obstácu-los al desarrollo, prácticamente ausentes enEstados Unidos debido a su escaso desarrollo,y logrando sostenerse en Alemania a pesar dela tardía y veloz industrialización de este país,para concluir que en todos estos casos, los ar-

    tesanos pasaron a ser actores irrelevantes en laspolíticas locales.

    La primera conclusión que ofrece Telenes que el origen de las instituciones, aquellas

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    que son producto de coaliciones políticas in-cluyentes con la suficiente capacidad de enten-der, negociar y subsumir el conflicto social ypolítico, garantiza una adecuada distribución

    del poder. La segunda es que las institucionesse organizan en contextos marcados por lapresencia de múltiples demandas funcionales ypolíticas, con lo cual, y teniendo de por mediolas llamadas coyunturas “críticas”, se posibilitóincorporar las demandas procedentes de acto-res no vinculados a las coaliciones fundadoras.La tercera conclusión es que las instituciones

    no se desmantelaron o fueron reemplazadaspor los apremios políticos durante las coyuntu-

    ras críticas, sino más bien fueron reconvertidas,ya sea en parte o en su totalidad, con lo cual sevolvieron funcionales al cambio social (Telen,2004, pp. 33-34).

    La estabilidad del Estado moderno y dela democracia liberal fue también posible poruna negociación dentro de la coalición queadelantó los acuerdos con que se fundaron lasinstituciones, lo cual posibilitó legitimar loscambios por medio de la ampliación institucio-

    nal. Destacando el valor explicativo de la teoríainstitucionalista, Telen destaca los mecanis-mos que contribuyeron en la reproducción delas instituciones, los cuales estarían detrás desu transformación funcional y distribucional.Esto conlleva sostener que los elementos deestabilidad y cambio están relacionados; ental sentido, confirma la existencia de un indi-soluble vínculo entre reproducción y transfor-mación institucional, lo cual contribuye a la

    superación de las conflictivas situaciones quese presentan en coyunturas críticas (Telen,2004, pp. 35-36).

    En el capítulo 2 del libro Instituciones ydesarrollo en la era de la globalización neoliberal ,Peter Evans y James Rauch realizan un estu-dio sobre la transformación económica de las

    naciones, y se preguntan por el papel que handesempeñado las instituciones públicas en elfomento del crecimiento económico. Ambosautores dan respuesta utilizando una pers-pectiva metodológica histórica-comparada,

    analizando la eficacia de las diversas formas deorganización administrativa existentes en 35países, todos considerados como integrantesdel ercer Mundo. Se propusieron tambiénrescatar para la sociología un campo de estudio

    que en años anteriores había sido monopoli-zado por la economía, sobre todo por análisisbasados en la teoría neoclásica y la teoría de laelección racional (2007, pp. 67-68).

     Al rescatar la definición de burocraciaformulada por Max Weber, aquella que basabasu importancia en “un conjunto diferenciadode procedimientos”, y donde se toman deci-siones basadas en acuerdos institucionales conel objetivo de favorecer al mercado, es que

    se entiende la importancia que tiene para elcrecimiento de la economía capitalista contarcon unas organizaciones administrativas delo público basadas en el “reclutamiento me-ritocrático y predecible y las remuneracionesprofesionales a largo plazo” (Evans y Rauch,2007, p. 68). De la misma manera, reiteranque la mayor parte de aquellas institucionesson producto de características estructuralesaparecidas en un determinado contexto his-

    tórico, las cuales apoyaron la organizaciónde las burocracias como soportes del Estadocapitalista.

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     Ahora bien, los autores señalan las in-suficiencias teóricas y metodológicas de losestudios realizados en décadas pasadas sobreeste tema, producto de haberse elaborado a

    partir de los llamados estudios transversales yuna serie de estudios de caso y, de manera másreciente, en los análisis cuantitativos transver-sales entre naciones. Con el ánimo de superar

    estos análisis, el estudio se fundamenta en lasvariaciones estructurales de las burocraciasubicadas en diferentes lugares del planeta, yse proponen medir el grado de “weberianidad”alcanzado por los Estados considerados en elestudio utilizando para ello dos variables: la

    contratación meritocrática y la carrera pro-fesional basada en estímulos y recompensas(Evans y Rauch, 2007, pp. 70-73).

    La importancia de la primera radica en laposibilidad de contar con una administraciónde lo público realmente competente, ademásde contribuir en el logro de una coherenciacorporativa y el fortalecimiento de la moti-vación individual. La segunda disminuye latendencia a que el ingreso de los funcionarios

    se incremente por medio de prácticas corrup-tas, pues allí priorizan los beneficios salarialesy los ascensos por el buen desempeño en sucargo. Los autores sostienen que este par devariables han logrado constituirse en los fun-damentos de una “seguridad administrativa”tan necesaria, y a su vez tan demandada porlos inversionistas privados, con lo cual se in-crementaría la favorabilidad en la creación decondiciones para el crecimiento económico

    (Evans y Rauch, 2007, pp. 73-75).La conclusión a la que llegan con el análi-

    sis estadístico realizado en los 35 países objetode su estudio es la validez de la hipótesis que

    formularon al inicio de su trabajo, conside-rando que para alcanzar el éxito económicopuede ser suficiente contar con un alto gradode “weberianidad” en el “centro estratégico de

    la burocracia”. Por último, sus conclusioneslos llevan a reivindicar la “hipótesis del Estado weberiano” en las investigaciones que sobre elEstado moderno adelantarán los científicossociales (Evans y Rauch, 2007, pp. 88-89).

    Por su lado Mick Moore, en su artículotitulado Revenues, State Formation, and theQuality of Governance in Developing Coun-tries , se hace dos preguntas fundamentales:¿por qué hay tan bajos niveles de gobierno

    en aquellas regiones del planeta consideradascomo integrantes del Tercer Mundo? y ¿quéexplica la diversidad de políticas en dichasregiones? El autor se propone responderlasutilizando algunos de los referentes teóricoscontenidos en el paradigma de la “sociologíafiscal”, la cual en su definición más simple seríael “análisis sociológico de la presión tributariay las finanzas públicas” (Campbell, 1993, p.163, citado en Moore, 2004, p. 297). Según

    este autor, la importancia del paradigma de lasociología fiscal radica en que ha sido conside-rado “macrohistórico”, por tanto, conducentea la explicación del cambio social, económicoy político, compitiendo al mismo nivel de ri-gurosidad con el marxismo, el weberianismoy el spencerianismo.

