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MetáforasParaLaBúsquedaDeUnEmpleo 2013 Fernando Herrero Amezcua Este material se elaboró en colaboración con la plataforma de orientación sociolaboral con perspectiva de género, iguálate.org “Mientras la ciudad duerme…”

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MetáforasParaLaBúsquedaDeUnEmpleo 2013

Fernando Herrero Amezcua

Este material se elaboró en colaboración con la plataforma de

orientación sociolaboral con perspectiva de género, iguálate.org

“Mientras la ciudad duerme…”

Fernando Herrero Amezcua

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UnaExplicación La información que se recoge a continuación es un documento metafórico sobre la búsqueda de un empleo. En nueve apartados se incide en diferentes aspectos a tener en cuenta para mejorar el acceso al mercado laboral. La génesis de este documento surgió por la propuesta de mi compañera y amiga Gema López Baena, responsable de coordinar la plataforma de orientación sociolaboral con perspectiva de género iguálate.org. El propósito fue reservar un espacio mensual a una idea que compartí con ella sobre un posible manual/mapa de búsqueda de un empleo. El resultado fue la aparición mensual en esta plataforma virtual de una metáfora sobre la búsqueda de un empleo. Nueve en total, el proceso de gestación de una vida. Quizá este documento sea en definitiva el descendiente deseado de aquel manual/mapa al que le ha llegado su existencia a través de esta casualidad. En su momento, cuando pensé y escribí estos textos lo hice con el propósito de favorecer la reflexión, en todas sus alternativas y posibilidades. Siempre he considerado esta acción intelectual como el acto inicial para el cambio personal y una posible trasformación social. Ahora queda unificado. El nuevo punto de partida es una mínima revisión fruto de mi carácter obsesivo, para que vosotros/as lo utilicéis como queráis. Puede servir, imagino, como fichas didácticas para diseñar actividades formativas. Puede, ojalá, para que lo leáis, os entretengáis y lleguéis a una conclusión sobre cómo afrontar mejor este desesperante negocio de buscar empleo. Cada cual trazará una salida en forma de respuesta o nueva interrogante. Si es así, mis propósitos iniciales se habrán conseguido. Suerte en lo hagáis. Cómo lo hagáis será fruto de vuestro aprendizaje.

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UnoElMuro Son muchas las personas que consideran que la búsqueda de un empleo es una acción regulada por la casualidad. Su ilusión es beneficiarse de la misma. Quizá, en parte, estén en lo cierto. A través de este documento se profundizará en estos asuntos de la búsqueda de un trabajo. Se intentará hacer desde un punto de vista menos habitual. El propósito será convertir eso que dicen que buscar empleo es un trabajo en si mismo, en algo entretenido. ¿Os apetece? Primeramente mezclaremos bien el azar - o casualidad - con el tiempo que dedicamos a buscar trabajo. Añadiremos una pizca de objetividad, y cuarto y mitad de imaginación. Pondremos agua en la misma proporción que aceite. Removeremos hasta que quede como una salsa espesa. Ya casi lo hemos conseguido. Únicamente falta esparcir el producto por encima de todas y cada una de las acciones que realizamos en la búsqueda de un empleo. ¿Podéis verlo? ¡Aquí tenemos las metáforas para la búsqueda de un empleo! Antes de continuar, quiero aclarar una cuestión. Sé que esta información puede provocar algunas dudas. Habrá quien piense, para qué sirve esto, o, acaso, os podréis preguntar, ¿leyendo este texto realmente encontraré un trabajo? Por mi experiencia no podré decir que imaginando metáforas se encuentra un empleo. Sin embargo no me equivoco si afirmo que utilizando otras alternativas y estrategias, el enfrentamiento ante este reto será más motivante. A veces, equivocadamente pensamos en el resultado sin plantearnos cómo podemos mejorar individualmente durante el proceso. Iniciamos el viaje. Antes de partir, hay que reconocer qué vamos a hacer, por dónde iremos y durante cuánto tiempo se prolongará esta actividad. Aparentemente esta cuestión es sencilla. La búsqueda de un empleo podemos imaginarla como un camino, en el cuál estaremos un tiempo determinado y con el propósito de encontrar un empleo o mejorar a través de otra relación

laboral. En este camino, actual y coyunturalmente, hay un muro. Me imagino que habréis oído hablar de este obstáculo. Le llaman crisis y dicen que es imposible de sobrepasar. No hace demasiado tiempo, en lugar de esta complicación, había únicamente algunas piedras esparcidas por el camino. Tenían distintos tamaños. Dependiendo de la

graduación del sol y de quien las observara podían ser más o menos grandes, pues su sombra variaba puntualmente. Sin embargo en la actualidad es diferente. Parece que todas las piedras de todos los caminos han acordado unirse e impedir nuestro propósito. Aparentemente el muro tiene