    Moore fundamenta su importancia en elhecho de haber explicado el origen y fortale-cimiento del Estado moderno a partir de dos

    elementos. Primero, la capacidad que fue ad-quiriendo para cobrarle impuestos a los propie-tarios del capital y, segundo, que la penetracióndel sistema impositivo en la propiedad privada

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    trajo enormes beneficios para la sociedad, puescon los recursos obtenidos se pudo financiar laorganización de una burocracia civil y profesio-nal como signo distintivo de una sociedad en

    proceso de fortalecimiento. Se debe considerarque tanto el cobro de impuestos como la orga-nización de una burocracia contribuyeron enla reducción de la dependencia estatal de otras

    fuentes de ingreso –por ejemplo, préstamosinternos o externos–, como también favore-cieron la formación de gobiernos representa-tivos vía la difusión de un principio bastanteenraizado en la tradición política anglosajona:no hay representación sin impuestos (Moore,

    2004, p. 298).La incapacidad de los Estados para cobrar

    impuestos es un síntoma generalizado en lospaíses del Tercer Mundo, pues en su mayorparte se observa una alta dependencia de lasrentas que generan la posesión y explotacióna gran escala de los llamados recursos natu-rales –agricultura de exportación, petróleo yminerales sería en el caso latinoamericano–.La dependencia estatal de los recursos naturales

    condiciona la aparición de formas predatoriasen la administración de lo público, las cualesdificultan la consolidación de democracias li-berales. De igual manera, mucho tiene que verel tipo de relación que los gobernantes constru-yen con los ciudadanos, donde la restricciónde libertades básicas y medidas abiertamenterepresivas serían los mecanismos más utiliza-dos para garantizar la subsistencia del régimen(Moore, 2004, p. 299).

    En consecuencia, Moore considera queel rentismo conlleva un conjunto de “patolo-gías políticas”, como autonomía del Estadoen relación con los ciudadanos, incremento

    en las posibilidades de intervención externa,presencia en la política nacional de sectoresgolpistas, ausencia de incentivos para los po-líticos civiles, vulnerabilidad a la subversión,

    escasa o nula transparencia en el gasto públicoy una burocracia ineficiente (2004, pp. 306-308). En conclusión, un Estado de tipo rentistacon capacidades bastante limitadas en su gradode penetración en la sociedad, que terminapor favorecer a los propietarios del capital eincrementar la desigualdad. Al mismo tiempo,degrada la noción de ciudadanía al volverlareceptora de ciertos beneficios que el Estadootorga, y fortalece los liderazgos autoritarios

    tan propios en ciertas regiones del mundo.En su libro Pillars of Prosperity. Te Politi-

    cal Economics of Deelopment Clusters , TimothyBesley y Torstein Persson reafirman la impor-tancia otorgada al cobro de impuestos y a laeficiencia en el gasto público como elementosconstitutivos del Estado moderno, destacán-dolos como acontecimientos recientes dentrode ese proceso de larga duración al que se hizoreferencia líneas arriba. En este caso, el cobro

    de impuestos y la eficiencia en el gasto pú-blico son variables que también condicionanla organización de Estados débiles o fuertes(2011, p. 1).

    El debate sobre la debilidad o fortalezade los Estados debe incorporar un conjuntode variables que, organizadas sobre la basedel principio de complementariedad, ayudana comprender cómo se organiza el “Estadoeficaz”. Esto sería posible si se acepta que la

    mayor parte de los componentes del Estado enel logro de su eficacia están correlacionados demanera positiva. En tal sentido, característicascomo autoridad, sistema tributario, el funcio-

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    namiento del poder judicial y la democracia,coexistirían en una compleja red de causali-dades interdependientes (Besley y Persson,2011, p. 5).

    El objetivo de los autores fue explicar quela forma de resolver los conflictos se constituyeen un factor que favorece al desarrollo. Las co-rrelaciones estadísticas, tan ampliamente utili-zadas en su trabajo, los llevan a concluir que lasdiferenciadas capacidades del Estado y la formade resolver los conflictos varían de acuerdo conel nivel de ingreso que tienen los Estados y los

    ciudadanos, subalternos o súbditos, como seaque se les defina. Bastante obvia la cosa: en

    aquellos países donde predominan los con-flictos violentos se tiene un Estado débil y unapobreza bastante extendida, mientras que enlos países donde los conflictos se resuelven demanera pacífica se tiene un Estado fuerte y unasociedad con altos niveles de ingreso (Besley yPersson, 2011, p. 6).

    Las conclusiones que obtienen ambosautores luego de repasar múltiples conceptoscon sus correspondientes definiciones, y corre-

    lacionar una diversidad de variables que por laextensión de este artículo se hacen imposiblesde mencionar, es que el ingreso es uno de losfactores conducentes a la violencia políticacomo forma de resolver los conflictos, puesto“que ayuda a determinar la capacidad estatal”(Besley y Persson, 2011, p. 36).

    EL INSTITUCIONALISMO. LECTURAS

    EN PERSPECTIVA COMPARADA

    En su artículo East Asia’s success and Latin America’s failure: agrarian reform, industrial policy and state capacity , Cristóbal Kay estudia

    en perspectiva comparada los orígenes de laseconomías política y agraria implementadas enlos llamados países recientemente industriali-zados o NIC (del inglés Newly Industrialized

    Country) asiáticos, casos de Corea del Sur yTaiwán, con las implementadas en AméricaLatina durante el apogeo desarrollista, lo cualayuda a entender la trayectoria y el desempe-ño de dicho modelo en ambas regiones delmundo. Para comprender por qué una regióncomo Asia del Este tuvo éxito en su políticaeconómica, mientras que en América Latinase obtuvieron fracasos de distinta intensidad,Kay estudia tres factores que están relaciona-

    dos. El primero hace referencia a la capacidaddel Estado en el cumplimiento de sus polí-ticas, el segundo es el carácter de la reformaagraria y su impacto en el logro de la equidady el crecimiento, mientras que el tercero es lainteracción entre la agricultura y la industriamediada por la estrategia gubernamental dedesarrollo (2006, p. 21).

    Uno de los factores que se toman encuenta para entender los resultados obtenidos

    en ambas regiones es el momento en que serealiza la reforma agraria. Por una decisiónpolítica más que económica, la reforma agrariaen Corea del Sur y Taiwán se hizo antes de darinicio al proceso industrializador, lo cual llevóa que se constituyera en un elemento clavedentro del mismo. En América Latina se im-plementó cuando el proceso industrializadorse había iniciado años atrás; peor aun, cuandoen los años sesenta ya mostraba síntomas de

    agotamiento y una manifiesta incapacidad desuperar la llamada “fase fácil” en la industriali-zación sustitutiva. El autor también afirma quela reforma en los países de Asia se constituyó en

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    una especie de prerrequisito para el desarrolloindustrial, al tiempo que jugó un importan-te papel en la distribución del ingreso (Kay,2006, p. 24).

    Otro factor que facilitó el desarrollismoen Asia es que los terratenientes fueron sepa-rados del poder al momento de iniciarse lareforma en Corea y Taiwán, mientras que en

     América Latina no solo se sostuvieron sino quecontaron con un importante grado de parti-cipación en la administración del Estado, conlo cual y durante las primeras fases del procesoindustrializador pudieron bloquear y retrasarlos intentos por llevar adelante cambios en la

    tenencia de la tierra. Cristóbal Kay señala quela agricultura también desempeñó un impor-tante rol como fuente de acumulación de ca-pital para la industria contando para ello conel apoyo del Estado, mientras que en AméricaLatina, con la excepción de México, la reformaagraria fue vista como un mecanismo dirigidoa la ampliación del mercado interno, pues laprioridad de la política económica era colocaren las zonas rurales los bienes industriales pro-

    ducidos internamente (2006, p. 25). Ahora bien, distintas evidencias demues-

    tran que el haber constituido a los campesinoscomo propietarios de las tierras fue un incen-tivo para el incremento de la producción y ellogro de la eficiencia en el sector agrario, conlo cual se inició una mejoría en la calidad devida en las zonas rurales. Una consecuencia deldesarrollo de las zonas rurales es que disminuyóla migración a las ciudades, por lo menos en la

    fase inicial del proceso industrializador, lo cualredujo las tensiones que un acelerado procesode urbanización podría haber causado, y facili-tó también el control del Estado sobre los aún

    escasos trabajadores industriales. Cosa distintasucedió en América Latina, donde el descon-trolado crecimiento de las ciudades alimentósituaciones como el desempleo urbano y la

    carencia de servicios básicos entre los nuevoscitadinos, aumentando la marginalidad y lasrazones para el descontento social.

    Cristóbal Kay retoma como factor expli-cativo del éxito en Asia y el fracaso del modelodesarrollista en América Latina la capacidad delEstado y la eficiencia de las políticas públicasque se implementaron durante aquellos años.Considera que los gobiernos en Asia jugaronun papel fundamental en la transformación

    agraria y el desarrollo del sector industrial, adiferencia de lo sucedido en América Latinadonde fue difícil controlar a la burguesía indus-trial y financiera, en realidad a la casi totalidadde los agentes económicos. Esto se relacionacon las dificultades habidas en la región paraorganizar una burocracia medianamente pro-fesional, con lo cual también se deslegitimabael accionar del Estado, mientras que en Taiwány Corea del Sur se logró armar un equipo de

    funcionarios públicos con un grado bastantealto de profesionalización y cuya lealtad sedirigía al Estado (2006, pp. 34-35).

    El autor también señala que la reformaagraria ayudó a la práctica desaparición de laclase terrateniente, a pesar de haber contri-buido de manera activa en la modernizacióncapitalista de la agricultura. En América Latinasucedió algo distinto, pues aquel sector socialmantuvo su presencia en el control del Esta-

    do, y contó con la suficiente capacidad paraneutralizar o revertir los intentos reformistasde algunos gobiernos. Es más, contó con lasuficiente habilidad para expandir sus propie-

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    dades, con el despojo de las tierras pertenecien-tes a las comunidades campesinas e indígenas,muchas veces en complicidad con funcionariosdel Estado (Kay, 2006, p. 38).

    Este autor estudia también las relacionesque se establecieron entre agricultura e in-dustria con el modelo desarrollista. MuchosEstados latinoamericanos, en cambio, hicieronconcesiones económicas a la clase terratenienteal otorgarles subsidios y otros beneficios eco-nómicos, lo cual trajo consigo que el sectoragrario se volviera una carga para el país. Por

    su lado, los países de Asia del Este iniciaronun proceso dirigido a reconvertir la produc-

    ción y productividad agraria por medio de lainnovación tecnológica y estimular cambiosen el patrón productivo, lo cual se tradujo enla incorporación de valor a los productosagrícolas. Por último, el Estado se preocupóde que las transferencias dirigidas al sector in-dustrial favorecieran aquellas ramas y empresasque gozaran de un alto potencial exportador,como también se ocupó de que las industriasretribuyeran por medio de la producción de

    maquinaria y fertilizantes químicos. A cambio,estas empresas se beneficiaron de fondos queel Estado les otorgó, con lo cual se garantizóla organización de un círculo virtuoso en laeconomía (Kay, 2006, pp. 42-44).

    En América Latina, en cambio, los gober-nantes no lograron crear una dinámica de sumacero positiva, por varias razones. La primera esque nunca lograron disciplinar a los propieta-rios del capital, en este caso los industriales,

    y en vez de aumentar la competitividad de laproducción de bienes manufacturados se limi-taron a incrementar el proteccionismo del quegozaban. El hecho es que el Estado en Taiwán

    y Corea buscó que la producción industrialdentro de sus países llegara a ser competitivaen el mercado internacional, donde a lo men-cionado líneas arriba se le sumó el contar con

    una fuerza de trabajo industrial con salariosbastante bajos y cero sindicatos en la fase inicialdel proceso (Kay, 2006, p. 45).

     A manera de conclusión, el autor estable-ce que la estructura agraria e industrial, la na-

    turaleza del cambio tecnológico, el patrón delcambio estructural y el flujo intersectorial derecursos son determinantes en el crecimientoeconómico de un país. Al mismo tiempo, laagricultura puede y necesita hacer una contri-

    bución al desarrollo industrial, quien a su tur-no puede también estimular el sector agrarioproveyendo bienes útiles para el incremento desu producción. Para esto se necesitaba que losrecursos transferidos al sector industrial fueranutilizados de manera adecuada, es decir, contri-buyeran en la organización de una estructuraeconómica de carácter industrial (Kay, 2006,pp. 48-49).

    En su libro Latin America. A new interpre-

    tation (2006), Laurence Whitehead se propusoadelantar el estudio de la región desde unaperspectiva comparada, dándole importanciaal análisis de lo que denomina las tendenciashistóricas subyacentes, y sus regularidades enel mediano y largo plazo. Reconociendo lasdificultades que le generaron la diversidad dedichas tendencias, Whitehead propone estu-diar América Latina como un todo para asívisibilizar las profundas diferencias con otras

    regiones del planeta. Así, empieza identificándola como un

    continente orientado hacia afuera desde laimplantación de los modelos europeos conti-

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    nentales en el siglo , lo cual puede explicarla organización de repúblicas una vez adquiridala independencia, y donde no se puede obviarque durante su fase de república en formación,

    el Estado en la región se cimentó en el legadocolonial. De igual manera, Whitehead reco-noce la vigencia de una cultura milenaria, locual posibilitaría un alto grado de integraciónsocial y política (2010, pp. 3 y ss.).