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unas dimensiones desconocidas: es tan ancho que no permite ver la luz ni golpeándolo indefinidamente con un tronco. Es extenso, y tan elevado que parece formar parte de las nubes. La verdad es que esta primera visión metafórica puede que nos haga desistir de nuestro empeño de acceder al mercado laboral. ¿Qué podemos hacer?, ¿hay alguna solución? Antes de estrellarnos contra ningún obstáculo, recordaremos el comienzo de este texto. El azar, o la casualidad, se pueden minimizar, convirtiéndolos en causalidad. Para que cualquier actividad de búsqueda realizada tenga su efecto oportuno, tendremos que hacerla con confianza e insistencia. Iremos por el camino pisando con fuerza, sabiendo que nuestro empeño es una virtud. De esta forma, según nos vayamos aproximando al muro, nos iremos dando cuenta de que éste va menguado hasta alcanzar su tamaño real. La crisis económica asusta, como todas las crisis de cualquier tipología, y sus consecuencias no dan pie a edulcorarla con frivolidades. Las consecuencias que provoca nos afectan a todas las personas, llegando a ser en algunos casos extremas. Pero aún así, observando con detenimiento la realidad, caminando a través de nuestra imaginación, se puede descubrir que el mercado laboral ofrece oportunidades. Es verdad que las ofertas se han reducido y también están menos remuneradas, pero las hay. Tenemos que aprovechar cualquier posibilidad. El muro no es tan desproporcionado como lo imaginamos. Sus dimensiones son desconocidas. Nuestra tarea será continuar avanzado con seguridad, paso a paso. Cuando llegue el momento de enfrentarnos a él, debemos ser conscientes de que lo atravesaremos sin ningún problema, y si hubiera alguno, sabremos cómo solucionarlo. Para concluir esta primera metáfora, imaginemos cuántas personas hay en el camino. Seguro que está poblado. Llegado el caso, si nos enfrentáramos todas las personas al muro al mismo tiempo, podrían darse resultados dispares. Es posible que cundiera el pánico por intentar traspasar el muro sin un criterio común. Entonces, el éxito de algunas personas, supondría el fracaso de otras muchas. Otra posibilidad podría ser que nos organizáramos en nuestro cometido. El resultado sería distinto al anterior, el éxito sería compartido, aunque a algunas personas les llegara éste antes que a otras. Es una cuestión de paciencia, quizá de tomarse la búsqueda de un empleo como si de un trabajo se tratara.

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DosLaListaDeLaCompra

Las metáforas para la búsqueda de un empleo son especiales. Se ha hablado de los ingredientes de una salsa imaginada: objetividad e imaginación, y aceite y agua, en la misma proporción. Aparentemente, ésta es una receta sencilla, tan sencilla como puede ser la búsqueda en sí. Sin embargo, se nos ha olvidado comprar los ingredientes. ¡Qué cabeza la nuestra! En la búsqueda de un empleo, antes de enfrentarnos al muro, si lo hubiere o hubiese – ¡qué rico es el castellano! –, tenemos que saber a qué nos queremos dedicar. Y no vale decir “de lo que sea”, o “me da igual”. Creo que para las personas responsables de la selección de personal, estas son las frases que más detestan y que, de paso, utilizan para no decidirse por nuestra candidatura. Así que para tal cometido tenemos que hacer una lista de la compra. En la metáfora previa recomendábamos unos ingredientes que seguramente podremos utilizar ahora, aunque en esta ocasión tenemos que afinar más. El supermercado, hipermercado, colmado o pulpería – perdonad la variedad de términos pero es que me encantan estas dos últimas palabras – en el que compraremos se llama “Experiencia, formación e intereses”. Es un lugar desproporcionadamente grande. Sus dimensiones como las del muro aquel se corresponden con la edificación llevada a cabo durante toda nuestra vida educativa y laboral, principalmente. Es decir, queda a nuestra disposición, por ejemplo, una lata del curso ese que hicimos; medio kilo de experiencia laboral en tal puesto de trabajo; un litro de caldo de paciencia con tales compañeros o con esas compañeras; o tres paquetes de tiernas horas de trabajo desarrolladas en aquella empresa. Además de esto, tenemos que tener en cuenta la oferta y la demanda del mercado laboral. En la entrada al "súper" hay unos folletos actualizados según departamentos. Su contenido especial es el mercado de trabajo. Ahí se indican dónde están las oportunidades laborales, los puestos donde hay más ofertas, las empresas que contratan, las condiciones laborales que ofrecen, o las futuras tendencias del mercado de trabajo. Esto último lo encontramos en la sección de moda y complementos. Y os contaré un secreto que no debe de saber nadie más: cuando vayáis al súper podéis ir con varias listas de la compra. No tenemos por qué tener una

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única, pues nos haría perder oportunidades laborales. Como comentábamos, es cierto que no hay que buscar un trabajo de lo que sea pero tampoco podemos priorizar una sola opción. En estos tiempos de muros aparentemente infranqueables, eligiendo esta estrategia perderemos oportunidades. Otro consejo más. A la lista de la compra hay que dedicarle tiempo, no lo dudéis. Cualquier acción posterior en la búsqueda estará condicionada por las decisiones tomadas en este momento. Imaginaos que cogéis una lata de conservas caducada creyendo que se puede comer. Dentro pudieran estar los conocimientos adquiridos en un trabajo de auxiliar administrativo de cuando el ordenador no era nuestro mejor amigo. Con este ingrediente difícilmente trabajaríamos en ese puesto sin adquirir los conocimientos necesarios y actualizados en el software correspondiente. Para no equivocarnos, por tanto, tenemos que analizar concienzudamente nuestras competencias, experiencia, formación,..., valorando la situación del mercado de trabajo, y consecuentemente eligiendo los productos más adecuados en el supermercado. Esta metáfora aunque requiere una mayor profundización más allá de este espacio virtual concluye en la fila de acceso a la caja registradora. Finalmente, una vez que el cajero, o la cajera, de turno hayan colocado los productos escogidos en una bolsa de papel, como si se tratase de un súper americano, recibiremos el correspondiente tíquet. Entonces, habremos concluido con este cometido. Lo hemos conseguido. El resultado es un tíquet especial que tiene impresos todos los productos elegidos. En la parte final aparecen unas palabras que son un sumatorio de los productos. Estas palabras indican nuestro objetivo laboral, a eso a lo que nos queremos y, ojalá, nos podamos dedicar. Recordad que si hicisteis varias compras a la vez, podréis obtener varios objetivos laborales. No os preocupéis por disponer de muchas opciones. Además, es positivo diferenciar entre los objetivos laborales a largo plazo, que requieren de una mayor especialización y tiempo, de los objetivos laborales a corto plazo. Para emplearse en uno de estos últimos no es necesario iniciar un reciclaje exhaustivo, y quizá el acceso al mercado laboral sea más rápido. Volviendo a lo comentado con anterioridad, la persona que busca como auxiliar administrativo, tendrá que plantearse esta opción a largo plazo una vez se forme. Mientras, en función de su experiencia, podrá buscar, por ejemplo, como recepcionista. Vistas las dimensiones reales del muro y habiendo hecho la lista de la compra, quizá ya no dé tan igual buscar de lo que sea y así podamos enfrentarnos mejor a la búsqueda de un empleo. Es posible, como todo.

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TresLaBicicleta

Y llegó la bicicleta y con ella el currículum vitae. – Si os parece, a partir de ahora lo denominaremos CV, por una cuestión de espacio mayormente – El CV para muchas personas es el máximo exponente de la búsqueda de un empleo. De hecho hay quien piensa que buscar empleo únicamente es hacer un CV; un CV en el cual se cumplimentan automáticamente unos apartados básicos del mismo y nada más. A saber, datos personales, formación, reglada y complementaria, experiencia laboral – pero sólo la que aparece en la vida laboral – y otros aspectos de interés entre los que se incluye la apetencia por viajar y la facilidad para hacer amigos. Siento decepcionar a las personas que empleen esta fórmula pero no es del todo correcta. El CV, al igual que la metáfora del mes, la bicicleta, es un medio que ha de adaptarse al objetivo que queremos alcanzar. Siendo la característica principal de ambas herramientas su dinamismo. Centrándonos en las bicicletas, ¿sabéis cuántos tipos diferentes existen? En la actualidad, bastantes. Vamos a hacer memoria. Bicicletas de carretera, para las personas más rápidas; de montaña, para aquellas personas que les gusta disfrutar del campo, de las piedras y, desde luego, de la aventura; las urbanas son para la ciudad, una mezcla entre las de carretera y las de montaña; las hay plegables con el mismo uso urbano; de paseo, para disfrutar de la tranquilidad, o, por el contrario, si el riesgo es el objeto de montar en una bicicleta están las BMX que con cierta habilidad se trasforman en bicis voladoras; por último, están las del tipo tándem para compartir con otras personas la experiencia ciclista en el mismo vehículo. Las bicicletas son tantas y variadas que incluso a algunas las llaman así a pesar de variar en el número de ruedas. Véase, triciclos o monociclos. Tanto detalle surgido por mi amor hacia este vehículo, sirve para mostrar la variedad que también tiene que haber en los CV. Un CV es una presentación de nuestra trayectoria formativa y laboral, dirigida a cada uno de los puestos y empresas en las que queremos emplearnos. Al igual que sucede con el uso de la bicicleta, tenemos que elegir un tipo de CV dependiendo de la entidad destinataria. Hace años hubo una ciclista española tan buena como otro al que se le conocía como Induraín; ella era Joane Somarriba. Competía en pruebas de ciclismo en carretera. ¿Os la imagináis montada en un triciclo para conseguir su cometido? Si hubiera sido así, nunca hubiera ganado. Lógicamente, ella compitió con su bicicleta de carretera porque era la más adecuada para su propósito. Así que en función

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del Objetivo Profesional y la empresa destinataria, diseñaremos un tipo de CV adaptado, bien de carretera, de montaña,… Además, las bicicletas son vehículos sencillos. Y los CV también han de serlo. Las bicicletas no tienen porque ser como los coches repletos de complementos. Los CV tampoco. Sin tener en cuenta ciertas florituras vinculadas al diseño, la información que aparezca en el CV ha de ser clara y precisa. No valen CV más allá de las dos hojas y con una es suficiente si el puesto al que se opta no es cualificado. Si nos fijamos en los detalles, un resumen de los componentes de las bicicletas puede ser el siguiente: manillar, ruedas, pedales y cuadro. Algo parecido encontramos en el CV. Vamos a conocer los aspectos fundamentales de estos:

- El manillar dirige la dirección y en el CV nuestros Datos Personales serán la referencia del documento. Es recomendable poner aquí únicamente información que facilite el contacto, ensombreciendo datos que nos pudieran perjudicar, y resaltando otros que nos beneficien. En la actualidad, por la importancia de las redes sociales, también se pueden incluir esta información vinculada. Eso sí, sólo de aquellas que sean más formales.

- Las ruedas nos permiten deslizarnos, sin ellas iríamos a trompicones.

Hay ruedas más sencillas y otras más sofisticadas, pero todas nos hacen avanzar. En el CV hay un componente similar que son los datos referidos a la formación. La formación resalta los conocimientos teóricos y prácticos recibidos durante nuestra trayectoria educativa y laboral. Es tan importante la formación educativa reglada como la especializada o la ocupacional. Sin embargo, al igual que sucede con las ruedas, dependiendo del terreno por el que vayamos, tendremos que utilizar los neumáticos adecuados, si no, pincharemos. Sin la formación precisa, perderemos posibilidades.