    El factor demográfico es un aspecto re-levante en la formación de América Latina,pues al haber contado con una población

    fuertemente europeizada, se establecieron lascondiciones para que surgiera una economía

    productora y exportadora de materias primas.Un modelo primario exportador basado en unaexplotación intensiva de los recursos naturales,al tiempo que se produjo la destrucción del en-torno por medio de la sustitución de cultivosy el cambio productivo por medio del “inter-cambio ecológico”. Por su lado, la tempranainfraestructura urbana construida desde finesdel siglo sería el reflejo de la presencia eu-ropea, junto a una práctica política donde se

    combinan elementos procedentes del anteriorsistema colonial, con experimentos constitu-cionales de tipo liberal primero y democráticasdespués, no exentos de una excesiva formali-dad con la subsecuente debilidad (Whitehead,2010, pp. 10-21).

     Ahora bien, para estudiar el Estado du-rante el siglo Whitehead utiliza las siguien-tes variables: control territorial, burocracia,capacidad fiscal, regulación económica y

    capacidad para ejercer control sobre los ciu-dadanos, teniendo de por medio ciertas auto-nomías locales que en su momento fomenta-

    ron la competencia intraélites, sin afectar lacentralidad estatal. Estas variables se puedencorrelacionar con acontecimientos que ha-rían particular la organización del Estado en

     América Latina. En primer lugar mencionacomo hechos favorables que no haya habidoun imperio ni aspirantes a serlo, ninguna mo-narquía ni grandes guerras internacionales,como tampoco haber estado expuesta a las

    conflagraciones mundiales. De igual manera,se valora el no haber tenido grandes rivalida-des por territorios, ninguna teocracia y habercontado con una educación secularizada, ade-más de realizar elecciones luego de periodos

    autoritarios de distinta duración (Whitehead,2010, pp. 71-78).

    Los procesos de modernización adelanta-dos en América Latina a lo largo del siglo llevan a que se alcancen logros importantes. Whitehead menciona la total desapariciónde la oligarquía y su tipo de Estado hacia ladécada de los cincuenta, junto a una amplia-ción del control territorial producto de mayorinfraestructura vial y difusión de las moder-

    nas tecnologías de la comunicación. De igualmanera, el Estado asumió responsabilidadesadministrativas basadas en sus nuevas capaci-dades, las cuales se manifestaron en proyectosdirigidos a organizar sistemas de educación ysalud públicas como también de mejoramien-to urbano. Las condiciones materiales quehicieron posibles estos logros fueron el incre-mento de la base tributaria, la capacidad pararegular el funcionamiento de la economía y las

    responsabilidades adquiridas como empresa-rio. Por último, las clases medias llegaron a serpredominantemente urbanas, letradas, homo-

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    géneas y más vinculadas al sector industrial dela economía, conforme se iba erosionando elenclave capitalista, aunque esta masificaciónde la sociedad no estuvo exenta de momentos

    críticos (Whitehead, 2010, p. 117).En su análisis se destaca la importancia

    dada a la “capacidad cognitiva del Estado”, unaspecto clave en su fortalecimiento pues con laorganización de los archivos y la sistematiza-ción de la información en manos de las auto-ridades centrales, se incrementaron sus capaci-dades en la formulación de políticas públicas.

    Es destacable que la información empezara ainfluir en la colocación y el manejo de los re-

    cursos públicos, acompañando ese proceso tanpropio de la modernidad: la nacionalizacióndel Estado (Whitehead, 2010, p. 99).

    EL REGRESO DEL ESTADO EN AMÉRICA

    LATINA

    En su artículo “Posneoliberalismo cuestaarriba. Los modelos de Venezuela, Bolivia yEcuador en debate”, Pablo Stefanoni adelanta

    un estudio sobre las políticas públicas aplicadasen los países mencionados, sobre todo aque-llas relacionadas con la cuestión social. De suanálisis infiere que los gobiernos agrupadosen el denominado “socialismo del siglo ”pueden ser considerados como parte de unproyecto dirigido a reformar el capitalismomediante un nuevo pacto social, y no a acabarcon este tal como lo planteó el socialismo delsiglo pasado. En tal sentido, la búsqueda del“buen capitalismo” se fundamentaría en unconjunto de medidas destinadas a reducir lashistóricas desigualdades en el continente, pe-

    ro que se financia con los recursos generadospor una economía de carácter “extractivista”y las conocidas consecuencias que genera(2012, p. 52).

    El modelo de desarrollo basado en laproducción y exportación de materias pri-mas, sobre todo cuando hay una irrefrenabletendencia alcista en el mercado internacional,origina una mentalidad de tipo rentista en laobtención de los recursos financieros que to-do Estado necesita para funcionar, señala esteautor. Además, aquel modelo contribuye alsostenimiento de una débil institucionalidady genera distorsiones en la asignación de recur-

    sos debido, entre otras cosas, a la subsistenciade prácticas clientelares y nepotistas en la ad-ministración pública. Por último, y ya comoamenaza al funcionamiento de la democracia,un renovado estatismo en sus pretensiones decontrolar toda actividad económica y social,un alto grado de centralización en la toma dedecisiones –es decir, el híperpresidencialismo–,más un verticalismo que pretende subordinartodo tipo de oposición o disidencia.

    La pregunta formulada por el autor y quenecesitaría de una profunda discusión políticay académica sería: ¿por qué es tan difícil aban-donar el modelo extractivista y las lógicas quetrae en el manejo del Estado y el diseño de lapolítica económica? Stefanoni considera que

    muchos intereses se conjugan alrededor de él,desde aquellos que utilizan la distribución dela renta para sostenerse como actores políticosrelevantes en la política nacional, la indefi-

    nida reelección presidencial, por ejemplo,hasta amplios sectores sociales beneficiariosde las distintas políticas sociales, pasando por

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    las fuerzas armadas quienes después de muchosaños han obtenido los recursos para renovarsus equipos y mejorar sus salarios. De igualmanera, los sectores medios incorporados en

    el sector formal de la economía, a través demás puestos de trabajo y un incremento en sucapacidad de consumo.

    Es entendible, entonces, que un plan dedesarrollo sostenido en un modelo posextrac-tivista no forme parte de la agenda gubernativaen estos países, sino que más bien se busqueprofundizarlo por medio del otorgamiento de

    nuevas concesiones. Así es como se fortalece-rá el “socialismo petrolero” en Venezuela y el

    “vivir bien” en Ecuador y Bolivia, en medio deausencia de políticas dirigidas a crear empleoproductivo como una de las formas más ade-cuadas para combatir la pobreza.