- Los pedales dan la fuerza motriz a la bicicleta, y la experiencia laboral

nos permitirá mover nuestra candidatura. La imagen del pedal puede estar generalizada pero también hay muchas variaciones. Hay unos que se llaman automáticos que te anclan a las calas de las zapatillas, quizá estos los empleen quienes tienen una amplia experiencia en el manejo de la bicicleta o en el trabajo; los rastrales te sujetan más o menos a través de un plástico duro que envuelve la zapatilla; y los simples no tienen ningún mecanismo de sujeción. Respecto de estos últimos, ¿creéis que dificultan el ritmo a la bicicleta? Al contrario, para los más inexpertos se convierten en una ventaja para echar pie a tierra y no caerse. En cualquier caso, experimentados laboralmente o no, en el CV no sólo hay que incluir nuestra vida laboral con detalle. Este espacio reservado a la experiencia es un cajón en el que entran las relaciones laborales sin contrato, el voluntariado, el trabajo becado, las iniciativas laborales desarrolladas por nuestra cuenta y, que duda cabe, nuestra experiencia laboral. Eso sí, indicando con detalle

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lo que hacíamos en cada puesto y vinculando esas funciones al puesto de trabajo al que optamos. – Uy, qué largo me está quedando esto, pero es que es tan importante… -

- Por último, el cuadro, que da estabilidad a la bicicleta. En el CV el

cuadro es el aspecto global que ha de tener el mismo, su homogeneidad en todos sus apartados y en la maquetación, su claridad como principal valor, y su adaptabilidad al puesto en el que buscamos. Recordad que el CV es la puerta que nos facilitará acceder a una selección posterior.

Así que en lo tocante a bicicletas y curriculum, no hay que olvidar cuál es su cometido. Son unos dulces medios que nos permitirán alcanzar un ansiado fin. No lo dudéis, un buen CV, seguro que nos hará avanzar. La idea también es disfrutar con ello.

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CuatroElDécimoDeLotería

¿Os ha tocado en alguna ocasión la lotería?, ¿habéis obtenido un premio en otro tipo de sorteo?, y, si así fuera, ¿la cantidad de dinero obtenida fue lo suficientemente jugosa como para plantearse dejar de buscar empleo o cambiar de trabajo? Por mi parte, no conozco a muchas personas que hayan disfrutado de esta suerte, por no decir a ninguna. No obstante, estas personas desafortunadas aspiran, o aspiramos, a tener un golpe de suerte. Ya se ha planteado el papel que juega el azar en la búsqueda de un empleo. Se comentó al respecto que este factor afortunado formaba parte de los ingredientes de una receta imaginada y, además, que si se prescindía del azar en la búsqueda de un empleo sería mucho mejor; convertir la casualidad en causalidad, era el propósito. Para esta ocasión, se profundizará en cómo elegir el décimo de lotería más adecuado. Sin consultar las estadísticas, auguro que las administraciones de lotería que reparten más premios de navidad, por ejemplo, son “Doña Manolita” y “La bruja de oro”. ¿Por qué será?, ¿será un factor de suerte? En este sentido, ambas administraciones son seguramente también las que más venden entre todos “los establecimientos de la ilusión”. En consecuencia, el razonamiento es sencillo: “Doña Manolita” y “La bruja de oro” entregan más premios porque venden más décimos. El hecho por el que ocurre esto tampoco, me imagino, se debe a este ingrediente casual. Detrás se encuentran diferentes profesionales responsables de favorecer que se asocie el factor suerte a estas empresas y provocar, de paso, que aumenten las ventas y, de esta forma, como hemos comentado, también mejore su participación en el reparto de premios. Seguramente que fundamenten su trabajo en la disposición de los medios adecuados y en la planificación de su estrategia. En el proceso de búsqueda de un empleo ocurre algo similar. Puede que sin buscar empleo un día me seleccionen para ese puesto de trabajo. Es posible, pero las probabilidades de que esto suceda son remotas. Lo más recomendable para acceder al mercado laboral es actuar como describíamos que hacían en “Doña Manolita” y “La bruja de oro”: Disponer de los medios adecuados y planificar la búsqueda. Luego, después, una vez trabajando, si queremos presumir sobre nuestra fortuna, no nos equivocaremos al decir que fue por nuestra capacidad y no por otros factores.

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Concretamente, en relación a los medios adecuados, en la anterior metáfora de la bicicleta - y el CV - se describía la importancia de que estuvieran adaptados al puesto de trabajo. Respecto a la planificación en la búsqueda de un empleo, también se comentó en otras metáforas aquello de que buscar empleo es un empleo en sí mismo. Y es cierto. Profundizando en esta cuestión, sin ir muy lejos, a Picasso se le atribuye una frase que concreta esta necesidad: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando." ¿Alguien piensa que Picasso fue un genio sólo porque se le ocurrió de repente pintar “Las señoritas de Avignon”? Acertaremos al describir al pintor como un genio además de un meticuloso trabajador. En la actualidad se hace más necesario todavía planificar nuestra búsqueda y mantener la constancia. Antes, quizá, dando una patada a un bote se encontraba trabajo. Sin embargo, ahora los tiempos han cambiado. En si mismo, planificar es preparar cuándo y cómo buscamos. No se busca sin reconocer en qué buscamos (Lista de la compra), y sin tener un curriculum (Bicicleta) bien diseñado. No se busca un día porque me levanto con ganas y al otro no. Se busca con criterio y constancia y ante el desaliento, preguntándonos porqué no accedemos al trabajo elegido. Es cierto que la crisis influye, pero tenemos la obligación de intentar mejorar. A nivel práctico, disponer de una agenda se convierte en una herramienta imprescindible. Una agenda que tenga una doble función. Por una parte, gestionar nuestro tiempo y, por otro, recordar los contactos que hemos hecho y con quién queda pendiente que contactemos.

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CincoLosCancerberosYLasCancerberasDeDespacho

Hasta ahora hemos deambulado por la búsqueda de un empleo dando vueltas a nuestro alrededor. De refilón, hemos intuido que hay otras muchas personas que tienen el mismo cometido, e intentan sobrepasar el muro imaginado que supone la coyuntura actual. Pero no se ha reflexionado en estas metáforas sobre esas otras personas encargadas de decidir quién accede y quién no al mundo laboral, esas a las que ponemos la etiqueta de recursos humanos, selección de personal, personal, o incluso la de jefas o jefes. ¿Acaso son el enemigo? Nombraba alguien inexacto que al enemigo no hay que darle ni agua. ¡Qué error! Al enemigo antes de ponerle el puente de plata, hay que entenderle. Del entendimiento surgirá la compresión, y el posible reconocimiento en su proceder. Nuestra misión ha de centrarse en el conocimiento de las estrategias de este gremio, condenado a vigilar la puerta de entrada hacia el mundo del empleo. Remontándonos a la mitología griega, podemos suponer las funciones de este colectivo como las que tenía un ser llamado Cancerbero o Cerbero. Este animal de tres cabezas perrunas, evitaba el tránsito de vivos y muertos más allá de los límites de sus respectivos mundos. Cancerbero vigilaba, observaba y decidía. Un tanto más próximo en el tiempo, se denominó también como Cancerberos a los porteros de fútbol, y hace un poco menos, por aquello de los roles de género polarizados, a las porteras de este deporte como Cancerberas. Encargados y encargadas quedan de vigilar, observar, y decidir, en cuanto a la forma de estriarse, para evitar que sus dominios sean perforados por un balón. Tanto para las personas que seleccionan el acceso al mundo laboral como para estos homónimos personajes, su cometido selectivo vincula su existencia profesional. Con el trascurrir del tiempo, del mito cruento de lo irreal se ha llegado a la realidad necesitada de mitos. Los animales amorfos se han convertido en prohombres modelados, y modelos necesarios para canalizar las ansias del pueblo. Por su parte, en un lugar escondido, quedan las féminas que defienden las porterías anónimas de su profesión. Entonces, ¿qué etiqueta ponemos a las personas de recursos humanos?, ¿serán éstas positivas o negativas? Quizá no haya que ser tan drásticos. Simplemente su rol habrá que analizarlo en función de cómo miremos las cosas. En consecuencia, será más

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positivo utilizar un prisma bifocal para evaluar a las personas responsables de la selección. Las cancerberas de despacho, y los cancerberos, por supuesto, son, ante todo, profesionales. Desarrollan su cometido con el propósito de escoger el perfil profesional más adecuado para cada puesto de trabajo. Y esto, han de hacerlo, en un plazo, como mínimo, de diez minutos y un máximo, para perfiles de mayor responsabilidad, de varias sesiones de selección de horas. ¿Tendrán algún truco para realizar sus funciones? El cancerbero mitológico aplicaba una lógica aplastante: no pasarán; por su parte, los cancerberos y cancerberas del presente se lanzan al son del movimiento de la pelota para atraparla, y lanzarla hacia los confines del otro campo. Las cancerberas, y cancerberos, de despacho, también tienen sus estrategias, algo más elaboradas. Analicémoslas:

- Aunque no lo parezca a simple vista hay aspectos transversales menos visibles en una entrevista de trabajo que se tienen en cuenta. Uno es la puntualidad, por la que se infiere el compromiso y la formalidad. Otra cuestión es nuestra imagen, sobre todo ahora cuando se da tanta importancia a la estética. Por último hay que destacar las habilidades sociales. Así, por ejemplo, la cortesía con nuestro/a interlocutor/a, o la forma en la que nos expresamos, determina la decisión tomada por parte de los cancerberos y cancerberas de despacho. Estos aspectos no son definitorios en el acceso a un puesto de trabajo pero sí influyen para decidir quien no accede.

- El punto fuerte en la evaluación de una entrevista son las cuestiones técnicas. Por un lado se valoran las competencias profesionales que se tienen y se han aprendido para un puesto de trabajo. Por ello tenemos la obligación de manejar un lenguaje técnico de forma precisa, clara y sencilla. En este sentido, y vinculado a esos aspectos transversales comentados, también se valoran las competencias humanas personales, es decir se tienen en cuenta valores trasmitidos como la actitud proactiva, la versatilidad, la capacidad de liderazgo, las habilidades de relación comentadas,… En función del puesto de trabajo que se desempeñe, este tipo de competencias tendrán especial relevancia.

- Por último, las cancerberas, y los cancerberos, de despacho no se olvidan del valor económico de la contratación. Hay grupos poblaciones que tienen mayor o menor bonificación, al igual que tipos de contratos con más o menos coste. Las relaciones laborales en ocasiones se entienden como vinculaciones mercantiles donde se priorizan los costes y beneficios económicos. También habrá que tenerlo en cuenta.

Y no hay más sobre esta metáfora que seguramente diera para escribir alguna más, o hasta un libro, quién sabe. Espero os haya servido para normalizar las relaciones con estas cancerberas, y estos cancerberos, de despacho. Ya sólo os falta meter gol, no lo dudes.

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SeisCantosDeSirena

Llega el momento de sumergirnos en el agua. Y tenemos varias posibilidades: bien disfrutando de su capacidad purificadora, bien nadando entre los seres que la habitan, o bien observando las metáforas que rodean al agua y los hábitats en los que ésta se encuentra.