    Para concluir, si bien es cierto que se hanlogrado mejoras considerables en los indicado-res sociales, no es menos cierto que las políticasredistributivas están atadas a variables exóge-nas, como los buenos precios de las materiasprimas en el mercado internacional. Además,

    no se han logrado avances importantes en lasuperación del clientelismo y la ineficiencia enla administración pública, lo cual casi siempretermina beneficiando a grupos empresarialescon capacidad de influenciar las decisiones delgobierno (Stefanoni, 2012, pp. 63-64).

    En la misma línea de argumentación seencuentra el texto de Javier Corrales , Te Re- peating revolution. Chávez’s New Politics andOld Economics , en donde el autor parte de

    preguntarse dos cosas: ¿cuán revolucionaria es(era) la revolución liderada por Hugo Chávez?y ¿es sostenible su política económica? En re-

    lación con la primera, Corrales considera queen términos políticos el Gobierno venezolanosí representa una ruptura con el pasado –pen-semos en el desvanecimiento de la democracia

    del Punto Fijo–, pero este cambio político notrajo consigo una profundización de la demo-cracia, sino más bien un retorno al autoritaris-mo (2010, pp. 28-29).

    En términos económicos es muy poco lo

    nuevo que puede ofrecer el proyecto bolivaria-no, no solo por mantener una alta dependenciade los recursos que el petróleo genera, sino porhaber puesto en marcha una matizada versióndel modelo (industrialización por sustitu-

    ción de importaciones). El autor consideraque la combinación de todos estos factores, laconcentración del poder y el constreñimientode la oposición, más el retorno del estatismo yla dependencia del petróleo, está produciendoun agravamiento de los históricos problemasvenezolanos. Ahora bien, Corrales plantea quelos ciclos petroleros han afectado a los regíme-nes de manera diferenciada, pues la historiademuestra que la democracia del Punto Fijo

    fue más perjudicada por el boom petrolero quevivió Venezuela hasta mediados de la década delos ochenta, que el Gobierno semiautoritariodirigido por Hugo Chávez. En pocas palabras,los efectos del boom petrolero son diferentesdependiendo del tipo de régimen (Corrales,2010, p. 29).

    Sobre la base de considerar al Gobierno deHugo Chávez una ruptura con el pasado, pasaa definirlo como un “autoritarismo competiti-

    vo”, un tipo de régimen producto de sucesivostriunfos electorales pero dirigido a neutralizarlas bases de un régimen democrático. Pode-

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    mos mencionar algunas variables tales comola expansión formal de los poderes presiden-ciales por medio de una nueva constitución,la Bolivariana de 1999, y la posconstitucional

    expansión informal de tales poderes por mediode sucesivas reformas a la constitución, ya seaa través del referéndum o por las leyes habili-tantes promulgadas en la Asamblea Nacional.

    De igual manera, se observa una mayorpresencia de las fuerzas armadas en el Gobier-no –¿militarización de la política en Venezue-la?–, al tiempo que se han puesto en marcha

    algunas medidas que afectan la libertad deexpresión, junto a una mayor discrecionalidad

    en el gasto público por parte del Ejecutivo endesmedro del control que el Congreso deberíatener en este campo. Por último, la aprobaciónde cambios constitucionales por la AsambleaNacional –a pesar de haber perdido el referén-dum en diciembre del 2007–, con los cualesse fortaleció aún más la figura presidencial yel subsecuente menoscabo de otras institucio-nes. Este proceso de concentración del poderse mantuvo con los sucesivos “minigolpes”

    en contra de líderes opositores que ocupabanpuestos de elección popular (Corrales, 2010,pp. 30-37).

    En relación con el manejo económico,Corrales constata un regreso del modelo ISI,pues se observa la penetración del Estado enla economía ya sea por la nacionalización,compra o expropiación de empresas por mo-tivos estratégicos, la implantación de subsidiosdirectos, créditos especiales y algún tipo de re-

    gulación para ciertos sectores de la economía.De igual forma, regresó el control de preciosen productos de consumo masivo como el del

    tipo de cambio, llamando la atención que elnuevo no haya restringido las importacionespues es una forma de neutralizar las presionesinflacionarias, al lado de un desinterés por

    fomentar el crecimiento del sector industrialde la economía (Corrales, 2010, pp. 39-44).

    El autor también presenta algunas re-flexiones sobre los ciclos petroleros, los cualesconstarían de las siguientes fases: el boom que

    incrementa el gasto y la administración de-ficiente de lo público, seguido de una gravecrisis macroeconómica, desinversión en elsector y la implantación de frágiles medidasde austeridad, la subsecuente crisis política y

    el abandono de las reformas hasta que llega elnuevo boom. Un círculo vicioso que el Gobier-no de Chávez no se propuso romper, a pesarde mantener un discurso que confronta múl-tiples actores políticos y agentes económicosactuantes a escala local y transnacional. Aquísurge una pregunta: ¿colapsará el régimen encaso de que se produzca un brusco descensoen los precios del petróleo? (Corrales, 2010,pp. 47-50).

    No se puede predecir el futuro, y por másque se puedan construir algunos escenarios,todos serían construcciones susceptibles devenirse abajo ante la terca realidad. Si bien escierto que la actual política económica puedesufrir variaciones, el poder presidencial debi-litarse y la movilización social incrementarseante una posible reducción en el gasto público,se podría tener un debilitamiento del autorita-rismo ante la aparición de demandas políticas

    que favorezcan las tendencias democráticasdentro de la política venezolana. El autorconcluye señalando que solo se tienen dos

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    opciones: un cambio radical o repetir el ciclo,lo cual conlleva la existencia de una paradoja:el ascenso y la consolidación de Chávez comogobernante fue producto del ciclo petrolero,

    pero su permanencia en el control del Estadoya no depende de aquel (Corrales, 2010, p.56).

    En su artículo “Relaciones Estado/so-ciedad en Bolivia: la fuerza de la debilidad”,George Gray Molina se propuso estudiar la“especificidad del desarrollo del Estado y de lasociedad en Bolivia”, para mostrar que a pesar

    de las décadas dedicadas a la construcción delEstado, se mantienen un par de variables cuya

    sola existencia y por distintas razones deben serevaluadas de manera favorable: Estado débil/sociedad débil. Los argumentos utilizadospor Gray consideran que en dicho país se haconstruido un modus vivendi  donde coexistendiversas formas de pluralismo institucional, lascuales jugaron un papel de acomodadores delas distintas presiones sociales “ejercidas desdearriba, y una sociedad que asumió de factomuchas responsabilidades propias del Estado,

    desde abajo, en áreas tales como la adminis-tración de justicia, manejo de los recursos na-turales y autodeterminación política. […] Elmodus vivendi boliviano se basó en alianzas depoder desiguales entre élites y actores sociales”(2008, p. 126).