Cuando programé todo esto de las metáforas para la búsqueda de un empleo no fui consciente de que se iban encadenar dos textos de origen común. La anterior fue acerca del animal cancerbero de la mitología griega. Igualmente, proceden de este enclave cultural los cantos de sirena de esta metáfora. Aún recordando más, me imagino el momento en el que leí la Odisea de Homero. Iba en un tren regional que recorría la curvada Cantabria. Será que siempre se retorna a nuestros orígenes y referencias. Siguiendo el cauce de un río, sabemos por la filosofía griega el incesante fluir que éste tiene. Por la óptima ciencia de la observación, concluimos que el agua renace en el mar. El mar es tan inmenso, tan abundante, que invita a la ensoñación. ¿No oís ningún canto de sirena? Ven, ven, susurraban las sirenas a Ulises, para entretenerle en su regreso a Ítaca, allá donde esperaba tejiendo Penélope. El viaje de Ulises es clave para entender la aventura en estado puro. En el simple hecho de viajar, el protagonista se va encontrando ante distintos retos que marcan su destino. Lejos de regresar a su tierra, la vida de Ulises y sus acompañantes, queda marcada en la pelea vital por sobrevivir ante muros infranqueables. Quizá sobre este asunto pudiera haberse definido el muro inicial de las metáforas para la búsqueda de un empleo. Quizá, también, Ulises no sea un ejemplo que respete la igualdad de género. Quizá. Entendamos entonces que todo se debe

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a nuestra necesidad de referenciar el pasado para cambiar el futuro, en un presente que deseamos adecuado. Al grano: Ítaca, ¿qué imagen representa en la búsqueda de un empleo?, ¿quién es Ulises?, ¿y las sirenas? Escucha, escucha a las sirenas, sus cantos brotan de tu ordenador…Las respuestas son sencillas. Ítaca, es nuestro deseo por acceder al empleo, y el viaje, el proceso vital que vamos experimentando. Ulises somos nosotros, personas posicionadas en un entorno que creemos controlar, dispuestas a solucionar cuantas aventuras –problemas- vayan surgiendo. ¿Y las sirenas? Las sirenas son las teclas del ordenador, que suenan cuando escribimos. Las sirenas son el pequeño motor que encierra nuestra CPU, son el sonido de inicio y final de Windows. También son un puntual sonido de un mensaje recibido y un toqueteo constante a una pantalla táctil. Las sirenas son el manido icono que da pie a la conexión en la red. Las sirenas, tan necesarias pero tan entretenidas. En los últimos años, exponencialmente, la dependencia a la informática ha aumentado. No sólo se ha ubicado en el entorno laboral, sino también en el quehacer diario. En la búsqueda de un empleo se ha situado casi como la única herramienta para acceder al mercado laboral. Esas son nuestras sirenas. Las sirenas nos hacen pasar las horas frente a una pantalla del ordenador o el móvil “atabletado”, da igual el tamaño que tenga, y nos hacen pensar que estamos accediendo correctamente al empleo deseado. Internet se ha convertido en un fin y eso es un error. Sin tener que encadenarnos a un poste, podemos disfrutar de la melodía informática pero utilizándola adecuadamente. En la búsqueda de un empleo, internet nos otorga muchas posibilidades, pero tenemos que dar un paso más. Siempre hay que intentar dar un paso más. Dejar de ser el/la candidata/a 300.000 y ser el/la 200 es el propósito. Así las posibilidades aumentan. ¿Cómo se puede conseguir esto? Accediendo a la fuente de información. Recordemos que internet es un medio, el medio más perfecto que utilizan los/las cancerberos/as de despacho de la anterior metáfora para hacer la selección de personal. Una vez revisadas las bicicletas –CV-, entrevistan únicamente a las 20 personas elegidas, por ejemplo. El método aparentemente es sencillo. Toda oferta publicada en internet está asociada a una empresa. Nuestro objetivo es averiguar el nombre de esa empresa. Como en internet se dispone de toda la información, seguro que en la red aparece el número de teléfono de esa entidad. Prueba a llamar y pregunta por los/las cancerberos/as, pude ser que quieran escucharte, simplemente porque necesiten a una personas con un perfil como el tuyo. Las sirenas, en este caso, han pasado de cantar a tener una voz, un nombre y, es posible, que hasta se las pueda conocer en persona. De esta forma, dejaremos que Ulises se dedique a sus aventuras, que Ítaca sea eternamente “el lugar común” más representativo de occidente, y que Penélope, quién sabe, pueda convertirse en la heroína de la historia, porque ella lo haya decidido y no por imposición.

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SieteSuperhéroes

Otra metáfora más. En esta ocasión, estamos ante la más revolucionaría de todas, pues vamos a dar una gran giro sobre nosotros mismos para conseguir los propósitos laborales que queremos conseguir. En la segunda de las metáforas para la búsqueda de un empleo, se comentó algo de diseñar una lista de la compra que nos permitiera definir con acierto nuestro(s) objetivo(s) profesional(es). Y esto sirve para cada ocasión en la que buscamos un empleo. Pero, ¿qué ocurre si no podemos continuar empleándonos en nuestro objetivo profesional?, ¿qué sucede si ya no hay trabajo en lo nuestro?, ¿qué?