    En Bolivia aún subsisten tensiones cuyaresolución ha sido difícil para gobiernos dedistinto signo ideológico: del original Movi-miento Nacionalista Revolucionario hasta el de

    Evo Morales, pasando por las dictaduras mili-tares y los gobiernos liberales de las anterioresdos décadas, dando forma a un país donde lalegitimidad del Estado sigue cuestionada por

    distintos actores. En tal sentido, ¿qué explicala ausencia de violencia política, guerras civileso étnicas como sí se han dado en otras regio-nes del continente? La respuesta se encuentra

    en realidades como la debilidad de las propiasélites, incapaces de generar alianzas o construirhegemonías en aras de alcanzar la utopía delEstado moderno, en el sentido institucional-burocrático de la teoría, lo cual facilitó lo que

    Gray define como “institucionalidad múlti-ple”. Le añadiría una temprana versión de lopúblico no estatal, lo cual sería una “caracte-rística estructural de la acomodación políticade las élites débiles” (2008, p. 128).

    Una segunda realidad es que la sociedaden sus diversas formas de organización tampo-co logró construir una hegemonía ideológica ycultural que hubiera posibilitado, por ejemplo,una política de tipo étnico como fundamentode un nuevo Estado. Una explicación podríaencontrarse en que las demandas étnicas fue-ron subsumidas por las de “clase”, si se consi-dera la fuerte influencia que tuvo la izquierdamarxista en los movimientos sociales hasta

    mediados de la década de los setenta, comotambién las divisiones que sufrieron dichasorganizaciones cuando por fin lograron incor-porar lo indígena en sus demandas. La invisi-bilización por las ideologías revolucionaristasy luego la división producto de la politizaciónétnica llevaron a su escasa representación enlos escenarios de la política formal, ademáslos derechos se realizaban con la lucha en lascalles, lo cual alentó la movilización como el

    mecanismo más idóneo para alcanzarlos (Gray,2008, pp. 130-135).

    Por último, la permanente disputa porel cambio constitucional, y no tanto de las

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    leyes, le dio un carácter bastante particular alas relaciones Estado-sociedad. Según el ima-ginario ciudadano, las leyes del Estado centralestán hechas para que los ricos y poderosos las

    transgredan, por tanto, es mejor conseguir unaumento de atribuciones a las formas de go-biernos existentes a escala local y regional. Estose logra con normas constitucionales que forta-lecen las autonomías, a la vez que instituciona-lizan los pactos de diverso nivel y alcance. Graylo define como una “forma institucionalizadade constitucionalismo popular”, con lo cual se

    le da legitimidad a los acuerdos en la base, y seconstituye en una barrera para el escalamiento

    del conflicto (Gray, 2008, pp. 135-138).La fuerza de la debilidad radica en dos

    características. La primera es que el pluralismoinstitucional favorece la coexistencia de diver-sos y heterogéneos actores étnicos y regionales,una realidad dada por fuera de la voluntadestatal, que no se ve como algo anómalo sinomás bien funcional al orden constituido. La se-gunda, ante la intrínseca debilidad del Estado,diversas formas de organización social se han

    hecho cargo de las funciones estatales, con ungrado bastante alto de eficiencia en el manejode recursos naturales, la administración de justicia y sostenimiento de la paz. El autor sepregunta si las situaciones descritas tendrán lasuficiente capacidad para soportar los embatesde la globalidad, y culmina señalando que el

    modus vivendi  es algo tan propio de la socie-dad boliviana con lo cual se puede garantizarsu sobrevivencia (Gray, 2008, pp. 138-140).

    Por otro lado, Pedro da Motta Veiga, ensu artículo “Brazil’s Trade Policy. Moving Awayfrom Old Paradigms”, estudia la economía delas políticas comerciales desde la liberalización

    económica a inicios de los años noventa, hastala emergencia de nuevas tendencias basadas enprincipios de carácter estructural. Su consoli-dación ha significado un serio desafío al para-

    digma dominante, pero sobre todo un cambioen el equilibrio de poder en la arena de la po-lítica comercial pues la economía política delcomercio brasileño se basó en el otorgamientode incentivos al sector industrial cuya produc-

    ción se dirigiera al mercado internacional, sintener que poner mayores restricciones al sectorimportador. De la misma manera, la políticacomercial se reincorporó a la política exterioren la segunda mitad de la década de los noventa

    como parte de un proyecto nacional diseñadopor los militares en la década de los sesenta (DaMotta, 2009, p. 113).

    Estos cambios estructurales han posibili-tado un grado de inserción del Brasil bastantefavorable en la economía mundial, lo cualobviamente no está exento de riesgos pues losdesafíos de pertenecer a un orden económicoglobalizado son múltiples, lo que trae la nece-sidad de generar mecanismos de adecuación

    para mantener lo alcanzado. En todo caso, sepuede enfatizar que la política comercial delBrasil se ha basado en una serie de medidasque el autor denomina “rol de los factoresdomésticos”, entre los que se destacan el di-seño de mecanismos dirigidos a financiar ypromover las exportaciones, como también lapermanencia de una estructura proteccionistaque discrimina aquellos sectores y produc-tos que gozan de protección en sus lugares

    de origen.Esto significó mantener la economía polí-

    tica de las reformas que llevaron a la apertura,pero también incrementar la protección de

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    los sectores que se beneficiaron en los años delmodelo . Lo segundo fue que el paradigmade la política exterior vigente en los años de laindustrialización sustitutiva se mantuvo a pesar

    de las tendencias liberalizadoras. La políticacomercial quedó supeditada a los objetivos dela política exterior brasileña, al tiempo que seorganizó una amplia coalición de funcionarios

    del Estado y sectores industrial-empresarialesdecididos a garantizar la supervivencia delmodelo en momentos en que se negociaba lareorganización del comercio mundial (Motta,2009, pp. 114-116).

    Otro elemento para tomar en cuenta es la

    estrategia implementada en las negociacionescomerciales por los Gobiernos de Cardoso yLula, pues mientras el primero priorizó lasrelaciones con Estados Unidos y la Unión Eu-ropea, el segundo pasó a darle prioridad a lasnegociaciones Sur-Sur, con lo que Brasil pudoacercarse a otras regiones del planeta y fortale-cer Mercosur sin descuidar las mantenidas conlos dos primeros. La importancia de este acer-camiento al Sur radica en que se organizaron

    mecanismos de cooperación económica, porejemplo, la iniciativa India-Brasil-Sudáfrica,con lo cual reforzó su posición negociadora endiversos foros internacionales en lo relacionadocon temas comerciales, y se iniciaron procesosde integración económica extrarregional. Conel fortalecimiento de Mercosur se intentó, y engran medida se logró, intensificar las relacionescomerciales con Sudamérica (Motta, 2009,pp.119-123).