Para continuar con este texto, vamos a hacer un ejercicio de imaginación absurda y tangencial. Partimos de un imaginario social en el que se asume sin lugar a la duda que Spiderman es un superhéroe. Así mismo reconocemos a este sujeto como un fotógrafo de circunstancias, de la misma forma que Superman es un periodista de pluma torcida. Con estas dos premisas, ¿qué pasaría si el mundo fuese una balsa de aceite y no hubiera supervillanos?, ¿qué pasaría si Peter Parker - nombre mundano del héroe en cuestión - no tuviera por qué entretenerse

nunca jamás volando por los cielos repletos de rascacielos?, ¿qué le pasaría si en el cambio de lo analógico a lo digital, no reconociera los megapíxeles de la fotografía contemporánea? Si hemos sobrevivido a tanta fantasía, podríamos pensar de él, qué araña venida a menos. Aunque también recomendaríamos a Peter Parker que buscara un trabajo nuevo. Definitivamente, Spiderman tendría que cambiar su objetivo profesional. El bueno de Peter se tiene que enfrentar a la realidad, a una realidad que se asemeja a un cómic de mal gusto. ¿De qué podría trabajar Spiderman? Podría emplearse en la construcción, sería el más rápido transportando el material. Sin embargo, parece, que hasta que no lleguen Eurovegas, los JJOO – véase sección de deporte y políticos de élite -, o la duodécima Feria Local e Internacional de la Poda del Arandano (FLIPA), no se va a enriquecer ninguno con el ladrillo, ni siquiera las personas que trabajan en este sector. Por otra parte, Peter podría ser modisto y crear trajes de noche con tela de araña; innovadores, sensacionales. Sin embargo, sería complicado introducirle fácilmente en el círculo de los/as grandes modistos/as que sí están de moda. Otra posibilidad: Peter podría ser informático en sistemas de redes. Sin embargo, quizá, tendría que aclarar ciertos conceptos tecnológicos que no le

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hicieran agrupar los ordenadores mediante telas de arañas. ¿Y si Peter fuera camarero? No se le caería ninguna consumición. Sin embargo, ¿con que mano las serviría? Imposible. Una última idea. Peter Parker con todas sus exageradas posturas de bailarín, con sus vertiginosos cambios de vestuario, con su rictus serio cuando hay que ponerse serio, podría ser actor. Quién sabe si algún día llegaría a interpretar el papel principal en una película de Spiderman, uno, o dos, o tres. ¿Cuántas son? Habrá que recomendarle esta opción. De regreso a la realidad, tenemos que creernos súper héroes/heroínas para afrontar el reto de un cambio laboral que suponga la elección de otro objetivo profesional, en esta coyuntura. En la práctica, el método a desarrollar para la elección de un nuevo objetivo laboral es similar a la confección de una buena lista de la compra: valoración de nuestra formación, experiencia y competencias laborales; reconocimiento del mercado laboral y, sobre todo, tener en cuenta nuestras competencias humanas o personales. Este aspecto es fundamental para la elección de un objetivo adecuado. Tan importantes como las cuestiones técnicas que controlamos son las competencias personales con las que contamos. Nuestra actitud para afrontar problemas; nuestra capacidad de comunicación; nuestra versatilidad para tomar decisiones, para tolerar la frustración; nuestra facilidad para trabajar en equipo,... Estos aspectos nos pueden llevar a la consecución de unos objetivos de empleo satisfactorios que se conviertan en una alternativa real laboral, igual que le podría suceder a Peter haciendo el papel de su vida como Spiderman. Ya se sabe, difícil reto el de superhéroe o de la superheroína en los tiempos que nos ha tocado vivir.

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OchoComerciales

Continuamos en la brecha, sin duda. Seguimos una vía en la búsqueda de un empleo que llega hasta un lugar sorprendente. Una metáfora trascendental: la suerte del/la comercial. Comencemos con un silogismo rotundo, porque lo valemos y mucho. Comienzo. Si nosotros somos nosotros mismos, y nosotros mismos somos quienes mejor nos conocemos, entonces nosotros sabemos quienes somos. Al saber quienes somos, digo yo, somos quienes mejor podemos hablar de nosotros mismos. Es decir, en términos de marketing actual y modismos eclécticos, podemos ser perfectamente el referente de nuestra marca personal. Y, de paso, como seguimos siendo, somos nuestro conocimiento y nuestra forma de actuar, presente, pasada y futura. Llevado este atropello lingüístico a esto del trabajo, ¿qué tenemos que hacer, por tanto, para encontrar un empleo? Preguntas y repuestas rápidas. Tenemos que vender, ¿a quién? A nosotros mismos. Vendidos quedamos. Quien busca empleo ha de ser un buen comercial, el/la mejor que represente sus propios intereses; a él mismo o a ella misma. Últimamente la coyuntura ha provocado que tengamos que ser nuestros mejores embajadores. Eso sí, tanta concesión sobre nuestras potencialidades implica que si no se alcanza el objetivo parezca que nos hemos quedado fuera de juego. Y eso tampoco es. Las cosas hay que hacerlas sin frustrase pero exigiéndose. Al asunto, imaginemos una situación que provoque nuestra reflexión y, de paso, un posible cambio a realizar. Entramos en un ultramarinos, supermercado, hipermercado, colmado o pulpería – lo dejo a vuestra elección -. Nuestra misión es introducir nuestro objeto entre la lista de productos en venta en ese supermercado. Sabemos que tenemos entre manos el mejor bacalao del mundo, con su buena etiqueta, su buen nombre, “bacalao para sobraos”, y un precio excelente dentro de su categoría. Digamos que el bacalao es nuestro CV. ¿Qué no te lo crees?, ¿cómo que no si hasta te has imaginado un CV como si fuera una bicicleta? Luego estamos nosotros, que tenemos que llevar en mano el bacalao. Contamos con la ventaja del producto, qué duda cabe, pero, claro, delante del tendero, tenemos que mostrarnos como los/as mejores, él no quiere perder ni un céntimo de Euro. Una situación similar podemos vivenciar ante los/as cancerberos/as de despacho. En consecuencia, a la presentación del bacalao iré bien vestido, pareciéndome a mi mismo, manteniendo la mejor imagen que pudiera tener. Sabré qué decir, en qué momento y, sobre todo, diciendo que lo que yo ofrezco, mi bacalao - mi CV - es el mejor producto que podrían encontrar en ese momento a este precio, que esa es otra. “Miré usted el bacalao que le traigo, “bacalao para sobraos”. Mi nombre es fulanito/a, estoy vendiendo bacalao y puede contar con mi producto cuando quiera. Estoy disponible para que usted solicite la cantidad que desee, en el momento que lo necesite. Tengo experiencia en la venta del bacalao desde

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hace diez años - por ejemplo -. Elaboramos lo mejor al precio más competitivo. Si usted lo vende aquí, mañana me pedirá más porque se habrá quedado sin él. Seguro. Confíe en mí. Confíe en bacalao para sobaos, perdón, sobraos”.

De vuelta al escenario del mundo digamos que real, ser el/la mejor comercial de uno/a mismo implica tener una autoestima adecuada. ¿Qué es el autoestima?, podríais cuestionaros. La autoestima implica el conocimiento que tenemos acerca de nosotros para poder mostrar con seguridad nuestras competencias y expresar

igualmente nuestros intereses y opiniones. La autoestima no debe en ningún caso estar muy elevada ni, por supuesto, demasiado baja. Además, comerciales buenos y buenas son los/as que saben canalizar la motivación e intereses por el producto que ofertan, en estas, ellos/ellas mismos/as. Y más: los y las comerciales saben expresarse en su justa medida y, por encima de otras cosas en eso de la comunicación, saben escuchar, contestar y trasmitir seguridad en su conversación. Un o una comercial tiene alternativas ante la adversidad en general o ante cualquier pequeño detalle imprevisto. Este/a imaginado/a comercial resiste, se sabe, no el/la mejor, pero sí lo suficientemente competente como para conseguir lo que desea. Este proceso permite al buen/a comercial continuar persiguiendo su cometido. Y en la búsqueda de un empleo la constancia es una variable que asegura el éxito. Así que, por qué no vas a poder tú venderte bien a ti mismo si otros/as promocionan su bacalao como si fuera fresco y del Levante, incluso sin ser bacalao. Por último una frase para el olvido: cree en ti así como lo demás creen en si mismos/as.

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NueveExploradores/as

Te he seguido por muros infranqueables. He hecho una lista de la compra, o dos. Monté en una bicicleta de montaña, en otra de ciudad y en una de carretera. En otro orden de cosas, podría haber jugado a un décimo de lotería pendiente de ser premiado, y comprarme un traje de Spiderman. Me vendí al mejor postor porque escuché cómo cantaban las sirenas en internet. También vi a alguna cancerbera, más que a cancerberos de despacho, que nunca me volvieron a llamar. He hecho de todo, querido Fernando ¿Se te ocurre alguna tontería más? ¿A caso me conoces, Fernando?, ¿sabes cuánto tiempo llevo buscando empleo?, ¿cuánto?, ¿te crees tan listo que puedes solucionar mis problemas con cuatro frases pretenciosas?, ¿quién te has creído? Busco empleo sin cesar, valorando las oportunidades que surgen, siendo optimista, escuchando con corrección, hablando con cuidado, siendo cercano y amable,… ¿Para qué? ¿Para escuchar otro “lo siento, es una pena que sólo busquemos a una persona; eres un buen candidato”? ¿Alguna vez te han dicho esto, Fernando?, ¿te has sentido tantas veces rechazado? Desde la pantalla de un ordenador todo se ve diferente. Desde el otro lado de una mesa, dando consejos, la vida parece otra cosa. Me tienes harto, tú y todas esas personas con sus consejitos estúpidos. ¿Acaso la gente no se da cuenta de la realidad? Esto es como Judea hace veintiún siglos. En aquel tiempo había miles de profetas y sólo uno obtuvo la etiqueta de válido. ¿Cuántas personas dicen ahora poseer la clave para encontrar empleo? Justo en el momento en el que menos oferta laboral encontramos. ¿Cuántas son?, ¿cuántas páginas web existen?, ¿cuántas redes especializadas?, ¿cuántas? Justo en el momento en el que no hay nada. ¿A quién queréis engañar? Nuestras posibilidades de encontrar empleo, si hay alguna, están en nosotros mismos. Entre tanta metáfora, ¿por qué no podemos convertirnos en cazadores o cazadoras?, ¿depredadores o depredadoras? Esta sí que sería una metáfora real. Francotiradores o francotiradoras esperando a la única oferta posible. Llevaríamos una escopeta, colocaríamos cepos, trampas en oquedades para ser rellenadas de presas caídas. Compraríamos el queso más maloliente para atrapar al ratón. Instalaríamos cámaras en el cielo y así controlaríamos todo. Y si no tuviéramos dinero, las cámaras serían carcasas para aparentar tener el alma furtiva.

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Llevaríamos un mapa, el mapa de la búsqueda de un empleo. En lugar de ir a una pulpería de esas, compraríamos una, dos o tres listas de la compra en una armería. No emplearíamos una bicicleta. Iríamos en moto, de montaña o de ciudad, la que prefirierais. ¿Lotería? Tal vez, nunca está de más. Aunque mejor sería jugarlo todo al negro en una ruleta trucada. Más que como Spiderman, vestiríamos como Bonamay, el de Jackie y Nuca, cazador cincelado sin escrúpulos. Mientras podríamos escuchar todos los cantos que quieran entonar las sirenas. ¿Algo más? Sí, encontrar empleo, porque métodos hay tantos como personas, ¿no, Fernando? Y todo termina creyéndonos los/las mejores en la hostilidad o esperando que una campana conceda un par de alas a un ángel. Darwin y Capra, ¿para qué más? Espero seáis felices a pesar de la búsqueda de un empleo.