     Ahora bien, debe considerarse que la po-lítica comercial brasileña ha estado inmersaen el paradigma “desarrollista” que orienta lapolítica exterior, y acorde con los distintos in-

    tereses que compiten con el sector importadorde la economía. Las críticas al modelo han apa-recido recientemente y se refieren a múltiplesaspectos, por ejemplo, la relevancia otorgada

    a los acuerdos comerciales como mecanismospara alentar el comercio y la inversión, mien-tras se sigue considerando que los objetivosde la política exterior definen las prioridadesy estrategias en las negociaciones comerciales.Esto último por las dificultades que le puedenocasionar a Brasil, en su búsqueda por jugarun papel más relevante en el escenario inter-nacional y las relaciones posibles de construircon los países desarrollados (Motta, 2009, pp.

    124-125).Otro elemento por considerar es que parte

    importante del fuerte crecimiento del sectorexportador está condicionado por el alto pre-cio de las materias primas, el cual duplica enritmo de crecimiento al industrial y posibilitaque Brasil, entre otras cosas, sea hoy el mayorexportador de alimentos en el mundo. De lamisma forma, se pregunta si podrá sostenerel alto ritmo de inversiones adelantadas en

    distintas partes, producto más de acuerdos eintereses políticos que de cierto tipo de racio-nalidad económica en sus decisiones. En todocaso, no se puede negar que la convergenciade factores como la consolidación del sectoragrocomercial, el dinamismo de la economíamundial, el incremento en la demanda dematerias primas por parte de China, y la inte-gración de las exportaciones en las estrategiasde crecimiento elaboradas por las grandes em-

    presas han llevado a una mayor participacióndel comercio en la economía brasileña (Motta,2009, pp. 126-129).

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    Para concluir, el autor no deja de men-cionar una serie de riesgos que pueden emer-ger a escala local y global, los cuales podíanafectar la política exterior de Brasil. Sugiere la

    necesidad de iniciar la búsqueda de un nuevoparadigma que oriente la política comercial,donde además pueden alentarse políticas co-mo el construir una zona de libre comercio enSudamérica, e incluir los temas energético-am-bientales y de infraestructura en su agenda decooperación e integración regional. De igualforma, organizar mecanismos que le permitan

    a más sectores de la sociedad beneficiarse delcrecimiento del sector externo, pues hasta aho-

    ra se mantiene una desconexión entre ambos.En su artículo “Depoliticized and Repo-

    liticized Minerals in Latin America”, BarbaraHogenboom analiza la naturaleza y las impli-caciones del cambio que se ha producido en laspolíticas mineras de algunos países latinoame-ricanos –Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuadorsobre todo–, considerándolo parte importanteen la organización de un nuevo modelo de de-sarrollo: el pos-neoliberal. El cambio en las po-

    líticas mineras es producto de la confluencia dediversas circunstancias, señala la autora, dondelas más relevantes serían la presencia de gobier-nos de izquierda en los países mencionados, locual condicionó reformas de tipo económicoy social dirigidas a mejorar la calidad de vidade sus ciudadanos, más el incesante aumentoen los precios de las materias primas, debidosobre todo al crecimiento de la economía china(2012, p. 134).

    Es bastante conocido que los mineralesy el petróleo jugaron un papel importante enla inserción de América Latina en el moderno

    sistema económico internacional. Si bien escierto que en la época de la Colonia la regiónse convirtió en una despensa de metales pre-ciosos, oro y plata principalmente, fue a inicios

    del siglo que comenzó una explotación agran escala de los recursos mineros, contandopara ello con la presencia de inversionistasextranjeros y el impulso que el Estado le dio através de un adecuado marco legal. Al mismo

    tiempo, aparecieron los primeros sindicatos yluchas obreras que contestaron la ausencia dederechos, además que la explotación sin nin-gún tipo de preocupaciones por el ambientetrajo consigo un rechazo de comunidades cuyo

    sustento se basa en la producción agropecuaria(Hogenboom, 2012, p. 136).

    En las décadas siguientes, y conforme seprocesaron cambios políticos en la región, uncomponente de la presencia del nacionalismoeconómico fue que la propiedad de los recur-sos naturales pasó a manos del Estado, dandoorigen así a grandes empresas que asumieronsu control al considerarlos como “estratégi-cos” para el desarrollo nacional, pero también

    importantes para reducir la dependencia ygarantizar la soberanía del país. Esta políticase mantuvo hasta mediados de la década delos setenta, con los casos bastante tardíos dela nacionalización del cobre en Perú y Chile,para tener un giro en las dos décadas siguientesconforme se impulsaron en la región las po-líticas de ajuste estructural y apertura liberalcomo solución a la grave crisis económica delos años ochenta. Debemos considerar que la

    llamada “década perdida” en América Latinase originó en un drástica caída en los preciosde sus productos de exportación en el mercado

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    De la misma manera, Hogenboom señalaque los actuales gobiernos de izquierda hanusado las políticas mineras para alcanzar tresobjetivos políticos. El primero, que la repo-

    litizada política minera ha proveído recursosextras con los cuales expandir el gasto social,algo tan demandado por la ciudadanía luegode la recesión de los años ochenta y el ajustede los noventa. El segundo objetivo fue cum-plir con los acreedores, bancos e institucionesfinancieras internacionales, para así reduciro finalizar la dependencia de organismos tan

    cercanos a las políticas de Estados Unidos,como también liberarse de las condiciones

    e intervenciones motivadas por los interesesestadounidenses. Por último, que las políticasmineras han contribuido a un equilibrio entrelas ganancias obtenidas por los empresarios yel sector público, lo cual ha sido bien aceptadopor los comprometidos en el proceso (2012,pp. 148-149).

    En medio de estos logros no se puededesconocer la existencia de tensiones produc-to de mantener un modelo de crecimiento

    económico basado en la intensiva producciónde materias primas. Por último, Hogenboommenciona dos contingencias que podríanafectar el curso de los proyectos de cambiopolítico implementados en la región durantela década y media pasada. Lo primero es laoposición de sectores sociales y políticos queven con cierto y justificable temor el fortaleci-miento del rol presidencial debido al manejode los recursos procedentes de la exportación

    de materias primas. Un escaso control de lasformas en que se maneja el presupuesto de larepública conlleva riesgos como el incrementode la corrupción o el uso excesivo del poder

    alcanzado por el Ejecutivo. Bolivia y Venezuelahan presenciado conflictos bastante graves eneste sentido.

    Otra fuente de tensión son los llamados

    conflictos socioambientales, a raíz de la explo-ración y explotación de los recursos naturales,sean renovables o no, que se encuentran ubi-cados en tierras pertenecientes a comunidadescampesinas, indígenas o afrodescendientes. En

    estos casos es posible observar que en su mayorparte van adquiriendo un carácter transna-cional, pues se conjugan empresas locales oglobales, públicas y privadas. Llaman tambiénla atención las respuestas que los gobernantes

    dan a estas demandas, descalificándolas porsu origen y distanciándose de quienes en sumomento les dieron apoyo electoral (Hogen-boom, 2012, pp. 150-152).

    CONCLUSIONES

    El contenido de las páginas anterioresintenta ser una introducción al estudio del ins-titucionalismo histórico comparado, revisando

    sus teorías más elementales sobre el Estado mo-derno occidental y la democracia liberal. Unapequeña parte del ensayo se destinó también aconocer la metodología más utilizada por susseguidores globales y locales, larga duracióny particularismo histórico de la teoría en estecaso. De la misma manera, se revisaron dosautores que buscan estudiar América Latinadesde una perspectiva comparada, incorpo-rando un par de países asiáticos uno de ellos,

    mientras que el otro autor se preocupó máspor elaborar un conjunto de variables que lepermitirían comparar la región con distintoslugares del planeta. Por último, se trabajó con

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    autores que han buscado la forma de entenderel cambio político en distintos países de la re-gión, estudiando los procesos y constatandolos avances y las limitaciones que ha tenido en

    el nuevo diseño institucional.Quisiera culminar el trabajo mostrando

    algunas limitaciones de la teoría, producto deno haber considerado factores de orden histó-

    rico bastante conocidos en los acontecimientosy procesos en que justifican sus conclusiones.Lo primero por mencionar es que teorías ymétodo, salvo en Acemoglu y Robinson, nomuestran demasiada preocupación por factoresrelevantes de orden externo y que involucran

    diversas regiones del planeta, sobre todo por suparticipación en la organización del modernosistema internacional, conforme se iban cons-tituyendo el Estado moderno y la democracialiberal en Occidente. Lo primero que se pasapor alto es el papel jugado por América Latinaen este proceso, que como es bien sabido seinició en el siglo con su violenta anexión,pero sobre todo la subalternización de lo aquíconstruido a lo largo de cuarenta siglos.

    Lo segundo por mencionar como ausen-cia en los estudios de los institucionalistas his-tóricos comparados, por lo menos en los textostrabajados en la revisión, es el papel jugado porla guerra en la formación del Estado moderno.Si en el sentido metodológico se trabaja con lalarga duración para encontrar los fundamentosdel mismo, no se puede obviar que los renacen-tistas absolutismos monárquicos encontraronen la guerra el mecanismo más adecuado para

    resolver las diferencias políticas o religiosasdentro de su territorio, las diferencias territo-riales con los vecinos o buscando la forma deexpandirse más allá del continente europeo.

    Esto último bastante visible en América Latina,por ejemplo, siendo al mismo tiempo parte desu disputa por un mejor posicionamiento enel naciente sistema internacional.

    La lucha entre los Estados europeos porla supremacía a escala planetaria obligó a cen-tralizar aún más su administración absolutistahasta cuando se inicia el proceso conducentea su desaparición. Con la revolución sin socie-dad producida en Inglaterra durante 1688, enmomentos en que las propuestas de los pensa-dores contractualistas ingleses como Hobbes yLocke adquieren importancia por la necesidadde construir una administración más racional

    del Estado, acordes a los cambios políticos quese iniciaban con el acontecimiento revolucio-nario. Son los momentos en que al fragor delexpansionismo “civilizatorio” distintas regio-nes del mundo pasaron a ser conquistadas,recordando que América Latina había sidopionera y estaba constituida en objeto privile-giado de tal proceso.

    Un proceso que culminó con el posiciona-miento de Inglaterra como Estado hegemónico

    hacia 1815 luego de la victoria alcanzada sobrelos remanentes de la Francia revolucionaria, rolque mantuvo hasta 1912 cuando se produjosu derrumbe. Un tercer factor que combinalo interno con lo externo en la formación delEstado moderno y la democracia fue la nece-sidad de construir un sistema político acordecon los requerimientos de la industrializacióny el capitalismo liberal en formación, para locual el régimen absolutista era un impedimen-

    to. Lo externo se expresó en la organización deun orden político y económico ahora sí global,donde pasaron a jugar un rol fundamentalel imperialismo de la segunda modernidad,

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    teniendo al colonialismo como su correlatodirecto. En este último habría que sumarlos proyectos civilizatorios elaborados desdey dirigidos por los integrantes de las formas

    occidentales de conocer, es decir, las cienciasmodernas.

    Por último, solo resta decir que el sistemaeconómico internacional, constituido en el si-glo , se organizó teniendo como fundamen-to ideológico el liberalismo en las relacionesestablecidas entre las regiones industrializadasdel planeta, tanto de manera temprana como

    tardía, con aquellas que fueron constituidascomo productoras de bienes primarios y cla-

    sificadas como periféricas. Al mismo tiempo,los Estados modernos se organizaron con laconfluencia de ideologías como el nacionalis-mo y el republicanismo, sea unitario o federal,mientras que la democracia iba adquiriendoun carácter liberal. Según Barrington Moore(1984), esta última transformada ya en ideo-logía, se convirtió en un importante referentepolítico en las sucesivas oleadas revolucionariasque sacudieron Europa entre 1820 y 1870. er-

    mino señalando que si seguimos acríticamenteel contenido del institucionalismo históricocomparado se corre el riesgo de incorporar ses-gos en el entendimiento de realidades como lasexistentes en América Latina, producto sobretodo del lugar de procedencia y los referentesempíricos que contribuyeron en la elaboraciónde la teoría.

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    C o p y r i g h t o f O P E R A - O b s e r v a t o r i o d e P o l í t i c a s , E j e c u c i ó n y R e s u l t a d o s d e l a      

    A d m i n i s t r a c i ó n P ú b l i c a i s t h e p r o p e r t y o f U n i v e r s i d a d E x t e r n a d o d e C o l o m b i a , C e n t r o d e      

    I n v e s t i g a c i o n e s y P r o y e c t o s E s p e c i a l e s ( C I P E ) a n d i t s c o n t e n t m a y n o t b e c o p i e d o r e m a i l e d      

    t o m u l t i p l e s i t e s o r p o s t e d t o a l i s t s e r v w i t h o u t t h e c o p y r i g h t h o l d e r ' s e x p r e s s w r i t t e n      

     p e r m i s s i o n . H o w e v e r , u s e r s m a y p r i n t , d o w n l o a d , o r e m a i l a r t i c l e s f o r i n d i v i d u a l u s e .